Una de esta formaciones, es el síntoma, otra los actos fallidos, los olvidos, errores en
[ UNIDAD 3 ]
SEMINARIO
Formación del
inconsciente: sueños
Venimos viendo como Freud comienza a estudiar los síntomas propios de la
neurosis, síntomas que él se encontraba en su práctica médica, y como a partir
del estudio de esos síntomas propios de la neurosis, va llegando a la idea de la
defensa, al mecanismo de la represión. En otras palabras, Freud vía los síntomas
neuróticos formula su teoría de la defensa y, consecuentemente va formulando la
idea del inconsciente. Justamente porque opera la defensa, es que podemos decir
que hay representaciones apartadas del comercio asociativo del yo, lo que
nombramos como las representaciones reprimidas inconscientes.
¿Cómo sabemos del inconsciente?, como dijimos por los síntomas neuróticos
mediante los cuales se manifestaba lo reprimido; lo reprimido retornaba.
¿Es la única manera de tener acceso a lo reprimido del inconsciente?, a través
del desciframiento de los síntomas Freud podía tener acceso a ese inconsciente
reprimido, se expresaba en los síntomas. Ahora en 1900 Freud ya tiene elaborada de
la defensa, ya tiene la noción del inconsciente, y en esa época Freud se hace una
pregunta: ¿lo inconsciente se manifiesta solamente en los síntomas, o hay otras
formas mediante los cuales lo inconsciente logra expresarse?
Se dedica a estudiar esas otras formas de expresión del inconsciente reprimido,
que podríamos denominar formaciones del inconsciente, formas que adoptan lo
reprimido para ser admitido en la conciencia; son producciones de lo inconsciente.
¿Porque el sueño tiene están características tan particulares y diferentes al
pensar de la vigilia, que produce que los sueños se nos presenten de esta
manera?
Esto es algo que Freud toma y que va a intentar ir respondiendo, partiendo de una
idea rectora que es que los sueños son consecuencia o implican un proceso
psíquico, que los sueños, por lo tanto, implican una serie de relaciones entre
representaciones (algunas inconscientes) y al igual que los síntomas se pueden
descifrar, o mejor dicho, interpretar.
Si partimos de la idea de que el sueño supone algo inconsciente a descifrar,
quiere decir que por lógica tenemos que distinguir, por un lado, un relato que es lo
manifiesto y explícito; y por otro lado, lo que está oculto, lo que está cifrado, lo
que hay que develar. A lo primero Freud lo denominó el contenido manifiesto
del sueño, que simplemente es el relato que el paciente hace del sueño, decir lo
que el paciente se acuerda del sueño es como el texto del sueño, podríamos
decir. Y lo segundo, algo que Freud nombro como los pensamientos oníricos
latentes, a eso oculto que hay que descifrar; cómo son pensamientos latentes,
pero están referidos al sueño son los pensamientos oníricos latentes. Entonces,
esta diferencia entre lo manifiesto y lo latente nos genera una pregunta. ¿Cómo
podemos pensar la relación entre lo manifiesto y lo latente y como es que opera este
proceso psíquico que es el soñar para pasar de algo latente a lo manifiesto? Y que
vamos a ir intentando empezar a responder; ¿Cómo pensar esa relación entre lo
latente y lo manifiesto, como pasamos de lo latente a lo manifiesto?
Si estamos diciendo que hay un pasaje de lo latente, a lo manifiesto quiere decir
que hay una transformación, hay una deformación, para que eso latente se
transforme en otra cosa que es lo manifiesto y quede oculto.
Interpretar un sueño es un trabajo desciframiento, en un punto donde lo latente
se transforma en algo manifiesto, la interpretación iría en sentido inverso, tratar
de partir del contenido manifiesto para dilucidar esos pensamientos latentes.
Poder dilucidar a partir de lo manifiesto que es lo latente que se expresa en ese
sueño de manera deformada.
Freud dice tenemos entonces que el sueño como un todo, es el sustituto
desfigurado de algo diverso, de algo inconsciente, y la tarea de la interpretación
del sueño consiste en hallar eso inconsciente. El trabajo de interpretación
apunta al descifrado para producir un sentido nuevo para el soñante, un sentido
la palabra, de la acción, etcétera, y el chiste, y por supuesto, los sueños.
Estas formaciones del inconsciente son todos elementos heterogéneos, nadie se
había puesto a estudiar en el campo de la medicina, era algo descartado, nadie podía
estudiar los sueños y los chistes, los actos fallidos. Pero a Freud le llama la atención
y los agrupa con la misma lógica, que lo inconsciente se puede manifestar en la
conciencia, pero siempre de manera disfrazada o deformada. Esto no quiere decir
que estas formaciones sean todo lo mismo, no es lo mismo un síntoma que un chiste,
por ejemplo. Pero sí que en todas se manifiesta algo del inconsciente reprimido.
Entonces, podríamos decir sintetizando que en estos primeros años del 1900 Freud
deja de lado por un momento el estudio del síntoma, y se aboca al estudio de
estas otras formaciones del inconsciente, así tenemos que en esos primeros años
escribe la interpretación de los sueños, psicopatología de la vida cotidiana, y el chiste
y su relación con el inconsciente, todos que aludiendo a estas otras formaciones del
inconsciente que a Freud le interesaba estudiar porque le permitían un acceso a
eso inconsciente reprimido.
Los sueños entonces constituyen una formación del inconsciente, pero con la
particularidad que Freud ubica, que es una formación del inconsciente que le
permite una vía de acceso muy directa a lo inconsciente, como una especie de lo
que llaman la vía regia, una vía directa. Y por eso cobran mucha relevancia para
Freud.
Los sueños tienen una característica particular, nos basta pensar en un sueño,
cualquier sueño para que surjan características muy evidentes de los sueños. En
primer lugar, suelen presentarse en imágenes, a diferencia del pensamiento que
tenemos en la vigilia y donde tenemos pensamientos más abstractos, en el sueño
predomina lo visual, las imágenes, todos experimentamos que soñar es como
ver una película; entonces como primera cuestión los sueños suelen presentarse en
imágenes visuales. Como segunda característica podríamos ubicar que esas
imágenes son como imágenes sensibles, no es que se las piensa en abstracto,
sino que es como si viviera el sueño, como si le diera crédito a esas imágenes, que
el sueño se figura como una situación presente, estamos ahí en tiempo presente, las
vivimos, la sentimos, somos parte de esa película.
nuevo porque permite que se devele el algo que estaba oculto, algo
inconsciente que estaba oculto.
Podríamos decir que tenemos dos dimensiones, por un lado, lo manifiesto: lo que
la persona se acordó del sueño y relata, por otro lado, lo latente: lo que se
expresa disfrazado en el sueño. Son dos dimensiones en los cuales, ciertos
pensamientos inconscientes se deforman, se desfiguran de tal manera que dan
lugar a otro contenido: el contenido manifiesto. Ya tenemos esta primera
diferencia entre lo latente y lo manifiesto. A esta desfiguración la podemos nombrar
como la desfiguración onírica, y es algo que Freud aborda. La respuesta que Freud
se da a esta pregunta, es que esta deformación tiene que estar producido por una
censura, entonces un primer acercamiento a por qué se produce esta
desfiguración, o que la produce, mejor dicho, tiene que ver con una censura.
Esta censura que Freud plantea, la piensa como una censura que actúa entre el
sistema inconsciente y el sistema preconsciente, lo inconsciente no puede
acceder directamente a lo preconsciente, sino que tiene que atravesar esta
censura. Freud diferencia el sistema inconsciente y un sistema preconsciente, lo
que agregamos a eso que fue desarrollado, la interpretación de los sueños, es que
entre esos dos sistemas existe una censura, que impide que los elementos
inconscientes puedan acceder directamente al preconsciente, podrían acceder
solo si sufren una deformación, y esa es la tarea de la censura.
Para ponerlo en palabras de Freud, nos dice que la desfiguración onírica es una
consecuencia de la censura ejercida por tendencias admitidas del yo, en contra
de mociones de deseo cualesquiera, chocantes que se agitan en nosotros por la
noche mientras dormimos.
Si la desfiguración onírica es consecuencia, una censura... ¿cómo es que opera y
cómo es que actúa esa censura, y qué son esos deseos chocantes sobre los cuales
recae esa censura? Lo que estamos agregando a lo que planteamos sobre que había
una transformación en lo latente a lo manifiesto, es que esa transformación se
debe a la existencia de esta censura que tenemos que ver.
¿A qué nos referimos? Como ópera esa censura y entonces podemos preguntarnos
¿Cuáles son sus modos de actuar?, porque si hay una censura, tenemos que pensar
cómo actúa. Freud en este punto distingue básicamente 3 modos.
En primer lugar, la censura introduce omisiones en el contenido manifiesto del
sueño, esta es una forma como muy sencilla, directamente se omite un contenido;
hay algo de lo latente que al pasar a lo manifiesto es omitido, es como si fuera
borrado. Por la censura se omiten las partes que pueden resultar chocantes o
inquietantes, y así aparecen como lagunas, vacíos, en el contenido de
manifiesto, por eso a veces el sueño tiene como saltos en la trama que no
entendemos bien porque saltamos de una escena a otra, y para Freud esto es una de
las formas de actuar de la censura, como la más evidente; directamente
producir una omisión de ese contenido latente que no pasa el contenido
manifiesto y entonces tenemos altos en la trama.
Un segundo modo de funcionamiento, la censura más que producir una omisión en
el relato, lo que produce es que introducen modificaciones, alteraciones,
alusiones que obviamente producen una diferencia entre lo latente y lo
manifiesto, de tal manera que no podamos distinguir con claridad ese pensamiento
original, ese pensamiento primero latente que es deformado luego en el contenido
manifiesto, sino que no se trata tanto de producir un vacío en el relato, un corte
en relatos, sino más bien que se trata como de atenuarlo, no aparece ese
contenido latente de perturbador directamente, sino por alusiones,
aproximaciones que hacen que aparezca como de manera difusa, como si se lo
nombrará, de una manera muy indirecta y tan deformada que no se puede
reconocer.
Y un tercer modo que Freud nombra como un desplazamiento del acento que se
produce, donde se cambia y hay un desplazamiento del acento por medio de una
reagrupación de los elementos, de tal manera que los detalles que son
importantes en lo latente, pasan a ser menores en los manifiestos y al revés
también. A esto lo podríamos nombrar como un desplazamiento por
reagrupamiento de los elementos. Este modo, es uno de los recursos principales de
la desfiguración onírica para ocultar los pensamientos latentes.
En síntesis, la modificación y el desplazamiento por reagrupamiento son los
distintos modos en los cuales puede funcionar la censura para producir la
distorsión de los elementos inconscientes que se expresan en un sueño.
Sabemos que entonces la censura opera mientras dormimos, produciendo esta
desfiguración onírica. Pero ¿ya en la vigilia opera la censura o no ópera? Freud dice
algo muy interesante, muchas veces cuando él quiere interpretar ese sueño se
suelen recaer sobre personas muy allegadas, y que pueden ser de índole
sexual, o inclusive de venganza y de muerte, son deseos frente a los cuales se
erige la censura. Y es por esto que hay una resistencia a que se admitan estos
deseos y los resultados de interpretar un sueño no son simples y son
desagradables, nadie quiere escuchar algo acerca de estos deseos que nos
resultan tan perturbadores. Son sobre estos deseos lo que recae algo sobre la
censura que tiene que deformar esos pensamientos latentes.
Freud luego de hablar de estos deseos censurados se pregunta acerca del estatuto
del inconsciente. Y dice que, desde luego, tendremos que hablar de nuevo sobre esto;
A grandes rasgos, hablamos sobre el sueño como un proceso psíquico cuya
función es garantizarnos el poder dormir y como una formación del
inconsciente. Hablamos de la diferencia entre contenido manifiesto y los
pensamientos oníricos latentes y que se nos plantea la pregunta de cómo es su
relación. Y también de la existencia de la censura onírica y su modo de operar,
que Freud trabaja y agregaría la existencia de estos deseos censurables, pero
con su pregunta de cómo vamos a pensarlos que por ahora son deseos que recaen
sobre allegados y en general de índole sexual o vinculados a la muerte y venganza.
El sueño es el siguiente, la paciente está sentada con su marido en el teatro y un
sector de la platea está totalmente desocupado. Su marido le cuenta que Ellis y su
prometido también habían quedado ir, pero solo consiguieron malas localidades; tres
por 1 florín y 50 cruiser. Y no pudieron tomarlas. Ella piensa que esto no habría sido
una calamidad.
Este es, lo que nosotros venimos llamando el contenido manifiesto del sueño. Y Freud
nos informa que el sueño surgió luego de un comentario del marido de esta
soñante acerca de una amiga, de esta amiga que aparece en el sueño llamada
Ellis, que tenía justamente su misma edad y que su marido le había comentado que
Ellis había celebrado su compromiso matrimonial. Freud nos cuenta que el sueño es
una reacción a esta noticia, el marido le había contado que esa amiga Ellis se había
celebrado su compromiso matrimonial y esta persona sueña esto a partir de esta
noticia.
Entonces, tenemos el contenido manifiesto del sueño, pero Freud lo aborda para
intentar develar los pensamientos latentes, pidiendo asociaciones para buscar
encuentra con una resistencia por parte del paciente que objeta esa interpretación,
muchas veces produce objeciones a la interpretación; hay una resistencia, que
puede variar en intensidad, pero puede aparecer y puede variar en intensidad,
pero si se aparece Freud lo atribuye a que la censura sigue operando, que hay
algo de la censura que sigue operando como resistencia a la interpretación.
Freud dice a eso que en el trabajo de interpretación nos sale al paso como
resistencia, tenemos que apuntarlo ahora dentro del trabajo del sueño como
censura onírica; nos prueba también que la fuerza de la censura no quedo
agotada cuando produjo la desfiguración del sueño, sino que esta censura
sigue persistiendo como institución permanente con el propósito de mantener
la desfiguración.
La censura para Freud no opera de una vez y ya está, sino que es un proceso
dinámico que sigue persistiendo para sostener la desfiguración que permite
ocultar lo inconsciente y aun en la vigilia como resistencia a la interpretación de
ese sueño. Es la censura que sigue sosteniendo, o como sostén de esa desfiguración
que produjo en el dormir, pero que ahora en la vigilia aparece como resistencia ante la
interpretación.
Dijimos que la censura opera para sostener la desfiguración del sueño, y que persiste
como resistencia aun cuando se intenta interpretarla. ¿Por qué la necesidad de tal
esfuerzo?, ¿Qué es lo censurable, que es lo perturbador para ello y por eso es
censurado?
Se empieza a plantear la idea de que en el sueño introducimos esta modificación
de lo perturbador justamente para que podamos dormir, Freud tiene la idea de
que soñamos para poder dormir. Producimos un sueño para darle un trámite
perturbador, deformándolo para que no nos perturbe el dormir, no nos
despierte; por eso Freud llama al sueño el guardián del dormir, y esta es
justamente la función del sueño, soñamos para que no nos perturbe el
inconsciente reprimido que no lo podamos eliminar, pero si desfigurar de tal
manera que no sea reconocible y entonces este tan deformado que nos permita
dormir.
Si el sueño nos protege de eso perturbador, debemos precisar que es exactamente lo
inconsciente perturbador. Freud vincula lo perturbador que es lo censurable a
ciertos deseos que están rechazados por no ser admitidos a nuestro juicio,
ciertos deseos que son censurables; por ejemplo, como deseos prohibidos que
relaciones, enlaces entre los elementos del sueño que le permitan construir otro texto,
lo hace tomándolo por partes, como desmembrándolo, y cada parte no la toma en su
forma literal, sino por relaciones entre esas partes. Entonces justamente le va
preguntando a la soñante acerca de esas partes del sueño, opera como
fragmentando el sueño porque la fragmentación del sueño posibilita el trabajo
de asociación de la del paciente, no es lo mismo preguntar en un sueño como una
totalidad, sino parte por parte y cada parte a que remiten, o con qué se relaciona para
esa paciente.
¿Qué surge de estas asociaciones de la soñante?, lo primero que surge es la
pregunta por la platea del sueño, que está totalmente desocupada, la paciente le
cuenta Freud que es una alusión a un acontecimiento real de una semana atrás; ella
quería ir a ver una obra de teatro y sacó entradas muy tempranamente, por lo que
inclusive pago de más, cuando llegó la función, un sector de la platea estaba vacío y
ella se percató de que se había apresurado a comprar las entradas, podría haberlas
adquirido el mismo día de la función. Entonces ya tenemos una primera cuestión,
aparece algo del apresuramiento que no surge del texto explícito del sueño,
sino a partir de las asociaciones de la paciente. El segundo elemento que toma
Freud el sueño, como el contenido manifiesto, es las tres localidades por un florín y
50 cruiser, nuevamente surgen las asociaciones de la paciente, su cuñada le cuenta,
había recibido 150 florines del marido y las gastó rápidamente en una joya: se
apresuró a comprarla. Respecto del número tres, lo relaciona con que su amiga
Ellis es solo 3 meses más joven que ella, siendo que ella hace 10 años que está
casada con su marido y esta amiga, que es 3 meses más joven, recién se está por
casar. Entonces tenemos el contenido manifiesto: el relato del sueño, pero
además tenemos las asociaciones sobre este contenido manifiesto.
¿Qué podemos interpretar, o que interpreta Freud de todo esto del contenido
manifiesto y de las asociaciones para construir los pensamientos oníricos latentes?,
retengamos que ella se procuró demasiado temprano las entradas para el teatro,
se apresuró y las pagó más caras, igual que su cuñada se apresuró a comprar la
joya. Entonces, aparece claramente esta cuestión del apresurarse; si además
relacionamos estas diferencias temporales con la noticia que desencadenó el sueño
sobre el casamiento de su amiga, que solo 3 meses más joven, el pensamiento
latente que ubica Freud es que fue un disparate de mi parte haberme apurado a
casarme, aparece esta idea de que ella se apresuró a casarse; en lugar de como su
amiga Ellis, podría haber esperado un poco más para conseguir un marido. Y si
además tenemos, dice Freud en cuenta que 150 florines que aparecen
mencionados en las asociaciones de la paciente es 100 veces más que 1 florín y
50 cruiser, podríamos un poco colegir que el texto oculto, además podría haber
sido y además podría haber conseguido un marido 100 veces mejor. También
poco podríamos destacar del sueño que para Freud el ingresar al teatro aparece
como un sustituto del casarse, entonces Freud llega a la siguiente conclusión: el
sueño expresa, el menosprecio por su propio marido y el lamentarse por haberse
casado tan temprano, este es un pensamiento perturbador del dormir, es un
pensamiento que podría ser perturbador, a partir de entonces de la noticia de que su
amiga Ellis, que tiene la edad similar a ella, se casó, aparece este sueño mediante el
cual reconstruimos este pensamiento latente de haberse apresurado en casarse.
Además, podemos observar que en el pensamiento latente que Freud fue
construyendo a partir de las asociaciones de la paciente, lo principal es el
apresuramiento. Y esto no aparece en el texto manifiesto, el contenido manifiesto. Por
eso, Freud lo señala como un ejemplo de la censura onírica, (la clase anterior
nosotros habíamos ubicado distintas formas que tiene de operar la censura) en este
caso podríamos pensarlo como un desplazamiento del acento, hay un
desplazamiento del acento porque en el contenido manifiesto el acento está
puesto en conseguir las entradas e ir al teatro, mientras que en los
pensamientos latentes, se trata de haberse apresurado a casarse. Para Freud
este elemento demasiado temprano, apresuradamente, fue deformado de tal manera
que no aparece tan claramente en lo manifiesto del sueño, el acento se traspasa de
un elemento importante a otro no importante, dado que en el sueño no aparece nada,
todo esto que surge del apresuramiento es a partir de las asociaciones del
paciente sobre el contenido del sueño y por eso Freud habla de un
desplazamiento.
Hasta acá la interpretación del sueño nos permitió dar cuenta de los
pensamientos oníricos latentes de la soñante, que construimos a partir de sus
asociaciones. Pero vamos a introducir una novedad, que de alguna manera aborda
la pregunta que habíamos dejado medio plantea hacia el final de la clase pasada;
alguna cuestión en relación al deseo y es una cuestión que vamos a retomar ahora.
Porque vamos a partir de una cuestión no menor, nos vamos a encontrar con una
afirmación de Freud que tiene valor de tesis, nos dice que todo sueño es un
cumplimiento de deseo.
marido, pero al mismo tiempo, el sueño remite a un cumplimiento de deseo
porque se realiza algo de esa época donde ella estaba en otra posición.
Freud, hablando de este sueño dice que, de tal manera, la visita del teatro se
convierte en un evidente sustituto alusivo del estar casado, en el fastidio actual por su
casamiento temprano, ella se remonta por eso al tiempo en que era para ella un
cumplimiento de deseo porque le satisfacía su placer de ver, y ahora guiada por esa
vieja moción de deseo, sustituye el casarse por ir al teatro. Entonces que al mismo
tiempo el sueño expresa ese pensamiento perturbador de arrepentimiento y
menosprecio por el marido, la remontada a ese tiempo en que ella estaba
contenta por el hecho de haberse casado y acceder a lo prohibido.
Por eso un cumplimiento de deseo, no mencionó desearía estar en ese tiempo donde
podía acceder al teatro y mi amiga no, sino que aparece como realizado; ella está en
el teatro, y es por eso que Freud lo ubica como un cumplimiento o realización de
deseo.
Freud textualmente nos habla de un cumplimiento de deseo porque le satisfacía
su placer de ver. ¿De qué se trata este placer de ver?, si el deseo alude a poder ver
lo prohibido, es que podemos suponer un placer de ver en ese acceso a espiar lo
prohibido, dado que por estar casada tenía permitido ver todo. ¿De qué se trata
entonces este placer de ver? Freud lo remite o lo asocia a cierto placer, a cierta
curiosidad infantil sobre poder espiar a los padres. Para Freud detrás de esta
realización de deseo de poder acceder al teatro que era lo prohibido, sitúa este deseo
más del orden de lo infantil, ubicamos este placer de ver o curiosidad originada en
infantil; este deseo de casarse para acceder a lo prohibido que se realiza en el sueño
tiene sus raíces para Freud en este deseo de ver infantil, que produce una ganancia
de placer. El placer de ver, poder espiar y poder acceder a eso prohibido, puede
conllevar una cierta ganancia de placer. Esta satisfacción, producida por el placer
de ver se produce en el sueño vía el cumplimiento del deseo; en el sueño localizamos
además este deseo de ver vinculado a una cierta satisfacción, este guiar de la
paciente por esta vieja moción de deseo desde orgullosa de estar casada, de
aventajar a sus amigas, se satisface este placer de ver. Es importante esto, como a
partir de este deseo de acceder a lo prohibido, ubicando como tiene ciertas raíces en
el placer, un deseo de ver que Freud ubica como sus raíces en lo infantil, esto
conlleva una satisfacción y un placer.
¿Pero a qué se refiere con cumplimiento de deseo?, es una pregunta que podemos
abordar distintas maneras y lo vamos a ir haciendo, pero vamos a ubicar un primer
acercamiento. Como primera cuestión, podríamos decir que en los sueños lo deseado
por el soñante aparece como cumplido, como realizado, que en los en los sueños el
deseo se presenta como un hecho real, no como algo que querríamos que ocurra
como se nos puede presentar en la vigilia, sino como algo que efectivamente está
ocurriendo. Habíamos señalado como una característica principal de los sueños, que
se presentan en tiempo presente, siempre son en tiempo presente, de manera vívida,
sensorial, en los sueños somos como los protagonistas en las películas, estamos ahí,
lo estamos viviendo en carne propia. Que los sueños se presenten como
cumplimiento de deseo, se refiere a que los deseos en los sueños no se
presentan en términos desiderativos, no se presentan como expresión de un
deseo, sino en términos de realización en tiempo presente.
Si tomamos como ejemplo el sueño de las 3 entradas. ¿Cuál sería ahí el cumplimiento
del deseo?, podríamos preguntarnos si hasta ahora lo que ubicamos es que el
pensamiento latente es de arrepentimiento por haberse apresurado casarse y de
menosprecio por su marido; dónde está el deseo ahí, en ese pensamiento latente.
Efectivamente, ese pensamiento latente es más bien un reproche, no está planteado
en términos de deseo, pero sí podríamos ubicar y que este sueño fue motivado por la
noticia del casamiento de su amiga, pero hubo un tiempo que esta paciente que se
había casado joven tenía esa ventaja, casarse constituía una cierta ventaja, porque
había ciertas obras de teatro que sé que se consideran que tienen contenido no apto
o indecoroso, o no apto para las mujeres solteras, y entonces la mujer solo podía
acceder al teatro si se casaba; tenía estas ventajas respecto de las amigas, porque
podía acceder a algo que las amigas que no estaban casadas, que eran solteras no, o
por lo menos en relación a su amiga Ellis, tenía el acceso a esto que estaba
prohibido, mientras que su amiga Ellis no. Y en el sueño, está en el teatro, hay algo
dice Freud en el sueño que se recrea, el texto del sueño es ella sentada con su
marido en el teatro. El sueño recrea un poco esa época de manera en tiempo
presente, como realizándose, donde ella tenía esa ventaja de acceder a lo prohibido,
acceder al teatro que era lo prohibido por no estar casada. Entonces, en un sueño,
podríamos decir, puede haber en cumplimiento de deseo, aun cuando los
pensamientos latentes sean perturbadores, una cosa no anula la otra, puede haber
un pensamiento perturbador como el pensamiento de menosprecio por su
Entonces ubicamos unos pensamientos perturbadores y además de eso, ubicamos
que en el sueño supone el cumplimiento de un deseo, en nuestro ejemplo tiene que
ver con la con remontar esa época donde tenía acceso a lo prohibido.
En primer lugar, vía las actuaciones de la paciente, llegamos a este pensamiento
onírico latente; me apresuré en casarme, si esperaba como mi amiga Ellis igual
hubiera podido conseguir un marido 100 veces mejor, esto es lo primero que Freud
interpreta del sueño. Como dijimos, son pensamientos perturbadores, Freud le va a
dar un nombre, los va llamar los restos diurnos. Es un resto, es lo que quedó
pendiente de tramitación del día, el resto que quedó pendiente de tramitación de
nuestro pensamiento, de la vigilia, es aquello a lo que durante el día no llegamos a
tramitar psíquicamente y que a veces nos pueden tranquilizar, lo que quedó pendiente
de la vida consciente de la vigilia.
Muchas veces ciertos pensamientos perturbadores que no podemos tramitarlo ante el
día, para Freud van a constituir, van a ser unos elementos del sueño; se va a apropiar
o va a transformar eso perturbador como un elemento del sueño. Además del resto
diurno, ubicamos que al mismo tiempo que aparece el deseo, en los sueños aparece
esto que nombramos como el cumplimiento del deseo, es decir, que tenemos este
primer elemento, los restos diurnos que dieron lugar a los pensamientos oníricos
latentes, pero ahora tenemos también el deseo. Si recordamos la tesis de que todo
sueño es un cumplimiento de deseo, podríamos preguntarnos si los restos diurnos
alcanzan para formar un sueño y la respuesta es no, porque estamos partiendo de la
tesis que todo sueño implica una realización de deseos, entonces un sueño tiene
que significar un deseo, según la tesis freudiana. Es necesario que los restos
diurnos, dice Freud, se asocien a un deseo para dar lugar a un sueño. Solo un
pensamiento perturbador que quedó pendiente de la vigilia no es suficiente, no
alcanza para formar un sueño, es necesario que se vincule, que se asocie a un
deseo. Hoy partimos del reproche, fue un disparate casarse tan temprano, que
nombramos como el pensamiento latente, pero esto no alcanzó después ya que
hizo falta que esto despierte un viejo deseo de ver. Este deseo de ver impulsa la
formación del sueño y así el sueño se sustituye al casarse por ir al teatro, y se
escenifica de esta manera, el cumplimiento de deseo en el sueño. Entonces, por un
lado, tenemos los restos diurnos y, por otro lado, tenemos estos deseos que son
inconscientes y que se mezclan dando la formación del sueño. Los restos diurnos,
más los deseos inconscientes, arman un sueño. Para Freud los sueños implican
siempre una realización de deseo, aun cuando puede haber pensamientos latentes
perturbadores, porque justamente la realización del deseo estar casada, le permitía
ese acceso a lo a lo prohibido que como dijimos, tiene sus raíces en ese deseo de ver
infantil, ese deseo de espiar la actividad sexual de los padres, que supone una
ganancia de placer. A través de la interpretación del sueño llegamos finalmente a dar
con un deseo inconsciente, porque la paciente no sabe de esto y sobre todo de raíces
infantiles.
El recorrido que nos propone Freud en la interpretación de este sueño, parte de
discriminar los pensamientos latentes, sobre el apresuramiento de casarse y la
descalificación del marido, al deseo de acceder a lo prohibido, el teatro, por estar
casada, que tiene sus raíces en un deseo más infantil, el deseo de ver lo que a los
chicos no les está permitido ver, la vida sexual de los padres.
Este deseo inconsciente para Freud, en la concepción freudiana, no es un deseo del
estilo de un anhelo como si solo apareciera en el pensamiento latente como “ojalá
hubiera conseguido un marido mejor”, eso para Freud son anhelos que de los cuales
podemos estar más advertidos o no; sino que son deseos que pueden extender sus
raíces hasta lo infantil y que van a tener un estatuto particular. Esta diferencia entre el
anhelo que puede ser consciente y el deseo inconsciente que está en estado de
represión de los cuales no tenemos noticia, y que aparecen en un sueño como
cumpliéndose; y solo podemos dar cuenta de aquellos solo mediante la técnica de
interpretación, vamos ubicando los pensamientos oníricos latentes que se forman a
partir de los restos diurnos y por otro lado, poder dilucidar cuales son los deseos
inconsciente que se realizan en ese sueño.
En la concepción freudiana del deseo, estos deseos tienen estatuto de ser como
indestructibles, como inmortales, están siempre alerta buscando la ocasión de
expresarse. Son estos deseos inconscientes que aportan la fuerza para formar un
sueño, son los que impulsan la formación del sueño.
No basta que los restos diurnos por si solos formen los sueños, necesitan de esta
fuerza impulsora, necesitan vincularse a esta fuerza para poder dar lugar a un sueño.
Tienen que entrar en conexión con un deseo inconsciente.
Para explicar algo de esto, Freud utiliza una analogía para pensar la relación entre los
restos diurnos y los deseos inconscientes. Nos dice que de la misma manera que un
empresario necesita de un capitalista, el resto diurno necesita del deseo
inconsciente para que le aporte esa fuerza que impulsa la formación de un
sueño y a su vez, el deseo inconsciente necesita el resto diurno para poder
aproximarnos que estamos más en la línea de lo que llamamos ganas de, no
satisfacer una necesidad simplemente.
El principio regulador del sueño no puede ser el principio de constancia, que nos
decía que el aparato tiende a mantener lo más bajo posible o al menos constante la
excitación presente en él. Sin embargo, a partir de la experiencia de satisfacción
vamos a ver cómo el aparato queda en esa tensión deseante, cuando vuelve a buscar
se encuentra con la huella.
El sueño sería una manera de que algo de esto se satisfaga; cuando duermo sueño,
pero la reversa no es válida, no siempre y no todo el tiempo que estoy durmiendo,
estoy soñando. El sueño se regula, no por este principio de constancia porque se
descarga la tensión, pero vamos a decir que la tensión continúa.
Lo que sucede en el sueño, es que hay una satisfacción alucinatoria al estilo de la
experiencia de satisfacción, por eso decimos que el sueño no vuelve a modos
primarios de funcionamiento del aparato, hay una tensión del deseo, el niño cuando
intenta comer encuentra la huella mnémica de la comida.
Para que el sueño pueda ser soñado, deben ocurrir varias cuestiones. En principio
que se cierren las esclusas, los diques a la movilidad voluntaria, por eso el sueño
puede ser soñado. Para que un sueño acceda a la conciencia, claramente tiene que
estar desfigurado, el sueño accede, pero tiene que traspasar la censura burlándola,
sorteándola, debe sortear la censura onírica.
Soñamos cosas que no haríamos en la vigilia, pero esto no quiere decir que soñamos
cualquier cosa, si para la conciencia es cualquier cosa es disparatado, pero nosotros
sabemos que obedece a una ley, de la censura olímpica. Entonces, para que un
sueño acceda a la conciencia tiene que pasar una censura que está en el interior del
sueño.
La censura es buscar los modos de poder decir algo, algo de esa vía regia al
inconsciente, de decirlo de alguna manera; es la única manera en que algo es posible
de decir. Deja pasar algo que despiertos no haríamos si, uno de los modos en que
trabaja esto es por la vía de la alusión, hay algo del orden de la alusión, es decir, digo
algo pero lo digo de otra manera.
Para que el sueño se arme debe operar sí o sí la censura, el trabajo que forma el
sueño pone en juego esta censura. Cuando un sueño es conectado lo que se hace es
expresarse en el sueño porque se necesitan ambas partes para la formación del
sueño.
En esta relación del resto diurno donde se asocian junto al deseo inconsciente, es una
relación que podría decirse donde los dos ganan. Se juntan y se mezclan de tal forma
que constituyen un sueño donde por un lado se diluye lo perturbador y nos permite
dormir, pero al mismo tiempo el deseo inconsciente encuentra una forma de expresión
y se realiza en el sueño, se cumple en él bajo un modo de formación del inconsciente,
como sueño.
En síntesis, a partir de la interpretación pudimos ilustrar esta diferencia entre el
contenido manifiesto y los pensamientos oníricos latentes, por otro lado, pudimos
agregar la idea del sueño sobre el cumplimiento del deseo, como en él se cumple el
deseo; y finalmente pudimos establecer esta distinción entre los restos diurnos
(pensamientos latentes que pueden presentarse como reproches o anhelos) y el
deseo inconsciente (suelen remontarse a lo infantil).
Freud sostiene que el sueño se cumple en un proceso que nosotros llamamos
primario. El sueño sucede siempre en tiempo presente, Freud nos va a decir que el
sueño pasa de un tiempo desiderativo, un modo desiderativo, a un modo indicativo.
El modo desiderativo es aquel que dice, quisiera que me suceda tal cosa, quisiera que
me aumenten el sueldo, el modo indicativo seria que me lo aumentan. El sueño
cumple ese deseo, se realiza tal deseo, pero aun así no se cancela la tensión, porque
el deseo sigue, que se realice el sueño no quiere decir que la tensión vuelve ya que
realiza un anhelo.
¿Es necesario soñar? o... ¿es necesario comer? comer es necesario porque hace la
supervivencia, comemos lo que está culturalmente aceptado en general; tenemos un
menú y vamos rotando en un abanico de posibilidades, no comemos ciertos alimentos
en estado crudo, no hay un saciar esa necesidad de cualquier modo.
Lo mismo podemos decir qué pasa en el sueño, no se realiza una necesidad, sino que
se realiza un deseo. Hay algo de la necesidad en tanto biología que queda perdido,
que se transforma, y vamos a ver cómo el sueño verifica algo de esta transformación,
decimos que a partir de esta formación del inconsciente, que es el sueño, ya no será
la satisfacción de la necesidad, sino del deseo, que podríamos decir para
el trabajo de interpretación, que se hace en el momento de la vigilia con las acciones
del paciente, que lo que hace es desandar el primer trabajo del sueño.
Hay 4 operaciones que se ponen en juego para que el sueño pueda ser soñado.
Una de ella es la condensación, que vimos recientemente en el chiste en la cuestión
del familionar, por ejemplo, cómo se condensan y se arma una palabra mixta en esa
misma palabra, se alude a dos cosas a la vez. También lo podemos ver cuando una
persona sueña con una imagen, pero que es otra, pero que pertenece a otra
geografía y entonces era la nariz del tío, pero con el pelo del cuñado, aparecen varios
elementos en uno o la inversa. El sueño manifiesto tiene menos contenido que el
latente, y entonces hay una reconducción a factores mecánicos y económicos, en la
condensación hay una economía, varios elementos dan a uno, o uno gana varios.
Otro el desplazamiento, también trabajado con el olvido de nombres propios como
signorelli en donde retorna lo alterado, pero ahí lo que estaba reprimido, que era
signor, es cambiado por Botticelli. Acá nuevamente vamos a hablar de la alusión en el
desplazamiento hay una alusión en juego, hay un corrimiento del acento psíquico, se
va de lo muy importante a lo inimportante para que el deseo no sea reconocido y
atraviese la censura. Podemos decir entonces claramente que el desplazamiento es
obra de la censura.
También la transposición de pensamientos en imágenes visuales (propio del sueño,
su especificidad), hay una figurabilidad en imágenes visuales. Y para recordemos un
recorte, de una paciente que estaba en una situación bastante crítica con su pareja y
no sabía muy bien qué hacer, estaba en una situación de incertidumbre, casada hace
muchos años y oscilaba entre querer separarse, querer quedarse allí, su marido
también coqueteaba con esta cuestión del divorcio, y ella trae a sesión en esos
tiempos un sueño. Y lo presenta como claramente su contenido manifiesto, como algo
disparatado que no entendía qué quería decir, pero claramente lo recordaba con
mucha nitidez.
Y el sueño era así, estoy en Estados Unidos jugando con mi llavero, recuerdo tener en
las manos mi llavero, es lo único que me acuerdo.
Empezando el trabajo de interpretación, claramente se pone en juegos la regla de la
asociación libre. Para poder interpretar el sueño, hay que poner al paciente a trabajar
con aquello que se le ocurre, con los elementos del sueño, Freud nos va a decir que
todos los elementos son importantes, y el acento no lo tiene que poner el analista, ya
que no son las ocurrencias del analista, sino las mismas y propias asociaciones del
paciente. Contamos con el sueño de la paciente entonces.
El llavero del que habla y que tiene hace muchos años se lo regaló el marido, le han
regalado nuevos llaveros pero que no lo quiere cambiar porque claramente le tomó
mucho cariño; este es el sueño que aparece en esa geografía americana, vamos a
decir así, entonces con estado se le ocurre que el día anterior había llenado un
formulario que entre las preguntas de su nombre, DNI y demás preguntas de rigor, le
preguntan estado civil y que cuando completo estado civil casada tuvo la fantasía que
en algún momento podría llegar a poner divorciada.
Así aparece tal cuestión de Estados Unidos, podríamos decir que el deseo
inconsciente, que pudimos interpretar junto con la paciente sería su deseo de aún
estar ligada a este marido, de estar en un estado unido a él, claramente por este
llavero que abre la llave de su deseo donde se va del país y está en otro lado, pero
está con él, y por otro lado, vemos Estados Unidos como no remite a ninguna cuestión
que tenga que ver con la geografía, sino como dijimos, es una transposición de
pensamientos en imágenes visuales, la palabra Estados Unidos, país que ella conocía
y había visitado.
Entonces tomamos el contenido manifiesto. Y vemos ahí cómo se pone en juego el
tema de esta transposición. Es muy importante porque de todas las formaciones del
inconsciente, la transposición en imágenes visuales es propia de los sueños, es
específica de los sueños.
Y por último, tenemos la elaboración secundaria. Una cosa importante, a decir del
resto de las operaciones de condensación, desplazamiento y transposición, es que la
elaboración secundaria no ocurre en el proceso primario, todas esas que trabajamos
recién ocurren mientras estamos soñando, obra de la censura, obra de la economía,
obra de la especificidad del trabajo del sueño, podríamos decir que el carácter
alucinatorio del sueño es obra del camino regrediente.
El punto de la elaboración secundaria que se cumple en estado de vigilia, es que
cuando yo narró el cuento, cuando lo relató, intentó darle encuentro una fachada
racional. Trato de hacerlo coherente, trato de que parezca un entramado sólido y no
puntos inconexos, como habitualmente se me presenta.
Estos mecanismos en procesos primarios son los mismos que aparecen en el
síntoma, salvo la cuestión de la transposición en imágenes visuales, y podríamos
una luz poderosa que él vio a través de este cuarto contiguo y le permitió en un
sentido primero incorporarlo al sueño pero luego despertarse.
El sueño de comodidad sería un modo de incorporar el estímulo, ya sea de afuera o
interior al cuerpo y hacerlo parte del sueño, en los niños a veces sucede que, por
ejemplo, tienen muchas ganas de hacer pis, entonces sueñan que corren, corren,
corren tras la búsqueda de un baño y... ay qué placer lo han encontrado, y de repente
se levantan mojado, se despiertan mojados, el sueño los despierta en la situación de
que están mojados; o esos sueños en donde efectivamente nos está sonando el
despertador, pero nosotros soñamos que hay una sirena de fondo que está sonando,
es decir, incorporamos el sonido del despertador al sueño para seguir durmiendo más.
Claramente el sueño, se trata de un sueño de angustia. Un hijo que le dice un padre
que se encuentra en una situación ardiendo. Freud nos dice que el deseo
inconsciente que está en juego aquí, es el deseo de ver a su hijo con vida, su hijo ya
partió, ya no está y él sueña que le está diciendo que está ardiendo, que se está
quemando, ese niño no podría defenderse de ese fuego que lo empezó a abrazar, sin
embargo, el padre sueña que el hijo si le habla, sueña al hijo con vida.
E incorpora este esté estímulo al sueño para dormir un rato más, ese sería el deseo
preconsciente, porque la realidad era la pesadilla y el sueño era el modo de ver a su
hijo con vida, despertarse para este hombre implicaba la pesadilla de encontrarse
ante la realidad de que su hijo ya no está.
Entonces vemos así como efectivamente lo que hay en juego es una realización de
deseos, aunque se realice un deseo, no quiere decir que el deseo se agote, sino que
se exprese, que algo del orden de lo inconsciente aparece expresado así y aparece
un saber no sabido, como decíamos en el sueño de la paciente que se quejaba de
este hombre del cual se quería separar, pero de repente aparece soñando en este
estado unido a él, aparece algo de otro orden como saber no sabido, que en la
manera en que en la medida en que el paciente se puede apropiar de ese saber,
puede amigarse con aquello que desea y tener alguna otra posibilidad para encarar la
realidad que le toque.
Freud utiliza para la formación del sueño la metáfora o la comparación del capitalista y
el empresario. Recordemos que para que el sueño se forme necesitamos el deseo
consciente, y de los restos; estos restos que podríamos pensar que son parte de los
pensamientos oníricos latentes porque aparecen cuando el soñante recuerda por qué
decir por qué no, también en el chiste y en los lapsus. Las leyes de condensación y
desplazamiento son propias de las leyes del inconsciente, pero en la operatoria del
sueño le agregamos transposición en imágenes visuales y la elevación secundaria.
En la condensación aparecen estas cuestiones que decíamos de las palabras mixtas,
en el tema de animales mitológicos como mitad hombre, mitad animales, o estas
fábulas mitológicas también donde aparecen los centauros, podemos decir, forman
parte de una cosa y de otra de mundos muy distintos y entonces a uno le parece
disparatado, aparecen todas estas cuestiones como amalgamadas, pero obviamente
cuando lo narramos, le tenemos que dar una fachada racional.
El trabajo del sueño condensa, desplaza, figura plásticamente y somete todo a una
elaboración secundaria.
Respecto al sueño de ¿Padre, no ves que estoy ardiendo?, Freud nos cuenta que un
padre asistió noche y día a su hijo, mortalmente enfermo. Fallecido el niño se retiró a
la habitación vecina con el propósito de descansar, pero dejó la puerta abierta a fin de
poder ver desde el dormitorio la habitación donde yacía el cuerpo de su hijo, rodeado
de velones, un anciano a quien se le encargó montar vigilancia, se sentó próximo al
cadáver murmurando oraciones. Luego de dormir algunas horas, el padre sueña que
su hijo está de pie junto a su cama, le toma el brazo y le susurra este reproche:
"Padre, entonces no ves que me abrazo". Despierta y observa un fuerte resplandor
que viene de la habitación vecina, se precipita hasta allí y encuentra al anciano
guardián adormecido y la mortaja, y un brazo del cadáver querido, quemados por una
vela que le había caído encima encendida.
Aquí tenemos varias cuestiones para pensar. Primero, el padre se despierta del
sueño, con este hecho de... padre, no ves que me abrazó, quiere decir... padre no ves
que estoy caliente, que estoy con mucha fiebre; era un niño y sabemos que el padre
lo acompañó en el último periodo, con lo cual habrá sucedido situaciones en las que
este niño estaba en situación de alta temperatura. Pero cuando él se despierta,
efectivamente un velón había caído sobre la mortaja y se estaba prendiendo fuego.
Podemos ver que lo que sucedió es que algo del estímulo externó entró en el sueño.
Nosotros llamamos a estos sueños de comodidad, es decir, cuando por el deseo de
seguir durmiendo incorporó aquello que está pasando en el exterior dentro del sueño.
En otras palabras, cuando nosotros soñamos, cuando nosotros dormimos, si bien hay
un cierre de la motilidad, este no es total, porque si hay una situación de urgencia nos
despertamos y podemos resguardarnos de esa situación de urgencia; en este caso
soñó eso que soñó, eso que recientemente apareció lo recuerda cuando está
elaborando, asociando libremente.
Entonces Freud nos dice que el sueño se forma por un capitalista que es el que corre
con los gastos que quién sería, en este caso el deseo inconsciente, y con el
empresario que es el que aporta la idea, estos restos diurnos; y los toma porque son
niños, porque son insignificantes y porque pueden sortearlas censura.
Ahora bien, Freud nos va decir que las alteraciones que le hacemos al sueño cuando
lo relatamos no son arbitrarias, al igual que cuando pensamos un número, ese
número no es al azar, en general los números preferidos nuestros tienen que ver con
fechas importantes, con cosas afectivamente ligadas a nosotros, no son azarosos.
Cuando un sueño resulta confuso o desorienta al analista, Freud nos dice que
debemos pedir que lo relate nuevamente y vamos a ver que nunca lo relata igual, que
esos puntos que el modifica, esos puntos que parecen débiles, ahí podemos ubicar el
disfraz del sueño, hay una desfiguración del sueño, y vemos allí también algo del
orden de la sustracción del valor, cuando un elemento desdibujado del contenido
onírico se le agrega la duda, hay un punto de interés para el analista.
Entonces el olvido podemos decir que es obra de la resistencia y todo lo que perturba
la prosecución del trabajo analítico, dice Freud que es una resistencia. Es muy común
que a la mitad del trabajo interpretativo, el paciente por ejemplo, recuerde un
fragmento del sueño que hasta ese momento no lo había recordado, y al relatarlo no
se cobre otro valor de más importancia, ubicamos algo del orden de las resistencias y
tenemos que prestarle especial interés, porque la misma resistencia que produjo el
olvido, una vez levantada por la interpretación, una vez que vencida, aparece evocada
como ese fragmento olvidado, puede ser recordada.
Lo mismo cuando una interpretación evoca en el paciente un sueño lejano, el analista
debe correr entonces todo presupuesto, preconcepto, crítica, compromiso, toda
cuestión intelectual propia y por disparatado que le parezca, hacer hincapié y
repreguntar e interpelar por aquellos contenidos del sueño. En el trabajo de
interpretación siempre va a operar la resistencia.
Freud nos trae un punto más que es el tema del ombligo del sueño, es un tope a la
interpretación que nos va a decir todo sueño tiene un ombligo. Tiene un punto de
detención, un punto donde no vamos a poder desanudar mas, donde le vamos a pedir
asociaciones al paciente, pero él no la va a poder dar. Son pensamientos oníricos que
no se dejan desenredar, el dormir posibilita el sueño porque rebaja esa censura
endopsíquica, pero esta no es al ciento por ciento, una vez que hacemos el trabajo de
interpretación.
El desciframiento del sueño va a tener siempre un límite, se llega a su ombligo y no se
puede ir más allá en las asociaciones.
Recapitulando podemos decir que trabajamos el sueño en su relación con los
principios, porque ya no vamos a seguir hablando a partir del sueño del principio de
constancia y si del principio de placer, que no tiene que ver con el sentido común de
cuando hablamos de placer acá, tenemos que desandar el camino del sentido común,
porque el placer está ligado al hedonista, a la felicidad, acá el principio del placer tiene
que ver con la baja de tensión que como sabemos, ya nunca va a ser a cero, una vez
pasada la experiencia mítica de satisfacción.
Señalamos también como el sueño pasa del principio de constancia al principio de
placer, pasamos por las operaciones del trabajo del sueño como proceso primario y
sus operaciones (condensación, desplazamiento, figurabilidad en imágenes visuales,
transposición en imágenes visuales y la elaboración secundaria), trabajamos el olvido
en los sueños, las lagunas, las dudas y el ombligo.
También hemos trabajado el sueño "¿padre, no ves que estoy ardiendo?" para ubicar
aquellas cuestiones propias del sueño y porque aún en un sueño difícil y de angustia,
podemos encontrar la realización de un deseo inconsciente.
Abordaremos hoy, como Freud nos habla del sueño como escritura en imágenes, nos
dirá que el sueño tiene un modo de trabajo del aparato muy primario y como tal, tiene
modos de manifestarse muy diferentes al lenguaje común que nosotros conocemos.
Nos dice que no es una escritura, no puede ser tomada como un cuadro, no podemos
leer al sueño como una pictografía; pues dice, cuidado con tomar eso como una
pictografía... el sueño tiene valor de texto, por eso la operación es interpretarlo,
hacemos un pasaje del relato del sueño al texto y el analista debe pedir asociaciones
al soñante.
Freud va a comparar al sueño con la escritura jeroglífica, un jeroglífico es un tipo de
escritura en el cual las palabras no se representan con signos alfabéticos o fonéticos,
sino que podríamos decir que el significado de las palabras se expresa con símbolos
o figuras. Las vasijas, el pájaro, el sol, que podría representar tanto al día como al sol
forma triangular y eran pictogramas que representaban palabras y objetos, pero no
conceptos abstractos.
Entonces, cuando interpretamos un sueño, traducimos el contenido del lenguaje del
sueño al de nuestra vida de vigilia. El lenguaje del sueño pertenece un modo de
expresión arcaica, ubica el sentido antitético de las palabras primitivas. Si pensamos
que el sueño es más imagen que palabras, debemos comparar el sueño más con un
sistema de escritura que como una lengua, la interpretación del sueño es un todo
análoga al desciframiento de una escritura figural antigua, como los jeroglíficos
egipcios, es decir, no podemos pensarlo como un lenguaje actual, sino como estos
jeroglíficos al que tenemos que ir a descifrar.
El lenguaje del sueño es un modo de expresión de la actividad anímica inconsciente.
Freud compara el sueño con un sistema de escritura, no ligada a los fonogramas, o
ligada al alfabeto (cuando el signo puede ser recordado y combinado como soporte
fonético y arbitrario). Pues bien, el sueño es un arte, una escritura que articula que
articula el deseo inconsciente.
Una paciente de Freud, le viene a decir que él siempre dice que el sueño es un
cumplimiento de deseo, pero que en su sueño, el contenido es todo lo contrario a un
cumplimiento de deseo, puesto que no le cumple un deseo.
He aquí el sueño, muy simple, dice así. (Quiero dar una comida, pero no tengo en mi
despensa, sino un poco de salmón ahumado. Me dispongo a ir de compras, pero
recuerdo que es domingo por la tarde y todos los almacenes están cerrados, pretendo
llamar por teléfono a algunos proveedores, pero el teléfono está descompuesto, así
debo renunciar al deseo de dar una comida).
Esta bella carnicera, lo porfía porque le dice que este sueño es donde ella quiere dar
una comida, no quiere invitar gente a comer, pero efectivamente no coinciden, o no
puede porque está todo cerrado, porque no tiene comida, porque solo en la casa tiene
salmón ahumado, no puede comprar porque es domingo y tampoco los proveedores
están, el teléfono está descompuesto.
Freud le pide a su paciente asociaciones, entonces ella le comenta (su marido, es
carnicero) que unos días antes el marido le había comentado que se sentía un poco
obeso y que quería comenzar a hacer una dieta y que, por lo tanto había decidido, no
aceptar más comidas, no ir a comer a la casa de nadie para poder claramente
controlar lo que iba a comer y poder cumplir esto que se proponía, que era adelgazar.
en sí mismo, y era un modo de lenguaje muy primitivo utilizado por los egipcios. Tiene
que ver esto con ese valor de imagen que adquirían los modos de hablar y vamos a
decir que cuando aparece la escritura figural, ese valor de imagen se pierde.
Hoy con consonantes, vocales y combinando esos sonidos podemos armar palabras,
no nos remitimos al dibujo del elefante para poder hablar del elefante. El primer
jeroglífico que se descifró era la piedra rosetta, y podemos decir entonces que vino
Freud también, quién descifra los sueños, quién viene a contarnos cómo leer esto al
modo de un texto.
No debemos tomarlo dijimos como un pictografía, sino como una escritura en
imágenes a la cual debemos descifrar.
Freud nos va decir que no hay una traducción segura de lo manifiesto, lo latente, y
como todo elemento del sueño puede ser su opuesto, pareciera quedar librado al
capricho del intérprete. Es por eso que es condición necesaria que la asociación del
soñante nos venga a decir que quiso decir, no es algo que nosotros podamos
adivinar, no hay una cuestión predeterminada de antemano, el trabajo del sueño
emprende una reducción de los pensamientos oníricos a un modo de expresión
primitivo y análogo a la escritura figural y se juegan por oculto opuestos.
Se juegan por opuestos, ya que están relacionadas al gesto y la palabra. A veces el
gesto y la palabra no acompañan, una madre está en su casa y el hijo va a salir y le
dice anda tranquilo, pásala lindo y el hijo, escucha me vas a dejar sola, preferiría que
te quedes conmigo antes de salir, es decir lo que la madre dice no coincide con su
actitud corporal, con su tono de voz, con la cadencia de su frase.
Freud nos habla entonces de las lenguas antiguas del chino, del hebreo, las que
terminan siendo interpretadas por su contexto, son lenguas viejas y escrituras muy
antiguas. Dice que a diferencia de estas lenguas, el sueño no viene a decirnos nada
en sí, solo no podemos dar cuenta de él. Hay un montón de personas que suponen
que soñar y contar un sueño, ya el otro te lo puede interpretar, no es así, no es un
vehículo de comunicación en sí mismo, más bien al contrario, va a decirnos, se
empeña por permanecer incomprendido, por eso una parte resuelta absolutamente
enigmática para nosotros. Y son estas imprecisiones, características propias, de todo
sistema primitivo o expresión.
Las escrituras jeroglíficas son las más antiguas de las escrituras propiamente dichas,
y la más antigua de todas las cuneiformes, que son caracteres en forma de cuña, en
Y ella sigue hablando, está enamorada del marido y con él tiene una linda relación,
sigue asociando y cuenta que ella tiene un juego con él, seductor, en donde le cuenta
que tiene ganas de comer todos los días caviar, y este hombre, que estaría dispuesto
a traérselo porque quisiera complacerla en todo a su mujer, le pide a él que por favor
no le traiga el caviar; así poder seguir jugando este juego seductor, en donde se
bromean y entonces ella habla con él, dice ya no quiero que me lo des y esto se lo
cuenta a Freud.
Freud señala un punto para pensar, esto de que ella desea comer caviar todos los
días y frustra sus ganas, se guarda un deseo como insatisfecho, no lo cumple como
aquel que dice tengo ganas de hacer tal cosa, y no la hace, pero no con aquellos que
tienen obligaciones de hacer, sino con aquellos que claramente desea, pero no los
lleva adelante.
Y nos nombra el experimento de Bergen, un hipnotizador importante de la época y él
hacía un experimento en el cual mientras la persona estaba hipnotizada, le daba una
orden y luego con un chasquido la despertaba; dentro de la orden en situación de
hipnosis decía cuando te despiertes a los 10 minutos, por ejemplo, vas a ir y vas a
cerrar la puerta. Efectivamente lo despertaba y a los 10 minutos la persona se
levantaba del auditorio y cerraba la puerta, y cuando interrogaba de por qué cerró la
puerta, esta persona le decía, porque vino una correntada, porque estaba escuchando
ruidos afuera, es decir, daba argumentos conscientes que justificaran su actuar pero
no recordaba la orden en estado hipnosis.
Entonces Freud nos dice que al igual que el experimento de Bergen, efectivamente a
ella le llega a la cabeza esta cuestión de la frustración respecto del caviar, pero dice
que es por este juego y esta humorada con el marido, pero aparentemente, o
evidentemente tiene que ver con otra cosa.
Continúa con las asociaciones y cuenta que fue a la casa de una amiga, de la cual
ella está celosa porque su marido la halaga en demasía y su amiga es flaca, por
suerte, a su marido le gustan las redondeces, y aquí aclaramos que en el inicio de las
asociaciones ella recuerda que el marido le comentó que estaba en una tertulia el día
anterior y se cruzó con un pintor que se quedó muy sorprendido de la cabeza grande
que tenía este hombre, y le dice que quiere pintar su cabeza, a lo que el marido le
contesta al pintor que mejor que pintar su cabeza, era pintar el trasero de una bella
señorita.
Recordando esto cuenta que su amiga flaca, su marido, la elogia en demasía, queda
un enigma (porque a pesar de que flaca el marido la elogia cuando le gustan las
redondeces). Y la amiga cuando la va a ver, le habla de un deseo de engordar, que se
siente muy flaca y que quiere gorda. Entonces le dice a ella que la invite a comer
porque en su casa se come muy bien, y se come muy rico. Y entonces es como si en
el sueño ella dijera: "minga que te voy a invitar a comer para que engordes y se te
vengan las redondeces y así le gustes más a mi marido".
Recordemos que asoció que el marido para adelgazar no iba a dejarse invitar, o iba a
ir a comer a casa de otros, es decir, que de ahí saca Freud esta asociación donde ir a
comer a su casa era engordar, porque el marido le dijo que para adelgazar no iba a ir
a comer a casa de otros.
Respecto al salmón ahumado, Freud nos va a decir que ella priva a la amiga de darle
la comida, priva a esa mujer del salmón como la paciente se priva del caviar, porque
la amiga expresó su deseo de engordar, ella al no darle la comida en su sueño no la
engorda.
La paciente le dice a la amiga que si la va a invitar, pero para ser políticamente
correcta. Pero Freud nos dice qué falta algo allí, es decir, que la primera interpretación
es que ella frustra a la amiga de comer salmón ahumado que también era el plato
predilecto de la amiga, entonces frustra a la amiga, porque no la quiere engordar y
ubique el centro del deseo del marido.
Tal es la primera interpretación, pero hay una segunda interpretación que dice que no
contradice a la anterior, sino que podríamos decir que la suplementa y aquí podemos
decir, podemos articular otro de los conceptos ya estudiados, que es el concepto de
sobredeterminación, es decir, que no hay un solo sentido, sino que hay varios.
En esta segunda interpretación, se relaciona algo nuevo, un término que trae Freud
por primera vez aquí en este sueño, dentro de la interpretación de los sueños, y es el
término de la identificación: la segunda entiende interpretación va a estar en
relacionada a la identificación.
Como vimos, ella se rehúsa a recibir el caviar que desea todos los días y, a la vez,
dijimos que en el sueño lo que se satisface es el deseo de frustrar las ganas de su
amiga de engordar para que no le guste al marido; la amiga tiene un deseo, engordar,
la soñante muestra entonces el deseo de que no cumple a la amiga el deseo de
engordar está bien. Ella se genera un deseo como insatisfecho.
interpretación. Trabajamos tal sueño, que así al estilo del padre, cómo se realizaba el
deseo de no dejar de ver con vida al niño, aquí vemos cómo aun cuando es un sueño
en donde la paciente aparece cierta frustración de no poder dar la comida, eso que
aparentemente es no puedo dar una comida, no puedo encontrar lugares abiertos, el
teléfono está descompuesto, pareciera que es un sueño denegatorio por un lado, pero
vemos cómo en realidad no hay deseo de dar esa comida, en tanto eso implicaría que
el marido mire a la amiga con mejores ojos por las redondeces que adquiriría
comiendo.
La función del sueño entonces es la realización del deseo, no es lo mismo el anhelo
que el deseo inconsciente, en este caso el deseo inconsciente en juego, esta
frustración tiene que ver con el deseo inconsciente de no querer engordar a la amiga.
El deseo insatisfecho realiza el deseo insatisfecho, ya que, aunque es un deseo
insatisfecho, es el deseo de realizar ese deseo insatisfecho.
Y como segunda interpretación que se superpone a la anterior y no se contradice con
ella, está la cuestión de la identificación, ella se reniega así misma el caviar como la
amiga el salmón, sin pensar en que se está identificando a la amiga porque quiere
ocupar ese lugar, quiere ser deseada por el marido.
Partiremos entonces de una pregunta que a primera vista puede parecer sencilla, pero
que para responderla en los términos de las nociones psicoanalíticas requiere un poco
de cierta elaboración.
Si entendemos que los sueños por sus características tan particulares de presentarse
en imágenes visuales y ser muy vívidos sensorialmente, son diferentes a nuestro
modo de pensar en la vigilia (Freud dice que los sueños son como ese otro escenario,
diferente a la escena que tenemos en la vigilia), y sí con Freud, suponemos que por
ende los sueños suponen un proceso psíquico.
La pregunta que podríamos hacernos sería respecto a cómo se forman los sueños,
explicado de una manera desde las concepciones psicoanalíticas.
Para empezar a responderla, para Freud dar cuenta de cómo se forman los sueños va
a desarrollar una primera concepción del aparato psíquico y de su funcionamiento.
Lo fundamental de esa estructura, digamos, es la diferencia entre el sistema
inconsciente y el sistema preconsciente, una diferencia que se establece entre lo
Freud nos dice que la soñante se identifica con la amiga, en tanto es ella quien la
frustra de engordar al modo, que ella se frustra de comer caviar. La identificación tiene
que ver con eso que solemos llamar desde el sentido común, el contagio histérico,
Freud trae el ejemplo de una chica que recibe una carta de desamor y entonces le
agarra un ataque, no de llanto y de angustia, y al rato aparece una amiga con el
mismo llanto y la misma angustia. Aparece, hay algo de un orden del contagio
respecto de eso que al otro le pasa, y lo que nos está proponiendo, es que no hace
consciente este pensamiento de que se identifica a la amiga, simplemente se guarda
un deseo como insatisfecho y en ese punto se identifica con la amiga.
Se identifica y tiene también, o guarda un deseo como insatisfecho en el sueño y se
identifica porque quiere ocupar el lugar en la estima de su marido, porque está celosa
de cómo el marido habla de la amiga. Ella quiere ser eso, pero no es que lo piensa, lo
pasa por la conciencia, hace lo mismo que la amiga.
Eso que pareciera ser una mera imitación, habla de un punto de identificación a algo
que tiene que ver con el deseo de la amiga o del amigo.
Entonces retomando, en la primera interpretación, la accionante tiene el deseo de
frustrar el deseo de la amiga de engordar, porque intuye que al marido le gusta por el
modo que el marido tiene de elogiarla y de hablar de ella. En la segunda
interpretación quiere ocupar el lugar de deseo de su marido como ella cree que lo
ocupa la amiga, y por lo tanto, como signo de esto se genera un deseo frustrado, no
le doy salmón a ella, así como no quiero que me de caviar a mí en la vida, aquí
aparece algo que también, la alusión ya que el salmón alude al caviar, el caviar no es
un elemento que aparezca en el contenido manifiesto, pero si algo que ella trae por
asociación, y si lo trae por algo lo es.
Podemos decir que ella, de algún modo no contradice lo que Freud plantea, hay una
realización de deseos y esto es lo que Freud le muestra a la soñante, que no se
contradice, que el sueño realiza un deseo inconsciente y este deseo inconsciente va a
estar en relación a querer frustrar a la amiga de engordar para que no le guste al
marido, por un lado e identificarse a la amiga, no comiendo caviar para ocupar el
centro deseo de su marido como ella supone lo ocupa la amiga para él.
En síntesis, trabajamos los sueños como escrituras jeroglíficas, no tenemos que
leerlos como pictografías, sino que leerlos en relación a una escritura, a ser
descifrada. El deseo inconsciente es algo que debe ser descifrado, con las
asociaciones del paciente, ya que es ahí donde se va a hacer el trabajo de
reprimido inconsciente y entre lo preconsciente. Recordemos que lo preconsciente
para Freud será aquello que puede estar en estado latente, pero que es susceptible y
es accesible a la conciencia si por alguna razón es convocado.
Si nos preguntan cuándo es nuestro cumpleaños, probablemente no estaríamos
pensando en eso, y eso estaba latente. Ante la pregunta perfectamente lo podemos
recordar, estaba latente pero no reprimido.
Entonces a esto que está latente, pero que no es reprimido, los llamamos el
preconsciente, como su nombre lo indica, algo previo a la conciencia.
Lo que nos interesa retener es esta diferencia entre el aparato constituido por el
sistema inconsciente, el sistema preconsciente y en el medio de esos dos sistemas
Freud ubica a la censura, que es lo que nosotros en su momento sobre sueños
trabajamos. Esta censura que interviene entre el sistema inconsciente y el sistema
preconsciente. Retomamos esta estructura del aparato psíquico como una primera
referencia que tomamos de trabajado.
Freud menciona la existencia de lo que llama deseos inconscientes, recordemos que
hemos diferenciado esta noción del deseo tal como la conceptualiza Freud de lo que
podríamos llamar los anhelos, deseo para Freud no es tomado en el sentido común,
como cuando uno dice deseo aprobar el parcial de psicoanálisis, esto sería más bien
lo que llamábamos un anhelo.
Lo que podemos agregarle ahora que ya que tenemos esta distinción que Freud hace
respecto a la estructura del aparato psíquico, es que se trata entonces de un anhelo
propio del sistema preconsciente, porque es todo lo que podemos nombrar de alguna
manera: deseo viajar, deseo hacer tal cosa, es lo que es si alguien nos pregunta lo
podemos nombrar, podemos ser conscientes de esos deseos o anhelos. Por eso los
nombramos para diferenciarlos como el deseo o anhelo preconsciente.
El deseo inconsciente es desconocido para la persona, por eso obviamente es
inconsciente. Y son estos deseos los que Freud señala que contribuyen a la creación
de un sueño, y los ubica hablando respecto de los sueños, como de origen infantil,
son deseos que pueden estar armados, originados en la época infantil y que
permanecen en estado inconsciente y son deseos, dice Freud "siempre alertas,
dispuestos en todo momento a procurarse expresión cuando se les ofrece la
oportunidad".
Entonces, en principio lo que nos interesa retener es esta idea de esos deseos
inconscientes diferentes a los anhelos preconscientes, deseos de los cuales la
persona no está noticiado, originados en la infancia y siempre alertas a intentar
acceder a la conciencia.
Retengamos esta idea del deseo como fuerza impulsora, en tanto pugna por acceder
a la conciencia, inclusive Freud muchas veces lo nombra como moción del deseo,
moción que alude a movimiento, movimiento de deseo, alude a esta cuestión del
empuje y del movimiento qué tiene ese deseo inconsciente, tal como lo estamos
planteando en su diferencia con el anhelo preconsciente.
Entonces estas emociones deseos inconscientes, quiere decir que son procesos
psíquicos que ocurren en el aparato sin intervención de la conciencia, pero que, sin
embargo, son eficaces en tanto pueden producir sueños, fallidos, síntomas, olvidos;
esto que nombramos como las formaciones del inconsciente, que son todas las
maneras que tienen estos deseos inconscientes de origen infantil, de encontrar
alguna expresión mediante esa formación del inconsciente.
Es decir, estos deseos inconscientes logran acceder a la conciencia, por ejemplo,
mediante la formación de un sueño.
Ahora bien, respecto a cómo logra en el caso de los sueños este deseo inconsciente
poder armar un sueño, va a decir Freud que, para poder formar un sueño, para poder
y de esa manera acceder a la conciencia de manera deformada necesita asociarse a
algún elemento preconsciente. Esta distinción que trabajamos inconsciente y
preconsciente ahora la estamos aplicando a la cuestión de los sueños, y le
agregamos este matiz a lo que hemos trabajado; hay deseos inconscientes que para
poder formar un sueño necesita, o expresarse mediante un sueño, necesitan
asociarse a algún elemento preconsciente.
El elemento preconsciente que necesita el deseo inconsciente asociarse para poder
dar lugar a un sueño se tratará ni más ni menos que el resto diurno, y como su
nombre lo indica, el resto es lo que quedó pendiente de tramitación del día; del
pensamiento que tuvimos durante el día, durante la vigilia, cuando estamos
despiertos. Pueden ser pensamientos, ideas, anhelos, que, en el pensamiento de la
vigilia por alguna razón, quedaron como pendientes de tramitación o quedaron de
alguna manera sin elaboración, pero son preconscientes.
los llamamos resto diurno y a ese elemento inconsciente se trata, dice Freud, de un
deseo inconsciente e infantil.
También podríamos decirlo al revés, que un deseo propio del sistema inconsciente
necesita de la relación un elemento preconsciente para poder acceder a la conciencia.
Lo que cuenta es que para la formación de un sueño no alcanza con uno solo, es
necesario la intervención de los dos, de lo inconsciente y lo preconsciente para la
producción de un sueño. Es decir, es una relación entre dos.
Aquí podríamos retener la metáfora que vimos del capitalista y el empresario, donde
Freud ubica esta fuerza impulsora del sueño que aporta la fuerza, como el capital y
podríamos decir el elemento preconsciente, el resto diurno como el empresario que
permite el despliegue de esa fuerza.
Es decir, no alcanza solo con el capitalista o solo con el empresario para el armar un
negocio, hacen falta los dos.
Entonces, mediante este trabajo del sueño se forma ese contenido manifiesto
diferente al original.
Si el trabajo del sueño va en sentido de poder deformar un contenido para crear otro
distinto, el trabajo de interpretación nos dice Freud, ira en el sentido contrario,
intentando descifrar el contenido original.
Freud nos dice que el trabajo que transpone el sueño latente en el manifiesto se llama
trabajo del sueño, y el trabajo que progresa en la dirección contraria, el que desde el
sueño manifiesto quiere alcanzar el latente, es nuestro trabajo de interpretación.
El trabajo de interpretación quiere cancelar el trabajo del sueño.
Tengamos presente que este trabajo de interpretación no se produce sin que haya
una resistencia por parte del paciente, siempre el trabajo Freud nos dice que hay
como una resistencia a la interpretación, justamente porque se trata de develar algo
de lo reprimido inconsciente.
Entonces, inclusive nos puede pasar que es muy común que cuando uno se acuerda
un sueño al poco tiempo, uno ya se lo tiende a olvidar y de golpe, ya nos olvidamos
muy rápidamente de lo que soñamos, para Freud también este olvido de los sueños
se debe a que la censura sigue operando y es un olvido que está al servicio de la
resistencia; también este olvido está al servicio la resistencia para no tener cómo
contacto a la posibilidad de revelar eso reprimido inconsciente.
Inclusive el resto de diurno puede ser algo nimio, algo desestimado, algo que no
despierte muchas sospechas, quizás pensamientos recientes que no tuvieron mucho
tiempo para formar grandes asociaciones; es decir que todo eso puede armar un
compendio de restos diurnos, pero lo importante a retener es que si o si Freud los va
a ubicar como algo del orden de lo preconsciente. Entonces son restos diurnos y
tienen este estatuto de pertenecer a lo preconsciente.
Si recordamos algún sueño que tuvimos y hacemos el ejercicio de pensarlo
detenidamente, seguramente es probable que muchas veces podamos relacionarlo
con algo que ocurrió o que pensamos, o que sentimos que algo se cruzó por la
cabeza los días previos o los momentos previos al sueño; tal sería el resto diurno.
Por un lado, tenemos ese deseo inconsciente que impulsa y que pugna por acceder a
la conciencia y, por otro lado, tenemos este resto diurno preconsciente que puede
muchas veces perturbar el deseo de dormir, es decir, el poder dormir.
Mediante las operaciones del trabajo del sueño y la censura, lo que hacen es tratar de
generar un contenido nuevo, diferente a ese contenido genuino para justamente, darle
un cauce a ese impulso del deseo inconsciente y mezclarlo con el resto diurno,
mediante el trabajo del sueño y la censura para producir un contenido nuevo, que es
el contenido manifiesto del sueño y que es diferente al contenido genuino original.
Este es el famoso trabajo del sueño, podríamos decir que es un proceso donde todos
ganan porque de alguna manera el deseo inconsciente encuentra en el sueño un
camino para su realización, accediendo a la conciencia de manera disfrazada, de tal
modo que no sea advertido como tal, y a su vez se puede modificar también el resto
diurno en caso de que sea perturbador, lo que también permite entonces poder
dormir.
Así mediante el sueño que siempre para Freud será un proceso psíquico, se logra
expresar un deseo inconsciente y disipar la molestia del resto diurno pendiente de
tramitación, para que podamos dormir: soñamos para poder dormir.
Entonces es una relación donde todos ganan, por qué se da esa tramitación del
deseo y del resto diurno al mismo tiempo y entonces podemos dormir.
Esta distinción entre los sistemas inconscientes y el preconsciente nos permite
plantear que la producción de un sueño implica entonces que un elemento
preconsciente se asocia con un elemento inconsciente, a ese elemento preconsciente
Retomaremos algo muy importante ya que marca un punto de ruptura de Freud con
concepciones anteriores, respecto de la interpretación, y es que más allá del sueño
del que se trate, el descifrado del sueño que propone Freud es similar a lo que
conocemos como una escritura en imágenes, es decir, una escritura al modo que es
la escritura jeroglífica. Lo cual tiene mucho sentido, si pensamos que en general
soñamos en imágenes y no en palabras, quiere decir que el sueño se trata de una
escritura, pero de una escritura en imágenes donde los elementos no adquieren
sentido por sí mismos, sino en relación a los otros elementos; se pueden agrupar
distintos elementos para dar un sentido diferente o distinto al que tiene cada elemento
por sí mismo, esto quiere decir que tiene la forma de una escritura jeroglífica.
Y por eso Freud afirma que el sueño se nos presenta como un rebus, una palabra de
origen latino que significa o remite a la idea de una cosa por otra, para Freud el sueño
se presenta como un sistema de escritura arcaico, como una especie de acertijo
gráfico, por eso a esto lo llama Freud el lenguaje del sueño, que es similar al lenguaje
jeroglífico.
Freud sostiene que, si reparamos en los medios figurativos del sueño, son
principalmente imágenes visuales y no palabras, nos parecerá mucho más adecuado
comparar al sueño como un sistema de escritura que con una lengua. De hecho, la
interpretación del sueño es en un todo análoga al desciframiento de una escritura
figural antigua, como los jeroglíficos egipcios.
Freud, por lo tanto, nos plantea que el sueño es una escritura y que cada elemento no
significa algo, sino en combinación con los otros elementos y que además esto surge
a partir de las asociaciones de los pacientes, no nos remite a un significado
predeterminado.
Retomaremos como segunda referencia, el funcionamiento del aparato, como
funciona. Refiriéndonos entonces a las dos formas que Freud distingue de
funcionamiento del aparato psíquico, que surge a partir de lo que trabajado respecto
de la vivencia facción, que son lo que Freud llama el proceso primario y el proceso
secundario.
El proceso primario consistía en reproducir en forma alucinatoria, se presentan con un
carácter alucinatorio esas representaciones que tienen un valor privilegiado por estar
asociadas a vivencias de esas satisfacciones, a míticas vivencias de satisfacción
original. Freud nos dice que partir de esa vivencia de satisfacción nuestro aparato no
puede hacer otra cosa que desear e intenta recrear alucinatoriamente esa vivencia de
satisfacción mítica original, intenta recrear la esa primera vivencia de satisfacción;
este es el primer modo funcionamiento del aparato, es un modo más primitivo porque
que produce un pensamiento alucinatorio; un pensamiento en imágenes, es decir, un
pensamiento como el que tenemos cuando soñamos. Este es el primer modo
funcionamiento del aparato que Freud lo vincula al sistema inconsciente, ese proceso
primario es el modo de funcionamiento que tiene el sistema inconsciente, dónde se
favorece la condensación y el desplazamiento, y produce esta primera forma más
primitiva del funcionamiento del aparato.
Pero como dice Freud a partir de la vivencia de satisfacción, ese ese primer modo
muy primitivo del funcionamiento del aparato, que produce un pensar con carácter
alucinatorio no nos serviría para manejarnos en el mundo exterior, porque obviamente
si viviésemos y pensáramos al modo de los sueños no podríamos contemplar la
realidad del mundo exterior.
Es necesario que el aparato desarrolle otro modo de funcionamiento del aparato que
es justamente el secundario y que consiste en inhibir ese proceso primario, por eso
Freud a este modo de funcionamiento del aparato secundario le atribuye las funciones
de atención y de razonamiento, de juicio de acción controlada, es decir que nos
permite un pensamiento más abstracto y más ligado a la palabra, poder nombrar las
cosas para poder manejarnos en el mundo exterior, que es el pensamiento que
tenemos en la vigilia, cuando estamos despiertos.
Freud ligaba el proceso primario a un modo de funcionamiento del aparato más
primitivo y lo liga al sistema inconsciente, por ende, el modo de funcionamiento
secundario (proceso secundario) Freud lo va a ligar al preconsciente.
Si tenemos ya estos dos modos funcionamiento del aparato, se deduce que mientras
dormimos dice Freud, en nuestro aparato psíquico tiende a prevalecer el modo de
funcionamiento del proceso primario y por eso, lo que producimos es un pensar de
carácter alucinatorio, como son los sueños. Por el contrario, cuando estamos
despiertos predomina el proceso secundario como de funcionamiento del aparato, y
entonces nuestro pensar está más ligado a la palabra y a lo abstractos y perdemos,
pierde ese carácter alucinatorio, lo que nos posibilita poder manejarnos en la realidad
del mundo exterior.
Además, porque cuando dormimos justamente no hay problema de que el aparato
funcione en esta forma más primitiva produciendo los sueños (pensamiento en
imágenes y sensibles, es decir, con carácter alucinatorio), no hay mucho problema
La primera referencia de tomamos fue la estructura que Freud postula para el aparato
psíquico, esta distinción entre el sistema inconsciente, el preconsciente. Nos permitió
distinguir mejor los elementos del trabajo del sueño, porque es menester diferenciar lo
inconsciente, el deseo inconsciente infantil de lo preconsciente, el resto diurno como
un elemento preconsciente; que conjuntamente arman el contenido manifiesto del
sueño, pero que en la interpretación es necesario, diferenciarlos.
La segunda referencia que tomamos no es sobre la estructura del aparato, sino su
modo de funcionamiento, el primario y secundario, y relacionamos al sueño con el
proceso primario, que es lo que permite que se exprese un deseo inconsciente infantil
reprimido. Por supuesto que se expresa siempre de manera deformada por la censura
y el trabajo del sueño.
Práctico
El escenario de los sueños es
otro que el de la vida de
representaciones de la vigilia.
Compartimos el tema con teóricos y seminarios, pero en nuestro caso nos vamos a
centrar en aquellos puntos de la interpretación de los sueños que refieren a la
construcción del primer modelo freudiano de aparato psíquico.
En este abordaje vamos a intentar formalizar la estructura y las leyes de
funcionamiento que tiene este aparato, así como delimitar su naturaleza específica.
A modo de introducción, trazaremos un lazo entre el sueño y una de las formaciones
que hasta aquí trabajamos con más detenimiento: el síntoma. Freud afirma en la
interpretación de los sueños, que el sueño es un acto psíquico de pleno derecho y
que, como tal, es interpretable.
Notarán que es el mismo movimiento que Freud hace unos años atrás, respecto del
estudio de los síntomas y que hará también unos años más tarde respecto a otras
formaciones, como le olvido temporario de los nombres propios, los lapsus, los
chistes, etcétera.
porque justamente está clausurado el mundo exterior, cuando dormimos podríamos
decir que la motilidad está cerrada y no corremos grandes riesgos. Perdemos ese
contacto con el mundo exterior y entonces el aparato puede funcionar de este modo
más primitivo, sin riesgos, pero cuando estamos despiertos es necesario que se active
este otro modo de funcionamiento que nos permite manejarnos en la vigilia.
La clave de todo esto justamente, como los sueños, entonces son producto de
este funcionamiento más primario qué relacionamos con el sistema
inconsciente, mediante los sueños, o este sueño nos permite mediante la
interpretación del sueño, tener un acceso a lo reprimido, a lo inconsciente
reprimido. Es decir que los sueños son como una especie de pase VIP al
inconsciente, pero aquí Freud habla de la vía regia, del acceso directo a lo
inconsciente, es decir que los sueños le interesan porque mediante la
interpretación de los sueños tenemos un acceso como muy directo al
inconsciente reprimido. Y recordemos que a Freud le interesa lo inconsciente
reprimido, porque entre otras cosas, es lo que genera síntomas, además de los
sueños, lo inconsciente produce síntomas y lo que Freud le interesa es cómo acceder
a ese inconsciente reprimido que causa los síntomas.
Freud encuentra en los sueños ese acceso muy directo, porque justamente dan
cuenta de ese trabajo de donde el reprimido inconsciente se expresa.
Freud entonces también afirma, que el lenguaje del sueño podría decirse, es el modo
de expresión de la actividad anímica inconsciente.
Hemos ubicado entonces, como los sueños se forman a través del trabajo del sueño
deformando su inconsciente, pero que con el trabajo de interpretación hacemos el
camino inverso de deshacer eso armó el trabajo del sueño, y podemos tener ese
acceso al lenguaje del sueño, que al modo de un rebus es una escritura en imágenes
pero que da cuenta de la actividad anímica inconsciente; podemos tener acceso muy
directo al inconsciente, vía los sueños se expresa de manera bastante directa lo
inconsciente y es una cuestión de saber interpretarlo al modo de una escritura
jeroglífica, al modo de un rebus y poder distinguir qué es lo inconsciente que se
manifiesten sueño de los preconsciente que como resto diurno ayuda a la formación
del sueño, pero es lo que realmente interesa como separar la paja del trigo podríamos
decir, el trabajo de interpretación.
Era importante retener el funcionamiento del aparato psíquico, porque Freud ubica a
los sueños como producto del funcionamiento más primitivo.
Freud restituye entonces a los sueños su valor psíquico, se niega a reducirlos a una
mera expresión fisiológica, como pretendía buena parte de la ciencia positivista
épocal.
Freud parte de suponer que los sueños tienen un sentido, aunque inicialmente ese
sentido se nos escape. Y un sentido que puede decir algo sobre una dimensión
desconocida del sujeto y que, por lo tanto, se vuelve un enigma que lo interpela;
enigma en el que se sostiene la apertura de las asociaciones del paciente y la puesta
a producir este saber no sabido que se devela en el despliegue de la cadena
asociativa. Así, inscribiendo el sueño en esta serie, Freud puede afirmar que el sueño
es el síntoma de las personas normales.
De todos modos tenemos que situar aquí un sutil cambio de pregunta en relación a un
fenómeno y a otro; ya no se trata, como en el caso del síntoma de la pregunta, por
qué me pasa lo que me pasa, porque sufro de eso que sufro, sino que ahora la
pregunta es por qué soñé con eso que soñé y en qué punto ese sueño me representa.
Esta comunidad entre síntoma y sueño que hoy podemos aceptar con alguna
facilidad, es sin embargo para Freud un descubrimiento cabal; si lo pensamos desde
una perspectiva descriptiva, pocas cosas se parecen tan poco como un síntoma, un
sueño, por traer solo algunos aspectos evidentes la mayoría de las veces un síntoma
comporta un gran padecimiento, mientras que el sueño puede despertar a efectos
diversos, muchas veces incluso placenteros.
O en otro terreno podemos decir que los síntomas, especialmente los de la histeria,
muestran un evidente compromiso corporal, mientras que en los sueños este aspecto
pasa la mayoría de las veces desapercibido.
Lo que indica Freud es que a pesar de la diferencia a nivel del fenómeno, ambos
poseen una lógica de producción análoga; en todos ellos hay una lógica de
producción común, la operación de la represión y sus modalidades de retorno, la
remisión a un saber no sabido para el sujeto, la condensación y el desplazamiento
como operaciones fundamentales.
Es aquí donde podemos detenernos y preguntarnos, qué aparato psíquico, que
estructura y que funcionamiento hemos de suponer para explicar la producción de
estos fenómenos que agrupamos como formaciones del inconsciente.
Freud parte del estudio de algunas de las particularidades del sueño, pero lo hace
para luego avanzar en el desarrollo sucesivo, en distintas figuras de un modelo de
aparato psíquico capaz de explicar este tipo de formaciones.
Tal privilegio de los sueños para avanzar en la construcción de este modelo, es
justamente por su carácter universal, por su capacidad para interpelar directamente al
auditorio, a los lectores, por el valor enigmático que los sueños han tenido en toda la
historia de la humanidad, pero también por un rasgo especial que los diferencia de
otras formaciones del inconsciente, la figurabilidad en imágenes sensibles, su carácter
vivido o alucinatorio; es decir, el hecho de que el sueño no se piensa, sino que en él
las representaciones se trasponen, se mudan en imágenes sensoriales a las que les
damos crédito a las que creemos vivir. Y este carácter fílmico es parte del enigma del
sueño.
Freud aborda tal problema de la construcción de un modelo de aparato psíquico a
partir de una frase de un psicofísico y filósofo de la época llamado Fechner, quien
sostiene con palabra poética que el escenario de los sueños es otro que el de la vida
de la vigilia. A partir de esa idea de otro escenario, Freud va preguntarse cuál es ese
otro lugar, ese otro escenario donde se producen los sueños y cómo funciona.
Para empezar a construir una respuesta, va a valerse del uso de la analogía
importando modelos de otros campos, en primer lugar de la óptica, tomando como
ejemplo al microscopio o incluso a la cámara fotográfica antigua, tomaremos este
segundo ejemplo. La cámara fotográfica está formada por distintos componentes,
cada uno de ellos cumple una función. La acción de cada uno de estos componentes,
en una secuencia establecida y determinada, es lo que da lugar al final del proceso, a
las fotos reveladas, que es a lo que nosotros accedemos directamente.
Sin embargo, no podríamos ver dicho producto final, es decir, las fotografías
reveladas, si no fuera por la acción sucesiva de cada uno de esos componentes que
participaron de la secuencia y que, sin embargo, no podemos observar directamente;
es decir, en un proceso que se mantiene nuestros ojos ocultos.
De este modelo Freud va tomar la idea de una secuencia fija de sistemas a los que va
a nombrar en primera instancia como localidades psíquicas, de acuerdo a esta lógica,
cada sistema o localidad psíquica tendrá a su cargo operaciones específicas.
Respecto a la referencia del arco reflejo Freud dice que este esquema funciona como
nuestro punto de partida para elaborar un modelo de aparato psíquico propio.
misma lente, sino en el rollo, en el caso de una cámara analógica o en la tarjeta
de memoria, si tomamos un ejemplo más moderno de una cámara digital.
¿Qué pasaría si la luz se escribiera? ¿Se registrará en la lente misma? impediría
que puedan ingresar nuevos haces de luz, cuando ingresa una imagen y se graba
en la lente, ya no podrían ingresar estímulos nuevos o al menos se ingresarán,
ingresarían de un modo condicionado, por lo que en esa lente ya se inscribió.
Para poder efectivamente recibir estímulos nuevos, la percepción; el sistema
que se encarga de la percepción, va a requerir siempre de una superficie limpia
de huellas, lo que se inscribe de eso que ingresa por el pueblo perceptivo: se
inscribe en otro lado, en la analogía de la cámara podemos pensar en el rollo o en la
tarjeta de memoria pero no en la lente.
A esto se refiere Freud cuando dice que el sistema perceptivo no puede, a la vez,
mantenerse abierto a las nuevas percepciones y resguardar alteraciones
permanentes de sus elementos, porque eso atentaría contra su función.
Tenemos así bien diferenciados el primer sistema que es el responsable de la
percepción, y un segundo sistema que es el responsable de la memoria, donde
se escriben estas marcas o huellas permanentes.
Pero sobre este segundo sistema responsable de la memoria, Freud nos dice que
tiene una estructura compleja; que la memoria no es simple, sino estratificada.
Es posible diferenciar dentro de este sistema distintos tipos de huellas y distintos
tipos de enlace entre esas huellas; los distintos tipos de huellas serían en realidad
traducciones o transcripciones sucesivas del mismo material en distintas fases
de la vida. (CARTA 52)
Tenemos entonces en primer lugar, una percepción que es evanescente, que se hace
humo, que se pierde a cada paso y solo tras ella el material mnémico, el material de la
memoria, ordenado como dijimos de acuerdo a nexos distintos.
Podemos encontrar los signos perceptivos (CARTA 52) que serían una primera
transcripción de la percepción, muy cercana y muy pegada a la percepción
misma; son las huellas más antiguas, más primitivas, los primeros restos de lo
visto y lo oído, se trata de signos que se asocian por simultaneidad. En el
lactante, la huella del hambre va a quedar asociada temporalmente a la huella del
objeto que va a traer la satisfacción.
Freud nos dice entonces, tomando como modelo el arco reflejo, que todo organismo
vivo tiene al menos un sistema receptor que percibe los estímulos y un sistema motor
que explica la respuesta; en este modelo la energía sigue un único camino que
llamaremos progrediente: desde el polo perceptivo hacia la formulación de la
respuesta en el polo motor, es decir, desde el estímulo a la respuesta.
Trae dicho modelo justamente para producir una ruptura radical con él; tal modelo del
arco reflejo en una versión un poquito más elaborada, podría explicar por qué si nos
quemamos con una pava que está sobre el fuego la próxima vez que estemos ante
una situación así, vamos a cuidarnos muy bien de no tocarla... pero es incapaz de
explicar formaciones más complejas como el sueño y los demás actos psíquicos que
hemos agrupado como formaciones del inconsciente.
Fred indica, y con esto comienza a complejizar su esquema, que todo estímulo que
entra al aparato va a dejar una marca, una huella en la memoria que va a nombrar
como alteración permanente.
Estas huellas, estas alteraciones permanentes conforman un segundo sistema
diferenciado de la percepción y que será el responsable de la memoria.
Para Freud, la percepción y la memoria son entonces operaciones distintas que se
realizan en sistemas distintos y que se excluyen entre sí, recordemos el modelo de la
cámara fotográfica; ¿por dónde ingresa la luz en la cámara de fotos, por donde
ingresa el estímulo? efectivamente por la lente, ¿pero dónde se graba de modo
permanente, donde se inscribe esa luz que ingresa a través de la lente? no es la
Tras el signo perceptivo, tenemos el signo inconsciente como una segunda
transcripción, es aquel que sostiene la multiversidad, la multiplicidad de sentido
del signo psíquico; es entonces el signo, en tanto puede entrar en combinatoria o
articulación con otros signos, es decir, es la base para las operaciones de la
condensación y el desplazamiento, tal como las hemos trabajado y aquí, como
también ya hemos visto: la asociación es por semejanza y homofonía.
Y tenemos al signo preconsciente como una tercera transcripción de la
percepción, tiene que ver con el lenguaje, pero ahora no en su valor de
combinatorias significante, sino en su valor de comunicación, es decir, en tanto a
ese signo se les fija un sentido; es esta acepción, es este tipo de signos el que se
vincula a lo que podríamos nombrar como el yo oficial o el yo reconocible; la
asociación entre signos preconscientes es causal o conceptual, es lo que
entendemos vulgarmente como asociación por la vía del sentido.
Freud va a edificar una tercera figura que es la definitiva para este primer modelo y
que se corresponde entonces con su primera ordenación metapsicológica, o primera
tópica (dos modos de nombrarlo).
Es necesario advertir que la figura uno y la figura dos no son más que figuras que
Freud utiliza como apoyo para llegar a esta última, que es la que establece
definitivamente como primera formalización del aparato psíquico.
Allí vamos a encontrar que Freud traza la diferencia entre un sistema inconsciente y
un sistema preconsciente-consciente y que va a ubicar entre ambos sistemas la
función de la censura.
Los contenidos propios del sistema inconsciente solo se nos pueden aparecer a la
conciencia tras sufrir una fuerte de figuración; es aquí donde ubicábamos cómo
trabajamos, las operaciones de condensación y desplazamiento, es decir, que los
contenidos del inconsciente no tienen un acceso directo a la conciencia, sino a través
de la mediación de la función de la censura, que si acceden a ella lo hacen de forma
desfigurada.
Freud nos indica que, por el contrario, los contenidos del sistema preconsciente se
pueden volver conscientes con facilidad, con solo centrar nuestra atención en ellos. Y
nos va a decir que es este sistema el sistema preconsciente-consciente, el que posee
las llaves de la motilidad voluntaria.
Nos hemos abocado en la construcción de la primera tópica freudiana, al intento de
Freud de fundar un modelo formal, capaz de explicar las formaciones del
inconsciente: de los síntomas hasta los sueños, a cuyo estudio Freud se había
entregado durante los últimos casi 10 años.
Respecto a la última figura que trabajamos, allí acentúa la división del aparato en
sistemas contrapuestos, por un lado, una instancia criticada: el sistema inconsciente;
por otro lado, una instancia criticado que domina el acceso a la motilidad: el sistema
preconsciente-consciente, es decir que Freud subraya desde el principio la dimensión
del conflicto, antes entre representaciones y ahora también entre sistemas: y entre
uno y otro sistema se levanta como barrera la pantalla de la censura, que es la que
determina qué contenidos pueden ser admitidos, pueden ser traducidos en el sistema
contiguo.
El material psíquico inconsciente no tiene entonces posibilidad de acceder a la
conciencia de forma directa, sólo puede hacerlo por la mediación del sistema
prevaleciente. Es decir que para acceder a la conciencia los contenidos inconscientes
tienen que necesariamente sortear antes la censura, y lo hacen justamente
sometiéndose a ella: a las desfiguraciones que ella le impone. Sólo tras una serie de
transformaciones donde juegan un papel central la condensación y el desplazamiento,
el material inconsciente se desfigura lo suficiente como para acceder a la conciencia.
Los materiales psíquicos sobre los que a sobrevenido el proceso represivo, tienen
impedido su acceso directo a la conciencia; sólo llegan a la conciencia jirones, restos,
rastros de ellos, que son los que hemos descubierto las formaciones del inconsciente.
que los pensamientos inconscientes pueden acceder con más facilidad y con menor
desfiguración a la conciencia.
Sin embargo, tal explicación nos presenta un problema: el rebajamiento de la censura
puede explicar las formaciones del inconsciente durante la vigilia incluso también
puede explicar algunos sueños que no tienen carácter visual o alucinatorio, sino que
se figuran en palabras o en pensamientos, puede explicar cómo un pensamiento
inconsciente accede a la consciencia tras sufrir una de figuración pero no responde a
nuestra pregunta fundamental.
Lo que ocurre en el sueño alucinatorio no podemos describirlo de otro modo, que
diciendo lo siguiente: la excitación toma aquí un camino de reflujo, en lugar de
propagarse hacia el extremo motor del aparato, lo hace hacia el extremo sensorial, y
por último alcanza al sistema de las percepciones. Si a la dirección según la cual el
proceso psíquico se continua en la vigilia desde el inconsciente lo llamamos
progrediente, estamos autorizados a decir que el sueño tiene un carácter regrediente.
Durante el sueño podemos observar una alteración, en el sentido en que la excitación
recorre el aparato. La excitación recorre durante el sueño el aparato en un sentido
inverso, regrediente desde el polo motor hacia el polo perceptivo.
Es cierto de todos modos que la regresión no es exclusiva del fenómeno del sueño; el
recordar durante la vida de vigilia también supone una marcha tras, un camino
regrediente. Pero cuando estamos despiertos, este proceso no va más allá de unas
huellas mnémicas que ya están ordenadas en el lenguaje, que se presenta como
escenas organizadas y que nos muestran una estructura que las hace susceptibles de
recuerdo.
Si intentamos volver aún más atrás y recuperar sus recuerdos infantiles,
probablemente no pueden ir más allá de los 4 o 5 años; como mucho quizá podamos
encontrar alguna imagen difusa, en la que no está del todo claro que hay de recuerdo
que de reconstrucción posterior o superposición con alguna imagen o foto más actual
que se hayamos visto.
La particularidad del sueño es entonces que en el la regresión va un paso más allá, y
alcanza esas huellas primitivas insusceptibles de consciencia e inaccesibles durante
la vida de vigilia. Freud nos señala que se trata de huellas propias de los tiempos más
arcaicos del aparato, que evidencian una videcidad sensorial que está ausente en los
juegos posteriores.
Esto es completamente válido también para el sueño, por eso cuando Freud se
pregunta de dónde viene un sueño, en qué sistema situamos el embrión para la
formación de un sueño; responderá directamente que la fuerza impulsora del sueño
se encuentra siempre en el sistema inconsciente. Pero nos advertirá también que el
sueño es una formación de compromiso entre instancias, y que por lo tanto, necesita
anudarse también con pensamientos que pertenecen al sistema preconsciente que
llamamos restos diurnos y al anhelo preconsciente del dormir.
Para ilustrar el carácter transaccional del sueño, Freud utiliza una conocida metáfora
en la que afirma que para la formación del sueño necesitamos de un socio capitalista,
cuyo papel cumple el deseo inconsciente que aporta el capital para la formación del
sueño, y un socio empresario representado por restos diurnos y pensamientos
preconscientes que aportan las ideas y el material para la formación del sueño.
Esta lógica de formación transaccional es válida también para las demás formaciones
del inconsciente; pero, así como establecemos esta comunión, está serie entre el
sueño y las demás formaciones del inconsciente, también señalamos que el sueño
presenta un carácter específico: la transposición del pensamiento a imágenes visuales
e imágenes auditivas.
Freud intenta entonces explicar no sólo porque en el sueño algo retorna de lo
reprimido, sino también y fundamentalmente, porque eso que retorna de lo reprimido
se figura visual y auditivamente.
Esta transposición, por ahora misteriosa, nos permite diferenciar el sueño de otras
formaciones del inconsciente, y justifica en buena medida que haya sido el estudio de
este fenómeno el punto de partida para la construcción de la primera tópica
freudiana.
Sobre esta especificidad del sueño construimos entonces nuestra pregunta ¿por qué
soñamos en imágenes y que es lo que le da al sueño su carácter alucinatorio vivido,
que lo diferencia de otras formaciones del inconsciente?
Tomemos entonces una primera vía para intentar responder esta pregunta; durante la
vida de vigilia, la energía psíquica recorre las huellas mnémicas desde el polo
perceptivo hacia el polo motor en un sentido progediente.
Durante el día, la censura cumple su función y ataja los pensamientos inconscientes
que intentan seguir su camino hacia la consciencia, a la anoche mientras dormimos,
disminuye la intensidad de la censura que monta guardia entre ambos sistemas, por lo
Freud afirma entonces que es la investidura de estas huellas primitivas, por su
particular característica sensible, la que concede a los pensamientos oníricos su
carácter alucinatorio y la que justifica, la singular escena en la que se producen los
sueños.
Freud va diferenciar tres formas de la regresión, aunque nos va a decir que en verdad
se trata de una sola, como si se tratara más bien de aspectos diferenciales de la
misma operación.
 Una regresión tópica, que refiere al camino regrediente que adopta la excitación
dentro de nuestro modelo de aparato psíquico dirigiéndose desde el polo motor
hacia los sistemas más cercanos al polo preceptivo.
 Una regresión temporal, haciendo referencia a que la excitación inviste huellas o
formaciones psíquicas más antiguas en el tiempo, de origen infantil.
 Una regresión formal, haciendo referencia a que los medios de expresión son
más primitivos, son los medios formales propios de estos primeros sistemas
psíquicos.
Podríamos decir que antes de hablar, un chico ve y oye, y es a esas primeras marcas
que nos referimos aquí. Por eso Freud dice que, durante el sueño, las
representaciones o pensamientos que la vida diurna se estructuran en palabras,
vuelven a mudarse a la imagen sensorial de la que alguna vez partieron.
Podemos ver así que el concepto complejo de regresión se construye a partir de dos
observables como la regresión temporal y la regresión formal, y una suposición o
conjetura que intenta explicar o dar cuenta de ambas en el modelo que construimos:
la regresión tópica.
¿Qué alteración es la que posibilita esta regresión que es imposible durante el
día? Freud va a hablar aquí de un doble juego de fuerzas: por un lado, va a situar que
durante la noche se clausura el polo motor, y que, por lo tanto, la excitación no va a
poder encontrar salida por esa vía, teniendo que adoptar otro camino.
En esta misma línea va señalar que la censura si bien disminuida, sigue funcionando
y se opone a la penetración de los pensamientos inconscientes en la conciencia
normal. Ninguna de estas explicaciones es suficiente por sí misma, Freud sostiene
que es imposible explicar la regresión sin referirse a la gravitación que ejercen los
recuerdos que subsisten con vivencidad sensorial especialmente visual, y que atraen
a los pensamientos e inconscientes que pugnan por expresarse.
La regresión no puede explicarse entonces sin este doble juego de fuerzas, en el que
operan tanto la clausura del polo motor y el rechazo de la censura, como la atracción
de las huellas con vivencidad sensorial sobre los pensamientos oníricos.
Trabajamos tres figuras sucesivas: el arco reflejo, las huellas mnémicas, y los
sistemas psíquicos. Señalamos entonces que las primeras dos figuras funcionan
como andamios que nos permiten avanzar en la construcción del aparato psíquico,
mientras que sólo la tercera figura representa el modelo formal acabado.
Situamos también apoyándonos sobre ese modelo una secuencia fija de localidades o
sistemas psíquicos entre los que se levanta como barrera la función de la censura. Y
señalamos que a esta secuencia fija se le contrapone una temporalidad o dirección
móvil, la energía puede recorrer los sistemas en un sentido, pero también en el
inverso, de forma progrediente durante la mayor parte de la vigilia y de forma
regrediente durante la noche en la formación de los sueños alucinatorios.
Y firmamos también al trabajar la metáfora del socio empresario y el socio capitalista,
que sólo un deseo es capaz de aportar la fuerza necesaria para la formación de un
sueño.
De este modo, la pregunta de Freud por el sueño se vuelve entonces necesariamente
y a partir de su propio recorrido lógico, una pregunta por la naturaleza psíquica del
desear.
Freud desarrolla un modelo ficciónal que llamará vivencia de satisfacción, y qué le va
a permitir dar cuenta del origen del deseo y pensar su estatuto específico en el campo
del psicoanálisis.
La experiencia de satisfacción es un modelo que permite pensar que el acceso del
niño al mundo propiamente humano, a un mundo que es eminentemente simbólico, e
intentar pensar las consecuencias de dicha inversión.
Pero para ello Freud va a necesitar volver sobre sus propios pasos, y nos propone
que imaginemos en el inicio, un aparato psíquico muy simple, que tiende descargar la
excitación y a mantenerse libre estímulos mediante una acción motriz; esta operación
sencilla no es otra cosa que el funcionamiento del arco reflejo, tal como lo hemos
trabajado.
Pero Freud nos indica que en el niño humano, más temprano que tarde, este
funcionamiento del aparato, esta simple función, se ve perturbada por lo que él se
Y es en tal valencia justamente lo que se inaugura como dimensión de posibilidad, allí
donde el niño aún todavía no es, así el amor inaugura la dimensión de la metáfora,
donde algo puede valer por otra cosa que por lo que es.
Es en esos primeros encuentros, donde se produce un plus, un extra, el nacimiento
de algo nuevo, que va para el niño más allá de la satisfacción de la pura necesidad
biológica.
Freud nos dice que con la experiencia de satisfacción sobreviene un cambio, dos
huellas se inscriben y quedan asociadas en la memoria: por un lado, la huella de la
necesidad y por otro lado, la huella del objeto percibido con el que la necesidad
satisfizo. Éstas dos huellas se asocian como hemos visto por simultaneidad, que es el
primer modo de asociación entre huellas.
Freud nos dice también, que la próxima vez que advenga un estímulo nacerá también
una moción psíquica que busca restablecer la situación de la satisfacción primera. Y
tal emoción psíquica nombra como deseo, y explicara que se trata de una moción que
intenta partiendo de la huella mnémica de la necesidad, investir o cargar
psíquicamente la huella mnémica del objeto que aparejo la satisfacción de la
necesidad original.
El deseo entonces no es ni una huella ni otra, sino que el deseo es la emoción, el
movimiento que se dirige desde una huella hacia la otra. Podemos entonces tomar
otra definición de Freud sobre el deseo y formularlo de modo esquemático: el deseo
es una corriente que parte del displacer y apunta al placer.
Tenemos que pensar que la acumulación de tensión es sentida como displacer y este
es el que pone entonces en marcha la aparato.
El aparato lee la percepción en términos de sus memorias, de sus huellas mnémicas;
en este caso lee la necesidad en términos de esa primera huella que dejó en su
momento, y a partir de allí busca, se dirige, hacia la huella de la satisfacción con el fin
de restablecer la situación de la difusión primera. Es lo que observamos cuando el
niño tiene hambre y en lugar de llorar, chupetea en el aire, alucinando la alimentación,
alucinando que está tomando la teta.
A partir de aquí la atención de la necesidad se va a estructurar en este sistema de
marcas o huellas simbólicas. Y cuando eso sucede la necesidad se pierde como pura
necesidad orgánica, para nacer así al campo del deseo. Hay aquí un pasaje drástico
llama como el apremio de la vida (y por tal entendemos el asedio incesante de las
grandes necesidades internas, el hambre, la sed y el dolor).
El niño humano a diferencia de otras especies presenta al nacer una marcada
prematuración biológica, durante un largo tiempo no es capaz de llevar adelante una
vida autónoma a diferencia por ejemplo de los cachorros de otras especies, que a los
pocos meses se pueden valerse por sí mismos.
Y es por esta prematuración, por esta falta de desarrollo, por ese estado inicial
desvalimiento o de indefensión, que la vida se vuelve para el niño humano
apremiante; el niño podrá sustraerse de los estímulos externos que lo perturben, pero
se encontrará impotente ante las necesidades que nacen de su propio cuerpo puesto
que no cuenta con una acción específica que le permita resolver o afrontar su propia
necesidad.
Existe sí la posibilidad de una descarga motriz, el niño puede llorar, puede gritar,
puede patalear, pero esto no cancela el estímulo acuciante de la necesidad; el llanto
no hace cesar el hambre.
Nos encontramos entonces con un problema de difícil resolución, el niño no cuenta
con una acción específica que le permite afrontar su propia necesidad; este es el
punto mismo de la absoluta dependencia del niño respecto del otro.
Para sobrevivir un niño necesita de la asistencia de otro humano, que Freud nombra
como el otro auxiliador o el otro de los primeros cuidados, y que es quien se ocupa de
la asistencia primaria del niño.
La acción del otro sustituye a la acción específica que aquí se encuentra ausente, el
otro escucha el llanto del niño y hace sobre ella una operación de lectura, interpreta el
llanto como un llamado o demanda, lee en ese llanto una direccionalidad: me está
llamando a mí, y una significación: eso significa que tiene hambre, qué tiene frío. Los
padres colman entonces de palabras, lo que en principio no las tienes y son estas que
vienen del otro, las que escriben la existencia del niño en términos de un lenguaje, lo
hacen pasar por ese tamiz.
Y el niño, el mismo, comienza a leer el mundo y así mismo desde aquello que le viene
impuesto por el otro, y que no ha sido para él una elección: su nombre, su lengua, el
modo en que las cosas se nombran. Esto se sostiene porque para los padres, para
quien sea que lo espere y aloje, ese niño vale como algo más que un mero organismo
viviente, vale como algo más que lo que es, un simple cuerpo.
desde la satisfacción de la necesidad hacia la realización, es otro orden de
satisfacción en juego.
El niño para satisfacerse busca una huella, un signo de un placer o una satisfacción
ya experimentada. Se trata de una especie de hambre signos, donde el niño alucina y
encuentra las huellas de los objetos que alguna vez le proveyeron satisfacción, así en
este aparato que estamos postulando, el desear termina en una alucinar: el niño
alucina y reencuentra la huella de los objetos.
Freud nos dice que la reaparición de la percepción es el cumplimiento del deseo, y el
camino más corto para este, es el que lleva desde la excitación producida por la
necesidad hasta la investidura plena de la huella de la percepción. Nada nos impide
suponer un estado primitivo de la aparato psíquico en que ese camino se transitaba
realmente de esa manera, y por lo tanto el desear terminaba en un alucinar.
Freud llama este nuevo orden de satisfacción, placer de desear, a la repetición de ese
movimiento que busca las huellas de un placer sabido experimentado.
Pero debemos señalar aquí también una paradoja, en cada vuelta de la repetición se
va a producir una diferencia entre lo que se busca y lo que se haya: se busca
reencontrar el objeto perdido pero sólo se hayan sus atributos, sus propiedades, lo
que de ese objeto se escribió como huella en la memoria.
No accedemos entonces al objeto de la percepción primera, hay una diferencia entre
ese objeto y aquello que puede recuperar a partir de sus huellas, esa diferencia entre
lo buscado y hallado es la que deja como resto una tensión permanente, irreductible,
que relanza la búsqueda y explicar el inmortal indestructible el deseo.
El deseo comienza en un displacer, comienzo desdichado, y el movimiento que a
partir de él nace se dirige a la rebaja de la atención, sentida como placer pero que no
será nunca total y absoluta. Y si esto es así ya no vamos a poder hablar del principio
de constancia, de la idea de homeostasis, de equilibrio, vamos a tener que hablar
ahora de una tensión deseante que es irreductible.
La postulación del deseo en estos términos, justifica la necesidad de abandonar su
principio constancia y sustituirlo por el principio de placer, movimiento trabajado con
mayor detenimiento en el espacio de teóricos.
La alucinaciones inapropiada como tal para producir el cese de la necesidad, cuando
alucinamos, la satisfacción no sobreviene, la necesidad perdura. Si el niño no pudiera
ir más allá de la alucinación, acabaría por perecer; por lo que se torna imprescindible
entonces el pasaje a un segundo modo de funcionamiento del aparato, que se
muestre más eficaz a los fines adaptativos.
Freud nos dice que una amarga experiencia vital tiene que haber modificado esta
primera actividad de pensamiento en otra, secundaria y más acorde al fin. Y señala
que es necesario para ello detener esa actividad primaria que culmina en la
alucinación, y sustituirla por otra, encontrar un rodeo, un camino más acorde a fines.
Tal rodeo es justamente la actividad del pensamiento, el pensar es lo que permite el
pasaje de la alucinación inicial al intento de encontrar ese objeto, pero ahora en el
mundo exterior, y por medio de la motilidad voluntaria.
Podríamos decirlo cómo encontrar afuera aquello que tenemos adentro, buscar la teta
en lugar de alucinarla. A este movimiento que depende y se sostiene el
funcionamiento del sistema preconsciente que implica la inhibición de la actividad de
ese otro primer sistema, lo vamos a nombrar identidad de pensamiento.
Con el pasaje del proceso primario al proceso secundario se sustituye la identidad de
percepción inicial, que apunta reencontrar la identidad perceptiva con ese objeto que
perdimos en el origen, por la identidad de pensamiento que apunta a encontrar dicha
identidad en el mundo exterior, por la mediación del pensamiento y la emotividad.
Es interesante notar que aquí las cosas se invierten respecto de cómo uno
usualmente las piensa, Freud nos dice que primero alucinamos y sólo luego, sobre la
alucinación se monta el sistema de pensamiento.
Freud dice que toda la compleja actividad de pensamiento que se urde desde la
imagen mnémica hasta el establecimiento de la identidad perceptiva, por obra del
mundo exterior (identidad de pensamiento), no es otra cosa que un rodeo para el
cumplimiento deseo; rodeo que la experiencia ha hecho necesario, por lo tanto, el
pensar no es sino el sustituto del deseo alucinatorio.
Hemos afirmado que para Freud sólo un deseo puede poner en marcha el aparato
psíquico, y para sostener esa afirmación nos apoyamos en una construcción teórica:
la experiencia de satisfacción, que nos permite explicar el origen del aparato psíquico,
la ruptura con el modelo biológico del arco-reflejo, y pensar también el estatuto propio
del deseo en el campo del psicoanálisis.
Hay una diferencia entre ese objeto perdido, irrecuperable digamos, del que sólo nos
queda su huella mnémica y lo que efectivamente se encuentra.
El objeto deja una huella que permite recuperar sus atributos, sus coordenadas
perceptivas, sus signos, sus indicios, pero no al objeto como tal. Se abre así una
hiancia, una diferencia, un abismo, incluso entre lo que se busca y lo que se
encuentra. Esa diferencia insalvable entre lo que se busca y lo que se encuentra es lo
que sostiene para Freud, el carácter indestructible del deseo.
Debemos reconocer que estamos ya en un plano muy distinto al de la satisfacción de
la necesidad, ya no se trata meramente de alimentarse, sino de recuperar, de hacer
aparecer los signos de la presencia de ese otro de los primeros cuidados, su voz, su
aroma, la tibieza de su cuerpo. Veremos que esta modalidad primera de realización
del deseo lleva entonces al ser humano a una entrada al mundo muy particular,
totalmente ineficaz desde lo adaptativo y que destaca una vez más nuestra
indefensión y nuestra necesidad absoluta del otro para sobrevivir.
Freud señala que esta primera actividad psíquica que apunta a la identidad
perceptiva, tiene que ser relevada por un segundo sistema más acorde afines. Este
segundo sistema, esta segunda modalidad de actividad psíquica detiene la regresión,
la inhibe e intenta buscar otro camino para establecer ahora en el mundo exterior, la
identidad deseada. Por la mediación del pensamiento impone un rodeo, una demora
en la satisfacción, mediación demora que apunta a encontrar afuera, en un objeto
real, eso que tenemos adentro los rasgos y los signos de ese objeto perdido que
ahora orientan nuestra búsqueda.
Compararemos entonces el funcionamiento de ambos sistemas y los procesos que en
cada uno se desarrolla.
Al proceso psíquico que se corresponde con el primer sistema, el sistema
inconsciente, Freud lo llama proceso primario que opera con energía de investidura en
estado móvil, como revelan las operaciones propias del trabajo del sueño, la
condensación y el desplazamiento, que están presentes también en las demás
formaciones del inconsciente.
El proceso primario apunta a producir una descarga energética inmediata, puesto que
se trata de un proceso que está regido plenamente por el principio del placer, es decir,
por la tendencia a obtener placer del modo más directo posible, por eso Freud dice
que el sistema inconsciente no puede hacer otra cosa que desear. En ese sentido, en
Dijimos que el niño humano sufre el asedio no sólo de los estímulos externos que lo
perturban, sino también de sus grandes necesidades internas que arremeten desde
adentro, de forma incesante, y que no puede resolver por sí mismo. Situamos en ese
punto que, frente a su desvalimiento, su indefensión inicial, necesita de un otro
auxiliador para sobrevivir.
Esas grandes corrientes de excitación dejan una huella en el aparato, que Freud va a
nombrar como huella de la necesidad, y la aparición del objeto que provee la
satisfacción siempre mediada por el otro que auxilia al niño, que es quien aporta ese
objeto, deja una huella segunda, que Freud llama huella de la satisfacción.
Estas dos huellas, la huella de la necesidad y la huella de la satisfacción, se enlazan
en la memoria. Freud nos dice que, a partir de aquí, a partir de este enlace en la
memoria de las dos huellas, nace lo propiamente humano.
Entonces, la próxima vez que la necesidad sobrevenga, la excitación tomará la vía
facilitada de las huellas mnémicas, seguirá esos surcos ya trazados en la memoria.
Ya no estamos entonces en el plano de la necesidad pura, sino de una necesidad que
se lee en los términos de nuestra memoria, de esas huellas que son para nosotros
marcas constitutivas. Y así, apoyada sobre ese enlace en la memoria nace una
moción psíquica que busca restablecer, por el camino regrediente, esa situación de
satisfacción primera; y, a esta moción psíquica es a lo que nosotros llamamos deseo,
y al intento de conseguir repetir de forma idéntica esa primera experiencia de
satisfacción lo llamamos identidad perceptiva.
La identidad perceptiva se alcanza entonces, justamente invirtiendo de manera
alucinatoria y por el camino regrediente, la huella del objeto que aportó esa primera
satisfacción.
Vemos así que la vía más corta, más inmediata para el cumplimiento del deseo, es
aquella que lleva desde la percepción de la necesidad hasta la investidura plena de
esas primeras huellas perceptivas, siguiendo un camino regrediente y acabando, por
lo tanto, en la alucinación.
Se introduce así una búsqueda. La búsqueda de una percepción primera que figura
ese mítico encuentro perfecto entre el sujeto y el objeto que aportó la satisfacción.
Pero ese objeto mítico inicial queda perdido en ese mismo punto de partida.
tanto busca la vía más corta para la realización del deseo, el proceso primario apunta,
como hemos explicado antes, a producir la identidad de percepción. Podemos
observar el funcionamiento de este proceso en toda formación del inconsciente, en
cualquier sueño, síntoma fallido o chiste, encontramos una parte de la cadena de
pensamientos que se forma con toda lógica, pero también otra parte de la cadena
asociativa que responde a esta otra lógica propia del proceso primario y sin la cual es
imposible explicar dichas formaciones síquicas.
Al proceso psíquico, que resulta de la inhibición de este primer proceso, el proceso
primario y que se va a desenvolver ahora en el sistema preconsciente, Freud lo llama
proceso secundario que opera con energías fijas o estables, que Freud llama
quiescente. Y esta estabilidad energética es la que justifica que nuestro en
pensamiento preconsciente, conciente, voluntario, las representaciones tengan un
valor y una significación estables, a diferencia de lo que sucede en el proceso
primario. Como ya anticipamos, el proceso secundario impone también una demora
en la descarga, una mediación por el pensamiento: tiende a alcanzar un objeto de la
realidad por la vía de ese rodeo que es el pensar. por eso decimos que, en el proceso
secundario, la identidad perceptiva es reemplazada por la búsqueda de la identidad
de pensamiento. La identidad se produce ahora en el plano del pensar.
El proceso secundario está regido entonces por el principio de realidad, y si bien no
contradice al principio del placer, atiende también al miramiento por la realidad, por las
condiciones que la realidad impone y, por eso es capaz de introducir una demora, un
rodeo, una mediación en la búsqueda del placer y la satisfacción.
Éste es el tipo de proceso que encontramos en nuestro pensamiento preconsciente o
voluntario.