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El método que queremos seguir es sencillo y completamente al alcance de nuestros niños, vamos
de lo conocido a lo desconocido, hacemos comprobar por el niño las realidades, hacemos resaltar
las ideas y pasamos enseguida a lo desconocido; así, construimos puentes para pasar de lo concreto
a lo abstracto.
Antes de hablar de Dios, procuro hacer comprender bien a mis niños que ellos tienen un alma, les
digo lo que es esa alma, su valor, y este conocimiento adquirido, o realidad reconocida, me sirve
para el conocimiento de Dios.
En una palabra, no se trata de explicaciones profundas, sino solamente de ideas claras y
sencillas; no diremos todo, diremos lo esencial y aun, al fin de la lección, en estilo infantil haremos
el resumen de nuestras explicaciones.
Preparemos con cuidado esta sesión importantísima para la educación religiosa de los niños.
Es aconsejable que los niños escriban en su cuaderno las frases que el catequista escribe en la
pizarra.
II. CLASE
MATERIAL. - Preparo los objetos que servirán durante la lección. (Recordemos que cualquier cosa
atrae la atención del niño).
1- Una imagen de un niño o una niña;
2- Una imagen de un perrito
3- Una cuerda.
HISTORIA (despierto la atención). Hubo una vez un niño que jamás había visto un espejo. Un día
lo pusieron delante de un espejo grande, y cuando vio su imagen se quedó asombrado. Nunca se
había visto así mismo, y se regocijaba haciendo gestos que reproducía el espejo.
Así como ese niño se vio por primera vez en el espejo, así yo les voy a hacer conocer lo que hay
en ustedes y que no pueden ver con sus ojos (ni siquiera en el espejo), lo que no pueden tocar con
sus manos, lo que no tiene color ni peso.
A. TENEMOS UN CUERPO
(Coloco frente a los alumnos la figura representando un niño)
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Miren bien esta figura… ¿Qué representa esta figura? ¿Qué ven en él?
Su cabeza con sus ojos, su nariz, su boca, sus piernas.
Con sus ojos él puede ver todo lo que hay su alrededor.
Con sus oídos puede oír las voces de otras personas, los ruidos, una música.
(Escribir en la pizarra):
“Nosotros tenemos un cuerpo como los animales tienen un cuerpo”
(Poner aquí algunos ejemplos tomados del ambiente familiar del niño.)
a) Si llaman a una puerta, piensan que el ruido no se ha producido solo. Sus oídos escucharon el
ruido, con la inteligencia adivinaron que hay alguien detrás de la puerta.
b) Entran en la casa, mamá no está allí, pero sobre la mesa hay una jarra de chocolate caliente
con la taza al lado, más una cuchara y una servilleta. Enseguida piensan: es mamá que preparó esto
para mí.
Sus ojos han visto la jarra con chocolate caliente, la taza, la servilleta y la cuchara; con la
inteligencia saben que es la mamá quien preparó eso para ustedes.
Cuanto más crezcan, más usarán la inteligencia para comprender muchas cosas.
Pero, noten bien que no están pensando con su cuerpo, con sus ojos, con sus oídos, o sus manos.
Si pudiéramos pensar y comprender con el cuerpo, el perrito podría estudiar, leer, contar,
comprender. Ustedes comprenden con el alma.
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(Borrar de la pizarra la frase anterior y escribir):
“Nosotros comprendemos con nuestra alma”
EJERCICIO
Tomo ahora una cuerda (los ejercicios se pueden incorporar en la misma explicación, a gusto del
catequista).
“Miren, hago un nudo con esta cuerda” (hágase un nudo muy flojo, muy sencillo)
Has deshecho el nudo. ¿Cómo has podido hacerlo? Porque has investigado, has reflexionado, has
pensado que era preciso tirar primero por esta punta y después por esta otra. ¿Quién te hizo pensar?
Tu alma.
Si yo ato un perrito con la misma cuerda y el mismo nudo y le digo al perrito: “Si te quieres marchar,
desata el nudo”. Él no lo comprenderá y quedará siempre atado.
Ustedes desatan el nudo, porque son inteligentes; y son inteligentes, porque tienen un alma.
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- Pensemos en nuestro papá o mamá ¿Qué hacen en este momento?
(Ayudar al niño a pensar, describiéndole las posibles actividades de sus padres).
¿Quién piensa? ¿Nuestro cuerpo o nuestra alma?
- Pensemos en lo que vamos a hacer al regresar a casa (jugar, ver TV, estudiar)
¿Quién juega o estudia? ¿Quién ve TV? ¿Nuestro cuerpo o nuestra alma?
- Pensemos cuanto amamos al papá, la mamá, hermanos o amigos.
¿Quién ama? ¿El cuerpo o nuestra alma?
(Coloco juntas la imagen del niño y la del perrito delante de los alumnos)
CONCLUSION: Ya lo han comprendido bien, ustedes tienen un alma. No la podemos ver con
nuestros ojos ni tocar con nuestras manos; el alma es un espíritu que está unido a nuestro cuerpo y
que nos permite comprender, querer y amar.
Esta alma, o espíritu, no puede morir jamás. Un cuerpo puede morir, pero un alma no puede
morir. Existe para siempre.
Por eso debemos cuidar nuestra alma, incluso más que nuestro propio cuerpo.
En el Catecismo vamos a aprender cómo cuidar nuestra alma y hacerla crecer hasta que sea fuerte
y hermosa.
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2 - DIOS. LA SANTÍSIMA TRINIDAD
En el capítulo precedente intentamos hacer comprender al niño lo que era su alma. Lo hemos
hecho sin ninguna palabra difícil y contentándonos con nociones muy elementales.
Estas nociones son suficientes para pasar a un conocimiento más elevado: Dios, otra realidad
invisible. Pero, como en nuestra alma llevamos la imagen de Dios, haremos resaltar esta semejanza
para deducir la imagen inmaterial de Dios. Después llegaremos a la conclusión de que Dios es mucho
más grande que nuestra alma, que Él es incomprensible y que hay que escucharle para conocerle.
Después de este capítulo podremos comenzar la gran historia de las relaciones de Dios con los
hombres, y en la historia de estas relaciones es en donde principalmente nuestros niños
comprenderán lo que es Dios.
II - PREPARACIÓN
MATERIAL. Preparo los objetos que servirán durante la lección (recordemos que cualquier cosa atrae
la atención del niño).
- Un cuadro representando un paisaje montañoso, o el mar;
- Mapas de geografía; un globo terráqueo;
- Una piedra;
- Un poco de tierra.
DESPIERTO LA ATENCIÓN. Si alguien les venda los ojos y los lleva lejos, muy lejos de sus casas,
a un hermoso lugar, con bosques, ríos, montañas, y un bonito palacio; y de repente les quitara la
venda que cubre sus ojos, verían todo lo que hay a su alrededor y se preguntarían: ¿En dónde estoy
yo? ¿A quién pertenece ese hermoso palacio? ¿De quién son estos bosques, ríos y montañas?
¿Quién es el dueño de este hermoso lugar?
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Mis queridos niños, voy a mostrarles todas las tierras que existen y les voy a decir quién las hizo y
a quién pertenecen. Miren este mapa de una de las partes del mundo, América por ejemplo (muestro
el mapa).
Miren ahora todos los países del mundo y los mares (les muestro un mapa del mundo). En este
mundo hay mares (tal vez estuvieron con sus padres a las orillas del mar); hay montañas
(seguramente ya han visto montañas); hay grandes bosques, ríos...
Por la noche, antes de acostarse ¿han mirado al cielo? ¿Qué han visto? La luna y muchas estrellas
que parecen muy pequeñas; esas estrellas son mucho más grandes que la tierra, son innumerables
soles más distantes de nosotros que el sol que ven brillar durante el día.
¿Quién ha hecho esta piedra que les enseño? (mostrar la piedra).
¿Quién ha hecho esta tierra? (mostrar un poco de tierra).
¿Quién ha hecho el agua?
Repetir en voz alta: Ningún hombre ha podido hacer la tierra, el sol, las estrellas, la luna.
¿Quién hizo el mundo con las plantas, los animales y los hombres?
Es alguien más poderoso que los hombres. Voy a decirles su nombre: es Dios.
Repetir en voz alta: Es Dios quien hizo la tierra, el sol, las estrellas, la luna.
Yo no puedo verla con mis ojos No lo puedo ver con los ojos
No puedo tocarla con mis manos No lo puedo tocar con las manos
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El alma no puede morir, vivirá siempre Dios no tendrá fin jamás.
Repetir en voz alta: Dios es un espíritu sin cuerpo, que ha existido siempre y que siempre
existirá.
Sus almas conocen ya muchas Dios lo sabe todo, conoce todo, sin
cosas, estudiaron en la clase estudiar, sin esfuerzo; ve todo
y en casa. Después procurarán lo que existe, conoce todo lo que
saber todavía más, pero no conocerán han hecho, lo que hacen y lo que
todo y además pueden engañarse; harán los hombres de todo el mundo.
no puedes saber lo que yo pienso, Él no puede engañarse.
lo que he hecho hace quince días.
(el catequista puede desarrollar este punto).
Con frecuencia decimos: “quiero hacer Dios puede hacer todo lo que quiere
esto o aquello”; ¿pero puedes hacerlo?
¿Puedes hacer siempre lo que quieres?
Si quieres tocar la guitarra sin haber
aprendido como se toca, entonces no
lo podrás hacer por mas que quieras. Para Dios nada es imposible.
Tu alma está aquí en tu cuerpo Dios está en todos los lugares, en toda
(en la clase, en casa, en la calle la tierra, (muestra la esfera), en el sol,
allí en donde esté tu cuerpo, esta en las estrellas, en la luna, en todas partes.
tu alma).
Ya lo ven, nuestra alma nos ofrece la imagen de Dios. Pero esta imagen es imperfecta.
Si tomo un lápiz y dibujo sus rostros o sus cuerpos, tengo sus imágenes (sugerir dibujarse ellos
mismos rápidamente en el cuaderno). Esta imagen los representa; pero ustedes son algo mejor que
eso, no pusimos el color que tienen, ni las medidas; la imagen no puede hablar, ni puede ver; es una
imagen imperfecta.
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Sus almas son una imagen imperfecta de Dios, y así nosotros no podemos conocer verdaderamente
a Dios pensando en nuestra alma.
Dios es tan hermoso y tan poderoso que no lo podemos comprender. Para que podamos tener una
idea mejor de Dios, Él mismo nos ha dicho cómo es.
1) En primer lugar, Él nos ha dicho que no hay más que un solo Dios.
Repetir en voz alta: No hay más que un solo Dios.
2) También nos ha dicho una cosa que no podemos comprender, y antes de decirla voy a hacerles
una pregunta:
¿Sus papás son más inteligentes que ustedes? ¿Saben más cosas que ustedes? ¿Si verdad? Yo
mismo sé muchas cosas que ustedes no saben.
¿Creen a sus papás cuando les hablan?
¿Hay que creer a Dios cuando nos habla? Sí. Entonces, escuchen bien lo que Dios nos ha hecho
conocer. Él nos dijo: No hay más que un solo Dios; pero en Dios hay tres Personas: el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo. Estas tres Personas forman un solo Dios.
Repetir en voz alta:
En Dios hay tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
Miren al sol, ven el disco del sol, ven los rayos, sienten el calor. El disco, los rayos, el calor no forman
más que un sol.
Así el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo no son más que un solo Dios, y, sin embargo, el Padre no es
el Hijo, y el Hijo no es el Espíritu Santo.
Además, el Padre no es más anciano que el Hijo o el Espíritu Santo, pues nunca nacieron, nunca
comenzaron a ser, existieron siempre.
Repetir en voz alta:
Hay un solo Dios, y en Él tres Personas distintas:
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Cuando conocemos una verdad sobre Dios que no entendemos pero creemos porque Él lo reveló,
le llamamos "misterio".
El misterio de un solo Dios y tres Personas en Él se llama "Misterio de la Santísima Trinidad".
¿Qué edad tienes tú? ¿Cuanto tiempo hace que existe tu alma?
¿Cuándo morirá? ¿Qué edad tiene Dios?
4. ¿Puedes tú hacer todo lo que quieres? ¿Quién puede hacer todo lo que quiere?
4. Por la noche, antes de acostarse, levantarán las cortinas y verán por la ventana la luna y
muchísimas estrellas y dirán:
“Es Dios quien hizo las estrellas”
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5. Miren el sol... no pueden hacerlo... su luz hace daño a sus ojos. Piensen: “Dios hizo el sol”
IV - FORMACIÓN EN LA PIEDAD
LA SEÑAL DE LA CRUZ
Cuando eras pequeñito, tu mamá te enseñaba a tirar besos con las manitos, era tu manera de
saludar, de dar los buenos días, de despedirte.
Yo voy a enseñarte a saludar a Dios con tu mano. Es un hermoso saludo que se dirige al Padre; al
Hijo y al Espíritu Santo.
Levanta tu mano derecha, colócala en la frente y di: “En el nombre del Padre”
Ahora pon tu mano derecha en el pecho y di: “y del Hijo”
Ahora pon tu mano derecha en el hombro izquierdo, y di: “y del Espíritu”
Ahora pon tu mano derecha en el hombro derecho, y di: “Santo”. “Amen”
Trabajo para la casa: Aprender de memoria las preguntas y hacer los trabajos.
1. Al hacer repetir: “hay un solo Dios en tres Personas”, para ayudar la memoria del niño, se le
puede preguntar mostrándole el índice: hay un solo Dios, y enseguida añadir, mostrando tres dedos:
en tres Personas.
Repite los gestos al mismo tiempo que las palabras.
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3 - DIOS CREADOR
(Comunión I)
“Dios es un espíritu, sin cuerpo, que ha existido siempre, y que siempre existirá. Dios lo ve todo, lo conoce
todo, y no puede engañarse. Dios puede hacer todo lo que quiere. Dios está en todas partes. En Dios hay
tres Personas, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”
II. MATERIAL
Preparo los objetos que servirán durante la lección (recordemos que cualquier cosa atrae la atención del
niño).
Figura de un paisaje
Figura con animales
Figura del conjunto de la creación
Mapa del mundo
DESPIERTO LA ATENCIÓN. Les voy a contar como Dios ha hecho todo lo que existe.
En el principio no había cielo, ni estrellas, ni sol, ni luna, ni tierra, ni mares, ni luz, ni hierbas, ni
árboles, ni animales, ni hombres. No había nada, solo existía Dios.
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Repitan conmigo: En el principio no había cielo, ni estrellas, ni sol, ni luna, ni tierra, ni mares, ni hierbas, ni
árboles, ni animales, ni hombres. No había nada, solo existía Dios.
¿Qué hace el papá o la mamá cuando quiere sembrar verduras en el huerto o flores en el jardín?
prepara la tierra, compra semillas, las pone en la tierra y al cabo de algún tiempo las flores o las verduras
aparecen.
¿Qué hace un obrero para construir una casa? Arregla el terreno, cava para hacer los cimientos, pone
los ladrillos unos sobre otros, los une con cemento, hace paredes con aberturas para las puertas y las
ventanas. Esto es un trabajo largo y fatigoso.
¿Dios hizo así el mundo? ¿Pero como?, si en el principio no había nada. No había luz, ni tierra, ni agua, ni
piedras, ni hierbas... No había absolutamente nada.
Hacer de esta manera alguna cosa con nada, solamente diciendo: “quiero” se llama "crear" y solo Dios lo
puede hacer.
Repitan conmigo: Es Dios quien creó el cielo y la tierra.
Pero allí no había luz. Entonces dijo Dios: “Quiero que exista la luz", y al instante apareció la luz y se esparció
por todas partes y sobre todo lo que existía, más rápido que cuando prendemos la luz en nuestro cuarto e
ilumina las cosas que hay en él.
Repitan conmigo: Dios creó la luz
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Entonces apareció la tierra; pero era una roca desnuda, sin hierba, sin flores, sin árboles. Dios dijo entonces:
"Quiero que la tierra produzca hierbas, plantas, árboles, y que las plantas y los árboles lleven semillas y
frutos, y que toda la tierra se cubra de hermosas plantas, de hierbas y de árboles”.
Repitan conmigo:
Dios separó la tierra de las aguas del mar; Él creó las plantas, los árboles, el sol, la luna, las estrellas.
Sólo faltaba a Dios hacer poblar la tierra. Había en ella hierbas, frutos, semillas, árboles, todo el alimento
pronto para los animales y para el hombre. Dios comenzó por la creación de los animales.
Al mandato de Dios aparecieron sobre la tierra todos los animales: perros, caballos, leones, elefantes,
hormigas, mariposas, etc.
Repitan conmigo: Dios creó todos los animales.
Después de haber poblado la tierra de esta manera, dijo Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen, y que
él domine a todos los animales y sean para él la tierra y los mares". Y Dios creó al hombre y a la mujer.
Repitan conmigo: Dios creó el primer hombre y la primera mujer
Puedo comprobar si comprendieron las explicaciones usando alguna de las siguientes preguntas:
Pregunto:
1. Cuando paseamos por el campo, ¿Qué vemos? (el cielo, el sol, la tierra, los árboles, los animales, etc.)
¿Estas cosas existieron siempre?
¿Qué hace el papá cuando quiere tener flores en el jardín o verduras en el huerto?
¿Cómo se hace una casa?
¿Cómo hace Dios cuando quiere hacer alguna cosa?
¿Cómo hizo Dios el cielo? ¿Cómo hizo Dios la tierra?
3. ¿Había animales sobre la tierra? ¿Qué dijo entonces Dios? ¿Qué es lo último que creó Dios?
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Piensa en un carro, el carro del papá, por ejemplo: es un hombre muy inteligente quien lo construyó; cuando
el carro se rompe, un mecánico es quien lo arregla (otro hombre inteligente); para que el motor del carro
pueda andar hay que ponerle gas y a las llantas hay que ponerle aire.
Pero Dios es quien dio la inteligencia al hombre que construyó el carro, y al mecánico para saber
arreglarlo. Es Dios quien nos ha dado el hierro y el acero para fabricar los carros. Es Dios quien puso en la
tierra el gas para que puedan funcionar los motores y el aire para que puedan andar las llantas.
Rezar con los niños:
"Dios mío, Tu nos has dado todo para que de ello nos sirvamos; yo te amo, yo te doy gracias".
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4 - DIOS CREÓ LOS ÁNGELES
(Comunión I)
Dios es quien creó (hizo de la nada) el sol, las estrellas, la luna, todo lo que existe.
Dios es como mi alma, no se le ve, no se le puede tocar, es un espíritu. Él no tiene cuerpo.
Dios lo ve todo; lo sabe todo y no puede engañarse. Dios puede todo lo que quiere. Ama a todos los
hombres, y se llama Dios bondadoso.
Dios está en todas las partes. No hay más que un solo Dios, pero en Él hay el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
I. PUNTO PRELIMINAR
Antes de comenzar la historia de Adán y Eva, es necesario hablarles a los niños de la creación de los ángeles y
de la caída de algunos de ellos. Este tema es de suma importancia para la vida espiritual del niño, pues
nuestra vida está estrechamente ligada a los ángeles buenos y malos. Las nociones que el niño posee sobre
su alma y sobre Dios, le permitirán comprender las explicaciones que daremos acerca de la existencia de los
ángeles.
Así como nuestra alma, los ángeles entienden, son libres de hacer cosas y aman; pero son mucho
más poderosos que nuestra alma, mucho más inteligentes, y son hermosísimos. A su lado, nosotros somos
muy pequeños, inferiores y feos.
Los ángeles que Dios creó son muchos, muchísimos, muchos más que todos los seres humanos juntos.
(Escribir en la pizarra) Los ángeles son seres muy poderosos, inteligentes y bellos.
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2- Dios los creó para que lo respeten y lo obedezcan, para que lo amen y le sirvan en todo. Los
ángeles eran muy felices en el cielo; Dios solo les exigió obediencia. Esto era muy justo, pues Dios es su
Creador y su Dueño.
Pues bien, muchos fueron tan orgullosos que respondieron: “nosotros no obedeceremos; no tenemos
necesidad de Dios, somos bastante fuertes sin Él; no, nosotros no le necesitamos”.
¡Querer separarse de Dios, querer desobedecer a Dios! ¡Oh!, esto sí que está mal... (Un instante de
silencio).
Dios fue tan bueno con ellos; Dios les dio la vida, les dio la inteligencia, la voluntad, la libertad de
hacer lo que quisieran; y les pidió solamente que no hiciesen el mal.
La obligación de los ángeles era amar mucho a Dios y obedecerle… pero no quisieron.
(Escribir en la pizarra) Los ángeles malos no quisieron obedecer a Dios.
Pero, la mayoría de los ángeles, los ángeles buenos, con su jefe el arcángel San Miguel, dijeron:
“Nosotros queremos obedecer a Dios, nuestro Señor, nosotros le amamos y no queremos vivir sin Él. ¡Nadie
debe separarse de Dios!”.
Y en el cielo hubo un gran combate entre los ángeles buenos y los malos. Los ángeles malos fueron
vencidos y echados del cielo, fueron arrojados en el infierno junto con su jefe Satanás.
Desde entonces, los ángeles malos no quieren obedecer a Dios. Son malos, no aman a Dios ni a las
personas que aman a Dios. Cuando los ángeles malos ven que una persona quiere obedecer a Dios, ellos la
tientan para que desobedezca.
A los ángeles malos les llamamos demonios o diablos.
(Escribir en la pizarra)
Los ángeles malos o demonios nos tientan para que desobedezcamos a Dios.
Felizmente, nosotros tenemos de nuestro lado a los ángeles buenos, que aman a Dios, que le sirven y se
ocupan de nosotros. Además los ángeles buenos son mucho más poderosos que los ángeles malos. Ellos nos
protegen y nos aconsejan hacer el bien.
(Si se tiene, enseñar una figura que representa al ángel de la guarda).
C) ¿Quién de ustedes irá este fin de semana a Misa a la iglesia con sus padres?
Pregunten a sus padres de que santos son las imágenes que hay, y cuales de esas imágenes representan
ángeles.
D) Ver la posibilidad de regalar a los alumnos una estampa del Ángel de la Guarda, pidiéndoles que la
coloquen cerca de la cama; delante de esta imagen podrán rezar cada noche.
(Escribir en la pizarra)
“Ángel de mi guarda, ayúdame a portarme bien y a estudiar mucho”
2) El 2 de octubre se celebra la fiesta de los Ángeles de la Guarda. En este día nosotros debemos abrazarlo
fuertemente (de un modo espiritual) y decirle que lo queremos. Nosotros siempre debemos pensar en
nuestro Ángel de la Guarda y en todos los ángeles buenos, darles gracias por preocuparse de nosotros y
demostrarles que somos sus amigos siendo buenos y obedientes.
(Escribir en la pizarra)
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Los ángeles son nuestros amigos; ellos nunca nos abandonan.
2) Recordar frecuentemente al niño la presencia de su Ángel de la Guarda, por ejemplo, si el niño tiene
miedo en la oscuridad.
3) El Ángel Guardián se alegra si el niño ha hecho una acción buena. Si, al contrario, ha hecho algo malo,
explicarle que él ha entristecido a su Ángel de la Guarda y que ha dado gusto al demonio.
Preguntar al niño: ¿Pensaste por la noche en Dios y en tu Ángel de la Guarda?
5) En clase pedir a los alumnos buen comportamiento (compostura, trabajo, silencio), haciéndoles notar que
los esta viendo su ángel Guardián.
Hoy podemos ver hombres y mujeres, como nosotros, en todo el mundo, millones de personas por todos
lados. Pero hubo un tiempo que en la tierra no había ningún hombre y ninguna mujer; no había nadie. Solo
plantas y animales; no había seres humanos.
Y entonces dijo Dios (Libro del Génesis): "Hagamos al hombre a nuestra semejanza, para que él me conozca y
haga todo lo que yo le mande; él me amará y Yo le amaré mucho, estará algún tiempo en la tierra y después
lo llevaré al Cielo con los ángeles".
Entonces Dios formó el cuerpo del primer hombre con tierra y creó su alma de la nada; puso el alma en el
cuerpo que había hecho, y el hombre tuvo vida.
(Escribir en la pizarra)
Dios creó al primer hombre, le hizo un cuerpo material y después creó un alma de la nada y
la puso en su cuerpo.
Dios creó todo, el sol, las estrellas, la tierra, el mar, las plantas, los animales, etc. para el hombre. El hombre
conoció a Dios y se dio cuenta que Dios lo amaba, como ustedes se dan cuenta que sus papás los aman a
ustedes.
Dios le puso al primer hombre que creó el nombre de "Adán" y lo colocó en un lugar hermosísimo, el Paraíso
terrenal.
En el Paraíso había toda clase de árboles con hermosos frutos, plantas con flores de todos los colores. Adán
encontraba en el Paraíso toda clase de animales, leones, perros, tigres, etc. y ninguno le hacía daño. Adán
sabía que en el Paraíso nunca podía sufrir ni morir. Él estaba siempre con Dios. Podía comer todos los frutos
de todos los árboles, excepto los frutos de un árbol que estaba en medio del Paraíso, llamado el “árbol de la
Ciencia del bien y del mal”.
(Escribir en la pizarra)
Dios llamó Adán al primer hombre, y lo colocó en el Paraíso terrenal
y le dio un mandamiento
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Dios dijo a Adán: "Puedes comer los frutos de todos los árboles, menos de aquél que esta en el medio del
Paraíso, porque el día que comas de su fruto, morirás”.
Adán pertenecía a Dios, como ustedes pertenecen a su padre y a su madre. Por eso Dios le dio esa orden
como a veces les dice el papá o la mamá: “No toques eso que esta caliente, porque te quemarás”.
Adán comprendió bien el mandato de Dios y escuchó su voz. Cuando veía el árbol decía: “No debo tocarlo,
está prohibido”.
Después Dios resolvió darle a Adán una compañera, un ser humano como él, pero mujer. Así un día, Dios
hizo dormir a Adán con un sueño profundo, y mientras dormía Dios tomó parte de su cuerpo y creó la
primera mujer. Cuando Adán se despertó y vio a la mujer, se llenó de alegría y dio gracias a Dios. Ya no
estaba solo. A esta mujer que Dios le dio, él la llamó: "Eva".
Y Dios les dijo que tuvieran hijos que poblasen la tierra.
(Escribir en la pizarra)
Dios le dio a Adán una compañera, Eva.
¡Qué felices eran en el jardín del Paraíso! Tenían todo lo que querían, el sol les calentaba suavemente, jamás
tenían frío, no podían enfermarse ni morir.
Veían en todos lados cuán bueno había sido Dios, creando todo para la felicidad de ellos.
Adán y Eva no eran como los animales; ellos eran inteligentes, tenían un alma racional, capaz de pensar y en
sus almas estaba Dios.
Dios (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo) se alegraba con Adán y Eva porque no conocían el mal, ellos eran
buenos y siempre practicaban el bien. Así, Dios miraba a Adán y Eva como a sus hijos, como nuestros papás
nos miran a nosotros. Dios quería dejarlos algún tiempo en el Paraíso terrenal y después llevarlos al cielo, al
Paraíso Celestial, para que vivieran con Él y con los ángeles buenos para siempre.
(Escribir en la pizarra)
Dios amaba a Adán y a Eva como si fueran sus hijos.
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¿Había allí agua? ¿Plantas? ¿Flores? ¿Animales?
¿Adán tenía miedo de los animales?
¿Qué comía? ¿Podía comer de todos los frutos?
¿Prohibió Dios a Adán alguna cosa?
¿Comprendió Adán que Dios tenía razón para darle órdenes?
¿Le escuchó al principio?
¿A quién pertenecen las cosas que hay en tu casa: la mesa, las sillas, los armarios, las camas, y todos los
alimentos que hay en tu casa? No a ti sino a tu papá y a tu mamá.
¿A quién pertenece toda la tierra y el universo? A Dios que ha creado todo. Dios nos da la luz, el calor, el
agua, los frutos de la tierra, de la misma manera como los papás dan a sus hijos un lugar donde vivir, donde
dormir y que comer cada día.
HAGO REFLEXIONAR AL NIÑO SOBRE LA MANERA COMO DIOS SE OCUPA DE ÉL (Parto de lo conocido, la
"providencia" de los padres, para llegar a la Providencia de Dios).
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4) Cuando vuelves a tu casa, ella pregunta lo que has hecho, examina si tu ropa está limpia, se
preocupa si estás cansado.
5) Te sirve la comida para que recuperes las fuerzas y hasta se preocupa que te laves las manos para
que no te enfermes comiendo con las manos sucias.
6) Ella te deja jugar, y cuando sientes sueño te hace rezar las oraciones y te ayuda a acostarte.
Piensa en todo lo que tu mamá hace por ti...
¿Y tu papá? Quizás digas que él hace menos que la mamá. Pero, ¿es verdad?
¿Qué hace tu papá?
1) ¿Trabaja en la fábrica, en la oficina, o en el campo?
2) ¿Por qué trabaja? Para ganar dinero. ¿Para quién quiere ganar dinero? Para tu mamá y para ti. Para
que tu mamá pueda comprar la comida, la ropa, las medicinas, es decir todo lo que es necesario para vivir.
Tal vez no habías pensado que tu papá también se ocupa de ti.
3) No lo has notado, porque tu papá no está junto a ti todo el día como tu mamá; pero,
verdaderamente él piensa siempre en ti, trabaja por ti, se ocupa de ti, de tus hermanos y de tu mamá.
Pero además del papá y de la mamá, hay Alguien más en quien debes pensar: ¿has pensado en quien le
permite a tu papá trabajar, dándole la vida, la fuerza, la salud, la inteligencia?
Hay alguien que se ocupa de ti todavía más que tu mamá y que tu papá. Es Alguien que se ocupa de ti
y también de tu papá, de tu mamá, de todos los niños y de todos los padres del mundo. Es Dios.
Es Él quien da a todos el aire que respiramos. Sin el aire no podríamos vivir.
Es Él quien hace brotar la hierba de los campos que alimenta a los animales cuya carne comemos;
quien hace crecer la lana en las ovejas para hacer nuestra ropa; quien ha creado la tierra sobre la que
caminamos; quien puso en la tierra lo que las semillas necesitan para crecer.
Es Dios quien da la salud a tus padres para que puedan trabajar y criarte.
Respira....... ( ). El aire que acabas de respirar, fue creado por Dios, para que tú puedas continuar
viviendo.
FORMACIÓN DE LA PIEDAD
Dios esta en todos lados. Esta aquí también en esta aula. Él ha estado escuchando todo lo que yo les he
hablado de la creación de Adán y Eva. Él se alegra que yo les diga que Él nos ha creado también a nosotros y
que nos ama muchísimo. Él quiere que nosotros también lo amemos a Él.
Ustedes pueden hablar con Dios. Piensa: “Dios mío, yo quiero hablarte”. Y ¿qué vas a decirle a Dios? ¿Qué
dices en casa cuando ves a tu papá y a tu mamá?
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6 - ADÁN Y EVA DESOBEDECEN A DIOS
(Comunión I)
DESPIERTO LA ATENCIÓN. Imaginen una casa nueva, muy grande y hermosa. Esta al lado de un lago y
rodeada de un bosque lleno de árboles con frutas riquísimas. Imaginen ahora que viene el dueño de este
lugar y les dice: "yo te doy todo esto, la casa nueva, el lago y el parque con todos sus árboles, es todo tuyo;
puedes disfrutar de todo esto, vivir en esa casa nueva y comer los riquísimos frutos que hay en los árboles,
pero te advierto una cosa, en el jardín hay un arbusto que produce frutos venenosos, y si comes de ellos,
morirás al momento; a ese arbusto no lo toques; disfruta de todo pero no toques ese árbol”.
¿Qué harías tú? Dices: Jamás tocaría ese árbol y gozaría de la casa y de ese hermoso lugar.
El demonio se apareció a Eva con la forma de una serpiente, y le dijo: "Eva, ¿por qué no comes del fruto de
ese árbol?" Ella respondió: "Dios nos lo ha prohibido; si comemos de él, moriremos".
El Ángel de la Guarda de Eva le dijo: "No lo escuches, si desobedeces a Dios morirás".
Pero Satanás continuaba tentándola, diciéndole: "No, ustedes no morirán, sino que si comes de este fruto
serás poderosa como Dios."
Eva debería haber dicho: "Yo no quiero desobedecer a Dios, yo amo a Dios, Él es mi Padre". Pero, ¡ay!, no fue
esto lo que hizo; Eva creyó al demonio, tomó el fruto, lo comió y corrió a dárselo a Adán que también comió.
(Escribir en la pizarra)
Eva escuchó al demonio y comió el fruto prohibido
y le ofreció a Adán, que también comió.
Adán y Eva desobedecieron a Dios. Desobedecer a Dios es una acción que llamamos: “pecado”.
(Escribir en la pizarra)
Adán y Eva cometieron un pecado porque desobedecieron a Dios
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Enseguida que cometieron el pecado, se dijeron: “Hemos desobedecido a Dios, hemos hecho el mal” y
sintieron vergüenza; y la voz interior de su "conciencia" les decía: “lo que has hecho está muy mal”.
Sintieron tanto miedo y vergüenza que hubieran querido irse lejos, muy lejos donde Dios no los
pudiera ver. Se escondieron detrás de los árboles, pero Dios está en todas partes y no hay lugar en donde
uno pueda esconderse de Dios.
Entonces Dios llamó a Adán: "Adán, ¿en dónde estás?" Respondió Adán: "He tenido miedo de Ti, y
me escondí". Dios le dijo: “Porque has comido del fruto que te prohibí”
(Escribe en la pizarra)
Adán y Eva trataron de esconderse de Dios entre los árboles
Adán trató de excusarse diciendo que por culpa de Eva él había desobedecido. Eva hizo lo mismo diciendo
que el demonio la había tentado y por eso comió. Pero ni Eva ni Adán dijeron toda la verdad, de que ellos le
habían creído al demonio que serian poderosos como Dios si desobedecían. Eva y Adán aceptaron la
tentación de querer ser como Dios, de manejarse solos y no tener que obedecer a Dios. Eso fue un grave
pecado.
Lo que hizo Eva y después también Adán, es como si un niño le dijese a su padre: "Yo no quiero escucharte ni
obedecerte, yo ya no te necesito, yo soy fuerte y me puedo valer solo en la vida."
Dios castigó a Adán y a Eva. Porque toda falta merece su castigo. En la escuela, cuando un alumno no se
porta bien, el maestro lo corrige; en casa, cuando un hijo desobedece, la madre le da un castigo.
Dios dijo a Eva: "Tú sufrirás mucho y tendrás trabajos con tus hijos".
Y a Adán le dijo: "Porque tú escuchaste la voz de la mujer y comiste del fruto prohibido, la tierra será mala,
producirá abrojos y espinas. Morirás; y tu cuerpo, que Yo saqué de la tierra, volverá a la tierra".
Luego, Dios los echó del Paraíso y colocó a la entrada dos ángeles armados con espadas de fuego para
impedirles que entrasen allí.
(Escribe en la pizarra)
Dios echó a Adán y a Eva del Paraíso terrenal como castigo por su pecado
Adán y Eva estaban desesperados. Sentían mucho miedo de todo, de los animales que podían atacarlos, de
las tormentas, miedo de la oscuridad y de lo desconocido; empezaron a sentir el frio y el cansancio y la
debilidad. Sentían mucho miedo porque Dios ya no estaba con ellos. Ahora ellos querían hacer el bien pero
también el mal, nunca estaban tranquilos y en paz. Además tenían mucho miedo de morir. Porque pecaron y
desobedecieron a Dios se hicieron muy desgraciados.
La vida de Adán y Eva ya no fue como cuando estaban en el Paraíso cuando amaban a Dios y sentían
su amor y protección. Su vida se transformó en un gran sufrimiento. ¡Cómo los engañó el demonio!
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Además se dieron cuenta que ellos destruyeron la amistad que los unía a Dios y que por su culpa, sus
hijos ya no serían amigos de Dios. Porque, de la misma manera que un hombre rico que pierde todas sus
riquezas deja a sus hijos pobres, así Adán y Eva, habiendo perdido la amistad de Dios, dejaron a sus hijos sin
esta amistad. Este pecado que Adán y Eva cometieron se llama "el pecado original".
(Escribe en la pizarra)
Adán y Eva echados del Paraíso fueron muy desgraciados
y vivieron siempre con miedo, sobre todo de morir
Adán y Eva, echados del Paraíso, fueron muy desgraciados, pero Dios les prometió un Salvador.
En Dios hay tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Dios decidió (por amor y misericordia al ser
humano) que el Hijo repararía la falta de Adán y Eva. Para eso debía venir a la tierra y tomar un cuerpo, y
obedecer a su Padre en todo hasta la muerte.
Esta obediencia del Hijo de Dios hecho hombre pagaría la deuda que el pecado de Adán y Eva contrajo con
Dios.
Dios es verdaderamente bueno. Adán y Eva se arrepintieron de su pecado, lloraron mucho por su error, y
Dios los perdonó a través del sacrificio de su Hijo.
Todos los seres humanos, como hijos de Adán y Eva, nacen con el pecado original; pero Dios les borra este
pecado gracias al sacrificio de su Hijo Jesucristo; Jesús inventó el Sacramento del Bautismo para borrar este
pecado.
(Escribe en la pizarra)
El Hijo de Dios vino a reparar la falta de Adán y Eva
Jesús, Hijo de Dios, es quien inventó el Bautismo, para que los niños pequeños que vienen al mundo puedan
ser amigos de Dios.
Ustedes han recibido el Sacramento del Bautismo; son, pues, amigos de Dios; no escuchen al demonio
cuando él los invita a desobedecer, cuando les dice que sean malos, que sean flojos; al contrario, hay que
obedecer a Dios y hacer lo que Él manda, que sean trabajadores, obedientes y siempre buenos.
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¿Qué hizo el demonio? ¿Vio Eva a la serpiente? ¿Qué le dijo la serpiente? ¿Qué le dijo su Ángel de la Guarda?
¿Qué hizo Eva? ¿Qué hizo Adán?
¿Como se llama la acción de desobedecer a Dios?
¿Estaban contentos Adán y Eva después de haber desobedecido?
¿Ustedes están contentos después de haber hecho algo malo?
¿Adónde se escondieron Adán y Eva después de pecar? ¿Se puede uno esconder de Dios?
¿Cómo castigó Dios a Adán y Eva? ¿Quién cuidó la entrada del Paraíso terrenal?
Adán y Eva, fuera del Paraíso terrenal, ¿tenían miedo de morir?, ¿eran felices? ¿En ese momento, Adán y Eva
eran amigos o enemigos de Dios?, ¿eran los hijos de Adán y Eva amigos de Dios?
¿Quién pagó por el pecado de Adán y Eva?
¿Qué inventó Jesucristo para que los niños pequeños sean amigos de Dios?
LA VOZ DE LA CONCIENCIA
¿Sabía Eva que estaba haciendo mal cuando escuchaba al demonio? Si, su Ángel de la Guarda y su
conciencia le decían que era malo lo que quería hacer. Pero ella no escuchó esta voz de la conciencia, que es
la voz de Dios, ni a su Ángel de la Guarda.
Si ponen atención en escuchar su conciencia, se asombrarán de oír cómo ella les habla.
Miren... cuando la mamá de ustedes les dice: “Hijo mío, haz este mandado” y ustedes se demoran en
hacerlo, hay dentro de ustedes una voz que les dice: “tienes que ir y hacer lo que te manda tu mamá,
obedece”. Esta voz es la conciencia.
Si desobedecen a la mamá, escucharán la misma voz de la conciencia que les dice: “has desobedecido, has
hecho algo malo” y sentirás tristeza. Pero si obedeces, tu conciencia te dirá: “has hecho bien, has hecho algo
bueno, has cumplido tu deber” y sentirás alegría de haberlo hecho.
Otro ejemplo: Tienes que hacer las tareas de la escuela pero eres flojo, estas perdiendo el tiempo. La voz de
tu conciencia te dice: “tienes que hacer las tareas, estudia, haz tu deber” Si no lo haces, la misma voz te dice:
“estás haciendo mal”.
RESOLUCIÓN
Por el Bautismo yo soy hijo y amigo de Dios; por eso quiero escuchar y obedecer a Dios cuando Él me dice
que estudie bien, que obedezca y que nunca haga mal a nadie. Seguiré siempre los mandamientos de Dios,
que desde hoy memorizaré y en cada lección los diré. Ellos son:
1. Amarás a Dios sobre todas las cosas.
2. No tomarás el Nombre de Dios en vano.
3. Santificarás las fiestas.
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4. Honrarás a tu padre y a tu madre.
5. No matarás.
6. No cometerás actos impuros.
7. No robarás.
8. No dirás falso testimonio ni mentirás.
9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros.
10. No codiciarás los bienes ajenos.
Seguiré a mi conciencia y el consejo de mi Ángel de la Guarda. Jamás haré lo que me dice el demonio. Así
seré una persona feliz.
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7 LA REGIÓN DONDE VIVIÓ EL NIÑO JESÚS
BREVE RESUMEN DE LA LECCIÓN PRECEDENTE
Adán y Eva vivían dichosos en el Paraíso terrenal. El demonio envidioso de su dicha, resolvió
hacerles desobedecer a Dios.
Dijo a Eva que comiese del fruto prohibido.
Eva escuchó al demonio, tomó el fruto, comió de él y dio a Adán para que comiese a su vez.
Al desobedecer, Adán y Eva cometieron un pecado.
Para castigarlos, Dios los echó del Paraíso terrenal.
Fueron muy desgraciados.
Pero Dios les prometió un Salvador.
Vamos a comenzar el relato de la vida de nuestro Señor. En el cuadro histórico presentamos a nuestros
pequeñuelos lo que es preciso creer, lo que es preciso hacer y los medios establecidos por Jesucristo para
santificarnos. Rompemos, pues, el viejo tríptico tradicional: dogma, moral, sacramentos; pero no es un
abandono, es una transposición para facilitarles la comprensión de las verdades a las inteligencias que
comienzan a abrirse y que, viviendo en lo concreto, ignoran totalmente las abstracciones. Volveremos a
encontrar nuestras tres partes tradicionales, para completar la instrucción religiosa de los niños.
Este método es el método empleado siempre por los verdaderos educadores a imitación de Cristo.
En el capítulo que explicamos, damos el prefacio del relato haciendo aparecer la hermosa figura de Cristo,
el Salvador prometido después del pecado de Adán y Eva, Jesucristo Salvador, amigo de los niños.
Después, para que Jesús no sea una abstracción, evocaremos el cuadro en que vivió: Palestina;
presentaremos a su Madre, la dulce Virgen María, el laborioso José, su padre nutricio.
Después de estas presentaciones, podremos continuar nuestra Historia Sacratísima.
II. - EXPLICO
MATERIAL. - Preparo los objetos que servirán durante la lección (recordemos que cualquier pequeñez atrae
la atención del niño).
Pizarrón, mapa de Palestina, imagen representando el Sagrado Corazón, imagen de Jesús con los niños,
imagen de la Santísima Virgen (sin el Niño Jesús), imagen de San José.
PREPARO MI AUDITORIO. - Después de la oración, hecha con recogimiento, y antes de comenzar, miro
sin hablar a mis pequeñuelos. Están sentados, los brazos cruzados atrás, la cabeza derecha, todos los ojos
se dirigen a mí.
Después de un momento de silencio, comienzo, hablo despacio mirando a mi pequeño auditorio.
DESPIERTO LA ATENCIÓN. Voy a comenzar a contarles la más hermosa de todas las historias, pero una
historia verdadera y que les hará comprender como nos ama Dios.
Conozco a un niño que me decía el otro día: "Papá me quiere mucho, porque me dio una bicicleta".
Otro, que le oía, dijo a su vez: "Mi papá me quiere tanto que me dio un auto pequeño, que yo hago andar
con mis pies."
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Cuando alguno les da alguna cosa, piensan que él los quiere. Tienen razón.
Repite conmigo: Dios amó tanto a los hombres que, para permitirles que volviesen a Él, les dio su
Hijo.
Hagan la señal de la cruz: "En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo".
Acaban de nombrar las tres Personas que hay en Dios. Dios Hijo es el que vino para salvarnos.
Miren esta imagen.
(Pongo bien a la vista de los niños una imagen del Sagrado Corazón).
Representa a Jesucristo, Hijo de Dios, que nosotros también llamamos el Salvador, El Cristo, o también
Nuestro Señor.
¿Por qué se representa a Jesucristo mostrando su Corazón?. Porque nos ama.
¿Qué dicen a su madre cuando quieren demostrarle que la aman mucho? Dicen: "Mamá, te quiero con todo
mi corazón". Cuando se ama a uno con todo el corazón ya no se le puede amar más.
Esto es lo que nos dice nuestro Señor cuando nos presenta su Sagrado Corazón.
Repitan conmigo: Jesucristo, el Hijo de Dios, nos ama con todo su Corazón.
Digámosle juntos: Jesús, Tú me amas mucho, mucho, yo también te amo con todo mi corazón.
2° Jesús ama a todos los hombres; pero sobre todo ama a los niños pequeños.
Cuando estaba en la tierra, hacía venir cerca de Él a la pequeñuelos, los abrazaba, porque en su alma,
como en un espejo, Él veía a su Padre.
Y si los que estaban cerca de Él querían apartar a los niños que se colocaban a su alrededor, les decía
enseguida: "Dejar a los niños venir a Mí y no les impidáis acercarse, porque para ellos es el cielo hermoso".
También los niños le querían mucho, y al fin de su vida, cuando el pueblo le rodeaba y le acompañaba
ofreciéndole flores, y ramos de árboles, los niños gritaban con todas sus fuerzas: "Hosanna al Hijo de David",
lo que quiere decir: "Viva nuestro Rey, nuestro Salvador". Y Jesús estaba contento oyendo salir estas palabras
de la boca de los niños.
Miren esta imagen de Jesús acariciando a los niños.
Vamos a hacer un viaje al país del Niño Jesús. Atención, están listos, partimos... para la Palestina...
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(Pongo a la vista de los niños el mapa de Palestina o trazo sobre el pizarrón este mismo mapa.)
Este país se llama la Palestina, es el país de Jesucristo. Ustedes viven en Argentina, o Francia, o Chile, o
España, Jesús vivió en la Palestina.
3° Miren (mostrar el mapa); la Palestina está bañada por el Mediterráneo, el mar que baña una de las costas
de España.
Miren aquí (sur) los desiertos que conducen a Egipto. Hay un río, el Jordán, que atraviesa todo el país.
También hay colinas, montañas, llanuras. Durante el verano hace mucho calor en la llanura; pero en las
montañas hace más fresco.
Durante seis meses del año, el cielo está siempre azul, sin nubes, con un sol hermoso que brilla y hace
brotar la vid, olivos, las legumbres, las frutas como en Mendoza: nueces, higos, manzanas. También hay
árboles que están siempre verdes, palmeras con largas hojas que caen por todos lados.
¡Oh! ¡Qué lindo es el país del Niño Jesús! Un país en que hay muchas flores de todos colores, pajarillos,
tórtolas, mirlos, alondras, como se ven en los campos.
En los pueblos y ciudades se veían casa blancas, con azoteas; además granjas para guardar la cosecha,
pozos para sacar agua; setos florecidos, senderos bordados de hierbas.
Ahora que ya conocen el país del Niño Jesús, voy a hacerles conocer a su Mamá.
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Repitan conmigo: La madre del Niño Jesús se llama la Santísima Virgen María. Se desposó con el
carpintero San José.
Después de la ceremonia de los desposorios, María y José regresaron a Nazaret, y María habitó la casa de
sus padres. La casa de José estaba cerca de la suya.
1- ¿Cuando alguien les hace un regalo, eso prueba que los ama?
¿Qué nos ha dado Él para reparar la falta de Adán y Eva?
¿Cómo se llama el Salvador? ¿Ha sido Él niño pequeño?
¿Es Dios Padre, o Dios Hijo, o Dios Espíritu Santo el que viene a la tierra para salvarnos?
¿Cómo se representa a nuestro Señor para indicar que Él nos ama mucho?
2- ¿ Cómo saben que Jesús ama sobre todo a los niños pequeños?
¿Qué decía para que les permitiesen llegar hasta Él?.
¿Los niños amaban a Jesús?
¿Cómo se llama el país del Niño Jesús?
¿Hace calor en este país?
1- Procuro hacer producir a los niños un acto de fe. Ante la imagen del Sagrado Corazón repito que Jesús
es el Hijo de Dios, e insisto sobre la palabra "Hijo de Dios".
Después les pido que repitan conmigo "yo creo, estoy seguro, que Jesús es el Hijo de Dios, es decir, que
el verdadero padre de Jesús es Dios Padre."
Nombro al Padre, y al Hijo, al hacer la señal de la Cruz.
Hago levantar a un niño y le digo que la haga, muy despacio, pronunciando en voz alta las palabras: "en el
nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo".
Cuando ha terminado, le hago esta pregunta, mostrándole la imagen del Sagrado Corazón: "¿ Cuál es la
Persona Divina que está representada aquí, y que has nombrado, haciendo la señal de la Cruz?
Después de este acto de fe pido a los niños que digan en voz baja:
"Jesús, Hijo de Dios, Salvador de los hombres, te amo con todo el corazón"
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2- Pongo a la vista de los niños la imagen de la Santísima Virgen. En cuanto sea posible procuro elegir una
reproducción artística.
Miren bien esta imagen . . .
La Virgen María era hermosa: un rostro muy joven, preciosos ojos, lindos cabellos, era bondadosa como
todas las madres.
No miren ahora el cuadro y cierren los ojos. Piensen bien en la Santísima Virgen. . . vean en su imaginación
tal como ella era. . .
Piensen en su mamá. . . mamá es buena . . . María era buenísima. . .
Mamá es trabajadora. . . la Santísima Virgen era muy trabajadora. . .
Mamá ora al Señor. . . la Santísima Virgen pensaba siempre en Dios. . .
Abran los ojos. . . Miren la imagen de la Santísima Virgen y digan despacio:
3 - Piensen en su papá. .. Papá trabaja, vuelve a casa para comer y a la noche para descansar. Muchas
veces está cansado.
San José era también un obrero. Trabajaba la madera. . . ¿Han visto trabajar la madera? Al pasar por la
calle verán al carpintero que trabaja en su taller, piensen entonces: San José, elegido por Dios Padre para ser
el protector del Niño Jesús, era carpintero.
Miren la imagen de san José y digan conmigo:
5 - Dar como premio imágenes del Sagrado Corazón, de la Santísima Virgen, de San José y pedir a los
niños que las coloquen en su cuarto junto a su cama.
1- "¡Oh, María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Vos!"
Era una vez, y esto sucedió en 1.858, una niña de catorce años, que se fue con su hermana y una
compañera a juntar leña para calentarse.
En casa no tenían provisiones para el invierno, y su padre, un pobre molinero de Lourdes, no tenía dinero
para comprarlas.
Las tres bordearon el Gave (un torrente que desciende de la montaña) y hacían su manojito de leña. Al
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llegar cerca de una gruta, que se abría entre las rocas, se encontraron prisioneras entre el torrente y el canal
de un molino que allí desembocaba. Estaban cerradas como en una isla. Las dos niñas, que estaban con
Bernardita, se quitaron los zuecos, y como no llevaban medias, pasaron el canal en que había poca agua.
Bernardita que llevaba medias, se sentó para descalzarse.
Mientras estaba sola, se dio cuenta que un arbusto se agitaba sobre el muro de la gruta. Al mismo tiempo
una nube de oro salía de la abertura de la roca y apareció una mujer joven.
Bernardita jamás había visto una mujer tan hermosa. Ella sonrió y le hizo señas para que se acercara.
Bernardita no tenía miedo, pero ya no sabía dónde se encontraba.
Se acercó. La Señora estaba vestida con un traje blanco y tenía un cinturón azul; en la cabeza llevaba un
velo blanco, que caía por detrás y sobre las espaldas, en sus pies había dos rosas de oro.
En su brazo derecho tenía un rosario, cuyas cuentas brillaban como luces.
Bernardita se puso a orar rezando el rosario. Cuando hubo terminado, la Señora desapareció.
Bernardita volvió 18 veces, y 18 veces se le apareció la Señora.
Un día, ella le preguntó su nombre: la Señora sonrió y no le respondió.
Una segunda vez Bernardita le preguntó también cómo se llamaba.
Después una tercera vez. Entonces la Señora, sonriendo, juntó las manos, las puso sobre su pecho . . .
miró el cielo, después, separando las manos se inclinó un poco hacía la niña y le dijo: "Yo soy la Inmaculada
Concepción". Es decir: Yo soy la Virgen María, que jamás tuvo pecado original.
Era la Santísima Virgen, que acababa de aparecer en Lourdes.
Desde entonces, de todos los países del mundo vienen a orar en donde Bernardita oró, y en todas partes
se invoca a la Santísima Virgen María bajo el nombre de Nuestra Señora de Lourdes y, con sus mamás dirán
esta oración mirando bien a la imagen:
"¡Oh, María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti!"
2- Las medallas.
Veo que entre ustedes hay muchos niños que traen medallas.
Las hay de oro, de plata: pero lo que importa no es el oro o la plata, es la imagen que representa la medalla.
En ésta yo veo la imagen de la Santísima Virgen; en ésta la imagen del Sagrado Corazón. Lo que quiere
decir: He aquí un niño que dice a la Virgen: "Bondadosa Virgen María, protégeme", o "Jesús, que amas a los
niños, vela por mí".
Jesús y la Santísima Virgen reconocen a los que llevan una medalla y que piensan en ellos, como en la
calle yo reconozco un boy scout, un lobato que tiene un pañuelo y su traje de scout.
El lobato ha de portarse bien en la calle, ser bueno, trabajador, el que lleva la imagen de Jesús, de la
Santísima Virgen, debe imitar a Jesús y María.
Se pueden distribuir medallas y pedir a los niños que digan a sus madres que se las prendan en sus ropas.
Un ejercicio: Doy la señal para que se levanten los niños, una segunda para que se arrodillen, después
rezo despacio estas invocaciones que los niños repiten después de mí:
- Sagrado Corazón de Jesús, ten piedad de nosotros.
- Oh, María, concebida sin pecado, ruega por nosotros que recurrimos a Ti.
- Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros.
- San José, ruega por nosotros.
- Creo en Dios, Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, y en Jesucristo su único Hijo, nuestro
Señor. . .
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Hago que se persignen.
Lección: Aprender de memoria las preguntas del Catecismo y realizar las tareas.
2- Antes de las oraciones hacer notar al niño que en la señal de la cruz nombra la segunda Persona de la
Santísima Trinidad: Jesús.
3 - Se pueden preparar de antemano mapas de Palestina, que se darán a los niños para que los coloreen:
en este caso explicar que es preciso pintar de color rosa la Galilea, de verde la Samaría, de amarillo la Judea,
el Mediterráneo de azul.
4 - Colocar en el cuarto del niño una imagen de la Santísima Virgen, de San José.
5 - Pedir a los niños que traigan algunas flores para poner delante de las imágenes del Sagrado Corazón,
de la Santísima Virgen, de San José.
6 - Por la noche hacer rezar al niño, junto a la cama, las invocaciones al Sagrado Corazón, a la Virgen, a
San José.
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8 - LA ANUNCIACIÓN
(Comunión I)
¿Cómo se llama el país donde nació y vivió Jesús? Palestina (hoy Palestina e Israel; si es posible, mostrar un
mapamundi y el lugar donde esta Israel y también Nazaret).
En Nazaret vivían la Virgen María y San José. Nazaret era un pequeño pueblo, la mitad del tamaño de
Boardman o de Irrigon. Las casas estaban construidas en la pendiente de una colina. Había un caminito que
conducía a un arroyo, y como en aquel tiempo en las casas no tenían agua, las mujeres hacían frecuentes
viajes por este camino para ir a buscar agua.
La Santísima Virgen vivía sola en una casa que había pertenecido a sus padres. San José vivía en otra casa, en
la que tenía su taller de carpintero. Ellos se habían comprometido pero todavía no vivían juntos.
Como todas las mujeres de aquel tiempo en Palestina, la Santísima Virgen María deseaba mucho que llegara
un día el Salvador, prometido por Dios al mundo.
Los profetas desde hacía muchos siglos habían anunciados incluso hasta el lugar en donde nacería el
Salvador, Belén (“profetas” fueron hombres que inspirados por Dios podían anunciar cosas que iban a pasar
en el futuro).
La Virgen María conocía las verdades de la religión porque los sacerdotes le habían enseñado en el Templo,
así como ustedes que aprenden el catecismo con el sacerdote o la catequista. Pero la Virgen no sabía que
Dios la había elegido para ser la madre del Niño Jesús.
Un día la Virgen María estaba rezando en su casa, la cual era pobre pero limpia y ordenada.
De repente alguien misterioso y lleno de luz se apareció frente a ella, alguien que no había entrado por la
puerta; era un ángel del Cielo.
El ángel le dijo a la Virgen: "Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo".
Pero, ¿quién era el que le hablaba así? Era el ángel San Gabriel enviado por Dios para dar a la Virgen María
un importante mensaje. El ángel San Gabriel había tomado un cuerpo para hacerse visible y poder hablarle a
la Virgen.
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El Ángel continuó diciéndole: "No temas María, has hallado gracia delante de Dios. He aquí que serás la
Madre de un Hijo que pronto nacerá de ti y le darás el nombre de Jesús. Será grande y llamado Hijo del
Altísimo. El Señor le dará el trono de David su padre, y será Rey para siempre. "
El ángel San Gabriel vino a anunciar a la Santísima Virgen María que ella sería la madre del Salvador
prometido a la humanidad desde hacía miles de años.
(Escribir en la pizarra)
El ángel San Gabriel le dijo a María que ella iba a ser la Madre de Dios
Entonces la Virgen María le preguntó al Ángel: "¿Cómo será eso? Yo aquí vivo sola y no tengo marido".
El Ángel le respondió: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti. Él te cubrirá con su sombra, y por eso el Hijo
que nacerá será llamado Hijo de Dios".
Entonces la Virgen le dijo al Ángel: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".
Cuando la Virgen aceptó el plan de Dios, ella concibió un hijo milagrosamente, con el poder de Dios.
Esto es lo que se llama el "MISTERIO DE LA ENCARNACION” o el "misterio del Hijo de Dios hecho carne,
hecho hombre".
La Virgen María no le dijo a nadie que se le había aparecido el Ángel San Gabriel ni que ahora era la mamá
del Salvador del mundo. Dios reveló a San José en un sueño que la Virgen estaba esperando un bebé por un
milagro del Espíritu Santo.
Pocos meses después la Virgen María y San José se casaron, pero no para vivir como esposos sino como
hermanos, porque la Virgen y San José se habían consagrado a Dios (aunque la gente creía que ellos eran
esposos como todos los demás matrimonios y ambos padres de Jesús). Cuando nació el hijo de la Virgen
María, el Niño Jesús, San José aceptó el plan de Dios de ser su papá adoptivo.
(Escribir en la pizarra)
Dios le dijo a San José que el bebé de la Virgen
era un milagro del Espíritu Santo
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Vamos a hacer el mismo elogio a la Santísima Virgen que le hizo el ángel San Gabriel. Estamos en lugar del
Ángel y hablamos a María:
“Llena eres de gracia” – Es como decir: “Tu estás toda llena de Dios”, “eres santísima porque no hay nada
en ti que sea malo”
“El Señor es contigo” – Es como decir: “Dios te ama muchísimo”, “Dios está enamorado de ti”, “Dios
siempre está en ti”
Jesús, el Hijo de Dios y de la Virgen, escucha siempre a su Madre. Por eso siempre debemos rezar a la
Santísima Virgen pidiéndole ayuda, porque Ella le hablará a Jesús de nosotros.
A nosotros nos cuesta obedecer a Dios, y frecuentemente hacemos cosas que están mal. Si no hacemos lo
que manda Dios estamos en peligro de ir al infierno. Por eso tenemos necesidad de rezar a la Virgen en todo
momento, para contar siempre con su ayuda y especialmente en el momento de nuestra muerte.
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9 - EL NACIMIENTO DE JESÚS
(Comunión I)
DESPIERTO LA ATENCIÓN.
¿Qué le dijo el ángel San Gabriel a la Santísima Virgen María?
Le dijo:
Tendrás un Hijo, que será llamado Hijo de Dios; él será el Salvador
El Hijo de Dios debía venir a la tierra. Pero, ¿cómo sería su nacimiento y en dónde?
Era un viaje muy largo y peligroso, que debían recorrer a pie, por malos caminos, en medio de montañas y
desiertos. Esos lugares estaban llenos de ladrones y gente mala, por eso los viajeros viajaban en grupos para
protegerse. Y era en tiempo de invierno, hacía mucho frio.
Después de varios días de viaje, finalmente llegaron a Belén. José fue a la casa de sus parientes pero no
encontró ningún lugar para él y la Virgen, pues sus parientes habían rentado sus casas a otra gente que había
llegado también a Belén para el censo. Como San José era pobre y no tenía mucho dinero no pudo rentar un
lugar privado para la Virgen en donde pudiera nacer el Niño Jesús.
Anduvieron por el pueblo buscando quien les ofreciera una pequeña habitación, pero todos les cerraban la
puerta porque San José no tenía con que pagar.
(Escribir en la pizarra)
José y María al llegar a Belén no encontraron un lugar donde pasar la noche
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3 - ¿QUÉ HACER?
No podían quedarse en la calle, hacía mucho frio y la Virgen iba a dar a luz al Niño Jesús.
Había en las afueras de Belén una gruta que servía de establo para los animales. José decidió entonces ir a
ese lugar porque ya se hacía la noche y la Virgen estaba ya muy cansada de tan largo viaje. La Virgen María
pensaría con tristeza: "Cuando Jesús venga al mundo yo no tendré una camita para acostarlo en ella... Tal vez
tendrá frío..."
Al entrar a la gruta vieron que había un buey dentro. María y José extendieron por tierra paja para acostarse
y pusieron el burrito cerca del buey. Como hacía mucho frio, San José busco un poco de leña y prendió fuego
para que la Virgen no sintiera tanto frio.
En medio de la noche, a medianoche, mientras San José rezaba y le pedía ayuda a Dios, María dio un grito de
alegría. Dios acababa de darle su divino Hijo, el hermoso niño Jesús, y ella le estrechaba entre sus brazos, le
abrazaba y repetía: "He aquí el Hijo de Dios que el ángel San Gabriel me prometió en Nazaret”.
José lleno de alegría miraba con amor al Niño Jesús; después dio a la Virgen los pañales que ella había traído
de Nazaret. Después de acostar a Jesús en el pesebre, San José y la Virgen María se pusieron de rodillas ante
el Niño y le adoraron como a su Dios.
(Escribir en la pizarra)
José llevo a la Virgen a un pequeño establo y allí nació Jesús.
¿Saben cómo se llama el día del Nacimiento de Jesús? Es el día de Navidad, el 25 de diciembre.
"No tengan miedo, vengo a anunciar una buena nueva que será de gran alegría para todo el pueblo. Hoy ha
nacido en Belén la ciudad del rey David, un Salvador, que es el Cristo.
Lo reconocerán con esta señal: Es un niño envuelto en pañales y recostado en un pesebre".
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3 – Que cuando vayan a la Misa de Nochebuena (24 de diciembre) o de Navidad (25 de diciembre) escuchen
los cantos, especialmente el GLORIA, el cual repite el canto de los ángeles de Belén.
4 – Que cuando vayan a dormir y se acuesten en su cama, cómoda, suave y caliente, recuerden que el Niño
Jesús estuvo acostado sobre paja en un establo frio y oscuro. Recordar esto para agradecer a Jesús la casa y
la cama que tenemos.
5 – Pedir a los niños que hagan sacrificios pensando en el Niño Jesús: No llorar cuando se golpean, soportar
el frío o el cansancio sin quejarse, obedecer cuando la mamá o el papá mandan algo, etc.
"Santa, María, tú te ocupabas del Niño Jesús, como mi madre se ocupa de mí, de mi hermanito, de mi
hermanita. Santa María, ocúpate también de mí”.
"Santa María, yo amo al Niño Jesús y el Niño Jesús me ama a mí; espero que tú me cuides y me protejas”.
"Santa María, yo te amo, porque eres la Madre del Niño Jesús y también mi Madre del Cielo.
"Santa María, yo te prometo amar siempre a tu Hijo, el Niño Jesús."
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10 LOS MAGOS - LA HUIDA A EGIPTO - LA VUELTA A NAZARET
He aquí un capítulo que vamos a utilizar para volver sobre la idea ya dada: Jesús el Hijo de Dios.
En la historia de los Magos, el mismo relato afirmará esta verdad sin definición difícil, es una afirmación
comenzada en el momento de la Anunciación, continuada en el Nacimiento de Jesús, en la adoración de los
pastores y prosigue todavía en la historia de los Magos.
Tendremos aún ocasión de hablar de la naturaleza divina y de la naturaleza humana, sin tratar nada de la
cuestión ardua del catecismo.
Aquí, cuando los Magos ofrecerán el incienso, haremos notar que lo ofrecen a Dios; cuando presentan la
mirra recalcaremos que es a un hombre, por lo tanto es al niño Jesús a quién dan todo esto.
Además utilizaremos este capítulo para formar en nuestros niños una gran devoción hacia San José. Él es
el protector del Niño Jesús, Él, le salvó de Herodes, le condujo a Egipto, lo volvió a Nazaret y cuidó de Él.
¿No se extenderá la protección de San José a todos los pequeñuelos que se parezcan a Jesús?.
Finalmente hacemos notar que los niños escucharán atentamente el maravilloso relato de la historia de los
Magos. Procuremos solamente no deformar la verdad y no digamos sino lo que la tradición ha aceptado.
II. - EXPLICO
MATERIAL.- Preparo los objetos que servirán durante la lección. (Recordemos que cualquier cosa atrae la
atención del niño).
Mapa de Palestina; cuadro representando la adoración de los Magos; cuadro representando el degüello
de los Santos Inocentes; - cuadro de la Huida a Egipto-
PREPARO MI AUDITORIO. - Después de la oración, hecha con recogimiento, y antes de comenzar, miro sin
hablar a mis pequeñuelos. Están sentados, la cabeza derecha; todos los ojos se dirigen a mí. Después de un
momento de silencio, comienzo, hablo despacio mirando a mi pequeño auditorio.
Despierto la atención.
Cuando están lejos de su casa y no tienen sus ocupaciones, sus juguetes, sus vestidos, su cuarto, piensan
en su casa y desean volver. . .
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San José pensaba volver a Nazaret para tomar otra vez su trabajo, y con la Santísima Virgen hablaban del
regreso del regreso a su casita. . .
Pero, escuchen lo que sucedió y les impidió volver a su país. También es una historia bonita la que les voy
a contar.
1- Miren a Jerusalén en el mapa. (Muestro Jerusalén). Era la ciudad santa de los judíos, todos iban allí con
frecuencia y la visitaban muchos extranjeros.
Este día, unos viajeros venidos de Oriente (mostrar el mapa), llegaron ante las puertas de la ciudad.
Eran tres, ricamente vestidos, casi como reyes; iban montados en camellos y con ellos tenían criados.
No eran Judíos.
¿ A qué iban?
Bajaron de sus camellos, dejaron allí sus criados y partieron para la ciudad.
Al entrar preguntaron a los habitantes: ”¿ En dónde está el Rey de los Judíos que acaba de nacer?"
¿El Reyecito de los judíos? . . . Nadie sabía responderles.
¡Ah! . Si hubiesen encontrado a los pastores, les hubieran respondido: "El Salvador, el Rey de los judíos
está en la gruta de Belén".
Pero se dirigían a los habitantes de Jerusalén y éstos no conocían sino al perverso rey Herodes, y en el
palacio del rey Herodes no había nacido niño alguno...
Pero los extranjeros repetían: "Dígannos en dónde ha nacido el Rey de los judíos", y les explicaron por
qué habían venido a Jerusalén.
Ellos vivían muy lejos, muy lejos, más allá del desierto (mostrarlo en el mapa), y una noche, estudiando
ellos las estrellas del cielo, vieron una estrella que les hizo comprender que se había dado el Salvadora los
hombres.
En su país lejano estos hombres eran tenidos por sabios que leían en el cielo, y se les llamaba "Magos".
En seguida que vieron la estrella del Salvador prometido a los hombres después de la falta de Adán y Eva,
se pusieron en camino.
En Jerusalén se reunió la gente al rededor de ellos. Alguno corrió luego a casa del rey Herodes para decirle:
"Hay unos extranjeros, Magos, que preguntan en dónde ha nacido el Reyecito de los judíos ".
Repitan conmigo: Los Magos venidos de muy lejos, llegaron a Jerusalén y preguntaron: “¿En dónde
ha nacido el Rey de los Judíos?"
2- Oyendo esto el perverso rey no quedó contento, para él era una mala noticia, porque no quería otro rey
que él.
Ante todo era necesario saber si verdaderamente había de nacer un reyecillo. ¿Cómo saberlo?.
En Jerusalén (mostrar el mapa), en el Templo, los sacerdotes tenían unos libros en los cuales estaba
escrito todo lo que Dios había prometido a los judíos.
En estos libros se leía que Dios había prometido un salvador a Adán y Eva, a Abraham, el padre del pueblo
judío, a su hijo y a otros judíos; y también estaba escrito que el Salvador debía nacer niño en Belén.
Herodes preguntó a los sacerdotes que le dijesen en dónde el Rey debía venir al mundo.
Ellos les respondieron: "En Belén".
Luego que tuvo esta respuesta, hizo ir a los Magos a su palacio, los recibió muy bien, porque veía que eran
muy ricos y que parecían reyes. Y les dijo: "Cuéntenme cómo han sabido que iba a nacer un Rey de los
judíos..."
Ellos contaron al rey lo que ya hemos dicho: Habían visto una estrella, que caminaba delante de ellos sobre
el camino para guiarlos hasta Jerusalén, pero en Jerusalén había desaparecido.
Herodes les dijo: "Vayan a Belén, busquen al niño, y cuando le encuentren vuelvan deprisa a decírmelo,
porque yo también iré a adorarle".
Con estas palabras, ellos dejaron al rey. Montados en sus camellos y acompañados de sus criados se
dirigieron hacia Belén.
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Repitan conmigo: Habiendo sabido Herodes que el Salvador debía nacer en Belén, se lo dijo a los
Magos y les pidió que volvieran a él cuando lo hubiesen encontrado.
Habiendo levantado los ojos, vieron la estrella, que los guió nuevamente. Caminaban despacio, al paso de
sus cabalgaduras, cuando de pronto la estrella se quedó inmóvil precisamente sobre la gruta . . . Ellos se
pararon. Los criados hicieron arrodillar a los camellos, para facilitar que bajasen sus señores, y lo Magos
entraron en la gruta.
¡Qué lindo era el Niño! Mucho más hermoso aun que tu hermanito . . . Y este niño no era un niño ordinario,
era el Hijo de Dios, un Dios que no quería demostrar su poder y que se presentaba bajo los rasgos de un niñito
que tenía necesidad de su madre para alimentarse, para hacerse envolver en pañales, para hacerse acostar
en el pesebre que le servía siempre de cuna.
Los Magos no se extrañaron de la pobreza de la Sagrada Familia. Creyeron que tenían delante de ellos al
Salvador del mundo y estaban seguros de no engañarse.
Se arrodillaron delante del niño Jesús, le adoraron largo rato, le pidieron con todo su corazón y luego le
abrieron un cofre que sus criados tenían en las manos, y ofrecieron presentes al niño Jesús.
Repitamos: Los Magos habiendo encontrado al Niño Jesús le ofrecieron oro, incienso y mirra.
3- Como ya era tarde, los Magos se retiraron no lejos de la gruta para dormir.
Querían volver al día siguiente por la mañana para decir a Herodes que ellos ya habían encontrado al Niño
Dios. Pero, mientras dormían, vieron un ángel que les dijo que no volvieran con Herodes, que era malo y quería
matar al niño Jesús.
Al día siguiente, los Magos tomaron otro camino para volver a su país.
Herodes, viendo que los Magos no volvían, se llenó de rabia y dijo: quiero hacer morir al reyecillo que
acaba de nacer; para que no se me escape, voy a mandar que maten a todos los niños de Belén que no tienen
más de dos años.
Llamó a los soldados y les dio orden de matar a todos los niños de Belén. Aquellos llegaron por la mañana,
entraron en las casas, arrebataron los niños de los brazos de su madre y los mataron. Las madres gritaban y
lloraban, querían salvarlos; pero los soldados los agarraban y con sus espadas mataban a los pobres niños.
Pero en lo alto del cielo. Dios recibía las almas de estos niños y les daba un hermoso puesto entre los
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ángeles.
Repitamos: Un ángel advirtió a los Magos que no volvieran junto a Herodes, y así ellos se volvieron
a su tierra por otro camino. Para hacer morir al niño Jesús Herodes mandó matar a todos los niños de
Belén.
Ustedes creen que el Niño Jesús también fue muerto por los soldados... No; he aquí como se escapó.
4- Durante la noche, San José vio un ángel que le dijo: "Levántate, toma al Niño Jesús y a su Madre y huye
enseguida a Egipto, porque Herodes busca a Jesús para matarlo".
San José se levantó al instante, despertó a la Santísima Virgen, que tomó al Niño Jesús en sus brazos
abrazándolo bien para que no tuviera frío.
Después desató al burro, sobre el cuál montó la Santísima Virgen, apretando fuertemente entre sus brazos
a su Divino Hijo. Sin hacer ruido, marcharon en la negra noche, llevando con ellos los regalos de los Magos.
Miren bien sobre el mapa aquí está Belén, aquí está Egipto (Muestro el mapa). Marcharon por este lado...
Al paso del burrito caminaron largo tiempo, y cuando amaneció el día estaban ya lejos de Belén.
En este momento llegaron los soldados y mataron a los niños; pero, Jesús ya no estaba allí.
Repitan conmigo: un ángel vino a decir a José que partieran para Egipto, y José obedeció
inmediatamente.
Jesús no estaba allí. Estaba en camino para Egipto, un país que no pertenecía al perverso Herodes.
Llegado a este país, José alquiló una casita en donde puso a la Santísima Virgen y al Niño Jesús. Después
él buscó trabajo.
La Sagrada Familia vivió por lo menos dos años en Egipto. Un día que San José pensaba en Nazaret, vino
un ángel a decirle durante el sueño: "José, levántate toma al Niño y a su Madre y vuelve a tu país porque ya
han muerto los que querían matar a Jesús".
Sin titubear José marchó con Jesús y María, no a Belén sino a Nazaret, como había muerto Herodes, el
perverso rey, no tuvo miedo por el niño Jesús.
Repitan conmigo: cuando Herodes hubo muerto, un ángel avisó a José que podía volver a su país.
Pregunto:
4- ¿ Quién había advertido a José de que Herodes quería matar al niño Jesús?
¿Adónde condujo José a Jesús y María?
¿Cuánto tiempo permaneció en Egipto la Sagrada Familia?
¿Quién fue a decir a José que podía volver a su país?
¿Vivía aún el perverso rey Herodes?
¿Adónde fue a vivir la Sagrada Familia?
1- Después de haber contado cómo los Magos se pusieron en camino para encontrar a Jesús, se puede
pedir a los niños que vayan a encontrar a Jesús en su casa: la casa de Dios es la Iglesia, y allí adorarle.
Cuando el niño Jesús estaba en su pesebre, no se veía que era Dios.
No se ve al Niño Jesús con los ojos; pero uno sabe que está en el Sagrario como antes estaba en su pesebre.
Si pasan delante de la Iglesia, entren para adorar al Niño Jesús.
Pidan a su mamá que los lleve a la Iglesia.
2- Cuando un Mago vio por primera vez una estrella que le indicaba que había nacido el Salvador, preguntó
a los otros: "¿Quieren venir conmigo a adorar al Salvador?"
Mis queridos niños, hagan como los Magos, busquen compañeros que vayan a adorar a Jesús en el Sagrario.
3- Pidan a su mamá que les enseñen en la Iglesia los cuadros de la adoración de los Magos, de la Huida a
Egipto y del Degüello de los Santos Inocentes.
4- Al acostarse por la noche prometan guardar siempre en su corazoncito al niño Jesús, siendo muy buenos.
5- Hago reflexionar.
¿Quieren a Herodes, el rey perverso que intentó hacer morir al Niño Jesús? No; ustedes no lo quieren.
¿Quieren a los Magos que fueron a adorar al Niño Jesús? Sí.
Si yo les preguntara: ¿A quién quieren imitar al perverso rey Herodes o a los Magos? ¿Qué responderían?
A los Magos, y nunca jamás al rey perverso.
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¿Qué quería hacer Herodes? Mal al Niño Jesús.
¿Pueden ustedes hacer mal al Niño Jesús? Sí, desobedeciendo, siendo malos con sus padres porque eso
es contrario a lo que les pide Jesús.
El Jesús les pide que sean buenos, obedientes, afables con sus compañeros, complacientes y respetuosos
con sus padres y con sus maestros.
Prometan al Niño Jesús ser siempre buenos, obedientes, trabajadores y respetuosos con sus padres y
maestros.
Les he dicho que el perverso rey Herodes había hecho matar a muchos niños pequeños, creyendo que entre
ellos estaría el Niño Jesús...
Dios tomó las almas de estos niños como se toman preciosas flores de un jardín para hacer con ellas un
ramillete, que Él colocó en su hermoso cielo.
A ellos les llamamos los santos inocentes, están con los Ángeles en el cielo, y aman mucho a Dios.
Piensen en estos niños que murieron en lugar del Niño Jesús.
En la Iglesia se celebra el Nacimiento de Jesús por las fiestas de Navidad. Se hace un nacimiento, que han
visto...
Luego, después de Navidad, se festeja el nacimiento al cielo de estos santos niños. Es la fiesta de los santos
inocentes.
Digan conmigo: "Santos Inocentes, rogad por nosotros"
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Miren bien este cuadro... los Magos se pararon delante del Niño Jesús, le ofrecieron oro, incienso y mirra.
(Un instante de silencio.)
Bajen ahora la cabeza y piensen en los Magos. Les habría gustado estar con ellos... ¡Si hubiesen podido
ofrecer alguna cosa al Hijo de Dios!...
Pero, si no estuvieron con los Magos, sin embargo están cerca del Niño Jesús. El los ve, los oye, sabe lo
que piensan.
¿Quieren ofrecerle alguna cosa?
Digan bajito: "Niño Jesús del pesebre, Hijo de la Santísima Virgen María, yo creo que vos sois el Hijo de
Dios".
Ustedes le acaban de ofrecer algo que vale más que el oro.
Digan también bajito: "Niño Jesús del pesebre, Hijo de la Virgen María, Hijo de Dios, yo te amo con todo mi
corazón"
Ustedes acaban de ofrecerle algo: su amor, que sube hasta el Niño Jesús que sube como una nube de
incienso.
Digan finalmente: "Niño Jesús quiero ofrecerte muchos sacrificios; obedeceré, comeré lo que no me agrada,
seré afable con mis compañeros, etc. Te doy todos estos sacrificios."
Ustedes acaban de ofrecer algo que vale más que la mirra.
Miren el cuadro de los Magos ofreciendo sus presentes... piensen que ustedes también han ofrecido
hermosos regalos al Niño Jesús.
(Los niños pueden rezar esta oración muy despacio ante la imagen de San José.)
"San José, sé quien eres... Tú eres el protector de la Santísima Virgen y del Niño Jesús"
"Has cuidado del Niño Jesús, del Hijo de Dios, como si fuese tu hijo. Lo has salvado de Herodes cuando lo
quería matar. Lo has conducido a Egipto y vuelto a Nazaret."
"San José, yo soy un niño como el Niño Jesús. Cuida de mí. El Niño Jesús es mi gran amigo. Yo quiero estar
siempre con Él."
"Cuida de mí, San José, parecerme al Niño Jesús; seré bueno con Él obediente y trabajador."
1- En los días de Navidad llevar a los niños ante el nacimiento y hacerles notar la presencia de los Magos.
2- Cortar en varios pedazos tarjetas postales representando las tres escenas: Adoración de los Magos;
Degüello de los Santos Inocentes; Huida a Egipto y hacer que recompongan las imágenes.
3- Visitar la iglesia y enseñar a los niños las vidrieras, las esculturas que representen la escena que hemos
hablado.
4- Inculcar la devoción a San José. Hacer que pongan flores ante su imagen.
5- Dar a los niños una estampa de San José pidiéndoles que la coloquen en su habitación.
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6- Se puede hablar a los niños de la obra de los Pequeños Adoradores y de la propagación de la fe, y
hacerles
orar por la conversión de los niños paganos.
NOTA: Esta clase no tiene una enseñanza doctrinal propia. El objetivo es hacer que el niño alcance una idea
más humana de Jesús, así se le hará más fácil entrar en amistad con Él. Tal vez convendría que esta clase sea
leída como “la historia de la vida del Niño Jesús”
Apenas la Virgen María o San José le mandaban hacer alguna cosa, dejaba lo que estaba haciendo y
obedecía. Obedecía pronto, sin murmurar, sin entristecerse por obedecer, hacía todo lo que sus padres le
mandaban.
Muchas veces la Virgen le enviaba a buscar agua a la fuente, y Jesús tomaba el cántaro grande y se
marchaba. No se entretenía en el camino, iba, sacaba agua y volvía tranquilamente estrechando entre sus
bracitos el cántaro que era pesado.
San José le mandaba recoger las virutas de su taller, que pusiese en su lugar algunas tablas pequeñas, que le
diese alguna herramienta, que fuese con él a ver algún cliente; el Niño Jesús hacía todo enseguida. Él
pensaba: “Yo hago la voluntad de mi Padre celestial obedeciendo a San José”.
Repitan: El Niño Jesús obedecía siempre con prontitud y alegría.
¡Hay tantos niños que dicen mentiras! De este modo disgustan a sus padres y a Dios.
¿Recuerdan quién dijo una mentira a nuestros primeros padres, Adán y Eva, en el paraíso terrenal? El
demonio. Así, el que dice una mentira, se hace como el demonio.
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Algunos niños tienen miedo de decir la verdad porque temen que los regañen y castiguen.
Un niño rompió un vaso dejándolo caer; su madre le preguntó quién rompió el vaso, y él respondió que él no
fue. Él dijo una mentira. Para escapar del enojo de los papás no es bueno pasarse del lado del diablo diciendo
una mentira.
Les pregunto: ¿hay que tener miedo a decir verdad? ¿Hay que agradar al demonio y desagradar a Dios? ¡No!
No tengan miedo de decir siempre la verdad.
Y sobre todo jamás mientan para que castiguen a un compañero. Este es un pecado muy grave que cometen
algunos, muchas veces por envidia. Dios castiga severamente este pecado. Este pecado se llama “falso
testimonio” (acusar a otro de algo que es inocente).
Repitan: El Niño Jesús manda decir siempre la verdad, prohíbe mentir y ser envidioso.
Jesús al comienzo ayudó a San José su padre y así aprendió a trabajar la madera y a usar las herramientas.
Jesús se fatigaba llevando pesadas cargas, cepillando y cortando la madera, haciendo puertas, mesas y todo
lo que la gente le pedía y compraba.
Durante su trabajo Jesús pensaba en su Padre del Cielo y le decía: "Padre, yo te ofrezco mi trabajo".
Un día murió San José, y Jesús se quedó solo con la Virgen María. Entonces él siguió trabajando en la
carpintería para ganar lo necesario para vivir Él y su Madre la Virgen.
Repitan:
El Niño Jesús aprendió el oficio de carpintero, y cuando murió San José,
Jesús siguió trabajando como carpintero para tener con que vivir Él y la Virgen María.
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EL NIÑO JESUS EN LA ESCUELA
El Niño Jesús es Dios, pero también es hombre; por eso cuando era niño, Jesús era como ustedes. Jesús
rezaba por la mañana y por la noche antes de ir a dormir, y también durante el día se acordaba de hablar con
Dios su Padre. Así como ustedes, Jesús iba todas las semanas con sus padres a la iglesia, que para los judíos
se llamaba “sinagoga”. Él amaba con todo su corazón a Dios, su Padre del Cielo, y por eso gustaba de ir a la
Sinagoga.
Cuando Jesús tuvo la edad de 6 años, la Virgen María lo llevó por primera vez a la escuela. Él se sentó en un
banco, al lado de los otros niños que lo miraban.
¿Jesús estaba triste o contento de ir a la escuela? Jesús era muy feliz en su casa con la Virgen María y San
José, pero Él pensaba que es la voluntad de Dios que los niños vayan a la escuela; por eso Él estaba contento
de hacer la voluntad de su Padre, de estar al lado de sus compañeros y de escuchar las lecciones de su
maestro.
El maestro en la escuela ayuda a los papás en la educación de los hijos, y el maestro y los padres ayudan a
Dios. Así como está mal desobedecer a los papás, desobedecer al maestro también está mal; obedecer al
maestro es obedecer a Dios.
Repetir:
Jesús fue a la escuela como todos los niños.
Estaba contento en obedecer a su maestro para hacer la voluntad de Dios.
En la clase del Niño Jesús había alumnos malos que eran flojos, que no estudiaban sus lecciones ni
escuchaban al maestro. Pero también había alumnos buenos, trabajadores; y el más trabajador de todos era
Jesús, era un ejemplo para todos sus compañeros.
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El Niño Jesús como alumno se esforzaba en cumplir fielmente todas sus obligaciones. No quería llegar tarde
a la clase, no charlaba cuando el maestro daba la clase, ponía atención para no distraerse, y si el maestro le
mandaba hacer algo, Él nunca se negaba.
Igual que ustedes, el Niño Jesús aprendió a leer, a escribir y a contar en la escuela.
Al volver a su casa, antes de ir a jugar, repetía con la Virgen lo que había aprendido. Le gustaba mucho
escuchar hablar de la Historia Sagrada (la Biblia).
Cuando ustedes estén en clase acuérdense del Niño Jesús, y traten de ser como Él.
Repitan:
El Niño Jesús jamás llegaba con retraso a la escuela; escuchaba siempre al maestro, aprendía bien la
historia del pueblo judío, hacía bien todo lo que se le mandaba.
En el tiempo de Jesús no había hermosos juguetes como ahora: no había patines, ni muñecas bonitas, ni
juegos electrónicos. Jesús jugaba con pedazos de madera, con los cuales podía construir casitas. Los niños
jugaban con arena, con tierra: con barro hacían animalitos y figuras.
Jesús siempre trataba que los niños estén contentos. No los retaba si le rompían alguna cosa, y cuando le
prestaban algo a Él tenía mucho cuidado de no hacerle daño y de devolverlo.
El niño Jesús no podía enojarse y perder el control porque era Dios. Pero se entristecía cuando veía que sus
compañeros se pegaban entre ellos.
Jesús sufría cuando veía a los niños peleándose, dándose patadas, piñas, pellizcándose o diciéndose malas
palabras.
Él siempre trataba de enseñar con su ejemplo lo que hay que hacer para agradar a Dios.
Era manso y tranquilo con sus compañeros, les hablaba con bondad y mostraba que realmente los quería. Si
alguno lo ofendía, lo perdonaba enseguida.
El Niño Jesús enseñaba a sus amigos a no hacer sufrir a los animales. Dios no quiere que hagamos sufrir a
nadie, ni siquiera a los animales.
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Repetir: El niño Jesús amaba con todo su corazón a todos sus compañeros, era servicial, era generoso y
prestaba lo que le pertenecía, era siempre manso con ellos. Se entristecía cuando veía que los niños
disputaban, se pegaban. Por su parte perdonaba siempre.
Rezar y pedir al Niño Dios aprender a ser como Él.
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10 – LOS COMIENZOS DE LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS
(Comunión I)
II.- EXPLICO
MATERIAL. - Preparo los objetos que servirán durante la lección. (Recordemos que cualquier cosa
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atrae la atención del niño).
Mapa de Palestina; cuadro del Bautismo de Nuestro Señor; cuadro de Adán y Eva arrojados del Paraíso
terrenal; cuadro del bautismo de un niño; cuadro de Jesús tentado por el demonio; cuadro de Jesús con sus
Apóstoles.
Despierto la atención.
¿Qué haremos más tarde cuando seamos mayores? Lo que hace nuestro papá, lo que hace nuestro
hermano mayor.
Pero, ¿qué hace nuestro papá? Trabaja en la fábrica, en la oficina.
¿Y nuestro hermano mayor?
Pero escuchemos bien, les voy a contar lo que hizo nuestro hermano mayor, nuestro Señor Jesucristo,
cuando tenía treinta años.
lº En aquel tiempo había en las orillas del Jordán (enseño el Jordán en el mapa de Palestina) un hombre
muy santo, que amaba mucho a Dios y a quien Dios le había manifestado que estaba para venir el Salvador
del mundo.
Este hombre se llamaba Juan. No tenía hermosos trajes, sino un vestido de pelos de camello, y como
ceñidor un cinturón de cuero. .Se alimentaba de lo que hallaba en los campos: de miel silvestre, que encontraba
en las rocas o en los troncos de los árboles, y de grandes langostas, que comían los pobres, como nosotros
comemos cangrejitos.
Vivía lejos de las ciudades, pero una gran muchedumbre de gente iba a él, y él les decía: "Pedid perdón
a Dios de nuestros pecados, haced penitencia, porque Dios está por venir".
Entonces le preguntaban qué debían hacer, y él respondía: "Vivid sin cometer pecado, dad de comer
a los que tienen hambre, no se apropien de lo que no les corresponde, no hagan mal a nadie."
Muchos, al oírle, para demostrar que quedan librarse de sus pecados, entraban en el agua del Jordán,
se hacían bautizar por Juan, que derramaba entonces sobre sus cabezas un poco de agua.
Era como si dijese: Del mismo modo que el agua lava las manchas del cuerpo, el arrepentimiento que
uno tiene lava el alma.
Muchos también hacían penitencia.
Juan Bautista decía: "El Bautismo que yo les doy no es el verdadero Bautismo, bien pronto vendrá uno
que los bautizará verdaderamente". En efecto, su Bautismo no era sino un Bautismo de penitencia.
Repitan conmigo: Juan Bautista estaba a las orillas del Jordán y bautizaba a los que querían
hacer penitencia de sus pecados.
2. Pues bien, llegó un día que, mientras bautizaba, vio venir hacia él a uno que ya ustedes conocen
muy bien. . . a uno que vivía en Nazaret. . . al mismo Jesús.
Ahora ya no le llamaremos el Niño Jesús, sitio Jesús, porque tenía treinta años, era un hombre como
nuestro papá.
¿Qué iba a hacer junto a San Juan Bautista?
Todos los que iban a encontrar a Juan iban para arrepentirse de sus pecados, yo les pregunto: ¿Jesús
tenía pecados? No, Jesús no podía pecar, puesto que era el Hijo de Dios. Pero, ¿para qué había venido Jesús
a la tierra? Para tomar sobre Si todos los pecados de los hombres y pedir perdón por ellos a su Padre. Jesús
se ponía en lugar de los pecadores, como un niño que pide perdón a sus padres para su hermanito pequeño
que hizo alguna cosa mala, y que pide hacer penitencia por él Bautismo.
Bien veía Juan que Jesús era tan firme, que Juan tuvo que obedecer.
Ahora bien, él sabía que el Espíritu Santo descendería sobre el Salvador del mundo, y Dios le había
manifestado que lo reconocería en esta señal.
Juan derramó agua sobre la cabeza de Jesús, y al momento vio descender sobre Él el Espíritu Santo,
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como una paloma y permanecer inmóvil mientras que en el cielo decía Dios Padre: "Este ya es hermano de
Jesús, es, pues, mi hijo adoptivo".
Repitan conmigo: Jesús fue a pedir a Juan el Bautismo. Mientras Juan le bautizaba, descendió
sobre Él el Espíritu Santo y la voz del Padre dijo: "Este es mi Hijo muy amado".
3º Juan sabía ahora que Jesús era el Salvador prometido al mundo después del pecado de Adán y
Eva. Sabía también que Jesús daña el verdadero Bautismo, el que hemos recibido nosotros, que borra la
mancha que el pecado de Adán y Eva ha dejado en el alma de todos los hombres.
Vemos qué bueno es Jesús, cómo prepara para todos el medio de llegar a ser hijos de Dios.
Cuando vayamos a la iglesia, miremos al entrar y veremos lo que se llama la "pila bautismal"; se podría
llamar la fuente en que se encuentra el agua del Bautismo.
Vemos este cuadro.
(Coloco a la vista de mis pequeños un cuadro representando un sacerdote administrando
el Bautismo.)
Aquí vemos a un sacerdote que hace lo que mandó Jesús: Derrama agua natural (Como la que
bebemos), sobre la cabeza del niño pequeño, y le dice al mismo tiempo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo".
Inmediatamente queda borrada la mancha del pecado original y Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, entra
en el alma de este niño; le da su vida y le promete su hermoso cielo para siempre, con la condición de que El
pueda permanecer en el alma y no le echen nunca de ahí los pecados graves.
El alma del niño después del Bautismo posee lo que se llama "la gracia", es decir, la vida de Dios; y el
niño y es hermano de Jesús, es, pues, mi hijo adoptivo".
Repitan conmigo: Por el Bautismo, Jesús nos ha dado el medio de llegar a ser hijos de Dios.
Repitan conmigo: Jesús, después de su Bautismo, se retiró al desierto y allí fue tentado
inútilmente por el demonio.
5º Jesús dejó el desierto, y cuando se disponía a pasar a Galilea volvió a encontrar a Juan Bautista
que le había bautizado. En torno de éste había hombres que escuchaban su palabra, mirándole como a un
gran amigo de Dios.
Cuando él vio a Jesús, se le mostró diciendo: " He aquí el Cordero de Dios, he aquí el que borra los
pecados del mundo".
Oyendo hablar de esta manera a Juan Bautista, dos hombres que estaban con él le dejaron, y siguieron a
Jesús..
Jesús se volvió a ellos y les dijo: "¿ Qué buscamos?
Ellos respondieron: "Maestro, ¿dónde habitas?
"Venid y lo veréis", dijo Jesús.
Marcharon juntos y estuvieron, todo el día con Jesús.
Estos fueron los primeros Apóstoles de Jesús, los que debían vivir con El hasta su muerte.
Se llamaban Andrés y Juan.
Andrés tenía un hermano llamado Simón, y fue a buscarlo: "Hermano mío, le dijo, hemos hallado al
Mesías, al Salvador que es el Cristo".
Simón siguió a su hermano, y desde que le vio Jesús le dijo : "Desde ahora tú ya no te llamarás Simón,
sino Pedro".
Y lo tomó con El.
Bien pronto vinieron otros dos Apóstoles a unirse a Juan, Andrés y Pedro: el uno se llamaba Felipe y
el otro Natanael o Bartolomé.
¡ Qué dichosos eran estos hombres al ser llamados para vivir con Jesús Estaban tan contentos, que le
decían "Jesús, Tú eres el Hijo de Dios".
Al cabo de algún tiempo había en torno de Jesús doce Apóstoles, doce hombres que vivían con El
durante tres años y que verán todo lo que hará Jesús, que oirán todo lo que Él dirá y que todos, excepto uno
solo, Judas, le amarán mucho, mucho.
A continuación les contaré la historia de Jesús y de sus Apóstoles.
(Coloco el cuadro de Jesús con sur Apóstoles. )
Miremos este cuadro. Representa a Jesús llamando a sus Apóstoles. Jesús va a comenzar a mostrar
a todos que El es el Hijo de Dios y a decir lo que es preciso hacer para ir al cielo.
Repitan conmigo: Después de haber dejado el desierto, Jesús escogió doce Apóstoles para ir
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con ellos por toda la Palestina.
3º ¿Quién debía dar a los hombres el verdadero Bautismo que quita el pecado original?
¿Qué quieren decir las palabras: pila bautismal?
¿Qué derrama el sacerdote sobre la cabeza, diciendo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo"?
¿Quién entra en el alma del niño en seguida de su Bautismo?
¿De quién se hace hermano el niño bautizado?
5º Cuando Jesús estuvo de nuevo en presencia de Juan Bautista, ¿qué dijo éste de El ?
¿Cuántos Apóstoles tuvo Jesús en seguida?
Digamos los nombres de tres Apóstoles.
¿A quién le cambió el nombre?
1º (Coloco ante los niños las imágenes de Adán y Eva arrojados del Paraíso terrenal. )
Miremos este cuadro. ¿Qué representa? Adán y Eva arrojados del Paraíso terrenal.
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¿Qué acababan de hacer? Han desobedecidos a Dios, y así cometieron el primer pecado.
¿Eran amigos de Dios antes de cometer el pecado? Y ahora, ¿son amigos de Dios?
¿Serán sus hijos amigos de Dios?
¿Qué mancha habrá en el alma de los hijos de Adán y Eva?
¿Quién quitará esa mancha? El Salvador del mundo, nuestro Señor Jesucristo, que dará un medio; el
Bautismo.
(Coloco ante los niños el cuadro representando la ceremonia del Bautismo, y hago estas
preguntas, cuya respuesta facilito. )
2º. Pedir a los niños que vayan con su madre a ver en la iglesia el lugar en que fueron bautizados.
3º (Coloco delante de los niños el cuadro de Jesús ahuyentando al demonio y, a su lado, la imagen del demonio
tentando. a Eva. )
Miremos bien estos dos cuadros.
¿Qué representa este? (Enseño el de la tentación de Eva. )
¿Qué representa éste otro ? (Enseño el de Jesús ahuyentando al demonio.)
¿Quien ha sido vencedor del demonio?
Ahora cerremos los ojos, bajemos la cabeza y pensemos bien . . .
Están en la escuela, hay que escuchar, trabajar, no charlar, ¿no les dice el demonio que no escuchen,
que no trabajen, que se distraigan?
Tienen que ser buenos con sus compañeros, no hay que querer mandar siempre en los demás, no
tienen que pelear unos con otros.
¿Qué les dice el demonio? Les dice que desobedezcan, que no estudien sus lecciones, que sean malos
con sus compañeros, que les pellizquen, que les hagan daño, que les ofendan con palabras.
En casa tienen que obedecer, estudiar bien sus lecciones, amar a sus hermanos y sus hermanas.
¿A quién van a escuchar, a Dios o al demonio?...
Reflexionen bien.
Abran los ojos, miren cómo uno es vencido por el demonio, cómo uno es vencedor del demonio.
¿A quién imitarán?
Digan Conmigo, mirando bien al cuadro de Jesús ahuyentando al demonio:
"Buen Jesús, yo no escucharé al demonio, trabajaré, me portaré bien."
IV - FORMACIÓN EN LA PIEDAD
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1 año de Comunión - lección 11 - “Jesús de Nazaret, Modelo de todos los niños”
11 Jesús de Nazaret
Modelo de todos los niños
BREVE RESUMEN DE LA LECCIÓN PRECEDENTE
(Todos los niños repetirán despacio este breve resumen)
Unos Magos venidos de muy lejos llegaron a Jerusalén y preguntaron: “¿Dónde ha nacido el Rey de los
Judíos?...”
El rey Herodes habiendo sabido por los sacerdotes que el Salvador debía nacer en Belén, se lo dijo a
los Magos y les pidió que volviesen a él, cuando lo hubiesen encontrado...
Habiendo encontrado los Magos al Niño Jesús le ofrecieron oro, incienso y mirra...
Un ángel advirtió que no volviesen a Herodes. Ellos, regresaron a su país por otro camino.
Para hacer morir al Niño Jesús, Herodes mandó matar todos los niños pequeños de Belén, un ángel
vino a decir a José que se marchase con Jesús y María a Egipto, José no volvió a su país hasta después de la
muerte de Herodes.
Debemos explicar al niño todo lo que debe hacer. Pero el niño que tenemos delante de nosotros, que
nos escucha es un pequeño que ignora e ignorará por largo tiempo muchas cosas. Vive en la tranquilidad y la
calma. Para él la moral se resume en algunas líneas sencillas; porque oye hablar a sus alrededores de lo que
es permitido, de lo que es prohibido, obra mandado por sus padres, por sus maestros, reflexiona oyendo
claramente la voz de su conciencia. De este pequeño trabajo él extrae su moral de niño. Es débil y tiene
necesidad de ser protegido, sostenido. En torno suyo instintivamente busca ayuda, y el socorro que reclama es
ante todo el ejemplo, es sencillamente imitador, la imitación es una de sus fuerzas constructivas. Utilizando ésta
disposición natural en el niño, vamos a presentarle la suma de sus deberes, mostrándole como la ha realizado
Jesús Niño, cuando hallamos propuesto el modelo, intentaremos la acción. Tomamos, la vida de Jesús en
Nazaret, para estudiar con nuestros pequeños lo que ellos deben saber de la moral cristiana y que nosotros
dividimos así:
1. Los deberes de los pequeños para con Dios;
2. Para con los demás y para consigo mismo; éstos dos puntos se confunden con frecuencia.
II.- EXPLICO
PREPARO MI AUDITORIO.- Después de la oración, hecha con recogimiento y antes de comenzar, miro sin
hablar a mis pequeños. Están sentados, los brazos cruzados atrás, la cabeza derecha; todos los ojos se dirigen
a mi. Después de un momento de silencio, comienzo, hablo despacio mirando a mi pequeño auditorio...
Despierto la atención.
Cuando les enseñé a hacer la señal de la cruz, me puse delante de ustedes e hice los gestos, poniendo
mi mano derecha en la frente, después en el pecho... Dije las palabras: “En el nombre del Padre...” Ustedes
miraban, oían y procuraban hacer como yo. Yo fui para ustedes un modelo que ustedes imitaron, que han
copiado.
Escuchen bien, hoy voy a mostrarles el modelo más hermoso de los niños, el más sabio, el más
inteligente, el más dulce de todos. Les diré lo que Él hacía cuando era pequeño como ustedes, y ustedes
procurarán imitarlo.
1 ¿Cómo se llama éste niño tan sabio, tan inteligente, tan dulce?...
El Niño Jesús que ya conocen ustedes. El Niño Jesús vivía en Nazaret.
(En el mapa señalo a Nazaret)
Con su padre nutricio San José y su Madre la Santísima Virgen.
Jesús, Niño pequeñito, era como sus hermanitos que agitan sus brazitos, su manita, acaricia a su Madre.
Como nuestros hermanitos aprendió a andar, y San José y la Virgen Santísima le hicieron dar los primeros
pasos. Comenzó a hablar, como nuestros hermanitos que no dicen más que media palabra, después ya la dijo
perfectamente.
Muchas veces cuando la Virgen María la tenía en su regazo, se dormía profundamente, después que
pudo hablar repitió con la Santísima Virgen las hermosas oraciones que rezaban diariamente los judíos.
Por otra parte, el Niño Jesús pequeño, aún antes de saber hablar sabía que era el Niño Dios, pensaba
sin cesar en su Padre Celestial, le decía en su corazón que estaba contento en tomar el cuerpo de un Niño
pequeño para hacer completamente su voluntad.
Pero nadie excepto San José y la Santísima Virgen, sabían que Él era Dios...
El Niño Jesús creció y llegó a ser como uno de ustedes.
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1 año de Comunión - lección 11 - “Jesús de Nazaret, Modelo de todos los niños”
Repitamos juntos: El Niño Jesús vivía en Nazaret, era un lindo Niño como los niños de ahora. Él
sabía que era el Hijo de Dios.
Repitamos juntos: “El Niño Jesús oraba a su Padre Celestial por la mañana al levantarse, durante
el día, al comer, al jugar, al trabajar, y por la noche antes de acostarse. Se dormía pensando en Dios.”
3 Antiguamente la casa de Dios no se llamaba iglesia, como hoy, se llamaba “sinagoga”. Era una casa
grande, que se encontraba en cada ciudad y población importante, y en donde todos los sábados los judíos se
reunían para orar y para oír hablar de Dios.
(Enseño Jerusalén en el mapa)
Sólo en Jerusalén estaba el Templo, que era la verdadera casa de Dios; pero no se podía ir todas las
semanas a Jerusalén, estaba muy lejos, y Dios sólo pedía que fuesen allí en las grandes fiestas de Pascua, de
Pentecostés y de los Tabernáculos.
Repitan conmigo: “Hoy la casa de Dios es la iglesia, antiguamente era la sinagoga y sobre todo
el Templo de Jerusalén”.
Escuchen bien, voy a decirles lo que hacía el Niño Jesús en la casa de Dios.
Todos los sábados, los habitantes de Nazaret se reunían en la sinagoga.
Las mujeres, separadas de los hombres, oraban en silencio, y los hombres, sentados, rezaban en voz
baja las oraciones balanceando lentamente la parte superior del cuerpo. El Niño Jesús iba todas las semanas
a esta sinagoga.
Con San José y la Santísima Virgen oía lo que se leía en la Biblia. Oía hablar de su Padre celestial con
grande satisfacción.
¡Cómo caminaba despacio al entrar en la casa de Dios! ¡Cómo miraba el armario cubierto con un velo,
en el cual se conservaba el libro de la Ley de Dios! Y pensaba siempre: “Allí se encuentra la palabra de mi
Padre”.
Sentado en un banco, el Niño Jesús oraba largamente, y encontraba que el tiempo pasaba pronto
pensando en Dios, porque no pensaba más que en Él.
Muchas veces durante la semana, la Santísima Virgen María iba a la sinagoga y le acompañaba el Niño
Jesús.
Repitan conmigo: “Todos los sábados el Niño Jesús iba a orar a la sinagoga con sus padres. En
la semana iba con frecuencia a la sinagoga con su Madre.”
4 Cuando cumplió doce años, tuvo que ir como los niños judíos de esa edad, al Templo de Jerusalén,
que era la más hermosa de las casas de Dios. Era allí en donde los sacerdotes ofrecían sacrificios.
La palabra “sacrificio” no quiere decir aquí los pequeños sacrificios que hacemos nosotros cuando no
hablamos en clase, cuando no compramos bombones, cuando no desobedecemos a nuestros padres, sino que
eran bueyes, corderos, frutos, palomas que los sacerdotes ofrecían a Dios diciendo: “Todo te pertenece, toma
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1 año de Comunión - lección 11 - “Jesús de Nazaret, Modelo de todos los niños”
la sangre de éste cordero, de esta palomita, toma estos frutos, todo es tuyo”.
Y durante este tiempo, todos los que estaban en el Templo oraban con todo el corazón repitiendo: “Vos
sos nuestro Dios, nuestro Señor, y nosotros te pertenecemos”.
Ya les dije: Todos los años los judíos debían ir a Jerusalén desde todos los lugares de Palestina.
Fíjense en el mapa: de todos estos sitios iban a Jerusalén.
(Enseñar el mapa)
El Niño Jesús, pues, salió de Nazaret con la Santísima Virgen y San José.
Miren el mapa.
(Señalo Nazaret)
Desde Nazaret a Jerusalén había unos cuatro o cinco días de viaje porque, como ya saben, entonces
no se viajaba como ahora.
La Sagrada Familia salió con muchos otros habitantes de Nazaret que hacían el mismo viaje.
Todos iban contentos pensando que iban a la hermosa casa de Dios; pero el que iba más contento era
el Niño Jesús, que se alegraba de ver que los hombres amaban a su Padre celestial y que dejaban todo para ir
a rezarle. Algunos días después llegaban a Jerusalén.
Repitan conmigo: “A la edad de doce años el Niño Jesús fue al Templo de Jerusalén con San
José y la Virgen.”
Entraron en el Templo y el Niño Jesús vio delante de Él a los sacerdotes, vio al que debía ofrecer el
incienso a Dios. Ustedes ya habrán visto en la iglesia el humo del incienso que sube hasta las bóvedas. Este
sacerdote tenía una vestidura blanca larga sobre la que ponía un ornamento de color morado, guarnecidos de
campanillas de oro, y tenía un cinturón de muchos colores; sobre sus hombros otro ornamento encarnado y
oro; sobre su pecho tenía doce piedras preciosas.
Cuando pasaba el sacerdote, todos inclinaban la cabeza, porque el sacerdote es el representante de
Dios.
Después se le veía ofrecer a Dios los corderos y las ovejas...
Se estaba en oración en el Templo, y después se salía en silencio.
Llegó el día de la vuelta a Nazaret. Se regresaba en grupos, los niños delante, detrás de ellos las
mujeres, y los hombres. De esta manera el Niño Jesús había hecho el viaje para ir a Jerusalén.
Después de haber caminado largo tiempo, San José y la Santísima Virgen quisieron abrazar al Niño
Jesús, dejaron el grupo de las mujeres y los hombres y se llegaron al de los niños. Llamaron a Jesús y lo
buscaron; pero ¡ay! no le encontraron. El Niño Jesús no estaba allí... Se había perdido el Niño Jesús...
Le buscaron entre los viajeros. El Niño Jesús no estaba...
¿Qué hacer? María dijo es seguida: “Hay que volver a Jerusalén”.
Piensen queridos niños, lo triste que estaría la Santísima Virgen..., ¡cómo lloraría su mamá si los
perdiera!
Repitan conmigo: “San José y la Santísima Virgen iban camino de Nazaret cuando se dieron
cuenta que el Niño Jesús se había perdido, y al momento regresaron a Jerusalén.”
5 Legados a Jerusalén -hacía tres días que el Niño Jesús se había perdido- María y José entraron al
Templo. Apenas hubieron entrado, vieron debajo de un pórtico una reunión de hombres, de mujeres, de gente
ante las cuales había sacerdotes.
María y José se acercaron y oyeron una vocecita que reconocieron bien. Era la voz del Niño Jesús.
Allí estaba con los sacerdotes y les preguntaba, les pedís explicaciones sobre las cosas de Dios, les
decía lo que Él pensaba y todos escuchaban al Niño Jesús y aún querían escucharle más.
(Enseño a los niños el cuadro representando a Jesús en medio de los doctores)
El Niño Jesús había quedado en el Templo para oír la palabra de Dios, su Padre, porque los sacerdotes
de entonces, como los de ahora, explican quién es Dios y lo que se debe hacer por Él.
María se adelantó hacia el Niño Jesús, y le dijo: “Hijo mío, ¿por qué nos has hecho esto? Desde hace
tres días que te busco con tu padre José”. Pero el Niño Jesús, cuyo Padre verdadero es Dios, quiso recordar a
su Madre, la Santísima Virgen María, que Él había venido a la tierra para salvar a los hombres cumpliendo la
voluntad de Dios, y le respondió: “No sabían que es preciso que Yo me ocupe de las cosas de mi Padre?”
La Santísima Virgen comprendió. Si; ella sabía que su Hijo era Dios, y no dijo más. El Niño Jesús le dio
la mano, y con San José tomaron el camino de Nazaret.
Repitan conmigo: “San José y la Santísima Virgen encontraron al Niño Jesús sentado en medio
de los sacerdotes en el Templo de Jerusalén.”
El Niño Jesús dijo a la Santísima Virgen que Él debía ocuparse de las cosas de su Padre celestial.
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1 año de Comunión - lección 11 - “Jesús de Nazaret, Modelo de todos los niños”
5 ¿Qué dijo la Santísima Virgen al ver que el Niño Jesús se había perdido?
¿Adónde fueron la Santísima Virgen y San José al llegar de nuevo a Jerusalén?
¿Qué vieron al entrar en el Templo?
¿Qué hacía el Niño Jesús en medio de los sacerdotes?
¿Qué le dijo la Santísima Virgen al Niño Jesús?
¿Qué respondió el Niño Jesús?
¿Cuántos días hacía que el Niño Jesús estaba perdido?
¿Adónde volvieron San José, la Santísima Virgen y el Niño Jesús?
1 Pensemos bien en nuestro cuarto, en nuestra imaginación vemos nuestra mesa, nuestra cama, las
imágenes y el Crucifijo que están en las paredes.
Es de noche... estamos cansados, hemos trabajado mucho, jugado mucho. Vamos a acostarnos.
Abrazamos a nuestro papá, a nuestra mamá, a nuestros hermanos y hermanas... vamos a dormir en seguida.
Ahora pensemos... ¿qué hacía el Niño Jesús? Oraba a su Padre celestial.
¿Qué haremos nosotros antes de acostarnos?
¿Qué oración diremos?
Pensemos bien... Ya estamos en nuestra camita... Cerremos los ojos... ¿En quién pensaba el Niño Jesús
al dormirse? En Dios. ¿En quién pensaremos nosotros?
Prometemos rezar nuestra oración de la noche.
(Un instante de silencio)
2 Aún estamos en nuestra habitación. Nuestra mamá viene a despertarnos... La luz entra por la
ventana... Estamos muy calentitos en nuestra cama...
Pensemos bien... El Niño Jesús dormía como nosotros, se despertaba como nosotros... ¿En quién
pensaba en seguida el Niño Jesús?
¿En quién pensaremos nosotros?
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1 año de Comunión - lección 11 - “Jesús de Nazaret, Modelo de todos los niños”
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Nosotros entraremos en la iglesia quietos, haremos bien la señal de la cruz después de haber tomado
el agua bendita, haremos una genuflexión, iremos a nuestros sitios y nos arrodillaremos. Cuando estemos
sentados tendremos el cuerpo bien derecho.
Cuando nos levantemos, lo haremos sin ruido. Pensaremos en Dios.
Prometemos a Dios portarnos bien en la iglesia.
4 Pidamos a los niños que cuando pasen con su madre delante de la iglesia entren en ella un instante.
Al pasar delante de la iglesia pensemos: “Ésta es la casa de Dios”.
6 Enseñar a los niños las vidrieras o los cuadros de la iglesia que representan la escena de Jesús en
el Templo.
1 Hijos míos, nosotros no somos como el Niño Jesús, Hijo de Dios. Pero si no lo vemos, estamos
ciertos de que existe, que está en todas partes; en el cielo, en la tierra, en el bosque, en la clase; estemos
seguros de que Él nos ve, que Él sabe lo que pensamos, que Él oye lo que decimos.
Pensemos bien que Dios esta allí... en esta sala...
(Un instante de silencio)
¿Pensemos mucho en Dios?
Digan conmigo y despacio, para imitar al Niño Jesús: “Dios mío, Vos has hecho el cielo, la tierra, los
bosques, los mares, los animales, los hombres. Todo te pertenece, todo es tuyo, yo soy tuyo, yo te pertenezco”.
3 Antes del trabajo pedir a los niños que se acuerden que ellos pueden ofrecer a Dios lo que van a
hacer, y rezar con ellos esta corta invocación: “Dios mío, yo quiero trabajar mucho para agradarte (o imitar al
Niño Jesús)”.
Antes de jugar se puede ofrecer el recreo al Niño Jesús.
2 Recordar que el niño tendrá tanta más fe cuanto más manifieste su fuerza de evidencia por un doble
fenómeno de acción y de reacción; por eso tienen tan gran importancia las pequeñas prácticas del culto. Estas
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prácticas le ejercitan en creer con todas las fuerzas de su espíritu y de su corazón ayudados por la Gracia, por
intermedio de su cuerpo.
Vigilar entonces las genuflexiones, las señales de la cruz, las actitudes diversas del cuerpo en la iglesia,
durante las oraciones, al pasar delante del altar, de una imagen; el rezar bien las oraciones, etc.
Todos estos actos acaparan las fuerzas y la memoria, captan la imaginación, crean asociaciones de
ideas y el sentimiento religioso.
3 Acostumbrar los niños a obrar por ellos mismos en la recitación de las oraciones, por la mañana y
por la noche.
Algunas madres cristianas usan un medio que recomendamos. Sabiendo que el niño olvida fácilmente
el rezar su oración por la mañana, le recuerdan este deber colocando un libro de Misa sobre sus vestidos o
dando la vuelta al bolsillo de su vestido. Éste medio sencillo impide que el niño se olvide.
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12 – JESÚS, MODELO Y EJEMPLO DE TODOS LOS NIÑOS
NOTA: Esta clase no tiene una enseñanza doctrinal propia. El objetivo es hacer que el niño alcance una idea
más humana de Jesús, así se le hará más fácil entrar en amistad con Él. Tal vez convendría que esta clase sea
leída como “la historia de la vida del Niño Jesús”
Apenas la Virgen María o San José le mandaban hacer alguna cosa, dejaba lo que estaba haciendo y
obedecía. Obedecía pronto, sin murmurar, sin entristecerse por obedecer, hacía todo lo que sus padres le
mandaban.
Muchas veces la Virgen le enviaba a buscar agua a la fuente, y Jesús tomaba el cántaro grande y se
marchaba. No se entretenía en el camino, iba, sacaba agua y volvía tranquilamente estrechando entre sus
bracitos el cántaro que era pesado.
San José le mandaba recoger las virutas de su taller, que pusiese en su lugar algunas tablas pequeñas, que le
diese alguna herramienta, que fuese con él a ver algún cliente; el Niño Jesús hacía todo enseguida. Él
pensaba: “Yo hago la voluntad de mi Padre celestial obedeciendo a San José”.
Repitan: El Niño Jesús obedecía siempre con prontitud y alegría.
¡Hay tantos niños que dicen mentiras! De este modo disgustan a sus padres y a Dios.
¿Recuerdan quién dijo una mentira a nuestros primeros padres, Adán y Eva, en el paraíso terrenal? El
demonio. Así, el que dice una mentira, se hace como el demonio.
Algunos niños tienen miedo de decir la verdad porque temen que los regañen y castiguen.
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Un niño rompió un vaso dejándolo caer; su madre le preguntó quién rompió el vaso, y él respondió que él no
fue. Él dijo una mentira. Para escapar del enojo de los papás no es bueno pasarse del lado del diablo diciendo
una mentira.
Les pregunto: ¿hay que tener miedo a decir verdad? ¿Hay que agradar al demonio y desagradar a Dios? ¡No!
No tengan miedo de decir siempre la verdad.
Y sobre todo jamás mientan para que castiguen a un compañero. Este es un pecado muy grave que cometen
algunos, muchas veces por envidia. Dios castiga severamente este pecado. Este pecado se llama “falso
testimonio” (acusar a otro de algo que es inocente).
Repitan: El Niño Jesús manda decir siempre la verdad, prohíbe mentir y ser envidioso.
Jesús al comienzo ayudó a San José su padre y así aprendió a trabajar la madera y a usar las herramientas.
Jesús se fatigaba llevando pesadas cargas, cepillando y cortando la madera, haciendo puertas, mesas y todo
lo que la gente le pedía y compraba.
Durante su trabajo Jesús pensaba en su Padre del Cielo y le decía: "Padre, yo te ofrezco mi trabajo".
Un día murió San José, y Jesús se quedó solo con la Virgen María. Entonces él siguió trabajando en la
carpintería para ganar lo necesario para vivir Él y su Madre la Virgen.
Repitan:
El Niño Jesús aprendió el oficio de carpintero, y cuando murió San José,
Jesús siguió trabajando como carpintero para tener con que vivir Él y la Virgen María.
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EL NIÑO JESUS EN LA ESCUELA
El Niño Jesús es Dios, pero también es hombre; por eso cuando era niño, Jesús era como ustedes. Jesús
rezaba por la mañana y por la noche antes de ir a dormir, y también durante el día se acordaba de hablar con
Dios su Padre. Así como ustedes, Jesús iba todas las semanas con sus padres a la iglesia, que para los judíos
se llamaba “sinagoga”. Él amaba con todo su corazón a Dios, su Padre del Cielo, y por eso gustaba de ir a la
Sinagoga.
Cuando Jesús tuvo la edad de 6 años, la Virgen María lo llevó por primera vez a la escuela. Él se sentó en un
banco, al lado de los otros niños que lo miraban.
¿Jesús estaba triste o contento de ir a la escuela? Jesús era muy feliz en su casa con la Virgen María y San
José, pero Él pensaba que es la voluntad de Dios que los niños vayan a la escuela; por eso Él estaba contento
de hacer la voluntad de su Padre, de estar al lado de sus compañeros y de escuchar las lecciones de su
maestro.
El maestro en la escuela ayuda a los papás en la educación de los hijos, y el maestro y los padres ayudan a
Dios. Así como está mal desobedecer a los papás, desobedecer al maestro también está mal; obedecer al
maestro es obedecer a Dios.
Repetir:
Jesús fue a la escuela como todos los niños.
Estaba contento en obedecer a su maestro para hacer la voluntad de Dios.
En la clase del Niño Jesús había alumnos malos que eran flojos, que no estudiaban sus lecciones ni
escuchaban al maestro. Pero también había alumnos buenos, trabajadores; y el más trabajador de todos era
Jesús, era un ejemplo para todos sus compañeros.
El Niño Jesús como alumno se esforzaba en cumplir fielmente todas sus obligaciones. No quería llegar tarde
a la clase, no charlaba cuando el maestro daba la clase, ponía atención para no distraerse, y si el maestro le
mandaba hacer algo, Él nunca se negaba.
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Igual que ustedes, el Niño Jesús aprendió a leer, a escribir y a contar en la escuela.
Al volver a su casa, antes de ir a jugar, repetía con la Virgen lo que había aprendido. Le gustaba mucho
escuchar hablar de la Historia Sagrada (la Biblia).
Cuando ustedes estén en clase acuérdense del Niño Jesús, y traten de ser como Él.
Repitan:
El Niño Jesús jamás llegaba con retraso a la escuela; escuchaba siempre al maestro, aprendía bien la
historia del pueblo judío, hacía bien todo lo que se le mandaba.
En el tiempo de Jesús no había hermosos juguetes como ahora: no había patines, ni muñecas bonitas, ni
juegos electrónicos. Jesús jugaba con pedazos de madera, con los cuales podía construir casitas. Los niños
jugaban con arena, con tierra: con barro hacían animalitos y figuras.
Jesús siempre trataba que los niños estén contentos. No los retaba si le rompían alguna cosa, y cuando le
prestaban algo a Él tenía mucho cuidado de no hacerle daño y de devolverlo.
El niño Jesús no podía enojarse y perder el control porque era Dios. Pero se entristecía cuando veía que sus
compañeros se pegaban entre ellos.
Jesús sufría cuando veía a los niños peleándose, dándose patadas, piñas, pellizcándose o diciéndose malas
palabras.
Él siempre trataba de enseñar con su ejemplo lo que hay que hacer para agradar a Dios.
Era manso y tranquilo con sus compañeros, les hablaba con bondad y mostraba que realmente los quería. Si
alguno lo ofendía, lo perdonaba enseguida.
El Niño Jesús enseñaba a sus amigos a no hacer sufrir a los animales. Dios no quiere que hagamos sufrir a
nadie, ni siquiera a los animales.
Repetir: El niño Jesús amaba con todo su corazón a todos sus compañeros, era servicial, era generoso y
prestaba lo que le pertenecía, era siempre manso con ellos. Se entristecía cuando veía que los niños
disputaban, se pegaban. Por su parte perdonaba siempre.
Rezar y pedir al Niño Dios aprender a ser como Él.
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13 – LOS COMIENZOS DE LA VIDA PÚBLICA DE JESÚS
(Comunión I)
II.- EXPLICO
MATERIAL. - Preparo los objetos que servirán durante la lección. (Recordemos que cualquier cosa
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atrae la atención del niño).
Mapa de Palestina; cuadro del Bautismo de Nuestro Señor; cuadro de Adán y Eva arrojados del
Paraíso terrenal; cuadro del bautismo de un niño; cuadro de Jesús tentado por el demonio; cuadro de Jesús
con sus Apóstoles.
Despierto la atención.
¿Qué haremos más tarde cuando seamos mayores? Lo que hace nuestro papá, lo que hace nuestro
hermano mayor.
Pero, ¿qué hace nuestro papá? Trabaja en la fábrica, en la oficina.
¿Y nuestro hermano mayor?
Pero escuchemos bien, les voy a contar lo que hizo nuestro hermano mayor, nuestro Señor Jesucristo,
cuando tenía treinta años.
lº En aquel tiempo había en las orillas del Jordán (enseño el Jordán en el mapa de Palestina) un hombre
muy santo, que amaba mucho a Dios y a quien Dios le había manifestado que estaba para venir el Salvador
del mundo.
Este hombre se llamaba Juan. No tenía hermosos trajes, sino un vestido de pelos de camello, y como
ceñidor un cinturón de cuero. .Se alimentaba de lo que hallaba en los campos: de miel silvestre, que encontraba
en las rocas o en los troncos de los árboles, y de grandes langostas, que comían los pobres, como nosotros
comemos cangrejitos.
Vivía lejos de las ciudades, pero una gran muchedumbre de gente iba a él, y él les decía: "Pedid perdón
a Dios de nuestros pecados, haced penitencia, porque Dios está por venir".
Entonces le preguntaban qué debían hacer, y él respondía: "Vivid sin cometer pecado, dad de comer
a los que tienen hambre, no se apropien de lo que no les corresponde, no hagan mal a nadie."
Muchos, al oírle, para demostrar que quedan librarse de sus pecados, entraban en el agua del Jordán,
se hacían bautizar por Juan, que derramaba entonces sobre sus cabezas un poco de agua.
Era como si dijese: Del mismo modo que el agua lava las manchas del cuerpo, el arrepentimiento que
uno tiene lava el alma.
Muchos también hacían penitencia.
Juan Bautista decía: "El Bautismo que yo les doy no es el verdadero Bautismo, bien pronto vendrá uno
que los bautizará verdaderamente". En efecto, su Bautismo no era sino un Bautismo de penitencia.
Repitan conmigo: Juan Bautista estaba a las orillas del Jordán y bautizaba a los que querían
hacer penitencia de sus pecados.
2. Pues bien, llegó un día que, mientras bautizaba , vio venir hacia él a uno que ya ustedes conocen
muy bien. . . a uno que vivía en Nazaret. . . al mismo Jesús.
Ahora ya no le llamaremos el Niño Jesús, sitio Jesús, porque tenía treinta años, era un hombre como
nuestro papá.
¿Qué iba a hacer junto a San Juan Bautista?
Todos los que iban a encontrar a Juan iban para arrepentirse de sus pecados. , yo les pregunto: ¿Jesús
tenía pecados? No, Jesús no podía pecar, puesto que era el Hijo de Dios. Pero,¿para qué había venido Jesús
a la tierra? Para tomar sobre Si todos los pecados de los hombres y pedir perdón por ellos a su Padre. Jesús
se ponía en lugar de los pecadores, como un niño que pide perdón a sus padres para su hermanito pequeño
que hizo alguna cosa mala, y que pide hacer penitencia por él Bautismo.
Bien veía Juan que Jesús era tan firme, que Juan tuvo que obedecer.
Ahora bien, él sabía que el Espíritu Santo descendería sobre el Salvador del mundo, y Dios le había
manifestado que lo reconocería en esta señal.
Juan derramó agua sobre la cabeza de Jesús, y al momento vio descender sobre Él el Espíritu Santo,
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como una paloma y permanecer inmóvil mientras que en el cielo decía Dios Padre: "Este ya es hermano de
Jesús, es, pues, mi hijo adoptivo".
Repitan conmigo: Jesús fue a pedir a Juan el Bautismo. Mientras Juan le bautizaba, descendió
sobre Él el Espíritu Santo y la voz del Padre dijo: "Este es mi Hijo muy amado".
3º Juan sabía ahora que Jesús era el Salvador prometido al mundo después del pecado de Adán y
Eva. Sabía también que Jesús daña el verdadero Bautismo, el que hemos recibido nosotros, que borra la
mancha que el pecado de Adán y Eva ha dejado en el alma de todos los hombres.
Vemos qué bueno es Jesús, cómo prepara para todos el medio de llegar a ser hijos de Dios.
Cuando vayamos a la iglesia, miremos al entrar y veremos lo que se llama la "pila bautismal"; se podría
llamar la fuente en que se encuentra el agua del Bautismo.
Vemos este cuadro.
(Coloco a la vista de mis pequeños un cuadro representando un sacerdote administrando
el Bautismo.)
Aquí vemos a un sacerdote que hace lo que mandó Jesús: Derrama agua natural (Como la que
bebemos), sobre la cabeza del niño pequeño, y le dice al mismo tiempo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo".
Inmediatamente queda borrada la mancha del pecado original y Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, entra
en el alma de este niño; le da su vida y le promete su hermoso cielo para siempre, con la condición de que El
pueda permanecer en el alma y no le echen nunca de ahí los pecados graves.
El alma del niño después del Bautismo posee lo que se llama "la gracia", es decir, la vida de Dios; y el
niño y es hermano de Jesús, es, pues, mi hijo adoptivo".
Repitan conmigo: Por el Bautismo, Jesús nos ha dado el medio de llegar a ser hijos de Dios.
Repitan conmigo: Jesús, después de su Bautismo, se retiró al desierto y allí fue tentado
inútilmente por el demonio.
5º Jesús dejó el desierto, y cuando se disponía a pasar a Galilea volvió a encontrar a Juan Bautista
que le había bautizado. En torno de éste había hombres que escuchaban su palabra, mirándole como a un
gran amigo de Dios.
Cuando él vio a Jesús, se le mostró diciendo: " He aquí el Cordero de Dios, he aquí el que borra los
pecados del mundo".
Oyendo hablar de esta manera a Juan Bautista, dos hombres que estaban con él le dejaron, y siguieron a
Jesús..
Jesús se volvió a ellos y les dijo: "¿ Qué buscamos?
Ellos respondieron: "Maestro, ¿dónde habitas?
"Venid y lo veréis", dijo Jesús.
Marcharon juntos y estuvieron, todo el día con Jesús.
Estos fueron los primeros Apóstoles de Jesús, los que debían vivir con El hasta su muerte.
Se llamaban Andrés y Juan.
Andrés tenía un hermano llamado Simón, y fue a buscarlo: "Hermano mío, le dijo, hemos hallado al
Mesías, al Salvador que es el Cristo".
Simón siguió a su hermano, y desde que le vio Jesús le dijo : "Desde ahora tú ya no te llamarás Simón,
sino Pedro".
Y lo tomó con El.
Bien pronto vinieron otros dos Apóstoles a unirse a Juan, Andrés y Pedro: el uno se llamaba Felipe y
el otro Natanael o Bartolomé.
¡ Qué dichosos eran estos hombres al ser llamados para vivir con Jesús Estaban tan contentos, que le
decían "Jesús, Tú eres el Hijo de Dios".
Al cabo de algún tiempo había en torno de Jesús doce Apóstoles, doce hombres que vivían con El
durante tres años y que verán todo lo que hará Jesús, que oirán todo lo que Él dirá y que todos, excepto uno
solo, Judas, le amarán mucho, mucho.
A continuación les contaré la historia de Jesús y de sus Apóstoles.
(Coloco el cuadro de Jesús con sur Apóstoles. )
Miremos este cuadro. Representa a Jesús llamando a sus Apóstoles. Jesús va a comenzar a mostrar
a todos que El es el Hijo de Dios y a decir lo que es preciso hacer para ir al cielo.
Repitan conmigo: Después de haber dejado el desierto, Jesús escogió doce Apóstoles para ir
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con ellos por toda la Palestina.
3º ¿Quién debía dar a los hombres el verdadero Bautismo que quita el pecado original?
¿Qué quieren decir las palabras: pila bautismal?
¿Qué derrama el sacerdote sobre la cabeza, diciendo: “Yo te bautizo en el nombre del Padre,
y del Hijo y del Espíritu Santo"?
¿Quién entra en el alma del niño en seguida de su Bautismo?
¿De quién se hace hermano el niño bautizado?
5º Cuando Jesús estuvo de nuevo en presencia de Juan Bautista, ¿qué dijo éste de El ?
¿Cuántos Apóstoles tuvo Jesús en seguida?
Digamos los nombres de tres Apóstoles.
¿A quién le cambió el nombre?
1º (Coloco ante los niños las imágenes de Adán y Eva arrojados del Paraíso terrenal. )
Miremos este cuadro. ¿Qué representa? Adán y Eva arrojados del Paraíso terrenal.
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¿Qué acababan de hacer? Han desobedecidos a Dios, y así cometieron el primer pecado.
¿Eran amigos de Dios antes de cometer el pecado? Y ahora, ¿son amigos de Dios?
¿Serán sus hijos amigos de Dios?
¿Qué mancha habrá en el alma de los hijos de Adán y Eva?
¿Quién quitará esa mancha? El Salvador del mundo, nuestro Señor Jesucristo, que dará un medio; el
Bautismo.
(Coloco ante los niños el cuadro representando la ceremonia del Bautismo, y hago estas
preguntas, cuya respuesta facilito. )
2º. Pedir a los niños que vayan con su madre a ver en la iglesia el lugar en que fueron bautizados.
3º (Coloco delante de los niños el cuadro de Jesús ahuyentando al demonio y, a su lado, la imagen del demonio
tentando. a Eva. )
Miremos bien estos dos cuadros.
¿Qué representa este? (Enseño el de la tentación de Eva. )
¿Qué representa éste otro ? (Enseño el de Jesús ahuyentando al demonio.)
¿Quien ha sido vencedor del demonio?
Ahora cerremos los ojos, bajemos la cabeza y pensemos bien . . .
Están en la escuela, hay que escuchar, trabajar, no charlar, ¿no les dice el demonio que no escuchen,
que no trabajen, que se distraigan?
Tienen que ser buenos con sus compañeros, no hay que querer mandar siempre en los demás, no
tienen que pelear unos con otros.
¿Qué les dice el demonio? Les dice que desobedezcan, que no estudien sus lecciones, que sean malos
con sus compañeros, que les pellizquen, que les hagan daño, que les ofendan con palabras.
En casa tienen que obedecer, estudiar bien sus lecciones, amar a sus hermanos y sus hermanas.
¿A quién van a escuchar, a Dios o al demonio?...
Reflexionen bien.
Abran los ojos, miren cómo uno es vencido por el demonio, cómo uno es vencedor del demonio.
¿A quién imitarán?
Digan Conmigo, mirando bien al cuadro de Jesús ahuyentando al demonio:
"Buen Jesús, yo no escucharé al demonio, trabajaré, me portaré bien."
IV - FORMACIÓN EN LA PIEDAD
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DIVINIDAD DE JESUS
Si alguien nos pregunta: "¿Quién es Jesús?" le respondemos: "Jesús es Dios" Pero esa persona
que aún no conoce a Jesús nos replica: ¿Es verdad eso? ¿Cómo lo puedes probar?
Podemos probar que Jesús es Dios de varios modos pero vamos a ver el más importante: Jesús
mostró que es Dios a través de los milagros que hizo.
¿QUÉ ES UN MILAGRO?
Es un hecho que sobrepasa las fuerzas de la naturaleza y requiere una especial intervención de
Dios. Un hombre no puede por sí mismo hacer milagros; es preciso que el poder de Dios esté
con él, ya que el milagro está por encima de las fuerzas del hombre. Ni siquiera los ángeles
pueden hacer milagros porque el milagro sobrepasa también el poder de los ángeles.
Solo Dios puede hacer milagros
Resucitar a un muerto o curar repentinamente a un ciego, son cosas que están fuera del poder
de los hombres. Si, pues, vemos a alguien hacer milagros, debemos escuchar lo que nos dice,
porque o es Dios o es alguien que esta con Dios.
Pero Jesús no dijo que estaba con Dios, como los Santos, sino que Él es Dios.
Jesús dijo que Él es Dios
Pesca Milagrosa.
Resurrección de muertos (la hija de Jairo, el hijo de la viuda de Naím, Lázaro).
Tempestad del mar calmada.
Curaciones a ciegos, a leprosos, a paralíticos, a sordos y mudos, etc.
Multiplicación de la comida.
Transformación de la materia (agua en vino).
Liberación de mucha gente poseída por el diablo.
Etc.
(Aquí se puede tomar el Evangelio y leer a los niños el relato de algunos de los tantos milagros
hechos por Jesús)
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Ejemplo 1 - Relato de la pesca milagrosa (San Juan 21, 3): El milagro de los peces demostró a
los Apóstoles, humildes pescadores, que Jesús es alguien más que un simple hombre.
Ejemplo 2 - Relato de la resurrección de la hija de Jairo (San Lucas 8, 41): “Mientras Jesús
predicaba, vino en busca de él uno de los miembros de la iglesia judía, llamado Jairo, el cual,
con muchas insistencia le suplicaba: Mi hija está muriéndose, ven y pon sobre ella tu mano,
para que se sane y viva… … … …y tomándola de la mano, le dijo: Muchacha, levántate, yo te lo
mando. La muchacha inmediatamente se puso en pie y comenzó a andar”.
Ejemplo 3 - Relato de la resurrección del hijo de la viuda de Naim (San Lucas 7,11): “Iba Jesús
camino de la ciudad de Naím, y con Él iban sus discípulos. Cuando estaba cerca, vio que unos
hombres sacaban a enterrar a un joven… … … …y dice al joven: "Muchacho, levántate". Y el
muchacho se incorporó y comenzó a hablar”
Una vez Jesús le preguntó a sus discípulos: ¿ustedes quien dicen que soy yo? San Pedro
respondió: "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo." La respuesta de San Pedro a Jesús muestra
que él ya creía que Jesús es Dios.
Queridos niños, después de ver los milagros que hizo Jesús, les pregunto también a ustedes:
¿Quién dicen ustedes que es Jesús? Si piensan bien todo lo que hizo Jesús, me responderán
seguramente:
Jesús es Dios
Jesús hizo los milagros no acudiendo al poder de Dios, como han hecho los Santos, sino por su
propio poder: “Yo te lo mando”, “Yo quiero”.
En efecto, tener dominio sobre la naturaleza (mandar a los peces, transformar la materia) –
resucitar muertos - tener poder sobre las tormentas - poder sobre las enfermedades - poder
sobre los demonios – etc. muestra claramente que Jesús es Dios.
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Si nosotros reconocemos que Jesús es Dios, entonces debemos tomar muy en serio todo lo que
Él enseña y vivir como Él manda.
Terminar con una oración pidiendo a Dios ayuda para amar y obedecer a Jesús.
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DIOS ES EL DUEÑO
¿De quién es el cielo y la tierra? ¿De quién son todos los hombres? ¿De quién son ustedes? De
Dios. Dios es nuestro dueño, un dueño que nos manda portarnos bien, ser obedientes,
trabajadores, buenos con nuestros padres, hermanos, compañeros, etc...
Sabemos que nuestra alma no puede morir. Cuando una persona se muere, es decir cuando
deja su cuerpo, ¿a dónde va su alma? Su alma va a donde está Dios porque Él es su dueño, y
entonces Dios decide a donde mandarla de acuerdo a su comportamiento en esta vida.
LA PARABOLA DE LOS TALENTOS. Las “parábolas” son historias que enseñó Jesús para que
nosotros entendamos mejor los misterios que Dios nos reveló. Jesús nos enseñó muchas
parábolas. Veamos ahora una de ellas, la parábola de los Talentos:
Es la historia de un rey que tuvo que salir de viaje y dejar por un tiempo su reino. Antes de irse
llamó a tres de sus servidores y les dijo: “Yo me voy, pero ustedes deben trabajar durante mi
ausencia, harán todo lo que les mando”. El rey dejó a cada servidor una cantidad de dinero
(talentos) para que con su trabajo pudieran hacerlo producir y multiplicar.
Dos de los servidores se dijeron: “Pongámonos a trabajar y hagamos lo que nos ha ordenado
nuestro rey; hay que hacer todo lo que Él manda, pues somos sus servidores.”
El tercero se dijo: “El rey no está aquí y yo no tengo ganas de hacer lo que me mandó; no
trabajaré.”
Después de un largo tiempo, el rey regresó. Los dos primeros servidores se alegraron mucho de
ver a su rey, porque lo querían mucho y además porque habían cumplido su voluntad. Pero, el
tercero estaba de mal humor porque el rey había vuelto.
El rey llamó sus servidores y les preguntó: “¿Qué han hecho durante mi ausencia?”
El primero le dijo: “Señor, yo trabajé y gané tres veces más con el dinero que me diste”. El
señor le dijo: “Mi buen servidor, como premio por tu trabajo desde ahora serás como un
pequeño rey, porque te doy el mando de diez ciudades”
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Se presentó el segundo y le dijo al rey: “Yo trabajé y gané el doble con el dinero que me
entregaste”. “Muy bien, le dijo el rey, eres un buen servidor; como premio desde ahora
también tú serás como un pequeño rey, porque te doy el mando de cinco ciudades”.
Finalmente, llegó el tercer servidor delante del rey. El rey le preguntó: “¿Qué has hecho tú
mientras yo no estaba aquí? ¿Has hecho lo que te mandé?” Él estaba lleno de miedo y
vergüenza y apenas si pudo hablar: “No he hecho nada; aquí está el dinero que me diste.”
El rey le dijo, “servidor malo y flojo, no has hecho lo que te mandé”. Llamó a sus soldados y
ordenó: “Quítenle el dinero que le he dado y porque es un siervo inútil, échenlo fuera; por no
obedecer merece el castigo de ir al lugar en donde hay llanto y dolor.” ¡Cuánto sentía el mal
servidor no haber trabajado!; pero, era demasiado tarde, ya estaba condenado.
DIOS NOS CONFIA LA VIDA Y TODO LO QUE TENEMOS PARA HACER COSAS BUENAS
NO PARA ESTAR DE VAGOS O PARA HACER COSAS MALAS
En esta vida no vemos a Dios, quien nos ha dado todo lo que somos y tenemos. En el día de
nuestra muerte, cuando Dios nos llame, dejaremos nuestro cuerpo; nuestra alma será llevada
ante el trono de Dios y Él nos juzgará como el rey de la parábola a sus servidores.
Él nos dirá: “¿qué has hecho?, ¿has obedecido mis mandamientos?, ¿has trabajado y has sido
bueno con todos?”
Si hemos trabajado para hacer el bien y evitar el mal, Dios nos dirá: “Ven conmigo al Cielo, tú
serás feliz para siempre.”
Pero si hemos sido flojos y hemos hecho cosas malas, Dios se enojará mucho y nos dirá: “eres
un mal servidor; tu irás al infierno por no haber hecho mi voluntad”
(Aquí si se tiene tiempo se puede hablar de la parábola del rico y del pobre Lázaro, quienes
según la historia de Jesús fueron uno al Cielo y el otro al Infierno).
La Casa de Dios es el Cielo, en donde seremos felices para siempre con Dios, con la Virgen, con
todos los ángeles y santos, y con todos los que aman a Dios.
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La casa del diablo es el Infierno, un lugar de sufrimientos terribles, en donde estaremos para
siempre con los demonios y todas las personas malas que no quisieron obedecer a Dios. El
infierno es un lugar en donde hay fuego y oscuridad y sufrimientos eternos.
Los que han cometido pecados graves pero luego se han arrepentido y le han pedido perdón a
Dios y los que han cometido pecados leves, van a ir por algún tiempo a un lugar llamado
“Purgatorio”. Allí sufrirán pero no será para siempre. Después de ser purificados de sus pecados
irán al Cielo junto a Dios.
Cuando nuestro maestro nos da una tarea para hacer o una lección para estudiar, si cumplimos
nuestro deber, al día siguiente esperamos con alegría que el maestro nos pregunte si hemos
hecho la tarea. En cambio si no la hemos hecho, estamos angustiados y sentimos miedo al ver
al maestro.
Pensemos ahora que Dios nos manda que seamos obedientes a nuestros padres, que nos
esforcemos por hacer nuestras tareas, que seamos buenos con nuestros compañeros y que
nunca hagamos mal a nadie.
Si obedecemos y hacemos lo que manda Dios, sentimos alegría y hasta ganas de rezar,
es decir de hablar con Dios, pues sentimos que somos sus amigos.
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Pero si desobedecemos y hacemos cosas malas, nos sentimos mal, tristes y con miedo
de que Dios nos castigue. Por eso los que se portan mal están de mal humor y no quieren rezar
ni ir a la iglesia a ver a Dios.
¿Te sientes contento cuando obedeces a Dios?
¿Cómo te sientes cuando haces alguna cosa mala?
Si vivimos como manda Dios, tendremos paz porque nuestra conciencia estará tranquila y
cuando llegue la hora de nuestra muerte, sentiremos una gran alegría de poder decirle a Dios:
“Dios mío, yo siempre hice lo que me mandaste”.
Digamos a Dios:
2) Esperar la recompensa. Nuestro papá a veces nos dice: “Hijo mío, si te portas bien, si te
esfuerzas y estudias mucho, te daré un premio”.
Si me porto bien, si estudio y me esfuerzo ¿tendré una recompensa? Sí, porque el papá no es
mentiroso y nos dará lo que prometió.
Pero si no me porto bien, si no estudio y pierdo el tiempo haciendo nada, ¿recibiré el premio?
No, porque no he hecho lo que él me pidió.
Pues lo mismo pasa con Dios. Él nos promete muchas cosas hermosas y buenas, sobre todo vivir
en el Cielo, en su Casa, si hacemos lo que Él nos manda (rezar cada día, ser obedientes, no
pelear ni hacer nada malo - el catequista puede desarrollar esto dando otros ejemplos). Dios
nos dejará vivir en el Cielo, si hacemos lo que Él manda.
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16 – LA ORACIÓN
(Comunión I)
1) ¿Qué es la oración?
La oración es conversar con Dios. En la oración nosotros nos elevamos con nuestra mente por
encima de la tierra y llegamos hasta el cielo, para hablar con Dios. Cuando rezamos, es decir,
cuando decimos una oración, nosotros hablamos con Dios.
La oración es como una escalera que nos permite llegar a donde está Dios
Dios siempre nos escucha, por eso en cualquier momento del día podemos hablar con Él.
En la oración podemos pedirle a Dios por la salud de nuestra alma, es decir que nos perdone
nuestros pecados y que nos ayude a ser mejores y a portarnos bien; también le podemos pedir
por la salud de nuestro cuerpo, porque queremos estar sanos.
También podemos pedir por nuestros padres, hermanos y por todos los que amamos.
Podemos rezar además por las personas que han muerto. Si alguien de nuestra familia o entre
nuestros amigos ha muerto, podemos rezar para pedir a Dios que le perdone a esa persona sus
pecados y que la deje ir al cielo.
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Hay que acostumbrarse a rezar, es decir, a hablar con Dios de una manera familiar, como un
hijo lo hace con un papá cariñoso.
¿Una mamá daría a su hijo pequeño un cuchillo para que juegue? Por más que el niño pida
insistentemente y hasta llore, la madre no se lo dará. Así también si pedimos a Dios algo que
nos puede hacer daño, no nos lo dará porque Él nos ama.
Hay que rezar a menudo, es decir todos los días. Dios es nuestro Padre y Él está feliz cuando le
hablamos y mostramos que nos gusta estar con Él.
Debemos pensar antes lo que vamos a decirle a Dios; y cuando estamos rezando, pensar en lo
que le estamos diciendo, evitando todo lo posible las distracciones.
Nuestra oración debe ser además humilde. Supongan que un niño quiere un juguete, y le dice a
su padre: “¡quiero ese juguete y ahora mismo me lo tienes que comprar!”. ¿Es eso pedir bien?
No. Ese niño es un orgulloso.
Supongan que en cambio el niño dice: “Papá, yo sé que no me lo merezco, pero igualmente me
atrevo a decirte que me gustaría mucho tener ese juguete”. Probablemente el papá se lo va a
comprar porque se lo ha pedido bien, con humildad.
Nosotros debemos pedir a Dios lo que necesitamos pero con humildad, reconociendo que Él no
nos debe nada ni está obligado a darnos nada.
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Cuando pedimos algo a nuestros padres, sabemos que ellos nos están escuchando, porque les
estamos hablando y ellos están a nuestro lado. Así debemos pedir a Dios en la oración, con
confianza, seguros que Dios nos está escuchando.
Finalmente nuestra oración debe ser perseverante, es decir, no debemos cansarnos de pedirle
a Dios lo que necesitamos.
Cuando pedimos a nuestros padres alguna cosa, ellos no suelen concederla enseguida; pero si
persistimos en nuestro pedido, al fin ellos nos la dan. Hagamos lo mismo con Dios, rezando sin
desanimarnos, con perseverancia.
5) Necesidad de rezar
¿Es posible que un hijo nunca pida nada a sus padres? No. Pues también no es posible que una
persona cristiana nunca pida nada a Dios.
¡Qué fácil que es pedirle algo a Dios! Solo tenemos que elevar nuestra alma y nuestra mente a
Dios y decir nuestra oración, con palabras o solo con nuestro pensamiento; Dios siempre nos
entiende aunque no hablemos con palabras, porque Él ve todo lo que hay en nuestra mente y
en nuestro corazón.
Jesús Nuestro Señor nos enseñó la necesidad de rezar: “Pidan y se les dará; busquen y hallarán;
llamen y se les abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y quien busca, encuentra; y a quien
llama, se le abrirá”.
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Por la mañana acostumbramos a dar los buenos días a nuestros padres y también al acostarnos
les decimos buenas noches. Demos también los buenos días y las buenas noches a Dios a través
de la oración.
Si pasan el domingo con la familia y con los amigos, no dejen de pasarlo también en compañía
de Dios.
Cuando tengan que hacer algo difícil, por ejemplo dar un examen en la escuela, no dejen de
rezar, es decir, de pedir a Dios que los ayude.
Cuando están sufriendo alguna pena, seguramente se lo comunican a sus padres. No dejen de
decírselo también a Dios a través de la oración.
6) Cuando rezamos, hay que hacerlo en nombre de Jesús
A veces pedimos algo a nuestro papá hablando en nombre de la mamá: “Papá, mamá me dijo
que te pidiera que me compres un juguete que hay en la tienda”. Usamos el nombre de otra
persona, en este caso de la mamá, para tener más seguridad de obtener algo.
Así, cuando rezamos, debemos pedir a nuestro Padre del Cielo, en nombre de Jesús.
En la liturgia católica (en la Misa por ejemplo), todas las oraciones en las que pedimos algo a
Dios Padre, las terminamos de esta manera: “…te lo pedimos por Jesucristo tu Hijo, Nuestro
Señor”.
Dios Padre ama con un amor infinito a Jesús su Hijo; por eso si le pedimos algo en nombre de
Jesús, es como que Dios Padre va a dar más atención a nuestra oración.
El catequista para terminar puede invitar a los niños a hacer una oración a Dios poniendo en
práctica lo dicho.
“Subir al Cielo por unos minutos y estar allí junto a Dios conversando con Él”
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17 - LA SANTA MISA
Ahora debemos estudiar lo que es la Misa, el más grande acto de Religión que existe.
La Misa es un sacrificio
¿QUÉ ES UN SACRIFICIO?
Es la ofrenda y destrucción de algo que se ofrece como víctima.
En la historia de la humanidad los hombres siempre ofrecieron sacrificios a Dios para reconocer
su poder y su gloria.
En la Biblia leemos que los judíos ofrecían animales a Dios como sacrificio para alabarlo y para
pedirle perdón por los pecados.
Con este acto el hombre honra a Dios y le reconoce como Dueño de todo. En el sacrificio le
decimos a Dios: “Todo te pertenece; todo cuanto tengo es tuyo y proviene de Ti, por eso te
ofrezco esto, lo inmolo y lo destruyo, para que nadie pueda usarlo; es solo tuyo”.
El pecado original que cometieron Adán y Eva y después todos los pecados que cometieron y
cometen cada día los hombres en el mundo, ofenden gravemente a Dios. La gravedad no
depende tanto del acto material del pecado sino del Ser a quien se ofende, Dios. Desobedecer a
Dios y hacer algo que le desagrada es algo muy grave porque Dios es un Ser de dignidad infinita,
y por eso la ofensa causada es de gravedad infinita. Para reparar semejante ofensa es necesario
ofrecerle a Dios algo de valor infinito, lo cual no existe en todo el universo creado.
LOS SACRIFICIOS DEL PASADO. ¿Qué es una oveja o un cordero?, ¿qué son unos pocos frutos o
verduras para Dios? Menos que un grano de arena. Dios es el dueño de todo el planeta tierra y
de todo el universo. ¿Qué le podemos ofrecer a Dios para reparar la ofensa que le hacemos con
nuestros pecados? Los seres humanos no tenemos nada de valor infinito para ofrecer a Dios.
En el pasado, antes que viniera Jesús al mundo, Dios se complacía con la buena voluntad de los
hombres y con sus pobres sacrificios de animales o verduras, pero con eso no lograban
satisfacer la deuda contraída con los pecados.
EL SACRIFICIO DE JESÚS. Gracias al inmenso amor de Dios, vino un día Jesús al mundo e
instituyó el Sacrificio que realmente agrada a Dios: la Santa Misa.
El Viernes Santo fue el día de la muerte de Jesús. Él cargó con la cruz desde la ciudad de
Jerusalén hasta el Calvario, padeciendo terribles dolores y humillaciones. En el Calvario Jesús se
ofreció como Victima por la salvación de todos los seres humanos. Allí los soldados enemigos le
clavaron sus pies y sus manos a la cruz y así quedó, inmóvil, sujeto a la cruz como un animal que
fue ofrecido en sacrificio. Allí agonizó colgado de la cruz durante tres horas, sufriendo
horriblemente minuto a minuto, para pagar la deuda que todos nosotros adquirimos con
nuestros pecados.
Jesús clavado en la cruz le dijo a su Padre: “Nada valían los sacrificios de todos los hombres,
porque las víctimas eran indignas de Ti. He aquí a tu Hijo, que ahora se ofrece a Ti. Soy Dios y
Hombre; mi humanidad me permite sufrir, y mi divinidad le da a mi sacrificio un precio infinito.
Soy la mejor de todas las víctimas; acéptala. Padre mío, me ofrezco por la salvación de la
humanidad”
¿Aceptó Dios Padre el sacrificio de Jesús? Sí; porque el sacrificio de Jesús en la cruz fue el
sacrificio perfecto que pudo pagar la deuda de los hombres con Dios.
Jesús se ofrece de nuevo a Dios Padre cada vez que se celebra la Santa Misa. Jesús se hace
presente sobre el altar en el Pan y en el Vino consagrados y se vuelve a ofrecer como Víctima
por nuestros pecados, como se ofreció hace dos mil años atrás en la Cruz.
No se trata de un nuevo sacrificio sino la “continuación” del mismo Sacrificio de la Cruz, que se
“renueva” cada vez que en algún lugar del mundo se celebra la Santa Misa.
El sacerdote presta su persona a Jesús. Cuando el sacerdote habla en la consagración del pan y
del vino, no habla él, sino Jesús en él.
A pesar de estas diferencias, el sacrificio es el mismo, porque Jesús vuelve a ofrecerse a Dios
Padre en cada Misa.
Jesús instituyó el sacrificio de la Santa Misa en la última Cena, el día del Jueves Santo. ¿Qué hizo
Jesús en la Ultima Cena? Tomó pan y vino, y dijo: “Esto es mi Cuerpo, esta es mi Sangre”, y
añadió: “Hagan esto en memoria mía”, y ordenó a sus Apóstoles y a los sacerdotes que hicieran
lo mismo.
Con estas palabras le dio a sus Apóstoles y a los sucesores de éstos, los sacerdotes, el poder de
celebrar la Santa Misa, es decir, de convertir el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre para
ofrecerlos como víctima a Dios su Padre.
Esto es lo que tiene lugar cada día en todas las iglesias católicas del mundo, cuando el
sacerdote pronuncia sobre el pan y el vino las palabras: “Esto es mi cuerpo, esta es mi sangre.”
El Milagro se produce en ese momento.
Entonces el sacerdote eleva por encima de su cabeza la Hostia y el Cáliz y el monaguillo hace
sonar la campanita para avisar a los fieles que Jesús ya está presente en el altar.
¿A quién se ofrece la Santa Misa? La Santa Misa es un Sacrificio y un acto de adoración, por lo
tanto solo puede ser ofrecida a Dios, porque solo se adora a Dios.
2. Para darle gracias. Todo lo que somos y tenemos se lo debemos a Dios, por eso es justo que
le demos gracias; la mejor manera que tenemos de hacerlo es ofrecerle la Santa Misa, porque
es un sacrificio que agrada mucho a Dios.
3. Para implorar el perdón de los pecados. La Misa tiene también como fin implorar el perdón
por nuestros pecados. El sacrificio de la Santa Misa tiene un valor infinito porque Jesús es la
Víctima que se ofrece; por eso es la mejor manera de reparar las ofensas que nuestros pecados
le han causado a Dios.
4. Para pedirle su ayuda. Nosotros somos muy débiles e incapaces de valernos por nosotros
mismos para enfrentar todos los problemas de esta vida. Por eso necesitamos de la ayuda de
Dios. Los inmensos beneficios de la Misa pueden aplicarse por los vivos y por los difuntos. Es la
más eficaz de todas las oraciones y el mejor medio de librar a las almas de las penas del
Purgatorio.
Muchas partes de esta lección la encontraran en la Sagrada Escritura que recomendamos usar
abundante durante esta lección.
1. La Eucaristía es un Sacramento
2. En la Eucaristía está Jesús
3. Jesús, pan que da la Vida Eterna
4. Institución de la Eucaristía
5. El pan y el vino consagrados
6. La transubstanciación
CLASE
(Escribir en la pizarra) La Eucaristía es un Sacramento
¿Qué es la Eucaristía?
Eucaristía significa “acción de gracias.”
El término “acción de gracias” incluye la idea de un beneficio, puesto que siempre es un
beneficio aquello que se agradece o por lo cual se da las gracias.
Otros nombres dados a la Eucaristía son: Sagrada Hostia, Santísimo Sacramento, Sacramento
del Altar, Pan de los ángeles, Viático, Comunión.
1. LA EUCARISTÍA ES UN SACRAMENTO.
Definición de Sacramento: “un signo sagrado y sensible instituido por Jesucristo para producir
la gracia en nosotros”.
Verdadera: no es una figura, como la foto de una persona no es la persona sino solo una figura;
o un mero símbolo, como la bandera que representa la patria, no es la patria sino solo una
bandera. Jesús en cambio esta Él mismo, en persona, escondido en lo que parece un pedacito de
pan.
Substancial: un fallecido está presente en el corazón de sus familiares con una presencia virtual
por el amor que ellos le tienen; no que el fallecido está realmente en el corazón de sus familiares;
el humo es efecto del fuego pero no es el fuego. Jesús está presente en la Hostia Consagrada no
de una manera virtual ni por los efectos sino substancialmente, es decir es Él mismo.
Pero en la Eucaristía, Jesús se oculta bajo las apariencias del pan y del vino. Nuestros ojos de
carne no pueden verlo. Solamente podemos ver la forma, el color, el olor y el sabor del pan y
del vino; pero bajo tales apariencias se encuentra Nuestro Señor Jesucristo.
Ante este Misterio somos como unos ciegos a quienes se les dice que hay un sol espléndido.
Ellos deben creer sin verlo, deben dar crédito a las palabras de quienes lo ven; sus ojos son
incapaces de distinguir la luz del sol.
Así nosotros debemos creer en la presencia de Jesús en la Eucaristía aunque no lo veamos.
¿Podemos esperar una promesa mayor que este misterio? ¡El que coma tendrá la vida eterna!
Sin embargo muchos judíos dejaron a Jesús porque no creyeron en sus palabras.
4. INSTITUCION DE LA EUCARISTIA
Jesús sabía que iba a morir. Es el Jueves Santo, a la hora de la cena. Reúne a sus Apóstoles.
Tomando el pan, lo bendijo, lo partió, y lo dio a sus discípulos diciendo: “Tomen y coman, esto
es mi cuerpo.” Tomó luego el cáliz conteniendo vino, lo bendijo y lo dio a sus discípulos
diciendo: “Beban todos de él, porque esta es mi sangre.” Y añadió: “Hagan esto en memoria de
mí.”
Jesús tomó el pan y dijo: “Esto es mi Cuerpo”.
Tomó el cáliz y dijo: “Esta es mi Sangre”.
Jesús, el Hijo de Dios, ¿podía mentir o engañarnos? No; es imposible; habría dejado de ser
Dios.
Sí; estamos seguros de que por las palabras de Jesús, el pan se convierte en su Cuerpo y el vino
en su Sangre. Después de las palabras de la consagración ya no hay pan ni vino, sino el Cuerpo
y la Sangre de Jesucristo.
Así lo creyeron los Apóstoles, a pesar de que sus ojos sólo veían lo que parecía pan o vino, igual
que nosotros.
Jesús se halla entero en cada hostia consagrada y en cada una de las partes de la misma.
¿Por qué? Porque está presente en substancia; y así como la substancia del agua se encuentra
lo mismo en el mar que en una gota de agua y en todas las gotas de agua, así también Nuestro
Señor se encuentra en una hostia, en todas las hostias y en todas las partes de una misma
hostia.
Y así como la substancia de agua no se divide cuando se divide una gota de ella en muchas
gotitas, así tampoco se divide el Cuerpo de Nuestro Señor cuando se divide una hostia,
permaneciendo entero en cada una de las diversas partes.
Jesús permanece en la hostia mientras no se corrompan las apariencias del pan y del vino.
17 – COMO RECIBIR A JESÚS
Parte 11ma.
¿Qué es la Eucaristía?
La Eucaristía, o Comunión, es el Sacramento en donde está Jesús vivo, con todo su Cuerpo y su
Sangre, Alma y Divinidad, oculto en las apariencias de pan y de vino.
¿Qué es la Consagración?
Es el momento más importante de la Misa, cuando el sacerdote repite las palabras que dijo Jesús
en la Última Cena y Dios hace el milagro de convertir el pan y el vino en el mismo Jesús.
¿Pueden los niños de Primer y Segundo año de Comunión recibir a Jesús en la Misa?
No, no todavía; primero tienen que terminar los dos años de estudio del Catecismo.
¿Pueden los niños de Primer y Segundo año de Confirmación recibir a Jesús en la Misa?
Sí, pero si cumplen las condiciones que pide la Iglesia.
¿Qué condiciones hay que cumplir para recibir a Jesús?
1) Una hora de ayuno; 2) Saber a quién se recibe en la Comunión; 3) Estar en gracia de Dios.
¿Qué debe hacer una persona que quiere comulgar pero que ha cometido un pecado mortal?
Antes de recibir a Jesús, debe confesarse y pedirle perdón a Dios por los pecados cometidos.
La Misa de siempre
https://www.youtube.com/watch?v=PUHRgUEtDLE
18 – LA PENITENCIA O CONFESIÓN
EL SACRAMENTO DE LA CONFESION
Hemos hablado del sacramento que nos da la vida sobrenatural, el Bautismo.
Pero, así como la enfermedad ataca el cuerpo, lo debilita y lo hace morir, así también el pecado
ataca el alma, le mata la vida sobrenatural y la separa de Dios.
¿Si una persona comete un pecado mortal, queda privada para siempre de la vida sobrenatural
recibida en el Bautismo?
No. Jesús nos dio un remedio: la Confesión
(Escribir en la pizarra) La Confesión es un Sacramento…
Es decir, como el Bautismo, es un canal a través del cual Dios derrama su gracia en nosotros.
Algunos textos del Evangelio demuestran que no fueron los sacerdotes sino Jesús quien instituyó
el Sacramento de la Confesión:
1 - Jesús dijo a San Pedro: “A ti te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates
sobre la tierra, será también atado en los cielos; y todo lo que desates sobre la tierra, será
también desatado en los cielos.” (Mat. 16, 19)
Jesús dijo a todos sus Apóstoles: “Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra
será atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, será desatado en el cielo.” (Mat. 18, 18)
Estas palabras, pronunciadas unos meses antes de la muerte de Jesús, prueban claramente que
el Salvador iba a dar a Pedro y a los demás Apóstoles el poder de las llaves, esto es, el poder no
solamente de hacer leyes, sino también de librar las conciencias del pecado, que es el principal
obstáculo o impedimento para entrar en el cielo. El término “todo lo que”, repetido dos veces en
cada una de las dos promesas, indica a las claras el ámbito de ese poder, que se extiende a todos
los lazos, sin excepción alguna, comprendiendo, por tanto, el del pecado.
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Este texto es claro y como Jesucristo envía a sus Apóstoles a una misión que debe durar hasta el
fin de los siglos, tiene en cuenta no sólo a la persona de los Apóstoles sino también a sus
sucesores.
El pecado mortal es algo terrible para nuestra alma. ¡Gracias a Dios que tenemos el Sacramento
de la Confesión! ¡Que pena que haya tanta gente que no quiere confesarse!
El pecado venial no destruye la vida sobrenatural pero la debilita (así como una gripe debilita
nuestro cuerpo). El Sacramento de la Confesión nos ayuda a recuperar la salud y a vencer la
enfermedad del alma.
En sus predicaciones Nuestro Señor manifiesta claramente que quería perdonar y devolver la
paz a los pecadores cuando decía: “Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores.”
Asimismo, cuando exponía hermosas parábolas, diciendo a los judíos que le censuraban porque
admitía a su lado a los pecadores:
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“¿Quién hay de entre ustedes que, teniendo cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las
noventa y nueve en el corral y no va en busca de la que se perdió, hasta encontrarla?...
“Os digo, que a este modo habrá más alegría en el cielo por un pecador que se
arrepiente, que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de penitencia.
“O ¿Qué mujer, teniendo diez dracmas y pierde una, no enciende luz, y barre bien la casa,
y lo registra todo, hasta dar con ella?...
“Así os digo yo, que harán fiesta los ángeles del cielo por un pecador que haga penitencia.”
Si Jesús no nos hubiera dado este Sacramento, nosotros estaríamos siempre angustiados
preguntándonos si estamos o no perdonados por Dios; y muchos caerían en la desesperación. En
cambio, con este Sacramento los pecados quedan borrados como cuando con un borrador
borramos las letras que se escriben en la pizarra.
(Escribir en la pizarra)
Los obispos y sacerdotes son los ministros del Sacramento de la Confesión.
Así ha sido desde el comienzo de la Iglesia. Desde los Apóstoles hasta nuestros días los sacerdotes
han oído confesiones; durante las persecuciones contra los cristianos, los fieles se confesaban en
el interior de las catacumbas (cuevas bajo tierra) y de las cárceles.
¿A que edad una persona puede cometer un pecado? Cuando ha llegado al uso de razón, es
decir cuando sabe distinguir que algo es bueno o malo; esto ocurre generalmente cuando el niño
tiene 6 o 7 años. Cuando se ha llegado a esta edad, el que ha cometido un pecado debe recibir el
Sacramento de la Confesión.
La Iglesia tiene un precepto por el cual debemos confesarnos al menos una vez al año. La Iglesia,
como Madre de todos los cristianos, quiere que sus hijos vayan al Cielo, y por eso trata que
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La Confesión es un gran remedio para la salud de nuestra alma. Porque no solo borra los
pecados sino que la gracia que recibimos en este Sacramento nos da la fuerza para:
19 – LA CONTRICIÓN
Más, así como el niño que ha herido a su hermano con un arma exclama: ¡no!, ¡no quiero tocar
nunca más esa arma!; así también el pecador, sintiendo gran pesar de haber ofendido a Dios,
debe querer seriamente no ofenderlo más; debe proponer no pecar más.
…con la firme resolución de no ofenderlo en adelante.
Pongan mucha atención en las palabras: “firme resolución”; se trata de una promesa. Las
personas con honor son personas que cuando prometen algo están resueltos a cumplir lo que
prometen.
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LA CONTRICIÓN VERDADERA
La contrición, para ser verdadera, debe ser:
A. Interna, que venga del corazón.
Cuando alguien obliga a un niño a pedir perdón porque se ha portado mal, el niño de mala gana
va a decir: “Te pido perdón”; su corazón en realidad no siente ningún dolor ni un sincero deseo
de pedir perdón; lo dice porque lo obligan. Ese niño no tiene verdadera contrición o sea
“interna”.
La palabra “interna” significa, pues, que viene del corazón, de donde nace el verdadero
arrepentimiento y produce dolor al corazón.
Por eso no hay contrición verdadera cuando solo se dice una fórmula de arrepentimiento, como
es la oración del “Acto de contrición”.
Es el corazón (la voluntad) quien quiso el pecado, y es el corazón quien debe despreciarlo.
Por eso cuando se confiesen, deben esforzarse por tener dolor de todos los pecados mortales, y
no solo de algunos.
Un ladrón se encuentra en la cárcel. Detesta su falta y, por tanto, tiene dolor; pero sólo es un
dolor natural, porque el motivo de su arrepentimiento es la privación de libertad que el crimen
cometido le ha ocasionado, no la injusticia cometida contra el prójimo ni la ofensa hecha a Dios.
El verdadero pesar es el que tiene su origen en la gracia de Dios. Cuando el pecador siente
haber perdido el Cielo, haber merecido el infierno, haber sido causa de los padecimientos de
Jesucristo en la cruz, tiene un dolor sobrenatural y, por tanto, una contrición también
sobrenatural.
Así también:
“Hay dos clases de contrición:
la contrición perfecta y la contrición imperfecta o atrición”
La Contrición Imperfecta (o atrición) debe ser interna, suma, universal y sobrenatural, como la
contrición perfecta. Sólo se diferencian en los motivos del arrepentimiento.
Tú puedes saber si tienes verdadera contrición si estás decidido a no pecar en adelante. Esto es
lo que se llama tener firme propósito o voluntad de no pecar más.
porque pecando ofendí a un Dios tan Bueno y tan Grande como Tú. Antes querría
haber muerto que haberte ofendido y propongo firmemente no pecar más y evitar
todas las ocasiones próximas de pecado. Amen”
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20 – COMO CONFESARSE
I. - PREPARACIÓN
Damos aquí la división del capítulo "La Confesión" que se encuentra en algunos textos
diocesanos:
l- Definición de la confesión.
2- Su origen: Nuestro Señor instituyó la confesión.
3- Materia de la confesión: materia necesaria, pecados mortales; materia libre pecados
veniales.
El número y las circunstancias de los pecados deben ser acusados.
4- Consejos: a) No tener reparo en decirlo todo al confesor.
b)El que calla voluntariamente una falta mortal comete un sacrilegio.
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Antes de la confesión.- El examen de conciencia que descubre todos los pecados mortales
y veniales, con su número y circunstancia. Excitación del dolor.
Durante la confesión.- Oraciones que preceden la acusación; relación de las faltas,
recordando que el sacerdote ocupa el lugar de Jesús; acusación hecha con humildad,
franqueza y sencillez. Consejos para los casos de falso rubor.
Oraciones para después de la acusación. Absolución y acto de contrición mientras el
sacerdote absuelve.
Después de la confesión.- Dar gracias a Dios; cumplir la penitencia; mantener los propósitos.
Falta que comete el que hace una mala confesión. Reparación de las malas confesiones.
Qué debemos pensar de los pecados olvidados.
Expliquemos ahora las principales ideas incluidas en una u otra de las divisiones
adoptadas.
1- Institución divina.- Delante de los más pequeños bastará simplemente enunciarla;
delante de los mayorcitos, por el contrario, convendrá explicarla. Recordemos que, si el niño
no experimenta de ordinario ninguna dificultad real en confesarse llegará un día, más o
menos próximo, en que se sentirá dispuesto a buscar motivos que le eximan de esta práctica.
Tales motivos podrá hallarlos, por ejemplo, en frases como ésta, que oirá repetir: "La
confesión es una invención de los curas y de la Iglesia".
Las pruebas que hay que desarrollar se sacan de la Sagrada Escritura y de la Tradición.
Recordamos que se escriban en la pizarra los textos conocidos, como: "Quedan
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perdonados los pecados a aquellos a quienes los perdonaréis", etc. Estos textos constituyen
la base misma de la demostración. Léanse luego, despacio, y después explíquense,
insistiendo en estos puntos:
l)Jesucristo eligió los apóstoles y a sus sucesores como representantes suyos. Ellos
tienen el poder de atar y desatar o, en términos, de juzgar.
2)Para juzgar con justicia e equidad, el sacerdote debe tener un conocimiento de la
causa lo más exacto posible. Este conocimiento solo puede adquirirlo mediante la acusación
o confesión del penitente.
El catequista hará repetir este razonamiento por algunos alumnos.
La prueba de tradición puede ser presentada mediante algunos textos, poniendo empeño
en mostrar que la Iglesia nunca ha variado.
El argumento de prescripción se resume así: lo que ha sido admitido por la Iglesia
universal no siendo posible hallar su origen en tiempos posteriores a los apóstoles, debe
considerarse como enseñado por el propio Jesucristo. Ahora bien: no se halla ningún vestigio
de tal invención en la Iglesia, antes al contrario se comprueba la práctica ininterrumpida de
la confesión a través de los siglos cristianos.
Todavía hallamos una confirmación de lo que estamos diciendo en las iglesias de Oriente,
separadas desde hace siglos de la Iglesia de Roma, en las cuales se conserva la confesión.
Más adelante transcribiremos algunos textos que entran en el argumento de Tradición.
2- Cualidades de la confesión.- Esta cuestión está relacionada con el estudio de la
preparación para la confesión. Es una cuestión práctica. He aquí unos consejos:
Las ideas que se ocurren naturalmente al espíritu son las siguientes: la confesión debe
ser humilde, sincera, íntegra.
Humildad en la confesión. Esta idea aceptada por todos, será presentada con ejemplos
y comparaciones que el catequista sacará del ambiente familiar, de las relaciones entre
padres e hijos.
El punto relativo a la sinceridad reclamará mayor desenvolvimiento. A manera de
preámbulo, refiéranse algunos rasgos de la bondad de Jesús, manifiestos en las parábolas
de la misericordia - el hijo pródigo, la oveja descarriada- y en su conducta con los pecadores.
Recuérdese luego que nada puede esconderse a Dios, quien ve hasta nuestros secretos
pensamientos.
Admitido esto, resulta del todo evidente que la confesión debe ser sincera. Más, para
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lograr mostrarnos tales como somos, es indispensable conocernos. Ahí radica la cuestión
sobre la preparación para confesarse.
Condiciones:
a)La primera condición será la oración; es preciso orar para obtener de Dios la gracia
de hacer una buena confesión.
b)La segunda condición consiste en hacer bien el examen de conciencia, con la misma
diligencia que se emplea en un asunto importante. Aquí habrá ocasión de enseñar a los
niños a conocerse mediante el examen de conciencia. Cada cual se examinan conforma a
su edad y a su condición. El examen resulta breve, si se tiene la costumbre de examinarse
cada día, o de confesarse cada semana o de quince en quince días; algo largo, si han
pasado algunos meses desde la última confesión.
En la confesión hay que decir las faltas tal como se conocen, sin intentar disminuir su
gravedad con excusas inadmisibles; hay que velar por la integridad de la acusación,
presentando como cierto lo que lo que es cierto y como dudoso lo que es dudoso, y
evitando las frases o palabras de doble sentido.
La cuestión relativa a las circunstancias que agravan o mudan la especie merece ser
tratada mas a fondo.
Destacamos la importancia del siguiente punto: hay niños que, con el fin de no callar
nada, aumentan o exageran así el número como la gravedad de las faltas. Es este un abuso
que hay que combatir. El catequista debe recordar que la integridad que se exige en la
confesión no es la material, con frecuencia difícil por no decir imposible, sino la formal,
que corresponde mejor a lo que puede a lo que puede exigirse a un hombre. Será bueno
proponer aquí algunos ejemplos concretos, fingiendo en presencia de los niños un modelo
de confesión en la que entren las faltas que les son mas familiares.
3- Secreto de la confesión .- Ofrécese aquí una coyuntura para plantear la cuestión
relativa al secreto de la confesión. Tiene suma importancia. El alma ingenua y leal del infante
entenderá muy bien tales explicaciones; comprenderá que el sacerdote está atado, por cuanto
no escucha en cuanto hombre sino en cuanto representante de Dios.
Proponiendo al auditorio diversas hipótesis en las cuales parezca poco menos que
imposible el secreto de la confesión, la lección se hace interesante. Contarles un caso: un
sacerdote ve su vida en peligro, su honor amenazado, a un inocente condenado... Proponer
el ejemplo de San Juan Nepomuceno, mártir del secreto de la confesión. Iniciar la naturaleza
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D) ALGUNAS IDEAS
Leemos en los Hechos, cap. XIX, 18: "Muchos de los creyentes venían a confesarse y a declarar
todo lo que habían hecho."
"Mientras estamos en este mundo tenemos tiempo para hacer penitencia y el Señor nos salvará
si, convertidos a Él de todo corazón, expiamos con el arrepentimiento el daño que hemos hecho en
su carne. Cuando hallamos salido de este mundo, no habrá ya confesión ni penitencia posibles."
(S. Clemente de Alejandría, Epístola X a los fieles de Corinto.)
"Como veis, la Escritura nos advierte que no debemos guardar el pecado envuelto en el secreto
de nuestro corazón. Asimismo, que los que tienen el estómago repleto de alimento indigesto sienten
alivio si pueden vomitarlo. De la misma manera, el que se acusa y confiesa, vomita a la vez su
pecado." (Orígenes, Homilía II sobre el Salmo XIII.)
"Confiese cada uno su falta mientras habita en esta tierra, mientras su confesión puede ser
recibida y puede ofrecerse a Dios la satisfacción impuesta por el sacerdote." (San Cipriano.)
San Gregorio Magno, hablando de la resurrección de Lázaro, explica así este pasaje:
"Pecadores, ¿Por qué guardáis vuestras faltas envueltas en la conciencia? Sacadlo afuera mediante
la confesión y salid de ese silencio, que es una especie de sepulcro. Salga a la luz el muerto, esto
es, confiese el pecador su falta para que puedan desatarle los discípulos."
E) LECTURAS
F) LA PRIMERA CONFESIÓN
La primera confesión que hacen los niños reviste siempre singular importancia y ejerce a
menudo una influencia capital sobre la vide entera de los mismos. Si se acercaron por vez primera
al sacramento de la Penitencia bien preparados, habiéndose acusado de sus faltas con toda
sinceridad y habiendo concebido un verdadero arrepentimiento de ellas, puede esperarse todo de
sus confesiones futuras. Otra cosa sería si la primera confesión dejó mucho que desear.
El catequista viene, pues, obligado a reparar con gran esmero la primera confesión de sus
alumnos.
Léase la primera confesión de Santa Teresita del Niño Jesús referida en la vida escrita por ella
misma.
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* * *
(El catequista exigirá de sus alumnos que adopten una actitud favorable al recogimiento, con
los brazos quietos y los ojos bajos, les exhortará a reflexionar sobre las ideas cuya expresión
acaban de oír. Despacio les irá sugiriendo las reflexiones siguientes, que ellos repetirán en
voz baja.)
¡Oh Jesús!, te doy gracias por haber instituido el sacramento de la Penitencia. Merced a él
abrigo la certeza de haber sido perdonado, y siento paz en mi alma.
Un día retías a los pecadores que acudían a Ti: "Te son perdonados los pecados." La pecadora
que lloró a tus pies y el paralítico que esperaba de Ti la curación oyeron estas palabras. El sacerdote
dice también en tu Nombre a los que se presentan al tribunal de la Penitencia: "Te son perdonados
los pecados."
La Penitencia es un baño que purifica.
Con frecuencia iré a lavar mi alma de sus manchas, a la manera que lavo mis manos y mi cara
del polvo que se les pega. Iré, a semejanza del hijo pródigo, que sentía pesar en su corazón y
resolvió expiar sus faltas. Diré:"Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no soy digno de ser
llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros."
Propósito.- Verás siempre en el Sacerdote confesor a un Representante de Dios.
"Hijos míos: cuando se tiene una pequeña mancha en el alma, es preciso obrar como la persona
que posee un hermoso globo de cristal y lo guarda cuidadosamente. Si ve que ha caído sobre él un
poquitín de polvo, pasa la esponja, y el globo se torna diáfano y reluciente. Asimismo, en cuanto
noten una ligera mancha en su alma, tomen con todo respeto agua bendita o practiquen alguna de
las obras buenas que llevan aparejada la remisión de los pecados, v. gr., una limosna, una
genuflexión delante del Santísimo, la asistencia a la Santa Misa, etc.
"Haced como la persona que sufre un ligero achaque. No necesita ir al médico; puede curarse
por sí sola. Si tiene dolor de cabeza, se tiende en la cama; si padece hambre, no ha de hacer más
que comer." (Espíritu del Párroco de Ars.)
Aconsejamos muy encarecidamente a los catequistas esta instrucción de índole piadosa que
tanto contribuye a la formación de la conciencia del niño, invitándole a observarse a sí mismo y a
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Considerar siempre al sacerdote como el Representante de Nuestro Señor. Por medio del
Sacerdote se habla a Jesús, como por medio del teléfono se habla a una persona lejana.
Los pecados que oye el Sacerdote son oídos, no en nombre de éste, sino de Jesucristo. El
perdón que él otorga es otorgado en Nombre de Nuestro Señor.
"Todo Sacerdote lleva en sus manos, la virtud de la Sangre expiadora de Jesucristo; mediante
ese tesoro puede absolver y por su medio absuelve Jesucristo. Un solo Sacerdote que hubiese en
la tierra tendría un sus manos consagradas gracia para perdonar los pecados de todos los hombres.
Este perdón es un don del Salvador, pero lleva consigo una ley impuesta al hombre pecador; que
éste venga a buscar, a pedirle, a pagar su precio." (Desurmont, La caridad sacerdotal.)
En esta instrucción práctica, recordando lo dicho, esto es, que debe verse en el Sacerdote a un
Representante de Dios, hagan constar que, si se experimenta algún rebozo, puede cambiarse de
confesor. Es bueno hacerlo, a veces, con vistas a una confesión general. La utilidad de esta
confesión aparece en la conveniencia de saldar nuestras cuentas con toda claridad - a la manera
del contable y del tenedor de libros -, en la paz completa que aporta al alma y en las cautelas que
invita a tomar en lo sucesivo.
Cuando sea definitivamente la elección del confesor, que se le pidan normas de dirección y
que se sigan sus consejos.
Hay que consultar en él los asuntos de vocación.
"Sin mi nada podéis hacer." El catequista desarrollará con gran provecho esta conocida frase
de Nuestro Señor. Un enfermo (ciego, paralítico, o leproso) se halla en presencia de Jesús, a
quien pide la curación. Escoger un episodio del Evangelio. De la misma suerte, el pecador
implora con la oración el auxilio de Jesús para hacer una buena confesión. Sin la gracia no
podríamos obrar cosa alguna en el orden sobrenatural.
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El catequista explicará con suma utilidad estas palabras de M. Guibert, insertas en su libro: La
Piedad: "Limitaos a un número de faltas bien conocidas, reales y sinceramente detestadas." Las
retahillas de pecados recitadas con fórmulas aprendidas de memoria, nunca contrastadas con la
realidad y sin que el dolor verse sobre una sola falta, son la plaga de las confesiones."
Tratando de la confesión, será bueno insistir de nuevo sobre un tema ya tratado, pero que
nunca es por demás recalcar: la acusación de las faltas significa un cambio en la voluntad; de lo
contrario carecería de sentido. Ese cambio depende de nuestra libertad ayudada po la gracia.
Recordar que la moción sensible no se requiere nunca, y "acostumbrar a las almas a hacer su
contrición absolutamente ajena a la parte sensible, cuando ésta niegue su concurso, y a
contentarse simplemente con aplicar al pecado una leal detestación provocada y sostenida por la
gracia."
cuenta de la manera como se ha cuidado y ha tomado los remedios prescritos; del resultado
obtenido; del malestar que todavía experimenta, etc.; le confiesa las infracciones del régimen, la
desidia en seguir las prescripciones, etc. El pecador es un enfermo espiritual, y el Sacerdote el
médico del alma.
Aconsejamos una instrucción sobre las malas confesiones, pero encarecemos se trate este
tema en el sentido que ya hemos indicado y que recalcamos una vez más: una buena confesión
repara todas las malas. Hay que guardarse, asimismo, de toda exageración. Son sumamente
reprochables ciertas preparaciones para la confesión escuchadas o leídas.
Una explicación desfigurada del sacrilegio puede acarrear consecuencias deplorables. Durante
esta instrucción recordar siempre alguna de las parábolas de la misericordia, v. gr., la del Buen
Pastor que va en busca de la oveja descarriada y que, lleno de gozo, la carga sobre sus hombros
luego de haberla hallado.
"Habrá más fiesta en el cielo por un pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos
que no tienen necesidad de penitencia."
Para conocer los pecados. confesión puede repararla, comenzando en otra por declarar al confesor
que hasta el presente, v. gr., había callado tal pecado. En punto a
consejos, sólo puedo repetirles lo que antes hemos visto juntos al
empezar el capítulo relacionado a la confesión. El Sacerdote ocupa en
el confesonario el lugar de Jesús, de aquel Jesús tan bueno y tan
misericordioso que decía: "Habrá más fiesta en el cielo por un pecador
que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no tienen
necesidad de penitencia." El Sacerdote está obligado a guardar secreto,
al extremo de no poder hablar nunca de lo oído en confesión directa ni
indirectamente: a) aunque sea en presencia de un juez; b) aunque corra
serio peligro su vida; c) aunque sea de temer un mal gravísimo si no
revela lo que sabe. Finalmente, es preciso que o confeséis a lo menos
una vez al año, conforme al precepto de la Iglesia. Por supuesto, que el
buen cristiano debe frecuentar este sacramento, imponiéndose sobre todo
la obligación de recibirlo si tiene la desgracia de cometer un pecado
mortal. Modo de confesarse.- La absolución. Antes de
la confesión. - No les extrañará que les diga que debéis orar. Recuerden
que la oración es una súplica dirigida a Dios, una petición que se le hace.
Les he contado a historia del hijo pródigo. ¿Qué hizo? Se levantó, partió
hacia la casa de su padre, y se arrojó suplicante a los pies del mismo. En
fin, el perdón de los pecados es una obra sobrenatural que no puede
llevarse a cabo sin la gracia, puesto que sin ésta nada podemos hacer.
Ahora bien: la oración es un medio fácil para obtenerla. Pedir en la
oración de antes de la confesión: 1º. Conocimiento de los pecados. El
que no desea conocer sus propias faltas se parece al enfermo que no tiene
interés en explicar al médico el mal que le aqueja. El que
2º. Para desea sanar, antes de ir a ver al doctor reflexiona para determinar bien su
detestarlos. propia dolencia. 2º. La gracia de un verdadero arrepentimiento.
3º. Para declararlos Recordar la necesidad de contrición, sin la cual es imposible el perdón.
francamente. ¿Y quién puede infundirnos el dolor necesario? Únicamente Dios.
Examen de conciencia 3º.La gracia de no tener reparo en declarar los pecados. La vergüenza
deseando ver sella a veces los labios de los niños. ¿Es esto razonable? Pensad cuán
claro. fácil es decirlo todo sabiendo que el confesor ocupa el lugar del mismo
Examen razonable. Dios y que está obligado a guarda secreto. Además, sois enteramente
Examen acerca de sus libres de escoger el confesor, no teniendo nadie derecho a pediros cuenta
deberes para con Dios, para de vuestro proceder. Otra de las condiciones previas a la confesión es
con el prójimo y para con el examen de conciencia. Esto equivale a instruir el propio proceso
ustedes mismos. sinceramente, "deseando ver claro" en el interior del alma. ¿Qué
Averigüen el número... dirías del enfermo que se empeñase en disimular su dolencia en
Si ha habido escándalo... presencia del médico que desea curarlo? Además, ¿es posible engañar
Si se han expuesto... a Dios? Por más que quiera, es absolutamente imposible. Lo más
Excitarse al dolor: cuerdo es buscar la verdad, haciendo un examen razonable. Si se
pensando en los confiesan con frecuencia, el examen no necesita ser largo; debe serlo, por
padecimientos de el contrario, si se confiesan solamente de vez en cuando. Si se confiesan
Jesucristo... cada mes, averigüen, en primer lugar, si han cometido algún pecado
en el Cielo... grave. Estos se recuerdan más fácilmente. Repasen luego lo que
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1) ¿Qué es el pecado?
Es una desobediencia voluntaria contra lo que quiere Dios.
16) El que calla por vergüenza un pecado mortal ¿se confiesa bien?
No; el que calla por vergüenza un pecado mortal, comete un nuevo
pecado mortal, que se llama Sacrilegio (mentir al sacerdote), y queda obligado a
volver a confesar todos los pecados desde su última Confesión bien hecha.
No, Dios sólo perdona los pecados mortales a través del sacerdote en el
Sacramento de la Confesión. Jesús Dijo: “Al que ustedes perdonen los pecados
les quedan perdonados”.
Prepárate:
En un sitio donde puedas estar sólo, sin que nadie te distraiga, reza un Padrenuestro al
buen Dios y un Avemaría a la Virgen, tu Madre, pidiéndoles la gracia de recordar, arrepentirte y
confesar bien todos tus pecados.
Luego has el siguiente examen de conciencia. Si quieres puedes anotar tus pecados para
luego en la confesión leerlos delante del sacerdote.
EXAMEN DE CONCIENCIA
Primero debes tratar de recordar todos tus pecados. Si hubieras cometido pecados graves,
piensa cuales y cuántos son. Recuerda, según tu memoria te lo permita, que debes decir el
número de veces que cometiste cada pecado y las circunstancias (ejemplo: si cometiste el pecado
solo o con otra persona, el lugar, el tiempo, etc. Nunca digas en confesión el nombre de otra
persona o personas con quien hayas pecados).
5° Mandamiento: NO MATAR
¿He peleado con mis hermanos y compañeros? ¿Les guardé odio o rencor? ¿Los insulté?
¿Fui orgulloso o envidioso? ¿Fui mal amigo?
Preceptos de la Iglesia:
¿Comí carne en días prohibidos? ¿No he guardado ayuno cuando debía? ¿Contribuí al
sostenimiento de la Iglesia y de sus ministros?
Pecados capitales:
¿He sido orgulloso o vanidoso? ¿He sido perezoso? ¿Me he comportado como un glotón?
¿He envidiado? ¿He sido impuro? ¿He sido avariento? ¿Me he enojado excesivamente?
Terminado el examen de conciencia has el propósito de cambiar de vida y ser cada día un
poquito mejor. Piensa en algo concreto que harás para ir poco a poco cambiando a una vida
mejor.
CELEBRACIÓN DE LA PENITENCIA
Después el sacerdote escuchará tu confesión, te dará algunos consejos para vencer el pecado y
crecer en la vida cristiana. Luego te dirá que manifiestes un sincero arrepentimiento de tus
pecados rezando el acto de contrición.
Acto de contrición:
Dios mío, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y
de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque con estos pecados que
he cometido, pude perder el cielo y merecer el infierno; pero mucho más
me arrepiento, porque mis pecados te ofendieron a ti que eres digno de
ser amado sobre todos las cosas. Propongo firmemente, con la ayuda de
tu gracia, cumplir la penitencia, no volver a pecar y evitar las ocasiones
de pecado. Perdóname, Señor, por los méritos de la pasión de Nuestro
Salvador Jesucristo. Amén.
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Sacerdote: Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la Muerte y la
Resurrección de su Hijo y derramó al Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda
por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz.
Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Penitente. Amén.
Sacerdote: El Señor ha perdonado tus pecados, puedes ir en paz.