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unidad 2

LOS LENGUAJES DEL CINE


El reino de la imagen

Cuando las películas mudas aparecieron el interés de los


cineastas no fue el de retratar un mundo sin voz, sin audio;
simplemente no era técnicamente posible. Se trataba
entonces de crear un lenguaje propio, no idéntico a la realidad
reflejada, en el que la carga visual y las herramientas
complementarias (como los textos escritos) ayudaban a narrar
la historia y a generar una atmósfera con condiciones estéticas
particulares.
Lo mismo ocurre con las películas en blanco y negro de la
primera mitad del siglo XX, en las que las limitaciones técnicas
dieron lugar a la creación de una estética de blancos, grises y
negros, con una magia particular, como sucede con El chico
(1921) y Tiempos modernos (1936), de Charles Chaplin.

Como expresión artística y como forma narrativa el cine tiene


unas cualidades comunicativas particulares y diferentes a las
de otros medios como la televisión, el teatro, la radio y las
producciones Web. Más que eso, el cine toma múltiples
elementos comunicativos de otras formas artísticas como la
literatura (los guiones y elementos sintácticos y narrativos), del
teatro (los personajes, las escenografía y la puesta en escena),
de la poesía (el manejo de emociones, sentimientos, las
metáforas y la libertad creativa), de la pintura (la imagen, la luz,
la composición, la perspectiva y el color), de la arquitectura (los
espacios, la decoración y los paisajes), de la música (la banda
sonora, el ritmo y el manejo emocional), de la danza (el ritmo,
las secuencias, la coreografía y el manejo del cuerpo) y de la
fotografía (el manejo de la imagen, la luz, el enfoque y el
movimiento) (Fernández y López, 2013).

Tiene entonces un lenguaje propio, el lenguaje de la imagen en


movimiento, con desplazamientos de cámara (Bellido, 1998) y
de personajes en espacios cerrados o abiertos; con tomas en
primer plano, en planos medios, planos abiertos o tomas
panorámicas (que cualquier estudiante podría hacer si tiene
acceso a un dron o incluso con estrategias más económicas,
desde su teléfono); con planos alternos que muestran la acción
de cada personaje y las interacciones; con un orden particular
que puede ser temporal, espacial, secuencial o
desestruturado; con un montaje preparado, de acuerdo con la
intencionalidad comunicativa; con códigos verbales y no
verbales, y con una música que acompaña, ejemplifica o
explora otras significados.

Al igual que con el texto escrito, el lenguaje cinematográfico


tiene una sintaxis particular que permite ordenar y jugar con los
códigos para configurar imágenes con las que transmitir una
idea o sensación particular, concreta o abstracta. En algunas
películas como Una odisea en el espacio (2001), del maestro
Stanley Kubrick o Deseando amar (2000), del chino Wong Kar
Wai, los largos silencios, las pocas frases breves y profundas
son la sintaxis que invita a la reflexión y contemplación,
mientras que en cintas de acción como cualquier saga de Duro
de matar (de Jhon McTiernan, 1988), Terminator (de Tim Miller,
2019), Rápido y furioso (Gary S, Thompson, 2001) o semejantes
el espacio se llena con múltiples imágenes sobrecargadas,
muy rápidamente expuestas y cambiadas, en una sintaxis que
nos lleva a la adrenalina, a la ansiedad y a transmitir la
sensación de peligro e incertidumbre para permanecer en
estado de alerta.

Al respecto de la música, que suele merecer pocas reflexiones


en el análisis cinematográfico, también transmite mensajes, a
veces en paralelo, a veces como contrapunto a las imágenes
visuales. En ocasiones describe, en otras ilustra o narra, o es la
puntuación de la narración visual (Arredondo y García, 1998), y
en otras antecede o predice los hechos, los resalta o los opaca:
en suma, el sonido se comunica con la imagen para que
realmente sea un producto audiovisual. Como ejemplo, en las
siguientes listas encuentras algunas de las películas con la
mejor música (Baez, 2015 y Filmaffinity 2019):

Enlace

En todos los casos mencionados es claro que la música tiene su


propio lenguaje, con elementos como la frase, los temas, las
cadencias, los motivos, las variaciones, las asociaciones
tímbricas, rítmicas y melódicas, y los estilos, en relaciones de
simbiosis, contraste, dependencia o sumisión con la historia
(Porta, 1998). El resultado, desde la perspectiva semiótica, es
sensible en narraciones auditivas que nos emocionan, nos
hacen viajar por la soledad, la tristeza, la reflexión, la expectativa,
la alegría, la euforia y la ira profunda.

Estos elementos son manipulables a través de aplicaciones


especializadas en el manejo del audio. Puestas a disposición de
los estudiantes les permiten explorar la sintaxis de la música
para ampliar sus posibilidades comunicativas.

Cine y tecnología
El cine nunca ha sido ajeno a la tecnología. De hecho,
parafraseando a Cabrera Infante (citado por (Martínez-Salanova,
s.f.), el cine “es el único arte que nació de la tecnología”,
justamente como producto del desarrollo de innovaciones que
permitían el tratamiento de la luz y la toma y reproducción de la
imagen y del sonido. No obstante, y pensando en las
innovaciones actuales en el área de la multimedia, esta verdad
es válida hasta el siglo XX, mientras en el siglo XXI se caracteriza
justamente por la interacción entre las distintas esferas
culturales y el nacimiento de nuevas formas sensibles de
expresar la percepción personal en obras artísticas cuyos
formatos desbordan los soportes físicos hasta ahora
empleados, para configurar nuevas expresiones artísticas
tecnologizadas.

Por supuesto, el cine, como fenómeno de masas, no solamente


se desliza por la dimensión artística, sino que además es
allanado por intereses comerciales, industriales, sociales y
políticos que lo reconfiguran como una auténtica expresión de
la visión de mundo correspondiente a la entrada del siglo XXI, a
su estética particular y a las intencionalidades que subyacen a
cada creación artística, por lo que son tan amplias y variadas las
producciones cinematográficas como los intereses, las
estéticas y las culturas que las emplean como medio de
expresión, como voz para pintar y divulgar una forma específica
de percibir la realidad, o de crear una nueva.

La tecnología le da la mano a la industria del cine


Otro de los beneficios que la tecnología le ha ofrecido al
lenguaje del cine tiene que ver con la producción. Desde los 90
la industria del cine, cuyo representante prototípico es
Hollywood y todo lo que alrededor converge, venía sumido en
una crisis económica (Martínez-Salanova, s.f.), por cuanto los
espectadores habían dejado las salas de cine por la comodidad
de ver las producciones en el televisor de la casa o en un
computador.

No obstante, además de las estrategias comerciales


implementadas y de la modificación de las salas de cine, temas
que no abordaremos, el cine se ha valido de los avances
técnicos en la producción para ampliar el show, expandir el
espectáculo para ofrecer películas en alta resolución, con
efectos visuales y auditivos insospechados, en 3d y 4d, en
escenas de acción, fantásticas, animadas, en actos imposibles
en la vida real, recapturando a los espectadores con mundos
maravillosos, cobijados por personajes hechos íconos a través
de estrategias transmediales y comerciales para que siga el
show.

Con esta arista más comercial y, por tanto, más popular, han
seguido avanzando en la retaguardia el cine de autor, el cine
arte y el cine independiente, valiéndose de la tecnología para
ilustrar el mensaje, más que ser el mensaje mismo, como sí
ocurre con frecuencia en renombradas cintas comerciales cuyo
valor no se encuentra en el argumento, en la lógica de sus ideas
y hechos o en su valor educativo, sino en el efectismo que llena
la retina y genera adrenalina, sin exigir mayor cosa del
espectador.

Justamente este llamado cine independiente ha dado lugar a


otras formas de expresión con el uso creativo y versátil de la
tecnología, como es el caso de la producción de documentales
y de películas cortas con teléfonos móviles, para citar tan solo
dos casos. Para vislumbrar la posible magnitud de este
fenómeno baste con mencionar que en Bogotá se realiza un
festival anual de cortos elaborados con teléfonos móviles
llamado Bogoshorts (2019).

Desde otra esquina, los grandes pulpos del entretenimiento no


dejan pasar la oportunidad de ganar dinero, por supuesto, y
también están buscando formas de innovar en el negocio, de
mano de la tecnología, por lo que, por ejemplo, se venden
boletas para conciertos de la autoinmolada Whitney Houston,
quien será una proyección holográfica. En este contexto, es
pertinente preguntarnos como docentes cuáles son los
potenciales de la tecnología en cuanto a producción de material
audiovisual y cómo podemos no solo incluirlas dentro de las
propuestas pedagógicas y didácticas, sino además cómo
podemos crear tecnología que satisfaga las intenciones
educativas en esta materia.

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