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Cuadro de costumbres:

La Pastorela
Reyes Galicia Melanie Ruby
Universidad de Guadalajara
25 de marzo de 2024

Esta costumbre que se tiene de la pastorela ha llegado a recrearse no solamente en los

teatros sino también en los kinder y las primarias. Se sabe que proviene de obras de teatro

religiosas que son presentadas muy a menudo en las temporadas navideñas para explicar el

significado de la navidad, pero se ha vuelto un fenómeno impresionante que también llegan a

proponerlo en las escuelas a manera de diversión e ilustrativo.

Lo importante de esto es que cada participante debe tener su propio personaje y en su

mayoría sabe qué va a representar conforme a su elección, tenemos como ejemplo: el niño

Jesús, José, María, el Espíritu Santo, ¿la estrella de Belén? Después está lo considerado como

lo malo que sería: Lucifer o llamado también el Diablo y va acompañado de diablitos. Otro

grupo de la pastorela son los Reyes Magos: Melchor, Gaspar y Baltasar. Por último tenemos

al grupo que lo considero como los más llamativos para las mamás porque he atestiguado

cómo adornan a sus hijos con tanta emoción y publican las fotos de sus hijos en todos lados;

que son los pastores y los animalitos. Estos mismos pueden ser borreguitos, cochinitos, vacas,

etc. Tiene la intención que represente todo el folklore y ambientación de la obra de teatro.

La pastorela, querido lector, expande esta costumbre desde las peleas que tienen las

mamás de los niños por los personajes principales ó ya si son adolescentes, hasta pelearse

entre ellos por los protagonistas. Ver a los profesores encargados de la obra estresados por los

adornos que van a ocupar y poder recaudar los suficientes fondos para un buen espectáculo.

Manejar a los niños y/o adolescentes para que puedan aprender sus diálogos de forma

correcta, pero al final terminan leyendo porque son párrafos extensos que no alcanzan en su

mayoría aprenderse por completo su parte. Observar también cómo otras mamás sacan otros
personajes que ni siquiera estaban planeados para la obra, un ejemplo sería vestir a su hijo de

pasto. ¿Pasto? Así es porque personalmente vi en la pastorela de mi hermano pequeño como

uno de sus compañeritos hacía la función de pasto en el piso. El niño iba vestido todo de

verde y con papel crepe pegado en su ropa figurando la silueta del pasto en vertical. Puede

sonar extraño e incluso increíble de presenciar pero la obra abarca una serie de dimensiones

que la hacen sentir de costumbre. La pastorela también tiene un público bastante amplio

porque los familiares de los participantes suelen llevar a su tía, su prima, sus abuelos, los

amigos de los papás, sus hermanos entre otros. Con la intención de presenciar esta obra

pintoresca y hacer una unión social entre las familias de las escuelas. De hecho puedo

asegurar que existe un porcentaje alto en el que las personas hispanoamericanas han visto o

participado en una. Querido lector me imagino que te preguntarás que si yo, ¿he participado

en una pastorela? A continuación dejo mi experiencia de formar parte de una y siendo un

personaje que hasta el día de hoy me pregunto por qué lo escogí.

Tenía alrededor de cuatro años y me encontraba en segundo grado de preescolar. La

maestra explicó el tema de la pastorela y que íbamos hacer para llevarla a cabo. Propuso

todos los personajes y teníamos que elegir uno para avisarle a nuestras mamás sobre la

vestimenta y las líneas que dirían, en algunos casos. Por mí parte dije rápidamente que quería

hacer y fui la única que quiso ese personaje el cual me lo quedé. Ensayamos todos los días y

me mandaron hacer mi traje. El día de la presentación todos íbamos disfrazados muy

contentos para realizar nuestra primera obra. Entre las maestras hicieron un pesebre con

cartón pintado de café y pusieron mucho heno en el piso. La directora consiguió dos

micrófonos para estar turnando a los niños y pudieran escuchar todo el público que nos

acompañaba con la historia. A veces ponían música en ciertas partes para generar más

ambientación. Mi amiguita era María y mi otro amiguito era José, ellos si tenían diálogos por
lo que hablaron en la obra. En cambio, yo no. Yo fui la estrella de Belén que guiaba a los

personajes a todos lados con mi traje de estrella en color plateado, mis manos formaban parte

de los picos de la estrella y cuando salía yo siempre ponían música. Esta experiencia me

sigue hasta estos días como una de las costumbres más bonitas y divertidas que rodearon mi

vivencia social.

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