Está en la página 1de 2

Origen del cultivo de hortalizas y vegetales

El origen de la labranza de hortalizas y verduras es posterior, en al menos un millar de años, al cultivo de cereales
como el trigo, el arroz o el maíz. El trabajo en un huerto de las hortalizas proviene de la recolección de leguminosas y
bayas, del mismo modo en que el cultivo de cereales proviene de la recolección de gramíneas salvajes.
El cultivo de hortaliza apareció en entre los años 7.000 y 5.000 de nuestra era. Surgió, más o menos en la misma
época, en Anatolia y el Sureste asiático, en China y en América central, y posteriormente en los Andes.
Con el fin de la última glaciación, acaecida 15.000 años antes de nuestra era, el clima se fue suavizando. A ésta le
sucedió un recalentamiento progresivo del clima, apreciable a partir del milenio XIII o X, y un florecimiento de las
plantas sensibles al frío, como las leguminosas. El cultivo de hortalizas constituye un invento en la medida en que
supone hacer el experimento de obtener plantas comestibles, o plantas cuya baya o fruto era comestible, y
trasplantarlas directamente, o por medio de semillas, a otro terreno.
Si bien puede decirse que procede de la misma operación intelectual que la invención del cultivo cerealista, también se
puede decir que se diferencia de ella por el hecho de que las condiciones que exigen las hortalizas para crecer son
mucho más complejas que las necesarias para que crezcan cereales. Podemos, por tanto, suponer que su puesta a punto
requirió mucha más observación agrícola que los cereales, y por eso es su aparición es más tardía.
¿Qué especies formaban los primeros cultivos de hortalizas?
Se ignora qué especies exactamente dieron lugar a los primeros cultivos de hortalizas. Sabemos que en Anatolia, que
parece haber sido el centro agrícola más desarrollado de esta época, las lentejas, las almezas y las alcaparras figuraban
entre las especies que fueron objeto de los primeros semicultivos 7.000 años antes de nuestra era.
En el Nuevo Mundo fueron la calabaza, la calabaza amarilla, y la calabaza vinatera, cuyos frutos secos servían de
flotadores de pesca, y luego hacia el año 5000, la papa o patata, el tomate, el amaranto y la guindilla.
Historia del cultivo de hortalizas en el Antiguo Egipto
También sabemos que en Egipto, entre los años 3200 y 2780 a. de C., los cultivos de hortalizas abarcaban una gran
variedad, ya que incluían el espárrago, el cardo, el apio, la col, la lechuga, las cebollas, los garbanzos, los rábanos y la
sandía. Un poco más tarde apareció el pepino.
Según parece, los cultivos de hortalizas egipcios sirvieron de ejemplo para el resto de la cuenca mediterránea, por su
tecnología y su gran variedad. Desde el primer milenio anterior a nuestra era, sus productos y sus técnicas habían
sobrepasado el área mediterránea, alcanzando Asia Menor, los territorios transcaucasianos, Persia y Turkmenia.
A su vez, los intercambios comerciales con estas regiones enriquecieron los cultivos hortelanos mediterráneos con
lejanas y variedades autóctonas de legumbres: las berenjenas, el ruibarbo, el ñame, el taro y la calabaza amarilla de
China occidental; las habas de India, el ajo, la zanahoria, el melón y las espinacas de las regiones que corresponden a
los actuales Tadjikistán y Uzbekistán; así como la col y el puerro del Turkmenistán.
El mismo tipo de intercambio enriqueció los cultivos egipcios y, por su mediación, los cultivos mediterráneos y
europeos, con variedades de hortalizas africanas.
Siempre en el primer milenio antes de nuestra era, Egipto había incluido en sus cultivos hortícolas la okra, la
alcachofa, las cebolletas, el berro, las endibias, la remolacha, el perejil, la chirivía, el ruibarbo y el nabo, así como
diversas variedades de guisante, procedentes de las regiones del Alto Nilo.
Historia del cultivo de hortalizas en Europa
En el siglo IV a. de C., Roma adoptó el cultivo de hortalizas y de la mayor parte de las especies extendidas por la
cuenca mediterránea. Paradójicamente, muchas de estas variedades desaparecieron y los cultivos de hortalizas
declinaron al final del imperio romano.
La col no volvió a introducirse en Europa hasta el siglo IX, al igual que el pepino. Las espinacas, que se cultivaban
habitualmente en China desde el siglo. VII, no llegaron a Europa hasta cinco siglos más tarde.
varias de las especies mencionadas anteriormente, y en su tiempo consideradas triviales, no reaparecieron en Europa
hasta mucho tiempo después, durante el Imperio Romano, como la alcachofa o la berenjena. Pero mientras tanto
Europa había sido conquistada por la patata, introducida a mediados del siglo XVI.
Historia del cultivo de hortalizas en América
Hasta su colonización, el Nuevo Mundo conoció únicamente sus especies de hortalizas autóctonas. Las primeras
legumbres introducidas fueron las zanahorias y los guisantes, a principios del siglo XVIII en América del Norte,
seguidas de la cebolla.
Paradójicamente, la patata, muy cultivada en Europa desde el año 1550, no comenzó a extenderse en América del
Norte hasta principios del siglo XVIII. Los intercambios con las Américas favorecieron intercambios de especies
hortícolas, aunque a menudo de manera indirecta.
De este modo, el melón, introducido por los españoles en América Central a principios del siglo XVI, llegó a los
estados del sur de América del Norte un siglo más tarde. El pepino, los guisantes y las zanahorias fueron importados a
América del Sur a principios del siglo XVIII por los colonos españoles (las poblaciones amerindias seguían
alimentándose de variedades tradicionales, calabazas, tomates, judías de Lima y, sobre todo, de batatas).
América del Sur y América Central no pasaron de los semicultivos hortícolas a los cultivos hortícolas, propiamente
dichos, hasta finales del siglo XVII. Las plantas que podían ser objeto de cultivo antes de la colonización, crecían
salvajes y en abundancia.
El memorialista peruano Garcilaso de la Vega, a quien debemos testimonios tan numerosos como precisos, informa
que las endibias y las espinacas crecían cerca de Lima. Y, los caballos tenían dificultades para abrirse camino entre
ellas. Son las costumbres alimentarias de los colonos españoles las que progresivamente lograron domesticar tales
especies salvajes. Hasta tal punto prolíficas, que el propio Garcilaso habla de los nabos salvajes como una plaga.
Historia del cultivo de hortalizas en Oceanía
A excepción de la batata y del taro en Oceanía, no se descubrió el cultivo hortícola en Oceanía hasta el siglo XVIII.
Cuando los primeros europeos comenzaron a colonizar el continente. La mayoría de las plantas cultivadas, por
ejemplo en Australia y Nueva Zelanda, son de importación europea. A la llegada de los europeos a Nueva Zelanda, en
el siglo XVIII, ni tan siquiera existían cultivos de cereales.
Evolución del cultivo de hortalizas y vegetales
Hay pocos ámbitos de la tecnología agrícola que sean tan irregulares como el del cultivo de hortalizas. El mejor
ejemplo nos lo proporciona el tomate (cuyo nombre viene de la palabra azteca tomatl), el cual, existía en estado
salvaje antes de la colonización de América del Sur.
El tomate fue importado a Europa por su interés botánico en el siglo XVI (aparece en la descripción de un autor
italiano de 1554 bajo el nombre de pomi d’oro, “manzanas de oro”), ya que el fruto en estado salvaje era amarillo.
Era consumido por los indios de América del Sur, pero por entonces tan sólo se recolectaba, y los europeos lo
consideraron sospechoso hasta el siglo XVIII. El presidente norteamericano Jefferson introdujo su cultivo en los
estados del sur en 1781, y se comenzó a consumir habitualmente desde 1812.
Pero hasta 1900, los estados americanos del norte rechazaron su importación y consumo, ya que lo consideraban un
fruto venenoso. Las variedades americanas domesticadas se extienden por América del Sur a finales del siglo XIX.
Mientras que las variedades europeas se extendieron por el Mediterráneo y Asia. Llega entonces el comienzo de las
hibridaciones de diferentes especies de vegetales y hortalizas.

También podría gustarte