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Iniciación a la losofía
Antología
Sistemas explicativos
«En Egipto», comenz Critias, «donde la corriente del Nilo se divide en dos en el
extremo inferior del Delta, hay una regi n llamada Sai ca, cuya ciudad m s
importante. Sais —de donde» por cierto» tambi n era el rey Amasis—, tiene por
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patrona una diosa cuyo nombre en egipcio es Neilh y en griego, seg n la versi n
de aqu llos, Atenea. A rman que aprecian mucho a Atenas y sostienen que en
cierta forma est n emparentados con los de esta ciudad. Sol n contaba que
cuando lleg all recibi de ellos muchos honores y que, al consultar sobre las
antig edades a los 22 sacerdotes que m s conoc an el tema, descubri que ni l
mismo ni ning n otro griego sab a, por decir as , pr ctic mente nada acerca de
esos asuntos. En una ocasi n» para entablar conversaci n con ellos sobre esto,
se puso a contar los hechos m s antiguos de esta ciudad, la historia de Foroneo,
del que se dice que es el primer hombre, y de N obe y narr c mo Deucali n y
Pirras sobrevivieron despu s del diluvio e hizo la genealog a de sus descendientes
y quiso calcular el tiempo transcurrido desde entonces reco dando cu ntos años
había vivido cada uno. En ese in tante, un sacerdote muy anciano exclam : ‘¡Ay!,
Sol n, Sol n, ¡los griegos ser is siempre ni os!, ¡no existe el griego viejo!* Al
escuchar esto, Sol n le pregunt : ¿Por qu lo dices? ’Todos’, replic aqu l, ten is
almas de j v nes, sin creencias antiguas transmitidas por una larga tr dici n y
carec is de conocimientos encanecidos por el tiempo. Esto se debe a que
tuvieron y tendr n lugar muchas destrucciones de hombres, las m s grandes por
fuego y agua, pero tambi n otras menores provocadas por otras innumerables
causas. Tomemos un ejemplo, lo que se cuenta entre vosotros de que una vez
Faet n, el hijo del Sol mont en el carro de su padre y, por no ser capaz de
marchar por el sendero paterno, quem lo que estaba sobre la tierra y muri
alcanzado por un rayo. La historia, au que relatada como una leyenda, se re ere,
en realidad, una desviaci n de los cuerpos que en el cielo giran alred dor de la
tierra y a la destrucci n, a grandes intervalos, de lo que cubre la super cie
terrestre por un gran fuego.
Por lo que se re ere al n mero y a la especie de tal princ pio, no dicen todos lo
mismo, sino que;Tales el introductor de este tipo de losof a, dice que es el agua
(de ah que dijera 20 tambi n que la tierra est sobre el agua), tomando esta idea
p siblemente de que ve a que el alimento de todos los seres es h medo y que a
partir de ello se genera lo caliente mismo y de ello vive (pues aquello a partir de lo
cual se generan todas las cosas es el principio de todas ellas) —tomando, pues,
tal idea de esto, y tambi n de que las semillas de todas las cosas son de
naturaleza h meda, y que el agua es, a su vez, el principio de la naturaleza de las
cosas h medas. Hay, por lo dem s, quienes piensan que tambi n los m s
antiguos, los que teologizaron por vez primera y mucho antes de la generaci n
actual, tuvieron una idea as acerca de la nat raleza: en efecto, hicieron
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progenitores de todas las cosas a Oc ano y Tetis, y (dijeron) que los dioses juran
por el agua, la 30 llamada «Estigia» por ellos [los poetas].
“Se acepta, en general, que los helenos dieron el paso decisivo unas seis centurias antes
de nuestra era. En aquel momento, prevaleció un nuevo espíritu de investigación al
pronunciarse sobre temas fundamentales que, hasta entonces, habían sido objeto de la fe
tradicional. Aquí, sin embargo, deseo probar que el advenimiento de ese espíritu
no ,significó la completa y súbita ruptura con los viejos modos de pensar. […] La filosofia
heredó de la religión algunas grandes concepciones -por ejemplo, las ideas de «Dios»,
«alma», «destino» y «ley»- que continuaron siendo el centro de los movimientos del
pensamiento racional y determinaron sus principales direcciones. La ¡religión se expresa
a sí misma mediante símbolos poéticos y personajes míticos: la filosofia prefiere el
lenguaje de la seca abstracción y habla de substancia, causa, materia y otros. Pero su
diferencia exterior tan sólo disfraza una afinidad interna y fundamental entre esos dos
períodos sucesivos de una misma concepción. Las maneras de pensar que, en filosofia,
logran definiciones claras y afirmaciones explícitas y estaban implícitas en las irracionales
intuicionesde lo mitológico.”
Esta revolución intelectual aparece tan súbita y profunda, que se la ha creído inexplicable
en términos de causalidad his- tórica: se ha hablado de un milagro griego. Sobre la tierra
de Jonia, ellogos se habría desprendido bruscamente del mito como las cataratas caen de
los ojos del ciego. Y la luz de esta razón, una vez revelada para siempre, no habría dejado
ya de iluminar los progresos del espíritu humano. «Los filósofos jonios -escribe Burnet-,
han abierto el camino que la ciencia después sólo ha tenido que seguir.» Y precisa
todavía: «Sería enteramente falso buscar los orígenes de la ciencia jónica en una
concepción mítica cualquiera». A esta interpretación se opone punto por punto la de F. M.
Cornford. Según él, la primera filosofía se acerca más a una construcción mítica que a
una teoría científica. La física jónica nada tiene de común, ni en su inspiración ni en sus
métodos, con lo que nosotros denominamos ciencia; en particular ignora todo acerca de la
experimentación. No es tam- poco producto de una reflexión ingenua y espontánea de la
razón acerca de la naturaleza. Traspone, en una forma laica y con un ,vocabulario más
abstracto, la concepción del mun- do elaborada por la religión. Las cosmogonías
reanudan y prolongan los temas esenciales de los mitos cosmogónicos. Aportan una
respuesta al mismo tipo de cuestión; no bus- can, como la ciencia, leyes de la naturaleza;
se preguntan, con el mito, cómo se ha establecido el orden, cómo ha podido el cosmos
surgir del caos. De los mitos de génesis, los mile- sios toman no sólo una imagen del
universo, sino también todo un material conceptual y esquemas explicativos: tras de los
«elementos» de la physis se perfilan antiguas divinidades mitológicas. Al hacerse
naturaleza, los elementos han perdido el aspecto de dioses individualizados; pero
continúan sien- do potencias activas y animadas, que se sienten como divinas; la physis,
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cuando opera, está toda compenetrada de aquella sabiduría y aquella justicia que eran los
atributos de Zeus.