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MINERVA

E t REVISOR GENERAL:

OBRA PERIÓDICA

POR D, PEDRO MARÍA DE OLIVE.

MISCELÁNEA CRÍTICA.

TOMO XL B

MADRID MDCCCXVIII.
S^M. LA lÜIPRSNTA D S MUfi^Z^
(iON PRIVUSCIO RIAt.

>1^ •^K^i
Núm. XXVH. MSíERVAí Etmo i . ? ^ i8it.
7'U.f'.í ,"*• '•;'•. -•, „_____ '" '•''•'" •' '/^VtfF

>. TRIMESTRE TERCERO. ?<Í-ÍÚ


BIOGRAFÍA. ^^j^^

tNSTITUfO REAL BE FRANCIA.

KOTIGXAS ¿ITERARÍAS D S M. DUCIS. ' -

Moihiendo sido áepdo Mr.Deiéze ( t ) por la academia


-. francesa^ para ocupar la plaza vacante por muer'-
ttdt Mr. Ducift el Aa en que tomó posesión dt
,«Ua pronutuió el discurso de estilo^ del que'sacaré-
•mosalgunosfasages que dan idea del mérito-ideitm
<. jwetA conocide ya entre nosotros por las ttadncda'"
nes de varias tragedias suyas f representadas con
úplatiso eñ nuestro teatro.
El áisctwso comienza asi: . . i :. '

. SEÑORES, .

de )as mas ilustres épocas de» la nonarqti^


ft^ncesa ^ es aquella en que tín tniffistro^ cétebi'e en
-todos tiempos por sos profundas ideas, la fuerza de
su genio, y su ilimitado amor á su soberaíno'f ins-
piró al augusto hijo de Enrique I V , á aquel prín-
cipe de quien ha dicho la historia ^ como un testl-

(*) Célebre aboí;ado franees , «no de los dcfeasóres d«l


«•«ftciado Luj» XVI. I> í'>

?••''•• •••;•
vnfoÁu süilüeiite psra si^lórja-, ^gT-stenrfo hijtry '
jp3(^)!^^de dos de nuestros oías ilustres ñioharcas, ha-
bi;^;^gurado ei35p3<j-OTtrygdJ^ijíf'jdel uiix), y
prt^arado las maravillas del reyhado del otro ^ ins-
piró', d i g o , la nobl^ y^s^tt^a^^ idea de abrir á
iás buenas letras un asilo, y como una especie de

dose roas útiles, se pudiesen reunir ciertos hombres


•figcogirios á.(Uros qjie. ya -habian. adquirida.grande
fama ,.Spnji>irt.KtndQi cíiflíflsisina eleecioíirejj' recom-
petxa j ai>imaH<to--al talen(^, e»<!4t4t«do^ la- nobk
ambición , fomentando la esperanza, obligando al
ringénia á' mas sulblimei^'pró^u¿cipáe.<(^.-.3cblerftn{]b
-losiprogi'esOs'delasxiéDcias y íixanclol^lengua,>que
^be.representar sus prodíi;iós,;yiilé|;antfo iiitt en
.invls'que distribuya ta'gioTiía literkría'^' el blanco
«deJes^'tnayorbS'eBfuente» dettalenttf, y la'iRmuta-
-Me tegiá de la opiflfo»i^páblica .e«)^^aaRMí.ií\las
¡ciencias.'" • ^ ! -o-i^'''- •" • ,•-. <.r/i;.i: -.I) VM
Paíando á hablar iudgo'dt Mf .Bncis^ ttíteáfí:
" M r . Ducis fué uno d&aquellos¡híxníbrés ex-.
traordinarios, de los que k naturaleza se.encarga,
por decirlo asi, que produce para sí misma: que
nada deben al arte: que no tienen (iiaíímaestros que
ellos mismos: que se elevan solo con sus pro¡p4«is
j^\fieriH?k^;y qpe^ te'disriflguen en su siglo^ ufe solo per
.su.,}itgeaio',t'if>9i también por sus suk^im^ssimtcph
?91jT@0Tf «I cafóíter ienergico y sus vit^iidte. De»-
_?fii¡i{|'Wte de.tfna. familia que.no era francesa , aun-
.q\i/i: él lo fuiese ,'oacjdo cerca de la cuna de nuestros
-r^-J^es.» pertenecía Mr^.. Dueis, por jsu fnJsmo orígtín,
.i^a^el pueblo tan celebrado por la amable seacL-
jllcz de sus costumbres j su bondad , y su fr?nq<;eza,
el qual en medio de los yicios de la Europa moderr
Noticias literUfi<tS:di\Mr. Ducis. g
|»I«jMc^aBe6i4p (aabAotJgú04'.y'!vecioo y aliado
de la Jíraíieia, nos liaWk'idaldo dnair«jma: tanto mafe
digga d^ iai^otOsá ,qUanto <jue na la logfó; y «^a
princesa ji esposa del/amddóprmcipc^á quien dei-
b«ni<3i$í^t^ béj:oea,<ÍHe-€<>'SM JuvieBtudnjiíina son la
glor.íp.íiei.; nombre franees, el natural La poyo Jel
*?on9 < y la-ipas noble Cípeiiania deild (patria.
- :. Y,ral,v«z^po< medie di cfte'orígenxle .Mr. Dii-
ííif, pO(ir€»áo?Texplicat;;a^l cafáctcr inalterable
4* honradtfc^-deicaQd^r píerserioilleit)» y'<le inge-
nuidad (jue con su rioaj. imaginación,ístriafdienté
genioíí'yay amor á lá virtud, forínaba un contras-i-
te tan origiftal, que se liizoflotable<lesde su prime-
ra juventud. Sin embargo , la pasa en cierta obscu-
íridad , con solo algivoos: progresos en sus estudio*,
que excitan su emulación sin exaltar su ámór pro-
pio j hace algunos Viages ii país de sus jnayorei,
donde siente aquel placer que la naturaleza ba fi-'
jiado eo'quanto tiene.rclacioh con nuestra faniíliá,
y se elevíd'á la cumbre de los Alpes, truya magesp
isAalmisnto tieippo que fixá sus miradas y le llena
de admiración ,.engrandece sius pensamientos; a lo
,que Cohtribuye tambfin. el'espectáculo de alfuna de
la« m»« .célebres bütaliüsjde. la ifamosa guerra de
^iete año^.v-á cuyo teat-ro" se halló .arrastrado por
circunstancias particulares, y en la quál un hombre
solo luchó por tanto tiempo y con tanto valor contra -
toda la Europa, sin desesperar jamás de su feliz
(éxito: en esto , señores, pasó Mr. Ducis los prime-
ros años de su vida. Aun no le ahijoneaba el deseo
de la gloria literaria , ni Se apresutaba;por darse á
conocer; estudiaba y se perfeccionaba én la sole-
dad : se dexaba arrastrar librenlenle por su pasión
á la {}oesía. Algunos ensayos dramáticos que se ha -
6 .•'.•'•^\ .'Síogfáfüu V
bían cotBO escapado á $u secreto ardor, aunque tid
Je dexaron satf^echo, le dieron á conocer siís fuef*
zas: las probaba: buscaba j^ifidttle propia de su
ingenio: su alma se agitaba; y en esta alma activ^
y ardieote, faaUs ea fin-el genio de la tr&fgedia qué
filé para é l como un nuevio descubrimidnto. Hasttt
entonces no babhi hecho mas que empaparse eh li
lectura'^de Corneille y. de Crebillon , y principal-
mente del primero: había asistido con entusiasmo á
la representación de sui mejores traadlas, y tam-»
ifien' á-las de Racine : aun en el tiempo de su vejez
se acordaba de la profunda impresión que hizo ea
fu alnia, quando siendo aun joven, vio represen^
tar i:^ Ataíía en una pobre aldea; pero la lectura de
Shafcespear, que casualmente vino á sus manos, ea
aquella famosa época en que todos los ingenios
afranceses solo se ocupaban en la literatura inglesa,
filé la que inflamó su imaginación, y arrebatándo-
Jé fuera de sí mismo le descubrió de pronto su dis>
posición para el arte dramático, como Mallebran-
ehe se hizo de pronto metafisico á la edad de vein-
te y seis años leyendo á Descartes.
Pero si arrebatado Mr. Ducis por las bellezas
dramáticas de su modelo, que llamaremos en cier-
to modo colosales , buscó en estt agi potado escri-
tor los modelos de sire tragedias, no tomó indistin'-
ta é ine<^sideradatDente quanto halló en ellas: es-
cogió, .adornó ; y los mus severos críticos convinie-
ron en que babia simplificado á Shakespear, que le
iiabia limpiado de sus mas crasos defectos^ y muchas
veces hertn(»eado. Mr. Ducis era como Shakespear,
el poetadela naturaleza , pues solo seguia su ira-
pulso y obedecía á lo que ella le inspiraba. El ca-
rácter principal de su talento era la energía. Había
Noticias litenti^hf^i^Mr. Ducis. 7
MfkiiOrprillc^NKEBiinte'pua pintar las paéion» fuer^
tes y sus Qias terribles efectos, por,ntaaeniique con»
IBOvIa ií alma según le piacia. ¡Quantas bellezas
fwopiament* suyasiHO se admiran enk^ piezas que
imitó dt Shakespear! ¡quantos rasgos de iogeniol
Íq\MBtQs movimientos imprevistos de eloqüeocia qa«
sprpreadeol Y DO^solo nos bai presentado i SbaJ%s>
pear en francés, sinO tanibien á Sófocles. Atrebata'-
jba su isagioacion, no aóh» aqudU naturaleza fas
bermo^a.!y sencilla ÍHXM tiempo, qu<; jrepresemabaa
les-akQtíguos t los guales descubrieron todos los ae<i>
.Cfetos del corazón humano, y los supieron poner
Mea eo «ccion^ sino también la irregular y gígant
-Itfsca naturaleza de algunos modernos. Su grand^
ingenio parecía reunir en la mayor extensión ios
géneros nia< diferentes; pero aunque imitador de
^Sófocles y de Shakespear, no dexó por eso de des»
cubrir un camino nuevo para sí, en el que ha. pri^
xedidosolo. Y en efecto, {qual otro ha penetrado
mas que él. en los (ntimosi ai'canos de la naturaleza?
¿quien ha pintado mas verdadera y profundamente
aquellos afectos de familia, aquellas tncUiiacioiteis
-jdel corazón, aquellos sagrados enlaces, quanto
•««Bstituye, eofin, las primeras obligaciones ¿el hoa»-
. bre, y por uno de los mas particulares beneñcios de
la provideocia, su primera felicidad ? Y en espe»
cial, ¿quien con mas gracia ha pintado el amor.íif
lial, presentando su mas perfecto modelo eo la Anr
-tigone , cuyo tMnnbre solo recordará para siempre
en los venideros siglos, aquel tan incansable y tier-
no afecto, cuyas acciones son -otras untas virtudes,
sus sacrificios otros tantos placeres?}Quien ha ven.
gado con nias fuerza á la autoridad paternal ultra-
if*^» y h». reclamado cdh mas Tchcoiepcía sOs t«n
9 '•''^'^'•l^'~'JSiogrdf!ía,•..i^•JÁ•^^
Itgiéifflosdcneebbs? i<^m há ébiio 4 iág^tiaé y
. dolores. dírJ«.ieait»fl,yf.-tcrtioni co&yt^^if utnxes-í
pnúoaauaiu^^ , y li^s iksampm>$'tí^sf. En fin;
ie#ores, iqaüe» ha pefaeguido. al, orimfen ««ft Bím
tesqn ? % quisa ha piofadoFíüh i mas verifed ;1OÍ ««A
«lordinieá^ot? y al mismo tiempo; ifáína-^lwkiiptt'r
«catado sioceiar iA^vitsudibataif(}ié»9'>Hm<ifié^
hles ytnéis te«ptt!éá)ksiy ñmbdaii .fi^sro ct rfo 'mtt
digno de ttotaf 'y.^c í^Utuáit <íaéiuáktaOs M :éi
ccaxro de I^r. Dpcis :^«te nu^av^ mixy difttiMl-^
«tm eoAtr^oí á' tantos xterM^tf ettop^^M^iJdVM'dé
moral ?i«odá|'«uscoEppoifcñMMk í»M«ftad 4e<*IdneS
admirables: se conocr-qde'«i'j|iiioff]K^títf^iAWt¿
pistaba: qu« Síquellas pasiooés vl^iHHés;f«hQteli8iíKfr
dé padres /dehljos , «£e e$posa«^:i|U¡»^CM{ wiitiíííi.
^ t a rept-«sent^bsv.seli;|ll4bantoda6':e»4tl eoraeed,
y <}iíe-s¡ ai plQtátlas ha; |aanif.M4»d<» u» tstetitVitan
-riep V és ptir^ue en su inttrtoclo scwtia asi,' - >
Y á fausadel' g¿B«ií>-di^ este talento'taírS^fení-
rable , pero á veces des^ual / de8¿uidado ^ jne«r<-
arectd, y d e su irresistible'ítnj» tu, la opiáioa p é -
'blictL -ié^comparaba coa.á<fu'él-miiionero ^ quleh
«una vox terrible, una profunda ftied^, suMimes y
-repüntnióS :f^ptú« é iaspiracioitci ,üéifgu^^Aie^^u
»est«r;gpur'a<to,' eloqii^wia nmchaatreces iSübJk«¿,
pero inculta , habiá hecho tan? <J^l§bteeht»sta^Capi-
tal por el admirable früto;de íü» sertndnfs, y así
. -solían llatíiarle el Bridairie de la >r&gedfa ; y eál
yez, esto es: lo que ju«¡fi¿8i-3un mst aqiuél tpodevtf-
so influxo que tüvoí^ettl» escena j ft^liéllás pí-afatt».
das emocíjottes que •tauíó, aquellas • lágrimas • qufe
«ranéd, la fema, en fin y que le adqutrieixih lá ttü-
gedía del Hamlet\>ysdbté todo laWt EdtpO.<^ '•
Y poHeis^ígaraqüati'cgratide fuáistt fama poir
Noticias literarias: S^ Mr. Ducis. •^,
ellg¿het'tfdé~réconipeasa qu««btüvo.!El mayor poe-i
titleila Fraocia, aquel literato ilustre que con síü
noadare lleo6 el'oiúfido'literario'; cuya larga vida
00 fijé, por deciHo á8i,"mas que Una serie conti-
nuada de triunfosV que reuftló en sí mismo todos
los talentos, todo^ loa géneros de-gloria literaria,
y al qual no se disputarla eh el'dia ninguno de sos
títulos á la haa^ si la religión no tuviese que ha-
cerle las mas graves y fundadas' acusaciones. Mir.
de Voltaire eñ fin, acababa-de terminar suiiarga
ybriliante cirrera , y dexaba>eA'la'literatuta'un in^
menso vacío'^ue Itenar; pero eraí la sucesión del
Magno Akxandro': y tambieii d^xaba otra' en la
academia francesa« y para ocular esta fué hombra-
do Mr. Diicis.....»*
'• & extiende aquí el ahtor «f» manifestar lá iinga-^
fen féoteccion que debió tXtcis al príncipe que'táú fé-
iix'^iegítimamente gobiernaáltíFranciay hsfartieu-
ürts^'favores que'nteYici&entonces á su bondad,• y í^ué
fx» renovado ahora después de tantos t^os dé periétü-
«íb»ef,.deí¿rtfciflí, y-desPierro y luego sigúi át*
eimdo. • ••. - inr.-:-.-:
-'• f Mr. Duch, invariable <en Bift"firincipia<f fori-
^octai, no ha participado del delirio^ue*'Hjgitabá
•^l»-mayor parte de las géhtes;,ál cohifaífo ^ *tó
*T**H'tiempo icte demencia y error, sé manifestó
"•as firmemente aplicado en sus composiciónes_drá'*
niaticas"á:itef)eDcl¿r la monarquía, á sostfenéi- "sus le-
fítimos derechos',"á combatir-Tobtra la usur^íacibñ,'
y á <^nser*arí ftíjuel sagrado fuego del réspefo? ¥
«^ímonarcas, tan fl*e«íaFio para ía felicidad délos
pueblos-^ y la única valla que putóe preservarlos
o» M destrucción.
c * sabéis; «eñofes, de ^ é nacía la fuerza de
TOM. XI. a
los ptiflcipio?! pcklj^iQo; <le,Álr>jDucUt> pjje^.todá e*-»
t^ivab^ ei^ su$ J^is^9$jHrj(v:.ip»Qs.religi9$os. Desde
joven se dis(i|iguió.por Ja pureza desús costutabres,
y na,da vaiió en ,^to» En Aqu^l mismo tiempo ea
que una falsa, {^Ifs^fla procucab».. desacredita! ias
opiniones reiigio^KS;,, y hacia alarde y gloria de
de,spreciarlas,.,Mri. Ducis» superior por «u boble ca^
cépter ^ semeja Ates, «i$temas que abiaten al hombre
en íugar de elevarlo,, hacia consistir , por el coa*
traripjja suya, j n per¿nanecer, constantemente fif-»
ipe eas^sprintiipioi^-jrel'igiofío». Uflode nuestros es^
fritoresinafceloqüentes y virtuo>sK)s.)€ooeljqueefrr
tabf^ .uqido con/ip$ vínculos de lamas tiernai amis-
tad,- f^Vat era I^r, IJ'hoinas, dec|arde.i¿l: quehabia
pasado por eninedio de su siglo, sin que este':le hübie^
se.confaminodó conia.p^f ligera mancha. Y esta tan
honrosa justicia , que (puchos años.antes deia. r ^
yolucion if .hacia uní hombre, cuyo voto eran/I?^re.*
cp^pen^a, Mr, D^cl« se hizo, aun mas digno.de elM
diu^ñt«t la revoluicion fnisma, pues aun eA.losi.tieiBvt
po^ 0}fi^..desgraciados ^e ella, j.n^dskjfué capaz da
trastornar la firmeza de su virtud. En vano la .revo.-»
1^9J5>i^ |e, hizoisan^cxaria:, en vano áOKXítotsD la ti-
f^ijj^jAlis.^YÍítimas,.en.vano amenazóá tpdos elíterls
H[£y 5 m.p9t eso dexó Mrv Dueis de manifestarse el
^ismo CQfl la Qift^yoc intrepidez ^>tejUeodo. valov <1«
pifofesar y exercer SU: religión. " ;
_^1 JVIjí avergiieozp, señores , dejdecir valor,.y.ipe
acuso de tan tin)ida',expresion,;<}uaodo se.trata de
Xa qbUgaGÍop mas sagrada del hombrevde la.que. 1^
pQne en ;U mas intima.relacioft con Dios^^y.Táylft
que está íixadaijiftifiroortaiidad de Su su^te';.<btdDq
si en efecto fuese necesario valor pana serfic^l áesvk
priagip^os j y sin los qt|aies no.podria existir el mis-
Noticias liteMridi éé'Mr. Ducis. 11
mo éll^ién socittlr'Pero no i^aitettioá tiada' á está mi-
serable y débU^littinanidad del: mérito que puede te^
wscetv elevarse y confiar en ^í Mistnáy-y convenga-
pos «{oé en-la historia de lo$pueblos hay á Vécé¿
épocasen que son tnrey difíciles d¿«xercer las virtudes
mas necesarias y que mas honran á la humahidadi
atobemos á ^r.- Dihels de no haber temido estas di-
foukades^ p desbeberías ventido, y démonos el
parabién de que en el seno (tiíSmo de esta academia
se dio tan noble exémplo." :' =
• Dtspues dé hae^r menetort it óradof de ¡a geñe^
rosa 'y atrieígaáítMCíon de Mr. ükiéis i que aunque
pobre, sacrifica'úntt gran parte de su fortwm pof
conservdr coñii^aiiil'farot revólmitírkipió él sepulcro ó
rmnttmento fúnebre di sa amigo él sabio Mr.ThomaSf
ootitimaasi: '
,(!.:<»No hay'duda en que fué uAa dicha para Mr.
Bucisíel haber logrado libertar la memoria de sü
amigo, del ultrage que se la acababan de hacer; pe-^
foficil ¿s de conocer que este mismo ultrage, este
despreck)^ la gloría de uno de nuestros n^as cele-»
bres escritores, esta»i tristes disputas-sobre la muer-
te,'debierofi id^exar en en su corazón Un profundo
sentimiento de metancoHa. Hacia ntticho tiempo que
vivía separado de los hombres, y aún se sopará itias^
haceimas impenetrable SH retiro, mas estrechamen-
te sé encierra.en el seno de su familia y amigos,
ptrorno abandona de-l todo sus colores trágicos, y
de quandb en quando torna el ipincel; aon vuefve á
Shakespeár y Sófoeles. Svi melancolia crece y se ha-i
ce aun mas sombria,'á medida que se aumenta la
opresión de la-Fraricia , que st teme sean pecjiétuas
Oíísstrai! desgracias ,' y que se completa la usurpa-
ciotíi Indignado al'ver á su páis oprimido baxo un
12 . ^Biografió* •;, i.-: 'A
yfigo que detesta, no tiene yaíérmfiiiosu iddl^, y
del todo se esconde y huye de. 1«)S.¡hombres:^ya na
sale de su asilo de ¡Versalies, donde; para: él .aua
reynan las augustas sombras de nuestros •inoitarca%
doade se recuerda de los primeros ,años de su. vidi
y de sus prímec^s seiisapiooes é ideas. ^
A estos recuerdos se dedica del <todo.-Querfia-por
der apartar la vista de las desgracias •pobiicia&t se
conoce que oprime este peso á su COTAZOQ: procura
apartar de ellas el pensainiento;.xSe haee. como ^X"
traño á quanto le codea: vive del todo solitario:
dexa el teatro: rompe coa sus .propias-oíaoos ei pin-f
cel de la tragedia: no concurre ni aun quando^e
represietitan sus obras: no quiere:su fama: la abor*
rece. Se ensaya en otros géneros de poesía : acomo»
da su ingenio á los objetos campestres: pinta Is.
naturaleza, el campo, sus penates, su fauertecillO)
sus árboles, su cabana; sin trabajo, y pon igual exl-
| o , pasa del género trágico al bucólico, i
.Ai mismo tiempo «iniat á asuntos, tan deltciósos
otros, mas graves, pues freqüentemente ae. ocupaba^
con sus amigos de qüestiones morale,sveo i^'^*'^*^
que no hubieran desmerecido de l^s que escribid
aqu^el gran poeta, á quien sucedjó en la acadetnia.
Agradábale sobre todo el animar «n la carrera á
aquellos jóveneS: rivales, el tan trágico autor del
Azamennon, y el de la muerte de Enrique IV: fraij«
queábase con ellos: hablábalos de vSu arte COQ: el
mayor entusiasmo: les exhortaba á ennoblecer su
talento con el exercicio de las virtudes. Y para ét
mismo también se tomaba estos consejos , pues mas
se ocupaba en hacer buenas acciones, que en escri-
bir buenos versos; y asi aunque era pobre, hallaba'
medios de asistir á los desgraciados , de sostener
Noticias litexlPi^MMr. pf^^'^f.

mido : ^c.podia nm^t M\ Mtp fV*«*W»^f*;

í,meníaba , llegaadoi s,r ^,, .^.^^^9^^J


furor,,oyes que ni s^ no^bf* *« l)0¿l».prPO«Miciar
en su'p?e«m'ia, i r r i t a n ^ «o,v «»lo ^tflo «q*^l st.
ceniobpQ^adpso. P9Í.I0 t»p;9,«l» n^aIK>:.^»r8.yenc•^-
k se 1^ procuró. ganar ^Jotimidar; «idf -pudo to-,
c*r afecto en ¿U fe,ist;iéodo»c al. ptíe»>o Y al tt-
¿or. Sus amigos son k» qw temw por el Iw peí.-
gros á que se expone, y procura.) copvtncw.k. ttn-
^ eUos un escritor célfbre, y apilguo amigo suyo,
«esfuerza en derccmiwiU * ^^V^f »<» «^jn»» »*-
roita alguna recompenfa M«ob>fri>P*Oias^#.>Je «*•
ponde :%u^ suceda k.^m^m^ m^-f^^ra ^ut

basta CQn h que tien&i qat mátt W* 4fW? y 1*^


esta resolución, que hace nmh> í¿ewpQ h9 ferntctiio
su interior, je rnantenár4-firmi ^^^^ hntuírt«.
Recurrese entonces « wedícs q"e- P»"";» f *'
poderosos: le ofrecen aquella tan apetecida dl«in-
cion, que á un mismo tiempo era el brjHaote pre-
mio de la gloria miliur y de las virtudes cmles:
se rehusa modestaroeníe, previendo ul vez qura-
gun dia una mano aMgast* y querWa pondrá ella
mi^rna esta noble señal del honor en un pecbo que
secretamente es todo del legítimo monarca. Aun ha-
cen mas, quieren elevarle á uno de los primeros
puestos del estado: le nombran por decreto particu-
Wj^y se rcMsai Erítoricés WH* ítf femítía V KxíoS
sos amígcdi^ qbantóá tíériefl¡a4^uhd relacioní.ébh élj
Ifcnos; dé'terror, se reúnen eti^su retiro rse'tffídridíl
áf cHe'sacrijido, le s^uplíóain -' ño «e decida tan pre-*
cipitadamente , le hacen presente'su pftfpíb inte-
rés, su «mor-'á «u fadríHaíybl-fi«t«^H&'inltíinente en
qae ae'coosrltuye por §u'l^s1í§«ieía : todo*s ínótifi
nada le cdnttfUeVe , y 5>n'6b»tentacion-a%uná , ni
Kaopr alarde de ello, inísiste én su resistencia.....
Iigúalnience reclama cétitrü el" premio que que^
fian concederle en las BBevás •instituciones'decenaJ
les, y entre.otras amargas'J'''fwe'i'teS frásfes con qué
se txpreía/'dlce pór-ulfibói ^Nohay-fútrak hu-'
maná qué pueda: obligarme á aceptar este'premió?
yisi me viese entre la nétsesíáad de admitirlo, ó dé"
perderme, estoy resuelto: me perderé.'' 4
Aquí, señores, en'que comd Veis toda láí ad^'
versión qtí& tenia iMrv Dñéi» é los beneficios del
usurpador,.sedescübiiei^n disimulo alguno, con
libertad , con fuerza , y ten>^e»de stf resolución dé
sufrir la muerte antes-que admitirlos, se expresa
con la mayor energía , <5oniieso qué me pasma tan^
ta valor; y.quando considero que este valor se roa-'
nifiesta ante el poder mas atrevido y terrible qué
jamás ha extremecido al rtundo, no puedo menos
de mirar á nuestro DucisGoaiO'uno de losrfiasgran-"
des caraíté<*es'modernos. Y rti aim sé si reflexíoiiánj
do en todas lais' circunstancíiaiS' que han contribui-
do á éste modo de proceder,' á sus escusas ,•-á «í
constancia (íiie^rehusar,' a los peligros á que por.
ello se exponía , álos auW ma.< temibíí-sde las ins-
tancias amistosas contra las que tenia que íüchar,
Bo me parece ejfágero, diciendo, que hú habrá co-
.S3 igual entre los antiguos. i
Noticias literarias dt. Mr. Ducis. i g
Juzg34,ahor4 «ríwores, que'.p^sl^^nniwi'quitac
ria al coraííwi de Mr* Du«is» quandOiea el nie»,<ie
enero de i,814, supo con toda la F^aocia que iba
á desmoronar*e aquella.aiopstruo^aifQtetKia que
9primia al universo: que t<3ída Ifl Euforia se babiia
^rmadppar;^.destruirla: que se hab«ii juffido su li*
bertad y la nuestra;,que se ilps.restitiitá.naestro Í,e^
gítltBO gobi^tní);: que volveriauos ái ter. esta in-r
apreciable familia de los Barbones tao intimamente
unida con la monarquía que se confuadecoáiella:
que en fin, íbamos á poseer á aquel pfinc4pe,4 quien
sus mismas desgracias hablan piU-£eftcionado , >para
valerme de las expresiones-de Botssu^ fin Vano in-
tentaré pintaros el placer que inundáel alma de Mr.
Ducis , pues hay sensaciones tan fuertes, que no es
posible expresarlas; y solp os <l¡r4 que arrastrado
^teramente por este placer, y desepsp de comuni-
carlo á los demás, busca su aidod-roecido ingenio;
lo halla, y en un fr4gni»:pniíO-PQétJfo-, inédito aun,
pero apreciable por su.i»4fiío y fueraa, pima al
usurpador con los espantoso* colores, que; correspon-í
4en á tan atroz monstruo, y por una fejjz.^posicioa^
las virtudes de Lpi» XVIIJ;, y la dicha! de la Fran-
cia en recobrar su legítirpo monarca.
. E» seguida el oradgr nos tefiere las lisongerás distin-.
dones que en los ^ltim<>f dias di sjtvida debió Mr ^Dudi
á un monarca no menos sabio^i^^ frot^tor délos sábiof
y que siempre lo había sido de nuestro cctdbre poeta..
, La respuesta del:j(o^^,ib-.Font^^i^,_f0fKÍller:(i«:
¡ft academia^ nKrecin<iii}*e,no_T¡elq^e-Ja.trasl(td«nw
aquí en parte. • , : •.'> \. t. v
«SEÑOR.' . • - ' .
U n talento Qrig,ingi y «ublime á v a c ^ , sencillas
y^waámafiAitaékn que unidas al talento le liacen
«M gui« Jr-ftii»table V tales son los dos principa-
héi aapeetee klbto los quaies se presenta á noestra
«dmif «don ti'poeW ilustre, cuyo retrato acabáis
de fdrmar, juzgando al mimno tiempo sus obras;
hí f^lKftdV-añadir Wl débil voz al elogio que de
«HfCVbaiv'dé hacer? Y asi apirnas me atrevo á em-
fsétMteftoV'hílHendo agotado vuestra doqUencia las
t¿fit«tt«>tf«t «i asunto oñ-e<í«.....
: - f t í ' » ! ^ XVIIÍ, al concluiíse, se admiró de
1t9Í !9Mt'4k protito de h^ibacmiddd á un escritor,'
<liiyf'ifÑÉbrtt no conocía, y que supo obtener una
pñan-tumi «ÍH artHiciO, apoyo, ni parcialidad; y
po/ M» áén fllai notable extra ñeza , este jescritor
amaba yrespetaba su religión, destinándose no obs-
tttttc 8t teatro. Bien sé quélií religiosidad de Cor-,
lieill» y de^^ütílot era igual á su talento ; pero de
toáoé kk %»ktaplbs que nOs dexaron' estoj dos gran-
des bofflbrei, tal vez este era él nüáis olvidado.
» Destinaba la! ilaíuraléíí^ á Mr. Ducis para pin-
tor las paiiOne» fuertes ; y manifestó está natural*
4iisposici(«^ p«Hr el modelo qué escogió: dominó á'
su iageiiio el'de Shakiíspear. Dícese que en ásperos
montes, en agrestes selvas , había eo antiguos tiem--
pos^^ mégtefi cavernaá donde por sí misma conmo-^
viéndose' la trípode, comunicaba á los sacerdotes
de lit faUás deidades involuntario furor. Y diría yo
si me fuefó'tíoitO expresarme así, que sobre la trí-.
podé de Shakespear, recibía Ducis la inspiración
trágka, y-que allí del corazón de sombrías nubes
veía aparecerse gigantescas figuras que procuraba
reducir á justas proporciones, y con esto imitando
creaba; pues en verdad, ¿la escena de la urna en su
tragedia d^#ía;»/er, no es una creación del todd
Noticias literarias de, Mr. Ducis. .17
prigitml? Desde .Cprnelile acá nunca el diálogo tu-
vo tama yebemencia y fuerza.
Eli \isl\etii y Rü»n<?o mezcló los colores del Dan-
te ¿pt) IQS de Shakcspear, pues píen rnereciati IgUíl,-
larse y como compararse el'poeta ingles y el italia-
í>p.,,pQrque hay mucha semejanza entre ambos in-
,genios : brillaron los aos en urf siglo bárbaro, y el
tiempo no ha^pdido borrar la profunda impresión
que debieron "hacer en sus contemporáneos, Ehl el
poeta, frances.se, halla la energía de sus dpSj mó-
ldelos. . , . , , . , , ';•.'..,... , , !/ ¿t ,,
}. ' Sin;pi^b^ar^^o ^ Mr. Ouclí se, apartó una, vfez.,d&
Jt.^p.arriesgadpqnginales, cuyo arrojo si bien pue-
de elevar al ingenio, también sus extravagantes
conceptos p^can contra el buen ^gqstoy UO; j^ijdo
,reqto..P€;rQ,?tLSófpcles halló'.bellezas tap varoniiss
y. mas^ p,r,op,P!;9íionaaas, beileías propias de todos
_,jps^ jjais^s.^^ de'tpdos los pe'm.pps , las q'yalp n,o
parecieron mal en un teatro ilii^trado por los autp-
^rw de la Pfídjr;^iy dé RleVope. lluevo brillo ádquí*-
,rió la gloría dé; JVIr, í)ucis_pasando de ShafosBfíir
_á'^ófocle^^jy cjel clima de Inglaterra al d e j ^ ' ^ -
_9Íia.; por lo yue j;-.mas apareció ma^'pUM, .pi fué
mecios disputada. Quíindo publico su Edípo, 'u.ü •€¥-
^ce'^-'fíe critico, Mr. de la Harpe , á t^W.^h no se
piH'de acusar de benigno, hablaba así de esta obr^.
"La piOjHndaj fomo sombría pasión que reyna,fn el
papel de EdipOy ¡a suave y t;crn¡^ sernibili'dad 4^ iu
„|j(jii AiUígo\ie:^^. verbos stíbiimes, enérgica v am'ahle
^sencillez, verbos de situación dignos de nuestras maes-
.tros^, todo^ste mérito dehi hacer diúmulabks algu-
nos defectos \ y añadiremos que hay pocos exerfiploi de
senKJante grado de fuego y energía.'*''
Pero volvieron á apoderarse de I\Ir. Ducis las
TON!. XI. 3 •
l^ , • Biografía.
iíi'gt'tá ÜPantasmas de la tragedia inglesa, y fué su-
cesivamente imitando á Lear, Othelo, Juan sin tiét-
r*4 , y Macbet)i 5 y en esta última tragedia , expre-
sfe'sírgíihás veces coli espantosa semejanza los remor-
'Altólértf'os que resultan de un gran crimen.
Y siíí embarco , su alma bondadosa y pura nb
TÜebió 'cohoté'rlos remordimientos ; tan cierto es que
IH íñiiWnto de los grandes poetas adivina lo mismo
"^u'é "fclfós no saben.
Üékpües dé haber presentado tan terribles esce-
nas , en las que su ingenio luchó muchas veces, y
tbft Veíiíaja coii él de 'Shalcéspear, quiso descansar
cbh Was süáv6s qúadros , pintando las costumbres
"d^. fÜs^ áffiílíes Iti su áltiina y original composición
'#^fiiáftj¿a''trtulaíla Ébufar, La sencilltez de aqu^-
•fláí'á]^t'i¿üas Cbátünibres convenía ifiuy bien á ¿u
' pÜiéptí sil glrtífrci de vida le llevaba al sosiego do-
m á t l c b , y ÍñaS bien á la patriarcaltieúdaque á las
tó'ítbs'f palatios de los reyes.
í^i de continuo lé perseguían los fetrores d é l a
'íHfi^édíá, ptíes que amaba la vida'del campo , ' á
dih'dí Se'refugió en el tiempo de las'guerras civf-
leS , y'alfí enterameute distraído en loS mas agrá-
ááfblés'suieños, olvidaba los crímenes de los hpiií-
tres". Eri vérsoá que dictaba su corazón confiaba siis
mas intimas ideas á sus amigos ; ó desde lo profuti-
dó díf s\í Soledad hacía resonar las sencillas y me-
lancólicas canciones de la pastoril musa. ••
La familia de Mr. Ducís era originaria de las
montañas de Saboya , y le agradaba recordar su
origen. Sí para juzgar del carácter de sus obras , ¿e
hubiese dicho en su presencia , que habia alguna
analogía entre su ingenio y las formas irregulares
de aquellos encumbrados montes , donde se hallan
Noticias literarias cU Mr. Ducis. 15
reunidos los roas terribles y los mas deliciosos qua-
d r o s , aunque todos bastante agrestes , ^^ (Je, cr,eje^
no le hubiese desagradado la comparación.
La verdad basta para elogiar a I05 hpmbr^^. <^u^
sobresalen entre los demns, y no se, neces^t^ ^x%r.
gcrar nada para ajabar á Mr. Ducis, Acabaré ^ p j y ^
4e retratarle en pocas palabras. Su, vida, ^ijá (;nte-
ramente poética , y de consiguiente nft CQig[Oíi<^ iji
et estorbo de los negocios, ni los tortreij.t;o;5, d,e ia
ambición ; y poseyó los tres bienes qu? los.típrobre^
desean mas , qunlcs son la independencia » e\ spsie-
go y la gloria. Tuvo amigos, y mereció íeixerlos,
y solo citaré uno cuyo nombre forma el elogio dé
los demás. Le fué muy aficionado Mr. Thoraa? , cu,-
yas costumbres no tenían menos araivedad que su
eloqüencia. Durante quarent.» años fué universal-
mente querido. Pasó pacíficamente y con hopoj" sy
vejez en medio de tantas facciones, y ^p, stquíjUos
dias de anarquía en los que las preeminencias ütfi-
rarias eran un crimen quál las demás distincioa^»
sociales. Favorecióle la suerte hasta su última hor^.
A la edad d? ochenta y tres afiqs pv,49 ver y admi-
rar á este soberano por tanto liei^np deseado , á es-
te rey que fué su primer protector, y el qual no
obstante los veinte y cinco años de ^usencia , no
habia olvidado ni la persona , r\i los yeros de \m
poeta amigo de la virtud- Habieniclo visto la salva-
ción de la patria, este tan agradecido .poeta l^a
muerto sin inquietud alguna , así cp\po vivió i\n
defectos, en quanto ^s dgdo á nuestp f'^ffi^l pa^M-
raleza.
Gracias 4 sus moderados deseos, y en especial
al género de sus trabajos literarios , Mr. Ducis ^ s?-
gun acabo de decir, no vio turbada su vida con
^° . ^hprafía. '' '
^ e s t r a s políticas W a s c a ^ . Vivió fen'pa., y tn
«sto fconsistió su dicha. , - - , . . *^ ' / .

pestad, y la habéis resistido con .valor.^:Y eh aue


instante I en el de todo su desenfreriado' furor ^
en esto consiste vijestra mayor gloria: ' '
iriÁ.'r' *^".^ ""^ ^"^ ^^ ^''" obligado á excitar tari-
tristes recuerdos en esté dia de felicVdad en que to-
do a L r ' ' ^ " ' ^ ' " '' «"^^ desu réyrPero^pué-
est., ; L ^^'^"""'"'"' '' "^ «^ ^''ÍO'^o ^" fnedio de
p o d e r T n t "°"™°<^'°"^S <^"y3 ¡"lágen querriá
poder borrar? Vuestra animosa voz sostuvo aqué-
lla sagrada causa en la que permitió la providencia
dellZfVi 'xV""^" P'*"^ P^^P^^"^ instrucción
de Ja posteridad. Vuestras mi.^adas se burlaron de
vLlL7''""^°/' ''^'^'^^^' '°^ <3"^^« ^^fíun
vuestra enérgica frase , se consti^yeron ellos mis-
mos acusadores, jueces y verdugos. En vano vues-
as f i ? ! ' ? ' ' " ' " ' " ' ° " ' ' ' ^^' ""'' ''^'''^°' derechos,
a b t n a " f ' ' ^"IP'-^^^^^" '•'' i"««nte , la verd.d
el i Z ' ' • ' ' ''°"°'"' ^' ""^''''^ ^^-J' y hasta
el mteres mismo de los conspiradores, á los qde
pmuraba.s apiadar manifestándoles su'propio.^e
T'gro. Inútiles eran tan nobles esfuerzos : el genJ¿
aeJ maJ había endurecido todos los corazones, y
solo respondía á Jas voces de la verdad con Jas
imprecaciones de rabioso furor. En tanto que qual
un trueno amenazaba vuestra voz á Jos culpado'; el
alma celestial de Luis, mirando con indiferencia
su propio peligro, se compadecía del de Ja Fr^ri'-
cia^, rogaba por ella y aun la^bendecia, y demás
en mas le blasfemaban sus asesinos. Impaciente es-
aba su vileza de cometer un gran cnWn que los
''"Cíese famosos. Con'el puñal de R.vall.ic en Jas
Noticias ¡iteraridS de Mr. Ducis. 21
manos , se creían todos otros tantos Cromufeles, y
los votos de su locura Sé dirigían á obfener tan hor-
rorosa inmortílidad. jPues qué , en aquel tribunal
de sangre no habia hoíinKfe alguno capaz de ver-
güenza y de compasiofí? Sí, y muchos se cohocian'
que no deben confundirse én el general anatetna.
Pero á cada instante redobla el peligro : por
todos lados amenazan los puñales á los débiles : es
forzoso ser 6 cómplices ó víctimas. Condenado es-
tá el justo : menester es que todos mueran ^ 6 que la
víctima sea inmolada. Algún día , y no está lejos,
el cadalso castigará un instante de irresolución ó dé
arrepentJthtento. En fin, se dá contra Luis la fatal
sentencia. Cilbrense el rostro sus virtuosos defenso-
res , y refúgianse á los desiertos : se estremecen
asustados hasta sus jneces: desde la capila4 hasta
las mas remotas provincias se extiende universal
pavor ; y en aquel día en toda la Francia , solo la
faz de la augusta víctiina aparece serena y despe-
jada.
Ocupado enteramente en la idea de aquel dia
de horrorosa memoria, que el presente os cubre de
la mayor gloria , no he recordado tantos otros tí-
tulos quantos antes de esta época os grangeabah la
estimación de vuestros conciudadanos. Hubiera po-
dido decir que dos célebres tribunales hacia mucho
tiempo os contaban entre sus primeros oradores : hu-
biera podido añadir que desde vuestra juventud, el
entusiasmo que teníais por la poesía y las buenas
letras , os llevó cerca del anciano de Ferney ; y
que aquel gran hombre animó vuestra ilustrada in-
clinación. Pero obscurécese el resplandor literario
ante el de la virtud. Vuestro mayor elogióse halla
en aquel testamento tan sencillo quanto sublime, en
22 Biografía.
donde Luis apartado ya de la tierra , y casi en los
cielos , os Jegó sus bendiciones y su agradecimien-
to. Mas augusto en aquel ¡nsunte que en el trono
mismo, os comunicó desde su lecho de muerte cier-
ta sagrada dignidad. En los mas remotos siglos
vuestro nombre irá unido con el del mejor y mas
desgraciado de los reyes.
La academia francesa recobrando la forma y
los estatutos que la dieron los descendientes de En-
rique IV, al instante se ha apresurado á admitir en
su seno al defensor de la monarquía. Teníais desig-
nado vuestro puesto en este templo de Minerva don-
de antes se sentaba aquel ilustre y virtuoso Males-
herbes, cuya memoria involuntariamente roe recuer-
da vuestra presencia. Este dia denota que todo gé-
nero de buena doctrina se vá á restablecer, El sua-
ve y arreglado gobierno de una monarquía pater-
nal, dará á las letras la seguridad que necesitan.
El orador no pondrá ya secretas restrinciones á los
justos elogios que libremente se dirigirán á un tro-
po que se sostiene en la justicia y en la bondad. Oja-
la que laeloqüencia y la poesía renazcan ampara-
das por este augusto cetro, que aun resplandece coa
la gloría del rey nado de Lujs XIV, y puedan ofre-
cer todas las palmas literaria; á los pies de un so-
,berano, que con tan buen gusto juzga de las ]^oduc-
riones cientifioas , y cuyo voto es ya un título para
la gloria*

Noticiat Utetañas.
A '** "egado ^ en £ n , el tiempo en que la Europa sabia pue|-
«a pagar con usura á la Grecia, y sin empobrecerse los teso-
ros qu'e de ella recibió. Sacaremos las noticias que lo com-
Tfueban del Mercurio griego que se imprime en Viena, y afia-
lljreoios Jas que son sabidas de los helenistas.
Noticias íitefartas. '33
"Efl ínnchas ciudades de la Grecia se han eitablícldo pa-
ra la enseñanza de la juventud , liceos ó gíRMttsios donde se
enseña el griego literal, el latín, las lenguas modernas, la
retórica, las matemáticas, -y oti-as ciencias. Los discípulos
mas adelaritados viajan para |)erfeccionar sus estudiosa dife-
rentes capitales de Europa, tratan coi» ios'sabios que hay en
«Has, y contribuyen i sus trabajos litéftrifts', en especial pa-
ra las ediciones <¿e los autores tiásicos de la Grecia. También
Suelen hallar en áns ¿onciudadanos aCemodados , establecidos
en varios países, protectores y auxiliós^para multiplicar por
teedio M ía ^enfsá ,ituev{)S'medios' de instrucción en favor dé
sus compatriotas. Los señores 'Zoiimas , comepci«ntes en Mos-
cou , han hecho imprimir.4ju costa las obras de Eliano, Eso-
po , Ysócrates,.y últimamente las obras de Plutarco. El se-
ñor Báíili ha traducido al griego modéfho el trafaSo de Bec-
^caria deh¡ VéUtos y de'iot Penas. Se cita «ft Strabon im-
•^réso eii Chi»s-,' y una reti&ricft impresa en 'Smirt>a pof el pro-
fesor Qiconommos. El Sr. KokMnilki, Bcgotíante natural de
"Chíos' j y 'él qtral junto con el Sr. Tbéóclitft', redacta el Mer-
>fcurio griego'^ifé ié Tttipriihte «n Vlena, ha traducido en ver-
Sos de griego" iñO»derno ef Tartufo de Moliere. El 9r. Coraj,
••dign<r'ttiitifff'üé'ío$.L«scáriSf, libárí á la 'Frlincia, y reanima
entre los griegos sus conciudadanos-,''lá antorcha" de las cien-
cias y del patriotismo. El Sr..üctgorio Z-ilicoglos , de The-
salónica, ha publicado un vocabulario francés y griego mo-
derno. £1 Sr. Constaatino"H{cálu^m]lo, natural de Smirna,
*Í(r5fésbi- áíj'literatura griega én Pirís', éOfVtíhiW'eh eíía ciu-
'dad la impresión dé una nuévá'edí^ioA delalViélcíí! defíóme-
^o,"**!* léí'céThetiVarlos de Eli*írthcf, segon nwmanuscrito dé
ia biblioteca real , mas cortecWy "eóilipleto ^SelJyS'tjué^hsa
servido para las edicione^juitCliores que se han hecho muy
caras y raras en un instante en que se restablecen los buenos
estudios , y se honra'el de 'te ^ínguá griega ; siendo de desear
Ti6"íaíten IdsIbUrfü» ifemprésüfeíafniítiles, f'<f6e'loSTÍ(^s de
'^Eiíródá'inrttéh te gcnerosWW de'lOs de Grefclí.'Bste"fiii'strili)
TíicéltipiKító «iéjíbS^e piib1}caTr^üna'<*ía-'qtie ha'tomptií'Sró'á Hr
primavera , en griego y en frasees,y ha dediéaidb á1 Se éoii-
de de Capo de Istria , ministro del emperador de Rusia, ai
"«IMlIttiíü'lSlítelfíHbY-» á«lt6''de-I«s-grregdí." 'f' .- ' J
^'^ En H 'rtíisínéTWércorió grte^V'íí h^bHA de» iíi«P9éfio#i TltfJ-
Tttfcila fi«9irAi-,'qÍ5éih«'tle«^oíÜ* BlfeHé*Vqué'fbiHTiart"WM\<íaj.
pital de trescientos mil francos, para que en su fí*tWÍ','i{^e'to^!s
la ciudad de Siatista, se tunde una escuela de ciencias y bue-
nas letras , baxo la protección del patriarca de Constantino-
24 noticias literarias,
-pU Cirilo; el^qu^t es un prelado.muy instruido, y que sobre-
sale por su aW)^ á ^" patria la Grecia.
El año de;i8t(f, los comerciaotes griegos de Liorna , fun-
^daron una coni(>a,riia para socorrer á lü> escudiatices pobres de
su nacioni y.á principios del a^p qóie acaba de pasar han tunda»
do otra igii.il los de V¡«iia , siendo el objeto principal de estos
establee i mi eníQs eliJ^antener en Europa «luchos.jóvenes grie-
gos desfinados á extender las c¡eüci;is en su patria. Ojalá llegue
,el día en que ta Grecia vea desaparecer los rastros de la bar-
barie, que la oprime ,, recobrai)d(>^su.antiguo expüendor, y di.-
.vidie.n40i<;c4a la Emopa sabia el cetro de las..musa¿, y ia gl9-
r i a d e ia ioí»,Ofcalidad literaria. • ,,.',,

E i f ^ i ^ í Ñápales acaba-de jH^ndar qu^,W«st;ableica estp


método en el h9spicio real de aquella ciudijdj^,y "lo, JaV puesto
baxo la dire€<;|'<?t^;^el ab^te Sctiiqppa, • , r. ¡, .:Í/; t.
ÜB, urtííOS'W .de:Parííi.ha.hs|ch>) íeliee^.prua^s ¿e. (a, ap>i.-
cacjofljietes^etyui^tydo al fft.ndio d.^. las,leDgiias,grieg3'.y ^úa^,
á^ la-jhJ«orip ^j!,idejag5o¿i;¿7a-.j ^gl)aliwe,£\5fi,iip, tífestru de
'jnÚHc»,,4Íe la. luisfi^ cagicai^ Í9;ha adep;;^^%j>^r§ .euseóará
.Icery .eserihi^.la música.,,,,, t . , , . .,.- ^^J,^,y^ ^ „ , , ',.,'; ,'

Ac^b*. tjfl. «poíic ,en, .rngia,t^rra de viri^l^* |i)g|, ipMgf^r|e


ciento ..y ÍHWI afio6r> X iBftdíC; de uu^ nuuir^fo^.f^miHat qije
Jas habla,,te|QÍ4o ea seis ^ifex«HKí;sj3casioa.ef ,,4a^^Me jainás ^
-la. bul^jeüíP -í^gado á esta bqepíí,«uger. . ¡ ,, . , , •••-.A
• . - . • > ; • »•:,-! - • . " - ' 1 " i • > - • : : • <Í • '•

ii, •'-\3í¿ : Notipi^sicientíficar. ,,,/,-.. , ^.. • .,


. -Éli&, T t ^ a a ,ha lejdo í;a,soc¡e(jad í(5i,HJ(?dicÍtMi I», 'p^f^
,t¡cuí»r.hi4t(..f(a,ftá UE^^jiugfrj;CHya¡.p¡cl ís hí:.yHP"í).,neaa.
,en ej,espacia de una.^iiacii^.de íes^l^as ^«.,(19^1 ( V t ^ e q l j ^ i ^
prejiOB. ^p,S^H- .., .' V ^ -,.,,', -, . . . . i ¡ ^ .,, , .-..,•,. ,'n ,,-,
1 ';;;•• 'I •>'> ¡o:.., ^. .,'., í:-,'< on-.-ir 'i , i;;.;i sLi >>q„ > •,', -.t.>
Un quadro.de^Ruben#,,,(iusjW^ »<>•• "fla¡í*fftt?>3fi?íra.i.iy
qwc ««weQC*, entre, los, «rtistaf, íon e' uQ.ipbTK^f,\ Samtrero
¿e p^f<f-,fi& ha vendidp 9B cjnQuenta.jniJ pc^tas^mj.iabitaft-
.te de.^nil^r^f, .-. , , ,Í;,., j. .1 •; ,.-• Í. -J::; V ••.•••-»':.? -;
• • •:• . : • , , « • , >*•• •- - .,:¿ ... t,, j .

-• • ' j - ' : : >. ' ^ ':.i. .iv. . . . '_ • 1 • ..; c , i. I , . .


Ni'ini. XXVIII. MIf<ERVA. 8 de Enero.

MISCELÁNEA.

Ceremonial de la audiencia dada por S. M. Fett-AH-


Schah de Períía, al teniente general Termo''ff, em-
bajador extraordinario , y ministro plenipotencia^
rio de S. M. el emperador de todas las Rusias.
Primera audiencia del 31 de julio de 1817.
Mahmud-Khart, segundo edecán del Schah , y
el mismo que habia propuesto al embajador, pasase
á presentarse á S. M., llegó á las once de la maña-
na , y S. E. partió en el orden siguiente.
i.° La música del embajador. 2.° Los granade-
ros mandados por el alférez conde Samoiloff á ca-
ballo. 3.0 Doce lacayos á pie, seguidos de dos pos-
tillohes á caballo. 4.° El embajador, teniente g e -
neral Yermoloff. y." Dos consejeros de tmbajida.
6.° El secretario de embajada y otros consejeros.
7.° El príncipe Cabardinien Djembulath , y un no-
ble del pais llamado SchardanofF. 8.° Los oficiales
civiles y militares agregados á la embajada. 9." Un
destacamento de cosacos de línea con su ofici.jl co-
mandante. Id. Cosacos del Don, mandados por el
capitán príncipe Bekcwitsch.
Fué recibido el embajador en la tienda de cam-
paña de los guardias de corps, llamada Kecht^a-
Khaite, por Ala-Ajar-Km , primer edecaa del
Schah, y cuñado suyo, que k esperaba tu com-
pañía de muchos señores, entre los quales estaba
Mirza-Abul-Hassan-Kan , que habia sido emb-ji-
dor á la corte de Rusia , y tenia las decor^icioiies
de las órdenes del León y del Sol, y ei retrato d¿l
TOM. XI. 4
26 . Miscelánea.
Schah. Habie'ndose sentado el embajador en un si-
llón que le tenian dispuesto en el parage mas pree-
minente , y los demás señores de su comitiva en va-
rios asientos, les sirvieron té y el caguán ( pipa
persiana), y se entró en una conversación general.
En esto avisaron al embajador que ya era hora
de pasar á la audiencia pública del soberano de
Persia. Salió al instante acompañado de AUa-Ajar-
Khan y de dos consejeros de embajada , uno de los
quales llevaba las credenciales en una bandeja de
oro. Antes de llegar al enrejado , dentro del qual
habla una tienda de campaña , en la que el Schah
esperaba al embajador, tuvo que andar largo trecho
por entre dos filas de soldados y un concurso in-
menso de gente. Al entrar en el enrejado se hizo el
saludo de estilo. Desde la puerta del enrejado has-
ta 1% tienda del emperador, estaban los cortesanos
formados en dos filas: delante de la tienda habia
quatro nasakitschy ó verdugos con los instrumentos
de su oficio, que son hachas de hierro guarnecidas
de oro, y los mangos de piedras preciosas. En me-
dio del enrejado se hizo segundo saludo, y luego
el saludo á la puerta de la tienda.
Dentro de ella habia en su alrededor unos ban-
cos hechos de ladrillos cubiertos con tapices de cha-
les bordados con mucho arte. El trono del Schah se
apoyaba en la pared del centro, y se elevaba so-
bre una especie de resalto que representaba á un
león echado. Allí estaba sentado el emperador ves-
tido de tela de o r o , y teniendo puesta una corona
guarnecida de perlas muy gruesas y de piedras pre-
ciosas, sobresaliendo una gran pluma que resplan-
decía llena de diamantes. Tenia los brazos desde la
espalda hasta los codos cubiertos de brazaletes de
Embajada rusa á Pcrsia. 27
diamantes y piedras preciosas: en el medio había
unos diamantes chatos muy gordos , los que por lo
mismo tienen nombres particulares, pues uno se
llama en lengua persiana Daria inur (mar de explen-
d o r ) , y otro Kiuch imir (monte de explendor). El
collar que bajaba en punta sobre los hombros , res-
plandecía igualmente con la pedrería, y lo mismo
el ceñidor y el puñal. También el trono estaba em-
butido por dentro y por fuera con grandes perlas
mezcladas de esmeraldas y de rubíes. A la derecha
del trono se veía otro mas pequeño de terciopelo,
puesto sobre una alfombra también de terciopelo,
bordado todo con perlas linas. A las quairo puntas
de la alfombra grande habia qnatro vasos en forma
de incensarios, para quemar en ellos perfumes, y
en medio un gran cagli.in cubierto de pitdras pre-
ciosas. En lo interior de la tienda , y á la derecha
del trono, estaban los catorce hijos del Schah en
postura respetuosa. También habia un oficial del
palacio con la corona pequeña del Schah en una ban-
deja cubierta de paño de oro. A la izquierda del
trono, y fuera de la tienda , se hallaban quatro
Koulam-pilhtmeda 6 ayudas de cámara del Schah,
que eran personas muy distinguidas; y tenían las
insignias reales como el broquel, el sable, el cetro
en forma de clava , y una caxa con el sello real,
cubiertas todas estas insignias de innumerables pie-
<lras preciosas que deslumhraban con su gran res-
plandor.
Quando el embajador llegó cerca de la tienda
del emperador , AUa-Aja-Khan dixo en voz alta
que el embajador extraordinario y ministro plenipo-
tenciario de la corte imperial de Rusia, se presen-
taba ante S. M. para tener la dicha de entregarle
^^ Misceíánéa.
Jas credenciales de su gran soberano. ''Hoc}i ¡reldi
(b.en venido seas) respondió el Schah ,v haciendo
senas con Ja mano al embajador para que entrase
en la tienda. S. E. tomó las credenciales que co-
"^0 ya diximos estaban en una bandeja de oro
y entró en la tienda con sus consejeros de emba-
jada. Habiéndose detenido en el quicio de la puer
ta enfrente del trono de Schah, saludó profunda-
mente a S. M. , y le arengó en estos términos " E l
emperador de Rusia, mi augusto amo, cons'tante
siempre en sus principios, haciendo enlera justicia
a las eminentes qualidades que distinguen á V M
desea asegurar para siempre los lazos de paz V de'
amistad que Je unen á V. M. y á la Persia feliz
con vuestro reynado. S. M. el emperador me ha
flonradocon la mas lisongera confianza, encargán-
dome manifestar sus dcs-íos á V. M. Pongo á Dios
por testigo de las sinceras intenciones de mi augus-
to soberano en quanto á la Persia."
Concluida esta corta arenga , se acercó el em-
bajador al pie de trono , y presentó sus credencia-
ies a i>. M. El mismo Schih las tomó y las puso
sobre el trono, y mandó al embaj.idor se sentase en
un sillón que se Je tenia dispuesto. Entraron enton-
ces en conversación el monarca y el embajador, y
habiendo preguntado aquél á éste acerca del esta-
do de su salud, respondió el embajador que tendría
por uno de Jos mas felices dias aquel en que habla
disfrutado el honor de ser admitido en Ja audien-
cia del ilustre y poderoso monarca de Ja Persia. EJ
^chah le preguntó en seguida acerca del emperador
ae Rusia; habiéndole contextado sobre esto el em-
bajador, se volvió á su primer puesto, donde el
emperador Je mandó se sentase, y cada vez que el
Embajada rusa á Persia. 29
Schah le hablaba , se levantaba para responder bs-
ta conversación que duró un quarto de hora se pa-
só enteramente en protestas mutuas de la buena
amistad entre los dos soberanos , y del de.eo que
ambos tenian de mantener la pa^ felizmente reno-
vada entre los dos estados.
Habiendo preguntado el Schnh acerca de para-
ge donde residía el emperador de Rus.a qu ndp
partió la embajada , añadió que ser.a de desea
Tanto por parte del emperador de R"^. ^ ; ^ ^ °
por la-suya propia , el que pudiesen visitarse rec
procamente como hacen los " > o - ^ " « f «^^^/^P^l
S. M. concluyó diciendo, que cayese ^\'fl!l^¡l
cielo sobre el primero que se atreviese a tu bar la
paz y unión que actualmente reynaba entre los dos

" " L?s' personas de la comitiva del embajador, que


hablan quedado en la tienda de los guardias de
corps , fueron conducidas á la P^"^"f'%^? f^ ^'^
por Mlhmud-Khan , segundo edecán del Schah , X
se detuvieron en el mismo parage donde ^e detuvQ
el embajador mientras avisaban de su llegada, na
hiendo salido el embajador de la tienda, para re-
unirse con ellos, tuvo el honor de presentar a b. •
todos sus empleados uno después d« otro, y conclu,
y 6 esta ceremonia, diciendo al Sc>iah ' que " d ^
uno de ellos se tenia por muy feliz de haberse pre-
sentado delante de S. M., y que únicamente el de.
seo de conocer á un monarca tan superior por sus
personales qualidades, quanto por su sabiduría y
poder, les habia hecho empremier tan largo Ma-
ce S M. dixo á cada uno de los empleados las
mismas palabras hochficlcii(bien venidos seáis), y
manifestó en general 4 todos quan contento estaba
30 Miscelánea.
de la ocasión que le proporcionaba el placer de co-
nocer á los mas distinguidos servidores del empe-
rador de Rusia , su augusto aliado. Entre los ofi-
ciales que entonces fueron presentados al monarca
persa, se hallaba el capitán Kotzebue, y dixeron al
Schah que habiendo empleado este oficial tres años
en dar la vuelta al mundo, habia deseado aún co-
nocer la Persia y al gran Fett-Ali-Schah, circuns-
tancia que pareció causar tanto gozo á S. M . , que
se volvió acia el embajador con risueño rostro, y le
dixo: "Ahora podrá decir que todo lo ha visto."
Concluida la ceremonia , S. M. despidió con el ma-
yor agrado al embajador , el quai se puso en cami-
no para volver á su habitación.

l^ariedades. — Causa célebre.


ü n uno de los tribunales de París se ha visto últimim.„,
«na causa bastante rara, y que podría presentar un a r o n ' "
com.co y original á un buen poeta dramático. El caso es"2í

Jüe no s L P " f ' ' ' " " "' ""^"°^ "•"» ^ ° " el Sr. Sel ves,
2"evto, V P°"^^ ^ ''"^ ^'^^ '*= """'^^^ «" " " ' interminables
«maniático ? ' ! " " ' ^^ ' ° ' "''""^^ ' ' ^ P ^ ' " ^^ «f« «"^^="50
n do ilfi ' ^^.^^ ^ ' * " ° ""'^«^° ^^ ^f^os á esta parte ha te
nido iníínuos pleytos , en los quales se han dado setenta.- l l
senre.aas en diferentes tribunales inferiores y/uliZZ^"'
el .Mumo marido ha confesado que los g.stos l ^ l t l T i V r /

v"6 p r L S r á " " " ' f ' . ' ^ - l í ^ - - Uno de 'sus yer'nos se
precisado á executarle judicialmente, y hacerle vender
Causa célebre. 31
los muebles para cobrar los atrasos de la dote de su muger, que
el Sr. Sel ves no le quería pagar, y solo por su mala inten-
ción j y no por falta, de dinero , pues á medida que se iban
sacando en almoneda los tales muebles , los compraba por ba-
xo mano. En fin , el abogado de su muger leyó al tribunal
muchos extractos de un papel que el tal pleytista habia publi-
cado titulado De las calamidades judiciales, y contiene atro-
zes calumnias contra los principales magistrados, por lo que
le parece no se podrá evitar el que sea castigado con nuevas
multas j y así conceptúa que declarándose en juicio que el tal
hombre está privado enteramente del suyo, se le podrá liber-
tar como demente de los mayores daños que le amenazan.
Pero , divertámonos un poco en seguir tan extraño pley-
t o : el Sr. Selves pidió permiso al tribunal para hablar antes
que su abogado, y dixo: "Pues que sostienen que he perdido
la cabeza , ahora quiero presentarla qual es en s í , y por el
modo como voy á responder, se verá si estoy ó no loco."
Viéndose Sófocles perseguido en juicio por sus ingratos h i -
jos , que ansiaban privarle de sus bienes , acusándole al inten-
to de que estaba demente , leyó á los jueces los mejores tro-
zos de su Edipo Coloneo que acababa de componer. Un céle-
bre predicador, á quien sucedió un caso bastante semejante,
suplicó á sus jueces asistiesen á uno de sus sermones. La justi-
ficación fué completa, pero tal vez las pruebas no eran muy
concluyentes, pues un poeta puede pintar en sublimes versos
la ingratitud de los hijos de un rey desgraciado , y no probar
que los suyos no tengan razón , y un predicador puede predi-
car muy bien contra la prodigalidad , y ser él mismo un pró-
digo.
Pero el Sr. Selves ha querido tomar mejor partido aún que
los dos anteriores, pues acusándole de que tiene manía por
pleytear , pleytea y defienJe por sí mismo su causa, querien-
do probar , que lejos de ser el adversario y el atormentador
de las í;entes de justicia , es al contrario su victima , y que se
encarnizan en él como en inocente presa.
Extraña el Sr. Selves que dii»an no tiene el juicio en su lu-
gar y que es testarudo i y se queja de que le acusen de que de
diez años á esta parte hace desgraciada á su familia , quando
está probado que durante treinta ha sido tan feliz quanto es
posible, y solo en i S i g su yerno llevado de malos consejos,
le declaró abierta guerra y turbó la paz doméstica , y añade
que si se vendici'jn sus muebles fué porque el escribano no qui-
so se admitiesen plazos para el pago , ni tomar á buena cuenta
cien luises que ofrecía dar en el acto , y también porque le han
32 {Variedades.
Cargado mil ducados de gastos en un asunto que solo valía cin-
cuenta pesetas••,y añade que en todos estos pleytos, lejos de
haber sido el agresor, no ha hecho masque detenderse. " Y nñ
contrario, afiade , se equivoca en decir que se han dado setenta
y dos sentencias en mi pleyto de Melun , pues que son mas de
doscientas , y esto proviene de la terquedad de uno de mis ar-
rendadores que ha jurido no tener mas relaciones conmigo que
las judiciales ; y asi quando se cumpla el próximo plazo del
arriendo!, lo menos tendremos por él solo unos ciüco á seis
pleytos.
Todos se conjuran contra mí, y quando he vuelto de Roan
ya me decían mis amigos que me habían puesto intervención.
Los periódicos no hablan de otra cosa que de m í , y me des-
pedazan y atormentan , y por ¡o tanto no los leo , pues temo
hallarme retratado burlescamente en cada uno.
Por último, queriendo prorrogar el tribunal el término de
la vista de los autos , se opuso el Sr. de Selves, diciendo que
aquel mismo dia se pleyteaba acerca de noventa y seis deman-'
das intentadas contra él.
En tanto el íiscal le acusaba en el tribunal de policía cor-
reccional por el folleto que ya diximos de las Calamidades ju-^
dlciaies, pero él pidió espera para defenderse , exponiendo lo
siguiente: "Tengo que hallarme en todas partes, pues que
por todos lados me acometen : ayer hube de meterme en la
cama, después de haber estado dos horas y media hablando
en escridojT. No puedo tener el cuello á un mismo tiempo en
tíos argollas."
Pero , éo fin, el Sr. Selves , como pleyteantc veterano h»
ganado ambos pleytos, y puede, triunfante ya, arruinarse en pley-
ros hasta el fin de sos dias; y tanto mejor pira las gentes de
justicia contra las que , en beneíkio de ellos mismos, tambiea
pteytea.

Inglaterra.
Un tal Carpenter, posadero cerca de Claremont, que ha-
bla recibido tanto él como su familia , grandes socorros de la
princesa Carlota y de su ilustre esposo , ha sentido tanto la
muerte de su augusta protectora , que al instante que supo.la
fatal noticia , se puso malo , hablando solo de la muerte de la
princesa , con lo que espiró al otro dia.
Núm. XXIX. MINERVA. isdeEi\ero.

Miscelánea. — Jueío de Anécdotas.


aliábame yo este invierno en una casa de campo
donde se habían reunido muchas personas de la cor*
te. £1 tiempo era malísimo: el juego que desde la
mañana hasta la noche nos servía de entretenimien*
to acabó por fastidiarnos, y según costumbre , des-
pués de comer nos reunimos todos á ia chimenea.
Hablando de varias cosas, de unas en otras cayó la
conversación acerca del ingenio humano, que unos
ensalzaron y otros abatieron, apoyando éstos su opi-
nión con quantQs sucesos históricos y anécdotas les
vinieron á la memoria. Uno de los concurrentes,
contento de la discusión , propuso que se procedie-
jse con orden en el examen de una qüestion tan cu-
riosa, y de no menos importancia, hasta ver qual
sería el resultado. £1 amo de la casa, llamado Don
Genaro,sugeto de buen humor, y de no vulgar ins-
trucción, apoyó la proposición ; puso nuestros nom-
bres en otras tantas cédulas , y quiso que la suerte
decidiese de la opinión que cada uno debía defen-
der. Gustosos convenimos en ello por el placer que
nos iba á resultar, y la urna de donde se sacaban
las cédulas nos dividió en dos partidos.
Muchas de las divisiones y subdivisiones indi-
cadas al partido favorable al ingenio humano, for-
maban un temible esquadron.
En verdad, dixo placenteramente uno que se
41amaba D. Santiago, y le había tocado la suerte
de ser del partido contrario , y la de comenzar por
*1 articulo contradicciones y extravaííaniias , que ha-
iiabiéndonos querido dividir en diferentes quadri-
llas, con su .respectivo comandante, tenieodp yo
TOM. X I . J
34 Miscelánea..
él honor de serlo de una de ellas, me parece por
cierto , que necesitaría un exército entero á mis ór-
denes, pues que todo se réune en el artículo que
me ha tocado en suerte. jQuando dexa ei ingenio
humano de hallarse en contradicción consigo mismo,
presentándose siempre baxo las formas mas diferen-
tes y opuestas? Es vivo y lento : ligero y pesado!:
profundo y superficial : sabio é ignorante : estéril
y fecundo: limitado é inventor: torpe y astuto:
simple , bobo ^ y aun estúpido: fuerte y débil: so-
berbio y humilde : vano , orgulloso, y abatido has-
ta la baxeza : humano y cruel: murmurador, gene-
roso , disputador, satírico, terco , prudente , im-
prudente: hábil, inconseqüente , loco, juicioso, ar-
rebatado , descuidado, inquieto, decidido,dudoso:
franco, falso, traidor, embustero, disimulado: des-
precia la muerte y la teme. Afiadid ahora, señores,
«}uanto os parezca, si con lo dicho rio tenéis aun bás-
tame , pues este es el texto de mi discurso, que mis
compañeros y yo vamos á explayar lo mejor que
podamos.
Aturdido quedó el partido contrario con tal
exordio. D. Genaro , que le habia tocado el ser
juezy-qual el Polemon de Dametas y Coridon , pi-
dió á D. Santiago principiase, diciéndole que sus
contrarios sin duda haliarian medio de defender
•el partido que les habia cabido en suerte.
Prometiólo así D. Santiago, y tal vez se pro-
ponía decir quanto se le habia ocurrido en la qües-
tión , antes que nitiguno de los suyoS púdrese tomar
la palabra ; pero ansiosos todos de ser los primeros
en la contienda, y apoyar á su gefe, etitraron ha*-
bJafldo á un tiempo y «orno si fíese, un verdaderb
combate , ló que dió^terpible fuería a t partido, y
yuego de anécdotas. 35
causó un como agradable desorden que procuraré
imitar aquí para dará conocer el Juego de anccdotas.
Un tomo entero podría formarse de todas las
contradicciones humanas , contrastes, y originalida-
des de que se hizo mención. D. Santiago citó á Gali-
leo, á Richelieu, y á Mazarino , que temian á los
duendes y brujas: á Locke, que no se atrevía á acer-
car á un muerto: a! grave y profundo Mallebranche,
qlie se divertia en el Puente Nuevo de París en ver
los saltinbanquis : un muy gran potentado jugan-
do al axedrez con un mono ^ otro dando una gran
dignidad á un astrólogo que ledixo la buenaventura.
Otro campeón del partido de D. Santiago , hizo
el cómico y original retrato de un marques que no
ee atrevía á hablar DÍ reir, por no derogar en na-
da á la sublime dignidad que se habia imaginado:
la cabeza, los hombros, los brazos de tan grave
f^elrsonage, solo se movían según el arte y plan que
se había forjado. Se mordía los labios , arqueaba las
cejasj 6 echaba una mirada de desprecio; siendo es-
tas .solas sus acostumbradas respuestas á casi todas
las-palabras que qualquiera tenia el honor de ha-
blarle. Si hacia el singular favor de decir un sí ó
un n o , s i contaba qisalquier suceso, era con voz tan
apagada, que para ,no mterrump'irle no se atrevían
los; que le escuchaban iiL'á toser , ni aun á escu»-
pir , y entonces se miraba como uti^ especie de djf-
vinídad qne reverenciaban con el silencio. Otro citó
a un militar antiguo ^ue jamás se sangraba sin ha;-
cer lertragesen su partesana , porque decia que u^
guerrero no debía derramaf>su sangre sino con las
armas bn la mano.
'-Tal vez no hay jocura alguna entre las muchas
del entendimiento humano que allí no saliese á re-
36 Miscelánea.
lucir. Un caballero joven recordó la anécdota que
refiere el abate d'Arnaud , el qiial habiendo ido él
mismo á visitar al gran duque de Toscana, le halló
paseándose en su habitación entre dos grandes ter-
mómetros , y en la mano cinco ó. seis gorros , que
tan ligero como un jugador de cubiletes se ponia ó
quitaba en la cabeza , según los grados de frió ó ca-
,lor que indicaban los termómetros.
Y volviendo D. Santiago al combate, habló de
un médico alemán tan aficionado á Horacio, que
solo las obras de este poeta, repetidas en mas de
.quatrocientas ediciones de todas épocas y paises,
cqmponian su biblioteca^ y también recordó el bien
sabido caso de aquel caballero.napolitano que babia
tenido catorce desafios para probar que el Ariosto
era superior al Dante, y declaró al morir que ni al
uno ni ai otro habia leido.
Ni tampoco quedó en el tintero la manía de Ja-
cobo I. rey de Inglaterra, de hablar siempre latin,
-y se refirió el lance que le sucedió con el duque de
Auxónne, embaxador de Francia, pues como éste le
hubiese ido á visitar un dia en que aquel monarca,
teniendo puesta su gorra , estaba a la chimenea con
varios señores de su corte , le dixo el rey: ^ ves-
tra dominatío haberet tiaram qualem ego hobeoy eam
-rogarem tegere capulí (Si su señoría tuviese una
gorra como yo, le rogaría se cubriese).
El duque-le respondió: Sfíflí majustas vestra quod
meus pileus in hác occasione debtt inspici sicut tiara:
(Sepa V. M. que en esta ocasión mi sombrero debe
s<r mirado como una gorra), y así se cubrió; Los
señores que estaban presentes , no queriendo estar
descubiertos mientras el embajador tenia puesto el
sombrero, se retiraron uno tras otro. Entonces le
jfucgo de anrrdotax. 37
dixo el rey: Nw//of hahuvns amores, commodé lo-
quamur latine. (No tenemos censores, hablemos la-
tín libremente). Tune, respondió ^1 duque, equum
est ut diídpulus iit cietectus coram domino. (Enton-
ces justo es que el dl-;dpulo esté descubierto delante
del maestro;, y se descubrió. ,
En vano se esforzaba por hablar el partido con:
trario , pues no pudo lograrlq.. Y ^'"^o de sufrir el
que el otro citase aun mas ca^os. Un nuevo cam-f
peen contó que una Señora comia exactamente se-
senta melocotones bien gofdps todos los dias, di-
ciendo que el que lo dexase de hac?r perderla todo
su buen humor. Qtra, y er% por, cierío una marqtie-^
sa , tocaba la.camjpaniUa ¿ las d9S;de la tarde par
ra pedir un bayle como si fuesenn caldo, y los ve-
cinos tenían que juntacse depriesa y carri^ndo para
baylar , pues si no la pobre marquesa se ponia á 1*
muerte; y lo roisaao sucedía á ana condesa , si los
;iaipes conque jugaba ,;y aun todos sus criados, n^
estaban perfumadlos con bergamota y jazmín. Díccr
se que un caballerete de Londres se habia propuesr
ío por máxima constante el proceder, en las cosaii
mas indiferentes de la vida, segwn las ideas abstrac-
tas que formaba su razón, despreciando toda cos-
tumbre en contrario. Así, pues, comenzó por no
tener hora fixa para comer ni dormir; no queriendQ
valerse: de ninguna expresión que no fuese exacta-
mente verdadera ^ nuftca decía i ngdie soy servidor
vuestro, y solóle deseaba lo pasase bien. Luego que
se levantaba se -asomaba al baJiQon y se estaba una
media hora respirando el ayrc Ubre, y luego en yo*
a i t a s e ponía á recitar unos cincuenta versos para
íxercjtar sus pulmones; y para esto prefería los d?
Homero, porque el griego, en especial el de esf^
38 Miscelánea.
poeta, es roas sonoro y armonioso, y mejor para
facilitar la expectoración que las demás lenguas. De
rareza en rareza llegó á encajarse un turbante en
lugar de una peluca , porque esta no le parecía tan
sana ; y también se hacia los vestidos de solo una
pieza , porque decia que las muchas costuras y ata-
dos impiden la circulación de la sangre.
D. Antonio, que capitaneaba al partido contra-
rio , logró én fin «1 que le oyesen, y comenzó mani-
festando su admiración de que se quisiese acusaí
al entendimiento humano de algunas rarezas, de lo
que solo podia deducirse que no estaba exento dé
defectos y aun enfermedades ; y citadnos también^
les dixo, todos los extravíos d é l a imaginación qufe
nacen de martíaá melancólicas, y por qiie nó nos ha-
bláis de aqvjel habitante de Burcott, eñ el condado
deWoroestér j-que durante veinte afios se mantu*
vo en cama ¿reyéndose privado de fbdo cálór natu-
ral , y procuraba suplirlo amontonando sobre sí ca-
nlisái , mantas dé "lana , y górrostíe algodón: ha'-
"bladnos'tambien'de aquella loc3,^iie siempre tenis
•el "dédó levantado j'pUes estaba firmemente persua-
tlidá que sostenía al'mundo'dé aquel módo; 2 Y'Hb
hubo también wntf doncella que se imaginaba estar
BH fos íníiern'oís^ y qué no había medio de apagar el
fuego qué rá'ábra-Sáéa? Y en-fín,-íomad la üovda dé
Gé'rvarttes, y p'rSséñtádlíos-ál Licenciado Vidriera',
i\\it se Creia tener su cuerpo de vidrió. ..: . ^
Esta salidáfiásustó aí partido de D. Santiago , y
JjfttduKO gran' alboroto , pues conocieron la ló'^tiííá
del orador, ;qué'sé- dirigía á^ ridiculizar qUantas
hUéVas citas pudleseti oponer. Una señora, que aun
rio habia hablado, reclamó el derecho qne t«tífa á
ello. Aufl no heñios combatido todos, dixo laamazo-
Juego de anécdotas. 39
na , tengo que dar terribles ataques y animo á to-
da nuestra tropa, pars que no se dexe forzar de este
modo en sus propias trincheras.
Su voz comunicó el mayor brio á muchos guer-
reros , (jUe aun no hablan entrado en la lid, y los
quales á un mismo tiempo se apoderaron de las ar-
mas conque se les habia intentado ofender. Formóse
entonces una verdadera reunión de D. Quijotes, com-
batiendo desesperadamente al fantasma de su propia
imaginación. Pintaban las facciones y las guerras
ensangrentando de continuo al mundo, las proscrip-
ciones de unos ciudadanos contra otros: aquí los tro-
nos derribados para que les sucediesen las repúbli-
cas, y allí las repúblicas destruidas para elevar los
solios 5 los conquistadores y destructores del género
humano honrados y reverenciados. Alexandro y Cé-
sar acatados y ensalzados como dioses.
Alabareis, dixo otro, sus profundas meditaciones,
sus ciencias y sus descubrimientos^ pero ¿qual suele
ser el resultado? Nos reimos de los vanos proyectos
xie la astrología, y de. los inútiles esfuerzos de los
globos aerostáticos, pero ¿cómo no podremos menos
.de horrorizarnos al considerar los njuevos rayos que
inventó en lugar de armas menos destructoras, y con
Jos quales en un solo instante derroca las ciudades,
asuela los campos, y acaba con millares de hombres?
El partido contrario gritaba que se guardase sileiv
CÍO y compostura, pero los D. Quijotes no los daban
oidos, y uno de ellos esgrirpia el acero contra la com^
binada -barbirie de los «h^mb^^s con sus s^n^^japtes.
El corazón y Ja razpn» ^ep.ií'in i han dictado en todos
tiempos penas contra Jos culpaidos; jperoesel corazoc)
el que ha podiáo mostrarse ingenioso en la invencjoa
de los tormentos'^ ;Esei corazón el quei ha, dispuesto
40 Miscelánea.
esas dolorosas situaciones, esos horribles martirios
en los quales lentamente morían las infelices victi-
mas apretadas con cadenas que estrechaban, é iban
juntando las dos extremidades áe\ cuerpo í No la
imaj;;inacion de un artista fué la que birviendo al fe-
roz corazón de Phálaris, inventó el toro de bronce:
el ingenio humano fué el que inventó el suplicio de
Régulo. Mas cruel que las mas crueles furias, dictó
á un Czar de Rusia el hacer clavar un clavo en la
cabeza de un embajador que se atrevió á cubrir en
su presencia: como recreándose en su bárbaro frene-
sí , dictó á un emperador de Marruecos la diversión
que de cor>tinuo tenia, de exercer la habilidad de
á un mismo tiempo montar á caballo, sacar su sable
y cortar la cabeza al esclavo que le tenia el estrivo.
D. Santiago había vuelto á la pelea y hecho reir
á todos con el alegre capítulo de las distracciones: y
otro habló de las ridiculas etiquetaí^ y en segida to-
do el partido de las astucias, picardías y perfidias,
de la magia, de la hechicería, del miedo á ios duen-
des y brujas, del orgullo, de los recelos y descon-
fianzas.
£1 partido de D. Antonio no sabia á quien escu-
char. Muchos de sus antagonistas tuvieron el arrojo
de citar los mas sublimes pasages de Horacio , de
Virgilio, de Cicerón, y otros sabios, para oponerles
equivoquilios, retruécanos y chanzonetas. Las pe-
queneces, las bobadas y necedades eran un inago-
table fondo de anécdotas.
En esto dieron las doce de la noche, y aún la
amazona no había lanzado los terribles golpes con
que amenazó al principio. Pero fué preciso dexar
con la tertulia el combate , bien dispuestos todos á
continuarle á la mañana del día siguiente.
Núm. XXX. MINERVA. 22 de Enero.

LITERATURA FRANCESA.

MORAL.

Máximas, refiexioneSf y pensairúentos sueltos.

j j j s t a obra, que es de corto volnmea, se divide en


ocho capítulos. El primero coiltiene sesenta y seis
consideraciones generales acerca del hombre : los
cinco siguientes tratan sucesivamente de la moral,
de la política , de las pasiones , de las mugeres, de
las artes, y de las ciencias, y el séptimo y último
contiene noventa pensamientos sobre varios asuntos.
Entresacaremos algunos de los que nos han pa-
recido mejores.
£1 tiempo pasado solo ofrece á la vejez una ñor
marchita , el presente un fruto que no puede coger,
€Í venidero un capullo que no dará flores para él.
Todos saben que las apariencias son por lo co-
mún engañosas; y sin embargo, mas bien creemos á
las malas que á las buenas.
La apariencia baxo la engiñosa máscara de la
verdad , cuya hermana bastarda es , ha cometido
innumerables, y á veces irreparables daños: lo sa-f
bemos, y sin embargo aun nos engaña.
Quando se hallan en oposición el honor y la vi-
d a , preferir aquél no es despreciar ésta, sino esti-
marla en lo que vale.
No es poco el saber uno ser desgraciado; «n su
comparación nada es el saber morir.
Hay tanta nobleza en servir sin prometer, quah-
to baxeza en prometer sin servir.
TOM. XI. 6
4* Miscelánea.
Colocando los metafísicos la fuerza del alma en
el raciocinio, quitan al sentimiento lo que dan al
talento.
El trato social, la urbanidad y cortesanía, son
como un pasaporte que hasta la misma virtud lo ne-
cesita, y del qual se autoriza el vicio.
Para gobernarse bien en la vida , lo mejor es
seguir con firmeza un corto número de principios:
la duda y la incertidumbre crecená medida que se
niultiplican las reglas, porque no es fácil el combi-
nar las unas con las otras , de lo que se deduce una
verdad comprobada por la experiencia, y es que
el carácter se debilita en la misma proporción que
se multiplican los conocimientos.
Los hombres, cuyas opiniones se han formado
con solo la fuerza de sus propias ideas, y que se ape-
gan á ellas sin cuidarse de las resultas, están siem-
pre dotados de mayor fuerza de carácter.
Mas fácil es hacer fortuna , que conservarla-
porque.el carácter propio para ganar, no es el que'
se n«cesita para guardar. El uno consiste en ir ade-
lante, y el otro en detenerse, y estas dos opuestas
quqhdades , raras veces se hallan en un mismo su-
geto.
El fastidio es una enfermedad de la qual el
placer mas bien es la causa que el remedio.
El ingenio sutil es por lo común falso , por lo
mismo que es sutil.
Las personas vivas suelen tener mas ingenio
que las demás , y también lo necesitan.
Los que mucho hablan son en el trato social Jo
que los glotones en un banquete , pues .ellos solos
devoran un buen plato del que todos querrían pro-
bar.
Máximas morales. 43
La fílosofia es un guía que nos dexa la elección
entre mil camino» desconocidos, en los quales que-
da dudosa la razón. Al contrario , la religión solo
nos presenta un camino, pero es seguro.
Las revoluciones son epidemias morales que em*
ponzoñan el corazón y matan la razón.
Las revoluciones que dan á los pobres los bie-
nes de los ricos, hacen doble m a l ; quitan la pro-
piedad á sus dueños legítimos , y dan las riquezas
3 los que no saben usar de ellas ; porque el oficio
de ricos es como todos los demás, que se necesita
aprenderlo mucho tiempo para exercerlo bien.
La probidad es la virtud de los pobres, y la
virtud debe ser la probidad de los ricos.
El tesoro de un avaro es á un mismo tiempo su
gloria y su infierno.
La timidez se compone del deseo de agradar y
del temor de no lograrlo.
Mientras uno ama á una muger la habla mucho
de ella misma: quando ya no la ama la habla mu.»
cho de si propio.
Para ser digno de amar á una muger, debe uno
ser atento con todas.
Lo que menos perdonan los hombres á las mu-
geres es el que tengan mas talento que ellos.
El pudor no es tal vez ni el temor, ni la espe-
ranza, ni el amor, sino un compuesto de todo esto.
La suma sensibilidad deque están dotadas las
mugeres, y su flexible carácter, las dispone sobre-
manera á tomar mas interés que nosotros en todo lo
que las rodea, en hacer en la sociedad un sin nú-
mero de observaciones que se nos escapan, y las
quales, consolidadas con la reflexión, forman en
ellas una especie de razón exercitada, la qual lúe-
44. Miscelánea.
go se hace muy útil para su felicidad y la nuestra.
Jóvenes y hermosas mandan; de edad madura
y con el uso de la razón gobiernan, y por \o co-
mún bien. , ..
Las nobles artes no sufren la medianía: quando
se las exerce es menester elevarse á lo.sublime, pa-
ra que se las estime en lo que realmente valen; ta-
les son la música, la poesía , la pintura , la escultu-
r a ; y para llegar á tan noble cumbre tal vez es me-
jor camino el de la locura, por decirlo asi , que el
del juicio,
La educación es al hombre lo que la luz á las
plantas; las da color, pero no muda su contextura.
Para que un libro tenga buen éxito, es menester
que se pueda decir de él mucho bien y mucho mal.
Los que le alaban quedan contentos, y mucho
mas aun los que le Critican.
El mundo es un teatro donde todos se ponen
una máscara para hacer su papel, el que lo hiciese
á cara descubierta seria silbado por los demás.
* La costumbre de contradecir es un^ enferme-
dad del entendimiento qi^e á veces se pega al co-
razón.
El que perdona y no olvida, solo es generoso á
medias.
El ingenio rara vez impide el que uno incurra
en faltas; pero casi siempre sirve para enmendar-
las, y aun á veces para sacar partido de ellas.

CRIMEN ATROZ.

J U n uno de los tribunales de Francia se ha seguido


una causa criminal de las mas horrorosas, y por for-
Crimen atroz. 4S
tuna rara en los anales jiidiciales, pues el reo prin-
cipal iguala ó excede á los mas famosos asesinas,
tanto en el número de sus delitos, quanio en su pro-
funda maldad, y en el tesón conque ha seguido sus
pérfidas intenciones.
Fué acusado , pues, de haber envenenado suce-
sivamente, y en diferentes épocas, á cinco personas,
y de haber falsificado quatro escrituras publicas.
El reo se llama Sadron. Su primer delito lo come-
tió por no pagar á un sugeto una deuda, llevó á su
acreedor á una taberna , le hizo beber en demasía,
y poco después se manifestaron todos los síntomas
del veneno , y el infeliz murió atormentado por
cruelísimos dolores-
Tenia Sadron un cuñado , cuyo heredero era , y
á poco de haber vuelto del exército murió con vó-
mitos y convulsiones espantosas.
Era tutor de una huerf mita de diez y siete años
que tenia algunos bienes. Intenta casarla con uno de
sus hijos, pero esta niña habia escogido otro novio.
Entonces dispone privarla de sus bienes con un tes-
tamento falso, y para ello hice que contribuya al
crimen su propia hija, fingiendo ser la testadora , y
á pocos dias muere envenenada la infeliz pupila.
Lo mismo vino á executar con un vecino suyo
de setenta y quatro años , pues por medio de dos
falsas escrituras se apodera de sus bienes, y para
qvic no pueda reclamarlos, le convida á comer , y
echando en el vino , mezclado con azúcar, sublima-
do corrosivo y arsénico, le envenena , bien que
habiéndose acudido á tiempo con el uso de la leche
se le pudo salvar la vida. Pero obstinado en matar-
l e , un dia en que la criada estaba ocupada, entra en
la casa sin ser visto , y echa el veneno en la sopa,
4<5 f^ariedades.
de la que comen amo y criada ; pero sintiendo agu-
dos dolores , y sospechando la causa, toman canti-
dad de leche, y salvan sus vidas. Este gran cri-
men fué el último, pues delatado á la justicia, se le
sJgmo la causa, y probados sus atroces delitos, pa-
go la pena con su vida, para servir de escarmiento
a los malvados.

VARIEDADES.

Sobre la Patqua de la Resurrección.


La fiesta de la Pasqua de Resurrección se celebrará"
en el presente afio de iRtS según el almanak , el dia 23
de marzo, y es muy raro el que llegue tan pronto. Desde
la reforma del calendario por GregorioXIll en 1582 hasta
ahora , no se cuentan mas que tres afios en que tan pron-
to haya venido esta Pasqua, y son los de 1598 , 1693, y
1761 , y desde 1818 hasta 2000, ni una solo vez caerá
tan pronto. De consiguiente en el espacio de 418 , años
estas Pasquas no habrán caldo mas que quatro veces el
22 de marzo.
Se .sabe que el concilio Niceno, celebrado en 325, fixó
el día de la celebración de la Pasqua en el domingo que
se sigue al día 14 déla luna del equinoccio de la prima-
^^u ' ^ '^^ ^ " ° depende el que esta gran fiesta sea mo-
vible. Y resulta que lo mas pronto que puede llegar el
día de Pasqua, es el 22 de marzo, y lo mas tarde el 25
de abril. Ya hemos visto que en el espacio de 418 años
estas Pasquas no caen mas que quatro veces en el 22 de
marzo, y lo mismo sucede en quanto á su celebración el
2í de abril, quees la época mas atrasada. No ha podido
o no podrá caer este dia en el mismo espacio de tiempo
sino en los años de 1666 , iji^, ,886 , y 1943: en los
demás afios, cae, sin ninguna especie de regularidad, en
uno de los días intermedios entre el 22 de marzo y el 25
de abril.
Variedades. 47

El actual rey de Francia , para recompensar los im-


portantes servicios del señor conde Deseze , uno de los
abogados defensores del desgraciado Luis X V I , par de
Francia , primer presidente del tribunal de Casación, y
comendador y gran tesorero de las órdenes reales de Fran-
cia , le ha permitido poner en sus armas , en lugar de la
media luna y las tres torres, flores de lis, y una torre
que figure la del Temple, con esta divisa exterior: 26 de
diciembre de 1792.

El anciano ingles que diximos en el número 33 ha-


bla dexado su rica herencia á un joven, poseía tantos
bienes, que se valúan en doble de la renta reunida de los
duques de Devonshire y de Rutland. Su nombre es Devel-
neaux , vivia muy retirado , y era poco conocido. Posee
muchos millones en España, y tiene inmensas haciendas
en Escocia , y otras incalculables en las Indias occiden-
tales , ademas de muchos créditos que tiene á su favor
contra los principales soberanos de Europa. Sn heredero
está gravemente malo, y se teme que su asombrosa fortu-
na haya hecho tan fuerte impresión en su imaginación
que tenga fatales conseqiiencias.

Máquina de vapor introducida en las minas de la América


Meridional.

Desde el afio de 1813 se trató mas particularmente en


el reyno del Perú ,el establecer las máquinas de vapor pa-
ra el desagüe y beneficio de sus ricas minas ; y esta em-
presa favorecida por el excelentísimo señor marques de la
Concordia, que á la sazón era virrey de Lima, fué promo-
vida por D. Francisco Aville , y sostenida con los gran-
des caudales de una compañía que se formó al intento, á
lo que ha contribuido sobremanera la decidida protección
de S. M . , y del aaual virrey el excelentísimo señor Don
Joaquin de la Pezuela, quien desde que tomó el mando
48 f^ariedades.
ha mirado el ramo de minas con todo el interés que se
merece.
Kl dia 23 de julio de 1816 se hallaron ya colocadas
las máquinas, y en completo exercicio en uno de los pun-
tos ma'! ricos en mineral, llamado Santa Rosa , en el cer-
ro de Yauricocha, teniendo tal fuerza el vapor, que la
maquinada 18 oscilaciones por minuto, y en 21 desaguó
un pozo de 6 varas de profundidad , y de 3 y 24 pulga-
das de diámetro en su longitud, y vara y 30 pulgadas
en su latitud. Igualmente se ha establecido otra maquina
de vapor para la extracción de los metales , con lo que se
logrará considerable acorro de gastos y economía deb;a-
zos. Por lo tanto dice la giceta de Lima de 10 de agosto
de 181Ó, de donde se ha sacado esta noticia , es este ur<o
de los acontecimientos mas felices que ha tenido la mine-
ría desde el descubrimiento de aquellas riqmsiaias re-
giones.

Necrología,
Ha muerto en París casi de repente el dia 18 de no-
viembre del año próximo pasado Mr. Clavier , profesor
de historia en el colegio real de Francia., individuo de la
academia de inscripciones y Buenas letras, traductor de
la Biblioteca de Apolodoro, y autor de una obra muy
erudita sobre los primeros tiempos de la Grecia. Este sa-
bio y célebre helenista , habia publicado ya dos volúme-
nes de una traducción de Pausanias. Habia nacido en León
en 1765, y era consejero en uno de los tribunales dé
Francia. Kn tiempo de Buonaparte manifestó mucho va-
lor, en especial en la causa del general Moreau en 1804,
pues como Murat, que entonces era gobernador de Pa-
rís, le instase á que diese su voto para la muerte de aquel
general, asegurándole que el emperador le perdonarla,
Mr. Clavier le respondió. Y "¿quien nos perdonará á nos-
otros los jueces?"
Núm. XXXI. MINERVA. 29 de Enero.

ECONOMÍA POLÍTICA.
Abastos y tasas.
ension es del entendimiento humano, dar fácil
acogida á errores transcendentales, que en tiempos
de escasa circulación de luces se miraron como
principios sólidos. Supo revestirlos después la suti-
leza y el sofisma con razonamientos especiosos, á
fin de hacerlos correr como verdaderamente nece-
sarios para el orden de las cosas, y convenientes á
la publica utilidad. Y envejecidos con el transcurso
de los siglos , tanto se arraigaron en el corazón del
hombre, y tanto le dominaron , que fué preciso mu-
cho tiempo, mucha constancia y fortaleza , para
que se les pudiera presentar baxo su verdadero pun-
to de vista , y arrancarles la máscara de justicia y
utilidad con que andaban disfrazados.
Así sucedió, sin duda, con la tasa de granos, que
establecida en España desde el siglo XIII ( i ) , du-
ró entre nosotros desgraciadamente hasta el XVlii
en que baxo el reynado de sabiduría y de gloria del
gran Carlos III (3) desapareció por dicha de nues-
(i) La primera tasa de los granos en España, se estableció
al mismo tiempo que la de los demás géneros mercaritiles en
el reynado de i). Alfonso el Sabio , y fué sucesivamente rei^
terada , alteránaüse los precios, por virios monarcas pos-
teriores, de los quales puso ana noticia el traductor de la R i -
queza de las naciones de Mmith al tomo a.° página 30. Valla-
dolid 1805.
(a) Fué abolida la tasa por real pragmática de 11 de julio
^^ ':7<^Í > que es li ley 11. tít. 19. ha. 7. de la Novísima Ke-
copilacion ; y sabido es lo que trabajó el aelo del ilustrjsimo
*efior Campománes, fiscal entonces del consejo, para Ja adop-
ción de tan acertada providencia.
TüM. XI. ^
go Economía política.
tro suelo, rompiéndose entonces las cadenas que
oprimían á la agricultura española , é impedían la
libre circulación de la clase mas abundante, mas
necesaria, y acaso mas útil de sus productos. Triun-
fo, por cierto, digno de perpetua memoria, y que ha
llegado hasta nuestros dias sin otra mengua ni al-
teración, que la que experimentó momentáneamen-
te á -principios del siglo, por efecto del terror que
infundía un año horroroso de escasez, y que en
breve hubo de derogarse, qual la justicia y la ra-
zón reclamaban.
Pero, como ya notó con mucha oportunidad la
sociedad Matritense en su célebre Informe sobre la
ley agraria, cuya redacción cupo por fortuna al
ilustre y benemérito asturiano, honor de la litera-
tura española, el Sr. Jovellanos: "¿de qué depende
que abolida para siempre la tasa de los granos (co-
piaremos sus mismas palabras) subsiste todavía en
los demás frutos de la tierra una tasa, tanto mas
perniciosa, quanto no es regulada'por la equi-
dad y sabiduría del legislador, sino por el arbi-
trio momentáneo de los jueces municipales ? T
quando los granos , objeto de primera necesidad
para la subsistencia de los pueblos, han arranca-
do á la justicia la libertad de precios ¿cómo es
que los demás frutos , que forman un objeto de
consumo menos necesario, no han podido obtener-
la?" ( I )

(I) Informe de la Sociedad económica de esta corte al real


y supremo consejo de Castilla en el expediente de ley agra-
ria, extendido por su individuo de numero el Sr. D. Gaspar
Bielchor de Jovellanos. Imprenta de Sancha > afiode i^pj ,al
nüm. a i 8 , pág. 78.
Abastos y tasas. gi
Las mismas circunstancias que en los granos,
militan en los restantes productos de la tierra. Hi-
jos son unos y otros de una misma industria: los de-
bemos á una misma clase del estado tan laboriosa
como gravada: los necesitamos de igual modo para
nuestra subsistencia^ y ellos exigen á la par y sin
preferencia, igual protección y libertad, con las
quales los lograremos con abundancia y baratura.
Y éstas en vano se obtendrán por medio de restric-
ciones, trabas y cortapisas, hijas del espíritu regla-
mentario , que tan tenazmente se ha empeñado en
ofender el respetable derecho de propiedad, y en
vejar á la desvalida agricultura.
¿ En qué , pues , podría fundarse el sujetar los
frutos, que esta nos ofrece, á la ley de la tasa ó
postura , mientras gozan de absoluta libertad los
productos á que dá nueva forma la industria fa
bril, ó aquellos que acerca al consumidor la indus-
tria mercantil? ¿Cómo pudo concillarse la entera
libertad de estas dos , y la pesada esclavitud de la
agricultura? ¿Cómo pudo concebirse que el fruto
humilde de la vid, pedia de necesidad la traba de
la postura , y que no la hubiese de menester la al-
haja de oro y pedrería diestramente trabajada por
el diamantista , ni las costosas manufacturas de la
India traídas de regiones lejanas por la previsión y
cálculos del comerciante? ¿Quien se consideró ca-
paz de señalar un precio justo á los frutos de la
tierra, de modo que el labrador obtuviese alguna
recompensa del penoso trabajo que había empleado
en su cultivo , y no se afanase en beneficio del con-
sumidor , y sin utilidad alguna suya? ¿Quien tuvo
la arrogancia de creerse con todos los datos nece-
sarios, para calcular los elementos del valor de
$2 Economía política.
qualquiera fruto, aunque sea la legumbre menos
estimada en la sociedad (i)?
Claro es que tan desacertado sistema, si bien
habia de oponer un obstáculo invencible á los pro-
gresos de la agricultura, no menos habia de perju-
dicar á los consumidores de sus productos. Herida
tan en lo vivo la propiedad , violados sus respeta-
bles derechos, forzoso fué que el cultivo de la tier-
ra se mirase con desprecio, que el labrador no tu-
viese interés en la elección de los frutos que plan-
taba y regaba con el sudor de su frente, y que mí-
sero y oprimido tratase solo de obtener, si podia,
lo indispensable para su sustento y necesidades mas

( I ) Aun quando las tasas fuesen justas , que no lo son, d e -


bería haber en los que decidiesen del precio de las cosas, un
exacto conocimiento del valor de aquellas que tasaban; y es-
te conocimiento es muy difícil de adquirir, ó mejor dicho,
imposible. Ademas: tasar las judias, por exetnplo, y dexar
de tasar las coles, sin embargo de llevarlas de por mitad una
misma fanega de tierra, es lo mas extravagante, inconseqüeo-
t e , y ridículo que puede hacerse^ y esto es, no obstante, lo qde
sucede, ú por lo menos sucedía en cierta ciudad , que tene-
mos en memoria al escribir estos renglones. El labrador, pues,
á quien el regidor ó diputado del común |wnia U libra de ju-
dias á seis quartos, v. g,, so pena de multas, que crecen pro-
gresivamente en razón de las contravenciones, podría recon-
venirle de este modo ¡ijcontestable. "Concedo á Vmd. que se-
p.-i i quanto asciende el arrendamiento que pago por la fane-
ga de tierra que cultivo, á quanto el interés del capital que
yo empleo en su beneficio, y á quanto el salario de mi indus-
tria: todo se Jo concedo á Vmd. , aumiue es mucho conceder.
Pero , señor regidor , si Vmd. sabiendo todo esto, rae dexa en
libertad de vender las coles como pueda , ¿ por qué me impi-
de hacer otro tanto con las judías? ¿qué diferencia ni privile-
gio puede haber entre estosdos e.squilnios, y entre los frutos
de mi sudor cogidos precisamente en un mismo terreno?"
Averí?üénz-!se el talento humano de haber de ocuparse en co-
sas tan obvia"; y sencil/as.
J4bastos y tasas. 53
precisas ; renunciase al pensamiento de mejorar de
suerte, y de esta manera casi se hiciese insensible al
poderoso móvil del corazón humano, quiero decir,
al interés individual; sentimiento natural en el hom-
bre, y tan poderoso, que si consigue se le dexe obrar
con una libertad bien entendida, sin intentar guiarle
ni dirigirle,es capaz é! solo de proveer á todas las
necesidades de la sociedad , remediándolas con
aquella abundancia precursora y madre de la bara-
tura; la qual jamás se logra en los mercados, mien-
tras la oferta sea inferior á la demanda. Y en lu-
gar de"^ esta abundancia y baratura, que se propu-
sieron las tasas, produxeron, y deberán producir
perpetuamente , un efecto del todo contrario al que
se dirigían, esto es, disminuyeron la producción,
desterraron la concurrencia , estorbaron la abun-
dancia , y acarrearon aquella misma carestía, que
con poca cordura trataban de evitar.
No menos contribuyeron á tan perjudiciales re-
sultados los reglamentos que ideó la policía alimen-
taria para perseguir y destruir á los llamados rega-
tones, revendedores, y atraves-idores , que fueron
mirados con desprecio y vilipendio, y perseguidos
con tesón y obstinación ^ "como si ellos no fuesen
( dice el Informe sobre ley agraria) unos instrumen-
tos necesarios, ó por lo menos en gran manera úti-
les en este comercio , ó como si no fuesen , respec-
to de los cultivadores , lo que los tenderos y merca-
deres, respecto del comerciante y fabricante." (i)
Y en verdad que su profesión es semejante en un
todo á la de éstos, y que recibiendo los frutos de
la tierra de manos del labrador, y acercándolos á

(I) Informe ya citado, núm. a ¿ 3 , pág. 79.


54 Economía poUticn.
las del consumidor, hacen á ambos servicio muy
útil, porque libertan á a<juél de la precisión de des-
atender los trabajos del cultivo para ir á venderlos
en los públicos mercados ; y á éste de la necesidad
de ir á buscarlos á la misma labor ó huerta que los
produce , con daño de sus ocupaciones y quehace-
res, que habría de dexar abandonados; ó le eximen
de la precisión de recompensar al labrador , en el
mayor precio de los frutos, el tiempo que em-
please en llevarlos al parage donde los necesita el
consumidor , con menoscabo de sus labores rura-
les ( i ) .
Ni tampoco fueron menos dañosos á la produc-
ción , y por consiguiente á la abundancia y baratu-
ra , que con tanto desacuerdo se proponían los re-
glamentos municipales, esos abastos que sostuvo
unas veces el infundado temor de que los pueblos
careciesen de los alimentos llamados de primera ne-
cesidad, y el vano empeño de proporcionárselos
con una baratura quimérica : otras el deseo de lo-
grar , por medio de su concesión á los abastecedo-
res , un arriendo exorbitante , con el qual, á costa
del consumidor pobre é indie^eote , que se ha-
llaba obligado á surtirse diariamente de aquellos á
la menuda, se cubriese la mayor parte posible del
encabezamiento de las rentas provinciales , suprimi-
das para la felicidad de la monarquía , con tanta sa-

(f) En los exámenes de los discípulos de la cátedra de Eco-


nomía política establecida en Murcia, celebrados en el afio
de 1807 , se trató por incidencia de este punto en la diserta-
ción que leyó uno de aquellos , considerándiole con arreglo á
los buenos principios de la ciencia. De estos exámenes d!ó
noticia la gaceta de Madrid nuni. 7 de 1808 ; y las diserta-
ciones de todos los alumnos , las vimos extractadns en los dia-
rios de Cartagena del mes de enero del mismo afio.
Abastos y tasas. %g
biduria como prudencia, en el memorable decreto
soberano de 30 de mayo : otras, en fín, el conato
de dar tal vez los mismos concejales que autoriza-
ban los abastos (y acaso se quedaban con ellos baxo
nombres supuestos ) , una salida segura á los géne-
ros d« su cosecha , vendiéndolos á buen precio, de
mala calidad en muchas ocasiones, y no pocas mal
pesados ó medidos.
¿Cómo, pues, llegó á consolidarse este errado
sistema, y á prevalecer entre nosotros un orden, que
agravaba tan considerablemente la suerte dura y
desgraciada de la clase mas infeliz del estado, y por
tanto la mas digna de consideración y alivio \ ¿Con
qué justicia se la sujetó á comprar lo peor y lo mas
caro, en un sitio determinado y preciso, y á sufrir
el mayor peso de las contribuciones, aliviando de
él á la mas acomodada y rica , á la que mas debia
soportarle, ora se consideren sus mayores medios, ó
sea riqueza, ora se atienda á las menores, mejor
diremos ningunas escaseces, ó privaciones que expe*
fimenta? ¿Por qué desgracia fueron mirados como
útiles los abastos , quando tanto perjudican al con-
sumidor , como enseñan la razón y la experiencia,
y quando dañan no menos al labrador, precisándo-
le á que venda sus frutos á un solo abastecedor , el
qual exerza un monopolio absoluto, le dé la ley por
ser el único que compra para el surtido del público,
y le obligue asi á que se los venda al precio á que
quiera pagárselos ? ¿Fué posible que de este modo se
tratase de favivecer á la clase estéril de los abaste-
cedores , con daño crecido de IQS cultivadores , con
no menor perjuicio de los consumidores pobres y ne-
cesitados, y para el provecho de aquella especie de
tratantes, de los individuos de los ayuntamientos, si
S6 Economía política.
acaso se conduciaii torpemente en el desempeño de
su representación , y de los ricos propietarios y ca-
pitalistas con especialidad, pues no iban á comprar
en la tienda del abastecedor, y lograban por me-
dio de éste pagar una módica contribución, infe-
rior con mucho á la que debían satisfacer en razón
de su ri<]ueza?
Este sistema de abastos por una parte , y de
posturas por otra, sufrió en España diferentes vici-
situdes desde mediados del siglo pasado hasta nues-
tros dias. A los dos años de abolida la tasa de gra-
nos, lo fué, por real cédula de i6 de junio de 1767^
la postura de los géneros que se traían á vendeí
para surtimiento de los pueblos; y así como no pue-
de menos de considerarse con satisfacción y com-
placencia semejante medida , del mismo modo cau-
sa pena y sentimiento la meditación de los obstá-
culos y contradicciones que se opusieron á su per-
manencia , y originaron se fuese poco á poco coar-
tando la libertad que concedía , hasta obtener su to-
tal derogación en 11 de mayo de 177a. ¡Patente
prueba de las dificultades que hay que vencer quan-
do se trata de hacer el bien, y suelen acaso destruir^
como en esta ocasión, aquellos mismos medios que
se adoptan para procurarle! (Se condtmrá.) '

yariedadts. — Parít i." de enero.


Una tnuger joven del pueblo de Blenod , cerca de T u l , ha
dado á luz el 7 de diciembre, á las dos de la tarde, un niño
varón , y á las qiiatro de la misrm tarde otros tres, uno varoh
y dos hembrns. LJS quarro criaturas recibieron el agua del
bautismo y vivieron treinta y seis horas.

Hay actualmente en París once teatros públicos, y se ha


cslciilado que de dij¿ años á esta parte, ¡finan entre todos ca-
da año , quatro raillunes y medio de pesetas.
Núm.XXXir. MINERVA. s de Febrero.

Concluye el artículo contenzado en el número


anterior.

• Pero la experiencia de lo poco que favorecían


las trabas reglamentarias al buen surtido de los
pueblos, y las luces que iba esparciendo la econo-
mía política, abogaron sin ^duda por la verdadera
causa de ellos; y hé aquí por qué se vieron cesar en
esta corte, hace unos doce años, asi los abastos
como las posturas, beneficio que aún dura , y que
pudo deberse en mucha parte,á Jas Exposiciones.
que en el ano de 1805, hizo el síndico personero de
Madrid sobre la libertad de aquéllos, administra-
dos entonces por el gobierno ; cuyos papeles obtu-
vieron después Ja luz publica , y merecen ser con-
sultados por quien quiera estudiar á fondo este pun-
to importante del gobierno económico de los pue-
blos (i). í^^
También es muy digna de elogio y recomen-
dación particular la Memoria sobre la policía y ré-
gimen de os abastos de la ciudad de Santiago, que
publico el Dr. D. P. A . S. U . canónigo que bree-
mos era de aquella santa iglesia, pues no soló se
ocupa en establecer las leyes, que deben observar
los pueblos para procurarse los géneros que necesi-
tan , tratando esta materia conforme á los buenos

tiende a hablar de la mejor construcción de los edi-


ficios publKros, de la educación de la clase masnu-

(I) Componen estas Exposiciones un quaderno en octavo


que se impnm.ó en « s a de la hija de Ibaíra el afio " s o p '
TOM. X I . g ^
gS Eotnomía política.
merósá del pueblo, y del modo de asegurar la sub-
sistencia de ésta, (guando no se halla en estado de
trabajar; puntos todos bastante bien desempeñados,
y que colocan á esta memoria en el número de los
tratados apreciables de nuestros economistas ( i ) .
' Bl exetnplo que dio Madrid, parecía regular
que tuviese imltéicton en otros pueblos de la penín"
•ula, puesto que v«ían ya practicado y confirmado
por 1» e^Fperiencia, lo que la economía política ha-
bía «lemostrado dias había , y corroborado entre
nosotros los escritos referidos; y asi ha sucedido
ffefientemente en dos ciudades, por lo menos, de las
jnas populosas do Espada, de las que hablaremos
según las noticias conque nos hallamos, sintiendo
no foA»t hacer m«neíon en este/irticulo de aque-
llos pueblos, donde haya recibido igoal mejora es-
ta pait« preciosa de )a policía alimentaria, y no
4uya ilegado á nuestros oídos (a).
En Cádia, pues, se halla ya establecida la mis-

(t) Fué tmprcu ea ca»a de Sancha en 1806, octave mar.


quilla.
(a) Después de «scrito est» artículo, hemos visto en ^1
diario de Madrid de i 5 de diciembre, que Toledo no ha t.ir-
«lado en imitar, con ¡¡probación del real y sopremo consejo
<le Qa^iU^ , la eonducta de estas dos ciudades , aboliendo. Jos
abastos y las posturas. Nos es muy grato pocler citar exeijv-
plar tan reciente; y crcehius oportuno hacer aquí mención de
^us el edicto publicado por el ayuntamiento de Toledo, para
anunciar i sus mondores tan prudente providencia , asegura
que sus benéficos efectos se habían e^perimentido yí en «1
surtido de carnes, mucho mas de lo que pociia esperarsej y qve
•Jos hüMtantes dese.iban se extendiese el sistema de liberta^ á
los oem:-s géneros, que est.iban por abasto u obligaciones cer-
radas , como asi se ha verificado. De donde con sólidos fun-
damentos podremos aseguar, que la experiencia hecha en T o -
ledo viene-, en ta>or de ta teorta , y que se vau coaociendo los
felices resultados de la execucion de ésta.
abastos y tasas. S^
tna policía baxo los principios de libertad , que d e -
ben atraer sobre aquel emporio del comercio espa-
íol la abundancia y la baratura; y bien tan señala-
do es debido á la ilustración y superiores cono-
cimientos del primer tribunal de la nación, que
mandó en disposición de 30 de setiembre último,
"se dexase en absoluta libertad el abasto de carnes,
sin tomarse intervención mas que en lo respectivo
á la salubridad de ellas, exactitud del peso, V po-
licía urbana sobre los puestos y sitios en que se co-
loquen los vendedores, á fín de que el público sea
servido con la comodidad y aseo correspondiente "
Y el ayuntamiento de Cádiz, llevado de un zelo
muy digno de aprecio, en edicto de 10 de octubre,
extendió esta determinación á todos los abastos de
Jos efectos de consumo, acordando que desde i." de
noviembre quedasen en libertad de precios, i ex-
cepción de algunos que por purticulares circunstan-
cias no podían ser comprehendidos desde luügo en
esta regla ( i ) .
Había precedido á Cádiz la ínclita ciudad de
Zaragoza en dar paso tan inñpbffartte á beneficio dte
sus heroicos vecinos. El ayuntamiento de la capital,
donde tuvo la economía política el-primer asilo en
España, ó dígase la píithef ^Sefianza pública ( j ) ,

( I ) £1 edicta, y la orden del real y sUpl-emo ¿ohMjo ét


Castilla acabados de citar , «e hallan en el diario marcánctl
de Cádir de 13 de octubre ultimo.
(1) La cátedra de economía política de Zaragoza 9e esta*-
bleció el afio de 1784. Su primer catcdritico Don Loreiifc>
ííormante, y algunos de sus discípulo» j creemi>» reclblftroh
pruebas de la estimicion, que hace el gobierno de los que sé
dedican al estudio de esta ciencia^ y ofreci¿ asi al maeítrtt,
como á los discípulos , al er¡>{irse la cátedra , segiin resulta
de la real orden siguiente: = "He dado cueata al rey del
"° Economía política.
hizo, en los tres edictos que promulgó en el mes
de agosto próximo, los mayores bienes á la a^ri -
cultura aragoíiesa, y á los zaragozanos, que se han
de aumentar con sus productos. Declaró en ti pri-
mero la libertad de la grangería de toda especie de
carne, lanar ó de pelo, dexándola absolutamente
franca en toda quanto debe estarlo , y establecien-
do las reglas necesarias para asegurar su buena ca-
lidad y fiel peso; objetos únicos en que correspon-
de s€ ocupe la eficacia de las autoridades munici-
pales. En el segundo concedió igual libertad al ra-
mo de aceyte, que se hallaba sujeto á las trabas de
una embarazosa administración por cuenta de la ciu-
dad, y mas necesitaba de aquel beneficio sin duda
alguna , en el hecho mismo de cogerse en Zaragoza
con abundancia el precioso fruto del olivo, así co-
mo en mucha parte del fértil reyno de Aragón. Y en
el tercero consumó tan interesante obra, estable-
ciendo la misma franquicia, y quitando las tasas y

pensamiento de ese cuerpo patriótico, queriendo estableeer


una escuela publica y gratuita de economía y comercio ; é
Igualmente de la generosa oferta de D. Lorenio Normante de
enseñar estas útiles ciencias. Todo ha parecido bien á S. M.,
quien i^e manda decirlo á V. S. en sy nombre , como también
que espera escogerá la sociedad entre los mejores AA. ita-
lianos, franceses é ingleses, lo mas interesante y que mejor
« pueda acomodar para formar un curso completo de estas
ciencias, que después de concluido me pasará la sociedad pa-
ra su examen, y ver el uso que se^íeba hacer en lo restante
de la monarquía. El rey celebrará mucho que ese cuerpo li-
terario y patriótico busque todos los medios posibles, para
difundir estos útiles estudios} y atenderá siempre S. M. el
íelo y desinterés del profesor, y la aplicación y adelanta-
miento de los discípulos. = ; San Ildefonso 17 de agosto de
i7''>4- = El Conde de Florida Blanca. = : Sr. Director de la
sociedad arsgoncsa.ss"
Abastos y tasas. 6i
posturas para la caza, pesca, frutas, aves , huevos,
y demás artículos , que se vendían antes con tan
opresiva condición.
Así el ayuntamiento de Zaragoza tiene la glo-
ria de haber destruido con brazo fuerte el sistema
de abastos y posturas,que pesaba sobre sus benemé-
ritos vecinos, y sobre la agricultura de su distri-
to y del reyno de Aragón. De sus resultas la abun-
dancia y la baratura reynarán en sus plazas y mer-
cados ; y el cultivo de la tierra, de esta madre fe-
cunda, de cuyos frutos han de ser provistos, pro-
gresará conocidamente por efecto del benéfico acuer-
do de aquella corporación.
Digno es éste de imitación y de elogio. Lo es
también de particular mención el sugeto que, baxo
el título de Amante del sistema de la libertad de
ios abastos , ha esforzado los felices resultados, que
deben esperarse de tan ventajoso régimen, y le ha
defendido (contra una impugnación de poco mérito,
que se publicó en el diario de Zaragoza), por me-
dio de las Cartas económico-políticas, que hadado
á luz sobre esta parte importante de la policía ur-
bana ( I ) , Y na es debido menor aprecio al síndico
procurador general de Zaragoza, que en sus pensa-
mientos económico-políticos ^ igualmente impresos,
se ha ocupado en la propia materia (3), ni tampo-
co al docto catedrático de economía política en Bar*
celona Fr. Eduardo Jaumeandreu , el qual ha sa-
- — «• —, I I , . « -

( I ) Estas Cartas, que componen un quaderno en quarto de


unas veinte páginas, se venden en Zaragoza i beneficio del
santo hospital de nuestra Señora de Gracia de aquella capital,
en cuya imprenta se publicaron.
(2) Opúsculo de treinta páginas en octavo, que de la mis-
ma manara se vende í beueíicio del propio hospit»!.
6i Economía política.
lido también á la palestra en apoyo y alabanza de
la buena causa, publicando al efecto una carta,
abundantísima en sana doctrina de economía polí-
tica, <)ue hemos vis,to impresa en el diario mercan-
til de Cádiz ( i ) .
De un extremo á otro de la península circulan
y se propagan así los juminosos principios de aque-
lla ciencia. Los abastos, las tasas , las posturas, esa
multitud de estatutos á ordenanzas municipales,
que parece se habían-empeñado á porfía en apurar
los medios mas exquisitos de oponer trabas á la
agricultura , de dificultar sus progresos, y el bien
estar de quantos la exercen, al tiempo mismo que
empeoraban , en vez de mejorar, la comodidad del
Consumidor, desaparecieron ya hace anos en la ca-
pital de las EspañíS , y acaban de abolirse en dos
de sus mas populosas ciudades (i''. Sucede esto por
dicha al mismo tiempo que la beneficencia de nues-
tro augusto soberano, deroga sábiamen'e el sistema
de contribuciones, que tanto se oponía al fomento
de lastres industrias en el reyno, hiriendo á la pro-
ducción en su origen , obstruyendo la libre circula-
ción de los productos, y oprimiendo á la clase mas
-necesitada y mas productiva, mientras aliviaba a la
mas acomodada y menos productiva. Y pues se her-
manan felizmente los conocimientos, que enseña la
ciencia dirigida á manifestar la producción, dis-
tribución y consumo de las riquezas, con el sistema
sabio de contribuciones , que debe al mas deseado
de los reyes la nación mas favorecida de la divina
Providencia; del mismo modo que está enlazado

(I) Dias 4 , j y (5 de octubre del año pasado.


(3) Véase ú nota a de la pág. $8.
Abantos y tasas. 63
estrechamente con él propio sistema el régimen de
policía alimentaria ( I ) , que con tanto acierto han
adoptado Zaragoza y Cádiz ^ y no dexarán de se-
guir los demás pueblos de España, donde aún no
esté admitido, esperemos con fundada confianza que
la abundancia reyne en nuestros mercados: que pro-
grese la agricultura, tan capaz de adelantar en
nuestro feraz suelo: que se fomenten al mismo
tiempo las artes y el comercio, con quienes aqué-
lla está ligada íntimamente, y que crezca baxo el
paternal gobierno de nuestro idolatrado monarca la
población, el poder, la gloria y felicidad de la
gran familia española, dependientes esencialmente
del aumento ó decadencia, que experimente la ri-
queza de todos y de cada uno de sus individuos.
Tales son nuestros deseos, y tal es nuestra espe-
ranza.

(1) £1 plan (ie impuestos establecido por el real decreta


¿e-30 d^ mayo , dexa la circulación de los productos de lac
tres ÍQdi)$crias CQ Coda la libertad que es posible , y .s¡a la qual
jamás pudiera» obtenerse los necesarios progresos eje ellas. Pe-
ro es preciso que caminen á U par las providencias relativj^s
al abasto y surtimiento de los pueblos , para que el' beneficio
sea tan completo como es dable j ó de otro modo , que pues
las contribuciones no s« oponen ya á la producción,tampoco
la contraríen los abastos y posturas, que eatraa ea einoiaero
de «m mas vuele; eiDe(iii|os.
64
ESTADÍSTICA.

Según el censo hecho el afio próximo pasado en Francia,


su actual población es de ap.045.p9 habitantes.

Igualmente según cl cenío hecho en Berlín, en e) mismo afio,


la población de esta Capital es de 181.000 personas. £n l y i i
era solo de S3-3S$ > y en 1770 de io<5.QOo.

Necrología,
Acaba de morir i la edad de noventa y dos afíos uno de lo*
sabios mas célebres de Europa , Mr. Juan Andrés Déluc. Na^
ció en Ginebra, y después de haber profesado por mucho tiem-
po la geología en \a. universidad de Gocinga , pasó á Ingla-
terra , donde obtuvo el titulo de lector de la reyna. Se dedi-
có toda su vida ai estudio de la naturaleza; y lo que mas dis-
tingue sus numerosas observaciones geológicas y físicas es el
que siempre van de acuerdo con las tradiciones sagradas. Su
mejor obra, que inmortalizará su nombre, se intitula Cartas
físicas y morales sobre las montaüas y sobre la historia Je la
tierra y dtl hombre , escritas, á- la reyna de la Gran Bretaña,
seis tomos en octavo. Es una física completa de la Biblia, y
lo mas sólido que hasta ahora se ha escrito sobre la materia.
Desde que se publicó esta obra logró la mayor aceptación, que
el tiempo y los adelantamientos de la ciencia no han podido
debilitar; y asi es que se hicieron muchas impresiones, la
mayor parte sin noticia del autor.

.¿frtet induttríaítt.
De orden del gobierno francés se han hediO tú los princi-
pales puertos de Francia, experiencias reiteradas acerca del /
uso del agua de mar destilada , tanto como bebida, quanto para
cocción de los alimentos ; y han tenido el mas feliz resultado^
con lo que se prueba evidentemente, que el agua de mar des-
tilada puede , sin dañ^ir á Ja salud, servir lo menos durante
un mes, y aun á veces mas tiempo, siendo de consiguiente
sumamente útil este descubrimiento en varios casos de la na-
vegación, y principalmente en los largos viages marítimos,
y quando se hacen expediciones para nuevos descubrimientos.
Núin.XXXIÍI. MINERVA. 12 de Febrero,

Continúa el Juego délas Anécdotas comenzado


en el núm¿ro XXIX^
En extremo ocupó á los contertulios esta inge-
niosa diversión: la mayor parte de los combatien-
tes durmieron poco, pues se les pasó la noche pen-
sando en los medios de acometer ó de defenderse.
En especial el partido de D. Antonio apareció tan
pensativo, que no pudieron menos de burlarse de
él, como si le considerasen ignominiosamente ven-
cido por la lucha del día anterior. La dama que
combatía en él, no pudo menos de decir que no era
noble ni usual aquel modo de acometer, que siem-
pre se hablan salido de la qüestion, y así que se veía
ser su intención la de impedir á sus contrarios el
hablar. En fin , comenzó la discusión y la amazona
tomó la palabra.
" S é , dixo, quanto se puede alegar en favor del
ingenio humano, pero jamás podréis defenderle en-
teramente de las acusaciones que se le han hecho. Tal
vez muchos de nuestros oradores se han propasado de
los regulares límites, tal vez, debían escuchando
menos su zelo, moderar su extremada franqueza;
pero quando esto digo, no es con la intención de
destruir , ni aun de hacer dudosa ninguna de sus
proposiciones, sino solamente porque no se necesi-
taban tantos esfuerzos para abatir á los que quie-
ren probar la excelencia, suprema sabiduría , y cer-
tidumbre del ingenio humano. Y con este motivo
quiero hablaros de las diversas opiniones en pro y
en contra de nuestro sexo, para que decidáis si el
ingenio humano tiene mas de loco que de cuerdo»
pues yo os preguntaré, ¿cómo puede nianifüstarse
TOM. XI. 9
66 Miscelánea.
tan poco conseqUente, y desentendepse á veces de
los mas sencillos y rectos razonamientos del jui-
cio que siempre debería dirigirlos"
''Muy comunmente se respeta y lisongea á nues-
tro sexo ; y me atrevo á decir que las personas mas
sabias y honradas son las que m^jor han hablado de
él. Y aun ha habido algunos tan decididos á nues-
tro favor, que han dado á las mugeres la preferen-
cia sobre los hombres: otros en la gentilidad , cre-
yeron que tenían trato con los dioses: los griegos
las preferían para interpretar los oráculos: reveren-
ciaban los celtas sus pronósticos, las miraban como
imágenes de la Divinidad, y á quanto tocaban
atribuían un privilegio sobrenatural. El mismo Ma-
homa parece tener con ellas consideraciones parti-
culares , y procurando ampararlas , condena á
ochenta azotes á los que acusen á las mugeres y no
puedan presentar quatro testigos contra ellas; y
ademas de esto á los que las calumnien , maldice
en este y en el otro mundo.
Ahora, pues, i que podremos pensar de todas
aquellas extravagantes opiniones en las que se de-
prime á las mugeres, y aun se las injuria baxa y
groseramente? ¿Donde ha hallado Publio Syro que
üempre que una muger ata sola y pensativa, piensa
en algo malo} ¿Donde vuestro Estrabon y vuestro
Platón, que de las mugeres trae origen la supersticioiñ
Vuestro Tito Livio, que la muger es un animal
inepto é indomable. Mejor perdonaré á los obstina-
dos y enéfurecidos judíos el que nos traten de bru-
jas y hechiceras. £1 sabio Aristóteles, quiere que
sea mayor delito el matar á una muger que á un
hombre. Pero, ¿podrá una contener su indignación
quando eí ridiculo y extravagante Diógenes vien-
Juego de Anécdotas. 67
do á una muger ahorcada de un árbol, dice que
seria de desear el q«e fot/oj loi árboles tuviesen seme-
jante f frutos'^ Ya sabéis que los maniqueos sostenían
que Dios no crió al hombre ni varón ni hembra , y
que la distinción de sexos es obra del diablo. No que-
daba ya mas que el echarnos de la sociedad, y es-
to intentó un ridículo autor de una disertación anó-
nima, sosteniendo la extravagante paradoxa de que
las mujeres no forman parte de la especie kumana.
Deseo, pues , señores , que el ingenio humano me
explique estas contradicciones."
Imposible era que los contrarios escuchasen to-
do esto en profundo silencio, y fué tal el ruido y
aun las carcaxadíis, que interrumpieron al orador;
pero pasado el primer ímpetu continuó la amazona
sin perturbarse en nada, y dixo: "Oygo gran ru-
mor de risotadas ; ^y por que es esta risa? porque
una muger habla de su sexo: otra rareza de la qual
sin duda, ños,manifestareis la razón ; pero las r i -
sotadas no cesaban por eso. Pues bien , señores, con-
tinuó diciendo, aun tendréis que sacarme de mu»
chas mas dudas. Las costumbres de los hombres
acerca de nuestro sexo no son menos extravagantes
que sus ideas y su lenguage , y limitándome á este
solo punto , os prep.iintnré ¿ por que se trata de un
modo tan diferente á las mujeres en diferentes paí-
ses? En unas partes se las concede una libertad ab-
soluta , y en otras se las reducé á rigurosa esclavi-
tud : entre los turcos se usa la pluralidad de muge-
res, y en la costa de Malabar la de maridos: en la
Lithuania se tiene una esposa legítima , y muchas
concubinas: en la Arabia una muger perteíiece á
muchos maridos, itimoralidad acknitida como dog-
ma por muchos'extravagantes sectarios. También
63 Miscelánea.
podría hablaros de las ceremonias relativas al ma-
trimonio en los diferentes pueblos, y seria un abun-
dmte asunto de reflexionas ; pero jamás se podrá
descubrir , cómo el ingenio humino ha lleg.ido á
persuadir á ciertas castas de indios que la madre
de la novia debe, so pena de quedar deshonrad),
cortarse con un escoplo las dos primeras coyuntu-
ras de los dos últimos dedos de la mano? Y decid-
me, ¿por que entre los armenios el esposo cortiba
]a punta de la oreja derecha á la esposa , y éstq la
parte superior de la oreja izquierda al esposo? Y
adrniremos todos á los caribes de Surinan , los
quales quando su muger acaba de parir , se meten
al instante en cama, recibiendo alli las enhorabue-
nas y regalos, y cuidándose en extremo, mientras
que su infcli?. y delicada esposa trabaja por prepa-
rar el banquete pai-a regalar á su marido, parientes
y amigos."
Habiendo dexado de hablar la amazona, un ca-
ballero del partido de D. Antonio se levantó, y pro-
curó tomar el tono mas grave y serio, diciendo: "Se-i
ñora , me bastaria condecir solo una palabra para,
derribar la fuerza de vuestros argumentos, y es, «¡ue
el ingenio humano no tiene la culpa si muchas per-
sonas han tenido motivos para quejarse de vuestro,
sexo. Las costumbres y los usos no pueden ser los
mismos entre todos los pueblos-, y esto nada tiene
que ver con el ingenio humano : los unos dependen
de razones políticas, los otros nacen de la diferen-
te influencia de contrarios climas. Pero en quanto
á los primeros casos que habéis citado, permitidme
el que deshaga algunas equivocaciones que habéis
padecido. Mahoma , v. g. , que decís ha tratado á,
vuestro sexo con particular consideración , es ver-
Juego de Anécdotas. 6^
dad que condena á ochenta azotes á los que acusen
á las mugeres sin poder presentar quatro testigos
contra ellas; pero omitís que el marido está excep-
tuado de esta ley , y que este puede , s'm preiettiar
testií^us, acusar á su mugar , con tal que]ure quiltro
veces que dice verdad , y la quinta jure , y adcm.ts se
maldiga á sí mismo si mintiese. Y saben.o.s también
que el legislador árube pronuncia terribles penas
co itra las mugeres que delinquen. Pero si sojo son
tercas y desobedientes (lo que tampoco parecerá
un gran favor de su parte) , aconseja á los maridos
que se contenten con apalearlas y ponerlas cama
aparte." . - ._
Todos reían alegremente con semejante discur-
so , y el orador continuu así. "Convengo en que
muchos escptpjres han hablado muy uui i< vuestro
sexo, y á rojentender el mayor defecto de vuestro
discurso es el de presentar solo un quadro incom-
pleto, del qual es imposible formar fundado jui-
cio. Hay opiniones tan ridiculas, que basta con ci-
tarlas , y,creo no poderos refutar mejor , que su-
pliendo, lasofttisiones importantes que habéis come-
tido. Así, pues, ¿no mueve, á, un mismo tieíjipo a
lástima y a risa el leer lo que escribe el juriscon-
sulto italiano Nerisan, dicieado que quando los án-
geles tn?los fueron arrajados á,los infiernos, es pre-
ciso que de pasóle merj¡eservet^el cuerpo delaspiu-r^
geres para.hacer rabiar, á IpsTjombres? ¿No es to-.^
davía mas cíwjc^tjte y estr-afalaria la clasjficacioa
que de las.tmjgeces iuce Simónides, deducieiido bus
propiedades ridí,(;ul?s ó viciosas de los masdespre-
cíabies animales ? Casi con vergüenza y miedo paso
á referiros las alusioAes que trae, porque jcomo me
atreveré á deciros que compone la primera de quan-
7© Miscelánea.
to entra en la organización del puerco? Y según las
reglas \le la analogía , ya podréis adivinar el ge-
nio y costumbres de esta primera clase de mugeres,
tanto por lo que respecta á sus personas, quanto á
sus ropas. Compone la segunda clase de lo que mas
se advierte en la vulpeja , y entra en ella la astu-
cia , la sagacidad y el engaño. Dice que la tercera
clase que compone las mugeres chillonas y rega-
ñonas , nació de las partículas caninas ^ y que pro-
viene del elirtiento de la tierra la quarta clase que
abraía las dexadas, sosas y perezosas. Mas la quin-
ta salió del mar, y estas á veces pasan de la mas
terrible borrasca aJ mayor sosiego, y del tiempo
mas nublado gl msis claro y hermoso sol; y tftlesson
las mugeres de desigual é inconstante genio , que
por hablar á la moda se dice que padecen vapores.
La sexta clase se compone de las qualidades que mas
se notan en el asno, y estas mugeres necesitan palos
y bien á menudo, y entonces se esmeran en agra-
dar á sus maridos. Las partículas que foi-maron al
gato entraron tambienén la composición de la sép-
tima clase, y estas son las mugeres trísres, iPístidio-
sas y caprichosas, y las quaies, dice Simónides,
siempre están listas pai'a tirarse a la cara del ma-
rido y arañarle; y también añade que suelen co-
meter sus hurtillos, y que tienen muchas picardi-
güelas.'Las mucres-que soló piensan en afeites y
galas, y que se peinan con sumo esmero sos hermo-
s'os y largos cabeHos, nacieron de las partículas
que foí-maron las yeguas de ondeante Cfin, y esta'
fué ía octava clase. La norta trae origen de la mo-
na, -y estas mugeres son feas y maliciosas. Y en fin,
la dácima clase se formó de la abeja, y dichoso,
exclama Simónides, el hombre que enduentra una
^nego de Anécdotas. 71
de estas, que es la perla de las niugeres; y yo aña-
do , para concluir mi burlesco discurso con un ras-
go satírico , que si las tales abejas dan miel y cera,
lo útil y lo dulce , también irritadas emponzoñan
con su punzante aguijón....."
" Pero \ que debemos deducir de estas extrava-
gancias ? Que hay locos en el mundo. Pero la so-
ciedad que abriga en su seno locos y cuerdos , ¿de-
xa por eso de ser en extremo útil y agradable?"
»Las mugeres echaron de Turin á Nevisan , y
solo pudo lograr le dexasen volver pidiéndolas pú-
blicamente perdón. Si algunos escritores de los que
injuriaron á las mugere$ , escaparon sin el mereci-
do castigo ; otros muchos las han vengado con los
mas lisonjeros y bien merecidos elogios. Los dos
sexos que nacieron para vivir en feliz y amable so-
ciedad, gustan el chancearse de quando en quando,
sin quj por eso dexen de tratarse y amarse. Y en
especial los hombres, si algunas veces se les escapa
algún dicho satírico contra las mugeres, que sale
solo de los labios, por lo común ¿no las maniñestan
con el mayor obsequio su respeto y su cordial afec-
to? Pero me parece que me detengo ya demasiado
en algunas rarezas de este ú el otrosugeto, que son
casi imperceptibles en las inmensas producciones
del ingenio humano: tiempo es ya que triunfe de
las vanas acusaciones de un partido que ha querido
abatirle, y que no ha logrado con todos sus esfuer-
zos el hacerle un verdadero daño. (Se concluirá.)

Tribufiohf. — Causa horrorosa.


En el mes de diciembre del año próximo pasado se vio y
tentenciu en el tri'iunal de Estrasburgo,' capital de la i^lsa-
cia, una causa la mas horrorosa que imaginarse puede.
72 Causa horrorosa.
Un pobre jornalero salió de su aldea con la intención de
pasar al otro lado del Kin á pedir liinusi.a en compañía de
su hijo mayor , dexando con su iiiuger a otros dos hijüs , una
hija y un niño de solos trece meses. Habiendo vuelto a los dos
dias , y no viendo al niño, preguntó á su njuger por él , y
ella le respondió que descansaba. Insistía el paure , y al h'n
]e dixo la iiiuger que estaba en la cocina. £ntra en ella el pa-
d r e , abre una ventana, y halla en una cubeta á aqueiU inie-
liz criatura, bañada en su sangre, y sin la pierna derecha,
-que se la hablan corlado. Al ver cosa tan horrorosa , el p^Orc
comenzó á gritos , diciendo á su muger , ^que es lo que híif
hecho infeliz'? Y al instante salió á dar ti,ei.tá al juez, h a -
biéndose tomado en seguida declaración a la nniger, aixo e^ta
que instigada del hambre, había degollado á su hijo con una
hoz , le habla cortado la pierna, la habla cocioo con coles,
y se había comido parte de ella ; y en electo, y según las se-
fiasqiie dio, se encontraron unas coles cocidas y un hueso des-
carnaJo, que se vio ser el fémur derecho del nifio.
l'ero no era el hambre quien armó el brazo de aquella fie-
r a , que no merece el nombre de madre, pues se vio que aun
tenia gallinas, una cabra, y legumbres. Habiéuoose consultú-
do en juicio á muy hábilts médicos, probaron estos que t.n
bárbara acción en ona ."nuger, que hasta entonces habla teni-
do una conducta arreglada , solo podía ser efecto de un largo
acceso de furor ó demencia j y asi habiendo declarado los jue-
ces que en efecto aquella muger habia cometido tan inauoito
Crimen , han decidido también que estaba loca, como lo com-
prueban muchas de sus acciones anteriores y posteriores, y
por lo tanto se la ha mandado encerrar y tratar conio tal,
t>ara que semejante monstruo no horrorice á quantos le veaa.

Estadística,
Los diarios de Boma de fines del afio próximo pasado
Contienen de oficio él censo que acaba de hacerse en aquella
capital y en todas las legaciones del Estado pontificio. Según
él , la población tot.l dtl estado es de 2.425.232 habitantes,
y la de la ciudad de Roma y su campaña 241.49^.
Núm. XXXIV. MINERVA; 19 de Febrero,

Concluye el Juego de las Anécdotas,

Pero no quiero hablaros ya de cosas profanas,


sino de aquellas sublimes ideas por cuyo medio el
hombre parece como que ha puesto en comunica-
ción la tierra con los cielos. — ¿Y habrá ninguno
de nuestros contrarios que se atreva á interrumpir-
le en sus meditaciones religiosas? jQuien le acome-
terá en las sublimes ideas que se ha formado de la
divinidad, y de los medios de lograr las recompen-
sas de la otra vjdaf....'— Yo, exclamó un campeón
del partido de D. Santiago. Aprovechándose de la
sorpresa de su adversario, y citando apresurada-
mente todas las extravagantes invenciones de la mi-»
tologia, y las ridiculas ceremonias del paganismo^
habló del tambor mágico de los lapones y j e sus
supersticiosos temores , de los gatos y legumbres
adorados en Egipto, de los diferentes fetiches de
la India , del dios hablador de los samoyedos , y
de los tártaros que adoran los excrementos del grati
Lama Alborotáronse con esto los combatientes,
y pasando á los tiempos modernos, y á nuestros paí-
ses , recorrió todas las hsregias. /
Pero este esfuerzo fué el último de un partido
mas notable por su arrojo y obstinación, que por la
justicia de su causa: el ingenio humano debia triun-
far , y triunfó. Todos los errores , todas las here-
gías , todas las supersticiones en nada disminuyen
el mérito del hombre religioso , disipándose esos
extravíos del ingenio humano á la luz del verda-
dero culto. Un nuevo orador probando lo sublime
« ¡{ifalible de la religión católica, demostró loscon-
TOM. XI. 10
74 Miscelánea,
tinuos beneficios que de ella reciben todos los paí-
ses del mundo. Ya no citaba anécdotas ni casos par-
ticulares^ sino páginas enteras de la excelente obra
del Genio del cristianismo. Sucedióle en la palabra
otro guerrero de su partido, y no obstante lo que
f n contra se habia dicho , no temió llamar la aten-
ción acerca de los descubrimientos humanos , y no
pudo menos de ej^poner á la admiración de todos
los maravillosos trabajos ejecutados en todos tiem-
pos y en todas las partes del globo. Se han citado,
fiixo luego D. Antonio, algunos extravíos y errores
del ingenio humano, ¿pero el cielo mas puro se ha-
Jia sin nubes? ¿La naturaleza no ha variado quanto
en ia tierra ñxa nuestras miradas ? La uniformidad
seria un defecto para nosotros. £1 hombre no pue-
de lograr la perfección en este mundo, y tal vez
si la lograse le desagradaría , porque se place en la
diversidad de opiniones como en la diversidad de
objetos. Si la naturaleza es hermosa en su variedad,
si el cielo tantas v^ces obscurecido brilla eon un
lustre incomparable , | por que el ingenio humano
sufrirá la pena de algunos errores,que como pasa-
geras nubes no hacen mas que obscurecerle un po-
co? Imperfecto como todas las cosas humanas, pres-
ta por lo tanto mayor interés : sus esfuerzos son
mas notables, y sus adelantamientos mas dignos de
admiración.
Partiendo de estos principios, D. Antonio amon-
tonó citas en favor del ingtnio humano, y no le
costó trabajo el probar su excelencia. Levantándo-
se en fin D. Genaro consideró atentamente á ambos
partidos, y gravemente pronuncio el non nostrum
Ínter vos. Sí, dixo, ambos habéis merecido el pre-
mio, y no añadiré el satprata biberunt ^ pues que
jfue^ó Áé afiiédotas. ^g
no faltan asuntos en que excfcitarse. Y áá' ífitiíaña-
na sigue lloviendo , os suplicaré contÍRQ<eis en el
comenzado propósito. /'
Tal es, señor revisor, la diversión que supimoi
formarnos y que agradó á tddos, bien que el partido
de D. Santiago no pudo menos de convenir en qué
muchas veces se había saHdo de la ^üestion^ ~ G.

MISCELÁNEA.

Piedra filosofal de los artesanos , ó lección á estos, y


aun á toda cla^e de gente! para hacer infaliblenjente
buena foytttttit. Traducción del francés, dedicada á
los niños expósitos y huérfanos del real colegio de
Desamparados 6t Madrid. Imprenta qtre fué
de Fuerrtenebro , 1817.

Jt-rfste breve opúsculo renne varios proverbios 6


refranes con los que se procura inspirar amor al tra-
bajo y ecorromía , y óttro á la ociosidad y prodi-
galidad ; y entre ellos r^erecen distinguirse los SÍ-A
guientes:
La ociosidad todo/lo hace difícil, la industria
todo lo- facilita.- —^ Atíái. fán' ^despacio la pereza,
que al instante l:i alcanza la pobreza. —. La:iftdus-
tria paga las deudas, la holgazanería las aumen-
ta. —• Tres mudanzas haiceB'lamto'daño « un arte-
sano, como un iiii!end¡o. — Mas se pierde por fal-
ta de cuidado , que por falta de saber. —- Por un
clavo se pierde una herradura, por una herradura
un caballo , por un caballo un caballero. —
Quanto mas pord.i es la olla, tanto mas ñaco el
testamento. — Mas cuesta mantener un vicio, que
76 Miscelánea.
criar-dos hijos. Los locos son los que convidan,
los cuerdos los que aceptan. — El que compra lo
superfluo , no tardará en vender lo necesario. — Es
locura emplear el dinero en comprar un -arrepenti-
miento. — El orgullo es un mendigo, que grita
tan alto como la necesidad. — La gloria que come
orgullo, cena desprecio. — La vanidad almuerza
con la abundancia, come con la pobreza , y cena
con la vergüenza — La mas engalanada mariposa,
solo es una oruga vestida.'— Es difícil que un saco
vacío, se pueda tener derecho.—

Pensamientos del caballero Bouffleri.

N»o hay cosa que mas engrandezca al hombre á


sus propios ojos que la navegación: los astros le
guían , las olas le sostienen , los vientos le empujan,
y los obstáculos le sirven.

La mas bella rosa no está sin espinas, ni la mas


hermosa muger sin caprichos; pero estas son espi-
nas voluntarias, mas por lo tanto no pican menos.

Lo qUe hace rara la felicidad es lo raro de la


con&tancjb.

Lo que se sospecha ¡ipena mas que lo que se


sufre.- ,.-
77

POESÍA.

I O S S U S P I R O S D E VN A U S E N T E .

Letrilla.

J^uelve á tu setiOy
Vuelve, querida;
Pues no hay veneno
De tal violencia^
Que dé ia vida
Clamo tu ausencia
Vueda privar,

¡Cómo suspira
Mi pecho ardiente,
Y en su quebranto
Solo respira
Con un torrente
De amargo llanto
Tierna lealtad!
Ya ni la fuente,
Ni la alameda-
Tiene aliciente;
Todo me embiste.
Todo remeda
La imagen triste
De mi pesar.
Vuelve á tu seno^ Í3'c.

¡ Ay!... Si á tu lado
Mi pecho ansioso
f9 Poesía.
Siempre gozoso,
Y en mil delicias
Siempre empapadOf
De tus caricias
Llega á gozar;
Mi labio amante
Tendrá por tema:
»>Ver tu semblante,
f>Sentir tu aliento,
«Y oir tu acento
tfEs mi supfemá
,Felicidad."
*¡i
Vuelve á tu señó, íjrr.

Quando amanezca
Y resplandezca
Tan fausto dfa,
¡Con qué ífegría
Mis tiernos íffazos
En dulces lazos
Te han de estrccfer!...
En vano > en tin'A
La ilusión grata
Que me arrebata
Tanto me halaga
Que en gozo ufanó
Mi cruda llaga
Quiere trocar.
Vuelve á tu señó, tfc.

A tir j*resienciá
Frutos y flores,
En ramiHetes
Con mil juguetes
Poesía. 19
A competencia
Brotar amores
Vi sin cesarj
Mas, en la penfi
Que me enageoa^
Luto funesto
Tan solo miro,
La luz detesto
Gimo y suspiro
Con loco afán.
Vuelve á tu senOf
Vuelve , quíriday
Pues no hay veneno
De tal violencia^
Que dé la vida
Como tu ausencia
funda privar. =: J. M.

VARIEDADES.

RoxaJet 6 de enero de i%ii.


Sr. redactor de la Minerva. £ o el númerg XVIII r«^«^
re vm. la singularidad áf. existir en Fontenc|b|ó un hombre
que á un mismo tiempo es abuelo y nieto. Hechas tales, SQ«
guramente nada comunes , son muy dignos de insertarse ep
los periódicos ; pero es muy sensible que tengamos que recur-
rir á paises extraños para presentar estos exemplos, quando
no deben faltar en el nuestro. Generalmente somos poco afec-
tos á comunicarnos semejante^ noticias, que al paso que ins-
truyen , entretienen i y asi vms. los periodistas dedicados i
ilustrarnos , tienen que valerse principalmente de artículos
extrangeros para llenar su objeto, no pudiendo saber las par-
ticularidades y ocurrencias del país, por la falta de comuni-
cación literaria.
Por lo mismo, teniendo yo entendido que en el dia hay
en España sugetos que reúnen In circunstancia de tener en vi-
da abuelo y nieto, he tomado noticia de uno de ellos residen-
8ci Variedades.
te en estas inmediaciones , para que si vm. gusta la inserte
en su periódico.
Este es iVIaría Asnar y Mas , miiger de Antonio Navarro,
vecino de \i villa de Guardaniar , conegin.if:.. ae Orihuela
y rcyna de Valencia , la qual á un mismo tiempo es lieta de
Francisco M i s , natural y vecino de l,i de Crevuieiite en el
mismo reyno , y abuela de María Navarro y Garc a , de edad
infantil , y de la misma vencidad. Para mayor ci.iridad aña-
do que Francisco IVIas, de edad de unos ochinta y quatro
afios , y todavía robusto , es padre de Mana Mas , ia qual es
madre de María Asnar y Mas , ia qua! lo es de Antonio N a -
varro y Asnir, y de és:e es hija l'i^aria Navarro y Ciarcia,
todos los quales viven en la actualidad.
Soy atento servidor de vm. y L. B. £. M , = A . G. de B ,

Peregrino.
Ha llegado últimamente desde Petersburgo i Londres un
peregrino natural de Cabcul (en las indias orientales y, ave-
cindado como mercaaer en la ciudad de Guzni, de donde
acostumbraba llevar sus mercancías á tíuchara. En uno d e e s -
tos viages , que hacia con otros ocho mercaderes, fueron aco-
metidos y robados por ochenta tártaros , los quales le mal-
trataron tanto, que le cortaron un brazo, y le hirieron en la
cabeza dexándole por muerto. De sus ocho comp. ñeros qua-
tro fueron muertos, y los otros quatro pudieron escapar. Ha-
biendo vuelto en sí nuestro mercader , pudo restituirse á su
pueblo, donde permaneció cincuenta diaS restat)ieciéndose.
Durante su mal hizo voto de ir en peregriu tcion á la Meca,
pasando por Rusia , é Inglaterra , si Dios le conservaba lá vi-
da. Tiene tres mugeres, y dos hijos vivos , y se le han muer-
to dos. Se propone estar treinta dias en la Meca, y volverse
luego á su casa. Este musulmán tiene sesenta afios, y goza,
según dice, de regulares conveniencias. Parece niuy inteligen-
t e , y está muy instruido en la geografía del reyíio de Caboul
y de la Rusi.i ; solo habla el dwlecto tártaro de su provincia,
y muy poco el ruso y el persa. Se llama Muiy;i-Kallm-Ma-
hometo. Dice que le han recibido muy bien el metropolitano
y los sacerdotes de la iglesia griega de Petersburgo. También
lleva una carta de recomendación de la sociedad asiática , la
qual con suma liberalidad le ha pagado su viage á Iiiglaterra.
Núm.XXXV. MINERVA* 26 de Febrero.

llTERAtURA.
SOBRE EL TEATRO E S P A S O Í *

Extractos traducidos del alemán de W. Schlegel.


Se nos ha remitido el siguiente artículo, y aunque no
adoptamos en lo general las opiniones del autor en la
parte literaria, le publicamos por el honor que hace á
nuestra naciont

Es muy natural qqe los críticos que solo cono»


cén los modelos antiguos, menosprecien el teatro
ingles y el españoh Admirarán quizás algunos de
sus rasgos brillantes, pero no por eso dexará de
parecerles absurda la economía del conjunto< £n
Vano procurarán reducir á sus reglas estas creado-^
nes originales ^ mas fácil les será condenarlas por
heréticas, que poner en duda la infabilidad de
Aristóteles, &e* ...4...
...*»Muy lejos estamos de (juerer quitar toda tra-
ba á la fantasía del poeta ^ el fitmo, compañero
inseparable del verso, es también el primer simbo-^
lo de una sujeción. Exigiremos, pues, de toda pro-
ducción poética una forma determinada ; pero esta
forma no deberá ser mecánica (como lo entiendeti
los sectarios de las tres unidades), sino orgánicai
Llamamos/orwa mecánica la que se aprende, y/orma
orgánica la que es innata. De esta clase son las for-
mas que nos ofrece la naturaleza desde la cristaliza-
ción de las sales hasta la figura humana; y que se
pueden llamar las fisionomías expresivas que nos re-
velan las qualidades ocultas de todas las cosas, &c....
La poesía , semejante á la metemsicosis, re-
TüM. X I . 11
8ü Sobra el teatro español.
hace en distintos tiempos en cada pueblo y en cada
idioma ; pero forma su cuerpo de los elementos que
cada vez la rodean. Es pues , muy absurdo querer
clasificar laf producciones modernas baxo las reglas
que se.han abstraído de las antiguas, &c Con-
vendremos en que los ingleses y los españoles no
tienen tragedias ni comedias al uso antiguo; pero
ban creado un género propio que llamaremos ro'
tnanceuco; Ei arte antiguo separaba con severidad
todas las especies; el arte moderno pretende com-
binar todos los opuestos , y así se complace en
armalganiar la naturaleza y el arte , la poesía y la
«prosi, la memoria y la esperanza , el alma y los
sentido», lo terrestre y lo divino, la vida y la
muerte. El arte antiguo es mas sencillo, mas claro,
y coincide mas con la naturaleza en sus obras aisla-
das; el arte moderno se acerca mas al secreto del
universo, aunque á veces no ofrece mas que un ca-
bos. La tragedia antigua es un grupo de escultura^
el drama romancesco , un quadro, en el qual ade-
mas del colorido brillante de las figuras, se vén
Jos derredore* y los lejos, &c
Los principios de la poe«!Ía en Espaf^ fueron
«a extremo sencillos, solo se conocian los romances
y las coplas; empero las riquezas del idioma espa-
fiol no podían desplegarse en estas formas mas biea
graciosas que sublimes: adoptáronse, pues, á prin»
cipios del siglo XVI las formas italianas , y entoa>
ees fué quando la lengua castellana /esa sobervia
hija de la madre dominadora latina) manifestó io*
da su pompa y dignidad en sus sonetos, octavas^
tercetos y canciones: menos dulce que la italiana,
á causa de sus sonidos guturales, y sus terminacio-
nes en letras consonantes, es mas sonora, y llena el
LiteraturM. 83
oidó como el eco de las campanas. Aun resonaba
en ella la antigua sencillez de los godos, quando
los árabes la hicieron tomar un vuelo oriental, y
embriagándola, por decirlo así, con los aromas d«
su ardiente clima, encumbraron su lenguage harto
mas allá de los miramientos de la sobriedad occiden-*
tal. Al par de las hazañas de esta nación heroica^
creció el nervio de su poesía. Los españoles han
hecho un papel en la historia, que la mezquina en-
vidia de los tiempos modernos se ha esmerado en
obscurecer. Haciendo de vanguardia de U Europa
contra la irrupción de los fieros musulmanes, no ce-
saban de oponerles una barrera viva renovada de
continuo. La fundación de sus reynos, desde Pela-
yo hasta la conquista de Granada , fué una sola
aventura caballeresca. Y debemos confesar que la
religión de Jesucristo , triunfante de tan grande sut
perioridad de enemigos, es cosa prodigiosa. £1 es^
pañol acostumbrado á pelear al mismo tiempo por
su independencia y su religión, las amó igualmen*
te. Así es que el antiguo castellano era fiel á su Dios
y á su rey hasta la última gota de su sangre , es-
clavo de su honra ,,altivo para con los hombres^
pero humilde ante todo objeto sagrado, sobrio , séf
r i o , y austero. ^Nos tocaba á nosotros, ridiculizar
aquellos labradores orgullosos, que no pudtendo re?
solverse á deponer el instrumento de tanta gloria,
araban sin desceñirse la espada? Solo en España bf
sobrevivido el espíritu caballeresco á la caída df
Ja misma caballería. Quando en tiempo de Fctí*-
pe II disminuían igualmente la prosperidad interiof
y el influxo exterior de la nación, este espíritu rena-
ció en la literatura , volvió con nuevo lustre aquella
edad en que los reyes y los príncipes eran trovadores,
84 Sobre el teatro español.
y en que los caballeros veneraban con igual entuslai-
moal Santo Sepulcro y á su dama. Los poetas de aquel
tiempo no eran eruditos de profesjon , como en el
resto de la Europa; eran guerreros, los apoyos del
trono, y los ministros de su soberanía. Garcilaso pe-
reció á la vista de Carlos V en un asalto dado en
Provenza ; Camoens ayudó á conquistar las indias;
Ercilla cantaba durante la noche las luchas del dia;
Cervantes perdió un brazo en la batalla de Lepan-
t e ; Lope de Vega tuvo parte en la desgracia de la
invencible armada de Felipe I I ; Calderón, caballe-
ro de Santiago, peleó en Flandes y en Italia antes
de ordenarse, &c. &c....... Si la poesía moderna se
funda sobre los sentimientos religiosos, sobre el he-
roísmo, el honor, y sobre el amor, en España pre-
cisamente había de adquirir su mas alta perfección.
Ninguna hazaña del entendimiento aterraba la ima-
ginación española, no menos arrojada que lo eran
sus paladines, Su predilección en favor de lo mara-
villoso se babia ya manifestado en sus libros de ca-
ballerías. Faltábale á su teatro alguna cosa seme-
jante, y quando los grandes poetas de aquel tiem-
po , adornados con todas las galas de la mas noble
civilización , trasladaron á la escena el carácter
caballeresco purificado de toda liga material, y
sublimado hasta la semejanza aerea de un perfume
matizado (si se nos pertnite la expresión), el ex-
pectador quedó contento. En la armonía de todo
género de rimas, en la elegancia y delicadeza de
todos los juegos de la discreción y del chiste, en la
pompa y grandeza de las imágenes de una fantasía
universal, fué donde el español halló sin duda, un
reflexo de aquel poderío que le babia avasallado
nuevos mundos. Y así como en el imperio de Car-
/literatura. 85
los V , se puede decir que en esta poesía nunca se
ponia el sol, &c •<
Las fiestas ( I ) de Calderón se pudieralv. lla-
mar óperas sin música, esto e s , representaciones
que solo por el explendor de su poesía hacen el
mismo efecto que el que de ordinario resulta de la
reunión de la mSsica, decoraciones, baile, &c.
Aquí es donde el poeta se abandona enteramente á
su fantasía, y se puede decir que ya su musa no
toca el suelo material. Sus composiciones religwsas
son las que mas lo caracterizan. Fuerte en su fé, vé
sin turbarse las revoluciones humanas; para él la
suerte del hombre no es ya un enigma. Hasta sus
lágrimas reflexan la imagen del cielo, como el ro"
cío recogido en el cáliz de una flor. Su poesía, sea
qual fuere su objeto, es un hyrano continuado á la
gloria del Criador ; así es que no se cansa de cele-
brar las bellezas de la naturaleza y del arte. Es el
despertar de Adán , pero acom¡)añado de una pe-
netración de las relaciones mas secretas de la natu-
raleza , qual solo pcdria (l.arsf á una contemplación
^xercitada. Quandp juntaba las cosas mas distantes
y mas opuestas, las mas grandes y las mas peque-
ñas, las estrellas y las flores , el sol y ios ojos, las
perlas y las lágrimas, no veía en ellas sino las hi-
jas de una misma madre , que debian baxo este su-
puesto, simpatixar entre sí ; y toda esta armonía
encantadora de la creación, no era para él mas que
una sombra del amor eterno que abraza el gran to-
do, &c He leído una pieza española moderna,
cuyo objeto es recomendar la abolición de la tor-
tura. ¿Que ¿e podía esperar de semejante asunto?

(I) Serín los Autos sacramentales.


85 Sohre ti teatro español.
t o s españoles que han aibartdonado su género nacio-
nal, hacen mucho caso de los dramas morales de
Morado ( I ) . Pero las demás naciones harian muy
mal de buscar en España lo que poseen tan bien ( ó
por mejor decir tan mal) entre ellas mismas. Quan-
do las circunstancias exteriores, sea una censura ar-
bitraria , ó sea el mismo apego de la mayor parte
de los habitantes de un pais á sos hábitos naciona-
les, se oponen á la introducción de loque se cali-
fica progreso del entendimiento humano entre los
vecinos , sucede que las buenas cabezas se prendan
de aquellos frutos prohibidos, y se empeñan enton--
ees con tenacidad en ciertos errores literarios, quan-
do ya no son de moda en otras partes. Hay enfer-
medades del entendimiento tan epidémicas, que no
se puede librar de ellas una nación, si no inoculán-
doselas. Tai es la filosofía moderna. Los españoles
parecen haberse libertado con solo unas viruelas vo-
lantes ó locas, mientras que las señales de una ir-
rupción maligna desfigura las fisonomías de las de-
mas naciones. En su existencia peninsular han pa-
sado en modorra el siglo XVIII; y en efecto, jque
mejor podían haber hecho? Si la poesía española
despierta algún dia, sea en Europa , sea en las In-
dias, no hay duda que solo un paso tendrá <ju« dar
uesde el instinto ciego al conocimieoco uieditado.
Los españoles debían aprender á admirar por con-
vencimiento lo que han amado hasta aquí por incli-
nación ; y sin hacer caso de la crítica bastarda del
siglo filosófico, poner todo su conato en componer en
el mismo sentido que sus grandes modelos, &c.&c,...

(I) Y con suma razón.


«7
VARIEDADES.

Proyecto no menot grandioto que extravagante.


' Todo fué heroico, grandioso y raro en la vida de Alexan-
dro el Magno, el hombre tal vez mas extraordinario que,
atendidas todas las circunstancias, ha producido la naturaleía.
' Entre las particularidades de su vida , merecen referirse
las siguientes. Presentóséle un dia un famoso arquitecto lla-
mado Strasurates, cuya cabeta serla no menos ardiente que
la del héroe, y dixole que había formado un proyecto digno
del grande ánimo de Alejandro , y era el convertir el encum-
brado monte Athos en una estatua que le representase te-
niendo en una mano una ciudad con diez mil habitantes, y en
la otra una urna ó fuente de \xa Caudaloso rio , cuyas aguas
fuesen á perderse en el mar. El proyecto no se verificó, por-
que no era de verificar. Tal vez Alexandro , que despreció
al arquitecto , tuvo entonces el juicio , que no siempre le acom-
pañó, de conocer que á veces lo que parece grandioso no es
mas que extravagante , ó tuvo envidia de que alguien le aven-
tajase en este punto , ó conoció que la única estatua que de-
bía transmitir sa nombre á la posteridad eran sus hazañas , ó
en fin , como era de peqocfio y no muy gallardo cuerpo , no
quiso que una gigantesca y desmesurada estatua hiciese mas
notable su pequefiéz , loque diria algún malicioso poeta for-
maría un nuevo género de satírico epigrama.
Mas aeabade renovarse en nuestros días el gratidioso quan-
to extravagante proyecto de Strasurates, pues que un arqui-
tecto francés t>^pQso el año pasado una subscripcioo para eri-
gir sobra la montafia de Montmartre , al lado de París, una
columna de 300 pies. El capitel de la eolumna , que sería da
Arden dórico moderno , contendría un templo á la Paz de 40
pin de diámetro, en cuyo interior habría 14 columnas y una
Mtitoa del soberano actual, y cabrían 800 personas. Ademas
Itabria an la caña ó ¿uerpode esta columna un museo con 1$
é ao altos mas espacioso» qoe la galería del Louvre , á los
que darían taz ^go ventanas , adornadas con las armas de Fran-
tia. La colamna aostcndria la estatua de S. Luis , que debe-
mos suponer tendría 50 á 60 pie» de alto. Todo esto, decía
el inventor , era un homenagc nacional para perp^ruar la tr*
liz época de la reunida de los franceses en derredor del trono
legitimo.
88

Los mismos papeles extrangeros de quienes tomamos laJ


noticias que dimos en Jos números XXII y XXX acerca de un
joven inicies <)üe había tenido la dicha de heredar i un anciano,
el particular mas rico de toda Europa, nos lo lepresentan
ahora como an famoso embustero, y tan sagaz , que ha enga--
fiado á un abogado y á varios lores que le querían , unos ven-
der sus haciendas, otros ganarle para el partido ministerial,
y en fín , no faltaba quien le obsequíase para que fuese su yer.
no. Lo qu« mís contribuía á engaflar la gente eran los enor-
mes gastos que hacia, pues gastó en Londres en poquísimo
tiempo tdoo libras esterlinas, sin comprender las infinitas
deudas que alU ha dezado. £1 secreto con que en todo pro-
cedía , los correos que enviaba y recibía , las letras de caip-i.
blo y papeles que manifestaba^ hacian creer aun á los mas
hábiles, que en efecto , tenia grandes relaciones políticas. En-
tre los lances que se refieren de sn frescura y desembarazo j s«
dice que alabando él sus haciendas de Sicilia , y los exquisi'*
tos vinos que producían , y manifestando alguna duda los que
le oían, llamó i un criado y le dixo : Saca algunas botellss
de mis vinos de Sicilia, y al instante tra»o catorce con los
rótulos de vinos generosos !de Siracusa y de Catanea, con lo
que todos se convencieron de la verdad de quanto contaba*
Pero aquel vino era de un famoso tratante en este género, que
solicitaba el honor de proveer á tan gran caballero. Habiend»
engañado á todo el mundo por el espacio de dos meses, núes»
tro aventurero envió al Continente á uno de sus secretarios
para reunir la bagatela de ^oo á 600.000 libras esterlinas de
algunos cambistas holandeses y alemanes; pero habiendo sido
detenido este secretario en Douvres, por no llevar buenos pa«
saportes, el aventurero se escabulló de Londres en el brillan-'
te equipage de uno de sus crédulos favorecedores. Ahora todo
son dudas y disputas, pues unos le tienen por un loco , y otros
aún persisten en creerle hombre de bien , y que volverá coo
todos sus tesoros ^ y en efecto, son infinitos los que se ha de->
xado de los qae ¿"ancamente habían puesto á su disposición
sus amigos. De qualquier modo la opinión mas general es d«
que sea un habilísimo petardista , y que jamás la credulidad
de los lores, cambistas, y gente curial de Londres, se ha ria*
to comprometida «n un lance nías fuerte y chistoso.
Núm. XXXVI. MINERVA. s de Marzo.

ECONOMÍA POLÍTICA.
ABAStOS.

Demostración de la desigualdad que caitsa en el pago


de contribuciones el sistema de abastos y puestos públí-*
eos ^ y de la progresión inversa en qUe gravad los con-
tribuyentes, pues que de ella resulta que á proporción
que se aumenta su riqueza^ se disminuye la quota de su
contribución»

JTara hacer la demostración tonüáremós por objeto


de comparación un labrador de una sola yunta que
labre y haga todas las demás faenas de la labranza
por si mismo, cuya familia se componga de cinco
personas, y que produciéndo'le su industria y tra-
bajo I0.066 reales vellón anuales, invierta, para
la subsistencia y comodidad de su familia/sooo
reales vellón al año en géneros sujetos á los abas-
tos y puestos públicos, que es de donde general-
ínente Se saca en casi todos Ips pueblos del reyno la
mayor parte de la quota de contribuciones que les
cdrresponde.
,. I' "" laíjrador de una yunta con cinco perso-
f ? ? ^ í'amilJa tiene lo.ooo reales vellón de uti-
lidades, y gasta 8000 en géneros sujetos á los abas-
tos y puestos públicos, resglta que paga contri-
bución sobre el 80 por ciento de sus utilidades, y
que por consiguiente no le queda libre de contribu-
*^u°°" ""^^ ^^^ ^" 10 p ° de sus utilidades.
" Ifn labrador de dos yuntas , labrando por si
S"??°' *^"**'"* *^" personas de familia, porque ne-
' TOM. XI. i2
9© .' Abustoié
cesita un mozo para una yunía , y por consiguien-
te su gasto en géneros sujetos á abastos y puestos
públicos será de 9606 reales, pero si las utilida>
des del labrador de una yunta son 10.000 reales,
las del de dos yuntas serán l o o c o , luego no paga
contribución mas que sobre el 48 p | de sus utilida-
des ^ y 1« quedan ékéntos de contribución los 5*1 p S
de ¿Has..
El labrador da tre^ yunta» tendrá siete personas
de familia« su gasto de los mismos géneros será de
j i . a o o rsaleS) y sus utilidades de 30.000, luego
no paga mas que sobre el 37^ P S ''^ *"* utilidades,
y le quedan 6 i | P o de ellas libres de contribución*
Él labrddbif deqüatro yuntas tehdrá nueve per-
sonas de familia, porque supongo que ya éste no
labrará por ^ miisrtio materialmente, aunque sí di-
rigirá por SÍ todas las operaciones y faenas de Ja
íabraOaa, sean domésticas 6 campestres, y por con*
figoieote necesitará quatro mozos, uno para cada
yunte: sü gaitó, pues , será de 14400 reales, y
6U8 mHidadeS de 40.000, luego no paga mas que
«óbreel 36 p | dé ellas, quedándole un 64 p j dé
k s ttísiiías eténto de tófltribücioñ.
- Erhbrádot de ¿iníd yuntas tendrá once perso-
nas de familia , porque supongo que ademas de los
cfhéd rttolbs para lá* yuntas, fehdrá un mayoTaló
capata* que dirija las labores y demás faenas : . ^
%9¡s!e6 ífcrá por cb^nslguieftte de 17.6 o reales , y jus
utilidades de f 0,600 \ luego no paga mas que sb^
bre el 35 ^ p | de ellas, y le quedan libres de cp;V:
tribüctón, los 64 \ p | d e las misnias. ' ,, ;"^
El labrador de seis yuntas tendrá doce ptrso-
tlas de familia, su gastó por cóhsigíiiénre serádg
19.300 reales , y sus utilidades de Ó0.000, lúegó
ji bastos. 91
no paga mas que sobre el 3a p ' § d e ellas, y le
quedan 68 por eientor rfe las mismas libres de con-
tribución.
El labrador de siete yuntas tertdra catorce per-
sonas de familia, porque ademas del nuyoral y de
los siete mozos que necesita para sus yuntas, supoó-
go que en conseqiiencia de su mayor riqueza , ten-
drá un criado ó criada mas que lo$ anterioras para
su servicio doméstico: su gasto de géneros sujetos
á abastos y puestos públicos, s^jrá ,p;i?r consiguien-
te de 22.400 re;i!es,sus utilidades ele yprQOO ,.lue-
gono paga mas que sobre el 32 p | de el|as , y le
queda libre el 68 p % de las mi$ípás^..^-,
El labrador de ocho yuntas tendrT diez y seis
peráonas 4e familia, porque le supóígó dos mayo-
rales en lugar de uñó para dirig¡|: las l a b r e s : su
gasfo por consiguiente será de if^óoQ jr^al^s, sus
utilidades de 80.000 , luego no págá ibas quí sobre
el 31 "^p ° de ellas, y le queda libre de contribu-
ción el 68 p I de las mismas. . <
El labrador de nueve yuntas tenjíf? die?; y.silr
te personas de familia : su gasto por cons¡g,u}50ftí
será de 27.200 reales, sus utilidades g.p^opp, l i ^
go no paga mas que sobre el 30^ p | d^ eUas, q i ^ -
dándole libre de contribución el 69^ p ^ d e las mii-
mas. • • : X

El labrador de diez yuntas teqdrá 4.iez y pciií)


personas de familia, sij gasto de géo^rós sujetps f
abastos y puestos públicos, será por consiguiente, lííe
28800 reales, y sus utilidades de iqq,9PQ, l«ft-
go no paga contribuciqn mas qu* sobre 2^^ por
ciento de sus utilidades, y le quedan- exentos de
contribución los 71^,por ciento 4P *•** iUiHdades.

RESUMEN.

Núm. JGasto anual Tanto por


I Tanto por
°* Ide cada fa-|ciento de las ciento de las
perso- mjijj g„ g¿. utilidades de ¡ utilidades de
oas díjneros sujeros cada labra- cada labra-
cada jí abastos y¡dorsobreque dor que Je
íami-jpupstoj piS-jcar^a la con^ quedan fren-
l'a. I bucos. tribucion, tas de Con-
tribución.

d a d f en .1 ' ' ' ' " • 'í"" "^^ ^^'^"'^ «^« í"""-
« 1 1 ? ^/. ;"P"«to de que todos se surtan de Ips
puestos publKos, lo que en la realidad no es exac-
t o , pues bieti sabido es que solo los pobres se surten
•n ellos de todo lo que necesitan , y que los ricos
«010 se surten en los puestos públicos de alguno ú
^tro articulo de Ips que en ellos se expenden: que
es aecjr , que las contribuciones en este sistema car-
C i ? Ü " ' ' " " ^ « ° ^ n ^ « sobre los que tienen menos
facultades para soportarlas, y que los contribuyen-
tes quedan exentos de ellas á proporción de su ma-
yor r„jue2á, jr por consiguiente de sus mayores
«nedios de satisfacerlas.
¿Y después de una demostración tan evidente
Abastos'. 93
Mbrá'todavía quien nos quiera ponderar y persua-
dir la equidad y ventajas del sistema de abastos y
puestos públicos? r= Ei C, tie (?•

MEDICINA.

Tratado de Hipócrates de los ayres^ ttguas y lugares


por el doctor Coray , médico de ía escuela de Mompe*
Uer, y traducido al castellano por D. Francisco BotM-^
fon, profesor de Midicina. Madrid en la imprenta
de la calle de la Greda.

?Sw<Qsa inútil sería detenernos aquí en manifestaf


el mérito de Hipócrates, generalmente mirado co-
mo el padre de la medicina , y cuyas obras con el
transcurso de los siglos han merecido mas y mas
aplausos , confirmándose su sabia y profunda doc-
trina con los mismos adelantamientos de la ciencia,
y con las observaciones modernas,
Entre ellas sobresale la que aquí anunciamos,
obra no menos médica que fiíosófica, circunstancia
de las mas apreciables en este sublime escritor , que
supo hacer filosófica la medicina, no confundién-
dolas ambas , sino'separándolas en lo que realmen»
te se distinguen , y uniéndolas en sus verdaderas y
mutuas relaciones.
Después de tantas versiones de Hipócrates, de»
bemos mirar ésta como la mejor y mas completa,
pues es hecha también por un médico griego no me-
nos, hábil en la facultad que en las lenguas que ma-
neja , siéndole natural la una, y familiar la otra.
Persuadido el doctor Coray de la importancia
ét este tratado no solo para los médicos , sino para
94 Medicina,
los políticos y legisladores, ha puesto el mayor
cuidado y esmero para que la traducción saliese con
toda la perfección que él solo era capaz de darla,
como lo tenia manifestado en otras traducciones del
griego , en las que con grande maestría habia cor-
regido los errores de las anteriores.
Aú, pues, para ésta cotejó los pasages difíci-
les con quantos manuscritos pudo haber á las ma-
nos , ilustrándolos de este modo,, y sacándolos de la
obscuridad en que los hablan dexado los traductores
precedentes. Añadió ademas varios discursos , no-
tas , y tablas muy útiles para la mejor inteligencia
del texto, con lo que ha formado una obra comple-
ta y de las mas selectas que sé pueden desear en la
materia.
Pero el Seflor de Bonafon, coii prud«iiw;a<:uér-
do , ha traduicido solo el testo puro; y para su ma-
yor claridad el análisis que de él hace el doctor Co-
tay , extractando lo mas prihcipai del Discurso Pre-
liminar de éste, para que la. traducción española,
dice, tuviese, en quanto es posible , toda aquella
perfección que permite el actuai estada de nuestra
literatura.
• En el discurso preliminar explica el doctor
Caray consuma claridad y aciertor, el diferente in-
fiuxo del clima y de la educación , tanto en lo fí-
sico , quanto en lo moral del hombre, con lo qu«
corrobora y explana la doctrina del aufor.
Aunque el análisis viene á ser mas voluminoso
que el mismo texto, no le desluce, sino que antes
Jbien contribuye .á;reaharlo, pues que con las mas
modernas y exactas observaciones comprueba Jos
aforismos de Hipócrates, examinando ademas las
razones en que estos se fundan.
Medicina. 95
Para dar una idea del mérito del original y del
cuidado conque generalmente está hecha la traduc-
ción, copiaremos aquí el siguiente pasage^
" Todos los que habitan en un pais montuoso, des-
igual, elevado, y provisto de agua, y que expe-
rimentan mudanza^ considerables en las estaciones,
debea ser naturalmeate de una estatura alta, muy
apropósito para el ejercicio y el trabajo, y llenos
de valor; pero son especialmente de un carácter
agreste y feroz."
" Al contrarío, aquellos que viven en países
hondos, cubiertos de pastos, y atormentados por ca-
lores sufocantes, que están mas expuestos á los vien-
tos cálidos que á los fríos, y que beben aguas ca-
lientes , ni son grandes, ni de buena proporción;
mas bien son obesos y sobrecargados de carne. Tie-
nen los cabellos negros, y su color se aproxima
mas al negro que al blanco. Su temperamento es
menos flemático que bilioso. No son naturalmente
valientes, ni propios para el trabajo ; pero podrían
ser aptos para ambas cosas , si estuviesen goberna-
dos por leyes que los dirigiesen á ello. Por lo de-
nas pueden gozar de buena salud y tener buen co-
lor , si hay en su pais ríos que arrastren las aguas
paradas y las de lluvia, Al contrario , si están dis-
tantes de ríos, y beben aguas estancadas de panta-
nos, ó traídas de lejos, deben tener grandes bar-
rigas , y estar sujetos"* ks'aíecciones del bazo*"
, *Lo»-q(iejh«¿*<aBun país elevado, igual, ven-
toso y húmedo y son por lo regular grandes y pare-
cidos entre s'l.; |)er() isoií tiáturalmente ñas suave»
y de menos valor."
"Les q<^»e ¡Habitan terrenos de poca miga, secos
y áridos , y en los quales no son moderadas las mu-
g6 Medicina.
daMas dé las estaciones , tienen el hábito del Ctief'
po seco y nervioso, y mas bien el color rubio que
moreno. La arrogancia y la indocilidad forman su
carácter. Porque en todas aquellas partes en que
las estaciones experimentatl variaciones freqüentes
y considerables , se encuentran hombres muy dife-
rentes , tanto por la figura, como por la constitu-
ción moral y física."

P'anedadei.
En un incendio acaecido últimamente en ilii pnéblecíto cer«
ca de la ciudad de Troyes , en Francia, un muchacho de tre-<
ce aflos se ha arrojado á las llamas, sin que nadie le pudiese
detener, por libertar á Una hermaaita suya, y ambos han pe-
recido «n ellas.

IVotictat ciinttfidai. — Alemania.


Convencido S. M- el rey de Wartamberg , de la Í)e6esi-
dad de proporqiooar á quantos se dedican al servicio del es-
tado , los medios.de instruirse en las ciencias necesarias á ua
empleado público , ha mandado íundar en la universidad de
Tubingue una cátedra de economía política, y nombrado dos
profesores para la enseñanza de esta ciencia ; y en lo sucesiva
para el nombramiento á los empleos que exigen los conoci-
mientos de esta ciencia , se atenderá principalmente á aque.
llaS personas qufe la hayati eStúdíido y que hayan sufrido exá-
menes públicos en ella. Durante k)s primeros diez afíos habri
quitro ó cL,nco pensiones de i j o florines para los estudiantet
que sobresalgan.

Necirokgíá.
Las.diencias hlstiiricas acaban de tedet' ana grao pérdida
con la muerte del caballero Ennio Quírino Visconti, indivi-
duo de varias academias, uno de los antiquarios mas hábiles
y en ^enei'al unO de los mas profundos efuditós de nuestro si-
glo. Habla nacido en Roma , y estaba avecindado efl Pranclk
Diuchos años há. Era cons^irvador de-los-mo^umeJitos antiguos
del museo real de Paris< ,
Nám.XX5CVn. . MINERVA. 12 de Marzo.

MISCELÁNEA.

t>e la vejez.

JLia vejeZ) se^Uü dice Cicerón, ts á un mismo tiem-


po el objeto de nuestros deseos y de nuestras quejas.
Todos se afligen de envejecer, y todos aspiran á
ser viejos. Tal es la suerte de los mortales, el fia
de la vida les pone tniedo, y corriendo en su bus-
ca querrían que él carriese también huyendo de
ellos.
En una ¿Osa sé parece la vejez á la virtud, y
es en que se la respeta y no se la ama: indica el
fin del banquete de la vida. Decae el talento, ce-
den al tiempo inexorable nuestros helados sentida%
bien así como acaece á aquellos convidados ^iw se
cansan de estaír mucho tiempo i la mesa*
Sin embargo« en esta época de la vida en que
la verdad adusta sucede á las ilusiones mas agrada-
bles , quando nuestros recuerdos, que son los ver»
daderos precursores de Minos) de Eaco, y de Ra-
damanto, solo nos presentan pensamientos nobles y
buenas acciones, ya gozamos de la dich» de los Eli»'
seos campos. Conocemos que será honraba nues-
tra memoria^-porque nuestra vida ha sido útil, y
gozamos de U .estimación que se nos profesa y del
respeto que se nos tiene, lo qual equivale á muchos
placeres de la mocedad.
Por lo tanto, quando veáis á un anciano amable,
contento, y aun alegre , de suave é igual trato, es-
tad cierttíií que ha sido en su juventud justo, bueno»
generoso, y sufrido: su fio no le hace «char menos
XOM. XI. Ia
93 Miscelánea.
el tiempo pasado, ni temer el venidero, y su falle-
cí miento viene á ser el anochecer de un hermoso
dia.
Los viejos fastidio-íOs y regañones son aquellos
á quienes atormentan sus recuerdos, y echan menos
una vida que emplearon mal.
En aquellos países en que reynan las virtudes, se
honra y respeta á la vejez; pero en los corrompí -
dos la abandonan y desprecian, y se burlan de ella
en los teatro^. Cicerón, que aún conservaba las vir-
tudes áú los antiguos tiempos, consoló y ensalzó á la
VfejíSí en el admirable tratado que escribió de ella,
Pero Juvenal la hizo el asunto de sus sátiras.
fiité mordaz poeta se recrea en pintar la apa-
gada t^stá^ lá ttémulabarbiila , la agoviada espal-
d a , y el férpe anda^ del viejo, y los dolores que
sufra i mákmente rtiascando el pan que le alimenta.
Le Wpfésenta en los espectáculos acompañado de su
esclavo qu* se desgañita á decirle que entonces cnn-
,-.tan los actores. Su terrible pincel os pinta la gota
-que afea stispies, la piedra que le atormenta cotí
-agudisimiOs dolores, y atribuye á la fiebre el poco
-calor qué aún le anima. En fin, le veis simple y cré-
dulo ^ tíctima de los charlatanes qué apresuran su
muerte, Ó del ama de gobierno que le dicta su tes-
tamentó.
Ni kutt compasión tiene de la edad caduca , y
se burla de esta segunda niñez que confunde todos
los objetos, y sin respetan sus canas os representa ai
padre de familias

quít nrc
Nomina servorum, nec vultunt agnosñt opiici
Cum quo frateritu ccenavtt iwcte , nec illos
Qued genuit, quos eúuxtt
De la vejez. 99
Pues la memoria pierde
Del nombre de sus siervos, y la cari
Del amigo con quien cenó ayer noche
Se le va de las mientes , ni á sus hijos mismos conoce (i).
En fin , recordándonos el dolor del padre de Aqui-
les, ó las desgracias del apciano Priamo, os dice
que cada año que viváis os expone á perder las per-
sonas mas amadas, y á v«r que quanto os rodea os
vá poco á poco dexando; y asi diríamos que in-<
tenta el que huyáis de la vida temiendo la vejez.
Esto resulta, en los tiempos de depravacjas cos-
tumbres, de olvidarse tpda decencia y decofo, y
de despreciarse loque mas se debería respetar. La
experiencia se hace inútil, la razón ya no puede
corregir la locura, los jóvenes en lugar de escucliar
con respeto á sus padres se burlan de ellos , la vir-
tud se avergüenza y tiembla ante el vicio; y «1 anr
ciano triste de verse solo, y corrido de tener<anLÓ5
anos, dexa el trage que le conviene, la gravedad
que le honra, para disimular su edad que todos
humillan : oculta sus canas con una peluca rubia, y
su barbilla con una gran corbata : su estrecho frac
aprieta y oprime su cansado cuerpo, y el temor del
desprecio le obliga á hacerse ridículo.
Echo seguramente mucho menos aquellos tiem-
pos en que veía magistrados venerables , guerreros
temibles que ofrecían á nuestro respeto las leccio-
nes de los tiempos pasados , y las facciones de su
avanzada edad, conservando su tono y trage anti-
guos. Nos admiraban é instruían con la magestad de
la historia , no nos atrevíamos á sentar en su pre-

(i) Traducción Hel ilustrísimo señor monsefior licenciado


D. Luis Fülgueras Sion , de la que nos proponemos hablar.
1QO • Miscelánea.
sencia, y con razón los mirábamos como nuestros
maestros y nuestros modelos.
El licencioso tiempo de la regencia en Francia
comenzó en este género las modernas saturnales, y
Jos antiguos ministros de Luis XIV hubieran podi-
do decir al regente, como Suily á Luis XÍII de-
lante de alocados mozalvetes que se burinban de
íu gravedad: Quando el difunto rey me llamaba á JU
forfff ^ara consultarme, echaba antes de ella á los bit"
fortes y farsantes.
Pero sin detenernos mas tiempo en un punto con-
tra el que no puede alegarse razón alguna , qual es
el respeto que se debe á la vejez, veamos si en
efecto es tan desgraciada qual generalmente nos !o
imaginamos; si no se compensan sus inconvenientes
con otras ventajas ; y si la providencia , á la que
algunps blasfemos acusan con tanta ligereza como
ingratitud , ha privado realmente al invierno de
nuestra vida de todo agrado y placer.
Yo sostengo que su bondad admirable ha derra-
mado flores para todas las estaciones de la vida , y
basta con que tengamos un poco de reflexión y jui-
cio para conocerlas bien y cogerlas á tiempo, pues
no debemos buscar violetas en verano, ni claveles
en invierno: cada cosa tiene su tiempo y con ra-
zón se dixo , que el que no tenia el genio correspon-
diente á su edad, sufrió todas las de'gracias de ella.
Igualmente ridículos son un Catón de veinte
años, que un Adonis de cincuenta: debemos mirar
como nos vamos envejeciendo , procurar hacer solo
lo que conviene á la época de la vida en que nos
hallamos, y no olvidar h s alteraciones que el tiem-
po produce en nosotros j y qiie tan pronto adverti-
mos en ios demus,
De la vejeít. xoi
Debemos huir de la ridiculez en que cayó aque-
lla monuela que nos pinta Labruyere ^ la qual mira
el tiempo y los oHos solo como cierta desf^racia que cu-
bre de arruffas y afea á las demás mugeres; y ella se
olvida de que en su rostro se lee su edad^ y que los
adornos que hermosean á la mocedad descubnn las
faltas de la vejez: sus dengues y melindres la acampa-
flan en el dolor y la fiebre , y muere engalanada con
cintas de color de rosa.
Se acusa á la vejez de que nos priva dé los pla-
ceres, nos aleja de los nefocíot, y nos acerca á ¡a muer-
te i y sin necesidad añade Cicerón otro cargo , pues
que se comprende en los anteriores y y es el de dibi-
litar nuestro cuerpo.
Responderemos con ¿1 y en pocas palabras:
primero , que calma, pero no destruye las pasiones:
de los placeres, solo nos hace perder su exceso. Tie-
ne el anciano menos amor y mas amistad: escribe
menos y juzga mejor : no corre, pero se pasea: no
disputa, pero razona : no es tnarinero, mas si pilo-
to: aconseja , si no combate: en lugar de aprender
cosas nuevas, enseña las antiguas, y la esperanza que
le guiaba en la tierra se convierte blandamente acia
los cielos I su razón recibe aplausos mas duraderos
que los que se tributaban á su bella figura; y el
fruto que dá es mas buscado que la ñor de su pri-
mavera.
El alejarse de los negocios tampoco es una acu-
sación fundada : ademas que podría disputarse si
es un bien 6 un mal , y si quando uno está seguro
en un puerto, deberá echar menos las borrascas de
la vida.
Pero ademas de esto podemos citar muy memo-
rables exemplos que prueban que la vejez nft sicm-
'°2 Miscelánea.,

antiguos a Néstor orapulo del ex¿rcito griego: Fa-


^ - ^ Q , r o « firmes columnas de Roma; lófoL] que
L Ir c " ' " . ^"«* Pi-od"" el mayor entusias-
&>lon dando leyes 4 su patria: y entre los moder-
Z.^V ; u'.'''""*^°'" "° ^^"^'" í ^» "«cil'er del
en í W \ " ° ^ ' ° ' consejos, firme y respetable
en el destierro; a Fcrd.nVo // adornando su vejez
con bélicos laureles y con palmas literarias; y á
Fontenelle, después de un siglo de triunfos, ale-
grando aun a las musas francesas.
Pero me dirá alguno, lo que horroriza en la ve-
jez es ]a muerte. La muerte.' ¿pero no es el fin de
odo la universal suerte? ¿No se muere en todas
las edades? En Jas demás estaciof>?$ de la vida cae
uno en la muertp como en un precipicio; y después
de doce ó quince lustros se encamina acia ella por
suave baxada. Quando somos jóvenes, cf como si
se nos robase la vida: quando viejos, como si pagá-
semos una deuda. Nuestros sentidos ya torpes sien-
ten menos esta separación, á la que nos han ido
acostumbrando nuestras dolencias. Nuestro cuerpo
«•s cono una casa que el tiempo arruina poco á po-
co para que salgamos de ella con menos ppna. El
Joven corre acia la muerte, que sale á recibir al
viejo.
Pienso como Séneca que decia; no encuentro en
mi nada que sea viejo sino los vicios: en quitando es~
te peso a mt alma, ya está gozosa , porque ya no tie-
ne casí nada que la sea común con el cuerpo: vuela li-
bre y sin cadenas , y se cree en la flor de su mocedad.
No hay que dudarlo, son injustas todas esas
acusaciones que se hacen á Ja última de nuestras
De la vejez. 103
edades, y nacen de un juicio falso y de lin corazón
ingrato. En esta vida los bienes y los males andan
mezclados, y viene á ser como un quadro en el que
la luz está siempre al lado de las sombras.
La vejez regañona nace de una mocedad mal
aprovechada. La vejez saha que termina juiciosa
vida , es un buen fruto en su madurez.
Quejámonos de lo qUe «I tie mpo nos roba; pero
yo no veo que la vejez apague la compasión, ni en-
fríe la amistad: no nO<; priva ni del deseo de ser es-
timados , ni de la afícion á las buenas letras , ni del
placer de instructiva y útil conversación : solo nos
enfada de loque no debemos amar.
Si creemos á algunas personas, no hay cosa peor
que el dictado de viejo, pues solo lo nuevo y joven
es bueno; pero bien se les podrá obligar á conve-
nir en que aun son los mejores los libros viejos: que
una amistad antigua es nías fírme que una nueva:
que no hay cosa que mas nos enternezca que los
monumentos y los árboles antiguos. Se respeta mas
una costumbre atitigua que una ley nueva, / los ma-
les antiguos son los que mas fácilmente se sufren.
Siempre se preferirá el vino añejo al nuevo ^ y ca*-
si tanto agrada la sencillez del letiguage antiguo,
como la gracia en el hablar de la infancia.
Muchas veces en mi mocedad dexaba la com-
))afHa de lasflfiáshermosas damas, por gozar de la
instructiva conversación de algunas señoras ancia-
nas , las quales me hacian olvidar mas bien el tiem>
po llenándole mejor.
La antigua condesa de Romanzof, en Rusia, me
agradaba por su memoria , viveza , y buena con-
versación. Habia visto levantar la primera casa de
Petersburgo , y observado el paso de los rusos de la
104 Miscelánea.
barbarie á la civilizacioa: daba á entender que Pe-
dro el .grande la había amado, y que no le había
escuchado coa desagrado. Hablándome de sus via-
ges, me hacia asistir k tos banquetes de M.^ de Main-
tenon y de Luis XIV2 eotraba con ella en el pave-
ilon de Marlboroughy y la acompasaba á la corte
de la reyna Ana: em como una historia viva, y ai
yo me cansaba de «scudurla, ni ella de hablar. (Se
concluirá.)

Núríciat literartat.
Un ioglesque se haUa actualmente en Egipto, escribe que
se ha logrado sacar de mtrt las ruinas de Tebas el busto color
sal de Memnon , el qu^l lo han embarcado en Alexandría pa-
ra llevarlo á Malta y de allí á Inglaterra para colocarlo en el
museo británico. PÚa 28.000 quintales, según dicen : es efe
una sola piedra de granito, la oafaeaa de color de carne^ y lo
deiiiiis ceniciento. La misiaa persona que escribe, ha hecho va-
rias excavaciones, y ha deccublérto una fila ne esfinges de
mármol negro , que tiMeo cu^po de mliger y cabeza de leen.
Ja escultura es excdcMe, y autchaa de estas esfinges están
completas; y tambiM «na estatua que ha hallado de Júpiter,
de mármol blanco* Eme viajero , detpues de haber llevado e,I
busto de Memnon á AJekaodr*», ha vúeho i Tebas, y en otras
excavaciones ha halla4#jaa<tei<ÉHiia xabeaa ookxai de Osi-
ris, y uno de sus braMf que tiése «ue'fmii|MaM(o< Oespues
de tres semanas de trabajo se ha logrado ateMppMMi^ de
yWjljftnplo que contiea* catorce (alones, en lOt $ » S w » ÍM-
'WHftmbo estatuas é» treinta pies de alto, de pie, y muy
bieO'lMKvacldS, y otraa quatroeocl santuario. Las paredes
estaban«tt«rtas de geroglíficos. Tam|>iea se ha sacado lu»
estatua pequefia dé JiipÍMer^q«f«e bailaba eo un gran vestíbu-
lo , y dos leones coaflHáat í^lxiey, y las quales s« llera-
rao á lüglaterra.
Núm. XXXVIII. MINERVA. ipdeMaízo.

Concluye el articulo comenzado en el número


i anterUiu

- No es posible-hallar en todas, las^ cortfes de Eu*


i;ppa un joven tan amable c6fflo el princi|>eidcLig->
ne lo era á-los. ochenta años -de su edad. Nida-^ iu-»
bis envejecido«tt aquel frecio&o vaso : todo secón-,
servaba fresco y nuevo: au corazón se habiar> que-
dado en los veinte años,y. y su talento en los trein-
ta.'Toda su vi<U no fué mas que. una larga mo-
cedad.
Así, pues, vemos que hay ciertos honbresr
privilegiados^ como ciertQSr-climas^yen los que rey-
Da perpetua ¡primavera; y su felis vejez se parece
• las islas Fortunatas , cuyús árboles siempre ver-
des -dan á «0 mismo tiempo, hojas , flores, y frutos.
.: Pudiera creerse que klwjeX debilitándolos!ór-
ganos , disminuyese el valor,; pero la experiencia
prueba lo contrarió ,potqurcomo; dice unantiguo^
una larga vida.nas'emeiia.ácdespr.eciar la muerte.
Tiene uno roepos pena en .dexar placeres que
por tan poco tiempo, han de durar , y fácil es des-
preciar pérdidas pequeñas. Un dia de batalla los
soldados veteranos se burlan de las grandes espe-
ninzas de los visónos 4 y les dicen, ante el cañón
todos somos de- una misma edad.
Quando los atenienses temblaban y callaban de-
lante de la guardia del tirano Piústrato, el ancia-
no Solón era eránico que se atrevía á hacerla fren-
te , defendiendo la moribunda libertad de la patria.
TOM. XI. 14
io6 .^Miscelánea. •' - ^(A
Un ateniense l e preguütó quien le rn'spírabá^'añta
audacia , y él le contexto, mi vejez.
Al fin de nuestra carrera conocemos ^ue un buen
morir va/e rnoí que ••wPttWfiwciV." :•-':'. »
Muchos creen que.^nuestra vida e$ depiasiado
larga ; y en efecto , así debemos creerlo , conside-
rando que su fín, quando es bueno es el principio
dvíla Verdadera dicha;: ¡^we ierririo'j'dieen algu-
IM^»,: atta~rnas kifi^avida para iolo vivir ífesfiroff.
coni¿r.^jeber ^ y ver gentes ^i Se necesita llanto ti&n*:
pQ.fara haberlo visto-i wbido, y gozado todo i }^/en>
fM). se. cansará de hacer siettipre lo mismo i ^ estotto
&s fastidioso t á lo menot ei superfiíto',:.
' BiejQ sabido es.quaato apego tienen muchos vie>
jos á la vida, porque les es como un hábiio dtíífao
no.puedk'n'deshacecw^ pdfoeste mismo amor á-'la vi-
da , prueba evidentemattte que hasta el-áhitno íns-
tatue el placer del vivir nos afixa á e)la. i
No solo gota la vejt* del tiempo presente, sin©
que también está haciendo siempre planes pai-a t t
veüide'ro^ ni te borles de sus esperanzas , pues po-
drá responderte CQnei anciano de LarFontaiiie».
Jkberáame mis nietos est» agradable sombra , porqatf
no debe prohibirse ai súbio que traben tn bctKficio
de otroyy esto misino es un fruto qmt totora gozo, que
tal ve&gozaré mañana y^Mlguiioi ctias< mas, y en fin
mwhas veces podré ver la aurora.alianbroudo tu st-»
pulcro. , . >
.
Este placer no lo conoce el egoist», y por io
tanto pasa una vejez muy triste: no tiene ni rofn^:
pañero, ni heredero , ni esperanza..Llena solo y
torpemente el estrecho círculo de su vida, qnal el-
caracol su Conchita. Para él lo pasado es un vacío>
lo presente un desierto, y lo venidero la nada.
De ¡(t vejei. 107
' También sé yo muy bien que se ericuentrao
viejos insufribles por su caduca vanidad , su fasti-
diosa charla ,' y su mal humor : llenos de avaricia,
temiendo siempre la muerte , porque están como
amancebados con la vida. jPero no encontramos
muchísimos jóvenes con los mismos defectos? Los
extrañáis mas en los viejos, porque los esperáis me-
nos: sus canas os prometían la sabiduría , y sus pa-
labras os manifíestan la locura: muchos hombres no
son mas que niños viejos.
La vida es un viage: pocos viageros sacan de
ella una instru'ccion útil; la mayor parte solo'han
visto postas , posadas , bayles , comedias y diver-
siones.
Sin saberlo, prestamos todos el debido homena-
ffi á la vejez, alabando los tiempos pasados á costa
tle los présbites. Los errores y locuras de nuestra
inocedad se postran respetuosamente ante la memo-
ria de las lecciones y exemplos de nuestros ancianos
padres; y tal vez solo se nos ha ocurrido ia idea
de la edad de oro, por acordarnos de aquellos tiem-
pos en que nuestra mocedad escuchaba los sanos y
•puros preceptos de la vejez.
Creo poder afirmar, sin que se me acuse de para»
doxa, que quando la vejez no es loca, y semejante
á una segunda infancia , que de las quatro edades
de la vida la última es la mas feliz, porque respe-
ta mas á la divinidad, y de continuo piensa en ella.
El anciano virtuoso está mas cerca del cielo que
de la tierra; y la inmortalidad del alma es en él
el consuelo de la muerte de los sentidos. Así decía
muy bien á sus hijos el anciano Ciro, cercano al
sepulcro, que ya no veía su trono en Babilonia, sino
en la morada de Oromase 5 y de toda su pasada
loB ^ Miscelánea,
gloria el único recuerdo que le consolaba, era el de
sus virtudes. / :.
Todos los sabios antiguos y modernos convie-
nen en que el único medio que el hombre tiene pa-
ra lograr la dicha , consiste en la moderación , y
tal es el resultado de su filosofía. Pues bien, mien-
tras ellos se esfuerzan en conducirnos á esta virtud,
que evita todo brillo, templa los deseos, y calma
las pasiones, la vejez lo hace naturalmente todo
esto.
¿Habia entre los sabios de la Grecia un mode-
lo mas perfecto de razón y felicidad que el venera-
ble DMCÍJ, que cultivaba en paz-las letras y sus he-
redades enmedio de las tempestades de la Europa,
y el qual permanecía sosegado, virtuoso, compasi-
v o , y amable entre el choque de las pasiones, los
desórdenes del vicio y el trastorno de ios imperios?
y de él con mucha razón podría decirse lo si-
guiente.
Soberüno de sus pasiones, tiene quanto desea*, su
fértil heredad es su reducido imperio: la cabana iii
palaao: ¡as tierras y huertos sus provincias i y sin en-
vidiar la pompa de los príncipes, se contenta con ver-
los retratados en tu sala.
109

LITERATURA FRANCESA.
MEDICINA.

Elementos de Pathologia general


por A. F, Chommel.

s. íe cree comunmente, dicen los periódicos france»


ses al dar razón de esta obra, que las didácticas
solo los sabios la pueden leer , y es un error , pues
siempre hay en los tratados científicos una parte de
la qual pueden juzgar todos los hombres sensatos,
con tal que tengan algunas nociones elementales de
la materia de que se trata. La lógica es'la regula-
dora de todas las producciones del ingenio humano,
y aun de las poéticas, siendo indispensabk en las
' ciencias; y así entre dos médicos que lleven una-
Opinión contraria, aquel será mejor, que mejor ló-
gica tenga; y por lo tanto debe darse la preferen-
cia á Mr. Chommel, porque expone los hechos coa
tal claridad, son tan concluyentes sus oonseqüen»
cías , tan exactos sus raciocinios, que el que lee U
obra la entiende como si fuese médico.
Y con este motivo conviene advertir aquí para
inteligencia de los que no soü facultativos, que no
se debe confundir la pathologia general con Ja espe-
cial , pues la primera considera las enfermedades,
comprendiendo en una misma clase todas, las que
presentan fenómenos semejantes, y la seguhdacom-
prende todas las enfermedades igualmeate, coAside>
rándolas , por decirlo así , unas después de otras,
y representándolas con sus caracteres propios.
Entre las innumerables observaciones que coo~
lio Medicina,
tiene esta obra , escogeremos aquellas que mas fá-
cJlmcáte pueden entender todos los lectores; Hay
una verdad que los médicos conocen , y que muchos
que no lo son ignoran. Las diferentes edades influ-
yen de un modo positivo en el principal asiento de
las enfermedades. En la infancia lo es la cabeza, en
la mocedad el pecho, en la edad viril el vientre,
y en la vejez las enfermedades , sin dexarse de sen-
tir en el vientre, vuelven á acometer la cabeza.
Ved ahora un saludable consejo, del qual es
muy de temer no sepan aprovecharse nuestras peti-
metras. El trage que ahora es de moda, ha hecho
mas común entre las mugeres la tisis pulmonar, y
en esto están de acuerdo los mejores médicos ; por
lo tanto ci nuestras petimetras no llevasen descubier-
tos el pecho, espaldas, y brazos, no seria por res-
peto- á Hipócrates, sino por obedecer á Ja moda
que asi se lo mandase.
Hace mas de medio siglo que Tissot se declaró
cotitra los remedios llamados de precaución; y sin
embargo, muchas personas siguen tomando en cier-
tas estaciones y circunstancias, vomitivos y purgas;
y Mr, Chommel asegura también que estos reme-
dios asi tomados, mas bien dañan á los intestinos
que no precaven sus males.
Quando podáis debéis preferir el médico que
06 haya conocido en estado de salud, pues con tan-
ta mas seguridad juzgará de los síntomas de vues-
tra enfermedad, quanto mejor conozca vuestra uso-
nooiía, hábitos, y voz.
Las personas que se alimentan exclusivamente
de vegetales, pocas veces pueden resistir á las en-
fermedades agudas que padecen al mudar de ali-
mentos.
Medicmu. ^ iii
- Laj clasificaciones no sort indispensables en ct
estudio de la patholdgia , durante mucho tiempo no
las haliabido, y no es seguro el que hayan tenido
alguna Inftuencia on los .progresos del arte. Per*
como esta es ia época deiasclaíifícacióties, á mu-
chos parecerá arrojada está jpropo&ícloo*
-'•'•>!.•

Remedio contra eí gorgojo.


Un hacendado del departamento del Gard , en Frandt,
habiendo cubierto castwinieBte-flwmrontones de trigo con ra-
mas de saúco, advirtiú con sorpresa al otro dia que hablan
duaparecido^ todos .los gorgjjjj^,, siij quedar .rastro al|(iH><)>' de
élíios é¿ raS'pátedesf: habiendo fép«tTd<í'títá'^ini$iilí'rtpefhn-
cia por. muchos años.seguidos, ha tenido el iDi$n>Q ,f«liz retOil-
tado jy'por'lo tanto la publicamos aqut en beneficio de. los
l^^rid$re{>.,-ii)uiene5 es sumamente tücil el f ' ^ ( i l l s i v s i ^ 6 i
les en extremo útil »i. obtienen tan favorables efectos.

J^áriedaaet,
'I«^iijtiiñas noticiasteis' 1^1^' de Otaiti ^ dieei; i\vá la /e*
ligion Cristian^ está actualmente extendida en.toda^lla y \%
¿e-EiiHW.'El \fi Poitíarré hi éÜVÍiido'á'l6$'MW¿ntt*s rodo*
«US dioses doméstico», diciéndoles qu^ pcx^iaa ^ueusrlot.é
llevarlo' í Inglaterra , para'qiié l'ós'ingteses vtMén'quin tidW
^u^oí 4Í9.sp* l«btan adorado. |»si!j^«>toncei.iyii I«'-1)M1 ,e4i£-
cado algunas iglesias y se han repartido i los tiaturales <IM-*
trccientií Mblia».
\. . ..., ' s ,'.',—, ," ,, .,..,
' * '^"'' ' Parft ii'de'feBrero. •• "
L « s donaciones y legados hechos á las fábrícjVy temitá?^
rjos , y establecimientos religiosos en toda Francia en el afi^
pasado de 1 8 1 7 , ascienden á la cantidad de 1.45(^.001 franco*:
reunida esta suma i. la de 1 . 1 0 5 . 7 3 8 francos á que aseiendefl
loü legados hechos á los hospicios y establecimientos d e c a r i -
dad , forman un total de 3 . 5 6 1 . 7 4 0 fraiicos.
Lóffdres 14 de febrero.
Un suceso extrsiordinario y funesto ocupa actualmente á
toda esta ciudad. Sir Ricardo Croit, célebre comadrón, había
lia J^Mtkdadés.
dad9 ilespUbs de la desgraciada muerte dt la pHnéesa Carlo-
ta á cuyo parlo asistió, señaies de tener perdida ia cabeza.
l*ero aun continuaba e.xercípridó su arte , y üitlmameate fué
Ñamado para isiétir á la señora Thakercy, la íque tuvo un
^ r t a muy' difícil,-pero del quO'salió bien. £ l doctor CtaS
había perdjdq toda esperanzar de «alvaria , y h^biéndqsfl reti-
rado á cosa demedia nochie á un q^uarto que le tenían dispues-
to para que dúscafisasoí,- qoaiidfó-crttian las geiicés dt: ik Casa
que estaría durmiendo y necesitaron dispertarle , le hallaron
muerto, y toda la cabeza espantosamente estropeada con dos
pistoletazos que se iiabia tirado, teniendo aun las pistolas en
la mano.

NOTA. "í^w el núméiy siguiente cpncl't^e ííL,


suifScripcioH á este jrhhestfei, ¡o que 'seadvier-
teiá los señores subscriptores, para qúe^ttcudiéh^
do con'fiempo á rlendvdr sus subscripciones^ no
experimenten atraso en el recibo de sus quader-
ms^ El prgfiia de^a subsoripeion es de aó rea-
Us',cadfLÍxMistr^, icinto fn Madrid quanto en
hs prúvinads^. los núr^erp'syueltos s^ /uendeñ á
dos reales vada uno^ylos'tomos y tratados al
precio qué indica el catalogo que .se distribi^e
gratis en la librería di Escribqno.t calle de las
Carretas.
Núm. XXXIX. MINERVA. 26 de Marzo.

MISCELÁNEA.
De la embriaguez.

lucho mal y mucho bien se ha dicho del vino


y también de la embriaguez que resulta del abuso
de la bebida de este licor li otro de ios espirimo-
sos. Los filósofos declamaron contra ella, la cele-
braron y cantaron los poetas, y la divinizó el gen-
tilísimo; pero los mahometanos prohiben absoluta-
mente el licor de Baco.
Dice Horacio que los dioses sentados en el en-
cumbrado Olimpo Se embriagaban de néctar, j de-
xaban que la naturaleza y el hado gobernasen el
mundo.
Nuestra religión guarda un medio entre estos
dos extremos , pues permite ti uso del vino y pro-
hibe su abuso, declarando como pecaminosa la bor-
rachera que embrutece al hombre, le hace perder
la razón , y ie dispone á todos los excesos y crí-
menes.
Distinguiretnos, pues, el uso del abuso del vi-
no , y trataremos con menos ri^or á aquella suave
embriaguez que no hace mas que avivar los senti-
dos , dar á todos los objetos un colorido brillante y
risueño, y aumentar nuestras fuerzas físicas y mo-
rales. Así, pues, si el borracho delinque gravefircn-
t e , ligera es la culpa del bebedor contenido > de-
licado que conserva libre el uso de sus sentidos.
Gon esto pueden en beneficio de la industria y
riqueza de las provincias, cubrirse de verdes pám-
panos las colittas y vegas de Valdepeñas, laS dila-
TüM. XI. if
114 Miscelánea.
tadas del robusto suelo aragonés, las del feliz cli>
ma de la hermosísima Málaga , y las doradas del
noble Xerez; y la vendimia preparar la alegría que
vence en largas noches á la obscuridad y tristeza del
rudo invierno. Pero los picaros moros usan sosas
bebidas, que sin hacerlos buenos los hace taciturnos
y melancólicos.
Lo mismo sucede con la embriaguez que con
el amor , el deseo de fama y nombradla , y demás
pasiones , pues las conceptúo necesarias á la vida, y
solo es dañoso y reprehensible su abuso. Miremos á
las inclinaciones y gustos como á los diferentes
vientos en el mar, pues sin ellos la nave de la vi-
da queda en calma y no navega, y solo ellos la ha-
cen caminar plácida y suavemente; pero si se coa-
vierten en huracanes y borrascas, rompen la nave y
la hacen naufragar.
Permítaseme, pues , distinguir aquí la modera-
da embriaguez de la completa borrachera , y vere-
mos con quanta razón , decia Plutarco, que la bor-
rachera le parecía un muy grosero y brutal vicio y y
aquel en que menos parte tenia el alma.
Uno de los mejores reyes de Francia, en modera-
da alegría, formalmente pensaba en los medios de
hacer que todos sus vasallos pudiesen comer una bue*
na polla todos los domingos.
Borracho como un cuero Alexandro, toma un
acbon con trémula mano , y siguiendo los vacilantes
pasos de la impúdica Thais, pone fuego á Pers^-
polis: en su furor asesina á su amigo Clito, y aca-
ba su imperio y su vida en una francachela, soplan*
dose por diez veces seguidas el gran tazón de Hér-
cules, que cabía muchas azumbres.
Vergüenza dá á veces el ser hombre, coaside-
T>e la embriaguez. 115
rando que muchos reyes de Persia hacían alarde de
haber bebido mas vino que ninguno de sus vasallos,
y tan extraña proeza la hacían grabar en sus sepul-
cros. Aborrezcamos, pues, esta embriaguez que con-
vierte al hombre en un bruto mayor que las mas
estúpidas bestias ; pero disimulemos una ligera em-
briaguez. Celebremos á Baco, padre de la alegría,
de la franqueza , y de las festivas canciones; pero"
huyamos de tan necia deidad quando nos quiere se-
mejar á aquellas furiosas bacantes que despedazaron
á Orfeo.
No siempre se place en trastornar tan funesta-
mente á sus amadores, y si se le puede acusar de
haber hecho que los Lapitas terminasen su banque-
te con furiosa lucha , también preside á los alegres
festines en que brilla la naturalidad alemana , la
cordialidad suiza, y sobre todo la alegría francesa,
haciendo que en los días festivos los pobres artesa-
nos olviden las penas y trabajos de la semana.
Mi opinión es, de que en todo guardemos mo-
deración , pues el precepto del sabio es q\ie nada de
mai, y debido es no beber hasta emborracharse. Pero
yo quiero tratar ahora de cosas de mayor ínteres.
Es la embriaguez un arrebato ó exaltación que
dá muy fuerte colorido á los objetos, perturba la
razón, acalora el ánimo, y á veces hace que titu-
bee nuestra alma qual nuestro cuerpo. Ni es solo el
vino el que produce esta embriaguez , pues la pro-
ducen todos los deseos, todas las pasiones exalta-
das; y aun creo que la embriaguez del vino, á pe-
sar de los daños que consigo trae , es menos peli-
grosa que la de las pasiones; y me parece que todos
convendrán conmigo en que es mas corta, pues que
en pocas horas se pasa , y las otras suelen durar to-
ii6 Miscelánea.
di la vida; y también joiivendremos en que no ei
tan general, pues hay muchas personas que no b e -
ben vino, y la mayor pnrte bebe sin emborracharse,
quando todos l.>s filósofos os dirán con Aristóteles
qitc' ninguna alma está libre de ¿mhriapiez.
Tal ve¿dirá alguno que exagero, comparando has-
ta este punto.la parte moral con la parte fisica del
hombre, y el delirio de las pasiones con la verda-
dera embriaguez ; pero yo le probaré que nada r e -
c a r g o , y que mi comparación es muy exacta.
Y si no aquí tenéis á ese galanzete llamadoCleon,
y irirad quán alterada tiene la vista, quán enarde-
cido el r o s t r o , y como anda trémulo, pues ni aun
ve el camino que lleva, ni nada de lo que le rodea,
y con quanto halla al paso torpemente tropieza.
Ya ríe , ya canta, y brilla el gozo en todas sus
facciones; por manera que diríamos que dueño es
de todos los placeres y bienes de la vida.
Pero de súbito se encapota su frente, y párase
ceñudo , levántasele el pecho, y lanza rápidos sus-
piros sin que pueda h.iblar clara y distintamente.
Y luego á poco se extremcce , y j u r a , y ame-
n a z a , y furioso g r i t a , lleva la mano á la espada
qual si fuese á sacrificar una víctima á su denoda-
da cólera. De repente se pone p á l i d o , y p a r a , y t i -
tubea : parece abatido , tristemente clava los ojos en
el cielo , lleva la mano al corazón que con fuerza
late , y bañan sus mexillas ardientes lágrimas.
En esto advierte que un anciano ha sa'ido de la
casa de al lado , y que un poquito se abre una ven-
tana , y Cleon se acerca y echa á r e í r , y brinca
de contento. Apresuradamente entra en la c a s a , en
la que apenas está un momento, y sale mas ligero
que un rayo.
De ¡a emhriaguez. 117
jQuien duda ahora que Cleon esté ó loco 6 bor-
racho* Pues os engañáis por cierto, que yo sin ser
tan hábil como el doctor Erasistruto , que tan bien
acertó con la enfermedad de Antioco , veo muy
claramente por todos sus síntomas, que la embria-
guez de Cleon no es ni mas ni menos que la del
amor que sucesivamente produce en él el delirio de
la esperanza , los zelos de la dicha y del temor.
Borracho está como Páris, como Aquiles, como
Antonio, y como el desgraciado Verther ; y ha-
biendo perdido de todo punto el uso de la razón,
capaz es en su borrachera de matar á su propio ami-
go, y al que en su misma casa le hospeda ^ y sacri-
ficar á su furiosa pasión su patria , sus obligaciones,
su familia y su honor.
¿Y que diferencia halláis ahora entre los efec-
tos de la cólera , del odio , de la venganza , y los
del vino? ¿Son en verdad mas locos los Centauros
que unos á otros se matan , que los facciosos que
bárbaramente se despedazan?
¿Y eran mas feroces las bacantes , que aquella
Cleopatra que asesina á sy hijo y á su marido; que
aquella Laodicea que hace degollar á su rival que
la disputaba el trono?
Ese soldadote que en su báquico furor derriba
las mesas, rompe los cántaros, y vé correr á un
tiempo el vino y la sangre de los infelices convida-
dos á quienes hirió y derribó en tierra, ¿noes, aun-
que furioso y bárbaro, menos aún que aquel Aní-
bal , el qual si hemos de creer á Plutarco, viendo
después de la batalla deTrasimeno unos grandes fo-
sos llenos de humana sangre, se recreaba y alegra-
ba de ello?
Esos borrachos loquaces y regañones que des-
ii8 Miscelánea.
atinan hablando de paz y guerra, que disputan con
sus vecinos, se encamorran con quantos pasan, rom-
pen las botellas quando están vacías, y andan á
golpes con las esquinas de la$ calles , porque les es-
torban el paso, ¿no vuelven mas pronto en sí que
aquellos otros á quienes embriaga el deseo de ven-
ganza y el espíritu de partido, que se pelean con
quantos no deliran como ellos, aborrecen, provo-
can , hieren á sus convecinos, á sus parientes y ami-
gos , se irritan contra los buenos principios que les
oponen?
¿Quien ignora que la insaciable sed del oro hace
cometer mas delitos , locuras, y necedades que la
afición al vino? Pero sin detenernos ahora á averi-
guar qual de estas dos pasiones es mas peligrosa, y
qual de estos dos vicios mas funesto, que no creo
que se decidiese á favor de la avaricia , podremos á
lo menos decir que la embriaguez de Baco es me-
nos contraria á la razón. Quanto uno mas bebe, mas
quiere beber ; y quanto mas dinero tiene mas quie-
re tener ;-y en esto el avaro y el borracho muy bien
convienen: pero tengo por mas sensato á pste últi-
mo, pues si llena su bodega , también la vacia por
regalarse de ella ; mas el avaro amontona , y triste-
mente esconde su o r o , sin disfrutarlo nada.
Y también preferirá yo aquel jovial epicúreo
que empinando el vaso, se c r e e , no el primero,
roas sí el mas feliz de los mortales; que francamente
se aplaude de su salud que el vino fortifica; de su
valor que crece con el suave mosto ; de las jocosas
letrillas que le inspira Baco, y que con corazón
enternecido ama á todo el mundo, y cree que todo
el mtindo le ama ; y ciertamente que le preferiré á
ese hombrecillo hinchado y como beodo de amor
De la embriaguez. 119
propio, que se cree el primero entre los hombres,
porque ha hecho algunas coplillas.
Pasmaos de Sus arqueadas cejas, de sus presun-
tuosas miradas , de su tono despreciador, de su bur-
lona sonrisa: tiene en menos á quantos leen sus obras
y no las admiran: aborrece y maltrata á todo autor
que logra aplausos: y aun se compadece de su siglo
que ni le conoce , ni estima: se enfurece contra
los que le critican, y siempre está borracho con el
incienso, que á sí mismo se tributa.
Si por rara casualidad se representa alguno de
sus dramas , pasea las calles para tener el gusto de
leer su nombre impreso en carteles, y quando vé al -
gun aficionado que se para á leerlos, se acerca y
dice en alta voz: \Ola! ¡ con que hoy se representa
esa famosa comedial obra maestra es por cierto, qu^
el autor es de los mayores ingenios ^ y no es posibl¿
faltar á ella.
Pues bien , este tan singular personage, aunque
DO ha bebido mas que el agua de Hipocrene, ¿no
os parece que está bien^ borracho, qual si hubiese
trasegado á su vientre una cuba de XerezS (Se con-
cluirá»)

Necrología.

£1 rey de Suecia Carlos XIII, que acaba de morir, tenis


tesenta y nueve alíos y quatro meses: ascendió al solio en
1 8 0 9 , y ba reynado nueve afios j y ya había gobernado la
Suecia, como tutor de Gustavo IV , desde 179a hasta 1798.
£1 principe real de Suecia , elegido por los estados del reyno
en «I de agosto de i S i o , tiene actualmente 53 afíos de edad;'
£1 principe Osear , duque de Sudermania, que será ahora
principe real de Suecia , tiene diez y nueve años de edad.
I20

NOTA. Con este número concluye la subscripción al


tercer trimestre, y queda abierta la del quarto , lo que se
advierte á los señores subscriptores para que acudiendo con
tiempo á renovarla, no experimenten atraso en el recibo de
sus quadernos. Se publica por ahora el jueves de cada se-
mana , y consta de pliego y medio de marca mayor cada nú-
mero, que se vende suelto á dos reales. El precio de la subs-
cripción es de 26 reales cada trimestre, recibiéndolos los
subscriptores en Madrid en sus casas, y los de fuera por el
correo, siendo de su cuenta el medio porte, que según rea-
les órdenes deben solo pagar los impresos. Se admiten lat
subscripciones en Madrid en la librería de Escribano , ca-
lle de las Carretas: en Valladolid en la de la viuda é hijos
de Santander: en Salamanca en la de Barco; en Zamora en
la de frailecillo: en Zaragoza en la de Pardo: en Barcelo-
na en la de Brussi: en Cádiz en la de Picardo, calle de la
Carne: en Sevilla en la de Hidalgo y Compañía: en Bada-
joz en la de Giral: en Jaén en la de Carrion i en Murcia
en la de Eenedita: en Vitoria en la de Barrio: en Pamplo-
na en la de Longás : en la Coruña en la de Iglesias: en
Málaga en la de Carreras: en Bilbao en la de García: en
Santander en la de Riesgo.
Como algunos subscriptores deben tener incompletos los
nuevos tratados de esta obra , por no haber comenzado su
subscripción con ella, se advierte que hay de venta en Ma-
drid colecciones de los trimestres que van publicados ; y á
las provincias se remitirán avisando por medio de los li-
breros donde se admiten las subscripciones.
Los tomos y tratados anteriores se venden sueltos y por
colecciones en los términos que indica el catálogo que se
distribuye gratis en la librería de Escribano, calle de ¡as
Carretas,
Núm. XL. M I N E k V A . 9 de Abril de 1818.

TRIMESTRE QÜARTO.

Concluye el artículo comenzado en el número


anterior.

Aborrecen las damas al vino, y yo que las res-


peto , no iré ahora á comparar su querido mirto
con el pámpano y la yedra de Anacreonte ; pero
me ^permitirán no obstante, el creer que á veces
qiial nosotros, pierden de todo punto el seso. A
muchas coquetuelas he visto borrachas de sus triun-
fos, qual á los conquistadores embriagan sus victo-
rias , que ni ellas tienen mas compasión de sus riVa-
les, que ellos de los suyos; y á Veces qual ellos, han
excitado las disputas de los reyes, alborotado los
pueblos, y abrasado en guerras la tierra. Comen'^
zando por Eva , siguiendo luego por Elena, Cle<^
patra, y muchas roas, jquantas necedades y lócu*
ras no nos han hecho cometer? y por este lado las
creo tan ingenuas, que no dexarán de convenir en
que embriagáirdonos , también se embriagan.
Pregúntase vulgarmente cómo un hombre tiene
el vino; y dícese de unos que lo tienen padflco, y
de otros que alborotado: éste triste, y aquél alegre':
y la misma pregunta podria hacerse en quanto al
amor propio, que nos produce muchos géneros de
embriaguez.
Hay amor propio ingenuo, confiado y alegre,
y otro turbulento y feroz; y qual es envidioso y
disputador. '
Entre todos los borrachos, aquel es mas temi*
TüM. XI. /"^^^^^ '6
laa Miscelánea.
ble que en lugar de colorado se pone pálido, que
en lugar de alegrarse se entristece , que se enfada
de que otros se alegren, y que busca rencillas y
camorras con quantos encuentra. {Y el envidioso
no se parece á esta especie de borrachos? Observad
su palidez, su tristeza, sus sombrías y ardientes mi-
radas: le afea la hermosura de los demás, le en*
flaqueze la robustez de ios otros, y le enfada y en-
furece el ver un rostro alegre \ por lo que con ra-
zón dixo Heráclito, ni^e los envidiosos son como los
perros.que ladran hasta á los que no conocen.
También el miedo trastorna nuestra razón qual
el vino, pero este redobla nuestro valor y nos ocul-
ta el peligro; y la embriaguez del miedo, la mas
necia de todas las pasiones, nos atormenta con pe-
ligros imaginarios, y como dice Montaña, á veces
nos hace morir de miedo de la muerte y qual aquel
Midas que se envenenó atemorizado de un sueño
que trastornó su imaginación, ó como Aristodemo
que se mató á si mismo espantado por unos perroit
y lobos que ahuilaban en derredor de sus altares do-
mésticos.
,No hay ningún licor por bueno y sano,que sea,
cuyo abuso no nos dañe y lleve á los mayores exce-
sos. Pues también las pasiones mas nobles nos em-
briagan y nos arman contra nuestros semejantes , ó
contra nosotros mismos, quando no l<ts sabemos mo-
derar.
Por exaltado amor á la libertad, los dos Brutos
inmolaron el uno á su hijo, y el otro á su bienhe-
chor y pa^re.
Por el mismo delirio los sidonios se abrasaron
con sus hijos poniendo fuego á su ciudad, por no
rendirse al vencedor.
De la embriaget. 123
Cocéelo Nerva , hábil jurisconsulto, rico ; que
gozaba de salud robusta , y tenia muy buetia opi-
nión en Roma, siendo ademas estimado del empe-
rador , embriagado por rl amor de la patria, se ma-
tó desesperado porque la veía infeliz y oprimida.
Todos, pues, tienen su especie de embriaguez,
y aun hasta la sabia filosofía ; porque también Mi-
nerva, qual la misma Venus, se achispa, y á Hebe
bien á menudo se la vá la mano quando sirve el nec«
tar á los dioses.
Habiendo leido Cleobroto el Phedon de Platón,
¿no tuvo la loca ocurrencia de ahogarse para cono-
cer mas pronto la inmortalidad?
Huyamos de aquellos que nos embriagan con un
vino adulterado que á un mismo tiempo daña á nues«
tra salud y á nuestra razón. Su pérfido licor, dul-
ce al paladar, y amargo al corazón, alaga el gusto
y nos atosiga. Mucho mas peligrosos aán son los
aduladores cerca de los grandes, pues el humo de su
incienso es el mas mortífero entre todos los venenos.
Arrepintióse Alezandro por haber dado muerte
á Clito; pero no tuvieron limite sus pasiones, ni
remedio su embriaguez , quando cercado de adula-
dores que alababan hasta sus crímenes , oyó al mis-
mo filósofo Anaxárco decirle, que Dicea y Themis,
la rectitud y la justicia, tenian siempre su asiento
junto á Júpiter, queriendo probarle con esto que
quanto él hacia era justo.
Cambises, embriagado de criminal amor, titu-
beaba al ir á cometer el crimen, y no se atrevia á
casar con su hija Atosa; y habiendo consultado so-
bre el caso á los magos, ellos respondieron que no
habian visto ley alguna que permitiese aquel género
de incesto ; pero que una ley general autorizaba á
124 Miscelánea.
' todos los reyes de Persia á hacer quanto quisiesen.
La embriaguez de la lisonja, qual la del vino
adulterado, hace perder la cabeza, y que se falte
á todo decoro , á toda decencia, y se cometan no
menos locuras que baxezas.
Entonces se vé á Nerón tocando la flauta en el
teatro público, á Xerxes tirar cadenas al mar , para
aherrojarlo; á Antioco coronado de rosas, beber
con los marineros en las tabernas, y apedrear á los
pasageros.
Los aduladores tienen la culpa de todos los er-
rores de los príncipes, pues embriagándolos les
impiden oir y ver la verdad.
Hemos hecho memoria de muchos géneros de
embriaguez, é indicado los males que de ellas re-
sultan , pero para no hacer como la mayor parte de
los médicos que conocen, nombran, y explican todas
jas enfermedades deí cuerpo humano, sin darnos los
necesarios remedios para su curación , veamos lo
que debemos hacer para preservarnos de toda espe-
cie de embriaguez; y solo hablo con los que desean
curarse, pues los hombres no son como los mucha-
chos, y no se les puede administrar la medicina
por fuerza.
En Teste nuevo examen también hallo á la em-
briaguez del vino una gran ventaja sobre todas las
demás, pues su remedio es tan sencillo quanto fácil,
y en todas partes se halla , con!>istiendo en echar
mucha agua en el vino , de cuyo trabajo ya suelen
escusarnos los taberneros.
Pero la embriaguez de las pasiones es muy mas
difícil de curar. El único específico que se debe
emplear es la moderación , y los únicos médicos
que pueden administrarla son la justicia , la razón,
De la embriaguez. 125
y la verdad. Pero la justicia, dicen, se subió al
cielo,-!» verdad está en lo hondo de-u-n poio, y la
razón sola es muy débil contra las pasiones, que la
temen qual los hidrófobos al agua.
Sin embargo, no hay que desalentarnos ni
imitar á Séneca y los estoicos, que hallaban mas
fácil el cerrar las puertas á ¡ns pasiones que el suje-
tarlas , lo qual me parece que viene á ser lo mismo
que matar á un caballo fogoso en lugar de domarle.
Presentemos la razón á los hombres baxo agra-
dables formas, y hagamos alegre su austero sem-
blante : que su lenguaje, dexando la árida forma
del precepto, tome la del consejo : ofreicámosla a
las pasiones no como contraria, sino como amiga.
Es menester que las dirija sin irritnrlas , que re-
cree para instruir, y que apele á la sabiduría de
los tiempos pasados., para curar las locuras de los
presentes. Pues tal es el hombre : su vanidad huye
de las lecciones que ie dan directamente, y se apro-
vecha de las que se dan á los demás.
Aconsejad á nn hombre que haga justicia al
mérito y á las buenas acciones de su rival o de su
enemigo, y se enfadará ó burlará ; pero citadle el
excelente dicho de Cicerón á César: levantando las
eitáttias de Pompeyo aseguras las tuyas-^ y ese miyno
hombre conocerá la fuerza de esta verdad, y se apro-
vechará de ella.
Quería yo impedir el que un poderoso se ven-
gase de un enemigo suyo , denigrando su conducta;
iba ya á hablarle, y probablemente á aumentar su
cólera; pero por fortuna vi sobre su mesa un tomo
de las obras de Montaüa , le abrí y leí este trozo:
iQítereis hacer mal el que os aborrecs"^ no le inju-
rieit, no cont/is sus vicios y sus defectos, lino haced
135 Miscelánea.
.t/ue conozca vuestras virtudes y vuestro talento.
Estoy persuadido á que suavizando la voz de la
'sabiduría , y procurando hacerla amable, se logra-
ría el que la estimasen hasta los mas locos.
Todos los hombres buscan la dicha; pero es ne-
cesario acompañarles en el camino, ayudarles á bus-
carla, precaverles de los errores que los extravian,
hacerles ver que toda embriaguez les aparta del ca-
mino recto , y que la moderación es la única guía
que puede hacerles acertar con él.
Con estos medios si no se logra curar todos los
igéneros de embriaguez, á lo menos se disipan los
mas peligrosos.

POESÍA.

JOeóor redactor: mis Estaciones^ absolutamente»-


pañolas, constarán de doce cantos , tres cada una,
sin el exordio y la conclusión general.
Hace diez años publiqué en la tercera edición
de la Serafina, que vmd. ha tenido á bien recomen-
dar , varias muestras , una de las quales queda era-
bebida en el siguiente trozo, recien trabajado, y por
supuesto falto del competente retoque.

SSTÍO.

' Canto tercero.


Mas y mas arde por el ancho cielo
Con incendio voraz el caá rabioso.
El entre abierto suelo
Trémulo hierbe , í Ja etérea cumbre
El vapor angusáoso
Poesía. 127
Én contrapuesta llamarada lanza.
La densa muchedumbre
Del vil insecto y del reptil odioso
A mis exhaustos miembros se abalanza*
De mi rosero abrasado y polvoroso
Fluye en arroyos el sudor ardiente,
T en intenso vayvea mi sien doliente
Palpita sin cesar Ansia sediento
Mi labio e) soplo del escaso viento
Que en bochornosa Calma se adormece.
Mi pecho desalado.
Tras el fugaz aliento.
Con Ímpetu violento
Late, se agita, anhela.... al fin posteado
En lánguida congoja desfallece
¿Donde está el verde y aguanoso prado?
•Donde el fresco raudal que en tomo cubren
Con hosco toldo los frondosos olmos?
Y ¿donde el soplo que en rumor grandioso.
Como el nocturno son del golfo undoso,
Ronca de lejos al oído absorto?
Tras mi ansiosa carrera,
¡Quien el destino disfrutar me dieni .
Del mortal venturoso
Que en la margen florida
Del Xenil delicioso,
Quando el sol, en torrentes incesantes
De llamas centellantes.
Despoja el campo de su rica alfombra,
A la trémula sombra
Del lozano emparrado.
Cuyos pámpanos mece mansamente
£ l alagíieño ambiente
Sorbe ^1 agraz helado,
Pendiente lodo, en plácido embeleso.
Del labio sonrosado
De una Zoraida bella & tierna Elvira!
Infeliz Musulmán, en vano, ea vano.
Desde el confín lejano
De la Libia abrasada.
Por tu dulce Granada
Con llanto amargo sin cesar suspiras^
Pues ya, vibrando ponzoñosas iras.
Surcas tan solo tus incultas playas.
128 Poesía.
Monstruosas sierpes aterrado úiiras,
Y , en vez de estos sensibles ruiseñores •
Que. al eco celestial de sus amores,
Encantan nuestras fértiles riberas.
Por siempre, en torno de cu débil choza,
Bramar escuchas implacables fieras,
Mas tu creencia desalada y ciega
Por triste yermo , qual en rica vega.
Tras su rapto fanático, se goza.
El iniiicnso arenal át llano en llano-
La vista fatigada
Abate y anonada.
Qual densa niebla su menudo grano,
Juguete leve dsl vuliibie «iento.
Emponzoñando el agitado aliento.
Entumece y anuda la gargarita.
El fementido suelo,
Burlandd mas y mas el vivo anhelo
Del caminante', su inflaiiíada planta
Con cruxiente desliz sin fin quebranta,
Y dia y noche el bárbaro creyente.
En alas de su té , marcha impaciente
A tributar postrado acataniiento
Al mentido sagrario, torpe aborto
Y odioso monumento
Del vil imperio del atroz Mahotna.
Allí en celestes éxtasis absorto,
Con fervor inefable
y densa nube de vital aroma,
Su plegaria entrañable
Acia el Numen exhala
Que su ardiente delirio al cielo encumbra.
De enormes joyas la opulenta g*la
Al atónito idólatra dcslambra. = J. M. dt F,
Núm. XLI. MINERVA. 9 de Abril.

BIOGRAFÍA.

Breve noticia del doctor D. José Celestino


Mutis.

El día 11 de setiembre de 1S08 murió en Santa


Fé de Bogotá el doctor D. José Celestino Mutis,
siendo esta una de las mayores pérdidas para lascien-
cias, la patria, y la virtud. Las noticias que va-
mos á dar de su vida se deben al afecto y zelo de
su propia familia , que tanto por el honor de Mutis,
quanto por la gloria de la Nación, las hizo publi-
car en el periódico ó semanario de aquella ciudad,
en tanto que mas calmado su justo dolor , formaba
el elogio histórico.
El sabio Mutis nació en Cádiz el 6 de abril de
1732 de padres honrados y virtuosos. Apenas salió
de la infancia manifestó su inclinación á la soledad
y al estudio. Fueron rápidos sus progresos en las
humanidades, filosofía y aun sagrada teología. Su
afición á la medicina le hizo tomar la beca en el real
colegio de S. Fernando de aquella ciudad. Aquí
cursó la anatomía, la cirugía y la medicina prácti-
ca , y pasó á Sevilla á completar sus estudios, re-
cibiendo luego allí los correspondientes grados- En
17^7 pasó á establecerse en Madrid , donde regen-
tó la cátedra de Anatomía substituyendo al profe-
sor Araujo. Pensaba á la sazón el gobierno enviar
á París , Leyden y Bolonia , algunos jóvenes para
que se perfeccionasen en varios ramos de las cien-
cias naturales. Mutis fué uno de los escogidos. Pero
al mismo tiempo el excelentísimo señor D. Pijdio
TLM. XI. 17
130 Noticia de Mutis.
IVIexia de la Cerda, buscaba un médico acreditado
á quien conBar su salud en el dilatado viage que
iba á emprender para la América. Después de lar-
gas meditaciones y consultas , recayó la elección en
el joven Mutis. Por una parte se le presentaba una
carrera brillante y gloriosa, por la otra una de
trabajos en pais obscuro y colonial. Estuvo dudoso
muchos dias y aun semanas, antes de resolverse.
¡Con qué complacencia no hemos oido de su boca,
las razones que le obligaron á decidirse por el últi-
mo partido! El silencio, el sosiego, los bosques de
la América tuvieron mas atractivo para su corazón,
que la grandeza y pompa de las cortes de Europa.
Ocurre á su ardiente imaginación un plan que nos
atreveremos á llamar osado. Las selvas de América,
la soberbia vegetación de los trópicos y del equa-
dor, lo desconocido de las ricas producciones del
nuevo Continente, y la obscuridad en que se halla
su estudio, son otras tantas razones que le mueven
' á reconocer esta preciosa porción de la monarquía.
Este mundo, se decia á sí mismo, que rápidamen-
te recorrieron Feuvillé, Plumier,Loefling, y otros
pocos botánicos, yace hasta hoy ignorado, sus r i -
quezas son inmensas. ¡Que campo tan vasto para
enriquecer con nuevos conocimientos á la Europa
y llenarme de gloria! En 1760 desembarcó en Car-
tagena de Indias , año para siempre memorable en
los fastos de nuestros conocimientos , y en el que
comenzaron á aparecer las ciencias útiles en nues-
tro horizonte. Apenas pisó las costas de la Nueva
Granada , comenzó á colectar y describir sus ama-
das plantas: establecido en esta capital se dedicó
con todas sus fuerzas á ¿scudíar la vegetación de la
cima de los Andes buscando en ellas el alivio de
Biografía. 131
de las enfermedades. Entonces entró en correspon-
dencia con el inmortal Linneo y con otros sabios de
Europa: envió colecciones y diseños que le mere-
cieron los elogios mas lisongeros ( 1 ) : se le asoció
á la academia de StocJcholmo, y otras sociedades
de aquella parte del mundo. Deseoso de difundir
sus luces, tomó á su cargo la enseñanza de las ma-
temáticas en el colegio mayor de nuestra Señora
del Rosario, de lo que obtuvo real aprobación, y en
su escuela se formaron muchos excelentes discípu-
los , extendiéndose con esto los conocimientos as-
tronómicos según los mas modernos y sabios sis-
temas.
Incitándole el virrey Cerda á que regresase á
la Península , se negó á ello y se resolvió á morir
entre nosotros , tanto amaba a la América , á sus
bosques y á su profundo sosiego.
Contemplando la naturaleza, elevaba su espíri-
tu al Criador, lo adoraba y se'desprendia entera-
mente de la tierra para unirse mas á él; por lo que,
y llevado de perfecta vocación , recibió los órdenes
sagrados en 177a, siendo desde aquella época un
verdadero sacerdote. Dividido rodo su tiempo entre
la religión y las ciencias, (\ié modelo de virtudes
cristianasen la primera, y un sabio en las segundas.

( I ) In mentoriam Josephi Caclestini Mutis, Amerlccs


Summi Botanici, qui historiam plantarum americunan.m,
in primis palmarum pulcherritnam parat, et plurima nova
huic opúsculo communicavit. Lin. Suppl. pág. J7. "iVo-
fnen inmortale quod nulla cetas umquam delebhy Lin.
In honorem sapientissimi viri [y. C. Mutis) qui jure
mérito Botanicorum in America Princeps salutatur , de-
betque etiam int:r primates europeos coiccari. •=. Cava-
nilles.
132 Noticia de Mutis.
Las fuerzas de un particular no eran suficientes
para realizar sus grandes miras, y siendo necesario
le ayudase la poderosa mano del soberano, imploró
la protección del Augusto Carlos I I I , y hallo en
su seno paternal quanro podia apetecer. Le creó d i -
rector de la expedición botánica del reyno en 178 2,
encargo que desempeñó hasta su muerte. ¡Que cam-
po tan. glorioNO y tan vasto no se presentó á su zelo
infatigable! Reanimado con la liberalidad del sobe-
rano , proyectó el magnífico edificio de la Flora de
Bogotá, obra inmensa, para cuya execucion no al-
canza la vida de un hombre solo. Comenzó por e l e -
gir un centro oportuno para sus trabajos científicos.
Mariquita le pareció que reunía todas las proporcio-
nes que buscaba. En efecto , situada esta ciudad al
pie de los Andes d e Q u i n d i u , en un valle fecundo,
y en las cercanías del Magdalena, le presentaba los
vegetales de todas las temperaturas y de todos los
niveles. Aquí formó ios pintores , aquí colectó i n -
numerables plantas, aquí se abrieron parte de las
grandiosas láminas que no se pueden ver sin admi-
ración , y que los sabios de Europa han comparado
á las del célebre Smith, aquí escribió muchísimas
o b r a s , y desempeñó graves comisiones del gobierno,
sobre diferentes objetos. Son muy estrechos los l í -
mites de este papel para decir lo que este sabio i n -
fatigable executó en los siete anos de su residencia
en JMiriíjuita.
El temperamento de aquella ciudad junto con
las tareas literarias , comenzaron á arruinar una sa-
lu-1 tan preciosa^ y así resolvió trasladarse á Santa
Fé , lo que executó en 1 7 9 0 , mas por reconocer de
nuevo y diseñar la vegeracion elevada, que por res-
tablecerse. En la es¡:aciosa casa que le dio el rey.
Biografía. 133
estableció su-expedición, y comenzó á colectar otra
vez las plantas de la parte alta del rey no. Aquí se
dedicó a dar la última mano á trabajos inmensos,
que no bastó el resto de sus dias para concluirlos:
aquí perfeccionó su obra favorita, la Hiitcria de los
árboles de Quina, y comenzó otras muchas de que
daremos cuenta al público en ocasión mas favorable.
Podemos afirmar que ninguno ha conocido me-
jor el ^',¿nero cinóionay sus especies. En 1772 des-
cubrió una de estas plantas preciosas en el monte
de Tena y i seis leguas de Santa Fé. La envidia y la
rivalidad podrán deslumhrar á los incautos y al pú-
blico acerca del verdadero autor de este importan-
fe descubrimiento, pero su familia y los que tuvie-
ron la dicha de oirlo y de ver las pruebas irrefra-
gables en que apoya la verdad de este hecho, no
han podido dexar de admirar la modestia, y el su-
frimiento de este hombre virtuoso. Pero ya llegó el
tiempo de que su familia desengañe al público, de
que presente las pruebas victoriosas de su hallazgo,
que responda á las injurias, y hap,a callar á sus ene-
migos. Con su muerte faltaron los respetos, y aun
preceptos.que obligaban acallar :i sus discípulos, los
quales parece se proponen publicar un escrito en
que se desvanezcan las dudas y se aclare la gloria de
un hombre no menos sabio que pacííko y cristiano.
Apenas se aseguró de la legitimidad de la espe-
cie que había hallado , comenzó á solicitar otras.
Ni paró aquí: las virtudei de cada una le llamaron
toda su atención. Como médico las aplicó , y nos ha
dexado los mas preciosos descubrimientos para res-
tablecer nuestra salud.
No contento con los conocimientos generales de
la botánica, elevó sus micas á la parte filosófici de
134 Naturia de Mutis.
esta ciencia; formó algunas familias; halló secrefos
preciosos sobre la polygamia ; é introduxo en la bo>
tánica por caracteres invariables la distinción de
sus apotelogrammas.
Ni se contentó con emular á Linneo y Jussieu,
sino que también su fecundo ingenio le hizo dedi-
carse al cálculo, á la astronomia y á la física. Esta
ciencia le debe un descubrimiento precioso. Algu-
nos sabios europeos hablan sospechado que la luna
debia tener una influencia directa en las variaciones
del barómetro qual la tiene en las aguas del Océa-
no ; pero mal situados no pudieron decidir sobre
este punto. Mutis en el centro de la zona ardiente,
y á quatro y medio grados de latitud , ha llevado
esta materia á tal punto de certidumbre, que ya no
se puede dudar sin obstinación.
Este sabio recibió en el ministerio del excelen-
tísimo señor marques, de la Sonora, instrumentos
astronómicos, y en 1801 erigió el observatorio que
adorna la capital, y en el que de tres años á esta
parte se verifican todas las observaciones que pueden
hacerse con los instrumentos que posee. Los aficio-
nados pueden ver en el número V i l del periódico
citado , una descripción completa de este hermoso
establecimiento. {Se concluirá.)

Noticiat titerarias.
Escriben de Ñapóles que entre los manuscritos del Hercu-
lano, que acaban de descifrarse, se iialla un Justino y un
Aulo Gelio completos, con cuyo descubrimiento tendremos
el libro 8 de las Nochet j4ticaf]que se había perdido; y se
podrán enmendar muchos pasages viciados en las ediciones de
ambos autoreí.
l^ariedadesi 135

La gaceta de Salud de París del 11 de marzo contiene una


nota acerca de los hospitales de aquella capital. De ella resul-
t\ que en diez años contados desde i.° de enero de 1804 has-
ta i.'^enerode 1814entraron endichos hospitales 3^^.662 en-
fermos, de los que murieron 47 861. El número de ancianos y
gente imposibilitada mantenidos en los hospicios fué de
¿9.033 , y de estos murieron 12.577. El número de las perso-
nas socorridas en sus propias casas, fuá en 1813 de ica.Sotf.

VARIEDADES.

Porft I i de marito.

Un brick francés encontrado á la altura de Nieuport, y


í cuyo bordo no había mas criatura viva que un mono y dos
papagayos, ha sido conducido á Ostende el 9 de e^te mes. No
ce sabe que ha sido del equipage, pero por el diario de la em-
barcación se ha averiguado que se llama el Franco Celestino,
capitán Latruite, de S. Gervasio, en Francia, y que venia de
S. Pedro de la Martinica con un cargamento de azúcar/ café.

El nuevo y hermoso teatro que acaba de abrirse en Peters-


burgo , se ha construido según los planes del arquitecto fran-
cés Mr. Maudit, hijo de un célebre matemático del mismo
nombre.

£1 célebre profesor de música español, Manuel García,


ha logrado los mayores aplausos en Londres como cantor y
como actor: ha hecho el papel del conde de yllmav'va en el
Barbero de Sevilla ^ venciendo con la mayor facilidad ias di-
ficultades del arte.
136 f^ar ¡edades.

Depásito guardado con honradez y entregado


con generotiJad.
El diario de la Costa de O r o , en Francia, contiene la
anécdota siguiente , que es el asunto de todas las conversacio-
nes del pais.
El Sr. Thomassin, cirujano mayor de uno de Jos regi-
mientos que hacían parte del eíiército francés, en la batalla
de Mont Saint Jean ó Waterloo encontró á un sargento ma-
yor holandés hecho prisionero de guerra por los franceses, y
gravemente herido, y le tomó baxo su amparo, quando los
soldados iban á despojarle de todo. El holandés dio al ciruja-
no un cinto que contenia cien mil pesetas en oro y en cédu-
las de banco , diciéndole. "Si logro mi curación, y si vos
mismo escapáis de los peligwss de esta guerra , me lo volve-
reis ; pero sí muero , vuestro es ese dinero." Luego que fué
licenciado el cxército francés, pasó el Sr. Thomassin á otro
cuerpo , y gozando ya del sosiego de una guarnición , hizo las
mas vivas , pero inútiles diligenci.is para descubrir el para-
dero del oficial holandés. A éste sucedió por su parte lo mis-
mo durante mucho tiempo , pero aleabo supo el paradero del
ciruj.no y sin duda le escribió, y tuvo satisfactoria respuesta
por lo que varaos i veK
Estando el cirujano un dia jugando en un billar público se
le .icercó un comerciante de la misma ciudad , llamado N o -
blecourt, y le dixo. " N o creía yo que fueseis rico. ¿Tenéis,
pues, mucho dinero? — Por que me lo preguntáis?— Es por-
que tengo dos letras contra vos. — Serán pagadas. — Pero
son de 50.000 pesetas cada una. — Ya os digo que serán pa-
gadas : id m-ífiana á mi casa." El comerciante abría tanto ojo,
sin poder creer lo mismo que estaba oyendo, y lo misino to-
dos los circunstantes, pues que ninguno tenia al cirujano por
hombre de caudal. En una palabra, á la mañana siguiente el
Sr. Thomassin pagó al comerciante las lOO.OOO pesetas de sus
dos letras, y no como las hibia recibido , sino en o r o , pues
habia cambiado en moneda todo aquel papel.
No menos que ^SZA acción poco común de honrade» , de-
bemos admirar la prudencia que tuvo este cirujano de no de-
cir nada ni á su mu^er ni á sus hijos del dinero que tan no-
ble y escrupulosamente «uardiba para libertarse de hs instan-
cias que pudieron haberle hecho para tocar al depósito, supo-
niendo que no viviría ya el dueSo.
Núm. XLIT. MINERVA. i6 de Abril.

Coacluye el artíaüo comenzado en el número


anttrior.

Mutis ha dexado á su muerte importantes ma-


nuscritos sobre las plantas, la meteorología y las
minas ; un herbario que asciende á Veinte mil esque-
letos de plantas, mas de cinco mil látninas de estas
pertenecientes á la Flora de Santa Fé, un semille-
r o , una colección de maderas, de conchas, de mi-
nerales,de pieles, y una serie de quadros al dieo
en que están representados los animales del Nuevo
Reyno al natural, y con sus propios colores. Si se
realiza su última voluntad, si se llevan á efecto sus
deseos, verá el reyno un museo en que renazcan
las ciencias y los conocimientos otiles. Tal es la bre-
ve idea de lo que fué Mutis como botánico, como
naturalista , como físico, y como astrónomo.
Su corazón, sus sentimientos y sus virtudes, son
demasiado notorias. Supo reunir la ciencia de Lin-
neo á la de los santos Apelamos al testimonio de
los enfermos, de los pobres, y de las personas vir-
tuosas que lo trataron de cerca. Su muerte fué pre-
ciosa á los ojos del Señor. Descansando en el te>^ti-
monio de su conciencia , y en set.nta y !,iete «ños
de virtudes, vio llegar su fin con tranquilidad : sus
nltimos años se emplearon en arreglar sus negocios
temporales, y en dar lecciones de virtud á su fa-
milia.
La atroz revolución que agita á las Américas,
y que destruye sus riquezas y su civilización , hubo
de ser fatal á los trabajos científicos de Mutis, fru-
to de treinta años de estudios y observaciones, y de
TCM. XI. 18
138 Noticia de Mutis.
treinta millones, que con suma liberalidad gastd
nuestro ilustrado gobierno, en tan memorable quan-
to útil y gloriosa empresa, pues parece que los in-
surgentes tenían contratado con un extrangero la
venta de tan precioso tesoro por la cantidad de dos-
cientos mil duros, que debian recibir en pertrechos
de guerra.
Pero las victoriosas armas de nuestro soberano,
no solo han libertado aquellos hermosos países de
los horrores de la anarquía, sino que entre otros
bienes han tt-aido á la nación el de conservarla uno
de los monumentos dé su gloria, y un testimonio de
la gedetosidad^zelo, é ilustración de nuestro g o -
bierno.
El fruto ^ pues, de los estudios y trabajos de
Mutis ^ llegó á la bahía de Cádiz en mayo de 1817,
en mas d& cien caxones que ha traido consigo el
general D. Pasqual Enrile, y de los que ha cuidado
particularmente el teniente coronel graduado Don
Antonio Van-Halen, quien de orden de S. M. ha
entregado en el gabinete de historia natural todo
lo ptertenécienté á zoología y mineralogía , y al jar-
din botánico loi preciosos y abundantes materiales
que forinan la Floía de Santa Fé de Bogotá.
S. M. y su augusta fesposa se han dignado, como
prueba del aprecio que les merecen las ciencias y
sus profesores, recorrer con ilustrado interés las
magnífícas láminas , y el riquísimo herbario, pro-
ducto inapreciabit de la vegetación que por sus pro-
pias manos recogió Mutis en las elevadas cumbres
del Quindiu, en las orillas del Magdalena , y en
las costas del nuevo continente, admirando no me-
nos el prodigioso numero de preciosas maderas que
con el mayor esmero colectó, é hizo labrar. Inme-
•• Biografía. i39
diatamente ha mandado S. M. al Señor Ministro de
Estado, ilustrado protector de las Ciencias Natura-
l e s , que dé las disposiciones convenientes, á efecto
de que todo se conserve con el mayor estpero en el
real museo de Ciencias Naturales ; y que clasifica-
jdos y arreglados los objetos y manuscritos , se pu-
bliquen estos al instante, como así bien que se en-
cargue especialmente al sabio profesor de botánica
D. Mariano Lagasca, la redacción de la Histpfia de
las Quinas, que es la obra favorita de Mutis.

LITERATURA INGLESA.

V I AGES.

Nuevo viage á lo interior del África en x 8 i o, i 81 i,


1812, 1813 y i^ i^^ ó Relación de Roberto Adams,
americano de los Estados Unidos.

os descubrimientos de Mungo-Park , en lo inte-


rior del África , han excitado sobremanera la cu-
riosidad de los europeos, acerca de los países que
ha recorrido este célebre viagero. A él e s , á quien
debemos los conocimientos positivos, de que pue-
de gloriarse la geografía, acerca del curso del N i -
ger de occidente á oriente, es decir, en una direc-
ción opuesta á la que hasta ahora le deban todos
los geógrafos. Por desgracia no pudo terminar su
segundo viage, que se dirigía á averiguar el em-
bocadero aún desconocido de este rio, pues su trá-
gica muerte, acerca de la qual hasta ahora no he-
mos tenido mas que muy inciertas noticias , nos ha
I40 íiteraturá ina^esa.
hecho perder el fruio que debiafnos esperar de tan
importante empresa.
Todos s a b e n ^ u e el gobierno británico hace «e
continúen las investigaciones de Mungo-Párk , p a -
ra hallar las bocas del N i g e r , y para formar rela-
ciones de comercio con los diferentes pueblos de ne-
gros que habitan en sus orillas, y para ello se han
enviado al África dos expediciones combinadas en-
t r e sí. La una al mindo dfl capitán T u c k e y , tenia
el encargo de ir al embocadero del Zaire ó Con-
g o , en el golfo de Benin, y subir por este rio , p a -
ra verificar si es la continuación del N i g e r , como
creyó M u n g o - P a r k ; pero esta ha tenido muy des-
graciado é x i t o , pues que el capitán Tuckey , sus
oficiales y los sabios que le acompañaban, han pere-
cido á causa de lo enfermizo de los países que ba-
ila el Z i i r e : ademas de esto, sus diarios que t r a -
xo á Inglaterra el piloto mayor F i t z - M a u r i c i o , y
que pronto se publicarán, parece que no dexan d u -
da alguní en quan poco fundamento tiene la o p i -
rion de Mungo Park. La otra expedición , d i r i g i -
da por el mayor P e d d i e , hizo á la vela para el Se-
n e i í i l , dv?sde donde los viageros pasaron por tierra
á Bammakoo, ciudad situada á la orilla del N i g e r ,
allí se disponían para embarcarse dexándose llevar
por la corriente hista el embocadero, sea el que
sea de este misterioso r i o ; pero p a r e e , según cartas
de Sierra Leona y de la i>la de G o r e a , que el m a -
yor Peddie ha muerto antes de llegar á Bammakoo,
y que sigue la expedición al mando del teniente
Campbell.
Con estos antecedentes se comprende de q u a n -
to interés debe ser la obra que aquí anunciamos,
pues que añade nuevas noticias á las que ya tenía-
Viages. ' 141
mos sobre esta parte desconocida del Á f r i c a ; y así
es que se halla en el'a una descripción de la ciu-
dad de Tombucroo , situada cerca del >5iser, y la
qual es tanto mas curiosa, quanto que Roberto
Adams es el único cristiano que ha podido hablar
d e T o m b u c t o o , habiéndola visto por sus propios
ojos, pues Munpo-Park no tuvo ocasión de pasar
por ella, y solo ha adquirido sobre esta ciudad no-
ticias poco fidedignas. También se hallan titiles d i -
sertaciones sobre la navetíacion del N i g e r , sobre sus
fuentes , sobre el problema de su embocadero , s o -
bre el género de comercio que los europeos podrían
hacer con los pueblos de la Nigricia ; y en fin , so-
bre las intenciones de la nacio't británica de esta-
blecer allí muchas factori's que la aseguren todas
las ventajas de este comercio.
El haber penetrado Roberto Adams en lo i n t e -
rior del África , faó de resultas de un naufragio,
pues hallándose de mero marinero en el navio el
Carlos de Nueva Yorck, pasaba á las islas de Cabo-
V e r d e en el mes de octubre de 18 1 o ; pero las c o r -
rientes, contra Ins que po se precavió el capitán,
arrojaron al navio sobre la temible costa de Saha-
r a , cerca del Cabo Planeo ; y la tripulación, com-
puesta de once personas, cayó en manos de los á r a -
bes del desierto, los que de consiguiente los t r a t a -
ron como esclavos. En la partición que se hizo de
los infelices náu ragos , Adams y un portugués j o -
ven llamado Stevens , tocaron á una quadrilla de
aquellos árabes, que los llevó á lo interior del de-
s i e r t o , habiendo caminado un mes acia el Oriente.
Llegaron en fin á un miserable a d u a r , al que p e r -
tenecían sus amos , los que les destinaron á guardar
los g a n a d o s ; pero no permanecieron allí mucho
14* Literatura inglesa.
tiempo, pues pronto les obligaron á partir en la
dirección de sur-sur-este, con una quadriüa de
treinta árabes ladrones, y al cabo de diez y siete
dias, habiendo padecido mucho del calor y sed, lle-
garon á las fronteras de la Nigricia , en las cerca-
nías de Soudenny, donde aquellos ladrones se pro-
ponían sorprender á los miserables campesinos, y
hacer esclavos á los que pudiesen coger ; mas su-
cedió lo contrario, pues cincuenta ó sesenta negros
armados los hicieron prisioneros á ellos y los lleva-
ron á la ciudad.
El gobernador de ésta los envió con buena es-
colta á Tombuctoo, y también á los dos cristianos.
El camino que llevaban era de veinte y cinco jor-
nadas, y su dirección acia el este. Al fin de la dé-
cima jornada, los árabes intentaron escaparse, pues
temían les diesen muerte en llegando á Tombuctoo;
pero fueron cogidos bien pronto, y el comandante
de la escolta formó al instante una especie de con-
sejo de guerra, y después de una ligera delibera-
ción, hizo cortar la cabeza á catorce de los culpa-
dos, y la del que habia sido causa ó motor de la
fuga la colgaron de los cabellos al cuello de un ca-
mello , para atemorizar á los demás prisioneros, los
que solo se vieron libres de tan espantoso objeto tres
dias después, quando los mismos que formaban la
escolta no pudieron ya sufrir el hediondo olor que
exhalaba la cabeza. (Se concluirá.)

Noticias estadísticas tacadas de la guia de forasteros de la


isla de Cuba de 1817.

Ha habido en esta isla desde su descubrimiento hisra el pre-


sente sesenta y seis gobernadores y capitanes generales: treinta
Noticias estadísticas 143
obispos desde el afiu de 1518 en que se erigió esta silla, hasta el
de 1788 tn que se dividió la isla en dos obispados que fueron
Santiaj^o de Cuba , con titulo de arzobispo , y la Havana. La
catearal de Cuba consta de seis dignidades, diez canongías,
seis raciones , y tres medias raciones. :=: El arzobispado tie-
ne veinte y dos iglesias parroquiales y cinco auxiliares. =:::
La catedral de S. Cristóbal de la Havana, dedicada á la Pu-
rísima Concepción, fué erigida por N. S. P. Pió VI en 1788,
y tiene tres dignidades, quatro canónigos , dos racioneros y
dos medio racioneros. =:z El obispado tiene quarenta y cineo
iglesias parroquiales y quarenta y seis auxiliares. =
En la viHa de Puerto Príncipe hay un hospital fundado en
1747 con doce camas : una casa de caridad para hospital de
mugeres en 1730, con cebo cain&s; y una casa de beneíicen-
cia con ocho niñas. =z=
En la Havana hay un hospital para mugeres fundado en
1668, otro extramuros en 1741 ; una casa para niños expósi-
tos en 170Ó i un colegio de S. Francisco de Sales , para edu-
cación de niñas en 1638 j y una casa de reclusión de muge-
res. = z
Hay en toda la isla quatro conventos de monjas , uno de
ellos de Ursulinas, donde se educan niñas: = veinte y un
conventos de religiosas de varias religiones, entré ellos siete
hospicios y hospitales de S. Juan de Í)ios. =::
La real sociedad patrtétiea de la Havana se estableció en
í793'•>y tiene tres diputaciones en Santo Espíritu, Puerto
Principe , y Trinidad , establecidas en 1803 y 1813. Al car-
go de esta sociedad hay una casa de Beneficencia , que man-
tiene dos maestras , un maestro de primeras letras y otro de
pasamanería. = Igualmente se comprende en esta real socie-
dad una junta central de Vacuna, erigida en 1804, para con-
servar y perpetuar en aquella isla el fluido vacuno. =
En 1794 Si: erigió en la Havana un consulado con juris-
dicción en toda la isla. c = En 1811 dos juntas pías religio-
sas- :*=: Hay tádiblen ttna junta de sanidad y ian proto-medi-
cato. r=: En la ciudad de la Havana hay ciento difei y seis
profesores de medicina y cirujla j y en los demás puebles d*
¡a isla quince. =
En 1815 se estableció en la Havana una compafiía de Se-
guros marítimos en beneficio del comercio y agricultura, con
el fondo de 640.000 pesos, divididos en acciones de g.ooo
cada una, y concluye en 1 8 2 0 . =
En la Havana hay una universidad fundada en el conven-
to de padres predicadores en 1718 , con veinte y quatro cate-
144 ^^ ^^ i^^f^ ^^ Cu^a.
(Iras de teología, cánones , jurisprudencia c i v i l , medicina,
filosofía, matemáticas y latinidad. : = tJn seminario conciliar
coii veinte y quatro tecas de dotación. z:=. Eu Santiago de
Cuba otro con doce becas =
En el año de i8i(5 hubu en la Hav^na y barrios extramu-
ros , nacidos 3.673, iiiuei tos 4-243 , matimonius co». =
Las rentas i c l c i y municipales de la h a ana y su JUJ .adíe-
cien ascendieron en dicho año de ISIÍS a 3-ij,>7-y7ai pesos
fuertes. = Las CAportuCiones en dicho año tueion ias s i -
guientes.
Azúcar, cajas aoo.487
Caté , arrobas 370.129
Cera , id 01.305-^
Miel de purga, bocois 36.797
Aguardiente de caña, pipas i.Í6o^

BUQUES.

Espa- Extran-
Españo-
ñoles Extratf les mer- geros
geros Tota/es.
de cuntes. de id.
1 Ue id.
guerra.
Entrados.... S3 16 64% 1.177.
50 »4 4Ó9 S4<5 1.C89.

Numerosa descendencia.

Acaba de morir en Genrlerttheim , cerca de Estrasburgo,


un anciano de 93 año'i, llamado Juan Kinippen , el quaI con-
tando sus hijos , nietos y viznietos , ha visto llegar su descen-
dencia al numero de 8^ personas, de las quales aun viven 49.
Núm. XLIII. MINERVA. 23 de Abril.

Qfncluye el artículo comenzado en el número anterior.


En el capítulo segundo de su relación, refiere
elautor la entrada de la caravana en Tombuctoo,
lá prisión de los árabes, el buen reéibimiento que
él.tuvo del rey WooUo, que como á un ente ra'ró
y curioso lo llevó á su palacio junto con el portu-
gués, y los tuvo allí unos cinco meses bien comidos
y sin hacerlos trabajar. Con este motivo dá la des-
cripción del palacio, y la de los trages del rey y
reyna , personas de k corte y habitantes de la ciu-
dad. Compara Tombuctoo á Lisboa en quanto á sü
extensión ; pero le parece tiene menos población,
pues las casas están muy desparramadas , sin orden
ni arreglo alguno de calles, y solo tienen quartos
baxos, siendo unas miserables cabanas de tierra 6
madera, cub}6f<tas de cañizo ó con un terrado. Ni
es mucho mejof edificio el que llaman palacio real,
distinguiéndose solo de los demás en que tiene ma-
yor número d e habitaciones, y un gran cercado
donde los mercaderes forasteros tienen obligación
de poner sus mercancías , de las que el rey percibe
nn derecho de entrada que parece compone rodas
sus rentas. Y se hallan en este capítulo noticias muy
curiosas acerca del carácter , usos , y costumbres
de los negros de Tombuctoo, y el comercio que ha-
cen con las otras naciones de la Nigricia , con los
árabes del desierro , ó con los moros del norte del
África; pero en modo alguno comprueba las exa-
geradas y fabulosas noticias que dio Loo Africano
de este pais, donde también estuvo , y las que otros
que no lo han visto añadieron después. IMas es bien
cierto que los europeos podrían hacer un comercio
TLM. XI. 19
146 Literatura inglesa.
de cierta extensión con Totnbuctoo y otras grandes
poblaciones de las orillas del Niger.
El capitulo tercero contiene la relación de las
aventuras de Adams desde su partida de Totnbuc-
too , que fué en junio de 18 1 1 , con una caravana
4^ n>uchos mercaderes árabes, que hablan venido
á rescatar los prisioneros de ^que, hablatnos antes,
pues era el único medio que tenia de acercarse 3
Europa , á la que contaba podría pasar yendo por
los paises sujetos á la domi^iacion del emperador de
Marruecos ; pero le qyedaba aun mucho que sufrir.
. Primero le vemos andar ua camino de veinte y
tres jornadas hasta Taadey, pOblaí¡o.5 situada al
norte de Tombuctoo, compuesta de negros y de ára-
bes f y en la que se hace grande cotPtírcio de sal.
Luego gastó un n?es en atravesar por un espantoso
desierto de arena, que estaba en la- dirección del
noreste, faltaron á la caravana los víveres y el agua,
y se vieron precisadas á comerse. I3 carne de un
¿orrícuelo que habia muerto de cansancio, y á be-
ber los orines de los capiellos: cinco.árabes de los
que fueron rescatados murieron de ifijíta miseria,
y sus cadáveres quedaron sin sepultar. En fin , los
árabes llegaron á Woled D'Leim, que era el para-
ge de su residencia ; y aunque Roberto suplicó le
dexasen seguir su camino para pasar á Mogador,
en el imperio de Marruecos, no lo, pudo lograr, pues
aquellos pértidos árabes aun le detuvieron en la mas
dura esclavitud por ocho meses , prete^ítando que
ellos mismos querían llevarle. En ñ n , logró esca-
parse con un camello; pero solo para caer á corta
distancia de allí , en otro aduar de árabes llamado
El-Kabla, y cuyo xeque le hizo también esclavo.
Habiendo tenido amoroso y secreto trato con una
yiages. 147
de las mugeres del xeque, pudo hacerse mas suave
esta nueva esclavitud , que duró como unos seis me-
ses ; pero su patrón Mahometo, que así se llamaba,
lo llegó á descubrir, y en su primer pronto quiso
vengarse matándolo ; pero atendiendo luego á sus
intereses, se contentó con venderlo á uno de los ha-
bitantes de aquel aduar, y este lo llevó á Nun, pue-
blo situado á unas 4^0 millas de El-Kahla acia el
noreste, y cercano á las costas del Océano.
Aquí principia el quarto y último capítulo.
Adams llega á Nun el 23 de agosto de i 8 i 3 , y le
venden á un tal Bel-Cassan-Abdallah. Halla en esta
población tres de sus antiguos compiañeros del na-
vio Carlos, que hacia un año estaban allí esclavos;
pero el gusto que tuvo con esto, se aguó con lo
que le dixeron acerca del modo bárbaro con que
eran tratados, y que él lo sería también. En efecto,
le hicieron trabajar extraordinariamente, y aun los
viernes , día de descanso entre los mahometanos.
Uno de estos dias , Hameda , hijo de su amo , le
mandó fuese á trabajar al campo; él se rehusó á ello,
y el muchacho le hirió con un cuchillo, á lo que
Adams sin reflexión alguna se tiró á é l , y de uti
cachete le echó al suelo. Por esto le encadenaron
intimándole la orden de que no lograría su perdón
hasta que se humillase á Hameda , besándole las
manos y los pies; pero resistiéndose á ello siguió
encadenado durante un mes, dándole solo muy es-
caso alimento. En fin , viendo su amo que se queda-
ba como un esqueleto, conoció que se iba á morir,
con lo que perdia lo que pedia valerle, y así le qui-
tó las cadenas, manifestando que lo vendería á la
primera ocasión que se le presentase ; y con esto
Roberto Adams debió el salvar la vida otra vez, no
^-^48 Literatura ing^lesn.
a la humanidad, sino á la codicia de sus amos.
- i amblen diremos algo de una negra esclava rué
Adams Vio en Nun , y que parecía haber venido'da
un parage llamado Kanno , situado en las orillas
del Niger , mucho mas allá de la ciudad de Haous-
sa Esta negra decia que una canoa tripulada por
europeos hab,a navegado por el r i o , y que ella^a
no. n . " ' ' ^ ^ ° ' ° ' " ' " ^^ '*^'''" ^'^ P-''^' y «ta ca.
noa no podía menos de ser la del desgraciado Mun-
go r a r k , el qual según esto debia haber baxado
mucho mas aun por el Niger, que lo que dixo s»
guia ^m.,J,-ra:o«mfl, en la relación que se dio ai
publico ; por lo que, y por otras auténticas noti-
cias , deduce muy probablemente el editor ingles
de esta relación, que es falsa la de Amadi Tatou-
ma a quien claramente acusa de haber sido el ase-
sino de aquel ilustre viagero, suceso importante que
es de esperar averigüe el teniente Campbell
En fin, volviendo á Adams, hacia diez meses
que estaba en Nun, quando Mr. Dupuis, cónsu
- g l e s en Mogador, logró rescatarle, ^nviandoTa-
ra ello una persona de su confianza. Adams perma.
ñeco en compañía de su favorecedor hasta abril de
* X i 4 , que lo envió á España, de donde pasó á
Inglaterra a fines de rSij-.
Tal es el análisis de esta relación publicada en
l^ondres en junio de 1816 por M. S. Coock , em-
pleado en la compañía africana , y traducida ulti-
mamtate ai francés por el caballero de Frasam.

Poesía. — La inocencia perdida.


O e ñ o r revisor: al concluir vmd. la Noticia critica
di /OÍ ¡>Toir,,os di la literatura en España desde pin-
La inocencia pérdida. i49
cip'w d4 si?Jo ha.'ta el am de 1809 ( i \ dixo que si
se le hubiese pasado el hablar de alguna obra por
no haber llegado á su noticia,estimaría se le avisa-
se para reparar su falta. Aprovechándome yo de
este permiso, y creyendo contribuir al objeto de su
periódico , que es el de dar á conocer las obras de
mérito que honran a nuestra literatura , no puedo
menos de habhrle de una composición poética de la
que nada nos ha dicho, sin duda por la razón ex-
puesta. Se intitula esta composición ó poemita divi-
dido en dos Cantos la Inocencia perdida, es su autor
D. Félix José Reynoso, y fué premiado en compe-
tencia por una academia de letras humanas de Sevi-
lla en 1799 j pero su autor solo llegó á imprimirla
en 1804 (2).
El asunto es pintar la caida de nuestros prime-
ros padres, nacida de la ardiente rabia de los espí-
ritus infernales contra el A'.üsimo y la criatura que
formiS á su imagen para reinar sobre las demás.
A lo feliz de la invención, ó mas bien disposi-
ción del poema, pues el asunto es tomado de las
sagradas letras , se une lo sublitre de la poesía, aco-
modada á la materia , la belkia de las im.ígenes,
lofilosófico de las sentencias ó niáxJmascon que con-
cluye algunas estrofas , lo animado de las pinturas
y descripciones , ya fuertes y terribles, ya suaves
y tiernas según lo exige el asunto. Y como estos
elogios mejor se confirman para los inteligentes con
los exemplos que con frios raciocinios, me permiti-
rá vmd. copie algunos trozos ó pasages sueltos. Así
pinta á Luzbel.

(O Véise el tomo X de la lVIÍ!:celánea crítica, p. 49.


(i) Está impresa hcüiiosay correctamente en la imprenta
real de IVladiiJ.
ISO Poesía.
Yacía , herida la orgullosa frente,
Enmedío el hondo abismo el ángel fiero.
Después que el Hacedor del brazo ardiente
Airado sacudió el rayo primero.
En su revuelto seno sordamente
£1 caos tembló, quando al mayor lucero
Oyó entre la rebelde muchedumbre
Derrocado caer de la alta cumbre.
El levantando lánguido el semblante.
Despavorido al espantoso trueno,
Revuelve en derredor la vista errante
Vibrando llamas y mortal veneno:
Brama , y al alarido horrisonante
Retumba ronco el cavernoso seno:
«Dioses , dice , ¿roe oís? ah! no vencimo?;
«Mas no entienda Jehová que nos rendimos.
La siguiente comparación no desdice de la fuerza y
brío de la anterior pintura.
Qual de Etna la alta cima vacilante
Tiembla encendida , el hondo seno brama^
y el humo en pardas nubes ondeante;
De luí cárdena en ráfagas se inflama
Súbito de la boca honditonante
Raudal de turbio fuego se derrama,
Que hendiendo e! arduo monte en ancha calle
Piedras y árboles vuelca al hondo valle:
Rápido corre la feraz campaña,
Allanando las selvas; el arado
Y el buey tardo arrebata , y In cahafia
y al pastor dentro arrolla descuid.ido:
Trastorna los palacios su impía safia;
Rueda estruendoso el artesón dorado;
Cae sobre el mar sin aplacar su ira,
Y por las ondas encendido gira:
Tal raudo sale del abismo horrendo
Envuelto en negras llamas el impío,
y la garganta con rugido abriendo.
De fuego arroja ensangrentado rio.
Tembló abierta la sima con estruendo,
y en ahullido espantoso el reyno umbrío
Se oyó tronar. A la tranquila tierra
A y ! se lanza Luzbel clamando guerra.
La inocencia perdida, igi
Opóngase á esta horrorosa imagen la siguiente llena
dt; suavidad y gracia.
El viento enantes mudo, que pausado
Al despuntar de l,i primer aurora.
Osó apenas de aljófares bafiado
BeMf '^^ llores , que $u taz coloraj
IVIas 'al hallarse súbito sembrado
De los medidos sones que aun ignora.
Se esconde por las grutas, y suave
Ensaya el canto que escuchó del ave.

Son terribles; las expresiones que pone en boca de


Luzbel y de Satán.
El primero dice:
. . . / . . . . "Mas aun dura
Mi'Obstinación : el fuego, el fuego ardiente
Solo quiero : Luzbel no se arrepiente.**
Satán se explica así:
. . . . . . . . "Si, trofeo
Del que á un Dios no teni'ó , será la tierraj
Y quando fuese nuestro ardor vencido,
, ¿Qué;perderá quien todo lo ha perdido?"
y en otra partp.
"Ay! ser Dios quise y arrostré un infierno."
Aun me ha de permitir vmd. traslade otra pin-
tura de Satanás y su infame cohorte , en la que se
ven personificados con brío y acierto los vicios.
Al mundo se fulmina : en vivo fuego
Nadápdd ruedan los sangrientos ojos.
Sus pasos la soberbia sigue luego,
Y audaz saciar ofrece sus enojos.
j Disforme , horrendo monstruo! El rostro ciego
Las estrellas derriba : en sus arrojos
Tiende las negras alas y sombrta
Cubre el dorado sol, y roba el d¡a.
La inobeíjiencia altiva la acompafia.
El duro cuello erguido : corre presta
La podrecida muerte, y tu guadafia,
152 La inocencia perdida.
Aun no manchada , á la batalla apre!>ta:
La Clin revuelta y en herviente safia
Krotando sangre toda, el hierro asesta
La guerra iihuiaj y la traycion de llores
Cubre el dardo que vibran sus rencores.

¡Quan felizmente pinta de un solo rasgo á la ino-


cencia! ,
" L a alma inocencia el esquadron infando
Vé llegar j suspirando en triste acento,
Vuela al hombre, y en lágrimas deshecha
A su regazo tímida le estrecha. '
Así concluye el canto primero.
Tú , ó sol, subiendo ale¿re el hemisferio,
A Adán, señor deJ mundo dlzarse vistej ..
Y apagando en la raar tu viva lumbre.
Viste á Aüan en llorosa servidumbre.
Habiéndome detenido demasiado en el primer Can-
to , copiaré poco del segundo que no desdice de
aquel.
Así pinta á la serpiente que engañó á Eva.
Llega debaxo el árbol, quando presta
Horrenda sierpe de la hüiosa cima
Súbito se desrolla, y vibra enhiesta
La -aguda lengua que Satán anima.
Plega en arcos la espalda, la alta cresta
Sobre la inhiensa mole se si^linia.
Eva'á sil vista pavorida huyera.
Si temor la inocencia conociera.
Vea vmd. ahora el tcrribleefecto del pecado de Adán.
Gustó la poma Adán, y el universo
Sintió súbito el crimen. La alta esfera
Roboentre sombras el semblante terso
Que los globos de iuruore reverbera:
El dormido favonio en austro adverso
Mudó el soplo vital : de rabia fiera
Se vistió el bruto 5 y su obsequioso oficio
t i oibe todo convirtió en suplicio.
Núm. XLTV. MINERVA. 30 de Abril.

LITERATURA FRANCESA.

Conspiración de Arnold y de Sir Enrique Clinton con-


tra los Estadoi Unidos de América y contra el genual
IVaihingtun. Un tomo con dos tf,tratos
y un mapa.

os periódicos franceses dicen que esta obra que


es de sumo interés por el asunto que trata, y de
bastante mérito por su estilo y buena disposición, es
de un sugeto no menos respetable por sus qualida-
des personales, que por el talento ijue ha manifes-
tado en los eminentes empleos que ha servido.
El asunto forma un suceso de los mas importan-
tes en la famosa guerra de la Gran Bretaña contra
los Estados Unidos de América, y en la qual suc-
cesivamente vinieron á tomar parte la Francia , la
JSspaña y la Holanda.
£1 general ingles Burgoyne al frente de un
«xército el mas bien aguerrido y disciplinado, y el
mas formidable que hasta entonces habia atravesa-
do el mar Atlántico, se propuso sujetar á los rebel-
des, y se presentó en las fronteras del estado de
Nueva Yorck; pero fué ignominiosamente vencido
en las llanuras de Saratoga. Todo el exército ingles
quedó prisionero de guerra ; el general Burgoyne
ni aun tuvo la dicha de escapar con gloriosa muer-
te á su cruel destino. Desarmado y cautivo pasó
por aquellas mismas provincias que contaba recor-
rer en triunfo.
TüM. XI. 20
154 Conspiración de Arnold.
La noticia de esta desgracia trastornó todas las
esperanzas y todos los cálculos del ministerio bri>
tánico, y un tan notable suceso produxo tan fata-
les quanto inesperadas resultas. El gobierno fran-
cés que tenia que reparar grandes faltas y conside-
rables desgracias, se decidió en fín á combatir
abiertamente á favor de los Estados Unidos , á los
que su dudosa política habia socorrido hasta enton-
ces con misteriosa timidez. La declarada unión dé
las dos potencias, y la sucesiva de otras dos , hi-
zo conocer al gabinete de San James que solo em-
pleando ilimitadamente todos sus recursos, podia re-
sistir á tan superiores contrarios.
Entre todos los generales americanos , Washing-
ton era el que mas cuidado daba al ministerio in-
gles, pues que era el que reunia todas las necesa-
rias qualidades para hacer triunfar un exército, y
gobernar sabiamente á una nación. Anhelando mas
por la gloria de su pais que por la suya propia,
no tiraba á deslumbrar con el brillo y novedad de
sus empresas; pues á lo que con preferencia aten-
día era á la utilidad de su patria. Jamás tuvieron
cabida en su corazón las baxas y culpables pasiones
como la avaricia y la desenfrenada ambición: fué
al contrario templado en sus deseos, firme y pru-
dente en los consejos, heroico en el campo de ba-
talla , humano después de la victoria , olvidán-
dose de sus servicios, y descuidando solo sus pro-
pios intereses. Washington se eleva en los moder-
nos tiempos qiial una de aquellas nobles estatuas
antiguas que atestiguan que la virtud moró en la
tierra.
El poderoso influxo de este gran hombre era
bien conocido en Inglaterra, y hubiera tenido el
Literatura francesa. 155
ministerio británico por un verdadero triunfo, no
el ganar á su favor á Washington, pues conocia
era imposible , sino el poderse apoderar de su per-
sona. Tenían , pues, encargo los oficiales ingleses
de tratar con los del exército americano, y de com-
prar la traición al mas alto precio.
Un guerrero célsbre ya por sus brillantes haza-
fias , que habla adquirido grande gloria ante las
murallas de Quebec, y en los campos de Saratoga,
fué el primero á quien se procuró ganar , y no pu~
do resistirse á los consejos de la avaricia y de la
ambición. El general Arnold , famoso entre los mas
valientes, tomó parte en los planes que Sir Enri-
que Cliton , comandante de las fuerzas británicas,
habia formado contra los Estados Unidos y contra
Washington, pues la suerte del general y de su pais
parecieron inseparables.
El origen , progresos , é imprevisto resultado de
esta conjuración, forman el asunto de la obra que
aquí anunciamos.
Washington habia dispuesto estrechar al enemi-
go en Nueva Yorck ; pero para lograrlo era menes-
ter cerrarle el rio del Norte, conocido con el nom-
bre de tiudion. El gobierno francés le habia envia-
do muy hábiles ingenieros, los quales aseguraron
que el mejor parage para ello era el de West-Point^
que así se llama una colina situada en la orilla oc-^
cidental del rio: levantáronse, pues, allí varias
fortificaciones.
Estas, ¿uya posesión era de la mayor importan-
cia para el éxito de la guerra, están á veinte le-
guas de Nueva Yorck. La roca que las sostiene se
une con una montaña sobre la qual se elevan como
en anfiteatro varias puntas: la baña el rio, y en su
1^6 Corsplrachn ie Arhold.
cumbre se hace una mesa que cubren las principales
fortificaciones.
Luego que se concluyeron las obras, conocie-
ron los ingleses, pero tarde, que no deberían ha-
ber dexado al enemigo el tiempo y medios necesaí-
rios para levantarlas ; pero ya no estaban en dispo-
sición de poderlas tomar á viva fuerza ; y así te-
nían que desistir de la ofensiva , mientras el rio es-
tuviese atajado tan cerca de Nueva Yorck.
Deseaba Arnold tener el mando en gefe de tan
importante puesto. Muy bien sabia que un general
que se vende al enemigo pierde en aqael mismo
instante quanta gloria, estimación y fama ha ad-
quirido hasta entonces : marchita la traición sas
laureles, y quien le compra cuenta mas bien con las
ventajas de que priva al partido contrario, que con
el valor verdadero de lo que adquiere. Nó quería
Arnold que se le recibiese como desertor, y puesque
le era imposible llevarse no solo el exército, sinb
ni un batallón, intentaba entregar á los ingleses to-
das aquellas fortificaciones con su guarnición , y los
inmensos almacenes que allí había.
El salario de la traición de Arnold consistía eñ
la cantidad de 30.000 libras esterlinas (mas de dos
millones y medio de reales), y el conservar al ser-
vicio de la Inglaterra el grado de brigadier gene-
ral que tenia en el exército de los Estados Unidos.
Tak's fueron las condiciones con que estipuló con
los ingleses la esclavitud de su patria.
Arnold había pretendido y logrado el mando
de W t s t ' P o i n t , pues ninguna sospecha se tenia de
su infame trato , ni se podia imaginar siquiera que
un hombre que habia derramado su singre por la
patria fuese capaz de pasarse al partido enemigo;
Liferafura franeerét. I57
y así Arflold pudo medirqr con la mayor seguridad
el atentado que debia , fuese qual fuese el resulta-
do, envilece su vid,l y deshonrar su memoria.
Se encargó al mayor Andrés , edecán del gene-
ral Cliroii, el seguir la correspondencia con Arnold.
Este dísiíraclado joven estaba dotado de hs exce-
lentes prendas que hacen que un ciudadano sea titil
á su p!<is y e'itimddo entre las gentes: ansiaba por
tentfr ocasión en que se pudiese distinguir con algu-
na mcmora:ile acción , y así se exaltó su zelo con
la ilusoria esper.-.nza determinar la guerra, apode-
rándose de West Point, por lo que convino en te-
ner una conferencia secreta con Arnold. Pero espe-
rábale al í su mala suerte t fué arrestado, y se le
cogieron todos los papeles.
Omitiendo ahora pormenores del mayor inte-
rés, pero que deben leerse en la obra , solo me de^
tendré en la catástrofe que terminó la vida del ma-
yor Andrés , porque presenta muy útiles lecciones.
El general Arnold tuvo tiempo para escaparse
á Nueva Yorck. Quando Washington supo su de-
serción, se hallaba en compañía de todos sus gene-
rales, y dixo: "He creido que un oficial hábil é
intrépido que muchas veces habia derramado su
sangre por su pais , era digno de confianza , y así
le concedí la hiia ; pero ahora conozco, y para to
da mi vida, que jamás debe uno fiarse en aquellos
que carecen de honradez, por mucho talento que
tengan. Arnold nos ha vendido."
El mayor Andrés fué cogido sin uniforme y
con un pasaporte falso, y así considerándosele como
espía se le formó causa; pero antes de tomar es-
ta resolución consultó Washington secretamente al
Congreso, el que le respondió que no habia motivo
is8 Conspiración de Arnold.
alguno que pudiese detener el curso de la justicia.
El comandante general reunió al instante el conse-
jo de guerra compuesto de seis mayores generales,
y ocho brigadieres generales, y según el tenor de
la ley se comprendieron en este número dos extran-
geros, que eran los generales La-Fayette y Steuben.
Con la mayor pena cumplieron todos con tan
rigurosa obligación ; y el consejo de guerra después
de un maduro examen manifestó al general W a s -
hington que, "John Andrés debia ser tratado como
espía del enemigo, y que según las leyes y usos de
las naciones merecía la muerte." Pero aunque An-
drés era justamente condenado, no por eso dexaba
de inspirar compasión á todos, pues moria vícti-
ma de agena traición , en la flor de su edad, al prin-
cipio de una carrera que su valor, sus talentos , su
buen gusto en las letras y las artes debían hacer
útil a su pais , y gloriosa para él. Su conducta con
los americanos fué siempre muy moderada , pues
muchos le debian la vida y sus haciendas ; porque
mientras otros ingleses guerreaban con un furor har-
to común en Jas guerras civiles, el había procura-
do disminuir los males que la guerra trae consigo.
•Las mismas circunstancias que concurrían en la em-
presa que causaba su desgracia, hacían ver que era
un hombre zeloso en sumo grado por la gloria de su
pais, por lo que su delito mismo venia á ser una
acción heroica.
Al acercarse el fatal instante manifestó deseos
de que le acompañase un oficial americano , y tocó
la suerte al coronel Hamilton , uno de los mas esti-
mados oficiales del exército; y íué al suplicio sin
mostrar cobardía , ni obstenrnr orgulloso valor. "Se
presentó, dice el historiador, qu.il un valiente sol-
Literatura francesa. 159
dado á quien su general ha mandado se ponga so-
bre una mina , cuya explosión vá á causarle la
muerte."
" Algunos se quejaban de aquella fatal suerte
que haciéndole morir, libertaba al mismo tiempo al
verdadero reo ; pero la vida de Arnold era mil ve-
ces mas infeliz que la muerte de Andrés. Es verdad
que Arnold la conservaba ; pero para siempre des-
terrado de su patria, debia sufrir ignominiosa exts<
tencia en una nación que le acusaba de la pérdida
que acababa de hacer; transmitía á sus hijos un nom-
bre odioso y célebre en la deshonra , y no lograba
mas que parte del premio infame de inútil traición.
Sus mismas quejas manifestaron pronto que no se ha-
bía cumplido quanto se le prometió."
" Arnold fué el único oñcial americano que aban-
donó la causa de su patria, volviendo sus armas
contra ella. Los oficiales del exército ingles se re-
sistieron á servir baxo sus órdenes: le estimaron
quando enemigo, le despreciaron quando traidora-
mente se pasó á su bando."
Difícil sería el exponer con mas fuerza y verdad
la infamia que siempre se sigue á la traición ; y con
complacencia advierto que rara vez sucede que los
traidores obtengan completas las recompensas que
excitaren su codicia : ni es el general Arnold el
único que se ha quejado de que le hayan engañado
con vanas promesas. Tal será siempre la suerte de
aquellos que venden á los extrangeros su patria;
pues solo pueden contar como cierto con el odio de
lus contemporáneos, y el desprecio de la poste-
ridad.
i6o
r* - •

Anécdota de Un atetlno deseubierto de un modo rara,

Purft 30 de margo.

Volviendo un recaudidor de rentas del pueblo de Bügni,


de hacer su cobranza de otro pueblo ce cano , fué muerto ea
al camino real de un b. lazo que le partió el corazón : el ase-
sino le robé una sortija , un relox , y 130 prsetas , único di-
nero (jue llevaba. £1 modo como se ha descubierto el asesino
es muy particular. Quando levantaron el Cidáver del parage
en que se hallaba, se recogió un pe.licito de papel escrito qu«
parecía haber servido de taco i la escopeta, üe encontraron
en el tal papel algunas paUbris de vidriería, y una fecha co-
mo de 15 años. Con estas escasas noticias, el jiiez pasó á una
fábrica de vidrio que hay en el pueblo, y recorriendo su4
mtientos , encontró una naca de ciertn c;)nti(Jad de vidrios da—
da á una person», y cuya factura era precisamente el papel
de los tacos. Sospechóse al instante del yerro del sugeto que
decía la nota (pues él hacia di 7, ufrns que f Itaba del país) y
se le mandó prender. Pero quando fueron á execuiarlo le en-
contraion haciendo oración d« rociiilas, y se utemorizó tantp
que al instante descubrió toda la verdad , y rlixo que tenia la
isortija y el relox guard,.dos en el techo de paja de su cabafia,
donde en efecto se ha hallado.

Ha habido en París un huracán muy fuerte que ha causa-


do mucho daño. El día 8 de marzo derribó muchísimas texas,
pizarras , y vidrios de hs ventanas que hirieron á muchac
personas : echó abaxo aljíunas chimeneas y paredes: arrancó
de quajo árboles muy fuertes: boleó muchos íjirlochos, y ar-
rojó del pescante á un cochero que murió ai instante.

El 4 del mismo mes se sintió igualmente en Londres otro


huracán no menos fuerte qus venía de la parte ríe sur-oeste,
y el qual ademas de haber caussdo bastantes daños en la c i u -
dad , produxo muchos naufragios en la costa.
Núm. XLV. MINERVA. 7 de Mayo.

EDUCACIÓN.

Eitado actual de la instruccton pública en Ruíia,


por Mr. Gribñow.

^ e tendría una idea muy inexacta de la civiliza-


clon de este vasto imperio , si se juzgase de ella
por los que le vieron hace diez años, ó por las obras
que entonces se publicaron. Tales son los rápidos
adelantamientos de los diferentes ramos de la ins->
truccion pública , que la Rusia científica muda de
aspecto, no solo cada año , sino por decirlo así,á
cada instante.
Pedro I . , el hombre mas grande que ilustró el
siglo XVII, fué el reformador de sus pueblos. Ca-
talina II. excitó el gusto de la instrucción particu-
lar enviando á su costa á varios jóvenes á estudiar
á las mas famosas escuelas de Europa , y excitan-
do á los nobles á que también enviasen á viajar á
sus hijos. Pero estaba reservado al emperador Ale-
xandro el completar lo que sus augustos predeceso-
res habían comenzado tan felizmente , abriendo en
sus estados las fuentes de la instrucción pública.
Únicamente ocupado de la civilización y felicidad
de sus pueblos ha fundado las universidades de
Kasan,Kharkow, Dorpat, Wilna, la academia mé-
dico-quirúrgica de Moscou , ha reanimado la emu-
lación de las de Abo, de Moscou y de la acadtmia
médico-quirúrgica de S. Petersburgo, ha convertido
con una sola de sus benéficas miradas, los gimna-
sios y las escuelas inferiores en planteles, por de-
cirlo asi, de las universidades. Acaba de introdu-
ToM.XI. ai
,i62 Instrucción pública en Rusia.
cir con el mas feliz éxito en sus estados las escue-
las deLancaster, y en tales términos, que dentro
de pocos meses las habrá hasta en la mas pequeña
ciudad. Para extender la instrucción en todas las
clases de la sociedad , presentándola en sus escue-
las publicas, ha fomentado las que han formado
los particulares, y ademas ha concedido empleos ci-
viles y ciertas prerrogativas á los grados académi-
cos , por manera que no se puede obtener ningún
empleo civil ó militar hasta haber sufrido los mas
rigurosos exámenes ; y de este modo el honor y el
interés, que son el móvil de las acciones humanas,
excitan y mantienen una noble emulación. No me-
nos distingue á los buenos escritores que á los sa-
bios maestros. ¡Quan mezquinas no eran las libera-
lidades tan aplaudidas del opresor de la Francia,
si se comparan con las de Alexandro! Los diarios
franceses anunciaron que Bonaparte , para recom-
pensar al qélebre autor de comedias Mr. Picard, le
hizo indiyiduo del instituto y de la legión de ho-
nor, y le concedió dos ó tres mil francos de pen-
sión, haciéndole un regalo de igual cantidad. Ape-
nas Alexandro conoció el gran talento de Mr. Ka-
ramsine, autor de una excelente historia de Rusia,
quando le nombró historiógrafo del imperio, con-
segero de estado, gran cruz de la orden de Santa
Ana , le dio una pensión anual de dos mil rublos, y
le hizo un regalo de sesenta mil. Muchos rasgos se-
mejantes manifiestan el zelo de este magnánimo
principe para extender por todas partes los benefi-
cios de la instrucción. EUe«udio de las buenas le-
tras ha comenzado en el-f'reinado de Alexandro.
Aunque concurren muchísimos discípulos á las uni-
versidades , necesitan quatro años para concluir sus
Educación. 163
estudios, y algún tiempo mas para perfeccionar los
conocimientos que han adquirido. Los sucesos de
18 12 dañaron principalmente á las universidades
de Moscou y Wilna , y también á las de Dorpat y
de Kharkow. El ser nuevas estas escuelas, é inmen-
so el territorio ruso, explican el cómo en esta na-
ción no hay aun proporcionalmente el mismo nú-
mero de sabios que en otras comarcanas y mucho
mas antiguas en la civilización. Sin embargo , hay
bastantes sabios en Rusia. Muchos que han disfru-
tado de las pensiones que Catalina IL daba á los
que estudiaban en las universidades, principalmen-
te de Alemania, sirven ahora de maestros en las de
Rusia. La universidad de Dorpat es la única donde
todas las cátedras las ocupan los alemanes, porque
se enseña únicamente en esta lengua. No hay duda
que no basta con 10 años para que tengamos bastan-
tes nacionales capaces de enseñar sin necesitar para
ello de los extrangeros; pero siempre debemos es-
tar agradecidos á éstos, principalmente á los alema-
nes, porque fueron los primeros que llamados por
Pedro el Grande y por Catalina acudieron á ilus-
trarnos. Entre las causas que han contribuido á que
las universidades rusas no hayan sido tan concurri-
das como parecía corresponder á la población, de-
bemos contar la esclavitud. Pero como el empera-
dor Akxandro vá dando progresivamente la liber-
tad a los esclavos, se aumentará á proporción el
número de los estudiantes, pues hasta ahora solos
los nobles y los habitantes de las ciudades han po-
dido lograr el beneficio de la instrucción.
Los rusos tienen una disposición muy particu-
lar para la imitación. Para ellos el estudio de las
lenguas parece que solo es un juego. Tienen sus
i54 instrucción pública en Rusia.
oradores, sus historiadores, y sus poetas; y entre
estos últimos las obras de Lomonosow , Kheraskow,
Karamsine y Derschawine, se hallarian en la biblio-
teca de todo hombre de gusto , si la lengua rusa es-
tuviese mas extendida. Pero esto debe dexarse al
tiempo, mas ya advertí con agrado hallándome en
Berlín en 1814, que algunas personas estudiaban
nuestra lengua.
Voy á dar una idea de la academia médico-qui-
rúrgica de Petersburgo, que es un excelente mode-
lo, y de este modo se conocerá el estado de los de-
mas establecimientos de este género que están tan
adelantados como los de las naciones mas flore-
cientes. El objeto principal de esta enseñanza se
dirige á facilitar una instrucción sólida , separa-
da de toda especulación sistemática , y acomoda-
da á las necesidades de la vida, lo qual es muy
conforme al gusto de la nación que prefiere el estu-
dio de las ciencias exactas. Las academias médico-
quirúrgicas de Petersburgo y de Moscou , están des-
tinadas para proveer al exército de un numero su-
ficiente de sugetos hábiles en el arte de curar , y no
conozco ninguna que mejor llene este objeto.
Doscientos cincuenta á trescientos cincuenta dis-
cípulos que han estudiado bien las humanidades en
los gimnasios , son mantenidos á costa del empera-
dor en la academia de Peter^^burgo. Allí se les pro-
vee de todo lo necesario menos de ropa, pero para
ello tienen una pensión anual de ciento veinte ru-
blos. Habitan un magnifico edificio á un extremo de
la ciudad, en medio de muchísimos hospitales mili-
tares, que forman una pequeí:.-' población aparte.
Un inspector y quatro subinspectores viven en la
academia y la gobit^rnan. Los cur,<;os duran quatro
Educación. 165
anos. En el primero estudian la mineralogía, la zoo-
logia , la física, y los principios de la anatomía.
En el segundo se les enseña la anatomía, la fisiolo-
gía , la química , la botánica , y la farmacia: en el
tercero la materia médica, la pathologia, la thera-
peútica , y la cirugía general; y al mismo tiempo
asisten á la clínica como meros espectadores. En el
quarto año se dedican á la pathologia, á la thera-
peútica, y á la cirugía especial, al arte de partear,
á la medicina legal, y á la policía médica. Ai mis-
mo tiempo practican la clínica interna y externa á
vista de los profesores. En varias épocas del año se
tienen exercicios ó repasos, y en el mes de agosto
exámenes públicos, en los que se distribuyen pre-
mios ; y los que no salen bien de los exámenes tie-
nen que volver á hacer el curso del año que han
concluido. Pasados los quatroaños, los discípulos
sirven en los hospitales durante el quinto año, baxo
la dirección de médicos consumados que les van
acostumbrando mas y mas á la práctica de su arte.
Los discípulos roas sobresalientes por su talento y
aplicación , se emplean en las guardias imperiales y
reales, y los otros pasan á servir por seis años en
el exercito, resarciendo de este modo al estado de
los gastos que ha hecho para su instrucción. La
academia tiene una inmensa biblioteca ricamente do
tada para que se pueda aumentar con las mejores
y mas nuevas obras que se publican en todas las na-
ciones. Un magnífico gabinete anatómico presenta
todas las excelentes preparaciones de los vasos y ner-
vios con que los LieberkUhn , los Ruysch y los Zo-
gorsky han enriquecido la ciencia. El gabinete de
física y el de zoología es uno de los mas completos
que se conocen. Los gabinetes de mineralogía rusos
166 Instrucción pública en Rusia.
contienen lo mejor que hay en su género; y por
esto se puede juzgar si el de la academia podrá ca-
recer de cosa alguna. En estos excelentes establecí-
mientos reynan los mejores modales y quanto pue-
de favorecer á la aplicación. Están abiertos todo el
a>a, y se prestan á los discípulos quantas obras pi-
den para llevarlas á sus casas, bastando conque
responda por ellos un académico.
En Petersburgo los profesores de clínica pueden
sacar de los hospitales de la capital todos aquellos
enfermos, cuya enfermedad presenta casos raros, ó
que les conviene estudiar. Esta sabia disposición,
que hasta ahora solo la he visto observada en Pe-
tersburgo, ahorrando á los discípulos el tiempo que
perderían en ir de una á otra parte , reúne en un
mismo punto á su vista quanto el profesor juzga mas
digno de su atención y mas análogo al plan de su
enseñanza , y se dedica principalmente á presentar-
les personas en las que esú mas bien caracterizada la
enfermedad , de que se trató en la lección anterior.
Este método trae la vantaja , ademas de proporcio-
tiar una buena práctica , de excitar un exercicio
útil al ingenio de los discípulos por las discusiones
a que da motivo. Los discípulos observan por sí
mismos á los enfermos que acaban de llegar, les
preguntan quanto conceptúan necesario, y luego
hacen una exposición en latín de quanto mas nota-
ble han observado. El profesor la corrige y añade,
y de este modo hasta las mismas faltas son útiles.
Es verdad que así se ven menos enfermos, pero se
saca mayor utilidad, y se aprende á curar mejor.
Después de este examen se pasa al diagnóstico, y
no basta con nombrar la enfermedad, pues es me-
nester comprobar su opinión con la enumeración de
Educación. 167
los síntomas que la caracterizan y distinguen délas
que les son análogas. Pásase luego al pronóstico y
á la therapéutíca ó medios curativos, y es necesa-
rio que el discípulo presente las principales indica-
ciones , y diga por qué razón prefiere en el caso de
que se trata el uso de tal ó tal medicamento, á otro
del mismo orden. Estas útiles explicaciones dan mo-
tivo para que se recorran las ciencias médicas,
aprendan unos lo que ignoran , y se acuerden otros
de lo que han olvidado. Cada discípulo escribe ea
latín el diario de la enfermedad , y manifiesta las
alteraciones ocurridas en el estado del enfermo, le-
yéndolo todo al profesor en la visita del día si-
guiente , delante de sus condiscípulos. Quando la
enfermedad se hace crónica, y que ya no presenta
nada importante que observar, se lleva aquel enfer-
mo al hospital de donde se le sacó, y se trae otro.
Todas las operaciones quirúrgicas, excepto las mat
diñciles , las practican sucesivamente todos los dis-
cípulos á visra del profesor. (Se concluirá.)

VARIEDADES.

Cauta de hechicería.
Para que se vea que en los paises mas ilustrados hay, como
en todos, ridiculas creencias y errores groseros en el vulgo,
copiaremos de un periódico francés el siguiente suceso.
»»En el tribunal de policía correccional de Burdeos se ha
visto una causa bien extraña. En el mes de setiembre pasando
tres jornaleros por el pueblo de Cenon-Labastida , entraron
en una casa á pedir un vaso de agua ; la dueña de la casa les
dixo que esperasen , que iba á llamar á su marido. Vino éste
y les dio tres peras que cogió de su huerta. Partieron al ins-
tante los jornaleros ,• y uno de ellos comenzó á comer su pera,
pero apenas hubo probado el primer bocado, quando sintió un
dolor tan fuerte que le derribó convulso y como furioso en el
i68 Variedades.
suelo Acudió mucha gente que preguntó ia causa del m a l , y
guando los dos compafieros que iio habían probado sus peras,
dixeron lo que era, y dieron las señas de quien se las habla
dado , exclamó una vieja : Pataroja es quien le ha dado Ja pe-
ra y lo ha hechizado. Con esto furioso el populacho acometió
i. ia casa de Pataroja , queriéndole obligar á que silies; y vol-
viese la salud al enfermo , á lo que él se r;:5istió. Durante el
alboroto la vieja persuadió al enfermo á que el único medio
de ponerse prontamente bueno sería el de morder en la barri-
ga á la muger del hechicero j y apenas lo hubo dicho, quando
los otros dos jornaleros fueron á buscar la muger de Pataroja,
y á viva fuerza la sacaron de su casa y la pusieron en manos
del paciente , el qual exactísimo en el supuesto remedio la ti-
ró tan fuerte bocado, que la arrancó un pedazo del gu<irdapies,
lo que la hizo gritar sobremanera , y luego ella y su marido
fueron á quejarse á la justicia. Seguida la causa ha recaído
sentencia que condena al hechizado fingido , y sus dos compa-
fieros á un mes de cárcel y la multa proporcionada.

El terremoto que se ha sentido en Sicilia se ha extendido


á toda la isla , y hasta á la misma ciudad de Palermo,quc ha
sufrido una ligera conmoción. En una heredad del duque de
Misterbianco se han visto salir de pronto de la tierra siete
chorros de agua que saltaron durante quince minuto^. Al mis-
mo tiempo se vio serpentear un torrente de fuego sobre la su-
perficie de la antigua lava volcánica que se extiende desde
Licacia hasta Botte deH'Acqua. Este torrente de fuego que pa-
rece ser una nueva lava, que ha salido de la ladera del mon-
te , alumbró durante algunos minutos todos los campos cer-
canos.
Y también escriben de Genova que muchos terremotos haa
conmovido los Apeninos casi en los mismos dias que se sintie-
ron los de Sicilia.

París 30 de marzo.
Escriben de Munich que entre los doce ancianos á quie-
nes el rey de Baviera lavó los pies el día de Jueves Santo, ha-
bla uno de X13 a&os, cinco de 9 0 , y seis de l o .
Núm. XLVI. MINERVA. 14 de M a y o .

Concluye el articulo comenzado en el número


anterior.

La atención de los estudiantes no se pierde en


medio de un sin número de camas. La mayor escuela
de clínica que he visto es la de Petersburgo, en la
que se reúnen treinta y dos enfermos. Aunque este
método es el mas excelente y el mas antiguo , solo
le he visto completamente observado en Pctersbur-
go , en Moscou, y en Wilna por M. J. Franck. En
la mayor parte de las escuelas extrangeras solo se
cultiva alguna parte de la clínica ; pero en Peters-
burgo se atiende á toda ella, y los profesores la dan
mucha mayor importancia aún por el cuidado que
ponen en la materia médica, tomando por guia en
parte tan importante de la ciencia á la obra ver-
daderamente clásica del barón Wylie que se intitu-
la Pharmacopea castrensis. No se limitan los acadé-
micos á emplear los medicamentos usuales, pues es
menester, que el discípulo busque también quando es
necesario, los que son menos conocidos. En Peters-
burgo no hay privilegios exclusivos ni remedios de
moda como en algunas universidades extrangeras.
Aquí se clasifican los remedios según está mas ó me-
nos comprobada su eficacia : se practica la medicina
según las luces de la experiencia, y no por vanas
preocupaciones ó por ciega rutina.
También hay una muy buena escuela de farma-
cia dependiente de la academia y y en la qual en
tres años se forman muy buenos boticarios. Igual-
mente ha protegido el emperador el arte veterina-
ria , y asi se ha fundado y dotado cerca de la aca-
TOM. X L 22
170,,- Instrucción pública en Rusia.
demia una escuela que dá al exercito muy buenos
albeytares.
Ya la academia de Moscou que fué destruida
en el incendio de 1812, renace de sus cenizas mas
sui.tuosa que nunca. Las facultades de medicina de
las demás universidades del imperio, se organizan
como la academia de Petersburgo , que viene á ser
el modelo de todas. Pero los discípulos no se man-
tienen á costa del gobierno ; así pueden estudiar
quanto tiempo quieran , y no tienen obligación de
servir en el exercito. Los grados de universidad no
se conceden según el tiempo ó el lugar de los estu-
dios , sino según la instrucción del discípulo. Los
exámenes son gratuitos, tanto para los extrangeros
quanto para los naturales; y no hay precisión en
Rusia como en otras partes, de ganar cierto núme-
ro de cursos para obtener un grado , pues se con-
cede al instante al que se halla bastante capaz. La
academia de Dorpat es la única en Rusia donde se
paga un corto estipendio por las lecciones ^ e los
profesores , abuso que aun subsiste en Francia , en
Alemania y en Inglaterra.
Las agitaciones políticas de Europa , y la difi-
cultad que habia de comunicarse unas naciones con
otras, ha hecho se pierda la costumbre de enviar to-
dos los años á viajar seis ú ocho discípulos de ios
mas adelantados que hubiesen concluido sus estudios.
Durante tres años recorrían las mas célebres uni-
versidades de Europa. Guiados por las instruccio-
nes de la academia , enviaban de tres en tres meses
una Memoria circunstanciada de quanto habían en-
contrado mas notable y digno de saberse. Habién-
dose aumentado de este modo su instrucción, quan-
do volvían se empleaban como profesores á aquellos
Educación. Í71
que reunían á una vasta erudición el arte de saber-
la comunicar á los demás. No hay duda en que
nuestro magnánimo emperador restablecerá una cos-
Uumbre tan útil para que nuesiros sabios nacionales
entren en comunicación con los mas célebres del
mundo literario.
La influencia de Alexandro, fundador de las
ciencias y de las artes en Rusia , sobre su nación
será la misma que la de Augusto, la de los Medi-
éis, y la de Francisco I. Ni debo pasar en silencio
la gloriosa parte que el barón de W y l i e , conseje-
ro de estado y primer médico de cámara, ha teni-
do ert las grandes ideas de nuestro augusto monarca.
Habiendo participado de sus-peligros en el campo
de la victoria, y honrado de su confianza en el con-
sejo, la academia de Petersburgo debe á su excelen-
te dirección la superioridad que goza sobre todos
los establecínáientos de este género en Europa.

HISTORIA MILITAR.
Memorias sobre la guerra de los franceses en España^
escrita en francés ^r Mr. Rocca, oficial de usares, y
caballero de la cruz de la Legión de Honor ; y tradu-
cidas por el sargento mayor de infantería y primer
ayudante del regimiento de Burgos %i de línea
D. yf. A.

título de esta obra indica ya qtie el autor no


se ha propuesto darnos una historia completa de la
gloriosa guerra de Espafia para rechazar la in-
justa invasión del tirano de la Europa, sino unas
memorias particulares de lo que ha visto y observa-
do, y de lo que á él mismo ha sucedido; género de
I J^a Guerra de los franceses
obras qi^e al mismo tiempo que presentan interés
por los preciosos datos que reúnen , y sobre los
quales se ha de formar la historia , agradan y di-
vierten por tener lugar en ellas aquellas menuden-
cias, aquellas chistosas y particulares aventuras que
desdeña la gravedad de la historia , pero que viva-
mente excitan la curiosidad de los lectores.
Tdles ]a naturaleza de esta obra, en la que el
autor, á los sucesos y reflexiones generales, añade
los particulares suyos, que descubren mejor el ca-
rácter de esta sin igual guerra.
Debemos decir en elegió del autor, que aunque
eneinigo, no se manifiesta tal, pues pinta favorable-
mente ^i, carácter nacional, elogia nuestro valor, y
defiende francamente Ja justicia de nuestra causa,
no disimulando la atrocidad y maldad del tirano y
sus satélites, y la ineptitud de José Bonaparte.
" L a Europa , dice, no-debe olvidar que la Es-
paña ha sostenido casi sola por mas de cinco años,
el peso del inmenso poder del emperador Napoleón.
Vencedor en Italia , en el Danubio, en el Elba , y
en el Niemen , había sometido ó unido á su fortu-
na una gran parte de la Europa. Reuniendo baxo
sus banderas los vencidos á los vencedores, habia
convertido á sus enemigos en aliados de sus exer-
ci'ios. Los italianos , Jos polacos', los suecos, \os
holandeses, los saxones, los bávaros , y todos los
pueblos guerreros de la confederación del Rhin,
confundidos en las filas de los franceses , y émulos
de su gloria, se complacían en hacer alarde en los
combates , de que despreciaban como ellos los peli-
gros y la muerte."
Y el traductor añade muy oportunamente en
el prólogo: " L a Espina fué Ja roca en que se es-
en España. 173
trelló el poder, hasta entonces inmenso de N a p o -
l e ó n , y que por un orden natural de cosas, sin la
tenaz resistencia que los espaiíoles opusieron á sus
ambiciosas miras , existiría aun hoy el Goloso, y la
Europa atónita temblaría todavía á la voz del t i -
rano."
Ved aquí algunos pasages sueltos de la obra, que
comprueban lo que venimos,diciendo.
" E l carácter indomable de los habitantes de la
península, la suavidad del clima que permite vivir
al raso casi todo el a ñ o , las retiradas inaccesibles
de las montañas de lo interior, la mar que baña
6US dilatadas costas; todas estas grandes circunstan-
cias que provienen del clima y de las localidades,
debian facilitar á los españoles proporciones sin nii-
mero para substraerse á la opresión de los vence-
dores , y para multiplicar sus fuerzas, ó bien tras-
ladándose con rapidez á los puntos en que los fran-
reses tenían pocas fuerzas , ó bien poniéndose en
salvo de sus persecuciones."
" E s t o s soldados de la patria marchaban de n o -
che por caminos extraviados para evitar el encuen-
tro de nuestras tropas; y así es como los exércitos
dispersos de los españoles se rehacían sin cesar de
sus desastres con una facilidad increíble. Quando el
exército de Castaños llegó á Cuenca, después de
Ja derrota de T u d e l a , estaba reducido á nueve mil
hombres de infantería y dos mil caballos; y un mes
después quando la acción de U c l é s , este mismo
exército se componía de mas de veinte y cinco mil
hombres. Después de la derrota del exército del g e -
neral Black en Espinosa , costó mucho trabajo al
marques de la Romana reunir cinco mil soldados,
y á principios de diciembre había ya reunido vein-
174 Guerra de los franceses
te y dos mil hombres en las inmediaciones de León."
"Aunque la junta española era un gobierno dé-
bil y mal consolidado, tenia sin embargo mucha in-
fluencia quando auxiliaba el movimiento que la na-
ción se habla dado á sí misma; este movimiento de-
bia ser tanto mas durable , quanto era enteramente
voluntario."
»Los generales españoles, como su gobierno,
no tenían autoridad sino quando obraban en el sen-
tidp de la opinión de aquellos á quienes mandaban:
no podian detener á sus soldados en los sucesos fe-
lices, ni contenerlos en los reveses, y estos exérci-
tos indisciplinados arrastraban consigo á sus gefes
á la victoria ó á la fuga. El orgullo nacional de los
españoles era tan grande, que no querían jamás
atribuir sus reveses á falta de experiencia , ó á la
superioridad militar de sus enemigos: quando eran
batidos acusaban á sus gefes de traición. El gene-
ral San Juan fué ahorcado por sus soldados en Ta-
lavera, las divisiones de Andalucía quitaron el man-
do al general Lapeña, y el duque del Infantado
se vi6 obligado á encargarse en Cuenca del exér-
cito."
MLOS españoles eran un pueblo religioso y guer-
rero , pero no militar: despreciaban todo lo que era
tropa de línea , y carecían de buenos oficiales, de
sargentos, y de todos los medios que caracterizan
un exército bien arreglado. Consideraban la guerra
presente como una cruzada religiosa contra los fran-
ceses por la patria y por el rey, y una cinta encar-
nada con la inscripción vencer ó morir por la patria
y por Fernando Vil, era la única distinción de la
mayor parte de sus soldados ciudadanos. A la pri-
mera convocatoria los hombres de todas las provin-
en España. 175
cías marchaban casi desnudos á las grandes reunio-
nes , que ellos llamaban sus exercitos. Allí el deseo
que tenían de vencerles hacia soportar con pacien-
cia admirable privaciones, á que todo el poder de
la disciplina mas severa no hubiera podido redu-
cir á las mejores tropas de lín¿a."
MLOS pueblos de las provincias manifestaban
generalmente , aun en el tiempo de nuestras victo-
rias , mucha incredulidad en quanto á las ventajas
que conseguíamos: ningún español quería creer los
desastres de la España , y confesarla vencida : este
sentimiento que estaba en el alma de todos, hacia á
la nación invencible , á pesar de las pérdidas indi-
viduales , y de las derrotas freqüentes de sus exer-
citos."

»E1 13 de enero , día en que se dio la batalla


deUclés,mi regimiento salió de Madrid para r e -
unirse al primer cuerpo de exército: el 14 dormimos
enOcaña: el 15 encontramos á tres leguas de esta
vi^la los prisioneros españoles que venían de Uclés,
y eran conducidos á Madrid; muchos de estos in-
felices caían abrumados de fatiga , y otros morían
de desfallecimiento: quando no podían andar mas
eran fusilados inhumanamente. Esta orden sangui-
naria había sido dada en represalias de que los es-
pañoles ahorcaban á los franceses que hacian prisio-
neros. Unos medios tan violentos tomados fuera de
tiempo contra enemigos desarmados, que debían ser
protegidos por su debilidad misma, no podían en
ningún caso ser iustificados por la necesidad de re-
presalias : estas medidas tan crueles como impolíti-
cas alejaban el gran objeto de la conquista, que debía
serlasumisiondurable de los pueblos." (Se concluirá).
176
MISCELÁNEA.
Cantos pastora/es, escritos en ingles por ^lexandro Pope, y
traducidos del frunces por D. Ge ánimo f^olenzuela , capitán
det regimiento provincial de Jaén. Madrid 1817 , imprenta
de D. M. de Burgos, se hallará en ta ¡tbrer:a de Soja, calle
de ¡as Carretas.
En tanto que algún poeta, inteligente en el ingles, cre-
yéndose capaz de luchar con P'pe , se atreve á hacerte ha-
blar dignamente en el sublime lenguü^e de las musas castella-
nas , habrenios di,- contentarnos con esta traducción en prosa,
que dá alguna idea del mérito del autor , presentándonos á lo
menos los pensamientos que tienen originalidad y gracia: no
careciendo tampoco de ella la traducción hecha con cuidado,
por lo que ofrece agradable y útil lectura.
Las composiciones que se han reunido en este corto volu-
men son quatro églogas á las quatro estaciones : otra sagrada
con el titulo del Mesías: una oda titulada el Poder de lamú*
sica , y el poemita de la selva de Windson.

Progresos de la librería en París.


Al mismo tiempo que nos quejamos de lo poco que actual-
mente se imprime, y de lo mucho menos que se vende , nues-
tros vecinos al contrario, se alnhan del sin numero de obras
que cada dia salen á luz en París. Jamás , dicen , han tenido
mas actividad las especulaciones de los libreros. Todos los im-
presores se enriquecen. Novelas, historias, diccionarios, fo-
lletos, canciones, todo se vende, y todo se compra con ansia.
Tiene el publico para leer un tan incansable ánimo, como
nuestros autores para escribir. Todos los ilias se nos anuncian
obras nuevas ó renovadas, pues se reimprimen con notas, adi-
ciones y enmiendas las obras antiguas , aun las mas volumino-
sas, y se publican otras nuevus de no menos volumen : citare-
mos entre otras de las nuevas un Compendio de la historia an-
tigua y moderna pora uso de la juventud por el señor Conde
de Segur, que tendrá muchos volúmenes, pues solo la histo-
ria antigua comprende diez y seis : un^ Pintura en miniatura
de Parfi, la qual no podrá ser de pocos volúmenes, si el au-
tor , dice un periodista , pinta como promete todas nuestras
ridiculeces y locuras: también se hace una nueva edición del
Repertorio del teatro francés, que tendrá veinte y quatro vo-
lúmenes en octavo, adornados con ochenta y cinco láminas.
Núm.XLVII. MINERVA. ai de Mayo.

Concluye el articulo comenzado en el número


anterior.

7)En estas provincias montañosas del norte de


la península , los franceses, aunque siempre vence-
dores donde quiera que ios enemigos se presentaban
en batalla, eran asaltados continuamente por nubes
de montañeses armados, que no acercándose jamás
para combatir en filas cerradas, ni cuerpo á cuer-
po , pasaban de posición en posición, de roca en ro-
ca , á las alturas , sin dexar de hacer fuego auti
quando huían."
»Eran necesario á menudo batallones enteros
para llevar una orden de un batallón á otro poco
distante. Los soldados heridos , enfermos , 6 cansa-
dos que quedaban detras de las columnas francesas^-
exan al momento asesinados: era preciso después de
haber vencido, empezar á vencer de nuevo: las vic-;
torias eran ya inútiles, por el carácter indomable y
perseverante de los españoles, y los exercitos fran-
ceses se derretían por falta de reposo en las fatigas,,
en vigilias, y en inquietudes continuas*"

Así pinta al rey José y sus cortesanos.


"El rey José había contraído en el trono d&
Ñápeles costumbres apáticas. Rodeado de adula-
dores, y de un corto número de españoles , que le
engañaban, se dexaba llevar de vanas esperanzas^
^n lugar de seguir los exercitos , permanecía en la.
capital sumergido en la molicie, y echando menos
las delicias.de Italia, Quería dorpiir y reynar en
ToM. XI. ' 33
178 Guerra de los franceses
Madrid como en Ñapóles , aun antes que le hubié-
semos conquistado, si esto era posible, un reynoal
precio de nuestra sangre."
» Llenaba los papeles públicos de decretos que
jamás se executaban , y apenas se leían: daba á una
iglesia lot vasos sagrados de otra robada hacia mu-
cho tiempo por los franceses , ó despojada por los
españoles mismos. Prodigaba las decoraciones de su
orden real á los cortesanos, que no se atrevían á
traerla fuera de los lugares ocupados por los fran-
ceses por miedo de ser asesinados por los paisanos
españoles. Hacia numerosas promociones en sus rea-
les exéifcitós, que no existían aún : daba empleos
en espectativa de gobernadores , administradores, y
magistrados de las provincias mas remotas de sus
rey nos de uno y otro emisferio, mientras que no se
atrenria á dormir en sus casas de campo, á algunas
leguas de Madrid.''
Hablando abofa d é l a traducción, diremos que
«ería d« desear el que fuese hecha con mas cuida-
do , pues conserva fuertes resabios del original; y
así vemos siempre ángalos de calles^ y nunca esqui-
nas , que es como regularmente se dice, pues el
lenguage común y natutrnl huye de toda palabra
científica que no es absolutaineiite necesaria. Igual-
mente aquellas larcas hileras de muías y numerosas
vandas de asnos de la png. 61 , serían mas propia-
mente requas \ y qualquiera mozo del campo hubie-
ra aconsejado al buen francés que aquella silla
(pág. 70) de qu-í la muía consiguió desembarazarse^
se la hubiera echido al hombro, y no que la hubie-
se tomado sobre sus costillas, cosa mas decente y có»
moda.
Mas propio seria que los soldados saltasen por
en España. Í79
encima de los fuegos del vivac (pág. 1 0 0 ) , que no
el que los salvasen por todas partes.
"Zapaba (pág. 168) hasta los fundamentos mas
Íntimos de la disciplina militar." El verbo zapar
viene del substantivo zapa, palabra técnica del arte
militar, y solo se puede usar para significar la ac-
ción de aquel instrumento, en su sentido recto, y no
traslaticio, y mucho menos figurado como en fran-
cés: saper les fondentens, diriamos conmovía, tras-
tornaba, minaba , según los casos , y mas bien los
cimientos, bases, &c., que no los fundamentos. No
basta con que una palabra sea castellana , si no lo
es la significación que se la dá.
Bien ha podido el autor francés decir por Ola-
vide , el conde Oliveros (pág. 184), mas general-
mente sabemos los españoles que aquel fué el comi-
sionado para las nuevas poblaciones de Sierramo-
rena.
f.No era mas natural que aquellos vecinos de
Campillos, á quienes por dos veces dixo , poco á
poco, se hubiesen quedado helados quando le oye-
ron hablar castellano, que no el que se quedasen
petrificados (pág. 22b) petrifiés"^
fNo era mejor el que se hubiese acostumbrado
6 adiestrado en andar con muletas , que no hacer el
aprendizaje'^... Atento por demás anduvo en viútar
al caballo que habia sido herido con él (pág. 260),
Otro se hubiera contentado con verlo sin ceremonia
alguna.
A los graves y casi incurables males de que ado-
lece en el dia nuestro idioma castellano, se añade
el cruel con que algunos le dexan sin habla parali-
zándole la lengua , y obligándole á que ganguee y
tartamudee á lo francés ; y asi tenemos en la pág.
•I8o Guerra de Jos franceses.
302 aquellos cuerpos paralizados por falta de uniofJ.
Dexemos estos términos allá para los médicos en
•sus exércifos de terribles males que deben conocer
para combatirlos, y huyendo de ellos nos basta con
entorpecer ó inhabilitar al enemigo.

BIOGRAFÍA.
"Noticia histórica sobre la vida y obras
de Paisiello.

^ uan Paisiello nació el 9 de mayo de 1741 en


Tárente , ciudad del reyno de Ñapóles , y célebre
en lo antiguo entre las de la grande Grecia , ha-
biendo sido también patria del filósofo Aristóxénes,
célebre músico en la antigüedad. Sus padres le de-
dicaron al estudio de las leyes, pero habiendo reci-
bido su primera educación eníre los jesuítas , se co-
noció su ingenio y decidida inclinación á la músi-
ca. Tomaba ocultamente lecciones de este arte de
Cario Resta , y viendo que no se le podia contener
en su afición, le enviaron en l y f f al conservato-
rio de S. Onofrio en Ñapóles, y tuvo la fortuna de
que fuese su maestro por dos años el inmortal Du-
rante , cuyos principios de música han formado y
forman aún los mejores maestros. Por muerte de
Durante, acaecida á los dos años de estudio de Pai-
siello, los continuó éste con Cotomacci y Abes, mu-
dando de maestros, mas no de escuela, hasta ter-
miiiar su curjo de estudios musicales en 1763, te-
niendo ya la fama de un gr.in maestro, pues que
comoonia en beneficio del conservatorio misas, vis-
Biografiar i8i
peras, y oratorios; y á la edad de T8 años com-
puso un intermedio músico que executaron con su-
mo aplauso sus condiscípulos.
Entonces la ciudad de Bolonia le encargó la
música de dos óperas bufas para el teatro M.usig-
li , que fueron la Pupila y el Mundo al rev¿i., obras
del célebre Goldoni; y tuvieron tan buen éxito, que
se extendió la fama del joven compositor por toda
la Italia, y por lo tanto se le encargó inmediata-
mente la mú«ica de la ópera bufa de la Madoiía
Umorista, y las dos serias de Demetrio y de Arfa-
xerxtíí, evidenciándose entonces que Melpomene y
Thalía se disputarían sus ob'^equios. Las tres óperas
bufas il Virtuose ridicole, il l^eí^ligente , T V?w di
yíftíino, justificaron y aumentaron la opinión que ya
se habia formado de su talento. Tres obras nuevas
que hizo para Venecia, y son il Cunlone, C/.more
in bailo , y le Pescatrici^ las quales lograron en aque-
lla ciudad los mayores aplausos, le valieron el que
se le mandase trabajar para Roma, que es la ciudad
que sirve como de punto de reunión á todas las na-
ciones , y cuyos aplausos anhelan ma^ los composi-
tores j6venes , porque en efecto resuenan luego en
toda la Europa, como así se verificó con Paisiello
en su Marcheíe Tulipano.
Sin embargo, aun deseaba consolidar su fama
en Italia, y en especial en Ñapóles, que llamare-
mos la metrópoli de la música , y luchar con los
mejores compositores que tenían entonces ó se dis-
putaban el cetro del buen gusto, siendo el princi-
pal de ellos el gran Piccini, ante el que se presen-
tó sumiso y tímido, pero haciéndole ver bien pron-
to que tenia en él un peligroso rival, como lo de-
mostraren el éxito de muchas óperas, sobresalien-
182 Sobre la vida y obras
do entre ellas el ídolo Ciñese, que el rey quiso se
cantase en ^1 teatro particular de la corte , honor
que aun no había logrado ninguna ópera bufa.
Por aquel tiempo Piccini dexó la Italia , y pa-
só a Francia , donde como es sabido , rivalizando
con Gluk , dio motivo á una guerra musical que
hizo casi tanto ruido como la de Troya, durando
no menos tiempo.
En Alemania ha prevalecido el estudio de la
armonía, la música instrumental ,en especial de los
instrumentos de aire. En Italia nace de la naturale-
za misma del pais la afición á la música vocal, y
entonces tal vez se la sujetaba demasiado el traba-
jo de la orquesta y de los acompañamientos. Pai-
siello procuró enriquecer esta última parte. Puso
mas variedad en el uso de los instrumentos de aire.
Dio mas movimiento al lenguage , llamémosle así
de la orquesta , sin quitar nada á la eloqüencia del
canto. Multiplicó lasarlas con acompañamiento de
clarinete y de obúes, y sin que sus composiciones
perdiesen nada de su naturalidad y sencillez, adqui-
rieron mas riqueza en el efecto, y mas viveza en el
colorido. Fué preciso convenir que había adelanta-
do el arte de sus antecesores, aunque también se ase-
guró entonces que no podia progresar mas sin caer
en reprensibles excesos. Mas sin embargo, pocos años
después, Paisíello tuvo en Cimarrosa un rival que
demostró que con demasiada apresuracion se habian
fíxado los limites del ingenio en la composición mu-
sical. Entonces Paisíello pareció poner el sello á su
fama en Roma con la composición de Dus Contesset
y la dísfatta di Darío.
Ya se habla hecho tan célebre su nombre en Eu-
ropa que en Londres , Viena , y Petersburgo, se
de Pahiello. 183
disputaban por disfrutar de su talento y recompen-
sarle; pero el ínteres no inñuyó en su elección, pues
rehusó las ofertas de Inglaterra, y dio la preferen-
cia á Catalina , que fué la primera que le hizo lla-
mar.
Cosa tan larga sería el enumerar las lisongeras
distinciones que recibió de la emperatriz, como la
de manifestar todo lo que hizo por merecerlas, y
asi diremos en dos palabras que la liberalidad de
Catalina igualó al fecundo ingenio de Paisiello, y
solo mencionaremos entre las obras que compuso en
Rusia , las de la Serva Vadrona ,T Philosophi imagi-
nari, il Barbiere di Seviglia^ y en ias quales no tuvo
que hacer mas que conservarse igual á si mismo
para ser superior , pero donde ya casi no le era im-
posible sobrepujarse. (5e concluirá.)

NOTICIAS LITERARIAS.

Teatro etpa0o/ etcogido.


La literatura espafiola, y principalmente la poesía drami-
tica, están estimada en el dia en los países extrangeros, quan-
to despreciada por algunos españoles , á quienes parece que
tolo agrada lo que oo es de su nación. Ya insertamos en el
núm. XXXV de este periódico un pasage del célebre alemaa
Schlegel, en que elogia el carácter y el teatro español; y sa-
bemos que nuestras composiciones dramáticas , en especial ia«
de Calderón , se representan con el mayor aplauso en ios tea-
tros alemanes. Ahora se nos ha remitido un prospecto de un
Teatro Etpañol Etcogido que ha comenzado á publicarse «a
Londres desde i.» de enero de este afio, y del que cada mes
debe darse un número en octavo, en finísimo papel y muy
hermosa impresión , que podemos llamar de luxo. Lleva por
epígrafe aquel pasage de Moratin en la comedia nueva que di-
ce : "Lot progresos de ¡a literatura interesan mucho al po-
der y á la gloria, y á ¡a conservación de los imperios ; ei tea-
tro influye inmediatamente en la cultura nacional."
184 Noticias literarias.
. Parece que esta obra se publica para satisfacer los desfeos-
de muchos ingleses apasionados á la literatura española, que
querían hubiese un teatro etpatiol escogido así como lo hay
francés. Contendrá las mejores piezas de Lope, Calderón, Mo-
reío, Tirso de Molina, Roxat, Solis, Morotin, D. Ramón de
la Cruz , y otros autores modernos , ilustradas con notas , no-
ticias históricas sobre el teatro español, y ensayos biográfi-
cos acerca de nuestros autores dramáticos , cuyo trabajo está
al cargo de varios literatos españoles.

fiage al polo por un lord ingles.

Sir Tomas Cochrane, llamado comunmente lord Cochra-


ne, S6 propone emprender un viage al polo norte, y desde
allt al estrecho de Behring , en un barco de vapor. Le acom-
pañará hasta el Spitzberghen , ó hasta los confines de la gran
masa de hielos, un buque cargado de carbón de piedra , y allí
lo dexará tomando el carbón necesario para concluir su viage.
Como el canjino desde Inglaterra al Spitzberghen, esdeóooi
leguas marinas, y desde allt al polo no hay mas que 100, las
que puede andar con el barco de vapor en cinco dias, no es
imposible que lord Cochrane llegue al polo, suponiendo que
h^iy un mar abierto ó un canal navegable. En-este caso gana-
rá el premio de 5.000 libras esterlinas, ó 480.000 reales,
ofrecido al primero que llegue al polo. Pero para ir luego des-
de el polo hasta el estrecho de Behring, ó verificar el paso
completo por el polo de un Océano á o t r o , tendrá que andar;
aun 400 á 500 leguas marinas, y mientras tanto difícil le se-,
rá hallar materias combustibles. Pero si lord Cochrane logra,
aún esta se^^unda empresa , tendrá el premio grande de 30.000
libras csteriirias ó 1.920.000 reales; pero los primeros gastos
de armamento y equipo, consumirán mas de la mitad de esta
«urna. La navegación éntrelos hielos flotantes es,sobremanera
peligros.i para los buques comunes, porque en tiempo sereno,
los hielos acometen á menudo por todos lados, empujados por
ías corrientes inferiores , mientras el buque eítá parado. Unt
barco de vapor puede caminar en todo tiempo y por todas d i -
recciones, sin auxilio del viento, y aun contra el viento y las
corrientes.
Núm. XLVIII. MINERVA. 28 de Mayo.

Concluye el artículo comemado en el número


anterior.

Habiendo permanecido nueve anos en Peters-


burgo , colmado de los favores de Catalina, volvió
á Italia por Varsobia, donde el rey de Polonia le
mandó poner en música el oratorio de Metastasio,
titulado la Pasión, y luego estuvo en Viena llama-
do por José II , para que escribiese doce sinfonias
concertantes y pusiese en música el drama del cé-
lebre Casti , titulado il Re Teodoro, cuya música ha
resonado en todos los teatros de Europa, y cuyo cé-
lebre final produxo en París tan extraordinario efec-
to , que su memoria ni se ha borrado ni borrará.
Fasage, que según el decir de uno de los mayores
maestros del arte , es prodigioso por el efecto que
produce, aun mas por su admirable sencillez , donde
ni aun se sospecha ningún esfuerzo de armonía , y en
el que lo sublime está en proporción con los pocos me-
dios que lo producen.
Desde Viena pasó Paisiello á Roma, y en el
carnaval de 1785 compuso la ópera bufa del Amor
ingegnoso, que fué escuchada con frialdad hasta par-
te del primer acto, y se temió cayese miserable-,
mente; pero luego logró los aplausos del mayor en-
tusiasmo , y como para desagraviarle de un juicio
injusto y precipitado, le llevaron en triunfo á su
casa con grande iluminación , y muchos vivas y bra-
vos. Pero Racine confesaba que le hería mas la me-
TÜM. X I . 2^
i86 Sobre Iti vida y obras
ñor crítica que le iisongeaban los mayores elogios,
pues tal es la vanidad del hombre , que recibe la
alabnnza como el pago de una deuda , y la censura
que le priva de ella Is parece un robo. Lo mismo
sucedió á Paislello , pues nada le pudo hacer o l v i -
dar aquella desgracia, y se propuso no trabajar ya
mas para Roma.
Ñ a p ó l e s , donde los favores del soberano le fi-
Xaron, obtuvo desde entonces, casi exclusivamente,
el fruto de una imaginación que la edad parecia
hacer mas y mas fecunda. N o es siempre lo mas d i -
ficil al talento el elevarse, sino el mantenerse en el
grado á que llegó y el público exige mas y mas,
pues lé parece que el que no sube , cae. Y no es la
ñietior gloria de Paisiello , en su larga c a r r e r a , el
haber logtado hiantenerse entrfc sus rivales y c o m -
patriotas , en el grado superior en que le colocó la
Europa. Los diez años que se siguieron á su v u e l -
ta á Ñ a p ó l e s , señalan en la historia de su talento
una nueva serie de composiciones ya serias, ya b u -
Fas , y las freqüentes representaciones de sus obras,
entre las que no podemos menos de distinguir la
Mo/ÍBor/fl, hacen que quede indecisa en toda Eu-
ropa la preeminencia , y por lo tanto no se han con^
venido los inteligentes en la obra que debe formar
(el título de gloria de Paisiello.
Pero en Ñapóles se opina generalmente que la
Nina, ó la Pazzaper umore , merece la preferencia
•entre sus líltimas producciones , como la mas bien
entendida , la mas tierna , la mas sencilla y varia-
d a , la mas completa en todas las partes del a r t e ; y
así se cree que con el tiempo se dirá la Nina de
Paisiello, como se dice la Venus de Praxíteles , ó la
Transfiguración de Rafael.
de PaisteHo, 187
Muchas veces se habia solicitado de Paisiello,
pero en v a n o , el que viniese á París ; y pasada la
tempestad revolucionaria, la ambición que reynaba
en Francia en aquella época , le miró como una
conquista, y se le mandó viniese ; pero los tiempos
no eran en modo alguno favorables, de manera que
á pesar de todas las pruebas de estimación que le
dio el gobierno , no produxo el efecto que éste se
proponía , y que hubiera producido en mas feliz
época. No quedó ocioso su ingenio , pero no se a u -
mentó su gloria ; y así solo fué estimada , mas no
aplaudida con entusiasmo, su ópera de Vroierpina.
Verdad es que el autor tocaba ya en aquella época
de la vida , en donde la imaginación comienza á en-
friarse. Conoció lo que exigía su propia gloria ; y
no queriendo exponerse mas, y resuelto por r a z o -
nes particulares á dexar á P a r í s , logró permiso p a -
ra volver á Ñ a p ó l e s , donde se fixó de nuevo.
Aunque en todas las épocas de su vida compu-
so muchas obras de iglesia , se dedicó á ellas mas
exclusivamente en los últimos a ñ o s , de manera que
necesitaríamos un gran catalogo para enumerarlas;
y fueron tan excelentes estas composiciones, que un
gran maestro francés, amigo suyo, no se detiene en
asegurar que forinan su verdadera gloria.
La providencia le concedió bastante vida y
tiempo para recoger en honores y distinciones, los
frutos de la vida mas laboriosa de ninguno de los
maestros. E l h o m b r e , cuyas producciones contaba
la Europa á centenares, si es caso que se pueden
c o n t a r , llegó á no poder tampoco contar las coro-
nas , los títulos honorificos que á porfía le concedie-
fon todas las naciones. Igualmente fué nombrado in-
dividuo de lodas las academias; y el instituto n a -
188 Sobre la vida y obras de Paisiello.
cional de Francia le agregó como corresponsal ex-
trangero en 1809.
Las alteraciones políticas de su pais debieron
perturbar el sosiego de su alma; pero en nada tras-
tornaron ni su fortuna ni su situación. Sin embar-
go, vivió bastante tiempo aun para ver restableci-
da en todos sus derechos á la augusta familia á quien
debió su primera protección , y la qual constante en
ella , le prodigó sus últimos favores.
Hacia algunos anos que se había debilitado so-
bre manera su salud ; pero un régimen riguroso le
conservó la vida hasta el f de junio de 1816, en
que murió á los 75 años de su edad.
Su muerte fué como un luto público. Todas las
artes se reunieron para honrar sus funerales. Seexe-
cutó en su entierro la misa de difuntos que él mis-
mo había compuesto. El rey mandó que se reprc>-
sentase en todos los teatros de Ñapóles la MÍJA, y
llorando con ella los expectadores, pagaron á su
autor el mas tierno tributo de dolor y de alaban-
zas. Erígese actualmente un monumento para perpe-
tuar su memoria , y desearía yo que por único elo-
gio de Paisiello se gravase en la lápida el título de
sus principales composiciones , bien así como en
Atenas se hizo con Eurípides.
i89

LITERATURA ESPAÑOLA.

EDUCACIÓN.

Catecismo de urbanidad civil y cristiana para uso de


las escuelas y seminarios del reyno, con las reglas de
discreción de palabras y ceremonias en todos los casos
que pueden ocurrir en el trato. Va añadido el arte de
conducirse en la mesa , y trinchar con desembarazo to-
do género de viandas. Todo por preguntas y respues-
tas fáciles. Por el padre Santiago Delgado de Jesús y
María , sacerdote de las escuelas pias de Castilla. Ma-
drid imprenta de Collado 1817. Se hallará en el co-
legio de las Escuelas Pias del Avapies ,y en la librería
de Dávila^ calle de Carretas. Su precio en rústica á 4
reales, y en pasta á 6.

Í3 urbanidad principal que pretendemos ense-


ñar, dice el autor siguiendo á Rollin , es la que
quita en la raizde los jóvenes ciertas disposiciones,
que derechamente se oponen á las obligaciones co-
munes del humano comercio. Una grosería feroz y
rústica que se niega á conocer lo que puede agra-
dar ú ofender á aquellos con quienes se halla; un
amor propio atento solo á sus comodidades y ven-
tajas; una altivez y soberbia, que persuaden que
todo se les debe, y nada deben á otros; un espíritu
de contradicción y critiquez que todo lo condena,
menos sus ofensas al próximo; esto es lo que debe
arrojarse del corazón, para hacerlo sólidamente po-
lítico , civil, y amante de sus semejantes.
19©

Anécdota.—Dificultad de escribir la hiitoria.

C<consideraba yo quán difícil es escribir la historia,


Sobre todo la de los tiempos presentes, y aun lo te-
nia por casi imposible , pues en efecto me agradan
l>oco los historiadores modernos , en los que noto
ideas limitadas, y suma parcialidad, conformándose
con las pasiones y las opiniones del dia , y ellos
quieren explicar los efectos quando ni aun sospe-
chan las causas; y saber lo que se pasa en los g a -
binetes de les r e y e s , quando ignoran lo mismo que
sucede á su propia vista.
En esto me hallé casualmente en la casa de una
señora, que como vamos á v e r , no carece de talen-
to ni sagacidad. Su marido que tiene la manía de
echarla de historiador y de político, en tales tér-
minos que no se trocarla por el mismo T á c i t o , d i -
sertaba gravíbimamente acerca de los sucesos del
tiempo presente , que en efecto presenta riquísimos
materiales para quien sepa emplearlos bien. Mns el
buen marido todo lo hallaba no menos fácil que
c l a r o , pues conocía quanto ha sucedido, y lo ex-
plicaba á maravilla; y la muger cansada de su im-
portuna c h a r l a , le decía: — P e r o , estás cierto en
quanto aseguras? — ^Como si eftoy cierto? qual
si lo hubiese visto : he comparado las memorias mas
auténticas , he bebido en las mas puras fuentes. —
Sin e m b a r g o , podrías sin notarlo, equivocarte en
los sucesos de mayor ¡mportan':ia. — Es imposible:
ya te digo que lo sé t o d o , que todo lo he visto, que
todo lo he comparado. — ; Engañan tanto la? apa-
riencias ! — No á mí: podría escribir la historia de
anécdota. 191
estos tiempos con la seguridad de quien la conoce
á fondo, y así no se notaria en ella ni un vacío ni
un error. — La historia de estos tiempos , sin un
solo error! Demasiado ofreces. Vamos ahora, ape-
nas hace un año que soy tu muger; pues apuesto lo
que quieras, á que no escribes sin engañarte, la
historia de nuestro casamiento. — j T e burlas? —
No , que hablo de veras. Apostemos. — Ya es de-
masiado esto. Pues bien, casualmente nos eiicontra*
mos en un coche de camino, donde ibas con tu
tía. — Despacio, no fué casualmente: mi tia sabia
que ibas á una fíesta de una ciudad cercana á la
corte , y precisamente se había dispuesto todo para
que nos encontrásemos contigo. — Aquel día fué el
primero que nos vimos , y la mutua inclinación que
al instante sentimos. — También te engañas en es-
to: mucho tiempo hacia que un amigo de ambos
pensaba en que nos debíamos casar, y un dia en que
fuistes á la comedia me llevaron también á ella, doa-
de te vi bien despacio , sin que tú pudieses verme.
Asi siguió la disputa, y á cada palabra el p o -
bre marido se iba desengañando de quanto habia
creído; y aun me parece temió siguiese demasiado
la contienda, por lo que tuvo por conveniente de-
zar allí la historia de su casamiento.

ECONOMÍA POLÍTICA.
Ditpoticionet tegurat para proporcionar ahattó y baratura
de pan en Madrid y en las ciudades principales del reyno.
J'or D, Manuel Rodriguez Fernandez , individuo de la aca-
demia general y de la sociedad económica de Córdova.

Habiéndonos propuesto contribuir á que se extiendan quan-


to sea dable las sanas ideas de economía política que forman
la basa de U felicidad de las naciones, hemos dedicado al^u-
192 Economía política.
nos artículos de este periódico á tan importante obgeto, y
ahora anunciaremos este opúsculo, que aunque hsce tiempo
»e publicó, interesa mucho se renueve su conocimiento, para
que se extienda entre todos, porque aunque breve, contiene
muy útiles verdades, y aun diré las mas útiles en esta mate-
ria , como que se dirigen á un asunto de absoluta necesidad
para todos , qual lo es el de asegurar el abasto y baratura del
pan en Madrid , por lo que desearemos se generalice entre to-
da clase de lectores, y en especial de aquellos que tienen á
su cargo ya mas, ya menos, el gobierno de los pueblos. Para
dar á ponocer el mérito de esta obra, copiaremos dos pasa-
ges de los mas importantes de ella.
DSOIO la facilidad de hacer empresas las multiplica : de es-
ta multiplicación nacen la concurrencia y abundancia, únicas,
circunstancias de que depende ei buen mercado de los géne-
ros. Las tasas, prohibiciones y trabas ea las acciones huma-
n a s , particularmente aquellas que ligan las manos á los hom-
bres en la libre disposición del interés individual, pecan d i -
rectamente contra este principio: por tanto perjudican á la r e -
producción, abortan la escasez, la carestía su hija, y en el
Último resultado impiden la prosperidad del estado. Por el
contrario la libertad , provocando á toda hora el interés, úni-
co móvil que estimula, alaga y anima el corazón del hom-
bre, es el mas firme resorte conque los gobiernos sabios p o -
nen en acción sus facultades, llevándoles á la multiplicación
y aumento de las fortunas particulares, cuyo conjunto forma
la general, ó la que propiamente se llama felicidad del estado."
"•Hay en economía política un principio demostrado, y
es que la abundancia y baratura , siguen en razón directa al
número de vendedores. De aquí es que el único medio que
hay que tomar para conseg-iirUs , es el de muli!Í{>licar los pri-
meros , y disminuir los segundos: he dicho mal, porque esto
se logra in:s inJefectiblemente no poniendo obstáculos al cur-
so natural de las cosas j y así el único medio que hay que t o -
mar es no tomar niaguno , á lo menos directo , lo qual equi-
vale á decir destruir hasta el nombre, hasta la sombra de los
obstáculos que contr:.stan y entibian el interés de los agentes
de la agricultura y del comercio. Solo así se puede triunfar
del monopolio, evitar las exclusiones y colusiones en los con-
tratos , y precaver al pueblo los malet que las «iguon*
Núm. XLIX. MINERVA. 4 de Junio.

POESÍA HISPANO-tATINA.

Casimiri Gomezü Ortegas Carminum libri quatuoT


cum nonnullorum interpretatione hispánica. Accedit lí-
ber V^ inscriptiones continens. Matriti: Apud Josc
phum Collado. Anno MDCCCXVII.

No obstante la decadencia de los buenos estudios


que de continuo nos vemos obligados á llorar, apa>
recen como enmedio de tenebrosa noche, algunas
obras que recrean el ánimo de los aficionados á las
musas latinas, ilustran nuestra patria, y animan , si-
quiera con el exemplo, á los jóvenes estudiosos que
tuvieron la dicha de acertar con el recto camino
de las letras humanas.
Tal es la obra que aquí anunciamos. Su autor,
uno de los que mas honran á la literatura españo-
la , por sus sabias y útiles composiciones , es cono-
cido mucho tiempo h á , tanto en nuestra nación,
quanto en las extrañas, no solo como uno de los
mejores humanistas, y de los que mas bien han con-
servado la pureza del siglo de Augusto, sino tam-
bién como estudioso y adelantado profesor de las
ciencias naturales, á cuyos progresos ha contribui-
do con su enseñanza, sus obras originales, y las
que en beneficio de la botánica y de la agricultura
ha reimpreso ó traducido.
Este opúsculo, en el que el autor ha reunido
varias composiciones sueltas, se divide en cinco li-
bros. El primero pertenece á la época de Carlos III:
el segundo á la de Carlos IV": el tercero á la de
la invasión napoleónica: el quarto á la de la liber-
TOM. XI. if
tad de la patria ú expulsioaxle las huestes^nemi-
gas : y el quinto contiene varias inscripciones l a -
tinas compue$tats~«fl direrentfci'Cpdcas, y a diver-
sos asuntos. La mayor parte son epigramas , y aun
también hay aílgunás odas y epístolas. En todas se
advierte un buen sabor de la sabía antigüedad y el
noble fin de ensalzar á los soberanos y á los niag-
nates de la nación que han- protegido las ciencias,
como así bien á los ilustres profesores, ó á los su-
getos que con su mérito, de qualquier género que
sea, han ilustrado su nombre y patria.
Pero entre todas estas composiciones merece, á
nuestro entender, la preferencia el Ensayo Poético
del elogio del rey Carlos U I , tanto en el original
latino, quanto en la traducción castellana, por la
pureza de su leoguage, la sublimidad de su estilo,
y las muy felices imitaciones que se advierten de
los autores clásicos , y principalmente de Virgilio.
Copiaremos aquí un pasage como prueba de lo
que venimos diciendo, y será la pintura de la" ba-
talla de Veletri.
CoUis erat cels;]s , quein vallibiis undique septum
Ornabant vices, summoque In vértice collis
Emin«c Urbs {f^olsci quondam tenuére) felitrie.
Illuc Borbo^ides festinat, et aggere facto
Castra locat, tutaaique jubet deducere fossam.
Jamquc propinquabant adversa ^x parte phalanges,
Martia quas ^ p i d o Gemianía ?a\%\x. ab Istro,
£c Transylvanus spectato robore miles,
PflwwoHíique equites simul, hirsutique Croati.
tíos su per Illirici veoit geos areola Punti:
Quos omnes belfo assuetos, et fortibus ausis
Unus agit pugnse dux Lobcovicziut ardens.
Interea instantis signum dant ciassica prseli^
Ignitxque volant glandes , jainque zcea circum
Fulmina sparguntur diris explosa metallis.
Qup sonitü ZVir»<rque palus , et ylricia late^^^
Hispane-£atína. i$$
Et refiuo trepidans exhorruit amae TrMtntus.
Jam inixtae coéunt.acies , peieuntque.vicissim
Germani, H-ispífnique-.s'imuX: Libitm^ffío^.oi^tm
Exercet, savit medils Mars impius afmis.
Borbonides nuoc fgnien obit , n^itt iiHpig«r urgens
Hortatur socios , et srricto fervidu» en*«
Irrumpit , quo |iudis amor , qyó gloria ducit.
Ah! quoties iilum pugnantem in tprjbjp* bclU
Austriacse tugiuiw acies , et sig^a pKvppottnú
Non illis proiunt fraudes : nainqjje iUcpt ad.^unt
^triscus, Gagius^ae , ambo Mavortjs alumni;
Ex Rex ante alies Caroiut fortiss¡mu& pinnesi
Una ipsi inipediunt, et coepta iuniuaHÍa-íurbant,
Multaque daiu passim Germánica corpQra letho.
Quae sioiul atqi:e oculis Dux Lc^bcoviczjus hausit,
E t tot perspexit caedes , tot damna suorum,
Nec videt huic taoto se posse obstare farori;
Devictas vocat ipgenti cUmore ptwlanges. ;
^ustriaci venere Aquilas , et terga dL^dére,
Et detmiiii Siculo favit Victoria Regí.-
Tempore quo ignivomis plaudens A'íxu'uitfj' antris
Laetitiae, ut fama.est, alacri, crebroque tonitru
Signa dedít, litas jaculatus ad Xthera flamnias.

Que en «istellano dice así:


Hay iH)j/Ff)llado , al que contiguos valles
Aumentan ):í,„vistOía perspertiva,
Adornai^íifl. declive de sií|s faldas
Las bien dispuestas y írondo^jM; viñas.
Mansión en otro tiempo de los Volscis,
f^eletri en su alta cumbre se registra^
En ella el gran Borbon sienta los reales,
Que con arte y presteza fortifica.
A e»re tiempo llegaban ya las huestes.
Que sustentó el Danubio en sus orillas,
Ya el Tríintüvatto , cl Húngaro y Croato
De léjo$~^|i horror se descubrian
Cerrando el esquadron los esclavones:
Gente toda esforzada y aguerrida,
Que Lobcoviz comanda, y al combate
Con la voz y el ixeniplo los anima.
Dan las trompetas la scfrti : las balas
Con horroros'i e^:lllendo desneiidas,
196 Voesia.
Difundiendo el terrok y el desalientff.
Atruenan toda lá región vecina.
Es fama que tembló la ^ricia al eco,
y que en SU lago se estremeció Trivio,
y que atónito c\ TrontO su corriente
La mantuvo algún tiempo suspendida.
Empéfiase el combate : los contrario»
Y los nuestros perecen á porfía:
La mortandad complace al implo Marte,
Que sangriento discurre por las filas.
El rey recorre el campo: al mas cobarde
Su voz alienta, al esforzado anima;
y blandiendo el a«ero, allá acomete,
A donde el briay el honor le guiaril'
Ah! quantas veces , quanras los tudescos
Cedieron á su heroica valentía,
A'>andonando al brazo irresistible
Del vencedor sus bélicas insignias.
Ni aprovechan astucias, ni sorpresas,
Donde está Cirios , cuya diestra activa
Al mayor riesgo acude, aeomp.ifiado"t
De ^trisco y Gaget, que en valor Ic'imitan.
Basta de estos caudillos «1 denuedo
A frustrar del contrario la osadía,
Y huyen escarmentados , los que ante*
Vencedores de Carlos se creían.
Lobcovia el destrozo advierte airado
De los que al rty en vano resistiart, '
y al fin de indignación lleno, los restes
D e su infeliz exército retira.
A los leones etpañoles ceden
Las imperiales águilas altivas,
y reconoce Europa la victoria
Del monarca glorioso de Sicilia.
En este tiempo, dicen que el Vesuvio
Muestras did señaladas de alegría.
Entro sonoros truenos arrojando '
Globos de fuego, que inocentes brilhnr.
Hisfano-Latina. 197

El deseo de dar á conocer mas y mas el mérito de


esta obra, y de adornar con ella nuestro perió-
dico, nos obliga á copiar aquí algunas otras com-
posiciones prefiriendo las mas breves.

De Nafoleonif Bonaparte tn Elba txulantis monet<f int^


criptione: Napoleo primus, ubicumque felix,

EPIGRAMMA.
Dum miseros homines reddat Bonaparte ubicumque^
Se sat felicem credit, ubique ferox.

Ad Ferdfnandum Regem, Scienttarum Natural. Acade-


tniam irutitucntem,
EPIGRAMMA.
Naturc studiutn, cultum tetloris, opesque
Quód nostrae Hesperiae protegis, atque fovet;
Tijni Naturz Opiíex, tum Gens, Rex optinie, ibera
Muñere retribuant prxmia digna tuo.
Ad D. Nicolaum Mariam de Sierra de suit Otiis, et Lu-
sibus, Silvii Philómufi nomine recent editis,
FPIGRAMMA.
J^on mihi sylvestris, Silvt, tua Musa videtur;
Urbem culta mihi sed tua Musa sonat.
•Perge ergo Judex jus reddere culque petenti,
Et mulcere zquus pectora moe$ta rei^
Ast dum docta licet, Philomuse, per otia, perge
Urbani quoque nos exbilaráre lyrit

/« adventu celsissimce D. Maria Elisahethte, Lusitanitt Re-


gis filia, FerdinandoVII, Hisfaniar. Reg!, desponsatte,
EPJGR AMMA.
Salve, Fernando Regi nuptura Maria
Elisabeth , properam progeniemque dato.
tpS Poesía i
Salve, h Elisabeth, et Fernandi áurea Quinti.
Magnasque £lisabeth témpora restituc.

Traducción Ubre.
O María Isabel, guárdete el cielo,
A fin de que del rey Fernando Esposa
Nos des en breve sucesión copiosa.
Salve, y de España sé nuevo consuelo.
El glorioso reynado renovando
De Isabel la Católica y Fernando.

De Batilo, clariss. Poeta Hispano, qui nufer extra Pa~


triam misero- occubuit,

EPIGK AMMA (I).


Haec est, NaVades, Lyra, quse pulsata Batilo
Reddere divinos suevprat ante sonos;
Cujus ope, et dulci vocis modulamine Thormis (4)
Undaruní cursuirt detioBÍsse íerunt..
Lauro, quam foliis toties nudarat amica, •
Cingeret ut vati témpora docta , Venus,
Lauro, inquaní , in ncmore umbroso, seuiperque virenti,
Isthaec Batili pendeat usque Lyra.
Clarum intacta, silens domini tantummodo nomen.,
Frodentes ramos vento agitante, sonét.,'
Interea hei! Patriam pudsat monumenta doíbris '
Communis tali nuUa s^crasje Viro.

A la memoria de Batilo. (If. M, V.), poeta español, que


murió ausente de su paina en este mismo año de 1817,

SONETO (3).

Ninfas, la lyra eí esta, que algún día


Pulsó Batilo en la ribera umbrosa

(I) Conversum é Carmine hispánico, vulgo soneto, anonymo, et


inédito, hic subjiciendo.
(2) TAormix :"Hu¡c se Thormis immiscet fluvius, aquse valde salu-
bris qua utitur Salmantica, et á quo cognominatur Alva." Luc. Marín,
Sicul. de Rebus Hispanise: De Fluminibus, et Fontibus, fol. V.
(3) Inédito, y de a-Jtor desconocido.
HispctíiQ^Latina. 199
Del Tormes , cuya voz harmoniosa
El curso de liks aguas detenia.
Quede pendiente ea esc^ &elva fría
Del lauro misn>o,.que la Cipria Diosa
JMil veces desnudó , quando amorosa
La docta frente á su cantor ceüia.
loucta y muda entre la pompa verde
Solo en sus fibras, resonando el viento,
£1 claro Bombre de su dueño acuerde.
Mientras la Patria en el coiitun lamento
Feroz ignora la opinión que pierde,
Negando á, sus cenizas monumento.

Las Etiquetas.

Millares de volúnaenes han escrito los antiquarios acerca


de las togas , sandalias, y lámparas de los antiguos j y ya se
vio á dos famosos académicos disputar encarnizadamente como
niortales enemigos, sosteniendo el uno que los atenienses usa-
ban moqueros, ó pa&ielos de mocos, y el otro oponiéndose
obstinadamente como una cosa imposible, pues que no tenian
faltriqueras: ¿con qué se sonaban pues? mas tan importante
qiiestion , como otras no menos graves, aun ha quedado por
decidir. No se notaría en la historia de las costumbres un tan
sensible vacio, si la ciudad de Atenas hubiese tenido un escri-
tor tan laborioso como la señora de Geotis , pues su infatiga-
ble talento acaba de emplearse en un asuntó que podremos de-
cir pertenece ya á la historia antigua. £1 titulo de esta ntre-
va obra es el siguiente: Diccionario curioso y razonado de la
corte ,y de los usos , diversiones , modas, costumbres, (ic.
de los franceses desde la muerte de Luis XIII hasta nues-
tros días, que contiene la pintura de la corte, de la socie-
dad , y de la literatura del siglo XVIII, ó el espíritu de las
etiquetas (notable espíritu!), y de los usos antiguos, compa-
rados con los modernos. Tal vez daremos algunos extractos
extensos de esta obra, mas en tanto saquemos al vuelo a>guli
pasage breve.
En el artículo presentación á ¡a corte, leemos que la cola
de las batas, que podia separarse de ellas, era disformemen-
te larga pues se necesitaban para ellas y la guarnición de las
batas cerca de treinta varas. "'La señora que era presentada,
dice M.a de Genlis, hacia una reverencia á la puerta, anda-
20Ó Las etiquetas.
ba algunos pasos, volvía í hacer segunda reverencia, y por
último tercera al acercarse á la reyna : entonces quitaba su
guanee de la mano derecha, se inclinaba y cogía la pu;fca del
,yestido de la reyna para besarlo: la reyna la impedia el ha-
cerlo aparcando el vestido y retirándose un poco, coa lo que
' corfciuía aquella ceremonia. Hablaba la reyna algunas pala-
brai^ atentas á la señora , y la hacia una reverencia que signi-
.f^cabaque debía retirarse, loque hacia la señora andando acia
atrás, sin que la impidiese la gran cola que con mafia empu-
jaba, y hacia otras tres reverencias de despedida."
Mas actualmente las mugeres hacen la reverencia ¿ corte»
tía como los hombres, pero en otro tiempo no cumplían tan
á la ligera. Un antiguo maestro de bayle decía viendo baylar
un minuet: quantat cotas en un minuet! Quantas cosas tam-
bién en una reverencia de ceremonia! Preciso era que esta re-
verencia de ceremonia fuese á un mismo tiempo natural, sua>
Ve, modesta, graciosa, noble. Mr. de Buffbn dixo, hablando
del arte de escribir, que todo el hombre estaba en su estilo.
Parece , dice M.g de Genlis, que antes se quería que toda la
muger estuviese en la reverencia, pues que se exigía que es-
ta reverencia expresase quanto debe caracterizar á una muger,
y aun eran nombradas y celebradas lai que hacian bien las
reverencias.
El talento, gusto, é imparcialidad de la señora de Gen-
lis , la han obligado i convenir ingenuamente en que llegaba
á un extremo ridículo el uso del colorete en los antiguos tiem-
pos; pero los tontillos hacen perder el seso á nuestra sapientí»
sima historiadora, porque los echa mucho menos, diciendo
que con ellos brilla sobremanera un grande adorno, y afiade:
"É¡s imposible formarse idea exScta de un círculo ó reunión de
Unas treinta señoras bien engalanadas, sentadas unas al lado
de otras. Sus enormes tontillos formaban una rica espaldera
artificiosaments cubierta de flores, perlas, plata, oro, talco
y pedrería fina." Cierto que la comparación es exlcta, y ma-
nifiesta delicado gusto en quien la hace.
Niim. L. MINERVA. i i de Junio.

POESÍA ESPAÑOLA.
•t !
<•
LA P O S A D A . , :'• Í T /

Ridentem dkere verum


Quts vetat'i
HORAT.

Lontado en su parda muía


Tan trotpna como falsa,
Camino de Andalucía
Vá un hidalgo de la Mancha.
Delante lleva espolista,
Grande maleta á las ancas.
Hondas alforjas colgando,
Y en ellas bota preñada.
De tiempo en tiempo refrena
A la traviesa alimaña.
Empina la bota, y fuma,
Y espolea con las zancas.
Así pensando en sus viñas,
En su Aldonza y su vacada,
A tiempo que el sol se esconde
Llega al mesón, y se para.
Tiénele el mozo el estrivo,
Se apea con gran cachaza,
Y una sucia Maritornes
Sale á dar la bien llegada.
Entra en la quadra la muía,
Y entra también la mulata,
TOM. XL a6
203 Poesía.
Y allí con el espolista
Tiernos coloquios entabla.
En tanto el finchado hidalgo
Entra en la cocina ahumada,
Donde unos arrieros guisan,
Otros roncan, y otros charlan.
Saluda cortés, y nadie
De su hidalguía se cata,
Que esto de la urbanidad
No se estila en las posadas.
Pide quarto : el posadero
Le dice que tenga calma,
Y llamando á Maritornes
Vuelve á tenderse á la larga.
El hidalgo tnuy mohino
De esta llaneza tan zafia
Sale al portal donde un perro
Y seis mendigos le ladran.
Dá limostia, acuden otros
Con zalameras plegarias,
Y él aburrido se sienta
En el arcon de la paja.
Viene por fin Maritornes
Con una llave tamaña,
Mas propia para cochera
Qje para quarto de casa;
Y una escalera subiendo,
Alta, estrecha y cíerrengada,
Abre el qu.irto pertrechado
Con hs siguientes afh;(jas:
Mesa con pies de tixera
Lustrosa de puro rancia.
Que ascendió no há muchos días
De la cocina á la sala:
La posada. 203
Un taburete de encina,
Cosa en verdad no muy blanda,
Y dos sillas de baqueta
Una coja y otra manca:
La tarima de cordeles,
Un jergón de poca paja,
Y un colchón de duras tripas
Como entre guijarro y lana:
Un belon de cardenillo
Sin tigeras ni pantalla,
Y pegadas con engrudo
En la pared dos estampas.
En este lujoso albergue
Entra la flor de la Mancha:
Pregunta que hay de cenar,
Bespóndenle, lo que traiga.
Manda subir las alforjas.
De ellas el repuesto saca
Que en dos tortillas consiste,
Med 10 queso y seis manzanas.
Tiende luego Maritornes
Un mantel de gorda hilaza,
Y la baxilla coloca
Al matuel proporcionada.
Dos vasos de verde vidrio,
Una ancha y panzuda jarra.
Dos platos de Talavera
Llenosde costras y rajas:
Un tenedor con dos puntas
Muy torcidas y embotadas.
Un cuchillo sin ninguna,
Pero con mellas muy largas.
Cena el hijodalgo solo,
El espolista le escancia,
204 Poesía.
Y á su lado Maritornes
Como una cotorra charla.
Enflaquécese la bota,
La frugal cena se acaba,
Y la montaraz doncella
E l duro lecho prepara.
Tiéndese el huésped cansado,
N o entre sábanas de Holanda,
Sino entre estopa y angeo
Que el blando cutis,desgarran.
Apenas se queda á oscuras
Acuden con hambre y rabia
Mil antropófagos bichos
Que la tarima albergaba.
Unos le punzan brincando,
Otros del cuello se agarran,
Y allí con posma y ahinco
L e chupan y le desangran.
D á el desdichado mil vueltas,
Las uñas tiende con saña,
Mas quando al pecho las lleva
Siente el picor en la espalda.
E l enemigo es astuto.
L a noche oculta sus trazas,
Sus ataques son seguros,
Irresistibles las armas.
E l cuerpo del buen manchego
E s un campo de batalla:
Si dá porrazos se hiere,
Si hinca las unas se clava:
Cansado al fin de la lucha
Pide luz, sube descalza
IVIaritorncs , y del hombro
L e cuelga ayrosa la manta.
La posndci. «05
El hidalgo encapotado
Sale de la alcoba infausta,
Y hace que el colchón le tienda
Maritornes en la sala.
Ella obedece gruñendo,
Extiende brazos y zancas,
Y por no ver tal vestigo
Vuelve el hidalgo la cara.
Hecha la cama en el suelo,
Se vá sin decir palabra
E l marimacho bravio
Dando bostezos de á quarta.
Quédase el hidalgo á oscuras,
Y libre de las punzadas
Ya empieza á gozar del sueño
La dulzura y la bonanza;
Mas de repente un arriero
Que le roban la cebada
Grita , y en el quarto baxo
Una pendencia se traba.
Cien voces suenan á un tiempo,
Cien perros á un tiempo ladran,
Y hasta loj asnos rebuznan,
Y en el concierto acompañan.
E l mesonero reniega.
L a mesonera regaña,
T o d o es bulla y confusión.
Nadie c e d e , nadie calla.
Dura la gresca tres horas.
Vela el hidalgo otras tantas,
Y ya al olor de su carne
Vuelven los bichos de marras.
Impaciente dexa el lecho,
Abre un poco la ventana,
9o6 Poesía.
y al ver la luna prorrumpe
En estas tiernas palabras:
¡O quien viviera en tu seno!
¡O quien contigo rodara
Por no tratar á estas bestias
De dos y de quatro patas!
Juro por mi amada Aldonza
No hacer ya mas caminatas.
Aunque al chantre mi sobrino
No vuelva á ver en su casa. . >
Absorto en mil pensamientos
5e pasea por la sala,
Y oye jurar los arrieros
Que van saliendo á dar agua.
Rechina el portón mil veces.
Van y vienen alimañas,
Y el techo, suelo y paredes
Retiemblan con las patadas.
En esto alegrando el mundo
Al oriente asoma el alba,
Y á la cocina el hidalgo
Bien despavilado baxa.
Manda aparejar la muía,
No almuerza porque no hay magras.
Pide la cuenta, y en ella
La mano el huésped le carga,
Un real le pone de ruido;
Y al ver partida tan rara,
Lleno de cólera dice
El manchego estas palabras:
¡Pagar yo por hacer ruido!
¡Yo que en noche tan penada
No he desplegado mis labios
Quando se hundía la casa!
La posada. 307
"Por cama, lur y asistencia
pos duros..." ¡O! pese al alma
Del potro que cuesta tanto
Y de la ruin luminaria.
El posadero ladino
Aun dice que le hace gracia,
Y el infeliz caminante
Por no reñir paga y calla.
Pídele para alfileres
Maritornes. ¿Esto falta?
Dale un real, monta á caballo,
Y el latrocinio se acaba.
Se abre el portón y al salir
El hidalgo de la casa
Exclamó, dando un suspiro,
¡O posadas de mi patria! = £. T.

LITERATURA FRANCESA.

Dictionnaire, í í c . Diccionario de Ciencias Naturales y en el


qual se trata metódicamente de los diferentes sires de la na-
turaleza y considerados ya en sí mismos y ya con respecto al
estado actual de nuestros conocimientos,ya en quanto ala uti-
lidad que de ellos puede sacar la medicina, la agricultura, el
comercio, y las artes, y al qual acompaüa una hiografia de los
naturalistas mas célebres, compuesto por los mas sabios pro-
fesores de París.

Esta obra, cuya utilidad fácilmente se déza conocer, de-


be constar, según el prospecto, de 30 volúmenes de goo i
600 páginas cada uno en octavo, é irá acoropafíada de las cor-
respondientes estampas, recibiéndose las subscripciones en
Madrid en la librería extrangera, calle de la Montera.
Copiaremos el siguiente pasage del prospecto , en el que
se forma un paralelo de Linneo y de BufFon.
«iLa historia natural no habria llegado tal vez al grado de
perfección en que la vemos, si dos sabios, de los que mas
ao8 Literatura francesa.
han ilustrado el último siglo, no hubiesen concurrido, i pe-
sar de la oposición tle sus genios é ideas , ó tal vez por esto
mismo, á darla tan pronto como xrande aumento. En efecto,
Linneo y Buffon parecen poseer cada uno en su género, qua-
lidades que era imposible se reuniesen en uno solo , y cuya
reunión no obstante era necesaria para dar al estudio de la na-
turaleza tan rápido impulso.
Apasionados arabos á la ciencia, y ansiosos de gloria, in-
fatigables en el trabajo, dotados de grande sensibilidad, de
fuerte imaginación, de suma perspicacia, entraron, por d e -
cirlo asi , en la carrera, con los recursos de una profunda eru-
dición; pero cada uno siguió diferente rumbo, según sus dife-
rentes inclinaciones. Con suma sagacidad descubría Linneo los
rasgos característicos de cada uno de los seres: de una ogea-
da abr.:z:iba BufFon las mas remotas relaciones. Exlcto y con
ciso Linneo, se creaba una lengua particular para expresar
sus ideas con la mas rigurosa propiedad : BuffoD abundante y
fecundo , se valia de todas las riquezas de la lengua francesa
para manifestar sus grandes ideas. Nadie mejor que Linneo
supo descubrir los pormenoros ó partes que forman el inmen-
so todo de la creación: nadie mejor que BufFoasupo pintar la
magestad de las cosas creadas , y la grandeza asombrosa de
las leyes que las gobiernan. Asombrado el primero del caos,
en que sus antecesores hablan dexado á la Historia Natural,
supo con métodos sencillos, y con cortas y cl,ar;is difinicio-
nes , coordinar este inmenso laberir.ro , y facilitar el conoci-
miento de los seres pirticuiares; fastidiado el segundo de la
sequedad de muchos tscritores, que á lo mas se hablan con-
tentado con ser exactos, supo con su armonioso y poético
lenguage hacernos tomar ínteres en estos mi»mos seres. Can-
sado uno del penoso estudio de Linneo, descansa en la lectu-
ra de Buffon.; pero quando sus hermosísimos quadros nos han
conmovido deliciosamente , vuelve uno á Linneo para clasift-
car en buen orden .quellas tan bellas imágenes que teme se le
borren de la memoria. Y sin duda no es la m^nor parte del
mérito de estos dos autores el inspirar continuamente el de-
seo de pasar di la lectura del uno á la del otro, aunque esta
alternativa parece probar, y prueba en efecto, que falta algo i
cadit uno de 6llo$>"
Núm.LI. MINERVA. 18 de Junio.

NOTICIAS LITERARIAS.

Sobre las antigüedades egipcias,

Mr . Belzoni, encargado por el gobierno ingles


de recoger en Egipto preciosos restos de la anti-
güedad para el Museo británico, ha escrito la car-
ta siguiente á Mr. Visconti^ sabio antiquarió , para
que la publique en los periódicos de París. Quando
esta carta llegó á Francia, ya habia muerto aquel
sabio , pero siempre interesa su publicación.
El mismo navio nos ha traído noticias del con-
de de Forbín , que queda en el Cairo sano y bue-
no: habiendo acabado de llegar de Jerusáleci, se
dispone á partir'para Thebas^ El señor conde de
Forbín nos asegura que los arenales del Altó Egip-
to y de la Nubia, no serán tampoco estériles para el
Museo de Francia.
Ved aquí la carta de Mr. Belzoni. ^
El Cairo 9 de enero de 1818. ''.....Acabo de
llegar del Alto Egipto, y me dispongo para vol-
ver á la Nubia por tercera vez."
wEn mi primer viage á Thebas en 1816 , pu-
de conseguir embarcar en el Nilo la parte superior
de la famosa estatua de Memnon. Está gran masa
que yacía después de tantos siglos , entre las ruinas
del palacio derribado por Cambyses, está actual-
mente encamino para el Museo británico. Es uh bus-
to colosal de un solo trozo de granito de altura de
diez píes desde el pecho hasta la cabeza. Otros via-
geros .antes.que yo habían pensado transportarle á
TOM. XI. »7
2IO Sobre las antigüedades egipcias.
Europa , y desistieron de ello por no haber acerta-
do con el modo de hacerlo. La mayor dificultad
consistía en poder mover tan grande mole por el
espacio de dos millas, para llevarla hasta las ori-
llas del Nilo, y de allí embarcada baxarla á Ale-
xandria. Yo he logrado hacerlo sin el auxilio de
ninguna máquina, y solo tirando á brazo los á r a -
bes , aunque no son los mejores para tan duro tra-
bajo, como que este pueblo ha caído en la indolen-
cia del estado salvage: por lo tanto se ha tardado
en ello seis meses.
Desde Thebas volví á subir acia la Nubia para
reconocer el gran templo de Ibsambul, que está se
pultado mas de dos tercios de su altura en la arena,
cerca de la segunda catarata. Allí encontré á los
habitantes muy mal dispuestos para mis ideas, por
lo que debia temer grandes dificultades; y por esto
y lo adelantado de la estación, diferí esta empresa
para otro tiempo.
^Mientras tanto volví á baxar á Thebas, don-
de me emplee en hacer nuevas excavaciones cerca
del templo de Karnack \ y allí fué donde encontré
8 algunos pies debaxo de tierra una fila de esfinges
encerradas dentro de unas tapias. Estas esfinges con
cabezas de león, sobre el busto de muger, son de
granito negro, de tamaño regular , y la mayor par-
te de perfecta execucion. Había en el mismo sitio
una estatua de Júpiter Ammon, de mármol blanco.
Solo en mi segundo viage en 1817 fué quando des-
«ubrí la cabeza de un coloso mucho mayor que el
de Memnon. Esta cabeza que es de granito, y de
un solo trozo, tiene ella sola diez pies desde el cue-
llo hasta la punta de la mitra con que está adorna-
da. No se puede ver cosa mejor conservada: el pu-
Sohre las antigüedades egipeias. 211
ilmento está tan hermoso todavía, como si acabase
de salir de manos del escultor."
«Hecho esto volví á tomar el camino de la Nu-
bla, donde me esperaban grandes trabajos. Los pue-
blos de aquellas cercanías son enteramente salvages
y sin ninguna idea de hospitalidad. Nos rehusaban
hasta las cosas mas necesarias; los ruegos ni las pro-
mesas no servían de nada con ellos, y nos vimos
precisados á mantenernos con trigo turco empapa-
do en agua. En fin, á fuerza de paciencia y de áni-
mo , y después de un trabajo obstinado de veinte y
dos días , tuve el gusto de hallarme en el templo
de Ibsambul, adonde ningún europeo habia aun en-
trado , y que presenta la mas vasta excavación que
hay en la Nubia y en Egipto, si exceptuamos los
sepulcros que he descubierto después en Thebas.'*
MEI templo de Ibsambul tiene 152 pies de lar-
go, y contiene 14 piezas ó habitaciones, y un gran
patio donde se ven 8 colosos de 30 pies de alto.
Las columnas y las paredes están llenas de gero-
glificos y de figuras muy bien conservadas. Este
templo habrá sido sin duda respetado por Camby-
ses y los demás destructores que vinieron después
de él. He sacado algunas anti^-üedades, dos leones
con cabezas de buytres, y una estatua pequeña de
Júpiter Ammon."
»Volviendo á Thebas me dediqué de nuevo á
buscar lo que desde tiempo inmemorial es el objeto
de las investigaciones de los viageros de todas las
naciones, quiero decir, los sepulcros de los reyes de
Egipto."
»Se sabia que además de los sepulcros que es-
tán abiertos habia muchos debaxo de tierra; pero
nadie habia podido todavía descubrir en qué para-
412 Sobre las antigüedades egipcias.
ge. A fuerza de observaciones sobre la situación de
Thebas , descubrí en (jn las señales que debían guiar-
me al deseado fin. En efecto, después de haber
hecho varias excavaciones , llegué á descubrir seis
de estos sepulcros, uno de los quales es el de /í/)/<,
como parece lo demuestra la momia de un buey que
he encontrado allí. Esta momia está llena de asfal-
to. Pero quanto pueda deciros no será bastante para
daros idea de la grandeza y magnificencia de este
sepulcro."
»Es seguramente el monumento mas curioso y
admirable de quantos hay en Egipto, y el que dá
la inas alta idea de los trabajos de sus antiguos ha<
hitantes. El interior tiene desde un extremo á otro
309 pies, y comprende un gran niímero de piezas
y de corredores. Las tapias están por todas partes
llenas de geroglíficps y de baxos-relieves, revesti-
dos de colores al fresco. Estos colores son tan vivos
que no se pueden comparar con ninguno de quan-
ros conocemos, y se hallan tan conservados que pa-
rece que los acaban de poner. Pero la mas hermosa
antigüedad de este edificio se halla en la sala prin-
cipal , y es un sarcófago de una soia pieza de ala-
bastrp de 9 pies 7 pulgadas de largo, y 3 pies 9 pul-
gadas de ancho; y tanto la parte interior quanto la
exterior , están igualmente cubiertas de geroglíficos
y de figuras esculpidas en hueco. Este gran sarcó-
fago tiene el sonido de una campana de plata , y la
transparencia de un cristal; y no hay duda en que
quando lo haya transportado á Inglaterra, como es-
pero hacerlo, será uno de los mas preciosos monu-
mentos de nuestros Museos de Europa."
ai3

TEATRO FRANCÉS.

Sobre el juego ó el bayle de moda.

s&egun parece se usa ahora en París convidar á un


bayle en casas llamadas decentes , aunque en esto
no lo sean, y hallarse el convidado en una casa de
juego, si ya no en un garito. Todos los que aman
las buenas costumbres no pueden menos de declamar
contra tan infame moda, que por honor á aquella
capital creeremos no sea general. Como la sátira ó
sea el ridículo., es uno de los mejores remedios para
curar ciertos vicios, ó moderarlos á lómenos, ya
que no sea posible destruirlos, el teatro en esto
presta su uMÜdad, pues ridiculijado el vicio mue-
r e , ó se esconde, ó se enmascara , porque mas sue-
le temer la burla que la reprehensión Ó el castigo.
£s de alabar, pues, el objeto moral de un autor que
ha dado al teatro una piccecita titulada el bayle de
moda-, y el qual dice en el prólogo: "Un bayle don-
de nosebayla, una reunión de franceses donde se
habla ingles 6 alemán , un comedor convertido en
juego de banca, jugadores de profesión , 6 tal vez
fulleros, que vienen á poner su banca en las casas
mas principales, todo esto parece increible; y sin
embargo , todos lo ven en 181& , y tal vez lo ve-
rán en 1819."
Se equivoca el autor en decir tal vez, pues lo»
abusos que notamos estp año los notaremos el si-
guiente , y serán mas fuertes como mas arraigados.
El vicio es tan atrevido quanto descarado ; y este
314 Teatro francés.
del juego, hijo de la ociosidad y del inmoderado
deseo de riquezas , bien pueden los autores cómicos
y los moralistas corregirlo en algunos, y es un gran
triunfo, pero difícil sino imposible es que lo desar-
raiguen en especial en las capitales y poblaciones
grandes , donde muchos juegrn por pasar el tiempo,
unos por vanidad de que perdieron grandes sumas,
otros porque no tienen ni mas mayorazgos, ni mas
empleo, ni mas industria que el ser fulleros ó |[nV-
^oj, como se dice entre tahúres de forma, y así sos-
tienen su lujo, sus vicios, y su desorden. Por lo
tanto estos tales que en la industria cifran su exis-
tencia, dexan decir á los autores y siguen su ca-
mino, que no conocen otro. Se burlan de quien de
ellos se burla, y con cara de baqueta, donde ja-
más aparece el color de la vergüenza, asisten á la
comedix, en la que se les satiriza, haciéndose su-
periores á la misma crítica. Basta con que se \^i
enseñe el camino de la razón y del honor para
que no lo sigan. A estos tales y por desgracia de-
masiados hay en nuestra tiacion , el castigo es la
verdadera reprensión, y el azote de la ley la úni-
ca sátira que temen, que les puede alcanzar y al-
canza. Se necesita, pues, con ellos la vigilancia y
rigor de los magistrados.

yatitdadtt. — Cartas del otro mundo.


Contáronme dias pasados una anécdota no menos chistosa
^ue rara, que he de repetir aquí á mis lectores.
iiUna señora que habia amado én extremo á su marido,
del que igualmente era correspondida, recibió en su ultima
enfermedad las pruebas mas evidentes de este verdadero amor
en el cuidado que de ella tuvo, y en la cruel pena que mani-
festó viendo que la perdía.
El marido al siguiente día de esta desgracia recibió una
Cartas del otro mnndo. aig
•arta en cuyo sobre creyó conocer la letra de su amada esposa.
Trémulo y asustado abre la oblea, y se queda helado al
leer una carta firmada por la difunta, en la que le habla del
terrible dia que ha debido pasar después de la ceremonia fú-
nebre de su entierro, y le acoúseja con las mas tiernas ex-
presiones que procure calmar su dolor y consolarse de una
pérdida que tanto llora, y que ya e« irreparable, k los dos
dias recibe, con no menor sorpresa, otra nueva carta, en la
que le manifiesta el método de vida que, según su idea, la
parece debe adoptar. Escás cartas , que siempre venían por el
correo, se renovaban muy á menudo, y hablaban en términos
correspondientes á las diversas circunstancias en que solía
hallarse el marido. Todo lo habia previsto la difunta y nada
se la pasaba en blanco. £1 buen viudo vivía aun en el mismo
pueblo y junto al parage donde estaba enterrada su siempre
querida esposa j pero pasado cierto tiempo- pensó irse á vivir
á otro pueblo, y al instante ved aquí que recibe otra carta de
la difunta en la que con la mayor ternura se queja de que ya
la comienza á olvidar, y fe acusa de que se aleje de un se-
pulcro que algún dia también debería ser el suyo.
£1 caso era para perder el juicio, y como ei marido por
mas que hacia no podía averiguar de dónde y cómo le ve-
nían aquellas cartas, en las que siempre reconocía la letra de
tu muger, no podia menos de volverse loco con esto. Pero
aun hay mas: pasase un afío y cesó la correspondencia epis-
tolar, que llamaremos de] otro mundo. Antojósele, ea fin, al
muy constante marido dexar de serlo y contraer segundas
nupcias, y aquel mismo dia recibe ya una carta de la difun-
ta en que de tal modo le increpa por su olvido de aquel tier-
no amor que jurara serla eterno, que atormentado con tan
amarga memoria desiste de su idea. En fin, acométele la úl-
tima enfermedad, y pocos dias antes de morir recibe otra
carta donde leeJo sigoieatc: »Llegó tn hora: nos reuniremos:
te espero.»
2 Mas quil era el misterio de tan nueva y extrafia corres-
pondencia? Vedlo aquí. La niuger se hatúa entretenido en vi-
da en escribir un sin número de cartas por este estilo, y vien-
do que se moría las entregó á un criado de toda su confianza,
el qual como que sabia lo que contenían, las echaba al cor-
reo según que ocurrian aquellos lances que en ellas estaban ya
previstos.
Algunas sefioras á quienes he leído esta anécdota han ad-
mirado itiuy formalmente tan particular previsioa. Hasta aho-
ra no lo saben los hombres} veremos lo que dicen del caso.
si6

Causa rara y horrorota tn Francia.

Una muger que envenena í su marido y dos de sus hijos;


una hija de diez y nueve afíos que-se hace cómplice de su ma-
dre, y que dominada por ella comete el doble crimen de par-
ricida y fratricida; la bárbara madre que acusa á su hija de-^
lante de la justicia , y la hija no menos atroz que acusa á su
madre. Tal es la horrible causa que ha sido juzgada última-
mente en uno de ios departamentos de Francia» La-madre y
la hija fueron sentenciadas á ia peas capital} y la hija ai su-
plicio de los parricidas.

NOTA.
Para que el tomo primero del Ensayo Polí-
tico sobre el reyno de Nueva España se com-
pleté con el trimestre^ ha dispuesto el autor dar
en este y el siguiente número los pliegos de mas
qué sean necesarios, correspondiendo de este mo-
do á la estimación qué el fúblico hace de la
obra.
La subscripción á este trimestre concluye en
el número siguiente^ que es el, último^ lo que se
advierte á los señores subscriptores para que
tengan á bien acudir á renovarla. Los que com^
pren suelto este y el siguiente número pagarán
un real por cada pliego que contenga de mas de
lo acostumbrado.
Núm. LII. MINERVA. 25 de Junio.

BIOGRAFÍA.
Algunas noticias del célebre anticuario Visconti.

E n el núm. XXXVI pág. 96 de este tomo , anun-


ciamos la pérdida que las ciencias históricas aca-
baban de hacer con la muerte del Señor Ennio Qui-
rino Visconti ^ y ahora añadiremos algunas noticias
jde su vida. Nació en Roma en 17J3 , y fué hijo
de un célebre anticuario, á quien ha sobrepuja-
do y como obscurecido. Aprendió á leer descifran-
do inscripciones, y los monumentos de la antigüe-
dad vinieron á ser los juegos de su niñez : aun no
tenia doce años quando delante de varios cardena-
les y los hombres mas sabios de Roma, renovó con
mas juicio y solidez los prodigios de inteligencia y
memoria del famoso Pico de la Mirándola.
En la descripción que , siendo aun joven , dio
del yj/uíeo PÍOC¿¿ment/«o, manifestó la mayor inte-
ligencia de los textos antiguos , en la explicación de
las medallas , inscripciones, estatuas y baxos relie-
ves. Aunque esta es su principal obra que dtbcmos
contar entre las clásicas en su género, no desmere-
cen de ella los Monumeuti Gabiiii en la descripción
de la villaBorghese i y las Inscripciones triopeanas en
el museo Borghese.
Quando los franceses despojaron á Roma de sus
riquezas artísticas para enriquecer sus museos, vi-
no con ellas Visconti nombrado ya su conservador.
Desde entonces debemos considerarle como francés,
pues adoptó esta nueva patria , y en esta lengua ha
TüM. XI. '3'^
218 Biografía.
publicado las noticias que acompañan á las antigüe-
dades grabadas en el Museo Trances y el Museo Realy
y las quales constituyen el principal mérito de es-
tas hermosas colecciones. Su Iconografia griega y ro"
mana es una de las obras de nuestro siglo , donde se
obstenta con la mayor magnifícencia el lujo de to-
das las artes, al mismo tiempo que se oculta el de
}a erudición baxo una sabia economía de citas y de
palabras: merece que citemos particularmente como
un modelo de erudición y de crítica la sucesión de
los Reycj Varios.
Por muerte de este célebre anticuario queda sin
concluir la Iconografia romana^ cuyo primer volu-
men se acaba de publicar.
219

ÍNDICE

de las materias contenidas en este tomo once.


LITERATURA Y MISCELÁNEA CRÍTICA.

Sobre el teatro español, extractos traducidos del ale-


mán de Schlegel. Pág. 8 i
Cantos pastorales de Pope traducidos al castellano,
en prosa. ij6
POESÍA.
Los suspiros de un amante, letrilla. 77
El Estío: trozo de un poema de las Estaciones, iné-
dito. 136
La Inocencia perdida: elogio de este poema y trozos
escogidos de él. 148
Poesías latinas de D. Casimiro Gómez Ortega. 19 3
La Posada. 201
ECONOMÍA POLÍTICA.
Reflexiones sobre los abastos y las tasas. 49
Demostración de la desigualdad que causa en el pa-
go de comril'ui iones el sistema de abastos y pues-
tos públicos Se. 89
Disposiciones seguras para proporcionar abasto y ¡ba-
ratura de pan en Madrid. 191

ESTADÍSTICA.
Población actual de Francia. 64
Aumento progresivo de la población en Berlin. id.
Población actu.il de Roma y estados Pontificios. J3
Número de enfermos entrados en los hospitales de
París en una época de diez años. 135
1 Noticias estadísticas de la isla de Cuba. 143
2'2b índice.
EDUCACIÓN.
Estado actual de Ja instrucción pública en Rusia,por
Mr. GribKow. líl
Catecismo de urbanidad civil y cristiana para uso de
¡as escuelas. iBg
MORAL.
Máximas, reflexiones y pensamientos sueitoí. 41
HISTORIA.
Conspiración de Arno¡d y de Sir Enrique Clinton con-
tra ¡os Estados Unidos de América : aira francesa, -i j j
Memorias solre ¡a guerra de los franceses en Espa^
ña por Mr. Roccu, traducidas a¡ casteüano, 171
VIAGES.
Nuevo viage á ¡o interior del África en los años des-
de 1810 hasta i k 1 4 , por Adams, en irg¡es. 139
CIENCIAS NATURALES.
Diccionario de ciencias naturales, Paralelo de Lin-
neo y de Buffon. 207
MEDICINA.
Tratado de Hipócrates de ¡os aires, aguas y lugares,
traducido al castellano. 93
Elementos de Vathologia, por Chommel. 109
MISCELÁNEA.
Ceremonial de la audiencia Jada por el Schah de Per~
sia al emhaxador de Rusia. 9
Juego de Anécdotas. 33
Continúa y concluye el juego de las AníedotCU, <55
Piídra fi¡osofa¡ de los artesanos. 75
Pensamientos del cabaüfro Boufleres. 76
De la Víjez. 97
DJ la embriaguez. / 113
Dificultad de escribir h historia. 190
Las etiquetas. 199
índice. 32:1
BIOGRAFÍA.
Noticias literarias de Mr. Ducir, leidat al Instituto
Real de Francia por Mr. Deieze. J
Breve noticia del doctor D. José Celestino MutiSy
célebre botánico. 199
Noticia histórica sobre Iti viiia y obras de Paisielh,
sabio ompositor de música^"^-^ . —^^ l8o
Algunas noticias del célebre anticuario yítconti. 317
NECRDLOGÍA. \ ' ,

Muerte de Mr. Clavier, célebre helenista é hist<>ria-


dor. 4"
Muerte de Deluc, célebre naturalista ginebrino. 64
Del caballero Visconti, sálio anticuario. 96
Del Rey de Suecia Carlos XIII. 119
NOTICIAS CIENTÍFICAS Y LITERARIAS.
Progresos de la instrucción científica en la Grecia
moderna. 22
Sohre la enseñamia mutua, ó método de Lancaster, 24
Fenómeno fisiológico. id.
Sobre el tiempo en que suele caer la pascua, de R e -
surreccion. 46
Fundación de una cátedra de economía política en
JVurtemhcrg. 69
Antigüedades descubiertas en Egipto. 104
Manuscrito del Herculano. 134
Teatro español escogido, que se publica en Londres. 183
Viage al Polo por un lord ingles. 184
Sobre ¡as antigüedades Egipcias. aop
INDUSTRIA y ARTES.
f Máquina de vapor introducida en las minas de ¡a
América Meridional. 47
Soirs el uso del agua de mar destilada. 64
Remedio contra el gorg''j'>. HI
Tratado completo de mfcanica. 2l6
ANÉCDOTAS Y VARIEDADES.
Esewplo de lurga vida. 84
222 índice.
Extraordinaria fecundidad. j5
Teatros en Parts, y su producto anual. id.
Exemplo dt una persona que es á un mismo tiempo
abuelo y nieto. 79
Peregrino de las Indias en Londres. 80
Proyecto no menos grandioso que extravagante, 87
Impostor sagaz en Londres. 88
Heroicidad de un niño. p6
Progresos de la religión cristiana en Otaiti. 111
Legados y mandas en Francia á los establecimientos
de humanidad. id.
Suicidio por amistad. 113
Depósito guardado con honradez, y entregado con
generosidad. 136
Numerosa descendencia. 144
•Progresos de la librería est París. ij6
Sobre el juego ó el baile de moda. 213
'^Cartas del otro mundo. 314
CAUSAS CÉLEBRES.
De un hombre que tiene la mama de pleitear. 30
Crimen atroz de un envenenador. 44
Muger frenética que mata y devora á su hijo. 72
Afiecdota de un asesino descubierto de un modo raro. 160
Cjusa de hechicería en Francia. 167
Causa rara y horrorosa en Francia. Íl6

ERRATAS.
Pág. Lín. Dice. Léase.
77 ... 8 ...
que dé la vida que de Ja vida.
79 ... i5 ...
que dé la vida que de la vida.
í)6 ... 17 ...
f^yartamberg Wurtemberg.
n(í ... ap ...
hierve, 4 la etérea hierve y á la etíre».
117 ... 45 ...
surcas tan solo tus in- ... surcar tan solo tus
cultas playas incultas playas
l » 8 ... 33 ... encumbra, encumbra.
143 ... 54 ... religiosas religiosos.
El verso de la página pp línea g debe partirse en dot para
que conste, en estos términos:
se Je va de las mientes, ni á sus hijos
iiiismos conoce
333
ADVERTENCIA
para la continuacioa de este periódico.

J T Oormando
I esta obra una lectura seguida, ya en los ex-
tensos extractos que se dan de las composiciones de mérito
de las naciones extrangeras, y que suplen por los origina-
les, ya en la Historia, que en la parte de Miscelánea crí-
tica viene á contenerse de los progresos de la literatura,
añadiéndose á esto las pocas novedades que ocurren en ella
y que podrián exigir una pronta noticia é anuncio en núme-
ros semanales ó mas frecuentes: ha parecido al autor que
llenará mejor su plan y podrá presentar una lectura mas ex-
tensa y seguida, mas instructiva y grata publicando afines
de cada mes un quaderno que contenga el mismo, ó aun ma-
yor número de pliegos que correipondia , según los que has-
ta ahora se han dado á la semana; en el supuesto que esta
alteración en la parte material de la redacción no variará
en nada lo substancial del flan, antes bien permitirá el que
se dediquen exclusivamente varios artículos á la literatura
nacional tanto moderna, quanto antigua, comprendiendo
como parte de suma importancia ¡a de teatros, de los que
aun no se ha tratado en esta nueva publicación.
El precio de la subscripción será el mismo que hasta
ahora, es decir el de 26 reales por trimestre; y los Señores
subscriptores de Madrid continuarán recibiendo el periódi-
co en sus casas el último dia de cada mes, y los de fuera
por el correo, siendo de su cuenta el medio porte, que se-
gún reales órdenes deben solo pagar los impresos. Se ad-
miten las subscripciones en Madrid en la librería de Es-
cribano , calle de las Carretas: en Valladolid en la de la
viuda é hijos de Santander: en Salamanca en la de Barco:
en Zamora en la de Vallecillo: en Zaragoza en la de Par-
do : en Barcelona en la de Brussi: en Cádiz en la de Pi-
cardo, calle de la Carne: en Sevilla en la de Hidalgo y
?íi4
Compañía', en Badajoz en la de Patrón é hijo : en Jaén en
la de Carrion : en Murcia en la de Benedito: en falencia
en la de Beneyto: en ¡Vitoria en la de Barrio: en Pamplo-
na en la de Longás : en la Coruña en la de Iglesias : en
Málaga en la de Carreras: en Bilbao en la de Garda: y
en Santander en la de Riesgo. •—
Como algunos subscriptores deben tener incompletos los
nuevos tratados de esta obra , por no haber comenzado tu
subscripción con ella, se advierte que hay de venta en Ma-
drid colecciones de los trimestres que van publicados ; y i
las provincias se remitirán avisando por medio de los li-
breros donde se admiten las subscripciones.
Los tomos y tratados anteriores se venden sueltos y por
colecciones en los tirminof que indica el catalogo que se
distribuye gr»tis en la librería de Escribano, calle de las
Carretas, y st hallan tambiei} en las provincias en las in-
dicadas librerías.

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