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Cómico y femenil bureo

(Del amor y las mujeres en los entremeses


del Siglo de Oro)

por J a v i e r HUERTA CALVO


(Universidad de Toulouse-Le Mirail
Universidad Complutense de Madrid*)

Vana KobeAt Jamme¿, ponqué, ta (¡íLotoQÍa


puede lue&ulttui un ejeA.<Uc¿o divertido

1 - SERMON VS ENTREMÉS Y MUJER

Cuantos sermoneadores y m o r a l i s t a s juzgaron desde


l a i n t o l e r a n c i a e l e s p e c t á c u l o t e a t r a l vieron en l a s muje-
r e s l a causa primera de su i l i c i t u d . En e l severísirao
c r i t e r i o de a q u é l l o s , l a p r e s e n c i a de a c t r i c e s en escena

* Este trabajo ha sido realizado íntegramente en el Institut d'Etudes


Hispaniques et Hispano-Américaines de la Universidad de Toulouse-Le
Mirail, dentro del Plan de Acción Integrada entre esta Universidad y
la Complutense de Madrid. Es el momento de agradecer aquí las buenas
gestiones de los profesores Yves-René Fonquerne y José Jesús de Bustos
Tovar, así como las atenciones que durante mi estancia en la capital
occitana me depararon los profesores F. Cerdan, A. Gallego-Barnés, R.
Jammes, P. Malerbe, F. Serralta y M. Vitse. Doy también las gracias
al personal de la excelente Biblioteca de la Sección de Español del
Instituto.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

concitaba l a l a s c i v i a y e l relajamiento de costumbres en-


t r e el público masculino :
Loi dupeM.adon.zi de uti vicio, y coma toi ¿ue-
tlu que. encienden el ¿uego de loi apUJütoi iemuatu
ion tai míiicai y bailli taidvoi y tu Kipuiienta-
cijonu dzihonzi-Caí, con qui tai mij'ixii aceitada* y
£¿6*e6 incitan a toi hombiu y diipiiiXan loi apeti-
toi... (1)
En la opinión de estos misnos moralistas —desmentidos, eso
s í , por otros más liberales— el culmen de t a l frenesí se
situaba en los entreactos de la comedia o descansaderos de
jornada, con motivo de la ejecución de entremeses, bailes
y otras diversiones teatrales (2). Por eso, si algunos
llegan a justificar la naturaleza de las comedias, no pue-
den por menos de abominar de juegos tan poco edificantes,
para los que solicitan su prohibición :
. . . <&ie il quiXen de. iltai [tai comuüoi] toi
bailu y cantaAU ¿aicivoi; poique I . . . ) ÍZ mezcla-
ban en ¿06 n.e.p'ie.izrUacionzA micha* COÍOÍ toipu, ¿u-
peAiluai y \ianai; &ainitn, bailu, tonadillai [já-
canai), patabiai amonoioi, mintiAai, infiidoi y l i i
nu, con qai n in&iña a pecan, a loi honéiu y n
dan licdonii liicacu pa/ia iotidXan. a tai j
Los hombres de I g l e s i a estuvieron p r e s t o s siempre a preve-
n i r c a t á s t r o f e s a base de un e s t i l o que u t i l i z a b a la hipér-
bole de modo normal; en e s t e s e n t i d o , alguno llega a denun-
c i a r l a presencia del mismísimo Satanás en l a representa-

(1) Alfonso de Andrade, Itinerario historial que deve guardar el hom-


bre para caminar al cielo, en Emilio Cotarelo y Mori, Bibliografía de
las controversias sobre la licitud del teatro en España, Madrid, Ar-
chivos, Bibliotecas y Museos, 19C+, p . 58. (En adelante citaré sólo
Bibliografía).
(2) Para un desarrollo más pormenorizado de estas ideas, véase Javier
Huerta Calvo, Para una poética de la representación en el Siglo de
Oro : fundón de las piezas menores, en 1616, 3, 1982, en prensa.
(3) E. Cotarelo, en su resumen de los argumentos de Francisco de Arau-
jo, Bibliografía, p. 60 b.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO

ción de e s t a s p i e z a s l i v i a n a s ( 4 ) . Desde e l punto de v i s -


t a d e l c o n t r o l r e s u l t a b a , además, muy d i f í c i l p e r s e g u i r
t a l e s l i c e n c i a s . .Como d i c e un aprendiz de i n q u i s i d o r t e a -
t r a l , e r a p o s i b l e c e n s u r a r previamente l o s t e x t o s de l a s
o b r a s , pero ¿cómo p r e d e c i r s i l a e j e c u c i ó n e s c é n i c a de l a s
mismas se s u j e t a b a o no a l canon de l o l í c i t o ? :

En toi boJJtte y icúnexu, paAa dan. má& güito aJL


pueblo, iuvia de lo que. dueto, ¿levan, de ¿uyo el yen-
do dz alúi¿onzi ton.pet>, etc., añadzn ello* ¿a mímica.,
estudiando ac.cA.onu y ademanu livlanod con que acom-
pañan, ¿a nzpKZiuntado y lo cantado. ( 5 )

Era lógico que los entremeses de burlas amatorias


o adúlteras fuesen los más propicios para la exhibición de
este repertorio de "acciones y ademanes" deshonestos, pues
en ellos la mujer —y aun habría que decir, el cuerpo de
la mujer— resultaba el núcleo generador de la trama, tan-
to en su actuación fingida respecto del marido engañado,
como en sus gestos provocativos hacia el amado, de manera
que la llegada del amante se veía seguida comunmente de
caricias y abrazos. En este mismo sentido, no dejaría de
resultar escandalosa la irrupción del Sacristán y el Barbe-
ro blandiendo respectivamente sus instrumentos de trabajo,
esto es, el hisopo y la lanceta. En el Entuemú de un viejo
qute cenado con una mujeA moza, las zalamerías entre los adúl-
teros alcanzan un subido tono; en E¿ vÁJtjO czloio, de Cervan-
t e s , hay —pared por medio— una verdadera consumación del
acto sexual en escena. Cabe pensar del mismo modo en entre-
meses aún más atrevidos en el planteamiento escénico de
estos motivos, que llegarían quizá a la exhibición de des-
nudos t o t a l e s , como en el caso peculiar de los juegos y so-
laces de los campesinos de Osuna, descritos por Bances Can-
damo. Se t r a t a de la mujer de un escultor, en cuya casa in-
troducen una estatua cubierta por una sábana y que,

(4) "Crean ciertamente y no duden —el que habla es Juan Ferrer— que
asiste el diablo en esos bailes lascivos y entremeses torpes" (Tratado
de las comedias..., Bibliografía, p . 251 b ) .
(5) Pedro Fomperosa y Quintana, El Buen Zelo, Bibliografía, p . 267 b .

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Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

mowida de. iu. cuAíoiidad natiuA, quvúa. i/e* la esta-


tua, y qui ata to que. (A iattaua, y qwUándole la.
iíbana dijaua al du honteto mozo todo dunudo, a v¿i-
ta di ¿cu donotlloÁ y muQWM de todoi tetado*, quz
lo aplaudían con *Áj>a. duc.ompu.u-ta, ipe.cta.ailo pon.
cWito tan obiczno, abhominable y en paAXe ¿actele.90,
como qaantoi pwlLùumoi enconüuvi en ¿a totpe btviba-
ivülad de lo& Gcntllu. ( 6 )

La obscenidad de t a l e s estampas venía dada por el argumen-


to escabroso de las piezas, que no hacían sino escenifi-
car cuentos de la tradición boccaccesca o de la más próxi-
ma española de cuentecillos y facecias (7). En razón de
ello la censura debió extremar las medidas coercitivas con
el paso del tiempo, y el mensaje erótico subyacente en es-
tas piezas fue amortiguándose o replegándose sobre la pro-
pia e s c r i t u r a . En esa escritura el público había de reco-
nocer sin dificultades el lenguaje inmoral que andaba de
boca en boca en c h i s t e s , refranes y poesías populares.
Existía, pues, la común referencia a un código popular,
a partir del cual y siempre en el ámbito de los corrales,
se podía airear públicamente lo que leía y conocía la mayo-

De este modo los entremeses de burlas amatorias po-


dían ofrecer una carga erótica evidente, tanto por el tema
tratado —que se desviaba de modo escandaloso de lo conven-
cionalmente admitido— como por el lenguaje que servxa para
expresarlo, lleno de audacias y guiños picantes. Y como

(6) Francisco Bances Candamo, Theatro de los theatros de los pasados y


presentes siglos, eu. Dunoan Moir, London, Támesis Books, 1970, 3a.
versión, p . 127.
(7) La escenificación de los cuentos llevada a cabo por algunos entre-
meses no ha sido aún estudiada con d e t a l l e . Cotarelo y Mori, en su añe-
ja pero imprescindible Colección de entremeses3 loas, bailes, jácaras
y mojigangas (Madrid, NBAE, 1911) señala algunos ejemplos; pero véase
ahora Maxime Chevalier, Folklore y literatura, Barcelona, Crítica, 1978.
De manera inconsciente t e s t i f i c a esta relación el severísimo Padre Ca-
margo, cuando afirma que "todos los entremeses están llenos de inde-
centes porquerías, de chistes y cuentos indignos de tabernas y bodego-
nes", Discurso theológico sobre los theatros y comedias de este siglo,
Bibliografía, p . 124 a.

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centro natural de irradiación erótica, la mujer, cuyo


comportamiento en los entremeses pasamos a describir ya
sin más dilación (8).

II - MUJERES MALMARIDADAS

1) "Soy garridilla e pierdo sazón / por malmaridada" ( 9 )


Los principales asuntos del entremés erótico ponen

(8) Manejo para el presente trabajo un corpus muy limitado pero sobra-
damente representativo del género, a saber : la mencionada Colección
de Cotarelo en sus dos volúmenes aparecidos (cit. Colección); Ramille-
te de entremeses y bailes, éd. Hannah E. Bergman, Madrid, Castalia,
1970; los Entremeses de Cervantes, ed. Eugenio Asensio, Madrid, Casta-
lia, 1970; los de Quevedo en la deficiente edición de L. Astrana Marín,
Obras completas, Madrid, Aguilar, 1932, más los cinco revelados por
el maestro Asensio e incluidos en su Itinerario del entremés. Desde
Lope de Rueda a Quiñones de Benavente, Madrid, Gredos, 1971, 2a ed.
(cit. Itinerario); los entremeses de P. Calderón de la Barca, inclui-
dos en el t. XIV de la BAE, Madrid, 1850 (cit. por su editor Hartzen-
busch); y por fin los incluidos en Verdores del Parnaso, , ed. R. Be-
nítez Claros, Madrid, CSIC, 1969 (cit. Verdores).
(9) Versos iniciales de la canción 22 de El cancionero español de tipo
tradicional, de José María Alín, Madrid, Taurus, 1968; véanse, para
el tipo lírico de la malcasada, pp. 162-163. El propio Alín indica la
presencia de numerosas canciones tradicionales en el teatro menor del
Siglo de Oro. Esta relación entre lírica tradicional y entremeses es
de signo parecido a la antes apuntada con los cuentos. Existen casos
de paralelismo evidente, como el del Entremés de la Mamóla (Colección,
p. 68) y cierta letrilla atribuida a Góngora, que advierte R. Jammes
en su edición de Luis de Góngora, Letrillas, Madrid, Castalia, 1980,
p. 245. Los paralelismos podrían ampliarse a otros géneros, como el
refrán y los diálogos de carácter picaresco, a más de la novela pica-
resca, claro está. El desvelamiento de los lazos temáticos y formales
que unen a esos géneros nos proporcionaría la reconstrucción del dis-
curso popular de los Siglos de Oro; con tal denominación quisiéramos
comprender todas aquellas manifestaciones cultas (mejor, escritas)
que echan sus raíces en el pueblo y el folklore. Es claro que para
esta idea rechazamos criterios tan restrictivos y asépticos como el
de Mauricio Molho en La noción de "popular" en literatura, incluido
en Cervantes : raíces folklóricas, Madrid, Gredos, 1976. Frente a
ellos preferimos otros más flexibles y brillantes, de los que sin duda
es el mejor modelo Mijail Bajtín, La cultura popular en la Edad Media

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en juego c o n f l i c t o s matrimoniales de toda e s p e c i e : mujer/


marido bobo, mujer joven/marido v i e j o ( f l e m á t i c o o c e l o s o ) ,
e t c . ( 1 0 ) . La i n s t i t u c i ó n d e l matrimonio y l a r e l a c i ó n de
p a r e j a se ven c u e s t i o n a d a s por e l entremés, a l s e r v i c i o de
una concepción d e l mundo que p e r s e g u í a l a i n v e r s i ó n de l a s
r e l a c i o n e s normales de c o n v i v e n c i a . Por e s t o , ante tamaño
d e s a c a t o a l a s r e g l a s , l o s m o r a l i s t a s se preguntarán :

¿ Qué cosa más ¿ea y vergonzosa que ve-r represen-


ta/i con ckanzas, con bufonadas y risas £a industria
de La mujei toipe que tiene tic i o cuatro gaLancs y
a. todoi ¿os destumbra para que no sepa uno de otio ?(U>
Ciertamente el caso no era extraño. En un entremés anónimo,
Godov, la protagonista, mantiene relaciones con tres gala-
nes, a uno de los cuales, por su condición de viejo, t r a t a
de burlar :

GOVOY.- Lo-s otios doi ¿OÍ quiero m<Ls que a ta ¿umbie


de mii ojoi, poique tienen peuUíi pata eso-, ion gentiíei-
hombiei, \jaJLLente6 y de buena paienteta. ( 1 2 )

Este entremés consuma un tipo extremo de burla, pues la mu-

y el Renacimiento, Barcelona, Barrai, I97t, obra maestra que sorprende


haya pasado tan desapercibida por la c r í t i c a española preocupada de
esa época. En cualquier caso la entrada del pensamiento l i t a r a r i o de
Bajtín —considerado por Todorov como e l más importante del siglo—
en el ámbito occidental está siendo lenta; ver Tsvetan Todorov, Mikhaïl
Bakhtine. Le principe dialogique, Paris, Seuil, 1981 y J . Huerta Calvo,
La teoría literaria de Mijail Bajtín. Apuntes y textos para su intro-
ducción en España, en Dicenda. Cuadernos de Filología Hispánica, 1982,
pp. 145-158.
(10) Puede verse una acertada interpretación de esta casuística en
Claude Chauchadis, Risa y honra conyugal en los entremeses, en Risa y
sociedad en el teatro español del Siglo de Oro, Paris, Editions du
CNRS, 1980, pp. 165-178.
(11) Es de nuevo Ignacio Camargo quien vuelve a la carga en su mencio-
nado Discurso theologico..., Bibliografía, p . 124 a.
(12) Entremés sin título, Colección, p . 57 a.

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j e r c o n s i g u e b u r l a r s e d e l odiado g a l á n v e j e t e a c o s t a de
su por o t r a p a r t e b u r l a d o marido :

GODOV'.- Vo 6oy mj&n. hondada y no OÍ quieto hacen


aduJLWUo; y paxa que útz me cíe/e, e¿ menei-te* que
¿o moláiA a paloi, pana que no vuelva mai acá. ( 1 3 )

2) " : Ay, Jesús, que estoy preñada y malpariré !"

De todos los entremesistas e s , sin duda, Quevedo


el que procede con una mayor intención deformadora sobre
el papel de las mujeres, capaces de mantener la atención
de varios galanes so pretexto de haber sido preñadas por
e l l o s . Así, por ejemplo, Bárbara, en el entremés de igual
título :

BÁRBARA.- V a é&toi, quando ¿ e íueAon, l u di a enten-


de* que quedaua pneñada, que. ioy gnan mugen, de ilngln.
bámctoi, que. me toman dumayot,, y qiuXÓMeme ¿a gana
det comeA, antoxámemi de. la vno y de lo otxo. ( 1 4 )

De igual ardid se vale doña Justa en el EnViemíd de VÂJIQO


Hoieno, con el fin de tranquilizar los afanes i n q u i s i t i v o s
de su "ejemplar" marido, pronunciando de manera r e i t e r a t i -
va la frase con que encabezamos este parágrafo : " I Ay,
Jesús, que estoy preñada y malpariré I" (15).

Otras veces el embarazo fingido s i r v e para obtener


regalos de los amantes, que han de corresponder así a los
antojos de la futura madre, como en lo. antojadiza, de Luis
Quiñones de Benavente, o bien para calmar l a s i r a s del pa-
dre luego de la fuga del pretendiente maldito, que alega
por todo descargo carta de machismo :

POLVAREDA Vi jame, en paz con m¿ upoia,


y te daKí pon. coniueZo,
y iln mtfM. o¿ic¿atte,
cada ocho me¿e¿ un nieto. ( 1 6 )

(13) Ibld., p. 58 b .
(I"») Entremés primero de Bárbara, Itinerario, p. 340.
(15) Entremés de Diego Moreno (parte la), Itinerario, p. 261.
(16) L. Quiñones de Benavente, El Ángulo, Colección, p. 803 a.

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Tal e s también e l motivo argumentai d e l EntKZmLt, de ¿a Mamó-


l a , donde Sofía engaña a l S a c r i s t á n , a l Capitán y a l Mo-
risco, tres i l u s t r e s representantes de la sociedad de la
época (17) :

SOFÍA . - A cada uno Iz hz hzcho CAZZK quz u ¿ayo y


quz mañana ¿ e ha de bautizan., y nada ano de poi ¿¿
me ha de tnazi ptata y joyai pana ta mdxina. ( 1 8 )

3) Primavera de mujeres, invierno de maridos

La s e r i e erótica del "discurso popular" tieneen e l


de los cuernos uno de los temas más celebrados t r a d i c i o n a l -
mente. En el universo carnavalesco, sometido a continuos
y profundos procesos de cambio, "el ma/Udo coinudo es redu-
cido al r o l de izy dzi-üionado, de año viejo, de invierno en
fuga" (19). El mito de Panurgo en el Libro I I I de Rabelais
"es —según Bajtín— la personificación de la vejez obstina-
da ( . . . ) , que no quiere aceptar ni el cambio ni la renova-
ción" (20). El Panurgo de los entremeses es el Vejete, f i -
gura sobre la que de suerte indefectible recaen todas l a s
burlas, palos y agravios. Represor del inagotable i n s t i n t o
de su mujer, cae víctima de é s t a , que se venga haciéndole
adulterio y maldiciéndole a sus espaldas :

PONA MARÍA ULiaalz y dáiztz en ÍU propia, mano,


y ditz qaz pazi tanta dicha gano,
quz no tz vza znVian, Zití advzitido,
e l puto vízjo de mi buzn mvUdo.
VEJETE (Ap.) ¡ 0 aduJUziánza vil ! ( 2 1 )

(17) Generalizo e l nombre de los personajes para hacer más patente l a


presencia de un esquema dramático similar a l de la comedia dell'arte
cuyas relaciones con e l entremés están aún por estudiar.
(18) Colección, p . 69 a; e l mismo tópico reaparece en Don Pegote, de
Calderón, ed. Hartzenbusch, p . 625 b .
(19) M. Bajtín, La cultura popular..., ob. c i t . , p . 218; véase también
del mismo Bajtín, Esthétique et théorie du roman, Paris, Gallimard,
1978, p . 327.
(20) Ibid., p . 218.
(21) J.B. Rizo, Entremés de que se passa, Verdores, p. 177. (Dada la
desidia del editor de este volumen, me he permitido puntuar a mi anto-
jo el párrafo citado).

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La represión que supone su presencia se desborda en el


lenguaje mediante la utilización de pullas o de series
de denuestos :

Mal vie.jo, conVia/ilo de mi bien y ioi-Lego, coi-


tal de gduoi, ponzoña {¡iena, Ketablo de duelot,, gnu-
ñidofi. (22)
Los chistes más reiterados se fundamentan en la presunta
impotencia sexual de los maridos carcamales :
TOMASA K que uta viejo,
yo me ¿o comidero, doria Jnulla,
cómo llave, capona, en el o^-icio,
que tizne el nombie y ¿alta el e.jeJuUc¿o(23).
La gracia de estas alusiones radica a menudo en lo figurado
de su construcción. De ahí que se busque la inspiración en
el campo semántico de los animales, como en el caso de Jus-
ta cuando increpa a su marido en Lod AJ¿i>ianM del viíjo celoiO :
Vejete clueco hecho de. banAo,
depóiito de to¿ y del cataMo,
el alma en hu&io, que pon. míieAable.
penando e&tá en bnogueto peAdunablz. ( 2 4 )
Claro es que e l insulto—clueco— alude a la impotencia del
personaje, como en Et viejo CíloiO, de Cervantes, de donde
Quevedo lo calcó (25) :

(22) Entremés de un viejo ques casado con una mujer mosa, Colección,
p. 63 a.
(23) L. Quiñones de Benavente, El sacristán y viejo ahorcados, Colección,
p. 623 b. A partir de aquí, lo señalado en negritas pretende únicamen-
te ayudar al lector en la labor de interpretar eróticamente los pasajes
que se citan, a veces no demasiado claros. Parece oportuno hacer cons-
tar que esta inquisición en torno al componente erótico de los entre-
meses no ha sido fundamentada en ningún método psicoanalítico de difí-
ciles tragaderas, sino en el más puro análisis filológico.
(2t) Ed. Astrana, p . 577 b.
(25) Quevedo u otro autor, pues que su paternidad se discute. Es inne-
cesario decirle al lector que el entremés cervantino es anterior al de

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14 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

CRISTIWICA.- í Pux, pux, pux, viejo clue.co, tan pofio-


¿o como cetoio, y zl mea celoso del mundo I ( 2 6 )

Tanto en el ejemplo de Quevedo como en el de Cervantes


puede advertirse que el achaque de impotencia no es aisla-
do, sino que va unido a otras enfermedades relativas al pla-
no inferior corporal como la potra —o sea la hernia— o
incluso la s í f i l i s ; así en el ejemplo siguiente :

CATAIIMA / Válgate. Be*cebá, viejo invado*o,


bubátlco, quebrado y gaAgajoio !
Es un MÍO.jo mokafia y ÍZ hace mozo,
que. mói cíe ta. motad zn et 4e piunsLz •.
¡ máteme Cío* con un mvúdo vende ! ( 2 7 )
Los c h i s t e s sobre l a impotencia —defecto llamativo ante
l a sensualidad inagotable de l a s féminas— no van endere-
zados exclusivamente a l o s viejos carcamales, pues l o s hay
que, jóvenes, no se manifiestan muy activos en e l lecho;
en Leu viudai l l o r a Leonor l a muerte de su difunto esposo :

LEONOR EA.CL mi. Juan tan cuendo, tan aAabtí


y tan callada un todo cuanto hacía....
Lo irónico de la añoranza es subrayado por otra comadre :

LUISA Qpie. nunca dijo : uta. mijtA e-i mía. (28)


Es frecuente que el Vejete confíe sus cuitas marita-
les a un vecino o criado de confianza, que representa el
plano de lo racional y lo ponderado frente a las extravagan-
cias eróticas del viejo. La conversación que sostiene Cañi-
zares con su Compadre en El v-ÜLjo czíoiO es modélica al res-

Quevedo o quienquiera que sea el autor; pero no lo es confirmar la su-


perioridad del primero, ya que la defectuosa "evolución" del entremés
conlleva la falta de actualización, la repetición de "topo-i", el des-
gaste temático y la abundancia de plagios.
(26) Ed. Asensio, p. 2C*.
(27) Acontece en El cuero, uno de los entremeses mejores del Ramille-
te, p. 20t.
(28) Colección, p. 188 b.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 15

pecto; ante los temores que manifiesta el Vejete sobre la


fidelidad de su joven mujer, su interlocutor le contesta
con discreción no exenta de ironía :
CÛMPAPRE.- / con Kazan di puede tunvi e*e temo*; pot-
qu& ¿ai mjenzi quenjúan goza/i znteAOi, loi iluto* del
mctfsUmorvLo .(29)

Observará el lector que la palabra-clave es frutos, ésos


que ya el árbol viejo es imposible que dé. La metáfora apa-
rece en otros entremeses, como El amo*, al u&o, de Quiñones
de Benavente :
PABLO No podíÁM tzneA vo¿ (flato ni hojas.
VEJETE Con aqueste, v-igoi, aJtiznto y bnZo
h e d e tenex ¿e¿6 h¿jo& Que d e a e o .
PABLO S¿ mUSÁÁ oiicÀjaJbu, , yo lo CAZO.
VEJETE No, no - t e n í c i Kazan.
PABLO N¿ voi toiAtancÁa. pana ¿eA voAÓn. ( 3 0 )
El motivo de la impotencia alcanza momentos de i r r e s i s t i -
ble hilaridad, como aquel Vejete solicitando del Dios Amor
afrodisíacos efectivos con los cuales poder cumplir sus
obligaciones para con la pareja :
MAÍAMGA Amoi, e 4 ¿ u £ * z a m e .
l/enu¿, dam -ÍUÓ pLUot, y aüKJtdnadai ,
poique, pueda cuniptU tatUai ian^aMÁM,
a pucui de. m¿¿ e.ngaño& y utanguwUai A31)

El lector encontrará en el Vocabulario con que al final se


le obsequia el significado preciso de cada término; pero
aquí me interesa llamar la atención sobre pisto , ya que
su significación se aleja de la actual. Según Covarrubias,
pisto es "la sustancia que se saca del ave, aviéndola pri-
mero majado, y puesto en una prensa, y el xugo que de allí

(29) Ed. Asensio, p. 210.


(30) L. Quiñones de Benavente, El amor al uso, Colección, p. 632 a, b.
(31) Doña Justina y Calahorra, Colección, p. 195 a.

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lé Javier HUERTA CALVO Criticdn, 24, 1983

sale boluiéndolo a calentar se da al enfermo que no puede


comer cosa que aya de mascar, porque con aquello, en efe-
to, le dan la sustancia del ave". Se observará, pues, que
el pisto proporcionará a este Vejete lo que al del ejemplo
anterior le faltaba para cumplir como varón.

El universo del entrones gira en torno a la mujer,


que representa la Vida y la juventud, frente a la cual
— como obstáculo no insuperable pero sí odioso— se alza
el viejo espíritu. Por esta razdn la muerte de esta última
fuerza se saluda con entusiasmo y como una liberación :

MARINA Poco a poco ¿e ituznx. mi nuvUdo,


&in nemdio ninguno-, yo ¿o ¿iinto
tanto que. pWuio eJL ju¿c¿o de. continto.
tÁuuuue., cuatéme. con un mozo
con quién tendté contento. gu&to y gozo.(32)
Frente a los miedos sacralizados de la cultura oficial, tal
es el sentido liberador de la muerte en las creaciones de
la cultura popular (33).

4) Juan Rana, "cocu"


Sin duda es el tema de la honra el que más claramen-
te opone el entremés a la comedia nuíva. El honor es una nor-
ma de comportamiento ético o teatral, pero su tratamiento
en la comedia siempre resulta serio, lo que dentro de las
convenciones vitales del entremés no cabe. Se trata, por el
contrario, de un motivo que induce de modo escandaloso a
la risa, a cuyo fin se supedita su presentación. Véase cómo
con absoluta inconsciencia refiere el pastor Bato, el Bobo,
el caso de su deshonra :

BATO Entfií en mi ca&a y hatííla cobijada


con un hombns. y me dijo ••
"No t>oy honbwí, ¿o busmo",

(32) La inocente enredadora, Colección, p. 195 a.


(33) Los amorales desenlaces del entremés ponen la rúbrica gozosa al
triunfo de la juventud sobre la vejez, de la vida sobre la muerte :
"Si tieneel marido viejo, / la mujer moza desea, / si no le sufre cos-
quillas, / le canten requiem aeternam" (L. Quiñones de Benavente, El
enfermo, Colección, p. 797 a ) .

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 17

quz t>¿ no había, aJUU. ¿o dupachuiio.


VZjomz zlta din bnío :
" / Ai/, Zato !, quz tne. di.o un ucalo^iXo,
quz bi.zn pudo mataAmz
ii. zl ótñoA. no \)in¿LzKa a con&olanne.!"
"Vztz, me dijo, pon. un lato, Sato,
poiquz zl izñoi me aína , tz pKomzto
con mat, ganatu&ai zn ¿z&izto".
Satíme. luzgo miy alborotado
y haita hoy hz vuzlXo a vti en qui ha panado,
E&to dz gcuurfu&aA me txae. loco. (34)
El interés de este monólogo es grande, pues pone al descubier-
to los dos niveles de lectura del mensaje erótico : el ino-
cente — ú n i c o válido para el B o b o — y el malicioso, del que
participa el público.

Los cuernos constituyen también el motivo central de


El iLZtablo dz lot, maiaviWu,, de Luis Quiñones de Benavente, con
la irrupción simbólica al final de un toro que embiste a
los personajes; de más está señalar la mediocridad de esta
pieza al lado de la predecesora, del mismo título, de Cer-
vantes, donde el tema iba unido a la crítica del sistema
de castas (35). Precisamente uno de los tipos que mejor se
presta a la burla de los cuernos es el Alcalde. Con ello
parece ponerse en solfa no sólo la integridad moral de la
persona sino también la autoridad que encarna, por modesta
que sea :

LEONOR ¿ Un hombiz como vo¿ me dtce aquuo,


hombiz dz tal juiticia y tanto pe&o ?
LLÓRENTE Yo dz pz&o no ¿ó, mugzA malvada,
poiquz il tzngo peto, ¿04 culpada. (36)

(3t) La inocente enredadora, Colección, p . 195 a.


(35) Véase un pormenorizado análisis de estos entremeses en el libro ci-
tado de M. Molho, Cervantes : raíces folklóricas; aunque no compartamos
el método son de interés las conclusiones a las que llega el autor tras
aplicar el método del psicoanálisis. Para utilizaciones posteriores de
este motivo véase M. Smerdou Altolaguirre,"ffí engaño a los ojos" : un
motivo literario, en 1616, l, 1978, pp. 41-M-6.
(36) Julio de la Torre, Entremés famoso del alcalde de Burguillos, Co-
lección, p. 218 b.

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18 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

La ambivalencia de peso —'autoridad 1 , por un lado, 'cuer-


nos ' , por o t r o — ha de explicarse en relación con el senti-
do apuntado : como subversión de los valores morales tradi-
cionales y del principio de autoridad, dentro, eso sí, de
los cauces en apariencia poco peligrosos del folklore.

5) Remedios al mal de madre


Las alusiones a lo inferior corporal constituyen
una de las series más características del discurso popular.
El vocabulario de la plaza pública acoge sin recato alguno
todo lo relativo a los excrementos, la orina y, desde luego,
el sexo, gue metafóricamente se registra como una enfermedad
a la que alguien —llámese Médico o Barbero— ha de poner
remedio y dar consolación : medicina para su herida como li-
teralmente dice una mujer de entremés. El intuemú de un vizjo
quu ca&ado con una mugeA moza, es uno de los entremeses más au-
daces en el planteamiento erótico de los recogidos por Cota-
relo en su imprescindible ZollCCÁón. En él se nos describe a
la mujer joven en estado de verdadero celo, pidiendo ayuda
a un Criado de nombre muy simbólico :

MUJER.- Chuzón, da un Hsmtdio cómo vea yo, ea-te lato que.


noi cabe, a mi doto*., que. me. diento mala.
CHUZÓN.- Mióla que. biempui uta enrfeuna de. la úntala
pata abajo, i qui 6<¿AÁ uto ?
MUJER.- EÓ mat de. mijejuu et que yo tengo-, da un *em-
dio. (37)

El avieso mozo no hace ascos a la proposición y contesta


así :
CHUZÓN.- Hite., aunque mi amo ¿ue, a ¿a hetiedad y dijo a
otAa mozo qui mOie pon noio-Vio*, no me ¿¿anwUa yo Chu-
zón i-t no doy nemdio, poique, nue&o amo u beJULaco, y
¡uto a Vloi quz 4-t et dotoi entiende, ¿o quz cufia, que
puede venin, y ven. una vUatuna. ( 3 8 )

(37) Colección, p. 63 a.
(38) Ibíd.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 19

II - MUJERES EN LA FLOR DE LA SOLTERÍA


1) "La doncella, quebrada la pierna, en casa" (39)

En tan breve texto dramático el entremés se ve


obligado a agolpar toda la materia argumenta!, cuya pre-
sentación al público ha de resultar condensada y accesi-
ble. Ningún medio mejor para ello que ofrecer en breve
apunte el enfrentamiento de opuestos (tonto/listo; joven/
viejo), que lleva implícito el antagonismo de dos concep-
ciones del mundo sin posibilidad de casación. Una de las
oposiciones que prestan más juego en el entremés se refiere
al conflicto entre padres e hijas (en realidad el rol dramá-
tico del Padre sigue siendo el del Vejete). El Padre apa-
rece siempre como celoso guardián de la honra filial, que
ve atacada por los de fuera; de ahí que mantenga su casa
como una fortaleza inaccesible a las fuerzas del placer y
de juventud :

IAKVÍN t¿ un v¿&j'o caduco matLcloio,


quz no la dzxa, amigo, e¿ coia liana,
pana/i dzt apo&znto a la bzntana,
n¿ en 4u ca&a ¿e ha vl&to, co¿a u oÁeAta,
\>n día tan iólo tetan, la puWta

No hay, sin embargo, "hija de entremés" que soporte el con-


finamiento paterno; véase cómo en El boiKacho, de Quiñones
de Benavente, la joven interpreta a su libre entender el
refrán misógino con que el Vejete pretende apoyar su autori-
dad :

VEJETE Hija núa, leu, doncetùu,


quzbiada la pÁJUvna, en cu a.
HIJA EÍO e¿ lo que. yo no kan.¿,
aunque, me. quizbns.n znt/utnba&. (41)

(39) Correas registra diversas variantes de este refrán, aún vigente :


"La muxer kasada i onrrada, la pierna (cebrada i en kasa; i la donzella,
pierna i media"; "la muxer, la pierna kebrada, i en casa"; "la muxer,
en kasa; i el onbre, en la plaza; "la muxer, en kasa i la pierna kebra-
da"...
(40) El paloteado, Verdores, p. 189.
(M) Colección, p. 563 b.

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20 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

En consecuencia la vigilancia paterna se ve a menudo sor-


teada por la astucia de los pecadores y sus cómplices, los
criados, que cumplen función de alcahuetes :
BOBO.- Juno a mí qui te o mz pod&ü> dicüi, y otAo no.
PÍAO uo merezco yo, di que. it día. qui inthí yo in
vui&txa COMÍ, no IAÍLU, mái di VOÍ y vui&txa hija.,
y agola quldáÁA má& di disXi o ocho intft.1 muchachoi
y mu.dta.chai. ( 4 2 )

La desvergüenza del Criado le hace ser más explícito al


final con una obscena alusián :
BOBO Con i&a mano caduca
in tu ana me intAa&ti,
y a tu. hija ¿a infiiga&ti
al qui anona la machuca. ( 43)
Amantes y cómplices tejen en ocasiones hábiles
artimañas para burlar el férreo control del Vejete : la
hija se finge enferma para que el médico —en realidad su
amante disfrazado de tal— la v i s i t e y proceda a su cura-
ción; en casos extremos algunas se fingirán poseídas del
demonio, y entonces se a s i s t e en escena a verdaderas paro-
dias de conjuros y exorcismos; así en La indimon-Lada, el Pa-
dre se ve en la obligación de avisar a un saludador que re-
medie a su hija :

BOBO.- Pon. vida duya qui mumidli a mi ama.


PAVRE.- Quita allá, LadKÓnv, no pitituAhiA a iu muicid.
Siñoi, ap*¿£teZa.
BOBO.- S¿ H n tiAná cuidado di apiuitaUlay no tiini
qui incoKaájUiito. ( 4 4 )

(t2) El padre engañado, Colección, p . 112 a .


Ct3) Ibíd., p. 114- b; repárese en la elocuente cosif icación de la mujer
mediante el pronombre en función de objeto directo : "la machuca", ex-
presión que sería equivalente a las actuales y no menos chabacanas :
"la pasó por la piedra", "se la cepilló", e t c .
Cm-) Colección, p. 146 a.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 21

Es éste un precioso ejemplo del tratamiento que otorga el


entremés a los temas más sacralizados y solemnes, como el
de la posesión demoníaca, rebajándolo por deformación hacia
sus niveles más verosímiles (45).

Respecto al conflicto padre/hija, el papel de la


Madre se ve muy reducido; casi es inexistente. En algún ca-
so, la madre está más cercana al punto de vista de la hija,
a la que a veces espolea para su acercamiento al varón :

MADRE.- Ltzgá, kcja mía, y buá ¿a mano dz aqueJL ¿e-


ñot, quz ti íl quz OÍ ka dz ponzx en Hitado. (46)

Como se indicará más adelante, uno de los recur-


sos de desvirtuación del discurso popular por el entremés
barroco es la invocación del dinero como fuerza motriz de
las acciones de los personajes. En razón de ello este Veje-
te calderoniano no siente la pérdida de sus hijas sino de
sus joyas :

VEJETE j Oh. comedón, dz ro¿6 O/ICM !


Que me Kobit. a m¿¿> hJLia&,
vaya con z¿ diablo, vaya;
quz eAan pn.znda& quz comían;
mai ¡ m¿6 ¡oyat, ! AM.Z, panda,
quz ziZai coioi ion dzi tlzmpo
dz¿ n.zy qaz Kabíó en Eipaña. ( 4 7 )

2) Del mito de la virginidad


Es conocido e l valor otorgado a l a v i r g i n i d a d de
l a mujer por l a poesía neoplatónica e , i n c l u s o por la come-
dia lopesca (48); la pérdida de l a misma — c a s i siempre

En la película de Luigi Comencini sobre los años jóvenes de Casa-


nova, hay una escena similar de exorcismo entre un abate y una posesa,
que se resuelve igualmente en modo erótico : cuando la mujer obtiene
placer del clérigo, queda liberada.
(46) Segundo entremés del testamento de los ladrones, Colección, p . 82 b.
(47) P. Calderón de la Barca,has Carnestolendas,ed. Hartzenbusch,p.634 al
(48) "La sensibilidad masculina —afirma Diez Borque a propósito de Lo-
pe— es extrema, hasta el punto de considerar deshonrada a la prometí-

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22 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

provocada p o r un a c t o v i o l e n t o — desencadenaba la catás-


trofe en el desarrollo del drama (recuerde el lector, como
caso extremo de t a l sublimación, el hermoso drama de Vélez
de Guevara, La iZAAana dz ta. Vela) . En su proceder iconoclasta,
el entremés se ocupa — ¿ cómo no 1— de derribar el e s t e -
reotipo, si bien no siempre con propósito feminista, antes
bien de modo misógino, como en Et cunon. al u&o, de Benavente :
PABLO V pide agola, que en pzniatto miz/to,
una doncella., a n p a / e , ata ucudeM.
VEJETE E¿ ucudexo y paje bien t>e haUa.
PABLO y ta doncella, ¿dónáz ne de buicalla ?(49)
A juicio de estos entremesistas, no se encuentran doncellas
en la Corte, y, para suplir la carencia, una dueña queve-
desca se encarga de aplicar sus artes secretas para dar
apariencia de lo contrario :
En viniendo zxXA.anieA.od,
mudando nombiz y baMÁ.o,
y con madJueA poàtizat,,
me hago do¿ docena* de doncztlai-,
y van diciendo todo* a but, tieMo*
QU.Z hallan baAatai y con poco ponte
doncztüu, como banba¿, zn la ConXz. (50)
La p a l a b r a madre (es d e c i r ' s u e g r a ' , pero en e l t e x t o 'ma-
t r i z ' ) se p r e s t a a equívocos g r a c i o s o s , que e l ingenio c o n -
c e p t i s t a de Quevedo aprovecha en toda su dimensión :
QJU.ZA.0 muj'zA i-in mastoie, y <>¿n
&¿n amigoi ni e&píoA,
•i-in \JÍejai, n¿ vec¿na¿,

da por haber sido besada furtivamente una vez" (Sociología de la come-


dia española del siglo XVII, Madrid, Cátedra, 1976, p. 30).
(4-9) Colección, p. 632 a.
(50) F. de Quevedo, El zurdo alanceadov, ed. Astrana, p. 588a. Ilustra
también la desmitificación de la doncellez el cuentecillo siguiente
de Juan de Arguijo : "Disputábanse, estando viudo el Condestable de
Castilla y sin hijos, si tomaría mujer doncella o viuda. Dijo el Duque
de Osuna : —Créame y tómela preñada—" (Paz y Melia, Sales españolas).

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 23

¿-en v¿&tM, ¿-¿n coche y i¿n Ptado,


y iin toaatUerujinti de cacado. ( 5 1 )

La inverosimilitud de la primera condición es t a l , que


otro personaje se ve obligado a r e p l i c a r de inmediato :
t>ixi mad/te ¿dónde, pod/id haWiMz ?( 52)

El sentido erótico del término es más claro en otros con-


textos, como en esta composición l í r i c a :

Valen, decebiendo, moreno mía.,


quz d&rvüio di ta UÚIVUL -te l&t, meZCa. ( 53)
Claro es que la equivocidad del término, incluso en los
entremeses, se soslaya recurriendo al consabio sintagma
mal de madre :

PONA ONOMASIA Vo me qwLoAO CMOJI 4 ¿ n


y tengo hantons, canina de. manido,
y me cabana, luego
con una icuUa detíoi, &¿ loi hallo ( . . . )
No t&ngo madte., ni conozco padAz,
n¿ en mi vida he tznido mat de. ñatee.(54)
3) Herederos de los goliardos
De todos los amantes de la mujer de entremés tal

(51) F. de Quevedo, El marido pantaema, ed. Astrana, p. 563 a.


(52) Ibíd.
(53) Floresta de poesías eróticas del Siglo de Oro, recopiladas por P.
Alzieu, R. Jammes, Y. Lissorgues, Toulouse, France-Ibérie Recherche,1975,
p. 264 (citaré por Floresta); aunque en el poemario erótico se encuen-
tra también la ambivalencia ('suegra1/'matriz') del entremés quevedes-
co : "Y en esto a la pobrecilla/ la madre, tirana ingrata,/ la comenzó
a atormentar / de suerte que la ahogaba" (ibidem, p. 290). La nota de
los editores podría servir bien a nuestro propósito : "Que el autor
piense y quiera hacernos pensar en el consabido mal de madre y sus re-
medios celestinescos parece indudable. Pero parece también pensar en
la madre en el sentido literal, que con su presencia y sus consejos es-
tá atormentando a su hija" (ibidem, p. 291).
(5t) F. de Quevedo, El marido fantasma, ed. Astrana, p. 565 b.

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24 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

vez sea e l S a c r i s t á n e l que merezca una estima más genera-


l i z a d a , t a n t o por l a s a t e n c i o n e s que demuestra en e l orden
m a t e r i a l —siempre t r a e algo con que r e g a l a r l a boca—, c o -
mo por su donosura en l a a p l i c a c i ó n d e l cuu cmtuuU., superior
por ejemplo a l a de un r i v a l como e l Soldado. La censura
t e a t r a l d e l Barroco impuso severos c o n d i c i o n a n t e s a l a i n -
troducción d e l c l é r i g o en e l r e p e r t o r i o de l a s comedias, y
su p r e s e n c i a en l o s entremeses d e l s i g l o XVII e s c a s i n u l a .
Es é s t e , a mi j u i c i o , uno de l o s elementos —no poco t r a s -
c e n d e n t a l e s para e l devenir de n u e s t r a escena— en que e l
t e a t r o de l o s p r i m i t i v o s (Fernández, Horozco, Sánchez de
Badajoz) se separa d e l canon lopesco y c a l d e r o n i a n o , en b e -
n e f i c i o de una mayor capacidad c r í t i c a ( 5 5 ) .
Los s a c r i s t a n e s de entremés guardan, pues, l a v i e -
ja relación con el clérigo t r a d i c i o n a l , de vida l i b e r t i n a
y costumbres relajadas, convirtiéndose así en un personaje-
coartada frente a la censura inquisitorial como en La. cueva de.
Salamanca (56). El Sacristán demuestra siempre una cultura
por encima del resto de los personajes : habla l a t í n maca-
rrónico, es amigo de la buena mesa y su presencia sirve a
veces para parodiar los oficios r e l i g i o s o s , manifestándose
él como un fogoso amador en el escenario de sus b a t a l l a s ,
o sea el campanario (57 ) :

(55) Recordaré, por todo paradigma, el magistral Entremés de Horozco,


que gira en torno a las burlas y dicterios de unos personajes populares
a un fraile de vida licenciosa. Léase ahora en la edición de F. Gonzá-
lez Ollé : Representaciones, Madrid, Castalia, 1979, pp. 135-174, y
de paso mi nota a la misma : Por una recuperación de la dramaturgia
del primer Siglo de Oro, en Cuadernos Hispanoamericanos, 385, 1982, pp.
165-172.
(56) Maxime Chevalier, A propos de "La cueva de Salamanca" :•questions
sur la censure au Siècle d'Or, en Les Cultures Ibériques en devenir
(hommage à Marcel Bataillon), Paris, 1979, pp. 659-664.
(57) Esta superf lúa caracterización del tipo pretende sugerir al lec-
tor las semejanzas del Sacristán con la figura clásica del goliardo,
por supuesto mutatis mutandis. La comparación no resultará tan anacró-
nica s i se piensa en actitudes goliardescas en la vida real como la
del clérigo Francisco de Orellana (véase Miguel J . Monteserín, El Can-
cionero de Ana Yáñez (Versos de un goliardo preso en las cárceles de
la Inquisición), en Poesía, 9, 1980, pp. 106-124). Otro tipo que con-
fluiría en estas semejanzas sería el Estudiante, como puede verse en M.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 25

FILIPINA.- KOÓ, ¿qué tingo que hace* yo en el campana-


XÁ.0 iO¿CL ?
SACRISTÁN.- Que no utaAM ¿ola; que i/o eitané contigo,
y no hcuié. iino vottzaKte como campana, y lot> p¿e¿ cana.
cwUba y la cabeza, abajo, y langaní mái a ¿ai p%e¿a¿
con pinta, y encaje, y encuzntnx.. (58)

El carácter enigmático de la última frase ha de resolverse


en clave erótica, a lo que ayuda previamente la imagen har-
to gráfica de las campanas. En su i r r e s i s t i b l e fogosidad,
el Sacristán llega incluso a solicitar un impúdico desnudo
por parte de su amada :

SACRISTÁN.- . . . QH¿QA.O que me haga& placen, de. moifian.


tu. géneJio nullo mostrante, ó-úi que nadie. no& lo mau-
thz. (59)

La galanura del Sacristán concita en otro entremés


la atención de varias mujeres : el ama y su criada. Aquella
confiesa que sus amores "han procedido de lo mucho que
Águeda [ l e ] cuenta que hace con e l l a " (60); declaración é s -
ta llena de i n t e r é s , pues t e s t i f i c a como medio liberador
de la represión sexual el relato de aventuras e r ó t i c a s ,
siquiera sean contadas de modo confidencial como en este
caso. En este mismo entremés el Criado, que se pone de par-
te del marido, denuncia lo que ve y oye hacer a la l i b e r -
tina criada :

PABLOS.- Sipa que el iaoúátán v-Lene. cada nochz a (jad


once, a ca¿a,y ¿z meXe.n en ¿a. ¿ala det patio y no hacen
6¿no luotloA y luzgo ¿e v a . ( 6 1 )

Chevalier, Un personaje folklórico de la literatura del Siglo de Oro:


el estudiante, en Seis lecciones sobre la España de los siglos de oro
(Homenaje a Marcel Bataillon), Sevilla-Burdeos, Universidades de Se-
villa y Burdeos, 1981, pp. 39-58; en este mismo artículo hay apuntes
de interés sobre las relaciones entre cuento y entremés, dentro del
marco común del folklore. ,
(58) Entremés sin título, Colección, p. 73 a.
(59) Ibíd., p. 73 b.
(60) Entremés sin título, Colección, p. 86 a.
(61) Ibíd., p. 86 b.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
26 Javier HUERTA CALVO Criticdh, 24, 1983

La c a r a c t e r i z a c i ó n más general del Sacristán nos


lo presenta como hombre pragmático y r e a l i s t a , que rehusa
las zalamerías y p r e f i e r e la acción d i r e c t a en e l lecho :

SACRISTÁN Afwe t&a nzcámuia,


no me du moi táilgo,
quz con utot tásitago*
me volvzxl hiduápico. (62)

No es hombre por e l l o de andar con demasiados rodeos a la


hora de exhibir sus poderes :

Róldete, bobUJLa,
mita utz cÁnbowUa
dz utz tavÚÁtán,
quz te motil dz tonto*. (63)

Con esa desvergüenza rinde sin problemas a las mujeres :

SACRISTÁN Wio ¿ no me abnaztu ?


MARINA MZZQOL, oacAovio. ( 6 4 )

Quizás sea e l Barbero e l único personaje en plan-


t a r r i v a l i d a d a l S a c r i s t á n . La connotación e r ó t i c a de su
oficio venía dada por l a poesía popular, que r e f l e j a b a e l
deseo de l a s muchachas por r e c i b i r la v i s i t a del Barbero
y que é s t e procediese a una de sus habituales s a n g r í a s :

que me mueto,
¿iamadmz aJL banbíKo.
QUJI me nuefco mad/iz :
í baAbeAo y comadAZ ! ( 6 5 )

Un entremesista que, como Quevedo, conoce la difusión po-


pular d e l personaje y l a aceptación picante de sus raanua-
lidades a golpe de l a n c e t a , puede hacer juegos semánticos
con l a palabra :

(62) F. de Ávila, El mortero y chistes del sacristán, p. 203 b.


(63) Ibíd., p. 20M- a.
(64) Ibíd., p. 205 a.
(65) Floresta, p . 100.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 27

JUANk Camina., ba/ibenán de to¿ in£Wuioi,


HeA.od.te nztnatado en niaga-yennoia
iangiaAÍ¿t>, i¿ acenAáit,, a mi mojiido.
A lo que el Barbero, ofendido por la duda, replica con
enfado :

BARBERO ¡Picana en ¿oto !¿ Cuándo no ne &abido?


¿Qlié muLüco me. ¿guata en hacen, cotai?(66)

Las coplas finales de los entremeses sirven para rubri-


car el tono de fiesta y al mismo tiempo para recoger el
sentir popular de las gentes y su interpretación cifrada
de los temas prohibidos; se trata de una especie de apoteo-
sis final, que señala el triunfo de la subversión sobre el
orden y el desahogo de los instintos primarios :

Una ruña de. amiu — moiiMe.


m&dLLzoi la. cuAan, — mu, no ta
<&ie £e den e£ acxAo — íodoó £e mandan;.
¿a niña — i-L no ¿ e ÍCUIQJUI. (67)

4) Diálogos de criadas

La sinceridad de los instintos aflora con más fuer-


za a medida que descendemos en el escalafón social. El en-
tremés se nutre, al igual que la comedia antiaaa — a s í lo
denonimd L o p e — , de los estratos inferiores y marginales
de la sociedad. Todo en él refiere a to bajo, a lo innoble,
y es por este motivo por el que puede considerársele un
QÍneAO intimo (68). La servidumbre marca en este mismo senti-

(66) F. de Quevedo, El médico, ed. Astrana, p. 589 b. No he podido con-


sultar el tomo t° de la Obra poética completa de Quevedo, en la edi-
ción de J.M. Blecua, donde va contenida, su producción dramática; tal
vez allí se den por apócrifas piezas de siempre atribuidas al escri-
tor, como es el caso de El médico.
(67) Ibíd., p. 593 b.
(68) Recordaré con Bajtín que "el rasgo sobresaliente del realismo
grotesco es la degradación, o sea la trasferencia al plano material y
corporal de lo elevado, espiritual, ideal y abstracto (...). Ésta es
la cualidad esencial de este realismo, que lo separa de las demás

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
28 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

do e l t o p e i n f e r i o r . Las c r i a d a s s e nos a p a r e c e n como mu-


j e r e s e x p e r i m e n t a d a s , de mucha v i d a y o f i c i o , como e s t a
Águeda de un e n t r e m é s anónimo, q u e s e d e s c u b r e a s í a l p ú -
blico :
ÁGUEDA.- Qui cJüiAXo que en mi. mc.zd.ad no me ¿altaba
nada, que ii&mpnz ki tenido dot> n.iqwLib'ioi y cua&io
y mó¿ cuando ¿olía tnaiA. tinacuitloi y copeXz-, pzxo
aunque, agola, no ¿o tnaigo, no me ialta un galán di
cuando en cuando. (69)

El vocabulario de la plaza no tiene secretos para


estas mujeres habituadas al trato público. Una conversa-
ción sobre una simple legumbre, como el rábano, puede es-
conder sentidos más maliciosos :
DOMINGA No todai, AQUÍ tina, tiznen mano
en iabin. ucogitlai, que. i¿ et lábano
no e¿ tn/utuLci&nti, tosigo y caloñado
y pica un poco, no vate. n¿ aun uto.
Vo loi llevo a mi ca&a duta ¿ww¿e.,
y n¿& amu, lai mozat, y ta v¿e.ja,
nenguna noche, de.jan di comeltoi.

La dimensión, picante sabor y color encendido del rábano


descrito hacen exclamar a otra criada, presa de envidia :
AGUSTINA B¿cKo4tt ta, Dominga, ya que 4 ¿ t v e & ,
di (.QAvin. una ca&a tan konnada
y tetan, en compañía duai damai. ( 70 )

Ya habrá percibido el lector que tan desusado amor por el


rábano no es en realidad más que una l í c i t a manifestación
de culto fálico, apreciable sin más tapujos en este "pla-
t ó n i c o " cuarteto de l a flon.uta de. poeiíai in.6ticM :

formas 'nobles1 de la literatura y el arte medieval. La risa popular,


que estructura las formas del realismo grotesco, estuvo siempre liga-
da a lo material y corporal" (La cultura popular en la Edad Media...,
ob. c i t . , pp. 2t-25).
(69) Colección, p . 85 b .
(70) has gorronas, Colección, p. 90 a.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 29

Tú, tábano p¿adoio, en tete, día


viAopija iznáb en m¿ fiaba jo-,
6M.Ó& ¿ugasitenientz de un auiajo,
mi m/Udo Í,<IAM, tzgumbne. mía. ( 7 1 )

IV - VIEJAS Y NIÑAS

1) Juegos de muchachas
La alegre y viciosa mujer de entremés se adivina
ya en las precoces niñas y adolescentes que aparecen en
sus piezas. El prototipo más ajustado de éstas sería la
Cristinica de E£ MÍUJO C&Z0i¡0, esa muchacha que, además de
i n c i t a r a Lorenza al adulterio, pide para s í un juguete
tan poco edificante como un frailecico (72).

Ciertamente los casos de precocidad resultan increí-


b l e s . El celebérrimo —por otro motivo— En-t*em£& de ¿06 10-
mancu r e g i s t r a uno de e l l o s a través de los niríos Dorotea
y Perico, que como tantos otros niños de su edad, juegan
a las familias :
VOROTEA Ca&ante hai conmigo
y había boda y fa
donmüiemoi juntoi
en cama de ¿eda.
PERICO V hammoi, un niño
que. vaya a ¿a uaueZa. (73)

(71) El lector podrá dejar satisfecha su curiosidad acudiendo a la


sin par Floresta, p. 226.
(72) Floresta, p. 158, donde los editores sobrepasan la dieciochesca
ingenuidad del Diccionario de Autoridades sobre la posible acepción
del término; esa misma ingenuidad, ya no dieciochesca, es la de muchos
editores de los entremeses cervantinos, al no ver el sentido erótico
de un juguete tan ardorosamente solicitado por Cristinica.
(73) Colección, p. 159 a, b. La precocidad de las niñas era denuncia-
da desde otros géneros, como la poesía burlesca : "—Dícenme que está
doncella / esta niña de once años; ¡malos años para ella !/ que en
once años ai mil daños./ Querrán decir que es de once ella, / que no
ay doncella de once años" ("A otra mujer de once años", apud Robert Jam-
raes, en Lee épigrammes burlesques de Juan Ifavapro de Cascante, Les
Langues Néo-Latines, n° 159, 1961, p. 9 ) .

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
30 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

Romancillo éste, por cierto, lleno de alegría y de since-


ridad, que tanto recuerda el teatro de guiñol, "expresión
de la fantasía del pueblo", que "da el clima de su gracia
y de su inocencia", como memorablemente señalara Lorca (74).
Pero romancillo en que, a tenor de lo que luego se nos
dice, aparece el juego como más serio de lo que parecía :

TERESA Szñona madJiz, ¿ no iabz ?


PzAlquÁUo y ¿a muchacha
en eZ azotea z&tán
haciendo...

Tales hechuras acababan siempre en boda forzosa :


MARZZARPA ¿ Qn£ u ¿o que. poda. ?
TERESA Voiotza y Pzilqulllo
it dzinudo y zlLa en (¡aida*.
AWTOW ¿ H¿ hija ?
TERESA S ¿ , t>tñoi ó u e g t o .
PERO / Oh, maldita nía la ca¿ta !
Compaduz, aqueste mucÁacho
y uta izñoka muchacha,
han de 4M dulnonta nuu-Via
il al momnto no loi catan. ( 7 5 )
Menos de guiñol,y, por tanto, más antipática resul-
ta la niña que aparece en La cada holgona, de Calderón, en
realidad un pretexto extremo para ejercer la misoginia,
basada en el afán pecuniario de la mujer :

AA/TOW ¿ Cómo te. llama* ?


AGUILITA i Yo ? kguJJUXa.
AWTÓW / Ky,nUa\
El nombiz tlznu dz avz dz tapiña.
¡ kQuÁJUXa ! Vlvóiiclomz, aunque, gnuñaif,
que fiai zl pico znizriaAÓi loi uña*.

(74) En el prólogo hablado al Retablillo de don Cristóbal.


(75) Colección, p. 161 b.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 31

ANTÓN Pau i¿ demonio ioy, VLzvanXz


AGUILITA kbKQjuxncLoï Satán. SI no hay dinfio,
no tinnu paMn en m¿. ( 7 6 )
Entre el juguete del frailecico y el sacralizado
del dinero, de la Aguilita calderoniana, hay todo un tre-
cho, que demuestra una vez más la desvirtuación del dis-
curso popular en manos de los entremesistas barrocos.

2) La ilustre prole de Celestina


Ya hemos dicho que la edad vieja, sea en su versión
masculina, sea en la femenina, es el objeto principal de
ataque en las producciones del discurso popular. Para una
mujer que todavía se precie, el insulto más denigrante es
el de "vieja" :
CATALINA ; Cómo no hay O%KO.VÍO I
S¿ me ¿ümiAa ÍUCÁM, tonta o ¿ea,
azotada, judía o CJJ.OICHU.QA. COÍCL,
cuatqvUeA 6at¿ó¿accUón me ¿ue/uz
mu agiavio de viaja no ¿e Lava
¿¿no con paloi, ( 7 7 )
Ni qué decir tiene que l a recurrencia del tipo es una
constante en los entremeses de Quevedo, tanto a 4o menos
como en o t r a s obras f e s t i v a s (78). La Vieja puede cumplir
funciones sustanciales como en La KopavijilAa, en que desem-
peña e l papel de guía sabelotodo por e l mundo infernal de
la Corte; a l l í sirve para denunciar l a s falsas apariencias
de esas mujeres ya maduras que presumen de mozas, se ador-
nan con dentaduras postizas para r e s t a r años o esas o t r a s
desmoladas :

(76) Ed. Hartzenbusch, p. 622 b.


(77) L. Quiñones de Benavente, El marión, Colección, pp. 722 b-723 a.
(78) Como señala Amédée Mas, "vieja est un des maîtres-mots de son
vocabulaire, un de ces mots si bien ajustés, semble-t-il, à leur sens
par leur qualité vocale (et même graphique) qu'il suffit de les répé-
ter, sur le ton voulu, pour se vider peu à peu de la charge émotive
accumulée par l'image ou l'idée de l'objet" (La caricature de la fem-
me, du mariage et de î'amottr dans l'oeuvre de Quevedo, Paris, 1957).

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32 Javier HUERTA CALVO Criticón, 2 4 , 1983

ROPAVEJERA ¡ Y Zi dz mttanQ.otíai, no d& dñoi,


dumieloizmzjantz í (79)

Tal desmuelo es el que impide a doña Ana darse el gusto


de aquellas mujeres que en la poesía erótica reclamaban
los buenos oficios del Barbero, experto en sacarlas :

Pu<u> HamtLmt, ai ba/iboAo


que. no-4 ¿aquí, izndcu, mutai,
y annÁsnatlz ¿cu, upuel/u
i>l no andmjWiz LLQVIO. (80)

La Vieja ve constreñido, pues, su papel a l oficio de t e r -


cera, como la Ortigosa de E¿ vÁJijo CZÍO6O, o más claramente
Muñatones en el entremés de Quevedo :
CAROOSO.-i E¿ atcahueXa 1
PEREDA.- Va ptAzcÁÓ tiz nombre, n¿ ay qwLin tí oyQa.
No ¿z ¿¿aman ya 6-ino tíoA, madAzt, am¿ga&, zonocÁdai
ÍOMUJJVU, QJu.ad.ai,, cocku y iiLLai. Vvibínzn \)*.w,
quz ¿a b¿e.ja fiatantz zn niña& y t&ndzna dz plaçoAti
te mige/t quz con un boittzzo hace. vna. joinada d'aqu¿
a. LLxboa y con z¿ a&Lznto ¿ e ¿oibz vn myoiazgo. ( 8 1 )

Era natural que la presencia de Celestina se hiciese ine-


vitable después de un modelo tan aprovechable dramáticamen-
te (82). Navarro de Espinosa escribió un entremés con ese
t í t u l o , aunque en realidad la protagonista aparece como
prima de Celestina. En La ¿noczntz zntzdadoia sale una Celes-
tina, pero todavía en edad de merecer favores, s i hacemos
caso a sus palabras :

CELESTINA ; Ay, GuXIOuzz!, quz tzngo un mai de. tudue.


quz Ziiá znt/UL paloXWLa. y patz£L¿¿a,
tan cuotidiano, quz montât mz acoia.

(79) Ramillete, p. 113.


(80) Floresta, p. 170.
(81) la vieja Muñatones, Itinerario, p. 287.
(82) Véase Pierre Heugas, La Celestine et sa descendance directe,
Bordeaux, Institut d'Etudes Ibériques et Ibéro-Américaines, 1973.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 33

Ponme an urpioAto, daca ¿a vtntoia. (83)


3) "Ah dulcem pecuniam!"

En la evolución del entremés el tópico de la mujer


obsesa por el dinero florece sobre todo —como arriba se
apuntó— a p a r t i r de Quevedo. Si es c i e r t o que el pensa-
miento m a t e r i a l i s t a impregna l a s creaciones primigenias
del discurso popular, no lo es menos que en un principio
se proyectaba sobre otros valores : los alimentos y la
bebida —conformadores del banquete— y, desde luego, la
sexualidad. Con el realce del dinero se concede, pues, la
primacía a un valor material sustentado por la ideología
del sistema y que, en consecuencia, esta presente en e l
entremés barroco, hecho en función de un ámbito urbano y,
a veces, cortesano bien definido (84). El entremés está
destinado durante el siglo XVII a complacer l a s exigencias
de diversión del público de las ciudades, cuyos elementos
va poco a poco asimilando (85), dentro de lo que podemos
considerar c i e r t o t a l a n t e s a t í r i c o , que no por e l l o deja
de ser insulso y conformista.

Por consiguiente s i —como también se apunto— Cer-


vantes nos brinda en sus entremeses el prototipo de mujer
r e n a c e n t i s t a , más amante de placeres que de joyas (86),
Quevedo ofrece ejemplos c o n t r a r i o s , o sea "henbras tomaxo-
nas, mugeres de uña, como s o r t i x a s , y damas barberas que

(83) Colección, p . 193 a.


(84) Debo remitirme por fuerza a José Antonio Maravall, La cultura
del Barroco, Barcelona, Ariel, 1975, apéndice.
(85) Es en este único sentido en que puede hablarse del entremés co-
mo cuadro de costumbres. De hecho, esta clase de piezas se hace muy
común en e l siglo XVII, sobre un esquema estático —frente a l dinamis-
mo de las acciones eróticas— en que se asienta cualquier estampa co-
tidiana o castiza del Madrid de entonces; pueden verse varios ejemplos
en Miguel Herrero García, Madrid en el teatro, Madrid, C . S . I . C , 1963.
(86) La maldición de Doña Lorenza no deja lugar a dudas : " ¡ Que mal-
ditos sean sus dineros, fuera de las cruces; malditas sus joyas, mal-
ditas sus galas y maldito todo cuanto me da y promete ! ¿ De qu¿ me
sirve a mí todo aquesto, s i en mitad de la riqueza estoy pobre, y en
medio de l a abundancia con hambre ?" (Ed. Asensio, Madrid, Castalia,
1971, p . 203).

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34 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

s i r b e n de r a p a r " ( 8 7 ) , h a s t a e l extremo de que l a c o n d i -


ción física de la mujer se describe en metáfora de dinero:
Linda mugzn., vnoi ojoi Ka&gado&, nzgiot, dz loé d¿-
nzn.Oi quz alcanza a vzn., tanta boquiXa ( . . . ) , qaz a pu-
lo toman blancal, -tiene ¿a& manoi blancas. ( 8 8 )

Al tema d e d i c a Quevedo un e n t r e m é s e n t e r o : La. poLUULa dz


tÁacÜUd ( 8 9 ) . Pero en ninguno s e hace una p i n t u r a t a n negra
de l a mujer como en El Hiño y Penalv-Mo dz Madnid. En é s t e l a
Madre advierte a su hijo de los peligros que le esperan en
la Corte, sobre todo en lo referente a las mujeres, de
las que debe cuidarse; a partir de este consejo Peralvillo
hace un chiste erótico :
NIÑO i Vana qué chzno yo Zita campanilla. 1
MAPRE K d¿j quz Clivai tú md¿, impontantz
u , 6-L ÍZ corUtÁdznoí
quz zn la. ConXz, VZKICO, dz cuaZqu¿eÁa
gui-tan dz tocan, algo tai mujZAZb.
NIÑO V ya quz han dz tocan, hzchai LagaKtod,
toquzn m¿ campanctta, y no mLb cuaxtoi.( 90)
El Niño ofrece pues una alternativa obscena a la fiebre
del dinero. Para rebajar el discurso popular Quevedo se
vale a veces del humor negro. Véase en esta fúnebre adver-
tencia del muchacho :
NIÑO Nznu, minad lo qaz iomoi
qu¿en bizn guando., i alo
vz¿& allí ¿a ¿zpultusia,
quz la dzjanon tan ¿zea
z¿o¿ guianoi con moño,
ataúdza con gue.de.ja* .-
la conU.ZK.on lo dz dzntxo,
la KoyzKon lo dz {¡uzna. (91)

(87) Entremés de Diego Moreno (la parte), Itinerario, p. 259.


(88) Ibíd., p. 260.
(89) Itinerario, pp. 307-337.
(90) Ed. Astrana, p. 5t8 b.
(91) Ibíd., p. 551 b.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 35

Un síntoma de este rebajamiento del tono alegre y


vital del discurso popular originario es el trasvase del
lenguaje erótico al campo semántico del dinero, como deno-
ta la palabra sangría :

MEJÍA Rútcdme, puz¿>, oyen, que. ¿e. tnujzna


uncu enaguan,, y mi £a¿ÜÜJ}uzna
ya ¿abe. tai ¿angxíaó
quz ti hi dado en juzgo aquesto* ¿ca4.(92)
Paulatinamente también la mujer va perdiendo su pa-
pel central en el entremés; papel que — c o m o hemos visto—
era un foco generador de erotismo. No es que el entremés
barroco prescinda por completo del lenguaje erótico — s u -
ficientemente arraigado en la conciencia popular—pero el
tipo más común de mujer será la buscona o cazadora de mari-
dos, en pos de grandes fortunas o de bienestar económico,
ante lo cual los defectos físicos —inclusive la impoten-
c i a — quedan relegados. Barrionuevo, en K &víwnfao dz toi
cocheó, satiriza la moda femenina del coche con una alusión
erótica bien significativa, pese a lo escondida :

UONTÁNCHEZ.- Tizne, aquí dzXkás, un buttctto, a manzna


dz concova, que. no tz dzja andan, dznjtcko y pane.cz quz
anda bui cando tutomu dz tüuüia o iZ
DOÑA HIPÓLITA.- No ¿e tz dé nada a vuzia munced, quz
con uo Zitaté ¿zgwia quz no me ponina. eJL CUBJUHQ, n¿
me. to codiciaban ta¿> damai y pod/iz e&tan. ¿zguAa dz cz-
to&* ( 9 3 )

La palabra turnas, en boca de Montanchez, no es del todo


casual. Según Covarrubias, 'turmas' son "los compañones del
carnero", y figuradamente las raíces o tubérculo; en con-
texto erótico turmas son los testículos, como en el mali-
cioso romance de Góngora :

\lzniam. pon. ta ptaza


y dz peno, vez alguna,
pana mí compnaba pottot,,

(92) Véase el vocabulario finale


(93) Colección, p . 212 b .

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
36 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

pana mii vec¿na¿ ianmai. ( 94 )

Con arreglo a esa tercera acepción, el contrahecho marido


de que habla Montánchez estaría buscando en la tierra lo
que sin duda le falta para cumplir cabalmente con su/futu-
ra mujer. Claro es que, en la opinión materialista de la
mujer, dicha falta puede ser vista más bien como una ven-
taja, pues la impotencia del marido es, bien mirada, un
seguro de fidelidad.

El entremés barroco se caracteriza por aponer en


jueqo un tipo de mujer obsesa por el dinero y ausente de
impulsos sexuales; el retruécano sirve bien a estos pro-
pósitos : "vellón quiero yo al hombre, que no bello" (95).
Este motivo genera uaa serie de piezas misóginas, no exen-
tas de su adarme trascendentalista, en la visión alegórica
de un Quiñones de Benavente, por ejemplo :

RUFINA yo ioy e£ muido, izñoiu,


¿¿gustado m una hembra,
pu.it> pon. ío ¿ncon&tante. y va/úx>,
no hay q u l z n más ¿e. ¿e. p a / i e z c a . ( 9 6 )
A esta orientación misógina contribuye la c r í t i c a de vi-
cios (manías absurdas, afán de ostentación —el coche—,
modas, como la del guardainfante) , en un marco urbano, aho-
ra si estático y costumbrista. El entremés renacentista
colocaba a la mujer en un plano superior al hombre, nega-
tivamente visto como opresor de los instintos en la figura
del impotente Vejete (97). La caracterización peyorativa

Obras completas, éd. Mille, n° 8.


(95) L. Quiñones de Benavente, La ronda, Colección, p. 726 b.
(96) L. Quiñones de Benavente, La muerte, Colección, p. 506 b.
(97) Por utilizar un término de la narratología, diremos que el punto
de vista en el entremés por antonomasia es siempre femenino. En este
sentido los apartes sirven para colocar al personaje —la mujer— y
al público en un mismo nivel de recepción y, por ende, de complicidad.
Así, por ejemplo, en El cuero,uno de los entremeses más crueles con
la figura del Vejete :
CATALINA ¿ Qué he de hacer yo sin ti ¡Mastranzos mío ?
¡ Qué me muero, que me ahito, que me fino !
(Ap.) (¡Mala caída des en el camino !)

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 3*7

de éste continúa después, como en este ejemplo de Queve-


do :
NISE Sab*.á vuziamzAczd qaz, aunqaz í>oy niña,
me COMÍ con un MÁJLJO dz àzXznta
cíe muy p e r e c í a * pahXi¿>, -tenga cuenta :
nasUz poitlza, ta cabeza, zn cazw¿>,
ojo de plata, zwiáo y corcovado. ( 9 8 )
Pero en la mirada demiúrgica de Quevedo la mujer cae tam-
bién en el anatema, pues a pesar de los "encantos" del ve-
jestorio , las riquezas que ostenta acallan sin más los
sentimientos vitales :
NISE V no (Ligo la& iattm de. ¿a noche,
ponqu& -tcene dlneAo y -tiene coche.. ( 9 9 )
Es el mismo caballero de las espuelas de oro quien
no ya como demiurgo burlón y sarcástico, sino como juez
escarmentador, castiga a la adúltera —cuyos pecados que-
daban antes en impunidad. Tal sucede en la Sz.gu.nda PaAtz dzt
enflemíi de C¿ego Uoizna, en que Justa, muerto ya su primer,
marido —proverbial flemático entre los cornudos—, casa
con Diego Verdugo, que actuará con e l l a como su apellido
indica, esto es, llevándola al suplicio de la abstinencia
y la prisión casera (100).

MASTRANZOS Tiéneme gran amor la corderilla,


y siente con extremo que me parta.
Muy presto he de volver.
CATALINA (Ap.HÉh una carta)
Dios te traiga, mi bien(Ap.)(Ta boca a un lado),
y en mis brazos te vea (Ap.)í'amortajado).
(•Ramillete, p . S03)
(98) El hospital de los mal casados, ed. Astrana, p . 560 a .
(99) Ibíd.
(100) Contraponiendo las actitudes de Quevedo y Góngora ante la mu-
jer, afirma Jaimes que, mientras la misoginia del primero "est totale,
absolue, et elle se fonde sur l'ascétisme chrétien le plus strict",
en lo que se refiere al segundo "la femme ne sort jamais enlaidie de
ses mains. C'est en cela —concluye— que déjà Góngora diffère profon-

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
38 Javier HUERTA CALVO Critican, 24, 1983

FINAL : "LAS RIÑAS DE POR SAN JUAN"

El mundo que el discurso popular implica hace de


la serie erótica la fundamental, a fin de buscar o experi-
mentar nuevas formas de relación, que contravengan las con-
vencionales de la vida real o las harto artificiosas de
la l i t e r a t u r a i d e a l i s t a . En este sentido, el entremés no
es sino un jalón más —bien que el más jocoso— en el cami-
no de las clases l i t e r a r i a s serviles por acceder al senti-
miento amoroso. La CeZí&tina y la dramaturgia primitiva —En-
cina, Fernández— se ofrecían en esto como ejemplos inelu-
dibles (101). Que el entremés no hace sino insertarse —re-
forzándola, claro es— en esa tradición lo demuestra el
abolengo de sus personajes femeninos (la malmaridada de la
lírica popular), el debate entre la edad vieja y la joven
(del que, por ejemplo, Brueghel el Viejo ofrece un testimo-
nio definitivo), el tema de los cuernos, el insaciable ape-

dément de Quevedo" (Etudes sur l'oeuvre poétique de Góngora, Bordeaux,


Institut d'Etudes Ibériques, 1967, pp. 61-63).
(101) Recordemos, de Lucas Fernández, el tenso y magistral diálogo en-
tre la Doncella y el Pastor en la Farsa de una doncella, un pastor y
un caballero, donde se plantean dos voces distintas para la expresión
amorosa :
DONCELLA Si, mas aunque padecéys,
cierto fáltaos lo mejor :
pues criança no tenéys,
no podéys
bien mostrar vuestro dolor.
PASTOR Yo bien ancho y bien chapado
esto, y relleno, y gordo,
bien mílordo.
Asmo ño me hauéys mirado.
(Farsas y Églogas, ed. María Jose-
fa Canellada, Madrid, Castalia, 1976, pp. 119-120).
La lista de ejemplos podría ampliarse con facilidad. Me con-
formaré, empero, con señalar la actitud de Cervantes en La entreteni-
da —comedia que tanto tiene de entremés—, donde se procede a la
dignificación de los humildes, en plano de igualdad con sus señores
en lo que a la relación amorosa respecta; véase a este propósito Sta-
nislav Zimic, Cervantes frente a Lope y a la Comedia Nueva (Observa-
ciones sobre "La entretenida"), en Anales Cervantinos, XV, 1976, pp.
19-119.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 39

tito de las mujeres y hasta la competencia del caballero


y el clérigo, transustanciado ahora en la posgoliardesca
silueta del Sacristán, la misma que Valle-Inclán, seguro
lector de entremeses, perpetuará grotescamente en el Pedro
Gailo de V¿v¿na& patab/uu,; a propósito del cual, y por si al-
gún lector considerara ofendida su sensibilidad, conven-
dría recordar aquello de : qui 6¿n<L ptc.atf.0 QM \)QJ>VUM, Á
ln WLam ¿afUdem mUttrt....

ENSA/O VE UN VOCABULARIO ERÓTICO VE LOS ENTREMESES VEL SIGLO VE ORO


Lo que sigue no es —como fácilmente se entenderá—
un corpus lexicográfico total del erotismo en el teatro
menor. Por el contrario las pesquisas han sido limitadas
a un reducido número de piezas. Empero, creo que del pre-
sente rastreo pueden obtenerse algunas conclusiones gene-
rales aunque sí matizables a la luz de otros datos y no-
ticias posteriores. Debemos la sugerencia de este trabajo
a Robert Jammes, quien durante sus estancias en la Univer-
sidad Complutense trajo el aire fresco de los poemas eró-
ticos del Siglo de Oro. Recordamos, en este mismo senti-
do, sus anotaciones a ciertas ediciones presuntamente
críticas de entremeses, que corrían un tupido velo — n o
se sabe si por ignorancia o por ingenuidad— sobre las
voces sospechosas y atrevidas desde el punto de vista aca-
démico .

El avisado lector percibirá que el vocabulario ero-


tico de los entremeses difiere en poco de otros vocabula-
rios eróticos que ya conoce. Algunas voces — s i bien las
menos, esa es la verdad— aún conservan la acepción sexual
de antaño. Otras —>muy lejano su referente— puede cote-
jarse con el erotismo poético de la FLoiUta, por ejemplo,
trabajo paralelo que tanto nos ha servido en nuestra inda-
gación .

Sin embargo, antes de ofrecer este menudo lexicón


entremesil, quisiera destacar unos cuantos rasgos distin-
tivos :

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
40 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

1 - Son pocos los entremeses que construyen su fic-


ción mediante un lenguaje plenamente erótico, el cual, aun
dentro de sus dificultades, puede ser "traducido" con arre-
glo al contexto .
2 - Descartada esa intensidad, tan presente en un
soneto o poema erótico, de la mayoría de las piezas, es
preciso prestar mucha atención al juego de las palabras
para descubrir significados secretos.
3 - Por esta razón la polisemia se extrema, y es
corriente que una palabra pueda sugerir dos o tres signi-
ficados .

Y es que, a diferencia de la poesía erótica, cuyo


texto ofrece al mismo tiempo el mensaje cifrado y el códi-
go descifrador, el entremés sólo proporciona el primero
dando por supuesto el segundo.

En esta particularidad nos parece ver no sólo un


plausible efecto de sorpresa teatral, con los subsiguien-
tes guiños y alusiones a un público cómplice, sino además
la necesidad de no sobrepasar el cañón de lo lícito en un
espectáculo público como es el teatro, expuesto por ello
a la condena censora. De ahí que podamos esquematizar el
proceso de comunicación del mensaje erótico del entremés
en la forma siguiente :

[Censura|

significado
inocente
Emisor _> TEXTC
significado
perverso —^Publico

Código
popular

La escritura de los entremeses resulta, a la


vista de ello, particularmente intensa y eficaz pues,
fuera de tener que comprender mucho en breve, ha de en-
cubrir con notable ambigüedad sus verdaderas intenciones.

Sobre la adscripción semántica de las voces perver-

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 41

sas hay que destacar con regocijo el predominio del campo


animalesco, tan propio del estilo entremesil y esperpén-
tico : así, carnero y ciervo se usan para el cornudo de
costumbre; referidas al macho con sentido valorativo :
gallo —paradigma de la virilidad— y por sinécdoque for-
mal o funcional culebra, sierpe, polla...; con valor
peyorativo nótese clueco, adjetivo que califica la impo-
tencia .

Otro campo que de siempre se ha prestado bien al


juego metafórico es el de los vegetales. Sirven para in-
dicar el órgano masculino rábano, pepino, ciruelo y, en
general, fruto; para el órgano femenino se emplean flor,
albaricoque y prado, entre otras.

Una confluencia bastante usual se produce con el


léxico del juego, merecedora por sí sola de un estudio
aparte. Suertes que caen muy lejos de nuestro contexto
como el flux, la pinta, el encaje, etc. esconden opera-
ciones eróticas, pues no en balde — c o m o señala Huizinga—
el hombre es también "ludens" en cuestiones de Eros-

Objetos domésticos como el mortero, el jarro, al-


mirez, faltriquera, olla sirven tanto para designar el
órgano femenino como el masculino.

Finalmente,congratulémonos de la capacidad del len-


guaje para obviar, en los momentos difíciles del palo y
tentetieso, las anómalas represiones del instinto.

ABREVIATURAS

A : Ed. Astrana de los entremeses de Quevedo


C : Co¿<LC<Uón
DS: V¿ccÁonoJUo SíCAeXo
F :
i :
T,n. : texto del artículo, seguido de la indicación de
la nota correspondiente al contexto aludido.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
42 Javiei HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

Acero
"Dar el acero" es 'Futuere'.T,n.67; f,p. 178.

Agujeta
('Penis1 ) T,n.3O; F , p p . 46-47.
VEJETE No, no tenéUi •tazón.
PABLO Mí voi imitando, ptvia ÍZA. vastan;
poique, quien e¿ tan vie. jo,
•paAn.cn a ¿a agujeta &in hexxexz,
que. a pulo iitotcen. poda eJL ojete..
(Benavente, C, p. 632 b)

Albaricoque
Es metáfora vegetal del cono, explicable solamente en
el contexto en que se inscribe, a saber, un diálogo tre-
pidante entre Melisendra y Gaiferos. Reparó en lo sos-
pechoso de los vocativos mi maestro Domingo Ynduráin
en conversación de trabajo.
UELISENORA-. ¡H¿ JOMO !— GAIFEROS:¡UL cantÁJiptoML .'— UELISEN-
PRA: ¡Uc balLuta >.— GAIFEROS: /Mi bodoque. .'— MEUSENPRA-./ Oh
cabe mío !— GAIFEROS:¡Oh mi toque. !— UELISENDRA: i H¿ ochavo\
GAIFEROS: /Mi dinganduK .'— UELISEWRA: ¡Oh mi piûMtha I —
GAIFEROS: ¡Oh mi iùix .'— MELISEWPRA: / Mí CJJWJIZJO !— GAIFE-
ROS: ¡ Mi albanquoquí !
(C, p . 110 a)

Almendra
Es metáfora de pija, aunque nos parece incidental:
aqtú. daldná don Roldan,
que., con una i ota ,
¿e camena un gnandz pan.
(MgJLL&e.nd/La, c , p . 105 a )

Almendrada
Se d i c e a f r o d i s í a c o , como o t r o s f r u t o s secos (T,n.31)
El a c e i t e de almendras e s metafóricamente e l semen :
No vide. bote, uvoiado
ni. Kedoma con tapón,
y d&t azeÁXe, de, aüne.nd>ia¿
¿•¿impie. abieAto t¿ botijón.
(F, p . 84)

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 43

Almirez
La mano del almirez suele funcionar como pija :
; Oh, quÁín o* viz&i in la mano
¿a mano dut autUizz !
(F, p . 136)
Entendemos lo mismo, por sinécdoque, en el ejemplo del
entremés :
A (>VL afta, tí diana eZ
y t>í íuesia polU.no, la jarruga;
eZ atmüviz, al iueAa botiavUo.
(Vana Justina y CatahoAAa, C, p . 174 a)

Apretar
Abrazar con cierta lujuria. T,n.44; F, pássim.

Bajos
Vocablo procedente del campo musical, pues — c o m o dice
Covarrubias—'bajo',"cerca de los músicos, vale la voz
profunda y más baxa de todas, el fundamento de las de-
más vozes" {T&&OKO, .s.v. baxoi); en el entremés vale las
partes bajas, o sea pudendas :
V. TOR1B1O.- Lo ba/uUo es CHAO. ¿ T-tetie buznoi bajoi ? MlÍNATO-
NES.- ¿ A de tina*. míi¿ca ? Pedindle. vno& butnoi bajo* a ¿a ca-
WL dzl n.zy.
(I, p . 292)
Ballesta
Es metáfora de pija; véase •Albaricoque'. Para mayor
claridad téngase presente el cantarcillo :
Ándome. ín la. vilta,

con m¿
de matan. panÁatu.
(F, p . 72)

Bamboleos
Es metáfora de c a d e r a s , por e l movimiento de é s t a s a l
menearse; " e s t r e ñ i r l o s bamboleos" e s ' p a r a l i z a r e l me-
neo d e l cuerpo 1 :

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
44 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

UUNATONES.- A¿/a de todo jeAguzado y IUUUÍA.0 o todo buttvi,


que. aaí HacAM. yo antu qu.z ta v-Ludzz me tittUñzna. to¿ bam-
botzoà .
(i, p. 293)
Barbero
Es personaje entremesil y criatura por excelencia del
discurso popular. Corresponde a uno de los oficios más
populares de los Siglos de Oro. Aseaba las cabelleras
y era también el encargado, a falta de mejor cirujano,
de hacer las refocilantes sangrías que tanto complacían
a las muchachas en edad de merecer; véanse para más de-
t a l l e s las entradas 'Sangrar', 'Sangría' y 'Madre'.

Bodoque
Metáfora formal de cono, pero que no se justifica mas
que como complemento de 'ballesta 1 ; véase 'Albaricoque'

Bolsa
Metáfora de cono,por l a forma y, sobre todo, l a función:
contener algo (F, p . 284). En e l ejemplo de Quevedo es
metonimia de mujer : "i Las bolsas q u ' e s t a dueña tendrá
a c a r g o ¡" ( La potitla de Üad>Ud, A, p . 3 1 6 ) .

Braguero
Lo llevan los herniados o quebrados {Tíido, s.v. biaga¿>) ,
que casi siempre son Vejetes :
CASAPA Qae me
que. u mi mvüdo v¿&jo, y tnxiz
DOCTOR ¿ Cómpnaloi &¿ ?
CASAPA ftí.e-4 ¿ quúén compianío había ?
VOCTOR Mai qae ninguno to compra de día.,
quz en ¿a ptaza mViando at quz toi vindz,
no ílzgdndoiz an aima en quz ¿e zntitnde.
tz dljz iáto :"Aqu.Zito uta doblado,
y en todo zt día un hombie, no ha ttzgado".
Rzipondiómz zt pot/iz/io :"En todo hay modoi;
n&to.at anoch&cQJi, to complan todoi".
(Benavente, Lai maJtconttntai, C, p . 710 a;
véase Quevedo, E¿ móxUc.0, A, p . 593 ab)

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 45

Bubatico
Que padece de bubas
; válgate Buncibu, viajo ^
babdti.c.0, que.bn.ado y gangaJOÍO !
(Anónimo, El cueAO, é d . Bergman, p . 204)

Cabe
Vale 'pija' y es término procedente del juego de la
argolla; el cabe de paleta es, según Covarrubias, "la
distancia que ay de una a otra bola" {Tz&ono, s.v. cabe.).
Véase Rodrigo Caro, Üiai geniales 0 lédicAoi,eá. Jean-
Pierre Etienvre, Madrid, Espasa-Calpe, 1978, I, p. 167;
para el ejemplo entremesil, véase 'Albaricoque'.

Cabeza
"Es antonomasia, por cabeza, de. la picha, de. la pija, de. ta
polla, e t c . " (DS, I I , p . 4 9 0 ) , o s e a e l g l a n d e :
LORENZO Tengo dolon de cabeza,
y ¿oaega/i no he podido.
LUCÍA ¿En la cabeza doloK 1

Cabro
•Cabrón'. Es cacofatón de "que abro".
Callado
Que manifiesta inactividad en la operación sexual; y
flemático, porque deja hacer (T, n.28).

Cana
T, n. 73
Mucho vale un viejo
pana la caá a,
peno mat, valí wn mozo
pana la cama.
(Benavente, El t¿0 tiaAtolomí.C, p. 714 a)
Canpana
Es símbolo de la v i r i l i d a d , probablemente por el badajo
Ponqué hago yo n.eloje& de. ¿OÍ kombnti;

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
46 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 198Î

CUCUAO 6on lot Que ha¿¿¿ ¿a edad anciana,


de agua, de &ol, de atena y de campcuia.
K de agua, a £a pu.vU<Ua y e¿ de 4o£
dot/ a ¿a ju.ve.ntud, e¿ de campana
a ¿a virúlÁdad, zt <jue e¿ de a/ie«a
a ¿ a v/eyez, meáoVí de -toda pena.
( F . de Loreña, Loi Kítoiu.C, p . 236 a)
Campanario
Donde queda redoblado el sentido apuntado con campana :
A itn. pavo, -te cLivui m¿ pe.chu.gai
i¿ fritua. iacxLitán, e£ campanivUo.
(Voña Justina y Calahotuia, c, p . 174 a)
Es asimismo lugar físico de las proezas sexuales del
lujurioso Sacristán : . ,. .
FILIPINA.- No vai engañado. ¿ Como va* de estudio 1 SACRISTÁN.
Muy mal; poique ya iabe* que un hombie eñamo lado mat pueda ei
tudlaA, poique no eitando -tú delante no tengo iOiiejjo. SA. tú.
te quiiieiei il conmigo al campanario pon. quince dio*, pa/ie-
ce que 4e podnÁa estudian, un poco.
àin título, c, p . 73 a)
Campanilla
Vale p i j a infantil; véase 'Dij'.

Cantimplora
Es término polisémico en su aplicación erótica. Vale
el culo femenino en el siguiente ejemplo :
VEJETE He de dalla un gian castigo,
tómala a cueàtoi, que quÁ.en.0
caniaAme en dalla de acote*.
GRACIOSO luio a CtvUita que me huelgo-,
veamo* la cantimplora.
( J . B . Rizo, Entiemi* de que ie pana, Veidoiet,p. 185)
Para su utilización escatológica atiéndase a la defini
ción de Covarrubias : "Díxose cantimplora, porque al
dar el agua o el vino que tiene dentro, por razón del
aire que se encuentra en el dicho cuello, suena en mu-
chas diferencias..."; un tanto maliciosamente la meta-

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
vovr A*«umb , ïhrujwuo,»- ial-. Pnxjsno éJt/aA»dat eau C*fy«m./c» . air

CÓMICO Y FEMENIL BUREO.. 47

fora procedería de los sonidos más que de la forma.


En segundo lugar vale el cono, en el intensísimo ejem-
plo de Melisendra (véase 'Albaricoque').
Por último, en otro contexto, puede significar el cara-
jo o los cojones (DS,l,p. 141). ^
Carnero
Cornudo, en el bestiario erótico del discurso popular
Masoido, puu àoli COAWIAO,
¿•i no queAíii que ie entienda,
dad al t>acAJj>tán la prenda,
pue¿ 04 ha vuelto et montuno.
( Á v i l a , El monXzno y cJúAtu del &acA¿itán, c ,
p. 207 b ) .
Cavernas
Metáfora formal de cono :
MELISENPRA Pa/iec&ueme kan la& p¿e/ina&.
GAIFEROS Yo OÍ tapoKÍ las caveAnai.
(C, p . 110 a)
Formando la misma pareja rímica se encuentra en F, p .
184
Moi poi tai uuadai, ÍÁfinas,
peno y metió de confino,
que tienen heeho et camino
a un o&auAob cavennai;
que iaben abiún. ta& plvma¿...

Ciervo
Cornudo :
JUSTA.- EL diablo Itsua. a qwLzn no tí hicivie z¿e/tbo poi et
miimo CM>O. (Que ve d o , Segunda Vahtz de VÁAQO Uoneno, 1, p .
2 8 3 ; v é a s e B e n a v e n t e , El iueño dit pe/iAo, C, p. 7 8 1 a ) .

Cimborrio
•Pene' .
Kúidue, bobMJU,
mina e&tz cimbovUo

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
48 Javier HUERTA CALVO Critican, 24, 1983

de. utt iavu&tán,


que. (¿i molde, de
(F. de Ávila, El montvio y chiitu dut
tán, C, p. 204 a)
El cimborrio —según Covarrubias— es "el hueco del cha-
pitel sobre el altar mayor de la iglesia", y es palabra
procedente de sagrario; si —como pensamos— el término
alude al miembro v i r i l , su utilización sería bastante
irreverente.(Nótese además que quien habla es hombre de
iglesia : el sacristán).
Ciruelo
Metáfora formal de pija.
Clueco
Es calificativo insultante que se aplica a los viejos
impotentes, que tienen, como la gallina clueca, suspen-
didas las funciones reproductoras (T,n.24 y 25).

Coger
Eventualmente, ' j o d e r ' , como hoy en algunos países de
Hispanoamérica :
MAGDALENA ¿ tecosida no Zitoy toda mi vida 1
ALCALDE S¿ poK tUzAto, zogída y Kícogida.
(Benavente, La Concia, C, p . 727 b)
Cola
Es término usual, aún vigente, para designar e l miembro
Hacho tiznen de. huzAto tatú hombKU,
ta. cota vvtde. y ta cabeza btanca.
(Anónimo, Voña Juitina y CalahoMia,c, p . 172 b)
Comer
"Comer rábanos" es 'futuere' o, quizás, otra cosa más
perversa; véase 'Rábanos' .
Conchabadora
Celestina, tercera, o l o s sinónimos que la complementan
en el ejemplo :

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 49

¿ Btue aquí ta conchabado'ia, ta oiganí&ta de ptacenu ?¿ Vive


aquí ta juntona. ?
(Quevedo, I, p. 291)
Conejo
Vale 'cono' hasta nuestros días, en que anda en cancio-
nes populares de corte chabacano; en el ejemplo entrerae-
s i l resulta equívoca utilizada en la comparación :
Mád -te quízn.0 que. un ¿eñoi
a un conejo de <su boiquz.
(Benavente, Loi óiganoi y iacAíitanu, C, p .
637 b)
Consolar
Aliviar la excitación sexual. De aquí naturalmente 'con-
solador' :
LUISA No hayan miedo
que. puedan COMOÜUI a ¿a cuitada.
V. PEPRÛ i Pon qui t
LUISA Volque, ya t&tá muy COMotada.
(Leu víudai.c, p. 188 a; véase también La inocente znneda-
doia, C, p. 195 a ) .

Cuerno
"Poner e l cuerno" : 'engañar a l marido con o t r o " ; como
hace e l s i n f í n de mujeres e n t r e m e s i l e s ( J . de Barrionue-
vo, Et VUunlo de. ¿OÍ coche*, c, p . 212 b ) .

Cueva
Es metáfora formal del cono.
Culebra
Es metáfora formal de l a p i j a (Quevedo, Eí mvUdo pontaima,
A, p . 536 a ) , pero es más usual su sinónimo ' S e r p i e n t e ' .
Cura
Es la 'fututio' expresada en términos de medicina :
Eitiit quedo,
que zchafiá a pendun. ta cuna;

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
50 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

diga, diga ambolaverunt.


( B e n a v e n t e , El Ángulo, C, p . 802. b) .•.••;'.'
Chamuscar
Es expresión vulgar dei castigo que sufrían los sodo-
mitas condenados a la hoguera:
COSQUILLAS Vo quieAo a una mije*.. .
TALEGOTE . Y anda, aawtado,--..:....
qui. a iex hawbii ¿i hubWuw chanuAcado. •
(Benavente, Loi iacAÁAtanzÁ CoiquÁZtMi y Taíegoíe, C, p.598ab)
Despicar . .
Literalmente ' q u i t a r e l p i q u e ' o sea l a e x c i t a c i ó n s e x u a l ,
con p o s i b l e s e n t i d o malicioso de "postema" ( ' p i j a ' ) :
MARIDO 3* luntado ioy un poco y na tan poco,
QJULZ no tinga e« mí v-ten-tie ¿obtímado
una po&ttm. de. lo qulz he. cattado.
Vijame. duplc/vt, que. ¿^ po^/aó,
-tengo talín de. kabla/i quincehtoi dan.
. (La kabladoixt y ca&amntzAo, o, p . 19 7 a) .
Así pues, nueva expresión erótica procedente del juego,
como demuestra la seguidilla de F, p. 265 :
¿Hwj quién me duplqae. — de un tahux necÁo,
que. me. deja picada — y ¿e alza áet juzgo ?
Dieta .'.:''
"A dieta" : o sea, abstinencia sexual; se recomienda a
la mujer que comete excesos de apetito :
MAGDALENA VOÍ ianoKUi.
ALCALDE No.heJimana,
que quien en¿eAm due mat, no i ana.
MAGDALENA ¿ No o¿ dio alguna neczta. ?
ALCALVE S ¿ , mu/e/L, qwi utuviOiedu a dieta.
( B e n a v e n t e , La tonda, C, p . 725 b ) .
Dij
D Í c e s e de l a p i j a , p o r s u forma c o l g a n t e . T,n.9O.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 51

Dingandux (Dinganduj)
Indistintamente 'cono' o ' c a r a j o ' . Término apropiado a
l a s rimas burlescas, tan del gusto del discurso popular.
Véase F, p . 221.
No me pojvLó m¿ matùie. CeÂinpuj 1/ rj, „ /
pata tetan, tncwiada como en txoj -. 'j™ '
donmiA i>¿n hombnz cÁnco nochu, ; uj ! Fa¿ ¡tvíí A-
i Cudt tAtwoWia. ya mi cUnganduj ! Í&VA auM.$n
Doncella
La mujer virgen; T,n.4O y s i g u i e n t e s ; Benavente, Lai ttuL-
cortf&ntai, C, p . 709 b , y La¿ pcutOA di vaca, C, p . 744 b .

Ejercicio
Refiérese al practicado por los amantes en l a cama, co-
mo en Benavente, E¿ maAÁdo ÍLOMÓJÜLCJO, C, p . 623 b y en P,
p . 56 :
Camoda, d¿jo, i¿, u co&a poiÁbtz,
que. no^ hay tal ZJZHOÁ.CÁ.0 qu.z no can&e.,
poi nú¿ quz àexL guitoio y aQKwiabte..
Emplasto
Es metáfora funcional del pene, pues s i r v e para calmar
los males de madre; T,n. 83.
ftuiKxLLo a tanto mat (,mvi divino
apticanZe. un zmplaito deZ vicÁno.
(Benavente, Lu matcontzntaà, c, p . 710 b ) .
Emponzoñar
1
F u t u e r e ' , dado e l sujeto del verbo : l a ' s i e r p e ' o
miembro.
Yo plzn&o qut uta ¿ivipz, heAmana Antoña,
me. pica a. m¿ y a vo& o¿ emponzoña.
(Benavente, La 4-tMpe, F, p . 658 b) .
Encaje
Es metáfora funcional del acto de acoplarse; T,n.58; F,
p. 88; "Que sois la pinta vos y otro el encaje" (Benaven-
te, K moLLnuio, C, p. 689 a ) .

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
52 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

Encuentre
Es metáfora bélico-deportiva de coito (véase 'Encaje');
más corriente "encuentro", como en F, p. 38-39 :
Mai hay en ute. encuentro tan iabioio
un i¿ ií qui qui ¿alta a. toi caiadoi,
un no ac.oAX.ax y andan, muy congo joio
pon. toi atdvmzdonju dzLicadoi,
un n&tozo dt tn&uvnboi amoioio,
en tan iabtoioi juzgo* ocupadoi,
hubüi ztla ta lanza y a&in dzlta
y aqueZ poA.{Za/í dit ha&ta imXeZCa..

Escopeta
Es metáfora formal y funcional del carajo :
ESCRIBANO Sacad una <u>cx>pvta.
Ul&ÜÓN EÍO no abonda.
(Benavente, la. Honda, p . 728 a)
El ejemplo de F, p. 59 ofrece un paralelismo evidente
con el del entremés : se t r a t a de un soneto, que narra
un "encuentro" entre una dama y un galán, frustrado
pues "no pudo alzar cabeza el istrumento"; el galán es-
tablece entonces la comparación de su pija con la esco-
peta :
Pefae dz itA do. caita dt ucopeXtUí,
puu cuanto mdi caLLentí mnot, tina.

Estado
"Poner en estado" : T, n.46.

Faltas
' Las acciones que denotan impotencia'. DÍcese de las omi-
siones sexuales del marido como en T,n.99. Como Quevedo
gusta tanto de cruzar significados, atienda el lector
a una segunda acepción, todavía vigente, de la palabra:
"Faltas en la muger preñada, los meses que ha tenido
faltos de su regla" (T&&OK0 s.w.^alXa); en todo caso sería,
naturalmente, un cruce paradójico.
Faltriquera
Es metáfora formal y funcional del órgano femenino (vé-

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
CÓMICO Y FEMENIL BUREO 53

a s e ' B o l s a ' ) . Su e m p l e o e s g r o s e r o en Quevedo, p o r e l


cruce con la función real del objeto : guardar dinero
(las mujeres, por metonimia, son las f a l t r i q u e r a s ) .
Véase F, p. 294 :
y que. ella, htvuí ot>w tanto
qui alte Uta ni U

Flor
Es metáfora poética del virgo (de ahí ' d e s f l o r a r ' ) , pe-
ro, por extension, del sexo femenino :
Tenga uno pana. el güito
y pana. el ga&to cincuenta;
que. &¿ 6e poàa ¿a venía,
y i& le aMuga la {¡loi,
quídanáie con amo*,
no teniendo qui comen..
( J . Navarro de Espinosa, La QñJLZitÁna,C, p.221t>)

Flux
Es metáfora funcional del cono (véase ' A l b a r i c o q u e ' ) ;
es término procedente del juego : ' l a s u e r t e mejor 1 .

Frontispicio
Expresión cómicamente solemne del r o s t r o o l a cabeza del
marido, adornada metafóricamente con l o s cuernos :
i Q¡i¿ ¿nte.nto le. ha. fuudo
con tan 6-ce.n gu.an.nícÁdo ^n.ont>Up¿cJjO ?
(Quevedo, El ma/Udo pantcu,ma, A, p . 562 b) .

Fruto
Es metáfora funcional del semen ; d e s a r r o l l a n d o l a ima-
gen, e l hombre joven s e r í a como un a'rbol cargado de f r u -
t o s , f r e n t e a l hombre v i e j o ("El mozo es como un g i n j o
verde", dice Ortigosa en E£ viejo cetoio, I , p . 204); véa-
se también T, n . 3 0 .

Fuego
Es metáfora consagrada en c u a l q u i e r d i s c u r s o de amor,
con un s e n t i d o p i c a r e s c o en l o s e n t r e m e s e s ; a s í , l a J u s -
t a de E£ aatúón, de Quevedo :
St de noche va. viendo de mi ¿uego

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
54 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

dice. que toma lcu> de Villadiego.


(A, p. 575 b ) .
Da lugar a una s e r i e de imágenes de aliento paródico :
La dama u chimenea, amot el £uego,
el dlneJio ¿a liña, el hombne e¿ cebo.
Vtue acabando eJL ¿uego, no le ceban,
y cuando mt, et hombre ie con£¿a,
halla la chimenea helada y ¿/ua;
y aó-t, pue& la experiencia noi lo en&eña,
pata que duJie e.1 iuego, ¿challe leña.
(Benavente, La antojadiza, C, p . 807 b) .

Gallo
Es símbolo animal de la v i r i l i d a d por excelencia, y so-
bre este particular argumenta Covarrubias : "La razón
porque se ha introducido el correr a los gallos por car-
nestolendas, según algunos, es porque se han comido
agüellas f i e s t a s las g a l l i n a s , y porque no quede solo
y biudo. Otros dizen significar en esto la mortifica-
ción del apetito carnal, por quanto esta ave es luxurio-
sa, y con tanta furia que el hijo mata al padre sobre
cual de los dos subira la gallina" (Tt&ofio, s.v. gallo) .
Por eso, lo opuesto al gallo es el capón o castrado, co-
mo en F , p . 19 7 :
Señóla, mi mal cornejo
ei que ucojáii bueno caballo,
y no elÁjciüt pana, galio
capón, impotente o vi.ejo.
Cervantes gusta de jugar con la palabra; así cuando
Solorzano le dice a la fea Brígida :
No ie de¿e¿peAe vue¿a m¿n.c&d, que, ii yo vivo, ofio gallo can-
tata en ÍU galLineto.
(El luición viudo, e d . A s e n s i o , p . 1 5 8 ) .

Garatusa
'Caricias' como en T, n . 3 4 .
Género
Es s i n é c d o q u e d e l s e x o f e m e n i n o , como en T, n . 5 9 .

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 55

Gozar
En su sentido mas concreto de hacer el amor
GONZALEZ Inamt, juntoi al campo,
donde, te. da/uL una yefiba
con que. ioni utz banbado,
y noio&ioi goza/iemoi
¿a ió
( B e n a v e n t e , El boticanlo, C, p . 760 a)
SACRISTÁN Va yo la ht gozado-,
y pue¿ ya ¿e. ¿abz,
cabne.mo& a ¿a piuinda.,
y ad¿át>, a o&ia pa/Uz.
( F . de Á v i l a , K moiuteAo y chUtu dit
twn, C, p . 206 b ) .

Gozo
Es término muy fino para significar la satisfacción se-
xual. Fue imponiéndose en la literatura idealista sobre
el ambiguo — e n razón de sus connotaciones religiosas—
'gloria', que la censura llegó" a prohibir, como demues-
tra una tardía edición del PiOCZio de, CJVLtai di omoKU de
Juan de Segura, ed. E. Alonso, P. Aullon y J. Huerta
(Madrid, El Archipiélago, 1980), p. 69; es término usual
como se ve en T, n. 32.

Gusto
Es sinécdoque del miembro v i r i l , que lo produce :
PAISANO La mayo*, [pena] que. iiznto
ion CXJLOÍ de, aquílla
Be&Cuwa, ¿a bKava,
que jjue la p>UmJia
que, me hincho Uto, Quito,
y ¿a íalüUqueAia..
(La cMnet de. Se.u¿¿fca, c , p . 99 b) .
Hacer
Por antonomasia, 'hacer el amor', sintagma eufemístico
hoy muy extendido, frente a voces más sinceras; véase
T, n.75.

Hechura
Coito. F, p . 141.

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56 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

PLATERO.- y que. il vute&ia me/iced la compta y ¿e la dan ¿In


hzdnwui, no pzndviá nada. en eZla. CRISTINA.- Alguna hzchuAa
me ha de coitat, pesio no ¡rucha..
( C e r v a n t e s , K vlzca/ko fingido, e d . Asensio, p . 1 5 6 ) .

Herida
F, p . 2 2 3 . En boca de una mujer a d u l t e r a , d i r i g i é n d o s e
a su amante, d i s f r a z a d o de médico, pocas dudas o f r e c e :
How.bu.ejna -te vea yo, docto», mío, medúúna de. mi hznÁda.
( Enüiím£t> de an u-te/o..., c, p . 63 b ) .

Hierba
Véase 'Gozar' .
Higa
"Es una manera de menosprecio que hazemos cerrando el
puno y mostrando e l dedo pulgar por entre e l dedo í n d i -
ce y e l medio; es disfraçada p u l l a . La higa antigua
—sigue diciendo Covarrubias— era tan solamente una
semejança del miembro v i r i l , estendiendo el dedo medio
y encogiendo e l índice y e l a u r i c u l a r " (TeAOla,s.w.higa)
Es muy común entre personajes de entremés :
I k ve* ?; i <?aé buena ut¿& ¡ ¡ Vio¿ tz bzndlga !
Toma, no -te haga mal •. toma una kiga.
( B e n a v e n t e , Í.04 CILOXAO gaJLanu,C, p . 519 b) .
íQu.¿ cÁntuAa. te.né¿& ! Toma una higa.
(Calderón, E£ deAa&to de Juan Rana, e d . H a r t -
zenbusch, p . 629 b ) .

Hinchar
"Hinchar el gusto" : "enderezarle el miembro"; véase
1
Gusto1 .

Hisopo
"Es metáfora formal (la pija semeja un hisopo)" (DS,ir#
p.^ 315) . Es el instrumento, por antonomasia, del Sacris-
tán. Es, por tanto, signo de su presencia como persona-
je en escena, al mismo tiempo que de su virilidad, siem-
pre solicitada de las mujeres entremesiles.

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CÓMICO Y F E M E N I L B U R E O 57

Huevos
Con el significado todavía actual de testículos :
PEPROSA Pide.
TIBURCIA Hutvoi de azaha/L.
PEPROSA y aun huevoi de iaWü.
toma, niña.
MOCHALES E&z u oeo
Accipe gú'ebunt,m¿ KeÁna.
(Benavente, La antojadiza, c, p . 809a ) .
Ui jamao mxjQA hit vÁito
que. líhá&t tanto uno* güe.voi.
( Loi kíivot,, C, p . 153 a ) .
Humor
De nuevo e l c o n t e x t o n o s o b l i g a a s e r mal p e n s a d o s
JüAWA Poique, no tingo humoi.
TURÓN U¿ potta tA.QM.na,
i¿ no te. tiznu, toma eZ duta
(Benavente, La vuzdtKa d e ¿ 0 4 CJOJÜLOÍ, c, p . 692 a ) .

Jarro
Metáfora formal del pene (véase •Albaricoque') .

Licor
'Semen1, como en F, p . 133.
¡Y aquel dulcz tícoi,qu.<i a boKbotlonu
iatio' y la. kizo da/i doi mil g>UtAllo¿ !
No tzniii VOÍ IÁCOK de lo ca/io-,
no tenéii VOÍ ticai como yo.
(Benavente, Loi o'iganoi, C, p . 6 5 3 a ) .
No bino no ie.éui guanda, y guando. ciUdadoux, y VÍAÍU, tomo ¿i
06 zntJian mo&quitoi en ¿a cueva donde uta et Licon. de. vuteVia
contento.
( La guasida. audadoia, e d . A s e n s i o , p . 1 3 8 ) .

Limpiar
"Limpiar por delante" : para un posible significado ma-

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58 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

levólo :
EMPERADOR Ato noi dztzngamoi rm,
quz allá en palacio hall.an.iii
y jugaAíii con ¿¿¿tu,
y a mit, lujan lÁmpia/iüj,,
pon. dzlantz y pon. dz&iái.
(DS, I, p. 275).

Llave
"Es eufemismo o m e t á f o r a f u n c i o n a l de i n t e n c i ó n p o é t i -
ca ( l a p i j a a b r e e l c o n o ) " (DS, I I , p . 3 3 3 ) . Véase T,
n . 2 3 . El p r o p i o C e r v a n t e s j u e g a de modo m a g i s t r a l con
l a p a l a b r a en K vizjo CZloiO :
CRZSTINICA.- La ¿tavz dz toba, CAZO quz ÍZ la ponz znfiz tai
{¡aidai, dz la camina. LORENZA.- Mo lo oAzat,, ¿obiina, quz yo
dueAmo con íl, y nunca li hz v¿ito ni izntÁdo llavz alguna.
(Ed. Asensio, p . 206).

Machacar
Es expresión chabacana de hacer el amor :
8080 Tomz iu montZKo,
il Zi quz guita, y cáliz,
pzi zl iAlitá
puzi
machaca dz baldz.
( F . de Á v i l a , El mo>UVLO y chlitZi dzl iavúi-
tán, C, p . 207 b) .

Machín
Dios en la mitología de la erótica popular; F, p. 216.
Vzjad dz ivoncoA un lato,
quz me tiznz zl dloi ÜachXn
la vida dzipachwuiada
zn zl bawLo deZ
(Benavente, ViitAaco, C, p . 693 b) .
Machucar
Véase 'Machacar1; T, n . 4 3 .

Madre
'Matriz' . Es término abundante, como puede verse en T,
n . 50 y siguientes.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 59

"Mal de madre'^ : T, n . 37 ("Mal de m u j e r " ) , n . 5 4 , n . 8 3 .


Con empleo e l í p t i c o e n :
VEJETE Ya envié poh. dotoi que me la cuJie-,
mai yo me engaño, o hz minado zn zlla
que e¿ el nal pujamiento dz doncella.
( B e n a v e n t e , El Ángulo, C, p . 8 0 1 a ) .
Que ¿i una iru/e/i ¿e &Á.znta zn lo tzgado,
con IWJOK dzl caldeAo y de ¿a ¿oga,
gianjza un maJL de. madte que. ¿a ahoga...
( B e n a v e n t e , Loó habladolai, C, p . 762 a ) .

Manos
"Jugar de manos".
EipeAen,
que. me. ptvie.c.e. que veo
jugaA de mano-i, oJULÍ,
y zite. M miy bellaco juzgo.
(El paloteado, VzAdoizi, p . 1 9 2 ) .
Manso
Cornudo flemático :
LLÓRENTE . - Yo ioy tan man&o quz no quÁiAo znzmíQOi.
( J . de l a T o r r e , El atcaldz BuAQuílloi, C, p . 220 b) .

Manta
Con ella se sugiere el deseo de intimidad sexual :
VÔN QUIJOTE ¡ Oh, VuZûnza keAmoia ! ¡ Oh.bella Infanta !
¡ QtuLín noi v¿zna a ¿o¿ doi zn una manta !
( F . de Á v i l a , Loi invtnciblzi hechoi dz Von <&ú-
jotz dz la Mancha, c , p . 200 b ) .

Medicina
Véase ' H e r i d a 1 .

Moler
'Hacer e l amor1; pero véase antes 'Muela 1 , a cuya luz
r e s u l t a muy c l a r o :
SACRISTÁN i Vondz uta tu mvUdo 1

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
60 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

MOLINERA En el moU.no.
SACRISTÁN Vue¿ a moíoJi también mi de.tiAitU.no.
(Benavente, El motineAO, C, p . 689 b) .
Mortero
Véase 'Machacar'.
Mozo
El hombre en plenas facultades, opuesto al Vejete im-
potente; T, n. 32.
Muela
"Sacar la muela" : naturalmente ' f u t u e r e ' , como el ejem-
plo poético de F, p . 170, citado en T, n. 80.
Hija, ya yo hi enviado pon il médico :
no OÍ mat&ii en ii cuaja o ¿i congela,
que a quien II duele, iáquui la niela.
(Benavente, El Ángulo, C, p . 801 a ) .
"Mal de muelas" : a f i l í e s e a o t r o s males ya c i t a d o s :
LOCO 3° ¿ Va/ia el mal di melai ?
VOCTOR Voi onzai de. ÍWLQUOÍ .
(El VocXoA. lapado, C, p . 2 1 7 b ) .
CAÑIZARES.- A6/i£v¿e, denota HoAXigoia, qui doña Lotenza ni tiz-
ne mcui/ie. ni doloi di miilai, que todxu, lea, tiini &ana& y inti-
ia¿,, que en ÍU vida n ka iacado mulla, alguna. HORTIGOSA.- Ella
il lai iacanÁ, placiendo al cilio-, ponqui li dwiá nuchoi añoi
di vida, y la vijiz e¿ la total dutAuidón di la dentaduAo..
(Cervantes, El viljo ClloiO, C, p . 44 b) .
Ochavo
Metáfora arbitraria de la pija (véase 'Albaricoque' ) .

Oficiales
11
Sin meter oficiales" : expresión según la cual se quie-
re significar que el hombre se las vale por sí solo pa-
ra cumplir con su mujer, sin necesidad de ayudantes, co-
mo en T, n. 16. -J1^

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 61

Ojete
Metáfora formal y f u n c i o n a l del cono; por e l o j e t e pa-
sa l a agujeta (véase ' A g u j e t a ' ) .
Olla
Aunque en el ejemplo de Quevedo es ambiguo, vale el co-
no :
(WÛMASIA En mi vida pedí pana. con¿iXu.
Mói quieAo OKO potable que. una polla..
MUÑOZ V te m&joi dan. a czmo que a la olla,
i&im doncsJULa, o znzi ya viuda ?
(Quevedo, El manido pantaima, A, p . 565 b) .

Onzas
Dentro del campo semántico de la barbería y de las ope-
raciones dolorosas productoras de placer :
PAMA la Con auaüio oncitai dz &angn.í
GRACIOSO Si ion g
lai on zm de. loi banbvioi,
i qui ha/ián lai dz lai baKbexai ?
(Benavente, La bafibeAa de. amoK, C, p . 7 5 1 b )
Pan
Vale el sexo de la mujer, hasta hoy. Véase 'Almendra'.
Partes
Eufemismo de los órganos genitales, como en T, n.12.
Pegarla
Aún v i g e n t e , 'poner l o s c u e r n o s ' :
GliA i Con quién vaii a Kíñifi ?
RANA Con un amigo.
GliA i Con un amigo ? E&toy de. znojo Uzga.
RANA ¿ Ho ve¿¿ que e.1 móó amigo u quien la pega ?
(Calderón, El dtia^o dz Juan Rana, e d . Hartzenbusch,
p . 629 a) .

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62 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

Peinaduras
"Endurecer las peinaduras" : 'poner los cuernos1
GRACIOSO q
Ponqué, y me. dixznon do& Í g ,
ayzn.
quz i/04 me zndwizc&ii
d & i la¿
l pexnaduA.eu...
( F . de A v e l l a n e d a , Loi gamoi, \Jzndon.e¿>, p . 6 8 ) .

Pelar
E l i p s i s de " p e l a r l a s b a r b a s d e l c o n e j o " , como en F , p .
32.
LEONARDA.- Vua moruna, ¿ qwLín duda 4-cno que iabnÁ pdiax,
no iólo caponu, iino gamoi y avutaAdob ?
( C e r v a n t e s , La cueva de Salamanca, e d . A s e n s i o , p . 1 8 9 ) .

Penca
'Puta1 .
... V ialÁmoi giadixadot, di pinta poK ta túzncla.
(Quevedo, K hoipital de loi nal amadoi, A, p . 558 b) .

Pepino
"Es metáfora formal ( l a p i j a semeja un p e p i n o ) " (DS, I I ,
p. 398).
MOÍ, puu ¿ e pa&o el pzpA.no,
no hay bino dciimlaA..
{MnUiíndua, C, p . 105 a ) .
Pipino y cohombn.0,
que. dan. a comadnu,
compno zn zl vznano
pana, cuando ^attz.
(F, p .2 8 3 ) .
Peso
"Hombre de peso" : 'cornudo' , como en T, n. 36. Véase
también el soneto de GÓngora "Quebrando con tal peso
en la cabeza", sobre el comediante Vallejo, que tenía
fama de ser cornudo (Ed. Biruté Ciplijauskaité , Casta-
lia, p. 290).

Pinta
Véase •Presas'.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 63

Pisto
Eventualmente comida con ciertas propiedades regenera-
doras de un sexo envejecido, como en T, n. 31 y en F,
p. 220.
Polla
"Cruce —come señala Cela— de significados : moza,
pija y determinado juego de naipes" (DS, II, p. 418).
Véanse "Olla1 y F, p. 171.
Postema
Véase 'Despicar 1 .

Prado
Es metáfora formal del sexo femenino, como en F, p . 45:
El cual ¿e en#iego bien y, a lo que. amo,
gozó de. la fVúmúUa de ¿u¿ piadoi.
Vuet, loi <u,no¿ vie j OÍ
lebuznan viendo el piado dude le.jo&.
(Voña Ju&tina. y CatakonAa, c, p . 174 b ) .

Presas
Presa y pinta son juegos de naipes que no sería descami-
nado interpretar en sentido erótico. Pero también podría
tomarse como plural de 'presa1, como1 en F, p. 68 ("Si la
presa mete, / sangre te hará"). En el ejemplo entremesil
la palabra tiene un contexto muy propicio a la signifi-
cación erótica : T, n. 58.

Pulga
Con el bichito se significa la excitación sexual; en el
ejemplo esta referido a una muchacha con mal de madre :
Gran/ea un mat dt madAñ, quz ¿a ahoga
y a bien tibian, una legio'n de. puZgai
que. iatiendo deJt cñntxo,
¿e. inflan a. mó¿ andan, la tifüia adzrvüio.
(Benavente, La¿ habtado>uii, C, p . 762 a ) .
En i g u a l t e s i t u r a l a m u j e r c i l l a de F, p . 104 :
Qonazón, una. pulga me come.
; Ay ¡ mátamela i¿ ¿o¿& hombiz.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
64 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

Puto
Buen epíteto para el Vejete, como en T, n. 21.

Quebrado
'Herniado' (DS, I, p. 277) y, en ocasiones, 'castrado1.
Se aplica, entre otra gama de calificativos similares
al Vejete.
Rábano
"Es metáfora formal (la pija semeja un rábano)" (DS, II,
p. 437), como en T, n. 70 y en e l siguiente diálogo, en
que la eficacia del lenguaje queda reforzada por el jue-
go paraverbal establecido.
TIBURCIA Kabanoà.
PEVROSA ¿BLU gaU&ga 1
TIBURCIA SobfLí antojo no hay di&puta.
MOCHALES Se, peAo hay la mUad dalia.
PEVROSA Sí nábanoi i& £e antojan,
me uto mago e¿ una kwuuta. (Saca muchos rábanos)
MOCHALES Es e/wtno_, poique, aquí&te.
tizne, nái gzrvUl pA.Uínc¿a. (Saca otro mayor)
PEPR0SA Yo OÍ iacaKí do. ta puja,
que eó-te -tiene ¿zgua y mexUa. (saca uno muy largo)
MOCHALES ¿y aquéiti 1 i hay diiclptínantz
que. tal Cjapiíuote. tznga ? (Saca otro mucho más largo)
TIBURCIA ¡Ay, ay ! Vl^vientí antojo.
(Benavente, La antojadiza, C, p . 8 0 9 a ) .
Rapar Voir (hx^ts LrfwUnaLvirrt-^
"Rapar e l pandero" (F, p . 52 y 270), sólo que e l í p t i c o
en La cueva de Salamanca, en que l o de "pesadumbres" no d e -
ja de s e r un eufemismo :
Pue¿, ¿qué £e ^alta a mi mae¿z Hiaotái, banJoexo dz. nú, kigadoi
y navaja de mió puadumbite, que at>JC me. IM lapa y quita cuando
le veo, como i¿ nunca luí, hubieAa tinidoí
(Ed. Asensio, p. 188).
Resollar
Jadear en el ejercicio sexual, como en T, n. 61.

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 65

Retozar
Es término muy común en l a l i t e r a t u r a d e l S i g l o de Oro,
sobre todo en l a de arabientación r ú s t i c a :
Sinon., pvidom uited a aquesta moza;
que ute tiempo en zl aueipo ¿cu wtoza,
y váyate. con Oíoí .
(Calderón, Loi CM.nebtotenda¿, e d . Hartzenbusch,
p. 633 a ) .
Rizos
Eufemismo de c u e r n o s :
GIÍA ¿ÍUzoi a voi,upo&o? RÍZOÍ a voi, Zipoio'!
No ¿o hab&íi mnei-te*, que ¿OÍA heAmo&o.
(Calderón, E£ deiai¿o di Juan Uaná, ed. Hartzenbusch, p.
629 b).

Sangrar
Es un gracioso eufemismo por 'joder' . Se designa así la
operación que diestramente realiza e l Barbero con su
lanceta a fin de procurar dolor/placer a la muchacha
de turno. Véase F, p. 100 y 236. Se comprende, de esta
suerte, lo solicitado del oficio de Barbero :
BARBERO ¿ AL mái púm ba/ibtAo y mít> QJUJUO&O,
qui &l voy a iangn/M. alguna dama,
pon. mái iwtil ta. pico ¿t bnazo biíto
con un aX.yUuvu.cjo de mí. cueZto i
(Benavente, Uu> buMai de Uabll, C, p . 620 b) .
Vaya et banbeAo a. ¿angna/i
a iu. apn&ndÀcÀto nutvo
di ¿a vina dit ami,
qui dit tiini pujamiinto.
(Ibíd-, p . 623 a; véase F, p . 2 3 6 ) .
Sangrías
"Hacer las sangrías" : véase ' Sangrar1 .
MOKMOJÓN ¡ Oh, ladKon ! ¿ ïmiemito ti pingan
pafío. /tace* i» mi ama ¿OÍ iangiÁaó f
(Benavente, E€ docto*, y il infinita, C, p . 604 b) .
DOCTOR i EÍÓZ que. tuno ta muge* tan mata.

CRITICÓN. Núm. 24 (1983). Javier HUERTA CALVO. Cómico y femenil bureo. (Del amor y la ...
66 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

que yo auAé f
BOTICARIO Sí.
BARBERO V yo t e hl ze. t>angi4M.
(Monteser, Et botlcanlo, Vetdoiei, ed. Benítez Claros,
p. 110) .
Secas
Sífilis :
JUSTA.- Uütad qui, aadte. Ua¿ te qu.eA.emoi a iecm que. a otiwi...
(Quevedo, Wego Maieno, I, p . 266).

Sierpe
Es metáfora formal de la pija, y a su vez metonimia
del varón en el siguiente ejemplo :
ANTONIA ¡ ky, il vinitoi ya mi iiiÂpicÀta,
m¿ itApenvUn negato, me Cointtio,
qus., poi mí aman., en ilwpe. convvUido,
ritmdio viene, a ÍHA confia mcuUdo !
(Benavente, La 4-teApe, C , p . 6 5 8 a ) .
Sustancia
Lo esencial de la virilidad, como en T, n. 30.

Tauro
En la mitología del discurso popular. Dios de los cornu-
dos :
DON PABLO.- T>oKqu'Z6 de manetia qui, leyendo uta iluta ta hli-
totÁa del niño TauAo, me tntvinzcXa. aaoidándom de. l/nri.
(Quevedo, Vleao Moneno, I, p. 277).

Tentar
fARAGOWTIA ; Ay, mi ieñoK dotoK, tiénteme, tiénteme I
(Benavente, EtAnguZo, C, p . 801 b ) .
Tetas
8RI6IRA.- . . . Ojie iepa que tiene lea tettu, como do¿
vacZai.
{El vizcaíno fingido, e d . Asensio, p . 1 5 8 ) .

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CÓMICO Y FEMENIL BUREO 67

Toque
Metáfora funcional del cono; véase •Albaricoque' .

Trabajar
Vale ' j o d e r 1 como en F, p . 129.
MARÍA Viganll a. mi velado
que no t/iabajz,
bí&tate. poi o^lcÁo
que iu^ia y caite.
(Benavente, K tío BcuUolomí, C, p . 7 1 4 a ) .

Turmas
Vale 'cojones'; para el sentido malicioso que damos a
la expresión, véase T, n. 93.

Vaciar
'Eyacular1; al sentido erótico se le cruza el más grose-
ro pecuniario :
GRACIOSO Kquuta iiegoncUZla,
cuando uno vacua,
oVio iOAv-idon. intiia. pon. la ventana..
(Benavente, BcUli CWUoio dz¿ óuíño, C, p. 643 b) .
Véase F, p . 203 :
Una Kzgta te. ¿e acufidi •.
nunca hacé/vteZo avUmada,
poique. 6¿n ¿o que ¿e plekde,
te. naWvtái deito camoda,
la upwm vwúada
al tiempo del mmutsA,
alzando lai pieAna* aJuUba,
y con el culo cennen.

Ventosa
Metáfora funcional de l a p i j a ; e s remedio a l mal de ma-
dre, como en T, n. 8 3 .
Verde
El color, por antonomasia, del erotismo; las adúlteras
piden siempre "un marido verde", o sea en plenitud de
sus facultades como en T, n. 27; comparación en extremo

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68 Javier HUERTA CALVO Criticón, 24, 1983

sensual es la de Ortigosa citada en 'Fruto'.

Zorra
No podía considerar de otro modo Quevedo a su persona-
je más defenestrado : La vieja :
ESCRIBANO.- Es ta ble.ja zrvOie. diablo y zovia. No ta. cojeAíla
jamú ducuytada.
( La \jlija. Uuñatonu, I, p . 2 9 3 ) .

ZUMO
"Es metáfora funcional ( e l semen s e compara como zumo
de l o s cojones)" (DS, I, p . 2 8 4 ) .

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