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Descolonizando el espacio y el tiempo: Una mirada subalterna al espacio"

Por Cristian Segarra

"Descolonizando el espacio y el tiempo": Esta parte alude directamente al enfoque


descolonial y la necesidad de cuestionar las nociones hegemónicas y dominantes sobre el
espacio y el tiempo, que han sido impuestas por las estructuras de poder colonial y
neoliberal.

"Una mirada subalterna": Esta frase indica que el artículo adoptará una perspectiva
subalterna, es decir, prestará atención a las voces, conocimientos y experiencias de los
grupos marginados, silenciados e invisibilizados en los discursos dominantes.

"A las geografías marginadas": Esto hace referencia a que el artículo se enfocará en
explorar y visibilizar las construcciones alternativas del espacio y el tiempo que se dan
en los contextos marginados, ya sean comunidades indígenas, rurales, sectores populares,
etc.

En la constante búsqueda por comprender la realidad que nos rodea, los conceptos de
espacio y tiempo han sido objeto de profundas reflexiones teóricas. Lejos de ser nociones
absolutas e inmutables, el espacio y el tiempo se han revelado como construcciones
sociales, moldeadas por factores culturales, históricos y geográficos. Por ello. en el
corazón del cantón Gualaceo, un rincón situado en el valle del río Santa Bárbara, se
entrelazan diversas concepciones del espacio y el tiempo. Aquí, donde las tradiciones
ancestrales se funden con las corrientes de la modernidad, nos enfrentamos a la necesidad
de cuestionar las nociones hegemónicas que han dominado nuestras formas de
comprender el mundo.

Uno de los aportes fundamentales en esta línea proviene de Milton Santos (2000), quien
acuñó la noción de "espacio geográfico" como un conjunto indisoluble de sistemas de
objetos y acciones. Según Santos, el espacio no es un mero escenario pasivo, sino un ente
dinámico en el que confluyen diversas categorías analíticas como el paisaje, la
configuración territorial y la división territorial. En esta visión, los sistemas de objetos y
los sistemas de acciones se encuentran íntimamente entrelazados, conformando una
realidad en constante transformación. Esta perspectiva nos invita a desafiar la idea del
espacio como un contenedor vacío y neutral, y a reconocer su carácter social y político.
El espacio se convierte en un campo de disputas y negociaciones, en el que diversos
actores luchan por imponer su visión y sus intereses.

Henri Lefebvre complementa esta mirada ya que plantea que el espacio y el tiempo son
necesidades existenciales, pero que estas pueden interpretarse de múltiples maneras.
Lefebvre nos recuerda que nuestra existencia está inevitablemente anclada en
coordenadas espacio-temporales específicas: "se es (existe), aquí y ahora y no en otro
lugar, ni en otro momento". Desde esta perspectiva, el espacio (social) y el tiempo (social)
son entendidos como productos culturales, construcciones humanas que reflejan nuestras
formas de organización y nuestras cosmovisiones.

En las calles adoquinadas de Gualaceo, donde el eco de los pasos se entremezcla con los
recuerdos de generaciones pasadas, podemos apreciar cómo cada rincón de este lugar está
impregnado de historias, memorias y cosmovisiones diversas. Aquí, los conocimientos
situados propuestos por Folch-Serra (2007) cobran vida, invitándonos a ver los conceptos
como productos de un lugar y período determinado, influenciados por el contexto
histórico y geográfico en el que se desarrollan.

Desde una mirada antropológica subalterna, estas reflexiones adquieren una particular
relevancia, pues nos ofrecen una lente crítica para explorar las construcciones sociales
del espacio y el tiempo en Gualaceo. Como señala Gayatri Chakravorty Spivak, una de
las pioneras de los estudios subalternos, "el subalterno no puede hablar" (1988), pues su
voz ha sido sistemáticamente acallada por las estructuras de poder dominantes. Sin
embargo, esta perspectiva nos desafía a encontrar formas de escuchar y amplificar esas
voces, de valorar y respetar los conocimientos y las prácticas de aquellos grupos que han
sido históricamente marginados.

En Gualaceo, esto implica prestar atención a las cosmovisiones y formas de habitar el


espacio de las comunidades indígenas y campesinas, cuyos saberes ancestrales han sido
frecuentemente deslegitimados o ignorados por las narrativas hegemónicas. Nos invita a
cuestionar los procesos de exclusión y marginación que han marcado la construcción de
la identidad local, y a valorar la diversidad de experiencias y memorias que coexisten en
este lugar.

La antropóloga Lila Abu-Lughod (1991) nos recuerda la importancia de "escribir contra


la cultura", desafiando las representaciones homogeneizadoras y esencializadas de las
comunidades y reconociendo su diversidad interna, sus contradicciones y su agencia. En
Gualaceo, esto implica prestar atención a las voces disidentes, a las narrativas alternativas
que han sido silenciadas o invisibilizadas en la construcción de la identidad local.

Asimismo, debemos explorar los "espacios sociales íntimos" que surgen en los contextos
marginados, como señala el antropólogo Michael Herzfeld (2004). Lejos de ser "no
lugares", estos espacios están cargados de significados y prácticas culturales que desaf ían
las narrativas hegemónicas y los ideales de la modernidad. En Gualaceo, podría implicar
prestar atención a los mercados populares, a los espacios de trabajo y socialización de los
sectores marginados, reconociendo su importancia como lugares de encuentro, resistencia
y construcción de identidades alternativas.

Al mismo tiempo, la antropología subalterna nos alienta a adoptar una mirada crítica
frente a los procesos de homogeneización cultural impulsados por el capitalismo
neoliberal globalizado. Nos recuerda la importancia de resistir a las lógicas mercantilista s
que buscan reducir el espacio a un mero recurso a ser explotado y el tiempo a una
mercancía a ser optimizada en función de la productividad y el consumo.

En definitiva, la construcción social del espacio y el tiempo en Gualaceo nos desafía a


ampliar nuestros horizontes de comprensión, a descolonizar nuestras miradas y a valorar
la riqueza de las cosmovisiones y prácticas culturales que han sido históricamente
marginadas y silenciadas. Sólo a través de este ejercicio de escucha y diálogo intercultural
podremos construir una verdadera comprensión de la diversidad que habita en este lugar.
Referencias bibliográficas:

Abu-Lughod, L. (1991). Writing against culture. En R. G. Fox (Ed.), Recapturing


anthropology: Working in the present (pp. 137-162). School of American Research
Press.

Chakravorty Spivak, G. (1988). Can the subaltern speak? En C. Nelson y L. Grossberg


(Eds.), Marxism and the Interpretation of Culture (pp. 271-313). University of Illinois
Press.

Folch-Serra, M. (2007). Geografía, conocimientos situados y saberes localizados. En A.


Nogué i Font y J. Romero (Eds.), Las otras geografías (pp. 177-200). Tirant lo Blanch.

Herzfeld, M. (2004). Antropología: Práctica de una teoría situada. En A. Gingrich, M.


Herzfeld, G. Nettl y V. Spottel (Eds.), Antropologías periféricas (pp. 63-92). Fundació
la Caixa.

Lefebvre, H. (2013). La producción del espacio. Capitán Swing.

Santos, M. (2000). La naturaleza del espacio: Técnica y tiempo, razón y emoción. Ariel.

Además de las citas directas mencionadas en el texto, también se han utilizado los
siguientes autores y obras como referencia:

Gallastegui, J. (1977). El espacio, realidad omnipresente. Espacio y Sociedad, 1, 23-34.

Harvey, D. (1990). La condición de la posmodernidad: Investigación sobre los orígenes


del cambio cultural. Amorrortu.

Harvey, D. (2007). Espacios del capital: Hacia una geografía crítica. Akal.

Silveira, M. L. (2013). Tiempo y espacio en la metrópoli contemporánea. Revista


Brasileira de Geografía, 58(1), 25-42.

García Canclini, N. (2001). Culturas híbridas: Estrategias para entrar y salir de la


modernidad. Paidós.

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