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23. El cuerpo como mercancia Josera Bru Universitar de Girona El cuerpo en la Geografia Desde hace algunas décadas “el cuerpo’, ese cuerpo, del que habré que fijar las coordenadas, ha ido tomando forma en tanto que tema relevante on las diversas ciencias sociales. Atin més, se ha constituide ‘como un sujeto de analisis necesariamente transdisciplinar; en palabras de la antropéloga colombiana Mara Viveros, “el cuerpo es una de esas nociones que porsucardicter;polisémico y complejo resultan irreductibles alla representacién parcial que de él pueden hacer los distintes discur~ 50s, ya sean biomédicos, culturales, psicolégicos 0 sociales”. (Viveros 2002, p. 272). En este contexto de complejidad, la geografia, y mas en concreto, la geografia social, ha situado el cuerpo en tanto que “espacio social” producido en un entramado de relaciones de poder que “atraviesan diversds lugares y operan a diversos niveles o esealas”. (Radcliffe 1999, p. 220). En efecto, en un trabajo ya clasico, que hay que enmarear en la tradicién de la geografia radical anglosajona, Neil Smith introducia el cuerpo en una taxonomia escalar de los espacios entendidos como Iugares en los que el poder adquiere perfiles especificos y en los que, a su ver, Se constvuyen formas de resistencia especializadas'. El cuerpo aparecia en cila como el nivel mas elemental de penetracién del poder, como el lugar en el que, en tiltima instancia, todas las “esferas” de poder se “concentra” en la disyuntiva de la vida o la muerte, el placer 0 el olor; lo normal o lo anormal, “lo mismo” y “lo otro". 1 Lataxonomia compronde, de menor e wayor escalael cuerpo, el hogar Ia com dda la ciudad, fa nada, lavegin y “las fronteras dela global”, Véase Smith 199 486 yosePa BRU No es diffei! ver en el trabajo de Smith la influencia de Michel Foucault y, en efecto, se trata de un eutor de referencia implicita 0 explicita para una geogralia evitiea de nuevo cuit, Su obra esti en la dase de un programa de investigacién progresivo, acerca de la relacién entre la *domesticacién” de los euerpos y Ja espacializacién del poder que, en la ines de compromiso mareada por la geogra(ia critica feminis- ta, parece digno de cohesionay esfuerzos de la comunidad de gedgrafos ¥ Bedgratas. Otro Mlésofo de referencia obligada en el marco de In reflexién ‘geogriifiea acerca del cuerpo.es Maurice Merleau Ponty y su coneepiode “expevieneia encarnada”, de cuerpo vivido (Merfeou Ponty 1989), que remite ala idea de que el undo es percibide a través de una determi nada posicién de nuestros cuerpos en el tiempo y en el espacio. Dicho posicionamiento, queinspiratambiénlaobra de Henri Lefebere, ampliamente citadaen laliteratura geografica, ha permitidoreformmular ‘el sujeto frumano en términos de “embodiment” (corporalizacién), un coneepto tomado de Piere Bordien que rompe el dualisino cuerpo'mente, propio de la cultura occidental y que plantea Yo corporal como un ‘elemento esencial en la conformacién de a identidad, como un lugar de interseccién ereativa entre lo biolsgien, lo psicoléxico y lo social. (Este- ban, 2004) Este punto de vista, conver gente con los planteamientos de lageogra- fia feminista constructivista, que plantea le corporalizacién en términos dediscurso, ta sido particularmente importante en lacritiea y posterior deconstrnccidn dol sujeto universal, etnoandroeéntrieo, comiin a todas las ciencias sociales y la consiguiente posibilidad de aproximacién a la diversidad de experlencias de los sujetos sociogeogrsticas reales. Ast, ya a inicios de los noventa det siglo XX, Linda MacDowell hacfa un repaso de la geografia feminista y, a partir de wna re-espacializacién de Yo corporel, instaba a la geografia 2 veformular conceptos esenciales, tales como espacialidad, frontera o comunidad, (McDowell 1993) ‘Tres ajos mas tarde, Nacy Duncan, del Departamento de Geografia dela Universidad de Cambritge, bajoel titulo" BodySpace, Destabilizing Geographies of Gender and Sexuality", editaba una compilacién, de consulta obligada, con trabajos de gedgrafas—también dealgin gedgra- fo— que ahondaban en este Hamado a Ja renovaci6n, desde el cuerpo, bajo unos encabezados perfectamente explicites (Re) readings; (Re) negotiations, (Re) searching, (Duncan 1996) RL CUEHPO COMO MERCANCIN 467 La flamada “crisis del sujeto", que eomporta una renovacidn de la geografia en la linea de un humanismo postetnoandroeéntrieo, se inscribe, de hecho, en lo que Richard Pect denomina reconceptualizacién, posmoderna de la Geografia humana (Peet, 1998) que ha abievto una soriede frentes de discusidn/ renovacidn nos6lo en cl terreno tedrieo sino también en los ambitos axiolégico y episternoligico. Encste tiltimo, ol epistemolégico, una reflexiin sobre los efectos de la ‘tecnologia en los procesos de construecisn de identidades, individuales “yeolectivas, he conducido alasmas recientes propuestas teéricasacerea de las sujetos-agentes de las ciencias sociales. Entre ellas destaca Ia ‘Teoria del actor-red (“Actor-network theory") (Serres & Latour, 1995) que parece ganar adeptos, dia a dia, en el marco de una Hamada “revolucién eogaitiva’de o en la ciencia® y que va enconteando acomodo también en la goografia. (Murdoch 1997} Dicha teoria presenta al sujeto inserto en una red communicative que lo traspasa y lo disuelve, haciéndolo participe de procesos de interaccién que involueran entidades o elementos biolixieos (cuerpos!seres),teenoldgicos (avtefactos) y discursivos {imensajes). Fl sujeto “ekisico”, “el hombre”, en tanto que dador de arden, conciencia, deseo, voluntad que seimpone, deja de existir, solo, yee hace permeable al entorno, no aetia “en” sina “eon” , De abi, también, el eoncepto de “actuante” (actant), que se refiere a los seres humanos pevo incluye también, en estatuto de igualdad, al resto de elementos de la ved y el de “agencividad” que hace referencia a la accién conjunta, « la configuracién relacional del funcionamiente de la red euyos “logras” no son sélo atribuibles le intencionalidad de la accién humana ni a Iv eficacia de sus representaciones causiles. Lorry Knopp, del Departamento de Geografia de la Universidad de Minesota, en un trabajo que, en el contexte de la emengencia de “nuevas” identidades” y sus consiguiontes formas de actuacién politica, trata de incorporar la ‘Teoria de! actor —red al pensamiento geogratico, se refiere a ella como una teoria “humilde’, que admite Ta impotencia de la mente humana para comprender la realidad en la que se inserta (Knopp 20043, Ciertamente, la humildades la mnejorcompatierade la ciencia viasciencias Lateora tlenesu origen en centre de Soeafogie de innovation de Lote Superienr do Minos de Pacis yaetuelmente participan en su desarrollo al CNRS franis y Avera univarsiae europot,cniveas que et onenntr ls Unveeed té roma de Bareelora. 468, JOSEP BRU sociales hemos sufiido la arrogancia de} seduccionisma positivista pero, plerta: Ia opcitn de erigirnos, tinicaznente, en refinados cranisias de la disolucién de lascextezasa travésde complejos vericuetos tedriens, siempre ‘ala moda, puede conducinos a la més absoluta esterilidad. ‘Me prescapa que nos ocupe mas lo “novedoso” del discurso qne su capacidad de servir al anslisis y aportar soluciones a los problemas mas ‘graves; porque afectan 2 muchos © porque no podemos tolerar que ‘afecten nia unosolo denosotros. Retomaremos estas cuestiones, & modo de conclusién, en el epilogo del presente trabajo. La formas de mercantilizacion “El cuerpo como mercaneia” Un enunciado tal como éste evoca, de snanera inmediata, determinadas formas de apropiacidn oreiaciones de poder entre seres humanos tan antiguas como la propia” humanidad”” Ja esclavizacién del enemigo veneido o el intercambio de mujeres entre ggrapos como prenda de alianza, sin iv mas lejos. Sin embargo, mas alla de dichas practicas “primitives”, y de sus derivaciones historicas a través de los mercados de trabajo, de la moda, de la estétia y del sexo, interesa comprender el eéma y el porqué, En términos foucaultianes, jmporta deseubrit y mostrar Ta articulacién de instancias materiales y simbélices que, a 0 fargo de nuestea historia, hen hecho posible y han convertido en “aceptable” el hecho de que e) cuerpo —los cuerpos de los seres humanos-—hayan tomado el cardeter de mereancias, Y surge atin otra pregunta acerea de cémo explicar que [a mercantilizacién de Jos ‘cuerpos tenga una tal eontinuidad histérica. Pero vayamos por partes. Aunque, evidentemente, no es éste el ugar para abordar un relato que nos remnita “a los origenes’, es previsona perder de vista laque puede aber de continuidad en el panorama contemporénen en el que lo “novedoso" del énfaais en el cuerpo amenaza con hacernos perder 1a memoria histériea, Ciertamente, ol cuerpo singular, diferenciade, sujet de derecho" jdentitaria” en cuarito cuerpo sexuado, racializade, pletérieo 0 discapacitada, joven o envejecido, es un sujeto nuevo ‘bien distinto del ‘everpo-materia, acompasiante inferior de la mente-espiritn, considera- da como lo propiamente humano en e} contexto deta culture occidental, de raiz grecoiatina y judeocristiana. Este cuerpo diverso, reapropiada, es sin duda una novedad concep tual eideolégica que esta abriéndose paso sn e) terreno social, forjandose un Jugar, compiejo, en el imaginsrio posmoderno. Pero, los asuntos BL CUERPO come MERCANCIA 469 numanos conforman escenarios confusos en los que lo viejo y lonuevo se combing de maneras impredecibles. Asi, las percepciones de individuos yeolectivos, los diccursos que ampartin politicas y promocionan forinas de constimo emanan de précticas y reflejan coneepeiones muy diversas que son, a menudo, contradictorias, Gon la firme conviecitn de que el conoeimiento nos hace libres respecto de las consignas, de toda indole, que suministran con certezas adocenadas, he tratado de seguir permaneneias y discontinuidades en algunas lineas de reflexién a propdsite del cuerpo y su mereantilizacién ‘que nas ayuden a comprender la complejidad con Ia que el tema se presenta en ta sociedad contemporanea, Pero, antes de sumergimos en el desarrollede dichas ineas, es obligado fl sefalar que ios temas que debems abordar a propssito de la mereantilizacién de los cuerpos involucran, de manera ineludible, cuestio- nes éticas y morales; aspectos que, pricticamente en tados las casos, son abjeto de debates abjertas en Jos que se ditimen posturas a menuds reconeiligbles, Ante ello mi opeién ha sido, dentro de los limites que impone la extensidn y la naturaleza del presente trabajo, la de plantear los ‘érminos de los debates lo cual, como se verd, no exctuira [a necesidad ni nolan la voluntad de pronunciarme respecto de os temas que se tratan. Esclavigacién y wafico de seres huittanas = Blano 1926 la Sociedad de Naciones, precedente de Naciones Unidas, fivtné la "Conveneién sobre 1a Eselavitud y el TrAfico de Porsnnas”; ert ella se definfan ambos fenémenos a fe vex que se comprometia a los gobiernos en su abolicién. ‘Sin embargo, en el primer trimestre del afio 2002, diversas fuentes, ‘entre ellas el “United Nations Working Group on Contemporary Forms af Slavery” estimaban que habia entre 20 y 27 millones de esclavos en elmundoy cifraban el benéfico anual del trafico de personas entre 5.000 ¥7.000millonesdedélares USA, Sélo un afiomastarde, en 2003, fa ONU elevaba esta cifia 2 casi 12.000 millones y situaba el trafiea de personas compel terver “negocio” ilegal mde Iucrativo del mundo, sélo por detrits del trafica de armas y de drogas®. 8 La odishin de “El Pais digital” de 10 do mayo de 2005 dedicaba un inforwe ‘monogrifieo al tema eon et italo de “Granado hureado" 470 JOSEPA BRE Asiy pose aqueel aio 200 era declarado comoet “international Year to Commemorate the Struggle against Slavery and its Abolition”, la esclavizacién y en especial el triifico de seres humanos, que aumenta répidamente, distan de sey "cosa del pasado”. Bien al contrario, un mayor eonocimiento y una mayor coneiencia social acerea de la proliferacidn de los abusos contra los derechos de las personas ha Wevado a ampliar y precisar “Ia lista” definiendo Jas Hamadas “nuevas formas de esclavitnd”. Estas ineluyen fa esclavitud y latrata “tradicionales” pero también determinan loque puede y debe ser entondido como esclavitid” en cl contexto de la globalizacién. Asi, en el ‘Ambit econéinico se ineluyen la explotacian laboral de los trabajadorss! as domésticos y los trabajadores/as migrantes, el trabajo en condiciones de servidumbre y sorvidumbre por deudlas, el trabajoinfantl yel trabajo forzoso; on ta esfeva sexual, la explotacién de la prostitueién ajena, los matrimonios forzados, | turismo sexual y el uso abusive de Internet con fines de explotacién sexual; en el émbito do los conflictus armados, el rrechitamiento de los nifios soldados y las soidados eautives. Se asimilan también a formas de eselavitud las actividades ilegales de algunas sectas religiosas y el trafico de drganos y tejidas de nifios*, Desde esta nueva perspectiva, el panorama es grave y Ia falta de voluntadeseinstrumentos, reales, para.abordar susolucion, deseladora, A parti de la “Declaration of Fundamental Principles and Rigths at Work", adoptada en la 89 reunién celebrada en Ginebra en 2001, la Organizacién Internacional del Trabajo (OFF) viene realizando una tarea de tipificacién de as divorsas formas de esclavitud ¢inventario de Jos paises on Jos que estén presentes al menos algunos de Tos diversos tipos de esclavitue’. En las formas tradicionales de trata y eselavitud destacon les paises, subsaharianos, tales eamo Benin, Burkina Faso, Cameriin, Chad, Gui- nea, Mali, Niger o Mauritania. La investigacisn se centra sobre tedo.en © Véase fa documentacidn referente al "International Year to Commemavale the Shragle Agninsl-Slavery and its Abolition” (esta dsponis en la red wna versi6n Gigilal on castellano asi como el informe sobre a "Estado mundial de la infarsio, 2016" de UNICE! + Results imprescindible lasonsulta del Inferme"Unaaianza global contra el trabajo Forcoso“ presentado par el Dizeetor general en In Confarencia Internacions! del ‘Trahajo 3 lx 98 rounian, eorrespondiento al 2005. I versién integra se puede ‘consulta en: hitpswwveilnorgidestaration. EL CUERPO COMO MERCANCIA an estos dos tiltimos patses, por lo que queda todavia una dura tarea en la determinacién y deteccisn del problema en un continente en of que la “wadicidn” esclavista, unida a una situacién permanente de diserimina- cién, que afecta a grupos étnicos y en especial a los nifos y ninias, condicionan una escasa sensibilidad por el problema Anti-Slavery International, una ONG, pro derechos humanos con sode en Londres, estima que existen, todavia, unos 43,000 esclavos en Niger. Conforman una clase aislada, estigmatizada, ¢ incluso para los que han sido liberados, sus antiguos amos los parientes de éstos tienen “derecho” areclamar parteoel total desus ingresos, propiedades o dates. Al igual que en el Niger, Ja esclavitud “por castas” esta también presente en ol Chad, en Mali yen Mauritania. En este ltimo pais, pose ‘a que [a eselavitud fue formalmente abolida in 1981, las aeciones de control persecucién 0 enstigo de las pricticas esclavistas han sido escasas. La organizacién “SOS Eselaves" caleula que hasta el 40% del poblacién ha suftido, directamente o sufre todavia la esclavitud. ‘Una modalidad de trabajo forzado, presente en los parses afrieanos pero que afecta, sohre todo, a patses centro y suramericanos, tales como Guatemala, Haiti, Mévieo, ta Republica Dominicana, Bolivia, Pers, Brasil o Paraguay os la de los trabajadores que deben emplear la totolidad de su salavio en su manutencién, que les es suministrada por os mismos empleadores. Una regién especialmente castigada por esta forma de explotacién, unida a la servidumbre por doudas, os la enenca amazsnica, hasta ol punto de poder affrmar que “la selva amazdnins es eomo ua inn para el trabajo forzoso" (ONT 2008. p. 45). BI problema afecta a poblacién en swmayorfa indigona y atafiealos gabiernos de Bolivia, Perd y Brasil, En este dltimo pais, el gobierno de Lula da Silva esta haciendo un esfuerzo decidido para, al menos, hacerse cargo de la gravedad dela situacién y darlaa conocer al mundo; en paralelo se ha habilitado un Grupo especial para la inspeccién mévil que recorre las zonas afectadas y que consiguié rescatar del trabajo forzoso a 4.932. personas, sélo en el 2003. Can todo, diversas fuentes caloulan que al menos 25.000 trabajadores estén retenidos como esclavos por daudas en las zonas mas remotas de la Amazonia brasilefa, (OTT 2008) La servidumbre por deudas, que segiin datos de la Oficia de prensa de Naciones Unidas, afecta a mas de 20 millones de personas en el ‘mundo, incide de manera especial y parece ser una préctica habitual en paises como India, Bangla Desh, Nepal, Pakistan o Sri Lanka; un hecho 472 osera BRU ‘que, sin duda, debe relacionayse con los mids de 500 millones de pobres ‘que viven en el Asia Meridional. Pakistan es, hoy por hoy, el pais en el que el fenémeno es mejor conacida y en donde se estan desplegando mayores esfuer20s para combatinlo. Peroel aspecto sin duda mas sordido e indignante de ia esclavitud se refiere a los nifios y nifias, Se estima que mas de 8 millones de nies y nifas son esclavizados en todo el mundo. De ellos, més'de 2 millones son ‘sometidos a trafico, obligados a ejeveor la prostitucion y Is pornogratia; forzadosa trabajaro.reelutados como ninos soldados, Se estima, ademas que mas de 50 millones pertenecen a la categoria de los llamados “nifios invisibles”, que no figuran en ningtin registro ni estadistica oficial y son {as vietimas propiciatorias para alimentar las cloacas del sistema, De cellos, sélo en el continente africano, UNICEF ealeula que cada aio son vendidos unos 200.000°. Pero las cosas na élo pasan “lejos”, segxin datos de la Conferencia ‘Mundial Sobre el Racismo, celebrada en Durban, en septiembre de 2001 {y cuya dltima reunién en grupo de trabajo se celebré a inicios de 2004, $e caleula que entre 45,000 y 50.000 mujeres y nifios son trasladados cada aio inieamente hacia los Bstados Unidos. Naciones Unidas caleu- Ja, asuvez, que cada afioson introducidas clandestinamento ela Unicn Europea, entre 300.000 y 600.000 mujeres pracedentes de las regiones ‘menos desarrolladas de Afriea, Asia y América Latina y también de los antiguos Patses del Hste y (o actual Comunidad de Estados Indepen- dientes (CED). (Kangaspunta 2003) En ofeeto, junto eon los nifios y nites, las mujeres han sido y son Ja “mercancia” mas preciada en el trélico de personas por su vineulacién con el mercado del sexo, del que me voy a acupar inmediatamente. ¢Cuerpos prostituidas 0 “herramientas” de trabajo? ‘Simone de Beauvoir, en las paginas del Segundo sexo, afirmaba que nla prostitueién, "seresumen, ala ver, todas|as figuras delaeselavitud © Hay que sor extromadamente pradonte con las cifras, no part minimizar of problema sinapazano eacr enn sensacionalismecontraproducente. He optado por fos datas mds restrctives puesta quc los misma fuentes establecen una gradation ‘entre los 246 millones de nifs ynidins que padecen explotacin de agin tipo y los 'Smllones que han de ser considerads eseiavos, sin mates EL EUERPO como MERCANCIA 473 femenina” (Beauvoir 1969, Il, p. 338) y ésta ha sido la postura mayori- tavia desde la que el feminismo ha instado a la sociedad a censiderar la prostitucién como algo incompatible eon los derechos humanos. Sin embargo, recientemente se hace patente una actitud que tiende a una visin “neutra” del fenémeno, situdndolo como una forma mis de trabajo, siempre que se presente, al menos formalmente, como fruto de una libre decisién de las mujeres. Esdesde esta actitud, pretendidamente “objetiva’”, desde la que se ha comenzado a utilizar el concepto de “sexual workers”. Lo han adoptado istancias de gran peso en la lucha contra el Sida eomo soa, la "Interna- cional AIDS Societs”, In mayor entidad de profesionalos involucrados en la investigacisn, con sede en Ginebra 0 UNAIDS, el programa de Naciones Unidas para la accién global en IHV/AIDS su nsose extiende, también, entre los colectives de profesionales de la prostitucién — prostitutasen su mayorfa—, como el active colectivo“Hetaria”, en tanto que estrategia de normalizacién, reclamacién de derechos laborales, acceso a servicios sociales estatales, ete. Por un lado, permitanme apuntar el tema, nada banal, de que la irrupeidn del SIDA, al hacer aparecer en el escenario la prostitucion masculina, mayoritariamente homosexual, ha subsumido a “todos” bajo. eleonceptode trabajadores sexuales', colaborandoainvisibilizarla que sigue siondo una aplastante mayoria de mujeres prostituidas Por otra parte, y esto es Jo fundamental ahora, ane parece claro que estamos asistiendo.a un procesode “performativizacién” del negacio del sexoque afecta también, como verentos, alestatutode la pornografia, La dimensién “empresarial” quedé ya claramente formulada en el informe, * The sex sector: the economical and social bases of prostitution in Southeast Asia” que Lin Lean Lim proparé para la OT en 1998; en dicho ‘informe, la importante eontribucién al empleo y a los ingresos naciona- Tes se planteaba como razén suficiente como para considerarlo un sector econdmico mas. Politica de hechos consumados, le aman a eso Esta parece ser In actitud que trata de imponerse, no silo en un determinado ambito regional, sino también en el contexte internacional, arcade por determinados intereses de los poderes hegeménicos. A este respeeto son de gran interéslos términosdel debate plantendoa lolargodel proceso de redaccién y negociaciGn del "Protocolo para Prevenir, Reprimit y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Nitios”, que forma parte dela "Convencién de Naciones Unidas Contra la Dekincuencia Organizada” y que eulmind en Palermo en diciembre del af 2000. 474 AOSEPA DRL ‘Uno delos aspectos mas controvertidas del Protocolo fuesiel concepto de trafico se extendia « todas las situaciones posibes 0 si se reservaba a aquellos casos on los que se pudiera probar que las “vietimas” habian sido forzadas o conecionadas, hablando de no ser asf, de “tvfico volun- tario® o de “migracién para el trabajo sexual”. Se trataba de una posicidn defendida por las agencias de Naciones Unidas y una represen- tacidn mas que nutrida de los paises mas desarrollados, entre los que se oneontraban Holanda, Alemania, Dinamarea, Suiza, Austria, Canada, EBUU, el Reino Unido y también Espaia, Tras este debate estaba el intento de sepavar trafieo y prostitucion y al menos en paises en los que 1a prostitucién.es legal, come Alemania u Holanda, resituar esta ditima coma sector econdmico y laboral*. Como senala Janice G. Raymond en su informe redactado para la *Coalicin contra el trdfico de mujeres” (CATWY, on los paises que defiendon x consolidacién de una industria sexual “normalizada” el abuso o la explotacién de las mujeres se presentan como hechos coyun- tuvales, a combatir; como si el daio a Jas mujeres fucra fortuito, secundario o fruto de] comportamiento de un proxeneta o comprador incorrecto. Parece incluso como si la eliminacién de Ia figura del proseneta fuera la nica condicién para que las mujeres prostituidas accedieran a la plena autonomia personal. En el caso de las mujeres extranjeras, victimas del trifico y provenientes de las paises del Tereer ‘mundo o del este de Europa, que proliferan en los paises desarrollados, claccesoa la condicién de’‘érabajadoras sexuales” en condiciones legales 7 Tinta red puede eccontrase divers documontacién aerea del Proto, en buen pvt taduciea al esellano, Ver especialmente ia larsadn” Guia para el Nuevo Protea de Naciones Unidas" disponible tambien on formato Pat © Por fortuna, e! Protocole, susritg sola por 80 de les 148 pases consnesdos 9 Ta yeunign doalermo,determin6 la condita de vetimas de odes eres humans Tommtides g rificosealando queen una sibieén goetal de inefensn de toda indole ol coesetinenta indi) es ivelevastacnia tpifeacidn dl reo smo deitoArt day 39, Asinrxco, el Prova recone esplikitamente que una gr $arledel rey cen ines pros uctonoexpotaeionsexcalylovinewlaalerimes dando, entendiento come (al no sla ele fas grandes Tedes mafiosss sina nal prosenetism -tradlonay a ramos faefaves de explain xa) orcs y mujeres 2 Tas ideas direstriees del informe, realizado en 2003 en colaboracién can In Red Tnterncional de Derechos humass, pede consultarseen elateuo tit "Pes Rogsons for Nat Legaiging Prstton Ard Legal Response to the Demand far Prositution disponible en: nttndtwry alienation ouveoninthe FL CUERPO CONG MeRcaNctA 475 parece incluso consideravse como una via aceptable de promocién personal. Yon este punto debemos retomar el diseurso feminista que érata de mostrar el cardeter androcéntrico de la visién det fenémeno de la prostitucién que se nos presenta come uri hecho inevitable y prolonga- cin mercantitizada de un vinculo “natural entre el deseo del varén y la naturaleza complaciente de la mujer, Por un lado esta ta visidn de la sexualidad maseulina eomo algo invofrenable, cuya represién comporta peligros colaterales y que desbor- dalosestrechos limites de las instituciones en las que puede sor ejercida de manera legitima, institueiones que, por otra parte, seentienden como garantfa de orden social, La conclusin ha sido la inevitabilidad de uz sexo ilicito, socialmente controlado. “La prostitueidn tiene subase en un sistemma cultural capaz dereducit Ja relacién sexual humana a un servicio prestado por un objeto sexual subordinado y décil que desaparece en tanto que sujeto y cuya propia sexualidad resulta nogada’ (Lipszye 2004, p. 2). Dicho objeto somos las mujeresy enel limite y desgraciadamente, también los niftos. La filésofa Frangoise Collin se refiere a dicho "sistoma cultural sexual” como aquel en el que “el deseo de tno solo y un solo deseo es ley" (Collin 1998), sin que ol deseo del otro sea reconocido ni, en consecuencia, se le otorgue el derecho a poner limites, En un contexto tal como éste, la idea de que en e! terreno sexual Las mujeres podemos actuar como sujetos autdnomos, duefias del ejercicio de nuestra propia sexualidad, es pura fieién, Al contrario, en tanto que seres cuya sexualidad aparece definida en funcién de] deseo de otro, las mujeres estamos "obligadas” por un contrato sexual implicito, impuesto porel orden patriarcal, segiin el cual los varones precisan —léase tienen. derecho— a accede a nuestros cuerpos, a usarlos como mercaneia, sin ‘compromiso alguno, mientras cumplan su parte del “contrato® mercan- alte. "© Elproblemanesesitéaséloenlaprostituciin,emanadelacorslruceién soeioeultural dela sevealidad, que deshumaniza a los varones, al reprimi la dimension afectiva ¥ansla alas mujores, veduciéndolas a ebjeins de goes, Pero date es ol tom..n.0 1, Pava un andliss meditada de estas cuestiones, enlreotras muchas bras, pede ser iil la consulta de Millet, 1995 y Barry 1988, amas traducidas al eqstellano. 476 JosePa BRU Se pedria afirmar y es algo que se detecta en el ambiente que ‘evocdlvamos al prosentarlas posturas de los paises desarrallados, que el digcurso acerca det cardcter intrinsecamente vejatoria de} “comertio sexual”, en tanto que ignora la integridad del ser humano, de las ‘mujeres, pero también de los hombres, es moralina del pasado y que el hecho de ganar dinero con el propio euerpo utilizarlo, ast, enbeneticio propio constituye una forma efectiva de “eontraexplotacién Parece ignorarse que una tal. contraexplotacién, pkanteada en estos teminos oportiinistas, na resuelvela explotacién sino, bienal contratio, aconsoliday Ia vefuerza y que frente alas “ventajas” quesupuestamen- to ebtendrin de su “auto-explatacién” unas pocas, una auténtica nmulti- tud de mujeresy niiias, pertenecientes alos sectoressocial yculturalmente mas valnorables, son Ja ofevta de “eayne de eanén" socialmente produ- cida para alimentar la Moreciente y globalizada “industria” del sexo. Del negocio pornogréfico a la pornasfera global El Diesionacio de ta Reat Academia Bspattta define te pornografia como el “cardcter obsceno de obras literarias 0 artistieas”, en donde “obscene” hace referencia a algo “torne, impridica a que ofende al pudor”™. Se trata, como os frecuente en estes temas, de una “definicisn” axioidgica, Basada en um a priori moral ¢ jncluss estética", pero que ne informa, en absoliuto, acerca dela realidad mater ial ala que respondeel concept. Para acceder a dicha realidad habré que comenzar por distinguir enixe la pornografia, en si, ala que de la forma mas elemental definixe- mos como fa exhibicign de actos soxuales en los que participan seres Thumanos, de la industria pornografica, que supone la produccién de pornograffa con fines lucrativos. Més alld de condenas morales referidas a preceptos que, por eu naturaleza normativa, no admiten discusién, Ia pornogvafia, en tanto He utlizado la vers distal dal diesionario, accesible en: hupzfwwrw.zae 08! © Bainteresantehacernotar a dirtensii ost6tieade a valoracicn moral demodoqve ‘cl lereninoLrpe” ap vex que significa “deshonosto,impuidico, luseive" aluea ale "tao, toses, fla do grnato” ELCUBRPO Cono MERCANCIA an ‘que produecién humana, se encuentra inmersa en un intenso debate en el que la industria pornografica es, evidentemente, parte interesada aunque permanezca, casi siempre, en fa combra. Un debate, en los términos en los que se plantea en la actualidad. arranca dela década de los anos 70 del eigle XX ¥ le debe casi todo a tas disputas i avaiares del movimiento feminista. En este contexto es referencia obkigade la figura de Andrea Dworking" la principal activista de! moviruiento antipornogratia estadounidfense, fallecida en ef 2008 con solo 58 aiios de edad. y que junito a otras intelectuales y activistas planted, ya en los afos sctenta, ios principales frentes de atague a lz pornografia)®, Los argumentos fundamentales de la actitud antipornogréfica fueron, y son todavia, Ja instrumentalizacién del cuerpo y de la sexualidad Semeninas para salishuecidn de les deseas ¥ fantasias maseulinas, on base a los esterentipos patriarcales y, sobre todo, 12 vinculacién entre 1a pornogralia y la violencia —real yo simbdtica—. Enlalineadeambos argumentos, lahistoriadora feminista Kathleen Barry, dedicada a) estudio dele sociedad americana (USA) eonterpor’i- nea, velaciona la pornografia con el "sadisma cultural” que ella define como “el conjunto de précticas sociales que favorecen y propugnan la ‘igleneia sexual, incorpordndola a ta noeién de fo que se entiende como compottamiento normal” (Bary 1988, 225). Los planteamientos de Barry tienen especial interés por el hecho de que se centran en las consecuencias de la difusién de la pornogratia on el espacio doméstien; Ja autora considera que, a través del televisor, el video o el ordenador personal, la relacidn cosificada, propia de la vinculacién original de la pornografia a la prostitucién, se ha extendido a las relaciones volunta- rias y de base supuestamente afectiva, de mado quo la pornografia consiitaye ot priacipal vehicula de ineorporaeién del sadismo cultural a Jas practicas sexuales “del ciudadano medic” © Lwolna mils conaeida y de mayor impacto de Divorking, no slo por lcontundente de su Litulo es "Women Hating” ~ujores que odien-~. Véae Dworking 1981 Junto a Catherine Meckincon prosentaron, en 1988, un proyecto de ley que bromaviare eeccsoeimiento de ts parnografa como un atentado contra foe derechos tiviles de Jas mujeres y que fue dexpués instrumentaljzudc paea apoyar un eal do ‘meralidad ovientada a la lucha contra las gonduslas consideradas " desviadas® y ‘contra a) sexaalidad mitna, por log sectarespalitiens nuts congervadres, durante ol goblemo Reagan, 418 403pPA BRE La posicién antipornografica, « menudo caricaturizads oon 0 sin fundamento, segin los casos, como“antisexo”, tuvo desde susinicios una ‘clara contestacisn en el geno del propio movimiento feminista y crista- tizs, a inigios de ta década de los noventa del siglo XX, en la formactin de grupos tales como el Feminist Against Censorship, creado en Ingla- terra en 1989 0 el Feminist for Free Expresion, en los USA de tos oventa, Dicka coatestacién tomd, en va primer momento, le forma de ‘ona aetitud contraria @ a represién como forma efectiva de lucha y, de Ja mano del feminismo de la diferencia y de los movimientos tigados aa diferencia sexual, ha ido evolucionando hacia el terreno de Ja reivindi- cacign de una sexuatidad fermenina propia, no necesariamente refia on la pornografia o eon un erotismo de cuto femenino™, desplazando a condena, esta vex sin paliativos, al tervenn de la pornografia infantil, uyo consumo se ha multiplicado enormemente a través della facilidad, dde acceso que permite Internet. En ef momento actual fas cosas no son siada simples, De wna parte, la industria del sexo, eficiente como todo el sistema de mereado en ln fagocitacién de discursos alternativos como instramento de marleting, Aa comenzadoa producir pornogratia dirigida a colectivas espocificos primero de todos as mujeres—, distinguiendo entre diferentes razas, ‘stnicidades y orlentaciones sexuales; se publicita como “pornografia de fas mujeres” y se presenta como alternative a la pornogralia de o para os hombres (Ciclitira 2004), Por otva parte, las erecientes posibilidades de contacio ¢ interaecién directa entre las personas que acceden Internet he propiciede Ix préctica de producir y distrsbuir en #))R, “gratuitamente, imagenes de sexo grabadas por no profesionales, gente Govriente que disfruta con ello y / 9 encuentra en dicha prictica une forma de expresién, a} romper Ja distineién entre productor y consumi- dor, el espectéculo del sexo interactive ha hecho posible que los ind ‘duos eseriban sus propias identidades sexuales y puedan asi encontrar ‘acomods la diversidad de deseos y significados culeurales ‘necommodate diverze desires and cultural meanings” (Kibby and Costelie 2001, p> [RL CUERPO coNO MERCANCIA 479 Enesta linea, esta nueva pornografia “ala cava” estd siendocada vex ‘mejor valorada desde los movimiontos identitarios y desde aquellas vvisiones que destacan en Internet unas eualidades antiautoritarias. Se valora positivamente la sexualizacién de la cultura en el paso de imagens y discursos desde la “pornosfera” a la esfera piiblica y se dice que ha provoeado una democratizacién y diversificacién del discurso sexual (MeNair 2002}, se destaca que Ias rmevas tecndlogas permiten el acceso ala educacién sexual yal sexo seguroy quebrindanalasmujeres y alas minorias posibilidades de entrar en contacto y distribuir sus propias zepresontaciones, (Gietitira 2004) En definitiva, parecen configurarse al menos dos tendencias. Una ands popular, de esenso 0 nulo contenido critico, en la que la condena ya no es a la pornografia, en si, ni al cardcter etnoandracéntrico de la misma, sino a su estructura comercial, de modo que el acceso a una pornografia “de y para todos”, la posibilidad de la exhibieidn gratuita de sexo, 6° acepta y se valora como la conguista de un muevo espacio de ‘libertad*, Por otra parte, de forma simultsnea y, en algiin caso, con puntos dle ‘contacto con la anterior, se manifiesta otra corriente que intcorpora la ‘ornogratia como campo de experimentacién y lucha por la conquista de una identidad sexual no elienada, Es agui donde se debe situar le produecién de artistas, profesionales de la fotografia, del cine, de las artes gréficas..., con vinculacionesal feminismo, al movimiento iésbico, queer, postgénero, etc. Se mucven en esta érbita las propuesias del Grupo VNS Matrix y, en general, In produccidn tedrica y estétiea del TamadoCiberferninismo, ineorporado de manera tangencial ala geogra fiaa través del discurso postidentitario Bellet al. 1994), de unreflexién sobre fos nuevos espacios virtualos o “geogratias imaginarias” (Massey etal. 1999) y del andlisis de sus repercusiones en términos de geografia politica feminista”, Personalmente creo que hay que mantenerse a la oxpectativa, y me sumo a la filésofs Rosa Maria Rodrigues-Magda cuando se pregunta, cveo entender que con la esperanza de que asi sea, qué pasaria si la energia e inventiva de dicho movimiento “fueran acopladascon un sabio compromiso politico" (Radriguez-Magda 2002, p. Jinel*Posteolonial Fopsinist Meot Intrenet Studies", celebradoen Toronoencetubre el 2008, se abri6 un foro, que todavia ests aetivo, para discutir la interesante pregunta dy: * Where js feminism in Cyborferinism™ aso sosepa SHE 69), Retomaremos la cuestién a propisito del mercado de la imagen! identidad. La socializacidn de la reproduccién Hlasta hace poco mas de 200 afios, kx veproduccién biolégiea humana opondia de un aeto, més © menos fortuite, era cosa de dos sores, en seominos biclézieos macho y hembra, ¥ condueia, las més de las veces y salve contratiempos voluniarios ona, a Ia generacion de un nuevo ser. En In actualidad e) potencial reproductive de Ios cuerpos puede smanifesterse en mubtibud de actos, aislados, involucrar diversidad de gentes y cular, como anti, en la generacidn de un nuevo set eepleto, © expandirse en Ia produecidn de materiel biolégiea, “Geseorporeizade”, meto portador de iwformacidn genstieas gameto, pwonita embuidn, céluln madre..., destinado a la investigacién, a In Sogeneracién de tejides, a ka cura de enfermedades, ete “Trataremosaqui dnieomente de manera indirecta los aspeetos vinew- Jadoe a ln investigacién biomédiea ¥ en cambio nos centraremes cn Ia amadic Procreacién con asistencia médica PAM), también procreaciin eetida, que comprende los tratamientos para combatir La infertilidad pero también aguéos que permiten a mujeres fertiles conseguir un Panbarazo sin contacto sexual gon un varén, ¢ ultimos 25 afos Ia PAM ha iniciado una rovolucién en Ia eee ess voy planta también cuesonesinéitas de inde Hovosocialy moral. La inseminacin artificial, a feeundacisn “in vitro pie wane(ovencia embrionaria, la mavernidad susttstiva —poputar- oe eepcdia coma ‘vient de alguiler”—, la congelacién de embsio~ ree --que hace posible inseminaciones diferides, incluso posmortem— a scleceién ¥ manipulacién de embriones, exceden el marco de lo ‘irictamente "biolgico” y de las decisiones privadas ¢ involucron una

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