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Honrubia - 2018 - Livro - Construcciones Con Clítico Femenino Lexicalizado
Honrubia - 2018 - Livro - Construcciones Con Clítico Femenino Lexicalizado
LEXICALIZADO.
CONSTRUCCIONES CON CLÍTICO FEMENI NO
José Lezama Lima. La palabra extensiva. subjetivación: al no haber referencia para el clítico femenino, Reescrituras y falsificaciones: La significación pa-
limpséstica y el microrrelato argentino.
FERNANDO GUERRERO:
José Lezama Lima. El maestro en broma. hay un cambio desde la descripción objetiva de la situación MAGDALENA LÓPEZ:
Desde el fracaso: Narrativas del Caribe insular en el
IVETTE FUENTES: externa a la expresión de la perspectiva interna del hablante,
CONSTRUCCIONES
José Lezama Lima. Hacia una mística poética. siglo XXI.
PEPITA JIMÉNEZ: pues al no haber concordancia entre clítico y sintagma nominal A. GANDAU Y M. ZAPATA GALINDO (eds.):
El Caribe y sus diásporas. Cartografía de saberes y
Cartas desde una soledad. Epistolario: María Zambrano,
J. Lezama Lima, Mª Luisa Bautista y José A. Valente. femenino, dicha concordancia debe ser establecida a partir de prácticas culturales.
CON CLÍTICO
ÁNGEL ESTEBAN Y ANA GALLEGO:
FRIEDRICH SCHLEIERMACHAER:
Estética.
la situación comunicativa. En muchos casos, habrá que tener De Gabo a Mario. La estirpe del boom.
ANTONIO DOMÍNGUEZ REY: en cuenta también la evolución semántica de la construcción J. A. KUSHIGIAN:
Crónicas orientalistas y autorrealizadas. Entrevistas
Lingüística y Fenomenología. Fundamento poético
para poder comprender las razones del uso. De igual forma, la
FEMENINO LEXICALIZADO.
del lenguaje. con J.L.Borges, C. Fuentes, J. Goytisolo, E.
Poniatowska y A. Vargas Llosa l universo literario de
El drama del lenguaje.
LUIS PUELLES ROMERO:
analogía también constituirá un poderoso mecanismo productivo Roberto Bolaño.
La estética de Gaston Bachelard. para las construcciones consideradas. FRANKLIN RODRÍGUEZ:
Roberto Bolaño: El investigador desvelado.
JULIO PEÑATE Y FRANCISCO UZCANGA (eds.):
El viaje en la literatura hispánica: Desde Juan Valera AINOA ÍÑIGO:
a Sergio Pitol. El universo literario de Roberto Bolaño.
MIRJAM LEUZINGER:
BRIGITTE ADRIAENSEN:
La poética de la ironía en la obra tardía de José Luis Cifuentes Honrubia es Catedrático de Lengua Española en la Jorge Semprún: memoria cultural y escritura. Vida
virtual y texto vital.
Juan Goytisolo.
JEAN-PAUL RICHTER:
Universidad de Alicante. Su interés investigador se centra en las interrelaciones DANIEL NEMRAVA:
Introducción a la Estética. entre sintaxis, semántica y pragmatica. En la actualidad dirige el grupo de Entre el laberinto y el exilio. Nuevas propuestas
sobre la narrativa argentina.
GENENIÈVE CHAMPEAU (ed.):
Relatos de viajes contemporáneos por España y investigación LeXis (Léxico y Sintaxis) en la Universidad de Alicante. Sus JOSÉ CÉSAR DEL TORO:
El cuerpo rosa. Literatura gay, homosexualidad y
Portugal.
JAVIER HUERTA CALVO et alii (eds.):
últimos libros publicados son los siguientes: Clases semánticas y construcciones ciudad.
Perfil de Cernuda. sintácticas: alternancias locales en español, Lugo: Axac, 2010; Construcciones TOBIAS BRANDENBERGER:
La muerte de la ficción sentimental. Transformación
J. M. LÓPEZ DE ABIADA y A. LÓPEZ BERNASOCCHI (eds.):
Roberto Bolaño. Estrella cercana. Ensayos sobre su obra. posesivas en español, Amsterdam: Rodopi-Brill, de un género iberorrománico.
DUANEL DÍAZ INFANTE:
La constancia de un testigo. Ensayos sobre Rafael Chirbes.
Imágenes de España en culturas y literaturas
2015; Spanish Word Formation and Lexical Creation, La revolución congelada. Dialécticas del castrismo.
europeas. Amsterdam: John Benjamins, 2011 (coeditor); Verb DIEGO VALVERDE VILLENA (ed.):
Gaviero. Ensayos sobre Álvaro Mutis.
(Siglos XVI-XVIII)
MARCO KUNZ: classes and aspect, Amsterdam: John Benjamins, 2015 LEONARDO PADURA:
Yo quisiera ser Paul Auster. Ensayos selectos.
Juan Goytisolo: Metáforas de la migración.
(coeditor). ALFREDO ALONSO ESTENOZ:
Los límites del texto: autoría y autoridad en Borges.
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www.editorialverbum.es VIRGILIO PIÑERA (GEMA ARTEA, ED.):
Ensayos selectos.
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ÍNDICE
Prólogo.......................................................................................... 13
I. INTRODUCCIÓN
1. Locuciones verbales con clítico lexicalizado.............................. 17
1.1. Aspectos formales...................................................... 20
2. Clítico femenino y eufemismo …………………...………….....…… 22
2.1. Tabú y eufemismo…………………………………...…… 23
3. Subjetividad, intersubjetividad, pragmatización y
construccionalización ……................................................. 27
3.1. La propuesta de Elisabeth Closs Traugott ...……….… 28
3.2. Las propuestas de Langacker y Traugott……………... 35
3.3. Otras propuestas ………………..……………..……...… 39
3.4. Subjetivación y sintaxis ……….......……….…………… 40
3.5. Pragmatización ……….......…………….………………. 43
3.6. Construccionalización …..………….………………….. 45
3.7. Gramaticalización, cambio lingüístico y analogía..… 50
4. Conclusiones ………………………………………….………………. 54
(2017).
2 Vid., por ejemplo, García Benito (2009) para el portugués.
22 José Luis Cifuentes
verbales que contienen un clítico de complemento directo, sea
singular o plural, y dicho clítico carece de una referencia precisa o
determinada, de forma que no se puede sustituir o reconstruir por
ningún sintagma nominal previamente proferido. En algunos casos,
puede parecer fácil sincrónicamente la reconstrucción de dicho
clítico, como cuando alude al órgano sexual masculino, lo cual
nos conduce a su posible vinculación con el eufemismo, pero en la
mayoría de las ocasiones no se puede restituir con cierta garantía el
sustantivo al que se refiere el pronombre, de ahí la necesidad de un
estudio histórico para poder determinar la procedencia del mismo.
2. Clítico femenino y eufemismo
Parece claro que en numerosas ocasiones el clítico femenino
refiere el órgano sexual masculino, y su uso evita el empleo de la
palabra prohibida o tabú. Ahora bien, antes de considerar el papel
del eufemismo en el tipo de construcciones consideradas, debemos
diferenciar dos tipos de construcciones con clítico femenino que hacen
referencia a aspectos sexuales. Distinguimos entre construcciones
como me la suda, me la pela, etc., y construcciones como se la
menea, se la chupa, etc. Solo las primeras serán objeto de estudio
por nuestra parte, aunque podamos hacer algún tipo de referencia a
las segundas. Entiendo que en el segundo grupo de construcciones
el clítico sí tiene un tipo de referencia precisa y determinada, por
cuanto se trata de un acto sexual que tiene por objeto el miembro
viril del sujeto en cuestión, que, en el habla vulgar, recibe muchas
denominaciones femeninas: polla, picha, etc. Por tanto, la referencia
es clara y el sintagma nominal puede ser reconstruido fácilmente,
si no a partir del contexto lingüístico previo, sí de la situación
comunicativa. Consideremos, además, que este tipo de locuciones
(si es que lo son, a pesar de estar inventariadas como tales) no tienen
ningún problema en alternar el clítico y el sustantivo correferente:
se la estaba meneando/ le estaba meneando la polla, se la estaba
chupando/le estaba chupando la polla. No hay ninguna diferencia
en este tipo de construcciones entre el uso del clítico con otras
construcciones también vulgares en las que el referente del clítico
es femenino: se la estaba follando/se estaba follando a la vecina del
quinto, o con cualquier otra construcción en la que el referente del
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 23
clítico es femenino. Es más, en muchas ocasiones también pueden
construirse con clítico masculino. Por ello, este tipo de ejemplos
quedan excluidos de los objetivos de nuestro trabajo.
En construcciones como me la suda o me la pela, la situación es
claramente distinta, y no porque en ocasiones no pueda coaparecer
el sustantivo (algo me suda la polla), sino porque el clítico no tiene
una referencia determinada o concreta. De hecho, no parece tener
referencia, pues el significado de la construcción es algo me resulta
indiferente, no habiendo cabida, por tanto, a referencia nominal
alguna. El punto interesante, evidentemente, es no solo reconstruir
el posible referente histórico de estas construcciones, sino explicar
cómo ha cambiado el significado de la construcción transitiva hasta
una estructura diferente en la que no hay un contenido objetivo para
ese clítico de complemento directo.
2.1. Tabú y eufemismo
Casas (1986: 35-36) define el eufemismo como “la actualización
discursiva por parte del hablante de unos sustitutos léxicos –
habituales o lexicalizados u ocasionales o creativos– que, a través
de un conjunto de recursos lingüísticos y paralingüísticos, permiten,
en un contexto y situación pragmática determinada, neutralizar
léxicamente el término interdicto”. Así pues, las funciones básicas
del eufemismo (Crespo, 2007: 88) son las de mitigar la carga negativa
de los términos tabú, es decir, alejar el miedo o respeto que infunden,
y evitar aquellos términos que pueden suponer algún tipo de tensión
social en la comunicación, amenazando con ello, pues, las relaciones
sociales entre los interlocutores.
Casas va más lejos, y llega a hablar de la disposición negativa
a la que tienden las formas femeninas (1986: 73; 143), lo cual puede
tener su concreción, para el caso que nos ocupa, en el empleo de
términos genéricos (nosotros solo trataremos los femeninos) como
recurso semántico que permite generar la sustitución eufemística
(1986: 246-251), al evitar la referencia directa al tabú: al ser
interpretables los clíticos necesariamente según el contexto, se
prestan a ambigüedades y equívocos solventados únicamente por
el contexto lingüístico y social, lo que diluye la designación de
24 José Luis Cifuentes
los mismos y se prestan a su uso eufemístico. Casas comenta las
diferencias entre las expresiones de sentido general y los eufemismos
pronominales: los pronombres, más que auténticos sustitutos, son
meros ‘marcadores’ que adquieren contextualmente el sentido del
término negativo; tienen más relación con mecanismos formales,
como la reducción fonética o la omisión sintáctica, que con otros
mecanismos semánticos; y la sustitución eufemística pronominal
contribuye a provocar un efecto cómico. Aun así, Casas (1986: 249)
aboga por la consideración conjunta como eufemismo de los dos
tipos, pues semánticamente coinciden en la utilización de elementos
con rasgos muy generales. En cualquier caso, la necesidad del
contexto les conferirá su sentido específico.
Así pues, el tipo de construcciones con clítico femenino que
venimos comentando podrían configurar una especie de sintaxis
eufemística del español. Pero, para ello, lo primero que tendríamos
que hacer es probar que siempre hacen referencia a elementos del
ámbito de la interdicción, es decir, no solo a conceptos tabú, sino a
cualquier expresión o forma lingüística que pueda resultar incómoda
o atentar contra la sensibilidad del receptor (Crespo 2007: 45).
Está claro que con el grupo de locuciones que propiciaron este
apartado sobre el eufemismo, me la pela, me la suda, etc., el clítico
hace referencia a un elemento, el miembro viril, que forma parte del
universo de la interdicción. Veamos los distintos grupos de locuciones
que trataremos en el capítulo siguiente para comprobar el posible
carácter eufemístico de las mismas: dormirla, cogerla, agarrarla,
etc., hacen referencia a ‘borrachera’, por tanto, es un elemento
negativo. Pegársela, dársela, etc., hacen referencia al engaño, y a
veces también con posibilidad de burla: se trata, por tanto, de un
ámbito negativo socialmente. Debérsela, pagársela, jurársela, etc.,
refieren venganza o castigo por ofensa: ámbito negativo. Dárselas,
echárselas, etc., significar ‘presumir’, lo cual parece contradecir los
comportamientos corteses y las buenas relaciones sociales. Hacerla,
cagarla, fastidiarla, etc., suponen siempre una acción negativa.
Cascarla, diñarla, espicharla, etc., indican muerte, por tanto, parecen
especialmente apropiadas como elementos eufemísticos. Armarla,
liarla, etc., refieren un conflicto o alboroto, es decir, un elemento
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 25
negativo. Vérselas, tenérselas, tomarla, etc., suponen también
algún tipo de enfrentamiento personal. Arreglárselas, apañárselas,
etc., indican la posibilidad de desenvolverse adecuadamente, pero
siempre en una situación conflictiva, es decir, en un contexto
negativo. Gastarlas o traérselas señalan comportamiento a la vez
que la idea de un cierto peligro en la posible acción. Pirárselas,
guillárselas, etc., no solo señalan desplazamiento, sino en muchas
ocasiones ‘huida’, lo que evidenciaría un contexto negativo, además,
recordemos que las palabras introducidas por grupos sociales cuya
lengua no es la oficial suelen tomar valores peyorativos (Casas, 1986:
169)3. Pasarlas o tragárselas suelen hacer referencia también a
elementos negativos. Cantarlas, pelárselas, etc., remiten a acciones
realizadas con poca delicadeza social.
Así pues, parece que unas veces de forma más directa, y otras
más indirecta, todas las locuciones verbales con clítico femenino
podrían vincularse con contextos negativos que pueden resultar
incómodos o atentar contra la sensibilidad del receptor. Si esto
fuera así, sería un procedimiento interesantísimo, pues, como dije
más arriba, indicarían un recurso de sintaxis eufemística. Ahora
bien, no creo que en todas estas construcciones estemos ante un
recurso eufemístico. Y no lo digo porque haya casos en los que
sea difícil demostrar un contexto negativo, como gozarla, pues a
pesar de encontrar posibles contraejemplos seguiría existiendo una
fuerte tendencia a dichos contextos negativos que podrían socavar
las relaciones entre los interlocutores. Considero que, de forma
genérica, las locuciones verbales con clítico femenino no suponen
ningún recurso eufemístico porque no existe intención eufemística
alguna en su empleo. Hemos partido de la definición discursiva del
eufemismo, siguiendo la tradición de Casas, de ahí que no sea posible
decir que un sustituto sea eufemístico, sino que, en un contexto o
situación determinada, tiene un uso eufemístico. Genéricamente
podemos señalar que las locuciones verbales con clítico femenino no
suponen usos eufemísticos, pues no ‘dulcifican’ absolutamente nada.
Consideremos como prueba de ello que muchas de estas expresiones
vendrán clasificadas por la RAE como ‘vulgares’, o ‘coloquiales’,
queriendo reivindicar con ello que en modo alguno están utilizadas
3 Y alguno de estos elementos es gitanismo.
26 José Luis Cifuentes
para ‘suavizar socialmente’ nada. Y no lo digo porque, como
ocurre con muchos eufemismos, con el paso del tiempo se hayan
visto cargados de la realidad tabú y se hayan ‘estigmatizado’
lingüísticamente. Lo digo porque las locuciones verbales con clítico
femenino siempre han estado marcadas socialmente, sea como
vulgares o sea como coloquiales o familiares, lo que se indica con
ello que se rompen las barreras de la distancia, cortesía o respeto.
Supongamos un caso como me la suda. No deja de ser tan
grosero como me suda la polla, no hay, por tanto, uso eufemístico
alguno. Además, el uso eufemístico de los términos genéricos radica
en la imprecisión o ambigüedad de los mismos, pero en las locuciones
verbales con clítico femenino no existe tal ambigüedad, pues hay
precisión según una cierta subjetividad contextual. En ejemplos
como dormirla, cogerla, etc., no hay intención eufemística para
disfrazar verbalmente la situación negativa de una borrachera. Las
expresiones en sí no son corteses, de ahí que puedan ser calificadas
no ya como ‘coloquiales’, sino que se presten a usos peyorativos,
que en modo alguno aminoran la carga negativa de lo designado,
sino que, cuando menos, la ponen de relieve, si no la realzan.
Pegársela, debérsela, cascarla, etc., no suponen uso eufemístico
alguno. De hecho, serían expresiones que, en un discurso cortés,
deberían ser sustituidas por otros elementos más ‘neutros’ social y
lingüísticamente. Todas las locuciones están marcadas socialmente
en una escala que va de lo vulgar a lo familiar o coloquial, pero
nunca neutras en su uso discursivo.
Así pues, las locuciones verbales con clítico femenino no
son usos eufemísticos, a pesar de la aparente generalidad que
otorga el clítico femenino. Además, el hecho de que el clítico no
tenga referente en el contexto sintáctico no quiere decir que la
construcción quede imprecisa o ambigua en su significado, pues
el contexto servirá de marco de interpretación para un significado
claro y preciso de la locución. El clítico de estas locuciones, si bien
sin referente sintáctico, en unos casos estará precisado claramente
según el contexto, y, en otras ocasiones, será la historia de la lengua
la que aclare semánticamente el referente del mismo.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 27
3. Subjetividad, intersubjetividad, pragmatización y construccionali-
zación
Señalaba Graciela Reyes (1995: 35) que interpretar lo que otro
dice es reconocerle una intención comunicativa, y eso es mucho más
que simplemente reconocer el significado de sus palabras. Ello es
particularmente relevante en el caso que nos ocupa, pues la ausencia de
referencia sintáctica para el clítico femenino supone la consideración
obligada del contexto para su interpretación. La subjetividad, por
tanto, es esencial en la significación de las locuciones con clítico
femenino, por cuanto el significado subjetivo o expresivo supone el
reconocimiento por parte del hablante de que algo se aparta de la
norma, de lo esperable (la referencia sintáctica del clítico femenino),
y provoca una manifestación explícita de que esto es así: el valor
contextual o implícito del clítico femenino y del significado de la
locución en su conjunto. El valor expresivo de una unidad lingüística
depende en algunos casos del contexto (Porroche, 2015: 191), es
decir, es resultado de la interacción entre el significado lingüístico de
los elementos y la situación en la que los usamos: el clítico femenino
siempre debe hacer referencia a un elemento nominal explícito del
contexto. Sin embargo, en los casos que vamos a considerar, no existe
tal referencia explícita, sino que está implicada en el valor que adopta
la locución, sea en su significado original, como dormirla, o sea en un
significado derivado, como me la suda.
Stein (1995: 129-130) delimita cinco nociones de subjetividad
y subjetivización: a) una noción general de subjetividad basada
en el análisis de la literatura, y estrechamente relacionada con el
concepto de individualismo, en tanto que expresión de sentimientos
y emociones subjetivas. b) El lenguaje literario, en tanto que vehículo
de expresión de los textos que pertenecen al tipo anterior, puede ser
denominado subjetivo en la medida en que el flujo de pensamientos
representados y los sentimientos comunicados se refieren, en un
sentido amplio, a emociones. c) En la medida en que cualquier uso del
lenguaje contiene una perspectiva del sujeto hablante, la subjetividad,
en un amplio sentido de anclaje lingüístico, es inherente a todos los
usos del lenguaje, y en alguna medida se encuentra codificada en el
sistema lingüístico. d) La subjetivación en el sentido de Traugott es un
28 José Luis Cifuentes
concepto diacrónico, y designa el desarrollo semántico unidireccional
observado en un gran número de procesos de gramaticalización. e)
La subjetividad en el sentido de Langacker es fundamentalmente
un concepto sincrónico, y designa la construcción de referentes o
procesos, más o menos subjetivos/objetivos, que dependen del grado
de implicación del hablante.
3.1. La propuesta de Elisabeth Closs Traugott
Traugott ha desarrollado una teoría del cambio semántico
basada en la noción de subjetivación: un mecanismo semántico-
pragmático a través del cual los significados cambian desde la
descripción objetiva de la situación externa a la expresión de la
perspectiva interna del hablante o la actitud sobre lo que se dice.
Traugott distingue tres distintos componentes semántico-funcionales
en la lengua en el nivel sincrónico (1982: 247-248): el proposicional
(o ideacional), el textual y el expresivo (o interpersonal)4. Mientras
el componente proposicional tiene que ver con los recursos usados
para la descripción del hecho de habla, el dominio textual afecta
a aquellos rasgos que comunican significados que favorecen la
cohesión. El componente expresivo comprende varios fenómenos
de naturaleza subjetiva e intersubjetiva, que traslucen la evaluación
y actitud del hablante hacia la proposición.
Esta hipótesis original de incremento diacrónico en la
expresividad, o subjetividad, va siendo precisada poco a poco
por Traugott. En 1989 reconoce que los cambios semánticos
identificados en los procesos de gramaticalización no se limitan a
la gramaticalización, sino que pertenecen a un conjunto de grandes
tendencias en el cambio semántico que parecen sostener un amplio
conjunto de fenómenos:
Tendencia I (Traugott, 1989: 34): significados basados en la situación
externa descrita > significados basados en la situación interna descrita
(evaluativa/perceptiva/cognitiva). Los cambios de este tipo incluyen
cambios peyorativos, meliorativos, y un número de extensiones
metafóricas desde dominios concretos a abstractos.
Brems & Van de Velde 2014: 130-131): a) la propuesta de Traugott, ya comentada, y que es la
preponderante; b) la propuesta de Verhagen (2005; 2007), establecida en términos de coordinación
cognitiva entre hablante e interlocutor, de forma que, en las construcciones intersubjetivas, el inter-
locutor está más explícitamente como el intérprete activo de las expresiones del hablante: no solo
es un receptor pasivo guiado por el hablante para focalizar un contenido conceptual dado, sino que
es un conceptualizador activo, estando dicha coordinación cognitiva más explícitamente codifica-
da en unas construcciones que en otras; c) la propuesta de Nuyts (2001a; 2001b; 2014), en la que se
refiere a los significados presentados como siendo compartidos entre el asesor y un amplio grupo
de gente, incluyendo comúnmente (pero no necesariamente) al interlocutor. La intersubjetividad
de Traugott se refiere a la semántica de las construcciones, es decir, a los significados codificados.
Las propuestas de Verhagen y Nuyts son más pragmáticas, y se refieren no a los significados en
sí, sino a la representación retórica del significado. Para Nuyts, la intersubjetividad es una herra-
mienta discursiva que capacita al hablante para representar el significado como compartido, más
que como restringido a un hablante. Además, la propuesta de Traugott ha sido desarrollada tanto
en una perspectiva sincrónica como diacrónica, mientras que la propuesta de Verhagen no ha sido
desarrollada diacrónicamente, y la de Nuyts, si bien parece poder darse tanto en diacronía como
sincronía, se ha restringido mucho al dominio de la modalidad y no parece que pueda extenderse
fácilmente a otros dominios lingüísticos.
34 José Luis Cifuentes
que provocan no solo una operación cognitiva sobre la creencia
del interlocutor, sino un cierto acto de habla o comportamiento
que promueve continuidad discursiva o cooperación discursiva; c)
textual, en la que los elementos se orientan específicamente hacia el
gobierno de la interpretación del interlocutor.
En cuanto a la falta de criterios formales para medir la
subjetividad, hay que considerar, según lo que llevamos dicho, que la
subjetivación es un fenómeno gradual (Traugott, 1995: 32): formas
y construcciones que en un principio expresan fundamentalmente
significados concretos, léxicos y objetivos, vienen a desarrollar
a través del uso repetido en contextos sintácticos determinados
funciones más abstractas, pragmáticas, interpersonales y basadas en
el hablante. No obstante, a pesar de la caracterización gradual, la
metodología de la subjetivación (y del cambio semántico en general)
no tiende a reflejar tal gradualidad y más parece basarse en la intuición
del analista (Torres & Schwenter, 2007: 347). Una primera solución
a ello es la de Torres & Schwenter (2007), quienes usan métodos
cuantitativos para comparar la distribución de una unidad simbólica
(forma/significado) a través de diferentes tipos de contexto durante
su trayectoria diacrónica. Esta propuesta tiene al menos dos ventajas
potenciales: permite al analista averiguar el grado de subjetivación
en casos en que los distintos significados de una forma/construcción
no se determinan claramente, y establece un medio para medir el
grado de subjetividad sincrónicamente, y por ello provee una prueba
sincrónica para complementar el análisis diacrónico. Es decir, no se
trata tanto del desarrollo de nuevos significados (cuya delimitación y
distinción a veces no están claras), cuanto de la expansión del rango
funcional de una forma/construcción que manifiesta subjetivación.
Será al establecer esos contextos subjetivos que se puede volver
operativa la subjetivación, y proveer una mayor verificación empírica
para la misma (Torres & Schwenter, 2007: 348).
Una propuesta distinta para el reconocimiento de la naturaleza
gradual de la subjetivación es la de De Smet & Verstraete (2006),
quienes intentan establecer una tipología de diferentes subcategorías
o niveles de subjetividad. A partir del análisis de dos casos, uno
referente a adjetivos actitudinales del neerlandés, y otro referente
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 35
a conjunciones causales del inglés, demuestran que la aparente
similitud de expresiones subjetivas y diacrónicamente subjetivadas
muestran un comportamiento sintáctico divergente, lo cual es
indicador de diferencias subyacentes en la función que puede
describirse en términos de relación con el hablante (2006: 373).
La existencia de tales divergencias formales conduce a De Smet &
Verstraete a distinguir entre tres tipos de subjetividad (2006: 384-
385): a) la subjetividad pragmática, que es inherente al uso de la
lengua e independiente de la semántica de una expresión particular,
y se relaciona con la conceptualización del hablante de la realidad
y sus motivaciones para escoger una expresión frente a otras; b)
subjetividad semántica ideacional, que supone la descripción del
contenido interno al hablante, es decir, la actitud o estado de creencias
subjetivo del hablante respecto de la situación; c) subjetividad
semántica interpersonal, que se refiere a la promulgación de la
posición del hablante respecto del contenido del mensaje y su
interacción con el interlocutor.
3.2. Las propuestas de Langacker y Traugott
El enfrentamiento entre las propuestas de Traugott y Langacker
merece algunos comentarios, especialmente por la trascendencia e
impacto que sus visiones han supuesto. Traugott destaca el papel
de la función: la subjetivización es un proceso por el que una forma
o construcción con una función objetiva pasa a codificar funciones
discursivas basadas en el hablante. El concepto de subjetivación de
Traugott corresponde a una visión pragmática de la subjetividad, y
se basa en el análisis histórico del cambio semántico en contexto.
La definición de Langacker (1990, 1993, 1999) se centra en el papel
de la construcción: la inclusión del hablante o conceptualizador
en la escena, como punto de referencia, hace dicha escena más
subjetiva, siendo definida la subjetivación como un proceso gradual
de atenuación progresiva. La subjetividad viene referida no al
significado inherente de un elemento lingüístico, sino a la manera
en que cierto contenido conceptual es construido por el hablante.
Langacker inicialmente caracterizó la subjetivación como la
reordenación de alguna relación desde el eje objetivo al subjetivo
(1990: 17), pero más tarde la redefinió como un proceso gradual de
atenuación progresiva, en la que una relación objetiva desaparece,
36 José Luis Cifuentes
posibilitando una relación subjetiva que estaba originalmente
inmanente en la objetiva. A diferencia de Traugott, Langacker no
se preocupa por los detalles del proceso de cambio semántico,
ni por los contextos específicos en que el cambio se produce en
primer lugar, pues su preocupación no es desarrollar una teoría de
la gramaticalización, sino una teoría de la gramática basada en una
visión conceptualista de la semántica. Langacker utiliza la distinción
objetivo/subjetivo como una forma adecuada de dar cuenta de las
diferentes maneras en que una entidad puede ser construida dentro de
la escena cognitiva. En la medida en que una entidad funciona como
el sujeto o el objeto de una construcción, se dice que está construida
subjetiva u objetivamente: está construida con subjetividad máxima
cuando permanece “entre bastidores”, implícita, intrínseca a los
múltiples procesos de conceptualización sin ser su objetivo; y está
construida con objetividad máxima cuando es patente y constituye
un foco explícito de atención.
La subjetivación de Langacker es fundamentalmente un
fenómeno sincrónico, caracterizado por la perspectivación de
aquellas construcciones en las que el sujeto de la conceptualización
está implícito. Langacker también concibe la subjetivación como un
fenómeno diacrónico, pero la relación exacta entre perspectivación
sincrónica y cambio diacrónico permanece poco clara. Para Traugott
la subjetivación es un fenómeno exclusivamente diacrónico, y los
datos considerados están altamente contextualizados y siempre de
forma natural, incluso los textos escritos. Mientras para Langacker
la subjetivación es el resultado de la atenuación, concretamente
del sujeto perfilado objetivamente, para Traugott la subjetivación
no se limita a las construcciones que afectan al sujeto sintáctico,
ni se caracteriza por la atenuación, sino todo lo contrario, por un
fortalecimiento y enriquecimiento semántico.
Langacker
Referencia explícita al hablante
Traugott
No relacionado con el Relacionado con el hablante
hablante (subjetivo en Traugott)
mejor en español.
44 José Luis Cifuentes
ciones que no atañen al contenido proposicional de la oración, sino
a la relación de los protagonistas de la enunciación con tal proposi-
ción (Ridruejo 2002: 99). Así pues, las características fundamentales
de la pragmatización serían (Ghomeshi 2013: 6): a) los elementos
pragmatizados expresan una función pragmática o discursiva, y b)
se encuentran fuera de la gramática. La conclusión, por tanto, es que
la necesidad de introducir el término pragmatización es un intento
de preservar los dominios de la gramática y la pragmática como cla-
ramente distintos. Como esto último no es algo que me preocupe, no
lo voy a tener en cuenta, por lo que el término pragmatización no
lo voy a utilizar. De igual forma, la equiparación entre subjetivación
y pragmatización es rechazada por Traugott (2010: 35), por cuanto
entiende que, asumiendo una diferencia estricta entre semántica y
pragmática, la subjetivación no sería pragmatización, sino seman-
tización, al encontrarse el elemento subjetivado codificado conven-
cionalmente. Como tampoco considero una separación estricta entre
semántica y pragmática, no adoptaré este tipo de precisiones11.
Elvira (2010: 191-193) se ha preocupado por señalar las
semejanzas y diferencias entre los procesos de gramaticalización
y pragmatización (fundamentalmente centrado su análisis en los
marcadores discursivos). Así, como puntos comunes señala los
siguientes: a) la descategorización o pérdida total o parcial de las
propiedades morfosintácticas originarias. b) El origen metonímico,
pues surgen a partir de valores discursivos o pragmáticos de carácter
contextual o inferencial que terminan alterando sus funciones
originarias. c) La divergencia, pues el nuevo valor no hace desaparecer
necesariamente el valor original. En cuanto a las diferencias,
señala las siguientes: a) en la pragmatización no suele haber la
erosión fonética habitual de los procesos de gramaticalización. b)
La gramaticalización tiene un origen fundamentalmente léxico,
mientras que la pragmatización tiene ese origen léxico de manera
más esporádica y procedencia más variada. c) La gramaticalización
entendida de un modo amplio, de manera que recubra tanto semántica léxica, como semántica
pragmática e incluso significado enciclopédico y visión de mundo, es una parte integral de la
sintaxis y un disparador fundamental del cambio sintáctico, y por ello no hay cambios sintácticos
puros, en el sentido de que impliquen sólo sintaxis o sólo forma”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 45
origina unidades que se definen en el ámbito oracional (e incluso
morfológico), mientras que la pragmatización da lugar a unidades
discursivas. d) La gramaticalización supone reducción del ámbito
sintáctico de la unidad afectada, mientras que la pragmatización
suele acarrear una ampliación del dominio sintáctico, al sentirse su
efecto en la oración completa y su relación con el entorno discursivo.
e) La gramaticalización produce la coalescencia y la dependencia de
la nueva unidad en relación con el sintagma o estructura oracional
en la que se inserta, en la pragmatización puede incrementarse la
autonomía sintáctica y prosódica del elemento.
Es decir, parece claro que la supuesta pragmatización supone
un tipo diferenciado de gramaticalización, como ya pusimos de
manifiesto al principio del apartado al comentar la subjetivación.
3.6. Construccionalización
Lehman (1995: 406) señaló que la gramaticalización no afecta
solo a una palabra o morfema, sino también al conjunto de la
construcción formada por las relaciones del elemento en cuestión.
Desde el punto de vista de la lingüística histórica, el potencial del
análisis construccional aplicado sistemáticamente al contexto de
los cambios gramaticales ha sido desarrollado en los últimos años
a partir de la Gramática de Construcciones: la idea de que en el
rastreo del cambio de significado de un elemento concreto debemos
referirnos a la secuencia sintagmática entera en la que el elemento
aparece es compatible con la hipótesis construccionista de que las
propias construcciones tienen significados. Señala Company (2016:
522-523) que ya que la sintagmaticidad es inherente al cambio, es
el contexto el ámbito en el que se produce la gramaticalización, y se
refiere a un contexto con la distribución apropiada para que la forma
innovadora se inserte y la gramaticalización prospere. Las formas no
se usan aisladamente, sino en construcción, por ello la construcción
es la unidad de gramaticalización, y la gramaticalización puede ser
entendida como una construccionalización de nuevas construcciones
más esquemáticas.
46 José Luis Cifuentes
La Gramática de Construcciones (GxC) fue diseñada
originalmente como una herramienta para modelar sincrónicamente
el conocimiento lingüístico de los hablantes, más que como una
teoría del cambio lingüístico, y se desarrolló como una reacción
a la lingüística generativa de los 80 y 90, compartiendo algunos
rasgos con otras teoría cognitivas del lenguaje que estaban siendo
desarrolladas en la misma época (Trousdale 2016: 67). La GxC
presenta diversas variantes12, pero podemos sintetizar unos cuantos
planteamientos comunes a todas ellas (Traugott & Trousdale 2013:
3; Barddal & Gildea 2015: 10-11, Traugott 2016: 378):
a) La unidad básica de la gramática es la construcción, que es el
emparejamiento convencional de forma y significado, es decir, un
esquema.
b) Las construcciones no solo se conceptualizan en términos de
estructuras específicas, sino también de conjuntos y esquemas abstractos.
c) La estructura semántica se traduce directamente sobre la estructura
sintáctica superficial, sin derivaciones.
d) Al no ser modular, la sintaxis no es central.
e) El lenguaje, como otros sistemas cognitivos, es una red de nodos y
enlaces entre nodos; las asociaciones entre algunos de estos nodos toman
la forma de jerarquías heredadas (relaciones taxonómicas que capturan
el grado en el que las propiedades de las construcciones de bajo nivel son
predecibles desde las más generales).
f) La variación interlingüística (y dialectal) puede ser considerada de
varias maneras, incluyendo procesos cognitivos de dominio general y
construcciones específicas de la variedad.
g) La estructura lingüística se forma a través del uso de la lengua, de ahí
que el lenguaje en su conjunto sea una red.
utilicen un formalismo riguroso. Se pueden ver al respecto las distintas corrientes sintetizadas en
Hoffmann & Trousdale (2013: 92-188).
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 47
gramatical, es decir, un esquema convencional de la comprensión
de los hablantes. La gramaticalización, a su vez, como fenómeno
inherentemente sintagmático y sensible al contexto, se vincula con
la identificación de cambios en la relación entre forma y función
dentro de un esquema lingüístico particular. En palabras de
Company (2016: 515), podemos decir que las formas de una lengua
nunca cambian solas o aisladas, sino situadas en contexto y ubicadas
en construcciones y distribuciones específicas, es decir, que la
sintagmaticidad es inherente y consustancial al cambio sintáctico,
pues las lenguas cambian porque se usan. Dado que la sintagmaticidad
es inherente al cambio, el contexto es el ámbito en el que se produce
la gramaticalización, un contexto que tiene la distribución adecuada
para que la forma innovadora se inserte y la gramaticalización
prospere: las formas no se emplean aisladas, sino en construcción, la
construcción es la unidad de la gramaticalización, y podríamos decir
que la gramaticalización es una construccionalización de nuevas
construcciones más esquemáticas (Company 2016: 522-523). Hay
una tendencia, pues, en los estudios sobre gramaticalización a
señalar que las unidades a las que la gramaticalización propiamente
se aplica son las construcciones, no los lexemas aislados (Bybee
2003; Himmelmann 2004: 31)13.
Entendemos por construccionalización (Traugott & Trousdale
2013: 22) la creación de combinaciones de signos con significado y
forma nuevos. Dicha construccionalización forma nuevos elementos,
que tienen nueva sintaxis o morfología y un nuevo significado
codificado en la red lingüística de hablantes. Se acompaña también
de cambios en el grado de esquematicidad, productividad y
composicionalidad. La construccionalización de esquemas siempre
resulta de una sucesión de micropasos o microconstrucciones y es
asimismo gradual. Solo los cambios formales o solo los cambios
de significado no pueden constituir construccionalización, aunque
jueguen un papel crucial en el cambio. Debe darse un nuevo
significado y una nueva forma como un tipo nuevo en el sistema,
13 La construccionalización no es simplemente la redenominación de la gramaticalización
dentro del modelo de la Gramática de Construcciones. Sobre las similitudes y diferencias entre
cambio construccional y gramaticalización vid. Gisborne & Pattern (2011) y Trousdale (2014).
48 José Luis Cifuentes
es decir, como un emparejamiento convencionalizado de forma y
significado, no, por tanto, una mera innovación individual.
Hay que diferenciar la construccionalización de los cambios
construccionales, que son cambios que afectan a una dimensión
interna de una construcción (Traugott & Trousdale 2013: 26), es decir,
son cambios que afectan a rasgos individuales de una construcción,
sea en su significado o en su forma. Dichos cambios afectan solo
a las microconstrucciones. El cambio procede mediante pequeños
pasos: comienza con microinnovaciones en el nivel del constructo
o expresión ejemplar, y puede considerarse cambio solo cuando la
innovación se ha convencionalizado. Al ser el cambio paulatino, paso
a paso, el cambio construccional incorpora nociones de gradualidad
(diacrónica) y gradación léxico-gramatical (sincrónica).
Es obvio que no hay cambio sin innovación y propagación.
Los micropasos en el proceso del cambio incluyen (no de forma
limitadora) (Traugott & Trousdale 2013: 91-92): a) innovación: el
interlocutor interpreta un constructo y lo analiza de forma que no
coincide con el análisis del hablante. b) El interlocutor, que ha (re)
analizado este constructo, y creado un tenue lazo entre el constructo
y una nueva parte de la red construccional, reutiliza el constructo
con el nuevo significado o de forma distribucionalmente diferente.
c) En la medida en que otros usuarios utilizan procesos similares
la convencionalización comienza. Tales procesos normalmente
suponen la asociación de una inferencia invitada (vid. nota 7) desde
un constructo con la semántica de una construcción ya existente en
la red construccional, la preferencia a usar parte del constructo en
una distribución particular, o la repetición de parte de un constructo.
Como resultado de asociaciones repetidas, los hablantes acuerdan
una relación convencional entre la forma original y un nuevo
significado, lo que conduce a confusiones entre la morfosintaxis
de la construcción original y los nuevos constructos. Debido a la
convencionalización es posible decir que un cambio construccional
ha ocurrido, pero todavía no es un nuevo nodo en la red. d) Por
ello, solo se puede decir que la construccionalización se ha
producido cuando los reanálisis morfosintácitcos y semánticos
que surgen en el paso (c) son compartidos por el conjunto de
hablantes en una nueva unidad simbólica convencional, por ello,
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 49
una nueva microconstrucción (un nuevo tipo nodo) ha sido creada.
e) Las construcciones tipo pueden expandirse y reorganizarse en
subesquemas, es decir, después de la construccionalización, pueden
darse nuevos cambios construccionales. f) Por último, pueden
producirse otros cambios, como la expansión de colocaciones, la
reducción de la forma debido a la frecuencia de uso del ejemplar, o
la obsolescencia de los tipos de construcción por el decrecimiento
de uso.
Productividad, esquematicidad y composicionalidad se ven
afectadas por la construccionalización (Traugott 2015: 56)14. El
cambio en la productividad concierne al desarrollo de nuevas
construcciones tipo basadas en esquemas estructurales existentes. El
cambio en la esquematicidad supone un incremento o decrecimiento
en la abstracción formal y semántica, y la creación u obsolescencia
de subesquemas. Los cambios en la composicionalidad afectan al
grado en que el significado y estructura de las partes son accesibles
(Trousdale 2014: 564-570).
Fried (2013: 434) simplifica en tres los ingredientes básicos
de la construccionalización: a) el entorno inmediato en el que una
forma se encuentra en el discurso: el cotexto; b) la atracción y ajuste
parcial a otro esquema ya existente, a través de la analogía; c) la
retracción ejercida por el significado original. La propiedad b) es
relevante para dar cuenta de la disponibilidad de nuevas inferencias,
y el factor c) no solo constribuye a formar una polisemia en la que el
antiguo significado mantiene su presencia, sino que también puede
limitar la medida en que un cambio potencial pueden progresar hasta
completarse. Desde el punto de vista del dominio del cambio, Fried
considera necesaria la noción de construcción en dos sentidos: 1)
como fuente de motivación analógica, y 2) como punto final del
proceso de gramaticalización.
14 La esquematicidad tiene que ver con el alcance construccional, es decir, cómo de generales
propiado”. Itkonen (2005: 67-76) debate críticamente las objeciones a la analogía en GU.
52 José Luis Cifuentes
sencia de rasgos semánticos o funcionales comunes entre los elementos
que experimentan la influencia formal. En palabras de Itkonen (2005:
13), la analogía es relativa a un contexto de uso. Fischer (2010) va un
paso más allá y señala que la analogía se basa tanto en la forma como
en el significado, constituyendo un principio cognitivo fundamental que
juega un papel primordial en la adquisición del lenguaje, y también en
el cambio. Ya que la teoría de la gramaticalización constituye un mode-
lo explicativo del cambio lingüístico, se debe concluir que la analogía
debe jugar un papel importante en la gramaticalización. Pero la ana-
logía no se restringe a la extensión analógica, es decir, un mecanismo
formal que habitualmente se reconoce como uno de los factores que
intervienen en la gramaticalización, la analogía también motiva el cam-
bio lingüístico (Fischer 2010: 182). Por medio de la analogía podemos
cambiar estructuras y los contenidos de paradigmas, pero es también la
analogía la que ocasiona que podamos construir tipos abstractos o es-
quemas, es decir, la analogía puede afectar tanto a la forma como al sig-
nificado, por tanto, el proceso analógico solo puede ser explicado desde
las formas y los significados que las estructuras análogas tienen para
los hablantes dentro de su sistema sincrónico de gramática y dentro de
su situación comunicativa, pero es la analogía misma, junto con la fre-
cuencia, la que ha ayudado a construir este sistema (Fischer 2008: 368).
Partiendo de la propuesta de Fischer, Traugott & Trousdale (2013)
han diferenciado entre el mecanismo de la analogía, que denominan
analogización, y el pensamiento analógico, para evitar la ambigüedad
entre el mecanismo del cambio y la motivación del mismo. El pensa-
miento analógico puede o no resultar en cambio, sin embargo, la ana-
logización es un mecanismo de cambio que incide en similitudes que
antes no existían. La analogización supone la asignación de un nuevo
significado o forma, es decir, un cambio construccional, y por ello im-
plica reanálisis. El pensamiento analógico es un importante factor en
el incremento de la productividad o esquematicidad. Por medio de la
analogía podemos cambiar construcciones, pero es también la analogía,
como pensamiento analógico, la que ocasiona construir tipos o esque-
mas más abstractos, como principio cognitivo en la mente del hablante.
La capacidad de combinar cosas y categorizar supone pensamiento ana-
lógico. El pensamiento analógico y el razonamiento preceden a muchos
cambios, en tanto que supone el reconocimiento por parte del hablante
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 53
de las similitudes entre dos construcciones. Es por ello por lo que he-
mos señalado que es una motivación para muchos cambios, pero no
constituye cambio o innovación alguna, es una condición previa para
el cambio.
Comenta Elvira (2010: 125) que el efecto de la analogía en la gra-
maticalización puede producirse, al menos, de dos maneras diferentes:
puede afectar a rasgos del comportamiento del elemento que se grama-
ticaliza (por ejemplo, el futuro en las lenguas románicas no mantuvo el
orden auxiliar + auxiliado propio de las perífrasis, y ello pudo deberse
a la presión analógica del sistema verbal, que integraba las desinencias
y favoreció el orden pospuesto del morfema de futuro), y puede fo-
mentar el incremento de la productividad del esquema en el que se ha
producido la gramaticalización, al verse atraídos por la nueva estructu-
ra elementos similares, dando lugar a la atracción de nuevas unidades
que enriquecen el paradigma de la nueva construcción, o dando lugar
al aumento en cantidad y calidad de los elementos que se integran en
la nueva construcción (por ejemplo, la extensión del auxiliar haber en
español, que en un principio solo se combinaba con verbos dinámicos
y activos, y con el paso del tiempo esa restricción se debilitó, combi-
nándose con todo tipo de verbos). Este es un interesante debate (Booij
2010: 89): saber si la formación de nuevos elementos puede considerar-
se analogía, o es resultado de la utilización de esquemas simbólicos que
generalizan conjuntos de elementos. Para los neogramáticos, la analo-
gía era un proceso de regularización de irregularidades en la gramática,
para la teoría de la gramaticalización podía entenderse como una regla
de generalización, sin embargo, en modelos como los de Fischer, la
analogía es un proceso cognitivo que juega un papel tanto en la evolu-
ción del lenguaje como en el aprendizaje lingüístico, y, por ello, tam-
bién en el cambio lingüístico: la analogía afecta a la relación hablante
-oyente y está profundamente enraizada en las situaciones comunicati-
vas, por ello que pueda basarse tanto en elementos concretos como en
esquemas más abstractos (Ramat–Mauri & Molinelli 2013: 8-9). En los
modelos analógicos, los elementos existentes funcionan como ejemplos
para dar lugar a nuevos elementos; en los modelos basados en esque-
mas, los elementos se forman según esquemas abstractos. Ahora bien,
los dos modelos no son excluyentes, pueden coexistir (Booij 2010: 91).
Es más, la analogía a menudo da lugar a series productivas (Mattiello
54 José Luis Cifuentes
2017: 8). Mattiello distingue (en un recorrido gradual) entre analogía
de superficie, es decir, la analogía en el sentido tradicional de mecanis-
mo local, donde el modelo se restringe a un elemento concreto, con un
alto grado de similitud entre los elementos afectados en la comparación
analógica, y la productividad muy limitada del proceso, y analogía vía
esquema, donde una serie de elementos comparten la misma formación,
o un grupo de elementos comparten la misma base de formación (2017:
64-74), es más, la analogía puede ser el primer paso para el desarrollo
de un esquema. Reiner (2013) resume adecuadamente el enfrentamien-
to entre la visión de la analogía según un modelo único y según una
regla plenamente productiva, siendo dos extremos de un continuo gra-
dual, lo cual no quiere decir, evidentemente, que todo pueda reducirse
a analogía, pero sí nos parece muy importante, especialmente para lo
que va a ser objetivo de nuestro trabajo, las construcciones con clítico
femenino, el reconocimiento de la productividad analógica, a través de
modelos esquemáticos abstractos en distintos niveles.
4. Conclusiones
Hemos partido de la consideración fraseológica de las
locuciones con clítico femenino lexicalizado. Ahora bien, y como
veremos en el capítulo siguiente, el número y creatividad de las
mismas las hace merecedoras de un análisis construccional propio.
Tras descartar su consideración como elementos eufemísticos, a pesar
de las similitudes que pudiera haber con los elementos genéricos,
fundamentalmente por carecer de intención eufemística, y ya que
ninguna descripción es posible sin un modelo teórico, consideramos
que el marco adecuado en el que deben tratarse las construcciones
con clítico femenino lexicalizado es la teoría de la subjetivación,
constituyendo un caso de construccionalización en el que, en muchas
ocasiones, la analogía (no solo individual, sino también esquemática)
será determinante para las mismas. En el próximo capítulo, vamos
a trazar un recorrido histórico por las distintas construcciones con
clítico femenino para dar cuenta del origen de las mismas.
CONSTRUCCIONES CON CLÍTICO FEMENINO
LEXICALIZADO
se dá a entender que alguno engaña à otro, ò le quiere engañar”. La forma hacerla aparece en la
edición de 1832: “fr. con que se significa que alguno faltó á lo que debía, á sus obligaciones ó al
concepto que se tenía hecho de él”.
Vocabulario de refranes y frases proverbiales.
Ahora voy a hacer una que sea sonada, 1926 Unamuno, Miguel de:
Epistolario.
Las mujeres tendremos que hacer alguna muy sonada... pasear por las
calles en un palo mondongos de Ministros... 1903 Pérez Galdós, Benito:
Los duendes de la Camarilla.
Pues ten cuidado y cógete un buen abogado, a ver si te va a hacer alguna
. –ORAL.
sión para lograr lo que se pretende”. Sustituida en la edición de 1970 por “la mía. loc.
fam. con que se indica que ha llegado la ocasión favorable a la persona de que se trata”.
27 La RAE la incorpora en la edición de 1970: “loc. fam. con que se indica que ha
“Phrase adverb. con que se pondera que una cosa es mui grande entre las que re-
gularmente son pequeñas; o al contrario, que es mui pequeña entre las que debian ser
grandes: y assí se dice, Un huevo como un puño, Un aposento como un puño. En el
primer sentido se dice translaticiamente de las cosas immateriales: como Mentíra como
un puño. Latín. Ut pugnus. QUEV. Mus. 5. Xac. 10”.
34 También hemos encontrado algún ejemplo aislado de puño en plural:
clítico femenino:
y el salir de sus casillas jugando de puño, era á más no poder, forzado ya de las ma-
las palabras de la que escogió por su esposa y compañera; 1624 Alcalá Yáñez y Ribera,
Jerónimo: El donado hablador Alonso, mozo de muchos amos.
70 José Luis Cifuentes
podemos decir se la llevaba de codillo, pues á vista y sentir de todos
veíamos que iba perdida. 1659–1664 Anónimo: Noticias de la Corte.
en todo se le conocen / las mañas de perro viejo / ¡Chis! Aunque me lleva
algunos años, he de ver si puedo pegársela de codillo. 1762 Cruz, Ramón
de la: El Tío Felipe.
ya es inevitable que pierda el juego de codillo, 1859 Pravia, Carlos de:
Manual de juegos.
Hay que tener en cuenta que con este verbo, joder, son muy
habituales los significados transitivos, de ahí que pueda ser común
encontrarnos con construcciones en las que no hay locución alguna,
sino que el clítico femenino tiene referente sintáctico:
cómprate una vela preparada. Oye, y lo tienes con otras historias, ¿no? ,
sí. ¿Sí? Ahora te lo paso todo . . ¡Qué tocha, tío! Es que es tocha tocha.
Ten cuidado no no me la jodas, tío, que puede sufrir ORAL.
y no la podía ver sin recordar la escena del patio. Mil veces planeaba una
venganza, pensaba en joderla de alguna manera. 2003 EFÍMERO.
38 no fíe vuesa merced su hermoso color a Matiz, porque sabe vuesa merced que lo
pifiará. 1789 Mutis, José: Cartas.
Vicandi, que había comenzado pifiando, 1909 Chiqui Sport vasco [El Liberal, 16
de abril de 1909].
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 77
coloq. Manchar, deslucir, echar a perder algo”. Es decir, si cagas
algo, echas a perder ese algo, lo estropeas, en tanto que lo cagado
es algo ‘estropeado por deshechable’. La imagen metafórica es algo
sucia, pero es muy expresiva. Además, metafóricamente también
existe la idea de que un error es una cagada39. Prácticamente son
simultáneas las construcciones hacer una cagada y cagarla, en tanto
‘cometer un error’,
“Ya la cagué”, pensó el pobre Lastarria 1970 Bryce Echenique, Alfredo:
Un mundo para Julius.
Lastarria llegó con impecable príncipe de Gales y la cagó porque los
demás señores vestían de oscuro. 1970 Bryce Echenique, Alfredo: Un
mundo para Julius.
Eso sí, cuando la cague, ¿le podríamos llamar a usted para que nos saque
del lío?”. 2001 VV.AA.: El club de la Comedia Presenta Ventajas de ser
incompetente.
¡No jodan! ¡Que si Galíndez las mando acá, es porqué hicieron alguna
gran cagada. 1975 Pavlovsky, Eduardo: El señor Galíndez.
¡Tengo miedo de hacer una cagada, ayúdenme, por favor!». 2000
Maradona, Diego Armando: Yo soy el Diego.
tado para la locución, tiene un significado idéntico a jorobar: “5. tr. malson. Molestar o
fastidiar a alguien. U. t. c. intr.”
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 79
Fastidiar
XX (1970)–
Fastidiarla Hacerla
actualidad
Pringarla, joderla
XX
Jorobar
Jorobarla Valor eufemístico
(1972)-actualidad
Joderla
Jeringar
Jeringarla Actualidad Jorobarla
Joderla
2. Guardársela, pagársela, debérsela, jurársela,
ganársela y cargársela
2.1. Guardarla. RAE: “1. loc. verb. coloq. Aplazar para tiempo
oportuno la venganza, castigo, despique o desahogo de una ofensa
o culpa”. Este significado está desde muy antiguo, tanto que incluso
Correas y Covarrubias lo explican43:
Guardarse vale recatarse de lo que le puede acarrear a un hombre
daño, como guardarse de su enemigo, guardarse del Sol, del frio, etc.
Guardarsela a uno, es conservar en la memoria la injuria, disimulando
para quando aya tiempo y lugar de venganza. Covarrubias, Sebastián de:
Tesoro de la Lengua Castellana o Española, 1611
Ke si se dizen faltas de otros, no las olvidan los ke las oien, ni al ke tokan;
desto ai muchas esperienzias kon agravio de muchos. Tanbién, ke se la
guardan al ke ofendió hablando, i le viene mal por ello. 1627 Correas,
Gonzalo: Vocabulario de refranes y frases proverbiales.
“Guardarla, ó guardársela á alguno. f. met. y fam. Diferir para tiempo oportuno la ven-
ganza, castigo, despique, ó desahogo de alguna cosa”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 83
de toda Sevilla, si no de los agraviados, que se la guardaron a Sarabia,
1692 Castillo Solórzano, Alonso de: La niña de los embustes, Teresa de
Manzanares.
expr. fam. Sufrir el culpable su condigno castigo ó la venganza de que se hizo más ó
ménos merecedor. Muchas veces se usa en són de amenaza, diciendo, por ejemplo:
84 José Luis Cifuentes
también recoge repetidas veces la expresión y señala que se trata de
un dicho antiguo. El verbo pagar no tiene cambios de significado
propios de la locución:
“El me lo pagará”. Este refrán se dize del que hizo alguna afrenta a otro y
se huyó. El afrontado dize can noyácauh; quiere dezir “no se me escapará
que no me la pague.” 1576–1577 Sahagún, Fray Bernardino de: Historia
general de las cosas de Nueva España.
Nuestro buen maestro Antonio de Lebrija dice que la palabra latina
vendicare quiere decir devengar para sí, que es como tirar de algo
hacia sí, como lo que se debe por paga o por derecho, según decimos
que tiramos gajes del rey; y también dice el Nebrisense que significa
defender libertad o nobleza. De aquí viene la palabra devengar o vengar,
pagándose alguno la injuria que otro le ha hecho, porque la injuria es
deuda; y los que, dándose por injuriados de otros, los amenazan, les
dicen: “Vos me la pagaréis.” 1589 Pineda, Juan de: Diálogos familiares
de la agricultura cristiana.
Solamente añadiré una frase mui particular, aunque vaia rrepetida del
articulo rrelativo las, porque mexor se entienda: Hablase con él ausoluta
i sustantivamente, solo ú aconpañado de un adxetivo, sin desear suplirse
con él nonbre ninguno sustantivo, como diziendo: él me las pagará,
amenazando que se á de tomar castigo 1625 Correas, Gonzalo: Arte de la
lengua española castellana.
No me la hizo ensalada ke no me la pagase. Kiere dezir ke bevió sienpre
tras la ensalada. Alude al dicho antiguo: “Nadie se la hizo ke no se la
pagase”; “Nadie me la fizo ke no me la pagase”. 1627 Correas, Gonzalo:
Vocabulario de refranes y frases proverbiales.
Soi tuerto i tundidor, i más de Kórdova, i nazido en el Potro, i pasé por
Xerez, i estuve en Uklés, i tuve la Paskua en Karmona, i ninguno me
la hizo ke no me la pagase kon las setenas. 1627 Correas, Gonzalo:
Vocabulario de refranes y frases proverbiales.
A Dios nadie se la haze ke no se la page. 1627 Correas, Gonzalo:
Vocabulario de refranes y frases proverbiales.
me la pagarás, me las has de pagar”. Si bien, la expresión pagarla doble está presente
desde la edición 1780: “f. Pagar doble el castigo que se merecia, por haberle huido la
primera vez”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 85
Así pues, en el siglo XVI ya hay conciencia de la fijación de la
locución. Un aspecto muy interesante de esta construcción es que
encontramos muchos usos en los que hay presencia de un referente
nominal. De hecho, hay convivencia entre usos con referente y usos
ya gramaticalizados, sin referente. Otro aspecto interesante es la
variedad de formas que presenta la construcción: singular y plural,
con dativo y sin él. Es decir, y variaciones aparte, encontramos
hasta los siglos XVI y XVII construcciones en las que el uso está
gramaticalizado, sin referente, y sin gramaticalizar, con referente:
Con referente:
Aquesta buena obra e las que más había hecho el Almirante a Diego
Velázquez, se las pagó desta manera. 1535 –1557 Fernández de Oviedo,
Gonzalo: Historia general y natural de las Indias.
Bien puedo yo morir, pero tus penas De pagármelas han con las septenas.”
1589 Castellanos, Juan de: Elegías de varones ilustres de Indias.
que otras cosas semejantes podrían hazer sin pagarlas. 1528 Pérez de
Oliva, Fernán: Historia de la inuención de las Yndias.
tantas mercedes, he de pagarlas despues, por las agenas. 1639 Malvezzi,
Virgilio: Traducción de La libra.
porque tiene presente su trayción el alma mia y pagarla, en servirle, me
conviene. 1604–1612 Vega Carpio, Lope de: El alcalde mayor.
Pues di, si a quien tus culpas ofenden es Dios, y por esta parte la ofensa
que se comete es infinita, ¿no ves que nadie pagarla puede? 1628 Pérez
de Montalbán, Juan: El Polifemo.
Sin referente:
FRANCISCO No curéis que vos me la pagaréis. MATHÍA No riñáis,
por vuestra vida 1517 Torres Naharro, Bartolomé de: Comedia Tinellaria
[Propaladia].
Si yo algo he remediado –dixo Filestra– es porque lo devo del mucho
amor que, señor, os tengo. E para más pagarla, é querido nunca de os
servir me apartar. 1526 Anónimo: Polindo.
No curéis, por ésta que la paguéis, doña çuzia, lagañosa. 1528 Huete,
Jaime de: Comedia Tesorina.
86 José Luis Cifuentes
Con otras mejores oraciones que las mías la pagaré, 1589 Pineda, Juan
de: Diálogos familiares de la agricultura cristiana.
si bien los flamencos se las pagaban, 1604–1618 Sandoval, Fray
Prudencio de: Historia de la vida y hechos del Emperador Carlos V.
Quiso pues el sangriento enemigo que se las pagasse en la misma
moneda. 1605 Sigüenza, Fray José: Tercera parte de la Historia de la
orden de San Jerónimo.
Pero no seré yo quien soy –dije callando– o me las pagaréis por junto
como el perro los palos. 1604 González, Gregorio: El guitón.
45 Podría ser factible la concordancia con maldad, pero me parece más plausible
un uso ya gramaticalizado.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 89
parte de la vida de Guzmán de Alfarache.
Muchos días has servido á su Majestad con esas plazas, especialmente la
Mamora (en quien están heridos los que están por nacer), y de nuevo te
la debe cada día. 1629 Espinosa, Pedro: Panegírico al señor don Alonso
Pérez de Guzmán el Bueno.
“f. Amenazarle, formando con el dedo entre las cejas un modo de cruz, como para hacer
juramento”.
92 José Luis Cifuentes
cual no me dio poco gusto, porque demás de que yo se las había jurado,
toda mi vida tuve inquina 1605 López de Úbeda, Francisco: La pícara
Justina.
porque con el enojo de los tocados se las juró a un pichel, 1605 López de
Úbeda, Francisco: La pícara Justina.
Con que quedó muda Y hecha una rosa. Ella se las jura Y ordena tal burla
Cual verás abajo, 1605 López de Úbeda, Francisco: La pícara Justina.
aunque solo hay dos casos documentados en el CORDE, y del mismo autor, siendo mu-
chos más los testimonios con el clítico singular, tanto en el CORDE como en el CREA:
Se las tenía juradas. Y se las tendría juradas para que se enterase el obispo. 1921
Miró, Gabriel: Nuestro Padre San Daniel. Novela de capellanes y devotos.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 93
Otras veces miraba al jansenismo con arroba y media de ceño, como
quien se las juraba por los falsos testimonios que le levanta, 1787 Isla,
José Francisco de: Descripción de la máscara o mojiganga.
y nos las juraba con unos gestos que Dios nos libre... 1836 Mesonero
Romanos, Ramón de: Escenas de 1836.
Mientras los demas colegiales lloraban, pataleaba y se las juraban al
dómine, 1872–1878 Coello, Carlos: Cuentos inverosímiles.
Pero su infame estrella se la había jurado: a los tres meses cambió la
situación política, y mi Rubín cesante. 1885–1887 Pérez Galdós, Benito:
Fortunata y Jacinta.
los Barros me la juraron. 1972 Puig, Manuel: Boquitas pintadas.
48 Y así, por aquesto agravio, / Se la tenia jurada / De destruirle las tierras, 1619
U. t. c. prnl.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 95
Este significado del verbo ganar con dativo concordado y un
elemento negativo como adquisición, en muchas ocasiones violento,
se hace muy común en la época actual. De hecho, en el CREA
encontramos muchos ejemplos al respecto, pudiendo ser lo ganado
una hostia (2) (1980), una bofetada (1982), una soberana paliza
(1982), una buena rechifla (1991), una reprimenda (1991), una
bronca (1994), una curiosidad pecaminosa (1995), una reputación
de egoísta (1995), una injusta reputación (1996), una cornada
(1997), una exagerada fama de figurín (2000), esa cuchillada
traidora (2000), una tanda de hostias (2000), una regañina (2001),
una demanda costeña (2002), una madriza de muerte (2002), una
bronca de campeonato (2003), etc. Por tanto, el significado de ganar
en tanto ‘adquirir’ puede ampliarse a ‘ganar algo negativo’, y ello
está atestiguado en el CORDE desde la segunda mitad del XIX.
Los primeros usos de la locución datan de principios del siglo XX,
y en ellos el clítico femenino señala una referencia semántica, no
sintáctica, con algún tipo de elemento negativo como castigo para el
propio sujeto, que es quien recibe la acción.
Así pues, la relación analógica con construcciones como
pagársela, debérsela y jurársela especialmente, parece estar en la
base de la creación de la locución. Ello es debido a que la mala
acción (hacerla) cometida por el sujeto puede convertirse en una
deuda, afrenta (pagársela, debérsela) no compensada y, por tanto,
merecedora de venganza (jurársela), siendo el castigo dado con la
locución ganársela un paso más en dicho continuo.
En el siglo XVII (y no en otro momento histórico) hemos
encontrado en el CORDE algunos usos de una construcción
fosilizada con ganar parecida a la anterior:
he querido, viendo tan dormidos a tantos, tomar la pluma por ellos,
aunque menos obligado al común parecer, en razón de mi profesión; mas
al mío, ninguno me la gana. 1604 Alemán, Mateo: Segunda parte de la
vida de Guzmán de Alfarache.
Desta manera se pierden los negocios, porque no pudo éste quedar tan
enterado en lo que te trataron, como el propio que se desveló muchas
noches, acudiendo a las objeciones de contra y favoreciendo las de pro.
¡Buen provecho les haga! En eso me la ganen, que no les arriendo la
96 José Luis Cifuentes
ganancia. 1604 Alemán, Mateo: Segunda parte de la vida de Guzmán de
Alfarache.
Despedaçar podrás mi cuerpo en vano pero, aunque flácó, débil y
desnudo, en ánimo y esfuerço te la gano 1605 Rey de Artieda, Andrés de:
Discursos, epístolas y epigramas de Artemidoro.
Hipomenes Mi brío incitan lozano esos que a no irse por pies me la
ganaran por mano. 1616 Ovando, Gaspar de: La Atalanta. Comedia en
tres jornadas.
Mas a lo cerca veo tan aventajadamente, que apenas abrá quien me la
gane, e procurado ver con antojos, 1623 Daza de Valdés, Benito: Uso de
los antojos para todo género de vistas.
Paciencia, caballeros, que todo viene a ser una satirilla más o menos, y
eso no hará novedad, porque ya sé que no puede faltar. Mas en eso me
la ganen, porque ya dixe mal de las obras ajenas; 1647–1649 Zayas y
Sotomayor, María de: Desengaños amorosos.
De manera que antes de dos meses se halló, por salir de un cautiverio,
puesta en otro martirio; si bien con la dulzura de las caricias de su esposo,
que hasta en eso, a los principios, no hay quien se la gane a los hombres;
1647–1649 Zayas y Sotomayor, María de: Desengaños amorosos.
Así pues, ante una posible falta o mala acción cometida por el
sujeto, se produce el deslizamiento semántico metonímico a la idea
de castigo, como consecuencia de la misma. El peso semántico que
el sujeto carga es algún tipo de falta o responsabilidad, consecuencia
de la cual es merecedor de castigo. Históricamente es posible
rastrear otros valores de castigo vinculados a cargar, pero los
desconsidero fundamentalmente por tener un sentido agentivo. Me
refiero a lo señalado por el Diccionario de Autoridades (1729) bajo
el lema cargar la mano: “Metaphoricamente. Reprehender áspera
y severamente à alguno, amenazarle, o castigarle con rigór, para
que se corrija y emiende”, uso que se extiende hasta la actualidad
(aunque a partir de la edición de 1803 no vuelva a aparecer) si bien
con el significado de castigo propiamente dicho. Y a la expresión
cargarle á alguno las cabras, presente en la edición de 1803, pero
rastreable en el CORDE varios siglos antes, con el significado de
“Echar la culpa a quien no la tiene”. No considero que cargarla
tenga vinculación directa con estas expresiones, sino directamente
con el verbo cargar a partir de la relación metonímica comentada.
Los primeros usos de la locución acreditados en el CORDE son
de la primera mitad del siglo XX, desarrollándose de forma habitual
desde la segunda mitad hasta la actualidad:
Sergio andará por ahí dentro, ¿verdad? No me digas que no, que hoy te
la cargas. 1932 Jardiel Poncela, Enrique: Usted tiene ojos de mujer fatal.
Pensé: “Se la va a cargar”, porque me pareció que aquello no iba a quedar
así. 1965 Quiroga, Elena: Escribo tu nombre.
98 José Luis Cifuentes
Pero Mortadelo, como es un pillastre, se disfraza y se escabulle. Al final
es Filemón el que se la carga”. 2003 PRENSA El País. El País de las
Tentaciones, 14/02/2003.
Referencia elemento
XV (1497)– Poco
Guardársela negativo
actualidad frecuente
Hacerla
Referencia elemento
XVI (1517)– negativo
Pagársela
actualidad
Hacerla
Referencia elemento
negativo
XVI (1528)–
Debérsela
actualidad Hacerla
Pagársela
XVI (1536)– Hacerla El clítico plural
Jurársela
actualidad Pagársela llega hasta el XIX
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 99
Referencia elemento
XX (1918)– negativo
Ganársela
actualidad Pagársela, debérsela,
jurársela
XX (1932)– Cargar Relación
Cargársela
actualidad Ganársela metonímica
3. Gozarla, correla y mangarla
3.1. Gozarla. La RAE la considera locución: “1. loc. verb. coloq.
Pasarlo bien o disfrutar”, y lo hace desde la edición de 1984. La
motivación del significado de la locución es clara, por cuanto el verbo
gozar está formado a partir del sustantivo gozo, y es algo implicado
en todos sus significados. El problema es el clítico femenino.
El significado sexual de gozar es antiguo. Ya está recogido en
el Diccionario de Autoridades (1734), si bien considerando solo al
hombre como sujeto: “Gozar una muger. Es tener congreso carnal
con ella, consintiendo ella, ò padeciendo violencia”:
Assí que vuestra criada, / si muy bien os la criáys, / bien, señor, os la
gozáys / sin por mí vós daros nada; 1481–1496 Encina, Juan del: Poesías.
Sabed que ay persona que quiere hazer –y harálo, con verdad– que yo
me case con la infanta que la goze a todo my plazer y voluntá. 1492
Anónimo: La corónica de Adramón.
Que le hiziesse oluidar / la memoria de su amiga / que murio sin la gozar
1509 Manuel, Juan: Romance.
ción semántica: “Phrase náutica, que explica padecer tormenta la embarcación, y peli-
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 105
pronominalizarse, y por lo poco habitual del segundo, del que solo
atestiguamos dos ejemplos:
Casamiento pedirán, / si es que te huelen hacienda: / guárdate de ser
marido, / no te corran una fiesta. 1597–1645 Quevedo y Villegas,
Francisco de: Poesías.
Es un cerro pequeño donde los indios acababan de correr la fiesta del
Raymi; 1653 Cobo, Bernabé: Historia del Nuevo Mundo.
grar en ella, o llegar a pique de perderse. Latín. Naufragium facere, vel experiri. MA-
RIAN. Hist. Esp. lib. 3. cap. 20. Desde Malaga se partió para Italia, y se hizo a la vela:
fuele el tiempo contrario y assí corrió fortúna y pereció ahogado en la mar. NIEREMB.
Dictam. gen. Decad. 2. No es tan peligroso correr fortúna en la mar, como tenerla de
assiento en la tierra. HORTENS. Paneg. fol. 236. Lo mismo dixo San Pablo a los nave-
gantes todos, con quien a vista de Malta corrió una recia fortuna”.
52 Esta es una construcción muy habitual que encontramos ya en el siglo XV, y
correr.
106 José Luis Cifuentes
Correr la tierra: Es entrar en el de [ii.615] los enemígos a hacer
hostilidades. Latín. In hostiles fines excurrere. VILLAIZ. Chron. del R.
Don Al. el XI. cap. 115. Y el Rey Don Alonso sintiose mucho de esto,
porque los Moros le corrían la tierra, y se la tomaban. MEND. Guerr. de
Gran. lib. 2. num. 14. Llaman Adalídes en Lengua Castellana a las guias
y cabezas del campo, que entran a correr tierra de enemígos. COLOM.
Guerr. de Fland. lib. 5. Por otra parte la caballería Italiana corría todo el
pais, que llaman Isla de Francia.
bien podrían tener el significado señalado por Correas, en ocasiones resulta dudoso su
valor:
Fulminato ¿Mira que me as rasgado la cuera y quebrado los talabartes y ciérrasme?
Descreo si tal passa. Liberia ¿Quién no se las entendiesse a mi madre? ¿Aun, aun si
havré yo de començarlo oy, que acá está quien no se rogará mucho? 1554 Rodríguez
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 111
primeros usos podría ser el siguiente, en el que observamos
la posibilidad de entender antecedente (cautelas y maldades
artificiosas):
y para esto, por ministros de sus maldades (aunque con especie de bien
y bondad), trabaja con todo su poder de poner personas espirituales,
porque, tomar los malos y de vida depravada fácil cosa sería las cautelas
y maldades artificiosas que para salir con su propósito emprende,
entendérselas y desbaratárselas. 1527–1561 Casas, Fray Bartolomé de
las: Historia de las Indias.
tenderse con alguno ù con alguna cosa: Significa avenirse con ella. Saberla manejar ù
disponer para algún fin, ò para conseguir lo que se desea. Lat. Aliquem pro sua dexteri-
tate rem dirigendam vel componendam accipere”.
56 Encontramos varios ejemplos más de esta construcción en el CORDE (1876,
1890 y 1945), así como en el CREA (1983, 1985), lo que demuestra que, a pesar de la
poca frecuencia de empleo, su uso llega hasta la actualidad. Sin embargo, no se trata
nada más que de una variación de la construcción que originalmente era con el verbo
haber, y que más tarde se hace usual con campanear, avenir, componer y arreglar, es-
pecialmente, aunque ha podido contribuir también a la consolidación de entendérselas
con el significado de ‘desenvolverse bien’:
Allá se las hayan: con pájaro se toman que no es flaco de memoria. 1604 González,
Gregorio: El guitón Onofre.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 113
Buen provecho le haga á quien lo buscare: con su pan se lo coma; y allá
se las entienda. 1811–1813 Alvarado, Fray Francisco: Cartas críticas del
Filósofo Rancio.
luego solicita sus licencias corrientes para confesar, predicar, babear, etc., y allá
se las campanea. 1758 Isla, José Francisco de: Historia del famoso predicador Fray
Gerundio de Campazas.
Yo le entregaré su vale y él allá se las avenga. 1765 Cruz, Ramón de la: El casero
burlado.
ya lo he dicho á D. Lope que allá se las componga con nuestros enemigos 1856
Jover, Nicasio Camilo: Las amarguras de un rey.
Buen provecho te haga y allá te las arregles, que, al cabo, para ti había de ser. 1871
Pereda, José María de: Tipos y paisajes.
114 José Luis Cifuentes
El CORDE también acredita dos usos interesantes dados en
contextos de español americano: la posibilidad de combinarse con
oraciones finales de infinitivo, desarrollando de alguna manera el
significado de ‘desenvolverse bien en una situación difícil’, y un
uso del significado en el que simplemente se señala una relación
marcada por el sintagma preposicional:
Es justo decir que en esta clase de asuntos se las entendían los músicos
magníficamente bien para engañar al Cabildo; 1972 Sas Orchassal,
Andrés: La música en la catedral de Lima durante el virreinato.
Como se las entendería Don Pedro para reemplazar tiples por contraltos,
1972 Sas Orchassal, Andrés: La música en la catedral de Lima durante
el virreinato.
y los arrieros se las entendían a tapojazos, insultos y chiflidos; 1949–
1953 Asturias, Miguel Ángel: Hombres de maíz.
57 Los primeros usos del deíctico local combinado con un pronombre personal
59 También se atestigua en el siglo XIX la variante ahí se las haya: ¡oh!, entonces
mañana mismo a Madrid, y ahí se las haya el buen hombre. 1837–1840 Zorrilla, José:
Poesías.
60 El Diccionario de la Academia recoge la construcción en la edición de 1884:
“locs. fams. que se usan para denotar que uno no quiere tener participación en alguna
cosa ó que se separe del dictamen de otro por tener tal efecto”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 117
3 en el XIX y 3 en el XX61,
es decir, la construcción aparece con
el clítico lo, entra en confluencia con las en el siglo XVII, pero es
lo la construcción predominante, en el XVIII y XIX conviven las
dos variantes, pero es las la que ya en el XVIII empieza a ganar
predilección por los hablantes.
En estos casos primeros con el clítico lo, este es correferencial
semánticamente con alguna acción previa, de la que entonces
se predica una cierta indiferencia. Dicha correferencialidad,
evidentemente, no estará presente en la estructura con las:
Dónde me mandáis que vaya / de mis defectos cativo, / ante quien me
trae vivo, / par Dios, allá se lo haya. 1445–1480 Montoro, Antón de:
Cancionero.
Si se huelga o no, allá se lo haya. 1529 Valdés, Alfonso de: Diálogo de
Mercurio y Carón.
Así pues, parece claro que el origen de las construcción allá se
las haya radica en la estructura allá se lo haya, además de la influencia
que pudiera haber ejercido haberlas con. La razón del cambio de lo a
las, además de suponer el carácter marcado de la construcción, puede
haber venido motivado también por la construcción allá me las den
todas, para expresar, según la RAE, que “no nos importan nada las
desgracias que caen sobre cosas o personas que no nos afectan”, es
decir, una construcción semánticamente equivalente a la anterior. La
construcción allá me las den todas aparece atestiguada en el siglo
XVII y tiene las variantes de combinarse con allá, allí, ansí-así y
ahí, siendo esta última la más habitual62. Hemos acreditado en el
CORDE 16 casos en el siglo XVII, 2 en el XVIII, 26 en el XIX, y
61 Los últimos ejemplos son de principios del siglo XX, pero son reproducción de
textos del XVII, por lo que en realidad debiéramos sumar tres ejemplos más al siglo
XVII y dejar vacío el XX: y que assi libres quiça de su voluntad querran venir a hazerse
mansas, y que si no quisieren alla se lo ayan. 1901 Boronat y Barrachina, Pascual: Los
moriscos españoles y su expulsión.
Allá se lo haya cada uno con su pecado; 1905–1914 Unamuno, Miguel de: Vida de
don Quijote y Sancho.
62 Hemos acreditado en el CORDE 3 ejemplos con allá, 3 ejemplos con allí, y 22
64 Acuden todas las marcas, / y los que trapos les lleuan, / a recebir los Iayanes, /
que ya por el Cerco entran. / Qual con enroscado toldo campaneando de braueza, 1609
Anónimo: Romances de germanía de varios avtores.
65 Y te de mi adorno roxo, con que campanee do quiera: 1609 Anónimo: Romances
los erguidos chapines, 1927–1931 Valle-Inclán, Ramón María del: La corte de los mi-
lagros.
67 campaneándole en el aire largo rato, 1850 Ayguals de Izco, Wenceslao: La Bru-
ja de Madrid.
¿Y le campaneó más de un minuto?... 1850 Ayguals de Izco, Wenceslao: La Bruja
de Madrid.
le campaneó largo rato por el aire. 1850 Ayguals de Izco, Wenceslao: La Bruja de
Madrid.
Y le estuvo campaneando... 1850 Ayguals de Izco, Wenceslao: La Bruja de Madrid.
le campaneó por el aire, etc., etc., 1850 Ayguals de Izco, Wenceslao: La Bruja de
Madrid.
campaneándole en el aire largo rato, 1850 Ayguals de Izco, Wenceslao: La Bruja
de Madrid.
68 Un buey campanea a un incauto, 1966 Goytisolo, Juan: Señas de identidad.
69 Sí: y los hemos dejado colgados, por ahí, de los árboles, en donde se estarán
campaneándose al soplo del aire muchos días, 1953 Rulfo, Juan: El llano en llamas.
120 José Luis Cifuentes
movimiento de una pieza de un motor71. También encontramos algún
ejemplo con el valor de ‘hacer algo de forma ostentosa y llamativa’72,
en relación metafórica con el hacer de las campanas. Un significado
que también es muy común es la idea de ‘comunicar, divulgar
algo’73, en relación metafórica con la finalidad de la acción de las
campanas; e incluso la comunicación llamativa no solo puede ser
sonora, sino también visual74. El último significado que acreditamos
es, evidentemente, el relativo al ‘sonar de las campanas’75, aunque
a veces es usado metafóricamente para señalar, simplemente, la
‘repetición ruidosa de un sonido’76.
procedimientos: uno es hacer la falda más ancha que la cabeza, de modo que entre ajus-
tada en frío y no campanee, 1940–1956 Arias-Paz, Manuel: Manual de Automóviles.
72 me asombraba la exhibición insultante de soberbia feudal que campanea en los
sus miserias servía de toque de atención para las carcajadas. 1970 León, María Teresa
Memoria de la melancolía ESPAÑA 19.Autobiografía Bruguera (Barcelona), 1982
75 Mediaba ya la noche, pues campaneaban las doce con pavorosa campana, 1872
tanque con su torreta abierta y una figura pequeña surgiendo de la abertura, 1951 Barea,
Arturo: La forja de un rebelde.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 121
Como vemos, ninguno de estos significados tiene relación directa
con el significado señalado por la RAE de la construcción allá se las
campanee77: para denotar que quien habla se desliga de la posición
o decisión de otro. Sin embargo, los 6 ejemplos encontrados de la
construcción no señalan ese significado exactamente. El primer
ejemplo que encontramos, además de ‘indiferencia’, señala una cierta
‘vida resuelta y ostentación’ gracias a sus actos de comunicación. La
‘indiferencia’ parece venir dada porque tiene la vida resuelta y, por
ello, al sujeto le importa poco todo lo demás. Además, este uso viene
en presente de indicativo, cuando, habitualmente la construcción
está en subjuntivo, y es el propio sujeto el que realiza la acción:
Y no que, en ordenándose de mila cualquiera teologuillo, luego solicita
sus licencias corrientes para confesar, predicar, babear, etc., y allá se las
campanea. 1758 Isla, José Francisco de: Historia del famoso predicador
Fray Gerundio de Campazas.
78Otras veces, la sangre corre, sube y baja, campanea y me brinca por el cuerpo,
1987 Naranjo, Carmen: El caso.
ocurrió que uno de los toros, tras romanear y campanear a sus anchas a uno de aque-
llos infelices 2001 Ortiz Trixac, Santi: Lances que cambiaron la Fiesta.
79 El Diccionario de la RAE de 1899 remite la construcción a allá se las haya.
81 “1. tr. Concordar, ajustar las partes discordes. U. m. c. prnl. 6. prnl. Ajustarse,
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 123
de ‘desplazamiento’ del verbo, surge el significado de ‘concurrir,
juntarse’, por relación metonímica, y este significado guarda una
relación metafórica con ‘componerse’ o ‘entenderse bien con
alguien o algo’. El significado de ‘componerse’ o ‘entenderse bien
con alguien o algo’ está atestiguado desde muy antiguo:
Los contendedores & los bozeros seyendo en pie razonen; si ellos non
se abinjeren entre ssi, que razonen assentados. 1196 Anónimo: Fuero de
Soria.
Et si el sennor de la ujnna dixiere quelo aplaze & el sennor de la ujnna se
abinjere con el dannador depues que fuere enplazado, de la terçera parte
dela composiçion al ujnnadero. 1196 Anónimo: Fuero de Soria.
Et dalli adelant. que se abiniessen con el. de nueuo. como con su Rey
1270–1284 Alfonso X: Estoria de España.
mandó que se el concejo non se aveniesse con la yglesia en qual manera,
1271–1272 Anónimo: Pesquisas para hacer pleito.
edición de 1770 se recoge allá se lo avenga ó se las avenga. “Fras. fam. con que se dá
á entender que alguno no se quiere mezclar en negocios de otro. Suele decirse tambien
allá se lo avenga Marta con sus pollos”. En la edición de 1884 las vincula con allá se
las haya.
83 En el siglo XVIII acreditamos 7 ejemplos en el CORDE, y 16 ejemplos en el
Bien dice el proverbio nuestro Qu “El que las sabe, las tañe”; 1547
Castillejo, Cristóbal de: Aula de cortesanos.
Pues como dice nuestro adagio español: “Quien las sabe, las tañe”, 1656
Serna, Fray Jacinto de la: Tratado de las supersticiones, idolatrías,
hechicerías, rito.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 127
Dejárame en mi rincón sin acordarse de mí, porque quien las sabe las
tañe i bien se está San Pedro en Roma. 1737 Mayans y Siscar, Gregorio:
Vida de Miguel de Cervantes Saavedra.
Bien dijo el otro, que quien las sabe las tañe, y si al palomar no le falta
cebo, no le faltarán palomas 1876 Pérez Galdós, Benito: Doña Perfecta.
El pan de Alcalá de los Panaderos –quien las sabe, las tañe, dice el refrán–
no tenía rival en el mundo. 1941 Azorín (José Martínez Ruiz): Madrid.
a alguien cuántas son cinco: 1. loc. verb. coloq. Amenazarlo con alguna reprensión o
castigo. 2. loc. verb. coloq. Tratarlo mal.3. loc. verb. coloq. decirle su sentir o algunas
claridades”:
yo les prometo que les he de decir cuántas son cinco 1818 Fernández de Lizardi,
José Joaquín: La Quijotita y su prima.
y no tuve más remedio que decirle cuántas son cinco. 1958 Delibes, Miguel: Diario
de un emigrante.
130 José Luis Cifuentes
Saberlas todas se extiende fundamentalmente en el siglo XIX,
pero en el siglo XX va perdiendo su uso a favor de sabérselas,
que es realmente el elemento predominante en la actualidad89.
La construcción, sin embargo, no aparece en el Diccionario de la
RAE hasta la edición de 1984: “fr. fig. y fam. con que se pondera
la habilidad de alguien para desenvolverse con éxito en las más
diversas circunstancias”90:
Ya se ve, mi compadre las sabe todas, y no es fácil que nadie se la
pegue. 1820–1823 Miñano, Sebastián de: Sátiras y panfletos del Trienio
Constitucional (1820-1823).
Y pues tú las sabes todas, no te quiero decir mas. 1836 Gallardo,
Bartolomé José: El Criticón.
Sinda! rompe tú, que las sabes todas. 1928 Alcalde del Río, Hermilio:
Escenas cántabras (apuntes del natural).
Fue barítono de zarzuela –las sabe todas–, 1961 Aub, Max: La calle de
Valverde.
Pero ahora ya se las sabe todas, y puede con todos, 1952 Díaz-Cañabate,
Antonio: Historia de una tertulia.
significado diferente al que venimos considerando: “f. fam. e irón. con que se nota de
presumido al que no admite las advertencias de los otros. Omniscium esse”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 131
las sabe ya de memoria, lo mismo que a usted. 1895 Pereda, José María
de: Peñas arriba.
innata natural, definido por Nebrija como fuerça interior del ánimo con que muchas
132 José Luis Cifuentes
ingenio’. La construcción es también pronominal desde finales del
siglo XIV, y se atestigua a partir de entonces en todos los siglos
siguientes hasta la actualidad.
Car no es suzia cosa qui confiessa palessament su pobreza, mas peor es
qui no se ingenia de tirarse la pobreza de sobre si, 1384–1396 Fernández
de Heredia, Juan: Traducción de Tucídides.
Si en los principios de mis daños de aquella crueldad que ella con vos
usa, yo con mi Pánfilo usara, la piedad que yo agora procuro de él, él
de mí, con aquella fuerte vida que yo tengo, se ingeniara de aver. 1495
Flores, Juan de: Grimalte y Gradisa.
No hay hombre que no se ingenie. Todos se echan á soñar. 1654–1658
Barrionuevo, Jerónimo de: Avisos.
la hija para tratar bien à su madre, se ingenia como la nieve al agua, y esta
à la nieve; 1730 Moya Torres y Velasco, Francisco: Máximo Manifiesto
universal de los males envejecidos que España padece.
y ella se ingenia para conseguirlo; 1843–1844 Bretón de los Herreros,
Manuel: Opúsculos en prosa.
Cuando era inevitable el encuentro, se ingeniaba para que otras personas
estuviesen presentes. 1952 Casaccia, Gabriel: La Babosa.
ambos se ingeniaron para situar a Gonzalo en el centro. 2001 Chavarría,
Daniel: El rojo en la pluma del loro.
93Este significado pronominal, tan presto a ciertas chanzas irónicas sobre la feli-
cidad prometida y la realidad cumplida, que podrían vincularse semánticamente con la
expresión objeto de análisis, está presente desde inicios del siglo XIV:
Si algunos se prometieren por palabra o por iura que casaran vno con otro sean
tenidos de lo complir. 1313 Anónimo: Fuero Briviesca.
El rey rompe su promesa con doña Costanza y se promete con doña María de Por-
tugal. 1348 Anónimo: Poema de Alfonso Onceno.
94 La primera aparición de la locución en el diccionario de la RAE es en la edi-
quillas. “Refr. que se dice, y reprehende à los que solicitan ocasión para alguna riña ù
discórdia”. Pero la poca frecuencia de su uso, y la distancia en el significado, me permi-
ten desestimar su influencia. De hecho, el refrán solo es recogido por Correas y Hernán
Núñez en su recopilación de refranes (1549), pero no hay más testimonios de su uso
en el CORDE. De igual forma, la locución señalada por la RAE buscarle a alguien las
cosquillas: “1. loc. verb. coloq. Emplear, para impacientarlo, los medios que al efecto
se consideren más a propósito”, se documenta en el CORDE desde el siglo XVIII, pero
no vemos clara su vinculación significativa con la locución buscárselas.
138 José Luis Cifuentes
Tú también puees vivir a gusto en presidio, y buscártelas cuando salgas
de él. 1895 Dicenta, Joaquín: Juan José. Drama en tres actos y en prosa.
Colgadas de las horquillas del ramaje hay unas hoces y unas escopetas
de caza, con que los mozos del lugar, mal avezados al hambre, al hurto
y al riesgo, se las buscan por esos cotos. 1941 León, Ricardo: Cristo en
los infiernos.
Oye, qué bien te las buscas, chola, 1969 Vargas Llosa, Mario:
Conversación en la catedral.
¡Asquerosa! Se las busca haciendo de prostituta señora. 1993 Ruiz,
Andrés: Rosas iluminadas.
cubrir sus necesidades. 2. locs. verbs. coloqs. Intentar lograr algo empleando todos los
medios a su alcance. Lo tienes que traer mañana, así que búscate la vida”.
97 y que por esso salieran de su tierra para buscar la vida en otro lugar do no los
98 Los dichos del loco mézclanse con varajas, e la boca dél busca peleas. 1280
el significado dado:
y las divinales alabanzas con que le cantaban se las componían en versos bien me-
didos, 1589 Pineda, Juan de: Diálogos familiares de la agricultura cristiana.
Un mal poeta era tan confiado, que, para que sus letras se cantasen y llegasen a
noticia de todos, tenía muy a su costa granjeado cierto músico que de sol a sol se las
componía a tres voces, 1596 Rufo, Juan: Las seiscientas apotegmas.
Por qué se las componen las mujeres tanto. 1605 López de Úbeda, Francisco: La
pícara Justina.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 143
de construcciones con clítico similares en cuanto al significado101.
Es particularmente relevante la frecuencia de la locución en
construcción interrogativa introducida por cómo. Evidentemente
hay testimonios de la construcción hasta la actualidad, si bien parece
que el uso va decayendo, pues frente a los más de 70 ejemplos de
componérselas en el CORDE (de los cuales, alrededor de 56 son
del siglo XIX, y unos 18 del siglo XX), solo hemos atestiguado 12
ejemplos en el CREA:
Ahora que los sevillanos se las compongan con él. 1844–1852 Zorrilla,
José: Don Juan Tenorio.
No sabemos cómo se las compuso con el terrible Tribunal de la Fe. 1872
Palma, Ricardo: Tradiciones peruanas.
¿Y cómo se las compuso pal entierro y pa la vela? 1905–1909 Echeverría,
Aquileo J.: Concherías [Concherías y otros poemas].
que como siga así, me voy de casa, y que se las componga como pueda.
1972 Torrente Ballester, Gonzalo: La saga/fuga de J. B.
Lucrecia se las componía muy bien, 1999 González, Eladia: Quién como
Dios.
rias y disciplinales, les dejó á los hombres en libertad de arreglárselas como mejor les
cumpliese. 1842 Lafuente, Modesto: Viajes de fray Gerundio por Francia, Bélgica,
Holanda.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 145
durante el siglo XX hasta la actualidad, prueba de ello es que
encontramos más de 650 ejemplos en el CREA. No es nada extraño
considerar la expansión de la construcción hacia el verbo arreglar
debido a la cercanía de los significados del mismo con el valor de
la construcción (‘ingeniarse para salir de un apuro o algún fin’,
en definitiva, ‘desenvolverse adecuadamente en una situación
conflictiva’). Arreglar tiene los significados, según RAE, de “1.
tr. Reducir o sujetar a regla, ajustar, conformar. U. t. c. prnl. 2. tr.
Componer, ordenar, concertar”. Además, también era muy común
en los siglos XVII, XVIII y XIX, cuando tiende a desaparecer
arreglarse a algo o alguien, en tanto ‘adecuarse o adaptarse a una
situación’103. Particularmente interesante puede resultar el hecho de
que la construcción se usa especialmente para expresar ‘finalidad’,
y en menor medida ‘modo’, especialmente con la expresión (y sus
variantes) como pueda:
que se venga contigo, y que los demás se las arreglen como puedan.”
1876–1880 Zugasti y Sáenz, Julián: El Bandolerismo. Estudio social y
memorias históricas.
No sé cómo se las arregla para mantener aquel familión...” 1884 Pérez
Galdós, Benito: La de Bringas.
y que Marcel se las arreglara como pudiera, 1976 Rolla, Edgardo H.:
Familia y personalidad.
“Siempre se las arregló para que mi padre la escuchara”, 2004 PRENSA
La Tercera, 26/11/2004.
104 La RAE incorpora en su edición de 1884 la locución pintarse uno solo para
una cosa, entendida como frase figurada y familiar con el mismo significado que en la
actualidad, y es en la última edición cuando la amplía a pintárselas.
148 José Luis Cifuentes
ADN se las pintaba muy felices, 1997 PRENSA Los Tiempos.
se las pinta como nadie para dar con programas-revelación. 2004
PRENSA El Diario Vasco, 23/01/2004.
105 Hay que considerar que el verbo viene del italiano maneggiare.
150 José Luis Cifuentes
andar y moverse bien, de passo, trote, galópe, etc.”, y de ahí,
metafóricamente por extensión del significado “gobernar y disponer
alguna cosa con destreza y habilidad”. Este último significado está
en relación metafórica con un valor pronominal también presente
en el Diccionario de Autoridades: ‘moverse sin impedimento en
los miembros’: “y assi del enfermo que está impedido, se dice
que no puede manejarse”. Como vemos, pues, el significado de
‘desenvolverse adecuadamente’, que servirá de base a la locución,
ya está presente en el primer repertorio lexicográfico de la RAE.
La locución, sin embargo, no aparecerá en el diccionario de la
RAE, como frase familiar, hasta la edición de 1984. En el CORDE,
sin embargo, los primeros testimonios son de la segunda mitad del
siglo XIX:
con ánimo de ver cómo se las manejaban esos botarates de la becerra,
1879 Pereda, José María de: Don Gonzalo González de la Gonzalera.
Cincuenta esposas tengo yo y a todas sé manejármelas perfectamente,
1916 Blasco Ibáñez, Vicente: Traducción de Las mil y una noches.
Yo, muy poco, pero ya veremos cómo nos las manejamos para vivir aquí.
1938 Baroja, Pío: Susana y los cazadores de moscas.
¿Pero no dicen que las leyes se hacen para ser violadas? ¿No será que los hijos las
respetarán sólo mientras estemos observándolos?
– Eso dependerá de la forma cómo se las maneje. 1992 Cuauhtémoc Sánchez, Car-
los: Un grito desesperado.
Muchas de las políticas gubernamentales para el sector femenino se diseñan con
esquemas tradicionales, se confunden con políticas de la familia o identifican esta pro-
blemática con lo doméstico y a ello circunscriben el marco de su acción, a pesar de los
esfuerzos de las mujeres para que no se las encuadre en ese papel tradicional. A veces
se las maneja de manera asistencialista 1993 Ramírez Vargas, Luz del Socorro: La crisis
económica y las respuestas de las mujeres.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 151
Porque en el campo, las cosas que se compran para la semana, o los
gastos de la casa, dependen de la mujer como se las maneja. La mujer
es la que guarda el dinero. 1983 Burgos, Elizabeth: Me llamo Rigoberta
Menchú y así me nació la conciencia.
Así pues, según los datos del CORDE y CREA, la locución está
desusada, siendo su periodo de vigencia muy breve. Su nacimiento
viene motivado por la evolución semántica del verbo gobernar, y
dada su similitud con otros verbos como arreglar y componer, parece
adoptar el clítico femenino plural por analogía con los mismos.
do: “Según el dialecto de Aragón, Valéncia y Murcia vale también remiendo, reparo y
composición hecha en alguna cosa”. Y en el Diccionario de la RAE de 1770 se recoge
también la construcción tener buenos ó malos apaños. “fras. fam. que vale tener buena
ó mala disposicion ó habilidad para hacer alguna cosa”.
158 José Luis Cifuentes
para obrar ó hacer apaños en casas y viviendas, 1872 Fuentes y Ponte,
Javier: Murcia que se fue.
apaño. apañar. a. El remiendo ó el acto de remendar lo que está roto. 1872
Fuentes y Ponte, Javier: Murcia que se fue.
do: “v. r. Acomodarse á hacer alguna cosa. Úsase en Castilla la Vieja y Leon”, y en su
edición de 1884 cambia el significado por “r. fam. Darse maña para hacer alguna cosa”.
112 Hay un ejemplo en el siglo XX, pero con el significado de ‘acción y efecto
cia de su uso.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 161
4.18. Olér(se)las. Esta locución no aparece en la RAE, sin
embargo, su uso es bastante habitual a partir del siglo XX. La relación
entre percepción y conocimiento es algo obvio (Fernández Jaén,
2013), de ahí que sea natural encontrar en el significado de oler la
idea de “Conocer o adivinar algo que se juzgaba oculto, barruntarlo”.
Este es el significado que está en la base de la locución que tiene
el significado de ‘enterarse, tener conocimiento’. El Diccionario de
Autoridades (1737) recoge ya este valor y da ejemplos al respecto:
“Significa tambien conocer y percibir alguna cosa, que se juzgaba
oculta. Lat. Odorari. Olfacere. Ambr. Mor. Lib. 7. Cap. 21. Pensaron
que el verlos levantados, y haber olido el exercito que habia juntado,
le habia puesto à Fulvio miedo”.
Uno de los aspectos más interesantes de esta locución es que
suele darse en contextos negativos. Su uso llega hasta la actualidad,
y en contextos de fútbol parece haber una cierta predilección por
esta expresión, pero, curiosamente, sin clítico de dativo:
La semana pasada no conseguimos pa comer y en la antepasada comimos
puros quelites. Hay hambre, padre; usté ni se las huele porque vive bien.
1953 Rulfo, Juan: El llano en llamas.
el corazón tribal tiene sus razones que la razón “pura” de Kant no las
huele, como saben Pascal y Schopenhauer). 1994 PRENSA El Mundo,
22/11/1994.
que la pareja Tiago-Gabi no es la mejor garantía para ganar a un poderoso
farsa, que Griezman en partidos tan defensivos contra El Farsa no las
huele, que El Cholo prefiere competir a un resultado de futbol sala, Blog
comentarios deportivos, El Mundo.es, 12.09.2015, http://www.elmundo.
es/deportes/2015/09/12/55f492f1ca4741f56f8b4596.html
Allá me las
den todas
El 1º uso
sí tiene
Allá se las 1 5 Allá se las
6 relación con
campanee (1758) (1851) haya
campanear.
Los otros no.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 163
Allá se
avengan Desde
mediados
Allá se las 7+2 16
25 Avenir del XIX se
avenga (1764) (1898)
extiende
Allá se las avenirse
haya
Entendér-
Allá se las 3 3 selas con
6
entienda (1811) (1985) Allá se
las X
componer
11 10
Allá se las
21
componga Allá se
(1850) (2000)
las X
Arreglar
3 20 68 27 118
Avenirse
Sabérselas
subjetivación y analogía”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 167
Vanse Teodoro y Leonardo / LEANDRO ¿Royó el cabestro Teodoro? /
JULIO Un amigo le llamó. / ARTANDRO En efeto, las tomó; / no tiene
más ley que un moro. 1598 Vega Carpio, Lope de: La bella malmaridada
o la cortesana.
El segundo es el rufián por cuya cuenta corre que, así como se acaba el
juego, se agarre de las barajas y las tome, para que no vayan a manos
ajenas y se conozca la flor; 1611 Quevedo y Villegas, Francisco de: Vida
de la corte y Capitulaciones matrimoniales.
Villadiego: Viejecito, / yo soy ese Villadiego. / En mis calzas, ¿qué habéis
visto / para decir que las toman / los que huyen? Antes son grillos / unas
calzas atacadas, / y para ir su camino, / no tomallas, quel soltallas / les
fuera mejor adbitrio. 1620 Quevedo y Villegas, Francisco de: Entremés
de los refranes del viejo celoso.
117La RAE incorpora en su primera edición de 1726 las voces afufar y afufarse, y
las califica de ‘vulgar y jocosa’. También incorpora afufolas, o afufelas como locución.
118 Hay un ejemplo de Cortázar en 1963, pero dado el contexto en que se sitúa,
bien podría un caso de ejemplo desusado, más que considerar que su uso llega hasta el
siglo XX:
Oh emperatriz de los farmacéuticos, ten piedad de los afofados, los afrontilados, los
agalbanados y los aforados que se afufan. 1963 Cortázar, Julio: Rayuela.
119 yo os haré que toméis, mal de vuestro grado, las afufas. 1545–1565 Rueda,
123 Covarrubias incluye apeldar, definido como ‘huir, escapándose, por no ser de-
nariamente con el pronombre las, y vale lo mismo que afufarlas”. A partir de la edición
de 1803 desaparece la parte final de la explicación (y vale lo mismo que afufarlas), y
permanece en los distintos diccionarios de la RAE desde entonces, incluida la edición
de 1992.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 173
liar, en tanto ‘atar y asegurar los fardos y cargas con lías’, a través
del ejemplo del Quijote liar las armas sobre Rocinante, acción
que tiene como consecuencia ‘la marcha’. Sería una explicación
similar a la dada en las construcciones liar el hatillo o liar el fardo
que significan ‘huir’ (Iribarren, 1994: 120). Efectivamente es una
posibilidad interesante, sin embargo, extraña un poco la poca
acreditación de ejemplos al respecto con liar. Igual de interesante
puede ser la explicación metonímica a través de las construcciones
liar el petate125 y liar los bártulos126: Iribarren (1994: 39) señala que
la vinculación de liar el petate con ‘morir’ viene motivada por la
contracción nerviosa que suelen realizar muchos moribundos, que
van recogiendo con la punta de los dedos la ropa o colcha de la cama
(como si liaran el petate). Sin embargo, aun sin mencionarlo, deja
abierta otra posibilidad explicativa, y es que, al significar petate el
‘lío de ropas y cama del marinero’, pudiera aludir metonímicamente
al ‘viaje o desplazamiento que se efectúa cada vez que se lía el
petate’. La relación con muerte a través de la metáfora la muerte es
un viaje es obvia.
La construcción liar (o preparar) los bártulos es también muy
atractiva. Bártulo era un famoso jurista medieval, cuyas obras,
llamadas los bártulos, eran comunes entre los estudiantes de los
siglos XVI y XVII. Los estudiantes, al acabar las clases, arreglaban
o liaban sus bártulos, pues se trataba de apuntes sujetos con una
correa. De ‘abandonar la clase’ se puede pasar metafóricamente a
‘irse’, y de ahí, metafóricamente también, a ‘morir’.
Como hipótesis, creo que resultan muy interesantes todas, y
no son excluyentes. En cualquier caso, confirman la necesidad de
una metonimia para explicar el valor de desplazamiento en el verbo
liar. Ahora bien, las propuestas en sí tienen algunos problemas: los
ejemplos con liar las armas son muy pocos, liar el petate aparece
en 1870, con el significado de ‘irse’127, liar los bártulos aparece en
125 RAE: “liar alguien el petate: 1. loc. verb. coloq. Mudar de vivienda, especial-
mente cuando es despedido. 2. loc. verb. coloq. morir (‖ llegar al término de la vida)”.
126 RAE: “coger, o liar, los, mis, tus, etc., bártulos: 1. locs. verbs. coloqs. U. para
quedase sobre la tierra para semilla de pícaros. 1872 Palma, Ricardo: Tradiciones pe-
ruanas.
decidiose el señor obispo a liar los bártulos y volver a España, 1883 Palma, Ricar-
do: Tradiciones peruanas.
129 Quiso una noche desliar el fardo de sus habilidades 1631 Castillo Solórzano,
Alfarache.
131 Además de la explicación dada por Correas al uso:
afufolas, apeldolas, liolas, bololas, tomolas, para dezir que uno huió i se fué. 1625
Correas, Gonzalo: Arte de la lengua española castellana.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 175
Ya que liarlas no puedo, / porque brota la campaña / tantos galgos, esta
hazaña / puede asegurar mi miedo, / pues, entre ellos disfrazado, / tendré
la vida segura / sin seguir yo la locura /de embestir a vn campo armado.
1624 Vergara, Hipólito de: La Virgen de los Reyes.
Ella, viendo el negocio mal parado, / las lio (como dicen los vulgares), /
sin esperar a dares ni tomares; / pies puso en polvorosa, 1630–1655 Polo
de Medina, Salvador Jacinto: Poesía.
Mas el hombre se las había liado; porque así que vio y oyó nombrar a
Pedro Saputo se dio por perdido, y se escurrió y puso pies en polvorosa.
1844 Foz, Braulio: Vida de Pedro Saputo.
que las vueles, 1565 Zúñiga y Sotomayor, Fadrique de: Libro de cetrería de caza de
azor.
135 Los de todo genero de bolateria lleuauan descubiertas cabeças, alas, y pies,
y a no estar en las piguelas del pan, huuieran penetrado el ayre, aunque a muchas las
bolaron, 1623 Almansa y Mendoza, Andrés de: Relación del banquete ofrecido por el
marqués de Astorga.
136 Hubo en días pasados una tempestad tan grande, causada de una huracan tan
furioso, que en Sevilla se llevaba las tejas de los tejados, y las volaba de una calle á otra.
1659–1664 Anónimo: Noticias de la Corte.
137 Pero para conseguir el intento dicho de allanar y romper las montañas, los
hombres pláticos de nuestro tiempo, para evitar tanto gasto y fatiga como era contrastar
a fuerça de braços con las peñas bivas y muy duras, han hallado el uso de las minas de
pólvora para bolarlas, 1592 Collado, Luis: Plática manual de artillería.
138 La primera aparición del verbo en el diccionario de la RAE (siempre bajo la
178 José Luis Cifuentes
ejemplo más, pero con el significado de ‘chiflarse’ (1896). Ya no
acreditamos más usos en el CORDE, y dos más en el CREA139, lo
que deja constancia de la poca frecuencia de su uso:
los palatunós se guillaron (22) Marcharon. desmotados, 1876–1880
Zugasti y Sáenz, Julián: El Bandolerismo. Estudio social y memorias
históricas.
los imbéciles tan pronto piensan en francés, como se guillan y se vuelven
anglófilos... 1897 Pardo Bazán, Emilia: El niño de Guzmán.
Lo que sí encontramos de forma más habitual es el participio
guillado/a con el significado de ‘chiflado’140 (y ello también en el
CREA141). Son 13 los ejemplos hallados:
y decían de él que estaba algo guillado y que había perdido la cabeza
queriendo descubrir el movimiento continuo. 1884 Ortega Munilla, José:
Cleopatra Pérez.
La locución guillárselas la acreditamos en 1883, aunque
también es poco frecuente142, pues solo aparecen 4 ejemplos en el
CORDE, siendo el último de 1970, lo cual puede significar que su
uso poco frecuente llega hasta la actualidad, a pesar de no encontrar
ejemplos en el CREA.
Por de pronto, yo me las guillo. ¿Quiere usted algo para aquellos
vericuetos? 1883 Pardo Bazán, Emilia: La Tribuna.
antes de entregarlo a la Inestal y en poco se las guilla... de miedo... 1927
Noel, Eugenio: Las siete cucas.
forma pronominal) es en la edición de 1899, y remite a guiñar en su última acepción
(‘irse, huirse’).
139 Los ejemplos en el CREA son de significados metafóricos derivados (RAE:
“2. prnl. coloq. chiflarse (‖ perder la energía de las facultades mentales). 3. prnl. coloq.
Cuba. Simular desconocimiento de algo)”:
Se creyó que me estaba guillando, que dormía recostado al cubo. 1981 Barnet,
Miguel: Gallego.
El sitio estaba como bocaelobo, como pa guillarse. 1993 Ramos Escobar, José Luis:
El olor del popcorn.
140 Así como 5 ejemplos de guilladura (RAE: “1. f. coloq. Acción y efecto de gui-
Así pues, son muy pocos los datos que tenemos para poder dar
una explicación para la construcción. No obstante, todo parece indicar
que la locución surge a partir del significado de desplazamiento del
verbo tocar, siendo la presencia del clítico femenino plural motivada
por analogía con las construcciones con clítico similares, en especial
guillárselas.
149 Hay un par de ejemplos, pero tal y como vienen expresados dejan constancia
precisamente del valor metafórico de su significado y señalan fundamentalmente ‘des-
plazamiento’:
El que muere se las pira. 1975 Arrabal, Fernando: El Arquitecto y el Emperador de
Asiria.
El difunto ahuecó el ala, se las piró... 1979 Romero Esteo, Miguel: El vodevil de la
pálida, pálida, pálida, pálida rosa.
182 José Luis Cifuentes
Conque entonce coge y se va de pira par palacio. 1920 Anónimo: Cuentos
populares españoles.
y se marcha de pira ande stá su papá. 1920 Anónimo: Cuentos populares
españoles.
Y salió de pira tocando er tambó. 1920 Anónimo: Cuentos populares
españoles.
3 2
Tomarlas 5
(1545) (1625)
1 2
Afufarlas 6 2 11
(1599) (1880)
5
Apeldarlas (1617- 5
1672)
5 1 El ejemplo
Liarlas (1624) (1844) 6 del XIX es
(1624) (1844) liárselas
1
Volarlas 1
(1625)
1 3
(1883) (1970) 4
(1883) (1970)
1
Tocárselas (1892) 1
(1892)
186 José Luis Cifuentes
17
Pirárselas (1944) 17
(1944)
1 21 56 8 25 66 177
Las de Villadiego
Volarlas XVII (1625) Poco frecuente
Tomarlas, afufarlas,
apeldarlas, liarlas
Guillar
Pirarse
consigo”.
154 La locución no es incorporada por la RAE hasta la última edición.
155 Aparece por primera vez en la edición de la RAE de 1817: “f. fam. Mantenerse
156 Hay algún otro ejemplo con llevar o traer, pero entiendo que no coinciden
cómo se ven en Dios todas las cosas y cómo las tiene todas en Sí. 1562–1566 Santa
Teresa de Jesús: Libro de la vida.
192 José Luis Cifuentes
Todavía hay para rato y no se sabe quién lleva las de perder. 1911 Pérez
Galdós, Benito: De Cartago a Sagunto.
el del “paso honroso”, viendo las de perder, tomó las de Villadiego. 1941
León, Ricardo: Cristo en los infiernos.
158 RAE: tenerlas tiesas alguien: “1. loc. verb. coloq. tenérselas tiesas”. Tenérselas
tiesas alguien a otra persona, o con otra persona: “1. locs. verbs. coloqs. Hacer frente
con entereza a un contrario, discutiendo o peleándose con él”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 193
Tenérselas tiesas. Por: tenerse fuerte kontra otro. “Túvoselas tiesas”159.
1627 Correas, Gonzalo: Vocabulario de refranes y frases proverbiales.
159 También en otro momento equipara la construcción con tener firmeza: “tener
tiesas, en la edición de 1780: “Tener tieso. f. que fuera del sentido recto que es tener
firme, metafóricamente vale mantenerse constante en alguna resolucion ó dictamen.
Dícese tambien tenerse tieso”.
194 José Luis Cifuentes
muchos otros verbos, y tener tieso, donde hay conciencia de locución
pues el adjetivo no funciona como tal, y pasa a significar el conjunto
‘firmeza ante algún problema o conflicto’:
mas, viéndose alcanzar, soltó el hijuelo por huir, y comiósele el león,
y el que llevaba sobre sí túvose tieso y salvóse; 1589 Pineda, Juan de:
Diálogos familiares de la agricultura cristiana.
No es cosa de burla, sino que fueron y vinieron los casamenteros de una
parte a otra y que, con amenazarle que perdía el mejor casamiento del
lugar, tuvo tieso por ver picado al mozo, hasta que en oro le contaron
doscientos ducados y entonces hizo la escritura y entregó la sobrina;
1597 Narváez de Velilla, Francisco: Diálogo intitulado el capón.
que como Aragoneses y Catalanes, tuuieron tieso, y aun eligieron otro
Papa Papa despues de la elecion de Martino V. hecha en el mismo
Concilio. 1600 Sigüenza, Fray José: Segunda parte de la Historia de la
Orden de San Jerónimo.
Quiso el Cardenal Antonio Barberino coger esta herencia, haciéndole
muchas instancias se la dejase; pero tuvo tieso, aunque no en morir, que
acabó como todos los hacen. 1654–1658 Barrionuevo, Jerónimo de:
Avisos.
me dicen (pero no lo doy por infalible) que el Papa está resuelto á no
revocar, sino á tenerse tieso en lo hecho, y en lo dicho. 1768 Azara, José
Nicolás de: Cartas de Azara al ministro Roda en 1768.
Aubeterre hasta ahora se mantiene tieso: vota mas fuerte que todos; y por
él, ahorcaríamos unos cuantos. 1768 Azara, José Nicolás de: Cartas de
Azara al ministro Roda en 1768.
tir, ó hacer oposicion á alguno en riña, ó pelea”, significado que llega hasta la edición
actual como valor número 23.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 197
XX de tenerla con, y aunque son mayoría los usos americanos,
encontramos alguno en el español europeo. No tenemos datos
suficientes para señalar que se trata de un caso de construcción que
aparece, desaparece y vuelve a aparecer162, o que la construcción ha
pervivido durante los siglos pasando de singular a plural, por lo que
constatamos simplemente la existencia de los mismos:
Cyrano, a la provocación del mono, la tuvo con él y le dio muerte; 1927
Asturias, Miguel Ángel: La feria de San Germán.
Patahueca la tenía con el Mosco por alegar, 1933–1946 Asturias, Miguel
Ángel: El Señor Presidente.
Cuando doña Venjamón la tenía con su marido iba agregando sílabas
a las palabras, como válvulas de escape para no estallar. 1933–1946
Asturias, Miguel Ángel: El Señor Presidente.
Parece como que la tuviera con los madrileños. 1956 Sánchez Ferlosio,
Rafael: El Jarama.
163 Eso se ve más claramente en los ejemplos contemporáneos con clítico plural:
Quienes trabajaron a sus ordenes durante muchos años recuerdan lo tiesas que el
presidente se las tenía con personajes políticos importantes. 1996 García Candau, Ju-
lián: Madrid-Barça. Historia de un desamor.
164 La RAE las incorpora a su diccionario en la edición de 1803: “Haberlas, ó ha-
bérselas con alguno. f. fam. Disputar, ó contender con alguno”. En la edición de 1884
distingue entre haberlas, o haberlo, con uno y habérselas con uno, si bien las equipara
en el significado. En las ediciones de 1989 y 1992 vuelven a aparecer juntas las locucio-
nes: haberlas, haberlo, o habérselas, con uno, hasta la edición actual, en la que aparecen
las tres separadas, si bien equivalentes en el significado.
165 Vid. En el apartado 10 la construcción haber la de San Quintín, originada en
el siglo XIX, como variante de armar la de San Quintín. De igual forma, y vinculada
también con el significado de la locución, aunque en singular, es la construcción haber
la de Mazagatos. Iribarren (1984: 164-165) explica esta última independientemente
de los criterios de Covarrubias y Correas, cuyas explicaciones entiende rebuscadas y
artificiosas, y explica la construcción a través de una metonimia por algún tipo de riña
o pelea en el pueblo de Mazagatos (provincia de Segovia). Sin embargo, los datos del
CORDE nos dicen que esta locución se combina con ver, hallar, ser y escapar, pero no
se acredita combinación alguna con haber. Estas locuciones, al igual que la considerada
(haberlas o habérselas con alguno) están presentes por primera vez en la edición de
1803 del Diccionario de la RAE: “Haber una gran pendencia ó riña y Disputar ó con-
tender con alguno”, respectivamente, pero, por lo que llevamos dicho, no parece que se
influyeran mutuamente, a pesar de la similitud en el significado.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 199
et lo que y era. 1376–a 1391 Fernández de Heredia, Juan: Gran crónica
de España.
Et tornados que fueron dalli, de continent ellos fizieron guerra en Assia,
et domado et subiugado que la huuieron con infinitos matamientos,
ellos la fizieron tributaria a si. 1376–1396 Fernández de Heredia, Juan:
Traducción de la Historia contra paganos, de Orosio.
y que él uvo batalla con el dicho don Geradán, en la cual fue vencido
y muerto como vos vistes; y que luego otro día la uvo con vos y con
vuestros compañeros. 1482-1492 Rodríguez de Montalvo, Garcí: Amadís
de Gaula.
algo: “1. loc. verb. coloq. desus. habérselas con alguien o algo”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 201
haberlas con, y al igual que ocurrió con la construcción allá se
lo haya, será la variante con clítico plural la que triunfe con el
tiempo. En los usos que acreditamos de la construcción con lo, no
hay referente sintáctico para el mismo, pero sí podemos evidenciar
una relación semántica genérica con algún tipo inespecificado de
‘conflicto’ o ‘enfrentamiento’:
“E doliéndome agora en muy esquiuo sentimiento de la gran traiçión
por el malauenturado de tu padre fecha, non dubdes a mí seer en grande
deseo que vn tanto traydor cauallero muriese a mis manos, e que más
non me pluguiese averlo con él que contigo, si su malaventurada vegés
e cayda hedad lo padeciese. 1454 Carrillo de Huete, Pedro: Crónica del
halconero de Juan II.
Y luego él movió con todos los suyos contra ellos, esforçándolos cuanto
podía, como aquel que lo havía con los mejores cavalleros del mundo;
1482–1492 Rodríguez de Montalvo, Garci: Amadís de Gaula.
Y acordaos que hace trece años o más que no dormís seguro ni sin
sobresalto e congoja e temor grande, así en la tierra como en la mar, e
que no lo habéis con otro cacique que tan pocas fuerzas tenga como vos,
sino con el más alto e poderoso señor 1535–1557 Fernández de Oviedo,
Gonzalo: Historia general y natural de las Indias.
¿qué te aprovecha tu furia, fuerça o ligereza, que lo has con el valeroso
Claridiano, que no ay fortaleza que a la suya se compare? 1580 Sierra,
Pedro de la: Espejo de príncipes y caballeros.
y con cuatrocientos caballos y cerca de diez mil infantes entró por
Flandres, y fue a buscar a Rosen; mas como lo había con un capitán
sagaz y experimentado tanto en la guerra, si bien apenas tenía tanta gente
como Borbón, le armó tales redes, que en ardides y emboscadas le mató
muchos de los suyos y tomó algunos puestos de importancia.1604–1618
Sandoval, Fray Prudencio de: Historia de la vida y hechos del Emperador
Carlos V.
acercándose a él (que de lo que sucedió estaba bien ajeno), en llegando a
postura, sin hablarle palabra, sacando las espadas, le embistieron, y con
tan grandes ímpetus que, a no haberlo con hombre tan experimentado
en tales refriegas, fuera cierto el llevársele en los primeros golpes. 1623
Céspedes y Meneses, Gonzalo de: Historias peregrinas y ejemplares.
202 José Luis Cifuentes
Así pues, el origen de la construcción está en haberlo con
alguien, señalando el clítico una referencia semántica con algún
tipo de ‘enfrentamiento’ o ‘conflicto’, en paralelo a la construcción
allá se lo haya. El clítico masculino singular convive más tarde con
el clítico plural, y será este último el que triunfe en el uso, tal y
como ocurrirá con la construcción allá se lo haya. La razón para el
cambio de clítico masculino a clítico femenino plural quizás puede
haber venido determinada por otras construcciones con las, como no
tenerlas todas consigo.
que es ampliada en la edición de 1939 a pegar, o pegarla, con uno. “fr. fig. Arremeterle,
y también trabarse con él de palabras”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 203
‘disputa con alguien’: RAE: “20. prnl. Dicho de dos o más personas:
Reñir, enredarse a golpes o en pelea”, por lo que este significado
podría haber influido también en la creación, breve, de la locución.
De igual forma, el significado de ‘engaño’ de la locución pegársela
también puede haber influido, en tanto que comparte con pegársela
con la idea de ‘molestia’. También debemos tener en cuenta que el
Diccionario de Autoridades (1737) recoge la acepción pegar con
alguien, con el significado de ‘disputa también de palabra’ 169. Por
tanto parece lógico pensar que a partir del significado del verbo
surgiera la locución por analogía con las conclusiones ya dadas.
6.4. Emprenderla. La RAE da cuenta de dos locuciones al
respecto, si bien sobre la segunda ya hemos hablado en el apartado
5.9.: “1. loc. verb. coloq. Acometer a alguien o algo. Juan la
emprendió A gritos CON Luis. El joven la emprendió A golpes CON
la mesa170. 2. loc. verb. coloq. p. us. Tomar el camino con resolución
de llegar a un punto. Al amanecer la emprendimos PARA / HACIA el
monte. La emprendió POR el camino viejo”.
Se trata de una construcción realmente interesante, formada
a partir de prendo, con el significado de ‘coger’, de tal forma que
desarrolla una metonimia consecutiva, pues lo que coge el sujeto es
lo que lleva a cabo, ya que se trata fundamentalmente de acciones
propiciadas por el sustantivo de que se trate171. El problema es,
169 PEGAR. Vale assimismo arremeter o acometer a otro: y por extensión se dice
del que riñe con otro de palabra. Latín. Aggredi. Rixari. AYAL. Caíd. de Princ. lib. 2.
cap. 10. Alexandre, como huvo la nueva, moviose contra él, y en la ribera del rio Ceduo
pegó con él. GOMAR. Hist. Mexic. cap. 65. Los quales con los del Pueblo, quisieron
pegar con los españoles, y enviaron sus espías a ver qué hacían la noche.
170 La RAE incluye en su diccionario de 1791 la construcción emprender a alguno:
“f. fam. Acometerle para importunarle, reprehenderle, suplicarle, ó reñir con él”. En la
edición de 1852 modifica la construcción por a o con alguno, con el mismo significado.
En la edición manual de 1927 recoge el siguiente significado: “fam. Acometer a uno
para importunarle o reñir. Emprender a bofetadas con uno. Quiso emprenderla con-
migo”, significado que desaparece y no vuelve a aparecer hasta la edición manual de
1984: “fam. Con nombres de personas regidos de las preps. a o con, y a veces seguido
del pron. La, acometer a uno para importunarle, reprenderle, suplicarle o reñir con él.
Emprenderla a bofetadas con uno”. Y así hasta la edición actual.
171 RAE: Emprender: “1. tr. Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empe-
204 José Luis Cifuentes
evidentemente, el clítico femenino. Los primeros testimonios que
encontramos de emprenderla son con antecedente, y hacen referencia
a la ejecución de la acción que contextualmente pueda derivarse del
significado del sustantivo: emprender la religión, es decir, ‘llevar
a cabo los dictados de la misma’, emprender la santa empresa,
emprender la conquista, emprender una guerra, emprender grande
empresa, emprender cosa peligrosa, emprender la obra, emprender
la batalla, etc.:
que la religion como nuestro deuotissimo padre bernardo affirma / no es
cosa tan ligera ni comunal: que qualquier la emprenda tan de subito ni
tan liuianamente seguir / como piensan los indiscretos. 1499 García de
Santa María, Gonzalo: Traducción de la Corónica de Aragón de fray
Gauberto Fabrici.
y arçobispados le ha procurado: mas ofrecido: y ganado la seña de
Aragon. no la mire con tales ojos vuestra santidad: que si la emprende:
que no la acabe. si la acaba: que no la conserue. 1499 García de Santa
María, Gonzalo: Traducción de la Corónica de Aragón de fray Gauberto
Fabrici.
y acabo ala postre en conquistar todo el mundo. Luego de se la gloria
del conquistar a los que primero la emprendieron: que assi lo fizieron
los romanos. 1499 García de Santa María, Gonzalo: Traducción de la
Corónica de Aragón de fray Gauberto Fabrici.
Luego se engendran muy varios pareceres en los pueblos, echando sobre
la guerra diversos juyzios, en que unos dizen que es justa y el príncipe
que la emprende es justo; 1529–1531 Guevara, Fray Antonio de: Reloj
de príncipes.
Grande empresa fué ésta, y la primera mujer que la emprendió fué la
Madre de Dios. 1530–a 1539 Vázquez, Fray Dionisio: Sermones.
Y no hay cosa Tan ardua ni peligrosa, Tan pública ni secreta, Que la
ambición deseosa No la emprenda, y acometa. 1547 Castillejo, Cristóbal
de: Aula de cortesanos.
como más particularmente lo digo en el principio de esta misma obra,
la cual confió en la Divina bondad, que será para el efecto que yo la
emprendí y acabé; 1575 Escalante de Mendoza, Juan de: Itinerario de
con alguno: “Phrase, que vale buscarle para qüestion, riña ù pendencia. Dícese tambien,
Verse las caras”. A partir de la edición de 1803 a parecen diferenciados verse con algu-
no y verse las caras.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 215
el primer nacimiento de este río, que en su origen llaman los naturales el
gran Caquetá, si bien con ningún fundamento, pues en más de setecientas
leguas, no se ven las caras estos dos ríos, 1641 Acuña, Cristóbal de:
Nuevo descubrimiento del gran río de las Amazonas.
Evidentemente la combinación del verbo ver con las caras
está presente desde los orígenes del idioma177, pero la evolución
del significado hasta el valor de ‘enfrentamiento’, motivado
metafóricamente por el paso del ‘enfrentamiento espacial’ al
‘enfrentamiento emocional, físico e intelectual’, podemos decir
que empieza a atestiguarse en el CORDE en el siglo XVII y está
claramente documentada en los siglos XVIII y XIX:
Lléguese a mí y nos veremos las caras –dijo el juez. 1644 Enríquez
Gómez, Antonio: El siglo pitagórico y Vida de don Gregorio Guadaña.
Y por no estar escondidos vnos de otros, y que se viessen las caras
en qualquiera frangente por no aver salido la luna, 1701 Villagutierre
Sotomayor, Juan de: Historia de la conquista de la provincia del Itzá.
Yo le presentara la queja la más amarga. D. Gonzalo Sí, amarga, agria
y con sal y pimienta. D.ª Ambrosia Sobre mi dinero voces. D. Gonzalo
¡Ahí es una friolera! ¡Oh! Nos veremos las caras. 1788 Iriarte, Tomás de:
La señorita malcriada.
Pues, señores mios, á acusaciones vagas, vagas negativas tambien.
Produzcan VV. SS. los hechos, y luego nos veremos las caras. 1811–1813
Alvarado, Fray Francisco: Cartas críticas del Filósofo Rancio.
y si hubiere alguna persona que sostenga que hay en la nación alguno
a quien se le deba ni siquiera un real en la Tesorería, salga dos pasos
al frente, y nos veremos las caras; 1820–1823 Miñano, Sebastián de:
Sátiras y panfletos del Trienio Constitucional (1820-1823).
Así pues, en la locución vérselas con, el clítico femenino
plural considero que viene motivado por la relación de correferencia
semántica contextual con las caras, construcción común en todo el
siglo XIX (verse las caras), y antes, y con la que comparte significado.
177 Por ejemplo: Et dize el abtor que pasaron la noche toda en grant trabajo ve-
yendo esto todo commo feziera orestes pelepeo quando veya las caras de las jnfernales
rraujas eumenjdas 1284 Alfonso X: General Estoria.
216 José Luis Cifuentes
Distinto es el caso de me las veo y las deseo. Como bien señala
la RAE, la construcción está vinculada con verse y desearse: RAE:
“verse y desearse, o vérselas y deseárselas alguien: 1. locs. verbs.
coloqs. Tener que emplear mucho esfuerzo para lograr realizar una
acción”178. Iribarren (1994: 104) recoge textos del siglo XVI donde
se encuentra la expresión, refiriéndose más bien a un peligro o a una
situación apurada, vinculada evidentemente con lo referido por la
RAE a partir de la dificultad que entraña una situación apurada, y la
dificultad que entraña realizar una acción en general:
Ocasión es de tristeza / Tu beldad y hermosura. / Para ser mal empleada
/ Más te valiera ser fea, / Pues se vee y se desea / La bella malmaridada.
1541–a 1550 Castillejo, Cristóbal de: Poesías.
y desearse: “Phrase, con que se explica el cuidado, fatiga, ù afan, que cuesta al executar
alguna cosa”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 217
También es a principios del siglo XX cuando se acredita la
construcción ver(se)las negras, queriendo significar que el sujeto
se encuentra en una ‘situación difícil’. La construcción se atestigua
hasta la actualidad:
Los capitanes se entregaron con furor a los preparativos de la fiesta, y
Aarón no sólo a los preparativos, sino a la fatiga de aprender a bailar. Allí
fue donde yo las vi negras, 1926–1928 Guzmán, Martín Luis: El águila
y la serpiente.
Es la segunda vez que las he visto negras en África. 1951 Barea, Arturo:
La forja de un rebelde.
cada cual agarrándole por donde podía, se las vieron negras para sacarlo
al aire. 1968 García Pavón, Francisco: El reinado de Witiza.
nos las hubiéramos visto negras de no contar con la tarjeta de
recomendación que portaba una pasajera; 1992 Che Guevara y Granado;
Ernesto y Alberto: Viaje por Sudamérica.
179 Ver negro algo es incorporado por la RAE en su última edición, sin embargo
verse negro alguien ya aparece en la edición de 1822: “f. con que se explica el afan,
fatiga ó apuro en que alguno se halla para ejecutar alguna cosa”.
218 José Luis Cifuentes
no tardarían casi nada en unirse contra nosotros, y nos veríamos negros
para poder alternar con ellos en la provisión de destinos, 1820–1823
Miñano, Sebastián de: Sátiras y panfletos del Trienio Constitucional.
yo aseguro a Ud. qe se habïa él de ver negro para responder a mis
preguntas 1851 Gallardo, Bartolomé José: Zapatazo a zapatilla y a su
falso buscapié.
me pongo de un humor del diablo, todo lo veo negro, 1861–1884 Castro,
Rosalía de: Cartas.
Todo lo veo negro, y raro será que yo me aclimate acá. 1958 Delibes,
Miguel: Diario de un emigrante.
pa juntar unos reales de na, te ves negro. 1970 Díaz-Cañabate, Antonio:
Paseíllo por el planeta de los toros.
que vale esperar para la resolucion de alguna cosa la determinacion, ù intención de otro,
ù el sucesso futuro”. En la edición de 1884 incorpora verlas venir como “f. fam. jugar
al monte”. Y en la edición de 1927 incluye otro significado de verlas venir: “Ver venir
una cosa. El muy ladino está entre los dos partidos a verlas venir”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 219
cartas, y, por ello, que el clítico remita a cartas. Así parece también
señalarlo Casares (1969: 175). Sin embargo, ello puede ser así con
el significado de ‘anticiparse’, pero no atestiguamos en el CORDE
un significado claro al respecto181. Los usos atestiguados claramente
en el CORDE son los que significan ‘esperar algo sin hacer nada’, y
ello desde el siglo XIX:
¿Con qué cara medio decente ha de amanecer el desventurado que,
rebelde á las instancias de Morfeo, trasnocha viéndolas venir, lacerando
sus pulmones y quemándose á fuego lento la sangre? 1843–1844 Bretón
de los Herreros, Manuel: Opúsculos en prosa.
¡Buena está la familia para gastar humos! El padre hecho un judío errante
por esas tierras; Federo sin una mota, viéndolas venir, y comido de
deudas. 1889 Pérez Galdós, Benito: Realidad. Novela en cinco jornadas.
Su marido, el ser más egoísta: siempre paseándose por Bélgica, por
Inglaterra, por Mónaco, a verlas venir182, sin darla un céntimo para su
ropa, cuando Espina al casarse era poderosa, opulenta, y ese tahúr casi le
ha disipado la fortuna. 1905 Pardo Bazán, Emilia: La Quimera.
Del elemento civil fueron Borrego, Albareda, y otros que a mi parecer
iban en representación de Sagasta, Martos y Rivero, los cuales se
quedaron achantaditos en sus respectivas casas viéndolas venir. 1911
Pérez Galdós, Benito: La Primera República.
menos cierto que también es correferencial con hermanas, por lo que no sería un ejem-
plo adecuado de la locución: “Cuando las hermanas se entraban en el patio, salía don
Luciano apresuradamente con su catalejo y poníase a descubrir el campo por la parte
del monte. Sin separar el instrumento de la visual, dijo, viéndolas venir:–No conviene
que anden cerca del río... En un derrepente van a morder a estas muchachas en las pier-
nas los perros cimarrones…” 1890 Acevedo Díaz, Eduardo: Nativa.
182 Este ejemplo también podría vincularse con el significado señalado de los jue-
gos de cartas.
220 José Luis Cifuentes
contemplación en el mar y el significado de la construcción puede ser
evidente, no obstante, no podemos señalar con certeza su relación:
Y cuando aparecieron las naos en que vino D. Hernando Cortés, viéndolas
venir a la vela, 1604 Mendieta, Fray Jerónimo: Historia eclesiástica
indiana.
llegaron a tomar puerto allí bien cerca de diez y ocho pyraguas de los
cumanagotos, que en prosecución de sus insultos avían salido a piratear
al mar, y aunque al verlas venir para tierra se creyó fuessen vnas canoas
del cacique don Juan Cavallo, 1723 Oviedo y Baños, José: Historia de la
conquista y población de la provincia de Venezuela.
No concuerdan los historiadores en el número de galeras que había de una
parte y de otra, aunque todos afirman que eran muchas más las enemigas.
Roger, viéndolas venir, hízose a la vela, como que rehusaba el combate,
para alejarlas del puerto; 1807 Quintana, Manuel José: Vidas de El Cid,
Guzmán el Bueno, Roger de Lauria.
Agarrarla(s): “loc. verb. Ch. Infligir un castigo reiterado a alguien. pop + cult →
espon”.
Agarrársela(s): “i. loc. verb. Ar. Ur. Enfadarse con alguien. pop + cult → espon. ii.
Pe, Bo, Ar, Ur. Tener ojeriza o manía a alguien. pop + cult → espon”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 223
una metonimia de causa-consecuencia (si el sujeto se agarra con
otra persona parece que se describe una acción de ‘enfrentamiento’).
Los siguientes ejemplos creo que dan buena prueba de la motivación
metonímica comentada:
y con estos matones y otros se lebanto dominguillo y se agarro con el
dicho difunto y pelearon a los mojicones 1655 Anónimo: Declaración
del capitán Juan Jordán de Trejo.
El segundo grado, llamado semicombate, llamado semicombate, consiste
en agarrarse con su contrario, y levantarlo en el aire. 1818 Naharro,
Vicente: Descripción de los juegos de la infancia.
6.9. Cogerla con. RAE: “1. loc. verb. coloq. tomarla con
alguien”. Esta construcción es del siglo XX, y evidentemente
está motivada por tomarla con, no solo por la equivalencia en el
significado de la construcción, sino también por la similitud en el
significado del verbo, pues los dos significan ‘asir, agarrar con la
mano’185:
Y el Pipiolo la cogió con él sin palabras de más acá ni de más allá.
1941–a 1961 Guerra Navarro, Francisco: Los cuentos famosos de Pepe
Monagas.
El tal palomo la cogió con las hembras de Rafaelito el guardia. 1941–a
1961 Guerra Navarro, Francisco: Los cuentos famosos de Pepe Monagas.
6.10.
Haberlas con
XVII (1589)– Variantes con haber y
Tenerlas tiesas
actualidad mantener
Tenerlas todas consigo
Contexto tensión
Haberlas con Vacío siglos XVII y
XIX
XVII (1627)–
Tenér(se)las con No tenerlas todas consigo
actualidad
Clítico dativo siglo
Tenerlas tiesas XX
Las de ganar/ XIX (1891)– Variantes con estar,
Juegos de cartas
perder actualidad llevar y ver
Haberlas con, tenerlas con
Desaparece en el siglo
Pegarla con XIX (1811)–XIX
XIX
Pegársela
Emprender + sustantivo
Emprenderla XIX (1828)–
con actualidad
Haberla con
228 José Luis Cifuentes
Tomar + afección
XIX (1847)–
Tomarla con Tomarse con
actualidad
Haberla con
Verse las caras
XIX (1874)– Influencia en otras
Vérselas con
actualidad locuciones con ver
Haberla con
Agarrarse con
(XIX (1877)– Variantes con clítico
Agarrarla con Tomarse con
actualidad de dativo y en plural
Haberla con
Liarse con
XX (1908)–
Liárselas con
actualidad Habérselas con, tenérselas
con
Tomarla, agarrarla con
XX (1941)–
Cogerla con
actualidad
Haberla con
7. Pelárselas, cantarlas y piarlas
7.1. Pelárselas. La RAE da cuenta de esta locución: “1. loc.
verb. coloq. Apetecer algo con vehemencia. Se las pela por figurar.
2. loc. verb. El Salv. y Hond. Irse rápidamente, escabullirse”.
Evidentemente, está relacionada con esta otra locución que también
señala la RAE: que se las pela: “1. loc. adv. coloq. Con gran
vehemencia o rapidez. Corre, escribe, grita que se las pela”.
La expresión es muy antigua, y aparece dada en situaciones de
enfado, cabreo o gran alteración:
Olivares se desvela / con profana ostentación / por ser en toda ocasión /
Varelilla se las pela; / que en este señor andaluz / le dejó entre cara y cruz;
/ el de Tabara blasona. 1599–1622 Conde de Villamediana: Poesías.
mas yo haré que no me lo llamen, o me las pelaría donde yo digo entre
mis dientes. 1605 Cervantes Saavedra, Miguel de: El ingenioso hidalgo
don Quijote de la Mancha.
Galalón Si doy enfado me iré, mas yo me las pelaré. 1609 Anónimo:
Entremés del rescate de Melisendra.
miró, y mordióse los labios. / Isabel, que se las pela, / soltó la taza y el
jarro, 1610–a 1645 Quevedo y Villegas, Francisco de: Jácaras.
Iba la ninfa que se las pelaba, 630–1655 Polo de Medina, Salvador
Jacinto: Poesía.
188 Benita Sí; tonta, tonta; porque las canto claritas. 1914 Arniches, Carlos: El ami-
como pudo muy bien hacerlo y le fue consejado, que otro gallo le cantara”; 1497–1515
Fernández de Oviedo, Gonzalo: La vida del Gran Capitán.
191 ¿se quiere echar una manita de tute? 1852 Fernán Caballero (Cecilia Böhl de
Faber): Clemencia.
192 La RAE incorpora las cuarenta con este significado en su edición de 1869.
193 El verbo acusar, según la RAE, tiene el siguiente significado: “7. tr. En algunos
juegos de naipes, dicho de una persona: Manifestar en tiempo oportuno que tiene deter-
minadas cartas con que por ley del juego se gana cierto número de tantos”.
234 José Luis Cifuentes
las cuarenta194 y cantarlas alguien tienen el mismo
claras195
significado y entiendo que tienen el origen en la misma situación
del juego del tute de cantar las cuarenta, en tanto que claras no es
sino un predicativo que indica una cualidad o propiedad del modo
de cantar las cuarenta.
Acusar las cuarenta aparece documentado en el CORDE en la
segunda mitad del siglo XIX, prácticamente simultáneo a cantarlas
claras, aunque algo previo, si bien hay que considerar que el juego del
tute aparece documentado unos años antes, por lo que obligadamente
debe darse con el mismo la construcción acusar las cuarenta en el
sentido propio del juego, y muy poco tiempo después es cuando
aparece la locución que venimos considerando. La variante cantar
las cuarenta no se acredita en el CORDE hasta principios del siglo
XX, es decir, es algo posterior, siendo habitual desde entonces:
Traté, según era regular, de poner allí un poco de orden, y empecé por
acusar las cuarenta al depositario. 1871 Pereda, José María de: Tipos y
paisajes.
¡Pero cuente usted desde ahora, señor Capitán Veneno, con que le acusaré
las cuarenta! 1881 Alarcón, Pedro Antonio de: El capitán veneno.
No canté las cuarenta porque él se hubiese distraído; 1926 Pérez de
Ayala, Ramón: Tigre Juan.
194 La RAE incluye en la edición de su diccionario de 1884 acusar las cuarenta: fr.
fig. y fam. Decir con resolución y desenfado lo que se piensa”. A partir de la edición de
1956 incorpora acusar o cantar a uno las cuarenta: “Decir con resolución y desenfado
lo que se piensa aun cuando le moleste”.
195 El diccionario de la RAE incorpora la construcción en su edición de 1914:
7.4.
197 RAE: dar, o tirar, el pego: “1. locs. verbs. Ganar con baraja preparada para el
pego. 2. locs. verbs. coloqs. Engañar con ficciones o artificios”. Iribarren (1994: 173)
señala el origen de esta construcción en una trampa en el juego de cartas, en la que el
que reparte unta determinadas cartas en determinado lugar con una materia pegajosa,
para que, mediante una ligera presión del dedo sobre el lugar del unto o del pego, éste
actúe y arrastre la carta siguiente. Es decir, el significado 1 generaría metafóricamente
por ampliación del significado el significado 2. Recordemos, además, que pego viene
definido por la RAE como “1. m. Fullería que consiste en pegar disimuladamente dos
naipes para que salgan como uno solo, cuando le convenga al tramposo”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 239
La palabra que sí encontramos muy pronto es pega, con el
significado de ‘urraca’, siendo muy habitual en el XVI y XVII,
llegando a aparecer en fraseología de la época:
y una pega y un ratón dançando en un cangilón. 1481–1496 Encina, Juan
del: Poesías.
Picaça ave o pega. 1495 Nebrija, Antonio de: Vocabulario español-latino.
soy tan cierto en los sermones como la pega en el soto. 1481–1496
Encina, Juan del: Poesías.
Dame pega / sin mancha: y darte he moça / sin tacha. 1213. 1549 Vallés,
Pedro: Libro de refranes
Dizen y dirán que la pega no es gavilán. 1549 Núñez, Hernán: Refranes
o proverbios en romance.
198 Covarrubias, además de pega como ‘urraca’, define pega como el “vaño que se
da con la pez a los vasos, y assi dezimos. Sabe a la pega, saber a su natural”.
240 José Luis Cifuentes
A la vaca cadañera, ponerle presto la pega. 1549 Núñez, Hernán: Refranes
o proverbios en romance.
Dize la pega y todos de ella. 1549 Núñez, Hernán: Refranes o proverbios
en romance.
familiarmente por pasar ò ser admitida una cosa que no debía, por ser falsa ù de mala
calidad: como una noticia, una proposición, una moneda, &c”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 247
Siempre se colaron al Estao esos enemigos de la religión. 1935–1936
Carrasquilla, Tomás: Hace tiempos.
Te llevaré a Veracruz, no faltaba más, ya que te colaste a bordo. ¡Yo no
quería embarcarte, pero ya estás aquí, qué diablos! 1969 José Revueltas:
Dormir en tierra [El apando y otros relatos].
203 “Déjenlas estar, e a quien Dios se la diere en suerte, Sanct Pedro se la bendiga”.
ñadamente. Lo primero [p. 447] es ironía de alguna patochada; lo segundo, kon ironía
o sin ella, kuando a un vellako le dieron kuchillada o bofetada bien merezida. 1627
Correas, Gonzalo: Vocabulario de refranes y frases proverbiales.
205 RAE: “1. expr. coloq. U. para expresar que no nos importan nada las desgracias
206 Se trata de una construcción muy antigua. Los primeros usos atestiguados en
el CORDE son del siglo XVI, y desde entonces es habitual. La explicación de su sig-
nificado, y el ámbito bélico de la misma, parecen determinar claramente el referente
del clítico:
De qual dar tal reçebir o donde las dan las toman. Este proverbio se dixo porque
teniendo el rey don Fernando Terçero el Sancto, çercada la çibdad de Sevilla en las
escaramuças y rebatos y çeladas que los unos se ponían a los otros, si algunas vezes
ganaban los xpianos contra los moros otras vezes perdían como quien dize por otro
proverbio, “Donde las dan las toman.” Y así por esto en la Corónica general de España
que hizo el rey don Alfonso el Sabio, en la, “Vida y hechos del rey don Fernando 3,”
en la 4 parte, a las fojas 419 se dize ansí. E por esto tal fue dicho lo de los proverbios
de las fazañas antiguas de, “Qual dar tal reçebir, ca éstos daban e otrosí recebían a las
vezes.” Yten en la corónica del mismo rey don Fernando 3, en el capítulo 55 contando
del mismo caso dize “Que donde las dan las toman.” 1570–1579 Horozco, Sebastián
de: Libro de los proverbios glosados.
207 “1. loc. verb. U. para significar que alguien faltó a lo que debía, a sus obligacio-
Engañarle, burlarle”.
252 José Luis Cifuentes
es menester que tú caviles la mejor manera de diñársela a ese tío zorro,
1876–1880 Zugasti y Sáenz, Julián: El Bandolerismo. Estudio social y
memorias históricas.
¡Ya se la diñé! ATENEDORO.– (Que entra de la calle escurriéndose
entre las dos hojas de la puerta.) ¡Cómo se la di! 1897 López Silva, José:
La Revoltosa.
¡Pues ya verá dónde se le pone la guasa de querer diñársela a los
caballistas! 1927–1931 Valle-Inclán, Ramón María del: La corte de los
milagros ESPAÑA 12.Relato extenso novela y otr José Manuel García de
la Torre, Espasa-Calpe (Madrid), 1997
211 F. Rodríguez (2011) documenta esta construcción (al igual que clavarla) con
el significado de ‘fornicar’. También recoge la variante meterla dentro, con el mismo
significado. Es más, llega a acreditar un significado del verbo meter con este mismo
valor de ‘fornicar’:
Sí, pero es que estoy cachondo y lo que me apetece es meter. […] Si es que meter
es lo mejor del mundo, tronco, os juro que yo me pasaría la vida metiendo. J. A. Mañas,
1994, Historias del Kronen.
254 José Luis Cifuentes
meteré en la boca, en la panocha, te voltearé y por atrás te la voy hundir
hasta que no aguantes más, 1979 Morales, Alejandro: La verdad sin voz.
¿Qué teto? Vos te agachas, yo te la meto. ¿Qué Flora? La que cuando se
la meten grita y cuando se la sacan llora. 1986 Futoransky, Luisa: De Pe
a Pa (o de Pekín a París).
Burt Winger también se gasta el dinero en acostarse con Corinne, le gusta
chuparle los pezones y escupirle en el diente de oro, a mí no me cuentes
porquerías y termina pronto, termina cuanto antes, ¿por qué no se la
metes a una gallina que te sale más barato?, 1988 Cela y Trulock, Camilo
José: Cristo versus Arizona.
guiente uso: “Significa también engañar, ò hacer creer alguna especie falsa”, estando
presente hasta la edición de 1984.
256 José Luis Cifuentes
y en la tarde el cabrón títere falso me la metió doblada. Y luego me acusa
de defraudarlo; él es el fraude, 1979 Morales, Alejandro: La verdad sin
voz.
Hay que supervisar cada maniobra, si no nos la meten. 1990 Montaño
Hurtado, Alfredo: Las cenizas de los sueños.
Nos la van a meter doblada, sacando el decreto-ley sin contar con nadie,
mientras estamos de vacaciones. 1999 EFÍMERO.
Una mujer se la puede meter doblada a un hombre –antes de que él se
la meta a ella como pueda– haciéndole creer que tiene unos preciosos y
estilizados muslos. 2001 Ameztoy, Begoña: Escuela de mujeres.
213 Recordemos que ya la RAE acredita algunas expresiones al respecto: dar por
culo, o por el culo: “2. locs. verbs. malsons. vulgs. fastidiar (‖ enfadar). A tomar por
culo, o por el culo: 1. locs. advs. malsons. vulgs. a hacer puñetas. Manda ese trabajo a
tomar por culo y búscate otro”.
258 José Luis Cifuentes
Pues, ¿sabes lo que te digo? Que te la metas por el culo, tío. 1989 Pedrero,
Paloma: Invierno de luna alegre.
Pero a su madre le traía sin cuidado que los vecinos supieran que su
marido se la metía por detrás. Sujetando la puerta del cuarto de baño con
una mano le miraba con ojos brillantes y preguntaba por qué se la metía
por detrás un cochino de comunión diaria. 1995 Carrión, Ignacio: Cruzar
el Danubio.
¡La gente con dinero te la mete por cualquier agujero! 1995 Sánchez-
Ostiz, Miguel: Un infierno en el jardín ESPAÑA 07.Novela Anagrama
(Barcelona), 1995
con un ardid o artificio. Úsase casi solamente en las terceras personas del indefinido:
mamóla, mamáronla”.
262 José Luis Cifuentes
XVII, Moreto], probablemente de mamóla = la mamó; alterado en
mamona en la Pícara Justina, en Cervantes, Covarr., etc. Significaría
primitivamente ‘ha caído en un engaño’. Sin embargo, la RAE no
tiene claro su origen, y dice: “Quizá del ár. hisp. maḥmúla, y este
del ár. clás. maḥmūlah cosa que se sufre a la fuerza”. El Diccionario
de Autoridades lo define de la siguiente forma: “Cierta postúra de
la mano debaxo de la barba de otro, que regularmente se executa
por menosprecio, y tal vez por cariño. Covarr. la llama Mamóna,
pero yá lo mas regular es decir Mamóla”. Y recoge también la
expresión hacer la mamóla: “Phrase que además del sentido recto,
vale engañar à uno con halagos y caricias fingidas, tratandole de
bobo”. Efectivamente mamona viene definido por Covarrubias:
“vulgarmente se toma por vna postura de los cinco dedos de la mano
en el rostro de otro, y por menosprecio solemos dezir que le hizo
la mamona. Diéronle este nombre porque el ama quando da la teta
al niño suele con los dedos apartados vno de otro recogerla, para
ayudar a que salga la leche”.
Efectivamente, mamola es voz común en el CORDE, pues
encontramos cerca de 90 ejemplos de la misma, y en un periodo
que iría desde el siglo XVI hasta la actualidad, pues también hay
ejemplos en el CREA:
El que a su mujer procura / dar remedio al mal de madre, / y ve que no la
comadre / sino que el Cura la cura, / si piensa que el Padre Cura / trae la
virtud en la estola, / mamóla. 1589–a 1650 Anónimo: Letrillas atribuidas
a Góngora.
Joaquín Almunia anda haciéndole mamolas a Alfonso Guerra. “Mira,
Alfonso, un pajarito sin cola. Mamola, mamola, mamola.” 1997 PRENSA
ABC Electrónico, 29/06/1997.
recoge Covarrubias: “en termino dela escritura vale en lengua Syriaca la riqueza, por-
que Mammon, es el Dios dela riqueza. Concujerda con que este mismo nombre en la
lengua Punica sinifica la ganancia”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 263
ESPIÓN. Haréles, si me dejas, la mamona, / y un par de chipichapes
los carrillos, / si alguno de estos necios se me entona. 1578 González de
Eslava, Fernán: Coloquio dieciséis del bosque divino.
8.9.
Clavársela, colársela
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 265
Dársela
XIX
Diñársela (1876)–XX
Pegársela, clavársela,
(1931)
colársela
Meter sexo
218 Cuervo señala en su Diccionario que echarla de “Es locución nueva que no se
219 Hay algunos ejemplos anteriores a los señalados, pero en ellos el clítico no con-
mano de tute. 17. tr. jugar (‖ hacer uso de una carta, ficha o pieza). 18. tr. Dar o repartir.
Echar cartas. Echar de comer”.
222 El término carta ya se encontraba vinculado con echar en el siglo XVI, y par-
tida aparece con echar en el siglo XVII, aunque sea en un contexto de competición de
caballos:
Nunca gloria permaneçe para durar en vn ser la yerua quanto mas creçe con ansia
de yr a caer tanto al cabo desfallecie en la mano traen los trunfos y no echan carta buena
antes cobrando destriunfos agora pagan los triunfos de fenicia y carthagena. a 1540
Anónimo: Cancionero de Velázquez de Ávila.
de la misma suerte que en la milicia se echa una partida de caballos 1654 Tamariz
de la Escalera, Fernando: Tratado de la caza del vuelo.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 269
echar pudiera estar en el origen de la construcción, en tanto que la
persona que desafía en la competición presume de poder ganar y
vencer a la otra persona. La metonimia existente entre ‘desafío y
el ‘carácter presumido’ de quien lo hace pudiera ser el origen de la
construcción. La extensión del significado a contextos no de juego,
sino de cualquier tipo de jactancia, explicaría el significado actual
de la construcción echárselas de. Ahora bien, esta hipótesis es pura
fantasía, pues no hay pruebas al respecto. Tampoco encontramos
una construcción fija con algún sintagma nominal femenino en un
contexto negativo, pues si bien echar es muy habitual en fraseología,
no encontramos un ejemplo claro con el que vincular el significado.
La única explicación, por tanto, que se me ocurre tiene que ver con
los significados del verbo echar.
En la actualidad, el único significado señalado por la RAE con el
que pudiera tener una vinculación la locución es el 28: “tr. Ponderar
y exagerar. Echar por mayor, por arrobas, por quintales”. Cuervo
(1994) señala algunas acepciones vinculadas semánticamente con
el significado: “3. a) Arrojar, esparcir por generosidad u ostentación
(trans.). β) En sentido menos desfavorable, Gastar o emplear con
garbo y rumbo. c) Met. Proferir con profusión y jactancia (trans.)”. Sin
embargo, sintácticamente ninguna de las acepciones dadas se usa con
adjetivo introducido por de. En el Diccionario de Autoridades (1732)
se señalan algunos significados con los que podría haber una cierta
relación: “Vale asimismo decir, y se toma regularmente por hablar
mucho y de prisa”, “Se toma tambien por decir ò representar”, “Vale
tambien atribuir è imputar, las mas veces sospechando ù discurriendo
sobre alguna cosa”, “Junto con las voces Balandronadas, bernardinas,
bravatas y otras semejantes significa hablar mucho, vanagloriandose
y preciandose de gúapo, valiente y fanfarrón”, “Junto con las voces
por arrobas, quintáles, por la medida mayór, etc. vale ponderar y
exagerar con excesso la materia de que está hablando”. Quisiera creer
por lo dicho en el Diccionario de Autoridades que el significado base
de la construcción con clítico femenino está presente en los valores
del verbo echar, por cuanto hemos recogido contenidos vinculados
con la idea de ‘comunicación de forma pretenciosa’. La posibilidad
de encontrar la combinación sintáctica echar + balandronada /
bernardina / bravata, etc. como origen de la construcción la hemos
270 José Luis Cifuentes
descartado, pues balandronada aparece pocas veces en el CORDE
y ninguna en combinación con el verbo echar, bernardinas sí
aparece combinada frecuentemente con echar, decir y hablar, pero
siempre en plural, por lo que no puede constituir el origen de la
construcción con clitico femenino que, recordemos, aparecía en
singular. El caso de bravata es parecido, pues si bien se combina
muy comúnmente con el verbo echar, en casi todos los casos se trata
de ejemplos en plural. Así pues, el significado de la construcción
con clítico femenino sí está dado dentro de los distintos valores del
verbo echar, pero no es posible encontrar un elemento correferencial
con el clítico femenino, si bien semánticamente parece que puede
tratarse de algo vinculado a bravata. Tampoco queda explicada la
presencia del sintagma introducido por de. La explicación para la
presencia del sintagma introducido por de creo que puede venir
dada a partir de la construcción echar de la gloriosa, presente ya en
Covarrubias: “contar hazañas, que no son creydas”. En el Diccionario
de Autoridades (1732) la expresión viene explicada como “Es
vanagloriarse, contando hazañas y valentías proprias, jactandose de
guapo y valentón: y à veces haciendo alarde de noble y caballero”.
Dicha entrada desaparece a partir de la edición de la RAE de 1817.
Dada la similitud semántica y formal, no descartamos una posible
influencia de la misma en la locución considerada. En el CORDE
hemos acreditado ejemplos de la construcción (8) en un periodo que
va de 1614 a 1872. Sbarbi (1922) también menciona construcciones
como echar de baranda (‘exagerar o ponderar excesivamente alguna
cosa’) o echar de bolina (‘proferir insultos o bravatas. Exagerar de una
manera desmedida’), que pueden dar cuenta del valor del verbo223.
La conclusión que obtenemos a partir de todos estos datos es que la
explicación más probable para el origen de la construcción echarla
de debe de consistir en un conjunto de factores: el significado de la
construcción ya estaba presente en los valores dados del verbo echar,
a ello habría que añadir la influencia de la construcción echar de la
gloriosa, que podría haber influido analógicamente para posibilitar
la combinatoria con sintagmas preposicionales introducidos por de.
La presencia del clítico femenino habría que explicarla por analogía
224 cuando Melampo, que tenía en poco esos méritos y en muy escasa estima los
paseantes en cortes, le embistió de fuerte y feo, y lo dejó aplastado con una de sus pa-
tazas, 1849 Fernán Caballero: La familia de Alvareda.
272 José Luis Cifuentes
el inicio de la construcción a finales del siglo XIX. Por otro lado,
debemos de recordar que a comienzos del siglo XIX existía la
expresión echarse de recio, queriendo significar “Apretar, instar ó
precisar con empeño á uno para que haga lo que se le pide”, por lo
que de fuerte y de feo podrían interpretarse de forma similar:
Aquí es donde el impertérrito D. Lorenzo, de embozado á embozado, se
las tira de fuerte con J. Amso arrojándoselas si arrojóselas, hasta darle
con vayna y todo. ¿Qué de estocadas me le planta uñas abaxo! ¡qué de
golpes me le endereza uñas arriba!... 1811 Gallardo, Bartolomé José:
Apología de los palos dados.
Solo son cuatro los casos dados, lo cual es prueba de que no debe
de tratarse de una construcción muy habitual, aunque se desarrollan
en un periodo de tiempo bastante amplio:
A un tal Anacleto que se las tiraba de muy fino y muy señorito, 1885–
1887 Pérez Galdós, Benito: Fortunata y Jacinta.
¡Ah! este don Quijote reventando a cuchilladas los cueros de vino, para
el amigo Davidson, que llama a don Quijote don Cuiste, y se las tira de
hispanófilo... 1885–1887 Pérez Galdós, Benito: Fortunata y Jacinta.
Ya zé yo que eze poyo ze las tira de qué ze yo qué, 1912 Álvarez Quintero,
Serafín: Puebla de las mujeres.
El Padre Ferré se las tira de santo. 1958 Viñas, David: Un dios cotidiano.
9.3. Dár(se)la(s) de. La RAE, al igual que con echar, señala dos
locuciones: darla alguien de algo: “1. loc. verb. coloq. dárselas de
algo”, y dárselas alguien de algo: “1. loc. verb. coloq. Presumir de
ello”.
Los primeros usos atestiguados de dar en el CORDE son
de mediados del siglo XIX. Las primeras apariciones son con la
fórmula darla de (1847), y hay abundantes ejemplos de ello, pero
solo en el siglo XIX. A partir de 1867 encontramos algunos pocos
ejemplos de darlas de, que perviven en el XIX, llegando a aparecer
un ejemplo en la primera mitad del XX. Prácticamente de forma
simultánea a este último aparece la construcción dárselas de (1875),
la más abundante con diferencia muy significativa, y que llega como
tal hasta la actualidad. Desde 1911 encontramos ejemplos de dársela
de, que, sin ser muy habituales, llegan hasta la segunda mitad del
XX.
Darla de:
son más entretenidos que Vera, quien, aunque la da de discreto, es un
zoófito, 1847–1857 Valera, Juan: Correspondencia.
Darlas de:
ayudado por Gregorio, quien las daba de buen cocinero 1867 Isaacs,
Jorge: María.
mucho desenfado en sus juicios políticos, dándolas de profeta y
expresando 1885–1887 Pérez Galdós, Benito: Fortunata y Jacinta.
actitud de Pulgarcito, que aún seguía a caballo dándolas de Amadís1941
León, Ricardo: Cristo en los infiernos.
Dárselas de:
—dijo Alagón, dándoselas de muy perspicuo. 1875–Pérez Galdós,
Benito: Memorias de un cortesano de 1815.
y, en suma, desde la muerte del viejo, se las daba de protector y cabeza
de casa, 1883 Pardo Bazán, Emilia: La Tribuna.
11 mamos un infeliz. Con los criados, aparentemente, se las da de hombre
de mal genio, 1888–1889 Pérez Galdós, Benito: La incógnita.
el Cónsul americano Nicholson, que, dándoselas de amigo de España,
1906 Pérez Galdós, Benito: La vuelta al mundo en la Numancia.
que significa “el que se las da de profeta”, cuyo sentido el propio Abu-
l-T 1933–1944 García Gómez, Emilio: Cinco poetas musulmanes.
Biografías y estudios.
al contarnos de un cordobés que en Italia se las daba de caballero, 1965–
1971 Asensio, Eugenio: Itinerario del entremés.
Dársela de:
Y era esa la que se la daba de lista; sabía más que todas, 1911 Benavente,
Jacinto: La losa de los sueños.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 275
en mí sería una cosa supuesta y muy fingida, por dármela de mozo crudo
y achulado y muy gitanillo 1928 Carrasquilla, Tomás: La marquesa de
Yolombó.
Llegué, dándomela de beato, y le dije 1941 Alegría, Ciro: El mundo es
ancho y ajeno.
Vales tú muy poco, Totín, para dártela de sabihondo ni de nada. 1961
Grosso, Alfonso: La zanja.
¿no ve que una vez se la dio de médico Pedro, 1967 Gutiérrez, Francisco:
La muerte en la botella.
226 También hay algunos otros ejemplos, pero son casos aislados y no tienen la
9.5.
228 El origen parece estar en el significado de la RAE 6. “f. Señal que tienen los nai-
pes en sus extremos, por donde se conoce, sin descubrirlos por entero, de qué palo son”.
Covarrubias ya lo señalaba en su Tesoro: “qualquiera macula que dexa señal. Pinta cer-
ca de los jugadores de naipes es la raya del naipe, y assi dezimos conocer por la pinta”.
282 José Luis Cifuentes
y ellos se juntan.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 285
Hay una variante anterior de la expresión: a lo de Dios es Cristo,
atestiguada a finales del XVI y principios del XVII:
Puesto a lo de Dios es Cristo, no de esperar cansado, 1593 Liñán de
Riaza, Pedro: Al suceso del Marqués de Mondejar.
Eran marquesones, gente de lo de Dios es Cristo, de entuvión y la
valentona; 1602 Mateo Luján de Saavedra: Segunda parte de la vida del
pícaro Guzmán de Alfarache.
y púsose a lo de Dios es Cristo, como se suele decir. 1613 Cervantes
Saavedra, Miguel de: El licenciado vidriera.
231 Ande la marimorena. 1715 Cañizares, José de: La más ilustre fregona.
y habrá la marimorena. 1761 Cruz, Ramón de la: La pragmática.
232 El sustantivo ya está presente en el Diccionario de Autoridades (1734), pero no
será hasta la edición de 1780 cuando recoja las locuciones con haber y andar.
286 José Luis Cifuentes
Cañizares, José de: La más ilustre fregona.
atisbando lo que pasa y habrá la marimorena. 1761 Cruz, Ramón de la:
La pragmática.
233 “1. m. Mar. Acción y efecto de desembarazar una parte de la embarcación, para
jeres tenían mucha cuenta de volver borrachos a casa sus maridos. 1579 Landa, Diego
de: Los mayas de Yucatán.
Y casi llega a punto crudo el vicario cuando andaba el zipizape. 1626 Quevedo y
Villegas, Francisco de: Cuento de cuentos.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 287
tropiézanse los dos rivales, y ¡se arma un zipizape...! 1846 Navarro
Villoslada, Francisco: Doña Blanca de Navarra, crónica del siglo XV.
habrá urdido esa invención para armar un zipizape 1868 Gaspar, Enrique:
La chismosa: comedia en tres actos y en verso.
En efecto, habíase armado un zipizape que déjelo usted estar. 1874 Pérez
Galdós, Benito: Napoleón en Chamartín.
cado de Tiberio metonímicamente, con la construcción ser un Tiberio: ¡Y sería otro Ti-
berio Si ascendiera al Ministerio! 1828–1870 Bretón de los Herreros, Manuel: Poesías.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 289
Imagínense ustedes el tole tole que se armaría 1883 Palma, Ricardo:
Tradiciones peruanas.
237 no tan solamente te armó con buenas palabras y amonestaciones, 1528 Osuna,
Francisco de: Primera parte del Abecedario espiritual.
238 porque le armó Dios de prudencia, 1552 Hernández de Villaumbrales, Pedro:
dinada.
241 y como sean sus armas la oración, por cuanto destas armas armó Cristo a sus
discípulos en el huerto diciendo: 1548 San Francisco de Borja: Seis tratados muy de-
votos.
242 Y con estas y otras semejantes ocupaciones, perseverando en sanctidad de vida,
armó de fortaleza su corazón, 1583 Granada, Fray Luis de: Segunda parte de la Intro-
ducción del Símbolo de la Fe.
292 José Luis Cifuentes
y el postrer dia Velazquez armó un tablado, 1573 Anónimo: Romances,
en Rosa española.
en la cual se armó una cama para que Breño descansasse; 1580 Sierra,
Pedro de la: Espejo de príncipes y caballeros.
aquel talamo que armaron junto de la vuestra silla 1550 Anónimo:
Romance.
Y fuera se armaron sus toldos y se ordenaron como brabos animosos
1595–1615 Poma de Ayala, Felipe Guamán: El primer nueva corónica
y buen gobierno.
gentilidad.
244 de repente se armó un aguacero tal y tan furioso, 1604 Chirino, Pedro: Relación
ces,.
y con esto entenderéis con cuánta razón se armó este parentesco, 1589 Pineda, Juan
de: Diálogos familiares de la agricultura cristiana.
251 Mas contra estos filósofos desvariados se armaron los verdaderos y graves filó-
sofos, 1583 Granada, Fray Luis de: Introducción del símbolo de la fe.
252 Por ti vencieron los mártires, contigo se armaron los confesores, 1574 Granada,
Polindo.
254 se armó luego el baile con tamboriles, flautas y otros 1673 Núñez de Pineda y
Fernando: Floriseo.
256 Tres Cortes armara el Rey / Todas tres á una sazon, 1550 Anónimo: Romances.
257 en la jornada que armó don Antonio de Mendoça, 1552 Witte, Fray Nicolás de:
262 En Bayona mi padre el rey armaba unas justas, 1549 Urrea, Jerónimo de: Tra-
Discurso de la vida.
264 Aquí se armó una batalla Que nadie podia contallo, 1550 Hurtado, Luis: Ro-
mances.
294 José Luis Cifuentes
(siglo XVIII); algarabía, tumulto, refriega, estrépito, revolución,
sarracina, lamentos, tropel, bullicio, ensilgada, fandango,
bullanga, guerra de Troya, jaleo, comedia, tiberio, barullo, tole-
tole, escándalo, grita, la tremenda, laberinto, estrépito, zambra,
altercado, camorra, triquitraque, algazara, chillería, tremolina,
gatería, zaragate, camorra, cisco, marimorena, mezcolanza, trampa,
belén, zipizape, tinguitanga, farra, zapatiesta, enredo, singuizarra,
querellas, desaguisado, chillariza, jollín, las furias, bureo, novillada,
risotadas, chiflidos, catacumba, timba, lío (siglo XIX); pedrea,
avispero, zafacosa, revuelo, rifirrafe, galimatías, una de chismes,
trapisonda, clamoreo, batahola, lloradera, pandemónium, revolico,
trifulca, bolina, escorrozo, desande, choteo, potaje, tenderete,
ensalada de tiros, confusión, zafarrancho, gritadera, treta, boche,
cisco, tingladillo, complicación, barricada, etc. (siglo XX).
La conclusión, por tanto, es clara: con toda la profusión
combinatoria dicha, y teniendo en cuenta, además, la frecuencia
de su uso, parece lógico pensar que ya en el siglo XIX armar se
considere asociado al concepto de alboroto o trastorno, de ahí que
pueda utilizarse el clítico asociado al mismo sin necesidad de tal.
Consideremos que incluso es posible atestiguar en la primera mitad
del XIX el significado de armar indicando ‘alboroto o trastorno’ sin
ningún tipo de sustantivo:
Ya se armó. (Desembozándose y presentándose a la SALADA. 1840–
1841 Espronceda, José de: El diablo mundo.
t. en sent. fig. 14. tr. Amartillar o poner un arma de fuego portátil en condiciones de
298 José Luis Cifuentes
Además, habría que añadir que montar también se da habitualmente
en contextos bélicos o conflictivos278, así como en teatrales y
cinematográficos279, que no sé en qué medida pueden haber influido
también en la ideación del significado de ‘provocar alboroto,
trastorno o pendencia’.
Así pues, la evolución hasta el significado de montarla puede
haber sido motivada de la siguiente manera: desde ‘ponerse o subirse
encima de algo’ surge metafóricamente el significado ‘armar, poner
en su lugar las piezas de cualquier aparato o máquina’, pues para
componer las piezas hay que colocarlas una encima de otra; a partir
de ahí, surge metafóricamente el significado ‘hacer, crear, construir’,
bien aplicado a una casa, o a elementos más abstractos, como un
negocio, una obra de teatro, etc. Al igual que ocurrió con armar,
este significado (quizás influido no solo por armarla y liarla, sino
también por los contextos bélicos y teatrales) pasó a combinarse con
sustantivos que indican ‘alboroto, trastorno, pendencia’. El clítico
femenino, por tanto, además de ser resultado de la influencia de
armarla y liarla, también señala una referencia semántica genérica
a una acción o situación conflictiva, pudiendo desarrollar, al igual
que armarla y liarla, predicativos valorativos.
disparar. 15. tr. Poner en el disparador un arma de fuego. 18. tr. Mar. Dicho de un buque:
Tener, o poder llevar en sus baterías, cierto número de cañones”.
278 Para realizar la Batalla, primero es preciso prepararla y montarla teniendo en
cuenta las consideraciones que hemos hecho hasta aquí. Pero veamos ahora cómo y
cuándo se monta la batalla. 1947 Rojo, Vicente: Elementos del arte de la guerra.
279 Al fin hemos encontrado la obra que buscábamos. Estoy tan seguro del éxito
que pienso montarla como jamás se ha montado en España una obra de este género.
1948 Mihura, Miguel: Mis memorias.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 299
10.4.
Armar la
marimorena
Armarla XIX (1836)–actualidad
Armarla con queso
Hacerla
Armar un lío
Armarla
Montar un lío
Liarla
11. Gastarlas, traérselas.
11.1. Gastarlas/gastárselas. RAE: “1. locs. verbs. coloqs.
Proceder, portarse. Así las gastas tú. Bien sé cómo se las gasta
el amo”. Esta locución es muy interesante, pues, en principio, no
guarda relación alguna con los significados del verbo gastar280.
Además, en los cientos de usos de gastar, no encontramos ningún
grupo nominal plural especialmente frecuente que pudiera servir
como antecedente conocido de la expresión. Tampoco Correas, a
pesar de los 200 ejemplos con elementos vinculados a gastar que
recoge, presenta indicio alguno de aclaración. Ni Covarrubias,
aunque comenta varias expresiones vinculadas al verbo. Lo primero
que debiéramos señalar es que gastarlas no significa exactamente
‘proceder, portarse’, sino que indica un ‘comportamiento de una
determinada manera, normalmente llamativa’, por descarada, no
cívica, impetuosa, violenta, extravagante, etc. De igual forma, y
como expondremos más adelante, la forma gastárselas es minoritaria
respecto de gastarlas, y tardía (el primer ejemplo que acreditamos es
de 1951)281. En el CREA, sin embargo, están bastante equilibrados
los usos de las dos variantes (28 ejemplos para gastarlas y 31 para
gastárselas).
En el CORDE hemos encontrado 72 ejemplos de la
construcción282: 7 bajo la forma gastárselas y 65 bajo gastarlas.
Todos los ejemplos se caracterizan porque indican un ‘modo
determinado de comportarse’, implícito, no expreso. La forma más
habitual es mediante la expresión cómo (se) las gasta (y sus variantes
personales): 45 ejemplos:
yo no me he visto nunca con el diablo; y por consiguiente, no sé todavía
cómo las gasta; 1863 Bécquer, Gustavo Adolfo: La corza blanca.
280 “1. tr. Emplear el dinero en algo. 2. tr. Deteriorar con el uso. U. t. c. prnl. 3. tr.
consumir (‖ gastar energía). 4. tr. Tener habitualmente. Gastar mal humor. 5. tr. Usar,
poseer, llevar. Gastar coche, anteojos, bigote. 6. tr. desus. Destruir, asolar un territorio.
7. tr. desus. Digerir los alimentos”.
281 La RAE incorpora la variante gastárselas en su última edición. Las ediciones
283 Esta clase de bromas las gasta la imaginación, 1963 Torrente Ballester, Gonza-
285 Putada y jugarreta no tienen testimonios con gastar. Además, putada solo se
atestigua en el CREA. Jugarreta sí pudo haber tenido una influencia indirecta a través
de la semejanza de significado, pues aparece en 1842 y desde entonces es muy habitual.
Burlas es muy habitual desde el siglo XIII, aunque solo acreditamos dos ejemplos con
gastar (1867 y 1946). Chanzas es más interesante, pues es muy habitual desde el siglo
304 José Luis Cifuentes
XVII y encontramos 9 ejemplos con gastar (y dos más en singular, en el siglo XVII),
6 de ellos anteriores a la aparición de gastarlas: 1 del siglo XVIII, 7 del XIX y 1 del
XX.
286 “RAE: traer, o traerse, entre manos algo. 1. locs. verbs. Manejarlo, estar en-
288 Evidentemente encontramos muchos ejemplos en los que hay una relación
correferencial entre armas y las, y desde muy antiguo, pero no por ello se acredita la
relación con la locución:
Deuen partir las armas et traerlas apartiçion. 1218–c 1250 Anónimo: Fuero de
Zorita de los Canes.
Todas vuestras armas traérselas á Mendoza como las habéis de llevar á otro 1605
Lizárraga, Fray Reginaldo: Descripción breve de toda la tierra del Perú.
306 José Luis Cifuentes
paz!,” en lo cual bien conocí que no las traía todas consigo, pues en
tiempo de tanta guerra pregonaba paz, 1555 Anónimo: Segunda parte del
Lazarillo de Tormes.
11.3.
zorra: “Digerir el vino, y librarse de la borrachera, durmiendo hasta que los espíritus
del vino estén apartados ya del celebro, que es la parte que tienen ocupada quando hai
esta perturbación”. Esta entrada desaparece a partir de la edición de 1817. En la edi-
ción de 1984 aparece dormirla: “fr. dormir después de una borrachera”, y en la edición
de 1992 desaparece como entrada, y se incluye en el primer significado el siguiente
añadido: “Ú. t. c. prnl. y alguna vez c. tr. Dormir la siesta, la borrachera”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 309
todos aquellos meneos y desgaires que hace, toda aquella chacota y ruido que mete, y
también toda aquella alegría y placer que tiene consigo es muy propia de las monas”.
Gaspar Lucas de Hidalgo (1605): Diálogos de apacible entretenimiento.
Estas monas apetecen el vino y las sopas mojadas en él, y hace diferentes efectos
la borrachez en ellas, porque unas dan en alegrarse mucho y dar muchos saltos y vuel-
tas; otras se encapotan y se arriman a un rincón, encubriéndose la cara con las manos.
De aquí vino llamar mona triste al hombre borracho que está melancólico y callado,
y mona alegre al que canta y baila y se huelga con todos”. Sebastián de Covarrubias
(1611): Tesoro de la Lengua Castellana.
310 José Luis Cifuentes
encontramos más casos de dormir la borrachera, por ello que prefiramos señalar su
origen en el XIX, siendo muy común desde entonces:
dejando al cacique Inailican durmiendo la borrachera, 1673 Núñez de Pineda y
Bascuñán, Francisco: El cautiverio feliz.
me respondió que estaba durmiendo la borrachera, 1673 Núñez de Pineda y Bas-
cuñán, Francisco: El cautiverio feliz.
294 Vas a tener que terminar de dormir la borrachera en el calabozo. 2002 Dou,
296 La expresión coger una turca no está tan clara. Iribarren la vincula con un
texto de Cervantes de Rinconete y Cortadillo, donde aparece la expresión piar el turco
puro. Sin embargo, turca como ‘borrachera’ no la encontramos hasta el siglo XIX:
¡Toma! ¡toma! La de los ingleses, una turca de las buenas; habrá almorzado con
algún paisano suyo, y se habrán bebido un par de docenas de botellas de Jerez. 1852
Fernán Caballero (Cecilia Böhl de Faber): Clemencia.
Se la echaba de sobrio, pero yo sé que tomaba cada turca que ardía Troya; sólo que
para emborracharse 1871 Pereda, José María de: Tipos y paisajes.
aún le duraba la turca de la noche anterior. 1872–1878 Coello, Carlos: Cuentos
inverosímiles.
y se tomó una turca soberana. 1875 Palma, Ricardo: Tradiciones peruanas.
¡Qué buena turca ha cogido usted, hermano!–1876 Pérez Galdós, Benito: La se-
gunda casaca.
De hecho, la explicación que recoge Iribarren de Bastús es del siglo XIX: “los
cuales, como por la ley religiosa y de higiene pública del Profeta deben abstenerse de
beber vino y demás licores esperituosos, cuando alguna vez la infringen, se entregan
con tal placer y exceso a este uso, que les produce un efecto terrible, hasta coger lo
que se llama una turca o borrachera”.
314 José Luis Cifuentes
(1994: 30) para borrachera, la mayoría sean femeninas, tanto en el caso de los térmi-
nos europeos como americanos.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 315
12.6.
Buena,
gorda,
Vigencia Origen Observaciones
menuda,
sonada,etc.
Dormir la mona, la
XIX (1872) –
Dormirla zorra, la borrachera, No
actualidad
etc.
Coger la mona, turca,
XX (1903) – borrachera, etc.
Cogerla Sí
actualidad
Dormirla
Pillarla XX (1902) –¿? Cogerla Sí 1 ejemplo
XX (1972)–
Agarrarla Cogerla Sí 2 ejemplos
actualidad
XX (1972)–
Engancharla Cogerla Sí 3 ejemplos
actualidad
13. Tragárselas, pasarlas y envainársela
13.1. Tragár(se)las299. La RAE no recoge locución al respecto,
sin embargo, sí recoge un significado que es el propio de la
construcción: “4. tr. coloq. Dar fácilmente crédito a las cosas,
aunque sean inverosímiles. U. t. c. prnl. Le contó una mentira y
no se la tragó”300. La metáfora que da origen al significado es muy
sencilla: desde ‘interiorizar algo físico’ se pasa a ‘interiorizar algo
no material’, y, como consecuencia, ‘se acepta’, en tanto que ‘se
hace suyo’. Sí incluye la RAE la locución tragárselas alguien como
ruedas de molino: “1. loc. verb. coloq. Creer lo más inverosímil o
los mayores disparates”, que, evidentemente, está vinculada con
la locución comulgar alguien con ruedas de molino: “1. loc. verb.
coloq. tragárselas como ruedas de molino. U. t. con el verbo c. tr., y
generalmente con neg.”
La relación entre comulgar con ruedas de molino y ‘aceptar
algo imposible’ es evidente, por cuanto no se puede comulgar con
ruedas de molino, es imposible, aunque haya una semejanza en la
forma de las ruedas de molino con el objeto de la comunión. La
expresión se documenta en el CORDE a principios del siglo XIX, y
desde entonces es muy habitual, también en el CREA, y es posible
encontrar variantes en singular:
“como el mono será usted mi tía, esto es jugar a punto el postre y querernos
comulgar con ruedas de molino”. 1820–1823 Miñano, Sebastián de:
Sátiras y panfletos del Trienio Constitucional (1820-1823).
en tiempos como éstos en que nos quieren hacer comulgar con ruedas de
molino; 1836 Larra, Mariano José de: Fígaro dado al mundo.
hombres que creerán lo que se dice a los niños, que el cielo es de cebolla y
que los comulgaríades con más que ruedas de molino. 1844 Foz, Braulio:
Vida de Pedro Saputo.
299 Este apartado 13.1. constituye una reelaboración de nuestro trabajo “A propó-
para tragar vinculado con el que venimos señalando: “vale también creer, ò consentir
alguna cosa inverosímil, o incierta, por engaño, ò inadvertencia”.
320 José Luis Cifuentes
comprometida”.
304 RAE: “1. loc. verb. malson. Pasarlo mal, atravesar un momento especialmente
duro o difícil”.
305 RAE: “1. loc. verb. coloq. Verse en situación muy apurada”.
307 RAE: “1. loc. verb. coloq. Sufrir grandes apuros y contratiempos”.
308 RAE: “1. loc. verb. En las galeras, hacer pasar al delincuente por la crujía
entre dos filas, recibiendo golpes con cordeles o varas. 2. loc. verb. coloq. correr una
trinquetada (‖ padecer trabajos)”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 323
donde las pasaba negras gracias a los cincuenta centavos que Pesqueira,
1926–1928 Guzmán, Martín Luis: El águila y la serpiente.
Pero, casi siempre, me tocaba pasarlas negras, sobre todo de hijo de
Ugolino, 1956 Sánchez Mazas, Rafael: La vida nueva de Pedrito de
Andía.
Porque, por ejemplo, si le roban o pierde los boletos de avión, las
pasará negras. 2003 Ruiz Orbegoso, Miguel Ángel: Sugerencias para
aprender a exponer en público.
310 Existe también la expresión vida de perros, queriendo señalar con ello una
‘mala vida’, pero su combinación con pasar no es muy característica, pues también
hay testimonios con dar o llevar. La expresión se documenta en el siglo XIX, siendo
habitual desde entonces:
Pero no; ser un esclavo, Llevar la vida de perros. 1800–1819 Sánchez Barbero,
Francisco: Poesías.
y allá en su casa hace pasar á la pobrecita una vida de perros, 1864 Anónimo: Saber
vivir.
330 José Luis Cifuentes
¿Sabeis que hace una noche de perros? 1856 Jover, Nicasio Camilo: Las
amarguras de un rey.
le habían arrebatado de su casa y hecho pasar una noche de perros en un
rincón de la Zanguina; 1885–1888 Pereda, José María de: Sotileza.
Dada la estructura sintáctica de la construcción (singular)
no creemos que haya influido decisivamente en la construcción
pasarlas, salvo la tendencia mostrada a la combinación del verbo
pasar con hechos desafortunados.
Más antigua es la construcción pasar una noche toledana,
referida a la persona que ‘pasa una noche sin dormir, a causa de
disgustos o molestias’. Iribarren (1994: 69) desestima la explicación
de Correas, y apuesta por la solución de Covarrubias:
Es la eskucha ke hazían mozas nezias, noche de San Xuan, de la palavra
primera ke oían, dadas las doze en la kalle, pensando ke kon el ke se
nonbrase se avían de kasar. De allí salió dezir “noche toledana” por: noche
mala, por el desvelo ke pasavan. 1627 Correas, Gonzalo: Vocabulario de
refranes y frases proverbiales.
Covarrubias (1611: 564): “Noche Toledana, la que se passa de claro en
claro, sin dormir; porque los mosquitos persiguen a los forasteros, que no
están preuenidos de remedios, como los demas”.
ción la combinación pasar la vida, también pasarse la vida, al tratarse de una construc-
ción muy habitual, acreditándose en el CORDE cerca de 1000 ejemplos.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 333
Así pues, desde las múltiples construcciones de pasarlas x,
siendo x un elemento negativo, se ha llegado a formalizar la locución
pasarlas, con el significado de ‘tener vivencias’, siempre acompañada
de un complemento valorativo. También hemos documentado en
Vargas Llosa la locución pasárselas, siendo el clítico correferencial
semánticamente, no sintácticamente, con un lapso de tiempo. Dado
que hemos descartado las primeras construcciones con pasar (crujía,
noche de perros, noche toledana) por su poca relación con pasarlas, y
vista la datación de las construcciones consideradas, resulta evidente
que el origen radica en pasar las de Caín, que ha debido de influir
analógicamente en el resto de construcciones, siempre necesitadas
de complemento valorativo:
Pasar las de Caín 1876
Pasarlas moradas 1919
Pasarlas negras 1926
Pasarlas putas 1971
Pasarlas canutas, buenas duras, malamente, muy mal, etc. Siglo XX
de enamorados:
muy voluntariamente y con grande suauidad se entrega el alma a Dios toda, 1578–
1584 San Juan de la Cruz: Cántico espiritual.
en esta cuenta que aviéndoos yo entregado el alma mía no será justo serme ingrata,
1536–1585 Lemos, Pedro de: Poemas.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 337
Así pues, y desde muy antiguo, parece claro que la entrega del
alma, y variaciones, es equivalente a muerte.
Los primeros testimonios que hay en el CORDE de la locución
son de finales del siglo XIX314. En ese momento encontramos varios
ejemplos de la locución (6), y no será hasta mediados del siglo XX
cuando volvamos a encontrar otros ejemplos de la misma (4). En el
CREA no hemos acreditado ejemplo alguno de la construcción:
después de su enfermedad, desde que estuvo si la entrega o no la entrega,
su vida es ejemplar. 1884–1885 Clarín (Leopoldo Alas): La Regenta.
¿Es que no le gustan mis sermones? «Si no me voy, la entrego –pensaba
el misántropo, apretando los labios...– Esta pícara me está asesinando.»
1885–1887 Pérez Galdós, Benito: Fortunata y Jacinta.
Oye, ¿pues y Daniel? –Ése ya la entregó; por ahí atrás anda tumbado
como un fardo, 1956 Sánchez Ferlosio, Rafael: El Jarama.
Padre... Si la muerte güelve, acaban con nosotros ¿no es cierto?
el padre Acaban. la madre No ha de golver... Don Peraltica no la entrega.
1960 Buenaventura, Enrique: A la diestra de Dios Padre.
14.2. Diñarla. La RAE recoge esta locución: “1. loc. verb. morir
(‖ llegar al término de la vida)”315. El significado de diñar es “1. tr.
dar (‖ entregar)”, por lo que parece difícil encontrar la relación con
‘morir’, especialmente porque no hay testimonios de combinaciones
semejantes a diñar la vida, salvo que consideremos una relación
analógica con entregarla, pero resulta difícil admitirla, especialmente
porque diñarla se define como caló, y entregarla no está marcada
sociolingüísticamente, y, en todo caso, remite a contextos religiosos,
lo que parece restringir mucho su posible influencia. La posible
explicación creemos que puede venir de la relación de diñar con
endiñar: “1. tr. Dar o asestar un golpe.”, y desde ese significado
es muy fácil, metonímicamente, llegar a la idea de ‘muerte’. Los
primeros testimonios del CORDE referidos a endiñar en tanto
‘golpear’ son de mediados del siglo XIX:
“Si mojas * a alguno, cuida / de endiñarle al corazón... 1840–1841
Espronceda, José de: El diablo mundo.
Zi le endiñara un revez / tan alto había de zubir / que antes de bajar, de
jambre / ze mhabía e morir 1842 Asquerino, Eduardo: Matamuertos y el
cruel: juguete andaluz en un acto y en verso.
Diñarla, en tanto ‘morir’, se acredita a principios del siglo XX,
por tanto, la influencia de endiñar es posible. El uso de la locución
llega hasta la actualidad:
315 La RAE la incorpora a su diccionario, como voz caló, en su edición de 1927.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 339
pero es que me vi negro. Creí que la diñaba... 1917 Arniches, Carlos:
Los ateos.
Don Pero hipa, ronca, se retuerce, se estremece y la diña.) ¡¡Muerto!!
Magdalena ¡¡Muerto!! 1918 Muñoz Seca, Pedro: La Venganza de Don
Mendo.
¡La diñó! –dijo, sonriendo, Abraham-. ¡Al velatorio! 1966 Castleman,
R.: Dinero resucitado. Relato suspensivo.
O sea, que la diña esta pobre mujer y media España muerta de la risa,
2004 PRENSA Radikal. Suplemento de La Opinión de Tenerife.
“perder en un juego o apuesta”, de donde podría surgir el significado “dar por fuerza
algo”. No sé en qué medida el significado del juego puede estar vinculado metoními-
camente con la acción de golpear la mesa con una palmada que suele hacer el jugador
que pierde la apuesta.
320 Sin embargo, los significados tienen que ser anteriores, pues la RAE incor-
pora el significado ‘morir’, entendido como familiar, en su edición de 1803, mientras
que el significado transitivo, considerado voz de germanía, está presente desde el
Diccionario de Autoridades (1737): dar por fuerza una cosa.
342 José Luis Cifuentes
rrubias expresaba lo siguiente: “y los que pringan los esclauos son hombres inhuma-
nos y crueles: y a mi parecer por buen gobierno podría la justicia necessitarles a que
los vendiesen a otros dueños, o de allí adelante no los tratasen con tanta crueldad”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 343
14.7.
Palmar
XX (1951)–
Palmarla
actualidad
Diñarla, espicharla
Pringar
XX (1951)–
Pringarla
actualidad
Diñarla, espicharla
Cascar
XX (1962)–
Cascarla
actualidad Diñarla, espicharla,
palmarla, pringarla
15. Traérsela, refanfinflársela, pelársela,
bufársela, sudársela y soplársela
pelárselas en tanto ‘acción con vehemencia’, una vehemencia que parece también con-
secuente con la idea de ‘masturbar’.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 351
Así pues, en mi opinión, pelarla sigue la tradición muy común de
hacer referencia con el clítico femenino al miembro viril masculino
en una acción sexual, dentro de un contexto vulgar. El valor sexual
del verbo creo que puede venir motivado por la relación con un
exceso de roce, que produce un desgaste de la piel (quizás vinculado
con el comportamiento de los monos). Dado el valor sexual, por
analogía con las otras construcciones sexuales, surge el valor de
‘indiferencia’.
El hecho de que el clítico femenino señale una referencia
semántica con el miembro viril masculino es muy común combinado
con gran cantidad de verbos que puedan hacer referencia a algún tipo
de actividad sexual, fundamentalmente masturbación, en contextos
comúnmente vulgares. No obstante, la poca delicadeza del tema hace
que sea difícil datar, aproximadamente, las construcciones, pues no
siempre se han recogido los ejemplos en el CREA o CORDE. Se
trata, por otro lado, de un esquema de locución muy productivo y en
constante creatividad, por ejemplo: meneársela329, machacársela330,
zumbársela, cascársela, frotársela, sobársela, zurrársela, etc.:
(Se la menea con prontitud y soltura y envía la leche a la espectadora más
bonita, que debe relamerse si le cae en la cara.) 1874 Anónimo: Don Juan
Notorio: burdel en cinco actos y 2000 escándalos.
¡no te jode!– él se la meneaba de lo lindo. 1981 Pérez Merinero, Carlos:
Días de guardar.
Por mí como si te la machacas, guapo, con esa tonta o con una piedra
pómez. 1990 Rico Godoy, Carmen: Cómo ser una mujer y no morir en
el intento.
Por mí como si os la machacáis... 1990 Mendizábal, Rafael: La abuela
echa humo.
Los americanos –los listos– se la zumbaban a base de bien, y los demás,
329 La RAE recoge la locución meneársela un varón: “1. loc. verb. vulg. mastur-
barse”.
330 Machacar permite incluso el significado de ‘indiferencia’, en analogía con las
construcciones anteriores:
A la gente se la machaca que, por primera vez, Shqiperia (Albania), que significa el
país de las águilas, es independiente. 1986 PRENSA El País, 01/02/1986.
352 José Luis Cifuentes
RAE: “1. prnl. Dicho de una cosa: Esponjarse, ponerse fofa. 2. prnl. Dicho de
331
rabo: “Frase vulgar con que se suele ponderar la dificultad, o trabajo, que ha de costar
el conseguir alguna cosa”. No hay testimonios en el CORDE pero lo acredita la RAE.
333 A mí me resbala la vida de todo el mundo, 1966 Vargas Llosa, Mario: La casa
verde.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 355
El elemento más problemático de la propuesta expuesta consiste
en la motivación semántica entre secretar sudor y ‘mostrarse
indiferente’ ante cierta cuestión. Parece poco probable pensar en una
relación entre ambos significados por la idea de trabajo, en tanto que
para sudar hay que trabajar, y el trabajo es algo despreciable (en
cierta tradición católica) y, por tanto, indigno. Esta es una explicación
poco verosímil para un mundo como el de hoy, que es cuando parece
haberse originado la expresión. Es más, en el siglo XX hay ejemplos
transitivos con clítico femenino para sudar pero, precisamente, con
el significado de ‘esfuerzo’:
El pobre la suda para ganarla, 1950 Asturias, Miguel Ángel: Carta de
21-II-1950.
La que se quiera poner mucho lujo que la sude, que todo está por las
nubes 1974 Anónimo: Cancionero tradicional picaresco.
Se puede aplicar el dicho español no hay mayor desprecio que no hacer aprecio.
334
También puede estar vinculado con esta idea el siguiente significado transitivo
335
336 A mí la unidad de España me suda la polla por delante y por detrás. http://
www.elotropais.com/index.php?option=com_content&task=view&id=128&Item
id=41
337 Especialmente claros en el español de América: ASALE: “V. 1. int. Ve. Reali-
zar el coito. pop. 2. intr. prnl. Cu. Excitarse sexualmente alguien. VII. g. ∼se la pija. i.
loc. verb. Ho. Masturbarse. vulg.”
338 F. Rodríguez (2011) recoge los términos soplapollas y soplar el diamante
340 “4. intr. Caminar o ir con gran prisa y aceleración. Miró el reloj y salió volan-
do. 5. intr. Dicho de una persona o de una cosa: Desaparecer rápida e inesperadamen-
te. 8. intr. Hacer las cosas con gran prontitud y ligereza. Cuando le pides algo, vuela.
10. intr. Dicho del tiempo: Pasar muy deprisa”.
341 La RAE da cuenta en la edición de 1884 Cogerlas uno al vuelo: “fr. fig. y fam.
Entender ó notar con prontitud las cosas que no se dicen claramente ó que se hacen á
hurtadillas”. En la edición de 1927 incorpora cazarlas, o cogerlas, uno al vuelo, con
el mismo significado anterior. En la edición de 1956 las da como entradas separadas.
342 Don Felipe González, que está a la que salta, que está a la que salta, la ha
me las cogía al vuelo, y hacía más razones que decíamos todos. 1626
Quevedo y Villegas, Francisco de: La vida del Buscón llamado don
Pablos.
Hace cinco años que practico el confesonario, y que las cazo al vuelo.
Quiero decir, que a mi no hay mujer que me engañe. 1885–1887 Pérez
Galdós, Benito: Fortunata y Jacinta.
Porque, ¡reñules!, la cosa es clara, y en cuanti me la apuntó al oído
endenantes quien las pesca al vuelo..., la pesqué yo también. 1885–
1888 Pereda, José María de: Sotileza.
En nuestro país uno mira al heladero y se ríe con él con cierta
complicidad, porque descubre que está pensando lo mismo y las pilla al
vuelo. 1984 PRENSA Revista Hoy, 25-31/01/1984.
Brian no tiene gusto, pero las coge al vuelo, lo que pasa es que a veces
el vuelo no lo coge a él y se le escapan las cosas. 1995 G. Delgado,
Fernando: La mirada del otro.
No habló de los asesinatos ni se refirió a Bárbara, pero todo cuadraba.
Villamuera las cazaba al vuelo y era un endiablado interrogador. 2002
Rojo, Alfonso: Matar para vivir.
“Phrase, que fuera del sentido recto, vale lograr alguna cosa de passo ò casualmente”.
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 365
345 La RAE incorpora en su edición de 1780 andar á la que salta: “f. que se dice
del que anda buscando las ocasiones que le presenta la fortuna, ó casualidad: ya sea
para sustentarse, divertirse, ó emplearse”.
366 José Luis Cifuentes
Analogía Cambio de
Vigencia Subjetivación
específica significado
Hacerla 1284– Mala acción
Guardársela 1497 – Mala acción
Debérsela 1517 – Mala acción
Gozarla 1520– La vida
Urdir >
Mala acción,
Entendér- combinar >
1527 mañas y
selas desenvol-
astucias
verse
Jurársela 1536 – Mala acción
1545– Tomar las calzas Consecuen-
Tomarlas Las calzas
XVII de Villadiego cia
Matarlas 1557– Mala acción Personaje
Consecuen-
Tenerlas con 1560– Armas
cia
Haberlo con,
Habérselas
1562 tenerlas todas
con
consigo
Deparársela 1570 – La receta
Afufarlas 1599–XIX Tomarlas
Enfado >
Pelárselas 1599– Barbas
vehemencia
Allá se lo haya,
allá se las den
Habérselas 1604
todas, haberlas
con
1617–
Apeldarlas Tomarlas
XVII
Mala acción
Con-
Poner la pega
Pegársela 1619 – secuencia
de la pega.
Saber a la
pega
400 José Luis Cifuentes
-Contexto
Herida
deportivo
física >
Clavársela 1617– La espada Pegársela
emocional,
-Contexto
intelectual
sexual
Liarlas 1624–XIX Tomarlas
1625–
Volarlas Tomarlas
XVII
Campaneár-
1758–XIX Habérselas
selas
Saltarla 1758– Oportunidad
Jugarse la
Jugársela 1762– Mala acción Pegársela
vida
Todas las El que las sabe,
Sabérselas 1764–
cosas las tañe
Allá se avenga,
Avenírselas 1764 –
habérselas
Mamarla 1768–¿? Mamóla Mamona
Ingeniár-
1769– Entendérselas
selas
Correrla 1793– Correría
Echárselas 1811– General
Sintaxis de
Pegarla con 1811–XIX Pegársela
con
Sintaxis
Emprender-
1828– Acción contextos
la con
negativos
Prometér- Contextos
1828– Albricias
selas negativos
Hacerla
Mala acción,
Armarla 1836 –
alboroto Armar la
marimorena
Entendérselas,
Buscárselas 1837– La vida
ingeniárselas
Entendérselas,
Componér-
1844 – habérselas,
selas
avenírselas
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 401
Generaliza-
Cantarlas 1885 – Las cuarenta
ción
Generaliza-
Cazarlas 1885 – Ideas
ción
Afufarlas,
Tocárselas 1892 liarlas,
guillárselas
Consecuen-
Traérselas 1895 – Armas
cia
Clavársela,
colársela,
Sexo > -Contexto
Metérsela 1896– Miembro viril pegársela,
engaño deportivo
dársela,
diñársela
Cogerla 1903– La mona, etc.
Pillarla 1902– Cogerla
Habérselas,
Liárselas 1908 – tenérselas,
vérselas
Bandeár-
1908– Componérselas
selas
Diñarla 1917– La vida Entregarla Endiñar
Guardársela 1918– Castigo
Pasar las de
Pasarla 1919 – Penas
Caín
Agenciár-
1921– Componérselas
selas
Apañárselas 1926– Componérselas
Envainár- Generaliza-
1926– La espada
sela ción
Cargársela 1932– Castigo Ganársela
Entregarla,
Espicharla 1940– La vida
diñarla
Tomarla,
Cogerla con 1941– agarrarla,
haberla
Pirárselas Guillárselas
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 403
Entregarla,
Palmarla 1951– La vida espicharla,
diñarla
Hacerla /
Físico >
Mala acción / entregarla,
Pringarla 1951– emocional,
la vida espicharla,
intelectual
diñarla
Olérselas 1953 – Sabérselas
Joderla 1954– Mala acción Hacerla
Armar/hacer
Liarla 1958– Mala acción Armarla, hacerla
un lío
Traérsela Sexo >
1958– Miembro viril
floja indiferencia
Entregarla,
diñarla,
Cascarla 1962 – La vida espicharla,
palmarla,
pringarla
Mala acción
Hacerla,
Pifiarla 1970 –
pringarla
Pifia
Mala acción
Hacerla,
Cagarla 1970–
pringarla
Cagada
Hacerla,
Fastidiarla 1970– Mala acción
pringarla
Hacerla,
Jorobarla 1972– Mala acción
pringarla
Agarrarla 1972– Cogerla
Engancharla 1972– Cogerla
Sexo >
Refanfin- indiferencia
1976 – Miembro viril Traérsela
flársela
Pedir >
Mangarla 1987– General vivir sin
hacer nada
Traérsela, Sexo >
Pelársela 1987– Miembro viril
refanfinflársela indiferencia
Traérsela,
Sexo >
Sudársela 1990– Miembro viril refanfinflársela,
indiferencia
pelársela
Traérsela,
refanfinflársela, Sexo >
Soplársela 2000– Miembro viril
pelársela, indiferencia
sudársela
Consecuen-
Chocarla 2000 – La mano
cia
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 405
A las que sabes, mueras 129
A quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga 248
Acusar las cuarenta 233
Afufarlas alguien: irse 171
Agarrarla alguien: emborracharse 310
Agarrarla con alguien: convertirlo en objeto de aversión 221
Agarrarlas alguien al vuelo 355
Agarrársela con papel de fumar 224
Agenciárselas alguien: desenvolverse adecuadamente 156
Allá se avengan 125
Allá se las arregle 146
Allá se las avenga 124
Allá se las campanee 120
Allá se las componga 144
Allá se las den todas 119
Allá se las haya 117
Allá se lo haya 119
Amañárselas alguien: desenvolverse adecuadamente 157
Andar a la que salta 357
Apañárselas alguien: desenvolverse adecuadamente 157
Apeldarlas alguien: irse 172
Armar la de Dios es Cristo 281
Armar un zafarrancho 282
Armar un zipizape 283
Armarla alguien: provocar un conflicto 279
Armarla con queso: engañarlo 285
406 José Luis Cifuentes
Armarse la de San Quintín 280
Armarse la gorda 283
Armarse un tiberio 284
Armarse un toletole 284
Armarse una marimorena 282
Arreglárselas alguien: desenvolverse adecuadamente 146
Avenírselas alguien: desenvolverse adecuadamente 124
Bandeárselas alguien: desenvolverse adecuadamente 154
Bufarla algo a alguien: indiferencia 346
Buscársela alguien: arriesgarse 139
Buscársela(s) alguien: subsistir 138
Cagarla alguien: cometer un error 80
Cantar las cuarenta 233
Cantár(se)las alguien: hablar sin rodeos y abruptamente 231
Cantarlas alguien claras: hablar sin rodeos y abruptamente 231
Cargar la mano 100
Cargarle a alguno las cabras 101
Cargársela alguien: ser castigado 100
Cascarla alguien: morir 336
Cascársela: masturbarse 344
Cazarlas alguien al vuelo 355
Chocarla alguien: aceptación de conformidad 358
Chupár(se)la a alguien: felación 262
Clavársela a alguien: herir, hacer daño 242
Clavársela a alguien: meter gol 243
Clavársela a alguien: perjudicar 241
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 407
Clavársela a alguien: relación sexual 243
Coger la mona 306
Coger una turca 307
Cogerla alguien: emborracharse 306
Cogerla con alguien: convertirlo en objeto de aversión 226
Cogerla modorra 227
Cogerlas alguien al vuelo 355
Cogérsela con papel de fumar 224
Colársela a alguien: engañar 244
Como putas en Cuaresma 319
Como putas por rastrojo 319
Componérselas alguien: desenvolverse adecuadamente 142
Comulgar con ruedas de molino 312
Correr la tierra 108
Correr sortija 108
Correrla alguien: andar en diversiones o en lances peligrosos o ilícitos 105
Corrérsela alguien 106
Dar el pego 237
Dár(se)la(s) alguien de algo: presumir 271
Dar/meter a uno la castaña: engañarlo 247
Darse el piro 183
Dársela a alguien con queso: engañarlo 246
Dársela a alguien: engañarlo 246
De las suyas: propio del carácter del sujeto 67
Deberla alguien a otra persona: tener una deuda por afrenta 91
Diñarla alguien: morir 331
408 José Luis Cifuentes
Diñársela a alguien: engañarlo 250
Dios te la depare buena 253
Dormir la mona 303
Dormir la zorra 302
Dormirla alguien: dormir tras una borrachera 302
Echár(se)la(s) alguien de algo: presumir 263
El que las sabe, las tañe 128
Emprenderla a algún lugar: marchar 183
Emprenderla con alguien: acometer a alguien 203
En la cuerda floja 339
Encalomársela a alguien: relación sexual 253
Enchufársela a alguien: relación sexual 207
Engancharla alguien: emborracharse 311
Entendérselas con alguien: desenvolverse adecuadamente 112
Entregarla alguien: morir 329
Envainársela alguien: rectificar 327
Espicharla alguien: morir 332
Estar a la que salta 358
Estirar la pata: morir 331
Fastidiarla alguien: estropear algo al cometer un error 81
Formarla buena alguien: realizar algo perjudicial 64
Freírsela a alguien: engañar 257
Frotársela alguien: masturbarse 345
Ganársela alguien: acción de castigo 97
Gastár(se)las alguien: comportarse 295
Gobernárselas alguien: desenvolverse adecuadamente 153
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 409
Gozarla alguien: disfrutar 102
Guardársela a alguien: aplazar venganza 85
Guillárselas alguien: irse 178
Habér(se)las con alguien o algo: tener un enfrentamiento 198
Haberlas visto más gordas (no) 221
Hacer alguien de las suyas/tuyas/mías: obrar según carácter 66
Hacer alguna/una 65
Hacer buena hacienda 64
Hacer de las que sabía y solía 130
Hacér(se)la alguien a otra persona: cometer una falta 59
Hacerla buena alguien: realizar algo perjudicial 63
Hincársela a alguien: relación sexual 253
Ingeniárselas alguien: desenvolverse adecuadamente 133
Ir de pira 183
Jeringarla alguien: estropear algo al cometer un error 83
Joderla alguien: estropear algo al cometer un error 77
Jorobarla alguien: estropear algo al cometer un error 82
Jugarla de puño a alguien: engañarlo 71
Jugársela alguien de codillo a otra persona: engañar 73
Jugársela alguien: pasar por situación de peligro 75
Jugársela(s) a alguien: comportarse de forma inadecuada 79
Jurársela(s) alguien a otra persona: asegurar venganza 94
La mía: intención o voluntad del sujeto 70
La nuestra: intención o voluntad del sujeto 70
La ocasión la pintan calva 150
La suya: intención o voluntad del sujeto 70
410 José Luis Cifuentes
La tuya: intención o voluntad del sujeto 70
La vuestra: intención o voluntad del sujeto 70
Liar el petate 174
Liár(se)las alguien: morir 176
Liar/preparar los bártulos 174
Liarla alguien: provocar un conflicto 291
Liarlas alguien: irse 173
Liárselas con alguien: tener un conflicto 224
Llevar alguien las de ganar/perder 188
Llevarlas todas consigo (no): sentir recelo 188
Machacársela algo a alguien: indiferencia 344
Machacársela alguien: masturbarse 345
Mamarla alguien: ser engañado 258
Mamársela a alguien: felación 262
Manejárselas alguien: desenvolverse adecuadamente 151
Mangarla alguien: vivir sin hacer nada 111
Mátalas callando 353
Matarlas callando 353
Meneársela: masturbarse 344
Mete dos y saca cinco 255
Meter alguien la pata 255
Metér(se)la a alguien: relación sexual 251
Meterla doblada: engañarlo 254
Meterla: meter gol 251
Metérsela a alguien: engañarlo 254
Montarla alguien: provocar un conflicto 292
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 411
Olerlas alguien (no): no enterarse 163
Otro gallo te cantara 232
Pagarla(s) alguien a otra persona: sufrir castigo 86
Palmarla alguien: morir 334
Pasar crujía 321
Pasar las de Caín 320
Pasar las del Beri 321
Pasar las penas de San Patricio 322
Pasar una noche de perros 322
Pasar una noche toledana 323
Pasarlas alguien: tener unas vivencias 316
Pasarlas canutas 320
Pasarlas moradas 316
Pasarlas negras 318
Pasarlas putas 319
Pegarla alguien con algo: disputa verbal 202
Pegarla de puño a alguien: engañarlo 71
Pegársela a alguien: engañarlo 236
Pegársela de codillo: engañar 71
Pelársela algo a alguien: indiferencia 342
Pelársela alguien: masturbarse 342
Pelárselas alguien: realizar una acción con vehemencia 228
Pescarlas alguien al vuelo 355
Piarlas alguien: protestar 234
Pifiarla alguien: cometer un error 78
Pillarla alguien: emborracharse 309
412 José Luis Cifuentes
Pillarlas alguien al vuelo 355
Pintarla alguien: afectar distinción 277
Pintárselas alguien: desenvolverse con éxito 149
Pirárselas alguien: irse 181
Pirárselas: morir 181
Ponérsela floja algo a alguien: indiferencia 338
Pringarla alguien: estropear algo al cometer un error 70
Pringarla alguien: morir 335
Prometérselas felices alguien: tener vanas esperanzas 135
¿Quién te la dio? 248
Refanfinflar algo a alguien: indiferencia 340
Saber a la pega 239
Saber cuántas son cinco 130
Sabérselas todas alguien: desenvolverse con éxito 128
Salirse alguien con la suya: conseguir su intención 68
Sobársela alguien: masturbarse 345
Soplar a alguien: tener sexo 350
Soplársela a alguien: hacer una felación 350
Soplársela algo a alguien: indiferencia 349
Sudar la camiseta 348
Sudársela algo a alguien: indiferencia 346
Tener alguien las de ganar/perder: llevar ventaja/desventaja 191
Tenér(se)las con alguien: tener un conflicto 188
Tenér(se)las tiesas a alguien: acometer a alguien 192
Tenerlas alguien todas consigo (no): sentir recelo 188
Tenerse alguien tieso 193
Construcciones con clítico femenino lexicalizado 413
Tenérsela(s) jurada a alguien: asegurar venganza 96
Tirár(se)la(s) alguien de algo: presumir 269
Tocárselas alguien: irse 180
Tomar las de Villadiego: irse 168
Tomarla con alguien o algo: convertirlo en objeto de aversión 209
Tomarlas alguien: irse 167
Traérsela a alguien al pairo 340
Traérsela floja algo a alguien: indiferencia 338
Traérselas alguien o algo: tener malicia o dificultad 299
Tragár(se)las alguien: dar crédito a algo inverosímil 312
Tragárselas alguien como ruedas de molino 313
Ver negro algo 217
Vér(se)las negras: estar en situación difícil 217
Verlas venir: esperar algo sin hacer nada 219
Verse las caras una persona con otra 215
Verse negro alguien 218
Vérselas una persona con alguien: tener un enfrentamiento 214
Vérselas y desearlas 216
Volarlas alguien: irse 177
Zumbársela alguien: masturbarse 345
Zurrársela alguien: masturbarse 345
Referencias bibliográficas:
Albano, H & Ghío, A. (2013): “Construcciones de ir + clítico le/la en el
español de Buenos Aires”,
García Page, M. (2010): “Locuciones verbales con clítico en español del tipo
dársela”, Verba hispánica, 18, págs. 135-145.
Adiós mi Habana
I.S.B.N.: 978-84-9074-519-9
No desde que leí MAUS sentí tanta cercanía con unas viñetas que se
desdibujaban como una biografía tan personal como histórica. Hubo
en el curso de mi vida afición sobre esta modalidad más madura del
cómic con los dibujos elegantes de algunos artistas que publicaban
en los años 70 en la revista italiana Linus . La inmediatez testimonial
de esta narrativa ilustrada cobra sentido al constatar los pasos en
la vida de una pequeña comunidad norteamericana anti-imperialista
comprometida con la izquierda en los albores de la toma del poder
en Cuba por Fidel Castro y su posterior consolidación como Líder
Máximo. La desilusión paso a paso va desvelándose amargamente
desde la llegada de la protagonista y autora a la isla hasta su
despedida. Este capítulo de la historia cubana nunca se ha narrado.
Deja particularmente en evidencia a los exégetas como Herbert
Matthews, Jean-Paul Sartre, entre otros, sean “left wing liberals”
o “gauche divine”. Si la verdad histórica existe, se muestra aquí en
otra faceta del caleidoscopio y pesadilla que todos hemos vivido.
Isel Rivero