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El derecho Internacional Público (DIP), como todo ordenamiento jurídico, tiene sus
propios procesos válidos de creación y verificación de normas jurídicas. Estos procesos
se denominan fuentes formales.
Debemos distinguirlas de las fuentes materiales que no generan derechos y obligaciones
como las formales y son las causas, orígenes e influencias que dan nacimiento a la
norma jurídica, son causas extrajurídicas.
En DIP todos los procesos válidos de creación de derecho son acuerdos de voluntades,
porque recordemos que la creación de normas jurídicas nace del acuerdo de voluntades
de los sujetos DIP siempre.
Ante la falta de una norma explicita que determine cuáles son las fuentes formales DIP,
se recurre al Estatuto de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). Esto es así, porque tal
como ya sabemos, la CIJ tiene por función resolver las controversias que le presenten
los Estados aplicado derecho internacional público vigente, vale decir entonces que para
cumplir con su función aquello que apliquen indefectiblemente es DIP, y si el Estatuto
de la CIJ establece que para cumplir con su función el tribunal debe aplicar tratados
internacionales, costumbre internacional y principios generales de derecho, estos
indefectiblemente son los procesos válidos para crear derechos y obligaciones en
derecho internacional público.
Así, el artículo 38, establece que las fuentes formales creadoras, en sentido estricto son
los tratados internacionales, la costumbre internacional y los principios generales
de derecho y los medios auxiliares la doctrina y la jurisprudencia.
Es decir que el acuerdo de voluntades entre Estados (o sujetos derivados con la
capacidad de generar derecho) toma la forma de tratado internacional, de costumbre
internacional o de aplicación de un principio general de derecho, siendo todas las
normas DIP, ya sea una norma jurídica dispositiva o norma jurídica imperativa, el
resultado de alguno de estos procesos válidos de creación.
Cabe recordar que desde 1945 las normas jurídicas imperativas son aquellas que regulan
los valores esenciales para que el DIP exista como tal estableciendo un cierto orden
público internacional y por ende tienen una jerarquía superior a las dispositivas.
Si bien el enunciado del artículo 38 tiene un orden de presentación, ese orden no refleja
un orden de prelación o jerarquía entre las fuentes principales, por lo que ante una
diferencia o contradicción entre ellas se debe resolver aplicando dos principios
generales de derecho a saber: norma jurídica posterior deroga norma jurídica anterior y
norma jurídica especial deroga norma jurídica general. Es decir que en caso de
diferencias o contradicción ente normas jurídicas dispositivas se aplicara la posterior o
la especial, lo mismo entre normas jurídicas imperativas. Sin embargo, cuando se trate
de una diferencia o contradicción entre una norma jurídica imperativa y una dispositiva,
claramente se aplica la norma jurídica imperativa, es el caso del artículo 103 de la Carta
de la ONU que establece que las obligaciones que surgen de la Carta prevalecen por
sobre cualquier otra obligación, sean estas posteriores a 1945 o especiales. Sólo podría
ser derogada por otra norma jurídica imperativa pero jamás dispositiva.
Los principios generales de derecho, son aquellas pautas de conducta que generan
derechos y obligaciones, son premisas jurídicas presentes en los ordenamientos
jurídicos internos de los diferentes Estados que van aplicar en sus relaciones jurídicas
con otros Estados. Estos principios generales de derecho pueden ser comunes en ciertos
sistemas jurídicos, pero no es necesario que se aplique en todos los Estados o en la
mayoría para ser fuente creadora DIP.
Es fundamental distinguirlos de los principios de derecho internacional público que son
abstracciones, enunciados de normas jurídicas propias del DIP como la igualdad jurídica
de los Estados, prohibición de la amenaza y uso de la fuerza, solución pacífica de
controversia, etc.
Tampoco las decisiones del Consejo de Seguridad de la ONU son una cuarta fuente, ya
que la facultad conferida en el artículo 25 de la Carta de la ONU a este órgano principal
de tomar medidas colectivas eficaces que cuando sean decisiones resulten obligatorias
para todos, es una cláusula de un tratado que es la Carta de la ONU.
Cabe agregar que existe en DIP la dualidad de fuentes, que se da cuando una misma
obligación surge de dos fuentes creadoras simultáneamente, por ej la libertad de pesca
en el Alta Mar es una costumbre general y es una norma de la Convención de la ONU
del Derecho del Mar.
Podría darse por ejemplo un principio general de derecho que sea a la vez una
costumbre internacional y que sea también una cláusula de un tratado internacional, por
ej el principio general de derecho de legítima defensa, es una costumbre internacional y
está estipulado en varios tratados como el Pacto de San José de Costa Rica.
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Los medios auxiliares, generalmente denominados costumbre y jurisprudencia, no
generan derechos y obligaciones en el derecho internacional público dado que se trata
de medios, de herramientas para verificar la existencia de normas jurídicas ya
existentes.
Un Juez o un Tribunal Internacional aplican para cumplir con la función de decidir en
un caso determinado las normas de DIP preexistentes creadas ya sea por una costumbre
internacional, la aplicación de un principio general de derecho o un tratado
internacional. Sin embargo no generan derecho al fallar, requieren del derecho para
poder fallar.
Cabe señalar que las fuentes creadoras son a la vez verificadoras, la forma de probar la
existencia de la Carta de la ONU es la propia Carta de la ONU (tratado internacional).
Sin embargo, los medios auxiliares y verificadores nunca son creadores.
Otros actos unilaterales además de la Protesta son la Notificación (acto por el cual un
Estado comunica oficialmente a otro un hecho o una situación), el Reconocimiento
(acto o conjunto de actos por medio de los cuales un Estado comprueba y acepta un
hecho, una situación, un acto o una pretensión.), la Renuncia (manifestación de
abandonar un derecho, una facultad, una pretensión o una reclamación), la Promesa
unilateral (declaración de voluntad de un Estado con la clara intención de obligarse a
adoptar cierto comportamiento respecto de otros Estados).