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Literatura-4to año-Prof: Micaela Gutiérrez

UNIDAD I: COSMOVISIÓN MÍTICA

Mito

Definición :

El mito es un relato tradicional que presenta como protagonistas a dioses pertenecientes al


acervo religioso de los pueblos. En efecto, el mito forma parte del sistema de creencias de una
cultura o de una comunidad, las cuales, aunque su existencia nunca esté evidenciada, lo
considera como una historia absolutamente verdadera. Origen El origen de estos relatos se
sitúa en la necesidad de conocimiento y la curiosidad, innatos a la condición humana. Los
primeros seres humanos necesitaron respuestas a las preguntas existenciales acerca de su
origen, su destino y el sentido de su misma vida. A su vez, ante ciertos fenómenos naturales, se
sintieron desconcertados y necesitaron una explicación que los tranquilizara. La respuesta
mitológica fue justamente la primera en aparecer: agricultores que necesitaban lluvia,
marineros que querían dominar el mar, guerreros que querían vencer batallas, campesinos con
miedo a las tormentas; todos encontraron respuestas en los mitos: la lluvia era generada por
un dios, el mar bravo era el enojo de Poseidón, Ares apoyaba a los ejércitos que más lo
complacían, Zeus lanzaba los rayos de las tormentas. En consecuencia, la figura divina y los
mitos surgen en la mente humana para explicar lo inexplicable, ante la necesidad de entender
y justificar la presencia del hombre sobre la tierra, la misma existencia de ésta y sus
fenómenos naturales. En efecto, las raíces de los mitos hay que buscarlas cuando el hombre
primitivo, iniciado en el desarrollo de sus facultades superiores que lo distingue de los demás
animales, se llenó de estupor o temor al enfrentarse con el medio hostil y los inexplicables
fenómenos de la naturaleza, sintiendo la necesidad de ampararse en la imaginación para
intentar explicarse los orígenes del mundo y todo lo que le acompañaba.

Función social

A su vez, los dioses se constituirán a lo largo de la historia en el elemento rector de la vida


social humana. Con su existencia dan sustento al principio de autoridad, a los conceptos de
bien y de mal, y a la búsqueda del bien conforme a cada religión. Los dioses fundamentan la
moralidad necesaria para la convivencia. Los ritos, así, cumplirían dos funciones: por una parte,
permitirían al hombre la relación con el mundo de lo sagrado; por otra servirían de cohesión
social y de identidad a los pueblos. Posteriormente el concepto dios aportará a la humanidad
un servicio quizá más grande que los anteriores. Cuando el hombre toma conciencia de su
finitud, se apodera de él la desolación, porque a la pregunta ¿de dónde vengo? sigue
irremediablemente la de ¿a dónde voy? La nada es aterradora, el hombre teme a la
aniquilación, a la muerte, a la posibilidad de un irreparable final. Los dioses, en este sentido,
aparecerán como aquella esperanza de trascender esa finitud, de alcanzar una vida eterna.
MITOS COSMOGÓNICOS

Los mitos cosmogónicos son relatos intentan explicar el origen del universo y su evolución
hasta alcanzar el estado en que se encuentra en la contemporaneidad la cultura a la que
pertenece. La cosmogonía griega, por ejemplo, narra el origen del mundo a partir del Caos,
concebido como un abismo sin fondo, espacio abierto sumido en la oscuridad, en el cual se
encontraban dispersos los cuatro elementos esenciales: Agua, Tierra, Fuego y Aire. El Caos
constituía el principio de todas las cosas, antes del nacimiento de los Dioses, y por eso se lo
considera el más antiguo de ellos. Nada tenía en él forma fija y durable, todo estaba en
constante movimiento con inevitables choques, los elementos congelados contra los
abrasadores, los húmedos contra los secos, los blandos contra los duros y los pesados contra
los ligeros. El Caos era nada y algo, materia y antimateria al mismo tiempo. En este sentido, el
poeta Hesíodo en Teogonía afirma que de aquel emergió Gea (la tierra) surgida de Tártaro,
tenebroso de las profundidades y Eros (el amor). Por la acción de este último, nacieron Erebos
(las tinieblas) y Nyx (la oscuridad). El vínculo de estas dos deidades dio origen a Hemera (el
día). Con la luz, Gea cobró personalidad y comenzó a engendrar por sí sola. Es así como surge
Urano (el cielo estrellado) y las altas montañas. Posteriormente, Urano derramó una lluvia
fértil que dio lugar a las hierbas, las flores y los árboles. La lluvia sobrante hizo que corrieran
los ríos y al llenar de agua los bajos se originaron los lagos y los mares, todos ellos deificados
con el nombre de Titanes (Océano, Ceo, Crío, Hiperión, Cronos) y las Titánidas (Temis, Rea,
Tetis, Tea, Mnemosine, Febe), de quienes descendieron los demás dioses y hombres.
Asimismo, Urano y Gea crearon también hijos de horrible aspecto, tales como los Cíclopes,
cuyos descendientes aparecen en Odisea. Por su parte, Nyx engendró a Tánatos (la muerte), a
Hipno (el sueño) y a otras divinidades como las Moiras (defensoras del orden cósmico y
quienes decretaban los destinos de los hombres) y Némesis (la justicia divina, perseguidora de
lo desmesurados y protectora del equilibrio).

Actividad: 1-

1-¿Qué son y por qué surgen los mitos?

2- Busca información acerca de mitos cosmogónicos correspondientes a otras culturas, a los


fines de establecer similitudes y diferencias con respecto a la cosmogonía propuesta por
Hesíodo.

“EL MITO DE PROMETEO” Platón

“Era un tiempo en el que existían los dioses, pero no las especies mortales. Cuando a estas les
llegó, marcado por el destino, el tiempo de la génesis, los dioses las modelaron en las entrañas
de la tierra, mezclando tierra, fuego y cuantas materias se combinan con fuego y tierra.
Cuando se disponían a sacarlas a la luz, mandaron a Prometeo y Epimeteo que las revistiesen
de facultades distribuyéndolas convenientemente entre ellas. Epimeteo pidió a Prometeo que
le permitiese a él hacer la distribución ("Una vez que yo haya hecho la distribución, dijo, tú la
supervisas"). Con este permiso comienza a distribuir. Al hacerlo, a unos les proporcionaba
fuerza, pero no rapidez, en tanto que revestía de rapidez a otros más débiles. Dotaba de armas
a unas, en tanto que para aquellas, a las que daba una naturaleza indefensa, ideaba otra
facultad para su salvación. A las que daba un cuerpo pequeño, les dotaba de alas para huir o
de escondrijos para guarnecerse, en tanto que a las que daba un cuerpo grande, precisamente
mediante él, las salvaba. De este modo equitativo iba distribuyendo las restantes facultades. Y
las ideaba tomando la precaución de que ninguna especie fuese aniquilada. Cuando les
suministró los medios para evitar las destrucciones mutuas, ideó defensas contra el rigor de las
estaciones enviadas por Zeus: las cubrió con pelo espeso y piel gruesa, aptos para protegerse
del frío invernal y del calor ardiente, y, además, para que cuando fueran a acostarse, les
sirviera de abrigo natural y adecuado a cada cual. A algunas les puso en los pies cascos y a
otras, piel gruesa sin sangre. Después de esto, suministró alimentos distintos a cada una: a
una, hierbas de la tierra; a otras, frutos de los árboles; y a otras raíces. Y hubo especies a las
que permitió alimentarse con la carne de otros animales. Pero como Epimeteo no era del todo
sabio, gastó, sin darse cuenta, todas las facultades; quedando aún sin equipar la especie
humana. Hallándose en ese trance, llega Prometeo para supervisar la distribución. Ve a todos
los animales armoniosamente armados y al hombre, en cambio, desnudo, sin calzado, sin
abrigo e indefenso. Y ya era inminente el día señalado por el destino en el que el hombre debía
salir de la tierra a la luz. Ante la imposibilidad de encontrar un medio para su salvación,
Prometeo roba a Hefesto y a Atenea la sabiduría de las artes junto con el secreto del fuego y se
la ofrece, así, como regalo al hombre. Con ella recibió el hombre la razón para conservar la
vida. Y, debido a esto, el hombre adquiere los recursos necesarios para la vida, pero sobre
Prometeo, por culpa de Epimeteo, recayó luego, según se cuenta, el castigo del robo. El
hombre, de esta manera y debido a su desprotección, inventó -a través del fuego y la sabiduría
en las artes- viviendas, vestidos, calzados y abrigos y adquirió rápidamente el arte de articular
sonidos vocales y nombre lo que le permitió la comunicación y la consecuente unión con los
seres de su misma especie. De esta forma, construyó ciudades; las cuales, al ser en todo más
débiles que las fieras, le permitía protegerse de ellas. Sin embargo, una vez reunidos, los seres
humanos se ultrajaban entre sí por no poseer el arte de la política, de modo que al dispersarse
de nuevo, perecían. Entonces Zeus, temiendo que nuestra especie quedase exterminada por
completo, envió a Hermes para que llevase a los hombres el pudor y la justicia, a fin de que
rigiesen en las ciudades la armonía y los lazos comunes de amistad. El castigo de Zeus Por
orden de Zeus, padre de los dioses, Hefesto dios del fuego y famoso por sus habilidades, formó
la estatua de una hermosa doncella (Pandora), después la propia Atenea que, también celosa
de Prometeo, habíase trocado en su enemiga, echó sobre la imagen una vestidura blanca
reluciente, la coronó de frescas flores, le ciñó el talle con un cinturón de oro, adornado
maravillosamente con policromas figuras de animales. Hermes, el mensajero de los dioses,
otorgaría el habla a la bella imagen y Afrodita le daría todo su encanto en las artes del amor y
la belleza. Pandora era pues una venganza de Zeus como parte de un castigo a Prometeo,
primero por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego que hasta entonces sólo había
pertenecido a los Dioses y segundo por la adoración que los humanos sentían hacia él y que
Zeus envidiaba. De este modo Zeus, bajo la apariencia de un bien, había creado un engañoso
mal, al que llamó Pandora, es decir, la omnidotada; pues cada uno de los Inmortales Dioses
había entregado a la doncella, para que guardara en su caja, algún nefasto obsequio para los
hombres.... La vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la lujuria, la tristeza, la
pobreza, el crimen… Condujo entonces a la virgen a la Tierra, donde los mortales vagaban
mezclados con los dioses, y unos y otros se pasmaron ante la figura incomparable. Pero ella se
dirigió hacia Epimeteo, el ingenuo hermano de Prometeo, llevándole una caja regalo de Zeus.
Prometeo había advertido a su hermano que nunca aceptase un obsequio venido del olímpico
Zeus, porque eso podría ocasionar grave daño a los hombres; todo regalo de Zeus debía de ser
rechazarlo inmediatamente. Pero Epimeteo, olvidándose de aquellas palabras, acogió gozoso a
la hermosa doncella y no se dio cuenta del mal, hasta que se desató. Pues hasta entonces las
familias de los hombres, aconsejadas por su hermano, habían vivido libres del mal, no sujetos a
un trabajo gravoso y exentos de cualquier mal... Pero Pandora llevaba en las manos su regalo,
su gran caja. Apenas llegaba junto a Epimeteo, se sentó en el suelo y abrió la tapa, como Zeus
le había dicho y en seguida volarón del recipiente todos los males, que se desparramaron por
el mundo con rapidez, pero oculto en el fondo de la caja había un único bien: LA ESPERANZA y
dejando de seguir el consejo del Padre de los dioses, Pandora cerró la cubierta antes de que
aquella pudiera echar a volar, encerrándola para siempre en la caja. Entretanto la desgracia
llenaba, bajo todas las formas, tierra, mar y aire. Las enfermedades se deslizaban día y noche
por entre los humanos, solapadas y silenciosas pues Zeus no les había dado la voz. Un tropel
de fiebres sitiaba la Tierra, y la muerte, antes remisa en sorprender a los hombres, precipitó su
paso. La vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la
pobreza, el crimen; todos los males del mundo se habían extendido por la tierra y sólo la
esperanza quedó oculta en el fondo del arca. Por eso la esperanza es lo último que se pierde...
Tras vengarse así de la humanidad, Zeus se vengó también de Prometeo e hizo que lo llevaran
al Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto con la ayuda de Bía y Cratos. Zeus envió un
águila (hija de los monstruos Tifón y Equidna) para que se comiera el hígado de Prometeo.
Siendo éste inmortal, su hígado volvía a crecerle cada noche, y el águila volvía a comérselo
cada día. Este castigo había de durar para siempre, pero Heracles pasó por el lugar de
cautiverio de Prometeo de camino al jardín de las Hespérides y lo liberó disparando una flecha
al águila. Esta vez no le importó a Zeus que Prometeo evitase de nuevo su castigo, al
proporcionar la liberación más gloria a Heracles, quien era hijo de Zeus. Prometeo fue así
liberado, aunque debía llevar con él un anillo unido a un trozo de la roca a la que fue
encadenado.

Links: https://youtu.be/ls8J7Gg_qm4 https://youtu.be/pE0Eu-ShPew Actividad:

Actividad

1. Teniendo en cuenta el mito de Prometeo, explica por qué razón el hombre necesita vivir en
comunidad.

2. ¿Por qué se considera a Prometeo como el benefactor de los hombres? ¿Por cuál motivo y
de qué manera engaña a Zeus?

3- ¿Qué castigos decreta Zeus en consecuencia de sus actos?

4- Elabora una reflexión en torno a la imagen de mujer propuesta en la mitología griega a


través de la figura de Pandora, estableciendo similitudes y diferencias con la propia de Eva
dentro de la cultura cristiana.

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