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PRICUAM
¿ POR QUÉ LOS DIOSES ?
Desde el principio de los tiempos, el humano sintió la necesidad de creer
en unas fuerzas desconocidas a las que achacar los sucesos extraordinarios
que se desarrollaban en su entorno.
Las tormentas, los huracanes, los terremotos, las lluvias torrenciales, las
sequías, eran manifestaciones de algo, suficientemente poderoso, como para
producir estos fenómenos.
Algo mas poderoso que él y por tanto diferente.
Y trataron de interpretar las fuerzas naturales y los fenómenos
inexplicables de la manera que les pareció más lógica, fieles siempre a la
finalidad de las cosas, que partía del respeto que guardaban hacia los seres
superiores que mandaban y dominaban el destino del universo.
Aun hoy, en muchas poblaciones indígenas del planeta que viven en forma
casi primitiva, (aborígenes australianos, pueblos nativos africanos, inuit...) los
relatos relacionados con la creación, se asocian a seres mitológicos, a dioses
bondadosos, a animales sagrados que residen en un mundo superior y que a
partir de su obra o de su propio sacrificio, dan lugar al origen del mundo tal y
como lo conocemos. Generalmente, parten de un tiempo anterior o de un
mundo pasado donde imperaba la oscuridad o donde dominaban las aguas.
En muchas de estas cosmogonías, aparece ese ser supremo el cual ha
existido desde siempre, ya que nunca fue creado sino que siempre estuvo ahí.
Ese ser superior creó la tierra y le dio la forma actual , además, es el creador
de la vida (plantas, animales e incluso seres humanos). En esta ingente tarea,
ese dios o ser supremo puede contar con la ayuda de otros seres
sobrenaturales y divinos, aunque de rango menor.
Y a esos seres superiores le dieron nombre y le llamaron dioses
La divinidad que más venerada fué en los años de la prehistoria, era la
Tierra.
Sobre la tierra pisó firmemente por vez primera el hombre y se nutrió de
sus frutas. Los pueblos del Mediterráneo identifican a la diosa Tierra con la
diosa de la fecundidad, que, según representan las estatuillas de la época
halladas era una mujer desnuda de pechos y caderas demasiado anchas, rasgo
muy característico de la diosa de la fertilidad. Así el cultivo de la tierra fue
estrechamente asociado con los ritos religiosos.
Hasta el comienzo del monoteísmo de Akenathon, origen de las religiones
del libro, todos los pueblos contaban con una larga lista de dioses, cada uno
con un cometido especifico.
Para divulgar el origen, fundamentos y preceptos exigidos por cada dios,
surgieron las leyendas, explicando el lugar del ser humano en el Universo y
además, imponiendo determinadas normas para su comportamiento y
preservación de las tradiciones.
Al ser divulgadas de forma oral, estas leyendas requerían ser contadas
como atractivos relatos, no carentes de cierta fantasía, que propiciaban la
escucha agradable y un fácil recuerdo que facilitaban su repetición, generación
tras generación.