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TEMA 21. EL ARTE DE VANGUARDIA EN EL PRIMER TERCIO DEL SIGLO XX.

SUS PRINCIPIOS
ESTÉTICOS. LA PLURALIDAD DE CORRIENTES: DEL CUBISMO A LOS SURREALISTAS. LA
CONTRIBUCIÓN DE LOS ARTISTAS ESPAÑOLES.

En las últimas décadas del siglo XIX y primeras del siglo XX surge en todos los países con cierto grado de
desarrollo industrial, una manifestación de un sentido del presente y un sentimiento de voluntad de
ruptura con estilos del pasado. Fue una transición agitada y compleja con una búsqueda de lo nuevo que
convivía con permanencias del pasado, con un rechazo generalizado a la máquina y aceptación de nuevas
tecnologías que anticipaban el futuro, agitación social, movimientos anarquistas y afianzamiento de
tendencias conservadoras de carácter burgués, conformando una crisis arte-sociedad que se evidencia en
la vanguardia.

Las vanguardias históricas son los estilos artísticos que aparecieron en la primera mitad del siglo XX con
una propuesta rupturista radical, produciéndose una revolución de las artes plásticas. Esto va a afectar a
todas las artes, y en este caso a la escultura y a la pintura, en la que se van a ver imbuidas por una
actitud ante el arte más que por un concepto estético, abandonando la imitación de la naturaleza para
centrarse en un lenguaje conformado por las formas y los colores. La hegemonía del inconsciente, de la
reconstrucción mental de la obra, exige al espectador una nueva actitud ante la obra de arte. Los estilos
van a pasar de ser internacionales para ser característicos de un grupo de artistas.

El término vanguardia es uno de los más utilizados para el desarrollo del arte en el siglo XX,
convirtiéndose en un fenómeno nuevo respecto a otros periodos de la historia, apareciendo términos como
arquitectura de vanguardia, música de vanguardia o cine de vanguardia. Su definición implica la idea de
lucha, ya que la vanguardia se manifiesta como una acción de grupos reducidos que se enfrentaban a
situaciones establecidas y aceptadas por la mayoría. Estas tendencias se van a enfrentar al orden
establecido y a los criterios que eran asumidos por las clases altas económicas e intelectuales con un
ánimo de ruptura. Sin embargo, la idea de vanguardia es compleja y comprende todo su desarrollo. La
vanguardia en relación con el arte va a aparecer en el primer cuarto del siglo XIX vinculada con actitudes
progresistas, y se va a utilizar como concepto político aplicado después al Cubismo y Futurismo. El
manifiesto de los pintores futuristas en Milán en 1910 plasma el carácter típico de la vanguardia con la
euforia, el desafío, la provocación, la originalidad y la innovación, con fe en el progreso, el avance y la
transformación de la sociedad. El origen de la vanguardia hay que contextualizarlo con los
acontecimientos políticos sucedidos en Francia con la segunda y tercera república y la primera guerra
mundial, que provocaron reacciones intelectuales en contra de la sociedad de la época, creándose un
estereotipo de artista incomprendido, bohemio y comprometido con sus valores, a lo que hay que unir el
comienzo de los Salones de París, muestras artísticas anuales de prestigio con carácter tradicional y
conservador, donde fueron rechazados la mayoría de pintores impresionistas, que inauguraron su propio
Salón de los Rechazados para que su trabajo pudiera ser apreciado y valorado.

Podemos destacar como precursor de las vanguardias el impresionismo, que fue el primer movimiento que
se rebeló contra los gustos imperantes de su época, buscando nuevas formas de captar la realidad,
teniendo como precursor a Eduard Manet, que utilizaba pinceladas directas, muy cargadas, que van a ser
reflejadas por sus precursores como Degas, Renoir, Monet, Pizarro o Cezanne. El principal aporte de este
estilo a las vanguardias fue la liberación del poder expresivo del color, producido por una pintura más
libre que era unificada por la luz. Se considera que nace como tal en una exposición celebrada en los
salones del fotógrafo Nadar, donde se expuso la obra de Monet, Impresión, Sol Naciente, Con un carácter
más ideológico destaca de finales del siglo XIX el Modernismo o Art Nouveau, que surgió con la intención
de crear un arte nuevo, joven, libre y moderno que rompiera con los estilos clásicos academicistas e
incluso con los impresionistas, con una predominancia de la inspiración y la naturaleza, pero con una
idea de progreso y necesidad de renovación de las normas sociales. Estas aspiraciones se basaron en
algunas ideas estéticas de John Ruskin y William Morris, que proponían democratizar la belleza o
socializar el arte, dándole valor estético hasta a los objetos más cotidianos. De forma paralela surge
también el Neoimpresionismo o puntillismo, materializado por Georges Seurat y Paul Signac, así como los
denominados postimpresionistas a raíz de una exposición celebrada en Londres en 1910, Vincent Van
Gogh, Paul Gaugain y Henri de Toulouse-Lautrec, con una pintura muy personal e innovadora. Destacan
algunos artistas españolas como Darío de Regoyos con cuadros como La viña o Francisco Iturrino con el
Jardín de Málaga.

Ya metidos en el siglo XX vamos a destacar la aparición del Fauvismo (1905/1907), que va a cuestionar el
arte como representación de la realidad, abogando por un arte subjetivo que exprese sentimientos a través
del color. Los fauves o las fieras, tienen intenciones rupturistas, con un aprovechamiento del color por
encima de la forma y una actitud libre en la creación, con gran violencia cromática, con agresivos
contrastes, simplicidad en el dibujo y ausencia de claroscuros, parece una reacción ante el impresionismo.
Sin embargo el fauvismo dura poco y tiene unos nombres concretos, destacando a Matisse, Marquet,
Camoin, Manguin, Derain, Vlaminck, Dufy, Van Dongen o Chabaud. El fauvismo es un espíritu ligado a
las convulsiones de su tiempo, con gran autonomía de sus artistas y cada uno de los fauves le dio una
definición diferente a la pintura, de modo que no van a presentar muchos aspectos en común,
exceptuando la explotación de una libertad total ante la naturaleza. Destacamos algunas obras como
Retrato de Henri Matisse de Andre Derain, el catorce de julio en Saint Tropez de Henri Manguin, el
cigarrillo de Henri Labasque, la danza de Henri Matisse, gran interior rojo de Henri Matisse, o juego de
petanca de Matisse (estas tres ultimas expuestas en la exposición Henri Matisse. Pinturas y dibujos de los
museos Pushkin de Moscú y el Ermitage de Leningrado en el MNARS entre 1988 y 1989).

Con posterioridad, a raíz del cuadro desarrollado por Pablo Picasso entre 1906 y 1907 de las Señoritas de
Avignón, especialmente en su parte derecha tal y como señaló Daniel Henri Kahnweiler, surge el cubismo,
desarrollado por Picasso y por Braque fundamentalmente, y denominado también por Vauxcelles, que
destruye la óptica renacentista como único punto de vista y tiene un interés por el estudio del volumen y
neuvos medios de proporcionar efecto de volumen sobre una superficie plana, como ocurre con el cuadro
de L’echo de Athene de Braque. Se buscan estos efectos alternando entre zonas de sombra y luz que
dieran la impresión de volumen, pero se modelaba el volumen no a través del color sino a través del dibujo
coloreado, trazando rasgos paralelos o proyecciones, y direcciones lineales destinadas a sugerir un relieve.
Otros artistas destacados fueron Juan Gris, Francis Picabía, Franz Leger y Albert Gleizes. Destacamos
cuadros como el aficionado de pablo picaso, los anónimos de picaso, mujer a la guitarra o composición
cubista de Maria Gutiérrez Blanchard o botella y frutas y naipes y dados de Georges Braque.

La obra de Juan Gris es compleja ya que tiene un profundo respeto por la tradición pictórica occidental,
enfatizando un sentido ordenado, y también sus composiciones son delicadas, con cuidadosas reflexiones
entre lo espiritual y lo intelectual. Juan gris une lo cubista, que fundamenta su obra, con lo moderno y lo
clásico, lo sensible y lo intelectual, y lo español y lo francés. Juan Gris consideraba que el cubismo era
una reflexión de su época y por ello no lo concibe como un estilo sino como algo ligado a su tiempo. Van a
destacar obras como el fumador, violín y guitarra, la botella de anís, jarra y vaso.

El expresionismo se desarrollará en Alemania, con la voluntad de dar al espectador una visión de los
sentimientos del artista, utilizando la forma, la textura y el color, iniciándose propiamente la pintura
abstracta, siendo una pintura subjetiva que deforma y exagera. Tiene influencias de Goya, el Greco,
Munch o Ensor. Los artistas se pueden dividir en dos grupos, el grupo Die Brucke (el puente) formado por
Kirchner y Nolde y el jinete azul, formado por Kandinsky, Franz Marc o Paul Klee. El expresionismo se
caracteriza por el uso de colores violentos y temática de soledad y miseria, con búsqueda de nuevas
dimensiones a la imaginación y de renovar los lenguajes artísticos, defendiéndose la libertad individual, el
irracionalismo, el apasionamiento y lo morboso, demoniaco, sexual y fantástico, deformando la realidad a
través del carácter expresivo

El futurismo va a surgir en Milán, impulsado por Marinetti y su manifiesto futurista publicado en 1909 en
el que afirmaba que un automóvil rugiente es más vello que la victoria de samotracia, como plasmación de
la idea de que era necesaria la exaltación de la modernidad, lo mecánico, tecnológico y sus cualidades
estéticas, con un gusto por el retrato de la realidad en movimiento, como en el cuadro muchacha
corriendo en una galería,. Se quiere ensalzar la vida contemporánea con base en la máquina y el
movimiento a través de cualquier tipo de pintura que creara un arte de acción. Es el primer movimiento
artístico que se organiza como tal y se reconoce y define a sí mismo, con una búsqueda del escándalo y de
señas de identidad del mundo moderno que rompieran con el pasado. Esto pudo recogerse en la
exposición del MNARS Memoria del futuro. Arte italiano desde las primeras vanguardias a la posguerra, en
1990-1991. Destacan obras como la risa de Umberto boccioni, muchacha bajando la escalera de Giacomo
Balla, o las nadadoras de Carlo Carrá.

El dadaísmo fue el más radical y agresivo de los istmos de principios de siglo; surgió primero en Europa
por Cabaret Voltaire en Zúrich entre 1916 y 1922 con Hugo Ball, y en pintura por Tristan Tzara. Fue una
vanguardia anarquista en contra de cualquier norma social, moral o estética. Fue contundente,
provocador y destructor, basado en lo absurdo, lo elemental, lo casual y lo azaroso. El ejemplo máximo de
dadá lo encontramos en el artista francés Marcel Duchamp que, a través de los ready-mades u objetos
industriales sin valor, fueron elevados a la categoría de arte por el simple hecho de exponerlos en un
museo, y trató de ridiculizar esa veneración pasiva y poco crítica del público burgués, teniendo como
ejemplo su obra fuente. La expansión del mensaje dadaísta fue amplia e intensa repercutiendo en todos
los campos artísticos, básicamente se fundamentó en crear un antiarte. Vamos a ver algunos ejemplos en
la exposición del MNARS Dadá ruso 1914-1924, en 2018, donde se expusieron obras de artistas como
Kazimir Malévich, Vladimir Mayakovsky o Aleksandr Rodchenko u Olga Rózanova, comisariada por
Margarita Tupitsyn.

El surrealismo es una tendencia que empieza con un manifiesto escrito por el poeta André bretón, y cuyo
término es acuñado por el escritor apollinaire. Se desarrolla en el periodo de entreguerras en el que los
intelectuales tratan de comprender la profundidad psíquica del hombre, los sueños, el inconsciente,
basándose también en la base científica de Sigmun Freud. Existiría por un lado un surrealismo figurativo
representado por Max Ernst, René Magritte, Dalí y Chagall; y el surrealismo abstracto con artistas como
Yvves Tanguy, Miró, Klee y Hans Arp.

Lucía García de Carpi, comisaria de la exposición El surrealismo en España 1924-1939, dice que no sólo
propició manifestaciones ajenas a la práctica convencional de la pintura y la escultura, como el collage, el
fotomontaje o el objeto, sino que fue el primero, además, en lanzar a la palestra el tema del compromiso
del arte. Tuvo gran influencia del surrealismo francés en España, desarrollándose en paralelo a él, con
una actitud activa por parte de los artistas de lo que sucedía en París, y es un estilo heterogéneo que va a
tener cuatro focos en nuestro país, en Madrid en la residencia de estudiantes y con el surrealismo telúrico
de Alberto Sánchez y benjamín Palencia; en Cataluña con el grupo ADLAN y grupo logicofobista; en
Tenerife en torno a la gaceta del arte y la exposición internacional surrealista en 1935, y en zaragoza con
Tomas seral y Casas y Alfonso Buñuel. Con el estallido de la guerra el surrealismo se convierte en una de
las gramáticas con las que vehicular el drama y los desastres de la guerra, a través de Luis Fernández,
Antoni Garcia Lamolla o Miró, aunque también provocó el exilio de numerosos artistas.

LOS ARTISTAS ESPAÑOLES

Reunidas bajo el título De Picasso a Tàpies. Claves del arte español del siglo XX en las colecciones del
MNCARS, (24 octubre, 2001 - 17 febrero, 2002), el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía presenta en
esta muestra una selección de obras procedentes de su colección. En ella se propone una visión amplia de
las artes plásticas entre 1900, fecha en la que Pablo Picasso se traslada a París, y 1960, momento en el
que la generación de Antoni Tàpies logra éxitos internacionales. Esta selección se plantea específicamente
para ser expuesta en el Gemeentemuseum de La Haya, institución que ya en 1959 presenta una
exposición titulada Jonge Spaanse Kunst en la que se reúne a veintiséis artistas representantes de la
Abstracción y el Informalismo español. En esta ocasión se muestran en el Museo holandés sesenta y siete
obras de treinta artistas, divididas de manera cronológica en dos grandes bloques. El primero corresponde
a las cuatro primeras décadas del siglo XX y el segundo al periodo entre 1940 y 1960. A su vez, cada uno
posee apartados, que permiten detectar las tendencias y movimientos de cada momento.

La exposición comienza bajo el título “Alrededor del cubismo” y presenta a los españoles que desarrollan
parte de su producción en el París de las vanguardias. María Blanchard, Pablo Gargallo, Julio González,
Juan Gris y Pablo Picasso realizan aportaciones determinantes para el desarrollo del movimiento cubista.
De Picasso se exponen tres pinturas junto a seis bocetos preparatorios del Guernica (1937), obra que
articula la colección del Museo Reina Sofía. A continuación, el apartado “Del novecientos al ultraísmo”
exhibe la obra de Daniel González, José Gutiérrez Solana y Joaquín Torres García, tres artistas que tienen
gran influencia en el Arte Español del primer tercio de siglo. A ellos les siguen dos exponentes de lo que se
denomina la Generación del 27: Francisco Bores, practicante de un realismo fantástico y Luis Fernández,
uno de los impulsores del grupo Abstraction-Création.

En relación al Surrealismo están presentes artistas como Óscar Domínguez, Ángel Ferrant, Juan José
González Bernal, Joan Miró y Juan Ismael. Se incluye en este apartado a Luis Buñuel y Salvador Dalí, que
trabajan juntos en las películas Un perro andaluz (1929) y La edad de oro (1930), a las que esta exposición
dedica un espacio. En el recorrido se encuentra también un apartado titulado “Vallecas y el Nuevo Paisaje
español”, en alusión a la Escuela de Vallecas, esencial durante los años treinta para la vanguardia
nacional. La obra de Alberto Sánchez, al que el Museo Reina Sofía dedica una retrospectiva en 2001, se
une aquí a la de Benjamín Palencia y Godofredo Ortega Muñoz.

En el segundo gran bloque de esta exposición se encuentran representadas dos grandes tendencias,
dominantes durante veinte años en la escena artística española. La primera, bajo el título “La generación
abstracta” reúne la aportación del grupo el Paso, con artistas como Antonio Saura, Manuel Millares,
Martín Chirino y Rafael Canogar. El grupo de Cuenca está presente a través de las obras de Fernando
Zóbel y, por último, figuran tres grandes artistas no adscritos a estas tendencias: el pintor Antoni Tàpies y
los escultores Jorge Oteiza y Eduardo Chillida.
La segunda tendencia de esta época es recogida bajo el título “Figuraciones de los sesenta”, un apartado
marcado por la figuración realista de Antonio López y la influencia del Pop Art presente en la obra de
Eduardo Arroyo. Con estos dos artistas se cierra el recorrido de esta exposición, que aborda seis décadas y
algunas de las principales manifestaciones artísticas durante el siglo XX en España.

El Museo Nacional de Bellas Artes de Buenos Aires y posteriormente la Pinacoteca del Estado de Sao
Paulo en Brasil acogen la exposición: De Picasso a Barceló: la colección del Museo Nacional Centro de Arte
Reina Sofía, siglo XX que, como su título indica, acota el principio y final del arte del siglo XX español con
un periodo con dos artistas marcadamente polifacéticos. A través de una organización cronológica, la
muestra hace partícipe al público argentino y brasileño de la riqueza de los últimos cien años de arte en
España. Con un total de ciento siete obras expuestas, la muestra comienza con las aportaciones cubistas
de Pablo Picasso, María Blanchard, Juan Gris, Julio González y Pablo Gargallo, grupo que desarrolla su
actividad en París a comienzos del siglo XX. Al tiempo, Joan Miró y Salvador Dalí, están presentes como
representantes del surrealismo. Todos ellos protagonizan la exposición Españoles en París, celebrada en
1999 en la Fundación Marcelino Botín de Santander, y en la que se exhiben también algunas obras de la
Colección del Museo Reina Sofía. A Dalí y Miró se suman Leandre Cristòfol, Óscar Domínguez y Ángel
Ferrant en el apartado dedicado a la práctica surrealista. En paralelo al desarrollo de la vanguardia en
París, en España se encuentran los participantes del Noucentisme y el Ultraísmo, artistas como Rafael
Barradas, Manuel Hugué, José Gutiérrez Solana, Joaquín Torres García y Daniel Vázquez Díaz. Al mismo
tiempo, el Surrealismo encuentra eco en la denominada Escuela de Vallecas, representada en la muestra
por Juan Manuel Díaz Caneja, Maruja Mallo, Benjamín Palencia y Alberto Sánchez, al que el Museo Reina
Sofía dedica una completa retrospectiva de manera simultánea a esta exposición.

DALÍ

Dalí es una de las figuras más controvertidas del arte contemporáneo al haber creado una obra con gran
dimensión artística, política y comercial. De él se han realizado numerosos estudios, destacando a nivel
biográfico los desarrollados por Robert Descharnes en 1984, por Santos Torroela en 1984 (conjuga la vida
con la evolución de su obra) o las de Juan Antonio Ramírez (1989) BUSCAR ALGUNA ACTUAL. Nacido en
1904 en Figueres ingresa en Madrid en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, alojándose en la
residencia de estudiantes, donde coincidirá con Lorca y Buñuel, participando en numerosas exposiciones
colectivas (EJEMPLOS). Sus primeras obras van a recoger la tradición catalana más renovadora con
paisajes impresionistas y neofauvistas, pero también la influencia cubista y clasicista, como vemos en el
retrato de Luis Buñuel, el Bañista o Retrato de mi Padre. A partir de 1925 su amistad con Lorca se
estrecha y celebra una exposición individual en Dalmau, con cuadros como Muchacha de Espaldas y
Figura en una ventana, así como realiza cuadros de cabezas dobles y triples. En 1928 va a viajar a París y
Joan Miró le pondrá en contacto con Trstán Tzara y sus amigos surrealistas Eluard, Magritte y conoce a
Gala. Colaborará con Buñuel en la redacción del guión de Un perro Andaluz y expondrá a final de año en
la Galería Goemans, participará en una exposición surrealista en Zúrich y colaborará con revistas
surrealistas. De este periodo son algunas obras como el gran masturbador, el espectro del sex-appeal, el
juego lúgubre o la persistencia de la memoria. Durante los siguientes años su obra va a mostrar un
desprecio por los convencionalismos con radicalismos excesivos con carácter combativo. Tras el estallido
de la Guerra Civil Dalí no pareció tomar partido en sus obras relativas al tema como en Premonición de la
Guerra Civil y en 1939 marcha a NY donde va a realizar obras como Sueño causado por el vuelo de una
abeja alrededor de una manzana granada, un segundo antes de despertar, galarina o la tentación de san
Antonio.

EL GUERNICA

Reflejo fiel de una época y de unas luctuosas y dramáticas circunstancias, el lienzo Guernica nació para
formar parte del Pabellón Español en la Exposición Internacional de París, de 1937. El motivo que impulsó
a Pablo Picasso a realizar la escena representada en esta gran pintura fue la noticia de los bombardeos
efectuados por la aviación alemana sobre la villa vasca que da nombre a la obra, conocidos por el artista a
través de las dramáticas fotografías publicadas, entre otros diarios, por el periódico francés L'Humanité. A
pesar de ello, tanto los bocetos como el cuadro no contienen ninguna alusión a sucesos concretos, sino
que, por el contrario, constituyen un alegato genérico contra la barbarie y el terror de la guerra. Concebido
como un gigantesco cartel, el gran lienzo es el testimonio del horror que supuso la Guerra Civil española,
así como la premonición de lo que iba a suceder en la Segunda Guerra Mundial. La sobriedad cromática,
la intensidad de todos y cada uno de los motivos, y la articulación de esos mismos motivos, determinan el
extremado carácter trágico de la escena, que se iba a convertir en el emblema de los desgarradores
conflictos de la sociedad de nuestros días.

Guernica ha suscitado numerosas y polémicas interpretaciones, circunstancia a la que contribuye


indudablemente la voluntaria eliminación del lienzo de cualquier tonalidad ajena a la grisalla. Al analizar
su iconografía, uno de los estudiosos de la obra, Anthony Blunt, divide a los actores de esta composición
piramidal en dos grupos, el primero de los cuales está integrado por tres animales: el toro, el caballo
herido y el pájaro alado que se aprecia tenuemente al fondo, a la izquierda. Los seres humanos componen
un segundo grupo, en el que figuran un soldado muerto y varias mujeres: la situada en la zona superior
derecha, que se asoma por una ventana y sostiene hacia fuera una lámpara; la madre que, a la izquierda
del lienzo, grita llevando al hijo muerto; la que entra precipitadamente por la derecha; y finalmente, la que
clama al cielo, con los brazos alzados, ante una casa en llamas.

En este mismo contexto, tampoco hay que olvidar que dos años antes, en 1935, Picasso había grabado al
aguafuerte la Minotauromaquia, obra sintética que condensa en una sola imagen todos los símbolos del
ciclo dedicado a este animal mitológico y que es, a la vez, el antecedente más directo de Guernica. Los
acontecimientos de la vida privada de Picasso, junto a los sucesos políticos que atribularon al continente
europeo en el período de entreguerras, se fusionan en los motivos creados por el pintor en estos
momentos, para dar lugar tanto al propio Guernica como a sus bocetos y post scriptum, considerados
como unas de las obras de arte más representativas del siglo XX.

Feminismo y vanguardias

Por último me gustaría destacar el itinerario que realiza el MNARS todos los miércoles y viernes a las
19:15 de forma gratuita denominado Feminismo. Una mirada feminista sobre las vanguardias. En ella
vamos a ver representaciones de la mujer en el principio del siglo, como los textos de la Institución Libre
de Enseñanza que portaban ilustraciones de mujeres en entornos anteriormente masculinos como
aprendiendo matemáticas, fotografías de Alfonso de mujeres en las manifestaciones del primero de mayo,
o bien las femme fatales retratadas por Pablo picaso y Julio Romero de Torres que hablan del papel de la
mujer y de lo femenino o la España negra retratada por gutierrez solana que habla de la persistencia de
modelos atávicos de género en la sociedad tradicional.

En el surrealismo no apreciamos apenas presencia de mujeres exceptuando Dora Maar, Germaine Dulac o
Maruja Mallo. Las obras de Denise Bellon, Man Ray, Hans Bellmer o Salvador Dalí van a representar la
mujer como autónoma, a través de una mirada masculina cargada de erotismo y violencia, mientras que
las representaciones generadas por las mujeres se mantuvieron fuera de los escenarios de la
representación pública. Durante la guerra se van a ver imágenes contradictorias a través del
fotoperiodismo donde se ven milicianas y carteles de propaganda de madres indefensas, y Pablo Picasso va
a recurrir a este convencionalismo patriarcal en el Guernica y en sus representaciones de mujeres
llorando de la misma época. Las obras de Ángeles Santos van a transgredir los límites convencionales de
representación femenina imaginando un universo de mujeres al margen de la mirada del hombre,
representándoas como autónomas, activas, pensantes y libres y cuyo contraste se verá reflejado en obras
como muchaca en la ventana de salvador dalí o en las obras de Gutiérrez Solana. En el desarrollo del
cubismo vamos a destacar a las pintoras Maria Blanchard, Sonia Delaunay y Loie Fuller, que dirigen una
mirada hacia el cuerpo mediante estímulos de movimiento y color.

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