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Colegio Saint Michael

Viña del Mar


Profesor: Marcela Núñez Farías
e-mail: m.nunez@saintmichael.cl

El mito de la creación de los mayas

Este es un relato del principio, cuando todo era quietud, silencio, y agua. No
había luz, tierra, plantas, seres humanos, ni animales.
Seis deidades, cubiertas en plumas verdes y azules, descansaban en las
aguas primordiales: el Creador y el Formador, Tepeu y La Serpiente
Emplumada, junto con Xpiyacóc y Xmucané.
Estas deidades ayudaron a Corazón del Cielo, también conocido como
Huracán, a crear la
Tierra. La esencia de sus espíritus y sus poderes milagrosos dieron a la
Tierra su energía creativa. Ahora la tierra tenía un corazón y ellos lo llamaron
Corazón de la Tierra. Para separar al cielo de la Tierra sembraron una ceiba,
dando espacio para toda clase de vida. Las raíces penetraron profundamente
en los nueve niveles del Inframundo Maya, el tronco quedó en la superficie de
la tierra, y las ramas alcanzaron los trece niveles del Supra-mundo Maya.
Más tarde se crearon las plantas para que vivieran en la Tierra. Y luego se
crearon los animales. Pero los animales no hablaban ni podían llevar a cabo
actos de adoración.
Así que las deidades decidieron crear seres humanos hechos de lodo. Pero
estos primeros humanos no tenían alma y no eran buenos “contadores de los
días”.
Los destruyeron en un gran diluvio.
Las deidades intentaron otra vez, y crearon a los humanos hechos de
madera. Pero la gente hecha de madera tampoco podía adorarlos, así que,
los destruyeron. Aquellos que sobrevivieron, se dice que se convirtieron en
los monos en los árboles. Ahora existían el cielo y la Tierra, pero no había un
Sol ni una Luna. Un pájaro presumido y vanidoso llamado Siete Guacamayo
reclamó ser el Sol y la Luna. Pero esto no era cierto.
Dos maravillosos Gemelos, Hunajpú e Ixbalanqué, derrotaron a Siete
Guacamayo, disparándole con unos dardos.
Los Héroes Gemelos fueron concebidos cuando su madre, Ixkik, habló con la
cabeza decapitada de su padre, Hun Hunahpú, quien escupió en su mano
desde un árbol de cacao.
Hun Hunahpú murió a manos de los Señores de Xibalbá, el Inframundo. Los
Héroes Gemelos se convirtieron en grandes jugadores de pelota y, para
devolverle la vida a su padre, retaron a los Señores del Inframundo a un
juego en Xibalbá.
A los gemelos se les permitió jugar el juego de pelota solamente después que
habían sobrevivido pruebas peligrosas en el Inframundo.
Con gran destreza y astucia, los gemelos ganaron el juego de pelota, y esto
permitió a su padre muerto regresar a la vida como el Dios del Maíz.
Los Héroes Gemelos salieron de Xibalbá, y subieron nuevamente a la
superficie de la Tierra. Continuaron subiendo hacia el cielo, y se convirtieron
en el Sol, y la Luna.
Ahora que el Sol y la Luna estaban en el cielo e iluminaban la Tierra, las
deidades crearon la última forma de seres humanos usando el maíz blanco y
amarillo. El maíz es la preciosa sustancia que finalmente produce humanos
verdaderos y duraderos.
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El mito Azteca del dios Tezcatlipoca y Quetzalcóatl.

Este mito cuenta como el dios Tezcatlipoca y el dios Quetzalcóatl se sentían


muy solos y querían compañía, así que decidieron primero crear la Tierra. En
ese entonces solo existía el mar en donde vivía el enorme monstruo de la
tierra. Así que idearon un plan para sacar al monstruo del mar y comenzar a
dar forma a la Tierra, el plan era que el dios Tezcatlipoca pusiera como
carnada su pie sobre el agua para que el monstruo saliera, una vez que el
monstruo salió para morder el pie del dios, lo tomaron entre los dos y lo
estiraron para darle forma a la Tierra, cada parte del cuerpo del monstruo se
convirtió en una parte de la naturaleza, sus ojos se convierten en lagunas,
sus lágrimas en ríos, sus orificios en cuevas y se le da el don de la
vegetación para confortar su dolor.

La segunda historia azteca que habla acerca de la creación de este mundo


cuenta que antes de nosotros habían existido 4 soles, cada sol había tenido
sus seres vivos, pero cada uno de ellos había sido destruido por alguna
catástrofe natural, matando al sol, las tierras y hasta a los seres vivos que
llegaron a habitar en ella.

Ahora nosotros vivimos en el quinto sol, el cual fue creado a partir de la


decisión de un consejo formado por los dioses. El sitio acordado de reunión
fue Teotihuacán, ya estando todos juntos comenzaron a dialogar acerca de la
creación de la tierra y cómo es que ya no querían que fuera eliminada una
vez más y llegaron a la conclusión de que la tierra debía de ser hecha con el
sacrificio de un dios, el cual tendría que ser arrojado al fuego. Los elegidos
fueron el dios Nanahuatl y Teucciztecatl.
Cuando los dos dioses se aventaron al fuego, Teucciztecatl dudo un poco,
así que el primero que cayó fue Nanahuatl y se convirtió en el sol, al ver lo
que había pasado Teucciztecatl salto al fuego y se convirtió en la luna. Pero
los dioses que quedaban con vida (que eran 1600) se dieron cuenta que
Nanahuatl no podía brillar hasta que recibiera el alimento necesario,
corazones para comer y sangre para beber, así que los dioses se sacrificaron
para que el sol brillara y todos los días saliera desde el este.
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El origen del mundo y del hombre es explicado por los incas en este
mito peruano. Es la leyenda del dios Viracocha y sus creaciones.

Entre los pueblos incas se cuenta este mito de la creación, en el que el dios
Viracocha, dio origen a un universo exento de luz y, en un principio, creó a
una raza de gigantes que decidieron desobedecerlo. No conforme con su
creación, Viracocha ordenó que lloviera sobre la tierra por innumerables días
y noches, hasta que todo se viera sumergido en el agua.

De esta forma, los gigantes creados por el dios, desaparecieron. Consciente


del error que había cometido en el pasado, Viracocha decidió crear esta vez
criaturas semejantes a él, y así fue como nacieron los seres humanos.
Posteriormente, para que estas criaturas pudieran apreciar su belleza y la
belleza que los rodeaba, Viracocha creó la luz, por medio de los cuerpos
celestes como la luna, las estrellas y principalmente, el sol. Además,
Viracocha pobló la tierra con innumerables especies de plantas y animales,
que estarían por debajo del hombre en cuanto a su importancia.

Puesto que en un principio los seres humanos no contaban con conocimiento


alguno, Viracocha envió a Viracochan, un nuevo hombre que enseñaría al
resto la mejor manera de obrar y comportarse para poder vivir en paz, sin
dañarse unos a otros y sin dañar el resto de las creaciones del dios.

Viracochan enseñó a los hombres la manera de cultivar, cómo germinar las


plantas y cuándo era el tiempo preciso para cosecharlas. Les mostró en los
campos y montes cuáles eran las hierbas que eran buenas para combatir
enfermedades; así como las vestimentas que debían portar para no ofender a
su dios.

A pesar de la bondad de Viracocha, con el paso del tiempo muchos hombres


comenzaron a burlarse de su dios, debido a que siempre se vestía
humildemente. Estos hombres fueron transformados en piedras.

Fue a partir de entonces que el resto de seres humanos aprendió que su dios
podía ser muy bueno, pero también que podía castigar a aquellos que no se
comportaran de forma honorable y humilde.
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El mito Selk’nam de la creación del mundo

Kenos era un Howenh, un “antepasado”, que fue enviado por Timaukel a


organizar la tierra de los Selk’nam y se estableció al sur de Karukinka,
actualmente Tierra del Fuego, recorrió y observó todos los rincones y
comenzó a repartr todo el ancho mundo, asignando esta terra a los Selk’nam.
Kenos venía con la misión de crear los tres reinos de este mundo, creó
montañas, lagos, ríos, todo aquello que hoy existe.

La luz era escasa y uniforme, y todas las horas pasaban en un alba


perpetua. Entonces Kenos creó a Luna (Kreeh) y a Sol (Kreen) ordenando a
este últmo que brillara más fuerte a mediodía y que se retrara por la tarde
para ser reemplazado por la blanca luz de Kreeh. En aquel tempo el cielo
estaba muy cerca de la terra y aplastaba todo en su magnifcencia, por lo cual
Kenos empujó la cúpula hacia arriba y la dejó allí, para que todo creciera alto
y hermoso.

Sin embargo, Kenos se senta solo pues era el único sobre la terra. Miró
alrededor suyo y fue hacia un pantano, de donde extrajo un haruwenthos
(mata de pasto con terra adherida), exprimió el agua obscura, la depositó
sobre la terra y formó un Sees. Luego extrajo otro terrón húmedo y formó un
Asken para luego partr y dejar juntos estos dos terrones. Cada vez que se
ponía el sol, Sees y Asken se unían y un nuevo ser humano nacía. Estos
seres humanos crecieron y a la noche siguiente se unían para hacer nacer un
nuevo antepasado y así sucedió todas las noches, durante mucho tempo,
cada noche surgía un nuevo antepasado y rápidamente se pobló Karukinka,
Tierra del Fuego.

Pronto la región estuvo llena de hombres y mujeres, los primeros Selk’nam.


Kenos, el creador, les enseñó la palabra, señalando que hombres y mujeres
deben vivir juntos y dispuso cuál sería el trabajo de cada uno. Padre y Madre
deben enseñar a los niños lo establecido por Kenos y de acuerdo con eso
han de actuar.
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Mito colombiano del Sol y la Luna

Los indígenas arhuacos en Colombia han compartido de generación en


generación este mito sobre el surgimiento del Sol y la Luna, hermanos
nacidos en la selva antes de elevarse al cielo.

El Gran Padre Kakü Serankua puso firme destino en una bella india arhuaca.
Le encomendó un difícil trayecto de dolor de parto y al final, sola en medio de
la oscuridad dio a luz a dos seres. Ilusionada con sus críos descubrió que su
piel era iluminada: los dos pequeños irradiaban una inmensa luz y sintió
temor por ellos. Los escondió en una cueva para evitar que los demás indios
fueran a notar su resplandor.

Sin embargo era tanta la luz que irradiaba que los iku se acercaron hacia la
cueva de donde provenían los destellos. Los iku comenzaron a tocar
instrumentos como flautas y caracoles, redoblaban sus tambores, tanta
música que, el bebe varón, nombrado Yuí, salió de la cueva para ver de
donde provenían las notas musicales.
Los indios iku trataron de tocarlo al ver la inmensa luz que salía de él, sin
embargo Yuí se elevó al cielo y se quedó postrado en lo alto observando a la
multitud. Muchos de los que intentaron tocarlo quedaron cegados por su
inmenso resplandor.

De la cueva seguía brotando luz, por lo que los iku siguieron tocando su
música y así salió la pequeña hembra llamada Tima, con su gran luz como su
hermano. Pero los indios con gran temor le arrojaron ceniza para opacar un
poco su luz y no quedar ciegos como los otros. Intentaron tocar a la bebe,
pero ésta se elevó al cielo y se postró cerca de su hermano y desde ahí
observa a su gente.
Así narran los indios arhuacos el origen del sol y de la luna. Por el día Yuí se
encarga de brindarles la luz y el calor, mientras que por las noches
tenuemente Tima lanza sus rayos opacos debido a la ceniza que lanzaron
contra ella sus ancestros, iluminando el camino nocturno de los arhuacos.
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Este es un mito Chileno que cuenta la leyenda de los atacameños (indigenas


que habitaban el norte de Chile) y su historia sobre la creación del mundo.
Un mar de oscuridad
Se dice que en el origen de los tiempos el mundo estaba cubierto por la
negrura de la noche, con dificultades los hombres antiguos exploraban
aquellos parajes inhóspitos. Quienes gobernaban aquel mundo primitivo eran
los ríos que corrían con bravura por la corteza terrestre, desgastando cerros,
rocas y montañas. En verdad eran difíciles aquellos tiempos, más porque el
espíritu Saire, deidad cuyo nombre significa agua de río, frío, hambre y
soledad, era la compañera de los pobres hombres de esa lejana época.

En aquellos días tan oscuros, los pobladores de la cuenca del río Salado
murieron incinerados a causa de un violento sol; mientras que los habitantes
de la región de Socaire murieron víctimas de las incontenibles aguas
torrenciales y los violentos ríos. Una población más, la de la región del
Patillón desapareció dejando como único rastro sus huellas grabadas en la
arena del lugar. De aquí se desprende que solo sobrevivan ruinas de las
ciudades de los hombres antiguos.

La creación del mundo


Entre el pueblo kichwa se creía que en un principio, en el Ñawpa-Pacha
―Tiempo adelante― no existía nada más que el vacío, ninguna criatura
respiraba en el mundo. Solamente latían los corazones de las deidades
primigenias: Atsil-Yaya, considerado el gran espíritu vital universal masculino,
y Sami-Mama, que era el gran espíritu vital universal femenino. Este dúo
divino habitaba un universo carente de todo contenido, ni siquiera existía el
día.

En medio de la quietud intrigante, llegó el día en que Atsil-Yaya dijo a Sami-


Mama que era necesario unirse con ella. De esta manera, la pareja divina se
unió como marido y mujer, quedando Sami-Mama embarazada al poco
tiempo. A partir del embarazo de Sami-Mama, nacieron los Aya,
considerados espíritus vitales; los Duendes, criaturas diminutas que
gobiernan el oro, la plata, los minerales y viven en las entrañas de la tierra; y
Pacha-Mama, la deidad conocida como madre mundo, madre naturaleza o
madre universal.
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El nacimiento de Pacha-Mama
El parto que daría a luz a Pacha-Mama no fue ordinario. Se dice que mientras
nacía Pacha-Mama, el dios viril Atsil-Yaya hizo sonar con fuerza su churu
―caracol gigante― y enseguida hizo su aparición el amanecer. Muy rápido,
como solo sucede con los portentos, Pacha-Mama creció hasta convertirse
en mujer. Apenas maduró cuando su vientre empezó a abultarse, pues según
refieren los mitos ella nació embarazada.

Asimismo, se cuenta que cuando llegó el tiempo de que Pacha-Mama diera a


luz, de su vientre broto el agua y el cielo se llenó de rayos y truenos porque
nacían el sol, la luna y las estrellas. En fin, todo surgió del vientre de Pacha-
Mama: las piedras, la tierra y el fuego; las plantas, los animales y los verdes
montes; el poderoso huracán, el arco iris y el viento; también el hombre, la
mujer y todo lo que habita la tierra. El milagro de la vida se debe a que todo
cuanto Pacha-Mama había dado a luz estaba vivo.

Las transformaciones del ánima humana

Cuando un hombre muere, su am se convierte en pijá y esta se rehúsa a


abandonar el cuerpo humano. Sin embargo el estado pijá puede ser muy
riesgoso, ya que algún wekufe puede quedarse con el alma para él o hacerla
su esclavo. La única forma de estar a salvo para un pijá, es migrar hasta la
isla de Ngill chenmaiwe, un recinto reservado para los muertos. Una vez en
este lugar, el pijá pasará a ser un alwe. Esta es la explicación del por qué los
familiares de un difunto mapuche ahuyentan al alma con griteríos y golpes.

Cuando el alma haya alcanzado la forma de alwe, esta podrá volver a vivir
cerca de los seres queridos sin el riesgo de ser capturada por los wekefe.
También se cree que en ocasiones, ciertas ánimas humanas consiguen un
grado de superación tan elevado, que pueden transformarse en pillán o
wangulén. Sin embargo esto no sucede con frecuencia. Por lo general, luego
de un tiempo el ánima del difunto es olvidada por los parientes, entonces el
alwe vuelve al Pu-Am para unirse con él para siempre, alcanzando su final el
ciclo espiritual de los hombres.

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