Antes de la existencia de todo, en una noche infinita, se
reunieron los creadores, Hurakán, Corazón del Cielo, y Kukulkán, la Serpiente Emplumada. Luego de conversar largo rato, decidieron crear el mundo, que surgió a través de la Palabra. Dijeron "tierra" y se hizo la tierra, dijeron "montaña" y desde las aguas brotaron los montes, y lo mismo sucedió con los árboles y los ríos.
Kukulkán sintió que tenían que animar los espacios con
seres que se movieran. Por ello, crearon a los animales: venados, jaguares, pumas, búhos, quetzales y serpientes. Les asignaron dónde vivir y les pidieron hablar, pero no eran capaces, sólo emitían rugidos, graznidos y aullidos.
Así, surgió la idea del ser humano. Tomaron tierra y los
moldearon con dos piernas, dos brazos y un rostro alargado. Sin embargo, se derritieron y no alcanzaron a proferir ninguna palabra. Entonces, procedieron a realizar seres de madera que pudieron moverse y hablar. No obstante, eran criaturas vacías y de corazón ingrato que no agradecieron haber sido creados.
Hurakán y Kukulkán se enojaron. Enviaron fuertes vientos y
tormentas que arrasaron con todo. Los pocos que lograron sobrevivir, se convirtieron en monos que olvidaron haber sido humanos. Después, los dioses se retiraron, hasta que un tiempo después llegaron un coyote, un zorro, un loro y un cuervo para mostrarles granos amarillos que habían surgido en la tierra. De esta manera, supieron que el maíz sería la carne de la nueva humanidad que podría iluminar el mundo con su lenguaje. 2. Nacimiento del sol, la luna y las estrellas (tradición azteca) La diosa Coatlicue vivía en un templo ubicado en Coatepec y era la madre de la luna (Coyolxauhqui) y las estrellas (Centzonhuitznahua). Se encontraba un día barriendo, cuando desde el cielo cayó una bella pluma azul que la fascinó. Algunos meses después, se dio cuenta de que estaba embarazada.
Sus hijos se opusieron a esta idea, pues temieron que su
hermano significase su fin, así que decidieron acabar con su madre. La diosa, desesperada, pidió ayuda al hijo que se encontraba en su vientre.
En el momento en que llegaron la luna y las estrellas,
Coatlicue dio a luz a Huitzilopochtli, el dios del sol y de la guerra que primero se enfrentó a las estrellas. Una a una, fueron lanzadas hacia el cielo. Luego, llegó el turno de su poderosa hermana, a quien le cortó la cabeza que tiró tras el monte. Así fue como surgió el día y un diminuto colibrí extendió sus alas.
Quetzalcóatl (tradición tolteca)
El príncipe Ce Ácatl Topiltzin estaba destinado a gobernar el pueblo de Tula. Cuando alcanzó la mayoría de edad se dirigió allí. Consiguió la estima de los toltecas y su reinado fue abundante en maíz, calabazas y cacao. La gente era muy feliz y se erigieron templos.
Además, les entregó el conocimiento y prohibió los
sacrificios humanos, lo que causó la irá de Tezcatlipoca, que bajó a la tierra por el hilo de una araña y tomando forma humana, le mostró su figura en un espejo. Impactado por su fealdad, decidió esconderse. El supuesto anciano le entregó un disfraz con una máscara verde y unas plumas. Organizó una fiesta en la que lo embriagó y lo llevó a cometer atrocidades con su hermana.
Horrorizado, huyó al día siguiente. A partir de entonces, fue
recordado como Quetzalcóatl, una mezcla de pájaro y serpiente que volvería algún día al mundo de los hombres.
Creación de los seres humanos (tradición
azteca) Después de la creación del sol y la luna, Quetzalcóatl tenía la tarea de descender al Mictlan, la región de la muerte para recoger los huesos de los antepasados y con ellos crear a la nueva humanidad.
Luego de sortear diversas pruebas, como la montaña de los
cuchillos, el viento de navajas, los torbellinos desgarradores de carne y el perro devorador de corazones, al fin llegó frente a la pareja de la muerte: Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl.
Reinaban en la profundidad con sus cuerpos sin piel y
cuencas vacías que dejaban ver las estrellas. Adornaban sus huesos con joyas y cubrían sus cráneos con cabello negro y rizado. Se encontraban sentados en sus sitiales de obsidiana rodeados de sus animales favoritos: el murciélago, el búho y la araña.