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Charlas de Cinco Minutos

Asertividad
La asertividad, es una forma de expresión consciente, congruente, directa y equilibrada, cuya
finalidad es comunicar ideas y sentimientos o defender legítimos derechos sin la intención de herir
o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad
limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.
La asertividad se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas polares: la pasividad, que
consiste en permitir que terceros decidan por nosotros, o pasen por alto nuestras ideas; y por otro
lado la agresividad, que se presenta cuando no somos capaces de ser objetivos y respetar las ideas
de los demás.
En la década de 1940 Andrew Salter definió la asertividad como un rasgo de personalidad y pensó
que algunas personas la poseían y otras no.
Salter, descubrió que casi todo el mundo podía ser asertivo en algunas situaciones y absolutamente
ineficaz en otras. También descubrió que la Asertividad tiene que ver con el grado de madurez de
cada individuo; así como de factores emocionales e intrínsecos de la personalidad, las personas cuya
autoestima es elevada tienden a desarrollar un mayor grado de asertividad. Las diferencias entre las
personas asertivas y las que no desarrollan esta habilidad radica en la falta de carácter, así como de
ideologías, falta de confianza en sus habilidades o bien, que carezca de objetivos claros al
comunicarse.
La persona que cuenta con la capacidad de aserción consigue sus objetivos, se respetan a ellos
mismos y también a quienes los rodean, expresan sus ideas y actúan en el momento y lugar
adecuados, con franqueza y sinceridad. Muestran autenticidad en sus actos y tienen la capacidad de
decidir de manera inmediata y objetiva. Su conducta verbal invita al diálogo, hace preguntas y pide
participación, tiene capacidad para discrepar y pedir aclaraciones abiertamente. Su conducta no
verbal de escucha activa hacia el interlocutor, contacto ocular directo, pero no desafiante, habla
fluida y segura, gestos firmes y relajados, proximidad física y contacto corporal.
Causas del déficit de asertividad
Varios autores sostienen, que la asertividad tiene una relación directa con la autoestima. Las
personas que no se consideran valiosas habitualmente optan por no defender sus derechos de forma
activa, lo que crea un círculo vicioso al volver a minar su autoestima cuando sus derechos no son
respetados. En este caso se puede dar una respuesta distinta según el impulsor interno: agresividad
cuando el foco de atención está excesivamente puesto en las necesidades de uno mismo y sumisión
cuando se desea complacer a los demás.
Otros motivos del déficit de asertividad serían la influencia de ciertos estereotipos sociales y
laborales. En algunas culturas u organizaciones muy jerarquizadas se establece la sumisión como
la conducta aceptada en determinados roles y géneros.
El estado emocional influye en la respuesta que se pueda dar en un momento concreto. Una alta
carga de estrés puede provocar una conducta excesivamente agresiva o pasiva, generando en
ocasiones mayor ansiedad debido al rechazo que la propia respuesta provoca en los demás.

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