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3er PARCIAL - Resumen textos - Desarrollo económico

Tema 8: Macroeconomía y crecimiento

Estabilidad y estructura: interacciones en el crecimiento económico - Fanelli y Frenkel (Mica)

La estabilidad está lejos de ser un hecho: algunos factores estructurales de inestabilidad macro están intactos, la crisis de la deuda
en América Latina dejó secuelas que no fueron superadas y aparecieron nuevas tensiones macro como subproducto de la
aceleración del ritmo en la implementación de las reformas estructurales.

Hay que lograr políticas de reforma y crecimiento conservando los logros recientes en términos de estabilidad. Una condición para
enfrentar este desafío es entender cómo las restricciones de consistencia macro condicionan y son condicionadas por los
desequilibrios generados durante el proceso de reformas y por los cambios consecuentes en la base productiva.

Si las formas más importantes de interacción macro y micro pudieran ser identificadas, entonces sería posible analizar la manera
en que diferentes escenarios macro afectan positiva o negativamente la conducta de los agentes, la morfología institucional y, por
ende, la eficiencia y el sendero de crecimiento de la estructura económica. Y sería posible evaluar si las reformas estructurales
orientadas a cambiar las características del contexto en el cual se toman las decisiones micro es esperable que actúen en favor o
en contra de la consolidación de la estabilidad.

Algunas precisiones sobre el problema estudiar:

Se busca entender cómo determinadas estructuras micro (recursos, tecnología, gustos y estructura de mercados) pueden afectar
la estabilidad macro y cómo diferentes desequilibrios macro contribuyen a modelar una estructura micro determinada. El argumento
no es que todo desequilibrio macro induce siempre mutaciones micro sino que es posible identificar configuraciones de
desequilibrios macro que producen mutaciones estructurales

Hay que incluir escenarios macro caracterizados no solo por situaciones inestables explosivas como una hiperinflación sino también
aquellas que muestran períodos prolongados de desequilibrio que no devienen explosivos o que tienden a generar desequilibrios
pronunciados y recurrentes de forma tal que se convierte en una característica inherente del contexto macro. Es la percepción de
los agentes que viven en una economía con esta inestabilidad macro la que los induce a poner en práctica cambios de conductas
que terminan por provocar mutaciones estructurales en el entorno micro. Si la economía tiene rasgos de inestabilidad es necesario
cambiar los parámetros que la definen para hacerlas estable, es decir reformar parte de su estructura.

De lo macro a lo micro: la especificidad del problema macro y las mutaciones estructurales:

El problema macro se concibe independiente de las conductas individuales, el análisis macro identifica un grupo de variables que
determinan la evolución de la economía a nivel agregado. Tales variables son las asociadas con la evolución del sector externo,
de las cuentas fiscales y del balance entre el ahorro y la inversión globales. Cuando se producen cambios pronunciados y no
anticipados en estas variables aparecen fallas de coordinación entre los planes individuales y desequilibrios macro.

La principal distorsión que plantea una situación de desequilibrio es que los agentes se ven obligados a realizar transacciones que
pueden superar o ser menores a las deseadas y ello afecta la restricción de presupuesto y la posición de riqueza de los mismos.
Como consecuencia los agentes se ven obligados a llevar a cabo ajustes no previstos con el objetivo de recomponer el equilibrio.
Tales ajustes pueden abarcar tanto el lado real (reasignación de factores) como el financiero (decisiones de cartera) y tanto a los
flujos (decisiones dentro del periodo) como a los stocks (reacciones intertemporales de recursos). Estas cuestiones aparecen ante
cualquier situación de desequilibrio pero cuando se deben a fallas de coordinación a nivel agregado el dato clave es que habrá un
número macroeconómicamente importante de agentes realizando transacciones en desequilibrio y ajustando sus hojas de balance

Los canales de transmisión a través de los cuales las fallas de coordinación a nivel agregado terminan afectando a las decisiones
de los agentes son variados. El mecanismo de transmisión básico en una economía de mercado es el que opera a través del
sistema de precios (a través de las variaciones de los precios relativos tanto en el lado real como en el financiero). Sin embargo,
el sistema de precios no actúa en forma óptima porque los precios no son completamente flexibles, la información no es perfecta,
existen factores que debilitan la competencia y hay rigideces y fricciones en la reasignación de recursos. Es por estas
imperfecciones de mercado que se producen fallas de coordinación y desequilibrios que llevan a la generación de señales falsas
de precios relativos. La falta de optimalidad del mecanismo de precios en tales circunstancias induce sobre correcciones o sub
correcciones de precios que dan lugar a que se produzcan variaciones de cantidades y decisiones financieras erróneas. Los
fenómenos de desempleo en el lado real y las situaciones de sobreendeudamiento o restricción de liquidez en el lado financiero
son los indicadores más visibles de este tipo de situaciones. Hay otros dos mecanismos de transmisión adicionales a través de los
cuales lo macro afecta lo micro. Ellos son los que operan a través de los indicadores de cantidades en el lado real (desempleo y
capacidad ociosa) y los que actúan a través de variaciones en los indicadores financieros de cantidad.

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Las fallas de coordinación son concebidas como un fenómeno temporal y el énfasis está puesto en la búsqueda de herramientas
de intervención óptimas capaces de solucionarlas minimizando el tiempo durante el cual la economía funcionará en desequilibrio.

Hay un rasgo que sintetiza la diversidad de factores que contribuyen a determinar la propensión de una economía a generar fallas
de coordinación: el grado de volatilidad y predictibilidad estocástica en la evolución de las variables fundamentales. Cuanto más
volátil y más difícil de modelar el proceso estocástico que genera la evolución de las variables fundamentales, mayor la dificultad
para anticipar tal evolución, mayor la incertidumbre y mayor la propensión de la economía a generar desequilibrios externos,
fiscales o entre el ahorro y la inversión.

Es muy diferente pasar por una etapa de desequilibrio y vivir en una economía propensa a generarlo en forma sistemática. En este
último caso, como el desequilibrio macro es un fenómeno recurrente aparecen como rentables conductas de adaptación micro que
no lo serían si el desequilibrio fuera un fenómeno esporádico y pasajero. Una consecuencia de la volatilidad de las variables
fundamentales será una alta y pronunciada variabilidad en los precios relativos. Si las señales de precio que reciben los agentes
son más volátiles, el grado de incertidumbre que rodea el proceso de toma de decisiones tenderá a ser más elevado y en
consecuencia será mayor la probabilidad de que el individuo tome decisiones erróneas que los lleven ex post a una situación de
desequilibrio. Como consecuencia, las cantidades mostrarán una evolución más volátil en un contexto en que es difícil anticipar la
evolución de los precios relativos. Habrá cambios bruscos y no anticipados de cantidades durante el proceso de ajuste dando lugar
a ciclos rápidos y recurrentes de recesión y expansión que agregaran incertidumbre el contexto de decisión micro. Por último, a
toda transacción del lado real le corresponde otra del lado financiero, los indicadores del balance financiero también tenderán a
mostrar cambios mercados y no anticipados.

En una economía con tendencia a generar inestabilidad, los desequilibrios macro producen mutaciones micro debido a que en una
economía de alta incertidumbre es más fácil equivocarse y la flexibilidad para cambiar decisiones del pasado tiene un premio
económico. Esto se ve reflejado en el enorme diferencial de riesgo entre el nivel de las tasas de rendimiento de corto y largo plazo.
La preferencia extrema por flexibilidad tiene consecuencias sobre la asignación de recursos, la morfología financiera y, vía sus
efectos sobre la inversión y capacidad de innovación, sobre el crecimiento.

En una economía inestable las reacciones de los individuos no solo producen mutaciones en la estructura micro, sino que estas
pueden generar mecanismos de ajuste en desequilibrio que lleven a senderos dinámicos explosivos. Por ejemplo, cuando se
produce un déficit fiscal la inflación se acelera. Para cubrirse de los efectos de la aceleración, los individuos reaccionan acortando
la duración de los contratos. Esto achica el horizonte intertemporal de decisión micro. Hay proyectos de inversión que no se harán
y activos financieros que no se demandarán. Como consecuencia, cae el nivel de actividad y es más difícil para el gobierno y el
sector privado colocar deuda. Se reduce la recaudación, el déficit aumenta y la única forma de financiarlo es emitiendo lo que
acelera la inflación. El sendero de ajuste en desequilibro explota y convalida como correcta la decisión de acortar los contratos. El
ajuste en desequilibrio lleva a consolidar la mutación a nivel micro.

Estos mecanismos de realimentación del desequilibrio y consolidación de las mutaciones micro afecta la efectividad de las políticas
económicas. Cuando se producen cambios frecuentes y no anticipados en el sendero temporal de las variables fundamentales, las
autoridades se ven obligadas a implementar cambios frecuentes y radicales en los instrumentos de política. En un contexto como
este, resulta improbable que las autoridades consigan una reputación suficiente para brindar credibilidad a sus políticas. Esto tiene
dos consecuencias negativas: es difícil que los agentes muestren rapidez y flexibilidad en adaptar sus conductas cuando el
gobierno anuncia cambios radicales de política y obliga al gobierno al overshooting (sobrecorrección) en la elección de los objetivos
cuantitativos buscados con sus políticas. Existe una suerte de trade off entre credibilidad y dramatismo: los anuncios deben ser
dramáticos si quieren cambiar la conducta de los agentes conservadores.

Ambos hechos son una fuente permanente de generación de fallas de coordinación macro e inestabilidad en Latinoamérica. Si la
conducta de los agentes no cambia en el sentido buscado por las autoridades y además las políticas buscan objetivos dramáticos
la consecuencia en términos de desequilibrio macro y desarticulación productiva puede ser altamente distorsivas. Este tipo de
cuestiones de política económica es típico de los ciclos de política económica de protección-apertura y crisis de balanza de pagos
y proteccionismo que se dieron en Argentina. Para ser creíbles las autoridades lanzan un programa rápido y muy ambicioso de
apertura comercial y con ello esperan que el sector privado tome la apertura como un hecho permanente e invierta en la
reconversión. Como la apertura genera una explosión de las importaciones y un déficit insostenible en la cuenta corriente, el sector
privado anticipa que el régimen no podrá ser mantenido y no invierte en la reconversión. Las exportaciones se estancan y las
importaciones suben y cuando se torna imposible financiar el déficit, las autoridades se ven obligadas a volver a imponer sino
prohibiciones y cuotas de importación. Ex post las conductas defensivas son convalidadas como correctas por la política
económica.

De lo micro a lo macro: desbalance estructural y estabilidad macro

La estructura económica está compuesta por una base productiva (tecnología, recursos y capacidad de innovación), individuos,
mercados e instituciones. Por lo tanto la capacidad de la economía para absorber shocks que se traducen en fallas de coordinación
pueden evaluarse en función de: a) la cantidad y calidad de los mecanismos de autorregulación (mercados e instituciones) para
amortiguar y distribuir en el tiempo los shocks, y b) las características del sistema productivo que lo hacen más o menos flexible
en la reasignación de los factores de producción con el objeto de adaptarse a situaciones nuevas

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El primer criterio hace depender la capacidad de autorregulación del grado de desarrollo de los mercados y las instituciones, son
cruciales porque de ellos depende la capacidad de administrar la incertidumbre inherente a todas las actividades económicas y
pueden contribuir a suavizar los efectos desequilibrantes generados por la volatilidad. Cuanto mayor es el grado de desarrollo de
la estructura de mercados, más aceitado resultará el proceso de determinación de precios y por lo tanto menor será la probabilidad
de ocurrencia de desequilibrios duraderos y de procesos inestables. La mayor o menor completitud de la estructura micro de
mercados es relevante para la dinámica macro porque existe una correlación estrecha entre los problemas de fallas de coordinación
macro y la magnitud de las fallas del mercado. A mayor número de fallas del mercado, mayor la debilidad de los mecanismos de
mercado de amortiguación del desequilibrio y mayor la tendencia de las economías a generar desequilibrios y senderos de ajustes
dinámicos que tiendan a reproducir los desbalances en lugar de corregirlos. El grado de desarrollo de las instituciones afecta a la
probabilidad de ocurrencia de fallas de coordinación macro por varias razones. Primero porque existen arreglos institucionales que
pueden suplir fallas del mercado como la inexistencia de algunos mercados en el futuro o seguros clave y que son mecanismos
relevantes de reducción de la incertidumbre. Estas instituciones son importantes en el establecimiento de relaciones de clientela
para reducir la incertidumbre en las relaciones entre firmas que operan en un mundo de mercados spot: para suplir las fallas en el
mercado de trabajo o las externalidades generadas en el proceso de aprendizaje financiado por firmas particulares; para proveer
sustitutos de mercados de crédito inexistentes, a través de bancos estatales o de las relaciones crediticias cliente/proveedor/firma.
La segunda razón es que la fortaleza institucional reduce la volatilidad de las variables fundamentales. Cuanto más desarrolladas
las instituciones del sector público, menor será la probabilidad de ocurrencia de shock fiscales que lleven al desequilibrio macro .
Cuanto más eficiente la supervisión bancaria y los mecanismos de screening en la asignación de crédito por los bancos
comerciales, menor la probabilidad de que se produzca una crisis financiera con las consecuentes externalidades negativas sobre
el equilibrio macro . El desarrollo institucional es relevante porque existe una correlación entre este y el grado de estabilidad del
marco jurídico y de regulaciones lo cual es determinante en la evolución de la inversión y de la incertidumbre. En una economía
basada en la propiedad privada la seguridad jurídica es una condición necesaria de la existencia de los mercados y de la inversión
que garantice la reproducción del sistema económico.

El segundo criterio hace referencia a la estructura productiva: cuanto menor la diversificación y sofisticación productiva menor la
capacidad para reasignar rápidamente los recursos hacia nuevas actividades ante la ocurrencia de shocks permanentes. En las
economías poco desarrolladas existe una mayor cantidad de rigideces que impiden una rápida reconversión de la estructura
productiva lo que hace que el proceso de transición y ajuste por shock sea de mayor duración.

Ambos factores no son independientes lo que tiende a reforzar los mecanismos de reproducción y prolongación del desequilibrio.
La falta de desarrollo productivo se correlaciona positivamente con la falta de desarrollo de los mercados financieros y de capital
de tal forma que la propensión a la inestabilidad se refuerza porque la rigidez de la estructura productiva determina que los procesos
de transición sean largos y la falta de mercados de capital hace que sea difícil financiar procesos largos de reconversión productiva.
El resultado es que en la economía latinoamericana típica se observan prolongados períodos de retracción productiva que no
necesariamente llevan a una reconversión exitosa del aparato productivo sino a pérdidas netas de capacidades de producción que
habían sido adquiridas. Un ejemplo son los procesos de apertura económica de shock caracterizados por la desaparición de partes
importantes del sector industrial sin que aparezcan nuevas especializaciones y economías de escala debido a la falta de
financiamiento para la reconversión. También se observa una correlación entre el grado de desarrollo productivo y la sofisticación
de las instituciones asociadas con la actividad económica. Esto hace que el desarrollo de instituciones orientadas a sustituir a los
mercados faltantes, debido a fallas del mercado, también se retrase y la capacidad para procesar la incertidumbre se relaciona
directamente con la escasa sofisticación de la estructura productiva

La interacción micro-macro, la estructura productiva y el crecimiento

Existe una miríada de interacciones y mecanismos de feedback entre los macro y lo micro que hacen que se produzca una suerte
de determinación simultánea de las características micro y macro de una economía específica. Es muy difícil determinar si una
economía muestra graves fallas del mercado debido a su inestabilidad macro o si es la falta de algunos mercados clave el que
genera la situación de inestabilidad agregada.

Hay 4 problemas que las economías deben resolver para estar en condiciones de crecer:

1- Problema smithiano: para crecer de manera rápida y sostenible una economía debe generar una tasa de ahorro que
le permita mantener una alta tasa de inversión financiada con sus propios recursos.

2- Problema keynesiano: resalta que no sólo es necesario ahorrar, también hay que contar con mecanismos eficientes
para intermediar entre el ahorro y la inversión. Esto es contar con una estructura desarrollada de mercados e instituciones
capaces de garantizar que el esfuerzo de ahorro se transforme en inversión productiva.

3- Problema neoclásico: enfatiza que los recursos disponibles deben ser asignados eficientemente para maximizar la
tasa de crecimiento.

4- Problema schumpeteriano: hace referencia a la creatividad como motor del crecimiento y enfatiza el rol del
empresario de las firmas que innovan

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Las interrelaciones micro macro son fundamentales para los últimos 3 problemas de crecimiento en tanto: contribuyen a modelar
los mercados y las instituciones de intermediación financiera entre el ahorro y la inversión, determinan la eficiencia con que la
información económica es procesada (a través de precios, cantidades y financieras) influyendo en la optimalidad en la asignación
de los recursos, afectan la capacidad de innovación al influir sobre la conducta individual de los agentes y de las instituciones.

Los cambios en el grado de preferencia por flexibilidad antes mencionados son fundamentales porque inducen variaciones en la
cuantía y en la eficiencia de la inversión, así como en la capacidad de innovación. En un contexto de alta preferencia por flexibilidad,
el acortamiento del horizonte temporal hace que los proyectos de inversión con periodos de maduración corto tengan un premio
económico sobre los de mayor duración y, que a igual período de maduración, los beneficios esperados de los proyectos con
mayor riesgo sean descontados utilizando una tasa de descuento excesivamente alta. Las correcciones en las tasas de descuento
para proyectos largos o con mayor riesgo en contextos inestables incorporan rápidamente la información sobre los aumentos en
el riesgo sistémico y tienden al overshooting. Esto sesga las señales de precio y cantidad e inducen errores en la asignación
intertemporal de recursos. La inversión tenderá a ser ineficiente y se agravará el problema neoclásico.

A su vez, la actividad de innovación y por ende la posibilidad de resolver el problema schumpeteriano, es afectada por los aumentos
en la preferencia por flexibilidad por la reducción de la inversión. Un canal a través del cual esto ocurre es que en los países
subdesarrollados el aprendizaje tecnológico está relacionado con la adquisición de nuevos equipos de producción y por ende,
cuando la inversión cae, el proceso de cambio tecnológico se resiste. Una segunda razón es que cuando el ruido que acompaña
la información de precios, financiera y de cantidades es grande, los empresarios encargados de invertir adoptan estrategias
defensivas del comportamiento. Éstas debilitan los ¨animals spirits¨ y la disposición para la introducción de la innovación en el
proceso productivo. La preferencia por flexibilidad tiende a desintegrar los sistemas de innovación al afectar los comportamientos
de los agentes y las instituciones que contribuyen a sostenerlo y eso hace más severa la restricción schumpeteriana del
crecimiento.

Las mutaciones micro que agudizan la preferencia por flexibilidad afectan también la estructura de intermediación financiera: se
produce un corrimiento generalizado de la demanda por activos financieros hacia el corto plazo y hacia los papeles denominados
en moneda extranjera. Eso implica que los papeles líquidos o de corto plazo aumentan de precio en relación a los de mayor periodo
de maduración y que la relación precio de mercado o valor de emisión de los instrumentos denominados en moneda nacional
tenderá a deprimirse. Las condiciones para acceder a fondos de largo plazo son cada vez más duros y el crédito disponible lo es
en moneda extranjera, las empresas ligadas al mercado doméstico estarán obligadas a asumir un riesgo cambiario mayor. Hay un
aumento en las tasas de descuento debido al salto en los riesgos financieros por lo que dos proyectos de inversión con igual riesgo
económico pero que muestran diferentes riesgos financieros podría ocurrir que uno se lleve a cabo y otro no. Esto determina la
capacidad de crecimiento al afectar el proceso por el cual se da la selección de los ganadores en el proceso competitivo. La
selección pasa a estar correlacionada con las características financieras específicas de cada rama de la producción y mucho
menos con las características económicas. Las firmas que sobreviven en el proceso no necesariamente son aquellas con mayor
capacidad para asignar eficientemente los recursos existentes o para innovar sino aquellas que se encuentran en ramas de la
producción que son menos afectadas por esa falla del mercado, como por ejemplo las capital intensivas y cuyos ingresos son
previsibles ya que pueden aumentar más su coeficiente de endeudamiento sin producir grandes saltos en sus índices de riesgo
financiero. Este tipo de empresas son las asociadas a los servicios públicos privatizados. Las que muestran una mayor
vulnerabilidad son las PyMES cuyos ingresos operativos se correlacionan con el ciclo económico global. Al cerrar las bases de
selección natural en el proceso competitivo se establecen fuerzas que actúan en contra de la solución del problema tanto neoclásico
como schumpeteriano.

La falta de desarrollo del sistema financiero también perjudica el acceso al crédito de las PyMES reforzando las tendencias antes
mencionadas en favor a las empresas grandes. Por otro lado, el sistema financiero juega un rol importante en mejorar la asignación
de recursos en la asignación de préstamos al sector privado. Cuando el crédito es inexistente los mecanismos de screening dejan
de funcionar y los inversores privados pierden una fuente importante de evaluación independiente de sus proyectos.

Las situaciones de preferencia por flexibilidad suelen traducirse en un fuerte aumento de la demanda de activos en moneda
extranjera. En América Latina este fenómeno toma o bien la forma de una profundización de la dolarización del sistema financiero
doméstico o la forma de fuga de capitales. Ambos fenómenos agudizan la restricción keynesiana en la medida en que dificultan el
proceso de intermediación entre el ahorro y la inversión pero tienen distintas consecuencias. En el caso de la dolarización, induce
a las empresas a tomar un mayor riesgo cambiario pero tiene un rasgo positivo: aumenta la capacidad prestable del sistema
financiero doméstico. Por lo tanto, no implica que el ahorro doméstico no pueda intermediarse hacia la inversión sino que los costos
de tal intermediación pueden tornarse más caro para las firmas al hacerlas incurrir en un mayor riesgo cambiario. En cambio, en
la fuga de capitales, el aumento de la demanda de activos en moneda extranjera implica que parte del ahorro doméstico ir a
financiar proyectos de inversión en otras economías. Esto tiene consecuencias negativas sobre la restricción keynesiana porque
el proceso de intermediación entre el ahorro y la inversión a nivel doméstico se interrumpe y el crecimiento, si no tiene acceso al
financiamiento externo, comienza a estar restringido por la disponibilidad de ahorro. El desafío impuesto por la restricción
keynesiana del crecimiento ha sido uno de los más difíciles de superar en América Latina. En algunos países el deterioro de las
funciones de canalización de ahorros y de selección y asignación eficiente del crédito estuvo asociada con el de la inflación.

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The Real Exchange Rate and Economic Growth - Dani Rodrik (Mica)

Se aportan pruebas de que la subvaloración (un alto tipo de cambio real) estimula el crecimiento económico. Hay dos categorías
de explicaciones, centradas en (a) debilidades institucionales/contractuales, y (b) fallas del mercado.

Así como la sobrevaloración perjudica el crecimiento, la subvaloración lo facilita. En la mayoría de los países, los períodos de alto
crecimiento están asociados con monedas subvaloradas. Pero esta relación sólo es válida para los países en desarrollo;
desaparece cuando limitamos la muestra a los países más ricos. Esto sugiere que está en juego algo más que la estabilidad
macroeconómica. El precio relativo de los bienes comercializables a los no comercializables (tipo de cambio real) parece
desempeñar un papel más fundamental en el proceso de crecimiento.

En China, India, Corea del Sur y Taiwán y Uganda y Tanzania se puede confirmar la teoría: un aumento del crecimiento económico
es acompañado por el aumento del índice de subvaloración y viceversa.

México: parece un poco fuera de lugar desde la década de 1980, cuando la correlación entre crecimiento e subvaloración se vuelve
negativa en lugar de positiva. Esto es como un reflejo de los ciclos de crecimiento inducido por la entrada de capital del país. Los
períodos de entradas de capital se asocian con el auge del crecimiento impulsado por el consumo y la apreciación de la moneda;
cuando la entrada de capital retrocede, la moneda se deprecia. La experiencia mexicana es un recordatorio de que no hay razón
a priori para esperar una relación positiva entre el crecimiento y la subvaloración. Sugiere la necesidad de ir más allá de los casos
individuales y realizar un análisis empírico más sistemático

Es probable que la causalidad pase de la subvaloración al crecimiento y no al revés. De ahí que los países en vías de desarrollo
que encuentran formas de aumentar la rentabilidad relativa de sus bienes comercializables puedan lograr un mayor crecimiento.
Estos resultados sugieren que hay algo "especial" acerca de los bienes comercializables en los niveles de ingresos bajos a
medianos. Hay dos teorías acerca del mecanismo a través del cual un aumento en el precio relativo de los bienes negociables
aumenta el crecimiento: En uno de ellos, los bienes comercializables son "especiales" porque se derivan de manera
desproporcionada (en comparación con los bienes no comercializables) de la debilidad institucional y la falta de cumplimiento que
caracterizan a los entornos de bajos ingresos. En el otro, los comercializables son "especiales" porque sufren de manera
desproporcionada las fallas del mercado (externalidades de información y coordinación) que bloquean la transformación estructural
y la diversificación económica.

En ambos casos, un aumento del precio relativo de los bienes comercializables actúa como un segundo mejor mecanismo
para aliviar (parcialmente) la distorsión e impulsar el crecimiento. Hay pruebas que sugieren que estos dos conjuntos de
distorsiones afectan más a las actividades comercializables que a las no comercializables.

El tipo de cambio real es un precio relativo: representa el precio del bien comercializado en términos de bienes no
comercializados. Un aumento del TCR mejora la rentabilidad relativa del sector de los bienes objeto de comercio y hace que se
expanda (a expensas del sector no comercial). No hay una teoría generalmente aceptada que explique por qué esto en sí mismo
generaría un mayor crecimiento. Si podemos entender el papel que desempeñan los bienes comercializables en el impulso del
crecimiento, podremos controlar mejor las políticas que promueven el crecimiento.

Si bien existe un gran número de historias que pueden explicar el papel de los bienes comercializables, dos grupos de explicaciones
merecen su atención. Uno se centra en las deficiencias del entorno de contratación y el otro en las deficiencias del mercado en la
producción industrial moderna. Tenemos que argumentar que los bienes comercializables se derivan de manera desproporcionada
de estas deficiencias, de modo que, a falta de una política compensatoria, las economías en desarrollo dedican muy pocos recursos
a los bienes comercializables y crecen con menos rapidez de lo que deberían. Un aumento del TCR puede actuar como un 2do
mejor mecanismo para estimular los productos comercializables y generar un crecimiento más rápido.

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Explicación 1: Las malas instituciones imponen más "impuestos" a los bienes negociables

Las instituciones débiles crean una baja apropiación privada de los


rendimientos de la inversión a través de una variedad de mecanismos: falta
de cumplimiento contractual, corrupción, falta de derechos de propiedad y
mala aplicación de los contratos. La cuña resultante entre los rendimientos
privados y sociales, a su vez, reduce los incentivos para la acumulación y el
progreso tecnológico.

La suposición de que este problema es más grave en los productos


comercializables que en los no comercializables es plausible ya que los
sistemas de producción tienden a ser más "complejos" y redondos en los
productos comercializables, lo que da mayor importancia a la contractilidad
y a la aplicación fiable por terceros. Por lo tanto, las pésimas instituciones
imponen un "impuesto" más alto a los productos comercializables,
especialmente a los modernos. Esto da lugar tanto a una mala asignación
estática de los recursos que penaliza los bienes comercializables, como a
una distorsión dinámica en forma de una inversión óptima en bienes comercializables inferior a la social. Un aumento en el precio
relativo de los bienes comercializables puede mejorar la eficiencia estática y aumentar el crecimiento de la segunda mejor manera
al provocar más inversión en bienes comercializables al margen

Existe gran evidencia, tanto entre países como entre industrias, sobre el costo desproporcionado soportado por los bienes
comerciables en presencia de instituciones débiles: En todos los países, las instituciones de menor calidad se asocian a una menor
relación entre el comercio y el PIB ("apertura"). Además, en las diferentes categorías de productos comercializables, los productos
comercializables más "intensivos en instituciones" son propensos a efectos mayores. Por último, la debilidad institucional interactúa
con la intensidad contractual de los bienes para desempeñar un papel en la determinación de la ventaja comparativa. Los países
con instituciones pobres tienen desventajas comparativas en productos intensivos en instituciones/más complejos/intensivos en
relaciones.

Nunn estaba interesado en comprobar si las diferencias de calidad institucional entre los países ayudan a determinar los patrones
de ventaja comparativa. Razonó que los insumos intermedios específicos de la relación, definidos como insumos que no se venden
en bolsas y/o no tienen precios de referencia, son más exigentes del entorno contractual. En equilibrio, los bienes negociables
dependen mucho más de insumos específicos de la relación. De ahí la evidencia de que las deficiencias institucionales y de
contratación, la pesadilla de toda sociedad en desarrollo, imponen un mayor impuesto al sector comercial que al sector no
comercial. Queda por ver cómo esto crea un papel de promoción del crecimiento para la política de tipos de cambio reales.

Explicación 2: Las deficiencias del mercado predominan en los productos comercializables

Una breve lista de estas deficiencias del mercado incluiría:

- Externalidades del aprendizaje: tecnología valiosa, comercialización y otra


información que se extiende a otras empresas e industrias

- Externalidades de coordinación: conseguir nuevas industrias en el terreno


requiere inversiones consistentes y coordinadas en fases anteriores, posteriores
o laterales.

- Imperfecciones del mercado de crédito: los empresarios no pueden financiar


proyectos que valgan la pena debido a la responsabilidad limitada y la
información asimétrica.

- Primas salariales: el seguimiento, el volumen de negocios y otros costes mantienen los salarios por encima de los niveles de
compensación del mercado y el empleo sigue siendo bajo.

Estos y otros problemas similares pueden afectar a todo tipo de actividad económica en los países en desarrollo, pero es posible
que sus efectos se sientan mucho más en los productos comercializables. Si fuera así, los niveles de producción e inversión en
productos comercializables serían subóptimos. La depreciación del TCR promovería la expansión de la capacidad de los bienes
comercializables y aumentaría el crecimiento.

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Se debe tener en cuenta que es un segundo mejor argumento para la subvaloración, la mejor política consistiría en identificar las
deficiencias del mercado y aplicar los remedios pigouvianos adecuados.

Es difícil proporcionar pruebas directas de que algunos tipos de bienes son más propensos a las fallas del mercado que otros pero
la hipótesis básica es bastante plausible. Una mirada de cerca a los procesos detrás del desarrollo económico produce mucha
evidencia indirecta. El desarrollo económico consiste en cambios estructurales, nuevas actividades de inversión y la adquisición
de nuevas capacidades productivas. A medida que los países crecen, la gama de bienes comercializables que producen se amplía.
Los países ricos son ricos porque no sólo producen bienes tradicionales de manera más productiva, sino también porque producen
bienes diferentes. Es probable que las deficiencias del mercado mencionadas anteriormente sean mucho más graves en las nuevas
líneas de producción -las necesarias para aumentar la productividad en toda la economía- que en las tradicionales. Las nuevas
industrias requieren "descubrimiento de costos", aprendizaje práctico y actividades económicas complementarias para
establecerse. Son necesariamente riesgosos y carecen de antecedentes. Estas características los hacen terreno fértil para el
aprendizaje y las externalidades de coordinación.

No es fácil distinguir empíricamente entre las dos hipótesis. Sería difícil tener una distinción lo suficientemente fina y fiable entre
las mercancías para permitirnos discriminar entre las dos historias de una manera creíble. Los países ricos difieren de los países
pobres porque tienen mejores instituciones y porque han aprendido a tratar las imperfecciones del mercado. Los productores de
bienes comercializados en las economías en desarrollo sufren por ambos motivos.

Cuando el impuesto sobre los bienes comercializables es mayor (en términos ad-valorem) que el impuesto sobre los bienes no
comercializables, los recursos de la economía están mal asignados, el sector comercializable es demasiado pequeño y la tasa de
crecimiento no es óptima. En estas circunstancias, las depreciaciones del tipo de cambio real tienen un efecto de fomento del
crecimiento

Conclusiones:

Las actividades económicas comercializables son "especiales" en los países en desarrollo. Estas actividades se derivan de manera
desproporcionada de las deficiencias institucionales y del mercado que mantienen a los países pobres. Las depreciaciones
sostenidas del tipo de cambio real aumentan la rentabilidad relativa de invertir en bienes comercializables y actúan de la mejor
manera posible para aliviar el costo económico de estas distorsiones. Es por ello que los episodios de subvaloración están
asociados con un mayor crecimiento económico.

Existe un paralelo entre el argumento que se desarrolló y los resultados del artículo de Prasad, Rajan y Subramanian. Estos autores
señalan que los países en desarrollo de rápido crecimiento han tendido a tener superávits en cuenta corriente en lugar de déficits.
Esto va en contra de la opinión de que los países en desarrollo se ven limitados por la financiación externa y con la presunción de
que las entradas de capital complementan el ahorro interno y permiten un crecimiento más rápido. Una de las explicaciones que
ofrece Prasad es que las entradas de capital aprecian el TCR y perjudican el crecimiento mediante la reducción de los incentivos
a la inversión en las manufacturas. Aunque Prasad se centra en los costos de la sobrevaloración más que en los beneficios de la
infravaloración, su preocupación por el TCR hace que su papel sea complementario a éste.

Una hipótesis mantenida es que el TCR es una variable de política. Esto no es cierto ya que el TCR es un precio relativo y se
determina en equilibrio general. Pero los gobiernos tienen una variedad de instrumentos a su disposición para influir en el nivel del
tipo de cambio real, y la evidencia es que los utilizan.

Mantener un TCR más depreciado requiere mayores ahorros en relación con la inversión, o menores gastos en relación con los
ingresos. Esto puede lograrse a través de la política fiscal (un gran superávit estructural), la política de ingresos (redistribución de
la renta a los grandes ahorradores mediante la compresión de los salarios reales), la política de ahorro (planes de ahorro
obligatorios y reforma de las pensiones), la gestión de la cuenta de capital (imposición de las entradas por cuenta de capital,
liberalización de las salidas de capital) o intervención monetaria (acumulación de reservas de divisas). La experiencia en Asia
oriental demuestra que los países que tienen como objetivo TCR ("competitividad") pueden tener bastante éxito.

En este contexto, la política de tipos de cambio reales sólo ocupa el segundo lugar. Una de las consecuencias de mantener altos
tipos de cambio reales es un superávit en la cuenta corriente. Si todos los países en desarrollo siguieran esta estrategia, los países
avanzados tendrían que aceptar vivir con los correspondientes déficits. Cuando algunos países en desarrollo siguen esta
estrategia, mientras que otros no (como en el caso de los asiáticos frente al resto), la penalización del crecimiento soportada por
estos últimos es mayor a medida que su sector comercial se reduce aún más ante el peso de la competencia asiática.

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La primera mejor estrategia es clara pero llena de dificultades prácticas. Eliminar los fallos institucionales y del mercado eliminaría
los dilemas políticos, pero recomendar esta estrategia equivale a decir a los países en desarrollo que la manera de enriquecerse
es hacerse ricos. Un enfoque más práctico consiste en subvencionar la producción de productos comercializables
directamente, en lugar de indirectamente mediante el TCR. Un TCR depreciado equivale a una subvención a la producción
más un impuesto al consumo sobre los bienes comercializables. La estrategia directa de subsidiar la producción de productos
comercializables logra la primera sin la segunda. Por lo tanto, evita los efectos secundarios en otros países. Una subvención a la
producción de productos comercializables estimula las exportaciones y las importaciones (siempre que se permita ajustar el tipo
de cambio y/o los salarios para equilibrar la balanza por cuenta corriente) y, por lo tanto, no tiene por qué ir acompañada de un
superávit comercial. Sin embargo, las subvenciones a la producción tienen sus propios problemas. Afinarlas hasta donde se
perciben las distorsiones equivaldría a una forma compleja de política industrial, con todas las dificultades de información y de
búsqueda de rentas que ello conlleva. Al parecer, no existe una alternativa fácil a la política cambiaria.

Frenkel & Rapetti - Una historia concisa de los regímenes cambiarios en América Latina (Danu)

Se estudia LATAM para demostrar que las políticas y regímenes cambiarios han desempeñado un papel importante en la
configuración de muchos de sus resultados macroeconómicos. Se realiza un análisis histórico por 3 motivos:
1. Es una forma concisa y eficaz de ofrecer una visión general de las principales tendencias en la elección del régimen cambiario
en América Latina.
2. Informan al lector sobre las circunstancias en las que realmente se tomaron las decisiones. Al describir los contextos internos
y externos que enfrentaron los países latinoamericanos en cada período, intentamos ayudar a comprender algunos de los
determinantes de las decisiones de los formuladores de políticas.
3. Brindan información y conocimientos valiosos que no se capturan en el análisis de regresión estándar. Un problema obvio es
que no hay dos regímenes idénticos. El colapso de las diversas características de un régimen de tipo de cambio en una sola
variable puede implicar la pérdida de información importante. Por el contrario, al describir las reglas reales y el comportamiento de
los regímenes, los análisis históricos brindan una rica información y arrojan resultados que al menos pueden complementar los
obtenidos en los estudios econométricos.

La importancia del tipo de cambio nominal (TCN) es mayor en una economía pequeña y abierta con un pasado inflacionario. En
las economías pequeñas y abiertas, los precios de los bienes comercializados están determinados en gran medida por los precios
internacionales escalados por el TCN. El TCN suele afectar las expectativas de inflación y los mecanismos de fijación de precios
de las empresas no transables y de los fijadores de salarios. Puede operar como un ancla nominal. El TCN es un precio de activo
y, como tal, influye en las expectativas y el comportamiento de los mercados financieros. Cuando la dolarización contractual es
generalizada, la solidez de los sistemas financieros y de pagos se vuelve muy sensible a las variaciones del TCN. También es un
determinante clave del tipo de cambio real (TCR) en el corto y mediano plazo. El tipo de cambio real puede definirse como el precio
relativo entre bienes nacionales comercializados y no comercializados o como el precio relativo entre paquetes similares de bienes
comercializados en el extranjero y en el país. Afecta la asignación de recursos y, dado el desempleo o subempleo, el nivel de
actividad. También influye en la balanza comercial a través de su efecto sobre las exportaciones e importaciones.
Desde la tradición keynesiana, el TCR ha sido visto como una variable clave para la determinación del equilibrio externo e interno.
Posteriormente, los estructuralistas señalaron también el efecto del TCR sobre la balanza de pagos y los niveles de producción y
empleo a través de su efecto sobre la distribución del ingreso. Contribuciones más recientes, desarrolladas después de las diversas
crisis financieras en los mercados emergentes durante las décadas de 1990 y 2000, destacaron los efectos de las redistribuciones
de riqueza de las variaciones en el TCR sobre la producción, el empleo y la estructura de los derechos de propiedad. El TCR puede
afectar el empleo directamente a través de sus efectos sobre el grado de intensidad laboral implícita en las técnicas de producción.
Los primeros economistas del desarrollo tendían a descartar el papel del TCR en el proceso de desarrollo económico como
consecuencia de la elasticidad-pesimismo. Este punto de vista perdió adeptos gradualmente. Sin embargo, no fue hasta los últimos
años que esta noción alcanzó un estatus más relevante en la economía del desarrollo. Aunque el canal exacto a través del cual
ocurre todavía está en disputa, una gran cantidad de trabajo que documenta que los TCR competitivos se correlacionan con un
mayor crecimiento ha proporcionado un sólido apoyo empírico para este punto de vista.

La elección de regímenes cambiarios tiene implicaciones decisivas para el comportamiento de la TNA. Esta es una variable
macroeconómica clave que afecta el comportamiento de las variables nominales y reales relevantes, incluyendo la tasa de inflación,
la balanza de pagos, los niveles de producción y empleo y la tasa de crecimiento económico. El régimen cambiario puede tener
una influencia decisiva en 4 objetivos clave de política económica:
1. Estabilidad de precios
2. Estabilidad y solidez financiera interna
3. Saldos externos e internos
4. Crecimiento / desarrollo económico
En nuestra opinión, la elección de los regímenes cambiarios en América Latina se ha visto influida en gran medida por los grados
de libertad (o urgencia) históricamente específicos con los que los países habían abordado estos objetivos de política.

Un régimen de tipo de cambio se define por las reglas que sigue el banco central en cuanto al grado de intervención en el
mercado cambiario (FX) y, por tanto, por el grado de compromiso oficial en la determinación de la TNE. Se define un régimen de
tipo de cambio fijo por el compromiso de la autoridad monetaria de intervenir en el mercado cambiario para mantener cierta
paridad constante. El caso extremo es la dolarización.

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Una caja de conversión es otro caso extremo de un régimen de tipo de cambio fijo, en el que los países adoptan un compromiso
legislativo explícito para fijar la TNA en cierta paridad, combinado con restricciones al banco central para emitir moneda nacional
casi exclusivamente a cambio de moneda extranjera. Caso extremo: Arg 1991-2001.
En el otro extremo de las opciones de régimen, encontramos la flotación pura, que se define por el compromiso de la autoridad
monetaria de no intervenir en el mercado, dejando que la TNE sea determinada casi exclusivamente por las fuerzas del mercado
privado. Los países latinoamericanos experimentaron con un amplio conjunto de regímenes cambiarios intermedios. Los regímenes
más utilizados -ordenados en mayor grado de flexibilidad- han sido: paridad ajustable, paridad móvil activa y pasiva, bandas y
bandas móviles y flotación controlada.
La paridad ajustable (o fija pero ajustable) fue el régimen de tipo de cambio promovido durante el período de Bretton Woods. Bajo
este régimen, las autoridades se comprometieron a defender una paridad particular, pero se reservaron el derecho de cambiarla
bajo ciertas circunstancias. Bajo una paridad móvil, las autoridades vincularon la moneda local a una moneda extranjera, pero
ajustaron la tasa gradualmente con el tiempo en una serie de pequeñas correcciones, en lugar de cambios discretos repentinos e
imprevistos como con la paridad ajustable. Al implementar una paridad móvil activa (o tablita), las autoridades comprometieron
previamente la ruta futura de la tasa. Debido a que comparten características esenciales con la paridad convencional, estos
regímenes se utilizaron con fines de estabilización. En una paridad móvil pasiva, el ajuste gradual de la paridad puede estar
relacionado con la evolución de las reservas o con el diferencial entre la inflación nacional e internacional. La motivación en este
caso es mantener el poder adquisitivo frente a una sola moneda o una canasta de monedas extranjeras que son relativamente
estables en torno a cierto nivel.
Con las bandas de tipos de cambio, las autoridades generalmente se comprometen a intervenir cuando el tipo de cambio alcanza
los márgenes preanunciados a ambos lados de una paridad central. Sin embargo, dado el contexto inflacionario típico, los países
adoptaron este régimen a la forma de bandas móviles, en las que los márgenes de las bandas se ajustaban gradualmente en el
tiempo siguiendo alguna regla para evitar una apreciación real por inflación. Algunos países de América Latina han utilizado un
esquema innovador a veces llamado bandas asimétricas, en el que el límite superior es ajustable, mientras que el inferior
permanece constante.
La flotación administrada se define típicamente como un régimen bajo el cual las autoridades no están comprometidas a defender
ninguna tasa en particular, pero sin embargo intervienen en el mercado de divisas a su discreción. La experiencia reciente en los
países en desarrollo ha demostrado que la mayoría de los países que dicen que flotan en realidad intervienen en el mercado de
divisas para gestionar la forma en que flotan.

Para hacer frente a los pagos internacionales, los bancos centrales se han visto obligados a liberar el tipo de cambio, no como una
opción política óptima, sino como una mera necesidad. Dado que la depreciación resultante de la moneda local probablemente
tendría efectos económicos y sociales severos –en muchos casos, conduciendo a episodios hiperinflacionarios–, las autoridades
típicamente optaron por imponer restricciones a las transacciones cambiarias, lo que significó la implementación de un régimen de
tipos de cambio múltiples. En tales contextos, surgieron espontáneamente mercados paralelos o negros para las transacciones no
autorizadas. Cuando el volumen de transacciones en el mercado negro era mayor que en el mercado oficial, el TCN paralelo era
el precio relevante que afectaba el comportamiento y las expectativas de los agentes privados.

Una vista panorámica: Las políticas macroeconómicas han respondido a los cambios en el contexto internacional para aprovechar
las oportunidades abiertas por las nuevas condiciones o para protegerse de sus posibles impactos negativos. Las diferentes
estrategias adoptadas por los países estuvieron determinadas por los problemas percibidos como urgentes y los elementos del
desempeño económico que se estimó necesario preservar.

1950-1960: Dada la virtual ausencia de fuentes privadas de financiamiento internacional, la única fuente sustancial de
financiamiento externo para la región provino del FMI. Para obtener asistencia financiera, los países debían negociar su política
cambiaria con la institución. Este fue el comienzo de un período caracterizado por una dinámica de stop and go resultante de la
inconsistencia entre los regímenes de paridad ajustable y las altas tasas de inflación experimentadas por muchos países. La
escasez de reservas de divisas requirió un ajuste del tipo de cambio fijo. Las devaluaciones, a su vez, aliviaron transitoriamente
los problemas de balanza de pagos. También llevaron a la aceleración de la tasa de inflación debido a la indexación de los salarios
y la resistencia de los salarios reales. La apreciación del TCR resultante de la inflación provocó nuevamente dificultades en la
balanza de pagos. Esta dinámica cíclica de ir y venir fue un hecho estilizado entre muchos países de la región desde mediados de
los años cincuenta y durante los sesenta.
Para hacer frente a la característica estructural de la alta inflación y evitar las dinámicas intermitentes, a mediados de la década
de 1960 se encontró una solución innovadora: la paridad móvil pasiva. Argentina, Brasil, Chile y Colombia instrumentaron
paridades móviles "variante de decisión", en las que las autoridades económicas ajustaban la TNE periódicamente sin seguir reglas
precisas y transparentes. La frecuencia de los ajustes varió de un país a otro. En los tres años que duró la paridad móvil en
Argentina, la TNE se devaluó en promedio una vez cada dos meses. En los cuatro países, el propósito de la implementación de
trazabilidad móvil fue lograr la estabilidad del tipo de cambio real y así estimular el crecimiento y la diversificación de las
exportaciones. Sin embargo, la estabilidad del TCR no fue el único objetivo de la política cambiaria en Chile y (especialmente) en
Colombia. En estos países, las autoridades creían que el dinamismo de las exportaciones no solo requería estabilidad del tipo de
cambio real sino también competitividad. Argentina experimentó un período de aceleración del crecimiento y diversificación de las
exportaciones con la implementación de la paridad móvil. Aunque el régimen fue abandonado a mediados de 1967, las autoridades
lograron mantener un SCRER en el período posterior a través de una fuerte devaluación en 1968 seguida de una fijación de NER.
En general, entre 1964 y 1974, el PIB creció a una tasa anual del 5%, las exportaciones no tradicionales pasaron de representar
menos del 5% de las exportaciones totales a alrededor del 25% y la balanza comercial se mantuvo siempre positiva.
Un aspecto negativo asociado a estas experiencias con paridades móviles fue el comportamiento de la inflación. En Argentina, los
ajustes de la TNA contribuyeron a una inflación elevada, en torno al 30% anual. Chile fue el único caso en el que realmente se
redujo la inflación.

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Los setenta: contexto internacional: la aparición gradual de la segunda ola de globalización financiera. Primero, hubo un cambio
en los países desarrollados de tipos de cambio fijos a flotantes, lo que estimuló fuertemente el desarrollo de los mercados de
divisas y sus derivados. En segundo lugar, los países de la OPEP generaron la primera subida coordinada del precio del petróleo.
El nuevo escenario global fue uno de alta liquidez, alta inflación y baja tasa de interés internacional. Se pueden identificar dos
casos:
Por un lado, Brasil. La crisis del petróleo de 1973 generó un gran déficit comercial. En tal contexto, las autoridades brasileñas
decidieron seguir estimulando el crecimiento y aprovechar las condiciones financieras internacionales. No hubo modificación
significativa del régimen cambiario –una paridad móvil pasiva que buscaba preservar un TCR competitivo– ni de la política
monetaria que se había estado aplicando desde fines de los años sesenta. Tanto el déficit por cuenta corriente como la deuda
externa siguieron tendencias ascendentes.
Por el otro lado, Argentina, Chile y Uruguay. Los golpes militares que tomaron el poder inmediatamente después intentaron
aprovechar las condiciones financieras internacionales para inducir cambios radicales en las estructuras económicas y, al mismo
tiempo, combatir la inflación. Liberalizaron los sistemas financieros internos, redujeron los impuestos al comercio, abordaron con
diferente intensidad los desequilibrios fiscales y abrieron la cuenta de capital de la balanza de pagos. En la segunda mitad de la
década de 1970, los tres países orientaron sus políticas cambiarias hacia la estabilización de precios, adoptando regímenes
activos de paridad móvil. Las llamadas tablitas eran programas de tasas de devaluación anunciadas previamente, que debían
funcionar como anclas nominales de la inflación. El sustento teórico de estas políticas postulaba que el tamaño del déficit en cuenta
corriente era irrelevante, ya que las entradas de capital lo compensarían automática y pasivamente. La única variable que debía
controlarse era la expansión del crédito interno por parte del banco central. Si la fuente de creación de dinero estuviera bajo control,
la política cambiaria podría orientarse a una meta de inflación exclusiva. El sector privado fue el principal receptor de créditos
externos (en Brasil fue el Gobierno). Las experiencias llevaron a una apreciación sustancial del TCR y a un rápido aumento de los
déficits en cuenta corriente y de la deuda externa.
Otros países también abrieron sus cuentas de capital y tomaron prestado de los mercados internacionales de capital, pero no
abandonaron sus regímenes tradicionales de tipos de cambio fijos (ej. México). El descubrimiento de voluminosas reservas de
petróleo cambió las perspectivas económicas del país. Dado el TNE fijo, el TCR se apreció y el déficit en cuenta corriente se
disparó.
El siguiente cambio importante en el contexto externo ocurrió a fines de 1979, cuando la Reserva Federal modificó la orientación
de la política monetaria, lo que provocó un aumento de las tasas de interés internacionales. Las economías mantuvieron grandes
déficits por cuenta corriente y acumularon deudas externas

Los ochenta: El aumento de las tasas de interés internacionales y el acceso prácticamente nulo a financiamiento externo a
principios de la década de 1980 desencadenaron crisis masivas de balanza de pagos (y en algunos casos financieras) en Argentina,
Brasil, Chile, México, Perú, Uruguay y Venezuela. Todos los países se apoyaron en devaluaciones importantes y orientaron sus
políticas monetarias y fiscales hacia el manejo de los desequilibrios fiscales y externos y sus repercusiones.
Durante este período, el crédito externo fue racionado y sujeto a negociaciones con los bancos acreedores y el FMI. Sin embargo,
no todos los países importantes de la región obtuvieron los mismos resultados durante el período. Dos elementos principales
ayudan a explicar las diferencias en sus desempeños: primero, la brecha entre las necesidades financieras externas y la ayuda
financiera brindada por las instituciones financieras internacionales y segundo, los procesos inflacionarios que siguieron a las
devaluaciones de principios de los años ochenta. Ambos factores fueron más favorables para Chile y Colombia en comparación
con Argentina, Brasil y México.
En el contexto de una tasa de inflación manejable, Colombia y Chile utilizaron regímenes cambiarios orientados a preservar un
TCR estable. Colombia continuó con el régimen de paridad móvil pasiva. Chile puso en práctica un innovador régimen de
bandas móviles en 1984 con el objetivo de generar un superávit comercial significativo para compensar la falta de financiamiento
externo. Dado que las bandas de fluctuación iniciales eran demasiado pequeñas, el sistema inicialmente se parecía a una paridad
móvil pasiva estándar. Posteriormente, en la segunda mitad de la década de 1980, las bandas de fluctuación se incrementaron
gradualmente.
Para Argentina, Brasil y México, los ochenta fueron la década perdida. Las tasas de inflación nunca cayeron por debajo de los
tres dígitos. Ninguno de estos tres países logró cerrar la brecha financiera externa y llegar a un acuerdo de reestructuración con
sus acreedores. Para inducir ajustes externos, se apoyaron continuamente en fuertes devaluaciones. Los tres países intentaron
estabilizar los precios con programas que apuntaban a equilibrios externos y financieros. Sin embargo, el racionamiento del crédito
externo hizo cada vez más difícil mantener los equilibrios externos y fiscales, lo que obligó a las autoridades a devaluar. Las
devaluaciones, a su vez, aceleraron la tasa de inflación. Para frenar estos desarrollos, Argentina en 1985 y Brasil en 1986 lanzaron
los llamados programas de estabilización heterodoxos. Se trataba de planes de terapia de choque en los que se utilizaba la fijación
de la NER como ancla nominal principal. Una característica especial de estos programas fue que las autoridades devaluaron
sustancialmente las monedas nacionales antes de la fijación.
El componente heterodoxo de los planes fue el uso de políticas de ingresos (controles de precios y salarios) para coordinar la
dinámica de los mercados laborales y de bienes con el tipo de cambio fijo y frenar el uso generalizado de mecanismos de
indexación. Otro elemento innovador de estos programas fueron las reformas monetarias que incluyeron la introducción de nuevas
monedas (el Austral en Argentina y el Cruzado en Brasil). Los planes inicialmente tuvieron éxito tanto en la reducción significativa
de la inflación como en el fomento de la recuperación económica. Sin embargo, las dificultades para preservar el equilibrio fiscal y
externo llevaron a nuevas devaluaciones y ajustes fiscales que derivaron en la aceleración de la inflación y las recesiones. Contrario
a la experiencia de Argentina y Brasil con los planes heterodoxos, México no se vio obligado a renunciar al régimen cambiario y
devaluar su moneda para lograr el equilibrio externo. El entorno de alta liquidez, las bajas tasas de interés internacionales y
especialmente la reestructuración de su deuda externa en 1989 bajo el Plan Brady hicieron de México un destino muy atractivo
para los inversionistas internacionales. Así, México comenzó la década de 1990 con una configuración macroeconómica
caracterizada por una banda de arrastre (asimétrica) dentro de la cual la NER permaneció prácticamente fija, una rápida

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liberalización del comercio y las finanzas, una apreciación del TCR y un aumento de los déficits en cuenta corriente y el aumento
de las entradas de capital. Esta configuración persistió hasta 1994, cuando el temor de los inversionistas extranjeros sobre la
sostenibilidad del tipo de cambio (virtualmente) fijo provocó una reversión de los flujos de capital y una crisis de balanza de pagos.

Los noventa: este nuevo período también se caracterizó por una alta liquidez y bajas tasas de interés en los mercados financieros
internacionales. La mayor desregulación de los sistemas financieros nacionales en las economías desarrolladas también contribuyó
a este proceso al ampliar el grupo de instituciones que demandan activos de estos nuevos países de mercados emergentes. En
general, estos cambios en el contexto internacional “empujaron” el capital de los países desarrollados al mundo en desarrollo. Las
políticas macroeconómicas nacionales se adaptaron al nuevo contexto internacional. Nuevamente se destacan dos polos opuestos.
Por un lado, Argentina, Brasil y México acogieron con beneplácito el novedoso contexto financiero internacional porque hizo viable
llevar a cabo programas de estabilización utilizando las TNE como anclas nominales sin enfrentar la restricción crediticia externa
que prevaleció en la década anterior. México lanzó el Pacto de Solidaridad Económica basado en un tipo de cambio casi fijo.
Argentina lo hizo de manera aún más agresiva, lanzando el llamado régimen de “convertibilidad” a principios de 1991, que se
caracterizó por la fijación de la moneda nacional frente al dólar estadounidense (AR $ / $ 1) y el establecimiento de un sistema de
caja de conversión por parte de Argentina. ley. La convertibilidad se implementó al mismo tiempo que las medidas de liberalización.
El programa tuvo mucho éxito en frenar la alta inflación. Sin embargo, como ocurrió en México, la estabilización vino acompañada
de una apreciación del TCR, grandes déficits en cuenta corriente y una creciente deuda externa, que finalmente terminaron en una
dramática crisis monetaria y financiera en 2001-2002. El caso de Brasil es similar. El país había recibido importantes entradas de
capital a principios de la década de 1990, pero en ese momento las autoridades las encontraron problemáticas ya que
obstaculizaron la conducción de las políticas monetaria y cambiaria basadas en un régimen de paridad móvil pasiva. El nuevo
contexto internacional se volvió funcional a la política macroeconómica recién en 1994, cuando se lanzó el Plan Real. Consistió en
un ajuste integral de las cuentas fiscales, una reforma monetaria, en la que una nueva unidad de cuenta (la Unidad de Valor Real,
URV) se vinculó al dólar estadounidense y finalmente, el banco central comenzó a emitir la URV. La URV, rebautizada este último
como Real, comenzó a operar como la nueva moneda. Bajo el nuevo régimen cambiario, la autoridad monetaria se comprometió
a vender las reservas de divisas una vez que el precio del real llegara a un dólar estadounidense, pero no estaba obligada a
intervenir cuando estaba por debajo de esa paridad. Como en los casos de México y Argentina, el propósito de este régimen semi-
fijo (también llamado banda asimétrica) era proporcionar un ancla para la inflación. Los efectos del Plan Real sobre el TCR, las
cuentas externas y la acumulación de deuda fueron similares a los observados en México y Argentina, y el proceso finalmente
desembocó en una crisis cambiaria a principios de 1999.
Distinto es el caso de Chile y Colombia que venían con tasas de inflación más manejables. También adaptaron sus políticas
macroeconómicas a las nuevas condiciones financieras internacionales, pero siempre tratando de mantener una orientación
cautelosa en cuanto a las entradas de capital y sus efectos sobre la economía real. Sus políticas macroeconómicas apuntaban a
preservar la configuración de precios relativos y comercio exterior. Estos países orientaron su política macroeconómica para
preservar un TCR relativamente competitivo, al tiempo que brindaban suficiente autonomía monetaria para lograr una
desaceleración gradual de la tasa de inflación. Para ello, la política macroeconómica se configuró en torno a dos elementos clave.
Primero, un régimen de banda móvil, que estaba destinado a mantener un SCRER en el mediano plazo mientras generaba
volatilidad del NER en el corto plazo. En segundo lugar, las regulaciones sobre la cuenta de capital. Esto le dio a la política
monetaria suficiente espacio para apuntar a una disminución gradual de las tasas de inflación. Así, sin utilizar la TNE como ancla
nominal, tanto Chile como Colombia lograron una desaceleración gradual de la inflación durante la primera mitad de la década de
1990 y mantuvieron tasas de crecimiento económico relativamente altas.
Perú representa un caso singular e interesante en esta narrativa. Perú inició la década con alta inflación y una economía estancada.
Sin embargo, como ocurrió en Chile y Colombia, la política macroeconómica seguida a principios de los noventa logró reducir la
inflación de manera significativa sin fijar la TNE. En 1990, el banco central del Perú dejó de apuntar a la TNA y adoptó un sistema
de metas monetarias y gestionó la flotación. Hasta 2002, cuando el país adoptó un régimen de metas de inflación con flotación
“pura”, el banco central mantuvo esta política apoyándose en las intervenciones en el mercado cambiario como principal
mecanismo para controlar la cantidad de dinero y administrar la TNE. La estrategia resultó exitosa para reducir la tasa de inflación
sin generar tendencias recesivas.

El alza de las tasas de interés internacionales a principios de 1994 fue un factor importante que provocó la crisis cambiaria
mexicana. La especulación contra el peso durante ese año finalmente obligó a las autoridades a dejarlo flotar en diciembre de
1994. El efecto tequila se extendió a Argentina, que también sufrió una repentina interrupción de las entradas de capital. Con un
voluminoso paquete de asistencia financiera liderado por el FMI, las autoridades argentinas lograron preservar el régimen de
convertibilidad en 1995. Las crisis asiática y rusa de 1997-1998 afectaron a Brasil. En 1999, el banco central brasileño decidió
dejar flotar al real.
A diferencia de Argentina, Brasil y México, Chile, Colombia y Perú no sufrieron crisis externas durante la década de los noventa.
Autoridades monetarias de estos países, que decidieron llevar las bandas a la baja a mediados de los noventa. Estas decisiones
fueron respaldadas por su entendimiento de que una apreciación real estaba justificada en términos de fundamentos económicos.
La apreciación resultante experimentada por estos países fue moderada y efímera en comparación con las de Argentina, Brasil y
México. Esta diferencia ayuda a explicar sus condiciones externas relativamente más robustas y su mayor grado de libertad para
controlar el tipo de cambio cuando las crisis golpean sus economías. No obstante, las crisis asiática y rusa afectaron negativamente
a Chile, Colombia y Perú. La mayor flexibilidad de los regímenes cambiarios en Colombia y Perú no evitó los efectos financieros
internos negativos de la depreciación de la TNA y las salidas de capital, y tanto Colombia como Perú sufrieron crisis financieras en
1999.

Los 2000s: Varios autores comenzaron a argumentar que en un mundo de alta movilidad de capital, los regímenes intermedios
eran muy propensos a las crisis monetarias. Por lo tanto, comenzó a surgir gradualmente una noción que sugería que los países

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en desarrollo deberían tener un tipo de cambio flotante puro o un régimen de paridad fija. La mayoría de los países latinoamericanos
optaron por metas de inflación y flotación “pura” para sus regímenes cambiarios y monetarios. Inicialmente, las autoridades
mantuvieron los agregados monetarios como principal instrumento de política, pero en 2003 cambiaron a la tasa de interés a un
día, junto con intervenciones esterilizadas.
A pesar de sus declaraciones públicas sobre la elección de su régimen de tipo de cambio, ninguno de los países FIT
latinoamericanos ha dejado que su moneda flote de la forma que se supone en un acuerdo FIT convencional. Los bancos centrales
de estos países han fijado su tipo de interés de referencia en respuesta a los movimientos de la TNA. A priori, esto no es
incompatible con un régimen de tarifas reguladas puro. Sin embargo, el comportamiento de los bancos centrales en los países FIT
de América Latina ha ido más allá de influir en la TNE a través de los movimientos de interés.
Entre finales de la década de 1990 y principios de la de 2000, la intervención en el mercado de divisas pareció estar motivada por
el intento de evitar depreciaciones sustanciales de las TNE. Algunos analistas han interpretado su comportamiento como un caso
de “miedo a flotar”. Este temor se explica por dos razones: es probable que las depreciaciones nominales aceleren la inflación; y
los movimientos repentinos al alza de la TNE pueden tener efectos de balance no deseados en las economías dolarizadas. Con
esta motivación, las intervenciones están destinadas a apuntar a la estabilidad financiera como un objetivo de política por derecho
propio.
Entre 2004 y 2008, los mercados financieros internacionales aumentaron su apetito por el riesgo, lo que provocó un aumento sin
precedentes de los flujos de capital hacia los países en desarrollo. La reacción política en muchos de estos países fue intervenir
activamente en el mercado de divisas; pero al contrario de lo que se esperaba bajo el temor a la hipótesis flotante, los bancos
centrales compraron divisas. Se han ofrecido dos explicaciones principales para comprender este comportamiento. Uno sugiere
que los países acumulan reservas para reducir la volatilidad de la NER y evitar grandes oscilaciones de la NER debido a la
volatilidad del capital internacional. El otro indica que es consecuencia de una estrategia de desarrollo basada en una política
cambiaria dirigida a preservar un TCR o SCRER infravalorado (neo-mercantilismo)
Durante este período, los bancos centrales de los países FIT de América Latina acumularon un volumen sustancial de reservas de
divisas. Sin embargo, el proceso de acumulación de reservas no fue homogéneo entre países. Muchos analistas, incluidos los
autores de este artículo, interpretan esta tendencia reciente como un esfuerzo por evitar apreciaciones excesivas del TCR. Esto
último no significa que estos países siguieron una estrategia SCRER o neomercantilista: evitar apreciaciones excesivas del TCR
difiere marcadamente de perseguir un TCR estable y competitivo. La prevención de apreciaciones reales excesivas puede
entenderse como parte de un amplio motivo de precaución. En nuestra opinión, las tendencias recientes de las políticas cambiarias
en los países FIT de América Latina se interpretan mejor como un ejemplo de este motivo general, más que como el resultado de
seguir una estrategia SCRER o neomercantilista.
Hay varias razones que hacen inapropiado incluir a los países FIT latinoamericanos dentro del grupo neomercantilista. Los bancos
centrales no persiguen objetivos de tipo de cambio. Afirman que, en sus regímenes, los tipos de cambio están determinados por
los fundamentales y que las intervenciones solo tienen por objeto evitar desviaciones excesivas de los niveles fundamentales.
Ciertamente, las afirmaciones pueden contradecir acciones reales. Los TCR en los países FIT han tendido a ser sustancialmente
más volátiles. El cambio de las bandas rastreras al FIT ha provocado una mayor volatilidad en el TCR de Chile. Cuando las metas
de inflación se vieron amenazadas, los bancos centrales no dudaron en inducir la apreciación de la TNA para cumplirlas. Todos
los bancos centrales elevaron las tasas de interés y permitieron que la TNA se apreciara con el objetivo de limitar el traspaso de
la inflación importada. Desde finales de 2002, el TCR siguió una tendencia de apreciación sistemática, que se ha exacerbado
sustancialmente desde 2004. Esta tendencia se prolongó hasta la quiebra de Lehman Brothers. Varios autores han enfatizado la
mayor volatilidad y el sesgo de apreciación que han caracterizado el comportamiento del TCR en los países FIT latinoamericanos.
Encuentran que esto se debe a una política monetaria asimétrica, que se ha endurecido cuando la TNE se deprecia, pero no se
ha aflojado cuando se aprecia.
En su búsqueda de una mayor flexibilidad, Argentina siguió un camino algo diferente al de los países FIT. Después de la crisis de
2001-2002, las autoridades intentaron recrear un régimen macroeconómico similar al de Chile durante el período de bandas
móviles. Sin embargo, en lugar de adoptar un régimen de este tipo, el banco central siguió un arreglo flotante administrado
pragmático, que implícitamente tenía como objetivo combinar un cierto grado de volatilidad de la NER a corto plazo con la
preservación de un SCRER a mediano plazo. La política cambiaria también ha tenido un objetivo explícito de acumulación de
reservas cambiarias para proteger contra la volatilidad de los flujos financieros internacionales.

El tipo de cambio como ancla nominal:

Las tablitas en el cono Sur: a fines de 1970, Argentina, Uruguay y Chile estaban luchando contra altas tasas de inflación. Los
golpes militares tomaron el poder e intentaron estabilizarse con políticas basadas en el cambio de tipos de cambio múltiples a
únicos, la restricción fiscal y la reducción de la tasa de expansión monetaria.
Las tablitas eran paridades móviles activas, donde los bancos centrales anunciaban previamente los valores futuros del tipo de
cambio nominal en un horizonte específico. En los tres casos, el cronograma describió una trayectoria ascendente del tipo de
cambio. La tasa de devaluación en desaceleración eventualmente convergería a cero, momento en el cual el tipo de cambio
permanecería fijo. Chile fue el único país donde realmente ocurrió la fijación.
Las tablitas se aplicaron en el contexto de amplios programas de liberalización económica. Se pensaron como medidas para lograr
una mayor eficiencia económica y crecimiento y también estaban destinadas a desempeñar un papel complementario en la
estabilización de precios. En un contexto de comercio abierto, una tasa de devaluación en desaceleración tiene un efecto directo
en la reducción de la inflación de los precios de los bienes negociados. El efecto del preanuncio sería reducir las expectativas
inflacionarias. Una reducción de la inflación esperada elevaría la demanda de dinero, facilitando la absorción de la oferta monetaria
y, por tanto, bajando la tasa de inflación. Alcanzar la tasa de inflación esperada deseada requiere coherencia entre la tasa de
variación del tipo de cambio y la creación de crédito interno por parte del banco central. Una desaceleración en la tasa de variación
del tipo de cambio requiere una reducción en la creación de crédito interno. Un calendario preanunciado de devaluaciones

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decrecientes tendría éxito en reducir las expectativas inflacionarias si va acompañado de una reducción en la monetización del
déficit fiscal. La credibilidad del anuncio se basa en la austeridad fiscal
La implementación de las tablitas no arrojó los resultados esperados. La inflación inercial se mantuvo alta debido a los efectos de
los contratos retrospectivos y a la indexación de muchos bienes no transables.
La menor velocidad de desaceleración de los precios de los no transables en comparación con la de los transables llevó a una
apreciación del TCR. La desaceleración de la devaluación esperada del tipo de cambio provocó inicialmente una caída de las tasas
de interés internas nominales. Sin embargo, debido a la inercia inflacionaria y al riesgo de tipo de cambio, la tasa de interés no
cayó lo suficiente como para equilibrar los rendimientos entre activos internos y externos similares. El diferencial de tipos de interés
provocó una importante entrada de capital. El impacto de una mayor liquidez combinado con la apreciación del TCR facilitó la
expansión de la actividad económica.
Esta fase inicial expansiva fue seguida por un aumento gradual de las tasas de interés internas y una desaceleración de las
entradas de capital. En un contexto de estancamiento de la actividad económica y un importante desequilibrio por cuenta corriente,
aumentó la expectativa de abandono de la regla del tipo de cambio. Las crisis bancarias surgieron alrededor de un año antes del
abandono de la regla del tipo de cambio.
La mayoría de los análisis coinciden en que los colapsos surgieron de la configuración macroeconómica que consiste en altas
tasas de interés reales y TCR sobrevaluado. Sin embargo, una subida transitoria de la tasa de interés real junto con un TCR
apreciado no es incompatible con los resultados esperados de los programas. Un programa de estabilización exitoso basado en
una tablita haría que la tasa de interés real cayera primero y luego aumentara, junto con una apreciación inicial y luego una
depreciación del TCR. Sin embargo, un hecho estilizado de estas experiencias es que la tasa de interés nominal comenzó a subir
después de una fase inicial decreciente. El interés nominal debió haber seguido una trayectoria decreciente hasta equipararse con
la tasa de interés internacional. Este comportamiento, simultáneo a la desaceleración de la tasa de devaluación, es indicativo de
una prima de riesgo creciente. Se realizaron esfuerzos teóricos para explicar el comportamiento de la prima de riesgo como
resultado endógeno del programa de estabilización. Una explicación popular apuntaba a una potencial inconsistencia entre las
devaluaciones programadas del tipo de cambio y la creación de crédito interno vía monetización del déficit público. Esta explicación
encontró apoyo en la experiencia argentina, pero no en los casos de Chile y Uruguay, donde se logró el equilibrio fiscal antes del
lanzamiento de las tablitas. La falta de convergencia de la inflación a los niveles internacionales, la apreciación del TCR y el
aumento de la prima de riesgo deben explicarse por otros factores.
Las historias más plausibles se centran en los efectos desestabilizadores de la convertibilidad de la cuenta de capital en el contexto
de sistemas financieros nacionales poco desarrollados y el efecto de los desequilibrios en la cuenta corriente en el empeoramiento
de las expectativas de que se mantendrá la regla del tipo de cambio. Los agentes financieros intentan aprovechar los importantes
diferenciales entre los rendimientos de los activos externos e imperfectos sustitutos internos que surgen de tipos de cambio fijos o
predeterminados creíbles y de la convertibilidad de la cuenta de capital. Dado que los pioneros están explotando beneficios
significativos, otros actores tienen fuertes incentivos para intervenir, incluso cuando al hacerlo, sus acciones combinadas pueden
tener consecuencias macroeconómicas negativas. Las entradas de capital amplían la liquidez y el crédito en la economía. Como
resultado, las tasas de interés y los diferenciales internos caen y la producción y el empleo crecen. La expansión de la demanda
agregada conduce a incrementos en los precios de los no transables, que bajo regímenes cambiarios fijos o predeterminados
generan una apreciación del TCR. La apreciación real puede verse reforzada por el efecto de la inflación inercial derivada de los
contratos retrospectivos, como en el caso de las tablitas. El efecto combinado de la apreciación del TCR y el crecimiento económico
empeora la cuenta corriente. Esto debilita gradualmente la credibilidad de la regla del tipo de cambio. Eventualmente llega un punto
en el que ninguna tasa de interés puede atraer nuevo financiamiento externo. Las salidas de capital obligan al banco central a
abandonar la regla del tipo de cambio. El resultado final es una crisis gemela (externa y financiera) secuencial o simultánea.
Estas dinámicas se ajustan a los hechos estilizados de los tres intentos fallidos de estabilización del Cono Sur. Además, este
análisis se puede ampliar para explicar las crisis externas y financieras en América Latina durante la década de los noventa. Todos
ellos partieron de la implementación de programas de liberalización y estabilización cambiaria que dieron lugar a un entorno
rentable para el arbitraje financiero entre activos nacionales y extranjeros.

La caja de conversión argentina, 1991-2001: Para reforzar su credibilidad, en marzo de 1991 el congreso estableció una paridad
fija entre la moneda nacional y el dólar estadounidense por ley (la llamada ley de convertibilidad), y la cocción completa de la base
monetaria con reservas de divisas. La ley de convertibilidad transformó al banco central en una caja de conversión: cualquier
emisión de moneda nacional por parte del banco central debe estar respaldada por una compra equivalente de dólares
estadounidenses. Unos meses más tarde, el gobierno reemplazó la denominación de la moneda local (Austral), haciendo que una
unidad de la nueva moneda (Peso) equivaliera a un dólar estadounidense.
El programa tuvo mucho éxito en frenar la alta inflación. Hay tres aspectos del régimen de convertibilidad que vale la pena
mencionar. En primer lugar, dadas las limitaciones legales sobre la capacidad del banco central para gestionar de forma autónoma
la base monetaria, el ciclo económico dependía casi por completo del resultado de la balanza de pagos. La acumulación
(contracción) de reservas de divisas por parte del banco central conduciría a una expansión (contracción) endógena de la base
monetaria y el crédito bancario, lo que fomentó (deprimió) la demanda y la producción internas. Por lo tanto, los desequilibrios de
la balanza de pagos tienden a ajustarse a través de cambios en la producción y el empleo más que a través de los precios.
En segundo lugar, a pesar de la alta credibilidad disfrutada durante mucho tiempo, la convertibilidad no afectó la preferencia del
sector privado por los activos denominados en dólares. Los depósitos bancarios en pesos ofrecían sistemáticamente una tasa de
interés más alta que la de los depósitos denominados en dólares. El último aspecto que vale la pena mencionar se relaciona con
el nivel del RER. La velocidad asimétrica de convergencia entre las tasas de inflación transables y no transables antes mencionada
tras el programa de estabilización implicó una apreciación real del peso. Sin embargo, esta apreciación significativa no se debió a
la respuesta asimétrica de los precios transables y no transables al programa de estabilización. El RER se valoró sustancialmente
cuando se lanzó la convertibilidad. Las autoridades no desconocían los posibles problemas derivados del TCR no competitivo que
estaban validando al fijar el tipo de cambio. Su prioridad en ese momento, sin embargo, era evitar un tercer episodio
hiperinflacionario con consecuencias económicas, políticas y sociales potencialmente catastróficas.

13
Bajo el régimen de convertibilidad, Argentina experimentó dos períodos de entradas de capital sostenidas que estimularon el
crecimiento. Después de las crisis asiática y rusa, la economía permaneció atrapada en una espiral contractiva que condujo al
dramático colapso del régimen de convertibilidad en 2001-2002. Esto implicó abandono de la caja de conversión, devaluación del
peso, crisis del sistema bancario y default de la deuda pública externa.

Se han elaborado muchas interpretaciones sobre el colapso de la convertibilidad. Una explicación común es que la política fiscal
expansiva que comenzó a fines de los noventa fue inconsistente con una caja de conversión. El énfasis en la irresponsabilidad
fiscal como la principal causa de la crisis de convertibilidad es, como mínimo, controvertido. El aumento del gasto público se debió
principalmente al aumento de los servicios de la deuda. Otros han señalado la combinación perversa de la apreciación del TCR y
la dolarización financiera para desencadenar y determinar la dimensión de la crisis.
Un hecho estilizado de los programas de estabilización basados en el tipo de cambio es que suelen ir seguidos de apreciaciones
del TCR. Pero en el caso de la convertibilidad argentina, el TCR ya se apreciaba significativamente en el momento de la fijación.
Dado que la mejora de la productividad laboral y las medidas del lado de la oferta fueron insuficientes para corregir la falta de
competitividad en el sector comerciable, se habría requerido una deflación significativa de los precios internos de los bienes no
comerciables para corregir la desalineación del TCR. Sin embargo, está bien documentado en economía que los precios son
inflexibles a la baja. La experiencia de Argentina bajo convertibilidad destaca la importancia de evitar un TCR apreciado al
implementar un programa de estabilización basado en el tipo de cambio. También deja en claro el compromiso que enfrentan los
responsables de la formulación de políticas al implementar estos programas. Concedido que el RER se apreciará después de que
se implemente el plan, les gustaría depreciar el NER antes de arreglarlo. Sin embargo, una depreciación sustancial de la TNE
antes de la fijación puede no lograr estabilizar los precios e incluso podría conducir a una aceleración de la inflación.
Un segundo tema se refiere a la influencia de la caja de conversión (si la hubiera) en el aumento de la dolarización financiera
durante el período. El gobierno debería haber inducido al sector privado a contratar en moneda nacional, especialmente para
aquellos que operan en el sector de no transables.
Pero, incluso si la dolarización del sistema financiero hubiera sido limitada, la crisis de la balanza de pagos probablemente no se
hubiera evitado. La apreciación típica del TCR que se deriva de tal configuración macroeconómica tiende a estimular la demanda
interna de bienes transables más allá de la oferta interna. Si no hay una corrección temprana de la desalineación del TCR, un
déficit en cuenta corriente persistente puede conducir a una acumulación insostenible de deuda externa.

Regímenes cambiarios dirigidos al TCR

Bandas de arrastre en Chile, 1984-1999: El colapso del experimento de la tablita empujó a la economía chilena a una profunda
depresión. A fines de 1983, la actividad económica había dejado de caer y las variables financieras se habían estabilizado. En tal
contexto, la administración del general Augusto Pinochet anunció la implementación de un tipo de cambio móvil, en el cual la TNA
se ajustaría mensualmente de acuerdo con la inflación del mes anterior menos una estimación de la inflación externa. La falta de
crédito externo derivado del incumplimiento de la deuda externa y los términos de intercambio negativos obligaron a la economía
a realizar un importante ajuste en cuenta corriente. Lograr y mantener un TCR más competitivo se consideró una respuesta política
natural para facilitar dicho ajuste. En agosto de 1984 se introdujo una banda de fluctuación de ± 0,5%. Se permitió que la NER
flotara libremente dentro de la banda definida alrededor de la "paridad central", que a su vez estaba determinada por la regla PPP.
Posteriormente, las bandas se aumentarían en varios incrementos.
La búsqueda de un TCR competitivo a través de una regla de PPA conllevaba el riesgo de acelerar la tasa de inflación. Pero, la
drástica escasez de divisas bajo la que operaba la economía dejó a las autoridades sin otra opción: debían priorizar la
competitividad externa sobre la estabilidad de precios.
Motivado esencialmente por factores externos (por ejemplo, bajo interés en los EE. UU.), A principios de la década de 1990, el
capital internacional fluyó hacia muchos países de América Latina. El banco central estableció un mandato explícito para la
estabilidad de precios como su principal objetivo de política. Para perseguir este objetivo, el banco central comenzó a seguir una
política contractiva, elevando las tasas de interés de corto plazo. Paralelamente, también se implementó un impulso fiscal
moderadamente contractivo. A fines de 1990, la tasa de inflación inició una suave tendencia de desaceleración. Sin embargo, la
política monetaria contractiva atrajo flujos de capital extranjero. Para mantener la TNE dentro de las bandas, el banco central tuvo
que intervenir sistemáticamente en el mercado, absorbiendo el exceso de oferta de divisas. La emisión monetaria resultante se
esterilizó parcialmente.
La situación que enfrentaba el banco central a principios de la década de 1990 es un ejemplo del conocido trilema político de una
pequeña economía abierta. Las autoridades enfrentaron esencialmente tres opciones: 1) dejar flotar el peso y por tanto apreciar
tanto el tipo de cambio nominal como el real, 2) asumir el costo cuasifiscal de las intervenciones esterilizadas o 3) limitar la movilidad
del capital. La solución inicial fue un compromiso entre los tres.
A mediados de 1991, Chile introdujo un encaje (encaje) no remunerativo del 20% en el banco central por un año para préstamos
de extranjeros y luego para algunas transacciones de capital. El encaje estaba destinado a reducir el rendimiento que obtendría
un prestamista extranjero al prestar en Chile a la tasa de interés internacional. Se esperaba que se desalentaran los flujos
especulativos de corto plazo y, por tanto, se suavizarían las tendencias de apreciación.
En enero de 1992, luego de un año y medio de mantener la TNE en el límite inferior de las bandas con esta estrategia, el banco
central cedió a la presión del mercado y reevaluó la “paridad central”. Para incrementar los grados de libertad de la política
monetaria, también se decidió ampliar las bandas de ± 5% a ± 10%. La persistente afluencia de capitales terminó por convencerlos
de que Chile enfrentaba una oferta permanente de ahorro externo. A partir de ese momento, en lugar de perseguir un TCR
competitivo, la política cambiaria se orientó a mantener un TCR de “equilibrio”.
En julio de 1992, después de aumentar el encaje al 30%, las autoridades cambiaron la paridad frente al dólar estadounidense por
una canasta que contenía las tres principales monedas del mundo: dólar estadounidense (45%), marco alemán (30%) y yen
japonés (25%). ). La principal intención era introducir ruido a corto plazo en el tipo de cambio dólar-peso y así desalentar los
movimientos especulativos de capital.

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En noviembre de 1994, la paridad central se apreció en un 10%. A diferencia de Argentina y otras economías de mercados
emergentes, la crisis mexicana de enero de 1994 no tuvo un efecto significativo en Chile. Aunque no se abandonó el régimen de
banda móvil, la política cambiaria se reorientó para ayudar a la política monetaria a reducir la inflación.
El efecto de las crisis no cambió la prioridad del banco central para la estabilidad de precios. El énfasis en la estabilidad de precios
sobre la focalización del tipo de cambio real se institucionalizó finalmente en septiembre de 1999, cuando el banco central cambió
formalmente a un régimen flotante “puro” y eliminó el encaje.

Flotación administrada en Argentina, 2002-2008: La historia de Argentina después del colapso de la caja de conversión en
2001-02 se parece en muchos aspectos a la experiencia chilena con las bandas que se arrastran. Ambos episodios estuvieron
precedidos por graves crisis financieras y de balanza de pagos, el impago de la deuda externa, una contracción pronunciada de la
actividad económica y un empeoramiento dramático de las condiciones sociales. En ambos casos, la recuperación de la actividad
económica estuvo asociada a políticas macroeconómicas pragmáticas que intentaron atender los desequilibrios externos y fiscales,
al tiempo que incentivaban las actividades transables. En ambos casos, la política cambiaria estuvo orientada a mantener un
SCRER.
Argentina abandonó formalmente la caja de conversión (AR $ / $ 1) en enero de 2002 en medio de una severa crisis política y
económica. El banco central introdujo controles sobre el tipo de cambio y buscó una intervención más activa, vendiendo dólares
estadounidenses en el mercado. Tanto el NER como el RER iniciaron una tendencia a la baja. A pesar de esta apreciación, el TCR
se mantuvo en niveles muy competitivos. El gobierno comenzó gradualmente a hacer una referencia más explícita a la importancia
de preservar un SCRER en la estrategia económica oficial.
Sin embargo, el banco central nunca hizo una declaración explícita sobre la existencia de un objetivo de TCR. Según sus
declaraciones y documentos oficiales, la intervención permanente en el mercado cambiario estuvo orientada a la acumulación de
reservas internacionales con fines precautorios; es decir, para proteger la economía de la volatilidad del mercado de capitales
internacional. En 2002, cuando el Congreso aprobó una ley que revocó la caja de conversión, el gobierno decidió mantener la
independencia del banco central con el mandato principal de lograr una inflación baja. A partir de 2003, las metas se anunciaron a
principios de cada año a través de los programas monetarios del banco central, donde las autoridades se comprometieron a
mantener los agregados monetarios dentro de un cierto rango. Bajo este régimen, las metas monetarias estaban destinadas a
operar, al menos en teoría, como un ancla nominal.
Un hecho estilizado durante este período fue que los límites superiores de las metas monetarias terminaron siendo
sistemáticamente más bajos que la expansión monetaria que resultó de las intervenciones del banco central en el mercado
cambiario para lograr un SCRER. Dado que el tamaño de la base monetaria creada por las intervenciones de compra en el mercado
cambiario tendía a exceder la expansión programada de la base monetaria, se tuvo que absorber un "exceso" de expansión
monetaria. Para lograr este objetivo, el banco central se basó en operaciones de esterilización a través de la emisión de billetes
(LEBAC). Con intervenciones en el mercado cambiario, el banco central controló la NER como un medio para lograr el objetivo de
SCRER. Con las operaciones de esterilización en el mercado de dinero, mantuvo los agregados monetarios dentro de los rangos
preanunciados, con el objetivo de brindar un ancla nominal a las expectativas inflacionarias del sector privado.
Se suele argumentar que las intervenciones esterilizadas son útiles solo por períodos cortos porque los costos de esterilización
tienden a aumentar con el tiempo y por lo tanto a generar desequilibrios cuasifiscales. En la experiencia argentina durante este
período, donde (contrariamente al caso chileno) las tasas de interés internas eran relativamente bajas, esta política se mantuvo
sin erosionar el patrimonio neto del banco central, que en realidad tendió a registrar superávits cuasifiscales.
Fue la expansión de todo el sector comercial lo que impulsó la economía y la puso en una senda de rápido crecimiento.
Un aspecto negativo del desempeño económico durante este período fue la inflación, que comenzó a acelerarse en 2005. La
evidencia parece sugerir que la inflación se aceleró como un resultado endógeno derivado del endurecimiento de las condiciones
en el mercado laboral y la expansión (excesivamente) rápida de la demanda en -sector transable.
Un aspecto que merece ser mencionado con respecto a la aceleración de la inflación es la falta de coordinación en la política
macroeconómica. El gasto público se expandió muy por encima del aumento de los ingresos tributarios desde 2006, lo que
representó un impulso fiscal expansivo para la demanda agregada que ya crecía rápidamente. Desde principios de 2007 la gestión
de la política económica sufrió una degradación gradual. El reconocimiento generalizado de que el gobierno estaba manipulando
el IPC (y luego otras estadísticas oficiales) desencadenó un proceso de salida de capitales a partir de mediados de 2007. El
gobierno entró en una severa disputa con el sector agrícola sobre el nivel de las tasas impositivas sobre las exportaciones agrícolas.
El episodio erosionó la popularidad del gobierno y agregó nuevas fuentes de incertidumbre política y económica.

Conclusiones: el nivel del TCR ha tenido una influencia significativa en el desempeño macroeconómico de los países
latinoamericanos. Un TCR excesivamente apreciado puede conducir a resultados desastrosos que afecten el crecimiento a corto
y mediano plazo. El TCR sobrevalorado tiene efectos perjudiciales sobre el crecimiento económico. Los regímenes de tipos de
cambio fijos y semifijos centrados en la estabilización de precios pueden provocar una apreciación excesiva del TCR y crisis de
balanza de pagos y financieras. En el proceso de integración a los mercados financieros internacionales, los países
latinoamericanos han convergido gradualmente hacia la adopción de regímenes cambiarios más flexibles. La salida de estos
regímenes ha demostrado ser traumática. Es posible reducir la inflación gradualmente sin utilizar el tipo de cambio como ancla (ej.
Chile 1985-1995).
En condiciones de baja inflación, la flexibilidad ha demostrado ser muy valiosa. La falta de compromiso con el nivel de la TNA
proporciona a la economía flexibilidad para adaptarse a los choques externos sin generar costos para la reputación de las
autoridades monetarias.
La falta de compromiso no debe entenderse como sinónimo de pura flotación. Un régimen de flotación administrada es más flexible
porque permite que la autoridad monetaria intervenga cuando lo considere necesario. Proporciona la misma flexibilidad para
absorber choques inesperados que un régimen de flotación pura, al tiempo que le da derecho a la autoridad monetaria a intervenir
en el mercado cambiario e influir en la determinación de la TNE. En los países en desarrollo, esta opción es más cara dado el
efecto potencialmente grande de los flujos de capital sobre el comportamiento de la TNA y la importancia de este precio relativo

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en la determinación de otras variables nominales y reales. Los bancos centrales de los países en desarrollo pueden querer
preservar la capacidad de influir en la determinación de la TNA por dos razones principales: 1) para reducir su volatilidad y evitar
desalineamientos y 2) para inducir su tendencia. Los regímenes flotantes administrados en América Latina han ido acompañados
de una acumulación sistemática y masiva de reservas de divisas. Ha habido dos explicaciones principales para este
comportamiento: los puntos de vista precautorio y mercantilista. Según la visión mercantilista, la acumulación de reservas ayuda a
preservar un SCRER (al menos en el mediano plazo), que se utiliza para promover actividades transables. La visión precautoria
sugiere que los países acumulan reservas de divisas para reducir la volatilidad de la TNA y evitar grandes oscilaciones en el tipo
de cambio.
Para evitar corridas no fundamentales contra la moneda local, los bancos centrales deben disponer de un cierto volumen de
reservas de divisas. ¿Cuál es el volumen óptimo requerido para ese propósito? Las reservas de divisas deben ser al menos iguales
a la base monetaria, M2, la deuda externa a corto plazo o el 10% del PIB. Los indicadores de precaución convencionales
especifican la cantidad de reservas de divisas que se requieren para evitar un ataque especulativo no fundamental o un exceso.
Una vez que se alcanza ese nivel (más una cantidad adicional debido a la incertidumbre), los bancos centrales no necesitarían
acumular reservas adicionales para evitar una posible parada repentina.
Las excesivas presiones de apreciación que enfrentaron los países FIT de América Latina desde 2003 los llevaron a acumular
reservas, no para preservar un SCRER, sino para evitar una baja del tipo de cambio. Este parece ser especialmente el caso de
Brasil, Chile, Colombia y, en menor medida, México. Sus regímenes cambiarios se han orientado principalmente a lograr una
inflación baja, evitando al mismo tiempo tendencias insostenibles del TCR en ambas direcciones.
En el caso de Perú, el régimen de flotación gestionada ha mantenido la estabilidad del tipo de cambio real, pero no a un nivel
especialmente competitivo.
La acumulación de reservas en América Latina ha demostrado ser útil.
El análisis en este trabajo también ha presentado evidencia sobre la importancia de utilizar la política cambiaria para hacer un
seguimiento del comportamiento del TCR. Ciertamente, esta observación no debe interpretarse en el sentido de que los regímenes
cambiarios dirigidos a un SCRER son la explicación del éxito de estas experiencias. Nuestra narrativa histórica de las políticas
cambiarias en América Latina indica que un TCR subvaluado tiende a fomentar el crecimiento económico en los países en
desarrollo. La política cambiaria puede hacer una contribución importante al desarrollo económico al preservar un SCRER.
Las políticas orientadas a preservar un SCRER no están libres de obstáculos. El nivel del TCR, al determinar el precio relativo de
los bienes nacionales y extranjeros, afecta la demanda agregada que afecta el nivel de precios. Un TCR sostenido excesivamente
infravalorado conduciría en última instancia a un aumento de los precios y, por lo tanto, a una apreciación real. Sin embargo, sería
erróneo concluir que este es un resultado inevitable de cualquier política cambiaria centrada en un SCRER. La experiencia de
Chile entre mediados de los 80 y mediados de los 90 es un ejemplo de la coordinación macroeconómica necesaria para gestionar
una política SCRER. Esta configuración de política combinó un régimen de banda móvil, controles de capital, política fiscal
anticíclica y una política monetaria autónoma con una tasa de interés de referencia como herramienta de política. La combinación
de bandas móviles, intervenciones esterilizadas y controles de capital permitieron al banco central evitar el trilema de política y,
simultáneamente, fijar la tasa de interés y la TNE. Con estas políticas las autoridades lograron preservar un SCRER, reducir la
inflación, promover un rápido crecimiento tanto de las exportaciones como del PIB, y evitar crisis externas y financieras durante
períodos turbulentos.

Tema 9: Desarrollo económico y empleo

BID - Alamo; Bosch; Kaplan; Pagés, y Ripani. “Empleos para crecer” (Danu)
El trabajo es un aspecto esencial para el crecimiento de las personas y los países. Alcanzar una plena realización personal es más
difícil sin un empleo, del mismo modo que una economía no puede desarrollarse en su conjunto sin el impulso del mercado laboral.
En este sentido, se toma una visión dual (macro y micro).
Tras las todavia ́ bajas tasas de desempleo, la región puede encontrarse atrapada en un círculo vicioso de empleos de baja calidad,
que se manifiesta especialmente en el elevado porcentaje de trabajos informales, definidos en esta publicación como aquellos sin
acceso a beneficios de seguridad social, y en la alta proporción de empleos de muy corta duración. Para salir de él, es necesario
promover políticas integrales que impulsen la productividad.
En los primeros 15 años del siglo XXI, se redujo la pobreza en casi 20%, y la desigualdad en 7% en los últimos 10 años. Sin
embargo, persisten debilidades que pueden hacer que se revierta el camino recorrido. Buena parte del crecimiento económico de
América Latina y el Caribe se explica por el hecho de que los países fueron capaces de emplear a una mayor proporción de su
población, y no tanto por un incremento de la productividad. El boom de las materias primas ha quedado atrás. El bono demográfico,
otro de los factores que venían impulsando la economía, también se encuentra próximo a agotarse. Ante este nuevo contexto, en
el que las proyecciones de crecimiento son poco generosas, la región deberá propiciar ganancias más importantes en productividad
si quiere perpetuar y expandir los avances del reciente período de bonanza.
A pesar de la reciente etapa de crecimiento, persisten serios problemas en el mercado laboral de la región. La clase media
representa el 68% de la población y trabaja mayoritariamente en el sector informal. El empleo que se genera es inestable, y algunos
colectivos de determinados países registran bajas tasas de participación en el mercado.

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El círculo vicioso: detrás de una situación de bajo desempleo, se esconde una altiś ima rotación laboral, con consecuencias
adversas para el bienestar de las personas y la productividad de las economías de la región. El propio funcionamiento del mercado
de trabajo puede estar contribuyendo al bajo crecimiento de la productividad de la región. Desde el punto de vista macroeconómico,
existen dos canales para el crecimiento de la productividad. Sin embargo, ambos aparecen frenados por problemas en el mercado
de trabajo:
1. La reasignación de trabajadores de puestos de trabajo menos productivos a otros más productivos: hay una enorme
reasignación de trabajadores. La rotación genera pérdidas de bienestar importantes; no obstante, dicha reasignación no parece
conducente a lograr aumentos en la productividad.
2. El crecimiento de la productividad en cada puesto de trabajo: La elevada rotación es una de las razones que desestimulan
que trabajadores y empresas inviertan en el capital humano de los trabajadores. Ese escaso nivel de inversión hace más difić il
actualizar y mejorar la productividad de los trabajadores mientras se encuentran en una relación laboral y a su vez puede estimular
la alta rotación.
Por otra parte, la elevada inestabilidad del empleo también tiene efectos adversos en el bienestar, y muy posiblemente en la
productividad. Un excesivo nivel de rotación puede desincentivar la inversión en el capital humano de los trabajadores y provocar
que estos últimos acaben en empleos en los cuales son muy poco productivos, todo ello en detrimento de la productividad y del
crecimiento. Por ello, es necesario invertir en herramientas optimizadas que reduzcan la rotación excesiva y permitan que los
trabajadores que pierden involuntariamente su empleo puedan reinsertarse de forma rápida y efectiva en un empleo formal.

Mejorar la productividad: Es posible lograr una mayor formalidad y estabilidad en el empleo si la polit́ ica económica en general, y
la polit́ ica laboral en particular, concentran mayores esfuerzos en promover la productividad. Esto permitiría lograr una mayor y
mejor inserción laboral de los que hoy no trabajan, y una mayor calidad del empleo en términos de formalidad y estabilidad, con
ganancias sustanciales en el crecimiento per cápita. La polit́ ica laboral de la región se ha dirigido a fines eminentemente
redistributivos, dando menos importancia a la búsqueda de la productividad. Las políticas laborales a favor de la productividad
buscan aumentar el valor generado por empresas y trabajadores, y a partir de ahí mejorar el crecimiento, la calidad del empleo y
el bienestar.
Para desarrollar políticas laborales a favor de la productividad verdaderamente eficaces, se debe entender mejor el funcionamiento
del mercado de trabajo. Para que el mercado funcione correctamente y se cree empleo formal, es necesario que la productividad
del trabajo sea suficiente para sufragar los costos de la formalidad. Para generar empleo estable, la productividad de la relación
laboral debe ser superior al costo de deshacerla (costo de despido). Existen dos vías para lograr más formalidad.
1. Lograr ganancias en la productividad del trabajo para poder afrontar los costos salariales y de salud, pensiones, capacitación
y seguro de desempleo (el libro se inclina por esta)
2. Reducir los costos de la formalidad (“flexibilización”), bajando los salarios y el acceso a los beneficios sociales de los
trabajadores.
Existen dos vías para promover una mayor estabilidad laboral.
1. Impulsar una mayor productividad laboral fomentando el desarrollo permanente del trabajador, para lograr que la relación
laboral tenga un valor elevado vs la opción de descontinuarla (se inclina por esta)
2. Encarecer el costo de despido para desincentivar el despido injustificado.
Las fallas de mercado se magnifican en la región por un contexto de baja escolarización de la fuerza laboral, alta informalidad y
una todavía baja capacidad de diseñar e implementar polit́ icas laborales con el suficiente músculo, o la suficiente eficacia, para
superar dichas fallas de mercado.
Las polit́ icas activas no alcanzan a ser suficientes para promover una mejor intermediación laboral, una buena vinculación de los
jóvenes con su primer empleo ni una mejor inserción y reinserción laboral de los trabajadores desempleados. Asimismo, los países
de la región apenas cuentan con sistemas de monitoreo, gestión y evaluación de las polit́ icas activas que permitan conocer su
desempeño y costo-efectividad.
Otro importante canal por el cual muchos trabajadores tienen problemas para acceder a empleos formales es la protección
insuficiente al ingreso de los desempleados. Estos factores conviven con el hecho de que en muchos países los costos de contratar
a un trabajador formal son altos en relación con la productividad, al tiempo que la fiscalización de la ley laboral es insuficiente. Es
preciso repensar la combinación de políticas para lograr una mayor estabilidad laboral con productividad.

Políticas laborales: Una polit́ ica laboral que favorezca la productividad requiere acompana ̃ r y promover el éxito del trabajador a lo
largo de su trayectoria laboral. Se busca armar un paquete integrado de polit́ icas laborales a favor de la productividad que
desactiven el ciŕ culo vicioso y logren el objetivo de alcanzar más y mejores empleos para toda la población como un mecanismo
de superación de la pobreza, reducción de la desigualdad y mayor desarrollo económico y social
La región necesita una visión integral de la polit́ ica laboral, centrada en las personas, de modo que se promuevan trayectorias
exitosas a lo largo de su vida laboral. Por ello, una polit́ ica laboral que busca aumentar la productividad del trabajo para fomentar
el bienestar de los trabajadores debe orientarse a que el trabajador vaya mejorando su situación y su capacidad de generar valor
para su paiś y para sí mismo a lo largo de su vida y de sus variadas transiciones.

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Según la OIT, un buen trabajo no solo se define por su condición presente, sino por su capacidad de situar a la persona en una
trayectoria ascendente a lo largo de su vida laboral, y así contribuir a un mayor desarrollo económico y social de los países. Esto
requiere que la persona se forme en áreas donde tendrá oportunidades de empleo, que se promueva que, una vez en un empleo,
la persona siga formándose y apren- diendo de forma continua en el lugar del trabajo y que si el trabajador pierde un empleo
involuntariamente, la polit́ ica laboral debe tender a que esta persona se vuelva a emplear de forma rápida y efectiva en un trabajo
formal para el cual se ajuste bien. La integralidad de las polit́ icas es necesaria para lograr esta trayectoria de éxito.
Un aspecto que diferencia la polit́ ica laboral a favor de la redistribución versus la polit́ ica a favor de la productividad es que si bien
la primera puede estar marcada por una lógica de “adversarios” (lo que una parte gana, el otro la pierde), la segunda requiere un
enfoque cooperativo.
La polit́ ica laboral a favor de la productividad no puede ser independiente del resto de la polit́ ica de desarrollo productivo del paiś .
Al contrario, debe tender a estar coordinada con estrategias de desarrollo empresarial, de clusters, de innovación, de desarrollo
del mercado de capitales y de educación, entre otras

Luces y sombras del mercado laboral en América Latina y el Caribe


Si no se producen cambios sustanciales en la estructura de las polit́ icas laborales que propicien incrementos en la productividad
del trabajo, será muy dific ́ il mantener las tendencias positivas. La década 2003-2013 ha estado marcada por un crecimiento
económico sustantivo y avances notables en materia de generación de empleo, reducción del desempleo, expansión de la
formalidad y aumento de salarios. Sin embargo, en este mismo periodo la productividad del trabajo ha caid ́ o en relación con la del
resto del mundo. Existen importantes preocupaciones en cuanto a la sostenibilidad futura de estas ganancias. Una elevada
proporción del empleo es informal y mucho del empleo que se genera en la región es de corta duración.
Los primeros 15 ano ̃ s del siglo XXI se caracterizan por una etapa de crecimiento económico, reducción de la pobreza y en menor
medida de la desigualdad. Esto se deriva de un mejor manejo macroeconómico y del boom de las materias primas experimentado
en el mundo. Fue el mercado laboral el canal a través del cual el crecimiento económico se tradujo en reducción de pobreza y
aumento de las clases medias.
El hecho de que los países de la región fueran capaces de emplear a una mayor proporción de su población explica buena parte
del crecimiento de la última década. El aumento de la población ocupada explica el 60% del crecimiento durante los últimos 20
años. Los salarios reales subieron a buen ritmo durante el período 2003-13. Para varios países de la región, el aumento de los
salarios fue superior incluso que el del PIB por trabajador. El incremento del salario min ́ imo real de algunos de los países de la
región también contribuyó en parte al aumento de los salarios. La creación de trabajo formal también experimentó grandes avances.
Tener un empleo formal permite acceder a una serie de protecciones. Los programas de salud y pensiones no contributivas siguen
siendo mucho mayores para aquellos que tienen acceso al seguro social a través de su trabajo. Además, la única manera de
obtener una pensión para la vejez que ofrezca un reemplazo razonable del salario es a través de la participación en los pilares
contributivos mediante un empleo formal. Dado el envejecimiento poblacional, hoy por hoy, la única manera que parece factible de
obtener el ahorro necesario para hacer frente al envejecimiento poblacional es alcanzando mayores niveles de empleo formal. La
región incrementó el porcentaje de trabajadores formales del 38% en 2003 al 45% en 2013.

Las proyecciones de crecimiento para los próximos ano ̃ s, tanto de corto como de mediano plazo, son menos auspiciosas que las
de la última década. Las condiciones propiciadas por el boom de las materias primas que tuvo lugar en la región durante el período
2003-08 difić ilmente podrán repetirse. El panorama a futuro es mucho menos auspicioso, e incluso preocupa la posibilidad de que
algunas de estas ganancias puedan revertirse. Además, la mejora de los indicadores corresponde, en buena medida, a la
recuperación durante la primera década del siglo XXI del terreno perdido en los años noventa. Todavia ́ hoy, más de la mitad de
los empleos de la región sigue siendo informal y, a este ritmo, alcanzar la formalización universal para la región llevaria
́ unos 180
años. El avance en formalización se ha estancado desde 2013.
Mucha de la mejora de los indicadores laborales se concentra exclusivamente en los paiś es que experimentaron el boom de las
materias primas. En ausencia de factores externos que impulsen la economía, la región tendrá que propiciar ganancias más
importantes en productividad. La productividad del trabajo, el motor del crecimiento sostenible, ha tenido un desempeño muy
mediocre. Si las tendencias no cambian, el nivel de productividad del trabajo de la región será sobrepasado por el promedio mundial
a fines de esta década. Sin cambios sustantivos, las tasas de crecimiento del PIB esperadas para los próximos ano ̃ s son del orden
de la mitad de lo que se observó durante el período de auge de los precios de las materias primas.
El bono demográfico, otro de los motores del crecimiento, también se agota. Una buena parte del crecimiento mencionado ha
sido posible gracias al bono demográfico. Se estima que a partir de 2020 el porcentaje de la población en edad de trabajar se
estancará para luego empezar a caer, impulsado por un rápido envejecimiento poblacional. Asimismo, el rápido aumento de la
participación femenina en el mercado de trabajo, una de las razones que explican el crecimiento de la tasa de empleo en las últimas
dos décadas, resulta una incógnita a futuro. Es poco probable que se logren cifras de crecimiento similares a las del pasado sin
polit́ icas deliberadas para llevar a un mayor número de mujeres al mercado de trabajo.
Otra fuente de debilidad es que, las clases medias siguen siendo eminentemente informales.
Otra caracteriś tica de los empleos de la región es que son muy inestables. El horizonte de una relación laboral, y el riesgo de
perder el empleo de manera involuntaria son factores fundamentales del bienestar. Los trabajadores de ALC llevan alrededor de

18
un 40% menos de tiempo/antigüedad en su trabajo que los del promedio de la OCDE. En gran medida esa corta duración se debe
a la elevada incidencia de trabajos informales que duran mucho menos que los formales y mucho menos que en otros países
desarrollados. Sin embargo, la duración de los empleos formales, la parte en principio más estable del mercado laboral, es también
inferior en un 20% al promedio de la OCDE. Ello indica que la región se caracteriza por una rotación elevada aun en el sector
formal de la economía. Durante las recesiones la proporción de trabajadores con una larga duración en su puesto puede
incrementar, dado que los que más probabilidad tienen de ser despedidos son aquellos de corta antigüedad en el trabajo. En
́ dos de crecimiento económico sostenido, la duración media puede bajar al abrirse amantes oportunidades para los
perio
trabajadores que transitan hacia nuevos empleos. No queda claro que exista una relación lineal entre la duración de un trabajador
en su empresa y la productividad del mismo. Por un parte, una relación laboral más estable implica un mayor aprendizaje de parte
de los trabajadores en la firma, así como mayores incentivos para capacitar a ese trabajador, con los consecuentes incrementos
en capital humano y productividad del mismo. Por otro lado, las relaciones laborales que duran mucho pueden significar uniones
poco productivas, que no pueden deshacerse debido a los altos costos de la desvinculación. Algunas experiencias de la región
relacionan claramente la recuperación económica y la caid ́ a del desempleo a incrementos importantes en la duración de los
trabajos.

En América Latina, existen 14,9 millones de jóvenes que ni estudian, ni trabajan, ni buscan empleo (llamados nininis). Esta cifra,
juntamente con el número de jóvenes desempleados implica que el 21,5% de la población joven en la región es ninini. El porcentaje
de nininis aumenta conforme empeora la situación económica del hogar. Existe una gran oportunidad de crecimiento si se vincula
a esta población en empleos de forma productiva. Se estima que la inclusión de los jóvenes desempleados y de los ninis en el
empleo en la fuerza de trabajo aportaría en promedio un 5% más en el PIB per cápita de la región.
La falta de inclusión laboral de este colectivo es también un problema social. Por otra parte, los jóvenes tienden a insertarse en el
mercado de trabajo en empleos informales. La falta de acceso a un empleo tiene un efecto que perdura en el tiempo: las personas
que pasan por el desempleo o la informalidad en su juventud tienen un peor desempeno ̃ laboral en su vida adulta. La tasa de
desempleo femenino es en promedio un 30% superior al masculino. Otra brecha significativa relacionada con la participación
laboral se encuentra en algunos países de la región entre las personas de menor nivel educativo.

Conclusiones: Los últimos 20 ano ̃ s, y en particular, los últimos 10, han arrojado ganancias importantes en cuanto a la reducción
del desempleo, la creación de empleos, y el aumento significativo de los salarios. Todo ello ha contribuido a una sustancial
reducción de la pobreza y la desigualdad de la región, y ha dado vida a una clase media que representa el 68% de la población.
Sin embargo, esta clase media trabaja mayormente en el sector informal. Asimismo, el empleo que se genera es de corta duración.
Por otra parte, algunos colectivos de algunos paiś es registran bajas tasas de participación en el mercado. La inserción de estos
trabajadores supone un potencial importante de crecimiento. Buscar nuevas fuentes de crecimiento es tanto más importante en un
contexto como el actual donde el crecimiento experimentado en este período está dando muestras de agotamiento. El fin del auge
de los precios de las materias primas y del bono demográfico requiere plantearse nuevas soluciones. Estas necesariamente
requerirán que se logren mejoras sostenibles en la productividad y una mayor inserción laboral de los grupos que presentan
dificultades para entrar al mercado de trabajo.

EDLAS - Tornarolli; Battistón; Gasparini y Gluzmann. "Exploring trends in Labor Informality in Latin
America, 1990-2010 " (Danu)

Introducción: La mayoría de los trabajadores de la región son autónomos o asalariados en empresas pequeñas y precarias sin
contrato firmado en cumplimiento de la normativa laboral y sin acceso a protección contra crisis de salud y desempleo, ahorros
para la vejez, protección del empleo y beneficios laborales. El debate sobre la informalidad laboral a menudo se ve oscurecido por
el hecho de que el término informalidad es ambiguo desde un punto de vista teórico y difícil de implementar empíricamente. Se
analizan dos factores determinantes relevantes en la informalidad: el ciclo económico y la estructura del empleo de la economía.

Concepto y medición: La informalidad generalmente significa cosas diferentes para diferentes personas. Existen al menos dos
conceptos distintos a los que se hace referencia con el término informalidad laboral.
1. Definición de "protección social": destaca la falta de protección laboral y beneficios sociales de seguridad. Se refiere al
cumplimiento de la relación laboral con algunas reglas, principalmente la protección laboral. Es teóricamente más precisa y más
relevante para la mayoría de las discusiones sobre política social y laboral. Por estas razones, este trabajo aborda mayoritariamente
esa alternativa, aunque complementa el análisis con resultados utilizando la definición productiva.
Según la definición de protección social, las empresas informales son aquellas que no cumplen con las normas en términos de
contratos laborales, impuestos laborales y regulaciones laborales, y luego los trabajadores no tienen derecho a la protección laboral
ni a las prestaciones sociales vinculadas al empleo. Esta noción es difícil de implementar empíricamente. Hay al menos dos
problemas: el número de dimensiones que deben incluirse en la protección laboral y la seguridad social es grande y varía entre
países y sectores; e incluso si aceptamos una definición simple de trabajador informal, las encuestas de hogares difieren

19
ampliamente en términos de cobertura de protección laboral y seguridad social.
El derecho a recibir una pensión al jubilarse es el beneficio de la seguridad social más solicitado en las encuestas de hogares de
América Latina. De hecho, casi todas las encuestas en la región incluyen una pregunta que captura el acceso a los beneficios de
jubilación. Por eso implementamos la siguiente definición de protección social de informalidad: un trabajador es informal si no tiene
derecho a una pensión vinculada a su empleo cuando se jubila.
2. Definición de “productivo”: describe a los trabajadores informales como aquellos en trabajos marginales, no calificados y
de baja productividad. Se refiere al tipo de trabajo. La visión productiva clasifica como informales a aquellos trabajadores en trabajos
de baja productividad en actividades marginales de pequeña escala y, a menudo, basadas en la familia. También es muy difícil
implementar empíricamente esta noción. La implementación empírica de la informalidad se ha vinculado a (i) el tipo de trabajo
(asalariado, autoempleo), (ii) el tipo de unidad económica (pequeña, grande, sector público), (iii) y las habilidades del trabajador.
Siguiendo esta práctica dividimos a la población activa en 7 grupos: 1. Empresarios (patrones), 2. Trabajadores asalariados en
grandes empresas privadas, 3. Trabajadores asalariados del sector público, 4. Trabajadores asalariados en pequeñas empresas
privadas, 5. Autónomo cualificado, 6. Trabajadores independientes no calificados, y 7. Trabajadores de ingresos cero.
Implementamos la siguiente definición productiva de informalidad laboral: un trabajador es informal si pertenece a alguna de las
siguientes categorías: (i) autónomo no calificado, (ii) trabajador asalariado en una pequeña empresa (privada) (porque la mayoría
opera utilizando tecnologías primitivas y con baja productividad) o (iii) ) trabajador de renta cero (especialmente trabajadores
familiares, tipo ama de casa que no cobra por su trabajo).
La inclusión de empresarios / empleadores (patrones) en el sector formal es discutible. Hay dos problemas prácticos con respecto
a este grupo: (i) es difícil en teoría establecer una línea que separe a los empresarios de los autónomos que emplean a algunos
trabajadores, y (ii) incluso cuando intentamos hacerlo, existen algunas limitaciones de datos. Hemos decidido incluir a los
emprendedores en el sector formal siguiendo una práctica habitual, y porque los ingresos de ese grupo son mucho más altos que
los de los autónomos.
Esta discusión confirma que la definición productiva de informalidad laboral es teóricamente débil y empíricamente difícil de
implementar. Sin embargo, ha durado décadas y es muy utilizado en el debate académico y político, porque se refiere, aunque de
manera ambigua, a una característica relevante del mercado laboral en América Latina.
Las definiciones de informalidad productiva y de protección social están altamente correlacionadas.

Tendencias en Latinoamérica: Las encuestas de hogares no son uniformes en América Latina. La comparabilidad perfecta está
lejos de estar asegurada. Surge un trade off entre precisión y cobertura.

La definición de informalidad basada en el acceso a la protección social puede instrumentarse en 15 países. Las preguntas
específicas dedicadas a captar la informalidad laboral desde una perspectiva de protección social son diferentes entre países.
● Informalidad en el empleo asalariado: Empezamos por implementar la definición de informalidad laboral solo para los
trabajadores asalariados, para luego extenderla a todos los trabajadores pero limitando la muestra a los 7 países que lo permiten.
En cuanto a los determinantes de la informalidad, la evidencia apunta a algunos hechos básicos generales: la informalidad laboral
está asociada positivamente al desarrollo económico y la estructura productiva de un país. La informalidad laboral se correlaciona
negativamente con el PIB per cápita y se correlaciona positivamente con la proporción de población rural en la encuesta. Los
cambios en la informalidad laboral no han sido suaves en el tiempo ni homogéneos entre países. La década de 2000-2010 abarca
años de fuerte crecimiento económico, creación de empleo y mejoras significativas en términos de pobreza y desigualdad en la
distribución del ingreso. La evidencia sugiere una reducción moderada en la incidencia de la informalidad laboral desde principios
de los 2000.
● Informalidad incluyendo a los autónomos: ampliamos el análisis a todos los trabajadores limitando primero la muestra a siete
países con cuestionarios más ambiciosos, y segundo haciendo supuestos sobre la informalidad para los autónomos. Algunas
encuestas de hogares tienen preguntas sobre protección social vinculadas al empleo. Implementamos una alternativa para obtener
estimaciones aproximadas de informalidad laboral para todos los trabajadores asumiendo que todos los autónomos que no son
profesionales (educación universitaria completa) no están cubiertos por la protección social vinculada al empleo. El caso de los
autónomos cualificados es menos claro, por lo que decidimos dejar a este grupo y al grupo de empresarios fuera de los cálculos.
Hay pocos cambios en el ranking nacional al implementar esta definición de informalidad. El panorama general de las tendencias
de la informalidad laboral no se modifica cuando se supone que todos los trabajadores autónomos no profesionales están
desprotegidos. Sin algunas excepciones, el desempeño en la última década fue positivo. Brasil y Perú son los casos más exitosos,
mientras que El Salvador y México tienen las estadísticas más preocupantes.

Definición de informalidad basada en productividad: Mostramos la proporción de trabajadores en cada una de las siete
categorías laborales definidas en la sección anterior, según el tipo de trabajo. La proporción de trabajadores empleados en grandes
empresas supera el 32% en siete de los países analizados. En general, la proporción de trabajadores en las grandes empresas es
menor en los países menos desarrollados y más rurales. Los empleados del sector público representan más del 10% de la fuerza
laboral ocupada en los países más desarrollados de la región. En los países restantes, ese grupo de trabajadores representa del
5% al 9% del empleo total. Los profesionales autónomos representan una pequeña proporción de la población activa en todos los

20
países de nuestra muestra. La importancia de la categoría de trabajadores "autónomos no calificados" en el empleo total varía de
un país a otro. No existe un patrón claro que vincule el desarrollo con el tamaño del grupo de trabajadores asalariados. Los
trabajadores de ingresos cero representan una proporción importante de la fuerza laboral en países con una gran parte de la
población que vive en áreas rurales. La estructura del empleo no cambia drásticamente cuando se restringe el análisis a áreas
urbanas. Las principales diferencias son la mayor proporción de trabajadores en las grandes empresas y el sector público en las
áreas urbanas, y la mayor proporción de trabajadores autónomos no calificados y, en particular, trabajadores de ingresos nulos en
las áreas rurales. Existen grandes diferencias entre países en cuanto a tasas de informalidad, al aplicar la definición productiva. La
informalidad que utiliza este enfoque parece tener una correlación negativa con el PIB per cápita y una correlación positiva con la
proporción de la población rural en la encuesta.
En cuanto a la evolución de la informalidad utilizando esta definición, el contraste entre décadas no es tan claro: en algunos países
el patrón fue diferente entre décadas pero la diferencia fue bastante pequeña, mientras que en otros la estructura laboral se
mantuvo aproximadamente sin cambios. Sin embargo, al tomar el promedio se aplica el resultado de las secciones anteriores: la
informalidad laboral aumentó levemente (o permaneció sin cambios) en la década de 1990 y cayó en la de 2000. En casi todos los
países, la informalidad laboral definida desde una perspectiva productiva es más baja ahora que hace dos décadas, aunque para
la mayoría de las economías la reducción ha estado lejos de ser espectacular.

Comparando ambas definiciones: una alta proporción de personas clasificadas como formales por la definición productiva no tienen
derecho a una pensión cuando se jubilan. A pesar de estas discrepancias entre las definiciones de informalidad, la gran mayoría
de los trabajadores informales según el enfoque productivo también se consideran informales según la definición de protección
social. La proporción de trabajadores asalariados se clasifica sistemáticamente como formal o informal según las dos definiciones.
En promedio, esta fracción supera el 76%. Solo una pequeña proporción de los clasificados como informales siguiendo la definición
productiva tiene acceso a la seguridad social. Existe una mayor fracción de trabajadores formales por definición productiva que se
consideran informales en el sentido legalista, lo que podría explicarse por el bajo nivel de cobertura de seguridad social de los
profesionales autónomos y, en menor medida, de los asalariados de firmas de gran tamaño.

Salarios y horas trabajadas: Los trabajadores se dividen primero en formales e informales según la situación de protección social
y luego por tipo de trabajo. Las horas de trabajo no difieren mucho entre los grupos. Los empresarios formales e informales y los
trabajadores asalariados formales de empresas privadas trabajan en general más horas que el resto. Las horas de trabajo son
significativamente más bajas para los trabajadores familiares.
La clasificación de los salarios por hora es generalmente uniforme en todos los países. El ranking lo lideran los empresarios y
profesionales formales, seguidos por los empresarios y profesionales informales y los trabajadores asalariados formales del sector
público y de las grandes empresas.
Las regresiones deben interpretarse con cuidado por dos razones:
1. Las comparaciones sobre el bienestar de estos resultados pueden ser engañosas. Los salarios por hora son los mismos en
ambos sectores, el trabajo informal aún puede ser inferior ya que impide el acceso a la protección social, pero también puede ser
superior, al menos para algunos trabajadores, ya que la informalidad suele implicar más flexibilidad.
2. Los coeficientes de informalidad pueden estar sesgados si hay características de los trabajadores no observadas que afectan
la productividad e influyen en el sector en el que un individuo elige trabajar.
Restringimos el análisis a los trabajadores asalariados y los dividimos de acuerdo con la definición de protección social de
informalidad. Los resultados son concluyentes: en casi todos los países los trabajadores asalariados con protección social también
ganan sustancialmente más que los asalariados informales, incluso cuando se controlan los factores observables. La brecha
salarial para quienes tienen educación secundaria también es significativa. También existen brechas salariales de
aproximadamente la misma magnitud en el caso de las trabajadoras. En algunos países, la informalidad se asocia con salarios
más altos para los jóvenes y salarios más bajos para los ancianos.
Los resultados de esta sección proporcionan evidencia preliminar para la hipótesis de la segmentación del mercado laboral. Los
trabajadores informales parecen estar en una situación inferior en comparación con sus contrapartes formales: no solo carecen de
beneficios sociales relacionados con el trabajo, sino que también ganan salarios más bajos, incluso cuando se controlan los
factores observables.

El salario mínimo y el “efecto faro”: Los salarios mínimos obligatorios tienen como objetivo mejorar los ingresos y reducir la
pobreza, en particular entre los trabajadores no calificados. Sin embargo, esta regulación no puede aplicarse típicamente en el
sector informal de la economía, un hecho que amenaza su efectividad potencial. En el sector informal, los salarios se pueden
ajustar según sea necesario para absorber el exceso de oferta laboral. El empleo aumenta y los salarios disminuyen en el sector
informal.
Así, en presencia de un gran sector informal, el efecto de una ley de salario mínimo dependerá de varios factores como el nivel del
salario mínimo en relación con el salario promedio, la dispersión en la distribución salarial, el grado de aplicación de la ley. la
regulación y la conexión entre el sector formal e informal, entre otros. Este último factor se refiere a la posibilidad de un efecto faro
del salario mínimo sobre el sector informal: si bien en ese sector no opera la legislación sobre salarios mínimos, esta regulación

21
aún puede ser utilizada como referencia a la hora de fijar los salarios. El efecto faro es significativo en muchos países de América
Latina. Una de las principales críticas al salario mínimo en las economías en desarrollo con grandes sectores informales
probablemente sea errónea. Incluso cuando muchas empresas no están obligadas a pagar el salario mínimo, el valor legislado
puede estar actuando como un faro para los acuerdos salariales entre las empresas y los trabajadores informales. Estos
trabajadores pueden terminar beneficiándose de una medida de política que no les aplica directamente.

Determinantes de la informalidad:
El ciclo económico: Queremos determinar si el empleo informal y los salarios relativos en todos los sectores se mueven pro o
anticíclicamente con la economía.
Una visión plantea que cuando la economía entra en recesión, los salarios rígidos en el sector formal obligan a las empresas a
despedir a algunos de sus trabajadores, quienes encuentran en el sector informal una forma de salir adelante (involuntario). El
sector informal absorbe a los trabajadores desplazados durante las recesiones. La entrada de trabajadores a este sector reduce
los salarios en relación con los del sector formal, que sigue siendo rígido a la baja. Por lo tanto, el tamaño relativo del sector
(informal / formal) y los salarios deberían moverse en sentido contrario.
En contraste, bajo otros supuestos y shocks, las dos variables pueden ir en la misma dirección. En este marco, el estatus informal
se percibe como una condición “voluntaria”, porque los trabajadores pueden optar por ser formales o informales dependiendo de
los salarios relativos ofrecidos.
El paper demuestra que en la mayoría de los países el tamaño relativo del sector informal parece ser anticíclico. Por el contrario,
la evidencia de la ciclicidad de los salarios relativos es mucho menos concluyente: es difícil encontrar en la mayoría de los países
un patrón claro de los movimientos de los salarios relativos a lo largo del ciclo económico. Con regresiones, encuentran que el
nivel de producción se relaciona negativamente con la razón de trabajadores, y se relaciona positivamente con los salarios relativos,
en ambos casos de manera estadísticamente significativa. La relación entre trabajadores formales e informales tiende a tener una
relación negativa con el PIB per cápita y el ciclo económico, mientras que la relación entre salarios suele mostrar una relación
positiva. Como era de esperar, estas relaciones son mucho más evidentes en las zonas urbanas, y sobre todo significativas para
el grupo de trabajadores no calificados (hasta secundaria), pero sorprendentemente también (y con coeficientes altos) para la
muestra de trabajadores autónomos calificados. En resumen, la hipótesis de la segmentación parece prevalecer débilmente sobre
la alternativa de integración. En general, el tamaño relativo del sector informal tiende a disminuir en las expansiones económicas
y aumenta durante las recesiones.

Estructura del empleo: Hay sectores que parecen ser esencialmente más informales que otros. Surge una pregunta natural sobre
si los cambios en las tasas de informalidad en un país a lo largo del tiempo podrían resultar de un cambio en la estructura del
empleo, de un cambio en la informalidad intrínseca dentro de los sectores o de una combinación de ambos factores. De manera
similar, las diferencias en las tasas de informalidad entre países pueden explicarse por una estructura de empleo relativamente
intensiva en sectores con alta informalidad o pueden ser el resultado de una mayor propensión a la informalidad dentro de cada
sector. Usamos la definición de protección social de informalidad laboral.
Caracterización por períodos: Si consideramos dos períodos, t1 y t2, la tasa de informalidad observada en t1 se puede comparar
con dos tasas agregadas simuladas; la tasa de informalidad que surgiría si la distribución de características del período t1 se
combina con los parámetros de regresión del período t2, y la tasa de informalidad que surgiría si las características del período t2
se combinan con los parámetros de regresión t1. La primera diferencia se denomina "efecto de parámetro" y la segunda, "efecto
de características". Analizan los distintos países de Latinoamérica. En resumen, la contribución del efecto característico a la caída
generalizada de la informalidad en la región en la década de 2000 no ha sido nada despreciable. Los cambios en la estructura de
la economía hacia sectores más “pro-formales” parecen haber contribuido a la reducción de las tasas nacionales de informalidad
laboral. En la mayoría de los países, la contribución fue significativa, aunque en muchos de ellos fue simplemente complementaria
de un movimiento económico más fuerte hacia acuerdos laborales más formales.
Caracterización entre países: La diferencia observada en la informalidad entre países se puede descomponer en cambios en las
características de la población y cambios en los coeficientes estimados de la regresión de la informalidad. Los países con altas
tasas de informalidad suelen tener estructuras de empleo pro-informal. El tamaño del efecto de los parámetros tiende a ser mayor
que el efecto de las características en países con alta informalidad, mientras que lo contrario es cierto para países con bajos niveles
de informalidad. Esta descomposición impone que la correlación entre dos dimensiones particulares sea fija. En consecuencia, el
“efecto de características” puede ser un indicador imperfecto si queremos evaluar cómo una dimensión particular puede explicar
las diferencias entre países sin cambiar otras variables. Queremos estimar cómo cambiaría la tasa general de informalidad en un
país en particular si se impusiera una estructura de sector diferente. Encuentran que los países donde la estructura del empleo es
más pro-formal, en el sentido de que imponer la estructura del empleo de cualquier otro país aumentaría las tasas de informalidad.
Por otro lado, países como Ecuador, Chile y Paraguay reducirían las tasas de informalidad si los trabajadores se distribuyeran
según la estructura sectorial de cualquier otro país. Si combinamos las tasas de informalidad del sector chileno con la estructura
del empleo de Argentina (donde estos sectores representan una participación menor en el empleo total), la informalidad disminuiría.
Aunque el efecto de composición parece ser importante cuando se comparan algunos países, en la mayoría de los casos solo
representa una pequeña parte de la diferencia.

22
Conclusiones: mientras que en la década de 1990 la informalidad laboral no cambió o incluso aumentó en algunas economías,
en la década de 2000 la mayoría de los países lograron reducir la proporción de trabajadores desprotegidos. Estos resultados se
aplican a todas las definiciones de informalidad.
En general, el tamaño relativo del sector informal tiende a disminuir en las expansiones económicas y aumenta durante las
recesiones. La fuerte expansión económica que experimentó América Latina durante la década de 2000 podría haber sido un motor
relevante de la caída de la informalidad laboral en la región. Además, los cambios en la estructura de la economía hacia sectores
más “pro-formales” parecen haber contribuido a la reducción de las tasas nacionales de informalidad laboral. Encontramos alguna
evidencia débil para la hipótesis de la segmentación del mercado laboral: los trabajadores informales carecen de beneficios sociales
y ganan salarios más bajos, y la informalidad es en general contracíclica.

Tema 10: Cambio tecnológico y el futuro del trabajo y la distribución

Cambio tecnológico y mercado laboral - Sartorio (Mica)

La polarización del empleo en las economías desarrolladas:


Mecanismo por el cual los shares sobre el empleo total de los empleos altamente calificados y de los empleos de baja calificación
se expanden en el tiempo mientras que se contrae el share de los empleos de calificación media. Tanto las ocupaciones de alto
nivel educacional (técnicas, gerenciales y profesionales) como los servicios de baja calificación (servicios de limpieza, cocina,
seguridad, etc.) ganaron prominencia en la distribución ocupacional frente a las ocupaciones administrativas y productivas,
generalmente de niveles educacionales y salariales medios. Para muchos autores, este fenómeno está ligado al cambio tecnológico
sesgado. Muchos empleos de calificación media son intensivos en “tareas rutinarias” las cuales son usualmente más sensibles a
ser automatizadas. En contraste, hay dos amplios sets de tareas que son más difíciles de automatizar: las “tareas abstractas” y las
“tareas manuales”. En el caso de las tareas abstractas, generalmente predominantes en empleos de alta calificación, se refieren a
procedimientos que involucran capacidades de problem-solving, intuición, creatividad o persuasión. Son cualidades naturalmente
complejas como para definirlas de forma explícita y estandarizada y por ende difíciles de automatizar. Las tareas no rutinarias, las
tareas manuales refieren a procesos que demandan adaptabilidad situacional, interacción personal y reconocimiento visual y de
lenguaje. Este tipo de tareas es característico de empleos tales como la preparación de alimentos, los servicios de limpieza, la
jardinería, servicios de seguridad y protección, etc. Presentan importantes desafíos a la automatización dado que los outputs de
estos trabajos suelen requerir que la producción sea realizada “on-site” y/o “face-to-face”.
Evidencia empírica internacional: La polarización del patrón de empleo ha sido crecientemente observada en países de altos
ingresos a partir de las décadas de los 80 y los 90. Pareciera que los mecanismos de polarización se restringió a países
industrializados.

¿Lleva la polarización del empleo a la polarización salarial? 3 aspectos relevantes que pueden mitigar o aumentar los impactos
del cambio tecnológico y de la polarización del patrón de empleo sobre la determinación de los salarios:
1- Los trabajadores pueden beneficiarse de la automatización si ofrecen tareas que se complementan con el cambio tecnológico.
2- La elasticidad precio de la demanda, combinada con la elasticidad ingreso de la demanda, pueden limitar o amplificar las
ganancias de la automatización.
3- Los cambios en la oferta de trabajo pueden expandir o mitigar las ganancias salariales, dado que si las tareas crecientemente
demandadas están abundantemente disponibles en la economía, es plausible que un creciente share sobre el empleo total de una
determinada ocupación no repercuta en un correspondiente aumento salarial.
En el caso de los empleos intensivos en “tareas abstractas”, es de esperar una fuerte relación de complementariedad de los
trabajadores con la computarización, un fuerte crecimiento de la demanda por los servicios profesionales a medida que crecen las
ganancias de productividad en estas profesiones y el alto grado de calificación requerido para ejercer estos empleos limita fuertes
aumentos de la oferta de trabajo en ellos. En
consecuencia, los trabajadores en empleos intensivos en tareas abstractas se beneficiaron del cambio tecnológico por una
combinación de complementariedades, demandas elásticas por sus servicios y ofertas laborales inelásticas.
Contrariamente, los empleos intensivos en “tareas manuales” presentan diferencias significativas. En primer lugar, la
automatización no incrementó de forma tan relevante la productividad de empleos como guardias de seguridad, mozos, cocineros
u otras actividades que dependen poco de la información o el procesamiento de datos. Ademas, gran parte de la demanda final de
este tipo de empleos es relativamente precio-inelástica e ingreso-elástica. Esto implica que, si bien existe un margen para que un
ingreso agregado creciente aumente la demanda de estas actividades, las ganancias de productividad no necesariamente
generarán un incremento correspondiente en sus outputs. Finalmente, dados los escasos requisitos de calificación para ejecutar
estas tareas, la oferta laboral para empleos intensivos en tareas manuales es intrínsecamente elástica. En conclusión, las tareas

23
manuales son débilmente complementadas por la computarización, no se benefician de una demanda final elástica y enfrentan
una oferta laboral elástica, afectando negativamente su evolución salarial.
La conjunción de ambos fenómenos evita que la polarización del empleo conduzca a una polarización salarial, en el que tanto los
empleos de alta calificación como los de baja calificación aumenten su salario relativamente a los empleos de calificación media

Los límites de los estudios sobre polarización:


La metodología tradicional de los estudios de polarización del patrón de empleo es considerar un punto inicial, clasificar los empleos
por su nivel de calificación y finalmente analizar el crecimiento en el share sobre el empleo total para varios cuantiles de esa
distribución. La evidencia así provista muestra de forma contundente que los empleos de
calificación media tuvieron un share declinante en las últimas décadas. No obstante, esto no necesariamente implica que haya
menos empleos de calificación media al final del período que a su inicio. El punto clave es que estos ejercicios empíricos clasifican
a cada trabajo en base a su posición inicial en la distribución por nivel de calificación. Sin embargo, esa posición inicial no
necesariamente guarda equivalencias con su posición final en tal distribución. Empleos de menor sofisticación pueden cambiar su
composición y pasar a ser crecientemente calificados en el futuro (y viceversa). Por otro lado, en tiempos de fuerte cambio
tecnológico, ocupaciones nuevas pueden emerger en los segmentos medios de la distribución. Finalmente, se hace foco en los
shares de empleo más que en los niveles de empleo, pero puede darse que aún ante shares decrecientes sobre el empleo total,
las ocupaciones de calificación media estén creciendo, sólo que a una tasa menor que aquellas de las colas superiores e inferiores
de la distribución.
Hay múltiples explicaciones alternativas a la tecnología que pueden estar detrás de los fenómenos de hollowing-out. Por ejemplo,
el comercio y la globalización
pueden haber potenciado el offshoring de empleos de calificación media reduciendo su protagonismo en los mercados laborales
de economías desarrolladas. Esto sería compatible con un share creciente de las actividades de baja calificación dado que una
gran proporción de estas se corresponde con servicios de bajo nivel salarial que no pueden offshorizarse y deben realizarse
personalmente y en “on-site” como es el caso de la jardinería, la
peluquería, el cuidado de niños y ancianos, etc. Además, el crecimiento en la riqueza de sectores de altos ingresos pudo haber
estabilizado la demanda por empleos de baja calificación. Se trataría del caso en el cual las preferencias sean no-homotéticas, es
decir, que incrementos en el ingreso de estos sectores hayan generado incrementos correspondientes más que proporcionales en
su demanda por determinados servicios de baja calificación como las tareas de limpieza, jardinería, cocina, guarderías, etc. Un
mecanismo de esas características pudo haber fijado un piso para las pérdidas de empleo en sectores de baja calificación. Por
último, la creciente participación femenina en el empleo también pudo haber incrementado la demanda de servicios en el hogar,
generalmente también de baja calificación, por un mecanismo de sustitución.

El “Task-Biased Technical Change” como driver de la polarización laboral reciente:


Múltiples estudios han buscado vincular causalmente al cambio tecnológico sesgado con
las tendencias de polarización del patrón de empleo de las últimas décadas. Se ha logrado proveer evidencia empírica en un amplio
set de países desarrollados, relativizando la relevancia causal de otra de las hipótesis dominantes para explicar los fenómenos de
hollowing-out como es el comercio internacional y el proceso de offshoring.
El “Task-Biased Technical Change” es un fenómeno por el cual el cambio técnico afecta al empleo a través de la sustitución de
tareas rutinarias y la complementariedad con otro set de tareas y skills. Las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC)
pueden operar como complemento de la demanda de muchas habilidades analíticas no-manuales de alta calificación y sustituir
tanto tareas no-manuales rutinarias de oficina y administración como tareas manuales de operarios y obreros de la producción de
calificación media. El equipamiento robótico enfrenta una gran dificultad para realizar tareas manuales de baja calificación para las
cuales los humanos no encuentran mayores escollos.

La evidencia empírica internacional:


Los autores hallaron una relación estrecha entre la caída en el share de empleo de cada ocupación y su intensidad en tareas
rutinarias cuantificada mediante el índice RTI (“Routine task-intensity”). Aquellas zonas con mayor share de empleo rutinario (RSH)
experimentaron mecanismos de polarización del empleo significativamente mayores.
Se introdujo una medida de “offshorability”, entendida como la potencialidad de deslocalizar una ocupación en particular y se halló
que las zonas con mayor grado de offshorability experimentaron un crecimiento diferencial de las ocupaciones en servicios de
trabajadores no-universitarios, pero este efecto no fue estadísticamente significativo.
Por otro lado, introdujeron una medida del salario de los trabajadores de alta calificación para ver si se generaron efectos ingreso
que hayan incrementado la demanda de servicios de bajo nivel educacional y una medida de las horas trabajadas en promedio
anual de individuos universitarios, para medir los potenciales efectos sustitución que incrementen la demanda para la producción
de servicios de la vivienda, al estar más tiempo fuera del hogar. Si bien hallaron que ambas medidas crecen significativamente en
Commuting Zones con mayor intensidad en empleos rutinarios, estas variables no manifestaron una fuerte relación directa con el
crecimiento en el empleo en servicios. Este trabajo prueba el vínculo causal propuesto (cambio tecnológico como causa de
polarización del empleo) y provee evidencia en contra de las 3 hipótesis alternativas generalmente propuestas.

24
En un estudio con economías europeas se halló una relación positiva y significativa en el coeficiente correspondiente a las tareas
abstractas, es decir, que la demanda por el empleo intensivo en este tipo de tareas creció durante el período. El coeficiente
correspondiente a la variable de tareas rutinarias fue negativo y significativo. La variable correspondiente al impacto de la
offshorability se mostró significativa pero su magnitud
disminuyó fuertemente al controlar por las medidas de contenido de tareas. Las variables relativas al offshoring y a la tecnología
no se mostraron significativas a la hora de buscar explicar a partir de ellas los
cambios salariales durante el período.
En otro estudio con EEUU, Japón y Europa, se hace foco en las calificaciones de los trabajadores más que en las tareas
involucradas en sus respectivas ocupaciones. Las ocupaciones que empleaban a los trabajadores de alto y de bajo nivel
educacional en general contenían bajas proporciones de tareas rutinarias (tanto cognitivo-rutinarias como manuales-rutinarias). La
principal diferencia entre ambos grupos de ocupaciones es que, al considerar las tareas no-rutinarias involucradas en ellas, las de
alto nivel educacional eran intensivas en aquellas de tipo cognitivo (en general complementos de las tecnologías de la información)
y las de bajo nivel educacional en las de tipo manual. En contraste, las ocupaciones de nivel educacional medio eran intensivas
en ambos tipos de tareas rutinarias, manuales y cognitivas. Las industrias que tuvieron el mayor crecimiento en intensidad en TIC
fueron las que evidenciaron la mayor demanda por los trabajadores más educados durante el mismo período. En contraste, la
demanda por trabajadores de educación media cayó rápidamente en esas industrias. Los trabajadores de bajo nivel educacional
se vieron inafectados por el crecimiento en la intensidad en TIC.
Al introducir medidas de apertura comercial, hallaron que un mayor grado de exposición al comercio de una industria se asociaba
con las tendencias de polarización esperadas. No obstante, al controlar por medidas de intensidad tecnológica de las industrias
(I+D y TIC), la asociación entre los cambios en el mercado laboral y la apertura comercial se volvió no significativa.
Parecerían indicar que el cambio tecnológico sesgado es efectivamente la explicación predominante en los cambios recientes en
el mercado laboral por sobre otra hipótesis tradicional como la globalización y la aceleración reciente del comercio internacional.
No obstante, algunos autores empiezan a considerar a estas explicaciones como 2 vías que no son independientes y que
interrelacionan. En un
mecanismo que Bloom, Draca y Van Reenen denominaron “Trade-Induced Technical Change”, existe el margen para que la
introducción de nuevas tecnologías se produzca en respuesta a la creciente competencia de países de bajo costo laboral como
medio para mantener ventajas comparativas en la producción de bienes y servicios. Mediante distintos indicadores de tecnología
(computadoras por trabajador, patentes, I+D y Productividad Total de los Factores), encontraron una fuerte y positiva correlación
entre las industrias más expuestas a la competencia de importaciones chinas y el cambio tecnológico. Hallaron que el creciente
comercio con China explica el 15% del cambio tecnológico en Europa. Si bien la tecnología parecería ser el principal driver de la
polarización reciente del empleo, el cambio tecnológico podría estar en parte incentivado por la globalización y la competencia
internacional.

Los límites de la literatura:


Durante el inicio de los años 2000 hubo un crecimiento simultáneo en las ofertas de trabajo y el desempleo, 2
variables usualmente correlacionadas negativamente. Esto sugeriría que el tipo de habilidades actualmente demandado por los
empleadores no matchea con el set de habilidades existentes en la actual fuerza laboral.
Los trabajos previos han hecho foco en el “margen extensivo” de la demanda de habilidades
ocupacional, es decir, que los investigadores crearon categorías de habilidades y luego documentaron cambios pasados en la
demanda de empleos que contenían esas categorías. En su trabajo, Alhamadi intento hacer foco en el “margen intensivo”,
entendido como las formas por las cuales la tecnología está cambiando la composición interna de cada tipo de empleo, alterando
la naturaleza de cada tipo de empleo y el set de tareas requerido. Hicieron foco más en el rediseño del set de trabajos existente
que en los cambios en la demanda de las ocupaciones en sí mismas.
Los autores hallaron 3 amplios escenarios posibles para el set de skills existente en la fuerza laboral. Para determinadas
habilidades como fue el caso de las habilidades de percepción y supervisión, el cambio tecnológico implicó una competencia entre
máquinas y humanos que disminuyó la demanda de estas habilidades y su relevancia al interior de los empleos. En otros casos,
se verificaron relaciones de complementariedad entre el cambio tecnológico y algunas habilidades humanas como fue el caso de
cualidades como el manejo de
equipamiento, cuya importancia en contextos de cambio tecnológico se registró creciente en el tiempo. Finalmente, algunas
habilidades no involucraron relaciones ni de sustitución, ni de complementariedad con la tecnología, tratándose de campos en los
que el cambio tecnológico no ha incursionado de forma relevante como por ejemplo las habilidades interpersonales.
Los autores también documentaron un crecimiento en la complementariedad entre skills, lo cual indicaría que la especialización en
una única habilidad puede ser perjudicial para los trabajadores en el largo plazo.
No obstante, más allá de estas limitaciones esencialmente teóricas, parece difícil negar la contundencia de la evidencia provista
sobre los efectos del cambio tecnológico sesgado sobre el mercado de trabajo. Quizá la principal limitación de estos trabajos resida
en la incertidumbre futura respecto de la continuidad de estas tendencias observadas en el pasado reciente.

El futuro del empleo: cambios pronosticados en el mercado laboral

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Se especificaron 3 grandes “cuellos de botella de la automatización”: las tareas de percepción y manipulación, las tareas de
inteligencia creativa y las tareas de inteligencia social. En un trabajo se concluyó que un 47% del empleo total de la economía
norteamericana enfrentaba una alta probabilidad de automatización.
Se distinguen 2 grandes olas de automatización, separadas por un “technological plateau”. En la primera ola de automatización,
las ocupaciones sujetas al riesgo de sustitución serían las referidas a los sectores de transporte y logística, administrativos y de
oficina, ventas, construcción, servicios y ocupaciones productivas. Luego, el cambio tecnológico encontraría una disminución del
ritmo sustitutivo, en la que los avances en la automatización de ocupaciones de riesgo medio estaría dado por la superación de
desafíos técnicos en términos de reemplazar habilidades de percepción y manipulación. La segunda ola se produciría ante la
superación de cuellos de botella relativos a la inteligencia social y creativa (originalidad, persuasión, percepción social, cuidado de
los otros, etc.), relevantes en empleos en categorías de bajo riesgo como management, negocios y finanzas, educación, salud,
arte, medios de comunicación, ingeniería y ocupaciones científicas.
Se encuentra una relación negativa entre el salario promedio y el nivel educacional de las ocupaciones con su probabilidad de
computarización. Esta predicción implicaría un cambio de tendencia en la relación del cambio tecnológico con el patrón de empleo,
abandonando el mecanismo de polarización del mercado de trabajo (que implicaba en parte un share creciente de actividades de
bajo salario y nivel educacional). Las ocupaciones de calificación media dejarían de ser el principal blanco del proceso sustitutivo,
modificando el comportamiento
observado durante las últimas décadas.
Los países en vías de desarrollo presentaron una mayor share de empleos susceptibles a la automatización del empleo que los
países desarrollados. Hay una asociación negativa respectiva entre el nivel de ingreso de los países y su susceptibilidad a la
automatización. Los shares de empleo en alto riesgo son significativamente inferiores cuando se consideran los efectos de
determinadas barreras a la adopción de la tecnología y el hecho de que su introducción suele tener menor costo-efectividad en
estos países dada su abundancia en trabajo no calificado y de bajo nivel salarial.
Una publicación de la OCDE de Arntz puso en tela de juicio algunos aspectos detrás de estas estimaciones. Según el autor, en
trabajos previos se dejó de lado un aspecto fundamental del impacto del cambio tecnológico: generalmente el objeto del proceso
de automatización suele ser una tarea específica y no una ocupación en su generalidad. En lo que definieron como “task-based
approach”, los autores criticaron el hecho de que en otros estudios trabajaron bajo el supuesto de que los individuos que están
dentro de una misma categoría ocupacional tienen idénticas estructuras y requerimientos de tareas, cuando, incluso dentro de una
mismo segmento de empleos, los trabajadores difieren fuertemente en las tareas realizadas. Esto pudo llevar a múltiples
sobreestimaciones del impacto del cambio tecnológico. Otros factores que también sesgaron el trabajo en esa dirección: muchas
de las ocupaciones pueden no estar lo suficientemente bien definidas como para ser efectivamente sustituidas por máquinas; los
expertos tienden a sobreestimar el potencial de las nuevas tecnologías; y los tiempos de adopción de la tecnología son lentos y el
estado de implementación de la misma corre detrás de sus posibilidades técnicas. Esto se debe a factores tales como la ausencia
de personal calificado para manipularlas y ponerlas en práctica, a los determinantes de las decisiones de inversión de las firmas
que no siempre introducen las técnicas novedosas de forma inmediata y a los obstáculos éticos o legales que muchas veces
demoran la implementación de nuevas tecnologías.
El “task-based approach” llevó a resultados muy distintos, donde muy pocos trabajos tendrían muy altas o muy bajas probabilidades
de automatización al considerar la variedad de estructuras de tareas al interior de las ocupaciones. Una característica común a
todos los países que la probabilidad de automatización decrece con el nivel de educación y el ingreso de los trabajadores. El
informe distinguió 5 factores que afectarían la extensión y el ritmo de la automatización del empleo: la factibilidad técnica y el
desarrollo tecnológico, el costo del desarrollo efectivo de tecnologías de automatización, las dinámicas del mercado laboral que
afectan la oferta y demanda de empleo, los beneficios económicos en las firmas más allá de su impacto en el costo laboral y
cuestiones regulatorias y de aceptación social. El informe alerta sobre el amplio crecimiento en la demanda de empleo calificado
que requerirá considerables esfuerzos tanto en la educación de los nuevos entrantes como el reentrenamiento de la fuerza laboral
existente.

La dificultad de pronosticar patrones de empleo futuros:


Pronosticar la destrucción de empleos futura es un desafío de una envergadura considerable para el cual se presentan obstáculos
metodológicos insalvables. En primer lugar, la varianza significativa en las conclusiones de los trabajos de investigación indica que
se está muy lejos de constituir un consenso en el pronóstico de estas tendencias y, sobre todo, en las metodologías pertinentes
para su estimación. Luego, estos estudios y sus correspondientes índices de automatización empleados dependen de la
subjetividad y el conocimiento limitado propios de los
expertos consultados y del diseño del trabajo de investigación. Por otro lado, estos estudios hacen foco en el riesgo laboral
involucrado por el desarrollo de nuevas tecnologías. No obstante, la adopción efectiva de esas tecnologías depende de múltiples
variables no contempladas en las estimaciones. Factores que inciden sobre los determinantes de la inversión en nuevas
tecnologías, o cuestiones legales, éticas, sociales y arreglos institucionales que demoren su implementación son distintas fuerzas
que pueden operar para mitigar o amplificar el ritmo de adopción tecnológica. Aún cuando puedan ser contemplados parcialmente,
resulta imposible estimar con precisión el impacto de estos factores que tienen una incidencia crucial en la velocidad del proceso
sustitutivo. Por último, para poder contextualizar los órdenes de magnitud de los procesos de automatización pronosticados, debe

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contarse en simultáneo con indicadores que den medida de la creación futura de empleos. No obstante, las dificultades intrínsecas
al pronóstico de la creación futura de empleos son extremadamente significativas. El surgimiento de nuevas ocupaciones
dependerá fundamentalmente del desarrollo de nuevas tecnologías pero también de la aparición de nuevas demandas que hoy
nos son desconocidas y probablemente no tengamos mecanismos disponibles para su predicción. Si bien es difícil pronosticar con
exactitud magnitudes temporales los indicadores resultantes de estos trabajos permiten proyectar hipótesis futuras de
comparabilidad relativa respecto de qué ocupaciones y tareas parecen más sustituibles que otras.
Todo el campo de la investigación respecto del impacto futuro del cambio tecnológico sobre el mercado laboral presenta
limitaciones considerables. Por un lado, la consistente evidencia respecto de su influencia en los patrones de polarización del
empleo en el pasado documenta de forma contundente una tendencia pasada pero que no
necesariamente se mantendrá indefinidamente en el futuro. Por otro lado, el pronóstico de estos impactos futuros encuentra
numerosos inconvenientes que difícilmente sean superados incluso redefiniendo los criterios de estimación utilizados.

El cambio tecnológico sesgado y la formación de Cadenas Globales de Valor (CGV): ¿un campo de análisis de interés
para los países latinoamericanos?
Trabajos que busquen estudiar el impacto del cambio tecnológico sobre la generación de empleo en los distintos segmentos
productivos de determinadas CGV pueden ser una alternativa metodológica interesante para el diseño de políticas públicas en
países subdesarrollados. Al observar en países de frontera tecnológica las tendencias
internacionales de sustitución e intensidad factorial de los segmentos productivos en los que la industrialización opera de forma
crecientemente automatizada, países de menor inserción internacional y adopción tecnológica pueden conocer en el presente las
tendencias productivas futuras que les permitan guiar sus decisiones en materia de estructura productiva e integración global.
Por otro lado, conocer el nuevo patrón de intensidad factorial de los distintos segmentos productivos de las cadenas globales de
valor, en contextos de alto cambio tecnológico, permitirá guiar las estrategias de inserción a las mismas por parte de países en
vías de desarrollo. Es decir, si la tendencia global actual en un segmento determinado de una cadena determinada es automatizar
crecientemente el proceso productivo mediante la introducción de nuevas tecnologías, difícilmente será posible una integración
internacional exitosa a dicho segmento al ofrecer únicamente ventajas salariales en empleos que tienden a desaparecer y ser
sustituidos por equipamiento robótico o computarizado. En ese caso, debería optarse por estrategias alternativas que privilegien
la inversión y la adopción de capital y estimular segmentos del empleo específicos que se complementen con las nuevas
tecnologías de frontera o, de lo contrario, abandonar la voluntad de inserción dada la escasa capacidad de la fuerza laboral
existente del país para ofrecer trabajo coincidente con las características demandadas por la cadena. A la hora de identificar estas
tendencias los países latinoamericanos cuentan con una “ventaja metodológica”. Sus menores niveles de adopción tecnológica les
permiten observar en el presente los impactos del cambio tecnológico en la intensidad factorial de distintos procesos productivos
que aún no operan efectivamente a nivel local. El reconocimiento de estas tendencias a nivel internacional puede permitirles
explotar este desfasaje tecnológico, dado que pueden observar en el presente técnicas productivas “futuras” y conocer ex-ante
sus impactos económicos. En consecuencia, se evitaría en este caso el tener que incurrir en dificultosas técnicas de predicción de
los patrones del empleo futuro.

Montané, M. y Sartorio, L., “Tecnología y generación de empleo en el siglo XXI; desafíos y


propuestas" (MILI)

Cambio tecnológico: ¿Destrucción o generación de empleos?

Una rápida mirada a los niveles agregados de empleo de las principales economías desarrolladas no indica un cambio estructural
y disruptivo que certifique el paso de una oleada sustitutiva sobre los mercados laborales de países que se encuentran a la frontera
de la innovación tecnológica. Por ejemplo, al observar la evolución de la proporción del empleo a población en EEUU desde
mediados del siglo pasado hasta la actualidad, no sólo no se presenta una tendencia persistente hacia un desempleo generalizado
sino incluso un comportamiento moderadamente alcista más allá de fluctuaciones circunstanciales del ciclo económico.
Análogamente, también se observa que al analizar ventanas temporales más cortas, tampoco se exhiben disrupciones
generalizadas en mercados laborales de otras economías desarrolladas cómo Australia, Japón, Canadá y la Unión Europea, donde
en general la tendencia fue a incrementar los niveles de empleo durante las últimas 2 décadas.
La automatización avanza a paso firme pero las estadísticas de empleo no acusan recibo y se mantienen inalteradas. ¿Cómo se
explica esta contradicción?
Un trabajo de Autor y Salomons (2017) sugiere que los saltos de productividad tienen un doble efecto antagónico sobre los niveles
de empleo. En primer lugar, los aumentos de productividad que se producen en una industria particular tienden a asociarse con
una reducción del empleo en esa misma industria especifica (efecto directo negativo). No obstante, esta caída del empleo en la
industria innovadora puede compensarse con un incremento de los niveles de empleo en todas las demás industrias en las que no
se produjo ese salto de productividad (efecto indirecto positivo).

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Según los autores, hay múltiples factores que pueden explicar que una mayor productividad estimule el empleo en los sectores no
afectados directamente por una innovación particular, por ejemplo la presencia de:

● Encadenamientos hacia atras: donde una innovación en una industria particular incrementa sus niveles de producción y por
lo tanto también su demanda de insumos, estimulando la producción y el empleo aguas arriba.
● Encadenamientos hacia adelante:en los que una mayor productividad reduce el precio final de la producción y abarata los
costos de las industrias que se abastecen con el producto, facilitando incrementos en su producción.
● Efectos ingreso: los cuales estimulan el empleo, ya que debido a los precios más bajos en una industria más productiva, los
consumidores cuentan con un mayor ingreso disponible para el consumo de bienes y servicios de cualquier otra industria, elevando
la demanda agregada y así los niveles de producción y empleo.

Los autores buscaron proveer soporte empírico a su hipótesis en base a un análisis de 19 economías desarrolladas durante el
periodo 1970-2007. Documentaron que, si bien las estimaciones de estos efectos presentaban mucha heterogeneidad entre los
sectores productivos, los efectos indirectos positivos tendían a dominar a los efectos directos negativos, resultando en una
contribución neta levemente positiva de la productividad laboral a la demanda de empleo agregada.
En una extensión de este primer trabajo, Autor y Salomons (2018) volvieron a estimar estas elasticidades empleo-productividad
con el mismo dataset, pero descomponiendo los efectos indirectos en sus tres componentes y analizando su impacto tanto sobre
los niveles de empleo agregado cómo sobre la cantidad de horas trabajadas. El resultado fue que la contribución neta del
crecimiento de la productividad a los agregados laborales fue positiva, tanto cuando se la midió según niveles de empleo cómo por
horas trabajadas, desestimando esta posibilidad. En ambos casos, el efecto negativo de la automatización del empleo fue
compensado por los efectos de demanda final y los encadenamientos hacia adelante (los encadenamientos hacia atrás no jugaron
un rol relevante en el contexto analizado).

Los cambios de composición: la convulsión detrás del agregado

Lejos de permanecer estable, la composición del empleo sufrió fuertes disrupciones durante las últimas décadas, a partir del auge
de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). En las economías desarrolladas, la literatura académica ha
documentado muy robustamente una tendencia a la polarización de los patrones de empleo. Según McIntosh (2013) puede
definirse a la polarización cómo un proceso en el que tanto los empleos de alta cómo de baja calificación ganan preponderancia
sobre el empleo total a expensas de los empleos de calificación media. La estabilidad de los agregados esconde una dinámica de
creación y destrucción de empleos, donde las ocupaciones que nacen con las nuevas tecnologías no son idénticas a aquellas que
se eliminan, generando un patrón de ganadores y perdedores del cambio y fuertes costos sociales en la transición.

La polarización del empleo

En trabajos realizados por Autor (2015), Goos y Manning (2007) se verificó un mecanismo de polarización del patrón de empleo,
en el que la proporción de ocupaciones de baja y alta calificación presentó una evolución creciente en detrimento de la proporción
de ocupaciones de calificación media, generando gráficamente la impresión de una curva en forma de U, en EEUU y Reino Unido.
Pero lejos de circunscribirse a estos países en particular, el patrón de polarización del empleo fue una tendencia absolutamente
generalizada de la economías desarrolladas, manifestándose también en casi todos los países europeos. Goos, Manning y
Salomons (2014), al considerar 3 categorías amplias de ocupaciones (salario alto, medio y bajo) que contenían todo el empleo no
agricola, constataron que en todos los países las ocupaciones de salario inicial medio disminuyeron su share en el empleo total
durante el periodo 1993-2010, las ocupaciones de salario inicial alto lo incrementaron y las ocupaciones de salario inicial bajo
ganaron peso relativamente a las de nivel medio.

La hipótesis del “Task- Biased Technical Change”

La automatización del empleo ha sido señalada cómo una de las principales responsables del proceso de polarización. En lo que
se ha denominado “enfoque de tareas, Autor, Levy y Murnane (2003) y Acemoglu y Autor (2011) desarrollaron un marco teórico
de referencia cuya hipótesis fundamental es que la naturaleza del cambio tecnológico y las tareas que está tiende a sustituir, estuvo
detrás de estos patrones.
Según los autores, el desarrollo tecnológico no automatiza ocupaciones en su integridad, sino que sustituye tareas particulares
desarrolladas en cada una de ellas. Específicamente, tiende a reemplazar tareas rutinarias, es decir, un set de tareas que siguen
un conjunto exhaustivo de reglas explícitas y fácilmente definibles con rigurosidad. Estas tareas pueden ser tanto de carácter
cognitivo cómo manual y son usualmente más sensibles a ser automatizadas ya que, al seguir procedimientos precisos y
entendibles, son propensas a ser codificables vía software y posteriormente ejecutadas por equipamiento robótico o computarizado.
Son predominantes en ocupaciones de calificación o ingreso medio, ya sean del tipo “blue-collar”, cómo oficios industriales u
operarios y obreros de la producción, cómo también en las de tipo “white-collar” y cognitivas actividades de oficina y administración.

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En contraste, las computadoras y los robots tienden a enfrentar más complicaciones para realizar tareas en ambientes imprevisibles
y cuya ejecución no resulta fácilmente definible. En referencia a Polanyi, quien decía que los humanos “sabemos más de lo que
podemos decir”, Autor denomina “la paradoja de Polanyi” al hecho de que el alcance de la automatización encuentre límites en
una serie de tareas que nos son extremadamente familiares y cotidianas, pero no podemos computarizar al no conocer
explícitamente sus “reglas”.
Autor, Levy y Murnane (2003) y Acemoglu y Autor (2011) distinguen 2 amplios sets de tareas que son más difíciles de sustituir:
las “tareas abstractas” y las “tareas manuales”:

● Tareas abstractas: generalmente predominantes en empleos de alta calificación. Se refieren a procedimientos que involucran
capacidades de problem-solving, intuición, creatividad, persuasión, etc. Estas son en general características de ocupaciones
profesionales, técnicas o gerenciales que emplean trabajadores de altos niveles educacionales.
● Tareas manuales: son no rutinarias. Se refieren a procesos que demandan adaptabilidad situacional, interacción personal o
reconocimiento visual y de lenguaje. No se trata de empleos de alta calificación pero los outputs de estos trabajos suelen requerir
que la producción todavía sea realizada “on-site” y/o “face -to- face”. Ejemplos: servicios de protección, jardinería, limpieza.

Dado que los empleos intensivos tanto en tareas abstractas cómo en tareas manuales en general se encuentran en los extremos
opuestos del espectro de calificaciones y habilidades, la automatización de empleos intensivos en tareas rutinarias puede llevar a
un crecimiento simultáneo del share de empleos de baja y alta calificación, a expensas de los de calificación media, explicando las
tendencias de polarización del patrón de empleo y los patrones en forma de U.

Polarización del empleo vs. Desigualdad Salarial

Al analizar la evolución salarial relativa a las ocupaciones, ordenadas en base a su nivel de calificación inicial bajo los mismos
supuestos, no se verificó una polarización salarial equivalente. En cambio, sí se documentó una tendencia hacia una mayor
desigualdad, pero no producida por una caída del salario de ocupaciones medias, sino por un declive de las remuneraciones
relativas de trabajadores de bajo nivel de ingresos, donde la brecha entre su salario real y aquel de las ocupaciones más calificadas
tendió a crecer cada vez más. Aún a salvo de la automatización en forma directa, el trabajador de bajos ingresos también es una
víctima fundamental de este proceso.
Autor (2015) destaca 2 aspectos fundamentales por los cuales el cambio tecnológico puede expandir o mitigar los impactos del
cambio tecnológico sobre los salarios de ocupaciones de alta y baja calificación. En primer lugar, las ganancias de productividad
que desarrollaron los servicios personales de bajo nivel de ingreso y las ocupaciones gerenciales, técnicas o profesionales por su
complementariedad con las nuevas tecnologías fueron muy disímiles.
Por un lado, los trabajadores de alta calificación desplegaron enormes sinergias con la innovación, aumentando fuertemente el
valor de su rendimiento laboral y ensanchando el alcance de sus capacidades.
En cambio, aún a salvo de la amenaza sustitutiva, los servicios de baja calificación en general no se volvieron sustancialmente
más productivos con el cambio técnico. La primera diferencia fundamental entre los trabajadores de alta y baja calificación es que,
si bien ambos vieron incrementar su demanda de trabajo con el paso del tiempo, las primeras experimentaron un crecimiento
salarial mucho más fuerte que se explicó por el mayor grado de complementariedad con las nuevas tecnologías.
Los trabajadores de clase media, las principales víctimas de la sustitución tecnológica, enfrentaron fuertes dificultades para
desarrollar una reconversión profesional y dar el salto a ocupaciones de alta calificación. Por el contrario, para estos nuevos
desempleados, salir a competir por el empleo creciente en ocupaciones de baja calificación fue una salida mucho más usual y
fácilmente alcanzable. En consecuencia, si bien la demanda por ocupaciones de baja calificación no se vio afectada por las nuevas
tecnologías, la abundancia en la oferta de trabajadores que competían por los empleos disponibles en estas ocupaciones incentivó
una tendencia a aceptar menores salarios, deprimiendo su ingreso laboral con tal de incorporarse a un nuevo trabajo o mantener
el propio.
Cómo destaca L. Yeyati, estos factores en conjunto evitaron que una demanda creciente por servicios de baja calificación se
traduzca en un aumento correspondiente de sus salarios. El reverso de la polarización del empleo es una creciente inequidad
salarial entre una fuerza de trabajo cada vez más heterogénea y desigual.
Existen algunos aportes que confirman la hipótesis de Autor (2015). El cambio tecnológico no llevó al desempleo al asalariado de
baja calificación, pero si le generó más competencia y no le produjo sinergias relevantes, deprimiendo su ingreso laboral.

¿Un problema de países desarrollados?

La literatura ha tenido dificultades en documentar una polarización de mercados de trabajo de economías en vías de desarrollo.
Un informe de CAF (2017) para 8 economías latinoamericanas durante los últimos años no halló una tendencia generalizada al
ahuecamiento de los mercados laborales de la región. Según el trabajo, si bien la caída en la preponderancia de ocupaciones de
nivel medio fue una constante en la región, sólo Brasil y Venezuela acompañaron esta caída con un crecimiento simultáneo de las
ocupaciones de alta y baja calificación dentro de los países analizados.

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Das y Hilgenstock (2018) construyeron, en base a índices poblacionales, encuestas laborales y otras fuentes, la evolución de
índices de exposición al empleo rutinario para 160 países durante las últimas décadas. Según los mismos, la exposición al empleo
rutinario fue mucho menor en economías emergentes y en vías de desarrollo que en economías desarrolladas. Sin embargo, la
brecha se fue achicando durante los últimos años y donde el conjunto de economías emergentes presentaba una gran
heterogeneidad entre los grupos de países que lo componen, dificultando la existencia de un diagnóstico general y aplicable a un
conjunto tan disímil. Los autores documentaron que, a mayor proporción de empleos rutinarios al inicio del período analizado,
mayor la profundidad de la polarización posteriormente documentada, y, a partir de esta observación, explicaban la ausencia de
estos patrones en países de bajos ingresos.
Según los autores, la razón por la cual los países de menores ingresos, con una fuerza de trabajo menos calificada y empleada en
actividades menos sofisticadas, tienen una menor incidencia de empleo rutinario que las economías desarrolladas por 3 razones:
1. Las economías en vías de desarrollo cuentan con una muy fuerte proporción del empleo destinada a la
agricultura, pesca y forestación relativamente calificada de baja intensidad rutinaria según la elaboración
del informe.
2. Si las economías en vías de desarrollo son receptoras de trabajos deslocalizados de economías avanzadas,
y estos empleos tienen una alta intensidad rutinaria cómo sugiere un trabajo de Blinder (2009), esto implica
que el offshoring puede incrementar la exposición en empleo rutinario de estos países a la vez que lo reduce
en países de altos ingresos.
3. La caída en el precio relativo de los bienes de inversión durante los últimos 25 años fue mucho más
pronunciada en economías desarrolladas, lo cual explica parte relevante de la tendencia de estas
economías a reducir su exposición al empleo rutinario a medida que avanza el proceso de automatización
del empleo.

En un análisis econométrico que buscó explicar las variaciones en la exposición al empleo rutinario durante 1990-2015, los autores
documentaron efectivamente que el cambio en el precio relativo de los bienes de inversión tiene un impacto positivo y significativo
sobre la exposición al empleo rutinario. Además, el cambio estructural entendido cómo la incidencia del valor agregado de la
proporción agrícola relativa a la incidencia del sector industrial y el sector servicios tenía una fuerte asociación con el cambio en la
exposición al empleo rutinario. Por último, el trabajo estimó que la apertura comercial afectaba fuertemente esta exposición, pero
en sentido inverso para los 2 grupos de países (la incrementaba para países en vías de desarrollo y la disminuía en economías
desarrolladas).
No debe perderse de vista que la evidencia empírica comienza a presentar indicios directos del impacto de la automatización del
empleo, en una tendencia sostenida de incremento de exposición al empleo rutinario fácilmente sustituible.
Buscando al culpable

Tal cómo lo señala Van Reenen (2011), el cambio tecnológico no es la única explicación posible de los patrones de polarización.
Por ejemplo, algunas hipótesis alternativas plantean que puede que el comercio y la globalización hayan potenciado el offshoring
de empleos de calificación media hacia economías en vías de desarrollo, tanto manufactureros como administrativos y de oficina,
reduciendo su protagonismo en los mercados de economías desarrolladas.
En 2013, Autor y Dorn realizaron un trabajo que analizó la evolución del mercado laboral de EEUU durante 1980 y 2005. Los
autores generaron una medida de “Routine Task- intensity” (RTI) (Mica también menciona esto en su resumen del texto
anterior. ver) para cada una de las ocupaciones. Tal cómo se suponía en trabajos anteriores, los autores hallaron que el índice
RTI era más intenso en las ocupaciones del centro de la distribución de skills y más bajo en ocupaciones de alta y baja calificación,
confirmando la intuición del enfoque de tareas.
Luego, a través de este índice mapearon la participación del empleo rutinario entre los distintos mercados laborales locales de
EEUU definidos cómo “Commuting Zones”. Los autores documentaron que el porcentaje de empleo rutinario de una zona
determinada en 1980 resultó altamente predictivo de su posterior adopción de tecnología en el proceso productivo, medida a través
del número de computadoras personales por empleado, a nivel firma: mientras más rutinaria inicialmente era la fuerza laboral de
una Commuting Zone, mayor fue su incorporación de tecnología. Además, estas zonas también presentaban mayores caídas en
sus empleos rutinarios mientras que veían crecer el empleo en servicios de baja calificación.
En contraste, los autores testearon las distintas hipótesis alternativas para explicar los cambios en el patrón de empleo.
Fundamentalmente, introdujeron una medida de “offshorability”, elaborando para cada tipo de empleo un promedio simple de las
variables “On-site job” y “Face-yo-face Contact”. Autor y Dorn hallaron que el grado de deslocalización potencial de las ocupaciones
de un mercado laboral no evidenció una asociación estadísticamente significativa con las variaciones del empleo.
En la misma línea , en un trabajo de Michaels, Natraj y Van Reenen (2014), los autores demostraron que las ocupaciones de alto
y bajo nivel educacional contenían bajas proporciones de tareas rutinarias a diferencia de las ocupaciones de nivel medio. También
hallaron que las industrias que tuvieron el mayor crecimiento en intensidad en TIC entre 1980 y 2004 fueron aquellas que
evidenciaron la mayor demanda por trabajadores más educados mientras que la demanda por trabajadores de educación media
cayó rápidamente en estas industrias. Por el contrario, estas variaciones en los patrones de empleo no presentaban relaciones

30
significativas con las medidas de apertura comercial de las distintas industrias una vez que se controlaba estadísticamente el
impacto de las TIC, relativizando el rol del comercio internacional.

El futuro del empleo

Cambios pronosticados en el mercado laboral: la diversidad de metodologías y la varianza en las conclusiones

Nada garantiza que las tendencias recientes continúen en el futuro. Las nuevas tecnologías pueden tener impactos muy distintos
a los efectos generados por las tecnologías de la información y la comunicación. (Todo lo mismo resumido por Mica en el texto
anterior de Sartorio. Trabajo de Frey y Osborne de 2013)
Sobre el trabajo de Frey y Osborne se basó un informe reciente del Banco Mundial (2016) que extendió su metodología y replicó
sus estimaciones para un amplio set de países desarrollados y en vías de desarrollo. El principal hallazgo del trabajo fue que los
países en vías de desarrollo presentaron un mayor porcentaje de empleos susceptibles a la automatización del empleo que los
países desarrollados, estimando que cerca de ⅔ de los empleos en países subdesarrollados se encontraban en la categoría de
alto riesgo de automatización.
No obstante, una publicación reciente de Arntz, Gregory y Zierahn (2016) puso en tela de juicio a estas estimaciones (también
resumido por Mica en texto anterior de Sartorio. Enfoque basado en tareas de Arntz et al.)
Con un enfoque similar al de Arntz et al, un informe del McKinsey Global Institute (MGI), buscó calcular el potencial técnico de
automatización para un conjunto de 46 países que representaban más del 80% de la economía global. El informe concluyó que el
50% de las actividades laborales por las cuales los individuos son remunerados pueden ser sustituidas mediante la adaptación de
tecnología actualmente existente. Entre los sectores más afectados se destacaron los servicios de alojamiento y gastronomía, las
manufacturas y los sectores agrícola y de transporte y almacenamiento. Aquellos menos afectados por la amenaza sustitutiva
fueron los empleos gerenciales y profesionales y los sectores cómo educación, salud e información. Dentro de cada uno de los
sectores productivos también se presentaron diferencias significativas.
El MGI diferenció el concepto de “automatización” del de “potencial técnico de automatización” (también resumido por Mica en
texto anterior).
Si bien el MGI estimó que hoy existe potencial técnico para automatizar un 50% del tiempo que se destina a actividades laborales,
la fecha para la cuál el impacto efectivo del proceso ronde esa magnitud podría ocurrir recién alrededor de 2055.

Los límites del pronóstico (ver también lo resumido por Mica)

Las principales limitaciones al pronóstico de la creación futura de empleos son:

● Pronosticar la destrucción futura de empleos es un desafío considerable que enfrenta obstáculos. Es difícil considerar si 47%
de empleos en alto riesgo es mucho o si 9% es poco ya que esto depende en última instancia de la creación futura de empleos,
todavía más difícil de pronosticar.
● Estos índices dependen fundamentalmente de la subjetividad y el conocimiento limitado tanto de los expertos consultados
cómo del diseño de investigación y ponderación de los investigadores dando lugar a múltiples sesgos.

Levy Yeyati y Sartorio (2018) señalan que es difícil definir con precisión el grado de tareas sustituibles requerido para eliminar
completamente un empleo (por ejemplo, el servicio doméstico no desapareció ante la invención del lavarropas o lavavajillas).
Además, destacan que la adopción de tecnologías puede no realizarse en el corto plazo aún cuando exista capacidad técnica para
desarrollarlas (ya resumido por mica. obstáculos legales, sociales, etc).
Cómo señala Levy Yeyati, la variabilidad en los pronósticos indica la dificultad en predecir con exactitud cuántos empleos se
destruirán, pero de la comparación de su índice previsto de automatización con el de otras ocupaciones se desprende que
actividades cuentan con una menor probabilidad de sustitución debido a sus requerimientos en términos de inteligencia social y
realización presencial. Se pueden identificar geografías que se encuentran más en riesgo que otras. Proyecciones tendenciales
que hagan foco en comparaciones relativas permitiendo identificar gruesos de actividades, niveles de calificación o sets de
habilidades más sensibles que otros, no parecen requerir heroicos saltos inductivos en base a la información disponible.

Tema 11: La evaluación de políticas

The New Development Economics: We shall experiment, but how shall we learn?” Rodrik, D. (MILI)

31
Introducción

La economía del desarrollo ha estado dividida durante mucho tiempo entre los economistas del macro desarrollo y los del
microdesarrollo.
En este artículo, D. Rodrik sostiene que ahora es posible prever una reunificación del campo. Los microeconomistas del desarrollo
se han interesado más por las cuestiones políticas y su enfoque experimental encaja perfectamente con algunas de las tendencias
de la macropolítica sobre el terreno.
La buena noticia es que hay una convergencia sustancial en la mentalidad política que muestran los entusiastas de la micro
evaluación, por un lado, y los diagnosticadores del crecimiento, por otro. El "consenso" emergente gira en torno a cómo se hacen
las políticas de desarrollo. De hecho, los profesionales de esta "nueva" economía del desarrollo tienden a desconfiar de las
pretensiones de conocimiento previo sobre lo que funciona y lo que no. La respuesta no es el Consenso de Washington ni ningún
conjunto específico de iniciativas en materia de salud o educación. Lo que hace falta es reconocer la naturaleza contextual de las
soluciones políticas. La ignorancia relativa exige un enfoque explícitamente experimental, que se lleve a cabo con las herramientas
de diagnóstico y evaluación. Si algo funciona, vale la pena hacerlo.
La mala noticia es que se ha acentuado la divergencia metodológica entre los economistas del macro desarrollo y los del
microdesarrollo, que amenaza con ensombrecer la convergencia en materia de política. Ello se debe a la elevación de las apuestas
respecto a lo que cuenta como evidencia "admisible" en el desarrollo. Los "aleatoristas" tienden a pensar que las pruebas creíbles
sólo pueden generarse con ensayos de campo aleatorios (o cuando la naturaleza coopera brindando la oportunidad de un
experimento "natural"). Los experimentos de campo aleatorios proporcionan pruebas "sólidas". Sin experimentos aleatorios (o
naturales), los economistas del macro desarrollo parecen estar condenados a un estatus de segundo nivel como vendedores de
pruebas blandas.
Rodrik argumenta en este documento que, en realidad, es engañoso pensar que los datos de las evaluaciones aleatorias son
claramente "duros" en comparación con otros tipos de datos que los economistas del desarrollo generan y en los que se basan.
La evaluación aleatoria puede proporcionar cierta orientación, pero rara vez será decisiva. La evaluación típica se habrá llevado a
cabo en un lugar concreto, con un grupo específico y en unas condiciones experimentales concretas. Su generalización a otros
entornos nunca está asegurada -este es el problema de la "validez externa"- y ciertamente no está establecida por la propia
evaluación. Las "pruebas sólidas" de la evaluación aleatoria tienen que complementarse con muchas pruebas blandas antes de
que sean utilizables.
La pregunta que debemos plantear a cualquier investigación es la bayesiana: ¿el hallazgo cambia nuestras ideas previas sobre la
cuestión que nos interesa? Las evaluaciones aleatorias funcionan bastante bien cuando se centran en el cambio de política en
cuestión, pero no tanto cuando requieren una extrapolación considerable.
Un problema de política: ¿deberían repartirse gratuitamente los mosquiteros?
Los mosquiteros tratados con insecticida son extremadamente eficaces para prevenir la exposición a la malaria. También se
reconoce que los mosquiteros deberían subvencionarse en lugar de venderse a precio de coste: los mosquiteros reducen el número
de mosquitos y los parásitos de la malaria que pueden transmitirse a otras personas, por lo que existen externalidades. El debate
gira en torno a si los mosquiteros deben repartirse gratuitamente o a un precio positivo, aunque todavía por debajo del coste.
Una de las opiniones es que los mosquiteros deben ser gratuitos para lograr el acceso universal y tener el mayor impacto posible
sobre la enfermedad. Según este punto de vista, es importante garantizar que los mosquiteros sean utilizados por la comunidad
en general, no sólo por los grupos que normalmente se identifican como de mayor riesgo y a los que se dirigen las campañas
convencionales de salud pública.
La otra opinión es que la distribución gratuita no es rentable ni sostenible. Hay varios argumentos a favor del "reparto de costes".
En primer lugar, puede garantizar una mejor selección de los destinatarios, ya que sólo querrán pagar los que probablemente
utilicen los mosquiteros o los que corran un mayor riesgo. En segundo lugar, puede aumentar el uso en la medida en que es más
probable que la gente valore algo por lo que ha pagado. En tercer lugar, tener que pagar por un bien o servicio tiene más
probabilidades de hacer que los usuarios exijan responsabilidad a los proveedores de asistencia sanitaria. En cuarto lugar, es más
probable que el reparto de los costes mantenga un mecanismo de prestación privado a lo largo del tiempo.
Podemos considerar 3 estrategias para reunir pruebas sobre la validez empírica de estos puntos de vista contrastados:

1. Reducida- para la econometría


2. Pruebas cualitativas: encuestas
3. Evaluación de campo aleatoria

1. Econometría de forma reducida


La cuestión fundamental aquí tiene que ver con la eficacia de las diferentes estrategias para erradicar la malaria. Un enfoque de
investigación sería tratar de sacar conclusiones sobre esta cuestión observando el patrón de correlaciones entre regiones y a lo

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largo del tiempo entre el tipo de estrategia empleada y los resultados de la malaria sobre el terreno. Una regresión puede indicarnos
la eficacia de los distintos tipos de programas, y cómo varía la eficacia en función de los factores condicionantes.
Sin embargo, los problemas de este diseño de investigación son muchos:
- En primer lugar, es difícil especificar e incluir todas las condiciones de fondo que influyen en la eficacia de la política o pueden
estar correlacionadas con ella. Eso implica que tendremos que lidiar con varias fuentes de sesgo de variables omitidas. Puede que
no tengamos suficiente variación a lo largo del tiempo, por lo que la regresión puede tener que estimarse como una sección
transversal pura.
- En segundo lugar, ¿cómo codificamos y creamos un índice cuantitativo para el tipo de política vigente en diferentes regiones o
países?
- En tercer lugar, y lo más importante, cualquier regresión de este tipo estará expuesta a la crítica de que las variables del lado
derecho no son exógenas, lo que hace problemática la identificación o un efecto verdaderamente causal. La fuente más obvia de
sesgo en este sentido es que los programas pueden haber sido seleccionados en respuesta al tipo de problema de malaria al que
se enfrenta cada región. El efecto de "colocación del programa" se produce cuando un gobierno sabe o prevé que la distribución
gratuita será más eficaz, utilizará ese tipo de programa en lugar del otro.
Lo que probablemente ocurra es una conversación y un debate entre los que consideran creíbles los resultados y los que tienen
dudas. Habría que ser un purista del tipo extremo para imaginar que nunca aprenderemos nada de una regresión de este tipo,
independientemente de la calidad de la argumentación que la sustente.

2. Pruebas cualitativas: encuestas


Uno de los posibles problemas de la estrategia econométrica es que es posible que no haya muchos países que hayan
experimentado con programas de reparto de costes o de distribución gratuita. Una estrategia de investigación cualitativa, basada
principalmente en entrevistas, puede ser un sustituto.
El objetivo principal de las entrevistas no sería el análisis estadístico, sino hacer un balance del estado de los "conocimientos
locales" sobre las cuestiones clave que determinan la eficacia relativa de la distribución gratuita. distribución frente a reparto de
costes. Además, las preguntas abiertas pueden ayudar a revelar nuevas soluciones en las que la persona ajena a la investigación
puede no haber pensado antes.
Como sostienen King et al. (1994), los buenos estudios cualitativos utilizan la misma lógica de inferencia que los cuantitativos.
Tenemos que entender que los entrevistados tienen conocimientos limitados, que tienen sus propias percepciones, que tienen un
interés en el resultado y que el entorno en el que operan moldeará sus opiniones. Pero incluso con estas limitaciones, deberíamos
aprender algo de las respuestas que obtenemos.

3. Evaluaciones de campo aleatorias


Con esta estrategia, podemos buscar directamente cualquier efecto diferencial en la aceptación y el uso. Cohen y Dupas
demuestran que la distribución gratuita es más rentable que el reparto de costes: los beneficios de un mayor uso compensan con
creces los costes presupuestarios adicionales. Sin embargo, cabe dudar realmente de hasta qué punto pueden generalizarse los
resultados de Cohen-Dupas. El escenario de este estudio era especial en varios aspectos:

i. Hay razones para creer que el valor del uso de los mosquiteros ya se conocía bien en la zona de Kenia occidental donde se
llevó a cabo el experimento. En otras palabras, el experimento puede haberse beneficiado de las actividades anteriores de
promoción de la demanda de los vendedores sociales.
ii. El experimento se dirigió exclusivamente a las mujeres embarazadas que acudían a las clínicas prenatales. En otras palabras,
las destinatarias eran un subgrupo de alto riesgo de contraer la malaria, y se habían mostrado dispuestas a comprometerse con
los servicios sanitarios públicos. Además, estas mujeres recibieron información sobre los riesgos del paludismo.
iii. El experimento se encargó de suministrar mosquiteros tratados con insecticida a las clínicas, aislando así el lado de la oferta
del lado de la demanda del problema. Por lo tanto, no puso a prueba la afirmación de los mercadólogos sociales de que cierto
grado de reparto de costes es importante para establecer canales de suministro sostenibles a nivel minorista.
iv. La diferencia entre el precio subvencionado y cero era quizá demasiado pequeña para provocar la "falacia del coste del sol".
Por lo tanto, no hay que descartarla necesariamente en otros contextos.

Conclusión de los defensores del reparto de costes: creen en los resultados de Kenia occidental en esta coyuntura concreta,
pero no esperan que se mantengan en otros entornos con otras condiciones de fondo. Sin embargo, el punto clave es que la
evaluación de campo aleatoria no puede resolver la cuestión política más amplia que la motivó.
El punto de Rodrik es ilustrar cómo los diferentes estilos tienen diferentes fortalezas y luchas. Las regresiones de sección
transversal y de panel tienen la ventaja de que pueden tener una amplia cobertura y pueden controlar al menos algunas de las
condiciones de fondo de forma explícita. Las entrevistas y otros enfoques cualitativos tienen la ventaja de que pueden llevarse a
cabo de forma más abierta, lo que permite que la nueva información imprevista desempeñe un papel. Las evaluaciones aleatorias
tienen la ventaja de que pueden precisar la identificación dentro de los límites del experimento.

33
Las tres estrategias mencionadas tienen diferentes grados de validez interna y externa. La validez interna tiene que ver con la
calidad de la identificación causal. La validez externa está relacionada con la generalización. Una inferencia sólida requiere ambas
cosas.
Las evaluaciones aleatorias son sólidas en cuanto a la validez interna, pero producen resultados que pueden ser impugnados por
motivos de validez externa. En cambio, los enfoques econométricos y cualitativos estándar descritos son más débiles en cuanto a
la validez interna, pero si la identificación es creíble, tienen menos problemas de validez externa.

Algunos defensores de las evaluaciones aleatorias sostienen que la validez interna supera todo lo demás. No tiene sentido
preocuparse por la generalización hasta que se demuestre claramente una relación causal al menos una vez. La identificación es
una cuestión de o bien: un efecto se demuestra claramente o no. Así que nada más que los ensayos aleatorios puede ayudar a
revelar un efecto verdaderamente causal. En cuanto a la validez externa, la mejor manera de establecerla es mediante la repetición
de experimentos de campo en diferentes entornos.
Según el autor, la cuestión relevante que hay que evaluar es si la investigación que tenemos delante cambia nuestras ideas previas
sobre la cuestión de interés. Para ello, hay que aplicar simultáneamente la prueba de validez interna y externa. La identificación
por sí sola no es suficiente. Esto también está en consonancia con la preferencia revelada de la profesión económica, que consiste
en pensar en la identificación en términos de gradaciones y no en términos binarios. La implicación es que no podemos ordenar el
contenido informativo de estos diferentes tipos de estudios sobre bases a priori. Las ponderaciones que debemos poner en el
proceso de actualización bayesiana sobre las evaluaciones aleatorias y otros tipos de pruebas deben estar estrictamente entre 0
y 1. Además, la magnitud respectiva de estas ponderaciones no puede determinarse sobre la base de un razonamiento a priori.
Los profesionales de las evaluaciones de campo aleatorias reconocen, por supuesto, los problemas de validez externa. Como
dicen Duflo et al. (2006) "(...) cualquier método de evaluación está sujeto a problemas de validez externa debido a las circunstancias
específicas de su aplicación. Es decir, los resultados pueden no ser generalizables a otros contextos. Lo que se reconoce con
menos frecuencia es que algunos métodos de evaluación pueden tener menos problemas de validez externa porque permiten una
mayor cobertura en el tiempo y el espacio de la población pertinente.
Consideremos el ensayo de Banerjee (2007) sobre Making Aid Work. En él critica al Banco Mundial por elaborar un libro de consulta
sobre la capacitación y la reducción de la pobreza en el que sólo una de las recomendaciones se basa en un ensayo aleatorio (los
vales escolares). Critica la recomendación sobre la reforma legal, por ejemplo, porque dice que "las pruebas disponibles (...) son
demasiado enmarañadas para justificar una recomendación tan segura". Culpa al Banco por no mostrar más entusiasmo por
programas como los vales y por respaldar estrategias como la reforma legal.
El típico estudio basado en un experimento de campo aleatorio dice muy poco sobre la validez externa. Tampoco hace afirmaciones
sobre la generalización de los resultados.
En medicina, donde los ensayos clínicos tienen una larga historia, la validez externa es también una preocupación importante, y a
menudo se descuida. Se trata de saber si los resultados de un ensayo controlado aleatorio, realizado en un conjunto concreto de
pacientes en unas condiciones específicas, pueden generalizarse a la población en general.
Una respuesta a la crítica de la validez externa es decir que la solución es repetir el experimento en otros entornos, y suficientes
veces para que nos sintamos seguros de extraer lecciones generales. Pocas evaluaciones aleatorias -si es que hay alguna- ofrecen
un modelo estructural que describa cómo funcionará la política propuesta, si lo hace, y en qué circunstancias no lo hará, si no lo
hace. A falta de una teoría completa que se ponga a prueba, resulta un tanto arbitrario determinar en qué condiciones diferentes
debe repetirse el experimento. Sin embargo, hay muy pocos incentivos profesionales para hacerlo.
Quizás sea irónico que otros tipos de estudios que tienen una validez interna más débil generen un incentivo mucho mayor para
la repetición. En el caso de la identificación mejorada, existen amplios beneficios profesionales para los investigadores que
proponen una nueva variable instrumental o una estrategia de identificación novedosa.
En última instancia, la mejor manera de hacer que los ensayos de campo aleatorios sean más útiles, según Rodrik, es hacer que
una cuidadosa consideración de la validez externa forme parte del ejercicio. Y la necesidad de justificar la validez externa a
posteriori también puede estimular un mejor diseño experimental a priori.

La buena noticia: la convergencia de los responsables políticos

La premisa es que la innovación en las políticas es intrínsecamente útil, ya sea porque los problemas deben resolverse por vías
no convencionales o porque los distintos contextos requieren soluciones diferentes. Hasta hace aproximadamente una década, los
economistas del macro desarrollo pensaban que tenían una idea bastante clara de lo que se necesitaba para cambiar los resultados
económicos en las economías cerradas y estatistas de América Latina, África, Oriente Medio y el sur de Asia.
Los economistas del macro desarrollo actúan hoy de forma muy diferente. Ha desaparecido la confianza en que tenemos la receta
correcta, o en que la privatización, la estabilización y la liberalización pueden aplicarse de forma similar en distintos países. Los
debates sobre la reforma se centran en la necesidad de alejarse de las estrategias de "talla única" y de no encontrar soluciones
específicas para cada contexto. Se hace hincapié en la necesidad de humildad, de diversidad de políticas, de reformas selectas y
modestas y de experimentación.

34
En su propio trabajo, Rodrik formula el problema subyacente como uno de "diagnóstico del crecimiento": cómo pueden descubrirse
las limitaciones vinculantes para el crecimiento económico en un entorno específico, y luego cómo se plantean soluciones políticas
que conozcan las segundas mejores interacciones locales y las limitaciones políticas. La labor detectivesca consiste en postular
una serie de hipótesis sobre la naturaleza de la economía y su proceso de crecimiento subyacente y comprobar si las pruebas son
coherentes con las señales que se esperarían observar según esas hipótesis. El enfoque sigue el "método científico". El diseño de
políticas se basa menos en las "mejores prácticas" y más en una combinación de experimentación y supervisión.
Por otro lado, el enfoque que adopta Banjeree (que era idéntico al "enfoque de diagnóstico" de Hausmann-Rodrik- Velasco) aunque
en un entorno muy diferente. Empieza sin presumir que tiene la respuesta. Este tipo de análisis le ayuda a reducir la lista a una
lista más pequeña de problemas reales ("restricciones vinculantes"). A continuación, hay que ser creativo y tratar de idear formas,
a menudo poco convencionales, de superar esos problemas. Por último, se someten estas ideas a evaluaciones rigurosas mediante
experimentos aleatorios y se modifican si es necesario.
Cuando se hace bien, tanto las variantes macro como micro de este enfoque de "diagnóstico" se basan en una teorización explícita.
La única forma significativa de examinar las pruebas es a través del prisma que proporcionan los marcos teóricos claramente
articulados.

- Comparación entre la mentalidad tradicional y la nueva mentalidad política:

MENTALIDAD TRADICIONAL MENTALIDAD NUEVA

Economistas del macro desarrollo Experimentalistas

Presuntiva, más que de diagnóstico. Parte de un relativo agnosticismo sobre lo que funciona y lo
que no. Explícitamente diagnóstico.

Suele ponerse en práctica en forma de una larga lista de Hace hincapié en la experimentación como estrategia para
reformas. descubrir lo que funciona. El seguimiento y la evaluación son
esenciales.

Hace hincapié en la complementariedad entre las reformas Tiende a buscar reformas selectivas y con objetivos
más que en su secuenciación y priorización. relativamente limitados.

Muestra un sesgo hacia las recetas universales, las "mejores Desconfía de las "mejores prácticas" o de los remedios
prácticas" y las reglas generales. universales. Busca, en cambio, innovaciones políticas.

El ejemplo chino (Ravallion) es quizá la culminación del método de experimentación combinado con la evaluación. La mentalidad
experimentalista estaba profundamente arraigada en el enfoque chino de la reforma. Heilman documenta que la experimentación
al estilo chino adoptó tres formas distintas:

1. Reglamentos identificados explícitamente como experimentales


2. Puntos experimentales
3. Zonas experimentales

El modelo político estándar presupone que el análisis y las recomendaciones preceden a la


etapa de formulación y aplicación de la política. El enfoque experimental implica en cambio
"innovar a través de la aplicación primero, y redactar leyes y reglamentos universales después". El ejemplo de China es importante
porque ilustra, en un caso muy significativo del mundo real
de la reforma política no tiene por qué tener un alcance limitado y puede extenderse al ámbito de las políticas nacionales.
puede extenderse al ámbito de las políticas nacionales. Es perfectamente ilustrativo de la posible convergencia entre las ideas de
los economistas del microdesarrollo y los economistas del macro desarrollo.

Using Randomization in Development Economics Research - Duflo y Kremer (Mica)

La aleatorización es ahora parte integral de la caja de herramientas de un economista del desarrollo. Estas evaluaciones
aleatorizadas han intentado responder a importantes preguntas de política y han sido utilizadas por economistas como un campo
de prueba para sus teorías. Estas evaluaciones han tenido presupuestos bastante pequeños y, además, trabajar con socios locales

35
a menor escala también ha dado más flexibilidad a los investigadores, que a menudo pueden influir en el diseño de programas.
Como resultado, la evaluación aleatorizada se ha convertido en una poderosa herramienta de investigación.

¿Por qué aleatorizar? El problema de la inferencia causal:


Un individuo está expuesto al programa o no. Comparar al mismo individuo a lo largo del tiempo no dará una estimación confiable
del impacto del programa ya que otros factores que afectan los resultados pueden haber cambiado desde que se introdujo el
programa. Por lo tanto, no podemos obtener una estimación del impacto del programa en un individuo determinado. Sin embargo,
podemos obtener el impacto promedio de un programa, política o variable en un grupo de individuos comparándolos con un grupo
similar de individuos que no estuvieron expuestos al programa. Necesitamos un grupo de comparación. Este es un grupo de
personas que, en ausencia del tratamiento, habrían tenido resultados similares a los que recibieron el tratamiento. Sin embargo,
los individuos que están expuestos a un tratamiento generalmente difieren de los que no lo están. Los programas se colocan en
áreas específicas (por ejemplo, las zonas más pobres o más ricas), los individuos son seleccionados para participar (por ejemplo,
sobre la base de la pobreza o la motivación), y la decisión de participar en un programa es a menudo voluntaria, creando la auto-
selección. Por todas estas razones, los que no estuvieron expuestos a un tratamiento son a menudo un grupo de comparación
pobre para los que lo estaban. Cualquier diferencia entre los grupos puede atribuirse tanto al impacto del programa como a
diferencias preexistentes (el sesgo de selección/selection bias). Sin una manera confiable de estimar el tamaño de este sesgo de
selección, uno no puede descomponer la diferencia global en un efecto de tratamiento y un término de sesgo. En general, es
imposible evaluar la magnitud del sesgo de selección y, por lo tanto, la medida en que el sesgo de selección explica la diferencia
en los resultados entre el tratamiento y los grupos de comparación. Un objetivo esencial de trabajos empíricos es identificar
situaciones donde podemos asumir que el sesgo de selección no existe o encontrar maneras de corregirlo.

La aleatorización resuelve el sesgo de selección:


Un escenario en el que el sesgo de selección se puede eliminar por completo es cuando individuos o grupos de individuos se
asignan al azar a los grupos de tratamiento y comparación. En una evaluación aleatorizada, se selecciona una muestra de
individuos N de la población de interés. La "población" puede no ser una muestra aleatoria de toda la población y puede ser
seleccionada de acuerdo a observables; por lo tanto, aprenderemos el efecto del tratamiento en la subpoblación concreta de la
que se extrae la muestra. Esta muestra experimental se divide al azar en dos grupos: el grupo de tratamiento (que se expone al
"tratamiento") y el grupo de comparación / control (que no se expone).
Dado que el tratamiento se ha asignado al azar, los individuos asignados al tratamiento y los grupos de control difieren en la
expectativa sólo a través de su exposición al tratamiento. De no haber recibido el tratamiento, sus resultados habrían sido los
mismos. Esto implica que el sesgo de selección es cero.

Tema 12: Desarrollo Económico y Género

“Women empowerment and economic development”- Duflo, E. (MILI)


1-Introducción
La persistencia de la desigualdad de género se pone de manifiesto con mayor crudeza en el fenómeno de las "mujeres
desaparecidas". El término fue acuñado por A. Sen para captar el hecho de que la proporción de mujeres es inferior a la que cabría
esperar si las niñas y las mujeres de todo el mundo en desarrollo nacieran y murieran al mismo ritmo, en relación con los niños y
los hombres. Incluso antes de nacer, las mujeres de los países en desarrollo reciben un trato diferente al de sus hermanos,
quedando por detrás de los hombres en muchos ámbitos. Por cada mujer que falta, hay muchas más mujeres que no consiguen
una educación, un trabajo o una responsabilidad política que habrían obtenido si hubieran sido hombres. En el acceso a la
educación en los países de ingresos bajos y moderados, la tasa de matriculación de las niñas en la escuela secundaria era del
34% en 2010, mientras que la de los niños era del 41. 20 años antes las tasas eran respectivamente del 22% y del 30%. Mientras
tanto, la matriculación en la escuela primaria se ha convertido en algo casi universal tanto para los niños como para las niñas. En
cuanto a las oportunidades del mercado laboral, las mujeres tienen menos probabilidades de trabajar, ganan menos que los
hombres por un trabajo similar y tienen más probabilidades de caer en la pobreza incluso cuando trabajan. Las mujeres dedican
casi el doble de tiempo a las tareas del hogar, casi cinco veces más al cuidado de los niños y aproximadamente la mitad de tiempo
al trabajo en el mercado que los hombres. En cuanto a la representación política, en julio de 2011 las mujeres sólo constituían el
19,4% de los miembros de las cámaras bajas y altas de los parlamentos. En cuanto a los derechos legales, en muchos países las
mujeres siguen careciendo de derechos independientes para poseer tierras, gestionar propiedades, dirigir negocios o incluso viajar
sin el consentimiento de su marido. Existe una relación bidireccional entre el desarrollo económico y el empoderamiento de la
mujer, que se define como la mejora de la capacidad de las mujeres para acceder a los elementos del desarrollo. En una dirección,
el desarrollo por sí solo puede desempeñar un papel importante en la reducción de la desigualdad entre hombres y mujeres; en la
otra dirección, la continua discriminación contra las mujeres puede, como ha argumentado Sen con fuerza, obstaculizar el
desarrollo. El empoderamiento puede, en otras palabras, acelerar el desarrollo. Los responsables políticos y los científicos sociales
han tendido a centrarse en una u otra de estas dos relaciones. En cambio, deberían centrarse en crear las condiciones para el
crecimiento económico y la prosperidad, intentando mantener la igualdad de condiciones para ambos géneros, pero sin adoptar
estrategias específicas dirigidas a mejorar la condición de las mujeres. Por el contrario, muchos hacen hincapié en la segunda

36
relación, desde el empoderamiento hasta el desarrollo. En su informe "engendrar el desarrollo", el Banco Mundial pide que se
adopten políticas para corregir el desequilibrio entre los géneros en cuanto a los recursos de derechos y la voz, y recomienda que
se revisen las estructuras institucionales para promover la igualdad y que se adopten medidas específicas como las becas para
niñas y las cuotas de mujeres en el parlamento. Estas medidas promueven la equidad, pero también son necesarias para acelerar
el desarrollo. El informe sobre el desarrollo mundial de 2012 adopta un mensaje mucho más matizado. Si bien hace hincapié en
los argumentos empresariales a favor del empoderamiento de las mujeres, da por sentado principalmente que la igualdad entre
mujeres y hombres es un objetivo deseable en sí mismo y que las políticas deben apuntar a alcanzarlo. Este documento muestra
que la pobreza y la falta de oportunidades engendran la desigualdad entre hombres y mujeres, de modo que cuando el desarrollo
económico reduce la pobreza, la condición de las mujeres mejora en dos sentidos:
1. cuando se reduce la pobreza, mejora la condición de todos, incluidas las mujeres
2. la desigualdad de género disminuye a medida que se reduce la pobreza, por lo que la condición de las mujeres mejora
más que la de los hombres con el desarrollo. Sin embargo, el desarrollo económico no es suficiente para lograr la plena
igualdad entre hombres y mujeres.
La conclusión aquí es una imagen más equilibrada y algo más pesimista de las posibilidades de que la emancipación de la mujer
y el desarrollo económico se refuercen mutuamente que la ofrecida por las voces más estridentes de ambos lados del debate.

2- ¿Puede el desarrollo económico costar el empoderamiento de las mujeres?


La desigualdad de género suele ser mayor entre los pobres, tanto dentro de los países como entre ellos. Dentro de los países, las
diferencias entre niños y niñas persisten en las comunidades más pobres y aisladas. ¿Es cierto que, a medida que los países se
desarrollan, el empoderamiento de las mujeres se produce de forma natural y, por lo tanto, no es necesaria una política específica
que comience a mejorar la condición de las mujeres? Las investigaciones recientes sugieren que el crecimiento económico, al
reducir la pobreza y aumentar las oportunidades, puede tener efectivamente un importante impacto positivo en la igualdad de
género.

2.1- Relajar el asimiento de la pobreza mediante el desarrollo económico


La primera forma en la que el desarrollo económico reduce la desigualdad es relajando las restricciones a las que se enfrentan los
hogares pobres, reduciendo así la frecuencia con la que se ven en la tesitura de tener que tomar decisiones de vida o muerte.
Dado que estas trágicas decisiones se resuelven a menudo a expensas del bienestar de las mujeres, el aumento de los recursos
disponibles para las familias, como hace el desarrollo económico, reduce el acceso a la vulnerabilidad de las mujeres.
Incluso en los países en los que la preferencia por los niños es mayor, las pruebas de que las niñas reciben sistemáticamente
menos cuidados que los niños en circunstancias normales no son tan claras como cabría suponer. Deaton (1989, 1997) propuso
una forma ingeniosa de utilizar los datos de consumo de los hogares 2 para estimar indirectamente el tiempo en que las niñas
reciben menos cuidados que los niños. Observó que cuando nace un niño, el hogar se empobrece de hecho, ya que no hay una
persona más para alimentar a una que permanecerá improductiva durante mucho tiempo. Esto significa que los miembros adultos
del hogar tienen que reducir su propio consumo para hacer sitio a los nuevos gastos. Si la familia gasta menos recursos en las
niñas, por ejemplo, si las niñas reciben menos caramelos que los niños, los adultos reducirán su consumo de nuestros bienes en
una cantidad menor cuando tengan una niña más que cuando tengan un niño más. Sin embargo, no hay pruebas de que los
hogares reduzcan menos el consumo de bienes por una niña que por un niño. La falta de pruebas de la discriminación en la vida
cotidiana también es evidente, por ejemplo, en las tasas de vacunación. El diferencial de vacunación entre niños y niñas en la India
es pequeño o inexistente. El trato diferencial se observa cuando los niños o los padres se enfrentan a circunstancias extremas. El
trato diferencial entre niñas y niños también se agudiza cuando el propio hogar se enfrenta a una crisis. En la India, la tasa de
mortalidad excesiva de las niñas con respecto a los niños se dispara durante las sequías. Cuando no pueden permitirse alimentar
a todos, las familias sacrifican de forma desproporcionada el bienestar de las niñas. Las investigaciones realizadas en las zonas
rurales de Tanzania muestran explícitamente cómo aumenta la vulnerabilidad de las mujeres cuando un hogar se enfrenta a una
crisis. Cuando las cosechas son malas debido a las sequías o las inundaciones y los alimentos escasean, los asesinatos de brujas
(casi siempre mujeres mayores) son dos veces más probables que en años normales. Estos dos ejemplos sugieren que el mero
hecho de reducir el control de la propiedad en este hogar o de ayudarles a hacer frente a la crisis podría mejorar el bienestar de
las mujeres de todas las edades. A medida que los hogares se enriquezcan, también será menos probable que se enfrenten a
opciones al margen de la subsistencia. El desarrollo económico reduce la pobreza. Aumenta la capacidad distinta de la rueda de
los hogares para soportar la crisis y la capacidad de los gobiernos para asegurar a sus ciudadanos más pobres contra la
enfermedad y el hambre. Es decir, al reducir la vulnerabilidad de los hogares pobres al riesgo, el desarrollo económico, incluso sin
dirigirse específicamente a las mujeres, mejora desproporcionadamente su bienestar. 2.2- Desarrollo económico, fecundidad y
mortalidad materna Además de antes del nacimiento y en la primera infancia, las mujeres tienen más probabilidades de faltar en
relación con los hombres en la edad fértil, ya que cargar con los hijos y dar a luz es en sí mismo una actividad peligrosa. Además
de afectar directamente al bienestar de las mujeres y no al de los hombres de forma significativa, la mortalidad materna es
potencialmente una fuente de menor inversión de los padres en la infancia: si los padres esperan que las niñas tengan muchas
más probabilidades de morir de jóvenes que los niños, pueden estar más inclinados a invertir en los niños. Jayachadran y Lleras-
Muney descubren que la repentina reducción de la mortalidad materna en Sri Lanka provocó una convergencia en el nivel educativo
de niños y niñas. Calculan que cada año de aumento de la esperanza de vida conlleva un año más de educación de las niñas.
Esto crea dos vías para que el desarrollo económico mejore potencialmente el bienestar relativo de las mujeres - reduciendo la
posibilidad de que mueran en cada parto - porque el desarrollo económico va de la mano de una reducción de la fertilidad Aunque
la mortalidad materna depende de varios factores, es menos probable que se produzca si los individuos son más ricos y si los
sistemas sanitarios funcionan mejor periodo la difusión de la innovación tecnológica también importa. La fecundidad global aumenta
con los ingresos y la educación, y la edad al primer parto también. La edad en el primer parto es un factor de riesgo en la mortalidad
materna: las madres muy jóvenes tienen más probabilidades de morir o tener complicaciones en el parto. 2.3 Dar esperanza a las
mujeres ampliando sus oportunidades Los padres tienen menos aspiraciones para sus hijas que para sus hijos y las propias
adolescentes tienen menos aspiraciones. Si las mujeres no trabajan fuera de casa puede existir la percepción de que no necesitan

37
ser tan fuertes y sanas y que no necesitan una educación formal. Si parte de la motivación para educar a los niños es mejorar sus
oportunidades de empleo, entonces la mejora de las oportunidades disponibles para las mujeres en el mercado laboral debería
proporcionar un fuerte catalizador para que el tratamiento de las mujeres cambie para mejor período El desarrollo económico
conduce a un cambio en la naturaleza del trabajo que es más propicio para el trabajo de las mujeres.
Tres estudios recientes, uno en China y dos en la India, demuestran que el aumento de las oportunidades para las mujeres en el
mercado laboral se traduce efectivamente en mejores resultados para ellas. La introducción del sistema de responsabilidad de la
producción doméstica permitió a los hogares agrícolas cultivar cosechas comerciales en lugar de cereales de mesa. Ello dio lugar
a un impulso sustancial de la producción de té en las zonas aptas para su cultivo. Dada su pequeña estatura, especialmente en lo
que respecta a su altura y al tamaño de sus manos, las mujeres tienen una ventaja comparativa sobre los hombres en la producción
de té. Qian (2208) muestra que el número de mujeres desaparecidas, que es especialmente elevado en China, disminuyó en las
regiones productoras de té en comparación con otras regiones.
Munshi y Rosenzweig (2006) estudian la elección de la enseñanza de idiomas en Bombay a lo largo de varias décadas. La India
liberalizó su economía en los años noventa, y a medida que crecían sus industrias de software y servicios, los beneficios
económicos de la educación en inglés aumentaron de forma espectacular. Los nuevos sectores, como el telemarketing
subcontratado, también proporcionaron oportunidades laborales a las mujeres, que tradicionalmente habían estado excluidas del
mercado de trabajo, lo que condujo a un rápido aumento de la educación basada en el inglés para ambos ángulos: entre las castas
inferiores, el aumento fue mucho más rápido para las niñas que para los niños. Entre las castas inferiores, las chicas tienen ahora
más probabilidades de recibir educación en inglés que los chicos. La razón es que los miembros de los hogares clientes de la ley
han dependido tradicionalmente de la red de castas para encontrar trabajo y la elección de la instrucción en inglés para el niño se
interpretó como un intento de salir de la contienda de la casta. Las niñas pueden recibir educación en inglés y, por tanto, estar en
mejor posición para aprovechar las oportunidades del mercado a medida que surjan.
Un experimento realizado por Jensen (2010) ofrece otra clara demostración de cómo un aumento de las oportunidades disponibles
puede beneficiar más a las niñas que a los niños. Jensen se asoció con centros de subcontratación de procesos empresariales
(BPO) para organizar sesiones de contratación en aldeas seleccionadas al azar en zonas rurales a las que normalmente no irían
los reclutadores en tres estados del norte de la India. No es de extrañar que, en comparación con otras aldeas elegidas al azar en
las que no se llevaron a cabo estas actividades de contratación, se produjera un aumento del empleo de las mujeres jóvenes en
los centros de subcontratación empresarial de estas aldeas. También pesaban más, lo que sugiere que los padres las cuidaban
mejor. El efecto sobre los niños fue mucho más atenuado, incluso en las aldeas donde se les reclutó explícitamente. Jensen y
Miller (2011) muestran que este bajo efecto es la combinación de un efecto negativo de los chicos en casa que los padres querían
una línea de base para mantenerlos en la granja y positivo para los que querían enviar fuera. Todos estos ejemplos muestran que
las políticas ciegas al género que mejoran el bienestar económico de los hogares pueden mejorar la igualdad de género.

2.4- Liberar el tiempo de las mujeres


Una fuente clave de desigualdad entre los equipos de las mujeres y los hombres proviene de la forma en que se espera que
empleen su tiempo. Berniell y Sánchez Páramo (2011) realizaron un estudio sobre el uso del tiempo para el informe sobre el
desarrollo mundial de 2012 utilizando datos de 23 países de las multinacionales que estudia y 12 países que añadieron para que
el conjunto de datos fuera más representativo de cuatro países . Un claro patrón no sorprendente emerge añadir un nivel de
ingresos las mujeres hacen la mayor parte de las tareas domésticas y de cuidado y, en consecuencia, pasan menos tiempo en el
mundo del mercado. estas diferencias tienen un impacto en la capacidad de las mujeres para participar en el trabajo de mercado
estar plenamente comprometido en su carrera, etc. Esta es una de las razones por las que las mujeres de los países en desarrollo
tienen más probabilidades de participar en el trabajo informal.
En este contexto, el desarrollo económico puede conducir al empoderamiento de las mujeres al liberar su tiempo. Greenwood,
Seshadri y Yorukoglu (2005) sostienen que la difusión de los electrodomésticos en EE.UU. entre 1930 y 1950 fue un motor clave
del aumento de la participación de las mujeres en el mercado laboral durante ese periodo. Y más allá. Dinkelman (2010) aprovecha
la viabilidad logística del despliegue de la electrificación en Sudáfrica para estudiar el impacto del acceso a la electricidad en la
oferta laboral femenina y masculina. encuentra que la electrificación condujo a un aumento de 9,5 puntos porcentuales en el empleo
femenino y argumenta que este aumento se debió al tiempo libre de las mujeres en la producción doméstica.

Devoto et al. (2011) no encuentran ningún impacto en el tiempo dedicado a las actividades de mercado cuando los hogares se
conectan al agua corriente en Marruecos, pero sí un aumento significativo del ocio y una reducción de los niveles de estrés y de
los conflictos intrafamiliares. Otra fuente de ganancia de tiempo con el desarrollo económico es la reducción de la fecundidad ya
mencionada, así como el cambio en el calendario de dicha fecundidad. Las mujeres jóvenes que se casan o cómo hijos suelen
abandonar la escuela o la universidad y tienen menos probabilidades de trabajar. Tienden a casarse con parejas mayores que
ellas. Todo ello reduce un poco la autonomía y las capacidades de las mujeres.

2.5- Desarrollo económico y derechos de la mujer


Empíricamente existe una fuerte correlación entre el desarrollo económico y los derechos legales de las mujeres. Doepke abd
Tertilt (2009)muestran una robusta correlación negativa de 0,4 o más en todos los países entre la falta de derechos y el PIB per
cápita. Históricamente, la ampliación de los derechos económicos de las mujeres en EE.UU. y Europa precedió a su acceso a los
derechos políticos. Aunque, por supuesto, es imposible inferir la causalidad a partir de los datos, dos líneas de argumentación

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sugieren por qué el crecimiento económico podría llevar a los hombres a ceder voluntariamente los derechos económicos a sus
esposas. Los autores argumentan que cuando la importancia del capital humano en la economía aumenta con el progreso
tecnológico, los hombres empiezan a estar dispuestos a ceder algunos derechos a las mujeres para garantizar que los niños tengan
una mejor educación. El compromiso es entre su utilidad actual y la utilidad de su descendencia. El argumento de Fernández
(2009) es ligeramente diferente, aunque está relacionado: argumenta que, a medida que la fertilidad disminuye, el interés de los
padres como esposos, que querrían tener todos los derechos, empieza a entrar en conflicto con sus intereses como padres, que
querrían proteger a sus hijas contra sus futuros yernos. Con el crecimiento económico y el descenso de la fecundidad, la balanza
empieza a inclinarse hacia este último interés y se amplían los derechos económicos de las mujeres.
Sin embargo, estos dos trabajos aportan argumentos teóricos convincentes de que el crecimiento económico puede conducir a
una progresión de los derechos de la mujer. De hecho, Doepke y Tertilt concluyen explícitamente que instituciones como el Banco
Mundial, que se interesan por los derechos de las mujeres, podrían estar bien inspiradas para centrarse en programas favorables
al desarrollo económico en lugar de impulsar cambios legislativos directos para los derechos de las mujeres.

2.6- ¿Pero será suficiente el desarrollo económico?


Hay pruebas de que el crecimiento no será suficiente para superar la discriminación en el hogar y en una serie de ámbitos. Las
proporciones entre los sexos siguen estando sesgadas a favor de los varones. En julio de 2011, solo 26 países del mundo han
cumplido el objetivo de tener un 30% o más de mujeres en los escaños legislativos nacionales; la proporción de escaños ocupados
por mujeres en las Cámaras únicas o bajas del Parlamento era solo del 19,4% a nivel mundial, frente al 15,9 en 2005 13,5% en
2000 y 9% en 1987.
La persistente diferencia en los radios sexuales al nacer ilustra el hecho de que el desarrollo económico y la disponibilidad de
nuevas tecnologías pueden tener efectos perversos sobre la igualdad de género si disminuye el coste de la discriminación de las
niñas. Las elevadas diferencias en el radio de sexos al nacer entre las niñas y los niños son el resultado de un infanticidio de
nacimiento no declarado y, cada vez más, del aborto selectivo por sexo. El cálculo económico también desempeña un papel en
este caso. Los anuncios de las clínicas que practican la elección de sexo en Mumbai solían decir "mejor pagar 500 rupias ahora
que 50.000 después". el arte como 50.000 se refiere a las joyas que los padres tendrían que pagar cuando la niña se case. Con el
coste del aborto para identificar el sexo, que es tan bajo gracias a las nuevas tecnologías, es posible que muchos padres prefieran
evitar a las niñas antes que casarlas. La selección del sexo no parece que vaya a desaparecer ni siquiera en EE.UU. Hay pruebas
del aborto por elección de sexo en algunos grupos étnicos de Estados Unidos y Canadá en la actualidad.
La paridad de ingresos en todos los niveles de cualificación, incluso en los países más ricos, ilustra el persistente sesgo contra las
mujeres. Goldin (2006) ofrece un resumen magistral de la evaluación a largo plazo del lugar que ocupa la mujer en la sociedad.
Las diferencias en los salarios, la ocupación, la educación y la participación en la fuerza de trabajo se han reducido
considerablemente en los EE.UU. desde 1930 hasta 1990 importa debido a algunos de los fenómenos discutidos anteriormente,
pero la convergencia parecía nivelarse después de 1990. Las diferencias de participación en los salarios para persistir
particularmente en la parte superior en parte debido a los prejuicios hacia las mujeres, así como las diferentes actitudes culturales
de lo que se espera de las mujeres.
Numerosas investigaciones realizadas por psicólogos demuestran que en los países desarrollados existe un sesgo implícito
generalizado, compartido tanto por hombres como por mujeres, que asocia a los hombres con la carrera y las ciencias y a las
mujeres con la familia y las artes liberales. Este sesgo ha persistido a pesar de la amplia participación de las mujeres en estas
disciplinas académicas y en los mercados laborales de este país. Estos prejuicios afectan a las recompensas de las mujeres por
participar en el mercado laboral o por obtener una educación superior, tanto directa como indirectamente, al persuadir a las chicas
de que no están hechas para determinados trabajos o de que no son tan buenas como los hombres. Los psicólogos han demostrado
que este efecto, conocido como la amenaza del estereotipo, es muy poderoso. Las mujeres también negocian menos y de forma
menos agresiva que los hombres en la contratación y en la fase de promoción y están menos dispuestas a competir.
Una serie de experimentos ha demostrado que, manteniendo constante el rendimiento, las mujeres líderes son evaluadas más
negativamente que los hombres. El servicio descubre que el sesgo es más pronunciado cuando el papel de liderazgo se considera
típicamente masculino. Pruebas similares procedentes de la India sugieren que los ciudadanos tienden a dar una nota de
rendimiento más baja a las líderes femeninas que a los líderes masculinos, dada la misma información sobre ellas, también son
menos propensos a asociar a las mujeres con el liderazgo que a los hombres y, en general, no tienen un sentimiento positivo hacia
las mujeres en la política. Parece que existe una importante barrera cultural para reconocer a las mujeres como responsables
políticos competentes.
Tener pruebas como estas respalda la idea de las reservas o cuotas para las mujeres en los puestos de responsabilidad política.
Si se quiere conseguir rápidamente una representación equilibrada de los sexos, parece claro que se necesitará una acción
afirmativa. En términos más generales, es probable que la evolución económica no baste por sí sola para lograr la igualdad entre
mujeres y hombres en un futuro previsible, por lo que se necesitarán políticas que aceleren este proceso. Sin embargo, los
beneficios de las políticas dirigidas a las mujeres se producen en cierta medida a expensas de los hombres. esta coincidencia es
evidente en la política. Cualquier puesto que consiga una mujer a través de una cuota es un puesto que no consigue un hombre.
Las contrapartidas no siempre son tan explícitas, pero pueden ser muy duras. Así, las políticas que favorecen explícitamente a las
mujeres deben justificarse no sólo en términos de que son necesarias para lograr la igualdad de género, sino en términos de que

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la propia igualdad de género es deseable y vale la pena el coste que implica. la segunda parte de este ensayo explora la justificación
común de que la compensación entre los intereses de varias personas que se ve a corto plazo es transitoria; a largo plazo no hay
compensación entre ayudar más a las mujeres y ayudar a todo el mundo, porque el aumento de la proporción de recursos que se
destina a las mujeres aumentará tanto la cantidad de recursos que todos estarán mejor.

3. ¿Puede el empoderamiento de las mujeres provocar el desarrollo económico?


Hay dos razones para apoyar las políticas activas de promoción de la mujer. El primero es que la equidad es valiosa en sí misma:
las mujeres están actualmente en peor situación que los hombres y esta desigualdad entre géneros es repulsiva en sí misma. El
segundo, un argumento central en el discurso de los responsables políticos, es que las mujeres desempeñan un papel fundamental
en el desarrollo. Por lo tanto, la brecha de género en la educación, la participación política y las oportunidades de empleo debe
reducirse no sólo porque es equitativo hacerlo, sino también porque tendrá consecuencias beneficiosas en muchos otros resultados
de la sociedad. Debe hacerse para aumentar la eficacia. En consecuencia, Kofi Annan sostiene que la igualdad de género es, de
hecho, un requisito previo para alcanzar los demás Objetivos de Desarrollo del Milenio.
La postura de que el empoderamiento de las mujeres es deseable para la eficiencia determina tanto el debate político como las
políticas económicas resultantes en todo el mundo. Los planes de microcréditos, por ejemplo, se han dirigido casi exclusivamente
a las mujeres porque se argumenta que éstas invierten el dinero en bienes y servicios que mejoran el bienestar de las familias en
bienes que favorecen el desarrollo. Del mismo modo, la mayoría de los programas de transferencias monetarias condicionadas en
los países en desarrollo, como PROGRESA/Oportunidades en México, dirigen la transferencia a las mujeres, no a los hombres.
Wolfensohn, ex presidente del Banco Mundial, hace afirmaciones como las siguientes:

1) la educación de las niñas cambiaría los resultados para sus hijos y el resto de nosotros . Podríamos llamar a esto un
argumento de forma reducida: un amplio empoderamiento de las mujeres podría cambiar los resultados.
2) El empoderamiento de las mujeres en otro sentido (poder o capacidad de influir en la toma de decisiones) también
cambiaría los resultados.
3) Este cambio sería positivo.
4) El aumento de la toma de decisiones de las mujeres conduciría efectivamente a resultados diferentes y mejores, es
decir, que los instrumentos políticos están a disposición de los responsables políticos para lograr estos cambios.

A menudo es un cambio en las normas que rigen la política local o en determinados programas, por ejemplo, lo que nos permite
identificar los cambios de poder en virtud de los resultados obtenidos. Además, no existe una medida sencilla del poder, por lo que
los cambios en el poder suelen proceder de los cambios en los resultados.

3.1 El empoderamiento de las mujeres y los cambios en los resultados familiares


Se han estudiado estas cuestiones y se han encontrado pruebas claras de que existe una correlación entre la educación y los
ingresos de las madres y el bienestar de los niños, especialmente su salud. Además, la correlación con la educación y los ingresos
de la madre es casi siempre más fuerte que la correlación correspondiente con la educación y los ingresos del padre. En este caso
hay dos problemas fundamentales en la interpretación de los resultados. En primer lugar, la educación, los ingresos y la
participación política de una mujer pueden estar correlacionados con las dimensiones observadas de su capacidad, su familia o su
comunidad, pero en la medida en que estos factores no observados determinen directamente la salud del niño, la correlación no
indica los efectos del aumento de la educación, los ingresos y la participación política de una mujer. En segundo lugar, la
comparación entre los coeficientes de la educación o los ingresos de los maridos y de las mujeres podría estar asegurada por una
correlación entre la educación o los ingresos de las mujeres y las características observadas de los maridos por dos razones: por
un lado, las mujeres más educadas o más ricas pueden casarse con hombres que se preocupan más por sus hijos. Por otro lado,
la observación de que, tras controlar los recursos totales, los ingresos en manos de las mujeres se asocian a resultados más
deseables que los ingresos en manos de los hombres puede reflejar un atributo observado de un hombre que influye directamente
en los resultados de los hijos.
Para sortear estos problemas, los investigadores han explotado circunstancias específicas que nos permiten aproximarnos a lo
que ocurriría si las políticas de empoderamiento de las mujeres se pusieran en marcha y se aplicaran a todo el mundo y no sólo a
dos familias muy especiales.
Una primera dimensión del empoderamiento es la educación. La educación puede tener toda una serie de beneficios dentro de los
hogares: si las mujeres más situadas obtienen salarios externos más altos y les resulta más fácil conseguir un trabajo, invertir más
en la educación de las mujeres que en la de los hombres puede tener, de hecho, un impacto más positivo en la salud infantil que
cuando las inversiones se reparten de forma equitativa, si el poder de negociación de las mujeres en el hogar conduce a mejores
resultados para los niños. Además, si las mujeres son las principales cuidadoras de los niños pequeños, una mayor educación
puede ayudarlas a prestar mejores cuidados. Por lo tanto, muchos creen que es necesario un esfuerzo especial para educar a las
niñas y que la educación de las niñas tendrá enormes efectos indirectos. Desgraciadamente, las pruebas de ello no son tan sólidas
como se cree.

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Por eso, la presunción automática de que la educación de las mujeres es más importante que la educación de los niños para la
mortalidad infantil y otros resultados de los niños puede tener que ser revisada: parece que ambos son importantes.

3.2 Las mujeres como responsables de la toma de decisiones

3.2.1 Dentro del hogar


En la práctica, hay buenas razones para pensar que las familias reales están en algún lugar entre dos extremos: ni gobernadas
por un dictador, ni sin discordia. Todos los miembros del hogar tienen preferencias diferentes e ideas distintas sobre muchas cosas.
En las encuestas demográficas y de salud, por ejemplo, las mujeres suelen decir que quieren tener menos hijos que sus maridos.
Una consecuencia de esta diferencia es que si las mujeres ocultan su elección de anticonceptivos a sus maridos, la fertilidad final
puede ser menor. Ashraf, Field y Lee (2010) ofrecen una clara demostración de este fenómeno en Zambia. En comparación con
los casos en los que participaban los maridos, las mujeres que acudían solas tenían un 23% más de probabilidades de acudir a
una enfermera de planificación familiar, un 38% más de probabilidades de pedir una forma de anticoncepción relativamente oculta
y un 57% menos de probabilidades de informar de un parto no deseado entre 9 y 14 meses después. El documento demuestra
claramente que la falta de congruencia en las preferencias y la capacidad (y la voluntad) de ocultar información es un elemento
crítico para entender las decisiones de los hogares. Ashraf (2009) presenta pruebas de experimentos de laboratorio que también
demuestran la importancia de la información: los hombres que deciden cómo asignar un premio lo hacen de forma muy diferente
cuando deben compartir la información con sus esposas y cuando deben negociar con ellas antes de tomar la decisión.
La necesidad de mantener las cosas ocultas a sus maridos parece llevar a las mujeres a renunciar a la conveniencia de mantener
las cosas en silencio, y a veces a actuar de una manera que disminuye la eficiencia general. Schaner (2011) aporta pruebas
sorprendentes de este fenómeno en Kenia. Como parte de un experimento, abrió cuentas bancarias para hombres y mujeres en
Kenia. Las mujeres estaban menos dispuestas a utilizar la cuenta si a sus maridos les resultaba fácil sacar el dinero.
Cuando las mujeres son las que toman las decisiones en el hogar, la cantidad que aportan puede tener un impacto importante en
las elecciones finales. Los datos sugieren que, en comparación con los ingresos o los activos en manos de los hombres, los
ingresos o los activos en manos de las mujeres se asocian con mayores mejoras en la salud de los niños, y con mayores
porcentajes de gasto en nutrientes, salud y vivienda en el hogar. Sin embargo, estos estudios pueden adolecer, en general, del
problema de que las familias en las que las mujeres obtienen una mayor parte de los ingresos son diferentes de aquellas en las
que las mujeres no lo hacen. Thomas utiliza los ingresos no ganados para eludir la cuestión de que los ingresos ganados son
endógenos, pero esto resuelve parcialmente el problema, porque los ingresos no ganados suelen ser producto de los activos.
Además, las decisiones matrimoniales complican aún más la interpretación de estos resultados, ya que los hombres que se casan
con mujeres más ricas pueden tener más probabilidades de tener gustos similares a los de ellas.
Duflo (2003) lleva la estrategia de utilizar los ingresos no ganados un paso más allá. Al final del apartheid, el gobierno se
comprometió a lograr la paridad de las prestaciones y los requisitos de acceso entre blancos y negros. Esto se consiguió sobre
todo aumentando las prestaciones que reciben los negros, que crecieron muy rápidamente entre 1990 y 1993. Los niños que viven
con una pensión suelen proceder de entornos relativamente desfavorecidos, por lo que suelen ser más pequeños que otros niños
de su edad. Duflo aprovecha el hecho de que la estatura refleja las inversiones acumuladas en nutrición infantil. Los niños nacidos
después de la ampliación tenían más probabilidades de haber pasado una fracción mayor de su vida bien alimentados si vivían
con un beneficiario de la pensión. De hecho, Duflo descubre que las niñas que viven con una abuela que recibió la pensión son
más pesadas que las que no. Además, cuando analiza la estatura, Duflo encuentra que las niñas mayores, que nacieron antes de
que la pensión estuviera en vigor, son más pequeñas cuando viven con una beneficiaria de la pensión que cuando viven con una
no beneficiaria. Esto sugiere que las pensiones recibidas por las mujeres se traducen en una mejor nutrición para las niñas.
Mientras que el peso de las niñas mayores se recupera inmediatamente, el déficit en la nutrición temprana se sigue observando
en la estatura incluso después de que se haya reanudado la buena nutrición, y por eso las niñas mayores siguen siendo más
pequeñas.

3.2.2 En la granja: Las mujeres y los derechos de propiedad


Observamos muchos casos en los que las mujeres conservan los derechos de propiedad sobre una parte de los bienes que aportan
al hogar. En África, es habitual que las mujeres y los hombres conserven por separado los derechos de propiedad sobre los activos
productivos, especialmente la tierra. Los hombres, al ser más ricos y, por tanto, con menos restricciones crediticias, pueden
permitirse comprar fertilizantes, que utilizan en su propia parcela. Dada esta imperfección, una solución para aumentar la
productividad del hogar sería que la mujer "alquilara" su tierra a su marido, que entonces tomaría la decisión de producción
eficiente. Una de las razones por las que esto no ocurre es porque los derechos de propiedad son débiles: si el marido trabaja en
la tierra de la mujer durante mucho tiempo, acabará reconociéndose como "propietario" de la misma, y dejará de compensarla.
Anticipándose a esto, las mujeres no están dispuestas a ceder el control a sus maridos ni siquiera a cambio de una compensación.
Este es un ejemplo en el que el hecho de que las mujeres tengan derechos de propiedad inseguros conduce a un puro despilfarro,
y literalmente hace que las familias sean más pobres. La debilidad de los derechos de propiedad de las mujeres también conduce
a un nivel de inversión ineficientemente bajo en Ghana. Las mujeres tienen menos probabilidades de ocupar una posición de poder.
En consecuencia, realizan el barbecho con menos frecuencia, lo que conlleva una menor productividad de sus tierras.

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3.2.3 Dentro de la comunidad: Las mujeres como responsables de las políticas
Las mujeres preferirán políticas que reflejen mejor sus propias prioridades. Dado que se preocupan especialmente por la salud y
la nutrición de los niños, deberían preferir las políticas que les ayuden a alcanzar estos objetivos. Además, las mujeres deberían
estar a favor de políticas que aumenten su poder de negociación dentro del hogar.
Chattopadhyay y Duflo (2004) recogen datos sobre los tipos de quejas presentadas por hombres y mujeres a los consejos locales
de los pueblos en dos distritos de la India. Los tipos de quejas formales difieren según el género. Esto implica que dar a las mujeres
el derecho al voto marca la diferencia. Miller (2008) muestra que la introducción del sufragio femenino en EE.UU. se asoció a un
descenso de la mortalidad infantil. El siguiente paso para aumentar el poder político de las mujeres es incidir directamente en su
representación mediante cuotas o políticas de reserva.
Chattopadhyay y Duflo estudian la política de reserva mencionada anteriormente. Se trata de una enmienda constitucional que
exige, por un lado, delegar el poder sobre el gasto en bienes públicos locales a los consejos de las aldeas rurales y, por otro,
reservar un tercio de todos los escaños y presidencias de los consejos a las mujeres. El género de los presidentes de los consejos
influye en las inversiones. Las mujeres invierten más en infraestructuras. Además, el estudio constató que las mujeres que
ocupaban los escaños reservados tenían menos experiencia, menos ambición y menos perspectivas en la política, y un estatus
socioeconómico más bajo. Las mujeres líderes parecen representar mejor las necesidades de las mujeres.

3.3 Empoderamiento de las mujeres: ¿Qué instrumentos políticos?


El estudio de Chattopadhyay y Duflo en la India sugiere que sí es posible cambiar el poder dentro de la comunidad mediante un
cambio en las normas electorales. Incluso si las mujeres y los hombres tuvieran preferencias diferentes, esto no es suficiente para
garantizar que las mujeres encargadas de la elaboración de políticas actúen de forma diferente a los hombres.
Beaman et al. (2011) encuentran que, en la respuesta de los hombres a los discursos, se borra todo el sesgo contra las mujeres.
También disminuye el sesgo contra las mujeres y el liderazgo. La gente vota más a las mujeres después de que los escaños
pierden su condición de reservados. Beaman et al. examinan otra forma de actitud: las aspiraciones que los padres tienen para
sus hijos, y que los adolescentes tienen para sí mismos. La diferencia entre chicos y chicas se reduce en 0,15 desviaciones
estándar en los pueblos en los que los puestos están reservados a las mujeres desde hace 10 años. Además, incluso en ausencia
de cualquier inversión adicional en infraestructuras educativas, esto se tradujo en un aumento del nivel educativo de las
adolescentes y en una reducción de las diferencias con los chicos.
El entorno institucional, como el tipo de leyes de divorcio que existen, y la facilidad para volver a casarse o para encontrar otras
formas de mantenerse en caso de divorcio, afectarían a la toma de decisiones dentro de los hogares. En muchos países en vías
de desarrollo, las mujeres están muy mal protegidas en caso de divorcio, y pueden perder sus bienes y la custodia de sus hijos.
En la práctica, observamos que los miembros del hogar no parecen capaces de asegurarse mutuamente de forma eficaz. En Costa
de Marfil, las mujeres y los hombres cultivan cosechas diferentes y, por tanto, se ven afectados de forma distinta por las mismas
lluvias. Duflo y Udry (2004) constatan que en los años en que la producción de los cultivos de las mujeres es mayor, los hogares
gastan una mayor parte de su presupuesto en alimentos y también en bienes privados para las mujeres. En los años en los que la
producción de cultivos masculinos es mayor, el hogar gasta una mayor parte del presupuesto en alcohol y tabaco y en bienes
privados masculinos. Y, efectivamente, el hecho de que los programas de transferencias condicionadas se dirijan a las mujeres,
en lugar de a los hombres, parece marcar la diferencia. Dado que la mayoría de las transferencias se dirigen a las mujeres, hay
muy pocas pruebas sobre si esto es un factor que influye en su eficacia.
Una excepción es un estudio reciente realizado por Benhassine et al. (2011), que aprovecha la aleatorización del género del
receptor de una pequeña transferencia monetaria condicionada en Marruecos. Descubrieron que los hogares informaban de que
lo gastaban de forma diferente cuando la mujer era la receptora, y que tenía un efecto algo mayor en la educación de los niños
pequeños y de las niñas cuando la recibía una mujer.
De estos resultados se desprenden dos importantes lecciones:

1. Aunque no provoquen cambios radicales en la situación de las mujeres o en la forma en que se las percibe en la
sociedad, las políticas dirigidas a las mujeres pueden tener consecuencias inmediatas.
2. Las familias no funcionan muy bien, ya que no son capaces de proveerse mutuamente ni siquiera de las necesidades
básicas. Esto significa que no podemos confiar en la familia para corregir los desequilibrios de la sociedad.

3.4 Empoderamiento de las mujeres: ¿Es un almuerzo gratis para la política de desarrollo?
El hecho de que las mujeres tengan preferencias diferentes no significa que esas preferencias sean siempre benévolas, que
favorezcan siempre "cosas buenas", favorables al desarrollo. En Sudáfrica, Edmonds (2006) descubre que, en comparación con
las familias con ancianos no elegibles, los niños tienen más probabilidades de ir a la escuela cuando viven con un hombre elegible
que con una mujer elegible. Además, aunque las mujeres invierten más en agua potable, invierten menos en escuelas en Bengala
Occidental, y menos en carreteras en Rajastán.
Una de las principales afirmaciones de las organizaciones de microcréditos es que, dado que las mujeres tienen más probabilidades
que los hombres de quedar excluidas de las fuentes de crédito formales o informales, los beneficios de invertir en sus negocios

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deberían ser mayores que los de invertir en las mujeres. El problema es que si las mujeres se enfrentan a otras formas de acceso
desigual a los mercados que los hombres, el acceso a los insumos o al dinero en efectivo por sí solo puede ser en realidad más
productivo para las mujeres que para los hombres. Karlan y Zinman (2011) no encuentran pruebas de que los préstamos de
microcrédito tengan un efecto mayor, pero De Mel et al. (2009) encuentran que los rendimientos marginales de la inversión en
empresas de propiedad femenina son mayores.
Field, Jayachandran y Pande (2010) descubren que un programa de formación empresarial en Gujarat tuvo un impacto positivo en
los ingresos empresariales de las mujeres de la casta superior, pero no de las de la casta inferior ni de las musulmanas. Interpretan
que estas diferencias se derivan de un efecto no monótono de las normas sociales sobre la capacidad de adquirir y aplicar
conocimientos empresariales. Este estudio ilustra de forma sorprendente la disyuntiva a la que se enfrentan las políticas: el hecho
de que las mujeres se enfrenten a múltiples limitaciones significa que la relajación de una sola puede no mejorar los resultados.
En este caso, algunas políticas dirigidas explícitamente a las mujeres pueden no ser eficaces o rentables.

Gender Equality, Economic Growth, and Women’s Agency - Kabeer (Mica)


Los estudios macroeconométricos suelen encontrar pruebas bastante sólidas de que la igualdad de género tiene un efecto positivo
en el crecimiento económico, pero las conclusiones inversas relativas al impacto del crecimiento económico en la igualdad de
género son menos coherentes. El alto nivel de agregación al que se realizan estos estudios hace difícil determinar las vías causales
que podrían explicar esta asimetría en los impactos. Una posible razón de esta asimetría en los impactos es que los dos conjuntos
de estudios no siempre utilizan las mismas medidas de igualdad de género. Los esfuerzos por estimar el crecimiento están
influenciados por una tradición de modelos de crecimiento neoclásicos y se limitan a unas pocas medidas de igualdad de género:
educación, empleo y, a veces, salarios. Por otra parte, los esfuerzos por modelar la igualdad de género son relativamente nuevos
y se basan en una gama más amplia de medidas de igualdad, incluidos el bienestar, los derechos y la participación política. Otra
razón puede ser que los dos conjuntos de relaciones no operan a través de las mismas vías causales.

GEOGRAFÍAS DE GÉNERO, VARIEDADES DE CRECIMIENTO


Las feministas están de acuerdo con los economistas neoclásicos en que los individuos toman decisiones según sus límites
impuestos por sus circunstancias personales, pero también llaman la atención sobre las limitaciones que plantea la distribución
estructural de las reglas, normas, recursos e identidades entre diferentes grupos; en líneas de género, clase, raza, casta, etc.; y
las desigualdades de poder y privilegio que estas generan.
Las limitaciones atribuidas al género tienen sus raíces en las normas, creencias y valores consuetudinarios que caracterizan las
relaciones "intrínsecamente de género" de familia y parentesco. Se les asigna a hombres y mujeres diferentes funciones y
responsabilidades sobre la base de aptitudes y disposiciones construidas socialmente. La asignación general a los hombres de las
responsabilidades primarias de ganarse el sustento ayuda a explicar las mayores tasas de participación de los hombres en la
fuerza de trabajo (FMRP) en todo el mundo. Sin embargo, aunque la mayoría de las sociedades atribuyen a las mujeres la
responsabilidad primaria del trabajo reproductivo no remunerado, hay una notable variación en las expectativas socialmente
atribuidas con respecto a su contribución a la producción y, por lo tanto, en las tasas de participación de la fuerza de trabajo
femenina (FLFPRs). Esto ha dado lugar a una "geografía de género" distintiva en los patrones de participación en la fuerza de
trabajo. Esther Boserup sugirió que las regiones en desarrollo podrían dividirse en agricultura masculina y femenina sobre la base
de la intensidad de género de la producción en la agricultura y el comercio. Los sistemas agrícolas femeninos se encontraron en
gran medida en África subsahariana, Asia sudoriental y partes de América Latina. Mientras que las mujeres dentro de estos
sistemas son responsables del trabajo reproductivo no remunerado, también se espera que compartan las responsabilidades de
ganar el sustento con los hombres. Como resultado de ello, estas regiones se caracterizaron por un mayor número de FPRP que
el promedio del mundo en desarrollo. Por otro lado, los sistemas agrícolas masculinos en la región de Oriente Medio y África del
Norte (MENA) y gran parte de Asia del Sur tenian menos FLFPRs que el resto del mundo. No sólo se esperaba que las mujeres
en esos contextos se limitaran al trabajo doméstico no remunerado, sino que había normas estrictas para aislar a las mujeres,
restringiendo su movilidad en el dominio público. Las expectativas culturales de la dependencia de la mujer y la preferencia
asociada por los hijos varones significan que estas regiones se caracterizaron por el fenómeno de las "mujeres desaparecidas. El
déficit de mujeres en la población en general refleja formas de discriminación de género que reducen la esperanza de vida de las
mujeres en relación con la de los hombres.
Como observó Boserup, las normas, los valores y las prácticas asociados con el dominio "privado" de la familia y el parentesco a
menudo se veían reforzados por limitaciones relacionadas con el género dentro de los dominios públicos de los estados y los
mercados. Algunos ejemplos son las políticas gubernamentales que privilegiaban a los hombres jefes de hogar en la distribución
de los derechos sobre la tierra y los servicios agrícolas, así como las preferencias de los empleadores por el trabajo masculino.
Supuestamente las instituciones "públicas" impersonales se convirtieron así en "portadoras de género" cuando reprodujeron o
exacerbaron nociones preconcebidas sobre la masculinidad y la feminidad a través de sus reglas, normas y prácticas. El mundo
ha cambiado considerablemente desde la obra clásica de Boserup, cambios que abarcan aspectos de esta geografía de género lo
que contribuirá a examinar hasta qué punto el crecimiento económico ha sido un factor impulsor de estos cambios.

43
El crecimiento se define como el aumento de los bienes y servicios producidos en un país en un año determinado, valorados a
precios de mercado (aquellos que podrían comprarse y venderse en el mercado). La producción se clasifica como "actividad
económica" y es realizada en gran medida por hombres. Los bienes y servicios producidos a través del trabajo doméstico no
remunerado para el consumo y uso por la familia, incluidas las que reproducen la fuerza de trabajo "económicamente activa", están
excluidas de las definiciones de actividad económica y crecimiento (este trabajo es realizado en gran medida por mujeres). Esto
ha llevado a los académicos feministas a argumentar que un criterio clave para evaluar las implicaciones de género de las
estrategias de crecimiento debe ser la medida en que abordan las consecuencias de esta asimetría. Esto significa preguntarse
sobre la cantidad y calidad de las oportunidades económicas asociadas a las diferentes estrategias de crecimiento, sobre la
distribución de género de estas oportunidades, y hasta qué punto las políticas estatales sirven para reforzar o compensar las
desigualdades de género en la capacidad de beneficiarse de nuevas oportunidades.
Las estrategias de crecimiento han variado con el tiempo: la mayoría de las economías en desarrollo optaron por estrategias de
sustitución de importaciones. Luego hubo un cambio hacia estrategias de crecimiento orientadas a la exportación basadas en la
liberalización de los mercados, el comercio y las corrientes de capital. Sobre la base de los criterios feministas, se podría
argumentar que había un fuerte sesgo del sostén de la familia masculino en la primera estrategia. Promovieron industrias de gran
escala e intensivas en capital, se privilegió el empleo masculino y habia un acceso limitado a la seguridad social. Al mismo tiempo,
hubo una expansión gradual, aunque muy desigual en los servicios de bienestar social de la mayoría de los países en desarrollo
donde crearon oportunidades de empleo formal para las mujeres educadas y las apoyaron en sus funciones reproductivas. El
cambio a las políticas neoliberales se ha asociado con un conjunto muy diferente de resultados. Los esfuerzos por crear mercados
laborales flexibles con el fin de atraer capital "libre" y permitir a los países competir en el comercio internacional han llevado al
desmantelamiento de las protecciones estatales a la mano de obra. En los casos en que estos recortes en la prestación de
asistencia social no han ido acompañados de una expansión de la prestación de servicios asequibles en el mercado, ha sido el
trabajo no remunerado de las mujeres, especialmente entre los grupos de bajos ingresos, el que ha tenido que suplir el déficit. El
sesgo del hombre como sostén de la familia en la política anterior se ha visto atenuado en parte por el acceso de la mujer a empleos
en sectores orientados a la exportación, pero la reducción del papel del Estado ha significado la pérdida de una de las pocas
fuentes de "buenos empleos" de los que disponen las mujeres en los países en desarrollo, así como una disminución del apoyo
estatal a sus responsabilidades reproductivas.
Para resumir, la literatura económica feminista sugiere que la interrelación entre el crecimiento económico y la igualdad de género
probablemente estará mediada por una variedad de factores contextuales, incluyendo los amplios regímenes de políticas, dentro
de los cuales están incorporadas las estrategias de crecimiento, así como las estructuras del patriarcado local. Por lo tanto, descarta
la posibilidad de hacer generalizaciones a priori sobre cómo se desarrollará la interrelación en diferentes contextos.

El impacto de la igualdad de género en el crecimiento económico: exploración de las vías causales


Klasen ha sugerido dos vías causales principales a través de las cuales la igualdad de género en el acceso a los recursos podría
contribuir al crecimiento. En primer lugar, una vía familiar se basa en el supuesto de que, dada su asociación con las
responsabilidades reproductivas, las mujeres tienen más probabilidades que los hombres de invertir los recursos bajo su control
en el capital humano de sus hijos, aumentando así la productividad de la próxima generación de trabajadores. El segundo, la vía
mediada por el mercado, se basa en la premisa de que las capacidades innatas se distribuyen aleatoriamente entre hombres y
mujeres, de modo que la igualdad en la distribución de los recursos y las oportunidades entre los géneros maximizará la
productividad de los recursos humanos disponibles para una economía.
Hay diferentes marcos de tiempo involucrados en estas dos vías. Si bien el acceso de la mujer a los recursos puede traducirse en
mayores niveles de inversión en el capital humano de los niños, sus efectos en el crecimiento económico no se materializarán
hasta que esos niños se incorporen a la fuerza de trabajo. El impacto en el crecimiento a través de vías mediadas por el mercado,
por otra parte, es probable que se materialice en un período de tiempo más corto, ya que el aumento de la igualdad de género
implica que la asignación de recursos y oportunidades dentro de la economía reflejará la distribución del talento individual en lugar
del dictado de las normas de género y debe transformarse en aumento de la productividad.
Igualdad de género e inversiones en capital humano:
Los estudios sugieren que el acceso de la mujer a una serie de recursos, como la educación, el empleo, la tierra, las transferencias
de efectivo y el crédito, está asociado con el aumento de las inversiones en el bienestar de la familia, incluidas la salud y la
educación de los niños. La correlación con la educación y los ingresos de las madres es casi siempre mayor que la correlación
correspondiente con la educación y los ingresos de los padres. Hay diversas explicaciones: El mayor acceso de la mujer a los
recursos valiosos aumenta su poder de negociación dentro del hogar y garantiza que los recursos del hogar se asignen en
consonancia más estrecha con sus preferencias. La suposición implícita en estos estudios es que las preferencias de las mujeres
son más altruistas que las de los hombres. Duflo desafía esta interpretación: sostiene que la asociación positiva observada entre
el acceso de las mujeres a los recursos y las inversiones en el capital humano de los niños puede reflejar las "características no
observadas" de sus maridos: "si es lo suficientemente progresista como para permitir que su esposa busque empleo, entonces
esta misma actitud progresista puede hacer que trate mejor a sus hijos". Sin embargo, su evidencia para apoyar la hipótesis del
altruismo masculino (o refutar la femenina) es débil.

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Un problema con ambos conjuntos de interpretaciones es que tratan las preferencias como aleatorias e idiosincráticas: la evidencia
que sugiere altruismo femenino puede ser contrarrestada por la evidencia que lo refuta. Una interpretación alternativa es que la
naturaleza sistemática de la asociación entre el acceso de las mujeres a los recursos y el bienestar de los niños sugiere un elemento
estructural para la formación de preferencias. No son las "mujeres" en sí mismas las que impulsan estas asociaciones, sino las
mujeres que mantienen relaciones familiares específicas. Este hallazgo atestigua la omnipresencia de las "ideologías del altruismo
materno", construcciones sociales de la maternidad que asignan a las madres una responsabilidad especial por los hijos, como un
aspecto de las estructuras de género.
Al mismo tiempo, las dos interpretaciones no son mutuamente excluyentes, en contextos en que las mujeres están más aisladas
que los hombres del acceso a los recursos y las relaciones fuera del hogar, sus intereses a largo plazo pueden estar vinculados
en mayor medida que los hombres a los intereses a largo plazo de sus familias, lo que explica su comportamiento altruista. Una
razón para cuestionar el "altruismo materno" como explicación del comportamiento de las madres es el hecho de que su inversión
en los niños es a menudo sesgada por el género en lugar de igualitaria. Esto es más notorio en las regiones que se caracterizan
por una fuerte preferencia por los hijos varones, donde la condición de la mujer en el hogar y su seguridad en la vejez dependen
de la producción de hijos varones, de asegurar su supervivencia y de ganarse su lealtad. En esos contextos, el acceso de la mujer
a la educación puede reducir la mortalidad infantil general, pero puede aumentar las tasas de mortalidad de sus hijas. Es evidente
que no se puede descartar la posibilidad de que el acceso de los hombres a los recursos también contribuya al bienestar de los
niños, pero es posible que sus contribuciones se reflejen mejor en los ingresos generales de los hogares, habida cuenta de sus
funciones de sostén de la familia, o mediante su contribución a formas conjuntas de consumo doméstico. Igualmente, no podemos
descartar la posibilidad de que el acceso de las mujeres a los recursos pueda llevar al deterioro del bienestar de los niños.
Igualdad de género y eficiencia del mercado:
En primer lugar, las responsabilidades domésticas de las mujeres hacen que les resulte más difícil dedicarse a actividades
orientadas al mercado del tipo de las que se utilizan para calcular el crecimiento económico. En segundo lugar, los rendimientos
monetarios del trabajo de las mujeres cuando se dedican a esa actividad son generalmente inferiores a los de los hombres. A
menos que haya una mayor igualdad con respecto a los rendimientos de la actividad económica, es probable que un aumento de
las tasas de actividad de los hombres conduzca a niveles de ingresos más altos que un aumento de las tasas de actividad de las
mujeres.
La literatura presenta tres conjuntos de explicaciones para la desigualdad en los rendimientos. La primera se refiere a las
diferencias de género en las dotaciones. Los estudios sobre las disparidades de género en la productividad agrícola se centran en
las diferencias en la tenencia de tierras, la calidad de la tierra, el uso de los insumos, el acceso a la extensión agrícola, etc. Los
estudios sobre las disparidades de género en los salarios se centran en las diferencias en la educación, la experiencia laboral, la
permanencia en el empleo, las responsabilidades de cuidado de los niños y la ocupación. Los estudios sobre las disparidades de
género en los beneficios de las empresas apuntan a diferencias de género en la educación, el tamaño de la empresa, el uso de
insumos, el acceso al crédito, la edad de la empresa, la línea de negocio y las responsabilidades familiares.
Un segundo conjunto de explicaciones se centra en las diferencias de género en el rendimiento de las dotaciones. Los estudios
sobre las diferencias de género en la productividad agrícola indican que, junto con las diferencias en la tenencia de tierras, la
ubicación y el uso de insumos agrícolas, también reflejan diferencias en los rendimientos de estas dotaciones. Los estudios sobre
las disparidades salariales indican que el retorno a la educación y la experiencia suele ser mayor para los hombres que para las
mujeres en un determinado nivel de educación y experiencia. Por último, los estudios sobre los rendimientos diferenciados por
género de las empresas indican que parte de la disparidad refleja rendimientos diferenciales de los activos, la experiencia y la
capacitación. Las mujeres en las empresas de menor escala reportaron rendimientos cero, pero en las más grandes reportaron
mayores rendimientos que los hombres.
Los esfuerzos por explicar estas conclusiones se enfocan en las limitaciones estructurales. Las mujeres que tuvieron rendimientos
positivos no sólo tenían empresas más grandes sino que comenzaban con mayores inversiones iniciales, tenían mayores niveles
de educación, procedían de hogares más ricos, tenían mayor acceso al crédito formal. Su ventaja de clase compensa en parte las
desventajas asociadas con el género.
El tercer conjunto de explicaciones de las disparidades de género en el rendimiento laboral es la segregación de género de las
oportunidades de mercado en líneas horizontales y verticales. Una medida de la segregación horizontal es la clasificación de las
ocupaciones por su "predominio de género". La segregación vertical se ha medido por el porcentaje de mujeres en puestos de alto
nivel y adopción de decisiones. El Banco Mundial presentó dos tipos de explicaciones para esta estratificación generalizada de la
estructura de oportunidades: en primer lugar, la discriminación por motivos de género en el mercado laboral; y, en segundo lugar,
la selección voluntaria por parte de hombres y mujeres en respuesta a sus diferentes responsabilidades domésticas. La mayoría
de las mujeres no optan por educarse menos que los hombres sino que fue una elección de sus padres, que refleja la discriminación
o una respuesta racional a las desigualdades de género en el rendimiento de la inversión educativa. Tampoco las mujeres optan
por poseer tierras de menor o menor calidad o excluirse de las oportunidades de crédito y capacitación. Estas desigualdades
pueden reflejar las costumbres locales que rigen la distribución de la tierra. Puede reflejar discriminación por parte de empleadores,
bancos y funcionarios gubernamentales que determinan el acceso al crédito, la extensión agrícola y las oportunidades de
capacitación. En segundo lugar, no está claro que la responsabilidad primordial de la mujer por el trabajo doméstico no remunerado
sea siempre "voluntaria." No hay explicaciones simples para la persistencia de las disparidades de género en los rendimientos del

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mercado laboral; tampoco es probable que las explicaciones sean las mismas en todas partes. Sin embargo, su persistencia y
omnipresencia sugieren que el argumento de la eficiencia para la igualdad entre los géneros tendrá que ser consciente de las
estructuras subyacentes de las limitaciones que apuntalan estas disparidades.

El impacto del crecimiento económico en la igualdad de genero: exploración de las vías causales
Se comprobó que los datos macroeconómicos sobre los efectos del crecimiento en la igualdad entre los géneros eran débiles e
incoherentes. Las teorías económicas estándar predecirían lo contrario. Por ejemplo, una explicación mediada por el mercado
sugeriría que las fuerzas competitivas del mercado generadas por el crecimiento deberían aumentar los costos de la discriminación
de género de los empleadores e igualar las oportunidades. Una explicación mediada por la familia argumentaría que los beneficios
del crecimiento deberían aliviar las limitaciones relacionadas con la escasez que de otro modo obligan a los hogares a discriminar
contra los miembros menos productivos. Sin embargo, estas vías no pueden darse por sentadas, ya que dependen de que el
crecimiento pueda generar mercados competitivos y beneficiar a los más pobres. Esto sugiere que debemos prestar atención a los
diferentes patrones de crecimiento. La otra razón para esperar variaciones en el impacto del crecimiento es que las fuerzas que
crean escasez y riqueza en una sociedad no son necesariamente las mismas fuerzas que crean y perpetúan las estructuras de
género.
Crecimiento, género y cantidad de empleo:
A nivel mundial, el crecimiento económico parece haber dado lugar a una mayor igualdad de género en las oportunidades del
mercado laboral. El paso a las estrategias neoliberales ha ido acompañado de la "feminización de los mercados de trabajo", ya
que las mujeres han aumentado su participación en la fuerza de trabajo. El análisis entre países muestra una asociación positiva
entre el crecimiento orientado a la exportación y el empleo de las mujeres, en particular en los países de ingresos medianos y
bajos. Sin embargo, los estudios dentro de los países indican que la intensidad de empleo femenino asociada con el crecimiento
impulsado por las exportaciones varía según el tipo de exportación. Las mujeres se han beneficiado del empleo remunerado
generado por la industria y los servicios orientados a la exportación y con gran densidad de mano de obra, así como de la
producción agrícola no tradicional en gran escala. Las exportaciones agrícolas tradicionales asociadas a la agricultura en pequeña
escala suelen beneficiar a los cultivadores masculinos, al igual que las exportaciones agrícolas no tradicionales basadas en planes
de producción externa. Por lo general, las mujeres son atraídas a estas industrias como mano de obra familiar no remunerada en
explotaciones agrícolas propiedad de hombres. Las mujeres también están subrepresentadas en el empleo asalariado generado
por industrias de gran densidad de capital, como la minería y la producción relacionada con el petróleo.
Cómo el impacto del crecimiento en la distribución de género de las oportunidades económicas está mediado por variaciones en
los patrones de crecimiento, el papel del estado y las estructuras locales del patriarcado. La liberalización económica ha generado
algunos beneficios visibles para la mujer.
Crecimiento económico y calidad del empleo:
Las mujeres han logrado claros avances en términos de la cantidad de empleo generado por los patrones neoliberales de
crecimiento, pero sus logros son mucho menos claros en relación con su calidad. Ha habido una cierta declinación en la
segregación horizontal del mercado de trabajo pero poca evidencia de una declinación en su segregación vertical. Las mujeres
tienen muchas más probabilidades que los hombres de tener un empleo vulnerable en los países en desarrollo, y un mayor
porcentaje de ellas realizan trabajos familiares no remunerados en los que no reciben ingresos propios.
El análisis entre países de las diferencias salariales entre hombres y mujeres indica que los aumentos del PBI per cápita, el
comercio y la IED se han asociado a una reducción de la brecha salarial entre hombres y mujeres, pero este efecto se limita a los
países de ingresos medios/altos. Hay dificultades de generalización sobre este tema: si bien ha habido una disminución de la
brecha salarial de género en la industria manufacturera en algunos países (Costa Rica y el Reino Unido), ha habido un aumento
en otros (Egipto, Sri Lanka y El Salvador). Además, cuando la brecha entre los géneros se redujo, ello se debió con frecuencia a
una disminución de los salarios de los hombres y no a un aumento de los de las mujeres.
Hay varias razones por las que la calidad de los puestos de trabajo de las mujeres no ha aumentado en consonancia con su
creciente participación en el mercado laboral. La desregulación de los mercados de trabajo como parte del proceso de liberalización
ha significado que las mujeres consiguieran empleos en un momento en que los empleos generalmente se han vuelto más
informales. Además, sus principales ganancias en la economía formal han sido sectores del mercado de exportación intensivos y
sensibles a los precios, donde los costos más bajos asociados con el trabajo de las mujeres en relación al de los hombres han
impulsado la rentabilidad de estos sectores y explicado la preferencia por el trabajo de las mujeres. Si bien la segregación de
género en el mercado de trabajo, y el hacinamiento de las mujeres en un número limitado de ocupaciones, socava su capacidad
general de negociar mejores salarios que se ve empeorada por por los altos niveles de movilidad del capital que caracterizan a
estos sectores. Los esfuerzos de las trabajadoras por exigir mejores condiciones de trabajo se vieron acompañados por la fuga de
capitales o la subcontratación del trabajo a empresas de segundo y tercer nivel en la cadena de valor mundial, donde las
condiciones son más informales y los salarios son más bajos.
Crecimiento económico y bienestar de la mujer:
El aumento de la participación de la mujer en la fuerza de trabajo mejora su bienestar. El hecho de que es probable que sea un
"organismo" y no un efecto puramente "de ingresos" se desprende de pruebas adicionales de que la actividad económica de la
mujer se asocia a una aparente transformación de los valores y las actitudes en la sociedad en general. Junto con el crecimiento

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económico, la participación de la mujer en el empleo y en la fuerza de trabajo se asoció positivamente a actitudes igualitarias entre
los géneros.
La asociación positiva entre el acceso de las mujeres a recursos económicos y el bienestar de los niños, está en conformidad con
los patrones de comportamiento socialmente esperados por parte de las mujeres, una forma de agencia "complaciente". Estamos
buscando evidencia de que el acceso de las mujeres a los recursos económicos se traduce en formas de agentes que tienen el
potencial de desafiar las estructuras de género de las formas de restricción o transformación del agente. El acceso de la mujer a
recursos valiosos trae consigo efectos positivos en el sentido de autoestima, poder de decisión, movilidad en el dominio público,
propiedad del ahorro y los activos, respeto dentro de la comunidad, etc. Sugiere que son las condiciones en que las mujeres entran
en la fuerza de trabajo, en particular la medida en que son capaces de controlar los ingresos de su propio trabajo, en lugar de la
participación per se, las que determinan el potencial transformador de su trabajo. Por lo tanto, una de las razones por las que el
crecimiento económico no se ha traducido más en efectos sobre el bienestar de la mujer se relaciona con las grandes variaciones
en las formas de empleo que ha generado. Además, algunos aspectos de la desigualdad de género han demostrado ser resistentes
al cambio. Esto demuestra que las fuerzas que perpetúan la desigualdad de género son autónomas de las que impulsan el
crecimiento económico.
Por ejemplo, la división por género del trabajo no remunerado dentro del hogar es uno de los principales obstáculos a la
participación de la mujer en el mercado laboral. Mientras que la teoría económica predice que el aumento de los retornos al trabajo
de las mujeres en el mercado debería conducir a una reasignación en la división del trabajo en trabajo no remunerado dentro del
hogar, para la mayoría de las mujeres, la evidencia sugiere que esta reasignación no se lleva a cabo y terminan trabajando doble
turno", o bien se reasigna a otro miembro femenino de la familia. La desigualdad de género resultante en las horas de trabajo de
los hombres y las mujeres trabajadoras se mantiene en diversos grados en todo el mundo, pero la variación parece reflejar el papel
del Estado y las normas culturales locales en lugar de las tasas de crecimiento. Un segundo aspecto de la desigualdad intrafamiliar
que parece resistente a los cambios en la posición económica de las mujeres es la violencia doméstica. Si bien la prevalencia de
esa violencia parece bastante universal, su incidencia varía de un país a otro, lo que refleja tanto las variaciones de las normas
culturales que definen la masculinidad y la feminidad como las variaciones de las políticas públicas para abordar el problema. Cabe
esperar que la mejora del acceso de la mujer a los recursos materiales fortalezca su poder de negociación en el ámbito nacional,
pero a menudo es el deseo de las mujeres de trabajar fuera del hogar, lo que desencadena la violencia doméstica. Una última
esfera en la que las desigualdades entre los géneros dentro de los hogares que han demostrado ser resistentes al crecimiento se
relaciona con el fenómeno de las "mujeres desaparecidas". Si bien la mejora de la esperanza de vida de las mujeres en
comparación con la de los hombres ha dado lugar a una disminución de la incidencia de las "mujeres desaparecidas", esta
disminución sólo está parcialmente relacionada con las tasas de crecimiento. En países con algunas de las tasas de crecimiento
más rápidas, como India y China, el fenómeno de las "mujeres desaparecidas" ha dado paso a la de las "hijas desaparecidas", una
proporción anormalmente alta de hijos al nacer. Parece que la resistencia de la preferencia por los hijos varones en estos contextos
está llevando a las familias a reconciliar su deseo de tener menos hijos con su deseo de tener hijos varones recurriendo al aborto
selectivo para mujeres. El impacto del crecimiento económico está mediado por estructuras locales de restricción patriarcal.

Conclusión:
Los efectos positivos de la igualdad de género en el crecimiento económico: parece que el aumento del acceso de la mujer a
recursos valiosos se traducirá en el bienestar y la educación de los niños y, por lo tanto, en la productividad de las futuras
generaciones de trabajadores. Sin embargo, la capacidad de la mujer para contribuir más directamente al crecimiento económico
mediante sus actividades productivas depende en mayor medida de que se mejore la igualdad de género en el acceso a los
recursos y oportunidades necesarias, incluyendo una mayor igualdad de oportunidades para participar en formas de trabajo y, por
tanto, en las estimaciones de crecimiento.
Con respecto a la relación inversa, se sugiere una serie de razones para el impacto débil e inconsistente del crecimiento económico
en la igualdad de género. En primer lugar, lo que determina la distribución de las oportunidades entre los géneros es la pauta, y
no el ritmo, y esto varía en todo el mundo. En segundo lugar, el papel del Estado en la promoción activa de una mayor equidad de
género en los beneficios del crecimiento ha variado de un país a otro. La tercera razón nos lleva de nuevo a la observación de
Rubin: la "variedad infinita" de estructuras patriarcales que median el impacto del crecimiento significa que las mujeres están mejor
posicionadas para reclamar su parte de los beneficios del crecimiento en algunos contextos más que en otros.
Encontramos pruebas de que el crecimiento económico parece promover actitudes igualitarias entre los géneros por parte de las
mujeres y, en menor medida, de los hombres. El cambio de actitudes crea condiciones favorables para cambiar las prácticas, pero
no es suficiente. En cambio, parecería que es a la capacidad de las mujeres para movilizarse colectivamente a la que debemos
prestar atención para que los cambios en las actitudes sociales se traduzcan en progresos concretos en materia de igualdad de
género.

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Tema 13: Recursos Naturales y Desarrollo Sustentable

R. Badeeb, H. Lean & J. Clark: “The evolution of the Natural Resource Curse Thesis” (MILI)
En las últimas décadas, los economistas han observado que las naciones ricas en recursos, especialmente en África, América
Latina y Oriente Medio, tienden a crecer a un ritmo más lento que los países con menos recursos naturales. Se dice que estos
países sufren lo que Auty (1993) denominó "maldición de los recursos", que se refiere a una asociación inversa entre la
dependencia de los recursos naturales y el crecimiento económico. Se ha atribuido una "maldición del petróleo" más específica a
los países cuyas economías dependen en gran medida de la producción de petróleo.
Desde la década de 1980 ha surgido una importante literatura que cuestiona la opinión convencional de que los recursos naturales
son una bendición para los países en desarrollo. Dos importantes estudios han intentado resumir y evaluar esta creciente literatura.
El primero es un documento de trabajo del NBER de J. Frenkel (2010) y el segundo es un estudio del Journal of Economic de F.
Van der Ploeg (2011):

● Frenkel diagnostica la maldición de los recursos y repasa los argumentos económicos relacionados con el papel de los
precios de las materias primas, como sus efectos en los sectores no relacionados con los recursos (la enfermedad holandesa), su
exacerbación de los ciclos económicos y sus efectos en el rendimiento institucional y la inestabilidad macroeconómica, así como
los argumentos políticos. Frenkel aporta ideas para ayudar a un país a superar la maldición, como: la indexación de los contratos
petroleros, la cobertura de los ingresos de exportación, la denominación de la deuda en términos de petróleo, reglas fiscales al
estilo de Chile, un objetivo monetario que haga hincapié en los precios de los productos, fondos de materias primas transparentes
y una distribución a tanto alzado
● Van de Ploeg también ofrece algunas normas fiscales para aprovechar las ganancias inesperadas de los recursos en los
países desarrollados y en desarrollo. Sostiene que la maldición de los recursos no es inevitable porque los países ricos en recursos
con buenas instituciones, apertura comercial y grandes inversiones en tecnología de exploración parecen disfrutar de los frutos de
su riqueza en recursos naturales.

Badeeb, Lean y Clark sostienen que la falta de consenso en la literatura y las recientes críticas metodológicas desaconsejan
considerar la maldición de los recursos como algo inevitable. No obstante, la gran cantidad de estudios dispares que han constatado
los malos resultados de crecimiento de la mayoría de los países con gran dependencia de los recursos les lleva a afirmar que la
maldición de los recursos no ha quedado invalidada. Por el contrario, se necesitan más estudios que aborden con más cuidado las
cuestiones de endogeneidad en las medidas de dependencia de los recursos y la exportación, distinguiéndolas claramente de las
medidas de abundancia de recursos. También deben variar mejor los años de los datos estudiados y las posibles relaciones no
monótonas entre la dependencia y el crecimiento.

Los recursos naturales y su legado mixto

Algunos bienes naturales, como el petróleo, el gas y los minerales, pueden agotarse o agotarse. Estos bienes no renovables no
tienen un uso alternativo que pueda producir un producto marginal de ingresos similar. En cambio, las tierras fértiles pueden
utilizarse para cultivos alternativos. En la práctica, la tesis de la maldición de los recursos tiende a centrarse en los recursos
naturales no renovables.
La riqueza en recursos difiere de otros tipos de riqueza. Humphreys et al. identifican dos diferencias clave:

1. A diferencia de otros recursos, los recursos naturales no necesitan ser producidos, sino sólo extraídos. Puede producirse de
forma relativamente independiente de otros procesos económicos y apenas crea empleo.
2. Muchos son no renovables, en particular el petróleo y el gas: "Desde el punto de vista económico, los recursos naturales se
parecen menos a una fuente de ingresos y más a un activo".

En principio, estos activos deberían ofrecer tres grandes beneficios para las economías pobres:
1. Puede impulsar el nivel de vida real financiando mayores niveles de consumo público y privado.
2. 2. Puede financiar mayores niveles de inversión
3. Dado que los ingresos procedentes de los recursos suelen ir a parar en gran medida al sector público y, de hecho, al
presupuesto público, pueden obviar un enorme obstáculo para el desarrollo: la falta de recursos fiscales necesarios para financiar
los bienes públicos básicos, incluidas las infraestructuras.

Sin embargo, desde hace algunas décadas se observa que la posesión de recursos naturales no es necesaria ni suficiente para
conferir el éxito económico. Muchos países de África y Oriente Medio son ricos en recursos naturales y, sin embargo, sus habitantes
siguen experimentando una baja renta per cápita y una baja calidad de vida. Este desconcertante fenómeno fue calificado por Auty
en 1993 como la "maldición de los recursos naturales". Angola, Congo, Nigeria, Venezuela y algunos países de Oriente Medio son
buenos ejemplos de economías basadas en los recursos naturales que sufren un crecimiento del PIB bajo o negativo y una pobreza
generalizada. Por el contrario, las economías de Asia Oriental, como Japón, Corea, Taiwán, Singapur y Hong Kong, han alcanzado
altos niveles de vida a pesar de contar con pocos recursos naturales exportables.
Por último, los estudiosos de la maldición de los recursos no argumentan que los Estados ricos en recursos naturales estarían
mejor sin ellos. En cambio, la literatura sobre la maldición de los recursos sólo intenta explicar por qué muchos Estados con
maldición de los recursos experimentan un fracaso en el desarrollo.

La evolución de la hipótesis de la maldición de los recursos

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Los economistas han mantenido dos perspectivas divergentes sobre el papel de los recursos naturales en una economía. La
perspectiva más positiva se remonta a A. Smith y D. Ricardo, que afirmaban que los recursos naturales desempeñan un papel
beneficioso en el proceso de desarrollo económico. En 1961, Rostow resumió esta creencia popular argumentando que la dotación
de recursos naturales permitiría a los países en desarrollo realizar la crucial transición del subdesarrollo al despegue industrial.
Esta visión optimista prevaleció hasta principios de la década de 1980. En esta época, la llamada enfermedad holandesa -
denominada así por el declive de las manufacturas holandesas tras el descubrimiento de gas natural en Groningen- surgió para
allanar el camino a la segunda perspectiva más pesimista.
La enfermedad holandesa puede considerarse un antecedente inmediato de la tesis de la maldición de los recursos. En 1988, A.
Gelb descubrió que las economías mineras experimentaron un deterioro más grave de la eficiencia de su formación de capital
nacional durante el periodo de auge de 1971-1983 que las economías no mineras. Argumentó que el coste de utilizar las ganancias
inesperadas del petróleo puede compensar las ganancias de las propias ganancias inesperadas. Al analizar los países
productores de petróleo, Auty siguió a Gelb examinando las políticas industriales aplicadas por estos países y sus consecuencias.
También hizo hincapié en la naturaleza volátil de los ingresos minerales y caracterizó al sector minero como un sector con
tendencias de enclave. Auty demostró que los gobiernos de los países con ingresos mineros tendían a recaudar pocas retenciones
porque las empresas mineras de propiedad extranjera repatriaban sus ganancias al extranjero.
Sachs y Warner iniciaron una serie de estudios transversales cuyo objetivo era comprobar empíricamente la existencia de una
relación negativa entre la dependencia de los recursos naturales y el crecimiento económico. Gylfason centró su atención en los
canales más amplios a través de los cuales la dependencia de los recursos naturales podría estar afectando al crecimiento
económico sostenido: el ahorro, la inversión y la formación de capital humano.

Mecanismos económicos y políticos propuestos para la maldición

Existen mecanismos que vinculan la dependencia de los recursos con los malos resultados económicos que pueden dividirse en
dos categorías distintas pero superpuestas: explicaciones económicas y políticas. Desde el punto de vista económico, las
principales razones por las que las vías de desarrollo basadas en los recursos inhiben el crecimiento económico a largo plazo se
atribuyen al fenómeno de la enfermedad holandesa, la volatilidad de los precios de los productos básicos, los fallos de la política
económica y el descuido de la educación. Desde el punto de vista político, los principales mecanismos son la búsqueda de rentas,
la debilidad de las instituciones y la corrupción.

1) La "enfermedad holandesa"

Iimi (2007) lo considera el canal económico más destacado de la maldición de los recursos naturales. El mal holandés se produce
cuando el auge de los recursos naturales aumenta la renta nacional y la demanda de bienes. Esta renta genera inflación y
apreciación del tipo de cambio real. Como resultado, los precios relativos de los productos básicos no relacionados con los recursos
aumentan y su exportación se encarece en relación con los precios del mercado mundial. Esto conduce a una disminución de la
competitividad de estos productos básicos no relacionados con los recursos, y de la inversión que atraen. Esto se denomina "efecto
gasto".
Además, los insumos internos, como la mano de obra y los materiales, se trasladan al sector de los recursos naturales. Los precios
de estos insumos suben en el mercado interno. Como resultado, los costes de producción de otros sectores tradicionales de
exportación, como la industria manufacturera y la agricultura, aumentan, contrayendo estos sectores. Esto se denomina "efecto
llamada".

2) Volatilidad de los precios de los productos básicos

Los economistas han sugerido que esta volatilidad reduce el crecimiento económico, al margen de la evolución de los precios de
los productos básicos. La inestabilidad del mercado aumenta la incertidumbre, dificulta la medición de los ingresos del sector de

49
los recursos naturales y obstaculiza la planificación eficaz del desarrollo económico. David y Tilton afirman que la volatilidad reduce
los ingresos del gobierno y los ingresos en divisas. Además, Humphreys et al. sostienen que la magnitud de las fluctuaciones de
los precios de los recursos puede verse amplificada por los préstamos internacionales. Cuando los precios de las
materias primas son altos, los países ricos en materias primas piden préstamos al extranjero, lo que exacerba el auge. Cuando los
precios caen, los prestamistas internacionales exigen el reembolso y obligan a reducir el gasto, aumentando así la magnitud de las
caídas. Esta respuesta/contra-respuesta empujó a muchos países ricos en recursos a las crisis de la deuda en la década de 1980.

3) Mala gestión económica

Iimi sostiene que los ingresos naturales pueden infundir a los responsables políticos un exceso de confianza en sus economías. El
fácil acceso a las rentas de los recursos puede aliviar las presiones sobre los gobiernos en cuanto a la recaudación de impuestos
y la necesidad de disciplina fiscal. Los gobiernos pueden aprovechar esta menor limitación del gasto o la menor necesidad de
imponer impuestos no relacionados con los recursos para contrarrestar las presiones que, de otro modo, no tendrían para llevar a
cabo reformas políticas.

Por el lado de la demanda, la dependencia de los recursos naturales también puede reducir los incentivos de las personas para
acumular capital humano debido a los altos niveles de ingresos no salariales o a los salarios basados en los recursos. Los datos
empíricos demuestran que la matriculación escolar en todos los niveles está inversamente relacionada con la dependencia de los
recursos naturales. Quizás reflejando factores tanto del lado de la oferta como de la demanda, hay pruebas de que el gasto público
en educación en relación con la renta nacional está inversamente relacionado con el capital natural.

4) Búsqueda de rentas

Las personas buscan rentas políticas cuando intentan obtener beneficios para sí mismas a través de su influencia política. Muchos
economistas sostienen que, en algunos países, los ingresos inesperados procedentes de los recursos aumentan el poder de las
élites, que tienen la capacidad de ampliar las desigualdades de ingresos. Los ingresos imprevistos procedentes de los recursos
también se consideran una de las principales causas de conflicto entre las partes interesadas del país, como los políticos, las tribus
locales y los ciudadanos en general.

5) Corrupción y calidad institucional

Hay tres opiniones principales relacionadas con el papel de las instituciones en la determinación de cómo los recursos naturales
afectan al crecimiento económico:
i) Las rentas de los recursos tienen un efecto corrosivo sobre la calidad de las instituciones de un país y, por tanto, sobre su
crecimiento económico.
ii) Las instituciones tienen un papel mediador en la hipótesis de la maldición de los recursos.
iii) Es la calidad exógena de las instituciones la que determina si las rentas de los recursos suponen una maldición de los
recursos o una bendición.

Pruebas empíricas de la maldición de los recursos

Las pruebas empíricas son variadas y pueden clasificarse en tres grupos:

1) El primer grupo sigue la especificación transversal de Sachs y Warner, y varía las medidas utilizadas para captar la abundancia
o la dependencia de los recursos.
2) El segundo grupo se centra en diversos factores económicos relacionados con el crecimiento que podrían verse afectados por
la riqueza en recursos naturales.
3) El tercer grupo tiende a poner en duda la validez de la hipótesis de la maldición de los recursos.
● Dependencia de los recursos= se refiere al grado en que un país depende realmente de los ingresos procedentes de los
recursos.
● Abundancia de recursos= se refiere a la dotación finita estimada de un país en cuanto a riqueza del subsuelo o depósitos de
minerales, petróleo y gas.

Una nación que es abundante en recursos puede no ser dependiente de los mismos si diversifica su estructura de producción. La
abundancia de recursos naturales suele medirse por el capital de recursos naturales per cápita estimado, mientras que la
dependencia de los recursos naturales suele medirse por la relación entre las exportaciones de recursos naturales y el PIB. La
dependencia también se puede captar examinando la composición de las exportaciones de un país, ya que los recursos naturales
suelen representar entre el 60% y el 95% de las exportaciones totales de los países dependientes de los recursos. El Fondo
Monetario Internacional (FMI) define a un país como dependiente de los recursos si esta medida es superior al 25%.

Pruebas empíricas del efecto de los recursos naturales en el crecimiento económico

Sachs y Warner constataron que la dependencia de los recursos naturales se correlaciona negativamente con el crecimiento
económico. Gylfason y Mehlum et al. sostienen que, desde 1970, los países que han basado su economía en los recursos naturales
tienden a ser ejemplos de fracaso en el desarrollo. Nili y Rastad descubrieron que los países exportadores de petróleo han sufrido
una caída de la renta media per cápita del 29% durante el periodo 1975-2000.

50
Arezki y Nabli analizan los resultados económicos de los países con abundancia de recursos en Oriente Medio y el Norte de África
(MENA) durante el periodo 1960-2008. Descubrieron que, utilizando únicamente medidas estándar del nivel de ingresos, algunos
países mantenían una renta per cápita elevada, pero que otros obtenían malos resultados cuando se evaluaban utilizando una
gama más amplia de medidas de resultados. Además, estos países habían experimentado un crecimiento económico relativamente
bajo y no inclusivo, y una alta volatilidad macroeconómica. En una línea similar, Apergis y Payne vuelven a examinar el impacto
de la abundancia de petróleo en el crecimiento económico de los países de Oriente Medio y Norte de África entre 1990 y 2013.
Después de 2003, el impacto del petróleo pasa a ser positivo. Atribuyeron este cambio a la mejora de la calidad de las instituciones
y a las reformas económicas. Varios estudios sobre un solo país trataron de extraer lecciones para evitar la maldición de los
recursos centrándose en las naciones con abundancia de recursos que la han evitado. Pruebas empíricas del efecto de los recursos
en las variables relacionadas con el crecimiento Muchos estudios también encontraron pruebas de una relación negativa entre la
dependencia de los recursos y variables como el desarrollo del capital humano, las tasas de ahorro, el crecimiento de las
importaciones de manufacturas, la escolarización y la apertura, la política fiscal y la calidad institucional. A partir de esto, los autores
concluyen que el efecto negativo proviene probablemente de sus efectos adversos sobre los factores contribuyentes que por sí
mismos impulsan el crecimiento económico sostenido.

Los críticos contraatacan: ¿un espejismo estadístico?

Brunnschweiler y Bulte (2008) desafían la palabra de Sachs y Warner argumentando que una medida de recursos comúnmente
utilizada -la relación entre las exportaciones de recursos y el PIB- es endógena. Sostienen que el denominador del PIB de la medida
de dependencia de las exportaciones respecto al PIB mide explícitamente la magnitud de otras actividades en una economía. En
consecuencia, el ejercicio de escalada de las exportaciones implica que el ratio no es independiente de las políticas económicas
de un país y de las instituciones que afectan tanto al nivel del PIB como al crecimiento. Los autores argumentan que las regresiones
transversales de Sachs y Warner del crecimiento sobre la dependencia adolecen de terceros factores como las políticas
económicas y las instituciones que afectarán a ambos lados de las regresiones, e intentan superar este problema utilizando
variables instrumentales. Vuelven a la opinión anterior de que la abundancia de recursos es una bendición para el desarrollo
económico, y no una maldición. Alexeeve y Conrad (2009) sostienen que las afirmaciones de la literatura sobre la maldición de los
recursos naturales se deben sobre todo a una mala interpretación de los datos. La literatura utiliza un intervalo de tiempo que
comienza en 1965 o 1970, pero este intervalo es problemático porque la explotación comercial comenzó sobre todo en los estados
exportadores de petróleo antes de 1950, dejando más de 15 años fuera del análisis. La mayoría de los estudios posteriores
muestran que si se utiliza la abundancia de recursos en lugar de las medidas de dependencia de los mismos, el efecto de los
recursos naturales sobre los resultados del crecimiento es positivo. Manzano y Rigobor (2007) sostienen que es posible que el
modelo de la maldición de los recursos de Sachs y Warner sólo refleje las consecuencias de las crisis mundiales del precio del
petróleo de los años 70 y principios de los 80, y no una tendencia inherente a que los países con recursos naturales sufran una
reducción del crecimiento. Por último, Frankel (2010) atribuye los resultados contrarios posteriores al diferente tipo de recursos
que se producen, y a los diferentes niveles de capital humano y diversificación de las exportaciones de los países. La maldición de
los recursos sigue siendo una preocupación válida para los países con escaso capital humano, un sector de recursos enclave y
una baja diversificación de las exportaciones.

Conclusiones:
● Actualmente no hay consenso sobre la existencia de una maldición de los recursos naturales. Si la maldición es una
preocupación relevante, la disparidad de la literatura indica ciertamente que no se debe exagerar su ubicuidad. No todos los países
ricos en recursos están malditos por su bajo crecimiento, incluso entre los países en desarrollo. La experiencia de los países ricos
en recursos que han tenido éxito demuestra que la maldición de los recursos no es inevitable.
● La opinión de Badeeb, Lean y Clark es que las últimas críticas empíricas arrojan dudas legítimas sobre las pruebas
acumuladas hasta la fecha que pretenden demostrar una "maldición de los recursos" causal y casi universal. Sin embargo, los
mecanismos teóricos propuestos por los que la dependencia de los recursos puede obstaculizar el crecimiento directamente o a
través de determinantes clave del crecimiento les parecen plausibles hasta que se demuestre lo contrario. Sostienen que es
probable que exista una maldición de los recursos de algún tipo. La maldición reside probablemente en la dependencia de los
recursos y no en la abundancia, que puede tener efectos favorables.

Perman et al. - Natural resource and environmental economics (Danu)

Introducción: Daremos por sentado que la sostenibilidad es deseable, que se acuerda que la generación humana actual debe
tener en cuenta los intereses de las generaciones humanas futuras. Necesitamos identificar los objetivos de la política actual que
velen por los intereses futuros, ideando instrumentos de política para lograr esos objetivos. Identificamos intereses como niveles
de consumo y consideramos comparaciones de diferentes trayectorias de tiempo para el consumo. Para los economistas, esta es
la forma obvia de proceder con el análisis del problema de la sostenibilidad. Los enfoques económicos y ecológicos de la
sostenibilidad no deben considerarse competitivos o mutuamente excluyentes. Más bien, son complementarios. El análisis
supondrá que el tamaño de la población humana es constante.

Conceptos y limitaciones: No existe una definición universalmente aceptada del concepto de sostenibilidad. Tres definiciones
pueden iluminar las dificultades de llegar a una única definición que lo abarque todo. Sea U t la utilidad en el tiempo t, Ut la tasa de
cambio de utilidad en el tiempo t, UtMAX la utilidad máxima que puede mantenerse constante para siempre desde el momento t en
adelante, dadas las oportunidades de producción disponibles en el momento t y USURV el nivel mínimo de utilidad consistente con
la supervivencia de la determinada población, entonces:

51
● El desarrollo es sostenible si Ut ≤ UtMAX siempre
● El desarrollo se mantiene si Ut ≥ 0 siempre
● El desarrollo se puede sobrevivir si Ut> USURV siempre
Si la utilidad es función del consumo únicamente, entonces es posible reemplazar la palabra
'utilidad' por 'consumo' en cada uno de estos criterios (y cambiar los símbolos de U a C de
manera proporcional)
Cuando se piensa en cuestiones de distribución intertemporal, como la sostenibilidad, es
estándar que los economistas trabajen con funciones de utilidad donde el consumo es el
único argumento y donde la utilidad aumenta con el consumo. Se muestran seis trayectorias
de consumo alternativas en el tiempo. CMIN representa el nivel de consumo que es el mínimo
que la sociedad considera social y moralmente aceptable.
Considere la idea de sostenibilidad como un consumo que no disminuye. Podemos
clasificarlos si adoptamos algún tipo de función de bienestar social. Podríamos incorporar
consideraciones de sustentabilidad en la maximización del bienestar intertemporal al
adoptarlas como restricciones. Dado que a lo largo de C(3) el consumo es en todo momento
más alto que en cualquiera de las otras tres rutas, y en ninguna parte está disminuyendo,
ese tipo de enfoque con una función utilitaria de bienestar social del tipo considerado en el capítulo anterior identificaría a C(3)
como el mejor camino. Aunque C(4) tiene un consumo más alto en cada momento, está descartado por la restricción del consumo
que no disminuye. Una seria objeción al criterio de no disminución del consumo es que no impone ningún requisito sobre la
magnitud del nivel de consumo que no disminuye. Según este criterio, una economía es sostenible incluso si los niveles de vida
son abismalmente bajos y siguen siéndolo, siempre que no disminuyan con el tiempo.
Pezzey (1997) introdujo la idea de desarrollo sobrevivible. Se podría maximizar sujeto a la restricción de que el consumo no cae
por debajo de CSURV. Eso evitaría los problemas con la restricción del consumo no decreciente que se mencionó anteriormente.
No descartaría, por ejemplo, C (2) o C (4).
Pero uno podría pensar que tal restricción no es "justa" para las generaciones futuras. Podríamos argumentar que el consumo no
debería caer por debajo de un nivel mínimo, decente y culturalmente determinado a lo largo del tiempo. Supongamos que tal nivel
se puede definir, y supongamos que corresponde a la línea horizontal denominada
CMIN. Podemos usar el término "condición mínima" para describir la restricción en la
elección de la ruta de consumo óptima de que el consumo nunca debe caer por debajo
de CMIN. Tal restricción descartaría C (2) pero no C (4).

Las seis rutas de consumo satisfacen el criterio de desarrollo de supervivencia. Tres


de ellos, los caminos C (1), C (3) y C (4), también satisfacen la condición mínima. C
(1) y C (3) satisfacen todas las restricciones consideradas, maximizar una función de
bienestar social intertemporal utilitarista convencional significaría la elección de C (3)
sobre C (1) cualquiera que sea la restricción de sostenibilidad que se adopte.

La preocupación por la sostenibilidad debe incorporarse en la toma de decisiones


actual. Incluso si limitamos la atención al consumo, una "preocupación por las
generaciones futuras" puede adoptar una variedad de expresiones. El consumo (o la
utilidad) constante no es la única conceptualización posible de la sostenibilidad:
1. Un estado sostenible es aquel en el que la utilidad (o el consumo) no disminuye con el tiempo.
2. Un estado sostenible es aquel en el que los recursos se gestionan para mantener las oportunidades de producción para el
futuro.
3. Un estado sostenible es aquel en el que el stock de capital natural no disminuye con el tiempo.
4. Un estado sostenible es aquel en el que los recursos se gestionan para mantener un rendimiento sostenible de los servicios
de recursos.
5. Un estado sostenible es aquel que satisface las condiciones mínimas para la resiliencia de los ecosistemas a lo largo del
tiempo.
6. El desarrollo sostenible como concertación y desarrollo institucional.
Los conceptos 1, 2 y 3 son de naturaleza económica. Los conceptos 4 y 5 tienen su origen en los ecologistas. Si bien el tercer
concepto se expresa en terminología económica, refleja una posición, sobre las posibilidades de sustitución, que se encuentra más
comúnmente entre los ecologistas que entre los economistas. El concepto final, realmente un grupo de conceptos, ve la
sostenibilidad como un problema esencialmente de gobernanza en el sentido más amplio. Los conceptos no deben considerarse
mutuamente excluyentes. No es necesario decidir sobre ningún lapso de tiempo en particular: podríamos definir un estado
sostenible como aquél en el que una magnitud relevante se lega al período siguiente en al menos un estado tan bueno como en
el período inicial.

Economistas en sostenibilidad: notamos dos conceptos económicos de sostenibilidad (conceptos 1 y 2). Si bien los conceptos
basados en la utilidad / consumo y los basados en las oportunidades parten de lugares diferentes, donde terminan en términos de
análisis formal es prácticamente el mismo lugar. Esto se debe a que para los economistas las oportunidades que importan son
oportunidades de consumo.
El escenario más claro para el análisis del problema de la sostenibilidad es un modelo en el que se utiliza en la producción un
recurso no renovable, del que necesariamente existe una cantidad finita. A nuestros sucesores les interesarán las oportunidades
de consumo que hereden, no las reservas de recursos que hereden. Es necesario creer que podemos legar a nuestros sucesores
algo que sustituya a los recursos no renovables.

52
Los temas básicos pueden explorarse en el marco del modelo de crecimiento óptimo simple, donde la producción utiliza un recurso
no renovable. Lo que ahora nos interesa es la cuestión de la viabilidad: ¿en qué condiciones es siempre posible el consumo
constante, a pesar de que la producción utiliza insumos de un recurso no renovable disponible sólo en una cantidad total finita?
Vemos tres especificaciones de la función de producción:

En este caso, el recurso no es esencial en la producción. Se puede producir cualquier nivel de


producción si hay suficiente capital. El capital es un sustituto perfecto del recurso no renovable.

En este caso, el recurso es fundamental en la producción y las posibilidades de sustitución son


inexistentes. Si no hay entrada de recursos, no hay salida. El stock inicial del recurso establece un
límite superior a la cantidad que se puede producir y consumir. A esto se le suele llamar el problema
de "comerse un pastel". En este modelo no hay posibilidades de sustitución y no hay progreso
técnico: cuando se agota el recurso, la producción y, por tanto, el consumo, se reduce a cero.
Básicamente, el problema intertemporal se reduce a compartir de manera óptima el stock del
recurso entre los vivos en diferentes momentos. El horizonte de planificación infinito significaría que
las partes iguales son de tamaño cero. Si hay un recurso que es siempre un insumo esencial para
la producción, y si no hay posibilidades de sustitución para ese recurso, entonces el problema
intertemporal se reduce a hacer que el recurso dure el mayor tiempo posible consumiendo, en cada
momento, la menor cantidad posible de recursos. como es posible en consonancia con la supervivencia.

En este caso, se ven las isocuantas. El recurso es esencial en la producción. Sin embargo, se
pueden producir niveles muy altos de producción con niveles muy pequeños de insumos de
recursos, y existe un programa de acumulación de capital tal que Rt nunca llega a ser 0 (va
asintóticamente a cero) y el consumo se puede mantener constante para siempre. La regla de
Hartwick es necesaria pero no suficiente para la sostenibilidad como consumo constante donde
la producción utiliza esencialmente un insumo de recursos no renovables. Las posibilidades de
sustitución son tales que la sostenibilidad como consumo constante para siempre (o al menos
durante mucho tiempo) es factible, por lo que la regla de Hartwick es de gran relevancia política
práctica.

La regla de Hartwick: Hartwick buscó identificar las condiciones bajo las cuales el consumo constante podría mantenerse
indefinidamente, dado el uso esencial en la producción de insumos a partir de una reserva finita de un recurso no renovable. Mostró
que el resultado sería un consumo constante si se siguiera una regla particular de ahorro / inversión, ahora conocida como "la regla
de Hartwick", en una economía en la que el agotamiento del recurso satisface las condiciones para la eficiencia intertemporal. La
regla de Hartwick es necesaria pero no suficiente: seguirla hará que se produzca un consumo constante solo si se satisfacen las
condiciones de eficiencia intertemporal y si la sostenibilidad como consumo constante es factible. Analizamos la regla de Hartwick
para el caso en el que solo se utiliza un recurso no renovable en la producción. Suponemos que se satisfacen las condiciones de
eficiencia intertemporal. Asumir que están satisfechos en relación con nuestro entorno equivale a asumir que el recurso es extraído
por empresas perfectamente competitivas con perfecta previsión, y que la economía en su conjunto también es perfectamente
competitiva.
La regla de Hartwick es que en todo momento la renta total que surge en la industria de extracción de recursos se ahorra e invierte
en capital reproducible. Seguir la regla de Hartwick significa que el valor total del stock de capital reproducible de la economía junto
con su stock del recurso no renovable se mantiene constante a lo largo del tiempo, a medida que el valor del stock restante del
recurso disminuye, por lo que el valor del stock de capital reproducible aumenta en monto compensatorio. El nivel de consumo
constante que acompaña a la regla de Hartwick puede considerarse como el interés sobre este stock constante de riqueza total.

Sustentabilidad débil vs fuerte: Los defensores de la sostenibilidad tanto débil como fuerte consideran que el consumo constante
(o la utilidad) es lo que es la sostenibilidad. Difieren sobre lo que es necesario para su realización, y la diferencia en realidad se
trata de posibilidades de sustitución. El potencial de producción en cualquier momento depende del stock de activos productivos
disponibles para su uso. Definamos el término "capital" en un sentido muy amplio, donde el capital consiste en:
● Capital natural: colectividad de los activos ambientales de los que fluyen todos esos servicios.
● Capital físico
● Capital humano
● Capital intelectual: forman parte de la cultura de una sociedad.
Si el capital creado por el hombre (KH) se define como la suma de capital físico, humano e intelectual, entonces se puede considerar
que el stock total de capital social consta del capital natural (KN) y capital creado por el hombre (KH). Este último a veces se
denomina capital reproducible. Dentro de este marco, la diferencia entre sustentabilistas débiles y fuertes depende de lo que ellos
juzgan que es el alcance de las posibilidades de sustitución entre KN y KH. Los defensores de la sostenibilidad fuerte argumentan
que la sostenibilidad requiere que el nivel de KN no disminuya, mientras que los defensores de la sostenibilidad débil argumentan
que requiere que sea la suma de KN y KH lo que no debe disminuir. La mayoría de los economistas son sostenibles débiles. La
mayoría de los ecologistas son fuertes sostenibilistas (juzgan que las posibilidades de sustituir K H por KN son bastante limitadas).
Los economistas han tendido a pensar en las amenazas a la sostenibilidad como un consumo constante principalmente en términos
de insumos de recursos naturales para la producción y el posible agotamiento de las existencias de recursos naturales. La
experiencia histórica tiende a apoyar la idea de que la acumulación de capital físico, humano e intelectual puede compensar

53
cualquier problema que surja a medida que se agotan las existencias de recursos naturales. En lo que respecta a los servicios de
apoyo vital, parece menos optimista la sustituibilidad del KH por el KN. No hay respuesta a la pregunta general: ¿hasta qué punto
KH es sustituible por KN? En términos de asesoramiento político simple de alto nivel, los sustentabilistas débiles dicen que no
permitan que caiga el tamaño del stock total de capital, mientras que los sustentabilistas fuertes dicen que no permitan que caiga
el tamaño del stock de capital natural.
La mayoría de los economistas estarían de acuerdo en que todavía no existe un método completamente satisfactorio para valuar
los recursos ambientales. Esto significa que un criterio que dice que no se debe permitir que caiga el stock total de capital natural
se enfrenta al problema fundamental de que no existe un método satisfactorio para medir el stock total de capital natural. Si no se
puede medir el stock de capital natural, entonces no se puede medir el stock de capital total. Algunos sostenibles fuertes abogan
por mantener subconjuntos individuales de KN. Por ejemplo, la afirmación de que cada generación debe dejar intactas todas las
especies de animales que encuentre en la tierra. Tal criterio parece ser completamente inviable. Para salvarlo, los ecologistas
abogan por estos subconjuntos.

Ecologistas de la sustentabilidad: si la cosecha es siempre igual que el crecimiento natural, el recurso se puede utilizar
indefinidamente a una tasa constante. A esa tasa de cosecha se le suele denominar "rendimiento sostenible", ya que, en ausencia
de perturbaciones exógenas, puede mantenerse o sostenerse indefinidamente. Los ecologistas sostienen que la tasa correcta de
cosecha es un rendimiento sostenible. El crecimiento natural varía con el tamaño de la población. A medida que crece la población,
la tasa de crecimiento disminuye y llega a cero cuando la población está explotando plenamente su entorno. La cantidad absoluta
de crecimiento primero aumenta, luego se nivela y luego se reduce a cero.
El 'rendimiento máximo sostenible' es la cosecha más grande que es consistente con el tamaño de la población que no disminuye
y, por lo tanto, se puede mantener indefinidamente. Para muchos ecologistas, es evidente que la tasa ideal de recolección de un
recurso renovable sería el rendimiento máximo sostenible. Ésta no es necesariamente la conclusión a la que conduce el análisis
económico. Algunos ecologistas opinan que la sostenibilidad debe definirse como una situación en la que todas las reservas de
recursos explotadas por la economía se obtienen de forma sostenible. Tenga en cuenta que si se hiciera esto, los tamaños de
cada una de las existencias de recursos serían constantes en el tiempo y el capital natural se mantendría intacto.
Para los recursos no renovables, el crecimiento natural es cero, por lo que la única tasa de cosecha sostenible para un recurso no
renovable es cero. Una forma de sortear esta dificultad que se ha sugerido es exigir que, a medida que se agotan las existencias
de un recurso no renovable, parte de los ingresos que surjan se utilicen para generar la capacidad de proporcionar sustitutos del
recurso.
Los ecologistas miran la sustentabilidad desde el punto de vista de un sistema ecológico del cual los humanos son solo una parte.
En general, existe la presunción de que la estructura del sistema actual es preferible a otras (ej. calentamiento global). Common y
Perrings (1992) sostienen que la sostenibilidad ecológica es un requisito previo para la sostenibilidad del sistema conjunto medio
ambiente-economía, y que la sostenibilidad ecológica requiere resiliencia. Podemos decir que un ecosistema es resiliente si
mantiene su integridad funcional frente a perturbaciones exógenas. Satisfacer las condiciones para la eficiencia económica
intertemporal y seguir la regla de Hartwick no es ni necesario ni suficiente para la sostenibilidad como resiliencia. El problema es
que las condiciones económicas reflejan las preferencias de los individuos y no hay razón para suponer que esas preferencias
reflejan los requisitos de resiliencia. Si bien podemos observar si un sistema es resiliente después de que se ha producido una
perturbación, ex ante no podemos saber si un sistema será resiliente frente a futuras perturbaciones a las que estará sujeto.
Herman Daly defendió la idea de la "economía de estado estacionario". Como economista ecológico, su principal preocupación
son las implicaciones para la economía del hecho de que la economía y el medio ambiente son sistemas interdependientes, cuyo
comportamiento conjunto está sujeto a las leyes de la naturaleza. Como la mayoría de quienes abordan la sustituibilidad desde
una perspectiva ecológica, y a diferencia de la mayoría de los economistas, Daly ve perspectivas limitadas para la sustitución de
capital humano por capital natural. El enfoque ecológico de la sostenibilidad es básicamente de la variedad "fuerte".
El enfoque ecológico de la sostenibilidad se caracteriza por la insistencia en que nuestra capacidad para predecir las consecuencias
ecológicas de nuestro comportamiento es muy imperfecta. Los ecologistas generalmente abogan por un enfoque precautorio de la
política ambiental. Al conceptualizar el problema de la sostenibilidad y considerar las respuestas políticas al mismo, los ecologistas
han tendido a darle a la incertidumbre un papel más central que la mayoría de los economistas. Los ecologistas, por ejemplo, han
defendido el principio de precaución. Según él, debe existir una presunción contra cualquier acción que pueda tener impactos
ambientales adversos, y debe ser necesario demostrar de manera convincente que dichos impactos no ocurrirán antes de que se
permita la acción.

La concepción institucional: El sexto concepto de sostenibilidad enumerado involucró la construcción de consenso y el desarrollo
institucional. Este tipo de visión de la sostenibilidad se encuentra principalmente en los escritos de científicos políticos y sociólogos.
Esta visión se centra en los procesos, en lugar de mirar los resultados o las limitaciones como lo hacen los enfoques económicos
y ecológicos. Argumentan que no se pueden separar los objetivos ambientales de otros objetivos sociales y políticos. Los autores
consideran que los enfoques convencionales del desarrollo sostenible adolecen de fallas fundamentales por los problemas de
información y por su incapacidad para abordar cuestiones de voluntad política y viabilidad.
Argumentan que la estrategia ecologista no es suficiente porque su éxito depende de persuadir a los ciudadanos, especialmente
en su papel de votantes, de la necesidad de respetar la capacidad de carga. También es defectuoso porque se desconocen las
capacidades de carga. Además, las capacidades de carga no son datos técnicos sino que dependen de las elecciones humanas.
Sobre la estrategia economista, sostienen que también es de utilidad limitada por razones similares y, en última instancia, porque
"sobreestima las posibilidades de fijar precios en circunstancias sociales difíciles". Ellos argumentan que algunos valores son
invaluables (no se les puede poner un precio).
Al proponer una nueva estrategia, instan a no considerar el logro de la sostenibilidad como un simple problema técnico. Proponen
la construcción de consenso a través de negociaciones. Es nuestro éxito en la construcción de un consenso sobre lo que se debe
y no se debe hacer, ese es su criterio de sostenibilidad. La noción de negociación que tienen en mente es muy amplia, y se refiere

54
a un proceso institucional de elección social que involucra a las personas lo más ampliamente posible e implica un proceso de
compensaciones en el que todos se benefician de la evitar los disturbios de condiciones ambientales.

Sustentabilidad y política: Las diversas concepciones de la sustentabilidad deben considerarse complementarias en lugar de
competitivas. Nuestras observaciones particulares sobre política se pueden clasificar convenientemente en relación con incentivos,
información e irreversibilidad.
Para ilustrar el papel del modelado abstracto, consideremos nuevamente la derivación de la regla de Hartwick. El escenario más
duro para el problema de la sostenibilidad es aquel en el que una economía tiene una cantidad fija de algún recurso no renovable,
cuyo reciclaje es imposible. La situación aquí es el modelo de comer pasteles. Supongamos que el stock de recursos es un insumo
junto con el capital creado por el hombre en el proceso de producción: el producto de este proceso de producción puede consumirse
o acumularse como capital. El resultado es que cierta cantidad positiva de consumo se puede mantener a perpetuidad. ¿Qué
condiciones se requieren para obtener este resultado?
1. El recurso y el capital humano deben ser sustituibles entre sí. Lo que se requiere es que a medida que el recurso se agota, el
stock de capital físico pueda acumularse para sustituir el recurso en el proceso de producción de tal manera que siempre haya
suficiente producción para mantener constante el consumo y proporcionar la inversión necesaria.
2. Que el recurso se extraiga de acuerdo con un programa eficiente
3. La regla de Hartwick, que se refiere a la tasa a la que se acumula el capital. Esta regla requiere que las rentas que surgen de
la extracción de recursos se ahorren e inviertan. Seguir la regla de Hartwick significará que el consumo es constante
indefinidamente. Dada la sustituibilidad y la eficiencia, la regla del ahorro implica que se está produciendo un aumento
compensatorio en el stock de capital reproducible. La regla de Hartwick asegura que una medida agregada de capital se
mantenga a un nivel constante. La utilidad práctica de esta regla es muy limitada. El valor de este modelo radica en obligarnos
a pensar en los importantes roles que juegan la sustituibilidad y la eficiencia. En la práctica, en una economía que explota un
recurso no renovable, no hay garantía de que seguir la regla de Hartwick asegure que el consumo no disminuirá con el tiempo,
porque la economía real no es idéntica a la economía en el modelo de Hartwick. Sin embargo, hay muy buenas razones para
creer que si la regla se adoptara, los resultados sostenibles serían más probables que si no se adoptara la regla. Lo que está
claro es que si la sostenibilidad como consumo constante es factible y no se sigue la regla de Hartwick, con la renta utilizada
para consumo en lugar de inversión, entonces la sostenibilidad como consumo constante no se realizará y, finalmente, el
consumo deberá disminuir. Tiene sentido argumentar en la práctica que a medida que se agota el recurso, el capital creado
por el hombre debe acumularse para compensar la disminución de la base de recursos.
¿Cómo se podría implementar la regla Hartwick? El nivel requerido de acumulación de capital sólo se lograría si todos los
tomadores de decisiones utilizaran una tasa de descuento socialmente óptima particular. Para generar la cantidad óptima de
ahorros a lo largo del tiempo, el gobierno podría gravar las rentas de los recursos e invertir las ganancias en capital creado
por el hombre. Seguir la política de ahorro e inversión que es la regla de Hartwick solo producirá sostenibilidad como consumo
constante si eso es factible. Algunos argumentan que, en general, no es apropiado asumir ese tipo de sustituibilidad. El modelo
que conduce a la regla de Hartwick identifica la sustituibilidad como un problema clave, pero no resuelve el problema.

Los economistas han utilizado modelos analíticos abstractos para identificar con precisión las condiciones que deben satisfacerse
para que los mercados funcionen correctamente y, sobre la base de eso, para trazar los tipos de intervenciones de política
necesarias para mejorar su desempeño cuando esas condiciones no se satisfacen. Los mercados no necesariamente generan
resultados justos. Un resultado de mercado eficiente podría implicar grandes desigualdades entre individuos. En lo que respecta a
muchos de los servicios proporcionados por el entorno natural, no se satisfacen las circunstancias ideales necesarias para que los
incentivos del mercado conduzcan a resultados eficientes. Con respecto a los servicios ambientales, a menudo tenemos "fallas del
mercado". La política para corregir las fallas del mercado, si tiene éxito, producirá eficiencia, pero no, a menos que esté
acompañada de otras medidas, necesariamente traerá justicia. Es decir, podemos postular circunstancias en las que los mercados
promueven la eficiencia intertemporal, pero no hay razón para suponer que sirven a la causa de la equidad intertemporal. Es
necesario imponer una restricción - la regla de Hartwick - sobre el comportamiento para lograr la justicia intertemporal como
consumo constante. La eficiencia aquí es necesaria pero no suficiente para la equidad que se encarna en el concepto de
sostenibilidad como consumo constante.
La sostenibilidad requiere que se corrijan las fallas del mercado, pero corregir las fallas del mercado no garantiza en sí misma la
sostenibilidad. En ausencia de intervenciones de política, los incentivos financieros suelen funcionar en la dirección opuesta: el
comportamiento ambientalmente responsable es costoso y las personas tienen incentivos para traspasar los costos a otros. Una
condición necesaria para que un mercado descontrolado promueva el bienestar social es que todas las cosas que lo afectan sean
objeto de derechos de propiedad privada. Esto se debe a que en ausencia de tales derechos, los agentes económicos no se verán
obligados a hacer frente a todos los costos que conllevan sus acciones, por lo que no tendrán los incentivos adecuados. Muchos
de los servicios que proporciona el entorno natural son tales que no son de propiedad privada. En ese caso, el gobierno puede
intentar alterar los incentivos de las personas mediante regulación directa o mediante impuestos / subsidios.

Cómo podemos mejorar? Algunos ven beneficios en las empresas que promueven un friendly environment. Pero algunos critican
esta postura diciendo que el potencial de esto está limitado por la cantidad de información relevante que poseen los consumidores.
Si bien el suministro de mejor información puede ayudar a la protección del medio ambiente, no hay garantía de que lo hará. Como
ya se ha señalado, los incentivos privados no son necesariamente compatibles con un comportamiento respetuoso con el medio
ambiente, y la mejora de los flujos de información no será de ayuda si los intereses privados entran en conflicto con la promoción
del bienestar social. Un vehículo importante para la difusión de información es la educación. El generoso financiamiento y la
promoción de la investigación pura y aplicada por parte del sector público ayudarán en la consecución de los objetivos de
sostenibilidad. Hay dos puntos a destacar aquí. Primero, que los bienes públicos tenderán a ser insuficientemente proporcionados
(o no proporcionados en absoluto) por organizaciones con fines de lucro que operan en los mercados. Segundo, es probable que
la investigación sea valiosa en lo que respecta a la preservación del medio ambiente.

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Si la sostenibilidad es un objetivo social, entonces parecería necesario contar con un sistema para recopilar y publicar información
sobre si el objetivo se está logrando o no. Dos enfoques básicos:
El primero se basa en la idea de modificar las convenciones y prácticas de contabilidad del ingreso nacional para que lo que se
mida sea el ingreso nacional sostenible, que es el nivel más alto de consumo que se puede mantener indefinidamente. Una variante
de este enfoque implica medir y reportar el "ahorro genuino" como ahorro e inversión definidos convencionalmente menos el valor
monetario del agotamiento del stock de recursos naturales. Dado que ese valor monetario debe medirse como el tamaño de las
rentas que surgen en la extracción en el período relevante, el ahorro genuino negativo indica que la regla de Hartwick (ahorrar e
invertir una cantidad igual a las rentas de agotamiento) no se está siguiendo, por lo que sigue ese comportamiento no es consistente
con los requisitos de sostenibilidad.
El segundo enfoque implica buscar indicadores que se relacionen directa y estrechamente con cualquier criterio de sostenibilidad
que se haya adoptado. Se debe alentar a las empresas a desarrollar procedimientos de contabilidad de costos para que los costos
y beneficios del control de la contaminación puedan evaluarse a nivel de productos y procesos individuales dentro de la empresa.
La búsqueda de la sostenibilidad también se puede ayudar alentando a las empresas a adoptar lo que a veces se denominan
"principios de diseño ecológico", que se basarían en una mejor información.
Si todas las decisiones sobre el uso de recursos fueran reversibles, se perdería gran parte de la fuerza detrás de los argumentos
de sostenibilidad. Si descubriéramos que el comportamiento actual es insostenible, nuestras decisiones podrían cambiarse de
cualquier forma y en cualquier momento que se considere apropiado. La reversibilidad implica que nada se habría perdido
irremediablemente.Pero muchas decisiones sobre el uso de servicios ambientales no se pueden revertir, particularmente aquellas
que involucran la extracción de recursos o el desarrollo de ecosistemas no perturbados. Cuando la irreversibilidad se combina con
un conocimiento imperfecto del futuro, existen buenas razones para mantener abiertas las opciones y comportarse de una manera
relativamente cautelosa.

Conclusión: Los economistas suelen conceptualizar la sostenibilidad como un consumo (o utilidad) constante o no decreciente.
Dado el uso de un modelo en el que hay un solo producto básico, esto equivale a la sostenibilidad como mantener el potencial
productivo a lo largo del tiempo. Los ecologistas están más inclinados a centrarse explícitamente en las propiedades de la biosfera,
como la resiliencia, que en el bienestar humano. Sin embargo, en efecto, su enfoque también es antropocéntrico y los enfoques
deben verse como complementarios en lugar de competitivos. Los ecologistas tienden a ser menos optimistas que los economistas
acerca de las posibilidades de sustituir el capital natural creado por el hombre, de modo que a nivel de objetivos particulares tienden
a favorecer alguna variante de 'mantener intacto el capital natural' mientras que los economistas tienden a favorecer 'mantener
intacto el capital natural', mientras que los economistas tienden a favorecer 'mantener capital total intacto’. Es decir, los ecologistas
tienden a ser "sostenibles fuertes", mientras que los economistas tienden a ser "sostenibles débiles". Los ecologistas están más
inclinados a instar a un enfoque cauteloso de los objetivos de las políticas y menos a confiar en los incentivos de precios como
instrumentos de política.

Tema 14: Estructura productiva, cadenas de valor y globalización

El comercio de servicios y el desarrollo - Lopez Giral (Mica)

La ausencia de una definición única sobre servicios y la insuficiencia en las estrategias de política pública en este sector puede
tener repercusiones en el desarrollo de los países. La importancia del sector servicios en el desarrollo económico ha aumentado
en las últimas décadas con un fortalecimiento de su peso en la actividad económica y la generación de empleo. Pese a lo
anterior, el estudio de los servicios ha sido más limitado, siendo la agricultura y la industria las cuestiones principalmente
abordadas por la teoría económica. La evidencia indica que los servicios y su desarrollo están vinculados al apoyo que reciben..

Los servicios: definición


El sector terciario agrupa a diversas y heterogéneas actividades, donde la frontera entre lo que es entendido por servicio e
industria no suele quedar claro. Tradicionalmente los servicios han sido caracterizados por su intangibilidad e invisibilidad, y la
interacción simultánea entre producción y consumo, pero los avances tecnológicos hacen necesario revisar su conceptualización.
Las primeras definiciones pueden ser encontradas en los economistas clásicos, quienes contraponían las actividades
económicas por sus capacidades de producción, particularmente en el marco del desarrollo de la teoría del valor. En esta se
definen dos tipos de trabajo: productivo e improductivo, dependiendo de la capacidad de generar bienes que puedan ser
comercializados posteriormente. Los representantes de la economía política clásica como Malthus, Ricardo y Smith estaban de
acuerdo en la definición de trabajo productivo como aquel que además de producir su salario produce ganancia para el
capitalista. Smith señala que los servicios son parte del trabajo improductivo, pues estos mueren en el instante que se prestan. A
diferencia del trabajo industrial, la prestación de servicios no contribuye a la producción de bienes comerciales, y con ello a la
acumulación de capital. La calificación de trabajo improductivo no debe ser entendida como actividades inútiles pero sí como un
costo social en el círculo virtuoso de acumulación de capital.
Para Marx, el concepto de trabajo productivo tenía que verse desde el punto de vista histórico-social, era necesario distinguir el
trabajo productivo bajo el capitalismo del trabajo productivo en general. El valor depende de la plusvalía que genera el trabajo, no
tiene relación con esta división del trabajo en productivo e improductivo. Un servicio prestado por cuenta propia no sería

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productivo; pero si el prestador es contratado por un capitalista que es capaz de extraer una renta de dicha prestación, se
convertiría en un trabajo productivo ya que estos pueden ser explotados de manera capitalista. Sin embargo, el debate sobre el
carácter productivo de los servicios pareció concluir a finales del siglo XIX de forma más favorable a los servicios, estimando los
aspectos positivos de su papel en las economías.
Estas primeras aproximaciones a los servicios son definiciones de carácter residual, es decir, todo aquello que no corresponde a
los sectores primarios o secundarios es clasificado como servicio. Con la consolidación del capitalismo moderno en el siglo XX,
el sector servicios gana importancia y empieza a ser reconocido y tratado en la literatura de forma distinta.
El desarrollo del pensamiento económico, marcado por la transformación de sociedades agrícolas en centros industriales explica
que el sector terciario haya quedado rezagado en su estudio. Los cambios de la economía a partir de la Crisis del 29 y el período
de posguerra marcan para muchos el inicio de un nuevo proceso de transformación estructural basada en los servicios.
Baumol distinguió dos sectores: uno progresivo en el que la tecnología y las innovaciones hacen posible el incremento del PIB
per cápita, y otro donde el nivel de productividad del trabajo es estacionario por la naturaleza del proceso de producción.
Hill define los servicios como un cambio en la condición de una persona o un bien como resultado de la actividad de otra unidad
económica. La distinción entre persona o bien es funcional al tipo de cambio que los servicios pueden realizar. Mientras para los
bienes los cambios son físicos, para las personas estos cambios pueden también ser mentales. Hill sostenía que los servicios
pertenecían a una lógica distinta a los bienes, por su imposibilidad de acumular inventarios; un servicio debe ser consumido
cuando se produce, lo que derivaría en la necesidad de interacción entre productor y consumidor del servicio. Bhagwati expande
esta definición al diferenciar dos tipos de servicios: aquellos que requieren de proximidad física entre el usuario y el proveedor y
aquellos donde la proximidad no es un requisito.
En las décadas del 50 y 60, muchos académicos intentaron definir los servicios y sus características. El punto central que
distinguen estos autores es la intangibilidad, siendo los servicios acciones y no objetos. Otras características frecuentes son la
cercanía con el consumidor y la intangibilidad.
Hay coincidencia en que los servicios son intangibles, no almacenables, heterogéneos y generalmente producidos y consumidos
simultáneamente. Las definiciones cambian con la transabilidad que se va dando con el dinamismo propio del sector.
Las diferencias reflejan la ausencia de una base teórica para agrupar a la industria y la existencia de múltiples enfoques para
definir el sector servicios. Estos enfoques pueden ser resumidos en:
i) Positivo: son intangibles, invisibles y perecederos con simultaneidad entre la producción y el consumo.
ii) Residual: que los caracteriza como toda aquella producción que no corresponde a bienes.
iii) Funcional: son una actividad en la que existe un cambio en las condiciones de una persona o de un bien, previo
consentimiento del consumidor y del productor.
Algunos autores hacen referencia a tres grupos de servicios: el primero, servicios tradicionales como retail, transporte,
almacenamiento, administración pública o defensa; el segundo como una especie de híbrido entre estos y los servicios
modernos, que son el tercer grupo como servicios a las empresas, comunicación, financieros, entre otros. El grupo 1 tiende a
tener un menor crecimiento en los países desarrollados ya que suele disminuir como porcentaje del PIB, mientras que el grupo 2
híbrido como educación, salud, hoteles, restaurantes y otros servicios personales han aumentado en el ingreso per cápita. El
grupo 3 es el de mayor crecimiento Existe un sector emergente durante la última década, el comercio mundial de servicios
globales denominado offshoring, que mostró un gran dinamismo favorecido por las innovaciones tecnológicas que permiten la
provisión de servicios de manera remota y por las estrategias de internacionalización de las empresas. Los servicios globales
son el resultado de un modelo de negocios en el cual las empresas trasladan actividades y/o procesos al exterior (offshoring).
En los últimos años la naturaleza de los servicios y sus caracteristicas han cambiado, por lo que existen características que
afectan su comercialización: los servicios son: i) intangibles, heterogéneos, inseparables de la producción; lo que los hace muy
difícil de monitorear, medir y poner impuestos; ii) perecederos, no almacenables, por lo que la producción y el consumo deben
ocurrir en tiempos y lugares similares; iii) después de la prestación en general hay ausencia de propiedad; iv) multimodales y v)
altamente diferenciados, lo que hace que se diseñen para el proveedor en muchas ocasiones.
La ausencia de una definición y clasificacion universalmente aceptada ha sido una de las principales dificultades al momento de
establecer sistemas de clasificación y cuantificación de los servicios. Esto ha provocado que la comparabilidad entre países sea
muy limitada y dificultades para el diseño de las políticas públicas. La información es dispersa y las múltiples definiciones
fragmentan e imposibilitan su agregación.
Las nuevas tecnologías hicieron que muchos de los trabajos cambien en cuanto a su concepción o surjan otros, los procesos de
producción se transformen y la división del trabajo se modifique, ya que como dijo Marx, los términos trabajo productivo e
improductivo son categorías históricas, y su validez depende de la época en que se apliquen.
El sector terciario se caracteriza por una dualidad: un sector avanzado, moderno, selectivo y otro más masivo con una
productividad baja y generador de empleo masivo. Donde existe más investigación es en el impacto positivo que tienen los
mismos sobre los países y en particular las ventajas de orientar la matriz exportadora a los servicios.

Desarrollo, crecimiento y comercio de servicios:


Según van aumentando los ingresos, las necesidades se vuelven menos materiales y la gente comienza a demandar más
servicios, en los campos de la salud, la educación, el entretenimiento y otros. En el marco de las teorías del cambio estructural,

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este fenómeno fue el resultado del aumento de la productividad y el ingreso de los países, lo que permitía liberar recursos para
otras actividades. Al comparar el desarrollo de los sectores, se evidenciaba menor productividad de los servicios en comparación
con la industria. Mientras esta se beneficiaba de los cambios tecnológicos incrementando la productividad media por trabajador,
el sector servicios se veía obligado a aumentar su producción a través del aumento de la mano de obra.
Sociologos destacan que el incremento del sector servicios significa que la actividad profesional de la mayoría de las personas
no tiene lugar ya frente a la máquina, sino frente a otras personas. Las máquinas se desplazan hacia la periferia de la actividad,
lo cual no implica que la sociedad posindustrial no necesite ocuparse de la producción y convertirse en una sociedad de
consumo sino que ahora el crecimiento depende más del conocimiento. En este contexto, los servicios complementarios a la
actividad central de las compañías y que tradicionalmente eran realizados dentro de la firma comenzaron a externalizarse:
servicios de limpieza, contabilidad, legales, etc., lo que lleva en un primer momento a que la proporción de servicios en la
economía aumenten, sin necesariamente aumentar el PIB. La prestación externa de estos servicios genera economías de escala
ya que el aumento de la demanda permite a los oferentes establecer firmas especializadas.
Uno de los factores que explica el crecimiento del sector servicios es su elasticidad de la demanda. Se ha demostrado que la
elasticidad final por servicios es mayor que la por bienes, lo que lleva a un crecimiento mayor del consumo de servicios a medida
que aumentan los ingresos de las personas. Esto explica que aquellas economías de mayores ingresos tengan un gasto más
elevando en servicios que economías en desarrollo. El crecimiento de los servicios en los últimos años puede ser explicado por
factores ligados a la demanda y la oferta. Respecto de la oferta, los cambios en las formas de producción y la aparición de
nuevas tecnologías han implicado una transformación en la forma y productividad del sector terciario. Respecto a la demanda, la
elasticidad de los servicios, el auge de la demanda internacional y los cambios regulatorios han permitido incrementar la
demanda por servicios tanto de insumos productivos como de servicios finales.
Ademas, los cambios en las tecnologías de la información han permitido que muchos servicios considerados no transables,
puedan ser comercializados internacionalmente. Los servicios, el conocimiento o el valor agregado son fundamentales en el
desarrollo de un país. La necesidad de diversificar las canastas exportadoras de los países o de alejarlas de su producción de
bienes con bajo valor agregado ha traído el debate de los servicios.
Los servicios constituyen los eslabones críticos en:
- Reducción de la pobreza: algunos servicios como educación, servicios sociales o de salud influyen directamente en las
mejoras de desarrollo social. El comercio de servicios contribuye a través de dos canales: de forma directa con la creación de
nuevos empleos y de forma indirecta cuando impacta el incremento en la demanda de los mismos. El Banco Mundial ha
demostrado que los servicios tienen una contribución muy superior en reducir la pobreza que los que tiene el crecimiento en
sectores agrícolas y manufactureros. Si bien los servicios pueden ser un camino para reducir la pobreza de forma significativa,
en grandes poblaciones es un tema controvertido. Algunos autores señalan que las demandas en calificación y capacidades que
requieren los sectores modernos dejan de lado a las poblaciones rurales y menos calificadas; otros afirman que hay una especie
de chorreo de los que trabajan en los servicios más modernos hacia el resto.
- Impacto positivo en el empleo: más de la mitad de la fuerza laboral mundial está ubicada en el sector servicios, el que
además genera la mayoría de los nuevos puestos de trabajo. La productividad de la fuerza de trabajo en el sector de los
servicios no aumenta con la misma rapidez que en el sector agropecuario y en la industria, porque la mayoría de los empleos no
se pueden cubrir con máquinas. Por ello, los servicios son más caros en relación con los bienes agropecuarios e industriales, lo
que aumenta su participación en el PIB. La escasa mecanización de los servicios también ayuda a explicar por qué el empleo en
este sector sigue creciendo. Considerando que la teoría económica explica los aumentos salariales como resultado del aumento
de productividad de los trabajadores, Baumol nota que para el sector servicios existen alzas en el salario mayores al aumento de
la productividad de los trabajadores. El aumento de la productividad en la industria obligaría a un aumento en los salarios del
sector terciario por efecto competencia ya que todos los sectores compiten por trabajadores, y la única forma de mantener el
trabajo en los servicios sería equiparando los aumentos de salarios de otros sectores. Esta hipótesis se sostendría para todas
aquellas actividades donde la producción recae en recursos humanos por sobre maquinarias, ya que estas no tendrían la
capacidad de innovar para aumentar su productividad. Como resultado de lo anterior, el aumento de los salarios en el sector
servicios sobre los aumentos de productividad llevaría a una tendencia crónica de aumento de precios y costos relativos de los
servicios sobre los bienes. El efecto Baumol pudo ser consistente
en un escenario donde la productividad de servicios estaba estancada, pero los avances de las tecnologías de la información, la
aparición de internet y los cambios en la producción han empezado a revertir esta situación, con aumentos sostenidos de la
productividad de los servicios.
- Mejores salarios: el crecimiento del salario ha sido superior en el sector servicios que en los demás. Dentro de los
servicios, la calidad del empleo y los salarios están relacionados con el valor agregado y la complejidad sectorial.
- Innovación y servicios: los servicios son intensivos en investigación y uso de tecnología lo que hace que desempeñen un
importante rol en el proceso de innovación.
- Menos afectados por los ciclos económicos: el comercio de servicios ha demostrado tener una relativa mayor resiliencia
hacia las crisis y más rápida recuperación con respecto a los bienes.
- Atracción de inversiones: son fundamentales en la creación de un ambiente de atracción de inversiones lo cual es un
determinante clave del crecimiento.

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- Inserción en cadenas de producción: los servicios se han transformado en la piedra angular del desarrollo económico. En la
actualidad toda actividad requiere una red de servicios de apoyo para su funcionamiento. Desde la formulación y el
financiamiento, a la logística para la distribución y comercialización de productos, los procesos industriales están ligados a los
servicios; esto demuestra que existe una relación de mutua dependencia entre bienes y servicios. Con el proceso de
externalización y fragmentación de la producción, los servicios provistos de manera externa por firmas especializadas han
aumentado en número y en su complejidad. Las actividades con mayor valor agregado corresponden a servicios incorporados en
el proceso de producción. La actividad manufacturera, como el ensamblaje, representa el nivel más bajo de valor agregado en
una cadena de producción, mientras actividades como investigación y desarrollo o ventas (servicios) son las que entregan el
mayor valor.
- Alternativa de diversificación: la relativamente escasa diversificación de las exportaciones de servicios de América Latina
contrasta con la fuerte dependencia de servicios importados de la más variada naturaleza. El primer aspecto aborda la relevancia
de los servicios, en particular en aquellos países cuyas exportaciones se encuentran concentradas en recursos naturales o en un
producto, en los procesos de diversificación y de inserción en cadenas globales de valor (CGV).
Hay evidencia de que los servicios contribuyen estratégicamente a incrementar la productividad y la competitividad de las
empresas y la economía nacional, bajo un mayor potencial de incorporar valor agregado y tecnología que los
servicios tradicionales. Algunos autores sostienen que el crecimiento y la diversificación de los servicios es una precondición
para el desarrollo económico. El valor agregado se crea a través de las cadenas de producción precisamente a través de los
servicios. La calidad y diversificación del aparato productivo nacional está relacionada con la orientación hacia los servicios que
pueda tener una economía. Para efectos de lograr esta diversificación y en especial con una dirección hacia los servicios, es
necesario hacer esfuerzos en el desarrollo de industrias con mayor grado de sofisticación, es decir, más intensivas en
conocimiento y con mayor sostenibilidad en el tiempo.

Política de desarrollo productivo y servicios:


Hay evidencia de la necesidad de recibir apoyo para poder crecer y desarrollarse, es necesaria mayor acción por parte del
Estado, especialmente en materia de regulación y en creación de instituciones más sólidas, que surgen de la corrección de fallas
del mercado, asimetrías y estructuras monopolísticas y oligopólicas. La intervención del Estado se vuelve fundamental para que
los resultados beneficien la distribución del ingreso, acceso a servicios básicos, transparencia en las regulaciones y en facilitar
los trámites.
El mayor problema se presenta cuando se discuten la selectividad y la neutralidad de los instrumentos de fomento, este es un
debate aún no resuelto. Para algunos autores, las intervenciones públicas selectivas se justifican en los países en desarrollo, ya
que existen problemas de información y de coordinación.
En América Latina, las políticas públicas juegan un rol clave al momento de potenciar las condiciones internas para la captación
de inversiones y el impulso a la exportación de servicios, procurando alcanzar posiciones menos volátiles dentro de estos
entramados productivos globales y potenciar la generación de derrames y encadenamientos. Algunos autores destacan que para
que América Latina pueda avanzar en su posición internacional debe implementar políticas industriales de apoyo sectorial.
Los gobiernos intervienen en promover las exportaciones por dos motivos: para incrementar los flujos de exportación y para
elevar la calidad de las mismas, entendiendo que no solo debemos exportar más sino también mejorar la competitividad.
Las estrategias de desarrollo de los países se han orientado hacia el exterior y en este contexto los organismos de promoción de
exportación se han vuelto importantes. La atracción de inversión extranjera directa tiene un rol preponderante en las nuevas
políticas de desarrollo productivo. La mayoría de los países de la región cuentan con algún tipo de mecanismo de fomento a las
exportaciones de servicios o una serie de incentivos para atraer a las empresas que son exportadoras de servicios. Actualmente
se orientan más hacia procedimientos de exportación, marketing, negociaciones empresariales, análisis de los países y
tendencias de mercado, coaching, asesorías y asistencia técnica, apoyo y cofinanciamiento en misiones. En América Latina
estos organismos son en la mayoría de los países de reciente creación, entre 1950 y 1960, y en particular la sección que se
encarga del tema de servicios se crea tardíamente. Estos esfuerzos en América Latina se han caracterizado por programas
aislados, de corto plazo, diseminados y poco exitosos.
Para Fazio, la evolución de las políticas de promoción de exportaciones ha tenido la misma historia que la política industrial, por
lo que actualmente se encuentran en crisis. Las políticas desarrollistas que en su momento pudieron haber roto la dependencia
han sido víctimas de la estrechez del mercado, la escasa eficiencia, la insuficiente inversión productiva, y el interés de fomentar
un desarrollo industrial que marginó los servicios y la agricultura, lo que ha llevado a que la inserción consista en la exportación
de materias primas. Los países deben promover las exportaciones y la diversificación de sus canastas productivas en dirección
de agregar valor, integrarse a cadenas, emprender, innovar, sofisticarse y complejizar sus canastas.
Los servicios son más complejos de analizar; eso significa que los gobiernos tienen muchas áreas en las cuales pueden restringir
las transacciones y la naturaleza de los mismos, además las barreras son menos evidentes y transparentes que como en el caso
de bienes que están sujetos a aranceles.
Se ha identificado una serie de argumentos para justificar la necesidad de las intervenciones en el sector servicios: mayor
complejidad resultado de vender un intangible y de la multimodalidad de las transacciones, lo que hace que haya mayor número
de instituciones involucradas en la creación de barreras a la promoción de los mismos. Las políticas comerciales de

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Latinoamérica orientadas a los servicios han dado escasa importancia a replicar los esfuerzos que en este sentido se han hecho
respecto del comercio de mercancías. Una idea central es que las políticas de promoción de exportaciones requieren no solo
liberalización comercial o estabilidad macro sino que deben estar dirigidas a apoyar a los exportadores a sobrepasar las barreras
y a responder a señales con rapidez.
La promoción de las exportaciones no tradicionales surge como un campo apropiado para las políticas comerciales selectivas.
Sin una política activa de promoción, las exportaciones tenderán a concentrarse en unas pocas firmas y en productos cuya
demanda es menos dinámica y con mayor vulnerabilidad en los mercados mundiales. Asimismo, la complejidad de los sectores y
las barreras que puedan encontrar las empresas en su inserción internacional hacen que las intervenciones sean más o menos
necesarias. En el caso de los servicios, la Cepal identifica tres elementos claves en el diseño de las mismas: i) inclusión explícita
de los servicios en el diseño e implementación de las políticas microeconómicas, más allá de los servicios tradicionales; ii)
fortalecer el sector telecomunicaciones, infraestructura y la inversión de largo plazo en capital humano, y iii) actualizar las reglas
y normas para cada sector de servicios. Asimismo, una estrategia de promoción en materia de servicios debe vincular
instrumentos e instituciones con el diseño de escenarios de mediano y largo plazo que permitan crear ventajas competitivas y
más allá de aprovechar las existentes.
Los instrumentos más utilizados se pueden dividir en mecanismos generales y selectivos que se destinan a objetivos macro o
micro. Entre las estrategias más comunes podemos encontrar:
- Apertura comercial y suscripción de acuerdos comerciales: ha sido la estrategia más común. Para que la liberalización
tenga los efectos esperados debe haber de por medio unas instituciones sólidas, unas reglas de juego claras, habilidades del
mercado laboral para que la población pueda competir con los países que llevan años de ventaja en sus modelos económicos.
- Apoyos de exploración en los mercados e inteligencia comercial: son apoyos para llevar a cabo estudios de mercado o para
asistir a ferias o reuniones, pero que son de carácter más asociativo. La mayoría de las economías ha implementado oficinas de
promoción de exportaciones encargadas de asistir a sus empresarios en estas materias.
- Clúster (cúmulo o aglomeración): se relaciona con las altas integraciones de carácter vertical, horizontal, intersectorial e
interdisciplinaria alrededor de un factor o servicio, considerando los flujos de bienes y servicios que se producen y adquieren
antes, durante y después; así como la construcción de la infraestructura para el suministro de esos servicios.
- Subsidios y medidas impositivas: transferencias de fondos del gobierno a entidades seleccionadas, a través de diversas
formas incluyendo exenciones impositivas, regulatorias o en frontera.
- Mecanismos de financiamiento: los servicios al ser intensivos en capital humano cuentan con pocos activos que les
permitan conseguir financiamiento.
- Tipo de cambio: el uso de alteraciones cambiarias ha sido de los instrumentos menos recurridos. Para muchos
exportadores de servicios la apreciación de la moneda local como resultado de las alzas de los commodities es una de las
barreras identificadas en su proceso de internacionalización.
- Atracción de inversiones: aquellos incentivos para que las empresas que generan exportaciones de servicios se instalen en
el territorio nacional.
Conclusiones acerca de las barreras técnicas que afectan a la política industrial en servicios:
- Tratar a los servicios como bienes: a pesar de que las políticas tienen objetivos similares, incrementar el monto exportado y
el número de empresas que exportan, el fomento y la promoción de los servicios involucran una complejidad particular. Las
barreras que enfrentan y los caminos para facilitarlos son diferentes a los bienes, lo que hace que las autoridades generalmente
prefieran excluir los servicios. Mientras se ha desarrollado mucho análisis para los bienes, se ha destinado poca atención al
análisis de la promoción de los servicios.
- Acceso a los instrumentos: la primera preocupación debiera centrarse en asegurar que los instrumentos y programas de
apoyo estén disponibles para aquellos exportadores de servicios que los necesiten. Sin embargo, son sectores diversos y con
menor asociatividad lo que muchas veces complica su difusión y alcances.
- Falta de conceptualización: la definición de los servicios ha sido muy compleja. Esta ausencia hace que los programas de
promoción no tengan un evidente destinatario que pueda ser conocido por toda la cadena de exportación y que el diálogo
político-técnico no fructifique siempre.
- Ausencia de datos: existe un problema de estadísticas que limita la implementación de políticas públicas
- Desconocimiento de las barreras: en la mayoría de los casos el comercio de servicios enfrenta barreras a la inversión y a
regulaciones domésticas. La liberalización de los servicios y de las inversiones es más compleja que la de bienes por la
relevancia de la regulación, que está sustentada en una mezcla entre eficiencia y equidad.
Los factores de éxito identificados en cuanto al fomento a los servicios se han basado en a) la exportaciones en países
desarrollados; b) en exportación de bienes; c) una mirada estática de la internacionalización de las firmas, sin considerar el nivel
de madurez o su conocimiento exportados; d) utilización de diferentes tipos de técnicas de análisis y metodologías en los casos;
e) falta de datos económicos en la industria de servicios.

Consideraciones finales:
La evidencia demuestra que aquellos países con mayor nivel de desarrollo cuentan con un porcentaje más alto de servicios,
tanto en su matriz productiva como exportadora. Es cada vez más sólida la evidencia sobre que las características inherentes a

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los servicios, intangibles, heterogéneos, no acumulables, y la necesidad de la proximidad consumo y prestación hacen necesario
que para desarrollar los sectores se deba contar con políticas de promoción de desarrollo productivo.
El resurgimiento del debate en la selectividad y el apoyo estatal a ciertos sectores aunado al peligro de elegir a los ganadores o
de desechar a los perdedores plantea la principal dificultad que debe ser resuelta: diseñar instrumentos que permitan identificar
no solo el tipo de estrategias de fomento, sino también los elementos para seleccionar sectores

Baldwin - TRADE AND INDUSTRIALISATION AFTER GLOBALISATION’S 2ND UNBUNDLING: HOW BUILDING AND
JOINING A SUPPLY CHAIN ARE DIFFERENT AND WHY IT MATTERS (Danu)

Este paper no propone una nueva Gran Idea. Más bien, sostiene que la búsqueda de uno puede haber fracasado porque la teoría
del alto desarrollo pasó por alto el cambio radical en la globalización que se produjo a mediados de los años ochenta.
Los grandes teóricos del desarrollo están cometiendo el error común de considerar que la globalización está impulsada por la
reducción gradual de los costos comerciales naturales y provocados por el hombre. La globalización ha sido impulsada por avances
en dos tecnologías conectivas muy diferentes: transporte y transmisión.
Desde la revolución del vapor hasta mediados o finales de la década de 1980, la globalización se debió principalmente a la caída
de los costos comerciales; esta fue la primera separación de la globalización (first unbundling). Desde 1980, los costos
comerciales cambiaron poco, pero la revolución de las TIC redujo radicalmente los costos de transmisión; esta fue la segunda
separación de la globalización. Hasta finales de la década de 1980, la globalización estuvo asociada con el aumento de la
participación del G7 en la renta mundial. También se observó un cambio radical en la participación del G7 en el comercio mundial.
Estos hechos del G7 reflejan un cambio de suerte en lugar de una ruptura estructural en las tendencias globales.
La fabricación global también se transformó. Hasta mediados de la década de 1980, "naciones industrializadas" significaba
"naciones con salarios altos". Desde entonces, algunas naciones de bajos salarios se están industrializando más rápido que las
naciones de altos salarios. Pero los ganadores de acciones son pocos. Es poco probable que el culpable estándar de las historias
de globalización, los cambios en los costos comerciales, sea el culpable de los retrocesos. Los costos comerciales estimados, que
abarcan las barreras comerciales y los costos de transporte, se desplomaron de 1870 a 1910. Se elevaron hasta la década de 1940
y volvieron a caer hasta 1980. Desde entonces se han estabilizado.
La globalización impulsada por menores costos de las TIC es fundamentalmente diferente a la globalización impulsada por menores
costos comerciales. En la primera disociación (antes de la década de 1980), la competencia internacional se produjo principalmente
a nivel de sectores (por ejemplo, automóviles japoneses frente a tailandeses). En la segunda separación (posterior a 1985), la
competencia internacional se produce en un grado más fino de resolución: el nivel de las etapas de producción (los automóviles
tailandeses pueden contener componentes japoneses y viceversa).
La participación de las naciones en las exportaciones de manufacturas ha sido positiva en el período de 1985 a 1995. Los cambios
en la participación de las exportaciones de manufacturas tanto antes como después han sido modestos.
Los ganadores y perdedores se agrupan de manera notable geográficamente alrededor de las naciones que dominaron la
fabricación mundial hasta la segunda separación: EEUU, Japón y Alemania. Parece haber un grupo de ganadores de acciones con
salarios bajos y perdedores de acciones con salarios altos en Alemania, otro en Estados Unidos y un tercero en Japón.
La última prueba prima facie proviene del vínculo entre los niveles de ingresos y la participación en el comercio de la cadena de
suministro. El patrón de abastecimiento (importación) de las cadenas de suministro internacionales es bastante diferente al de
venderles productos intermedios (exportar). Cuando una nación como China pasó de fabricar ropa a ensamblar productos
electrónicos y maquinaria, el contenido de importación de sus exportaciones aumenta, pero en el otro extremo, una nación como
Finlandia casi ha salido del extremo de fabricación de la manufactura, por lo que el contenido de valor agregado nacional de sus
exportaciones tiende a ser mayor.
Se ven entonces dos transformaciones: una en la globalización misma y otra en las experiencias de las naciones en desarrollo con
las exportaciones industriales. La siguiente tarea es sugerir cómo se podrían conectar los dos.

Cuando las políticas de ISI funcionaron, la industrialización significaba construir toda la cadena de suministro en casa. Esto llevó
décadas debido al aprendizaje práctico para crear y coordinar la amplia gama de competencias necesarias. Dada la tecnología de
comunicación simple disponible en ese momento, la proximidad extrema era esencial para coordinar procesos de fabricación
sofisticados. El cambio radical en la globalización - la segunda disociación de la globalización - puso patas arriba este hecho de
piedra de toque. La revolución de las TIC hizo factible separar espacialmente algunas etapas de producción sin mucha pérdida de
eficiencia o puntualidad. Las principales implicaciones para el comercio y la industrialización son triples.
1. Con la globalización operando a nivel de etapas de producción en lugar de a nivel de sectores, la industrialización se volvió
menos desigual y más fácil. Las naciones podrían industrializarse uniéndose a una cadena de suministro.
2. A medida que las empresas con conocimientos avanzados de fabricación se deslocalizaron en algunas etapas, trasladaron
sus conocimientos a la producción (technology lending)
3. La distancia es más importante en las cadenas de suministro. Incluso con las TIC de hoy, la coordinación de una red de
producción implica algo cara a cara e interacciones cara a máquina.

Es sorprendente que las cadenas de suministro no hayan desempeñado un papel más importante en la teoría del "alto desarrollo".
Los modelos de desarrollo líderes continúan considerando a la industria como puramente nacional. Es bastante fácil integrar la
segunda disociación de la globalización en una versión simple de los marcos canónicos de alto desarrollo.

Política de desarrollo exitosa antes de la segunda separación (segundo unbundling): Considere el modelo de equilibrio general más
simple con equilibrios múltiples. Supongamos una pequeña economía abierta con un solo factor productivo y dos sectores, uno de
los cuales está marcado por economías de escala externas (EEE). El sector de los numerarios, perfectamente competitivo (A),

61
produce bajo rendimientos constantes. El sector manufacturero perfectamente competitivo (M) produce una unidad de producción
con aM unidades de trabajo, pero aM cae a medida que aumenta el empleo total en el sector debido al EES.
Existe una tendencia de la mano de obra a moverse entre los dos sectores. Cuando LM está por debajo de L'M, los salarios
competitivos son más altos en el sector A, por lo que el equilibrio está en el punto A y LM = 0. Si LM está por encima de L'M, los
salarios son más altos en la manufactura, por lo que el equilibrio está en M. U es un equilibrio estable, el "esfuerzo mínimo crítico".
L'M mide la irregularidad de la industria y, por tanto, la dificultad de industrializar. Los ingresos reales son más altos en M, por lo que
el objetivo de la política de desarrollo / industrialización sería cambiar al punto M, una nación que está estancada en el punto A.
Una vez que LM supera el esfuerzo mínimo crítico, se puede eliminar la protección; el mercado completará la industrialización de
la nación. Así es como se suponía que funcionaba ISI.
Se trata de un modelo ricardiano con una aM endógena. Bajo los equilibrios A y M, las ventajas comparativas de la nación están en
A y M respectivamente. La condición muy intuitiva para que existan equilibrios múltiples requiere que la ventaja comparativa nativa
de esa nación no sea tan mala, y / o que los derrames marshallianos sean lo suficientemente importantes, y que la nación no sea
demasiado pequeña para obtener suficiente EES.

Segundo unbundling: hacer que la industria sea menos abultada y más fácil la industrialización: Este enfoque empuja los efectos
secundarios marshallianos a una caja negra: una estrategia de modelado razonable antes de la segunda separación de la
globalización. Mantenemos todos los supuestos excepto que ahora M se produce a partir de variedades diferenciadas con una
función de producción CES de cualquier estilo, y la estructura del mercado es la competencia monopolística Dixit-Stigliz.La
capacidad de emplear variedades extranjeras en los procesos de producción nacionales aumenta el valor social del producto
marginal del trabajo en la fabricación. Esto reduce el "esfuerzo mínimo crítico". La industria es menos desigual y la industrialización
es más fácil.

Antes de la separación de la producción, lo que importaba era la ventaja comparativa promedio en todas las variedades, por lo que
asumir que todas son iguales no implicaba una pérdida de claridad. Sin embargo, después de la separación, la nación puede
especializarse en variedades donde su desventaja tecnológica es menos marcada, por lo que la simetría pierde una importante
puerta de entrada a la industrialización. Si agregamos más estructura, digamos que M es un bien final que involucra dos
componentes, la separación puede reducir aún más el "esfuerzo crítico mínimo", ya que ahora la nación podría industrializarse
fabricando solo uno de los componentes y exportándolo a una cadena de suministro internacional. Antes de la separación, la nación
tenía que hacer ambas cosas. La revolución de las TIC hizo más seguro para las empresas con conocimientos sofisticados combinar
sus competencias con mano de obra de bajo costo en una nación en desarrollo.

El papel de los gobiernos, el comercio y las multinacionales es completamente diferente cuando una nación se une a una cadena
de suministro. Dos puntos:
1. La industrialización es más fácil y rápida; pero
2. La industrialización es menos significativa.
Se volvió más rápido y más fácil ya que la cadena de suministro hace que la industria sea menos irregular y esté menos
interconectada a nivel nacional; se volvió menos significativo por las mismas razones. Los desafíos a los que se enfrentan los
responsables de la formulación de políticas son bastante diferentes. Según la visión de la industria del siglo XX, una base industrial
profunda era un requisito previo para el éxito de las exportaciones, pero era necesario un gran mercado para sustentar la base
industrial. La búsqueda de mercados fue, por tanto, un elemento clave de la política de comercio e industrialización. Sin embargo,
con las cadenas de suministro internacionales, la demanda es fácil de encontrar.

LA GLOBALIZACIÓN COMO DOS DESAGRUPAMIENTOS (UNBUNDLINGS):


La revolución del vapor y el 1er desagregado: Cada aldea tenía que aprovechar al máximo lo que consumía. La energía de vapor
cambió esto al reducir radicalmente los costos de transporte. Los ferrocarriles y los barcos de vapor hicieron factible separar
espacialmente la producción y el consumo; y las economías de escala y la ventaja comparativa la hicieron inevitable. La primera
disociación creó una paradoja: la producción se agrupó en fábricas y distritos industriales incluso cuando se dispersó
internacionalmente. La paradoja se resuelve con tres puntos: i) el transporte barato favoreció la producción a gran escala, ii) dicha
producción es muy compleja y iii) la proximidad reduce el costo de coordinación de la complejidad.
Revolución de las TIC y la 2da desagregación: Algunos de los ahorros de costos de la proximidad están relacionados con las
comunicaciones. A medida que las telecomunicaciones se volvieron baratas, confiables y generalizadas desde mediados de la
década de 1980, el "pegamento de coordinación" comenzó a aflojarse. Los avances de las telecomunicaciones se unieron a grandes
avances en potencia informática, capacidades de transmisión y software para crear la revolución de la tecnología de la información
y la comunicación (TIC). Se volvió cada vez más económico separar geográficamente las etapas de fabricación, es decir, separar
las fábricas; y las economías de escala y la ventaja comparativa la hicieron inevitable (la separación). Las etapas de producción
que antes se realizaban en estrecha proximidad se dispersan para reducir los costos de producción. La desagregación, sin embargo,
no es global. Es regional.

La segunda disociación transformó el comercio por una razón muy sencilla. La dispersión de la producción no acabó con la
necesidad de coordinar las etapas de producción, la internacionalizó. El nexo comercio-inversión-servicios-propiedad intelectual
(PI) refleja el entrelazamiento de: i) el comercio de piezas y componentes, ii) el movimiento internacional de inversiones en
instalaciones de producción, la capacitación del personal, la tecnología y las relaciones comerciales a largo plazo, y iii ) servicios
para coordinar la producción dispersa. La segunda separación facilitó a las empresas de países ricos combinar la alta tecnología
que desarrollaron en casa con los trabajadores con salarios bajos en el extranjero.
El comercio del siglo XX es la venta de bienes fabricados en fábricas de una nación a clientes de otra; el sistema de comercio tiene
que ver principalmente con la demanda, es decir, vender cosas.

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El comercio del siglo XXI implica flujos continuos y bidireccionales de cosas, personas, capacitación, inversión e información que
solían tener lugar dentro de las fábricas y oficinas; el sistema de comercio también se trata de suministro
Los bienes son "paquetes" de factores productivos, tecnología, capital social y capacidad de gobernanza de muchas naciones; El
patrón comercial de una nación es inseparable de su posición en la cadena de suministro. La ventaja comparativa pasó de un
concepto muy nacional a un concepto mucho más regional.

La segunda disociación también transformó la industrialización. Antes de la revolución de las TIC y la 2da desagregación, la nación
necesitaba bahías de producción dentro del país. Después de la segunda disociación, las empresas de países avanzados
deslocalizaron segmentos de su cadena de suministro de mano de obra intensiva a países en desarrollo. Esto cambió por completo
el proceso de industrialización en las naciones en desarrollo que recibieron estas etapas deslocalizadas. En 1985, la matriz era
simple. La mayoría de los países en desarrollo de Asia oriental suministraron la mayoría de sus propios intermedios. El resto fue
importado de naciones avanzadas. Países como Tailandia y China suministraban muchos productos intermedios a otros países en
desarrollo. Esto es "Factory Asia"

ESTUDIO DE CASO SUGESTIVO: LA INDUSTRIA DEL AUTOMÓVIL: cómo la segunda disociación (unbundling) transformó el
comercio y la industrialización en el sector automotriz de Asia oriental? Lo fácil fue generar producción de manufacturas "ligeras",
como ropa y calzado. Lo difícil fue pasar a la industria "pesada", como los productos químicos y la maquinaria. Los productores de
automóviles de países avanzados los ayudaron a idear la aparición de una industria automotriz. Según la teoría de ISI, el ensamblaje
local crearía una demanda local de autopartes y este mundo crearía proveedores de repuestos locales. Las naciones en desarrollo
construirían toda la cadena de suministro desde el flujo descendente hasta el flujo ascendente.Las empresas asociadas de países
avanzados no tenían interés en crear nuevos competidores.

Corea: Solo Corea logró construir su propia cadena de suministro, introducir modelos originales y volverse competitiva en los
mercados mundiales. El gobierno utilizó todas las herramientas de la política industrial para desarrollar una industria automotriz
mediante la sustitución de importaciones. Corea comenzó con el montaje. La escala se lograría exportando a los EE.UU. Con este
gran volumen, los fabricantes de automóviles coreanos avanzaron más en la cadena de suministro. La naturaleza de esta historia
de éxito fue completamente transformada por la crisis asiática de 1997. Desde mediados de la década de 1980 hasta finales de la
de 1990, las exportaciones coreanas estuvieron dominadas por los automóviles. Sin embargo, ahora la industria automotriz coreana
es un participante de pleno derecho en las cadenas de suministro internacionales. Sin embargo, debido a que construyeron una
cadena de suministro antes de la segunda separación, Corea es una economía central en lugar de una economía de fábrica.

Malasia vs Tailandia: Hasta 1982, la industrialización automotriz de Malasia se centró en el montaje de kits. El gobierno estableció
el HICOM, que tenía como objetivo establecer una industria automotriz totalmente integrada similar a la japonesa, es decir, construir
toda la cadena de suministro. Se lanzó un "proyecto nacional de automóviles", Proton, como empresa conjunta con Mitsubishi.
Desafortunadamente, el primer fruto de este esfuerzo (la Saga) apareció en 1985, el año en que la segunda separación comenzó
a destruir las bases económicas de la producción de automóviles de una sola nación. Proton pasó de ensamblar componentes y
piezas clave importados a fabricarlos localmente. Los esfuerzos de localización, sin embargo, no fueron bien. A pesar de su éxito
local y de exportación, los volúmenes de venta de Proton siguieron siendo pequeños para los estándares de la industria. Un segundo
gran impulso se produjo en la década de 1990 cuando Proton introdujo nuevos modelos y los produjo con diferentes tamaños de
motor. La producción de Malasia se duplicó con creces entre 1990 y 1997. Para muchos gobiernos, la crisis de 1997 fue el momento
en que se dieron cuenta de que el sueño de ISI había terminado. La construcción de una cadena de suministro, como lo habían
hecho Japón y Corea, no fue óptima y, de hecho, no fue posible después de la segunda separación. Sencillamente, la
deslocalización había acabado con la sustitución de importaciones. El gobierno de Malasia, sin embargo, persistió en seguir su
estrategia de la era de 1980 en la medida de lo posible. Proton ascendió en la cadena de valor para fabricar su propio motor en
2002. Dados los altos costos de producción de piezas, la participación del mercado interno de Proton continúa cayendo en 2010.
Gran parte de su capacidad de producción está inactiva. El gobierno está buscando un socio extranjero para Proton.
El plan de autoindustrialización de Tailandia de la década de 1960 también tenía como objetivo toda la cadena de suministro,
comenzando con el montaje de piezas CKD. La Junta de Inversiones de Tailandia proporcionó incentivos que atrajeron a fabricantes
de automóviles de EE. UU., Japón y Europa. Tailandia aumentó progresivamente los requisitos de contenido local y las tasas
efectivas de protección. El auge de las ventas de vehículos nacionales de 1987 se produjo justo cuando las empresas automotrices
japonesas adoptaron la segunda separación. A diferencia de Malasia, Tailandia abandonó la vieja ola para montar la nueva ola.
Dado el pequeño mercado para cada productor en comparación con la escala mínima eficiente, varias empresas conjuntas
japonesas colaboraron en la producción local de las cinco partes obligatorias. La implementación de tecnología avanzada en las
fábricas locales mejoró las capacidades industriales de Tailandia. Otro movimiento político único fue la concentración en un
segmento de mercado. El siguiente paso fue exportar. El gobierno trató de convencer a las empresas japonesas de que evitaría el
tipo de política de tecno-nacionalismo que obstaculizaba la IED en Malasia. El gobierno de Thaksin introdujo una serie de incentivos
destinados a crear el "Detroit del Este". Esto funcionó.
Las diferencias en los resultados solo se manifiestan dramáticamente después de la crisis de 1997
● Tailandia adoptó la segunda separación y se esforzó por convertirse en parte de las cadenas de suministro mundiales de
tantas empresas gigantes de automóviles como pudo;
● Malasia persistió en su estrategia de los años 80 de emular lo que hizo Corea en los 80 y Japón en los 70.
Malasia tiene un déficit amplio y creciente tanto en vehículos como en repuestos; Tailandia tiene un gran superávit en vehículos y
un saldo aproximado en piezas.

COMERCIO, INDUSTRIALIZACIÓN Y PRIMERA DESAGRUPACIÓN: Cuando los costos de coordinación eran lo suficientemente
altos como para mantener la fabricación agrupada en fábricas; los teóricos podrían ignorar con seguridad las cadenas de suministro.
La atención se centró en la irregularidad y la complejidad. Los puntos sobresalientes son: i) la curva de costo marginal de la industria

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tiene pendiente descendente, ii) las técnicas de fabricación tradicionales (industria artesanal) no están sujetas a economías de
escala de ningún tipo, por lo que su costo marginal es plano. Las dos líneas de precios dividen el eje horizontal de tres maneras:
1. Trampa de la pobreza: aquí las competencias del estado estacionario son tan bajas que las empresas modernas nacionales
no pueden competir con las industrias artesanales nacionales.
2. Recién nacido estancado: La oferta de competencias permite que la industria moderna compita con la artesanía, pero la
industria nacional no puede competir en el extranjero.
3. Éxito de las exportaciones: la oferta de competencias es lo suficientemente alta como para que valga la pena exportar.
¿Qué determina el rango de competencia en estado estacionario de una nación? El mercado por sí solo no puede responder a esto;
el abultamiento y la complejidad crean múltiples equilibrios. Las competencias industriales son demandadas por la industria, por lo
que si no hay industria, no hay demanda y, por lo tanto, no hay oferta de competencias (“trampa de la pobreza”). En la segunda
partición, la demanda de las competencias de una nación está limitada por la extensión del mercado. Esto significa que hay dos
bifurcaciones que podrían requerir un gran empujón para pasar. Ninguna industria para alguna industria moderna y las ventas
internas solo para la exportación.
La revolución del vapor ensancha la primera y tercera particiones a expensas de la segunda. Algunas de las naciones, como
Alemania, se vuelven competitivas en materia de exportacionesxx. Otras, como India, ahora se encuentran en la trampa de la
pobreza. Para los ganadores, como Alemania, la demanda adicional de competencias generada por las ventas de exportación
impulsó la demanda y, por lo tanto, la oferta de competencias. Lo contrario sucedió con la India. Este fue el comienzo de la gran
divergencia
Pasar de la primera partición a la segunda requiere i) inversión en competencias comenzando sin demanda, ii) demanda sin
capacidad local para satisfacerla, o iii) aparición coordinada de las dos. Superar esto fue el foco de las llamadas estrategias de
desarrollo Big Push. Cuando el mundo era así, la industrialización por sustitución de importaciones podía tener sentido para
naciones suficientemente grandes. Los teóricos del Big-Push-ISI de la primera generación asumieron erróneamente que pasar de
la primera partición a la segunda lanzaría un dínamo autosostenible de aumento de la producción y acumulación de competencias
que eventualmente conduciría a la tercera partición (competitividad de las exportaciones). La revelación de esta falacia explica gran
parte del descontento con la teoría. Los teóricos de la segunda generación se centraron en la segunda bifurcación (transición de la
segunda a la tercera partición). Superar la segunda bifurcación requirió un segundo gran impulso que implica: i) exportar con
pérdidas inicialmente, ii) invertir en competencias para las que aún no hay demanda, o iii) la aparición de coordinación de la
demanda exportadora y competencias extra.

COMERCIO, INDUSTRIALIZACIÓN Y SEGUNDA DESAGRUPACIÓN: Los supuestos clave del marco ampliado son: i) la
producción del bien final requiere insumos intermedios (partes); ii) las partes varían de simples a muy sofisticadas y iii) para reflejar
las realidades de las naciones en desarrollo, Home es menos competitivo en las partes más sofisticadas. Asumimos que el comercio
de piezas es costoso; Además del transporte y las tarifas, los costos de coordinación se agregan cuando las piezas y los bienes
finales se fabrican en diferentes países. Estos costos agregan una nueva brecha, (un mnemónico para la coordinación), a la
separación de las dos líneas de precios. La producción de bienes finales se deja en un segundo plano para centrarse en la cadena
de suministro.
Suponiendo que el bien final se produce en casa, si la casa no produce una gama suficientemente amplia de productos intermedios,
no será competitivo en el bien posterior. Los costos de las TIC son altos para empezar, por lo que no se exportan partes.
Supongamos que la casa protege la industria aguas abajo para crear una demanda de intermedios aguas arriba. Si esto funciona,
la nación obtiene una industria moderna, lo que aquí significa producción aguas abajo y producción de algunos productos
intermedios pero no exportaciones. La tercera posibilidad es que el mercado interno es tan pequeño que nada funciona. La
protección de los bienes posteriores no crea una producción moderna de piezas o bienes finales (trampa de la pobreza). El costo
marginal de producción de productos intermedios para la casa está en todas partes por encima del precio de importación; no hay
producción moderna aguas abajo o aguas arriba.

2do desagregación sin multinacionales: Ahora ocurre la revolución de las TIC y esto reduce los costos de coordinación. La segunda
separación hace que la industria sea menos "desigual" y, por lo tanto, hace que la industrialización sea más fácil y rápida, incluso
sin multinacionales. Facilita la separación geográfica de las etapas de producción y aumenta las recompensas y la necesidad de
combinar la alta tecnología de las naciones ricas con los bajos salarios de las naciones pobres. Inmediatamente vemos dos efectos
de primer orden de la revolución de las TIC: 1) la gama de productos intermedios producidos en el país se reduce y 2) aumenta el
comercio de productos intermedios, tanto las importaciones como las exportaciones. El primer efecto se deriva del hecho de que
en el extremo superior del rango, las importaciones desplazan la producción nacional de productos intermedios. Se mejora la
competitividad aguas abajo. El segundo efecto proviene de la forma en que los menores costos de coordinación permiten a la casa
exportar las partes donde tiene la mayor ventaja comparativa. Podemos utilizar este marco para pensar en el impacto de la 2ª
desagregación en una nación, digamos Corea, que tenía una base industrial amplia y profunda antes de la 2ª desagregación. En
cuanto a la demanda total de competencias, hay dos efectos positivos y un efecto negativo. El canal negativo es el desplazamiento
de productos intermedios de alta gama producidos localmente con importaciones. El canal positivo es la producción adicional de
piezas de gama baja para la exportación y la mejora de la competitividad del producto derivado que puede promover ventas
nacionales y / o de exportación adicionales. Si el efecto general es positivo y lo suficientemente grande, la demanda general de
competencias aumentará. El efecto dominó de expandir el rango de competencia será una disminución de la curva de MC
Intermedios. Esto, a su vez, induce a lo que podría denominarse "ascender en la cadena de valor". El marco también se puede
utilizar para pensar en el desarrollo de una nación que inicialmente no tiene producción nacional del bien final, por ejemplo, Filipinas
en automóviles. En este caso, no hay demanda local de productos intermedios y la línea de precio superior es irrelevante. Después
de la segunda separación, la nación comienza a exportar bienes industriales pero solo productos intermedios. La causalidad circular
vinculada a los costos comienza como antes y la nación "asciende en la cadena de valor", exportando piezas cada vez más
sofisticadas a medida que se amplía su gama de competencias.

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Multinacionales y 2da desagregación: Un aspecto crítico de las cadenas de valor globales es la aplicación transfronteriza de
conocimientos técnicos avanzados. Hasta el momento, el análisis omitió un elemento crítico de la segunda separación: la aplicación
de tecnología de naciones avanzadas específicas de la empresa en las fábricas de las naciones en desarrollo. Esto tiene
importantes implicaciones para las conexiones entre el comercio y la industrialización. Para estudiar estas nuevas implicaciones,
permitimos formas muy específicas de movimiento transfronterizo de tecnología. No utilizamos el apodo estándar, transferencia de
tecnología, ya que es totalmente inadecuado para las realidades de hoy en al menos dos formas. En primer lugar, la
internacionalización de las cadenas de suministro implica aplicaciones transfronterizas de sectores muy específicos del
conocimiento de la empresa matriz. En segundo lugar, si la empresa puede gestionarlo, no habrá transferencia de tecnología en
absoluto. Como tal, este despliegue transfronterizo de tecnología debería considerarse más como un "préstamo de tecnología"
(technology lending). Si la multinacional decide cambiar la producción de la pieza en particular de, por ejemplo, China a Vietnam,
es posible que el productor de China no pueda seguir produciendo la misma pieza. Partimos de una situación en la que la nación
en desarrollo no está fabricando el producto posterior. Inicialmente no hay producción de intermedios. La multinacional "presta" una
gama limitada de tecnología a un productor ubicado en el país en desarrollo con el objetivo de obtener la pieza deslocalizada
producida al menor costo posible para la calidad requerida. Esto se muestra como un salto a la baja en los costos marginales de
Home, pero solo para la parte particular que se deslocaliza. Con la ayuda de los préstamos de tecnología, la casa pasa de una
situación de industria cero-autóctona a ser un exportador globalmente competitivo de una pieza en particular.
Dos implicaciones se derivan inmediatamente del caso que nos ocupa.
1. La industria puede aparecer extremadamente rápido. Llega la multinacional y la producción comienza en poco más del
tiempo que lleva construir la fábrica.
2. Este proceso de industrialización se parece muy poco a las exitosas políticas de sustitución de importaciones que siguieron,
digamos, Estados Unidos o incluso Corea y Taiwán.
Esta industrialización parece un gran éxito desde la perspectiva de la exportación. Sin embargo, desde la perspectiva del comercio
y la industria del siglo XXI, exportar un bien nos dice mucho menos sobre las capacidades de la nación exportadora. Puede que
haya una sola fábrica en todo el país que se parezca a la industria moderna. A esto a veces se le llama industrialización de enclave.
El ejemplo anterior es similar al "comercio de tareas" en el que la deslocalización no implica un comercio bidireccional de bienes.
Si bien existen tales formas de producción compartida, no son las únicas. En muchas industrias, prevalece el llamado comercio de
reexportación, donde la nación en desarrollo importa partes sofisticadas, agrega algo de valor y reexporta la producción. Esto
también se denomina comercio de perfeccionamiento pasivo. El diagrama se centra en los intermedios. Asumimos que el bien
derivado se produce en el país en desarrollo considerado. Como consecuencia, la producción de bienes intermedios requiere la
gama completa de productos intermedios dispuestos. La producción doméstica es competitiva solo en un rango estrecho de
productos intermedios: el rango en el que se produjeron los préstamos para tecnología. Todos los demás productos intermedios
son importados. En este caso, la industrialización se asocia con el rápido surgimiento tanto de importaciones como de exportaciones
de piezas. Todo esto estaría asociado con la participación extranjera a largo plazo con la industria recién creada.

Cómo la segunda desagregación acabó con la sustitución de importaciones: La sustitución de importaciones parece haber
desaparecido como estrategia de desarrollo viable aproximadamente al mismo tiempo que comenzó la segunda separación en la
industria manufacturera. La vía clásica de sustitución de importaciones fracasó cada vez más, mientras que la vía orientada a la
exportación tuvo cada vez más éxito. Con el tiempo, muchas de estas naciones adoptaron políticas que convirtieron a todo su país
en lo que puede considerarse como una gran zona de procesamiento de exportaciones.
Un resultado involuntario de toda esta política amigable con el extranjero fue que impulsó la competitividad de las empresas
manufactureras de países avanzados. El punto clave es que la deslocalización no le permite a Proton tomar prestada la tecnología
de Japón al fabricar Protons, pero sí permite a Toyota tomar prestada la mano de obra de bajo salario de los países en desarrollo.
Esto claramente hace que los productos de la empresa deslocalizada sean más competitivos, pero no nos dice nada directamente
sobre cómo cambia los incentivos para crear empleos en la nación avanzada.

¿POR QUÉ IMPORTA?: 2 problemas surgen cuando los modelos de desarrollo de 3 generación ignoran la cadena de suministro.
Mala interpretación de los datos: Utilizar una visión de la industria del siglo XX para interpretar los datos del siglo XXI puede conducir
a inferencias incorrectas. Según la visión del siglo XX, las exportaciones de una nación nos dicen algo sobre la tecnología, la mano
de obra, el capital, etc. de esa nación. Sin embargo, este enfoque falla para los productos y las naciones donde las cadenas de
suministro internacionales son importantes. Las características del producto pueden decirnos algo sobre los factores incorporados
y la tecnología, pero muy poco sobre la nacionalidad de esos factores y tecnologías. El contenido de factores y tecnología de las
exportaciones de una nación dependerá de la posición de la nación en la cadena de suministro internacional, así como de su propia
oferta de factores y tecnología.
La visión de la industria del siglo XX vincula las características del país con los bienes. El problema es que el bien exportado puede
incorporar una gran cantidad de factores y tecnología de naciones extranjeras, por lo que el vínculo entre el producto y el país es
débil. Las implicaciones para el crecimiento también podrían malinterpretarse. Suponemos que una cámara en particular se fabrica
en Japón y luego Sony se traslada a China. Podríamos ver una asociación entre las exportaciones chinas de cosas que Japón solía
exportar y el crecimiento chino. Veríamos una asociación entre un aumento en el índice de sofisticación de las exportaciones de
China y su crecimiento, pero no tiene nada que ver con la sofisticación de su combinación de exportaciones. Si la visión alternativa
es correcta, lo único que importa es conseguir más trabajos de montaje.

Falta de atención a determinadas cuestiones de política: La teoría del alto desarrollo generalmente ignora u omite la naturaleza
cambiante de la industrialización. Con la falta de enfoque en las cadenas de suministro, también se pueden pasar por alto los
problemas de política que plantea el nuevo camino hacia la industrialización. Los nuevos problemas de política que surgen se
pueden destacar con un ejemplo. En la década de 1980, llegaron compradores de Estados Unidos e integraron empresas brasileñas
en la cadena de valor del calzado estadounidense. Esto facilitó la actualización. Las firmas locales más grandes mejoraron en
términos de proceso de producción, pero no en términos de diseño y comercialización. Pensar en las políticas de localización sin

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poner las cadenas de valor globales en el centro de la lógica económica puede conducir a algunas políticas muy equivocadas. Las
cuestiones geográficas son claramente más importantes para unirse a una cadena de suministro, pero no se comprenden bien, en
parte porque la teoría del desarrollo de alto nivel ignora las cadenas de suministro. Una hipótesis es que la geografía importa porque
el comercio del siglo XXI requiere que los técnicos y gerentes viajen entre las instalaciones de producción. Si bien el precio de los
boletos aéreos ha caído, el costo de oportunidad del tiempo no lo ha hecho. Probablemente esta sea la razón por la que las cadenas
de suministro están regionalizadas en lugar de globalizadas. Estas consideraciones dan lugar a conjuntos adicionales de
preocupaciones políticas. Dado que la geografía parece ser tan importante, parecería fundamental distinguir entre políticas que
podrían funcionar en el entorno de una cadena de suministro existente y políticas que podrían ser necesarias en países lejanos.
Una cuestión mucho más amplia se refiere al destino final de la industrialización impulsada por la deslocalización. En este momento,
el mundo parece dividirse en economías de sede y economías de fábrica.

QUÉ SIGNIFICA PARA LA COOPERACIÓN MULTILATERAL: Desde la segunda separación de la globalización, el comercio
internacional implica un conjunto de flujos transfronterizos más rico, más complejo y más interconectado. Este cambio de naturaleza
del comercio transformó la formulación de políticas a nivel mundial, primero al crear una nueva oferta y una nueva demanda de
disciplinas más profundas, y en segundo lugar al crear un vínculo entre varios aspectos de la formulación de políticas. La
complejidad y la interconexión del comercio de la cadena de suministro desplazó la gobernanza del comercio mundial hacia el
regionalismo. Los flujos transfronterizos complejos exigen reglas complejas. Dado que la mayor parte del comercio de cadenas de
suministro es regional, existe una fuerte tendencia a establecer las complejas reglas necesarias a nivel regional en lugar de
multilateral. El comercio del siglo XXI crea la necesidad de dos nuevos tipos de disciplinas. Estos corresponden a los dos nuevos
elementos del comercio internacional asociado.
1. El comercio de la cadena de suministro a menudo implica producir en el extranjero, ya sea directamente o mediante
relaciones a largo plazo con proveedores independientes. Esto significa que las barreras para hacer negocios en el extranjero
ahora son barreras comerciales.
2. La producción entre las instalaciones debe estar coordinada y esto implica el flujo bidireccional de bienes, servicios,
personas, capital y capacitación. Las barreras a estos flujos son ahora barreras al comercio.
La segunda separación de la globalización creó un nuevo tipo de situación en la que todos ganan en el comercio internacional. El
tipo antiguo era "mi mercado para el tuyo"; el nuevo tipo es "mis fábricas para su reforma". Esto generó una demanda masiva de
nuevas disciplinas por parte de las empresas de "economía central" y una oferta masiva de nuevas disciplinas por parte de los
gobiernos de la "economía de fábrica". El paquete resultante de disciplinas más profundas es lo que he llamado regionalismo del
siglo XXI, un tema que se retomó en el Informe sobre el comercio mundial 2011.
En lo que respecta al comercio del siglo XX y las cuestiones comerciales del siglo XX, la OMC goza de una mala salud. El
regionalismo del siglo XXI que ha surgido de la búsqueda de los países en desarrollo de fábricas y empleos deslocalizados es una
amenaza para la centralidad de la OMC en la gobernanza del comercio multilateral, pero no en la forma en que lo fue el bilateralismo
del siglo XX. El regionalismo del siglo XXI trata de disciplinas que sustentan la industrialización de la cadena de suministro. Donde
el futuro de la OMC parece nublado es en el frente comercial del siglo XXI. Las demandas de nuevas reglas y disciplinas que rijan
el nexo comercio-inversión-servicios-PI se están formulando fuera de la OMC. El futuro de la OMC será permanecer en el camino
lateral del siglo XX en el que se ha desviado, o participar de manera constructiva y creativa en la nueva gama de disciplinas
necesarias para apuntalar el comercio del siglo XXI.

CONCLUSIÓN: La generación actual de pensamiento de alto desarrollo evita las grandes ideas, ya que no tienen en cuenta los
hechos. Parece haber poca correlación entre los resultados y las antiguas Grandes Ideas (ISI), o su reemplazo (Consenso de
Washington). Una parte de la correlación débil podría deberse a la transformación revolucionaria de la industria y el comercio que
tuvo lugar desde 1985 hasta finales de la década de 1990, pero que no se ha incorporado a la teoría del desarrollo.
A partir de 1985, los industrializadores de países en desarrollo más exitosos se unieron a las cadenas de suministro de empresas
de países de alta tecnología. Unirse a una cadena de suministro hizo que la industrialización fuera radicalmente menos compleja y
radicalmente más rápida porque la industria de la cadena de suministro es menos desigual y está menos interconectada a nivel
nacional. La revolución de las TIC redujo el costo de coordinar actividades complejas a distancia y esto hizo que la dispersión
geográfica de las cadenas de suministro fuera factible y rentable. Las empresas de países ricos deslocalizaron segmentos de sus
cadenas de valor a países en desarrollo. La multinacional normalmente desplegaba su tecnología específica de la empresa en la
fábrica extranjera, especialmente porque esta combinación de tecnología de nación rica y mano de obra de bajo salario podía ser
muy rentable. Este "préstamo de tecnología" podría revolucionar la producción de la industria de una nación en desarrollo casi de
la noche a la mañana. Las fábricas deslocalizadas llegaron con todo lo necesario para exportar. Gran parte de esto era regional, ya
que el personal clave todavía tenía que viajar entre las fábricas. Simplificando, todo lo que la nación en desarrollo tenía que hacer
era ubicarse cerca de los EE. UU., Japón o Alemania, proporcionar trabajadores confiables y establecer un entorno empresarial
hospitalario. Pero más fácil y más rápido no significa necesariamente mejor. La segunda separación hizo que la industrialización
fuera menos significativa. La lucha por el desarrollo es continuar alcanzando nuevos equilibrios, profundizando así la explotación
de las economías externas. El éxito de Tailandia al convertirse en el Detroit del sudeste asiático muestra que la industrialización de
la cadena de suministro puede funcionar incluso sin políticas sólidas de transferencia de tecnología.
Para concluir, no estoy seguro de que una comprensión completa de las implicaciones de desarrollo de la segunda desagregación
conduzca finalmente a nuevas Grandes Ideas. Sin embargo, estoy seguro de que ignorar tales implicaciones garantizará una
perplejidad continua. Las cadenas de suministro globales son ahora un punto fijo en la tipología de planificadores industriales de
naciones en desarrollo. La incorporación de tales consideraciones en la teoría del desarrollo puede aportar importantes
conocimientos.

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