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Resumen

La obra Platero y yo trata sobre la vida de un burro muy querido llamado


Platero. Este asno está bajo el cuidado de un jovencito que lo quiere y lo trata
como si fuese su mejor amigo. Por diversas razones, entre ellas la muerte de sus
familiares, este muchacho no confía en las demás personas.

La narración no tiene un orden cronológico, los capítulos recopilan y exponen


experiencias y recuerdos vividos, que van y vienen, entre Platero y el narrador.
Sin embargo, los hechos relatados transcurren en primavera y culminan en
invierno, coincidiendo con las estaciones del año.

Veamos algunas de las vivencias que acontecen a los protagonistas en cada


época del año:

Inicio (I-XXIV)

Al inicio de la obra, el narrador describe al burro. A partir de entonces, el joven


narra las aventuras que vive junto a Platero.

Entre sus primeras vivencias destacan: la noche que un hombre quiere robarles
los alimentos, pero el narrador consigue evitarlo. También cuando el burro se
clava una púa y casi se queda cojo, entonces el muchacho le cura con agua del
arroyo. Entretanto, el narrador descubre a Platero los detalles de su niñez por
la calle donde vivió y el paisaje durante una puesta de sol.

La primavera (XXV-LXIV)

A la llegada de la primavera, el protagonista observa el campo y describe los


rasgos propios de la estación. En esta época el joven y el burro viven diferentes
aventuras, entre las que destacan: el día en que son testigos de cómo un
guardia mata a un perro porque tiene sarna. En el mes de abril, Platero disfruta
del campo lleno de flores mientras se las come.

También, los protagonistas son testigos de cómo el canario verde se escapa de


su jaula y consigue volar.
Un día, el joven descubre que una sanguijuela hace que Platero no pare de
sangrar, cuando se la quita el animal mejora. Más adelante, presencian cómo
los carros se dirigen a la Romería del Rocío.

El verano (LXV-LXXXIV)

El narrador describe los rasgos propios de esta estación y también cómo


Platero chorrea sangre a causa de las picaduras de los tábanos.

Durante el verano, los protagonistas viven las siguientes aventuras: el día que
presencian una tormenta muy fuerte; la llegada del tiempo de vendimia,
mientras el narrador descubre las diferentes labores en el campo y en las
bodegas de la zona.

En septiembre, Platero y el joven acuden a una fiesta con fuegos artificiales, el


animal se asusta por el ruido. En este mismo mes, el narrador cuenta cómo
muere una de las niñas del pueblo que jugaba con el burro. Pronto también
describe la muerte del canario.

El otoño (LXXXV-CXVII)

La entrada de esta estación hace que Platero esté cada vez más perezoso. En
octubre, los niños vuelven al colegio y no juegan en la calle. Este hecho hace
que el burro y el joven estén aburridos.

En uno de los habituales paseos, el narrador y Platero descubren un racimo de


uvas olvidado, cuando ya no es época de vendimia, y se lo comen.

En noviembre, el narrador y Platero recolectan leña para la chimenea. Pronto


ambos enferman y el narrador describe el sonido de las calles desde su cuarto.

El invierno (CXVIII-CXXXVIII)

Cuando llega el invierno, el narrador describe un día lluvioso desde su casa. En


esta estación, los protagonistas viven las siguientes aventuras: la noche en que
salen a contemplar las estrellas mientras el resto del pueblo se resguarda del
frío de la noche; el día de Reyes, el cual el protagonista recibe con nostalgia; el
lunes de Carnaval, cuando los niños se disfrazan y las calles se llenan de gente,
el ruido no agrada a los protagonistas.
Al final, durante los últimos capítulos, Platero muere y el narrador queda solo y
nostálgico, mientras guarda la esperanza de que el burro siga ahí.

Análisis
Platero y yo es un libro que consta de 138 capítulos bastante breves, apenas
superan las dos páginas. Supone una fuente inagotable de recursos expresivos.
Destaca por el manejo de la sintaxis y el empleo de un lenguaje rico en el que
abundan adjetivos y recursos literarios como metáforas.

Temas y valores

Algunos especialistas opinan que el relato es una especie de diario en el cual


Jiménez expone parte de su vida durante la infancia, su forma de pensar y de
actuar.

No obstante, el libro no es un diario, aunque sí puede que refleje muchas


experiencias propias del autor a lo largo del texto.

La obra no es un texto fácil como lectura infantil, ya que reflexiona sobre la vida,
la enfermedad o la muerte. Asimismo, el libro está lleno de temas y valores
implícitos, entre los cuales podemos destacar:

• La amistad y el amor: se da con la relación entre el narrador y el burro


Platero. Ambos personajes, que siempre están juntos, demuestran una
gran complicidad y afinidad.
• La bondad: se muestra en el comportamiento de los protagonistas, los
cuales se comportan de manera respetuosa y ayudan a aquellos que más
lo necesitan.
• Dolor y sufrimiento: la trama supone una anteposición incesante entre
dos formas de ver la vida. Por un lado, la de Platero es ingenua e
inconsciente como la de un niño. Por otro lado, la del hombre que es
consciente del dolor y el sufrimiento, como un adulto.
• La soledad: acompaña al narrador y a Platero durante la obra. Por un
lado, la soledad que tienen ambos personajes con respecto al resto del
mundo. Por otro lado, se presenta cuando el burro muere y el narrador
queda vacío.
Recursos literarios

La narrativa de Juan Ramón Jiménez, en Platero y yo, se caracteriza por la gran


cantidad de detalles, descripciones y uso de recursos literarios empleados a lo
largo del texto, también abundan las imágenes poéticas.

Estos recursos invitan al lector a ir más allá de la simple imaginación de cómo


son los escenarios y de cómo ocurrieron los hechos.

El autor hace uso de la metáfora, una figura literaria que establece relación de
semejanza entre un término real y otro imaginario. Por ejemplo, aquí se refiere
al amanecer:

Parece que estuviéramos dentro de un gran panal de luz, que fuese el interior de una
inmensa y cálida rosa encendida.

También es frecuente el uso de hipérboles. Esta figura literaria consiste en


exagerar cualidades o características. Por ejemplo, usa la hipérbole para
engrandecer las cualidades de Platero:

Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón
que no lleva huesos.

El empleo de símiles para establecer relaciones entre elementos reales e


imaginarios:

Después, el vasto cielo fue cual un zafiro transparente, trocado en esmeralda.

La riqueza del lenguaje

Otro aspecto a resaltar de Platero y yo es que el autor hace uso de un amplio y


rico vocabulario. En algunos casos, Juan Ramón Jiménez emplea palabras
inventadas y expresiones y vocablos típicos del vocabulario autóctono de
Andalucía.

Son frecuentes también las modificaciones léxicas y fonéticas del dialecto


andaluz, encontramos ejemplos como este, comprendido en el capítulo “La
tísica” (XLVI):
—Cuando yego ar puente —me dijo—, ¡ya v’usté, zeñorito, ahí ar lado que ejtá!,
m’ahogo…

Personajes de Platero y yo
• Platero: Es el burro del poeta. Según el texto Platero es en apariencia
pequeño, peludo y suave. Blando como si fuera de algodón y con los ojos
negros y brillantes como el azabache. Su nombre viene de la expresión
“burros de plata”, la cual era utilizada para señalar a ciertos tipos de
asnos de la Comunidad Autónoma de Andalucía, España.
• “Yo”: es el narrador de la historia, quien relata y describe lo que ocurre
a lo largo del texto y expone cómo es y cuánto quiere a Platero.
Aparentemente parece un personaje sensible, solitario que se presenta
como un joven “vestido de luto, de barba nazarena y un breve sombrero
negro”.

No obstante, a lo largo del libro aparecen más personajes pero con poca
participación. Entre ellos, el loro, la perra Diana, el perro sarnoso, los niños, el
canario verde, la cabra, la novia, entre otros animales y personas.

Biografía de Juan Ramón Jiménez


Juan Ramón Jiménez fue un poeta español, ganador del premio Nobel de
Literatura.

Nació en Moguer (Huelva) el 23 de diciembre de 1881 en el seno de una familia


acomodada. Este hecho le permitió educarse en las mejores escuelas de la
región. En su juventud se trasladó a Sevilla para cursar los estudios de Derecho
por imposición familiar, donde comenzó a interesarse por la pintura y más
tarde por la poesía.

A la edad de diecinueve años se marchó a Madrid, donde publicó sus dos


primeros libros Ninfeas y Almas de violeta. Ese mismo año, la muerte de su
padre le hizo caer en una depresión y tuvo que ingresar en diferentes
sanatorios.

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