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Violencia de género: acceso a justicia de las mujeres

Autora:
González de Vicel, Mariela A.

Cita: RC D 1126/2019
Sumario:

1. Introducción. 2. Acceso a "la justicia" como forma de acceso "a justicia". 3. Algunas realidades a atender al
momento de intervenir en los casos judiciales. 4. La roca de sísifo o la absurda esperanza.

Violencia de género: acceso a justicia de las mujeres

1. Introducción

Existe consenso generalizado en sostener que la ruptura de un orden establecido que nace como consecuencia
de procesos históricos y de construcciones colectivas se denomina revolución. Desde ese punto de vista, el
enorme movimiento gestado más o menos soterradamente y poco a poco visibilizado hasta tomar las calles y las
conciencias, con soporte en las teorías feministas y la profunda incidencia de la doctrina de los derechos
humanos en la sociedad argentina, han puesto al revés el sistema patriarcal. Con manifestaciones masivas y
medidas adoptadas por organismos del Estado, el desequilibrio de poder se hizo visible y hay una tendencia que
permite sostener que la sensibilización de los primeros tiempos dará lugar a más acciones positivas. Nace
entonces una certeza: la revolución está en marcha. Y estamos en ella.

Numerosos instrumentos jurídicos internacionales y locales describen conductas, postulan valores, determinan
obligaciones y demarcan la esfera de actuación permitida a la ciudadanía y a los Estados, incluso disponiendo
las sanciones en supuestos de incumplimiento; se trata de tratados multilaterales, constituciones nacionales y
provinciales, leyes federales o de cada estado, e incluso reglamentaciones de jerarquía inferior con las que se
pretendió y pretende regular los conflictos derivados de la convivencia humana.

Aún con el bagaje normativo enunciado, el sistema de protección de los derechos humanos observa dificultades,
tales como la exclusión y/o sub-representación de las mujeres en el universo de su implementación, que se
incrementa respecto de otras personas no pertenecientes a categorías binarias[1]; invisibilidad o minimización de
ciertas problemáticas que impactan de manera diferencial y desproporcionada según el género, como la
condición de migrante, discapacitada o aborigen, o su pertenencia a determinadas categorías en las que se
autoincluyen[2]. Otros factores como los límites de miradas frente a la heterogeneidad de modalidades de
dominación de género existentes, que si bien no afectan a todes[3] por igual, ni a las mujeres únicamente
-aunque las azotan más intensamente- como la raza o la condición social, se presentan evidenciando la
multicausalidad de la posición discriminatoria de las mujeres en todos los ámbitos en que se desarrollan[4]. De
similar tenor son la resistencia y permanencia de la dicotomía público/privado en el reconocimiento de los
derechos y en la determinación de los alcances de las obligaciones estatales[5]; o los procesos de trabajo que
pese a declamar lo contrario, incurren en re-victimización o derechamente en violencia institucional[6].

2. Acceso a "la justicia" como forma de acceso "a justicia"

Las dificultades enunciadas -que no pretenden agotar el listado- deben superarse. ¿Cómo? Una forma posible la
constituye la relectura y resignificación de los instrumentos internacionales de DDHH en clave de "diversidad",
ampliando así el restrictivo ideal de "persona" referenciada a quienes tienen asignado el sexo masculino que
subyace en las interpretaciones tradicionales, e instituyendo la protección hacia colectivos sociales excluidos[7];
o también con el dictado de normas específicas para la protección de grupos determinados en función de
particulares situaciones de vulnerabilidad (así surgieron CEDAW, CDN, CDPCD[8]). Esas convenciones tienen su
refuerzo americano en instrumentos como la Convención de Belem do Pará, vigente en nuestro país a partir de la
Ley 26432 del 01/04/94, y la Ley interna 26485 de Prevención Integral contra la Violencia de Género, auxiliadas

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por las leyes provinciales dictadas en la materia.

En un estadio más avanzado, encontramos la necesidad de una reforma más compleja: la de las prácticas
institucionales que se llevan a cabo nada más y nada menos que por individuos formados en las estructuras
tradicionales, donde el poder patriarcal goza de buena salud, y donde la violencia, en sus más evidentes, pero
también sus más sutiles manifestaciones constituyen el pan de cada día. Incluso, a veces, el único "alimento",
siendo imperioso remarcar que los crecientes índices de pobreza, el incremento de la indigencia, la
desocupación, el retraimiento de los servicios públicos[9] son factores estresores y cepas propicias para el
desarrollo y afincamiento del ejercicio de las distintas manifestaciones de la violencia y el maltrato hacia los más
vulnerables[10].

El camino emprendido por organizaciones de la sociedad civil[11] acompañando los reclamos del colectivo
femenino en sus variopintas modalidades de agrupamiento[12], parece destinado a compeler la inoperancia de
las instancias tradicionales, activando debates sociales que traccionan hacia el cambio. Como señala
Abramovich[13], aún bajo las normas procesales tradicionales, "si la violación afecta a un grupo generalizado de
personas, en la situación denominada por el derecho procesal contemporáneo de derechos o intereses
individuales homogéneos, las numerosas decisiones judiciales individuales constituirán una señal de alerta hacia
los poderes políticos acerca de una situación de incumplimiento generalizado de obligaciones en materias
relevantes de política pública[14]. Esta línea argumental se explicita y hace visible en algunos ejemplos de la
reciente producción legislativa, como lo son la "Ley Brisa"[15], la "Ley Justina"[16], o la "Ley Micaela"[17], cuya
génesis fueron casos puntuales de impacto mediático motorizado por actores sociales inquietos y hastiados.

Como modo de reforzar el esfuerzo dirigido a la lucha por la verdadera igualdad de trato para el acceso a las
oportunidades, el respeto por la dignidad, la no discriminación, como medidas de acción positiva para la
población en general, pero reconociendo aquel desequilibrio estructural que afecta a determinados grupos,
aparecen nuevas herramientas. De este modo, las 100 Reglas de Brasilia sobre acceso a la justicia de las
personas en condición de vulnerabilidad o la Recomendación N° 35 del Comité de seguimiento de la CEDAW,
de julio de 2017 re significan las modalidades de intervención judicial frente a la violencia contra las mujeres, y
aportan estándares de que deben ser divulgados y puestos en marcha al momento de la actuación
jurisdiccional[18].

Sin embargo, pese a las leyes que procuran la reducción de la violencia de género con fines sensibilizadores,
punitivos, o incluso educadores, aún estamos bastante lejos de una modificación sustancial. Como dijo el
admirado literato uruguayo: "Ante la ley terrena, la igualdad se desiguala todo el tiempo y en todas partes, porque
el poder tiene la costumbre de sentarse encima de uno de los platillos de la balanza de la justicia"[19].

En ese marco, el sub sistema de normas procesales viene a funcionar como vínculo imprescindible entre la
regulación de las conductas contenida en el régimen general que normativiza los derechos civiles, y la persona
humana a la que el derecho sirve, apareciendo el acceso a la jurisdicción como una garantía indispensable para
el ejercicio efectivo de las conductas descriptas en los estatutos, y el acceso a la justicia como el valor a
alcanzar.

Con el modesto objetivo de mostrar cómo el acceso a la justicia puede estar garantizado, sin que esa afirmación
permita sostener que también se garantiza el acceso a justicia, podemos comparar dos casos de interrupción
voluntaria de embarazos. Uno de trascendencia mediática, vinculado a una niña de 11 años, ocurrido en la
provincia de Tucumán en que se demoró la realización del aborto casi hasta constituir trato inhumano y
degradante[20]; el restante con la solicitud de prohibición de realización de la interrupción del embarazo de una
mujer adulta, efectuada por un varón que decía tener sospechas de ser el progenitor de la persona gestada,
dictado en la provincia de Río Negro. La jueza rechazó la pretensión de amparo a las puertas del proceso[21].

La Ley 26485 de Protección Integral para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres en los
ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales, consagra, entre otros, el acceso a la justicia de las
mujeres que padecen violencia (art. 2, inc. f) y su derecho a obtener una respuesta oportuna y efectiva (art. 16,
inc. b). Adultas y niñas son beneficiarias de la norma, porque a ambas alcanza el derecho a obtener justicia en
un tiempo razonable, y en el caso de la niña, los organismos de salud se la negaron, debiendo el Poder Judicial

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-adecuadamente capacitado- enmendar la crueldad.

Eludiendo las consideraciones legales particulares de ambos supuestos, lo que interesa remarcar aquí es cómo
la ley puede ser aplicada con injusticia cuando los efectores no la interpretan despojada de connotaciones
personales y como acceso a la justicia pueden coincidir a partir de incardinar a ambas con perspectiva de
género.

Es imperioso que los operadores estatales, y en especial los del servicio de justicia se capaciten de forma
sostenida y permanente, y que esta sea una política que se lleve a cabo desde los más encumbrados cargos,
auto incluyéndose quienes los detentan para cumplir los deberes a los que se comprometió nuestro país[22].

3. Algunas realidades a atender al momento de intervenir en los casos judiciales

Si bien en términos históricos puede verse un avance legislativo de envergadura desde la época transcurrida
entre la sanción del Código Civil y hasta la gran reforma de 2015 que dio lugar Código Civil y Comercial, la
innegable autonomía de las mujeres aún no ha mejorado lo suficiente.

La causa principal del mantenimiento del desequilibrio estructural es la persistencia de una desigual distribución
de responsabilidades en la vida privada y la insuficiencia de políticas estatales para ayudar a una mejor
articulación entre el trabajo[23] y la responsabilidad familiar. El incremento de las mujeres en la participación
laboral no está acompasado ni a la simetría del ingreso por la misma tarea[24], ni al reparto igualitario en las
responsabilidades domésticas, las que en gran medida se despliegan por mujeres, o se delegan en mujeres[25].
En lo que hace a las responsabilidades parentales, las madres continúan siendo las principales encargadas del
cuidado de los hijos, aun en aquellos casos en que cuenten con cierta ayuda para las tareas domésticas, de un
familiar o un tercero[26].

Estos temas adquieren fundamental importancia a la hora de los conflictos relacionados a la distribución del
cuidado de los niños, niñas y adolescentes -como elemento intrínseco al ejercicio de la responsabilidad parental-;
la contribución de los progenitores en relación con los alimentos -en sentido amplio y su intrínseca relación con la
vivienda-; la posibilidad de reclamar y obtener una compensación económica -instituto novedoso en el derecho
nacional- todas circunstancias que probablemente se hallaban en desequilibrio oculto durante la vida en común,
y que se ponen en evidencia luego del cese de la convivencia o el matrimonio.

Cuando pensamos la problemática de género, se la suele asociar a la violencia doméstica, y en particular a la


agresión física. Sin embargo, las estadísticas exponen la prevalencia del maltrato emocional en los casos
judicializados[27], sin datos certeros sobre la violencia económica y financiera o simbólica, enmascaradas o
soterradas en estereotipos naturalizados en hombres y mujeres. ¿Acaso la morosidad constante en la
contribución alimentaria no importa una sobrecarga emocional para quien la padece? ¿No se cercena la
autonomía[28] y las posibilidades de desarrollo individual si se perpetua la exigencia cultural del cuidado casi
exclusivo de la prole en la integrante femenina?

4. La roca de sísifo o la absurda esperanza

Obtener justicia implica, además de acceder a los tribunales, que los y las operadores de cualquier fuero
conozcan su deber de juzgar con un fin: reequilibrar durante el proceso o con el dictado de una sentencia, la
tensión preexistente en las relaciones de poder que se juegan entre quienes habitamos un mundo, por ahora
todavía muy desigual.

[1] Conforme el mapa de género elaborado por la Oficina de la Mujer de la CSJN, que analiza las
tendencias en cuanto a la presencia de mujeres en la magistratura y en los cargos superiores a
nivel nacional y en cada jurisdicción, si bien el 57 % de la composición global es de género
femenino, la mayor proporción se ubica en los cargos de menor jerarquía -administrativos y
funcionarios- persistiendo la pirámide decreciente a medida que nos acercamos a cargos
superiores, donde sólo un 27 % de magistrados/as que ocupa los espacios donde se organizan las

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políticas judiciales son mujeres. Ese esquema suele repetirse en el ámbito de los poderes
ejecutivos, donde -por caso- de los 24 distritos provinciales, solo 4 actualmente son gobernados por
mujeres, y varía en el caso del legislativo por virtud de la ley de cupo, verdadera medida de acción
positiva. La información se encuentra disponible en el link
https://om.csjn.gob.ar/mapagenero/pages/view/public/informes/informemapa2018.pdf (Consultado
el 29/07/2019).

[2] Una de las notas disonantes del feminismo contemporáneo reposa en la apropiación de la lucha
feminista por parte de las mujeres blancas, dejando fuera a la inmensa mayoría de mujeres
atravesadas por desigualdades de raza y clase, como con sencillez y firmeza lo explica en su El
feminismo es para todo el mundo bell hooks (quien se nombra en letras minúsculas); o las nuevas
experiencias acerca de algunas femineidades que desarrolla Virginie Despentes en Teoría King
Kong.

[3] La intención del uso del neologismo es atraer la atención de quien lee e incluir en el término a las
personas que no pertenezcan a las categorías masculino/femenino.

[4] En este aspecto en particular es donde la feminización de la pobreza se evidencia de manera más
descarnada y elocuente.

[5] Se recomienda la lectura esclarecedora del fallo de la SCBA del 28/11/2018, "G., M. A. c. Poder
Ejecutivo s/ Pretensión indemnizatoria. Recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley", en
RDF-2019-III-junio, pág. 36 y sgts.

[6] Por ejemplo, los organismos públicos parecen no notar que, tras la denuncia de violencia
doméstica de la mujer, se la cita en múltiples ocasiones (a los equipos técnicos, con su abogado/a,
ante el o la jueza, de familia o penal o ambos, etc.) para satisfacer protocolos, pero no siempre para
recomponer derechos agraviados.

[7] En el sentido indicado, es particularmente ponderable la sanción en la provincia de Chubut de la


Ley XV Nº 26 que se ocupa de establecer mecanismos de protección integral contra la violencia de
género para las mujeres y el colectivo LGBTQ+.

[8] Convención sobre la Eliminación de toda forma de Discriminación contra la Mujer (CEDAW),
aprobada por Naciones Unidas en 1979 y ratificada por 189 países, el 97.9 % de los existentes,
entre ellos Argentina, el 15 de julio de 1985, y con jerarquía constitucional desde 1994; Convención
de los Derechos del Niño (CDN), ratificada por todos los países del orbe, excepto dos, incluida en el
art. 75, inc. 22 de la Constitución Nacional como parte integrante de la misma; Convención sobre
los Derechos de las Personas con Discapacidad, firmada por nuestro país el 30/3/2007, junto con el
Protocolo Facultativo y ratificada el 2/9/2008 por Ley 26378.

[9] Conforme los datos del Observatorio de la Deuda Social, UCA, en 2018 tuvo lugar un importante
incremento de la pobreza en un contexto fuertemente inflacionario y de estancamiento económico,
que asume el valor más alto, afectando la pobreza al 23 % de los hogares y al 31 % de la
población. El estudio destaca que tuvo lugar un deterioro sostenido desde el an~o 2014 para los
estratos marginales, pero también se observa una tendencia similar para los hogares del estrato
obrero integrado, e incluso aunque menor, un deterioro de la situación para sectores medios no
profesionales. La información disponible en http://wadmin.uca.edu.ar/public/ckeditor/Observatorio%
20Deuda%20Social/Presentaciones/2019/2019-OBSERVATORIO-POBREZA-
MULTIDIMENSIONAL-DOCUMENTO-TRABAJO.pdf (Consultado el 29/07/2019).

[10] Según datos brindados por la Oficina de Violencia Doméstica de la CSJN, en los primeros tres
meses de este año hubo un incremento en la atención de casos "del 19 % en relación con el mismo
periodo del año anterior", lo que implicó a 2.518 mujeres mayores de 14 años afectadas por hechos
de violencia.

[11] Organizaciones como Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Asociación de Derechos

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Civiles (ADC), La Casa del Encuentro, Colectivo de Derechos de Infancia, solo por nombrar
algunas.

[12] Movimientos como el "Ni una Menos", "Colectivo de actrices", como ejemplos más sonados, y sin
perjuicio de las incontables formas de agrupamiento locales y sectoriales que proliferan en el país.

[13] Abramovich, Víctor, Acceso a la justicia y nuevas formas de participación en la esfera política, cita
Online: 0003/012631.

[14] Así, por ejemplo, en el caso "Sterla, Silvia s/ Interrupción de la prisión preventiva" se argumentó
que la detención de personas enfermos terminales de HIV/sida podía constituir trato inhumano o
degradante y se requirió la concesión de un beneficio de arresto domiciliario para una portadora.
Esa acción y otras decisiones adoptadas por jueces de ejecución actuaron como una señal de
alerta que motivó la posterior reglamentación de la Ley de Ejecución Penal, estableciéndose
supuestos en los cuales portadores de HIV. podían acceder al beneficio del arresto domiciliario
(Decreto 1058/1997 [LA 1997-D-3864], reglamentario del art. 33 Ley 24660 [LA 1996-B-1744]).
Conf. amicus curiae Sterla, Silvia, presentada por el CELS en septiembre de 1996, en
www.cels.org.ar (Consultado el 29/07/2019).

[15] Ley 27452 de Régimen de Reparación Económica para víctimas de violencia de género fue
aprobada por el Congreso el 4 de julio de 2018, promulgada por Decreto 871/2018, y con ella se
dispone la percepción del equivalente a un haber jubilatorio mínimo, siendo los beneficiarios "las
niñas, niños y adolescentes, cuyo progenitor y/o progenitor afín haya sido procesado y/o condenado
como autor, coautor, instigador o cómplice del delito de homicidio de su progenitora", extensible
hasta los 21 años. Surgió a partir de la muerte de Daiana Barrionuevo a manos del padre de sus
tres hijos en diciembre de 2014, y como propuesta de la asociación civil La casa del Encuentro.

[16] Ley 27447 de Trasplante de Órganos, Tejidos y Células, sancionada el 04/07/2018 promulgada el
25/07/2018 y publicada el 26/07/2018 reglamentada por Decreto 16/2019 del 04/01/2019,
instrumento que declara al INCUCAI como órgano de aplicación de la ley, que fue dictada a partir
del fallecimiento sin posibilidad de acceso a trasplante de la adolescente Justina Lo Cane y la labor
realizada por familiares y parientes de personas con necesidad de acceso a trasplante de órganos.

[17] Ley 27499, promulgada el 9/1/2019 por Decreto 38/2019, que establece la obligatoriedad de la
capacitación en la temática de género y violencia contra las mujeres para todas las personas que
se desempeñen en la función pública, en todos sus niveles y jerarquías, de los tres poderes del
Estado, a partir del caso de la adolescente Micaela García, activa militante del movimiento "Ni una
menos" asesinada en abril de 2017 en Gualeguay, Entre Ríos.

[18] El Comité CEDAW ha señalado que "el origen étnico o la raza de la mujer, la condición de minoría
o indígena, el color, la situación socioeconómica y/o las castas, el idioma, la religión o las creencias,
la opinión política, el origen nacional, el estado civil, la maternidad, la edad, la procedencia urbana o
rural, el estado de salud, la discapacidad, los derechos de propiedad, la condición de lesbiana,
bisexual, transgénero o intersexual, el analfabetismo, la solicitud de asilo, la condición de refugiada,
desplazada interna o apátrida, la viudez, el estatus migratorio, la condición de cabeza de familia, la
convivencia con el VIH/sida, la privación de libertad y la prostitución, así como la trata de mujeres,
las situaciones de conflicto armado, la lejanía geográfica y la estigmatización de las mujeres que
luchan por sus derechos". son factores de discriminación de carácter relacional. Es imprescindible
que estas apreciaciones sean divulgadas e internalizadas para que los derechos que las normas
cobijan se realicen.

[19] Galeano, Eduardo, Patas arriba, la escuela del mundo al revés, 1998.

[20] Ver la nota de Mariana Carbaja en el link https://www.pagina12.com.ar/177619-la-trama-urdida-


para-dilatar-la-violacion-de-la-nina-tucuman (Consultado el 29/07/2019).

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[21] Juzg. de Familia Nº 7 de Bariloche, "P. Z., G. c/ S., L. B. s/ Amparo (f) (reservado), Expte. Nº
25.718/19, 27/03/2019, firme, inédito.

[22] El STJ de la provincia de Chubut consideró como actividad obligatoria la capacitación en materia
de género y derechos humanos como parte de sus objetivos estratégicos por Acuerdo Plenario
4710/2019, disponible en https://www.juschubut.gov.ar/images/OM/Acuerdo_POG_4719.pdf.
Conforme el Acuerdo Plenario 4501/17, esa calificación es constituye un deber funcional, y habilita
a imponer quienes no asistan -empleado, funcionario o magistrado- del descuento de los haberes
correspondientes al día o días de ausencia.-; también dispone que será anotada en el legajo
personal del agente y deberá ser tenida en cuenta al momento de considerar promociones y
ascensos. La suscripción de la Convención Interamericana para prevenir, sancionar y erradicar la
violencia contra la Mujer (Belén do Pará), en su art. 8 inc. c), nuestro país ha convenido la adopción
de medidas específicas tendientes a fomentar la capacitación, entre otros del personal en la
administración de justicia. En el Informe de Acceso a la Justicia para las Mujeres Víctimas de
Violencia en las Américas, del ario 2007, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos: "...
destaca la necesidad de reformar la cultura judicial de una manera sostenible como una
precondición para que las mujeres puedan obtener un acceso de jure y de facto a la justicia. Para
ello, la Comisión enfatiza la importancia de fortalecer y promover la creación de programas de
capacitación para funcionario/as públicos, judiciales...".

[23] Excedería las posibilidades de este trabajo ampliar sobre la brecha salarial de género. Parece
suficiente mencionar que los hombres ganan hoy 30% más que las mujeres, según el último
informe del Indec sobre los ingresos (Evolución de la distribución del ingreso (EPH) Cuarto
trimestre de 2018).

[24] Si se tiene en cuenta el promedio de ingresos totales (laborales y no laborales) se observa que los
varones ganan un 26 % más respecto de las mujeres, según el Boletín del Observatorio de
Violencia contra las Mujeres, en https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2-boletin-
estadisticas-de-genero.pdf (Consultado el 29/07/2019).

[25] Un 25,3 % de las mujeres que se dedican al trabajo no remunerado y a tareas de cuidado, siendo
que solamente el 3,9 % de los varones refieren ocuparse a dichos trabajos, conf. Boletín, op.cit.

[26] La población que se dedica al trabajo de cuidados no remunerado se encuentra altamente


feminizada, representando el 92 % en mujeres con respecto al 8 % para varones. Ver datos en
línea en https://www.argentina.gob.ar/sites/default/files/2-boletin-estadisticas-de-genero.pdf
(Consultado el 29/07/2019).

[27] CSJN, Oficina de violencia domestica, informe primer trimestre de 2019 señala: los cinco tipos de
violencia establecidos en la Ley 26485 se registraron en todos los vínculos entre personas
afectadas y denunciadas, como también las de tipo ambiental y social. La de tipo psicológica estuvo
presente en el 96 % de las evaluaciones de riesgo de las personas afectadas; la fi´sica y simbo´lica
en el 53%; la ambiental en el 39 %; la económica y patrimonial en el 29 %; la social en el 13 %; y la
sexual se registro´ en el 10 %. Datos disponibles en
http://www.ovd.gov.ar/ovd/verMultimedia?data=3131 (Consultado el 29/07/2019).

[28] Según el Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe, la autonomía se


define, como la posibilidad que tienen las mujeres de contar con la capacidad y las condiciones
concretas para tomar libremente las decisiones que afectan sus vidas en diferentes ámbitos. Véase
en https://oig.cepal.org/es/autonomias (Consultado el 29/07/2019).

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