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Junio 2020
Resumen
El presente documento nace a partir del análisis del contexto nacional de desnutrición
crónica y su efecto en el desarrollo integral en el periodo que comprende del 2001 a la
fecha.
Indudablemente el Estado guatemalteco tiene un gran desafío en materia de Seguridad
Alimentaria, el país tiene la prevalencia de desnutrición crónica más alta de América
Latina. Definitivamente esta problemática social es estructural, por un lado, la débil gestión
del gobierno ante esta problemática y por el otro la población que no rompe con el
paradigma del círculo vicioso de la desnutrición crónica.
Se hace el cuestionamiento ¿la desnutrición crónica afecta el desarrollo integral de
Guatemala? Vasta conocer la respuesta con el índice de desarrollo humano que tiene el país
en relación al resto de los países de la Región. La mitad de la población del país vive en
pobreza, esto es el reflejo de la tasa de analfabetismo y desempleo que aqueja al país.
Contextualización de la Problemática
La desnutrición representa un obstáculo para el desarrollo social y económico del país,
especialmente en el área rural y en los grupos urbano marginales e indígenas. (Congreso de
la República, 2005). Guatemala posee la mitad de niños con desnutrición crónica de Centro
América.
Las madres de niños con desnutrición crónica en su mayoría son mujeres que no tuvieron la
oportunidad de tener algún tipo de educación. CEPAL (2008) refiere: que del 100% de
madres con niños que padecen de desnutrición crónica el 63.8% no tiene educación alguna,
sin embargo, la pareja como tal también carece de educación teniendo como resultado que
el 59.9% nunca asistió a una escuela. Para el caso de Guatemala. “Las tasas de
desnutrición se incrementan conforme se reduce el quintil de riqueza a la cual pertenece el
hogar y cuanto menor sea la educación materna o de la pareja” (CEPAL, 2008, pág. 24).
“La condición socioeconómica de los hogares, medida a través del quintil de riqueza,
evidencia también grandes diferencias en desnutrición crónica según el quintil en donde se
ubique la población infantil” (MSPAS, INE, ICF International, 2017, pág. 291).
Los niveles de hambre y desnutrición parecen ir en aumento debido a que la demografía
crece día a día y ello ejerce presión sobre los recursos naturales, pero sobre todo genera alta
demanda de alimentos. “El número de personas subalimentadas en el mundo aumentó hasta
los 815 millones en 2016, en comparación con los 777 millones de 2015” (FAO, FIDA,
OMS, PMA, & UNICEF, 2017, pág. 2). Estas cifras son alarmantes ya que los estados
parte de la ONU tienen el compromiso de disminuir los niveles de desnutrición, las cifras
anteriores contradicen directamente el objetivo número dos (Hambre Cero) de los Objetivos
de Desarrollo Sostenible -ODS-, los ODS buscan directamente terminar con todas las
formas de hambre y desnutrición para el año 2,030.
Difícilmente se alcance el ODS número dos para el 2,030; para el año 2,017
aproximadamente 821 millones de personas en todo el mundo padecían de desnutrición
crónica y en aumento (PNUD, 2020).
Origen de la Desnutrición
La alimentación es un derecho humano de carácter universal, sin embargo, uno de los males
que al parecer no tiene fin es el hambre; como consecuencia de ello se da la desnutrición,
esta afecta directamente a la niñez, en Guatemala la presencia del Estado en los territorios
es débil ya que no garantiza la alimentación y nutrición de la población haciendo hincapié
en los niños menores de dos años, el recurso humano de los órganos estatales con
atribuciones en materia de Seguridad Alimentaria y Nutricional no es suficiente ya que la
población es cada vez mayor.
La desnutrición en niños es el efecto del poco o insuficiente consumo de alimentos,
descuido en el cuidado de los infantes y la vulnerabilidad ante enfermedades infecciosas
que en su mayoría están relacionadas con la calidad de agua.
Las causas u orígenes de la desnutrición infantil se pueden clasificar en tres grupos;
inmediatas (alimentación insuficiente, atención inadecuada y enfermedades), subyacentes
(falta de accesos a alimentos, falta de atención sanitaria, agua y saneamiento insalubres) y
básicas (pobreza, desigualdad y escasa educación de las madres) (UNICEF, 2011).
En los próximos años la desnutrición serán aún mayor, esto debido a eventos climáticos y
sanitarios como la actual pandemia mundial (COVID-19), ante esta pandemia los
gobernantes de los países en vías de desarrollo tomaron medidas de contención, en
Guatemala surge la restricción de la suspensión de la garantía constitucional de la Libre
Locomoción, esta medida fue tomada por del Gobierno Guatemala en Consejo de
Ministros, con esta medida la población se ve limitada a la actividad económica (oferta y
demanda laboral) ello limita la disponibilidad y el acceso a los alimentos, Ola (2020)
refiere que la crisis provocada por la pandemia aunada al periodo de hambre estacional en
el corredor seco provoca y provocará ingesta insuficiente de alimentos lo cual tipificará aún
más los índices de desnutrición en el país.
Tipos de Desnutrición
Existen varios tipos de desnutrición, estos se diferencian básicamente en sus síntomas, por
lo que a continuación se describen cada una de ellas.
Para mitigar los efectos de la desnutrición crónica es indispensable que la mujer se alimente
de manera correcta y sobre que todo consuma suplementos vitamínicos durante la etapa de
gestación hasta que el niño cumpla los dos años de edad (1,000 días).
Países con menores recursos naturales que los nuestros poseen menores índices de
desnutrición crónica, la desnutrición crónica obstruye el desarrollo integral de las personas
y por ende la del país, esto se tipifica en que Guatemala ocupa el puesto número 126 del
Índice de Desarrollo Humano -IDH- a nivel mundial, debajo de países como; Iraq que está
en constante conflictos armados y sociales.
La tasa de desnutrición es aún mayor en las áreas con población indígena, especialmente en
el occidente del país (Alvarado, Hernández, Beltrán, & Contreras, 2013). Si Guatemala de
por si tiene alta prevalencia de desnutrición crónica en las regiones con población indígena
es aún mayor (occidente y norte de Guatemala), aunado a ello el occidente también
presenta los más altos índices de analfabetismo e índice de natalidad del país, en cuanto a la
tenencia de tierra domina el minifundio y con vocación forestal, esto provoca la sobre
explotación de los recursos naturales del territorio, la producción de alimentos a diferencia
de otros territorios del país (costa sur) es cada vez más escaza, esto se refleja en inseguridad
alimentaria. Las tasas de desnutrición varían según factores naturales, ubicación geográfica,
tipos de suelo, patrones de cultivo, ingresos económicos y costumbres.
La desnutrición actúa como un círculo vicioso; las mujeres desnutridas tienen hijos que al
nacer tienen un peso inferior al adecuado, lo que aumenta las posibilidades de desnutrición
de las siguientes generaciones, esto repercute directamente en el desarrollo del país
(CEPAL, 2008). En Guatemala “La prevalencia de desnutrición crónica en niños y niñas
menores de 5 años asciende a 46.5%, es mayor en el área rural (53%), y en las regiones de
Noroccidente (68.2%), Suroccidente (51.9%) y Norte (50%).” (SESAN, 2016, pág. 20).
Sin embargo, Maturana (1995) dice; que una tradición se constituye a partir de individuos y
del conjunto de todas sus relaciones, si se aplica lo anterior al contexto de desnutrición se
puede afirmar que la sociedad en donde se padece de hambre y de desnutrición; es un
sistema cerrado en el cual la selección de la pareja es homologa en cuanto a las condiciones
sociales, eso contribuye al paradigma del circulo vicioso de la desnutrición, además
menciona que lo vivo de un ser vivo está determinado en él y no fuera de él, es decir las
personas tienen la capacidad de analizar y decidir el número de hijos que quieren tener y
sobre todo razonar si tienen la capacidad de sustentarlos en el tiempo.
Para reducir los índices de desnutrición crónica no solo basta pensar en alimentos, es
mucho más complejo, las familias necesitan agua y saneamiento como algo fundamental ya
que muchos de los casos de desnutrición crónica se agudizan aún más por enfermedades
gastrointestinales causados por consumir agua con gran porcentaje de E. coli.
Las acciones del Gobierno de Guatemala para combatir la desnutrición inician con el
Programa para la Reducción de la Desnutrición Crónica -PRDC- 2006-2016, el objetivo del
programa era reducir a la mitad (24 puntos porcentuales) la prevalencia de la desnutrición
crónica en el país tomando como referencia los datos de la ENSMI 2002, la prevalencia de
la desnutrición crónica a nivel nacional en ese entonces (2002) era de 49.3%. El PRDC
tenía tres componentes directos; servicios básicos de salud, educación alimentaria y
nutricional, y lactancia materna y alimentación complementaria.
Sin embargo, en el 2008 el Gobierno de Guatemala transforma el PRDC en la Estrategia
Nacional para la Reducción de la Desnutrición Crónica -ENRDC- manteniendo el enfoque
del primero (Lovon, 2009).
Durante el Gobierno de Otto Fernando Pérez Molina se suscribió el Pacto Hambre Cero,
este fue adoptado en febrero de 2012, anexo a él se elaboró el Plan del Pacto Hambre Cero
-PPH0- para su elaboración se tomó como base el -PRDC- (Lovon, 2009).
El criterio de selección que hace referencia a las familias con mujeres embarazadas y niños
menores de quince años fue un detonador para que los índices de natalidad aumentaran
exponencialmente, en el 2012 se registraron 388,613 nacimientos, la cifra más alta hasta
2014 (INE, 2015). Las familias se aseguraban tener por lo menos a un menor de cinco años
y con ello acceder y ser beneficiarios directos de los programas sociales de Gobierno.
Para 2016 el programa social insignia de Gobierno (Mi bono seguro) una vez más cambia
de nombre ahora llamado “Bono Social” y es el que hasta la fecha aún se mantiene. A
finales de 2017 la cuota de la transferencia condicionada aumenta de Q300.00 a Q500.00
con los mismos criterios de selección a los anteriores, además se mantienen las condiciones
de educación y salud, si las familias cumplen con ambas el Gobierno desembolsa
Q1,000.00 por familia.
Lo más triste es que las familias clientelares (occidente y norte de Guatemala) de los
programas sociales creen que con las trasferencias condicionadas saldrán de la pobreza, y
no, no es así, saldrán de ese estado si y solo si desarrollan nuevas capacidades para salir de
esa crisis.
El efectivo adquirido no es utilizado para adquirir los alimentos necesarios y con ellos
satisfacer las necesidades nutricionales de las familias en especial de niños menores a cinco
años, por lo tanto este niño es propenso a padecer de denutrición crónica (uno de cada dos
niños) y al sufrir de este ma el niño inevitablemente esta sentenciado al subdesarrollo, esto
a su vez repercute directamente al desarrollo integral de país, ya que las personas que
padeden desnutricón crónica tienen menor desempeño económico.
Las familias dejen de recibir el benefico cuando ya no tienen menores de quince años, se
supone que a esa edad el niño ya debio de haber culminado la primaria, al dejar de recibir el
apoyo del programa social la familia retira al niño de la escuela y en muchos de los casos
ya no continua estudiando, al contrario inicia la actividad laboral para el infante. He aquí un
paradigma; el niño que no continua su preparación acedemica esta condenado al
subdesarrollo y por ende el de sus descendientes. Estas familias han encontrado en el
Estado una fuente de ingresos por lo que ya no trabajan para obtener remuneración
económica para satisfacer sus necesidades y servicios básicos, y con ello alcanzar en el
desarrollo integral de su propia familia.
La transferencia condicionada es una estrategia para asegurar que los niños asistan a la
escuela y a los puestos de salud, sin embargo, el MIDES no ha generado el impacto
esperado, a ocho años de su creación los índices de pobreza y desnutrición no han
cambiado significativamente, los niveles de las variables de desarrollo antes mencionados
son similares a los de hace 10 años.
Desarrollo Integral
Cuando se habla de desarrollo es inevitable no vincularlo a economía, como se manifestó
anteriormente la desnutrición crónica limita directamente el desarrollo de la persona y por
ende limita su actividad económica ya que el individuo en cuestión no podrá explotar el
máximo de su capacidad intelectual y laboral. Cuando se debate de integralidad del
desarrollo, se profundizan en temas de salud, educación y alimentación de la población.
Estas tres dimensiones son básicas para alcanzar el desarrollo integral, y la desnutrición
crónica es el resultado del poco o nulo acceso a los servicios1 en cuestión.
Si los miembros de una familia no tienen acceso a educación académica; es casi seguro que
sus descendientes también padezcan de educación, si la misma familia no tiene acceso a
salud difícilmente tendrá educación sexual y reproductiva, y, por último, pero no menos
importante es que si esa familia tiene inseguridad alimentaria se reflejará en sus hijos los
cuales padecerán de desnutrición crónica. El circulo vicioso se seguirá dándose de
generación en generación a menos que las mismas familias quieran cambiar esa condición.
El Estado brinda los servicios básicos, sin embargo, no es lo suficientemente efectivo, si lo
fuera, el crecimiento poblacional, los índices de analfabetismo y sobre todo de desnutrición
crónica no fueran tan altos en comparación a la región de América Central. La pobreza y el
hambre (inseguridad alimentaria que luego se convierte en desnutrición crónica) son de los
problemas sociales más grandes de Guatemala y que su vez limita el desarrollo integral del
país.
El desarrollo en Guatemala es heterogéneo, es decir; que la distribución de riqueza y
servicios básicos es diferenciada de un territorio a otro y del área urbana a la rural, si eso no
cambia definitivamente no se alcanzará el tan anhelado desarrollo integral.
El minifundismo existente en el país aunado al alto crecimiento poblacional genera
degradación en los recursos naturales, debido a que de alguna forma las familias deben
satisfacer sus necesidades de alimentación por lo que optan a depredar los bosques para la
incorporación de cultivos agrícolas, esto no es malo, lo malo son las practicas, deben de
producir alimentos de forma sostenible (sistemas agroforestales), si se hace la sumatoria de
área con recursos naturales que las familias minifundistas depredan, obtenemos una cifra
significativa, y que en lugar de generar desarrollo en el territorio, se aporta a las emisiones
de GEI del país, que a su vez genera impactos negativos al ambiente y por ende limita el
desarrollo integral.
Es de urgencia nacional implementar estrategias efectivas y con el presupuesto necesario
para realizar acciones orientadas a disminuir la desnutrición crónica del país con enfoque
de desarrollo integral (-PNDRI-), como consecuencia se tendrán mejores índices de
desarrollo humano. Nada va a cambiar si no existe voluntad política, pero especialmente si
la población no quiere salir de la crisis en la que se encuentran.
El desarrollo integral se alcanzará si y solo si los habitantes (46.5%) del país que padecen
de desnutrición crónica cambian sus paradigmas de educación, salud y alimentación,
obviamente con apoyo del Estado (generando las condiciones necesarias para el desarrollo).
1
El Estado está obligado a brindar los servicios básicos por orden constitucional.
Empleo
La desnutrición crónica afecta directa e irreversiblemente las capacidades productivas del
individuo que lo padece por lo que es poco competitivo en el mercado laboral. A nivel país
el 20% de la población económicamente activa pertenece a la economía informal, las
condiciones de estos son precarias, los ingresos obtenidos no satisfacen la necesidad de
adquisición de granos básicos lo que aumenta las cifras de inseguridad alimentaria.
Los casos de crisis sanitaria como la que estamos viviendo (COVID-19), golpean directo a
la economía de los habitantes del país, eso pone en plano de alerta al Estado porque las
familias que tenían un empleo fueron despedidas (debido a las restricciones y suspensión de
las garantías constitucionales), los pequeños agricultores tienen dificultad para
comercializar sus productos, todo lo anterior agrava el riesgo que corre el desarrollo
integral de Guatemala en el futuro, debido a que los niños menores de dos años no recibirán
la alimentación correspondiente por lo que verán sus capacidades poco desarrolladas,
partiendo de la premisa que los niños son el futuro del país; la desnutrición crónica
aumentará las cifras de pobreza y hambre en el país.
El Estado debe dejar de fomentar el paternalismo a través de los programas sociales
“clientelares” y debe de garantizar/fomentar la inversión estatal, privada y extranjera para
nuclear las actividades económicas del país, con ello generar empleo lo que aumentará la
calidad de vida de los habitantes, de lo contrario no se podrá salir del circulo vicioso de la
desnutrición crónica y de la pobreza que en definitiva limitará el desarrollo integral de
Guatemala.
Conclusiones
El Estado ha incumplido con el artículo 99 de la C.P.R.G y que por mandato
constitucional debería de cumplir, la prevalencia de desnutrición crónica del país
tipifica el incumplimiento del artículo 99, ¿Por qué? el 46.5% de la niñez
guatemalteca menor a cinco años padece de desnutrición crónica, ello tendrá
repercusiones directas en el desarrollo integral del país en el futuro. En concreto 465
niños de cada mil padecen de esta mal, es evidente que el Estado debe de fortalecer
sus acciones y encaminarlas al cumplimiento del artículo citado anteriormente.
Con amparo en la C.P.R.G, el Código de Salud y la Ley del SINASAN el Estado
debe por obligación brindar las condiciones necesarias para que los habitantes del
país gocen de desarrollo integral y para ello es necesario gozar de buena salud y por
consecuencia gozar de buena alimentación, sin embargo, los datos de pobreza y
desnutrición demuestran la débil gestión del Gobierno ante este problema
estructural y social.
Definitivamente la desnutrición crónica si afecta el desarrollo integral de Guatemala
y se refleja en que ocupa la posición 126 del IDH a nivel mundial, esto sucede
debido a que la capacidad productiva de los individuos que padecen este mal se ve
mermada (educación/mercado laboral), cabe resaltar que pasados los dos años de
edad el daño es irreversible, por tal razón El Estado y la ciudadanía deben de
apuntar a estrategias funcionales para mitigar la desnutrición crónica en el país y
sacarlo del subdesarrollo.
Los habitantes del país deben de apelar a su razonamiento para decir cuántos hijos
tener, pero ante todo razonar si tienen la capacidad de darles a sus descendientes
una calidad de vida que cumpla los parámetros mínimos para no padecer de
desnutrición crónica, si bien el Estado es el responsable del desarrollo integral del
país no así del número de hijos que las familias deseen procrear.
Los programas sociales de Gobierno están politizados, los beneficiarios son clientes
políticos, esto sucede a cada cuatro años fomentando hasta cierto punto el
paternalismo, las familias beneficiarias se acomodan y estancan, no salen de ese
estado (pobreza y desnutrición) a menos que noten que están en un estado crítico no
harán nada por salir del estado en el que se encuentran sumergidos.
La desnutrición crónica repercute directamente en el desarrollo integral del país.
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