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RED PUNA
Calle Domingo Zerpa s/n. Pcia. de Jujuy. Argentina
Tel/Fax: 054-3-887-491-0047
Introducción
La presencia de las llamadas ONG’s en el agro extrapampeano no es nueva. Lo que sí es
nuevo, es la creciente importancia que este tipo de organizaciones ha cobrado en la
última década, al punto de constituirse en un actor central en la definición e
implementación de políticas sociales, entre ellas las que se proponen introducir nuevas
tecnologías en comunidades campesinas. A este tipo de organizaciones se las suele
definir como ONG’s de desarrollo.
En el caso de la Puna jujeña han aparecido en la última década y media varias decenas
de ONG’s con distintos perfiles, objetivos y número y origen de los integrantes. Estas
organizaciones propician nuevas formas de acción colectiva, procurando satisfacer
necesidades elementales que el Estado ya no garantiza. En el caso mencionado, esta
forma colectiva de acción ha avanzado hacia la puesta en marcha de una “supra” ONG,
que tiene como principal objetivo maximizar los recursos con los que se dispone,
permitiendo la circulación de información referida a proyectos. Esta organización es la
Red Puna que nuclea, en la actualidad, a más de diez ONG’s.
En este proceso confluye toda una compleja red de actores sociales, por lo que el
proceso técnico de energización está atravesado por la trama de las relaciones sociales y
por eso es necesario su entendimiento en tanto proceso histórico. En esta dirección, se
pueden conocer como políticas de energización a aquellas orientadas al abastecimiento
energético de determinados sectores de la sociedad, entendiéndolas como un tipo
particular de intervención social. Las políticas de energización son “cursos de acción”
que involucra todo un conjunto complejo de decisores y operadores (Aguilar
Villanueva, 1996).
De esta forma se genera una red de actores intervinientes en los momentos de diseño e
implementación de dicha política. Por lo tanto se rescata el concepto de redes sociales,
porque cuando se considera la implementación de las “políticas de energización” no es
que se suponga como únicos actores involucrados a las agencias estatales. Hay toda una
red de actores públicos y privados, locales y extralocales, que en distintos momentos y
con distintas capacidades de acción y reacción intervienen (obstaculizando o
acelerando) en la puesta en marcha de tales políticas. En ese sentido, “la concreción de
la política implica, por lo general, la intervención de una cadena de actores cuyo
comportamiento va desagregando -y a la vez materializando- la política” (Escolar,
Besse y Lourido 1994, 136). Puede entenderse “por red tanto el entramado de relaciones
sociales ‘reales corroborables’ como la construcción realizada por el investigador social
para ‘pescar’ lo real” (Ibid, 141).
Pero también es preciso tener en cuenta que si bien las políticas de energización son el
producto de las acciones desplegadas por la red de actores involucrados, éstas se
desarrollan en el marco de las políticas públicas encaradas por el Estado moderno. En
otros términos, no se debe restar importancia, a la influencia de las agencias estatales,
ya que son éstas las que tienen mayor capacidad de intervención, y esto es posible por el
carácter del Estado de detentor del monopolio de la coacción, dado que cuentan con los
instrumentos legítimos para materializar los principios rectores en que se enmarcan las
políticas del gobierno de turno (Fleury, 1997). Las políticas del Estado moderno “se
definen, no a partir de una entidad metafísica con capacidad decisoria por sobre la
sociedad, sino de la acción... de actores y sujetos en conflicto y estructuralmente
ubicados de manera desigual. En otros términos, las políticas del Estado son la
institucionalización de las condiciones de estas confrontaciones y de las formas en que
las relaciones se materializan” (Grassi, 1996, 67).
Las instancias actuales del proceso de energización son, en buena medida, resultado de
las intervenciones históricas de las agencias estatales del sector, las que crearon el
“mapa base” de la geografía de la energía y de las empresas particulares que obtuvieron
la concesión determinados servicios. Las actuales intervenciones se dan en el marco del
proceso de conformación del Estado Neoliberal Asistencialista, a partir de la crisis
global del Estado populista-desarrollista (Grassi, Hintze y Neufeld, 1996; Grassi, 1996).
En este contexto de privatización el “Estado empresario” dejó paso a un “Estado-
regulador/fiscalizador” de la prestación del servicio eléctrico.
Pero este mapa está siendo redefinido por la intervención de otras agencias que
indirectamente alientan u obstaculizan la introducción de tecnologías de
aprovechamiento energético. Por acción u omisión hay una serie de dispositivos técnico
que están ausentes, impidiendo el desarrollo (sustentable) de la economía de esta región.
En otros casos, su presencia exigua o su introducción en forma caprichosa no permite
generar condiciones de mejoramiento a largo plazo de las condiciones de producción.
Estos tres ámbitos geográficos presentan por lo menos cuatro rasgos comunes:
históricamente han sido excluidos de la expansión de algunos servicios públicos básicos
como el de la electricidad; la economía que se desarrolla es básicamente campesina, con
actividades productivas de carácter extensivo y de baja rentabilidad y baja tecnificación;
y donde la aridez es el rasgo ambiental característico, razón por la cual la provisión de
agua para consumo humano y del ganado se vuelve una cuestión crucial; aún predomina
el consumo de leña como principal fuente energética para generar calor. En ese contexto
la sequía suele constituirse en uno de los principales factores de desastre natural. De
cualquier manera existen algunas diferencias importantes en la historia social que signó
a cada región, derivadas de los diferentes procesos de poblamiento.
En lo que respecta a la expansión del servicio eléctrico, cabe destacar que esta siguió la
lógica de la demanda solvente: “el mercado energético de los sistemas comerciales
dominantes capaces de proporcionar niveles eficientes de energización, es regido por
criterios de costo-beneficio que excluyen a estas áreas de baja densidad de demanda”
(Pelicano, 1995, 2).
A partir de la década del ‘40 el Estado nacional fue el principal agente encargado de
desarrollar la red técnica del servicio eléctrico, conformando pequeños sistemas
regionales que conectaban los distintos centros urbanos y las áreas rurales más
productivas. Por fuera del sistema energético nacional fueron surgiendo,
progresivamente, importantes ámbitos geográficos de exclusión, entre los que se
destacan la Puna jujeña, los Llanos riojanos, y el Chaco salteño: áreas rurales
extrapampeanas que incluyen poblaciones campesinas y aborígenes que nunca fueron
beneficiados por la ejecución de políticas sistemáticas que permitieran la generalización
de tecnologías energéticas alternativas a los sistemas eléctricos, regionales primero y
nacional más tarde. La energización eléctrica fue (y en gran medida aún lo es) un
fenómeno urbano y de las áreas rurales integradas al mercado de producción capitalista.
La no provisión de electricidad a esas comunidades no radica simplemente en un
problema “técnico-económico”, sino en un problema político y económico, que surge de
la decisión de privilegiar el desarrollo de determinados agentes productivos localizados
en las “áreas desarrolladas” en desmedro de aquellos localizados en las “áreas
atrasadas” del país (Benedetti, 1998b).
Desde la década pasada se vienen implementando una serie de políticas que están
generando algunos cambios en el mapa energético de estas regiones, cuya filosofía está
ligada al proceso de Reforma del Estado. En términos generales se pueden diferenciar,
en el proceso de energización, dos conjuntos de políticas:
En este texto se pone como ejemplo a la provincia de Jujuy por ser, junto a Salta, la que
más ha avanzado en el proceso de expansión del servicio eléctrico al mercado rural
disperso, a través de una empresa concesionaria. La expansión del servicio será posible
gracias a: (1) los subsidios que recibirá la empresa, (2) a las inversiones que realice la
empresa que obtenga la concesión y (3) al pago de derechos de conexión y una tarifa
mensual de los usuarios. De esta forma, tomando en consideración la importancia que
reviste la proporción de subsidios, se puede afirmar que esta política procura
transformar los mercados históricamente no rentables en mercados rentables. Esto es
posible por el impulso dado por las leyes de privatización nacionales y provinciales y
por los fondos que el PAEPRA canalizará a partir de créditos obtenidos en organismos
internacionales.
Del conjunto de políticas diseñadas desde la Secretaría de Desarrollo, surge las que se
consideraron como políticas energéticas indirectas. Estas política están orientadas a un
abanico considerable de temas, siendo los temas vinculados a la producción aquellos
que se constituyen en vectores para la introducción de tecnologías energéticas.
Existen dos necesidades energéticas que no están contempladas en las políticas actuales
del estado: la sustitución de la leña como principal combustible para la generación de
calor y la introducción de tecnologías para mejorar las condiciones de producción. En
este sentido el panorama es poco claro. Las única vía para la introducción de estas
tecnologías es indirecta, vinculadas a los proyectos y programas elaborados en el ámbito
de la Secretaría de Desarrollo. En este caso, tanto en El Moreno como en Santuario de
Tres Pozos existen algunos invernaderos y un molino en El Moreno. También se han
introducido, en otras comunidades de la Puna, bombas solares para extracción de aguas
subterráneas. Hasta el momento no se han detectado otro tipo de tecnologías energéticas
que se hayan difundido en forma considerable, sólo algunos casos puntuales de ensayos
con biodigestores, bosquecitos para leña, y otras tecnologías, con escasa difusión y
resultados aún mediocres.
La difusión de esta tecnología se produjo con relativa rapidez, siendo adoptada por
pobladores individuales que la han puesto en práctica con resultados muy satisfactorios.
Las limitaciones económicas, fundamentalmente la falta de capital en forma de dinero
para la adquisición del plástico para la cubierta, así como para la compra de semillas, no
permiten una mayor multiplicación de esta tecnología.
Pero no en todas las comunidades en las que se han introducido los invernaderos, estos
se encuentran en buen nivel de funcionamiento. ¿A que se debe esto? Básicamente esta
diferencia tiene que ver con la presencia, en la comunidad, de una organización de base,
la cual cuenta con representantes muy activos, que permanentemente se plantean nuevos
objetivos para mejorar las condiciones de vida de la comunidad. La estrategia que lleva
adelante esta organización consiste en la permanente comunicación con otras
organizaciones extralocales, regionales o extraregionales, con el propósito de lograr una
permanente capacitación en cuestiones tecnológicas, pero también en cuestiones
jurídicas, organizacionales y educativas. En ese marco, también se ha generado una gran
fluidez en la comunicación con este grupo. En este sentido, les hemos proporcionado y
sistematizado información de diversa índole que ha sido utilizada para la formulación de
proyectos para la solicitud a organismos subsidiarios.
La Red Puna
La Red Puna es una organización surgida del encuentro de distintas organizaciones de la
Puna jujeña que venían trabajando aisladamente desde la década anterior, en apoyo de
las comunidades de la región. La integran organizaciones de promoción y desarrollo y
organizaciones de base representativas de una importante cantidad de comunidades de
la región: cooperativas de productores, asociaciones de pequeños productores,
organizaciones aborígenes y asociaciones vecinales. Su área de influencia no está
limitada por jurisdicciones administrativas sino que abarca comunidades con
problemáticas afines. Desde las primeras reuniones de la Red la convocatoria ha
producido ingresos y egresos de participantes a medida que tomaba cuerpo la identidad
de objetivos y modalidades de trabajo.
Una de las primeras decisiones de la Red fue la presentación del proyecto común a la
Secretaría de Acción Social de la Nación a través del Programa de Fortalecimiento de la
Sociedad Civil. Luego de 2 años se obtuvo el financiamiento para cubrir los gastos de
las reuniones y los aspectos administrativos de la Red.
Las organizaciones de apoyo aportan su experiencia y sus equipos técnicos tanto en los
aspectos relativos a problemáticas productivas, sociales o de gestión de recursos ante
organismos oficiales, y coordinación de acciones, particularmente en lo referente a los
programas dependientes de la Secretaría de Desarrollo Social en sus diferentes
programas. Algunas de las reuniones de la Red cuentan con invitados especializados en
temas específicos.
Las reuniones periódicas de sus miembros cuentan con agendas propuestas por los
integrantes, cuya discusión se realiza en el marco de una dinámica participativa en la
que las organizaciones de apoyo promueven el crecimiento colectivo e institucional con
miras a evitar relaciones de dependencia. Con ese objetivo, periódicamente se realizan
evaluaciones de los éxitos y los fracasos a través de un mecanismo que permite hacer el
balance entre Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas internas de la Red y
externas a ella. Esto permite ir haciendo correcciones en la dinámica de funcionamiento.
Las organizaciones de base están llevando a cabo proyectos sobre cuestiones vinculadas
a conservación de recursos naturales, forestación, horticultura e invernaderos, sanidad y
producción animal, mujer e infancia y cuestiones de capacitación y fortalecimiento
institucional.
Uno de estos problemas cíclicos es la sequía que afecta la Puna desde fines de 1998.
Esta situación es motivo de análisis permanente en el ámbito de la Red por sus
implicancias en la productividad agrícola y ganadera. Las medidas oficiales no se
ajustan a las necesidades reales de las comunidades y algunos proyectos como el de
bombas solares para extracción de agua han fracasado por problemas presupuestarios de
la Dirección de Recursos Hídricos de la provincia, que ha dejado de percibir fondos por
incumplimiento de compromisos de control de gestión ante la Nación. Por esta razón la
solución al problema sólo adopta soluciones focales tales como el suministro de agua
mineral a las escuelas de la región.
Desde las comunidades se formó una Comisión de Emergencia que censó a 720
productores para la implementación de un Fondo de recupero para aprovisionamiento
continuo de maíz con resultados dispares en los municipios. Como acción
complementaria, también se proveyó a los productores de sales nutrieres para el ganado
para mejorar el aprovechamiento del pasto ingerido.
Los invernaderos son una de las innovaciones tecnológicas que mayor difusión está
alcanzando en las comunidades campesinas de la Puna jujeña, en el marco de las
estrategias destinadas a mejorar la capacidad productiva agrícola y como tal ha dado
lugar desde hace algunos años a encuentros y talleres de capacitación para productores.
Sin embargo, para producir un cambio integral, se requiere una planificación que parta
del plano educativo, mejorando el nivel de capacitación de los jóvenes.
La crisis del polo agroindustrial que se inició en la década de 1970 conllevó un proceso
de descampesinización y éxodo rural, vinculado a la desactivación del mercado de
trabajo estacional. La redefinición del rol del Estado en el actual modelo económico
profundizó situaciones de exclusión en áreas que tradicionalmente han sido marginales
en la dinámica económica nacional. Esta situación coloca a las poblaciones rurales en
condiciones de particular vulnerabilidad al desaparecer paulatinamente las opciones
laborales temporarias por efecto de la concentración económica y la tecnificación
productiva.
Frente a este proceso, el Estado comienza a introducir ciertas tecnologías que permiten
un cierto bienestar: se crean sistemas de provisión de agua potable por cañería; se
privatiza el servicio telefónico y muchas comunidades acceden a un teléfono; se diseña
una política que permite la sustitución del querosén, la vela y las pilas por luz generada
por sistemas eólico y fotovoltaicos. También mejoran, sensiblemente, algunos medios
de transporte. Todo esto pareciera orientarse en el sentido de generar ciertas condiciones
básicas de reproducción, que desetimulen al éxodo rural.
En este caso, la bandera de lucha está signada por el regionalismo: se crea una
organización que nuclea instituciones que tienen ciertos intereses comunes y que se
reconocen como semejantes por pertenecer a un ámbito estigmatizado por la exclusión
social. En la Red Puna estas expresiones se hacen fuerte: la reivindicación de las tierras
siempre prometida y finalmente nunca cedidas; la recuperación de valores culturales
soterrados durante décadas; la definición de una estrategia productiva adecuada desde el
punto de vista tecnológico y organizativo ante las limitaciones impuestas por el
ambiente puneño, son tal vez los principales tópicos de la labor de esta organización.
Por qué es de interés para este grupo de investigación participar en las reuniones de esta
organización. Aquí cabría hacer una aclaración: una de las vinculaciones que estableció
este grupo con la Red Puna fue a través de la realización de un Banco de Datos
georeferenciadas a través de un sistema de información geográfica. Esta actividad de
extensión a la investigación constituye una instancia de sistematización de información.
Esta información se tradujo en un mapa, del cual podemos decir que aún tiene una
utilidad limitada.
En la actualidad las instituciones que conforman este Banco de Datos son 11, con una
estructura territorial relativamente sencilla. Sólo 1 tiene un radio de acción amplio:
OCLADE. Las otras tienen un radio de injerencia limitado: a un conjunto de no más de
10 comunidades. Otras están presentes en un número importante de comunidades
distribuidas por toda la provincia. En cierta forma, la red de nodos involucrados en este
proyecto es simple y queda un amplio espacio sin incorporar. Con la excepción de las
comunidades vinculadas a OCLADE, queda fuera del mapa de la Red buena parte del
departamento de Santa Catalina, Rinconada y Susques en su totalidad. Aún faltan
muchas instituciones que se podrían incorporar.
Por otra parte, para este equipo de investigación, la Red Puna constituye una forma de
acceso al campo, tanto a través de las instituciones que participan en la Red, como por
la posibilidad de participar regularmente en un foro donde se discuten diferentes asuntos
regionales. Si bien las temáticas tratadas no tienen como centro de interés particular a la
cuestión energética, están atravesadas o inciden en ella. Fundamentalmente por la
articulación existente entre energía y producción: son las cuestiones de la producción las
que están en el centro de los debates. En la reunión del 16 y 17 de enero de este año se
esbozó una agenda de posibles temas a discutir a lo largo de las seis reuniones que se
realizarán durante el año. Esas son: sequía, tenencia de la tierra, personería jurídica de la
red, formación en temas de organización y gestión, creación de microredes y tecnología
apropiada.
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