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WILLIAM K.

CLIFFORD
WILLIAM JAMES
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7.1 A
LA YO ,UNTAD
DE CREER
UN DEBATE
SOBRE LA ÉTICA
DE LA CREENCIA

Introducción y notas de
LUIS M. VALDÉS VILLANUEVA

Traducción de
LORENA VILLAMIL GARCÍA

-4-
tecnos
3.6. PÁGINAS WEB

William K. Clifford

http://ajburger.homestead.comffiles/book.htm LA ÉTICA DE LA CREENCIA*


http://www.infidels.org/library/historical/w_k_
clifford/ethics_of belief.html WILLIAM K. CLIFPORD

William James
I. EL DEBER DE INVESTIGAR
http://www.clas.ufl.edu/users/gthursby/fonda/
jarnesw.html Un armador estaba a punto de enviar al mar un
http://www.emory.edu/EDUCATION/mfp/james.html# barco lleno de emigrantes. Sabía que el barco era
essays viejo, y, ante todo, que no estaba demasiado bien
http://www.princeton.edu/—grosen/puc/phi203/will.html construido; que había visto ya muchos mares y
climatologías, y que a menudo había necesitado
reparaciones. Las dudas le hacían pensar que posi-
blemente no fuera adecuado para navegar. Estas
dudas le consumían y le incomodaban. Pensó que
quizás debía hacer que lo revisaran y repararan
completamente, aunque esto le supusiera un gasto
importante. Sin embargo, antes de que el barco
zarpara, consiguió vencer esas melancólicas refle-
xiones. Se dijo para sí que había llevado a cabo
tantos viajes y se había curtido en tantas tormentas
que era ocioso suponer que no volvería de este
viaje sano y salvo a casa una vez más. Confiaría en
la Providencia, que difícilmente dejaría de proteger
a todas aquellas desafortunadas familias que iban a
dejar su patria en busca de tiempos mejores en
otro lugar; descartaría todas las sospechas poco

* Contemporary Review, enero de 1877.

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generosas sobre la honestidad de los constructores guno. El- hombre no habría sido inocente; simple-
y contratistas. De esta forma adquirió la sincera y mente no se habría descubierto su culpabilidad.
cómoda convicción de que su barco era completa- La pregunta sobre lo correcto o lo erróneo tiene
mente seguro y capaz de navegar. Presenció su que ver con el origen de su creencia, no con el
partida con el corazón alegre y caritativos deseos asunto sobre el que ésta versa; no de qué creencia
de éxito para los emigrantes en lo que iba a ser su se trataba, sino de cómo la alcanzó; no sobre si
nuevo y desconocido hogar; recibió el dinero del resultó ser verdadera o falsa, sino sobre si tenía
seguro cuando el barco se hundió en medio del derecho a creer de acuerdo con la evidencia en
océano y no hizo comentarios de ningún género. cuestión tal como ésta se le presentaba.
¿Qué diríamos de él? Seguramente que era Había una vez una isla en la que algunos de los
realmente culpable de la muerte de aquellas per- habitantes profesaban una religión que no enseña-
sonas. Admitamos que creía sinceramente en la ba ni la doctrina del pecado original ni la de la
seguridad de su barco; sin embargo, la sinceridad condenación eterna. Se extendió la sospecha de
de su convicción no puede ayudarle de ninguna que los que profesaban esta religión habían hecho
manera, porque no tenía derecho a creer basándo- uso de juego sucio para enseñar sus doctrinas a
se en esa evidencia tal como se le presentaba. Ha- los niños. Se les acusó de violar las leyes de su
bía adquirido esa creencia, no alcanzándola ho- país de tal forma que arrebataban a los niños de
nestamente con una paciente investigación, sino sus tutores naturales y legales; e incluso de llevár-
acallando sus dudas. Y aunque al final quizá se selos a hurtadillas y mantenerlos escondidos de su
sentía tan seguro de ello que no podía pensar de familia y sus amigos. Determinado número de per-
otra forma, en la medida en que había pergeñado a sonas confoimaron un grupo con el propósito de
sabiendas y de buen grado el estado mental en que agitar a la opinión pública sobre este asunto. Hi-
se encontraba, debe considerárselo responsable de cieron públicas graves acusaciones contra ciuda-
tenerlo. danos de la más alta posición y calidad moral, e hi-
Modifiquemos un poco el caso y supongamos cieron todo lo que pudieron para injuriarlos en el
que, después de todo, el barco era seguro; así que ejercicio de su profesión. Hicieron tanto ruido que
concluyó el viaje en cuestión sin incidentes, y mu- se nombró una comisión para investigar los he-
chos otros después de éste. ¿Hará esto menguar chos; sin embargo, después de que la comisión
la culpa del propietario? Ni un ápice. Una vez que hubiera analizado cuidadosamente todas las evi-
una acción se ha llevado a cabo, es correcta o erró- dencias que se pudieron reunir, los acusados resul-
nea para siempre. El fracaso fortuito de sus buenos taron ser inocentes. No sólo habían sido acusados a
o malos frutos no puede cambiar esto en modo al- partir de evidencias insuficientes, sino que la evi-

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dencia de su inocencia era tal que los agitadores adquirido y alimentado una creencia cuando no
podrían haberla obtenido fácilmente, si hubieran tenía derecho a creer tomando como base esa evi-
intentado investigar de modo imparcial. Después dencia tal como se le presentaba; y en ese instante
de estas revelaciones los habitantes de aquel país sabría que había hecho algo erróneo.
consideraron al grupo de agitadores no sólo como Podría decirse, sin embargo, que en ambos ca-
personas cuyos juicios no eran fiables, sino tam- sos no es la creencia lo que se considera equivoca-
bién como personas que nunca más serían consi- do, sino la acción que la sigue. El dueño del barco
deradas honorables. Pues, aunque los agitadores podría decir: «Estoy plenamente seguro de que mi
habían creído sincera y conscientemente las acu- barco es fiable, aunque todavía siento que es mi
saciones que habían hecho, no tenían ningún de- obligación hacer que lo revisen antes de confiarle
recho a creer tomando como base la evidencia tal las vidas de tanta gente.» Y podría decírsele al
como ésta se les presentaba. Sus sinceras convic- agitador: «Aunque estabas convencido de lo justo
ciones, en vez de haber sido alcanzadas honesta- de tu causa y de la verdad de tus convicciones, no
mente gracias a una paciente investigación fueron deberías haber hecho un ataque público contra la
adquiridas a hurtadillas prestando oídos a la voz de reputación de alguien hasta que hubieras compro-
los prejuicios y la pasión. bado la evidencia de uno y otro lado con la mayor
Hagamos una variación también en este caso y paciencia y el mayor cuidado.»
supongamos que, dejando igual el resto de la his- En primer lugar, admitamos que esta perspec-
toria, una investigación todavía más ajustada a los tiva del asunto es, hasta aquí, correcta y necesaria;
hechos probara que los acusados eran realmente correcta porque incluso cuando la creencia de una
culpables. ¿Supondría esto una diferencia en cuan- persona está tan arraigada que no puede pensar de
to a la culpabilidad de los acusadores? Claramente otra forma, todavía puede ejercitar alguna opción
no; la cuestión no es si su creencia era verdadera o en lo que respecta a la acción que la creencia su-
falsa, sino si la abrigaban basándose en funda- giere, y no puede, por tanto, escapar al deber de in-
mentos erróneos. Los acusadores no dudarían en vestigar las razones que dan fuerza a sus convic-
afirmar: «Ahora veis que, después de todo, tenía- ciones; y necesaria porque aquellos que no son
mos razón; la próxima vez quizá nos creeréis.» Y capaces de controlar sus sentimientos y pensa-
quizá les creyesen, pero desde luego no se con- mientos deben tener una regla clara que se ocupe
vertirían por ello en personas honorables. No serían de los actos públicos que llevan a cabo.
inocentes, sencillamente no se les habría descu- Sin embargo, aunque se considere esto necesa-
bierto. Si cada uno de ellos decidiera examinarse a rio, queda claro que no es suficiente, y que se re-
sí mismo in foro conscientiae, sabría que había quiere nuestro juicio previo para complementar-

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lo. No es posible ni separar la creencia de la acción miento público, y dejar su marca en nuestro ca-
que ésta sugiere, ni condenar la una sin hacer lo rácter para siempre.
mismo con la otra. Nadie que sostenga o que si- Una creencia de una persona no es de ninguna
quiera desea sostener— una sólida creencia sobre manera un asunto privado que le concierna exclu-
el partido que ha de tomar en un asunto sometido a sivamente a ella. La concepción general del curso
disputa, puede investigar ese asunto con tal lim- de las cosas, creada por la sociedad con propósitos
pieza y exhaustividad como si realmente dudara y sociales, guía nuestras vidas. Nuestras palabras,
fuera imparcial; así que la existencia de una creen- nuestras frases, nuestras faunas, procesos y modos
cia no fundada en el proceso de ejecutar una in- de pensar son propiedad común, actualizadas y
vestigación honrada incapacita a una persona para perfeccionadas en cada época; son la joya de la
cumplir con su obligación. familia que la siguiente generación hereda como un
Tampoco es verdaderamente una creencia precioso depósito y un fideicomiso sagrado que
aquella que no tiene alguna influencia en el com- será entregado a la siguiente, no intacto, sino am-
portamiento de quien la sostiene. Quien realmen- pliado y purificado, con indicios evidentes de su
te cree en algo que le insta a una determinada ac- apropiada utilización. En ella se entremezclan, para
ción ha contemplado ya con codicia tal acción, la bien o para mal, todas las creencias de cada una de
ha cometido ya en su corazón. Si una creencia las personas que hayan dicho algo de sus próji-
no se materializa de fauna inmediata en hechos mos. Es un terrible privilegio, y una terrible res-
públicos se almacena para servir de guía en el fu- ponsabilidad, el que nosotros tengamos que ayudar
turo, pasa a formar parte del conjunto de creen- a crear el mundo en el que vivirá la posteridad.
cias que enlazan sensación y acción cada mo- En los dos casos hipotéticos que hemos estado
mento de nuestras vidas, un conjunto tan analizando se ha juzgado erróneo creer basándose
compacto y organizado que ninguno de sus ele- en una evidencia insuficiente, o alimentar una
mentos puede ser aislado del resto, aunque cada creencia borrando las dudas y evitando la investi-
nuevo añadido modifique la estructura del todo. gación. La razón de este juicio no es difícil de
Ninguna creencia real, por nimia y fragmentaria encontrar: se trata de que en ambos casos la creen-
que pueda parecer, es realmente insignificante: cia sostenida por una persona fue de gran impor-
nos prepara para recibir otras como ella, confirma tancia para otras. Pues, en la medida en que nin-
aquellas previas que se le parecen y debilita otras; guna creencia que alguien sostenga —por
y además va preparando una sigilosa conexión aparentemente trivial que sea, y por desconocido
entre nuestros más íntimos pensamientos que pue- que sea quien la cree— jamás es realmente insig-
de en algún momento estallar en un comporta- nificante o sin importancia para el destino de la

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humanidad, no tenemos otra elección que extender frases puede ayudar a matar o mantener vivas las
nuestro juicio a todos los casos de creencia, sean supersticiones fatales que perjudican a su estirpe.
éstas las que sean. La capacidad de creer, esa fa- Cualquier esforzada esposa de artesano puede
cultad sagrada que impulsa las decisiones de nues- transmitir a sus hijos creencias que refuercen el
tra voluntad y entreteje en una labor armoniosa tejido social, o lo hagan saltar en pedazos. Ni la
todas las energías condensadas de nuestro ser, es simplicidad mental ni la baja escala social pueden
nuestra, pero no para nosotros mismos, sino para la sustraerse a la obligación universal de cuestionar-
humanidad. Se usa correctamente con verdades nos todo lo que creemos.
que han sido establecidas a través de una larga ex- Cierto que es un duro deber, y que la duda que
periencia y fatigosos esfuerzos, y que han sobrevi- resulta de ello es a menudo muy amarga: nos deja
vido una vez expuestas a la refulgente luz del cues- desnudos e indefensos allí donde pensábamos que
tionamiento libre y sin prejuicios. De esta forma estábamos seguros y éramos fuertes. Saberlo todo
ayuda a mantener cohesionados a los hombres, a la sobre algo es saber cómo habérnoslas con ello en
vez que refuerza y dirige su actividad común. Se la cualquier circunstancia. Nos sentimos mucho más
profana cuando se entrega a afirmaciones nunca felices y seguros cuando consideramos que sabe-
puestas en tela de juicio ni sometidas a prueba, mos exactamente qué hacer, pase lo que pase, que
para el disfrute y placer privado del que cree; para cuando perdemos nuestro camino y no sabemos
añadir un esplendor falso al recto y diáfano camino hacia dónde dirigirnos. Y si hemos considerado
de la vida y extender un deslumbrante espejismo que lo sabemos todo acerca de algo y que somos
ante él; o incluso para ahogar los habituales pesa- capaces de hacer con ello lo que conviene, no nos
res de nuestra especie a través de un autoengaño gusta encontrarnos, es natural, con que somos real-
que los reduzca al mismo tiempo que nos degrada. mente ignorantes y estamos indefensos, que tene-
A este respecto aquellos que protejan la pureza de mos que volver a empezar desde el principio, y
su capacidad de creer con un cuidado celoso y fa- así intentar aprender de qué se trata el asunto en
nático, de manera que nunca recale en un objeto cuestión y cómo debemos habérnoslas con él (des-
que no la merezca y provoque una mancha que ya de luego, si es posible aprender algo sobre tal
nunca pueda ser eliminada, merecen los parabienes asunto). Es la sensación de poder unida a la sensa-
de los demás. ción de conocimiento lo que hace a los hombres
No sólo el que ejerce el liderazgo, el estadista, desear creer y temer la duda.
el filósofo o el poeta contraen esta obligación ine- Esa sensación de poder es el mayor y mejor de
ludible con la humanidad. Cualquier campesino los placeres cuando la creencia en la que se funda
que pronuncia en la taberna sus torpes y escasas es una creencia verdadera y ha sido alcanzada hm-

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piamente, a través de la investigación, ya que sólo talmente equivocadas a las que nos conducen, y es
entonces podemos sentir que la creencia es pro- amplio e importante el mal que nace cuando una
piedad de todos, que vale tan bien para los demás de estas creencias se acepta. Sin embargo, es más
como para nosotros mismos. En ese momento po- amplio e importante el mal que se produce cuando
demos estar contentos, pero no porque yo haya el carácter crédulo se mantiene y alienta, cuando la
aprendido secretos gracias a los cuales estoy más costumbre de creer basándose en razones sin valor
seguro y soy más fuerte, sino porque nosotros, los se fomenta y se hace permanente. Si robo dinero a
seres humanos, conseguimos el control sobre una alguien puede que no produzca daño alguno el
parcela mayor del mundo. Esto quiere decir que mero cambio de propiedad; esa persona puede no
seremos fuertes, no para nosotros mismos, sino en dolerse de la pérdida, o incluso quizá el robo le im-
el nombre de la Especie Humana y de su fuerza. pida usar el dinero incorrectamente. Sin embargo,
Pero, si se ha aceptado la creencia basándose en al cometer esta grave falta contra la humanidad, no
una evidencia insuficiente, el placer es un placer puedo evitar el convertirme en una persona desho-
robado. No sólo nos engaña dándonos una sensa- nesta. Lo que daña a la sociedad no es que la per-
ción de poder que realmente no tenemos, sino que sona en cuestión pierda su propiedad, sino el que
es un placer pecaminoso, porque se consigue bur- la sociedad se convierta en una cueva de ladrones,
lando nuestro deber para con la humanidad. Este pues en ese instante deja de ser sociedad. Por eso
deber es el de guardarnos de tales creencias como no deberíamos hacer mal para que pueda producir
de la peste, que puede en poco tiempo adueñarse bien; pues, en cualquier caso, se ha producido ya
de nuestro propio cuerpo y después extenderse al este gran mal: que hemos obrado mal y por ello
resto de la ciudad. ¿Qué pensaríamos de alguien nos hemos convertido en malvados. Del mismo
que, por culpa de una fruta dulce, corriera el riesgo modo, si consiento en creer algo basándome en
de contagiar a su familia y sus vecinos? evidencia insuficiente, quizá no se ocasione un
Además, como en otros casos semejantes, no daño importante por mi mera creencia; mi creencia
sólo debemos considerar el riesgo, pues una mala podría ser verdadera después de todo, o puede que
acción es siempre mala cuando se comete, sin im- nunca tenga yo ocasión de manifestarla en actos
portar lo que ocurra después. Siempre que nos per- externos. Pero no puedo evitar el cometer esta gran
mitimos creer basándonos en razones sin valor, maldad contra el Ser Humano: convertirme en una
debilitamos nuestra capacidad de autocontrol, de persona crédula. El peligro para la sociedad no es
duda, de valoración justa y equitativa de la evi- el puro hecho de que se vayan a creer cosas equi-
dencia. Todos sufrimos muy severamente el man- vocadas, aunque ya eso es bastante grave, sino el
tener y apoyar falsas creencias y las acciones fa- que haya de convertirse en crédula y perder el há-

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bito de comprobar y de investigar; pues entonces la Si un hombre, que sostiene una creencia
consecuencia es retroceder hasta sumergirse de aprendida en la infancia o de la que se ha conven-
nuevo en la selva. cido más tarde, restringe y aleja cualquier duda
El daño hecho por la credulidad a un hombre que surja sobre ella en su mente, evita a propósito
no se limita a alentar el carácter crédulo de los de- la lectura de libros y la compañía de personas que
más, y el apoyo consiguiente a las creencias falsas. ponen tal creencia en cuestión o la discuten, y ta-
La habitual falta de cuidado acerca de lo que creo cha de impías aquellas preguntas que no pueden
lleva a la habitual falta de cuidado de los demás hacerse sin turbar fácilmente su creencia, su vida
acerca de la verdad de lo que me dicen. Las perso- es un grave pecado contra la humanidad.
nas se dicen la verdad unas a otras cuando veneran Si este juicio parece un tanto cruel, cuando se
la verdad tanto en su propia mente como en la aplica a aquellas almas simplonas que nunca han
mente de los demás; pero ¿cómo va a mostrar un conocido algo mejor, a los que fueron criados des-
amigo veneración por la verdad en mi propia men- de la cuna con horror a la duda y se les enseñó que
te cuando yo mismo no me preocupo por ella, creo su bienestar eterno depende de lo que creen, en-
cosas porque quiero creerlas, porque son recon- tonces esto nos lleva a la muy importante pregunta:
fortantes y dulces? ¿No aprenderá este amigo a ¿Quién hizo pecar a Israel?
gritarme que hay «Paz» cuando no la hay? Si sigo Permítaseme reforzar este juicio con el si-
por ese camino me rodearé de una gruesa atmós- guiente texto de Miltoni 1:
fera de falsedad y estafa, en la que tendré que vivir.
Un hombre puede ser un hereje en la verdad; y si
Puede ser que me importe poco, en mi castillo en
cree cosas sólo porque su pastor lo dice, o la aSarnblea
el aire de dulces ilusiones y mentiras adorables; así lo decide, sin conocer otras razones, entonces, aun-
pero importa mucho al Ser Humano el que yo haya que su creencia sea verdadera, la misma verdad que
hecho que mis vecinos estén listos para engañar- sostiene se convierte, con todo, en su herejía.
me. El hombre crédulo es padre del mentiroso y
del estafador; vive en el seno de esta familia y no i John Milton (1608-1674), uno de los poetas más impor-
es raro que llegue a ser como ellos son. Nuestras tantes en lengua inglesa, es conocido sobre todo por su obra
obligaciones están tan entrelazadas que aquél que Paraíso perdido (1667). Defensor de las libertades civiles y re-
ligiosas, participó en el gobierno de Cromwell —a esa época
observe la totalidad de la ley, con sólo violarla en
(1644) pertenece Aeropagitica, la obra citada por Clifford—.
un punto, es culpable de todo. Su apoyo a la Commonwealth le causó problemas durante la
En resumen: creer algo basándose en una evi- restauración de Carlos II, llegando incluso a ser arrestado en
dencia insuficiente es malo siempre, en cualquier 1660.
lugar y para todo el mundo. 1 Aeropagitica.

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Y con este famoso aforismo de Coleridge2ii: argumentos.» Una persona así tampoco debería te-
El que empieza por amar al cristianismo antes que a ner tiempo para creer.
la Verdad, continuará amando a su secta o a la Iglesia
más que al cristianismo, y terminará por amarse a sí
mismo más que a todo lo demás. II. EL PESO DE LA AUTORIDAD
La investigación sobre la evidencia a favor de ¿Hemos de convertirnos entonces en escépticos
una doctrina no debe llevarse a cabo de una vez universales que dudan de todo, temiendo dar un
por todas, y considerarla después como definitiva- paso antes de que hayamos comprobado personal-
mente resuelta. Jamás es legítimo sofocar una mente la firmeza del camino? ¿Vamos a privarnos
duda; pues o bien se la puede responder honesta- de la ayuda y orientación del gran cuerpo de co-
mente por medio de la investigación que ya se ha nocimiento que crece diariamente en el mundo
llevado a cabo, o bien tal duda prueba que la in- simplemente porque ni nosotros ni ninguna otra
vestigación no estaba completa. persona pueda comprobar ni siquiera una centési-
«Pero —dice alguien— soy un hombre ocu- ma parte del mismo a través de la experimentación
pado; no tengo tiempo para el largo proceso de inmediata o la observación, y porque, aun si lo hi-
estudio que me haría falta para ser en cierto grado ciéramos, no estaría completamente demostrado?
un juez competente en detenninadas cuestiones,
¿Robaremos y diremos mentiras porque no tene-
o incluso para poder entender la naturaleza de los
mos una experiencia personal lo suficientemente
amplia para justificar la creencia de que es inco-
Aids to Reflection. rrecto hacer eso?
" Samuel Taylor Coleridge (1772-1834), poeta y crítico li-
terario, es también uno de los mayores exponentes del pensa- No hay peligro real de que tales consecuen-
miento político y social conservador inglés. Aunque origi- cias deriven nunca del cuidado escrupuloso y el
nalmente fue un liberal utópico que apoyaba sin reservas la autocontrol en el caso de la creencia. A este res-
Revolución francesa, pronto la desilusión por los aconteci- pecto, las personas que más cerca han estado de
mientos que ocurrían en Francia le impulsaron a convertirse
cumplir con su deber han encontrado ciertos im-
en un ferviente defensor de la monarquía y de la iglesia de In-
glaterra. Junto con Wordsworth publicó en 1798 las Baladas portantes principios y, entre ellos, los más adecua-
líricas, la obra que se considera como precursora del roman- dos para la orientación de la vida han destacado
ticismo inglés. La obra que cita Clifford se titula original- más y más claramente en proporción al cuidado y
mente Aids to Reflection in the Forrrzation of a Manly Cha- la honestidad con los que fueron comprobados,
racter, on the Several Grounds of Prudence, Morality, and
adquiriendo de esta forma una certeza práctica.
Religion y fue publicada en 1825.
Las creencias sobre lo correcto y lo equivocado,
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que guían nuestras acciones en el trato con el resto tiendo, y su carácter moral es el culpable; en el
de las personas con las que vivimos en sociedad, y' segundo caso es ignorante o está equivocado, y es
las creencias sobre el mundo físico, que guían sólo su saber o su capacidad de juicio la que está
nuestro comportamiento con los seres animados e en falta. Para que podamos admitir su testimonio
inanimados, ésas nunca son investigadas; se cuidan como fundamento para creer lo que dice debemos
de sí mismas, sin necesidad de que las apuntalen tener fundamentos razonables para confiar en su
«actos de fe», el clamor de defensores a sueldo o veracidad, en que realmente intenta decir la verdad
la eliminación de la evidencia contraria. Además, hasta donde la conoce; en su conocimiento, en que
hay muchos casos en los que es nuestro deber ac- ha tenido oportunidades de conocer la verdad so-
tuar en función de las probabilidades, aunque la bre ese asunto; y en su juicio, en que ha hecho un
evidencia no es tal que justifique la creencia pre- uso adecuado de esas oportunidades para llegar a
sente; porque es precisamente a través de esa mis- la conclusión que está afirmando.
ma acción, y por la observación de sus resultados, Por claras y obvias que estas razones puedan
como se obtiene la evidencia que puede justificar ser, tanto que cualquier persona con una inteligen-
la futura creencia. Así que no hay razón para temer cia normal que reflexionase acerca de ello no po-
que la costumbre de investigar concienzudamente dría por menos que llegar a ellas, es sin embargo
paralice las acciones de la vida cotidiana. verdad que mucha gente las ignora de manera ha-
Sin embargo, como no es suficiente decir «Es bitual al valorar un testimonio. Ante estos dos in-
erróneo creer basándose en evidencia carente de terrogantes de igual importancia para decidir si un
valor» sin decir también qué evidencia es valiosa testigo es fiable, a saber: «¿Es deshonesto?» y
continuaremos ahora averiguando en qué circuns- «¿Puede estar equivocado?», la mayoría de la hu-
tancias es lícito creer en el testimonio de los de- manidad está plenamente satisfecha con que uno
más; y después, más adelante, investigaremos, de pueda tener, con algún grado de probabilidad, res-
manera más general, cuándo y por qué podemos puesta negativa. Se alega la excelencia moral de
creer algo que está más allá de nuestra propia ex- una persona como fundamento para aceptar sus
periencia, o incluso más allá de la experiencia de la aseveraciones sobre cosas que es imposible que
humanidad. haya conocido. Un mahometano, por ejemplo, nos
Preguntémonos entonces en primer lugar: ¿en dirá que el carácter de su Profeta era tan noble y
qué casos no merece servir como base de una creen- majestuoso que impone la reverencia incluso de
cia el testimonio de una persona? Una persona aquellos que no creen en su misión. Tan admirable
puede afirmar algo que es falso a sabiendas de que era su enseñanza moral, tan sabiamente estructu-
lo es, o sin saberlo. En el primer caso, está mm- rada la maquinaria social que creó, que no sólo

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una gran parte de la humanidad ha aceptado sus entrar en los benditos campos del Paraíso? Es se-
preceptos, sino que realmente han sido obedecidos. guro que Dios es Dios y Mahoma es el Profeta de
Por un lado, las instituciones que diseñó han res- Dios.
catado al negro del salvajismo y, por otro, han en- ¿Qué hemos de responder a este musulmán?
señado civilización al avanzado Occidente; y aun- Primero, sin duda, nos tentará ofendernos por su
que los pueblos que sostuvieron las más altas opinión sobre el carácter del Profeta y la influencia
foimas de la fe y encarnaron de modo más com- uniformemente beneficiosa del islam: antes de que
pleto la mente y pensamiento del Profeta han sido pudiéramos ponernos completamente de acuerdo
todos ellos conquistados y aniquilados por tribus con él en estas cuestiones parece que tendríamos
bárbaras, la historia de sus maravillosos logros que olvidar muchas cosas terribles que hemos oído
peimanece como gloria imperecedera del islam. o leído. Sin embargo, si elegimos concederle todos
¿Vamos a dudar de la palabra de un hombre tan estos supuestos por mor del argumento, y porque
grande y bueno? ¿Podemos pensar que este mag- es difícil tanto para el creyente como para los in-
nífico genio, este espléndido héroe moral, nos ha fieles discutirlos con imparcialidad y sin pasión,
mentido sobre los asuntos más solemnes y sagra- aun así todavía tendremos algo que decir que su-
dos? El testimonio de Mahoma es claro: no hay prima la base de su creencia, y que muestre por
sino un solo Dios, y él, Mahoma, es su Profeta; si tanto que es equivocado sostenerla. A saber, diría-
creemos en él disfrutaremos la felicidad eterna, mos esto: el carácter de Mahoma es una prueba
pero en caso contrario nos condenaremos. Este excelente de que era honesto y decía la verdad
testimonio descansa en el más impresionante de hasta donde la conocía; pero no es en absoluto
los fundamentos, la revelación del mismo cieloiii; prueba de que supiera cuál era la verdad. ¿Cómo
¿no le visitó el ángel Gabriel, cuando ayunaba y podía saber que la foima que a él le parecía que
rezaba en una cueva del desierto, y se le pelinitió era el ángel Gabriel no era una alucinación, y que
su aparente visita al Paraíso no era un sueño? Ad-
mitiendo que estaba completamente convencido y
De acuerdo con las enseñanzas del islam, el Profeta sin-
tió la llamada de Dios cuando estaba a punto de cumplir los
creía honestamente que contaba con la guía de los
cuarenta arios y se retiró a orar a unos parajes desérticos don- cielos, que era el vehículo de una revelación so-
de tuvo una serie de revelaciones en la mayor parte de las cua- brenatural, ¿cómo podía saber que esta firme con-
les el arcángel Gabriel aparecía leyendo un libro. El Corán re- vicción no era un error? Pongámonos en su lugar:
gistra esas verdades reveladas que son copia literal del libro encontraremos que cuanto más enteramente nos
celestial que el arcángel le leía a Mahoma en sus visiones
místicas y que, según la fe islámica, no pueden por ello po-
esforzamos en advertir qué pasaba por la mente
nerse en cuestión. del Profeta más claramente percibimos que podría

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no haber tenido base suficiente alguna para la Incluso si mi supuesto visitante me hubiera
creencia en su propia inspiración. Lo más probable es dado una información tal que, después de que yo la
que nunca dudara del asunto, ni se planteara cues- verificase, demostrara que tiene medios de cono-
tionarlo; sin embargo nosotros estamos en el papel cimiento sobre materias comprobables con mucho
de aquellos a quienes se les ha planteado la cues- superiores a los míos, tal cosa no justificaría que
tión, y que están obligados a responder. Los ob- yo creyese lo que dice sobre asuntos que en la ac-
servadores médicos saben que la soledad y la falta tualidad no pueden ser comprobados por los seres
de alimentación son medios potentes para producir humanos. Sería una base para una interesante con-
espejismos y favorecen la tendencia a padecer tras- jetura, y para la esperanza de que, como resultado
tornos mentales. Supongamos entonces que yo, de nuestra paciente investigación, pudiésemos al-
como Mahoma, voy a lugares desérticos a ayunar canzar más tarde tales medios de verificación que
y rezar; ¿qué cosas pueden ocurrirme que me den hagan posible que la conjetura se transforme ade-
derecho a creer que estoy inspirado por la divini- cuadamente en creencia. Pues las creencias perte-
dad? Supongamos que obtengo información, apa- necen a los hombres, y a la dirección de los asun-
rentemente de un visitante celestial, y al compro- tos humanos: ninguna creencia es real si no dirige
barla resulta ser correcta. En primer lugar, no nuestras acciones, y esas mismas acciones propor-
puedo estar seguro de que mi visitante celestial cionan un criterio de su verdad.
no sea una invención de mi propia mente, y de Sin embargo, podría replicarse, la aceptación
que, de ese modo, la información no haya llegado del islam como un sistema es exactamente la ac-
hasta mí de manera inconsciente a través de algún ción a la que mueve la creencia en la misión del
sutil canal sensorial. Sin embargo, si mi visitante Profeta y la que servirá como prueba de su ver-
era real, y durante bastante tiempo me dio infor- dad. ¿Se puede creer que un sistema que ha teni-
mación que resultó ser digna de confianza, esto do tanto éxito se fundamenta realmente en una
supondría, desde luego, una buena razón para con- ilusión? No sólo personas santas han encontrado
fiar en él en el futuro sobre asuntos que caigan alegría y paz al creer en ella y han verificado esas
dentro de las capacidades humanas de verifica- experiencias espirituales que se prometen a los
ción. Con todo, esto no sería razón para confiar en creyentes, sino que las naciones han evolucionado
su testimonio sobre cualquier otra materia. Aunque desde el salvajismo o el barbarismo hacia una
su comprobada reputación justificaría que yo cre- posición social más elevada. Seguramente pode-
yera que dijo la verdad hasta donde él sabía, cabría mos tomarnos la libertad de decir que se ha ac-
de nuevo plantear la misma pregunta: ¿qué razón tuado conforme a la creencia, y que ésta se ha
hay para suponer que sabe? verificado.

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Requiere, sin embargo, pocas cavilaciones el riría una gran cantidad de investigación minuciosa
mostrar que lo que se ha verificado realmente no en la historia de esas naciones determinar cuáles
es en absoluto el carácter divino de la misión del de esas cosas tuvieron una participación más im-
Profeta, o la fiabilidad de su autoridad en asuntos portante en el resultado. Así que aquí de nuevo es
que por nosotros mismos no podemos comprobar, el conocimiento del Profeta sobre la naturaleza
sino sólo su sabiduría práctica en ciertas materias humana y su sintonía empática con ella lo que se
muy mundanas. El hecho de que los creyentes ha- verifica, no su inspiración divina o su conocimien-
yan encontrado alegría y paz al creer nos autoriza a to de teología.
decir que la doctrina es confortadora, agradable Si hubiera sólo un Profeta, desde luego podría
para el espíritu; pero no nos autoriza a decir que es muy bien parecer una tarea difícil e incluso con ri-
verdadera. Además, la pregunta que nuestra con- betes de grosería decidir en qué puntos confiaría-
ciencia siempre se hace acerca de aquello que es- mos en él, y en qué puntos dudaríamos de su auto-
tamos tentados a creer no es «¿Es confortador y ridad, teniendo en cuenta cuánto beneficio y
agradable?», sino «¿Es verdadero?». Que el Pro- desarrollo han recibido las personas de todas las
feta predicara ciertas doctrinas y pronosticara que épocas de aquellos que gozaban de clarividencia,
en ellas se encontraría consuelo espiritual sólo sentían más intensamente, o buscaban la verdad
prueba su empatía con la naturaleza humana y su con un corazón más singular que el de sus herma-
conocimiento de la misma, pero no prueba su co- nos más débiles. Pero no hay sólo un Profeta; y
nocimiento sobrehumano de la teología. mientras el consenso de la mayoría acerca de aque-
Y si admitimos por mor del argumento (parece llo que, en cuanto seres humanos, tenían medios
que no podemos hacer otra cosa) que el progreso reales de conocer, y de hecho conocieron, ha dura-
llevado a cabo por las naciones musulmanas se do hasta el final y ha sido honorablemente incluido
debió realmente en muchos casos al sistema dise- en la grandiosa fábrica del conocimiento humano,
ñado y puesto en marcha en el mundo por Maho- los diversos testimonios de los profetas sobre lo
ma, no podemos tomamos la libertad de concluir a que ellos no sabían y no podían saber permanecen
partir de esto que estaba siendo inspirado por la di- como una advertencia que se nos hace de que exa-
vinidad cuando decía la verdad sobre cosas que gerar la autoridad profética es usarla incorrecta-
no podemos verificar. Sólo podemos tomarnos la mente, y deshonrar a los que sólo han pretendido
libertad de inferir la excelencia de sus preceptos ayudarnos y hacernos avanzar con ayuda de su
morales, de los medios que diseñó para influir en fuerza. Difícilmente pertenece a la naturaleza hu-
las personas para lograr que le obedecieran, o de la mana el que una persona haya de calibrar de ma-
maquinaria política y social que levantó. Y reque- nera completamente exacta los límites de su propia

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inspiración, pero es una obligación de los que se vención de varón; se elevó en el aire y se transfi-
benefician de su trabajo considerar cuidadosamen- guró ante sus familiares; al fmal subió físicamente
te dónde puede haberse sobrepasado. Si tuviéra- al cielo desde lo alto del Pico de Adániv. ¿No va-
mos que guardar juntos sus posibles errores con mos a creer su palabra cuando habla sobre los
sus sólidos logros y usar su autoridad como excusa asuntos celestiales?
para creer lo que no podía saber, hacemos de su ¡Ojalá únicamente él y ningún otro hiciera afir-
virtud una ocasión para pecar. maciones semejantes! Pero ahí está Mahoma con
Consideremos sólo uno más entre otros testi- su testimonio; no podemos hacer otra cosa que es-
monios semejantes: los seguidores de Buda tienen cucharlos a los dos. El Profeta nos dice que hay un
como mínimo el mismo derecho a apelar a la ex- solo Dios, y que viviremos pasa siempre en la ale-
periencia individual y social para apoyar la autori- gría o en la tristeza, dependiendo de si hemos creí-
dad del salvador oriental. Se dice que es caracte- do o no en el Profeta. Buda dice que no hay Dios,
rística especial de su religión, en la que nunca ha y que seremos reducidos a la nada si somos lo su-
sido superada, el ánimo y el consuelo que ofrece a ficientemente buenos. Ambos no pueden estar in-
los enfermos y desamparados, la tierna simpatía faliblemente inspirados a la vez; uno u otro debe
con la que tranquiliza y alivia los pesares naturales haber sido víctima de una ilusión, y pensó que sa-
de los seres humanos. Y, seguramente, ningún bía lo que realmente no sabía. ¿Quién se atreverá a
triunfo de la moralidad social puede ser más im-
portante o más noble que aquel que ha guardado a
El pico de Adán es una montaña situada en el sudoeste
casi la mitad de la raza humana de emprender per- de Sri Lanka (antigua isla de Ceilán) que es venerada tanto
secución alguna en nombre de la religión. Si da- por los musulmanes como por los hindúes, los budistas, los
mos crédito a los testimonios de sus más tempra- mahometanos y los cristianos. Esta montaña tiene en su cum-
nos seguidores, Buda creía haber venido a la tierra bre una cavidad que para los hindúes es la huella dejada por el
dios Shiva en su danza creadora del mundo. Los budistas
con la misión divina y cósmica de echar a rodar la
mantienen que se trata de la huella dejada por Buda durante la
rueda de la ley. Siendo un rey, se despojó de su rei- tercera de sus legendarias visitas a Sri Lanka. Una tradición
no, y por su propia y libre voluntad llegó a fami- árabe defiende que la huella en cuestión fue dejada por Adán,
liarizarse con la miseria, de modo que pudiese a quien Dios confinó durante mil arios en la montaña des-
aprender a manejarla y dominarla. ¿Podía un hom- pués de la expulsión del Paraíso, obligándole a estar apoyado
todo este tiempo sobre un solo pie. Finalmente, cuando los
bre semejante mentir acerca de asuntos solemnes?
portugueses llegaron a la isla en el siglo x-vr crearon la leyen-
Y en cuanto a su sabiduría, ¿no era un hombre da de que la huella pertenecía realmente al apóstol Santo To-
milagroso con poderes superiores a los del resto de más, que una antigua tradición identifica como el primer pre-
seres humanos? Nació de una mujer, sin la inter- dicador del cristianismo en el país.

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decir cuál de ellos? Y, en el caso de que nos atre- perimento que lleve a verificarla; pero aún tengo
viéramos, ¿cómo podemos encontrar justificación bastante razón para justificar mi creencia de que la
para creer que el otro no es también víctima de verificación está dentro del alcance de las capaci-
una ilusión? dades y poderes humanos y, en particular, que esa
De este modo, nos vemos abocados a hacer verificación ha sido realmente llevada a cabo por
los juicios siguientes. La bondad y grandeza de mi informante. Su resultado, la creencia a la que le
una persona no justifican que aceptemos una creen- han llevado sus pesquisas, es válido no sólo para sí
cia basándonos en la garantía de su autoridad, a mismo, sino para todos los demás; lo observan y
menos que haya base razonable para suponer que comprueban todos los que trabajan en el mismo
conocía la verdad de lo que estaba diciendo. Y no campo, y que saben que no puede prestarse mayor
puede haber razones para admitir que una persona servicio a la ciencia que la purificación de los erro-
sabe eso que se supone que nosotros, sin perder la res que pueden haberse deslizado en los resultados
condición humana, no podemos verificar. aceptados. De esta forma el resultado se convierte
Si un químico me dice a mí, que no soy quími- en propiedad común, en objeto conecto de creen-
co, que una determinada sustancia podría obtener- cia, que es un asunto social y un problema de inte-
se mezclando otras sustancias en ciertas propor- rés público. De este modo ha de observarse que su
ciones y sometiéndolas a un proceso conocido, autoridad es válida porque hay personas que se la
tengo justificación suficiente para creerlo basán- cuestionan y la verifican; y es precisamente ese
dome en su autoridad, a menos que sepa algo en proceso de examen y purificación lo que mantiene
contra de su carácter o de su capacidad de juicio. vivo entre los investigadores el amor a lo que su-
Su formación profesional tiende a incentivar la ve- perará todas las posibles pruebas, el sentido de
racidad y la búsqueda honesta de la verdad, genera responsabilidad pública propio de aquellos cuyo
animadversión hacia las conclusiones precipitadas trabajo, si está bien hecho, se conservará como
y hacia la investigación descuidada. Tengo una perdurable herencia de la humanidad.
base razonable para suponer que el químico sabe la Sin embargo, si mi químico me dice que un
verdad de lo que está diciendo, pues aunque no átomo de oxígeno ha existido durante todas las
soy químico, se me pueden hacer entender tantas épocas sin variar ni de peso ni de grado de vibra-
cosas sobre los métodos y procedimientos de la ción, no tengo derecho a creerlo basándome en su
ciencia como para que me resulte concebible que, autoridad, porque se trata de una cosa que él no
sin dejar de ser un ser humano, pueda verificar la puede saber sin dejar de ser humano. Quizá crea
afirmación. Quizá nunca pueda realmente verifi- honestamente que su juicio es una clara inferencia
carla, o no pueda ni siquiera observar ningún ex- de sus experimentos, pero en ese caso su afirma-

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ción tiene un defecto. Una consideración muy sim- no tenemos derecho a aceptarla tomando como
ple del carácter de los experimentos le demostraría base el principio de autoridad a menos que esté
que éstos nunca podrían llevarle a resultados de tal dentro del alcance del conocimiento de nuestro in-
género pues, siendo los experimentos sólo aproxi- formante.
mados y limitados, no pueden ofrecernos un cono- ¿Y qué decir de la tradición, consagrada por
cimiento exacto y universal. No hay eminencia al- los siglos, de la raza humana, esa autoridad más
guna de carácter ni genio que pueda dar a una venerable y respetable que la de cualquier testi-
persona autoridad suficiente para justificar que le monio individual? Los esfuerzos y luchas de nues-
creamos cuando hace aseveraciones que implican tros antepasados han creado una atmósfera de creen-
conocimiento exacto o universal. cias y conceptos que nos capacita para respirar en
De nuevo, un explorador del Ártico puede de- medio de las variadas y complejas circunstancias
cimos que en determinada latitud y longitud ha de nuestra vida. Está a nuestro alrededor, nos im-
experimentado tales cuales grados de frío, que el pregna a todos: no podemos pensar sino en la for-
mar tenía tal profundidad, y el hielo era de tales y ma y con los métodos que nos proporciona. ¿Es
cuales características. Tenemos todo el derecho a posible dudar y comprobarla?, y, si es posible, ¿es
creerle, si no hay ninguna mancha en su veracidad. legítimo?
Es concebible que, sin dejar de ser humanos, pu- Encontraremos razones para responder que no
diésemos ir allí y verificar su afirmación; puede sólo es posible y legítimo, sino que es nuestra obli-
comprobarse a través de los testimonios de sus gación ineludible hacerlo; el principal propósito
compañeros, y hay base adecuada para suponer de la tradición misma es proporcionarnos los me-
que conoce la verdad de lo que está diciendo. Sin dios para preguntar, someter a prueba e investigar
embargo, si un viejo ballenero nos dice que el hie- las cosas. De este modo, si hacemos un mal uso de
lo tiene unos cien metros de grosor en todo lo lar- la tradición y la consideramos como una colección
go del camino hasta el Polo, no tenemos justifica- de afirmaciones listas para ser aceptadas sin más,
ción para creerle, pues aunque esa afirmación no sólo estamos perjudicándonos a nosotros mis-
puede ser comprobada por una persona, es obvio mos, sino que estamos rehusando también el parti-
que no podía ser comprobada por é/, con los me- cipar en la medida de nuestras fuerzas en la fábrica
dios y aparatos que tenía. Tal persona tiene que que heredarán nuestros hijos; estamos haciendo
haberse convencido de la verdad de su afilinación todo lo posible para desconectamos nosotros y
por medios que no añaden ningún crédito a su tes- nuestra raza del linaje humano.
timonio. Por tanto, incluso si la cuestión afirmada Vamos a ocupamos primero de distinguir un
está dentro del alcance del conocimiento humano, tipo de tradición que requiere especialmente ser
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examinada y puesta en tela de juicio, porque retro- ciendo la verdad, hasta donde la conoce. Aunque
cede de manera especial ante la investigación. Su- muchas naciones y generaciones de personas han
pongamos que un hechicero del África Central le sido llevadas a la tribuna de testigos, no pueden
dice a su tribu que cierta poderosa medicina que testificar sobre algo que no conocen. Todo el que
hay en su tienda aumentará aún más su poder si ha aceptado la afirmación de alguien, sin compro-
matan el ganado, y que la tribu le cree. No hay barla y verificarla por sí mismo, está fuera de bo-
forma de comprobar si la medicina ha aumentado los: su palabra no vale nada. Cuando, por último,
de poder o no, pero lo que sí es cierto es que el ga- regresamos al verdadero nacimiento e inicio de la
nado se ha esfumado. Incluso puede conservarse afirmación, se nos plantean dos serias preguntas
en la tribu la creencia de que el incremento de po- respecto del que la hizo inicialmente: ¿se equivo-
der de tal y cual medicina se ha realizado de esa caba al pensar que sabía acerca de esa cuestión?,
forma; y en una generación posterior será más fácil ¿o estaba mintiendo?
para otro hechicero convencerlos para que hagan lo Desafortunadamente, esta última pregunta es
mismo. Aquí la única razón para la creencia es muy actual y práctica, incluso para nosotros en este
que todo el mundo ha creído esto durante tanto momento y en este país. No necesitamos ir a buscar
tiempo que debe ser verdad. Y, sin embargo, la a La Salettev, al África Central, o a Lourdes ejem-
creencia se fundamentaba en un fraude y se ha plos de superstición inmoral y envilecedora. Es muy
propagado gracias a la credulidad. Hará bien sin posible que un niño crezca en Londres rodeado de
ninguna duda, y será amigo de los demás, la per- una atmósfera de creencias que, válidas sólo para
sona que la cuestione y advierta que no hay evi- los salvajes, se fundamentan, aún en nuestra época,
dencia para ella, ayude a sus vecinos a ver el asun- en el fraude y son propagadas por la credulidad.
to tal como él lo ve, e incluso, si es necesario, Dejando a un lado tal tradición, puesto que ha
entre en la sagrada tienda y destruya la medicina. sido transmitida sin que se la compruebe durante
La regla que debe guiarnos en tales casos es sucesivas generaciones, consideremos aquella que
bastante simple y obvia: el testimonio conjunto de ha sido construida verdaderamente a partir de la
nuestros prójimos está sujeto a las mismas condi- experiencia común de la humanidad. Esta gran fá-
ciones que el testimonio de cualquiera de ellos to- brica está diseñada como guía de nuestros pensa-
mado individualmente. A saber, no tenemos dere- mientos y, a través de ellos, de nuestras acciones,
cho a considerar algo verdadero sólo porque todo
el mundo lo diga, a menos que haya buenas razo- v La Salette fue, junto con Lourdes, uno de los santuarios
nes para creer que por lo menos una persona tiene marianos franceses que alcanzaron gran renombre durante el
los medios para saber que es verdad, y que está di- siglo XDC para escándalo de muchos anglicanos.

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tanto en el mundo moral como en el material. En aquella que la mantiene y alienta a permanecer en
el mundo moral, por ejemplo, nos da las concep- la pereza; y que rechazar esta distinción en nues-
ciones de lo correcto en general, de justicia, de tros días significa pobreza y sufrimiento para el
verdad, de beneficencia y cosas parecidas. Se nos futuro. A través de esta evaluación y discusión no
dan como conceptos, no como afirmaciones o pro- sólo se ha purificado la práctica y se ha hecho más
posiciones; responden a ciertos instintos definidos benéfica, sino que el mismo concepto de benefi-
que están ciertamente dentro de nosotros, vengan cencia se ha hecho más amplio y más sabio. Ahora
de donde vengan. Que está bien ser beneficiente es bien, el gran legado social que se nos ha transmiti-
un asunto de experiencia personal inmediata: cuan- do consta de dos partes: el instinto de beneficencia
do una persona se encierra en sus pensamientos y que hace que, cuando predomina, cierta parte de
encuentra ahí algo, más grande y más verdadero nuestra naturaleza desee hacer bien a los hombres;
que su solitaria individualidad, y que le dice: y la concepción intelectual de beneficencia, que
«Quiero obrar bien», al mismo tiempo que «Quie- podemos comparar con cualquier forma de com-
ro hacer bien al hombre», puede comprobar a tra- portamiento propuesto y preguntar: ¿es esto bené-
vés de la observación directa que uno de los ins- fico o no? Con la puesta en cuestión y la respuesta
tintos se fundamenta y está de acuerdo continuas a tales preguntas el concepto crece en
completamente con el otro. Y es su obligación
amplitud y discernimiento y el instinto llega a for-
comprobar ésta y afirmaciones semejantes.
talecerse y purificarse. Parece, entonces, que el
La tradición dice también, en un momento y
uso principal del concepto, la parte intelectual del
lugar deférm
- inados, que tales acciones son justas,
legado que se nos ha transmitido, consiste en ca-
verdaderas, o benéficas. Para todas esas reglas se
pacitarnos para hacer preguntas; crece y se man-
necesita una búsqueda más larga, puesto que algu-
tiene en forma gracias a ellas, y si no lo usamos
nas veces están establecidas por una autoridad dis-
con este fin lo iremos perdiendo por completo y
tinta de la del sentido moral basado en la expe-
nos quedaremos con un mero código de regula-
riencia. Hasta hace poco, la tradición moral de
ciones que en absoluto puede llamarse moralidad.
nuestro propio país —e incluso la de toda Euro-
Tales consideraciones se aplican incluso de
pa— pensaba que era bueno dar dinero indiscrirni-
forma más obvia y clara, si es posible, al conjunto
nadamente a los mendigos. Pero la puesta en cues-
de creencias y conceptos que nuestros padres han
tión de esta regla y la investigación sobre ella llevó
acumulado para nosotros por lo que respecta al
a la gente a darse cuenta de que la verdadera be-
mundo material. Estamos dispuestos a reírnos de la
neficencia es aquella que ayuda a la persona a rea-
costumbre inveterada del australiano que continúa
lizar la labor para la que es más adecuada, no
atando la cabeza del hacha a un extremo del man-
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123
go aunque el fabricante de Bilmingham haya he- vayamos al telégrafo, donde la teoría y la práctica,
cho a propósito un agujero en ella para que intro- crecidas ambas durante años de discreción, están
duzca el mango en él. Su gente ha atado las hachas maravillosamente unidas para el servicio prove-
así durante arios: ¿quién es él para enfrentarse a su choso del ser humano. Ohmvii descubrió que la po-
sabiduría? Ha caído tan bajo que no puede hacer lo tencia de una corriente eléctrica es directamente
que algunos debían haber hecho en el lejano pasa- proporcional a la potencia de la batería que la pro-
do —poner en cuestión una costumbre establecida, duce, e inversamente proporcional a la longitud
e inventar o aprender algo mejor—. Incluso aquí, del cable a lo largo del cual tiene que pasar. Es la
en el borroso inicio del conocimiento, donde la llamada ley de Ohm; sin embargo, el resultado,
ciencia y el arte son una misma cosa, encontra- considerado como un enunciado que ha de creerse,
mos sólo la misma y simple regla que se aplica a no es la parte valiosa de tal ley. La primera mitad
los más altos y a los más profundos brotes de este es la pregunta: ¿qué relación existe entre esas can-
Árbol cósmico, desde sus ramas floridas más ele- tidades? Follnulada de este modo, la pregunta in-
vadas hasta la más profunda de sus ocultas raíces, cluye ya el concepto de potencia de la corriente y
a saber: la regla de que lo que se ha guardado y se de potencia de la batería como cantidades para ser
nos ha dejado en herencia lo usan correctamente medidas y comparadas; insinúa claramente que
aquellos que actúan como sus creadores actuaron ésas son las cosas a tener en cuenta en el estudio
cuando lo almacenaron; los que lo usan para hacer de las corrientes eléctricas. La segunda mitad es el
preguntas que van más allá, para examinar, para in- método de investigación: ¿cómo medir esas canti-
vestigar; quienes intentan honesta y solemnemente dades, qué instrumentos se necesitan para el expe-
descubrir cuál es la forma correcta de mirar las rimento, y cómo hay que usarlos? Al estudiante
cosas y de tratar con ellas. que empieza a aprender cosas sobre la electricidad
Un problema correctamente planteado ya está no se le pide que crea la ley de Ohm; se le hace en-
medio respondido, dijo Jacobivi. Podemos añadir tender la pregunta, se le pone delante del aparato y
que el método para solucionarlo es la otra mitad de se le enseña a comprobarlo. Aprende a hacer co-
la respuesta, y que el resultado efectivo no cuenta sas, no a pensar que sabe cosas; a usar instrumen-
al lado de las dos cosas anteriores. Como ejemplo, tos y hacer preguntas, no a aceptar una afirmación
vil Georg Simon Ohm (1789-1854), físico alemán descu-
vi
Clifford se refiere aquí probablemente al matemático bridor de la ley que lleva su nombre y que afirma que la co-
alemán Karl Gustav Jacob Jacobi (1804-1851), que, junto rriente que fluye por un conductor es directamente propor-
con el nourego Niels Henrik Abel, es el descubridor de las cional a la diferencia de potencial e inversamente proporcional
funciones elípticas. a la resistencia.

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tradicional. La cuestión que requirió un genio para teadas, en conceptos que nos capacitan para for-
solucionarla correctamente es respondida por un mular preguntas adicionales y en los métodos para
principiante. Si perdiéramos de repente la ley de responder preguntas. El valor de todas esas cosas
Ohm y fuera olvidada por todos, mientras la pre- depende de su comprobación diaria. El verdadero
gunta y el método para solucionarla permanecie- carácter sagrado de este valioso depósito nos im-
sen, el resultado podría redescubrirse en menos de pone la obligación y la responsabilidad de some-
una hora. Sin embargo, el resultado mismo, cono- terlo a prueba, de purificarlo y acrecentarlo hasta
cido por personas que no pudieran comprender el lo más alto de nuestra capacidad. Quien hace uso
valor de la pregunta o los medios para resolverla, de sus resultados para ahogar sus propias dudas, o
sería como un reloj en manos de un salvaje que no para impedir las investigaciones de otros, es cul-
pudiera darle cuerda, o como un acorazado a vapor pable de un sacrilegio que los siglos no serán ca-
manejado por maquinistas españoles". paces de borrar. Cuando los esfuerzos y los cues-
Entonces, respecto a la sagrada tradición de la tionamientos de personas honestas y valientes
humanidad, nos damos cuenta de que consiste no hayan avanzado en la construcción de la fábrica de
en proposiciones o afirmaciones que han de acep- la verdad conocida hasta una gloria que en esta
tarse y creerse basándonos en la autoridad de la generación no podemos ni esperar ni imaginar, en
tradición, sino en preguntas correctamente plan- este templo puro y sagrado, aquél no tendrá parte
alguna que pueda reclamar como suya, y su nom-
"ili En la segunda edición de Lectures and Essays —que re- bre y trabajo habrán caído en la oscuridad y el ol-
coge este artículo en su versión inglesa— se incluye el si- vido para siempre.
guiente extracto de una carta de Clifford a Lady Pollock, fe-
chada el 2 de julio de 1876: «Mañana zarpamos en un barco
español para Almería y de allí en diligencia, o en otro barco,
continuaremos a Málaga. El barco español será asqueroso, III. LOS LÍMITES DE LA DEDUCCIÓN
pero se trata sólo de doce horas más o menos. Estoy mucho
mejor y me encantará hacer un descanso en Granada después La pregunta acerca de en qué casos podemos
de todo este correteo de acá para allá. creer lo que va más allá de nuestra experiencia es
»P. S. [..] Hemos visto el barco español que se llama La
Encarnación y con toda la razón del mundo: es la encarnación muy compleja y delicada, se extiende a todos los
de todo lo malo. ámbitos del método científico y requiere un consi-
»[La susodicha Encarnación justificó con creces todas las derable incremento de su aplicación antes de que
expectativas: los motores se estropearon en alta mar, nadie de pueda ser respondida con algún viso de completud.
los que estaban a bordo tenía competencia para repararlos y el
Sin embargo, quizá podamos mencionar aquí una
barco estuvo a la deriva hasta que se avistó un buque que lle-
vaba a bordo un maquinista francés. (N. del E.)]» regla de extrema simplicidad y vasta importancia

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práctica que se sitúa en los mismos umbrales del Una respuesta de total sencillez y universalidad
tema, y que dejaremos establecida en un instante. nos la sugiere el ejemplo que hemos considerado:
Una pequeña reflexión nos mostrará que todas un niño quemado teme el fuego. Podemos ir más
las creencias, incluso las más sencillas y funda- allá de la experiencia suponiendo que lo que no sa-
mentales, van más allá de nuestra experiencia bemos es semejante a lo que sabemos; en otras
cuando se las contempla como guía de nuestras palabras, podemos incrementar nuestra experiencia
acciones. Un niño que se ha quemado tiene miedo suponiendo que hay uniformidad en la naturaleza.
al fuego, porque cree que el fuego le quemará hoy Qué es precisamente esta uniformidad, cómo cre-
como le quemó ayer; pero esta creencia va más cemos en su conocimiento de generación en gene-
allá de la experiencia, y supone que el fuego des- ración, son los interrogantes que por ahora vamos
conocido de hoy es como el conocido de ayer. In- a dejar a un lado contentándonos con examinar
cluso la creencia de que el niño se quemó ayer su- dos ejemplos que pueden servirnos para aclarar la
pera nuestra experiencia actual, que contiene sólo naturaleza del principio.
el recuerdo de una quemadura, no la quemadura A partir de ciertas observaciones hechas con el
misma; se supone, por tanto, que este recuerdo es espectroscopio inferimos la existencia de hidróge-
digno de confianza, aunque sabemos que un re- no en el Sol. Mirando en el espectroscopio cuando
cuerdo puede, a menudo, estar equivocado. Sin los rayos del Sol inciden sobre su hendidura vemos
embargo, si va a usarse como guía para la acción, ciertas líneas brillantes y definidas: y los experi-
como una pista de lo que va a ser el futuro, debe mentos hechos con cuerpos de la Tierra nos han
suponer algo sobre ese futuro: a saber, que será enseñado que cuando se ven esas líneas brillantes
consistente con el supuesto de que la quemadura el hidrógeno es la fuente de las mismas. Supone-
realmente ocurrió ayer, lo cual es ir más allá de la mos entonces que las desconocidas líneas brillan-
experiencia. Incluso el fundamental «Yo soy», que tes del Sol son como las conocidas líneas brillantes
no puede ser puesto en duda, no es guía para la ac- del laboratorio, y que el hidrógeno en el Sol se
ción a menos que conlleve «Yo seré», algo que comporta como el hidrógeno se comportaría, en
también va más allá de la experiencia. La cues- las mismas circunstancias, en la Tierra.
tión no es, por lo tanto, «¿Podemos creer aquello Pero ¿no estamos confiando demasiado en el
que va más allá de la experiencia?», porque esto espectroscopio? Seguramente, al haberlo encontra-
está involucrado en la propia naturaleza de la creen- do fiable para las sustancias terrestres, donde sus
cia; sino «¿Hasta dónde y de qué manera pode- afirmaciones pueden ser comprobadas por el ser
mos ampliar nuestra experiencia al formar nuestras humano, estamos justificados para aceptar su testi-
creencias?». monio en otros casos; pero ¿no lo estamos cuando

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nos da información sobre acontecimientos que tie- sultado. Pero, cuando tal procedimiento se consi-
nen lugar en el Sol donde su testimonio no puede dera la base de la creencia, se convierte en un
ser comprobado directamente por el hombre? asunto muy serio y altamente práctico ya que, si no
Ciertamente, queremos saber un poco más an- hay hidrógeno en el Sol, el espectroscopio —es
tes de que esta inferencia pueda justificarse; y afor- decir, la medida de los grados de vibración— debe
tunadamente lo sabemos. El espectroscopio atesti- ser un método poco seguro para reconocer dife-
gua exactamente lo mismo en los dos casos; esto rentes sustancias; y consecuentemente no debería
es, que las vibraciones de la luz de cierta intensi- ser usado en análisis químicos —en el proceso de
dad pasan a través de él. Su diseño es tal que si fa- aquilatar metales, por ejemplo— para ahorrar
llara en esto en un caso, fallaría en el otro. Cuando tiempo, trabajo y dinero. Muy al contrario, la acep-
examinamos el problema, nos encontramos que tación del método espectroscópico como método
hemos supuesto realmente que la materia de que fiable nos ha enriquecido no sólo con nuevos me-
está hecho el Sol es semejante a la materia de que tales, lo que ya es por sí una gran cosa, sino con
está hecha la Tierra, que ésta está constituida por nuevos procesos de investigación, lo cual es mucho
un cierto número de sustancias, y que cada una de más importante.
ellas, cuando está sometida a elevadas temperatu- Por poner otro ejemplo, consideremos la ma-
ras, tiene un distinto grado de vibración y que, en nera en que inferimos la verdad de un hecho his-
virtud de esto, puede ser reconocida y separada tórico —digamos el sitio de Siracusa' en las Gue-
del resto. Pero ésta es la clase de suposición que rras del Peloponeso—. Nuestra experiencia es que
tenemos justificación para usar cuando aumenta- existen manuscritos que dicen que existieron y
mos nuestra experiencia. Es una suposición sobre que se autodenominan manuscritos de la historia
la uniformidad en la naturaleza, y puede ser com- de Tucídidesx; que en otros manuscritos, que afir-
probada sólo por la comparación con muchas otras
suposiciones similares que hemos hecho en otros
casos del mismo tipo. Lx Se refiere al largo asedio (415-413 a. de C.) al que Ate-
nas sometió a la ciudad de Siracusa durante las guerras del Pe-
Pero ¿es esto de la existencia de hidrógeno en
loponeso y que acabó con una legendaria denota de la escua-
el Sol una creencia verdadera? ¿Puede ayudarnos dra ateniense.
para servir correctamente de guía a la acción hu- x Tucídides (460?-404 a. de C.) es el más célebre de los
mana? historiadores de la Grecia clásica. Su Historia de la guerra del
Ciertamente no, si se acepta teniendo como Peloponeso —que narra las luchas entre Atenas y Esparta en
base fundamentos sin valor y sin ninguna com- el siglo y a. de C.— se considera como el primero de los tra-
tados de historia que analiza desde el punto de vista social, po-
prensión del proceso que lleva a conseguir este re- lítico y ético las guerras entre los Estados.

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man ser de historiadores posteriores, se describe a cia histórica verdadera, sino sólo conjeturas insa-
Tucídides como coetáneo de la época de la guerra; tisfactorias.
además varios libros, supuestamente fechados en Podemos entonces acrecentar nuestra expe-
el Renacimiento, nos cuentan cómo esos manus- riencia bajo el supuesto de la uniformidad en la na-
critos han sido conservados y cómo se consiguie- turaleza; podemos completar nuestro cuadro de lo
ron entonces. Sabemos también que las personas, que es y lo que ha sido, tal como nos lo da la ex-
por norma general, no falsifican libros e historias periencia, de manera que hagamos que el conjunto
sin ningún motivo especial; suponemos que a este sea consistente con su uniformidad. Y la inferencia
respecto las personas del pasado eran como las demostrativa en la práctica —la que nos da dere-
personas actuales; y apreciamos que en este caso cho a creer en su resultado— es una demostración
no había ningún motivo especial. Es decir, au- clara de que de ninguna otra forma que no sea a
mentamos nuestra experiencia con la suposición través de la verdad de este resultado puede salvar-
de una uniformidad en el carácter de los seres se la uniformidad de la naturaleza.
humanos. Como nuestro conocimiento de esta Por tanto, ninguna evidencia puede justificar
uniformidad es mucho menos completo y exacto que creamos la verdad de una afirmación que es
que el que se obtiene en física, las inferencias de contraria a, o está fuera de, la uniformidad de la
tipo histórico son más precarias y menos exactas naturaleza. Si nuestra experiencia es tal que no
que las inferencias que se hacen en muchas otras puede colmarse consistentemente con la unifor-
ciencias. midad, todo lo que tenemos derecho a concluir es
Sin embargo, si hay alguna razón especial para que hay algo equivocado en alguna parte, pero la
sospechar del carácter de las personas que escri- posibilidad de la inferencia se suprime; debemos
bieron o transmitieron ciertos libros, la cuestión basarnos en nuestra experiencia, y no ir más allá
se altera. Si un grupo de documentos ofrece una en absoluto. Si realmente ocurriera algún suceso
evidencia interna de que se produjeron entre per- que no fuera parte de la uniformidad de la natura-
sonas que falsificaban libros en nombre de otros, y leza, tendría dos propiedades: ninguna evidencia
que, al describir los hechos, suprimían los ele- justificaría que alguien lo creyera, a no ser aquellos
mentos que no les venían bien, mientras destaca- que lo experimentasen de forma efectiva, y ningu-
ban aquellos que sí —unas personas que no sólo na inferencia merecedora de convertirse en creen-
cometieron esos crímenes, sino que se jactaban de cia podría fundamentarse en ella en absoluto.
ellos como prueba de humildad y entusiasmo—, ¿Estamos obligados a creer entonces que la
entonces debemos decir que a partir de tales docu- naturaleza es uniforme absoluta y universalmente?
mentos no podemos fundamentar ninguna inferen- Por supuesto que no, no tenemos derecho a creer

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nada de este estilo. La regla sólo nos dice que al
formar creencias que van más allá de nuestra ex-
periencia podemos suponer que la naturaleza es
prácticamente uniforme hasta donde nos concier- LA VOLUNTAD Di-, CREER*
ne. Dentro del ámbito de la acción y verificación
humanas podemos elaborar, con ayuda de este su- WILLIAM JAMES
puesto, creencias verdaderas; más allá de esto,
sólo podemos elaborar aquellas hipótesis que nos
equipan para el planteamiento más exacto de pre- En la biografía recientemente publicada por
guntas. Leslie Stepheni sobre su hermano Fitz-Jamesii, hay
En resumen: podemos creer lo que va más allá un relato sobre la escuela a la que éste acudió de
de nuestra experiencia sólo cuando se infiere de niño. El maestro, un tal señor Guest, solía conver-
esa experiencia, suponiendo que lo que no sabe-
mos es semejante a lo que sabemos. * Conferencia pronunciada ante los Philosophical Clubs de
Podemos creer la afirmación de otra persona las universidades de Yale y Brown.
cuando hay base razonable para suponer que sabe Sir Leslie Stephen (1832-1904), literato y pensador inglés,
de qué está hablando, y que está diciendo la verdad fue el primer editor del Dictionary of National Biography. Aun-
en la medida en que la conoce. que recibió la ordenación como clérigo anglicano en 1859, las
controversias surgidas a partir de la publicación en ese mismo
En cualquier caso, es un error creer tomando ario de El origen de las especies de Darwin le hicieron aban-
como base evidencia insuficiente; donde hay pre- donar —como sucedió con muchos de sus contemporáneos—
sunción de que se debe dudar e investigar es peor la fe cristiana. Entre sus obras filosóficas destacan su His-
creer que hacer presunciones. tory of the English Tought in the Eighteenth Century (1876),
The English Utilitarians (1900) y Science and Ethics (1882),
uno de los primeros intentos de aplicar al estudio de la ética la
doctrina de la evolución. Entre los hijos de su segundo matri-
monio están la novelista Virginia Woolf y la pintora Vanessa
B ell.
James Fitz-James Stephen (1829-1894), juez, historia-
dor del derecho y crítico literario, fue uno de los primeros ju-
ristas que intentó sistematizar los principios de la jurispru-
dencia criminal inglesa. Fue famosa su obra Liberty, Equality
Fraternity (1873), que, polemizando con On Liberty (1859) de
John Stuart Mill, presentaba una filosofía política de corte
antidemocrático.

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