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Norma Fóscolo (coordinadora)

Desafíos éticos
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Adriana Arpini - Ricardo Rubio o
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1 1 1111111 t .111f,1 Antón,
Marta Banús, Liliana Barg, Susana Cornejo, Marta Macias, e:
f\1111 1111.1 Musolino, Nelda Pacheco, Natalia Pesquín, Liliana Sandes ~
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Oosafíos éticos del Trabajo Social


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del Trabajo Social
latinoamericano
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1 (Coordinadora)

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Desafíos éticos d el T rabajo Social latinoam ericano - - - - -

Fóscolo, Norma y otros: Los derechos humanos en fa Argentina. Del oculta- Capítulo IX
mientó a fa interpelación política. ED IUNC, Mendoza, 2000.

Hinkelamme.r'I, i=ranz: Solidaridad o st..Hcidio colectivo. Ambientico, San José


de Co.sta Rica, ~003. ·

Lefort, Cla~de: "Derechos del hombre y política" . En Lefort, c :: La invención Propuesta de una ética
democrática. Nueva Visión, B·uenos Aires, 1990 ; pp. 9 y ss.
para el Trabajo Social
Guizán, Esperanza: "Una justificación utilitarista de los Derechos Humanos".
En Muguerza, Javier y otros: E/fundamento de los Derecf¡os Humanos.
Debate, Madrid, 1989; pp . 185.y ss. · Por Norma Fóscolo
1
Marsh~I, T. H. y Bottomore, T.: Ciudadtlnía y clase so~;~( Alian za, Mad_rid,
1
1998. . . . '
.. ·1 Las esferas de acción del sujeto-trabajador social
l
Muguerza, Javier: "La alternativa del disenso". En Mugu ~c+a, Javier y ot~-0s: 1
El fundamento de los Derechos Humanos. Debate, Madrid, 1989; pp. 19 En el Capítulo 2 analizábamos las contradicciones éticas que pueden
y SS. llevar a dilemas morales con las que se enfrenta el trabajador social, deriva-
11
das de la copresencia, en la práctica y en las instituciones, de diferentes
Quevedo, Alberto: "Teoría y crítica de los Derechos Hun:i§l.n~.~n la mode~ni- . paradigmas éticos , provenientes de también diferentes ethos epocales y,
dad". En Pierini, Alicia (compiladora): Pensamiento crítie.e sobre Dere- consecuentemente, las contradicciones entre diversos modos~e interven-
chos Humanos. Eudeba, 1996, Buenos Aires, pp. 42-66. ción en lo social que perviven en la práctica profesional de hoy:
. ·.· . .. ' Un tercer tipo de contradicciones aparece en el sujeto mismo: el trabaja-
Quiroga, Hugo, Villavicencio, Susana y Vermeren, Patrice (Comp.): Filoso.:. dor social como sujeto moral en su relación con otros sujetos. Estas contra-
fías de fa ciudadanía. Sujeto político y-democracia. Horno Sapiens, Bue- dicciones pueden conducir a verdaderos c_onflictos cuando, en la interacción,
n.os Aires, 1999). '"' el trabajador social se enfrenta con personas que no piensan como él mismo,
(por ejemplo, tosco-sujetos déla intervención); o con reglas que se le impo-
Roig, Ártt1ro: "Las morales de nuestro tiempo: un reto para· las nuevas g~ne­ nen, (por ejemplo, desd.e la institución en la que está laboralmente inserto),
raclones". En Arpini, Adriana: América Latina y la m oral <je nl.festro t1em- pero son contradictorias c;.on sus convicciones personales o profesionétles. ·
. po. EDIUNC, Mendoza, 1997; pp. 7-14. El trabajador social ·es, a la vez, un sujeto moral y un actor social. Así, lo
vemos actuando en varias esferas: por un lado, la de la comunidad próxima:
Ro ig , Arturo: Etica del poder y moralidad de la protesta . .Respuesta a la familia, comunidad. Por otro lado, como profesional, él está actuando en algu-
crisis moral de nuestro tiempo. EDIUNC, Mendoza, 2002. na institución, directamente política, si es funcionario de alguna repartición
estatal; o en la esfera socio-política, si su tarea se desarrolla en alguna institu-
Varios a utores: 2 0 años después. Democracia y Dereéhos Humanos, un ción privada en vistas de un bien social. También como profesional, él forma
desafío latinoamericano. EOIUNC y Ediciones Culturales de Mendoza, parte de un conjunto de sujetos re.unidos por la profesión, exista o no un colec-
Mendoza, 1997. tivo que los represente públicamente. Finalmente, él es un ciudadano, miem-
bro de una sociedad política, sujeto de derechos y responsabilidades.
Como sujeto moral, sin embargo, mantiene cierta unidad y coherencia
de conducta basada en ciertos valores elegidos. Por ello, cuando nos p_re-

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Desafíos éticos del Trabajo Social latíñoatnericano - - - -- 1 - - - - - - - - - - - - - Capítulo IX - - - - - - - -- - - -

guntamos: ¿desde cuál de estas esferas han de provenií>los·valores que deben 1 bres; .más tarde, con la aparición del individualismo moderno, se buscó la
guiar la ética del profesional del T rab.ajo Social? ,.Jaié~p'uesla es compleja. 1 fu~nte de la moralidad en la ley natural o e·n la razón libre del sujeto .
Consideremos la esfera de la política. La po.títica;:ao·m.o objetivación, es Hoy nos encontramos con una sociedCÍd que se caracteriza por la simul-
aquella "ocupación desarrollada con la concienc~a.'del Hosotros en interés de tánea presencia de múltiples subjetividades, y de diferentes ámbitos de ac-
una determinada integración"(Heller, Agnes, 1977; p:.172) : En el caso de las ción de los su jetos. La moral personal de .cada sujeto, parece pues incon-
sociedades modernas, esa integración. es el Estatj~. Qb,edece pues a cierto mensurable con otras, porque cad? úna 'p roviene de diferentes tradiciones y
interés común. Como objetivación, constituye un sisterjia autónomo de leyes mundos de la vida. Los valores culturales condicionan fuertemente a los valo-
y reglas institucionales. Sin embargo, la cruda prác.tica política es, en nues- res morales. Y aquéllos están relacionados con el origen étnico, la educa-
tros días, el modo como se gerencian los intere.se$. multiples y contradictorios ción familiar, la religión que se profesa! etc, También las diferencias de cla-
- y a menudo sólo los intereses de las clases dominantes- que están pres.en- ses se traducen en valores culturales y morales diferentes.
tes en una sociedad; de allí que el "bien común" pue<:te ser objeto de distintas Sin embargo, no se puede negar', la importancia de la moral personal; el
lecturas. Y, por lo general, es una meta no dema~JáCfq •. expJícita. Además, el obrar ético comporta siempre un aspecib de moralidad personal: porque tan-
poder que se pone en juego en la política puede se~útiliz~da.. para mantener las to la decisión para la acción como la acepta~ión consciente y/o crítica de las
relaciones sociales o para abatirlas. Y sin embarga, el Estado.democrático se normas se logran con la intervención de la Gonciencia y el juicio personales.
legitirna a través del conjunto de leyes que le otorgan el p.oder de gobernar. L;1. Y, por otra parte, los Valores morales se enoarnan en la personalidad, como
creencia en la legitimidad asegura la creencia .en · ta:~ep resentatividad de las rasgos visibles de carácter, como "virtu'des''.(Heller, 1989).
autoridades y en los procedimientos de gobierno (Cf: fóscolo, 2001 ). La expe- Consideremos, finalmente, la és.fera de la profesión. Todas las
riencia cotidiana de los argentinos, en este mom'ento histórico, muestra una profesio n es se basan en u n conjunto. de valores q ue intentan p ropo-
extendida falta de creencia de la población en las instituciones. Distintos aná- ner se a los profesionales para su seguimie~to. En algunas profesio-
lisis de ciencia política dan cuenta, a su vez, dEl Ja_s .ra~.onS;S de esa falta de nes exi sten, de manera explícita, có._digos deonto lógicos que regu lan
creencia, basadas en la misma debilidad instituéioñal dé las (armas republica- los deberes de los profesion ales. E'n.el ca·so del Trabaj o Social, pudi- ·
nas y democráticas que formalmente nos rigen .. : · .· ·· · · mas notar que, a excepc ió n de al gunos va lores y princ i pi os m uy un i-
S i nos trasladamos a la esfera de la institUqi9Q.;,po.q~mos afirmar que, ver:sa les, siempre rei terados, esos opdi gos pueden expr esar de ma-
para que las instituciones del Estado sean l egítrrf1~,s .!1.º "basta con su ads- nera dife rente, según los mundos cul,tur~les y la situación h istórica~ 'él
cripción al bien común político. Es necesario, además, que ellas sean "deber-ser" del Trabajo Social. Es decir, estos códigos están ligados a
performativas. De allí que toda institución esté regida.por regla.s propias, de las funciones históricas que ha ten ido e l Trabajo Social y a la manera
naturaleza técnica, que le otorgan autonomía resp.ecto de intereses políticos como, e n cada caso, se interpreta l?I m isma profesión, con relaci ón a
que pudieran estar ligados a un S!3Ctor 'de intereses p~iéulares. Es el as- l a sociedad en q ue se vive y a lo que se consi der a como el á m b ito
pecto burocrático de la institución que, intentan.do g~e r~h~iar lo social, hace propio de i ntervención del Trabajo Social. Por eso, algu nos auto res
del Trabajo Social una "ingenierfa social"(Heler, Mari\J,•'?002). Pero, por otra consideran innecesarios estos cód.igo~. ofros, al hablar de la ética del
parte también, las instituciones suelen echar mano de "códigos prácticos" trabajador social se están refiriendo a act itudes que, luego de u n análi-
(Moreno Ocampo, 1994) que representan como atajos de la gestión burocrá- s is de la s ituación h istórica que se atraviesa, éste debe adoptar. Así, se
tica para llegar de manera más rápida-aunque no más- legítima- a obtener habla de compromiso por el cambio, de resistencia, etc.
ciertos resultados. Estos códigos prácticos son conocidos por todos los
miembros de la institución, pero ellos son secretos, es decir, no públicos, y ~

se hallan en contradicción con las normas legale$. Por ejemplo, echar mano
.1 Los conflictos valorativos Y.normativos
de una adjudicación directa para compra de bienes u servicios, cuando la ley
impone, por el contrario, una licitación públic.a de ofer,er:'lt~s._
Respecto de la moral personal, ya hemos"visto g~é ésta, en. épocas Un primer conflicto a analizar es el que se produce entre sistemas
antiguas, se basaba en la tradición compartida de un mismo mundo de la axiológicos particulares, más cÓncretamente entre el sistema de valores del
vida, en la misma visión del mundo y de la vida, en la autoridad y las costum- trabajador social y el de su ca-sujeto.

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El trabajador social es, evidentemente, una persona inserta en un espa- Un intento para la superación de las
cio social y cultural determinado que seguramente tiene sus propios valores
culturales (estéticos, utilitarios, morales) q ae es probable que difieran de los
contradicciones: la ética ciudadana como
de otros mundos o espacios sociales. Por eso es posible y frecuente que su ética profesional del Trabajo Social
mundo de la vida y su posicionamiento axiológico sean diferente~ de los de
su ca-sujeto. Si bien, por una parte, en süs decisiones profesionales debe
hacer jugar su propia moral personal y su propio juicio moral , pued e hacer Varias son las dificultades y los desafíos teóricos y epistemológicos
esto de manera no consciente, o bien consciente, aceptando los valores que se presentan a los trabajadores sociales cuando se trata de elaborar una
recibidos, o rechazándolos en un ejercicio de su juicio moral crítico. En este propuesta de ética profesional para el Trabajo Social. Porque es absoluta-
segundo caso, se supone la aceptación y el reconocimiento de ?Iros mun- mente necesario tomar cuenta de la realidad del estatuto objetivo -social e
dos de valores, y la relativización de los propios, además de la consideración institucion al- de la profesión, la que supone un saber, un saber-hacer, una
<;te la posible conflictividad e ntre sus propios valores y Jo·s del ca-sujeto. serie de procedimientos y técnicas espec íficos que n·o pueden sino ser atra-
Para un obrar ético que no absolutice d é manera autoritaria o paternalista vesados por la dimensión moral y no pueden evad ir los principios éticos que
los propios valores, sería necesario que se encontraran valores comunes l)an de inspirar a los profesionales en el ejercicio de su profesión, sobre todo si
entre el trabajador social y los ca-suj etos. la intención es obtener, desde la reflexión filosófica sobre la moral, algunas pau-
El trabajador social es, por otra parte, un profesional que; como tal', se tas o norma~ que iluminen el obrar moral concreto en el ejercicio de la profesión.
desempeña en una institución, a menudo estatal o subsidiaria de la tarea del Partir del estatuto objetivo de la profesión implicará: 1) Describir los
Estado. En· este caso, e l posible conflicto es el que se produce entre los valores que se vivencian como deseables y objeto d e la intención en el ejer-
valores personales o de la profesión con el sistema de valores pTedominan- cicio de la profesión y las posib les .contrad icciones e¡ntre estos valores. Se
tes en la esfera política o en la institución. Es de suponer que esta institu- impone también rastrear el arraigo de estos valores en la experiencia históri-
ción se rige por las leyes que expresan valores comunes y se l~gitima a ca y las ideolog ías o concepciones de la vida que los generaron. Para ello
través de procedimientos que·le har:i otorgado representatividad social. La será necesario echar mano de los conocimientos científicos que nos propor-
institución depende o forma parte de la esfera política. Aunque tiene sus cionan las cief!cias sociales: historia, sociología, ciencia política. 2) Será
propias reglas de funcionamiento puede ser utilizada por el poder político necesario interpretares tos datos desde la filosofía social, la filosofía política
establecido para reforzar las relaciones sociales vigentes. Es decir que, en y la ética. 3) S e deberá contrastardialécticamente esta experiencia histórica
vez de responder a un "interés común", la institución puede también estar y sus prod uctos con principios éticos universales racionalmente fundados.
condicionada por decisiones políticas provenientes de intereses no universa- Finalmente, sería deseable 4) aplicar estos principios éticos al obrar moral
les (de alguna clase u otro actor social, interesado en realizar intervenciones del profesional. Ello, no de una manera estática para mantener las formas de
de determinadas características sin ten"er demasiado en cuenta las reales un código existente decantado de una experiencia histórica, sino de manera
necesidades de los beneficiarías de esas acciones). Dentro de la misma de 5) posicionarse críticamente frente a estos códigos y costumbres en vis-
institución pueden.también eXÍstfr códigos de acción que desvíen a las ac- tas de lo que.Aranguren denomina una "moral prospectiva" que se formule
ciones en un sentido u otro para favorecer también intereses particulares (por para situaciones nuevas, anticipables (Aranguren, 1994; p. 77)' .
ejemplo, de un partido político, en épocas de campaña electoral o bien en
casos de coimas o corrupción). ·
Además, la institución misma, como el lugar d esde donde se ejerce
alguna forma de poder sobre los ber:ieficiarios, colocaría al trabajador social
en una posición dominante con respecto a aquéllos, en relaciones disimétricas (1) En términos de Maliandi, on los momentos 1, 2 y 3 nos oncontraríamos en et primer
de poder. El trabajador social produciría entonces efectos de control social, paso de aplicación de l a ética aplicada que, apoyada on ta ética normativa y fa información
de disciplinamiento sobre los cuerpos y las vida.s de los benefici.arios de las científica, realiza una "reflexión moral ilustrada". El cuarto momento propuesto correspon-
de al segundo paso de aplicación: se tra ta de la roflexión sobre fas situaciones prácticas,
instituciones (Cf. Foucault). en vistas de una elección (Cf. Maliandi, Ricardo: Élfca: conceptos y problemas. Bib/os,
Buenos Aires, 199 1).

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Este último objetivo requerirá de un discurso que, además de ser emi- sociológicos, económicos y políticos de la moral, para conseguir así, indi-
nentemente racional, adquiera características"de un discurso persuasivo, recta y eficazmente que los hombres lleguen a ser éticamente mejores."
exhortando al camb io y la transformación (ldem, pp . 87-91). 1 (Aranguren 1988, p . 17.)
Por nuestra parte, creemos poder aportar, desde la disciplina filosófica, í
algunos elementos' para la fundamentación de una ética profesional. Mante- Se comprenderá la pertinencia de la reflexión desde la ética social, si
niendo una doble miráda, hacia lo teórico y lo empírico, nos hallamos con consideramos a la profesión del Trabajo Social como un operador privilegiado
una doble paradoja. Por un lado, en la dimensión teórica, el escenario de la sobre los condicionamientos a que se refiere el autor. No debe escandalizar-
multiplicidad de paradigmas éti.c os en disputa que produce choques y nos el matiz utilitarista de la .pretensión de eficacia. Ya podemos suponer
acercamientos, sin que ninguno de ellos logre llevarse el triunfo del consen- que el Trabajo Social está más cerca de la realización de los valores morales
so filosófico total. Por el otro lado, en el presente histórico de nuestra socie- cuanto más eficazmente trabaja en vistas de optimizar los condicionamientos
dad, la sociedad en. la que vivimos y actuamos, nos encontramos con una sociales de la moral. En el Capítulo 6 vimos la importancia que tiene la
pluralidad de códigos morales, correspondientes a distintos modos de vida objetivación de las necesidades y su satisfacción a través de la justicia, para
(Aranguren, Op. cit.) o, expresado en términos de A. Heller, con un ethos . el ejercicio de la autonomía personal.
disgregado (en contraposición del ethos denso de las sociedades La ética ciudadana, por su parte, adquiere un valo.r relevante para nues-
premodernas) en el que cada forma de vida y cada esfera de la acción huma- tro propósito porque, lal como lo advierte A. Heller, habría indicaciones de
na comporta sus propias normas y valores . Finalmente, experimentaremos que "existe .un ethos común o que éste se ha presentado de nuevo. Sin
la "desmoralización": laxitud de las normas comunes e incertidumbre de los embargo, este ethos común no es denso porque no pone en duda la autono-
sujetos sob re c·ó mo actuar (Aranguren, Op. cit., p. 134). . mía o relativa autonomía de las diversas esferas o subesferas de la vida.
Hemos fijado nuestra posición en lo que respecta a los paradigmas éti- Sólo prescribe que las normas específicas de las esferas y subesferas no
cos. Difícilmente podamos mantener una mirada atenta al presente y sobre deben contradecir las metanormas de la Sittlichkeit. A esto //amaremos ethos
todo al futuro si nos encasillamos en alguno de los sistemas éticos formales. disgregado"(Hellery Feher, 1998, p. 216).
La rectitud -el respeto de las normas- deberá ser sustantivamente comple- La ética ciudadana vale para todo miembro de la comunidad política:
mentada por una visión ·de la vida buena. Pero esta visión de lo bueno común
deberá evitar el particularismo y la inmanencia de un ethos determinado del "O.e una manera un tanto aproximada, las acciones pueden definirse
presente o del pasado, lo cual significaría una naturalización del ethosdomi- como políticas cuando las personas actúan en calidad de ciudadanos, y
nante, y deberá abrirse!=! nuevas perspectivas d,e la vida buena. cuando se dirigen, o incidentalmente, movilizan, a otras personas en su
Esto nos lleva a escoger, pues, para la fundamentación de una ética calidad de ciudadanos. Esto puede ocurrir de tres maneras distintas. Prime-
profesional del Trabajo Social, e l nivel de la ética social (Aranguren, 1994 y ra, las personas pueden actuar en el seno de las organizaciones políticas;
1985) y, con mayor concreción, el nivel de la . ~tica ciudadana (Heller, A., segunda, las personas pueden transformar agravios privados en cuestiones
1989 y 1990). Teniendo en cuenta la vía que nos abren las éticas utópicas públicas; tercera, fas personas pueden manejar o movilizar a otros para que
(ver Cap. 5 de este volumen). ·. manejen asuntos sociales o privados recurriendo a las ideas políticas univer-
La ética social es comprendida de esta manera por Aranguren: sales o generales, a los derechos y normas democráticas." (ldem, p . 219).

"Hoy tenemos plena conciencia de que la ética necesita proponerse el De allí la importancia, para la movilización ciudadana, de la invocación
logro de un elevado standard mor.al objetivo; .y, desde el punto de vista de los derechos humanos (Cf. Britos, en Aquín, 2003). No pueden existir
estrictamente social, este logro -es decir, el hacer objetivamente mejores derechos ciudadanos que contradigan el paradigma de los derechos huma-
a los hombres, aunque sea directamente, pero nunca en contra de su vo- nos (ver Capítulo 8: "Derechos humanos").
luntad- pasa a ser el fin de fo que, en un sentido muy determinado, como El abordaje de la ética ciudadana es relevante porque, siendo el Trabajo
se ve, y paralelamente, por ejemplo, al quepa tomado la expresión 'medi- Social una profesión pública al servicio de lo social, actúa en la esfera políti-
cina social' cabe denominar 'ética social'. La ética social, así entendida ca. Transforma mediante su intervención los agravios privados de los que son
operaría sobre los condicionamientos biológicos, psíquicos y psicosociales, víctimas los co-sujetos - hambre, carencia de trabajo, de educación, de sa-

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lud, de justicia- en cuestiones políticas y los moviliza _para qu~ !11anejen s~s La ética ciudadana como fundamento
asuntos según los valores que atribuimos al ordenamiento polillco democra- de la ética profesional del Trabajo Social
tico. Es pues en el ámbito de _la ética ciud~dana q~e el profe~ional se herma-
na y solidariza con los co-suietos en la c1udadania com~artida. •.
Hemos de acudir también, decíamos, a los paradigmas de las et1cas T.H. Marshall, en un esquema al que se reconoce utilidad expositiva,
crítico-utópicas. El juicio moral de cualquier argentino o latinoamericano pero que ha sido corregido en varios aspectos (Cf. Aquín, 2003) , distingue
como s ujeto moral le permite adv~rtir que_ en nuest~o~. país~~ est~mo~ tres elementos de la ciudadanía que se han ido dando a lo largo de la historia
lejos de haber logrado un ordenamiento pol1~1~0 y social moral . ~~s insti- de las sociedades occidentales. El primero de ellos, es el que distingue a los
tuciones políticas bastardeadas -por defecc1on de la rep resen~a_t~v1dad, la derechos civiles: las libertades, la propiedad y el trabajo, aparecidos en el
carencia 0 abuso de la autoridad , la competencia y superpos1c1on de lo~ siglo XVIII ; les siguiero n los derechos políticos, con el sufragio universal,
pod ~res republicanos, la corrupción de las ins_tituciones y los actores_ ~oli­ reconocidos en el siglo X IX; finalmente, en el siglo XX se reconocen los dere-
ticos, el irrespeto de la legalidad en todos los niveles-:- ponen en cuest1on la chos sociales (Marshall y Bottomore, 1998).
legitimid ad del o rden po lítico existente. El lazo social, por otra parte, se El Estado, típica integración social de la modernidad , también fue obli-
halla fracturado -po r causa de la pobreza que sufre el cincuenta por ciento gado a transformarse a m edida que aparecían d emandas sociales por la
d e la població n, del desemp leo, de la defección del Estado_de bi enestar y explicitación y el reconocimiento de es tos derecho. El Estado liberal, míni-
del recurso al asistencialismo- . No se exagera cuando se afirm a que nl!es- mo, al que sólo se le pide que proteja la propiedad de los individuos ("la vida,
tro país se e nfre nta a ,una cuestión social de tal enve r~adura y grav~d.ad la libertad y los bienes'? se transformaría en el Estado democrático (basado
que no nos permit e sentirnos miembros de una sociedad democra llca en la "voluntad general') y el ejercicio de la ciudadanía. Frente a las deman-
sustantiva e incluyente (Nun , 2000). · das sociales (por trabajo, salud, educació n, vivienda) aparece el Estado de
. La refl exión desde los autores latinoamericanos que hacen de la ética bienestar o Estado social: un conjunto de instituciones y políticas endereza-
un ejercicio crítico nos permitirá d enunciar la_s situaciones ~r~~e nt~s ~esde das a mantener la cohesión social -evitar el ri esgo de la fractura social- y
los id eales universales que actúan como horizontes de posib1l1dad senalan- proteger y redistribuir la riqu eza social producida por la población. (Cf. Castel,
do la incompletitud del presente. 1997; Donzelot, 1984; Fóscolo, 1997; Digilio, 2002.)
Roig exhorta a Las morales filosóficas a denunciar la eticidad vigente del Nos interesa particularmente la ciudadanía social, de la que podríamos dar la
egoísmo racional y, atendiendo al valor universal de la dignidad humana, dar siguiente definición provisoria: la ciudadanía social es la que otorga el derecho al
voz y conceptos a las ~orales emergentes de los sujetos para que r:iuest~:n acceso a los bienes (objetivaciones) sociales que una sociedad considera nece-
sus carencias, expresen sus necesidades y reclam en por su satisfacc1on sarios para lograr un nivel de bienestar que permita la reproducción y manteni-
(Roig, 2000). Hinkelammert, al tiem~o,que denu~cia la_ ~sterilidad de las miento de la vida y la realización del proyecto de vida. Implica la obligación de la
concepciones ideales de la ética nos intima a acudir a la et1ca, de la respon- justicia social; la sociedad y el Estado han de reconocer las necesidades de los
sabilidad para asumir las consecuencias 13revistas y no previstas de los con- ciudadanos y procurar el acceso a los bienes que las satisfagan. Implica, por otra
sensos formales y a rebelarnos contra aquellos acuerdos que, aunque hayan parte, la obligación de todos los miembros de la sociedad de contribuir al mante-
s ido logrados de manera legal y procedimental mente corree!~, acab~n p~r nimiento del sistema de necesidades y bienes; el derecho a compartir los bienes
impedir la conservación y el desarrollo de la vida hum_an~, primer pnnc1~ 1 0 sociales (que implica instituciones encargadas de la redistribución de la riqueza
leg ítimo de toda ética (Hinkelammert, _1993)._ D~s_sel 1n~1ta al -~omp rom1so social) y utilizarlos solidariamente. La ciudadanía social supone pues, desde el
con una ética crítica transform ado ra ba¡o el pnnc1p10 de liberac1on que haga punto de vista del ciudadano, un modo de subjetivación política, es decir:
p osible la "histórica emergencia de lo nuevo" (Dussel, 1998).
•un sujeto que se d efine por un conjunto de derechos y responsabilida-
des que comparte con los otros.ciudadanos;
•un derecho básico: el derecho a tener derechos, es decir, el derecho a
pertenecer;

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• el derecho a debatir sobre lo que es legítimo y criticar un estado de Por ser.el trabajador social un agente privilegiado de la justicia social, es
cosas; que nos h a parecido adecuado basar la ética profesional del Trabajo Social
• el derecho a solicitar nuevos consensos en relación con la definiCión del en una ética ciudadana. La conveniencia de la orientación del Trabajo Social
sistema de necesidades. hacia la construcción de ciudadanía es subrayada por Nora Aquín:

El concepto moderno de ciudadanía supone también una sociedad diná- ·"Los procesos en que interviene el Trabajo Social pueden facilitar fa
mica y conflictiva: efectivización de la ciudadanía como profesión que actúa en la integración
de diversos aspectos de acciones y programas que vienen a atender un
• un otro al que se apela (frecuentemente, el Estado); conjunto diversificado de derechos. De ahípodemos afirmar que la interven-
•una sociedad que desnaturaliza las relaciones sociales; ción del Trabajo Social y sus efectos pueden aportar a la consolidación de
• una actitud activa (responsabilidad) de la ciudadanía frente a las institu- las desigualdades sociales y a la clausura de la capacidad de interlocución
ciones (vs. autoritarismo o paternalismo). en el espacio público, o bien orientarse -y ése es nuestro horizonte- hacia
el fortalecimiento de prácticas de participación en que los sujetos se consti-
Finalmente, la ciudadanía, según Botttomore, es fuente de legitimidad tuyen como ciudadanos y ejercen activamente sus derechos y responsabili-
política, pues es la referencia a un conjunto de derechos·, a una fuente de dades, que se capacitan para establecer y modificar criterios de vida en
legitimidad y a una entidad inasible (porque es dinámica y redefin ible) de la común, de .sujetos que construyen una relación consciente con otros, que se
que nad ie puede apropiarse o tener un saber privilegiado. interesan en constituirse como sujetos de interlocución, de reflexión con
En Argentina y en Latinoamérica en general, la ciudadanía se presenta otros y con el Estado"(Aquín, Op. cit., p. 10).
como un verdadero deber ser. Precisamente porque las carencias materia-
les-(pobreza, concentración de las riquezas Y.los.ingresos) son mQnifesta-
ciones de "pobreza de ciudadanía" (Bustelo, y Minujin, - edil.-, 1998, pp.
18 y ss.). En efecto, además de las carencias de las condiciones materia- Los conte nidos de la ética ciudadana
les básicas, se carece de los códigos ciudadanos , necesarios para la eman-
cipación : "los conceptos de cooperación y reciprocidad como dimensiones
elementales de un esquema social común" y carencia del "sentido de En el examen del proyecto de una ética del Trabajo Social basada en la
'o/redad' que es lo que posibilita entender que no hay salvación de a uno y ética ciudadana, como su contexto, se hace importante una reflexión ética
que la salida de los otros es condición necesaria para la realización perso- sobre las necesidades y el hombre como sujeto de necesidades. En el Capí-
nal" (ídem). tulo 6 de este volumen intentamos acercar algunas reflexiones sobre la cues-
· Los derechos ciudadanos, paranues.tros países, no son un "factum"o tión. La reflexión ética parte de la libertad oomo un factum racional, base de
una garantía legal formal, sino, como lo entendía Marshall, "habilitaciones toda experiencia ética. Ahora bien, la experiencia humana muestra que la
para su ejercicio, como desarrollo de capacidades y, por fo tanto, abiertos a libertad es más un ideal de la razón o de la voluntad que un factum. De
la posibilidad de su conquista" (ídem, p. 75). manen;l que hubimos de preguntarnos si la necesidad es un obstáculo para
Es aquí donde se abre pues el terreno de la política. Es en ella "donde la libertad o si la toma de conciencia de las necesidad es van marcando la
se define el avance o retroceso en el proceso de ciudadanía"(ídem). ruta necesaria para la mediación hacia mayores grados de libertad.
Desde el punto de vista de la ciudadanía, las políticas públicas deberían Otra cuestión que examinamos fue la de los derechos fundamentales o
considerar las necesidades como derechos; de esa manera, la exclusión derechos del hombre (ver Cap. 8: "Derechos humanos"). El debate filosófico
social, considerada como "la imposibilidad o la no habilitación para acceder sobre los derechos humanos gira hoy sobre la cuestión de si es todavía
a los derechos sociales sin ayud~, sufrimiento de la autoestima, inadecua- necesario buscar para ellos una fundamentación por encima.o anterior a su
ción de las capacidades para cumplir con las obligaciones, riesgo de estar positivización en los s istemas jurídicos o si, evitando este debate por inútil,
relegado por largo tiempo y sobrevivir del asistencialismo y estigmatización" hemos de limitarnos a trabajar por su garantía y vigencia. No creímos que se
(ídem, p .161) daría paso a una verdadera ciudadanía emancipada. tratara de un debate estéril, pues desde el debate mismo se pueden hallar

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Desafíos ét icos del Trabajo Social latinoamericano - - -- -
- - - - - - - - - -- -- Capítulo IX - - - - - -- - -- - -

argumentos é ticos precisament e pa ra luch a r por su ga rantía e


institucionalización pues ellos se presentan corno un horizonte abarcartivo, s.a Y por los que no pueden acceder a la palabra, aunque esto implique
-por tratarse de m eta-derechos-, de los derechos ciudadanos, riesgos personales; la solidaridad, pero no la solidaridad corporativa con
· La comprensión del ori gen de los valo res (ver Cap. 7: "Valores"), de su aquellos que me son ya iguales, sino la solidaridad activa es decir acom-
impo rtancia para una praxis histórica teleológicamente orientada, la clarifica- pañada d e acciones, con los grupos más desfavorecidos ~ue sufr~n algu-
ción de los valores vigentes y la postulación de los valores utópicos, debería na fo rma de violencia u op resión -la indiferencia es también una vio len-
ser tenida en cuenta para la postulación de una ética ciudadana como pro- cia- por parte d e las instituciones; el juicio justo, valorativo pero objetivo
yecto de una ética profesio nal. · Y sereno; la disponibilidad a la comunicación racional que nos obliga a
Aquellos ternas son abs.olutarnente pertinentes para una propuesta de exponer nuestros argumentos y escuchar los de los demás y buscar acuer-
una ética profesional del Trabajo Social. El trabajador social trabaja desde dos en torno a las normas más justas; y la prudencia, es decir1 el conoci-
las necesidades. Este es el material desde el que se parte, y la manera miento c rítico de las normas y su aplicación a los casos q ue se nos
como se traten las necesid ades pued e co nducir a un Trabajo Social contro- presentan y a las decisiones que to mamos .
lador y autoritario, paternalista y compasivo , o emancipador. La incorpora-
ción de los derechos humanos a la ética profesional, establecida por todos
los códigos profesionales, implica un compromiso de conocimiento, defensa Superando las contradicciones
y promoción, no sólo entre los profesionales y c9-sujetos, sino también en la
instituciones encargadas de las política sociales y el sistema de justicia.
Más particularmente, será necesario explicitar los valores y virtudes propios Desd e la ética ciudadana se podrían superar las contrad icciones entre
de la ciudadanía. En este sentido son de nuevo importantes los aportes sistemas_de reg l~s o plexos de valores que señalábamos más arriba y ende-
teó ricos de Agnes Heller, a quien seguiremos en las próximas 1íneas. rezar las interacciones a metas valo rativas comunes basadas en los valores
Todos los ciudadanos somos miembros plenos d e una comunidad polí- intrínsecos que atribuimos a las instituciones justas.
tica; en tanto tales somos sujetos de derechos individuales, civiles,·políticos La pontradicción entre las normas de la po lítica legítima, es decir, basa-
y sociales. Una comunid ad política debería pues poder compartir algunos da ~n d ere~hos ~va lores universales y consensuada democráticamente, y
valores básicos universales. · los 1mperat1vos ligados a intereses particulares de los decididores se puede
Según Agnes Heller (1989) podrían determinarse esos valores como resolver a través de la participación política de los ciudadanos en la discu-
sigue: la justicia es un valor intrír1seco a las instituciones, como la s ~ón sobre la justicia de las normas y sus consecuencias prá~ticas, y exi-
cosa común que es buena para t odos, porque l a justicia es el valor giendo las responsabilidades por ellas.
q ue posibilita el de la libertad Y. el de la vid~. La igualdad, p or su .La contradicción entre metas políticas ligadas a intereses particulares y
part e, es un val o r condicional porque permi te la i gualdad de oportu- los fines Y reglas de una institución se supera desde la defensa de la institu-
nidades de v ida para todos y I~ i gual libertad para todos. Finalmente c ión como ~osa pública orientada a la realización de la igualdad de oportuni-
el valo r de l a racionalidad comunicativa es un valor procedimentaÍ dades .de v ida para todos; .esto requiere, de parte de los c iudadanos y del
que permite la d i scusión racional que una sociedad democr~tica se profesional, una buena dosis de valentía cívica. ·
debe a sí misma sobre qué es lo j usto. . Sobre la base .d~ la ética ciudadana, el trabajador social es aquel que,
Co mo sujetos mo rales, podemos encarnar esos valores cívicos en valido de los conoc1m1entos propios de su profesión y de los valores cívicos,
nuestras propias vidas como ciudad anos, conciliando así lo personal con ~ue.d~ contestar una institución, un procedimiento y una concepción de la
lo público. H eller (ídem) en umera estas virtudes o capac idades para la ¡ust1c1a; .º' _por ~ I contrario, a~o~arla argumentando críticamente. Es el que
vida en común; se refiere a: la tolerancia radical, es decir, el reconoci- puede ?1s_11ngu1r entre proced1m1entos técnicos legítimos de la intervención y
mie nto de tod as las formas de vida y de todas las necesidades humanas, proced1m1entos que atenten contra la justicia debida a los ciudadanos.
excepto d~ aquellas que, incapaces d e reconocer o tras formas de vid a, La intrad ucibilidad de los m1,mdos de vida, ya sea d e clase, comunitarios
atentan contra el principio que ob liga a no tomar a nadie como medio; la o persona les, puede borrarse a través del compartir los valo res comunes de
valentía cívica, entendida como la capacidad de alzar la voz por una cau- ~ a ciudadanía. Así, trabajador social y"co-sujeto son, ambos, ciudadanos con
iguales derechos. .

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Desafíos éticos del Trabajo Social latinoamericano _ _ __ _ - -- - -- - - - - -- - Capítulo IX - - - - - - - - - - - -

Una autora inglesa ve de esta manera la interacci ón entre el trabajador Una tarea política
social y los usuarios como ciudadanos:

"Es probable q4e un número significativo de personas usuarias de los Es inevitable, pues, afirmar el papel político que le toca al Trabajo So-
seryicios del Trabajo Social no puedan o no tengan derecho a ejercer los cial, particularmente al Trabajo Social latinoamericano. Si tenemos en cuen-
derechos de una ciudadanía completa. Los trabajadores sociales pueden ta que la política, al d ecir de Ranciere, es una actividad que tiene por princi-
pensar que en una sociedad todo el mundo debería tener un estatus igual, pio la igualdad, a partir de las preguntas ¿entre quiénes y c uántos hay igual-
considerar a los usuarios como ciudadanos, pero no vale la pena pretender dad?, ¿de qué cosas hay y no hay igualdad?
que ése sea el caso en nuestra sociedad actuai. Los usuarios son a menudo No estamos imaginando un Trabajo Social como vanguardia esclareci-
personas excluidas del proceso político (por ejemplo, los que no tiene direc- da, portadora, única, de un proyecto ético-político, única capaz de tran sfor-
ción no pueden votar), o que no comparten los derechos y las prestaciones mar la real idad social. Pero creemos que la posición específica que ocupa
asociadas con el empleo. Los trabajadores sociales no tienen el poder de el Trabajo Social le da la oportunidad, al tiempo que le impone como deber
convertir a las personas en conciudadanos. Sin embargo, los servicios y ético, el compromiso con movimientos sociales de emancipación . No se
conté!ctos ofrecidos por los trabajadores sociales se pueden ocupar de las per- trata para la profesión de encontrar sólo la coincidencia con los proyectos
sonas de una formá que los consideren como ciudadanos, es decir, los usuarios societarios emancipatorios (Cfr. Borgianni y otros, 2003) como un imperati-
vo más al deber profesional. Sino que son estos mismos p royectos
.
no deberían ser estigmatizados o tratados indignamente." (Banks , p. 116.)
. societarios los que deberían inspirar el proyecto ético-po lítico del Trabajo
Y bien , creemos que, desde la é tica ciudadana, no sólo es necesario Social. Esto requ erirá, como lo indicábamos en el Capítulo 5, un profundo
trata r a l más indigente d e los usuarios "como si" fu era un ciudadano, sino co nocimiento de la "to talidad social" empírica presente , de la eticidad do-
que d esde la pro(esión se puede contribuir a esta ética utópica de una ciu- minante, y de la ''.ontología social" (ºf. Borgianniy otros, Op. cit. y Barroco,
dadanía "emancipada". 2004), es decir, de la estructura y dialéctica sociales, de las posibilidad es
Es cierto que se pueden eludir los p eligros d e la disimetría de poder que emancipatorias de los movimientos sociales y de la factibilidad del proyec-
la profesión del Trabajo Social tiene sobre los ber1eficiarios de las acciones to emancipatorio.
sociales evitando la estigmatización y la discriminacic?n. Más aún , creemos Esto implica también posicionarse críticamente frente a las institucio-
que esta disimetría de poder puede ser una yía para transmitir la voz de nes, aunque ello signifique aceptar la "responsabilidad enorme" (ver cap. 1) de
aqu ellos que se encuentran en el cono de invisibilidad de la comunidad polí- contestar leyes injustas en nombre de valores genéricos y, de ese modo,
tica. El trabajador social ocupa un espaCio privile_giado porque está atento a hacerse eco de los requerimientos de los movimientos sociales que luchan por
la escucha de las "moralidades emergentes",.? ras exigencias-derechos de s.u reconocimiento y emancipación: Una lucha que, creemos, no tiene fin,
que son portadores los oprimidos, los excluí.dos, los vulne rables y que re- pues alcanzar la meta de una sociedad perfecta sería llegar al fin de la historia.
quieren ser reconocidos. Hab lar en nombre de las moralidades emergentes El compromiso con el proyecto societario e mancipador implica, por lo
es devolverles su voz. tanto, la capacidad de reconocer la génesis de la victimización, y, desde las
Pues es necesario reconocer en el otro.su igualdad de derechos y su víctimas, los valores emerg entes y las necesidades no satisfechas o no con-
capacidad para reclamar, contrastar, co ntestar una administració n de jus- templadas en el sis fema de necesidades y llevarlas a la esfera pública, para
ticia. Reconociendo a los destinatarios, como ca-suje tos, s u calidad de que allí se manifiesten ..
c iudadanos, su derecho a pe rtenecer, se ·hace de ellos verdaderos suje- El proyecto ético del Trabajo Social es pues un proyecto político si en-
tos y no sólo víctimas inermes de un destino o de una s ituación, limitados tendemos, que hay política (Ranciere, Op. cit.) cuando se interrumpe el equi-
a la exposición de su malesta r y de su miseria (Ranciere, 1996) , pero librio entre pérdidas y ganancias y se revela la distorsión de que la "cuenta"
caren tes del lagos (palabra y razón), que es lo que los convierte en verda- de la comunidad es errónea, falsa, una doble cuenta. Hay política porque
deros sujetos políticos. ningún orden social está basado en la naturaleza; la ausencia del orden
social es lo que hace posible !a política. El demos -el sujeto político- es la
· multiplicidad de los iguales cuya cuenta no ha sido tenida en cuenta para la

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(.

Desafíos éticos del Trabajo Social latinoamericano - - - - -

totalidad de la comunidad. La política es, entonces, el litigio por la visibilidad


de la parte que no tiene parte dentro del todo comunitario.
1 Bibliografía
El aporte que en esta obra hemos querido presentar no pretende reem-
. plazar la reflexión y el debate que deben darse en el seno de la profesión los
mismos trabajadores sociales, sobre los val'ores éticos propios de la profe-
sión y sobre la orient.ación del compr9miso político. Sólo pretende proporcio-
'
¡
!

nar los elementos Hlosóficos para una reflexión sobre las cuestiones ético- Aquín, Nora (comp.): Ensayos sobre ciudadanía. Reflexiones desde el Tra-
políticas que se direccionan hacia la propuesta que creemos más adecuada bajo Social. Espacio Ed itorial, Buenos Aires, 2003.
a nuestro tiempo y a nuestra realidad latinoamericana.
Aranguren, José Luis: Etica y Política. Hyspamérica, Madrid, 1985.

Aranguren, José Luis: Propuestas morales. Tecnos, Madrid, 1994.

Banks, Sarah: Etica y valores en el trabajo social. Paidós, Buenos Aires,


1997.

Barroco, Maria Lucia Silva: Etica y Servicio Social: fundamentos ontológicos.


Cortez, Sao Paulo, 2004.

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praxis. Cortez-CFESS,Sao Paulo; publicada en 1999 y reeditada en 2001.

Borgianni, Guerra y Montaña (orgs.): Servicio Social crítico. Hacia la construcción


del nuevo proyecto ético-político profesional. Cortez, Sao Paulo, 2003.

Bustelo, Eduardo y Minujin, Alberto (edil.): Todos entran. Propuesta para


sociedades incluyentes. Unicef-Santillana, Buenos Aires, 1998.

Digilio, Patricia: "Vicisitudes del bienestar'' En Heler, Mario (coord.) Filosofía


Social y Trabajo Social, Biblos, Buenos Aires, 2002; pp. 63-91.

-Fóscolo, Norma. "Trabajo social y derechos humanos frente a la nueva cues-


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promiso ético del Trabajo Social. Espacio Editorial, Buenos Aires, 1996

Fóscolo, Norma: "Sobre los nombres de los sujetos y la política". En Rubinelli,


María Luisa (comp.): Sujetos sociales y educación en Argentina hoy.
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Fóscolo, Norma: "Legitimación y deslegitimación: lo político y lo social en una


época sin certezas". En Naturaleza y Cultura, Volumen 11. Facultad de Filo-
sofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo, Mendoza, 2001 b: pp. 93-11 O.

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