SÍNTESIS DE LOS PRINCIPIOS QUE IDENTIFICAN EL PARADIGMA
CONDUCTISTA
El paradigma conductista en la educación se fundamenta en varios principios que influyen en
la forma de ser tanto del docente como del estudiante, así como en el concepto de aprendizaje y en la práctica pedagógica. El conductismo se centra en comportamientos observables y medibles. Tanto el docente como el estudiante son vistos desde la perspectiva de sus conductas externas, lo que implica que la enseñanza se orienta a la modificación de comportamientos específicos; la relación entre estímulo y respuesta es fundamental en el paradigma conductista. El docente proporciona estímulos (instrucciones, ejercicios, etc.), y el estudiante responde con comportamientos específicos. La retroalimentación se utiliza para reforzar o corregir dichas respuestas. Se destaca el papel del condicionamiento, ya sea clásico (asociación de estímulos) o operante (asociación de conductas con consecuencias), el docente busca establecer conexiones que fortalezcan comportamientos deseados y eliminen los no deseados; aboga por la formulación de objetivos de aprendizaje específicos y observables es así como tanto el docente como el estudiante deben tener metas claras y mensurables, lo que facilita la evaluación del progreso. Por otro lado el maestro desempeña un papel activo al diseñar situaciones de aprendizaje, proporcionar estímulos y gestionar el ambiente de enseñanza, su enfoque se centra en controlar las condiciones que influyen en el comportamiento del estudiante. También considera el refuerzo positivo y negativo, así como el castigo, son herramientas clave en el paradigma conductista. El docente utiliza recompensas y consecuencias para fortalecer o debilitar ciertos comportamientos, influyendo así en el proceso de aprendizaje. El énfasis está en la transferencia de conocimientos específicos y habilidades; el docente busca que el estudiante adquiera de manera efectiva información y destrezas que puedan aplicarse en situaciones prácticas. En resumen, el paradigma conductista influye en la forma de ser del docente al destacar su papel activo, la importancia de establecer objetivos claros y la aplicación de estrategias de condicionamiento. Por otro lado, moldea la forma de ser del estudiante al centrado en comportamientos observables y en la relación estímulo-respuesta. El aprendizaje se concibe como una modificación de conductas, y la práctica pedagógica se estructura en torno a la formulación de objetivos específicos y al uso efectivo de técnicas de refuerzo y castigo.