“ el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado y reprimido, sino
que lo vive de nuevo, lo actúa. No reproduce como recuerdo, sino como acto. Lo repite sin saber naturalmente que lo repite” Sigmund Freud. 1. Si bien la transferencia es básicamente repetición a través de la cual se expresan y buscan satisfacción los deseos inconscientes insatisfechos en la relación con las figuras primarias, y todo aquello que se desarrolla en la cura proviene de esta repetición de lo antiguo ¿en qué lugar queda lo que no fue repetido, lo que nunca se vivió? ¿existe en el concepto de transferencia una ignorancia de los aspectos sociales y culturales actuales mas allá del cliché de cada uno? La transferencia parecería solo centrarse en la relación entre el paciente y el terapeuta, dejando de lado los factores sociales, culturales y contextuales que podrían influir en el comportamiento y la experiencia real del paciente; ¿podría hablarse entonces de un abordaje limitado? Este centrarse principalmente en experiencias pasadas ¿podría limitar la comprensión y el abordaje de otros factores y dinámicas relevantes en la terapia? 2. Freud nos dice que entre los tipos de transferencia se encuentra la denominada transferencia erótica, y la toma como una resistencia al análisis. Pero ¿podría verse esta como una suerte de desexualización del analista? Algo así como castrarlo, traerlo al mundo terrenal, contrario a la idea de idealización de un Otro omnipotente y perfecto. ¿Ese deseo sexual (que a fin de cuentas no deja de ser deseo) podría pensarse como una forma de barrar al analista? ¿o solo debe pensarse como producto del análisis? Si el analista funciona para el sujeto como uno de tantos representantes del gran Otro, barrarlo ¿no podría verse como algo positivo? Luego el analista verá como maneja esa transferencia erótica. 3. Se describe a la contratransferencia como la respuesta emocional del analista a los estímulos que provienen del paciente, se la define como un obstáculo, una dificultad que se instala en la relación analista-paciente y que se hace necesario superar, pero ¿no podría pensarse también a la contratransferencia como una oportunidad de crecimiento terapéutico? ¿o sus consecuencias siempre tienen que ser negativas, pensadas a la manera de Lacan como la suma de los prejuicios, las pasiones, las dificultades y la ignorancia del propio analista? 4. Lacan en La dirección de la cura y los principios de su poder (1988) dice que toda repuesta a la demanda en el análisis reduce la transferencia a la sugestión. La vía lacaniana diferencia la demanda del deseo, y esto permite arribar al sujeto recortado por la pulsión. Entonces la sugestión está en el nivel de la demanda, donde se produce una identificación (el analizante identificado con el analista); en cambio la transferencia es algo que está más allá de lo que se articula en el plano de la demanda, es decir, está en el plano del deseo; confundir esos dos planos seria aplastar el deseo ¿Cuál sería la situación de la transferencia en otros abordajes terapéuticos (psicoterapias breves, TCC) al estar estos diseñados para modificar las conductas desadaptadas a través de nuevas cogniciones brindadas por el terapeuta ¿conciben la cura haciendo uso del poder de la sugestión? Por otro lado y para todos los abordajes terapéuticos ¿La transferencia puede crear una dependencia de la relación terapéutica? ¿Se puede perpetuar una relación de poder desequilibrada entre el terapeuta y el paciente? ¿Que papel juega en el psiquismo la disposición afectiva inconsciente y su importancia en la estructuración de la subjetividad, del carácter y de las relaciones interpersonales en el encuentro analista-paciente? ¿Basta con el propio análisis? Bibliografía: Freud, Sigmund (1912). Puntualizaciones sobre el amor de trasferencia. En obras completas, Vol. XII. Buenos Aires: Amorrortu. Freud, Sigmund (1912). Sobre la dinámica de la transferencia. En obras completas, Vol. XII. Buenos Aires: Amorrortu. Lacan, Jacques (1988). La dirección de la cura y los principios de su poder. En J. Lacan Escritos II. Buenos Aires: Siglo XXI.