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SINTESIS Nº 4: NIÑEZ Y ADOLESCENCIA RESPONSABILIDAD PENAL JUVENIL

No podemos pensar la Responsabilidad Penal Juvenil por fuera del campo de la Justicia Penal Juvenil. La primera se trata de un
concepto que no pertenece a nuestra disciplina sino al campo jurídico, en especial, al Derecho de “Menores”. Pero tampoco
podemos pensar en un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil alejado de un Sistema de Promoción y Protección de Derechos.

Ley 10.067/83 → Ley de Patronato de Menores


Ley 13.298 → Ley de Promoción y Protección de los Derechos del Niño
Ley 13.634 → modificó al Fuero de Familia y creó el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil.

Con la adopción de la “Convención Internacional sobre los Derechos del Niño” la comunidad jurídica internacional
eliminó la base jurídica en la que se sustentaba la doctrina de la llamada “situación irregular”, consistente en la aplicación de
un sistema “protector”, a niños y adolescentes que se encontraran en alguno de los supuestos de “riesgo”, mediante la represión
y la negación sistemática de sus derechos, utilizando para ello el sistema penal. Dicha doctrina era la que se encontraba a
mediados del Siglo pasado, aplicándose en todos los sistemas penales juveniles de los países que conformaban, por ese entonces,
la comunidad internacional. Pero hasta 1989, momento en que se celebra dicha Convención, la vida continuaba y la niñez
aguardaba. Los niños no siempre tuvieron una existencia social como tales desde la existencia de la propia humanidad. Los niños
como adultos pequeños entre los Siglos XVI y XVII.

Raíz de la denominada Doctrina de la Situación Irregular

Era necesario hacer algo para con los problemas menores o con los menores que representaban potencialmente un
problema. Comienza a acuñarse el término “menor” como un desagregado de la categoría de niño que si bien aún no gozaba de
privilegios como tal, diferenciaba a los segundos (niños) como los hijos de los triunfadores, de aquellos que en desigualdad de
condiciones (inmigrantes, desocupados, obreros precarizados) proveían a la sociedad algunos problemas por resolver, por
ejemplo; la situación de sus hijos que hacia fines del Siglo XVIII principios del XIX aparecen en su condición de trabajador, de
huérfano, de vagabundo. Es ahí donde decíamos que se constituye una otra infancia, es ahí donde mencionaba esa partición en el
universo de la niñez y es ahí donde surge una categoría a la que comúnmente se la conoció como “menores”.

El movimiento “Los salvadores del Niño” aparece entre fines del siglo XIX y principios del siglo XX alzando las banderas de la
protección de la infancia menos favorecida y más lesionada a la que parecería que en ese momento se les garantizaba no sólo el
cobijo de un hogar saludable sino el amor de las nodrizas. Se ponen al frente de ese movimiento esencialmente mujeres que
representaban a los sectores más favorecidos. En ese movimiento otra intención, que el verdadero fin de tanta bondad estaba
mucho más cerca del diseño y ejecución de un esquema de justicia penal que mantuviera el orden, la estabilidad y el control
social, conservando al mismo tiempo el sistema vigente de clases y distribución de la riqueza.

Ello reflejaba entonces una sustancial diferencia entre un fin formal y el fin real. Los supuestos salvadores, miembros de
la clase social alta, burguesa, no sólo se aprovechaban de una total desigualdad en el reparto de los bienes para mantener su
propio estándar de vida privilegiado, sino que con el nuevo plan se procuraban ejercer un fuerte control sobre los más pobres.
Tenían por propósito atento a los crecientes índices de criminalidad, seguir ejerciendo un activo control sobre los estamentos
sociales más bajos y humildes de donde eventualmente surgirían los potenciales delincuentes, para seguir socavándolos y de ese
modo, mantener incólume su predominio social. En otras palabras, se concebía la protección en términos segregativos.

Por lo tanto, a estas personas no los movía un interés altruista de querer salvar a aquellos niños que pululaban por las
calles de las ciudades recientemente industrializadas y pasibles de caer o incurrir en conductas antisociales. Tampoco, tratar de
mejorar la calidad de vida de esa suerte de “subcultura” a la que pertenecían y en la que se desarrollaban, sino que por el
contrario, tenían un claro y único fin: conservar su poder a través de reformas en el sistema penal. REFORMAS:

Se crearon distintas instituciones especiales -judiciales y correccionales- para el encasillamiento, tratamiento y vigilancia de los
jóvenes en situación de peligro. Así se originaron los primeros mecanismos de control social formal de niños y adolescentes. Pero
no sólo ingresaban a los reformatorios jóvenes que habían mostrado alguna actitud antisocial, sino que también integraba su
población todo aquel niño (menor de catorce años de edad) que “no era debidamente atendido ni custodiado”, conceptos éstos que
fueron utilizados como punto de partida para justificar el encierro de “menores” que no habían cometido ninguna conducta ilícita.

Invenciones de Los Salvadores del Niño → reformatorio / Tribunales de Menores, Illinois 1899 / Leyes especiales
> Reformatorios → por función tenían la de reformar o convertir menores en personas de bien. Creación estadounidense
promediando el siglo XIX constituye el antecedente más antiguo de los ámbitos de institucionalización de niños y adolescentes en
dispositivos de privación de la libertad ambulatoria caracterizados por la reclusión y la disciplina. // Antecedente de instituciones
que se diseñarían años más tarde denominándose Institutos de Menores - se caracterizaba por la marcada rigurosidad con la que
se organizaba la vida de los menores que allí ingresaban. Todo rigurosamente organizado desde que se levantaban hasta que se
iban a descansar, todo disciplinadamente desde el amanecer hasta el anochecer.

Todo estrictamente reglado y dispuesto para impartir principios morales, religiosos y de trabajo pero conforme a lo que
aconsejaba lo que podríamos indicar como una doctrina asistencialista a la que no se le podía escapar orden y disciplinamiento
para enderezar lo que a sus ojos aparecía como torcido, desviado. Real deseo que tiene una sociedad respecto de su ubicación
(más alejados, menos inseguridad) como basta también mencionar que para la satisfacción de derechos mediante tales servicios
ofrecidos, se requiere primeramente que los chicos estén en el afuera, situación poco vista y muy dable.

> Tribunales de Menores: como punto de partida para cualquier tipo de control social de niños y adolescentes desviados
aparecen ya finalizado el siglo XIX. Es en Illinois, Chicago en 1899 donde se crea el primero. Era una corte especial, creada para
determinar la categoría jurídica de los niños que tenían problemas. Poseía amplias facultades para resolver los conflictos que le
eran presentados, utilizando un procedimiento que difería del que se utilizaba para enjuiciar a un adulto, ya que no se acusaba a
un niño por la comisión de un ilícito, sino que se le ofrecía ayuda y una guía para que pudiera desenvolverse en el futuro dentro
de la ley. Los expedientes que tramitaban en dichos tribunales eran secretos y las audiencias se celebraban en un ambiente
privado. El proceso penal era de corte informal y no se respetaban las garantías del debido proceso. No existían, por ende,
distinciones legales entre el menor delincuente y el desatendido o abandonado a su suerte.

Noción de delincuencia que los magistrados de dichos Tribunales tenían: Actos transgresores: comportamiento vicioso o inmoral /
holgazaneria / lenguaje blasfemo o indecente / ser un vago / vivir con una persona viciosa o de mala fama. El juez disponía del
menor de edad y lo disponía en las nuevas instituciones creadas para él.

La denominada “doctrina de la situación irregular” surge entonces de la mano de los salvadores y de sus creaciones.
Por así mencionarlo, ya teníamos a los reformatorios y con ellos una nueva educación para los “menores”. Teníamos también a
los Tribunales de Menores pero resultaba indispensable, completar la cuadrícula con el dictado de leyes especiales para la
protección y custodia de los niños delincuentes o anticipando el futuro, posibles delincuentes.

¿Qué sucedía en Argentina? Tuvimos dos etapas:


1919 a 1939, Ley de Patronato de Menores (Ley Agote) // 1990 en adelante.

Los menores niños entran al mundo del Derecho, recién al principio del siglo pasado. El diseño e implementación de políticas
públicas dividió al universo de la niñez en dos categorías sociales: niños y menores. Así, por un lado teníamos la escuela pública
para todos aquellos hijos de quienes en menor o mayor medida se habían podido ubicar en el sistema económico-productivo ( los
niños ) en tanto, para aquellos que provenían de familias que se encontraban a la espera de esos triunfos: los menores; se reservó
una diversidad de instituciones: Nace el Patronato de Menores. Nace con la Ley Agote (Ley 10.903) que data del año 1919 y es
derogado recién en el año 2005, transcurrieron unos ochenta y seis años hasta que se sanciona una nueva legislación en la materia.

La Ley 10.903 (Ley de Patronato) puso de manifiesto la forma en que el Estado comenzaba a captar, a receptar a todos
esos niños provenientes de familias con dificultades económicas dado que la inclusión de éstas en el sistema de progreso social
todavía constituía sólo una esperanza. Esta particular forma de intervenir sobre esos niños a los que se los empieza a considerar
“menores” ha sido el punto de partida de lo que se conoce como la “institucionalización”.

Se procuraba dar respuesta rápida y efectiva a todo niño del que se consideraba encontrarse en situación de riesgo o peligro de
abandono moral y material. Se otorgaba la Tutela a la autoridad judicial de todos aquellos niños provenientes de los sectores más
vulnerables de la sociedad.

Modelo centralizado, concentraba competencia y acciones en tres actores para el tratamiento de la problemática: Dos de esos
actores pertenecientes al Poder Judicial (Juez de Menores y Asesor de Menores) y uno al Poder Ejecutivo (hoy Secretaría
Nacional de Niñez, adolescencia y Familia y en provincia de Buenos Aires, Organismo Provincial de Niñez y Adolescencia) que
decíamos, este último es el Órgano Administrativo de Aplicación.

Tal delegación de facultades recaían en magistrados con competencia criminal y correccional. Es decir que la autoridad judicial
(juez de Menores) que tenía competencia para procesar y condenar a jóvenes considerados autores de hechos tipificados como
delito, era la misma autoridad que ponía bajo su tutela a todos esos niños que la propia ley consideraba en situación de abandono,
riesgo o peligro moral y material.

Llamados al Estado para que modifique su forma de intervenir para con los niños: se acentúan a partir de que nuestro país
suscribe a un Tratado de Jerarquía Internacional como lo es la Convención Internacional de los Derechos del Niño que se
incorpora con rango Constitucional en 1994. Así, la Convención se incorpora en nuestra Constitución mediante en Art. 75.
Fíjense que si bien Argentina sanciona la ley Nº 23.849 en 1990 mediante la cual suscribe y adhiere a esa Convención como
Estado Parte y la incorpora a su Constitución Nacional en la última constituyente de 1994, hasta el año 2005 mantuvo ese modelo
de Patronato, lo cual originó una creciente demanda para su reforma legislativa, entendiéndose que la Ley Agote - si bien puedo
resultar útil y conveniente para algunos en las primeras décadas del siglo pasado - no era ya precisamente una ley respetuosa de
los Derechos del Niño.

Nuevo paradigma que se establece a partir de la Convención es el de la Promoción y Protección de los Derechos del Niño,
Niña y Adolescente. Y esto es importante en la medida en que el propio título ya indica que cualquier intervención que se
pretenda debe recaer en “los Derechos” y ya no en “el niño”. Estamos hablando de que si el Estado sinceramente quiere mejorar
la calidad de vida de los niños, debe atender “derechos vulnerados” y/o “amenazados” arbitrando todos los medios para la
reparación y/o restitución de esos derechos afectados y evitar por todos los medios la intervención directa sobre los niños que
históricamente se tradujo en judicialización, tutela, disposición e institucionalización con el inevitable desarraigo de su familia y
su comunidad que ello ocasionaba.

Así llegamos a una serie de proyectos de ley que reunieron el consenso de todos los sectores para efectivizar una
adecuación normativa que resultara más respetuosa de los Derechos de los Niños:
→ Sancionándose primeramente en la Provincia de Buenos Aires la Ley 13.298 (Ley de Promoción y Protección de los Derechos
del Niño) y posteriormente a nivel Nacional la Ley 26.061 (Ley de Protección Integral de los Derechos del Niño). El espíritu de
estas leyes es prácticamente el mismo y ambas se elaboraron en base al nuevo paradigma de la promoción y protección de los
Derechos del Niño.
ART 1: Se entiende por niño todo ser humano menor de 18 años de edad.
ART 3: Toda medida concerniente a los niños que tomen las inst. Publicas o privadas se atendera el Interes Superior del Niño
ART 4: Los estados partes garantizaran los derechos economicos, sociales y culturales.
ART 5: Los estados partes respetaran las responsabilidades, derechos y deberes de los padres, o miembros de la flia ampliada

Principios fundamentales que estas normas han incorporado adecuándose al Interés Superior del Niño:
Las opiniones del niño y su identidad / La preservacion del entorno familiar y el mantenimiento de las relaciones.
Los cuidados, proteccion y seguridad del niño / Su situacion de vulnerabilidad y derecho a salud y educacion.

Cambia el Paradigma ya que estas leyes ponen el acento en la Promoción y Protección de los Derechos del Niño, es decir
que, ya no es el niño como objeto de las intervenciones del Estado como veíamos antes en el sistema centralizado, sino que, en
tal casos las intervenciones recaerán sobre aquellos Derechos amenazados y/o vulnerados que afecten a niños, niñas y
adolescentes evitando el desarraigo y desvinculación familar toda vez que ello pueda evitarse. Se le quitó a los llamados
jueces de menores la competencia civil asistencial y se procedió a la descentralización de acciones y desconcentración de
recursos para que otros efectores asuman la asistencia de las problemáticas en las que encontramos involucrados y/o
comprometidos a los niños.

Que intervengan otros actores significa que una vez que se retiró la competencia civil-asistencial a los históricos Jueces
de Menores, la atención de casos pasó a ser tema de las Centros y Defensorías del Consejo Federal de la Niñez en Cap. Fed., los
Servicios Locales de Promoción y Protección de Derechos del Niño (Municipales) y los Servicios Zonales de Promoción y
Protección de Derechos del Niño (provinciales), estos dos últimos en la Provincia de Buenos Aires. Esto quiere decir que ante
todo, se intentará dar una respuesta a los derechos afectados sin la necesidad de tener que institucionalizar al niño . Ello incluye
casos en los que muchas veces, cuando el problema se focaliza en el seno de su familia, se intenta ubicar al niño en familia
ampliada, referente, vecino etc, con el fin de no incurrir en esas dos respuestas menos beneficiosas que son el desarraigo y la
institucionalización. Las Medidas de Abrigo suponen un tiempo que no puede superar los 60 días y consisten en la ubicación del
niño en Dispositivos Asistenciales Convivenciales. Dicho esto, veíamos entonces que los Jueces de Menores que hasta la reforma
legislativa atendían tanto “causas asistenciales” como “causas penales”. Jueces que intervenían con niños víctimas como con
niños infractores, reconocidos como victimarios, en el presente sólo administran justicia penal juvenil. Hoy ya no son jueces de
menores sino Jueces en lo Penal Juvenil.

Si bien ha quedado muy delimitada la cuestión de la promoción y protección de derechos de aquella que tiene que ver con
la responsabilidad penal juvenil, hay un punto de intersección entre ambas: muchos de los chicos que podemos encontrar en el
segundo grupo, comparten con los primeros el estado de vulneración de derechos, cuestión que no debe distraernos del carácter
infractor de sus acciones y consecuencias. Jóvenes infractores a la ley penal.

Infracción a la Ley Penal por parte de menores lo que hoy tenemos como marco jurídico vigente es la Ley 22278 como un
régimen penal especial para menores que contempla el Código Penal de la Nación. A partir de las reformas y sobre todo en la
Provincia de Buenos Aires con la sanción de la Ley 13.634 (Fuero Penal Juvenil).
Así, se plantea una postura más acorde y real respecto de la situación delictual juvenil. Por ello ya no “actos asociales” sino lo que
ustedes conocen como “Delito”, por ello ya no la figura del Patronato tan tutelar y paternalista que había alcanzado niveles
importantes de arbitrariedad e incoherencia pero sí una postura respetuosa de los Derechos Humanos.

De esa manera, los Jueces de Menores pasan a ser Jueces en lo Penal Juvenil y desde el 2005 ninguno de esos juzgados
recepcionaría situaciones vinculadas a cuestiones que no sean pura y exclusivamente materia penal.

Así como la Provincia de Buenos Aires sancionó en el 2005 la Ley 13.298, en el mismo año sancionó otra ley que lleva el
número 13.634 (Ley de creación del Fuero de Familia y Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil). Un paso importante que dio la
Provincia sobre todo en materia penal juvenil ya que con dicha ley se implementó un aparato judicial que si bien siempre existió
para los adultos infractores, no sucedía lo mismo para con el tratamiento judicial de los jóvenes.
Esta reforma que crea un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil inaugura la instancia del “Debido Proceso”

NACION → 26.061 DEROGA 10.903 // PROVINCIA 13.298 DEREOGA 10.067. COMPARTEN: 22.278
El barrado indica las leyes de patronato que fueron derogadas tanto en provincia como en nación en el año 2005 por imperio de
esas dos nuevas legislaciones y lo que está debajo de todo es la Ley 22.278 que aparece tanto en nación como en provincia. Esta
ley constituye dentro del Código Penal de la Nación un Régimen Penal Especial para Menores el cual, tratándose de una ley
marco, es de aplicación tanto en la esfera nacional como en la provincial. Asi aparece en ambas jurisdicciones.

Fijar una edad de imputabilidad diferente a la que hoy mantiene la 22.278: establece la punibilidad a partir de los 16 años.

Regimen Penal de la Minoridad. Ley 22.278, art 1: No es punible el menor que no haya cumplido 16 años de edad.
Tampoco lo es el que no haya cumplido 18 años, respecto de delitos de accion privada o reprimidos con pena privativa
de la libertad que no exeda de 2 años...

Partiendo de concepciones de que un menor de 12 o 13 años tiene absoluta capacidad de discernimiento de lo que puede
ser la criminalidad de un acto. Proyectos de Ley Penal Juvenil: fijan a los 14 años.

¿Y qué es la delincuencia Juvenil? La trasgresión es el acto por el cual se quebranta una norma establecida por el orden jurídico
conforme a pautas y costumbres que tienen una aceptación consensuada en lo social. Si alguien es un delincuente lo es en la
medida en que cometió un delito, es decir, una conducta, típica, antijurídica y culpable. Y por juvenil, entendemos que es lo
propio de la juventud.

Este régimen penal especial para menores (22.278) que se establece a partir de 1980 en lo que significó la última reforma,
establece tres categorías de acuerdo a franjas atareas de la siguiente manera:

> NO PUNIBLES
 Los que no hayan cumplido 16 años.
 Los que no hayan cumplido 18 años si se tratara de un delito de acción privada o reprimidos con una pena privativa de
libertad que no supere los 2 años.
Por acción privada se refiere a delitos donde el interés penal es mínimo, tales como las injurias, calumnias, difamacione.
> PUNIBLES EN FORMA RELATIVA
A partir de los 16 años y que no lleguen a cumplir los 18 años al momento del hecho, pasan a ser punibles en forma absoluta.
Expresado de otro modo, un joven con 16 o 17 años al momento de cometer un robo está incluido en esta categoría pero ese
mismo joven si cometiera un hurto (sustracción sin uso de la fuerza, sin violencia) quedaría por fuera ya que ese delito tiene una
pena que no excede los 2 años.

> PUNIBLES EN FORMA ABSOLUTA


A partir de los 18 años. En realidad, nuestro Código Penal fija la mayoría de edad a los 18 años en lo que se refiere a
responsabilidad penal, al igual que el Código Civil en su última reforma ha fijado 18 años respecto de la mayoría de edad. Un
dato sobre esto último: existía una suerte de contradicción acerca del concepto de responsabilidad y capacidad. Hasta que se
reformó el Código Civil Argentino, éste establecía que las personas adquirían una plena capacidad para la realización de todos los
actos civiles, en tanto el Código Penal atribuye plena responsabilidad en los actos ilícitos. No habría que analizar demasiado
acerca de lo inviable que resultaría una modificación en el código penal por la que eleve a 21 años la absoluta responsabilidad.
Así las cosas, el código civil actual bajó a 18 años la plena capacidad.

Sí podríamos referir que el tratamiento penal ha establecido hace varios años una categoría denominada “jóvenes adultos”
que sólo es aplicada en materia de destino y alojamiento en contextos de encierro. Es decir, se han dispuesto en Unidades
Penitenciarias, pabellones de los denominados jóvenes adultos (18 a 21 años) con el objeto de mantenerlos separados del resto de
la población carcelaria, cuyas edades superan a la de éstos.

Hoy, por ser inimputables no pueden ser sometidos a proceso, pero sí puede aplicárseles medidas, algunas de las cuales privan o
restringen la libertad basadas en la situación de riesgo o peligrosidad del menor.
Respecto de los punibles en forma relativa (16-17 años) se los somete a proceso judicial cuando se trate de delitos cuya pena
supere los dos años de prisión pero para que el juez o tribunal imponga la pena deben cumplirse los siguientes requerimientos:

1. Declararse la responsabilidad penal del menor conforme a todos los elementos de mérito del proceso.
2. El menor debe haber cumplido los 18 años de edad al momento en que se dicte sentencia.
3. El menor debe haber cumplido con un año de tratamiento tutelar como mínimo, es decir, un año de
internación en Instituto de Menores.

Si existiere imputacion contra alguno de ellos, la autoridad judicial lo dispondra provisionalmente, procedera a la comprobacion
del delito, tomara conocimiento directo del menor, de sus padres, tutor o guardador y ordenara los informes y peritaciones
conducentes al estudio de su personalidad y de las condciones familiares y ambientales en las que se encuentre. (Regimen penal)
Ese “disponerlo provisionalmente” es la privación de libertad en centros cerrados hasta tanto se sustancie la etapa procesal.

1) MEDIDAS TUTELARES ORDINARIAS

> ALTERNATIVAS:

Supervisión y Monitoreo: tratamiento individual y social del joven permaneciendo en su hogar, en su comunidad con reuniones
pautadas a las que debe concurrir, las cuales están diseñadas y direccionadas por profesionales, trabajadores sociales y abogados.

Suspensión de Juicio a Prueba: Este sistema alternativo a la privación se viene empleando en la Provincia de Buenos Aires con
la actuación de los profesionales en los Centros Sociocomunitarios en una suerte de agentes u oficiales de prueba, y tiene por
finalidad trabajar cuestiones vinculares del menor con el objeto de fortalecer sus lazos familiares, sociales, comunitarios,
educativos para evitar la reiteración de episodios que lo han puesto bajo la intervención judicial. En dicho Programa, trabajamos
en territorio con equipos interdisciplinarios elaborando estrategias de abordaje que incluyen ejes como el construcción de
ciudadanía responsable, autonomía joven y responsabilidad subjetiva.

RESTRICTIVAS:

Centros de Contención (Provincia de Bs. As.) // Residencias Socioeducativas (Nación).


Se caracterizan por ser dispositivos institucionales oficiales. Pequeñas unidades convivenciales que por lo general no superan la
cantidad de 12 menores quienes luego de un proceso de adaptación tienen la posibilidad de desarrollar actividades educativas,
recreativas, laborales, etc., en la comunidad lo cual se diferencia de todos los demás sistemas cerrados en los que la actividad es
intramuros y en los que el tratamiento dista mucho de ser personalizado dado la cantidad de menores.
2) MEDIDAS TUTELARES EXTRAORDINARIAS

> Seguridad Curativa: Se disponen en diversos servicios asistenciales cuando las condiciones personales del menor nos indican
severos problemas en su salud. Aquí se incluyen las Comunidades Terapéuticas, Clínicas Psiquiátricas, Servicios hospitalarios.

> Seguridad Reeducativa: Aplicables a jóvenes infractores primarios o con causas leves se trate de inimputables o punibles.
Aquí hay que hacer una distinción entre los programas que incluyen la esfera nacional y aquellos que podemos encontrar a nivel
provincial.

En Provincia de Buenos Aires está más delimitado ya que el Art. 68 de la ley 13.634 (Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil)
refiere específicamente a medidas de integración social a las que puede recurrir un magistrado para su aplicación.
 Servicios a la Comunidad
 Reparación del daño
 Mediación
 Imposición de Reglas de Conducta
 Amonestación

> Medidas Privativas de la Libertad: se cumplen en Establecimiento de Régimen Cerrado. Queda claro que una medida de esta
naturaleza (correccional) más que medida es pena y por ello justamente, conforme las indicaciones de los tratados internacionales
que refieren el encierro como última recurso, esta medida está dentro de las denominadas “extraordinarias”.

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SINTESIS Nº 5
Decíamos que hasta 1919, momento el cual se sanciona la Ley 10.903 (Ley Agote) dicho universo no contaba con un marco
normativo específico que regule la protección jurídica del menor.

Pasaje fue desde una “Doctrina de la Situación Irregular” → todo menor en situación de riesgo o peligro moral y/o
material debía ser dispuesto por la autoridad judicial al Paradigma de la Protección Integral de los Derechos de Niñ@ y
Adolescentes → Sist. de Promoción y Protección de Derechos del Niño: sist. de descentralización de acciones y desconcentración
de recursos.

¿Cómo podríamos definir Justicia Penal Juvenil?


“Una justicia penal que reconoce todos aquellos derechos y todas las garantías del debido proceso a los adolescentes a quienes
se acuse de haber participado en la comisión de una infracción a la ley penal”.

Que la Justicia reconozca tales derechos no sino respetar lo que determinan diversos Tratados internacionales los cuales
establecen con claridad que el sistema de justicia juvenil debe garantizar a los niños, niñas y adolescentes todos los derechos
reconocidos para los demás seres humanos, pero además debe garantizar un resguardo especial en razón de su edad y etapa
de desarrollo, conforme a los objetivos principales del sistema. En ese sentido, debemos tener presente que en la aplicación del
marco jurídico de protección integral de los derechos, los adolescentes que han infringido o son acusados de infraccionar la ley
penal, no sólo deben recibir las mismas garantías que los adultos, sino además, una protección especial.

La Justicia Penal Juvenil tiene un mandato, un propósito o una finalidad: se busca contribuir a que los jóvenes infractores puedan
responsabilizarse de sus actos. Se asemeja a la búsqueda de una implicancia subjetiva, a la búsqueda de otra verdad. Promover
cambios de conducta.

Con relación a ese mandato de la justicia especializada podríamos mencionar cuatro finalidades por orden de importancia:
 Administrar justicia de forma democrática respetando el debido proceso.

 Fomentar la responsabilización del adolescente que ha cometido una infracción penal.

 Promover su integración social.

 Favorecer la participación de la comunidad en el proceso de inserción social, mediante la oferta de servicios y programas
para el cumplimiento de medidas socio-educativas.

El gráfico diferencia entonces asunción de la responsabilidad y promoción de cambios comportamentales. La asunción


de responsabilidad queda entonces, de lado de la justicia penal, toda vez que ella, está íntimamente relacionada con el hecho,
objeto de investigación por el que se le está imputando su realización y consecuencias al infractor.

La promoción de cambios conductuales, la posibilidad de modificar comportamientos con el propósito de distanciar al


joven del escenario más complejo como lo es el delito, no es viable por el mero hecho de aplicar una sanción penal. La restricción
o privación de libertad, no resuelve mucho al respecto. Se requiere de otro espacio, otros abordajes y la instauración de un
proceso que vehiculice hacia la implicancia subjetiva en relación a lo que le está sucediendo al adolescente.
Intervención que posibilite ese giro conductual en el sujeto infractor. Es ahí donde entra en escena el conjunto de instituciones, y
efectores que conforman la red socio-comunitaria en el Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil, en el marco de las estrategias
que se diseñan e implementan en el caso a caso. Resulta importante que esa interacción entre la Justicia Penal Juvenil y el
Sistema de Responsabilidad Juvenil articule también con otros efectores, áreas, programas y dispositivos que puedan resultar
soporte de toda estrategia que se pretenda, por fuera de los muros.

Referí la clase pasada que si bien los jóvenes que están por debajo de los 16 años son inimputables por imperio de la ley
22.278 que es la que fija tres categorías, aún hoy vamos a encontrar chicos entre 14 y 15 alojados en institutos de menores
mediante disposiciones cautelares y tutelares que son las que dijimos, quedaban como residuales de lo que fue el patronato. Por
ello, termina siendo hasta más apropiada una baja en la edad de imputabilidad en la medida de que al menos tendrán un debido
proceso y no medidas de estas características que ni siquiera tienen una definida temporalidad. Sabemos cuándo comienzan pero
no sabemos cuándo cesan.

Se instaura el Debido Proceso destinado al universo de los jóvenes infractores a la ley penal con todas las instancias
judiciales y las garantías sustanciales procesales que constitucionalmente existen para el tratamiento penal de los adultos.

Composición del Fuero Penal Juvenil

Un Ministerio Público integrado por:


 Fiscales Penales Juveniles: Responsables de la investigación penal preparatoria (IPP) y parte acusatoria en el proceso.
 Defensores del Niño: Responsables de ejercer la defensa técnica provista por el Estado, ahí cuando no se cuente con
abogado particular, es decir, en todos los casos.
 Los Juzgados de Garantías: Tienen competencia no sólo en toda presentación que provenga de particulares
damnificados sino que a pedido del Fiscal es el que oficia la detención de un menor aprehendido. El juzgado de garantías
es quien dispone la prisión preventiva para aquellos casos en los que se ha cometido un delito considerado grave,
garantizando con dicha detención se pueda sustanciar el proceso judicial. Es también el Juzgado de Garantías quien puede
disponer de varias medidas, tales como la de fiar residencia en el país, prohibición de salir del país, prohibición de tomar
contacto con determinadas personas que pueden ser objeto de la misma investigación penal, arresto domiciliario, libertad
vigilada mediante dispositivo electrónico, etc

En la Provincia de Buenos Aires, el actual sistema penal juvenil aplica la prisión preventiva si se considera necesaria y
por un plazo de 180 días, excepcionalmente con posibilidad de prorrogarse fundadamente por igual término. Ese es el tiempo con
el que cuenta el Fiscal para proveer las pruebas que obtenga de su IPP (Investigación Penal Preparatoria) conducentes a someter a
juicio al joven infractor. De no contar con elementos meritorios, el juzgado de garantías debe dejar en libertar al joven.

 Los Juzgados de Responsabilidad Penal Juvenil: Constituyen la instancia de juzgamiento. Delitos no gravosos.
 Tribunales de Responsabilidad Penal Juvenil: casos, esos que dijimos revisten carácter gravoso en el Código. Por ser
un Tribunal, se entiende que ya no se trata de un juez unipersonal como sucede en un juzgado, sino que participan tres
magistrados del fuero.
Por último tenemos las Cámaras de Apelaciones que es otra de las instancias judiciales que se crearon en el Sistema de
Responsabilidad Penal Juvenil y que instaura la vía de la apelación no solo respecto del fallo de la primera instancia sino que
también, habilita el recurso de apelar aspectos vinculados a lo procedimental. En la actual conformación del fuero penal juvenil,
verán que se indica “Cámara de Apelación y Garantías Penal Juvenil”. Lo segundo, indica precisamente esa posibilidad apelar
procedimientos irregulares o no muy claros.

Un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil abarca tanto la instancia de tratamiento judicial penal (Fuero Penal Juvenil)
como la instancia de implementación, ejecución seguimiento de medidas (Poder Ejecutivo y efectores socio-comunitarios). Estas
medidas pueden ser ordinarias o extraordinarias. Estas medidas pueden ser alternativas a la privación de libertad, restrictivas de la
libertad ambulatoria o privativa de libertad. Ello lleva a que organismos de aplicación (Subsecretaría de Niñez y Adolescencia)
dispongan de toda una institucionalidad para dar respuesta, conforme se haya aplicado una u otra o un mix entre algunas de las
nombradas. Así, se han celebrado también convenios con los Municipios y Organizaciones no Gubernamentales para el desarrollo
de actividades o acciones específicas enmarcadas en algunas de esas medidas.

¿Cómo definimos un Sistema de Responsabilidad Penal Juvenil?


“un conjunto de acciones intersectoriales, desarrolladas por ante el sector público, de carácter central o desconcentrado y por
entes del sector privado”. Rompiendo con los esquemas anteriores, propios del patronato al que caracterizábamos como un
régimen centralizado, el Sistema de Responsabilidad Penal amplía el escenario de participación e intervención.
Esto último podemos traducirlo como la desconcentración de recursos y la descentralización de acciones o decisiones.

Objetivos: Prevenir la violencia y el delito juvenil


Asegurar los derechos y garantias procesales y de ejecucion de medidas
Generar ambitos para la ejecucion de medidas socioeducativas que posibiliten su real insercion en su comunidad de origen
Estas articulaciones locales, territoriales y que involucran a otras Dependencias, otras organizaciones, otros operadores ,
deben ir acompañadas de recursos, medios para su efectivización. Algunas de las medidas alternativas a la privación de libertad
que se ejecutan siguiendo estos esquemas son las que aparecen en el Art. 68 de la Ley 13.634

MEDIDAS:
Obligacion de reparar el daño / Servicios a la comunidad
Suspension de Juicio a Prueba / Restriccion de Libertad / Privacion de Libertad / Libertad Vigilada

PROGRAMAS Y DISPOSITIVOS:
> Centros de recepcion: ambito de regimen cerrado para el alojamiento transitorio de jovenes infractores luego de su detencion.
> Centros cerrados: ambitos de ejecucion de pensa privativa de la libertad.
> Centros de contencion: establecimiento para ejecucion de medidas restrictivas de la libertad
> Centros sociocomunitarios: programa de implementacion y articulacion para ejecucion de medidas socioeducativas alternativas
a la privacion de libertad: suspension de juicio a prueba – medida penal en territorio.

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