UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA

DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO

MAESTRÍA EN EDUCACIÓN ABIERTA Y A DISTANCIA

Principales Aspectos que hacen exitosa la búsqueda de Información

En pleno Siglo XXI la información es necesaria en numerosas esferas de la vida y aunque

Internet ofrece diversas opciones para recuperarla, no certifica que podamos hacerlo de forma

exitosa. Lo anterior puede deberse a la exuberancia de información, desconocimiento del manejo

de los recursos o meramente el no contar con las habilidades necesarias para detonar el caudal

informativo que la web promete. Por esta razón es importante reflexionar el para qué se requiere

una determinada información, siempre que se emprende una búsqueda es puntual cuestionarse

sobre el uso que se dará a la información, ya que no es lo mismo requerirla para una tarea

educativa, para responder alguna duda o para realizar una investigación más recóndita.

Efectivamente, una gran mayoría de personas buscan información en la red, sea para el

desarrollo de una tesis o trabajo de investigación, para una receta, un tutorial, juegos, entre otras.

Internet es la medicina, es el terreno que ofrece respuestas. Es ahí donde gran parte de la

comunidad concurre para saber más o para saciar la curiosidad. El uso de Internet para

búsquedas académicas, a pesar de que se diga que no es confiable para ese propósito, en realidad

es la primera herramienta a la que se acude, sea confiable o no. “El manejo que los universitarios

hacen de internet va desde el uso recreativo hasta el académico, y pasa además por distintos tipos

de lectura en correspondencia con ello”. (Chávez et al., 2020). Es lo que tenemos a la mano en

plena sociedad del conocimiento para saber el quién, cómo y cuándo en la vida diaria.

En este orden de ideas, la Sociedad del Conocimiento se identifica en la actualidad como

la globalización de saberes que integra las TIC al proceso académico y social del ser humano, se

cuenta con recursos ilimitados en términos de búsqueda y gestión de información que pueden

volverse tediosos e interminables al momento de analizar los contenidos; es por ello que cada

vez cobra mayor importancia el establecer estrategias que permitan al investigador procesar y
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presentar de una manera eficiente y organizada los datos y documentos seleccionados para poder

gestionar posteriormente su análisis y comprensión. Para Manso (2008, p.60), la gestión de la

información es “el conjunto de las actividades que se ejecutan con la intención de adquirir,

procesar, almacenar y finalmente recuperar, de forma apropiada”. Al buscar información en

Internet casi siempre se corre el riesgo de obtener una gran cantidad de resultados cuya revisión

es técnicamente improbable, por ello se debe establecer anticipadamente la cantidad y tipo de

documentos que se precisa con el fin de gestionar el tiempo invertido en las búsquedas.

Partiendo de la premisa de que “Todo es importante”, como lo señala Durand (2012) en

su obra, este es uno de los aspectos que consideramos de mayor relevancia para una búsqueda

exitosa de la información, dado que, al iniciar una investigación, en principio, no sabremos que

es importante o no; no podremos descartar nada sino hasta el final, momento donde incluso,

quizás, quedemos con otras interrogantes, de allí que hay que organizarse.

En atención al párrafo precedente, podremos acotar que cualquier tema puede ser objeto

de estudio o investigación, ahora, el problema reside en el enfoque especifico que se necesite

desarrollar, siempre habrá algún punto que no ha sido descubierto, o que amerite un desarrollo

más exhaustivo y se pueda retomar, es por ello que el segundo punto de relevancia es la

delimitación del tema, del objeto de estudio, una vez que se tenga establecido el ámbito que se

quiere desarrollar, ya es un avance en la investigación que nos conduce al siguiente paso que es

la propia investigación en sí misma. Muchos autores han mencionado a la investigación como un

oficio, que amerita experiencia, no basta con estudiar sino que se trata de un proceso que implica

mucha práctica que se convierte luego en profesionalización, pero también se requieren ciertas

habilidades o cualidades personales del investigador, que puede ser un proceso intrínseco como

la imaginación y la creatividad, aplicadas en conjunto a las técnicas metodológicas y la

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tecnología necesariamente en la actualidad, todo unido en un proceso que conlleva a la

construcción del conocimiento.

Pero no basta con recoger información y sistematizarla o clasificarla; aunque esto ya es

un gran avance, se requiere además de las delimitaciones que hablamos anteriormente, una

especie de coordenadas teóricas, un marco en el que se puedan definir los límites y los alcances

de la investigación, que a la vez nos dé la oportunidad de dejar una ventana abierta para

incorporar datos, información, lecturas, interpretaciones e ideas que surgen en el camino, en el

trabajo de campo y que no era posible prever al inicio, ya que al finalizar la investigación puede

ser que esta misma sea solo un eslabón en la cadena del conocimiento y dé apertura a nuevos

investigaciones. Si de algo está consciente un buen investigador es que nada es absoluto y que

sus investigaciones son solo un paso del camino.

Ahora bien, un aspecto de extrema relevancia en la búsqueda de la información, es el arte

de narrar, dado que la fase final de toda investigación es la presentación de resultados. Se

considera el “arte de narrar” algo más estético, difícil de enseñar, que amerita una destreza del

investigador al plasmar todo su trabajo intelectual en una obra física, escrita, presentada de

manera coherente y legible a través de argumentos estructurados y obviamente presentando

conclusiones al respecto, al final todos sabemos narrar, con mayor o menor pertinencia y calidad

(Piglia, 2007).

Un claro ejemplo de ello es; cuando como estudiantes, quizá en ocasiones se ha requerido

aprender a leer autores consagrados que no se distinguen precisamente por la claridad de su

prosa, pero tienen cosas importantes que decir; también puede ser que algunos temas intimen un

mayor esfuerzo de comprensión; por ello, se debe tomar estas situaciones para romper esos

paradigmas en el futuro, con nuestras propias investigaciones, ya que generalmente, si un

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artículo no está bien escrito, las probabilidades de que sea leído son menores, incluso pudiera

influir en su rechazo, dado que el lector no puede involucrarse con el contenido por cuestiones de

redacción y de sintaxis incluso.

En todo caso, la búsqueda de información es una actividad tan antigua como el hombre

mismo, en la actualidad existe cuantiosísima información en las redes, por lo cual se hace

necesario e indispensable el uso de sistemas de búsqueda que sean muy eficientes (Codina,

2018). En esta calzada de investigación que inicia con la fase de planificación, Reyes (2020)

refiere que los autores establecen sus fuentes primarias en su revisión: las bases de datos que

consultaron, los “motores de búsqueda” o “términos claves” que se emplearon, los criterios de

selección: de inclusión y exclusión, los idiomas en que fueron divulgados, el estadio de tiempo al

que se circunscribió su revisión. Todo esto nos dará como resultado una fase de evaluación

pertinente y con resultados deseados.

En atención a Ávila (2006) el proceso de búsqueda de información se materializa cuando

permite lograr nuestro objetivo. Este autor identifica cuatro momentos: Momento lógico, donde

se inicia, el investigador ordena y sistematiza sus inquietudes y preguntas elabora

organizadamente los elementos que constituye su punto de partida. Se define lo que se quiere

saber y respecto a que hechos; Momento metodológico, donde se platea la estrategia para el

estudio de los hechos o fenómenos objetos de la investigación formulado un modelo operativo

que permita acercarse al objeto y conocerlo tal cual es; Momento técnico u operativo, en el cual

se aplica la forma y procedimientos concretos para la recolección y organización de la

información y por último el Momento lógico final, que consiste en la realización de una nueva

elaboración teórica, en función de los datos disponibles.

En este tejido de expresiones, en cuanto a los aspectos que se debe tomar en cuenta para
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buscar información de manera exitosa, existe un abanico de posibilidades para ello, pero todo va

a depender del investigador. La misma consiste en un proceso iterativo en el que se analizan los

resultados y se va modificando la estrategia de búsqueda hasta identificar los términos y las

fuentes de información que nos proporcionan los resultados más pertinentes. Al respecto,

Sebillas (2000) expresa que, “en el proceso investigativo, es necesario tener claro el tema, lo que

se busca alcanzar, teniendo en cuenta el orden lógico y epistemológico”. Para Ávila (2006), la

búsqueda de información comprende un proceso dinámico, en la medida que se desarrollen las

habilidades necesarias para garantizar el éxito en este proceso se obtendrán capacidades como el

pasar de la información al conocimiento.

Basados en todo lo expuesto, se recomienda considerar los siguientes aspectos para

alcanzar una búsqueda exitosa de información: Claridad en el objetivo de la búsqueda, es tener

claro que información se está buscando y para que se va a utilizar; Seleccionar adecuadamente

las herramientas de búsqueda, en función del tipo de información que se busca, es necesario

seleccionar las herramientas de búsqueda adecuadas; Seleccionar fuentes confiables, como sitios

web de instituciones gubernamentales, universidades, revistas científicas, entre otras; Utilizar

múltiples fuentes para obtener una visión más completa y precisa de la información; Evaluación

critica de la información encontrada, con el fin de determinar su relevancia y confiabilidad;

Organización y almacenamiento de la información de manera adecuada y almacenar lo

encontrado para poder acceder a ella fácilmente en el futuro y una Actualización constante.

En palabras de Cordón (2010), el conocimiento de una serie de técnicas de búsqueda que

hemos de aplicar se perfecciona con el uso, con ligeras variaciones explícitas por el recurso que

utilicemos, para lograr ese objetivo no existe una metodología de búsqueda ideal, es decir no hay

una única forma de realizar la búsqueda, pueden existir un sin número de posibles alternativas.
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Referencias

Ávila. (2006). Métodos de Investigación. Caracas. Ediciones Paidós.

Codina, Ll. (2018). Sistemas de búsqueda y obtención de información: componentes y

evolución. Anuario ThinkEPI, 12, 77–82. https://doi.org/10.3145/thinkepi.

Cordón, J. (2010). Las nuevas fuentes de información: información y búsqueda

documental en el contexto de la web 2.0. Madrid. Pirámide

Chávez, I.; Flores, C.; Ordóñez, A. y Sánchez, L. (2020). Nativos digitales: internet y

su relación con la lectura en estudiantes universitarios. Apertura l. 12, 2, pp. 94-107

Universidad de Guadalajara, Sistema de Universidad Virtual DOI:

https://doi.org/10.32870/Ap.v12n2.1876

Durand, J. (2012) El Oficio de Investigar. Centro de Investigación y Docencia

Económicas, Universidad de Guadalajara. UNAM. México. Instituto de Investigaciones

Sociales

Manso, R. (2008). Un enfoque desde las dimensiones asociadas a la gestión de la

información. La Habana, Cuba. http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=181421632006.

Piglia, R. (2007). El arte de narrar. Revista Universum N.º 22 Vol.1: 343-348.

[Articulo]. https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-

23762007000100021

Reyes, H. (2020). Artículos de Revisión. Revista Médica de Chile, 148, 103–108.

https://scielo.conicyt.cl/pdf/rmc/v148n1/0717-6163-rmc-148-01-0103.pdf

Sebillas. (2000). Técnicas de Investigación. Ejercicios y Problemas. Madrid