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El Ensayo sobre el origen de las lenguas de Jean Jacques Rousseau rastrea las
relaciones entre las lenguas de los pueblos y sus raíces históricas. Las lenguas se forman
naturalmente sobre las necesidades de los hombres; cambian y se alteran según los
cambios de esas mismas necesidades. El capítulo 2, titulado "De cómo la primera
invención del habla no proviene de las necesidades, sino de las pasiones", nos habla
sobre la poca importancia que se la ha dado al sentido figurado de la lengua y el cómo
hemos pensado tal vez erróneamente que las matemáticas son nuestro principal lenguaje,
pues según el ensayo, la importancia de anteponer el sentido antes que la razón en la
creación de las lenguas es la causa principal de la expansión del lenguaje.
Como los primeros motivos que hicieron hablar al hombre fueron las pasiones, sus
primeras expresiones fueron tropos, es decir, la sustitución de una expresión por otra cuyo
sentido es figurado. El lenguaje figurado fue el primero en nacer, el sentido o significado
propio de las palabras fue hallándose mucho después. Se llamó a las cosas por su
verdadero nombre cuando se vieron bajo su verdadera forma. Se habló primero
poéticamente y solo mucho tiempo más tarde se trató de razonar lo hablado.
Llegando a este punto, podemos preguntarnos cómo una expresión puede ser figurada
antes de tener un sentido en sí mismo, ya que la figura se basa en la traslación que pasa
hasta ser concepto. Es comprensible una confusión con la sustitución de la idea que la
pasión nos presenta con la palabra que transponemos, ya que también se transponen las
ideas, de otro modo, el lenguaje figurado no tendría ningún sentido.
Las necesidades si nos rigen, pero no lo suficiente en como son contenidas por nuestro
sentir ante ellas. Por eso también mencioné que una depende de la otra, son
interdependientes entre sí. Sin las necesidades solo habría pasiones, y eso nos llevaría a
buscar significados banales y haría que la búsqueda del sentido sea en vano y por tanto,
que no importe realmente nada. Pongámonos del otro lado, sin pasión, las necesidades
no tendrían la misma fuerza de capacidad en tener sentido, porque al no estar motivados
en satisfacer nuestras necesidades, ¿con qué objetivo vamos a realizar lo que nos
corresponde, si ni siquiera lo percibimos?
Los sonidos simples son un fenómeno natural que emana sin esfuerzo de la garganta,
normalmente con la boca en una posición naturalmente abierta, lista para lanzarlos al
mundo. Sin embargo, cuando se trata de modificar estos sonidos, hay que prestar
atención y poner la práctica y el esfuerzo necesarios. Estas modificaciones no se
producen por sí solas; requieren una decisión consciente y la determinación de mejorar.
Es crucial que todos los niños aprendan a hacer estas modificaciones, aunque a muchos
les resulte difícil hacerlo. En todos los idiomas, las exclamaciones más poderosas y
emocionales suelen manifestarse como sonidos inarticulados. Los gritos de alegría, los
sonidos del dolor, todos son esencialmente expresiones de nuestros sentimientos más
íntimos a través de nuestras voces. Curiosamente, quienes no pueden hablar, como los
mudos o los sordos, también se comunican a través de sonidos inarticulados.
Si bien es posible que algunos idiomas solo tengan tres o cuatro acentos distintos en el
habla, idiomas como el chino cuentan con una multitud de acentos, a pesar de tener
menos consonantes. Además de los distintos acentos, las combinaciones de sonidos
también pueden estar influenciadas por factores como el tiempo o la cantidad, lo que da
lugar no solo a un mayor vocabulario, sino también a una gama de sílabas más diversa de
lo que cabría imaginar. La riqueza de los idiomas reside no solo en las palabras que
utilizamos, sino también en la intrincada danza de sonidos y acentos que crean una
sinfonía de comunicación.
En lugar de simplemente representar sonidos, algunos idiomas optan por representar los
objetos en sí mismos, una práctica que siguieron los mexicanos, mostrando un enfoque
único y creativo. Por otro lado, algunos idiomas utilizan figuras alegóricas, como los
egipcios, lo que añade una capa de complejidad y arte a su escritura. Esta forma
particular de escritura no solo refleja la esencia del idioma, sino que también hace alusión
a la sociedad y a las necesidades específicas que prevalecían en esa época, todas ellas
derivadas de las pasiones profundamente arraigadas de la gente.