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1º Bachillerato
IES Tierrablanca
todo el poder en sus manos (arrebatándoselo a los nobles). La Hacienda, el ejército, la justicia, el poder
municipal, la Santa Hermandad (una especie de policía de caminos)...: todo caía bajo su control.
del griego, aunque no descuidan la atención hacia otras lenguas: las romances
(en unión al sentimiento nacionalista), las lenguas bíblicas, el árabe, etc. Por
otra parte, el Humanismo no fue sólo una actitud erudita y libresca, sino que a
través del conocimiento de las lenguas y con el arma de la propia razón, el
humanista se interesó por todos los demás campos del saber: desde la Teología
hasta las ciencias y la técnica, pasando por el folklore, las costumbres populares,
la magia, el esoterismo, etc.
3. PLATONISMO: enormemente influyente en la cultura renacentista (también en la
literatura) fue la filosofía platónica (y neoplatónica), conocida también en la Edad
Media, y redescubierta con gran interés por humanistas y filósofos renacentistas
cristianos (dada la similitud existente entre las teorías platónicas y las cristianas).
La filosofía de Platón (427-347 a.C.) podría resumirse en los siguientes temas:
a) La teoría de las Ideas: además de las cosas, temporales, perecederas, mutables,
para Platón existen las ideas, que no sólo son conceptos o representaciones
mentales de las cosas, sino que son realidades independientes de las mismas
cosas. Más aún, son la auténtica realidad. Cada Idea es única, inmutable, eterna,
sólo captable por la inteligencia, y el mundo que conocemos es únicamente un
reflejo del mundo verdadero (algo que Platón expresa a través del famoso mito
de la caverna).
b) Cosmología: el mundo sensible que conocemos, en que vivimos, reflejo de un
mundo superior, fue creado por un artífice divino, llamado Demiurgo. Su tarea
fue la de ordenar el caos de acuerdo con el Modelo eterno de las Ideas. Por esa
razón, nuestro mundo participa de alguna manera de la divinidad, de la
perfección, de la belleza del mundo original.
c) El alma: para Platón, el alma es inmortal. El cuerpo es un estorbo que impide al
alma, unida a él como castigo de algún pecado, la contemplación del verdadero
mundo. Por ello, al igual que para el cristianismo, la muerte es una liberación.
No obstante, el cuerpo no es concebido sólo peyorativamente: también puede
encontrarse en él belleza y armonía. Sobre el destino del alma, Platón admite la
reencarnación.
d) El conocimiento: según la filosofía platónica el alma, inmortal, ha vivido antes
de encarnarse, en el mundo de las Ideas, que olvida al entrar en el mundo
sensible. Sin embargo, al contemplar las cosas puede recordar las Ideas. Todo lo
que el hombre conoce es lo que ya estaba en el alma.
e) El amor: sin duda el amor platónico es uno de los aspectos más conocidos de
esta filosofía, aunque ha sido transformado enormemente a lo largo del tiempo.
Para Platón, el amor es un proceso ascendente, que parte de la contemplación de
un cuerpo bello, y después de todos los cuerpos bellos, cuyas bellezas son
hermanas entre sí. Es el primer grado del amor. El hombre se enamora luego de
las almas bellas, sus sentimientos y acciones, para pasar finalmente al campo de
la inteligencia, el cultivo de la filosofía, del conocimiento, intentando acercarse a
la Belleza en sí, fuente de todas las virtudes.
f) La política: en la República, Platón aborda el tema de la organización del
Estado. Su sistema de gobierno ideal, utópico, es la Aristocracia, entendida en su
sentido etimológico, es decir, el gobierno de los mejores (para él los sabios, los
virtuosos). El resto de los ciudadanos se organizan en distintas clases de acuerdo
con aquello para lo que la naturaleza les dotó. La República platónica prevé,
además, la abolición de los bienes privados, en favor de la colectividad.
Lengua Castellana y Literatura. 1º Bachillerato
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La Iglesia de Roma reaccionó ante estos movimientos iniciando, a mediados del siglo
XVI su propia reforma —la Contrarreforma— dentro de la ortodoxia, convocando el
Concilio de Trento. La Contrarreforma reorganizó la Iglesia, reafirmó el valor del Papa
y de los dogmas, creó nuevas órdenes religiosas, como la de los Jesuitas, pero se
caracterizó sobre todo por realizar una acción represiva (Inquisición, censura y
prohibición de libros: en los famosos Índices).
herencia del reino Alemán. Los principales problemas del reinado son las guerras, tanto
internas (las Comunidades y las Germanías), como externas (guerras contra Francia,
contra la expansión del protestantismo, contra los turcos). Estos problemas los heredará
Felipe II (rey en 1555), a quien le explotan además otros ya latentes desde tiempo atrás:
la rebelión de los moriscos de Granada (obligados a abandonar su religión, lengua,
vestidos y costumbres); o las tensiones con Inglaterra (que culminan con el desastre de
la Armada Invencible).
Sociedad y economía
Algunos de los problemas específicos del Ranacimiento español, que condicionan su
modo de ser son:
a) El menor desarrollo de la burguesía, a la que los sectores dominantes (nobleza y
clero) oponen más resistencia que en otros países.
b) Los prejuicios de casta. Los Reyes Católicos habían expulsado a los judíos que
no quisieron convertirse en 1492. Muchos se bautizaron, pero siempre fueron
vistos, ellos y sus descendientes, con sospecha por los cristianos viejos. En
1547, por ejemplo, se instituyen los Estatutos de limpieza de sangre, que
excluían a los conversos de cargos públicos. Es más, se llega a identificar la
pureza de sangre con la verdadera nobleza, con la hidalguía. Se extiende por
España el deseo de ser hidalgo, noble. De ahí que la industria y el comercio, en
manos de los conversos, que forman buena parte de la clase burguesa, no
alcancen el desarrollo que logran en otros países europeos, desaprovechando las
riquezas que provienen de América (invertidas en importar manufacturas y en
costear guerras).
La Contrarreforma
En la primera mitad del siglo XVI España participa de los movimientos europeos de
renovación de la religiosidad (excepto el protestantismo, que no llegó a cuajar), hacia
una mayor pureza evangélica: Erasmo influye muy destacadamente, la orden
franciscana se renueva (de la mano del Cardenal Cisneros), y existen diversas corrientes
de espiritualidad (como los alumbrados), que crean un poso importante de heterodoxia.
Sin embargo, con Felipe II, España pasa a llevar el peso de la Contrarreforma, lo cual
encierra al país en sí mismo. No sólo se persiguen las herejías o impurezas de sangre,
sino que incluso cualquier actividad intelectual resulta sospechosa. El sentido crítico de
la mentalidad burguesa y humanista encuentra así un importante freno. En el fondo, esto
contribuyó a fortalecer más los privilegios de nobles y clérigos, en detrimento de la
clase burguesa.
TEXTOS DE APOYO
TEXTO 1
Entre las habilidades externas se exige, por lo pronto, al “cortigiano”, el magistral
dominio de los llamados ejercicios nobles (...). El “cortigiano” debe estar familiarizado
con todos los juegos nobles, incluso el salto, la carrera, la natación y la lucha; ante todo
ha de ser un buen danzarín y (se sobreentiende) un jinete consumado. Ha de poseer
además varios idiomas, por lo menos el italiano y el latín, y entender de literatura y de
artes plásticas; en música llega a exigírseles cierto grado de virtuosismo práctico... que
ha de mantener en el mayor secreto posible. Claro que nada de esto es realmente serio y
a fondo, si se exceptúa lo que a las armas se refiere.
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TEXTO 2
Para la comprensión de la alta sociabilidad del Renacimiento es, finalmente, esencial,
saber que la mujer era igualmente estimada que el hombre. (...)
Ante todo: en las clases superiores la educación de la mujer es esencialmente la misma
que la del hombre. No sienten los italianos del Renacimiento el menor escrúpulo en
iniciar en literatura, y hasta en filología, al mismo tiempo a sus hijos y a sus hijas.
Como en esta antigua cultura renovada se veía el patrimonio supremo de la vida, no se
quería privar de ella a las jóvenes. (...) La mujer debía, por lo menos, participar en la
lectura de los hombres para poder seguir el hilo de la conversación, en la cual
predominaba frecuentemente el tema de la Antigüedad.
Jacob Burckhardt, La cultura del Renacimiento en Italia