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Beatriz Tonelli
Unidad 2. Apuntes de clase
En la reacción antibarroca que se desata a mediados del Siglo XVIII podemos reconocer tres
corrientes ideológico-estéticas diferenciadas: el iluminismo racionalista, el romanticismo y el
neoclasicismo. Las tres nacen al mismo tiempo y crecen con el fondo de una sociedad
monárquica que se muere sin remedio y otra industrial que la reemplaza sin escrúpulos. Más
que un ideal común de lo que debe ser, las tres corrientes van a coincidir en la certeza de lo
que no debe seguir siendo, esto es de las voluptuosas formas del barroco y de los espacios de
ilusión donde se habían refugiado absolutismos que ya estaban instalados en el recuerdo.
Los Iluministas:
Entronizaron a la razón como factor fundamental del conocimiento intelectual y emotivo. Esto
los llevó a desdeñar la religión revelada y Diderot y la filosofía de Voltaire establecieron las
bases del camino que terminará por instalar a la razón en los altares de la Revolución Francesa
de 1789. Tres arquitectos franceses, muy poco conocidos por el gran público, entre otras cosas
por su escasa obra construida, tuvieron enorme importancia para la historia de la
arquitectura: Etienne Louis Boullée (1728-1799), Claude Nicolas Ledoux (1736-1806) y
Jacques Lequeu (1757-1825). Los dos primeros propusieron las nuevas imágenes de una
arquitectura simbólica de la nueva racionalidad en base a geometrías simples de cubos,
pirámides y esferas puras.
Las propuestas de ciudades ideales de Ledoux, con viviendas y escuelas modelo, fábricas y
hospitales igualmente higiénicos, cementerios abiertos a la esfera hueca del Cosmos, templos
a los valores cívicos y morales, de forma circular, constituyen un conjunto representativo de
esta arquitectura “parlante” que pretendió revolucionar la sociedad. Aunque más no sea por
la incidencia que tuvieron en el retorno a las geometrías esenciales y simbólicas operado en el
siglo XX, el recuerdo de estos iluministas no puede dejar de figurar en la historia de la
arquitectura.
El Romanticismo:
Revival Neogótico: entre 1820 y 1860 el neogótico fue para los ingleses una cuestión de honor
nacional, ya que se afirmó como estilo representativo de una moral cristiana y un espíritu
nacional redescubiertos. En 1834 un incendio destruye el palacio medieval de Westminster y
se decide reemplazarlo por un Parlamento que armonizara con la Abadía y el Hall de
Westminster, aún existentes. Le tocará a Augustus Pugin (1812-1852), ferviente católico
converso elaborar en neogótico el colosal edificio que otro arquitecto había proyectado en
“clásico”. Así surge el actual Parlamento sobre el Támesis. Tres libros consolidan la
preeminencia del neogótico en este “revival” estilístico: The True Principles of Pointed on
Christian Architecture de Pugin (1841), The Seven Lamps of Architecture de John Ruskin (1849)
y el Dictionaire raisonnée de l´Architecture Francaise (1845) de Eugene Emmanuel Viollet le
Duc quien instaura el debate neogótico en Francia y protagoniza numerosas restauraciones.
Quizás la mayor constribución de estos autores al futuro de la arquitectura radique en el
énfasis que todos ellos ponen en la relación forma-función-construcción y en la similitud entre
los sistemas constructivos góticos de piedra y los metálicos del siglo XIX. La duración y
extensión del revival gótico llegó también a América Latina hacia finales del siglo XIX y perduró
hasta el primer cuarto de siglo.
New York. Woolworth building (1911-13) Rio Cuarto. Iglesia San Francisco
Arte, Cultura y Sociedad 2- Profesora: Arq. Beatriz Tonelli
Unidad 2. Apuntes de clase
En las últimas décadas del siglo XVIII y las primeras del XIX el revival neogreigo se extendió
por Europa y América reproduciéndose sobre las temáticas más dispares: palacios y
residencias privadas, casas de gobierno, parlamentos y tribunales de justicia, bancos,
mercados, estaciones, museos e incluso iglesias.
Arte, Cultura y Sociedad 2- Profesora: Arq. Beatriz Tonelli
Unidad 2. Apuntes de clase
el Eclecticismo:
La arquitectura del siglo XIX resulta de difícil clasificación debido al entrecruzamiento de
ideales y estéticas y, muy especialmente, a la dicotomía que se va generando entre la
categoría de los espacios surgidos para dar solución a los nuevos programas de la ciudad
industrial y la de los espacios tradicionalmente vinculados al dominio del arquitecto. La
Arquitectura y la ingeniería del siglo XIX seguirán recorridos y muchas veces
desconectados. Hay imágenes paradigmáticas de esa desinteligencia: las pantallas
neogóticas o clasicistas (como en Retiro, Bs As) tapando la ingeniería de la cubierta de
andenes, la estructura reticular de la estatua de la Libertad diseñada por Eiffel, dentro de
la envolvente clásica esculpida por Bartholdi.
La misión de los arquitectos aceptada por todos, era proveer de buen gusto a la sociedad
emergente. La preocupación por los estilos no dejarían ver a los arquitectos la necesidad
de un profundo replanteo a partir de los nuevos materiales y de los nuevos
requerimientos.
Paris. Galeria de las Máquinas. Contamin y Dutert (1889) Paris.Torre Eiffel. G.Eiffel
Milan. Galeria Vittorio Emanuele . G.Mengoni (1865-77) NW. Estatua de la Libertad. Estructura