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LIBRO II

¿Te gustan los animales?


PARTE I

CAPITULOS 61-80:

DEL NACIMIENTO DE UN SENTIR.

PARTE II

CAPITULOS 81-100:

DEL NACIMIENTO DE UN MOSTRUO.

PARTE III

CAPITULOS 101-110:

DEL NACIMIENTO DE UN ASESINO.


61

“A los hombres tenemos que conquistarlos o eliminarlos. Porque si


se vengan de las ofensas leves, de las graves no pueden. Así que la
ofensa que se haga debe ser tal, que le resulte imposible vengarse.”

Maquiavelo.

.
JIMIN.

— ¿Alguna vez pensaste en comprar una computadora más accesible?

Me encuentro cruzado de brazos apoyado en el umbral de la puerta.


Taehyung despega los ojos de la computadora gigante, de esas viejas
que esperas ver en oficinas de gobierno quizás. Alza sus hombros y se
ajusta los lentes.

—Alguien debe traer el dinero, no sé por cuánto tiempo más Anthony nos
ayude. — Contesta el frotando sus ojos. — ¿Tu?, ¿Cómo te fue?

—Tuve 86 sobre 100. –Le extiendo el examen y sonrió. –Tómala.

Taehyung agarra mi examen y gruñe. Le saco la lengua a lo que el rueda


los ojos y suspira.

—Bien. Iremos a cenar. –Dice el cansado. — ¿Qué se te antoja?

— ¡Pizza! — Exclamo con una sonrisa. — ¡No me pongas esa cara!

— ¿Qué cara te estoy haciendo? –Pregunta divertido levantándose.

—Esta. –Imito su ceño fruncido muy exagerado antes de resoplar muy


sonoramente.

Niega con la cabeza y sale del cuarto de estudio. Brinco por todo el
departamento hasta frenarme en los ventanales. Aplaudo emocionado al
ver que está anocheciendo finalmente y todas las luces se van
prendiendo. ¡Nueva York es precioso!

— ¡Vamos apúrate! — Lo apuro. — ¡Tae apúrate! ¡Tae! ¡Tae! ¡Tae! ¡Tae!


¡Tae! ¡Tae!

— ¡Maldición ya te escuche! –Grita el tomando su sudadera. — ¡Calma


ya!
El vuelve a resoplar y agarra las llaves vuelvo a sonreír y ambos salimos
del departamento bajando por las escaleras. Avanzamos a la entrada y el
aire caliente nos golpea el rostro conforme vamos avanzando. Mis ojos
vuelven a examinar el lugar.

—El otro día casi me atropellan allí. –Señalo la esquina contraria a


nosotros.

— ¿Cuando? — Pregunta Taehyung confundido.

—Hace… —Frunzo mi ceño. — Creo que fue por Abril ¿O Mayo?

—Despistado. — Me dice haciéndome fruncir la boca. — ¿En que


estabas pensando?

—Nadie.

—Pregunte en que estabas pensando.

Me callo al momento y desvió la mirada. Taehyung se mantiene en


silencio al igual que yo y no decimos una sola palabra más. Con nuestro
silencio la respuesta se ha contestado.

—Y… —Dice el cuándo estamos llegando a la pizzería. — ¿Ya pensaste


que hacer en tu cumpleaños?

—No estoy seguro. — Confieso. — Algo simple. Quizás… ¿ir a bailar?


¿Un karaoke?

—Comprar ropa. –Alza sus hombros. — ¿Ir al cine? ¿Al teatro?

—No lo sé, aún falta. — Esquivo su pregunta.

—Dos semanas. — Ladea su cabeza. — Bueno, sí. Falta todavía un


poco. ¿Cuántos cumples?
Bajo la mirada al suelo y suelto un suspiro pesado.

—Veinte años… —Murmullo.

—Vaya. Me siento viejo. –Ríe él.

— ¿Tu viejo? –Pregunto divertido. — ¿Qué pasó Taehyung? Vas a


cumplir veintidós.

—Siento como si hubiese sido ayer cuando cumplí quince. –Ladea su


boca.

Suspiro antes de reír suavemente. Hemos llegado.

Taehyung empuja la puerta y ambos ingresamos en silencio observando


el entorno con ojos brillantes. Nos acercamos a una mesa donde la
señorita nos acompaña. Agradecemos y tomamos la carta.

— ¡Una tres quesos! — Exclamo apuntándola con el dedo. — ¡Si!

— ¿No pediste esa la otra vez? –Pregunta el con una ceja alzada y
examinando la carta.

—Esa fue de carne. — Cierro la carta y lo observo. —Taeeee…

— ¿Si, Jimin? — Pregunta sin despegar la vista de la carta.

— ¡Taeee! — Vuelvo a llamar.

El baja la carta y me observa. Le sonrió antes de inclinarme hacia él y


besarlo suavemente en los labios. Ríe un poco y me devuelve
castamente el beso antes de separarnos, yo con un suave rubor y el con
una pequeña sonrisa.

— ¿Vas a querer una cerveza? — Pregunta levantando la vista hacia mí.


—Claro. Es un paraíso pizza con cervezas. — Asiento y busco al mesero
con la mirada. — Luego hay que ir a taco bell. Me gustaría probar tacos.

—Por donde nos mudaremos hay uno. — Dice el dejando la carta de


lado. — Podemos ir.

— ¿Otra mudanza? — Pregunto cansado.

—Si… otra. — Murmura suavemente. — Anthony espera sea la última.

—Llevamos siete mudanzas en casi dos años. — Reprocho fastidiado.

—Anthony me dijo que será la última. –Dice el suavemente. — Jimin…


por favor.

—Es que… —Froto mi cara y suspiro. — Como sea.

—Buenas noches. — La voz de la mesera nos interrumpe. — ¿Ya saben


que quieren?

—Dos cervezas claras y una pizza de queso. –Dice Taehyung. —


Grande.

—Claro. –Ella anota en su pequeña libreta. — ¿Algo más?

—Es todo, gracias. –Respondo ahora yo.

Ella vuelve a asentir con una gran sonrisa. Observo por la ventana
dejando una mano en la mesa y otra donde apoyo mi barbilla. Observo
los autos pasar al igual que la gente hasta que siento la cálida mano de
Taehyung ponerse sobre la mía. Volteo.

—Hablaré con Anthony. –Dice el sonriendo un poco. — Te prometo será


la última.
— ¿Por qué tantas mudanzas? –Suspiro de nuevo y coloco mi segunda
mano libre sobre la suya igualmente. — Es raro.

—Jimin, aunque quisiera responderte por que, no puedo. Desde que


salimos de Oregón, no he sabido nada. Ni de los jefes, ni de… nada. —
Se tensa un poco. —Solo mantengo contacto con Anthony para ver cómo
estamos.

—Ya… —Lamo mis labios y frunzo de nuevo la boca. —Ah, por cierto
Tae. Ayer me encontré con Nayeon, ¿Podemos invitarla a cenar alguna
vez?

— ¡Claro! –Asiente. —Es sumamente agradable, me agrada.

—De acuerdo. –Asiento mostrándome feliz. — Quedaré con ella antes de


la mudanza.

El teléfono de Taehyung comienza a sonar. Retiramos nuestras manos y


el coge su teléfono para llevárselo a la oreja.

—Habla Taehyung. –Dice.

Le mantengo la vista unos segundos justo cuando las cervezas llegan.


Agradezco con una sonrisa.

—Claro. –Dice él. — Sí, siempre. ¿Que? No, espera. Repite lo que
dijiste.

Me mantengo en silencio observando el semblante de Taehyung


relajado, tensarse rápidamente. Sus ojos se abren bastante y abre un
poco su boca, la preocupación desborda de sus ojos. Me comienzo a
asustar, ¿Qué está pasando?
—S-sí. –Balbucea. —Salimos a cenar, llegando ahora mismo lo hago. –
Cada vez luce peor, niego con la cabeza como preguntando que pasa
pero él me hace una seña de esperar. —Lo haré. De acuerdo.

— ¿Quién era? –Pregunto apenas cuelga.

—Anthony. –Dice el dándole un trago a su cerveza.

— ¿Qué pasa? –Pregunto suavemente pero sonando preocupado.

—K y Sullivan. –Murmura en voz baja. —Ya saben desde Junio que


estamos acá.

— ¿Qué? –Pregunto abriendo mis ojos asustado.

—Saben de Nueva York. Al menos… —Dice el apretando sus labios. —


Tendremos que sacar identificaciones falsas para cuando sus hombres
lleguen.

— ¿Anthony no tiene a nadie acá? –Pregunto.

—No lo sé Jimin. No me dice ya nada. No sé nada. –Suena frustrado. –


Hablemos de esto en casa por favor.

Me callo y asiento suavemente. Volvemos la vista a la mesa en silencio


absoluto. Yo froto mis brazos mientras el mantiene sus labios apretados
y la vista fija en la mesa. Muerdo mi labio inferior y mi garganta se cierra.

—Tae… —Mi voz tiembla un poco. — T-tu…

El levanta la mirada y me observa fijamente. Mi garganta se va cerrando


cada vez más y algo me pesa en el pecho cortándome la respiración.
Trago duro e inhalo profundo antes de exhalar para tranquilizarme.
—Tu. — Mi voz suena más firme. — Sabes… algo… d-de… —Vuelvo a
temblar.

Si el ambiente antes era un poco tenso, ahora se ha endurecido por


completo, retorcido de forma desagradable. Las facciones de Taehyung
se endurecen mientras yo me siento temblar un poco… ansioso y
asustado al mismo tiempo.

—No sé nada de… —Se frena. — Él.

Bajo la vista al instante sintiendo mi corazón palpitar con fuerza. Aprieto


ahora yo mis labios y asiento como puedo forzándome a sonreír.

—Bien… —Mi voz sale en un hilo agudo. — Solo eso.

—Jimin. — Me llama pero me niego a verlo a los ojos. — Jimin.

Vuelvo la mirada a él. Rio un poco y niego con la cabeza sintiendo mi


nariz aflojarse y las lágrimas comenzar a instalarse en mis ojos. Trato de
sonreír y desviar la mirada pero aquella risa se convierte en un sollozo de
dolor.

Me encuentro rompiendo a llorar en un par de segundos. Taehyung toma


mi mano, yo tapo mi cara y niego repetidas veces temblando y
sollozando cada vez más.

—Jimin. –Dice él. — Estará bien, lo prometo. Jungkook está bien.

— ¿Cómo lo sabes? –Pregunto sintiendo mi garganta arder por el llanto


que trato de aguantar.

— Recibimos la maldita foto suya atado, débil y llorando hace… casi dos
años. –Mi voz se ahoga.

— ¿Cómo sé que no está muerto?


—Jimin, no está muerto. –Susurra él. — Está bien. Lo sé.

Vuelvo a llorar. Agarro unas servilletas y comienzo a limpiarme las


lágrimas mientras Taehyung sigue tomando mi mano con suavidad.
Ambos nos encontramos nuevamente en un crudo silencio hasta que la
pizza llega. Volvemos a separarnos y observamos la comida humeante
frente a nosotros.

—Come un poco. –Me dice suavemente. — Te sentirás mejor después.

—Necesitare llegar a tomar un buen baño. –Susurro tomando un trozo.


— Un largo baño.

—Toma todo el tiempo que necesitas. Mereces descansar. –Dice él. —


¿Cuánto tiempo estuviste de turno en el hospital?

—Casi cuarenta y ocho horas. –Niego con la cabeza. — Pero lo amo,


amo lo que hago Taehyung pero… es…mucho…

—Respira. –Se inclina un poco hacia mí. — Eres un buen medico Jimin.
Estas salvando muchas vidas, tienes una beca, ¿Qué más quieres?

—Necesito sacar más de 95 en el próximo examen si quiero conservarla.


–Digo mordiendo finalmente sintiendo el suave y caliente queso en mi
lengua. — Lo haré.

—Lo harás. –Sonríe. — Eres joven pero la medicina se te da bien. No es


forense como planeabas pero es algo.

—Si. Cardiología es a veces interesante. –Bromeo. — El profesor Pum


es bueno.
Ambos comenzamos a reír destensando rápidamente el ambiente. Él
toma un trozo y nos sonreímos una última vez antes de comenzar a
comer en silencio nuevamente. El olor de la pizza es sumamente
agradable, la pasta crujiente va calmando mi ansiedad. Si. Era justo lo
que necesitaba.

—Por cierto, como última cosa. –Dice esta vez Taehyung. — La semana
pasada Helen me dio unos cupones. ¿Los quieres? Tú comes más en la
calle que yo.

—Claro. Yo encantado. –Asiento. — Tengo antojo de unas


hamburguesas desde hace unos días. O pasta. Quizás pollo.

—Solo piensas en comer. Hasta comiendo no dejas de pensar en


comida. –Niega con la cabeza. — Mi billetera sufre.

—No lo lamento. –Le sonrió travieso. — Tu billetera sufrirá más. En


Noviembre se abre el restaurante Francés que te había mostrado el otro
día.

— ¡Ay no! –Alza la vista al cielo en modo suplica.

— ¡Ay sí! –Imito sonriendo. — Así que quizás te pida ir allí de


cumpleaños.

— ¿No prefieres ir al teatro? –Trata de convencerme.

—Restaurante Francés dije. –Alzo ambas cejas.

—Bien. –Ladea su cabeza. — Tú ganas Jimin.

Le lanzo un beso haciéndolo sonreír y negar con la cabeza.

Como va cambiando todo…

.
.

YOONGI.

— ¡Mas! –Grita. — ¡Si, mas!

—Calma. — Susurro entre dientes.

— ¡No! — Grita Jeon. — ¡Más!

— ¡Mierda! — Espeto. — ¡Solo cállate! ¡No me dejas terminar!

— ¡Solo arráncale todos los dedos! –Grita el de nuevo.

—Si no cierras la boca te voy a castigar. — Volteo a verlo amenazante


sintiendo mi sangre calentarse. — Cállate de una maldita vez.

Vuelvo al hombre atado en la silla y una bolsa en su cabeza que le


impide respirar bien. Sus muñecas están atadas con unas esposas a los
costados haciendo que se mueva frenéticamente conforme voy
extrayendo sus uñas. Sus gritos resuenan en toda la habitación mientras
clavo la punta del cuchillo con delicadeza y voy desprendiendo la uña,
escuchando el viscoso sonido de la uña siendo levantada de la piel, los
hilos de sangre asomando. Más gritos.

Le quito la última dejando sus manos empapadas de sangre. El pobre


hombre se sigue retorciendo inútilmente, gritando, desgarrando su
garganta con gritos de dolor lastimeros. Guardo el cuchillo y observo a
Jungkook quien tiene una sonrisa en el rostro.

—Deja de imaginar que son ellos. —Paso junto a él. —No lo son.
Su sonrisa de a poco se va borrando.

—Vámonos. Mañana volveremos. —Ordeno.

El me sigue en silencio como el buen muñeco que... a veces es.

— ¿Necesitas que llame a las compañías? —Pregunta él una vez nos


metemos al auto. — ¿Voy a recoger dinero? ¿Me doy una vuelta al
frente?

—Por el momento te necesito aquí conmigo, tengo otras cosas


planeadas para nosotros. —Contesto con una pequeña sonrisa y
viéndolo de reojo.

—De acuerdo... —Sus ojos brillan y sonríe. —Me gusta la idea.

Arranco el auto en silencio. Nos mantenemos en la calle observando el


mar de tráfico que se abre antes nosotros. Jungkook resopla y se apoya
contra la ventana.

—Tardaremos. —Dice él. —Sea lo que sea que tenías planeado no


resultara Yoongi.

—Lastima. —Suspiro con falsa decepción. —Tenía nuevos juguetes que


supuse querías estrenar.

— ¡No! —Grita él y me toma del brazo. — ¡Dime! ¿Qué es?

—No sabrás hasta llegar a tu casa. —Contesto con una sonrisa.

—Acaba de ser mi cumpleaños y no me diste nada. —Reprocha.

— ¿Estoy obligado a darte algo? —Pregunto de mala gana.

—Si. —Dice él. —Yo te di un buen regalo en el tuyo.

—Un pasaje al parque de atracciones. —Repito secamente.


—Fue divertido. —Dice el viéndome sonriente. — ¡Oh vamos, admite que
lo fue!

—Hasta tuve que sacarte a rastras porque comenzaste a pelear con


alguien. —Golpeo el volante con mis dedos rítmicamente.

—Solo dime cuales son los juguetes. —Dice él. —Por favor... Yoongi...

—No te diré.

—Al menos dime si es blanca.

Suelto un suspiro ¿No se cansa?

—Es blanca. —Contesto fríamente. —Ahora cállate, realmente estas


comenzando a molestarme.

El esboza una sonrisa y se acomoda en el asiento. Saca su teléfono


mientras yo avanzo lentamente. No dejo que mi paciencia se pierda,
muerdo mi labio y respiro tan profundo como puedo para mantenerme
estable.

—Oh, Clara acaba de mandarme un mensaje. —Dice el observándome.


—Quiere que vayas a la casa a recoger los papeles y le entregues el
dinero mañana.

—Dile que mañana iré a las ocho. No más ni menos.

—Vale. —El teclea. —Y... que le compres comida a tu hijo de paso.

Niego con la cabeza apretando el volante con los nudillos. Jungkook


comienza a reír, pero yo le clavo la mirada callándolo al instante.

—Ese maldito gato no es mi hijo, me encantaría que dejara de hablar de


él como uno. —Siseo.
—Sabes que es una pequeña broma. —Dice Jungkook. —Tú me juegas
una muy pesadas estando con mi tío.

—A tu tío le agrado, tenemos la confianza. —Alzo mis hombros.

—Y hablando del rey de Roma. —Toma su teléfono y se lo lleva a la


oreja. — ¿Hola?
Me mantengo en silencio y suelto un suspiro desviándome por una calle
más vacía que las demás. Acortamos el camino mientras Jungkook sigue
hablando con su tío de diversas cosas a las que apenas le presto
atención.

—De acuerdo. Adiós. —Finalmente cuelga.

— ¿Qué dice Will? —Pregunto.

—Kai nos espera mañana a las once. —Guarda su teléfono. —Ya sabes.

—Claro. —Vuelvo a suspirar. —Yo estoy pensando seriamente en que


después de dejarte me largaré a un bar.

—No vayas a hacer eso. —Cierra los ojos y niega con la cabeza. —La
última vez terminaste abriendo el un chico a la mitad, vomité.

—Vomitaste porque en ese tiempo no estabas acostumbrado. —Le digo


fríamente.

—Para tus veintidós años te compraré productos de limpieza, algo así


como quita manchas supremo. —Ríe.

—No es gracioso Jeon.

—Para mí lo es.

— ¿Debo callarte?
— ¿Por qué cada vez que lo dices siento que vas a besarme o algo? —
Dice negando con la cabeza. —Es cómico Yoongi.

—Cada vez me pierdes más respeto.

— ¡Oh, eso no! —Se detiene. —Te quiero que es distinto.

— ¿Me quieres? —Volteo a verlo con una ceja alzada.

—Te quiero. —Repite. —Eres sumamente agradable y tienes mi


simpatía.

—Que grave error cometes Jeon. —Niego con la cabeza divertido.

—Eres mi hermano mayor. Que te digo. —Comienza a observar sus


uñas. —Eres la única figura masculina en mi vida que sigo.

—Porque no tienes otra.

—Por eso mismo. —Se tensa un poco y voltea a verme. — ¿Lo ves? Nos
entendemos.

—A mí no me agradas. —Lo observo sonriente.

—Y Clara tiene senos naturales. —Me contesta con la misma sonrisa.

No puedo evitar soltar una carcajada. El ríe un poco y ambos negamos


con la cabeza.

—A veces no sé qué hacer contigo. —Froto mi cuello. —Eres un caso.

—Soy especial porque soy el único chico al que no cortas ni maltratas. —


Me guiña un ojo. —Ja.

—Eso cambiara algún día. No me tientes. —Amenazo observándolo


fijamente.
— ¿Qué sigue? ¿Tú y yo cogiendo? —Se burla.

—Parecía que eso haríamos. —Le digo. —Me traías ganas.

Abre la boca en una perfecta “O”. No puedo evitar reír.

—Quizás el primer año si te tenía algo de ganas. —Confiesa. —Quizás


todavía un poco...

Volteo a verlo de reojo sonriente.

—Pero tú me dejaste muy en claro que nada de sexo entre nosotros.


Además, detesto tus fetiches sádicos y raros. —Alza una ceja. — ¿Cómo
demonios te excita? Es asqueroso.

—Tu orgullo siempre pude antes que cualquier calentura tuya. —Asiento.
—Me sorprende Jeon.

—Te he dicho que soy rencoroso. —Pone su mano en mi pierna. —Me


enseñaste a ser también vengativo.

Desliza su mano por todo mi muslo hasta detenerse en mi entrepierna.


Esbozo una sonrisa y niego con la cabeza. El aprieta un poco
tensándome por completo y retira su mano después con una sonrisa
socarrona.

Nos mantenemos de nuevo en silencio. El observa por la ventana y


suspira.

—Si quieres puedo bajar ya. —Se quita el cinturón. —Veré el lindo
cuchillo que me dejaste y mañana te agradezco.

—Bien. —Quito los seguros. —Disfrútalo muñeco.

—Lo haré. —Me sonríe un poco. — ¿Salimos a cazar luego?


—Es peligroso. —Le digo, el hace un puchero. —Solo porque estoy de
buen humos muñeco.

— ¿Lo ves? Por estas cosas te quiero. —Observa por el retrovisor que
no venga nadie. —Ahora sí. Nos vemos mañana.

Abre la puerta y sale del auto. Agita su mano a lo lejos y yo levanto mi


barbilla un poco. Comienza a correr por la banqueta hasta desaparecer
de mi vista. Bajo la mirada al asiento en el que estaba y resoplo tomando
las llaves que siempre olvida.

Justo unos minutos después mi teléfono comienza a sonar. Como


siempre.

Contesto.

—Dejé mis llaves... de nuevo. —Lo escucho decir del otro lado.

—Te veo mañana y te las doy. —Contesto.

— ¡No hay nadie en casa! ¿Cómo voy a entrar? ¡Yoongi!

—Hasta mañana, muñeco.

Y cuelgo con una sonrisa de satisfacción en mi rostro. No dura mucho,


Jungkook llega y abre la puerta tomando las llaves poco antes de que
reaccione y se las arrebate. Cierra la puerta detrás de él y las sacude con
una sonrisa. Le muestro el dedo corazón con la misma soberbia sonrisa y
el me lo devuelve.

Sin duda es de los más insolentes de los que he tenido.


62

JIMIN.

Voy corriendo por los pasillos con unas hojas pegadas al pecho. Me
detengo en la habitación 465 donde Sehun ya está allí con la mujer que
se encuentra en la cama.

— ¿Qué tienes? —Pregunta el.

—Las resonancias magnéticas muestran un traumatismo en el cuello. —


Le extiendo las hojas, él las toma y ajusta sus gafas.

— ¿Riesgos? —Pregunta.

—Hay una oclusión de las vías respiratorias. — ¿Necesita que llame al


doctor?

—Le hablaré yo, apoya en el segundo piso. —Me dice.

Asiento y vuelvo a correr ahora con las manos sueltas. Me cruzo con
algunos enfermeros que están moviéndose en todos los sentidos. Parece
que hoy está muy agitado por acá.

— ¡Jimin! —Me llaman.

— ¡Elliot! —Contesto. — ¡Acá esta!

Comenzamos a correr. El me abre el expediente mientras seguimos


corriendo al escuchar las pequeñas sirenas. Agarro los papeles y esquivo
a una enfermera.
— ¡Tiene una ptosis palpebral! —Le digo al instante.

— ¿Es el...?

— ¡El parpado! —Comenzamos a llegar, acelero el paso. — ¡Hagan


análisis de vista! ¡Verifiquen si se dio por un daño palpebral o daño
nervioso del tercer par craneal! ¡Nervios del cerebro!

— ¡Se debe al daño palpebral! —Me dice él.

— ¡Entonces es blefaroptosis! —Le digo palmeando su hombro. — ¡Ve,


tengo que ir al 600!

— ¡Gracias! —Me guiña el ojo.

— ¡No hay de que! —Le doy una sonrisa.

Subo corriendo las escaleras con la respiración sumamente agitada.


Cruzo volando los pasillos sintiendo mi corazón bombear con fuerza en
mi pecho. Tomo aire por la boca y cuando estoy a punto de llegar Elena
me toma de los hombros apenas cruzo. Me toma firmemente
manteniéndome estático en mi lugar.

— ¡Jimin por dios, tranquilo! —Me dice tomándome con fuerza y


viéndome preocupado. —Ya están apoyando, llevas aquí casi veinte
horas ¡ve a casa!

—En la sala C hay un caso de traumatismo de pie, déjame verificar. —Le


suplico.

—Ve a casa. —Me repite interrumpiendo. —Ve por favor.

Sale corriendo dejándome plantado en el pasillo. Suelto un suspiro y me


dejo caer rendido en la aceptación. Bajo lentamente y cruzo unos pasillos
hasta cambiarme, yendo después el estacionamiento y batallando por
mantener mis ojos abiertos.

No es un momento para tener un accidente de tránsito. Debo


mantenerme despierto pese a que mis parpados comienzan a cerrarse
poco a poco. El hambre hace gruñir mi estómago y mi garganta esta
seca debido a la sed. Mi cuerpo duele y luzco realmente mal, sé que no
debo pero... me estoy destrozando poco a poco.

Estoy descuidando mi propia salud para cuidar la de otros.

Taehyung va a matarme.

Arranco y conduzco al departamento al que nos acabamos de mudar.


Cruzo los bares en la parte de abajo y estaciono el auto un poco lejos.
Salgo y corro rápidamente a la puerta de entrada para comenzar a subir
las escaleras. Saco mis llaves y las introduzco empujando la puerta
después.

Me quito la camisa en el proceso y la aviento en la sala. Entro al cuarto


con mucho cuidado y tomo el pantalón de pijama viendo a Taehyung
dormido. Se remueve un poco cuando me acuesto en la cama
hundiéndola un poco.

— ¿Jimin...? —Pregunta ronco. — ¿Dónde estabas?

—Duerme. —Le susurro suavemente besando su hombro.

—Son las cuatro de la mañana... —Dice adormilado y volteándose hacia


mí.
—Lo siento. —Le digo acercándome un poco a él y estirando mi mano
hasta sentir su cabello. —Necesitaban un apoyo, hoy estuvimos casi
llenos.

— ¿Que harás cuando yo no este? —Pregunta. — ¿Que harás cuando


no este detrás de ti presionando para que comas, te duermas, dejes de
estudiar y te relajes? Jimin te lo juro, me preocupas mucho.

—Es solo una semana, no moriré. —Suelto una pequeña risa. El soba mi
mejilla. —Tae...

—Me preocupas Jimin. —Dice acercándose más a mi sin dejar de


sobarme.

—Estaré bien. —Tomo su mano y la beso dulcemente. —Lo prometo.

Nos acercamos hasta besarnos con suma suavidad. Me volteo y siento


como me rodea con sus brazos desnudos hasta pegarme a su pecho.

Me mantengo en silencio y me acomodo justo cuando mi teléfono vibra


una última vez.

Me mantengo quieto hasta sentir que Taehyung se duerme de nuevo.


Estiro un poco mi brazo y tomo mi teléfono desbloqueándolo y
esbozando una pequeña sonrisa al ver el mensaje. Relamo mis labios y
desbloqueo el teléfono para ingresar a los mensajes.

“De: Elliot [4:35 am]

Sigo pensando que tu bata luce mejor en el suelo junto a mi cama.

¿Cuándo nos vemos bebe?”

Esbozo una pequeña sonrisa y muerdo mis labios antes de contestar:

Yo: [4:38 am]


“Taehyung se va en seis horas. Te estaré esperando.”

Y antes de que conteste vuelvo a bloquear el teléfono y a depositarlo en


la mesa de noche antes de acurrucarme nuevamente. Algo va picando
en mi pecho pero evado rápidamente el pensamiento y me fuerzo a
cerrar los ojos y a dormir...

Siento la respiración de Taehyung sobre mi cuello pero ya no existe


remordimiento alguno, no hay remordimiento en absolutamente nada.

Así que simplemente cierro mis ojos y me obligo a perderme en el


sueño... Con esos oscuros ojos grises apareciendo en mi cabeza antes
de caer en los brazos de Morfeo.

—Prométeme una última vez que estarás bien. —Me dice severamente
Taehyung observándome fijamente.

—Estaré bien. —Le digo rodeando mis brazos detrás de su cuello, abulto
mi labio inferior. —Ya Tae, debes irte, no quiero que se te haga tarde.

— ¿Comerás? —Me pregunta de nuevo. — ¿Dormirás a tus horas?

—No me pasaré de las doce de la noche. —Pego mí frente a la suya y


sonrió. —Gracias por preocuparte, te esperare con una pequeña
sorpresa cuando vuelvas.

— ¿Una sorpresa? —Sonríe y me besa castamente. — ¿Mmmh? ¿Qué


será?
—No lo sabrás hasta que regreses. —Le susurro travieso volviéndolo a
besar suavemente en los labios. Sus dedos hacen círculos en mi espalda
baja. —Te cuidas por favor.

—Lo haré. —Me sonríe y se separa de mí. —Cualquier cosa me marcas


o a Anthony, en el peor de los casos. ¿De acuerdo?

—Claro. —Asiento y lo acompaño a la puerta y me apoyo en el marco. —


Más te vale traerme algo de Florida.

—Lo haré. —Sonríe y arrastra sus maletas. —Te amo.

Me mantengo unos segundos en silencio hasta forzarme a sonreír un


poco. Mi saliva se vuelve agria y mi pecho se oprime. Relamo mis labios
un poco y tomo una profunda respiración.

—También te amo. —Le susurro sintiendo mi garganta cerrarse.

Se acerca y deposita un último beso en mis labios antes de alejarse con


una sonrisa. Lo sigo con la mirada hasta que baja por completo las
escaleras y desaparece de mi vista. Cierro la puerta y me apoyo contra
ella en un gélido silencio sintiendo mi garganta irse cerrando cada vez.

Todo se vuelve gris puesto a que se ha nublado. Observo la negrura que


comienza a engullir todo y los truenos de fondo que comienzan a
presentarse. Me despego de la puerta y voy a prender las luces, recojo
un poco el departamento y me voy a sentar en el sofá.

Observo la hora en mi teléfono y comienzo a sobar mi ceja con mi índice


viendo fijamente la puerta. Pasan un par de minutos donde mantengo el
constante movimiento hasta que el timbre suena. Me levanto de un
brinco y corro al teléfono y aprieto el botón.
Observo el baño y me meto para darme un último vistazo en el espejo.
Peino un poco mi cabello y con el corazón un poco acelerado voy a la
puerta cuando en esta tocan. Abro por completo y me cruzo de brazos
apoyando mi hombro en el marco. Una sonrisa se dibuja en mis labios.

— ¿Busca a alguien? —Pregunto coqueto.

—Al amor de mi vida, ¿se encuentra por aquí? —Elliot se quita sus
lentes de sol y me observa pícaro, me pierdo en sus ojos azul celeste.

— ¿Por qué no entra a buscarlo? —Me aparto un poco. —Quizás este


por allí.

Elliot esboza una sonrisa al mismo tiempo que yo y entra al


departamento cerrando la puerta detrás de él.

Sus labios van a atacar los míos estampándome contra la pared. Mis
labios se abren más y gimo en su boca tirando de su cabello al sentir sus
manos desesperadas irse dirigiendo a mi ropa para despojarla.

Comienza a bajar a mi barbilla, cierro los ojos y todas mis entrañas se


mueven desagradablemente. Aprieto más fuerte.

—Vamos al cuarto... —Susurro con el corazón golpeando fuertemente


contra mi pecho.

El ríe y me carga sin dejar de besarme. Me aferro a su cuello y nos


besamos más rápido, su lengua explorando mi boca y mordiendo
insistentemente mis labios. Frunzo un poco el ceño cuando me sigue
besando casi hasta meterme la lengua a la garganta y tirándome a la
cama.

Aprieto con más fuerza mis ojos y busco con el tacto su camisa. Tomo el
borde y tiro hasta arriba, separándonos para quitársela y desprenderla de
su cuerpo. Él me sonríe y sigue besando mi cuello dando mordidas que
me sacan uno que otro jadeo. Enredo mis piernas en su cintura.

—Te extrañaba. —Dice bajando sus manos por mi pecho hasta tomar
mis pantalones. —Este mes fue una locura verte y no arrastrarte al
cuarto del conserje para al menos una mamada.

—Oh cállate. —Le digo molesto. —Quítate la ropa solamente y jodeme.

— ¿Despertaste mandón? —Pregunta con burla retirando mis


pantalones.

—Estoy estresado. —Murmullo.

—Relájate que en unos minutos no lo estarás más. —Me susurra. —


Traje juguetes, ¿te gustaría usarlos? Estaba desesperado y no aguante
al verlos.

Me tenso al instante, Elliot se separa. — ¿Todo bien? —Me pregunta


preocupado.

— ¿Qué... juguetes? —Pregunto temblando.

—Consoladores. Encontré también unas esposas... —Me dice con una


sonrisa traviesa. — ¿Quieres que te ate y juguemos con el consolador?
Quiero hacerte revolcar de placer.

Pero yo me mantengo en silencio. En un silencio cada vez más crudo.

— ¿Jimin? —Me pregunta Elliot al ver que no contesto. — ¿Bebé?

Mi garganta se cierra por completo y siento como si me estuviesen


asfixiando. Abro la boca para gritar pero nada sale, todo se atora en mi
garganta y las náuseas invaden mi estómago. Mi cuerpo se hiela al igual
que mi sangre.
— ¿Jimin? —Vuelve a preguntar más preocupado. — ¿Quieres los
juguetes bebé? ¿Esposas están bien? Es como prefieras.

“Supongamos que caíste en la trampa del cazador y por eso no puedes


moverte. ¿Cómo escaparías?”

Mi sangre se va helando más.

—C-como quieras... —Murmullo temblando.

Elliot me vuelve a besar con fuerza pero esta vez me cuesta


corresponder. Va a mis pezones y siento sus manos tomar mis muñecas
y esposarme pero mi cuerpo no reacciona.

Se mantiene en trance por completo y mi respiración va fallando. Y


finalmente escucho el “clic” de las esposas.

—Luces sexy, mierda. —Elliot muerde sus labios. —Como extrañaba


verte así.

“¿Te encanta, no es así?”

—Me encanta... —Susurro perdido en mis pensamientos.

— ¿Si? —Elliot sonríe. —Entonces vamos a prepararte bebé, no aguanto


más.

Te encanta... eres un jodido masoquista Jimin, un jodido y maldito


masoquista.

Grito alto al sentir mis piernas abrirse y a Elliot comenzar a lubricarme


con la lengua. Mi cuerpo se tensa y al instante cierro mis ojos arqueando
mi espalda. Me remuevo y trato de tapar mi boca pero las esposas me
mantienen inmóvil. Mi respiración se agita cada vez más.

“¿Qué se siente estar a mi total disposición?”


Siento a Elliot penetrarme con fuerza. Me ahogo en un grito y casi puedo
sentir como si un cuchillo estuviera abriéndome mi estómago. El ardor no
es nada placentero, la suciedad recorrerme cuando comienza a
embestirme, la sensación comienza a torturarme.

Eres mío. Mío y solo mío.

— ¡No! —Grito con fuerza y comienzo a removerme. — ¡NO, NO!


¡DEJAME!

— ¡Jimin! —Grita Elliot tomándome de las mejillas. — ¡Jimin tranquilo!

— ¡No me mates! —Grito removiéndome más. — ¡Déjame en paz! ¡No


soy tuyo!

— ¡Jimin! —Me grita más fuerte. — ¡Jimin!

Rompo a llorar al instante. Elliot sale de mí y peina mi cabello hacia atrás


abrazándome con fuerza. Me aferro a su espalda y escondo mi rostro en
la curvatura de su cuello sintiendo mis lágrimas arrastrarse con fuerza
por mis mejillas amargamente.

—No puedo... —Mi voz quiebra por completo. —N-no puedo...

—Creí que habíamos avanzado. —Me susurra. — ¿Qué te ha sucedido?

—Lo siento. —Comienzo a llorar. —Lo siento.

—No pasa nada. Estarás bien. —Soba mi espalda con suavidad. —Todo
estará bien bebé... estoy contigo.

Cierro mis ojos con fuerza y tiemblo aferrándome a él, escuchando el


tormento de palabras que comienzan a sacudir mi mente. Aquel maldito
tornado que produce eco y comienza a golpearme sin piedad una y otra
vez.
La oscura carcajada que resuena sin piedad en mi cabeza, aquellos ojos
grises reflejados en mi mente que me hacen lloriquear y romper a llorar
una y otra vez. Sin descanso. Sin esperanza. Arrastrándome a la
demencia.

“Mis palabras quedaran tatuadas en tu alma aunque pasen años.”

No...

“El viaje será solo el inicio.”

¡No!

“Los murmullos nocturnos te seguirán hacia donde estés, recuérdalo.”

¡Basta!

“En tu subconsciente quedare grabado...”

¡Ya basta!

“Si crees en algo, comienza a pedir por tu alma, por tu mente y por tu
cuerpo...”

Yoongi...

“Que una vez yo los profane...”

Yoongi... por favor...

“Ya jamás se podrán librar de mi...”

Regresa...
63

YOONGI.

Me encuentro en completo silencio acostado en la cama. No hay sonido


alguno más que mi suave respiración.

Pasan un par de minutos donde me mantengo en la misma posición


hasta coger cuchillo de la mesa de noche junto a mí. Observo el filo
brillar frente a mí no puedo evitar jugar un poco con el sintiendo su
frialdad en la yema de mis dedos. Me siento en la cama y mantengo mis
piernas abiertas ladeando mi cabeza y observando aquel filo brillar con
más intensidad.

Doy vuelta con él en mis dedos repetidas veces hasta que se desliza
provocando una abertura en mis dedos. No suelto ningún jadeo de dolor,
de hecho apenas muevo un musculo de mi cara. Observo simplemente la
sangre brotar de la herida deliciosamente, comenzar a deslizarse por mi
piel, una gruesa gota que se sigue deslizando dejando un camino rojo en
la palma de mi mano.

La gota cae después al suelo y otras comienzan a brotar. Succiono la


sangre que brota y vuelvo a dejarme caer en la cama con los ojos
cerrados. Trato de regularizar mi respiración que es más pesada e
irregular. Algo agrio va subiendo por mi garganta y una repentina rabia
me azota el cuerpo. Tiemblo y muerdo mi dedo en un intento de
mantenerme tranquilo pero es imposible.

Tocan a mi puerta.

¿Qué mierda quiere ahora?


Me levanto soltando humo por todos lados y abro la puerta bruscamente.
Observo a Jeon Jungkook y ahora mismo me encantaría agarrar su lindo
cuello y abrirlo con el lindo cuchillo que está en el suelo de mi habitación.
Sin embargo algo me preocupa y es que no tiene esa expresión coqueta
y divertida. No. esta serio y callado.

Muy serio.

—Los encontraron. —Susurra sin quitarme la dura vista de encima.

Siento que todo se detiene. Dejo de succionar la sangre y abro un poco


mi boca. Mi ceño se va frunciendo poco a poco. ¿Los encontraron? No
puede ser... Mi cuerpo se endurece por completo y siento un nudo
formarse en mi garganta que se vuelve más difícil de deshacer conforme
pasan los pequeños segundos.

— ¿Qué? —Pregunto incrédulo.

—Clara te busca. —Me extiende el teléfono.

Lo tomo rápidamente y le cierro la puerta en la cara. Me acerco con el


teléfono pegado a mi oreja a la ventana y observo la ciudad a través de
ella. Mi corazón late con fuerza y mis nudillos se tornan blancos debido a
la fuerza con la que aprieto mis puños y quijada. Escucho a Clara
suspirar del otro lado.

— ¿Jungkook? —Pregunta ella.

—¿Cómo mierda...? —Mi voz tiembla. —T-tienes c-cinco segundos...

—Primero tranquilízate. —Dice ella suavemente. —Por favor.

Respiro profundo tratando de calmar el repentino calor explosivo e


impulsivo en mi cuerpo. Quiero romper todas las ventanas y gritar hasta
quedar sin voz pero me obligo a calmarme y mantenerme estable. ¡Por
una mierda! ¿Qué me sucede? ¡Ya basta!

— ¿Qué paso? —Pregunto con un tono mucho más tranquilo a


comparación del anterior.

—Los encontramos. —Dice ella. —Los encontramos después de dos


años la ubicación casi exacta de Taehyung y Jimin.

Mi respiración comienza a fallar y mi garganta se seca por completo. Voy


apretando cada vez más, comienzo a preguntarme si es posible que lo
rompa.

— ¿Y bién? –Pregunto fríamente.

—Están en Nueva York, sí. –Me confirma. — En el noroeste. Taehyung


tomo ayer un vuelo a Florida, trabaja en una empresa, desconocemos
cual tenemos sospechas de que…

— ¿Dónde… esta… Jimin? –Pregunto duramente por más que trato de


mantener la calma.

—Estudia en la Universidad de medicina. –Dice ella. —Trabaja de turno


en un hospital también, es voluntario.

¿Medicina? ¿Hospital?

Así que… ¿Realmente lo hizo?

—Es… ¿médico? — Pregunto alzando una ceja y sintiendo algo frio


recorrerme.

—Lo es. –Dice ella del otro lado. — Uno muy bueno por cierto.
Me sigo manteniendo en un gran silencio. Parece que todos los ruidos
exteriores se callan por completo. Solo escucho la voz de Clara del otro
lado aumentando mi ansiedad. Siento los tics en mi cuerpo y la sed de
sangre consumirme y enloquecerme.

Una pequeña sonrisa comienza a asomar mis labios, Oh… esto


comienza a tornarse muy interesante. Suelto un suspiro y lamo mi labio
inferior suavemente.

— ¿Qué más? –Ladeo un poco mi cabeza tratando de no sonar muy


exigente.

—Tenemos una aproximación de quinientos metros de donde podrían


vivir. Te he mandado los datos al correo. –Dice ella. — Pero hay un
problema Yoongi.

— ¿Qué problema? — Mi voz se quiebra de nuevo debido a la furia.

—No hay nadie allá, no tenemos hombres. –Dice. — Los que están al
este los he mandado a ir por Taehyung y seguirlo. Allá en Nueva York no
hay nadie, es muy peligroso.

¿Peligroso? ¿Qué acaso cree que me interesa si sus hombres se orinan


encima? ¿Tanto los asusta el imbécil de Derek o Kyle?

—¿Entonces? –Pregunto.

—Que tendremos que esperar a que vuelvan antes de que vayan a


Nueva York. –Dice ella. –Además, Sullivan ha puesto contactos suyos
en los aeropuertos. Tendríamos que mandar solo a una persona a ir por
ellos.

—No. –Sentencio. — Nadie los traiga.


— ¿Entonces? ¿Qué quieres hacer Min? –Pregunta ella de nuevo.

¿Qué quiero hacer?

¿Qué que quiero hacer?

¡¿ES QUE NO TIENE UNA JODIDA IDEA DE LO QUE QUIERO


HACER?!

Tomo una honda respiración y me obligo a calmarme. Medito bien lo que


diré. Debo ser muy cuidadoso a partir de ahora. Ha llegado. El momento
ha llegado. Es momento de tomar medidas como bien había planeado
desde hace tiempo.

—Por el momento solo pasa la información. –Le digo apretando cada vez
más fuerte el teléfono. — Absolutamente todo de Jimin.

— ¿Y después? –Pregunta de nuevo.

—Y después quiero que te vayas con Jungkook a Florida. Creo que mi


muñeco tiene cuentas pendientes con él. –Sonrió.

Hay un pequeño silencio del otro lado. Espero a que Clara conteste pero
se ha quedado extrañamente callada. ¿Qué le ha sucedido? Sabe cómo
detesto cuando tardan en responderme, mierda.

— ¿No iras tú? –Pregunta después de una maldita eternidad.

—Lo estaré esperando aquí muy ansioso mi pequeña Clara. –Relamo


mis labios y esbozo una sonrisa. —Lo que tengo preparado para él, será
acá.

—Entiendo. –Dice ella firme. — ¿Cuándo quieres que nos vayamos?

—Hoy mismo, consigan un vuelo. –Ordeno. —Te pasaré a Jungkook


para que te organices con él.
—Bien. –Se mantiene en un pequeño silencio. — ¿Estarás bien?

—Créeme… —Esbozo una sonrisa y observo el cuchillo. — Lo estaré.

Despego el teléfono de mi oreja y avanzo a la puerta. La abro y observo


a Jungkook apoyado en la pared viendo fijamente al frente. Voltea
cuando estiro mi brazo y le entrego el teléfono, el asiente y se lo lleva a
la oreja antes de comenzar a avanzar.

Cierro la puerta apenas se aleja y observo la cama y el cuchillo


reposando a los pies de ella. Lentamente me voy acercando y lo tomo
fijamente viéndolo con ojos brillantes.

Suelto una carcajada antes de enterrarlo profundamente en la mesa de


madera, escuchando el crujido de ella y la tensión que se arma en mi
brazo debido a la tensión que me recorre. Esbozo una sonrisa más
grande y comienzo a avanzar por la habitación sacando cosas del
armario hasta tomar una caja.

La abro y saco de allí un collar de plata con una esmeralda dentro. Lo


observo y lo tomo con delicadeza antes de apretarlo con una sonrisa que
golpea toda la sangre de mi cuerpo violentamente.

Observo después el precioso cuchillo allí que también tomo, uno de


mango grueso decorado y mostrando una finura total. Virgen. No se ha
manchado de sangre.

—Es el momento. — Susurro sonriendo más grande.

El teléfono suena a mis espaldas. Me doy la vuelta rápidamente y lo


tomo. Me aseguro que la puerta este bien cerrada antes de finalmente
contestar. Tomo una honda respiración y muerdo el interior de mi mejilla.

—Habla Min. — Contesto gélidamente.


—Soy yo. –Contestan del otro lado. — Les he sacado el vuelo a Clara y
Jungkook a Florida. ¿Necesitas algo más?

Me mantengo en un corto silencio. Relamo mis labios poco a poco y mi


cabeza comienza a dar vueltas. Muerdo mis labios y observo mis manos
donde está el collar y el cuchillo.

—Lo necesito. –Susurro y sonrió. — Pero necesito que esto quede entre
tú y yo.

—Eh… si… ¿Qué sucede? –Pregunta preocupado.

—Necesito que saques otro vuelo para otra persona. –Presiono más el
collar.

—Claro. ¿A dónde?

—Nueva York. –Y mi sonrisa se ensancha. — A la primera hora que


tengas.

JIMIN.

Observo fijamente por la ventana el cielo comenzar a oscurecerse.


Suelto un suspiro y avanzo por el vacío departamento abrazándome a mí
mismo antes de suspirar nuevamente y acercarme a la cocina para
prender la estufa.
Agarro la tetera y le pongo algo de agua antes de colocarla en la
superficie anteriormente mencionada. Tomo unos cerillos y prendo para
calentar el agua. Me duele la cabeza, me duele el cuerpo, me siento mal,
vacío, mareado, con nauseas, débil, frágil…

Es como si estuviese muriendo lentamente por dentro. Como si estuviese


siendo engullido, asesinado por dentro, por mi propio cuerpo y mente. No
me he cuidado, las facturas están llegando y me siento terriblemente mal.

Me siento en silencio en el comedor a esperar a que el agua hierva y


tomo un libro de medicina. Cojo unos cuantos marcadores y abro en la
página que me quede, buscando con la mirada el renglón exacto. Asiento
y comienzo a leer subrayando todo lo que considero importante.

Me mantengo en silencio sintiendo el departamento nuevamente


oscurecerse pero esta vez porque la noche ha llegado. Mi vista comienza
a fallar, entrecierro los ojos y me los froto después cuando comienza mi
cabeza a doler nuevamente.

—Esto no funciona… —Susurro en voz baja.

Me levanto y voy a prender la luz justo cuando la tetera comienza a silbar


anunciando que el agua ya está hirviendo. Me acerco y apago la estufa,
tomando la tetera y colocándola en una base para que no se maltrate la
barra. Saco una bolsa de té de limón y la sumerjo antes de volver a
taparla y esperar unos minutos. Suelto otro suspiro y me voy a sentar
frente a los libros cuando mi teléfono suena.

— ¿Si? –Pregunto cansado.

— ¡Jimin! ¡Hola! –Hablan alegres del otro lado.


—Nayeon, ¡Hola! –Contesto repentinamente más animado. — ¿Cómo
vas?

—Muy bien. ¿Qué tal tú? –Pregunta ella. —Era por la cena, ¿quieres que
vaya mañana? –Pregunta.

—Oh. Lo siento, olvide informarte que Taehyung salió hace dos días. –
Muerdo mis labios. — Regresa la próxima semana.

—Ya veo. –Dice. — No te preocupes, ¿A dónde fue?

—Florida. –Contesto con una sonrisa.

— ¡Ohhh que lindo! –Exclama feliz. — ¿Trabajo?

—Así es. –Asiento.

—Me alegro, está bien que trabaje mucho. –Dice feliz. — Pues bueno,
dejo de molestarte. Seguramente te estas preparando para una súper
salida o reunión.

Rio inevitablemente y observo los libros abiertos frente a mí.

—En realidad estoy estudiando. –Confieso con las mejillas rojas.

— ¡¿Que?! –Grita ella. — ¡Pero es viernes Jimin! ¿Qué haces un viernes


en la noche estudiando?

—El examen es en Diciembre y… —Hablo pero Nayeon me interrumpe.

—No, jovencito. No. –Dice severa. — Tu abusas Jimin. Necesitas


relajarte.

—Leer me relaja. –Me defiendo riendo.


—Sal un poco, ve a un bar, un karaoke, a cena. ¡Qué sé yo! –Dice en voz
alta haciéndome reír de nuevo. –Eres excelente, una salida no hará que
repruebes Jimin.

—Lo sé. –Suspiro. –Pero la verdad no tengo mucho ánimo.

—Vi-ve. –Dice de nuevo. — ¡Venga, hazlo! Por favor.

—Quizás. –Ladeo mi cabeza.

—Date un buen baño y sal. Lo mereces. Es tu recompensa. –Sigue. —


¿Lo prometes?

Me mantengo unos momentos en silencio antes de soltar un pequeño


suspiro y sonreír. Ah, no puedo resistirme. Nayeon es buna
convenciendo.

—De acuerdo. –Ella chilla emocionada. –Pero no se hará costumbre.

—Le prometí a Tae cuidarte mientras no estuviera. –Dice. — Así que


levantas tu lindo trasero de la silla y me lo vas a menear a una pista de
baile.

— ¡Nayeon! –Exclamo riendo.

—Sacude el esqueleto, ¡eh, eh, eh! –Canta. Ambos reímos. — Diviértete,


me lo agradecerás.

—De acuerdo. –Asiento sonriente. — Nos vemos.

—¡Cuídate! ¡Procura portarte bien! –Dice poco antes de colgar.

No puedo evitar reír otro poco y dejo el teléfono en la esquina. Mantengo


la vista fija en los libros. Hago mi boca de lado y cierro con fuerza los
libros con el marcador todavía dentro. Lo coloco en la esquina y me
acerco al te para servirme un poco. Lo coloco en un gran tazón hasta
llenarlo y lo deposito en la barra.

—Cuando acabe de bañarme vuelvo contigo. –Le digo al tazón. —


Pórtate bien.

Me acerco al cuarto y abro el armario. Saco unos pantalones negros y


camisa negra, ropa un poco ajustada. Agarro también ropa interior,
calcetines y me voy a encerrar al baño. Prendo el agua caliente y me voy
despojando de la ropa para meterme debajo del chorro de agua caliente
y suspirar aliviado cuando golpea contra mi espalda.

—Esto era lo que necesitaba. –Susurro para mí mismo.

Me baño perfectamente poniéndome mucho shampoo y frotándome bien


todo el cuerpo. El agua caliente relaja al instante mi cuerpo y destensa.
Esbozo una sonrisa de enorme satisfacción y después de largos minutos
salgo para secarme.

Me seco bien el cuerpo y tomo la ropa para comenzar a vestirme. Salgo


frotando la toalla en mi cabello y me acerco a la cocina para ir a darle
trago al te. Me lo finalizo y eso me hace sentir muchísimo mejor.

Agarro la secadora y con eso peino mi cabello rubio. Lo peino hacia atrás
y le doy forma hasta que luce suave, brillante y muy sedoso. Lo peino un
poco hacia atrás y succiono un poco mis labios antes de soltarlos
creando un sonido más bien candente.

Sonrió y me comienzo a arreglar y perfumar un poco. Agarro la loción y


después de llenarme de distinto olores salgo del baño. Recojo las cosas,
guardo los libros, agarro mi teléfono, las llaves y algo de dinero. Lanzo un
último vistazo al departamento y después de asegurarme que no falta
nada salgo apagando las luces y cerrando la puerta detrás de mí.
Salgo a la calle sintiendo el aire fresco golpearme. Freno un taxi y me
subo en él.

— ¿A dónde vamos? –Pregunta el.

—Llévame al bar de Dunkys. –Le digo. — Gracias.

—Enseguida.

El arranca, algo frio me recorre y por impulso volteo a mi derecha y froto


mi cuello al sentir un escalofrió. Suspiro profundo y me acomodo en el
taxi frotando mis manos, la temperatura comienza a bajar un poco.

Llegamos rápidamente, la verdad no está muy lejos. Le pago y guardo el


resto del dinero en mi bolsillo antes de acercarme rápidamente al bar.
Los guardias me dejan entrar y se inclinan amablemente. Les devuelvo el
gesto y sonrió antes de pasar.

Me muevo como puedo entre las personas hasta alcanzar la barra. Me


siento en un asiento libre y el barman se acerca a mí con una sonrisa.

—Dame un vodka en rocas. –Le digo con una sonrisa. — Bien frio.

El asiente y se va a prepararlo. Observo a través de mi hombro a las


personas bailar, besarse, juntarse y pegar sus cuerpos suciamente en un
baile muy caliente, relamo mis labios y suspiro dándome la vuelta justo
cuando mi bebida llega.

Agradezco y me llevo el trago a mis labios. Tomo el vaso segundos


después y me tomo todo en tragos que me queman la garganta. Hago
una mueca y cierro mis ojos haciendo una mueca poco antes de toser.
Sorbo un poco por la nariz y le hago seña al barman nuevamente.

—Dame otro. –Le digo. — Igual.


El vuelve a asentir y se aleja. Espero en silencio y vuelve poco después.
Agradezco y llevo nuevamente el trago a mis labios, esta vez con más
calma. Observo a las personas seguir bailando a la música subir de
volumen conforme las horas van pasando.

Siento mi cuerpo caliente y enormes olas de felicidad recorrerme, como


si nada importara y pudiera hacer todo. Siento la mirada fija de un chico
sobre mí, se la devuelvo y doy otro trago sintiendo mi vista nublarse un
poco pero volver apenas le sonrió.

Él se va acercando hasta que queda frente a mí.

Estoy muy ebrio.

Y el también.

No nos decimos ni una sola palabra. El tira de mi cuello y pega mis labios
a los suyos metiendo su lengua y besándome con desespero. Y es
extraño. Es extraño que me esté comiendo así la boca y yo le
corresponda tan sencillamente cuando apenas se su nombre. Pero no
me importa.

Meto mis dedos entre su cabello y lentamente nos vamos levantando


hasta llegar al centro. Nos pegamos y comenzamos a bailar. Me toma
por la espalda y comienza a dejar un rastro de besos en mi cuello y
barbilla mientras nos seguimos moviendo y frotando nuestros cuerpos.

Su erección empuja contra mi trasero haciéndome jadear un poco. Me


doy la vuelta y lo vuelvo a pegar a mí para besarlo, sintiendo sus labios
abrirse para permitir nuestras lenguas tocarse nuevamente. Me pego
tanto como puedo a él y el repentinamente se separa para irse a
tambalear a otro lado.
Me despido con la mano riendo muy alto y me arrastro nuevamente a la
barra para tomar el vaso entre mis manos y beber lo poco que queda.

Mi cuerpo se tensa terriblemente y siento los mareos más feroces al igual


que el calor en mi cuerpo. Cierro mis ojos y esbozo una sonrisa
manteniéndome quieto, sintiendo miles de escalofríos en mi espalda.

Vuelven a tomar mi barbilla y vuelven a besarme. Me volteo y aunque no


lo conozca le sigo el beso. En este bar siempre así es, no sé en qué
pensaba al venir acá pero todos mis sentidos están dormidos. Lo están
muy bien. Apagados por completo.

Siento que me abrazan por la espalda y ríen pero yo ya no volteo. Poco


después me sueltan al ver que no contesto y sigo escuchando los gritos y
porras por todo el entorno. Levanto la mano para pedir otro trago pero
finalizo casi cayendo en la mesa. Me tambaleo y me logro sujetar apenas
sintiendo algo agrio en mi boca unos segundos hasta que se calma.

Y aquí vamos de nuevo…

Siento que me toman y tiran de mí. Me tambaleo un poco y observo al


primer chico tirándome fuera del bar.

— ¡Espera! — Alargo antes de reír.

Dejo el dinero en la barra y me vuelvo a dejar tomar por él. Nos


comenzamos a besar saliendo por la parte trasera del bar, allí donde está
la basura y el clásico foco que parpadea. Hay otras dos parejas allí
comiéndose la boca pero no prestamos atención.

Me vuelvo a pegar a él y comienzo a besarlo tocando su rostro y mejillas.


Pierdo la noción del tiempo. Nos encontramos solos y el sigue bajando
sus besos tocándome debajo de mi camisa. Reímos y yo gimo un poco
cerrando mis ojos.

¿Qué estoy haciendo?

Niego con la cabeza y lo empujo con fuerza. El cae al suelo. Y comienza


a vomitar.

—Ugh. — Susurro fastidiado y comienzo a avanzar lejos de él.

Busco mi teléfono y veo que son casi las dos de la madrugada. Niego
con la cabeza y avanzo por las calles hacia la casa. He tenido suficiente.

Avanzo hasta llegar a las cuadras que ya bien conozco. Me arrastro


todavía muy ebrio pero batallo por mantenerme estable conforme más
voy avanzando hasta detenerme en una pared y apoyarme en ella.

—Joder… —Susurro sintiendo el sudor por toda mi espalda.

Espero y vuelvo a avanzar lentamente escuchando unos pasos detrás de


mí.

Y es en un momento cuando me tapan la boca y la cubren provocando


que ahogue un grito. Después siento algo puntiagudo en mi cuello. Lo
que me faltaba…

—Podemos ser rápidos y en ese caso tu muerte no será tan dolorosa. –


Susurran. — Dame todo lo que tienes. Ahora.

Me mantengo quieto y niego con la cabeza.

— ¿No? –Repiten y siento que pega sus labios a mi oreja, me


estremezco. — ¿Deberá ser entonces a la mala?

Me congelo al instante y siento mi respiración detenerse.


—Dime… —Susurran de nuevo, las lágrimas comienzan a resbalar de
mis mejillas. — ¿Te gustan los animales lindo muñeco?
64

JIMIN

Todo mi maldito cuerpo se congela en un segundo. Como si estuviese


cayendo en un vacío profundo y oscuro que me revuelve
desagradablemente el estómago.

Siento el frio filo haciendo más presión en mi garganta. Mi sangre se


congela por completo y un asqueroso escalofrió peor recorre mi espina
dorsal dejándome aún más helado. Mi garganta se cierra y el respirar me
falla. Trato de tomar bocanadas desesperadas de aire pero es inútil, el
nudo en mi garganta crece y finalmente rompo a llorar.

Las lágrimas resbalan por mis mejillas y muerdo con fuerza mis labios
cuando siento que me toman con más fuerza. Mi cuerpo se niega a
responder, estoy completamente helado.

Él me toma con fuerza de los brazos por atrás. Me remuevo y golpeo con
fuerza hasta zafarme. Peleo como puedo pero es un segundo cuando
siento un fuerte peso aventarme y aplastarme contra la pared. Toda mi
respiración vuelve a fallar y me mantengo en un crudo silencio sintiendo
todo mi cuerpo doler, ardes, suplicar, retorcerse ante el tacto que me
quema.

Observo al chico frente a mi sintiendo todo en mi quemar. Mi cuerpo


sacudirse, mi mente impulsarme a huir. Esos fríos ojos grises engullidos
por la ira, aquellos rosados labios abiertos de respiración pesada. Las
hebras negras asomando, los fuertes brazos, esa palidez que me hace
estremecer.
Me mantengo contra la pared viéndolo fijamente. Trago duro y siento el
vómito acercarse en mi cavidad bucal pero me aguanto respirando hondo
y deslizando mis manos hasta rozar con mis dedos su rostro. Se tensa.
No me quita la mirada de encima.

Y lo toco. Siento su piel cálida bajo mis fríos dedos. Sintiéndolo real…

Quiebro a llorar nuevamente.

Me dejo pegar de nuevo contra la pared cubriendo mi rostro con fuerza y


sintiendo las lágrimas invadirme por completo una vez asfixiándome y
ahogándome. Mi cuerpo tiembla en descontrol y no puedo evitar chillar
cuando siento que toma mi barbilla y aprieta para que levanta la mirada.

Las esquinas de sus labios se estiran hacia arriba, esa caliente y


enferma sonrisa tan característica de él. Tan única… tan… el.

—Yoongi…

—Hola, muñeco.

Suelto otro pequeño sollozo y mis lágrimas vuelven a invadir. Miles de


emociones encontradas azotan mi cuerpo en descontrol, el temblor del
terror, de la emoción. El querer aventarme a él y besar sus labios en
descontrol, en golpearlo por hacerme lo que me ha hecho, en gritarle, en
odiarle… Todo. Todo. Todo.

—Te estuviste portando muy mal pequeño muñeco. –Susurra con burla
deslizando el filo del cuchillo por mi garganta haciendo una suave
presión. — ¿Qué hare contigo?
Pero estoy helado. Mi mente aun no procesa lo que está sucediendo. Me
pierdo en sus facciones más endurecidas, aquel rostro que ha cambiado
un poco… más… hombre. Ya no un adolescente sino… un adulto. Un
hombre.

—Dos jodidos años. –Susurra el sonando tranquilo y al mismo tiempo


sumamente agresivo.

Me mantengo en silencio esperando a que siga.

— ¿Y no pudiste estar un maldito día sin embellecer? Maldita sea.


¿Cómo se supone que voy a matarte ahora?

¿Qué mierda está sucediendo?

— ¿Cómo…? –Susurro quebrando. — ¿Cómo me encontraste?

— ¿Qué aun no te cabe en esa inútil cabeza tuya? –Ríe cínico


provocandome un escalofrió. — Hagas lo que hagas, nunca te podrás
librar de mi pequeño muñeco. ¿Lo recuerdas?

—Esto no es real… —Suelto.

No puede ser real.

No puede serlo.

Es el alcohol. Nada de esto está sucediendo. Bebí demasiado, lo estoy


alucinando nuevamente. Es el alcohol… no es real… mierda… ¡no es
real!

—Esto no es real. –Repito bajando un poco la mirada.


—Lo es. Y mucho. —Toma de nuevo mi barbilla para que vuelva a verlo.
— Tan real como nosotros ahora juntos en esta helada noche.
¿Necesitas que se sienta real muñeco?

Suelto un grito cuando toma el cuchillo y hace una abertura en mi brazo


rasgando la camisa. Grito con fuerza pero él tapa mi boca para que no
sea escuchado. Muerdo su mano tanto como puedo pero él logra darme
un fuerte golpe que me aturde por completo. Aflojo mi agarre y todo da
vueltas en mi cabeza, él me toma del cuello y aprieta.

—Tengo tantas cosas planeadas para nosotros Jimin. –Dice haciéndome


estremecer de pies a cabeza apenas puedo estabilizarme de nuevo. —
Tantas, tantas… ¿debo recordarte a quien perteneces muñeco?

—No… —Susurro quebrando por completo.

— ¿No? –Repite amenazante.

— ¡No! –Grito con fuerza. — ¡NO SOY TUYO YOONGI! ¡DEJAME


HACER MI MALDITA VIDA COMO YO QUIERA! ¡SOY LIBRE DE
HACER LO QUE SE ME DA LA JODIDA GANA! ¡NO SOMOS NADA!
¡TU Y YO NO SOMOS NADA!

Y finalmente exploto. Y el también.

Su semblante se oscurece por completo y se vuelve una piedra. Mi


cuerpo tiembla con fuerza ante la forma tan intimidante en la que me
observa. Sus ojos perforan mi alma dolorosamente y sus ojos cada vez
oscurecen más, producto del enojo que va envolviendo su cuerpo. Un
aura siniestra lo rodea. Todo se tensa, un silencio crudo.

—Así que así será. — Espeta gélido sin mover ni un musculo de la cara.

Trago duro. Mi respiración se vuelve a cortar.


—Tuviste dos años. Y ahora aquí me tienes. –Sigue cada vez más frio.
—Y en lugar de suplicar por tu vida, simplemente me enfrentas. ¿Quieres
jugar al tú por tú conmigo, Jimin? ¿Crees que es acaso inteligente de tu
parte?

—T-tu… —Mi dedo tiembla cuando lo señalo. — ¡TU ME CONVERTISTE


EN NADA! ¡TU VOLVISTE MI VIDA UNA MIERDA! ¡PERDI MI FAMILIA!
¡PERDI MI VIDA! ¡ME QUITASTE TODO! ¡ERES UN MALDITO! ¡TE
ODIO! ¡TE ODIO! ¡ME QUITASTE TODO!

—Oh. Alguien está enojado. –Sonríe. — Que dulce.

— ¡V-VOY A MATARTE! –Mi voz tiembla al igual que todo mi cuerpo.

—Yo vine a matarte Jimin. –Enfoca siniestro. — ¿Estás seguro que con
esa actitud no estas acortando tus momentos de vida? –Pregunta con
una sonrisa cada vez más grande.

— ¡SI VAS A MATARME HAZLO DE UNA JODIDA VEZ! –Grito. —


¡MATAME! ¡SOLO HAZLO!

Yoongi estira más sus labios y comienza a reír. Tiemblo de pies a


cabeza.

—Pobre muñeco idiota. Tan ingenuo. Tan inocente. –Relame sus labios.
—Y nunca aprendiste. Nadie lo hizo.

— ¿Que? –Susurro frio. — ¿Y ahora con que mierda me vas…?

— ¿Crees que sería divertido si simplemente llego y te mato? –Alza una


ceja divertido interrumpiéndome. — Quizás hace dos años lo hubiera
hecho sin problema. ¿Pero ahora? –Niega con la cabeza. — He
encontrado un método más divertido de hacerte pagar mi muñeco. Una
forma más dolorosa y excitante de hacerte pagar por todo lo que hiciste.
El temblor en mi cuerpo permanece. Lo observo sin poder creerlo pero él
se mantiene con la misma sonrisa. Niego con la cabeza, el aprieta mi
cuello.

—Te quitaré todo. –Me susurra cerca de mis labios. — Te arrancaré lo


poco que te queda. Tu trabajo, tus estudios, tus amigos…a Taehyung.

— ¡NO! –Grito escandalizado. — ¡YOONGI TE LO SUPLICO!

—Y cuando seas un miserable convertido en nada sin ninguna


escapatoria, cuando estés hecho mierda y llegues a arrastrarte a mis
pies suplicando morir, quizás y solo quizás… —Enfoca sonriente. — Te
mate.

— ¿Qué te he hecho…? –Susurro empapado en lágrimas. — ¡¿Qué hice


para merecer esto?!

— ¿Qué hiciste? –Se tensa. — ¿Todavía… tienes el descaro de


preguntar qué hiciste?

— ¡¿Acostarme con Taehyung?! –Le grito en la cara. — ¡¿Y qué?! ¡¿TU


PUEDES IRTE A TIRAR A QUIEN SE TE DE LA JODIDA GANA Y YO
NO?! ¡¿QUE MIERDA TE SUCEDE?!

—Yo me mantuve fiel a ti. –Aprieta más fuerte y su cuerpo tiembla. — ¡Y


APENAS TE DI LA ESPALDA TU ME LA APUÑALASTE!

— ¡TE TIRASTE A CLARA! –Le grito en lágrimas. — ¡TU COMENZASTE


TODO ESTO!

— ¿QUE MIERDA? ¡YO JAMAS ME TIRE A CLARA CUANDO FUI A


WASHINGTON!
— ¡ERES UN MENTIROSO! –Grito. — ¡ELLA CONTESTO TU
TELÉFONO UN DIA CUANDO TE BAÑABAS DICIENDO QUE DEBIAN
ARREGLAR UNAS COSAS!

— ¡Espera ahí! –Me suelta y se aleja negando con la cabeza. — ¡Ese día
ella entro en mi cuarto, yo fui a asesinar a alguien! ¡Jamás me acosté con
ella!

¿Qué?

Me mantengo en un silencio cada vez más crudo. Abro la boca.

—P-pero… —Mi voz tiembla. — T-Taehyung me dijo que tu antes…

— ¡Antes! –Grita el de nuevo. — ¡Antes de que regresara a Oregón!


¡Clara y yo tuvimos nuestras cosas cuando yo estuve fuera! ¡Tú y yo ni
siquiera nos habíamos visto todavía!

—Pero entonces… —Me siento cada vez más confundido. — T-


Taehyung me dijo que tú te la estabas tirando.

— ¡¿Y LE CREISTE A ESE PEDAZO DE IMBECIL?!

—Y-yo…

Me es imposible continuar. Todo comienza a dar vueltas y los mareos y


las náuseas me invaden por completo. Me apoyo en la pared cerrando
con fuerza mis ojos. Quema, mi cuerpo arde como el mismo infierno.

—Yo me acosté con él porque creí que me habías traicionado… —


Susurro después de unos segundos, Yoongi se mantiene inmóvil
viéndome sin expresión alguna. — Y-y ahora resulta que tú jamás te
acostaste con ella.
—La besé. Si. No me acosté con ella y no lo he hecho. — Sigue cada
vez más frio. — Así que tú creías vengarte por algo que nunca sucedió.

—Estabas enojado…

—No estoy molesto contigo.

El guarda el cuchillo y se acerca a mí de nuevo para sobar mi mejilla. Mis


rodillas tiemblan y siento que en cualquier momento voy a caer.

—Bien. Ahora que explicamos que acaba de suceder, comprendo hasta


cierto punto porque lo hiciste. —Dice. — Pero eso no quita el hecho que
deberé castigarte.

Bajo la mirada al instante y trago duro.

—Y supongo también que en todo este tiempo solo estuviste con


Taehyung. Así que el simplemente tendrá que ajustar cuentas conmigo.
¿Verdad? — Sigue.

Me tenso debajo de él.

— ¿Verdad Jimin? –Repite fríamente con insistencia.

—Yo… —Muerdo mis labios.

¿Y ahora que mierda digo? Basta. Basta de mentir.

Levanto la mirada tomando una honda respiración y lo enfrento. Me haré


mierda, lo sé, pero estoy cansado. ¿No puedes ganar por la fuerza lo que
puede ganarse con la mentira? Muy bien. Ese dicho y yo simplemente no
nos llevamos bien.

—No. –Me sorprendo de lo firme que sale mi voz. — Taehyung no ha


sido el único con el que estuve.
Espero en silencio. Ninguno de los dos se mueve hasta largos minutos
después. Yoongi suelta una seca carcajada y soba el tronco de su nariz
con los ojos cerrados. Veo como las venas en su rostro asoman y todo
su cuerpo se tensa, sus músculos se contraen.

—Y al final nunca aprendiste. –Dice con voz amenazante apretando más


el tronco de su nariz. — Eres tan… idiota.

— ¿Somos novios? –Ándale pues Jimin, métele leña al fuego. — No.


¿Estamos casados? No.

Yoongi lentamente vuelve a abrir sus ojos, están más oscuros.

— ¿Tengo un contrato firmado donde diga que soy exclusivamente tuyo?


–Sigo. — No.

—Si sigues… —Amenaza.

— ¡No somos nada! ¡Metete eso en tu cabeza Min! –Le grito. Bien. El
alcohol definitivamente suelta mi lengua más de lo que debería. — ¡Estas
mal si crees que me pondré de rodillas frente a ti sin irme a tirar a otros
hombres! ¿Qué? ¡Soy humano y tengo mis malditas necesidades!

—Estas cruzando un límite que no quieres cruzar Jimin… —Sigue cada


vez más frio.

— ¡Taehyung y yo tampoco somos nada! –Sigo. — ¡Y por eso mismo me


puedo ir con otros hombres! ¡Si, nos besamos, acostamos de vez en
cuando y no es mi maldito problema si él está enamorado de mí! ¡Yo no
lo amo!

Yoongi abre mucho más sus ojos y nuevamente se tensa.

— ¿Te ama? –Pregunta con burla.


—Irónicamente. –Me cruzo de brazos. — Así que me disculpas. Aunque
me arranques la cabeza no volveré a correr detrás de ti como antes.
Tengo a otros hombres Yoongi, gracias. Ya no requiero de tus servicios.

Le doy una sonrisa tan grande como puedo y lo empujo lejos de mí para
comenzar a avanzar por la banqueta. Me cruzo de brazos y avanzo
rápido, preocupándome por no escuchar sus pasos detrás de mí. ¿Qué
está haciendo?

Avanzo más rápido sintiéndome más tenso conforme más tarda. Mi


respiración comienza a agitarse y todo mi cuerpo a temblar. Estoy
llegando a la esquina y no hay rastros de él. Comienzo seriamente a
preocuparme de haberlo dejado muy molesto y eso mismo le impida
reaccionar. Eso significa que realmente terminaré muerto en un par de
minutos.

—Detente ahí. –Finalmente lo escucho.

Mi cuerpo se frena al instante.

Sigo manteniendo la vista fija del otro lado sintiendo mi cuerpo


contraerse y los nervios a flor de piel al escuchar las pisadas acercarse,
me mantengo estático en mi lugar con la respiración cada vez más
pesada. Mi cuerpo pide a gritos regresar a él. Mi mente me pide a gritos
huir.

Lo siento colocarse detrás de mí. Mantengo la vista fija tan duro como
puedo obligándome a no voltear. Comienzo a temblar un poco, mis
manos tengo que volverlas en puños para que dejen de moverse o evitar
que hagan algo que no quiero.

—Te haré una ultima prueba. –Susurra, siento su tibio aliento golpear
contra mi cuello. — Será lo último que voy a pedirte. En base eso,
decidiré si dejarte ir de una vez por todas o al contrario… volveré a
aferrarte duramente a mí. Más que antes.

— ¿Qué quieres? –Pregunto en un hilo de voz.

—Bésame.

Todo mi cuerpo se contrae de forma desagradable. Escucho gritos en mi


cabeza, lamentos dolorosos y todos los recuerdos comienzan a azotarme
dolorosamente. Me tenso y mi boca se seca, niego con la cabeza
suavemente antes de comenzar a hacerlo frenéticamente.

Siento a Yoongi abrazarme por detrás. Me siento derretir allí mismo, pido
a gritos darme la vuelta y arrastrarme en su piel, aferrarme y pegarme a
él duramente sin despegarme. Arrastrarme por su ropa y abrazarlo,
besarlo, sentir su piel desnuda golpeando contra la mía.

Muerdo mi labio para acallar el jadeo que trata de salir cuando siento sus
labios rozando contra mi cuello mandando electricidad pura por todo mi
cuerpo. Toda la muerte y el vacío dentro parecen esfumarse. Mi corazón
late con rapidez, todo mi cuerpo revive en sensaciones, cada fibra de mi
cuerpo reacciona, mis vellos se erizan y casi puedo sentir mi sangre
volver a calentarse con el puro tacto.

—Bésame. Es lo único que te pido. –Pide ronco. — Si no vuelves,


prometo dejarte en paz. De todos modos, ya tengo otro lindo muñeco
haciéndome compañía.

Su fría carcajada me hierve la sangre. Una punzada de celos me recorre


y allí es cuando me volteo temblando. Quiero gritarle, golpearlo.

— ¿O-otro muñeco? –Mi cuerpo vuelve a temblar.


—Un precioso muñeco, obediente, también rebelde, mucha iniciativa,
firme. –Sigue sonriendo más grande. — Y lo extraño mucho. ¿Sabes?

Mi cuerpo comienza a temblar y las lágrimas vuelven a aparecer en mis


ojos.

—Ahora que lo pienso. –Se aleja negando con la cabeza. — Solo estoy
perdiendo mi tiempo aquí contigo. Ya me quedó en claro que te he
perdido. Ni modo. Suerte con tu vida Jimin. Fue bueno estar contigo
mientras duro.

¿Qué?

¿Qué…? ¿Pero qué…?

—Y-Yoongi… —Mi voz suena suplicante pero a la vez furiosa.

—Sigue con tu linda vida. Quedas fuera de juego. –Sacude sus manos. –
Regresaré con mi muñeco. Tu… supongo te deseo suerte. No vemos
Park.

Y con toda la tranquilidad del mundo me da la espalda y comienza a


avanzar lejos de mí. Su figura se aleja a paso lento, torturándome en
silencio mientras yo le mantengo la vista fija. Mi cuerpo se inclina hacia
adelante pero yo grito internamente que se mantenga quieto.

Mis pies dan un paso, comienzo a suplicar que no.

¡No! ¡No!

Pero ya me encuentro corriendo hacia él. Lo tomo de los hombros y le


doy la vuelta. Lo escucho maldecir pero lo tomo con fuerza y rodeo mis
brazos por su cintura para tirarlo hacia mí y ocultar al instante mi rostro
en su pecho respirando su aroma. Se tensa y se mantiene inmóvil unos
segundos.

—Ah, mierda… —Maldice y el me aprieta con más fuerza juntando


nuestros cuerpos hasta que el aire no pasa.

Y nunca se había sentido tan bien. Mierda. Que nunca se había sentido
así de bien. Quiero meterme debajo de su ropa para sentir su calidez,
sus brazos alrededor de mi cuerpo se siente tan bien, tan protector y
cálido. Aquel frio consumiéndome desaparece por completo. Aquella
caricia, su corazón retumbando en mis oídos, la rapidez a la que va, su
agarre haciendo más presión al igual que mis brazos y mi fría y húmeda
mejilla debido a las lágrimas reposando en él.

Me siento mareado y embriagado cuando el enreda sus dedos en mi


cabello y me hace un poco hacia atrás para verme fijo a los ojos. Se
inclina. Siento un cosquilleo cuando sus labios delinean mi mejilla con
sus ojos cerrados, su respiración pesada y sus manos bajando a mi
espalda baja colándose debajo de mi ropa.

—Yoongi… —Vuelvo a susurrar sintiéndome ligero, cálido hasta la punta


de mis pies.

—Muñeco… —Repite el hasta tomarme con fuerza.

Y tiro en un pequeño grito en su cuello sintiendo mi cuerpo temblar


cuando empujo mis labios contra los suyos. Tan hambriento… tan
perfecto.

Me va a empujar contra la pared de nuevo sin dejar de acariciar mi


mejilla y tomándome con firmeza. Su tacto me arrastra de nuevo y todo el
vacío, el agujero en mi estómago y pecho parece llenarse por completo
cuando vuelvo a sentir su pesada respiración contra la mía. Sus labios
abriéndose paso sobre los míos y sus manos buscando un contacto
desesperado con mi piel desnuda. Cierro los ojos y arrastro mis cortas
uñas por toda su espalda mordiendo con fuerza su labio inferior.

El jadea y me carga, enrollo mis piernas alrededor de él sintiendo el


rastro de sus besos. Él se separa y sigue mordiendo mi piel hasta subir
de nuevo a mi oreja.

—Quiero hacerte mío… —Su voz falla. — Quiero marcar cada rincón de
tu cuerpo, tatuando tu cuerpo con mis marcas, abrir tus piernas y
enterrarme profundo en ti. Quiero sentirte apretarme y gritar en mi boca
que no me has olvidado, que nadie más que yo puede complacerte como
yo lo hago, que no existe otro hombre en tu vida que no sea yo.

—Yoon… —Mi cuerpo comienza a temblar contra el suyo, separa sus


labios y los arrastra para volverlos a poner sobre los míos.

Duele.

—Dilo.

Me rehusó a hacerlo.

—Dilo. –Repite con más fuerza enterrando sus dedos a mis costados.

Dios. Mi respiración es inestable, fuera de control.

—Nadie más que tú puedes complacerme… —Susurro mordiendo mis


labios y luego soltándolos dejándolos rojizos. — Nadie puede
complacerme como tú lo haces…

Como extrañaba el dulce infierno.

—No existe otro hombre en mi vida que no seas tú… —Susurro cerrando
mis ojos con fuerza. — Mío.
—Tuyo. –Repite el antes de besarme con hambre. — Mío…

Lo tomo de vuelta sintiendo la sincronía perfecta entre ambos.+

—Tuyo…
65

JIMIN.

Voy avanzando velozmente por las calles con el teléfono en la oreja.


Muerdo mi labio con preocupación y comienzo a suplicar en voz baja que
todo esté bien.

Buzón de voz.

Cuelgo y guardo el teléfono con el corazón latiendo duramente en mi


pecho. Llego corriendo a la Universidad sintiendo algo helado irme
recorriendo. Desde hace tres días todo ha sido una maldita locura. Hace
tres madrugadas me encontré con Yoongi e inclusive ahora me resulta
muy extraño. Como si fuese una especie de sueño.

No ataca, no viene. Así de rápido como vino, así de rápido se esfumo.

¿Y si simplemente fue el alcohol? ¿Una alucinación mía?

Conforme los días pasaban era cada vez más probable. Sin embargo, el
que Taehyung no me contestara ni diera rastros de vida comenzaba a
preocuparme seriamente. Le había marcado, mandado mensajes, hasta
correos y nada. Se había esfumado. Hable a su empresa y dijeron que
tuvo que extenderse. Se negaron a darme explicaciones.

— ¡Jimin! –La voz de Nayeon me saca de mis pensamientos. Volteo a


verla y esbozo una pequeña sonrisa antes de acercarme a ella.

—Hey. –Saludo. — ¿Cómo vas?

—Excelente, gracias. –Dice ella colocándose a mi derecha. — ¿Tae ya


regreso de su viaje?
—Aún no. –Trato de no dejar en claro mi incomodidad.

Nayeon asiente y no hace más preguntas al respecto. Ambos avanzamos


a los laboratorios y nos instalamos en unas sillas de metal frente a una
enorme pizarra donde un proyector muestra diversas imágenes a las que
aún no le prestó atención. Me acomodo la bata junto con Nayeon y
ambos sacamos un cuaderno para tomar notas.

Odio este tipo de clases, necesito una mesa para apoyarme y no


simplemente hacerlo en mis piernas. Es increíblemente incómodo.

—Comenzamos la sesión. — Habla la vieja profesora con voz monótona.


–Como vimos la vez pasada…

Escucho atento tomando un par de notas. Me enfoco en las imágenes y


distintas anatomías de distintas partes del cuerpo allí presentadas.

Nos hacen unos cuantos ejercicios de receta médica o pasos para


proceder en x caso. La verdad soy muy bueno en eso y no me causa
tanta dificultad, sin embargo en este momento es aburrido.

Llevo estos días muy ansioso, algo hiperactivo. Puedo ver el libro y releer
las páginas cuatro veces y aun así no estaría prestando atención. Por
suerte es la última hora y me siento más relajado, en cuarenta minutos
salimos.

Alguien pica mis costillas haciendo que voltee un poco asustado. Mi


sonrisa se ensancha.

—No creí que vinieras. –Susurro en voz baja y vuelvo la vista al frente.

—Aquí me tienes. –Dice Elliot acercando más su silla a la mía. — ¿Estás


mejor?
—Claro. –Le sonrió como puedo y lo observo. — ¿Tu cómo vas?

—Ansioso. –Sonríe. — Estoy comenzando a preparar nuestro viaje.

— ¿Nuestro viaje? –Preguntó en voz un poco alta.

Un estruendoso “shhhh” se hace escuchar en la sala callándome por


completo. Aprieto mis labios y una sonrisa se forma. Volteo a ver de
nuevo a Elliot y hago mi silla hacia atrás hasta que quedamos casi
hombro con hombro, él está todavía un poco atrás.

— ¿Creíste que olvidaría tu cumpleaños? –Pregunta divertido.

— ¿Cómo sabes cuándo cumplo años? –Susurro riendo.

—Me lo dijiste la vez que fuimos a jugar golf. –Dice él.

— ¿No fue cuando fuimos al restaurante japonés? –Enarco una ceja.

—No. Allí fue nuestro primer beso. –Pellizca mi nariz.

—Claro. –Me ruborizo y muerdo mis labios.

— ¿Y recuerdas donde lo hicimos la primera vez? –Se acerca un poco a


mi cuello, me estremezco.

— Fue en nuestra cuarta cita. –Susurro recordando divertido.

— ¿Recuerdas que hicimos? –Sigue preguntando.

Me mantengo en silencio unos segundos y entrecierro mis ojos. Siento a


Elliot acercarse un poco más y reposar su mano en mi muslo haciendo
un pequeño círculo que me cosquillea hasta la nuca. Relamo mis labios y
los muerdo para ocultar mi sonrisa.
—Fue aquí. –Le digo en una risa baja. — En los laboratorios del segundo
paso.

—Y todo porque habías olvidado tus estúpidas llaves y regresamos. —


Comenta divertido.

—Y nos quedamos encerrados. –Finalizo sonriendo. — Si. Lo recuerdo.

—Lucias sumamente sexy restregado contra la mesa del profesor y


gimiendo mí nombre. –Susurra socarrón.

—Elliot, no es momento. –Susurro un poco tenso. Mi cuerpo se hiela en


un segundo y un nudo se forma en la boca de mi estómago.

—Quiero volver a intentarlo. –Toma mi mano. — Jimin. Tae no ha vuelto.

—No. –Desvió la mirada nuevamente a la pizarra, ahora un video se está


reproduciendo.

— ¿Qué dices? –Sigue sobando mi mano.

—No lo sé. –Vuelvo la vista a los cuadernos. — Cuando nos vemos casi
siempre terminamos… haciendo eso. Y…

—Tú realmente me gustas. –Me dice. — Me gustas demasiado. ¿Por qué


no cortas con Taehyung y te vienes conmigo?

—Es más complicado que eso. –Susurro.

—Tú también me dijiste que te gustaba. ¿Por qué no lo intentamos?

—Ahora mismo estoy teniendo un terrible deja vú. –Cierro mis ojos.

— ¿Y eso? –Pregunta divertido.

Siento una punzada dolorosa en mi pecho y suspiro abriendo mis ojos.


Niego con la cabeza.
—Nada. –Le restó importancia. –Me acorde de un ex simplemente.

— ¿Y si te hago olvidarlo? –Insiste.

—Elliot. –Me volteo hacia él. — Aprecio todo esto pero creo que
debemos cortarlo. Terminarlo simplemente y…

—No. –Interrumpe. — Vamos afuera.

Él es el primero en levantar la mano para salir del laboratorio. Me hace


una seña con su barbilla para que lo siga. Muerdo mis labios y lo sigo
dejando mi cuaderno en la silla bajo la mirada de Nayeon que me
pregunta con la mirada “¿qué sucede?”. Le hago una seña de que me
espere y ella asiente y regresa la vista al frente.

Elliot y yo avanzamos por los pasillos hasta colarnos en uno donde hay
dos aulas, ambas vacías. Me arrincona en el espacio, me cruzo de
brazos frente a él.

— ¿Qué ha pasado? –Me pregunta serio.

—Nada.

—Jimin.

— ¡Te he dicho ya que nada!

Me muerdo la lengua y suelto un gruñido de frustración. Elliot me toma


de los hombros y me da un suave masaje que me destensa. Dejo caer
mis manos a mis costados y cierro mis ojos sintiendo mi cuerpo
balancearse lentamente de adelanta hacia atrás debido a su movimiento.

—Te tendré paciencia Jimin. Me gustas mucho. –Agarra mi barbilla, abro


los ojos. — Llevamos un año de conocernos. Sé cómo eres, sabes como
soy.
—Tú no lo entiendes. –Bajo la mirada. — Es algo que va más allá de una
simple relación sexual.

—Que eres incapaz de tenerlas. –Me interrumpe.

—E-ese es otro tema. — Me siento enojar pero él no se percata de ello.


Maldito.

— ¿Entonces?

— ¿Aprecias tu vida?

—Por supuesto.

—Aléjate de mí.

— ¿Perdón? –Abre sus ojos y frunce su ceño.

—No puedes entenderlo pero créeme cuando te digo que estamos mejor
lejos. –Le digo lamiendo de nuevo mis labios. — Por favor Elliot. No
quiero que termines… lastimado.

Muerto.

—No vas a lastimarme Jimin. –El ríe y soba mi mejilla.

Yo no. Yoongi sí.

—No lo entiendes. –Repito.

—Entiendo que estas intentando huir pero debes enfrentarlo. –Sigue el.
— Jimin. No te odio. Si fueras un simple polvo me hubiera rendido a la
primera que me rechazaste.

—Elliot…

—Y lo que tú necesitas es un buen polvo. –Repite divertido.


—No. –Me defiendo.

—Antes de que lo intentáramos hace una semana, ¿Cuándo fue la última


vez que tuviste sexo? –Pregunta cruzándose de brazos.

—Agosto. –Le digo. — Finales.

— ¿Con…? –Pregunta alzando una ceja.

—El que venía de intercambio de la Universidad de Oxford. –Alzo ambos


hombros.

—Un buen polvo, Jimin. –Sonríe.

Hace dos años, quizás…

—No lo sé. –Froto mis brazos. — Quizás contigo. Pero fue en Julio el 12.

— ¿Ese no es el día de cumpleaños de la señorita…? –Se frena.

—Si. –Lo interrumpo. — Ese no es el punto. No necesito un buen polvo,


soy feliz Elliot.

—Jimin. –El vuelve a tomar mi mano. — Nos hemos acostado quince


veces.

—Once.

—Misma cosa.

Alzo una ceja, el ríe de nuevo.

—En esas, puedo decir que solo tres pudiste haber realmente disfrutado.
–Dice sin pena. —Y está bien. Me reconforta el saber que yo no soy el
problema.

— ¡Oye! –Exclamo molesto pero una risa escapa.


—Puedes confiar en mí. ¿Quieres pobra cosas nuevas? Quizás tengas
fetiches que no te atreves a revelar y eso probablemente te frena a
experimentar el placer. –Sigue el. — ¿Tienes fetiche con los pies?3

—Dioses, no. –Rio inevitablemente.

— ¿Con tacones? –Sigue.

—Tampoco. –Niego con la cabeza.

— ¿Entonces?

—Elliot. –Ahora es mi turno de tomar sus hombros. — Eres adorable,


guapo, bueno en la cama, caballeroso, divertido y sumamente inteligente.
Yo soy un caso perdido. Puedes encontrar a alguien mejor. Te lo
aseguro.

—Eres demasiado ardiente y misterioso como para dejarte ir. No hare


eso si a eso te refieres. –Niega con la cabeza. –Puedo tener a alguien
mejor, tal vez. Pero te quiero a ti adorable cachetón.

—Elliot. No funcionara. –Le digo serio.

—No puedes saberlo hasta que lo intentemos. –El alza sus hombros,
pongo mis ojos en blanco pero el atrapa mi barbilla. –Anda, dame un
beso.

—Elliot… —Comienzo.

—Uno.

Suelto un suspiro y me acerco para besar castamente sus labios. Me


alejo un poco pero el vuelve a tirar de mis antebrazos y comienza a
besarme con fervor. Suelto un pequeño gemido.
—T-tu dijiste un beso. — Susurro cuando comienza a dejar pequeños
besos en mis mejillas hasta la barbilla.

—Eso no es un beso Jimin. –Ríe.

Arqueo un poco mi espalda cuando siento sus dientes clavarse en mi


cuello. Cierro los ojos unos segundos tratando de encontrar el gusto de
aquello. Es rudo, si… ¿Por qué me cuesta entonces sentir algo? Me
mantengo en silencio hasta que recibo una cachetada interna.

¡Chupetones!

— ¡Elliot detente! — digo violento y lo empujó hacia atrás.

— ¿Qué? — Pregunta confundido.

— ¡Ah, maldita sea! — Salgo corriendo del pasillo para volar a los baños
pese a la voz de Elliot a mis espaldas. Me descubro y siento algo frio en
mi sangre al ver tres chupetones. Forman una línea casi perfecta, dos
son rojizos, uno casi morado. Maldigo. Genial. Lo que faltaba.

Me subo un poco el cuello de la bata pero es inútil. Apenas cubre el


último, los primeros dos sí.

El timbre anuncia que ha finalizado el día. Salgo corriendo del baño y


regreso al laboratorio donde todos ya están guardando sus cosas. Siento
la mirada de Elliot sobre mí pero me niego a devolvérsela. Me cuelgo la
mochila al hombro y salgo rápidamente ajustando el cuello de la bata por
las puertas para regresar a casa.

No puedo creer que realmente me ha hecho tres malditos chupetones.


Más mierda que reaccione tarde. No puede volver a pasar. No. Nunca
más. Promesa, mega promesa.
Empujo las puertas de la Universidad y salgo de ella a paso veloz pero
me detengo en seco sintiendo mi corazón dejar de latir y mi saliva
tornarse agria. Me freno y lentamente me doy la vuelta para comenzar a
avanzar de regreso.

— ¡Jimin! — Llaman.

Tiene.

Que.

Ser.

Una.

Jodida.

Broma.

Sigo avanzando fingiendo no escuchar pero unas pisadas me hacer


volverme loco, literalmente. Pego un pequeño grito y siento mi cuerpo
azotarse violentamente con calor y frio en descontrol total hasta que sus
manos me atrapan de los brazos y tira hacia mí. Dejo de pelear y
mantengo la vista a un costado hasta observarlo con el rabillo del ojo.

— ¿Qué quieres Yoongi? –Pregunto sintiendo mi corazón retumbar


violentamente en mis oídos.

—Vine por ti. –Contesta frio. — Deja de hacer dramas por todo.

—Tú no lo entiendes… —Susurro.

—Entiendo que si no entras al auto en diez segundos, tú y yo tendremos


problemas. — Amenaza.
Me acomodo la mochila azotándola violentamente contra mi espalda y
me zafo de el en un movimiento seco. Comienzo a avanzar al auto negro
estacionado cerca de nosotros y abro la puerta del copiloto para entrar.
Aprovecho que Yoongi da la vuelta para acomodarme el cuello. Estoy
muerto si ve eso.

El entra y azota con fuerza la puerta. Prende el auto y este ruge


suavemente, el aire acondicionado se prende y The relentless – Me
against the Devil comienza a sonar en bajo volumen. Esbozo una
pequeña sonrisa.

— ¿Los conoces? –Pregunta Yoongi viéndome de reojo.

—Claro que los conozco. –Sonrío inevitablemente. — Be careful what


you wish for it might all come true.

—Care full what you sell from inside of you. –Sigue la canción.

Sonreímos al mismo tiempo pero cuando nos percatamos de ello la


borramos en un movimiento. Yo me cruzo de brazos y observo al frente
mientras Yoongi sigue manejando.

— ¿Qué hacías aquí? –Pregunto yendo directamente al grano.

—Vine a ver si cambiaron el color de la Universidad y plantaron


margaritas. –Contesta.1

—Ja-ja mira como me parto de risa Min. –Comento de mala gana.

—Podría partirte pero no de risa. –Lo veo sonreír.1

Volteo a verlo al instante con ojos escandalizados. El me devuelve la


mirada sin expresar nada hasta unir sus labios y mandarme un beso.
Mis mejillas se tornan de un rojo violento y al instante desvió la mirada al
frente otra vez. Mi corazón va muy rápido y siento un cosquilleo en mi
boca que me impulsa a sonreír pero me resisto bien. Mi cuerpo se
sacude y una corriente eléctrica de adrenalina me atraviesa. ¿Qué ha
sido eso?

— ¿Cómo sabes dónde estudio? –Pregunto sin atreverme a verlo, mis


mejillas todavía cosquilleando por el estúpido coqueteo de su parte.

—Jimin, ¿Realmente te lo preguntas? –Ríe un poco. Me percato allí que


su voz se ha vuelto más ronca y profunda. ¡Que sexy, joder!

—Bien. ¿Cómo conoces mis horarios? –Contraataco.

—No lo hago. Llevo esperándote todo el día. –Contesta simplemente.

Volteo a verlo pero su expresión no muestra nada y tiene la vista al


frente. ¿Habla enserio? Me mantengo en un silencio más pesado y
relamo mis labios antes de volverme a cruzar de brazos.

—Bueno. –No sé qué responderle. — ¿Y se puede saber a dónde me


llevas?

— ¿Tú a donde crees que te llevo? –Ladea un poco su cabeza y vuelve a


clavarme aquellos gatunos ojos que me estremecen.

—A un sótano donde nadie pueda encontrarme. –Le contesto con una


gran sonrisa.

El me la devuelve y alza ambas cejas divertido. Muerdo mis labios


incapaces de borrar la sonrisa que me provoca su sonrisa provocada por
la mía. ¡Pero que me sucede!
—Quizás. No suena tan mala idea. –Toma aire. — Pero no. Tengo
planeado algo mejor para nosotros.

— ¿Qué tienes planeado? Tengo que estudiar. –Le digo.

—Podrás estudiar con mi pene enterrado en tu culo, créeme. Me


aseguraré de eso. –Guiña el ojo.

Me atraganto con mi propia saliva y aire. Tapo mi boca y vuelvo a


enrojecer brutalmente. Abro la boca y escucho la carcajada de Yoongi
que me eriza los vellos. Formo una línea con mis labios y siento mis
respiración acelerarse.

—No es gracioso. –Maldigo por lo aguda que sale mi voz.

El ríe.

—No es gracioso. –Repito molesto.

El asiente como diciendo “aja, claro”.

—Iremos a cenar muñeco. –Dice el después de unos segundos de


silencio.

— ¿Cenar? –Alzo una ceja y nuevamente volteo a verlo.

—Por si no te fijaste en la hora, son casi las siete. –Apunta con su


barbilla.

—No me sorprende ir a cenar. Me sorprende ir a cenar contigo. –Enfoco


la última palabra.

— ¿Qué tiene? –Pregunta alzando una ceja.

— ¿Tu? ¿Invitándome a cenar a mí? –Pregunto divertido. — ¿Enserio?


—Jimin ya no soy un mocoso. –Me dice frio. Trago duro… eso fue sexy.
—Creo que puedo pensar con mayor madurez y claridad que antes.

—Claro. –No puedo evitar burlarme un poco.

—No puedes decirme que soy el mismo que conociste.

—No. –Lo admito. — Pero no veo grandes diferencias.

—Tienes razón. –Asiente. — Quizás ahora empeore.

—Eso no me anima mucho. –Murmullo.

—-Tú sigues siendo un ingenuo idiota. –Sonríe. — Hormonal. Pillo.

— ¡Mentira! –Exclamo viéndolo furioso.

— ¿Cuantas veces te masturbaste pensando en mí? Vamos. Dime. –Me


sonríe.

— ¡Yoongi por dios! –Exclamo horrorizado.

—Yo llegaba a hacerme pajas pensando en ti a veces hasta tres veces


por día.

— ¡Ya basta!

— ¿Te digo como lo hacía?

Siento mis mejillas comenzar a enrojecer y mi cuerpo palpitante. Niego


con la cabeza con la garganta seca y cerrada. El calor comienza a
asfixiarme, busco desesperado el botón para bajar la ventanilla pero está
bloqueada. Mis brazos comienzan a temblar.

— ¡Detén esto! –Exclamo. Me observa divertido. — ¡Min!

—Suena sexy cuando me llamas por mi apellido. –Dice socarrón.


— ¡Min! –Vuelvo a gritar.

—Más si lo gritas.

Me tapo la cara cubriendo mi nariz y boca dejando solamente al


descubierto mis ojos. No puedo creerlo. Es increíble, no doy crédito.

— ¿Qué demonios te sucede? –Pregunto destapándome.

—No contestaste mi pregunta. –Insiste volviendo la visa al camino.

—No me masturbo pensando en ti, Yoongi. –Me defiendo.

— ¿No? –Lame su labio inferior. — No te creo.

—No lo hago. –Repito. Mi voz quiebra.

—Lastima.

Niego con la cabeza y resoplo audiblemente. ¿Qué mierda le sucede?

—Oh. Lo olvidaba. Que te encanta que te den por atrás.

— ¿Qué mierda te sucede?

—Así que dime. –Vuelve la vista hacia mí. — ¿Cuántos dedos te metiste
pensando en mí?

— ¡Ninguno! –Exclamo furioso. — ¡Córtalo!

—Siempre luces más apetecible enojado. –Gruñe mordiendo sus labios.

—Pareces un desesperado virgen tratando de filtrear con piropos baratos


de internet. –Ataco en un desesperado intento de tensar el ambiente.

—Soy un desesperado por volver a tenerte debajo de mi desnudo y


gritando mí nombre. –Sus ojos se oscurecen. — Quiero follarte.

—No lo harás.
—No me rendiré muñeco.

— ¡No me acostaré contigo!

¿Por qué siento que lo estoy gritando más para mí que para él?

—A-además. –Sacudo un poco mis brazos mostrando desesperación. —


¡T-tú no eres así de coqueto ni lanzado! Es decir, tú antes…

—Yo antes. –Repite. — Yo ahora soy así.

— ¿Con todos? –Pregunto frio.

—Más contigo.

—Maldito seas.

—Resiste cuanto puedas. Al final ya sabemos cómo terminara esto. –


Sonríe.

—Bájame. –Espeto.

—No lo haré. –Me reta con una sonrisa.

— ¡Abre la maldita puerta! –Trato de hacerlo pero está trabada.

—Oblígame.

Mi sangre hierve.

—Yoongi, tienes cinco segundos. –Amenazo.

— ¿Tu dándome ordenes? Eso sí que no. –Niega con su cabeza.

Me mantengo en silencio hasta que me abalanzo hacia el en un


desesperado intento de golpear con la palma de mi mano el botón de los
seguros. Chillo cuando Yoongi me atrapa de la cadera y me tumba con
fuerza tomando mis brazos y torciéndolos hacia atrás.
— ¡Suéltame! –Exclamo removiéndome en sus piernas. Mi espalda
comienza a doler debido a la posición.

—Muñeco malo. –Susurra.

— ¡Suéltame! –Vuelvo a ordenar.

Se mantiene quieto y su cuerpo se tensa por completo inesperadamente.


Mi corazón va más lento y dejo de forcejear pese a que me ha soltado.
Tardó en reaccionar. Lanzo mis manos a mi cuello para cubrirlo pero él
me toma antes y tira con fuerza de la bata dejando a la vista los
chupetones. Lo que faltaba.

—Antes de que digas algo… —Comienzo pero muerdo mi lengua. —


Yoongi…

— ¿Quién fue? –Su voz sale gélida.

—No importa. No volverá a pasar. –Susurro.

El me avienta lejos de él, me reincorporo un poco y siento mi corazón


latir con fuerza. Yoongi se estaciona bruscamente junto a los edificios y
se mantiene quieto observando al frente. En un seco movimiento golpea
a su costado y los seguros se escuchan. Observo a mi costado viendo
que lo ha desbloqueado.

—Bájate. –Ordena frio sin voltear a verme.

—Yoongi…

— ¡Bájate! –Me grita con más fuerza.

¿Por qué dolió como el mismo infierno?

—Si tanto insistes. –Contesto con burla tomando mi mochila.1


Abro la puerta y salgo azotándola detrás de mí. No le daré explicaciones
y mucho menos me quedare a rogarle. Se acabaron esos tiempos. Ese
yo ya no existe.

Comienzo a avanzar sintiendo pese a todo algo amargo en mi garganta.


Acomodo de nuevo mi mochila con fuerza y apretando mi quijada. Siento
rabia y dolor. Mucho dolor. Muerdo mis labios nuevamente y sigo
avanzando hasta sentir que me tiran con fuerza hacia atrás tomándome
de la misma mochila.

— ¿Qué demon…?

Yoongi me toma con fuerza de la espalda baja y me pega violentamente


a él para literalmente comerme la boca. Gimo al instante y todo mi aire se
va cuando siento su lengua entrar a mi boca y jugar con mi lengua
suciamente. Muerde mis labios y los delinea con la respiración muy
pesada, tambaleándonos por la banqueta mientras siento sus manos ir
bajando hasta atraparme del trasero y estrujar con fuerza. Vuelvo a soltar
un gemido y eso parece enloquecerlo. Su lengua se vuelve más
insistente y yo libremente me dejo, arrastrado nuevamente y comienzo a
mover mi lengua con la suya. Nuestros labios chocan y la humedad me
recorre en un extraño sentimiento de pasión descontrolada y enojo, sus
gruñidos en mi boca y las mordidas y succión de mi lengua me están
provocando una maldita erección.

—Mío… —Gruñe antes de deslizar sus manos dentro de mis pantalones


para tocar mi piel desnuda y estrujar con más fuerza. Suelto otro
pequeño grito agudo y me remuevo para zafarme pero él no parece muy
dispuesto a permitirlo.

Vuelve a succionar mi lengua haciéndome derretir en sus brazos.


¿Cómo puede besar tan jodidamente bien?

—Y-Yoongi… —Jadeo en su boca, mi corazón va a mil por hora. Me


siento drogado con su olor, sus besos y pura presencia. — ¡Mh… d-deja!

Trato de darle un manotazo pero mi propio cuerpo me traiciona y termino


enrollando mis puños en su camisa para tirarlo más hacia mí. Mi
respiración se descontrola y siento mi dolorosa erección empujar en la
tela de mis pantalones, mi mente y cuerpo enloquecidos por lo que está
sucediendo. Me está volviendo loco.

Él se separa de mí mordiendo mi labio inferior y tirando dolorosamente


de él hasta zafarlo de sus dientes. Siento la palpitación por el dolor y
comienzo a respirar por la boca sintiendo la hinchazón. Sus ojos oscuros
me recorren con hambre y siento su lengua lamer mi belfo palpitante
sacándome otro pequeño ruido de mi garganta. Mi respiración es rápida
al igual que mis latidos. Yoongi sonríe satisfecho y me empuja con fuerza
alejándome de él.

—Quiero verte así con ellos. –Dice en un intento de mostrar soberbia


pero está claro que la ira lo recorre más rápido que su sangre.

Y se aleja a paso veloz dejándome en esa calle que no conozco. Me


encuentro todavía embriagado y en un pequeño shock que me hacer
morderme los labios y sentir todavía el sabor de aquel apasionado beso
que ha sido el más intenso de toda mi vida.

Volteo a verlo y el también a través de su hombro. Me tenso y me siento


enrojecer, me aferro a mi mochila y la acomodo. El lleva su mano a la
boca y comienza a hacer un gesto obsceno que me manda un escalofrió
de pies a cabeza, como si estuviese chupando una polla.
Me doy la vuelta al instante siento mis mejillas ahora si a punto de
estallar. Me trato de tranquilizar sabiendo que ha dejado mi cuerpo un
desastre de hormonas y calor. ¿Qué me sucede?

¿Qué le sucede? ¿Qué no sucede? No volveré a acostarme con él. No.


Eso no. Deberá pelear ahora si por ello, no me tendrá ante él y su
majest-…a su… polla como un ofrecido cualquiera. ¿Me quiere? Bien.
Que me gane.

Esta vez el juego será en base a mis reglas.


66

YOONGI

Cierro la puerta del auto con fuerza y me mantengo en silencio


observando la lejanía un par de segundos sin saber cómo reaccionar. Me
paso la mano por el cabello con frustración y tiro de mis hebras
mordiendo mis labios con fuerza casi hasta tornarlos blancos. Hay un
pequeño dolor pero no me desagrada.

Me relamo lento sintiendo todavía el sabor de la boca de Jimin contra la


mía. Su suave piel bajo la palma de mis manos y su agitada y aguda
respiración chocando con la mía. La forma en la que se estremece
cuando lo toco, sus ojos brillantes, el rubor que se va extendiendo por
sus pómulos haciéndolo lucir adorable. Tan magnifico, hermoso.

¿Con que derecho puede ponerme así?

Y me siento tan jodidamente confundido, ¡Es una mierda! Llegue


dispuesto a jugar con él, torturarlo de las peores formas posibles hasta
finalmente matarlo, embarrarme de su sangre y joderme su maldito
cadáver hasta que se pudra y no me sirva más.

¿Y ahora?

—Estas jodido, Min. –Me burlo de mí mismo negando con la cabeza.

Ahora simplemente quiero tomarlo de la mano y aferrarme a su cuerpo


para no soltarlo jamás. Quiero pegarme a sus labios y hacerlo mío
sintiendo su calor. Amanecer desnudos, tenerlo para mí y solo para mí.
Que no pueda voltear a ver a otro hombre porque el único que necesitará
seré yo, cogerlo de la cintura e irlo a empujar contra la pared y volverme
a saciar de sus adictivos labios. Y todo estando ambos vivos, latentes en
la tierra, lejos, en una realidad donde simplemente seamos él y yo. Y
nadie más.

Suelto un bufido y prendo el auto para finalmente dirigirme al hotel en el


que me estoy hospedando. Mi cabeza es un revuelo de rabia pero debo
contenerme un poco. Cuando llegue me dije a mi mismo que le daría dos
oportunidades antes de explotar y eso no sería nada bueno para él, ni
para mí, ni por la tercera persona involucrada.

Pero, conociéndolo, no me extrañaría que fuera a chillar de dolor al


mismo tiempo que se estaría revolcando de placer pidiéndome más. Tan
masoquista que es encontrando el gusto a que lo corten, sea drenado, lo
tomen de forma agresiva y le dejen el cuerpo un desastre de marcas
salvajes y rudas.

Si no fuera tan idiota ni tan necio y me obedeciera, no dudaría ni dos


veces en probablemente dejarme caer ante él. Me encanta su cuerpo. Si.
Es precioso, también. Masoquista, mucho. Y pese a todo no lo amo. No
funcionaria. Ya estamos suficientemente jodidos como para meter los
sentimientos de por medio. Como si los celos enfermizos no fueran ya
suficientes.

Park Jimin tu pareja. Rio inevitablemente de tan solo pensarlo. Patético.

Desvió la mirada a la ventana unos segundos observando a las personas


pasearse en las banquetas y cruzar las calles. Todos lucen tan…
normales. Tan felices. Sencillos. Muy mundanos.

Algunas veces no puedo evitar pensar como hubiese sido todo esto si
fuese “normal” Jimin y yo siendo dos simples estudiantes. El uno muy
carismático y alegre y yo uno callado y frívolo, ambos seguramente
enamorados, viviendo una escolaridad normal. Ir a su casa para estudiar
juntos y cenar con su madre sin que acabe en una masacre. Que me
observe con sonrisas y no con miedo. Que nuestras rondas de sexo sean
simplemente intensas sin sangre, azotes y dolor de por medio. Donde los
castigos sean dejarlo en abstinencia y no torturarlo. Donde la más grande
amenaza sea “cortamos” y no un “voy a matarte”1

Joder, no, ¡Que aburrido! Yo quiero abrir su linda piel y hundir mis dedos
en las heridas para sentir su caliente carne muscular bajo la yema de mis
dedos. Me he planteado necrofilia si se trata de él y de su cuerpo pero he
llegado a la conclusión (después de varios rodeos en ese aspecto) que
eso no funcionaría en lo más mínimo.1

¿Por qué? Por el simple hecho que su cuerpo no es lo que me importa…


Al final todos los hoyos son iguales.

Me importa la forma en que lo hacemos. La forma tan agresiva en la que


me besa, los gemidos que suelta en mi boca, la forma en la que se
retuerce y me observa suplicando más y más. Sus labios rojizos, la saliva
empapando mi cuerpo, su lengua recorriéndome travieso, el lenguaje tan
obsceno que se le escapa de sus lindos labios cuando lo jodo. Eso es lo
que me vuelve tan loco y a él tan único la química sexual tan potente que
tenemos.

Me di cuenta después de dos jodidos años de tenerlo lejos. Perdí la


cuenta con los hombres y mujeres con los que me acosté. Con ninguno
sentí absolutamente nada. Era bueno en el momento, claro, excelente,
pero no era lo mismo. Había pensado inclusive en tirarme a Jungkook y
pese a sus jugueteos conmigo sé que no sería capaz. ¡No! Nosotros no
funcionamos en esos aspectos. Él es demasiado intenso y quejoso. Tan
especial. No sé cómo lo aguantan. Nada le parece, nada le conforma, se
queja de todo, te discute todo, siempre quiere tener la maldita razón en
todo. Y si bien conmigo aprendió a controlar eso, no me lo imagino
desnudo debajo de mí remilgando por todo y discutiendo que “nada de
cuchillos” o que tan rápido debo ser. No podrida con ello.

Así que por esa razón y muchas otras ha quedado fuera de mis
posibilidades el tener un buen polvo cuando Jimin no está. O estaba,
mejor dicho. Ya encontrare la forma de que termine en cuatro frente a mí
en un simple movimiento de manos.

Dudo que se resista mucho. Tiene una cara de un maldito sexualmente


frustrado que bueno… ni el pobre logra disimularla.

— ¿No fuiste bien cogido estos años verdad muñeco? –Preguntó en voz
baja soltando inevitablemente después de una risa. — Claro que no. No
estuve allí.

No se trata realmente de que lo follen bien o mal. No me cabe duda que


debió encontrarse con unos buenos. El problema es que no se lo joden
como él quiere. No se lo joden como a él le gusta, y para su desgracia,
nadie más que yo puede hacerlo.

Al final, solo yo sé cómo le gusta que lo follen y puedo hacerlo sin ningún
problema. Tal para cual. Por eso mi rabia no es tan descontrolada,
porque si, se lo tiraron, pero sigue insatisfecho y lo estará siempre. No si
no soy yo el que está allí en su cama. ¿O una mesa? ¿Sofá? Donde se
le ocurra… yo me lo doy.

El timbre de mi teléfono me saca de mis absurdos y hormonales


pensamientos para enfocar ahora mi atención en él. Suelto un pequeño
suspiro y lo agarro para contestar.

—Habla Min. –Coloco el altavoz.


— ¿Dónde mierda esta? –Escucho del otro lado.

—Anthony. –Sonrió. — Ha pasado un tiempo.

—No me vengas con esas idioteces Yoongi. ¿Dónde mierda estas?


Elena me ha informado que te esfumaste hace casi una semana.

—Si lo hice. ¿Y?

— ¿Qué mierda haces en Nueva York?

Alzo una ceja. ¿Cómo sabe que estoy acá?

—No tengo idea de lo que me estás hablando. –Observo a mi costado.

—Jisoo te vio llegar al aeropuerto, me ha informado apenas hace unos


días cuando te vio por las calles. ¿Qué haces allá? ¿Tienes idea de lo
que va a suceder si la gente de Kyle o Sullivan te encuentran? ¡¿Es que
acaso perdiste la maldita cabeza?!

¿Qué acaso no se dio cuenta que yo la perdí hace bastante?

—Mira Anthony. –Cierro un instante mis ojos. — Lo que haga acá es


problema mío, si no quieres…

— ¿Me crees tan idiota como para no saber qué haces allá realmente? –
Me interrumpe. — ¿Park Jimin quizá no tendrá algo que ver?

— ¿Y se puede saber cómo mierda sabes tú que Jimin está aquí? –Abro
mis ojos furioso y aprieto el teléfono con fuerza.

—Me acabo de enterar, poco después supe de tu partida. No es muy


difícil de interpretar, ¿sabes? te conozco muy bien Min.

—Solo dime que quieres.

—Que regreses.
—Eso no sucederá.

—Yoongi, si te encuentran allá esto va a desbordarse. Ya hay suficientes


tensiones. Si te ven lo tomaran como una amenaza y atacaran. –Sigue
el, aprieto mis labios. — Van a matarte.

—Que lo intenten. –Contesto soberbio sin dejarme intimidar.

—Estas en su maldito territorio. VAS A MORIR. –Enfoca las últimas


palabras lenta y agresivamente como si eso fuese a convencerme.

—Dame tres meses. –Le digo. — Tres meses y te prometo regresar,


traeré a Jimin conmigo y…

— ¡No! ¡No! ¡No! –Me interrumpe repetidas veces causando que apriete
con fuerza el volante. He llegado al hotel ya. — ¡Te quiero acá mañana
mismo y sin Jimin!

—Jimin se viene conmigo o no hay trato. –Amenazo frenando el auto en


la esquina con fuerza.

—Esto no se trata de un maldito trato. Jimin ya fue rastreado por


Sullivan, si lo traes todos ellos vendrán hacia nosotros. Lo usaran para
rastrear, es la maldita carnada ahora.

—No voy a dejarlo aquí. –Mi mandíbula se tensa.

—No se quedara allí. –Dice Anthony. — Me encargaré de llevarlo lejos si


eso quieres.

— ¿Y a donde mierda lo iras a tirar?

—Corea. ¿A dónde más?

— ¡No lo llevaras del otro lado del mundo!


— ¡No va a quedarse en Estados Unidos Yoongi! ¡O se larga del país o
lo dejas allí!

— ¡Van a matarlo!

— ¡No tiene por qué hacerlo! Mientras más lejos te mantengas de él, es
mejor por ambos. ¿Me entiendes? No son idiotas, si te ven con él lo
usaran para chantajearte.

—No lo harán.

—Yoongi por favor. Es Jimin. –Contesta seco, aprieto más mis puños. —
Le tocan un cabello y tú llegarías como una bestia a matarlos a todos. Se
meterán en tu maldita cabeza a través de él, será lo que usaran para
llevarte a ellos. ¿Recuerdas lo que dijiste alguna vez?

Me sigo manteniendo en silencio.

—Mantén cerca a tus enemigos y lo más lejos posible a tus debilidades.


No al revés.

Mi cuerpo comienza a temblar.

—Y Jimin es tu única y peor debilidad. Acéptalo. Se muere él y tú te


pegas un tiro en la cabeza después de vengarte de la forma más cruda y
asquerosa posible.

—Solo déjame…

—No. Se acabó, aquí muere. –Me interrumpe. — Te quiero acá mañana.

—Dame un mes. –Sigo.

—Eso no sucederá Yoongi.


—Dos semanas. –Insisto, él se mantiene en silencio. — Dos semanas.
Es lo único que te pido.

Su silencio es más y más pesado. Relamo mis labios. Me da rabia, me


da rabia que tenga tanta razón. Me pone furioso que ha dado en el
maldito blanco y me ha soltado toda la verdad sin posibilidades de
cambiarla. ¡Es una mierda!

—Dos semanas. No más.

—Gracias. –Muerdo mis labios un poco sin creer lo que acabo de decir.

—Dos semanas y nunca más volverás a verlo, ¿me oyes? –Dice


seriamente, algo helado me recorre.

— No me interesa que hagas con él, dos semanas y se larga de tu vida


para siempre. No existe Jimin, no existirá jamás. Lo botaras así como lo
hiciste con tantas personas y romperás las malditas cadenas que te
aferran a él como un perro. Se acabó Park Jimin, muere para ti.

Me mantengo en silencio.

—Lo dejaras hacer su vida y se acabó. –Sigue el. Me quedo mudo. — Es


enfermiza la relación que tienen, toxica y nociva en todos los aspectos.
Será lo mejor para los dos, créeme.

—No puedo dejarlo. –Contesto sintiendo la desesperación atravesarme


todo el cuerpo.

—Aprenderás a hacerlo.

— ¡NO PUEDO DEJARLO! –Grito sintiendo una potente vulnerabilidad


que me hace temblar.

—Y con mayor razón deberás hacerlo, mira cómo te pones.


Mi respiración falla por completo.

—Dos semanas Min. ¿Me oyes?

El cuelga dejándome con las palabras en la boca. Mi cuerpo tiembla y el


simple pensamiento de tenerlos lejos y nunca más volver a saber de él
comienza a zafar nuevamente las cuerdas de la poca cordura que me
deja. Mis nudillos están blancos y mi rostro completamente rojo.

El hacer su vida…

¿Con otro hombre? ¿En otra ciudad?

¿Olvidándome?

No podría con ello.

— ¡MIERDA! –Grito con fuerza y bajo hecho una fiera el auto pateando
absolutamente todo y soltando humos. No pienso permitirlo, nunca
sucederá. Lo matare antes de siquiera dejarlo irse lejos.

Prefiero ser yo quien acabe con su vida antes de nunca más volver a ser
parte de ella.

Es un dolor que nunca había sentido. Un dolor lleno de frustración e


impotencia por no hacer nada. Las opciones son muy extremistas y mi
mente no piensa con claridad ahora mismo. Debo calmarme y pensar en
un plan. Un plan del que solo yo sepa, algo que pueda hacer por mí
mismo sin la ayuda de otros. Ni Jimin se ira lejos ni yo dejare de verlo.
No me interesa que deba hacer, él se queda aquí conmigo.
.

JIMIN.

—Lo sentimos, este número se encuentra fuera de servicio. Por favor,


intente nuev…

Cuelgo.

Otro día sin tener noticias de él. Ya es martes. ¿Dónde está? Debió
volver ya ¡¿Dónde está?! Me dejo caer en la mesa temblando de pies a
cabeza y apretando el teléfono contra mi pecho sintiendo las lágrimas
hormiguear en mis ojos antes de deslizarse por mis mejillas. Sorbo un
poco por la nariz y tapo mi cara mordiendo más fuerte mis labios en un
desesperado intento de no romper a llorar.

Aprieto mis labios con fuerza y me levanto segundos después


observando por la venta de brazos cruzados. Trato de evadir las lágrimas
y distraerme. No he estudiado, no he hecho nada desde que Salí de la
Universidad y volví a casa.

Necesito distraerme. Necesito escapar unos momentos. Avanzo


lentamente al teléfono y lo desbloqueo con las manos temblorosas.
Observo el contacto de Elliot ocupando toda la pantalla y mi pulgar
deslizare con lentitud al “llamar”.
Estoy a punto de pulsar el botón cuando suelto un grito de frustración y
apaga bruscamente el teléfono golpeándolo contra la mesa. Quizás la
pantalla se ha estropeado pero en estos momentos me importa una
mierda. Tiro de mi cabello y me siento asfixiado. Tomo solamente la
chaqueta y las llaves y salgo del departamento todavía con la horrible
sensación de que me están ahorcando.

Bajo las escaleras tan rápido como puedo hasta llegar a la entrada del
edificio. El fresco aire golpea mi cara mandando un gran alivio por todo
mi cuerpo. Me cierro la chaqueta y después de observar de izquierda a
derecha comienzo a avanzar en silencio bajo las luces de Nueva York y
su noche nublada.

Avanzo un par de calles, quince minutos aproximadamente hasta


detenerme. Observo la discoteca exclusiva para gays junto a mí y la
música electrónica que hace retumbar el suelo. Palpo mis pantalones
encontrando un par de billetes y sin dudarlo ni un segundo entre en él.
Mis piernas avanzan solas por el lugar y el agradable chico me guía
hasta un sofá un respaldo donde caben dos personas y una mesa
enfrente con una vela artificial en el centro. Los colores son
principalmente azules y morados.

—Gracias. –Agradezco cuando me entrega una carta de bebidas. Para


ser una discoteca/bar es bastante elegante… Me pregunto cómo no la
conocía.

Tomo la carta y cruzo mis piernas perdido en los distintos licores que
aparecen frente a mí. Frunzo un poco mi ceño y observo las cervezas
con aros de cebolla. Hay una promoción de dos cervezas al precio de
una y una orden de alitas al centro que me persuade.
Asiento un poco decidiéndome quizás por ella y mis ojos siguen bajando
por todo lo que hay. La verdad no es nada particularmente increíble pero
es agradable que den comida. Más si son alitas en promoción. Me gustan
las alitas.

Me tenso al instante cuando una fuerte fragancia fresca y masculina


inunda mis fosas nasales y un brazo me rodea pasando detrás de mi
cuello. Lentamente voy bajando la carta y volteo paulatinamente para
encontrarme con Min Yoongi y un cigarro en sus labios mientras observa
a las personas bailando.

—Das miedo. –Le digo.

El voltea a verme y esboza una sonrisa. Exhala el humo de sus


pulmones y alza sus hombros restándole importancia.

—Llevaba todo el día en la cuadra tratando de adivinar cuál era tu


edifico. –Me contesta. —Te vi, te seguí. Nada que no te sorprendiera que
hiciera.

—Claro. –Deposito la carta y observo su mano reposando cerca de mi


hombro derecho. — ¿y esas confianzas que ahora tomas?

— ¿Te molesta? –Pregunta y retira su brazo de mala gana. Su tono es


seco.

Me limito a no responder y observo también a las persona bailando y


tomando, muchos besándose como si no hubiese un mañana. El silencio
es tenso e incómodo.

— ¿Qué haces un martes en una discoteca? –Pregunta de nuevo. —


Dudo que tengas vacaciones.
—Necesitaba un respiro. –Contesto y le hago una seña al mesero para
que se acerque. — Distraerme un poco.

— ¿Huir de la rutina? –Pregunta divertido.

—Y de ti. –Me burlo. — Veo que no funcionó tan bien como pensaba.

—No lo creo muñeco. –Y nuevamente aquella maldita sonrisa soberbia.

Se inclina hacia mí pero yo desvío la mirada sabiendo perfectamente lo


que quiere hacer. Antes de que me diga algo el mesero llega.

— ¿Qué van a querer? –Pregunta sonriente sin quitarme la vista de


encima.

—Dame la promoción de hoy. –Señalo, el asiente. — Seria todo por el


momento.

—De acuerdo. –Vuelve a sonreír. — En un momento llega.

Se aleja sin dejar de sonreír. Observo a Yoongi quien luce frío y


mantiene una ceja alzada siguiendo con la mirada al mesero que
desaparece entre las personas segundos después.

— ¿Puedes dejar de hacer eso? –Pregunto molesto cruzando mis


brazos.

— ¿Hacer qué? –Espeta de mala gana sin verme.

—Ponerte celoso. –Digo entre dientes. — ¿Sabes controlarte?

—No. —Contesta con me mismo tono. — No me pidas no ponerme así


cuando prácticamente te estaba coqueteando con la mirada.

— ¡Por dios! ¡Solo está siendo amable! –Gruño.


—No le sonrío a nadie hasta que se acercó a ti, siquiera se molestó en
tomar la orden, estaba muy perdido viéndote fijamente. –Comienza
viendo la nada. — Inclusive ni se atrevió a verme a los ojos o en
preguntar algo. Estaba volcado en ti.

— ¡Quiero un poco de paz! ¿Bien? –Espeto. — ¡Si no eres capaz de


mantenerme en paz simplemente lárgate! ¡No estoy de humor!

—Se nota que no te han dado bien en mucho tiempo. –Dice


destensándose.

— ¿A qué viene ese comentario de mal gusto? –Pregunto cada vez más
molesto.

—Tú no eres así de amargado. –Se burla.

—No tiene absolutamente nada que ver. –Aprieto mis puños.

—Su orden. –Nuevamente el mesero aparece.

Bien. Eso fue rápido.

—Gracias. –Contesto yo devolviéndole la sonrisa.

—Disfruten la noche. –Dice nuevamente sin dejar de verme y pasa la


vista a Yoongi después. Esboza una sonrisa. — Cuiden la comida. Hay
muchos tramposos aquí que se la roban.

Y se va tranquilamente. Yoongi se vuelve una piedra.

—Espero no se roben las alitas. –Contesto. — Me parece de muy mal


gusto.

Yoongi voltea a verme escandalizado. Yo le devuelvo la mirada.

— ¿Que? –Pregunto confundido.


— ¿Eres o te haces? –Pregunta.

— ¿Qué? –Repito perdido.

—Nada. –El desvía la mirada. — Dame una alita.

Arrastra la canastilla cerca de él y comienza a comer. Lo observo y


agarro mi tarro de cerveza que me llevo a los labios para comenzar a
darle grandes tragos. Yoongi detiene su movimiento y lo siento
observarme.

—No piensas emborracharte, ¿cierto? –Pregunta.

Despego el cristal de mis labios y me relamo estoy dejándolo


nuevamente en la mesa. Observo el alita en sus manos.

— ¿Te vas a comer eso? –Pregunto apuntándola con la barbilla.

El no responde. Se la quitó y comienzo a comérmela sin importancia


viendo nuevamente a las personas. Le escucho decir algo que no
entiendo y vuelve a agarrar otra alita que comienza a comer.

El silencio permanece.

— ¿Van a querer otras cervezas? –Pregunta el mesero ya que hemos


finalizado todo.

—Si. –Contesto. — Dame una negra. Fría.

El asiente y observa a Yoongi.

—Lo mismo que él. –Responde sin quitarle la mirada de encima.

El vuelve a asentir y se aleja. El silencio es el mismo hasta que las


cervezas vuelven a llegar y yo inmediatamente comienzo a tomarme la
mía a tragos. Siento que Yoongi vuelve a verme.
—A este paso terminaras en el suelo en dos horas. –Me regaña.

—Ya soy grande. –Me defiendo dejando el vaso a la mitad en la mesa. —


No me digas que hacer.

—No te emborraches. –Amenaza.

—No lo haré. –Contesto. —Iré a bailar. ¿Vienes?

El me mantiene la mirada inexpresiva con sus brazos cruzados.

—Como quieras. –Me levanto de mala gana y avanzo a la pista de baile.

Me adentro en la multitud observando a los demás. El alcohol


simplemente me relaja pero no me anima a hacer otras cosas. La verdad
me siento algo ridículo allí parado entre todas las parejas bailando y la
mirada de burla que Yoongi me dedica. Se lleva la cerveza a los labios y
alza sus cejas retándome descaradamente.

—Muy bien… —Murmullo quitándome la chaqueta y aventándola hacia


donde estamos sentados.

No me molesto en ver la cara que pone. Cierro los ojos y tomo una
profunda respiración antes de prestar atención a la música y comenzar a
moverme. Un grupo de chicos visiblemente muy borrachos me observa y
comienzan a aplaudir y a festejar. Tiran de mi brazo y me meten en su
círculo mientras cantan a todo pulmón y se mueven.

Bueno. Al menos ya no luzco tan idiota allí bailando solo.

Comienzo a moverme con ellos, sincronizando algunos movimientos que


nos hacen reír. Es cuestión de minutos hasta que me encuentro
cantando con ellos y moviéndonos sin pena alguna. Mis movimientos son
acertados, siempre he tenido gusto por el baile y me han dicho que me
muevo bien.

No… por favor… no de esa forma.

Bueno…

¿Quizás?

Mala elección de palabras.

Vuelvo la vista hacia Yoongi a través de mis hombros. Ha bebido un poco


más y sus ojos siguen fijos en mí. El retumbar poco a poco se vuelve
más lento y el extremo ruido se va calmando para dejar notas largas y
sonidos más lentos. La música toma un rumbo más bien sexy y allí
aprovecho para voltearme hacia Yoongi de nuevo. Sus ojos están
oscurecidos.

Relamo mis labios y peino mi cabello hacia atrás antes de comenzar a


moverme lento. Le dedico una mirada, él toma su cerveza y no me quita
la mirada de encima. Le hago una seña para que venga pero él niega
alzando ambas cejas con una sonrisa.

Lo observo quitarse su chaqueta también y dejar una camisa negra de


tela fina y gran cuello en “V” frente a mí. Su piel parece brillar, está
sudando y sin duda la forma en que bebe no me está ayudando en nada,
no me dejaré intimidar. Sigo moviéndome y en un rápido movimiento me
pego a otro chico para comenzar a bailar con el sintiendo nuestros
cuerpos juntarse por completo y comenzar a frotarse. Veamos ahora
quien reacciona.

Observo de reojo a Yoongi quien se mantiene en la misma posición. No


está funcionando. Me separo un poco del chico y la canción cambia
volviéndome a juntar con los otros. Regreso mi vista a Yoongi y le clavo
la mirada profundamente comenzando a tomar riesgos mayores con
movimientos más provocativos. El relame un poco sus labios y
lentamente voy dirigiendo mis manos a los botones de mi camisa. Zafo
un botón, luego dos y finalmente un tercero que prácticamente arranco
tirando de ambos lados de la camisa.

Dejo expuesto mi pecho y parte de mis clavículas, el sudor que me


recorre y los labios entre abiertos, una sonrisa colada en mis labios.

El desvía un poco su mirada y lo observo sobar sus labios con su pulgar.


Le guiño el ojo cuando voltea a verme y después le doy la espalda de
nuevo sin dejar de moverme.

Un escalofrío me recorre cuando finalmente siento a alguien tomarme de


los hombros y lentamente ir bajando a mi cintura. Esbozo una sonrisa al
captar de inmediato la loción de Yoongi y me dejo arrastrar por su cuerpo
pegándome a él por completo y bailándole lento y sin duda invadiendo
por completo su espacio personal.

Escucho un ronco gruñido de su parte y sus manos tomarme con mayor


firmeza. Estiro mi cuello y mis piernas tiemblan cuando lo siento besando
mi cuello sin dejar de movernos. Nuestras manos juguetean tomándose y
después restregándose entre ellas un poco para zafarse y repetir el
movimiento.

—Yoongi… —Susurro. — N-no hagas eso.

Sus manos se colan por mi ropa mandándome un escalofrío. Me volteo


hacia él y finalmente quedamos frente a frente. Lo rodeo del cuello y me
pego a él hasta que nuestros alientos con olor a alcohol casi se mezclan.
Sus manos bajan por mi espalda baja y dan un empujón terminando de
unir nuestros cuerpos. Mi corazón palpita como loco y aquella tensión la
siento a punto de explotar.

Hundo mis dedos en su cabello y me pego más a él casi con suplica


hasta que el finalmente atrapa mis labios entre los suyos. Me derrito en
sus brazos y suelto un profundo gemido en su boca conforme siento
nuestras lenguas vuelven a entrar en contacto. Me empuja un poco
tambaleándome hacia atrás, causando que lo tome con más fuerza y
muerda sus labios. Mis dedos se entierran en su nuca mientras él va
recorriendo mi cuerpo con todo el deseo que llega inclusive a asfixiarme.
Tan caliente. Tan apasionado.

La música apenas y se escucha. Estoy siendo absorbido en aquella


excitación, temblando debido a la intensidad de nuestro beso.

Prácticamente nos hemos abierto el paso entre todos entre tropezones


sin dejar de unir desesperados nuestros labios y tocándonos con una
ardía necesidad. Quiero más. Necesito más.

Y finalmente aquellas palabras que terminan por hacerme perder el


control por completo.

—Tu. Yo. Cama. Ahora.


67

JIMIN.

—Tu. Yo. Cama. Ahora.

No puedo evitar reír ante las palabras de Yoongi. Luce tan desesperado
el pobre diablo.

—Jimin. —Me amenaza volviéndome a tomar con fuerza y posesividad.

—¿Qué pasa? —Me burlo. —¿No aguantas un par de días más?

—No comiences a jugar así conmigo. —Me amenaza acercándose más a


mí.

Bajo la mirada unos momentos a sus labios antes de levantarla


nuevamente para cruzar miradas con él. Trato de descifrar lo que pasa
por su cabeza. Es cierto que tiene un semblante muy intenso y
desesperado pero no entiendo exactamente a qué. ¿A tomarme? Siento
que hay algo más.

Lo beso castamente en los labios antes de negar con la cabeza rozando


sensualmente su barbilla con mi índice. Muerdo mis labios y comienzo a
retroceder haciendo una seña de que venga a por mí conforme más
rápido me voy alejando.

Y sin más comienzo a correr.

Que comience el juego.


Salgo disparado del bar corriendo tan rápido como puedo escuchando
las furiosas pisadas de Yoongi detrás de mí. Comienzo a carcajear en
alto sintiendo la adrenalina enchinando mi piel conforme voy cruzando
banquetas. Las calles están desiertas al igual que las banquetas

Claro, ¿Quién en su sano juicio estaría a las dos de la mañana en la calle


en un martes?

Yo. Por supuesto.

Cruzo las calles observando rápidamente detrás de mí. Yoongi viene


persiguiéndome como una bestia realmente enfurecida. Sonrío y me
meto entre pequeñas calles escuchando mi corazón retumbar con fuerza
en mis oídos y mis piernas pesar un poco. Comienzo a respirar por la
boca inevitablemente y maldigo un poco al encontrarme con un alto. Me
detengo en seco y observo detrás de mí viendo a Yoongi, observo de
izquierda a derecha y al ver que apenas cruzan coches trueno mi cuello y
cruzo de nuevo rápidamente.

Sigo corriendo tan rápido como mis piernas me lo permiten. Me detengo


en un pequeño segundo para tomar aire profundamente unas tres veces
antes de voltear de nuevo.

El no luce cansado mierda.

Me reincorporo rápidamente y vuelvo a correr tan rápido como puedo


llegando casi a las cuadras que bien conozco. Esbozo una sonrisa y
esquivo a las pocas personas fuera rápidamente antes de cruzar
rápidamente otra calle y meterme en un pequeño callejón. Mis pisadas
chocan con lo pequeños charcos de agua allí provocando un suave eco.
Me detengo al ver que no hay salida y sonrío escondiéndome detrás de
unas cajas que llevan ahí quien sabe cuánto tiempo. Siempre las veo.
Me meto entre ellas y me mantengo lo más silencioso que puedo
observando a través de los finos espacios al frente. Mi respiración sale
un poco temblorosa y mi corazón duele. No puedo evitar hacer una
mueca y respirar profundo para calmarme un poco.

Y finalmente escucho más pisadas que hacen eco.

Me pego a la húmeda pared y tapo mi boca al ver una silueta mantenerse


después. Las pisadas se alejan y yo vuelvo a respirar tranquilo
sintiéndome aliviado. Esbozo una sonrisa. Bien, he ganado.

Decido esperar un poco antes de salir de mi escondite y avanzar a la


salida sacudiendo un poco mi cabello, salgo del callejón y observo de
izquierda a derecha. No hay nadie. Siquiera un coche o una bolsa de
basura volando por allí. Me encuentro completamente solo.

Suspiro y avanzo a la derecha que es el camino hacia mi departamento.


Voy observando mi alrededor atento a cualquier movimiento pero no hay
nadie. Realmente lo he perdido. Suelto una pequeña risa y niego con la
cabeza avanzando un poco más rápido, comenzando a correr en la
fresca noche para llegar más rápido.

Me abrazo a mí mismo cuando llego a mi cuadra y finalmente avanzo a la


puerta de entrada del departamento. Palpo mis pantalones observo el
entorno asegurándome una última vez que no haya nadie.

—¿Dónde se metieron? —Murmullo palpando de nuevo esta vez en mi


chaqueta igualmente.

Rebusco en mis bolsillos de adelante y luego los de atrás. Mi pánico va


creciendo conforme voy palpando y solo encuentro mi teléfono y lo que
me quedo de dinero.
Mis llaves no están. ¡Mierda no está!

—Respira. —Me ordeno y me apoyo contra la puerta tomando mi


cabeza. —Haz memoria, haz memoria. ¿Dónde las dejaste?

De acuerdo. Cuando deje el cambio todavía allí estaban. Las metí en mis
bolsillos y me fui a bailar. Baile... si... baile... de acuerdo. ¿Luego qué?
Yoongi me beso. Llevo sus manos a mi cintura, nos besamos de nuevo y
yo salí corriendo. No me molestaron las llaves cuando corrí. Ya no
estaban cuando salí del bar. No cayeron mientras corría... entonces...

Abro mi boca y muerdo mis labios sintiéndome rabia.

—Maldito. —Susurro para mí mismo al recordar que Yoongi comenzó a


manosearme mientras bailábamos. Y no me estaba manoseando. ¡Me
estaba quitando mis malditas llaves! ¡Sera astuto el hijo de...!

Gruño frustrado y llevo mis manos a mi cabeza tratando de conservar la


calma y pensar en algo. No tengo con quien quedarme. ¿Elliot?
Probablemente. No tengo dinero suficiente para pagar un motel u hotel.
Por el momento el parece ser mi mejor opción.

"Llamada entrante de número desconocido"

Mi teléfono comienza a vibrar y la robótica voz me llama captando mi


atención. Suelto un suspiro de cansancio y descuelgo llevándolo después
a mi oreja.

—¿Hola? —Pregunto.

Silencio.
—¿Hola? —Repito alzando un poco mi ceja.

Silencio.

Despego el teléfono y observo la pantalla. La llamada sigue corriendo,


¿Qué sucede?

—¿Hola? —Repito sintiéndome ahora si molesto. —Mire, si esto se trata


de una broma pesada le recomiendo que cuelgue ahora. No estoy de
humor.

Una risa ronca del otro lado me pone los pelos de punta.

—Nunca es muy tarde para venir a recuperar tus pertenencias.

Aprieto mis puños con fuerza en un fallido intento de mantenerme


tranquilo.

—¿Dónde estás? —Pregunto de mala gana.

—¿Las quieres? —Se burla. —Ven a la boca del león a recuperarlas,


muñeco.

—Dime donde estas. —Repito molesto.

Cuelga después de reír de nuevo.

¡Pero que!

¡¿Dónde mierda esta?!

—Maldita sea. —Digo entre dientes dispuesto a volver a llamarlo pero un


mensaje del mismo número me llega poco antes de que presione el
"devolver la llamada".
Entro y mis ojos observan fijamente la dirección enviada. Levanto la vista
al cielo y nuevamente la bajo a mi teléfono negando con la cabeza
divertido.

Una pequeña sonrisa se dibuja en mis labios y los relamo ajustándome la


chaqueta y comenzar a avanzar en silencio hacia donde me ha pedido.

Ah... cuanto lo odio por hacerme esto. Ya lo extrañaba.

Mi ceño se va frunciendo poco a poco ante el edificio que se alza frente a


mí. Observo el número y la calle nuevamente asegurándome que estoy
en el lugar correcto. Y si, en efecto lo estoy. ¿Qué demonios con Yoongi?
Vuelvo a dirigir la vista observando los innumerables grafitis que hay
afuera, el silencio, que reina en el interior, las ventanas rotas, el silencio,
la oscuridad que engulle todo sin permitirme ver nada. Todo está lleno de
polvo. Es un edificio abandonado definitivamente.

Un edificio abandonado de... ¿diez pisos?

Me voy acercando a el subiendo las cuatro pequeñas escaleras y llego a


la entrada. Esta oxidada y suelta chirridos desagradables cuando la
empujo para ingresar. Toso un poco y lentamente entro cerrando la
puerta detrás de mí sacudiendo mi ropa.

Saco mi teléfono que tiene poca pila y prendo la lámpara para iluminar el
entorno. Está lleno de telarañas y completamente vacío. Hay basura,
botellas vacías y prendas sucias. El silencio es absoluto y aquello
comienza a inquietarme.

—¿Yoongi? —Llamo, mi voz hace eco.

El silencio permanece y se vuelve más crudo. Comienzo a avanzar en


silencio iluminando todo hasta llegar a las escaleras que rodean las
cuatro paredes subiendo muy alto. Me asomo y levanto la vista
calculando nuevamente los pisos. Si. Deben ser entre nueve y diez.

—¿Yoongi? —Llamo más fuerte.

Comienzo a subir las escaleras hasta el primer piso. Muchos pasillos en


distintas direcciones se abren frente a mí mareándome por completo.
Niego con la cabeza. ¡Tiene que estar bromeando!

—¡Yoongi por favor! —Suplico. —¡Dame aunque sea una pista!

Ilumino nuevamente el entorno buscando algún movimiento pero no hay


nada. Avanzo un poco hacia adelante entrecerrando mis ojos al observar
algo extraño en el suelo. Ilumino con la luz observando un rastro de
sangre que no luce de mucho tiempo. Esta fresca.

"6"

Es claro el número escrito en aquella sangre. Algo frío me recorre y


apago la luz encontrándome en una oscuridad casi total. Avanzo
nuevamente por las escaleras y me ayudo del barandal para guiarme.
Subo un piso y luego otro, y luego otro hasta finalmente llegar al sexto.
Me encuentro jadeando un poco con la boca abierta y tronando un poco
mi espalda.
Saco nuevamente mi teléfono y vuelvo a iluminar el lugar moviéndome
un poco para observar el entorno. Hay tres pasillos, todos ellos
perdiéndose y varias puertas rodeando el espacio. Maldigo un poco y me
quedo en el borde esperando no sé qué. Me da terror meterme así como
si nada. Es algo aterrador hasta cierto punto.

—Dame otra pista. Por favor. —Digo en voz alta para que me escuche.
— Yoongi.

Hago un pequeño puchero.

—Yoongiiiii — Alargo abultando mis labios.

No lo hará, ¿cierto?

Suspiro rendido.

—Bien. —Me digo en voz baja. —Es hora de ser el cazador esta vez.

En parte ese pensamiento me anima. Me aferro bien a mi teléfono y


comienzo a avanzar por los pasillos con cuidado, abriendo las puertas y
asomándome dentro. Comienzo a avanzar tarareando canciones en voz
baja y esbozando poco a poco una sonrisa.

—Me hiciste mucha falta este tiempo, ¿sabes? —Comienzo a decir


avanzando con más calma y observando dentro de las habitaciones. —
Extrañaba tu presencia, todo lo que provocabas en mí.

Sigo avanzando finalizando el primer pasillo. No hay nada. Asiento y


regreso para ir por el segundo, sigo avanzando con la misma calma
rozando con mis dedos las paredes.
—Es curioso que ahora seas tú quien esté jugando a esconderse de mí.
—Sigo divertido. —Allá en el bar lucias desesperado por tomarme allí
mismo.1

Abro la primera puerta con fuerza haciéndola azotar. Nada.

—Dos años Yoongi. No quiero imaginar cómo debes estar. —Me


detengo.

Oh, esto le arderá hasta los testículos.

—Podría decir lo mismo. —Me mantengo en silencio y cruzo mis brazos


divertido. —Pero hubo chicos que realmente me hicieron sentir tan bien
en tu ausencia... -Suelto una agradable risa. —Podría decir que gracias a
ellos no te extrañe tanto pequeño psicópata.

Y finalmente aquel ruido que me pone alerta que voy por buena vía. Un
golpe seco que me hace esbozar una sonrisa y avanzar por donde voy.
Lo he escuchado no muy lejos, del lado izquierdo.

—¿Y te digo que es lo más divertido de todo esto? —Me freno junto a
una puerta y me apoyo en la pared sonriente. —Que hay uno en especial
que me recuerda un poco a ti. No porque sea un sádico sumamente
enfermo. No.

Sonrío de nuevo.

—Me recordó a ti porque me hacía gritar creo que incluso más de lo que
hacía contigo.

La puerta se azota con fuerza una última vez y escucho más golpes y
cosas caerse. Pateo la puerta tan fuerte como puedo aventándola lejos.
Entro volviendo a azotar la puerta observando a Yoongi de espaldas, con
el cuchillo enterrado hasta el fondo de la pared. Sus hombros suben y
bajan con rapidez y su cuerpo esta rígido.

—Cazado. —Susurro ladeando mi cabeza hacia la derecha con una


sonrisa.

El lentamente va extrayendo el cuchillo de la pared pero se mantiene de


espaldas. Mi cuerpo tiembla pero me mantengo con aquel deseo de
mantenerme allí y aceptar lo que he provocado. Yoongi lentamente se va
dando la vuelta, sus ojos completamente oscurecidos y su cuerpo duro
como una piedra, tenso de todos sus músculos remarcando sus venas.

Es aterrador. Y me encanta.

—Mis llaves. —Extiendo mi mano sin borrar la sonrisa de confort que me


provoca la situación y que he logrado voltear nuevamente el juego a mi
favor.

Esto se ha convertido en una tira y afloja de ambos lados. Dejo de ser un


tira de su lado por completo puesto a que me he decidido a también yo
tirar de aquella cuerda. ¿Quién terminará primero de rodillas frente al
otro? No lo sé.

Es una mezcla mucho más intensa de peligro. Ya no se trata solamente


de hacerlo enojar y agachar la mirada. No. Ahora es hacerlo enojar y
alimentar así la rabia con más intensidad, enfrentarlo descaradamente
sin ponerme a pensar que puede rebanarme allí mismo el cuello.
Necesito aquella adrenalina, aquel sentimiento de muerte latente
rodeándome conforme más brusco y cerca voy jugando con el fuego. Su
fuego.

Vuelvo la vista para centrarme en lo que esa sucediendo ahora mismo.


Yoongi sigue manteniendo el silencio apretando el cuchillo con fuerza
que hasta sus nudillos se tornan blancos y sus venas se marcan más.
Retrocedo un paso cuando el comienza a acercarse sin decir
absolutamente nada levantando el cuchillo conforme más pasos va
dando y aquella demencia resbalar sin control de su mirada y energía.

Puedo sentir lo molesto que está ahora y sin embargo sigue sin lanzarse
sobre mí. Algo espera y no estoy seguro de que es. Sigo retrocediendo
poco a poco, en lentitud tortuosa que ninguno de los dos piensa quebrar.
Yo no. Voy contando los segundos, retrocediendo al mismo ritmo que el
avanza, observando ahora el filo brillante que se levanta sobre mí.

Mi espalda finalmente da contra la pared y el me acorrala por completo.


Le mantengo la vista fija pese al terror que me hiela hasta los tuétanos.

Abro un poco mi boca y siento mi pecho pesado, mi respiración


dificultosa cuando está frente mío, el cuchillo rozando delicadamente mi
cabello.

Y sin embargo me permito esbozar una pequeña sonrisa perdido en sus


ojos. El me la devuelve llevando el cuchillo a mi pecho. Toda mi piel se
eriza y mi cuerpo despierta bruscamente. Relamo mis labios antes de
hablar. Escupir lo que prácticamente llevo ocultando y ahora deseo más
que nunca sin poder aguantar más:

—¿Qué esperas para castigarme?

Ni yo puedo creer que lo acabo de decir.

—Me he estado portando muy mal Yoongi... —Avanzo hacia él,


enterrando la punta del filo en mi estómago. —Yoongi...
Sus ojos me examinan, el filo se va moviendo hacia arriba comenzando a
rasgar mi ropa. Siento mi respiración agitarse y el me empuja de nuevo
con fuerza haciendo el filo hacia atrás para que no se entierre en mí.
Suelto un grito que se ahoga después en mi garganta cuando comienza
a cortar cerca de mis costillas. Me ahogo de nuevo pero él tapa de nuevo
cuando veo la prenda tornarse roja y la sangre comenzar a resbalar
cálidamente por todo mi cuerpo hasta llegar al suelo.

Él me toma con fuerza de las mejillas y levanta mi mirada, mis ojos llenos
de lágrimas antes de que se acerque y apenas roce mis labios.

—Desearas no haber nacido. —Susurra finalmente. —Prepárate para tu


castigo muñeco, que esta vez no te tendré piedad.

Abro más mi boca para jadear de dolor cuando un teléfono comienza a


sonar interrumpiendo bruscamente. Nos mantenemos en silencio
escuchando el timbre que resuena sin piedad por todas las paredes.

Yoongi se separa y saca su teléfono. Lo observo sin saber que pensar


cuando descuelga.

—¿Si? —Pregunta de mala gana apretando su mandíbula.

Silencio.

Espero observando sus expresiones faciales de confusión y después


clavarme duramente la mirada. Me estremezco.

—De acuerdo. —Sus ojos se mantienen clavados en mí. —Iré ahora


mismo.

Cuelga y se acerca a mí sacando de sus bolsillos mis llaves. Toma mi


mano y las coloca allí bruscamente.
—¿Qué? —Pregunto observándolo confundido.

—Cambio de planes. —Espeta fríamente. —Te regresas a casa.

—Pero... ¡Espera! —Me comienza a jalar. —¡Auch! ¡Auch, espera!

Me arrastra fuera de la habitación y me coloca un poco de dinero en la


mano.

—Con eso podrás pagar un taxi. —Sigue. —Tu pequeño castigo deberá
esperar un poco.

—Pero...

—Debo irme. Cuando menos te lo esperes ya te tendré arrastrando y


esta vez... —Se frena manteniéndome fija la mirada. —Esta vez no
podrás salvarte por una simple llamada.

Le mantengo fija la mirada sintiéndome más confundido, decepcionado y


al mismo tiempo aliviado. Doy un paso para alejarme pero él me toma
con fuerza deteniéndome. Vuelvo a verlo.

—¿Si? —Pregunto al ver que no suelta mi mano.

Él se mantiene en un corto silencio antes de tirarme hacia él. Chocamos


nuestros pechos y mis mejillas se tiñen ligeramente de rojo al tenerlo
nuevamente tan cerca sintiendo su respiración y sus manos tomarme
suavemente de mi espalda baja.

Y es que no importa cuántas veces nos encontremos así... siempre lo


volveré a sentir como la primera vez.

—Terminaras muerto. —Amenaza.

Trago pesado.
—Lo sé. —Contesto.

—¿Qué sabes? — Pregunta de nuevo mucho más serio.

—Que terminaré muerto si sigo provocándote así. — Bajo un poco la


mirada.

—Es divertido lo que haces. Solo alimentas lo que te espera cuando te


tenga solo en una habitación. —Sonríe. —Pero yo no me refiero a eso
muñeco.

—¿Entonces? —Alzo una ceja.

—Terminaras muerto. —Repite otra vez gélido.

Silencio.

—Terminaras muerto si te enamoras de mí.


68

JIMIN.

Avanzo lentamente por los pasillos de la Universidad con los libros en


mano. Voy leyendo lo que hay en algunas hojas frente a mí y asiento de
vez en cuando evitando chocar con las personas. Levanto la mirada
cuando me toman de los hombros y suelto un bufido.

—¿Qué pasa Elliot? —Pregunto de mala gana, la verdad no me


encuentro de humor. —Las clases acabaron y solo quiero irme a casa.

—Creo que tú y yo necesitamos hablar. —Sonríe un poco.

—Córtalo. —Suspiro cansado. —Te he dicho que lo nuestro acaba.

—Necesito hablar contigo ahora mismo. —Sigue tomando mi brazo. —


Muy seriamente Jimin.

—¿Qué pasa? —Pregunto alzando una ceja.

Elliot esboza una gatuna sonrisa que me estremece un poco. Me toma


del antebrazo y me tira un poco a él hasta que nuestros pechos chocan.
Trago pesado y trato de zafarme pero el refuerza su agarre. Dejo de
removerme y levanto la mirada para cruzarla con la de él.

—¿Qué mierda Elliot? —Pregunto entre asustado y molesto.

—Te descubrí. —Susurra sonriendo de una forma muy inquietante.

—No sé a qué te refieres. —Vuelvo a tirar pero me sigue tomando. —


Suéltame, ¡Te he dicho que me sueltes!
Elliot abre el aula junto a nosotros después de asomarse y asegurarse
que está vacía. Suelto un pequeño chillido cuando me jala y me avienta
dentro con fuerza colocando después el pestillo. Me aferro a mis libros y
suelto un grito cuando me avienta contra la pared y viola por completo mí
espacio personal.

Pestañeo repetidas veces y voy levantando la mirada hasta cruzarla con


la de él. Me estremezco en sus brazos y me hago más pequeño en mi
lugar cuando roza mi mejilla.

—¿Cómo nunca antes me di cuenta? —Susurra divertido. —¿Park


Jimin?

—¿De qué hablas? —Pregunto temblando un poco. —Elliot...

—Tranquilo mi amor, no es nada malo. Solo necesitamos hablar.

Retira mis libros de mis manos y los coloca en la mesa. Sigo


observándolo comenzando a inquietarme cuando frota un poco mis
hombros y sus manos bajan un poco hasta mis manos que toma. Mis
mejillas cosquillean por más que intento mantenerme neutro.

—Elliot, me estas asustando. —Confieso inquieto.

—Comencé a sospechar cuando me dijiste que te mudabas. —Comienza


soltándome sin quitar aquella sonrisa. —Pero no le tome tanta
importancia.

—¿Qué? —Repito.

—Y luego Taehyung. ¡Realmente que torpe por no darme cuenta! Creí


que eran extrañas coincidencias cuando realmente... —Ríe. —
¡Realmente eras tú! ¡Siempre lo fuiste!
Me mantengo en silencio comenzando a asustarme.

—Y esa vez que te vi subir con aquel chico de cabello negro. —Niega
con la cabeza. —Yo decía que su rostro me sonaba de algún lado.
Vaya...

—Elliot... —Comienzo. —¿De qué hablas?

—¿Es que aún no lo comprendes? —Se burla soltando una pequeña


carcajada, sus mechones rubios ondulados cayéndole en el rostro. —Ah
mi amor, eres algo lento.

Me pego más a la pared cuando levanta mi barbilla con sus dedos y me


dedica una escalofriante sonrisa. Soba mis labios.

—Todo este tiempo me estuve tirando al pequeño y adorable niño que mi


padre tanto buscaba. —Sonríe. —Tanto tiempo tan cerca del chico que
todos buscan, nuestra granada y anzuelo para terminar de una vez por
todas con el oeste.

Mi alma se va al suelo. Abro la boca y comienzo a temblar con fuerza


negando con la cabeza.

—No... —Susurro. —N-no...

—¿Te he hablado de mi padre? —Sigue preguntando. —¿O de mi tío?


Creo que sí. Pero ya los conoces, ¿no es así Jimin?

—No puede ser. —Susurro. —¡Tú no!

—Tuve la misma reacción pero ahora está más que claro. —Pellizca mi
nariz. —Eres el pequeño Jimin, el juguetito de Min Yoongi, nuestro
enemigo este, arma letal de Forcraft, el hijo adoptado de Park Chaerin...
los fugitivos del bando contrario. Eres tu pequeñín, siempre estuviste
frente a nuestras narices. ¿Quién lo diría?

Toda mi cabeza da vueltas.

—Así que es momento de presentarme correctamente. —Sonríe ladino.


—Soy Elliot Beaureal Sullivan. Hijo de Derek Sullivan, sobrino de Kyle
Keynton y tu agradable compañero y estudiante de medicina.

Mi mandíbula se va a los pies. Trato de salir corriendo pero me toma del


brazo con fuerza. Me remuevo y trato de patearlo pero logra
inmovilizarme y hacerme una llave que me lleva al suelo en un fuerte
golpe. Todo mi aire se va y suelto un quejido cuando siento su peso
sobre mí.

—Corren muchos rumores tuyos mi amor. —Susurra en mi oído. —¿Te


importa si los confirmo?

Me remuevo con fuerza cuando lo siento levantar la bata y camisa y


rozar mi piel. Ahogo más gritos pero tapa mi boca y comienza a reír.

—Así que lo es. —Dice riendo. —Parece que no tuviste accidentes de


pequeño para hacerte estas cicatrices.

Se vuelve a inclinar, aprieto mis ojos con fuerza.

—Parece que tu accidente se llama Min Yoongi. ¿No? —Toma mi cabello


y tira hacia atrás. —¿Así que era por eso?

—Déjame ir… —Susurro como puedo.

—¿Es por eso que nunca te conformabas con nada? —Sigue


preguntando. —¿Por qué no te maltrataba como él lo hizo? ¿Pequeño y
sucio masoquista?
Suelto un aullido cuando siento algo filoso rozar mis hombros. Elliot
cubre mi boca y yo me remuevo con más fuerza debajo de él pero es
demasiado fuerte. Sé que ha practicado artes marciales y ahora no lo
dudo. ¡Pero mierda!

¡¿En qué jodido momento paso todo esto?!

Suelto otro grito cuando lo siento besar la zona mandando miles de


vibraciones por mi cuerpo. Lloriqueo pero dejo de forcejear al instante
cuando me azota con fuerza y me da la vuelta con brusquedad. Se sienta
sobre mí con una sonrisa y toma mi cuello haciendo presión.

—Papa estará feliz cuando le diga lo que descubrí. —Se burla. —Pero
hay un problema y es que me gustas demasiado, Jimin. No te mentía.
Eres un chico maravilloso y lo que menos quiero hacer es hacerte daño,
¿me entiendes?

—N-no parece… —Hablo con dificultad arañando un poco sus brazos.

—Ambos sabemos que no podíamos tener esta conversación


tranquilamente, lamento las medidas drásticas. —Afloja y finalmente me
suelta haciéndome toser un poco. —Pero es necesario realmente que
hablemos.

—¿De qué? –Pregunto temblando.

—Mi padre te está buscando y yo estoy en un dilema. Sabía que


meterme a investigar sería malo. —Se levanta y me levanta a mí también
sacándome un pequeño chillido. —Así que escúchame bien, ¿de
acuerdo?

Me mantengo en silencio todavía abrumado por todo lo que está


sucediendo.
—Mañana te espero en el restaurante de pastas acá a la vuelta, dos
calles más. –Dice. –Y hazme confianza Jimin, no seguirás vivo por
mucho tiempo así que estoy haciendo esto para prolongar aquello y
negociar. No quiero que te hagan daño, quiero que te quede claro eso.

—No te creo. –Susurro.

—Lo sé. Peleare por tu confianza así que por favor solo te pido eso. –Me
toma las manos. —Ve mañana. Hablaremos tranquilamente y te
explicare la situación, llevare evidencia si eso quieres. Confía en mí.

Niego con la cabeza pero él me toma de ambas mejillas con fuerza.

—Por favor. –Pide una última vez. —Es lo único que te pido.

Me mantengo en otro silencio más prolongado antes de asentir


suavemente. Mi corazón va rápido pero el luce aliviado.

—Ven acá Jimin. –Me abraza con fuerza. —Nunca más volveré a hacerte
esto pero estoy preocupado y… voy a perder la cabeza.

—Estaré mañana. –Le digo. —Pero intentas algo y te juro que…

—Por eso elegí un lugar público. –Me dice separándose. —Elígelo tú si


prefieres.

—Está bien allí, no pasa nada. –Niego con la cabeza. —Solo… por
favor…

—Te daré unos momentos, ¿bien? –Soba mi mejilla. —Nuevamente lo


siento.

Me limito a contestarle y el lentamente se zafa de mi agarre besando mi


mano y saliendo del aula.
Me quedo pasmado sin saber que contestar o cómo reaccionar. Fue un
tornado que me tomo de sorpresa, algo que me ha dejado helado y aun
no sé cómo reaccionar. El… él es hijo de uno de los hombres que
asesino a mi madre. Hijo de uno de los amigos de mi madre.

Pero… ¿Qué demonios? Si Sullivan era amigo de mi madre junto con


Kyle por qué… ¿La mataron?

Nuevamente aquella pregunta comienza a darme vueltas en la cabeza y


todo el shock simplemente incrementa el pánico que se va instalando de
que algo anda mal. ¡Algo anda mal!

¿Qué paso esa noche el día de la cena?

¿Qué fue lo que realmente paso?

Mi mente es un torbellino ahora mismo. Me siento marear y las fuerzas


me van abandonando. Salgo corriendo con mis cosas antes de
desmayarme allí mismo con la piel enchinada, la cabeza doliendo más
que antes y todo mi cuerpo temblando. Salgo corriendo sin importarme
nada y sin contestarle a nadie. Debo llegar a casa y digerir lo que acaba
de suceder ahora mismo.

¿Qué mierda sucede?

¿Qué mierda está sucediendo aquí?

¡Carajo! ¡¿Es que ya no se puede estar tranquilo?!

¡Como si no tuviera ya suficiente con Yoongi en mi vida! ¡Odio esto! ¡Lo


odio!

Salgo a regañadientes y llego sumamente molesto al departamento


tirando la mochila con molestia a mis pies. La pateo de mala gana y me
voy a acostar al comedor hundiendo mi rostro en la mesa y maldiciendo
en voz baja. No puedo creer lo que ha sucedido, no me la creo, esto no
está pasando.

—Esto no está pasando. –Me repito en voz baja. —Esto no está


pasando, esto no está pasando.

Estas soñando, exactamente. Eso es, estas soñando. Solo sueñas, se


perfectamente que no estoy soñando, que es real y que mi mente está a
punto de colapsar. Pienso seriamente en tirarme del octavo piso o…

¡No, no! ¡Es una terrible idea!

No puedo llamarle a Yoongi, ¡sería terrible! Dudo que él sepa algo de


esto y francamente puede ser lo peor que podría pasar. No. No.
Definitivamente queda descartado.

Taehyung no está.

¡Me lleva todo!

—¿Quien? —Me golpeó la cabeza repetidas veces. Necesito un consejo,


esto no resultara.

Y en eso el foco se prende en mi cabeza.

—Anthony… —Susurro.

Me levanto de golpe y saco mi teléfono marcando. Me freno justo unos


segundos y pienso, ¿Qué él no quiere a Sullivan? Bueno, no entiendo
que pleito hay allí pero…

¡A la mierda! ¡Necesito respuestas!


Marco y me recargo en el sofá escuchando los pitidos del otro lado.
Comienzo a morderme las uñas en la espera hasta que finalmente
descuelga.

—No tengo nada de Taehyung. –Responde al instante.

—Olvídate de Taehyung, tengo otro problema. —Suelto sin siquiera


ponerme a pensar.

—¿Te encontró? ¡Mierda mandaré a que alguien vaya a buscarte! –Dice


casi gritando.

—¡No sé de qué me hablas! –Miento. — ¡Nadie me ha encontrado! ¿A


qué te refieres?

—Yo… —Se mantiene en silencio. –Lo siento, olvídalo. ¿Qué pasa?

—Tengo un problema Anthony. –Muerdo el interior de mi mejilla. —


Tenemos, quizás, no lo sé.

—¿Qué ha pasado? –Pregunta nuevamente preocupado. — ¿Estás


bien?

—Si. –Agito mi cabeza. —Es… es acerca de Kyle o Sullivan.

—Mierda. –Susurra. — ¿Los viste?

—Algo así.

—Explícate.

—Conozco al hijo de Sullivan.

Hay un largo silencio del otro lado. Muerdo mis labios con fuerza. ¿Por
qué no contesta? ¡No me está tranquilizando en nada!

— ¿Elliot? —Pregunta apenas.


— ¡El! — Exclamo. —¡Vamos en la misma Universidad!

—¡Mierda! –Grita. —¿Sabe de ti?

—¡Nos conocemos desde hace un maldito año! ¡No sabíamos hasta


apenas hoy!

—¡Alto ahí! ¿Qué? –Siento su frustración hasta acá.

—Me dijo que era el hijo de Sullivan y que necesitaba hablar conmigo,
que su padre quería matarme seguramente pero él no lo permitiría y me
cito mañana pero no sé qué hacer, te juro que he tratado de encontrar
algo pero simplem…

—¡Respira! –Me calla bruscamente. —Respira… —Repite ahora con


suavidad.

—No sé qué hacer. –Mi voz se ahoga.

— ¿Dónde te ha citado?

—En un restaurante, lugar público.

— ¿Iras?

—Para eso te llamé. –Contesto frustrado.

—Bien. –Él toma aire. —De acuerdo. Primero lo primero, si vas necesitas
seguridad. ¿Tienes gas pimienta? ¿Navajas?

—Si y sí. –Contesto asintiendo.

—Necesitas mucha seguridad, es Elliot de quien estamos hablando, hijo


de un importante mafioso y asesino Jimin. Créeme cuando te digo que al
menos el no estará solo. –Me advierte. —Necesitas a alguien que sea tu
guardaespaldas personal. ¡Literalmente!
—Puedo solo. –Me defiendo.

—No iras si no tienes seguridad. –Amenaza.

—Le pediré a una amiga que me acompañe. ¿Eso te hace sentir mejor?
–Pregunto. —Vigilará todo de lejos mientras yo hablo con él. No sabrá
que es amiga mía ni compañera, podría ayudarme.

—Bien. Dile que grabe cualquier cosa y Jimin, te lo suplico. Ten cuidado.

—Lo tendré. –Susurro. —Gracias Anthony.

—No me agradezcas Park, sabes que te tengo cariño. –Ríe.

Yo también rio y suspiro un poco.

—Bueno. –Relamo mis labios. —Supongo que te marcare después para


contarte que sucedió.

—Por favor. Apenas puedas me marcas.

—Lo haré. Cuídate.

—Nos vemos Jimin. Cuídate.

Finalmente cuelgo y lentamente deposito el teléfono junto a mí


sintiéndome ligeramente mareado. Demasiadas cosas están sucediendo
en este pequeño lapso de tiempo y no me siento aguantar o poder con
ello. Es una tontería.

Elliot conoce a Nayeon. Si la ve allí se jodio todo. Sabe que nos


llevamos, ¿a quién más puedo pedirle? Podría perfectamente ir sin nadie
y mentirle a Anthony. Es una pequeña mentira piadosa, ¿no?

Muerdo mis labios con fuerza y observo el teléfono junto a mí. Me siento
frente a él y lo tomo jugueteando un poco. No es una idea maravillosa,
mucho menos inteligente pero es una situación de emergencia. Alguna
mentira se me ocurrirá. Algo. Lo que sea. Es momento de confiar en mi
lado mentiroso y espera a que de lo mejor de sí. Ahora más que nunca.
Trago duro y cojo el teléfono comenzando a marcar mordiendo mis uñas.
Espero un pitido, dos pitidos y finalmente contestan.

— ¿Hola? —Dicen del otro lado.

—Yoongi. —Muerdo mis labios. —Ho-hola… uh… ¿crees que podríamos


vernos? E-es urgente.

YOONGI.

El timbre de la puerta me levanta al instante de la cama. Avanzo


lentamente y abro la puerta observando a Jimin frente a mí con sus
labios mordidos y una extraña expresión en la cara.

—Gracias. –Susurro. — ¿Puedo pasar?

Me abro un poco accediéndole el paso. El asiente rápidamente y pasa


junto a mí observando rápidamente el entorno. Cierro la puerta
sintiéndome algo incómodo ya que estoy en pijama.

— ¿Qué pasa? — Pregunto finalmente extrañado por su


comportamiento.
Él se voltea y suelta un suspiro jugueteando con sus manos. Las hunde
en sus bolsillos y da un par de vueltas antes de irse a sentar a la cama.
Alzo una ceja y me voy a sentar junto a él.

— ¿Todo bien? — Vuelvo a preguntar. Luce cada vez más y más


ansioso.

—Te necesito. —Va sin rodeos tomándome un poco por sorpresa. —Y


hablo enserio Yoongi. Te necesito.

Alzo una ceja de nuevo y la niega con la cabeza.

—Mañana saldré… —Explica, asiento un poco para no mostrarme


molesto.

¿Y con el permiso de quién saldrá?

—Con un chico. —Finaliza.

Abro mis ojos y estoy a punto de explotarle cuando me toma de las


manos. Me tenso un poco al sentir su calidez al apretarme y su mirada
llena de súplica.

—No es lo que crees. –Dice. —Es información importante.

— ¿Qué clase de información importante? —Alzo una ceja.

—Hubo una muerte hace unos días en la Universidad. –Comienza, ladeo


un poco mi cabeza. —Su tío estuvo en la investigación pero ayer
descubrió información que podría ser de vital ayuda para aquel
homicidio.

¿Qué mierda?

—Y… —Lo invito a continuar sintiéndome más confundido.


—Hay sospechas de que el asesino esta entre los estudiantes, se ha
sentido vigilado. –Sigue. —Quiere compartir la información conmigo por
cualquier cosa.

Asiento comenzando a comprender un poco hacia dónde va esto.

—Me es extraño ir allá simplemente. Si el realmente tiene el asesino a


sus espaldas si me ve con el puedo correr peligro. –Niega con su
cabeza. —No quiero entrar en pánico pero tu… bueno. Ya sabes, si
pudieras simplemente seguirme y observar de lejos te lo agradecería.

— ¿Me viste cara de perro policía? –Pregunto de mala gana.

—Yoongi te lo estoy suplicando. –Dice molesto.

Rio.

—Solo estoy jugando. –Le digo. —Podría ir pero necesito algo a cambio.

— ¿Estamos jugando con mi vida y pides aun así algo a cambio? –


Pregunta molesto levantándose de la cama pero vuelvo a tirarlo hacia
ella.

—No te pido mucho. –Mi agarre se refuerza. —Tú todavía tienes un


castigo pendiente.

—Ahora no es el jodido momento. –Trata de zafarse.

—No será esta noche porque no tengo mis juguetes acá. —Le digo
fríamente. —Pero si te pido otra cosa muñeco.

Lo tiro a la cama soltándole un pequeño chillido. Sus mejillas se tiñen de


rojo cuando lentamente me voy colocando sobre el a horcajadas. Su
respiración falla y coloca sus manos en mi pecho para evitar que me
incline. Sus ojos me observan fijamente y nuestras piernas se rozan con
suma suavidad. Me inclino un poco pero el empuja abriendo más sus
ojos.

Oh. Se está haciendo el difícil.

—Yoongi. —Su voz sale temblorosa haciéndome sonreír. —Por favor.


Necesito llegar a casa, estudiar, tengo exámenes importantes y… y…

Su voz va fallando conforme más me inclino y va quebrándose y su


agarre haciéndose más débil. Me relamo y me inclino por completo hasta
sentir sus carnosos y tibios labios entrar en contacto con los míos y su
cuerpo tensarse rápidamente poniéndose a la defensiva.

Agarro sus muñecas y las coloco bruscamente a sus costados para


dominar su cuerpo mientras voy metiendo mi lengua en su boca. El jadea
con fuerza volviéndome loco, recordándome cuan ansioso estoy por
tomarlo y romperlo en esta cama en este jodido segundo.

Aflojo mi agarre y el aprovecha para rodearme por el cuello y morder mis


labios volviendo a gemir. Gruño y lo tomo de la cadera sintiendo nuestras
piernas enredarse. Rodamos en la cama sintiendo sus uñas enterrarse
en mi espalda y rasguñar. Gruño sobre su boca y comienzo a
mordisquear su labio inferior y colando mis manos por su cuerpo
comenzando a tocarlo con desespero.

—Ghungi. —Habla entre el beso estremeciéndome. –Ghespeda…

Ya cree que le haré caso.

Volvemos a rodar, el quedando sobre mi sin zafarse del beso. Me aferro


a su espalda y voy deslizando con lentitud tortuosa mis manos por su
espalda baja hasta sentir su gran trasero entrar en contacto con mis
manos. Jadeo por la exquisita sensación y sin pedirle permiso hundo mis
manos en sus pantalones y ropa interior para sentir su caliente piel.

El gime de nuevo y se separa de mis labios para enterrar su cara en mi


cuello y gemir, mordiendo el lóbulo de mi oreja y mandando cada gota
que me queda de control a la mierda. Lo estrujo con fuerza sacándole
más gemidos. Mi erección comienza a empujar la tela de mis pantalones
y debido a la suave tela es bastante visible.

Y siento a Jimin colocarse entre mis piernas y comenzar a impulsarse de


adelante hacia atrás para frotarnos. Lanzo mi cabeza hacia atrás
mordiendo con fuerza mis labios y me aferro a sus caderas. El suelta
pequeños suspiros hasta que se transforman en deliciosos gemidos y
aumenta la intensidad aferrándose con fuerza y cerrando sus ojos.

—Amh… —Gime, lo observo tan precioso frente a mí. —T-tan bueno…

— ¿Te gusta? —Pregunto sintiéndome sudar y aferrándome con fuerza.

Asiente con ojos cerrados y labios mordidos comenzando a frotarse con


más fuerza. Abre sus ojos y conectamos miradas. Nos devoramos en
silencio y el sigue moviéndose hasta que no me siento aguantar más y
prácticamente arranco su camisa devorándole la boca. Mis manos se
mueven desesperadas por su pecho desnudo hasta alcanzar sus
pezones y apretarlos.

Enloquezco al sentirlos nuevamente en mi boca y escucharlo gemir más


alto. No seguimos frotando y veo su erección creciente, sus gemidos
ahogándome en su placer, el sudor y espasmos de su cuerpo
volviéndome loco.

—¡Santa mierda! —Exclama en un segundo tensándose. —¡Las


fotocopias!
—¿Qué?

—¡Quítate, quítate! —Me empuja con fuerza y se baja de mí.

—¡¿Qué mierda Jimin?! Exclamo furioso, ¡tengo una maldita erección


ahora carajo!

—¡Las malditas fotocopias! ¡Van a matarme! –Se coloca su camisa


torpemente y con suma rapidez al igual que toda la ropa.

—¡No te atrevas a dejarme así! —Amenazo levantándome de la cama.

—¡Lo siento! —Grita antes de acercarse corriendo a la puerta.

Corro detrás de él antes de que cruce y lo tomo con fuerza de la cintura.


Él se voltea y planta sus labios en los míos tomándome completamente
por sorpresa dando un casto beso.

—Volveré. –Susurra antes de volver a besarme pero esta vez en la


mejilla rápidamente. — ¡Adiós!

Y yo solo puedo quedarme con la boca abierta. Toco mi mejilla al


instante sintiendo aquel calor y cosquilleo que me ha provocado.

¿Pero qué…?+
69

JIMIN.

A la mañana siguiente me arreglo lo más casual que puedo tratando de


convencerme que es un día cualquiera. No hay nada que temer, todo
saldrá bien, es una simple cita.

Suelto un suspiro y me arreglo el cabello una última vez antes de fruncir


mi boca y acomodar la camisa blanca que llevo. Me acomodo también
los jeans y después de unos segundos finalmente agarro mis llaves y mi
celular para salir del departamento.

Voy avanzando por las calles hasta que me detengo junto a una pared y
me coloco los lentes de sol. Me mantengo así unos segundos hasta
levantar la mirada y observa a Yoongi del otro lado de la calle igualmente
con lentes de sol y mordiendo su labio coquetamente.

Quizás no se está dando cuenta de ello pero luce terriblemente caliente.


¡Jimin concéntrate!

El asiente un poco y esboza una ladina sonrisa. Le devuelvo el gesto y


comienzo a avanzar sabiendo que a partir de ahora él me va a seguir. Me
siento más seguro hasta cierto punto y no puedo evitar observarlo un
poco a través de mi hombro antes de suspirar y seguir caminando a
donde me cito Elliot. Mis piernas tiemblan un poco y estoy ansioso,
espero lo peor. ¿Morir?

Bueno. Hoy el día está lindo así que es un buen día para morir. Sin
buenos polvos, pero muerto.
¿Qué acabo de pensar?

Agito mi cabeza un poco para mantenerme concentrado y cruzo las


calles tan rápido como puedo hasta que veo el restaurante cruzando más
cuadras adelante. Me detengo y espero en silencio a que Yoongi se
coloque junto a mí. El roza mi hombro provocando que levante la vista
hacia el pero la aparte un poco para que no se percate de ello.

— ¿Cuál es el plan? —Pregunta el ajustándose los lentes de sol y


lamiendo sus labios.

—Esperar a que las cosas no se salgan de control. —Susurro divertido.

— ¿Y si lo hacen? —Pregunta serio.

—Correr. —Contesto antes de dar un paso pero él me detiene


tomándome del brazo. Volteo.

—Tú corres, yo disparo. —Contesta el sonriendo.

—Jódeme. —Le contesto resoplando de mala gana.

—Toda la noche. —Susurra inclinándose hacia mí con una sucia sonrisa.

— ¡Ya! —Lo empujo un poco y comienzo a buscar a Elliot pero estoy


muy lejos como para verlo. Entrecierro mis ojos un poco, Yoongi roza sus
labios en mi cuello mandándome un pequeño escalofrió. —Creo que ya
lo veo. Iré. Quédate por acá.

— ¿Umh? —Pregunta encimándose más hacia mí con una sonrisa.

—Ya. —Lo empujo un poco pero el termina acorralándome contra la


pared atrapando mis labios ahogándome un pequeño jadeo de sorpresa.

Comienza a besarme lento tomando mis mejillas y profundizando cada


vez más introduciendo su lengua. Mi respiración se agita por completo y
trato nuevamente de empujarlo pero él se aferra con un gruñido de
molestia ahora tomándome de la cintura. Lo golpeo un poco y muerdo
sus labios para que me suelte pero no tengo éxito. Él se separa por fin y
me observa fijo a los ojos. Los ruedo y lo empujo con fuerza para que me
ceda el paso.

—No olvides de quien eres muñeco. —Lo escucho decir a mis espaldas.
—Evítame llegar y armar un escándalo.

—Uhg... —Murmullo de mala gana tratando de ignorarlo.

—Soy capaz de joderte allí mismo frente a todos si es necesario. —


Sigue. — ¡O matarlos! ¡No te conviene!

Tomo una honda respiración para evitar contestarle algo y finalmente


logro cruzar la calle. Voy en línea recta esquivando a un par de personas
hasta que llego al restaurante. Allí veo a Elliot sentado en una mesa
afuera observando su reloj de mano con cierta impaciencia.

Entro y me voy a sentar frente a él con sumo cuidado hasta que


quedamos cara a cara. Elliot sonríe un poco y yo me quito los lentes de
sol esperando a que comience.

—Elliot la verdad es que no quiero estar mucho tiempo aquí así que... —
Ladeo un poco mi cabeza. — Agradecería que comenzaras, por favor.

—Claro. —El asiente. —Pero antes que nada, te lo dijo Jimin, vengo
solo.

Me abstengo a contestarle algo y asiento un poco.

El suspira.
—Bien. Creo que ya sabes quién es mi padre, ¿cierto? Sí, claro que lo
sabes. —Comienza nervioso.

—Derek Sullivan.

Le sigo manteniendo fija la mirada esperando a que siga.

—Mi padre te ha estado buscando durante un tiempo Jimin. Puedo


darme una idea de por qué, pero sinceramente, no quiero que te haga
daño. Ningún tipo de daño. —Me dice viéndome fijamente. —Debes
pensar que no soy alguien de fiar, claro. Pero Jimin, yo no soy tu
enemigo.

—No... —Susurro bajando un poco la mirada. —Eso espero.

—Mi padre se llevaba bien con tu madre. —Comienza. —En esa cena,
me hablaron de ella...

— ¿Por qué no fuiste tú? —Pregunto ladeando mi cabeza y golpeando


mis dedos contra la mesa.

—Tenía cosas que hacer. —Alza sus hombros. —Aunque de haberte


conocido antes...

—Elliot ve al punto. —Interrumpo de mala gana.

—Bien, lo siento. —Revuelve su cabello. —Puedo hablar con mi padre y


convencerlo de que no eres una amenaza para nosotros, pero el
problema es que tu estas con Anthony y en ese caso, también con Min
Yoongi. Eso es un pequeño gran problema.

—No les daré la espalda. —Contesto, mi voz sale helada. —Ni a Forcraft
ni a Min.
— ¿Por qué? —Pregunta alzando una ceja. —¿Qué te han hecho?
¿Realmente te benefició Yoongi? ¿Él en tu vida?

—No lo entiendes. —Niego con la cabeza.

—No. No lo hago. —Me contesta frívolo. —Solo puedo ver que sea lo
que sea que hayan tenido ustedes dos, no fue bueno.

— ¿Me entregarías a tu padre? —Pregunto cortando el tema


bruscamente. No quiero hablar de Yoongi y yo porque ni yo entiendo que
carajos sucede entre nosotros.

—No pienso hacerlo. —Me contesta serio. —Sin embargo será también
cuestión de tiempo hasta que no pueda cubrirte más. ¿Los sabes?
Trataré de ocultar tus huellas tanto como pueda pero a cierto punto te
encontrara y te tendrá.

— ¿Qué quiere exactamente conmigo? —Sigo preguntando.

—Eres un rehén, por decirlo de cierta forma. —El ladea un poco su


cabeza de un costado a otro. —Mira Jimin, hay demasiadas cosas aquí
en juego. Si creías que esto era peligroso antes, lo veías de lejos.

—¿Y ahora? —Pregunto.

— ¿Y ahora? —Pregunta riendo. —Ahora estas en medio de todo el


caos.

¡Genial!

—Quizás podría mudarme, cambiar mi nombre e identidad y largarme


donde no puedan encontrarme. — Contesto de mala gana.

—Podrías, pero te encontrarían. No se darían por vencidos muy


probablemente.
Suelto un suspiro de rendición y muerdo un poco mis labios. No siento
que avancemos mucho pero aún tengo un par de preguntas que hacerle
aprovechando el momento...

—Tengo una duda más Elliot. —Le digo.

— ¿Si? —Pregunta sonriendo.

— ¿Conoces a Min Yoongi? —Pregunto con cautela. —Es decir, ¿en


persona?

—No. —Niega con la cabeza lentamente. —Lo vi en fotos y mencionan


mucho su nombre. De hecho, dudo que él me conozca a mí. No he
tenido el honor o la desgracia de conocerlo.

—Bien. —Agradezco de cierta forma eso. —Bueno. ¿Hemos acabado


esta conversación?

—E-en realidad... no. —Comenta un poco más nervioso.

— ¿Qué pasa? —Pregunto recargándome por completo en la silla y


cruzando mis brazos.

—Yo... yo quería hablar de nosotros. —Comenta algo avergonzado.

— ¿Nosotros? —Repito y levanto una ceja. — ¿Qué hay con eso?

—No quiero que porque mi padre sea un loco que va tras de ti signifique
que tú y yo dejemos de ser amigos. —Sonríe un poco. —Me agradas
Jimin. Pese al corto tiempo de conocernos. Hemos hecho muchas cosas
juntos pasado agradables momentos.

Lo sé. —Suelto un suspiro. —A mí tampoco me gustaría. Me agradas...


bastante, de hecho.
Él sonríe de nuevo y suspira antes de tomarme de la mano. Yo
inmediatamente me tenso y observo el entorno buscando por Yoongi
pero Elliot me aprieta más fuerte provocando que vuelva a dirigir mi
mirada hacia él.

— ¿Sexo de reconciliación? —Pregunta divertido. —Ahora que tengo


más conocimiento acerca de tus gustos en la cama podría intentar ser
más... ¿rudo?

Todo en mí se congela y estremece. Oh no.

—Lo peor es que podías decirme y no me iba a enojar, Jimin. La


comunicación es clave. —Sonríe pero yo me sigo congelando más y
más. —Podemos probar, ¿Qué dices?

—Eh... y-yo... —Me zafo un poco de él hasta retirar mi mano. —No creo
que sea una buena idea Elliot, la verdad yo d-debo irme...

—No tengas pena Jimin. Todos somos raros en ese sentido. Eso lo
vuelve más interesante. —Me guiña el ojo y me sigue sonriendo. —
¿Probamos?

—No creo que sea una buena idea. —Me levanto de la mesa
bruscamente. —Elliot, debo irme.

—Pero, ¡espera! ¡Jimin! —Él también se levanta.

—Elliot, por favor. No es momento ahora. —Le suplico.

— ¡Jimin! —Grita alguien ajeno.

¡No, no, no, por favor!

¡¿Justo ahora?!
Finjo demencia y avanzo un poco cuando me toman nuevamente. Volteo
hacia Elliot que me tiene tomando del brazo hasta que siento a alguien
más tomarme del otro brazo con muchísima más fuerza y jalonearme sin
piedad.

Trago duro y después de ver a Elliot que tiene una ceja alzada volteo
hacia el otro lado. Vaya. Luce realmente molesto...

—Nos vamos. —Contesta fríamente Yoongi tirando más de mí.

—Espera... —Susurro con una mueca de dolor. —Yoongi, espera.

— ¿Yoongi? —Pregunta Elliot alzando una ceja. — ¿Min Yoongi?

Yoongi se congela por completo y lentamente ve volteando hacia él.


Todo en mí se paraliza al verlo tan sombrío y... y... ¿Cómo lo hace?

— ¿De dónde me conoces? —Pregunta lento y amenazante.

Observo a Elliot con los labios mordidos suplicando con la mirada que no
meta la pata.

—Jimin me ha contado de ti. —Responde el tranquilo. —Una vieja


amistad, ¿no?

Yoongi me clava la mirada al instante. Me estremezco.

—Algo así. —Yoongi me mantiene todavía la mirada antes de levantarla


nuevamente hacia él. — ¿Y tú quién eres?

—Un compañero universitario nada más. —Él sonríe de nuevo


mostrándose agradable y despreocupado. — ¿Tú? ¿Su amigo?

Yoongi se mantiene en silencio y vuelve a verme. Me toma de la cintura y


me pega con posesividad antes de barrer con la mirada a Elliot con
desagrado. Me tenso en sus brazos.
—No. —Contesta fríamente la bestia.

— ¿Entonces? —Pregunta Elliot alzando una ceja al ver su agarre sobre


mi tan posesivo.

—Soy su novio, ¿tienes un problema con ello?

Mi mandíbula va al suelo. Creo que la de Elliot también.

¿Qué? ¿QUÉ? ¿He escuchado bien?

¿SU NOVIO? ¡¿QUÉ SE LE METIO EN LA CABEZA?! ¿HA


ENLOQUECIDO POR COMPLETO ACASO?

Siento una bofetada interna y me cuesta reaccionar. Abro la boca tanto


como puedo sintiendo todo en mí revolverse pero Yoongi me pega aún
más a él y Elliot prácticamente esta que se le salen los ojos. Yo estoy en
shock total, creo que peor que él. Un nudo esta en mi garganta y todos
mis jugos gástricos se revuelven.

— ¿Novio? —Pregunta Elliot viéndome con una ceja alzada. — ¿Tú y él?
¿Novios?

—Y-yo... —Siento un nudo en la garganta.

—No te incumbe, nos largamos. —Yoongi vuelve a tirar de mí. —Suéltalo


y evítame la molestia de hacerte algo.

Elliot me va soltando poco a poco hasta que su agarre finalmente se


zafa.

—Andando. —Yoongi vuelve a tirar de mí. Volteo detrás de mí viendo a


Elliot pero no puedo decirle nada más. Le digo a través de la mirada que
estoy igual de confundido y me dejo guiar por Yoongi que me sigue
tirando con excesiva fuerza. Él se mantiene inmóvil hasta que
desaparece de mi campo de visión. Tropiezo y reclamo para que vaya
más lento pero Yoongi hace caso omiso y sigue tirando hasta que
llegamos al auto.

No puedo abrir la puerta cuando él me toma con fuerza para que


quedemos cara a cara. Sus ojos desbordan en ira y yo siquiera sé cómo
sentirme. Estoy entre enojado, sorprendido y al mismo tiempo... uh...
¿emocionado?

— ¿Qué carajos fue eso? —Pregunto antes de que él diga algo. Sueno
molesto.

— ¿Qué? —El alza una ceja sin quitar su sombría mirada.

— ¿Novios? ¿Tú y yo? —Pregunto quizás con voz más aguda de la que
me hubiese gustado.

—No me gustaba como te veía ni tocaba. —Gruñe. —Fue lo primero que


salió, no me pondré a pelear allí mismo con tanta gente.

—El Yoongi que conocí créeme lo hubiera hecho. —Contesto todavía


sintiendo mi cuerpo helarse.

—Este Min Yoongi prefiere esperar un poco para que su venganza sea
impecable y perfecta. —Me dedica una gatuna sonrisa. —Y hablando de
venganzas, ya me canse que estés jugando al niño coqueto estando yo
cerca.

— ¿Qué? —Pregunto confundido.

—Es hora de tu castigo muñeco. —Me sonríe antes de reír como un loco.
—O debería decir... ¿novio?
Abro mi boca tanto que mi mandíbula duele. Mis mejillas se tornan
violentamente rojas y el cosquilleo sube por todo mi cuerpo, mi corazón
se escandaliza y mi respiración falla.

—No te atreviste... —Susurro sintiéndome arder en rabia.

—Oh, vamos mi amor. Será solo hoy día. —Sigue con burla tomando mi
barbilla. —Veamos como funcionaríamos tú y yo de pareja.

—P-pero... t-tu, n-no... ¡e-espera! —Me tropiezo con mis propias


palabras. — ¡N-no me digas mi amor!

El suelta una fría carcajada y finalmente me suelta.

— ¿Te gustan los animales, mi amor? —Pregunta ladino.

—No te atreviste... —Susurro de vuelta.

—Ups. —Sonríe antes de tomarme con fuerza para abrazarme por detrás
tomando mi cuello.

Observo la calle vacía y aun así trato de gritar pero tapa mi boca con
fuerza y siento que coloca un paño húmedo en mi nariz. Me revuelco en
sus brazos tratando de no inhalar pero es cuestión de segundos cuando
mi vista se torna más y más borrosa y los sonidos lejanos. Peleo tanto
como puedo pero mi cuerpo se va sintiendo más y más pesado hasta
que no me responde más.

Y finalmente todo se torna negro y silencioso.

.
.

Voy abriendo mis ojos con suma lentitud hasta que finalmente logró
captar la poca luz que hay. Suelto un débil gruñido y lentamente me voy
reincorporando hasta quedar de rodillas. Mi cuerpo se tambalea un poco
y es cuestión de segundos hasta que recupero mi sentido de orientación
y logro mantenerme en pie.

Estoy en un baño. ¿Qué hago en un baño?

— ¿Yoongi? —Llamo acercándome a la puerta. Lentamente me dirijo a


ella y poco antes de que mi mano se pose en la perilla, esta se abre
permitiéndome verlo. Doy un par de pasos hacia atrás observando su
intimidante figura deslizándose dentro del baño.

—Báñate. —Me ordena frívolo, me percato que ha cambiado: solo lleva


unos pantalones negros sencillos y una camisa blanca ligeramente
holgada y de tela fina. Esta descalzo también.

— ¿Ah? —Pregunto alzando una ceja.

—Báñate perfectamente bien, te quiero limpio. —Sigue sin mostrar más


que oscuridad con la mirada. —Cuando termines sal con esta bata. —La
apunta con la barbilla. —Te esperaré afuera. Usa mis cosas, no las del
hotel.

Cierra la puerta detrás de el con un fuerte golpe. Parpadeo repetidas


veces y bajo la mirada a mi ropa un poco sucia y me volteo para darle la
espalda a la puerta. Me voy despojando de mi ropa hasta quedar
desnudo y abro la llave de agua caliente esperando a que esta salga.
Introduzco mi mano dentro y una vez que la siento perfecta, me meto.
Dejo que me caiga por todo el cuerpo y mientras tanto agarro los
productos de Yoongi tal y como me lo pidió. Destapo el shampoo y doy
una inhalación profunda... una estúpida sonrisa en mis labios.

Huele a él. Suspiro cual idiota y comienzo a frotarme todo el cuero


cabelludo con su shampoo y jabones. Me embriago de su olor como una
droga sintiéndolo atravesar mis fosas nasales y quedar tatuado muy
profundo en mi subconsciente. Un aroma tan peculiar en él, delicioso,
fresco, suave, dulce. Miel... frambuesa. Huele simplemente delicioso.

Un curioso contraste entre aquella dulzura a como en realidad es. Duro,


frio, algo ácido. Es... Yoongi. Definitivamente. Muy Yoongi. Una vez que
todo es espuma blanca comienzo a enjuagarme. Cierro el agua y
deposito todas las cosas en su lugar cuidadosamente antes de salir. El
aroma sigue desprendiéndose y todo el baño está lleno de humo y el
espejo empañado. Tengo que pasar mis manos por el para verme, luzco
bien. Es decir, podría lucir terriblemente mal como hace unos días. Pero
no. Finalmente veo a Park Jimin en ese espejo y no un cadáver andante
completamente demacrado.

Un pequeño escalofrió me sacude y lentamente agarro la bata que está


allí cuidadosamente colgada. Me la pongo dejando que cubra mi cuerpo
desnudo, tomando ambos lados sueltos formando tiras para hacer un
nudo. Me observo una última vez en el espejo. Lo único que está a la
vista son mis piernas hasta la mitad de mis muslos y parte de mi pecho y
clavículas. Me admiro unos segundos posando para el espejo hasta que
una sonrisa asoma por mis labios al imaginarme desnudo con líneas
rojas adorando toda la blancura deliciosamente.

Mi cuerpo reacciona mandando una ola de calor y electricidad pura por


toda mi espalda. Muerdo un poco mis labios y finalmente me dirijo a la
puerta, rozando delicadamente mis dedos en la perilla que voy girando
con lentitud.

Adiós vida aburrida.

Hola precioso infierno.


70

JIMIN.

Abro la puerta. Todo está oscuro. Inhalo profundo y voy saliendo del
baño con lentitud cerrando la puerta detrás de mí quedando en la
oscuridad total. Me mantengo quieto unos segundos hasta escuchar
unos extraños ruidos que me ponen en alerta y erizan toda mi piel.

Una lámpara se enciende finalmente iluminando el lugar y permitiéndome


ver mejor donde me encuentro. Mi mirada recorre una gran habitación de
hotel diferente a la que visite hace unas noches, esta es más grande y
casi puedo jurar que estamos en un lugar muy alto debido al extraño
silencio. Apenas logro escuchar algo proveniente del exterior.

Colores beige, rojos. Una gran cama donde hay una maleta apoyada,
una pared enfrente que me hiela por completo al ver un extraño
mecanismo colocado con muchas cosas filosas y cadenas colgando con
unas esposas. Me estremezco y lentamente sigo recorriendo hasta
detrás de mí donde pego un enorme brinco sintiendo mi pulso ir a mil.

—Yoongi… —Susurro con voz ligeramente ahogada.

Él está sentado en un sofá bien recargado y con las piernas un poco


abiertas observándome con una enorme frialdad, sin embargo sus ojos
están oscurecidos y aquello me pone un poco en alerta. No expresa
absolutamente nada con el cuerpo pero sus ojos… dios… sus ojos…

Puedo sentir como me está desnudando y azotando con fuerza. A través


de sus ojos él ya me está tomando sin piedad. A través de sus ojos yo ya
estoy hincado a su merced. Es una sensación exquisita, de un deseo que
me pone de los nervios y al mismo tiempo me pone mucho.

Nadie me desea tanto como él. Yo no deseo a nadie más que él.

Lo vemos a través de nuestros ojos. Es electricidad pura recorriendo


nuestros cuerpos. Mis ojos van bajando hasta sus manos y una punzada
de excitación me recorre al ver que, con sus largos dedos, va sobando
muy suavemente un látigo que reposa en sus piernas cuidadosamente.
Elegante, misterioso, tan malditamente caliente.

Vaya que es un hombre peligroso.

¡¿Y lo mejor?! ¡Que es solo mío!

Esbozo una pequeña sonrisa y finalmente me volteo completamente


hacia el con el pulso descontrolado dentro de mi cuerpo. Lo siento, mi
cuerpo reacciona sin que siquiera me haya tocado. Ya puedo sentir sus
caricias con su penetrante mirada. Me vuelve loco, este hombre es un…
un verdadero peligro para mí.

Voy dirigiendo mis manos hacia el nudo de la bata para retirarla pero el
levanta la mano mostrándome su palma. Un sencillo acto que me pide
detenerme. Lo hago.

—No. —Es la única palabra que pronuncia sin quitarme la mirada de


encima. —Todavía no. —Todos mis vellos vuelven a erizarse. Me
mantengo quieto esperando más indicaciones, trato de mantenerme lo
más tranquilo posible pese a que mi mente y cuerpo piden a gritos
lanzarme sobre él.

Él sonríe.

—Quédate allí. —Sigue diciendo sin dejar de acariciar el látigo.


Trago duro. ¿Qué está esperando?

—Yoongi… —Llamo de nuevo.

—Silencio. —Me calla duramente volviendo a levantar su mano. —


Calladito. —Una sonrisa se va formando en sus labios. —No hablarás
hasta que lo pida muñeco.

¿Qué?

No entiendo exactamente hacia donde lleva todo esto pero me emociona.


Estoy ansioso por ver todo lo que tiene preparado para mí. El finalmente
se levanta lentamente y deja de acariciar aquel látigo que no deja de
captar mi atención. Lo coloca en su hombro para dejar ambas manos
libres y acercarse a mi hasta tomarme de la cintura e irme haciendo poco
a poco hacia atrás, sus ojos muy clavados sobre mí.

Nos detenemos un par de pasos después. Él se sienta en el borde de la


cama que está justo detrás de él. Firme. Intimidante.

—Quítate la bata. —Pide.

Dirijo mis manos con prisa hacia el nudo pero el vuelve a detenerme. Mis
dedos quedan sobre el nudo sin moverse ni un poco. Espero a que me
conteste por qué me ha frenado.

—Lento. –Pide con una sonrisa. —Muy lento, muñeco.

Aprieto mis labios y con una lentitud tortuosa voy zafando el nudo,
tirando de una cuerda zafándolo por completo. La abertura de mi pecho
se va mostrando poco a poco más abajo. Me mantengo quieto y
lentamente voy deslizando la bata con la ayuda de mis hombros,
sintiéndola resbalar con lentitud sobre mi cuerpo hasta que cae al suelo.
Mi respiración falla y casi me siento caer debido al temblor en mis
rodillas. La mirada de Yoongi cambia por completo y finalmente sus ojos
brillan con deseo desbordado que sacude todo mi cuerpo. Lame sus
labios y se vuelve a levantar con la respiración pesada, yo tiemblo un
poco y mis labios se abren ansiosos por probar los suyos. Nuestra
distancia se acorta y finalmente nuestros pechos rozan.

Yo mantengo mis ojos en sus labios hasta levantar la mirada para


observar los suyos. El reposa sus manos tibias en mi cadera,
comenzando a deslizarlas para sentir mi piel desnuda. Cierro mis ojos al
sentir todo en mi revolcarse, aquel recuerdo táctil que enloquece mi
cuerpo.

Nuestras antiguas reuniones íntimas vuelven a mi cabeza y eso es más


que suficiente para que toda la sangre comience a circular con mayor
rapidez por todo mi cuerpo.

Toma mis manos y me va haciendo hacia atrás lentamente hasta que


siento tropezar con algo. Hago una pequeña mueca y volteo detrás de mí
observando aquel mecanismo de tortura que provoca que un terror se
instale por todo mi cuerpo.

Yoongi me toma de la barbilla con fuerza para que voltee nuevamente


hacia él. Sonríe — ¿Listo para tu castigo muñeco? —Pregunta rozando
mis labios con los suyos y su índice colándose por mi garganta hasta mis
clavículas. Asiento completamente absorbido por él. Es una droga, todo
mi cuerpo se duerme con el estando cerca. El vuelve a sonreír y
finalmente se aleja.

—Súbete. —Apunta con su barbilla. —Tuve que hacer algunas


modificaciones para que no mueras… aunque…
Volteo a verlo escandalizado.

—Aunque. —Retoma. —Si desobedeces o no contestas correctamente


todas mis preguntas, podrías terminar haciéndolo.

— ¿Preguntas? —Susurro débilmente.

—Súbete. —Vuelve a ordenar solo que esta vez sin la sonrisa y con un
tono gélido.

Le doy la espalda y observo nuevamente aquel artefacto al que no le


encuentro mucha forma. Parece de esas máquinas de tortura que usaba
la iglesia durante la santa inquisición, peor. ¿O igual?

Realmente esto no me da buena espina. Hay un pequeño círculo de


madera que es donde debo colocarme. Subo a él. Hay un espacio justo,
debo procurar no moverme mucho o terminare cayendo. No creo que
pase mucho, son solo siete centímetros, quizás más.

Me subo quedando un poco más alto que Yoongi pero pese a eso le
sigue luciendo muchísimo más alto. Tan intimidante… Dios.

—Bien. —Sonríe. —Levanta tus manos.

Dudo un poco me da una mirada de advertencia. Levanto mis brazos tal


y como me lo ordeno y observo unas cadenas colgando con unos aros
de cuero suficientemente gruesos para cubrir mis muñecas. El estira
también sus brazos para jalarlas y ajustarlas. Toma mis muñecas y la
coloca allí dejándolas suspendidas en el aire. Me remuevo provocando
solo que las cadenas hagan un sonido de metal. Cool. Ahora no podré
bajar mis brazos si quiero.

—Yoongi… —Vuelvo a decir. — ¿Q-que es todo esto?


— ¿Te pedí que hablaras? –Me pregunta.

—N-no pero…

—Entonces cállate.

¿Cuál es su problema?

Sigue ajustando mis muñecas dejando el agarre ligeramente flojo.


Observo las barras de madera gruesa a mis costados y las puntas filosas
apuntando hacia mí. Trago duro y observo nuevamente a Yoongi pero el
sigue colocando y ajustando el mecanismo que no comprendo.

— ¿Sabes lo difícil que fue colocar todo? —Pregunta. —Llevo días. Tuve
que traer todo por separado.

—Lo tenías bien planeado, ¿no? —Pregunto. Muerdo mi lengua después


al recordar que no debería hablar.

Yoongi ríe y me observa.

—Sabía que no podrías mantenerte callado mucho tiempo. —Dice


sonriendo. —Parece que deberé ponerte un bozal muñeco.

Niego con la cabeza. El también niega sin borrar su sonrisa: —No lo haré
porque quiero escuchar tus gritos de dolor y placer. —Toma el látigo en
sus hombros. — Así que te explicaré como está el juego.

Toma nuevamente los aros de cuero que toman mis muñecas y las
ajusta. Suelto un grito al sentir pequeñas y puntiagudas puntas
enterrarse en mi piel. Aprieto mis puños y siento un poco de sangre
brotar.

—Ajustare tus muñecas. —Comienza tranquilamente. —Mucho más. Hay


quince pequeños picos en cada una rodeando tus lindas muñecas. Se
enterraran en tu piel lo suficiente para hacerte sangrar pero no para
destruir tu tejido muscular y desangrarte.

Comienzo a temblar.

—Si te caes de este espacio que llamaremos centro. —Señala la


plataforma en la que estoy parado. —Tendrás una caída de ocho
centímetros. Esos picos en tus muñecas te desgarraran entonces y muy
probablemente destruyan tus venas. Te desangras y mueres. Así que
trata de mantenerte en tu pequeño espacio. Tu vida depende de él.1

Mi corazón va cada vez más y más rápido.

—Y si tus muñecas no fueran suficiente, están estas a tus costados. —


Señala las filosas puntas a mis costados. —Ya sea que caigas a la
izquierda o a la derecha, no solo abrirás tus muñecas y venas, sino que
también desgarraras tus costados brutalmente provocando una
hemorragia. Seguirás desangrándote y morirás.

Las lágrimas comienzan a resbalar de mis ojos. Quiero gritar pero el


terror es tanto que no me atrevo a siquiera abrir la boca. Tiemblo en
descontrol, todo mi cuerpo da pequeños espasmos. No creo lo que estoy
escuchando, siento que me desmayare allí mismo.

—Sera divertido verte mantenerte quieto en esta plataforma ya que te


estaré azotando con esto. —Señala el látigo. —Abriendo tu piel tanto
como quiera drenándote con todos los cuchillos, navajas y tantas cosas
que traigo para ti. —Todo el aliento se me va y las lágrimas siguen
escurriendo. —Serás torturado. —Una sonrisa escapa de sus labios. — Y
no te gustará nada porque también voy a darte descargas eléctricas,
jugar con tu respiración y hacerte un sin fin de cosas de las cuales, si
tienes aguante, saldrás vivo.
—Yoongi t-te lo sup-suplico… —Todo mi cuerpo tiembla al igual que mi
voz. — ¡Y-Yoongi no hagas e-esto!

—Esa fue la parte del dolor. —Su sonrisa se vuelve más enferma. —
Ahora vayamos a la de placer.

¿Eh?

— ¿Qué? –Pregunto sin saber exactamente como sentirme.

—Sé que el cortarte y azotarte ya contara con tu placer. —Roza mi


barbilla de nuevo. —Pero he decidido probar más juguetes para ti.

Trago duro y vuelvo a apretar mis puños. El ríe poniéndome la piel de


gallina y se dirige hacia la maleta que abre. Todo mi cuerpo da un vuelco
y la respiración se corta.

—Será divertido verte intentando no revolcarte con este. –Enciende el


vibrador mandándome mil espasmos a mi cuerpo pese a que aún no lo
tengo en mi cuerpo. — ¿Y qué te parece esto? –Saca unos anillos que
igualmente sacude frente a mí. — ¿Te gustan muñeco?

No ha comenzado y ya siento que me voy a morir.

—Te encantará esto, mi amor. —Se burla. —Cuando acabemos con tu


tortura finalmente podre joderte a mi manera. Oh, esa idea te encanta,
¿no es así?, ya hasta abriste la boca y tu saliva comienza a escurrirse de
tus lindos labios.

No puedo evitar que toda mi boca se esté haciendo agua en este preciso
instante. Él se va acercando poco a poco hasta finalmente quedar frente
a mí, dejando todas sus cosas y solo quedando con el látigo. Comienza a
dar vueltas hasta detenerse y dedicarme otra sonrisa.
—Comencemos. —Sonríe mordiendo sus labios. Ajusta mis muñecas por
completo. Grito con fuerza al sentir todos los picos enterrarse en mi piel y
los hilos de sangre comenzar a deslizarse a gran velocidad. Mis ojos se
empapan de lágrimas.

—Comenzamos con las siete preguntas. —Azota el látigo contra el suelo.


— ¿Te parece?

Me azota las piernas sacándome un chillido agudo que acallo mordiendo


mis labios con fuerza. No me atrevo a mover los pies pese al ardor que
se hace presente junto con el cosquilleo. Mi cuerpo reacciona a aquel
estimulo positivamente. Suelto un gemido.

—Primera pregunta. ¿Con cuántos te acostaste en mi ausencia? –


Comienza a dar vueltas.

—T-tres. —Susurro sin dar nombres.

— ¿Es verdad? —Sigue preguntando.

—No te miento. —Digo con voz débil.

—Bien. —Sonríe.

El látigo se estrella con fuerza en mi espalda una vez. Me arqueo y lo


siento estrellarlo una segunda vez en mi trasero sacándome más
gemidos. Trato de tomar aire pero me es imposible porque vuelve a
azotar una tercera vez haciéndome gritar y cerrar los ojos absorbido por
el dolor el placer que eso provoca.

—Segunda pregunta. — Sigue dando vueltas con lentitud. — ¿Estas


satisfecho?

—No. —Contesto.
— ¿Por qué? —Roza con mis costillas.

—Porque tú eres el único que puede satisfacerme, nadie me hace sentir


como tú lo haces.

—Buena respuesta. —Sonríe. —Tercera pregunta.

Me mantengo en silencio. Relamo mis labios que están secos.

— ¿Me extrañaste muñeco?

—Mucho… —Susurro. —No dejaba de pensar en ti en las noches, me


perseguías a todos lados en mi cabeza.

El vuelve a reír y sigue sobando el látigo rozándolo con suavidad por mi


piel.

— ¿Temes morir estando conmigo? —Sigue preguntando.

—Un poco. —Me sincero. —Pero eso es lo que lo vuelve interesante


atento contra mi propia vida, lo se… Aunque curiosamente, eso me hace
sentir tan vivo que es difícil de expresar. —Suelto una risa. —Me
encanta.

Recibo un fuerte latigazo que me hace aullar de dolor.

— ¿P-porque hiciste eso? —Pregunto molesto.

—Te pregunte si temías morir, no si te gustaba. —Contesta serio. —


Quinta pregunta.

Suelto un suspiro y vuelvo a apretar mis puños.

— ¿Por qué sigues conmigo? — Pregunta frenándose y clavándome la


mirada.
—No lo sé… —Mi voz se apaga. — E-es… yo… no sé cómo explicarlo.
Creo… no lo sé, es… adictivo. Yo siento que no puedo estar sin ti sin
volverme loco y…

— ¿Me amas Jimin? — Pregunta oscureciendo toda su mirada.

El silencio reina.

Una punzada sacude mi corazón y pecho y al instante bajo la mirada. Mi


cuerpo tiembla un poco asustado por extrañas razones. ¿Lo amo?

—No. — Digo, mi lengua se enreda. — No… n-no lo sé.

Levanto la mirada. El la mantiene fija esperando mi respuesta.

—No lo sé, es muy confuso. — Prácticamente estoy suplicando que se


detenga con este cuestionario. —No lo sé, yo… no…

Vuelve a azotarme. No me muevo, simplemente hago una mueca y tomo


una profunda respiración. Lo observo sonreír con el rabillo del ojo pero
inmediatamente oculta su sonrisa y se vuelve a colocar frívolo frente a
mí.

—Ultima pregunta. —Esboza una tétrica sonrisa. — ¿De quién eres?

Aquí vamos de nuevo…

—Tuyo. –Contesto.

—No te creo. —Niega con la cabeza y ajusta más, suelto otro grito. —
¿De quién eres? —Repite sobre mis labios.

—Tuyo… —Mi cuerpo tiembla.

—Demuéstramelo.

Abro la boca y lo observo confundido.


— ¿Cómo se supone que haré eso? —Pregunto.

—No lo sé. —Sonríe y levanta sus hombros antes de alejarse. —


Demuéstramelo.

Recorro la habitación con la mirada deteniéndome en los juguetes en la


cama.

—Úsalos. —Le digo. —Los quiero.

— ¿Quieres un vibrador y el anillo? —Ríe. — Vaya.

—No. —Niego con la cabeza. — Quiero tus cuchillos.

Su risa se detiene y me observa ladeando la cabeza.

—Córtame. —Le suplico. — Y lléname de marcas. Hazlo. Abre mi piel.

—Oh, mi muñeco sucio. —Sonríe. —Nunca dejas de sorprenderme.

Toma un hermoso cuchillo que va acercando a mí.

—Definitivamente eres el indicado. —Sonríe una última vez.

Pude perfectamente gritar de emoción pero comienza a hacer cortes en


mi pecho que me hacen gemir y sacudirme enterrando más lo picos que
rasgan mi piel. Grito por ello y mis piernas tiemblan sintiendo el cuchillo ir
abriendo. Mi erección se endurece y lanzo mi cabeza hacia atrás
soltando más gemidos.

—M-mas… —Suplico con necesidad. — M-mas Yoongi.

—Me encantas, maldita sea.

Pega sus labios con furia contra los míos. Se sube a la plataforma y me
toma de las caderas para que no caiga soltándome un ahogado gemido.
Todo mi cuerpo tiembla en descontrol total, duele, se contrae y revuelca
al sentirlo nuevamente cerca.

Muerdo sus labios sacándole un gruñido y el vuelve a abrir mi piel esta


vez en el antebrazo. Hace una cortadura de la que brota sangre casi al
instante y comienza a escurrir. Lo observo esperar un poco antes de
succionarla dejando las gotas en su lengua y saboreando con un gemido
de excitación. Se acerca a la abertura en mi pecho y vuelve a succionar
soltando otro gemido y levantándose con una sonrisa permitiéndome ver
sus labios rojizos y sus dientes manchados por aquella sustancia.

Gimo en modo respuesta y me pego a él. Vuelve a atrapar mis labios y


enreda su lengua con la mía para permitirme saborear mi sangre en sus
labios. Gimo ante el exquisito sabor y siento el beso ir subiendo de
intensidad cada vez más. Los hilos rojos en mis muñecas siguen
saliendo pero aquel ardor solo me enloquece más y más.

—Jódeme… —Le susurro entre el necesitado beso. — J-jódeme, no


aguanto.

—Oh mierda, te voy a romper. — Gruñe.

Avienta el cuchillo a la cama y con una necesidad delirante comienza a


zafarme de aquellas cadenas en desesperación total. Gimo de nuevo
cuando siento mis brazos liberarse e inmediatamente me aviento sobre el
rodeándolo con mis brazos desnudos.

Nuestros labios entran en contacto profundo y apasionado mientras nos


dirigimos entre tropezones a la cama. Voy retirando su camisa en el
proceso y la aviento a algún lado antes de que el me vuelva a jalar de la
nuca para volverme a besar.
Caemos en la cama entre respiraciones agitadas y giramos sobre ella
tirando todo. Me embriago de sus labios, ¡Mierda, si! ¡Más, más! ¡Lo
necesito!

Muerde mis labios. ¡Oh dios! Sus dientes se escurren sobre mi belfo
antes de quedar sobre mi e ir a mis pezones. Coge el cuchillo y hace una
abertura en las palmas de sus manos dejando que las gotas escurran. Le
arrebato el cuchillo y paso mi lengua por el filo para lamer su sangre
gimiendo alto.

— ¡Oh dios! — Grito enloquecido. — ¡Me encanta!

Paso el filo abriendo mi lengua y gritando, aventando el cuchillo a mi


costado y rasguñando toda mi cara al sentir la sangre salir a borbotones
inundando mi boca del metálico sabor. Grito y gimo revolcándome debajo
de él. Sus manos llenas de sangre me toman de las mejillas para
besarme succionando mi lengua y mordiéndola para extraer más.

Lanzo mis caderas hacia arriba chocando nuestras entrepiernas que se


rozan. Ambos gemimos y el desliza toda la sangre por mi cuerpo
atacando mis pezones y succionándolos. Me siento desmayar, tiro de su
cabello y arqueo mi espalda atrapándolo entre mis piernas.

Muerde, chupa, lame, vuelve a morder.

—Ah… —El jadeo escapa de mis labios cuando mi erección roza contra
mi vientre. —Y-Yoongi… ¡Mgh!

—Eso es, gime para mi muñeco. —Susurra enloquecido. —Gime cuanto


te encanta que te maltrate.

Me azota de nuevo sacándome otro grito de placer.


—Ven acá malcriado. —Se sienta y me arrastra para que quede
acostado boca abajo sobre su regazo. Lo observo a través de mis
hombros con una sonrisa.

— ¡Ah! —Vuelvo a gritar cuando siento la palma de su mano azotarme


con una fuerte nalgada.

Chillo de nuevo cuando vuelve a hacerlo con fuerza y el cuchillo me


rasga la piel. Me arqueo. Tira de mi cabello con rudeza y clava sus
dientes en mi cuello lanzándome nuevamente hacia atrás. Arranco sus
pantalones y siento la sangre nuevamente en mi lengua. Una
perturbadora idea azota mi mente.

Quedo sobre el observando su dura erección esperando por mí. Me


relamo suciamente y me coloco en cuatro viéndolo fijamente,
inclinándome hacia adelante y abriendo mi boca justo encima de su rojizo
y apetitoso glande.

Muerdo mi lengua y escupo para verter la sangre directamente sobre él.


Saco mi lengua y dejo que unas gotas escurran bañando su duro pene
en sangre sacándole un jadeo. Muerde sus labios con fuerza y yo
finalmente me inclino para succionar. Haciéndole una mamada con la
sangre saliendo de mi boca.

Engullo toda su erección y succiono de arriba abajo bajando hasta sus


testículos. El me jala y me sienta sobre el interrumpiendo mi actividad y
me palmea.

—Dame la espalda. —Ordena jadeante. Le doy la espalda y me inclino


para seguir succionando. El tira de mis caderas y apenas puedo liberar
su erección de mi boca que lo siento hundir su lengua en mi entrada para
dilatarla.
— ¡Y-Yoongi…! —Su nombre sale en un gemido de mis labios. — Ngh…

Vuelvo a su erección que succiono con más fuerza, tomando un respiro


dejándolo empapado de saliva sangrienta. Vuelvo a succionar para
retirarlo y trago reincorporándome y tirando de mi cabello, cerrando mis
ojos y sintiendo mis piernas temblar debido al beso negro que me está
dando.

Me besa repetidas veces y lame gustoso apretando mi cadera. Comienzo


a menearme sobre su boca apretando más fuerte mis ojos y dirigiendo mi
mano a mi erección para masturbarme al mismo tiempo. El me detiene
tomando mis manos y me empuja para que vuelva a quedar en cuatro.

Me tira de los tobillos dejándome acostado y me da la vuelta. Me aferro a


las sabanas al verlo tan hambriento y con brusquedad y desespero
coloca mis piernas alrededor de su cintura y embiste en un brusco y
fuerte movimiento haciéndome gritar.

Me aferro más fuerte a las sabanas y lo observo fijamente sintiéndolo


enterrarse profundo en mí. Se inclina y desliza en mi pecho hasta que
vuelve a atrapar mis labios. Enredo mis dedos en su cuero cabelludo y lo
dejo azotarme con fuerza, sintiéndome lleno, mi entrada hambrienta
devorándolo gustoso, con todo el deseo que llevo acumulado.

Me embiste duro, firme. Sale un poco antes de enterrarse en un seco


movimiento que me hacer gritar más fuerte. Arqueo mi espalda
despegándola de las colchas y el aprovecha para hundir sus manos para
apretar mi espalda y mantenerme en alto atacando mis labios y lamiendo
mi sangre brotando.

Sus dedos amoldan mi piel y la aprietan jugando con intensidad. Me


aferra a él con posesividad y se separa para verme clavándome sus ojos,
lo tomo de las mejillas y le mantengo la vista igualmente perdido en su
mirada que me enloquece. Sobo sus labios con mis dedos y él sonríe
antes de darme una fuerte embestida que me hace morder mis labios.
Agarra el cuchillo y me hace una fina cortadura antes de sonreírme. Le
devuelvo el gesto y el comienza a besar mi cuello dejando todas las
mordidas mientras tanto. Siento algo pegajoso y exquisito llenarme y
aquello solo me hace gemir más.

Me sigue embistiendo con fuerza. Yo enterrando mi rostro en la curvatura


de su hombro y cuello y mordiendo con fuerza. Ahogo allí mis gemidos y
prácticamente me dejo embriagar sintiendo todo lo rudo y apasionado
que me trata. Las nalgadas que me da, los cortes que me hace, sus
gruñidos, la posesividad al tomarme, sus mordidas, sus rasguños.
Gritamos alto y nos revolcamos cuando llegamos al potente orgasmo. El
orgasmo más delicioso que he tenido. El semen brota de mi erección y
se desliza haciéndome lloriquear. La saliva sigue escurriendo de mis
labios y las lágrimas por mis ojos, drogado por el placer que aquello me
provoca.

Su mano masturbándome mientras chocamos duramente nuestras


pelvis, azotando, azotando, azotando. ¡Y cuanto me encantan! Se
detiene cuando lo siento venir y se aferra a mí soltando un delicioso y
ronco gemido de respiraciones agitadas.

—Me encantas… —Susurro ahora yo tomándolo del rostro.

— ¿Qué me hiciste? —Pregunta el riendo. —Cuanto extrañaba joderte…

—Yo extrañaba ser jodido por ti. —Digo a pesar de mi pesada


respiración.
Ambos suspiramos antes de reír y volver a unir nuestros labios. El soba
mis piernas y lentamente va saliendo de mí hasta que cae al costado
soltando un largo suspiro.

— ¿Jimin? —Me pregunta después de unos segundos.

— ¿Si? —Pregunto dando la vuelta para quedar sobre su pecho de


nuevo.

Él se mantiene callado unos segundos. ¿Qué sucede?

—Quiero volver a hacerlo.

No puedo evitar soltar una carcajada.

— ¿Qué te lo impide? —Pregunto divertido. —Yo también quiero volver a


hacerlo.

—Estamos enfermos.

—La tienes grande.

— ¿Qué?

—Estamos soltando verdades, ¿no? —Le sonrió. — Jódeme de nuevo.

—Mierda Jimin.

Y volvemos a juntar nuestros labios, sintiéndolo entrar nuevamente en mi


con un gruñido que nos hace sonreír a ambos.

—Por cierto. —Se separa un breve momento. —Cortamos. Eres un


idiota.

— ¡Oye!

—No, no oigo. —Me burlo. —Bésame.


Y después de reír de nuevo volvemos a unir nuestras bocas
perdiéndonos en nuestra realidad loca y absolutamente bizarra.+
71.

JIMIN

Un pequeño bostezo escapa de mis labios comenzando a despertarme


poco a poco. Aprieto mis ojos fuerte y me remuevo un poco
deteniéndome al segundo al sentir un fuerte agarre sobre mí, alzo una
ceja y abro mis ojos observo la ventana frente a mí y la pared así que
decido observar a través de mi hombro sintiendo mi corazón latir un poco
más rápido de lo normal.

Y sí. He acertado.

De todas las posiciones que me imagina con Yoongi, estar en cucharita


sin duda me ha volado la cabeza y la respiración. Se encuentra
abrazándome por detrás, sus manos cálidas muy aferradas a mi cintura
pegándome a él por completo y yo muy gustosamente me estoy dejando
abrazar de esta forma tan… peculiar.

Es inevitable que el rubor suba a mis mejillas. Trago pesado y me vuelvo


a acostar tratando de asimilar lo que ha sucedido. Paso mi lengua por
mis dientes superiores soltando un chillido ante el dolor que eso me
provoca debido a la abertura. Yoongi se remueve un poco con un gruñido
y yo al instante me congelo. Espero que su agarre se vuelva débil pero
no, me aferra mucho más a él casi sacándome el aire.

—Yoongi… —Susurro en voz baja y me volteo un poco. — Pssst. — Lo


sacudo muy suavemente con una sonrisa divertida al ver que ni así
reacciona. — ¡Hey! ¡Yoongi!

Se está haciendo el dormido, ¿no? Estoy casi seguro.


Me remuevo un poco para darme la vuelta y quedar cara a cara con él.
Me mantengo en silencio observando su lindo rostro en paz total
mandándome un extraño sentimiento de confort luce tan tranquilo… tan
distinto a cuando está despierto. Es impresionante.

Delineo su rostro con mis manos hasta acercarme y depositar un suave


beso en sus labios. Aspiro su olor y deposito otro más profundo antes de
separarme y lentamente alejar sus manos de mi cuerpo para levantarme
de la cama. Estiro mi cuerpo que esta adolorido, sobre todo mis brazos.

Los muevo un poco en círculos y trueno mi cuello antes de pasearme por


el espacio y entrar al baño para lavarme la cara.

Me empapo y me seco perfectamente bien observándome una última


vez. Frunzo mis labios y peino mi cabello un par de veces antes de volver
a salir. No tengo idea de la hora y comienzo a las ocho. Van a matarme,
definitivamente. Salgo con prisa.

Sin embargo me detengo y mi cabeza se ladea por completo a la


izquierda casi hasta que mi oreja rosa mi hombro. Mi ceja izquierda
también se alza y mis brazos se mantienen cruzados.

— ¿Y qué crees que estás haciendo? — Pregunto entre confundido y


divertido con una sonrisa.

Yoongi voltea a verme a través de su hombro y sonríe también


maliciosamente. Regresa la vista a la ventana y me hace seña de
acercarme. Eso hago.

Me coloco junto a él y me asomo por la ventana observando las calles


diminutas al igual que los coches, estamos muy alto y eso provoca que
mi estómago se remueva. Odio las alturas.
— ¿Qué horas es? –Pregunto observando el entorno.

—Poco más de las once. — Me dice siguiéndome con la mirada.

— ¿QUÉ? — Grito escandalizado. — ¡MIERDA! ¡MIERDA!

— ¿Qué pasa? — Pregunta el.

Lo ignoro por completo y comienzo a recoger toda mi ropa con prisa pese
a sus llamados con mi nombre. Mis manos tiemblan cuando me pongo la
ropa interior y maldigo en voz baja. Rebusco todas mis cosas y vuelvo en
desesperación total hasta que Yoongi me toma firme de los hombros
para detenerme.

—Te estoy hablando. — Me dice fríamente y con mala mirada.

—Lo siento. — Me excuso. — La Universidad, ya se me hizo tarde y


mierda, ¡Hoy tengo examen! — Me llevo la mano a la cabeza y pego un
grito que hasta Yoongi abre los ojos el triple asustado. — ¡A LAS DOCE!
¡MIERDA! ¡MI EXAMEN!

—Dame dos minutos, voy a llevarte. — Me suelta y avanza rápidamente


hacia la ropa.

— ¡No! ¡Tomare un taxi! — Digo al verlo colocarse la ropa.

— ¿Y tienes dinero? — Me pregunta de mala gana.

Mierda. De nuevo.

—No es necesario puedo ir en metro. — Palpo mis pantalones. — Quizás


sirve, mi teléfono no tiene pila. ¡Ay Dios! ¿Neyeon? ¡NO, ella ya está allá!
Bien, tengo exactamente treinta minutos o esto se ira por la borda. Bien,
creo que la única opción podría ser que salga corriendo, llegar al metro
en tres minutos y probablemente…

Yoongi ya se encuentra vestido y arreglado frente a mí. Cierro la boca.

— ¿Acabaste? — Pregunta con el mismo tono grosero.

Aprieto mis labios y asiento. El niega con la cabeza rodando los ojos y
toma mi brazo para jalarme fuera de la habitación después de tomar las
llaves del auto. Bajamos corriendo y prácticamente cruzamos corriendo
la calle. Nos abalanzamos dentro del coche y Yoongi enciende
rápidamente el motor.

Bien. Son las once con ocho minutos. Tengo tiempo. Hay tiempo. Si,
¡Excelente!

—Gracias. — Agradezco pero él no contesta. — De acuerdo…

Cierro los ojos y trato de concentrarme. Paso saliva y tomo aire


profundamente.

—Los nervios siguen tractos y se cruzan por encima de las


articulaciones, se denomina sinapsis. —Comienzo recitando en voz baja.
—Bien. Sinapsis. Siguiente. El sistema nervioso craneal que está
compuesto por el celebro la medula espinal. —Yoongi me observa de
reojo pero no me permito perder la concentración. —Tiene en total
catorce nervios. —Mantengo silencio. — ¡No! ¡Doce! ¡Doce nervios
craneales, cinco motores, tres sensoriales y cuatro motores sensoriales!

Esbozo una sonrisa y asiento. Voy bien.

—Ahora, la medula espinal. —Alzo mi mano. —Treinta y un pares,


nervios de la columna. Cervical ocho pares. Torácica con doce pares.
Lumbar cinco pares. Sacra igualmente cinco. Coxis un par. —Levanto
todos los dedos. — La médula se origina debajo del tallo cerebral y se
extiende hasta la primera vértebra lumbar. Más allá se vuelve en la
cauda equina.

Suspiro aliviado y finalmente me callo reposando mi cabeza contra el


respaldo. Hay un alto. Suelto otro pequeño suspiro y vuelvo a abrir
ambos ojos esta vez viendo a Yoongi, él ya se encuentra viéndome con
una hermosa sonrisa en el rostro.

Rio un poco ligeramente nervioso.

— ¿Qué sucede? —Pregunto sintiendo mis mejillas cosquillear y


sintiendo mi sonrisa agrandarse.

—Nada. —El niega con la cabeza sin borrar la sonrisa y vuelve la vista al
frente.

—Dime. —Insisto dándole un suave codazo.

—No es nada, enserio. —Me observa con la misma divertida sonrisa. —


Solo… eso…

— ¿Que? — Ladeo un poco mi cabeza.

—Eso. — Ríe un poco. — Eres… no lo sé. Eres tan tú.

— ¿Eso es bueno? — Pregunto ligeramente preocupado.

El suspira ya alza ambas cejas antes de volver a verme.

— ¿Tú que crees? —Me pregunta con aquel brillo en sus ojos.

Sonrió un poco y vuelvo la vista al frente jugueteando con mis manos.


Yoongi arranca unos segundos después y el silencio permanece. El
voltea a verme nuevamente un breve segundo.
—Puedes continuar. — Me dice causando que me enrojezca más. —No
me molesta.

—Creí que lo hacía. —Murmuro un poco sin dejar en paz mis manos.

—Si lo hicieras ya te hubiera pedido callarte. —Contesta simplemente. —


Vas, sigue. Demuéstrame que tanto aprendiste estos años, quiero
sentirme orgulloso de mi muñeco.

—Me siento halagado. —Confieso sonriendo aún más nervioso.

—Es un gran cumplido lo que te estoy haciendo. Guárdalo bien, no sé


cuándo vuelva a hacerte otro.

Asiento y muerdo un poco mis labios. Relamo mis labios y prosigo.

—El sistema nervioso periférico. El SNC se extiende hasta el sistema


periférico, es un sistema de nervios que ramifica más allá de la medula
espinal, el cerebro y el tallo cerebral. —Trato de recordar lo siguiente. —
El SNP lleva información hacia el SNC. Si.

Yoongi vuelve a reír. Le doy un golpe.

— ¡Ya! ¡Me pones nervioso! —Le digo tapando mi cara.

—Lo siento, es divertido. –Contesta. –Pensar que hace unos años eras
tan distinto, más… torpe. Lento.

—Oye. —Me quejo.

—Y ahora… —Vuelve a reír. —Casi no te reconozco, nunca dejas de


impresionarme, ¿sabes?

—Gracias. –Contesto con un poco de orgullo. –Estoy dándolo todo


realmente me apasiona mi carrera. Es… espectacular.
—Se te da. Estas hecho para eso. –Sigue el asintiendo un poco. –No te
mentiré, no creí que fueras a hacerlo.

Alzo una ceja un poco molesta y ruedo los ojos.

—Las cosas cambian. –Alzo mis hombros. –Perspectivas, actitudes…


sentimientos.

El silencio se instala al igual que una leve capa de tensión. Volteo a ver a
Yoongi pero él ha borrado su sonrisa y se mantiene frívolo viendo al
frente. Observo la esquina de la Universidad y el semáforo en verde pero
que no avanzan.

—Si quieres puedo caminar a partir de acá. –Le digo. —Gracias. Mi


mochila esta allá.

—Bien. –Alza su barbilla. —Ya está abierto… ¡Espera!

Me detengo justo cuando mis dedos rozan la puerta. Observo a Yoongi y


pestañeo un par de veces.

— ¿Si? —Pregunto ligeramente nervioso.

—Cuando salgas ve a tu departamento. –Me dice.

Finjo que no me decepciona un poco la idea que el pase por mí pero me


mantengo, o eso creo, neutro ante la situación. —Toma una maleta y
mete cosas para una semana.

— ¿Y eso? –Pregunto.

—Te vendrás conmigo una semana. –Contesta sin más. —Baja ya.
Cuando estés me mandas un mensaje y pasare por ti.

— ¿Quieres…? ¿Qué me mude contigo una semana? —Repito sintiendo


un nudo en mi estómago y algo removerse.
—Eso mismo.

—Oh… d-de acuerdo. Nos vemos.

—Cuídate, suerte en el examen.

—Gracias.

Me salgo del auto y cierro la puerta detrás de mí observando una última


vez a través de mi hombro cuando voy a entrar. Entro a la Universidad
corriendo tratando de concentrarme a como dé lugar.

Son doce nervios craneales…

Yoongi me pidió irme con él.

Motor cinco nervios, sensorial tres nervios.

Me quedaré con Yoongi una semana.

¿Ya dije cuántos eran sensoriales?

Tres…

Tres días estaré con él, ¡Mas! ¡Siete!

Motor sensorial son cuatro, ¿no?

Si, cuatro más tres más cinco es igual a doce.

Si me quedara con el las dos semanas serian doce días.

Estaré con él.

¡LOS NERVIOS CRANEALES, JIMIN!

Estoy jodido.

¿Cuántos eran motores?


¿Seguía la medula espinal no?

No. Definitivamente hoy no es mi día.

***

— ¿Qué tal te fue? –Me pregunta Nayeon. — ¡Llegaste justo!

—Lo sé. Me quede dormido. –Digo con prisa. — ¿Ya te vas también?

—Si. Lamento hablarte hasta ahora pero te notaba un poco perdido.


¿Todo bien?

—Todo bien, gracias. –Asiento con una sonrisa. –Debo irme, ¿Hablamos
luego?

—Claro. –Ella asiente con la misma adorable sonrisa y me despide con la


mano. — ¡Cuídate Jimin!

Me despido igualmente de ella avanzando rápidamente. Cruzo con Elliot


pero antes de que diga algo yo salgo huyendo. Cruzo todas las puertas
de salida con todas mis cosas y cruzo velozmente las calles hasta buscar
el metro más cercano que me lleve al departamento.

Me quedaré solo con Yoongi una semana.

Bien… Bien… ¿Qué puede salir mal? Para empezar, ¿Por qué me pidió
quedarme con él? ¡Agh, esto es una locura! Debo dejar de hacer esto
pero… no, ¿a quién engaño? ¡Claro que me encantara estar con él una
semana los dos solos! ¿Qué haremos? ¡Oh, puedo decirle que vayamos
a comer pizza! ¿O tendrá algo planeado? Esto es extraño. Demasiado
extraño.
Bueno, conociendo que es Min Yoongi y las miles de sorpresas que
vienen detrás de él, puedo darme una idea que no puedo predecir nada
porque me saldrá con curiosas sorpresas. Así es con él. Una vez allí
agarro mi maleta y allí comienzo a meter toda la ropa que necesito.
Pongo cepillos de dientes, de cabello, lociones, desodorantes…
básicamente cosas de higiene personal, dinero, ropa, cargadores, llaves,
teléfono. ¿Qué más? ¡Libros!

Bueno, todo ya lo traigo en la mochila de la Universidad así que no pasa


nada.

¿Qué más?

Creo que ya no me falta nada. Dejo la maleta y la mochila en la entrada y


agarro mi teléfono ya cargado para mandarle un mensaje a Yoongi
avisándole que ya puede venir. No tarde en ver el mensaje y contestar
que llegara en quince minutos.

Guardo el teléfono y observo una última vez el departamento


recargándome en la puerta. Muerdo mis labios y me siento algo inquieto,
¿Sera que lleve? No… no, ¡es una maldita locura! Peeeero…
considerando que es Yoongi… entonceeees…

Hago mis labios como pato y lentamente me voy acercando a la


recamara. Abro los cajones y meto la mano hasta sacar los condones y
lubricantes allí metidos. Los observo en la palma de mi mano y me
enrojezco de nuevo.

¿Por qué pese a todo lo que hemos hecho me sigo sintiendo así?

Agarro las cosas y cierro los cajones y rápidamente las meto a la maleta
debajo de toda la ropa. Mi teléfono comienza a sonar y cuelgan
rápidamente. Era más aviso que llamada. Bueno, aun así, comprendo el
mensaje.

Tomo las cosas y cierro bien el departamento antes de bajar a paso


veloz. Llego a la entrada y observo el auto de Yoongi estacionado y a él
en el teléfono. Toco la ventanilla y él se baja rodeando el auto.

— ¿Es todo? –Me pregunta viendo lo que traigo.

—Si. —Le respondo.

—Bien. Ambas atrás. –Oprime un botón y la cajuela se abre.

Me ayuda a meterlas y después ambos regresamos al frente. Me coloco


el cinturón de seguridad y espero a que arranque. Él se mete en la calle
unos segundos después.

— ¿Cómo te fue? –Me pregunta.

—Bien. –Sonrió satisfecho. — ¿Tu? ¿Qué hiciste?

—Cosas.

— ¿Qué cosas?

—Cosas.

— ¿No vas a decirme? –El guarda silencio. Suelto un suspiro y me cruzo


de brazos observando por la ventanilla. —Bien.

Maneja en silencio un par de minutos hasta detenerse en un


estacionamiento de un hotel que luce un poco caro. Observo el entorno
con grandes ojos y el baja segundos después ayudándome con las
maletas.

— ¿No estabas en otro? –Pregunto curioso.


—Tuve que apartar habitaciones en uno más céntrico. –Explica. —Tanto
como para mí, como para ti.

— ¿Cómo pudiste pagarlo? Este hotel es caro. –Susurro en voz más


baja.

— ¿Recuerdas las cosas que hice? –Pregunta divertido. –Bueno, esas


cosas fue ir a recoger un dinero. —Me guiña el ojo. —Asesiné a la mano
derecha de Sullivan hace tres días. La paga que me dieron fue de poco
más de quince millones de dólares.

Mi mandíbula va al suelo por completo.

¿Qué?

— ¿Sullivan? —Repito.

—No es prudente hablar de esto aquí muñeco, vamos. —Me apura.

Llegamos al hall y él muestra una identificación. La mujer detrás del


escritorio nos observa con suma indiferencia y después de teclear varias
cosas y asentir, nos da dos llaves. Yoongi toma una y me da la otra.
Agradezco y nos encaminamos al ascensor con lentitud. El pulsa el
octavo piso y se acomoda.

—Wow… —Suelto sin poder aguantar más. —Nunca me creí vivir en


este tipo de hoteles. No soy fanático de cosas lujosas.

—Ser asesino a sueldo y mafioso no siempre es fácil. –Dice riendo. –


Pero las recompensas por ello valen la pena, más si disfrutas matando
gente.

Me remuevo incómodo. Es decir… yo estoy aquí salvado vidas mientras


él las quita cruelmente. Soy un médico acostándome con un asesino.
¿Es normal? Es decir, ¿no es algo irónico y éticamente extraño? No
debería estar haciendo estas cosas. No está bien. Y… y nada. Así es.

Las puertas se abren y ambos caminamos por el ancho pasillo. Yoongi


mete la llave en una puerta y entramos arrastrando las cosas.
Nuevamente abro la boca y me quedo entre fascinado asustado por la
magnificencia.

Los colores son cafés y blancos. Un vasto espacio con dos pequeñas
escaleras subiendo a una base con mesa, sillones, cafetera y un enorme
ventanal de cortinas gruesas color rojo dando una espléndida vista de la
ciudad. El piso es de loza y esta impecable. La cama King de colchas
rojas y blancas elegantes y perfectamente acogedora y suave. Hay
también espejos rodeando un poco la cama por la parte de la base en un
medio circulo. ¡Por Dios!

Tierra llamando a Jimin, concéntrate.

—Es… es… —No encuentro palabras siquiera para definirlo.

—No te apures, se te ve con la mirada. –Me dice pasando junto a mí y


depositando las cosas en el armario. –Ven.

Me acerco a él quedando frente a frente. Me percato que incluso detrás


de nosotros hay un refrigerador y unos taburetes con banquitos. ¡Que
locura! El mete su mano en los bolsillos y saca una tira de pequeños
boletos dorados que me extiende. Los tomo.

—Dos por día. –Me explica. —Uno para desayuno y otro para cena. Son
gratuitos, para el buffet pero a partir de mañana.

—Oh… de acuerdo. –Ahora si los tomo con sumo cuidado. — No los


perderé, no te preocupes.
—Bien. –Dice. —La estación de metro está a dos cuadras. Puedes
tomarla cuando te vayas.

—De acuerdo. — Me siento como un niño pequeño cuando su madre le


está dando indicaciones de que hacer estando solo en casa. —Se
moverme, no te preocupes.

—Bien. –Sigue y frota un poco su barbilla. — Iba a decirte algo más pero
creo que lo he olvidado.

—Luego llegara. –Coloco los pequeños boletos en la barra cerca de unas


plantas cuidadosamente.

—Oh, ya. ¿Tienes hambre? —Pregunta hundiendo sus manos en sus


bolsillos.

—No. Como en la Universidad. –Niego con la cabeza.

—Bien, entonces esperaremos a salir hasta la cena. –Observa su reloj.


—Son las cinco. ¿Aguantas a las ocho o nueve?

—Si. –Asiento de nuevo.

—Saldré un momento. –Deja su reloj y me clava suavemente la mirada. –


Espero llegar en tres o cuatro horas a más tardar.

— ¿A dónde iras? –Pregunto un poco preocupado.

—Iré a ver a unas personas. Son cosas del trabajo que me pidió Forcraft
estando acá.

—Espera, ¿Anthony sabe que estas acá?

—Si y el muy bastardo me dejó en cargo unas cosas, así que ya sabes,
para quedarme también necesito trabajar.
— ¿No puedes verlos otro día? –Pregunto mordiendo mis labios.

—Mañana pero prefiero que sea de una vez. –Contesta con cierta
brusquedad.

— ¿Puedes verlos mañana? –Insisto.

— ¿Por qué?

—Porque… —Quiero estar contigo, pedazo de imbécil. —Hará frío más


noche.

Me doy una palmada interna. Brillante.

—Traigo mi saco. –Me contesta. —No te comportes como alguien


preocupado, puedo solo Jimin.

—Tú haces exactamente lo mismo conmigo. –Me defiendo.

—Es distinto. Yo puedo tirar de un gatillo, tu no. –Contesta de mala gana.

— ¿Me está llamando débil? –Pregunto comenzando a enfadarme.

—No quería usar ese término pero no hay otro. –Se cruza de brazos. –
Eres débil y un poco ingenuo, te comen fácilmente.

— ¡No soy alguien de cristal! ¡También puedo solo! –Me sigo


defendiendo.

—No. No puedes. –Insiste con molestia, se ve que la paciencia se le está


yendo a la mierda.

— ¡Si puedo! –Grito. — ¡No necesito que llegues a salvarme todo el


tiempo!

—Excelente. Me ahorrarás mucho tiempo.


Esto se fue al caño.

— ¿Si tanta carga soy para ti entonces para que me pediste estar
contigo? –Mi sangre comienza a hervir y me acerco lo suficiente a él. —
¿Eh? ¡Vamos, contesta!

— ¿Por qué? –Pregunta en burla. –Porque las prostitutas buenas son


caras Jimin, tampoco quiero gastar tanto cada noche. Se llama ser
económico.

— ¡Eres un…! –Grito en furia pero mis palabras se ahogan dentro de mi


garganta debido a la rabia que me impide hablar bien. Lo abofeteo.

Mi respiración se agita mientras que él se mantiene con la vista hacia


donde lo llevo la palma de mi mano. El cosquilleo me recorre al igual que
una ola de pánico cuando lentamente comienza a voltear con un
semblante completamente oscurecido y sus ojos brillando de ira. Mi
respiración va más rápido. Comienzo a respirar pesadamente por la boca
retrocediendo cuando el avanza con todas sus venas marcándose.
Suelto un pequeño chillidos cuando me tropiezo con las escaleras y
caigo al suelo. Lo observo desde allí con todo el cuerpo temblando y las
lágrimas amenazando con salir debido al terror que inunda mi cuerpo.

Me toma del cuello en un brusco movimiento y me levanta antes de irme


a estrellar contra la pared pegándome más fuerte y bloqueando por
completo el aire que entra a mis pulmones.

—Te voy a cortar los dedos por lo que hiciste. —Amenaza con voz
helada.

Le doy una patada que le hacen soltarme. Y realmente me voy sobre el


con todo. Le caigo y comenzamos a rodar en el suelo. Rasguño sus
brazos con fuerza y trato de golpearle la cara pero él toma mi mano
frenando el movimiento. Me remuevo debajo de el con fuerza y lo pateo
más para quitarlo de encima y levantarme. Todo su cuerpo me golpea en
un seco golpe y empuja a la barra acorralándome por completo.

— ¡TE ODIO! –Le grito arrancando su camisa. — ¡TE ODIO YOONGI!

Él me toma del cuello y empuja con fuerza antes de estampar sus labios
con los míos con una fuerza descontrolada y morder mis labios. Gruño y
comienzo a tocar su pecho desnudo con mis manos enredando mis
brazos detrás de su nuca para profundizar más.

Lo empujo después de nuevo y me limpio la boca. Me acerco y vuelvo a


besarlo gruñendo sobre sus labios y dándole empujones a la cama sin
despegar nuestros cuerpos. El me golpea de nuevo haciéndome gritar y
devolverle el mismo golpe. Lo empujo con excesiva fuerza y me quito la
camisa aventándola lejos.

Corremos hacia el otro antes de que me cargue y caigamos a la cama,


yo enterrando tan profundo como puedo mis unas en el para rasguñarlo.
El suelta un pequeño jadeo y me sigue tomando besándome con mayor
profundidad mientras va bajando el cierre de mis pantalones en
desesperación.

—Voy a joderte duro a ver si así aprendes… —Dice sobre mis labios
antes de darme una fuerte nalgada que me hace chillar.

— ¡Te odio pedazo de imbécil! –Le grito antes de morder con fuerza sus
labios sin despegarlo. El comienza a empujarme con fuerza pero no
decido dejársela tan fácil. Enredo mis piernas en las suyas y giramos, yo
quedando sobre él.

Dirijo mis manos apuradas al cierre de su pantalón y comenzando a


moverme sobre el gimiendo al sentirme terriblemente duro.
—Te odio. —Me dice el apretando con fuerza mi cadera. —Eres un
malcriado, un verdadero imbécil y loco masoquista.

—Tu un sádico de mierda y enfermo mental. –Sigo intentando


desabrochar sus pantalones pero el temblor de mis manos debido a la
rabia no me deja. — ¡POR LA MIERDA! ¡SOLO QUITATE EL
PANTALON YA! ¡NO PUEDO!

Él me toma las manos y me avienta a la cama. Suelto un jadeo cuando


doy con el suelo y vuelve a tomarme del cuello levantándome un poco y
comenzando a besarme suciamente. Me aferro a sus mejillas y
profundizo metiendo mi lengua y reincorporándome hasta quedar
sentado sobre el en la cama.

Dirige sus manos ansioso a su cremallera que baja en un rápido


movimiento. Tanteo temblando hasta zafar el botón y meter mis manos
para rebuscar su duro pene. Unimos nuestros labios nuevamente
mientras prosigo con el movimiento hasta que su teléfono comienza a
sonar. Gruño y con eso le digo que no se atreva a contestar pero me
empuja para zafarme.

Saca su teléfono.

— ¿Si? –Llama de mala gana. — Voy para allá. Si. Estoy en camino.

Me empuja y se levanta de la cama comenzando a acomodarse la ropa.


Lo observo en silencio hasta que dice un par de cosas más y cuelga. Lo
sigo viendo frívolo.

—Te odio. —Le repito.


Él me sonríe antes de colocarse la camisa nuevamente y acomodar todo.
Me cruzo de brazos y resoplo de mala gana observando las colchas.
Siento que toma mi barbilla y la levanta para besarme profundo.

—Si te pedí venirte conmigo, es porque quiero estar contigo. —Susurra


sobre mis labios. —Y quiero que estemos juntos, tu y yo en nuestro
espacio. ¿Bien?

Suspiro y le devuelvo el beso casto. Asiento suavemente.

—Supongo me quedará esperarte. —Chupo mis labios un poco.

—E iremos a cenar. Así que ve pensando que quieres. –Soba un poco mi


mejilla antes de soltarme. — Te veo más noche.

Tomo su mano. Él me observa.

—No tardes. –Le digo. —Estoy duro.

El suelta una carcajada que casi me contagia pero decido mantenerme


en el papel de novio celoso y posesivo así como el conmigo.

¡POR UNA MIERDA! ¡QUE NO ES MI NOVIO!

—Seré rápido. –Me observa con una ladina sonrisa. — Muñeco idiota.

Levanto la vista y frunzo el ceño.

—Polla caliente bipolar. –Contraataco.

—Serás castigado por eso. –Me dice mientras yo muerdo mis labios. —
Después de cenar.

—Claro. –Le digo soberbio.


Lo suelto después de unos segundos de mirada intensa y él se zafa
avanzando hacia la puerta con sus llaves y saliendo. Me dejo caer sobre
el colchón nuevamente con la vista arriba y frotando mi cara.

Otra sonrisa asoma por mis labios que muerdo después. Tan loco que ni
yo comprendo…

¿En que nos estamos convirtiendo?


72

YOONGI.

Me encuentro caminando hacia la entrada del hotel donde será la


reunión. En lo personal lo considero una verdadera mierda. Como sea,
Anthony fue jodidamente claro y me dijo que si estaría allá entonces que
le sirviera de algo.

En lugar de hacer llamadas por Skype mejor me mando a ir directamente


a las reuniones. Interesante, ¿eh?

Siendo sincero nunca me pareció buena idea encontrarme con gente


importante de “negocios” en un hotel. Hubiera sido todo más sencillo en
un restaurante, inclusive un sótano, un parque, que se yo. Pero no, tenía
que será un hotel. ¿Se supone que vamos a negociar o a hacer una
orgia? Observo el reloj y voy perfectamente puntual como siempre.
Suelto un suspiro de irritación y me acerco más rápido a la entrada y aun
así no me sorprende ver que soy el único allí. Suelto otro suspiro y me
acerco a la recepcionista preguntando por las otras personas que se
estarían allí pero ella simplemente contesta que soy el único.

Agradezco de mala gana y me siento en un sofá a esperar. Repaso


mentalmente con quienes estaré presente esta vez. Mierda, se me ha
olvidado.
Saco mi teléfono y lo desbloqueo viendo una llamada perdida de mi
muñeco. Alzo una ceja y quito la notificación para entrar a los mensajes
de Anthony y recordar con quienes sufriré horas sentado escuchando sus
mierdas de droga, asesinatos y miles de cosas que me hacen bostezar.

Veamos. Estaría con un contacto cercano de Anthony de nombre


Sanghye. Oh, lo conozco. Es un adinerado ejecutivo de una empresa. Es
la mayor parte del tiempo muy hablador pero mantenía una postura seria
e inclusive intimidante. Aun así decían que no era mala persona, luce
tranquilo e inclusive agradable, era digno de respetar. Claro, pura
charlatanería de admiradores idiotas.

Examino el nombre siguiente y una sonrisa asoma en mis labios. Vaya,


que sorpresa. Parece que también me encontraría el tío de Jungkook. Ah
Will, el jefe de una importante red de empresas comerciales. En lo
personal, pese a gran edad lo consideraba un niñato malcriado, bastante
superficial e inclusive esnob, pero era el más poderoso y pues sudaba
dinero. Tenía mucho poder en sus manos ya que su familia siempre le
había pertenecido a los ricos, era exitoso por linaje. Sin embargo, era un
excelente líder y por eso se había ganado su respeto.

Ya vi de quien saco la personalidad ególatra y ligeramente difícil el


jovencito Jeon Jungkook.

Mis ojos bajan un poco hasta que me detengo en seco al siguiente


nombre. Alzo una ceja y releo distintas veces antes de caer en cuenta
que es la misma persona en quien estoy pensando. Sí, es uno de los
primos de Anthony. Matthew Bertolt.

Matt…

El hijo de un mafioso igualmente, uno grande en la red del lavado de


dinero acá en el oeste. Pero a diferencia de los demás, no tenía un
aspecto duro, frio, egoísta o intimidante. De hecho, tenía una cara tierna,
adorable y aura de no poder matar ni una mosca. La primera vez que lo
vi creí que era una broma pero después de tres veces conviviendo logre
darme una pequeña sorpresa. Me recordaba mucho a Jimin para ser
sincero.

Es un angelito escondiendo hermosos demonios dentro. Pero aun así su


presencia me es indiferente, realmente no me causa conflicto pero
tampoco emoción. Hay otro ligero problema con él y francamente me
causa algo ligeramente incomodo de tan solo recordarlo. La vida se ha
puesto muy jodona últimamente, ah.

Recuerdo las otras reuniones que hemos tenido que estamos ambos. El
me observa bastante pero cuando yo lo observo, el otro desvía la mirada.
Se mordía mucho los labios y eso era terriblemente atractivo para mí ya
que tengo cierta debilidad por los que se muerden los labios.

Mi muñeco se llevaba muchos puntos con eso, además de tener labios


preciosos no podía evitar rabiar al pensar que otros lo pudieron besar.
—Llegaste temprano, Min. — Dice una voz sacándome de mis
pensamientos.

Levanto la vista cruzando miradas con Sanghye, Will y el niñato de


Matthew. Me levanto y asiento formalmente antes de dedicarle una suave
mirada al primo de Anthony. Apenas mis ojos chocan con el desvía la
mirada de inmediato. Su cabello café claro le cae en ondas por su rostro
que recoge nervioso observando la lejanía. Esbozo una sonrisa.
Sencillamente adorable.

—Vamos. — Dice Will mientras entraba al elevador, todos nos


mantenemos en silencio. Llegamos al tercer piso y entramos a la
recamara 302, nos colocaron en una mesa circular y comenzamos
hablando acerca de nuevos tratos mientras tomamos un buen vodka.
Anthony se conecta por Skype después junto con otras personas de las
cuales me importan poco quienes sean.

Es una reunión bastante pesada en la cual me mantengo en silencio casi


toda solamente observando a Matthew quien no dejaba de succionar sus
labios o jugar con su cabello. El voltea a verme y me clava la mirada
unos segundos antes de hacerme una media sonrisa y desviar de nuevo
la mirada.

Mi teléfono comienza a vibrara en mis pantalones y veo una llamada


entrante de Jimin. ¿Otra vez? Cuelgo y guardo nuevamente el teléfono.
Ya estamos por finalizar, que me aguante otra puta hora. Carajo.
—No podemos arriesgarnos a bajar los ingresos. –Habla Will causando
que vuelva a presta atención a lo que sucede.

—Faltan sicarios, falta dinero. –Defiende Sanghye.

—Matthew puede darnos préstamos. –Digo y volteo a verlo. –Forcraft


ahora está justo pero que me dices tú.

—Me encantaría Min, pero no tengo los contactos de mi padre. –Habla el


con una voz suave.

Y así seguimos discutiendo y discutiendo hasta finalmente llegar a un


acuerdo. La realidad era que podíamos seguir peleando pero ya estaban
todos muy cansados. Incluyéndome. Simplemente quería largarme al
hotel y jugar un rato con Jimin.

— ¿Entonces así quedamos? –Murmura Will después de casi tres horas


de reunión.

Todos asentimos y el suspira con cierto alivio.

—Tendremos otra reunión la otra semana, estén atentos. –Dice él. –


Llegaran los informes de las ventas y el movimiento de Kyle y Sullivan.

Sanghye es el primer en hacer una reverencia y salir rápidamente del


lugar mientras observa la hora. Me remuevo observando a los que
quedamos que somos tres.

—Debo irme. –Will observa a Matthew. — Supongo que te veré en la


oficina pasado mañana, ¿no?

—Así es. — El asiente con un ligero brillo en sus ojos verdosos.

Will esboza una sonrisa coqueta que provoca que las mejillas de
Matthew se tiñan suavemente de rosa. ¿Qué mierda? ¿Forcraft le da a
su primo para que lo ayude y él le coquetea? ¿Qué mierda le sucede al
tío de Jungkook? Aprieto mis puños, ¿Qué habían sido aquellos ojitos?
¿Qué acaso se traían algo?

— ¿Traen algo ustedes dos? –Pregunto de mala gana.

— ¿Importa acaso? — Matthew esquiva mi pregunta. Yo nunca se nada


de ti. ¿Por qué debería importarte?

Me levanto y me acerco a él con fuerza para levantarlo a la mala. Sabe


cómo me revienta que me hablen así. Si trajera mis cosas vaya pequeña
lección le hubiera dado.

— ¿Qué demonios Yoongi? — Espeta Matthew molestos cuando lo tomo


más fuerte de la camisa.
—Te pregunte algo. –Contesto viendo fijos sus ojos. Odio los malditos
rodeos. — ¡Contéstame!

— ¡No tengo nada con el! — Grita tomando mis manos para que lo
suelte.

—No te creo. –Esbozo una falsa sonrisa, que no me tome tampoco por
idiota. Lo suelto y me alejo pero él me vuelve a tomar del brazo y me tira
a él.

— ¡Mírame Min Yoongi! –Me dice acercándose más a mí, observo aquel
verde que admito me gusta bastante. Mas contrastando con su piel
canela y su cabello claro. — ¡No tengo nada con Will, no podría! ¡Tú nos
conoces bastante bien! ¡Sabes que…!

—No sigas. –Amenazo cuando comienzo a sospechar hacia donde va.

— ¿Estas celoso Min Yoongi? –Pregunta alzando una ceja.

— ¿Qué idioteces dices? –Contesto zafándome bruscamente de él.

Mi teléfono vuelve a vibrar. ¡Por la mierda, voy a ahorcar a Jimin cuando


llegue!
— ¿Qué acasos crees que no me doy cuenta de cómo me miras? –Me
pregunta frio captando de nuevo mi atención.

— ¿Yo? –Ahora si suelto una risa. — ¡Tú eres aquí el que provoca Matt!

— ¿Te provoco? –Alza ambas cejas y muerde su labio.

Oh pequeño… no te recomiendo que juegues a estas cosas conmigo.

— ¿No es lo que estás haciendo ahora? — Pregunto arisco pero el ríe.

—No me engañas Min Yoongi, no desde ese día. –Matthew esbozo una
cínica sonrisa que me provoca otra sonrisa burlona. — Pude ver
perfectamente la desesperación en tus ojos y el deseo cuando me
estrellaste contra esa pared aquella noche y me besaste.

—Cruzas terreno peligroso. –Amenazo de nuevo.

—Cuanto tus manos exploraron mi cuerpo mientras jadeabas en mi boca


y sentía tu erección a través de tus pantalones… — Susurra con ojos
lujuriosos mientras se va acercando más acortando nuestra distancia.

—Matthew, te juro que si sigues… —Comienzo pero él me interrumpe.


—Quiero que lo hagas otra vez y finalicemos lo que no hicimos esa
noche.

Abro mucho los ojos cuando Matthew se acerca a mí y me rodea con sus
brazos antes de plantar sus labios contra los míos en un apenas
perceptible suspiro. Me mantengo estático mi cuerpo sintiendo al chico
de ojos verdes pegarse cada vez más a mi jugar con mis labios y lengua.

Vaya mierda. Besa demasiado bien este niñato. Correspondo a aquel


beso con más intensidad. Lo agarro de la cintura con fuerza y
comenzamos a hacernos hacia atrás hasta que la espalda de él toca la
pared contraria. Suelta un pequeño gemido y muerde de nuevo mis
labios.

—Yoongi… —Jadea con voz ahogada. Perfecto, es momento de volver a


los viejos hábitos.

Tan idiotas todos. Vulnerables, llevándose por sentimientos de mierda.

—Joder Matt. –Susurro mordiendo su cuello.

—Tienes que saber que el único con él que me comporto así es contigo,
con nadie más que tú.

El ríe sobre mis labios antes de succionar mi cuello dando lamidas y


mordidas. Me sigue tomando con fuerza hasta deslizar sus manos a la
cremallera de mis pantalones.

— ¿Por qué no jugamos también con los cuchillos que traigo? —Me
susurra antes de morder el lóbulo de mi oreja soltándome un gruñido. —
Sabes que me encanta.

Ya no hay marcha atrás, no después de esas palabras.

Comienzo a besarlo nuevamente con más salvajismo mientras me pego


completamente a él. Lo siento entrelazar sus dedos detrás de mi nuca
mientras muerde mis labios y su respiración comienza a agitarse. Bajo
hasta el cuello donde allí comienzo a besarlo y morder su linda piel. La
succiono con fuerza hasta dejar manchas violetas que le hacen jadear.

— ¿Crees que Will podría hacerte esto? — Pregunto divertido mientras


comienzo a frotarme contra él.

—N-no lo nombres ahora. —Se estremece y suelta un pequeño gemido.

—Me encargaré de que jamás vuelvas a decir su nombre. –Le digo


susurrando sobre su oído, él se estremece en mis brazos. — Quiero que
grites el mío toda la noche, ¿me entiendes?

—Eso haré. –Ahoga otro gemido y entierra sus dedos en mi espalda y


succiona mi cuello con demasiada agresividad. No es muy placentero
pero me dejaron con ganas demasiadas veces y lo único que quiero es
un buen polvo ahora mismo.

—No calles tus gemidos. — Le digo cuando el silencio se apodera de la


habitación. — Adoro escucharte…

El comienza a soltar pequeños suspiros y jadeos mientras bajo cada vez


más depositando pequeños besos. Lentamente agarro su pantalón y
comienzo a bajar el cierre. El jadea nuevamente y vaya que es sensible.

—Deja de provocarme Matthew. — Le digo cuando comienza a juguetear


con mi camisa.

—Si eso gustas. — Esboza una sonrisa mientras me empuja para zafar
nuestros cuerpos. Se reincorpora y me observa de brazos cruzados.
Esbozo una sonrisa gatuna cuando se quita toda la ropa superior y me
hace una seña para que vaya por él.

— ¿Así que quieres jugar? –Pregunto relamiendo mis labios mientras voy
zafando botón por botón de la camisa que tengo. — Si te quedas en esta
habitación sucederán cosas muy malas Matthew. Deberías huir.

— ¿Y si no quiero? — Sonríe sin ninguna pizca de miedo. De hecho me


está retando.
—Atente a las consecuencias. — Le digo antes de comenzarme a
acercar a él.

Matthew lame nuevamente sus labios, ambos nos acercamos de nuevo


devorándonos en un beso intenso. El comienza a pegarse de nuevo para
tocar nuestros pechos desnudos. Lo aviento a la cama de la habitación y
me coloco sobre el a horcajadas.

El vuelve a dirigir las manos a mis pantalones perdidos en un profundo


beso cuando una voz del otro lado de la puerta nos hace separarnos en
un brinco.

— ¡¿Van a salir o que tanto hacen?! — Grita del otro lado Sanghye,
mierda.

— ¿No se había ido? –Susurro molesto.

— ¡Estamos hablando! — Grita Matthew con un ligero rubor debajo de


mí.

Sanghye entra al cuarto con mala cara pero se detiene en seco al


vernos. Abre la boca en una gran “o”, Matthew suelta un pequeño chillido
y yo me levanto en un brinco de la cama para separarme de él.

—Yo… d-deje mi saco… —Susurra Sanghye sin dejar de vernos con


enorme sorpresa.
El hombre entra en silencio por su saco y nos observa con el rabillo del
ojo. El ambiente se tensa un poco pero a mí me resulta divertido que nos
haya encontrado casi en plena follada. Matthew la debe estar pasando
mal, me divierte verle así.

— ¡Consigan otro hotel! — Dice el ladeando un poco su cabeza. Yo


suelto una carcajada mientras Matthew trata de dar explicaciones pero él
lo detiene levantando la mano. — No se preocupen, su secreto está a
salvo conmigo.

Sale del cuarto en completo silencio cerrando la puerta detrás de él y


dejándonos solos nuevamente. Matthew sigue enrojecido y yo bastante
divertido con todo esto.

—Así que… —Me dice él mientras comienza a vestirse lentamente.

— ¿Si? –Pregunto todavía con una sonrisa viéndolo burlón.

Él me observa unos segundos y relame sus labios antes de hablar. Alza


un poco sus hombros con una mirada penosa: — ¿Me darás tu número
telefónico o…?
73

JIMIN.

Apenas escucho la puerta del hotel abrirse me reincorporo de la cama


tan rápido como puedo. Vea Yoongi ingresar y apagar las luces, la que
está junto a la cama es la única fuente de luz que ilumina el gran
espacio. Veo su sombra moverse en la oscuridad y sentarse frente a la
mesa en un suspiro.

— ¿Todo bien? — Pregunto acercándome a paso lento a él.

Él no contesta. Golpea la mesa rítmicamente con sus dedos sin dignarse


a dirigirme la mirada. Ladeo un poco mi cabeza y suspiro sentándome en
su regazo nuevamente. Nuestras miradas se cruzan y lo siento tensarse
un poco debajo de mí aunque hay algo que no comprendo.

La preocupación en sus ojos. No, no es preocupación, es… no lo sé.


¿Remordimiento? ¿Melancolía? Me sacude porque no es solo una
mirada perdida sino… triste.

— ¿Todo bien? — Repito acomodándome sobre él.

El asiente y baja la mirada a mis manos. Trago pesado y lentamente


sobo su mejilla pero el desvía la mirada para que no la toque. Aprieta sus
labios y lo sigo viendo confundido hasta que respira profundo y comienza
a sobar el tronco de su nariz. Lentamente me vuelve a dirigir la mirada y
relame sus labios. ¿Qué le sucede?

—Jimin… —Comienza agarrando suavemente mi cintura.

— ¿Si? — Pregunto sintiendo una mala espina en su tono de voz.

—Yo quiero que… sepas algo… —Su agarre se tensa y baja la mirada al
instante tomando mi mano. — Yo…

—Yoongi, ¿Qué sucede? — Pregunto ahora sin sintiéndome asustado.

Me empuja para que me baje de él y se levanta dándome la espalda. Lo


veo avanzar hacia la ventana y verla unos momentos mientras yo me
quedo junto a la mesa. El voltea a verme nuevamente con una mirada
gélida.

—Quiero que te vayas. — Me dice sin más.

— ¿Qué? –Pregunto sintiendo una punzada. — ¿P-por qué?

—No te quiero aquí conmigo. — Sus palabras salen como mil cuchillas
enterrándose en mi pecho. — Necesito que te vayas.
— ¿Qué sucede? ¿Yoongi que demon…?

— ¡DATE CUENTA DE UNA MALDITA VEZ! ¡MIERDA! — Me grita


completamente fuera de sí. Pego un brinco y lo observo con ojos
aterrorizados. — ¡DATE CUENTA JIMIN! ¡MALDITA SEA, ME ESTAS
MATANDO!

¿Qué mierda le ha sucedido? ¡¿Qué ha sucedido?!

—Yoongi cálmate y explícame que te sucede. — Mi cuerpo sigue


temblando y mi pecho duele.

Él no me observa. Todas sus venas están marcadas y rostro tapado por


esas mismas manos que noto ahora bajo la luz, que los nudillos están
empapados de sangre. Corro hacia el para ver pero él me empuja
agresivamente.

— ¡No me toques! — Me grita. — ¡Solo aléjate! ¡Aléjate!

Lo observo sin saber que decir, mi cabeza se ha convertido en una


marea y todos mis músculos se tensan al instante, ¿Por qué duele?
¿Qué le sucede?

— ¿Qué te hice? — Pregunto lastimado. — Íbamos bien, Yoongi yo n…


— ¡Ese es el maldito problema! — Me señala con ojos brillantes. — ¡Ese
es justamente le maldito problema Jimin! ¡Vamos bien, todo marcha
demasiado bien!

— ¿Qué? — Ahora si me encuentro perdido. — ¿Yoongi que mierda?


Cálmate por favor y explícame primero que te ha sucedido.

El suelta una seca carcajada antes de quitarse el saco y ponerse junto a


la lámpara. Señala su cuello que lo encuentro lleno de marcas rojizas y
una que otra violeta. Todo mi cuerpo se tensa y siento algo lento irse
encajando en la zona de mi pecho donde quedaría el corazón. Es una
mierda, me niego, me niego… ¡No!

¡No, no! ¡Es mentira! ¡No puede hacerme esto! ¡NO PUEDE HACERME
ESTO!

— ¿Lo ves? –Me indica señalando todo el rostro.

—Lo veo… —Murmullo sintiendo mi vista comenzar a nublarse y mis ojos


picar. — Así que lo hiciste. Te acostaste con alguien que no era yo.

—Podría Jimin. Podría hacerlo. — Me clava furioso sus ojos. — Y no


puedo. Ya no puedo. Terminé matando a golpes al primero que se me
cruzo en el camino todo por la mísera razón de que…
Se calla abruptamente y su cuerpo vuelve a ponerse rígido. Siento mis
lágrimas amenazar con salir en aquel silencio que comienza a
quemarme. Siento las palabras en mi garganta, aquel nudo, mi cuerpo
comenzar a temblar y aquella bomba a punto de explotar en mi cuerpo.

— ¿Realmente no te das cuenta, cierto? — Pregunta alejándose de mí.

—No entiendo nada Yoongi. –Las lágrimas finalmente escurren. — No


entiendo nada de lo que está sucediendo.

Doy un paso pero el retrocede dos. Avanzo hacia el pero comienza a


alejarse. ¿Qué le sucede? ¿Por qué me evita?

—Yoongi. — Llamo. — ¡Yoongi!

— ¡Te dije que te alejaras! –Vuelve a gritarme. — ¡Toma tus cosas y


vete! ¡Simplemente vete!

— ¡No me iré sin que me des una maldita explicación! — Grito ahora yo.

Nos mantenemos en silencio. Siento las lágrimas escurrir, las limpio


agresivamente con mi manga causando una irritación en la zona inferior
pero me importa un carajo. Muerdo mis labios para que dejen de temblar
y lentamente me voy acercando. El queda contra la pared y se desliza
para quedar en el suelo cubriendo su rostro. Estoy sin palabras…

El… él se está… quebrando frente a mis ojos.

—Vete. –Su voz ya no suena en mando y mucho menos furiosa. Sale


lastimera. Malditamente lastimera y suplicante. — Vete y déjame Jimin.

Me pongo en cuclillas frente a él y tomo sus manos para despegarlas de


su rostro. Vuelve a levantar la mirada y nos mantenemos en un silencio
aún más crudo. Mis manos tiemblan cunado lo tomo de las mejillas y
lentamente coloco mis labios sobre los suyos sintiendo las amargas
lágrimas interferir en el acto mientras él se mantiene estático sin
corresponderme.

—Vete. — Dice una última vez. — Vete ahora, no sé qué pasara si te


quedas Jimin. Vete y detén esto, detenlo…

Me separo de él. ¿Yo detenerlo? ¿Cómo mierda puedo detener algo del
que no tengo el control?

Él… él siempre fue el que… Siento toda mi sangre helarse y lentamente


me voy reincorporando hasta alejarme de él. Todo mi corazón retumba
en mis oídos y miles de recuerdos azotan mi mente sin piedad.
Detenerlo… detenerlo… yo… pero él lo comenzó.
Me siento marear y lentamente voy retrocediendo más sobando mis
sienes. Yoongi se levanta finalmente y se acerca para tomarme de los
hombros con fuerza. Levanto la mirada para observarlo y aquellos ojos
que parecen estar gritando algo que sencillamente no entiendo.

—Dejó de ser divertido. — Me dice gélido.

— ¿Qué? — Repito sin comprender el punto de lo que me ha sacado.

—Esto dejo de ser divertido. — Me aprieta con más fuerza. — Ya no es


divertido.

—Yo… —Francamente no sé cómo tomarme eso. — ¿A qué te refieres


con divertido?

—Ya no puedo jugar contigo.

— ¿Ju-jugar?

Él se mantiene en silencio y niega un poco con la cabeza. Su agarre se


afloja y relame sus labios antes de tomar una respiración profunda y
sonreírme. Pero esta vez es distinto… su sonrisa es duramente forzada.

—Encontré a alguien. — Me dice. — Un reencuentro del pasado y quiero


volver con él.
Mi cuerpo no responde y mi mente tampoco procesa las palabras que
acaba de soltarme. Me sacude un poco y vuelve a respirar profundo
mientras yo espero en silencio. Siento mis sentidos adormecerse y
repentinamente me siento en un sueño donde nada es real. Un trance.

—No puedo seguir con esto contigo porque ya no me satisface. — Me


suelta y me observa de pies a cabeza. — Tu piel ya no es tan suave,
tienes demasiadas heridas para mi gusto, casi te abres la lengua, me
llamas sin cesar aún sabiendo que volveré. Ya… ya no eres el muñeco
obediente y calladito que yo quería.

Siento mi corazón ir cada vez más lento. Un dolor que me está


carcomiendo en silencio, ocultándolo a través de un rostro neutro. En el
interior realmente me está haciendo trizas, dando golpiza tras golpiza
que me sacan el aliento y me desgarran en silencio.

—Creí que sería distinto pero ya siquiera es placentero ahora. Dejaste de


ser algo dulce para mí. —Me clava agresivo su mirada. —Ahora eres
veneno puro, veneno que cada vez quema más y hiere. Ya no quiero
eso. Te convertiste en una víbora Jimin.

—Yo j-jamás he sido e-eso. —Mi voz tiembla debido al nudo en la


garganta que me impide hablar bien. —N-no te he hecho absolutamente
n-nada.
—Nada. Ahí está la respuesta. Nada. —Repite casi robóticamente. —
Nada hubiera pasado si no me hubiera topado contigo. Nada hubiera
sucedido si jamás hubieses aceptado esto. No habría nada. No habría
problemas, no habría nada.

Retrocedo y suelto una pequeña risa que oculta miles de dolores detrás.

—Lo entiendo. — Digo mordiendo mis labios para ahogar los sollozos. —
Es divertido mientras haya un límite y yo lo he quebrado completamente.
He cruzado la raya, lo he hecho. ¿Es eso?

—Escúchame… Jimin. — Aquello lo sentí como un límite para


quebrarme.

— ¡Dilo! ¡Solo dilo! — Grito empapado de lágrimas. — ¡Todo lo que


quieras decirme dilo ya por un carajo!

—No podemos seguir así. Lo veo Jimin, lo he visto y notado estos días.
Me negaba rotundamente hasta el mismo Anthony siquiera sin vernos lo
supo.

— ¿Qué supo? —Pregunto con un nudo en la garganta.

—Que comenzamos a cruzar ciertos límites. Tú mismo me lo gritaste en


la cara.
Nuestras miradas cruzan nuevamente hasta que nuevamente habla.

—No somos nada y sin embargo nos tratamos como si fuéramos nuestro
todo.

— ¿No soy tu todo? —Pregunto nuevamente en lágrimas de dolor. —


Creí que…

—Y eso es a lo que me refiero. —Sigue. —Comienzas a confundir mis


juegos con sentimientos Jimin. Entiende eso. Yo no te amo. —Contesta
frio.

Nuevamente miles de dagas enterrándose en mí. Lo siento tal que


inclusive retrocedo un poco apretando mis manos sobre mi pecho y
agachando por completo la mirada.

—Y eso es lo que me está ahogando. —Sigue sin detener aquella


tortura. —Es eso lo que me está volviendo loco: la marea de sentimientos
en la que me estas ahogando, aquel lazo afectivo que comienzas a
desarrollar conmigo cuando te deje muy en claro que tú y yo nunca
funcionaríamos así.

—Entonces… —Hipeo un poco antes de verlo de nuevo. — ¿E-entonces


qué?
—Aquí acaba. –Hace una seña con su mano. —Aquí muere antes de que
pase a mayores. Por más que me guste follar contigo o lo que sea, no
significa que me gustara tener a alguien con sentimientos afectivos hacia
mí rodando cerca. Nos celamos por el simple capricho de nuestros
cuerpos, ¿imaginas cómo será si metemos los sentimientos de por
medio?

—Nos mataremos lentamente… —Susurro.

—Por eso mismo. –Dice con la misma voz gélida. —Yo soy un sádico, tu
un masoquista. Nunca tenemos suficiente, nos embarramos en este
juego buscando desesperados más y más hasta que un día nos lleve a la
muerte.

Sus palabras duelen por ser tan ciertas. Duelen porque hemos llegado a
lo que no creí llegar y me duele tanto saberlo. Ya no es simplemente un
capricho, no me duele que me ignore o simplemente quiera alejarse. Ya
no es eso.

Me duele perderlo… Me duele el pensar que me dejará…

—De mi lado sé que será casi imposible dejarte, por eso te digo que lo
hagas tú. –Me dice. —No tenemos una promesa que nos una, tu no
estas enfermizamente obsesionado conmigo como yo contigo. Déjame
quizás te cueste pero volverás a adaptarte como antes. No quiero seguir
con esto.

—Mátame.

Yoongi me observa con una ceja en algo y una expresión de confusión


en el rostro.

— ¿Qué mierda Jimin? —Pregunta de mala gana.

—Mátame. —Repito sintiendo mi pecho arder más como mi garganta. —


Mátame. No pude hacerlo…

— ¿Qué no pudiste hacer?

Comienzo a hiperventilar sintiendo aquel bullicio en mi garganta. ¡No voy


a gritarlo! ¡No voy a gritarlo! ¡No puedo! ¡No puedo hacerme esto!

— ¡Solo mátame! — Grito en desespero. — ¡Mátame, mátame, mátame!

— ¡No hare eso! — Grita de vuelta.

— ¡Mátame! ¿O esperas acaso que tire yo mismo del gatillo? –Pregunto


gritando sintiendo la razón zafarse de mi cabeza.
— ¡No vas a hacer eso! — Brava.

— ¡Lo haré! –Las lágrimas salen en descontrol. — ¡Lo haré porque tú


mismo lo dijiste y ahora lo sé!

— ¡No entiendo de que mierda me hablas Jimin!

— ¡No puedo dejarte!

— ¡Claro que puedes maldita sea!

— ¡No puedo! ¡No lo entiendes!

— ¡Jimin solo vete! ¡Vete y cortemos esta mierda!

— ¡Terminaré muerto de una forma u otra!

— ¡¿POR QUÉ?! — Grita tomándome de los hombros y sacudiéndome


con violencia descontrolada. —¡EXPLICAME POR QUE MIERDA NO
PUEDES DEJARME!

El silencio se forma. Mis lágrimas comienzan a escurrir de nuevo al ver


sus fríos ojos grises sometidos en la oscuridad total. Mis labios se abre y
mi lengua se enreda en mi boca obligándome a no decir más, Que me
arrepentiré. Que será el peor error que cometeré.

— ¡DIME! — Grita de nuevo desesperado. — ¡DIME POR QUE NO


PUEDES!

Las lágrimas me siguen invadiendo.

—Perdóname… —Susurro quebrándome frente a él. — ¡Perdóname!

Comienzo a llorar mientras él me sigue tomando. Niego con la cabeza y


comienzo a sollozar sintiendo las lágrimas ahogarme. Su agarre se ha
aflojado e inmediatamente me pego a su pecho y lo abrazo con fuerza
mordiendo mis labios.

—Perdóname… intente hacerlo… —Hipeo. —Intenté hacerlo… no


pude… n-no pude…

Él no me corresponde. Aprieto con más fuerza y finalmente volteo a


verlo. El no expresa nada con la mirada.

—Solo dilo… —Me dice con voz apagada. — Solo dilo y… acabalo.

Vuelvo a abrazarlo hundiendo mi rostro en su cuello.


—Te amo Yoongi. Y no puedo… yo… perdóname por haberme
enamorado de ti…

Silencio y dolor es lo que acompaña los eternos segundos.

Yoongi se mantiene aún más tenso, rígido y sin mover ni un musculo.


Trago duro antes de separarme de él pero no me está viendo. Mis manos
tiemblan y suplico tomarlo una última vez. Sentirlo… yo, siendo
arrastrado y condenado a las sucias palabras que he dicho.

Aquel castigo tan imperdonable… Yo… enamorado de un monstruo.

—-Dime algo. — Suplico no creyendo aguantar más con este maldito


peso.

Lentamente voltea hasta que nuestros ojos cruzan. Los suyos llenos de
desespero y molestia, los míos en agonía pura. Estoy retorciéndome en
el maldito juego que he creado, con aquel fuego que he jugado y me ha
quemado, ahora matándome lentamente.

— ¿Qué quieres que te diga Jimin? — Dice con voz neutra, apagada,
filosa mostrando a través de ello la frustración. — ¿Qué yo te amaré
algún día? No puedo prometerte eso. Te he mentido muchas veces pero
con eso no lo haré.
Paso saliva en un desespero de calmar el maldito llanto que no parece
detenerse.

Dolor…

—Eres un gran imbécil y un idiota. Porque de todas las personas que


pudiste elegir par amar, elegiste a una enferma que nunca te podrá
corresponder. Y es aquí cuando verdaderamente me doy cuenta de cuan
masoquista eres, Park Jimin.

Más dolor…

No necesita decir nada más. Con eso ha finalizado absolutamente todo,


aquellos rasguños para escarbar buscando una esperanza en la negrura
ha desaparecido. Aquellos alientos de esperanza robados y asfixiados, el
corazón desgarrado por las crudas verdades.

— ¿Y te digo por qué yo nunca voy a amarte Jimin?

Y un poco más…

Un poco más para probar el dulce sabor de la agonía y la muerte moral


más agria.
—Nunca voy a amarte porque el amor es el pretexto perfecto para morir
por alguien. Y yo, mi querido muñeco, no pienso morir. Y mucho menos
por ti.

No es necesario decir nada. Huyo de él, corriendo lejos, lanzándome en


desespero y lágrimas al único lugar que me queda para no ahogarme. La
única piedra que puedo tomar para no dejarme llevar por esta marea de
tormentos, gritos y dolor.

Golpeo la puerta en silencio absoluto todavía con los ojos rojizos de tanto
llorar y el temblor en mis piernas. El frio me cala los huesos y aun así no
es suficiente a comparación del frio que sea instalado en mi interior.

La puerta se abre unos segundos después. Me aferro a la maleta


mordiendo mis labios para no volver a quebrar.

— ¿P-puedo quedarme contigo esta n-noche? — Pregunto tan firme


como puedo aunque es imposible. Mi cuerpo tiembla demasiado.

— ¿Qué te ha pasado? ¿Estás bien? — Pregunta preocupado. —Jimin…


entra con confianza. Sabes que cuentas conmigo para lo que sea.
Muerdo mis labios más fuerte y me lanzo a los brazos de Elliot
quebrando a llorar otra vez. El me corresponde y frota mi espalda
cerrando la puerta de su casa antes de besar mi cabeza. Avanzamos en
silencio a la sala donde nos sentamos y yo me mantengo aferrado a él
hundiendo mi rostro en su cuello.

El no hace comentarios, ni tampoco pregunta nada. Simplemente sigue


besando suavemente mi cabeza y sobando mis manos que están
heladas. Y yo solo cierro mis ojos dejándome arrastras por el sueño en
un intento desesperado de perderme y olvidarme del mundo.

De lo que estoy viviendo. Huir de lo que he hecho. Los latidos de mi


corazón retumbando en mis oídos. Allí, insistentes. Recordándome mi
mísera existencia en este mundo de caprichos enfermos y almas rotas.
74

JUNGKOOK.

Mis ojos recorren la habitación con una ceja alzada. Clara se encuentra
junto a mí con una ceja alzada también y brazos cruzados. Ambos
entramos observando los papeles pegados, notas de periódico regados,
y fotos colgadas en la pared unidos por hijos rojos. Me siento en una
película de crimen, es una locura.

—Parece que se ha ido. –Dice ella examinando la habitación


nuevamente. — Sabe que lo estas cazando, Jungkook. Taehyung no es
idiota.

—Estábamos a punto. –Digo entre dientes pateando las hojas en el


suelo. — Mierda.

—Y vaya que estuvimos cerca ¿Ves eso? –Señala las cosas tiradas. –
Prácticamente ha dejado incluso ropa. Viendo las línea desordenada que
formas los papeles seguramente estuvo metiendo solo los importantes,
no ha podido quitar… todo eso.

Cruzo miradas con ella. Clara alza los hombros y apunta con su barbilla
la pared.
—Obsérvalo por ti mismo. — Me dice.

Avanzo hacia los papeles que están atados. ¿Qué mierda es eso?
¿Notas de periódicos antiguas? ¿2006? ¿2008? ¿Francia…?

Arranco un pedazo de periódico que está encerrado en un círculo rojo.


Está en Francés, pero la imagen que se muestra al costado es de un
hombre con la mano cubriendo su rostro de la cámara. Hay policías
detrás y un cuerpo siendo envuelto con rastros de sangre en el suelo.

— ¿Qué sucede Jeon? –Pregunta Clara acercándose más a mí.

—Esto. –Digo sin quitar la vista del periódico. — ¿Sabes Francés?

—No solo el italiano lo domino. –Sigue y alza una ceja. — ¿Por qué no le
preguntas a Forcraft? Él lo domina muy bien.

Asiento y ella sigue revisando todo el entorno ignorando las cosas en la


pared. Vuelvo a levantar la vista y comienzo a arrancar los extractos de
periódico, notas y cosas anotadas de las cuales no comprendo. Llego a
la parte inferior observando los hilos que forman una telaraña de
conexiones con fotos de gente que conozco y otros que no.

Mis ojos se abren demasiado y siento algo frio recorrerme la espina


dorsal cuando mi mirada cruza con las imágenes de la izquierda.
Me agacho y observo a Clara a través de mi hombro para asegurarme
que no voltea. Ella está ocupada con su teléfono junto a la ventana
vuelvo la vista.

¿Por qué Taehyung tiene fotos de Yoongi y Jimin? ¿Por qué hay un
signo de interrogación en todos lados? ¿Fotos mías? ¿De mi tío? ¿Qué
le sucede?

Sigo el hilo de Yoongi que me lleva a varios papeles colgados y


amontonados. Notas de periódico. Muchas notas y extractos de periódico
muy viejo. Comienzo a hojear observando que todo tiene el mismo año:
1998

¿La fecha de cumpleaños de Yoongi? ¿Pero qué demonios…?

Veo que eso no es todo. Dejo lo papeles y vuelvo al signo de


interrogación que une a Yoongi y otros tres hilos que se conectan
también. Observo que uno lleva a Jimin y otros dos llevan a otros dos
signos de interrogación. Mi silencio es cada vez más crudo mientras
siento mi cabeza ir a mil por hora. ¿Qué es todo esto?

— ¿Acabaste Jeon? –Pregunta Clara después de unos segundos. —


¿Qué tanto ves?

—Nada. Se me cayó algo solamente. — Digo rápidamente antes de


arrancar todas las fotos cuidadosamente y lentamente irlas guardando en
las maletas. — ¿Puedes cubrir? Te alcanzo en un momento, se me ha
caído la llave del hotel.

—Claro. –Dice ella y la observo pasar junto a mí. — Procura no perderla


que no te daré la mía.

Niego y comienzo a palmar el suelo esperando a que salga. Escucho la


puerta cerrarse y rápidamente me reincorporo comenzando a guardar
todo lo que pueda en la maleta además de tomar fotos. Comienzo a
palmear la cama y a revolcar las colchas para ver si encuentro algo más.

Abro rápidamente los cajones tan rápido como puedo hasta que escucho
algo azotarse con fuerza cerca de mí. Abro otro cajón observando unos
cassettes. Alzo una ceja y agarro los cuatro antes de meterlos dentro de
la mochila y salir rápidamente observando una última vez detrás de mí.
Niego con la cabeza y salgo cruzando velozmente el pasillo para
reunirme con Clara en la parte de abajo.

¿Por qué Taehyung dejo todo esto? ¿Qué acaso encontró algo?

Es decir. Si yo estuviera investigando algo guardaría todo o quemaría la


información para que nadie más la encuentre. Él se ha ido sin más. Se
ha ido con otras cosas mucho más importantes que todo ese revoltijo de
información.
¿Una trampa? ¿O llego a la respuesta?

Y para comenzar… ¿Qué demonios es todo esto? ¿Una investigación


personal? ¿Por qué comenzarla? Las preguntas me producen dolor de
cabeza pero decido mantenerme frio. Me acerco a Clara y ella asiente un
poco cuando me ve.

—Forcraft ha llegado. Estará en el hotel de la esquina al nuestro. –Dice


guardando su teléfono. —Yo tengo que ir a reunirme con unas personas,
¿tu? ¿Hablaras con Yoongi?

—No hasta tener algo de Taehyung. –Le digo. — Iré al hotel a trabajar un
rato, te veo allí.

—Bien. –Ella asiente. — Suerte Jeon. La próxima lo atraparemos y


tendrás tu linda venganza.

—Claro. — Asiento un poco y me comienzo a alejar. — Suerte en tu


reunión.

Ella asiente y se va en la camioneta mientras yo pido un taxi. Doy la


dirección de donde me hospedo y aferro la mochila a mí. Definitivamente
esto no se va a quedar así.

Llego al hotel donde se hospeda Anthony toco a su puerta. Espero unos


momentos hasta escuchar unas pisadas del otro lado y lo observo abrir la
puerta viéndome algo sorprendido.

Caigo en la cuenta que tiene una toalla enrollada a la cintura y su cabello


mojado. Woops. Lo he sacado de la ducha.

—Jungkook. –Dice denotando sorpresa. — ¿Qué haces aquí?

—Necesitaba hablarte de algo. –Observo sus abdominales y ladeo un


poco mi cabeza. — Pero creo que llego en mal momento, si quieres
vengo después. –Clavo mi vista nuevamente en el pero Anthony
simplemente ríe.

—No. Está bien, pasa. –Abre más la puerta. — Me vestiré en un


segundo, dame un momento.

—Gracias. — Y entro.

Observo la habitación del hotel y los colores cafés claro que la rodean.
Es bastante acogedora. Las cortinas espesas están cerradas y música
jazz está colocada de fondo dando un ambiente muy tranquilo y
reconfortante. Dejo la mochila en el suelo y me voy a sentar al sofá
esperando por él.

La verdad no me he relacionado tanto con Anthony. Lo conozco, no me


cae mal pero nuestras conversaciones han sido mínimas. Creo que en
estos casi dos años solamente he estado con el tres o cuatro veces y
Yoongi siempre nos acompañaba junto con Clara u otra gente. Es la
primera vez que me encuentro solo con él. Es algo extraño.

—Ya está. –Su voz me saca de mis pensamientos y volteo la vista a él


viéndolo con ropa únicamente negra.

—Bien. Nuevamente lamento aparecer así pero… creo que tengo que
informarte algo. –Digo frotando un poco mi barbilla. –Si no te importa.

—Aja. –El asiente y se sienta en la cama. — Antes que nada, no tengo


idea de donde pueda estar Taehyung, no hablo con él o Jimin desde que
se fueron.

—Lo sé. –Suspiro. –Aun así hay algunas cosas que… no comprendo.

— ¿Cuáles? –Pregunta cálidamente.

—Principalmente de Yoongi. –Le clavo la mirada. — ¿Quién es él?

—Bueno. Es hijo de, bueno, ya conoces a su madre. –Dice haciendo un


gesto para restarle importancia. –Y de Min Suga. Un asesino europeo
bastante importante en los ochentas y noventas.

— ¿Qué paso con él? –Pregunto.


—Nadie sabe. Desapareció. Se esfumo. –Alza sus hombros. –No se
sabe mucho de él, es un misterio. Mataba sin piedad y un día
simplemente desapareció.

— ¿De casualidad en 1998 dejo de aparecer información sobre él? –


Pregunto ladeando de nuevo mi cabeza.

—En este año dejo de saberse cosas de él. –Me dice alzando ambas
cejas. — ¿Lo investigaste?

—Solo un poco. –Miento y desvió rápidamente el tema. –Pero, por


ejemplo, ¿Qué me dices de Jimin?

— ¿Park Jimin? –Ríe. — No sabemos de él antes de su adopción. Jimin


no es de mucho interés, simplemente una pieza en el juego por Yoongi y
nada más.

— ¿Lo trataron de investigar? –Sigo preguntando.

—Clara se encargó de eso hace unos años no encontró nada. El nombre


de Park Jimin prácticamente nació con su adopción, no podemos saber
nada de él antes. Sus padres realmente se esforzaron por ocultarse.
Suele pasar.

— ¿De qué orfanato viene, de dónde? –Pregunto de nuevo.


—Massachusetts. –Contesta después de unos segundos tratando de
memorizar. — En el St Malcom Odario. Es lo único que sabemos.

—Ya. –Asiento.

— ¿Por qué tanto interés repentino, Jungkook? –Me pregunta curioso.

—Como no sé nada de él después de un tiempo, probablemente


simplemente deseo saber algo. Por más mínimo que sea. –Alzo ambos
hombros. –Esto comienza a ser un poco aburrido. Sabemos que está en
Nueva York y nadie ha ido a verlo. Me sorprende que Yoongi no haya ida
ya.

—Yoongi salió, no sé dónde pueda estar. –Alza sus hombros también. –


Es algo escurridizo pero fue por negocios. –Lo mande junto con mi primo.

— ¿Tienes un primo? –Pregunto sorprendido.

—De tu edad. Se llama Matthew. –Explica. — Por parte de mi tío aunque


no convivo mucho con él, aunque es bueno. Se lleva bien con las armas.

—Entiendo. –Golpeo un poco mis dedos con el sofá. –Y, bueno,


aprovechando que estamos hablando de intereses. ¿Crees que podrías
traducirme un texto en Francés que encontré?
— ¿Tarea? –Se burla.

—En realidad no. Estaba husmeando por internet acerca de todo estoy y
me salió. Lo imprimí porque me causo un poco de interés. Quería ver si
podías traducirme.

—Claro. No hay problema. –Asiente con una sonrisa.

—Bien.

Abro la mochila con cuidado para que no vea el interior y rebusco un


poco hasta encontrar el fragmente de periódico que arranque. Lo saco y
lo observo una última vez antes de estirar mi brazo para dárselo. Él lo
toma y lo observa con una ceja alzada.

—Vaya, 2008. –Dice. –De acuerdo…

Se mantiene en silencio y comienza a leer. Me levanto del sillón y me voy


a sentar a su lado en la cama manteniendo la vista fija en sus
expresiones faciales. Luce tranquilo hasta que veo que se tensa un poco
y su ceja se mueve ligeramente mostrando confusión. Pasa saliva y su
ceño se alza apenas antes de unir sus cejas y mover un poco la
comisura de sus labios. Está analizando lo que lee. Debe ser importante.

—Esto… ¿Dónde lo encontraste? –Pregunta observándome una vez que


finaliza.
— ¿Qué dice? –Defiendo clavando mi mirada más fuerte en el.

—Necesito saber antes de donde viene, Jungkook. –Su ceja se alza.

— ¿Y si no quiero decirte?

Anthony une sus cejas antes de que una sonrisa burlona asome por sus
labios. Yo también alzo mi ceja demostrando que no me intimida en lo
absoluto.

—Entonces no te diré. –Contesta con el mismo tono que yo.

—Existe el traductor, así que no tengo problema con ello. –Le sonrió con
suficiencia. –Al cabo que no me urge.

Trato de tomar el papel pero él lo hace hacia atrás. Le vuelvo a clavar la


mirada pero el simplemente me la mantiene con una pequeña sonrisa.

Respira Jungkook, respira.

— ¿Por favor? –Pido amablemente. — ¿Puedo?

—Dime de donde lo sacaste. –Repite.


—No lo sé, revise miles de páginas. –Resoplo de mala gana. –No
recuerdo. ¿Me dirás que dice?

— ¿Puedes revisar tu historial? –Sigue.

—Use la ventana incognito, no es algo que busque en el navegador


normal. –Contesto como si fuese algo absurdamente obvio.

— ¿Por qué no te creo Jeon Jungkook?

—Es tu problema si no me crees. Si no me dirás, al menos regrésamelo.


Es mío.

El desvía la mirada a la mochila y siento nuevamente mi sangre


congelarse. Todo en mí se remueve y una pequeña sensación de pánico
se vuelve presente.

— ¿Qué hay en la mochila? –Pregunta apuntándola con la barbilla.

—Nada importante. –Trato de mantenerme tranquilo. — Ya… ¿Me lo


das?

—Te lo daré si me dejas revisar tu mochila. –Sigue.

¡Maldita sea!
¡Juro que estoy a punto de agarra cualquier cosa y estrellársela en la
cara! ¡La lámpara resultara atractiva en su lindo rostro! Y no bromeo.

—Sera la última oportunidad que te daré.

—Démelo por favor. –Pido sintiendo la paciencia esfumarse de mi


cuerpo. –Anthony hablo enserio, me estoy comenzando a enfadar.

—Tú luces sexy enojado así que no tengo problema. –Alza sus hombros
de nuevo.

— ¿Eh?

Pestañeo algo confundido por lo que dijo y uno mis cejas. El comienza a
reír.

—Jungkook eres demasiado lindo para tomarte enserio. –Me dice. –


Causas ternura y tranquilidad aunque pongas tu peor cara. No me
intimidas.

Estoy a tres.

—No me interesa si me tomas enserio o no. –Aprieto mis puños y respiro


para mantenerme en calma. O intentarlo ya que realmente no puedo
más. –Te estoy pidiendo las cosas bien, en buen plan y tú, ¿me encaras
así?

—No soy una persona en la que se puede confiar mucho. –Sigue


sonriente.

Y yo una persona a la que no te conviene hacer enojar.

—Le diré a Yoongi.

—Papi Yoongi. –Dice con voz chillona.

¡Que no joda! Es hora de hacer las cosas a la mala.

—Lo buscaste.

Me abalanzo sobre el tirándonos de la cama comienzo a moverme


tratando de tomar la hoja. Quedo sobre él y lo inmovilizo tomando sus
muñecas y apretando mis piernas con las suyas. Lo suelto tan rápido
como puedo para arrebatarle la hoja pero él me gana en rapidez y
termina empujándome para ahora el quedar sobre mí.

Comienzo a removerme con la respiración pesada forcejeando con él


para que me suelte. Levanto mi rodilla en un fallido intento de darle en
sus pobres huevos pero simplemente termino golpeando la baja parte de
su espalda. Suelto un gruñido y me remuevo más sintiendo como toma
mis brazos tratando de hacerlo hacia abajo mientras yo empujo hacia
arriba.

Forcejeamos otro poco hasta que finalmente logro aventarlo lejos de mí y


trato de reincorporarme antes de que vuelva a caerme encima. La hoja
sale disparada debajo de la cama. Me abalanzo debajo pero veo con el
rabillo del ojo a Anthony acercarse a la maleta.

— ¡Ah no, eso sí que no!

Brinco sobre el abrazándolo por detrás y tirando de él como puedo. Mi


brazo rodea su cuello mientras con el pie empujo lejos la mochila y luego
me acerco a la hoja. Me voy agachando un poco hasta tomarla todavía
tomándolo un alivio me recorre una vez que la hoja queda en mi mano y
de ahí la paso a mis labios para tener ambas manos libres.

Lo empujo a la cama y corro para agarrar la mochila sintiendo todo su


peso después de empujarme contra la pared. Mis manos se aferran a la
mochila. Jadeo un poco por el golpe y tomo la hoja haciéndola bolita en
una mano, con la misma que agarro la mochila.

— ¿Te encanta ser rudo, verdad Jeon? –Pregunta el también con la


respiración pesada.

—Quítate y déjame ir. –Digo todavía con la mejilla pegada a la pared.


—Eso que tienes en la mano no lo encontraste en internet, no se puede
encontrar así como así. –Me dice. –Creo que no comprendes lo que
acabas de descubrir, Jungkook.

— ¡Si me dijeras quizás lo comprendería! –Me remuevo pero me toma de


los hombros. — ¿Es enserio Forcraft?

—Muy enserio Jeon. –Me dice apretando más. –Desgraciadamente no


puedo dejarte ir de este cuarto hasta que me muestres lo que hay en esa
mochila, me expliques de donde sacaste esa información y me hables
con la absoluta y total verdad.

Pongo los ojos en blanco. Que dolor de culo me provoca este hombre.

—-Bien. –Le digo removiéndome. —¿Puedes soltarme?

—No hasta que sueltes la mochila y el papel.

Comienzo a preguntarme que si me volteo y lo golpeo con la mochila


serviría para después salir corriendo. Conforme los minutos pasan cada
vez se vuelve mejor idea.

— ¿No vas a hacerlo, verdad? –Pregunta.


—No. — Le contesto observándolo a través de mi hombro con una
sonrisa arrogante.

Nos mantenemos la mirada unos momentos hasta que me siento


estremecer un poco ante el silencio y la mirada tan intensa que nos
estamos dando. Muerdo el interior de mi mejilla y trato de empujarlo pero
vuelve a pegar su cuerpo al mío para inmovilizarme.

— ¿Así nos vamos a quedar toda la noche? — Pregunto fastidiado


después de largos minutos sin movernos.

—No tengo problema con ello. Soy muy paciente. –Contesta tranquilo.

—Ya veremos. –Le digo observándolo de nuevo con una sonrisa.

El ríe un poco antes de observarme con malicia.

— ¿Sabes Jungkook? –Comienza sonriendo con coquetería. — Creo que


en otras circunstancias, tú y yo la pasaríamos muy bien solos en esta
habitación.

Abro la boca y siento mis mejillas cosquillear con fuerza al mismo tiempo
que mi garganta se cierra. Eso no lo vi venir. Me ruborizo y al instante
desvió la mirada sintiendo mi corazón latir con fuerza.
—Te vas a cansar en unos minutos, voy a empujarte, golpearte y saldré
de esta habitación azotando la puerta detrás de mí. –Digo en un
desesperado intento de desviar la conversación que me ha erizado los
vellos de la nuca.

— ¿Estás seguro de eso Jeon?

—Claro. Justo ahora por ejemplo, ya aflojaste tu agarre.

Apenas reacciona nuevamente lo empujo con mi espalda y me volteo


rápido. Me aferro a la mochila abrazándola con fuerza y dedicándole una
mala mirada. La situación es un poco cómica, pero deja de serlo ya que
la puerta está detrás de él y sinceramente no sé qué hare para pasar.

— ¿Por favor? –Pido con una última sonrisa sarcástica.

—No, corazón. –Me la devuelve también. Trueno mi cuello. Esto se


pondrá feo ahora sí.

Abro la bolsa delantera y de allí saco el cuchillo antes de colocar la


mochila en mi espalda. Lo apunto con el filo y le mantengo la sonrisa, el
alza ambas cejas.

—Muévete. –Amenazo pese a la diversión que me provoca esta


situación.
—No lo haré. Además, no vas a matarme.

—No, pero perfectamente puedo enterrarte esto en el brazo y mientras te


desangras, yo saldré muy felizmente de aquí escuchando tus gritos de
dolor.

—Yoongi te educó bien.

—Es mi hermano mayor. –Sonrió. — ¿Qué esperabas?

—No lo son realmente. –Contesta riendo.

—Obviamente no, es de cariño. –Sacudo mi cabeza. — Espera, ¡te estoy


amenazando, no me cambies el tema!

—Eres adorable Jeon.

¿Por qué no puedo enojarme más con él?

— ¿Por qué no hacemos un trato? ¿Qué debo hacer para que me dejes
ir? –Bajo mi brazos con el cuchillo.

—Simplemente decirme la verdad. –Contesta tranquilo. –Puede quedar


entre tú y yo.
—Mmm, no te creo. Lo siento.

—Tenemos entonces un problema.

—Uno grande.

Nuevamente silencio.

Comienzo a cansarme así que cambio el peso de mi cuerpo con mi pie.


Anthony se acerca un poco pero yo al instante levanto otra vez el cuchillo
deteniéndolo. Suelta un suspiro.

—El texto que encontraste. –Apunta con la barbilla. –Ese del 2008, habla
de la última aparición de Min Suga en Europa, en Francia.

—¿Y qué más? –Sigo preguntando sin dejar de apuntarlo.

—Su socio cercano se suicidó cuando la policía lo interrogo. Fueron a su


departamento pero él se lanzó del sexto piso abriéndose el cráneo.

—¿Y por qué? –Sigo frio.

—Querían sacarle información acerca del hijo menor de Min Suga. –


Sigue. –Él era el único que sabía dónde estaba, a que parte exacta del
mundo fue mandando. Lo querían de rehén seguramente para atrapar al
gran asesino.

—Querían saber de Yoongi. —Susurro. –El… No. Alto. Espera… ¿Hijo


menor?

—Hijo menor. —-Repite con un tono que me estremece.

El silencio permaneces y algo helado comienza a recorrerme.

— ¿Cuántos hijos tuvo? –Pregunto con la respiración lenta.

—Allí lo dice. –Aprieta sus labios. –Observa el círculo y la parte


subrayada.

Abro el papel y lo observo con detenimiento hasta que mis ojos dan con
el rayón.

“4”

Cuatro hijos…

—Cuatro. –Digo y vuelvo a levantar la vista a él. — S-son… cuatro.


—Y absolutamente nadie sabe con exactitud cuántos eran. –Sigue cada
vez con voz más pesada. — Y por eso esa nota fue cancelada, es la
única copia que hay. –No encuentra esas cosas en internet, Jungkook.
En ningún lado.

Me mantengo en silencio.

—Es información que literalmente, te llevara a la muerte si se enteran


que la conoces. –Finaliza sombrío.

Por una mierda… ¿en qué carajos te metiste Kim Taehyung?


75

JIMIN.

Voy revisando una última vez los libros que tengo frente a mí. Me fuerzo
a concentrarme en lo que tengo plasmado enfrente pero me resulta
imposible con este dolor de cabeza y ansiedad que comienza a hundirme
en la desesperación total.

Observo mis manos rasguñadas, producto de la ansiedad que me hace


rascarlas sin descanso al punto de comenzar a levantarme la piel y dejar
ardores que me impiden tocarme sin soltar chillidos de dolor. Muerdo mis
labios más fuerte y mantengo los ojos clavados en las líneas releyendo
una y otra vez pero nada entra.

Han pasado nueve días y nada ha mejorado. Mi cumpleaños fue hace


dos días y creo que nunca había llorado tanto, siquiera Elliot pudo
levantarme el ánimo. Era una mierda, un día que simplemente desearía
olvidar.

— ¿Jimin? — Elliot me llama muy suavemente y no pasa mucho hasta


que llega a sentarse a mi lado. Desvió la mirada cuando él toma mis
manos y las observa fijamente antes de sobarlas, suelta un suspiro
pesado y lentamente me va soltando. — Necesitas descansar, casi no
dormiste anoche.
Frunzo mi boca y niego. –Estoy bien, es solo que los exámenes se
acercan y entro en estrés. No es nada, enserio.

—Jimin. –Me interrumpe y finalmente me atrevo a verlo. — No necesitas


fingir conmigo, ¿crees poder explicarme ya que ha sucedido?

—No es nada. –Me alejo de él un poco pero vuelve a acercarse.

— ¿Es Yoongi? –Sigue preguntando. — Jimin, ¿te hizo algo?

—Es una simple tontería. –Niego con la cabeza pero Elliot se levanta
bruscamente del sofá provocando que me preocupe. — ¿Elliot?

—Voy a matarlo. –Sisea furioso. — ¡Juro por Dios que voy a matarlo!

—No vas a hacerlo. –Le digo clavándole duro la mirada. — ¡No hagas
una estupidez, Elliot! ¡Es Min Yoongi de quien estamos hablando!

— ¿Crees que no sé cómo defenderme? –Me pregunta molesto. — Lo


mataré.

—No lo harás. No me interesa si sabes defenderte o no, es Min Yoongi,


Elliot. No quiero que por tu ataque de rabia termines lastimado o peor,
muerto. –Sigo con voz gélida, el me mantiene la mirada. — Mira, él es un
caso perdido. ¿Bien? No puedo hacer nada contra eso, simplemente
tome la decisión de dejarlo ir y superarlo.

—No me interesa si sales de ello o no Jimin. Por una mierda, entiende


que yo te amo y no me quedare sentado y cruzado de brazos viendo
como la persona que amo lloriquea por un enfermo imbécil psicópata. –
Me deja callado. — Así que te recomiendo que te quedes acá.

Abre el cajón y saca la pistola alertándome por completo. Corro hacia él y


me abalanzo comenzando a besarlo pero me empuja con fuerza y se
dirige a la puerta a paso rápido. Furioso.

— ¡No, no, no, no! ¡Elliot! –Grito. — ¡Elliot no te dejaré hacerlo!

Vuelvo a brincar sobre el tomándolo con fuerza.

El me observa enfurecido mientras yo me estoy sintiendo temblar con


fuerza. Todo el peso lo siento en mi estómago jalándome hacia abajo.
Me aferro a él y lo observo suplicante.

— ¡Es una maldita locura no dejaré que muera! ¡No lo permitiré!


Escúchame. –Susurro. — No quiero que hagas una tontería así. Conozco
a Yoongi, no tiene piedad alguna al matar. Yoongi está realmente mal y
no sé de qué pueda ser capaz.
—Bueno. No te ha venido a buscar así que supongo que no esta tan
explosivo después de todo. –Me contesta algo frio. –Iré por él y le dejaré
en claro que no puede jugar contigo como si se tratase de un juguete.

Mi corazón da una punzada y mi agarre se afloja un poco. Hago un


esfuerzo por no soltarme a llorar y simplemente tomo aire
profundamente.

—Olvídate de él. –Susurro con un último intento. — Te lo suplico Elliot,


quédate conmigo.

Las lágrimas vuelven a resbalar. Elliot suelta un suspiro y aleja su mano


del pomo de la puerta lentamente hasta que me abraza. Me mantengo en
silencio con una frívola mirada y las lágrimas dejan de salir casi al
momento.

—Al menos esta noche estaré aquí. –Me dice sobando mi espalda. –No
te lo prometo los siguientes días.

—Si vas no me voy a perdonar por eso. –Le digo. –Te odiaré, te odiaré
por no confiar en mí y traicionarme de esta forma.

—No digas eso.

—¿Realmente me amas?
—Claro.

—Entonces quédate a mi lado. –Volteo a verlo. — Por favor. No lo


lograre solo, necesito a alguien y si vas… ¿y si mueres? O ¿vas a la
cárcel? Yo no podría con esa carga moral. Nunca. Por favor Elliot,
promételo. Prométeme que no iras por él.

El suelta un suspiro antes de asentir y besar mi frente. Me aprieta las


manos un poco y me soba.

—Va a dar la una. –Me dice con suavidad. — ¿Ya quieres ir a dormir?

Niego con la cabeza sintiendo algo frio recorrerme. Un mal


presentimiento comienza a sacudirme poniéndome alerta. Mi cuerpo se
pone rígido cuando aquel sentimiento de pánico se vuelve más grande.
Me separo de Elliot y me siento duramente observado.

— ¿Jimin? –Pregunta.

Siento un escalofrió en mi nuca que me corta un poco la respiración. Me


separo más de él y con terror lentamente voy observando hacia la
ventana que da hacia la calle solitaria. Le mantengo la vista fija
observando la negrura del otro lado, la suave luz lunar iluminando
solamente un poco de lo que puedo apreciar.
— ¿Jimin? –Vuelve a llamar Elliot tomando mi mano. — ¡Jimin!

Esta aquí.

—Cierra la ventana. –Le susurro volviendo la vista a él. Elliot alza una
ceja. — Cierra todas las puertas y ventanas ahora.

Elliot se aleja un poco y pone la cadena en la puerta principal. Me acerco


a la ventana y cierro las cortinas con manos temblorosas sintiendo algo
pesado en mi pecho. Retrocedo y me acerco a mi teléfono que comienza
a sonar soltándome un pequeño brinco.

Observo la llamada entrante y siento mi garganta secarse y mi alma ser


succionada. Trago pesado antes de responder colocando el teléfono en
mi oreja. Mantengo silencio.

— ¿No tuviste a nadie mejor con quien huir? –Pregunta con voz pesada
y ligeramente arrastrada, mi silencio permanece. — ¿El hijo de Sullivan?
¿Es serio muñeco?

—Déjame en paz. –Digo apretando la quijada. — Tú me pediste que me


alejara y eso estoy haciendo. No te lo repetiré Min. Déjame en paz o las
cosas se pondrán realmente feas.
—Créeme que se pondrán feas. –Suelta una risa. — Pronto me regreso y
sin embargo aún quiero hacer algo antes de irme. Nuestro último juego.

Mi respiración falla.

—Por cierto, te ves lindo con aquella camisa negra, ¿no fue la que traías
cuando nos reencontramos?

–Inmediatamente comienzo a observar de izquierda a derecha con terror.


–No muñeco, no trates de encontrarme que no lo harás.

— ¡Déjame en paz! –Vuelvo a gritar. — ¡No quiero saber nada de ti!


¡Déjame!

—Son reglas muy sencillas. –Escucho un fuerte disparo que me congela.


–Primero, luces fuera pequeño.

Suelto un grito cuando la luz se va dejándome en la oscuridad de la sala.


Mis manos tiemblan y al instante me voy a recargar contra la pared. Mi
respiración es irregular y mis ojos se mantienen muy abiertos atento a
cualquier movimiento.

—Segunda regla. –Sigue. –Puedes hacer las cosas fáciles para mí y


venir. O no. En ese caso deberé ir yo y créeme que no seré lindo.
— ¡No iré! –Grito. — ¡Elliot!

—Está sedado, así que tendremos la casa para jugar. ¿Qué me dices? –
Ríe.

Mi corazón deja de latir al escuchar unas pisadas lentas en las escaleras.


Tapo mi boca y escucho la respiración de Yoongi del otro lado.

—Tercera regla muñeco. –Dice pero su voz ya suena inclusive cerca de


donde estoy.

Cuelgo el teléfono al sentir una respiración cerca de mi nuca. Mi teléfono


cae y algo puntiagudo queda en mi cuello provocando que me hiele en mi
lugar. Todo el aire se me va y las lágrimas vuelven a picar mis ojos.

—Huye por tu vida.

Siento una punta enterrarse en mi cuello soltándome un grito. Me


remuevo y volteo un poco viendo la jeringa enterrada y un líquido irse
inyectando más profundo. Me remuevo y grito más observando la vista
más y más nublada y borrosa. Mi cuerpo deja de responder al igual que
mis sentidos, dejándome únicamente con los últimos destellos que
alcanza a ver.

Eso no es nada más ni nada menos que yo siendo cubierto por una bolsa
y tirado a la cajuela bruscamente. Pero no siento el dolor. Tampoco el
calor. Nada. Ya no siento nada.

Mis ojos se cierran dejándome en la oscuridad total.

YOONGI.

Que jodida mierda.

Mis manos se aferran al volante y sé que estoy pasando el límite de


velocidad pero me vale una sencilla mierda. Estos días simplemente han
sido… no hay palabras para explicarlo es un revoltijo que me marea. La
confesión de Jimin simplemente me ha puesto el mundo de cabeza.

Que idiota. Que idiota por amarme y enamorarse de mí. Que jodida
mierda.

Es una jodida mierda porque tendré que alejarlo, porque deberé alejarme
de él. No. No estoy feliz de que se haya enamorado de mí, es algo que
me pone incómodo y sé que perderé toda mi dignidad diciendo esto
pero…
Yo realmente lo quiero conmigo.

Es un idiota. Si. Un gran idiota. Pero es el idiota que yo he provocado y


estoy dispuesto a cuidar y tolerar. Lo ha logrado, realmente logró
seguirme el ritmo de vida y acoplarse a nuestros jodidos cambios de un
día a otro. No sé exactamente qué es lo que provoca en mí, sigue siendo
confuso.

Aun así Forcraft fue claro. Me deberé alejar de él. Alejarme por su bien,
más por el mío y no tener nada con lo que me puedan coger. Nada que
me mueva los pies del suelo y siga manteniendo el control y orden que
había en mi vida antes de Jimin.

Sabía que las cosas comenzaban a marchar mal cuando nos acercamos.
Desde sencillos abrazos hasta un “te llevo a la Universidad”. Cuando ya
no importaba simplemente que me encantara su cuerpo sino que el
simplemente me daba ese equilibrio que a veces tanto necesitaba.
Aunque perdiera el control el seguía allí y es algo que me sigue dejando
sorprendido.

Lo había jodido todo. Lo había jodido al dejarlo acercarse a mi más de lo


debido, comportarme con el cómo mi compañero y no como mi juguete.
Lo había jodido.

Se había encariñado. Enloquecería cuando me fuera.


¿Qué otra opción tenia? ¿Lanzarme a sus brazos y proclamarle amor
eterno? ¿Y luego qué? ¿Irme a los dos días? ¿Dejarlo?

Lo hubiera dejado más mierda si seguía aceptando esto y simplemente


me iba. Preferí destruirlo, usarlo y largarme. Al menos quedaría con una
imagen hijo de puta de mí y no volvería a buscarme, no volvería a querer
acercarse a mí. Esa era la única y sencilla solución.

No había otra forma de alejarlo. Es demasiado débil pero zafarse de mí


era una buena manera y yo también. Nunca hubiéramos podido. Así que
me encargare que me odie más al punto que le repugne mi nombre, que
tenga unas sencillas ganas de dispararme en la cabeza la próxima vez
que me vea y así, finalmente zafarnos.

Atravieso la carretera y me detengo. Observo el entorno viendo los


montes en la lejanía y la vegetación presente. No estoy seguro de hacer
esto pero lo prefiero. Es una maldita locura, me queda claro pero me
queda un día. Ya estuve nueve desaprovechando así que junte todo para
esta noche.

El gran final para mandarlo al suelo.

Será de hecho muy divertido. Logre renta una cabaña cerca de Moose
River Plains, es un bosque simplemente divino lleno de vegetación y ríos
donde simplemente podrías perderte. Instale todo, vigile el terreno que
vamos a usar con pensarlo vuelvo a relamerme.

Es una fantasía muy enferma pero estoy seguro que el estará feliz por
complacerme. Aquí pagara por todo. Por acostarse con Taehyung, por
haberse ido con otros hombres, inclusive un pequeño castigo por
enamorarse de mí, las veces que se pasó de sus tonos conmigo y varias
cosas que le tengo muy guardadas.

Puedo ser dulce algunas veces con él y suavizarme. No más. Le dejare


muy clavado en su linda cabeza loca que no olvide quien fui y sigo
siendo. Que no olvide que puedo tratarlo como se me dé la gana y
simplemente está aquí para servirme y complacerme. Que no olvide que
no tiene palabra ni opinión en nada, simplemente es un lindo muñeco de
trapo que puedo patear y maltratar tanto como me plazca si así quiero.

Es hora de recordarle quien soy y de lo que soy capaz. Que no importe


que suceda entre nosotros, él siempre me va a pertenecer y nunca,
absolutamente nunca, se lograra librar de mí.+
76

JIMIN.

Vuelvo a cobrar el conocimiento paulatinamente. Mi cabeza duele pero


más mi cuello donde me produce un terrible malestar al tratar de
moverme. Suelto un quejido y trato de apoyarme en el suelo pero el
sonido seco de las hojas y ramas me hace reaccionar. No estoy en una
superficie firme, estoy en la tierra.

Me reincorporo quedando sentado viendo mis manos llenas de tierra. Me


levanto rápidamente y trato de correr pero escucho un sonido de metal
que me manda al suelo causando que muerda mi lengua. Grito de dolor
al sentir la sangre engullir toda mi boca y comienzo a sollozar.

Volteo detrás de mí temblando viendo que mis piernas están atadas a


unas cadenas que están aferradas a un árbol. Comienzo a tirar y
revolcarme sin éxito escuchando el simple canto de los grillos y otros
extraños que me ponen alerta y aumentan mi pánico. Mi corazón late
más, busco desesperado algo con que zafarme pero estoy solo en aquel
bosque.

— ¿Hola? –Llamo tratando de mantenerme tranquilo. — ¿Yoongi?

Un silencio más crudo. Me remuevo tirando más de las cadenas y me


arrastro como puedo hasta donde puedo llegar. Mis uñas se entierran en
la tierra y escarbo un poco llenándolas de mugre.

Trato de rebuscar algo con desespero pero no hay absolutamente nada.

Me acerco al árbol y palpo viendo una cerradura que impide que avance.
Rozo la cerradura y maldigo soltándola. Nuevamente reviso el entorno
tratando de darme una idea de donde estoy pero no tengo idea. Hay
muchos árboles, demasiada vegetación que me impide ver bien y un lago
más adelante, un poco a mi izquierda.

Vuelvo a levantar la vista al cielo viendo la nublada noche y la luna que


asoma entre todo el montón de grises nubes. Relamo mis labios
sintiéndolos algo reseco y sobo mi cuello de nuevo mientras escaneo con
la mirada el entorno nuevamente.

— ¿Yoongi? –Vuelvo a llamar al escuchar unas ramas crujir cerca de mí.

Me remuevo de nuevo con las cadenas tratando de zafarme pese a que


sé que es completamente inútil. Observo el cielo, el suelo, el árbol, mis
manos, las cadenas y así continuamente hasta que me mareo. Los
ruidos nocturnos no me tranquilizan y lo que realmente me ha sucedido.
¿Qué mierda sucedió mientras dormía?

El silencio permanece pero escucho más crujidos que me hacen dar


brincos y observar aterrorizado el entorno otra vez. Mantengo la vista en
una silueta que se va acercando y entrecierro mis ojos en un intento de
ver con mayor claridad.

— ¿Yoongi? — Pregunto de nuevo.

La silueta se acerca pasando por plantas y arbustos. La vegetación es


terriblemente abundante y siento que realmente me podría perder.

Mantengo la mirada hasta que observo aquellos ojos grises reflejar la luz
de la luna, examinándome fijamente con tanta intensidad que me
estremezco. Retrocedo de espaldas hasta dar con el árbol con mis ojos
muy puestos en él. Abro la boca y mi garganta se seca al ver la ropa que
lleva puesta y lo que lleva en la mano.

Me esté jodiendo.

—Parece que despertaste. –Sonríe como un demente total. — Finalicé


de arreglar unas cosas, me alegra que lo hayas hecho.

Lo examino, perdiéndome en los pantalones negros de látex y la camisa


blanca que esta rasgada y sin duda luce vieja. Lleva también guantes de
látex negros en las manos y a la derecha… oh dios…
— ¿P-por qué un rifle? — Pregunto aterrorizado aunque por dentro se la
terrible y enferma respuesta.

Él sonríe y quita el seguro haciéndola sonar. La coloca junto a otro árbol


detrás de él y lentamente se va acercando a mí hasta que quedamos
frente a frente y nuestro espacio se reduce totalmente. Observo su
blanca piel y su cabello perfectamente desordenado mandando la clara
imagen de no solo un rebelde sumamente malo, es caliente.

Dirige sus manos a mi camisa y sintiendo su tacto como suaves


cosquilleos, me la retira en un seco movimiento. Mi pecho queda
desnudo y yo inmediatamente enrojezco pero no me atrevo a moverme.
Él se agacha quedando de rodillas frente a mí y me lanza una mirada
cargada de demencia que me pone los pelos de punta.

Además de que la posición en la que esta no es… exactamente…


tranquilizante.

Dirige sus manos y mirada a mis talones y tira un poco sacando una
llave. El sonido de las cadenas zafándose y el chasquido que producen
me da una ola de alivio que me tranquiliza bastante. Al menos ya no me
siento tan vulnerable.

El vuelve a reincorporarse y me da una sonrisa ladeada antes de pasar


su pulgar unas cuantas veces por su labio inferior. No puedo pensar, son
tantas emociones y tantas cosas que quiero gritarle y preguntarle que no
encuentro un orden.

¿Por qué volvió si el mismo me dijo que no volviera? ¿Por qué lo hace?
¿Qué sucede? ¿Por qué está actuando así? ¿Qué se le ha metido en la
cabeza? ¿Quién lo entiende? ¿Cuál es el punto? ¿Por qué? ¿Por qué no
es sincero conmigo? ¿Qué es lo que realmente sucede con él? ¿Con
nosotros? ¿Qué siente? ¿Por qué huye? ¿Por qué aquel cambio? ¿Qué
espera? ¿Qué busca? ¿Qué…?

Todo en mí se sacude y congela cuando siento su pulgar acariciar


suavemente mi pezón derecho y hacer círculos. Mi garganta vuelve a
cerrarse y una ola de calor me azota de pies a cabeza y al instante volteo
a verlo pero él está atento a su mano y movimiento.

Succiona su índice y con ese vuelve a tocarlo dando suaves círculos que
me enchinan la piel y mandan la cabeza casi al suelo. Trato de
reaccionar a su toqueteo dándolo un manotazo pero apenas la levanto, él
la atrapa firme en el aire en un seco movimiento.

Nuestras miradas cruzan y el vuelve a bajar mi brazo con fuerza


soltándome.

— ¿Te gustan los animales? — Pregunta lamiendo su labio inferior


lentamente.
Mi corazón se hace mierda al igual que mi tranquilidad. Los latidos
aumentan y el lentamente retrocede hasta coger el rifle nuevamente y
apuntarme con él. El color abandona mi cuerpo y mis pies se aferran al
suelo impidiéndome mover.

—No… —Susurro sintiendo un nudo en mi pecho.

— ¿No? –Repite divertido. — ¿Por qué sigues mintiendo?

Alza más el rifle y cierra un ojo apuntándome directamente. Suelto un


grito y me cubro comenzando a llorar cuando el dispara y la bala roza
apenas mi cuello. Solo escucho el silbido cerca y el viento suave
rozándome. Comienzo a temblar en descontrol y mi corazón late más y
más.

Volteo a verlo con ojos repletos de lágrimas y caigo de rodillas al suelo.


No me siento aguantar, todo mi cuerpo deja de reaccionar sintiéndolo
pesado. Él sonríe nuevamente y se acerca tomando mi barbilla con
fuerza.

—Siempre me puso verte llorar. –Me dice apretando más. — Creo que es
algo de lo cual nunca me voy a cansar.

—Enfermo de mierda. — El alza una ceja y comienza a reír.


—Juguemos Jimin. –Me dice sonriendo y ladeando su cabeza. — Quiero
jugar contigo, me encanta jugar contigo. –Me toma más fuerte causando
un dolor que me incomoda. — ¿Jugarás conmigo?

Le escupo en la cara y le doy la peor de mis miradas.

—Vete a hacerle la vida imposible al alguien más. –Siseo. –O mejor


mátame y termina con esto de una vez.

Él se limpia con lentitud sin dejar de verme. Alza sus hombros y vuelve a
apuntarme chocando con fuerza el anillo del arma contra mi frente.

—Si tanto insistes podría hacerlo. –Dirige sus manos al gatillo sin
dudarlo. — Será admirable y terriblemente caliente para mí ver tus sesos
salir volando y salpicar el árbol detrás de ti. Podría masturbarme luego y
violar tu cuerpo desnudo viendo tu frene volada.

Me toma ahora del cuello y me tira al suelo colocándose sobre mí. Me


remuevo pero su agarre se aprieta más aplastando una zona que me
arranca el aliento por completo.

—Es tentador. –Sigue sonriendo cada vez. — ¿Qué dices Jimin?


¿Debería arrancarte los ojos y meter mi pene dentro mientras te observo
en agonía?

Ha perdido la cabeza…Ha perdido la jodida cabeza…


—Creo que sería algo que disfrutaría mucho ahora que lo pienso. –Dice
antes de volverme a apuntar.

Mi mano finaliza de arrastrarse hasta alcanza la cadena y en un rápido y


desesperado movimiento lo golpeo en la cabeza con lo que puedo de
ella. Lo aviento de mi cuerpo y lo pateo con fuerza sintiendo mis instintos
aflorarse y el razonamiento apagarse.

No se trata más de vivir. Es de sobrevivir.

Me alejo y el me dispara fallando por unos metros. Comienzo a correr en


desespero sintiendo mi corazón retumbar sin control en mi cabeza y mi
respiración descontrolarse. Todo el cansancio se esfuma y una descarga
llena de energía me azota violentamente causando que comience a
correr tan rápido como nunca lo he hecho.

— ¡Eso es, mi amor! ¡Comienza a correr que cazarte será divertido! –


Escucho sus gritos detrás de mí.

Corro más rápido. — ¡DEJAME EN PAZ!

— ¡Eso es! ¡Corre mi pequeño muñeco, que si te alcanzo te voy a matar!

Y se suelta en enfermas carcajadas antes de comenzar a disparar en


descontrol.
Me agacho un poco escuchando los disparos retumbar en mis oídos
como un maldito tic tac de un reloj que cuenta mi vida. Sigo corriendo
aguantando el dolor de las piedras y ramas, aventando las plantas con
mis manos y casi tropezando debido a mi velocidad.

Es una maldita locura, es una locura.

Comienzo a correr más rápido hasta desviarme en seco a la izquierda


escuchando otro disparo bastante cerca de donde me encuentro. Sigo
corriendo tan rápido como puedo desviándome de izquierda a derecha,
las ramas golpean mi pecho desnudo y el terror de pensar que puedo
atravesar telarañas me comienza a invadir. Es demasiada vegetación.
Son demasiar plantas que…

Que…

Que no puedo ver ni a donde voy. Mis ojos se agrandan. ¡Bingo!

Observo un poco a través de mis hombros y me desvió un par de metros


adelante a la derecha antes de correr otro poco y desviarme a la
izquierda, corro tan rápido que prácticamente comienzo a impulsarme
hacia adelante y en un brusco movimiento me aviento a la derecha
cayendo al suelo.

Me comienzo a arrastras por la tierra quitando un par de plantas hasta


quedar junto a un arbusto. Escucho las pisadas y disparos cercanos y
mis manos tiemblan en descontrol, mi pecho arde y con respiración
faltante me abro un poco el paso hasta meter mi cuerpo dentro.

Tapo mi boca que suelta respiración temblorosa llena de terror. Tapo


también mi nariz para impedir que el aire pese y evitar hacer más ruido.
Exhalo debido a mi temblor así que comienzo a morder mis dedos
escuchando pisadas cercanas.

El silencio es gélido en mi entorno hasta que veo unas plantas moverse y


aquellos pantalones de látex hacen aparición.

Me mantengo en silencio y me hago más chico en mi escondite al verlo


tan cerca. Yoongi se detiene y el silencio es cada vez más crudo y tenso.
Yo mantengo mis ojos fijos en sus pies rogando por mi vida y que ningún
ruido salga. Suplico que se vaya, que se vaya y así pueda correr en
sentido contrario y encontrar a alguien que llame a la policía y me ayude.

Vete… vete ya. Lárgate Yoongi… vete… te lo ruego… vete… vete por lo
que más quieras.

El avanza un poco hacia mi derecha y nuevamente vuelve a detenerse.


Escucho un disparo que me hace brincar y mis dientes se encajan con
tanta fuerza en mi mano que provoco una herida. No me interesa, al
menos he amortiguado el grito.

—Sé que estas por aquí muñeco. –Comienza a decir con voz
escalofriante. — No hay más huellas en la tierra más adelante en el
entorno.

Separo mis dientes observando mi piel rojiza y el pellejo levantado del


cual brota sangre. Me muevo apenas rogando no hacer más ruido
observándolo alejarse un poco.

— ¿Estás jugando a esconderte? –Sigue preguntando ahora yendo hacia


la izquierda. — Podría comenzar a disparar. Es muy probable que una
bala te de así que te daré diez segundos para salir y comenzar a correr
de nuevo.

Escucho que dispara tres veces en distintas direcciones. Cierro mis ojos
y me mantengo escondido rogando para que esto finalice lo más rápido
posible.

—Dejaré el rifle en el suelo y me alejaré.

Sigue.

—Contaré hasta diez y saldrás para seguir corriendo, sino te prometo


que si te encuentro será mucho peor para ti.

El deja el rifle en el suelo y lo observo alejarse bastante. Queda casi


junto a mí.
—Sé que puedes verme. –Dice. — Así que comenzaré a contar, ¿bien?

Maldigo y espero unos cuantos segundos sin saber qué hacer.

—Uno. –Dice causando que me estremezca. –Dos. Tres.

Me abalanzo fuera del arbusto a rastras y el dirige la mirada hacia mí con


una enferma sonrisa. –Con que allí estabas pequeño muñeco… —Sonríe
mas grande. — Cuatro.

Me reincorporo de golpe comenzando a temblar y pienso seriamente en


tomar el rifle pero este está detrás de el para mi desgracia y no me
arriesgare a derribarlo. No lo lograre, me gana en fuerza y en habilidad
por mucho.

—Cinco.

Vuelvo a correr tan rápido como puedo siguiendo el conteo en mi cabeza.


No me alejo suficiente, ya vuelvo a escucharlo detrás de mí corriendo
más.

Las lágrimas de desesperación me inundan al igual que los gritos. Corro


maldiciendo por el poco tiempo de ventaja que tengo, escucho sus
pisadas demasiado cerca y sé que no podre perderlo nuevamente tan
fácil a distancia tan corta.
Me desvió a la izquierda y el rodea un poco. Lo veo correr a mi altura a
mi derecha y dirigirme una rápida mirada con una sonrisa. Mis ojos se
abren al percatarme que no tiene más el rifle pero si una sonrisa tan
hermosa como desquiciada.

—Bu. –Me dice antes de abalanzarse sobre mí.

Caemos al suelo pero yo lo pateo cuando el entierra sus uñas en mi para


tomarme. Me provoca una herida en el brazo pero no siento dolor, me
levanto revolcándome y pateándolo, comenzando a correr de nuevo
sintiendo un cosquilleo en mi rostro.

De un momento a otro siento estar en un suelo nuevamente. No escucho


nada. Ni mis pisadas, ni mi respiración, ni el crujir de las ramas. Voy en
silencio corriendo como un robot, mis piernas las siento moverse solas
sin que se los pida. Me siento dormido, tan ligero, tan desconectado.

No hay cansancio. No siento nada.

Me mantengo en el estado, interiormente gritando que se detenga pese a


que no lo hace y mi cuerpo sigue funcionando como si estuviese
programado. El cosquilleo en mi boca se vuelve presente y lentamente,
muy lentamente siento algo nuevo irse instalando en mi cuerpo. Algo que
desconozco, tan frágil, tan dulce y agonizante que produce dolor y una
ira inexplicable. Una ira que me llena de una explosión de energía
nuevamente.

Una sed que nunca había sentido. Un hambre que ruge en mis instintos
más enfermos sacándolos a flote. Mi mente llenándose de imágenes
perturbadoras y mi boca se abre entrando en un trance más fuerte donde
ya no controlo nada. El ruido vuelve en un seco golpe y siento mi pecho
comenzar a estrujarse y mi garganta despejarse como si quisiese
vomitar.

Y no lo hago.

Solo siento un cosquilleo y la primera carcajada se libera de mi garganta.

Y otra. Y otra.

Y otra.

Me suelto en profundas y sonoras carcajadas sintiéndome tan


malditamente vivo y poderoso. Huyendo por mi vida, riendo en descontrol
al saber que puedo morir y el sentimiento gratificante que me produce.
Las carcajadas se vuelven más agudas entrando en descontrol de risas y
aullidos de adrenalina.

— ¡No me atrapas maldito imbécil! –Grito con fuerza antes de reír como
un niño pequeño. — ¡A que no me atrapas, a que no me atrapas, a que
no me atrapas!

Vuelvo a soltarme en carcajadas escuchando sus pisoteadas


retumbando más fuertes. Muerdo mis labios y comienzo a desviarme
más y más, yendo de un lado a otro, dando vueltas y comenzando a
correr con una mayor estrategia y velocidad que jamás creí.

Me relamo sintiendo mi cuerpo revivir y todo el dolor esfumarse para ser


reemplazado con el sentimiento de euforia que jamás había sentido. Mis
pisadas se vuelven más firmes y de un segundo a otro el miedo ya no
existe, el terror se esfuma tan rápido como se produjo.

Suelto una última risa y sigo corriendo por pura diversión al verlo jodido
tratando de perseguirme. Me dura poco ya que me encuentro con un
camino de piedras y plantas con espinas que me niego a atravesar.
Retrocedo y me desvió un poco a la derecha pero eso es suficiente para
que el me alcance.

Sus manos se aferran a mi cintura y me manda al suelo sin soltarme.


Rodamos un poco en la tierra, yo con el aliento corto debido al golpe y el
con la respiración agitada. Queda sobre mí tomándome de las muñecas,
su cabello negro cayéndole en el rostro ocultando un poco sus ojos. Su
sonrisa se ensancha.

—Pero que sorpresa. –Contesta riendo un poco. –Te atrapé.


—Eso parece. –Contesto divertido. — ¿Vas a matarme?

—Quizás.

Mi sonrisa se hace más grande al imaginar el cuchillo enterrándose en mi


pecho y abriendo en una firme línea, sus dedos hundiéndose tan
profundo que solo baste que tire mi piel para dejar mis órganos internos a
la luz.

Él se mantiene un poco serio y veo que sus ojos se mantienen muy


clavados en mí antes de que levante un poco su ceja derecha. Yo le
mantengo la sonrisa pero el ladea un poco su cabeza y soba mi mejilla
con suma suavidad. Siento su toque como electricidad pura.

—Mi hermoso monstruo… —Susurra completamente perdido en mi


mirada.

—Tu único muñeco. –Esbozo una sonrisa.

El me sigue clavando la mirada hasta que yo lentamente me voy


reincorporando un poco hasta que nuestros alientos se mezclan,
nuestros labios a punto de tomarse.

Todo en mí se sacude al sentirlo y verlo otra vez tan cerca. Toda la


ansiedad se esfuma para ser reemplazado por una ola de calma, un
deseo de querer abrir nuestras muñecas y atarlas para que nunca más
nos separemos. Que nunca más se aleje de mí.

—No te dejare irte. –Le susurro con una sonrisa. –Eres mío Min Yoongi…
—Voy colando mis manos por su pecho observando como su mirada
comienza a cambiar. –Así como yo soy tuyo. Eres mío y no te permitiré
que te alejes de mi porque no estoy dispuesto a dejarte ir. –Me detengo
en sus mejillas. — Porque si me dejas Yoongi… yo me voy a suicidar.

Él se tensa pero yo pego mí frente a la suya.

—Nunca me dejes. –Lloriqueo. — Nunca me dejes. –Me aferro más


fuerte hundiendo mis dedos desesperados en su camisa para sentirlo y
frotando la punta de mi nariz en su ropa. —No me dejes, no me dejes, no
me dejes. Voy a matarme si me dejas. Voy a matarme si me…

Sus labios uniéndose con los míos me callan.

Me rindo, mi cuerpo derritiéndose al sentir sus labios fundirse de nuevo


con los míos y lentamente irme inclinando hasta que mi espalda desnuda
da contra el suelo. Subo mis manos a sus mejillas lentamente hasta irlas
a entrelazar detrás de su nuca hundiéndome en sus hebras.

Lo pego más a mí aprisionándolo contra mis piernas y sintiendo nuestras


respiraciones comenzando a volverse más pesadas. Su tranquilidad se
esfuma con cada segundo y solo basta que muerda su labio inferior para
descontrolarlo por completo.

Me besa agresivo y rudo comenzando a morderme y a gruñir furioso en


mis labios. Yo clavo mis uñas en su espalda y rasguño fuerte hasta su
espalda baja mientras el baja a mis clavículas que comienza a lamer
mientras yo me arqueo cegado por el placer. Cierro mis ojos sintiendo
sus besos húmedos ir bajando por mi abdomen hasta llegar cerca de mi
ombligo donde hace una mordida más brusca. Gimo de placer por el
ardor que me provoca y siento sus chupetones ahora ir a mi cadera,
mordisquear mi piel, subiendo después y clavarse en mis brazos.

Abro mis ojos encontrándome con su hambrienta mirada. Yo levanto mi


brazo a su altura y él lo toma rozando sus labios sobre mi frágil piel sin
quitarme la vista de encima.

Me muerde. Yo muerdo mis labios y el aprieta más fuerte haciéndome


arquear de nuevo mi espalda y después lame un poco, arrastrando la
punta de su lengua antes de volverme a morder. Gimo otra vez y me
obligo a mantenerme con los ojos abiertos viendo mi piel tornarse rojiza y
morada debido a las fuertes mordidas. Las marcas de sus dientes
quedándose largos segundos en mi piel.

El sigue subiendo hasta llegar a mis clavículas donde vuelve a


morderme. Lo aferro a mí sintiéndolo ahora en mi cuello, mordiendo y
atacando cada centímetro mientras yo ya he comenzado a temblar
debajo de él. Tan imponente y firme, seguro, un maldito que sabe bien
dominarme con la mirada.

Sube a mi barbilla y siento su lengua. Vuelvo a gemir y lo siento


saborearme con lentitud tortuosa. Sigue mi quijada mordiendo todo el
contorno hasta el lado contrario, subiendo más dejándome sentir su
cálido aliento hasta llegar a mi oreja que también muerde. Me
estremezco y tiro mis brazos a mis costados dejándome en sumisión
total, simplemente suspirando tembloroso por aquella estimulación que
me da con mordidas.

Lame sacándome otro gemido. Deposita un beso. Muerde. Me besa y ríe


haciéndome ver estrellas con el simple roce de su risa. Mis ojos se
encuentran nuevamente cerrados, centrándome en su voz ronca que
comienza a susurrarme lo que desea hacerme, cosas tan malditamente
grotescas que me llevaran a enloquecer de placer, lo enfermo
mezclándose con lo sensual creando y explotando peligro y adicción
dulce.

—Nunca me había puesto tanto verte huir de mí. –Susurra arrastrando


sus labios por mi cuello mandando corrientes heladas dentro de mi
cuerpo así como calientes. — ¿Sabes que haré?

—N-no. — Susurro sin saber que esperar.

El simplemente ríe pasando sus dedos por mis pezones duros


haciéndome gemir de nuevo. Se vuelve a inclinar y casi puedo sentir su
sonrisa enferma, aquella sonrisa que me lleva al más coqueto y dulce
infierno. Tan peligroso… tan perfecto… tan bueno para él y yo.

—La cabaña que nos espera esta allá. –Me dice observando a la
derecha. No muy lejos, curiosamente.

Me lame de nuevo la barbilla. — ¿Sabes que hare ahora que te he


atrapado? –Niego de nuevo y siento sus manos volverme a tomar de las
muñecas mostrando dominación. — ¿Quieres saberlo? Te voy a comer,
mi lindo muñeco.

No puedo evitar sentir algo caliente recorrerme pero algo así me


mantengo tan neutro y tranquilo como puedo. Sobo su mejilla mientras mi
otra mano comienza a arrastrase discretamente por la tierra otra vez.

— ¿Y qué esperas entonces? –Pregunto bajando mi vista a sus labios.


— Cómeme. Eso lo hacen los depredadores cuando cazan a su presa.

—Créeme que lo haré. –Me dice con voz ronca y ojos desbordando de
deseo.

—Sublime. –Susurro antes de tomar la piedra y regalarle una de mis


mejores sonrisas tiernas y encantadoras. — Lástima que no será hoy.

Lo golpeo con excesiva fuerza hasta verlo caer a mi lado. Vuelvo a


golpearlo con la piedra hasta que esta se impregna de sangre y el
finalmente se desmaya. Mi sonrisa se ensancha más.

—Es hora de tu castigo, Min Yoongi.


77

YOONGI.

Una vibración en mis oídos y un fuerte dolor cerca de mi sien me hace


soltar un pequeño quejido. No puedo abrir mis ojos todavía pero siento
claramente el dolor aumentar y azotarme si piedad repetidas veces.
Muerdo mis labios con fuerza tratando de recuperar la respiración y
finalmente respiro hondo.

Abro mis ojos. Pero… ¿Qué mierda?

Observo escandalizado el interior de la cabaña sintiéndome


repentinamente muy atacado. Volteo agresivo a mis costados y abro mis
ojos con sorpresa al ver que estoy encadenado de mis brazos estirados
hacia mis costados y arriba de mi cabeza. Las azoto soltando un gruñido
y dirijo la mirada a mis tobillos viéndolos también atados.

Trato de tranquilizarme y encontrar una explicación pero me es imposible


concentrarme. Mi camisa ha sido arrancada y solamente llevo mis
pantalones de látex negro y, y para finalizar la humillación, hay una
correa atada a mi cuello que finaliza en el suelo.

Aprieto mis puños sintiendo la rabia invadirme en un tornado de ira que


me hace gritar y golpearme al azotar mi cabeza contra la pared. Mi pecho
sube y baja con rapidez y es cuestión de tiempo antes de que escuche
una suave risa que me hace levantar la mirada.

Entrecierro mis ojos observando una silueta cerca de la ventana,


apoyando su espalda contra la pared y permitiéndome admirar aquel
precioso perfil que conozco bien. Me mantengo gélido, mi cabeza
ardiendo y mi cerebro luchando por recordar algo. Mínimo una maldita
explicación a todo este escándalo. ¿Qué jodida mierda se le metió en la
cabeza?

—Hasta que despiertas. –Me dice con un tono lleno de burla. —


Comenzaba a preocuparme que mis golpes te hubieran matado.

Que puta vergüenza.

Aprieto mis muñecas enterrando mis dedos en las palmas de mis manos.
Lo veo moverse y lentamente acercarse a mí. Mis ojos se abren más y
todo el aliento se me va cuando queda despampanante bajo la tenue
pero increíblemente pasional luz.

¡El muy descarado se ha puesto mi camisa de caza! ¡Mi jodida camisa!


¡La mía! ¡¿Pero qué demonios se cree?!

Me sacudo el doble al percatarme que no lleva más pantalones, solo un


sencillo bóxer negro que se amolda perfecto a su cuerpo. Sus brazos
están cruzados sobre su pecho permitiéndome ver sus clavículas que
aún tienen rastros rojizos debido a las mordidas que le hice. Voy
subiendo más hasta su cuello, sus gruesos labios que esbozan una
siniestra y satisfactoria sonrisa. Llego a sus ojos.

Están completamente oscurecidos, una expresión que me es difícil


interpretar ya que jamás lo he visto así. Desborda burla, está estallando
en carcajadas en silencio, burlándose de mí, de mi vulnerabilidad y que
me ha logrado derrotar. Aquella mirada de niño pequeño que ha hecho
una travesura maestra y nade le ha pillado.

— ¿Qué mierda se te metió en la cabeza? –Pregunto furioso, mi cuerpo


se encuentra temblando y detesto esta sensación de vulnerabilidad y de
ser sometido. ¡La detesto, la detesto!

—Nada. –Contesta tranquilo descruzándose. — Simplemente he


decidido que es momento que recibas también un poco de castigo. –
Levanta sus hombros. — Será divertido, ¿no crees?

Se vuelve a acercar a mí hasta quedar frente a frente. Debido al que


estoy ligeramente alzado el queda a la altura de mis labios. Sonríe
mostrando sus dientes y haciendo desaparecer sus ojos.

—Te portaste mal, Yoongi. –Comienza colocando su índice en mi barbilla


y lentamente ir bajando por mi cuello. Yo estoy inaudito. —Me lastimas
mucho. Primero me dejas, luego abres mi cuerpo como se te dé la gana
y…
—Lo disfrutas. –Le sonrió y él se calla. — Te encanta que juegue así con
tu cuerpo.

—Sí, admito que me gusta que juegues con mi cuerpo. –Su semblante se
oscurece por completo. — No con mi corazón.

Mi saliva se torna agria y siento la tensión en mi pecho instalarse con esa


sencilla frase. El silencio se vuelve gélido y yo simplemente puedo
observarlo deseándole la muerte a través de mis ojos. El no mueve ni un
solo musculo, su mirada helada se mantiene estática sin expresarme
nada más que rabia y dolor.

—Yo jamás te pedí que te enamoraras de mí. –Es lo único que puedo
contestarlo sintiendo mi voz salir filosa e increíblemente pesada.

—No. Tampoco es algo que yo quisiera, simplemente se dio. –Sigue


alejándose un paso pero sin quitarme la mirada. — Me enamoré del
chico que me ha agredido, abusado y secuestrado. Me he enamorado del
asesino que ha arrebatado vidas y de la bestia sin corazón. ¿Crees que
estoy orgulloso de eso, Yoongi? ¿Crees que yo pedí enamorarme de un
enfermo como tú?

Con cada palabra que sale de su boca más callado me va dejando. El


suelta una risa bastante seca y niega con la cabeza mordiendo su labio
con rabia.
—Y aquí me tienes. –Dice con voz completamente ahogada y cansada. –
A tus pies, comiendo de tu mano y simplemente… corriendo detrás de ti.
–Su voz sale con rabia. — Soy Park Jimin, el grandísimo imbécil
enamorado de ti, ¿u obsesionado? Sea lo que sienta, no tiene
importancia. Nunca sentirás lo mismo por mí.

Veo que comienza a pasearse por la habitación mordiendo sus uñas.


Quiero estrangularlo y gritarle mil cosas pero no estoy en posición de
hacerlo. Francamente no sé qué le ha sucedido y lo que menos quiero es
provocarlo. Así que me mantengo en silencio.

—Para ti es muy fácil. –Retoma frenándose y viéndome a través de su


hombro. — Para ti es muy fácil jugar con las personas y ser un maldito
egoísta. Para ti es muy fácil mentir, manipular y chantajear para obtener
lo que quieres. Para ti es muy fácil tomar un cuchillo o un arma y matar
gente o jugar con la vida de las personas. Para ti es muy fácil, ¿verdad?

—La verdad sí.

—Eres… —Dejas sus palabras al aire y aprieta sus labios. –Un ser
humano repugnante. Para ti es muy fácil tronar tus dedos y que yo ya
este de rodillas frente a ti, es fácil jugar conmigo y tratarme como se te
de la maldita gana, ir y venir una y otra vez. –Se acerca con una
expresión sombría y sus puños apretados. —Te es fácil confundirme,
jugar con mi cuerpo, cabeza y corazón. ¿Te digo que? Me cansé.
Suelto una pequeña risa sin poder evitarlo. Es tan patético que no puedo
evitar sentir pena.

Luce desesperado y viene a atacarme con sus dramas de sentimientos y


chico víctima. Como si él tampoco me rogara quedarme a su lado o
regresar a mí en lugar de darme la espalda. Viene a acusarme y
señalarme y jugar a la pobre víctima, ¿En serio? ¿Tiene el descaro?
¿Tanto lo han hundido sus sentimientos?

Esperaba más de él. Que gran decepción.

—Mira. –Digo cansado ya que no estoy dispuestos a pelearme con él. –


Me chupa un huevo lo que sientas, ¿bien? –Esbozo una sonrisa. –Me
vale una reverenda mierda como te sientas. Tu sabias en lo que te
estabas metiendo y aun así seguiste. Tuviste oportunidades para correr
lejos de mí y sin embargo, decidiste atarme y restregarme tus pobres
sentimientos de corazón roto. ¡Oh pobre bebe! —Puchereo. — ¿Papi
Yoongi te trata mal, muñeco?

El arde en rabia y se vuelve rojo. Suelto una carcajada al verlo explotar


lentamente frente a mí. Será divertido, creo que prefiero jugar al final.

— ¿Sabes? –Le digo sonriendo. — Romper tu culo es divertido. Aunque


definitivamente romper tu corazón creo que has ido muchísimo mejor. Tu
pobre órgano palpitante sufriendo por mí, el chico que te ha jodido la
cabeza y la vida. Te lo buscaste solo Jimin. No me vengas con dramas.
Podías decirme esto sin atarme, realmente me enoja que seas tan
dramático.

— ¿Dramático? –Pregunta. — ¿Crees que soy dramático después de


todo lo que me hiciste?

Voy a abrir la boca pero el azota con fuerza la pared con sus manos. Mi
boca se cierra al instante…

—Abusaste mi desde que tenía ocho. –Comienza alejándose un poco. —


Sufrí tus golpes, quemaduras, torturas y humillaciones. Me tenías bajo
amenaza de lastimar a mi mejor amigo en ese entonces si te
desobedecía. –Se pierde de mi vista y lo veo remover unas cosas. — El
último día me besaste, te largaste, regresaste, volviste a jugar conmigo y
aprovechaste que era débil y que te tenía miedo para lavarme el cerebro.

Alzo una ceja tratando de mostrarme indiferente pero sus palabras


realmente comienzan a causar algo en mí.

—Jugaste con mi cuerpo, me torturaste, me mentiste, mi familia murió


después, me metiste a una jodida tina de sangre e intestinos. –Vuelve a
acercarse a paso lento. –Me obligaste casi a convertirme en alguien que
no quería, trataste de matarme, volviste a jugar conmigo, me enfermaste
al punto de no poder vivir sin ti otra vez. Vienes, juegas, mientes, me
follas y te vuelves a ir. Llegas a encarar que tienes a otro cuando quería
confesar mis sentimientos por ti. Amenazas de muerte a toda persona
que se me acerque, me acosas, me lastimas sin descanso y vuelves a
mentirme para que olvide tus sucias pasadas.

Se detiene y mis ojos viajan al cuchillo que tiene muy apretado en su


mano.

—Y todavía tienes el maldito descaro de seguirme proclamando tuyo.


Que debo estar a tu merced esperándote para jugar conmigo sin yo tener
libertad. –Se sigue acercando. –Yo no soy un maldito asesino, no soy un
maldito rompe corazones y mucho menos un sádico posesivo enfermo de
poder. — Se calla unos momentos y sonríe. — Bueno, de lo último no
estaría tan seguro ya.

El coloca la puta del arma blanca en mi barbilla y la alza. Bajo mi mirada


para seguirlo viendo.

— ¿Todavía sigues pensando que soy un dramático? Yo pienso que


estoy en mi derecho de comportarme como lo hago y darte una buena
lección. –Desliza el filo por mi pecho. — Te dejaré muchas cosas en
claro esta noche. Voy a torturarte así como tú lo hiciste conmigo,
castigarte y tal vez, solo tal vez, hacerte ver las cosas de otra forma.

Hace una cortadura en mi pecho y la sangre comienza a brotar. Frunzo


un poco el ceño por mi ardor pero él me dedica una mirada cargada de
venganza. Lo está disfrutando el muy maldito.

—Pero dejemos nuestra charla. No tengo nada más que decir. –Alza sus
hombros. — Ahora prefiero jugar a ser tú. ¿No te excita? Estarás a mi
disposición, ¿no quieres saber que voy a hacerte?

—Si crees que te rogaré estas muy equivocado. –Esbozo una sonrisa.

—Lo veremos. –Me dice con soberbia antes de guiñarme el ojo. –


Comenzaremos con algo leve. ¡Oh ya sé! Comenzaremos como éramos
siendo pequeños.

Una escalofriante sonrisa se cola en su rostro y juega con el cuchillo. Lo


deposita en el suelo y se acerca a mí arremangándose las mangas. Todo
mi cuerpo se tensa. No se atreve. No se atreve, ¿cierto?

— ¿Cuántos golpes crees que sean necesarios? ¿Quince? –Voltea a


verme pero yo no sé qué decir. No puedo creer que realmente está
haciendo esto. — Si. Serán quince.

Truena su cuello y queda a unos pasos de mí.

Le digo a través de la mirada que no se atreva pero suelto un jadeo de


dolor cuando su puño se estampa con fuerza en mi estómago. Trato de
recuperar el aliento pero el vuelve a golpearme, y después otra vez.
Me estremezco y trato de aguantar los diversos golpes que me va
propagando por todo mi cuerpo hasta que se estampa en mi mandíbula y
rostro mandando un agudo chirrido por mi cabeza. Lo observo
negándome a soltar cualquier muestra de dolor y darle el placer de
verme así. El me observa fijo y yo sonrió sintiendo la sangre en mi boca.

—Necesitaras más que eso para someterme, muñeco. –Le digo


escupiendo al suelo.

Él sonríe también y asiente. Regresa al cuchillo y se acerca a mí con el


filo al aire.

—Antes era asquerosamente desagradable que me cortaras con él. –


Clava la punta en mi pecho. — Dolía. Dolía como no tienes idea.

Vuelvo a morder mis labios y lazar mi cabeza hacia atrás cuando él toma
firme el cuchillo y comienza a cortarme. Su mano tiembla ya que no sabe
qué tan profundo ir lo cual resulta divertido pero el dolor es más fuerte así
que me abstengo a soltar una carcajada.

En sus ojos se iluminan mandándome un mal presentimiento. Levanta la


mirada hacia mí y esboza otra sonrisa diabólica antes de volverse a
agachar. Me tenso. ¿Qué mierda hará?

Comienza a corta mi pecho yendo hacia abajo sin ningún cuidado,


separando el cuchillo y volviéndolo a juntar trazando algo que no
comprendo que es. El primer grito de dolor sale y todos mis músculos se
tensan otra vez provocándome más dolor y se contrae. Mi respiración se
vuelve pesada e internamente comienzo a pensar que ojala no le falte
mucho.

— ¡Ya está! –Dice contento alejándose de mí con una sonrisa y


comienza a leer. — Park Jimin. Lindo, ¿no lo crees? Así sabrán que eres
de mi propiedad.

Nunca había tenido tantas ganas de matarlo como ahora mismo. Lo que
le espera cuando logre librarme. — ¿Estas satisfecho? –Siseo furioso.

—En realidad no. –Dice tranquilo observando la sangre en el cuchillo. —


Me gustaría hacerte más como enterrarte alfileres, quemarte o abrir más
tu piel pero no trajiste tantas cosas. Es decepcionante considerando que
eres tú, pero me conformo con la simple humillación de tenerte atado
frente a mí.

Suelta una risa y lame la sangre del cuchillo frente a mí. Vuelvo a apretar
mis puños y él saborea un poco la sangre en su boca. — No sabe mal,
pero prefiero la mía. —Y deja el cuchillo.

Veo que regresa atrás y toma el látigo. ¡Oh mierda, ahora si voy a
matarlo!
—Te azotaré el cuerpo hasta hacerte sangrar. –Amenaza con una
sonrisa. — Y finalmente llegaremos a mi parte favorita. Una que yo bien
disfruto y estoy seguro que tú también.

Se acerca dándole suaves vueltas al látigo y se relame los labios. — No


te atrevas. –Amenazo pero el ríe y alza del látigo antes de soltarlo con
fuerza sobre mi piel.

Es inevitable no soltar un gruñido de dolor y comenzar a temblar. Cierro


mis ojos con fuerza escuchando el cuero azotarse contra mi piel y
cosquilleos llenos de ardor expandirse por la zona. Respirar me cuesta
más y me remuevo más y más desesperado conforme sigue azotando en
descontrol.

— ¡Ya basta! –Aulló furioso. — ¡Jimin detente ya!

Él se detiene y me examina fijamente con una sonrisa. Maldito


descarado, maldito muñeco de mierda, realmente se la está buscando.

—Por fin. –Sonríe erizado de satisfacción. — ¿Ves que no es tan


complicado Yoongi? Suplicar a veces no tiene nada de malo.

Le arrancaré los ojos y le haré tragárselos. Está mandando mi paciencia


a la mierda.
—Ahora vamos a algo que me gusta mucho. –Se vuelve a acercar con el
cuchillo y me roza las heridas. — ¿Seguimos, mi amor?

Me abstengo a contestarle y el vuelve a cortarme. Mi espalda vuelve a


tensarse y lo veo inclinarse y sacar lentamente su lengua y succionar mi
piel. Mi respiración falla y lo veo cerrar sus ojos y lamer mi pecho con
sangre seca restregándose un poco contra mí. Llega a mi herida reciente
y comienza a succionarla y morderla sacándome otro gruñido.

—Uh. –Dice divertido. — ¿Qué sientes? ¿Te gusta?

Me muerdo la lengua para no contestarle. El frunce su ceño.

— ¿Te quedaras callado? –Me pregunta ladeando su cabeza. — ¿Será


necesario que te castigue más para que hables?

—Perdiste la cabeza. –Le digo apretando más las cadenas comenzando


a lastimarme las muñecas.

— ¿Y debido a quién? –Pregunta divertido.

Bien. Ahora si ya no hablo.

—Veamos. –Baja la mirada a mis pantalones y desliza el filo hasta el


borde. –Haré un pequeñito corte por aquí… —Rasguña y la sangre
vuelve a brotar de la zona inferior de mi ombligo. Vuelvo a sacudirme un
poco. —Y otro más por aquí… y acá.

Termina haciendo tres pequeños cortes pero que arden de la mierda. Él


se deja caer de rodillas frente a mí y levanta la mirada cual niño inocente.
Sus ojitos de cachorro me examinan y abulta sus labios.

— ¿Soy malo? –Pregunta con voz infantil dirigiendo las manos a mi


cierre y comenzando a bajarlo. Me tenso por completo. — ¿O soy
bueno?

—Jimin… —Siento mi aliento irse.

—Jugaremos solo un poco. –Dice sonriendo y dirigiendo sus manos a mi


entrepierna. Vuelvo a tensarme y siento mi aliento cortarse.

—Deja ahí… —Digo en un desesperado intento de evitar lo que hará.

—Nop. –Me sigue sonriendo. — Quiero ver que nombre escapa de tus
labios mientras gimes.

Baja mis pantalones en un seco movimiento al igual que mi ropa interior.


Me tenso cuando toma mi polla y comienza a masturbarme con suma
delicadeza.
—Esto es mío. –Me dice levantando la mirada hacia mí. — ¿Me oyes?
No lo voy a compartir con nadie porque me perteneces.

Carajo.

Trato de desviar mi atención pero el comienza a succionar las heridas


que me hizo mientras sigue masturbando a ritmo lento. Me siento
endurecer por más que ruego que no. No quiero demostrarle que su tacto
me enloquece, no quiero demostrarle que él me pone como ningún otro.

Puta mierda.

—Jimin… —Vuelvo a repetir y el levanta la mirada cargada de inocencia.


Mierda no, por favor no. Todo menos esa mirada inocente. — Basta.

El me observa sin contestar y deja mi miembro semiduro unos segundos.


Ladea su cabeza a la derecha, después a la izquierda y vuelve a tomarlo
con una sonrisa.

—Basta no entra más en mi diccionario. –Dice con descaro.

Un leve jadeo escapa de mis labios y al instante muerdo el interior de mi


mejilla cuando siento su boca engullirme. Me aferro tanto como puedo a
las cadenas y observo hacia arriba. Cierro los ojos sintiendo su lengua
paseándose por toda mi longitud como un maldito profesional. ¿En qué
momento se volvió tan bueno en chupada?

—Mírame Yoongi. –Me ordena. — ¡Mírame!

Vuelvo a bajar la mirada observando la saliva que escurre de sus labios.


Él me sonríe y lame toda la extensión de la punta de mi glande hasta
detenerse en mis testículos. Aguando la respiración y todo mi pecho se
tensa cuando comienza a lamer lentamente. Mete mis testículos en su
boca y comienza a succionarlos manteniéndome muy fija la mirada.

Mi pene comienza a endurecerse y ensancharse más. Se estira. El calor


en mi cuerpo es insoportable y ya está casi completamente erecto al
verlo succionar de lado y pasar su lengua lento antes de engullir. Lo
escucho atragantarse a veces y se separa dejando empapados de saliva
al igual que hilos en su boca. Comienza a jadear.

— ¿Te gusta no es así? –Le pregunto jadeante con una sonrisa. —


Cómelo todo.

Él toma rubor y muerde sus labios desviando la mirada. Oh…. Parece


que el Jimin inocente ha vuelto a aparecer.

Sonrió más mientras él toma aire y se relame. Se levanta y lo veo bajar la


ropa interior y lanzarla lejos. Mi cabeza y cuerpo enloquece y un hambre
potente me recorre, el quererme lanzar sobre él. Me tortura internamente
al recordar que estoy atado.

Vuelve a ponerse de rodillas y succiona otro poco hasta que comienzo a


suspirar y mi respiración se vuelve más pesada. Trato de morder mis
labios pero aun así comienzo a empujar un poco mis caderas para
embestir su linda boca.

—Vamos… un poco más y llegaré…

Él se separa bruscamente dejándome en una azotada de calor que se


enfría y me manda un intenso dolor. Maldigo y el ríe antes de levantarse.
La camisa todavía le queda un poco larga, apenas se alcanza a ver sus
testículos.

— ¿Disfrutando la vista? –Pregunta. — Se pondrá mejor.

Me jode.

Suelta otra risa antes de avanzar lejos de mí permitiéndome ver lo que


puedo de su precioso culo. Gruño en desespero por no poder aventarme
encima de él y lo observo regresar con una sonrisa siniestra, un
lubricante a la mano, el cuchillo y… oh mierda. Encontró los juguetes
sexuales.

— ¿Listo para la función? –Pregunta con malicia. No se atreve.


— ¿Qué harás? –Pregunto con voz quebrada.

—Muchas cosas Yoongi. –Dice con soberbia. –Aunque mi punto es


descontrolarte, que ruegues y admitas de una jodida vez que yo seré el
único chico que será dueño de tu cabeza, cuerpo y amor… a tu manera.

—Eso no sucederá. –Amenazo.

—Veremos. –Vuelve a decir antes de sonreírme.

Se coloca bien frente a mí y agarra el cuchillo ignorando mi presencia.


Comienza a rozar su filo por su cuerpo y a clavarlo levemente haciendo
muecas de dolor. Trato de voltear hacia otro lado pero estoy
complemente absorbido y atengo al jugueteo que está haciendo.

Me es imposible desviar la mirada. Me encanta.

Comienza a hacer suaves cortes en sus piernas y brazos. Los hilos


ligeramente rojos brotan y el suspira complacido. Levanta su camisa
mostrándome su semidura erección. Escupe sobre ella mandándome un
escalofrió y otro pequeño gruñido escapa de mis labios.

Comienza a masturbarse lentamente cerrando sus ojos y esbozando una


sonrisa. Lo veo lamer sus labios y después morderlos comenzando a
removerse otro poco. Mi miembro palpita al verlo darse placer, su mano
queda ocupada y con la otra comienza a cortarse soltando otro chillido.
Veo que su mano comienza a moverse con mayor rapidez.

Se remueve y abre sus ojos comenzando a gemir bajo. Vuelve a escupir


y chilla agudo viéndome fijamente. Gruñe de placer y vuelve a morderse
los labios.

—Mierda, luces tan sexy. –Me dice. — Te quiero dentro Yoongi, ¿no te
encanta cuando entierras tu polla profunda en mí?

Vuelvo a sentir mi respiración fallar. Mi erección sigue palpitando por más


que trato de mantener el control pero me es inútil. Muerdo el interior de
mi mejilla.

—A-ah… —Gime dando un pequeño espasmo. — M-me encanta hacer


es-esto cuando no es-estas… ¿sabes?

Paso saliva al sentir mi garganta completamente seca.

Deja de masturbarse dejando su miembro muy rojizo y levantado. Toma


el lubricante y el juguete sexual que observa con una sonrisa. Me da una
pícara sonrisa.

— ¿Quieres que me lo entierre pesando que eres tú? –Pregunta


vertiendo el lubricante en él. — ¿Quieres verme follarme el dildo mientras
me observas allí colgado?

Me está explotando la cabeza y la polla.

—Mírame. –Me reta comenzando a succionar sus dedos suciamente. —


Y piensa que eres tú. Ve como me pongo cuando se trata de ti, ve cómo
te deseo y lo loco que me vuelves.

Me está haciendo perder más la paciencia y la cabeza. Solo pienso en


zafarme y tomarlo como nunca antes lo había hecho. Él me sonríe y
levanta el borde de su camisa y la coloca en sus labios permitiéndome
ver sus pezones duros, completamente erectos y rosados.

Me da la espalda y se coloca en cuatro meneándose un poco


permitiéndome ver su entrada.

— ¿Te gusta? –Pregunta sonriéndome desde el suelo. — ¿Te gusta,


verdad?

Comienza a darse suaves palmaditas en ella invitándome a observarlo y


perderme en fantasías. Suelto un jadeo en voz alta y vuelvo a tragar
saliva sin poder con la sed. Mi miembro duele y mi cuerpo tiembla
furioso.

— ¿Quieres lamerla? ¿Follarla? Siempre estoy preparado para ti. — Se


abre más y dirige sus manos a sus gordas mejillas traseras para abrirlas
y permitiéndome ver más. Tantea con su dedo suciamente. — ¿Ves
cómo me pones?

—J-Jimin… —Mi voz quiebra sin aguantar más. — Jimin, y-ya basta.

—No te escucho. –Me dice sonriendo. — Así que comenzaré a jugar si te


parece.

Se abre más de piernas y yo muerdo mis labios tan fuerte que duele. Veo
como toma aquel dildo y juguetea con su entrada rozándolo solamente
de arriba abajo y gimiendo en voz baja. Lentamente comienza a
introducir un poco y a sacarlo. Vuelve a meterlo otro poco y jadea más
agudo.

—Y-Yoongi… —Susurra tembloroso. — Se siente ta-tan bien.

Veo que comienza a meterse más y lentamente a moverlo. Restriega su


mejilla contra el suelo y menea su cuerpo también de adelanta hacia
atrás mientras su mano hace el trabajo. Muerde sus dedos y sus ojos se
llenan de placer puro mientras lo veo ir ligeramente más rápido.

—M-mas… —Susurra restregándose desesperado. — S-se siente bien…


me en-encanta ¿sabías?
Ya me encuentro goteando pre-semen con la simple vista. Todos mis
músculos están rígidos y mis muñecas sangrando debido a todo el
esfuerzo que hago por zafarme. Lentamente voy enloqueciendo viéndolo
empujar más adentro y gemidos más agudos brotar de sus gordos labios
que relame y muerde en desespero.

Lo mete más rápido mandándome descargas por todo mi cuerpo.


Cambia de posición para colocarse frente a mí y vuelve a abrir sus lindas
piernas. Mi polla vuelve a palpitar al ver su ano completamente dilatado y
las palmaditas que vuelve a dar.

— ¿Por qué no entras? –Me pregunta temblando. — Estoy abierto y listo


para ti… fo-follame duro… t-tómame…

Su ano se expande más y yo simplemente comienzo a remover en


descontrolo azotando las cadenas con fuerza. Suelto un grito de
frustración mientras el sigue dando pequeños temblores y metiéndose
sus lindos dedos frente a mí. Azoto mi cabeza contra la pared y vuelvo a
gritar.

—Y-Yoongi. –Gime de nuevo. — M-más profundo… yo n-no puedo… te


necesito.

— ¡BASTA! –Grito en descontrol. — ¡DETENTE! ¡DETENTE YA!


—Pe-pero… —Sus lágrimas siguen resbalando. — Quiero llegar.

Vuelve a tomar le juguete y se lo entierra hasta el fondo de una soltando


un grito y arqueando su espalda, despegándola de él suelo. Lo veo
morder sus dedos mientras lo mete y saca rápidamente de él llorando de
placer y dando espasmos.

— ¡M-mas… m-más!

— ¡Suéltame! –Rujo. — ¡Suéltame de una maldita vez!

—Me en-encanta. — Sigue temblando metiéndolo más y más rápido.

Un escalofrió helado me recorre y cada vez se vuelven más fuertes. Más


constantes. Escalofríos de excitación y mi miembro doliendo como el
infierno, palpitando y rogando liberarse. Me remuevo desesperado
volviendo a golpear mi cabeza.

— ¡Te lo suplico! –Grito sin aguantar más. — ¡Jimin suéltame, te lo


ruego! ¡Suéltame!

El niega con lágrimas y lo veo empujar al fondo y allí dar estocadas


constantes mientras levanta y levanta más su cadera gritando en
descontrol. Observo líquido salir de su entrada y aquello me enloquece
más y más. Saca el dildo y lo avienta para comenzar a palmearse de
nuevo y meterse dos dedos que mete y saca. Se revuelca y lloriquea
metiendo tres dedos. Se pone de lado y lo veo temblar con todo el sudor
empapando la camisa. Gime mi nombre mientras yo estoy en locura total,
mi cabeza su vuela al igual que la pequeña cordura y no pienso en nada
mas que no sea enterrarme en él y hacerle gritar hasta destruir su
garganta.

Mete sus cinco dedos más no su mano. Une los cinco dedos
comenzando a dar círculos y metiendo y sacando un poco.

Gruño ronco y me siento dar también espasmos, la lenta tortura de ver su


erección levantarse y comenzar a expulsar más gemidos y un líquido
transparente escurrir por todo su pene rojizo.

Él se ahoga en gemidos y sigue brincando otro poco restregándose


contra el suelo. Se levanta sacando sus dedos del suelo y se acerca con
rodillas temblorosa a mí. Me besa con furia y tantea mi pene antes de
darme la espalda y restregarse contra mí. Su espalda frota mi pecho y mi
dura y adolorida polla se restriega con su trasero.

—Di que eres mío. –Jadea. — Dimelo y voy a montarte.

Me retuerzo para no hacerlo. Él se frota con mayor insistencia


haciéndome enloquecer.

—S-soy tuyo… —Murmuro con mi mandíbula temblando y todo el


cansancio golpearme debido al dolor y todo lo que he aguantado por no
poder liberarme.

El busca en desesperación mi miembro y lo toma firme comenzando a


ponerlo en su entrada. Lanza su cabeza hacia atrás y yo gruño de placer
cuando lo siento hundirse. Ahoga otro gemido y comienza a moverse
enterrando sus uñas en mi cadera para comenzar a subir y bajar entre
gemidos y empapado de sudor.

Se mantiene enterrado hasta el fondo y se detiene para sacarse la


camisa y finalmente sentir nuestros cuerpos. Sigue montando como
puede más y más rápido haciéndome jadear ronco también y
embriagarme de placer. El sigue saltando hasta que yo me libero
mordiendo fuerte mis labios y el poco después chillando agudo. Cae de
rodillas al suelo y lo observo llorar mientras se sigue masturbando y
expulsando lo que queda. Sus piernitas se mantienen juntas y su labio
inferior atrapado entre sus dedos antes de terminar por completo
soltando un suspiro tembloroso.

—Yo no he acabado.

—D-dios… —Susurra todavía temblando.

—Suéltame. Ahora. –Digo y no sé qué cara habré puesto pero él me


observa aterrorizado y traga pesado.
Se acerca a mí y zafa mis tobillos, levanta sus brazos y escucho el
sonido de las cadenas soltarme. Suelto un suspiro de alivio y gruño de
nuevo. El silencio reina unos segundos donde sobo mi muñeca y le
dedico una profunda mirada. Él ha comenzado a temblar y a retroceder,
sus ojos atascados de temor que gritan aun así “follame duro, Min”

Esbozo una sencilla sonrisa y me relamo tronando mi cuello y tomando el


cuchillo. El adivina lo que se viene y se pone de rodillas en el suelo con
una mirada de cachorro abandonado y arrepentido.

—Prepárate, bebé. Que ahora te toca a ti ser castigado por mí. –Le digo
alzando su barbilla con el filo y esbozando una sonrisa llena de
satisfacción. — Castigado al estilo enfermo masoquista de Min Yoongi.

Y sus ojos brillan de satisfacción pura antes de sacar un poco su lengua


como un perro sediento y asintiendo repetidas veces poniéndome duro
nuevamente y plantearme la seria pregunta de por qué carajo lo estoy
dejando ir si me encanta tanto. Somos el uno para el otro y ahora si no
me cabe la menor duda.
78

JIMIN.

Siento mi corazón latiendo en mi interior con fuerza. Aquella chispa que


me engulle y hace explotar en lo peor que creí de mí. Lo insano que
arrastra cual marea en mi maldita cabeza arrastrándome tan profundo
que no me creo liberarme más.

No quiero hacerlo.

La sangre me llama a gritos al igual que el dolor. Aquella inyección de


dolor que se entierra en mí como una droga que me revive y me lanza a
la euforia. Es sencillamente fascinante como mi cerebro me hace
observar todo aquel dolor como mi vía de liberar todo lo que siento y
guardo. Necesito ser tomado y golpeado duramente hasta no poder
levantarme más. Necesito arrastrarme en mi propia sangre y llorar hasta
no sentir más.

Sangre, sangre, sangre. Dolor, dolor, dolor.

Sangre y dolor. Gritos. Llanto. Aquel bullicio de sensaciones negativas


convirtiéndolas en mi mejor arma para sentirme bien. Aquel trance tan
enfermo en el que nadie más que él me puede envolver y hechizar.
Aquella burbuja oscura que cubre mis ojos y cualquier razón o ética aun
latente.
Sencillamente dejar de ser humano y convertirme en una bestia. Como
él.

Soy un chico malo que se porta muy mal. Soy un chico con una cabeza
que no funciona bien por más que trate de huir de aquellos murmullos
internos. Aquello que prefería pasar de largo y bloquear, bloquear todo lo
que provoca y lo bueno que se siente en mí. La fuerza que tengo para
aguantar las atrocidades que me vuelven más adicto a aquello que me
hace daño.

Es una preciosa forma de torturarme y castigarme.

El sucio masoquismo que a veces sale de mí en descontrol llevándome a


las más atroces y peligrosas acciones finalmente lo dejo adueñarse de
mí. No oponerme más y simplemente estirar mi mano y dejar que el
maldito diablo que me ha convertido en esto me jale.

¿Hasta dónde podemos llegar? Quiero saber. No me interesa la


superficie más, y quiero revolcarme en su obscena y enferma mente y
ser el protagonista de todas sus fantasías. Ser yo quien lo esté
acompañando en su más siniestra locura y morbosa mente. Soy yo.
Nadie más que yo podría con ello. Él lo sabe, yo lo sé.

Así que basta de pelear y simplemente dejarme llevar. Que aquella


barrera moral y humana se haga trizas y solo deje dos demonios cara a
cara con un infierno que crear.
Él me dijo una vez que creáramos nuestro propio infierno uniendo los
demonios de nuestras cabezas. Nunca había comprendido hasta ahora.
No había comprendido la profundidad de aquellas palabras y todo lo que
abarcaba, la pérdida de cordura total, el no ver más en blanco y negro
por no saber diferenciarlo más.

Entonces está bien. Estoy dispuesto a dar otro paso con él. Estoy
dispuesto arrancar aquella vida tan tranquila y encerrarme en lo profundo
y oscuro. Estoy dispuesto a perderme en la oscuridad si son sus manos
las que me van a guiar.

Confió en él. Quiero más. Necesito más. Y por eso lo libere.

—Cometiste un gran error al liberarme. –Me dice con una enferma


sonrisa pero yo no me muevo, sencillamente me pierdo en la negrura de
sus ojos. — ¿Sabes que voy hacerte?

Yo me mantengo en silencio. Sigue siendo el. Sigue siendo el Yoongi


que he conocido, el Yoongi que simplemente le gusta chispas de peligro
a la hora de follar. No busca quemarlo todo, sigue manteniéndose
limitado. ¿A que le teme?
—No tengo idea de lo que puedas hacerme. –Contesto esbozando una
sonrisa. –Pero quiero que hagas todo lo que quieras hacer.

El sencillamente ríe y niega con la cabeza. No me toma en serio. No


sabe que le estoy dando la autorización de llevarme a otro nivel.

—Yoongi. –Llamo captando de nuevo su atención. –Basta.

— ¿Basta? –Repite el relamiéndose divertido. — ¡Basta!, ¿Qué?

—Deja de contenerte. –Le digo bajando la vista a sus labios. –Deja de


aguantar todo lo que quieres hacer. Quiero conocerte. Muéstrame quien
realmente eres.

Él me va a empujar contra la pared tomándome del cuello. Siento mis


palpitaciones aumentar y chocar con la palma de su mano mientras él me
observa sin mostrar expresión alguna.

—No tienes idea de lo que me estas pidiendo, Park Jimin. –Amenaza con
aquella voz ronca que me hace retorcerme de tan solo pensarlo.

—Quiero saberlo. –Digo ahora yo con el mismo tono amenazante. –No


me interesa más el Min Yoongi mal de la cabeza. Quiero el enfermo, el
verdadero enfermo. ¿Qué temes? ¿Qué huya? Ya soy tuyo de todas las
formas posibles.

—No lo entiendes Jimin. –Ríe profundo poniéndome los pelos de punta.


—Lo que quiero hacer jamás podrías con ello.

— ¿Crees? –Alzo una ceja. — ¿Todavía dudas de ello?

— ¿Sabes cuál es mi fantasía más hermosa? –Su mano deja de


tomarme y simplemente desliza sus dedos a la zona baja de mi garganta.
— ¿La sabes?

—Dímela. –Digo sorprendido de la seguridad de mi voz.

—Quiero matarte. –Me susurra en mis labios, yo me congelo. –Así es


muñeco. Mi fantasía más enferma y profunda siempre ha sido matarte,
enterrar lentamente un cuchillo en tu pecho y ver la vida apagarse de tus
ojos. Lo que más ansió es matarte y sentir tu cuerpo frio en mis manos,
quiero escuchar tu voz apagarse para siempre y que tu corazón deje de
latir.

Yo le mantengo la vista fija intentado no asustarme con ello. Es algo


complicado pero realmente quiero comprender que sucede allí dentro.
Mucha muerte sin duda.
—Así que te gusta la muerte. –Ahora es mi turno de sonreír. — ¿Y la
sangre es simplemente una forma indirecta de entrelazarlo? ¿No?

—Chico listo. –Me dice profundamente perdido en mis labios.

—No puedo dejar que me mates, es algo obvio que primero intentaría
matarte a ti. –Le digo pasando mis brazos detrás de su nuca y tirar de el
para que nuestros pechos choquen. Nuestros ojos hacen profundo
contacto. –Pero debe haber algo más, Min. Tu pequeña mirada me está
gritando que te ahorras muchas cosas cuando estoy dispuesto a
cumplirte tus caprichos. Solo susurra lo que quieres hacer y lo haremos
juntos. –Mi mano va a su mejilla y sus ojos siguen examinándome. –No
me importa cuán doloroso sea, sé qué harás que termine disfrutando. Así
eres, no te basta con complacerte solamente a ti, te gusta complacerme
a mí también. Te hace sentir poderoso, ¿no? Claro que sí.

—Te enseñé bien. –Sus manos reposan en mi cintura. –Comienzo a


sentirme orgulloso y al mismo tiempo amenazado de que comiences a
comprender como funciono.

—Dime que quieres. –Vuelvo a susurrar. –Dímelo y lo haremos, no me


interesa cuan retorcido sea. Permíteme conocer el verdadero Min Yoongi
y a su loca cabeza.
—Estas cruzando limitas muy peligrosos. –Sigue amenazando. — ¿Estas
realmente dispuesto a ello?

—Solamente si es contigo. –Repito sonriendo.

—Muy bien. –Contesta soberbio soltándome y alejándose de mí con una


sonrisa. — Si tanto insistes creo que no tendré otro remedio que
complacerte. De rodillas y tu cabeza hacia atrás.

No me opongo a su orden y me coloco de rodillas en el suelo lanzando


mi cabeza hacia atrás. Espero unos segundos hasta que lo escucho
acercarse y siento su fría mano apretar a mis costados cortándome un
poco el aire.

Siento algo frio irme rodeando y no tardo en captar que me está


poniendo una correa. Escucho que la ajusta y me da un fuerte tirón
lanzando mi cabeza nuevamente hacia adelante.

—Manos atrás. –Sigue tranquilo.

Las coloco y lo observo acercarse a un pedazo de madera que está


ligeramente más arriba y una pequeña abertura hace su aparición. Mis
ojos se abren con sorpresa al verlo sacar otra maleta y maldigo por no
haberla encontrado. Aunque en parte me alivia, así tendré muchas
sorpresas esperando por mí.
Lo sigo con la mirada en silencio viéndolo acercarse a mí y sacar las
mismas esposas de picos que me mandan un escalofrió. Me toma más
fuerte de los brazos y las ajusta soltándome un pequeño jadeo al sentir
las puntas enterrarse alrededor de mis muñecas. El dolor es incómodo
más no intolerable.

—No te emociones mucho muñeco. –Dice viéndome con una pequeña


sonrisa. — Aun no te tocará lo peor pero sin duda me divertiré mucho
contigo esta noche.

Veo que toma un pequeño frasco y saca dos pastillas. El coloca una en
su mano y se la toma antes de acercarse a mí nuevamente con la pastilla
entre sus dedos.

—Tú linda boca bien abierta. –Ordena.

— ¿Qué es? –Preguntó viéndolo a los ojos.

— ¿La tomarás? –Sigue.

Abro la boca y el mete sus dedos para dejarla y cierra mi barbilla.


Acumulo saliva y la trago con un poco de dificultad antes de dirigir mí
vista nuevamente hacia él y la maleta. Me observa con algo de burla y lo
observo sacar ropa de encaje que me tira cerca. Mis ojos se abren el
triple y lo veo aventar también una cola y distintos cuchillos al igual que
pinzas.

Mi boca se va abriendo más y más conforme los objetos sádicos y


sexuales se van acumulando frente a mí. El tira de la cadena
mandándome al suelo y no puedo evitar soltar un gruñido y removerme.

Él toma un bozal y se sienta en mi espalda tirando mi cabello hacia atrás


sin ningún cuidado. Mi respiración se agita cuando lo siento colocármelo
y mi boca queda sellada por completo. Vuelve a soltarme y lo veo tirarme
de las piernas y comenzar a colocar la ropa de encaje interior cubriendo
mi miembro.

Pero otro pequeño brinco cuando lo escucho succionar un poco sus


dedos y siento dos entrar en mí. Me arqueo pero el gusto me dura poco
ya que los saca y me abre más comenzando a introducir lo que creo es
un juguete sexual. Esta frio.

Él se aleja y aprovecho para verme soltando una pequeña risa como


puedo al ver que tengo una cola de… ¿zorro? No estoy completamente
seguro pero es divertido. Debo verme bien ya que prácticamente ha
comenzado a devorarme con la mirada.

—Dime un número. –Me dice. –Asiente las veces necesarias. ¿Uno o


dos?
Asiento una sola vez y su sonrisa se ensancha. Veo que hay dos
controles remotos y agarra el primero. Se acerca a sus pantalones y se
los pone antes de tirar de mi correa para levantarme y acercarme. Se
sienta en el sofá.

—Creo que es hora de la función. –Dice riendo. –Siéntate de rodillas.

Obedezco en silencio sin quitarle la vista de encima. El esboza una


sonrisa.

—Los efectos ya deben comenzar a surgir. –Dice. — Yo ya he


comenzado.

Veo el sudor en su cuerpo y su lasciva sonrisa y un escalofrió me


recorre. Mi reparación se agita más y más y suelto un gemido al sentir mi
miembro palpitar otra vez y una erección irse creando empujando la tela
negra casi transparente que lo cubre. Muerdo mis labios al sentirme
cosquillear y suelto un suspiro de placer.

— ¿Listo? –Pregunta mostrándome el botón del control con una sonrisa.

No me da buena espina pero aun así asiento. Él se recuesta bien


observándome con total indiferencia antes de apretar el botón.

Y una carga eléctrica me sacude el cuerpo mandándome al suelo.


¿Pero qué mierda?

Levanto un poco la vista y siento la zona de mi cuello arder más que


nada. Mi respiración se agita y todavía me siento algo confundido por la
descarga que acabo de recibir. Pestañeo pero otra fuerte descarga
vuelve a sacudirme haciéndome temblar con fuerza antes de mandarme
al suelo debido a la perdida de equilibrio.

Mis músculos se tensan y tengo una ligera dificultad para respirar. No es


nada grave pero lo que me está haciendo perder la concentración y
dividirme en la erección que tengo encima más las descargas. No se
baja, se hace más potente y dolorosa haciéndome lloriquear.

— ¿Quieres que suba la intensidad? –Pregunta tranquilo.

Vuelve a apretar y mis músculos vuelven a contraerse con un escalofrió


doloroso. Siento mi respiración cortarse un par de segundos y me siento
asfixiar ya que el bozal me impide tomar bocanadas de aire. Comienzo a
desesperar respirando más y más rápido por la nariz sintiendo la asfixia
lenta.

Él se levanta del sofá y se coloca de cuclillas frente a mí ladeando su


cabeza. Vuelve a apretar el botón y todos mis músculos dan una violenta
sacudida junto con una contracción que por suerte aun controlo. Mi
cuerpo da pequeños espasmos y mi respiración controlada cada vez falla
más y más.

Suplico con la mirada que me deje respirar pero el comienza a sobar sus
dedos sobre aquellas bragas de encaje masturbándome. Mi cuerpo
vuelve a sacudirse y por instinto me arqueo un poco sacudiéndome con
violencia.

— ¿Te gusta? –Pregunta con burla. — ¿Te gusta así?

Siento otra descarga que me hace brincar y revolcarme en el suelo con


lágrimas. Mis gritos se ahogan con la mordaza al sentirlas cada vez más
fuertes y dolorosas. Yoongi vuelve a tocar mi miembro y lo observo lamer
a través de la tela llevándome al cielo. Me ahogo con mis gemidos y
siento otra vez las descargas pero casi ya nada. Mi cuerpo sigue dando
espasmos.

Duele. Duele porque mis músculos están contraídos y dolorosamente


tensos. Él se levanta y comienza a avanzar a la mochila antes de apretar
una última vez el botón soltándome otro grito y un espasmo en mis
brazos que ya no puedo controlar. Entro en desesperación.

—Probemos el segundo. –Dice sacando el otro control con una sonrisa. –


Te dolerá como el infierno ya que tus músculos están contraídos pero te
encantara.
Finalmente mi cuerpo comienza a calmarse y solo son pequeñas
contracciones pero violentas. Él se acerca con el otro control que veo
tiene más botones que el anterior. Presiona el primero y me observa
volviéndose a sentar.

Suelto un chillido y me remuevo un poco al escuchar la vibración y mi


recto ser estimulado con vibraciones suaves. Trato de relajar mi cuerpo y
mantenerme tranquilo pero el sonido se vuelve más fuerte y la vibración
más intensa.

Gimo y me remuevo soltando otro grito al sentir mis músculos doler. Me


golpeó la cabeza contra el suelo aullando de dolor y placer conforme
siento las vibraciones ir aumentando hasta enloquecerme. Yoongi me tira
de la cadena y me arrastra a sus pies. Mi cuerpo se contrae viéndolo con
suplica y me retira la mordaza.

—Y-Yoongi… ¡Ah…! De-det-deten… —Me ahogo en más gemidos y dejo


caer mi cabeza en sus muslos temblando.

—Ya que luces tan animal cero que comenzare a llamarte mi pequeña
zorra. –Me estremezco y niego con la cabeza mientras siento las
vibraciones aumentar haciéndome temblar. — ¿No? ¿No quieres?

Niego con la cabeza pero al instante comienzo a asentir al escuchar las


vibraciones más fuertes y mis rodillas tiemblan mandándome al suelo. Mi
cuerpo arde al igual que mis músculos y me es imposible moverme, mi
boca no reacciona y toda el habla se me va mientras doy pequeños
espasmos en el suelo.

— ¿Te ayudo? –Pregunta divertido levantándose del sofá. — Ponte en


cuatro.

Obedezco enrojeciendo y él se sienta en el suelo detrás de mí. Reposo


mi frente en el suelo y comienzo a gemir en descontrol y a morder mis
labios al sentir como comienza a meter y sacar el dildo de mi dilatada
entrada a ritmo rápido. Empuja con fuerza de adelante hacia atrás
haciéndome gritar y lanza mi cabeza hacia atrás.

— ¡M-más! ¡Oh…! — Gimo cerrando mis ojos. — ¡Oh… ngh… Yoo-


Yoongi!

—Pero si te encanta. –Gruñe y lo siento palmear para darme una fuerte


nalgada que me hace brincar. — ¿Quieres más bebé? ¿Quieres que te
azote hasta dejarte con marcas rojas?

Cabeceo con la saliva fuera sintiéndolo jalar mis piernas y tirarme hacia
él. Abre mis piernas y repentinamente siento mi entrada casi chocar con
su abdomen y mi miembro termina en sus muslos. Lo observo a través
de mis hombros con una sucia sonrisa y el vuelve a palmearme con
fuerza.
— ¡S-si! — Grito. — ¡Azótame, azótame!

—Esa boca. –Gruñe divertido golpeando más fuerte. — Me harás


castigarte.

Extrae el juguete con la cola dejándome repentinamente vacío. Siento mi


entrada contraerse y contraerse y maldigo estar atado porque no puedo
tocarme. Me remuevo haciendo fricción con mi polla en sus muslos. Me
restriego con la nariz en el suelo y lloriqueo.

— ¡M-mételo! –Susurro temblando. — ¡Yoon-gi!

Sus dedos se hunden en mi boca y comienza a follarmela con ellos


rozando mis dientes y mi garganta. Acumulo saliva y paso mi lengua por
ellos succionándolos más y más rápido hasta que los saca dejando unas
gotas de saliva caigan al suelo.

—Oh dios…sí. — Vuelve a darme una fuerte palmada antes de separar


mis glúteos y escupir. Me estremezco al sentir su saliva hundirse un poco
en mi entrada y sus dedos comenzar a frotarme. Jadeo agudo y
comienzo a temblar frotándome contra él y mordiendo mis labios fuerte.
Me restriego más e impulso mis caderas de adelante hacia atrás
enterrando mis uñas en mis palmas.

Mis muñecas están sangrando dolorosamente pero el placer es tanto que


se bloquea. Seguramente mi espalda debe estar empapada, siento las
gotas de sangre irse deslizando. Yoongi suelta una siniestra carcajada y
saca sus dedos de mi haciéndome chillar agudo y revolcarme.

— ¿Y si te lubrico con sangre? –Me pregunta divertido. — ¿Probamos?

Enloquezco y estoy a punto de negarme pero la curiosidad me pica. Lo


observo nuevamente y asiento relamiendo mis labios con lascivia. El me
devuelve la sonrisa cómplice y acerca el cuchillo que no está en mis
dedos y lo veo cortar la palma de su mano. Suelta un quejido y deja el
cuchillo de lado.

La sangre brota rápido así que se hizo un corte profundo. Se aprieta


empapando sus dedos de sangre y muerde sus labios. Siento que
comienza a embarrar su mano ensangrentada en mi entrada y esos
mismos dedos ensangrentados entrar en mí. Suelto un grito y saco mi
lengua completamente jadeante y tembloroso.

Mi cuerpo da espasmos al sentir lo cálido y las gotas de sangre ir


escurriendo y hundiéndose en mí. Yoongi jadea y siento su dura polla
contra la mía casi y la humedad de sus pantalones.

Él toma mis caderas y me levanta más para comenzar a succionar y a


lamer mi trasero embarrado mientras yo cabeceo asintiendo y suplicando
que no se detenga.
Me suelta y me vuelvo a deslizar un poco. Lo siento acostarse y me da
una palmada que me hace verlo. Me hace una seña de acercarme y
alcanza el cuchillo otra vez. Me doy la vuelta quedando frente a él y
comienzo a frotarme un poco contra su duro miembro debajo de mí.

—Acércate a mi pequeño monstruo. –Me susurra. — Acomódate en mi


boca.

—Y-yo… —Balbuceo sintiendo mis mejillas encenderse pero suspiro y


asiento.

—Es hora de lamer tu linda entrada como siempre quise. –Me susurra
ronco con una mirada completamente enferma.

Muerdo mis labios y me acomodo un poco casi hasta que mis testículos
rozan su barbilla.

Él toma mi firme miembro y lo libera del encaje comenzando a


masturbarme mientras yo me estremezco y comienzo a lloriquear y
lanzando mi cabeza hacia atrás.

Sacudo mis muñecas enterrando más los picos y gritando de dolor pero
viéndome cegado nuevamente cuando su lengua se pasea por mis
testículos cuando me jala más hacia él.
Me mantiene fija la mirada mientras los mete a su boca mandándome
escalofríos y una vergüenza enorme pero que sin duda disfruto. Cierro
mis ojos unos segundos y vuelvo a abrirlos cuando finaliza. Agarra el
cuchillo y me observa fijo.

— ¿Listo? –Me pregunta sonriendo cual loco.

—Listo. –Contesto repleto de emoción.

—Ese es mi chico.

Mi pecho se infla por completo y la calidez me recorre. Me siento eufórico


y me es imposible no esbozar una sonrisa de idiota enamorado.

Esta se borra al instante y cambio a una de sorpresa al verlo pasar el filo


por su lengua y labios haciéndose una fea herida y que su sangre
empiece a brotar de su boca. Estoy a punto de reclamarle el corte
exagerado que se ha hecho pero me toma de mi trasero nuevamente y
me empuja más hacia el haciéndome gritar.

Enloquezco y dejo de respirar al sentir su lengua empapada de sangre


comenzar a lamer suciamente mi entrada y a depositar húmedos besos y
embestir con su lengua. Siento el líquido de la sangre entrar, siento lo
pegajoso y sin duda lo cálida que se siente su lengua. Grito más fuerte y
batallo por mantener el control.
Me palmea estrujando después y yo simplemente grito comenzando a
menearme sobre su boca y a brincar un poco sobre el escurriendo saliva
por lo bien que se siente. Entro en trance y me muevo más rápido y mis
piernas comienzan a temblar y mi erección a palpitar.

—Ta-tan bue-no… —Jadeo temblando en descontrol. — Se sie-siente


de-masidado b-bien… —Sigo moviéndome más lento para sentirlo bien.
–Oh…

Creo que nunca me había sentido así.

Las lágrimas empapan mis ojos debido al placer y cabeceo amenazando


con desmayarme al sentir mi aire cortarse y mi cuerpo pesado. Sigue
lamiéndome y besando con lascivia, devorándome el culo de una forma
tan exquisita que me está llevando al puto paraíso infernal.

—Voy a llegar… —Lloriqueo tensando mis piernas. — ¡Yoongi!

Los gritos se ahogan en mi garganta y observando las gotas de pre


semen ir escurriendo. Mi cuerpo se sacude con violencia y Yoongi vuelve
a azotarme haciéndome gritar. — ¡Más!

Otro fuerte azote que me hace tensar más mis piernas y lloriquear ahora
de dolor. Las lágrimas salen sin piedad de mis ojos mientras observo mis
pezones increíblemente erectos y duros. Vuelvo a temblar brincando un
poco y suelto gritos más potentes cuando siento el orgasmo venir.
Yoongi me retira de su boca y comienza a respirar pesado. Observo toda
su boca empapada de sangre pero luce sumamente satisfecho y feliz el
maldito bastardo.

— ¿Te gusta comerme el culo así? –Pregunto provocativo.

—Es el mejor manjar. –Se relame quitando rastros de sangre. — Podría


vivir de ello, ¿sabes?

—Oh. En definitiva estamos locos. Me encanta.

Mis piernas siguen tensas así que simplemente muerdo mis labios. El me
lanza aquella mirada y yo inmediatamente asiento relamiendo mis labios
con deseo y sintiéndome terriblemente hambriento.

—Basta de juegos. –Me dice él. — Es hora de romperte pequeño mío.

—Tengo ham-hambre de ti. — Mi voz se quiebra un poco y me siento en


su abdomen.

—Y yo quiero verte tragare mi polla como bien sabes. –Me susurra. –


Luce tan bien…
— ¿Así que no acaba? –Pregunto temblando.

—Oh, muñeco. –Su sonrisa me eriza todo. — Esto es solo el inicio…+


79

YOONGI.

Los ojos hambrientos de Jimin me examinan todavía con una sucia


sonrisa adornada en sus lindos labios. Se lo está buscando a gritos, la
forma en que comienza a morder su labio y frotarse contra mí
suavemente me hace enloquecer y perder cada gota de control que
queda.

No aguanto más. No aguanto más por tomarlo y hundirme en él, sentirlo


apretarme como bien sabe y escucharlo llorar y gemir al mismo tiempo.
Aquel fino desliz al que llegamos donde se mezcla tanto dolor como
placer.

—¿Lo quieres muñeco? — Pregunto con lujuria viéndolo tan


desesperado y adorablemente caliente. — ¿Quieres que ya te folle?

El asiente repetidas veces y se acomoda antes de tomar mis mejillas y


comenzar a besarme profundo mordiendo mi labio. Suelto un gruñido y
no puedo evitar tensarme al sentir el asqueroso dolor que me provocan
mis labios y mi lengua pero no me arrepiento. Ha sido de las locuras más
grandes que he cometido y sin duda me ha fascinado.

Más loco me vuelve ver cómo le encanta y tenerlo a mí completa merced,


sus ojitos inocentes desprendiendo el más absoluto grotesco deseo de
sentirme. Lo desconozco por completo.
Sencillamente me encanta. Parece que toda esa aura la ha transformado
por completo en un balance de un niño inocente y al mismo tiempo un
escandalizado chico que grita castígame con la mirada.

No siento que aguantemos mucho más y sintiendo mi erección palpitar y


exigir un poco de atención vuelvo a tomarlo para besarlo. Yo caigo al frio
suelo con el sobre mí y siento sus manos desabrochar ágilmente mis
pantalones y deslizarlos hasta desprenderlos de mi cuerpo. Suelto otro
gruñido y el comienza a lamer mi cuello y dar pequeños besos en mi
barbilla antes de ir bajando con suma suavidad.

Siento su cálido aliento golpear contra mi piel y no tardo en sentir sus


labios enrollarse en mi pene para succionar un poco viéndome fijo a los
ojos. Yo me reincorporo un poco y tiro de su cabello para empujarlo más
adentro mientras él suelta un gemido y se separa tomando una bocanada
de aire. El hilo de saliva se mantiene conectado con su belfo y mi glande
y su precioso cabello rubio le cubre hasta los ojos. Muerde sus labios y
se relame.

El vuelve a verme y yo sencillamente suspiro al verlo con sus labios


rojizos y rubor natural de su cuerpo. Aquella perfección que desprende
delicadeza, pese a que adora que sea una bestia con él en la cama.

— ¿Te monto? —Pregunta lamiendo su labio inferior tentándome con sus


sugestivos gestos. Yo igualmente los muerdo. Oh joder, este niño... —
Dime lo que quieres que te haga y te lo haré.

—Tienes muchas ganas de que juguemos hoy día. — Le digo


suciamente.
— Siempre quiero jugar contigo. — Me devuelve el comentario con un
tono más ronco. —Aunque hoy me encuentro particularmente inquieto.
Fue una tortura tenerte lejos nueve míseros días, me revolcaba en la
cama lloriqueando por sentirte de nuevo. Creo que casi me entierro un
cuchillo, ¿sabes?

Se sienta sobre mi erección y chupa un poco sus dedos antes de tantear


su entrada y yo admirar como sus dedos desaparecen dentro mientras él
se estremece sobre mí. Sus pómulos toman un rubor más fuerte y su piel
brilla debido al sudor haciéndolo ver divino, un desastre de deseos
carnales que me presume sin pudor alguno.

Lo tomo de la cintura y el coloca sus manos en mi pecho antes de


morder más fuerte sus labios y cerrar sus ojos mientras lentamente va
entrando en mí. Yo cubro un poco mi cara y deslizo mi mano por ella
soltando un gemido ronco. Tan apretado y engulléndome como me
gusta. Lo siento cálido, estaba ansioso por tenerme, sus paredes se
contraen cuando cae completo y exhala todo su aire.

—Dios... —Susurra con su barbilla temblando y lentamente abriendo sus


ojos que están ligeramente húmedos.

—Muévete. — Le ordeno a lo que él se relame antes de asentir.


Apoya sus manos con más fuerza y toma una honda respiración antes de
comenzar a moverse de arriba abajo con suma delicadeza. Lo veo fruncir
un poco su ceño y contraerse un poco. Suelta otro gemido agudo y
lentamente comienza a incrementar el movimiento sacándome otro
suspiro.

Otro gemido sale de mis labios y lo tomo con más fuerza escuchando sus
preciosos gemidos salir de su boca, admirando su cuerpo arqueado
hacia atrás y aquellos preciosos pezones endurecidos y erectos
invitándome a degustarlos. Comienzo a juguetear con ellos y apretarlos
mientras él me observa con poder con su linda cara de placer. Lloriquea
y entierra sus uñas en mi soltando otro gruñido y me rasguña fuerte.

— ¡Mierda! —Grito al sentir el ardor. — Jimin...

El aprieta más y grita cuando yo entierro también mis uñas en él. Siento
un escalofrió y él también se tensa antes de seguir moviéndose con
respiración pesada. Vuelvo a pellizcar sus pezones con fuerza y el voltea
a verme con su labio inferior temblando.

—N-no aprietes mucho. —Balbucea tornándose más rojo haciendo que


apriete más. — ¡Nghl! ¡no! —Murmulla y veo su erección chocar con su
vientre. —D-dios Yoongi...

— ¿Te gusta? —Pregunto con burla pero el apenas se mueve, cabecea


un poco y asiente torpemente antes de seguir montándome más rápido.
—Yoongi. — Mi nombre sale en un suspiro que me eriza todos los vellos.

A la puta mierda. ¿Por qué me hace esto? Que ganas de abrirlo a la


mitad.

Lo obligo a bajarse y el queda ligeramente desconcertado pero no le doy


tiempo de decirme nada. Lo empujo a la cama que no hemos usado y lo
pongo de espalda aplastando su cuerpo contra las colchas. Su mejilla se
restriega en las mantas y suelta un chillido cuando abro sus piernas y
entro en el de una sola nuevamente.

Comienzo a moverme en desespero sintiendo su cuerpo temblar debajo


mío y viendo todos los rasguños y heridas que tiene en su hermosa
espalda. Todas marcas mías como debe ser. Así quedara más que claro
que me pertenece y no tolerare en lo más mínimo verlo con alguien más.
Así que Elliot puede irse muy a la mierda antes de que le abra la
garganta y le meta mis dedos dentro y los haga succionar después. No le
conviene.

—Mierda... —Gruño sintiendo un cosquilleo en mi vientre. —Te sientes


demasiado... b-bien. —Doy una fuerte estocada y ambos gemimos.

Observo los caminos rojos por toda su espalda, las cicatrices blancas
que permanecen, los golpes violetas y otros rojizos. Cualquiera pensaría
que es grotesco y asqueroso pero para mí no hay nada más hermoso
que verlo así. Tan herido, tan débil.
Me siento llegar así que voy embistiendo más fuerte viendo su cuerpo
tendido en la cama y sus ojos cerrados mordiendo sus labios. Observo
algo húmedo en su entrepierna así que simplemente rio al percatarme
que él se ha corrido ya. Doy otras fuertes embestidas antes de llegar yo
también y sentir mis músculos contraerse debido a mi orgasmo.

Mi muñeco gime un poco y yo lentamente me dejo caer sobre el


chocando mi pecho desnudo contra su espalda sudada y sobando sus
brazos. El suelta un lloriqueo y sin salir de él comienzo a besar sus
hombros y cuello con suma lentitud. El abre más el acceso a su lindo
cuello así que deslizo mi mano para mantenerlo quieto del mentón y
lamer con suavidad todo el contorno de su quijada y después morderlo.
El suspira y su cuerpo se relaja por completo escuchando su suave
respiración conforme más voy mordiendo.

— ¿Yoongi? —Me llama en un susurro demasiado dulce.

— ¿Si muñeco? —Pregunto rozando mis labios con su oreja antes de


morderla y hacerlo reír un poco.

—Quiero hacerlo otra vez. —Me dice volteando para conectar miradas.

Maldita sea. El realmente nunca tiene suficiente.


— ¿Otra vez? —Pregunto sobando sus brazos. —Debemos
recomponernos un poco antes muñeco.

El suspira y se remueve un poco. Salgo de él y dejo de aplastarlo con mi


cuerpo para verlo cambiar de posición y quedar ahora frente a mí. Lo
observo delinear un poco mi rostro antes de besar la comisura derecha
de mi labio con profundidad y separase con un suspiro más bien
melancólico.

— ¿Por qué? —Me pregunta dirigiendo sus manos a mi pecho. — ¿Por


qué yo?

— ¿Y por qué no? —Le pregunto ladeando mi cabeza con una sonrisa.

El ríe un poco y se relame de nuevo peinando mi cabello hacia atrás


antes de hablar. — Es una locura, ¿sabes? Si a mis ocho años me
hubieran dicho que estaría así contigo jamás lo hubiera creído. Quizás
me pondría a llorar.

— Muchas cosas han cambiado. — Le contesto con simpleza sin querer


llevarlo a algo profundo.

—Se ve. —Me dice con una sonrisa ladeada. — Aunque hay cosas que
no.
—En definitiva sigues siendo un pequeño idiota que le fascina ser
maltratado por mí. —Contesto con el afán de molestarlo.

—Tú sigues siendo el enfermo obsesionado conmigo. Yo no estaría así si


no fuera por ti. —Me reprocha dejando sus brazos a sus costados.

—Bueno, ahí tienes un punto muñeco. —Le contesto antes de pasear


mis labios por su cuerpo.

El ríe cuando llego a su cuello y doy una mordida metiendo mi lengua


para también lamer. Sus manos suben por mis brazos hasta llegar a mis
hombros y allí apretarme un poco mientras sigo jugueteando con su piel
escuchando sus suaves suspiros.

Comienzo a sobar su entrada con mis dedos y el me responde


enterrando sus uñas en mis omoplatos y morder mis hombro con
suavidad. Gruño ante eso.

—Muérdeme más fuerte. —Le ordeno y el voltea a verme.

— ¿Qué acaso tú también tienes un lado masoquista secreto? —


Pregunta divertido.

—Quizás. —Le sonrió gatuno.


—En ese caso creo que deberé cumplir las órdenes de mi cazador. —Me
dice provocándome otro pequeño escalofrió.

Sus dientes vuelven a encajarse con muchísima más fuerza y soltando


otro pequeño gruñido vuelvo a entrar en él. El gime un poco agudo y se
deja caer en la cama para verme fijamente con una mirada enloquecida
de placer. Bajo por su cuerpo viéndolo hermoso debajo de mí y sus
caderas anchas que aprieto.

Bajo a su erección y a sus piernas abiertas con mi pene hundido en su


tibia entrada. Me relamo y sin perder detalle de su cuerpo comienzo a
moverme colocando una mano en las colchas y otra en su cuello
sacándole un grito ahogado de sorpresa.

El abre su boca y yo aprieto cortándole la respiración mientras comienzo


a moverme. Suelta un gemido ahogado que siento en la palma de mi
mano cuando atraviesa su garganta. Siento sus músculos tensarse y doy
una fuerte embestida mientras una sonrisa de dibuja en mis labios
mientras sigo tomando y apretando su frágil cuello.

—Yoongi... —Jadea con voz ida por la falta de aire. —¡Y-Yoongi!

Comienza a rasguñar mis brazos pero decido jugar un poco más. Salgo
lentamente de él antes de enterrarme en un duro movimiento que lo hace
gritar y apretar mi brazo con ambas manos. Aflojo mi agarre y lo observo
desesperado tomar bocanadas de aire con ojos cristalinos.
—¿Qué demon...? —Lo corto volviendo a estrujar su frágil y suave
cuello.

El vuelve a ahogarse mientras yo sigo embistiéndolo con una sonrisa.


Veo sus ojos dedicarme miradas desesperadas y su cuerpo sacudirse.
Es una maldita droga verlo así de vulnerable, su vida en mis manos y yo
felizmente jugando con ella. Me vuelvo a enterrar en el sacándole un
gemido y otro lloriqueo mientras veo su rostro tornarse rojizo.

Vuelvo a soltarlo y el vuelve a respirar pesadamente y viéndome. Trata


de llevar sus manos a mi cuello y forcejeamos. Yo logro tomarlo del
cuello con ambas manos y apretar duro mientras él hace lo mismo.

Me inclino un poco hacia el viendo su gélida mirada y pequeñas chispas


de furia en sus pupilas. Sus manos no se quedan atrás y mientras yo
sigo apretando su cuello el comienza a apretar el mío. Dejo de moverme
un momento y me remuevo pero él me suelta. Le doy una dura estocada
que le hace morder sus labios para apretarme más fuerte.

Mantengo mi aire lo más que puedo y cuando no siento que aguante más
y el prácticamente ha comenzado a mover su boca en desespero sin
nada que salga, lo suelto y tomo sus brazos para lanzarlos detrás de su
cabeza y mantenerlo allí mientras sigo moviéndome.

— ¿Tratas de... matarme? —Pregunta en gemidos viéndome furioso.

—Quizás. —Le contesto con burla volviendo a moverme retándolo con la


mirada.
Si tan solo supiera como desearía hacerlo. Seria sencillamente magnifico
para mi ver sus ojos apagarse, sentir sus manos dejar de apretarme y
sentir su último aliento, su último beso y luego la frialdad apoderarse de
él. Observarlo tendido en una cama empapado de sangre volviéndolo
más hermoso de lo que ya es. Sus ojos abiertos sin ninguna luz,
engullidos finalmente por la misma oscuridad en la que yo me he visto
atormentado toda mi vida.

Nuevamente al sentirme a punto de llegar me saca de mis pensamientos


y vuelvo a verlo. El sigue viéndome fijo sin mucha gracia y trata de mover
sus brazos para zafarse de mí. Se sacude y abre su boca comenzando a
respirar más rápido.

—Voy a llegar... —Me jadea suplicante. —Muévete más.

Obedezco viéndolo deshacerse debajo de mí y gritar más.

Su cuerpo comienza a dar pequeños espasmos y su cadera moverse


junto la mía. Aflojo un poco mi agarre de sus brazos y el libera el
izquierdo para dirigir su mano a su erección. Veo que comienza a
masturbarse viéndome fijo y yo aprovecho para volver a tomar su cuello.

Respira. Y vuelvo a apretar.

Sus ojos vuelven a apagarse y su cuerpo a temblar. Sigue con ambos


movimientos y repentinamente da una fuerte sacudida y sus ojos se
empapan de lágrimas. Siento el nudo de su garganta reventar y
prácticamente destroza sus cuerdas vocales en el potente gemido que
suelta.
Tiembla por completo y lo veo expulsar semen a borbotones
desesperado mientras se mantiene rojo.

Niega con la cabeza y sigue llorando golpeando la colcha con su mano


libre. Lo veo seguir expulsando y se estremece dándome una espléndida
vista del orgasmo que lo azota.

Sus dedos tiemblan y prácticamente deja de moverse dejando su boca


abierta y su cuerpo dando más espasmos.

Suelto su cuello y el respira profundo pero apenas se mueve. Yo llego


menos escandalizado que él y lo observo fijo. Su mirada está
completamente ida y su cuerpo no responde mucho, va lento.

— ¿Jimin? —Le pregunto pero él no contesta.

Pongo dos dedos en su cuello y siento los latidos de su corazón ir


demasiado rápido. Alzo una ceja y lo sacudo un poco pero el vuelve a
negar con la cabeza y poco a poco veo la negrura de sus ojos volver a
brillar y esfumarse por completo.

Sacude su cabeza y me observa pestañeando.

— ¿Qué? —Pregunta tratando de respirar correctamente.

—Te perdiste. —Me burlo.


—Mi cuerpo se paralizo. —Jadea tragando saliva. — ¿Tienes agua?

No puedo evitar reír y apuntar la mesa junto a nosotros. El estira su


cuello para verla y yo salgo de él acostándome nuevamente en la cama.
Lo observo con el rabillo del ojo acercarse y dar unos sorbos al agua y
dejarla con un suspiro nuevamente donde estaba.

— ¿No quieres? —Me pregunta viéndome a través de su hombro.

Niego y él se sienta antes de acostarse también. Se arrastra hacia mí y


yo abro mis brazos para que se acomode y después abrazarlo un poco.
Mi cuerpo reacciona mal antes su cercanía pero el besa mi cuello
destensándome de nuevo.

—¿Esperamos un poco? —Bate sus pestañas y me sonríe.

—¿Todavía quieres más? —Pregunto.

—Que sean nueve veces. Nueve días no nos vimos. —Toma mi mano y
la aprieta con la suya. —Vamos dos, dame siete más.

— ¿Ahora eres sátiro? —Me burlo de nuevo.


— ¿Crees que no sé qué tu tampoco aguantaste? —Se burla también. —
Lucías como un desquiciado cuando fuiste con Elliot.

Oh mierda, no debió decir eso. Alzo una ceja y él se tensa desviando la


mirada.

— ¿Tuviste algo con él? —Pregunto soltando su mano.

— ¿Estando allá? No. —No observa mis ojos, se pierde en mi pecho.

— ¿Puedes decírmelo a los ojos? —pregunto frívolo viéndolo tensarse.

—No pasó nada. —Repite sin verme.

—Dímelo a los ojos.

Él se separa de mí dándome la espalda manteniéndose en silencio.


Espero a que me conteste pero él no se mueve.

—Te pregunte algo. —Amenazo.


— ¡Bien! —Me grita dándose la vuelta para verme. — ¡Si, lo hice! ¿Feliz?
No necesitas ser tan entrometido en mi vida íntima.

— ¿Por qué me mientes? —Pregunto molesto.

—Mentir, no mentir, ¿Cuál es la diferencia? Al final terminaras


torturándome y valdremos la misma mierda. —Espeta levantándose de la
cama de mala gana.

—Cuida tus tonos conmigo. —Amenazo.

— ¿Te digo algo? —Agarra la camisa en el suelo y se la pone antes de


verme. —Tus tonos, al menos yo, no te los voy a respetar. ¿Bien? Se
pueden ir al carajo.

Alzo una ceja. Esto no comienza a gustarme.

—Vuelves a abrir la boca y te prometo que te la voy a romper. —Yo


también me levanto.

—Hazlo. —Me dice sin verme recogiendo más ropa. —Creo que me he
acostumbrado. ¿Y qué? ¿Sabes que diferencia a Elliot de ti? —Me voltea
a ver lanzando chispas. —El me ama.
Todo en mí se hiela y me abalanzo sobre el dispuesto a tronarle el cuello
pero me detengo cuando saca de la ropa la navaja y me apunta con ella
al cuello. Me mantengo inmóvil viendo el filo casi rozar con mi cuello y su
mirada oscurecida en su totalidad.

—Soy muy capaz de usarlo. —Me sigue amenazando. —Así que no me


pongas de mal humor Yoongi.

—No serias capaz. —Me burlo sonriendo.

— ¿No? —Me sonríe. —¿Probamos?

—Muero yo, mueres tú. —Le digo con soberbia.

—Tampoco es que tenga muchas ganas de seguir viviendo así que


adelante. — Alza sus hombros.

—Lánzate sobre y déjame abrirte el cuello. —Lo observo confundido. El


no hablaría así. —Además. —Retoma bajando un poco el filo. —Es un
trato justo, ¿no lo crees? Tú me das buen sexo pero no me amas. Él no
me da buen sexo pero me ama.

—Deja de meter el amor en esto.


— ¿Te incomoda?

—Podría irme con tal de dejar de dejarte de escuchar. —Y hablo muy en


serio.

—Te amo. —Me dice y yo inmediatamente le doy la espalda. — ¿Por qué


te cuesta tanto aceptar? ¡Yoongi!

Levanto la mano todavía dándole la espalda para decirle que se detenga.


Me toma del brazo y tira provocando que vuelva a voltear furioso.
Levanto la mano para golpearlo pero el retrocede y vuelve a apuntarme.

—No puedes hacer nada en contra de eso. —Me sigue diciendo. —


Enfréntalo.

—No voy a amarte nunca, supéralo.

—¿Por qué no?

Suelto un suspiro y aprieto mi labios. ¿Debería decirle la verdad? ¿Es la


única forma de que lo comprenda? Es cierto que estaría buscando mi
propia muerte pero al final terminaría enterándose. ¿Qué pierdo?
—Porque amo a alguien más. —Le contesto con frialdad. —¿Satisfecho?

Él se mantiene viéndome fijamente y comienza a reír con buena gana.

—Eres un gran mentiroso. —Me dice. —¿No tienes algo mejor?

—Se llama Matthew. —Le sigo diciendo y su risa calla. —Es el primo de
Anthony. Desde que tengo memoria me ha atraído pero es algo más
superficial. Es muy curioso porque lo he amado desde el primer cruce,
¿sabes?

Jimin me observa estupefacto.

—Es cierto que nunca podre tenerlo y debo conformarme con verlo de
lejos y una que otra vez intentar arrastrarlo a la cama. Desgraciadamente
nunca he podido y no soy exactamente de su interés. Juega un poco
conmigo pero aun así no puedo evitar enamorarme un poco más cada
que lo veo.

Esbozo de las sonrisas más crueles y veo a Jimin en silencio.


—Así que lo siento Jimin, esa es la maldita verdad. Contigo la paso muy
bien en la cama, eres todo lo que podría desear. Eres sumamente
hermoso, de piel perfecta, masoquista, obediente y un tanto testarudo a
veces. —Le sigo diciendo acercándome a él. — Desgraciadamente no
eres lo que amo. La persona que amo está lejos de mi alcance así que
me conformo contigo. La verdad, no me quejo.

Alzo mis hombros y veo su mano temblar.

—Fue bueno. Lo es para mí. No contaba que te enamoraras, para mi


eras más inteligente que eso pero la vida da vueltas curiosas. No estaba
en mis planes destrozarte el corazón pero me es inevitable si esa es la
única forma de hacértelo saber. Yo lo amo, él no me ama, tú me amas,
pero no amas a los demás. Es lo clásico que nos pasa a todos y
desgraciadamente la vida no es justa. Una cosa es que hayas pensado
que te amaba porque me abrí más contigo pero sin duda interpretaste
mal las cosas.

El me sigue viendo en completo silencio.

—No pienses que por eso no significa que no me importes. No, al


contrario; me preocupo por ti. —Le sigo diciendo. —Pero no te amo, no
creo poder hacerlo nunca. Y créeme será mejor así. Piénsalo un poco
Jimin, terminaría de destruirte que hubiera más que simple deseo y odio
entre nosotros. Te odio como no tienes idea y tú me odias. Me odias con
cada fibra de tu ser y si fuera por ambos ya nos hubiéramos matado hace
tiempo. No podemos. Nos deseamos demasiado, la explosión sexual y la
química es demasiado fuerte para acabar con ello.

—Podría matarte ahora. —Me dice con voz quebrada.

—Podrías, no te detendría. Ya sabemos cómo terminara esto de todos


modos. —Alzo mis hombros. —Es más... si fuera por mí te llevaría
conmigo, no me molestas Jimin. Quiero que entiendas eso. Me gusta
estar contigo, fuera de todo eres alguien a quien aprecio, admiro y ha
sido alguien importante en mi vida. Me preocupas, mucho. Si algo te
llegara a suceder no sé qué haría pero lo único en donde no puedo
corresponderte es en el amor. Eres mi muñeco, eso es algo que se
perfectamente que nadie podrá reemplazar, eres sencillamente único. No
te destruyas más y se inteligente. Puedes enamorarte de otros.

—Enamorarme mas no acostarme. —Responde con una risa seca. —


Porque te pertenezco. Eres feliz con eso, eres feliz sabiendo que te
pertenezco. Te pasa de largo que ame a alguien más, pero que me
tenga... —Sigue riendo y las lágrimas aparecen. —Me tienes en jaque.
¿Sabes? No elegí esto. Aprendí a lidiar con ello cuando vi que no tenía
otra opción.

— ¿Tú que harías? Sabes que no puedo amarte.


—Podrías intentarlo. —Dice bajando la mirada.

—No puedo.

—Yo podría intentarlo. —Vuelve a levantar la mirada. —Podría


intentarlo... solo dime que hacer. Prometo que peleare por ello, no me
daré por vencido, tú pudiste tenerme. ¿Por qué no puedo tenerte yo?

—Me tienes.

—No como yo quiero.

—La vida no es justa, Jimin.

—No me llames por mi nombre. —Me dice abrazándose. —Es... raro.


Antes no pero ahora... no lo digas.

—Dudo mucho que pudieras lograrlo. Mira muñeco... —Vuelvo a


acercarme a él y lo tomo de los hombros. Por suerte no levanta el filo
pero tampoco la mirada. — Te diré la verdad: debo irme. Lo sabes.
Anthony prácticamente me ha prohibido estar contigo por todo el asunto
de los enemigos, sabes la historia.
— ¿Crees que huir de mi te hará mas fuerte? —Me pregunta viéndome
finalmente. —Hay otras formas

— ¿Cuales? —Alzo una ceja.

—Podemos huir. —Me dice de nuevo. —Tú y yo solos. A donde sea.

—Es más complicado que eso.

— ¿Y si pudieras hacerlo lo harías? ¿Te irías conmigo? -Me mantiene fija


la mirada.

Yo desvió la mirada y trago pesado.

—No lo sé.

—¿Para eso fue esto? —Sus ojos recorren la habitación. — Nuestra


última noche, ¿es eso?

—Lo es. —Le digo sin rodeos.


Es se sacude para que suelte sus hombros y retrocede un poco. Muerde
su pulgar y mantiene la vista fija en el suelo comenzando a rasguñarse.
Vuelvo a acercarme a él pero se aleja y comienza a gritar escandalizado
golpeando paredes.

— ¡Detente ya! —Le grito y lo tomo cuando comienza a rasguñarse el


rostro. El me observa empapado en lágrimas. — ¡Detente!

— ¡Yo te amo! ¡No puedes hacerme esto! —Me grita. — ¡Tú eres mío!
¡MIO!

—Respira... —Lo tomo con fuerza pero él niega.

— ¡No te dejaré! —Vuelve a gritar. — ¡Te amo! ¡Te amo! ¡No me dejes,
te lo ruego! ¡No me dejes!

—Jodeme Jimin, no puedes estar así ya. —Gruño tratando de


mantenerlo estable pero él se revuelca en desespero.

— ¿Por qué me haces esto? —Vuelve a romper a llorar. — Voy a


matarme si te vas.
—Deja de decir eso.

— ¡Voy a matarme! —Me vuelve a gritar viéndome a los ojos. —¿Me


oyes?

—No vas a matarte. Tratare de ponerme en contacto contigo de alguna


forma, quizás venga a verte un día, no es para siempre.

—Estoy cansado. —Niega con su cabeza. — ¿Por qué juegas así


conmigo? ¿Por qué no puedes amarme?

—Porque sería lo último que necesitaríamos para que realmente todo se


vaya al carajo. ¿No lo entiendes? —Pregunto frustrado.

—No te vayas. —Vuelve a suplicarme. —No te vayas.

—Volveré.

—Eres un mentiroso. No puedo confiar en ti.

—Te he mentido muchas veces pero no en volver.


El vuelve a negar con su cabeza y me toma en desespero para juntar sus
labios con los míos. Trato de empujarlo pero se aferra a mi clavando sus
uñas sin dejar de besarme y tocarme e irme a empujar a la pared con
fuerza que desconozco. Trato de zafarme de él y con suerte logro
empujarlo con fuerza. La navaja cae lejos.

— ¡Ya basta! —Le vuelvo a decir. —¡Aunque hagas eso no voy a


quedarme!

El desvía la mirada y se vuelve a abrazar a si mismo volviendo a


rasguñarse. Solo que esta vez no trato de detenerlo.

—Podemos acabar bien esto o sencillamente peor que antes. —Le


advierto.

—Te estoy dando a elegir Jimin. Te desconozco, no sé qué pasa ahora


en tu cabeza y te seré sincero. Me intimida un poco, me pone ansioso
porque me siento perder el control con esta nueva faceta tuya.

— ¿Te asusto? —Pregunta riendo de mala gana. —Yo jamás me he


quejado de tus cambios, me he acoplado a ellos.
—Córtalo. —Me acerco pero él se zafa de mi agarre. —Jimin
escúchame, no sé cuándo vuelva a verte. Déjame sentirte una última
vez.

—No.

— ¿No entiendes que quizás no vuelves a verme?

—No quiero.

Lo tomo con fuerza y la grita comenzando a golpearme. Enloquece en


mis brazos así que simplemente vuelvo a besarlo. Él se congela y me
empuja antes de darme una fuerte bofetada que me suelta un gruñido.
Se cubre la camisa tironeada con ojos húmedos.

— ¡Te dije que no! —Me grita llorando. — ¡No me toques más! ¡Si vas a
irte solo vete ya y déjame a mí en paz!

¿Por qué mierda cambia tanto?

—Una última vez. —Vuelvo a tomarlo pero él niega. —Jimin... Jimin


escúchame. —El sigue removiéndose y se vuelve a zafar. —¡POR LA
MIERDA ESCUCHAME YA!
Lo voy azotar con la pared y sus ojos me observan con terror al mismo
tiempo que se calla.

—No toleraré un no como tu respuesta. Quítate toda la maldita ropa. —


Le advierto frívolo mientras el tiembla. —No me hagas hacerlo a la mala
Jimin, puedo violarte y no tendré remordimiento alguno.

—Déjame. —Suplica.

—Quítate la ropa. —Le vuelvo a advertir. —Ahora.

El me sigue manteniendo la mirada y aprieta sus puños sin moverse.


Espero pero él no se mueve. Asiento y rio.

—Muy bien.

Lo tomo y el vuelve a llorar diciendo que lo suelte mientras voy


arrancando su pobre camisa. Lo tomo con fuerza para que deje de
removerse y lo voy tironeando a la cama mientras él grita.
—¡DEJAME! ¡DEJAME! —Grita aventándose al suelo. —¡NO ME
TOQUES YA!

Vuelvo a tironearlo de los brazos arrastrándolo por el suelo mientras él


niega. Lo cargo sintiendo sus golpes y rasguños, los golpes torpes que
suelta y su cuerpo temblando cuando lo siento desnudo contra el mío.
Quiebra y hunde su cara en mi cuello.

—Suéltame por favor. —Vuelve a pedirme en respiraciones temblorosas.


—Yoongi te lo suplico, ya basta.

—No puedo. Lo siento.

Lo aviento a la cama pero el ya no se opone. Me observa con ojos


destrozados y desvía la mirada.

—No quiero verte. —Me dice cuando estiro sus piernas.

-Yo quiero que lo hagas.

— ¡NO! ¡YA DEJAME! —Vuelve a gritar cuando estiro su otra pierna y las
tomo mientras él se revuelca. Trata de golpearme.
—Es la última advertencia que te daré. Será a la buena o a la mala. Tú
eliges.

—Quiero que me dejes en paz.

—Te pedí una última vez. No me iré sin sentirte una última vez.

— ¿Cómo puedes ser tan egoísta? —Pregunta temblando.

—Quizás este en mi naturaleza. —Contesto frio. —¿Dejarás de pelear?

Sus ojos vuelven a apagarse y su cuerpo se relaja. Me observa con un


odio profundo pero deja de removerse. Me acomodo y atrapo sus labios
pero él no corresponde. Lo observo cerrar sus ojos y apretar sus puños.

—Jimin. —Le advierto. —Es aburrido si lo hago solo.

Él se mantiene con los ojos cerrados y el cuerpo inmóvil. Su cuerpo se


tensa cuando lo aprieto pero el aprieta más sus ojos y niega con la
cabeza.
Suelto un resoplido de frustración total y vuelvo a buscar sus labios con
desespero y más rudeza. Ni su lengua ni sus labios responden y su
cuerpo se mantiene tenso. Me separo.

¿Así que así seria si estuviera muerto?

—No te conviene hacerme enojar. —Le advierto por última vez. —Jimin,
prometo que si no abres los ojos y te comportas como se debe mucha
gente lo pagará caro. ¿Quieres que vaya tras Elliot finalizando esto?
¿Jungkook?

Sus ojos se abren repletos de terror.

— ¿Jungkook? —Repite y se pone a la defensiva. —¡Él es-está muerto!

—¿Estás seguro? —Le pregunto. —No lo creo así y a menos que


quieras que le haga algo y te mande lindas fotos de eso, te recomiendo
que me sigas el juego.

—Estás mintiendo. —Advierte.

— ¿Estás seguro de querer correr el riesgo? —Sigo. —Él se quedó allí


en Oregón conmigo, te odia como no tienes idea por lo que hiciste con
Taehyung y ahora está conmigo. ¿Seguro quieres hacer eso? Me
conoces y sabes que no tengo problema con torturarlo un poco y
mandarte sus dedos y lengua. ¿Sus ojos?

Su silencio es crudo. No espero a que conteste y vuelvo a inclinarme a


sus labios para sentirlos y calmar la ansiedad que me ha tomado. Sus
labios comienzan a moverse poco a poco y finalmente comienza a
corresponder a mi ritmo con sollozos.

Es una melodía hermosa que me pierdo en ella. Lentamente comienzo a


besar su cuerpo sintiéndolo rígido. Sus manos me toman de la espalda
para pegarme a él y sencillamente respirar mi fragancia en silencio. Me
aferro a él y lentamente me voy acomodando antes de dejarme entrar en
el con lentitud.

Sus sollozos se ahogan y lo siento apretarme y negar con la cabeza.


Suelto un suspiro y comienzo a moverme con dificultad debido a lo tenso
que esta me lo impide. Suelta un chillido de dolor y se aferra más fuerte.

—Duele... —Susurra. —Detente.

—No dolería si no estuvieras así. —Le digo y doy una fuerte embestida
para abrirme paso al momento en el que el vuelve a llorar. —Deja de
llorar Jimin, me estas poniendo realmente de malas.

—No puedo.
Me está fastidiando. Respiro profundo y lo tomo de la barbilla y lo obligo
a verme suavemente. El me mantiene la vista con ojos cansados y
rojizos de dolor. Sobo su mejilla y beso su frente antes de respirar
profundo y apretar mis labios.

—Te amo, Jimin.

El silencio se forma mientras yo siento las palabras como cenizas en mi


boca, una amargura que me estremece y me hace retorcerme en
desagrado. El afloja su agarre y siento su llanto detenerse un par de
segundo pero no se despega de mí.

—Es la mentira más hermosa que me has dicho. —Ríe un poco sin dejar
de apretarme.

—Tenía que hacer algo.

Siento su cuerpo aflojarse y otra risa rota salir de sus labios. Vuelve a
cerrar sus ojos y lentamente comienza a besarme mientras comienzo a
moverme sintiéndolo tranquilo pese a las lágrimas que van escurriendo
de sus mejillas.

Tomo sus manos y entrelazamos nuestros dedos mientras sigo con el


vaivén lento sin despegar sus labios de los míos. El aprieta el agarre y
siento su respiración irse apagando y su silencio se vuelve total. No hay
excitación alguna en su cuerpo, esta frio pero la calma reina en el hasta
que poco a poco lo siento más lento y pesado. La dificultad de seguirme
el ritmo es visible pese a que voy tan lento como puedo.

Reposo mi frente en su pecho en silencio cuando me siento llegar y nada


sale de mis labios. Lo observo dormido en silencio después del llanto que
se ha soltado, ahora descansando sin dejar de tomar mi mano y todavía
con unas lágrimas resbalando.

Salgo de él y me dedico a observarlo antes de besarlo profundo en los


labios y exhalar tembloroso apoyándome de nuevo contra el aferrándome
a su cuerpo.

Y finalmente siento lo que nunca pude sentir. Aquel rabioso dolor y


picoteo en mis ojos que por más que respiro profundo, mi voz no tarda en
quebrar por completo.

Y las lágrimas comienzan a brotar de mis ojos por primera vez.

Maldigo en silencio y muerdo mis labios antes de arrastras mi brazo por


la cama y levantarme y agarrar el cuchillo. Las lágrimas siguen saliendo
lentamente me vuelvo a acercar a Jimin levantando el filo dispuesto a
apuñalarlo de una vez por todas. Le mantengo la vista fija y levanto más
respirando profundo y me siento temblar.

Aviento el cuchillo lejos y me siento en la cama hundiendo mi rostro en


mis manos completamente derrotado. Vuelvo a abrir mis ojos poco
después y le doy una última mirada antes de inclinarme y besar su frente
una última vez.
—Pórtate bien. —Le susurro. —Algún día volveremos a vernos, muñeco.
Solo ten paciencia y procura no olvidarme... soy tuyo, lo sabes. Haga lo
que haga tu jamás podrás salir de mi cabeza, Jimin.

Y todavía con la amargura y el dolor que provoca el interior me levanto


para guardar todo. El silencio profundo trata de asfixiar en vano el ruido
de mi cabeza, los gritos y los lamentos que me van persiguiendo
hundiéndome en la miseria. El maldito trato de amor maldito, de amor
que no funciona y es prohibido. La sed de querer más y nunca
encontrarlo. La lenta tortura de un amor venenoso, de estar sediento y
saber que aunque lo bebas te terminará matando. Es el triste y trágico
amor que nos rodea. El amor evaporado en palabras vacías y corazones
huecos, de sentimientos engorrosos y el simple malestar de derrota. De
no amar. De nunca llenarse y aun así, siempre buscar más.+
h80

JIMIN.

Yoongi no se encuentra a mi lado cuando despierto.

No importa cuántas veces mueva mi brazo para buscar la calidez, no


está. Veo el cuarto casi vacío, la ropa recogida y solamente la mía
reposando en la cama, llaves y algo de dinero junto con una carta.

El vacío se instala en mí en un momento. Todo deja de sentirse real y


aquel vacío solo se hace más grande y doloroso. Comienzo a llamarlo
pese a que sé que no va a contestarme. Pero lo llamo. Grito su nombre
en desespero perdido en el silencio. Quiero creer que volverá. Quiero
creer que no ha sido capaz de abandonarme.

No puede. No tengo nada más, no tengo a nadie más. ¿Cómo puede


venir y jugar así? ¿Cómo puede aferrarme y después botarme? ¿Tanto
disfruta mi dolor que no puede dejar de lastimarme? ¿Tanto acepto yo
aquel dolor con tal de tenerlo a mi lado? El masoquismo puro ha
atravesado por completo los límites físicos y ahora siento el masoquismo
enfermo a nivel emocional. El sentir… el llorar… el nunca poder salir por
querer siempre más.

¿Qué me ha hecho? ¿Qué me ha hecho? ¿Qué nos hemos hecho?

Esto era un juego. Estos eran sencillos juegos y ahora se nos ha


escapado de las manos.

Nos confiamos, nos confiamos demasiado y terminamos ahorcados en


nuestra propia cuerda. No pensamos en que esto podría salirse de
control y ahora hemos tocado lo más profundo, donde las lágrimas son
amargas y no solo dolorosas. Donde el ardor ya no son las heridas ni los
cortes.

El dolor viene desde muy adentro. Una mancha negra engullendo toda la
poca luz que queda. No puedo salir, no puedo bajar más a aquel infierno
sin una mano que me esté tirando. Estoy estancado sin poder hundirme y
sin poder salir. Estoy atrapado conmigo mismo, atrapado y desesperado
por no saber qué hacer.

Lo necesito. Lo necesito con todas mis fuerzas y que no se vaya.

—Yoongi… —Llamo una última vez rompiendo a llorar.

Me arrastro a la carta que esta reposada y la tomo con manos


temblorosas. Hay una sencilla firma pero no me atrevo a abrirla. La
guardo y me siento vacío. No siento nada más que un dolor profundo,
una melancolía y una inquietud que me está poniendo los pelos de punta.

Estoy inquieto. Mi boca esta seca y el sudor recorren mi nuca y manos


con fríos temblores. Salgo corriendo y pido desde la recepción que he
logrado encontrar, un taxi que me lleve. Muestro el dinero y lo pago.

Yoongi debe estar en mi departamento esperándome. Se ha ido pero no


pudo, la está allí esperándome y volveremos a vernos. Lo siento. Lo sé.
Esta allí.

Sonrió. Sabía que no podía dejarme tan fácil. No puede. Estará en el


departamento y cuando llegue me pedirá que nos vayamos juntos y muy
lejos. Finalmente seremos él y yo comenzando de nuevo y unidos, me
tomara, me dirá cuanto me ama y huiremos para ser felices juntos.
Pateo el suelo estando sentado en el taxi con la desesperación de querer
llegar. Estoy tardando y él debe estar allí esperándome igual de
preocupado.

— ¿Podría ir más rápido por favor? –Pido rasguñando un poco mis


dedos. –Me están esperando.

—Claro, lo siento. –Se excusa el hombre acelerando un poco más


rápido.

Me apoyo y jugueteo con la carta que está en mis bolsillos. Llego quizás
más tarde de lo que creía y después de verificar que tengo todo, me
abalanzo dentro del departamento. Prendo todas las luces y cierro la
puerta con fuerza comenzando a correr por el departamento.

— ¿Yoongi? –Llamo abriendo la puerta del cuarto. –No esta. ¿Dónde


está? ¿Yoongi?

Vuelvo a cerrar la puerta y corro al baño abriendo la puerta con fuerza.

— ¿Yoongi? –Llamo cada vez más nervioso.

Cierro la puerta y entro a la cocina comenzando a buscar desesperado


debajo de las mesas y abriendo la alacena.

— ¡Yoongi! –Grito volviendo a la sala y dando vueltas. — ¡YOONGI!

¡No! ¡No! ¡No!

— ¿Yoongi? –Observo las cortinas. — ¡Contéstame!

Mi corazón va más rápido y comienzo a mover todo. Me llevo las manos


a la cabeza y corro al teléfono marcando su número nuevamente
sintiendo mis manos sangrar debido a los rasguños que me he hecho.
Me aferro al teléfono y me hago bolita en el suelo comenzando a llorar.
—Lo sentimos el número que usted ha marcado está apagado o se
encuentra fuera del área de servicio, por favor, inten…

No…

Cuelgo y me mantengo en silencio hasta irme levantando y observar


fijamente el teléfono e irlo a aventar contra la pared.

— ¡NO! ¡No puede hacerme esto! ¡NO! ¡NO!

Agarro el florero que voy a estrellar a la pared junto con los libros.
Arranco páginas y comienzo a aventar todo entre gritos.

Aprieto los vidrios rotos que voy a estrellar y me golpeó la cabeza contra
la pared repetidas veces. Mi cabeza enloquece llevándome al pánico.
Golpeo más fuerte y comienzo a rasguñar la pared levantando mis uñas
con las astillas.

— ¡ABREME! —Le grito a la pared. Pero es una puerta… es una puerta.


Es la puerta de su hotel. — ¡YOONGI ABREME!

Golpeo con fuerza escuchando sonidos del otro lado. Agarro la silla y
comienzo a golpear con fuerza rasgando más el papel tapiz. ¡Que me
abra maldita sea, que me abra!

— ¡ABREME! ¡ABREME!

Mi vista comienza a nublarse y voy al suelo mareado. La puerta


lentamente desaparece y admiro la pared frente a mí completamente
desgarrada y destrozada. Mis ojos van recorriendo todo viéndolo tirado y
desparramado.

Observo mis manos empapadas en sangre y los vidrios allí clavados. Los
arranco entre sollozos de dolor y me arrastro como puedo hasta tomar la
carta y abrirla con dedos temblorosos. Cae repetidas veces y casi la
rompo debido a los temblores pero me fuerzo a leerla.

“Jimin

Es muy probable que cuando leas esto yo ya no está más contigo. Las
palabras no se me dan bien, nunca he sido bueno en ello pero estoy
intentándolo como no tienes una idea.

Me envenenas. Es lento, muy lento. Con cada segundo que pasaba


contigo sentía aquella dependencia crecer más y más. Todos me
advirtieron que te dejara y jamás tuve la fuerza hasta esta noche. No
espero que comprendas mis fines, que realmente ni yo lo hago.

Será mejor estando lejos, intentare ponerme en contacto contigo algún


día. Oregón ya no es un lugar donde podemos estar. No sé si recuerdes
el grupo L, fue hace años pero sigue latente y tan peligroso como en un
principio. Va más allá. He tenido que partir a Europa para investigar a
fondo que es todo esto.

No sé cuándo volveremos a vernos. Siendo sincero, no sé si incluso


volvamos a hacerlo. Te prefiero lejos, te quiero lejos así que no intentes
buscarme. No lograras encontrarme Jimin, ha cambiado de nombre para
que nadie, excepto algunos, sepan de mi paradero y en quien me he
convertido.

No me olvides. Quizás algún día nuestros caminos vuelvan a cruzarse de


forma inesperada”

Mis ojos se encuentran llenos de lágrimas. Así que lo hizo. Me dejó.


La carta resbala de mis manos y me mantengo observando la nada hasta
la noche. Mi teléfono suena pero no me molesto en ver quien es, solo lo
agarro mientras avanzo al baño.

— ¡Jimin! –Gritan del otro lado. — ¡Jimin por dios! ¿Dónde estás? ¿Qué
te ha sucedido? ¡Dime ya! ¡Dime que estas bien!

—Elliot… —Susurro quebrando. –Lo siento.

— ¿Qué ha pasado? ¿Dónde estás?

—En mi departamento. –Susurro sentándome en la loza del baño. —


Pero ya nada tiene sentido, ¿sabes? él me ha dejado. Me ha dejado…

— ¿Yoongi? ¡Jimin dime que ha pasado por favor!

—Me ha dejado… —Susurro deslizando el teléfono por mi mejilla. —Me


ha dejado…

La línea se corta cuando el teléfono cae y me mantengo en silencio


viendo la ventana.

¿Qué sentido hay ahora? ¿De qué sirve? Me pide no olvidarlo cuando es
lo que más dolor provoca. ¿Qué más quiere de mí? ¿No le ha sido
suficiente succionarme? ¿Tengo algo más que darle aparte de mi vida,
de mi corazón, sufrimiento y lágrimas? El hilo de mi vida está en sus
dedos y el sigue buscando más.

¿Qué es esto? ¿Qué me hace? ¿Por qué no puedo encontrar más la paz
si no está conmigo?

No tiene sentido ya. No hay nada que pueda hacer… sencillamente… ya


no queda nada. Solo dolor. Solo un vacío que nunca podrá llenarse.
¿Qué sentido hay ahora? Yo, tan pobre y destrozado… sin poder
levantarme más.

TAEHYUNG.

Recuerdo que una vez Yoongi me dijo que Jimin comería siempre de su
mano. Recuerdo que él me dijo en una ocasión que todo estaba
firmemente planificado y que Jimin seria suyo de una forma o de otra.
Que lo tendría para él, que sería el único que amaría y que nunca se
podría zafar aunque lo suplicara.

Teníamos exactamente catorce años cuando sucedió eso.

Siempre he sido su más grande confidente, el que lo ha apoyado en sus


macabros y retorcidos planes sin titubear. Quiero creer que fue debido al
miedo y no por el placer de hacerlo. Conforme crecíamos me daba
cuenta de lo mal que estaba todo esto, cayendo en picada, viendo como
Jimin y el creaban su propio mundo tomando distancia de los demás.

En su mundo solo importan y existen ellos dos. Yo, que lo he visto de


lejos y muy de cerca también, me ha podido confirmar que lo de ellos no
es normal. Algo que nunca me cuadro, todo comenzando por el
verdadero padre de Yoongi, quien sería… mi tío.

Y luego de que nadie supo nada de Jimin.


Forcraft hace tiempo me dijo que sus orígenes eran desconocidos, en
otra ocasión Yoongi me comento que Clara tampoco encontró nada.
Absolutamente nada más que su orfanato.

El viaje a Florida no fue realmente un viaje. En realidad, todo esto de mi


trabajo ha sido una farsa. Sigo apoyando a Anthony de este lado y el me
paga, por eso nos movíamos, para no crear sospechas. Jimin cree que
es debido a Yoongi o que Derek Sullivan o Kyle nos quieren. Es un buen
pretexto, pero no aquí. Al menos de mi parte conociendo lo que el rubio
realmente quiere.

Difícil de explicar ya que todos están siendo completamente engañados,


así que déjenme explicar.

Cuando supe que algo no iba bien fue cuando fui a un bar. ¿Llegue en
mal momento? Si. Estuve en el lugar equivocado en el momento
equivocado. Pudo salir de otra forma, me queda claro, pero sin ello, no
estaría a donde he llegado.

Y es cuando te das cuenta de la telaraña de mentiras en las que hemos


vivido.

— ¿Por qué el trece no se ha puesto en contacto?

Había dicho el hombre junto a mí en aquel bar, hablando con la chica


junto a él creyendo que no escuchaba.

—El grupo se ha movido pero no los encuentran. —Contesto ella. —Con


Sullivan y las mafias pisándonos los talones será complicado.

Ahí captaron mi atención. Me dedique a escucharlos y a seguirlos.


Encontré su hotel y los siguientes días los estuve siguiendo. En una
ocasión, tuve la oportunidad de ver que en sus antebrazos había la
marca de una “L”. Y muchas veces hablaban de números y grupo.

Eran ellos los del grupo L. Y estaban buscando personas. Personas que
aparentemente estaban ocultas por la mafia.

— ¿Hubo reportajes? –Pregunto en una ocasión la chica.

—Solo uno. –El hombre la mostro. —Habla de los hijos de Min Suga pero
todas han sido censuradas. Esta es la única original.

Robarla fue una locura. Al menos lo logre.

Aquel reportaje fue mi primera pista. Florida era mi botiquín de


información con un tal Berkhampt. Un antiguo socio de Min Suga del que
escuche hablar. Él había partido a Brasil así que tuve que pedirles ayuda
a otras personas bajo un perfil anónimo.

La información era demasiada. Muchas de ellas falsas o modificadas y yo


quería llegar al fondo de esto. El grupo L se movía y yo con ellos,
investigaba a la par a quienes buscaban. A esas cuatro personas para
llevarlas con un tal “trece”. Un apodo seguramente para mantener el
perfil secreto de la persona.

Las fechas concordaban. Investigue en un hotel absolutamente todo.


Fechas de nacimiento, orfanatos, todo lo que concordaba y se acercara a
los cuatro hijos. Me queda claro que Yoongi era uno pero me asegure de
respaldar la información.

Aunque, hablaban de uno menos. Es decir, que aparte de Yoongi, había


un hijo más pequeño.
Mi mente no tarde en volar a Jimin y su pasado desconocido. ¿Sería
posible? ¿Pero por qué mandar a dos hijos al mismo lugar si no quería
eso?

Ahí fue el error que logre captar. Yo de toda la vida que viví en Oregón
con Yoongi. Ahí habla que fue en el 2008 cuando se suicidó la única
persona que sabía el paradero del hijo menor. Revise fechas, Yoongi no
podía ser el menos así que mi teoría de Jimin tomo fuerza.

Recorrí todo con tal de confirmarlo. Es algo de lo que no puedo hablar


todavía ya que toda la información aun no es exacta. Me entere que Jeon
Jungkook me estaba cazando así que debía comenzar a brincar de un
lado a otro para escaparme de él.

Pero yo quiero que él sepa. Quiero que se entere.

El me estará persiguiendo así que deje pequeños trozos de pistas. Lo


conozco, siempre ha sido curioso y bastante inteligente y seguramente
hará el mismo trayecto que yo, solo que más rápido. Yo no diré nada por
mi bien. Si alguien sabe que se todo esto, tengo mi muerte segura.

Se de los cuatro hijos y se perfectamente ahora quienes son. Sé por qué


los ocultaron, sé que tiene que ver el grupo L, se quién es el jefe, se de
su interés por los hijos, se de las mentiras que nos ha dicho Forcraft y
todos los que nos rodean.

Están manipulando a Yoongi.

Están manipulando a Jungkook.

Están manipulando a Clara.

Nos están manipulando a todos.


Crean rivalidades con las demás mafias para desviar su atención a lo
que realmente importa.

Y es aquí cuando comienzo a plantearme seriamente sí que Yoongi y


Jimin se conocieran, fue en realidad planeado y no una simple
coincidencia. Las posibilidades son infinitas pero cuando comienzan a
comprender el mecanismo de este juego da gracia.

Somos sencillos peones de algo que va mucho más allá. De algo que no
comprendemos y gira entorno a cosas más complejas que un simple
amor enfermizo y muchas mentiras de por medio.

Cada vez estoy más cerca de la verdad, aunque no estoy seguro de


como podré continuar a este punto. ¿Debo arrastrar a Jimin conmigo?
¿Explicarle? ¿Dejarlo y hacerle creer que estoy muerto? ¿Desaparecer
para seguir?

Por el momento solo estoy esperando a Jungkook. Estoy esperando a


ese niño, que también tiene mucho en juego a sus espaldas. Me
encontrara, aunque para ese entonces ya no querrá arrancarme la
yugular y al igual que yo, comenzara a sospechar.

Esa es la idea. Que venga a mí ya viendo realmente las cosas y juntos


lleguemos al fondo de esto. Una vez que estamos en las mismas no me
será tan complicado que me ayude a convencer a Jimin y Yoongi de lo
que se debe hacer.

Ellos dos están locos, pero sin ellos no es posible finalizar todo esto.
Necesito juntarlos y que finalmente utilicen toda esa locura para algo
bueno. Para acabar con esto ya. Si ellos dos llegaran a aliarse siendo
poderosos, el mundo temblaría. Jimin no es idiota, he podido estudiarlo y
es en realidad un chico manipulador del que no me fio. Sé que me
engaña, sé que no me ama, sé que tiene cosas ahí de las que nadie
sabe. Ni el mismo Yoongi. Solo yo y por eso he sacado provecho.

Les contaré algo para que me entiendan:

Es muy curioso que estudiemos a Park Jimin por fuera y nos demos
cuenta de que es un ser abismal y terriblemente putrefacto, arrastrado
por sus demonios y completamente fuera de sí. Todo es un juego de
Jimin, todo es un juego planeado por el que logre pillar pero fingí no
meterme en eso. De una forma u otra me facilita el trabajo, por eso lo
deje seguir con su “malévolo plan”, ya veré después como lo remedio.

Recuerdo claro aquella conversación que tuvimos:

—Yoongi vendrá por mi cuando te vayas a Florida. –Dice el mientras


observa sus libros de medicina. —Espero estés consciente de eso.

—Lo sé. —Le digo sentado frente a él jugando con la copa de vino. —
¿Qué harás?

—Enamorarme. —Contesta con simpleza.

— ¿Enamorarte? –Le pregunto riendo. — ¿Cómo planeas hacer eso si


tanto le odias?

—Algo tendré que decirle. –Sigue sin despegar la vista. —Lo voy a
asfixiar con sentimientos. El comenzará a confundirse y muy
probablemente terminará marchándose cuando eso pase.

— ¿Y para que quieres que se marche? —Pregunto de nuevo.


—Para intentar suicidarme. —Levanta la mirada y yo me congelo. —Es el
pretexto perfecto para de una vez por todas pueda aliarme con Sullivan y
Kyle con un buen pretexto. “Odio a Min Yoongi por romperme el corazón”
Y todos creerán que solo soy un sencillo loco enamorado, no tendrían a
que temer. Sentirán lastima por mí.

— ¿Vas a suicidarte? —Pregunto. — ¿Y de ahí te aliaras con ellos? ¿En


serio Jimin?

—Si no te parece no pudo obligarte a que me ayudes. Contigo o sin ti voy


a hacerlo. Conozco bien a Yoongi, me aseguraré de que todo salga como
se debe. —Alza sus hombros y cierra los libros. —Se irá, intentaré
matarme, crearé lastima, bajaran la guardia y… —Se calla unos
momentos. —Y de ahí en fuera no puedo contarte. Tae. Será sorpresa.

— ¿Qué planeas hacer?

—Mejor dicho que no. –Ríe con inocencia. —Las cosas se pondrán muy
interesantes Taehyung. Será mi momento de usar todo lo que he
aprendido.

— ¿Qué es? –Pregunto ladeando mi cabeza.

—El nunca ganar por la fuerza lo que se puede ganar con la mentira. —
Expulsa el humo de sus labios, apenas me he dado cuenta que ha
cogido un cigarro. —Nada más placentero que estafar al estafador,
nunca lo olvides mi querido Tae.

Me sorprende bastante a donde ha llegado. No le interesa mentirse a sí


mismo con tal de cumplir lo que se supone quiere hacer. Quiere matar a
Yoongi pero no sin antes hacerlo sufrir. Es ahí donde tengo un punto
delicado si quiero unirlos, hagan las paces y me ayuden con mi causa.
Por eso necesito a Jungkook.

Sé que Jimin no me escuchará a mí. Quizás escuche a su mejor amigo…

Mi teléfono comienza a sonar provocando que voltee y descuelgue. Es


Forcraft.

— ¿Qué sucede? –Pregunto, él es el único que tiene mi verdadero


número.

—Es Jimin. –Me dice con voz ida. —Necesitas volver en este mismo
instante a Nueva York.

— ¿Qué ha pasado? –Pregunto alzando una ceja.

—Me han informado… el… el… —Suena agitado. —Él está en el


hospital.

— ¿Hospital? –Me levanto de la cama. — ¿Qué ha pasado?

—Tuvo un atentado de suicidio.

No puedo evitar quedarme callado y sentirme helar.

—Trató de ahogarse en la bañera y lo encontraron justo a tiempo. ¡No sé


qué mierda sucede allí! ¡Regresa ahora! –Grita él. — ¡Regresa antes de
que sea Yoongi quien enloquezca o se entere! ¡Cubre todo y mantén
estable a Jimin!

Cuelga. Yo estallo en risas sin poder creerlo.

Ah… lindo y pequeño muñeco de mente fría y corazón podrido. Las


personas deberían comenzar a temblar si supieran en el hermoso
monstruo en el que te has convertido.
PARTE II

PARTE II: Del nacimiento de un monstruo.

“Y la gente te dice, no puedes despertar, esto no es un sueño”

“Tu cuerpo es una máquina, no eres siquiera un ser humano ya”+

-Halsey ; gasoline.
81

JIMIN.

—¿Jimin? ¿Jimin? ¿Me escuchas? — La voz es extrañamente lejana.


Me remuevo en un suspiro cansado y aprieto un poco mis ojos sintiendo
una acidez en mi boca y un terrible dolor en mi estómago. Carraspeo un
poco sintiendo mi boca seca y voy pestañeando suavemente hasta abrir
por completo mis ojos.

Cruzo de inmediato con un techo blanco empapados de luz blanca. Mis


ojos van bajando la mirada viendo el sofá frente a mí, las cortinas azules
y el inquietante blanco seguido de un pitido periódico que me está
poniendo de los nervios.

“Beep… Beep… Beep… Beep”

Estoy a punto de colapsar. Hay una pulsera de plástico en mi muñeca y


estoy conectado a distintos tubos. Abro la boca y relamo mis labios
secos.

— ¿Jimin? — Vuelven a llamar.


Mi atención se dirige en automático a mi derecha. Mi corazón comienza a
latir y trago pesado observándolo fijamente. Mi pecho se infla
cálidamente.

Sonrió.

—Tae…

El suspira aliviado y se acerca a mí para abrazarme como puede. Me


siento en calma sintiéndolo tomarme con fuerza y sus labios depositarse
en mi frente dejando un beso profundo mientras masajea suavemente
mis mejillas con sus pulgares.

— ¿Dónde estabas? –Murmullo viéndolo cuando se aleja. –Tae…


¿Dónde estabas?

—Es algo de lo que no te puedo hablar aun, Jiminnie. –Me dice con
suavidad sin dejar de tomar mis mejillas. — ¿Por qué cada día te pones
más y más hermoso?

Rio débilmente y sorbo por mi nariz antes de observarlo fijo a los ojos. El
soba mi mejilla y traga pesado mientras baja su mirada a mis labios. Yo
lo relamo y abro un poco invitándolo a hacer lo que quiere.
—Jimin… —Me susurra casi con dolor. — Yo…

—Está bien. –Susurro también viendo sus labios y relamiéndome de


nuevo. –Está bien.

El me observa unos momentos y lentamente se inclina hacia mí pasando


su mano detrás de mi nuca. Suelto un suspiro y finalmente siento sus
labios depositarse suavemente contra los míos con suma delicadeza.
Respiro hondo y lo abrazo para pegarlo un poco más a mí y me acomodo
en la camilla para sentirlo mejor. No hay tiempo de que unamos nuestras
lenguas porque la puerta se abre separándonos de un brinco.

— ¡Jimin despertaste! –Dice la enfermera que acaba de ingresar con un


suave sonrojo. — Lo lamento, no sabía que…

—No se preocupe. –Dice Taehyung alejándose un poco de mí.

—Le avisare al doctor, vuelvo enseguida. –Dice viéndonos como


advertencia que no podemos emocionarnos.

Taehyung sonríe pero él me mantiene una mirada más bien seria ahora.
Ladeo mi cabeza y uno mis cejas al instante que mi sonrisa se borra.

— ¿Por qué lo hiciste? –Me pregunta débilmente. –Sabía que a veces


eras algo… impulsivo pero, ¿Por qué llegaste tan lejos?
—Porque lo merece. –Siseo bajando la mirada. —Yoongi no se saldrá
con la suya.

—Y te enamoraste de él. –Contesta frio. — Jimin, ya estábamos tu y yo


bien. ¿Por qué querías regresar a eso?

—El vino a mí. –Contesto viéndolo de mala forma. — Yo no puedo


controlarme mucho estando con él. Si, admito que esta vez me dejé
mucho y no opuse resistencia pero…

—Tu cuerpo es un desastre de heridas y golpes. –Sigue acercándose de


nuevo a mí. — Supongo que la pasaron bien.

—Tae…

—No tiene importancia. –Desvía la mirada. — Son tus decisiones Jimin,


yo fui el idiota por enamorarse de ti. Jamás vas a corresponderme, no
necesitas decir nada ni sentirte mal. Yo lo busqué.

—Tae. –Llamo pero él no voltea. — ¡Taehyung!

— ¿Qué? –Pregunta agresiva lanzándome una mirada furiosa.


—Yoongi… no sé, no sé qué pasa entre nosotros. Es cierto que cometí
locuras y quizás me dejé llevar demasiado. No lo amo Taehyung. –Le
digo y el ríe con sequedad. —Esto no es amor, Tae. No uno sano, al
menos. Es… es todo menos amor.

—Es amor a su manera. –Contesta alzando los hombros. —Está bien. Si


te sirve de algo, Yoongi también está muy coladito por ti. Son el uno para
el otro, una pena que tengan que pelearse.

—Taehyung sabes que te quiero muchísimo. —Tomo su mano y él se


pone rígido. — Desde pequeños tú eras quien me cuidaba algunas
veces. Aún recuerdo la vez que Yoongi rompió mí dibujo y tú secaste mis
lágrimas.

El voltea a verme con sorpresa. Sobo su mano con mi pulgar y lo tiro


más hacia mí para seguir pero la puerta vuelve a abrirse. Él se suelta y
yo solo gesticulo un suave “te quiero”. El me observa unos segundos y
dejo de prestarle atención para sonreírle al doctor que esta frente a mí.

No volvimos a tocar el tema. Me explicaron que mi organismo expulso las


pastillas que me tome y sufrí de una intoxicación severa. Necesitaba
quedarme allí y después cuando me dieran de alta debería tener cuidado
e irme mejorando de a poco.

Elliot quería verme pero aun no era el momento, debía estar


completamente recuperado y seguir diciéndole que no me encontraba
bien y me diera tiempo. Aparentemente él fue quien me encontró, fue a
verme después de la llamada porque supo que algo no iba bien. Curioso
que resultara así, se me adelanto antes de que le marcara diciéndolo que
me iba a “matar”, pero comprendió el mensaje y llego corriendo.

Cuando pude volver al departamento con Taehyung, el hablo con


Anthony acerca de otra mudanza para estar seguros de nuevo. Al final
debíamos fingir preocupación y yo después me enredara con el padre de
Elliot. Taehyung sigue tenso respecto a eso pero no me ha detenido. No
sé qué pasa por su cabeza y tampoco es que quiera preguntar mientras
no me traicione y le diga a Anthony que entrare al bando enemigo. Debo
ser yo quien le diga con mi versión o nada de esto funcionara.

Vuelvo a suspirar y tomo él té para darle un sorbo. Estoy en el sofá con


mis rodillas pegadas al pecho y una manta en mis piernas. Doy
pequeños tragos observando la televisión viendo las caricaturas que
están pasando. Tae se sienta al lado mío.

— ¿Qué ves? —Me pregunta desde el otro lado del sofá.

—No lo sé. Jamás lo había visto. –Digo dándole otro sorbo al té. –
Supongo será interesante.

— ¿No quieres descansar? –Me pregunta acercándose a mí. –Necesitas


dormir un poco.
—Estaré bien. –Me inclino hacia adelante para dejar el té en la mesa
frente a nosotros. Dejo caer mi cabeza en su hombro y me acomodo
abrazando su brazo y restregando un poco mi mejilla en él. —Te extrañé.
Realmente lo hice.

— ¿Lo hiciste? –Pregunta con cierta tristeza.

—Marcaba a diario. –Susurro. — No te perdonaré fácil, me tenías muy


preocupado…

—Lo siento. –Se excusa.

Nos mantenemos en silencio y yo lo suelto para abrazar mis rodillas


viendo todavía la pantalla. El silencio es tenso pese al alto volumen que
hay en la televisión y la película. Apoyo mi barbilla en las rodillas para
descansar mi mandíbula y sigo viendo. De reojo me percato que
Taehyung me observa.

— ¿No vas a perdonarme? –Insiste con voz apagada. — Jimin, créeme


que me encantaría decirte pero primero debo confirmar algunas cosas y
esperar a alguien.

—Ni te molestes. –Contesto de mala gana. —Tu sabes lo que haces…


yo solo soy un amigo preocupado.
— ¿Amigo? –Noto molestia en su voz y me tenso. — ¿Amigo? –Repite.

Volteo a verlo y veo su semblante duro y oscurecido. Algo frio me


recorre.

— ¿Qué sucede? –Pregunto.

— ¿Amigo? –Repite y veo su cuerpo rígido. — ¿No somos pareja, Jimin?


¿No eres mi novio?

—Yo… —Mi garganta se cierra. —Escucha, creí que estabas muerto y


no lo sé. Esto es extraño, aun necesito meditarlo, Elliot también está
picoteándome y lo necesito, Yoongi tampoco…

Me detengo al ver su mirada convertirse en piedra. Desvió la mirada y


agarro el control de la televisión para apagarla mientras me alejo un poco
de él. Muerdo mis labios.

—Lo siento. —Es lo único que logro decir.

—Increíble. –Murmulla. —Desaparezco y terminas conmigo sin saber si


estaba vivo o muerto.

— ¡No puedes juzgarme por eso! –Exclamo.


—Regresé. –Sigue cada vez más duro.

— ¡Lo sé! ¿Crees que a mí no me confunde? ¡Yo realmente te quiero! –


Espeto frustrado. —A ti no te he mentido Taehyung.

—Lo sé. Me quieres, quizás no me amas, pero puedes hacerlo si lo


intentas.

—Yoongi…

—Yoongi se puede ir a la mierda. No vas a volver a verlo, ¿entiendes?

Silencio.

Siento algo agrio irme recorriendo e inmediatamente le doy una pesada


mirada. Ambos nos seguimos viendo brutalmente con pizcas de odio. El
niega con la cabeza y desvía la mirada mientras yo me levanto del sofá
de mala gana dispuesto a irme ya a dormir.

—Me voy a dormir. –Espeto sin verlo y agarrando la taza para finalizar lo
que queda en un sorbo. —Ya tuve suficiente por hoy.

Me dirijo a la cocina. Mierda, ¿Cómo se atreve? Yo no me estoy


metiendo a esto de no saber que volveré a verlo. Es la única forma, ¿Por
qué no confía en mí?

Creo que le he demostrado ya que tengo las agallas y la astucia para


llegar si quiero. No me interesa a quien deba pisotear o inclusive matar
para llegar a él como quiero hacerlo. Me sigue viendo inferior, debo
intimidarlo o ponerme a su altura y que se dé cuenta que no soy el
mismo de hace dos años. Tengo veinte años, soy aún muy joven pero he
aprendido mucho.

Comienzo a lavar la taza frotando la esponja contra ella con fuerza y


rapidez. Mi mano se llena de espuma y mi brazo duele así que detengo
el movimiento y suspiro con fuerza antes de abrir la llave del agua. El
chorro sale y comienzo a enjuagarla pensando en mil y un cosas hasta
que escucho pasos y que me abrazan por detrás.

—Déjame. –Suspiro cansado y triste. Me duele que no confié en mi


cuando es el único a quien le he confiado todo. —Taehyung por favor.
Necesito tiempo.

—Me preocupo por ti. –Dice abrazándome más fuerte. –Jimin, creas o no
te convertiste no solo en un amigo para mí. Me gustas mucho.

—Lo sé. También me gustas. –Volteo a verlo a través de mi hombro. –


Pero es complicado, no puedo tener una relación contigo, ¿me
entiendes?
—Entiendo. –Me dice después. –Y tienes razón, quizás ahora no es el
mejor momento para… que volvamos. Quizás nunca hubo un momento.

—Cuando finalice con esto. –Digo viendo la pared y sintiendo sus manos
sobar con suavidad mis caderas que van subiendo y masajeando
suavemente. —Mmm…

—Estas demasiado tenso. —Llega a mis hombros que comienza a


masajear haciéndome cerrar los ojos y cabecear. Era lo que necesitaba.
—Necesitas relajarte o sino jamás vas a recuperarte.

—Por eso dormiré. –Observo una cazuela que esta frente a mí. –Lavaré
esto y me iré a acostar. Descansa.

El deposita un beso en mi cuello. Espero que se retire pero no lo hace.


Siento que me toma con más fuerza y otro beso es depositado esta vez
en mi hombro sobre la tela de mi camisa. Siento la mano de Taehyung
tirar de la tela para dejar mi hombro al descubierto y comenzar a
besarme. Me sacudo y un escalofrió me recorre.

—No. –Digo abriendo nuevamente la llave y tomando la esponja. –Ya


vete a dormir por favor. No es el momento.

Él se detiene. Gracias.
Vuelvo a agarrar la cazuela y sigo frotando hasta que siento sus manos
nuevamente en mi espalda y bajando hasta mi trasero que aprieta un
poco. Doy un brinco y me remuevo molesto pero siento que mete sus
manos y comienza a masajearme suavemente. Me estremezco y la
esponja casi resbala de mis manos.

—T-Tae no lo hagas. –Suplico sintiendo mi respiración comenzar a pesar


y mi cuerpo reaccionar. Siento sus manos seguir tomándome y vuelvo a
estremecerme. —D-detente.

—Jimin, te conozco demasiado bien. –Me susurra divertido. –Sé que


botones apretar en el orden necesario para prenderte, no puedes hacer
nada contra mí.

—No me hagas esto, en serio no quiero. –Le suplico viéndolo. —Te lo


suplico.

Él se mantiene en silencio y retira sus manos. Yo suspiro de nuevo y sigo


enjuagando la cazuela antes de secar mis manos y tomar la toalla para
secarla también. Ya voy finalizando cuando siento que mi pantalón de
pijama es tirado hacia abajo haciéndome sonrojar y ahogar un grito
agudo.

— ¡Tae! –Exclamo y trato de agacharme pero él me vuelve a empujar


contra la encimera. — ¡Taehyung ya basta!
Hace caso omiso y lo siento abrir un poco mis piernas. Me remuevo y
trato de golpearlo pero toma mis brazos que lleva detrás de mi espalda y
me inclina hacia adelante después de volverme a tomar. Mi cuerpo se
sacude sintiendo el calor en su entrepierna aun cubierta chocar con mis
piernas.

—No lo hagas. –Pido. —No lograrás nada, créeme.

El me suelta. Mando mis brazos al frente de nuevo para ayudarme a


reincorporarme de la encimera pero siento sus labios en mis piernas
congelándome de nuevo.

—Amgh… —Muerdo mis labios al gemir al sentir que va subiendo más y


comienzo a temblar.

Lentamente voy cayendo y reposo mi frente en una parte del lavabo


levantando más mis caderas con un suspiro. Mi cuerpo va por si solo al
sentir su lengua lamer mi entrada haciéndome ahogar un chillido y
apretar más mis ojos.

— ¿Estás seguro que no quieres seguir? –Mete un dedo en mí


haciéndome lloriquear y temblar. —Puedo detenerme.

Comienza a mover su dedo mientras yo me mantengo en silencio. Va


aumentando y yo hago mis caderas al ritmo de sus dedos que entran y
salen de mí con los ojos cerrados. Mis dedos se van aferrando a los
bordes de la encimera.

—Sé que no aguantas mucho tiempo conmigo. Se bien dónde tocarte


Jimin. –Sigue haciendo pequeños círculos en mis paredes para estimular
mi punto dulce. –No podemos ser novios, pero te extrañé.

— ¿Me extrañas a mi o f-follar conmigo? –Pregunto con un pequeño


temblor.

Lo observo a través de mis hombros y mi sangre se va al suelo.

Yoongi…

Lo observo sonriente, aquella escalofriante sonrisa cargada de


coquetería y cinismo que me está dando. Mi cuerpo se tensa y observo
fijo a sus ojos sintiendo el aliento faltarme.

—… en la cama.

Pestañeo. Taehyung de nuevo viéndome fijamente con seriedad.

— ¿Qué? –Pregunto saliendo de mi trance.


—Que podemos continuar esto en la cama. No te lo haré en la encimera
o la cocina, es algo incómodo.

Regreso la vista a la pared frente a mí y suelto una pequeña risa al


recordarlo…

—Sí, hay alguien en casa. Puedes entrar. –Susurro en risas suaves.

Taehyung de nuevo viéndome fijamente con seriedad.

— ¿Qué?

—Nada. –Levanto la vista y una sonrisa nostálgica asoma tímidamente


en mis labios. —Sólo… una vieja historia.
82

JIMIN.

Los labios de Taehyung se van paseando por mi cuerpo desnudo debajo


de él. Encaja sus dientes en mi hombro y me da una fuerte embestida
haciéndome gritar y aferrarme a su espalda. Siento el sudor ir corriendo
por mi espalda dejando húmedas las colchas y mi respiración me pesa
demasiado. Trato en vano de regularizar mi fuerte respiración pero me
es imposible, el aliento se me va entre cada golpe de nuestras pelvis.

—Tae. –Jadeo aferrándome más a él. —E-espera…

—Te extrañaba demasiado. –Me susurra viéndome y retirando el cabello


de mi cara, yo siento algo punzante en mi pecho y al instante paso saliva.
—No tienes idea, sin importar las cosas que hiciste, te amo… te amo
demasiado.

Me toma para besarme pero yo siento como si fuese veneno puro en mis
labios. Trato de seguirle torpemente el beso pero mi cuerpo comienza a
tensarse y a removerse provocando que lo suelte. Me dejo caer en seco
nuevamente en las colchas y tapo mi cara sintiendo las embestidas más
fuertes.
Muerdo mis labios con más fuerza y vuelvo a gritar cuando roza una y
otra vez con mi próstata erizando mis vellos y mandando grandes olas de
placer. Mi cuerpo tiembla y lo aprisiono entre mis piernas colocando mis
manos en su pecho para tocarlo un poco. Él está parado frente a la cama
mientras yo me siento rozar el borde ligeramente preocupado de que
pueda caer. Gimo de nuevo.

—Ah, Jimin… —Susurra sobando de nuevo mis mejillas, yo vuelvo a


tensarme y mi cuerpo se revuelca a la defensiva por más que trato de
calmarme. —Estas algo tenso… calma.

—Lo siento. –Me remuevo un poco para acomodar su miembro en mi


interior, hago una mueca y asiento sintiéndolo moverse de nuevo un
poco. —M-más rápido.

El comienza a aumentar la velocidad y volvemos a chocar. Tomo aire tan


profundo como puedo y me aferro a las sabanas buscando desesperado
mi orgasmo que no viene. Comienzo a frustrarme, lo hace demasiado
bien, da justo donde me gusta… ¿Por qué no llego? ¿Por qué no llego?

—Más. –Pido ansioso. —Más.

Grito cuando me azota con fuerza pero no me es suficiente. Clavo mis


uñas en las palmas de mis manos y comienzo a enterrarlas sintiendo mi
cuerpo prenderse y otro gemido sale. Vuelvo a apretarme y cierro los
ojos con fuerza pero sigue sin ser suficiente.

—Jimin… —El me llama y abro los ojos con mis labios mordidos. —Y-ya
voy a llegar.

Niego con la cabeza desesperado.

Dirijo mi mano a mi miembro y comienzo a masturbarme rápidamente


sintiendo más ardor que placer. Me remuevo y muerdo mis labios
tratando de buscar algo en ese placer oculto entre la marea de
frustración y ansiedad que ha comenzado a alterarme. Mi cuerpo no está
reaccionando bien. Nada bien.

— ¡Más! –Grito y me arqueo. — ¡Más, más!

— ¡Mierda Jimin, tampoco puedo tan rápido! –Reclama.

— ¡Golpéame!

— ¿Qué mierda? –Me observa pálido.

— ¡Azótame, entonces! Dios solo… ¡Hazlo! –Grito de nuevo, la rabia


consumiendo cada gota de paciencia tranquilidad.
El sale de mí y me coloca rudamente en cuatro. Entra en mí de una y yo
vuelvo a gritar dejándome caer un poco. Me aferro apretando más fuerte
y sintiendo la primera y firme palmada en mi culo, jadeo y asiento
sintiendo el ardor expandirse y mandando más cosquilleos.

—D-de nuevo. –Pido.

El duda bastante, lo hace pero no con suficiente fuerza.

— ¡Tae por favor! –Suplico. — ¡Hazlo fuerte!

— ¿Está seguro? –Se detiene unos segundos. —Jimin, ¿e-es…?

— ¡Si! — Le corto y me muevo de adelante hacia atrás. — ¡Solo hazlo!

Chillo cuando me azota con más fuerza. Muerdo las colchas para ahogar
los sollozos y grito más fuerte sintiendo como comienza a palmear
chasqueando en secos y dolorosos sonidos. Sigue palmeando y
rasguñando un poco. Siento finalmente mi erección palpitar con cada
trazo de rasguño en mi piel y las fuertes palmadas que arden dolorosa y
deliciosamente en todo mi cuerpo.

Lo siento acabar pero embiste otro poco siguiendo golpeando un poco en


suaves palmadas y comenzando a morder mi espalda con fuerza. Mis
nervios me recorren y sintiendo mi hombro tensarse debido a la mordida
que me lastima, finalmente grito entre temblores y llego también.

Escucho nuestras respiraciones. Fue bueno pero hay un cierto vacío…


algo que faltaba. El sale de mi pero yo me mantengo acostado sintiendo
el dolor terrible en mi culo y viéndome a través de mi hombro lo
hematomas rojizos y uno morado. Me aprieto un poco y jadeo de dolor
sobando después mi hombro aun palpitante por la mordida.

—Lo siento. –Dice acostándose con fatiga.

—Está bien, yo lo pedí. –Susurro con suavidad y me levanto quedando


sentado en el borde. Froto mis sienes sintiendo a Tae sobar después mi
espalda con delicadeza.

Sus manos me masajean pero el dolor permanece unos segundos


todavía antes de que se calme. Suspiro y me levanto de la cama con un
pijama para meterme a bañar, quiero dormir perfectamente limpio.

— ¿Te vas a bañar? –Me pregunta él y lo veo coger su teléfono.

—Si. –Contesto abriendo la puerta. —En la mañana no lo hice así que


aprovecharé.

—¿Te acompaño?—Me pregunta.


—Está bien. –Susurro suavemente y doy un paso fuera. —Descansa.

—Descansa. –Me susurra de vuelta.

Cierro la puerta con delicadeza y avanzo al baño entrando en él. Abro la


regadera y mientras acomodo la ropa en la superficie seca del lavabo
junto a la toalla. Me observo fijamente a través del espejo no
reconociéndome otra vez.

Otra vez el demacrado Jimin… el delgado con ojeras, en huesos, el


cabello seco y mirada vacía. Lo odio demasiado… ¿Pero qué hacer?
Debo ser fuerte y aprender a lidiar nuevamente con su partida. Otra
vez… aquel infierno de tenerlo lejos.

—Pagarás. –Le susurro al espejo. –No te la dejaré tan fácil esta vez,
Yoongi.

Mantengo la vista otros segundos hasta dar la espalda para meterme a la


bañera. Caigo debajo del chorro de agua y suelto un suspiro sintiendo el
agua hirviendo en mi espalda destensando mis músculos y provocando
también un pequeño ardor.

No me atrevo a cerrar los ojos. Siento algo helado recorrerme, mi


corazón palpita más fuerte y todo mi cuerpo comienza a temblar.
No puedo. No puedo… no…

¡No lo hagas Jimin! ¡Ya basta!

¡Detente!

Siento mis pupilas pesadas nuevamente. Me detesto pero es inevitable


suspirar y cerrar los ojos dejándome absorber por completo dentro de mi
cabeza. Escucho todavía el agua golpeando contra la loza y mi cuerpo y
me fuerzo a recordar un poco, las memorias vagan hasta que lentamente
mi mente se pone en blanco y sola comienza a trabajar.

Mierda.

Siento nuevamente aquel cálido aliento golpeando contra mi piel. Las


manos fuertes tomándome de la cintura de forma posesiva y los
ardientes y dolorosos besos en mi cuello. Siento el recorrido de la lengua
desde mi nuca pasando por mi hombro y subiendo a mi quijada donde
entierra sus dientes.

Siento los hilos de sangre resbalando en mi cuerpo y sintiendo un ardor


terrible con cada corte. Llevo mis manos a mi cuerpo y aún con los ojos
cerrados me veo teñido de sangre y el besándome con toda el hambre
que me tiene. Sus dedos empapados de espesa sangre acariciando mi
cara, mis uñas resbalando por su espalda teñida de rojo y uniéndonos
una vez más entre rudas embestidas, el olor de la sangre mandando
mareos pero encontrándome bloqueado por el placer de sentirlo.

Sus manos recorriendo mi espalda y pegándome más a él. Nuestras


lenguas jugando y su ronco gemido mientras me toma con la posesividad
única de él, tan protector y aterrador al mismo tiempo.

Eres mío… solo mío…

Vuelvo a abrir los ojos.

Sigo en el baño, el agua aun cayendo y ningún rastro de él o la sangre.


Pestañeo sintiendo el agua helada y reaccionando rápido para cerrarla.

Ni pude bañarme… genial.

Salgo y aun así me seco perfectamente antes de colocarme el pijama.


Salgo con toda la vestimenta blanca y cuelgo la toalla antes de tirarme en
el sofá con una manta. Observo el oscuro techo fijamente sintiendo el
vacío nuevamente y la desesperación por llenarlo.

Ustedes no tienen idea de lo que es.


No tiene idea de la lenta tortura que es saber que su corazón sigue
latiendo tan cerca y lejos de mí. No saben lo que es tocar su cuerpo y
desear que sea el para calentar y llenar con una suave exhalación la
frialdad. No saben lo que es sentirse desnudo y abrazado en sus fuertes
brazos, besando delicadamente mi cuello después de terminar largas
rondas de sexo doloroso y chispeando del mismo placer.

No lo saben.

Yo recuerdo aun sus brazos tomándome y susurrándome al oído que


estaríamos juntos algún día. Recuerdo esa vez en el departamento
donde me torturo y terminamos dormidos abrazados, recuerdo que antes
de cerrar mis ojos y perderme lo sentí besar cada centímetro de mi rostro
y arrastrar sus manos por mi pecho, como queriendo tatuar en todo el mi
tacto en el suyo. Recuerdo el efímero momento de manos entrelazadas
antes de caer dormidos, su cabello picando mi barbilla y la suave risa
que nos iluminó a ambos bajo la luz de la luna.

Porque despertaba y era como si lo olvidara. Hoy en las noches me


pongo a recordarlo, observando al único testigo de aquellos efímeros y
estúpidos actos débiles de humano patético sentimental. Actos que son
el simple roce para unos y la perfecta droga para corazones
desesperados por el afecto que jamás creyeron tener como el mío y el
suyo. Ambos uniéndonos, buscando ser comprendidos… alguien que
llene nuestro vacío.
Lo recuerdo. Duele recordarlo y me fuerzo a no hacerlo.

Las lágrimas resbalan y volteo a la ventana enrollándome en las cobijas,


viendo la luz azul colarse por la fría sala debido a la luna. No puedo
evitar pensar en la antigua leyenda que me contaba mi madre acerca del
amor imposible y prohibido entre el sol y la luna.

El nunca poder estar juntos, y aun así el sol moría cada noche para dejar
a la luna salir.

Entonces sabré, que si un día me preguntas de caprichos y amores


imposibles, te diría que moriría cada noche para dejarlo a él salir; y verlo
aunque sea escasos segundos, antes de volver a desaparecer.

.
Los días siguientes no resultan ser tampoco de maravilla. Perdí mi
semestre en la Universidad así que tengo que esperar al próximo para
inscribirme nuevamente. La verdad no busco pelearme con ello, puedo
encontrar trabajo mientras tanto en algún lugar. Mesero quizás, un lugar
de comida rápida.

Aunque es cierto que esto me ha ayudado un poco para hacer lo que voy
hacer, también me pone algo triste al saber que estaré atrasado en la
carrera. Me gusta la medicina pero mi Universidad es demasiado
exigente y algunas veces tengo conflictos. Mi beca cuelga en un hilo y no
sé si poder recuperarla, son demasiadas cosas y mi cabeza es un
desastre de estrés.

—Me veré con Elliot. –Le digo a Taehyung la mañana siguiente, el voltea
a verme mal. — Es tu momento para detenerme antes de que lo lleve
más lejos, Taehyung.

— ¿Cómo quieres que te detenga? De todas formas vas a hacerlo. –Alza


sus hombros con mala cara todavía. — Harás tus cosas y yo las mías
sacando provecho de eso. Ya tengo mi plan tratado de si te vas con
ellos, así que no voy a detenerte.

— ¿Me dirás en que estas metido? –Pregunto.

—No. –Me contesta y yo solo suspiro.


—Bien.

El desayuno sigue transcurriéndose en silencio absoluto. Ambos estamos


en el comedor cara a cara pero nos seguimos sintiendo muy lejanos.
Puedo tocar, sí. Verlo, incluso besarlo o acariciarlo y seguiré sintiéndolo
lejano, un muro entre ambos que nos impide llegar a aquel tacto que
teníamos. Las cosas cambiaron, pero no puedo evitarlo.

Odio a Yoongi, lo odio. Quiero que pruebe de su propia medicina y


demostrarle que no soy más un inocente, que puedo con su estilo de vida
y puedo con él. Si. Pese a toda la venganza, si es que no intenta
matarme después, intentare estar con el de nuevo. No me interesa que
piensen al respecto. Funcionamos juntos, con nuestros roces y choques,
pero no encontraremos a nadie más. Me necesita y lo necesito y sé que
después de todo esto, quizás, y solo quizás, finalmente podamos
encerrarnos y aislarnos del mundo para ser él y yo. Y nadie más.

Suelto otro suspiro y escucho mi teléfono vibrar en la mesa. Suelto un


suspiro y dejo los cereales para tomarlo aun con la leche en mi boca.
Mastico mientras lo desbloqueo con una mano y deslizo mi dedo
colocando el código. Mi ceja se alza.

“1 mensaje de número desconocido”

— ¿Tae? –Pregunto, y él me observa. — ¿Cambiaste de número?


—Si. –Me contesta. — ¿Por qué?

— ¿Aún no me mandas mensaje, no? –Pregunto viendo el número


desconocido en mis notificaciones. —Para agendarte.

—No. Luego lo hago. –Me dice desviando la mirada a su comida.

“2 mensajes de número desconocido”

Mi ceja se vuelve a alzar aunque trato de mantenerme tranquilo para que


Taehyung no sospeche.

“3 mensajes de número desconocido”

Ingreso y observo el número que aparece bloqueado no me deja


modificarlo. Algo malo me recorre la punta de los pies a cabeza y
finalmente entro al chat observando lo tres mensajes que han llegado.
Pestañeo.

“Park Jimin”

“Te recomiendo no hacer preguntas y solo agendarme como Gimun S.A”

“Estarás recibiendo instrucciones pronto”


¿Instrucciones? ¿Pero qué?

Mantengo la vista fija y comienzo a creer que esto es solo una mala
broma aunque algo me dice que no lo es. Mantengo la vista fija en el
teléfono y lentamente comienzo a teclear:

“Creo que te equivocaste de número.”

“No lo hice. Eres Park Jimin y estarás recibiendo instrucciones.”

“¿Instrucciones de qué? Dime quien eres o voy a bloquearte.”

“Dudo que tu querido Taehyung permanezca vivo si lo haces, Jimin.”

Trago pesado sintiendo algo helado irme recorriendo otra vez. Trato de
aguantar la respiración y mi mente comienza a rebuscar en todas las
opciones. ¿Quién es esta persona? ¿Cómo sabe e mi o de Taehyung?
Oh dios, ¿por qué?

Muerdo mis labios. No debería correr el riesgo a estas alturas, estaré


investigando con el tiempo. Mientras seguiré hablando con este tal
Gimun S.A.
“No te metas con él y dime que quieres.”

“Ya te lo dije, recibirás instrucciones mías pronto.”

“¿Puedes decirme de que al menos? No te creo nada.”

“Tu nombre es Park Jimin, eres adoptado, nadie sabe nada de ti y eres
producto de muchas búsquedas y conflictos a nivel mundial. Park
Chaerin era tu madre adoptiva, era amiga de Kyle y Sullivan, que por
cierto, estuvieron el día de su muerte en la cena de año nuevo hace dos
años exactos. Estas actualmente en Nueva York con Kim Taehyung bajo
el cuidado de Anthony Forcraft muy probablemente, moviéndose para no
ser encontrados. Huyeron de Min Yoongi quien ahora tiene de su lado a
Jeon Jungkook, sobrino de Will que es un importante jefe del lado del
Washington. Muchos dicen que estás enamorado del hijo de Min Suga,
que es el padre de anteriormente nombrado Min Yoongi, aunque
realmente eso no importa pero podría usarlo para chantajearte. En fin,
podría seguir… ¿lo deseas?”

Mi respiración va fallando cada vez más y el pánico recorre mis manos


que tiemblan. Trato de mantenerme más tranquilo todavía y observo a
Taehyung una vez antes de regresar a la pantalla.

“Bien… me convenciste.”
“Estaremos en más contacto pronto.

No intentes algo estúpido, sufrirás las consecuencias niño bonito.”

— ¿Todo bien? –Me pregunta Taehyung.

—S-sí. –Balbuceo y bloqueo de nuevo mi teléfono. —Saldré a hacer las


compras hoy, quizás vaya a buscar después en algunos restaurantes si
necesitan a alguien que apoye.

—Bien. –El asiente. –Suerte.

Guardo el teléfono y finalizo de desayunar tan rápido como puedo, lavo


los trastes y me voy a vestir para salir. Mi cuerpo sigue doliendo, más
que antes, pero es soportable.

Mi mente sigue revoloteando un poco en los mensajes recibidos pero


nada me da una pista de quien pueda ser. Sabe de mí, seguramente lo
que hice o trato de hacer. No pienso permitir que aquello siga, no al
menos sin asegurarme que mis planes están a salvo. Maldigo por lo bajo.
Era lo único que me faltaba, alguien pisándome los talones cuando
medite todo a la perfección para que justamente no pasara.
Finalizo rápidamente las compras y me aferro a las bolsas que no son
muchas. Me acomodo bien las tres bolsas y avanzo rápidamente por la
cuadra a punto de cruzar la calle cuando me tiran hacia atrás
bruscamente casi tirando mis cosas. La sangre se me congela y volteo
asustado.

— ¡¿Pero qué demonios?! –Espeto de mala gana girándome.

Observo al chico frente a mí que me observa con la boca abierta y sus


ojos muy grandes. Lo examino rápido sintiendo una pequeña chispa y
lentamente mi agarre se va aflojando hasta que las bolsas casi van al
suelo.

Ambos nos mantenemos en silencio.

— ¿Jimin? –Pregunta casi sin aliento mientras yo me siento desfallecer.

Lo observo unos últimos segundos entrecerrando mis ojos. Todo mi


cuerpo se sacude y me hago un poco hacia atrás sin poder creerlo.

— ¿Mingyu?+
83

JIMIN.

— ¿Mingyu?

Mis ojos se mantienen muy abiertos viendo con extrema sorpresa a


Mingyu frente a mí igualmente con la boca muy abierta. El tampoco
reacciona rápido, nos quedamos viendo fijamente el uno al otro
pestañeando intentando reaccionar.

—Estas vivo. —Decimos al unísono.

Nos callamos y yo lentamente dejo las bolsas junto a mí en el suelo y


tapo mi boca sintiendo mis ojos picar un poco. Mingyu finalmente se
suelta por completo y me abraza con fuerza mientras yo también le
devuelvo desesperado el abrazo.

— ¡Por dios! —Exclama el casi en lágrimas. — ¡Estas vivo, sabía que


estabas vivo!
— ¡Jamás supe que fue de ti! —Exclamo también sin dejar de tomarlo y
hundiendo mi rostro en su cuello. —Dios, Gyu... ¿Cuánto tiempo?

—Años. —Me susurra. —Y no cambiaste ni un poco.

No puedo evitar reír y mantenerme muy aferrado a él sintiendo las


lágrimas brotar de mis ojos. Estoy ahogado en alegría sabiendo no solo
que está vivo, sino que tuve la oportunidad de volver a verlo. Ahora
mismo, el abrazándome...

— ¿Qué haces aquí? —Pregunta riendo aun con ojos vidriosos.

—Eso quería preguntarte. Vivo aquí desde hace rato. —Le contesto
también sintiendo mis ojos picar. — ¿Y tú?

—Estaré un año de intercambio, llegue hace dos meses. —Explica y yo


alzo mis cejas. —El Linsday, tiene distintas Universidades.

— ¡Si! Aquí en Estados Unidos es en Nueva York y Oregón y Corea,


¿No? Seúl. —No puedo evitar sonreír. — ¡Qué coincidencia! ¡Dios no
puedo creer que seas tú!

—Tenemos que hablar de muchas cosas. —Me dice con un tono más
triste y yo paso saliva. —Como que fue lo que ocurrió. ¿Estas libre
ahora?
—Oh, tengo una comida con un amigo. —Le digo mordiendo mi labio
inferior. —Bueno, salgo a comer con él.

—Si, entiendo. —Sonríe un poco y baja la vista a mi pecho. —N-no


tienes ya mi collar, ¿verdad?

—Te contaré todo cuando tenga tiempo, lo prometo. —Le digo cogiendo
mis cosas nuevamente. —Dame tu número, así podemos ponernos en
contacto.

—Claro, ¿te sirve una tarjeta?

—Si.

El mete la mano en su saco y saca una tarjeta que me extiende. La tomo


con mi mano libre y agarro la bolsa antes de dedicarle una sonrisa. No
puedo creerlo.

—Estaremos en contacto. —Le digo. —Y te juro que hablaremos.

—Esperare ansioso tu llamada, Jiminnie. —Me dice con una pizca de


tristeza. —En serio... e-es bueno volver a verte.

—Igualmente, Gyu.
Él se despide comenzando a avanzar mientras yo me aferro a las bolsas
y comienzo a avanzar al departamento. Mi corazón va rápido y aun no
proceso que me lo haya encontrado. ¿Qué hace aquí? ¡Es decir, si, ya
me dijo por que! Pero... ¿por qué? Es decir, ¿por qué volver a
encontrarnos? ¿Ahora?

Demasiados golpes emocionales en muy poco tiempo. Aun siento mi


sangre calentarse y enfriarse con cada paso que doy al departamento.
Ha cambiado un poco, Mingyu siempre fue apuesto pero ahora creo que
incluso más. No lo sé, realmente no pude reconocerlo hasta que lo vi
bien, hasta que esa mirada que me dio me obligo a recordar quien fue el.

Creo que la única persona que amo sanamente. El único novio que tuve
quien... quien sí me amo y destruí. Dios, debo dejar de pensar en todas
esas cosas.

El pasado ya paso y no puede modificarse y no puedo siquiera predecir


el futuro, porque hasta el presente es muy incierto.

— ¡Tae! —Llamo cuando entro el departamento y aviento las cosas a la


cocina. — ¡Tae!

Observo unas cosas que no son mías allí y escucho un golpe cerca.
Volteo y me acerco a la recamara hasta abrir la puerta en un movimiento.
Definitivamente no debí hacerlo.
— ¡Por la mierda, Kim! —No puedo evitar gritar al verlo embistiendo
duramente a otro chico que me observa sin color y la boca muy abierta.
— ¡Lárguense a hacer sus cosas a otro lado, tengo que cambiarme!

— ¿Tu cita con Elliot no era a las tres? —Me pregunta Taehyung aun
dentro del chico.

—No, idiota. —Abro de golpe el armario y comienzo a quitarme la ropa.


—Y ya que estas demasiado ocupado, con su permiso. Comenzaré a
cambiarme.

El otro chico me sigue viendo fijamente pero escucho su gemido después


que me hace desviar la mirada. La cama rechina detrás de mí mientras
yo me pongo una camisa de botones color blanco y unos pantalones
negros antes de cerrar y tomar una sudadera. Peino un poco mi cabello y
me pongo loción encima dirigiéndome a la puerta. Les doy una última
mirada.

—Yo no limpiaré las sabanas. —Le advierto antes de oficialmente cerrar


la puerta de nuevo.

Avanzo al baño y me cepillo los dientes y coloco un poco de maquillaje


en las cicatrices que tengo para ocultarlas un poco. Palmo mis labios
resecos y aun abiertos y me coloco un labial que me los humecte un
poco. Me relamo una vez antes de guardar las cosas y dirigirme
nuevamente a la salida del departamento.

“Voy para allá”

Y después de mandar el mensaje, guardo el teléfono y salgo aun con la


extraña sensación de que algo saldrá terriblemente mal.

Omnisciente.

El chico observaba fijamente la carta entre sus manos jugueteando con


ella. No puede evitar soltar un suspiro y morderse los labios colocándola
nuevamente dentro del cajón y cerrar con cierta brusquedad sin
despegar la vista del mueble.

Se reincorpora lentamente y se aleja para tomar firmemente un cuchillo


de mango grueso que oculta en su sudadera negra. Sube el cierre hasta
el cuello y se coloca la capucha ocultando sus negras hebras y
sigilosamente se desliza fuera del cuarto hasta encontrarse en las
heladas calles con pavimentos húmedos. El cuchillo permanece oculto
mientras sus pasos se vuelven más rápidos, periódicos y con un ritmo
casi predeterminado.

Avanza hasta detenerse fuera de una construcción por donde la música


sale muy fuerte y el piso vibra debajo de sus pies. Entra con cuidado
evitando ser visto y corre hasta agarrar una maleta oculta detrás de una
caja que cuelga en sus hombros.

Sus ojos grises recorren rápido el entorno con cuidado. Nadie esta, así
que se pone en cuclillas y comienza a rebuscar en la mochila negra con
unas manchas amarillas en la parte inferior una jeringa. La agarra y abre
otro pequeño frasco donde pincha la punta y comienza a extraer líquido.
Golpea la punta con sus dedos para quitar el aire y algo de líquido brota
expulsándose casi a sus pies.

Coloca la mochila en su lugar nuevamente y desliza también la jeringa


entre su ropa hasta que avanza, retirando un plástico que le da acceso al
agitado lugar.

Las luces son bajas y solo destellos de colores en purpura y verde


iluminan a las personas bailando, el ambiente oliendo fuertemente a
marihuana, nicotina y alcohol.
—Min Yoongi. —Escucha con fuerza y no tiene de otra más que
voltearse.

Observa al chico castaño de ojos verdes sonreírle sentado desde un sofá


rojo con otras personas. Yoongi retira su capucha y se acerca a paso
lento buscando con una sonrisa.

—Matthew. —Contesta una vez frente a él viendo su camisa abierta


hasta las clavículas. —Es una sorpresa verte en estos lugares.

—Es una sorpresa porque nunca vienes, estas fiestas son mi ambiente.
—Contesta Matthew alzando sus hombros con una sonrisa. —Así que
dime, ¿qué haces aquí?

— ¿No es obvio? —Se burla el de cabello negro y peligrosa sonrisa. —


Pasarla bien un rato.

— ¿Y pretendes llegar a una fiesta vestido de negro y la capucha


encima? —Se burla Matthew dándole un trago a su cerveza. —Ya sea
que no quieres llamar la atención o me estés mintiendo, no lo considero
muy inteligente de tu parte.

—No puedes saber, Matthew. —Yoongi alza sus hombros.


—Umh. —El otro observa su cerveza y le da pequeñas vueltas. —
Escuche por allí que botaste a tu muñeco, ¿es cierto?

Yoongi se mantiene en un silencio gélido y apenas puede tragar bien.


Sonríe con soberbia pero por dentro ocultando un desgarre que
comienza a arder profundo en su pecho junto con una ansiedad
creciente.

—Tuve que hacerlo. —Se justificó sin entrar en detalles.

—Y se suicidó. —Finalizo Matthew.

La pequeña risa de Yoongi callo.

El castaño de ojos verdes pudo tener el precioso honor de ver los ojos de
Yoongi tan furiosos, cambiar al pánico total, a un terror y una bruma que
se instaló en su cuerpo poniéndolo lento. Observo a la agresiva bestia
volverse una piedra y su labio inferior comenzar a temblar un poco
mientras sus ojos se volvían más y más oscuros.

— ¿Q-que? —La voz de Yoongi quebró por completo.

— ¿No sabias? —Matthew unió sus cejas. —Anthony lo contó apenas.


Park Jimin tomo pastillas para dormir y se ahogó en su bañera. Cuando
llegaron trataron de revivirlo pero era demasiado tarde.
La mirada de Yoongi se mantuvo exactamente igual, el fuerte cuerpo
comenzando a temblar mientras el aire comenzaba a faltarle y sus
pupilas se prendían en llamas.

—Jimin murió, Yoongi. Él ya está muerto.

El azabache soltó una risa seca y comenzó a negar con la cabeza


suavemente. Matthew le mantuvo la mirada sin quitar su expresión
mientras Yoongi comenzaba a negar más y más con la cabeza con
mayor violencia y rapidez. Dio contra la pared tratando de procesar el
griterío que había en su cabeza. Tapo sus oídos viendo fijamente el
suelo con la barbilla temblando mientras lágrimas descontroladas salían
de sus ojos y risas de su boca.

Matthew lo observaba desde una distancia prudente sin poder creerlo.


Pestañeo y vio a Yoongi esfumarse en un segundo entre la gente. Se
levantó buscándolo con la mirada pero no lo encontró. Comenzó a
moverse entre todos sintiéndose frustrado. Creía que Yoongi ya lo sabía.

¿Que acaso Anthony aun no le decía? ¿O que pasaba entonces?

Estuvo gritando su nombre, pero la música era demasiado fuerte y la


gente empujaba. Se perdió por completo entre todas las personas y no
encontró rastro de Yoongi. Examino el lugar una última vez antes de
dirigirse a la salida y pasillos pero no había rastros de Yoongi.
—Mierda. —Susurro de mala gana antes de volverse a sentar y sacar su
teléfono para mandarle un mensaje a Forcraft.

Las noticias al día siguiente fueron un escándalo. Todos hablaban de la


gran masacre de la fiesta en el almacén a las afueras de la ciudad. Era
cierto que los reporteros exageraron bastante la situación ya que no fue
en si una masacre, pero si hubo seis muertos.

Todos tenían la garganta cortada, inclusive algunos habían sido abiertos


del estómago y sus intestinos removidos, arrancados y lanzados
suciamente por todos lados. Los ojos no estaban dejando oscuros vacíos
y poco más de cuarenta puñaladas por personas, todos encimados,
todos jóvenes, demasiado borrachos o drogados, asesinados
brutalmente.

La gente no quiso imaginarse lo que debió ser para ellos. El cuchillo


enterrándose en ellos, la música demasiado fuerte para que sus gritos se
escucharan, sus estómagos lentamente siendo abiertos dejando a la luz
purpura el festín de órganos humanos dejándolos expuestos, la sangre
corriendo, los tejidos musculares desgarrados mostrando los huesos y la
repugnancia fatal más perturbadora. Un escenario lleno de sadismo,
descontrol, ira y mucho dolor.

Solo quedaba trabajar para buscar testigos, huellas, cabello o algo que
los llevara a un sospechoso.
Matthew observaba las noticias en silencio, Anthony junto a él, Jungkook
también a su costado con los ojos muy puestos en la pantalla.

Matthew salió de la cocina dejando a los otros dos solos que seguían
escuchando el reportaje y viendo las imágenes censuradas. El macabro
escenario sangriento y desquiciado que sabían perfectamente quien lo
había dejado. Se observaron entre ellos, Jungkook apretando sus labios
y Forcraft tragando duro y desviando la mirada.

— ¿Ya sabes a dónde fue? —Preguntó Jeon. —Clara no sabe nada de él


desde que regresamos.

—No me contesta. —Anthony apago la televisión. —Tú de Taehyung...


¿En qué quedo al final?

Jungkook sencillamente suspiro y saco el pedazo de periódico que tenía


guardado. Lo apretó firme en su mano y Anthony se colocó detrás de el
para verlo. Dirijo su mirada nuevamente a Jungkook quien ya lo
observaba.

—Nunca pude seguirle el rastro. —Mintió Jeon arrugando el periódico. —


Pero está bien, ahora tengo otros asuntos pendientes. Luego me
encargaré de él.
Anthony asintió y cuando Jungkook se dio la vuelta, saco su teléfono
para mandarle un mensaje al chico de sonrisa cuadrada que tuviera
cuidado.

Taehyung desnudo con el otro chico a su lado contesto que no se


preocupara, que no había dejado pistas para que lo encontrara.

Jungkook siguió viendo las palabras subrayadas y los mensajes ocultos


que formaban perfectamente el “Búscame en Nueva York”. Pista simple
pero que había bastado para que comprendiera claro.

Jeon tomó su teléfono y le mando un mensaje a Yoongi diciendo que


Anthony estaba preocupado por él. Yoongi le contesto que no dijera nada
y se mantuviera callado y fingiendo no saber nada como siempre.

Yoongi guardo su teléfono y observo a Clara quien asintió y diciéndole


que tuviera mucha suerte. Min se limpió la sangre de la cara y entro al
auto y Clara poco tiempo después le mando un mensaje a Anthony
diciéndole que Yoongi iba camino a las afueras de la ciudad pero que no
sabía bien a donde.

Jimin se encontraba cara a cara con Elliot platicando en un restaurante,


ambos fingiendo sonrisas cuando sabían bien que tarde o temprano uno
terminaría probablemente siendo manipulado. Jimin recibió otro mensaje
del desconocido dándole la primera instrucción que siguiera con sus
planes.

—Quiero ver a tu padre. —Soltó Jimin después de leer el mensaje.

— ¿Estás seguro? —Pregunto Elliot.

Jimin asintió.

Yoongi ya había llegado a la enorme casa en donde la dirección le había


sido dada. Avanzo con lentitud y las puertas fueron abiertos apenas
subió el primer y pequeño escalón.

—Bienvenido, Min Yoongi. —Contesto la criada con una sonrisa suave.

Jimin por su lado observo las grandes puertas de la oficina abrirse frente
a él dejando el vasto espacio a la luz. Avanzo lento con Elliot, viendo al
imponente y atractivo rubio de casi cincuenta años detrás del escritorio.
—Jimin. —Sonrió Derek Sullivan. —Bienvenido.

Yoongi observo al chico sentado en la sala con aire frívolo. Un chico de


facciones delicadas quien le sonrió apenas cruzo la puerta y otro chico
casi de la edad, pero más robusto, también apareció. Yoongi se detuvo
en la blanca pieza viéndolos fijamente.

—Hermanito. —Sonrió el de facciones delicadas. —Bienvenido. Mi


nombre es Seokjin, él es Namjoon, el mayor de todos.

— ¡Y lo odio tanto! ¡Quiero vengarme! —Jimin se había puesto a llorar


como nunca antes frente al padre e hijo Sullivan. — ¡Y quiero mi
venganza contra Min Yoongi! ¡Quiero matarlo! ¡No aguanto más viéndolo
tan libre cuando me ha convertido en nada!

— ¿Entonces realmente Park Jimin está vivo? –Murmuro Yoongi


sintiendo su cuerpo contraerse desagradablemente. — ¿Mi muñeco?
—Y lo necesitamos. –Namjoon tomo la palabra. —Yo ya me he puesto
en contacto con él. Use un seudónimo con las letras de tu nombre para
confundirlo un poco. No fue tan complicado.

—Y por eso… —Jimin más tranquilo los observo suplicante. —Quería


unirme a ustedes. Para vengarme, serviles. Seré suyo, ser su confidente,
seré su todo si me dejan estar. Por favor.

Derek y Elliot se observaron y nuevamente al destrozado y frágil rubio


frente a ellos que seguía llorando por más que trataba de calmar su
llanto.

—Por favor…

—Necesitas entrenarte. –Seokjin dio vueltas alrededor de él. —Padre no


aceptara fallas. Vamos a acorralar a Park Jimin cuando tengamos la
oportunidad y lo mejor será comenzando a crear tensiones para que
salga de su cueva.

.
— ¿Prometes sernos fiel, Jimin? –Pregunto Derek. —Tendrás que
renunciar a tus antiguos contactos y estar completamente de nuestro
lado. Somos a partir de ahora tu hermandad.

— ¿Nos será fiel, Yoongi? –Pregunto Jin viéndolo fijamente con frialdad.
—Somos tu familia no puedes darnos la espalda y tendrás que prometer
que no nos darás la espalda.

Yoongi pasó saliva.

Jimin esbozó una sonrisa.

El azabache sintió una punzada en su pecho de desconfianza, pero por


primera vez decidió entregarse por completo. Otorgo la confianza.

El rubio sintió un calor en su cuerpo y carcajadas resonaron dentro de su


cabeza, por primera vez desconfiando en totalidad y guardándose la
única verdad para sí mismo. Otorgo el más enfermo engaño.

Y luego, ambos chicos finalmente suspiraron y asintieron. Las mismas


palabras saliendo de sus bocas, la misma frialdad y venganza cruda
detrás de esas palabras: —Estoy dentro. Soy tuyo.

Entregarse para sanar o huir a la dependencia de otra persona a la que


estaban atadas. El tira y afloja que se convertiría en un afloja de largo
tiempo antes de volver a tirar tan fuerte que lentamente se irían
acercando nuevamente. Sus sentimientos habían pasado todos los
límites. Habían quebrado toda estabilidad.

Y por primera vez, se convirtieron en verdaderos enemigos. Por primera


vez, el enfrentamiento físico ya no sería simples humillaciones o algunos
golpes. Ahora sería con pistolas a la mano y multitudes de personas
apreciando el espectáculo de la destrucción total de un amor enfermo.

Del límite de la obsesión insana.

“Y era dulce y agrio al mismo tiempo… como un vino que tomabas pese
a tener la mejilla abierta; pero no podías escapar de aquella fragancia
que se volvía adictiva desde el primer trago. Te lastimaba, ardía y al
mismo tiempo te llenaba y calmaba la sed descontrolada. Era un licor
único, donde el sabor variaba en dulces y amargos, pero nunca dejaba
de ser igual de fuerte.
Y me había emborrachado por completo. Y, como buen curioso que era
que comenzó jugando, entre trago y trago, me había vuelto adicto a él.”

—De cuando Park Jimin escribió lo que se sentía amar a Min Yoongi.

84

[13 días después del encuentro con Derek Sullivan]

JIMIN.

Mis ojos van escaneado detenidamente el entorno en el que me


encuentro. Es una habitación no muy elegante, más bien sencilla, pero
me conformo. Hay una cama matrimonial color blanca, una ventana y
una pequeña mesa. El mueble con cajones para guardar la ropa están al
costado de la ventana y lo último que le da un poco de vida al entorno
color marfil, es un cuadro de arte abstracto rojo, naranja y amarillo.
— ¿Estarás bien aquí? –Me pregunta Elliot viéndome con cautela. –
Sabemos que no es la habitación más lujosa pero…

—Está bien, no te preocupes. –Digo colocando mi maleta dentro y


cruzándome de brazos. —No busco nada lujoso. Solo poder dormir.

—Bien. –Él sonríe un poco y observa nuevamente el cuarto. –Mañana mi


padre vendrá temprano por ti y bueno, quiere hablar contigo. –Alza sus
hombros mientras yo asiento con cierta indiferencia. –Quizás desconfía
un poco de ti todavía pese a que le he insistido en que no. Aun así tiene
razón. Tu estuviste del otro lado aunque sin ser exactamente un aliado
ya que no eres un asesino a sueldo, sicario, trabajas al frente, hackeas o
la sarta de tonterías que hacemos nosotros. Bueno, ellos. En fin. —
Suspira y besa mi mejilla. —No te sientas intimidado, mi padre no es una
persona desagradable.

—Lo sé. En la cena no me dio tiempo de conocerlo pero no me dio mala


espina al conocerlo. Fue agradable hasta cierto punto. —Levanto mis
hombros. –Tu padre es agradable.

—Vale. –El aprieta sus labios. —Jimin… yo realmente no quiero estar


cometiendo un error contigo. Tengo fe en que realmente haces esto
porque quieres detenerlo o…

—Elliot, me gustas. –Le digo pasando mis brazos detrás de su cuello y


otorgándole una sonrisa.
— ¿Dudas de mi después de este tiempo juntos? Tengo el corazón roto
pero yo tengo fe en que sabrás repararlo. —Aprieto su camisa y sus ojos
brillan. — ¿Lo repararas?

— ¡Claro! –El asiente al instante. — ¡Claro que lo reparare! Te amo, me


encantas y sanaré todas tus heridas.

—Y esta es la primera herida que sanas. Me permites estar más cerca de


ti conociendo esta segunda vida tuya. Estamos juntos en ambos lados,
en ambas partes. ¿Lo entiendes? Eso es muy importante para mí.

—Lo entiendo. –El asiente aun sonriendo. —Te amo.

—Lo sé. –Beso sus labios. — ¡Oh! Mira la hora… creí que era más
temprano.

—Te dejo descansar. Mañana a las siete, recuerda. –Besa mi frente. –


Cualquier cosa me llamas.

—Claro. –Asiento. –Cuídate Elliot.

Él me sonríe antes de salir por la puerta con una radiante sonrisa. Yo se


la devuelvo y es hasta que cierro la puerta a mis espaldas que mi sonrisa
se esfuma por completo.
Relamo mis labios y aviento la maleta a la cama abriéndola y
comenzando a sacar la ropa. Voy tanteando hasta descubrir unos
pantalones y sacar de allí un trozo de papel que ya conozco bien. Lo
guardo dentro del cajón debajo de toda la ropa junto con unos cigarrillos
y un encendedor. Agarro mi nuevo teléfono perdiendo contacto total con
la extraña persona que me estaba mandando mensajes. No me ha vuelto
a buscar. Supongo que no me encontró de nuevo.

Solo mantengo guardado a Elliot, a su padre y Mingyu. Nadie más.


Bueno, a Taehyung por cualquier cosa. El no necesito respuestas ni
explicaciones cuando me vio empacando. Me observo en silencio desde
la cama tragando duro. Me beso repetidas veces antes de salir
susurrando que esperaba que estuviera haciendo lo correcto o al menos,
supiera en que me metía.

Fue nuestra despedida.

El tomó su camino metido aun en lo que sea que se haya metido. Yo


tome el mío. Yoongi tomo el suyo. Solo será cuestión de tiempo antes de
que nos reencontremos. No importa que vayamos en sentidos contrarios
y nos alejemos más y más, la tierra es redonda al final.

Solo espero que el también este metido en algo que sepa manejar. No
me cabe duda que puede llegar a ser astuto, pero mientras no interfiera
en mis planes, no tengo por qué verlo como una amenaza. Es mi amigo,
fue una especie de amante y un confidente y protector. Me hubiera
gustado que durara más nuestra paz pero no podía mantenerse el agua
calmada por mucho tiempo. La marea sube. Las aguas se agitaban.

—Siete… —Susurro anotando la hora a la que llega Derek por mi


mañana. —Pondré el despertador a las seis menos cinco.

Le doy a aceptar y pongo a cargar mi teléfono. Avanzo al pequeño baño


que hay y prendo la regadera para darme un largo y buen baño antes de
irme a acostar. Me duele el cuerpo después de estar cargando cosas de
un edificio a otro ya que donde estoy hospedado no está nada cerca de
donde estaba. Mejor así. Corte con todos los contactos que tenía
avisando que me mudaría sin decir más. Seguiré la Universidad en línea
y dedicare lo que me queda de esto. Al juego sucio.

Me deslizo dentro de las calientes mantas y reviso una última vez mi


teléfono antes de dejarlo de costado y apagar la lámpara junto a mí. Me
acurruco lo mejor que puedo sintiendo la soledad como nunca antes y
finalmente me quedo dormido.

YOONGI.
El disparo final es lo que lo manda al suelo. El seco sonido hacer un poco
de eco antes de dejar el crudo silencio detrás de él.

—Nada mal. –Me dice Jin asintiendo aun sin demostrar nada. —Supongo
que puedes mejorar en la puntería, pero no eres catastrófico en ello.

—Es muy fácil que lo digas a que lo hagas. –Digo viéndolo mal. —
Muéstrame tu entonces.

—Las ramas de fuego no son lo mío. –Me contesta con su aire superficial
que me está erizando los nervios. —Solo te estoy ayudando a mejorar,
no puedes conformarte con saber dispara bien a un objetivo sin
movimiento. Si está corriendo, si hay obstáculos, ¿Qué harás?

Ruedo los ojos y guardo el arma viendo al hombre muerto frente a mí. Jin
también lo observa con indiferencia y saca su teléfono para teclear un
par de cosas.

—Bueno, acabamos ya. Espero tengas listas tus maletas.

— ¿Y me dirás ya a dónde vamos?

— ¿No es obvio, Min? –Me pregunta burlón. —Europa. A casa.


—Creí que nos quedaríamos acá. — Reclamo de mala gana.

— ¿Para hacer qué? –Pregunta molesto. — Arriesgarnos a que Forcraft,


Will y Clara o peor aún Sullivan y Kyle, ¿den con nosotros? Eres un
traidor, ellos ya te están buscando. Eres el pequeño bastardo maldito que
se ha unido a su padre, el gran jefe de la mafia Europea, el jefe de uno
de los grupos más peligrosos del mundo.

Le mantengo la mirada y el me da su clásica sonrisa perfecta y llena de


soberbia.

— ¿No escuchaste nunca hablar del grupo L? –Ríe. —Te estábamos


buscando y atacando a otros grupos obviamente para crear revuelo.
Queremos a Jimin, pero te queríamos a ti, una pena que estuvieras con
Forcraft, pero mira. Ellos son pasados. Ahora eres nuestro.

—Aún falta un miembro de la familia, dijiste que debía encontrarla antes


de irme con ustedes. –Le contesto. —Nuestra hermanita, ¿no?

—Así es. –El asiente. —Por desgracia no podemos empeñarnos ahora


en traerla. Le hemos dado otra pequeña tarea mientras tú estarás con
nosotros. Luego vendrá.

— ¿Me dirás que hará? —Pregunto cruzado de brazos.


—Ni yo lo sé, sino claro que te diría. Padre es el único que sabe. –Alza
sus hombros aun con total indiferencia. — ¿Vienes? El vuelo sale en
menos de una hora y hemos finalizado con todos nuestros intermediarios
de acá, no corremos riesgos.

Paso a su costado sin esperar a que diga algo más. Comenzamos a


avanzar hacia las camionetas y yo apunto con mi barbilla la maleta en la
parte de atrás. Namjoon está al volante y nos lanza una última mirada.
Jin se va adelante con el mientras yo me coloco atrás comenzando a
sobar mi ceja con mi índice. Me siento nervioso y ansioso de no saber
nada. Estoy acostumbrado a ser yo quien siempre este llevando las
riendas en todo y no tener el control me hace sentir vulnerable.

—Vamos al aeropuerto. –Dice Jin con la misma frialdad de siempre. —Le


mandaré un mensaje a nuestro padre avisando que vamos para allá.

—Ten cuidado. –Dice Namjoon.

—Está cifrado. –Contesta Jin. —Tampoco soy tan idiota.

Me mantengo en silencio sin dejar de sobar y viendo fijamente el exterior.


Nos ponemos en marcha. Yo me quedo pensando y sintiendo todavía un
pequeño ardor en la parte inferior de mi estómago, por mis caderas.
Inhalo profundo y me mantengo en mejor silencio que puedo escuchando
solamente todo lo que dicen, tomando notas en mi cabeza pese a fingir
no escuchar o mostrar interés. La realidad es que siempre estoy
viéndolos.

Llegamos al aeropuerto donde nos encontramos con otras personas que


desconozco. Unos se llevan la camioneta mientras cada uno se aferra a
sus maletas y comenzamos a avanzar a una enorme velocidad entre la
multitud. No debemos ser vistos o reconocidos tan rápido. Yo me
mantengo alerta evitando rostros conocidos de acá ya que conozco
bastantes. A este punto ya saben que soy un enemigo y no dudaran en
disparar.

Corremos con suerte. Nos encontramos dentro del avión no mucho


después. Yo me siento solo y trato de controlar mi respiración pesada
debido a los nervios. Aprieto mis dedos y me aferro a los costados
cuando el avión comienza a despegar sintiendo el aire faltarme. Y no es
por miedo a las alturas.

No quiero irme.

Unas imperiosas ganas de disparar a todos me entran y obligar al capitán


a regresarme. No me interesa cuanta sangre deba derramar pero con
cada kilómetro que nos alejamos me siento más y más ansioso. Una
ansiedad que me está haciendo sudar y sin permitirme quedarme quieto.
Necesito volver. Necesito correr y tomar un vuelo a Nueva York
nuevamente y con las uñas sangrando de tanto escarbar y arrancar mi
piel, sentirlo conmigo.
Necesito que se aferre a mi cintura y me suplique no irme.
Necesito hundir mis dedos en su piel y tirar de su cabello para dejar al
descubierto su suave cuello en el que necesito perderme en mordidas.
Necesito escuchar mi nombre saliendo de sus labios, tenerlo de rodillas
frente a mi cabizbajo, necesito verlo atado y encadenado perdiendo gota
a gota todo lo que le queda. La indiferencia que muestro no es en
realidad nada a lo que siento. Necesito estar allí para ordenarle, para
verlo retorcerse y encadenarse más profundo para saber que no me
dejará.

Trago pesado y comienzo a rasguñar el sillón sin percatarme hasta que


siento mis dedos quemar debido a la fricción. Respiro hondo una última
vez y cierro los ojos tratando de olvidar su voz que me sigue
persiguiendo aun con el ruido exterior. Aprieto más fuerte viendo claro su
rostro frente al mío, la enorme sonrisa que hace desaparecer sus ojos, el
sonrojo en sus pómulos y la mirada lujuriosa y de odio que me dedica.

Necesito ver su sangre, necesito sentirla entre mis dedos. Necesito


asegurarme que esas mariposas siguen en su estómago, que me sigue
amando locamente para saber que no va a dejarme. Necesito abrir su
estómago y ver todas esas mariposas negras saliendo de él y
revoloteando a mí alrededor.

—Debiste dejarlo a tiempo. —Jin me habla causando que voltee a verlo a


la fila siguiente a la mía. Está en su teléfono con total indiferencia. —
Tendremos que trabajar duro para que te zafes completamente de él,
Yoongi. Es nuestro enemigo, no tu muñeco.
—Si me pides matarlo no será un problema. —Le contesto frívolo.

—Lo veremos cuando sea el momento. Si no lo haces tú, lo haré yo. —


Me voltea a ver sombrío. —O padre en el peor de los casos. Aunque
queremos verte. Así demostraras la lealtad máxima: asesinando a tu
muñeco frente a nosotros. Volándole la cabeza sin pensarlo.

Le mantengo la vista fija volviendo a rasguñar el sillón.

— ¿Podrás con eso, Yoongi? ¿Te crees capaza de asesinar al único que
has amado?

Mi sangre se vuelve hielo y me abandona por completo.

Escucho sus palabras casi como un eco y muy lentamente sintiendo la


ira enloquecerme volteo a verlo. Siento mis manos aferrarse más duro al
sillón y todo mi cuerpo alterarse, tratando de aguantar lo que estoy a
punto de explotar. Jin por primera vez lo veo alejarse un poco y Namjoon
me observa amenazante cuando Jin parece encogerse más.

— ¿Amar? —Pregunto sintiendo la palabra como veneno y cenizas en mi


boca que quiero escupir. — ¿Crees que yo lo amo?

— ¿No lo haces? –Pregunta ahora Namjoon con cierta burla. — ¿No


estás enamorado de tu muñ…?
— ¡Detente! —Grito cuando mi cuerpo comienza a temblar.

El silencio se forma y agradezco que seamos muy pocos allí. Jin y


Namjoon se observan un momento entre ellos antes de voltear a verme
nuevamente. Jin se cruza de brazos mientras Namjoon alza una ceja. Yo
comienzo a morder mis uñas.

—No lo amo. —Repito. — No lo amo, no lo amo, no lo amo.

—Si, nos queda claro. —Jin desvía la mirada.

— ¡No lo amo! No lo amo…

—Ya nos lo dijiste, Yoongi.

—No me creen.

—Te creemos.

Froto el tronco de mi nariz y aprieto mis labios en un intento de callarme


pero mi boca por si sola comienza a soltar las primeras cosas que se me
ocurran. Lo único que necesito sacar y lo sepan.
—Que le tenga aprecio no significa que lo ame. —Repito y ambos
voltean a verme. —Jamás he amado a nadie y jamás lo haré. Jimin es
sencillamente mi muñeco más no el chico del que estoy enamorado y
jamás estaré. No lo amo. Me repugna pensar siquiera en algo como eso.
No lo amo.

Ellos se siguen manteniendo en silencio.

— ¿Entonces por qué estás tan obsesionado con él? — Escupe


finalmente Namjoon y Jin se tensa el triple antes de verlo lento. — ¿Qué?
¡Es la verdad Jin! ¡Nuestro maldito hermano esta enfermizamente
obsesionado con Park Jimin!

—Lo necesito y es mío, eso lo sabe perfectamente. —Le cortó antes de


que diga algo más. —No lo amo, solo me perteneces. Me sacia mis
deseos y me llena de todo lo que necesito nada más. Es el único que me
ha seguido el ritmo y claramente he pasado toda mi vida con él. Desde la
primera cruzada sabía que me pertenecía en todo: en su cuerpo, su
mente, sus ojos, su alma, su corazón. Y eso no significa que lo ame, solo
es poner un hilo entre nosotros que nunca va a quebrarse.

—Unas cadenas diría yo. —Interviene de nuevo Jin.

—Hilos, cadenas, ¿Cuál es la diferencia? ¿El peso? ¿El material? —


Pregunto divertido. — Estamos conectados y somos uno solo. Nada más.
Él es mío y se ha acabado. Lo mataré cuando sea el momento y solo yo
poder hacerlo. Yo soy el dueño de su vida y de su muerte y donde
intenten algo con el sin avisarme y sin mi autorización ustedes serán los
que tengan una bala en su frente.

—No nos amenaces, Yoongi. — Advierte Jin frio.

—Sobre aviso no hay engaño. — Le dedico de mis mejores sonrisas. —Y


si creen que con una pistola será suficiente para tenerme sometido,
lamento decirles que están muy equivocados.

—Todo se gana por la fuerza. — Dice Namjoon violentamente.

— ¿Lo crees? –Pregunto lamiendo mi labio inferior. — ¿Crees que se


puede ganar por la fuerza?

Ambos se mantienen nuevamente en silencio y yo solo rio dando fin a la


conversación al sacar mi teléfono. La sonrisa no se esfuma y lentamente
comienzo a comprender el juego, las cartas que utilizan y la técnica que
quieren.

Oh, definitivamente ya los tengo bajo las palmas de mis manos. Eso era
todo lo que necesitaba. Y es curioso porque ellos siendo tan grandes
esperaba más de ellos, pero con los ataques y atentados es más que
obvio ahora cual es la técnica de juego que utilizan.
Miedo. Amenaza. Violencia.

No cuentan que muchos bajan la mirada durante un tiempo hasta que


alguien se atreve a levantarse. Le dispararan apenas lo intente. No les ha
quedado realmente claro cuáles son las verdaderas cartas para tener el
poder en la palma de sus manos sin apuntar con un arma.

Y es un juego de cartas que mi muñeco precioso ya sabe jugar muy bien


y será hermoso jugarlas con él.

Manipulación. Mentira. Traición.

En silencio jugando a la víctima, a seguir a todos y profundo, muy en el


fondo, planeando el ataque maestro que acabará con todos.

JIMIN.
El despertador suena justo al cinco para las seis. Me cuesta un poco
levantarme pero al final termino cediendo al aventar las cobijas lejos de
mi cuerpo. Me reincorporo y aun en la oscuridad me arrastro al cuarto de
baño para despertarme con una rápida ducha.

Me lavo perfectamente y me pongo tantas lociones como puedo y


aromatizantes. Salgo y me coloco ropa interior negra junto con unos
pantalones de cuero que se amoldan a mis piernas. Agarro una camisa
en cuello V que abre un poco mis clavículas y debido a la falta de sol, mi
palidez resalta más que en otras veces. No me desagrada pero al ver mi
cabello rubio y mi gran palidez no termina de convencerme.

Me peino con secadora dejando mi cabello impecable y sedoso. Paso


mis dedos una última vez para finalizar de darle forma y tiendo la cama.
Recojo lo que use y diez minutos antes de las siete ya me encuentro
listo. Agarro unos lentes de sol que me coloco y una chamarra gris
oscuro un poco gruesa ya que hará frio y aún es temprano.

Cuando faltan cinco minutos bajo cerrando todo perfectamente bien y


cargando solo mi nuevo teléfono y las llaves. Llego a la puerta principal y
observo de izquierda a derecha viendo el BMW negro estacionarse frente
a mí. La ventanilla se baja y observo dentro a Derek que me observa con
una sonrisa.

—Entra. — Me dice.
Me acerco y entro sentándome en el asiento del copiloto. Es casi un
reflejo cuando tomo el cinturón de seguridad y me lo coloco antes de
suspirar.

—Buenos días. –Saludo formalmente. — Muchas gracias por venir a


recogerme.

—No agradezcas, me queda de paso. –Contesta sencillo y con su


sonrisa carismática. — Y bueno Jimin, ¿Qué se te antoja para
desayunar?

— ¿Eh? —Volteo creyendo haber escuchado mal. — ¿Desayunar? ¿No


necesitábamos hablar?

—Lo haremos mientras desayunamos. — El asiente y ríe. — ¿Qué pasa


Jimin? No porque tenga cuarenta y siete años creas que soy un tipo
anticuado y serio que te sentara en una oficina mientras fuma un porro
caro y te examina suspicaz.

—Bueno, ahora que lo menciona…

—Por favor, dime Derek. –Me dice tranquilo e inclusive con una chispa
infantil y alegre. —Vale, soy tu superior, tu jefe y toda la cosa, quizás
suegro próximamente, quien sabe. —Bromea y yo me tenso a lo que el
vuelve a sonreír. —Solo juego, Jimin. Vamos, ya sé a dónde iremos. Hay
un pent-house cerca de la avenida principal, tiene un restaurante con una
vista esplendida a la ciudad y es sumamente agradable. ¿Quieres ir?

—D-de acuerdo. —Susurro algo tímido.

—Bien. Nada mejor que tener una conversación tranquila con unos
huevos benedictinos y un buen jugo de naranja con pan casero. El café
también es delicioso: lo traen de Colombia.

—Debe ser muy bueno entonces. —Asiento.

—Lo es. –El me devuelve el gesto. — ¿Jimin? No quiero que me veas


como un villano. Te he adoptado por el profundo aprecio que le tenía a tu
madre. No me recuerdas, te conozco desde que eras un crio. Quizás tu
madre te hablo de su jefe y que la había mandado a Oregón. Bueno, ese
jefe era yo, es gracias a mí que estuvieron allá.

— ¿Eras tú? —Pregunto asombrado. —Derek… ¡Pero claro! ¡Como lo


olvide!

—Veras Jimin, a veces los detalles que parecen los más insignificantes,
son los más importantes. –Alza sus hombros. —Suele pasar, por eso hay
que mantenerse alerta siempre.

—Querías mucho a mi madre, ¿no? –Pregunto tristemente.


—La estimaba, era una gran amiga mía. –Suspira y sonríe. —Era una
gran mujer, siempre la vi como una amiga.

— ¿Si? —Pregunto curioso y con cierta diversión.

—Siempre he preferido el otro lado, aun así tu madre no era mal partido,
pero jamás llegue a verla así.

—Espera, ¿otro lado? —Pregunto asombrado. Oh, santa mierda.

—Soy bisexual, Jimin. –Ríe con ganas. — ¿No es algo obvio?

—B-bueno… —Vuelvo a balbucear ahora sintiéndome entre divertido,


incómodo y confundido.

—No es nada nuevo, desde joven siempre supe que bateaba hacia los
dos. Tuve novios y novias pero solo una esposa que es la madre de
Elliot. En fin, fuera de eso… —Entrecierra sus ojos y ríe. —Bueno, mejor
cuéntame de ti. ¿Gay?

—Eh, sí. —Susurro. —Creí que ibas a odiarme por eso.

— ¡Qué va! — El luce divertido. — Seguramente muchos si pero


secretamente les encanta que les den por atrás. Yo no me incluyo,
prefiero ser el de arriba.

—Es un poco extraño estar hablando de estas cosas con mi jefe. —


Contesto con ojos muy amplios y mirada perdida al frente.

— ¿Te incomoda? Podemos hablar mejor de cafés o de lo bonita que


esta la mañana. —Se asoma viendo el cielo gris y las gotas de lluvia. —
Bueno, omitamos el adjetivo.

No puedo evitar reír un poco: —No, está bien. Solo es… extraño. Es
decir, no en el sentido de malo pero te creía diferente.

—Me gusta la vida tranquila Jimin, curiosamente. Soy muy ambicioso


pare no gasto mi energía en cosas innecesarias. Si se puede llevar con
naturalidad sin llegar a dramas, mejor por mí. La verdad el show de
tratarte de la mierda y asesinarte con la mirada me seducía bastante
pero eres Park Jimin, el hijo de Park Chaerin y ni de coña seré así
contigo. Eres el hijo de una de mis mejores amigas.

—Eso es lindo. –Sonrió suavemente. –Por primera vez me haces sentir…


en casa.

—Estás en casa, Jimin. –El soba mi brazo suavemente y volteo a verlo.


El mantiene su sonrisa serena y agradable. —Estas con nosotros y voy a
cuidarte, por Chaerin, por varias personas, hasta por Elliot. Inclusive por
mí porque te tengo aprecio.

Sonrió lastimosamente y no por estarla pasando mal. Todo lo contrario.

—Gracias. –Susurro en un hilo de voz. —Gracias, Derek.

—Recuera a la hermandad, somos una manada. –Me guiña el ojo


amistosamente. —Quizás no tengamos la misma sangre pero nos
protegemos como una familia, somos los lobos. Nunca en solitario
porque somos asesinados, siempre juntos en todo.

—Es una metáfora muy bonita. –Sonrió. — ¿Y los demás?

—Los llamamos vampiros. –Sigue y yo rio. —Ya sabes, andan en grupos


grandes pero son distantes entre ellos, siempre por solitario buscando
tener el control. Se siente la tensión y la competencia aunque sean
familia. Hipócritas entre ellos, succionan la sangre y lo vital solo para
sentirse poderosos sin encargarse primero de proteger a los suyos.
Prefieren salvarse ellos mismos.

—Estuve con vampiros todo este tiempo. –Hago una mueca. —Nunca
creí encajar.

—Y ahora estas con la manada. –Sonríe y mandando un brillo especial.


—Bienvenido a casa, lobito.
85

JIMIN.

Nos acercamos al gran edificio que se alza frente a nosotros. La zona es


bastante cara y visualmente agradable, con muchos árboles, casas bien
construidas y esencia muy armoniosa. El edificio es blanco pero con
detalles café oscuro y negro que lo hacer ver imponente e impresionante.
Las letras color oro no alcanzo a leerlas pero por su curvatura elegante,
definitivamente también da mucho de qué hablar.

—El restaurante esta hasta arriba. –Me dice Derek a lo que yo asiento.
—Vamos.

Lo sigo mientras cruzamos el largo pasillo con estatuas y cuadros que


deben valer mucho dinero, pero que en lo personal, no se me hacen
lindos. Demasiado serios, fríos. Llegamos al elevador e ingresamos.
Derek pulsa en el botón que dice “restaurante” y una pequeña campanita
suena antes de que las puertas se cierren. Yo suspiro.

— ¿Qué se te antoja para desayunar? — Me pregunta alegre.

—No estoy seguro. –Alzo mis hombros. — Nunca voy preparado para
saber que comer, normalmente llego y después de revisar la carta me
decido por algo.

—Entiendo. –El asiente. –Me parece bien.

Nos quedamos unos momentos en silencio hasta que finalmente


llegamos. Las puertas se abren frente a nosotros permitiéndonos avanzar
hasta llegar al restaurante. La mujer nos da una sonrisa antes de
llevarnos a una enorme habitación hecha de puro cristal dando una vista
fabulosa del cielo y toda la ciudad. Mi mandíbula va a los pies.

— ¿Gabinete está bien? –Pregunta.

—Por favor. — Responde Derek.

Yo los sigo aun con la vista muy fija en el exterior y los enormes edificios,
las personas que parecen hormigas y los coches de juguete. Nos
sentamos en un gabinete de sillones negros junto a un pequeño muro de
plantas que tapa la vista, pero no me quejo. Es sin duda muy hermoso el
lugar y jamás me creí estar en uno así. Era impresionante.

Parece que fue ayer cuando vivía en el pequeño departamento con mi


madre en Oregón, teniendo una vida más o menos tranquila y siendo un
estudiante promedio. Ahora me encuentro con un jefe de mafia
sumamente importante, desayunando en un lugar caro, lleno de lujos y
vistiendo un traje de etiqueta.
¿Quién lo diría?

—Gracias. —Vuelve a agradecer Derek cuando nos entregan las cartas y


el inmediatamente la abre. —Yo ya sé que voy a querer, te daré tiempo
para que tú veas.

—Gracias. —Agradezco ahora yo viendo fijamente los platillos frente a


mí esperando a que uno me seduzca.

—Muy bien. —El carraspea su garganta y coloca los codos en la mesa


para entrelazar sus dedos. Siento su mirada muy puesta en mí pero no
con una mala vibra. —Jimin, antes que nada, si vamos a trabajar juntos
pero me gustaría que se respetara una regla que se será difícil de seguir,
pero espero que lo hagas.

—Claro. —Despego unos momentos mi vista de la carta para verlo.

—Nada de secretos. —Alza su índice. —Todo lo que quieras decirme,


aunque sea una mierda, dímelo.

—Lo haré. —Asiento.

—Dejando en claro eso, puedo proseguir con el cuestionario y después


te dejare que tú me hagas preguntas. ¿Bien?
—Bien.

Mis ojos no dejan de viajar mientras espero a que suelte la primera


pregunta. Puedo sentir que es eterno debido a la tensión que hay dentro
de mi cabeza, pero curiosamente, la primera pregunta me toma algo
desprevenido y de hecho… alivia un poco.

— ¿Qué te gusta hacer? —Me pregunta.

— ¿Qué me gusta hacer? —Repito y el asiente. —Bueno… me gusta la


medicina y leer. —El vuelve a asentir invitándome a proseguir. —Me
gusta hablar, viajar, comer pizza… dormir. La verdad no estoy seguro,
son varias cosas.

—Entonces vamos a simplificarlo. —Él sonríe. — ¿Qué no te gusta


hacer?

—Todo lo que tenga que ver con actuar en público. —Contesto casi al
instante. —Bailar, cantar, dar un discurso o esas cosas. No soy muy
fanático me pongo nervioso.

— ¿Disparas? —Me sigue preguntando.


—Siendo franco, me asustan las armas de fuego. —Aprieto mis labios y
me encojo en el asiento.

— ¿Te gustan las cosas filosas? —Vuelve a preguntar.

Trago pesado y no puedo evitar encogerme un poco más. Visiblemente


estoy incomodo con aquella pregunta que tiene un trasfondo muy
importante para mí. Aun así, Derek o le da igual o no se percata ya que
su mirada se mantiene tranquila. Eso me relaja un poco.

—M-me gustan. —Muerdo mis labios. —Es decir, me gustan más que las
armas de fuego.

—Si pudieras tener un arma, ¿Cuál sería? —Vuelve a preguntar.

—Quizás un cuchillo, algo filoso. —Medito bien. —Algo… que intimide,


sea original. ¿Me explico?

—Cuéntame sin pena.

—Bueno. Si me pones en esa situación, obviamente me gustaría causar


algo de miedo. Si saco un cuchillo simple o una navaja puede que sería
algo vergonzoso. A menos que se trate de un gran cuchillo, quizás allí
me lo plantearía, pero es pesado y difícil de esconder, así que no me
conviene mucho.
—Eres listo. —Él sonríe. — ¿Entonces?

—Una… ¿Motosierra?

Ambos no podemos evitar reír y yo enrojecer de la vergüenza después.


Derek niega con la cabeza mostrándose divertido y yo suspiro tapando
mi boca con mis pequeñas manos antes de alzar una ceja.

—No soy fanático de sesos volando, así que… creo que entonces un
arma de fuego estaría bien. Un tiro firme y seco. —Alzo mis hombros. —
Podría acostumbrarme.

—No. Tú no eres un chico de fuego. —Niega con la cabeza. —Eres de


aire.

— ¿Aire? –Pregunto curioso.

—Volátil, astuto, humanitario hasta cierto punto. Te sigues preocupando


por el bien ajeno de una forma o de otra. —Me dice y yo solamente lo
observo. —Creo tener el arma perfecta para ti, pero deberás cuidarla
mucho.

—Lo haré. –Contento. — ¿Qué es?


—Es filosa. —Me dice con cierto aire de suspenso. —Con un símbolo
histórico muy importante.

Siento mi cuerpo dar un pequeño temblor de emoción y pestañeo


comenzando a tachar posibilidades en mi cabeza así como añadir
nuevas.

— ¿Qué es? –Pregunto ansioso.

— ¿Quieres saber? –Sigue jugueteando.

— ¡Si! —Suelto emocionado.

— ¿Seguro?

Vuelvo a asentir frenético y él sonríe.

— ¿Te gustan las katanas?

Abro tanto la boca que de no ser por mi mandíbula, más la de la mitad de


mi cara hubiera caído al suelo. Una vibración calurosa me azota la
espina dorsal y casi puedo sentir mis pupilas agrandarse al pensar en tal
magnificencia que podía caer en mis manos. — ¿Una katana? —Repito.
—Te imagino con una katana, no sé por qué. Es intimidante, original y
fácil de portar hasta cierto punto. Tú y ella se llevarían muy bien. —Sigue
mientras le hace seña al mesero de acercarse. — ¿Qué dices? ¿La
aceptas?

— ¡Por supuesto!

—Me alegra tu entusiasmo. Te enseñaremos a usarla. —Dice en voz


más baja. —Ahora sigo haciéndote preguntas, primero vamos a ordenar.

Yo asiento y reviso la carta velozmente. Cuando el mesero me observa


pido un jugo de zanahoria y unos waffles con chocolate. Realmente no se
me ocurrió nada más y fue lo primero que apareció frente a mis ojos. No
me quejo. Me gustan los waffles.

—Entonces. –Retoma Derek cuando el mesero se retira. –Sigamos con


las preguntas. ¿Por qué quieres realmente ponerte de mi lado?

—Quiero vengarme de Min Yoongi. —Le contesto. —El me hizo mucho


daño y quiero que lo sienta de vuelta. — A-además con la conversación
que tuvimos en el coche, me siento mejor aceptado aquí. Realmente…
me hacen sentir en casa.

—Me alegra mucho Jimin, y comprendo tu punto. Por enamorarnos


cometemos locuras. —El permanece un poco serio. —Pero dices querer
vengarte, ¿Cómo? ¿Qué harás?

—Bueno…

—Y sobre todo, ¿lo matarás? —Me interrumpe dejándome callado. —


Porque supongo que después de todo esto vas a matarlo y no perdonarle
y comenzar de cero. Eso no es una venganza, solo resentimiento.

—No estoy seguro de que hare, realmente siquiera creí estar aquí. —
Confieso. — Quiero encontrarlo y… torturarlo mentalmente. Y
físicamente también. No lo sé, algo se me ocurrirá.

—Ese es el problema, Jimin. —El me observa todavía con cierta


seriedad. —No puedes ser espontaneo cuando lo tengas cara a cara.
Debes prevenir y tener un plan. ¿Qué harás si él tiene un arma y no te
deja acercarte? ¿Lo enfrentaras?

—Lo haré.

— ¿Y después?

—Jugar con él.

— ¿Y después?
—No lo sé.

— ¿No vas a quitarle todo lo que tiene? ¿Tenerlo encerrado y llevarlo a


una demencia total donde no sepa ni como se llama? ¿No vas a hacerlo
trizas? ¿Asesinarlo fríamente y escucharle pedir clemencia?

Mi cuerpo se hiela de tan solo pensar en ello. Mi corazón late


dolorosamente y siento el impulso de negarlo y decir que jamás me
atrevería a hacer eso. Es demasiado. Yo no podría.

—Quizás. —Digo en un hilo de voz. —Todo dependerá de que suceda…

—Jimin, sabes que te tengo aprecio. —Vuelve a llamar mi atención. —


Pero es muy diferente que quieras unirte a mí solo por querer vengarte
de tu corazón roto y después no hacer nada más. En ese aspecto Yoongi
solo es un cabrón que te hizo sufrir.

Lo escucho en silencio sintiéndome regañado.

—Otra cosa completamente diferente es unirte a mí. Estando conmigo


Yoongi no será nuestro objetivo, serán muchas otras personas y estamos
en constante movimiento donde deberás ayudar en muchas cosas.
Estando conmigo, Yoongi es tu enemigo, de la mafia contraria y tenemos
que asesinarlo. Si tú no lo haces, mi gente lo hará pese a los reclamos
que me hagas.
—Pero si…

—Déjame terminar. —Me interrumpe suavemente y yo asiento. —Si


Yoongi es la única razón por la cual estas aquí, no funcionara Jimin.
Cuando tú tengas a Yoongi en frente podrás jugar con él un par de
minutos, decirle sus cosas y después lo mataremos. Y tú seguirás con
nosotros como parte de la mafia. Adiós Min Yoongi y tú sin embargo
sigues adelante con nosotros. ¿Me captas eso?

No lo había pensado así. Muerdo mis labios y observo el juego que me


han traído pero ni yo me he percatado ni en qué momento fue.

—Si quiero dejarte eso en claro, Jimin. —Retoma. —Si estás conmigo es
porque quieres estar conmigo y no por vengarte de Min Yoongi. Eso es
punto y aparte y no volcare todo mi trabajo a encontrarlo solo por ti. El
gusto te durara poco. Si esa es tu meta en la vida, te lo digo, no
funcionara. No puedes meterte conmigo, vengarte creyendo así tener
más poder sobre él y una vez que finalices, dejarlo vivo o salirte sin más.

Voy apretando mis puños debajo de la mesa pero mostrándome sereno


con la mirada. Asiento con una pequeñas sonrisa pese a que por dentro
estoy sintiéndome rabiar al máximo.

—Eso Jimin es un berrinche, un capricho. —Alza su ceja. —Yo no trato


en mi mafia con niños caprichosos vengativos. Hay que mantener la
mente fría y no dejarse llevar por impulsos. Mi mafia tiene asuntos más
importantes que tratar y Min Yoongi créeme, no es parte de ello. No nos
molestaríamos siquiera en ir tras el a menos que se cruce en nuestro
camino. Y por eso te lo digo Jimin: si crees que soy un boleto para
acercarte a Yoongi, estas equivocado. Así no funcionara.

Suelto un suspiro y fuerzo mi cabeza a trabajar en algo pero nada llega.


Todo lo que quería hacer básicamente me lo ha puesto en cara y
demostrado que las cosas no funcionaran como yo quiero. Muerdo mis
labios de nuevo para no enfadarme pero es cierto que me está dando un
mal sabor de boca ver que las cosas no están saliendo como yo quiero.
A mí no me interesa esto, solo lo quiero a él.

—Entiendo. —Es lo único que digo.

—Teniendo en cuenta esos puntos, te lo preguntare solo una vez. —Alza


su índice. —Solo una, ¿bien?

—Bien. —Asiento.

— ¿Realmente quieres entrar?

Me remuevo un poco en el sillón buscando acomodarme. Derek asiente y


me dice que me tome mi tiempo para pensar. Yo me cruzo de brazos y
comienzo a mover mi piernas derecha de arriba a abajo pensando en
que hacer.
Si entro con Derek, casi toda mi vida estaría dedicado a esto, a matar
gente que no quiero o no hay razones para que, solo por sencillas
órdenes. Estaría condenado a servir al lavado de dinero cuando eso no
es siquiera algo que quiera hacer. Yo solo quería entrar para aprender,
enfrentarme a Yoongi y allí tener mi camino por separado. Claro que no
me había puesto a pensar en ese entonces que quizás Yoongi no era su
prioridad, estaría con ellos hasta mi muerte y mi venganza sería
demasiado efímera.

El problema es que si me niego, ¿ahora qué? ¿Cómo se supone que voy


a encontrarlo? Necesito este medio para informarme, para estar al tanto
de los demás bandos y tener pistas. Si me niego estaría completamente
solo en esto, seria valerme por mi mismo en su búsqueda por todo el
mundo. Necesitaría mucho dinero para pagarles a personas que me den
información pero no sabría ni dónde encontrarlas. Es un riesgo
malditamente complicado estar solo.

Taehyung se ha ido.

Forcraft no me ayudara más ya que sospecha que estoy enredado con


ellos.

Elliot dudo que me dé información ya que Derek no se lo permitirá.


Quedará todo como una relación normal entre nosotros. Si dejo de
hacerle caso se dará cuenta que solo lo utilice para llegar a su padre, lo
cual no quiero que suceda. Lo único que tendría que hacer para seguirlo
manteniendo de mi lado es fingir amarlo o seguir siendo su amigo pese a
que me canse y aburra estar con él.

Dios… ¿Qué hago?

— ¿Y bien? –Me pregunta Derek suavemente. —¿Qué quieres hacer


Jimin? Si no entras no significa que dejas de tener mi apoyo en lo que
necesites, pero no te ayudare en nada que tenga que ver con Min
Yoongi. De eso olvídate.

—Está bien. –Asiento suavemente. —Gracias.

— ¿Entonces que elegirás? — Vuelve a preguntar. — ¿Estas dentro o


estas fuera?

¿Tengo lo necesario para lanzarme solo en este abismo? ¿Enredarme


en la cuerda aun no teniendo el dinero o la información? ¿Podría llegar a
encontrarlo sin tener absolutamente nada de información de él y su
paradero?

¿Puedo yo cazarlo por mi propia cuenta? ¿Puedo agarrar mi propia


escopeta y correr en el bosque buscándolo sin cansancio, sin comida y
sin agua? ¿Puedo cazarlo?

—Me pides ser completamente honesto contigo, ¿no? —Pregunto con


cierta inseguridad.
—Así es. –El vuelve a asentir. –Dime lo que realmente quieres y te lo
respetaré. Aun estas a tiempo para tomar tus propias decisiones Jimin.

No tengo dinero, debo pagar la Universidad, debo conseguir un nuevo


departamento. Tengo solo una maleta y un teléfono para pelear contra el
mundo. ¿Cómo podría mantener a flote? Si apenas podría conmigo
mismo, ¿Cómo pretendo viajar para verlo? ¿Pagar clases de defensa
personal? ¿Rastrearlo? No puedo. Me tomaría años estabilizarme antes
de poder correr tras él y eso aun con la incertidumbre. Quizás nunca
pueda hacerlo.

Pero por otro lado seria esclavizarme a algo que no quiero. Aunque
siempre puedo fingir una muerte… podría huir, hacerme pasar por
muerto. Puedo esperar a tener algo de Yoongi y ponerme en contacto
con él para idear un plan y juntos desaparecer. O hacer algo. La verdad
es que hay varias opciones que me acercan, aunque quizás no sean tan
difíciles de llevar a cabo.

¿Pero y si nunca puedo? Al menos me acercaría, tendríamos un hilo en


común: la mafia. ¿Es suficiente? Quizás mejor que no tener nada.

Mi silencio permanece, la pelota de los pensamientos yendo de un bando


a otro.
—Ya… tome mi decisión. –Digo soltando un suspiro y viéndolo. El alza
ambas cejas y yo asiento. —La tengo.

— ¿Y bien? — Pregunta dándole un trago a su café.

—Las katanas son un arma que fantaseo mucho tener y sin duda el
entrenamiento personal me ha cautivado.

El esboza una sonrisa algo inquietante: —Eso es bueno, Jimin.

—Lo es. —Mi sonrisa se mantiene. Es hora de hacer la barba. —Y te


agradezco mucho por haberme dado la oportunidad de entrar, Derek. Es
algo que realmente te agradezco ya que jamás creí llegar a hacer, siendo
profundamente sincero.

—No agradezcas, Jimin. Ya te dije que te tengo cierto afecto. —Vuelva a


asentir.

—Y gracias por eso también. —Tomo una inhalación profunda. —Por


haber ayudado a mi madre y haberme cuidado a mi desde la distancia.
Ese favor es algo que quizás nunca llegue a recompensarte pero quiero
que sepas que si tu… necesitas que te pague de alguna forma, lo haré.

El me mantiene la mirada y yo ya estoy listo para dar el veredicto final.


Cierro mis ojos e inhalo profundo una última vez antes de abrirlos.
—Te deseo mucha suerte con tu gente… —Trago duro. —Y gracias por
haberme dado el acceso para entrar a tu mundo y por todas las palabras
de aliento, realmente me sentí como en casa. –Aprieto la servilleta con
mis manos y Derek alza ambas cejas. — Nuevamente gracias, y… lo
siento, Derek. Estoy fuera.
86

JIMIN

Es entrada la tarde cuando llego a la pequeña habitación donde estoy


hospedado. Pego mi espalda a la puerta y suelto un suspiro pesado
viendo al techo en un silencio inquietante. Vuelvo a bajar la vista al suelo
viendo los zapatos que porto y vuelvo a pasar saliva.

Relamo mis labios y me acerco a la maleta observando la ropa fuera y


una pequeña nota que me informa que en cuatro días debo desalojar la
habitación. Aprieto mis labios con fuerza y una repentina sensación de
derrota me va consumiendo. Lo deje, al final no entre.

Yo no quería eso y no me iba a condenar o arriesgarme a que algo


pasara. Era algo estúpido viendo mi situación pero ya basta de
dependencias. Es momento que solo pueda con las cosas. Es mi
venganza. Es mi capricho. Yo solo me hare cargo de ello. ¿Qué mejor
forma de demostrarle a Min que puedo ser igual que el que llegando sin
ayuda? Creo que soy perfectamente capaz de encontrar otras vías para
llegar a él. La mafia era la vía segura y sencilla.

Las cosas no siempre son así.

Agarro mi teléfono y me siento en la cama y le marco a Taehyung. Al


menos a él voy a informarle que no soy parte de eso y puede mantenerse
tranquilo. Si le dice a los demás ya no me interesa, no me interesan
todos ellos, yo solo quiero a Yoongi.

Al tercer pitido el descuelga. Tomo aire y aprieto mis pantalones.

— ¿Jimin? —Pregunta del otro lado con voz ronca. — ¿Qué pasa?

—No entre a la mafia. —Le digo abrazando mis rodillas.

— ¿Qué demonios?

—Lo sé. –Suelto un suspiro. —No te juzgaré si me tomas por un imbécil


pero no quería eso. Al final las circunstancias se complicaron. Hice todo
por llegar, lo hice. Sin embargo los términos no eran los que me
beneficiaban con lo que quiero hacer. Sabía que todo iba demasiado bien
para ser verdad.

—Francamente no se ni que decirte. Atentaste contra tu propia vida para


llegar acá y… ¿te haces hacia atrás así nada más? —Pregunta incluso
con cierta molestia. — ¿Qué demonios te sucede, Jimin? ¿Ya te
acobardaste? ¿Por qué no tomaste los riesgos?

—Porque eran demasiados riesgos. —Enfoco de mala gana. —Así que lo


buscaré bajo mis propias reglas y por mí mismo.
— ¿Y cómo planeas hacerlo? –Pregunta. –Espero que no creas que
porque volví con Forcraft te pasaré información. No hare eso, Jimin. No
me arriesgaré a que me maten.

—Sé que será complicado que yo me acerque a él, así que ya tengo un
plan para eso. —Esbozo una sonrisa.

— ¿Cuál?

—Es fácil. Si no puedo ir yo, entonces yo lo haré venir a mí.

—Claro. –El suelta una risa. — ¿Crees que llegará corriendo a tus brazos
si te lo propones? Él está con su familia Jimin. No vendrá a ti nunca más.
Forcraft lo está buscando y no…—

— ¿Familia? –Interrumpo ampliando mis ojos. —Espera, el… ¿Está con


su familia? ¿No esta con ustedes?

Hay un largo silencio del otro lado. Yo aprieto el teléfono.

—Taehyung, respóndeme. —Susurro con fuerza.

—Es lo único que te diré, ¿bien? —Me dice cansado. — Se fue con el
grupo L. Lo vimos en el aeropuerto con los otros hijos de Min Suga. Se
han ido.

— ¿El grupo L? —Repito temblando. —Ellos… espera. ¿Ellos no


eran…?

—Si, ellos. —Me interrumpe y yo me congelo. —Will, Clara y Forcraft


están tratando de ubicarlo pero no tiene nada aún. Yo estaré en otros
lugares mientras tanto y cuando sea oportuno volver contigo y tendremos
que hablar de unas cosas.

— ¿Qué cosas? –Pregunto.

—Te dije que cuando sea oportuno.

— ¡Taehyung no me jodas!

—Te dejé dinero en el banco, todo lo que tenía ahorrado. Úsalo bien y
podrás vivir perfectamente bien durante mucho tiempo. Tengo que
colgarte.

— ¡Espera, aun no cuelgues! —Suplico. —Dime a donde fue.

—Te dije que no te diría más, Jimin. –Me dice. –En serio tengo que
colgarte antes de que alguien escuche de lo que estamos hablando. Ten
cuidado y espérame. No hagas una tontería.

Cuelga apenas abro la boca. Observo detrás de mí la maleta y rebusco


entre las cosas la carta de Yoongi. La saco y extiendo releyendo todo
nuevamente. Volver a vernos… en distintas circunstancias. El grupo L.
Ellos se acercaba, ellos lo estaban buscando. El grupo L era la familia de
Yoongi.

Pero entonces… el padre de Yoongi…

Aviento la carta y vuelvo a agarrar mi teléfono. Ingreso a internet e


inmediatamente busco acerca de ellos. El grupo L, un grupo liderado por
una persona desconocida después del fallecimiento de Min Suga. Min
Suga… asesino Europeo… Francia… Italia…

Min Suga.

¡Min Suga! ¡Mierda! ¡El diario!

Me golpeo en la frente aun manteniendo los ojos muy abiertos y siento mi


aire cortarse. Mi cuerpo da una punzada y lentamente los recuerdos
comienzan a azotarme. El diario… recuerdo que hace dos años cuando
fui a firmar el contrato con Yoongi el me mostro un diario. Él me dijo ese
mismo día que su padre fue un asesino y estaban sus iniciales allí: MS. Y
al costado… PC.
¿PC?

Park… Park Chaerin. ¿Park Chaerin? ¿M-mi madre?

Oh, maldita sea. Necesito ese diario. Necesito revisar ese diario ahora
mismo y ver que dice allí dentro. Si hay cualquier cosa de su padre podre
tener más información al respecto. Había escuchado hablar de él, creí
que era solo una coincidencia el apellido con el de Yoongi, realmente
jamás me enfoque en el hasta ahora. El grupo L, Min Suga, Min Yoongi,
Park Chaerin… si esta Park Chaerin entonces también esta Derek. Y si
esta Derek, esta Kyle. Y si esta ellos dos, están Clara, Will y Anthony.

Es una maldita red de conexiones. Una maldita telaraña de hilos rojos


que nos une a todos.

Pero yo, ¿Cómo formo parte de esto entonces? Si mi madre me cuidaba


y era amiga de Derek y Derek también me cuidaba desde lejos… ¿Por
qué? ¿De qué me cuidaban? ¿Por qué me cuidaban?

Mis ojos se abren más y toda mi respiración se corta.

No… no, no puede ser posible.

No…
No…

La conversación clara invade mi mente congelando mi cuerpo por


completo. No pienso en nada si dejándome arrastrar completamente por
mi memoria… no puede ser posible.

Observo la radio y a mi madre apoyaba en el taburete mordiendo su uña.


Apaga el aparato bruscamente y observa por la ventana con una gran
preocupación.

“Es muy preocupante lo que está sucediendo aquí en América.”

“Quizás estaríamos mejor en el extranjero y no acá. Vivir en otro lugar.


Ya no estamos completamente a salvo.”

“Hemos pasado por muchas cosas similares y nunca dijiste nada. ¿Por
qué ahora sí?”

Mi madre se mantiene en silencio y niega con la cabeza antes de darle


un trago a su café. Espero su respuesta pero nunca llega.

“Llegaré tarde, por favor me mantienes informada dulzura.”

Por la mierda.
El grupo L. El grupo L me está buscando, estaba, no lo sé. A esas
reuniones a las que iba mi madre, ¿iba a hablar con Derek? Eso
explicaría por qué cuando fue la cena y apareció Yoongi, Derek y Kyle
reaccionaron. Yoongi era el hijo de la mafia enemiga. Querían detenerlo.

Forcraft llego a defender a Yoongi. ¡Pero si mataron a mi madre era


porque él sabía que era parte de eso!

¡Entonces ni Derek ni Kyle asesinaron a mi madre! ¡Y si no fueron ellos


entonces…!

Mis ojos dan una punzada y las lágrimas invaden al instante que tapo mi
boca.

Me abalanzo nuevamente hacia mi celular y marco corriendo a la tarjeta


que tengo guardada. Comienzo a negar repetidas veces con la cabeza
esperando que descuelguen el otro lado hasta que finalmente lo hacen.

—Habla Mingyu.

— ¡Mingyu! –Digo con voz ahogada. — ¡Lo siento! No quería marcarte


así pero necesito que me contestes algo importante, realmente
importante.

—Claro, ¿Qué sucede?


—Es de algo de hace dos años… —Mi voz se apaga. —La cena de año
nuevo…

Un gran silencio se produce del otro lado. Lo escucho pasar saliva y sé


que es una mierda preguntarle ahora de eso, pero estoy en ansiedad
total.

—Estabas allí. Lo viste todo. Y lo siento, perdóname por hacerte recordar


pero… m-mi madre. –Mi voz falla un poco. — ¿Quién mató a mi madre?

—No sabría decirte, Jimin. Esa noche fue muy confusa y habían
demasiados hombres. Era confuso, no recuerdo y solo…

—Dime lo que recuerdes. Te lo estoy implorando. –Las lágrimas


comienzan a brotar aunque trato de detenerlas y mi cuerpo tiembla. —
¡Mingyu, por favor!

—Lo siento, lo siento. —Me dice. —E-estaban hablando de Yoongi y que


lo necesitaban. Después entro este hombre con otros y comenzaron a
disparar. T-tu madre trato de salir con un hombre rubio pero el que había
entrado le disparo en la espalda.

Mis manos comienzan a temblar. Mi vista se empaña debido a las


lágrimas.
—No sabría decirte quien es Jimin. Era castaños y de ojos creo que
verdes. ¿Monraft? Monlft… su apellido era muy extraño. Él le disparo
primero y grito que necesitaba a Yoongi y el rubio dijo que te necesitaba
a ti. Tu madre gritaba y dijeron algo de unos papeles y ella dijo que jamás
los daría y… el rubio le disparo. Luego entre el castaño y el comenzaron
a discutir y pelearon entre ellos y…

—Debo colgar. –Digo temblando. –Debo colgar.

—¿Estas b…—?

Cuelgo antes de que finalice y me mantengo en trance viendo a la nada.


El rubio y el castaño disparándole a mi madre. Sullivan y Forcraft
disparándole a mi madre.

Y por mí.

Ellos me querían a mi porque el grupo L me estaba buscando. Solo


fingieron estar ayudando a mi madre y protegiéndolo cuando a mí era
con quien realmente querían dar.

Me le escape a Forcraft y se enfadó. Y ahora Sullivan.

Mi teléfono comienza a sonar en mis bolsillos. Lo saco aun con lágrimas


y veo el nombre de Elliot en la pantalla. Cuelgo. Mantengo aun la vista
fija pero vuelve a marcarme y a mandarme mensajes en descontrol.

— ¿Qué? —Pregunto tratando de aguantar el llanto.

— ¡Sal de ahí ahora mismo! –Grita el escandalizado. — ¡Sal del cuarto!

— ¿Qué? –Pregunto asustado. —Elliot, ¿Qué pasa?

— ¡SAL MALDITA SEA! –Grita con fuerza. — ¡SAL Y VETE LEJOS A


DONDE SEA! ¡VETE YA!

— ¡DIME QUE MIERDA SUCEDE!

— ¡MI PADRE VA POR TI JIMIN! ¡TODO ESTO ES SOLO UN MALDITO


TEATRO PARA QUE TE UNIERAS A LA BUENA! ¡TE QUIERE A TI! ¡VA
POR TI Y VA A MATARTE SI NO TE UNES!

Toda mi sangre vuelve a congelarse.

— ¡SAL AHORA MISMO!

Escucho un fuerte disparo.


Cuelgo y corro a la maleta con mis manos temblando escuchando ruidos
más cercanos. Me asomo por la ventana viendo una hilera de coches
negros de los cuales se escuchan fuertes disparos que están haciendo
gritar a las personas.

Aviento la maleta lejos y solo agarro el dinero, la carta, un cuchillo que


guardo en mi pantalón y el teléfono antes de salir corriendo de allí. Azoto
la puerta con fuerza y comienzo a bajar corriendo las escaleras sintiendo
mi pulso ir demasiado rápido y el eco de los disparos detrás de mí.

Abro la puerta principal encontrándome en la calle y comienzo a correr


tan rápido como puedo.

— ¡ALLÁ ESTA! ¡CRUZANDO LA CUADRA DE LA AVENIDA DIEZ! —


Escucho a mis espaldas. — ¡DISPAREN PARA LASTIMARLO!

Escucho las balas rozar con mi piel haciéndome ahogar un grito y


empujar a la gente. Escucho las llantas de los coches rechinar en mi
cabeza soltándome después un grito cuando una bala se estrella casi
contra mi pie. Doy un respingo y doy la vuelta a la cuadra.

Volteo detrás de mí sin dejar de correr veo a cinco hombres, incluyendo a


Derek persiguiéndome con armas a la mano.

— ¡YA DEJENME! —Grito con fuerza.


Comienzo a correr más rápido escuchando el rechinido de los coches
cuando trato de cruzar la calle. Brinco sobre el capo de uno sintiendo la
adrenalina a flor de piel y vuelvo a caer al suelo. Me levanto
pesadamente sin dejar de correr y viendo la sangre en mis manos debido
al raspón.

— ¡Jimin! — Escucho a Derek. — ¡No hagas esto más difícil!

— ¡NO IRÉ CONTIGO! ¡ASESINO! — Bravo en lágrimas. — ¡ASESINO,


MENTIROSO! ¡TU MATASTE A MI MADRE!

La bala roza con mi oreja haciéndome aullar de dolor y caer al suelo de


rodillas. Coloco mi mano en el costado escuchando un insistente pitido
que me hace gritar pero ya no escucho más nada. Veo la sangre escurrir
de mis manos y aun sin escuchar nada me levanto en silencio total
viendo a la gente abrir la boca y sus expresiones de horror.

No escucho mis pisadas, solo siento la sangre deslizándome por todo mi


cuerpo y el rechinido que me está mareando. Vuelvo a cruzar más calles
viendo el humo cerca de mí y las camionetas también perseguirme desde
lejos.

El sonido vuelve de poco en poco y lo primero que escucho son las


sirenas de la policía, las balas estrellándose contra todo y los gritos de la
gente. La multitud me ha cubierto y con la mano aun empapada de
sangre saco mi teléfono y golpeo los números sin detenerme.

— ¿Jimin? — Preguntan de nuevo.

Trato de abrir la boca pero siento otro disparo rozar cerca haciéndome
gritar de dolor pero no me detengo. Escucho la voz escandalizada de
Taehyung del otro lado preguntando que mierda está sucediendo.

— ¡TODO ERA UNA MALDITA TRAMPA! — Grito apenas puedo. —


¡ERA EL GRUPO L QUIEN ME BUSCABA!

— ¡¿Qué mierda?! ¡Jimin! ¡¿Qué sucede?!

El teléfono resbala por la sangre y se cuelga la llamada. Lo tomo rápido y


lo guardo entre maldiciones. Me pierdo más hasta meterme en un
callejón y patear la primera puerta que hay allí sin éxito.

Trato desesperado de tomar bocanadas de aire pero el pitido me hace ir


al suelo con los dientes apretados lágrimas en los ojos.

¿Dónde estás, Yoongi?

Me abrazo a mí mismo estallando en lágrimas y vuelvo a caer al suelo


sin aguantar más el dolor y el cansancio. Cierro los ojos con fuerza y
trato desesperado de buscar su voz.
“Mátalos a todos”

“Mátalos a todos”

“Mátalos a todos”

“Mátalos a todos”

“Mátalos a todos”

— ¡AHORA SI VAN A CONOCERME MIERDA! — Grito sacando el


cuchillo de mis pantalones y levantándome sintiendo una ola de energía
agonizante azotarme violentamente.

Me aferro al cuchillo y suelto un grito lleno de dolor y de rabia antes de


lanzarme fuera del callejón. Caigo sobre dos hombres que se muestran
sorprendidos al verme pero yo no aguanto ni un maldito segundo más y
voy a enterrar el cuchillo en su cara antes de extraerlo violentamente y
que vaya al suelo.

— ¡JIMIN, DETENTE! ¡NO DISPAREN! — Escucho que grita Derek.

Me volteo al otro hombre a quien agarro con fuerza antes de irme a los
golpes y aferrarme más fuerte al cuchillo y brincarle encima. Comienzo a
enterrar el cuchillo sin descanso en su pecho gritando más y más alto
hasta que mi garganta arde y toda la sangre salpica en mi cara.

Estrello el cuchillo contra el suelo y le arrebato su pistola antes de darme


la vuelta en un brinco y comenzar a disparas sin titubear a los demás
hombres que van a colocarse detrás de paredes. Quedan dos y Derek
que también se mantiene con el arma en la mano pero fuera de mi
alcance.

Comienzo a retroceder temblando con el arma en una mano y me inclino


a tomar el cuchillo. Voy retrocediendo más y más y disparando cuando
uno se asoma dándome directamente en la frente. Tratan de darme pero
falla y allí es cuando aprovecho para alejarme más y más rápido hasta
llegar al otro callejón.

Escupo al suelo y guardo ambas armas en mis pantalones antes de


comenzar a correr de nuevo en un reboce de energía escuchando los
gritos detrás de mí y las sirenas. Me pongo contra la pared viendo todas
las unidades dirigirse hacia donde esta Derek así deteniéndolo y que
nadie preste atención a mí.

Mantengo el cuchillo bien apretado contra mi pecho y cierro mis ojos


escuchando mi teléfono sonar después. Lo tomo con el aliento corto.

— ¿Jimin?
—Elliot… estoy bien… —Susurro sintiendo mi garganta arder. — Estoy
entre Dilerson y la avenida diez… junto al callejón que da al café.

—Aguanta por favor, iré contigo. Resiste, resiste por favor.

—Eso… haré….

La llamada se corta y yo me meto dentro del callejón sintiendo mis oreja


quemar y arder. Las lágrimas se adueñan de mis ojos y viendo mis
manos empapadas de sangre voy directo al suelo sin escuchar nada
más.
87

JIMIN

Cobro conocimiento antes de que llegue Elliot. Abro los ojos soltando un
pequeño grito de dolor al instante tapo mi oreja, que es la fuente de tal
dolor. Lentamente me voy reincorporando viendo mis manos teñidas de
sangre. Mis recuerdos vagan y la imagen clara de hombres muertos
apuñalados por mi vuelve a mi cabeza. La energía descontrolada y la
rabia que me impulso a cometer algo que jamás creí llegar a hacer.

Las lágrimas suben a mis ojos al instante.

Mate a alguien.

Soy un maldito asesino.

Retrocedo viendo todavía mis manos empapadas de sangre seca y


comenzando a suplicar en voz baja repetidos no. Paso saliva repetidas
veces al sentir mi bilis producirme un terrible malestar en la garganta.
Una sensación de angustia comienza a recorrerme y me hace apoyarme
a la pared sintiendo la saliva agria demasiado acumulada en mi boca.
Cada vez va más rápido.
Mis ojos se llenan de lágrimas nuevamente y me impulso hacia adelante
sintiendo la primera arcada. La saliva se acumula en descontrol en un
sabor amargo que voy escupiendo por que trato de respirar profundo. Es
un enorme error y vuelvo a tener otra arcada donde casi resbalo. Me
apoyo más en la pared y aprieto fuerte mis ojos sintiendo la ansiedad
calarme los tuétanos y pantorrillas. El sudor me congela la espalda y
después de respirar profundo una vez más y escupir salvia, finalmente
comienzo a vomitar.

Siento mi belfo temblar pero no me detengo por más que intento. El


malestar me está haciendo estallar la cabeza y el estómago. Sigo
vomitando liberándome por completo, expulsando absolutamente todo lo
que tenía dentro. Aun cuando no hay nada más y es el puro movimiento
y expulsión de saliva no dejo de temblar.

Me mantengo quieto respirando profundo y me reincorporo un poco hasta


apoyarme en la otra pared. Lanzo mi cabeza hacia atrás dándome un
pequeño golpe que apenas siento. Mantengo mis ojos cerrados y me
obligo a calmarme. Debo calmarme o terminare haciendo otra tontería.
No quiero eso.

Los minutos largos transcurren mientras yo me mantengo oculto


escuchando las sirenas todavía. Veo la hora en el teléfono; ha
transcurrido poco más de veinticinco minutos. Elliot no debe tardar.

¿Puedo confiar en él?


Quizás solo esta noche. Me advirtió de esto, lo cual muestra que
probablemente podría confiar en el al menos esa noche. No más. Creo
que ahora me ha quedado más que claro que definitivamente no puedo
confiar ni en mi propia sombra. Ahora comprendo a que se refería Yoongi
con hacer el trabajo solo y en silencio. Cuánta razón.

— ¿Jimin? — Escucho.

Levanto la vista y volteo a la derecha viendo a Elliot. Suelto un suspiro y


me acerco a él. Frota mi espalda suavemente y un rápido movimiento
entramos al coche. Yo me hundo en el asiento y subimos las ventanas
mientras yo trato de ocultar mi demacrado rostro. Suelto un profundo
suspiro y me mantengo en silencio. Elliot también esta callado. Claro que
lo está. No es como si todos los días te enteraras que tu padre quiere
matar al chico que amas.

—Gracias. —Mascullo en voz baja. —Por todo.

—No agradezcas. — El suspira. — Estarás bien conmigo. Voy a cuidarte


y vamos a mudarnos a un lugar lejano, ¿A dónde te gustaría?

—Elliot. —Aprieto mis labios y suspiro. —En serio agradezco todo lo que
estás haciendo, pero no puedo seguir contigo a partir de ahora. E-es
decir, solo te traería más problemas que soluciones. —El abre la boca
pero lo callo. –Necesito independizarme en mi totalidad, lanzarme al
vacío completamente solo. Se acabó el Jimin acompañado de tal
persona, ya no confió en nadie. Sigo solo a partir de ahora para hacer lo
que yo quiera. Es mi cacería y no quiero que nadie más se interponga en
el camino, no importa cuánto tiempo más me lleve.

— ¿Pero qué quieres hacer? —Pregunta el deteniéndose con el alto. —


Jimin, lo que necesitas es protección. Todas las mafias te están
buscando. Los tres grandes bandos: mi padre con Kyle, Forcraft con Will
y Clara, y finalmente le grupo L. Estas bajo la mirada de miles de
personas.

— ¿Pero por qué? —Pregunto viéndolo. — ¿Qué tengo yo que todos


quieren? ¿Por qué me quieren?

—Ojalá pudiera responderte Jimin, quizás con eso nos ahorraríamos


muchos problemas. –Suspira. –Sé que los dos grandes bandos de acá
en América te quieren antes que la europea, que es el grupo L. Si
quieres verlo así, Forcraft, Clara, Will, Kyle y mi padre luchan por
mantenerte aquí en América. Los dos compiten contra el grupo L, pero
pelean entre ellos.

— ¿Y si formaran una gran alianza donde los cinco se unan?

—Ojala fuera así de sencillo. Nos ahorraríamos muchos problemas. –Ríe


sin ganas. –Pero el grupo L es muy poderoso. Nadie sabe quién lo lidera,
de donde vino, de donde surgió o que quieren. Al principio creíamos que
era Yoongi, después de los últimos acontecimientos, nos percatamos que
en realidad, siempre fuiste tú.

—Si, algo así me contaron. –Contesto y Elliot me observa. –No te diré.

—Taehyung. –Contesta yo abro la boca. –El teléfono que traes guarda


absolutamente todo y podemos hacer interferencia. Bueno, mi padre.
Con la pequeña conversación con él, fue lo que basto para que mi padre
atacara. Si el grupo L no quería a Yoongi era obvio que eras tú. Min se
unió, siguen peleando.

—Pero el grupo L es la familia de Yoongi quien controla. No me dirás que


no saben nada de ellos. –Contesto alzando una ceja.

—Te sorprenderías. —El sigue avanzando metiéndose a unos callejones.


—Sabemos que su padre fue Min Suga y que tuvo otros hijos. ¿Cuántos?
No sabemos. Nadie sabe. ¿Dónde están o donde fueron enviados?
Tampoco nadie sabe. Es una incógnita y Min Yoongi era nuestra pista,
pero se le ha escapado a Forcraft así que no tenemos nada. Solo a ti y la
extraña obsesión del grupo L por tenerte.

Me mantengo en un pequeño silencio analizando profundamente todo lo


que Elliot acaba de decirme. Todos están enterados de las mismas
cosas, la información viaja entre bando Sullivan – Forcraft de una forma o
de otra por mí. Son enemigos compitiendo por ver quién me coge
primero, aunque viendo el juego ahora, no sería de extrañarse que se
aliaran. Toda la mafia importante de Estados Unidos y América contra la
más poderosa del mundo, la europea.

— ¿Min Suga está muerto? — Pregunto viéndolo de reojo.

Elliot se mantiene en un pequeño silencio antes de levanta sus hombros:


—Supuestamente. La realidad es que nadie sabe y sospechamos que
pueda seguir vivo y el mismo es quien controla al grupo L. Nos faltan
pruebas, solo son teorías.

—Suponiendo que aquella teoría es cierta, ¿Por qué Min Suga me


querría? –Pregunto de nuevo y frunzo la boca. — ¿Qué acaso me quiera
dar a alguien?

—Nadie sabe de tu familia, Jimin. Quizás ellos sí y vales muchísimo


dinero. Quién sabe. Las posibilidades son infinitas.

—Necesitaría ponerme a investigar.

—Definitivamente no lo harás. A la mínima sospecha van a matarte o


atraparte. Tienes tres cosas muy sencillas con las cuales pueden
identificarte y podrían sacar provecho de eso. Ahora cuatro.

— ¿Cuáles?
—Uno, eres Park Jimin. A estas alturas ya todos saben quién eres tú en
cualquier mafia. — Comienza. — Dos, tienes el precioso cabello rubio
único como Park Chaerin. Destellos dorados y cafés como si fuese un
degradado. Tres, fuiste el muñeco de Min Yoongi. Tu cuerpo está lleno
de heridas, marcas y cicatrices fáciles de identificar. Y cuatro, tienes la
mitad de una oreja volada.

—Gracias, no me había percatado de ello. — Me tapo y observo el


hospital enfrente. Alzo una ceja. — ¿No íbamos a tu casa?

—Primero debes tratarte eso. —Señala. —Ahora. No es pregunta. Baja.

Suelto un gruñido pero no quiero morir por una infección. El dolor vuelve
apenas vuelvo a pensar en él y me tambaleo fuera del auto con Elliot
tomándome de los brazos para que no pierda el equilibrio.

Bien. Mi oreja va a curarse, seré dado de alta. Puedo ir planeando que


hare, como me moveré. Ya no estoy completamente seguro de mi
objetivo. Antes era Yoongi, pero ahora centenares de personas de todas
partes del mundo me están buscando. Debo huir, debo camuflarme y
mantenerme seguro bajo una sombra antes de ir por él.

Y el problema más jodido, es que el estará escabullido y en el centro de


justamente, las personas de cierto grupo que mayormente debo evitar.
.

TAEHYUNG.

Bajo del avión con las maletas y aun sintiéndome jodidamente


preocupado. Jimin no me devolvió la llamada y cuando yo le marque, él
nunca me lo devolvió. Estuve haciendo distintas paradas hasta que
finalmente vine a Oregón. Eso ayudo a que fuera más complicado
rastrearme.

Saco mi teléfono y le marco a Anthony. El me responde no mucho


después.

— ¿Llegaste? –Es lo primero que me pregunta.

—Llegue. —Contesto ajustándome los lentes de sol y viendo


rápidamente de izquierda a derecha.

—Mandaré a Jeongyeon a que vaya por ti. —Me dice. —Yo estoy con
Will y Clara en una reunión. Le pediré que te lleve a una casa, allí estarás
todos por el momento. Te veré en la noche.
—De acuerdo.

Colgamos y yo suelto un suspiro. Espero a la mencionada quien me


recibe cálidamente casi media hora después. Me ayuda llevando una
maleta y nos subimos a una camioneta negra que ya bien conozco. Ella
enciende la camioneta mientras yo me acomodo y me quito los lentes de
sol.

—Ha pasado un tiempo. –Me dice ella divertida. –La última vez que te vi
huías con Park Jimin por tu vida.

—Aquellos tiempos… —Suelto un suspiro.

— ¿Dónde está el? –Pregunta.

Froto el tronco de mi nariz: —Eso me gustaría saber también.

Ella guarda silencio y ladea su boca. No hace más preguntas al respecto


y seguimos avanzando por la ciudad que aún recuerdo perfectamente.
Me duermo un rato durante el trayecto ya que me encuentro sumamente
cansado. Reposo mi cabeza bien el asiento y me cruzo de brazos
esperando a que lleguemos a la casa de Anthony. No sé qué cambios
habrán hecho durando estos dos años pero supongo fueron bastantes.
—Aquí bajas. –Me dice Jeongyeon cuando nos detenemos. Yo abro mis
ojos y observo la casa con grandes ojos. —Muy humilde el lugar, ¿no
crees?

—Demasiado. –Rio al ver la enorme mansión. — Gracias chica.

—Ya sabes, aquí siempre para salvarte. —Bromea y quita los seguros.
—Bienvenido a casa.

—Claro que sí. Es bueno volver.

Bajo de la camioneta con mis maletas y las arrastro como puedo a la


entrada. Toco y una mujer va a abrirme sin decir nada, solo asintiendo
suavemente. Me ayuda a meter las cosas y yo ingreso al enorme espacio
viendo el candelabro de cristales que se alza glorioso por toda la sala.

— ¿Señor Kim? —Pregunta ella y yo volteo. —El señor Will me pido


informarle que su habitación está en el primer piso, a mano derecha. Es
una puerta negra con una perilla de oro.

—Gracias. –Asiento. –Yo puedo llevar eso, no se preocupe.

Ella parecer agradecer con la mirada.


— ¿Cuál es su nombre perdón? –Pregunto de nuevo.

—Ross. –Contesta ella con voz algo callosa debido a su edad.

—De acuerdo, Ross. Muchas gracias.

Vuelvo a cargar con las maletas y las voy a dejar justo donde me dijeron.
Es una habitación bastante grande donde quepo perfectamente. Quizás
hasta cuatro podrían estar acá. Acomodo las cosas y salgo cerrando la
puerta detrás de mí. Bajo las escaleras y observo a Ross muy apurada
en la cocina.

— ¿Necesita ayuda? —Me ofrezco.

—Gracias. –Asiento. —Yo puedo llevar eso, no se preocupe.

—Claro. —Asiento sin saber exactamente a quien se refiere.

Salgo de la cocina y me paseo por la sala sin prestar mucha atención a


los detalles. Me pierdo un par de minutos hasta que escucho el famoso
timbre. Me encamino rápidamente voy a abrir. Mi sangre se hiela y va
directo al suelo.

— ¿Jungkook? –Pregunto y mi voz truena.


Sus ojos chocolate se abren con más sorpresa y sus delicados labios se
abren. Algo helado me recorre y el simplemente no puede apartar la vista
de mí. Da un paso atrás negando con la cabeza suavemente y tapando
su boca.

—No. –Susurra negando con mayor insistencia. —Tu no.

No sé exactamente que decirle. Abro la boca para lo primero que venga:


—Forcraft me mandó acá. ¿Qué mierda? ¿Qué haces tú acá?

—Vivo acá. — Me contesta aún sin color en su piel. — T-tu… creí que
estabas en Nueva York.

—Estaba. —Me abro un poco para que pase pero él no lo hace. —


Escúchame Jeon. Sé que tuvimos nuestros problemas en el pasado pero
ahora estamos del mismo lado. No quiero ser tu enemigo y sé que quizás
pedirte perdón todo el día nunca podrá compensar lo que hice.

El me observa fijo y con ojos ligeramente cristalinos.

—Pero te necesito de mi lado ahora. —Suplico y bajo la voz


acercándome a él. — Te dejé las pistas, sé que seguramente
comenzaste a investigar. ¿Me equivoco?

El baja la mirada. Yo observo rápidamente detrás de mí.


—Creo que lo mejor será que entremos. –Le digo. –Cuando esto finalice
tendrás tiempo para hacer lo que quieras conmigo, ahora no te conviene.

Sus ojos se endurecen y un aura negativa lo rodea. Me examina una


última vez y entra a la casa cruzado de brazos y la mirada gacha. Yo
cierro la puerta y lo observo detenerse a la mitad de la sala y observarme
con un odio indescriptible.

—Eres la escoria del mundo en carne y hueso. –Sisea. –Agradece que


Yoongi se ha ido y estoy forzado a quedarme del lado de Forcraft. Si tu
no estuvieras con nosotros te arrancaría dedo por dedo. Uña por uña y
diente por diente.

—No lo dudo. Lo tengo bien merecido.

—Mantén tu distancia. –Contesta una última vez alejándose. –Si quieres


hablar conmigo acerca de la estúpida investigación de los hijos de Min
Suga, te digo que no será hoy. No me busques. Seré yo quien vaya a ti y
si no se me pega la puta gana, no lo hare.

Aprieto mis labios evitando decir algo más. El me sigue viendo fijamente
y desvía la mirada un par de segundos. Talla sus ojos y respira profundo.
— ¿Dónde está Jimin? –Pregunta secamente. — ¿El hijo de puta terminó
traicionándote? Oh, claro que lo hizo. Es una maldita puta arrastrada que
se folla cualquier bicho viviendo que se cruce en su camino. Es un
bastardo de mierda, un traidor asqueroso y un mentiroso manipulador
jugando a la víctima que tiene bien merecido cada maldita cosa que le ha
pasado. Me repugna siquiera mencionarlo. Me repugna como ser
humano. No puedo creer que fui su mejor amigo tanto tiempo.

Yo me endurezco al escucharlo hablar así de Jimin. La punzada va a mí


aun sabiendo que yo no soy el mencionado, pero el odio que sale de su
boca no se compara con el que me hablo a mí.

Y es difícil y extraño. Yo los recuerdo como los mejores amigos, los que
se mantenían abrazados, en risas, cuidándose y protegiéndose. Jimin
siempre corría a Jungkook y él lo recibía protector. Jimin lo defendía aun
así recibiera una bala a cambio y creo, realmente creo nunca haber visto
una amistad tan duradera y potente como la que tenían ellos en aquel
entonces.

Hasta que aparecimos. Hasta que las mentiras se entrometieron junto


con los malos actos. Y este es el maldito resultado. Este es el maldito
resultado que provocamos Yoongi y yo en su amistad. En ellos.

—El aun te quiere. —Susurro y Jungkook voltea a verme al instante. —


Independientemente de todo… Jimin no te odia, Jungkook. Al contrario.
Te adora y se preocupa por ti. No había una maldita semana donde no te
mencionara, llorara por ti o suplicaba que estuvieras a salvo. El jamás
dejó de quererte.

—No me interesa. –Sus palabras escupen veneno por todos lados. –Tú y
el son la porquería más asquerosa latiendo en esta tierra. El ni se diga.
Escuchando lo que ha hecho, arrastrándose tras Sullivan por Yoongi me
da una idea de cuan bajo autoestima y dignidad tiene. Es un perro
faldero corriendo tras su dueño, enfermo masoquista de poder, obsesivo,
manipulador, dramático y mentiroso de mierda. No me interesa que
suelte lágrimas falsas en la noche pensando en mí. El día que lo tenga
en frente voy volarle la maldita cabeza y poco me importa lo que Yoongi
haga. Lo matare.

—Tendrás problemas con ello. Quizás ya esté muerto.

— ¿A qué te refieres?

—Al final no se unió a Sullivan. No sé qué otro retorcido plan tendrá


ahora en mente, pero la última vez que hablé con él, estaba siendo
perseguido por vete a saber cuántas personas disparándole. No sé si se
libró. Si sigue con vida. Pero si lo sigue, estará completamente solo en
este juego. Así que dudo sea fácil encontrarlo, Jeon.

—No me detendrá.

—Yo tendré que hacerlo. — Contesto frívolo y Jungkook me observa mal.


— Si no es Yoongi quien te hace algo, seré yo. —Jungkook me observa
con aun más rabia. — Amo a Jimin, Jeon. Por cuestiones extrañas e
irónicas de la vida terminé muy enamorado de él, y si bien no es algo
muy inteligente de mi parte, es algo que no puedo controlar. Así que no
le pondrás un dedo encima, ¿bien? Primero tendrás que pasar por mi… y
por Yoongi. Y por todas las malditas mafias. Así que lamento destrozar tu
sueño de ser tu quien lo mate. Muchos se pelean ese lugar así como
muchos lo estarán protegiendo. — Alzo mis hombros. — Aun así soñar
no cuesta nada.

—Así que ese es el juego. –El esboza una siniestra sonrisa. –Jimin
jugando a tener varios tras él y se va con uno u otro dependiendo que le
convenga. Lo protegiste, te tuvo, y te botó cuando llegó otro. ¿Elliot, no?
Y se arrastró con él para llegar a su padre, lo cual, conociendo a Jimin,
no me hubiera sorprendido que también le hubiera abierto las piernas al
padre para tenerlo hechizado bajos sus enfermos encantos. –Ríe.

—Tienes una imagen bastante toxica de tu mejor amigo. Jimin no es así.


—Defiendo.

—Oh, ¿vas a negarlo? –Luce divertido. –El mismo Yoongi ha dicho que
es una jodida puta. Cuantas veces no lo dijo prácticamente a todos se
nos ha pegado debido a él.

Yo alzo una ceja. ¿Yoongi diciendo eso? No termina de cuadrarme.


Conozco a Yoongi y sé que por más ofensivo que puede llegar a ser no
va a esos extremos. Decirle puta a Jimin es algo que dudo bastante
haría. Quizás llamaría así a todos los demás. No a su muñeco.

—No termino de creerte, pero suponiendo que es cierto, Jimin tiene sus
motivos. Y si crees que es una puta por enredarse con tres hombres,
resultaría extraño contando con cuantos te enredaste tú.

Su risa cesa y su mirada cambia completamente. Yo esbozo una sonrisa.

—Hagamos cuentas. –Me cruzo de brazos. —Jackson, Yugyeom, corren


rumores que le tienes puesto el ojo a Forcraft, seguramente jugueteaste
con Yoongi, conmigo. Van cinco sin contar cuantos más habrán sido.
Apuesto otros diez.

El aprieta sus puños.

— ¿Ves? — Hundo mis manos en los bolsillos de mis pantalones. —


Jimin juega para moverse y no por diversión. Todo lo que hizo lo tenía
bien calculado. Jugo conmigo, yo estaba consciente de ello y se lo
permití. Y no me arrepiento. Volvería a hacerlo. Elliot solo fue una
escalera hacia Sullivan y creo que una vez se metió con uno de
intercambio en su Universidad. ¿Habrá más? Que haya llegado a
acostarse solo sé que fuimos nosotros tres. Más Yoongi, claro. Pero eso
todos lo sabemos.

—No cambia el hecho de lo que hizo contigo. —Sisea rojo de ira.


—Oh, ¿así que es por eso? ¿Por qué nos acostamos? No creí que
fueras tan resentido, Jungkook. Ya sé que te gustaba y toda la cosa
y que Jimin era tu mejor amigo, sin embargo tú mismo fuiste quien me
mando a volar. Te violé y me disculpé lo cual no es suficiente. Pero no
insistí más.

— ¿Y sabes que es lo que más me repugna? — Me pregunta


amenazante. —Ver lo lindo que lo tratabas y más me da rabia ver cuánto
te preocupas por él. Desde pequeños yo vi el claro favoritismo que tenías
por él. Yo te amaba y jugaste sin piedad conmigo y te fuiste al final por la
única persona que significada todo para mí. Tu eres un hijo de puta y el
un fácil. Complementan muy bien.

— ¿Te da envidia acaso?

—Me dio mucha en su debido momento pero ahora tengo otras razones
para odiarle y odiarte. –Se separa. –No son los primeros en mi lista pero
siguen en ella y obtendré mi venganza tarde que temprano. Y si, buscaré
a Jimin antes de que decida esfumarse. Tengo unas cosas que hablar
con él.

—Buena suerte encontrándolo.

—Lo haré. Lo encontraré. Le diré un par de cosas y me regresare acá


para seguir con otros pendientes. –Me fulmina un poco. –Y no creas que
me olvidare de ti. Lo mejor se guarda para el final.

—Y el que ríe último, ríe mejor. –Le contesto de vuelta con una sonrisa. –
Ten cuidado, pequeño. Jimin no es el mismo que conociste y te
sorprendería su cambio. Quizás hasta te calentaría. Jimin es un arma de
seducción peligrosa que podría pincharte a ti si se lo propone.

—Claro. –El ríe de buena gana. –Todos caen por Park Jimin pero yo ya
lo conozco. Sé que sus sonrisas no me harán rendirme a sus pies o sus
lindos ojos o labios. No me interesa que intente conmigo, fui su mejor
amigo, ahora es de mis peores enemigos. Soy más inteligente que eso.

—Entonces ve con calma y que nadie te vea. –Contesto sereno incapaz


de dejar de sonreír. — Lo llamaré el reencuentro de muñecos. El viejo
contra el nuevo. Era así, ¿no?

—No hagas esto más pesado de lo que ya es. Sencillamente tengo aun
unos asuntos que arreglar con el que no te incumben. Si serán las
últimas palabras que le diré, que valga la pena entonces. Bien. No lo
matare. Creo que duele más el peso de las palabras que el de varias
apuñaladas.

—Te arriesgas demasiado.

Jungkook se detiene y esboza una sonrisa. Casi alucino a Yoongi debido


a aquella característica, siniestra y picara que lo envuelve. Ladea su
cabeza y después de unos momentos ya abre la boca: —Nada grandioso
fue jamás conseguido sin peligro, mí querido Taehyung.

Y tras reír una última vez, se aleja dejándome con las palabras en la
boca.
88

JIMIN

— ¿Es muy grave? —Pregunto después de examinar el rostro de Elliot


durante unos segundos.

—Viendo el lado positivo, no te amputaron todo. —Alza sus hombros. —


Pudo ser peor, solo te volaste una pequeña parte del cartílago y un poco
más arriba. No es tan grave.

Suelto ayer un suspiro y lanzo mi cabeza hacia atrás apoyándola casi


contra la pared. Aprieto las sábanas blancas de la camilla del hospital y
me pierdo en la luz blanquecina que brilla frente a mí. No puedo evitar
pensar si así de brillante luciría en la morgue. A este punto, no mentiría si
no dijera que me siento cada vez más cerca de una.

—Podrás salir pronto. —Dice Elliot sobando mi mano. —Y sabes que


siempre puedes cambiar de opinión por cualquier cosa... es decir, tienes
opciones.

—Gracias, Elliot. —Le contesto con una suave sonrisa. —


Desgraciadamente mi elección ya está hecha y no cambiare de opinión.
—Lo sé, lo entiendo. —El suspira pesadamente. —Solo... solo quería
intentarlo una última vez.

Aprieto mis labios sin saber exactamente qué contestarle. Suelto un


suspiro cansado y relamo mis labios resecos para humedecerlos un
poco. Elliot jala su silla cerca de mí y carraspea un poco su garganta
para volver a captar mi atención.

—Y... ¿ya pensaste en que vas a hacer? —Me pregunta.

—Camuflarme. —Le contesto viéndolo. —Aun si mi cabello es casi


idéntico al de Park Chaerin al igual que muchos otros, eso no significa
que podre pasar desapercibido. Cuando dijiste que lo tenía como ella
solo me ayudo a confirmar sospechas que será bastante obvio si dan
conmigo y me comparan con ella. Aunque solo nuestro color de cabello
sea el que nos... Bueno, hiciera más... parecidos.

— ¿Entonces qué harás? —Me pregunta de nuevo.

—Voy a teñirlo. —Contesto con simpleza. —A negro. Un negro intenso y


sexy.

— ¿Negro?—Repite ampliando sus ojos y silba. —Woah, yo quiero ver


eso. Lucirás como todo un chico malo caliente y peligroso.
— ¿Tú crees? —Rio sin poder evitarlo. —Quizás lo sea. El rubio ya me
resulta muy flojo a estas alturas.

—Te creo. A veces yo me lo teñía de caramelo o chocolate. —Alza sus


hombros. —Contrastaba con mis ojos azules.

—Eres guapo, cualquier cosa te queda bien. —Le sonrió cálidamente. —


Yo considere una vez tenerlo anaranjado.

—Joder, serias ilegal. —Muerde sus labios.

—Quizás algún día lo haga. —Rio suavemente por su reacción y respiro


profundo. —Ahora solo queda cambiar mi nombre, mi identidad e irme...

— ¿A qué nombre vas a cambiarte? —Pregunta.

—No estoy completamente seguro. Quizás solo use un seudónimo o un


apodo.

— ¿Cual? —Pregunta divertido. — ¿Muñeco?

—No sería tan mala idea si no fuese demasiado obvio. A estas alturas
medio continente debe conocer mi tonto apodo.
— ¿Puppet? —Pregunta alzando sus hombros.

—Umh, quizás podría funcionar pero para mi pasaporte necesitare otro.


—Me mantengo en silencio unos segundos. —A menos... que use la
identidad de alguien que ya esté muerto.

— ¿A qué te refieres? —Elliot expande sus ojos. —E-es una locura.

—Probablemente, pero si no falla podría resultar. —Frunzo mis labios. —


Aunque ahora que lo pienso no tengo a alguien a quien pudiera robarle la
identidad así que crearé otra nueva.

— ¿Cuál será? —Pregunta.

—Oh, cariño. No creerás que voy a decirte, ¿o sí? —Pregunto


esbozándole una sonrisa.

Elliot pestañea y no estoy seguro de que clase se sonrisa habré hecho ya


que el pasa saliva y se aleja un poco. Yo vuelvo a relamer mis labios y
observo fijamente la puerta esperando que el doctor entre ya para
decirme que puedo irme. No aguanto estar otro maldito segundo más
aquí. —El doctor vuelve. —Dice Elliot reincorporándose.

Volteo y la puerta se abre dejando que un hombre entre. Excelente. Me


dedica una sonrisa que yo le devuelvo con total naturalidad y hasta le
hago pequeños ojitos para persuadirlo un poco de que me deje salir más
rápido. Elliot se percata de ello ya que suelta un pequeño gruñido que me
hace voltear a verlo. Le sonrió a él y se tensa terriblemente. Dios, ¿tan
malvado luzco ahora?

—Así que... Park Jimin. —El doctor toma lugar frente a mí con una
carpeta. —Ya con los últimos análisis podemos darte de alta
perfectamente aunque te recomendaría quedarte solo un día más para
cualquier cosa. Más vale estar prevenido.

—No dudo de su profesional palabra, doc. —Le sonrió soltando una


pequeña risa y Elliot rueda sus ojos. —Por desgracia tengo que partir
rápidamente ya que mi familia me espera. Mi madre ha estado algo
angustiada y sé que la pobre mujer no respira tranquila hasta tenerme en
sus brazos... ella... ella es viuda y...

—Oh, sí. Entiendo. —El doctor me sonríe. —En ese caso puede irse. Si
por cualquier cosa su herida se infecta o las amputaciones, no dude en
volver. Lo estaré atendiendo sin problema alguno.

“Oh claro, la próxima vez quizás me invite a follar a su casa”.

—Claro. Muchísimas gracias. —Le doy una última sonrisa y él se levanta


asintiendo.
Se dirige a la puerta seguramente para buscar el último papeleo
necesario para dejarme ir. Yo me levanto pesadamente con la molesta
bata sintiendo la mirada mordaz de Elliot a mis espaldas. Esbozo una
sonrisa interna y coloco el pestillo de la puerta antes de voltearme y
dirigirme muy tranquilamente hacia mi ropa.

— ¿Por qué la cara larga? —Pregunto deslizando suavemente la prenda


por mis hombros.

— ¿También necesitas coquetear con el doctor que te atendió? —


Pregunta de mala gana.

— ¿Coquetear? ¡Oh, no sabía que ser amable ahora se le llamaba


coquetear! —Le contesto dándome la vuelta. — ¿Te pones celoso?

—No, como crees. —Se cruza de brazos y me sonríe sarcástico. — ¿Se


te olvida acaso que me gustas? ¿O te da igual? Veo que te importa
mucho.

—Oh, vamos. —Me acerco a él con la bata casi quedando fuera de mi


cuerpo. —Sabes que me importas. De no ser por ti yo ya estaría medio
muerto en un callejón.

—Ya estarías muerto sin mí. —Dice frívolo.


—Si, lo siento. —Agacho la mirada. —No sé exactamente como
agradecerte, las palabras no se me dan bien pero realmente estoy
agradecido por eso.

—No te preocupes. Sé exactamente cómo puedes devolverme el favor.


—Tuerce su sonrisa y yo paso saliva cuando comienza a deslizar la bata
de mi cuerpo. — ¿Jiminnie? Mírame, bonito. —Yo cruzo miradas con él y
siento mi cuerpo tensarse un poco ante el apodo y las palabras bonitas.
—Puedes si quieres imaginar que soy tu loco sádico de apellido Min.

Siento mis ojos salirse de mis orbitas. En ese preciso instante la bata cae
el suelo y quedo completamente desnudo frente a él.

—C-creo que debe haber otra manera. —Comienzo a retroceder


suavemente sintiendo mi corazón golpear como una manada de
tambores en mi cabeza. —Elliot, e-en serio no me siento cómodo con
esto.

— ¿No? —El ríe. —Dudo mucho que le hayas puesto los mismo peros al
niñato de Kim Taehyung, ¿cierto? O al lindo chico de intercambio que
vino.

—Taehyung sabe perfectamente que pese a que me tome, no sentiré lo


mismo con él. —Sigo retrocediendo y mi sangre se vuelve hielo al sentir
la pared. Maldigo en mi cabeza. —Y el chico de intercambio fue en una
fiesta, estaba demasiado borracho.
—Ya veo. —Elliot asiente. — ¿Y los ojitos que le hiciste a mi padre?
¿Crees que no me enteré que salieron a desayunar? Me pregunto
realmente que habrás desayunado ese día, Jiminnie.

—No te lo permitiré. —Susurro sintiendo la rabia latiendo. Sigo


moviéndome cada vez más cerca de mi ropa. —Elliot en serio agradezco
que me hayas ayudado pero... pero yo no puedo... —Mi voz falla. —No
puedo.

— ¿Necesitas que tenga unos cuchillos al lado, tire de tu cabello y te


llame puta? —Se ríe y yo me tenso acercándome más al sofá. —
¿Muñeco?

—Basta. —Un nudo desagradable se forma en la boca de mi estómago.


—Puedo pagarte, tengo dinero...

—No quiero dinero, Jimin. —Niega con la cabeza. —Te quiero a ti.

—Y-yo. —No sé exactamente que sentir. —Y-yo no... e-es decir...

—Estuviste jugando conmigo mucho tiempo, hazte cargo de las


consecuencias. —Me sigue acorralando muy lentamente, acercándose
paso a paso y acortando nuestra distancia. —Íbamos bien, Jimin.
Jodidamente bien y fue de un día a otro cuando ese maldito bastardo
apareció y lo jodió todo.

—Siempre estuvo jodido, Elliot. —Le contesto sintiendo mi voz salir más
helada de mis labios de lo que esperaba. —Me sentí a gusto contigo, la
pase bien inclusive. El problema fue que el... volvió. No puedo hacer
nada contra ello. ¿Y te digo que? —Mis labios se aprietan en una fina
línea un par de segundos. —Me enamoré de él. Al principio lo imaginaba
como un pequeño desliz, un engaño de mi cabeza. Me “enamoraría” de
el sin realmente estarlo. Esa era la idea.

Elliot me sigue observando fijamente. Yo siento mis labios temblar.

— ¿Y te digo que es lo más jodido? —Susurro. —Que incluso después


de mi intento de suicidio, el sentimiento seguía allí. Y cada maldito día se
volvió más insoportable el tenerlo lejos de mí, de su tacto, de todo lo que
es, de sus labios. Cuando me negué a estar con tu padre me ayudo a
comprender y ver claramente que es lo que quería: A él. A Min Yoongi.
Porque no me interesa que me haya enfermado al punto de volverme
dependiente de él, a sus caricias y a su pura presencia, más peligroso
que cualquier otra droga. Más adictivo que veinte inyecciones de heroína.
Lo necesito. Le devolveré algunas cosas y finalizare de torturarlo
plácidamente y después... después no sé qué hare. Solo sé que lo quiero
acá a mi lado. —Aprieto la ropa que está ya en mis manos. —Terminé
hundiéndome yo solo, fingí enamorarme y verdaderamente termine
enamorado. Es jodido. Por eso te pido que no lo hagas: porque sé que
terminaras más lastimado, porque sé que no habrá poder humano que
me zafe de sus garras. No te hagas esto... hay muchos chicos allá afuera
y yo ya estoy muy profundo. Por favor, Elliot. No te hagas esto.

Él se mantiene en un silencio de muerte. Yo suspiro no esperando a que


me dé una respuesta y comienzo a vestirme rápidamente antes de verlo
a los ojos y murmurar débilmente: —Lo siento.

Finalizo de tomar y arreglar mis cosas y salgo de la habitación. Elliot no


mueve ni un musculo aun cuando cierro la puerta y me alejo.

Voy caminando por los pasillos a mayor velocidad cuando escucho unos
pasos firmes detrás de mí. Volteo un poco y veo a Elliot caminando a mi
costado con una sonrisa y un teléfono a su costado.

Me detengo un breve instante.

—Si quieres decirme algo que sea ahora, estoy a nada de irme. —Le
digo.

— ¿Quiere la verdad? —Sonríe y sigue moviendo sus dedos por su


teléfono sin verme.

—De preferencia. —Me abrazo a mí mismo.

—Bien. —El deja el teléfono unos segundos después y lo guarda. —


Pienso que nunca había encontrado a un cabrón tan sucio como tú. Aún
hablando con la verdad y usando tus tonos comprensivos no puedo creer
como tantas cosas tan idiotas pueden salir de tu boca o como puedes
aferrarte tanto al hombre que te hizo daño y no tenerte una pizca de
amor propio. Aunque claro que no te culpo por eso, estas demasiado
atado a él y te lavo el cerebro. No esperaba menos.

Aprieto mis puños y muerdo mi lengua evitando decir algo grosero o


mejor dicho, tratar de no demostrar que eso ha dolido.

—Y veo claramente que eres una sucia víbora que se arrastra, seduce y
muerde. Envenenas y te vas simplemente diciendo palabras bonitas. Que
gran actor. Realmente te enseñaron bien. —Alza sus cejas. —Es jodido
que este enamorado de ti. He hecho tonterías para que sea reciproco: te
di cobijo cuando Yoongi te rompió el corazón, te di comida, te di agua
caliente, te ayudé en la Universidad y a conseguir becas, te ayudé en tus
berrinches de soledad cuando Taehyung no estaba, casi muero por tu
culpa, tu psicópata me sedo y perfectamente pudo haberme matado, me
das el susto de mi vida con un intento de suicidio, juegas con mis
sentimientos y mi cabeza para tenerte protegido, acercarte a mi padre y
que muy lindamente después te hagas hacia atrás. Oh, claro: no
olvidemos que también te salve el culo y traicione a mi progenitor. ¿Que
recibo a cambio? Un largo y aburrido discurso de tu plan fallido, tus
enfermizos sentimientos al psicópata de Yoongi y un sencillo “lo siento”.
¡Que considerado eres! Al menos me hubieras dejado galletas con un
moño rojo.

—No puedo hacer nada contra ello... —Siseo entre dientes.


—Claro que no. ¿Crees que yo me sentí bien dándole la espalda a mi
padre? —Sigue divertido. — ¿Y a ti te cuesta tanto acostarte conmigo y
complacerme una vez? Hasta te pagué el hospital.

—Elliot...

—No, bebé. Tu carita tierna se ha desfigurado para mostrarme al vil


demonio que eres. —Retrocede. —Me usaste. Soy paciente pero no
tolero que me manipulen y mucho menos en el amor cuando te he dado
todo y recibido nada a cambio. Yo realmente te quiero, o lo hice al
menos. Así que no vayas a molestarte por lo que he hecho y tómalo
como un “estamos a mano”. ¿Bien?

— ¿Qué hiciste? —Susurro sintiendo mi corazón latir más rápido.

— ¿Lo ves? —Sonríe. —Mandaste a la mierda todo lo que te dije y solo


te centraste en algo que podía arruinar tus planes de correr a los brazos
de tu querido Yoongi. Vaya pena. Creo que deberás correr un poco ya
que primero debes arreglar cuentas con mi padre. ¿Sabes? No es como
si hubiera mandando un mensaje de nuestra ubicación exacta junto con
un audio de voz para probar que estas acá conmigo y te he estado
entreteniendo para ganar tiempo. Nada de eso, cariño.

Mi aliento se me va y al instante siento toda mi sangre volver a


congelarse.
—Ojo por ojo, diente por diente, Jiminnie. —Me sonríe. —Quizás así
aprendas a no utilizar y traicionar a las personas, pequeña víbora
escurridiza.

El impulso desenfrenado siento que me consume hasta las entrañas.


Abro la boca pero nada sale y pese a eso, mi cuerpo no responde.
Muerdo mis labios y pese a que quiero gritar y matarlo en este instante
sé que no poder hacerlo.

—Bien jugado. —Es lo único que logro decir. —Bien jugado, Elliot.

—Es un placer devolver monedas. —El hace una reverencia descarada.


—Así que te recomiendo correr a menos que quieras tener una larga
sesión de tortura con mi padre. Dudo que le cause gracia después de
todo lo que provocaste. Así que ya sabes venadito... corre, que te van a
cazar.

Maldito bastardo.

Me aferro a lo poco que tengo y me voy alejando hasta comenzar a


correr tan rápido como puedo maldiciendo por lo bajo. Mi corazón golpea
con mucha más fuerza y conforme más me voy acercando a la salida,
siento que estoy completamente atrapado. Salgo y sin siquiera fijarme en
si hay camionetas negras, agarro un taxi que detengo al instante.
—Al aeropuerto. —Le digo. — ¡Rápido!

—Lo siento. —Dice él. —El aeropuerto acaban de cerrarlo.

— ¿Que? —Pregunto incrédulo.

— ¿No se ha enterado? —Luce divertido. —Un fugitivo importante de


nombre Park Jimin está siendo buscado por la policía municipal. De
alguna forma hoy se propago por todos los noticieros. Cerraron todo
hasta dar con él.

Siento el nudo en mi garganta crecer y crecer y toda mi piel pierde color.


Veo a través del retrovisor camionetas negras acercándose a toda
velocidad.

Estoy jodido, no lo voy a lograr. He perdido.

—Llévame a la terminal de autobuses. —Le digo desesperado. —Tengo


una reunión importante con mi jefe y si no llego rápido estaré jodido.

—Todo está cerrado. —Contesta el.

— ¿Puedes sacarme tú? —Pregunto impaciente.


—Mi horario termina en veinte minutos. —Contesta bostezando. —
Encuentra a otro.

Las camionetas están estacionadas detrás de nosotros. Maldigo y saco


los billetes que tengo que pedí a Elliot me saco unos cuantos. El hombre
expande sus ojos y me observa perplejo.

—Te lo llevas todo. —Susurro. —Te lo ruego.

El observa los billetes y no para mucho hasta que arranca el taxi. Yo me


trato de mantener tranquilo viendo a los hombres entrar al hospital,
incluyendo a Derek Sullivan.

El ruido de las balas se escucha aun dos cuadras más adelante.

.
Mi teléfono suena cuando me encuentro caminando entre los callejones
de Washington. No estoy seguro de que mierda voy a hacer pero el
primer paso es teñirse el cabello. Estuve investigando y no tienen un
retrato mío fijo. Maldito Sullivan, no dudo que la policía no me llevara a la
cárcel sino directamente a sus pies. ¿De qué otra forma sabrían de mí?
¿Mi nombre? ¿Fugitivo? ¿En serio? ¿No encontró algo más original
como “Muñeco demente por tener el corazón roto”? No lo sé. A Yoongi le
habría gustado probablemente.

El insistente timbre de mi teléfono me hace volver a coger concentración.


Rápidamente deslizo mi mano dentro de mi bolsillo y lo saco viendo el
número desconocido. Alzo una ceja.

— ¿Si? —Pregunto.

—Jodida mierda, estás bien. —Dice Taehyung del otro lado. — ¿Dónde
carajos estabas?

—En el hospital por una oreja volada debido a mi suegro demente que
me disparo ¡Oh! Y huyendo de la policía federal. Ya sabes, cosas de
todos los días.

—No puedo creer que conserves el humor aun en estas circunstancias.

—Creí que tener a toda una mafia detrás de mí era horrible y ahora la
policía esta también tras de mí. Esto no puede ponerse mejor, debería
ser el protagonista de una novela de criminales.

—Si, eres tendencia en todos lados. —Refunfuña Taehyung. —Forcraft


participo con todo esto.

— ¿Qué? —Pregunto sintiendo todo en mi tensarse. — ¿A qué te


refieres?

—No sé si habrás invocado algún tipo de fuerza maligna o realmente


están demasiado desesperados. —El ríe. —Las cinco mafias de Estados
Unidos se han unido. Todas van por ti. La policía cuando te encuentre te
entregara a ellos.

— ¡No puede ser! —Golpeo mi cabeza contra la pared. — ¿Me jodes?

—Estas encerrado en Estados Unidos, Jimin. América se ha aliado


contra Europa. Llegamos al clímax, todos están desesperados por
tenerte.

— ¿Qué me dices del grupo L?

—Están siendo exterminados por Clara y Kyle en el Sur. No me salgas


con la tontería que te iras con los Europeos.
—No suena tan mala idea. —Contesto entrando a la peluquería. —Tae
escúchame. A partir de acá estoy solo, ¿bien? Este teléfono lo tirare a la
basura y hare todo por esfumarme.

—Oh no, no harás eso. —Dice él. —Quédate con ese teléfono antes de
esfumarte.

— ¿Por qué demonios haría eso? —Pregunto tomando un lugar en los


asientos.

—Para verificar que estás seguro, poder rastrearte. —Contesta algo


agitado. —Yo... realmente no apoyo la idea respecto a algo pero si
considero que será necesario antes de que explote.

— ¿A qué te refieres? —Pregunto bajando más la voz para no captar la


atención de las demás personas.

—Hay... alguien que quiere visitarte antes de que te esfumes.

Mi silencio permanece y el primero en venir a mi cabeza es Yoongi.


Puedo sentir un vuelco en mi estómago y mi corazón comenzar a latir
pese a que una parte de mi sabe perfectamente que no es el. Paso saliva
tratando de relajarme.
— ¿Se puede conocer la identidad de esa persona? —Pregunto tan
tranquilo como puedo.

—No estoy muy seguro de como pueda llamarse ahora. —Suspira. —


Pero si usamos términos del pasado, creo que podría decirse que fue tu
mejor amigo.

Mi silencio es abismal y ni yo mismo puedo creer lo que escucho.

— ¿Jungkook? —Pregunto sintiendo mi voz temblar. — ¿E-esta v-vivo?

—Y muy vivo. Le he visto yo mismo.

— ¿Que?

—La historia es larga pero básicamente está metido y enredado con


Forcraft, alias, la mafia. —Dice y yo me siento congelar. —Lo he
estudiado ya un par de días y... creo que quizás sería bueno que ustedes
dos hablaran para ya sabes... aclarar las cosas.

Paso saliva amargamente. Cristo, ¿cómo se supone que podré verlo a


los ojos?

—No creo estar listo para eso. —Aprieto la tela de mis pantalones. —Y-
yo no podría ni verlo a los ojos, le he mentido durante tanto tiempo que...
—Si te sirve de algo, está muy consciente de todo lo que hiciste y se
sabe toda y la absoluta verdad. Por eso mismo creo que deben
seriamente hablar. Él está enojado y créeme que MUY enojado. Esta
cabreadísimo y no dudaría de meter una bala en tu frente si pudiera.
Quizás podrías... no lo sé... tranquilizarlo.

—Define tranquilizar.

—Hablar con el... —Deja las palabras en el aire. —Ya sabes, lo que
haces para salirte con la tuya.

Frunzo el ceño.

—Sé más claro. —Espeto.

—Podrías manipularlo un poco o hacerle la barba para que se le baje lo


enojado. Quizás... podrías bajarle los pantalones también. Es bastante
caliente, ¿sabes? Y rudo.

— ¿Cuál es tu jodido problema? —Pregunto furioso. — ¿Me estas


pidiendo usarlo y dejar que me folle para tener su perdón? ¿A ti en que
mierda te concierna si me perdona o no?
—Si estará conmigo, necesito que no tenga rencores contigo para que
me ayude. —Contesta simplemente. —Aunque no lo parezca, esto te
ayudara también de cierta forma. No puedo decirte de ello aun pero
prometo hacerlo pronto. Mientras necesito que le bajes lo enojado.

—Es mi mejor amigo. —Siseo entre dientes.

—No quiero jugar a este tipo de juegos contigo Jimin... mmm... —Ríe un
poco. —Pero te doy el número telefónico de Yoongi si lo haces. El que
tiene ahora, obviamente.

Mi garganta se seca al instante y mi cuerpo tiembla un poco. Veo que


falta poco para que yo pase y el tiempo lo tengo contado en este jodido
segundo. Mi labio tiembla un poco y busco desesperadamente una
trampa. Algo pero no. La trampa está clara: me está dando en mi talón
de Aquiles. Trato de decir algo pero mi boca sencillamente se mueve sin
soltar palabras coherentes.

—Te conozco sé que sabrás perfectamente cómo hacerlo. —Retoma


mientras yo respiro con pesadez. —Normalmente no te pediría este tipo
de cosas pero te estoy hablando... de negocios, por decirlo de alguna
forma. Le bajas el enojo a tu mejor amigo y yo te doy un medio de
comunicación con tu Romeo. ¿Aceptas?
— ¿Cómo sé que si será su número? —Pregunto levantándome cuando
me hacen la seña de que me acerque.

—Créeme, los sabrás. —Casi puedo sentir su sonrisa. — ¿Tenemos un


trato, Park?

Trago amargo. —Lo tenemos, Kim.

—Excelente. Mañana te pasare la información: donde estará y a qué


hora. Allí van a encontrarse. —Habla tranquilamente. —Y antes de que
preguntas como se dónde estás, soy un hacker bastante hábil, así que
también cuidado.

—Siento que podría llamarte un maldito imbécil en este instante. —


Contesto sentándome.

—Te dejare hacerlo si te hace sentir mejor. —Suspira con fingida


pesadez. —Oh, y como última advertencia, ¿Jimin?

— ¿Si?

—Ten cuidado. —Su tono suena más serio. —Jungkook realmente sabe
cómo usar cuchillos.
Esbozo una sonrisa ladina antes de mordisquear mi labio inferior que
succiono. Una risa divertida sale de mis labios.

—No te preocupes. —Otro mordisco a mi belfo. —Estoy muy


familiarizado con ellos.
+
89

JIMIN.

Me mantengo en silencio observando el alrededor. Ya me encuentro en


el restaurante en que cito Taehyung y siento que estoy a punto de
desmayar. Mis manos sudan, mi cuerpo tiembla.

No estoy listo para verlo. Quizás jamás lo esté... pero es momento de


enfrentarlo. Necesito volver a ver mi mejor amigo. Una última vez
aunque sea, ver el lindo hombre en el que se ha convertido, ver si yo solo
he cambiado o también el.

— ¿Jimin? —Escucho a mis espaldas.

Me volteo rápidamente. Siento todo en mi congelarse durante una


pequeña fracción de segundo, donde mi corazón probablemente dejo de
latir también. El mundo parece detenerse en un pequeño segundo. Un
efímero segundo...

Un efímero segundo...

— ¿Jungkook? —Las palabras se evaporan en mi boca y mis ojos se


amplían. Es inevitable que mi corazón vaya cada vez más rápido
conforme voy cayendo en la cuenta que quien es el chico que esta frente
a mí.

Es el... Es Jungkook.

— ¡Jungkook! —Exclamo con lágrimas en los ojos y sin perder un


segundo me cuelgo de su cuello y lo abrazo con toda la fuerza que me
permite mi débil cuerpo.

Me aferro más fuerte sintiendo una punzada al sentir que él no me


corresponde. Me separo de él y sin alejarme de su rostro volteo a verlo
con tristeza. ¿Qué le sucede? ¿No me extraño? Yo aún no puedo creer
que este aquí y quiero gritar y revolcarme en felicidad pura. Y el... me
está viendo como si fuese el asesino de su familia siendo liberado por
falta de pruebas.

— ¿Kook? —Le pregunto una última vez comenzando a sentir miedo con
su gélida y dura mirada.

— ¿Acabaste tu teatrito? —Me pregunta haciéndome estremecer con la


dureza de su voz. Yo abro la boca y lo observo confundido. ¿Qué? —
Estamos solos Jimin, no necesitas mantener tu maldita sonrisa. — ¿Pero
qué? —Oh no, no me veas como cachorro abandonado, Park. No caeré
con tu linda cara de víctima, se absolutamente todo lo que has hecho y
necesitaras más que eso para ponerme de rodillas.
—No tengo idea de que estas hablando. —Le contesto quebrando mi
voz. —Jungkook, ¿qué demonios te sucede? No te he visto en años y tú
solo llegas a atacarme bajo ningún argumento coherente, ¡no te he
hecho nada!

— ¿Nada? —Me empuja con fuerza y yo me tambaleo un poco hacia


atrás con una mueca de dolor. —Gracias a ti mi padre está muerto, me
mentiste de una forma tan descarada y con unas mentiras tan retorcidas
que solo me hacen ver cuán enfermo estas. Además de claro, tirarte al
chico que me gustaba. Muy inteligente de tu parte, parecías disfrutarlo
mucho.

Paso saliva. Jungkook me sigue viendo sin una pizca de compasión o


cariño. Yo comienzo a jugar con mis manos, muerdo mis labios y ciento
las lágrimas llegar a mis ojos en cuestión de segundos.

—Te mentí para protegerte. — Le susurro levantando la mirada. —


Yoongi… Yoongi me transformó en algo que no reconozco. Ni yo lo sé.
Las cosas que hizo conmigo no se comparan a las tuyas, no tienes la
más mínima ni remota idea de todo lo que tuve que pasar yo. Inclusive
me entregé a él con tal de que no te hiciera daño. Me amenazo y yo cedi,
y tu simplemente… —La rabia y la decepción se juntan en mi boca. —
¿Vienes a atacarme? ¿Después de todo lo que hice por ti? ¿Después de
protegerte? Lo de tu padre jamás pude saber que iba a pasar. Yo perdí a
mi madre, Jungkook. Perdí muchas cosas esa noche y mientras tú
estabas allá afuera en otro lado seguramente tirándote a alguien yo
estaba pagando por todos. No me veas así. ¿Me crees tan idiota?
¿Crees que no sabía de tus “tutorías de historia” con Jackson Wang eran
tutorías pero acerca de cómo gemir más alto mientras te la mete?

—Así que ahora quieres jugar al héroe y al salvador, increíble. —Alza


ambas cejas. —No te das por vencido, ¿verdad? Te encanta jugar a la
víctima. Me vendrás ahora con la mierda de lavado de cerebro, que
Yoongi jugó con tu cuerpo y te convirtió en esto. Eres un experto usando
tu cara linda para que la gente se compadezca de ti, pero tuviste
opciones. ¿Por qué no denunciaste a Yoongi?

—Es más fácil decirlo que hacerlo. No te recomiendo seguir con esto
Jungkook, que de no ser por ti, yo jamás estaría en esta situación. Si no
me hubiera vuelto tu amigo en aquel entonces probablemente no estaría
en esta situación. Pagué todo esto por quedarme a tu lado siempre,
mejor ahórrate todo lo que tengas que decir, Jeon. No me interesa.
Terminarás perdiendo. Todo lo que me digas sabré devolverte las
palabras con más dureza, no juegues así conmigo.

El alza ambas cejas. Trato de respirar hondo pero me resulta imposible.


No es necesario que lo diga, con sus puras palabras y su mirada me está
gritando cuanto me odia y me desprecia. Me tiene guardado un odio y un
rencor que se le está desbordando de sus manos y no puede disimularlo
un segundo más. Es increíble.

Él va sonriendo y yo al instante me pongo en alerta y a la defensiva. No


me dejare intimidar si eso cree que va a pasar. Oh claro que no. No tiene
idea de con quien se está metiendo.

—Felicitaciones Jimin, diste un gran paso. —Comienza a aplaudir y yo


alzo una ceja. —Tu verdadera cara va saliendo a la luz, es un avance.
Me siento más cómodo hablando contigo y no a tu linda mascara de
amigo preocupado y ser humano bondadoso.

—No es ninguna mascara. Pero…si prefieres hablar entonces con el


Jiminnie mal portado, puedo concederte el honor de hacerlo. —Mi voz
sale con burla pese a que no es lo que estaba buscando. — ¿Quieres?

Él se mantiene en silencio y yo esbozo una sonrisa satisfactoria. El alza


sus hombros después de un rato y se cruza de brazos observando el
restaurante al que no hemos entrado.

— ¿Quieres entrar? —Me pregunta. —Creo que estamos llamando


mucho la atención acá afuera.

—Como sea. —También me cruzo de brazos y antes de que conteste


cualquier cosa, entro en el restaurante. Mis ojos se mantienen fijos en el
lindo lugar hasta que una chica nos guía para mostrarnos una mesa en
un salón.

Esboza una sonrisa y se retira delicadamente dejándonos solos con solo


un par de personas. Yo suelto un suspiro cansado y me voy a sentar
seguido de Jungkook quien está frente a mí. El silencio es tenso, yo
pierdo el tiempo jugando con el mantel color rojo hasta levantar la vista y
cruzar finalmente con él. Un escalofrió me recorre. No me está viendo
molesto, es difícil de explicar pero luce entre divertido, tenso y
confundido. Una de esas tres. Opto más por la primera y última.

Empuja su lengua en el interior de su mejilla, algo muy característico de


él. Yo relamo mis labios y también le mantengo la vista muy fija. El me
examina otro rato.

—Teñiste tu cabello. —Dice apuntándome con su barbilla. —Es negro.

—Descubriste América. —Le contesto con sarcasmo.

—Y realmente te volaste la oreja. —Ríe suavemente. —Caray.

— ¿Y tú? –Ataco de mala gana. —Dudo que realmente te hayas metido


en verdaderas peleas y que sigues perfectamente limpio. Oh, déjame
adivinar. ¿Te acobardabas como cuando eras niño? Aún recuerdo el
gran llorón que eras.

— ¿Crees? –No suena divertido y sin duda mi comentario le ha picado.


—Mi cara está bien, desgraciadamente mi cuerpo no lo suficiente, ¿Pero
sabes? Dicen que luce sexy.
— ¿Sexy? —Repito riendo. —Claro. La última vez que te vi apenas y
tenías los músculos de los brazos bien desarrollados.

El alza una ceja y dirige las manos a los botones de su camisa. Yo paso
saliva y guardo silencio abruptamente observando su mano jugueteando
con el botón cerca de su cuello. Le grito a través de la mirada que no se
atreva pero el lentamente zafa un par de botones. Yo mantengo mi vista
en sus ojos hasta que siento que retira sus manos. Alza un poco sus
cejas.

Bajo un poco la mirada viendo parte de su pecho descubierto y lo que


parece ser el inicio de una gruesa cicatriz. Me congelo en mi asiento y
desvió la mirada rápidamente. No me interesa ver más.

Recuerdo que no he pedido nada así que agarro la carta y dejo de


prestarle atención a Jungkook para examinar los platillos presentes.

— ¿Saben ya que ordenar? –Pregunto el mesero acercándose.

—Dame una ensalada con carne. —Jungkook coloca la carta de lado. —


Y una botella de vino para ambos.

—U-un filete con ensalada. —Contesto rápidamente y asiento con


suavidad.
—Bien. —El mesero lo anota en su libreta. —En unos minutos estará
lista su comida.

—Gracias. —Contesto suavemente.

El mesero vuelve a alejarse y me percato que la familia en el mismo


salón de nosotros ya se está yendo. No pasa mucho hasta que ellos se
retiran y también nos traen la botella. Oficialmente quedamos solos.

— ¿No te gusta el vino? –Pregunta Jungkook.

—Me gusta. Solo que… no bebo. –Aprieto mis labios y me cruzo de


brazos de nuevo.

—Beberás. —Dice pero no es dulce. Realmente me lo está ordenando


sin que le reclame.

Me encojo un poco en mi asiento y veo como comienza a servirme. Yo


observo las gotas rojizas del licor deslizarse suavemente por el vidrio. Es
una lentitud tortuosa y no entiendo exactamente por qué le estoy
prestando tanta atención, solo sé que lentamente me siento perder
viendo la figura de la gota ir creciendo hasta convertirse en una enorme
mancha de sangre… y crece.

—Creo que deberíamos hablar. Seriamente. —Jungkook revienta mi


burbuja y repentinamente la gota ya no está, ni la sangre. Levanto la
mirada.

—Te escucho. —Le contesto empujando más fuerte mis brazos cruzados
contra mi pecho.

—Se… sé que quizás ninguno de los dos la paso bien. —Jungkook


muerde un poco sus labios. —Así que creo que si vamos a decirnos la
verdad en todo, es ahora. Yo realmente quiero comprender que fue lo
que sucedió contigo y que me digas que es esto. Que pasó con Yoongi,
que hicieron y por qué. Yo también te explicaré que paso conmigo, pero
joder. Es que te juro que te veo y sencillamente no eres tú.

—No hay mucho que decir. —Murmuro. —Te sabes la historia.

—Se lo que he escuchado. Te estoy dando la oportunidad de tu dar la


versión. —Sus dedos golpean la mesa. —Así que dime que fue lo que
paso. Hasta donde tenía entendido lo odiabas.

—Lo odio… —Mi voz se esfuma. —Odiaba. No lo sé. E-es realmente


complicado.

—Mientras no seas claro no llegaremos a ningún lado, Jimin.

—Lo sé. –Tomo una profunda respiración. — ¿Quieres saber la verdad?


Muy bien. Te la daré. Todo comenzó porque firmé un contrato con él, lo
sé, una tontería. Luego, bueno, nos fuimos de viaje y tuvimos… follamos.
—Alzo mis cejas y Jungkook ríe. — ¡Oye, no rías! Estaba asustado y el
realmente sabe coquetear y donde tocarme.

—Bien, eso no era necesario. —El tose suavemente sin dejar de reír. —
Sí, es bueno. Es atrayente.

— ¿Si? —Pregunto alzando una ceja y golpeando mis dedos contra la


mesa.

—Tampoco te pongas celoso. No funcionamos de esa forma. —El alza


sus hombros. —A decir verdad, solo lo encontraba guapo y no pasó de
jugueteos. Yo no soy un masoquista y nunca me sentí realmente cómodo
siendo el de abajo, así que… bueno.

—-Bien, eso no era necesario. —Digo ahora yo sonriendo. —Pero bueno.


Básicamente solo eso. El revoloteaba a mí alrededor y me acorralaba
dando vueltas constantes a mí alrededor como una maldita fiera. Incluso
cuando tuve novio el… bueno, no se dio por vencido. Supo cómo volver a
hacerme caer y sinceramente no me arrepiento. Si debo hablarte con la
verdad, realmente disfruto acostarme con él. Con nadie logro sentir
aquel… —Frunzo mis labios. — Aquel lazo. E-es una tontería pero va
más allá de que me meta el pene, realmente siento algo más. Quizás sea
el sadismo, no lo sé.
—Y supongo que debió haberlo hecho realmente bien para que no te
alejaras. —Dice divertido mientras le da un sorbo al vino.

—A-ha. —Susurro frotando suavemente mis brazos. —Cuando nos


separamos y yo me vine acá con Taehyung el… solo me atormentaba en
sueños. Pero al menos sabía lidiar con ello.

— ¿Por qué lo hiciste? —Me pregunta Jungkook. — ¿Por qué…? ¿Por


qué Taehyung?

—Por una tontería. —Yo me aferro a la copa y le doy vueltas observando


el líquido que sigue el movimiento. —Él estaba muy ebrio esa noche,
hablaba de su corazón roto y que la había regado. Luego hubo una
confusión con Yoongi donde creí que él se estaba tirando a una chica. En
fin, fueron solo elementos acumulados y… sucedió. Yo estaba dolido y
quería vengarme, él estaba ebrio y con el corazón roto.

—Ya. —El suspira. —Y… cuando Yoongi volvió…

—Básicamente fue lo mismo, quizás con más intensidad y sentimientos


de por medio. Él estaba asustado y yo también. Tomamos decisiones
precipitadas y… fue un desastre. —Aprieto mis labios con fuerza y le doy
un trago a mi vino. —Tenía un plan, tenía un plan para destruirlo pero
cuando estuve frente a frente y me lo encararon, me acobardé.
— ¿A qué te refieres? –Pregunta el.

—Me preguntaron si podía matarlo. –Un nudo se forma en mi garganta al


instante. —Yo… yo no… —Me fuerzo a que mi voz no quiebre. –
Sencillamente no podría hacer eso. Vivir sin él. Y-yo solo quería
enamorarme en falso y zafarme para jugar con él, era tan simple, era tan
bien calculado, todo era perfecto y… sencillamente…

Mi vista se nubla por completo y siento las primeras lagrimas deslizarse.


Jungkook me observa en silencio pero no me avergüenza estar llorando
frente a él. Me limpio amargamente y trato de recuperar mi voz pero
siento que con la primera silaba me hare polvo.

—Pero realmente te enamoraste de él. —Finaliza suavemente.

Yo aprieto la tela de mis pantalones y las lágrimas salen más rápido. No


importa cuán fuerte muerda mi labio inferior, las lágrimas escurren sin
piedad. Volteo hacia Jungkook.

—Lo amas.

—No quería… —Quiebro por completo. —Yo jamás lo quise, yo jamás…


¡mierda! —Hundo mi cara en mis manos. —No… no lo amo… no puedo
amarlo. Todo está bajo control.
—Jimin. –Jungkook habla pero no lo veo. —Necesito que me hables con
la verdad. Realmente necesito que lo hagas.

— ¿De qué va a servir? —Me destapo y lo observo. — ¿Crees que


cambiara algo si realmente lo amo o no?

—Créeme que cambiará completamente. —Habla el seriamente pero no


siendo agresivo. — Porque si no lo amas, si es que muere algún día
podrás superarlo. O sencillamente podrás hacer todo con el sin tener
miedo a terminar matándolo.

La bilis llega a mi boca. Todas mis entrañas se aprietan de tan solo


pensar en su muerte.

—Pero si realmente te enamoraste de él, necesitas aceptarlo. –Sigue. –Y


buscar ayuda.

— ¿Crees que a este punto alguien podrá salvarme? —Yo rio


secamente. —No quiero. No quiero ayuda, lo quiero a él. Quiero estar
solo con él, quiero ser solo para él y que él sea solo para mí. Maldita sea,
¿es tan difícil? Él es mío y yo soy suyo… el me lo dijo… el-el… —Mi voz
tiembla. —Él me dijo nuestra última noche que era mío. El me pertenece.

— ¿Esa es una forma indirecta de decir que estás enamorado de él


entonces?
— ¿Por qué me haces esto? –Susurro.

—Solo necesito que lo digas. No te pido nada más.

Aprieto fuerte mis labios.

—Si. Así es. —Contesto sintiendo la amargura recorrer mis venas con
dolor. —Estoy enamorado de Min Yoongi. Me ahorqué con mi propia
cuerda. Me encerré en el falso sentimiento de amor convencido que era
una mentira y nunca pude salir. Así que sí. Si eso es lo que realmente
quieres escuchar, estoy enamorado. Lo amo.

Jungkook aprieta sus labios.

—Amo a Min Yoongi como nunca creí amar a nadie. — Las palabras se
esfuman de mi boca y siento algo agrio y dulce recorrerme. — Porque lo
amo más que a cualquier cosa que conozca. Porque mientras el esté
aquí no hay temores, no hay dolores. Mientras el esté aquí conmigo la
vida corre y no se frena, porque me hace sentir vivo, porque lo amo,
porque soy suyo y porque le pertenezco en mente, cuerpo y alma. Es mi
chico Jungkook. Es mi Yoongi. Eso nunca va a cambiar. Lo amo. Lo amo
con locura.

Lo amo…
Maldita sea, lo amo.

Me siento en una ola de emociones diferentes que me van golpeando.


Desde la tristeza más profunda hasta la felicidad más alta. La confusión,
la liberación, la tranquilidad y la rabia. Jungkook se mantiene en silencio
un par de segundos y observa la mesa.

—No necesito saber mucho más. Me ha quedado claro. —El ríe un poco.
—Realmente… realmente creí que estabas fingiendo hasta que vi ese
algo en tus ojos. Tu boca puede decir tantas cosas pero eres igual a él.
El cuerpo los delata, sus ojos.

Yo siento más lagrimas amenazar con salir. El ríe de nuevo.

—Es… sinceramente no sé qué decir. Es tan enfermo pero… —Aprieta


sus labios y me observa. —Es enfermizamente real. Tus ojos brillan
cuando lo mencionas, cobras vida, Jimin. Y con él pasaba exactamente
lo mismo. Cuando estuve con él era como una estatua. Lucia tan mal.
Perdido. Era como ver a una máquina, toda su esencia se había
esfumado para dejar un costal que mataba por órdenes sin siquiera la
pasión que le ponía. Porque para matar déjame decirte que Yoongi se
emociona demasiado. Él se la pasaba encerrado hundiéndose en una
depresión profunda, en un letargo y en un mundo donde tú seguías allí
con él. No tienes una idea de cuando te digo que es difícil ver a alguien
muerto por dentro cuando jamás estuvo vivo. Y sin embargo alguna vez
lo estuvo.
Mi corazón sigue latiendo con cada vez más fuerza. Mis lágrimas siguen
resbalando.

—Lo único que necesitaba para comprender esto era… escucharlo de las
bocas de los protagonistas de esto. El no tuvo un discurso tan diferente
al tuyo. No dijo que te amaba, tampoco dijo estar enamorado de ti. Dijo
otra cosa que aún recuerdo claro y me hizo ver tristemente que quizás,
por muy loca que sea su relación, conserva una belleza que pocos
entienden.

Yo paso saliva duramente.

—“Me hace sentir vivo porque soy suyo y él lo sabe”. —Dice


suavemente viendo la copa. — “Por eso no me preocupo, Jungkook;
porque sé que cuando este muriendo, el vendrá por mí y volverá a darme
vida”. —Suspira. — “Él no me dejara ir… y yo siempre regresaré a él.”

Muerdo mis labios con fuerza evitando perder la calma. Aprieto los puños
suavemente y tomo una profunda respiración.

—Siempre fue así, ¿cierto? —Pregunto y mi voz sale ligeramente


temblorosa. —Yo siempre fui el que tuvo el control.

—Era obvio, Jimin. El huye de ti y regresa una y otra vez. ¿No te diste
cuenta de eso? Tú eres el pilar y él siempre fue el que te estuvo
rodeando, tirando y aflojando, acercándose cuando tenía miedo de
perderte y alejándose para controlarse. Es que tú… tú realmente no
tienes idea, ¿verdad? —Jungkook luce estupefacto. —No tienes idea de
cuan dependiente es a ti.

—No somos muy diferentes ahora que digamos. —Susurro de nuevo.

—Sigues siendo el que controla. No importa cuán intimidante se muestre


ante ti o monstruoso. Tú eres el que decide. —El niega con la cabeza. —
Te lo diré una sola vez ya que nadie más lo hará. Y con eso quizás
puedas sufrir un poco menos.

— ¿Qué? –Pregunto jugando con el borde del mantel debajo de la mesa.

—Tú puedes matarlo sin la necesidad de enterrarle un cuchillo o meterle


una bala en la frente. Podrías hacer que se suicide. Podrías volverlo loco
con tu sencillo poder una vez que estés consciente de él. Él quiere
mantenerte a raya claramente para que no te percates de cuan metido
estas en su cabeza y en su piel. Es un niño pequeño en negación,
luchando contra todo lo que siente y asustado. Asquerosamente
asustado por todo lo que provocas y no hace más que huir como un
cobarde. Se intimida. Siente perder el control. Huye. Se aleja. Enloquece
sin ti. Vuelve. Misma historia, mismo círculo interminable.

Yo sigo viéndolo y trago pesado una última vez. Sé que esta


conversación llegara pronto a su fin.
—Así que te daré un mal consejo. ¿Quieres realmente vengarte? —Alza
sus cejas. —Demuéstrale que sabes perfectamente que tu mandas aquí
y no le temes más. Es quizás bastante crudo ya que las consecuencias
serán terribles, pero al menos dejara de ser tu aterrador monstruo y se
convertirá en tu perrito faldero.

—Eso sería lindo. –Siento una sonrisa colarse en mis labios. –Aunque no
comprendo por qué me estas ayudando. Querías matarme, ¿no? ¿Por
qué repentinamente me haces sentir plenamente poderoso respecto a
Yoongi? ¿Y sacando el tema de los sentimientos y el amor? Querías
arreglar cuentas conmigo y me diste una guía paso por paso de como
tomar control sobre él, me diste una charla sumamente motivadora
acerca de lo que dice y piensa sobre mí. ¿Por qué? Si fuera tú, lo último
que querría es que mi mejor amigo traicionero logre lo que realmente lo
haría feliz y sentirse lleno. Peor siendo gracias a mí.

Jungkook sonríe pero yo me mantengo completamente serio.

—Era una trampa, ¿cierto? —Pregunto relamiendo mis labios. —Nada de


lo que dices acerca de que Yoongi dijo es verdad. Tampoco sus
reacciones. Mucho menos la forma en que podría hacerlo venir a mí.

Jungkook niega suavemente apretando sus labios. Yo dejo el mantel en


paz esperando su respuesta y dedicándole la peor de mis miradas.
—No es así. —Dice finalmente. —Creo que pese a todo… te sigo
teniendo cariño. ¿No deberías estar molesto o dolido? Es decir, yo
estuve con Yoongi y…

— ¿Debería? –Interrumpo. — ¿Crees acaso que lo conoces mejor que


yo? O pero aun, ¿Crees que podrías chantajearme o manipularme
usando la vulnerabilidad que tengo hacia él? Bien. Lo acepto, lo amo. En
eso no mentí. ¿A que querías llegar?

—A ningún lado. –El alza sus hombros. –Era solo una prueba, algo así.

— ¿Prueba? –Pregunto alzando una ceja.

—Taehyung me pidió que te obligara a soltar la verdad acerca de lo que


sientes. “Quiero que lo debilites”, me dijo. –Alzo sus hombros. –Obtuve
algo a cambio antes, así que no es ni perdida ni ganancia.

—Así que Taehyung. –Sonrió. –Él también me dio una tarea por hacer.

—Oh, ¿en serio? –Pregunta divertido. –Vaya, parece que los dos
terminamos siendo sus peones.

—Tal vez. –Le contesto.


—Dijo que sería la guerra del muñeco viejo contra el nuevo. –Rio de
nuevo. –Ah. Yo creo que pidió que usáramos lo peor de nosotros mismos
para ver quien lograba hacer lo suyo. Yo digo que busca ver quien es
mejor.

—Pienso lo mismo. –Contesto sonriendo y levantándome de la mesa.

— ¿Y no te enfadas? –Pregunta enarcando una ceja.

—No. –Vuelvo a sonreír. –Porque sé que pese a que no fue una perdida
para ti, yo si pasaré la prueba.

— ¿Crees? –Me observa fijo cuando ya me encuentro junto a él. — ¿Qué


te dejo de tarea?

—Perdería la gracia si te lo contara. –Tomo suavemente su brazo y


lentamente voy tirando hasta que se levanta con una mirada de
confusión. –Necesito ir al baño pero no quiero perder el hilo de esta
conversación así que vas a acompañarme.

Lo suelto y sin esperar su respuesta me dirijo a la puerta detrás de


nosotros. Abro percatándome que es solo uno individual. Volteo y
Jungkook se cruza de brazos.

Bien.
—Solo puede entrar uno allí. –Apunta con su barbilla.

—Me di cuenta. –Vuelvo a tomar sus brazos y lo meto conmigo.

— ¿Se puede saber que estás haciendo?

Coloco el pestillo a la puerta y me volteo viéndolo más cerca de mí. Debo


levantar la mirada debido a nuestra diferencia de altura y observo su
cabello castaño cayéndole un poco en el rostro. Yo llevo mis manos a su
camisa y zafo los botones sintiéndolo tensarse.

—Solo quiero ver tu cicatriz. –Le contesto tranquilo cuando trata de tomar
mis manos. –Para esto te jale. No por nada más.

— ¿Taehyung te pidió que vieras mis cicatrices? –Pregunto.

—Algo así. Me pidió me hiciera una comparación entre tú y yo así que


debo hacer un par de cosas para contestar. ¿Bien?

Abro su camisa y siento mi garganta cerrarse. Jodida mierda, realmente


se puso muy en forma. Muerdo el interior de mi mejilla cuando mi mirada
cae sobre su pecho desnudo y altamente atractivo. Sobo suavemente
con la yema de mis dedos la cicatriz que va desde las costillas de su lado
izquierdo hasta casi rozar el pezón. Yo sigo sobando suavemente hasta
detenerme en su sensible zona sin atreverme ir mas allá sin estar
completamente seguro de poder continuar.

Pierdo mi tiempo sobando un poco más fingiendo interés. Mis manos


siguen recorriendo su cuerpo bajo el pretexto de encontrar más heridas.
Él se mantiene en mayor silencio y solo siento su mirada sobre mí.

“No olvides que tendrás su número… Su número…”

— ¿Te estoy calentando? –Pregunto levantando la mirada.

— ¿Qué? –Pregunta confundido.

—Tus pezones están duros. –Le contesto sonriente.

—Me estas manoseando todo el cuerpo, creo que es una reacción


natural.

—No te estoy manoseando, solo examinando. –Le susurro acercándome


a él. —Si te estuviera manoseando, mis manos no estarían aquí en tu
pecho. —Las bajo suavemente hasta rozar su entrepierna donde lo tomo
con firmeza. El abre un poco su boca y su respiración se vuelve pesada.
—Estarían aquí que es el punto de mi interés. ¿Bien?

—Tienes tres segundos para retirar tu mano.


— ¿Por qué no la quitas tú mismo?

—No sé a qué estás jugando pero sea lo que sea, no te va a funcionar.

— ¿No me encuentras atractivo? –Comienzo a acariciar con suavidad. –


Para mí eres bastante caliente. Me dijeron que tienes algo con los
cuchillos… ¿te importaría mostrarme?

—Detente ahora mismo.

— ¿Y si no lo hago qué? ¿Vas a golpearme? ¿Matarme? ¿Insultarme? –


Sigo preguntando acercándome más a él. — ¿Qué harás? Te advierto
que aunque me des un buen golpe en cualquier parte terminaré
gimiéndote en el oído. Lo mejor que podrías hacer es seguirme el juego
porque estamos en un lugar público. No quieres llamar la atención así,
¿verdad?

— ¿Seguirte el juego? –Pregunta secamente. — ¿A qué se supone que


estamos jugando?

Abro la boca para intentar responderle pero me callo al instante


mordiendo fuerte mis labios. Lentamente me voy alejando de él tragando
pesado y sintiendo el aire faltarme. Lo veo de nuevo.
No puedo hacer esto… es mi hermano. Es… fue mi hermanito, como uno
para mí.

—Lo siento. –Susurro retrocediendo un poco y volteo a verlo a los ojos. –


No puedo hacer esto mientras te siga viendo como mi mejor amigo y el
chico tan especial que fuiste en mi vida. No puedo. Lo siento…

Salgo bruscamente del baño sintiendo un desagradable bullicio en mi


estómago al que no le doy atención. Soy débil. Soy débil con Jungkook,
lo quiero todavía demasiado y no puedo usarlo a mi antojo. Menos
acostarme con él solo para quitarle lo enojado. Cristo, no. No con él.

No puedo hacer esto. No puedo. Yoongi tenía razón, maldita sea, tenía
razón. Debo mantener lejos a mis debilidades y cerca a mis enemigos.
Mierda, mierda, mierda.

Bien… solo necesito calmarme. Lejos a las debilidades, cerca al


enemigo…

Eso es justamente lo que haré.

Solo necesito un poco más de tiempo.

.
.

Kim Taehyung solo se encontraba sentado frente a varios aparatos, unos


audífonos puestos mientras escuchaba la conversación de Jungkook y
Jimin gracias al micrófono que le había puesto al más joven.

—No puedo. Lo siento… —Fue lo último que escucho de Jimin antes de


la puerta.

Se quitó los auriculares y soltó un largo suspiro viendo los papeles frente
a él. Tomo el enorme puñado de papeles que observo con detenimiento
antes de esbozar una débil sonrisa.

Jimin al final no lo había hecho. No había tratado de seducir a su mejor


amigo, ni siquiera por Yoongi. Aparentemente seguía siendo más débil a
su mejor amigo que al chico que amaba.

No se había equivocado…

Su plan funcionaria.
90

A: A.F

DE: Km *******

ASUNTO: VIAJE

Informo que hemos llegado bien a Nueva York. Trata de mantenerme


informado por cualquier cosa o movimiento. Ya que estoy acá, ¿Crees
que pueda ayudarte en algo?

DE: Km *******

ASUNTO: Jimin

Oye, he investigado donde vive como me lo pediste. ¿Quieres verlo


antes de que entremos a clases o una vez allá? Forcraft me ha pedido
que este vigilando el frente pero estando allá en California para nuestro
viaje, quizás pueda verlo.

Ve con cuidado, yo estoy desempacando las cosas. ¿A qué horas llegas


con tus padres?

A: ***_******

DE: A.F

ASUNTO: Reunión

Necesitamos vernos lo más pronto posible. Una chica ha venido a verme,


no se quién es. Me ha hablado de Jimin y de ti pero no pude rastrearla.
Clara se encontraba en el funeral de Helen, ¿tienes a otra ex loca?
Deberías tener cuidado a quien le dejas toda la información.

.
A: xjnx.xrxnssne

DE: Km *******

He visto al grupo L en Florida justo como me dijiste. Bien, me


convenciste. A menos que seas alguien del grupo no pudiste haber
sabido con tal exactitud horarios y movimientos.

Espero poder confiar en ti, sigo sin comprender de qué va todo esto.

A: ***_******

DE: Jjk_08

ASUNTO: Reunión

Me he infiltrado en la casa ya. Estaba rodeada de oficiales pero pude


solo sacar el collar de Jimin. De tu otra casa ya tengo el diario como me
lo pediste, ¿Qué sigue?

A: Jjk_08

DE: ***_******

ASUNTO: Regreso.

Regresare pronto, he perdido control con Jimin. Si Forcraft te pregunta


donde estoy, no sabes nada. No puedes confiar en él, Jungkook. El solo
quiere beneficio de dinero y cobrar venganza de su padre que fue
asesinado por Kyle. Ten cuidado con lo que hablas con él.

.
.

A: Km *******

DE: xjnx.xrxnxxne

ASUNTO: Urgente

Necesito verte. Te pedí que no le dijeras a nadie acerca de esto.

Jeon Jungkook pagara por su vida si le dice a alguien más o hace un


movimiento en falso, ¿me oyes? Voy a matarlo y a ti también. Más te
vale que lo tengas bien controlado.

DE: Km *******
ASUNTO: Trabajo

A: xjnx.xrxnxxne

Tengo razones para haberle contado. Jimin no hará caso a nadie si no es


Yoongi, Yoongi no le hace caso a nadie. Necesito tener otra vía y esa es
Jungkook, Jimin va a escucharlo y confiar en él.

Solo dame tiempo, me estoy quedando con el e ira a ver a Jimin.

A: Km *******

DE: xjnx.xrxnxxne
¿Y cómo pretendes que hablen si ambos se odian? ¿Los pondrás a
prueba acaso?

A: xjnx.xrxnxxne

DE: Km *******

ASUNTO: Trabajo (3)

Eso es justamente lo que voy a hacer. Confía en mí.

Si las cosas salen como las tengo previstas, Jimin seguirá queriendo
mucho a Jungkook y tendrá una debilidad incluso más grande que a Min.
Eso lo uso a mi favor porque Jimin le hará caso a Jungkook y el me hará
caso a mí. Todos ganamos, bella.
En caso de que no, puedo borrar a Jeon del tablero.

A: Jjk_08

DE: Km********

ASUNTO: MAPA

Revisa esto. Hay cosas allí que me gustaría te percataras de ello.


.

EXTRACTO DE PERIODICO

<<C’ est maintenant que quelques mois plus tard après la localization de
P.H qu’il c’est suicidait en sautant depuis la huitiéme étage du HOTEL
STRUKM localisé en Arizona aux États Unis. Grâce aux notes qu’il a
laissé et une exhaustive enquête, on peut assure que l’assassin le plus
dangereux en Europe, Min Suga, a eu en total, quatre enfants dont on ne
connaît pas où est ce qu’ils sont.

Il y a aussi des preuves qui démontrent que l’important criminal est


encore vivant, on connaît pas ce que la pólice va faire maintenant.>>
1

<<Es ahora que meses más tarde después de la localización de P.H que
se ha suicidado brincando desde el octavo piso del HOTEL STRUKM
localizado en Arizona, Estados Unidos. Gracias a las notas que ha
dejado y una exhaustiva búsqueda de la policía, podemos asegurar que
el asesino más peligroso de Europa, Min Suga, tuvo en total cuatro hijos
de los cuales no sabemos dónde se pueden encontrar.
Así mismo, hay otras pruebas que demuestran que el importante criminal
sigue vivo. Nos preguntamos que hará la policía respecto a ello. >>

—KENTUCKY; PERIODICO: WORLD AND NEW

ESA NOTA FUE CENSURADA Y DESTRUIDA, NUNCA SALIO A LA


LUZ.

ACTUALMENTE QUEDAN SOLO TRES COPIAS.

EXTRACTO DE PERIODICO

<<El edificio de oficinas del periódico Wold and news ha sido incendiado
ayer 04 de julio a las 12 de la noche. El jefe de la editorial Malcom Stuart
fue asesinado hace 3 días en Alabama, EU. >>

EXTRACTO DE PERIODICO

<<Debido a los problemas en el país, se ha prohibido la entrada de más


exiliados o inmigrantes Europeos a Estados Unidos. Muchas familias han
debido irse debido a las nuevas leyes, obligatoriamente, todo los que
tienen en su acta de nacimiento que ha nacido en Francia o Italia.

El colegio Linsday se ha visto afectado al ser uno de los colegios laicos y


privados con mayor número de europeos dentro.

“Los estudiantes que deban irse podrán volver para estudiar su último
año con los papeles necesario para permitir la entrada. En ese caso,
podrán estudiar en la Universidad Linsday acá en Estados Unidos
gratuitamente” dice Anne Stal. >>

OREGON; WWN

A: Km *******

DE: Jjk_08
ASUNTO: MAPA

Creo que me quedaré otro rato acá en Nueva York.

A: ***_******

DE: Jjk_08

ASUNTO:

Ten cuidado. Mucho cuidado.

Debo pasarte unos documentos que me gustaría les echaras un ojo


apenas puedas. Espero no se muy tarde aun o te quedes con este
correo.
.

A: Jjk_ 08

DE: ***_******

ASUNTO: Respuesta

Destruye todo eso y dile a Taehyung que deje de meterse en lo que no le


interesa.
91

[4 meses después]

YOONGI.

— ¿Dónde está?

Siento el cuello de Seokjin tensarse bajo mi tacto. El me sigue clavando


sus helados ojos mientras se mantiene contra la pared, mi mano
agarrándolo de aquel blanco cuello que no dudare en tronar en cualquier
maldito segundo. El aire sale por mi boca, mis músculos se tensan, estoy
a punto de explotar.

—No lo sé. —Dice y yo aprieto más.

— ¿Dónde está? —Alargo con voz ronca sintiéndolo volverse a tensar.

—No lo sé. —Repite.

— ¡Encuentra entonces a alguien que lo sepa! —Rujo azotándolo contra


la pared con fuerza. El no cambia su expresión. — ¡Hazlo ya!
—No podemos saber. —Repite y yo siento el impulso de tronar su cuello
con mayor fuerza. Aprieto mis dientes y siento las venas palpitar en mi
rostro. —Yoongi, si no me sueltas, tendremos problemas.

— ¿Problemas? —Siseo. — ¿Problemas? —Mi tono de voz aumenta


peligrosamente. — ¡Desde que hemos llegado acá solo ha habido
problemas! ¿Dónde mierda está mi padre? ¡Me tiene encerrado en esta
mierda de mansión diciendo que necesitan tiempo! ¡Tu tiempo se ha ido
a la mierda! —Lo azoto contra la pared. — ¡Y si no fuera suficiente ahora
me sales con la mierda que Jimin ha desaparecido! ¡¿COMO MIERDA
QUE DESAPARECIO?!

—El no entró con Sullivan. —Jin me mantiene fija la mirada.

— ¿Estás seguro? ¡Él quería eso! ¿No? –Espeto agresivo. — ¡Lo


conozco, él hubiera aceptado! ¡Quiere ir tras de mí! ¡Es una total mierda
que no haya aceptado!

—Todos lo creíamos. —Jin aprieta sus labios. —Pero tu muñeco es


algo… escurridizo. Creíamos tenerlo, teníamos un plan y lo mando por la
mierda. Rechazo a Sullivan y se esfumo por completo del mapa. —
Chasquea su lengua contra su paladar. —Se esfumó. ¿Crees que no
estamos como desquiciados tratando de saber dónde está? Nuestro
premio está dando brincos por todos lados, burlándose entre carcajadas
los últimos meses. Burlando a la mafia, burlando a la policía.
— ¿Y dónde mierda esta? —Repito furioso. —La última vez que lo vi fue
hace casi 6 meses. A estas alturas el ya debería haber dado conmigo.

—Jimin no está en Estados Unidos, Yoongi. —Me dice riendo. —Si


siguiera allí ya hubiéramos dado con él a la semana. Se esfumo por
completo. Lo último que pudimos rastrear fue la visita que hizo con Jeon
Jungkook y eso fue un día antes de su desaparición total.

— ¿Qué ha dicho Jeon? —Presionó.

—No tenemos idea. Todo Estados Unidos se ha congelado con la policía


entrometiéndose en esta mierda. Si ellos no se mueven, nosotros no
podremos hacerlo tampoco. Es reciproco todo el tiempo. —El aparta mi
mano de su cuello y yo aprieto mis puños y labios. —Deja de hacer eso.
Me repugna decirlo pero Jimin es listo, todos los subestimamos. Se ha
burlado en nuestras narices, se ha escapado de un país donde hay ojos
por todos lados y lo logro así de fácil como tú te escurrías de todos
nosotros.

—Bueno, creo que aprendió del mejor. —Contesto con una suave
sonrisa y al instante relamo mis labios.

—Desgraciadamente. —Jin me observa mal. —Seguiré hablando con


nuestro padre. Él no se encuentra en un buen estado para estar
recibiendo familia con besos y abrazos. Con suerte no ha desatado una
bomba nuclear con toda su ira.

— ¿Porque Jimin se ha esfumado? ¿Eso lo tiene mal?

—Eso y que las cinto mafias de Estados Unidos en este tiempo han
comenzado a juntar fuerzas. Poco a poco las tensiones parecen
arreglarse y no pasara mucho antes de que oficialmente se vuelva una
gran red. —Jin suspira y desvía la mirada. —Si ellos se juntan, no
podremos con ellos. Nos convenía mantenerlos separados pero todo se
nos está saliendo de las manos.

Me mantengo en silencio y el voltea a verme.

—Park Jimin es nuestra única salida y boleto de victoria. Es todo o nada.


—El aprieta su mandíbula. —Todo o nada. ¿Me captas, hermanito? —
Dice esto último con cierta burla.

—Lo capto, ¿pero qué mierda quieres que te diga? —Me volteo y
comienzo a dar vueltas sintiéndome ansioso repentinamente. —Cuatro
meses, Seokjin. Cuatro jodidos meses y no sabemos nada de él.

—Es un chico de cabello negro y la mitad de una oreja volada. ¿Crees


que es sencillo? Aun con su retrato no podemos tampoco llamar mucho
la atención. Es un peligro porque ya de por si estamos vigilados. La CIA
no tarda en morder este rollo si no mantenemos perfil bajo. Tiene que ser
una misión en sombra: solo nosotros los del lado sucio sabemos de ella.

—Básicamente, solo depende de nosotros. —Susurro.

—Exactamente. —El asiente. —Así que esto es más complicado y


delicado de lo que crees. Te pido que dejes de fastidiarme con donde
esta porque te prometo que cuando lo sepa, tú te enteraras. A la primera
pista que tengamos, créeme, quizás tú te enteres antes.

Le mantengo la vista fija y finalmente me alejo comenzando a avanzar


por la enorme mansión. Muerdo mis uñas y me encierro en mi habitación
observando el teléfono sobre ella. Me acerco suavemente y lo tomo
manteniendo la vista muy fija.

Jodida mierda, no puedes hacer esto, Yoongi. Mierda, no. Me prometí


que solo sería en caso de emergencia. Esto no es una emergencia. ¡Esta
no es una jodida emergencia! ¡Detente! ¡Deja el puto teléfono ahora
mismo! ¡Déjalo! ¡Déjalo! ¡CUELGA, MIERDA! ¡CUELGA ANTES DE QUE
JODAS TODO!

—No puedo creer que llamaras.

Soy un imbécil, soy un imbécil, soy un imbécil, soy un imbécil, soy un


imbécil, soy un imbécil de mierda, esta jodido. Todo esto está por
joderse.
—Igualmente me da gusto escucharte después de tanto tiempo. —Digo
entre dientes y aprieto más el teléfono. —Kim Taehyung.

—Me resulta curioso que me marques. Creí que primero me rebanarías


el cuello antes de hacer tal cosa como llamarme. —Puedo sentir su
asquerosa sonrisa del otro lado. —Así que supongo que es importante,
Min. ¿Me equivoco? Dudo que llames para preguntar cómo me
encuentro.

—No lo haces. —Aprieto más fuerte. —Así que seré breve porque no me
interesa perder más el maldito tiempo.

—Esa cosa “importante” —Noto el total gozo en su voz. — ¿no tendrá de


casualidad un nombre? Uno, no lo sé, comenzando con J y finalizando
en imin?

Todos mis nervios florecen con el sencillo nombre que atraviesa en mi


cabeza. Aprieto más fuerte mis labios y respiro profundo cerrando los
ojos. Mantén la calma, Yoongi. Cálmate.

—Bien supones. — Contesto finalmente después de un corto silencio. —


Los rumores corren rápido, peligras mucho. Supongo que debes estar
bien escondido debido a toda la información que tienes.
—Tales rumores desgraciadamente no puedo negártelos. Aunque… me
resulta curioso que sepas tales cosas. ¿De dónde?

—Contactos. —Ahora es mi turno de sonreír. —Así que escúchame bien,


Taehyung. Sabes que conmigo es peligroso jugar.

—De todas las personas con quien jugaría, la mejor se guarda para el
final. –Suelta una risa ronca. –Así que al menos, esta vez, no jugaré
contigo.

—Haces bien. –Muerdo el interior de mi mejilla. –Supongo que sabes por


qué llamo.

—Me avergüenza no estar completamente seguro. Sin embargo, puedo


suponer cosas. –El suspira. –Nadie sabe nada de Jimin hace tiempo,
supongo que tú querrás saber algo.

—Sé que debes saber algo. —Digo. —Jimin confía en ti

—Oh, lo hace. –Contesta neutro. –No dudo en que sabrá contactarme,


sin embargo, el dejo de decirme las cosas hace exactamente cuatro
meses.

—No pudo hacer eso. Necesita a alguien. No puede hacer esto solo.
—Lo subestimas demasiado, Yoongi. –El ríe de nuevo. –Tu muñeco es
sumamente listo. Entró en un estado de paranoia donde no confía ni en
su sombra. Créeme cuando te digo que estoy completamente seguro que
está llevando todo esto por su propia cuenta en soledad. Escondido en
algún lugar o bien moviéndose demasiado rápido.

— ¿No tienes nada? –Insisto. — ¿A dónde fue? ¿Dónde estuvo?

—La última vez que le hable estaba en Washington DC. Supimos que
después estuvo en Carolina del Sur y allí su punto se esfumo del rastreo.
Park Jimin dejo de existir.

— ¿Qué mierda hacía en Carolina del Sur? ¿Qué hay allá? —Pregunto.

—Pensamos que probablemente fue con Brown a sacar pasaportes


falsos. Sin embargo el hombre no ha aparecido tampoco para confirmar
aquello.

—Sabe que lo buscaremos.

—Tal vez. Yo también quiero encontrarlo, Yoongi. Muchos quieren


hacerlo.

— ¿En qué momento todo esto se fue tan a la mierda?


—No lo sé, Yoongi. No debiste dejarlo en primer lugar. Nunca debiste
hacerlo. Se hubiesen evitado muchos problemas.

—Si no te lo hubieras tirado, no hubiésemos ahorrado más.

Taehyung suelta un gruñido del otro lado: —Si bueno, esa es otra
historia.

—No tienes nada de él entonces. –Muerdo mi labio inferior. –Nada.

—Nada. –Repite. –Si tuviera información exacta de él te pediría algo a


cambio pero desgraciadamente no tengo absolutamente nada, Yoongi.
Es frustrante también para mí.

— ¿Algo relacionado un poco con él? Lo que sea.

— ¿Algo? Creo que tengo algo, pero ya sabes que hacer.

— ¿Qué quieres?

— ¿En qué parte de Europa estas?

— ¿Me pedirás aquello? ¿En serio? –Pregunto molesto. –Será ponerme


una soga al cuello.
—Yo ya la tendré puesta una vez que te diga acerca de esto. Ojo por ojo.

—Diente por diente.

— ¿Dónde estás?

—Francia.

—Reunión de intercambio y negocios próximamente de las cinco mafias,


quieren a la Europea también allí. Planean invitar a Jimin como invitado
especial.

—Norte de Francia.

—Códigos afirmativos. No armas. Trato mayormente limpio, intercambios


y arreglos. Solo en el peor de los casos se recurrirá a ella.

— ¿Tiempo límite?

—Un año máximo.

—Ten cuidado. Deshazte de este teléfono.


—Igualmente. Y no, probablemente volveremos a contactarnos.

—Sigo teniendo cuentas pendientes contigo.

—Pagaré.

—Eso espero.

Colgamos.

Aviento el teléfono a la cama nuevamente y comienzo a golpear con mi


índice mis labios pensando en un plan. Se me ha volado de las manos,
de nuevo. Creí tener el plan de Jimin, me ha salido con otra cosa
completamente distinta.

¡Muñeco idiota! ¡Eres peor que una astilla enterrada en el dedo!

Respiro profundo y trato de mantener la calma. Carolina del Sur.


Washington DC. Sigue siendo territorio de Sullivan y Kyle. No huyo de
ellos, no se fue lejos aun sabiendo que peligraba. ¿Por qué?
¿Pasaportes? Puede conseguirlos en cualquier lado. Bajo… no se fue al
lado de Forcraft o al centro.

Mar. ¿Mar?
Los aeropuertos están bloqueados. Las mafias siempre vigilan.

A Jimin le asustan los aviones.

Un crucero.

Mis ojos se expanden al instante. ¡Un crucero! ¡Un maldito crucero de


Estados Unidos a acá! Jodida mierda, esa sería la única forma en que no
lo rastrearan. Todos lo buscarían en tierra y en aire. Nunca en mar. Muy
poco en mar.

Maldito muñeco. Astuto escurridizo de mierda, te me estas adelantando.

Debe ya estar acá. Europa. Básico, el itinerario cercano y confiable seria


España. No correría el riesgo de arriesgarse más, su tiempo también
estaba contado. España. Llego a España. ¿Luego a dónde? No sabe
dónde estamos, el grupo L esta expandido por toda Europa.

Jimin avanza lento pero a pasos enormes. No comenzaría a buscar por


todos lados, lo más probable es que se quedaría en España hasta
obtener una pista. ¿La tendría? No sabía desde hace cuánto esta allá. O
siquiera si estaría. Puede que no, puede que solo esto sea una mierda
de tontería.
A menos que…

Alzo una ceja y lentamente me voy acercando al teléfono nuevamente.


¿Sería mucho riesgo? En definitivo y no vale la pena. Dejo el teléfono.
Namjoon puede ayudarme. Él es bueno en la computadora y podría
sacarme datos de todos los cruceros que han partido de Carolina de Sur
a España en los últimos cuatro meses con todos los pasajeros. Es mucha
información y no se desgastara en ello a menos que tenga un buen
motivo para hacerlo. Definitivamente no le diré que se trata de Jimin. No.

Salgo de la habitación y voy recorriendo a paso un poco rápido todo


hasta llegar a donde él se encuentra. Toco y el levanta la mirada del
ordenador.

— ¿Qué sucede Yoongi? —Pregunta el desganado.

—Tengo motivos para creer que hay una persona que se ha estado
acercando a nosotros. —Le contesto. —Necesito que me hagas un favor.

— ¿Quién? —Alza una ceja.

—Matthew, es el primo de Anthony Forcraft. —Me apoyo en el marco


cruzado de brazos. —El me vigila bastante y no me sorprendería que
Anthony le haya dicho de buscarme o al menos seguirme. Me he
enterado que no está en Estados Unidos desde hace un tiempo. Más
curioso es que acabo de recibir una llamada suya.

— ¿Qué? ¿Qué te dijo?

—Que debía esconderme mejor. —Le contesto. — ¿Crees poder


sacarme la información de los cruceros transatlánticos de Carolina del
Sur a España?

—Esos no salen en Carolina del Sur, seria en Florida.

—Esos mismos. —Asiento. — ¿Crees poder ayudarme? Me queda claro


que seguramente tiro su teléfono después de aquella advertencia.

— ¿Qué te hace pensar que vino en crucero?

—Le tiene pavor a los aviones y no se arriesgaría en llegar por la forma


mejor vigilada por cualquier mafia que sepa que enemigos pueden llegar
a invadir.

—La tendrás en la noche.

—Gracias. No le digas a Seokjin, que se mantenga entre tú y yo. No


quiero armar más alboroto del que ya hay.
—Comprendo. —El asiente. —Si encuentras algo nos dices.

—Claro.

Salgo y lentamente vuelvo a caminar. Florida. ¿Por qué entonces


esfumarse a Carolina del Sur si cuando partió –Probablemente– Fue en
Florida? Oh no, ya se. Cambio su identidad, de nombre, de todo. Estará
entrando a boca enemiga. Esa debe ser la única explicación lógica.

¿Pero bajo que maldito nombre? Si se lo ha cambiado y me llega toda la


lista, separare entre hombres y mujeres y me ahorraría la mitad. Sin
embargo, no dejaría de ser complicado. Entre tantos nombres de
hombres, ¿Cómo sé que tampoco mintió con la edad? No se quedara
con nada que pruebe que es el.

Debo esperar a tener la lista en manos. Algo me dice que estará allí pero
cifrado. Sé que mi muñeco me está buscando, es algo completamente
personal y con todo lo que hace lo que busca es intimidarme,
amenazarme. Y si está haciendo esto solo, me lleva al sencillo y lógico
razonamiento que me hará saber de un modo o de otro que se está
acercando. Así es el.

Me incita a cazarlo. Está esperando a que vaya por el o que él llegue a


mi primero. Cualquiera de las dos suena muy su estilo. Mierda. Es que lo
conozco tan bien.
Una sonrisa ilumina mi rostro inevitablemente. Joder, este niño.
Hablamos la misma lengua, jugamos las mismas cartas, son cosas que
solo él y yo entendemos. Espero me esté mandando señales, yo me
encargare de buscaras y responderlas. Será un juego entre las sombras,
tras bambalinas. No hay otra explicación. Debe ser eso, siento que es
eso.

Señales, señales. Pistas y advertencias. Esas las dejaría hasta haber


salido, no se arriesgaría a que las mafias de Estados Unidos las vieran
antes que el receptor que era yo. Con las cinco detrás de él es más que
obvio que no puede darse el lujo de dejar rastros.

Así que comenzara acá. Mandara una. No mandara otra hasta que se la
conteste. Necesita de algo que lo impulse a moverse o se queda
estancado. No toma decisiones ni avanza hasta tener una base, un plan
o algo claro. Desde el colegio lo notaba. Siempre era la cabeza de
trabajos grupales, estructuraba las cosas y después las ponía en obra.
No seguía hasta recibir indicaciones, mas eso no significaba que
estuviese pensando también por su propia cuenta.

La experiencia siempre ha demostrado que jamás suceden bien las


cosas cuando dependen de muchos.

Se ha zafado. Por completo se ha zafado. Siempre quiso que fuera así,


el juego entre él y yo. Espero al menos esta vez no fallar y atinar con o
que tienen planeado. Si así es el caso, estaré gustoso de tirar cartas y
dar una buena partida con él.

¿La apuesta? Probablemente la vida. El dinero no importa. ¿Puede


matarme? ¿Puedo matarlo? Es una incógnita que jamás será
completamente contestada hasta que me encuentre nuevamente cara a
cara con él. Apostar la vida, no. No todavía al menos.

No apuesta. Reta. Provoca. Con todo lo que está haciendo sabe que me
provoca, sabe que voy a enterarme tarde o temprano. Él no puede
enterarse de mis cosas más él sabe que siempre me enteraré de las
suyas. Sabe que en ese aspecto lleva siempre ventaja de su desventaja.

—Cristo. –Rio. — ¿En qué te convertí, muñeco?

Es tarde, la noche cayo. Sin embargo me encuentro jugando con los


cuchillos aun a altas horas de la noche. Namjoon no ha finalizado de
extraer los datos. Me dijo que será mejor mañana.

No contesto nada al respecto. Ahora solo necesito darme una ducha.

—Ah. —Suspiro cansado cuando me encierro en el baño. —Todo esto es


una mierda.

Me voy quitando la ropa y abro la regadera para introducirme en ella.


Trato de aclarar mis ideas y ordenarlas aunque no es una tarea sencilla
en estos momentos. Cierro los ojos pero todo es una total mierda. Con
cada pestañeo veo a Jimin.

Jimin. Jimin. Jimin. Jimin.

Siento el agua irse calentando pero yo me mantengo con los ojos


cerrados otros segundos. Los abro poco después y lentamente comienzo
a tallar todo mi cuerpo como si aquello pudiera limpiarme de su
pensamiento. Es un gran error. Mientras más lo empujo, con más
insistencia llega. Mi muñeco viéndome, mi muñeco caminando, mi
muñeco riendo, mi muñeco llorando, gritando, rozando sus labios con los
míos, sus ojos bien puestos en los míos, su olor volviéndose más
potente…

Aprieto los labios y decido destensar por completo mi cuerpo con ayuda
de agua más caliente. Siento todavía su fragancia como si estuviese al
lado mío. Apoyo mi frente contra el cristal de la ducha y exhalo
suavemente tratando de calmar los pensamientos y centrarme en otra
cosa. No puedo. Su imagen clara se encuentra allí. Su risa, sus gemidos,
sus mordidas en mi cuerpo, sus labios traviesos abriéndose paso junto a
los míos, su mirada cegada de deseo.

Yoongi…

Vuelvo a abrir los ojos apretando con más fuerza el interior de mi mejilla
con mis dientes. Relamo mis labios sintiendo el chorro de agua caliente y
observando todo irse llenando poco a poco de humo. Lentamente voy
deslizando mi mano por mi abdomen hasta alcanzar mi pelvis.

Jodida mierda.

Muerdo mis labios y gruño ronco cuando voy bajando más hasta rozar
suavemente con mi miembro. Lo tomo con suavidad resistiéndome,
apretando más fuerte los ojos pero sintiendo una descarga de
electricidad cuando comienzo a hacer un suave movimiento de arriba a
abajo.

Yoongi…
Y su maldita voz vuelve.

Comienzo a bombear con un poco más de rapidez. Siento mi respiración


pesar conforme me obligo a detenerme, detener tal acto que estoy
haciendo. Me es imposible. Mi mano se niega a separase al placer que
me estoy incrementando con la viva imagen del chico de cabello rubio,
ojos chocolate, labios gruesos y cuerpo desnudo en aquella cama.
Imagen viva de chico de voz dulce susurrando mi nombre, de interior
cálido, de violencia apasionada y alma chispeante.

Suelto un gruñido más ronco al sentir que una erección se va formando.


Hago una suave presión en el glande recordando el dulce sabor de sus
labios, de su cálida boca envolviendo la sensible zona. Recordando
aquel musculo húmedo que usa para besarme, para deslizarlo en el
maldito lugar donde más deseo.

El movimiento se incrementa y siento mi vientre contraerse. Otro gruñido


más ronco sale de mis labios al sentir la tensión acumularse en mis
piernas y un escalofrió me sacude. Jimin. Jimin. Jimin. Aprieto un poco y
sigo moviendo mi mano con mayor fuerza, escuchando el húmedo sonido
debido a la mezcla con el agua. Jimin. Jimin. Jimin. Más fuerza.

—Ah, maldito muñeco. — Es lo último que susurran mis labios antes de


apretarse con fuerza y sentir aquel elixir liberarse de mi cuerpo
mandando una ola de tranquilidad y manteniéndose sereno. Mis ojos se
abren lentamente y suelto un último suspiro que termina de empañar el
vidrio de la regadera.

Todavía viendo aquella mancha grisácea dispersarse entre el vidrio


puedo ver aquella sonrisa. Aquella sonrisa burlándose de lo que he
hecho. Se perfectamente que no está allí y sin embargo casi puedo verla.
Sentirla. Escuchar su risa chocando contra mi oreja, su nariz con su tibia
respiración pasearse por mi cuello, su húmeda lengua entrando en
contacto con mi mandíbula… todo se mantiene vilmente recordado. Cada
gesto, cada sonido.

Jodida mierda.

Jodida pesadilla más hermosa.


92

YOONGI.

La mañana siguiente siento un suave pesar en mi cuerpo, sin embargo


sigo ejercitándome a pesar que aun sea de madrugada. El silencio es
total, siquiera el cantar de un grillo atraviesa las paredes blancas
enfatizando aún más el ambiente de soledad y frialdad de este enorme
lugar.

No es molesto en lo absoluto. Me he acostumbrado al silencio y mientras


haya mejor para mí. Es una mierda cuando el lugar está lleno de voces y
ruidos de actividades. Es una marea que provoca un mareo, un dolor
cabeza que me hace estallar la mayoría de las veces cuando es
demasiado ruido. Demasiado ruido…

Me mantengo otro rato hasta que siento el sudor y es cuando me


detengo casi media hora después. Dirijo la mirada al reloj: apenas darán
las siete de la mañana. Gruño y avanzo a la ducha para bañarme
rápidamente antes de bajar a buscar algo de desayunar. Trato de perder
el máximo de tiempo posible hasta que dan las nueve.

—Tengo lo que me pediste. — Namjoon entra a la cocina y yo al instante


levanto la mirada del bol de cereales para observarlo. — En total han
salido doce cruceros en los últimos cuatro meses de Florida hacia acá.

— ¿Lista de pasajeros? —Pregunto.

—Todo te le mandado por correo. Eran demasiadas hojas, 832.

— ¿Cuántos pasajeros en total en todo eso?

—33,266. —Me dice y yo siento mi garganta secarse. —Buena suerte


encontrando a tu chico.

—Gracias. —Aprieto mis labios.

Namjoon asiente y se retira. Jodida mierda, deberé comenzar a dividir


para reducir la búsqueda. Finalizo de comer rápidamente y voy a mi
habitación donde azoto la puerta y arrastro la computadora a mi regazo
cuando me acuesto en la cama. Muerdo mis labios conforme voy
ingresando y la enorme cantidad de páginas aparece frente a mí.
Observo el nombre del pasajero, su sexo, si es adulto o menor y si fue
ida-regreso o solo ida. Eso facilita la búsqueda.
Primero comienzo a separar hombres y mujeres. Trato de mantenerme
relajado pero cuando voy en la página 367 me comienzo a frustrar que
son casi cuatro horas después. Tallo mis ojos y suelto un gruñido
profundo tomándome un pequeño momento para descansar. La mierda
más jodida es que no tengo quien me ayude. ¿Namjoon?
Probablemente.

Salgo de la habitación al llegar a la página 500. Voy con él y le pido si


puede ayudarme con las últimas 332. El acepta a regañadientes pero el
menos no me dice que no. Vaya jodida mierda y entre todos los nombres
aún no he visto el de Jimin. Claro que no.

Observo los hombres que llevo que son mucho menos que las mujeres
pero debo esperar a Namjoon antes de tener un número oficial. Me doy
una semana cuando mucho para tener la lista lo más corta posible. Debo
tener cuidado ya que no puede volarse ningún detalle así que debo ser
precavido y sumamente cuidadoso.

Las horas van pasando hasta que dan casi las seis de la noche. Namjoon
me entrega la lista con puros varones.

— ¿No encontraste nada aún? — Me pregunta.


—No. —Le contesto en un suspiro. —Por el momento debo dividir y
después comenzare a observar con detenimiento.

— ¿Pero no se registró con su nombre? —El alza una ceja.

—Lo dudo. Aun así, él toma bastantes precauciones. –Le contesto. –Me
hare cargo a partir de ahora, gracias.

Namjoon asiente. Observo a la cantidad de varones que junto con los


míos. Bien. De 33,266 pasajeros, 14,378 son varones. Es más sencillo
identificar si son menores o no ya que los menores están en fondo verde.

Voy borrando nombres más rápido y me obligo a no detenerme. Aun así


mi cuerpo se fatiga rápidamente y desisto cuando llevo poco más de
8000 para ir a comer algo. Me resulta curioso que Seokjin no haya
aparecido durante todo el día, así que supongo que siquiera esta acá y
salió. No me sorprendería. El aparece y desaparece continuamente.

Reviso mil pasajeros más hasta que mi cabeza duele y me veo obligado
a descansar los ojos. Siento nauseas así que me tomo una pastilla y
apago la computadora para seguir mañana. En los nombres
definitivamente no aparece el nombre de “Park Jimin”. Comienzo a
preocuparte seriamente que quizás estar equivocado porque allí si no
tendría la más absoluta idea de donde mierda esta.
Todo lo que tengo es esta lista. Espero realmente encontrar respuestas
allí o esto se jodera bastante más de lo que ya está jodido.

A la mañana siguiente vuelvo a hacer la rutina de ejercicio, bañarme y


desayunar. Esta vez me tomo un poco más de tiempo para no mostrarme
muy ansioso. Sé que Jin al no estar acá, será Namjoon quien me
mantendrá vigilado de una forma o de otra. El quizás sea un poco más
fácil de manipular que Jin. Sinceramente, no quiero meterme con el
mayor de todos nosotros.

Regreso a la lista. Me llevo un café y comida para no mal pasarme


demasiado sin comida y agua. Vuelvo a lo que estaba haciendo y es casi
a las once de la mañana cuando tengo dividida la lista de varones entre
mayores y menor. De los 14,378. 6,936 son menores. Eso me deja
entonces con 7,802 personas. Y de esas 7,802 personas, no fueron
demasiadas las que fueron solo de ida a España.

Esbozo una sonrisa. Lo más complicado ya ha pasado.

— ¿Yoongi? –Namjoon entra a la habitación y yo apenas me percato de


ello. Levanto la mirada y alzo una ceja. —Lo siento, pero te están
hablando.

Observo mi teléfono. Namjoon se acerca a mí y yo vuelvo la vista a el:


me está extendiendo un teléfono.
— ¿Quién es? —Pregunto observándolo fijamente y después el teléfono.

—No tengo idea, pero te busca. —Me dice sin quietarme la vista de
encima.

Agarro el teléfono observando “numero privado” escrito en la pantalla.

—Silencié la llamada, no tardes más de tres minutos o llegará la


interferencia. — Me responde con mucha seriedad. ¿Qué? — Apúrate.

Se aleja a paso veloz y yo quito el silencio de la llamada y llevo el


teléfono a mi oreja. Hay un extraño silencio del otro lado. Rulamos mis
labios y paso saliva.

— ¿Quién habla? —Es lo único que logra salir.

— ¿Quién crees?

Siento claro un escalofrió atorarse en mis nervios de la espina dorsal


causando que me estremezca al instante. Un dolor punzante se extiende
por mi espalda que me hace hacer una mueca y abrir la boca ante el
súbdito dolor. Me reincorporo un poco.

Mierda. Toda mi cabeza comienza a dar vueltas. Mi pecho a tener una


extraña pesadez mientras escucho la respiración del otro lado y toda mi
garganta secarse al punto que me es imposible tragar saliva.

No puede ser…

— ¿Quién habla? —Es lo único que logra salir.

—Dos palabras, Yoongi. Dos palabras. —Su voz choca la línea.

—Jimin. —Repito. — ¿Cómo mierda…? Muñeco… Jimin tu no…

—Dos palabras. — Repite helado. —Dos palabras, Yoongi. No más.

— ¿Dónde estás?

Silencio.

— ¿Dónde estás? — Repito apretando el teléfono.

—Marzo. Europa.

La llama se cuelga un segundo después.


¡PERO LA MIERDA QUE ME LLEVA! ¡EL NO ME CUELGA ASI COMO
ASI!

Agarro el teléfono en mis manos que están temblando y pulso al instante


el número de nuevo. La línea no pasa. Me levanto pulsando una y otra
vez en descontrol sintiendo mis entrañas estrujarse. Suelto un grito y
Namjoon llega al instante.

— ¡Detente! — Me dice fuerte. — ¡Escúchame! ¡Esta en Europa! ¿Me


oyes? ¡Fue en este mismo continente!

— ¡¿Cómo mierda sabias que era él?! — Grito.

— ¡Fue su maldita advertencia!

— ¿Qué maldita advertencia?

Es se mantiene en silencio. Voy a agarrarlo del cuello de la camisa con


fuerza importándome una mierda y lo pongo contra la pared. Namjoon se
tensa al instante.

— ¡DIME QUE PUTA ADVERTENCIA TE HA DADO! — Grito en


descontrol. — ¡DIMELO YA, MIERDA!
— ¡No puedo decirte ya que no he entendido una mierda! — Me grita él.

— ¡Solo dime, maldita sea!

— ¡Que siempre ha adorado los animales! ¡¿Quieres decirme que mierda


se supone que significa eso?!

(me reí juerte aquí jsjsjs)

Suelto una enorme carcajada y al instante lo suelto. Me tapo la boca. No


puede ser, maldito hijo de puta, sabe que lo estoy investigando. Maldito
bastardo asqueroso, ¡me encantas!

—No puedo creerlo. — Rio y niego con la cabeza.

—No le diré a Seokjin pero dime que mierda sucede. — Me demanda.

—No lo sé. –Miento entre risas. –Yo tampoco tengo una puta idea de que
hablar. Creo que ahora si la cabeza se le ha volado.

— ¿Cómo mierda consiguió tu antiguo número?


—Es Park Jimin, Namjoon. ¿Ralamente te lo preguntas? —Sigo entre
risas.

El me observa como si fuese un demente pero es cierto que la risa no


deja de brotar de mis labios. Aprieta sus labios y observa el teléfono
mientras yo obligo a calmarme. ¡Pero como puedo dejar de hacerlo! ¡Me
está mandando señales por todos lados!

¡Y todavía me dice que le encanta los animales, el niño este! ¡Pero si le


encanta que lo esté cazando! ¡No puedo creerlo! ¡Está tan malditamente
loco! ¡Le encanta provocarme!

—Prometo que cuando encuentre el oscuro significado detrás de esas


inocentes palabras, te diré. —Palmeo su hombro con una mirada de
compasión. —Debe ser algún código horrible.

—No lo dudo. –El me observa preocupado. — ¿Crees que…que tenga


que ver algo con la mafia? ¿Cómo un código secreto?

— ¡Oh pero claro que sí! –Asiento repetidas veces. — ¡Es más! ¡Debe
ser hasta un llamado!

Namjoon abre sus ojos con horror: — ¡No podemos permitirlo!


— ¡No, por supuesto que no! ¡Debe ser alguna trampa!

— ¡Esto es terrible!

— ¡Catastrófico! ¡Debe ser algo nuclear, algún hackeo o llamado! ¡Corre


y apaga todo! ¡Nadie puede saber si esto se conecta de alguna forma!

Namjoon sale corriendo al instante cerrando la puerta y yo me vuelvo a


hundir en carcajadas. Oh dios, tan ingenuos todos. Nadie comprende
más que nosotros dos. A esto me refería, maldita sea, me siento tan
orgulloso de mi pequeño.
1

Niego con la cabeza y relamo mis labios. Namjoon estará ocupado así
que sé que no me molestara con este asunto de hackeo. Estará más
preocupado por Jimin y seguramente no tardara en decirle a Seokjin.
Todos buscaran en el aeropuerto, seguramente dejara pistas falsas para
distraerlos de donde seguramente estará.

Así que marzo, ¿eh? Me acerco velozmente a la computadora y veo que


solo dos cruceros salieron en ese mes. Uno el 3 de Marzo y otro el 17.
Sé que caben 40 pasajeros por páginas y seleccionando las dos fechas,
solo ocupan 43. 1,720 personas. 1,720 solamente.

Me acomodo de nuevo sin borrar la sonrisa de mierda de mis labios.


Jodido muñeco, realmente está loco al arriesgarse de esta forma. Me
pregunto qué habrá hecho para que Taehyung le de mi número.
Solamente él podría saberlo o Jungkook. Cualquiera de los dos. Bah, no
importa ahora.

Chupo mis labios y veo que de esos 1,720, solamente 278 fueron de ida
y se quedaron en España. 278 varones mayores de edad que fueron de
ida a España en Marzo. No concuerdan sus nombres con familias así
que la búsqueda realmente la he reducido. 278 varones y uno de ellos es
mi muñeco.

Sin embargo ya sé que esta acá. ¿Necesitaría de su falsa identidad? ¡Si!


No por nada no me hubiese dado esas fechas en específico, quiere que
busque. Ah joder, ¿en qué momento él se volvió la cabeza de esto?

Aprieto mis labios. 278 hombres y aun así siguen siendo demasiados. Al
menos no se comparan a los del principio.

Park Jimin… veamos que tienes para mí y que tan bueno eres dando
pistas.

Mis ojos se entrecierran mientras recorro las 7 páginas frente a mí.


Comienzo a leer atentamente los nombres, colocando en otra aparte los
que no me suenan a absolutamente nada y colocando en otra los que
probablemente podrían tener algo.
La noche sigue. Duermo, prefiero que sea mañana con la mente más
fresca continuar.

Rutina rápida, solo que esta vez apenas desayuno y Namjoon no se


encuentra. Probablemente ha ido a buscar a Jin. Vuelvo a los 278
nombres y con una mayor concentración sigo separando de poco en
poco hasta reducir a 3 páginas de nombres que podrían ser. Realmente
hay unos que sencillamente no me suenan ni cuadran en absolutamente
nada.

113 nombres. 113 nombres siguen siendo demasiados. Alzo una ceja.
Debe haber algo más.

“Dos palabras, Yoongi. Dos palabras”.

Dos. ¿Dos nombres? ¿Un nombre y un apellido?

¡Un nombre y un apellido! ¡Pero claro! En Europa solamente se coloca un


apellido. Debió ponerse un nombre Europeo. Dos palabras: nombre y
apellido. Europa. Joder.

Este niño me resulto más listo de lo que realmente creía. Elige bien sus
palabras.

Vuelvo a todos los nombres que tenía, es decir los 278. De allí solamente
selecciono los europeos o estadounidenses los que tienen solo “2
palabras”. Para mi sorpresa son en realidad pocos. Muy pocos. La
mayoría son extranjeros.

Supo elegir bien para que no resultara demasiado complicado


identificarlo. Me ha dejado con 43 nombres solamente. Los observo y
queda una página después de reducir un poco más la letra. Entrecierro
mis ojos y ahora si dejándome guiar, comienzo a eliminar los que
sencillamente no suenan para nada o me otorguen pistas. Nombres
como Dominique Ralbeaux por ejemplo.

Quedo con 26. 26 nombres de los cuales siento que hay algo allí oculto.
Los releo una y otra vez, lento, sereno, tratando de no perder
concentración. Forma sentido y a la vez no. Observo los nombres que
comienzan con J. Eso sería realmente un buen inicio probablemente. Si
no hay nada, puedo intentar otras después.

De los 26 nombres solamente 8 son con J. Observo la lista y los separo


observando los 8 nombres que se encuentra allí.

Jean Ronsar.

Jean Pousset.

Jarno Pebreg.
Jean-Baptiste Purail.

Jérime Anstuv.

Jules Cerf.

Joffrey Lingst.

Jacques Duren.

A primera vista realmente no parece haber nada, sin embargo hay un par
de nombres que me causan bastante curiosidad: Jarno Pebreg, Jean—
Baptiste Purail, Jérime Anstuv y Jules Cerf. Aquellos cuatro nombres me
hacen sospechar de cosas curiosas.

El primero, agarrando iniciales de JP.

El segundo tiene dos nombres y al mismo tiempo es dos: nombre y


apellido.

El tercero me suena ligeramente a Jimin. Pronunciado al francés hay


cierta similitud: Jimin y “Gerim”
El cuarto porque Jules Cerf tiene exactamente el mismo número de letras
que el: Jimin Park. Cinco y cuatro.

Observo de nuevo:

—Jarno Pebreg

—Jean-Baptiste Purail

—Jérime Anstuv

—Jules Cerf

Los más prometedores siguen siendo el primero y el último. JP por


Park Jimin y al mismo tiempo por la cantidad de letras.

Me levanto rápidamente y después de escuchar que Namjoon ha


regresado, es casi la noche cuando toco su puerta. El me observa
fijamente y yo me acerco con los dos nombres que coloco frene a él. Alza
una ceja.

— ¿Qué es esto? —Pregunta el.

— ¿Notas algo extraño o tengo pura paranoia? —Le pregunto. Él toma la


hoja y observa los dos nombres. Suelta un pequeña risa después de
unos segundos. Yo alzo una ceja. — ¿Qué sucede?

—Me da gracia el nombre del último. —Contesta.

— ¿Por qué?

—Por su apellido. —Lo señala. — ¿Si sabes que “Cerf” es ciervo en


francés, verdad?
94

YOONGI

La sonrisa que porto y toda la ola de adrenalina no se compara en lo


absoluto a algo que hubiese sentido antes. Suelto una carcajada
inevitable y muero mis labios al instante. Jodida mierda. Me está
volviendo loco. Malditamente loco.

Ha transcurrido una semana y aun así me encuentro jugando con mi


antiguo teléfono tratando de volver a llamarle pero es obvio que ha
cambiado de número. O se deshizo del teléfono. Al menos sé que está
en España, revisando el código de número más específicamente en
Santiago de Compostela, Galicia.

¿Seguirá allí o se habrá movido? Me es complicado seguir el trazo de


“Jules Cerf”. Necesitaría alguien de suma confianza y no conozco a nadie
de acá. Namjoon sospecharía demasiado, Taehyung no puede tener esa
información. No lo comprendería.

¿Quién, maldita sea?

Muerdo una última vez mi labio y comienzo a teclear un par de cosas


antes de llevarme el teléfono a la oreja y esperar. Espero no sea un
maldito error. Joder. La línea se descuelga y no espero a que contesten,
yo me adelanto:
—Dime que no hay nadie cerca de ti.

—Estas de suerte. Creí que no volvería a escucharte, Yoongi.

—Yo tampoco. –Suspiro un poco. –Pero necesito un favor, Jeon.


¿Recuerdas que tú me dijiste una vez que estabas en deuda conmigo?

—Lo estoy.

—Con esto estamos a mano.

Jungkook suelta un suspiro del otro lado y poco después da una risa.

—De acuerdo. –Truena sus labios. — ¿Qué necesitas?

—Que rastrees a alguien.

—No sé dónde está Jimin.

—No, no es Jimin. Lamento ahorrarme los detalles pero necesito… que


me ayudes. Realmente lo necesito. Tu tío tiene contactos en Portugal,
¿cierto?
—E-es correcto. Por una buena cantidad de dinero.

—Te depositaré, no importa cuanto sea. Es una situación que trata con…
digamos… un contacto del pasado.

— ¿Cómo se llama la persona?

—Jules… Cerf.

— ¿Jules Cerf? –Repite sorprendido. — ¿Y ese quién es? Jamás


hablaste de él.

—Tengo mis razones. –Relamo mis labios. –Estuvo en un crucero el 3 de


Marzo y llego a España el 16. Sé que estuvo en Santiago de Compostela
pero allí le perdí el rastro. Necesito que busques en absolutamente todos
los lados con el mayor número de contactos posibles donde estuvo. Al
menos, a donde fue.

—No sea muy complicado ya que sabemos dónde estuvo ¿Solo


necesitas eso?

—Necesito saber dónde está ahora.


—D-de acuerdo. —Jungkook suena algo dubitativo del otro lado. —Eh,
¿Yoongi?

— ¿Si, Jeon?

— ¿No sabes nada de Jimin?

—Absolutamente nada. Agradecería que dejaras de hablar de él.

—N-no es eso, es… —Se corta abruptamente y yo alzo una ceja.

— ¿Es? —Le invito a continuar.

—Yoongi, realmente no quiero asustarte pero debes escúchame. –Su


voz no me da tranquilidad en lo absoluto. — E-es acerca del nacimiento
Jimin, e-es decir, no nacimiento más bien de su pasado.

—Jungkook eso no me importa ahora.

—No, escúchame, por favor. —Suplica. — Es de Massachusetts, él


estuvo en un orfanato allí y no vas a creerlo, Yoongi. En ese orfanato no
solamente lo quemaron en el mismo año en que Jimin fue adoptado sino
que además era-
—Jeon, en serio que no tengo tiempo para eso. –Gruño.

— ¡Pero escucha!

—No. Necesito que me consigas la información cuanto antes. Después


hablamos.

— ¡Pero esto tiene que ver contigo! ¡Mientras más rápido lo sepas, más
rápido…!

—Jungkook eso no me importa ahora. No me interesa la adopción de


Jimin o su orfanato. –Interrumpo de nuevo. –Busca la información de
Jules Cerf y después con muchísimo gusto hablamos.

— ¡Pero espera!

—Jeon, voy a colgar ya.

— ¡No era solo un orfanato, Yoongi! ¡Era un aquelarre!

Un silencio de muerte se interpone entre ambos. Yo paso saliva al


instante y no puedo evitar pensar que aquello me ha provocado un
maldito escalofrió.
—Un… ¿Aquelarre? –Repito.

— ¿Lo sabes, no? ¿El lugar donde se reúnen brujas y brujos para
realizar hechizos o rituales? –Su voz suena temblorosa. –Yoongi,
escúchame… por favor, te lo suplico, escúchame bien lo que te
voy decir.

Mi sangre se va congelando poco a poco.

—Ten… mucho cuidado. –Su voz tiembla. –Por el momento es todo lo


que puedo decirte pero necesitamos reunirnos. Necesitamos vernos y
que te explique a fondo todo esto. Es una historia de terror, va más allá
de cosas que… que sencillamente no comprendemos.

— ¿A qué te refieres? –Alzo una ceja. — Si me estás diciendo que Jimin


es algún tipo de brujo, lamento mantenerme escéptico. Yo no creo en la
magia negra ni en esas idioteces, Jungkook.

— ¿Qué? No. No, no. Jimin no es ningún tipo de brujo pero… pero fue
marcado por el aquelarre. Todos los niños que estuvieron allí fueron
marcados. Acusaban el lugar de asesinar a los niños como ofrendas para
el diablo y poco después fue quemado.

—Conozco bien el cuerpo de Jimin y puedo asegurarte que no tiene


ninguna maldita marca extraña.
— ¿Crees que lo harían en el exterior para que todos lo vean?

— ¿Qué mierda? No me digas que…

— ¿Nunca se te ha ocurrido ver debajo de su lengua, cierto? Claro que


no…

— ¿Cómo es la marca?

—Luce como un pequeño tatuaje. Una pequeña estrella de cinco puntas


en la parte inferior de la lengua. Debería levantarla y verse al espejo para
notarla.

—Estoy seguro que el la habría notado si así fuera. Creo que cualquier
persona común lo notaria.

—Solo logra verse con la luz ultravioleta, Yoongi.

— ¿Por qué me estas sacando todo esto ahora? ¿Qué tiene que ver toda
esta mierda con la mafia, con nosotros?

—Todo, Yoongi. Absolutamente todo.


—No te creo lo siento.

—Está bien. Cuando estemos los cuatro reunidos podrán verlo con sus
propios ojos.

— ¿Reunidos los cuatro?

—En la noche tendrás tu información de Jules Cerf. Ten cuidado.

Cuelga sin dejarme que yo responda otra cosa. Me mantengo en un


pequeño silencio y desvió la mirada a la cama y a la enorme cantidad de
papeles allí revueltos. Agarro un par y dejo el teléfono de lado sintiendo
toda mi cabeza dar vueltas y vueltas. ¿Pero qué mierda está
sucediendo?

.
— ¿Qué haces acá?

Levanto la mirada de la computadora para observar a Jin que finalmente


se ha dignado a aparecer. Observo la sala indiferente y le clavo la
mirada.

—No lo sé. No sabía que se necesitaba permiso para estar en la sala. —


Le contesto con claro sarcasmo y el alza una ceja.

—No lo necesitas, solo me resulta extraño verte acá y no encerrado en tu


cuarto. —Él se cruza de brazos.

— ¿Dónde estuviste? —Le pregunto yo ahora.

—Haciendo cosas. — Me responde con simpleza. — Últimamente han


estado sucediendo cosas muy tensas.

— ¿Nada nuevo? — Pregunto divertido.

—No. — Me contesta frívolo. — Nada nuevo.

—Necesito viajar a España. — Le digo directamente dejando la


computadora de lado.
— ¿Y por qué mierda irías a España? — Pregunta divertido.

—Digamos que tengo un asunto que atender allí. Una persona a la cual
detesto estará por allí esos días y me vendría bien liberar estrés
dándome el gusto de tronar su cuello entre mis manos.

— ¿Es que tú crees que estamos de vacaciones o algo? — Responde


furiosos, yo sonrió. — ¡No puedo creer que seas tan imbécil! ¡¿Esto es
un juego para ti?!

—La verdad sí. — Relamo mis labios y le sonrió. El truena sus puños. —
Mira, realmente acá no estoy haciendo nada más que rascarme las bolas
y observar las paredes. En lo que se arregla toda esta mierda puedo ir a
España. Estoy en nuestro territorio, ¿Qué te asusta?

—Padre nos dijo que debías quedarte acá.

—Si y bueno… después de cuatro meses, casi cinco, sin saber


absolutamente nada de él, dudo que se enfade si desaparezco una
semana. —Alzo mis hombros. —No pueden retenerme tampoco acá
como prisionero.

—Es peligroso. ¿No lo entiendes? —Insiste.

—Lo entiendo pero francamente estoy cansado de todo esto. —Recorro


la pieza con mis ojos. —Prometo portarme bien y estar solo en España.
Solo es un gustito, un capricho. Realmente tengo muchas ganas de
tronarle el cuello a ese hombre.

— ¿Cuándo te irías? — Aprieta sus labios.

—Hoy me confirman donde está. Seguramente mañana en la mañana


quizás hoy en la noche. — Alzo mis hombros. — Depende bastante.
Cuanto antes mejor, así regreso más rápido, ¿No crees?

—Es una maldita locura. — Sisea.

—Me he portado bastante bien, he obedecido en todo lo que me han


pedido. –Gruño. — Y tu bien sabes que no me gusta estar recibiendo
órdenes. Es lo mínimo que te pido después de casi cinco meses.

—Iríamos contigo.

—Ah no, nada de eso. —Niego con la cabeza. — Viajaría solo.

—Vete sacando esa idea de la cabeza que si crees que acceder a ella,
estas equivocado. –Niega.– O vamos Namjoon y yo contigo o nuestra
gente de seguridad. Diez personas te estarán siguiendo y probablemente
te ayuden a limpiar el desastre después de que mates a tu hombre. Solo
no vas.
—Necesito ir solo, si voy con demasiados llamaré la atención.

—Si vas solo, pueden matarte.

—Oh, por favor. — Suelto una pequeña risa. — Sobreviví a Estados


Unidos, créeme que Europa dudo sea muy distinto. Sé que acá ustedes
son más fuertes y por lo tanto, podríamos decir que España es… seguro,
en parte. No hay enemigos allá de ustedes. ¿O sí?

—Los suficientes para ponerte en alto riesgo.

—Pero ellos no saben quién soy. — Defiendo con una sonrisa.

Él se mantiene unos segundos en silencio: —Es cierto. —Frota su


barbilla. — Aún así sería muy peligroso dejarte ir así como así.

—Me conoces. Se me dan este tipo de situaciones. No estaré pidiendo


que me salven cual princesa encerrado en una torre todo el tiempo. No
es mi estilo.

—Me queda claro. –Relame sus labios. –Aún así no estoy seguro de
dejarte ir.

—Por favor. —Pido. —Y jamás utilizo esa palabra. Por favor, déjame ir.
Jin me mantiene la vista fija un par de segundos antes de alzar sus
hombros. Yo trato de mantenerme sereno y seguro mientras el muestra
claro nerviosismo. Sigue frotando su barbilla y finalmente hunde sus
manos en sus bolsillos.

—No quiero que te excedas. –Me contesta. –No más de un mes.

—Créeme que no me tomará tanto. –Le digo levantándome. –Gracias.


Gozaré mucho esta salida antes de volverme a encerrar.

—Eso espero. Si tardas demasiado iremos por ti. Ya estás advertido.

—Lo comprendo. Nuevamente gracias.

Paso junto a él aferrado a mis cosas y es hasta que lo pierdo de vista


que puedo esbozar una sonrisa de suma satisfacción. Llego al cuarto y
cuando me encuentro abriendo la puerta es que mi teléfono comienza a
sonar. Mierda. Me apuro a ingresar y tiro la computadora sobre la cama
al mismo tiempo que voy corriendo a cerrar la puerta y descolgar el
teléfono. Me encierro en el baño para tener más privacidad.

— ¿Y bien? –Pregunto ansioso.

—Seguimos el rastro, no fue complicado. –Habla Jungkook del otro lado.


–Aunque sigo sin entender que buscas con ese… ¿Hombre? No parece
haber hecho nada muy grave o sospechoso.

—Solo dime donde está.

—Barcelona. Tomó un vuelo hacia allá hace cinco días. –Poco después
que me marcó. –De allí rentó un auto. No hay evidencia visual solo de
registro… entonces no podemos decirte que ruta tomo pero si un posible
itinerario.

— ¿Cuál?

—Hotel Montecristo. –Dice después de un pequeño silencio. –Nunca


había escuchado de él.

— ¿Por qué es un posible itinerario?

—El hotel tiene un tipo de trato con aquella renta de autos, pueden
estacionarse en su estacionamiento gratuitamente si la persona va a
hospedarse. Regalan también pequeños recorridos para turistas debido a
eso.

—De acuerdo. –Anoto el nombre del hotel en una pequeña hoja. –


Gracias.
—Por nada. Espero que… logres lo que sea que quieras hacer allá.

—Igualmente lo espero. No se te olvide mandarme los precios. –Muerdo


la pluma. –Cuídate, Jeon.

—Igualmente, Min. Y olvídate del dinero. Está bien.

Esta vez soy yo quien corta. Aviento el teléfono y me coloco boca abajo
mientras abro la computadora y después de que arranque ingreso a
internet sin dejar de mordisquear la pluma. Mis ojos viajan entre las
páginas disponibles hasta entrar a la oficial.

—Hotel Montecristo. — Leo en voz alta divertido. — Noches, precios…


bla, bla, bla. — Me salto esa parte. — Dos piscinas, buffet, terrazas,
bares, área de niños y cine. — Ladeo la cabeza y observo las imágenes.
— Umh, lindo.

Estilo muy antiguo. Se ve que es un edificio viejo y lo mantuvieron así


tanto por fuera como por dentro. Me agrada. Mis ojos siguen recorriendo
un poco y después de investigar un poco voy a los precios de cada
noche. Pagar noche por noche será una jodida mierda, así que voy por
un paquete. Anoto todos los precios y después ingreso a las terminales
para agarrar un viaje de Normandía a Barcelona. Mi sonrisa se va
ensanchando de a poco.
Y comenzamos de nuevo…

JIMIN.

Salgo de la regadera tras un largo suspiro con una toalla enrollada a la


cintura.

Me voy acercando lentamente al espejo y retiro todo el vapor para verme


al espejo. Sacudo mi cabello observando el tinte en la toalla que use para
la cabeza color negro. Aun así, admito que me siento jodidamente sexy
con este nuevo color. No lo sé, me hace ver más agresivo y caliente diría
yo.

Dejo la toalla de lado y observo el suelo.

¿Yoongi habrá captado mi mensaje? Tardo demasiado en ponerse a


buscarme por su cuenta pero ahora sé que se pondrá en marcha. Me
asegure de dejar pistas evidentes, coloque mi nombre en todos lados,
buscando hoteles o empresas que pudieran crear una línea que fuera
siguiendo.

Por eso use el aeropuerto y pese a que odie con cada gota de mi ser los
aviones, fue necesario para llegar a Barcelona. En esa misma terminal
rente un auto que está relacionado con el Hotel Montecristo.

Me anote con nombre claro y fijo para entrar al sistema y que así, si logra
conseguir entrar de alguna forma o seguirme, le resulte fácil. Hasta tuve
que reservar mi estancia acá, así si pregunta por mí, dará fácilmente.

Es de día ahora. Avanzo tranquilamente por la estancia y después de


colocarme algo de ropa observo a través de la ventana las calles
Españolas. Me gusta España. La gente ha resultado ser bastante
agradable y si bien el acento es algo que me confunde un poco, debo
admitir que me resulta divertido e interesante. Me gusta.

Observo mis maletas y después de un largo suspiro relamo mis labios y


agarro mi llave para salir de la habitación. Jugueteo con ella conforme
voy bajando las escaleras y recorriendo pasillos y a que no hay
elevadores y llego a la zona del buffet. Comienzo a desayunar
tranquilamente observando las fuentes dentro de la estancia y los colores
rojos y naranjas muy intensos. Es un lugar muy vivo. Muy decorado.
Estilo barroco.

Llevo las cosas con suma tranquilidad y me voy a dar un par de paseos.
Casi a las cuatro paso por recepción para dirigirme nuevamente al cuarto
pero la mujer que lo atiende me llama.

—Oh, ¿Jules Cerf?

— ¿Si? –Contesto acercándome.

—Avisamos que el tramite ya lo recibimos. —Sonríe. —Solo para


informarle.

— ¿T-tramite? —Pregunto tensándome. ¿Qué maldito tramite?

—Usted pidió una habitación para una persona pero… hubo un pequeño
cambio.

— ¿Cambio? ¿Qué cambio? —-Vamos Jimin, respira.

—Llamaron hace rato. Un hombre busco su reservación utilizando su


nombre y modifico la estancia: en lugar de ser una persona en la
habitación, serán dos. Lo ha pagado ya.

Pestañeo al instante.

— ¿Es un error? — Pregunta preocupada. — Podemos cancelarlo.


— ¡N-no, está bien! — Siento mi corazón ir rápido. — Solo… ¿P-puede
confirmarme el nombre de la persona que ha hecho el cambio?

—Claro. — Revisa su computadora y aprieta sus labios. — La


reservación fue modificada y ahora está a nombre de… Jules Cerf y Min
Yoongi. Señor.

Un escalofrío azota mi nuca, siento mi garganta secarse y me obligo a


pasar saliva para refrescarla. Aprieto fuerte mis labios y al instante
comienzo a frotar mi nuca. Maldita sea… no creí que fuera tan rápido.
Menos llegar al punto de querer… mierda, de compartir una habitación
conmigo. Mierda, mierda…

—De acuerdo, muchas gracias. Todo está en orden. — Asiento pese al


nudo en la boca de mi estómago. — La persona… b-bueno, Yoongi, él
aun no llega, ¿cierto?

—No. Aviso que estaría aquí a las cinco de la tarde máximo para recoger
su llave. —Ella asiente.

—De acuerdo, gracias. —Asiento suavemente.

—Hasta luego.

Comienzo a avanzar pero con cada paso siento mis piernas temblar y
temblar cada vez más. Subo corriendo y como alma que se carga el
diablo, huyo a la habitación en la que estoy. Azoto la puerta detrás de mí
y me apoyo contra ella observando la estancia. Mierda. Mierda. Mierda.

Mis ojos se colocan sobre la cama King de colores rojos y blancos y al


instante muerdo mis labios. Me abalanzo a la maleta y sintiendo el
temblor en mi mano agarro hojas y una pluma. Me apoyo en el pequeño
escritorio y comienzo a anotar rápidamente.

“Bar 8 pm”

Doblo la hoja a la mitad y la coloco sobre la cama. Trato de regularizar mi


respiración y rápidamente me cambio arreglándome el doble antes de
salir corriendo por el pasillo con el corazón martilleando en mi pecho.
Decido salir en lo que espero que sean las ocho y veo que son
justamente la cinco con tres minutos.

Cruzo rápidamente recepción sintiendo mis manos sudorosas y cruzo


sigilosamente para llegar a la entrada del hotel y poder huir dos horas.
Observo bien y después de pasar detrás de sillones y pilares, me voy
acercando más y más, deteniéndome solo un momento para ver la
persona apoyada en el escritorio de recepción con una maleta negra a su
lado, antes de salir corriendo.
94

JIMIN

Voy recorriendo las calles rápidamente sintiendo mi aire faltarme con


cada pisada y con cada minuto que pasa. Las ocho de la noche se
acercan y yo me encuentro jodidamente nervioso. ¿Qué mierda se
supone que hare al verlo? ¿Lanzarme encima de él? ¿Pelear?
¿Golpearlo? ¿Arrancarle la ropa?

Dios. Dios. Dios. Necesito respirar o terminare desmayándome en plena


calle. Debo tener un plan, debo dominarlo por completo y demostrarle
que yo también puedo controlarlo y llevar la voz cantante. Que vea que
soy más que su simple muñeco.

Una perturbadora imagen cruza mi mente: yo siendo el activo con él.


¡Cristo no! Todo mi cuerpo se sacude en repugnancia de tan solo
pensarlo. ¡No, no, no! ¡Eso jamás! ¡EL me la mete, pero eso no significa
que tampoco puedo ser su pasivo-dominante! E-es decir... ¡NO!
¡ASQUEROSO! Jamás me vería metiéndosela a él... ¡o a quien sea! no.
No es lo mío.

Sacudo mi cabeza con aquella imagen de horror esfumándose para mi


alivio. Debo hacerle ver de otra forma que yo puedo dominar acá. Y
dominar sin ser yo quien se la....eso. Cristo, eso ha sido más perturbador
que todas las cosas que me ha hecho, juntas. Me niego. Me niego.

¿Por qué mierda pienso en follar cuando primero debo torturarlo y


hacerlo mierda?

Oh, genial. En un hotel dudo mucho que pueda encontrar un arma de


tortura sin dejar evidencias extrañas o llenar de sangre. No comprendo
como a él no le importa. Yo me siento en paranoia hasta con una simple
mancha. ¿Que podría hacer?

—Vamos, piensa... —Susurro en voz baja.

Una fugaz idea cruza mi cabeza y al instante siento mis pantalones


apretar. Mis mejillas toman color pero es inevitable que otra risa escape
de mis labios. Recuerdo la última vez que nos vimos como lo tenía
colgado y privado, aquel gozo que utilice fue sin duda algo extraño pero
muy espontaneo que... que quizás volvería a hacer.

Alzo una ceja y una pequeña sonrisa se forma en mis labios. Hago un
repaso mental de tolo lo que tengo. Sirve. Podría intentar... ay dios,
bueno... qui-quizás podría ser bueno... siempre hay una primera vez para
todo y-y...

Paso saliva y mis mejillas siguen tomando algo color. ¿En qué momento
me volví tan... tan pervertido? Bueno, no pervertido sino tan... es decir,
¿con tantas ideas respecto a cosas... sexuales? Yo hasta donde sabia la
metías, la sacabas, gemías, llegabas y se acababa. Nadie me dijo que
habría cuchillos, látigos, sangre, esposas y un sinfín de cosas
verdaderamente extrañas y que de tan solo recordarlas quiero comenzar
a gemir en voz alta.

Bien. Necesito ponerme en acción si quiero que esto funcione. Debo


preparar un par de cosas.

Corro al hotel de nuevo rogando para no cruzarme con quien aún no


deseo cruzarme. Me acerco a la señorita en recepción.

— ¡Jules Cerf! —Me saluda antes de que diga algo. —Min Yoongi acaba
de llegar.

— ¿Ah? —Pestañeo. ¡MIERDA, MIERDA, MIERDA! ¡ES DECIR, SI! ¡ES


DECIR, NO! —Oh g-gracias. Le he dejado una nota diciéndole que me
encuentre en el bar.

—Claro. —Ella asiente. — ¿En qué necesita ayuda?

—Quería apartar una pequeña sala privada. —Le contesto. —En el bar.

— ¡Oh, claro! —Ella asiente. — ¿A su nombre?


—Por favor. No importa el tamaño, solo necesito que sea privada.

—De acuerdo. —Ella ríe suavemente. — ¿Quiere que le avise?

—No se preocupe. Dejare que me busque. —Contesto algo divertido y


ella ríe.

—De acuerdo. —Asiente y va anotando unas cosas y hace clic varias


veces en su computadora. —Ya está. Normalmente hay un límite de
tiempo hasta medianoche, ¿está bien?

—Perfecto. Muchas gracias. —Sonrió.

—No hay de que, cuando quiera. —Me sonríe de nuevo. — ¿Puedo


hacerle una pregunta?

—Claro, ¿qué pasa?

—El... el joven Min y usted, ¿son pareja o algo? —Me pregunta. —


¿Amigos? Lo siento, no tiendo a entrometerme pero me resulta curioso
como cada uno va por su cuenta como... como si estuvieran jugando, no
lo sé. Me da una impresión de buscar y atrapar.

No puedo evitar reír levemente y alzar los hombros.


—Digamos que es un examorío. Por decirlo de alguna forma simple. —
Alzo mis hombros.

—Oh... entonces es un reencuentro. —Contesta picara alzando y


bajando sus cejas.

—Podría decirse... bueno, sí. —Rio y me siento ruborizar.

—Me resultan lindos. —Sonríe de nuevo. —De acuerdo, nuevamente


perdón por preguntarle.

—No se preocupe, muchos lo pensarían. ¿Es así de obvio?

—Un poco, pero no se preocupe, acá la gente no es muy observadora.


—Me guiña el ojo. —Pero como me toca ser la que está entre ambos soy
una testigo VIP.

Reímos nuevamente.

—Lo es. —Asiento. —Supongo que lo disfrutara.

—Estaré atenta. —Relame sus labios. —Realmente... me da gusto


conocerlos finalmente.
La observo un poco sorprendido. ¿Conocernos? ¿Nos conocía antes o
se refiere a ahora? La observo pero no me da mala espina, de hecho me
siento tranquilo. Ella sonríe suavemente seguramente notando que me
encuentro confundido.

—Lo siento, no quería decir eso. —Ríe nerviosa. —Me refiero a conocer
algunos así finalmente. Las cosas por acá son algo aburridas.

—Te entiendo, no te preocupes. —Asiento. —Iré yendo al bar.

—Claro, no le entretengo más. Buena suerte, Jules.

—Igualmente. — ¿Cómo se llama? Dirijo mi vista a su pequeña tarjeta


pero ella se adelanta.

—Jennifer Roseanne. —Me extiende la mano con una gran sonrisa. —


Pero puedes decirme solo Jennifer.

.
.

YOONGI.

Observo fijamente el hotel que se encuentra frente a mí y allí me percato


que realmente los comentarios no bromeaban con la magnificencia de
aquel lugar. Esbozo una sonrisa y relamo mis labios conforme me voy
acercando suavemente hasta acercarme a la recepción. Una señorita se
encuentra anotando un par de cosas pero apenas me acerco a ella,
levanta la mirada tranquilamente y esboza una sonrisa.

—Buenas tardes. —Me saluda. — ¿Desea un cuarto?

—Hice una reservación, vengo a recoger la llave. —Le contesto


apoyándome en el escritorio con mis codos y apuntando con mi barbilla
la computadora. —Min Yoongi. Comparto cuarto con...

—Jules Cerf. —Se adelanta ella sonriente. —Si, lo recuerdo. El acaba de


confirmar la estadía hace menos de tres horas.

—De acuerdo. —Relamo mis labios.

Nos ocupamos de un par de cosas para confirmar que soy realmente yo


y una vez todo arreglado y el check-in saltado, me dirijo con mi maleta
lentamente al cuarto cruzando un par de pasillos. No hay elevadores así
que es algo complicado estar tirando dela maleta por las enormes
escaleras de caracol pero finalmente me acomodo.

Cruzo un pasillo lleno de arcos y pinturas con vista a un jardín central.


Doy vuelta a la derecha llegando a un pasillo rojo y café increíblemente
decorado y solo tres puertas allí.

Avanzo deteniéndome junto a la indicada y doy un rápido vistazo a las


otras dos puertas. Una está en mantenimiento y la otra dudo que este
ocupada. Saco la llave y la introduzco, empujo la puerta poco después
haciéndola rechinar un poco y entro.

Me detengo casi al instante cuando el olor a madera vieja inunda mis


fosas nasales. Cierro la puerta con delicadeza y observo el pequeño
espacio pero que sin duda se ha achicado debido a las estatuas dentro y
espesas cortinas cubriendo y decorando los enormes espejos, los
muebles de madera que van casi hasta el techo y una fila de plantas a la
derecha. El tapete es rojo ocupando casi toda la alcoba y realmente tiene
pequeñas pizcas de decoración hindú. Sin embargo, sigue siendo
barroco. Es bastante extraño pero sin duda agradable. No hay mucha luz
que entre, solo hay una ventana que tiene las cortinas cerradas y solo la
lámpara junto a la cama King esta prendida.

Jodida mierda. Esto es perfecto.

Arrastro mi maleta junto a la cama y observo las cosas ya depositadas


allí. Avanzo lentamente por la cama y rozo con la yema de mis dedos las
sabanas y los muebles hasta detenerme en el tocador donde agarro las
lociones allí colocadas. Lo tomo y lo observo. Maldita sea. Todo esto es...
es tan él.

Abro el armario y mis ojos recorren lentamente la ropa allí colocada.


Estiro mi brazo y atrapo una camisa colgada y una sonrisa se forma en
mis labios al reconocerla perfectamente. Me acerco más a ella y la huelo
suavemente cerrando mis ojos. Un escalofrió me sacude y aprieto más
fuerte la tela cuando un gruñido relajante escapa de mis labios.

—Maldito muñeco... —Murmuro con una sonrisa cerrando la puerta al


instante.

Me alejo y comienzo a recorrer la habitación esperando encontrarme con


algo que me diga dónde está. Observo un papel en la cama que
amenaza con caerse, lo agarro poco antes de que termine de deslizarse
y lo abro.

“Bar; 8 pm”

Mis ojos viajan directo al reloj colgando en la pared. Falta hora y media.
Doblo la hoja y trato de tranquilizarme. Jodida mierda, estoy a punto de
verlo de nuevo. Sé que no ha pasado mucho pero aun así siento como si
hubiese sido una eternidad sin verlo. Jodida mierda, ¿qué voy a hacer?
¿Sorprenderlo? ¿Atacarlo? ¿Golpearlo? ¿Besarlo? ¿Follarlo hasta que
se quede sin aire? Mi mente es un revuelo donde siento mi estómago
apretarse un poco.

Nervios.

¿Nervios?

Debo calmarme. Deposito la carta y paso mi mano por mi cabello


observando la cama perfectamente tendida y al instante mi mente no
deja de vagar por todos los escenarios posibles. Muerdo mi labio y
sintiendo el tiempo encima, entro al baño para quitarme la ropa y darme
una ducha con agua helada.

No me sorprendo cuando veo unos productos que sin duda se


claramente no son del hotel. Más me da gracia ver un pequeño bote de
lubricante reposando en una esquina con casi la mitad usado. Rio.
Parece que le gusta mucho divertirse consigo mismo, ¿eh?

Dejo las cosas en su lugar y salgo del cuarto de baño viendo los tintes.
Joder, ¿cómo lucirá de cabello negro? Es algo que me está causando
cierta intriga además de su cambio y ver como se comportara ahora
conmigo. No niego que estoy emocionado y a la vez a la defensiva.
Realmente no se bien como sentirme.

Me coloco un traje y conforme voy ajustando la corbata, me coloco


también un reloj que ajusto alrededor de mi muñeca suavemente.
Levanto la mirada suavemente para verme a través del espejo y me
mantengo la vista fija un par de segundos antes de relamer mis labios y
esbozar otra sonrisa. Ajusto una última vez el cinturón del pantalón
dando un suave tirón y deslizando con lentitud mis dedos... acariciando el
cuero como si fuese su piel suave.

¿Te gustan los animales?

Una pequeña risa nasal se escapa antes de que niegue con la cabeza y
avance a la salida. Salgo de la habitación a paso lento y avanzo a
recepción para preguntar dónde se encuentra el bar. Algo me dice que
no es exactamente dentro del hotel, sino en otra instalación cercana.

—Disculpe, ¿podría decirme donde se encuentra el bar? —Le pregunto a


la señorita.

— ¡Claro! —Ella sonríe y estira su brazo para señalar la salida. —Salga


a la calle, está justo a la derecha. Esta hasta el fondo, subiendo unas
escaleras.

—De acuerdo, gracias.

— ¡Espere! Lleve esto. —Me entrega una pequeña tarjeta. —Así tendrá
barra libre por estar hospedado acá en caso de que quiera un trago.
—De acuerdo. —Asiento.

— ¡Disfrute! —Sonríe.

Si tan solo supiera.

Le devuelvo la sonrisa y me encamino a paso lento hacia la salida


observándome una última vez la decoración interna. Me encuentro en la
calle observando la noche caer y los coches pasar por aquella calle de
piedras. Avanzo a la extensión junto a la derecha del edificio principal del
Hotel e ingreso en lo que parece ser una tiendo de recuerdos. Lo cruzo a
paso mucho más lento cuando llego a las escaleras mencionadas y
escucho la música fuerte.

Subo las escaleras de poco en poco hasta llegar a un piso de arriba de


luces verdes, moradas y azules donde mucha gente se encuentra
bailando y otro en mesas bebiendo a gusto entre risas. Mis ojos recorren
rápidamente el entorno buscando con la mirada a mi muñeco. Son las
ocho con siete minutos, ya debe estar el acá también.

Ajusto un poco las mangas de mi traje y sigo avanzando a paso lento


hasta acercarme a la barra sin dejar de prestar atención al entorno.
Muestro la tarjeta y el barman asiente.
— ¿Que desea? —Me pregunta.

—Dame una cerveza oscura, la que tengas. —Le digo. —Fría.

—En un momento se la entrego.

—Está bien, no se preocupe.

El asiente y en un segundo la saca de unos hielos y desprende la tapa


para extendérmela. Yo la agarro y le doy un pequeño trago apoyándome
en la barra y examinando a todas las personas que se encuentran allí. Mi
vista se mantiene fija junto a unas estaturas de león donde parece
abrirse otro espacio pero por el momento prefiero mantenerme aquí.

— ¿Mal de amores? —Pregunta el barman divertido detrás de mí.

—No exactamente. —Le sonrió a través de mi hombro. —Yo diría más


bien un reencuentro.

—Excitante. —Alza sus cejas divertido. —Te deseo mucha suerte.

—La necesitaré.

El asiente y se va a atender a otras personas que han comenzado a


pedir bebidas. Yo relamo mi labio y doy otro trago sin dejar de examinar
todo. Cabello negro... cabello negro... hay demasiadas personas con
cabello negro acá. ¿Cómo se supone que voy a encontrarlo? Ah, jodida
mierda. Que no me diga que está esperando que lo busque porque...

—Ah, maldito muñeco. —Gruño antes de encaminarme buscándolo con


la mirada.

Me voy abriendo paso entre la gente y después de rodear repetidas


veces este espacio, me encamino al otro cruzando las estatuas y
acercándome al segundo espacio que parece más exclusivo. El ambiente
es más pesado y sin duda más complicado de ver debido a que también
hay algo de humo que se libera y parece que se ha amontonado más la
gente.

¿Dónde estás, Park Jimin?

Sigo recorriendo bebiendo la cerveza hasta que siento que alguien toca
mi hombro. Me detengo y observo al instante detrás de mi hombro con
un escalofrió. Observo a un barman quien me extiende una hoja de
papel.

—Se lo envían. —Me contesta con simpleza antes de retirarse sin


permitir que le pregunte cualquier cosa.

Yo pestañeo un poco y bajo la mirada a la hoja de papel que tengo en


manos antes de alzar una ceja. La desdoblo, ¿más notas? Joder, a este
niño le encanta hacerse del rogar.

“¿Recuerdas cómo fue que nos conocimos?”

Deslizo mi lengua por mi labio inferior y guardo la hoja al momento en


que me obligo a recordarlo. ¡Claro que lo hago! Yo me encontraba
demasiado entretenido observando el día nublado cuando sentí que
alguien choco conmigo.

Y como olvidarlo...

Como olvidar el hermoso niño pequeño que me observo con una mirada
confusa y después llena de pena, de mejillas sonrojadas y una extraña
expresión demasiado dulce y bondadosa. Me perdí en sus lindos ojos y
una horrible sensación me recorrió al encontrarlo demasiado lindo.

Yo jamás me sentía así por las personas, siquiera por las mujeres en
aquel entonces. Me dio una rabia absoluta encontrarlo sumamente lindo
y con una necesidad de tocar aquellas suaves mejillas o de mantener la
vista durante horas en sus pequeños labios rosados. ¿Cómo olvidar al
mocoso enano de ocho años cuando yo creí que tenía no más de cuatro?

¿Qué tiene que ver? Recuerdo el pasillo perfectamente y que después


de insultarlo, voltee una última vez hacia atrás y... se dirigía al baño.
Busco rápidamente con la mirada los sanitarios y avanzo con rapidez al
ver la puerta. Me acerco un poco más rápido pero me detengo al ver una
sala privada con una pequeña tarjeta. Me acerco con lentitud y dejo la
bebida en una pequeña mesa junto a mí para tener las manos libres.

“Reservado para Cerf”

Mis ojos se expanden. Observo la puerta que tiene también ventanas


pero están tapadas con unas cortinas. Observo la perilla fijamente, mi
cuerpo tarda en responder y es muy lento el movimiento de mano que
hago para girarla y escuchar que se destraba.

Muy bien... acá vamos.

Respira...

Inhala, exhala y no pierdas el maldito control. Lo tienes bien controlado,


solo es un chico común... si... sí, claro. Solo un chico común, nada de
otro mundo, solo tiene lindos labios. No, ¿qué? Maldita sea, concéntrate.

Respira y comenzamos de nuevo. No pierdas el control, muéstrate frio y


seguro. Esa es la clave. Control, Yoongi. Mucho control. Bien, puedes
hacerlo, que va. Solo es mi muñeco. Solo mi muñeco. Este quizás este
igual de tenso y nervioso que yo.
¡No, yo no estoy nervioso! ¡Control, maldita sea! ¡Comportarte ya!

Abro la puerta. Bien, excelente. Vuelvo a tomar aire e ingreso al espacio


que no está muy iluminado y me cuesta ver lo suficiente. Avanzo
cerrando la puerta detrás de mí y tanteo un poco buscando un
interruptor. Jodida mierda, ¡¿dónde mierda esta la luz?!

No, contrólate. Respira.

Doy un par de pasos hacia adelante escuchando unos ruidos que me


ponen alerta, sin embargo no oso moverme o hacer más ruido. Agudizo
el oído tratando de mantener el control y la calma hasta que el ambiente
se vuelve algo tenso a mí alrededor y siento cierta dificultad para
respirar. Control, Yoongi. Contrólate no ha pasado nada...

Hasta que siento a alguien rozar mi espalda y unas manos cubrir mis
ojos. El tibio aliento choca suavemente en mi oreja:

— ¿Te gustan los animales, Yoongi?+

(rité aquí tambí


95

JIMIN.

Muerdo mis labios para borrar la sonrisa en mi rostro al sentir el cuerpo


frente a mi tensarse por completo. Una oleada de calor me golpea
cuando siento mis manos ser tomadas y mis brazos ser suavemente
torcidos para zafarse. Ahogo un chillido cuando vuelven a tomarme y doy
contra la pared soltando un gemido inevitable.

La oscuridad apenas me deja ver de nuevo y mis ojos se cierran al sentir


un agarre en mi cuello lo suficientemente fuerte para cortarme el aire.
Llevo al instante mis manos a las fuertes que se aferran a mi cuello y
comienzo a tirar entre gruñidos.

—Suél-suéltame. — Jadeo con voz ida debido a la falta de aire.

Silencio.

—Yoon-gi. —Trato con ambas manos retirar las suyas pero aprieta y mi
aire se corta y comienzo a toser seco. Muerdo mis labios más fuerte y
aprieto enterrando mis uñas. — Suel-suelta.

Silencio.
Trato de dar una patada pero él se hace un poco hacia atrás y suelta una
mano de mi cuello para atrapar mi pierna y enredarla en su cadera con
firmeza. Una enorme ola de calor me golpea la entrepierna y siento mi
maldito pulso acelerarse sintiendo el agarre ir sobre mi muslo y su cuerpo
pegarse al mío chocando nuestras entrepiernas.

El chillido es inevitable y mis manos se aferran a su camisa que tanteo.


Siento una corbata y no dudo en tirarlo a mí y finalmente obtengo un
poco de vista. Mi corazón late fuerte viendo aquellos ojos grises llenos de
burla brillar como ojos gatunos. Veo la sonrisa esbozada y siento todo en
mí temblar.

—Tu… —Digo entre dientes sintiendo la rabia azotarme.

—Yo. —Sonríe.

— ¡Tú maldito, bastardo y asqueroso hijo de puta! —Le grito sacudiendo


mi pierna para que la suelte. El suela una risa burlona. — ¡Suéltameeee!
¡Suéltame hijo de la gran puta, voy a matarte!

Le doy un fuerte empujón para zafarme de él y trato de soltar el primer


golpe pero él se hace hacia atrás esquivando mi puño. Me lanzo contra la
única lámpara y la prendo siendo cegado un breve instante por la luz.
Sacudo mi cabeza y volteamos a vernos al mismo tiempo. Maldita sea,
luce tan caliente, lo odio. El abre su boca sorprendido viéndome
fijamente. Mis mejillas arden pero por la puta mierda que ahora si me las
paga.

— ¡AHORA SI MALDITO BASTARDO! —Aulló antes de tirarme sobre él.

El gruñe cuando vamos a dar al suelo. Quedo sobre él y no dudo en dar


el primer golpe que es un fuerte en su pecho. El aprieta sus labios y
atrapa mi brazo con fuerza. Yo me sacudo y trato de patearlo como
puedo. Rueda y queda sobre mí con una sonrisa mientras yo chillo al
sentir mi brazo torcerse y respondo con la rodilla en su abdomen. El
suelta un gruñido ronco y me azota contra el suelo con fuerza
sacándome un chillido de dolor y le doy un golpe en medio rostro que él
me devuelve. Suelto un pequeño grito y golpeo su brazo para que me
suelte el que tiene atrapado y lo empujo con fuerza para quitarlo sobre
mí.

— ¡TE ODIO! —Le grito colocándome sobre él y comenzando a


forcejear. — ¡TE ODIO! —Me empuja los brazos hacia atrás y se zafa
antes de contestarme con un fuerte jaloneo que me avienta al suelo.
Gruño cuando se levanta y tiro de su pierna con fuerza haciéndole perder
el equilibrio y el cae al suelo también. Suelto una pequeña carcajada
amarga.

—Maldito muñeco… —Suelta un pequeño jadeo de dolor.

—Siéntete orgulloso, bastardo de mierda. —Siseo con fuerza antes de


acercarme lento a él. Se reincorpora rápidamente y se limpia un poco de
sangre en su boca. — ¿Qué? ¿Te duele?

—Luces tan malditamente caliente ahora mismo. —Muerde sus labios.

Mis mejillas enrojecen y no dudo en intentar golpearlo de nuevo. El


esquiva el golpe así que trato de taclearlo con fuerza lanzándome sobre
su pecho. Él no se mueve mucho y luego me avienta y vuelvo a dar al
suelo aterrizando sobres mis manos. Observo el suelo con la respiración
agitada y me vuelvo a levantar soltando un grito de furia cuando vuelvo a
lanzarme contra él y empujarlo en un golpe seco contra la pared.

Golpeo su brazos y trato de intentar dar otro puñetazo pero adivina mi


movimiento. Agarra mi brazo al aire y con fuerza lo tuerce detrás de mi
brazo y me da un tironeo quedando ahora el detrás de mí y me pone
contra la pared. Mi pecho choca contra ella soltándome un jadeo y el aire
se me va. Hago una mueca debido al dolor sintiendo mi brazo atrapado
detrás de mí.

—Acéptalo, sigo siendo mejor que tú. —Susurra cerca de mi oreja.

—Eso jamás. —Le doy un codazo en el estómago con mi brazo libre y él


suelta otro gruñido más fuerte y su agarre se afloja. Trata de endurecerlo
pero me es suficiente para volver a golpear y zafarme para darme la
vuelta y responder con otros dos golpes en su pecho.
Trato de dar un tercero pero él lo esquiva de nuevo y me responde con
uno que me saca por completo el aliento y me hace irme hacia atrás.
Abro la boca y comienzo a toser seco y me va a atrapar del cuello
nuevamente enfurecido y me toma con tal fuerza que siento que
comienza a alzarme del suelo.

Rasguño su mano y cierro mis ojos con fuerza. Trato de removerme con
fuerza y siento su agarre a los costados de mi cuello aplastando y
cortando el aire mandando otro pequeño dolor. Siento sangre en mi boca
que no dudo en escupirle y el gruñe soltándome al instante para
limpiarse. Esbozo una sonrisa estando en el suelo y comienzo a reír
viéndolo ponerse contra la pared y restregar su manga del traje contra su
cara con desesperación.

—Eres asqueroso. –Dice entre dientes. –No jodas, ¡creo que me entro al
ojo!

—No lo lamento. —Suelto una alta carcajada aún en el suelo.

El deja de limpiarse y vuelve a acercarse a mí. Le esbozo una sonrisa


todavía acostado y el me jala del brazos para levantarme. Trago la
sangre en mi boca y vuelvo a una posición de combate pero él es
increíblemente rápido y no se en que momento toma mi pierna para
alzarla. Suelto un chillido cuando siento perder el equilibrio y caer pero
toma mi cintura pegándome a él nuevamente para que no caiga.
— ¡Aléjate! — Le ordeno. — ¡Suéltame maldito asqueroso de mierda!
¡Voy a reventarte su sonrisa que me produce sida a golpes y te prometo
abrirte el estómago y obligarte a tragarte tus intestinos! ¡Voy a arrancarte
los dedos uno a uno, las uñas, enterrare mis dedos en tus ojos para
exprimirlos y te los meteré en tu asquerosa boca si no me sueltas ahora
mismo! ¡Patán, traidor, mentiroso, manipulador hijo de puta te prometo
que voy a hacerte la vida mierda y si no comienzas a tomarme en serio
tendremos algunos problemas! ¡Voy a matarte, a torturarte, voy a agarrar
tu cuchillo y voy a hacerte pequeños pedazos que le lanzare a los perros
para que te devoren lentamente y gozare de esa vista tanto que…!

—Me pone cuando te enfadas.

— ¡ESTO VA EN SERIO! — Grito frustrado. — ¡DEJA DE HACER ESO!


¡TE ESTOY AMENZANDO!

—Eres como un gatito bebe sacando sus garras. — Tomó mi mejilla. —


Me encantas tanto.

— ¡Deja de mentirme! ¡Deja de hacer eso que yo en tus mentiras de


mierda ya no caigo! ¡¿Me escuchas?! ¡Te estoy hablando, deja de ver
mis labios maldita sea!

—No los vi durante seis meses, ¿te importa? — Gruñe molesto.


— ¡Como si me importara! — Grito sintiendo el maldito rubor hasta la
punta de mis pies. — ¡No te dejaré besarme!

— ¿No? — Ríe suavemente. — Vaya pena, tenía ganas de meterte la


lengua hasta la garganta y escucharte gemir en mi boca. Con el cabello
negro me estas volviendo loco.

—Eres tan imbécil. ¿Por qué no puedes tomarte mis amenazas en serio?

—Lo hago. — Alza sus cejas y me observa. — Pero mierda, Jimin.


¿Cómo me pides prestarte atención cuando tú mismo eres mi propia
distracción?

—Eres imposible. Deberías estar enojado, golpeándome,


amenazándome con matarme y diciendo que tu mandas y toda la mierda
que hacías antes. ¿Te estas escuchando?

—Para serte sincero no tengo ni puta idea de lo que estoy diciendo, solo
sé que realmente me alegra verte, muñeco estúpido.

—No funcionara más. Tus mentiras las conozco y ya no te creo en


absolutamente nada. — Lo observo fijo a los ojos y él sonríe. — ¿Por
qué sonríes? No te estoy haciendo un cumplido.
—No estoy… —Se frena y su sonrisa se desvanece en un instante. Alzo
una ceja. — Me resulta divertido verte con oreja y media.

—No es divertido.

—Claro que no.

— ¡Entonces deja de reír!

— ¡No puedo!

Me suelta para seguir riendo y yo siento toda mi sangre calentarse y


humo salir por todas partes. Suelto un gruñido y le doy un golpe en la
espalda: — ¡Deja de reírte! ¡Yaaa! ¡Yoongi! — Doy otro golpe y la niega
con la cabeza sin dejar de reír. Comienzo a darle varios sin ser muy
fuerte y puchereo.

—Ven acá cosa pervertida y horrorosa. — Me toma del brazo y siento


tensarme y mi sangre volverse hielo cuando me rodea con sus brazos y
me pega a él. Respira mi cuello con suavidad. —Ah… justo como
siempre te recuerdo.

—Estas… a-abrazándome. —Susurro mordiendo mis labios.


—Tomándote, pero si quieres usar el término abrazo está bien. —Sigue
hundiendo su nariz en mi cuello. — ¿Podemos posponer el odio al
próximo reencuentro? Realmente extrañaba tu cuerpo.

No a mí, ¿cierto? Claro que no.

—Y a ti, obviamente. — Dice como si hubiese leído mis pensamientos. —


Eres un demente, ¿sabes? estoy orgulloso de ti.

Me siento enrojecer y él se separa para verme divertido. Yo gruño y


desvió la mirada pero él toma mi mejilla para que vuelva la vista a él.

—Eres un loco que está siendo buscado por seis mafias, policía y vete a
saber cuántos más. Eres un loco por hablarme y por tocar los botones
correctos por hacerme venir a ti. ¿Tienes idea de cuánto te odio por eso?

—N-no parece ser mucho. —Pestañeo sorprendido. — T-tu… ¿estas


orgulloso de mi? ¿E-en serio?

—No te doy otro golpe porque no quiero arruinar más tu cara.

—Que romántico.

—Cuando no.
—Te odio.

—También te odio, muñeco.

—Y te odio mucho. Podría volarte la cabeza si tuviera una pistola ahora


mismo.

—Podría considerarlo una vergüenza antes, pero ahora. — Me observa


fijo. — Sería un verdadero honor morir, si tú eres quien me mata.

—Es la cosa más perturbadora y romántica que me has dicho. — Aprieto


mis labios para no liberar una pequeña risa. —Y eso no es justo, se
supone que estoy enojado contigo.

—Pues intenta posponer ese odio al menos al próximo reencuentro o


para mañana, mis ganas de follarte son más intensas que pelear contigo.

—Eres…

—Las cosas con la verdad. ¿Acá o en el cuarto?

—En tu sueños. —Lo empujo para finalmente apartarlo de mí. —Necesito


un trago.
Me acerco a la puerta y aun perturbado y extrañado por este extraño
reencuentro, salgo de la sala privada y el ambiente de música fuerte y
mucho alcohol me golpea con fuerza. Salgo soltando un gruñido y me
acerco a la barra tomando asiento y frotando mi cara negando con la
cabeza. Yoongi se coloca junto a mí.

—Dame espacio. –Le digo de mala gana. –Estoy enojado contigo.

—Y yo también pero me estoy resguardando. —El ladea su cabeza y


sonríe. —Aparté para toda la semana así que tendrás que aguantar un
poco o soltar de poco en poco para que sea divertido.

—Cabrón.

—Idiota.

Ruedo los ojos y el me imita. Le hago una seña al barman que se acerca
rápidamente.

—Un vodka. —Pido.

—Dos vodkas. –Interviene Yoongi. –Los más fuertes.

El barman se retira apenas suelto una palabra para detenerlo pero no me


escucha. Volteo a ver a Yoongi enojado y el alza sus hombros
indiferente. Las bebidas llegan poco después captando nuestra atención
y las tomamos.

—Por los casi trece años que llevamos conociéndonos. —Me dice
levantando su trago con una sonrisa.

—Por los casi trece años que llevamos conociéndonos. — Repito


alzándola también. — Salud, Yoongi.

—Salud, Jimin.

Chocamos el vaso de vidrio y ambos nos tomamos el vodka en un trago.


Depositamos el vaso al mismo tiempo y cerramos los ojos, yo sintiendo el
ardor en mi garganta. Yoongi hace señal y el barman vuelve a llenar los
vasos. Yo niego con la cabeza y el alza nuevamente el vaso.

—Por una noche olvidando el odio. —Dice.

—Por una noche donde nada importe. —La levanto también. —Salud,
horroroso.

—Salud, muñeco. —-Contesta con una sonrisa.

Volvemos a dar el shot y reposando después soltando un suspiro. Yo


comienzo a sentir los efectos llegar un poco más rápido de lo que
esperaba y me relajo al instante. Le doy la espalda a la barra y me
dedico a ver a las personas bailando con cierta nostalgia. A mi realmente
me gusta bailar.

— ¿Hasta cuándo estamos en tregua de paz? —Pregunto viendo a


Yoongi, él está en la misma posición que yo.

—No lo sé. —Alza sus hombros. — ¿Te parece hasta que me vaya?

— ¿Volverás a irte? —Alzo una ceja y por alguna extraña razón me


causa gracia.

—Ya sabes cómo es esto. — Veo que toma una cerveza y le da un trago.
— Solo que esta vez no planeo irme en seco y dejándote allí botado
como si nada.

—Que considerado. — Suspiro evitando reír un poco. —Fue muy cabrón


de tu parte.

—Y tú casi me matas de un puto infarto cuando me dijeron que casi te


matas. —Pellizca su nariz. —Carajo, es que te juro que yo iba al infierno
a regresarte para matarte de nuevo yo mismo.

—Hubiese sido divertido verte en casa. —Bromeo y el ríe.


—Arderemos en el infierno. — Alza ambas cejas sonriéndome.

—Pero arderemos juntos. —Le quito la botella y yo le doy un trago con la


misma sonrisa provocativa.

—Tregua hasta que te esfumes y yo desaparezca viéndote volverte loco


al no saber nada de mí.

—Me parece justo. — Observa mis labios. — ¿Puedo besarte?

— ¿Desde cuándo pides las cosas que ya te pertenecen?

—Joder. — Muerde sus labios. — Eso si me llegó.

Yo esbozo una sonrisa estando consciente que ambos estamos bajo


efectos del alcohol, sin embargo seguimos estando conscientes. Vale
mierda.

Él se acerca y toma mi nuca uniendo nuestros labios. Siento una


explosión de colores alrededor mío y casi me levanto del suelo entre
burbujas en forma de corazones color rosa. Lo rodeo con fuerza e
introduzco mi lengua en su boca sintiéndome bien al ver que él me
corresponde inclusive con más fuerza. Lo tomo de la mejilla y sigo el
movimiento agitado sintiendo sus manos sobar también mis piernas y
acomodarse para acercarse a mí. Lo aprieto más contra mí sintiendo su
respiración suave y como poco a poco el beso se va volviendo más lento.

Hasta que se calma por completo. Sus labios solo se mueven con suma
delicadeza sobre los míos y nuestras lenguas se acarician
constantemente pero a un ritmo lento. Succiona un poco mi lengua pero
yo solo me doy el lujo de cerrar mis ojos y respirar la fragancia de Yoongi
y el alcohol. El acaricia mi espalda y juguetea con sus dedos
mandándome pequeños golpecitos que me producen escalofríos y erizan
todos mis vellos.

—Algún día deberás decirme que mierda haces que no puedo dejar de
besarte una vez que comienzo. — Le digo suavemente y el esboza una
sonrisa. — Mi odio es tal que no puedo odiarte más. Me resigno. Estoy
ofendido.

—El sentimiento es mutuo. — Me besa castamente y yo suelto un suave


“mmm” bobo con ese beso. — No nos comprendo.

—Nadie nos comprende, Yoongi. Ni yo lo hago. — Niego con la cabeza


divertido. — Solo sé que somos dos locos y muy raros con una historia
perturbadora y romántica a su manera.

— ¿Romántica? Dudo que esa sea la palabra correcta. Hasta donde sé,
no te he entregado flores y pedido ser mi novio.
—Peor aún. Me convertiste en tu novio sin siquiera pedírmelo. –Me
separo y alzo ambas cejas.

— ¿Pero qué? — Pregunta y luego se tapa la cara. — Joder, no. Olvida


ese día, por favor. Te juro que no tenía idea en que estaba pensando.

—Como digas, Park Yoongi.

—Min Jimin suena mejor. Y lo he estado pensando… quizás hasta


necesitaría enterrar mi apellido junto a tu nombre para dejar en claro de
quien eres.

— ¿Min Jimin? — Repito. — ¿Quieres arrebatarme mi hermoso apellido


y colocar el tuyo por posesivo y celoso?

—No suena tan mala idea.

—Joder, Min. — Suelto una carcajada. — Siquiera me pediste ser tu


novio y ya me estas pidiendo matrimonio.

—No puedo creer lo idiota que eres a veces. — Vuelvo a pellizcar su


nariz entre risas.

—Fue lindo. — Confieso jugando con su corbata.


— ¿El matrimonio? — Esboza una sonrisa. — ¿Lindo tu y yo casados
con anillos en nuestros dedos anulares? Y ahora los declaro marido y
marido, puede besar al novio.

—Se vale soñar, ¿sabes? — Sigo jugando con su corbata y muerdo mi


labio. — Si quieres plantar tu apellido, debes casarte conmigo.

—Oh, por la mierda. — Gruñe. — Park Jimin, ¿quieres casarte conmigo?

Me mantengo en silencio observándolo fijo.

—Por supuesto que no, antes muerto.

—Dolió, ¿sabes? –Une sus cejas. –Y eso que no iba en serio.

—Umh, mira que sentimental me saliste. — Susurro sobres sus labios


antes de volver a besarlo.

El ríe antes de seguirme el beso profundo mordisqueando mi lengua y


succionándola una última vez antes de separarse un poco. Relame sus
labios y me agarra de la cintura.

— ¿Sexo de reconciliación? — Pregunta pícaro pellizcando mi cintura.


—Solo si me dejas dominar.

—No serás activo.

—No necesito serlo. — Le susurro con una pizca de maldad. — Pero


tengo una idea fabulosa que sé que te encantará… ¿aceptas correr el
riesgo?

El me observa unos segundos suspicaz. Yo levanto ambas cejas.

— ¿Te gustan los animales, Yoongi? —Le pregunto.

El vacila un poco antes de reír masajeando mi cadera.

—Si, Jimin. —Me observa fijo a los ojos. —Me gustan.


96

JIMIN.

Suelto una pequeña risa al aire libre y Yoongi y yo salimos tomados de la


mano del bar. Corremos escaleras abajo entre risas antes de que lo tire
con más fuerza mordiendo mis labios hasta llegar a la calle y detenernos
frente al hotel.

Yo siento mi pecho rebozando de felicidad y me detengo sin soltar sus


brazos y volvemos a besarnos con fuerza entre suaves risas. Siento su
cuerpo arder junto al mío y muerdo su labio inferior sacándole un
gruñido. Doy una pequeña lamida a su labio inferior y lo beso castamente
antes de soltarlo y correr dentro del hotel.

El niega con la cabeza y me corretea dentro de la recepción captando la


atención de Jennifer quien alza la mirada y veo que nos observa. Yo trato
de analizar su mirada pero Yoongi me agarra de la cintura levantándome
suavemente y yo rio antes de tambalearme con él en un beso y cortando
por completo la atención hacia Jennifer.

—Venado malo. — Gruñe y muerde mi barbilla.


— ¿No me dejarás correr? — Rio entre sus labios y me aferro a sus
hebras negras con fuerza.

—Ya te encontrarás muy agitado en el cuarto para eso. — Susurra y yo


me estremezco en sus brazos. — ¿Te gusta esa idea?

—Me gusta. — Le contesto sobando suavemente su cuello. — Vamos.

Le doy una última mirada a Jennifer quien me sonríe suavemente y


aprieta sus labios poco después. Yo agarro bien el brazo de Yoongi y
corremos escaleras arriba cruzando el pasillo a una velocidad que casi
nos hace tropezar múltiples veces. Suelto una pequeña carcajada
cuando casi nos vamos al suelo debido a la alfombra del pasillo y
finalmente cruzamos los arcos y las pinturas. Doblamos el pasillo
increíblemente decorado y Yoongi me empuja contra la pared para
devorar mis labios allí en medio pasillo.

—Mh… —Suelto un pequeño gemido. — D-déjame sacar las llaves.

— ¿No quieres hacerlo acá en el pasillo? ¿Dónde todo el mundo nos


vea? — Susurra mordisqueando mi cuello.

—No porque mi diversión está dentro de ese cuarto. — Le contesto y el


me observa divertido. — Confía en mí, va a gustarte.
—Donde se te ocurra metérmela…

—Antes muerto que siendo tú activo. — Le contesto sacando la llave de


mi bolsillo y él sonríe. —No te burles, podría hacerlo pero no es mi estilo.

—Lo que digas. — Alza sus cejas y vuelve a besarme.

Me separo rápidamente de sus labios y me volteo para introducir la llave


y abrir la puerta. Entramos rápidamente al cuarto y cierro la puerta detrás
de mi colocando la llave en la mesa junto a nosotros. Aprovecho
solamente para prender únicamente la lámpara y me volteo a Yoongi
quien ya me está observando.

Mierda, mierda, mierda quiero devorarlo por completo. Necesito que


entre en mí y me haga agonizar de placer en este momento.

Relamo mis labios y lentamente me voy haciendo hacia atrás hasta


chocar con el borde de la cama. El alza una ceja divertido y comienza a
avanzar hacia mí desabrochando los primeros botones de su chaleco
color negro hasta que se lo quita. Yo muerdo mis labios cuando lo
avienta y queda cara a cara frente a mí.

—Juguemos entonces. — Le susurro con una sonrisa.

Tiro de su corbata y me dejo caer en la cama con una sonrisa. El queda


sobre mí con una sonrisa y lentamente comienzo a aflojarla viéndolo fijo
a los ojos y aquel brillo que comienza a volverse más intenso. Se inclina
para dar una lamida a mi cuello que eriza todos mis vellos y me hace
arquear un poco la espalda. Sigo jugueteando con su corbata que aflojo
por completo y tiro de ella para desprenderla de su cuerpo.

La coloco junto a mí y esbozo otra sonrisa sintiendo sus dientes


encajarse con fuerza en mi sensible zona soltándome un suspiro cargado
de placer que no me molesto en ocultarlo. Relamo mis labios resecos y
lentamente voy desabotonando los botones de su camisa viendo su
blanco pecho ir quedando a la vista.

El suelta un gruñido y comienza a besarme la mandíbula causando que


haga mi cuello hacia arriba para darle mejor acceso y me siento temblar
con sus puras mordidas violentas. Desprendo el último botón y él se quita
la camisa. Suelto otro gemido al observarlo y él sonríe bastante pícaro.
Sabe que me gusta lo que veo.

Me levanto de la cama para quedar a su altura y ahora soy yo quien lo


empuja a la cama. El cae sin borrar su sonrisa y lentamente me voy
colocando sobre el hasta quedar sentado. Me inclino suavemente para
volver a juntar nuestros labios en un gruñido bastante violento.

—Dime por favor que traes tu cuchillo. — Susurro.


—Y todavía crees que no. —Ríe. —Búscalo en mi maleta, lo tengo por
allí escondido.

Casi doy brincos de felicidad.

—No te muevas de aquí. — Le digo separándome de él.

—No pensaba hacerlo, no te preocupes.

Le saco la lengua y la niega con la cabeza después de reír. Me acerco a


su maleta y la abro para comenzar a rebuscar hasta que veo aquel
pequeño destello que me avisa del metal. Esbozo una sonrisa y deslizo
mi mano hasta sacar el mango y un gran cuchillo sale en su máximo
esplendor deleitándome con la vista. Relamo mis labios y me coloco de
lado y ahora me dirijo a la mía.

Saco las cuerdas y el antifaz que porto y observo a través de mi hombro


a Yoongi con una sonrisa pero él esta con los ojos cerrados. Agarro los
dos objetos más el cuchillo y vuelvo a subirme en la cama tarareando
suavemente. El abre los ojos y me observa.

—Oh joder. — Ve las cosas. — ¿Qué vas a hacer?

—Shhh. — Le susurro. — Lleva tus manos a la cabecilla de la cama.


—Dime que no vas a hacer lo que creo que vas a hacer. — Gruñe.

—Va a encantarte. — Muerdo mis labios. — Será una tortura que


disfrutaras mucho, confía en mí.

El suspira y después de otro pequeño vacile, finalmente alza sus brazos.


Esbozo una sonrisa sintiéndome increíblemente feliz de esto y que me
obedezca. Agarro su brazo derecho y agarro la cuerda y comienzo a
atarlo. El suelta un pequeño gruñido pero lo ignoro y voy por el otro
brazo.

Aprieto lo suficientemente fuerte y el queda inmovilizado de esas


extremidades. Me sonríe con falsedad pero yo no puedo dejar de sonreír.

—Realmente lo disfrutas, ¿no? —Me dice con la misma sonrisa


sarcástica.

—No tienes idea de cuánto. — Le contesto y me aseguro de ajustar las


cuerdas una última vez. — Estoy feliz.

—Se te ve. Pareces un perrito moviendo su colita al ver a su dueño con


la cajita de premios.

—Casi. — Ladeo mi cabeza de izquierda a derecha. — ¿Listo?


—Supongo.

Agarro el antifaz y me coloco sobre él. Le mantiene la vista fija y luego


me observa como diciendo “no te atrevas” pero ya es tarde. Se lo coloco
y acomodo ya veo como el tensa sus puños y brazos. Me es imposible no
reír. Es divertido verlo acostado, vendado y atado a mi completa
disposición.

—No me gusta esto. —Resopla.

—Vamos, no es taan malo. —Me bajo de él. —Podemos hacer muchos


juegos divertidos…

— ¿En serio? — Pregunta riendo. — Claro.

—Ya verás. —Me quito todo lo que tengo de ropa a excepción de la ropa
interior. Voy por el lubricante en el baño y regreso colocándolo en la
mesa. — Comenzaremos con algo suave. ¿Te parece?

—No, pero tampoco es que tengo mucha opción. — Dice suspirando.

Suelto una pequeña risa y finalmente vuelvo a subirme a la cama. Le


quito lo que queda de ropa hasta que también queda en ropa interior
frente a mí. Siento mi respiración pesar y lentamente me siento sobre su
entrepierna. El suelta un gruñido y comienzo a menearme suavemente
sobre el cerrando mis ojos y disfrutando del frote.

—Mm. — Suspiro sintiéndolo caliente debajo de mí. — Dios, me encanta


tanto tu polla.

—Si tanto te gusta, ¿Por qué no la mimas un poco? — Esboza una


sonrisa.

—No todavía. — Agarro el cuchillo y alzo el filo apuntándome. — Primero


me mimareé un poco yo.

Dirijo el filo a mi brazo y rozo mandándome corrientes de electricidad que


me hace temblar. Comienzo a meter más fuerza y finalmente abro un
camino rojo y la sangre comienza a brotar. Entierro más el cuchillo y
suelto un gemido agudo al sentir el dolor que me vuelve loco, aquel ardor
exquisito. Separo el filo con una sonrisa viendo la sangre escurrir.

—Abre la boca.

— ¿Qué harás? –Pregunta serio.

—Ábrela. — Digo de nuevo.

El la abre y yo deslizo el filo dentro de su boca. El saca un poco su


lengua y lame la sangre en el cuchillo, sonrió al instante y él también.
Siento nuestras entrepiernas ponerse más duras.

—Eres delicioso. —Gruñe ronco.

—Lo sé. —Le contesto sintiendo la sangre seguir escurriendo por mi


brazo. Dejo unas gotas caer en su pecho y lo demás lo succiono.

—Tan jodidamente exquisito.

Me meneo un poco más sobre él y deslizo mi lengua por su barbilla y


pecho hasta llegar al borde de su ropa interior. Lo veo apretar sus puños
y sus brazos intentar de moverse, pero al estar atado claramente no
puede. Puedo sentir su hermosa frustración.

—Voy a jugar un poco con tu polla y después voy a cabalgarte la cara. —


Le sonrió.

—Maldita sea, vas a matarme. —Veo el bulto crecer más.

Esbozo una sonrisa y succiono un poco su polla a través de la tela. El


aprieta sus labios cuando rozo mis dedos suavemente mandando un
cosquilleo. Finalmente comienzo a frotar un poco sintiéndolo más duro y
vuelvo a lamer. Puedo casi sentir las venas y siento mi boca hacerse
agua de tan solo imaginarlo.
Deslizo la ropa interior un poco hacia abajo observando el rojizo glande y
poco a poco su pene salir a la luz. Suelto un gemido y siento mí entrada
palpitar. Observo embobado su gran erección y con la saliva escurriendo
la hundo en mi boca sintiéndola tan bien dentro de mi boca. Él se tensa
por completo y lo veo morder sus labios cuando ahueco mis mejillas para
comenzar a darle una buena mamada.

—Mierda. — Lo veo apretar sus puños con fuerza y su respiración de


agita. — Te volviste tan bueno dando mamadas.

No sonrió para no lastimarlo pero internamente yo estoy dando brincos y


haciendo un baile de alegría sumamente vergonzoso. Sigo succionando
un poco pasando mi lengua por todo el cuerpo del pene y después
besando con lascivia su glande. Lo envuelvo con mi lengua y hago una
suave presión dejando que mi saliva escurra un poco. El gruñe de nuevo
y lo veo tensarse un poco más conforme voy lamiendo y succionando
más rápido.

—Jimin… —Su voz amenaza con quebrarse. —S-suéltame.

—Nopi. —Niego divertido.

—Te juro que voy a ahorcarte.


—Mientras sea para hacerme llegar más duro al orgasmo, puedes
hacerlo.

—Joder, solo falta que me llames “daddy” y podría decir que hemos
hecho de todo.

— ¿Daddy? —Repito. —No es mi estilo. Me gusta gritar tu nombre.

—A este paso jamás lograrás que me zafe de ti.

—No planeo que eso suceda.

Soplo un poco sobre su erección y succiono otro poco su glande como si


fuera un chupón. Libero la erección dejándola llena de saliva y gruño
sintiendo mi erección empujando desesperada contra mi ropa interior.
Veo que está muy erecto y su respiración agitada, el pobre Yoongi luce
sumamente desesperado.

—Hazme llegar. —Ordena.

—Aún no. —Deslizo mi ropa interior fuera de mis piernas y sonrió


suciamente. —Necesito que me mimes mucho también. Eres mi esclavo
esta noche.
—Realmente lo disfrutas, ¿verdad?

—Mucho. —Sonrió. —Y le daré un buen uso a tus cualidades preciosas


esta noche para pasarle muy bien. Verás.

Comienzo a dejar un rastro de besos hasta llegar a su quijada que


muerdo. Me voy acomodando suavemente antes de esbozar una sucia
sonrisa cuando me encuentro cerca de su rostro.

— ¿Listo para tu cena? —Pregunto.

—Siempre estoy listo para comerte, muñeco. —Responde sonriente.

Cierro mis ojos suavemente y me acomodo viendo a su cuerpo. Todo en


mí se estremece al sentir la punta de su lengua en mi entrada y darle una
suave lamida.

Tiemblo y mis piernas lo hacen igual y cierro los ojos lanzando mi cabeza
hacia atrás sintiéndolo juguetear con su lengua. Mis piernas se tensan y
amenazan con cerrarse de golpe y mi erección se levanta más
soltándome un gritito. Mi respiración comienza a hacerse pesada.

—Oh. —Tapo mi boca y mis caderas comienzan a moverse suavemente


en círculos. — D-dios, se siente tan b-bien…
Es un movimiento suave pero poco a poco comienzo a menearme de
adelante hacia atrás sobre su boca sintiendo la humedad de su lengua
recorrerme como un experto. Suelto otro gemido inevitable y todo mi
cuerpo se contrae. Pellizco mis pezones con fuerza y comienzo a
estimularme soltando pequeños gemidos y a revolcarme, meneándome
cada vez más rápido sobre su boca para sentirlo más y más.

—N-no puedo detene… —Suelto otro pequeño grito cuando su lengua se


introduce un poco y me hace derretirme prácticamente y desmayarme. —
¡Más!

El ríe un poco mandando una suave vibración y me aferro con fuerza


como puedo a mis piernas. Me acuesto un poco hacia adelante sin dejar
de mover mis caderas para que me folle el culo con su lengua mientras
yo observo su dura erección frente a mí. Esbozo una sonrisa y comienzo
a masturbarlo haciendo pequeños círculos en su glande. El me muerde
una mejilla trasera soltándome un chillido y lo veo ponerse más duro.

Comienzo a bombear suavemente mientras él va acelerando un poco y


dejando húmedos besos que me están haciendo casi llorar. Lamo la
sangre en su abdomen y comienzo a sollozar al sentir mi erección doler y
un terrible impulso de meter mis dedos.

—S-suficiente. —Jadeo separándome de su boca. El no borra su sonrisa.


—Vamos, muñeco. —Provoca. —Follate la linda polla que tanto gusta.

Sus palabras me mandan escalofríos hasta donde jamás creí tenerlos.


Agarro el lubricante con desesperación y dejo vertir un poco en su
miembro completamente erecto. Lo empapo y me siento sobre el
subiendo un poco. Agarro su miembro y comienzo a buscar mi entrada
soltando un alto gemido antes de dejarme caer en seco sobre él.

Ambos jadeamos y yo observo las marcas de sus brazos tensarse y su


cuerpo revolcarse un poco debajo de mí. Suelta una maldición y yo al
instante paso mis manos por mis pezones y abdomen conforme voy
subiendo y bajando sobre su caliente polla cada vez más rápido y
escuchando el obsceno sonido de palmadas cada que me dejo caer en
seco sobre él.

Mis manos se aferran a mis piernas que rasguño con fuerza y sigo
cabalgando más rápido sintiendo mi entrada contraerse y todo mi cuerpo
golpear con fuerza. Un gemido ronco sale de sus labios así que
comienzo a ir cada vez más rápido en un desesperado intento por querer
correrme. Siento el ardor que me enloquece y me vuela la cabeza y casi
escurriendo la saliva sigo montándolo.

— ¡M-me encanta tanto! — Le digo mordiendo mis labios. — ¿Sabes lo


feliz que me hace t-tu polla?
—Nos pones muy felices a ambos. —Habla agitado. —Aunque sin duda
te azotaría hasta dejar tu lindo culo rojo si yo tuviera el control.

—Déjame disfrutar más. —Hago mi cabeza hacia atrás cuando otro


escalofrió me azota. — Oh dios…

Sigo montando más rápido mientras jugueteo con el cuchillo entre mis
dedos. Me hago pequeñas cortaduras en el pecho chillando agudo al
sentir los ardores pero no es lo mismo yo hacerlo a que el me lo haga. El
me ayuda haciendo su cadera de arriba a abajo y entra más profundo en
mí rozando contra mi próstata de una forma que me está haciendo tocar
el maldito infierno.

Paso mis manos por mi cara con desespero y cuando comienzo a


sollozar, comienzo a masturbarme sin dejar de montar. Aprieto
suavemente la cabeza de mi pene y aprieto el pequeño orificio
mandándome un azote, una corriente eléctrica que me hace brincar todo
en el cuerpo y el líquido pre seminal comienza a escurrir por mis piernas.
Grito más alto.

Siento mi abdomen contraerse y no pasa mucho hasta que siento mucho


calor y todo en mí se contrae para lanzarme al delicioso orgasmo
que me azota con fuerza. Mi cuerpo se mantiene tembloroso y batallo
por recuperar mi respiración que es todo un reto. Me mantengo sobre
Yoongi sintiendo el semen deslizarse fuera de mi entrada. Lo saco de mí
y lo veo rojo, sumamente desesperado por tomarme.
— ¿Ahora si me dejarás romperte? —Me pregunta sonriendo.

—Claro que sí. —Susurro agitado quitándole las cuerdas y el antifaz.

—Aunque me encanto estar atado. —Me dice pícaro. —Es realmente


una tortura sentirte pero no verte, solo escucharte. Pagaras por eso,
muñeco.

—Entonces castígame. —Muerdo mis labios con fuerza. —Es una orden.

—Y me encantará cumplirte. — Gruñe.

La sonrisa no me la quita ni a bofetadas. Él se reincorpora un poco en la


cama y me avienta para que quede acostado. Me da la vuelta para que
quede boca abajo y todo mi cuerpo enloquece al sentir como me arrastra
de las piernas para que quede acostado en su regazo también. Sus
dedos recorren mi trasero y lo siento dar una fuerte palmada que me
hace hacerme gelatina en sus brazos. Cabeceo encantado y gimo fuerte
cada que siento sus fuertes palmadas que mandan ardores por toda la
zona.

— ¡Si, si! —Le grito asintiendo tontamente.

—Maldito masoquista. —Me da otra fuerte nalgada y yo chillo mordiendo


la sabana. Frota un poco y después lo siento abrir mis mejillas para dejar
a la vista mi entrada. — Mira que apretado estas, me resulta curioso
después de tanta veces que te he follado.

—Umh… —Reposo mi cabeza en las colchas con una sonrisa.

El escupe y siento la salvia deslizarse mandándome otra sacudida.


Siento su índice mojar mi entrada y sin avisarme, lo mete. Suelto un
pequeño grito y comienzo a moverme un poco sintiendo su índice entrar
y salir de mí con una rapidez dolorosamente placentera, azotando y
frotando sin piedad mi punto dulce.

—Te gusta, ¿no es así? — Tira de mi cabello y muerde mi cuello. — Te


encanta el maltrato.

Asiento incapaz de que las palabras salgan de mi boca. Vuelvo a


dejarme caer cuando me suelta y siento tres dedos entrar de una
siguiendo con aquella estimulación que me está volando la cabeza. Mi
cuerpo da grandes espasmos y siento todo en mi doler y al mismo tiempo
llegar a un placer inexplicable debido a que estoy sobre estimulado.

—Me dejas la mano empapada. — Se burla. — Muñeco sucio.

—N-no. — Niego rojo.

Me tira sobre la cama y solo abre mis piernas lo suficiente para exponer
mi entrada. Siento su glande rozar suavemente y solamente meterlo un
poco y sacarlo comenzando a torturarme con temblores.

—Mételo. — Lloriqueo. — ¡Yoongi mételo ya!

El ríe y sigo sintiendo solo la cabeza entrar, mantenerse allí un pequeño


segundo y volver a salir de mi. Comienzo a balbucear desesperado y
finalmente se deja hundir en mí de una. La poca fuerza que tenia se
esfuma con esa dura estocada y caigo completamente rendido debajo de
él sintiéndolo entrar y salir de mi con fuerza. La cama rechina y mi cuerpo
se mueve gimiendo en descontrol mezclándose con los graves de él.

Sus dedos se deslizan a mi cuello y aun dándole la espalda me aprietan


y me levanta un poco mientras va azotándome con fuerza abismal
volviéndome loco. Me agarra con una mano y con la otra veo que agarra
el cuchillo y me hace unas pequeñas cortaduras en la espalda que me
hacen gritar más fuerte.

Y me está volviendo loco lentamente.

Deja la sangre escurrir y vuelve a tomarme del cuello con fuerza


apretando para cortarme la respiración. Yo siento el mareo volverse
fuerte debido a la intensidad y sin que el deje de penetrarme vuelvo a
soltar un grito. El aire se me va por completo y siento mi entrepierna
cosquillear de nuevo.
Trato de hablar pero solo son incoherencias ahogadas en profundos
gemidos. La asfixia se prolonga y finalmente siento mi orgasmo llegando
y deteniéndose continuamente. Yoongi incrementa sus movimientos y
después de moverse de tal forma que termina dando pequeños roces
que escandalizan a mi próstata, llego a un orgasmo brutal que me hace
temblar y caer casi desmayado en la cama.

Yoongi también se corre pero sigue embistiendo con fuerza soltando un


gruñido potente. Yo doy espasmos y grito su nombre fuerte. Me aferro a
las sabanas y las muerdo con fuerza hasta que él me toma de las
caderas desprendiéndome y me da la vuelta para que quedemos cara a
cara.

—Te odio tanto. — Gruñe antes de lanzarse a besarme.

Yo enredo mis piernas en su cadera y mis dedos en su cabello


besándolo fuerte. Nos separamos y esbozamos la misma sonrisa. El
agarra el cuchillo y se hace una pequeña cortadura en el labio. Yo agarro
también el cuchillo y hago lo mismo antes de depositarlo junto a nosotros
y volver a unir nuestros labios.

Jadeo en su boca sintiendo el sabor de la sangre y todo mi cuerpo


tiembla. Rodamos un poco en la cama y yo rasguño su espalda lo
suficientemente fuerte para soltarle un pequeño gruñido y que se tense.
Succiona mi lengua y no me deja tomar un respiro.
Seguimos besándonos hasta que la falta de aire me obliga a separarme
por completo y tomar bocanadas desesperado.

—Y no han sido suficientes. —Me susurra divertido.

—Tendremos mucho tiempo para compensar nuestra abstinencia. —


Bromeo relamiendo la sangre en mis labios.

—Vaya que lo tendremos. —Tomas mis piernas y siento que lleva la


punta de su erección nuevamente a mi entrada. Yo gimo.

—Oh dios… —Susurro cuando se deja entrar nuevamente en mí.

— ¿Tercera ronda? —Susurra sobre mis labios.

—Tercera ronda. —Le contesto sin dejar de sonreír yo tampoco.

El da la dura estocada sin separase de mis labios. Yo me siento ahogar,


embriagar, drogar con su tacto que me está haciendo llegar a donde
nunca nadie más que él me hace llegar. Tan adictivo, tan bueno e
insuficiente siempre. Podría sentirlo dentro mío todo un mes y jamás
sería suficiente.

Y aun así solo él calma la tormenta. Solo necesito de sus labios para
sentir la paz recorrerme y su lejanía para entrar en agonía pura. Pero
podre con ello… él es mío, yo soy suyo y todo esto es nuestro. No
tendremos límites. Los límites jamás existieron.

Desgarrador, absorbente, adictivo y sorprendente. Locura mezclada con


pasión nunca fue nada que trajera buena suerte pero si algo que no me
arrepiento de gozar cada maldito instante. Tan enfermo, tan grotesco…
sencillamente perfecto.
97

JIMIN.

El calor matutino acaricia mi piel desnuda. Realmente no es que tenga


muchas ganas de levantarme pero por azares del destino me voy
despertando poco a poco hasta que finalmente abro mis ojos. Los aprieto
de nuevo frunciendo mi nariz debido a la luz que entra a la habitación
debido a las cortinas. Abro un ojo y luego el otro de nuevo viendo mis
brazos enrollados en la cadera de Yoongi dormido.

Relamo mis labios sintiendo un cálido calor recorrerme al verlo tan cerca
de mí y sentir su piel desnuda contra la mía. Mi mandíbula se aprieta un
poco así que no dude en inclinarme hacia él y morder su pezón
suavemente sintiendo su suave textura. El suelta un gruñido ronco que
me hace sonreír por mis adentros y sigo desplazando mis mordidas por
su pecho, subiendo poco a poco hasta llegar a su mandíbula que vuelvo
a morder.

Me subo sobre él y comienzo a morderlo cada vez más fuerte dejando


marcas moradas y rojizas, sintiéndome sediento y ansioso por verlo
plagado de mis marcas. Bajo el rastro a su abdomen donde finalmente
encajo mis dientes con fuerza. Siento la mano sobre mi cabello haciendo
presión y tomándome fuerte mientras gruñe.
—Muñeco… —Habla con voz sumamente ronca. — ¿Qué crees que
haces?

—Despertándote. — Le contesto desprendiendo mis dientes de su piel.

— ¿Umh? —El ríe todavía sin abrir los ojos. —Que amable forma de
despertarme.

Esbozo una sonrisa suave y lentamente me vuelvo a acercar a él hasta


reposar mi mejilla en su clavícula derecha y lo observo. El suspira y
después abre los ojos sobando mi mejilla suavemente. Yo le sonrió
inocente y el alza una ceja divertido.

—Buenos días. —Me dice con la misma maliciosa sonrisa.

—Buenos días. —Me acuesto a su lado y vuelvo a abrazarlo. — ¿Tienes


idea de que hora es?

—Nop. —El niega con la cabeza.

Suspiro y lo suelto para sentarme en la cama y levantarme. Apenas voy a


dar el impulso cuando siento a Yoongi tomarme de los hombros y jalarme
hacia atrás. Suelto un pequeño chillido cuando vuelvo a tumbarme en la
cama y sus brazos me rodean por completo pegándome a él en la
totalidad.
— ¿A dónde crees que vas? —Me susurra mordisqueando un poco mi
cuello.

—Me asfixias. —Resoplo de mala gana. —A ver la hora, ¿a qué más?

— ¿Te di permiso para irte? —Sigue preguntando.

— ¿Lo necesito? — Alzo una ceja y lo observo a través de mi hombro


con una sonrisa. — Podría dejarte sin darte ninguna explicación y aun así
no sentiría remordimiento.

— ¿Sigues sentido por eso? — Alza una ceja y ladea un poco su cabeza.

— ¿Tú crees? — Pregunto sarcástico rodando los ojos. — ¿Me sueltas?


Tengo hambre y el buffet es hasta las doce.

El sigue sin soltarme y de hecho solo aprieta más el agarre. Suelto un


gruñido bajo y comienzo a removerme pero su fuerza es tal que apenas
puedo moverme un mísero centímetro. Lo escucho reír y aquello solo
provoca que sienta mi sangre arder más.

—Suéltame ya. — Ordeno una última vez. — Ayer estaba ebrio y te


aprovechaste de mi estado de mierda. ¡Suéltame!
—Oh, yo también estaba ebrio. — Me dice con voz filosa. — ¿Te
conviene hacerme enojar? Hicimos una tregua de paz.

—Tu tregua de paz puedes metértela por donde no te da el sol. — Siseo


en voz baja. — Me sueltas o realmente me harás enfadar, Yoongi.

—Será divertido.

—Tú te lo buscaste.

Le doy un codazo que le hace aflojar su agarre y maldecir en voz baja.


Aprovecho para aventar sus brazos fuera de mi cuerpo y reincorporarme
rápidamente de la cama. Agarro mis cosas y entro corriendo al baño pero
antes de siquiera rozar la puerta, Yoongi vuelve a atraparme. Comienzo
a revolcarme en sus brazos haciéndome hacia atrás para golpearlo
contra la pared.

— ¡SUELTAME! — Le grito con fuerza pero me agarra de tal forma que


me es imposible darle un codazo. Comienzo a morder su mano y encajo
mis dientes tan fuerte como puedo.

Nos quedamos quietos. El contra la pared agarrándome por atrás


también de los brazos, yo mordiendo sus manos que se encuentran
agarrándome y un silencio abismal que es inquietante. Sigo contando los
segundos sintiendo mi cuerpo tensarse debido a la posición incómoda y
la mano de Yoongi todavía firme, la marca de mis dientes seguramente
ya era morada.

—Tu solo a la mala aprendes, ¿verdad? — Pregunta de mala gana.

Muerdo más fuerte. Lo escucho maldecir de nuevo y respirar profundo.


Vuelvo a azotarlo contra la pared ayudándome de mi espalda pero al
instante enrojezco al sentir su miembro rozando contra mis piernas.
Aguando la respiración porque sé que él también ha sentido aquel roce y
se ha tensado igual que yo.

—Jimin. — Llama ronco, yo me tenso. — Deja de morderme la maldita


mano.

Hago caso omiso. Lo escucho tomar un largo suspiro y con una fuerza
inhumana me empuja hacia adelante y en un firme movimiento me pone
pecho contra la pared. El movimiento es tan violento que siento un mareo
y por soltar un quejido termino liberando su mano. El coloca sus manos
sobre las mías y su pecho contra mi espalda acorralándome por
completo. Yo siento la respiración pesada.

— ¿Por qué sigues creyendo que podrás conmigo? — Me pregunta


divertido. — Realmente te volviste muy insolente y desobediente.

— ¿Si? — Pregunto de mala gana. — ¿Por qué crees que fue?


—Oye, yo realmente estoy atentando contra mi vida al venir a verte y no
me jodas con que tú jamás me lo pediste, me dejaste pistas. — Lo siento
sonreír. — Así que por más que odio que me tengas, pequeño e idiota
niño… — Susurra con mayor brusquedad. — Tu cuerpo clama por el mío
y mientras así sea ni tu propia furia podrá contra ello. ¿Me equivoco? —
Roza mi espalda con su índice. No me he percatado ni de cuando me ha
soltado. — Jimin… ¿Me equivoco?

Empuja su índice en una parte de mi espalda que me hace doblarme un


poco y temblar mis rodillas. Comienzo a negar con la cabeza queriendo
gritar pero absolutamente nada sale. Yoongi me toma de la cadera y me
jala hacia atrás mientras que con su otra mano hace mi espalda hacia
adelante. Ahogo un pequeño grito y todo sucede tan rápido que apenas
puedo reaccionar. Ya se encuentra lubricándome.

— ¿Q-que crees que haces? — Pregunto débil.

Él no contesta. Mis piernas tiemblan cuando lo siento entrar en mí y


empujarse hasta el fondo de una. Apoyo mis manos en la pared y grito
de dolor mientras siendo mi erección comenzar a cosquillear. Oh dios…
Oh dios…

—Vamos, muñeco. Ya sabes que hacer. — El soba mi espalda y yo


aprieto mis ojos fuerte. — No te resistas mucho, después de tantos
meses en abstinencia debes estar hambriento.
Comienzo a menearme de adelante hacia atrás con suma suavidad
mordiendo fuerte mis labios para evitar gemir. No debo delatar el placer
que siento aunque conforme mis movimientos de adelante hacia atrás
van más rápido sé que no falta mucho hasta que termine haciéndolo.
Yoongi me toma firme y me pone completo sobre la pared sacándome
otro jadeo.

—Ojo por ojo, diente por diente, muñeco. — Me susurra antes de encajar
sus dientes fuerte en mi cuello.

Siento sus embestidas duras y sus mordidas propagarse por todo mi


cuello. Hago mi cabeza hacia atrás y una ola helada me comienza a
enloquecer. Lo siento entrar más rápido en mí y mi erección golpear mi
abdomen con cada embestida. Abro mis labios y pequeños sonidos
comienzan a salir de ella, pero a este punto, realmente ya no me importa.

—Muñeco agresivo se calma cuando es bien cogido. — Se burla con


descaro.

Sale de mí y me da la vuelta. Lo observo y no estoy seguro de que clase


de gestos estoy haciendo pero le gustan. Toma mi pierna y vuelve a
entrar en mí con suma facilidad.

Suelto un gemido más profundo y muerdo mis labios fuerte antes de


reposar mi frente en su pecho y comenzar a lloriquear por lo bien que se
siente. Por lo bien que lo hace, golpeando justo donde debe.

—Umh… —Jadeo con una sonrisa cuando comienza a sentirse


demasiado bien.

—Así si te calmas, ¿verdad? — Pregunta divertido. — ¿Te gusta hacerlo,


verdad? Te gusta follar.

—Cierra la boca. — Susurro de mala gana volviéndolo a ver. — Jamás


pedí que fueras bueno haciéndolo.

El frunce su ceño y deja de embestirme. Me toma del cuello con cierta


fuerza y al salir de mi comienza a hacerme hacia atrás. Siento su mano
apretar un poco más y en un momento siento el borde de la cama
golpear contra mis piernas. Yoongi me tira a ella con suma fuerza
haciéndome rebotar un poco. Estira su brazo y lo veo tomar el cuchillo
que alza sobre mí y casi veo el suave destello que produce cuando el
rayo de sol golpea con el metal al levantarlo.

— ¿Quieres esto? — Pregunta sonriente.

Asiento en un letargo donde mis ojos no pueden despegarse del filo más.

.
.

YOONGI.

Veo a mi muñeco asentir tontamente. Esbozo una sonrisa y jugueteo con


el cuchillo inclinándome un poco hacia él y tomando una de sus piernas
de muslos hermosos y lampiños. El suelta un suave jadeo cuando
comienzo a enterrar el filo suavemente en el interior de su carnoso y
blanco muslo haciéndolo sacudirse.

—Yoon…gi… —Llama con pequeñas lágrimas. — Duele.

—Por supuesto que duele. — Le sonrió y en un firme movimiento deslizo


el cuchillo por la zona interna abriendo una herida de más de diez
centímetros que le hace gritar.

Veo sus ojos instalarse el terror y deseo cuando su pierna comienza a


bañarse en sangre. Se tapa la boca y arquea la espalda con fuerza antes
de tomarse la pierna con sus manos batiéndolas de sangre. Yo comienzo
a reír al verlo así y quito sus manos rojizas de sus piernas.
—Mírate. — Le digo divertido. Lamiendo la sangre del cuchillo. — Todo
ensangrentado de tus pobres manos. Aunque por lo que me contaron, no
sería la primera vez.

El tapa su boca cuando introduzco suavemente el filo del cuchillo por su


entrada. Lo veo expandir sus ojos y toda la zona de su boca llenarse de
aquel liquido carmín mientras yo sigo jugando suavemente a rozar la
punta filosa con su sensible ano.

—Te gusta, ¿ah? — Pregunto cuando veo su entrada comenzar a


palpitar un poco y frotase con suavidad con el cuchillo. — Diablos Jimin,
realmente estas tan enfermo…

Suelto una última risa y el comienza a respirar pesado. Descubre su boca


que esta empapada de rojo por todos lados y deja caer sus manos a sus
costados convirtiéndolos en puños. Su espalda se arquea y yo estoy
demasiado excitado por verlo así, dejo el cuchillo de lado y entro en el
nuevamente después de escupir un poco sobre mi erección.

— ¡Ngh! — Exclama y abre sus ojos empapados de lágrimas, toma mis


brazos y comienza a observarme suplicante.

— ¿Lo quieres fuerte? –Doy una dura embestida y el vuelve a gemir. —


¿Más fuerte, muñeco? ¿Quieres que te rompa?
Muerde sus labios y veo su erección perfectamente erecta y con cada
embestida dura que doy, la veo moverse más. Ahoga un suave grito y
lleva su mano carmín a él y comienza a frotarse con velocidad mientras
yo entro y salgo de él rápidamente. Su entrada me aprieta más fuerte y
mis embestidas llegan profundo. Su mirada arde de placer y la ayuda
moviendo sus caderas, pellizca uno de sus pezones arqueándose más y
comienza a volverse el desastre que es en la cama paulatinamente.

Me inclino a chupar su pezón que tiene un poco de sangre en ellos


debido a su mano y comienzo a succionarlo. El gime en mi oído y se
arquea un poco más dejándome mayor libertad para jugar con su cuerpo.
Lo agarro de las caderas con fuerza y comienzo a entrar y a salir de él
lento.

Muy lento…

Disfruto su sabor yendo tan lento como puedo sintiéndolo agitado debajo
de mí. Su piel tiene un rubor natura debido al éxtasis y sus pezones
están tan duros que me es un placer morderlos. Lamo su pezón una
última vez y atrapo su boca entre mis labios. El vaivén sigue siendo lento,
paso mi lengua por su belfo sintiendo el sabor de su sangre tan dulce
que eso es todo lo que necesitaba para volver a enloquecer.

Lo abrazo con fuerza volviendo a entrar y salir de él, nuestros labios


rozándose con nuestras sonrisas enfermas. El comienza a reír sobre mi
boca antes de enredar su lengua contra la mía y pegarme más a él para
humedecer el beso. Gruño en respuesta y comienzo a tocar su cuerpo
con desespero mientras rodamos por la cama sin dejar de besarnos.

El queda sobre mí y comienza a menearse en suaves olas con su cadera


mientras sigue desesperado el beso. Siento su rabia, todo su odio que
me está volviendo loco, peligrosamente adicto. El lame mi pecho
después con ganas y hace su cabeza hacia atrás quedando sentado.
Siento su pierna húmeda por la sangre chocar contra mi cadera y sus
dedos desaparecer dentro de su boca para lamer aquella sangre.

Yo agarro su otra mano para ayudarlo con su trabajo mientras sigue


montándome con una sonrisa tan desquiciada que lo hace ver
sumamente sexy, joder. Maldito muñeco, ¿Cómo puede ser tan bueno en
esto? Muerdo su dedo y sigo succionando complacido y después viendo
su erección que comienza a sacar liquido pre-seminal.

—Ah, dios… —Susurra complacido cual gatito ronroneante sacando sus


dedos de su cavidad bucal y viendo con una sonrisa su erección que ya
ha comenzado a salpicar semen. — Mmh. — Sus piernas se tensan
alrededor de mí. Se deja caer sobre mi pecho y yo lo tomo fuerte
mientras sigo embistiéndolo mientras él está totalmente embrutecido por
su orgasmo que solo tiembla y lo siento babear sobre mi pecho mientras
asiente. Le doy una fuerte nalgada y llora.

— ¡Si! — Exclama ahogado. — Más… más…


Le doy otra fuerte nalgada que le hace comenzar a reír en descontrol y
asentir. Siento su interior tan cálido y apretándome tan bien que necesito
hundirme más y más hasta que me siento llegar y me corro dentro de el
con fuerza. El jadea sobre mi pezón que también mordisquea
haciéndome aferrarme a su cintura.

—Te… detesto tanto. — Susurra jadeante observándome con una


sonrisa.

—Me he dado cuenta. — Contesto sarcástico con voz grave. — Te odio


más, te odio a un punto que jamás podrías imaginarlo, Jimin.

—Entonces sígueme odiando así. — Susurra él. — Así no me sentiré tan


mal cuando te haga mis sucias jugadas.

Vuelve a besarme soltándome un gruñido y sigue meciéndose un poco


sobre mí. Esbozamos una sonrisa de nuevo y se retira para levantarse
ahora si de la cama y observar su pierna de la que aún sigue brotando
sangre.

—Si muero desangrado más te vale no follarte mi cadáver. — Amenaza


antes de encerrarse en el baño con un portazo.

Coloco mis brazos detrás de mi nuca con una sonrisa de satisfacción.


Pasan largos minutos hasta que finalmente lo veo salir vendado y limpio
de sangre. Me levanto también de la cama y sin dirigirnos la palabra
comenzamos a vestirnos en completo silencio, peinarnos, bañarnos por
separado y arreglarnos.

Yo abro la puerta y salimos. Cierro la puerta detrás de nosotros y guardo


la llave antes de dirigirle la mirada. Él también se encuentra viéndome
con brazos cruzados y actitud de ofendido. Yo alzo ambas cejas y
extiendo mi brazo y él rueda sus ojos antes de pegarse a mí y que así
pase mi mano por su cintura y lo pegue a mí.

— ¿Eso significa que estoy perdonado? — Le pregunto viéndolo de


reojo.

—No. — Me contesta con una sonrisa. — Solo volviste a posponerlo de


forma temporal.

—Con eso tengo suficiente. — Le contesto antes de inclinarme un poco


para volver a besarlo con una sonrisa. El me corresponde también el
casto beso y tira de mi cuello para no separarme de él.

—Sádico loco. — Me susurra antes de darme otro casto beso y


separarse para apoyar su cabeza en mi hombro.

—Muñeco masoquista. — Se lo devuelvo pellizcando de forma juguetona


su cintura.
Llegamos al comedor que está todavía con varias personas y el buffet
sigue allí. Jimin se separa de mi agarre para irse a sentar a una mesa,
voy junto a él. Observamos todo lo que el buffet tiene para ofrecer y yo
me voy por la fruta y otros guisados mientras que Jimin va por huevos
revueltos y jugo de naranja. Nos sentamos frente a frente y nos
mantenemos la mirada unos momentos antes de que el la baje para
comer.

— ¿Y ya sabes que haremos hoy? — Le pregunto agarrando mi café


para darle un trago.

— ¿Haremos? — Pregunta pestañeando.

— ¿Qué creías? ¿Qué solo iba a venir, follarte, hacerte llorar, gemir y
largarme?

El alza una ceja nada divertido por mi mal chiste mientras que yo trato de
aguantar la risa. Él se cruza de brazos y allí me detengo para carraspear
la garganta.

—Lo que quiero decir es. — Retomo. — Que quiero estar contigo. Vine
para estar contigo y voy a aprovecharlo aunque me mandes al carajo.
Soy un egoísta de mierda y te quiero conmigo.
El aguanta la sonrisa. Descruza sus brazos y se relame antes de verme
con una sonrisa pícara.

—Te tocará pagar el tour por Barcelona. — Me guiña el ojo. — Y


mimarme con todo lo que quiera comprarme.

—Bueno. — Alzo mis hombros. — Esta semana lo que quieras y


después tendremos que hacer un pequeño viaje a otro lado juntos.

— ¿A dónde? — Me pregunta.

—Estados Unidos, muñeco. — Le digo dándole otro sorbo a mi café.

El abre la boca y me observa preocupado: — ¿Estados Unidos? —


Pregunta con voz algo ahogada. Yo deposito mi café en la mesa y le
mantengo la mirada antes de sonreír y asentir. El niega con la cabeza y
yo asiento divertido.

—Estados Unidos, muñeco. — Repito. — Tenemos muchas deudas que


deben pagarnos allí. Muchas, muchas deudas…+
98

JIMIN.

— ¿Deudas? — Pregunto moviendo suavemente la fruta con el tenedor y


al instante alzo una ceja. — ¿A qué te refieres con deudas?

Yoongi tuerce sus labios y alza una ceja. Yo alzo mis hombros,
realmente no se a que puede referirse. Las posibilidades son infinitas y
conociéndolo, puedo esperar de todo.

—Pagar. — Contesta el dándole otro trago a su café. — Yo debo ajustar


cuentas con Taehyung, Elliot y otras personas allá. Supongo que tú
tendrás una que otra persona con quien ajustar cuentas también,
muñeco.

Bajo un poco la mirada: — Quizás... — Froto mis brazos y levanto la vista


nuevamente. — Pero... tú al hacerlos pagar... ¿a qué te refieres?

— Seria aburrido si te contara. — Esboza una tétrica sonrisa que me


hace pasara saliva. — Pero vas a disfrutarlo tanto como yo, muñeco. Eso
puedo asegurártelo.

— ¿Vas a matarlos? — Pregunto.


— Si muere uno, no seré yo quien lo haga. — Comenta esbozando otra
sonrisa y llevando la taza a sus labios, su mirada muy intensa puesta en
mí.

— ¿A qué te refieres? — Pregunto desconfiado.

— ¿A qué me refiero? — Pregunta y se inclina nuevamente hacia mí. —


Me refiero a que espero te guste tener sangre ajena en tus manos así
tanto como te gusta tener la tuya.

Me mantengo en un pequeño silencio y aprieto mis puños debajo de la


mesa. Yoongi toma mi barbilla y la levanta con cierta brusquedad
apretándome fuerte de mi quijada. Yo le mantengo la vista y
francamente, la sonrisa que me está dedicando me está produciendo
escalofríos y una sensación de miedo que hace tiempo no tenía.

—No soy un asesino. —Le contesto.

—Lo serás. —Me aprieta más fuerte. —A la buena o a la mala. Tú


decides.

—No... soy... un... asesino. —Repito lento y sintiendo la sangre hervir en


mis venas.
—Veremos.

Me suelta y sigue comiendo ignorándome por completo. Yo observo la


comida frente a mí de brazos cruzados. No me obligara a matar a
alguien. Así lo haga enfurecer y asesinarme, prefiero morir así a con las
manos manchadas de sangre. Lo que hice allá en Estados Unidos... no
sé qué me sucedió, aquella sensación de poder y adrenalina
recorriéndome no se compara a nada que hubiese sentido antes.
Aquella... calidez y excitación de saber que la vida de una persona
depende de ti es... es.... Magnifico.

Sacudo mi cabeza, ¿pero que estoy pensando?

Me concentro en finalizar de comer. Los dos finalizamos casi al mismo


tiempo y volvemos a la recamara. La señorita que limpia el cuarto nos da
una mirada nada amistosa mientras la vemos salir con las sabanas
ensangrentadas. La seguimos con la mirada y Yoongi comienza a reír
antes de introducirse nuevamente en la habitación que ya tiene sabanas
limpias.

— No es gracioso. —Le digo de mala gana.


—Oh, por supuesto que lo es. —Dice el colocándose un par de tenis
negros.

—La pobre quizás comience a creer que eres transexual y te está


bajando.

— ¡Cállate! —Le grito dándole un golpe en la cabeza a lo que el ríe. —


¡Deja de molestarme!

—Es divertido molestarte. —Termina de ajustarse los tenis y me observa


todavía sentado. —Se te puede molestar fácilmente y me resulta
entretenido verte enojado.

—Detesto que me hagas enojar. —Me cruzo de brazos.

—Oh, vamos. No seas así, bebé. —Se burla levantándose y


agarrándome de la cintura para pegarme a él. Yo lo observo sonrojado,
¿acaba de llamarme "bebe"? — ¿Te pones rojito cuando te digo cosas
lindas?

—Me resulta tierno y perturbador. —Me sincero. —No sé por qué me


asusto cuando comienzas a actuar lindo conmigo.
— ¿Y eso? —Ladea su cabeza sin borrar su sonrisa.

—Porque normalmente significa que algo muy malo pasara después. —


Susurro bajando un poco la vista a sus labios.

El ríe suavemente y me pega con suma suavidad a la pared antes de


atrapar mis labios entre los suyos. Cierro mis ojos un breve instante
sintiendo escalofríos en mi espalda cuando acaricia mis caderas y
muerde mi labio tirando de él coquetamente. Yo gimo un poco sobre su
boca antes de que se separe pellizcando la piel de mi cintura:

—Supones bien. —Susurra sobre mis labios. —Bebé...

Me toma el brazo antes de que diga cualquier cosa y salimos del cuarto.
Me suelta y comienza a avanzar viéndome divertido y yo francamente
comienzo a asustarme. ¿Significa que hará algo? ¿Cuándo? ¿Lo hace
por molestar o realmente habla en serio? Miles de preguntas rondan en
mi cabeza y parece que él se divierte viéndome confundido ya que su
sonrisa se ensancha y comienza a dejar pequeños besos en mi mejilla
que cada vez me ponen más tenso. Estamos en un camión que nos está
dando el tour por la ciudad pero el sentimiento sigue ahí.

Es en un alto que la señorita comienza a parlotear, que Yoongi se inclina


a mí.
—Tan bonito y lindo mi muñeco... —Comienza a decirme. —Mi bebé
hermoso, mi juguetito tierno y precioso. ¿Te gusta que te mime? —Me
abraza besando mi cabeza y no está de más decir que estoy casi
petrificado de miedo. —¿Quieres que te trate bonito y te compre muchas
flores bonitas? ¿Vamos a tener una cena romántica y te llevo una
serenata? ¿Umh? ¿Qué dices, amor?

— ¿Pero qué jodida mierda te sucede? —Digo entre dientes.

—Mi amor. —Repite sobre mi oreja en un susurro caliente. —Mi bebé, mi


lindo novio...

— ¡Ya suéltame! —Susurro agresivo al sentir mi corazón ir más rápido.

— ¿Quieres que nos casemos Jimin? —Sigue preguntando tomándome


con fuerza. —¿Quieres que este contigo el resto de tus días y te amé?
¿Quieres que te amé, Jimin?

—Yoongi, ya basta. —Susurro sintiendo mis ojos comenzar a picar.

—Te amo. —Repite riendo. —Te amo, Jimin. Te amo. Te amo. Te amo.
Te amo. Te amo mi hermoso muñeco, te amo. Te amo, Park Jimin.
—Córtalo ya... —Siseo entre dientes empujándolo fuerte pero el sigue
riendo. — ¡Ya déjame!

—Pero bebé, si tú me dejas yo voy a suicidarme. —Hace un puchero de


tristeza. —No puedes dejarme, Jimin. Yo te amo. Me voy a suicidar, me
voy a suicidar y voy a correr a los brazos del hijo del hombre que quiere
matarme.

— ¡Detente ya! ¡¿Qué crees que haces?!

—Yo te amo, no puedes hacerme esto. —Comienza a sacudirme. —¡No


te dejaré! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te amo! ¡No me dejes! ¿Por qué me haces
esto? ¡Voy a matarme si te vas!

Mis ojos ya se encuentran fundidos en lágrimas pero él está sonriendo


vilmente a través de sus ojos pese a las lágrimas falsas que va soltando.

— ¿Por qué juegas así conmigo? ¿Por qué no puedes amarme, Jimin?
—Solloza dramático. —Admito que me gusta que juegues con mi
cuerpo... —Suspira. —No con mi corazón.
El camino arranca impidiendo que me baje. Me cruzo de brazos y
observo el suelo apretando mis dientes y enterrando mis uñas en mis
brazos. Respira Jimin, solo es un gran imbécil. Respira... respira...
tendrás tu venganza pronto. Solo aguanta un poco más... solo un poco,
Jimin. Solo un poco y le devolverás el golpe.

—Oh, no me digas que te hice llorar, muñeco. —Me da un codazo.

Me limito a contestar y observo fijo a la señorita escuchando sus


indicaciones, callando por completo a Yoongi. Sé que me está hablando
pero lo ignoro por completo manteniendo la vista fija al frente. Hasta lo
siento sacudirme con cierta violencia pero yo solo sonrió sin despegar la
vista de enfrente.

— ¡Jimin! —Finalmente me da un fuerte pellizco y yo volteo a verlo


furioso.

—Déjame ya. —Le contesto pero antes de que me levante para


cambiarme de lugar, el vuelve a tirar hacia mí.

—Escúchame, maldita sea. —Susurra en voz baja acercándose más a


mí. —Necesito que llores y que realmente te sueltes a llorar.

— ¿Qué? —Pregunto estupefacto.


—Ponte a llorar. Ahora. — Dice entre dientes.

Yo niego con la cabeza y el vuelve a atraparme del brazo con más


fuerza. Estoy a punto de decirle que me suelte cuando levanta la vista a
la ventana y maldice antes de tirarme al suelo.

— ¡¿Pero qué mierda te sucede?! —Grito escandalizado cuando siento


el golpe contra el suelo.

— ¡BAJAMOS, AHORA! —Me grita levantándome a la fuerza.

— ¡YOONGI! ¡¿QUE MIERDA TE SUCEDE?!

Yoongi saca una pistola y todos gritan al instante. Dispara al aire


mientras yo estoy completamente escandalizado. ¡¿QUE MIERDA LE
SUCEDE?!

— ¡DETENTE! —Le grito. — ¡YOONGI, DETENTE!

— ¡UNA MALDITA PALABRA Y LES VUELO LA CABEZA A TODOS! —


Grita el apuntando a los demás que vuelven a gritar y el chofer se frena
en ese preciso instante. — ¡Y TU, MALDITO BASTARDO, VIENES
CONMIGO!

Comienza a jalonearme pese a mis forcejeos y pataleos. ¡¿Qué mierda le


está sucediendo?! Siento mi respiración cortarse cuando me apunta con
el arma y la destraba antes de aventarme por las pequeñas escaleras del
camión en el que estamos y caigo a la calle en seco. Trato de
reincorporarme cuando Yoongi baja y comienza a arrastrarme a la fuerza
pese a mis chillidos.

— ¡SUELTAME! —Le grito con fuerza. — ¡SUELTAME YA! ¡¿PERO


QUE MIERDA PASA CONTIGO?!

— ¡CALLATE! —Me grita con bravura apuntándome de nuevo con la


pistola y yo al instante me tenso.

— ¡Cállate y avanza antes de que te dispare en la pierna!

El aliento vuelve a cortarse en mi garganta mientras él me arrastra como


puede. Dejo de forcejear y al instante siento un nudo en mi garganta al
ver una camioneta detenerse cerca de nosotros y unos hombres bajarse
que se acercan a nosotros señalando una calle. Yoongi asiente y me jala
hacia ella. ¿Pero qué mierda esa sucediendo? ¡¿Pero qué mierda pasa?!
—Yoongi... —Le llamo. — ¿Yoongi que pasa?

—Cállate por la mierda. —Sisea entre dientes. —Deja de hacer esto más
difícil, Jimin.

— ¿Qué?

El vuelve a arrastrarme hasta llegar a una calle con un callejón. Trato de


zafarme otra vez pero vuelve a cogerme fuerte y me mete dentro.
Observo a cuatro hombres, ninguno tiene caras familiares.

—Bien, acá esta. —Yoongi me avienta a sus pies. —Mi dinero, ahora.

—Ya está depositado. —Habla el de la izquierda alzando su barbilla.

—Dijeron que esperarían a mi último día. —Dice Yoongi enojado


mientras yo sigo en el suelo. —La maldita idea era irme y que ustedes
después lo agarraran.

— ¿Y que si Jimin se entera que solo lo volviste a usar? Dijiste


claramente el otro día que no te importaba. —Habla uno segundo
mientras yo siento mi corazón martillear lento. —Ya cumpliste lo tuyo,
nosotros lo nuestro.
Volteo a ver a Yoongi quien se dedica a verme fríamente antes de
chasquear su lengua contra su paladar y observar al más joven.

—Matthew. —Lo llama y el chico levanta la mirada. —Lo quiero lo más


limpio que puedan.

¿Matthew? ¿Por qué me suena tanto ese maldito nombre?

—Trataré de que Forcraft no se pase mucho con él. De todos modos, lo


necesitan en buenas condiciones si quieren hacer el intercambio con tu
familia. —Contesta el. —Lo prometo. Hiciste bien en dárnoslo.

—Aunque sus lindas sonrisas en el hotel yo diría que parecían bastante


sinceras. —Contesta otro hombre riendo secamente.

—Claro, ¿no viste como estuvo llorando después en el camión? —Se


burla Yoongi riendo. —Vamos, no seas tampoco tan ridículo. Puedo
tenerlos en risas y lágrimas cada que se me dé la gana, es muy débil.

Yo sigo en un crudo silencio sin saber que decir, siento las espesas
lagrimas deslizarse por mis ojos y después a uno de los hombres
tomarme con fuerza. Me levanta y me mantiene firme mientras yo niego
con la cabeza, demasiado débil para poder decir o gritar algo.

—Wonho. —Llama Matthew y el que me tiene sujetado voltea a verlo. —


Llévalo a la camioneta y dile a Forcraft que vamos para allá.

—Solo dame un momento. —Yoongi guarda la pistola y se acerca


suavemente a mí. —Jimin...

— ¡MALDITO TRAIDOR! —Grito escandalizado tratando de abalanzarme


sobre el pero el agarre es demasiado fuerte. — ¡CONFIÉ EN TI!
¡CONFIÉ EN TI! ¡CONFIÉ EN TI MALDITO TRAIDOR!

—Jimin, detente. —Ordena Yoongi.

— ¡TE ODIO! —Le grito rompiendo a llorar. — ¡PUDRETE EN EL


MALDITO INFIERNO, YOONGI! ¡VOY A MATARTE! ¡VOY A MATARTE!

Las lágrimas me impiden continuar y solo gritos salen de mi garganta


mientras me revuelco en los brazos que se mantienen firmes tratando de
sujetarme. Yoongi suelta un suspiro y observa a Matthew.

— ¿A qué hora es el vuelo? —Pregunta.


—Tenemos cuatro horas. —Contesta Matthew sacando una hoja que le
entrega. —Esos son los números, por cualquier cosa. —Voltea a verme.
—Llévenlo.

— ¡NO! —Grito tratando de zafarme y pisoteando al chico que me


agarra. — ¡NO, SUELTENME! ¡SUELTENME! ¡YOONGI DILES QUE ME
SUELTEN!

—Los tendré anotados. —Contesta el guardando la hoja.

— ¡YOONGI! —Grito con fuerza y finalmente cubren mi boca con un


trapo acallando mis gritos. Me revuelco de izquierda a derecha sintiendo
las lágrimas nublarme la vista.

Wonho vuelve a tirarme lejos de ellos mientras yo sigo luchando por


zafarme, sintiendo mi corazón estrujarse el doble cuando Matthew ríe
cuando Yoongi le comenta algo. Doy un último codazo lo más fuerte que
puedo y eso basta para que el agarre se afloje. Vuelvo a golpearlo tan
fuerte como puedo y doy una gran patada para escabullirme de sus
brazos y me arranco la venda antes de correr hacia ellos con la sangre
encendida.
— ¡MALDITO TRAIDOR! —Vuelvo a gritar con fuerza antes de tirarme
sobre Yoongi.

El suelta un gruñido y apenas logro darle un fuerte golpe en su rostro, me


vuelven a tomar de los brazos para jalarme lejos de él pese a mis gritos.
Me hago hacia adelante pero vuelven a tirarme hacia atrás sintiendo
como me colocan otra venda en la boca y esta vez en mis muñecas que
colocan con fuerza detrás de mi espalda.

—Entenderás algún día, Jimin. —Me dice Yoongi limpiándose la sangre.


—Algún día vas a entenderlo.

Niego con la cabeza sintiendo más lagrimas deslizarse. Yoongi se aleja


más y lo veo tomar de la cintura a Matthew quien lo observa apretando
sus labios antes de suspirar y verme.

—Llévenselo ya. No queremos más escándalo. —Dice cruzándose de


brazos.

El grito se ahoga conforme veo sus cuerpos alejándose. Me toman con


excesiva fuerza y mientras escucho que abren la camioneta observo con
amargura, sintiendo un nudo ardiente y repulsivo en mi garganta ser
tragado y nauseas al ver a Yoongi besar a aquel chico y pegarlo a él
mientras sigue su enardecido beso. Y se corresponden mutuamente.
Me empujan dentro de la camioneta, a la cajuela vacía donde siento el
azote contra la superficie y la última ranura de luz antes de que cierren la
puerta, dejándome en total oscuridad y el silencio total. Mis sollozos
ahogados es lo único que me acompaña y los gritos dentro de mi cabeza,
maldiciones y el lento escuchar de algo quebrándose, quebrándose lento
y produciendo una ardor en todo mi cuerpo que me hace ahogar otro
grito, sintiendo un dolor tan grande que nunca antes había sentido. El
dolor que me hace podrir por dentro totalmente.
99

TAEHYUNG.

Me encuentro sentado en la sala sin saber exactamente qué hacer, que


decir o cómo reaccionar. Son altas horas de la noche y casi no hay
ruidos. Anthony se encuentra frente a mí con los pies sobre la mesa y
cruzado de brazos viendo el suelo.

— ¿Por qué lo hiciste? — Pregunto después de un largo silencio.

—Yoongi se ofreció. Tendrá sus malditas razones. — Contesta el de


mala gana.

— ¿Yoongi te entrego a Jimin por voluntad propia? —Espeto riendo. —


No seas imbécil, Forcraft. Se debe traer algo en manos.

—Probablemente. Eso no nos interesa ahora. —El alza sus hombros


indiferente. — Solo necesito a Jimin acá y ya después podre
preocuparme más adelante.

—Yoongi se trae algo entre manos. — Repito.


— ¿Y a ti que, Taehyung? — Me pregunta el agresivo. — ¿En qué
mierda te afecta que Yoongi tenga un plan o no?

Me limito a responder. Anthony se ve muy dispuesto a seguir discutiendo


pero la puerta de entrada se abre y aparece Jungkook con una sudadera
negra y empapado de pies a cabeza. Le sigo con la mirada viéndolo
quitarse la capucha y depositar cinco cuchillos en el mueble de la
entrada, todos empapados de sangre.

— ¿Y bien? — Le pregunta Forcraft siguiéndolo también con la mirada.

—Muertos. –Contesta Jungkook bajando el cierre de la sudadera. —


Todos. Como lo pediste.

— ¿Perdiste gente? —Pregunta Anthony observando la entrada.

— ¿Me ves con alguien más? —Espeta Jungkook quitándose la


sudadera agresivo antes de volver a tomar los cuchillos y alejarse por el
pasillo.

Anthony y yo nos quedamos en silencio viéndolo partir. Puedo notar la


mirada curiosa de Forcraft sobre él y si bien no me sorprende, no puedo
evitar preguntarme si ha habido algo entre ellos dos. No parece, sin
embargo Anthony parece muy coladito por Jungkook. Al menos, se ve
que le atrae bastante. No lo culpo.
Jungkook tiene veinte años, él tiene veintinueve, la diferencia no es tan
grande. Ambos siguen en su época de juventud al igual que yo.

En realidad, casi todos somos bastante jóvenes aun y eso me pone a


pensar en la mierda que nos estamos convirtiendo nuestra vida a edad
tan temprana.

— ¿Es cierto? —Pregunta Forcraft captando mi atención.

— ¿Qué? —Pregunto volteándolo a ver con una ceja arqueada.

—Que lo violaste cuando estaban en el colegio.

Desvió la mirada y con mi silencio le doy la respuesta. Nos mantenemos


nuevamente en silencio escuchando pasos y Jungkook aparece sin
camisa mostrando su fornido cuerpo, lleva la camisa ensangrentada y la
sudadera en mano. Se detiene un breve segundo viéndonos fijo a ambos
y alza una ceja.

— ¿No deberían estar durmiendo? —Pregunta el.

—Estamos esperando a alguien. —Contesta suavemente Anthony. —Tu


ve a descansar, ya hiciste suficiente por hoy.

—En realidad no tengo sueño así que iré a bañarme y si todavía tengo
energía, bajare a acompañarlos.
—El alza sus hombros. —Hay vodka, por cierto, en la cocina.

—Lo tendré en cuenta. —Anthony asiente de nuevo.

Jungkook me da una mirada y rueda los ojos antes de subir rápidamente


las escaleras. Escucho a Anthony reír y eso hace que vuelva mi vista a
él.

— ¿Qué es tan divertido? —Pregunto.

—La forma en que te odia. —Vuelve a reír. —Realmente se está


conteniendo a arrancarte los sesos con sus propias manos.

—Bueno, lo tendría bien merecido. —Alzo mis hombros indiferente. —No


es el primer no el último en odiarme.

—Eso es cierto. —Anthony suspira. —Bueno, conozco a alguien que no


te odia. Es hijo de una tía mía, también estaba en el Linsday contigo.

— ¿Quién? —Pregunto alzando una ceja.

—Se llama Hoseok, Jung Hoseok. —Contesta tranquilamente.


— ¿Hoseok? —Pregunto ampliando mis ojos. —No jodas, ¿en serio?
¡Éramos muy amigos!

— ¿Si? —Forcraft sonríe. —Bueno, estas de suerte. Siempre viene por


estos meses con mi tía a visitarme.

— ¿Él también está metido en la mafia? —Pregunto.

— ¡No, no, no! —Exclama el rápidamente. —No. Para nada, no está


enterado, ni mi tía.

—Oh, ya. —Asiento.

—Y hablando de familia, ¿Qué le paso a tu madre? —Pregunta Forcraft.


—Desde esa vez en año nuevo…

—Enfermó y murió hace un año. —Contesto desviando la mirada


incómodo. —Nunca fuimos realmente cercanos, apenas la conocía a
decir verdad. Soyou, la madre de Yoongi, era más una madre para mí
que ella.

—Entonces ahora eres parte del club de los huérfanos. —Anthony ríe
con cierta tristeza.
—Supongo que lo soy. —Alzo mis hombros. —Esa cena… fue realmente
devastadora para todos.

—Oh, vaya que lo fue. —Suspira él. —Mucha gente murió.

—La madre de Jimin, el padre de Jungkook, los padres de Yoongi…


bueno, padrastro. —Me corrijo. —Y había un chico, fue novio de Jimin si
no mal recuerdo. El… vivió, ¿no supiste que fue de él?

—Estamos tratando de dar con él. —Habla Forcraft. —Mingyu. ¿Fue


novio de Jimin?

—Lo fue. —Asiento. —El… llego a Estados Unidos a estudiar el último


año en el Linsday como nosotros.

—Estaba antes en el Linsday de Washington. —Explica Anthony y yo


alzo una ceja. —Pero tuvo que irse a los catorce años y regresar
solamente para el último año. —Sonríe.

— ¿Qué? —Pregunto estupefacto. — ¿Cómo Yoongi y yo? ¿Él es


Europeo?

—Su madre es Europea, tiene nacionalidad Italiana, sin embargo. —


Anthony ríe. — ¿Aún no lo captas, Taehyung?
Lo observo fijo. El esboza una sonrisa y niega con la cabeza prendiendo
un cigarro que lleva a sus labios.

—Es parte del grupo L. —Contesta expulsando el humo con una sonrisa.
—Y está buscando a Jimin… aunque… para ser francos. —Observa el
cigarro unos momentos antes de sonreír. — No me sorprendería que ya
lo hubiera hecho.

JIMIN.

Pierdo completa noción del tiempo. Cuando me quitan el saco que llevo
en la cara, observo que estamos dentro de un jet privado. Suelto un
gruñido y me fuerzan a sentarme donde me atan al asiento con fuerza,
ajustando nudos, cuerdas y me quitan el trapo de la boca.

—No van a escucharte aunque grites, así que puedes intentarlo. –Me
dicen quien he reconocido como Wonho. –Vendrá a verte mi jefa y el jefe
acá a cargo. Te recomiendo comportarte, no se gente fácil con la cual
lidiar.

—No ayudas. –Susurro en voz baja.

—Al menos lo intento. –Contesta alzando sus hombros. –Es un viaje


largo, así que si quieres dormir, te recomiendo apoyarte en la ventana o
de plano tirarte al suelo.

Termina de ajustarme y se levanta para irse pasando por una cortina de


la cual, se escuchan voces del otro lado. Trato de removerme un poco
pero, vamos. Estoy en un jet en el cielo, ¿de qué mierda servirá que me
desate? ¿Luego qué? ¿Brinco por la salida de emergencia? ¿Agarro una
pistola y mato a todos?

Suelto un suspiro y finalmente las voces se vuelven más bajas. Pasan


largos minutos en las cuales no escucho absolutamente nada, las
lágrimas siguen escurriendo de mi rostro. Un pequeño perfume llega a mi
nariz y al instante siento una presencia detrás de mí. No puedo voltear
así que me limito a esperar antes de ver a una atractiva chica sentarse
frente a mí.

Me observa duramente, su cabello lacio y oscuro le cae a la altura de su


cintura y va vestida con un traje ajustado que marca sus curvas. Nunca
antes la había visto pero por la forma en que me ve, ella parece
conocerme a mí.

—Así que tú eres Park Jimin. –Esboza una pequeña sonrisa y se echa su
cabello hacia atrás. –Debo admitir que eres bastante guapo. Yoongi tiene
realmente buenos gustos.

— ¿Quién eres? –Pregunto desconfiado.

— ¿Importa? –Alza una ceja y ríe. La veo abrir un pequeño cajón y de allí
sacar un licor que va sirviendo en un vaso. Le mantengo la mirada hasta
que ella finaliza y lo deposita en la mesa frente a nosotros.

—Creo que tú y yo deberíamos hablar.

— ¿Cómo podríamos hablar si no tengo idea de quién eres? –Pregunto


de mala gana.

Ella ríe divertida y niega con la cabeza: —Bueno, no te alargare más el


lindo suspenso, Jimin. –Le da un pequeño trago a su licor. –Me llamo
Clara. Es un tremendo honor conocerte. No tienes idea. Eres una
sensación.

Clara… Clara… Clara…

Aprieto mis puños y debo detener mi respiración para evitar lanzarme


sobre ella. Ella vuelve a reír y se recarga bien en el asiento cruzándose
de brazos alzando un poco su ceja izquierda.

—Veras, Jimin. —Me dice golpeando sus frágiles dedos contra la


superficie de la mesa. –Pese a nuestras… diferencias, yo no puedo
simplemente agarrar una navaja y rebanarte el cuello. Ganas no me
faltan. Pero cuando se trata de trabajo y negocios, tiene más poder el
control que la venganza. ¿Me entiendes eso?

—Lo hago. –Trato de mantenerme tranquilo. –Así que tú eres Clara. –


Digo ahora divertido. –Bien, admito que eres bastante atractiva, no se me
dificulta pensar en por que Yoongi te tuvo en la mira.

—En su debido momento. –Contesta con cierta sequedad. –Pero no


estamos aquí para hablar en que atractivos somos. Yoongi es la razón.

—No me sorprende. –Contesto con burla. –Debe ser difícil para ti ver que
prefiere los culos a tus buenos pechos.

—Eres agresivo. –Ríe de nuevo. –Creo que en otras circunstancias me


agradarías, Jimin. Sin embargo, respecto a Yoongi, no vine a pelear
contigo acerca de a quien le pertenece. Sería una pelea bastante difícil
de calmar si se comienza.

— ¿Entonces qué haces acá? –Ladeo un poco mi cabeza. –Dudo mucho


que si fuese alguien más te causaría intriga ir a hablar con él.

—Intrigas a todos, Jimin. Solo por tu sencillo nombre ya puedes causar


bastantes susurros y conflictos. –Ella alza sus hombros. –Oh, espera. Ya
llego nuestro tercer interlocutor.

Escucho unos pasos detrás de mí y al instante veo al chico de nombre


Matthew sentarse junto a Clara. Siento cierta tensión instalarse en el
pequeño espacio pero no me sorprende como pese a ello, tanto Clara
como Matthew se siguen viendo… demasiado… profesionales.

—Jimin. –Me llama Matthew y yo volteo a verlo. –Siendo sincero te


imaginaba diferente.

— ¿Diferente? –Alzo una ceja.

—Esperaba todo menos a un chico de carita tierna e infantil. –Apoya su


codo en la mesa y sonríe apoyando su barbilla también. –Según yo, a
Yoongi le gustaban con miradas más duras y profundas.

—Matt… —Llama Clara suavemente. –No hagas esto.


—Vamos, Clara. –Matthew voltea a verla. –Yo soy el que está a cargo
acá y tú también. Si queremos decirle cualquier cosa, ahora sería el
momento.

—Bien, no vamos a discutir por Yoongi. –Clara frota sus sienes. –En
serio, Matthew. Yo no voy a ponerme a pelear por él.

— ¿No vas a ponerte a pelear como la vez en que casi me arrancas la


garganta? –Pregunta Matthew viéndola divertido. — ¿Muñeca?

—Yoongi es pasado para mí, no sigo volcada en el ya. –Clara aprieta sus
puños.

—Oh, cierto. Que ahora tienes tus ojos puestos en su otro muñeco. –Ríe
Matthew. — ¿Jeon? ¿Jungkook, no?

— ¿Jungkook es el muñeco de Yoongi? –Intervengo finalmente.

—Oh, ¡vamos! ¿En serio, Jimin? –Se ríe Matthew. — ¿Nunca se te cruzo
por la cabeza por qué tu ex mejor amigo de repente se volvió aficionado
a los cuchillos?

—Es mentira. –Susurro sintiendo mi sangre hervir.


—Ojala lo fuera. –Matthew suspira. –Todavía recuerdo cuando los
sorprendí besándose.

Suelto otro grito y trato de zafarme provocando un dolor en mi cuerpo


debido a la fuerza. Pateo la mesa inevitablemente y la copa de Clara cae
al suelo rompiéndose. Ella suspira fatigada mientras Matthew ríe.

— ¿Lo ves? Está más loco que Jungkook, tú y yo juntos. –Matthew alza
sus hombros divertido. — ¿Qué te hizo Yoongi, Jimin?

— ¡Cierra la boca! –Le grito.

—Bueno, considerando que te molestaste porque me ha besado,


supongo que debes tener una… necesidad posesiva de tenerlo a tu lado.
¿Me equivoco? —Prosigue.

—Matthew detente ya. –Interviene Clara.

—No, es divertido. –Él me sonríe. –Yoongi tenía razón. Eres un mocoso


débil y demasiado sentimental. Un pequeño berrinchudo.

—Quizás lo sea, pero quiero verlo a él peleando por ti como ha peleado


por mí. –Le sonrió.
Matthew se levanta y Clara lo sienta a la fuerza ahora ella levantándose.

— ¡Bien, ya fue suficiente! –Grita ella. — ¡No estamos acá para discutir
por Yoongi! ¡Supérenlo de una maldita vez, es un mujeriego y jamás
cambiara! ¡Juega, te dice palabras bonitas y se larga! ¿Entendido?
¡Corta ya! ¡Supérenlo! ¡Jamás va a amarte ni a ti! –Señala a Matthew. —
¡Ni a ti! –Me señala a mí. — ¡Ni a Jungkook, ni a mí!

Nos quedamos en silencio. Matthew se levanta estirándose con total


tranquilidad mientras yo sigo ahorcándolo con la mirada.

—Solo como última palabra. –Matthew se voltea a verme con una


sonrisa. — ¡No me dejes, Yoongi, te amo! ¡Voy a suicidarme si me dejas!

Aprieto fuerte mis puños y Clara voltea a verlo al instante.

—No me sale, ¿verdad? –Suspira dramático. –Tienes razón. Es mucho


más divertido cuando lo imita Yoongi estando borracho y desnudo a mi
lado.

— ¿Era tan necesario decirlo? –Sisea Clara furiosa.

Matthew sale riendo mientras yo estoy viendo el suelo nuevamente


sintiendo amargas lágrimas irse acumulando en mis ojos. Siento a Clara
sentarse a mi lado y tomar un poco mi barbilla para levantar mi mirada.

—Escúchame, Jimin. –Dice ella sin ser dulce pero tampoco agresiva. –Te
lo pediré yo: trata de mantenerte controlado y neutro. Trataran de picarte
para hacerte enloquecer. No les des el maldito gusto. ¿Bien?

— ¿Tú también estas acá para burlarte? –Pregunto secamente. –


Adelante, hazlo. Soy realmente patético y un verdadero y gran imbécil
por seguir creyendo en Yoongi.

Ella suspira y me suelta sin decir nada más. Nos mantenemos en silencio
unos cuantos segundos que yo siento realmente eternos y pesados.
Finalmente Clara vuelve a tocarme para captar mi atención.

—No dejes que te mande al suelo. —Repite. —No voy a mentirte Jimin,
tienes potencial. Tienes un buen potencial pero no lo podrás desarrollar
solo. O es acá en América o en Europa. Si Yoongi te lanzo a nosotros, no
creo que haya sido en vano. Ignoro sus razones, realmente no puedo
darte detalles ya que no me toco estar ahí el día en que hablaron de eso.
—Suspira y me suelta el brazo peinando su cabello de lado. —Yoongi te
tiene un cariño especial. Al menos, un poco más que a todos nosotros y
ese es un avance. No quiero que estés en contra de nosotros, será más
fácil para ti y para nosotros si sencillamente obedeces.

—Forcraft y Sullivan mataron a mi mama. —Susurro.


— ¿Quién te dijo eso? —Alza una ceja.

—No puedo decirte. –Niego con la cabeza. –Pero confió en su palabra.

—Pues en ese caso, creo que deberás hablar con Anthony respecto a
eso. –Clara luce seria. –Porque al menos el, no fue quien mato a tu
madre.

— ¿Entonces quien fue? –Pregunto.

Clara niega con su cabeza: —Deberás hablar con Forcraft, pero estoy
segura que no fue el. –Me observa unos breves segundos y voltea hacia
atrás. –Te dejaré, necesitas algo de descanso antes de llegar a Estados
Unidos. Vendré en cuatro horas a darte algo de comer. ¿Bien?

— ¿Por qué eres…? —Busco la palabra. — ¿Buena? No estoy seguro


de cómo decirlo. ¿Por qué eres comprensiva o al menos dulce conmigo?
Soy el chico que prácticamente puso la barrera entre Yoongi y tú.

—Porque pese a lo mucho que ame a Yoongi y lo quise conmigo. –


Suspira. –Soy jefa de una mafia. Soy una mujer controlando a hombres
peligrosos en el mundo de la droga. Muchos no me tienen respeto por el
sencillo hecho de ser mujer, así que debo imponerme. Si ven que pierdo
la cabeza por un hombre, y más siendo Yoongi, perderé control total y
van a matarme. –Me mantiene la vista fija. –Así que decidí olvidarlo y
soltarlo y encargarme únicamente de mi trabajo.
—Realmente te admiro. –Le contesto sincero. –Siendo franco, jamás
había pensado en ello. Me alegra que la menos hayas encontrado donde
depositar aquella pasión tuya.

—Si. –Ríe un poco. –Al menos sé que esta guerra me mantendrá


ocupada la mente un largo tiempo. Así que puedo respirar tranquila un
par de meses.

—De nada.

Sonreímos mutuamente antes de que ella se pierda de mi campo de


visión y escuche sus pasos alejarse hasta dejar de escucharlos. El
silencio vuelve a reinar pero al menos me mantengo un poco más
tranquilo ahora que he hablado con ella. Además, eso significa que
volveré a ver a Taehyung… así que, quizás no sea tan malo volver
después de todo.

Al menos, mientras me mantenga del lado de Anthony Forcraft y no del


de Derek Sullivan.+
100

JIMIN.

—Llegamos.

Levanto la vista viendo a Wonho zafarme por completo y únicamente


colocarme unas esposas en mis muñecas detrás de mi espalda. Me
empuja con algo de cuidado mientras vamos bajando del jet, es de
madrugada y hace bastante frio. Observo a mi costado a Matthew pasar
y colocarse al frente con otros hombres mientras Clara se coloca a mi
costado tomando mi brazo con suavidad para guiarme.

—Está bien, Wonho. —Dice ella. —Lo tengo.

El asiente y me suelta para adelantarse con Matthew mientras que Clara


y yo nos quedamos atrás avanzando a su ritmo. Volteo a verla pero ella
sigue avanzando sin dirigirme la mirada. Su agarre no es duro, de hecho
apenas me está tomando.

—Bien. —Dice ella deteniéndose un poco para crear distancia entre los
que están delante de nosotros.
—Voy a explicarte cual es el plan para que no hayan sorpresas, ¿bien?

—Bien. –Contesto en voz baja.

—Voy a escoltarte hasta la mansión de Will. Allí están casi todos y


estarás bien vigilado. –Sigue diciendo avanzando pero a paso más lento
todavía sin verme. –No intentes nada idiota, Jimin. La orden es
mantenerte vivo mas no entero. Forcraft y yo no somos tan escandalosos
pero Will lo es. Es el tío de Jungkook.

—Si… lo conozco. —Susurro débilmente. — ¿Pero ahora qué? ¿Cómo


está organizado Estados Unidos? ¿Qué piensan hacer?

—Las cinco mafias ahora estamos en una tregua de paz. Habrá una
reunión para discutir de esto y acerca de quién va a tenerte y que va a
pasar contigo. —Sigue. —El grupo L ahora está débil, así que si vamos
a atacar o tomar cualquier decisión, es ahora.

— ¿Estaré con Jungkook? –Pregunto viéndola de reojo.

—Jungkook, Taehyung y Forcraft. Yo tratare de estar también allí de


cuando en cuando. –Me dice. –No te preocupes, ellos no te harán nada.

—Espero. —murmuro y no puedo evitar sentir curiosidad: — ¿Es cierto


que le traes los ojos puestos a Jungkook?
Clara comienza a reír de buena gana y niega con la cabeza: —No, por
dios. Jungkook y yo nos llevamos bien, es bastante dulce conmigo pero
no me interesa en esos aspectos. Es lindo solamente. —Alza sus
hombros. —Si lo quisiera, ya lo tendría.

— ¿Entonces por qué Matthew te lo dijo? –Sigo preguntando.

—Porque Matthew es Matthew. –Suspira. –Es como un niño pequeño.


Miente o dice cualquier tontería para defenderse cuando se siente
atacado. Creo que lo notaste.

—Algo. Aun así me preocupa que vaya a hacerme algo. Ya sea el o…


Jungkook.

—Bueno, si te sirve de algo, Taehyung estará ahí para cuidarte. –Clara


voltea a verme finalmente. –Y Forcraft te tiene cierto aprecio aunque este
cabreado de que lo hayas traicionado al irte con Sullivan.

—Fue un gran error. –Niego con la cabeza. –Ellos realmente quieren


matarme.

—No lo harán. –Clara suspira suavemente. –Creo que todavía no


entiendes. Pese a lo que pudiste haber hecho, tú vales más vivo que
muerto.

— ¿Pero por qué? –Pregunto.

—No lo sé, Jimin. –Ella vuelve a verme seriamente. –Yo también


desearía saber. Son pocos los que tienen la información.

Llegamos a la camioneta y aquello me impide hacer más preguntas.


Clara habla con los hombres mientras que Matthew me observa cruzado
de brazos y fríamente. Terminan de decirse las cosas y solamente Clara
se sube a la camioneta con Wonho. Los demás se dispersan.

—A la mansión Will. –Dice Clara apuntando con su barbilla el camino y


colocándose el cinturón de seguridad. –Después nosotros nos vamos.

—Si. –Dice Wonho suavemente arrancando.

El silencio no es tenso pero tampoco el más agradable del mundo.


Observo por la ventana las calles que bien conozco y sin duda
extrañaba. Extrañaba Oregón. Al menos… extraño lo bueno que viví acá
antes de convertirme en quien soy ahora.

Seguimos avanzando por la noche y no pasan ni quince minutos hasta


que nos detenemos en una gran mansión. Wonho se detiene y Clara baja
para ayudarme a bajar. Me quita las esposas y si bien sé que puedo huir,
prefiero tener un plan antes de intentar cualquier cosa. Además, por la
forma tan natural en que me las quita y comienza a avanzar, se ve que
confía en mí o al menos sabe que no escapare. Avanzo detrás de ella
sobando mis muñecas hasta detenernos. Ella toca.

—Vendré en dos días. –Me dice viéndome nuevamente. –Por favor,


obedece. Los conozco, Jimin. Ellos no dudaran en arrancarte
extremidades con tal de mantenerte. Yo estoy optando la vía suave
contigo, por favor no me hagas arrepentirme de ello.

Estoy a punto de contestarle pero la puerta se abre y el primero en


aparecer es Taehyung. Yo siento un nudo en mi garganta y el al instante
se abalanza contra mí para abrazarme fuerte.

Yo le devuelvo el abrazo con fuerza hundiendo mi cara en su hombro.

—Ya, ya está. –Me dice sobando mi espalda. –Entremos. Gracias, Clara.

—No hay de qué. –Responde ella y la escucho alejarse.

Taehyung entra conmigo y cierra la puerta. Nos observamos unos


segundos antes de volver a fundirnos en un abrazo cálido y bastante
fuerte. Levanto un poco la vista a la mansión y veo a Jungkook cruzado
de brazos viéndonos fijamente. Me suelto de Taehyung y el también
voltea.
—Tu habitación está en el tercer piso. –Comenta el dejando de lado el
cuchillo con el que juega. –Ven. Mañana ya tendrán tiempo para fundirse
en besos y risitas. –Finaliza de mala gana.

Taehyung aprieta mi mano con una suave sonrisa que le devuelvo antes
de soltarme de él y avanzar detrás de Jungkook. Subimos las escaleras
en un silencio abismal hasta llegar al tercer piso nombrado. Jungkook se
abre un poco y empuja una puerta apuntando el interior con su barbilla.

—Acá. –Me contesta. –Te vendré a despertar a las ocho. Anthony quiere
hablar contigo.

—Lo supuse. –Susurro observando el interior. No es para nada feo. –


Gracias.

Volteo a verlo pero él no dice nada. Evita mi mirada y se da la vuelta para


avanzar lejos de mí pero lo tomo del brazo fuerte para que no se aleje.
Jungkook voltea a verme a través de su hombro con cierta agresividad
pero yo muerdo mi lengua y me acerco a él para abrazarlo con fuerza.

—Lo siento… —Susurro sobre su pecho. —Lo siento tanto, Jungkook.


Perdóname, maldita sea, perdóname por todo. Por favor, por favor,
Jungkook. Perdóname…

Él se mantiene estático un par de segundos antes de corresponderme


suavemente el abrazo pegándome firme a él. Siento también sus
lágrimas deslizándose por sus ojos lo cual me hace aferrarme más fuerte
y comenzar a temblar un poco.

—O salimos o nos hundimos, pero siempre juntos. —Murmuro


levantando la vista empapada de lágrimas a sus cristalizados ojos. —
¿Promesa?

Jungkook se mantiene en silencio un par de segundos antes de agarrar


mi mano que toma con fuerza. Observo nuestras manos entrelazadas y
después levanto la vista a sus ojos. El me mantiene fija la mirada antes
de pasar saliva.

—Promesa. —Susurra con una suave sonrisa.

.
.

YOONGI.

Mantengo la vista fija en el collar con una esmeralda en el centro que


aprieto con fuerza. Levanto la vista una última vez a la solitaria calle y a
la oscura noche.

—Vamos… —Susurro apretando más fuerte el objeto en mis manos.

Los minutos se van escurriendo y es en un silencio inquietante que mi


teléfono comienza a sonar. Lo descuelgo y lo llevo a mi oreja después de
revisar quien es.

— ¿Si? –Pregunto.

—Jimin ha llegado. –Dice Clara. –Espero realmente que sepas lo que


estás haciendo, Yoongi.

—Por primera vez, no lo estoy, Clara. –Contesto fríamente. –Pero confió


en que tendré éxito.

— ¿Y si no? –Pregunta ella. –No sé qué haces, no sé qué esperas o


buscas, pero sea lo que sea, Yoongi, no resultara.
—Jimin es el imán. Los que necesito irán allá. –Contesto observando el
suelo con una sonrisa. –Y si no lo hacen, no tendré de otra que ir por
ellos a la fuerza.

—Yoongi, necesitas parar con esto.

—No lo haré. –Le contesto agresivo. –No me detendré hasta extraer todo
de Jimin. Necesita aprender y con esto aprenderá. Le di tiempo, le di
todo y por un efímero momento creí haberlo logrado pero al verlo llorar
en aquel callejón mientras yo estaba con Matthew me confirmo que
todavía se resiste. No me detendré hasta que lo suelte y se deje llevar.

— ¿Por qué? —-Susurra ella. — ¿Por qué le haces esto al pobre chico?

— ¡Porque yo no estaré aquí para protegerlo, Clara! ¡No estaré tranquilo


hasta saber que el podrá librarse de cualquier maldito problema sin que
yo esté ahí o alguien más!

El silencio del otro lado es crudo.

— ¿No vas a decirle, cierto? –Pregunta ella.

—Se lo diré cuando sea el momento. –Contesto frotando mi cara. –


Todavía no lo es y por eso no descansare. Este será mi último
movimiento y en base a eso… espero cerrar todas las puertas que se
mantienen abiertas, pagar todo y finalmente poder enfocarme en otras
cosas.

—Sigo sin estar de acuerdo en lo que harás.

—A la buena jamás quiso aprender. Jimin aprenderá entonces a la mala.

—No te ayudare más, Yoongi. –Dice ella. –Lo siento. He conocido a


Jimin, no merece esto. No lo merece.

—El día que lo comprendas, entenderás. –Le digo en voz baja. –Aunque
ese día espero realmente que falte mucho para que llegue.

Escucho ruidos.

—Clara. –Retomo. –Debo irme. No te pido nada más, solo júntalos a


ellos dos.

—Haré lo que pueda pero no te prometo nada. Adiós, Min. –Cuelga.

Guardo rápidamente el teléfono al escuchar pasos y guardo el collar en


el bolsillo después de asegurarme que el rastreador sigue ahí.
Finalmente mi sonrisa se ensancha cuando una pistola apunta hacia mí y
la cara sorprendida del contrario frente a mí.
— ¿Yoongi? –Pregunta palideciendo. — ¿Dónde está Jimin?

—Muy lejos de nosotros. –Esbozo una sonrisa. –También me da gusto


volver a verte, Mingyu. ¿Qué tal estas, primo?+
Parte 3

PARTE III: Del nacimiento de un asesino.

“El diablo sigue llamando, yo sigo cayendo profundo, mi fe se arrastra


lejos. Atrapado en la oscuridad, tú eres mi única luz.

Ahora soy yo contra el diablo, estoy listo para pelear.

A través de la fe y el fuego yo seguiré de tu lado, de tu lado, el diablo es


un mentiroso, el diablo es un mentiroso, pero mi amor nunca morirá.”

—THE RELENTLESS — ME AGAINST THE DEVIL.

“A veces suena increíble que lo piense, pero te lo diré a ti. Si un día


yo llegara a pedirle matrimonio a mi muñeco, me ahorraría los votos
matrimoniales. No tendría sentido alguno. Ni siquiera la muerte
podría separarnos.”
.

YOONGI.

El silencio es abismal que acompaña la helada noche provoca un


escalofrió agradable por toda mi espina dorsal. Lentamente voy
esbozando una sonrisa ante la mirada perpleja y confundida de Mingyu.
El me apunta la frente con su arma.

— ¿Creíste que no iba a descubrirlo? –Pregunto divertido relamiendo mis


labios. –Vamos Gyu, sabes que cuando entrara a la mafia de mi padre
iba a husmear todo el árbol genealógico, ¿no?

— ¿Dónde está Jimin? –Repite el ignorando mi comentario.

—No lo sé. –Alzo mis hombros. –Quizás por allá.

—No quieras jugar conmigo, Yoongi. –Me dice entre dientes. –Sabíamos
que tu jamás lo traerías de vuelta, no eres apto en lo más mínimo para
estas cosas. Eres débil.
—Si tú lo dices. –Alzo de nuevo mis hombros. –Lo que me sorprende, y
debo felicitarte, es toda tu actuación. Maldita sea. –Suelto una risa. –Yo
realmente me trague tu cuento de hadas en el colegio. Parecías muy
enamorado de Jimin.

—Lo estaba. Realmente ame a Jimin. –Aprieta la pistola y tensa su


quijada. –Hasta esa cena de año nuevo donde me entere de todo. Al
menos, de quien era realmente Jimin. Me humillo de una forma que
jamás creí esa noche.

—Oh, vamos. —Ruedo los ojos divertido y comienzo a caminar alrededor


de el sin que deje de apuntarme. — ¿No era obvio que Jimin me hacía
ojitos, Mingyu? ¿Nunca viste sus cicatrices? ¿O no le daban tremendos
orgasmos cuando sacabas el cuchillo para prepararle algo de cenar?

—El amor es ciego, Yoongi. –Dice tenso. –Tú me lo quitaste. Yo amaba a


Jimin, realmente amaba a Jimin como no te imaginabas.

—Vaya pena. No es mi culpa que prefiera mi polla que la tuya. –Suelto


una risa inevitable. –De su lado, al menos dudo que te haya amado.

— ¡Lo hizo! –Grita él.


— ¿En serio? —Tuerzo mi sonrisa. —Chistoso. El mismo día en que le
pediste ser tú novio yo me lo estaba tirando duramente en la noche… —
Me inclino suavemente hacia él. —Sobre la isla de la cocina batido de
chocolate y escuchando sus gemidos en mi oído.

Mingyu trata de darme un golpe que esquivo con facilidad soltando una
risa: — ¡Maldito imbécil! —Grita él. — ¡No me obligues a dispararte,
Yoongi! ¡Dime donde mierda esta Jimin!

—No tengo idea. Deje de verlo hace un par de días. —Le contesto
esquivando otro golpe que trata de darme. —Yo solo me quede con su
collar porque me resulta curioso el rastreador que está allí. ¿Se lo
colocaste? Oh, pobre Jiminnie. ¿Cómo reaccionara cuando se entere
que su novio lo utilizaba?

—No te lo preguntaré de nuevo, Yoongi. —Amenaza el con voz grave. —


¿Dónde está Park Jimin?

—No lo sé. –Repito. –Ve a Estados Unidos a buscarlo a ver si lo


encuentras. Quizás te tome un par de meses, es escurridizo. –Le guiño el
ojo. –Lo aprendió del mejor.

—Hm. —El ríe apretando sus labios. —Te sientes realmente orgulloso de
lo que hiciste con Jimin, ¿no? Eres un enfermo.
—Si Jimin fuera el lindo niño que conocí, ahora sería bocadillo de leones
y lo habrían cogido hace años. Lo único que hice fue fortalecerlo. Aunque
claro, están mis caprichos ocultos debajo de eso. –Relamo mis labios y
Mingyu baja el arma.

— ¿Qué caprichos? —Pregunta el alzando una ceja.

—Tenerlo conmigo hasta la muerte. — Le contesto viéndolo cruzándome


de brazos. — Jimin es mío. Siempre fue y será mío. Quiero a alguien con
mi estilo de vida y completamente cuerdo, quiero a alguien enfermo a mi
lado, con la misma cantidad de demonios e infiernos en su cabeza.
Quiero al muñeco perfecto y lo estoy moldeando a mi gusto. Además, no
puedo pedir realmente mucho más. — Alzo mis hombros nuevamente y
sobo mi cuello sonriendo. — Jode bastante bien, es sumamente
atractivo, su personalidad me vuelve loco y no me aburro de él. Llevamos
más de diez años conociéndonos y seguimos frescos como la primera
vez.

—Oh, pero miren que cosa más linda. –Se burla Mingyu mordiendo sus
labios divertido. –Tenemos al gran y temible Min Yoongi enamorado de
un lindo niño.

— ¿Enamorado? –Repito riendo. –Vamos Mingyu, no confundas


caprichos con amor. Yo no amo a Park Jimin ni estoy enamorado de él.
Sencillamente me satisface y el día que deje de hacerlo voy a rebanarle
la garganta y deshacerme de él. Seguramente para ese entonces ya
haya domado a Jeon Jungkook lo suficiente para que me complazca en
lo que quiero.

—Wow, realmente ya tienes todo planeado. –Mingyu alza ambas cejas. –


Te admiro, Min. Mi tío realmente tuvo un hijo tan cuerdo como él. Debes
ser el orgullo de la familia.

—El día en que vea a mi padre, podre coger ese reconocimiento. –Le
contesto con simpleza. –Ahora… tú buscabas a Jimin.

—Y seguramente no vas a decirme. –Mingyu se cruza de brazos.

—Puedo hacerlo, pero únicamente con una condición. –Esbozo una


sonrisa. –Y más te vale informarle a todo el grupo Europeo acerca de
eso. Esa será la única manera para hacer que te lleve a él.

—Habla. –Mingyu juega con la pistola en sus manos sin dejar de verme
fijamente a los ojos.

—Jimin vivirá conmigo. No me interesa para que mierda lo quieren.


Estará de su lado, sí, pero viviendo conmigo. –Me reincorporo bien
cruzando de nuevo mis brazos. –Ese es mi único término.

—Dudo que haya problema con ello. –Mingyu sonríe de vuelta y


extendiendo su mano. –Hablaré con ellos. Sobre todo con tus hermanos.
—Lo agradecería.

— ¿Tenemos entonces un trato, Yoongi?

—Lo tenemos, Mingyu. — Estrecho su mano. — ¿A qué hora partimos a


Estados Unidos?

.
JIMIN.

Me despierto temprano. Casi no hay nadie desierto en la mansión. Y


como me supuse, la puerta de entrada está cerrada con llave y todas las
ventanas bloqueadas. No pienso escapar realmente, al menos, no hasta
tener un plan en mente que se resultara eficaz.

Bajo las escaleras y voy a la cocina observando a la mujer que está


preparándolo justamente. Le sonrió y después de enterarme de que su
nombre es Ross, vuelvo a la sala a esperar el desayuno. Escucho unos
pasos y al instante me levanto creyendo que es Taehyung pero siento un
pequeño escalofrió al ver a Anthony Forcraft cruzado de brazos
viéndome fijamente.

—Anthony… —Llamo pero el levanta su mano para que ya no hable.

—Al estudio. —Es lo único que dice antes de darse media vuelta.

Suelto un suspiro antes de seguirlo frotando mis brazos. Cruzamos un


par de pasillos antes de que Anthony abra la puerta y un extenso estudio
iluminado por la luz matutina se abra frente a nosotros. Ingreso
suavemente con Anthony detrás de mi hay dos sofás. Yo me siento y el
también en completo silencio. Yo me encuentro jugando con mis manos
mientras él se mantiene cruzado de brazos y observándome serio.
— ¿Qué hare contigo, Jimin? –Rompe el silencio.

—Lo siento. –Susurro observándolo finalmente. –No debí traicionarte ni


irme con Derek Sullivan… yo… yo realmente no se en que estaba
pensando. Tenía un gran plan. Realmente era un gran plan.

—No lo dudo, Jimin. –El sigue serio frente a mí. –Sin embargo yo
deposite toda mi confianza en ti. Te salve y cuide de Yoongi, te di
alimento, vivienda y absolutamente para todo lo que necesitaras yo
estaba ahí para ti.

—Lo sé. –Aprieto mis labios. –Lo sé, lo sé, lo siento tanto. –Me sincero. –
No estaba pensando claramente en ese entonces. De hecho, no sé si lo
hago realmente. No sé qué hago la mayoría del tiempo.

—Bueno, considerando que el culpable es Yoongi, no se puede decir


mucho al respecto. –Alza sus hombros. –Pero yo venía buscando una
disculpa y ya me la diste. Solo espero que sea sincera.

—Lo es. –Volteo a ver sus ojos verdosos. –Realmente lo siento, Forcraft.
No te miento, estoy aterrado ahora mismo y el único lugar donde me
siento a salvo es contigo.

—Bueno, tampoco te pongas tan sentimental, pequeñín. –Se ríe.


—Lo siento. –Suelto una risa y peino mi cabello hacia atrás. –Extrañaba
que me dijeras así. También tus constantes regaños cuando quería salir
de Nueva York o cuando no quería mudarme.

—Terco como mula. –El niega con la cabeza. –Ya extrañaba que le
pusieras “peros” a todo. –Alza una ceja. –Por cierto, lindo cambio.

— ¿Lo dices por el cabello o por la oreja? –Pregunto y Anthony suelta


una carcajada.

—Ambos. El negro te hace ver sexy, la mitad de la oreja como un chico


malo de esas películas de rebeldes. ¿No quieres que te corte la otra para
que estén iguales?

— ¿Y quedar sordo? No gracias. Sería más feo que tú y eso es un


record.

—Arrepiéntete Park Jimin. –El alza ambas cejas mientras yo me suelto


en carcajadas. –Arrepiéntete ahora.

— ¡Lo hago, lo hago! –Contesto cubriendo mi boca. –Sabes que juego.


Tú eres un chico caliente americano.

— ¿Crees? –Frota su barbilla.


—Lo creo. –Asiento feliz antes de reír de nuevo. –Lo siento, hacía tiempo
que no me reía así. Necesitaba relajarme.

—Te entiendo perfectamente, pequeñín. –El asiente. –Todos


necesitamos relajarnos. Así que aprovechemos la paz y aunque estés
encerrado, ponte a ver la tele o bebe hasta desmayarte en el suelo.

—No suena tan mala idea. –Resoplo. –A este ritmo moriré de viejo a los
treinta años.

— ¿Me estas llamando viejo, Park Jimin?

— ¡Yaa! –Exclamo riendo de nuevo viéndome contagiado por su sonrisa.


–No estás viejo. Estás bien conservado.

—Bien. Así está mejor. –Él se levanta del sofá y yo también. —


¿Volverás a traicionarme, Jimin?

—Córtame la segunda oreja si llego a hacerlo. –Le contesto.

—Ya hablaste, pequeñín. –El asiente. –Ahora abrázame.

Lo rodeo fuerte en mis brazos con una sonrisa. Nos estrechamos antes
de separarnos con una sonrisa y avanzar fuera del estudio. Anthony y yo
expandimos nuestros ojos cuando vemos a Taehyung y Jungkook
reincorporándose de golpe y tambaleándose hacia atrás. ¿Estaban
espiando a través de la cerradura?

— ¿Qué se supone que hacen? –Pregunta Anthony alzando una ceja.

—En mi caso debía asegurarme que no ibas a volarle la cabeza. –Se


defiende Taehyung y después señala a Jungkook. –Este imbécil solo
llego y me empujo para ver también.

— ¡Idea tuya! ¡A mí no me metas en esto! –Grita Jungkook.

—Bien, suficiente. –Anthony pellizca el tronco de su nariz y suspira


sonoramente antes de verme. –Yo debo irme. Mi número está en el
refrigerador cualquier cosa.

—De acuerdo. –Asiento. — ¿Mientras tanto, que hago?

—Estarás acá hasta que se lleve a cabo la reunión. –Anthony suspira. –


Es en dos semanas. Debes prepararte para lo peor.

Asiento ligeramente nervioso y veo a Anthony pasar antes de darle una


miradita a Jungkook. Jeon desvía la mirada empujando su lengua contra
su mejilla y apoya su hombro en la pared, cruzándose de brazos.
Anthony desaparece dejándonos a los tres solos.
— ¿No quieres disimular un poco tus ojitos? –Pregunta Taehyung.

—Voy a callarte a la mala si no cierras tu puta boca. –Sisea Jungkook


volteando a verlo furioso.

—Bueno, calma. — Intervengo ahora yo. — ¿Quieren explicarme que


paso entre ustedes dos para que se odien de esa forma? Hasta donde
entiendo, a ti te gustaba Taehyung, Jungkook.

Ambos se mantienen en silencio y Taehyung pasa saliva pesadamente.


Jungkook alza una ceja viéndome fijamente pero me cuesta recibir su
mensaje. Jungkook volta a ver a Taehyung con las cejas unidas.

— ¿Jimin no lo sabe? –Pregunta con cierta burla.

— ¿Saber qué? —Pregunto confundido. ¿Me he perdido de algo?

—No creo que convenga tener esta conversación ahora. –Taehyung


voltea a verlo. –Me disculpé contigo.

— ¡¿Crees que eso basta?! –Jungkook lo empuja.

— ¡Bien, alto! –Intervengo colocándome entre ambos y observo a


Jungkook. — ¿Qué paso?
— ¡Jungkook no le digas nada todavía! –Dice Taehyung a mis espaldas.

— ¡Tú cállate! –Le grito observándolo a través de mi hombro y vuelvo a


Jungkook. — ¿Qué te hizo, Jungkook?

—Jungkook…

— ¡Que te calles, maldita sea!

Vuelvo a Jungkook quien mantiene sus labios apretados. Veo que


mantiene la vista muy fija en Taehyung. Suspira y se cruza de brazos
apuntándolo con su barbilla.

—Que él te diga. –Dice simplemente.

—Joder, ¿Podemos saltarnos esta escena? –Pide Taehyung de mala


gana pero yo ya he volteado a verlo. ¿Qué mierda hizo?

— ¿Qué hiciste? –Pregunto tratando de mantener la calma.

Taehyung tapa su rostro y lo frota. Observa también a Jungkook antes de


relamer sus labios y cruzarse de brazos tensando su quijada.

—Lo forcé a tener relaciones sexuales conmigo. –Contesta simplemente.


— ¿Qué? –Espeto.

—¡ME DROGASTE, ME VIOLASTE Y LO FILMASTE, MALDITO


BASTARDO! –Grita Jungkook detrás mío.

— ¡ERA UN IMBECIL EN ESE ENTONCES JUNGKOOK!

— ¡¿QUE TU HICISTE QUE?! –Grito de nuevo viéndolo con horror.

— ¡¿UN IMBECIL?! –Jungkook pasa junto a mí y lo empuja con fuerza.


— ¡ERES UN ENFERMO! ¡¿POR QUE MIERDA ME VIOLASTE?! ¡TU
ME GUSTABAS!

— ¡NO ME HACIAS NINGUN MALDITO CASO! –Grita Taehyung


empujándolo de vuelta.

— ¡¿PERO QUE MIERDA?! ¡TU FUISTE EL QUE COMENZO A


HACERME BULLYING APENAS ENTRE AL COLEGIO! –Jungkook
gruñe y lo avienta contra la pared.

— ¡ME IGNORASTE CUANDO ME ACERQUE A TI! –Taehyung lo


empuja también contra la pared contraria.
— ¡ERA TIMIDO, TAEHYUNG! ¡NO SEAS IMBECIL! –Grita Jungkook
forcejeando.

— ¡TU ME GUSTABAS, JEON! ¡ESTABA ESTUPIDAMENTE


ENAMORADO DE TI!

— ¡¿Y ERA TAN MALDITAMENTE COMPLICADO QUE ME LO


DIJERAS COMO CUALQUIER PERSONA NORMAL EN LUGAR DE
HACERME BULLYING Y VIOLARME?!

Comienzan a golpearse al instante y yo siento mi sangre congelarse. Tiro


de Jungkook que está cerca de mí para desprenderlo de Taehyung y los
empujo lejos.

— ¡Ya deténganse! –Grito cuando el ambiente se tensa.

— ¡Tú jamás me amaste! –Grita Jungkook rojo de ira ignorándome.

— ¡Eres un verdadero idiota si crees que no lo hice! –Grita Taehyung de


vuelta. — ¡Me gustabas!

— ¡Maldito mentiroso!

— ¡TE AMABA JUNGKOOK!


— ¡Y PUDIMOS SER ALGO SI NO FUERAS TAN ESTUPIDO!

— ¡Dije que ya basta! –Vuelvo a intervenir.

— ¡CÁLLATE, JIMIN! –Me gritan al unísono haciéndome abrir la boca


ofendido.

Maldita sea. Que ellos se arreglen, yo me largo. No estoy para estas


mierdas ya. Paso entre ellos empujándolos y escuchando su griterío al
que no presto atención ya. Me vale. Me vale una reverenda mierda, ya
somos adultos y deben aprender a resolver sus diferencias.

Bueno, no soy el correcto para hablar de formas correctas de arreglar


cosas. Pero aun así sé que ellos no están en un nivel de Yoongi y mío.
Son idiotas e infantiles los dos. Realmente dos idiotas, pudieron
ahorrarse todo esto y seguir adelante bien pero no. Taehyung tenía que
ser familia de Yoongi. Ya con eso está jodida más de la mitad de la cosa.

— ¿Todo bien con el joven Kim y el joven Jungkook? –Pregunta Ross


apareciendo, seguramente preocupada por los gritos.

—Mire, mientras no vengan a la cocina por cosas filosas, no hay peligro


alguno. –Le reconforto.
—B-bueno… —Ella asiente. —Vaya a la mesa, el desayuno ya va a
servirse.

—Iré por las bestias. –Suspiro.

Regreso de mala gana al pasillo en el que los deje escuchando más


gritos y golpes. Los observo con una ceja alzada, viendo a Jungkook
ahorcando a Taehyung contra la pared mientras este le está sonriendo
con sangre en sus labios.

—Oigan… —Llamo pero creo que ellos no me escuchan.

—Siempre fuiste muy agresivo, ¿o no, pequeño? –Dice Taehyung riendo.

— ¡QUE TE CALLES YA, MALDITA SEA! –Grita Jungkook azotándolo


contra la pared con fuerza. Taehyung se zafa y ahora él va a acorralarlo
a la pared.

— ¡OIGAN! –Grito pero realmente no me escuchan.

Estoy a punto de avanzar cuando Jungkook le da una patada y ambos


terminen en el centro del pasillo, lanzándose uno sobre el otro entre
gritos y golpes. Niego con la cabeza a punto de darme la vuelta para irme
yo a desayunar tranquilamente cuando escucho el florero romperse.
Volteo otra vez hacia atrás viendo a Taehyung agarrando fuertemente de
la camisa a Jungkook y con la mesa tirada detrás de ellos y el bendito
florero hecho añicos.

—Par de idiotas. –Repito encaminándome hacia ellos para separarlos


otra vez.

—Eres un imbécil, Kim Taehyung. –Dice Jungkook también con sangre


en sus labios antes de tirar de su nuca para besarlo. Yo me detengo en
seco expandiendo mis ojos sin poder creerlo. Taehyung gruñe y lo pone
contra la pared con fuerza siguiéndole el beso mientras yo siento mi aire
cortarse y muy lentamente comienzo a retroceder en silencio. Estoy
inédito con la imagen de su beso rodando en mi cabeza sin piedad.

Realmente todos acá estamos muy enfermos. Y lo sé. Esto acabará muy
mal. Esto acabara jodidamente mal si seguimos así…
102

JIMIN.

Agarro el vaso de agua que llevo a mis labios en silencio viendo a


Taehyung y a Jungkook frente a mí. Ambos están rígidos observando la
comida sin dirigirse la palabra u observarme a mí. Yo sonrió por mis
adentros y deposito el vaso frente a mí. Jugueteo un poco con la comida
hasta llevarla a mis labios y masticar lentamente sin dejar de verlos.

—Entonces… —Digo después de tragar, apoyando el codo en la mesa y


mi barbilla en la palma de mi mano extendida. –Un beso.

Ambos vuelven a tensarse y a expandir un poco sus ojos viendo el plato


con más firmeza. Taehyung es el primero en levantar la mirada para
verme fijamente.

—Tú me gustas, Jimin. –Dice el a lo que yo alzo una ceja y Jungkook ríe
secamente.

—Claro que te gusto. —Contesto con una sonrisa llevando otro bocado a
mi boca. —No los juzgo, no se preocupen. Ya somos lo suficientemente
grandes para arreglar nuestros problemas como nosotros queremos.
— ¿Podemos dejar de hablar de esto? Por favor… —Jungkook frota sus
sienes con ojos cerrados y yo relamo mis labios antes de reír un poco y
negar con la cabeza.

—Por cierto. –Habla Taehyung viéndome. – ¿Qué paso con Yoongi?


Estabas con él.

—No lo nombres. –Digo entre dientes. –El me traicionó, el me entregó.

— ¿No sabes por qué? –Insiste Taehyung.

— ¿Cómo quieres que lo sepa? –Pregunto de mala gana cruzándome de


brazos.

—Conoces a Yoongi. –Alza sus hombros como si fuese muy obvio.

—A veces me pregunto si realmente lo hago. –Suspiro pesadamente


observando a mis costados de brazos cruzados. –Francamente…
siquiera estoy seguro de quien es el.

—Yoongi no se mueve sin estar al menos un poco seguro de algo. –


Interviene Jungkook sin dejar de comer, volteo a verlo con una ceja
arqueada. –Corre riesgos, busca su bien personal de una u otra forma.
—No intentes ganar por la fuerza lo que puedes ser ganado con la
mentira. –Digo de mala gana. –Me la sé. No estoy seguro de si esta vez
se dejó guiar por eso.

—No. No fue. –Jungkook niega de nuevo y me observa. –Nada


grandioso fue jamás conseguido sin peligro.

—Oh, ahora todos somos Maquiavelo en esta mesa. –Ríe Taehyung con
sorna.

—Puede. –Jungkook ladea su cabeza. –Yoongi sabe lo que hace, es


listo.

—No tan listo. –Taehyung se cruza de brazos.

—Créeme que lo es. –Jungkook le clava la mirada y yo arqueo un poco


más mi ceja. –Si algo aprendí con él es ver todas las posibilidades y
prever movimientos. No siempre las cosas salen como uno quiere, pero
hay que correr el riesgo. Si se logran, serás grande.

— ¿Estuviste con él estos dos años? –Alzo la vista a él recargándome en


la silla todavía de brazos cruzados.

—Lo estuve. –Jungkook alza sus hombros. –No fue tan malo.
—Jungkook, no jodas. –Taehyung niega con la cabeza. –Es Yoongi. No
te voy a creer que esas cicatrices no te las haya hecho el.
Conociéndolo...

—Yoongi no tenía ese trato conmigo. –Niega con la cabeza. –Era en


parte cuidadoso y algo protector conmigo. Y además, ¿en qué te
importa?

— ¿Lo besaste? –Pregunto con voz filosa, sintiendo mi cuerpo pesado.

— ¿Qué? –Jungkook voltea a verme.

— ¿Lo besaste? –Repito inclinándome hacia adelante.

—Una vez. –El alza sus hombros de nuevo. –No llegamos a más allá. El
masoquismo no es exactamente lo mío y siempre estábamos rodeados.
No había momentos particularmente íntimos para… conectar de esa
forma. –Empuja su lengua contra el interior de su mejilla.

—Vamos, no pueden pelearse por eso. ¿O sí? –Taehyung interviene


cuando cierta tensión comienza a crearse. –Sí, los dos fueron su muñeco
en su debido tiempo, pero joder. Hay asuntos más importantes acá que
el idiota de mi primo.
— ¿Cómo cuáles? –Pregunto alzando una ceja.

—Matthew y Clara vienen para acá. –Observa su teléfono. –Sería


interesante ver aquello.

—Hmm. –Jungkook suelta después una carcajada. –Se le junto el


ganado a Yoongi, ¿cierto?

—En parte. –Taehyung relame sus labios y voltea a verlo. Jungkook


aparte la mirada al instante. –Y ya que estamos soltando sopa. ¿Qué hay
entre tú y Forcraft?

— ¿Qué? –Pregunta Jungkook.

— ¿Forcraft? –Repito yo también algo confundido. — ¿En serio?

—No hay nada. Solo me resulta atractivo. —Jungkook finaliza de comer


esquivando nuestras miradas. —Además, ¿en qué mierda te importa?

—Bueno, considerando que me besaste hace un par de minutos, creo


que es normal que me surja la curiosidad. –Contesta Taehyung de vuelta
con una sonrisa.

Yo cierro un ojo cuando Jungkook le da una bofetada. Aprieto mis labios


para no reír cuando Taehyung se le avienta encima y ambos caen al
suelo entre forcejeos comenzando otra pelea. Yo niego con la cabeza y
me levanto de la mesa para irme, escuchando a la pobre Ross detrás de
mí gritar y pedirles que se separen.

— ¿Jimin? –Escucho mi nombre y despego mis ojos del libro que tengo
viendo a Anthony.

— ¿Qué pasa? — Pregunto ladeando un poco mi cabeza. —¿A qué hora


llegaste?

—Hace unos minutos. –El observa la recamara y la escanea. –Quítate el


pijama y ponte ropa. Clara y Matthew vienen para acá.

— ¿Por qué? –Pregunto con cierto fastidio.

—Clara viene hablar conmigo y verificar unas cosas para la reunión que
se llevara a cabo. Matthew… él no sé qué viene. –Alza una ceja. –
Supongo que la acompaña.
—Claro. –Rio secamente. –Bajo en unos instantes. ¿Estaré presente?

—Mientras te mantengas cerca, está bien. –El asiente y observa detrás


de él. –Te veo abajo.

Asiento y dejo el libro de costado escuchando la puerta cerrarse. Paso


mis manos por mi rostro para frotarlo y me levanto con un pequeño ruido
en mi boca. Me estiro y agarro algo de ropa oscura antes de asearme
después un poco. Peino un poco mi cabello con mis manos y suelto un
suspiro comenzando a bajar las escaleras y escuchando voces. Me
detengo unos breves segundos antes de terminar de bajar las escaleras
en caracol.

—Jimin. –Clara se voltea y me observa. –Buenas noches.

—Buenas noches, Clara. –Contesto suavemente acercándome a ella y a


Forcraft.

— ¿Te tratan bien? –Ella frota mi espalda cuando me coloco junto a ella.

—No me quejo. –Observo a Anthony el ríe un poco, yo también le sonrió.

—Vamos Clara, deja en paz al pobre chico. –Anthony le da un codazo y


ella resopla. –Garrapata.
—Como si tú no sacaras tu instinto paternal. –Clara le da un empuje con
su cadera. –Parecen tus hijos acá corriendo por todos lados.

—Cierto. –Anthony voltea a la sala donde me percato que están


Jungkook y Taehyung discutiendo… ¿todavía? –Aunque resulta divertido
verlo desde lejos.

—Si. –Clara ladea su cabeza observando en su dirección. –Matthew vale


por tres.

— ¿Dónde se metió mi primo? –Pregunta Forcraft observando el entorno.

—Espera, ¿es tu primo? –Pregunto expandiendo mis ojos y verlo


fijamente. ¿Qué mierda?

—Si. –Anthony suspira y finalmente lo veo aparecer platicando con Ross.


Aprieto mis puños. –Oh, ahí está. Siéntete en tu casa. –Habla con claro
sarcasmo.

—Solo ayudaba a la pobre mujer. —Matthew se acerca con una sonrisa y


no puedo evitar tensarme porque aunque lo deteste, debo admitir que es
bastante atractivo. — ¡Oh, Jimin! ¡No te había visto! ¿Cómo te
encuentras?

—De maravilla, gracias. –Contesto con cierta sequedad.


— ¡Taehyung! –Llama Forcraft y el mencionado voltea y Jungkook calla
observando en nuestra dirección igualmente. –Ve yendo al estudio.

Taehyung asiente y le da un último empujón a Jungkook. Este gruñe y


Anthony ríe suavemente negando con la cabeza.

—El día que Taehyung lo haga enojar, no estare ahí para defenderlo. —
Dice observándonos y pasa la vista a Clara. — ¿Subimos?

—Te sigo. –Ella asiente y observa a Matthew. –Contrólate.

—Prometo no ser malo. –Matthew le sonríe a lo que ella niega con la


cabeza y se retira con Anthony dejándonos solos. Estoy apretando mi
quijada cuando Jungkook se acerca a nosotros a paso firme.

—Oh, Jeon. —Matthew lo observa con una sonrisa. — ¿Arreglando


asuntos con Kim?

—Algo así. –El soba su cuello observando la dirección en la que han


desaparecido. Nos observa después. –Veo que ya se conocen.

—Desgraciadamente. –Digo entre dientes haciendo todo por


mantenerme tranquilo y no cometer una tontería.
—Te terminas acostumbrando a su fastidiosa presencia. –Habla
Jungkook y Matthew lo observa mal. Jeon ríe. –No puedes negarlo,
Matthew. Te encanta estar jodiendo a la gente.

—Si. –Él sonríe gatuno. –Me pone escucharlos gemir.

Yo alzo una ceja con cierta repulsión pero viéndolo bien… es algo
creíble. Es decir, pese a su personalidad de niño pequeño no tiene
exactamente rasgos de ser suave o sometido.

—No me refería a eso. –Jungkook lo ve y le da un suave empujón. –


¿Por qué no te vas a la cocina a ayudar a Ross?

—Oh, yo creí que ya éramos amigos. –Pucherea fingido Matthew. –


Después de nuestra matanza juntos.

—Shhh. –Jungkook coloca su dedo en los labios contrarios lo que me


hace unir mis cejas. Realmente me siento muy apartado en esta
conversación. –No hables de muerte frente a los inocentes.

— ¿Disculpa? –Pregunto sintiendo una punzada.

—No lo tomes personal, Jimin. –Jungkook voltea a verme. –Pero no


eres… bueno…
—Asesino. —Finaliza Matthew. —Tienes manos vírgenes, bebé. —
Sonríe con sorna.

¿Me acaba de llamar bebé?

—En pocas palabras… —Retoma Jungkook. —Eres inocente en ese


aspecto aún.

—Ya he matado gente. — Defiendo con enojo. — ¡Los maté cuando


Sullivan me perseguía, a los tres!

—Bueno, en defensa propia y no tener otra alternativa. Golpe de rabia. –


Defiende Matthew. –Aun sientes el dulce placer de arrancarle la vida a
alguien, Jimin. –Comienza a dar suaves vueltas alrededor mío que me
pone a la defensiva. –No sabes lo que es esa crueldad de empaparte las
manos de rojo por gusto propio. Se vuelve una droga.

—Una vez que comienzas a matar, no paras. –Sigue Jungkook con una
sonrisa. –Es placentero… muy placentero.

—A veces más que tener sexo. –Matthew saca un cuchillo que no sé de


donde lo ha sacado y comienza a juguetear con él. –Es revivir. Es revivir
alimentándome de la vida de otros. No conoces ese placer aun. Me
sorprende.
—Se resiste bien. –Jungkook me ve. –Te admiro, Jimin. Cualquiera en tu
lugar hubiera perdido ya todos los estribos e hilos de cordura.

—Cuando pierdo el control quiero tronarle el cuello a las personas. –


Contesto. — ¿Eso sirve?

Tanto Matthew como Jungkook sueltan una risa que me confunde.

—Oh, bebé. Eres tan inocente. –Matthew soba mi mejilla tensándome


por completo y causando que voltee a verlo. –Eres tan tentador… no
dudo por que Yoongi se vuelca tanto en ti. Tienes algo que te hace
querer corromperte hasta arrastrarte profundo.

—Umh. —Jungkook se coloca junto a él y me observa ladeando su


cabeza. Yo me encuentro completamente helado bajo el agarre de
Matthew. —Es cierto. —Asiente y yo volteo a verlo confundido y con
cierto miedo. —Quizá sea por la forma en que observas a la gente.

—Bien, ya basta de juegos. —Retrocedo un paso ligeramente asustado.


— ¿Qué mierda? ¿Qué mierda les sucede?

—A mí no me sucede nada. — Matthew voltea a ver a Jungkook. — ¿A


ti?
—No. –Niega con su cabeza también Jungkook. –Solo me encuentro
algo nervioso y con la sangre caliente.

—Se te nota. –Matthew ladea su boca y me da una última mirada. –A él


lo veo asustado. ¿Por qué te asustas, Jimin? No vamos a quitarte la
ropa, tranquilo.

Expando mis ojos escandalizado y Jungkook tapa su boca para aguantar


la risa. Yo volteo a verlo molesto. ¡¿Pero de que mierda se ríe?!

—Ya déjalo, Matt. –Dice. –Al pobre le está dando vueltas la cabeza.
¿Salimos? Las altas horas de la noche están llegando.

—No tengo nada que hacer, así que acepto. — Matthew entrecierra sus
ojos viéndome. — ¿Lo llevamos?

— ¿A Jimin? –Jungkook me observa. – ¿Crees que sea buena idea?

— ¿Ir a dónde? –Pregunto preocupado.

—A sacar tu instinto animal. — Matthew ríe un poco. — ¿No quieres,


bambi? Puede ser cazador esta vez en lugar de presa.

— ¿Bambi? — Repito. — ¿Cómo sabes eso?


—Jiminnie… Jiminnie… —Habla Jungkook negando con la cabeza. —
¿Por qué crees que tu vida es un misterio a estas alturas? Todos acá ya
sabemos absolutamente todo. Las lenguas son muy zafadas por acá en
la mafia.

—Ya veo. — ¿Así que quieren jugar conmigo? Muy bien. —Ustedes
vayan. No me apetece todavía empaparme de sangre. Ya que supongo
ustedes aprendieron con Yoongi, prefiero esperar a que le venga a
enseñarme.

—No creerás que el volverá por ti, ¿o sí? –Pregunta Matthew riendo un
poco. –Te ha entregado por voluntad propia.

Alzo mis hombros con una sonrisa antes de darles la espalda y avanza
hacia mi habitación en silencio. Muerdo mis labios pero la sonrisa no se
esfuma y no tardo en sentir un cosquilleo que me hace comenzar a reír
en voz baja. “Tenemos muchas deudas que deben pagarnos en Estados
Unidos… muchas, muchas deudas…”

Muy bien, mi amor. Yo ya estoy aquí esperando y listo para cobrar. ¿En
cuánto tiempo llegas tú, hmm?
103

YOONGI

Han pasado un par de días los cuales no han resultado muy entretenidos
que digamos. Relamo mis labios jugando con el cuchillo que porto en mis
manos. Un escalofrió me recorre al recordar los lindos momentos que he
pasado con él y los otros grandes momentos que pasare pronto.

Solo es cuestión de esperar.

— ¿Cómo sabes donde esta Jimin? –Pregunta Mingyu de mala gana


caminando a mi costado.

— ¿Uh? –Volteo a verlo y sonrió acto seguido viendo al frente. –Por


favor, Gyu. ¿Crees que no sé dónde está mi muñeco?

—Jimin. –Me corrige.

—Mi muñeco. –Enfatizo viéndolo con una sonrisa.

Mingyu rueda los ojos mientras yo me mantengo satisfecho con la misma


sonrisa. Mingyu se detiene y revisa su teléfono antes de soltar un largo
suspiro. Yo le mantengo la mirada y el vuelve a guardar su aparato antes
de verme.

—Bien, ¿Cuál es tu plan con Jimin? –Pregunta.

—Bueno, ¿Cuál es el tuyo? –Pregunto de vuelta.

—Encontrarlo y llevarlo de nuevo a Europa. Si lo tenemos de nuestro


lado durante la reunión de las mafias, tendremos muchísima ventaja. –
Explica. –Quien tiene el premio se mantiene fuerte, los demás son
vulnerables.

—Es un buen punto. —Ladeo un poco mi cabeza y observo la calle. —


¿Entonces eso es todo? ¿Verlo, agarrarlo y llevarlo a Francia?

—Así de sencillo. –Asiente Mingyu tranquilamente.

—Ya veo. —Asiento suavemente y sonrió. — ¿Quiénes estarán en la


reunión?

—Todas las mafias y personas cercanas, manos derechas. –Explica.

— ¿Puedes darme nombres? –Insisto.


—Bueno, de nuestro lado, va Seokjin en nombre de tu padre y Namjoon
como mano derecha y contigo por supuesto. También yo. –Dice. –Del
lado de América, por lo que he escuchado, es así: Anthony va con
Taehyung, tú lindo primo. Clara con un chico llamado Matthew. Sullivan
con su hijo. Will con Jungkook. Kyle con Kai, que era de Will, pero se lo
dio a Kyle cuando Jungkook entro. Y Park Jimin.

—Sera una reunión sumamente fascinante. –Sigo con una sonrisa, me


es imposible no encontrarme excitado con esta situación tan chispeante.
–Será interesante ver tantas caras enemigas cara a cara en un pequeño
espacio.

—Muchos leones en una misma jaula. –Ríe seco. –Siento que eso no
resultara bien.

—Oh, por supuesto que no. –Le contesto. –Eso lo vuelve más
emocionante, ¿no lo crees?

Mingyu me observa con una ceja alzada.

—Tendremos lugar en primera fila cuando la bomba explote. –Contesto


tranquilamente encendiendo mi cigarro. –Umh, yo estaré encantado de
sacar la pistola cuando todos lo hagan. Me estaré riendo alto y fuerte
cuando eso pase.
—Estas demente. –Mingyu niega con su cabeza. –Apúrate. Tenemos
seis días exactos para partir de mañana antes de la reunión. No
queremos retrasarnos. Jimin debe estar en Europa antes de eso.

—Claro. –Comento dándole una gran calada a mi cigarro. –La pregunta


es, ¿Cómo planeas hacerlo?

— ¿Planeo? ¿O planeamos? –Mingyu me observa uniendo sus cejas.

— ¿Planeamos? –Repito. –Me suena a trabajo en equipo. Yo no


funciono así. Tú te encargas de sacarlo, yo ya te dije que estaba en la
mansión de Jungkook. Ese era el trato.

—Min… —Habla amenazante.

—Viendo el lado positivo, dudo que sepan que eres de la mafia de mi


familia. El problema es, ¿Cómo se supone que llegaste allá? Sería una
coincidencia extraña.

—Creí que querías recuperar a tu muñeco. –Habla entre dientes.

— ¡Oh, por supuesto que quiero! –Exclamo divertido. –Pero puedo


hacerlo sin ningún problema este del lado que este. Jimin en América o
en Europa, no impide que pueda tomarlo de nuevo.
Esbozo otra sonrisa mientras Mingyu toma aire profundamente y
comienza a avanzar de nuevo. En efecto, si las cosas no salen como
estoy pensando, Jimin ya habrá captado el mensaje entre líneas de todo
esto. Solo me falta enviarle la señal que va por buena vía.

—Hare una llamada. –Le digo a Mingyu quedándome atrás. –Te alcanzo
en un momento.

Mingyu me observa en desconfianza pero me retiro lo más que puedo.


Presiono sobre uno de los pocos contactos que tengo y llevo el teléfono a
mi oreja esperando. Escucho tres pitidos hasta que descuelgan.

—Creí que nunca ibas a llamar. –Hablan del otro lado.

—Hola, primito. –Contesto más bien con un todo amistoso falso. –No
marco de forma pacífica. ¿Bien? Daré una sencilla instrucción que
deberás seguir al pie de la letra. ¿Me oyes?

— ¿Qué te hace creer que voy a obedecerte? –Habla Taehyung del otro
lado.

—Lo harás. –Le contesto frio. –Diles a todos, absolutamente a todos, que
estoy en Estados Unidos y cobraré deudas.
Un gélido silencio se forma del otro lado de la línea.

—Muchas, muchas deudas. –Susurro malicioso. –Empezando por ti.

Más silencio.

—Adiós, primito. –Digo nuevamente antes de colgar.

Suelto un suspiro y después de guardar mi teléfono, vuelvo a acercarme


a Mingyu quien no deja de verme. El afortunadamente no dice nada más.
Yo me mantengo sereno, sé que esto saldrá como bien lo he planeado.
Hay muchos riesgos, sí. Pero sé que mi muñeco ya ha comprendido.

Al final, ya no es más mi lindo niño inocente.

.
.

JIMIN POV.

Un gran gemido brota. Yo gruño. Más gemidos.

— ¡Por el amor de Dios! —Exclamo destapándome y golpeando con


fuerza la pared detrás de la cabecera de la cama. — ¡¿Podrías no ser tan
malditamente escandaloso?! ¡Son las nueve de la mañana, joder!

— ¡Siempre estas a tiempo de unirte! –Grita Jungkook del otro lado.

— ¡¿Por qué no mejor te jodes?! –Le grito tapando mi boca.

— ¡Es con cariño!

—Idiota… —Siseo en voz baja.

Bufo y vuelvo a taparme escuchando nuevamente los sonidos de fondo.


Trato de volver a dormir pero me resulta completamente imposible con
Jungkook haciendo ruido cada noche y cada mañana. Me rindo y me
levanto pesadamente de la cama para salir al pasillo. Golpeo con fuerza
su puerta.

— ¡Abre! –Grito.

Escucho pisadas y la cara de Jungkook aparece. Me cruzo de brazos.

— ¿Con quién estas? –Pregunto y Jungkook ríe.

—Con absolutamente nadie, es una porno. –Abre más la puerta y en


efecto veo en la pantalla un video reproduciéndose. Volteo a verlo con
enfado. — ¿Qué? Es divertido despertarte en las mañanas.

—Tienes suerte que ya me estaba comenzando a despertar porque si no


ya estaría estrangulándote. –Le contesto con una sonrisa falsa y
Jungkook ríe.

—Te veo abajo. –Me dice sonriente antes de cerrar la puerta.

Yo gruño de nuevo y bajo las escaleras viendo Ross limpiando. La


saludo y ella me devuelve el gesto al momento que me voy acercando a
la sala, viendo a Anthony ya despierto. Como siempre. Siempre ha sido
muy mañanero.
—Y la bestia salió de la caverna. –Habla Anthony dándole un trago a su
café al momento que revisa el periódico. Suspiro con pesadez.

—Pienso seriamente en cambiarme de cuarto. –Contesto sentándome


frente a él y frotando el tronco de mi nariz. –Es una maldita pesadilla.

—Oh, te creo. –Anthony sigue leyendo el periódico. –Pero te


acostumbras. Jungkook es como un niño. Solo no lo tomes tan a pecho.

—Sí, eso intento. — Suspiro y observo el entorno. — ¿Taehyung no se


ha despertado?

—No lo sé. –Anthony finalmente voltea a verme. –Creo que sí.

Asiento y nos quedamos en silencio unos minutos. Como si la vida me


escuchase, aparece Taehyung poco después ingresando a la sala con
una expresión más bien seria. Anthony baja el periódico e igualmente se
percata de ella.

— ¿Todo en orden? –Pregunta Forcraft.

—No. –Contesta Taehyung sin rodeos sacando su teléfono.

— ¿Qué pasa? –Pregunta Forcraft.


—Yoongi marco. –Dice Tae al momento que enciende su teléfono.

Paso saliva.

—¿Yoongi? –Anthony alza una ceja. –Pero… ¿Por qué?

—No fue algo bueno si eso crees. –Habla Taehyung de mala gana
volviendo a guardar su teléfono.

— ¿Qué dijo? –Intervengo ahora yo, intentado no sonar muy


desesperado.

Taehyung me observa en silencio unos momentos, Anthony voltea a


verlo de forma muy intensa esperando respuesta.

—Que está en Estados Unidos. –Habla Taehyung. –Y que cobrará


deudas.

Mis ojos se expanden. Muchas, muchas deudas. Mi corazón va rápido.

—Muchas, muchas deudas. –Finaliza Taehyung poco después.

— ¿A qué se refiere con eso? –Anthony alza una ceja.


—Eso quisiera saber yo. —Taehyung observa su teléfono de nuevo. —
¿Quieres que vuelva a marcarle?

—No. No es el momento de enfocarnos en ello. Debe ser una distracción.


El verdadero problema es la reunión. –Dice Anthony. –Hablaré con Clara.
Espera.

Anthony se levanta y corre escaleras arriba dejándonos a mí y a


Taehyung solos. Yo volteo a verlo y él también me observa.

—No tienes nada que ver con esto, ¿verdad? –Me pregunta.

—No. –Le contesto. –Yo odio a Yoongi, lo mataré apenas lo vea.

— ¿Sabes que deudas viene a cobrar? –Me sigue preguntando.

Niego con la cabeza.

—No tengo idea. –Contesto.

Taehyung me observa unos momentos antes de suspirar y comenzar a


alejarse de mi campo de visión dejándome solo en la sala. Yo me
mantengo callado, sintiendo una pequeña sonrisa iluminar mi rostro poco
después. Observo mis manos y suspiro con cierto alivio dejándome
acostar en el sofá.

Solo un poco más. Solo queda fingir un poco más. No sé bien que está
planeando pero sé que quiere el papel que mejor se me da. Al niño
inocente. Confió en el. Aprendí a leer y a recibir sus órdenes sin la
necesidad que me lo diga verbalmente. He aprendido a leer y a captar su
mirada y sus acciones.

No sé qué se trae en manos pero será emocionante. Esbozo otra sonrisa


sin poder evitarlo. Está tomando muchos riesgos yendo y viniendo. ¿Con
que propósito? Es como… si quisiera… juntar a un ganado. Arreando de
todos los costados para llevar a las ovejas a un mismo centro.

¿Pero quienes son las ovejas? ¿Y por qué hacerlo? Eso aún no me
queda claro.

—Yoongi… Yoongi… —Susurro sobando unos mechones oscuros de mi


cabellos. — ¿En qué te estas metiendo mi loco Yoongi?

Supongo que solo queda esperar por las sorpresas que traerá. Nunca me
había sentido tan emocionado por ello. Es decir, siempre era el quien
actuaba por su cuenta pero ahora ha tocado ser un equipo. Somos él y
yo. No más Yoongi solamente.
Jimin y Yoongi, era ahora.

Frunzo un poco mis labios y esbozo una sonrisa caminando a la cocina


donde esta Taehyung. Paso a su costado tarareando canciones en voz
baja. Uf, sí. Muerdo mis labios dando una suave vuelta y en un rápido
movimiento, le doy una nalgada traviesa y le quito al mismo tiempo el
teléfono. El me observa pícaro y yo le devuelvo la sonrisa, escondiendo
el teléfono detrás de mí. Sigo tarareando subiendo a mi habitación y
sonriéndole lindo a Jungkook con quien me cruzo en las escaleras.

Ah, cosa de todos los días. Manipula y chantajea, por tu sonrisa inocente,
finge ser un idiota, muerde, dispara y salte con la tuya. Oh, adorable.
¿No? Mis dedos se van moviendo ágilmente por el teléfono al momento
que ruedo un poco en la cama y pongo el altavoz escuchando los pitidos
hasta que descuelgan.

—Te dije que no me marcaras bajo ninguna puta circunstancia,


Taehyung. ¿Una maldita advertencia no es suficie…?

—Te extraño. –Puchereo.

Silencio.

—Oh, no es cierto. –Yoongi ríe del otro lado de la línea.


—No te preocupes, Taehyung sigue vivo.

— ¿Sabes lo arriesgado que eres? ¿Ya no piensas en las


consecuencias?

—Considerando el hecho que me tiraste a los pies de mis enemigos y


besaste a otro chico frente a mí, creo que es natural que pierda un poco
los estribos. –Sonrió sarcástico.

—Si… lo siento por eso. —Yoongi suspira. –Oye muñeco, tengo a tu ex


novio a un par de metros de mí. ¿Por qué no mejor esperas a la preciosa
reunión antes de intentar marcarme de nuevo?

—Ex, ¿Qué?

—Te llevarás lindas sorpresas. No hoy, más tarde, muñeco. Recuerda no


pensar muchos en mí la noche y llevarla con cuidado con los cuchillos.

—Y tu ve pensando en el discurso que deberás hacerme. No te


perdonare fácil esta pasada sea cual sea la recompensa que pueda traer.
–Le digo con cierta amenaza. –O deberé tomar medidas para hacerte
pagar.

—Oh, créeme… cuando te enteres de que pasara valdrá cada respiro


y lagrima. No tienes idea de lo que nos espera.
—Veremos.

—Veremos. –Repite.

—Supongo que te veré en la reunión.

—Oh sí. –Casi puedo sentir su sonrisa del otro lado. –Las cosas se
pondrán… interesantes. ¿No lo crees?

—Mucho. –Observo mi puerta. –Debo irme. Adiós, Yoongi.

—Adiós, muñeco. +

Y colgamos.
104

JIMIN POV.

Suelto un suspiro acomodándome pesadamente en la silla. Casi todos


nos encontramos allí, Forcraft, Taehyung, Jungkook, Clara, Matthew y
yo. Estamos cenando, el silencio es un poco incómodo pero nada de otro
mundo. Yo me mantengo apoyado en la mesa con expresión aburrida, la
mirada en mis uñas que tienen unas pequeñas gotas de sangre, regalo
por abrirme sin querer el dedo tratando de cortar la carne.

—Qué sociales. —Habla Taehyung rompiendo el silencio. Voltea a verme


y yo le sonrió, me encanta que sea así.

—Estamos bajo presión. —Clara se mantiene quieta, observando su


copa de vino. —Me sorprende que estés en una actitud tan positiva,
Taehyung.

— ¿Qué tan malo puede ser? —Taehyung alza sus hombros. —Si nos
toca morir, moriremos. Fin de la historia.

—Bueno, no todos acá estamos aburridos de la vida. —Habla Jungkook


viéndolo enojado. —Algunos aún tenemos razones y ganas de seguir
viviendo.
—Ese es mi chico. —Forcraft sonríe dándole unas palmadas en la
espalda.

— ¿Ya nos pusimos homosexuales? —Pregunta Matthew jugando con el


pan.

— ¿Qué? —Clara une sus cejas.

—Cuando no. —Ríe Taehyung y al instante hace una mueca. Jungkook


lo ha pateado debajo de la mesa.

—Forcraft, controla a tu pareja. —Suspira Clara.

— ¡¿QUE?! —Gritan ambos al unísono. Tanto Jungkook como Anthony


se separan el uno del otro con rostros son sonrojados. Yo vuelvo a reír.

—Bueno, ¿Quién jala la orgia? —Matthew se estira. —Si voy a disparar


el arma, mejor que sea después de unos buenos polvos.

— ¿Alguna vez piensas con tu cabeza de arriba? —Intervengo alzando


una ceja.
—De cuando en cuando. —Matthew alza sus hombros sonriente y yo
ruedo los ojos.

—Dame una "D", Jungkook. —Ríe Anthony y el mencionado ríe también.


—Dame una "I", una "V" y una "A"

—Diva. —Canturrea Jungkook viéndome.

—No estoy de humor. —Dejo de apoyar mi mejilla en mi puño para


sentarme correctamente.

—El humor depende si cuchillas locas está rondando cerca. —Taehyung


toma de su vino y yo volteo a verlo con furia.

El silencio se instala.

—Oh vamos, no arruinen el ambiente. —Se queja Taehyung.

—Lo arruinaste tu solo, cariño. —Contesto sonriente dándole un trago a


mi vino.

—Bueno, ¿y la cena? —Clara observa a los costados.


—No debe tardar. —Anthony observa la cocina. —No sean así con la
pobre Ross.

— ¿Alguien tiene el cuchillo? —Pregunto Jungkook. —Quiero más pan.

—Con cuidado. —Advierte Taehyung pasándoselo. —A Jimin le puede


dar un orgasmo.

Me levanto bruscamente. Anthony suelta un "Ohhh" junto con Clara.


Matthew silba sonriente y Jungkook tapa su boca para oprimir la risa.
Taehyung me observa fijo.

— ¿Me equivoco? —Me sigue provocando.

—Te enterraré esto en los ojos. —Alzo el cuchillo que tengo a mi


costado. —O te rebanaré el cuello.

—Y es por eso que no haces enojar a los muñecos. —Matthew alza


ambas cejas y vuelve a darle un trago a su vino.

—Vuelve a abrir la boca y a ti te arrancaré la lengua. —Amenazo


viéndolo fijamente.
—Yo solo decía. —El ríe y Jungkook niega con su cabeza divertido.

—Ya, lo siento. —Taehyung suspira y yo entrecierro los ojos. —Ya,


Jimin. Era broma.

Me vuelvo a sentar sin dejar de jugar con el cuchillo viéndolo fijo. Me


percato que todos me están viendo pero a mí me da igual, solo tengo la
vista fija en Taehyung mientras paseo el cuchillo entre mis dedos.

—Si nadie lo dice, yo lo diré. —Habla Clara. —Es la viva imagen de


Yoongi, en carne y hueso.

Dejo el cuchillo en paz y le clavo la mirada alzando una ceja. Matthew,


Jungkook y Anthony asienten.

—Estoy de acuerdo. —Habla Jungkook.

—Dejen eso, por favor. —Pido bajando el cuchillo y frotando mis sienes.
—Dejen de mencionar a Yoongi o lo que sea. Por favor. Me está
comenzando a doler la cabeza.

—Ya escucharon. —Me defiende Matthew. —Pico cerrado.


—Gracias. —Contesto sin gracia.

—Un placer. —Me responde.

Clara vuelve a darle un trago a su vino y volvemos a quedarnos en


silencio. Finalmente escuchamos unas pisadas y las mucamas llegan con
los platos. Mi estómago ruge hambriento y solo puedo esperar a que
dejen mi delicioso plato frente a mí. Observo el filete frente a mí con una
ceja alzada.

— ¿De qué es? —Pregunto sirviéndome un poco de ensalada.

— ¿Qué es qué? —Pregunta Forcraft alzando una ceja.

—El filete. —Pregunto cortándolo y observando la textura. — ¿Estos son


frutos del bosque?

—Si. —Jungkook asiente.

— ¿Y el filete? —Vuelvo a preguntar.


Siguen comiendo ignorando mi pregunta, lo cual me molesta un poco.
Suelto un suspiro pesado hasta que Clara voltea a verme y traga. Le da
un codazo suave a Matthew y este suspira volteando a verme.

—Es filete de ciervo a la parrilla con frutos del bosque. —Me dice antes
de seguir comiendo.

Pestañeo y llevo mi vista al instante a Jungkook y a Anthony que están


calladitos y bonitos comiendo. Espero a que volteen pero no lo hacen así
que volteo a ver a Matthew y Clara que siguen igual. Levanto la cabeza a
la cabecilla contraria y Taehyung me ve, alza sus hombros y se limpia
elegante con la servilleta.

—A mí no me veas, Jimin. —Se defiende. —Yo no elijo que comer. Es el


tío de Jungkook.

— ¿Will? —Pregunto de mala gana viendo ahora a Jungkook. — ¿Cómo


se supone que debo tomarme esta comida?

—Debe ser una coincidencia solamente, no te pongas paranoico. —Me


dice él una vez que traga. —Come. Este bueno.

Me mantengo callado y me levanto suavemente de la mesa bajo la atenta


mirada de todos. Dejo la servilleta en la mesa y me excuso.
—Lo siento, no tengo mucha hambre. —Dijo alejándome de unos pasos.
—Provecho, descansen. Nos vemos mañana.

—Descansa. —Me dicen casi todos por igual con miradas algo difíciles
de analizar.

Les doy la espalda y sin voltear atrás regreso a mi habitación subiendo


rápidamente las escaleras. Ingreso a mi habitación y me dejo caer en la
cama abrazando la almohada.

Me fuerzo a tranquilizarme pero sé que es imposible. Solo debo


desconectarme un poco y seguir controlando todo el sentir que siento
ahora.

Solo... un poco más.

.
Mis ojos se abren y me percato que es plena madrugada. Casi. Son las
cinco de la mañana. Me reincorporo de la cama observando el reloj y
suelto un suspiro volviéndome a acostar. Me remuevo incómodo,
sintiendo la erección matutina que me está causando cierta incomodidad.
Me coloco de costado y me aferro a la almohada, soltando un gruñido
cuando la sensible tela roza con mi sensible zona.

Suelto un suspiro.

—Yoongi... —Gruño aferrándome fuerte y tratando de respirar profundo.

Me mantengo quieto escuchando voces. Me reincorporo rápidamente y


después de acomodarme bien, me levanto y avanzo hasta la puerta que
voy abriendo con lentitud. Me asomo por la ranura escuchando en efecto
unas voces del estudio. Alzo una ceja y salgo lentamente hasta
acercarme a la fina ranura de luz.

— ¿Entonces que diremos? —Habla una voz masculina que identifico


como la de Taehyung. — ¿Qué lo entregamos así nada más?

—No podemos entregar a Jimin pase lo que pase. —Interviene quien


creo es Forcraft. —Los de Europa trataran de amenazarnos o de cerrar
algún trato pero no podemos dejar que Jimin se vaya.
—Pueden sacar el tema de Oregón. —Escucho otra voz masculina que
no reconozco. —O lo que sucedió en el 95. Cualquier cosa que nos
ponga en jaque.

—Quien me preocupa es Seokjin. —Habla la única voz femenina, Clara.


—El realmente sabe lo que hace y a donde va. ¿No recuerdan los
incendios del 2003?

—Fue la primera señal. —Habla Taehyung. —Acá todos ya sabemos,


¿Por qué actuamos como si no?

—Porque tú eres familiar de Yoongi. —Habla Anthony severo. —Y eso


podría perjudicar.

—El grupo L es la familia de Yoongi. —Habla nuevamente Clara. —


Concuerdo con Taehyung. Hay que dejar esto de códigos y esa mierda.

—Seokjin, Namjoon, Yoongi y otro más. —Habla la otra voz que no


reconozco, quizás sea Will. Se parece. —Una chica, según esto.

— ¿Min Suga tuvo una niña? —Pregunta Clara riendo. —Yo estuve
investigando y nunca supe de una mujer a excepción de la madre de
Yoongi y la de Namjoon y la de Seokjin.
—Era obvio que para mantenerla oculta no sacara nada. —Habla ahora
Taehyung. —Bien, yo estuve detrás del grupo L, buscan a una chica que
nació en el 95. Esto todos lo saben.

—Puede ser cualquier persona. —Habla nuevamente Forcraft.

— ¿Jimin? —Pregunta Jungkook.

El silencio permanece, yo paso saliva.

—No puede ser Jimin. Los tiempos y momentos no concuerdan. —Habla


Jungkook. —Él estuvo en el orfanato o aquelarre. Los hijos de Min Suga
estaban allá en Europa.

— ¿Pero cómo Yoongi llegó entonces acá? —Pregunta Anthony. — ¿No


estuvieron él y tu juntos de toda la vida?

—No. —Habla Taehyung. —Vivíamos en Francia hasta que nos


mudamos acá, jamás supimos hasta ahora. Yoongi fue el primero en irse
con sus padres, un año después nos fuimos mi madre y yo y entramos
en Linsday.
—Entraron un año después que yo. —Interviene Jungkook. —Y tres años
después llego Jimin.

— ¿Jimin como llegó? —Habla nuevamente Forcraft, yo me mantengo


atento.

—Yo la mandé. —Un voz ajena y siento mi piel de gallina.

Derek Sullivan.

— ¿Por qué? —Escucho nuevamente a Anthony pero mi boca se


mantiene seca.

—Era su jefe. —Habla Sullivan. —La estuvimos cuidando cuando ella


vivía en Nueva York pero una vez que adopto a Jimin, la mandamos a
Oregón. Mientras más lejos estuviera, mejor. Teníamos únicamente una
oficina allá. Así no perdíamos contacto.

— ¿Pero cómo llego Jimin a sus brazos? —Pregunto Anthony


nuevamente.
—Porque nosotros sabíamos que buscaban a Jimin. —Sullivan ríe un
poco. —Tu padre, Anthony, fue quien lo descubrió. Nuestros hombres le
sacaron la información antes de que muriera.

El silencio permanece pero yo me mantengo concentrado a escuchar


todo pese a que apenas vea algo. Solo parte de la mesa y medio brazo
de alguien.

—Sabíamos que Jimin estaba en aquel orfanato, Chaerin lo adopto


cuando apenas tenía un año. —Sigue Sullivan. —Nunca supimos por
qué, fueron largos años hasta apenas tres años que volvieron a atacar.
Ya todos en esta sala conocemos las razones.

—Aparentemente vale mucho dinero, el grupo L está dispuesto a pagar


billones por él. —Taehyung ríe un poco. —Aunque ustedes, bola de
cretinos, no quieren darlo porque se mueren de curiosidad el saber por
qué vale tanto.

—Jimin debe tener algo que lo haga valer tanto. —Habla Sullivan. —No
entiendo por qué el grupo L lo desea tanto. Debe tener algo en su
cerebro, en su cuerpo o en su sangre. Quién sabe.

—Supongo que en pocas horas lo descubriremos. —Habla nuevamente


Jungkook. —Aún hay muchos fragmentos vacíos acá.
—Resumido. —Suspira Clara. —No tenemos idea de que cojones tiene
Jimin pero quieren pagar billones por él. Podemos darlo y quedarnos con
el dinero o dejarlo con nosotros y descubrirlo con el tiempo. Fin.

—Básicamente. —Anthony carraspea su garganta.

Nuevamente me mantengo en silencio y parpadeo repetidas veces


tratando de comprender todo lo que me acaban de soltar. Retrocedo un
poco y siento mi boca reseca. No me interesa escuchar más, al fin y al
cabo solo soy objeto de negocios. ¿Por qué? Joder, la pregunta no me
deja en paz.

Avanzo por el pasillo y bajo a la cocina para tomar un vaso de agua. Una
vez mi garganta refrescada, vuelvo a subir a mi habitación y me acuesto.
Toda mi cabeza da vueltas y es un poco incómodo ya que exactamente
en un par de horas, deberemos viajar a una zona alejada para tener la
famosa reunión con los europeos, alias, grupo L.

.
YOONGI POV.

—Menuda pena, parece que no logramos llegar a Jimin a tiempo. —


Suelto un falso suspiro dramático.

—Cierra la boca. —Me calla Mingyu sin dejar de teclear en su teléfono.

—Bueno, ve el lado positivo: en un par de horas vas a verlo. —Alzo mis


hombros. — ¿A qué hora es la reunión?

—A las cuatro de la tarde. —Gruñe él. —Ya le mando un mensaje a


Seokjin, está enfadado contigo y conmigo. Hablará con nosotros
después.

—Auch. —Rio y suspiro tranquilamente. —Si sigue vivo, con gusto me


dejare sermonear.

—Eres tan optimista. —Mingyu guarda su teléfono de mala gana. —


Apúrate, debemos llegar ya listos al lugar.

—Oh, ¿Y cómo llegamos? ¿En taxi? Esperaba que una limo viniera a
recogernos para ya sabes, llegar con estilo y toda la cosa. —Comento
divertido pero Mingyu realmente parece que quiere estrangularme a
través de sus ojos. — ¿No?

— ¿Puedes se mas cínico? —Sisea entre dientes.

—Como hijo de Min Suga probablemente me consigues un helicóptero.


No lo sé. —Alzo mis hombros sin borrar mi sonrisa. Es divertido jugar con
él.

—No entiendo como Jimin te soporta.

—Ya sea porque es igual a mí o increíblemente idiota. Yo digo que un


poco de ambas.

Mingyu suspira frustrado y después de minutos en silencio, seguimos


avanzando por las calles y el detiene un taxi.

—Ellos ya van para allá, nosotros iremos al hotel a ponernos algo más
decente. —Me explica y yo asiento. —Más vale ser rápidos ya que si
llegamos tarde será un poco incómodo.

—Claro. —Observo mi teléfono aburrido. —No queremos que los más


esperados sean los últimos en llegar.
Mingyu se limita a contestarme algo y sencillamente se calla. Yo esbozo
una sonrisa durante todo el trayecto hasta que llegamos al hotel donde
esta hospedada mi familia. Que emoción.

Rápidamente uno toma una habitación y se mete a bañar. Salgo con una
toalla enrollada en la cintura y me coloco un traje impecable que está
colgado en el armario. Saco unas papas que abro y comienzo a
comérmelas tranquilamente. Mingyu al verme suelta un grito.

— ¿Qué? —Pregunto con la boca llena.

— ¡¿Cómo se te ocurre comer papas?! —Exclama el furioso.

—Tengo hambre.

—Eres increíble. —El frota el tronco de su nariz. —Renuncio a esto,


avanza ya.

Chupo mis dedos y tiro la envoltura siguiéndolo por detrás. Mingyu


maldice pero yo sigo con hambre, carajo. Detesto quedarme con hambre,
mi humor baja considerablemente y dudo que sea una buena idea que
llegue de malas a una reunión con caras enemigas frente a mí.
— ¿Qué hora es? —Pregunto.

—Las tres de la tarde con quince minutos. —Habla Mingyu mordiendo su


uña nervioso. —No llegaremos a tiempo.

—Bueno, la reunión a las cuatro, ¿no? Nos queda casi una hora. —
Observo la hora igualmente. —Trata de relajarte. Si me pones nervioso,
las cosas saldrán muy malas una vez que lleguemos. ¿Puedes hacer
eso?

Mingyu suspira y yo cierro mis ojos. No niego que comienzo a ponerme


un poco tenso. Será una reunión interesante, no me cabe duda, sin
embargo, espero realmente que las cosas no se salgan de control. Todo
puede pasar, la regla es no llevar ningún arma pero no me sorprendería
que alguno rompiera la regla accidentalmente.

Pasan largos minutos donde trato de no enfocarme en nada, únicamente


quiero estar lo más tranquilo posible o encenderé la bomba antes de
tiempo. No. Eso no puede pasar. La diversión la tengo muy bien
planeada para la noche. Mi muñeco me odiara toda la vida por ello.

Y sin embargo, lo disfrutara a la vez como nunca.

.
.

JIMIN POV.

Mis manos se mueven y están sudorosas. Las limpio en los pantalones


impecables que llevo pero no me tranquilizo. Observo a todos en silencio,
el guarda espaldas manejando y Jungkook a mi costado derecho y
Taehyung a mi izquierdo. Delante va Forcraft de copiloto y detrás de
nosotros, Will, Clara y Matthew. Este último está en su teléfono.

— ¿Los demás nos alcanzaran allá? —Pregunta Will.

—Si. —Asiente Forcraft. —En la otra camioneta van Sullivan, Elliot, Kyle,
Kai y Wonho.

Me estremezco escuchando los nombres y automáticamente paso saliva.


Taehyung me observa de reojo y coloca su mano en mi pierna para
calmarme. Yo trato de recuperar el aliento poco a poco, Jungkook se
mantiene en silencio viendo el exterior.
—Es un lindo día para morir. — Taehyung observa el cielo.

— ¡Dios mío. Taehyung! —Exclama Clara. — ¿Por qué no te callas?


¡Deja de hablar de muerte!

—Yo apuesto veinte dólares a que uno le disparan en la pierna. —


Taehyung saca su billete.

—Cincuenta dólares a que es alguien de nuestro lado quien pierde el


control. —Matthew saca también un billete que observo a través del
espejo retrovisor.

—¿Pueden permanecer serios cinco minutos? —Espeta Anthony de


mala gana.

—Cincuenta dólares a que Jimin y Yoongi no prestaran una mierda de


atención por estarse viendo. —Jungkook saca el billete.

—Yo entro. —Anthony toma el billete con una sonrisa. —Se ignorarán.

— ¿En serio? —Pregunto de mala gana cruzándome de brazos.


—Vamos, es divertido. —Taehyung me da un codazo.

—Cien dólares a que habrá un muerto. —Habla Taehyung.

—Los tomo, habrá más de uno. —Clara saca su billete y sonríe.

— ¿Tú que apuestas, Jimin? —Me pregunta Matthew.

Volteo a verlo a través de mi hombro.

—A que si se descontrola, tu serás el primero a quien le arranque la


garganta. —Sonrió falsamente y vuelvo la vista al frente.

— ¿Creen que me odia? —Pregunta Matthew y la mayoría ríe.

—Clara, serás leyenda. —Habla ahora Taehyung. —La única mujer entre
todos los hombres de la mafia. Eres una sensación para las mujeres.

—Cierra la boca, Kim. No me hagas golpearte antes de tiempo. —Habla


Clara desde su teléfono, sonrió al verla a través del espejo y vuelvo la
vista a mis piernas.
—Vamos llegando... —Habla Forcraft tensando el ambiente.

La risa desaparece y todo realmente parece volverse hielo. Nos


detenemos frente a lo que parece ser una posada. Paso saliva con
dificultad al ver una camioneta ahí estacionada. Anthony entrecierra los
ojos.

— ¿Son...? —Comienza Jungkook.

—No, es Sullivan. —Anthony abre la puerta. —Abajo. Ellos ya llegaron.

Todos comenzamos a quitarnos los cinturones de seguridad y yo siento


mis manos temblar. Abren las puertas y todos comenzamos a salir hasta
que nos encontramos fuera. El cielo está muy despejado, no hay ni una
sola nube y el sol está a todo. Observo a todos vestidos de negro y solo
presiento que vamos a asarnos vivos.

—Están dentro. —Anthony bloquea su teléfono. —Los de Europa todavía


no llegan.
Asentimos y comenzamos a avanzar al interior de la posada mientras yo
siento en mi estómago y el aire cada vez más denso y difícil de respirar.
Mis manos vuelven a sudar y mi corazón va demasiado rápido.

Realmente esto va a terminar muy mal.


105

JIMIN

Inhalo y exhalo suavemente tratando de conservar la calma. Hay un nudo


en mi garganta que está haciendo que mi estómago se revuelva. Relamo
mis labios sintiendo la saliva un poco ácida en labios y trago.

Pasamos por un jardín bastante lindo hasta una puerta negra. Anthony
toca y esta se abre, dejándonos pasar a una estancia color melocotón
con sofás rojos. Will, Clara y Forcraft avanzan hacia la chica detrás del
mostrador y ella comienza a mover la mano como si estuviese dando
indicaciones. Yo me sigo removiendo un poco sintiéndome terriblemente
incómodo.

— Andando. — Ordena Forcraft avanzando.

Asentimos y lo seguimos, saliendo a otro jardín e ingresando a otro


pequeño gran espacio donde Will entrega algo. Jungkook, Taehyung,
Matthew y yo esperamos a los otros tres antes de seguirlos por un pasillo
considerablemente largo hasta una puerta roja. Anthony la abre y mis
ojos se amplían.
Es un kiosco, casi. Es casi el mismo modelo, una construcción en forma
de pentágonos con vallas alrededor y un techo circular un poco profundo,
finalizando seguramente en una punta color rojo. Está al aire libre, siendo
rodeado por un pequeño lago. Hay una que otra planta colgando del
techo, pequeñas antorchas alrededor y conecta hacia unas escaleras
que bajan, llevando a otra mesa igualmente rodeada de vallas. En el
centro de donde nos encontramos hay una mesa circular con veinte
sillas. Es increíblemente amplia, de madera clara, sillas confortables y
botellas de agua colocadas.

Bueno, no me esperaba un lugar así.

— ¿Y los demás? — Pregunta Clara.

— Ahí vienen. — Forcraft guarda su teléfono.

Paso saliva y me refugio detrás de Clara. Ella me observa con cierta


sorpresa cuando me coloco detrás de ella pero esboza una suave
sonrisa como diciendo "todo estará bien". Observo a Jungkook quien
mantiene una mirada suspicaz al igual que Taehyung. No pasa mucho
hasta que por la misma puerta, comiencen a ingresar los demás de
nuestro grupo. Me oculto más detrás de la única mujer allí.
— Forcraft. — Saluda el hombre de hasta al frente, aunque ha cambiado
un poco, lo recuerdo de la cena de año nuevo. Es Kyle, si no me
equivoco. Un hombre de cincuenta años o más probablemente, calvo
pero bien fornido. Piel canela, rasgos duros.

— Kyle. — Forcraft esboza una sonrisa y estrechan sus manos —


¿Estuvo bien el viaje?

— Bastante bien. — Kyle sigue saludando y formamos una línea


colocándonos unos al lado del otro. El primer es Forcraft, le sigue Will,
Jungkook, Taehyung, Clara, yo y Matthew.

Bajo la mirada cuando todos los demás entran.

— Sullivan. — Escucho ahora Forcraft, levanto la mirada para estrechar


la mano de Kyle la cual es cálida y no dura, solo formal.

— No sabía que veníamos de vacaciones. — Dice Sullivan y yo paso


saliva al verlo de reojo.

— Los europeos parecen ser muy finos. — Habla ahora Clara.


— Se nota. — Sullivan la pasa y queda frente a mí. — Vaya, vaya.
Miren a quién tenemos aquí.

Observo sus ojos claros, azules bastante profundos. Me abstengo a decir


algo y él estrecha mi mano suavemente, desviando su mirada a mi oreja
y esbozando una sonrisa. Yo lo sigo con la mirada pero no me da tiempo
ya que mis ojos quedan nuevamente frente a otros azules.

— Jimin. — Habla Elliot inclinándose un poco. — ¿Quién diría que


seguirías vivo después de tanto, eh?

— Dicen que la hierba mala nunca muere. — Le contesto con una


sonrisa fría y él me la devuelve, pellizcando mi barbilla suavemente antes
de seguir. Yo me estremezco.

— ¿Lo conoces? — Me pregunta Matthew en voz baja.

— Por desgracia. — Le contesto igualmente antes de gruñir un poco.

Espero un poco y finalmente quedan frente a mí una cara conocida pero


que no había visto en mucho tiempo. Sonrío.

— ¿Una piña colada? — Me pregunta sonriendo.


— Kai. — Alzo ambas cejas riendo. — Menudo reencuentro, ¿qué tal
Washington?

— Pesado. — Ríe y estrecha la mano de Matthew sin dejar de


verme. — ¿Nos escapamos a la playa?

— Yo elijo el hotel. — Le bromeo.

Kai ríe bajo la mirada mordaz de Taehyung y Elliot. Matthew inclusive


una mirada algo extraña, Forcraft y sobre todo Sullivan. Me encojo un
poco y carraspeo mi garganta. La fila se rompe y formamos un círculo,
viéndonos todos con todos.

— Bien. — Habla Sullivan. — Los europeos no tardan en llegar. ¿Nadie


tiene armas?

— Dijimos nada de armas. — Forcraft niega con la cabeza. —


Únicamente yo tengo una. Por cualquier cosa.

— Y yo. — Clara muestra el interior de su saco negro.

— Bueno, bueno, la confianza se va a la mierda rápido. ¿No? —


Matthew sonríe.
— Matt... cállate. — Le digo viéndolo con una sonrisa.

— Jimin trae un arma. — Matthew me apunta.

— ¿Qué? — Sullivan me observa y yo me quedo igual. Observo a


Matthew uniendo mis cejas.

— O mejor dicha, vendrá. — Bromeo y tardo en captarlo, pero una vez


que lo hago, le doy un empujón.

— ¡Ah, ya entendí! — Jungkook suelta una carcajada. — Buena esa,


Matt.

— ¿Pueden tratar de mantenerse serios? — Habla Kyle de mala gana y


su tono de voz es imponente. — Anthony, controla a tus niños o verás
que conmigo si aprenden a ser tipos duros. Los del este siempre hemos
sido firmes y ustedes los del oeste mano blanda.

antes de que Anthony o Will abran la boca. — Somos todos un equipo,


¿bien? Y nuestra prioridad ahora es Jimin. — Me observa y cuando
todas las miradas se posan sobre mí, me encojo un poco. — Sea cual
sea la historia o el pasado, ahora no importa. Debemos cuidarnos. No
traicionarnos.
— Uh, dile eso al de oreja volada. — Ríe Elliot y yo volteo a verlo
molesto. — Jimin es el perfecto y claro antónimo de leal. Lamento no
confiar en ti, bebé.

— No tienes punto de palaras acá. — Para mi sorpresa Taehyung


interviene. — Cierra el pico Elliot. No nos interesa si tienes un amor
platónico con Jimin. Fueron compañeros y ya, córtalo.

— Chicos, basta. — Clara los observa mal.

— Es una pena que lo digas. — Elliot sonríe. — Ya que cuando Jimin y


tú estaban juntos, ¿no te contaba cómo me lo tiraba en su cama cuando
te largabas?

— ¡¿TÚ QUÉ?! — Grita Taehyung.

— ¡YA BASTA! — Vuelve a gritar Kyle. — ¡Elliot calla la boca en este


instante que no estamos aquí para hablar de a quien le abrió las piernas
el maldito de acá enfrente! — Me observa con furia total y yo lo observo
igualmente molesto. — ¡Ya basta!

— Hey, podrás ser un jefe y toda la mierda pero no le hables así a


Jimin. — Jungkook interviene dejándome sorprendido. — No estamos
aquí para faltarnos al respeto unos a otros. — Los observa a todos. —
Entiendo que estamos bajo presión y la tensión está en su punto
máximo, pero si comenzamos a pelear, no llegaremos a ningún lado.
Deben dejar de lado las diferencias y los rencores o esto no funcionará.
Europa es unida y por eso siempre son mejores que nosotros. No les
demos el gusto de ahorrarles el trabajo de exterminación
exterminándonos a nosotros. No llegaremos a ningún lado así. ¿Quieren
un cambio? Este cambio comienza aquí. — Todos se mantienen
callados y Jungkook los observa. —Juntos.

Yo esbozo una sonrisa de orgullo. Jungkook me observa y yo asiente


suavemente con mi cabeza. Él toma aire y da un paso hacia atrás para
volver al círculo, Forcraft ríe dándole unas palmadas en la espalda y
Taehyung solo suspira. El silencio se mantiene.

— Bueno, alguien aquí sí que tiene agallas. — Vuelve a hablar Matthew.

— Santo Dios, ¿tienes botón de apagado? — Pregunta Clara viéndolo


molesto.

Suelto una leve risa junto con los jóvenes. Los adultos sin embargo, se
mantienen serios. A excepción de Forcraft. Él es como un niño en el
cuerpo de un adulto.
— Bueno, el jefe ha hablado. — Anthony alza sus hombros. — Hay que
mantenernos tranquilos. ¿Bien? No perdamos el objetivo de vista.
Tenemos que conservar a Jimin con nosotros e intentar investigar para
qué lo quieren. Saquen beneficio, nosotros tenemos la ventaja.

— Bien. — Will, que es extrañamente callado, asiente. — Vamos a


sentarnos.

— ¿Cómo nos organizamos? — Pregunta Clara viendo las sillas. —


Son quince. Exactos.

— Algo que no entiendo es, ¿por qué les tememos? — Kai habla. — Es
decir, nosotros somos once, ellos solamente cuatro. ¿No podríamos
simplemente tenderles una trampa?

— Porque si la puta mafia Europea que hemos matado a los hijos de Min
Suga, van a exterminarnos. — Habla Kyle exasperado.

— ¿Los hijos de Min Suga? — Jungkook alza una ceja. — ¿Cómo?

— Kim Namjoon, Kim Seokjin y Min Yoongi. — Habla Sullivan. —


Bueno, casi. El cuarto hijo sigue siendo un misterio, claro. Aunque dicen
que lo asesinaron hace tiempo. Da igual.
— Una chica. — Anthony asiente. — Es una pena, nos hubiera podido
resultar útil.

Siguen conversando, pero Jungkook observa a Taehyung y Taehyung


también lo observa a él, como si se estuviesen diciendo algo a través de
la mirada. Uno un poco mis cejas cuando Jungkook aprieta sus labios y
los dos bajan la mirada al tiempo para hacerse una seña que no
comprendo. Desvío la mirada cuando siento que tocan mi hombro. Volteo
y veo a Kai.

— Por si seguimos vivos. — Me da un papel y yo río. — Me quedé con


ganas de caminar en la playa contigo.

— Entiendo. — Río un poco y lo tomo. — Te buscaré.

— ¿Armando plan y no me invitan? — Matthew vuelve a aparecer y yo


pego un brinco.

— ¡Dios! — Le digo. — ¡Debes dejar de hacer eso!

Él ladea su boca y suelto mi aire dándole un suave golpe en el estómago


mientras él sacude mi cabello. En realidad, Matthew no es tan vil y
perverso como parece. Es cierto que n controla su boca y jode mucho
pero cuando comprendes que lo hace por humor y no con mala leche,
cambia mucho la perspectiva que podrías tener de él.

Al final, es familiar de Anthony. Son los mismos bromistas y niños en


cuerpos de adultos.

— Bueno. — Anthony nos habla. — Ya sabemos cómo nos vamos a


sentar. Esperemos que resulte.

Nos acercamos a la mesa circular con quince sillas. Hay una pequeña
abertura que te permite ingresar al centro que está viendo hacia la
puerta. Anthony se coloca del lado derecho tomando la primera silla.

— La idea es darles la impresión que están encerrados. Así podemos


vernos más imponentes. — Explica. — Por eso los tipos de apariencia
dura irán en los bordes de nuestro lado.

Asiento y veo a Kyle sentarse. Kai se va a sentar junto a él. Forcraft


sigue explicando y junto a Kai, se va a sentar Elliot, después Sullivan. Al
menos puedo respirar sabiendo que no estaré junto a Elliot, pero junto a
Sullivan me cuesta más trabajo. Por fortuna es a Taehyung a quien le
toca ir junto a él. Ya hay cinco sentados.
— Jimin, vas tú. Tú debes estar en medio, entre cinco y cinco. — Explica
Anthony y yo asiento, sentándome junto a Taehyung quien me sonríe un
poco, se lo devuelvo. —Y yo iré junto a ti por cualquier cosa. —Me dice
y asiento.

Después de que Anthony se siente junto a mí, va Matthew, Clara,


Jungkook y en la otra "esquina", el segundo tipo duro: Will. Esperamos
en silencio escuchando ruidos cuando apenas Anthony va a tomar la
palabra.

— Conserven la calma. — Es lo único que dice antes de callarse.

Yo juego con mis manos debajo de la mesa, escuchando los pasos más
cercanos. En unos segundos dos figuras aparecen. Mis ojos se amplían
un poco viendo los impecables trajes que portan y un aura tan frívola y
oscura que me estremece. Creo que a todos.

El primero es de cabello negro y rasgos bastante finos pero duros, labios


voluminosos y una mirada de muerte. Junto a él va un chico más robusto
y alto, un poco moreno, de rasgos duros y mirada muy seria. Ambos
llevan una carpeta y en silencio se acercan, quedando detrás de sus
sillas y viéndonos.
— América. — Habla el primero, más pequeño. — Es bueno
encontrarlos. Soy Kim Seokjin, el que está a cargo, este es mi hermano
Kim Namjoon. Gracias por presentarse.

— A ustedes. — Habla Anthony y no sé si soy yo, pero Anthony parece


ser el líder de los líderes. — Sin embargo, lamento mi pregunta si es
osada, pero, ¿no venían cuatro de su lado?

— Nuestro hermano y primo se encuentran en camino. Sufrieron un


contratiempo. — Explica Seokjin con voz más seria. — Nos
disculpamos profundamente en nombre de ellos, no tardarán.

Namjoon toma asiento casi junto a Kyle, la abertura en la mesa los


separa por un metro probablemente. Junto a Namjoon se va a sentar
Seokjin quien pasea su mirada constantemente sobre todos hasta
detenerse en mí. Yo me siento muy vulnerable debajo de su mirada
intensa, realmente es perversa y muy oscura.

Escuchamos más pasos y al instante me tenso el triple sintiendo mi


aliento cortarse por completo. Dios mío, es él. Es Yoongi. Sé que es
Yoongi. Mantengo mis ojos muy fijos al igual que los demás hasta que
muy lentamente, casi como si saliesen entre las sombras, dos figuras
hacen aparición.
Siento que mi estómago se va al suelo y todo mi cuerpo está a punto de
desfallecer sobre la mesa. No es cierto... no es cierto...

— Lamentamos la demora. — Mis ojos no pueden desviar la mirada. —


Buenas tardes.

Mingyu...

Cambio mi vista a la figura junto a él viendo a Yoongi. Me estremezco.


Su mirada es impresionantemente sombría, desquiciada casi y su cuerpo
está rígido... ese Yoongi de hace tantos años sin una pizca de luz ni
compasión en su mirada. No se molesta siquiera en ver a los demás, se
va a sentar junto a Seokjin y Mingyu queda al lado de Yoongi y Will. La
sangre se congela en mi cuerpo y el silencio se mantiene.

— Europa. — Habla Anthony fríamente, todo rastro amable o relajado ha


desaparecido. — Completo. Vaya honor tener a los hijos de Min Suga
frente a mis ojos.

— Se agradece el cumplido. — Seokjin sigue hablando pero mis ojos no


se despegan de Yoongi, quien está cruzado de brazos con la mirada muy
fija no en mí...

Está viendo a Jungkook.


— Bueno, ¿desean darle un trago a sus aguas antes de comenzar? —
Pregunta Seokjin destapando la suya. — Tengo el presentimiento que
gastaremos mucha saliva en esta reunión.

— Eso parece. — Clara habla y toma su agua, viendo a Yoongi con


mala cara.

Unos beben pero yo estoy con la mirada en mis manos.

— ¿Algo que quieren decir antes de comenzar? — Anthony observa a


los del otro bando, quienes se observan. Yo mantengo la vista ahora en
Mingyu pero él no parece dispuesto a cruzar miradas conmigo.

Esto no está pasando...

— En realidad, no. — Namjoon toma la palabra. — No sé los otros


dos. — Observa a Mingyu y a Yoongi.

No puedo creer que estén allí quietos los dos. ¿En qué momento? ¿Qué
mierda está sucediendo?

— Sí, tengo unas cosas qué decir. — Yoongi apoya sus codos en la
mesa y todos se mantienen en silencio. — Hagan lo que hagan, Jimin
será nuestro. — Sonrío y yo siento a Anthony tensarse. — Y se largará
con nosotros, así que no hagan esto más difícil.

— Yoongi, cállate. — Ordena Seokjin severo.

— ¿O no? — Yoongi me clava duro la mirada, una sonrisa mezquina


dibujándose en sus finos labios. — ¿Muñeco? ¿No te quieres venir
conmigo, bebé?

— Déjalo, Yoongi. — Habla Taehyung y Clara lo voltea a ver al


momento.

Nos volvemos a mantener en silencio y Yoongi desvía la mirada a


Seokjin, quien lo observa mal.

— ¿Ustedes tienen algo que decir antes de proseguir? — Pregunta


Seokjin cruzándose de brazos.

— En realidad, sí. — Sullivan se inclina hacia adelante y yo volteo a


verlo. — Es acerca de Park Chaerin.

Mis puños se tensan al momento y Anthony me toma.


— ¡¿CÓMO MIERDA TE ATREVES A MENCIONAR A MI MADRE?! —
Le grito enfurecido y Taehyung voltea a verme al instante pálido. —
¡CUANDO USTEDES MISMOS LA HAN MATADO!

— Oh, ¿nosotros? — Sullivan me observa alzando ambas cejas. —


Nosotros no la matamos, Jimin. Kyle y yo estábamos muy ocupados
tratando de darle a Yoongi. Tu madre murió no supimos en qué
momento.

— ¡MINGYU LOS VIO! — Grito. — ¡QUE DE POR SÍ NO ENTIENDO


QUÉ PUTA MIERDA HACE MI EX NOVIO ACÁ!

— ¿Por qué mentir? — Anthony observa a Mingyu quien desvía la


mirada. — Cuando nosotros entramos ya estaba Chaerin muerta y tú
muy herido. Dinos, ¿la mataste?

— ¿Mataste a mi madre, Mingyu? — Le pregunto comenzando a


temblar. — ¡¿MATASTE A MI MADRE?!

Él se mantiene en silencio apretando sus labios. Yo me siento estallar.

— ¡VOY A MATARTE! — Grito en lágrimas. — ¡VOY A MATARTE! —


Trato de levantarme pero Anthony me sienta a la fuerza. —
¡SUÉLTAME, SUÉLTAME ANTHONY!
— ¡JIMIN YA BASTA! — Me grita ahora Yoongi y yo al instante me
congelo. — ¡CONTROLA TUS PUTOS IMPULSOS YA, CARAJO!

Lo observo y el silencio abismal se forma en la sala. Frota el tronco de su


nariz y Mingyu ríe negando con su cabeza, dirigiendo la mirada hacia mí.

— No, Jimin. — Me dice. — Yo no fui quien mató a tu madre.

— ¡Claro que sí! — Le grito con lágrimas en los ojos. — ¡Tú estabas allí!
¡Confío en Anthony y sé que no fue él! ¡Sullivan tampoco, solo fuiste tú el
capaz de hacer eso!

— ¿Sí? — Él alza una ceja.

— ¡ESTABAS ENOJADO PORQUE TE HUMILLÉ EN ESA CENA Y


QUISISTE VENGARTE! — Le grito en furia. — ¡QUERÍAS VENGARTE
LASTIMÁNDOME COMO TE LASTIMÉ A TI!

— Vamos Mingyu, solo acaba con esta mierda y di que fuiste tú. —
Anthony lo observa con ojos furiosos.
— Tenía dos disparos, ¿crees que sería capaz de levantar un arma y
tirar? — Mingyu lo observa molesto. — ¡Tú mismo me viste al derribar la
puerta!

— ¡Chaerin ya estaba muerta! — Grita Anthony. — ¡¿Cómo sabemos


que no le disparaste antes de llegar y después recibiste las balas?!

Las lágrimas siguen saliendo sin piedad de mis ojos y me aferro a


Anthony. Yoongi parece que va a reventarle una vena al verme sobre el
jefe pero me vale una puta mierda. ¡¿QUIÉN MATÓ A MI MADRE?!

— Esto parece la pelotita caliente, todos lanzándosela porque sí. —


Mingyu aprieta los puños. — ¡YO NO MATÉ A TU MADRE JIMIN!

— ¡ASESINO! — Le grito de vuelta. — ¡VOY A MATARTE, MINGYU!

Trato de zafarme nuevamente pero hay un fuerte golpe en la mesa que


nos sobresalta a todos.

— Bien, ya fue suficiente. — Habla Kyle duramente. — Yo estaba en


esa cena, niño. — Me observa fijo. — Y el asesino de tu madre lo vi
perfectamente cuando disparó de aquella arma. Y está en esta mesa. —
Sonríe. — Y estás tan, tan ciego para verlo, que me das cierta pena.
El silencio se instala y lentamente volteo la mirada a Yoongi quien tiene
la mandíbula apretada mientras observa fijo a Kyle. No... No puede ser
Yoongi. No puede ser Yoongi. ¡ÉL NO, MIERDA! ¡ÉL NO!

— Oh, no es Yoongi, Jimin. — Kyle sonríe y yo vuelvo a verlo. — Está a


tu lado. Lo siento.

Yo volteo a ver a Anthony escandalizado y él abre la boca. Me alejo de él


al instante sintiendo una vibración aguda en mi oído. Estoy a punto de
soltar el grito de mi vida y lanzarme a arrancarle los ojos cuando Kyle ríe.
Volteo a verlo empapado de lágrimas.

— No, Jimin. — Él sonríe. — A tu otro lado. — Voltea y yo siento mi


alma irse al suelo. — ¿No es así, Kim Taehyung?
106

YOONGI

El silencio gélido que se forma en la sala me hiela la sangre. Amplío mis


ojos inevitablemente y mi mirada se dirige a mi primo, quien está viendo
la mesa sin decir absolutamente nada. Volteo a Jimin quien parece haber
entrado en shock, sin mover ni un músculo.

Observo a Seokjin de reojo quien parece estar aguantándose la risa junto


con Namjoon. Hm, menudos hermanos.

— ¿E-es cierto...? — La voz quebrada de Jimin hace presencia, tan


lastimera así como lejana.

— Jimin. — Taehyung voltea a verlo fijamente. — Fue un accidente. No


quería matarla, te prometo que no, ella se atravesó cuando quería... —
Jimin se abalanza sobre él comenzando a ahorcarlo y yo vuelvo a alzar
ambas cejas mientras bebo tranquilamente de mi agua.

— Y aquí vamos de nuevo... — Seokjin frota el tronco de su nariz


mientras Namjoon suspira y Forcraft y Matthew intentan separar a Tae y
a Jimin.
— ¡ASESINO! ¡ASESINO! — Comienza a gritar Jimin mientras sus ojos
se llenan de lágrimas. Parece que siquiera tiene ya la fuerza de seguir
gritando puesto a que estalla en lágrimas y se derrumba en los brazos de
Forcraft.

Taehyung se mantiene en un largo silencio y voltea a verme. Yo


únicamente niego con la cabeza y vuelvo a desviar la mirada a la
carpeta. Mis dedos recorren la mesa mientras cambian lugares Forcraft y
Jimin. Este se queda aún callado, llorando en silencio viendo la nada en
la mesa.

— Bien, retomando todo esto. Proponemos un intercambio. — Habla


Namjoon y todos voltean a verlo. — Miren, nosotros únicamente
queremos a Jimin y nada más. Aquí en Estados Unidos nunca ha estado
completamente seguro.

— Lo que suceda en Estados Unidos no les concierna a ustedes. —


Habla duramente Kyle.

— A lo que queremos llegar... — Sigue Namjoon formalmente. — Es que


proponemos una tregua. Dejen que Jimin se vaya con nosotros y
prometemos nunca más volver a molestar en este lado de Occidente.
Tenemos aquí un... contrato donde ya firmamos todos nosotros. — Abre
finalmente su carpeta y saca aquel largo papel blanco con varias
firmas. — Sólo faltan ustedes, los cinco grandes jefes de la mafia.
Forcraft se mantiene en silencio y voltea a verme. Yo alzo los hombros y
me recargo bien en la silla de brazos cruzados. Él niega suavemente y
suspira viendo a los demás, sobre todo a Jungkook. Este se levanta y
observa a Taehyung quien también se levanta con él. Alzo una ceja y veo
que Jungkook toma un portafolio que deja enfrente de Seokjin.

— ¿Qué es esto? — Pregunta el mayor de mis hermanos.

— Hace unos meses, casi un año, Kim Taehyung y yo comenzamos a


movernos dentro de una búsqueda personal acerca de los orígenes de
Jimin. — Explica y yo alzo una ceja viendo a mi muñeco quien levantó ya
la mirada.

— ¿Disculpa? — Seokjin frunce más su ceño.

— Yo estuve enterado de la situación. — Forcraft también se levanta. —


Jungkook encontró gracias a Taehyung, un antiguo fragmento de un
periódico francés después a seguir a su grupo. — Anthony se inclina un
poco hacia Seokjin y le extiende un papel dentro del portafolio de
Jungkook. — Kim Taehyung nunca fue a Florida exactamente, sino que
cazándolos con ayuda de Jeon y después mía, logramos dar con el
orfanato en el que Jimin se crió.
Las palabras de Jeon vuelven a mi cabeza y comienzo a negar. Todos
los demás lucen terriblemente confundidos y la expresión de Jimin va
decayendo cada vez más.

— Ese orfanato era también un aquelarre de brujería negra, donde


tatuaban a los niños con una marca debajo de sus lenguas. — Forcraft
se cruza de brazos y Taehyung muestra unas fotos de unos
cadáveres. — Cuando Chaerin adoptó a Jimin se desató el caos, Sullivan
los cuidaba mandándolos al otro del mundo pero allí fue donde
desgraciadamente se cruzó con ustedes. — Voltea a Taehyung y
después a mí. — Un desafortunado encuentro y choque con nosotros y
nuestra mafia.

— Bien, ¿a dónde quieres llegar a esto? — Seokjin se mantiene frívolo.

— Que digan la verdad. ¿Por qué Jimin vale tanto? ¿Qué tiene él que
todos quieren? ¿Por qué todos ofrecen tanto por él? — Sigue
preguntando él. — ¿Por qué lo ocultaron tanto tiempo? Sé que su padre
está vivo. Sé que fingió su muerte sólo para protegerse y armar este
escándolo, ¿pero por qué?

— Haces demasiadas preguntas. — Mingyu ríe y niega.

Seokjin se mantiene callado y voltea a Namjoon de reojo.


— Esos asuntos no los sabemos, sólo cumplimos con las órdenes. —
Namjoon alza sus hombros. — Queremos a Jimin por razones que Min
Suga sabrá. Dejen el dinero de lado y mejor enfóquense en evitar la
guerra. Europa está más unida que nunca y mutilaremos toda América
hasta tener a Jimin. Ustedes deciden si quieren entregarlo a las buenas o
a las malas.

— No lo creo. — Forcraft niega. — No hasta que me digan quién es


Jimin.

Seokjin sonríe y alza sus hombros con cinismo absoluto. Yo río bajo y
desvío la mirada. Menuda mierda, yo no quería nada de esto pero aquí
me encuentro. Nunca le debí hablar de Jimin a Forcraft, nunca debió irse
a Nueva York para conocer a Sullivan... joder.

— Les daremos una hora para pensar en la propuesta. Tienen que estar
las cinco firmas. — Seokjin deja la pluma frente a Anthony, Taehyung y
Jungkook. — Hasta entonces estaremos al lado. No hagan una tontería,
por favor. O ya saben cómo acabará esto.

Se levanta formalmente y nos hace una seña de avanzar. Observo a


Jimin a través de mi hombro y salimos al pasillo. Saco mi teléfono y le
mando un mensaje.
Bien, ya se están divirtiendo los pequeños. Me toca ahora a mí.

JIMIN

"Ven al baño".

Observo mi teléfono durante largos segundos antes de guardarlo.


Observo el entorno pero apenas veo a Taehyung, desvío la mirada al
instante y me acerco a Forcraft. Clara, Will, Kyle, Sullivan y él están en
un grupo discutiendo sonoramente.

— A-Anthony... — Llamo.

— ¡Ahora no, Jimin! — Me grita y vuelve a ellos.

— P-pero necesito ir al baño... por favor... — Suplico de nuevo.

— Maldita sea, ve pero con Wonho, Jungkook y Kai.

— No... Yo... — Comienzo y él me ve mordaz.


— No me arriesgaré que en la irresponsabilidad de quitarte el ojo de
encima diez segundos, ellos te tomen. ¿Bien? — Me ve serio. —
¡Wonho, Jungkook, Kai! Lleven a Jimin al baño.

Ellos asienten y se levantan detrás de mí. Yo niego con mi cabeza


repetidas veces pero me abstengo a decir algo, avanzando por el pasillo
que Wonho parece conocer. Veo a Jungkook que avanza detrás de mí
sin mostrar expresión alguna y a Kai que luce más tranquilo. Me detengo
en la puerta y los veo a través de mis hombros.

— ¿P-puedo entrar solo? — Pregunto, Jungkook parece que va a


intervenir pero Wonho se adelanta.

— Este baño sólo tiene una puerta de entrada y salida, estará bien. —
Dice y me observa asintiendo. — Adelante.

— Gracias... — Agradezco en voz baja e ingreso al baño.

Es un espacio mediano donde hay cuatro cubículos privados y un gran


espejo con los orinales. Mi vista rápidamente se capta con Yoongi quien
está en la esquina, avanza hacia mí y yo corro a sus brazos pero él me
detiene.

— Yoon... — Susurro.
— No hay tiempo de explicaciones, sé que me odias y... — Empieza él
pero yo niego y lo callo plantando mis labios en los suyos.

— No. Comprendí perfectamente todas tus pistas. — Sonrío suave pero


después frunzo mi nariz. — ¿Aunque besar a Matthew no fue excesivo?

— Tenía que hacerlo creíble. — Se defiende aún hablando en voz


baja. — Ahora dime, ¿occidente tiene un plan secreto?

— No que yo sepa. — Confieso tratando de recordar algo. — ¿Tú?

— Hay hombres de papá rodeando el lugar pero están escondidos,


llegaron no hace mucho. Es por cualquier cosa, ya sabes. Seokjin y
Namjoon traen micrófonos. — Sigue explicando.

— Entiendo. — Asiento y suspiro pesado. — Voy a matar a Taehyung


después, te lo juro.

Yoongi abre la boca pero su teléfono vibra. Baja la mirada y desbloquea


su teléfono unos momentos antes de suspirar. Niega suavemente y lo
guarda, sacando de su chaqueta un pequeño frasco de donde saca un
pequeño polvo que coloca en su mano.
— ¿Traes cocaína? — Pregunto escandalizado.

Yoongi me observa divertido y guarda el polvo negando. Se acerca a mí


y acaricia mis labios, besando mi frente rápidamente.

— Ve ya. Tengo un plan, pero no puedes saber de él aún. — Me dice


suspirando mientras yo únicamente aprieto mis labios. — Anda.

Relamo mis labios y asiento suavemente antes de separarme de él. Él


sonríe y yo salgo del baño mientras lo veo taclear en su teléfono
nuevamente. Los tres chicos me observan fijo mientras yo les sonrío con
cierta tristeza y vuelvo a avanzar hacia donde estamos los de Occidente.

Tomo lugar y Kai se sienta a mi lado sin decir nada. Jungkook saca su
teléfono y observa a los presentes antes de que salga nuevamente.
Suspiro y cierro mis ojos sintiéndome fatigado. El dolor de cabeza es
insoportable.

.
JUNGKOOK

Avanzo por los pasillos con cierta prisa verificando que no haya
absolutamente nadie más aquí conmigo. Me topo en la otra sola color
beige que está completamente vacía. Pestañeo varias veces y observo el
entorno hasta ver a Yoongi frente a una ventana.

— Cierra. — Me pide.

Avanzo hacia él ligeramente confundido hasta quedar detrás suyo. Él


voltea a verme suspirando y se acerca a mí. Lo examino unos momentos
mientras él me ve de la misma forma intensa y algo burlesca.

— ¿Aliarte con Taehyung y Forcraft? ¿En serio Jeon? —Es lo primero


que me dice y yo niego.

— No tenía otra opción, era la única forma de mantenerte informado. —


Explico con ligera molestia. —Además...

— Ese no es el problema. — Alza una ceja. — Tú y yo teníamos un trato,


Jeon. No veo muchos resultados.
— Te juro que he tratado de hablar con Forcraft pero es imposible que
diga que sí. Intenté todo lo que tenía en mis manos, Yoongi. No puedo
tampoco entregarte así como así a Jimin.

— Me estás traicionando. — Alza ambas cejas.

— No, no lo hago. — Digo al instante. — Pero hay cosas que me impiden


hacer las cosas a tu manera.

Se pasea por la habitación y ríe.

— Tú me prometiste darme a Jimin y ayudarme como espía de


Occidente. Y yo, te prometí que no asesinaría a tus amigos Taehyung,
Forcraft, Wonho y Kai.

— Yoongi...

— Era una tarea simple pero también fuiste títere de Taehyung y ahora
de Forcraft. Dime, ¿ya se te olvidó que he sido yo el que ha estado
cuidándote siempre? — Dice violento y yo retrocedo. — ¡RESPÓNDEME
JEON!

— Lo entiendo, Yoongi. Pero por favor, si esto no se logra yo no...


— Esto no va a arreglarse porque tú no pudiste seguir las reglas
adecuadamente. — Me da un brusco empujón y escuchamos pisadas.

Nos quedamos en silencio y la puerta se abre, donde Wonho y Kyle se


aparecen con mala cara. Me siento palidecer y Yoongi maldice.

— ¿Qué mierda sucede aquí? — Pregunta Kyle.

Yoongi maldice y saca su pistola para disparar causando que ambos


cierren la puerta. Me abalanzo sobre Yoongi para tratar de detenerlo pero
él se zafa y se van con ambos hombres con todo comenzando a pelear.

— ¡DETENTE! — Le grito.

— ¡SI ELLOS SALEN, VERÁN QUE PUTO TRAIDOR QUE ERES,


JUNGKOOK! — Me grita y comienza a golpearlos con fuerza.

Saco mi navaja cuando Wonho se lanza sobre mí y ambos comenzamos


a forcejear, yo dándole una dura patada y un golpe en la mandíbula
mientras más gritos los acompañan. Veo a Yoongi y trato de apoyarlo,
pero Kyle me sorprende con un duro puñetazo.
— ¡MALDITO MOCOSO! — Me grita fuerte antes de provocarme un
fuerte golpe en el abdomen que me hace soltar un quejido. —
¡SUÉLTAME! — Grita ahora cuando Yoongi comienza a asfixiarlo por
atrás y yo le doy una patada dura.

— ¡JUNGKOOK BASTA! — Me grita Wonho y yo lo observo perdido.

Él... él ha sido mi mejor amigo todo este tiempo.

— No le digas nada a Forcraft, por favor... — Le suplico y él retrocede. —


¡Wonho, por favor! ¡Puedo explicarlo, yo no soy un...!

Disparo.

Volteo escandalizado a Yoongi quien casi lo mata. Me interpongo entre


Wonho y él lo veo suplicante.

— ¡NO, NO! — Le grito y él me observa furioso. — No dirá nada... es mi


mejor amigo, Yoongi, por favor. — Sigo suplicando. — Baja el arma...
déjame hablar con él.

— Malditos... — Veo a Kyle tratando de reincorporarse. — Pagarás


asquerosa puta de Sullivan, yo mismo voy...
Disparo. Siento mi aliento irse cuando Kyle grita y se agarra la pierna,
mientras la pistola de Yoongi libera un poco de humo. La baja y voltea a
verme con una expresión sombría mientras me apunta ahora a mí.

— ¿De qué lado estás, Jungkook? — Me pregunta y yo paso saliva.

— Estoy del tuyo pero por favor, no mates a Wonho. — Trato de calmarlo
y avanzo un poco a él a paso lento. — Él... ha estado conmigo siempre,
no dirá nada. Confío en él.

— Lo prometo. — Interviene detrás mío. — N-no diré nada de Kyle, no


diré nada de ustedes.

— Más te vale. — Yoongi mantiene su pistola abajo y aquello me


calma. — Lárgate, me quedaré con Jungkook a hablar un par de cosas
más.

Observo a Wonho y asiento. Él se reincorpora y volteo a verlo, dirigiendo


mi vista a Yoongi sintiendo mi corazón latir rápido.

— ¡MIN, NO! — Grito con fuerza justo cuando levanta la pistola


nuevamente y le dipara a Wonho, haciendo que este caiga al suelo de
inmediato. Me abalanzo sobre él viéndolo fijamente y mis ojos se llenan
de lágrimas viendo el charco de sangre que se forma. — ¿¡POR QUÉ LO
HICISTE?! — Le grito. — ¡¿POR QUÉ LO HICISTE?!

Paso mi vista a Kyle quien sigue sangrando y observa todo en un silencio


gélido.

— ¡TE ODIO! ¡OJALÁ TE PUDRAS EN EL MALDITO INFIERNO! — Grito


con toda mi fuerza en un mar de lágrimas. — ¡YO CONFIÉ EN TI!

Pero su mirada era apagada, indiferente y casi burlesca. Mis manos


tiemblan y las lágrimas se deslizan más rápido conforme su sonrisa
crece.

— Mira cuánto me duele. — Sonríe y saca la pistola, disparando y


haciéndome soltar un grito de dolor cuando el último allí, va al suelo.

Kyle... maldición.

— Ya verás tú como explicas esto, Jungkook. — Observa la puerta. — Si


me disculpas. — Me dispara en la pierna y suelto un grito de dolor al
sentir el ardor insoportable que me hace agonizar.
Tiemblo y sigo gritando agarrando mi pierna mientras Yoongi guarda la
pistola y me levanta la barbilla para besarme con suavidad: — No es
nada personal, muñeco. Necesito distracción. — Me guiña el ojo
saliendo.

Observo la puerta cerrarse y las lágrimas vuelven a subir a mi rostro. Yo


confié en él... yo confié en él. Era el único que nunca me había
lastimado... El que nunca... me había fallado...

YOONGI

Y la sonrisa de satisfacción me la guardo al llegar corriendo diciendo que


hubo disparos, cuando los de Occidente salieron corriendo y yo me
mantuve oculto esperando a que todos salieran. Los hombres de Europa
entran el caos se desata y mientras todos gritan y comienzas a pelear y
los balazos resuenan, yo regreso en la antigua sala donde está Jimin
solo y dormido.
Sonrío y lo coloco sobre mi hombro volteando de reojo a Mingyu quien
tiene a Elliot noqueado a sus pies. Le hago una seña de seguirme y
salimos por la puerta trasera detrás de una planta.

— Espero que sepas lo que haces. — Me advierte cargando de igual


forma a Elliot.

— Créeme, nunca estuve más seguro. — Sonrío y avanzo por el pasillo


hasta la parte de atrás donde está Taehyung con la camioneta.

— ¿Qué hiciste...? — Me pregunta Taehyung. — ¡¿Qué hacen ellos dos


acá? — Señala a Mingyu y a Elliot.

— Luego te explico. — Contesto. — Vámonos antes de que se den


cuenta.

Ingresan rápidamente y Taehyung acelera a toda velocidad mientras


Jimin permanece dormido en mis brazos. Finalmente me permito sonreír
y niego repetidas veces con la cabeza acariciando lo oscuros mechones
de mi muñeco.

Es hora de que paguen todos.


107

YOONGI

Jimin se mantiene en mis piernas aún dormido debido a la droga que le


he dado. Llevaba planeando esto un par de días y las miradas de
confusión de Taehyung y Mingyu únicamente me hacen esbozar una
sonrisa aún más grande. Las cosas aquí se pondrán buenas. ¿No?

Taehyung sigue conduciendo en completo silencio, la tensión es visible


en su cuerpo pero aún así se acata a mis órdenes y sigue avanzando. La
carretera es larga, apago mi teléfono cuando las llamadas de Seokjin
empiezan a entrar una tras otras. Río ronco y niego con la cabeza viendo
fijamente al frente, sintiéndome bastante satisfecho con mi trabajo.

Fue difícil, pero después de tantos días pensándolo, logré tener todo bien
estructurado. Era claro que para llevarme a Jimin necesitaba a más de
una persona conmigo, una persona de cada bando. Había hablado con
Taehyung antes y le dije que si me ayudaba escondiendo una camioneta,
escaparíamos juntos con Jimin. No costó mucho convencerlo, él quiere
acercarse a Europa y sobre todo a mí.

A Mingyu le dije que había conseguido una camioneta y que se llevara a


Elliot como rehén para que así tuviéramos a Sullivan dominado y a los
demás. A ambos les puse un pretexto diciendo que trataría de
encontrarme con Jungkook y disparar para alterar a todos, y que
mientras el caos estuviese, Mingyu se colaría y noquearía a Elliot
mientras Taehyung salía corriendo por la camioneta. En el clímax nadie
iba a notar que no estaba ya que estarían más alterados al ver a
Jungkook sangrando y a Kyle muerto.

Con matar a este último no contaba, pero definitivamente no me


arrepiento. Uno menos para Occidente, más caos y ventaja para
nosotros. Si entre ellos se terminan matándose, mejor para mí.

¿Y por qué quiero entonces a Taehyung, Elliot y Mingyu conmigo y


Jimin? Hm, tengo un par de cosas planeadas.

— ¿Seguiremos yendo a donde queremos o traes más sorpresas? —


Pregunta Taehyung de mala gana.

— Sigue yendo a donde vamos. — Digo tranquilamente sin dejar de


sobar la cabeza de Jimin con delicadeza.

Taehyung tamborilea sus dedos en el volante mientras Mingyu


permanece en un largo y tenso silencio viendo por la ventana. Elliot sigue
sangrando a sus pies pero apenas le presta atención. Yo froto mis sienes
y finalmente, Mingyu rompe el silencio.
— ¿A dónde vamos? — Pregunta.

— A una construcción en la carretera, la cruzamos de ida. Otra opción


era cruzar al otro estado pero no estoy de humor para manejar tanto. —
Dice Taehyung sin dejar de ver al frente.

— Correcto. — Sonrío divertido y volteo para ver a Elliot. Alzo una ceja
divertido y después de sonreír una vez más, regreso la vista al frente
manteniéndome en silencio.

Casi puedo escuchar los gritos de agonía que se presentarán en un par


de horas. Me excita saber lo que se viene por delante después de meses
esperando por cumplirlo. La impaciencia es fuerte pero aún así me
mantengo tranquilo. Es mi "pequeña gran sorpresa". Oh, estoy seguro de
que a Jimin le encantará.

La paciencia es amarga, pero los frutos dulces.

.
SEOKJIN

Voy a matar a ese hijo de perra.

Mis ojos observan con exasperación la sala que está de cabeza y a los
heridos. Probablemente este sería el salón de la muerte si Namjoon no
hubiese gritado en media pelea que Mingyu no estaba ni Yoongi
tampoco. Poco después fue Forcraft quien dijo que Taehyung se había
esfumado y Sullivan gritando que Elliot también había desaparecido.

Todos bajamos armas y ahora nos encontramos viéndonos estupefactos.


Veo al chico castaño en brazos de la cabeza de Estados Unidos;
Jungkook si no me equivoco.

— Tenemos que llevarlo a un hospital. — Dice Forcraft viendo a la mujer


la cuál no tengo idea de quién sea y, la verdad, tampoco me importa
mucho.

— Mierda Anthony, no es momento. Hay muchos problemas aquí si no te


diste cuenta, ¡cinco acaban de darnos la espalda! — Grita.

— Pero no entiendo... — Dice Anthony negando. — ¿Qué sucedió?


— ¡EL PUTO PROBLEMA AQUÍ ES QUE UNO DE USTEDES MATÓ A
LOS NUESTROS! — Grita exasperado otro hombre, Will si no me
equivoco. — ¡YO DIGO QUE LOS EXTERMINEMOS A TODOS
USTEDES!

Volteo de reojo a los veinte hombres nuestros que han aparecido en la


sala. Volteo al hombre divertido: — ¿Estás seguro de hacer eso? Te
puedo volar la cabeza junto con todos mis hombres, ten cuidado.

— Y-Yoongi... — Habla el herido y todos guardamos silencio.

— ¿Qué pasó, Jeon? — Pregunta Forcraft. Yo le doy una miradita a


Namjoon y él niega.

— Y-Yoongi m-mató a W-Wonho... y a... Kyle. — Habla con dificultad el


pobre chico. — D-dijo que yo era u-una distracción.

— Buenos, nos queda claro que el imbécil de mi hermano se robó a


Jimin, ¿pero cuándo? ¿En qué puto momento? — Pregunta Namjoon
exasperado, yo ruedo los ojos.

— En la sala estábamos Elliot, Kai y yo. — Habla otro chico que tiene
cierto parecido con Forcraft debido al cabello chino. — Cuando los
balazos fueron fuertes, Mingyu apareció y dijo que necesitaba ayuda
para calmarnos. Kai y yo salimos corriendo y Elliot quedó solo.

— Pero si ellos tampoco están, ¿eso significa que huyeron con Yoongi?
¿Por qué? — Pregunta la chica.

— ¡Es malditamente obvio que tomaron a Elliot y a Taehyung como


rehenes! — Grita el hombre rubio de ojos azules, Sullivan. — ¡Mingyu y
Yoongi están detrás de todo esto!

Pellizco mi nariz y suspiro largo. Joder, ¿por qué pasan estas malditas
cosas? Pienso rápido en una solución pero francamente no se me ocurre
nada. Buscarlos es una opción, ¿pero cuál? A este punto sus
rastreadores ya los aventaron. Yoongi es demasiado listo.

¿Pero por qué involucrar a tantos? ¿Qué mierda está haciendo ahora? Si
fuera por él mataba a todos y después se largaba. Ah...

— Cámaras de seguridad. ¿No hay afuera? — Pregunto alzando una


ceja.

— Las hay. — Forcraft asiente. — Ustedes vayan a ver, yo debo llevar a


Jeon a un maldito hospital.
— Voy contigo. — Habla el otro chico de ojos verdes.

— Ustedes no van a ningún lado. — Los apunto con mi revólver y se


quedan quietos.

— Va a morir... — Dice Forcraft entre dientes. — Seokjin...

— ¿Cómo sé que esto no es parte de su teatro también? — Pregunto frío


sin quitarles la mirada de encima. Odio que me vean la cara de imbécil.

— Seokjin. — Habla Namjoon y yo lo veo de reojo. — Yo llevaré al chico.

Forcraft niega pero yo alzo una ceja y lo sigo apuntando. Namjoon toma
a Jeon quien suelta un pequeño quejido cuando es cargado. Le hace
seña a dos hombres de seguirlo y avanzan fuera del lugar. Yo guardo mi
arma y veo a todos los presentes.

— Vamos a las cámaras. — Dice la chica.

Yo la sigo junto con Forcraft, Will y Sullivan. Avanzamos y siquiera piden


permiso, sencillamente entran ya que los de seguridad se encuentran
muertos. Alzo una ceja y los de Occidente se observan preocupados
viendo los cuerpos. Esos sí no fuimos nosotros.
— Aquí... — Forcraft se inclina suavemente y retrocede un par de horas.
Los veo llegar y avanza un poco más, bajando más la velocidad. — Aquí
fue cuando nos dieron la hora.

— Miren la cámara siete. — Apunta la chica y observo yo. Nos veo salir
para ir a la otra habitación, a Yoongi salir y poco después a Jimin con
Jeon, el chico joven fallecido y otro. Poco después Kim Taehyung sale a
paso rápido.

— Yoongi y Jimin fueron en la misma dirección, Yoongi dijo que quería ir


al baño. — Digo divertido. Menuda tontería y obviedad, pero le salió
bien. — Vete a saber de qué hablaron. Oh... miren, ahí su Taehyung. —
Señalo al chico quien cruza la entrada y saca un arma comenzando a
dispararle a todos. — Ya supimos quién fue el responsable.

— Joder... — Dice Sullivan y todos nos centramos en él viéndolo matar a


todos sin problema alguno, disparándole a un chico más y tomando la
camioneta que sale del ángulo. Volteamos a otras cámaras y en esos
precisos momentos, Yoongi sale de la sala donde encontramos a Jeon y
avanza tranquilamente, escondiéndose cuando todos pasan.

— Hijo de puta. — Dice entre dientes la chica y de ahí se pierde enfoque


de todos.
— No hay cámaras dentro de las salas, solo en el pasillo principal,
entradas y parte de atrás. — Veo el resto de las cámaras y apunto a la
cinco. — Ahí está la camioneta estacionada.

Todos voltean y yo niego viendo a Yoongi cargando a Jimin y a Mingyu


cargando a Elliot. Suspiro divertido y me alejo para salir. Los demás
salen detrás de mí, yo me cansé de juegos, ya no más rodeos.

— Les doy una semana para encontrar a Jimin y a los demás. — Veo a
Forcraft. — O te prometo que asesinaremos a Jungkook y toda Europa
se lanzará contra ustedes. Les llevamos ventaja, mi paciencia no es
eterna. Usen el tiempo sabiamente y cuando los encuentren, marquen a
este número. — Les extiendo una tarjeta. — Por cada día de retraso les
mandaré una parte del cuerpo del tierno castaño. — Sonrío grande y algo
sarcástico. — El séptimo día será la cabeza. No negocio nada más, ya
fuimos demasiado buenos con ustedes.

Todos callan, retrocedo haciéndole una seña a mis hombres que me


siguen después de ver a los demás. El resto nos sigue y subo solo a la
camioneta, marcándole a Namjoon para avisarle del cambio de planes.

— ¿Sí? — Contesta del otro lado.


— Apenas llegues a la ciudad, saca las identificaciones falsas y cambia
de auto. Jeon será nuestro invitado especial por un tiempo. — Digo
tranquilamente guardando el revólver. — Escóndelo bien, me mandas la
ubicación.

— Entendido. ¿Algo más? — Pregunta.

— De hecho, sí. Busca a otro chico con la misma complexión que Jeon y
secuéstralo de igual forma. Vamos a jugar un poco con Occidente. —
Sonrío. — Ellos ya lo hicieron demasiado con nosotros.

La llamada se corta y yo intento marcarle una vez más a Yoongi, aunque


sé que no servirá puesto a que el imbécil no contestará. Se cree listo,
pero nosotros somos más. Apenas tengamos a Jimin, me vale un carajo
qué diga o me haga papá. Lo voy a matar.

.
YOONGI

Seguimos avanzando por la extensa carretera, la noche cae poco a poco


y es cuestión de tiempo hasta que vemos la construcción en aquel lugar
en medio de la nada. Dejamos la camioneta escondida y únicamente
tomo una maleta pequeña antes de que bajemos. Avanzamos a la casa
de dos piso con techo triangular y saco unas llaves de la maleta.

— ¿Conoces a los que viven aquí? — Pregunta Mingyu tratando de


sostener bien a Elliot quien despertó hace un par de horas. Yo no
contesto y Taehyung ríe.

— No, la estamos robando. — Contesto con cierta ironía y empujo la


puerta prendiendo las luces. Hay bastante polvo y huele a humedad,
claro. Hace medio año que no venía acá.

— Había pasado un tiempo desde que estuve en esta casa... —


Taehyung entra con Jimin y ríe sardónico. — La última vez salí corriendo
con Jimin temiendo por nuestras vidas después de... — Yo volteo a verlo
mordaz y él calla.

— Entonces esta casa es suya. — Mingyu la observa con sorpresa,


entrando con Elliot que sigue atado de las muñecas mientras grita que lo
soltemos.
— Acá nos alojamos cuando venimos de vacaciones. — Contesta
Taehyung. — Es nuestra casa... secreta, por decirlo de alguna forma.
¿Cómo sabes que no vendrán a buscarnos acá, Yoongi? Forcraft conoce
esta casa.

— En realidad no. Nadie más que tú, Jeon, Jimin y yo sabemos. Bueno,
ahora Mingyu. — Volteo a verlo y dejo mi saco en una silla. — Aquí nos
hospedaremos unos días en lo que yo finalizo de estructurar unas cosas.

— ¿Qué cosas? — Taehyung alza una ceja.

Me mantengo en silencio y esbozo una corta sonrisa. Saco un paquete


de cigarros y me llevo uno a la boca, encendiéndolo. Le doy una buena
calada y le hago una seña a ambos de seguirme. Ambos cargan a sus
bellas durmientes y salgo por la puerta trasera.

— No hablaremos aquí por seguridad, recuerdo haber instalado cámaras


y no quiero que nadie nos vea o escuche en dado caso. — Salgo y
comienzo a avanzar al bosque.

— ¿Iremos al almacén donde bañaste a Jimin en la tina a intestinos? —


Pregunta Taehyung y río al escuchar el "¿qué?" de Mingyu. Elliot sólo
suelta gruñidos.
— Allí es bastante seguro. — Sonrío cada vez más grande
manteniéndome aferrado a los pañuelos que siento en mi bolsillo. Ellos
me siguen en silencio sin rechistar ni un poco y observan de izquierda a
derecha atento a mis movimientos.

Después de unos minutos caminando en línea recta el almacén aparece.


Avanzamos un poco más rápido y después de darle un par de vueltas,
tomo la cerradura. Hago una mueca y busco una piedra con la cuál
golpeo el candado repetidas veces hasta quebrarlo. Tomo la puerta y la
jalo hacia el costado para que ingresemos.

— ¿Seguiste pagando la luz? — Pregunta Taehyung.

— Claro, a veces venía aquí a preparar cosas. — Sonrío jocoso. — Mi


"nido de amor".

Taehyung rueda los ojos y yo simplemente sonrío avanzando por el


entorno que veo. Todo sigue tal cual lo dejé y eso me hace sentir
bastante bien en parte. Eso significa que no tendré problema alguno en
lo que deseo hacer.

— ¡SUÉLTENME! — Grita Elliot y yo suspiro, sacando el pañuelo y


avanzando al armario donde saco el cloroformo. Lo mojo lo exacto y me
acerca a él, colocándole el pañuelo en la boca y nariz, sintiéndolo
sacudirse en mis brazos, pero poco después, deja de moverse.
Mingyu me observa con sorpresa y yo simplemente suelto un suspiro: —
Colócalo en la silla. Jalen otras tres para nosotros. — Apunto y dejo a
Jimin suavemente en el suelo.

Mingyu me da la espalda y coloca a Elliot. Observo a Taehyung y me


acerco lentamente a él.

— Este es el plan, no preguntes, cuando termine de sentar a Elliot, lo


sujetas. — Susurro y Taehyung me ve sorprendido. — ¡Ya!

Taehyung lo toma con fuerza y Mingyu maldice sorprendido. Tomo otro


pañuelo rápidamente y con el mismo procedimiento, le llego por atrás
tapando su nariz y boca. Lo sostengo bien junto con Taehyung hasta que
poco a poco su fuerza se va y deja de pelear. Cae al suelo en silencio.

— Joder... ¿A dónde quieres llegar? — Pregunta Taehyung.

— Necesito información, ata a Mingyu, yo debo atar a Jimin. — Digo y


Taehyung asiente con cierta cautela.

Me acerco a Jimin y sobo su mejilla tomando nuevamente el pañuelo.


Observo a Taehyung a mis espaldas y cuando termina de atar a Mingyu,
me acerco lentamente a él por atrás. Maldigo en mi cabeza cuando se da
la vuelta rápidamente y me observa fijo y suspicaz.
— ¿Qué haces? — Pregunta.

Discretamente coloco el pañuelo en mi costado y me acerco a él lo


suficiente.

— Nada. — Acaricio su mejilla. — Sólo te extrañé bastante.

No lo dejo reaccionar o hablar, me inclino a él para rozar nuestros labios


hasta atrapar los suyos. Él se tensa pero yo acaricio su nuca y lo pongo
contra la pared jugueteando con su lengua mientras voy desabrochando
botón por botón de su traje. Él gruñe en mi boca y lleva sus manos a mis
pantalones que comienza a desabrochar.

Sonrío victorioso y dejo que vaya dejando chupetones en mi cuello.


Acaricio su nuca para brindarle confianza y cuando vuelve a subir a mis
labios, tomo el pañuelo y en un movimiento rápido lo estrelle contra la
pared. Forcejea y casi vamos al suelo pero me coloco detrás de él y
rápidamente comienzo a asfixiarlo con el pañuelo.

— ¡HI-HIJO DE PERRA! — Habla entre forcejeos.

— Gracias. — Sonrió y beso su cabeza hasta que deja de forcejear y


patalear. Lo suelto y lo veo caer al suelo a la par que veo a Jimin
comenzar a moverse.
Me apuro y tomo a Taehyung rápidamente de los tobillos para jalarlo y
colocarlo en la otra silla. Tomo más cuerdas, esposas y cinta y lo ato bien
como a los otros. Debo darles otra revisada pero todos los nudos
parecen bien hechos.

Zafo los tres primeros botones de mi camisa dejando al descubierto más


mi pecho y peino mi cabello hacia atrás. Avanzo hasta Jimin y lo coloco
en la última silla frente a los otros tres y hago el mismo procedimiento de
atarlo, sólo que con él es con esposas. Me mantengo en silencio un largo
momento y me alejo para ver mi perfecta y dramática escena.

Los tres desesperados y el pobre maldito que los rechazó a todos por mí.
Río de nuevo y me siento en el borde de una mesa viendo la lámpara
que tintinea un poco haciéndome sonreír. Relamo mis labios y echo mi
cabeza hacia atrás con una sonrisa escuchando el canto de agonía una
vez más dentro de mi cabeza.

Todo ha valido la pena. Todo lo que he hecho para llegar hasta aquí ha
valido cada malditamente seguro. Mi maldito juego que hace su último
movimiento aquí, el ajedrez donde el rey negro queda con tres piezas
blancas que exterminará con su noble alfil.

— Uno a uno... — Sonrío murmurando en voz baja sin quitarles la mirada


de encima a los cuatro. — Uno a uno van cayendo.
Ahora sólo es esperar a que mi hermoso muñeco despierte con los otros
tres títeres para que comience el juego. Estará encantado, yo también.
Será para mí un honor sacar toda mi furia de una buena vez por todas.
Será un placer dejar en claro que absolutamente nadie toca lo que a Min
Yoongi le pertenece.

Nadie toca a mi muñeco. Ya lo pudieron disfrutar ellos en su tiempo, sin


embargo, es momento de que recordarles quién es su único y
privilegiado dueño.

Recordarles deliciosamente de una buena vez, quién es el hijo de puta


que es dueño de su podrido y enfermo corazón.
108

JUNGKOOK

Suelto un quejido corto una vez que comienzo a recuperar la conciencia


nuevamente. Siento un dolor punzante en la pierna que provoca me
remueva en... donde quiera que esté acostado. Me fuerzo a abrir los ojos
poco a poco y examino el entorno, topándome en una habitación oscura
y sí, en una cama matrimonial. Está oscuro, es de noche. Me remuevo y
a través de la poca luz que entra examino mi pierna, tocando esta hasta
sentir una venda.

— Y finalmente despertaste. —Dice una voz ligeramente ronca que me


hace sobresaltarme. Jodida mierda, ¿qué tienen los mafiosos con eso de
quedarse en la oscuridad y en silencio? Yo no podría.

— ¿Yoongi...? — Pregunto ligeramente confundido, aunque sé que muy


probablemente no sea él.

— No. — La fría voz se sigue escuchando y realmente no veo de donde


pueda venir. — A tu derecha, imbécil.

Volteo una vez más a mi derecha y solo alzando una figura que parece
estar sentada en un sofá. Trato de moverme pero gruño volviendo a
tomar mi pierna que sigue dando dolorosas punzadas que me hacen
apretar mis labios. Son como mil pequeñas cuchillas enterrándose al
mismo tiempo y desgarrando por igual, una sensación sencillamente
abominable e increíblemente dolorosa.

— Deberías dejar de moverte. — Sigue hablando la dura voz pero


realmente mi cabeza no está prestando atención, así que es hasta que
se acerca que fijo mi vista en él. Paso saliva... joder que es un tipo
realmente intimidante.

— Seokjin... — Digo algo sorprendido y él solo alza su ceja derecha sin


expresar absolutamente nada. — Lo siento, no lo reconocí.

Él no contesta y simplemente prende la lámpara causando que desvíe la


mirada con una mueca debido a la potente luz que me perturba y daña la
vista unos segundos. Siento que me jala sin mucho tacto y volteo,
notando como examina mi pierna con cuidado.

— Tuviste suerte. — Sigue y yo le mantengo la vista con cautela. — En


otras circunstancias tal vez la hubieras perdido, ¿sabes? No hubiese sido
lindo para ti.
— Creo que para nadie. — Es lo único que logro decir. Me mantengo
después en silencio esperando a que hable pero él no parece tener prisa;
dudo que se haya quedado por hombre preocupado, debe querer algo.

— Sé que eres cercano a Yoongi. — Finalmente habla y yo


inmediatamente me tenso cuando pronuncia su nombre.— Conoces bien
sus movimientos, forma de pensar y actuar. No tengo intenciones de
matarte ya que podrías resultar bastante útil después de tanto tiempo con
el oeste. — Se cruza de brazos. — Depende de ti si quieres salir con vida
o no de acá, Jeon.

Le mantengo la vista aún fríamente y pese a aquellos ojos tan vacíos que
le helarían el alma a cualquiera, no dejo que me intimide en lo más
mínimo. Alzo mis hombros y desvío la mirada sin saber bien qué
contestar.

— ¿Por qué debería traicionar al oeste, Seokjin? Estoy peleado con


Yoongi más no con todo el oeste. Soy de Forcraft, prefiero que me vueles
la cabeza antes de darle la espalda a él.

— Oh, por favor. ¿Crees que no se dará cuenta que tarde que temprano
lo utilizaste también? — Rueda los ojos. — Con ellos ya estás
manchado, apenas se sepa la verdad, te dejarán o matarán. — Comenta
con voz firme pero a la vez extrañamente apacible. — Con nosotros no lo
estás aún.
— ¿Y? — Sigo. — ¿Como sé que después de que obtengas lo que
quieras no vas matarme?

— Chico suspicaz, me agrada. — Finalmente veo una sonrisa apenas


perceptible asomarse en sus labios. — Mira, Jungkook... pese a que
Yoongi sea mi familia, yo no soy como él. Él engaña para usar a la gente
pero yo no. Dejo mis términos bien definidos desde un inicio y los mato si
no me servirán a largo plazo. Yo veo potencial en ti.

— ¿En serio? — Ahora yo alzo una ceja sin creerle ni una jodida mierda.

— Quiero que te unas a Europa y pertenezcas al grupo L, Jungkook.

El silencio se instala en la habitación y no sé qué decir. Paso saliva y


sigo buscando algún gesto de mentira o duda en su cuerpo pero es duro
como una piedra, apenas mueve algún músculo facial y sus ojos oscuros
siguen casi perforándome en alma. Bajo la mirada de forma inevitable y
Seokjin ríe, causando que vuelva a levantar la mirada.

— Mira, Jungkook... a mí no me tendrás esperando como imbécil toda la


vida. — Saca un cuchillo detrás de su pantalón que me hace pasar saliva
de nuevo. — Si quieres que hagamos realmente las cosas a mi manera,
comenzaré a arrancarte partes del cuerpo para mandárselas a ello y me
limpiaré el culo con tu vida. Conmigo no hay juegos, conmigo no hay
medias tintas y dudas. — Se inclina a mí pero yo no retrocedo. —
Tendrás una muerte lenta. Jungkook... muy dolorosa donde no morirás
hoy, sino hasta dentro de una semana tal vez. ¿Estás seguro de querer
eso?

— No... — Contesto bajo viendo a su cuello y un extraño collar que lleva,


no le encuentro en sí alguna forma concreta y aunque me esfuerce en
ver, Seokjin se reincorpora y guarda el collar debajo de su prenda antes
de que comience a darme ideas.

— Pequeño curioso. — Dice divertido. —Te encanta estar pendiente de


todo, ¿verdad?

— Sí. Realmente no le encontré forma a tu collar. — Alzo mis hombros


hablando con sinceridad. — Quería ver si le encontraba una, ¿una luna?

— Supongo que tendrás que quitarme la camisa entonces para que lo


verifiques. — Dice con una sonrisa pequeña y pura maldad en sus ojos,
siento los vellos de mi nuca erizarse.

— No, gracias. —Es lo único que puedo decir y Seokjin mantiene su


corta sonrisa antes de sacudir un poco su camisa. —Bueno, lindo
Jungkook, supongo que hasta aquí llegaremos esta noche. Mañana
volveré a verte y espero tengas una respuesta; soy un hombre de muy
poca paciencia.

— No se preocupe, la tendré a primera hora. — Prosigo sin quitarle la


vista de encima aún aunque él ya no esté observando, ha sacado su
teléfono que se lleva a su oreja.

— Dame un momento. — Dice y voltea la mirada. — Ciao? Di cosa hai


bisogno, fratello? — Se aleja y se mantiene en un corto silencio mientras
yo escucho su curioso acento italiano. — Cosa intendi, sono morti? —
Su voz se vuelve más filosa y repentinamente azota su mano contra una
mesa haciendo que me sobresalte. — Accidenti! Per queste cose è che
ho sempre il comando! Ugh... Arrivo tra venti minut, non muoverti da lì.

Observo su semblante molesto y niega repetidas veces aún maldiciendo


en italiano antes de salir bruscamente por la puerta haciendo que esta se
azote. Yo me mantengo en silencio y busco mi teléfono pero por
supuesto, me lo han quitado. ¿Dónde estoy? Joder... recuerdo una fuerte
inyección y hasta apenas he abierto los ojos. ¿Cuánto ha pasado? ¿En
qué momento me curaron?

Me siento en la cama y comienzo a buscar pistas pero absolutamente


nada me da una idea de dónde pueda encontrarme o dónde se supone
que esté. Me dejo caer de nuevo viendo el techo y froto mi cara... maldita
sea. Maldita sea, ¿en qué momento me enredé en esta mierda? ¿En qué
jodido momento se supone que me vi tan envuelto en estas disputas
familiares? Yo lo único que quería era una venganza corta, algo de lo
cual pudiera mantenerme satisfecho un tiempo antes de superarlo.

Maldita sea, Jeon Jungkook. Eso te pasa por no pensar antes de actuar
en el pasado.

Gruño y sigo negando forzándome a dormir para no pensar más en ello,


esperando para hundirme en el sueño y, si es posible, despertar de esta
terrible pesadilla.

JIMIN

Las voces que se escuchan son las que me hacen abrir mis ojos
pesadamente, cerrándolos de nuevo cuando la luz es demasiado fuerte
para mí. Los aprieto y vuelvo a abrirlos cuando escucho un par de golpes
secos y un pequeño dolor en la zona de mis hombros. Levanto la vista y
mis ojos se expanden por completo al ver a Mingyu, Elliot y Taehyung
atados y vendados frente a mí, los tres removiéndose desesperados.

— ¿Qué...? — Murmuro y trato de moverme pero malamente me percato


de que yo, al igual que ellos, me encuentro perfectamente atado. Trato
de mover mis manos detrás de la silla en la que estoy sentado pero es
imposible. ¿Qué carajos...? ¿Qué está pasando?

— Ah, despertaste. — Escucho a mis espaldas y unos pasos no tardan


en sonar; Yoongi aparece frente a mí con una enorme y tétrica sonrisa
que me dedica. — ¿Dormiste bien? —Ladea su cabeza aún con esa
burla mientras yo solo puedo verlo confundido y asustado.

— ¿Y-Yoongi, qué estás haciendo? — Pregunto tratando de volver a


zafarme con una risa nerviosa, pero su expresión es tan malditamente
letal que puedo casi sentir la muerte que desborda de sus ojos.

— Lo que debí hacer hace mucho tiempo, muñeco. — Coge un cuchillo


pasando su dedo por el filo, yo me tenso al instante y observo a los otros
tres frente a mí que me observan aterrorizados igual. — Hace mucho,
mucho tiempo.

— Yoongi... — Llamo de nuevo ya que aparentemente soy el único sin


una venda en la boca. — Por favor. No sé qué haya sucedido, no
entiendo que está pasando pero solo te pido que te calmes y por favor
reflexionemos acerca de esto.

Él hace oídos sordos y tararea bajo, viéndome de reojo con la misma


sonrisa. Pasa el filo por sus labios sin hacer un corte, solo como un roce
sensual que adorna su impecable sonrisa: — ¿Te gustan los animales,
nene?

Nene...

Paso saliva y quizás, por primera vez, me atrevo a asentir ante su


pregunta. Sus ojos brillan y se acerca a mí tomándome de la barbilla,
inclinando el cuchillo hasta que apunta a mi labio inferior. Empuja suave
la punta soltándome un quejido y jugueteo con mis muñecas detrás de mi
espalda.

— Es divertido cazarte, más no lo es tanto cuando otros cazadores se


meten en el juego. — Yoongi sonríe y yo niego lento, este asiente y toma
mi brazo. — Esos tres imbéciles de ahí, que están sentados enfrente
tuyo... — los apunta con el filo. — Osaron proclamarte suyo, cuando tú
has sido mío desde hace más de diez malditos años. — Susurra más
agresivo. — Diez... malditos... años... — repite lento ejerciendo presión
sobre mi cuerpo.
— Yo jamás te hice nada cuando me dejabas por alguien más, ¿qué
excusa tienes para eso? — Le vuelvo a clavar la mirada y él alza una
ceja. — No tengo tu nombre tatuado en una maldita nalga o me orinaste
encima para proclamarme tuyo, ¿cierto? ¿Desde cuándo estoy tanto a tu
servicio, eh?

Sé que quizás me arrepienta toda mi maldita vida debido a ello, pero no


quiero callarme más. Yoongi asiente lento y ríe una vez más, avanzando
a una mesa donde veo varias cosas allí colocadas pero que no puedo ver
bien. No tengo un buen presentimiento de estos y los demás tratan de
zafarse, aunque no entiendo cómo carajos se supone que llegamos acá.
Recuerdo perfectamente este lugar después de ser ahogado en
intestinos y sangre... algo que sin duda no quiero recordar ni revivir por
nada del mundo.

— Tienes razón. — Yoongi me saca de mi trance de pensamientos. —


No te he verdaderamente marcado. — Veo que palmea una máquina y
después se reincorpora con el mismo cuchillo a la mano. — Aún... al
menos no como debe ser. — Juguetea con el arma blanca con sus
dedos, juro que se lo clavará en cualquier momento. — Así que llegó el
momento, ¿no crees, muñeco? He sido demasiado bueno contigo y
taaaan paciente. — Alarga pinchando su pulgar con el filo. Supongo que
se abre ya que se lo lleva a la boca poco después para chuparlo y vuelve
a acercarse a mí tranquilamente pero sin quitar aquella aura misteriosa
que me pone los pelos de punta. — Vamos a jugar y esta vez con tu
compañía. — Observa a los tres que se mantienen callados, negando
repetidas veces. — Oh, nada de negaciones, debieron pensarla dos
veces antes de meterse con lo mío pero ya basta de charla. — Vuelve a
verme con aquel brillo enfermo. — Es hora de poner esto más divertido,
¿no crees, Jimin?

Me sacudo una vez más comenzando a negar repetidas veces y casi


provoco que la silla se caiga pero no lo logro. Yoongi se pasea, veo una
extraña decoración: unos espejos a los costados, las bocinas altas y sin
duda muchos instrumentos de tortura que dudo solo estén ahí para que
esto se torne más espeluznante. Veo a Taehyung pero su mirada luce
perdida y por primera vez, asustada. Volteo a los otros dos que están
iguales.

Jodida mierda... esto ya dejó de ser un pequeño juego. Yoongi realmente


acaba de volverse demente. Busco alguna vía de escape pero no
encuentro absolutamente nada, el mayor vuelve a colocarse en mi
campo de visión y música comienza a sonar, una melodía que es
extrañamente sexy así como provocativa.

— Kill 4 me de Marilyn Manson. — Sonríe gatuno y yo comienzo aprestar


atención a la letra. El ritmo es quizás demasiado bueno, al ritmo de esta
Yoongi se coloca detrás de mí y lleva sus manos a mis hombros,
inclinándose para cantar la canción en mi oído
dulcemente. — Let's grab a gold switchblade and make us a blood pact, b
abe... To love and to fuck and to only see ourselves, and remember this...
Yo me remuevo suavemente cuando comienza a besar delicadamente mi
cuello: —Tomemos una navaja de oro y hagámonos un pacto de sangre,
bebé... Para amarnos y follar y solo vernos a nosotros mismos. — Canta
de nuevo pero de forma donde yo comprendo ya bien lo que me dice,
erizando mis vellos. — Y recuerda esto...

Veo que toma aquel precioso cuchillo que roza con mi cuello, tirando mi
brazo bruscamente que jala y corta. Chillo adolorido cuando mi piel se
abre en una fina pero larga línea rojiza por todo mi antebrazo que me
hace ahogar un grito. Me remuevo de nuevo por enésima vez y veo a los
otros que parecen no reaccionar y estar igual de atónitos que yo.

— Your hotel hall won't be so vacant and I


can tell that you ain't faking... Because I take death threats, like the best o
f them. —Sigue cantando como si no fuese la gran cosa. Yo sigo
sintiendo el filo hilo de sangre que desliza por toda mi extremidad
provocando un pequeño cosquilleo. — La sala de tus hoteles no estará
muy vacía y puedo decir que no estás fingiendo. —Lame el filo y me
sonríe. —Porque tomo las amenazas de muerte... como la mejor de ellas.

— ¿Q-qué haces? — Susurro y él me calla colocando su índice en mi


boca. Roza mi grueso belfo que pellizca un poco y después se inclina a
lamerlo, viendo a través de su hombro a los otros tres. — ¿Comenzamos
ya a jugar, Jimin? — Me pregunta de nuevo aún con el ritmo de la
canción sonando detrás de nosotros a un volumen bastante alto pero yo
solo sigo en mi crudo y confuso silencio. — Tomaremos esto como sí.
¡Alégrate!

— ¿Qué se supone que vas a hacer? — Pregunto temeroso.

— Te tocará a ti ser ahora el cazador, muñeco. — Sonríe ladino y yo uno


mis cejas. — ¿Sabes que significa eso? —Niego aún perturbado. —Que
tendrás a tus lindos animales ahí delante tuyo, tus lindos muñecos
esperando por ver qué llegas a hacerle.

— Yo no les haré nada, ¡nada! — Le grito fuerte. ¿¡Qué mierda le


sucede?!

— Pero deberás. — Habla más duro y sus ojos repentinamente pierden


brillo. — O seré yo quien deba jugar entonces.

Sin duda esa no es una opción. No, joder. Esa no es ninguna y maldita
opción definitivamente. Paso saliva y sigo negando repetidas veces pero
él, cuando menos me lo espero, me suelta una dura bofetada que me
hace volear la cabeza en un quejido. Escucho gruñidos y veo a los
demás removiéndose, dedicándole miradas de desprecio al azabache
quien suelta una carcajada sombría.
—No, no... No se enojen; le encanta, ¿no es así, muñeco? —Acaricia mi
mejilla pero yo le inmediatamente me niego al tacto viéndolo mal.— ¿No?
—Repite y ahora avanza hacia los tres chicos frente a mí, tocando la
cabeza de cada uno hasta ponerse detrás de Mingyu que es el que se
encuentra en el centro. —Bien, eso no importa ahora. Vamos a seguir,
apenas estamos calentando motores.

Lo sigo con la mirada y veo atento sus movimientos. No tengo idea de


qué hará pero sólo aumenta mi tensión y siento mi cuerpo temblar,
nervioso y ansioso por todo lo que se avecina.

—Te explicaré, muñeco. —Habla finalmente después de suspirar,


sobando los hombros de Mingyu. — Tengo diversos castigos y tú
deberás elegir a uno de ellos para que lo cumpla; son varios castigos
pero todos deben recibir al menos uno, ¿vale?

— ¿Qué? —Murmuro y veo a Taehyung removerse más fuerte a lo cual


Yoongi ríe seco al ver que no puede moverse.

—Muy bien. —Vuelve a mí. —Pobre de ti donde se te ocurra hacer


alguna estupidez. —Se inclina y pasa sus brazos detrás de mi para zafar
el nudo de mi muñecas. Echo un rápido vistazo a la puerta pero veo un
grueso candado. Maldita sea. —Bien, como seguro viste, no hay
escapatoria y dudo que quieras enfrentarte a mí de esta forma, Jimin.
Me mantengo callado y él solamente toma bien el cuchillo que coloca en
mi mano y se pone detrás mío. Sabe que no soy capaz de hacerle daño y
aquello me hace sentir una terrible impotencia que me revuelve incluso el
estómago. Se mantiene así y hace que avance con cuchillo en mano
hasta estar suficientemente cerca de los tres. Mi corazón va rápido y el
miedo casi me paraliza, mi respiración es rápida, el frío cala mis huesos y
mi cuerpo hormiguea amenazando con llevarme al suelo en cualquier
momento.

—Si no lo haces tú, seré yo y créeme que no será lindo. —Repite en una
pequeña amenaza burlona en mi oreja. —Primer castigo muñeco, vamos
poco a poco. —Se separa y se coloca junto a mí cruzado de brazos y con
la barbilla en alto. — Tres puñaladas, tú decides a quién dárselas;
puedes incluso darle una a cada uno, pero debes enterrar ese cuchillo
tres veces. —Lo veo al instante escandalizado. —Adelante.

— ¡No! —Grito y siento mis manos temblar. — ¡No, no, te lo ruego!


¡Yoongi, no! —Suplico poniéndome de rodillas frente a él.

—Hazlo ahora o seré yo mismo quien les abra el maldito cráneo. —Sisea
molesto y yo sigo negando porque se que es capaz de hacerlo. —
Vamos, Jimin... deja de darle más vuelta a las cosas y haz lo que te pido
antes de que sea más tarde. No quiero que agotes mi paciencia. —Me
levanta bruscamente tirando de mi brazo que alza. —Tres puñaladas
solamente.
Su sonrisa se ensancha y vuelve a colar el cuchillo en mi mano haciendo
que levante la mirada y me coloque frente a ellos una vez más. Siento las
lágrimas deslizándose y no queriendo dejar de lado la justicia entre
comillas, me acerco a Elliot que está en la esquina derecha y aprieto mis
labios, murmurando un débil y ahogado "lo siento...".

Posteriormente le clavo el cuchillo profundamente en la pierna izquierda


escuchándolo gritar de dolor a través de su venda. Veo sus pantalones
que comienzan a mancharse de sangre y al instante tapo mi boca
cuando veo esta escurrir por mi mano. El crujido de la piel abriéndose me
produce escalofríos y más ver su expresión de terror y dolor. Extraigo el
cuchillo rápidamente provocando que me vaya hacia atrás y veo aún el
hilo de sangre que se desliza frente a mí provocando que mi respiración
vaya increíblemente rápido. Yoongi sonríe y aplaude mientras yo me
levanto tembloroso, con el cuchillo aún en mano y quedando ahora frente
a Mingyu.

— Vas bien, Jimin. Sigue así. — Yoongi con los ojos muy puesto en
mí. — Siéntelo, belleza... siente el maldito poder fluir por tus venas.

Evito escucharlo y vuelvo a tomar el cuchillo tibio del mango y paso


saliva, clavándolo igual en la pierna de Mingyu quien también grita.
Cierro los ojos y aguanto el abrirlos, escuchando nuevamente aquel tirón
de piel y sintiendo algo cálido recorriendo nuevamente mi brazo. Tiemblo
y los abro, viendo también el pantalón oscurecido y allí es donde extraigo
el cuchillo goteante. Mi respiración va más rápido y rápidamente el cuarto
se va llenando de lamento ahogados. Tiemblo torpe y avanzo hacia
Taehyung quien niega pero yo evito pensarlo mucho. ¿Qué estoy
haciendo...? ¿Qué estoy haciendo...?

Tarde. Repito el movimiento para mi impresión, firme, desgarrando su


piel cuando lo apuñado en el muslo derecho. Él tira su cabeza hacia
atrás y tensa sus puños al instante y grita de igual forma ahogada. Veo
mi mano que toma firme el mango del cuchillo enterrado y lentamente lo
extraigo escuchando el mismo grito y viendo la sangre goteante en cada
uno de ellos. El olor a sangre comienza a invadirme de a poco, me
marea.

— Eres muy considerado, muñeco. — Yoongi luce aburrido. — Pero


supongo que está bien para tu primera vez. — Apoya su hombro en la
pared. — Ahora lindo, hazme un favor y quítales una parte de su cuerpo.

— ¡¿QUÉ MIERDA TIENES EN LA CABEZA?! — Grito escandalizado


aún sintiendo el cuchillo en mi mano que amenaza con poder resbalar en
cualquier jodido segundo debido al temblor que causa.

— A uno quiero que le cortes la lengua por osar hablarte. — Sigue


tranquilamente ignorando mis gritos que se detenga. — Cierra la boca y
escucha. — Gruñe. — A otro le vas a arrancar los ojos por verte desnudo
y a uno último le vas a arrancar la polla por todas esas veces que
seguramente se la jalaron pensando en ti... o peor aún, por penetrar ese
lindo culo tuyo.

Mis mejillas enrojecen y veo a los tres que siguen en quejidos ahogados.
Me sobresalto cuando me toman de la cintura y Yoongi acaricia mi rostro,
sonriéndome.

— Luces tan malditamente lindo con esas manitas tuyas llenas de


sangre. — Toma mi mano izquierda y lame un dedo provocando que
gima avergonzado. Desvío la mirada y me da una fuerte nalgada que me
suelta un jadeo agudo. — Anda, precioso... lúcete y demuestra quien
manda.

Yo lo observo serio sin saber ya cómo tomarme sus palabras. Él me


sonríe y vuelve a hablar, diciéndome quizás, las palabras más difíciles
que escucharé jamás viniendo de él.

— Te empaparás de sangre esta noche, muñeco. Y finalmente, dejarás


de ser el niño inocente que eres. +
109

JIMIN

Dejar la inocencia de lado... Por primera vez... La verdadera inocencia.

Toda mi vida siempre basé el término inocente a alguien que conocía o


no los aspectos sexuales. En mi cabeza cuando alguien dice "es
inocente", es porque puedes decirle que el paraíso se encuentra entre las
piernas y jamás va a entender aquello. "Qué inocente", decimos cuando
no se entiende una referencia sexual, les damos palmadas en la espalda
y reímos de buena gana ante aquello, sintiendo en secreto aquella
nostalgia.

Yoongi me mostró que la inocencia, va más allá. E igual que en


connotaciones sexuales, cuando pierdes la inocencia en su referencia es
porque finalmente agarras conciencia y logras comprender muchas
cosas. Y sí... él finalmente me lo dio a entender; Yoongi me hizo
entender que mi "inocencia" no significaba que me arrancara mi
virginidad o que a mis doce años me enterara de lo que era la
masturbación. No.

Perdí la inocencia con respecto a la vida.


Sí, la perdí. Me quité aquel velo y finalmente pude ver lo que era el
mundo. Pude admirar con mis propios ojos la crueldad humana, el
desastre que es el ser humano, lo lejos que llega la locura, lo mal que
puede caer alguien una vez que aprendes a ver este lado del mundo.

Vi la realidad.

Con Yoongi y con el pasar del tiempo que más allá que me abriera a un
universo sexual y fetichista bastante macabro, había cosas más allá de
sus actos que quería hacerme ver: la manipulación humana, la verdadera
destrucción que nos causamos nosotros mismos. Me mostró naturalezas
bestiales como la suya y la de tantos. Me mostró que detrás de cada
persona habita un demonio que se libera tarde que temprano y flota,
arrastrando un infierno para buscar otro aunque no nos percatemos
directamente de ello.

Me mostró que en el mundo somos animales más que humanos, bestias


sedientas de tantas cosas como la sangre, la venganza, el dinero y
muchas cosas más. Me mostró que la confianza se pierde, que
verdaderamente quizás este solo en el mundo y debes aprender a valer
por ti mismo para avanzar. Me enseñó que antes de caer, debo
asegurarme de que alguien va a agarrarme. Y no. Nadie estuvo.

Entonces decidí no caer más. Decidí aprender a mantenerme en pie y


pelear. Decidí que sería suficiente y cual niño, aprendí a caminar tomado
de su mano antes de que me soltara y me aventara a la soledad. Cual
pájaro saltando de su nido para aprender a volar.

Con el pasar del tiempo comprendí que esta inocencia más allá de
perderla una vez que abres los ojos a lo que es el mundo, es una forma
de conocerte a ti mismo, una forma extraña de despertar aquel revuelo
en la cabeza de todos ser humano que existe. Aquel toque de locura con
el que vivimos día a día pero jamás se muestra hasta que algo o alguien
llega a sacudirlos. Me enseñó a ver un gusto en mí que no conocía, un
arrebatador de inocencia donde no sé si agradecerle o maldecirlo porque
ahora veo muchas cosas que estaba mejor sin saberlas.

Allí fue donde verdaderamente perdí la inocencia, cuando comprendí


todo esto y ahora me tocaba teñir la rosa blanca de rojo, solo para darle
la cereza al pastel. Dulce locura. Dulce y suave locura tan exquisita para
la mente y tan terrible para los ajenos. Demonios danzando felices
alrededor de nuestras mentes pero que callamos, ignoramos. Aquellos
que piden a gritos salir a flote pero aguantamos, aguantamos hasta que
la acumulación sobrepasa nuestro deseo.

Y finalmente explota. Finalmente la máscara se cae y dejas de ver


humanos para ver a las verdaderas bestias. La naturaleza humana, tan
destructiva cada minuto pero de formas más inconscientes algunos que
otros, pero al final, todos somos destructores. Todos somos asesinos.
Mi mirada se mantiene neutra y puedo sentir las emociones
desenchufarse en mi cuerpo, pero el dolor interno sigue, el pesar en la
espalda y el nudo en la garganta. Me niego a caer, me niego a dejarme
arrastrar pero sé al mismo tiempo que si no soy yo, Yoongi hará de las
suyas para causar un caos y tres vidas van a perderse esta noche.

— Adelante. — Me presiona puesto a que ya llevo un par de minutos sin


moverme o hacer nada. — Hazlo ya, Jimin. ¿Qué esperas?

"Vamos, sé que puedes...", me animo.

— No... espera. — Me dice y ríe. — Bueno, ya estuvo medio jodido, ¿no?


— Se acerca a mí para aventarme al suelo una vez más y me acuesta
duro, colocándose a horcajadas sobre mí. Trato de empujarlo como
puedo pero es inútil, ignorando a los otros dos que siguen gritando, me
toma del cuello. — Vamos a darles un respiro y mientras tú y yo
tengamos una función.

— ¿Qué haces? — Pregunto asustado y Yoongi vuelve a levantarme,


tomándome para que pegue mi espalda a su pecho y me toma firme del
cuello para que vea a los tres que siguen quejándose con sus piernas. —
Yoongi...

— Quiero que vean. Quiero que te vean. — Susurra sobre mi cuello


nuevamente y siento que toma mis brazos y los jala hacia atrás. —
Sorpresa. — Me tira más fuerte y chillo levantando la mirada, viendo
aquellas cadenas que aparecen y me cuelga los brazos en movimientos
rápidos apenas dándome la oportunidad de reaccionar. Trato de patear
pero me patea de vuelta con el doble de fuerza y me coloca esposas en
lo pies. Apenas intento un movimiento, quedo casi colgando hacia
adelante, que, de no ser por las cadenas, hubiera ido al suelo en
cualquier momento.

— ¡Yoongi! — Exclamo enojado pero él solo me da una fuerte nalgada


haciéndome sobresaltar. — ¡Basta!

— ¿Por qué no le muestras a tus lindos amantes cómo te pones


conmigo, muñeco? — Desliza sus manos por mi cuerpo haciendo este
reaccionar, sintiendo mis vellos erizarse apenas me toca. Jadeo bajo y
aprieto mis labios para no dejar escapar ningún sonido pero por atrás,
pasa el cuchillo por mi camisa y así la abre, desgarrando esta para dejar
mi torso completamente desnudo. Siento que va a mis pantalones y con
el mismo procedimiento, firme me arranca estos y me deja en ropa
interior, quitándome después los zapatos. Jadeo avergonzado cuando
veo mi casi desnudez.

Levanto la vista y veo que los tres me observan callados, casi pareciendo
olvidar sus heridas. Paso saliva y trato de ver a Yoongi a través de mi
hombro pero el filo frío del cuchillo aparece haciéndome retorcer y gemir
involuntario. Siento el calor envolverme y aquella extraña y magnífica
sensación una vez que el primer corte en mi hombro se hace presente.
— Y-Yoon... mgh... — Tiro mi cabeza hacia atrás nuevamente y siento
sus manos deslizarse hacia arriba por mi torso hasta mis pezones que
pellizca. Pega sus labios a mi hombro aún por atrás y allí comienza a
succionar, pegándose lo suficiente a mí para que sienta su dura erección
a través de sus pantalones.

— Vamos, pequeño. — Ríe sobre mi oreja y yo me remuevo. — Te haré


temblar las piernas y no forzosamente por miedo.

Mordí más mi labio, el deseo me estaba ganando, me estaba


desconcentrando de mi objetivo real. Debía controlarme si quería que
esto funcionara. ¡No, no podía caer y menos así! ¡Joder, no! ¡Hormonas
ya basta!

Un fuerte trueno me hizo sobresaltar aún atado, observé la pequeña


ventana y vi el cielo a lo lejos decorado de truenos y una fuerte lluvia caía
afuera. Abrí la boca completamente embobado por ese hermoso paisaje.
Luna llena y lluvia torrencial. ¿Esto podía ser más macabro?

— No creas que cabrás por esa ventana. — Rió divertido y vi aún a


través de mi hombro que chupó sus labios.

— ¿Y lo tuyo cabe? — Pregunto inevitablemente sintiendo mis mejillas


enrojecer. La sonrisa curiosa de Yoongi se transformó en una de maldad
en segundos. Me devora con sus ojos y me dedica una mirada sádica.
Desvío la mirada al sentir aquel extraño calor recorrerme por todo el
cuerpo y una fina capa de sudor en mi frente.

— Voy a cogerte hasta que no puedas levantarte, Jimin.

Abro mucho mis ojos y siento mi corazón latir cada vez más rápido
debido a la tensión ráoida que se ha creado. Se coloca frente a mí y hace
otro corte cerca de mi abdomen y se inclina a lamerlo mientras yo solo
puedo gemir y tensar mis puños de nuevo. Sube su lengua hasta mi
mandíbula y allí se detiene.

— Eres tan jodidamente mío, muñeco... — Gruñe y comienza a besarme


con fuerza exigiendo posesión, mi respiración se agita cada vez más y
siento mi piel arder el triple. Muerdo sus labios con cierta fuerza y él se
separa de mí sonriente. Ambos respiramos agitados y nuestras bocas
estaban rojas e hinchadas. Lame mi pecho nuevamente y muerde mi
pezón arrancándome un gemido de placer al instante. Aquellos gemidos
que se evaporan de mi boca.

— Joder, Yoongi... — Digo mientras cierro mis ojos.


— Es tan sexy cuando me llamas por mi nombre — Ronronea en mi oído
mientras pega mi cuerpo más al suyo. — Deberías hacerlo más seguido,
muñeco.

Muerde el lóbulo de mi oreja y baja lentamente hasta llegar a mi cuello.


Lo muerde y succiona, siento su respiración agitarse más y más,
escucho sus pequeños jadeos roncos. Se separa de mi cuello
observando el chupetón que me ha dejado seguramente. Yo desvío la
mirada al instante.

— Obsérvame... —Ordena.

Obedezco y los abro viendo los suyos: el deseo lo engullía por dentro. Su
respiración se agitó aún más, bajé mi vista a su zona íntima y vi aquel
bulto notable que rogaba por salir. Se excitaba, sabía que él también me
calentaba rápido y aquel silencio nuestras miradas cómplices cruzaban.

— ¿Quieres un poco de dolor y placer? —Me sonríe y yo solamente


puedo hacer una mueca.

— No quiero jugar a eso, no llegarás a nada.

— ¿Eso crees? — Susurra cerca de mi boca, clava sus uñas en mi


pecho, cosa que me hace gruñir. Va mordiendo sin cuidado mi blanca
piel hasta ir dejando marcas rojas por todo mi cuerpo, cada marca que
era un sello suyo.

El sello para demostrar que yo solamente sería suyo.

— Muñeco... —Me llama.

— ¿Mh? —Pregunto cerrando mis ojos, el deseo me nubla.

— Quiero que veas como me pones. — Sigue coqueto, con un aura tan
explosiva y encantadora con que nunca lo había visto.

Abro mis ojos poco después y veo a la parte inferior de su cuerpo y aquel
bulto que sobresale. Va tirando de ellos lentamente y los retira de su
cuerpo, hace lo mismo con su bóxer y admiro posteriormente su miembro
rojizo y completamente erecto. Pasa suavemente sus dedos por la
cabeza masajeando de forma circular, aprieta después sin temor el
glande con su pulgar y lo soba de forma circular suavemente.

— ¡Basta! —Exclamo entrando en una lenta agonía sintiéndome calentar


rápidamente, ansiando hundir su polla hasta el fondo de mi garganta.
— ¿Quieres mi polla, muñeco? Es tu juguete favorito, ¿verdad? —
Sonríe sin vergüenza. Mantiene su gesto descarado, sonriendo con
maldad y se acerca a mí mientras pasaba sus manos por mi pecho. Me
sujeta del cabello y me obliga a levantar la mirada.

— Yoongi... — Suplico.

— Di que eres mío y solamente mío. —Sentencia sin una pizca de


gracia.

— ¿A esto querías llegar? —Me burlo de mala gana y ahora me toca a


mí sonreír.

— Dilo... —Dice entre dientes con más fuerza.

— Oblígame. — Le dedico una sonrisa arrogante e igual de descarada.

Él alza una ceja y sonríe. Se acerca a mí y afloja las cadenas haciendo


que mis brazos caigan pero aún sigo atado. Es una posición más
cómoda y me resulta más fácil cruzar miradas conmigo. Me toma del
cuello y comienza a dejar pequeñas mordidas. Agito más las cadenas y
suelto un gruñido de frustración, es mi maldita debilidad. Enreda sus
manos en mi cabello y va bajando a mi hombro, seguía mordiendo,
besando y gruñendo sobre mi piel. Siento su erección hacerse más
grande y chocar con mi vientre, me sonrojo.

— De rodillas. — Me dice firme y me empuja hacia abajo tomándome de


los hombros.

Me mantengo así unos momentos y se acerca un poco a mí. Veo su


miembro erecto cerca de mi rostro y él ladea su cabeza con una sonrisa:

— Ya sabes qué hacer. No queremos problemas, ¿verdad? — Sonríe.

Joder... no, mi amor.

Tomo aire y lo agarro con una sola mano. Comienzo a hacer un lento
movimiento de arriba a abajo y Yoongi gruñe suavemente, muerde más
su labio inferior y no pierde detalle de mis movimientos. Sigo masajeando
su miembro, acelerando un poco el movimiento de arriba a abajo, y luego
comenzando a hacerlo de manera circular. Yoongi dejó de morder su
labio y veo un leve corte en su belfo, una gota brota.

Se había abierto el labio


— Me encanta que me agarres la polla, ¿sabes? — Estira las comisuras
de sus labios y no deja de verme divertido. Sigo con mi movimiento y la
mirada, relamiendo mis labios.

— ¿Solo que te la agarre? — Pregunto sonriente.

— Ohhh, no te atrevas. —Dice él oscureciendo su mirada.

"Solo porque dijiste eso, lo haré"

— Obsérvame. — Repito. Siento el rubor en mis mejillas hacerse más


potente pero no me importó, me acomodo y él me observaba atento y a
la vez desafiante. Me sonríe como diciendo "no lo harás". "No te atreves".

"Sí, lo haré"

Una vez posicionado, me armo de valor y cierro los ojos. Tomo una gran
bocanada de aire y abro mis ojos nuevamente para cruzar miradas con
él. Con toda la seguridad del mundo agacho suavemente la mirada y
paso la punta de mi lengua por todo su glande lentamente sujetando la
base con la zurda. Yoongi vuelve a morder su labio, su respiración se
vuelve pesada. Animado por la reacción de su cuerpo, vuelvo a lamerlo
suavemente, desde la base hasta la punta de manera delicada.
— Jimin... — Parece advertir pero quiero empujarlo al límite.

Sostengo su polla con mi mano aún más firme y lo introduzco a mi boca,


comenzando a jugar con mi lengua una vez que me animo y lo introduzco
en mi boca. Suspiro y comienzo a hacer un lento vaivén de arriba a
abajo. Yoongi gruñe más alto y me toma del cabello en señal de
advertencia pero lo ignoro por completo. Lamo el glande nuevamente y
comienzo a jugar con él.

— Hmgh... — Jadeo. Succionaba, chupaba, lamía. Pasé mi pulgar por la


punta y comencé a hacer movimientos circulares y apreté un poco.
Yoongi arqueó un poco la espalda y levantó la vista al techo, estaba
maldiciendo en voz baja.

Lamí la cabeza en círculos y luego lo metí todo en mi boca y lo succioné


una vez más lentamente. Lo saqué ante la sensación de ahogo y tomé
aire profundamente. Lo atrapé entre mis labios y comencé a succionar
como si fuera un chupón. Yoongi apretó más su mandíbula.

— Maldita sea... — Dijo él furioso. — V-vas a hacerme correrme si sigues


así...

Mis mejillas enrojecieron y mi ego se infló como un globo. Succioné


nuevamente con fuerza y lo observé pícaro: — ¿Lo haré?
— Joder Jimin, me encantas —Dice él suciamente.

Mantengo el contacto visual y vuelvo a chupar, manteniendo el ritmo.


Cada vez fui acelerando más al movimiento hasta que opté por finalizar
con mis manos; besé la punta de su polla y di una última lamida antes de
seguirlo masturbando. Proseguí varios segundos hasta que sentí que no
tardaba en correrse.

— Ya te vienes... — Susurré sonriente.

Apreté su glande levemente para impedir que lo hiciera, lo voltee a ver


con cara inocente. Él jadeó y apretó sus puños: — Déjame acabar. —
Amenazó. — Sonreí en modo respuesta, no solté su glande— Muñeco...

— Aburrido. — Resoplé y finalmente dejé de ejercer presión y lo seguí


masturbando, dando pequeñas lamidas traviesas a sus testículos. Él
soltó un fuerte gemido y se corrió no mucho después de eso. Sonreí
victorioso. Sus hombros subían y bajaban pesadamente y su respiración
era muy agitada.

— Esto aún no se queda así. — Sonríe.

— ¿Por qué no? —Pregunto buscando la oportunidad para darle un


fuerte golpe y huir.
— Duele.

— ¿Duele?

— Porque aún no termino — Me retó con su sonrisa cínica.

Pegué mi cuerpo al ajeno y acerqué mis labios a los suyos, dejé que me
atrapara. Comenzamos a besarnos con fuerza, cada uno exigiendo
posesión. Pegué mi cuerpo al otro por completo y me levanté un poco,
sentí su miembro rozar casi mi penireo. Me besaba enfermo, sujetando
mis mejillas fuertemente mientras se rozaba contra mí.

Que sensación tan placentera...

— Entra. —Supliqué entre jadeos.

Sonrió. Comenzó a succionar sus dedos y alzó mi pierna izquierda,


tanteando mi entrada antes de comenzar a bombear con dos dedos.
Grité casi al instante apenas lo sentí, aferrado bien a su hombro y
jadeando dejé que comenzara a embestirme con sus dígitos. Puedo
sentir mi cuerpo volverse loco ante su contacto. Hace un movimiento de
tijeras para dilatarme y es rápido, tan jodidamente rápido que apenas
puedo respirar.
— Yoongi... — Gemí en su oreja con una sonrisa. — Hyung...

Me levantó y sentí que alineó su duro miembro con mi entrada. Sin poder
aguantar más, sintiendo mi cuerpo temblar del puro contacto intenso,
finalmente me dejé caer en su miembro, ambos gemimos
placenteramente. Comencé con un lento movimiento de arriba a abajo,
me aferré a su espalda y comencé a gemir en su oído. Él se mantuvo
callado tomándome fuerte de la espalda.

— No te resistas... — Mordí el lóbulo de su oreja — Sé que te encanta


que te esté montando.

— No lo hago. — Dice tranquilo como si no fuese la gran cosa que esté


saltando sobre su duro miembro. Oh... ¿en serio? Incrementé el
movimiento desesperado por hacerlo gemir y que me rogara por más. Él
rió y lamió mi cuello.

— No lo lograrás... — Se burló. Apreté mis puños y seguí montándolo


rápidamente sintiendo el gran placer envolverme pero él se estaba
ahorrando sus gemidos y sólo me observaba sonriente. Retador. Le
clavé la mirada mientras incrementaba el movimiento, sentí mi cuerpo
arder por dentro, mi respiración se agitaba más y más...
— Oh dios... —Gemí una vez que sentí mi próstata comenzar a ser
rozada con intensidad, él incrementó también su movimiento moviendo
su pelvis. Fue más rápido al penetrarme.

— Tú vas a llegar a tu límite primero. — Sonrió con maldad pura

— ¡Mentira! —Rugí.

Él acercó su rostro al mío hasta chocar su frente con la mía. Seguí


moviéndome lentamente y ambos cruzamos miradas.

— No lograste tu objetivo... —Sonríe.

— No sé de qué hablas. —Mentí.

— Quieres volverme loco... no lo lograrás. —Se burló. —Mostrarte


sumiso para ver si así se me baja todo el maldito enojo que tengo.

Troné mis puños.

— ¿Quieres jugar así conmigo? —Su voz sonaba amenazante.


Sin pensarlo dos veces, le di un fuerte empujón y golpe en el rostro y
eché a correr, él corrió detrás de mí. Sentí mi cuerpo arder por dentro y
por fuera, comencé a correr. Estábamos jugando al cazador y al ciervo...
una vez más. En un pequeño cuarto por cierto.

— ¡MIERDA! — Tropecé con los objetos del suelo y caí. Me traté de


volver a reincorporar pero sentí que me jalaron el tobillo. Solté un gritito.

— Te tengo. —Yoongi sonrió. —Eres tan idiota. No vas a salir de acá. —


Me azotó fuerte y se puso sobre mí, sentí su piel ardiente chocar con mi
espalda, gemí cuando sentí que abrió suavemente mis piernas.— Y te
violaré aquí mismo aunque no quieras, Jimin.

Traté de zafarme pero lo sentí entrar en mí de golpe, solté un gemido


placentero y adolorido por igual. Él cogió mi cabello y me hizo hacia atrás
mientras me embestía con más y más fuerza, mordí mis labios y dejé mi
cuerpo caer ante él.

— Oh dios... oh m-mierda... — Coloqué mi mano en el suelo y me apoyé


para mantener equilibrio.

— No quieras jugar a cazar conmigo, muñeco. — Susurró en mi oído. —


Ganaré siempre.
Mordí con fuerza mis labios mientras lo sentía entrar y salir de mí con
rapidez, exigía posesión, exigía tener el control. Aproveché su pequeño
segundo de descanso para darme la vuelta y quedar frente a él,
cruzamos miradas.

— ¡IMBÉCIL! — Volví a empujarlo y como pude le di una fuerte patada y


comencé a buscar en desespero un cuchillo, una piedra o algo qué
estrellar en la ventana. ¡UNA MALDITA LLAVE!

— ¡Maldito muñeco! — Rugió cuando aventé la mesa a la ventana y esta


apenas se quebró.

Grité cuando se acercó más y me abalancé sobre el suelo, cogí el


cuchillo y apunté a Yoongi con él. Sonrió y me lo quitó en un rápido
movimiento antes de estrellarme en la pared y comenzarme a besarme.
Me aferré a su espalda y comencé a sentir como deslizaba el cuchillo a
mi piel y comenzó a abrirla una vez más.

Gemí y me dejé deslizar por la pared hasta caer al suelo, Yoongi me


arrastró al centro de la pieza y se colocó sobre mí sonriente. Cogió el
cuchillo y bajó a mis piernas donde comenzó a hacer más cortes,
abriendo la zona interna. Gemí cuando sentí su lengua chupar la piel de
mis muslos y subir su lengua peligrosamente a mi pene también erecto.
Observé su muñeca y abrí mucho los ojos al ver que tenía las esposas
colgadas de estas, traté de levantarme pero él cogió ambas manos,
forcejee pero él no me dejó. Puso el cuchillo en su boca y cogió ambas
manos y las esposó detrás de su espalda para que así quedara aferrado
a él. Comencé a moverme pero mientras más intentaba nuestros penes
chocaban más y más.

— Ahora sí puedo decir que eres mío. —Sonrió.

Nos tumbamos en el suelo y él comenzó a moverse dentro de mí


alinéandose duro. Rasguñé su espalda como pude y levanté el cuello
para gemir. Él comenzó a morder mis hombros y mi cuello para marcarlo
con fuerza y lamerlo completamente.

— ¡T-te odio tanto! —Sollocé fuerte.

— T-te odio también, Jimin... — Gruñó él.

Rodamos y yo quedé encima de él, la pose resultó incómoda porque mis


manos quedaron debajo de su espalda pero pude colocarme encima de
él y ahora yo tomar el control del movimiento.

Seguimos gimiendo, esposados y con poca libertad pero así resultó más
excitante y divertido. Seguimos hasta que no aguanté más. Mis piernas
temblaban, escalofríos ardientes golpeaban todo mi cuerpo, sentía
azotes de calor en mi pene, sudaba, gemía, gritaba, mi corazón dolía de
lo fuerte que palpitaba, todo mi interior temblaba. Sentía mis tripas
contraerse con fuerza. Era un descontrol total.

Yoongi me obligó a sentarme sobre él y llevó sus manos a mi espalda.


Desabrochó las esposas permitiéndome extender los brazos y aferrarme
a su espalda. Aventamos las esposas y seguimos besándonos con
locura hasta que la gota derramó el vaso y pude liberar todo lo que había
aguantado. La sangre de nuestras heridas se deslizaba por nuestros
cuerpos y las mordidas toscas y bruscas hacían sangrar nuestras bocas.

— Me encantas... me encantas maldita sea. — Se empujó contra mí de


nuevo chupando mi belfo del cual escurría más y más sangre. Me cargó
y sin dejar de comerme la boca, me estrelló en el suelo. Levanté la
mirada y mierda...

Mierda...

Los expandí observando la mirada de Elliot, Mingyu y Taehyung duras e


inexpresivas viéndome fijamente. Chillé y traté de empujar a Yoongi
quien los veía sonriente y se empujó más fuerte sobre mí. Sentía algo
cálido en mi espalda y jadee escandalizado, sintiéndolo darme la vuelta.
Salió de mí y me arrastró poniéndome en cuatro viéndolos a ellos. Vi el
rastro de sangre que brotaba de sus piernas y mi cuerpo manchado.
Volvió a entrar en mí. — ¡AH! — Grité alto mientras se empujaba bestial
contra mi maltratada y sensible próstata, la saliva escurría de mi boca y
pese a las lágrimas, no dejaba de gemir escandalizado dejando que me
abriera más. Sentía el cuchillo pasearse por mi piel, pequeños cortes que
comenzaron a llenarme el cuerpo.

Los hematomas se volvieron más visibles y cuando llegué a mi preciado


orgasmo, doblé mi espalda comenzando a temblar. Él me dio la vuelta
para verme y salió, corriéndose en mi cara haciéndome chillar al sentir
los hilos de semen aterrizar en mi rostro.

— Todo embarrado de semen y sangre, joder... eres tan putamente


porno. — Me dio una fuerte nalgada. — Tan mío...

— T-tan tuyo... — Repetí inevitable sintiendo el semen resbalar por mi


mejilla. Lamí mis labios para tomar restos y me volvió a dar la vuelta
dejándome en el suelo. Temblaba y tenía pequeños espasmos debido al
placer que aún sentía. Me removí en el suelo tratando de recuperar la
respiración pero mis piernas fallaban. Estaba tan... excitado.

— ¿Disfrutando la función? — Yoongi observó a los otros tres. — ¿Les


gusta? ¿Se pone así con ustedes? — Vuelve a mí y me carga, de no ser
porque me sostiene me resbalaría de sus brazos. — Su pequeña zorra
me pertenece. — Muerde mi cuello y me mueve brusco. — ¿Ven? Jimin
es jodidamente mío y nadie cambiará eso. — Me soltó y fui al suelo.
— Eres un verdadero enfermo... — Dice Taehyung con lágrimas en los
ojos.

— Espero que ahora sepas lo que se siente. — Sonríe Yoongi y me ve.


Yo alzo la mirada y él río. — ¿Listo para la segunda función? +
110 [FIN DEL LIBRO 2]

— ¿Segunda función...? — Repito asustado.

— Oh vamos, no creas que así acabaremos. Aún debes cortar un par de


cosas, ¿recuerdas? — Me sonríe y yo niego. — ¿No? Bien... Lo haré yo.

— ¡NO! — Exclamo y me levanto torpemente aún sintiendo mis piernas


torpes. — Todo menos tú.

— Entonces adelante. — Me sonríe macabro. — Lúcete.

Trato de recuperarme rápido y mi respiración vuelve a agitarse. Aún


desnudo me importa poco, no puedo dejar que Yoongi les haga algo. No
con esto que acaba de hacer, se ve que ya está emocionado y yo ya un
poco desconectado. Paso saliva y avanzo torpe, muy torpe hasta volver a
estar cerca.
Joder... Lengua, polla y ojos... Joder. Tengo que hacer esto, mierda. Sí o
sí. Debo tener la maldita fuerza, es esto o será peor. Hazlo... debo
hacerlo.

— Lengua... — Murmuro acercándome a Elliot. — Por todas esas


palabras que me dijiste y fueron tan terriblemente falsas... por haberme
traicionado y no haberte callado cando te lo pedí. — Lo tomo de su
barbilla y él me ve fijo, Yoongi sonríe. — Por todo. — Le quito la venda y
él comienza a gritar y a maldecir pero Yoongi llega y lo toma de las
mejillas y hace su cabeza hacia atrás y abre bien su boca. Examino su
cavidad bucal y niego dejando el cuchillo de lado, avanzando con
tranquilidad a la mesa y tomando unas gruesas tijeras que abro y cierro
repetidas veces creando un pequeño sonido.

— Vamos, deja de moverte maldita sea. — Gruñe Yoongi de nuevo


sujetando más fuerte a Elliot y manteniendo su boca bien abierta. — No
me veas así, tú te metiste con él, Sullivan.

Me acerco tomando más fuerte las tijeras y finalmente las introduzco en


su boca, sintiendo su húmedo músculo casi lamer mi mano. Aprieto mis
labios y las cierro con fuerza escuchando el alarido que me hiela la
sangre y sin ver, comienzo a cortar y a cortar, abriendo y cerrando las
tijeras que se sienten duras para cortar. Abro los ojos y veo pedazos
colgados, unos cortes uniformes y mucha sangre que se desliza de su
boca al igual que saliva rojiza. Veo fascinado aquello y curioso,
extrañamente curioso sigo cortando y cortando suavemente, duro a
veces hasta que más de a mitad va al suelo. Yoongi suelta una enorme
carcajada y suelta a Elliot quien grita y finalmente cae de la silla
escupiendo saliva, dando unos alaridos impresionantes de agonía que
jamás creí ver. La escena de la carne y el músculo vuelve a mi cabeza
causando un escalofrío.

— Bien... bien, precioso. Sigamos. — Sigue él ahora pasando a Mingyu.


— Lúcete una vez más, no me hagas hacerlo yo.

Niego y veo a Mingyu quien me ve fijo, suplicante. Paso saliva y


lentamente me voy colocando de rodillas frente a él bajando el cierre de
su pantalón. Él se remueve y grita detrás de la venda pero Yoongi le da
un fuerte golpe que lo calla y aturde. Sigo bajando su pantalón
torpemente y también su ropa interior, viendo su pene que sale a la luz.
Ladeo mi cabeza y veo a Yoongi quien alza su barbilla casi retador.
Tomo el miembro del otro con mi mano y lo sujeto firme, inclinándome
para dejar un pequeño beso y lamida.

— ¿Qué mierda crees que haces? — Escucho a Yoongi furioso y levanto


la mirada nuevamente.

— Déjame. Es para que al menos haya sido bueno una última vez. —
Dejo una cabeza en el glande y Mingyu se tensa mientras yo froto un
poco. — Tal vez si hubiéramos podido llegado a más, Gyu... — Me burlo
suave, Yoongi está lanzando fuego por los ojos. — Lo siento.
Carraspeo mi garganta y jugando un poco al cínico de igual forma, tomo
el cuchillo que no está muy lejos reemplazando las tijeras con él. Respiro
hondo y sujetando alto, doy un buen golpe seco escuchando aquel grito
que me hiela la sangre. Doy otro golpe con el cuchillo que termina de
arrancar el miembro masculino ajeno, haciendo que grite y me levante de
golpe cuando el hilo de sangre me salpica la camisa. Veo la sangre
brotar y a Mingyu ahogarse en sus lágrimas y seguir llorando al igual que
Elliot.

Paso saliva una última vez y veo a Taehyung quien tiene la mirada baja y
un par de lágrimas se deslizan por sus mejillas. Quedo frente a él y
levanto su barbilla, dejando que me vea un largo rato. Él entiende mi
mensaje y me admira, sonriendo apenas a través de los ojos y
asintiendo. Le bajo la venda y él se relame los labios.

— Siempre te recordaré como uno de los seres más hermoso que pude
ver alguna vez, Park Jimin. — Murmura con aquella voz ronca que me
provoca un nudo en la garganta, mis ojos se cristalizan y debo parpadear
para volver a ver claro. — Quedarás siempre en mi memoria.

Ahogo un sollozo y me acerco a besar su frente, lentamente clavando el


cuchillo en su ojo izquierdo. Aprieto mi mandíbula y me separo viéndolo
apretar sus labios y gritar bajo mientras yo extraigo el cuchillo y hago lo
mismo con su ojo derecho, dando una punzada lo suficientemente
profunda pero sin llegar a arrancar. Lágrimas de sangre se deslizan y
grita de dolor, se remueve, jadeando ante el dolor y más lágrimas rojizas
se deslizan por sus mejillas.

— Lo siento... l-lo siento tanto... — Murmuro pero Yoongi me empuja y


veo que ya tiene los pantalones puestas. — ¡¿Qué haces?! — Exclamo y
veo que toma a Taehyung, enterrando sus dedos en sus orbes. —
¡YOONGI, NO! — Exclamo escandalizado y pego un grito de horror al
verlo extraer ambos ojos que tira al suelo y aplasta con dureza. Grito de
nuevo y me tapo la cara retrocediendo rápido hasta dar con la pared
comenzando a llorar.

— ¡Ahora sí, joder! — Grita Yoongi. — ¡Uno para matar, vamos Jimin!
¡¿QUIÉN MORIRÁ ESTA JODIDA NOCHE?!

— ¡No! — Grito en súplica. — ¡YOONGI, NO!

— ¿No? Ah, de nuevo yo. — Este chasquea la lengua contra su paladar


y patea a Mingyu. — Jodida mierda, tú fuiste el primero y nunca me
caíste bien.

— ¡YOONGI! ¡YOONGI, NO! — Comienzo a desesperar pero él toma el


arma cerca y me dispara a los pies haciendo que la bala casi roce sobre
mí.
— Tú callado y bonito. — Me dice y zafa a Mingyu. — Y tú... a pelear por
tu maldita vida.

YOONGI

La sonrisa enferma vuelve a adornar mis labios al ver la expresión de


terror de Jimin. Le aventé un cuchillo a Mingyu y lo observé fijamente con
mi tétrica sonrisa tan usual en mí.

Hora de jugar.

— Adelante. — Sonreí y le guiñé el ojo. —Ven por mí, primo.

Mingyu tomó el cuchillo y se levantó, yo saqué el mío. Debía admitir que


me sorprendía su fuerza y que siguiera de pie. Nos observamos largos
segundos hasta que nos abalanzamos uno encima del otro con fuerza.
Yo evité su arma y traté de apuñalarlo con el mío pero era bueno
esquivando. Sorpresivamente, me dio una patada en el abdomen
sacándome todo el aire, perdí fuerza y Mingyu aprovechó para
golpearme de nuevo. Agarré su mano y lo jalé hacia mí, le di con mi
rodilla en su maldita polla cortada y lo jalé después del cuello. Me
reincorporé y le di un fuerte golpe en su mandíbula.

— ¡MALDITO HIJO DE PUTA! — Gritó mientras la sangre se deslizaba


por sus labios al igual que por el resto de su cuerpo.

Sonreí victorioso y comencé a avanzar hacia él. Mingyu se colocó en una


pose de combate torpemente y trató de golpearme pero logré evitar el
golpe agachándome y clavando el cuchillo en su otro pierna. Mingyu
soltó un alarido y me dio un golpe en mi mandíbula, solté un gemido de
dolor. Un sabor metálico y a sangre recorrió mi papila gustativa.

— Ah... si no es Jimin no me excito. —Comenté irónico.

No le di tiempo de reaccionar y en un movimiento rápido le di una fuerte


patada, esquivé su cuchillo, lo golpee con fuerza y me abalancé sobre él
clavando el cuchillo en su estómago. Mi primo gritó al sentir el filo
atravesarlo pero se mantuvo firme y agarró mi mano con fuerza mientras
extraía mi cuchillo. Abrí mucho los ojos sorprendido de lo resistente que
era.
Joder, se nota claramente que es del grupo L y estuvo con los Min.

— No... voy...a... morir — Dijo apenas.

— Te tengo lástima, así que acabaré rápido — Sonreí con malicia y algo
de sarcasmo.

Levanté el cuchillo en alto y se lo clavé repetidas veces en el estómago,


Mingyu cayó al suelo. Jimin gritó de fondo pero lo ignoré. Me puse sobre
él y subí su camiseta, clavé el cuchillo e hice un corte largo y profundo.
Mi primo comenzó a gritar desesperado y suplicando piedad pero no lo
escuché. Introduje mis dedos en su estómago y tiré en distintas
direcciones la piel para dejar al descubierto sus órganos internos

— ¡Hagamos esto más divertido! — Dije mientras reía.

— ¡Y-YONGI!— Gritó con sus ultimas fuerzas mientras la sangre le


deslizaba por la boca

Lo observé fijamente y puse mi pie con mis zapatos ya puestos dentro de


él, mis pies desnudos aplastaron los intestinos causando que gritara aún
más. Un escalofrío excitante me recorrió pero no le di mucha importancia
y puse mi otro pie, comencé a caminar sobre él estrujando los intestinos
con fuerza. Brinqué y reí mientras veía al chico desafortunado morir
lentamente y en agonía. No me detuve y seguí haciendo la sopa de
intestinos que comenzaban a perder forma mientras más los pisaba y
brincaba sobre ellos. Cual niño chiquito, era divertido hacer estas cosas.

— Supongo que es suficiente por hoy — Observé mi desastre y voltee a


través de mi hombro para ver a Jimin. — ¿No crees?

Él estaba pálido y las lágrimas no dejaban de deslizarse por sus mejillas.


Su shock era claro, Elliot estaba desmayado y mi lindo muñeco no
reaccionaba. Suelto una risa y suspiro acercándome más hasta tomarlo
de la barbilla y haciendo que me viera.

— E-eres un monstruo... — Solloza repetidas veces.

— Pudiste evitarlo. — Acaricio su mejilla y limpio su lágrima. — Pero no,


muñeco. Preferiste gritar que no lo hiciera.

Él observa el cuarto y yo también. El olor a sangre, a tantas cosas lo


vuelve casi nauseabundo pero me abstengo a decir algo. Lo tomo y le
hago ver el cuerpo abierto de mi querido primo, Jimin solloza y ahoga en
lágrimas casi cayendo nuevamente al suelo mientras niega.

— Y pese a todos sigues siendo un bebé llorón. — Suspiro y niego


pasando mi mano ensangrentada por mi cabello mientras veía la sopa de
intestinos, los ojos aplastados, la lengua cortada, los rastros de sangre,
semen, armas por todos lados y hasta el miembro del fallecido.

— T-te odio... — Solloza cada vez más fuerte.

Pongo los ojos en blanco y lo tomo. Se remueve y me grita repetidas


veces, soltando manotazos pero lo golpeo para calmarlo. Deja de pelear
y lo jalo a una esquina donde lo encadeno. Él está muy débil y aún en
shock como para hacer algo. Me alejo y saco la llave escondida viendo a
Jimin a través de mi hombro. Apago la luz y dejo a los tres vivos ahí
encerrados mientras yo salgo a la fresca noche y suspiro hondo.

Jodida mierda, sí...

Bien. Castigo completado. Dudo que Jimin quiera meterse con alguien
más después de esto y se lo pensará mucho si realmente llegara a
desearlo. Es una advertencia, una pequeña advertencia y todavía puedo
decir que me mantuve suave. De ser por mí los mataría a los tres y
después me llevaría a Jimin pero no, conociendo a mis hermanos, deben
estar escandalizados sin Jimin y amenazando al oeste de estar
involucrado.

Todo esto es una mierda. Avanzo de regreso a la casa y me dejo caer en


un sofá pero el teléfono comienza a sonar. Alzo una ceja y me levanto
viendo el número desconocido que llama. Lo pienso serio pero ... ¿quién
sabría que estamos aquí?

— ¿Hola? — Descuelgo.

— Fratello... — Suena un impecable y sarcástico italiano del otro lado.

— Ah, Seokjin. — Mierda. — Qué sorpresa que me hables, ¿qué tal tu


noche?

Él no contesta.

— Mira, la regué, lo sé, pero te prometo que voy a volver. — Hago una
mueca y froto mi nuca nervioso.

— Yoongi, debes frenar tus putos juegos. Hablo en serio, voy a


degollarte de una puta vez pero quizás me abstenga más si me dices
dónde están. — Suspira. — Estamos teniendo problemas acá en estados
unidos, están matando a los nuestros y no me iré sin ustedes: Jimin y tú.

— Qué considerado. — Digo sarcástico. — Obviamente ya sabes donde


estoy pero es demasiado peligroso para ti, ¿no? — Sonrío.
— Tenemos a Jungkook. — Dice amenazante y yo ruedo los ojos.

— Ah, conociéndote ya le pusiste ojito para la mafia; es totalmente tu


estilo.

— Yoongi... — Suena frío y serio. — Tienes que traer a Jimin, por favor.
Papá... nosotros lo necesitamos como no tienes una idea.

— No haré una mierda hasta que no me digan qué mierda tiene Jimin
que todos quieren. — Hablo serio. — Y sabes que hablo en serio,
Seokjin. Puedo aliarme al occidente y dar todos sus malditos planes;
estarán acabados en un par de días.

Seokjin se mantiene en silencio detrás del otro lado en la línea.

— Hubo un reportaje acerca de los cuatro hijos de Min Suga. El más


pequeño de los hijos fue oculto cuando todos estábamos amenazados,
eso lo sabes. — Sigue con voz apagada.

— Nuestra hermana. — Sigo.

— Lo que quisimos dar a creer. — Habla cada vez más dudoso.


— ¿Qué? — Uno mis cejas. — Joder Seokjin no estoy para tus mierdas,
habla claro o voy a colgar en este puto instante.

— No estás listo. — Sigue duro.

— ¡¿LISTO PARA QUÉ!? — Exploto y azoto la mesa. — ¡DÍMELO DE


UNA PUTA VEZ, SEOKJIN!

— No fueron una coincidencia, Yoongi. —Sigue él y yo niego. ¿De qué


mierda habla? — Esto no es lo que parece y aunque no lo creas esto es
más serio y delicado de lo que puedes creer. Dame a Jimin, ven acá por
favor y prometo hablarte con calma.

— Habla ahora, Seokjin. — Sigo con mis nudillos blancos. — ¡Dilo ya,
mierda!

— ¡ES TU HERMANO! — Grita y yo siento mi sangre volverse hielo. —


Min Jimin, Yoongi. Puta mierda... Jimin y tú son hermanos...

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FIN DEL LIBRO 2+

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