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1. Dislexia: Afecta la habilidad de una persona para leer.

Las personas con dislexia pueden


tener dificultad para reconocer palabras, deletrear y decodificar letras en sonidos. No está
relacionada con la inteligencia, sino con cómo el cerebro procesa la información visual y
lingüística.

2. Afasia: Este trastorno se produce generalmente después de una lesión cerebral (como un
derrame cerebral) y afecta la capacidad de una persona para hablar, escribir y comprender
el lenguaje, tanto verbal como escrito. Hay varios tipos de afasia, dependiendo de la
región del cerebro afectada.

3. Disartria: Es un trastorno de la articulación que puede ser causado por debilidades


musculares, parálisis o falta de coordinación en los músculos del habla. Las personas con
disartria pueden tener un habla lenta, arrastrada o nasal, y pueden ser difíciles de
entender.

4. Tartamudez (disfemia): Este es un trastorno del flujo del habla que se manifiesta en la
repetición de sonidos, sílabas o palabras; prolongación de sonidos; y bloqueos que
interrumpen el flujo normal del habla. La tartamudez afecta la fluidez del habla y puede
venir acompañada de tensión física o emocional.

5. Trastorno específico del lenguaje (TEL): Anteriormente conocido como trastorno del
desarrollo del lenguaje, este trastorno afecta la habilidad para adquirir, comprender o
expresar el lenguaje hablado o escrito de manera adecuada para la edad, en ausencia de
otros problemas cognitivos, sensoriales o físicos. Puede impactar la gramática, el
vocbulario, la articulación, y la habilidad para formar oraciones coherentes.
6.

La dislexia es un trastorno del aprendizaje de origen neurobiológico. Se caracteriza principalmente


por dificultades en el reconocimiento preciso y/o fluido de las palabras y por una pobreza en la
decodificación y la ortografía. Estas dificultades resultan de un déficit en el componente
fonológico del lenguaje, a pesar de que otras habilidades cognitivas se desarrollan de manera
adecuada y la enseñanza es competente según la edad cronológica. La dislexia no es un problema
de inteligencia ni de visión; las personas con dislexia tienen una inteligencia normal o superior.

Aunque las dificultades para leer y escribir son los síntomas más reconocibles, la dislexia puede
afectar también a otras áreas como el habla, la habilidad para aprender un segundo idioma, la
ortografía y, en algunos casos, la aritmética.

Es importante notar que la dislexia varía en grado de severidad entre individuos, y su impacto
puede reducirse significativamente mediante una enseñanza estructurada y métodos específicos
de apoyo. La intervención temprana es clave para ayudar a las personas con dislexia a alcanzar su
potencial completo.

Ayudar a los niños con dislexia implica una combinación de estrategias de enseñanza
especializadas, apoyo emocional y, en algunos casos, adaptaciones en el entorno educativo. Aquí
hay algunas formas de apoyar a los niños con dislexia:

1. Intervención temprana: Identificar la dislexia lo antes posible puede permitir una


intervención temprana, que es crucial para el desarrollo de habilidades de lectura y
escritura. La evaluación temprana por parte de profesionales especializados es un primer
paso importante.

2. Educación especializada: Los niños con dislexia se benefician enormemente de la


enseñanza que utiliza métodos específicos adaptados a sus necesidades. Esto incluye
enfoques multisensoriales que integran la vista, el sonido y el movimiento, como el
método Orton-Gillingham.

3. Apoyo emocional y motivación: Es fundamental ofrecer apoyo emocional. La dislexia


puede afectar la autoestima del niño, por lo que es importante fomentar un ambiente de
comprensión y apoyo donde se celebren sus fortalezas y se minimicen sus frustraciones.

4. Adaptaciones en el aula: Realizar adaptaciones como proporcionar tiempo extra en


exámenes, utilizar tecnología asistiva (software de lectura de pantalla, procesadores de
texto con corrección ortográfica), y ofrecer materiales de lectura alternativos pueden
ayudar a los niños con dislexia a tener éxito en el aula.

5. Fomentar la lectura en casa: Animar a la lectura en un entorno relajado y sin presión


puede ayudar a mejorar las habilidades lectoras. Es útil elegir libros que coincidan con los
intereses del niño pero que estén diseñados para lectores con dislexia, utilizando un texto
de fácil lectura y formatos accesibles.
6. Trabajar en habilidades específicas: La práctica dirigida de habilidades específicas como el
reconocimiento de palabras, la comprensión lectora y la escritura puede ser útil. Los
ejercicios deben ser estructurados, repetitivos y progresivos para construir gradualmente
la competencia del niño.

7. Comunicación con los profesionales de la educación: Mantener una comunicación abierta


y colaborativa con los maestros y especialistas en educación puede ayudar a asegurar que
las necesidades del niño sean comprendidas y atendidas adecuadamente.

8. Entrenamiento para padres y tutores: Los padres y tutores pueden beneficiarse de la


formación sobre la dislexia para entender mejor los desafíos que enfrentan sus hijos y
cómo apoyarlos eficazmente.

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