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FACULTAD DE FILOSOFÍA, LETRAS Y CIENCIAS DE LA

EDUCACIÓN

CARRERA DE PSICOLOGÍA CLÍNICA

APRENDIZAJE PRÁCTICO/COLABORATIVO.

MATERIA: TEORÍA Y CLÍNICA DE LAS PERVERSIONES.

TEMA: “ENSAYO SOBRE LA OBRA DEL MARQUÉS DE


SADE, FILOSOFÍA EN EL TOCADOR, PERSONAJE PRINCIPAL
DOLMANCÉ”

INTEGRANTES:

ROBERTO LEON

YAMILETH GARCÍA

FECHA: 19-ENERO-2023
Personaje principal: Dolmancé

El siguiente trabajo está enfocado en la obra de Marqués de Sade “Filosofía en


el tocador”, nos permitirá abordar a profundidad sobre la estructura perversa,
por medio de una revisión teórica, desde una perspectiva psicoanalítica se
explicará sobre las escenas de esta novela, la propuesta de este trabajo tiene
como objetivo delimitar las características propias de pacientes con esta
estructura, desde el ámbito de la clínica, para así poder establecer un
diagnóstico diferencial, por eso es apropiado introducir el tema definiendo la
estructura de la perversión: “La perversión es un concepto clínico que
acompaña toda clase de comportamiento sexual aberrante o anormal.”(Miller, y
otros, 2001).

El perverso no se equivoca en cuanto a la posición subjetiva que lo une a la


supremacía de lo imaginario fálico; cultiva su singularidad paradójica con
respecto a la castración de tal modo que puede medir su incidencia con
bastante precisión. (Dor, 1995, p. 94). El personaje principal del cual se va
centrar este trabajo es el de Dolmancé, quien se presenta como perverso.

Para empezar, es pertinente ubicar acerca de la modalidad de goce del


perverso, el autor nos recuerda que: “Tiene esta certidumbre sobre el goce,
que sabe a dónde buscarlo. En principio no se implica en ninguna pregunta, ya
que tiene la respuesta, sabe que la razón de su ser es el goce” (Marchesini,
2014, p. 2).

En este personaje, se evidencia que el sujete tiene una certeza total sobe el
goce, busca conducir y manipular al otro sobre como debe de gozar a través de
cláusulas, justamente en la escena, que describe al caballero, menciona sobre
ciertos parámetros que Dolmancé ejecuta para realizar aquellas prácticas de
sodomía.

La diferencia entre el neurótico y perverso, es que el segundo puede


gozar sin represión, porque goza y no muestra sufrimiento, en cambio el
neurótico cree poder alcanzar esto, pero lo detiene la barrera de la
represión. (Tendlarz,2010).
Por otro lado, cabe destacar que “Dolmancé establece sus relaciones
amorosas con hombres en sus placeres, de vez en cuando se da la
oportunidad de probar mujeres, poniendo una condición de que sean
complacientes para cambiar de sexo con él” (Sade, 1795, pág. 3).

Lo que permite identificar como establece el goce a la hora de realizar el acto,


de este personaje, teniendo en cuenta su posición de objeto de goce del otro.
Por lo que, se va conceptualizar lo que es la voluntad de goce, en la escena.

“El concepto de voluntad de goce implica la imposición de la ley de goce en la


escena. Sus actos no son libres, sino que algo lo empuja, algo lo determina y
se le impone como una voluntad. Por lo que Lacan infiere que voluntad de goce
constituye a otra de las condiciones que encontramos en la perversión que se
debe puntualizar a la hora de establecerlo en el diagnóstico. Siendo que, el
perverso no se opone a ese empuje, no contraria esa voluntad, sino que desea
eso. Esta no es sino su certidumbre de que dispone del recurso infalible para
hacer gozar al Otro y en eso consiste su voluntad de goce” (Marchesini, 2014,
p. 3).

El mecanismo de la voluntad de goce empuja a que el otro goce de este objeto


es decir el perverso, por lo que podemos evidenciar en sus encuentros
sexuales que el mantiene con caballero, en una escena donde caballero
sostiene que: “un culo muy hermoso que se me puso delante, y del que se me
rogó que gozara” (Sade, 1795, pág. 3). Es entendida como una petición, por lo
que caballero explica a Dolmancé, sobre las complejidades en el acto, ante
esto Dolmancé, menciona: “Soy a prueba de ariete, y no tendréis siquiera la
gloria de ser el más temible de los hombres que perforaron el culo que os
ofrezco” (Sade, 1795, p. 4). Es decir, se ofrece al otro para que así pueda
gozar de él, en referencia a que caballero goce de Dolmancé.
Se evidencia, como el perverso cede colocándose en el lugar de objeto, para
que así su compañero goce, impulsando al sujeto por medio de órdenes que
provienen de él, lo que indica a Caballero, que puede gozar, sin límites del
objeto, algo muy particular que caracteriza al perverso, que conduce hacer todo
por el otro. Siguiendo la línea de la escena, el caballero continúa con el acto de
sodomía en Dolmancé, y a su vez comenta:
“sus meneos y sus deliciosas palabras, todo me hizo feliz pronto a mí también,
y lo inundé” (Sade, 1795, p. 4). Es decir este personaje no se avergüenza, no
siente culpa de aquellos actos sexuales,
Posterior al acto, Dolmancé menciona: “¿Ves el estado en que me has puesto,
querido caballero?” (Sade, 1795, p 4). Capturando estos dichos de Dolmancé,
otra vez ponemos en evidencia la posición de objeto que tiene frente al otro.
Dolmancé también realiza otras prácticas perversas, como lo es la pederastia,
ya que es un sujeto que tiene 36 años, mientras que Eugenia una niña de 15
años, que es criada por él, y la Señora de Saint-Ange. Por lo que el le gusta
mantener relaciones sexuales con la señora y la niña, y cuando realizaba estas
prácticas sexuales, salían de sus palabras:

“¡Ah! ¡Qué amable y deliciosa criatura!” (Sade, 1995, pág. 10) como algo
sumamente apetitoso, que lo alimenta a él con las ganas de llegar al acto, con
la niña. Teniendo en cuenta que los perversos pueden llegar a tener
combinaciones o fetiches más profundos en sus prácticas perversas como lo
explica a continuación el siguiente autor:

“Lo que caracteriza al sujeto con una estructura perversa es que tiene una
certeza sobre su goce sexual. La estructura perversa abarca a la pederastia o
pedofilia, la necrofilia, la zoofilia, sadismo, el masoquismo, el voyeurismo, el
exhibicionismo.” (Bernal, 2019, p. 4).

Así mismo Dolmancé tenía diversas prácticas perversas como la sodomía


hasta al sadismo, menciona un pequeño diálogo sobre el joven Agustín: “Yo me
ofrecería sus nalgas a besar; armada con un puñado de vergas, quizá pudiera,
inclinándose un poco, azotar al caballero, a quien esta estimulante ceremonia
incitaría a no tener contemplaciones con nuestra alma.” (Sade, 1975, p. 120).
Siendo que para que el sadismo se dé, no tiene como objetivo causar
sufrimiento del otro, sino más bien el sádico tiene como propósito apoderarse
del otro, tratar de completarlo, esto lo logra, suprimiendo la palabra del otro,
impone la suya, trata de ejercer su autoridad”. (Marchesini, 2014, p. 4). Algo
que es muy particular en los encuentros íntimos de Dolmancé, le quita el
consentimiento al otro, y ejerce nomás lo que él le apetezca sobre el cuerpo del
otro.
Siguiendo la línea de las prácticas de sadismo en Dolmancé, lo podemos
evidenciar en otro de sus diálogos que tiene con la Sra. Saint-Ange, cuando
ella le entrega a la niña, siendo que él le comenta que esto no puede quedar
solo en un castigo, sino que “Dolmancé balbuceando y besando a Eugenia en
la boca: Castigos..., palizas, y ese lindo culito bien podría responderme de las
faltas de la cabeza” (Sade, 1975, p. 11). Puesto que tenía el deseo de realizar
castigos más sexuales a Eugenia, propios del perverso, someterla a maltratos
constantes como los que menciona en el diálogo.

Como instrumento de goce el perverso, utiliza el mecanismo sádico,


viendo este como la no utilización al otro como víctima, sino que se
petrifica el mismo. El fantasma del perverso consiste en que se imagina
ser el Otro para asegurar su goce, y en esta condición se hace
instrumento del goce”. (Fernández, 2017, pág. 12)

Por otro lado, también se dedicó a la práctica del sodomismo en esa niña, este
sujeto perverso como tal, trataba de enseñarle las posiciones, para que el
pudiera realizarle estas prácticas sodomitas, “La postura más usada para la
mujer, en este goce, es acostarse boca abajo, en el borde de la cama, con las
nalgas bien separadas, la cabeza lo más bajo posible” (Sade, 1975, p. 35).

Así como también resulta vital destacar la desviación sexual sádica que se
pudo lograr identificar en los dichos del diálogo de Dolmancé: “tras haber
disfrutado un instante con la perspectiva del bello culo que se le ofrece, tras
haberlo palmoteado, palpado, a veces incluso latigado, pellizcado y mordido”
(Sade, 1975, p. 35). Para llegar a obtener satisfacción sexual, debía de
incrementar el nivel de maltrato a su víctima en sus prácticas perversas, solo
de esta forma podía satisfacerse, llevándolo más al extremo. Se transgrede la
vergüenza y el asco, hace sentir al partenaire la falta causándole angustia.

Menciona sobre el acto de penetración en la mujer “a veces la mujer sufre


entonces, si es nueva y joven; pero sin miramiento alguno para con los dolores
que pronto van a convertirse en placeres” (Sade, 1975, p. 35). Debido que,
para que el perverso encuentra satisfacción, siempre buscará que el otro
también goce, estableciendo una división, colocándose del lado del objeto,
donde se señala que “se goza no sólo ofreciendo el culo a un hombre del modo
que acabo de explicaros, sino también chupándolo, magreándolo, etc.” (Sade,
1975, p 36). Es decir, el objeto sexual va directo hacia la meta sexual. “Más
bien abarca todo su cuerpo y tiende a incluir todas las sensaciones que parten
del objeto sexual” (Freud, 1905). Se puede decir, que básicamente el perverso
busca ser un instrumento de goce para el otro, ya que, en su lógica, el goce, no
es inadmisible, busca ponerse al servicio del goce, mencionado que es más
voluntario.

Otra escena que puede rescatar, es una conversación de la señora Saint-Ange,


le comenta a la niña Eugenia “lo más sucio, lo más infame y lo más prohibido
es lo que mejor excita la cabeza…” por un lado se nota interés de la pequeña
niña Eugenia en lo que le comenta la señora Saint-Ange, exclamando a
petición que le cuente más detalles de las prácticas que ha tenido, por lo que
ella menciona: “Me las he entendido yo sola con quince hombres: he sido
jodida noventa veces en veinticuatro horas, tanto por delante como por detrás.”
(Sade, 1975, p. 37).

Es decir, señalamos otra práctica perversa conocida como el masoquismo


femenino, que tiene un nexo con la angustia de castración “Las dolorosas
fantasías de castración pueden ser utilizadas en el deseo de encontrar placer
sufriendo.” (Tendlarz, 2015). Pudiendo acotar que la práctica del masoquismo
constituye como un reverso, una puesta inversa del sadismo como tal.

En conclusión, en la estructura perversa lo que tenemos que tener en cuenta


para identificarlo, es que un perverso sabe de su goce sexual, tiene le certeza
de esto, dado que fantasear no le alcanza, por lo que el tiene que llegar al acto,
un sádico tratará de completar al otro, apoderarse de él, quitándole voz, y
ejerciendo su autoridad, que el otro lo deba de obedecer, repite estos actos de
maltratos, llevándolo cada vez más a un nivel más extremo para la obtención
de su satisfacción. Como en el caso de Dolmancé que sus prácticas sodomitas
y sádicas transgrede la vergüenza y el asco, hace sentir al partenaire la falta,
llegando al punto de causarle angustia. “Las leyes que son buenas para la
sociedad, son muy nocivas para el individuo, puesto que le molestan, le
encadenan, durante las tres cuartas partes de su vida” Dolmancé
Bibliografía

Dor, J. (1995). Estructura y Perversiones. (1ª ed.). Barcelona: Gedisa, S.A

Freud, S. (1901-1905). Obras completas Tres ensayos de teoría sexual (Vol. 7 ). Buenos
Aires: Amoirortu editores.

Marchesini, A. (2014). La Estructura Perversa. Virtualia: Revista Digital de la EOL(6),


1-6. Obtenido de file:///C:/Users/win%208.1/Documents/4%20La%20estructura
%20perversa%20-%20Angelica%20Marchesini.pdf

Sade, M. d. (1795). Filosofía en el tocador. Francia: Verbum.

Tendlarz, B. (15 de febrero de 2010). ¿De qué hablamos cuando hablamos de


perversión?

Introducción al psicoanálisis, 1-3. Obtenido


defile:///C:/Users/win%208.1/Documents/1%20%C2%BFDe%20qu%C3%A9%20
hablamos%20cuando%20hablamos%20de%20perversi%C3%B3n_%20_%20Int
roducci%C3%B3n%20al%20Psicoan%C3%A1lisis%20-%20ElSigma.pdf

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