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Ficha Técnica:
-Película: Mil nubes de paz cercan el cielo, amor, jamás acabarás de ser amor
-Director: Julián Hernández Pérez.
-Año: 2003
-Duración: En minutos. Por ejemplo: 83 min.
-Productores: Diego Arizmendi, Roberto Fiesco Trejo, Aurora Ojeda y Julián
Hernández.
-Casa productora: CONACULTA, IMCine, Cooperativa cinematográfica Morelos.
-Guión: Julián Hernández
-Fotografía: Diego Arizmendi.
-Música: Aurora Ojeda
-Reparto principal: Gerardo (Juan Carlos Ortuño); protagonista, Bruno (Juan
Carlos Torres).
-Género cinematográfico: Romance en Blanco y Negro.
sufre por el otro, el que se condena a sí mismo para amar al que le desprecia y
que al mismo tiempo, le solicita amor a pesar de que no será reciproco.
La posesión de una cosa-persona se vuelve más bien de un sujeto al que
se le dona el poder. Ese sujeto lo llamaremos, de modo práctico y más allá de sus
inclinaciones sexuales, el macho alfa. El macho alfa, ese sujeto que replica el
dispositivo monogámico, es aquel que está dentro de la heterosexualidad como
orden social. Es él el que mueve los afectos, moviliza a los pasivos, cosifica a los
otros. Es el ser que se le da la fuerza de humillar sin ser humillado, siempre
amado, justificado y perdonado. Es el gran falo, el violador, el penetrador, y con
todo ello, se nos enseña que se le debe perdonar, no porque se arrepienta y
cambie, sino sencillamente porque es el macho fuerte, el macho elegido por las
pasiones sexuales, nuestro guía amoroso. Y así el discurso aparece: “ámalo,
aunque sea a veces un poco seco, aunque te violente, aunque no te corresponda;
te mienta, te humille, te rebaje a cosa… debes amarlo”.
Hijo del patriarcado va por la vida vulnerando a los otros que, ya
subjetivados en los roles, aceptan su pasividad. Y lo vemos crecer desde su
infancia: el chico que no se avergüenza de su verga, que es capaz de sentirse el
elegido si es más grande que la de su compañero. El chico que intimida a las
niñas con comentarios sexuales, que se da el lujo de molestar a los otros, hasta a
su pareja sexual, para mostrar su fuerza. El chico que tiene la libertad de salir, que
en sí mismo puede cuidarse solo, porque es un semidios que ha salido de ese
sistema violento. Es él, el macho alfa, el que se construye como un tótem que
debe ser alabado y resguardado por los otros, los pasivos y sus iguales machos
que, al verlo, se encuentran reflejado y buscan mantener un espacio de amistad1.
Todo gira entorno a la monogamia porque la monogamia representa el
juego de roles entre activo-pasivo. Esta práctica se ha ido reflejando, de igual
modo, en todos aquellos seres que se autoproclaman homosexuales, bisexuales,
no-heterosexuales. El fracaso de la comunidad LGBT+ ha sido disfrazar los
dispositivos mentales del heteropatriarcado en prácticas que parecen “diferentes”
1¿No era Nietzsche el que decía que amistad se dan entre los más fuertes para no luchar por el
poder y destruirse? otro intento de macho alfa, como toda la filosofía occidental ha ido
construyendo
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¿Te aceptas pasivo? entonces puedes ser más “femenino” es más: debes
ser lo más femenino posible, debes ser lo más “mujer”, esclava, cosa, para tu
macho, tu alfa, tu penetrador. Y así se adquieren los roles: el que recibe el falo
imita las actitudes del género femenino y es una especie de mujer sin matriz,
infértil; el que hace de rol activo imita al macho alfa, poderoso, independiente,
fuerte. Esto se aplica a toda relación social donde se use tal práctica monogámica.
En la amistad es normal, por ejemplo, que sea alguien el “líder” el “guía” o, dicho
de otro modo: el que elige sin más por el otro. Los roles se van cristalizando a tal
punto que se replica, de múltiples maneras y no sólo en el coito, la relación de
poder unilateral. Y aunque se dirá: ¡algunos homosexuales entre sí deciden
democráticamente!, ¿no será más bien que en un momento el activo, sin más,
decide ceder la voz, es decir, “permitir” que el otro actúe para no demostrar,
finalmente, su poderío, a través de elecciones poco trascendentales? Las trampas
del heteropatriarcado son sutiles y los modos de cosificación a veces bajan la
guardia para ocultarse, fingiendo relaciones democráticas cuando más bien, en el
fondo, sólo uno tiene la última palabra.
Es el hombre/activo, desde esta visión, el que le da la voz a la mujer/pasivo,
el que le cede espacio. “Te permito hablar, aunque no te des cuenta, cuando yo
quiero que hables” sería una expresión exacta para dar a conocer eso. De resto,
sólo existimos si el activo así lo permite, existimos no para nosotros mismos y
junto a los otros, sino que existimos por alguien y para alguien. Pareciera que en
el amor siempre debe haber alguien que, sin más, confiese su rol de pasivo y
acepte así la penitencia y la tortura de ser tomado como una cosa, una cosa de un
macho alfa agresivo y bien construido. Finalmente, como bien señalaba
Hocquenghem (2009): “el mundo se divide en objetos y en sujetos, en mujeres y
hombres. Los hombres desean a las mujeres, el deseo de las mujeres no tiene
importancia” (p. 99). El rol del pasivo lo es sólo cuando se acepta subordinado del
activo, cuando el activo lo desea y lo toma. En esta visión el rol del pasivo
sencillamente es el “darse a desear” y ser, por ende objeto del deseo de alguien
más. Se configura el pasivo como el desdichado que sólo junto a su macho,
encuentra paz y alegría. Muestra de esto son las palabras de Gerardo (Juan
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Ortuño) a Bruno (Juan Torres): "pensar en ti me hace sanar de todo mal, de toda
desconfianza en el futuro” y "Me duele pensar en estar solo ...me duele no estar
cerca de ti". De ese modo, la mujer y el pasivo de las relaciones monógamas y por
ende heteropatriarcales, quedan subordinadas al deseo del macho, a su visión y
su voz, a su horizonte de comprensión. Se reduce el papel a buscar los medios
para llamar su atención, para ser el objeto del deseo, para seducirlo a mirarle,
para que así encuentre voz. El macho es un sí por sí mismo, el pasivo/mujer sólo
alcanza su ser en cuanto ser-para-el-otro y no para sí o con el otro.
Quedaría aclarar, por otro lado, que también el macho alfa, el que hemos
llamado penetrador, no siempre debe ser aquel que penetra con su verga el
culo/vagina del otro, también puede ser aquel que entregando el culo sumerge en
su poderío la verga del otro. También el macho alfa puede ser, sexualmente
hablando, pasivo, pero su papel sigue siendo activo, de dominador, de ordenador
del mundo del otro; sin embargo, generalmente es también el activo sexual. Él no
gira entorno al otro, sino el otro en torno suyo. No olvidemos que es el “egoísta”
que se debe amar. Así se escucha la sentencia mayor de ese macho: "Te daño.
Te amo" (Bruno; Juan Torres). ¡Me ama, aunque me daña, pero me ama, debo
amarlo cueste lo que cueste!
en qué sentido el poliamor puede ser una alternativa, y no por ello la única posible,
para abandonar la monogamia donde giran las personas como
macho/penetrador/lider-martir/víctima/mujer o activo-pasivo.
La cuestión del poliamor no es algo nuevo, sin embargo, se ha entendido
desde una visión heteronormada. Es decir: se piensa que el poliamor es tener
múltiples vínculos sexo y/o afectivos con múltiples personas sin hacer lazos
profundos con ellas y siempre desde el egoísmo donde se termina cayendo en
relaciones de poder; o sea, un Yo con múltiples Otros regidos por ese Yo
poderoso. Sin embargo, se omite que hay un malentendido de términos: el
poliamor no es poligamia. El poliamor gira en torno a tales vínculos siempre y
cuando haya acuerdo y relaciones equitativas entre todos los participantes donde
se acepta el movimiento de las normas democratizadas con cada vínculo. Dicho
de otro modo: el poliamor son relaciones entre sujetos libres que devienen en
constante diálogo y crítica en torno a su vínculo, permitiendo entradas y salidas
entre sí como de otros sin por ello minimizar o destruir a las otras personas
alcanzando la cosificación. Es penetrar y ser penetrado: abrir el ano y la boca para
besar, tocar y estar con el otro. El poliamor se presenta, de ese modo, como una
relación de habla constante, de voz escuchada, de penetración penetrada y no de
normas impuestas e interiorizadas a través de los dispositivos de poder
heteronormado, como es la monogamia.
La poligamia sigue replicando estas relaciones binarias donde las parejas
de un sujeto se repliegan a ser “objetos” para él y suelen tener prohibición de
hacer otros vínculos con personas ajenas a él. Es, si se quiere recurrir a una
metáfora, el soberano en su reino. El poliamor se presenta como una alternativa
donde el flujo de los afectos, semen, saliva, palabras y demás intercambios, se da
siempre de modo democrático donde la crítica y las relaciones afectivas (más que
sexuales) permiten construir vínculos no posesivos ni impositivos, sino libres y
diversos, construyendo espacios en movimiento que interfieren con la
normalización y con la construcción de conductas y géneros corrosivos. La libertad
afectivas que lleva consigo también la apertura al otro y la unión entre sujetos más
allá de normatividades binarias y de expresiones pasionales regidas para la pareja
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encuentra en una situación fuera del hogar? ¿qué implicaciones tiene vivir fuera
de la vigilancia y corrección familiar? En primera instancia se puede discurrir en
que él no podría llevar un estilo de vida como el que se representa sino fuese
porque vive fuera del “seno familiar”, esto debido a que el contexto donde se
desarrolla la película, es decir inicios del siglo XXI, marcarían, por lo menos en
México, una situación de discriminación y de exclusión constante a los diferentes.
De ese modo Gerardo no podría tener los encuentros sexuales y afectivos con
otros hombres sin sentir un ente que constantemente le observa: las figuras
paternales o de autoridad impuestas. De cierto modo la familia como parte del
entramado social y cultural, donde se realiza la pareja monógama, opera
construyendo las subjetividades. La familia ve por sus miembros y sus
comportamientos dentro y fuera del hogar, regulando todas sus conductas en la
norma heterosexual. Por lo tanto, Gerardo al estar fuera de este espacio logra
cierta soberanía social e independencia sobre sus prácticas sexuales y eróticas.
Lo anterior nos lleva a la siguiente cuestión: ¿podría Gerardo tener este tipo
de actividades si su morar se diera junto a quienes desde su nacimiento vieron por
él? Evidentemente no, y también se puede decir que esto se da en cualquier
persona no-heterosexual. Dentro de la familia heteropatriarcal la sexualidad
diferente se ve condenada al fracaso o escapar del hogar: “si verdaderamente hay
que hacer lugar a las sexualidades ilegítimas, que se vayan con su escándalo a
otra parte” (Foucault, 2005, p. 10). La emancipación familiar lleva a la libertad de
algunas decisiones. Sin embargo, antes de cualquier escape, se aprende cierta
moral social desde la familia o los cuidadores. A través de las figuras de
“autoridad” adquirimos los dispositivos que regulan la conducta heteropatriarcal. El
aprendizaje de tales conductas tiene que ver por el cuidado y soporte del sistema
y poder patriarcal, pese a que implique la limitación de la expresión personales.
Hoy en día hay determinados cambios respecto a la heteronormatividad
arrastrada desde el pasado, sin embargo, será en la modernidad, con la
sistematización y regularización de la pedagogía, donde la sexualidad y las
heteronormas cobrarán mayor peso y refinamiento (Scherér, 2005). Y aunque se
puede aceptar que han habido reformas en tales cuestiones, como el respeto a la
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alcanzar otro modo de ser, donde Gerardo y todos los maricones puedan ser libres
y no sentir la tristeza de no poder amar a quién le ama, sea posible.
hasta que limites el sexo se da. Por ello es que Preciado (2019) hace referencia
de un supuesta “verdad del sexo” cuando dice que
el cine no representa una sexualidad que le preexiste, sino que es (junto con el
discurso médico, jurídico, literario, etc.) uno de los dispositivos que construyen el
marco epistemológico y que trazan los límites dentro de los cuales la sexualidad
aparece como visible (p. 97).
Efectivamente, como ya se ha mencionado la familia es parte de la
estructura social y cultural que ve por la pedagogía de los individuos, y por otro
lado, las discursos culturales refuerzan el modo en que las y los miembros de la
sociedad deben actuar, reafirmando por todos los medios posibles lo correcto y lo
incorrecto. En los libros, la televisión, el internet, así como en los memes, por
mencionar algunos, es que se reafirma el camino de la heteronormatividad. Las
telenovelas, plagadas de estereotipos, indican que los maricones se desarrollan
en ámbitos relacionados a la belleza y el cuidado del otro (ayudar a la familia,
atender a su pareja, estar disponible para los demás, ser buen consejero de las
amigas, etc.), que deben ser amanerados, que se visten de manera
“extravagante”; las series de Netflix hipersexualizan la vida del homosexual
(lesbiana o maricón) y lo presentan como un ser entregado a sus pasiones y que
al mismo tiempo se obsesiona con sus parejas sexuales. En la casa se les dice
que el joto es aquel que trabaja en un “salón de belleza” y se confirma al ver el
televisor, que suele estar destinado al fracaso o a una vida trágica; que las
lesbianas nunca encontrarán quién las quiera y que sus relaciones afectivas jamás
lograrán duran más de un par de tiempo. Que el único destino de las personas
trans es la prostitución y la vida callejera. Se construye así un imaginario de lo
negativo, como si el no-heterosexual fuera una monstruosidad despreciable.
Volviendo de nuevo con Preciado en relación con la breve crítica que
realiza a los directores de cine Lars Von Trier y Abdellatif Kechiche de la forma en
que presentan el sexo, “de lo que se trata, [...] es de inventar otras ficciones
visuales que modifiquen nuestro imaginario colectivo” (2019, p. 99). Abandonar la
necesidad por mostrar una forma explícita del sexo de las personas tanto no-
heterosexuales como de las heterosexuales con intenciones a erradicar practicas
hetropatriarcales, lo cual no quiere decir “ocultar” o “negar” las relaciones
sexuales, sino presentar nuevas formas de la vida sexual. Expresar en la imagen
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que el placer sexual va más allá de la penetración, que el orgasmo es posible con
el frotar de la mano sobre el cuerpo, del rozar la lengua sobre el cuello. Inclusive
que la excitación no sólo se da por un deseo del pene, como piensa el macho alfa
donde todo gira entorno a su miembro, sino que puede llevarse hacia otros
objetos. Que las prácticas sexuales son diversas y que no hay una verdad del
sexo, sino más bien prácticas, encuentros, movimientos y estimulaciones:
construir un discurso donde la imaginación y la libertad entre los participantes sea
posible.
Para concluir, habría que preguntar, finalmente: ¿es acaso posible una
sociedad donde todos seamos libres de expresarnos, amarnos y apoyarnos
recíprocamente? El queerismo presenta una respuesta, pero el trabajo en conjunto
empieza, por tanto, en crear entre todos nuevas representaciones de los sujetos
que somos y que también deseamos ser. Rehacer nuestro lenguaje, crear nuevos
discursos, modificar nuestra lengua, hacer un arte donde sea posible la diversidad
y no al cristalización patriarcal… camino duro y lento, ese que nosotros, los queer,
habremos de hacer en conjunto.
Bibliografía
Foucault, M. (2005), Historia de la sexualidad 1: la voluntad de saber, México,
Siglo XXI.
Hocquenghem, G. (2009), El deseo homosexual, España, Melusina.
Preciado, P. B. (2019). Un apartamento en Urano, España, Anagrama.
___________. (2009), “Terror anal” en Guy Hocquenghem, El deseo homosexual,
España, Melusina. Pp. 133 – 174
Scherér, R (1988), “Sexualidad y pasión (sobre la filosofía moderna de la
sexualidad)” en ed. Fernando Savater, Filosofía y sexualidad, España,
Anagrama. Pp. 149-173.
________ (2005), “A su disposición” en Foucault, la pedagogía y la educación:
pensar de otro modo, Colombia, Universidad pedagógica nacional e IDEP.
Pp. 251-274.
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Datos del autor: Rubén Darío Martínez Ramírez y Samy Zacarías Reyes García
son estudiantes de Filosofía en la UNAM; sin embargo, el primero es licenciado en
ciencias de la comunicación por la UAM, y el segundo, estudiante de lengua y
literatura Hispánica en la UNAM. Ambos se han dedicado a través de diversas
conferencias a indagar sobre Ética, Hermenéutica, Filosofía del siglo XX y
pensamiento contemporáneo.