La prevención de la violencia de género e intrafamiliar emerge como un imperativo
social ineludible en la contemporaneidad. En la intersección de diversos factores culturales, sociales y psicológicos, se erige un fenómeno complejo que, lejos de disminuir, persiste como una afrenta a la dignidad humana y un obstáculo para la construcción de sociedades equitativas y pacíficas. En esta introducción, exploraremos la naturaleza multifacética de la violencia de género e intrafamiliar, sus causas profundas y su impacto devastador en las víctimas y en la colectividad en su conjunto. La violencia de género, definida como aquella ejercida contra las personas en virtud de su identidad de género, constituye una manifestación extrema de desigualdad y discriminación arraigada en estructuras patriarcales y estereotipos de género nocivos. Se manifiesta de diversas formas, desde el abuso físico y sexual hasta el control coercitivo y la violencia psicológica, permeando todos los ámbitos de la vida de las víctimas y perpetuando un ciclo de violencia difícil de romper. Por otro lado, la violencia intrafamiliar, que incluye también la violencia de género, pero se extiende a cualquier forma de violencia ejercida entre miembros de una misma familia, abarca un espectro más amplio que involucra relaciones de parentesco, convivencia o tutela. El origen de la violencia de género e intrafamiliar es multifactorial y complejo, enraizado en dinámicas de poder desiguales, normas culturales perniciosas y estructuras sociales que perpetúan la desigualdad y la discriminación. La desigualdad de género, la falta de acceso a la educación, el machismo arraigado, la pobreza, la exclusión social y la falta de oportunidades económicas son solo algunos de los factores que contribuyen a la perpetuación de la violencia en el ámbito doméstico. El impacto de la violencia de género e intrafamiliar trasciende lo individual para afectar la cohesión social y el desarrollo sostenible de las comunidades. Las víctimas enfrentan consecuencias devastadoras en su salud física, mental y emocional, que pueden perdurar toda su vida y afectar su capacidad para desarrollarse y participar activamente en la sociedad. Además, la violencia intrafamiliar puede tener efectos perjudiciales en el bienestar de los niños y niñas que crecen en un entorno marcado por el miedo, la inestabilidad y la violencia, perpetuando así el ciclo de la violencia de generación en generación. En este contexto, la prevención de la violencia de género e intrafamiliar emerge como una tarea impostergable y una responsabilidad compartida de toda la sociedad. Requiere un enfoque integral que aborde tanto las causas estructurales de la violencia como sus manifestaciones individuales, promoviendo la igualdad de género, la educación en valores de respeto y no violencia, la protección de los derechos humanos y el fortalecimiento de las redes de apoyo y protección a las víctimas. En las siguientes páginas, exploraremos estrategias y acciones concretas para prevenir y abordar la violencia de género e intrafamiliar, reconociendo el papel fundamental que cada individuo y cada sector de la sociedad juega en la construcción de un mundo libre de violencia y equitativo para todas y todos.