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EL TRASTORNO BIPOLAR NO ES UNA EXCUSA AL MUNDO

El trastorno bipolar se conoce como una enfermedad mental crónica, que afecta al
estado de ánimo, se considera que afecta a muchas personas en todo el mundo. Si
bien puede ser difícil de manejar, no es una excusa para la mala conducta o el
comportamiento irresponsable.

Es importante que las personas con trastorno bipolar tomen medidas para controlar
su condición y reducir el riesgo de comportamientos perjudiciales, y que la sociedad
en general comprenda mejor esta enfermedad y brinde apoyo a las personas que la
padecen.

El trastorno bipolar solía tener otros nombres, como depresión maníaca y trastorno
maníaco depresivo. Esta se manifiesta por cambios extremos en el estado de ánimo
del paciente. Los cambios en el estado de ánimo causados por esta enfermedad se
caracterizan por ir desde la manía hasta la depresión. Estos mismos cambios llegan a
afectar el sueño, la energía, el nivel de actividad, el juicio, el comportamiento y la
capacidad de pensar con claridad.

Se ha observado que dicha enfermedad crónica se manifiesta principalmente por


episodios alternantes de sintomatología depresiva. Además, existen diferentes
modelos para diferenciar los tipos de bipolaridad, sin embargo el trastorno bipolar I
y II son los subtipos más comunes.

El trastorno bipolar I es el más grave en términos de síntomas maníacos, aunque la


manía y la hipomanía son diferentes ambos padecen de los mismos síntomas. Aún
así, la manía es más grave que la hipomanía ya que causa problemas más notorios en
el trabajo, la escuela y las actividades sociales, así como dificultades en las
relaciones..

Como se ha ido notado, los síntomas de trastorno bipolar incluyen episodios de


manías o hipomanías que pueden incluir depresión. Junto a los cambios de ánimo, el
trastorno bipolar provoca cambios en el comportamiento en el día a día, afectando a
los niveles de energía y a los niveles de actividad.
Aunque no se conoce una causa exacta para esta enfermedad mental, se presenta con
mayor frecuencia en personas con una combinación de factores genéticos y
ambientales. Puesto que esta situación se muestra en su mayor parte en personas las
cuales llevan una vida desorganizada, los malos hábitos que afectan mucho a la
infraestructura del cerebro, acciones que suelen ser involuntarias como no dormir lo
suficiente, tener problemas con la comida o consumir sustancias aumentan el riesgo
de una evolución a dicho trastorno. Sin embargo, pasar por algún tipo de trauma o
algún evento estresante en la vida, esto puede llegar a intensificar aún más este
riesgo de padecer el trastorno que termina convirtiéndose en enfermedad crónica.

Por esta razón los efectos pertenecientes a esta enfermedad se han ido descubriendo
cada vez más, cada paciente que lo experimenta de forma diferente suele tener
muchas diferencias. Los efectos dependen mucho de el tipo de trastorno bipolar que
se padezca, no obstante los efectos más comunes son los sentimientos de sentirse
eufóricos, extrañamente entusiasmados sin razón, dormir menos de lo habitual,
comer demasiado o muy poco, tener pensamientos acelerados o hablar rapido por
ello, tener poca energía en el caso de el episodio depresivo bipolar, sobre pensar el
mundo o incluso pensar en el suicidio, etc.

Conforme a ello, cada paciente experimenta los efectos de esta enfermedad de


manera diferente, por otra parte los efectos dependen del tipo de trastorno bipolar
que se padezca. Así que es importante buscar ayuda para obtener un tratamiento
adecuado para así poder controlar los síntomas e incluso mejorar la calidad de vida.

Por lo tanto, el trastorno bipolar se diagnostica con conductas repetitivas extrañas o


inusuales, pero para diagnosticarla se necesita acudir a un profesional de la salud
mental, el cual puede usar muchas herramientas o exámenes. Aunque muchas veces
se presenta la dificultad del apoyo de parte del paciente contra dicha enfermedad.

Se ha aprobado que con exámenes o una evaluación de salud mental, el paciente se


puede ir desenvolviendo poco a poco, con un seguimiento de su historia clínica,
incluyendo preguntas sobre sus síntomas, historial de vida, experiencias e historia
familiar, con esto se puede dar un diagnóstico con una probabilidad de 59% que sea
un buen diagnóstico para que se pueda dar un correcto tratamiento.

En último término, el tratamiento para el trastorno bipolar incluye medicación,


terapia psicoterapéutica y cambios en el estilo de vida. Los medicamentos
estabilizadores del estado de ánimo, como el litio, son comúnmente recetados. La
terapia psicoterapéutica, como la terapia cognitivo-conductual, ayuda a cambiar
patrones de pensamiento y comportamiento negativos. Adoptar un estilo de vida
saludable, con una rutina de sueño regular, ejercicio y una alimentación equilibrada,
también es importante. El tratamiento es a largo plazo y debe ser individualizado,
trabajando de cerca con profesionales de la salud mental.

Finalmente, aunque los trastornos crónicos no se puedan controlar, siempre existirá


una manera de cómo tratarlos para manejarlos y aprender a convivir con ellos.

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