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Estigmas de los trastornos mentales

OBJETIVOS
Ahora nos enfrentamos al reto de su implementación y desarrollo y, en el marco de los
principios de calidad y cohesión interterritorial, reconocemos que es un instrumento necesario
y eficaz para la mejora de la calidad de vida de las personas con enfermedad mental y sus
familias.

Es, sin duda, un proyecto ambicioso y complejo que incorporará la promoción de la salud
mental, especialmente en las etapas críticas de la vida; la erradicación del estigma y la
discriminación; la prevención de la enfermedad mental y el suicidio; la mejora de la atención a
la salud mental, en el nivel asistencial de Atención Primaria; la atención comunitaria efectiva;
el establecimiento de relaciones con otros sectores; la mejora de la formación de los
profesionales; la instauración de un sistema de información adecuado, y la generación de
conocimiento.

 Respeto a los derechos humanos.


 Promover la salud mental de la población general y de grupos específicos.
 Prevenir la enfermedad mental, el suicidio y las adicciones en la población general.
 Erradicar el estigma y la discriminación asociados a las personas con trastornos
mentales.

INTRODUCCIÓN
Las alteraciones de la salud mental (trastornos psiquiátricos o psicológicos) implican
alteraciones en el pensamiento, en las emociones y/o en la conducta. Las alteraciones leves de
estos aspectos vitales son frecuentes, pero cuando provocan una angustia intensa a la persona
afectada y/o interfieren en su vida diaria, se consideran enfermedades mentales o trastornos de
la salud mental. Los efectos de la enfermedad mental pueden ser temporales o de larga
duración.

Casi el 50% de los adultos padece un trastorno mental en algún momento de su vida. Más de
la mitad de estas personas experimentan síntomas graves o moderados. De hecho, cuatro de
las 10 causas principales de discapacidad entre los sujetos mayores de 5 años de edad
corresponden a trastornos mentales, siendo la depresión la primera causa de discapacidad por
enfermedad. A pesar de esta elevada prevalencia de los trastornos mentales, solo en torno al
20% de las personas que tienen una enfermedad mental reciben ayuda profesional.
Aunque se han logrado extraordinarios avances en la comprensión y el tratamiento de las
enfermedades mentales, el estigma que las rodea aún persiste. Por ejemplo, las personas con
una enfermedad mental pueden ser culpabilizadas de su propia enfermedad o ser consideradas
perezosas o irresponsables. La enfermedad mental se interpreta en ocasiones como una
entidad menos real o menos legítima que la enfermedad física, generando reticencias en los
responsables de la salud y de las compañías de seguros en lo referente a la cobertura del
tratamiento. Sin embargo, la creciente toma de conciencia de lo mucho que la enfermedad
mental afecta a los costes de la atención sanitaria y el número de días de trabajo perdidos está
cambiando esta tendencia.

Las alteraciones de la salud mental (trastornos psiquiátricos o psicológicos) implican


alteraciones en el pensamiento, en las emociones y/o en la conducta. Las alteraciones leves de
estos aspectos vitales son frecuentes, pero cuando provocan una angustia intensa a la persona
afectada y/o interfieren en su vida diaria, se consideran enfermedades mentales o trastornos de
la salud mental. Los efectos de la enfermedad mental pueden ser temporales o de larga
duración.

Casi el 50% de los adultos padece un trastorno mental en algún momento de su vida. Más de
la mitad de estas personas experimentan síntomas graves o moderados. De hecho, cuatro de
las 10 causas principales de discapacidad entre los sujetos mayores de 5 años de edad
corresponden a trastornos mentales, siendo la depresión la primera causa de discapacidad por
enfermedad. A pesar de esta elevada prevalencia de los trastornos mentales, solo en torno al
20% de las personas que tienen una enfermedad mental reciben ayuda profesional.

Aunque se han logrado extraordinarios avances en la comprensión y el tratamiento de las


enfermedades mentales, el estigma que las rodea aún persiste. Por ejemplo, las personas con
una enfermedad mental pueden ser culpabilizadas de su propia enfermedad o ser consideradas
perezosas o irresponsables. La enfermedad mental se interpreta en ocasiones como una
entidad menos real o menos legítima que la enfermedad física, generando reticencias en los
responsables de la salud y de las compañías de seguros en lo referente a la cobertura del
tratamiento. Sin embargo, la creciente toma de conciencia de lo mucho que la enfermedad
mental afecta a los costes de la atención sanitaria y el número de días de trabajo perdidos está
cambiando esta tendencia.

Diversas investigaciones han mostrado que determinadas interacciones entre los enfermos
mentales graves y sus familiares pueden mejorar o por el contrario empeorar la enfermedad
mental. En este sentido, se han desarrollado técnicas de terapia familiar que previenen la
necesidad de reingreso en las personas que padecen enfermedades mentales crónicas. Hoy en
día, la familia de un enfermo mental se implica más que nunca como aliado en el tratamiento.
El médico de atención primaria desempeña también un papel importante en la rehabilitación
del enfermo mental en el seno de la comunidad.

Marco teó rico


Las alteraciones de la salud mental (trastornos psiquiátricos o psicológicos) implican
alteraciones en el pensamiento, en las emociones y/o en la conducta. Las alteraciones leves de
estos aspectos vitales son frecuentes, pero cuando provocan una angustia intensa a la persona
afectada y/o interfieren en su vida diaria, se consideran enfermedades mentales o trastornos de
la salud mental. Los efectos de la enfermedad mental pueden ser temporales o de larga
duración.

Identificación de la enfermedad mental


No siempre se puede diferenciar claramente la enfermedad mental de una conducta normal.
Por ejemplo, en el caso de una pérdida de un allegado próximo, como el fallecimiento del
cónyuge o de un hijo, puede ser difícil distinguir una depresión del sentimiento normal de
duelo porque ambos comportan tristeza y un estado de ánimo depresivo. De igual modo, la
decisión de diagnosticar un trastorno de ansiedad a una persona preocupada o estresada por su
trabajo puede suponer un reto, ya que la mayoría de las personas experimentan estas
sensaciones en algún momento de su vida. La línea divisoria entre poseer determinados rasgos
de personalidad (como ser meticuloso u ordenado) y padecer un trastorno de la
personalidad (como un trastorno obsesivo-compulsivo ) puede ser difusa. Por ello, la salud y la
enfermedad mentales se entienden mejor como un «continuum». Cualquier línea divisoria
generalmente se basa en lo siguiente:
 La gravedad de los síntomas

 La duración de los síntomas


 Hasta qué punto afectan los síntomas a la capacidad de funcionar en la vida
diaria

Causas

En la actualidad, se considera que el origen de la enfermedad mental está determinado por una
compleja interacción entre factores, incluyendo los siguientes:

 Genética

 Biológicos (factores físicos)

 Psicológicos

 Ambientales (incluyendo factores sociales y culturales)

Diversos estudios han demostrado que la genética desempeña un papel en muchos trastornos
mentales. A menudo, los trastornos mentales se producen en personas cuya composición
genética les predispone a dicho tipo de trastornos. Esta vulnerabilidad, combinada con las
tensiones de la vida, como las dificultades familiares o laborales, puede conducir al desarrollo
de un trastorno mental.

Además, muchos expertos creen que la regulación deteriorada de diversos mediadores


químicos cerebrales (neurotransmisores) puede contribuir a los trastornos mentales. Algunas
técnicas de imagen como la resonancia magnética nuclear (RMN) y la tomografía por emisión
de positrones (PET), a menudo muestran cambios en el cerebro en personas con un trastorno
mental. Por lo tanto, muchos trastornos mentales parecen tener un componente biológico, al
igual que las enfermedades que se consideran neurológicas (como la enfermedad de
Alzheimer). Sin embargo, no está claro si los cambios observados en las pruebas de
diagnóstico por la imagen son la causa o el resultado del trastorno mental.
Las personas sanas difieren significativamente en la personalidad global, en el estado de
ánimo y en el comportamiento. Cada persona también varía día a día, dependiendo de las
circunstancias. Sin embargo, un gran cambio repentino, en la personalidad y/o en la conducta,
en particular si no está relacionado con ningún acontecimiento obvio (como iniciar un
tratamiento farmacológico o la pérdida de un ser querido), a menudo indica un problema.

Los cambios en la personalidad y el comportamiento en general se pueden clasificar como


uno de los siguientes:

 Confusión mental o delirio

 Delirios

 Discurso o comportamiento desorganizados

 Alucinaciones

 Estado de ánimo extremo (como depresión o manía)

Estas categorías no son trastornos. Solo es una forma en la que los médicos organizan
diferentes tipos de pensamiento, discurso y conducta anormales. Estos cambios en la
personalidad y el comportamiento pueden estar causados por problemas físicos o mentales.

La persona afectada puede presentar más de un tipo de cambio. Por ejemplo, las personas con
confusión debida a interacciones entre fármacos presentan a menudo alucinaciones y las
personas con estados de ánimo extremos pueden tener delirios.
Confusión mental y delirio
Confusión y delirio se refiere a una alteración de la consciencia. Es decir, la persona es menos
consciente de su entorno y, dependiendo de la causa, puede estar excesivamente agitada y
beligerante o somnolienta y perezosa. En algunos casos se alterna entre encontrarse menos
alerta y estar en una situación de alerta excesiva. Su pensamiento aparece nublado y lento o
inadecuado. Tienen problemas para concentrarse en preguntas simples y son lentos para
responder. Al hablar pueden arrastrar las palabras. A menudo, la persona afectada no sabe qué
día es, y puede no ser capaz de decir dónde se encuentra. Algunos no pueden dar su nombre.
El delirio suele ser consecuencia de un problema físico grave de reciente aparición o de una
reacción a un medicamento, especialmente en personas mayores. Las personas con delirio
precisan atención médica inmediata. Si la causa del delirio se identifica y se corrige
rápidamente, el delirio suele resolverse.

Delirios
Los delirios son creencias falsas fijas que las personas tienen a pesar de la evidencia de lo
contrario. Algunos delirios se basan en una interpretación errónea de las percepciones y
experiencia reales. Por ejemplo, la persona con delirios puede sentirse perseguida, pensando
que alguien le sigue en la calle o que un accidente común es un sabotaje intencionado. En
otros casos, se piensa que las letras de las canciones o los artículos de prensa contienen
mensajes que se refieren concretamente a ellos.

Algunas creencias parecen más plausibles y pueden ser difíciles de identificar como delirios,
ya que podrían producirse o se han producido en la vida real. Por ejemplo, en algún caso un
sujeto puede ser seguido por un investigador o su trabajo ha sido saboteado por sus
compañeros. En tales casos, una creencia puede ser identificada como un delirio por la fuerza
con la que las personas afectadas la sostienen a pesar de la evidencia de lo contrario.

Otros delirios son más fáciles de identificar. Por ejemplo, en los delirios religiosos o
grandiosos, la persona puede creer que es Jesucristo o el presidente del país. Algunas ideas
delirantes son bastante extrañas. Por ejemplo, el sujeto puede pensar que sus órganos han sido
sustituidos por piezas mecánicas o que su cabeza contiene una radio que recibe mensajes del
gobierno.

Discurso desorganizado
El discurso desorganizado se refiere a que las palabras no contienen las conexiones lógicas
esperadas entre los pensamientos o entre preguntas y respuestas. Por ejemplo, la persona
afectada puede saltar de un tema a otro sin haber terminado un pensamiento. Los temas
pueden estar ligeramente relacionados o ser totalmente inconexos. En otros casos, se responde
a preguntas sencillas con respuestas largas y farragosas, llenas de detalles irrelevantes. Las
respuestas pueden ser ilógicas o completamente incoherentes. Este tipo de discurso difiere de
la dificultad para expresar o comprender el lenguaje (afasia) o la dificultad para formar
palabras (disartria) causada por un trastorno cerebral como un accidente cerebrovascular.
No se considera un lenguaje desorganizado cuando las equivocaciones son ocasionales o
cuando la persona es evasiva, grosera o sarcástica de forma intencionada.

Comportamiento desorganizado
El comportamiento desorganizado se refiere a hacer cosas bastante inusuales (como
desnudarse o masturbarse en público o gritar y maldecir sin razón aparente) o ser incapaz de
comportarse con normalidad. Las personas afectadas por un comportamiento desorganizado
suelen tener problemas para realizar las actividades diarias normales (como mantener una
buena higiene personal o conseguir alimentos).

Alucinaciones
Las alucinaciones se refiere a oír, ver, oler, saborear o sentir cosas que no están allí. Es decir,
se perciben cosas, aparentemente a través de los sentidos, que no son causadas por un
estímulo externo. Puede involucrar a cualquier órgano de los sentidos. Las alucinaciones más
comunes incluyen escuchar cosas (alucinaciones auditivas), normalmente voces. Las voces a
menudo hacen comentarios despectivos acerca de la persona que las escucha o le ordenan que
haga algo.

No todas las alucinaciones están producidas por un trastorno mental. Algunos tipos de
alucinaciones es más probable que estén causadas por un trastorno neurológico. Por ejemplo,
antes de que ocurra un ataque epiléptico, el paciente puede oler algo cuando no existe
realmente ese olor (alucinación olfativa).
Estados de ánimo extremos
Los estados de ánimo extremos incluyen arrebatos de ira, periodos de euforia extrema (manía)
o depresión profunda y, por el contrario, la ausencia o disminución constante de emociones
(parecen no responder o apáticos).
Causas

Aunque la gente en ocasiones asume que los cambios en la personalidad, el pensamiento o la


conducta se deben a un trastorno mental, hay muchas posibles causas. En definitiva, todas las
causas implican al cerebro, pero es útil dividirlas en cuatro categorías:

 Trastornos mentales

 Efectos farmacológicos (incluyendo la intoxicación por fármacos, la


abstinencia y los efectos secundarios de los medicamentos)

 Enfermedades que afectan principalmente al cerebro

 Trastornos sistémicos (que afectan a todo el cuerpo) que también afectan el


cerebro

Trastornos mentales
Los trastornos mentales incluyen

 Trastornos de ansiedad
 Trastorno bipolar
 Depresión
 Trastornos disociativos  (cuando las personas afectadas se sienten separadas de
sí mismas o del mundo que las rodea)
 Trastornos obsesivo compulsivos
 Trastornos de la personalidad
 Esquizofrenia
 Trastornos somáticos (cuando los factores mentales se expresan como síntomas
físicos)
 Trastorno por estrés postraumático

Conclusió n
Podemos concluir con que las enfermedades y trastornos mentales en una persona y su
familia siempre tenga mas paciencia y respeto hacia distintas personas que tienen las mismas
condiciones o algo similares a los de su familiares pues cada persona tiene un distinto
tratamiento y el cuidado respectivo así mismo podemos mencionar que algunas personas no
tienen el respeto de que se merecen y la falta de conciencia hacia la condición de esas
personas cada vez es menos, el respeto y la moral que vamos demostrando a estas personas
que al igual que los demás se merecen todos los mismos tratos que los demás así mismo ellos
demostraran sus valores etc.
Los trastornos mentales están entre las diez primeras causas de discapacidad en el mundo y a
pesar de ello existe una tasa muy baja de personas con trastorno mental que recibe
tratamiento adecuado, lo cual puede deberse a barreras como el estigma. Se requieren
acciones comunitarias y gubernamentales para un mejor abordaje de los trastornos mentales.
Pensamos que para conseguir una organización, eficiente y de calidad, de la atención a la salud
mental es necesario un Servicio de Planificación, Gestión y una Financiación
específica. Creemos necesario que dicho Servicio ha de estar integrado en el organigrama de las
Consejerías de Salud y bajo su responsabilidad, lo que implica asumir totalmente la gestión de
la atención a la salud mental que ahora comparten con Diputaciones y Servicios Sociales, así
como el control de convenios con asociaciones e instituciones u organizaciones privadas.

En este estudio se ha pretendido una aproximación entre estas dos disciplinas para buscar
un punto de intersección que permita indagar en las nuevas perspectivas sociales de la
enfermedad mental y su repercusión en el entorno laboral. La no coincidencia de criterios
médicos y jurídicos ha posibilitado que la jurisprudencia haga uso de parámetros ciertos
del tipo del internamiento hospitalario para calificar los trastornos mentales como
invalidantes, a pesar de que no guardan relación con la incapacidad reconocida desde el
punto de vista médico en algunos casos.
 Sin embargo, hoy la medicina ofrece en muchos casos alternativas de diagnóstico ciertas,
remitiendo el presunto fraude a supuestos de incapacidad temporal, y trasladando el pretendido
plano subjetivo a la "manifestación individual" de estas dolencias en tanto que guardan relación
con la personalidad, el entorno familiar y social, etc., sin que ello impida la elaboración de un
juicio cierto sobre su influencia en el trabajo.

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