Breve descripción de su entrega: realizar la lectura y análisis del mismo y
desarrollar un resumen que incluya los aspectos más importantes a considerar en la implementación del mismo Protocolo de Tratamiento de Psicoeducación para el Trastorno Bipolar. Análisis: Protocolo de Tratamiento de Psicoeducación para el Trastorno Bipolar Elaborado por Marcelo Panza Lombardo
Conceptos claves del Protocolo:
Los Trastornos Bipolares Los Trastornos Bipolares son producidos por un cambio en el mecanismo que regula el estado de ánimo. El sistema límbico, un área en el cerebro, funciona como un termostato que mantiene un equilibrio en el estado de ánimo. El estado de ánimo de una persona tiende a ser regular y a ser dependiente del entorno. Cuando las personas están sufriendo de algún Trastorno Bipolar, su “termostato” de ánimo no funciona correctamente, y por lo tanto su ánimo se vuelve inestable, variable e independiente del entorno. Los Trastornos Bipolares son hereditarios, pero esto no significa que exista un 100% de probabilidad de que un hijo de una persona con algún Trastorno Bipolar vaya a tenerlo. De hecho, las probabilidades de que el hijo no tenga el trastorno son mayores a las probabilidades de que lo tenga. Si bien es cierto que tendrá muchas más probabilidades de padecer el trastorno que el hijo de padres sin el trastorno. Existen numerosos mecanismos fisiológicos implicados en los Trastornos Bipolares, la mayoría a nivel de los neurotransmisores. Los neurotransmisores son las sustancias a cargo de llevar la información en el cerebro. Existe evidencia empírica de que algunos neurotransmisores (dopamina, serotonina, noradrenalina, acetilcolina) funcionan anormalmente en los Trastornos Bipolares. Factores etiológicos y desencadenantes (gatillantes) Actualmente sabemos que la genética juega un papel fundamental en los Trastornos Bipolares. De hecho, podemos afirmar con seguridad que la causa de los Trastornos Bipolares es genética; es decir, los trastornos están determinados por los genes. Esto puede resultar extraño porque el trastorno no se ha manifestado hasta la adultez, o bien porque no existen casos similares en la familia. Frecuentemente, el primer episodio es precedido por una situación ambiental estresante. Desde ese momento, el trastorno comienza a separarse del ambiente y de las circunstancias psicológicas, por lo que el mecanismo biológico que regula el ánimo permanece cambiante perpetuamente, haciendo que la persona pierda el punto de referencia de un estado de ánimo normal. Con cada recaída, la persona afectada se hace más vulnerable al estrés, y esto hace que algunos pacientes presenten ciclaje rápido, lo cual es la sucesión ininterrumpida de estados maníacos y depresivos (aquellas personas que tienen cuatro o más episodios al año). Manía e Hipomanía La manía es un anormal y persistentemente elevado e irritable estado de ánimo. Es caracterizado por los siguientes síntomas: Aumento de la autoestima, disminución de la necesidad de dormir, verborrea, pensamiento rápido, distractibilidad fácil, agitación psicomotora, subestimación del riesgo, e implicación en actividades placenteras que pueden tener consecuencias graves. Estados depresivos y estados mixtos
Una característica importante de un episodio depresivo es que implica al menos un
período de 2 semanas donde hubo estado de ánimo deprimido y pérdida interés o disfrute en casi cualquier actividad. Asumir que alguien está sufriendo de un estado de depresión, y no solo de preocupación o tristeza por un evento negativo, ha ocurrido. También pueden aparecer otros cuatro síntomas de la lista, incluidos cambios en apetito o peso, cambios en los patrones de sueño (generalmente hipersomnia o, a veces, insomnio), disminución de la activación psicomotora, fatiga, pérdida de interés, falta de energía, sentimientos de baja autoestima o culpa, dificultad para concentrarse, pensar o recuperar decisiones y pensamientos sobre la muerte o ideas suicidas. Los episodios mixtos son aquellos en los cuales se mesclan los síntomas depresivos con los maniacos (ej.: pesimismo, ideas acerca de la muerte o incapacidad; agitación, hiperactividad, taquipsiquia). Evolución y Prognosis Los Trastornos Bipolares generalmente se presentan antes de los 30 años, y es muy raro que el primer episodio tenga lugar luego de los 50 años. El primer episodio puede ser depresivo, maníaco o mixto. La duración de los episodios varía, a pesar de ser constantes en cada paciente (Ej.: existen pacientes cuyos episodios duran días, otros meses). Sin tratamiento, la evolución de un episodio puede prolongarse de días a meses, pero con tratamiento es posible acortar los episodios, así la mejora es notada luego de 2 o 3 semanas luego de comenzar el tratamiento en los episodios depresivos, y en unos pocos días en los episodios maníacos. La posibilidad de sufrir un episodio es mucho menor en una persona que está tomando correctamente la medicación. Estabilizadores del Estado de Ánimo Los estabilizadores del estado de ánimo son drogas diseñadas para mantener estable el estado de ánimo. Los pacientes con Trastornos Bipolares necesitan tomar estas drogas durante su vida entera, con el propósito de evitar nuevos episodios, y reducir la intensidad, duración y frecuencia de los episodios, permitiendo así al paciente disfrutar de una vida normal. El estabilizador de ánimo más indicado y conocido es el Litio. El Litio tiene una fuerte acción preventiva, especialmente de los episodios maníacos, y en la reducción de la inestabilidad del estado de ánimo luego de los episodios. Además, es efectivo en la prevención del suicidio. Sin embargo, el abandono de la toma de Litio puede precipitar una recaída (episodio). Por lo tanto su abandono debe ser prescripto y diseñado por un Psiquiatra (como con cualquier cambio psicofarmacológico). El abandono del tratamiento sin seguir las indicaciones del Psiquiatra puede producir una futura resistencia a la droga, la cual producirá que la misma no tenga la efectividad esperada en el futuro. Antidepresivos: Son eficaces para el tratamiento de la depresión bipolar. Las dosis y los efectos adversos son similares a los que se producen al tratar los Trastornos Depresivos, con la excepción de que en pacientes con Trastornos Bipolares están asociados con el riesgo de inducir un episodio maníaco, mixto o de ciclaje rápido. Siempre deben estar administrados en combinación con un estabilizador del estado de ánimo. Los siguientes son los más utilizados: Antidepresivos tricíclicos: Son los fármacos más rápidos y eficaces para tratar la depresión bipolar, sin embargo producen los mayores efectos adversos y un mayor riesgo de cambio de fase. Tienden a producir sedación en la mayoría de los pacientes, también hipotensión, la cual puede ser postural. A veces producen aumento de peso. Los más utilizados son la imipramina y la clomipramina. Recaptadores selectivos de la serotonina (IRSS): Son casi tan eficaces como los tricíclicos, pero causando menores efectos adversos, y teniendo menor potencial en inducir manía o hipomanía. Son los antidepresivos más utilizados para los Trastornos Bipolares. Terapias Psicológicas: Las únicas terapias psicológicas que se han demostrado efectivas para el tratamiento de la depresión bipolar han sido la terapia cognitiva y la terapia interpersonal, en combinación con la administración de antidepresivos y estabilizadores del estado de ánimo. No se ha demostrado que el psicoanálisis sea útil para el tratamiento de los Trastornos Bipolares. Una droga es segura cuando se prueba que no puede dañar al paciente que la ingiere, y es considerada tolerable cuando el efecto terapéutico es mayor que elos efectos adversos. Este es el caso, por ejemplo, del litio, el cual puede llegar a producir ciertas molestias (temblores, diarrea), es perfectamente tolerable si se compara con los beneficios terapéuticos que tiene: evitar episodios maníacos, y por lo tanto hospitalizaciones, pérdida del trabajo, ruptura de relaciones afectivas, intentos suicidas, etc. Las razones más frecuentemente atribuidas a la interrupción del tratamiento farmacológico por parte de los pacientes son: -Sentirse mal porque es la medicación y no la persona la que controla el estado de ánimo. -Creer que uno puede controlar al Trastorno Bipolar sin necesidad de tomar ninguna droga. -Extrañar la hipomanía. -Negar el trastorno. -Sobreestimar los efectos adversos. -Temer las consecuencias a largo plazo. -Tener creencias erróneas acerca de las consecuencias de la medicación (ej.: crean dependencia, te vuelven estúpido.) -Estar malinformado/a. -Estar en un período de eutimia (normalidad), y creer que el Trastorno se ha curado, ignorando su carácter de crónico y recurrente. -Estar pasando por el comienzo de una fase hipomaníaca. La actitud de la familia es fundamental para lograr una adherencia al tratamiento farmacológico, y para esto es esencial que la familia esté bien informada acerca de los efectos y la importancia de la medicación, así como de las características del trastorno. ¿Cuáles son los riesgos de interrumpir el tratamiento con litio u otro estabilizador? Está asociado con el empeoramiento de la evolución natural del trastorno, y en muchos casos con la hospitalización. El riesgo de suicida también aumenta enormemente entre los pacientes que han dejado de tomar la medicación. Además, en el caso del litio, el efecto de la droga no es eficiente cuando se toma luego de haber sido interrumpida su ingesta. Detectando episodios maníacos e hipomaníacos Detectar una recaída a tiempo es crucial para evitarla. Cuanto antes el paciente detecte los primeros signos de recaída, la misma será menos intensa, menos disruptiva, y la cantidad de medicación necesaria para tratarla será menor. Detectando los signos de recaída (que podemos llamar señales de alarma) temprano es un proceso que requiere tanto que la persona que está sufriendo el trastorno como de su entorno (familia, pareja, amigos) aprendan a reconocer los pequeños cambios en el comportamiento que preceden una recaída. Existen ciertos cambios en el comportamiento y en el pensamiento que usualmente indican el comienzo de un episodio hipomaníaco o maníaco. Los más comunes son: -Disminución de las horas de sueño. -Sentir que “se pierde tiempo” en las horas de sueño. -Impaciencia. -Irritabilidad o un incremento de las discusiones y peleas. -Nivel más elevado de energía. -Aparición repentina de nuevos intereses, o recuperación de intereses de etapas anteriores (ej: escuchar la música que el paciente escuchaba 15 años atrás). -Hablar más rápido, y que las personas de nuestro entorno lo noten. -Manejar más rápido. -Aparición de nuevos proyectos. -Incremento del deseo sexual, haciendo que la persona se sienta más atraída hacia los miembros del sexo opuesto o del mismo sexo (dependiendo de su orientación sexual). -Cambio repentino en la forma de vestirse. El Protocolo de Tratamiento de Psicoeducación para el Trastorno Bipolar se puede realizar en grupo, pueden asistir hasta 12 pacientes lo ideal que sean mayores de 18 a 55 años. Con un diagnostico de Trastorno bipolar I, II y trastorno ciclotímico. En el cual pueden apoyar 3 terapeutas. Recomendable un espacio amplio con sillas y pizarrón, el número de sesiones es de 21 y con una duración de 90 minutos y que sean semanales. En cada sesión, se trata de psicoeducar a los pacientes que conozcan todo acerca del Trastorno Bipolar, la importancia de no dejar la medicación, la psicoterapia y hacer las tareas. El programa utiliza el método de psicoeducación, el cual tiene como objetivo el conocimiento del trastorno en pos de minimizar el malestar que la misma causa: “Un curso en el cual se enseñará lo que es el trastorno bipolar, y ciertas técnicas y trucos para hacerle frente y mantenerlo controlado”. La psicoeducación no es un método para tratar “traumas” infantiles, ni para expresar de manera abierta las emociones, tampoco para descubrir la “causa” del trastorno. La psicoeducación para el trastorno bipolar es un tratamiento de efectividad comprobada, basado en la información científica acerca del trastorno.
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