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LAEVANGELIZACION DEFAMILIASENTERAS*
Chua Wee Hian
Año: 1930
Localidad: noroeste de China
Dos ejemplos:
1. El enfoque y la estrategia de dos damas solteras misioneras europeas.
2. El enfoque y la estrategia de la Asamblea del Pequeño Rebaño de Chefoo,
Shantung.
Objetivos: idénticos; establecer iglesias locales e involucrarse en el evangelis-
mo extensivo de aldeas.
Ejemplo 1
Dos damas misioneras devotas y dedicadas fueron enviadas por su sociedad
misionera al noroeste de China. Su comisión era la de evangelizar y establecer
congregaciones en un grupo de aldeas.
Hablaban el idioma chino con fluidez y trabajaban fiel y fervorosamente.
Después de una década surgió una pequeña congregación. Sin embargo, la
mayoría de sus miembros eran mujeres; sus hijos asistían a la Escuela Dominical
con regularidad. Todos los que visitaban a esta pequeña congregación notaban de
inmediato la ausencia casi total de hombres.
En sus cartas y reportes, las dos misioneras se referían a la “dureza de
corazón” que prevalecía entre los hombres. Hacían referencia también a los
jóvenes que parecían ya ganados para la causa de Cristo, pero cuando pedían per-
miso a sus padres para el bautismo no lo obtenían.
1. De acuerdo a este breve relato, ¿cree Ud. que algunos padres chinos
percibían el evangelio como “malas nuevas”? ¿Por qué?
Ejemplo 2
En 1930 se dio un avivamiento espiritual en toda la Asamblea del Pequeño
Rebaño en Shantung. Muchos miembros vendieron todas sus posesiones para en-
viar a setenta familias hacia el noroeste como “congregaciones instantáneas”.
Para 1944 se habían establecido cuarenta nuevas asambleas y todas estaban par-
ticipando de manera vital en el evangelismo.
En cuanto a la dedicación y ortodoxia doctrinal, tanto las misioneras europeas
como la Asamblea del Pequeño Rebaño, compartían el mismo compromiso y la
* Chua Wee Hian Let the Earth Hear his Voice, Douglas J. D. editor. World Wide Publications,
Minneapolis, 1975, págs. 968-971. Usado con permiso.
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misma fe. Pero, ¿cuál era la razón del contraste tan marcado en los resultados y
en sus estrategias sobre el establecimiento de iglesias?
Considere el caso de las dos damas europeas. Día tras día los aldeanos chinos
las veían estableciendo contactos y levantando puentes de amistad con las
mujeres, generalmente mientras sus maridos o padres se encontraban en el
campo trabajando o en las aldeas vecinas comerciando. Su aspecto extranjero
(eran conocidas como “los demonios pelirrojos”) bastaba para incitar a los al-
deanos al prejuicio racial y cultural. Su estado de soltería era además algo social-
mente cuestionable para ellos, ya que tenían muy claro el concepto de que la
familia es la unidad básica de la sociedad y, por lo tanto, una garantía de
seguridad.
En la filosofía de Confucio, tres de las cinco relaciones básicas tienen que ver
con los lazos familiares: padre e hijo, hermano mayor y hermanos menores,
marido y mujer. El hecho de que estas europeas estuvieran haciendo contacto con
sus mujeres en forma individual, sin dialogar con los ancianos, las hacía parecer
como agentes extranjeros que estaban buscando la destrucción del sistema de la
comunidad aldeana. Indudablemente la soltería de las misioneras daría pie a cier-
tas preguntas que serían la comidilla del pueblo: ¿Por qué no son casadas? ¿Por
qué no están visiblemente relacionadas con sus padres, hermanos, tíos y demás
parientes? Por lo tanto, los lugareños consideraban a las extranjeras como “desin-
tegradoras de la familia” cuando aquéllas persuadían a las mujeres y jóvenes de la
aldea para que dejaran la religión de sus antepasados.
Por contraste, la Asamblea del Pequeño Rebaño, al enviar familias chinas cris-
tianas estaba enviando agentes que eran entidades socioculturales bien con-
ocidas. De esta manera, las setenta familias se convirtieron en una fuerza
misionera muy efectiva. No es difícil imaginarse a las cabezas de dichas familias
compartiendo su fe con los ancianos de las aldeas. Las abuelas podían transmitir
a las mujeres mayores de las aldeas paganas, de manera informal, el gozo de
seguir a Cristo y su liberación de los poderes demoníacos. Las amas de casa,
durante sus idas al mercado, podían invitar a sus colegas para que asistieran a los
servicios de los domingos que se realizaban en todas las “congregaciones
instantáneas”. Por todo ello, no es de sorprender que se establecieran cuarenta
nuevas asambleas como resultado de este enfoque del evangelismo y es-
tablecimiento de iglesias.
2. ¿Por qué fueron las dos mujeres misioneras percibidas como una
amenaza para la estructura social china?
3. ¿Qué factores de éxito estuvieron incorporados en el esfuerzo de los
misioneros de la Asamblea del Pequeño Rebaño?
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La evangelización de familias en otras culturas
La estrategia de la evangelización de familias enteras no es aplicable sola-
mente en las comunidades chinas. También es efectiva en comunidades asiáticas,
en los pueblos y aldeas africanas, y en la sociedad y barrios latinoamericanos. En
sus reportes acerca del rápido crecimiento de la fe cristiana en Corea, Roy
Shearer apuntó: “El factor más importante, que dirige el crecimiento de la iglesia,
es la estructura de la sociedad coreana. En Corea tratamos con una sociedad fun-
damentada en la familia y no en una tribu. La familia allí sigue siendo fuerte, aún
en la actualidad. La forma más sensata de que una persona llegue a Cristo es
dentro de la esfera familiar”.
Luego procedió a relatar las repetidas ocasiones en que las cabezas de
familias iban a sus clanes y aldeas y convencían eficazmente a sus parientes y
congéneres, a “abandonar los ídolos para servir al Dios viviente”. Y luego
concluyó: “El evangelio fue comunicado por relaciones familiares. Dicha red fue
la línea de transmisión para la corriente del Espíritu Santo que llevó a hombres y
mujeres a la iglesia”.
En su libro titulado “Nuevos modelos para discipular a los hindúes”, la
señorita B. V. Subbamma afirma categóricamente que la familia hindú es la única
institución social a través de la cual se puede transmitir y recibir el evangelio. No
todos estarían de acuerdo con dicha afirmación, ya que existen evidencias de es-
tudiantes universitarios que han profesado su fe en Cristo en los grandes centros
de estudios de la India. Quizás algunos de ellos pudieron dar dicho paso de fe
porque estaban lejos de las presiones paternas. Sin embargo, como regla general
podemos decir que la señorita Subbamma tiene razón en su observación y
deducción.
La evangelización de familias enteras es el modelo actual de alcance
misionero en muchas partes de Latinoamérica. Allí, en la cultura católicorromana
de redes de parentesco, las estructuras familiares son muy fuertes. En explotación
de este patrón social, los pentecostales chilenos, como la Asamblea del Pequeño
Rebaño de Shantung, desde hace cuarenta años, envía familias enteras selec-
cionadas de entre sus fieles como agentes y embajadoras para el crecimiento de la
iglesia. Se han plantado congregaciones en muchas partes de dicho país por
medio de esas familias evangelizadoras. El crecimiento fenomenal del movimien-
to pentecostal en Latinoamérica refleja la eficacia de usar familias para evan-
gelizar a familias.
A veces, para los occidentales individualistas, es difícil comprender que en
muchas sociedades “cara a cara” las decisiones religiosas se toman colectiva-
mente. Una persona de dicho tipo particular de sociedad sería marcada como
“traidora” y tratada como renegada por el sólo hecho de querer abrazar una
nueva creencia religiosa. Después del Renacimiento, en la mayoría de los países
occidentales la identidad es expresada mediante el aforismo cartesiano “cogito
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ergo sum”, o sea “sé, por tanto soy”. El hombre, como ser racional, puede im-
aginarse diferentes opciones religiosas y elegir la que mejor le parezca. Por el
contrario, dicho aforismo no se aplica en la mayoría de las tribus africanas. Para
los africanos (y para muchos otros) el aforismo inmutable es: “participo, por lo
tanto soy”. Su conformación y participación en los ritos religiosos tradicionales y
sus costumbres les da a dichos pueblos su identidad, de tal forma que, si fuesen a
hacer un cambio radical en su lealtad religiosa, debería basarse en una decisión
colectiva.
Lo anterior es particularmente cierto en las familias y comunidades musul-
manas. El método de evangeismo “uno por uno” no funcionaría en una sociedad
como esa. Un amigo mío, que es conferencista, enseña en la universidad multirra-
cial de Singapur; en una ocasión hizo la siguiente observación, muy significativa
por cierto: “He descubierto que para la mayoría de los estudiantes malayos (casi
todos musulmanes) el islam no consiste en creer en Alá, su Dios supremo, sino
que es la comunidad”. Los embajadores de Cristo en las tierras islámicas deberán
ser capaces de enfrentar no sólo los argumentos teológicos concernientes a la
naturaleza de Dios; deberán además considerar la asociación social y cultural de
los musulmanes. Donde se han convertido grupos grandes de musulmanes, sus
decisiones han sido colectivas. Una ilustración excelente es la de Indonesia.
Durante los últimos quince años los misioneros y pastores locales habían estado
dialogando y discutiendo sabiamente con los líderes y ancianos de las com-
unidades musulmanas. Cuando dichos líderes se convencieron de que Cristo era
el único camino a Dios y que sólo El era el Salvador del mundo, regresaron a sus
aldeas y ciudades y apremiaron a todos sus miembros para que se volvieran a
Cristo. Por lo tanto, no era raro ver a comunidades enteras siendo catequizadas y
bautizadas en conjunto. Tales movimientos son conocidos como “movimientos
grupales” y muchos años antes del suceso indonesio, Ko Tha Byu, un
sobresaliente evangelista birmano, fue instrumento en el discipulado de com-
unidades y aldeas enteras de karenes para Cristo. En la actualidad, la iglesia
karen es una de las más fuertes del sur de Asia.
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4. ¿Cuál es la diferencia básica entre la percepción occidental individualista
y casi todas las demás culturas en cuanto a las relaciones entre el in-
dividuo y el grupo?
5. ¿Qué estrategia de evangelismo se necesita para penetrar culturas que
valoran mucho a la familia y la comunidad?
La información bíblica
Cuando nos dirigimos a los registros bíblicos, descubrimos que en ellos las
familias son protagonistas, en forma sobresaliente, como receptoras y agentes de
la bendición de la salvación.
Para comenzar, la familia es vista como una unidad instituída por Dios
(Efesios 3:15). De hecho, todas las familias deben su descendencia y composición
a su Creador. Mediante la redención, la iglesia, el pueblo de Dios, se conoce
como “la casa de Dios” (Efesios 2:19) y la “familia de la fe” (Gálatas 6:10).
En el Pentateuco se pone gran énfasis sobre lo sagrado del matrimonio, la
relación entre padres e hijos y entre amos y esclavos. Este énfasis se subraya en el
Nuevo Testamento (Colosenses 3:18; 4:1, Efesios 5:22; 6:9, 1 Pedro 2:18; 3:7).
Es la familia o toda la casa la que promete su lealtad a Jehová. Josué, como
cabeza de su casa pudo declarar: “Yo y mi casa serviremos a Jehová” (Josué
24:15). A través del predecesor de Josué, Moisés, Jehová enseñó a su pueblo a
celebrar sus actos poderosos mediante fiestas y comidas sagradas. Es interesante
observar que la fiesta de la pascua (Exodo 12:3,4) era una celebración familiar en
la cual la cabeza de la familia debía recitar y reinstituir el gran drama de la
liberación de IsraeL A través de la historia de Israel y aun hasta el tiempo del
Nuevo Testamento, se practicaban las fiestas, oraciones y adoraciones familiares.
Por consiguiente, la familia judía se convirtió, tanto en el objeto de la gracia de
Dios, como en el agente visual de su acción redentora. Su fe monoteísta expresada
por medio de su solidaridad y su religión familiar, debió causar gran impacto en
las comunidades de los gentiles. Uno de los resultados fue el gran número de ellos
que se convirtieron en prosélitos, “miembros asociados” de las sinagogas. Las
familias judías contribuyeron así grandemente al alcance misionero.
El modelo apostólico de enseñanza se manifestaba en la unidad familiar y a
través de ella (Hechos 20:20). El primer ascenso de un grupo gentil a la iglesia
cristiana, fue el de la familia del centurión romano Cornelio, en Cesares (Hechos
10:7-24). En Filipos, Pablo guió a las familias de Lidia y del carcelero a la fe en
Cristo Jesús y a su incorporación a la iglesia (Hechos 16:15; 31-34). Las primicias
del gran apóstol misionero en Acaya fueron las familias de Estéfanas (1 Corintios
16:15), Crispo y Gayo (Hechos 18:8; 1 Corintios 1:14; Romanos 16:23). De esta
manera vemos claramente que la iglesia primitiva discipulaba a las comunidades
judías y gentiles por familias.
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También era evidente que las casas eran utilizadas como avanzada de evan-
geismo. Aquila y Priscila usaron sus casas en Efeso y Roma como centros para la
proclamación del evangelio (1 Corintios 16:19; Romanos 16:5). En el hogar de
Onesíforo (2 Timoteo 1:16; 4:19) y Ninfas (Colosenses 4:15) se reunían las con-
gregaciones.