Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
SEOKJIN.
13 AÑOS.
Casi nunca hago entregas a domicilio, siempre las hacen mis hermanos
menores, pero justo hoy Yoongi se enfermo, Taehyung y Namjoon están
haciendo los deberes de la escuela, Seulgi esta haciendo otra entrega y San
esta encargado de cuidar a nuestro padre.
Eso me deja a mi, el mayor de todos a hacer esta entrega a la mansión Park.
Si, esas personas son asquerosamente ricos. Pedaleo más rápido, el aire
impactando contra mi rostro, respiro profundamente sintiéndome en los aires.
En momentos como estos me siento bien, me siento libre.
La isla Jeju, tiene pequeñas calles y donde abunda el pescado, si, el pescado,
los calamares, todos aquellos animales submarinos, siendo la única potencia
de trabajo la pesca.
No es muy transitado este lugar, y por ello todos se conocen, todos saben la
vida de los demás, y todo es siempre una rutina.
-Yoongi esta enfermo, Seulgi esta haciendo una entrega en donde los Jeon,
Tae y Nam haciendo deberes de la escuela, y San cuida de nuestro padre.
-N-no...
-Estará bien Seokjin – siento una suave caricia por parte de Shinhye sobre mi
cabeza, mi mirada levantándose hacia la suya – todo saldrá bien.
Pasan los minutos y ya no hay nada en mi plato, sonrío sintiéndome tan feliz,
en ese momento recordando aquello que siempre dicen: estomago lleno
corazón feliz.
-¡Así no se debe de actuar! – escucho de pronto una voz decir, mis ojos
buscando de donde proviene el sonido.
Niego con la cabeza, no me tiene que importar nada de lo que suceda en esta
casa, me levanto de la silla dispuesto a buscar a la señorita Shinhye para
poder irme...
-¡No, no, no Sooyoung, tienes que hacerlo con delicadeza! – dice la voz una
vez más.
La niña camina hacia una mesa tomando asiento, mi mirada aún sobre ella, y
en verdad luce muy triste. Se sienta y toma una taza de café, comienza a
beber de ella en pequeños sorbos, en ese momento, su mirada se encuentra
con la mía, mi corazón comenzando a latir con fuerza en mi pecho, sus ojos
siendo los más hermosos que he visto en mi corta vida.
Alguien pasa por el pasillo golpeando la puerta, esta golpeando contra mi ojo,
un chillido brotando de mis labios, la persona sigue de largo, al parecer no
me noto, escucho una suave risa, mi mirada yendo hacia la niña de vestido
azul, la cual aún tiene su mirada sobre la mía, la señora limpiando su vestido
con una mueca de asco.
Sonrío hacia ella a pesar del dolor en mi ojo, su suave risa siendo agradable a
mis oídos, su sonrisa siendo linda.
Ella es hermosa.
-Sooyoung – dice una voz de pronto,la sonrisa de ella se va, sus ojos yendo
hacia una parte de la habitación a la cual no tengo campo de visión, mi ceño
frunciendose – ven aquí hija.
Miro como ella camina hacia la voz, su mirada luciendo aterrada, mis manos
apretandose en puños.
Le sonrío, bajando un poco la mirada, ya que ella es más pequeña que yo.
Miro hacia la voz del hombre, es un señor al cual reconozco de inmediato.
El Señor Park.
-Yo la hice reír – continuo, la mirada del hombre cayendo sobre mi, una
sonrisa apareciendo en sus labios.
-Muy bien – el señor Park se levanta del sillón donde segundos atrás se
encontraba.
Se acerca a mi, trago con fuerza levantando la mirada hacia el, entonces lo
siento.
Trago con fuerza, mis ojos encontrándose con los de Sooyoung, sus ojos
estando abiertos como platos, su mirada sobre la mía.
-No quiero verte cerca de mi hija – gruñe el señor Park antes de jalar a
Sooyoung del brazo y comenzar a caminar – ¡Y sal de mi casa, no quiero
escoria en el mismo lugar que yo!
Shinhye toma mi rostro entre sus manos, sus pulgares acariciando mi piel.
-No tuviste que ir pequeño... – murmura dulcemente, su mirada siendo de
pura tristeza.
-No.
-Oh – Shinhye me sonríe – no todos sus hijos son como el... Sooyoung... es
más como su madre. Tiene la dulzura de ella, su manera de ver la vida... es
diferente.
-¿Diferente?
Shinhye sonríe tomando una canastilla en sus manos, la cual me entrega con
cuidado.
-¿Y ahora? – miro con atención a la señorita Shinhye, queriendo cada vez
saber más.
-Pero Sooyoung... aún sigue igual, siempre pelea con Jimin tratando de que
el... salga, tenga amigos, pero el solo se encierra aún más. Sooyoung... es
buena en verdad que si. Pero temo que su padre la vuelva igual de cruel como
el.
2
SOOYOUNG
-¡¿Te dije que hablaras?! – gruñe mi padre, mi cuerpo dando un salto debido
al susto, las lágrimas comenzando a quemar en mis ojos.
-Ya termina con esto papá – gruñe Joohyun que esta ante mi, tiene los brazos
cruzados, su mirada aburrida sobre los libros en la oficina de mi padre –
tengo cosas más importante que hacer.
-¡Jimin mira, Sooyoung esta temblando del miedo! – ríe Wendy la cual esta
sentada en el sillón a mi lado, la risa de Jimin acompañando la suya.
-Papá, no creo que sea bueno esto – dice la dulce voz de Wooyoung –
además, ella no hacía na...
Odio esto, simplemente lo odio. Desde que mamá murió, todo a sido
diferente, cada vez que hacemos algo que no esta “bien” mi padre nos
castiga, es diferente a los castigos normales, pero el dice que...
Es normal.
-Papá – murmuro girando hacia el – papi por favor... n-no quiero... p-por fa-
avor...
-Sooyoung, no hagas esto más difícil, me duele más a mi, que a ti, es por tu
bien.
Mis rodillas arden, mis piernas arden, todo mi cuerpo arde, respiro
profundamente tratando de relajar mi cuerpo, no dejando de contar, rogando
que mi padre abra la puerta...
Me duele mucho.
Me duele...
Me duele...
Me duele...
Me duele...
Me duele...
Me duele...
Es dolor que desgarra, es tanto que creo que moriré, y por un momento creo
que así será, porque todo se vuelve oscuro.
*******
-¡Si!
-A papá... ¿verdad?
¿O no?
Abro los ojos, mis ojos quemando debido a la luz, coloco mis manos sobre
mis ojos, un gruñido escapando desde mi garganta, el dolor en mis rodillas
apareciendo.
Lo miro con más atención, sus ojos luciendo cansados, grandes ojeras
estando allí, su piel luciendo más pálida de lo normal.
Pero entonces...
Seokjin.
-Mamá esta muerta – Wendy me mira fijamente, sus ojos hinchados fijos
en los míos – parece que fue un suicidio...
-Joohyun...
-A ella la mataron.
Wendy me mira, sonrío hacia ella girando sobre mis talones caminando
escaleras arriba, llego a mi habitación y es allí que me rompo.
Caigo de rodillas en el suelo, las lágrimas resbalando por mis mejillas y...
Y yo solo...
Siento asco.
Vomito todo lo que comí hace solo unos minutos, dejando mi estomago
completamente vacío, mi garganta doliendo debido al esfuerzo.
-Asco – murmuro, mis manitas tocando mi rostro – siento repulsión por ti...
siento repulsión.
Trato de vomitar una vez más, pero no puedo, ya no hay nada más que
botar, todo mi cuerpo doliendo, mis manos comenzando a temblar y...
-Asco... siento asco... siento asco – las lágrimas resbalan por mis mejillas,
los recuerdos llegando a mi cabeza y simplemente...
Quiero morir.
Quiero morir.
-Mamá... ¿por que? ¿por que me dejaste... por que dejaste que me dañara?
¿por que mami?...
Asco.
Siento asco.
Se siente bien.
Se siente...
Realmente bien...
YERI
-Di algo mi amor – dice Sooyoung, sus ojos fijos en los míos – cariño...
No.
No quiero hablar.
No puedo hablar.
Sonrío susurrando una musica tan baja que solo ella pueda escuchar.
-¿Yeri? ¿con quien estas hablando? – dice de pronto una voz, mi mirada
cayendo sobre la de Jimin.
Mami, nunca hablare, así que, nunca debes irte de mi lado mami.
WENDY
-¿Mamá murió?
Sangre.
Me gusta eso.
Su rostro de miedo.
Me gusta.
Miro a mi padre el cual luce más aterrado que antes, la sangre aún
entrando a mi boca, y todo esto es...
Me gusta.
Me gusta.
Mamá murió.
Esta muerta.
-¡JIMIN!
Me gusta.
Puedo hacerlo, soy más alto que ella y puedo derribarla con facilidad pero
yo solo...
Quiero sentir.
-Mamá nos hizo así – murmura en mi oído – la amo más por esto ahora.
Mamá siempre dijo que yo era especial, pensé que era mentira pero
ahora...
Me duele...
Me duele...
Me duele...
No, no puedo estar así, no puedo, todos mueren algún día, el día de mamá
llego muy pronto si, pero...
La verdad...
Trago con fuerza levantándome del suelo corriendo hacia el baño.
Me duele...
Me duele...
Me duele...
SEOKJIN.
-¿Adivinen quien fue golpeado por un estúpido Jeon? – dice la voz de San
entrando en la casa, una sonrisa plasmada en sus labios.
-¿A mi? Oh, no – ríe San, en ese instante entrando una furiosa Seulgi por la
puerta, su mejilla estando roja e inflamada – ella si... ¡oh comida!
-¿Un idiota Jeon te golpeo? – gruñe Yoongi, la mirada de Seulgi estando fija
en sus zapatos.
-Estoy bien – Seulgi levanta la mirada hacia nosotros, sus ojos estando
levemente hinchados.
-¿Por que Yoongi hyung no puede ser así conmigo? – dice Taehyung, sus
mejillas estando abultadas.
-Ustedes deberían ser lindos conmigo – dice San – soy el menor, pendej...
Miro a San, el sonríe rompiendo en risas, todos los demás terminando riendo
junto con el.
Trabajo.
Odio el trabajo.
Un sollozo.
Frunzo el ceño, mi mirada yendo hacia el jardín, mis ojos perdiéndose entre
la cantidad de flores y césped, camino hacia el jardín, los sollozos cada vez
siendo más fuertes, llego a una fuente, camino lentamente mis ojos
encontrándose con un lindo cabello rojo, un lazo morado sujetando los
mechones, su cuerpo temblando en el suelo.
-¿Estas... bien?
La niña levanta la mirada, sus ojos conectando con los ojos, estos estando
rojos e hinchados, su rostro estando rojo y lleno de lágrimas, su labio inferior
temblando.
-Creo que mate a uno de sus animales favoritos Seokjin – abro los ojos, no
sorprendido por lo de el animal, si no porque...
-¿S-sabes mi nombre...?
-Si – ella ríe, una risa rota – la señorita Shinhye ha gritado ese nombre
durante esta semana... han hecho muchos pedidos a tu tienda – ella sorbe por
la nariz – y también... que no podía olvidar el nombre del niño que me hizo
reír.
-¿A donde...?
-No – ella traga, sus manos comenzando a temblar – no puedo salir, esta
prohibido, es una de las reglas...
Ruedo los ojos girando sobre mis talones comenzando a caminar lejos.
-Si no quieres salir conmigo solo dime no, no tienes que inventar historias –
digo subiendo a mi bicicleta.
-Idiota.
-Que linda y educada forma de hablar tienes Sooyoung – Sooyoung rueda los
ojos caminando hacia mi, la tristeza en sus ojos ya no estando.
-¡Eres una hija de puta! – gruño mi mirada estando fija sobre aquella niña
mugrosa ante mi.
-S-señor Je...
Ella me mira, suplica en su mirada, sonrío hacia ella haciendo señas con mi
mano hacia mi zapato el cual esta manchado con una desconocida sustancia
por culpa de esa niña de ojos felinos y piel pálida.
Me gustan.
-¡Deja de verme con esos ojos horribles que tienes y limpia mi puto zapato
perra!
-¡Ya dejala en paz, desde que hace entregas hace una semana no la dejas
tranquila ni una vez!
-¿Y a ti que te importa? – ruedo los ojos colocando mi vista sobre la de...
Por fin.
-El hermano de esta perra – miro como alza a Seulgi del suelo, sus brazos
envolviéndose en ella – y te juro, que por ella yo soy un verdadero perro
maldito. Vamos Seul, no quiero que vuelvas hacer entregas en esta mierda.
-¡OYE TU, ESTAS MUERTO! – Grito, mis ojos fijos sobre la niña que
camina hacia la salida, mi nariz sangrando sin parar – ¡¿SABES QUIEN ES
MI PADRE, LO SABES?! TU NO ERES NADA SEULGI-PERRA, PUEDO
HUNDIRTE SI QUIERO.
Pero...
Soy cobarde, lo se, soy cobarde por no decirle a Seulgi que me gusta desde la
primera vez que puso un pie en esta casa, que desde entonces tengo una
obsesión con ella...
Y yo solo...
Soy patético...
Levanto las manos al cielo cerrando los ojos con fuerza, mi pecho subiendo y
bajando rápidamente, mi respiración siendo acelerada.
-Estuvo genial – dice Jimin a mi lado, una sonrisa formándose en mis labios.
-Lo se – me levanto del suelo limpiando mis manos, la tierra ensuciando mis
uñas, aparto las lágrimas de mis mejillas caminando hacia Jimin.
Jimin ríe levantándose del suelo, ya que estaba sentado con las piernas
cruzadas. Comenzamos a caminar, pero mi mirada se encuentra con la de un
chico, sus ojos fijos en los míos.
-Para ser una niña eres bastante molesta – rueda los ojos el chico, un ceño
apareciendo en mi rostro.
Jimin comienza a reír bajo, ruedo los ojos fijando mi mirada en el chico
mucho más mayor que nosotros.
Parece sangre.
Me gusta.
Levanto la mirada hacia mi tía, sus ojos conectando con los míos, su ceño
estando fruncido luciendo en verdad molesta, su mirada molesta yendo hacia
Hoseok.
-¡Hoseok!
-Mamá no es cierto – Hoseok me mira, sus ojos destilando ira, una sonrisa
apareciendo en mis labios – ¡Mirala esta sonriendo!
-¡Esta loco, dijo que si decía algo me iba a ir peor tía In-na! – sollozo con
fuerza, escondiendo mi rostro.
Dios.
Esperen.
¿Un Emmy?
-Si tía In-na – dice la dulce voz de mi hermano – el... h-hzio llorar a Wendy,
y-y... la tiro al suelo... ¡Mire como tiene su vestido manchado de tierra, fue
Hoseok!
-Hoseok por el amor de Dios – mi tía In-na echa hacia atrás su cabello
castaño, toda su aura siendo oscura.
Genial.
-¡Ya tienes quince años por el amor de Dios, tu prima Wendy solo tiene ocho,
que vergüenza, debe de estar traumada.
-¡HOSEOK!
-Dios ese chico... desde que entro en esta etapa de... adolescente, se ha
comportado muy diferente.
-La entiendo tía, por eso yo nunca le causar problemas a mi familia – digo
colocando una mano sobre la mano de mi tía, una sonrisa en mis labios.
-Idiota – digo tomando su mano entre las mías, mis uñas enterrándose en su
piel, el miedo apareciendo en sus ojos.
Pero también ese brillo que solo veo en el...
Satisfacción.
Miro fijamente a la niña de cabello rojo, ella tiene un peluche en sus manos,
siempre esta con el, su mirada estando en el vacío, una sonrisa apareciendo
en sus labios...
-Me da miedo este lugar joder – gruñe Yoongi, una sonrisa formándose en
mis labios.
Sonrío, mi mirada aún en ella. Hace dos semanas que venimos hacer la
entrega junto a Seokjin (el solo viene y va al jardín, nosotros hacemos el
trabajo duro, que idiota hermano mayor) siempre permanecemos normales,
quietos, pero hace una semana, vi a una niña de cabellos rojos entrar a la
cocina y tomar un peluche de la mesa, lucia molesta.
Tan linda.
Intente hablar con ella, pero la cocinera Shinhye me dijo que ella es muda,
eso me puso muy triste.
Una risa.
Abro los ojos como platos, coloco mi mano sobre la boca de Yoongi, sus ojos
mirándome confundido. Coloco mi dedo en mis labios indicando silencio, me
acerco a la puerta una vez más, mis ojos cayendo sobre la de ella...
Abro los ojos, sudando de pronto frío, mis manos comenzando a temblar
lleno de miedo al escuchar las pisadas subir las escaleras.
-¿Que...?
Giro pegando mi espalda contra la puerta, mis ojos conectando con los de
Yeri, la cual esta sentada en la cama, sus ojos llenos de miedo sobre los míos,
sus brazos envolviendo al peluche con fuerza.
-Ho-ola – levanto la mano saludando, me inclino y cierro los ojos con fuerza.
Imposible.
Trago.
Yeri asiente.
-Es lindo.
Yeri sonríe, sus dedos acariciando el pelaje del peluche, miro como ella estira
su cuerpo y toma una libreta de la mesita al lado de su cama, una tinta
apareciendo en mi mirada, sus dedos comenzando a deslizar la tinta por la
hoja.
Miro como una pequeña mano se coloca sobre la mía, mi mirada alzándose
hacia Yeri, una suave sonrisa en sus labios.
Ella escribe algo más, arranca la hoja, la dobla con cuidado y me la da, me
sonríe asintiendo suavemente, su cabello rojo luciendo hermoso.
Todo de ella siendo hermoso.
-¡Yeri hija, voy a pasar! – escucho una voz atraves de la puerta, mi mirada
yendo hacia ella.
Miro como el pomo gira, pero la puerta no se abre. Cierto, le puse el seguro.
Miro hacia Yeri, ella se levanta de la cama rápidamente, sus manos buscando
el mesita a su lado rápidamente, me acerco a ella no entendiendo, pero
entonces me da un papel.
-En el jardín...
-ESTIS... AHHH
Ruedo los ojos riendo, camino hacia la mesa dejando caer mi cuerpo sobre
una silla, miro hacia la hoja en mis manos, la desdoblo, no pudiendo entender
nada de lo que esta escrito...
-¿Que es eso? – pregunta una voz a mi lado haciéndome saltar del susto.
-Vamos, dejame, yo la leo – ella toma la nota entre sus manos comenzando a
leer, una sonrisa apareciendo en sus labios, confusión en su mirada – bien,
primero que nada, tiene una hermosa letra, y esa tinta roja y brillante me
gusta...
Seulgi ríe, sus ojos achicándose, una linda sonrisa en sus labios.
Comienzo a reír, tomo la nota entre las manos de Seulgi corriendo hacia la
habitación donde dormimos mi hermanos y yo, caigo en la cama que
comparto con Nam, el cual esta dormido.
-Tu más.
-Idiota.
-Escoria.
-Adoptado.
-¡Si lo eres!
-¡MENTIRA!
-¡IDIOTA DE MIERDA!
Muy bien.
-Muy bien, yo vine todo feliz y dispuesto a llevar las cosas en paz, porque
hoy fue el mejor día de mi vida, pero viendo que estas siendo un completo
gilipollas... ¡TE LO BUSCASTE IMBECIL! – grito lanzándome hacia el.
JIMIN
El me mira fijamente frunciendo el ceño. Ruedo los ojos bajando las mangas
de mi sudadera ocultando la cortada en mis venas, mi cuerpo comenzando a
sentirse...
Débil.
Me gusta.
Wendy me hizo hace unos cinco minutos una cortada en mis venas, la sangre
brota de manera lenta, y...
Duele.
Duele horriblemente.
-¿Por que te hiciste eso? – dice el niño, sus manos sujetando las mías alzando
las mangas.
-Ya vete, todo estaba en paz antes de que vinieras a arruinarla – digo
resoplando sonoramente – llamare a... a los guar...d-dias...
-Oye... ¡OYE!
Sonrío abriendo los ojos solo un poco, el rostro del chico estando en mi vista,
sus manos frías sujetando mi rostro, y...
Soy especial...
Soy especial...
-Pero a veces – ella se aleja, sus uñas enterrándose en mi piel, sus ojos
fijos en los míos – hay que sufrir pequeño... para poder alcanzar, eso que
tanto queremos, tu eres el único que ah estado cerca de mi... por eso eres
especial hijo...
-Oye – siento como golpean mi mejilla con fuerza, mis ojos abriéndose, mi
mirada conectando con la de el niño.
-¡Ya v-vete!
-¡V-VET-TE!
-Joven Jimin, su padre lo... – escucho como abren la puerta, la voz de uno de
los guardias llegando a mis oídos, la expresión del chico siendo de puro
miedo.
9 AÑOS DESPUÉS...
-Aquí tienes Namjoon – Mingi me entrega mis 500 dolares, una sonrisa
formándose en mis labios.
-Ya era hora Min. Tardaste una semana en pagar tu deuda – digo guardando el
dinero en mis bolsillos.
Sonrío al mismo que ruedo los ojos. Todos son unos miedosos en este lugar.
-¡NAM! – grita una voz muy familiar, una sonrisa formándose en mis labios
al girar.
-Chanyeol – digo un abrazo por parte de Chanyeol.
En estos últimos nueve años todo ah cambiado, a los dieciséis años me fui de
casa, no me fue muy bien que digamos, es decir, tenía dieciséis, nadie
contrata a un niño, solo había un trabajo, el cual es fácil, sin complicaciones,
claro, que me gane una muy mala fama tanto fuera como adentro, pero ya
que.
-¡¿Como que no vas a darme una puta copa?! – dice una voz, mi mirada
viajando hacia la chica que tiene su mirada furiosa clavada en Mingi.
-Su padre ordeno que ya no le diéramos más de cinco copas, ya se bebió las
cinco.
-Me darás esa copa de whisky, y me darás todas las que yo quiera, soy mayor
y puedo decidir por mi maldición – la chica mira fijamente a Mingi, y juro,
que el pobre tiene miedo.
Macabro.
Si.
-Señorita Joohyun...
-¿Quien te crees para decir mi nombre? Escuchame muy bien – Joohyun mira
fijamente a Mingi una sonrisa apareciendo en sus labios – me darás todo el
alcohol que yo quiera, si no lo haces, este bar de quinta arderá en llamas esta
noche, no quieres que todo el trabajo de tu padre se valla en una noche... ¿o
si?
-¿Debería?
-Tu familia hace entregas en su casa, siempre han hecho entregas... es la hija
mayor de la familia Park.
-¿Ah si? Interesante – sonrío mirando hacia Joohyun, la cual ahora esta
bebiendo sin parar.
-Park Joohyun. Una maldita egocéntrica que solo piensa en ella misma – dice
Chanyeol, toda mi atención estando sobre el.
-¿Como?
-Es hermosa.
-Oh no, ni lo sueñes. Esa chica es mas dura que una piedra.
-¡No la conoces bien Namjoon! Ella no es como las demás chicas, ella... es
diferente. Toda su familia es diferente... son raros, todos.
Me levanto del taburete caminando hacia ella, en cuanto estoy cerca miro
como ella levanta la mirada, sus ojos conectando con los míos, una mueca
apareciendo en su rostro.
-Hola...
-Soy Namjoon...
-¿Que hace ese niño en esta universidad? ¿su familia no era pobre? – escucho
los murmullos a mis espaldas, mis manos sujetando con fuerza los palillos en
mis manos.
Si, en estos últimos nueve años aprendí que la sociedad es tan malditamente
cruel que apesta. Hace ya tiempo mis hermanos dejaron de estudiar para
poder sostener la casa, después de la muerte de papá hace cinco años... fue
difícil seguir.
Y yo, recibí una beca en la universidad de Seúl, si, todo mi esfuerzo valió la
pena, ni yo podía creer al ver como un señor me ofrecía una beca, mi corazón
se detuvo en ese momento lo juro.
Pero eso no quita, que las palabras de los demás no provoquen ira en mi.
-Ahora aparte de tener a una pobre basura... – sigue el chico a mis espaldas y
es que, vamos, si vas a hablar de alguien hazlo bien, sin que escuche –
también tenemos al raro Wooyoung. Ese chico no tiene amigos.
-Da miedo en verdad – dice una chica, su tono siendo de burla – hoy le
pregunte si quería almorzar con nosotros ¿y sabes que me dijo?
– “Prefiero comer con los burros, ellos tienen más cerebro que tu”
Sonrío bajando la mirada a mis manos, una leve risa brotando de mis labios.
Mis manos se vuelven puños, y juro que si las miradas matasen, Jennie
estuviera muerta ahora mismo.
-¿No te cansas de solo comer un sándwich de almuerzo todos los días? – ríe
Jinyoung, una sonrisa burlona en sus labios – que asco me da solo ver tu
mediocre comida.
-Y mira su ropa – ataca esta vez Youngjae – toda una basura. Que asco.
Sonrío reconociendo aquella voz, esa voz que siempre responde las preguntas
del profesor en clase, el único que parece en verdad interesado...
-Gracias Wooyoung – murmuro, el chico posando sus ojos sobre los míos.
-Odio a las personas como ellos – dice no importándole que aún sigan a
nuestras espaldas – y tu no eres un mal chico, solo te defendí por eso, y
porque eres un gran compañero de residencia, solo por eso.
-¡Odio esto Jimin! – gruño llevando mis manos hacia mis pies
desapareciendo los tacones – son estúpidos.
-No puedes aparecerte como una indigente en la fiesta – gruñe Jimin tomando
los zapatos del suelo.
-Casi muero por su culpa la última vez... fue divertidos ver su rostro de
miedo cuando fingí quedar inconsciente.
-Me gusta tu camisa – digo mirando su camisa negra satinada – deja a la vista
tus cicatrices...
-Es mejor exhibir lo que me gusta – Jimin ríe – la puta sociedad no me hace
daño ya.
-¡WOW HERMANITO!
Decente.
-Ve como quieras – murmura Jimin en mi oído – papá me dijo que no tiñera
mi cabello de morado y mirame.
-Como siempre.
-Ya se, te gusta recibir – señalo mi trasero fingiendo una embestida, una risa
brotando de los labios de mi hermano.
-Exacto.
-¿Que le harás?
Miro con más atención, notando que tiene su cabello negro azabache, mechas
moradas resaltando, estando vestido casi como yo...
-Que cosas – sonrío caminando hacia la puerta – vamos, tengo que hablar con
el.
SEULGI
-No hace falta que hagas eso Nayeon – sonrío hacia ella comenzando a tomar
apuntes – tengo todo... bajo control...
Literal.
-Tengo que hablar con Seulgi a solas, es muy importante – dice, su sonrisa
apareciendo en sus labios.
El profesor abre los ojos como platos comenzando a asentir con la cabeza
rápidamente, una sonrisa apareciendo en sus labios.
Estoy jodida.
Puta madre.
Es oficial, estoy muerta.
Jungkook jala con fuerza hasta sacarme del salón, estaba tranquila porque
pensé que nos íbamos a quedar justo en la puerta, pero cuando veo que sus
intenciones son llevarme escaleras arriba, al tercer piso que nadie usa (lo cual
es raro, pero viniendo de la universidad más económica es creíble) me alarmo
comenzando a zarandear mi brazo para que me libere.
Trago con fuerza, en este momento sintiendo tanta rabia, tanta ira, solo quiero
golpear a Jungkook en todas partes.
-No pensé que llegarías a esto – ríe Jungkook, todo mi cuerpo estando en
alerta, no confió en el – mirate, en una universidad...
-¡PUDRETE, AYUDA...!
-Sabes que si alguien nos encuentra ellos me creerán a mi – susurra Jungkook
en mi oído, mi cuerpo tensandose – puedo decir que querías robarme, hasta
solo podría decir que es tu culpa, y todos me creerían Seulgi. Tu no eres nada.
Empujo con fuerza a Jungkook, las lágrimas quemando en mis ojos, lágrimas
de impotencia, de ira.
Trago con fuerza dando unos pasos hacia atrás alejándome de el, Jungkook
rueda los ojos caminando hacia mi, sus manos yendo hacia mi cabello, sus
dedos enredándose en el.
-¡Sueltame!
-¡Dejame!
Entierro mis uñas en sus manos, una sonrisa llena de ira en su rostro, jala con
fuerza un grito de dolor brotando de mis labios, las lágrimas resbalando por
mis mejillas.
-Te odio – gruño, los ojos de Jungkook conectando con los míos – te detesto
tanto Jeon Jungkook. Ojala y mueras descuartizado.
-Wow. Pero mira que linda y sucia boca tienes – Jungkook acerca su rostro al
mío, su aliento mezclándose con el mío, mi corazón martilleando en mi
pecho, mis uñas aún enterradas en su piel – me gustaría limpiártela.
-Si...
-¿Si?
-¿Quien es tu familia?
-Nayeon.
-¿Mh?
-Mierda, faltare a clase por una semana, cuidate – Nayeon comienza a correr
por los pasillos, una risa brotando de mis labios – ¡TE QUIERO!
-¡YO MÁS!
Nayeon desaparece de mi vista, una sonrisa en mis labios, trago con fuerza
caminando por los pasillos en silencio...
Creo que por mi bien, también debería de irme a casa en este instante.
SOOYOUNG
Aparto los audífonos de mis oídos, una sonrisa dibujándose en mis labios,
bajo del auto, los brazos de Shinhye envolviéndose a mi alrededor.
-No, esta bien – giro sobre mis talones centrando mi mirada en Shinhye –
¿cuando hacen las entregas?
-¿Tu habitación?
-¿Quien eres?
Familia...
Familia...
Familia...
-Dios – gruño mis manos yendo hacia mis brazos, respiro profundamente mis
brazos comenzando a quemar, las heridas comenzando a doler.
Caigo de rodillas al suelo mi espalda ardiendo, gruño cerrando los ojos con
fuerza, las lágrimas resbalando por mis mejillas, caigo de espaldas al suelo el
dolor siendo insoportable.
-Me arde, me arde, me arde – respiro profundamente cerrando los ojos con
fuerza.
-Hazlo
-No qui-iero...
-¡HAZLO JODER!
-Po-or fav-vor...
-¡HAZLO!
-Mierda, mierda, mierda – escucho una voz ronca, mi mirada alzándose hacia
la cama, un chico mirándome con preocupación – ¿estas bien?
Pasan los minutos, mi mirada estando fija en Yeontan en el suelo a solo unos
centímetros de mi, el parece notarlo y lo toma en sus manos, una sonrisa
formándose en sus labios.
Me levanto del suelo caminando hacia mi escritorio, tomo una libreta y una
tinta comenzando a escribir.
¿Tae?
-Si – el sonríe, una sonrisa cuadrada que provoca que provoca que mi
corazón se acelere – Y-ya aprendí... a leer...
Frunzo el ceño escribiendo una vez más.
Es Yeontan.
Se queda callado, mi mirada fija sobre el, el me mira fijamente por largos
minutos, mis manos acariciando el pelaje de Yeontan.
-Yo trabajo con pescado Yeri – me mira fijamente, como si esperase que
sintiera repulsión, pero solo me quedo quieta sin hacer una reacción – y...
siempre huelo a el. Vengo de hacer una entrega, y de seguro en este momento
piensas que mi ropa esta asquerosa a pescado, al igual que mis manos, y es
asqueroso Yeri.
Mis mejillas comienzan a arder, mis labios entreabriendose, trago con fuerza
bajando la mirada a Yeontan, mi corazón ahora siendo un desastre de latidos,
todo mi rostro ardiendo en este momento...
Camino por los pasillos de la mansión mis pasos resonando por las paredes,
bajo las escaleras encontrándome con una muy conocida persona.
Salgo de la mansión caminando por las calles hasta llegar a mi auto de color
azul, me detengo mirándolo fijamente...
-¡Shinhye!
-Ya no me gusta el color azul... es horrendo, lastima mis ojos – digo haciendo
una mueca.
-Compra otro, quiero el auto de la hija menor de los Choi – sonrío mirando a
Shinhye – el rojo, es hermoso su color.
-Señorita...
-Ah, y lo quiero para mañana, si veo que esta este auto azul... no me importa
cuantos años tengas trabajando en esta casa, estarás despedida – sonrío
subiendo al auto.
4 Horas después...
Tomo de mi botella, mi mirada estando fija en mis manos, el alcohol
deslizándose por mi garganta provocando una sensación tan placentera...
Alguien me empuja desde atrás, mis manos volviéndose puños, giro mi rostro
encontrándome con aquella persona que me cae como una patada en el culo.
-Cariño. Yo tomo vino, tu tomas... bebidas baratas – llevo la copa hacia mis
labios tomando un trago – ten un poco de clase...
-¡Eres una...!
No pelees Joohyun...
Siento como las uñas de Jisoo rasguñan mi mejilla con fuerza, mi rostro
comenzando a arder.
Bien.
Estoy apunto de abrir la puerta para poder irme, pero una mano sujeta mi
brazo en el aire, mi mirada cayendo sobre la de aquel chico de cabello rubio,
su mirada fija en la mía, una sonrisa con hoyuelos apareciendo.
-Hola Joohyun...
-No quiero hablar con basura – comienzo a caminar una vez más, pero el me
detiene, su mano sobre la mía.
-Ya me cansaste...
-¿Eres virgen?
-Eso no te importa...
-Tampoco lo negaste.
-¿Sabes? Hay muchos chicos que quieren estar contigo, pero no lo hacen por
miedo a que... bueno, principalmente porque eres así – arqueo una ceja
comenzando a reír – y, porque piensan que eres toda una experta en la cama
que los dejará como unos imbéciles. No sabes el gusto que tendría de decir
que eres una virgen amargada...
-Namjoon – sonríe.
-Yo te puedo enseñar a ser... una experta – sonríe – vamos Joohyun, el sexo...
es lo mejor, que puede existir.
Pataleo con fuerza, la bicicleta ya siendo vieja, gruño molesto cuando esta se
detiene abruptamente haciéndome casi caer al suelo pero coloco el pie antes
de tocar el suelo.
-No puedes trabajar aquí – dice el señor, una sonrisa llena de burla en su
rostro.
-Señor, con mucho permiso... llegue temprano, antes que todos los demás,
le toque una pieza perfecta, y a las personas les gust...
-¡Es mentira!
-No te emociones, solo venía pasando por aquí. Es divertido ver como las
personas te miran como un fenómeno.
-No me digas que tu también – Jimin ríe echando su cabello morado hacia
atrás, anillos en sus dedos – wow gatito, pensé que eras diferente...
Jimin sonríe, mi mirada fija en la suya, y en verdad siento tanta rabia, tanta
ira, tanta...
Impotencia.
-Vamos – Jimin roza sus labios con los míos, su aliento mezclándose –
descarga toda tu ira conmigo... – sus ojos conectan con los míos – como
siempre haces.
-Y-yo...
Gimo mis ojos conectando con los suyos, una sonrisa apareciendo en sus
labios, su cabello pegándose a su rostro debido al sudor, y...
-Y-Y...
-Dilo Yeosang...
-¡Yunho!
Abro los ojos, me incorporo en la cama mi corazón martilleando con fuerza
en mi pecho, mi pene sintiéndose apretado en mis pantalones, todo mi cuerpo
siendo un desastre de temblores y sudor...
-¿Estas bien? – dice de pronto una voz, mi mirada cayendo sobre Jaemin, el
cual me mira riendo – Yunho es todo un semental.
-¿Donde esta?
-En el jardín.
15 minutos después...
-H-hola...
-Tu madre me dijo que podía venir en cualquier momento – Yunho se inclina
un poco hacia mi, ya que es muy alto – pensé en que podríamos cabalgar
juntos ¿no te parece?
Hay muchas veces que las personas prometen en vano, nunca me había
topado con una de esas personas.
-Hola primito – susurra una voz en mi oído, mi mirada cayendo sobre Wendy.
Se ve hermosa.
Es hermosa.
Pero la odio.
-Es la verdad.
-Deja de decir eso – digo dejando la copa en la mesa – odio venir a estas
estúpidas fiestas familiares.
-Que asco hermano – Yunho arruga la nariz – teniendo sueños eróticos con
nuestra primita.
-Idiota...
-Para mi eso esta bien – murmura una dulce voz en mi oído a mis espaldas,
mi cuerpo tensandose – no sabes las ganas que tengo por cumplir tus sueños
primo.
Gruño al escuchar una leve risa, me alejo de Wendy tratando de ignorar el
dolor punzante en mi entrepierna.
Mucho dolor...
-¿Wooyoung que...?
Mierda.
-Dios... ¿que estas haciendo? No – San aleja la navaja de mi piel, las lágrimas
resbalando por mis mejillas – ¿por que haces eso Wooyoung?
-Largo – gruño, mi voz siendo temblorosa, para nada firme como antes.
Odio esto.
Hago ademán de enterrar la navaja una vez más, pero San me la quita, eso
solo desesperándome aún más.
No es suficiente.
-Ya no lo hagas.
Trato de empujar a San, pero el solo me sujeta con fuerza, sus brazos
envolviéndose a mi alrededor de pronto, no pudiendo controlar mis
emociones.
-Wooyoung...
-No.
-¡NO LO ENTIENDES!
Es mucho dolor...
Es mucho dolor...
Es mucho...
-Dolor... – sollozo.
Miedo de todos.
Razón por las que no quería seguir enamorado de ella: me volvería un puto
acosador.
Cuando era niño no creí que esto por Seulgi fuera tan fuerte, solo algo de
niños, pero al pasar los años solo aumento ese sentimiento de quererla, de...
Hacerla mía.
Espero a que el chico se valla, y miro fijamente a Seulgi, giro sobre mis
talones enfrentando la puerta, y ella parece distraída porque pasa a mis
espaldas y no me nota, y es perfecto.
Justo cuando pasa estiro mi mano tomando su brazo con fuerza, abro la
puerta de mi apartamento tirando su cuerpo adentro, ella chilla
tambaleándose en el suelo. Cierro la puerta a mis espaldas apoyándome en
esta.
-¿Es una broma? – Seulgi me mira, sus ojos destilando ira hacia mi.
Llevo mis manos hacia mis pantalones bajando el cierre, la mirada de Seulgi
bajando hacia ellos, miedo apareciendo en su mirada.
-¡AYUDA! – grita Seulgi, sus manos golpeándome con fuerza, pero solo me
limito a sonreír – ¡Maldito Jungkook, dejame!
Tomo mi cinturón llevando las manos de Seulgi sobre su cabeza, amarro sus
muñecas juntas, mis manos subiendo la falda mis dedos acariciando sus
bragas.
-Que linda – digo enganchando mis dedos en su ropa interior – me gustan los
conejos en la ropa interior.
Jalo fuera sus bragas, mi mirada centrándose en sus ojos llenos de lágrimas.
Muevo mis caderas contra las suyas, sus ojos cerrándose con fuerza, sus
dientes mordiendo con fuerza sus labios, entierro mi rostro en su cuello
besando su piel, mis dientes mordiendo suavemente a diferencia de mis
embestidas, y en ese momento lo escucho.
Miro sus ojos, sus labios entreabiertos, me muevo con más fuerza, mis manos
tomando sus piernas y envolviéndolas en mis caderas, llevo mis manos hacia
las suyas sobre su cabeza, beso sus labios suavemente, e increíblemente,
responde a el, sus manos sujetando con fuerza las mías.