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Taina Castaño.
Capítulo 0
Ser una escritora joven, era un nuevo reto este año. Entraría a la universidad en
otro país e idioma, siempre fue mi sueño de niña.
Soy Elena Cher Hawkins Fleming y Nací en Granada, España, pero a los ocho años
fui a vivir a Canadá, junto a m familia. Me dicen la niña afortunada, porque fui la
única de mi familia que nació fuera de Canadá. Tengo diecisiete años, y hace tiempo
me he dedicado a la literatura.
Hace un año que me gradué, y fui la más feliz. Pero mi vida dio un giro cuando me
aceptaron en la universidad de Bolonia, mi sueño se haría realidad un 7 de
septiembre de 2018, estaría llegando, a un país distinto.
Mi madre dice que hay que tomarse las cosas en forma positiva, pues ya que los
cambios de tu vida eran buenos.
Mi vida cambiaria en un cerrar y abrir de ojos, conocer personas buenas, en un
lugar maravilloso, donde encontraría sin duda, a un chico de ojos verdes, su mirada
quedara grabada en mi memoria y el rencuentro de un amor imposible:
Niccolo.
CAPITULO 1.
Bienvenida a Italia.
Baje las maletas del auto. Mire hacia al frente que encontraba el aeropuerto de
Italia, llegando a un nuevo país e idioma.
Desde pequeña, Italia era el lugar donde quería vivir y estar para siempre, el
sueño de niña se había hecho realidad, tener una cafetería era uno de mis
propósitos para este 2018.
Por el momento quería ir a mi apartamento, que por cierto era hermoso, tenía una
vista increíble, un baño espectacular, aunque bueno, mi familia es millonaria,
siempre he tenido lo que he querido, pero jamás me he creído mejor por eso.
Agarré un taxi blanco, y subí mis dos maletas. Me subí al carro y le dije al
conductor a donde llevarme.
Ahí estaba yo, un poco atontada, un poco bloqueada ¿Qué había pasado? ¿Qué fue eso?
¿Cómo es posible que en tantas universidades de Italia tuvimos que encontrarnos
aquí? ¿Y encontrarnos de esta forma?
No faltaba dudarlo, me gustaba Nico, pensé que lo había dejado ir.
Por eso para saber que no sientes nada por esa persona, tienes que mirarlo a los
ojos y eso hice.
Una pequeña esperanza creció, no fue casualidad. Una puerta se abrió, con tantas
esperanzas, no tenía miedo, sabía que ahora comenzaba una nueva historia.
Capítulo 03.
Café italiano
Ya eran las dos de la tarde, estaba en los pasillos y encontré mi casillero, traía
tantas cosas en la maleta de mano y en mis manos.
Abrí el casillero y puse todo en ese lugar, aliviándome del dolor de mis brazos.
—Por fin—Dije agitada.
Cuando iba alzar la maleta, sentí a alguien detrás mío.
Pegue un brinco al ver a Nico, detrás mío con un cigarro en sus labios.
—Me asustaste
—¿Acaso estoy tan mal? —Dijo, mascullando jocoso.
Negué con la cabeza divertida—¿Qué haces aquí?
—No sé, la verdad, siento que el destino cada vez nos une más—Su mirada tan
intimidante
—Ya, enserio ¿Qué haces aquí? —Lo mire mal.
—Nada. Vi pasar a una chica Rubia despeinada, con un montón de libros en sus manos,
con una maleta que pareciera que llevara piedras, lo de siempre.
—¿Y qué garantizas que sean piedras y no pedazos de un muerto? —Bromee
Nico, exhalo el humo del cigarro con una sonrisa de lado y se quitó el cigarro de
sus labios—Bueno, si eres tú la asesina, me dejo matar, y no digo nada.
—Pues claramente no dirías nada, porque estarías muerto—Le corregí mirándolo mal,
Agarré mi maleta.
—Que inteligente me saliste—Dijo con tono burlón.
Lo mire orgullosa, saque unos libros de las maletas. Gire para ponerlos en el
casillero.
—Oh, oh, espera—Agarro un libro que tenía en mis manos y lo mire confundido. Me
hizo una mirada asesina—¿Es enserio Elena?
—¿Enserio qué?
—¿Te has leído horror americano, sabiendo que esta la película? —Dijo, como si
fuera cosa de otro mundo.
Rodee los ojos y le quite el libro—No a todo mundo nos gusta las películas—Metí los
libros al casillero y lo cerré—Es mejor un libro, que una película, es algo que tu
no entenderás.
—Definitivamente, jamás—Me detallo perfectamente y una risa se le escapo—Tienes… la
camisa al revés—Dijo entre risas.
Mire mi camisa y si… No puede ser real que me esté pasando esto, no con él. Me
sonroje horrible ¡Trágame tierra! No podía mirarlo.
—Lo siento mucho—Dije apenada.
Nico dejo de reírse y se quitó el saco azul que tenía, me lo paso con una sonrisa
culpable—Ten, prefiero que no se burlen de la que aún no ha superado el instituto—
Ese acento italiano, hacía que la frase fuera algo graciosa.
—Gracias—Me puse su saco, el olor a él me llego en seguida, olía muy rico, por
Dios. Lo mire con agradecimiento.
—Se te mucho mejor que a mí.
Sentí que se me revolvió el estómago al decirme eso.
—Que alago. Y gracias por tu saco, ahora voy al baño y me cambio, te lo devolveré
más tarde.
— No es cierto, las chicas nunca entregan los sacos y yo no peleare por él. Te luce
mejor Elena.
En ese momento no entendía que me estaba pasando, nuestras miradas conectaron en
seguida. Esto era un sueño, lo sabía. Tenerlo cerca, con su saco con olor a él. Era
un sueño, Elena de hace dos días no me lo creería.
Nico cerro mi casillero—¿Qué harás esta tarde?
Agarré mi maleta—Leer, como siempre —Dije dándole la espalda—¿Por qué? ¿Tienes un
mejor plan que ese?
—Quizás.
—Lo dudo
—¿Sabes que cambiar la rutina a veces es bueno?
—Claro, pero leo varios libros distintos—Dije, caminado. El me siguió.
—Vamos Elena, hagamos algo distinto, sal de la rutina—Nico me miro mal.
—Vaya, vaya, de niña no hubiera pensado que eras así de insistente, pero pensándolo
bien no llevo ni cinco días aquí y tú ya me estas invitando.
Se escogió de hombros e hizo de lado—Sonaría raro si fuéramos desconocidos.
Nico;
El olor a pizza, traspaso por todo el auto, dándome aún más hambre. Me bajé del
auto y vi aquella chica, con quien tenía ¿Una cita?
Su melena rubia, tapaba un poco su rostro, sentada, leyendo un libro en su balcón,
mientras esperaba un atardecer que la enamoraría a ciegas. Tenía un pijama puesta,
su camisa tenia azul, con verde y rosado, sin mangas, y a lo lejos pude notar que
su pantalón era ¿De hello kitty? Era el sexto piso, Me quedé mirándola, realmente
me causaba un poco de risa, era tan distinta a mi…
Elena se percató y noto mi presencia bajo el balcón, sus mejillas ardían, tiro el
libro a un lado, y me dedico una sonrisa tímida.
Trate ocultar la risa. Camine hacia el apartamento de ella. Toque el timbre.
Elena abrió la puerta desesperadamente, la vi un poco más peinada.
Le dedique una sonrisa burlona—Perfecto conjunto para una cita.
Elena se puso aún más roja de lo que pensaba—Cállate ¿No se suponía que nos
veríamos a las 8:00?
Pase, ignorándola—Aja—Deje las bolsas en la mesa.
Ella cerró la puerta y acerco hacia a mí—¡Pues apenas son las 5:00!
—No me digas—Bromee, diciéndolo en forma divertida—Se me había olvidado que tenía
un reloj en mi muñeca.
Hizo una risita falsa—Que gracioso me saliste—Paso por el lado mío. Abrió una bolsa
de las que traje y miro con curiosidad una caja azul—¿Qué esto? —Inquirió con una
ceja mirando con una ceja arqueada.
—Trozos de muertos—Trate de decirlo de una forma que sonara real. Me acerqué hacia
ella y de reojo pude notar su cara de asco—¿Qué?
—Tu humor es muy malo—Y sin quitar esa cara de asco. Abrió el paquete azul, eran
unas galletas con un poco de chocolate.
Sonreí