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EL PODER DE LA EMPATÍA
Nora |Rodríguez nació en Buenos Aires en
e o ó pedagogía y filología.Pionera
vestigaciónde la violencia
a ña, suslibros sobre pedagogía
innovadora se han convertido en referentes
enEuropa y América, entre ellos: Guerra en
las Aulas(Termas le Hoy),¡Quién manda aquí!
(Juventud); MadresyMalabaristas (Urano),
- Hijos prematuros, amor infinito, (La esfera de MM
_los Libros),
Hay un adolescente
suelto en casa |
(Ceac), y Herme vs cada quincedías (RBA) PM
son solo algunos de los másrenombrados y
pana a otras lenguas. ea Rodríguez
sina su actividad como investigado-
ta ypa con la docencia en la Escuela
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«BUENAS NOCHES, MI AMOR»
El poder de la empatía para ayudar a dormir a tu bebé
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Nora Rodríguez
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editorial juventud
Barcelona
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fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
A:
Cuando los padres sufren porque creen que su hijo tiene proble-
mas para dormir de noche, y lo cuentan a sus amigos y conocidos, no
suele faltar quien aparece con un manual «salvador» para liberarles de
la presión de «tener un bebé con trastornos del sueño». El problema,
más que el manual en sí, es saber quién es el destinatario real de esos
libros, si los padres o el hijo.
En general, la mayoría de los libros que insisten en que hay que
enseñar a los niños a dormir con un método basado en dejarles
llorar, por su propio bienestar y para el bienestar de la familia,
argumentan que les importa tanto el sueño de los pequeños como
el de sus padres. Para lograr que la madre y el padre descansen es
urgente que eduquen a los hijos para que aprendan lo antes posible
a dormir solos, comprometiéndose con dos actitudes: constancia y
fortaleza. Los padres que quieran descansar tendrán que proponerse
no claudicar por pena hasta lograr el objetivo, ni siquiera ante los
reclamos que el bebé haga mediante la única forma que sabe, es decir,
llorando.
Estos libros, escritos por expertos reconocidos en todo el mundo,
están muy alejados de los nuevos avances en neurobiología y etnope-
diatría, así como de los últimos descubrimientos sobre la relación pre-
natal entre la madre y el niño, el estrés postnatal y sus consecuencias,
o lo referente a «la memoria sensorial» del bebé y a la pedagogía del
apego, o a la pedagogía del continuum como forma de aprendizaje, y
dejan de lado cuestiones tan importantes como los sentimientos del
bebé, la autoestima, y todo lo que implica desde el punto de vista
emocional la formación del hemisferio derecho del cerebro durante
los primeros tres años de vida, imprescindible para la regulación
de los afectos y la relación futura con los demás, la creatividad, el
sueño y el humor.
Pero quizás lo más llamativo es que este tipo de métodos ven al
bebé desprovisto de recursos y de sentimientos, por lo que no es de
extrañar que, a veces, para que los padres no sientan que abandonan
a sus hijos cuando les dejan llorar de noche solos hasta que se duer-
men, se escuden en argumentos de que los bebés no se sienten aban-
donados porque se los va a ver a intervalos; cuando lo cierto es que
de
si no los pueden tocar, ni siquiera si lloran, el bebé no tiene modo
percibir consuelo, al menos con un «ya pasará» táctil.
¿EL BIENESTAR DEL HIJO O EL DE LOS PADRES?
Nadie discute que recurrir a métodos para dormir al bebé cuyos
argumentos se basan en el bienestar de los hijos y de los padres son
seductores. Más aún si llegan de la mano de personas con cierta auto-
ridad profesional y con la intención de un mayor «bienestar del grupo
familiar». Al fin y al cabo no hay argumentos para contradecir la idea
de que no es bueno para los padres claudicar ante las exigencias del
hijo. Sin embargo, habría que preguntarse antes de aplicar un método
de este tipo quién debe aprender:
¿Es el hijo el que debe aprender a dormir? ¿O son los padres los
que deben aprender cómo ayudar al hijo a dormir mejor? Porque
ambas cosas no pueden ser a la vez.
Una de las dos cuestiones debe ser prioritaria, ya que en verdad
las dos son bien diferentes.
La idea de que el hijo es quien debe aprender a dormir parte
de la creencia de que el bebé llega al mundo desprovisto de recur-
sos. Todo lo aprende después de nacer. De hecho, la idea de que
los bebés deben aprender a dormir proviene de una educación
influenciada por ciertas corrientes de Estados Unidos de Norte-
américa que sostenían, y aún sostienen, que el niño cuanto antes
logre dormir solo, más rápido aprenderá a ser autónomo, sin pre-
guntarse (o sin importarles) si dormir solo, cueste lo que cueste, es
o no perjudicial. Sin embargo, se lleva a cabo cuando el bebé tiene
necesidad de contacto; se atenta contra uno de los derechos de la
infancia, el derecho a ser escuchado, y se ignoran los aprendizajes
que el bebé trae de su estancia en el útero materno, entre los que
cuenta el saber dormir.
Los avances tecnológicos demuestran que las últimas semanas de
gestación en la vida de un ser humano son, ni más ni menos, el prin-
cipio de su biografía. Los aprendizajes sensoriales comienzan antes
de nacer, y no son tan diferentes de los recursos con los que cuenta
después del nacimiento, incluso algunas de sus necesidades, como
la necesidad de ser tocado forman parte de la vida intrauterina. El
10
tacto -por fortuna ya se sabe- es el canal de comunicación primordial
entre él y su madre desde la séptima semana de gestación. Á partir
de la semana 24 de gestación se puede comprobar una reacción en
el feto cuando quien acaricia el vientre es su madre: hay sobresalto,
aceleración del ritmo cardíaco, cambio de postura... Desde la sema-
na 32, pasará mucho tiempo durmiendo (casi el 90 por ciento), por lo
que llega al mundo con increíbles recursos para dormir. A las 20 se-
manas de gestación son perceptibles, por ecografía, los movimientos
oculares relacionados con episodios de sueño, con expresiones facia-
les. Dentro del útero, debido a que no tiene sentido de orientación,
el bebé ignora si está acostado, sentado, boca abajo o boca arriba
con respecto a la mamá, es decir, mantiene una posición aleatoria;
es la estimulación táctil de la madre la que lo reubica. Pero lo increí-
blemente fascinante es lo que descubrió Heidelise Als, psicólogo de
la Universidad de Harvard, y es que el bebé dentro del útero se pro-
porciona una gran estimulación táctil: se toca, se lleva una mano a la
cara, junta una mano con otra o la lleva al cordón umbilical.
¿Cómo no iba a desear contacto para dormirse cuando el tacto
es el canal primordial de comunicación sensorial entre la madre y
el hijo desde la vida intrauterina?
Los libros como el que ahora tienes en tus manos, destinados a
que los padres «ayuden» al bebé a dormir mejor, más que «enseñar»
a dormir evitan considerar que el bebé es el centro de un problema.
Como veis, una visión no tiene nada que ver con la otra. El bebé
ias, y
es un nuevo integrante que tiene sus propios recursos y estrateg
de
al que solo hay que proporcionarle los medios para que sea capaz
autorregularse a fin de que pueda vivir en unas nuevas condici ones.
Los despertares del bebé son en este sentido perfectas oportunida-
des para conocerlo y para responder como un envoltorio de afecto,
que pueda
contención y protección para que se sienta seguro, para
y para que
organizar mejor lo que trae aprendido desde antes de nacer
.
pueda poner en marcha los recursos que tal vez aún estén latentes
madres
De hecho, todos los bebés que sean separados de sus
se con
llorarán ininterrampidamente a modo de reclamo para reunir
11
ella, porque separarse rompe la continuidad (de ahí el concepto de
continuum) entre su vida antes de nacer y su vida actual. Cuando eso
ocurre, el nivel de estrés aumenta, la temperatura corporal baja, la
frecuencia cardíaca es inestable y la respiración se altera. Si además
se les deja llorar, llegará un momento en que dejará de tener fuerzas
para seguir pidiendo aquello que necesita. Un ejemplo fácilmente
palpable lo tenemos en las Unidades de Cuidados Intensivos, donde
permanecen ingresados los niños prematuros: en muchas de estas
salas se ha comprobado que los niños prematuros o de bajo peso, a
las seis horas de estar separados de la madre, tienen doble cantidad
de hormonas del estrés que los recién nacidos que han permanecido
en contacto piel con piel.
¿A QUIÉN ESCUCHAR?
Imagino que si me dieran a elegir entre escuchar a las personas
bienintencionadas de la familia que han tenido la experiencia de
dejar llorar un poco a sus hijos y les ha funcionado, o escuchar a los
expertos que refuerzan la idea de que el problema es que el bebé no
sabe dormir solo, sin duda respondería: ¡a ninguno! Ni siquiera valo-
rando argumentos de peso como el hecho de que los padres, cuando
sus hijos duermen de un tirón, no importa cómo, tienen una mejor
calidad de vida y una mejor relación. Así y todo, sé que no haría caso
nia uno nia otro.
En primer lugar porque no es verdad que los padres tienen una
mejor calidad de vida y una mejor relación cuando desatienden las
«llamadas» del bebé o no escuchan sus necesidades, porque está
comprobado que cuando esto ocurre las hormonas de la madre se
alteran hasta tal punto que es ella quien acaba por disparar su hor-
mona del estrés ante el estrés del pequeño. En cambio, cuando dan
atenciones permanentes y afecto, y reciben respuestas positivas por
parte del hijo, si ven que está relajado, sano y feliz, los padres se
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sienten mejor. Estos padres saben que es normal y necesario que el
bebé se despierte varias veces por la noche, porque esto es parte de su
herencia genética. De hecho, al comprender que no todos los bebés
ni los niños duermen igual, no atribuyen segundas intenciones a su
bebé: no perciben que les «toma el pelo», ni «les está presionando», ni
temen que el contacto le malcríe. Saben que los bebés, tan solo por
ser quienes son, únicamente necesitan sentirse seguros y protegidos,
¡como si hubieran leído su agenda secreta! A medida que sus hijos
crecen, no solo descubren que lo que está inscrito en la agenda inte-
rior cambia, así como sus necesidades, sino que aprenden a potenciar
lo positivo que hay en ellos. No lo miran desde un perfeccionismo
utópico ni desde la percepción de que un bebé o un niño es una
persona a la que le falta muchas cosas por aprender, sino que lo ven
perfecto y completo aquí y ahora. Comprenden que cada etapa es un
aprendizaje en sí misma, el resultado de un cúmulo de aprendizajes
anteriores y la preparación para aprendizajes futuros, incluyendo en
dichos aprendizajes aspectos emocionales y de socialización, no solo
de «logros».
Ahora bien, hay personas bienintencionadas que están cerca de
los padres cuyos bebés se despiertan de noche que, ante comentarios
como «Mi bebé no duerme bien», o «No he pegado ojo», sueltan una
retahíla de consejos que consideran que el padre o la madre «debe-
rían seguir»; o bien opinan «En mi época éramos menos malcriados, hay
que dejar que lloren hasta que se duerman», «¡Las madres modernas! ¿Crees
que paseándola toda la noche y destrozándote la espalda vas a lograr algo?
¡Tener que tenerla todo el día en brazos!: eso es lo que conseguirás». (¡Cómo
si para los padres fuera tan fácil!); o bien regalan libros y/o pasan
por e-mail artículos con métodos que no tienen en cuenta el mundo
neurológico, emocional y social del bebé. Lo mejor en todos estos
casos es no escuchar.
Es imprescindible que empecéis a decidir vosotros cómo preferís
enfrentaros cada noche a la tarea de armonizar vuestra vida con la de
vuestro bebé. Demasiadas opiniones, demasiadas interferencias no
son en absoluto positivas ni para la pareja ni para el bebé.
13
Tened en cuenta que los padres que han llevado a cabo un méto-
do dejando llorar a sus hijos a intervalos por la noche se han visto
identificados en algunos de estos cuatro grupos:
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Entender la necesidad de apego seguro con la madre, el lenguaje
no verbal con el que expresan cómo se sienten, los diferentes tipos
de llanto, las señales del estrés, conocer los recursos que el bebé tiene
porque los aprendió mientras crecía en el vientre de la madre, y saber
cómo incorporar rituales para mantener el continuum, o saber cómo
cambia el patrón de sueño en cada una de las etapas de crecimiento,
será lo que te permitirá poner los medios para que tu hijo encuentre
su propio ritmo de descanso.
Cada niño que llega al mundo da a los padres o a los adultos que
cuidan de él una nueva posibilidad para entender cómo funcionan
los bebés y los niños y sus aprendizajes. Nuestra sociedad necesita
cambios urgentes en este sentido. Necesita comprender que no exis-
te un único modo de crianza y que tal vez las cosas no se han hecho
del todo bien en lo que el sueño de los bebés y de los niños se refiere.
Los modelos de crianza basados en la percepción de que «los niños
no se enteran», y si «se enteran», lo mejor es que aprendan todo lo
que necesitan cuanto antes cueste lo que cueste, no respetan los
derechos del niño, y se acercan cada vez más a terrenos demasiados
movedizos que pueden acabar implicando la salud física o emocional
del bebé.
Por todo ello, este libro te proporciona las estrategias para poten-
ciar la resonancia y la empatía con tu bebé, para comprender sus emo-
ciones, para crear un entorno similar al que tu bebé conocía durante
positivo
su vida en el útero, y te aporta ideas para fomentar el apego
o
durante los primeros años de vida, a fin de que tu bebé o tu niño
de dormir,
niña encuentre rápidamente su forma única e individual
a satis-
pero también para que lo positivo de esta experiencia se extiend
factoriamente a otros aprendizajes futuros.
no
Y para que un día, cuando menos lo esperes, compruebes que
te está dando
solo ha encontrado su propio ritmo de sueño sino que
Este
indicios de que está preparado para dormir toda una noche.
e no
momento es verdaderamente estupendo para los padres, porqu
o el niño sino
solo se sienten orgullosos de lo que ha logrado el bebé
rlo,
que se dan cuenta de que en el trayecto han aprendido a conoce
15
a aceptarlo, a dialogar con él más allá de las palabras, mediante un
lenguaje tan sutil y profundo como el lenguaje del amor.
Los padres que probaron el método de ayudar a dormir a sus hijos
mediante la resonancia emocional aprendieron que son los mismos
hijos los que marcan las pautas sobre cómo ayudarles a conseguir
lo que necesitan para cumplir con sus necesidades vitales. Y es que
cuando a un bebé se le deja llorar, con un mínimo contacto para
que se duerma, experimenta una sensación de abandono tan profun-
da que se duerme únicamente porque bloquea sus emociones. De
ahí que los padres que hayan llevado a cabo métodos que consisten
en dejar llorar al bebé en su habitación hasta que se duerma por las
noches aseguren que les ha funcionado; el sueño que el niño logra
es producido más por la sensación de abandono y la angustia que
por relajación. Y cuando un bebé bloquea sus emociones, porque
lo dejan solo para que se duerma, fisiológicamente también se dice:
«Para qué me voy a esforzar en llamarles si no me escuchan». Similar
a la sensación que experimentan los bebés de los orfanatos, que han
sido abandonados por su familia, cuando no reciben el amor que
necesitan. La mayoría de estos bebés, sorprendentemente, al cabo de
unas horas de estar sin atención personalizada a cargo del personal
de la institución, deja de dar problemas para dormir. A primera vista
hasta puede parecer que duermen plácidamente, parecen tranquilos;
sin embargo creer esto es engañoso. Son los llamados «bebés buenos»,
porque se duermen fácilmente, pero lo único que hacen es dormir
para acallar sus emociones por falta de contacto y afecto. La mayoría
de ellos, en algún momento han llorado como reclamo, pero al no
haber sido atendidos en su demanda, en lugar de aprender a con-
solarse se han ido apagando emocionalmente. La falta de contacto
físico les ha llevado a «adormecer» sus necesidades primarias para
sobrevivir. Han aprendido a dormirse por la indiferencia del adulto,
con una apariencia de un sueño constante...
Quizás por todo ello es por lo que me he propuesto no solo con-
tarte la nueva pedagogía del sueño sino demostrar la importancia de
abrir la mente y el corazón a las necesidades del bebé: para romper
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viejos parámetros de crianza, y porque una madre que ha aprendido
a resonar emocionalmente con su hijo no se obsesiona con los cui-
dados de este, olvidándose de sus necesidades personales; aprende a
disfrutar del bebé porque sabe mejor que nadie darle lo que necesita
en el momento adecuado.
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Un único camino:
la resonancia emocional
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La capacidad primero de la madre de empatizar, de sentir la misma
vibración emocional y psicológica del bebé (algo que meses después
logrará el padre) se conoce como resonancia emocional.
a
Resonar emocionalmente con un bebé o con un niño equivale
descubrir una nueva ruta de comunicación mediante la que puedes
comprender cómo se siente la otra persona, en este caso tu hijo.
Fundamentada en las modernas investigaciones de la neurobio-
er-
logía pediátrica y en el apego entre la madre y el hijo, se ha descubi
gene-
to que resonar o empatizar al máximo con el bebé, con su estado
miento
ral y con su estado de ánimo, permite a los padres un conoci
o, y no solo
profundo del hijo y de sus necesidades en cada moment
ayudan
esto, sino que además, desde esa «unión empática» los padres
al hijo a regular su malestar.
e al
La resonancia emocional consiste en dar una respuesta sensibl
el mundo
percibir las necesidades de hambre, sueño y dolor; viendo
dole a regular
desde su lado, conociendo su lenguaje de bebé y ayudán
necesarias para
los estados desfavorables poniendo las condiciones
que lo logre.
obado que,
Se trata de un descubrimiento fascinante: se ha compr
hay una mejor
desde las primeras semanas, si la madre «resuena»
regulación emo-
maduración cerebral y un mejor aprendizaje de la
o la madre
cional, lo que también incidirá en el sueño. Porque cuand
facilita el trabajo
pone en marcha su ilimitada capacidad de empatía,
e hijo desarrollan
de adaptación del bebé, siente qué le pasa, madre
potente que acaba
un patrón de interacción tan increíblemente
afectando el proceso de regulación del sueño.
21
La empatía con el bebé a máximo nivel se retroalimenta, se con-
vierte en un proceso de ida y vuelta. Permite a la madre y al padre
sentir las diferentes necesidades del hijo en cada edad de crecimiento
(también las que afectan al sueño), siempre y cuando la madre funcio-
ne también como un espejo del bebé capaz de entrar en su sintonía.
La experiencia me ha demostrado que en general un ambiente
tranquilo y unos padres informados y empáticos son garantía de un
buen ritmo de sueño en los niños a lo largo de la infancia.
El aprendizaje de los padres para resonar emocionalmente es un
camino infalible para saber con exactitud en la mayoría de los casos
-acertando en el 90 % de las veces- qué le ocurre, por qué llora o
está molesto el bebé, pero también qué necesita incluso cuando está
tranquilo.
Es mucho lo que hoy sabemos sobre los niños, pero convengamos
que durante bastante tiempo se ha descuidado el modo en que fue-
ron tratadas las emociones de los bebés. Por fortuna, nuevos descu-
brimientos en el campo de la neurobiología indican que es hora de
profundizar en la pedagogía del sueño.
DUDAR IDA a
22
y progresivo, acercándose al bebé con la intención de conocerlo, pero
después se desarrollan nuevos modos de acercamiento acordes a la
evolución del nuevo integrante de la familia. Por ejemplo, un bebé
recién nacido estará pegado a su madre el tiempo que necesite, pero si
un bebé de 10 meses que ya duerme en su cuna se despierta de noche,
lo mejor será que mamá se coloque a su lado hasta que vuelva a dor-
mirse, en vez de llevarlo a su cama. Resonar emocionalmente en este
sentido significa que la madre detecta que la necesidad de contacto
es, en este caso, menos importante que la necesidad de mantener un
logro (dormir solo en su cuna), por lo que no cambia el continuum
del bebé.
23
zona de contención entre barrote y barrote? Pues bien, a ese éxtasis
ponle unas gotitas de observación objetiva, solo unas gotitas, y obser-
va la posición de sus manos. ¿Las tiene abiertas o cerradas? ¿Cómo
es el color de su piel? ¿Duerme con los párpados relajados o con los
ojos como si los tuviera apretados? ¿Se chupa el dedo o la manita?
¿Rechaza el chupete?
... Ahora intenta sentir cómo se siente. Haz lo mismo cuando esté
despierto.
Tu sensibilidad hacia sus necesidades fisiológicas es una gran
puerta hacia la comprensión de sus necesidades emocionales. Ápro-
vecha los momentos de contacto, mientras lo alimentas o cuando jue-
gas con él para mantener un intercambio sincronizado. La lactancia es
en sí una danza donde ambos tienen que estar sincronizados, también
emocionalmente. Si te dejas llevar por tu intuición y tu capacidad de
resonar con tu hijo, nadie podrá decirte desde fuera cómo tienes que
colocarlo para lactar mejor o qué tienes que hacer para que duerma
un poquito más.
Resonar con tu bebé implica ponerte en su lugar para entender
sus necesidades, libre de toda idea que no sea estar con él. Disfruta
de este momento sabiendo que él percibe tu empatía. Al cabo de unos
segundos se habrá creado entre vosotros una fuerza indestructible,
un canal de amor y seguridad mutua tan fuerte que habrás creado el
mejor camino entre ambos para que puedas comprender su llanto,
respetar el tiempo de sus logros (continuum) sabiendo esperar con
amor sus progresos, ¡y todo ello convirtiéndote en su fuente regula-
dora de emociones!
Resonar emocionalmente es sentir y comprender para ayudarle.
Déjate llevar en todo momento por tu amor hacia él. Tu altísimo
nivel de sensibilidad e intuición después de haber dado a luz -mucho
más alto que la media de las mujeres no embarazadas porque tus
hormonas y la lactancia te están ayudando a ello- es tu mejor recurso
biológico. Así que aprovéchalo porque juegas con ventaja. Que esto
ocurra ahora, que debes conocer a tu bebé por caminos sutiles es
realmente un regalo de la Naturaleza.
24
Una cosa importante: cuando intentes percibir con tu sensibilidad
a tu pequeño para comprender cómo se siente, no le des atribu-
ciones como si fuera mayor.
25
DDD —
26
¿Y qué más sabe sobre el sueño desde antes de nacer? El profesor
Rivkees de la Universidad de Yale demostró que los bebés mantie-
nen un ritmo día-noche desde la mitad de la gestación. También
que desde la 28.: semana de gestación son diferenciables las fases
del sueño. Desde la 30.2 semana está presente el sueño activo, el
equivalente al sueño REM del adulto, aquel en que se desarrolla la
mayor parte de los sueños. Por lo tanto nada nos impide decir que
en el útero tu bebé ya tenía todos los «instrumentos» para soñar: una
actividad eléctrica cerebral adecuada y la presencia de estímulos que
construirán sus contenidos.
Todos estos estudios han demostrado que en el útero el sueño es
importantísimo porque ahí sucede la máxima proliferación de células
nerviosas y la producción preferencial de ciertas hormonas.
necesitará
Para que tu hijo conquiste un ritmo de sueño propio
el que
sentirse seguro. Al proporcionarle un ambiente conocido, como
hacer y se
tenía cuando estaba dentro de ti, él recordará lo que debe
a corto plazo
sentirá más relajado y predispuesto, debido a su memoria
n aumentará).
(sin contar que tu capacidad para resonar con él tambié
2
Las investigaciones recientes centradas en la memoria a corto
plazo de los bebés demuestran que tu bebé puede recordar muchas
cosas. Usando estímulos sonoros enviados a través de la pared del
útero, se ha medido ecográficamente cómo reaccionan los bebés gui-
ñando los ojos al sentirse molestos por el ruido, pero que después,
tras haberse habituado a él, ya no lo hacen, demostrando así que
recuerdan estímulos externos como un niño que ya ha nacido.
PRINCIPIOS BÁSICOS
28
Así de sencillo. Los principios de la resonancia emocional se sos-
tienen en la convicción de que no hay que enseñar nada, solo obser-
var y poner las condiciones adecuadas para que el bebé encuentre su
propio ritmo de sueño. De hecho, mucho antes de que los padres
digan «mi bebé tiene problemas de sueño» tendrían que evaluar cuál
de estos ocho pasos no se cumplen, aunque la consecuencia de ello
sea que tal vez el bebé nunca tuvo problemas para dormir.
Clarita tiene siete meses y medio y, aunque hasta ahora había dormido
casi toda la noche, ya no quiere dormir ni en su cuna ni en su habitación.
Durante el día, se muestra inquieta, y a la hora de dormir la siesta, si lo hace
en su cuna, se duerme con los puños apretados y los pies tensos. Cuando duer-
me la siesta pegadita a mí después de comer está completamente relajada.
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No se trata solo
de dormir de un tirón
39
extraterrestres, se les seguirá sometiendo a todo tipo de «soluciones»
mágicas para que actúen de un modo para el cual no están ni ances-
tral ni biológicamente preparados.
No hace mucho escuché de boca de un médico renombrado al
que le preguntaban si era conveniente que el bebé durmiera solo
desde los primeros meses:
34
rio, como sacarlos a pasear a la calle aunque haya temperaturas bajo
cero, o pasearlos de madrugada en coche. Cuando los adultos no han
logrado aquello que deseaban, algunos de estos niños sufren otro tipo
de tratos, que podrían ser considerados violentos, como encerrarles
a oscuras en la habitación mientras lloran a gritos hasta que se duer-
man por sí solos. ¡Con lo poco que hubiera costado tener en cuenta
recursos tan valiosos como su capacidad olfativa, auditiva y táctil con
los que los niños encuentran en unas semanas su propio ritmo!
La visión de niños «amaestrables» que promueve la pedagogía
mediática suele ir de la mano con la idea de que los bebés son seres
incompletos. Los padres no pueden calmar el estrés que les produce
el hecho de no dormir porque el bebé no duerme, y se preguntan en
secreto cuánto tiempo pasa hasta que el bebé o el niño se completa.
Según las estadísticas, es muy pequeño el corpus de niños que
podría decirse que tienen problemas para dormir, tan solo un 5 %, y
en general son los niños con temperamento difícil, algo que según algu-
nos estudios pudiera estar también determinado desde la vida intra-
uterina, por lo que unos padres calmados y relajados pueden hacer
más por apaciguar esta tendencia, que un método de separación.
Esta forma de entender la infancia y la relación con el bebé, no
solo ayuda a abrir el corazón a las necesidades emocionales, físicas y
sociales del niño, también ayuda a que los padres tengan una mayor
la
resonancia emocional, encontrando con el nuevo integrante de
familia un lugar de unión y comprensión, desde el cual se fundamen-
ta el respeto por sus necesidades.
35
respeto, alimento, resonancia y contacto con la madre, que le pro-
porciona exactamente lo que el niño necesita: confianza y seguridad.
Su seguridad está arraigada a ella. Muy cerca hay otra fuente de
seguridad: el padre, que también puede convertirse en una central
de alimento, afecto y reconocimiento. No en vano, desde tiempos
inmemoriales los bebés que han dormido cerca de sus padres han
llorado menos, han estado más tranquilos, y han aprendido más de
cuanto les rodea. Un bebé que está llorando y que tiene centrado
su sistema nervioso en la función de conseguir afecto o atención no
puede estar aprendiendo, su estrés lo empaña todo.
En muchas culturas preindustriales los bebés duermen en la
misma habitación (cohabitación) o muy cerca de la cama con los
padres (colecho), porque tal como se ha comprobado en los estudios
del sueño de los bebés, estos sincronizan su respiración con la de los
padres, y duermen más plácidamente, al tiempo que se favorece la
lactancia y ayuda a la madre a estar más predispuesta a conocer las se-
ñales del bebé, como el llanto, un cordón umbilical sonoro que des-
pierta la intuición materna. Es evidente que en estas culturas resulta
impensable la idea de que los bebés y los niños tienen intenciones
ocultas contra los padres, y que estos bebés no presentan problemas
para dormir porque nunca lo hacen lejos de la madre o del padre,
están en contacto y se sienten tan seguros que solo hacen lo que
saben: dormir y comer, y cuando son mayores, jugar.
Meredith F. Small, antropóloga y etnopediatra, considera que
para las culturas preindustriales los raros somos nosotros. Las madres
hindúes y pakistaníes no se despegan de sus hijos a la hora de dormir,
se dejan llevar por el instinto y el sentido común para responder a las
necesidades del niño y crean fuertes lazos emocionales asegurando así
que el niño desarrolle relaciones seguras, sensibles, duraderas y sobre
todo amorosas, no violentas. Nuestro nuevo estilo de criar, estaría en
contra de todo aquello que necesita el bebé.
Para las madres y los padres de las culturas preindustriales no
es en absoluto preocupante que el bebé se despierte de noche, y
no una vez sino varias veces, como ocurre a los bebés de hoy en día
36
en las grandes urbes; la diferencia estriba en que ellas lo viven con
naturalidad porque no han olvidado que despertarse de noche es una
conducta ancestral de nuestra especie, una conducta de la selección
natural, parte de un fenómeno evolutivo. Es más, ningún padre desde
hace 4.000.000 de años se hubiera preguntado si era necesario ense-
ñar dormir a su hijo. Ni hace dos millones, ni mil años. En tiempos
remotos un bebé se despertaba para comer, o para estar alerta ante
ruidos de depredadores. Hoy los bebés también pueden despertarse
de noche, sin que eso signifique que haya que hacer nada especial,
excepto cuando tienen hambre, aunque entonces su llanto parecerá
un grito, será más agudo a medida que haya menos posibilidades rea-
les de sentir el olor de la madre, el olor de la leche tibia o el contacto.
Por otra parte, los bebés actuales tampoco duermen casi nunca de un
tirón antes de los seis meses, época en que el ritmo de sueño cambia,
también como parte de un proceso natural y ancestral. En China,
por ejemplo, donde la vida del hogar es imperturbable, los bebés
encuentran su ritmo de sueño rápidamente; en cambio, en Estados
Unidos, donde la vida es más agitada y donde los padres creen que
deben separarlos lo antes posible de la madre, estadísticamente hay
más niños que presentan problemas para dormir.
Un bebé recién nacido no sabe «lo que es y no es él» con lo cual es
fácil comprender por qué los padres son quienes autorregulan desde
fuera tanto el estrés como el mundo emocional de los niños. Necesi-
tan la resonancia emocional de la madre primero y del padre después
para reorganizar sus emociones.
Las madres de las culturas preindustriales intuyen cómo funciona
que
el sueño del bebé y aplican lo que saben: el sentido común, algo
aprendido lo
cualquier madre puede hacer, más aún si además ha
útero.
que significaba para su hijo el sueño cuando estaba dentro del
te de otros niños,
Si se toma tiempo para observar qué lo hace diferen
en
si descubre que puede desarrollar una gran empatía con el estado
ación
que se duerme su bebé o su niño para ajustar el nivel de estimul
hijo apren-
y todo ello con una gran dosis de amor y flexibilidad, el
vida.
derá poco a poco a regular lo que sabe sobre el sueño a la nueva
37
DIDIED
DIA AAnn
38
EL CONTINUUM
La madre y el padre de Renán han decidido que su hijo duerma en una
cama adosada a la de ellos porque son conscientes de que lo pasan mal
cuando está en su habitación. Al principio temían por su intimidad, pero
se han dado cuenta de que estaban más intranquilos cuando el bebé estaba
lejos de ellos, así que Renán duerme en una cuna adosada a la cama de los
padres. «Por la intimidad no hay problema —dice la madre— porque la casa
es muy grande.»
Para los padres de Renán los métodos basados en dejar llorar a los
bebés les resultan demasiado culpabilizadores. Aseguran que dejar llorar
a un ser tan indefenso con los ojos pegados al reloj causa más estrés que
tener al bebé cerca. «Los padres que no duermen de noche tal vez no se
reprochen nada pero en algún momento se mirarán con los ojos llenos de
lágrimas si se ven obligados a dejar al bebé llorando en otra habitación»,
dice el padre. «No soportamos tener a nuestro hijo dando gritos realmen-
te agudos, para después llorar con un quejido intermitente. Ahora compren-
demos lo que significan esos llantos, jimagina!, antes solo lo intuíamos y
no nos gustaba nada. La única vez que le dejamos llorar, fueron para noso-
tros los cinco, diez, quince minutos más largos de nuestras vidas», dice la
madre.
40
comer a demanda, y que sus cuidadores respondan a las señales
que emita el bebé con su cuerpo y con su llanto. Como hace cuatro
millones de años, el hermoso pequeñín que tienes delante de ti, y
que balbucea sonidos para escucharse a sí mismo, necesita lo mismo
que aquellos bebés.
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Claves del sueño de tu hijo
desde el nacimiento
Ya sabes que la forma de dormir de tu bebé es única y particular,
y que cambiará para bien a medida que crezca. También sabes que para
que tu bebé pueda encontrar su ritmo de sueño, Único y particular,
necesitará ayuda, no para dormirse, sino para regular aspectos que le
permitirán regular su descanso.
lugar un
En efecto, los niños recién nacidos tienen en primer
ilo des-
sueño intranquilo, durante la primera fase del sueño, y tranqu
el sueño
pués. Esto se debe a que como cualquier proceso evolutivo,
infantil requiere de madurez por una cuestión de supervivencia: los
bebés necesitan despertarse para comer.
que
Por otra parte, los esquemas de sueño de tu bebé, debido a
ritmo.
empezaron a formarse antes del nacimiento, siguen el mismo
45
La fase REM o sueño activo puede verse ya en la vida intrauterina a
partir de los 6 o 7 meses de gestación, y la no-REM o sueño tranquilo,
a partir del séptimo u octavo mes de gestación, en una proporción
muy baja en comparación con la anterior, proporción que se manten-
drá durante algunos meses más. ¡Igual que el modo en que tu bebé
duerme ahora!
PEO
READADD
En el momento de nacer, las etapas de sueño ya están estable-
cidas (REM y no-REM, es decir, intranquila primero y tranquila
después), a diferencia de los adultos, que la primera parte del
ciclo es la fase no-REM (tranquila) y luego es REM (intranquila).
Las dos fases del sueño de un recién nacido, fase activa y fase
tranquila, pueden verse tanto de día como de noche, y cada vez
que tu hijo pasa de un estado a otro, cuando se completa un ciclo
de sueño, puede despertarse.
46
referente al sueño, que determina su comportamiento a la hora de
dormirse. Por ejemplo, se sabe que en la vida intrauterina el bebé
recibe estímulos a través del oído, el tacto, el gusto y la vista, y que
s,
estos elementos ayudarán a la maduración de los centros cerebrale
además de ser parte del material de los sueños.
Por otra parte casi todos los bebés se despiertan de noche después
de haber completado un ciclo de fase no-REM y REM, y algunos
a de
lloriquean, otros ronronean, O lloran demandando la cercaní
vuelven
la madre, pero cuando esto ocurre en esta etapa, la mayoría
de la
a dormirse fácilmente si están en proximidad con el cuerpo
porque
madre, o algún estímulo que le recuerde la vida intrauterina,
lo cierto es que no se acaban de despertar.
sueño, la
Para aquellos bebés a los que les cuesta más retomar el
conocidos, es
presencia de la madre, como fuente de sonidos y olores
muy importante.
41
Ahora bien, ¿solo es esto lo que le da seguridad a un ser humano
de menos de un mes de vida? Es evidente que la seguridad de un bebé
está relacionada con la satisfacción de necesidades primarias como el
contacto y el alimento, pero a veces se pierde de vista que hay otras
necesidades que durante los primeros tres meses de vida deben ser
satisfechas. Las más importantes son dos: que su vida sea lo más
parecida a su vida intrauterina, es decir, que pueda dormir en un
espacio de contención, en posición fetal, cerca de ruidos conocidos,
mejor próximos a su oído como el sonido de la respiración materna
o los latidos del corazón de la madre, y los movimientos suaves pro-
ducidos por la respiración de la madre, y el olor materno. La segunda
necesidad importante es la tranquilidad de la madre, importante aun
cuando el bebé llore, ya que el bebé en esta etapa regula su nivel de
estrés de acuerdo con el nivel de estrés de su madre.
En esta etapa también podrás descubrir las ventajas de la reso-
nancia: existe una cantidad de información sobre tu bebé que puedes
obtener cuando «resuenas con él».
48
los malcría por tenerlos más tiempo en brazos. Por otra parte,
como sus patrones de sueño son diferentes, es muy importan-
te que la madre y el padre consigan resonar emocionalmente
con ellos, ya que suelen dormir durante lapsos breves varias
veces durante el día y durante la noche. Asimismo, como los
que cono-
Para los niños que nacen a término las fases de sueño
n durant e el
cen desde la vida intrauterina son las mismas que tendrá
ir una unidad
primer mes. En este tránsito, puedes ayudarle a percib
ad mediante el
entre su vida conocida intrauterina y su nueva realid
eando) suave-
masaje corporal integrado. Apoyando (más que masaj
línea del contorno
mente las manos sobre su cuerpo, siguiendo la
ndolas también con
del cuerpo, desde la cabeza hacia los pies, y retirá
un sentido del tacto
lentitud. Suavemente, porque los bebés tienen
para nosotros es UN
mucho más desarrollado que los adultos y lo que
do lugar, porque
suave estímulo para ellos es mucho más, y en segun
verdadero senti-
es la suavidad del contacto lo que les proporciona Un
ientos.
do de continuum, debido a la lentitud de los movim
presencia del
Otro aspecto a tener en cuenta en esta etapa es la
la que funciona como
padre. Á veces se cree que es solo la madre
49
regulador del sueño; sin embargo, se ha comprobado que la segun-
da figura de apego, el padre, puede ser un factor determinante si la
madre ha tenido problemas de salud en el embarazo o en el parto. La
presencia paterna ayuda también a crear fuertes lazos de apego con el
bebé a la madre, permitiendo que la familia encuentre su equilibrio
con el nuevo integrante. De hecho, fomentar el apego es la mejor
forma de respetar al bebé en su adaptación. Si madre e hijo dedican
el primer mes a conocerse, dormir juntos, y conocerse a través de los
sentidos, el bebé encontrará más rápidamente su ritmo de sueño. En
algunos países la baja por maternidad de las madres es de seis meses
para ayudar al bebé mejor en la adaptación a la vida. Una madre
noruega puede elegir tomarse 46 semanas de baja con el 100 % del
sueldo porque se piensa en el derecho del hijo y de la madre. Lo que
no favorece en absoluto a las madres que trabajan, en este sentido, es
el modelo de madre que se empeñan en mostrar en países como Fran-
cia o España. Posiblemente haya que reaprender cómo funcionan las
cosas para el bebé después del parto, y también para las madres, que
se encuentran en un momento físicamente agotador, en una nube
hormonal y en un estado emotivo muy intenso cuyo fin en esta etapa
es ayudar en la adaptación a la nueva vida.
50
de tu labor será poner las condiciones para que la cuna sea su lugar de
descanso, y que la reconozca como «su lugar» de descanso sin perder
la sensación de continuidad. ¡Es maravilloso cómo buscan ellos la
continuidad presionando la cabeza en los barrotes de la cuna como la
apoyaba tal vez en el hueso de la cadera de su madre! Por ahora solo
a
necesita tu presencia para que actúes como alguien que le ayuda
autorregularse, ambos respiraréis cerca, y tu bebé percibirá esa diferen-
cia, entre la vida agitada del día y la respiración tranquila de la noche.
51
muchas de sus emociones, se le nota cuándo está feliz, cuándo disfruta del afec-
to, cuándo se siente incómoda por algo, o se siente asustada (el baño parece que
le da un poco de miedo). A sus padres les encanta cuando ven que su hija da
muestras de reconocer su voz, o cuando es capaz de encontrar la mirada de ellos.
Marie evoluciona a su ritmo. Su madre y su padre estarán preparados
para seguir sin dormir algunas noches. Ya se sabe, no siempre se tiene un bebé
que duerme de un tirón desde el nacimiento.
Tengo un bebé de dos meses y medio y tampoco duerme nada de día. Por
la mañana se despierta pitagóricamente a las 8, se toma su biberón, me mira,
sonríe y parece entonces que entrecierra los ojos, pero en un plis plas, otra vez
como platos. Se pasa todo el día bostezando, cuando veo que parece que se
quiere dormir, lo saco del moisés y lo pongo en su cunita y duerme, ¡pero 10 mi-
nutos! Se despierta con tanta energía que parece que a él diez minutos le
rindan como diez horas. Todas las tardes duerme sobre las cinco hasta las
ocho o incluso hasta las nueve, hora en que le preparo el baño, sé que si no
lo despierto para la siguiente comida, seguiría durmiendo, come y vuelta a
dormir. El problema es que a las 3 de la madrugada toma el siguiente, después
le cuesta más de una hora volver a conciliar el sueño así que yo lo pongo a
dormir en su moisés a mi lado. La verdad es que ando todo el día con él a
cuestas y rezando para que se duerma después de los biberones de la noche. El
pediatra ha dicho que es un niño al que no le gusta dormir...
DA
Es importante tener en cuenta que si un niño después de ser ali-
mentado se duerme cerca de su madre, y luego es pasado a la cuna,
con seguridad se despertará llorando. El examen del entorno que
realice al abrir los ojos a media noche le dará la señal de alarma si
se ha dormido en un lado y se despierta en otro. «Eh, ¡alarma!, todo
huele diferente, mamá no está.» Así que su estrés y su capacidad
defensiva se pondrán en marcha. ¿Te resulta extraño que llore? ¿Crees
que harías algo diferente en su situación? Imagina que te duermes
pronto,
en tu cama, cerca están tus cosas, tus olores conocidos y, de
inesperadamente, te despiertas en un lugar que ni conoces. Sin duda
hablar,
harías lo mismo que tu hijo: pedir ayuda. Y si no supieras
sueño de
¡pues llorarías a gritos! Esto significa que para mejorar el
con
un bebé hay que empezar por cuidar de no romper el patrón
su ritmo
el que se ha dormido, es decir, que mientras no encuentre
diferent e de
de sueño habría que evitar que se despierte en otro lugar
donde se durmió.
cerebro alcance
ALREDEDOR DE LOS TRES MESES, cuando su
aunque seguirá
cierta madurez, logrará dormirse más relajadamente,
una vez, después
despertándose para comer por la noche, al menos
tiene registra-
de un sueño que no es profundo, porque esto es lo que
no será necesario
do su cerebro. Obviamente, en estos despertares,
de la madre o el
darle más comida o coger al bebé en brazos. El papel
continuidad del
padre es como el de un observador, sin perturbar la
está encontrando
sueño del bebé, sin interferir en el modo en que
tres meses suelen ser
sus propios ritmos, que ahora a partir de los
más claros.
neamente creen
Algunos padres bienintencionados, que erró
de sueño, interrumpen
que estos despertares se deben a problemas
a nada más que un
el sueño del bebé para consolarlo sin que ocurr
cer un llanto que no
llanto tenue, casi reparador: incluso puede apare
agudo que avisa que le
es alarmante, que en nada se parece al llanto
nstancias y con estos desper-
está ocurriendo algo grave. En estas circu
5%
tares, los bebés sanos tardarán un poco más en encontrar su ritmo
de descanso si no se les deja que sean ellos los que encuentren cómo
dormirse. Se trata de un largo tránsito hasta que por fin el sueño se
regule, alrededor de los seis meses, y siempre que los padres hayan
puesto los medios necesarios para que el bebé encuentre su propio
ritmo, sin interferencias innecesarias. De hecho, lo que más les cuesta
a los padres que quieren enseñar a dormir a sus hijos es ser ellos un
poco alumnos y adaptarse al ritmo del hijo para ayudarle a mantener
hábitos de sueño, tal como se explica en el capítulo 5.
La teoría de que el bebé debe adaptarse al ritmo de sueño de los
padres es en gran medida errónea, porque el bebé se adaptará solo
si primero tiene sus necesidades emocionales satisfechas y si primero
logra pasar de un ciclo de sueño a otro sin despertarse.
En este sentido, para ayudar a dormir a un bebé y que siga siendo
sano y feliz, deben ser los adultos quienes se adapten a los cambios
del bebé, que depende de lo biológico en primer lugar, y luego de las
condiciones ambientales que aprendan a poner los padres.
A! +A
54
en la importancia de la resonancia emocional en las etapas en que
se hace más evidente que la conquista del ritmo de sueño está más
relacionada con la evolución. A medida que tu bebé crezca verás
que mediante tu intuición y disponibilidad podrás fácilmente crear
ambientes adecuados para facilitar una mejor adaptación a los cam-
bios que tu hijo experimenta.
La bebé de Sara tiene casi tres meses y medio. Se despierta hasta cinco
veces en la noche y llora mucho. Su madre le da el pecho. Durante el día
también tiene problemas para dormir aunque se cae del sueño; por decirlo de
alguna manera, no duerme de ninguna manera.
«La acuesto en su cuna, en la cama, la pongo en la mecedora, y nada, ¡es
increíble! Solo cuando le toca la hora de darle el pecho es cuando se duerme,
mientras lacta, pero cuando acaba ya no puede dormir más.»
55
social, un indicio de comunicación con las personas que lo aman y le
cuidan, y con las que siente placer, por eso disfruta de estos ensayos
sociales. En esta etapa la sonrisa es una respuesta a un estímulo visual:
el rostro humano. El bebé ha adquirido el esquema mental para per-
cibir el rostro humano, ojos, frente y nariz. ¡Prueba a abrir y cerrar
los ojos cuando tu bebé te esté mirando de frente y verás cómo ríe!
Piensa que en este momento evolutivo, un momento de transición
respecto del sueño, es fundamental seguir ciertas conductas, rituales
que le den a los pequeños la seguridad y confianza necesarias para que
puedan seguir adelante con sus nuevas capacidades naturales.
Observa en qué momento tu hijo se muestra soñoliento y pon
las condiciones necesarias para que se sienta seguro, proporciónale
lo que para él es un ambiente de tranquilidad, puede ser ponerle
cerca de tu pecho, en su capazo, en su cuna.... Los patrones de sueño
diurnos por fortuna ya están casi establecidos, así que no está de más
que duerma en la misma habitación que los padres mientras sigue
encontrando su ritmo. Lo escucharás mejor, conocerás sus tiempos de
sueño y vigilia, será alimentado más cómodamente, en penumbras, lo
que garantizará la tranquilidad del bebé.
En esta etapa de cambio es importante no marcar horarios rígi-
dos. No te angusties, el objetivo es marcarle unos horarios y un ritmo
y esto cuesta un tiempo. No debes utilizar unos horarios porque aún
no está preparado, y sería muy estresante.
Si se despierta porque está sucio, tiene calor, o tiene hambre, pro-
porciónale los cuidados que necesite pero permite que siga durmien-
do. En esta etapa es cuando podrás empezar a valorar los momentos
en que de noche se mueve y lloriquea un poco. Esos son los momen-
tos en que pasa de un ciclo de sueño a otro, ¡y lo está haciendo bien!,
a su ritmo. Este conocimiento basado en la observación tiene además
la función de no sobrealimentar al bebé inútilmente cuando ya puede
prescindir de la comida de la noche pensando que si llora es porque
tiene hambre. Algunos padres incluso creen que porque el bebé suc-
ciona en vacío, sin chupete o con él, es señal de que hay que darle
de comer, pero nada más lejos de la realidad. En esta etapa todos
56
los bebés succionan para calmarse y dormirse, se trata de un reflejo
placentero para ellos. Incluso hasta puede ser interesante que dejen el
chupete en esta etapa, tanto si toman biberón como si se alimentan
con lactancia materna, porque succionar una goma también tiene una
consecuencia social, y es que poner un chupete en la boca del bebé sin
saber qué quiere decirte con sus sonidos es no escuchar su demanda.
Desde el punto de vista del sueño, a veces el chupete genera tanta
dependencia que en lugar de ayudarle a dormir le despierta. ¡Cuán-
tos niños ante la caída del chupete lloran y no se pueden dormir?
57
ENTRE LOS CUATRO Y LOS CINCO MESES
Pablo tiene cinco meses. Sus padres lo observan y ven que se despierta varias
veces cada noche, se toca la cara, se quita el chupete, se frota los ojos, hasta
que empieza a llorar...
«Es como si estuviera nervioso. Desde hace dos meses que duerme en su
cuna, a nuestro lado —dice su madre—, pero estos episodios han empezado
ahora, no sabemos qué pensar.»
58
afecto que necesita urgentemente, y si no la recibe tal vez le duela la
barriga. También necesitará estar apegado cuando tenga fiebre, o le
estén saliendo los dientes, y no pasa nada si necesita en esas circuns-
tancias estar más días apegado a mamá o a papá que de costumbre.
No se le malcría por ello, ni dejará de dormir solo en su cuna mien-
tras lo pongáis despierto para que la reconozca antes de dormirse.
Las razones por las que en esta etapa no pueden conciliar el
sueño suelen ser variadas, y hay que identificar de cuál se trata:
no ha podido encontrar su propio ritmo aún, necesita dormir en su
cuna, no quiere dormir en otra habitación que aún desconoce, sufre
la influencia de excitantes que le llegan a través de la lactancia, tiene
cólicos por problemas con la alimentación, hay demasiadas personas
a su alrededor y no puede relajarse por exceso de estímulos, o bien es
despertado con frecuencia sin respetar sus tiempos.
Algunas de estas causas, como puedes comprobar, son de fácil solu-
ción; otras requerirán consejo médico, y habrá otras que requieran de
un poco de disciplina. De hecho en esta etapa hay que empezar a adqui-
rir hábitos y horarios de sueño. Ya no se trata solo de dormir cuando
se sienta cansado, ahora puedes ayudarle a regular mejor su sueño
empezando por las siestas, reduciéndolas a una sola y no muy larga.
60
El papel de la madre, su predisposición para resonar emocio-
nalmente, los ambientes tranquilizadores, la continuidad, ayudan
a que el bebé poco a poco encuentre su ritmo. Cuando tu bebé se
despierta de noche, cuando su ciclo de sueño ha alcanzado una fase
superficial, si solo se mueve o emite sonidos, todo está bien. Si llora es
que algo le impide continuar durmiendo, y ese algo pueden ser varias
cosas. La seguridad emocional que tú le transmites le va a permitir
poner en marcha recursos para recuperar el sueño, para continuarlo,
o para pedir ayuda usando un llanto diferente según la importancia
que tenga para él lo que le pase. Cuando hay sensibilidad parental,
cuando hay capacidad de detectar y responder a las señales del bebé
oportuna y efectivamente, el bebé logra usar el mismo canal de
comunicación sensorial.
La conexión que el bebé tiene contigo es un canal por el que
ambos os comunicáis mediante la empatía, y cuando tu bebé llora,
mediante su cordón sonoro activa en ti sensaciones que permiten
diferenciar el tipo de llanto. Cuando ambos reconocéis este canal, el
bebé colabora, está atento a lo que ocurre a su alrededor, está tranqui-
lo y puede encontrar su ritmo de sueño.
61
FALTA DE SEGURIDAD EMOCIONAL Y PROBLEMAS DEL SUEÑO
La respuesta de los bebés a las necesidades no satisfechas, general
mente se traduce en dos comportamientos, la hipervigilancia y la
disociación.
62
Madres reales para hijos reales
Conectar con el bebé para ayudarle a encontrar su ritmo de sueño y
poder dormir solo no implica ser una madre perfecta, es necesario
ser una madre dispuesta. No se trata de ser perfecta ni la mejor, de
conocer al dedillo todo lo que hay escrito sobre el llanto de los bebés
o el lenguaje no verbal —información extra que nunca está de más-,
de lo que se trata es de comprender las señales que da tu hijo sobre
qué necesita a cada momento. Una madre disponible acepta que ella
también tiene sus necesidades pero intenta comprender primero
las de su hijo, y puede poner límites cuando lo cree conveniente, por
ejemplo cuando debe dejar al bebé en su cuna sabiendo que está bien
y se dormirá tranquilo y le pide brazos. En esos momentos, la madre
puede dar un abrazo agachándose a la cuna, O bajando un barrote para
estar más juntos, luego le podrá decir: «Ahora a dormir». Si hay niños
a los que la palabra «dormir» parece que les da urticaria, entonces
lo mejor es decirles «Hasta mañana», en un tono de voz alegre, con
entonación divertida pero firme. Algo así como un «Hasta mañaaana».
Los padres disponibles aceptan con humildad que sus hijos apren-
den mediante experiencias, y que todo aprendizaje requiere volver
hacia atrás en momentos puntuales. Los despertares nocturnos del
bebé o del niño no son vividos como dramas familiares sino como
verdaderas oportunidades de ayuda para que el bebé sea capaz de
continuar naturalmente las diversas fases del sueño, despertándose
ello
si es necesario, pero volviéndose a dormir por sí mismo. Y todo
será fundamental no solo para un buen descanso, sino también para
personas
una buena autoestima, y un alto nivel de confianza en las
que le cuidan, y un fuerte vínculo emocional.
Una madre dispuesta sabe que el sueño del bebé no es un hecho
entre
aislado e independiente que existe fuera de la relación emocional
tampoc o
madre e hijo. Los problemas con el sueño, por lo tanto, no son
independientes del vínculo.
la
La relación entre el sueño del bebé y el vínculo emocional con
prepara ción para
madre o apego deberían explicarse en los cursos de
63
el parto ya que son fundamentales para el desarrollo de las funciones
cerebrales y la evolución emocional, física y social del nuevo integran-
te de la familia. Pero además hay un detalle fascinante en lo que res-
pecta al apego entre madre e hijo, y es que el apego del bebé hacia la
madre y de esta hacia el bebé, acrecienta el deseo de estar uno con el
otro, pero no con dependencia, sino con empatía, la que da la seguridad
del «tú estás ahí».
64
especial» en el que la prolactina y la oxitocina, las hormonas que
se producen durante la lactancia, además de producir la leche mater-
na, relajan a la madre de manera que esta pueda empatizar más con
su bebé.
UN DATO INTERESANTE
La ventaja de no negar la leche de la madre al niño durante la media-
noche reside en que su composición ayuda a dormir. La leche mater-
na de la noche tiene compuestos que causan sueño en el bebé y que
no aparecen en la leche materna de la mañana. Por otra parte, no
se sabe si estar durante un período de 9 horas sin amamantar puede
ser o no perjudicial, ya que un bebé de seis meses no puede estar
tanto tiempo sin comer. Algunas madres que amamantan, dan leche
artificial por la noche para que el bebé duerma, pero se ha compro-
bado que muchos de estos bebés se despiertan con mayor frecuencia,
a menudo porque no duermen apegados a su madre, por lo tanto,
aparte del problema de la leche puede tratarse de un problema de
satisfacción del contacto.
65
lo hace con el único objetivo de comprobar si puede o no sentirse
seguro para seguir creciendo y evolucionando. De hecho, un bebé
tarda a menudo entre una y tres semanas en lograrlo porque crecer
es dar dos pasos para adelante y dos para atrás. Sé paciente con tu
bebé cuando se despierta durante la noche. Obsérvale, espera a ver
cómo se acomoda a la situación de despertarse y volver a dormirse.
Mantente relajada y atenta a su lenguaje no verbal, a la expresión de
su rostro... Todo esto te servirá para conocerle un poco más.
69
aspectos. Ya sabes que es posible que tu bebé al principio perciba ese
lugar como un espacio poco seguro, o no tan seguro como cuando
está en tus brazos. Los padres tienen que ser conscientes de que el
pequeñín pasará gran parte de sus tres primeros años en ese lugar
para su descanso, así que el bebé no tiene que percibirlo como un
lugar donde se sienta solo o abandonado, donde pase frío o hambre,
o donde no sepa cómo consolarse.
Si piensas que es hora de que tu bebé duerma en su cuna, es
importante que el paso de estar a tu lado a estar en su habitación no
sea traumático, sino que siga un continuum, como cuando pasó de la
vida intrauterina a adaptarse a su nueva realidad.
Pasar a dormir en cuna no significa que no duerma a demanda.
Puedes dejar entre otras cosas que tu bebé juegue en su cuna para que
se acostumbre al nuevo espacio de día, poco a poco, incluso que se
duerma tranquilamente en el momento preciso.
Por la noche, para que este tránsito sea suave, y el bebé no llore
porque no sienta que es un lugar seguro, lo mejor es dejar a su lado
una prenda usada de la madre, enroscada de manera tal que le sirva
para apoyar la espalda o la cabeza cuando busque en la cuna un punto
de apoyo para sentirse contenido, como cuando estaba en el útero.
La mayoría de los bebés suelen buscar un lugar de la cuna en el
cual sentir cierta presión en la cabeza, como cuando estaban apoyados
sobre aleún hueso de la madre durante los últimos meses del emba-
razo. En el caso de los bebés que han sido prematuros o de los bebés
que estaban de nalgas durante los últimos meses, suelen buscar las
esquinas de la cuna donde sientan más zonas de contención, como la
cabeza y la espalda, así que puedes colocar alguna camiseta de algodón
con «olor a mamá» atada en las esquinas. El sutil sentido del olfato
de tu bebé es de gran ayuda para que se sienta tranquilo también en
esta etapa.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta para la transición es
la coherencia. Tanto durante la siesta como durante la noche es
mejor que duerma siempre en su cuna una vez que empiece, pero
con flexibilidad. Por ejemplo, si observas que está durmiendo con
70
placer, puedes dejar que tu bebé duerma en tus brazos después de
haber comido si ambos estáis cómodos. Lo importante es ponerle a
dormir en su cuna con tranquilidad, así que lo mejor es que lo pongas
en la cuna cuando esté soñoliento, pero no dormido para que no se
asuste al despertarse y ver que ya no está dormido contigo. Si se le
acuesta cuando está despierto y mientras se siente amado y cómodo,
podrá asociar quedarse dormido con estos sentimientos. Es posible
que proteste, pero se trata de algo lógico y esperado, sin llanto, como
si dijera «Por qué esto ahora»; así que tu actitud deberá ser la de un
«Pues no pasa nada».
Es evidente que a los seis meses la mayoría de los bebés ya han des-
cubierto su propio ritmo y duermen casi toda la noche sin mayores
problemas, pero aún no es fácil para ellos pasar de una fase a otra sin
despertarse. Si se despierta, no levantes en brazos a tu bebé. Coloca
suavemente tus manos sobre él, una en la cabeza y otra en los pies
hasta que se duerma. Si está de lado, coloca una mano en la espalda.
Si lo que deseas es que tu bebé duerma en su cuna, y tiene más de
elemento
cinco meses, sería interesante que previamente tuviera un
d4
de transición como un muñeco de tela lavable, una sabanita muy
fina... Estos objetos también pueden estar cerca del bebé cuando está
tomando el pecho, para que tengan un olor conocido. Si se despierta
de noche lo más probable es que este olor lo mantenga tan relajado
que se vuelva a dormir. En esta etapa también puede ocurrir que el
bebé pase de estar soñoliento a que se despierte como por arte de
magia y quiera jugar. Entonces su curiosidad podrá más, con lo que
tendrá cada vez menos motivos para dormir.
Martín tiene 8 meses y dos semanas. Sus padres decían que tenían un
bebé único porque desde los dos meses empezó a dormir toda la noche como
un angelito. Desde hace un mes aproximadamente se despierta dos y tres veces
en la noche llorando. Su madre lo abraza, lo pasea un poquito y se duerme
enseguida. Desde hace cuatro noches, solo se duerme si su madre lo lleva con
ella a su cama.
iZ
medida en que las ve. Si mamá o papá desaparecen unos instantes
de su campo visual, puede ser que él se ponga a llorar; y también si
un objeto que antes tenía entre sus manos ha desaparecido detrás de
él y no lo ve.
Por esta razón, es importante en esta etapa ayudarlo mediante el
juego corporal a descubrir el espacio que lo rodea, y no caer en la
trampa de creer que el niño se ha vuelto más llorón, que tiene pro-
blemas para dormir, o que es más dependiente o caprichoso, porque
lo cierto es que se trata de un período en que está creciendo y evo-
lucionando como persona.
Si tu hijo se asusta cuando no te tiene a su lado y llora, lo único
que le sucede es que tiene miedo de no volver a verte, no en vano
esta etapa se conoce como «la etapa de lo que no se ve no existe». Esta
angustia puede durar uno o dos meses -aunque el temor de perder a
mamá se extiende casi hasta los tres años-. Es conveniente reforzar
su confianza no dejándolo llorar solo mucho tiempo (siempre es con-
veniente que vea a un adulto a su lado). Si es de noche, y él duerme
solo en su habitación, es probable que se despierte y te haga saber de
algún modo que necesita verte, incorpora los mismos elementos
de compañía de los seis meses. Alrededor de los diez meses, aproxi-
madamente, si bien ya sabrá que tanto los objetos como las personas
existen aunque él no los vea, aún puede ser que tenga fases de llanto
nocturno. Entonces habrá que insistir con los juegos que potencien
su seguridad. Por ejemplo, esconde un objeto debajo de su almohada
el
o detrás de él y verás cómo de inmediato busca exactamente en
lugar donde lo has dejado: eso será un indicio de que está compren-
tiene
diendo que lo que no ve igualmente sigue existiendo, y que no
mes tu
por qué temer. Pero esto no quiere decir que en tan solo un
per-
hijo ya haya asimilado la noción de que las cosas y las personas
que dejarlo al
manecen independientemente de su mirada. Si tienes
cuidado de una canguro o en la guardería, hasta esa edad es impor-
tante que tenga cerca su juguete preferido.
13
UN DATO INTERESANTE
Algunos estudios han demostrado que el padre suele sentirse desplaza-
do cuando comprueba que el hijo vuelve a comportarse de un modo
dependiente con la madre y que esta deposita nuevamente en el bebé
toda la atención. Algunos padres hacen entonces un movimiento de
acercamiento al extremo al bebé. Este tipo de conductas basada en la
propia necesidad de adaptación del adulto, acaban repercutiendo nega-
tivamente en el entorno familiar. En ciertos casos no es raro que tien-
da incluso a competir con la madre, especialmente si el niño es varón.
14
LO QUE DEBES HACER
Observar las señales del sueño de tu bebé, especialmente el reloj
corporal. Es decir, ¿qué pasa con la temperatura de su cuerpo? Eso
no significa que debas tomarle la temperatura con un termómetro;
percibirás si esta desciende un poco solo con que le pongas los labios
en su frente o en su mejilla; si es así, observarás que realiza juegos más
tranquilos, ya que el descenso de la temperatura inclina a la inacción.
Estas señales te indican que tu bebé ya se dispone a dormir.
Algunos se tocan la cabeza, otros se chupan el pulgar, otros se
aferran a su objeto de apego. Cuando observes estas señales será el
momento de acostarlo, o darle un baño para que duerma mejor, sim-
pre que el bebé no sea de los que se despiertan con el baño.
Mientras dure la etapa de «lo que no se ve, no existe», durante el
día podéis hacer juegos para que se sientan seguros:
76
una sábana de su tamaño con la que duermen. Si tu hijo o hija aún
no la tiene, busca una manta o una sabanita de su cuna, un trapito
suave, o mantita pequeña, y luego duerme pegada a la mantita en
cuestión para que coja su olor y tu olor. Cuando coloques a tu bebé
despierto en su cuna para que se duerma, déjasela cerca de la cara.
Verás que se relaja y acaba durmiéndose.
Si así no se relaja puedes usar otra táctica. Con un niño de un
año, un recurso que casi siempre funciona consiste en colocarlo para
que se duerma en tu cama, y que cuando se despierte vea que nada
ha cambiado, para que sus sistemas de alarma sigan apagados, y pueda
seguir durmiendo después de un despertar nocturno en lugar de que-
darse alerta el resto de la noche.
Otra estrategia infalible consiste en que una vez que lo dejes en
la cuna o en la cama coloques una mano en su cabecita, por encima
de la nuca y la otra en la planta de los pies de uno o de ambos. Man-
tente en esta posición hasta que empiece a bostezar y baje un poco su
temperatura corporal, con lo que sabes que de inmediato se dormirá.
Saca las manos lentamente. Cuando sea la hora de despertarse, vuelve
a colocar las manos de la misma forma y háblale en voz baja. Esto le
ayudará a creer que todo está en el mismo sitio mientras ha estado
dormido, lo que le dará seguridad. Las estrategias de la pedagogía del
sueño basadas en la resonancia emocional ponen en primer lugar la
satisfacción de las necesidades primarias.
cama.
Magdalena es una niña de un año y medio a quien no le gusta la
lado
Desde que ha pasado a la cama duerme casi cada noche en el suelo, al
la noche,
del sillón verde del comedor donde sus padres ven la televisión por
cama.
aferrada a su manta. Cuando está dormida, sus padres la llevan a su
un
Para Magdalena su cama no es aún un lugar de referencia,
jugar,
lugar de seguridad. No es un espacio donde tenga ganas de
a su muñeca
estirarse, leer, recogerse oO, simplemente, poner a dormir
ción, con
Tana. Es probable que esto se deba a que comparte su habita
o conce-
sus dos hermanas de tres y cuatro años y medio y no ha lograd
17
birla como «su lugar». Poco a poco necesitará tener experiencias en las
que pueda sentirse libre en su cama. Lo ideal sería aplicar el método
de las manos en la cabeza y en los pies cada vez que se va a dormir,
y que lo haga en su cama, pero también que en la cama haga lo que
quiera por un tiempo, si quiere acostar a su lado muñecos, si desea
dormir sin almohada, lo importante es que la falta de adaptación al
nuevo espacio no perjudique su sueño.
Al año, los niños no solo han experimentado una serie de cambios
a un ritmo acelerado sino que se preparan ahora para otra maratón
de cambios mediante los que descubren otro modo de relacionarse
con los padres, con personas desconocidas, otras habilidades, otros
modos de lograr lo que quieren... Una gran mayoría pone verdaderos
problemas para irse a la cama.
78
LO QUE NO DEBES HACER
El papel de los padres en lo que se refiere al sueño es ayudarle a con-
tinuar durmiendo hasta que aprenda a hacerlo por sí solo. Con cues-
tiones simples, como tener en cuenta que él tiene registrado dónde
se duerme y que debe despertarse en el mismo sitio y con los mismos
olores, así que nada de pasarlo de un sitio a otro. En el caso de un
recién nacido que se duerme a tu lado, piensa que si se despierta y
no estás, seguramente tendrá tu olor impregnado en el ambiente que
le rodea, y eso le permitirá estar tranquilo. Y si se duerme a tu lado
pero se despierta en su cuna con sábanas que huelen a jabón blanco,
le sonará extraño y es probable que se alarme.
Si a tu hijo le cuesta dormirse de noche o lo que le cuesta es dor-
mirse porque ha pasado a la cama, sería un error no poner a dormir
primero a su objeto de apego.
Intenta que solo duerma dos siestas cortas. La mayoría de los
niños de un año duermen dos siestas largas, pero si tu hijo tiene
problemas para dormir de noche, sería conveniente que la segunda
siesta fuera mucho más breve que la primera. En todo caso, es fun-
damental que no elimines ninguna de las dos, ya que algunos niños
están muy irritables cuando no duermen lo suficiente por el exceso
muy
de actividad. Si tiene más de un año, y solo hace una siesta
hijo nunca
larga, sería prudente que durmiera menos horas. Si tu
duerme la siesta (esto es común en muchos niños a partir de los dos
años), seguramente de noche no puede dormirse enseguida porque
está muy excitado.
a la
Y por supuesto, nunca le digas que si no obedece se irá
cama, ya que lo identificará como un lugar de castigo.
19
niño que pulse el botón para apagarla, si los niños descubren el placer
de este tipo de juegos paulatinamente adquieren el hábito de que
después se irán a dormir.
+ narrarle un cuento
+. mostrarle un libro y mirar juntos qué imágenes aparecen.
80
A menudo, a esta edad, lo que más los tranquiliza es la voz de la
mamá o del papá en un ambiente íntimo y silencioso. Unos quince
a veinte minutos antes de llevarlo a la cama puedes contarle algo, por
ejemplo cosas que han sucedido en el día.
Si tu hijo se despierta a medianoche y pide agua o grita para llamar
tu atención, no dudes en acudir a su encuentro porque lo que está
pidiendo es que estés unos instantes a su lado, siempre que esto ocurra
ocasionalmente, y no como parte de un juego en el que «tengo sed»,
«tengo hambre», «tengo que ir al lavabo», «tengo frío», «tengo calor»
solo tiene por objeto llamar la atención y para estar con mamá. Ten en
cuenta que el método «mamá cerca» es lo único que hasta los cinco
años potencia la confianza y la relajación antes de dormirse y evita
la demanda permanente.
En contraste con los rápidos cambios que se producen durante
el primer año de la vida, alrededor de los dos años los cambios son
más graduales. Las siestas son más cortas y algunos niños tienen pesa-
dillas. También hay que tener en cuenta que en esta etapa controlan
esfínteres, hay un ejercicio social y cognitivo de lenguaje y un alto
sentido de la independencia. Ya no llama a los padres sino que corre
hacia su cama. Si una noche tuviera que quedarse con otra persona,
como un abuelo, o una canguro, explícaselo, y que la otra persona
esté presente. Tu hijo observará cada gesto para saber si puede fiarse
de la situación.
ENTRE LOS CUATRO Y LOS CINCO AÑOS todos los niños logran dife-
renciar entre lo que ocurre en los sueños y la realidad. Comprenden
que las pesadillas pertenecen a un mundo imaginario, y que nada
tiene que ver con lo que les ocurre en la vida real.
81
LO QUE DEBES HACER
Los niños con problemas del sueño en los primeros Ó meses de vida
tienen tres veces más probabilidades de tener problemas a los 5 años.
En tales casos no hay que salir corriendo en busca de un método
milagroso sino observar ante todo. Hay que buscar las causas por las
cuales no ha encontrado su ritmo, así que habrá que tener en cuenta
a qué hora se levanta, cómo duerme, cuánto duerme, a qué hora su
cuerpo tiene más calor (etapa de actividad), a qué hora comienza a
descender la temperatura corporal, qué hace en ese período, qué hace
la familia, qué se le pide al niño que haga, ¿es la hora en que cenan
todos juntos porque el padre o la madre llega tarde de trabajar?
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A medida que los bebés crecen, su modo de relacionarse con el
mundo y su sueño cambian, por lo que los padres necesitarán
«escuchar» el lenguaje del bebé para saber qué recursos emplea para
dormirse.
La tarea de conocer los recursos del bebé no es complicada. Al fin
y al cabo tu pequeño sí que ha realizado un duro trabajo evolutivo
desde su nacimiento. De saber solo dormir en el vientre ha logrado
adaptarse a los nuevos desafíos del nacimiento, como pasar de un
lugar seguro a un espacio más amplio y desconocido, a experimentar
Ha
ser tocado y las nuevas sensaciones provenientes de sus sentidos.
aprendido a dormir cerca de personas, y ha logrado (o logrará en un
futuro) nuevos modos de sueño.
códigos
Desde el primer día, es tarea de los padres descifrar los
s cuen-
que usa el bebé para comunicarse, y conocer con qué recurso
a sus señales oportu na
ta para regular el sueño. De hecho, responder
los padres
y efectivamente aporta beneficios a toda la familia, porque
deseos y las
os encontráis más seguros al conocer las emociones, los
expresión del
necesidades de vuestro hijo mediante los gestos o la
os une; los
cuerpo, o mediante el llanto, ese cordón sonoro que
que duermen
padres no os alarmaréis por no tener un hijo de los
dormido
toda la noche desde los tres meses, o que después de haber
despertares
durante seis meses como un santo vuelva a una etapa de
en el ciclo del
nocturnos cada vez que tenga un cambio importante
a los dos y
sueño, es decir, hacia los ocho meses O al año, o incluso
medio o a los tres.
85
No habría que descartar, aunque ocurre en raras ocasiones, que tu
bebé modelo empiece a despertarse a los ocho meses, y no haya quien
lo consuele. O que haya dormido como un angelito once meses y que
al año, sobre las siete de la tarde, parece que se haya tomado diez tazas
de café porque a medida que se acerca la hora de irse a la cama no hay
quien pueda mantenerlo cinco minutos relajado para ayudarle a bajar
el nivel de actividad poco a poco y llevarlo a la cama. Al primer indi-
cio de que se irá a dormir, como la canción de la noche, el baño, o la
luz tenue, su llanto llega a transmitir tanta desesperación por el deseo
de no separarse de sus padres que lo mejor en esos casos puede ser
quedarse con él hasta que esté medio adormecido, y luego lentamente
llevarlo a la cama. Si al colocarlo en la cama vuelve a gritar, quédate
a su lado hasta que se calme por sí solo. Los bebés que ya han reco-
nocido la cuna como su espacio se sienten seguros cuando están en
ella, y si quieren estar con mamá, es recomendable quedarse a su lado
hasta que se calme. Si vuelve a llorar, repite lo que has hecho antes,
quédate colocando una mano suavemente en una parte de su cuerpo,
sin acariciarlo, sino con la mano quieta. Lo ideal es que no lo lleves a
tu cama cuando ya ha aprendido a estar en su cuna. No olvides que
no es conveniente cambiarlo de habitación. Puedes adormecerlo en
el sillón del comedor, en brazos sentada en una silla. Si ya duerme
en cama, échate a su lado hasta que se duerma.
ALGO IMPORTANTE
Hay que tener en cuenta que como el sueño en la primera infancia no
es lineal, resulta imprescindible llevar a cabo desde el primer momen-
to estrategias de reconocimiento de las emociones de tu hijo durante
las primeras etapas de vida. Ten en cuenta que independientemente
de que haya logrado o no su ritmo, debes reconocer la tolerancia al
estrés, el lenguaje del llanto y el lenguaje gestual y corporal de tu hijo.
Cuando hayas aprendido a conocer este maravilloso lenguaje que
emplea tú bebé, verás hasta qué punto resulta absurdo que algunas
86
personas den atribuciones negativas a un bebé que llora. Por ejemplo
cuando te dicen de tu bebé: «¡Te está manipulando con el llanto, si
le haces caso verás que hará contigo lo que quiere!»; si su lenguaje
corporal te dice que está con un alto nivel de ansiedad, tu meta no
será una actitud rígida para que tu bebé no crea que claudicas ante su
llanto sino flexible, empática, resonando con él, para ayudarle a bajar
su nivel de cortisol. Cuando los padres, por el contrario, aceptan
juzgar al bebé por llorar tal como ellos consideran «a destiempo», o le
juzgan por haber vuelto a hacer algo que para ellos no es positivo, y
no hay un trato empático (debido a sus propias limitaciones), la capa-
cidad de regulación de las emociones del bebé también disminuye,
porque las áreas cerebrales comprometidas con el control emocional
no están aisladas del entorno social del bebé. Si tu hijo percibe que
hay resonancia, que estáis en sintonía afectiva, él activará centros de
procesamiento emocional, como si la interacción con tu hijo funcio-
nara como una activación simultánea. Por fortuna, siempre se puede
empezar a mantener una actitud empática con un bebé, o con un
niño. Esta es la ventaja de los recursos adaptativos del bebé, su sis-
tema nervioso permite activar procesos de recuperación,” aunque su
mayor secreto sea que para funcionar el bebé debe interactuar con
adultos que cubran sus necesidades.
Cuando tú devuelves una respuesta sensible a tu hijo a partir de
las señales corporales, porque has logrado interpretarlas y responder
adecuadamente, tu hijo percibirá que puede apegarse con seguridad.
Mantendrá un fuerte sentimiento de placer respecto de sí mismo; lo
que se mantendrá incluso hasta cuando tenga uno o dos años más,
ya que esta sensibilización tiene efectos de larga duración, por lo que
podrá resolver los cambios del sueño durante toda la primera infancia.
Como puedes ver, respetar al bebé o al niño para que encuentre
su propio ritmo implica una relación que va más allá de lo estric-
tamente relacionado con el sueño. Incluye la relación de los padres,
nervioso para
1. La plasticidad neuronal es la capacidad de las células del sistema
lmente, incluso reorgani zar y modifica r algunas de
regenerarse anatómica y funciona
sus funciones, adaptándose a los cambios externos.
87
entre ellos y con el bebé, en un ambiente de protección, de respeto,
de capacidad para afrontar imprevistos, empatía, amor, altruismo y
capacidad de cuidado.
El sueño para tu hijo tiene una función reparadora de vital impor-
tancia, cumple una función reguladora del organismo esencial para el
control de la temperatura corporal, le ayuda a procesar las experien-
cias del día, a desarrollar tejido muscular y óseo, a regular el nivel de
hambre cuando ya logra pasar la noche sin comer, a regular hormonas
como la del crecimiento y una increíble función reparadora en todos
los niveles; así que lograr que un bebé duerma no es más que un ejer-
cicio de conocimiento mutuo, con sutiles acercamientos, en el cual
la empatía de la madre y del padre con el bebé o con el niño juega un
papel preponderante. Por más que un bebé parezca desprotegido, si
resuena con la madre, estará perfectamente equipado para dormir,
si no hay ningún problema físico o le duele algo.
Cuando un bebé o un niño llora de noche después de haber
logrado dormir solo, por ejemplo, un día tras otro, es probable que le
duela algo, y si no es así, habrá que «sentir» cómo se siente, ayudarle
a regular el nivel de estrés y poner en marcha el arsenal con el que
cuenta para lograr el sueño.
También habrá que tener en cuenta que cuando el bebé se des-
pierta de noche, no está alerta rápidamente desde el primer momento
en que se despierta. Por ejemplo, si tu bebé se despierta al final de
un ciclo de sueño, suele permanecer unos minutos en una fase de
alerta tranquila. Si esto ocurre durante la noche, se trata de un perfec-
to estado de relajación y bajo nivel de atención para volver a dormirse.
En cambio, cuando tu bebé despierta después de un ciclo de
sueño, al principio está en alerta tranquila: mira lo que hay alrede-
dor, observa, o fija la mirada en algo que llama su atención. Un rato
después llega la fase de alerta activa, en la que el bebé está más aten-
to, incluso se muestra activo cuando algo le agrada, y lo manifiesta
moviendo las piernas y los bracitos, incluso agitándolos. Si se siente
lejos del contacto materno entonces llorará. No hay que olvidar que
escuchar el sonido de su llanto provoca en los bebés autoestimula-
88
ción, así que es fundamental calmarlo con abrazos el tiempo que sea
necesario. Durante la fase de llanto, es posible que el bebé se sienta
muy molesto y rechace el pecho.
La alimentación, si hay estrés, casi nunca es lo mejor. Si el llanto
es de hambre, la madre lo sabe de inmediato, porque al contacto con
el pecho succiona con fuerza y deja de llorar.
89
de empatía por parte de la persona que le cuida estimula su deseo de
evitar el contacto.
Tu hijo tiene una sensibilidad, un olfato y un tacto increíble-
mente desarrollado para conocer, sin error alguno, tu estado emo-
cional y lo que ocurre en el ambiente inmediato.
Probablemente te resultará fascinante saber que el cerebro de tu
bebé está diseñado por selección natural a través de millones de años
durante los cuales las madres durmieron junto a sus bebés. En aque-
llos tiempos, cuando los bebés despertaban y se encontraban solos era
porque a la mamá le había sucedido algo terrible, así que los bebés
reaccionaban llorando para que alguien pudiera encontrarlo.
Está diseñado además para responder con llanto a cuidados que
no le convienen, y para poner en marcha sus recursos cuando se
siente seguro en cada etapa de crecimiento según cambian sus nece-
sidades.
Después del nacimiento, en el cerebro de un bebé son muchos
los sistemas fundamentales que maduran para establecer conexio-
nes, muchas de las cuales son las que le servirán para gestionar
su vida emocional. Este entramado de conexiones no existía en la
vida intrauterina, solo ocurre tras el nacimiento y su funcionalidad
dependerá en gran medida de cómo viva con los adultos que lo
cuidan, de cómo sean satisfechas sus necesidades de contacto, entre
otras. Si ello no ocurre, el bebé sufrirá un alto nivel de estrés que
acabará repercutiendo en el conjunto de su persona, independiente-
mente de su carácter.
90
visto que la crianza de los bebés en nuestra cultura occidental
ha tenido consecuencias muy poco favorables para los niños. La
falta de información ha modificado el modo en que se relacionan
los padres con sus hijos, pero también el modo en que los padres
deciden cómo debe aprender a dormir su hijo.
91
Un error común en este sentido es creer que el bebé no está
equipado para comunicarse, cuando el verdadero problema es que el
adulto desconoce los códigos de su riquísimo repertorio.
Tu bebé usará la tensión de algunas partes del cuerpo para indi-
car que está disgustado, y la relajación de esas mismas partes cuando
la experiencia de ser cuidado sea placentera. Mediante la rigidez y
relajación de sus pies y sus manos da verdaderas señales de sus estados
de ánimo. También mediante el modo en que coloca su cuerpo. Se
puede ovillar para protegerse de un dolor, u ovillarse para descansar
mejor buscando una posición similar a la que tenía en el vientre
materno. Pero ovillarse no es algo que hagan los niños mayores de
cuatro meses cuando duermen relajados. A estas edades la señal
de que están bien es colocar las manos medio cerradas y los brazos
relajados cerca de la cara.
Piensa en esto: cada vez que una madre sostiene, cambia, alimen-
ta, juega y transporta al bebé, este tiene una experiencia de conoci-
miento, y solo hay que mirar la relajación de su cara y su cuerpo para
saber si esta experiencia es para él satisfactoria.
92
desorientado, que necesita ser regulado desde fuera, desde el
contacto con la madre. Y lo mismo si frunce el ceño, mantiene
los labios apretados, o lleva a cabo movimientos de torsión.
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Ya sabes que uno de los pilares del método de la resonancia emocional
consiste en escuchar las necesidades del bebé, y una de las necesidades
básicas es la de ser escuchado. Cuando le oigas llorar, lo importante
será comprender lo que te quiere decir. El llanto junto con el len-
guaje corporal son las vías de comunicación que los bebés usan para
comunicar cómo se sienten, así que desde los primeros días cógele en
brazos para sentir piel con piel sus sentimientos positivos y negativos,
y observa cómo llora en uno y otro caso. Cuando lo oigas llorar con
fuerza, lo importante para comprender el mensaje y actuar en conse-
cuencia es no hacer un drama porque el bebé llora, ni tampoco quitarle
importancia. De lo que se trata es de priorizar los sentimientos del
bebé en relación al llanto. Ten en cuenta que cuando un bebé llora
porque algo le molesta mucho, en general no mira, cierra los ojos con
fuerza y se mantiene rígido, o se muestra inquieto, dependiendo de
la edad. Háblale con voz pausada, en tono más grave que lo habitual.
Baja la intensidad de la luz o llévale a una zona de tu casa donde haya
menos estímulo luminoso. Intenta que te preste atención, que abra los
ojos. Si logras el contacto visual logrará definir mejor qué le molesta.
Después, siéntate con él en brazos, en un lugar donde no haya muchos
estímulos visuales ni auditivos, una sala o una habitación con una luz
tenue para comprobar qué le sucede y detectar el centro de su malestar.
9
DESCODIFICANDO DATOS
El llanto es la tarjeta de presentación de tu bebé. Mediante formas
diferentes él usa este cordón sonoro que le une a ti para demostrarte
qué necesita y cómo se siente.
98
Es importante destacar que si bien la frecuencia del llanto y el
tono son indicadores indiscutibles para el reconocimiento de los
mensajes, no todos los bebés lloran de la misma manera. No hay
reglas generales, así que para empezar a distinguir los códigos de tu
bebé, detecta primero la diferencia entre el grito y el llanto. Después,
reconocerás de inmediato que los llantos son diferentes: hay alrede-
dor de ocho categorías, pero los recién nacidos no usan más de cua-
tro o cinco. Estos llantos diferentes funcionan como una especie de
cordón umbilical sonoro con el que los pequeños llaman a su madre
para que esté a su lado.
De hecho el llanto es la forma en que tu hijo pide lo que necesita
durante los primeros meses de vida. Mediante este cordón sonoro
él expresa tanto sus necesidades (hambre, frío, calor, necesidad de
cariño y cercanía, sueño, cansancio, cuando está mojado) como sus
emociones, tanto las de alegría como las de frustración. Prestar aten-
ción a la intensidad, la frecuencia y el tono con que tu bebé grita o
llora puede darte pistas que te ayudarán a descubrir más rápido qué
te quiere decir...
¡Es increíble cómo coopera un bebé con que solo una persona de
su entorno comprenda su llanto! Mediante este canal de comu-
nicación estupendo, tu bebé transmite muchos mensajes, y mejor
podrás ayudarle a encontrar su ritmo de sueño, su descanso.
99
tú respondas a sus necesidades, o simplemente porque le gusta escu-
charse. No obstante, es importante que reconozcas cuándo tu hijo
llora porque tiene hambre o porque le duele algo. El llanto o el grito
de hambre se caracteriza por ser más insistente, urgente y agudo
comparado con el modo en que llora cuando no quiere dormir, que
se parece más a un quejido ronco e intermitente.
Lo segundo que hay que aprender a diferenciar es cuándo el soni-
do que emite tiene significado de demanda y cuándo el bebé solo está
emitiendo gritos más graves e intermitentes porque no encuentra una
posición cómoda o está cansado. Si el bebé no se encuentra bien y le
duele algo, su llanto de dolor será intenso y estará combinado con
gritos agudos, cortos y continuados, seguidos de una respiración pro-
funda parecida a un ahogo y un lenguaje corporal en el que puedes
leer su tensión. La respiración es el primer mecanismo de control de
la emoción en los niños, al igual que en los adultos. La respiración,
como función vital, se ve comprometida en un intento de inhibir el
llanto: el niño se ve obligado a mantener un ritmo acelerado y entre-
cortado de inspirar y exhalar para evitar sentir.
El llanto parecido al ronroneo, que se caracteriza por ser un sonido
suave e intermitente generalmente no constituye una demanda sino
un juego. Algo similar a una autoestimulación que él mismo realiza
para escucharse o bien para descubrir las posibilidades de los diferen-
tes sonidos. Tu bebé puede estar ronroneando todo el tiempo mientras
esté despierto, pero esto no significa que esté mal, ni que necesite tu
ayuda. Conocer este tipo de llanto puede evitarte muchos dolores de
cabeza, ya que tu bebé lo utilizará habitualmente para consolarse solo
alternándolo con la succión en vacío o mientras se chupa el dedo pulgar.
¿Cómo saber que lloran porque algo les desagrada? Es probable
que cuando el bebé no se encuentre bien, produzca un llanto o un
grito más intenso y de mayor duración, pero estas son cosas que cada
madre tendrá que observar y descifrar con mucha paciencia.
Por fortuna, la mayoría de las mamás reconocen el llanto de su hijo
entre cientos de otros llantos, lo que indica que, naturalmente, con
interés y entrenamiento, no te será difícil saber lo que el bebé necesita.
100
Algunas madres me han comentado, para mi sorpresa, tener
reacciones corporales cuando el llanto de su bebé era de hambre, por
ejemplo, sintiendo una mayor sensación de calor en los pezones. En
cierta ocasión, conocí a una mamá a quien se le erizaba el vello del
brazo cuando su hijo emitía un tipo especial de llanto para que ella
estuviera cerca.
Otros bebés producen un grito ronco cuando necesitan estar pega-
dos al pecho de la madre.
101;
COMPRENDER UN POCO MÁS EL ESTRÉS
EN BEBÉS Y EN NIÑOS
Todos los bebés poseen un instinto innato de supervivencia que los
lleva a luchar (llorar, patalear, ponerse tensos, tener un berrinche) o a
huir (aferrarse a las faldas de mamá, esconderse, bloquearse emocio-
nalmente, dolor de estómago, náuseas) cuando algo para ellos funcio-
na como una amenaza. Se deduce que la madre influye sobre ciertas
activaciones fisiológicas y emocionales del bebé, las cuales repercuten
en el desarrollo del niño y a la vez hace que se desarrollen habilidades
y emociones, y logre aprendizajes.
El vínculo positivo entre madre e hijo ayuda a una mejor adapta-
ción al estrés mediante dos sistemas o ejes cerebrales: el eje simpático
adrenomedular responsable de la regulación del factor liberador de
corticotropina (CFR) que facilita la acción del sistema simpático a tra-
vés de las catecolaminas, y el eje hipotalámico-pituitario-adrenérgico,
que regula la respuesta al estrés generando cortisol.
Cuando se trata de un recién nacido, para frenar el estrés ya
sabes que es la madre quien pone en marcha los mecanismos del
bebé para adaptarse. Si ante algo que considera un peligro se ve solo,
entonces siente miedo, la respiración se torna irregular, y el sueño se
vuelve inquieto. La relación entre el estrés y el sueño del bebé tiene
límites difusos, ya que tu bebé puede sufrir situaciones de estrés por
no encontrar su ritmo de sueño, o a la inversa. Lo importante es que
sepas que:
DE 0 A 6 MESES
Durante los primeros meses de vida, las exigencias de tu hijo están
vinculadas a sus necesidades físicas y emocionales, imprescindibles
para su subsistencia. Contacto, protección, apego, alimentación,
sueño, calor, evacuación, juegos e intercambios positivos. La insatis-
facción de alguna o varias de estas necesidades puede ser causa de
estrés infantil. En especial cuando:
102
+ Noes atendido de inmediato y el bebé se siente frustrado en su
demanda.
+ Los mensajes corporales y el rostro de la madre o de los adultos
que están a su cuidado denotan indiferencia, o bien cuando el
bebé no es tocado con asiduidad por uno o ambos padres.
+ Se le deja llorar durante horas hasta que logra dormirse solo
tanto de noche como de día.
+ El bebé participa de un ambiente donde hay demasiados estímu-
los, como televisión, gritos, etc.
+ Sea un bebé o un niño, se le fuerza a adaptarse a cambios conti-
nuos de horarios, de personas que están a su cuidado; o empieza
a ir a la guardería.
103 ,
cuente que recibe es que el mundo es para él un sitio peligroso,
y se le priva de determinadas experiencias acordes a su edad.
+ Cuando no se tienen en cuenta sus intereses y se le obliga a
hacer cosas que no responden a sus expectativas, como mirar
televisión para que no moleste o que juegue solo con adultos.
+ Cuando no se le permite expresarse, ni manifestar su desacuer-
do en el núcleo familiar.
+ Cuando los mensajes que recibe por parte de los adultos son
ambiguos, es decir, cuando los padres no se ponen de acuerdo
en lo que esperan de él.
SEÑALES DE ESTRÉS
Ciertamente, ningún bebé o ningún niño va a decir a sus padres que
sufre de estrés, por lo que estos deberán observar determinados deta-
lles, además de la conducta, que incluyen su estado emocional y, según
los expertos, la frecuencia con que padece enfermedades respiratorias,
digestivas, problemas en la piel, o hipo continuado. Á veces se con-
funde un niño activo con un niño estresado que no para de moverse.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que la forma en que
tu hijo lo manifieste dependerá de su edad, de su carácter, de su tem-
peramento y del modo en que tanto la mamá como el papá, o las per-
sonas que están a su cuidado, manejen las situaciones de conflicto.
Cuando son muy pequeños, las señales más evidentes no suelen
ser verbales, así que «escuchar» lo que tu hijo te dice es básicamente
observar su conducta, su mirada, y su estado global, pero siempre
dejándote llevar por la intuición.
Lo primero que debes observar es la posición de su cuerpo, que
te dice si está rígido o relajado. Después su mirada, si es de miedo, de
felicidad o de defensa. También es importante que prestes atención a
los músculos de su rostro: ¿Tiene una expresión colérica o bien una
expresión nerviosa? ¿Cómo es el tono de su voz o su llanto: es como
una demanda o bien denota cansancio?
104
Todos estos factores, sumados a la frecuencia de sus berrinches y
llantos inconsolables, puede darte muchas pistas, pero sea cual fuere
el resultado de tu observación recuerda que una actitud relajada y
serena por tu parte suele ser la mejor medicina. Fundamentalmente
porque no hay que olvidar que cuando un niño padece estrés es
común que los padres también manifiesten síntomas, es decir, que se
encuentren más ansiosos, deprimidos, menos sociables y menos ami-
gables con sus hijos, generando de este modo reacciones en cadena
difíciles de sobrellevar. Si eres consciente de lo que le pasa a tu hijo,
debes ser tú quien dé el primer paso mediante una actitud serena.
106
químicas del placer, ayudando a las funciones superiores del cerebro,
ayuda a la región orbitaria frontal.'
107
al mundo como para comportarse igual, así que cada vez que el bebé llora, en
lugar de pensar qué necesita realmente, en lugar de resonar emocionalmente
con él, lo alimenta. Carla solo necesitó unas pocas conversaciones sobre la
nueva pedagogía del sueño para darse cuenta de que sus necesidades eran muy
diferentes de las de su hijo. Al dejar de darle de comer por las noches, Raúl
aprendió a dormirse cuando se despertaba.
108
da mostrarles algún juguete o intentar jugar con ellos cuando están
muy excitados. Evidentemente, la aptitud de tu bebé para ser tran-
quilizado dependerá de muchos factores que tienen que ver también
con su madurez y los estímulos del entorno y el apego. Lograr que
tu bebé se calme es una experiencia decididamente importante
para tu autoestima, deberás observarlo y escucharlo mucho para
reconocer sus demandas. Esto puede parecerte muy difícil si eres
una madre primeriza. Sin embargo, con un poco de entrenamiento y
oca-
atención verás cómo logras comprender qué te quiere decir. En
siones puede suceder que sea tu necesidad de que el bebé responda
satisfactoriamente a tu esfuerzo por calmarlo lo que te lleve (sin darte
o can-
cuenta) a excitarlo aún más, moviéndolo más de lo necesario
lo
tando en un tono de voz demasiado agudo (recuerda que a tu hijo
él
relajan más los tonos de voz susurrantes O graves). En esos casos,
de
puede utilizar el llanto para imponer sus propios límites y regular
qué? Porque
la única manera que sabe el exceso de estimulación. ¿Por
el exceso
así como la falta de atención es muy perjudicial para tu hijo,
vez llore
de estimulación puede ser también muy nocivo y que tal
que ya no
o grite para indicarte que está soportando una situación
el día calman
puede controlar. Por otra parte, los padres que durante
lo único que
a sus hijos pequeños y, durante la noche los dejan llorar,
que tienen
logran es confundirlos. Los niños pueden acabar creyendo
lejanos y más
unos padres cariñosos y cercanos durante el día y otros
como sea nece-
frios durante la noche. Atender a tu bebé tantas veces
sino un modo de
sario y te lo pida no es síntoma de mala crianza,
vuestro pequeño
darle seguridad. No permitáis que ante el llanto de
nadie os dé fórmulas estereotipadas.
debes hacer:
En cualquier, si llora hay unas cuantas cosas que
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Un día cualquiera, generalmente después de los tres primeros meses,
una tarde o una noche comprobarás para tu sorpresa que tu bebé en
lugar de dormir dos horas duerme cuatro. Has ido a verlo unas diez
veces y has visto que estaba bien, durmiendo plácidamente. Ese día,
observas que se despierta relajado y contento, con ganas de comer y
de jugar, sin que para él haya ocurrido nada especial... Tú sabrás sin
embargo que ha llegado un momento esperado. Por ahora no importa
si ocurre de día o de noche. Lo que importa es que ha podido alargar
su descanso, por sí solo. Cuando tu hijo logra una hora y media más
de sueño durante el día sabes que será capaz de hacerlo por la noche.
Tú has respondido adecuadamente a sus demandas. Él ha percibido
que si se despierta puede seguir durmiendo y sin duda esto le ayuda
a estar más relajado y a encontrar por sí mismo, de forma natural, su
ritmo de sueño.
Durante los tres a cinco días siguientes, tu hijo necesitará la parti-
cipación de ambos padres, porque de lo que se trata a partir de ahora
es que pueda adecuar su ritmo a los hábitos de sueño que necesita
por la noche.
A veces, los padres están tan obsesionados con que su bebé no duer-
me, que pasan por alto los detalles relacionados con el ritmo de sueño.
Si el cambio de ritmo del bebé se les pasa por alto a los padres,
entonces habrá que esperar a que vuelva a lograrlo, que pueda unir
ciclos de sueño sin desvelarse. Puede ocurrir en cualquier momento,
puede conseguirlo a la noche siguiente, pero también puede transcu-
rrir hasta un mes.
ES
Alex tiene seis meses. Después de las navidades, parece que le cuesta más
conciliar el sueño él solito. La madre cuenta que en ocasiones entra en su habi-
tación hasta siete veces, le toca la espalda o apoya una mano sobre el pañal
y la otra sobre la espalda, así consigue que duerma una hora y media más, de
nueve a dos y media de la madrugada. Hasta ahora dormía de nueve a una,
comía un poco y se despertaba a las tres, sin hambre, y lloraba mucho, incluso
le costaba retomar el sueño... Se ha dado cuenta de que su presencia, cuando
oye que se despierta, es fundamental. Dos noches después, Alex se despierta a
las cuatro de la madrugada para comer, y sigue durmiendo como un angelito.
114
cortisol-, y hay un peor desarrollo del cerebro y de las emociones, que
influirá en el modo en que gestionará sus relaciones en la vida futura.
Durante el período en que tu hijito logra los ritmos de sueño, no
lo despiertes bajo ningún concepto, excepto que tengas que alimen-
tarlo o darle una medicina.
115 ,
No es de extrañar que durante este período vuelva a despertarse
de noche para percibir qué pasa a su alrededor. Lo probable es que si
no haces nada, ronronee un poco, tal vez emita algún quejido suave,
y se vuelva a dormir; si no se duerme, acércate y pon una mano en su
espalda, sin moverla, que perciba tu olor, intenta una suave presión
como si lo sostuvieras. Esta mínima presión es muy reconfortante
para tu bebé, porque se sentirá contenido. Verás que inmediatamen-
te buscará una posición cómoda y relajada para volver a dormirse.
Aprovecha este momento para quitar tu mano lentamente, muy lenta-
mente. La sensibilidad de los bebés y de los niños les permite retener
el recuerdo de la mano sosteniendo la espalda durante más tiempo;
tardan más en perder la sensación de lo que tardamos los adultos.
Dar golpecitos en el pañal o las tradicionales palmaditas en la
espalda a veces los despierta más en vez de relajarlos.
Si tu bebé duerme en una cuna al mismo nivel de tu cama, en el
caso de que llore durante ese período, acércate lo más que puedas sin
decir nada. Las cunas diseñadas para dormir en proximidad suelen
tener ruedas y puede ser más fácil para ti en esta época traerla hacia ti.
En general, dependiendo de la hora en que tu bebé o tu niño peque-
ño ha conseguido su primer «sueño prolongado», deberás ir ajustando
las comidas para que en algún momento pueda empezar a dormir de
ocho de la noche a siete de la mañana. Tu bebé, por supuesto, ten-
drá que estar preparado biológicamente para que esto ocurra; por lo
tanto, si es pequeño, ha nacido con bajo peso, ha sido un bebé pre-
maturo, o si presenta algún tipo de inconveniente no será pertinente
que esté tantas horas sin comer. En cualquier caso pregúntale a su
médico para que te aconseje.
Si tu bebé está sano y tiene por ejemplo seis meses, lo que pue-
des hacer es ir moviendo paulatinamente los horarios como se ha
explicado. De este modo, si se ha acostado a las diez de la noche y
ha logrado despertarse a las tres de madrugada, una buena opción es
avanzar quince minutos el ritual de antes de dormir, lo que incluye
baño, canto, masajes, comida, para que se duerma un cuarto de hora
antes. Del mismo modo, en lugar de aceptar que se despierte a las
116
tres, pon la mano sobre su espalda a modo de contención para que
intente seguir durmiendo media hora más. Si haces cálculos, si ade-
lantas quince minutos cada día la hora de dormirse y retrasas media
hora el tiempo de despertarse, contando desde el primer día, solo
habrán pasado seis días hasta que tu bebé alcance un ritmo de ocho
de la noche a seis y media de la mañana. A partir de este momento,
puedes seguir retrasando la hora de acostarse y retrasando un poco
la hora de despertarse, lo cual te resultará más fácil cuando pueda
dormir nueve horas seguidas. Ten presente que las necesidades
de sueño no son iguales en un niño de un mes que en uno de tres años.
Un niño de un mes dormirá ocho horas y media aproximadamen-
te durante la noche entre toma y toma. Es probable que realice hasta
tres siestas, con lo que dormirá alrededor de siete horas más, llegando
así a un total de quince.
Un niño de tres meses dormirá la misma cantidad de horas, pero
repartidas de la siguiente manera: diez horas durante la noche y cinco
horas en tres siestas. ,
Un niño de seis meses suele dormir once horas durante la noche
y tres horas y cuarto durante la tarde. En total catorce horas y cuarto.
Un niño de nueve meses duerme alrededor de catorce horas:
once horas de noche y tres horas más por la tarde en dos siestas.
Un niño de doce meses, en general, no tiene definidas las horas
de sueño como ocurre en etapas anteriores. Sus horarios, no obstan-
te, suelen ser: de once a doce horas por la noche, y dos horas y media
durante el día, en una sola siesta, con lo que dormirá catorce horas al
día, llegando igualmente a un total de quince horas en algunos casos.
Un niño de dieciocho meses duerme entre once horas y once
horas y media por la noche y entre dos horas y dos horas y media de
siesta; la media a esta edad es de catorce horas.
Un niño de dos años no suele dormir más de trece horas al día,
repartidas en once horas por la noche y dos horas de siesta.
Un niño de tres años no suele sobrepasar las doce horas de sueño,
y suele repartirlas entre diez horas y media por la noche y una hora y
media por la tarde, durmiendo solo una vez la siesta.
117
Los avances y retrasos del horario que los padres pretendan esta-
blecer, deben ser paulatinos, seguir un orden y siempre después de
los invariables rituales cada noche: incluso para bebés muy inquie-
tos, las mismas palabras, las mismas melodías, el mismo trayecto, los
mismos objetos de apego, el mismo tiempo de abrazo, de acompaña-
miento antes de acostarse, de suave contención en la espalda y en el
pañal antes de dormir...
La historia de Rosa
Mi hijo con 8 meses y medio no había logrado nunca dormir de un tirón.
Como se alimentaba solo con lactancia materna, la última toma la hacía
a las diez de la noche, así que se despertaba para volver a comer a las cinco
de la mañana. A veces, también se despertaba a las 12 de la noche o a las
2 de la madrugada. Con este panorama lo único que me quedaba por hacer
era dormir con él, estaba realmente agotada como para ir a su habitación; no
hay que olvidar que la mayoría de las madres trabajamos fuera de casa, y el
agotamiento se nota.
Alguna noche que se despertó varias veces, lo dejé en la cuna, en su habi-
tación, lloriqueando, cada vez más fuerte, para que se acostumbrara, pero fue
peor el remedio que la enfermedad, mi bebé empezó a dar gritos tan fuertes
que temía que despertara a todos los vecinos. Yo sabía que no tenía hambre,
estaba sano, y no estaba sucio, solo quería que yo estuviese con él, así que
pensé que lo mejor era volver a traer la cuna a mi habitación.
Desde hace un mes empecé a practicar el método de la resonancia emo-
cional. Desde que pude conocer los códigos de mi hijo, sus reclamos, lo que
me decía con su cuerpo, con el llanto, y hasta que pude comprender qué lo
estresaba y cómo lo manifestaba, solo hasta entonces no fue posible ayudarle
a conquistar su ritmo de sueño. Ahora dejo que esté cómodo en el hueco de
mi brazo. Él se acurruca, se agarra, se mueve un poco hasta que se relaja,
y se queda disfrutando un ratito. Me parece que ha funcionado estar juntos
antes de dejarlo despierto en su cuna con su muñeco de dormir y su sabanita
de apego. Ha aprendido a dormirse solo, también ha logrado despertarse a las
cinco de la mañana, hace unos sonidos y los repite hasta que se duerme otra vez.
Con mi esposo hemos montado guardia de noche para controlar cuántas
118
horas dormía, y comprobamos para nuestra sorpresa que apenas empezamos
con lo de los abrazos y la resonancia emocional ganó media hora más cada
día. Al final hemos empezado hoy a adelantar quince minutos la hora de
dormir, pero vamos un poco desfasados entre lo que el bebé ha logrado y lo
que nosotros tenemos que hacer. Confiamos en que la naturaleza es sabia y
ya vamos por buen camino.
119
LO QUE NO DEBES HACER
Cuando inicies el programa de sueño, avanzar quince minutos la hora
de ir a dormir y retrasar quince la de despertarse es un sistema que
te puedes permitir siempre que no lo cambies bajo ningún concepto.
Síguelo al pie de la letra. Ni siquiera lo cambies en lo que se refiere
a dormir una siesta más o una siesta menos. Ya sabes cuántas siestas
necesitan dormir los niños según la edad.
Evita ponerte nerviosa si hay noches en que se despierta más de
lo habitual, o después de haber encontrado su ritmo de sueño. Si
duerme en su habitación es probable que te veas en la obligación de
entrar varias veces a ponerle una mano en la espalda para que se tran-
quilice; y ya sabes, la edad no está reñida con dejar a su lado su objeto
de apego o una camiseta tuya que hayas llevado hasta impregnarla de
tu olor corporal.
Posiblemente uno de los factores que los padres deberían tener
más en cuenta a la hora de poner al hijo a dormir es la ternura con
la que deben hablar a sus hijos, independientemente que se trate de
un bebé o de un niño mayorcito. No hay que usar frases que suenen
a mandato, como «Ahora ve a dormir y punto». El acto de dormir es
como el de comer, no hay que usar el tono de mandato para decirlo
por primera vez y sin haber esperado a ver qué pasa. El mandato de
«Ahora duerme y se acabó» hay que dejarlo para aquellos casos en
que los niños piden agua, piden ir al lavabo cuatro veces seguidas, etc.
Para los niños más grandes que ya saben salir solos de su cama,
hay que seguir las mismas estrategias para que logre un ritmo de
sueño igual cada noche pero teniendo en cuenta que nunca hay que
llevar a cabo chantajes ni dejarse chantajear por ellos. Tampoco
se trata de negociar siendo tan pequeños, sino de tener firmeza.
Incluso habrá ocasiones en que tengas que acostarle varias veces en
su cama con firmeza porque quiera probar hasta dónde puede hacer
lo que quiere. Algunos niños duermen en el suelo cuando se niegan
a irse a dormir a su cama. En estos casos, lo mejor es no despertarles,
sino taparles y colocarlos sobre una manta para evitar que el frío
traspase la ropa.
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El sueño del bebé y la idea
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Diversos estudios recientes han demostrado que existe una relación
directa entre la creencia que los padres tienen respecto del sueño del
bebé y el modo en que este duerme. En una sociedad veloz como la
nuestra podría parecer poco práctico esperar a que un niño autorre-
gule su ciclo de sueño, ayudado por unos padres que dan prioridad
a las necesidades emocionales y de crecimiento; parece que hay que
«lograr» que duerma solo, coma solo, camine, hable... Pero ¿quién lo
tiene que lograr y cómo? ¿Quién es el protagonista? ¿A costa de qué?
Los buenos resultados que proporciona el ejercicio de una paren-
talidad positiva, también cuando se trata del sueño, han demostrado
que la tarea de ser padres consiste básicamente en poner las condi-
ciones necesarias para que en cada etapa evolutiva el niño logre lo
que necesita, más que «hacer» que el niño «haga tal o cual cosa». Si el
protagonista de los aprendizajes es el niño, ante todo necesitará tener
las condiciones adecuadas para adaptarse y responder de maneras
diferentes. Los padres deben poner en marcha mecanismos de apren-
dizaje como crear hábitos y definir límites, y aceptar que a menudo,
para realizar un aprendizaje mayor, los bebés y los niños tienen que
volver hacia atrás para recordar lo aprendido y, con lo que recuerdan,
retomar el camino hacia delante. El papel de los padres es el de conec-
tar con el hijo real.
La vieja idea de que los niños deben ser autosuficientes lo antes
posible lleva incorporada la creencia de que nada que lleve el cartel
de «aprendizaje» les daña. Pero esto no es así. Si el niño no tiene
recursos emocionales para encontrar consuelo, el aprendizaje que lo
123
exija quedará a medias. La experiencia se volverá insoportable, sentirá
tanta angustia que no podrá expresarla de otro modo más que des-
equilibrándose, física, psicológica y emocionalmente.
Los adultos que no entienden la infancia le darán entonces al
niño atribuciones e intencionalidad de adulto. Esta educación, basa-
da en la idea de que los niños son como adultos pequeños, o bien,
«naturalmente felices», tiene como consecuencia colocarlos ante situa-
ciones estresantes, y convertir experiencias naturales en vivencias muy
difíciles de sobrellevar. Podría compararse al estrés de un adulto en
medio de una guerra donde las balas pasan permanentemente por su
lado pero no puede precisar de dónde vienen.
La razón por la que educamos a nuestros hijos en todos los órde-
nes de la vida no es para que simplemente aprendan, es para que
comprendan el mundo donde viven y sean felices. La disciplina o el
miedo no motivan, tampoco el abandono o la sensación de soledad.
Lo que hace que un niño sea feliz y estable en la primera y segunda
infancia es, por lo tanto, una óptima conciencia de sí mismo, y esto se
logra cuando los padres funcionan como espejos emocionales donde
reflejarse, aunque sean bebés. Cuando esto no ocurre y -con el fin
de que conquisten rápidamente determinados logros- las necesidades
emocionales, psicológicas, biológicas y sociales de los bebés y de los
niños quedan en el camino, entonces sobreviene el dolor emocional.
El bebé o el niño tenderá a buscar a alguien para sobrellevarlo mejor.
Para un bebé, que no tiene una idea de sí mismo, la percepción de
sí es la unión con sus padres. Un niño de uno a tres años, por muy
anárquico que sea su comportamiento cuando se le pide que logre
algo sin condiciones apropiadas a su crecimiento, desarrollo y evolu-
ción, necesita la ayuda de las personas a las que ama para encontrar
sus «espacios internos de tranquilidad».
La nueva pedagogía educativa con bebés y con niños apunta a .
que al caminar en su misma dirección los logros son más rápidos y
duraderos. Ellos están ávidos de contacto, de miradas amorosas, de
empatía profunda, de abrazos... Los padres a veces se acorazan porque
ven la vida complicada y los hijos aprenden a no recibir lo que no se
124
les da generosamente. Desde bebés aprenden a funcionar a partir de
un sistema de sumisión, en lugar de funcionar a partir de un sistema
de amor.
Para ti que has leído este libro, tal vez no sea fácil ir contra corrien-
te. La moda generalizada es la del «todo rápido», «todo ya», pero
también hay un nuevo modo de entender el trato con la infancia que
está emergiendo.
De hecho, son muchos los profesionales y padres que comprue-
ban día a día la importancia de una crianza más efectiva por afectiva.
Decimos que «la educación emocional del niño empieza desde la
cuna», pero deberíamos agregar, «empieza cuando el niño está más
tiempo en la cuna».
125
es conectar con el sanador del pueblo para iniciar lo antes posible el
diálogo con el niño. Algunas tribus indígenas de Venezuela conside-
ran que si la madre siente como valioso al niño que lleva en el vientre
este lo percibe, y esta es la razón de que los nativos tengan una exce-
lente salud psicológica y buen humor.
Las modernas investigaciones llevadas a cabo por la psicobiología
perinatal, apoyada por pediatras, obstetras y neurólogos, consideran
que los cuidados antes del nacimiento son fundamentales y que
inciden en el sueño. Una de las líneas de trabajo en este sentido
demuestra que hay una relación directa entre el bienestar emocional
de la madre durante el embarazo y los trastornos conductuales en
varones. Como si la calidad de la atmósfera psíquica y emocional de
la madre que acoge al niño fuera decisiva.! Pero esto lleva a pregun-
tarnos por qué, de ser tan importante, no se les enseña a los padres
en los cursos de preparación al parto cómo conectar armónicamente
con el bebé que está por nacer. De hecho, al igual que las madres,
los padres también tienen la posibilidad de crear un entorno físico y
emocional que promueva la salud y el bienestar de sus hijos. El doctor
e investigador Rene Van de Carr ha revelado que los bebés estimu-
lados antes de nacer muestran un mayor desarrollo en el área visual,
auditiva, lingúística y motora. En general duermen mejor, están más
alerta, seguros de sí mismos y son más afables, en relación a aquellos
que no han sido estimulados. El investigador Van de Carr no solo
señala que el desarrollo de las vías neuronales relacionadas con las
habilidades intelectuales y motoras depende de las informaciones
obtenidas a través de los sentidos sino que ha creado la Universidad
Prenatal, desde la que imparte un programa de estimulación prena-
1. Según un estudio dirigido por la doctora Bea Bergh, el nivel de estrés de las
madres durante el embarazo puede producir un impacto significativo en sus hijos:
las que sufren ansiedad prolongada entre las semanas 12 y 22 de gestación tienen
más probabilidades de tener hijos nerviosos o con déficit de atención. La sociedad
moderna apenas muestra preocupación por esta realidad. Las madres trabajan hasta
el último momento y muy pocas saben que su estado mental y anímico puede tener
una influencia decisiva sobre el bienestar futuro de sus hijos.
126
tal, basado en el sonido y el tacto, lo cual genera cambios positivos
importantes en el bebé.
A grandes rasgos el programa consiste en tocar la espalda del bebé,
a medida que la madre dice en voz alta qué hace: «caricia», «frotar».
Del mismo modo, con un pequeño teclado, enseña a las madres a
tocar notas sobre su vientre. Los efectos del programa están desarro-
llándose aún pero parece que los bebés dicen palabras tempranamen-
te, hay un notable aumento de su capacidad de comunicación y de
coordinación. En la misma línea, el profesor William Fifer, del New
York Psychiatric Institute, ha encontrado no solo un cambio impor-
tante en los latidos del corazón del bebé cuando la madre lo estimula
con palabras (el ritmo de los latidos es más lento cuando la madre
habla, como si el bebé prestara atención, y vuelve luego a su ritmo
normal) sino que el bebé responde con movimientos.
El médico y psiquiatra Tomas R. Verny, profesor en la Universidad
de Harvard, corrobora los trabajos de estos investigadores y además
asegura que los bebés estimulados prenatalmente en situaciones de
no-estrés materno duermen mejor. La psicología prenatal resulta
de gran ayuda en este sentido, y permite una nueva redefinición del
papel de los padres ante el sueño del bebé y desde el momento de
la concepción. Más aún, todo lo que ocurre en el universo prenatal
condicionaría la organización social, la vida cotidiana, los deseos y las
frustraciones.
ESTIMULACIÓN PRENATAL
Probablemente la mejor idea es llevarla a cabo desde una profunda
ternura y hondo sentimiento amoroso. No para que el bebé despunte
en habilidades, inteligencia matemática o lingúística, ni para traer
niños genios, o generar individuos más evolucionados en algún
sentido, sino simplemetne darse al bebé con amor, entregarse al con-
tacto. Esto es algo que no solo le hará bien al bebé sino a la madre.
El embarazo es un laberinto de emociones, miedos y continuas
sorpresas, y comunicarse con una vida que crece en nuestro interior
7
puede proporcionar una gran dosis de paz, y de conocimiento que se
solidificará a lo largo de la vida. Durante el embarazo, cuanto ocurre
internamente dentro de ti es algo que no puedes controlar, pero una
mujer embarazada que sabe que su bebé está ahí, esperándola, y que
tiende a protegerlo, desarrollará aspectos hasta ahora desconocidos
respecto de su intuición gestacional.
Cuando estés embarazada:
128
e. Disfruta y sé más receptiva tanto con lo que pasa fuera como
dentro de ti e intuirás cosas que le suceden a tu cuerpo que
antes hubieran pasado inadvertidas.
+. Sabes que cuanto más resuelvas y clarifiques tu mundo interno,
la relación con tus padres, las pérdidas no asumidas, la muerte,
mayor será el valor que luego le des a tu responsabilidad. Y tu
embarazo te brinda una oportunidad única para crecer en estos
aspectos y como persona.
+ Ten en cuenta que son muchas las cosas que están sucediendo
en tu interior y los sueños pueden ser una valiosa herramienta
para que encuentres nuevos canales de comunicación, nuevos
aspectos de ti hasta ahora desconocidos, pero que te servirán
para toda la vida.
+ Déjate guiar por tu intuición.
+ Escucha música, en especial Mozart y Vivaldi.
+ Utiliza la respiración profunda para conectar con él en distintos
momentos del día. Intenta ser consciente de cuanto estáis com-
partiendo.
+ Contactar con nuestros hijos antes de su nacimiento ayuda a
estrechar lazos familiares, aumentar la confianza en la habilidad
para superar el parto y asumir sin dificultades la paternidad.
129
cerebro facilita el cuidado al reconocer mejor las necesidades que
el niño reclama llorando. ¡Porque el encuentro, el apego, el vínculo
emocional no es un proceso unilateral! Todo lo que a tu hijo le pasa
afecta tus emociones, como madre o como padre, y creer que tiene
problemas para dormir es una de ellas...
130
Una buena comunicación afectiva implica reconocer que el
hijo es un ser diferente de los padres, con sus necesidades y un
temperamento prenatal que lo define como persona.
Comprender que cada bebé es diferente, y que sus necesidades
emocionales también lo son. Por ejemplo, no es igual el papel
de los padres en relación al sueño del bebé si ha habido un
nacimiento difícil, si el bebé ha sido prematuro, o si la madre
y el hijo tienen una mayor necesidad de apego, por el motivo
que sea.
Ningún niño se malcría por cogerlo en brazos. Los abrazos son
curativos también para dormir tranquilamente.
Reconocer que la única diferencia entre un niño que duerme
toda la noche y otro que parece que se despierta de forma fre-
cuente no es el número de despertares sino la habilidad del
primero en volverse a dormir por sí mismo sin necesidad de
intervenciones.
10. Todos los bebés saben cómo dormir, solo hay que ayudarles
para que sepan cómo continuar.
131
sino a solucionarles lo que les pasa. Los bebés pueden tener
calor, raramente sed -aunque sí los niños mayores-, pueden
haber comido demasiado, o insuficientemente.
132
23.Los terrores nocturnos aparecen alrededor de los 3 años, y
aparecen en la fase más profunda del sueño, al inicio de la
noche.
24. Las pesadillas pueden aparecer a los dos años, no afectan la vida
del niño ni tampoco al sueño en la mayoría de los casos.
25. Algunos niños pueden ser sonámbulos, pero esto no suele
ocurrir antes de los siete años, y se da más frecuentemente en
varones.
26. Hay que desterrar de plano algunos falsos mitos como el que
asegura que si el bebé duerme solo ya no molesta a sus padres,
o que el bebé que no duerme seguido padece insomnio...
27. Es mentira que los bebés solo duermen si se les deja solos en su
cunita y se les deja llorar hasta que se cansen.
28. Cuando tu hijo ya ha aprendido a dormir en su cuna, evita lle-
vártelo a tu cama cuando haya alguna alteración en la familia,
como divorcio, depresión materna, etc. El bebé puede asociar
la hora de dormir a alteraciones familiares.
29. El bebé recién nacido tiene un estómago adecuados a su tama-
ño, es decir, pequeño, y su dieta es líquida, por lo que la diges-
tión también será rápida, y necesitará despertarse varias veces
para dormir.
30. Que un niño sea confiado no es consecuencia única de la
herencia de un grupo de genes. Es consecuencia de que sus
necesidades emocionales, físicas, sociales y biológicas hayan
sido satisfechas desde el nacimiento.
31 La felicidad de tu hijo es consecuencia de conexiones emocio-
.
153
30 La delicada capacidad de respuesta social del cerebro exige
tomar en cuenta las emociones, ya que nuestra genética está
dirigida y moldeada, para bien o para mal, por las conexiones
sociales que establecemos a lo largo de la vida; del mismo modo
que somos emocionalmente responsables por la forma como
afectamos a los otros.
34. La sabiduría social de los padres debe incluir la empatía como
canal regulador de las emociones del bebé, para que este apren-
da a «leer» lo que se le dice, así como los gestos, posturas y tonos
de voz del que habla, sintonizando emocionalmente con su
mensaje.
154
4l, Para demostrar amor a tu bebé o a tu hijo pequeño es muy
importante que esa manifestación sea mediante el contacto,
con palabras y gestos (caricias, abrazos, besos...) y que le dedi-
ques tiempo para hablar e interesarnos por su vida cotidiana.
135.
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ÍNDICE
Introducción
NO a la ley del «todo vale»
¿El bienestar del hijo o el de los padres? 10
¿A quién escuchar? 12
Un libro muy diferente... 14
Bibliografía 137
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Rodriguez, Nora, 1960—
"Buenas noches, mi amor”
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Otros títulos
de la colección
MECENAS
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Del nacimiento al primer cumpleaños
Claudia Vargas
MATERIA GRIS
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ISBN 978-84-261-3855-2
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