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EL SUEÑO

ENCONTRADO

Compendio de cuentos terapéuticos


que empoderan a niños, niñas y adolescentes
¨Seamos el cambio que queremos ver en el mundo¨
Gandhi.
EL SUEÑO ENCONTRADO

Compendio de cuentos terapéuticos


que empoderan a niños, niñas y adolescentes

Ilustraciones y tapa del libro:

Arquitecta Alexandra Ramírez Flores


Índice.
Introducción.
1. Los leoncitos que no podían ver.
2. El hueco en el corazón.
3. El monstruo en el espejo.
4. Las flores del campo.
5. La niña que perdió su voz.
6. Silvia, la niña que aprendió a
controlar sus sueños.
7. Roger el niño que se deshizo de
sus pesadillas.
8. El sueño encontrado.
9. Pepo y la cueva.
10. El Monito Feliz.
11. La mariposa Bella.
12. Daniel y las palabras mágicas.
13. Telas de araña.
14. Disgustos en el cole.
15. Cuando los padres siempre
discuten.
16. Paula se entera de que sus
padres decidieron divorciarse.
Introducción.
Los cuentos transmiten una educación moral, se dirigen a todos los aspectos
de la personalidad, y van directo al hemisferio no racional del cerebro,
(hemisferio derecho) lo que facilita en los niños, niñas y adolescentes la
incorporación de pautas de comportamiento basadas en valores sin
necesidad de analizarlas y utilizando esas pautas tan pronto se da la
circunstancia que lo amerita. Además, reflejan las profundidades de la psique
humana, sus conflictos, ansiedades y aspiraciones, estimulan la confianza del
niño y les enseñan cómo superar sus dificultades de crecimiento,
empoderándolos. Las angustias de separación, de abandono, la avidez
oral, los celos fraternos, renunciar a la dependencia infantil etc. son partes de las
problemáticas que podrían tocar los cuentos infantiles y los cuentos terapéuticos
(Paliza, R. M. 2007).

Los cuentos terapéuticos se definen como aquel cuento en el que se cuenta una
situación conflictiva o traumática, llevando elementos simbólicos y que al final se
resuelve de forma feliz o positiva.

El cuento lleva a la mente del niño, a adentrarse en un mundo de fantasía, donde


su imaginación se está desarrollando y enriqueciendo de una forma
espectacular. Piensa en colores, formas, personas, sonidos, voces, etc., que solo
puede ver en su mente y así desarrollar su inteligencia.

Los cuentos terapéuticos es una técnica terapéutica con la que a través de la


relación entre el cuento y el sujeto, produce la recuperación de un trastorno o
malestar psicológico-emocional-espiritual. De esta disciplina, pueden
beneficiarse tanto niños, niñas, adolescentes como personas adultas. Los
aspectos positivos que aportan los cuentos son los siguientes:

 Enseñar a los más pequeños el gusto por la literatura.


 Potenciar la imaginación.
 Aumenta la creatividad.
 Enseñan a resolver problemas de la vida cotidiana.
 Se establecen mejores relaciones con los padres.
 Fomenta la madurez.
 Enseña buenos valores.
 Enseña hábitos saludables.
 Los cuentos terapéuticos curan trastornos.
 Consuela en aspectos negativos de la vida.
 Ayudan al adulto a mantener relaciones con su “yo” niño.
 Facilitan la comunicación. (Paliza, R. M. 2007).

Los cuentos terapéuticos pueden usarse en el aula; en terapia individual, de


grupo o familiar; o al preparar a los/las niño/as para que testifiquen. También
pueden usarlo padres, madres, tutores y otras personas que están a cargo de
menores. (Nancy Davis, 1996).

Para utilizar los cuentos terapéuticos haga las siguientes preguntas o pasos, al
finalizar la lectura del cuento y solo escuche al niño/a o adolescente, no juzgue,
ni critique sus respuestas:

1. ¿Qué entendiste del cuento?


2. ¿Quién era el personaje principal?
3. ¿Cuál era el problema del personaje principal?
4. ¿Cómo se sentía el personaje principal?
5. ¿Te identificas con el personaje principal?
6. ¿Cuál crees que era el mensaje o moraleja del cuento?
7. ¿De qué te diste cuenta?
8. ¿Cómo te sientes ahora?
9. Gracias por abrirte y confiar.
Cuentos Terapéuticos:
1. Los leoncitos que no podían ver.
(Para niños/as de 5 a 10 años)

Había una vez unos lencitos que nacieron de una leona mama. Al principio todo
iba bien para los leoncitos. La mama leona les lamia el pelaje y les alimentaba,
los quería mucho. Pero pasado un tiempo se fue el papa león y llego un león que
era peleón. El gato peleón tenía garras, era malo, gruñía mucho y mordía
realmente fuerte. Los pequeños lencitos estaban asustados todo el rato. Estaban
asustados en la mañana y en la noche. Estaban asustados mientras dormían y
cuando estaban despiertos. La vida para los leoncitos era muy infeliz. Todo ese
su miedo les afecto a sus ojitos. La mama leona les decía ¨leoncitos ¿porque no
van a atrapar a ese pequeño conejo?,¨y uno de los gatitos contestaba. ¨¿Cuál
conejo?. Cuando otros leoncitos que vivían cerca correteaban detrás de las
plantitas. Los leoncitos ni siquiera lo notaban. Había veces en que parecía que
los leoncitos ni siquiera se podían ver entre sí. Esto le parecía extraño a
cualquiera que viera a los leoncitos jugar. Sus ojitos dejaron de ver por los
asustados que estaban de ser rasguñados y mordidos por su mama leona y su
nuevo león peleón.

Después de un tiempo las cosas mejoraron para los leoncitos. Se mudaron a una
casa nueva donde nadie les podía lastimar. La nueva casa era un lugar alegre y
cálido con mucha comida y un lugar cómodo y agradable donde dormir. Mas los
leoncitos seguían teniendo problemas para ver. Cuando alguien les decía. ¨aquí
hay comida deliciosa para la cena, ¨ los leoncitos contestaban. ¨¿Cuál comida?¨.
Esto pasaba aun si la comida estaba justo frente a sus narices. Cuando algún
animalito correteaba por ahí. Ni siquiera lo notaban. Finalmente se dieron cuenta
de que el no poder ver les estaba causando grandes problemas, así que un día
anunciaron. ¨necesitamos que alguien nos ayude con esto¨.

Esa noche, cuando todos dormían acurrucaditos. Una hada madrina muy
especial vino a visitarlos. El hada les dijo. ¨ustedes tienen problemas con sus
ojitos por las cosas que les ocurrieron en el pasado. No querían ver las cosas que
les lastimaban porque estaban demasiado asustados así que algo dentro de
ustedes decidió que era mejor no ver. Ahora están seguros pero todavía actúan
como si no lo estuvieran. Miran pero no ven. ¨el hada tomo su varita mágica
diciéndoles que pronto verían todo lo que les rodeaba. Un leoncito se asustó y
dijo. ¨si me tocas los ojitos con la varita mágica, me va a doler. ¨el hada mágica
les tranquilizo. ¨no les voy a tocar los ojitos, solo voy agitarla delante de sus ojitos
para que cambien y ustedes puedan ver¨. Después del sueño. Los lencitos
siguieron durmiendo. Cuando los leoncitos despertaron a la mañana siguiente
descubrieron que todos habían tenido el mismo sueño. Aunque parecía bastante
raro, se sintieron mejor. ¨es un día hermoso, miren el sol y esos pajaritos. Dijo un
leoncito. Otro exclamo, ¨miren a esas hojas meciéndose sobre el pasto.
¨entonces, todos los leoncitos notaron insectos y arañas arrastrándose alrededor
de ellos. Los leoncitos estaban sorprendidos y felices ante todas las cosas
nuevas que podían ver porque antes no las habían notado.

Los días que siguieron, cada uno de los leoncitos podía ver más y más. Habían
aprendido a abrir sus ojos, así que nunca más mirarían sin ver. (Nancy Davis, 1

1996)

1
El problema que aborda: distorsiones perceptuales por algún trauma, las distorsiones
también se las aprende en la familia. Como por ejemplo: Distorsión de la visión: la mama
llega borracha. El niño dice:¨la mami ha estado tomando¨. El papa replica. ¨no, no ha
estado tomando. Solo está cansada´. Distorsión de la sensación corporal: niña: ¨papi, eso
duele ¨papa: ´no, no duele´. Distorsión de lo que se oye: niño: ¨anoche les escuche
peleando, ¨mama dice: ¨no es cierto, debes haber estado soñando¨ Distorsión del juicio:
niña: ¨mi profesora es mala. Siempre humilla a todos y lastima sus sentimientos¨. Papa:
¨eso no es cierto, tu profesora es una buena persona¨ Mensaje: se puede aclarar una
forma de aclarar sus distorsiones y ver el mundo claramente. Símbolos: El león peleón:
cualquier agresor. Miran pero no ven: aunque los ojos pueden ver y describir los objetos
que ven. El significado se suele distorsionar. Hada mágica. La sabiduría del inconsciente
para sanar.
2. El hueco en el corazón.
(Para Niños/as de 5 a 12 años y adolescentes de 12 a 14 años de edad)

Había una vez un niño llamado Juan. De bebé y de bien pequeñito, Juan no tuvo
una vida muy buena. Como las cosas no le fueron bien en la vida, tenía un hueco
en su corazón. El amor es la comida que necesita el corazón para funcionar y
para crecer. Como él no tenía mucho amor para alimentar su corazón, se le hizo
un hueco grande que habitualmente le dolía.

Cuando Juan se hizo un poquito mayor, se mudó a un lugar muy lindo pero las
cosas aún no iban muy bien porque se llevó al hueco que tenía en el corazón.
Sentía que el hueco debía ser llenado así que constantemente trataba de
llenarlo. Tomaba cosas y se las llevaba con él. Solía ocultar cosas. Incluso
tomaba comida y trataba*de alimentar su corazón de esa manera - pero la
comida que necesitaba para llenar su corazón era amor. Así que aunque tomó
muchas cosas, ninguna le llenó el hueco en su corazón. El hueco en su corazón
siguió doliéndole y siguió tratando de llenarlo para que se fuera el dolor.

A veces el hueco le dolía y el dolor hacía que Juan no pudiera pensar bien. Otras
veces el hueco le dolía y el dolor hacía que no pudiera hablar bien. Algunas
veces el hueco le dolía tanto que no podía dormir.

En esas ocasiones el hueco en su corazón le daba pesadillas así que estaba tan
adolorido como asustado.

El hueco en el corazón de Juan le causaba tanto problema que un día lo dijo en


voz alta, “Estoy cansado de este hueco en mi corazón. Ya es hora de arreglarlo.”
Le dijo a mamá, “Quiero ir a un doctor que pueda arreglar este dolor en mi
corazón." Ella hizo una cita con un doctor del corazón. Cuando Juan fue a su cita,
le dijo al doctor del corazón, “Tengo un hueco en mi corazón y quiero que lo
arregle porque me está metiendo en muchos problemas. Me hace tomar cosas y
luego me castigan. Hace que mi pensamiento se enrede y hace que mis
palabras se enreden. El hueco en mi corazón me hace tener sueños feos y se me
hace difícil dormir. Eso no es lodo, este hueco me causa problemas en la escuela
y ya me harté. Estoy cansado de este hueco en mi corazón y no lo quiero.”

De manera que el doctor tomó fotos del corazón de Juan pero, cuando miró las
fotos, no pudo ver el hueco. A Juan no le importaba que el doctor viese fotos del
hueco o no las viese. “Está ahí, se lo estoy diciendo, está ahí,” insistió.
“Bueno remarco el doctor." Creo que sé lo que está mal. Tienes el tipo de hueco
que no aparece en las fotos. Tienes el tipo de hueco que se abre cuando no
obtienes suficiente amor o lo que tu corazón necesita para crecer justo en la
forma correcta. Apuesto a que has estado mucho tiempo tratando de llenar tu
corazón y nada funciona."

“Así es,” dijo Chris. “Siempre estoy en problemas y eso hace que me duela aún
más mi corazón.”

“Sé cómo llenar el hueco en tu corazón." le tranquilizó el doctor.

El doctor lo llevó a una sala especial de tratamiento; allí sacó una bola de luz de
una caja fuerte. La luz le pareció a Juan como un pequeño sol. El doctor le dijo,
“Aunque muchas cosas te pueden sanar el corazón, la luz es lo que mejor me
funciona." Dicho esto, el doctor puso la bola de luz frente al pecho de Juan.
Cuando el doctor soltó la luz, esta flotó como un globo lleno de helio y se entró al
corazón de Juan. Juan pensó que la luz era extraña porque nunca había
experimentado esta clase de tratamiento médico.

“Esto es raro. ¿Son rayos equis?" preguntó.

El doctor contestó, “No, no son rayos equis pero la luz entra a tu cuerpo como
rayos equis. Esta es mi forma de sanar el tipo de hueco que tienes en el corazón."
Luego le dijo que se fuera a casa pero le recomendó que mantuviera la bola de
luz en su corazón para que el hueco siguiera reparándose.

Juan tenía sus dudas pero decidió confiar en el doctor. El doctor había sido el
primero en reconocer que él tenía un hueco en el corazón y que tenía
sugerencias sobre cómo librarse del hueco. Así que Juan volvió a casa. Pronto
notó que se estaba sintiendo y comportando de otra manera. En lugar de tomar
cosas y ocultarlas en su cuarto, jugaba con ellas y las devolvía. A la hora de
comer, ya no sentía la necesidad de comer lodo lo que estaba en la mesa para
llenarse. De noche, comenzó a dormir más y más. Estaba asombrado. La luz en
su corazón le ayudó a dormir tan pacíficamente que ya no tenía pesadillas
atemorizantes.

Al despertar cada mañana, Juan se sentía mejor todavía. Comenzó a hablarles a


la mamá que le había acogido y a sus profesores/as, y hablaba de otra manera.
Decía lo que estaba pensando y lo que estaba sintiendo. Usaba palabras difíciles
y oraciones largas. Los/las adultos/as le preguntaban. “¿Estás seguro que eres
Juan?”

Juan contestaba orgullosamente, “Sí, soy Juan.”


“¿Qué fue lo que te pasó?” le preguntaron sus profesores/as y su mamá.
“Realmente has cambiado.

Estás haciendo tu trabajo y hablando mucho mejor.”

Juan no dijo cosa alguna, sólo sonrió. Decidió que sólo él sabría sobre la luz. De
modo que dejó la luz en su corazón para que siguiera sanando el hueco. Cada
día se ponía mejor y mejor. Encontraba más y más paz al dormir y le iba mejor y
mejor en la escuela. Hablaba más y más y comenzó a hacerse de buenos
amigos.

Un día Juan no volvió a lomar cosas ajenas y a ponerlas bajo su cama o en su


bolsillo. Sonrió el día en que esto pasó. “Estoy tan contento de que el linceo en mi
corazón se haya ido porque en realidad no quería llevarme todas esas cosas,” se
dijo a sí mismo. “Sólo estaba tratando de llenar mi corazón pero, tomando cosas,
no funcionaba.”

Juan se puso mejor y mejor y le fue tan bien en la escuela que sorprendió a
todos. Incluso se sorprendió a sí mismo. Fue entonces que un nuevo niño vino un
día a vivir a su hogar de albergue. Cuando Juan se dio cuenta que tomaba cosas
y las ocultaba, le rodeó con su brazo y le dijo, “Yo sé lo que está mal contigo.
Tienes un hueco en el corazón y yo conozco justo al doctor que te puede ayudar
a sanar.” (Nancy Davis, 1996)
2

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El/Los problema/s que aborda: Los síntomas causados por la agresión infantil y la falta de
cuidados, como el robar, el comer constantemente, la dificultad para dormir y los problemas en
el colegio. Mensaje: Se puede hallar una forma de sanar el trauma de la agresión sufrida y
soltar los síntomas. Símbolos: Hueco en el corazón: el trauma causado por la falta de amor y
cuidados. Doctor/a del corazón: cualquier adulto/a que puede entender y ayudar a sanar Luz:
la curación, el conocimiento, lo opuesto a la oscuridad: el abrirse al conocimiento para poder
sanar. Los elementos del cuento que se puede cambiar: El sexo del personaje principal: los
síntomas, el sexo del/de la médico.
3. El monstruo en el espejo.
(Niños/as de 5 a 14 años de edad)

Había una vez un niño muy especial que se llamaba Jack y que se hacía más
alto cada día. Mucha gente le decía, “Eres tan apuesto y tan inteligente” pero él se
miraba al espejo y veía un cocodrilo o un tiburón o un monstruo feo.

“No soy apuesto para nada. Deben estarme diciendo eso sólo para que me
sienta bien. ¿Por qué no pueden verme como yo realmente me veo?” Kevin se
susurraba a sí mismo. Una voz dentro de él le decía constantemente que no tenía
valor y que era un fracaso. Esto le hacía sentirse mal consigo mismo. Se sentía
como si fuera un cocodrilo y mordiera a la gente. Se sentía como si fuera un
monstruo y asustara a la gente. Tenía mucho enojo adentro, tal como un tiburón.

Jack trató de que la gente que lo rodeaba viese el mundo como él lo veía. “No
soy apuesto ni inteligente, soy un monstruo,” decía. Como nadie creía que él
fuera un monstruo, Jack comenzó a actuar como monstruo. Gruñía, pegaba y se
mostraba enojado todo el tiempo. Atacaba a la gente y hacia muchas cosas
malas o raras.

Muy pronto la gente se puso a decir, “¿Por qué es que un muchacho tan
inteligente y apuesto está actuando como si tuviera un monstruo dentro de él?”
Entonces Jack sonreía porque finalmente estaban entendiendo - él era un
monstruo. Sólo tenía que convencer a más gente, así que hizo todo lo posible
para que la gente pensara que era un monstruo feo. No pasó mucho tiempo
antes de que la gente dijera, “¡Kevin realmente es un monstruo!”

Un día Jack estaba sentado solo en la cancha de basquetbol porque nadie


quería jugar con él. Un niñito llamado John se acercó y le dijo, “Oye, ¿por qué
quieres que todos piensen que eres un monstruo?”

Jack gruñó, “Grr… porque soy un monstruo, por eso. Aléjale.”

Pero Hugo era muy especial y vio a través de este gruñido y de la maldad, “¿No
te sientes solo tratando de ser un monstruo?” preguntó.

Jack tuvo que admitir, si quería ser honesto consigo mismo, que se sentía muy
solitario siendo un monstruo. También se sentía muy solo sintiéndose como un
monstruo y que lodos lo trataran como un monstruo. También se tuvo que
admitir que lo peor de ser un monstruo eran las cosas malas que se decía a sí
mismo.
“¿Estás listo para dejar de tratar de ser un monstruo?” preguntó Hugo.

“No sé cómo dejar de hacerlo,” replicó Jack.

“Déjame llevarle a mi espejo,” dijo Hugo, “es un espejo que muestra la verdad.”

“Bueno, voy,” dijo Jack, sintiéndose un tanto esperanzado de que su vida pudiera
ser diferente. Para su sorpresa, cuando se miró en este nuevo espejo que
reflejaba la verdad, no halló ni señas de un monstruo. Allí estaba un muchacho
muy inteligente, apuesto y fornido.

“¿Y qué si no me veo como un monstruo por fuera?” balbuceó Jack, “sigo siendo
un monstruo por dentro.”

“No tienes que seguir sintiendo que eres un monstruo por dentro por mucho más
tiempo,” afirmó Hugo, “¿Por qué no pides un sueño especial que te pueda
ayudar a entender cómo dejar de ser un monstruo?”

Así que esa noche, cuando Jack estaba por irse a dormir, decidió intentarlo.
“Necesito un sueño muy especial que me muestre que no soy un monstruo," se
murmuró a sí mismo. Como había decidido que quería un cambio, una persona
muy sabia vino a su sueño y le habló por un largo rato. Esta persona sabia le hizo
saber lo especial que era, lo inteligente que era y el hecho de que en verdad no
era un monstruo: sólo era un truco que le estaba haciendo su corazón. En ese
momento, la parle de Jack que sabía que no era un monstruo, un tiburón o un
cocodrilo se hizo muy fuerte y halló una voz que le habló toda la noche. Esta voz
dijo, “Te estás volviendo más inteligente cada día. Estás hallando formas de
hacerte de muchos amigos buenos. Te está yendo mejor en la escuela. Estás
recordando todo lo que estudias y te va cada vez mejor en los exámenes. Te
estás gustando cada vez más. Estás probando cosas nuevas y descubriendo
quién eres realmente.”

Cuando Jack pensaba que era un monstruo, la voz dentro de él le decía cosas
malas y negativas. Le convencía de que las cosas siempre le resultarían mal en
su vida y que continuaría sintiéndose como un monstruo para siempre. Ahora
supo que esa voz no volvería a ser fuerte. La parte de Jack que tenía cosas
positivas que decirle había tomado el control y lo dirigía hacia rumbos nuevos y
gratificantes.

Cuando Jack se despertó, el sueño seguía pareciéndole muy real; la voz positiva
aún le hablaba. Fue a mirarse al espejo y se dio cuenta que era diferente. En los
días que siguieron dejó de actuar como un monstruo. Dejó de gruñir y de pegar.
Dejó de odiarse a sí mismo y de estar enojado como un monstruo.
No pasó mucho tiempo antes de que su vida cambiara en muchas formas. Halló
modos de hacerse de amigos y de ser un amigo. La voz positiva le seguía
hablando así que aun cuando cometía errores, se daba cuenta que era normal -
no tenía nada que ver con ser un monstruo. Cuanto más le decía la voz que
podría manejar su enojo, expresaba su enojo mejor y más apropiadamente.

Un día cuando Jack estaba pasando por el corredor de la escuela, un niño de


primer grado salió corriendo del baño mientras gritaba, “Hay un monstruo allá
adentro.” Jack sonrió y abrazó al tembloroso nimio. “Los monstruos no existen,” le
dijo y en ese momento sintió que su corazón sonreía. (Nancy Davis, 1996)
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El/Los problema/s que aborda: Una imagen negativa cíe uno/a mismo/a que tiene una
forma muy mala, enojada y/o agresiva. Mensaje: Puede hallar una forma de verse a sí
mismo/a como una persona valiosa y digna de consideración; de decir cosas positivas y
optimistas de sí mismo/a y de comportarse apropiadamente. Símbolos: Monstruo: un/a
niño/a que cree que no tiene valor y es horrible Voz interior: las actitudes repetitivas hacia
uno/a mismo/a Los elementos del cuento que se puede cambiar: El sexo del personaje
principal.
4. Las flores del campo.
(Cualquier niño/a de 4 a 12 años y adolescente que por ser diferente, es el
hazmerreír de otros/as niños/as)

Había una vez un campo lleno de magníficas flores de colores brillantes. Las
flores en este campo eran silvestres; nadie las había plantado; brotaron y
crecieron por su cuenta. Algunas surgieron de semillas que el viento acarreó. A
otras las plantaron ardillas para su alimento y luego las olvidaron. Otras incluso
brotaron tic semillas que habían dejado caer los pájaros que sobrevolaban el
campo. También los animalitos las trajeron enganchadas en su pelaje.

Como había tantos animales y pájaros por el campo y como también traían
semillas los fuertes vientos, crecieron flores de todo color y variedad hasta donde
se perdía la vista. Había margaritas altas y amarillas y florecitas moradas. Había
margaritas de centro negro y nomeolvides azules que crecían cerca al riachuelo
que recorría el campo. Todos/as los/as que pasaban por el campo comentaban
sobre su belleza.

Un día, un pájaro que venía de lejos soltó dos semillas al pasar por el campo,
listas semillas crecieron hasta hacerse dos bellas flores rosadas que no se
parecían a ninguna otra flor en todo el campo. Como eran inusuales, las flores
comenzaron a decir entre ellas, “Somos diferentes. No hay ninguna otra flor
como nosotras en ninguna parte de este campo.”

Las otras flores también notaron la diferencia. Pronto se pusieron a mofarse de


las flores rosadas. “Hay algo mal en ustedes. No se parecen a nosotras,” dijo una.
“No tienen el color correcto,” dijo otra. “Su forma es diferente,” dijo una tercera, “y
sus hojas son demasiado verdes.”

A las dos llores rosadas no les gustaba que las rechazaran. Y entonces ocurrió la
cosa más extraña...las flores comenzaron a creer las cosas malas que las otras
flores les decían. Pronto las flores rosadas se estaban repitiendo las crueles
burlas. “Somos horribles. No somos tan buenas como esas llores. No somos tan
bonitas. No somos tan coloridas ni olemos tan bien.” Creyendo que eran
diferentes y, por ende, feas, las flores rosadas se ocultaron para que ningún
visitante al campo las viera.

Un día, una profesora trajo a su clase de ciencias a este campo. Los/as


estudiantes teman que encontrar flores de muchas variedades. Encontraron
margaritas, irises y nomeolvides. Descubrieron margaritas y llapanques.
Notando que los/as estudiantes estaban por allí escudriñando, las llores rosadas
se pusieron a temblar de miedo de que, si las descubrían, notarían cuán feas y
diferentes eran.

Lo que ocurrió fue que una estudiante muy curiosa se puso a buscar muy
afanosamente una flor inusual. Descubriendo a las dos flores rosadas, anunció a
viva voz, “¡Miren lo que encontré! ¡Miren lo que encontré! Encontré unas
orquídeas zapatilla de dama. No se supone que crezcan por aquí. Son tan poco
comunes y hermosas.”

Todos/as los/as estudiantes de la clase corrieron a ver las nuevas flores


descubiertas. Las miraron asombrados/as. “¡Uau! estas (lores son tan inusuales,”
comentó una estudiante. “Es extraordinario que estén creciendo aquí; son llores
tan especiales y tan raras. ¡Olí! me alegra tanto que las hayas descubierto."

La profesora les aconsejó que no arrancaran las flores rosadas, tan poco
comunes, para que produjeran semillas que formaran más plantas. Muchos/as
fotografiaron a las bellas llores rosadas para mostrárselas a sus mamas y sus
papás.

Después de que la clase se hubo ido hacia la escuela, las dos llores rosadas
comenzaron a hablar. “¿Qué dijeron?” preguntó una.

Dijeron que somos inusuales y valiosas y que no se supone que estemos


creciendo aquí,” replicó la otra flor rosada, “Dijeron que somos flores bellas e
incluso nos fotografiaron."

Una de las flores que crecía cerca de ellas, tratando de que las orquídeas
zapatilla de dama rosadas se olvidaran de los cumplidos de los/las estudiantes,
dijo, “Yo no les escuché decir eso, debes haberte equivocado.” Sin embargo, las
flores rosadas tenían muy buen oído y recordaron y aprendieron.

No tardaron en verse de otra forma. Ya no se escondían detrás de las otras llores.


Como se velan de otra manera, las llores rosadas crecieron rectas y produjeron
más y más capullos. Pronto sus capullos eran los más hermosos del campo. Los
visitantes podían notar, por como las flores rosadas se erguían, que habían
llegado a entender que eran especiales. Un día, una de las flores rosadas le
comentó a la otra, “¿No es sorprendente que pensáramos que no teníamos valor
y que éramos feas solo porque éramos tan diferentes de las otras flores aquí?
Somos diferentes a las otras flores solamente porque el pájaro que trajo nuestras
semillas venía de muy lejos.”
Después de la visita de la clase tic ciencias, las Mures rosadas se sintieron muy
bien consigo mismas, sin importarles lo que cualquiera de las olías flores les
decían. Cuando en la siguiente primavera brotó una nueva flor que era muy
diferente, las flores rosadas se aseguraron de que esta nueva flor entendiera que
el ser diferente tiene poco que ver con el valor. (Nancy Davis, 1996)
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4
El/Los problema/s que aborda: Una baja autoestima; el ser humillado/a y degradado/a por
pares. Mensaje: Ser diferente no tiene nada que ver con el valor que tenga uno/a; se puede hallar
el propio valor aun cuando los/las demás nos estén degradando. Símbolos: Flores: un/a niño/a
que es diferente. Ocultándose bajo las hojas: la tendencia que tiene un/a niño/a cuya autoestima
es baja a ocultar sus fuerzas, aún de sí mismo/a. Los elementos del cuento que se puede
cambiar: Se puede individualizar los tipos de comentarios que hacen otros/as estudiantes.
5. La niña que perdió su voz.
(Para niños/as de 4 a 7 años de edad)

Había una vez una niñita llamada Saly, a quien le gustaba jugar y reír. Le
gustaba ver películas y contar lodo lo que le ocurría.

Más un día, y por muchos días. Saly se vio envuelta en un gran problema.
Cuando esto ya pasó, su voz, aparentemente, había desaparecido. No fue que
dijera, “¡Voz vete!” sino que perdió su voz porque empezó a sentirse muy triste y
muy asustada por dentro y muy afligida.

Cuando perdió su voz, dejó de comer y dejó de reír. También dejó de decirle a
toda la gente que la rodeaba lo que le había pasado durante el día. Ellos/as le
preguntaban una y otra vez, “¿Qué tienes, Saly? ¿Qué pasa?” Pero como ella
había perdido su voz, no podía explicar lo que le pasaba.

Un día, los sentimientos de Saly se volvieron tan fuertes que halló su voz y le
contó a su familia lo que estaba pasando. Su familia se alegró de que les hubiese
dicho la verdad y le prometieron que nunca dejarían que esas cosas malas le
pasaran de nuevo. “Te vamos a proteger, Saly,” le aseguraron. Luego le dijeron
que tendría que decirle a mucha gente lo que ocurrió, especialmente a una
persona que trabajaba en la defensoría y que se llamaba [nombre del/de la
oficial de la defensoría].

Cuando la familia de Saly la llevó a ver a esa persona de la defensoría, él/ella le


hizo muchas preguntas. AI oír estas preguntas, volvieron todos los sentimientos
que se habían llevado la voz de Saly y volvió a perder su voz. La persona en la
defensoría le preguntó, “Qué pasó, Saly?” pero ella no contestó, listaba asustada
y su voz se había ido.

Entonces Saly fue a ver a una doctora especial. La doctora dijo, “Mola, Saly” pero
Saly no dijo cosa alguna. “¿Cuántos años tienes, Saly?” le preguntó la doctora.
Saly siguió callada. Para tratar de que Saly hablara, la doctora encendió su
grabadora y le mostró el micrófono. “Hablémosle a esta cinta,” dijo la doctora.
“¿Cómo te llamas?” pero Saly había perdido su voz y no dijo nada.

Como Saly seguía callada, la doctora fue al dosel y volvió con un espejo. Lo
sostuvo frente a Saly para que ella pudiese verse la cara. “Saly, quisiera que
mires esto,” le dijo la doctora señalando la boca de Mary en el espejo, “Tienes
una boca y es una boca muy bonita, especialmente cuando sonríes, pero una
boca es más que para sonreír ¡y aún más que para comer! También es para
hablar. Cuánto más hables de lo que te pasó, mejor le vas a sentir porque tu voz
es tu amiga. Tu voz es la parte de tí que le puede decir a la gente adulta lo que
necesita saber para protegerte.”

Saly siguió sentada en silencio por un minuto, luego dijo, “Mi nombre es Saly.”

“Me alegra tanto que hayas encontrado tu voz,” le dijo la doctora. “¿Sabes lo que
significa decir la verdad?”

Saly dijo. “Sí,” le dijo a la doctora. “Cuando digo lo que realmente ocurrió, esa es
la verdad. Cuando juego a las mentiritas o me invento algo, eso no es la verdad.”

“Exacto,” le dijo la doctora. “Cuando te inventas algo que no pasó, esa es una
mentira.”

“Yo sé eso,” dijo Saly más confiada en que su voz estaba aquí para quedarse.

“Dime lo que te pasó, Saly,” le dijo la doctora. “Asegúrale de decirme la verdad y


lo que realmente ocurrió.”

La voz de Saly había encontrado una forma de funcionar y de ser su amiga. Le


contó a la doctora todo lo que le había pasado y por qué estaba tan asustada.
Saly comenzó a entender y a creer que su voz era su amiga.

Al día siguiente, Saly fue a visitar a [nombre encargado/o de la defensoría].


Descubrió que si decía todo lo que la estaba molestando, sus sueños
atemorizantes desaparecían. Cada día hablaba más y más sobre muchas cosas
en su vida y sonreía lodo el día con la voz que se había convertido en su amiga. 5

(Nancy Davis, 1996)

5
El/Los problema/s que aborda: Los/las niños/as pequeños que deben testificar en la
corte se asustan tanto que no pueden hablar de lo que les pasó. Mensaje: Diga la verdad.
El hablar le libra de su temor y permite a los/las adultos/as protegerle; su voz es su poder y
su amiga. Símbolos: Voz perdida: el miedo Los elementos del cuento que se puede
cambiar: El sexo de la niña del cuento; el sexo del/de la fiscal o coordinador/a de las
víctimas que testifican (de aquí en adelante, oficial de la corte); se recomienda insertar el
nombre y el cargo del/de la oficial de la corle en el cuento, en los lugares en los que
aparecen corchetes.
6. Silvia, la niña que aprendió a controlar sus
sueños.
(Niños/as de 10 años y menores)

Había una vez una niña llamada Silvia que tenía sueños atemorizantes cada
noche. Solía soñarse con tiburones y monstruos y gente lastimando a otra gente.
Cuando tenía estos sueños se asustaba tanto que se levantaba de su cama de
un salto y salía corriendo. Se iba a la cama de alguien de la familia que la
ayudara a sentirse segura. Como a nadie en la familia le convencía que ella
pasara la noche en cama ajena, siempre tenía que volver a su cama la noche
siguiente. No había noche en que Silvia no se asustara y sintiera insegura al
tratar de dormir.

Una noche estaba echada en su cama realmente asustada cuando se le


apareció la princesa de “La Bella Durmiente” para hablar con ella. Esta princesa
sabía mucho sobre el sueño porque había dormido por muchísimo tiempo sin
tener una sola pesadilla. La princesa le dijo, “Te puedo ayudar con tus pesadillas.
La próxima vez que veas a un monstruo, quiero que le claves un alfiler para que
te des cuenta que solamente es un globo en forma de monstruo, se reventará y
desaparecerá.”

Silvia no estaba del lodo convencida. “No sé si eso vaya a pasar; no sé si creerle,”
dijo. La princesa respondió, “Sólo intentémoslo. Estaré contigo, al lado de tu
cama y en tus sueños. Te ayudaré a alejar a todos los monstruos.”

De modo que Silvia se durmió y no tardó mucho en comenzar a soñar. Se le


apareció un gran monstruo. La princesa entró a su sueño y le alcanzó un alfiler
que tenía en la mano. “Aquí está un alfiler,” dijo. “Clávaselo al monstruo para que
se aleje.”

Silvia estaba un tanto asustada pero la princesa le tomó la mano y le ayudó a


pinchar al monstruo y “PUM,” desapareció. “¿Ves?” le dijo la princesa, “tú tienes el
poder de librarte de los monstruos de tus sueños.”

“Esto es fantástico,” dijo Silvia “pero yo me sueño con otras cosas que me
asustan.” La princesa le dijo. “Me quedaré contigo y te ayudaré a librarle de lodo
lo que te asusta en tus sueños.”

Así que Silvia se volvió a dormir. Pronto estaba soñando que alguien a quien ella
amaba trataba de lastimarla. Cuando apareció la princesa, Silvia exclamó “No
quiero clavarle alfileres, estoy asustada.” La princesa estuvo de acuerdo. “Tú y yo
nos vamos a enfrentar a esta persona y a decirle que ya no trate de lastimarte. Le
diremos que no se supone que la gente que te ama te lastime. Le hablaremos
con tanta firmeza y tanta fuerza que no te va a lastimar en tu sueño.”

Con lo que la princesa y Silvia se pararon frente a la persona que iba a lastimar a
Silvia pese a que se suponía que la amaba. Ambas le exigieron, “Deja ya de
hacer esto. No se supone que uno/a lastime a quien ama. Deja ya de hacer esto.”
Entonces la persona simplemente se desvaneció: era tan sorprendente. El resto
del sueño fue feliz porque Silvia se soñó que ella y sus amigas se iban al cine y la
pasaban muy bien.

Cuando Silvia se despertó por la mañana estaba en su propia cama. No sólo


estaba sorprendida ella sino toda su familia. Les anunció, “Me estoy haciendo
más grande y más inteligente y más poderosa y puedo pensar en cómo hacerme
cargo de mis propios sueños.”

Esa noche, Silvia no tuvo miedo de irse a dormir. Su madre no lo podía creer.
Cuando los monstruos y los tiburones se aparecieron en sus sueños, Silvia llamó
a la princesa para que la ayudara. Silvia les pinchó con una aguja y “PUM,”
desaparecieron. Cuando en sus sueños la gente que se suponía que la amaba
estaba tratando de lastimarla, ella halló una forma de hacerla desaparecer.

Pronto Silvia estaba teniendo mejores sueños y más placenteros y no veía la hora
de irse a dormir. Dejó de ir a la cama de su madre porque se estaba haciendo
tan poderosa que era capaz de tener sueños agradables en su propia cama.
Después, cada vez que la necesitaba en sus sueños, llamaba a la princesa para
que la ayudara. Entonces ella y la princesa se deshacían de los monstruos o de
cualquier cosa atemorizante en sus sueños. Y aprendió algo más de sus sueños:
aprendió que era inteligente y que era poderosa. También había descubierto la
forma de decirles lo que quería y necesitaba a quienes la rodeaban y a decirse
cosas en su mente que la ayudaban a sentirse mejor consigo misma. (Nancy 6

Davis, 1996)

6
El/Los problema/s que aborda: Pesadillas, especialmente aquellas en las que una
persona conocida es quien lastima. Mensaje: Puede hallar la fuerza para hacer
placenteros sus sueños atemorizantes. Símbolos: Bella durmiente: la parte del
inconsciente que es sabia y útil. Los elementos del cuento que se puede cambiar: Este
cuento suele tener más éxito cuando se añade el nombre del/de la niño/a al personaje
principal. Otros elementos que se puede cambiar para personalizarlo son: la edad y el sexo
del/de la niño/a; los temas de las pesadillas; la gente a cuya cama va el/la niño/a cuando
está asustado/a.
7. Roger el niño que se deshizo de sus
pesadillas.
(Para Niños/as de 10 años y menores)

Había una vez un niño llamado Roger que estaba teniendo pesadillas realmente
atemorizantes. A veces sus pesadillas eran tan feas que no podía dormir. En otras
ocasiones tenía pesadillas sobre una bruja vieja, Fea, cruel y malvada, y se
despertaba y corría a meterse en la cama de su hermano. Bueno, a su hermano
esto no le gustaba mucho porque lo despertaba. La gente le decía a Roger, “¿Por
qué no puedes simplemente volver a dormir?” Él no lo sabía. No quería estar
despierto, simplemente no lo podía evitar.

Una noche, Roger se soñó con esa vieja bruja. De pronto entró a su habitación y
le dijo, “Roger te voy a mostrar cómo librarte de esa vieja bruja malvada de tus
sueños para que no tengas que soñarte con ella otra vez.” Le dio un alfiler
enorme. Luego le entregó una vara con una clase especial de rayo láser y le dijo,
“Puede usar cualquiera de estas dos cosas. Puedes poner el rayo láser sobre la
bruja y simplemente se derretirá o puedes pincharla con una aguja y
simplemente se reventará como un globo.”

Roger dijo “Me asusta un poco hacer cualquiera de esas dos cosas, ¿me puedes
ayudar?”

Muy bien, hagámoslo,” consintió. “Apunta hacia allá con ese rayo láser.”

Roger apuntó hacia allá y “uush,” la bruja desapareció. “Oye, esto está muy bien,
me gusta,” le dijo Roger a [ ]. “¿Te vas a quedar conmigo cada noche para
ayudarme a librarme de las brujas y los monstruos de mis sueños?”

Dijo, “No tengo que quedarme contigo cada noche. Te voy a dejar el rayo láser y
la aguja y lo puedes hacer tú mismo.”

Bueno pues, Roger no estaba del todo seguro de lo que afirmaba pero decidió
que hacer lo que él le decía era mejor que tener pesadillas. A la noche siguiente
se soñó con un monstruo horrible, verde y viscoso. Agarró la vara de láser y
apuntó el rayo de luz al monstruo y desapareció el horrible monstruo.

Roger dijo feliz, “Esto es buenísimo, me encanta. Puedo controlar mis sueños.
Esto es excelente.” Comenzó más bien a soñar que iba al Centro de
Convenciones y veía un partido de básquetbol. Ese fue un sueño muy agradable.

Aquí coloque el nombre del superhéroe favolilo del/de la niño/a.


A la noche siguiente, volvió a tener un nial sueño. El sueño comenzó con unos
ladrones que le perseguían. Entonces Roger sacó su vara de láser y la apuntó a
los ladrones, haciendo brillar un rayo de luz directamente sobre ellos. Se
convirtieron en ratones y comenzaron a dar vueltas dando los gritos agudos que
dan los ratones. Roger se rio y dijo, “listo es excelente, me encanta, realmente soy
inteligente.”

Luego tuvo un sueño sobre un gran monstruo. Roger se había envalentonado


con sus éxitos en librarse de sus pesadillas, así que agarró el alfiler y pinchó al
monstruo. Reventó como un globo y salió disparado por el aire, volando muy
pero muy lejos. “Tengo tantas formas de librarme de las pesadillas se dijo Roger
que nunca más me voy a asustar de irme a dormir.”

Bueno, después de esa noche, tuvo menos pesadillas y sabía que si en verdad
aparecía una pesadilla, podría librarse de ella fácilmente. Podía usar su rayo láser
o su alfiler. Sabía cómo hacer desaparecer a cualquier monstruo. Dejó de irse a
la cama de su hermano y comenzó a tener más y más sueños buenos...sueños
en los que era feliz y jugaba y se iba a un parque de diversiones. Tenía sueños
que le ayudaban a que le fuera bien en la escuela y a sentirse seguro. Cada día
se sentía mejor y mejor consigo mismo. Mejoró tanto que podía hablar mejor,
pensar mejor y ser más y más feliz.

Después de eso, cuandoquiera que alguien venía a clase diciendo que había
tenido una pesadilla, Roger se sonreía porque él sabía cómo librarse de las
pesadillas y sabía que eso lo hacía muy inteligente. (Nancy Davis, 1996)
7

7
El/Los problema/s que aborda: Pesadillas, terrores nocturnos. Mensaje: Se puedo uno/a
deshacer de las pesadillas, sentirse seguro/a y dormir tranquilo/a. Símbolos: Superhéroe:
la sabiduría del inconsciente. Les iluminó y desaparecieron: el conocimiento le ayuda a
uno/a a deshacerse de sus viejos temores. Vara de láser: se usa en lugar de una pistola
debido a la creciente violencia que causan las pistolas en nuestra sociedad. Los
elementos del cuento que se puede cambiar: Ponga el nombre del/de la niño/a en el
cuento; también ponga el nombre de su superhéroe favorito/a: el sexo del/de la niño/a; los
lemas de las pesadillas; el comportamiento causado por las pesadillas o la incapacidad de
dormir; ejemplos específicos de cómo mejora la vida para que sean apropiados para el/la
niño/a que escucha el cuento. Por ejemplo, “Un niño tenía sueños que le ayudaban a que
le vaya bien en la escuela o que le ayudaban a entender la manera de hacerse de
amigos/as o de gustarse a sí mismo/a.
8. El sueño encontrado.
(Para niños/as, adolescentes de todas las edades y adultos)

En el presente había un príncipe soñador que vivía en un planeta muy lejano y


muy parecido al nuestro; con montañas, ciudades, flores y mariposas.

A este príncipe le gustaba soñar y decía: ¨habrá tiempos mejores, algún día se
cumplirá mi sueño de viajar… algún día podre tener ese casco para manejar mi
bicicleta, mi sueño es tener más dinero para comprarme los libros que me
gustan y poder leerlos¨.

Un día el príncipe estaba caminando por un sendero en las montañas cerca de


su casa y se encontró con un joven muy raro a primera vista. Y le dijo: ¨tu eres
muy raro, pareces un mago, pero eres muy joven y no tienes barba¨, ese joven
raro en realidad era un mago y le contesto: ¨ciertamente soy un mago, pero no
soy joven y no necesito la barba para parecerme a un mago experimentado
como tú crees¨, ¨solo deseo y mis sueños se hacen realidad, por eso no necesito
parecerme a nadie ni una barba, ¨. Luego el mago le pregunto al príncipe: ¨te veo
preocupado, y se cuál es tu preocupación, quieres hacer de tus sueños realidad…
y cuál será ese tu deseo más grande que quisieras hacer realidad¨, el príncipe le
respondió: ¨ si me preocupa eso¨. Yo sé cómo puedes logarlo, primero haz una
lista de cuatro de tus sueños más importantes (soñar), luego escoge el que es
más fácil de lograr, planifica como puedes alcanzar este sueño, pon una fecha
límite, quienes te pueden ayudar a lograrlo y tus metas, luego empieza a actuar,
es decir realizar tus metas una a una y verlas si funcionan… sin darte cuenta estas
haciendo tu sueño realidad… y pues bueno lo último que harás es celebrar tu
triunfo. (Dragon Dreaming, 2016)

El príncipe escuchando atentamente al mago estaba muy sorprendido y desde


ese momento empezó a planificar sus sueños y actuar, para que sus deseos se
hagan realidad… agradecido con el mago… se fue a casa alegre y cantando. 8

(Ballivián, Franz. 2016)

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El/Los problema/s que aborda: Hacer que los deseos se hagan realidad, que todo deseo es
posible. Los elementos del cuento que se puede cambiar: El nombre del niño y del mago.
Mensaje: Todo es posible, si organizas tus deseos. Símbolos: El mago: uno mismo, que puede
apoyarse y dar un paso para mejorar en la vida.
.
9. Pepo y la cueva.
(Para niños/as muy pequeñitos y adultos para encontrar traumas del pasado)

Había una vez un niño muy especial, llamado Pepo, que reía y jugaba. Pepo, era
feliz casi todo el tiempo hasta el día en que comenzó a ir a una cueva. Resulta
que la cueva era un lugar muy oscuro y atemorizante. Algo le pasó a Pepo
estando en el sótano que hizo desvanecer su felicidad. Comenzó a llorar mucho
y tenía problemas para dormir. Quizás vio cosas que los niños no están listos
para ver. Y como, por alguna razón, cuando estaba en la cueva comenzó a creer
que las cosas que allí ocurrían eran secretas, no contó lo que le ocurría allí abajo.

Después de que Pepo empezara a ir a la cueva, comenzó a actuar como un niño


mucho mayor. Pareció perder su alegría y se sentía asustado y enojado.

Llegó el día en que fue a la cueva por última vez. Conforme avanzaba vio que
había muchas puertas por las que pasar. Así que tras pasar por cada puerta, la
cerraba con llave. Cerró todas las puertas con llave porque la cueva lo ponía muy
triste y lo asustaba mucho y no sabía cómo poner esos sentimientos en palabras.

Aun cuando había cerrado las puertas con llave, pasó algo extraño. Seguía
sintiéndose triste y enojado pero no recordaba por qué. Quería recordar lo que
había pasado pero las puertas de la cueva estaban cerradas con llave. Creía que
no tenía la llave para abrirlas otra vez.

Una noche, mientras dormía, se soñó con la llave y se vio abriendo puertas. Su
sueño le ayudó a ver cómo encontrar la llave. Cuando se despertó en la mañana,
se acordó de su sueño. Halló la llave que necesitaba y abrió todas las puertas de
la cueva para explicarse por qué estaba tan asustado y enojado. Encontró las
palabras para decir, a todos/as los que necesitaban saber, lo que había pasado
en la cueva.

Después de eso, cuandoquiera que Pepo se siente triste y enojado, usa su llave
para ayudarse a explicar sus sentimientos y se asegura de siempre mantener la
llave como una parte de su vida. (Nancy Davis, 1996)
9

9
El/Los problema(s) que aborda: Trauma que no se recuerda. Mensaje: Se puede hallar la llave
para recordar lo que es importante en el pasado, poner ese recuerdo en palabras y usarlo para
sanar. Un/a niño/a puede describirle su trauma a un/a adulto/a que le puede proteger y ayudarle a
sanar. Símbolos: Sótano: el lugar en donde ocurrió el trauma; el lugar en donde los recuerdos
residen en la mente. Echando llave a las puertas: olvidando eventos traumáticos del pasado.
Llave: lo que se necesita para recordar. Los elementos del cuento que se puede cambiar: El sexo
del/de la niño/a; lo que ocurre cuando la memoria se despierta.
10. El Monito Feliz.
(Para Niños/as de 5 a 12 años y adolescentes de 12 a 14 años de edad)

Había una vez un monito enojado y triste que decía: Nadie me quiere porque
soy violento y agresivo, pero a mí no me gusta ser peleón yo no quiero ser malo…

Cuando los otros monitos lo llamaban a jugar él se ponía muy contento… Pero
luego, se enojaba, peleaba con los otros, les hacía daño… Ninguno entendía por
qué se enojaba.

Triste, el monito pensaba: “Yo no quiero ser malo, quiero tener muchos amigos
que les guste jugar conmigo”…”¡si eso quiero!”

El monito quería ser amistoso y valiente, pero tenía mucho miedo. Tenía miedo
de la oscuridad, de estar solo y tenía miedo de que los otros se dieran cuenta
que él tenía miedo. Deseaba tanto cambiar que inventó esta canción: Quiero
tener muchos amigos que vengan a jugar conmigo, No quiero estar solito.
Quiero ser amistoso y valiente, quiero ser un gorila, no quiero ser más un
monito…

Un día una lora lo escuchó cantar y le preguntó: “¿por qué quieres ser un gorila?”

“Porque si soy fuerte y grande como los gorilas ya no voy a tener miedo de nada,
con sólo gruñir todos huirán de mí…” respondió el monito.

“Pero los gorilas también tienen temor!” dijo la lora. “¿Gorilas con susto? No lo
creo!” dijo el monito sorprendido. “Es verdad. El miedo se esconde dentro de una
persona, no importa cuál sea su tamaño. Se instala adentro y asusta todo el
tiempo. Es como una enfermedad y tenemos que luchar contra él.” Respondió la
lora. “¿Y cómo se lucha contra el miedo?” “Es difícil, pero es posible hacerlo. Hay
que pensar en aquello que nos asusta y darnos cuenta que debemos vencerlo.
Lentamente el temor va saliendo de nosotros.” Explicó la lora. “¿Cómo sabes
eso?” preguntó el monito. “Así curé mi temor!, Invente una canción que te voy a
enseñar.” Dice así: Puedes ser un grandulón y tener miedo en el corazón, y ser un
valiente porque la valentía y la confianza viven en el corazón.

Después de despedirse de la lora el monito se puso a pensar en lo que ella le


había dicho. En cierto momento vio una mamá mona que jugaba con su hijito y
los dos reían felices. Cómo sería de bueno tener una mamá que nos abrazara
con cariño. El Retorno a la Alegría que jugara con nosotros. Si tuviera una mamá
nunca volvería a tener miedo, a enojarme, nunca más me pondría triste… “¿Y si
pidiese a esa mamá de allá que fuera mi mamita también?”. Pensó en voz alta el
monito.

“Escuché lo que dijiste y quiero contarte esto” dijo la lora. “Es verdad que todas y
todos, las y los pequeñitos tienen derecho a una madre, pero una mamá no es
una fruta que cogemos de un árbol y podemos quedarnos con ella.”

“¿Entonces cómo podemos conseguir una mamá cuando no la tenemos?”


preguntó el monito a la lora.

Y ella respondió: “Primero, tenemos que conquistar el corazón de los que nos
rodean. Tener amigos, ayudar a los que necesitan ayuda, jugar, reír, compartir la
alegría con los otros. Y también trabajar para mostrar a las otras y a los otros que
somos valiosos y que podemos dar muchas cosas. Sólo así vamos a conquistar
el corazón de las personas y vivir en paz.”

“¿Y así voy a conseguir una madre?” preguntó el monito. “No vas a ganar una
madre, sino muchas madres, muchas hermanas y muchos hermanos, muchas
amigas y muchos amigos. Voy a enseñarte una canción que me gusta cantar:”
Todos tenemos que ser amigos, ayudar a las y los que necesitan, reír, jugar,
perdonar y compartir lo que tenemos.

El monito se hizo muy amigo de la lora que le enseñó muchas cosas.

El monito ya no era un monito furioso porque tenía un amigo que le enseñaba


todas las cosas que no entendía. Un día el monito dijo: “Ahora entiendo muchas
cosas, puedo vivir alegre y sin miedo y ya tengo muchos amigos porque ya sé
jugar sin enojarme. Pero siempre se necesita aprender más, como dice la
canción: “Tenemos que aprender y descubrir todo lo que no conocemos porque
el miedo se esconde en lo que no entendemos. Como al monito le gustaba
ayudar a otros, todas y todos en la región empezaron a llamarlo amiguito.

Y un día el monito se dio cuenta que todas las mamás monitas lo trataban como
a un hijo, que las monitas y los monitos lo trataban como a un hermano y que
todas y todos los otros animales lo trataban como amigo.

Y se dio cuenta que había ganado una familia grande, tan grande como la región
donde vivían, él sentía a todas y todos en su corazón…

Entonces inventó una nueva canción: Soy fuerte y valiente porque toda la gente
está en mi corazón. Me gusta ayudar, jugar, aprender, cantar, bailar. Yo soy
constructor de paz porque en mi corazón cabe toda la gente. (Programa
10

Retorno de la Alegría, Colombia 2007)

10
El/Los problema/s que aborda: niños/as con baja autoestima. Los elementos del
cuento que se puede cambiar: el sexo y nombre del monito, y los otros animales del
cuento. Mensaje: los niños/as pueden vivir sin miedo y con alegría, y sentirse aceptados si
ellos expresan sus emociones y sentimientos.
11. La mariposa Bella.
(Para niños/as y adolescentes de todas las edades)

Había una vez un bosque muy bonito con muchos animalitos e insectos. Es asi
que en un árbol no muy lejano, en una de sus ramas había posadas dos
mariposas, eran muy amigas, una de ellas se llamaba Bella y la otra Linda. Se
conocían desde que eran muy pequeñas y compartían siempre todo.

Un día Bella y Linda. Salieron de paseo por el bosque. Bella se acercó a una flor
para probar un poco de polen y le pidió a su amiga Linda su opinión. Linda, sin
dudarlo dos veces, le dijo que no le gustaba ese tipo de flores y le aconsejó
buscar otra.

Entonces Bella se sintió ofendida y se marchó llorando, dejando allí a su amiga


Linda. Se quedó muy triste y apenada por la reacción de su amiga. No entendía
su enojo ya que ella sólo le había dicho la verdad. Al llegar a casa, Bella le contó
a su madre mariposa lo sucedido y su madre le hizo ver que su amiga sólo había
sido sincera con ella y no tenía que molestarse por ello.

Bella reflexionó y se dio cuenta de que su madre mariposa tenía razón.

Al día siguiente fue corriendo a disculparse con Linda, que la perdonó de


inmediato con una gran sonrisa.

Desde entonces, las dos amigas mariposas entendieron que la verdadera


amistad se basa en la sinceridad…

Y colorín colorado este cuento se ha acabado. (Ballivian, Franz. 2016)


11

11
El/Los problema/s que aborda: no tomar en cuenta y tomarse apecho los comentarios
de otras personas. Mensaje: reconocer la sinceridad y la amistad de los verdaderos
amigos/as. Símbolos: flores: diferentes situaciones. Los elementos del cuento que se
puede cambiar: los nombres de las mariposas.
12. Daniel y las palabras mágicas.
(Para Niños/as de 5 a 12 años y adolescentes de todas las edades)

Te presento a Daniel, el gran mago de las palabras. El abuelo de Daniel es muy


aventurero y este año le ha enviado desde un país sin nombre, por su
cumpleaños, un regalo muy extraño: una caja llena de letras brillantes.

En una carta, su abuelo le dice que esas letras forman palabras amables que, si
las regalas a los demás, pueden conseguir que las personas hagan muchas
cosas: hacer reír al que está triste, llorar de alegría, entender cuando no
entendemos, abrir el corazón a los demás, enseñarnos a escuchar sin hablar.

Daniel juega muy contento en su habitación, monta y desmonta palabras sin


cesar.

Hay veces que las letras se unen solas para formar palabras fantásticas,
imaginarias, y es que Daniel es mágico, es un mago de las palabras.

Lleva unos días preparando un regalo muy especial para aquellos que más
quiere.

Es muy divertido ver la cara de mamá cuando descubre por la mañana un


buenos días, preciosa debajo de la almohada; o cuando papá encuentra en su
coche un te quiero de color azul.

Sus palabras son amables y bonitas, cortas, largas, que suenan bien y hacen
sentir bien: gracias, te quiero, buenos días, por favor, lo siento, me gustas.

Daniel sabe que las palabras son poderosas y a él le gusta jugar con ellas y ver la
cara de felicidad de la gente cuando las oye.

Sabe bien que las palabras amables son mágicas, son como llaves que te abren
la puerta de los demás.

Porque si tú eres amable, todo es amable contigo. Y Daniel te pregunta: ¿quieres


intentarlo tú y ser un mago de las palabras amables? 12

12
El/Los problema/s que aborda: cuento sobre la amabilidad y las palabras mágicas. Los
elementos del cuento que se puede cambiar: el nombre del niño y las palabras mágicas.
Mensaje: convertirse en una persona amable, usando las palabras mágicas.
13. Telas de araña.
(Niños/as de 5 a 12 años y adolescentes de 12 años a 16 años de edad; y puede
ser efectivo con cónyuges maltratados)

Había una vez una niñita que se llamaba María y que vivía en una casa grande.
En esa casa había muchas telas de araña que colgaban por doquier - de las
puertas y ventanas, bajo las escaleras y encima de las camas.

Las telas de araña se enredaban por toda esta casa porque uno de los
habitantes de la casa era un monstruo. Este monstruo era particularmente
dañino c hiriente y no le preocupaba en lo más mínimo el daño que les causaba
a otras personas en la casa, especialmente a María.

María vivía en esta casa porque no tenía a donde más ir o así lo creía ella. Estar
cerca al monstruo le causaba mucho dolor y mucho miedo. Cada día que vivía
cerca al monstruo, el dolor de Amy se hacía mayor y su temor se convirtió en
pánico. Su dolor y su miedo aumentaron con el pasar del tiempo y llegaron a ser
tan insoportables que María tuvo que probar varias cosas para hacerse sentir
mejor. Como el monstruo seguía en su casa, nada de lo que intentó funcionó,
hasta que probó con las telas de araña.

Las telas de araña no fueron su primera elección; las probó por desesperación
cuando no tuvo éxito con otras técnicas. María cubrió sus ojos con las telas de
araña; luego se taponó los oídos con telas de araña. Se envolvió el corazón con
telas de araña y envolvió las telas de araña alrededor de su mente. Le cambiaron
sus ojos así que aunque miraba no veía. Le cambiaron sus oídos así que oían
pero no escuchaban y su mente, así que pensaba pero no entendía. Las telas de
araña le permitían contestar, “¡No!” cuando la gente le preguntaba, “¿No te
asusta vivir con un monstruo?" Las telas de araña le permitían refutar, “¿Por qué
me asustaría si es un monstruo muy bueno?”

Las amigas de María le decían. “Escuché al monstruo gruñéndote y pegándote,” y


Amy replicaba, “¡Oh, no! el monstruo nunca me ha pegado. De eso yo no me
acuerdo.”

Su prima decía, “Escuché que lloraste hasta quedarte dormida,” y Amy


contestaba, “Debes haberle equivocado. No recuerdo haber llorado hasta
quedarme dormida."

Un día, unas amigas la visitaron cuando el monstruo estaba de muy mal humor.
El monstruo rompió sus libros de la escuela y su tarea. Dijo cosas muy malas y
crueles y la lastimó de otras formas también. Las amigas de Amy estaban
sorprendidas v asustadas. “¿No estás enojada con este monstruo?” una amiga le
preguntó suavemente. “¿Cómo se atreve a tratarte de esta manera?” dijo otra
amiga en voz alta.

Como las telas de araña ceñían sus sentimientos tan apretadamente, María
contestó cortésmente. “Oh, no, es un monstruo muy bueno. No fue tan malo."

Cuando María fue al colegio al día siguiente, la profesora notó que su tarea
estaba rota y que su maletín de libros estaba destrozado. También había señales
de que el monstruo la había estado atacando otra vez. La profesora estaba muy
preocupada y se sentó cerca a María y le preguntó, “¿Qué es lo que te está
pasando? háblame del monstruo. ¿Cómo.es vivir con un monstruo?”.

María sonrió dulcemente y replicó, “Yo amo al monstruo y nunca me lastima de


ninguna manera.”

Ahora, quienes amaban a María se sentían cada vez más afligidos/as y


asustados/as por ella. Aunque ella seguía manteniendo que el monstruo era
bueno, las señales de que no lo era eran bastante claras para quienes tenían
telas de araña en sus ojos y en su mente. Aquellos/as que amaban a María
armaron un plan. Entraron quedamente a su casa y ocultaron una cámara de
video. Se aseguraron de que la cámara pudiese grabar la forma en que el
monstruo la trataba. Sus amigas sacaron luego la cinta y la llevaron a su escuela.
Entonces, la profesora, la consejera y las amigas de María la sentaron en un
cuarto con una pantalla grande y comenzaron a mostrarle la cinta que habían
filmado del monstro. María vio al monstruo siendo muy malo y cruel con ella en
la cinta. La profesora le preguntó, “¿Cómo está actuando ese monstruo?”

La gente en el cuarto no se sorprendió cuando Amy siguió sosteniendo la misma


idea, “Está actuando bien. Es un monstruo muy bueno.” Ante eso, la profesora
anunció. “Es hora de quitar todas las telas de araña de tu mente y de tus ojos y
de tus oídos. Si no se hubiese dejado que las lelas de araña estuvieran colgando
en tu casa, nunca le habrías enredado en ellas.”

Ante la idea de perder la protección de las telas de araña, María comenzó a llorar.
“No te lleves mis telas de araña; ellas me quitan mi dolor."

Más la profesora estaba al tanto. “Estas lelas de araña le están manteniendo en


peligro,” declaró. “Tenemos que destruirlas para que encuentres una forma de
librarte de tu dolor en lugar tic esconderlo.” Dicho esto, la profesora comenzó a
quitar las telas de araña de los ojos de María. Luego quitó las telas de araña de
sus oídos, de su corazón, de su mente y de sus sentimientos. Al principio fue
difícil, las telas de araña realmente no querían desprenderse. Se habían
enredado en muchas formas y en todas partes. Mas la profesora estaba decidida
y siguió quitando y quitando y una a una las telas de araña se soltaron y la
dejaron libre.

La profesora entonces volvió a mostrar la cinta del monstruo, hablándole a María


mientras ella veía. “Verás, este monstruo es muy cruel contigo y tú no mereces
que alguien te trate así. Ninguna niña merece ser tratada así. Ahora que tus ojos
no tienen telas de araña, mira y entiende. Escucha las palabras del monstruo con
oídos que pueden escuchar y usa tu mente para pensar en cómo alejarte del
monstruo, así no vas a tener que ocultar tus sentimientos.”

Conforme María observaba la cinta con ojos nuevos y una comprensión


diferente, los sentimientos que habían estado enterrados dentro de ella por
mucho tiempo comenzaron a resurgir con fuerza e intensidad. Sintió enojo y una
sensación de poder y entendió que no merecía ser tratada de esta forma por
nadie, especialmente por alguien que viviera en su casa. Cuanto más veía, más
crecía su enojo, hasta que encontró formas de hablar de las cosas que habían
pasado mientras vivía con el monstruo. María comenzó a ver todas las escenas
en su mente que le habían causado tanto dolor y puso estas escenas en
palabras. No había hablado de su dolor por tanto tiempo que habló y habló y
contó y contó. Y mientras contaba notó que su dolor se hacía menor. Fue
entonces, sin todas las telas de araña, que pudo ayudar a quienes la rodeaban a
asegurarse de que el monstruo nunca más la lastimara.

Una noche, después de que el monstruo se hubo ido y ella se sintiera segura,
María se sentó en su cama y pensó en lo que había aprendido. Había aprendido
de monstruos y de contar. Aprendió que sus amigas y su profesora pudieron
ayudarla aún cuantío ella no sabía que necesitaba ayuda. Y por sobre lodo,
aprendió que las telas de araña no se deshacen del dolor, sólo lo amarran en un
fuerte nudo. (Nancy Davis, 1996)
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El/Los problema/s que aborda: Niños/as que viven con la persona que les agrede pero
que niegan haber sido agredidos/as como una forma de protegerse de sus sentimientos.
Niños/as adoptados/as que han sido separados del padre o la madre debido a la brutal
agresión sexual o física pero que siguen negando el impacto de esta agresión en su
comportamiento. Mensaje: Puede hallar una forma de “soltar" las distorsiones en su
funcionamiento que le impiden protegerse. Símbolos: Telas de araña: distorsiones en
cualquier sentido o en los sistemas de pensamientos y creencias. El monstruo: cualquier
agresor/a - puede ser el padre o la madre, un/a hermano/a, quien le cuida, un/a pariente.
Quitar las telas de araña: cualquier técnica que aclara las distorsiones. Ver las escenas
en su mente y ponerlas en palabras: el desafío de trasladar el trauma del lado derecho al
lado izquierdo del cerebro y narrar el trauma. Los elementos del cuento que se puede
cambiar: El sexo del/de la niño/a; al monstruo se le puede dar un sexo en lugar de que sea
“eso”; los tipos de cosas que el monstruo le hace al/a la niño/a; si quien escucha es un/a
adulto/a entonces cambie el cuento para que se adecúe más a su vida.
14. Disgustos en el cole.
(Para Niños/as de 8 a 12 años y adolescentes de 12 a 14 años de edad)

Los rayos de sol entraban a la clase por la ventana, dándole calor. Corrían
alegremente asomándose a casi todos los rincones de la sala. Saltaban de un
mueble a otro y festejaban con el danzante polvo de tiza junto a la pizarra. No
llegaban, sin embargo, al sitio en el que estaba sentada. Había ocupado la última
silla. No recuerdo qué clase era. Apretaba nerviosamente el bolígrafo en mi
pequeña mano, cuya tinta azul se paseaba tímidamente por la hoja del
cuaderno creando diferentes formas – pero estaba claro que no eran letras ni
números.

No entiendo por qué mis amigas han dejado de jugar conmigo y dicen
cosas tan desagradables sobre mí. Yo siempre fui amable con ellas. – pensé.

No me preocupaba eso hasta el momento en que Amanda, con la que


me encontraba siempre después del colegio, me dijo que ya no quiere jugar
conmigo, puesto que debido a mi comportamiento, papá se marchó de casa.
Sabía, que eso no era verdad, y, sin embargo, daba vueltas sobre ello esta
mañana. Un minuto después la voz de la profesora me sacó de mis
pensamientos diciendo: Queridos niños, como resumen de nuestro tema su
tarea será crear un Código del alumno del buen compañero. Los dividiré en
grupos, en los que van a trabajar.

Todos los niños con alegría y ganas se pusieron manos a la obra. Cada uno de
ellos tenía millones de ideas para la creación del nuevo código. Yo, sin embargo,
no lo entendía, para qué crear un código con reglas de cómo es un buen
compañero, si de todas formas a nadie le caigo bien. Estaba sentada
poniendo malas caras y hacía comentarios malévolos sobre las ideas de los
demás. No pienso escribirlo, que lo hagan otros. – pensé. Solamente esperaba a
que se acabara la clase y así poder salir del aula. Las niñas de mi grupo habían
escrito ya casi todo el código, pero a mí no me interesaba en absoluto. No quería
hablar con ellas, porque no me caían bien.

Valeria, ¿Por qué no estás trabajando con tus compañeras?- preguntó la


maestra… porque ellas no me dejan. – tartamudee entre dientes. – ¡No voy a
escribir con ellas este código!

La maestra negó con la cabeza y añadió enfadada: No sé qué está pasando


contigo últimamente Valeria. No trabajas con tus compañeros en clase, no
hablas con nadie y a menudo estás triste. Creo que tengo hablar con tus padres.
No tiene usted que hablar con mis padres. No pasa nada, sólo que a veces me
duele la barriga, pero mamá me da una medicina para eso. – añadí de manera
algo más amable.

La maestra me miró sospechosamente por encima de sus gafas, como si


no se creyera mi mentira, por lo que dije: Papá está muy atareado por trabajo
y se fue, por motivos de trabajo, al extranjero, y a mamá le duele a menudo la
cabeza después del trabajo y no hay necesidad de preocuparla.

Todo va bien. – anuncié sonriente.

Giré la cabeza al otro lado porque de repente mis ojos se llenaron de lágrimas,
pero aguante sin llorar hasta final de la clase. Cuando sonó la campana para
anunciar el final de la clase sentí un gran alivio. Por fin puedo irme a casa. Con
prisa recogí mis libros y lapiceros, y los metí en mi mochila. Cuando salí Amanda,
que estaba al lado de la puerta, se me acercó.

¿Valeria, qué hiciste que tu papá te dejó de querer? – me pregunto. ¡Nada! Mi


papá me sigue queriendo y no sé por qué estás contando tonterías – no quería
escuchar tapé mis orejas y empecé a cantar – ¡lalalalalalala!

Ella sin embargo, no se alejó e ignorando el hecho de que yo tapaba fuertemente


mis orejas continuó: Pero si tú misma has contado que ya no vive con ustedes y
que solo a veces les hace visitas como mi tía Juanita. Seguramente te has
comportado muy mal. No me extraña que ahora nadie quiera jugar contigo. se
río a carcajadas mientras dio la vuelta y se dirigió hacia la puerta grande
de la salida del cole. Destapé mis orejas y grite tan fuerte que me pareció que se
oía por toda la escuela: ¡Eres tonta!

Amanda giró hacia mí y me miró sorprendida. Corrí hacia ella y agarré


con fuerza su mochila, para que finalmente se cayera.

¡Lo tienes merecido! ¡Siempre supe que eras una lloricona! – añadí viendo
que Amanda estaba a punto de llorar.

Tenía la esperanza de que me sentiría mejor después de descargar toda mi


frustración, mi rabia y mi tristeza sobre mi compañera, pero me equivoqué. Me
sentí todavía más triste. Pensé: - Pero si Amanda hasta hace poco era mi mejor
amiga. ¿Por qué ahora nos peleamos tanto? Di media vuelta y cuando ya
nadie estaba a mi lado, unas pequeñas lágrimas aparecieron en mis ojos.
Cuando iba andando por la calle el sol brillaba mandando sus rayos calentitos,
pero eso no me ayudó a mejorar mi malestar. Así otra vez más volvía del colegio
triste y llorando silenciosamente para que no me viera nadie. Mientras andaba, vi
a Albertito. Su compañía pronto me quitará mi malestar – pensé. Sequé mis
mejillas llenas de lágrimas y me acerqué hacia mi amigo. ¡Hola Albertito! – grité
con toda la alegría que era capaz de expresar en ese momento. ¡Valeria! Me
alegro de verte – dijo mandándome una amplia sonrisa mientras movía sus
grandes orejas. Para qué necesito otros compañeros si tengo un amigo tan
maravilloso como Albertito. – pensé.

¿Me acompañas hacia mi casa?

¡Claro que sí! ¿Pero Valeria qué te pasa? Se nota que has llorado hace poco.

Estaba claro que Albertito era un elefantito demasiado listo como para ocultarle
algo. Verás -suspiré fuertemente- mis compañeras no quieren jugar conmigo y
encima me peleé con Amanda. Dicen que mi papá se marchó de casa por mi
culpa y que no quieren pasar tiempo con alguien como yo. ¿Tú también piensas
así? ¡Valeria, tonta! ¿Cómo puedes pensar así? Pero si tú sabes perfectamente
que no es culpa tuya. Yo te adoro más que nadie y nada podrá cambiar eso,
mientras lo decía, estiró su larga trompa para atraerme hacia él y envolverme
con sus orejas, como tenía costumbre. Le adoro porque siempre es atento y
también, porque sabe cómo ponerme de buen humor rápidamente.

Me despedí de mi amigo y entré a casa, corrí hacia mamá y la abracé muy fuerte.
No le dije nada sobre mis penas, tal vez, porque en ese momento no pensé en lo
que me preocupaba antes de mi encuentro con Albertito. Fui a mi habitación
para hacer los deberes que mandó la maestra y me recordé que no había
terminado de escribir el código del alumno, entonces otra vez sentí pena y
tristeza por no tener amigos. Me sentí mal, pero, en ese preciso momento sentí
un fresco olor a flores y oí el agradable y suave aleteo de unas alas de mariposa.
Ese era mi amigo Timoteo que vino a verme. Él siempre sabía cuándo le
necesitaba… Bienvenido Timoteo. Buenas tardes Valeria. ¿Por qué veo esa carita
tan triste? Ya te he dicho en varias ocasiones que una osita tan hermosa como
una flor no debería preocuparse por nada. – intentaba consolarme Timoteo.

No sé qué hacer. Mis compañeros del cole se ríen de mí y me fastidian desde


que papá no vive con nosotras. Dicen que fue por mi culpa y por eso ya no les
caigo bien. Y la maestra también dice que me comporto muy mal. – le dije
desamparada.

Querida Valeria, eres una niña que sabe mucho y comprende que todo lo que
dicen esos niños no es verdad. – Sonrió y añadió con tranquilidad – ¿Y la
maestra me parece que tiene la razón, verdad mi pequeño osito? – me miró
Timoteo. No quiero que me molesten – dije con firmeza y sentí rencor hacia mis
compañeros del cole – Creo que en realidad me comporté como una niña
traviesa. – cuando dije estas palabras sentí que eran verdaderas.

Tiene que ser difícil vivir sin papá y sin amigas…yo me sentiría solo…pero si
estuviera en tu lugar intentaría hablar con tus amigas y pediría disculpas a
Amanda por tus hechos malvados. Tienes que explicar cómo te duelen sus
comentarios sobre tu familia y, sobre todo sobre tu persona. Invita a esas niñas a
casa para comer galletas, o propón una salida al parque con tu papá para
tomar helados e ir a los columpios. Las niñas entonces, verán que tu papá te
quiere mucho y que tú eres su querida hijita. Comprenderán que no tienen
ninguna razón para alejarse de ti porque tú, al igual que antes, eres una niña
agradable y muy atenta. Pero intenta dejar esos comportamientos malévolos y
no molestes a otros niños. – añadió con su cara seria Timoteo moviendo su dedo
hacia mí – explica bien a tus compañeros – siguió – que desde que tus padres se
separaron ya no discuten tanto y te dedican más tiempo. Diles que también
necesitas una amiga para compartir tus preocupaciones – me sonrió con tanta
comprensión que sentí alivio – tienes que recordar Valeria que tus compañeras
no tienen ni idea lo que significa un divorcio de los padres y tampoco que esto no
es culpa de los niños.

Tengo miedo Timoteo, que Amanda y otras niñas no me comprendan – dije triste.
Pero si no lo intentas nunca sabrás que ocurriría – Timoteo movió la cabeza
como un viejo sabio. Sigue mi consejo y verás cómo tu situación en el cole
mejorará. Pero tienes que recordar que nunca estás sola. Sin embargo, tienes
unos maravillosos padres que te quieren con todo su corazón, también a
Albertito y a mí. Gracias. Tú siempre sabes cómo ayudarme. – dije alegremente.

Timoteo, con orgullo, se puso sus lentes y su sombrero y se despidió de mí, acto
seguido, se fue aleteando con suavidad sus maravillosas alas llenas de colores.
Ese día me acosté en mi camita muy cansada, pero dentro de ella me siento tan
bien y tan segura. Me envolví en mi suave mantita como una pelusa y me dejé
llevar hacia un mundo de fantasía. Soñaba solo sobre cosas agradables y
por la mañana me desperté feliz y descansada.

En el colegio hablé con Amanda y otras compañeras y las invité a jugar


juntas el sábado próximo. Me sorprendió que las niñas me dijeran que sí y luego
me preguntaron qué es exactamente un divorcio entre los padres. Yo se los
expliqué lo mejor que pude. Amanda me pidió disculpas por su comportamiento
y siguió como mi compañera hasta final del curso. Yo también pedí
disculpas a todas las compañeras con quienes me había portado mal y
también a mi maestra por mi mal comportamiento en la clase. Y una vez, los
consejos de Timoteo habían funcionado. (Lewicka-Zelent, Agnieszka. 2015)
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El/Los problema/s que aborda: cuando el niño/a se porta mal en el colegio por el
divorcio de sus padres. Los elementos del cuento que se puede cambiar: el nombre de la
niña y el amiguito. Mensaje: aunque los padres de un niño/a se estén divorciando siempre
habrá gente que la quiera y la entienda, los padres no dejan de querer a sus hijos aunque
se estén divorciando.
15. Cuando los padres siempre discuten.
(Niños/as de 5 a 12 años y adolescentes de 12 años a 16 años de edad)

Llegó el otoño. El verde de los árboles y la hierba dejaba paso a otros


colores, transformando un paisaje monótono en una obra de arte como de
un pintor. Me gustaba esta época del año porque salía con mis padres a pasear
por un cercano camino donde crecían lindos robles. De cada paseo traía
diferentes tesoros, que luego me recordaban todos los momentos alegres. A
veces, traía un ramo de hojas coloridas y en otras algunas semillas de árboles.

Como una osita panda pequeña (acabo de cumplir 6 años) sentía que algo
estaba cambiando en mi familia. Mis padres cada vez tenían menos tiempo para
mí. Los paseos en familia muy a menudo se convertían en paseos solo con
mamá y mientras andábamos yo le contaba como pasé el día con todo detalle.
Justo ahora empecé a ir al cole, para mí era un nuevo reto – nuevos amigos,
nuevas cosas que aprender. Por desgracia mi mamá respondía a mis
preguntas con pocas ganas, a menudo se limitaba a asentir con la cabeza
mirando al vacío. Papá cada vez volvía más tarde a casa. Eso lo comprendía,
como era un excelente médico le necesitaban en el hospital, pero yo echaba de
menos esas tardes que pasábamos juntos sin hacer nada.

Ese día cuando volvimos a casa con mi mami, empezamos a preparar mi


mochila para el día siguiente del cole. Entonces nos dimos cuenta de que no
cerré bien el frasco de pintura rosa y se me manchó mi mandil. Me sentí
avergonzada. Sentí tristeza y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Escarlet, cariño, no te preocupes. Déjame el mandil y yo lo lavo rápido y mañana


antes de que te levantes estará seco. – dijo mamá con voz tranquila.

Ni siquiera me di cuenta cuando papá entró en la habitación.

¡Escarlet, otra vez no has cerrado bien las pinturas! – Dijo enfadado - ¿Cuántas
veces tengo que repetírtelo? ¡Todo lo haces mal! – gritó.

¡Pero Zenón! ¡Qué está pasando! – gritó mamá. ¡Esto le puede pasar a cualquiera
y no puede ser un motivo para que le grites a Escarlet! – dijo mirándome.

Tú siempre la consientes en todo. De esta manera nunca aprenderá nada.


Debería ir mañana al cole con el mandil manchado, así aprendería algo, contestó
enfadado.
Ya no oí, lo que contesto mamá. Tenía la sensación de quedarme sorda. Deje de
sentir la vergüenza que me invadió al principio. Solo sentía que mis lágrimas,
como unos arroyos corrían por mis mejillas. ¡Ya estaba harta! Esa no era la
primera vez. Últimamente muchas de las conversaciones de mis padres
terminaban de esta misma manera. Quería hacer algo, gritarles que no lo
aguanto más. El enfado se mezclaba con la rabia. ¡No sabía cómo
ayudarles! Me sentí tan impotente. Tenía tantas ganas de decirles algo: Paren...
dije en susurro, pero nadie me oyó – Paren... dije con un poco más de
firmeza…pero nada – ¡Paren! – grité con toda la fuerza que tenía en la garganta
y salí corriendo de la habitación.

Corrí tan rápido como me permitían mis piernas para escaparme de mis padres.
No podía aguantar más, ese ambiente en mí casa y tampoco podía
comprender por qué mis padres de repente no pueden entenderse.
Mientras estaba pensando vi a lo lejos unas alas de color azul. Enseguida
entendí que era mi amigo Timoteo que como siempre viene a ayudarme cuando
estoy triste. Hola Escarlet. – empezó Andrés. Sabes qué, como tu amigo siempre
te observo, a ti y a tu familia. Y desde hace unos meses, lo que veo con mis gafas
empieza a preocuparme. Tus padres cada vez discuten más delante de ti. Eso
me preocupa. ¿Cómo te sientes con esto? Andrés, tengo mucho miedo, qué va
ser de mí. Pienso mucho en eso, pero en mi cabeza en vez de respuestas
encuentro cada vez más preguntas. ¿Y si ya no me quieren? ¿Cómo puedo
ayudarles?- solté sin coger aire.

A ver, no sé cómo será tu familia en el futuro, pero tienes que saber que todo lo
que está pasando entre los adultos no cambia en absoluto sus sentimientos
hacia ti – siguen queriéndote mucho. – dijo poniendo énfasis en cada palabra.
A veces, ocurre que los padres no se ponen de acuerdo y entonces discuten,
pero eso no es tu culpa y tampoco tú les puedes ayudar. En algunas cosas,
ellos mismos tienen que encontrar las soluciones. En vez de ponerte nerviosa
y llorar por esa situación que no puedes cambiar, te puedes comportar de otra
manera. ¿Qué piensas, qué podrías hacer en esta situación? – preguntó
mirándome con atención. Creo, que mientras ellos discuten yo podría ir a mi
habitación, o salir al jardín, dejándoles espacio para que hablen y solucionen sus
problemas. – propuse tímidamente. – Creo que, también podría intentar
ponerme menos nerviosa en estas situaciones. – contesté poco convencida.

Estoy muy orgulloso de ti, Escarlet. Tus ideas son muy buenas y muy maduras.
No te puedo prometer que la situación en tu casa no te entristecerá, pero te
puedo confirmar que tus propuestas dan a tus padres la oportunidad de hablar
entre ellos, y a ti, el tiempo para tranquilizarte – explicó. Merece la pena intentarlo.
Ahora estoy más tranquilo por ti… Entonces decidí volver a casa para ver si mis
padres habían hecho las paces. Tampoco quería que se preocupasen por mí.

Cuando entré, en la casa reinaba el silencio. Encontré a mamá en la cocina, que


era el sitio preferido de cada uno de nuestra familia. Lo asociaba con un
ambiente de familia, me traía recuerdos de cuando comíamos juntos y esas
interminables conversaciones. Siempre me ha gustado estar en la cocina, por los
olores de la comida y los queques que prepara mi mamá. Hablé un ratito con
mamá que me explicó que papá tenía que volver al hospital por una urgencia.
Como una sorpresa para papá propuse que preparemos unas galletitas de
chocolate, sus preferidas. Lo hice también, para distraer a mamá porque
sus ojos parecían muy tristes. Sinceramente no me esperaba disfrutar tanto
haciendo las galletas juntas. Yo inventaba diferentes formas para nuestras
galletas y me imaginaba su rico sabor y la alegría de papá cuando vuelva del
trabajo. Mamá me sonreía pero sus ojos seguían tristes. Cuando metimos
las galletas al horno, mamá dijo que quería contarme algo. Me sorprendí
pero también sentí inquietud. Mamá no sabía bien cómo contármelo, así que le
pregunté: ¿Mamá, ha pasado algo?

Escarlet, papá vuelve a casa por la noche, muy tarde, por eso quería hablar
contigo. – dijo con una voz tranquila – Creo que ya eres una niña mayor y
sobre todo que ya sabes mucho, por eso me parece que vas a entender – hizo
una pausa y me miró con tristeza. Sabes que papá y yo siempre te vamos a
querer mucho. Como te has dado cuenta, últimamente tenemos algunos
problemas. A menudo discutimos o no nos hablamos… – trajo tres moldes de
galletas que estaban en la mesa – Papá y yo somos como estos moldes estamos
juntos uno al lado del otro. Por desgracia, a veces nosotros, los mayores dejamos
de entendernos y querernos y entonces, seguimos como amigos. Continuamos
pasando tiempo juntos, hablando, intentamos comprendernos y confiar el uno
en el otro. La amistad tiene muchísimo valor en la vida, Escarlet. Ahora mismo tu
papá y yo estamos en una situación parecida a esta. – Mamá alejó los moldes.

Me di cuenta que mamá iba a decir algo más, entonces, con un movimiento
brusco tiré con la mano los moldes que colocó ella y me fui corriendo a mi
habitación. Es cierto que a Timoteo, le prometí que me iba a comportar de
diferente manera, sin ponerme nerviosa, pero cómo, después de todo lo que me
contó mamá. A menos que no sé comportarme como una niña mayor. – estaba
pensando todo el rato.

Mamá sin saber cómo reaccionar en esta situación corrió detrás de mí. Pero
cerré de golpe la puerta de mi habitación para impedir que entrase. Hundí mi
cara en la almohada y empecé a llorar. Mamá no sabía qué hacer, unos minutos
más tarde vinieron mis padres. Se sentaron encima de mi cama, muy cerquita de
mí. Primera habló mamá: Escarlet, el amor entre tu padre y yo ha desaparecido,
por eso tantas veces hablamos entre nosotros con falta de cariño. Esta
situación pone triste a todos. Ahora estamos intentando ponernos de acuerdo
y arreglar nuestros asuntos de tal manera para mejorar el ambiente de la casa,
pero eso necesita el tiempo. Muchas veces, muy enfadados decimos el uno
al otro algunas cosas feas, inconscientes de que hacemos daño al otro y sé que
a ti también. Decimos esas cosas pero eso no quiere decir que lo estamos
pensando. Está claro, que a nuestra familia le esperan grandes cambios pero
una cosa no cambiará nunca, nuestro amor hacia ti – te queremos mucho – y
vamos a intentar arreglar las cosas de alguna manera posible para que no te
preocupes tanto. Mamá se acercó a mí y me abrazó muy fuerte. Hijita, – dijo
papá – como ha dicho mamá, vamos a seguir pasando mucho tiempo juntos.

Vamos a seguir paseando, tomando helado, seguiré recogiéndote del cole e


intentaré estar siempre a tu lado cuando me necesites. Y recuerda lo más
importante: Mamá y yo siempre te amaremos y esto no cambiará nunca.
Añadió abrazándome muy fuerte por otro lado.

Paso un rato largo pero nosotros seguimos abrazándonos. No sabía bien qué
pensar sobre todo esto, entonces decidí pensar solo en tres cosas: no estoy sola,
mis padres me aman y en esta situación nueva encontrarán una solución buena
para todos. (Lewicka-Zelent, Agnieszka. 2015)
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El/Los problema/s que aborda: cuando un niño/a ve a sus padres pelear y se confunde
Mensaje: todo tiene solución al final, y los problemas de los padres solo lo pueden resolver
ellos, los niños/as no tienen ninguna responsabilidad sobre esos problemas. Los
elementos del cuento que se puede cambiar: el nombre de la niña, su sexo y edad.
16. Paula se entera de que sus padres
decidieron divorciarse.
(Niños/as de 5 a 12 años y adolescentes de 12 años a 16 años de edad)

El principio de este mes de otoño era especialmente bonito y bueno.


Cuando me desperté aquel día, sobre el cual te quiero hablar, el azul del cielo
no estaba cubierto por ninguna nube. El sol calentaba vagamente, sus rayos
hacían brillar las gotas del rocío en las otoñales flores de nuestro jardín. El
viento cálido arrojaba sobre la hierba las primeras hojas doradas del
castaño que, cayendo, bailaban con hermosura en el viento. Enfrente de la
casa, el jardín estaba incendiado por los colores: rojo, amarillo, verde, naranja y
el viento acuñaba con suavidad las ramas de los árboles frutales. Detrás del viejo
roble se halla un camino hacia una pequeña casita de madera de color amarillo.
Era muy humilde, pero tenía su encanto. Precisamente en esta pequeña y
acogedora casita vivía mi familia –desgraciadamente ya no completa…

Mis padres llevaban una vida tranquila y yo era feliz, me sentía querida. Me
gustaba mirar cuando mi madre abrazaba a mi padre, como se reían y hablaban
con ternura. Siempre hacían todo junto. Me encantaba cuando mi padre
obsequiaba a mi madre con flores y regalos.

Todas las mañanas nos sentábamos a desayunar juntos después de lo cual


papá abrazaba y besaba a mamá… a mí, me acariciaba la oreja y decía – Paula
pórtate bien, estudia mucho y haz caso a mamá. A menudo íbamos al parque y
después nos tomábamos helados de frutilla, nuestros preferidos.

Lo que más me gustaba era pasar tiempo en mi habitación que era muy
grande y luminosa, dominada por el color rosa pálido. La ventana estaba
invadida por los rayos del sol, los cuales, al reflejarse en los diamantes de la
pantalla de la lámpara, iluminaban miles de colores en las paredes en un
movimiento parecido al baile. En el suelo se extendía una enorme alfombra tan
mullida que parecía un papá oso durmiendo la siesta.

En este precioso día de otoño no había señales de que dentro de poco


pasaría algo malo. Como siempre, mi mamá vino a recogerme al colegio,
pero esta vez estaba muy nerviosa y con la cara de haber llorado y me dijo -
¡Paula, ve rápido a cambiarte los zapatos que nos vamos!

¿Mamá, que ha pasado? ¿Por qué lloras? – pregunté preocupada.


Cariño, simplemente me duele la cabeza – enseguida respondió mi madre.
¿Entonces por qué estás tan triste? ¡Paula, deja de hacerme preguntas y entra
rápido al auto!- respondió nerviosa.

No entendía nada, pero presentía que había pasado algo horrible. Me


sentía aterrada. Durante todo el camino hacia casa estaba observando a mi
madre, ella de vez en cuando se sorbía los mocos, pero no estaba resfriada.
Estaba llorando.

Quise consolarla de alguna manera entonces, le pregunté si le podía contar


cómo me ha ido hoy en el cole. Me contestó nerviosa que mientras conducía no
debía molestarla. Eso me preocupo aún más. No entendía nada de lo que
estaba pasando, pero si todos los días mi mamá me preguntaba por el cole.
Solía hacerme preguntas: ¿Con quién has jugado? ¿Qué has hecho hoy? ¿Han
salido con la clase a pasear? ¿Comieron algo? ¿Tienes alguna nueva tarea?

Salí del auto muy triste y, sin entender lo que estaba ocurriendo me fui directa a
mi cuarto. Mamá se quedó en la cocina y se puso a cocinar. Me sentía incapaz
de hacer cualquier cosa, ni siquiera estudiar o jugar. Tumbada en la cama
miraba por la ventana. Pasó un rato y se escuchó el ruido del motor del auto de
papá. Cogí los dibujos que hice en el colegio y salí corriendo de la habitación
para poder enseñárselos a mis padres. Pero cuando me asomé a la escalera,
me di cuenta de que mis padres estaban discutiendo. Me sentí invadida
por la tristeza. No me gusta nada cuando mis padres se gritan. Muy nerviosa
bajé rápidamente las escaleras y empecé a enseñarles mis dibujos, con la
intención de que cambiasen de tema.

Papá muy nervioso me gritó - ¡Muy bonitos los dibujos, pero no es el


momento!, ¡Estoy hablando con tu madre!, Tú no estás hablando – dije
tímidamente en voz baja pero después con más fuerza añadí: ¡Estás discutiendo!
¡Siempre están discutiendo, ya no me quieren! Me tapé los oídos y empecé a
llorar. A pesar de los oídos tapados escuche la voz de mamá que me decía:
Paula, cariño, claro que te querremos y siempre te vamos a querer.

Quite las manos de las orejas y pregunté enfadada: ¿Qué significa el divorcio?
¿Dónde has oído esta palabra?- me pregunto papá todavía muy nervioso. Tú has
dicho que querías el divorcio, lo he oído todo.

Te lo explico luego pero ahora quiero terminar de hablar con mamá. Vete a jugar
al jardín. No reconocía a mi papá. Era tan frío y distante. Salí de casa y
me senté en las escaleras. Estaba muy triste y no me sentía querida. Hasta
nuestro precioso jardín pintado de otoño ya no me parecía gran cosa. Mis
ojos se llenaron de lágrimas… Y entonces pensé en Osvaldo, él siempre sabía
que hacer frente a un problema. Entré en el jardín, por donde estaba paseando
mi sabio amigo. Cuando le vi, me acerqué corriendo hacia él y le dije con una voz
muy triste: Osvaldo, querido amigo, ha pasado algo terrible. - casi no pude
aguantar las lágrimas.

Paula, ¿Qué ha pasado? – preguntó. Yo…, yo… – no pude decir ni una palabra- no
entiendo nada… Mi mamá estaba llorando.

No sé si le dolía la tripa, pero creo que no, porque hasta cuándo se


encuentra mal siempre está cariñosa y habla conmigo. Pero hoy no quiso
hablar conmigo, solo estaba llorando. Papá tuvo una discusión muy fuerte con
ella y habló de algún divorcio. ¿Por qué nada es tan fácil como antes? – Se lo
conté todo muy rápido, sin pausa - ¡Me siento muy mal por todo esto, no quiero
que sea así! - grité - Cuando estoy sola con mamá o con papá todo es tan
bonito, pero cuando estamos todos juntos cambia todo, mis padres discuten o
no se hablan.

Osvaldo me escuchó con atención y cuando terminé dijo muy seriamente: Verás
Paula, tus padres a pesar de que discuten entre ellos, te quieren muchísimo.
Hasta cuando están tristes o preocupados, también te quieren mucho. No lo
olvides.

Osvaldo, ¿Por qué los padres de mi amiga Inés no discuten nunca, y los míos
discuten cada vez más? Tal vez sus padres se llevan mejor por tener más cosas
en común. - respondió Paula muy pensativa. ¿Y qué significa un divorcio? –
pregunté. Es una pregunta muy difícil Paula. Un divorcio significa, que tus padres
han decidido dejar de vivir juntos, porque ya no se llevan bien, pero eso no
significa que no puedan tener una relación amistosa.

Me quedé de piedra. No era capaz de decir ni una sola palabra. Lo único que
pensé era: ¿Cómo qué vamos a vivir separados? ¿Quién? ¿Cuándo? Y no sé
cuánto tiempo me quede así, al final pregunté: ¿Osvaldo, se divorciaran también
de mí? No Paula, de ti no se divorciaran nunca, tus padres te quieren demasiado.
El padre que se muda de casa, normalmente viene de visita para poder pasar
tiempo con sus hijos.

No pude hacer nada con todo lo que sentía. Estaba triste, aterrorizada y
enfadada. Las lágrimas se me caían como ríos. Entonces, oí como me llamaba
mi mamá. ¡Ya voy mamá! – grité. Ve Paula y pide a tus papás que te lo expliquen
todo - dijo Osvaldo.
Entré en casa muy triste y con la cabeza agachada. ¿Paula, qué pasa? –
pregunto mi mamá cuando me vio.

Ven aquí y hablamos. Siéntate sobre mis rodillas – dijo papá y cuando me
senté, me abrazó tan fuerte, como si quisiera decirme con esto, que soy su
mayor tesoro.

Paula – dijo papá – hemos decidido juntos con mamá, que nos vamos a
separar y que viviremos en casas distintas. Yo me mudaré a una casa cerca de
aquí y cuando quieras podrás visitarme. Y los fines de semana, como siempre, te
voy a llevar a tomar tus helados favoritos. - Sonrío tristemente, y sus ojos se
llenaron de lágrimas - También, de vez en cuando, te recogeré del colegio,
acordándolo antes con mamá. Todas las fiestas las pasaremos juntos, te lo
prometo Paula - papá volvió a abrazarme con mucha fuerza y me besó
tiernamente.

¿Papi, pero por qué te tienes que ir? ¡Yo no quiero! ¡No quiero!- todo mi mundo
se cayó de golpe. Paula, te prometo que siempre estaré contigo, cuando me
necesites ¿Me oyes hijita?

Ahora todos estaban llorando. Mami, ven aquí y abrázame – le pedí entre
lágrimas. Mi querida Paula, será tal y como lo dice papá. No te preocupes tanto.
Todo irá bien. Ya no digas más, solo abrázame.- otra vez le pedí. (Lewicka- 16

Zelent, Agnieszka. 2015)

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El/Los problema/s que aborda: la confusión de los niños/as cuando sus padres se
están por divorciar. Mensaje: los padres aunque se divorcien, no dejan de querer a los
hijos. Los elementos del cuento que se puede cambiar: el sexo y el nombre de la niña.
Bibliografía.
Blanke Catriona. Dragon Dreaming - diseño de proyectos, www.dragondreaming.org. 2016.

Davis Nancy. Había una vez…, cuentos terapéuticos que enseñan y sanan. 1996.

López Montalbán, José María. El cuento terapéutico: Revista: Innovación y experiencias


educativas. 2009.

Lewicka-Zelent Agnieszka. Cuentos terapéuticos para niños cuyos padres se divorcian.


Warszawa. 2015.

UNICEF-República Dominicana; Cuentos, Fábulas, Retahílas y Trabalenguas para Terapias


Lúdicas. Un programa para la recuperación psicoafectiva de niñas, niños y adolescentes en
situaciones de emergencia y desastres., República Dominicana, 2010.

West Janet. Terapia de juego centrada en el niño. Editorial el manual moderno. México. 2000.

Libros publicados por el autor.


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Lic. Franz Hipólito Ballivián Pol
Psicólogo de niños/as, adolescentes y adultos
Psicólogo Humanista Transpersonal,
Psicoterapeuta, Escritor, Investigador,
Especialista en Musicoterapia.
Chef, asesor en nutrición y gastronomía sana.
Telf.: +591-759-27994
E-mail: musikacurativa@hotmail.com

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