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I. Planificación de la clase
I. TDAH
● Definición
● Dimensiones (inatención, hiperactividad, impulsividad)
● Presentación clínica (criterios DSM)
● Curso del diagnóstico en las diferentes etapas
● Etiología y/o Factores de riesgo
● Prevalencia
● Comorbilidades
Hiperactividad
Se puede manifestar de múltiples formas y expresar diversos grados de intensidad, generalmente
hay una mayor actividad motora gruesa; pero también observamos inquietud motora que involucra
lo fino (movimiento de dedos, balanceo, tocar objetos). Cabe mencionar que la hiperactividad no es
solo motora, sino que también es intelectual y verbal (por ejemplo: verborrea).
Diferencias según edad:
● Lactantes: mayor tiempo de vigilia, estado de alerta mantenido y conducta proactiva.
● Pre escolares: conducta acelerada, torpeza en el control de su cuerpo y movimientos.
Movimientos bruscos, poco fluidos. Al final de la edad preescolar puede interferir en el
funcionamiento social y escolar
● Escolares: hiperactividad que compromete movimientos gruesos, pero también es frecuente
verlo en la actividad motora fina.
● Adolescentes: la actividad se canaliza en los deportes, constante movimiento físico, rapidez
en ejecución de tareas, permanecer ocupados, realizar un sinnúmero de tareas de corta
duración y constante cambio de actividades. Después de los 12 años suele disminuir y se
transforma en una sensación de inquietud o de apremio interno.
Impulsividad
La impulsividad se manifiesta como un rasgo conductual persistente hacia la adolescencia y adultez,
frecuentemente se expresa como la necesidad de obtener gratificación inmediata en lo que
emprenden, con gran dificultad para perseverar en tareas cuando no obtienen un pronto resultado,
y mayor cantidad de conductas de riesgo.
La conducta impulsiva se caracteriza por ser acelerada, poco reflexiva, se aprecia una gran
dificultad para planificar sus actividad y para anticipar las consecuencias de sus conductas o las de
otros. En línea con esto, la impulsividad se manifiesta por impaciencia, respuestas precipitadas,
dificultad para respetar o acatar normas o adecuarse a situaciones sociales o académicas. No pueden
seguir instrucciones en forma ordenada y pausada, irrumpen en conversaciones de manera
inoportuna e inadecuada. Los pacientes pueden causar accidentes debido a acciones precipitadas sin
que previamente hayan evaluado los riesgos. Ejemplos: no logran respetar los turnos, no filtra
opiniones negativas, transgresión de límites (no hay agresividad, suele ser sin intención de pasar a
llevar al otro), no tienen tiempo de reflexión antes de actuar.
Lo que uno puede hacer es trabajar el volver a la reflexión antes de que haga las cosas.
Presentación clínica
2. Hiperactividad e impulsividad: Seis (o más) de los siguientes síntomas se han mantenido durante,
al menos, 6 meses en un grado que no concuerda con el nivel de desarrollo y que afecta
directamente a las actividades sociales y académicas/laborales: Nota: Los síntomas no son sólo una
manifestación del comportamiento de oposición, desafío, hostilidad o fracaso para comprender
tareas o instrucciones. Para adolescentes mayores y adultos (a partir de 17 años de edad), se
requiere un mínimo de cinco síntomas.
a. Con frecuencia juguetea con o golpea las manos o los pies o se retuerce en el asiento.
b. Con frecuencia se levanta en situaciones en que se espera que permanezca sentado (p. ej.,
se levanta en la clase, en la oficina o en otro lugar de trabajo, o en otras situaciones que
requieren mantenerse en su lugar).
c. Con frecuencia corretea o trepa en situaciones en las que no resulta apropiado. (Nota: En
adolescentes o adultos, puede limitarse a estar inquieto.)
d. Con frecuencia es incapaz de jugar o de ocuparse tranquilamente en actividades recreativas.
e. Con frecuencia está "ocupado," actuando como si "lo impulsara un motor" (p. ej., es incapaz
de estar o se siente incómodo estando quieto durante un tiempo prolongado, como en
restaurantes, reuniones; los otros pueden pensar que está intranquilo o que le resulta difícil
seguirlos).
f. Con frecuencia habla excesivamente.
g. Con frecuencia responde inesperadamente o antes de que se haya concluido una pregunta
(p. ej., termina las frases de otros, no respeta el turno de conversación).
h. Con frecuencia le es difícil esperar su turno (p. ej., mientras espera en una cola).
i. Con frecuencia interrumpe o se inmiscuye con otros (p. ej., se mete en las conversaciones,
juegos o actividades, puede empezar a utilizar las cosas de otras personas sin esperar o
recibir permiso; en adolescentes y adultos, puede inmiscuirse o adelantarse a lo que hacen
otros).
Etapa escolar
El TDAH se identifica más frecuentemente durante el ingreso al colegio, cuando la inatención llega a
ser más destacada y deteriora el rendimiento (DSM 5).
Los niños diagnosticados tras entrar al colegio, rara vez son casos “nuevos” de TDAH, sino
que es probable que los síntomas que presentan eran subclínicos en la etapa preescolar, y se ven
exacerbados por los nuevos desafíos en el entorno académico y social y las mayores demandas
asociadas de autorregulación y gestión eficaz de la atención (Sonuga-Barke & Taylor, 2015).
En la etapa escolar temprana comienza ser más relevante la inatención: mantener un
trabajo escolar sostenido en el tiempo se vuelve más difícil y puede llevarlos a un bajo rendimiento
escolar (Larraguibel, 2019; DSM 5). Además la impulsividad e hiperactividad (esto genera que inicien
dificultades con pares); y suelen aparecer los trastornos comórbidos (trastornos del aprendizaje,
trastorno oposicionista desafiante y trastorno de conducta) (Larraguibel, 2019). La falta de
adaptación a este entorno nuevo y desafiante puede hacer que los niños con TDAH se retrasen en
sus estudios y se metan en problemas en la escuela y en el hogar (Sonuga-Barke & Taylor, 2015).
La presentación más frecuente es el TDAH con presentación combinada (Larraguibel, 2019).
Adolescencia
Si bien los niveles generales de hiperactividad manifiesta pueden comenzar a disminuir, la
impulsividad y la falta de atención continúan limitando la adaptación y el desarrollo saludable de los
adolescentes. Ahora bien, cuando nos referimos a que la hiperactividad puede disminuir, hay que
tener en consideración que ésta suele ser reemplazada por una sensación de inquietud interna.
(Larraguibel, 2019). En ese sentido, los signos de hiperactividad como correr y trepar son menos
frecuentes; pero se “reemplazan” por el jugueteo (por ejemplo: de manos) o a una sensación
interior de nerviosismo, inquietud o impaciencia (DSM 5).
Existe el riesgo de una baja autoestima y un autoconcepto distorsionado, quizás producto de
relaciones disfuncionales familiares y con los compañeros y del fracaso escolar y social en la infancia;
y esto puede conducir a un estado de ánimo bajo y un sentimiento de inutilidad. El TDAH puede
aumentar el riesgo de ideación y comportamientos suicidas durante la adolescencia, especialmente
cuando existen trastornos del estado de ánimo comórbidos (Sonuga-Barke & Taylor, 2015). Sumado
a eso, las conductas de riesgo se hacen presente debido a la impulsividad (Larraguibel, 2019).
El tipo predominante es la inatención (Larraguibel, 2019).
Prevalencia
Según el DSM 5, el TDAH ocurre en la mayoría de las culturas en aproximadamente el 5% de los
niños y el 2,5 % de los adultos.
Sin embargo, un estudio chileno publicado el año 2015, con una muestra total de 1.558
niños y adolescentes provenientes de 4 provincias del país (Cautín, Santiago, Iquique y Concepción),
observó que la prevalencia del TDAH era de un 10%.
Si lo revisamos de forma más específica: La distribución por edad y género en la muestra,
demostró que el 50,19 % eran niños y el 49,11 % niñas; el 52,9 % de la muestra lo constituyeron
niños y niñas (en edades entre 4–11 años) y el 47,1 % correspondió a adolescentes (edades entre
12–18 años). En niños entre los 4 y 11 años de edad, la prevalencia para TDAH fue del 16.4 % en
niños y de un 14.6 % en niñas, mientras que en adolescentes, los hombres obtuvieron una tasa del
2.1 % y en mujeres del 6.9 %. No se encontraron diferencias de prevalencia significativa, para edad ni
género.
El subtipo de mayor prevalencia fue el hiperactivo/impulsivo. El subtipo combinado obtuvo
la segunda tasa más alta y el subtipo inatento, fue el que registró la menor prevalencia. No
existieron diferencias significativas por género. Las tasas del subtipo hiperactivo/impulsivo y
subtipos combinados fueron significativamente más altas en niños de 4 a 11 años, que en
adolescentes de 11 a 18 años
Además, se observó que la mayor prevalencia en comorbilidad para TDAH fueron los
Trastornos Ansiosos, seguidos del Trastorno Oposicionista Desafiante. La comorbilidad en trastornos
de ansiedad fue significativamente más alta en mujeres adolescentes que en hombres. Las mujeres
que presentaron esta comorbilidad, presentaban predominantemente el subtipo combinado (De la
Barra et. al., 2015).
Comorbilidades
Dentro de las comorbilidades más frecuentes son otros trastornos del neurodesarrollo, por ejemplo:
se ha observado que las condiciones del espectro autista, afectan a alrededor de un tercio de los
niños con TDAH diagnosticado. Los problemas motores, las dificultades específicas de aprendizaje y
los tics también son comunes. Por otro lado, el trastorno de desregulación disruptiva del estado de
ánimo, en el que un rasgo persistente de estado de ánimo disfórico e irritable se acompaña de
arrebatos extremos de mal genio o agresión, generalmente se acompaña de falta de control de la
actividad y la atención. Se ha observado que los problemas de oposición y de conducta, la ansiedad y
la inmadurez social a menudo surgen en el curso del desarrollo. (Sonuga-Barke & Taylor, 2015)
Si hablamos de cifras, nos encontramos que los trastornos comórbidos más frecuentes en
niños con TDAH son trastorno oposicionista desafiante (35-50%), trastorno de conducta (14-25%),
trastorno depresivo (15%), trastorno de ansiedad (25%), trastorno específico del aprendizaje (15-
40%), trastorno de lenguaje (15-75%) y trastorno de tics (10%); y en adolescentes se agrega el
trastorno por uso de sustancias (20%). Según la edad, se ha observado que la prevalencia de
comorbilidad con trastorno de conducta y trastorno depresivo es mayor en adolescentes que en
niños. Mientras que según género, las niñas con TDAH presentan mayor comorbilidad con trastornos
ansiosos y depresivos; mientras que los niños con el trastorno oposicionista desafiante y de
conducta. Según cifras en estudios chilenos, se ha encontrado que la comorbilidad más frecuente es:
trastornos ansiosos (33.4%), trastorno oposicionista desafiante (27,9%) y trastornos afectivos
(14,8%) (Larraguibel, 2019).
Video 1: Pablo
Preguntas para orientar el video:
● ¿Qué manifestaciones observan a nivel general que les llame la atención?
● ¿Qué síntomas observan? ¿Qué diagnóstico creen que podría tener?
● ¿Cómo se desenvuelven en los distintos ambientes?
● ¿Cómo es la respuesta del ambiente?
En el video de Pablo podemos observar cómo él se encamina a una tarea, pero la deja a medias y se
encomienda a otra de manera no intencional, olvida cosas (como las reglas), pierde cosas (como la
goma). Asimismo, cómo está más centrado en sí mismo, cuando estudia o cuando quiere jugar. Estas
son distintas imágenes que refieren a la impulsividad que no logra controlar y que busca
gratificación. En este caso podemos ver un TDAH mixto con inatención e impulsividad.
En el vídeo observamos cómo a partir de estas conductas tanto el niño como la madre se cuestionan.
Viéndose más deteriorada la autoestima (y autoconcepto, incluso hay aspectos depresivos
presentes) de Pablo y su relación con pares. Y la madre tampoco entiende qué le pasa y por qué se
distrae tanto o no hace caso. Incluso podemos observar cómo se expone a situaciones riesgosas por
no prestar suficiente atención a su entorno.
Trastornos del aprendizaje
Los trastornos del aprendizaje son parte de los trastornos del neurodesarrollo. Se refieren a
un grupo heterogéneo de dificultades en el rendimiento (lectura, aritmética o escritura) que
interfieren en el desempeño académico y las actividades cotidianas que requieren de estas
habilidades. Al igual que los otros trastornos del neurodesarrollo tienden a ser persistentes en el
tiempo y a presentarse de manera distinta según la edad.
El origen de los trastornos del aprendizaje están asociados a déficits en algunos procesos
cognitivos, especialmente para la recepción, análisis, comprensión, retención, evocación y la
creación de los contenidos del aprendizaje escolar.
Es importante tener en consideración que las dificultades de aprendizaje no se explican
mejor por discapacidades intelectuales, trastornos visuales o auditivos no corregidos, otros
trastornos mentales o neurológicos, adversidad psicosocial, falta de dominio en el lenguaje, de
instrucción académica o directrices educativas inadecuadas (Montt, 2019). El factor ambiental es
importante considerarlo dentro de la evaluación, puesto que el trastorno del aprendizaje interrumpe
el patrón normal de aprendizaje de las aptitudes académicas; no es simplemente una consecuencia
de la falta de oportunidades para aprender ni de una instrucción insuficiente (DSM 5).
El trastorno específico del aprendizaje puede tener consecuencias funcionales negativas
durante toda la vida, como logros académicos bajos, tasas más altas de abandono de la escuela
secundaria, bajos porcentajes de educación secundaria, altos niveles de malestar psicológico y
problemas de salud mental general, tasas más altas de desempleo o infraempleo e ingresos más
bajos (DSM 5).
Especificar si:
● Con dificultades en la lectura:
○ Precisión en la lectura de palabras.
○ Velocidad o fluidez de la lectura.
○ Comprensión de la lectura.
● Con dificultad en la expresión escrita:
○ Corrección ortográfica
○ Corrección gramatical y de la puntuación
○ Claridad u organización de la expresión escrita
● Con dificultad matemática:
○ Sentido de los números
○ Memorización de operaciones aritméticas
○ Cálculo correcto o fluido
○ Razonamiento matemático correcto
Clasificaciones
A. Trastorno de la lectura: dislexia
Es un rendimiento en la lectura significativamente menor al esperado para la edad,
inteligencia y escolaridad.
Se reconoce por la presencia de síntomas tales como: errores en la lectura, persistentes y
frecuentes, tales como: omisiones (“globo” con “lobo”), distorsiones, sustituciones e inversiones de
letras palabras (“sal” con “ las”) o frases. Son frecuentes las confusiones de letras por sonido o grafía
similar (confusiones auditivas de la d-t, o visuales como la p-b); lectura lenta, con vacilaciones y
pérdida de la línea; falta de respeto por los signos de puntuación; falta de entonación en la lectura; y
lectura de difícil comprensión para el que escucha.
Se han observado tres predictores de dificultades tempranas en el aprendizaje de la lectura:
el aprendizaje de la asociación entre sonido-letra; la conciencia fonológica (habilidad para traducir
las estructuras de sonido en palabras); y la velocidad para nominar en forma automática (rapidez
para nominar palabras con la misma letra, categorías de objetos o números). En ese sentido, suelen
estar atencededidos por dificultades en las funciones básicas para el aprendizaje de la lectura,
dificultades en el aprendizaje del alfabeto, para juntar las letras en sílabas y palabras, para hacer
rimas simples o recordar canciones infantiles y en general para categorizar o recordar diferentes
sonidos.
Podemos ver que hay niños que tienen un buen desarrollo en el aprendizaje de la lectura, sin
embargo, presentan dificultades para la comprensión (Montt, 2019).
Ahora bien, es importante distinguir que hay otro foco en los trastornos de lectura que son
los problemas de comprensión lectora. La dificultad en la comprensión lectora es un trastorno
distinto de la dislexia. Los niños con problemas de comprensión de lectura pueden decodificar y
deletrear palabras con precisión, pero tienen problemas para comprender lo que leen. Las
observaciones informales sugieren que estos niños a menudo leen bastante rápido y su
procesamiento del texto es superficial; no parecen controlar lo que leen y es posible que no se
corrijan a sí mismos, aceptando lo que se denomina "un estándar bajo de coherencia" para el texto
que están leyendo (Snowling & Hulme, 2015).
Desarrollo y curso
Frecuentemente va precedido en los años preescolares de retrasos de la atención, el
lenguaje o las habilidades motoras que pueden persistir y concurrir con el trastorno específico del
aprendizaje. Es frecuente un perfil de aptitudes desiguales, como, por ejemplo aptitudes
excepcionales para el dibujo, el diseño u otras áreas visoespaciales, pero una lectura lenta, con
esfuerzo e imprecisa, una comprensión escasa de la lectura y una expresión escrita deficiente. El
trastorno específico del aprendizaje se asocia a un riesgo elevado de ideas suicidas e intentos de
suicidio en los niños, los adolescentes y los adultos (DSM 5).
En la primera infancia se observan frecuentemente algunos precursores, como los retrasos o
las deficiencias del lenguaje, las dificultades para rimar o contar, y las dificultades con las habilidades
motoras finas que son necesarias para escribir, antes de comenzar la instrucción formal. Las
manifestaciones pueden ser conductuales (p.e. resistencia a participar en el aprendizaje, conducta
negativista). El trastorno específico del aprendizaje dura toda la vida, pero el curso y la expresión
clínica son variables, dependiendo en parte de la interacción entre las exigencias que plantean las
tareas del entorno, la variedad y gravedad de las dificultades de aprendizaje del individuo, las
aptitudes de aprendizaje del individuo, la comorbilidad y los sistemas de apoyo e intervención
disponibles (DSM 5).
Etiología
La etiología no es totalmente clara, sin embargo, se hipotetiza que los trastornos del
aprendizaje surgen a partir de una alteración en el sistema nervioso central asociado a factores
ambientales. Si bien se han visto algunas zonas del cerebro involucradas, no hay un consenso. Ahora
bien, se hipotetiza que tiene un factor genético predisponente, dada la prevalencia entre familiares
(Montt, 2019).
Prevalencia
● 5 al 10% (Montt, 2019); el DSM 5 plantea una prevalencia del 5 al 15%
● Más predominante en el género masculino 3:1 a 5:1 (Montt, 2019).
Comorbilidad de los Trastornos del Aprendizaje (Montt, 2019; DSM 5; Snowling & Hulme, 2015)
Estos trastornos se han visto asociados a TDAH, trastorno de conducta, ansiedad y
depresión. Sumado a eso, se asocian a trastornos en la coordinación psicomotora del lenguaje, lo
que suele preceder al trastorno del aprendizaje; trastornos de la comunicación (general), trastorno
de la coordinación.
Los niños que presentan este trastorno suelen tener déficit en sus funciones ejecutivas, son
desordenados, desorganizados, con dificultades para planificar; presentan una baja autoestima,
problemas en la relaciones de pares y familiares, se sienten diferentes y marginados del proceso
escolar.
Previo a observar el documental se divide al curso en tres grupos grandes, a cada grupo se le asigna
que observen y anoten las preguntas solicitadas para luego discutirlas grupalmente en formato de
plenario. El objetivo es que se centren más en un niño, sin dejar de prestar atención a los otros dos
casos.
Las preguntas para discutir son:
1. Observación de síntomas ¿dónde observan los síntomas de los distintos trastornos del
aprendizaje / neurodesarrollo?
2. ¿Cuáles son las similitudes y diferencias que observan en los 3 casos?
3. ¿Cuál es el rol del entorno y de sus propias características, en la experiencia interna de cada
niño?
Observar documental desde el minuto 3:58 - 18:45. El video ya se encuentra cortado en la selección
de minutos.
Discusión en el curso (20 minutos; ir preguntando por grupo)
Síntomas Similitudes y diferencias Rol del entorno y
características propias