revista ok.

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M A D R I D 2 0 0 2

A Ñ O 1 - N º 1

THE quarterly

OF
ALCOHOL
RESEARCH
Versión en castellano
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COMITE EDITORIAL
Presidente:
Arturo Fernández Cruz
Catedrático de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid

Ana Sastre Gallego José Manuel Martínez-Lage

Experta en Nutrición Clínica. Profesor y Consultor de Neurología de la
Profesora de la Universidad a Distancia Clínica Universitaria de Navarra

Carlos Carbonell Másia Santiago Grisolía

Profesor Titular de Psiquiatría Bioquímico

Jesús Egido del los Ríos Amando de Miguel Rodríguez

Catedrático de Medicina. Catedrático de Sociología de la
Universidad Autónoma de Madrid Universidad Complutense

José María Cruz Fernández

Profresor Titular de Cardiología de la Universidad Hispalense. Sevilla.

©Copyright 2002. Fundación Alcohol y Sociedad. C/ Diego de León, 44, 2º. 28006 Madrid.Telf. 917450844. secretaria@alcoholysociedad.com
Publicación trimestral. Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida en ninguna forma o medio alguno,
electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de recuperación de almacenaje, información, sin el permiso por escrito del titular del Copyright.
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OF ALCOHOL RESEARCH
MADRID 2002 AÑO 1 - Nº1 Contenido

Editorial
Presidente del Comité Editorial 2

Investigación Social
Problemas con el alcohol en los conductores 3
Cómo lograr que las mujeres
que tienen problemas con la bebida beban menos 5
Consumo de alcohol en redes sociales 7
Los adolescentes en las sociedades rurales donde es habitual
el consumo de alcohol 9
Agentes de policía, estrés y hábito de beber
como actividad social 11
Religiosidad y consumo de alcohol en adolescentes 13

Investigación Científica
Riesgo cardíaco después de una “borrachera” 15
Genes, alcohol y cáncer de mama 16
Cáncer de pulmón en fumadores que beben 18
Problemas de sueño en alcohólicos 20
Salud subjetiva en los bebedores 21
Bebidas que dañan los dientes 23

3
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 4
D
esde el Comité Científico de la
Fundación Alcohol y Sociedad se ha
acordado, por unanimidad, hacer
realidad la publicación en castellano de “The
Quarterly Review of Alcohol Research” , que
ponemos por primera vez a disposición de nuestro
lector.
Esta publicación ha nacido en el seno de la
innovadoras actividades de nuestros homólogos
británicos,The Portman Group, que es pionera en
los aspectos sociales del Alcohol, en Europa.
Como editor de revistas científicas reconozco que
la utilización del lenguaje específico de este tipo
publicaciones, es en muchas ocasiones una barrera
en la transmisión del mensaje. Esto determina que
debido a ello, tarde en implantarse las conclusiones
obtenidas por la investigación científica.
La alternativa no es fácil dado que las personas
más capacitadas para la comunicación, se
encuentran dentro del colectivo periodístico. Cada
vez existen más médicos escritores en medios de
comunicación, y más periodistas que intentan
complementar su información con conocimientos
médicos especializados.
Es por ello, que nuestro Comité Editorial considera
de alto valor la iniciativa de The Portman Group,
asignando la labor de comunicación a médicos
especializados en la transmisión de la noticia. En
este primer número, los dos doctores han realizado
esta excelente labor, que estoy convencido que los
lectores apreciarán conmigo.
Nuestro Comité esta decidido a difundir de una
4
Editorial
forma progresiva los mensajes y noticias
relacionados con el alcohol y que afectan a nuestra
sociedad.
Desde el Comité, representando a la Fundación
Alcohol y Sociedad, nos hemos marcado un objetivo
que consiste en “no mirar” a otra parte y conseguir
con esta actitud que las percepciones sean
correctas, y nunca manipuladas por intereses
económicos o sociopolíticos.
En último término, nuestro deseo es que la revista
sea una parte importante de las fuentes de
información para algunos, y herramienta de trabajo
para otros, de los que se preocupan por el sano
hábito mediterráneo de un consumo moderado de
alcohol, y que convierte a nuestras comunidades en
su ejemplo a seguir.
En estas últimas fechas hemos sido expuestos en
esta sociedad a actitudes y debate confrontado,en
los medios de comunicación y en el seno de
nuestras propias familias con respecto al consumo
de alcohol. Esta revista, pues contribuye a
complementar con una información independiente
que ayuda a establecer un estado de opinión
ecuánime que es uno de los fines esenciales de la
Fundación Alcohol y Sociedad.
En Madrid a 28 de febrero de 2002.
Arturo Fernández Cruz
Presidente del Comité Editorial
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Investigación Social
Problemas
con el
alcohol
en los
conductores
Un estudio español revela que siete de
cada diez conductores con problemas con
el alcohol son considerados aptos para
conducir.
Alcohol-related problems and fitness to drive.
Alcohol & Alcoholism (2001), 36, 256-261. Del
Río, M.C., González-Luque, J.C., y Álvarez, F.J.,
Universidad de Valladolid, y Dirección General
de Tráfico, Madrid, España. *Dirección para
correspondenci: Prof. F. Javier Álvarez, Grupo
de investigación sobre drogas y alcohol,
Departamento de Farmacología y Terapéutica,
Facultad de Medicina, Universidad de Valladolid,
47005 Valladolid,España.
El consumo de alcohol está reconocido en
todo el mundo como uno de los principales
factores causantes de accidentes de circulación
en carretera. Los datos son especialmente
ciertos en España, donde el número de
personas que conducen bajo los efectos del
alcohol es alto en comparación con la mayoría
de los países de la Unión Europea (UE). El 47 %
de los conductores fallecidos en las carreteras
españolas durante la última década
presentaron una tasa de alcoholemia positiva, y
el 35 % tenían un nivel de alcohol en sangre
que superaba los 0,8 g/l (límite legal, hasta hace
poco tiempo, para conducir en España).
F. Javier Álvarez y sus colaboradores de la
Universidad de Valladolid y la Dirección
General de Tráfico (DGT) de España se
propusieron analizar los patrones de consumo
de alcohol en conductores españoles y la
incidencia de problemas relacionados con él. Su
interés se centraba, fundamentalmente, en si a
los conductores que presentan problemas con
el alcohol se les considera aptos o no para
conducir.
En España, antes de obtener el permiso de
conducción, por primera vez y para su
renovación, en etapas sucesivas, los
conductores deben pasar un examen médico-
psicológico realizado en uno de los 2.000
centros de reconocimiento médico para
conductores. El candidato es sometido a
pruebas para detectar enfermedades visuales,
auditivas, del aparato locomotor,
cardiovasculares, neurológicas y renales,
diabetes mellitus, trastornos mentales y
problemas relacionados con el alcohol o con
cualquier otra droga o medicamento.También
se evalúa la capacidad perceptiva y motriz.
En el estudio de campo de la DGT, efectuado
en 1999, participaron 25 centros de
reconocimiento médico que se encargaron de
entrevistar a más de 8.000 candidatos después
de evaluarlos. Más del 60% de los conductores
bebían alcohol de forma habitual. La ingestión
media diaria en bebedores semanales fue de 16
g de alcohol absoluto (correspondiente a cerca
de 2 unidades del Reino Unido). En función del
5
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 6
tipo de prueba empleado para determinar la
existencia de problemas con el alcohol, el
diagnóstico fue de “consumo excesivo”,
“dependencia” o “trastorno inducido por el
alcohol” entre el 2% y el 7% de los sujetos. La
probabilidad de estar incluido en esta categoría
fue cuatro veces superior en varones que en
mujeres.
Del total de conductores entrevistados, los
centros consideraron aptos para la conducción
al 88 %, y entre aquellos a los que se les
diagnosticaron problemas con el alcohol
(consumo excesivo, dependencia o trastorno
inducido por el alcohol), al 72 %. Los casos en
los que se consideró apto al candidato fueron
más habituales entre los conductores a los que
se les diagnosticó consumo excesivo que entre
los pertenecientes al grupo de dependencia o
trastorno relacionado con el alcohol.
Por último, el 23 % de las personas a las que se
les diagnosticaron problemas con el alcohol
reconocieron haberse visto envueltas en un
accidente de tráfico en los 3 años anteriores al
estudio, y el 19 % afirmaron que habían sido
multadas en el último año. Estas cifras
duplicaban las obtenidas en conductores sin
problemas con el alcohol.
La evaluación para decidir si las personas con
problemas en el consumo de alcohol son aptas
para conducir entraña una dificultad clara. Por
una parte, esas personas suelen mostrarse
reacias a decir la verdad, ante el temor de que
el informe sea negativo; por otra parte, también
los profesionales sanitarios presentan cierta
reticencia a intervenir en este campo. (Beber
6
es una costumbre social y cultural en España y
muchos españoles no reconocen los
problemas con el alcohol como tales.)
En España se somete a los conductores a más
evaluaciones que en cualquier otro país de la
UE. Los autores del estudio creen que el tipo
de centros de reconocimiento que existen en
España podría ser útil en el contexto de las
estadísticas españolas de conducción bajo los
efectos del alcohol y de los accidentes de
circulación en carretera. No obstante, sus
conclusiones ponen en duda que tales centros
desempeñen sus funciones con eficiencia.
Una posible explicación de la dificultad para
que la evaluación resulte eficaz es que los
conductores que tienen problemas con la
bebida suelen obtener resultados normales en
las pruebas que evalúan la capacidad perceptiva
y motriz y, por consiguiente, cabe plantear el
dilema de si los problemas con el alcohol
constituyen, por sí solos, una causa suficiente
para privar a un conductor del permiso de
conducción. Por desgracia, las pruebas
científicas con las que contamos hasta el
momento respecto a la incapacidad para la
conducción de las personas con problemas de
alcohol no son suficientes.
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 7
Investigación Social
Cómo lograr
que las
mujeres
que tienen
problemas
con la bebida
beban menos
Un estudio norteamericano demuestra
que, si al tratamiento de reducción de la
bebida se añade la formación sobre
desarrollo de habilidades para la vida y
sesiones de refuerzo, puede conseguirse
una gran eficacia en mujeres que beben
en exceso.
Reducing alcohol consumption among heavily
drinking women: evaluating the contributions
of life-skills training and booster sessions.
Journal of Consulting and Clinical Psychology
(2001), 69, 447-456. Connors, G.J., y Walitzer,
K.S., Universidad Estatal de Nueva York,
Estados Unidos *Diríjase la correspondencia a
Dr. Gerard J. Connors, Research Institute on
Addictions/University at Buffalo, The State
University of New York, 1021 Main Street,
Buffalo, New York 14203, USA. Correo
electrónico:connors@ria.buffalo.edu
Las investigaciones clínicas demuestran que las
personas con problemas en la bebida, sean
varones o mujeres, y sin antecedentes de
dependencia física grave del alcohol, responden
a las medidas de prevención secundaria que se
centran en la disminución del consumo y la
reducción al mínimo de los daños. Los estudios
respaldan la idea de que beber con
moderación es un objetivo terapéutico útil y
eficaz en estas personas. Por otra parte, puesto
que las mujeres con problemas con la bebida
han demostrado conseguir más fácilmente que
los varones un consumo moderado de alcohol,
las medidas de intervención en este sentido
pueden constituir la estrategia adecuada para
reducir los daños relacionados con el alcohol
en esa población femenina.
En cualquier caso, los resultados positivos no
son universales, y la eficacia de las estrategias
conductistas de autodominio necesitan el
refuerzo de otros elementos terapéuticos.Los
factores intrapersonales y socioambientales
pueden ejercer una influencia considerable en
las mujeres bebedoras, por lo que sería útil
ofrecerles programas de intervención más
dirigidos a sus necesidades específicas y de
manera que les resulten atractivos. El objetivo
de Gerard Connors y Kimberly Walitzer, de la
Universidad del Estado de Nueva York, era
perfeccionar el tratamiento de reducción de la
bebida añadiéndole formación en materia de
desarrollo de habilidades para la vida y sesiones
de refuerzo.
Seleccionaron a 144 bebedoras (sin
dependencia física grave del alcohol), a las que
se seleccionó aleatoriamente para recibir solo
el tratamiento de reducción del consumo de
alcohol (TRB), o ese tratamiento acompañado
7
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 8
de una o ambas técnicas de intensificación. Las
10 sesiones ambulatorias semanales se llevaron
a cabo en pequeños subgrupos de 3 a 6
mujeres. Las 7 horas de formación en materia
de desarrollo de habilidades para la vida (p. ej.,
relajación, resolución de problemas y
comunicación) fueron diseñadas de forma
específica para conseguir que perfeccionaran
su capacitación social, su capacidad para
afrontar su situación y otras técnicas
relacionadas con la conducta vital, con el
objetivo de reforzar al máximo su dotación
para poder analizar los antecedentes
psicosociales y circunstanciales del problema
de la bebida. Para controlar el factor del
tiempo de tratamiento, las mujeres incluidas en
el grupo en el que no se contemplaba la
capacitación para la vida recibieron 7 horas de
charlas y vídeos relacionados con el alcohol y
la salud general.
La serie de ocho sesiones de refuerzo,
realizadas con intervalos de tiempo cada vez
más largos durante los 6 meses posteriores al
tratamiento, se diseñó para consolidar el
material presentado durante las 10 semanas de
tratamiento de reducción de la bebida. Se
programaron evaluaciones de seguimiento tras
el tratamiento y cada 3 meses durante los 18
meses siguientes. El cálculo del consumo de
alcohol diario se obtuvo de los pacientes y de
las personas de su entorno (familia/amigos).
Después del tratamiento, las mujeres
informaron de que se había producido un
aumento en el número de días de abstinencia
o de baja ingestión de alcohol: de 16 a 23 por
mes. Además, comunicaron una reducción
8
importante de las consecuencias de la bebida,
un aumento del autodominio relacionado con
ésta y una mejoría de otros ámbitos vitales.
Entre las mujeres “más bebedoras” (antes del
tratamiento), las que recibieron una o ambas
técnicas de intensificación (en desarrollo de
habilidades para la vida y sesiones de refuerzo)
se observó un número de días de abstinencia o
de baja ingestión de alcohol tras el tratamiento
significativamente mayor que entre las
participantes del grupo de referencia (TRB
solamente).Y las que recibieron ambas técnicas
de intensificación (es decir, formación en
habilidades vitales y sesiones de refuerzo)
fueron las que mostraron mayores progresos,
ya que alcanzaron una mejoría dos veces
superior a la de las bebedoras del grupo de
referencia.
Debe tenerse en cuenta que la muestra en su
totalidad comprendía mujeres cuyas
características auguraban un buen pronóstico
(p. ej., buen nivel de estudios, estabilidad social
e inexistencia de una dependencia grave del
alcohol). Además acudieron espontáneamente
y es probable que se encontraban más
motivadas que otros tipos de bebedores.Estos
resultados destacan la importancia de ajustar el
nivel de consumo de bebidas alcohólicas previo
al tratamiento con las terapias y las técnicas de
intensificación apropiadas. Otras técnicas de
refuerzo podrían también conseguir resultados
más eficaces en mujeres que tienen problemas
con la bebida.
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 9
Investigación Social
Consumo
de alcohol en
redes sociales
¿Influyen la familia y los amigos en el
comportamiento ante el alcohol, o el
bebedor busca más bien contactos sociales
con patrones de consumo parecidos a los
suyos? Un estudio norteamericano da a
entender que los efectos de la selección
son más acusados que los de la influencia
social.
Social network drinking and adult alcohol
involvement: A longitudinal exploration of the
direction of influence. Addictive Behaviors
(2001), 26, 181-199.Bullers, S.,Cooper, M. L., y
Russell,M.,Universidad de Carolina del Norte,
Universidad de Missouri y Prevention Research
Center, Berkeley, Estados Unidos. *Diríjase la
correspondencia a Dra. Susan Bullers,
Department of Sociology and Anthropology,
University of North Carolina at Wilmington,
601 South College Road, Wilmington, NC
28403, USA. Correo electrónico:
bullerss@uncwil.edu
Existe la creencia general de que las personas
con las que nos relacionamos socialmente
ejercen una influencia importante en los
patrones individuales de consumo de alcohol.
Las teorías del aprendizaje social apuntan a
que el hecho de estar entre bebedores
determina las actitudes y las conductas de los
individuos ante el alcohol,con la consiguiente
conformidad con las normas del grupo.
Por el contrario, las explicaciones que ofrece la
selección social de las semejanzas entre los
individuos y sus redes ponen de relieve la
formación de vínculos sociales. Las personas
pueden elegir amigos que compartan sus
propias preferencias en cuanto a la bebida, o es
posible que los grandes bebedores tengan más
posibilidades de encontrar a otros bebedores
en lugares donde se sirve alcohol. El alcohol
puede constituir un “centro” en torno al cual
se programan las actividades sociales del grupo.
La interacción social continua entre los
miembros de esta red originaría unos
estrechos vínculos sociales que reafirmarían su
conducta respecto a la bebida.
Aunque las explicaciones basadas en la
selección son cada vez más frecuentes en los
estudios sobre el consumo de alcohol en
adolescentes, es necesario aclarar si son
relevantes para los adultos. Este fue el motivo
por el que Susan Bullers, de la Universidad de
Carolina del Norte, y sus colaboradores
llevaron a cabo un estudio longitudinal para
comparar los efectos de la selección y la
influencia social en una amplia muestra
representativa de adultos. Analizaron las
distintas contribuciones de ambos efectos en la
relación entre los patrones de consumo de
bebidas alcohólicas de los encuestados y sus
redes sociales.
Se entrevistó a 1.286 adultos del Estado de
Nueva York en dos ocasiones separadas por un
intervalo de cuatro años. Los investigadores
comprobaron que los patrones individuales y
9
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 10

los de la red social con respecto al alcohol
estaban significativamente vinculados entre sí y
vinculados también al paso del tiempo. Los
patrones individuales se mantuvieron más
estables a lo largo del tiempo que los de las
redes sociales. Éstos fueron parecidos durante
los cuatro años por lo que respecta al número
de amigos, encuestados cuyos cónyuges
pertenecen a sus redes, y grado de consumo
de alcohol en amigos, cónyuges y redes
sociales. El comportamiento individual frente al
alcohol permaneció relativamente más estable
a lo largo del tiempo.
La relación entre el comportamiento ante el
alcohol a escala individual y a escala de las
redes sociales fue recíproca: el consumo de
alcohol de los individuos se asoció al consumo
posterior en la red social, y éste se asoció al
consumo individual posterior. En cualquier
caso, el efecto más acusado parecía estar en el
tramo que va del consumo individual al
consumo en la red social. Estas conclusiones
indican que los efectos de la selección dominan
la relación que existe entre las semejanzas del
patrón de consumo de bebidas alcohólicas
individual y en la red social.
tiempo a sus redes sociales estables. Estos
datos respaldan afirmaciones anteriores
referentes a una infravaloración de los
efectos de la selección social.
Los autores señalan que los esfuerzos para
prevenir el consumo excesivo de alcohol
pueden resultar beneficiados cuando se centra
la atención de forma proactiva en las iniciativas
basadas en la responsabilidad personal por el
comportamiento propio ante el alcohol. Puede
ser una ventaja para los bebedores el hecho de
que comprendan mejor que sus propios
hábitos de consumo de alcohol influyen en sus
posibilidades de elección de entorno social, y
que, a su vez, sus vínculos sociales pueden
condicionar sus propios patrones de consumo
a lo largo del tiempo.

Los efectos de la selección fueron más

marcados en los grupos con patrones menos
estables de consumo de alcohol en redes
sociales (jóvenes, de raza no blanca y
varones). Estos resultados pueden reflejar un
proceso en virtud del cual las personas que
están “en transición” tienden a buscar y
relacionarse con otras cuyos hábitos de
consumo de alcohol son similares a los suyos,
mientras que las que están más “asentadas”
socialmente suelen ser sensibles a lo largo del

10
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 11
Investigación Social
Los
adolescentes
en las
sociedades
rurales
donde es
habitual el
consumo de
alcohol
Los resultados de un estudio transcultural
europeo han planteado cuestiones
interesantes acerca de la transición de los
adolescentes a la edad adulta en las
sociedades rurales y las variaciones
culturales que se producen entre países
con diferentes normativas sobre el
consumo de alcohol.
Young people in ‘drinking’ societies?
Norwegian, Scottish and Swedish adolescents’
perceptions of alcohol use. Health Education
Research (2001), 16, 279-291. Kloep, M.,
Hendry, L.B.,Ingebrigtsen, J.E.,Glendinning,A. y
Espnes, G.A., Universidad de Ciencia y
Tecnología de Noruega (NTNU), Universidad
de Aberdeen. *Diríjase la correspondencia a
Dra. Marian Kloep, Department of Psychology,
Norwegian University of Science and
Technology (NTNU), 7491 Trondheim,
Norway. Dr L.B. Hendry, Centre for
Educational Research, University of Aberdeen,
Aberdeen AB24 3QY, U.K.
Las investigaciones europeas previas nos han
proporcionado cierto conocimiento de los
patrones de consumo de alcohol en
adolescentes. Sin embargo, es menos lo que se
sabe acerca de las motivaciones y razones que
dan los adolescentes para justificar su
comportamiento respecto al alcohol, sobre
todo en las áreas rurales.
Marian Kloep y sus colaboradores de la
Universidad de Ciencia y Tecnología de
Noruega (NTNU) y de la Universidad de
Aberdeen preguntaron a más de 4.000
adolescentes rurales de Noruega, Suecia y
Escocia, de edades comprendidas entre los 11
y los 17 años, sobre sus hábitos y opiniones
con respecto a la bebida. Este estudio formaba
parte de otro a escala internacional (1996) que
analizaba los estilos de vida y las
preocupaciones en materia de salud de la
juventud rural en países del norte de Europa.
Los investigadores se interesaron en especial
por la cantidad de bebida consumida en las
cuatro semanas previas al estudio. Con el fin de
evaluar los posibles factores de influencia,
también hicieron preguntas a los adolescentes
sobre las actividades a las que dedicaban su
tiempo libre, sobre sus compañeros y el centro
de enseñanza en el que estudiaban, sobre la
relación que mantenían con sus padres y la
opinión que les merecía a éstos el consumo de
alcohol por su parte. Se emplearon también
11
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 12
estudios y sesiones de grupos orientados
(“focus groups”) para obtener datos
cualitativos.
Pese a la afirmación en contrario de los medios
de comunicación, una gran proporción de
adolescentes rurales de los tres países se
consideraban abstemios. Entre los bebedores
había variaciones notables por lo que respecta
a la frecuencia y la cantidad consumida. Sus
propias descripciones mostraron que los
adolescentes escoceses beben más que los
noruegos y los suecos. En especial, los
adolescentes escandinavos tuvieron muchas
menos posibilidades de estar en contacto con
el alcohol durante las cuatro semanas previas.
Los datos cualitativos mostraron que la
mayoría de los adolescentes que bebían lo
hacían durante los fines de semana,
normalmente en fiestas y bailes, y sobre todo
con amigos. Los encuestados más bebedores
dedicaron más tiempo a actividades de ocio
comerciales y a actividades con amigos. Por el
contrario, los menos bebedores y los
abstemios pasaron más tiempo con sus padres
y manifestaron una percepción más acusada de
la preocupación de éstos por la bebida.
El hecho de ser noruego fue uno de los
factores pronósticos de abstinencia y de
consumo moderado de alcohol más
importantes en una comparación entre
culturas. La nacionalidad, además de afectar
directamente al consumo de alcohol, influyó de
forma indirecta a través de la relación con los
padres y las actividades de ocio. Los
adolescentes escoceses reflejaron en sus
12
informes más conflictos con sus progenitores,
creían que a éstos les preocupaba menos que
consumieran alcohol y sus actividades de ocio
tenían un carácter más comerciales que las de
sus homólogos escandinavos.
Resulta interesante observar que las diferentes
cantidades de alcohol consumido por los
adolescentes en los tres países (máximo en
Escocia y mínimo en Noruega) se
corresponden con el consumo entre los
adultos. (En 1996 la venta de alcohol fue de 4,1
litros de alcohol puro per cápita en Noruega;
de 4,9 en Suecia y de 7,6 en Escocia). Las
razones esgrimidas por los adolescentes para
beber son muy similares a las que ofrecen los
adultos: sociabilidad, relajación, compañía,
emoción, presión del grupo y costumbres de
su región o país.
A diferencia de otros estudios recientes, los
investigadores observaron que la búsqueda de
sensaciones y emociones no fue la razón
fundamental para consumir alcohol en ninguna
de las tres muestras. En el presente estudio,los
jóvenes deseaban “que se les aceptara como
adultos dentro de su propia cultura, por lo que
intentaban parecerse a ellos en muchos
aspectos,entre otros, la bebida. La percepción
que los jóvenes tienen de tal conducta es la de
su aceptación progresiva en la “sociedad de la
bebida””. No obstante, los que perciben que
su relación con sus padres y profesores es
buena, beben menos.Asimismo, aquellos cuyos
padres se muestran preocupados (con ánimo
de cuidarles, no de controlarles) también
beben menos.
revista ok.pdf 21/3/02 17:41 Página 13
Investigación Social
En el momento del estudio, las leyes relativas al
alcohol eran similares, en cuanto al rigor, en
Noruega y en Suecia, y los precios eran
comparables. Sin embargo, los adolescentes
suecos, inexplicablemente, bebían más. Los
investigadores buscan razones que expliquen
este hecho.
Agentes de
policía, estrés
y hábito de
beber como
actividad
social
“Va unido al trabajo”. Aunque parece que
beben para combatir el estrés,
investigadores australianos han
comprobado que los agentes de policía
reconocen que consumen alcohol,
fundamentalmente, por motivos sociales.
It Goes with the Job: officers’ insights into the
impact of stress and culture on alcohol
consumption within the policing occupation.
Drugs: education, prevention and policy (2001), 8,
141-149.Davey, J.D.,Obst, P.L. y Sheehan, M.C.,
Universidad de Tecnología de Queensland,
Australia.
The impact of attending alcohol-related
incidents on police drinking patterns. Journal of
Occupational Health Safety (2000), 16, 163-168.
Davey, J.D., Obst, P.L., Zinkiewicz, L. y Sheehan,
M.C, Universidad de Tecnología de
Queensland,Australia.
*Diríjase la correspondencia a Jeremy Davey,
Deputy Director, Centre for Accident
Research and Road Safety, School of
Psychology and Counselling, Queensland
University of Technology, Beams Road,
Carseldine, Qld 4034, Australia. Correo
electrónico:j.davey@qut.edu.au
La investigación sobre el hábito de beber en la
policía ha identificado dos factores que
desempeñan un papel clave en el fomento del
consumo nocivo de alcohol: las características
del trabajo, que causan estrés laboral, y una
cultura que estimula la bebida.
En un estudio reciente, Jeremy Davey y sus
colaboradores de la Universidad de Tecnología
de Queensland analizaron los patrones de
consumo de alcohol y la exposición a
incidentes relacionados con el alcohol de 4.193
agentes de policía. Estos calcularon que la
proporción media de incidentes relacionados
con el alcohol era del 50-74 %. Los agentes que
estaban de servicio bebían más que los que no
lo estaban.Además, el 35 % de los que estaban
de servicio obtuvieron unas puntuaciones en la
prueba de identificación de trastornos por
consumo de alcohol (AUDIT) que indicaban
riesgo de problemas de consumo excesivo, y a
otro 3,5 % se les clasificó como dependientes
del alcohol. Estos resultados reflejan que la
prestación de servicio en incidentes
relacionados con el alcohol, en especial las
13
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 14
agresiones, está asociado con unos niveles
superiores de consumo de alcohol en la policía.
Aunque las tensiones diarias del trabajo policial
pueden conducir a un mayor consumo de
alcohol, no es una de las razones que esgrimen
los agentes para beber. Por este motivo, el
equipo de Queensland emprendió un estudio
complementario para analizar los factores que
los agentes consideraban que contribuían
principalmente al consumo de alcohol dentro
de las fuerzas policiales. Encuestaron a 749
agentes de la policía estatal (87 % varones y
13 % mujeres).
Más de un tercio de la muestra presentó riesgo
de sufrir daños por consumo excesivo de
alcohol. Los agentes calificaron actividades
sociales del tipo “celebraciones” y
“socialización con los compañeros”, como los
factores más importantes que contribuían a
que ellos bebieran, seguidas muy de cerca por
“beber es divertido”. Aproximadamente la
tercera parte de los agentes afirmaron que
pasaban más de la mitad de su tiempo de
actividades sociales y ocio con otros policías.
En relación con la disponibilidad de alcohol en
el lugar de trabajo, el 76 % reconoció que
disponían de él en ocasiones especiales; el
4 2% , que lo tenían normalmente en la sala para
el personal; y el 14 %, que estaba a su
disposición durante la habitual “hora feliz”.
Estos datos ponen de manifiesto la existencia
de un ambiente de trabajo en el que el alcohol
parece estar disponible. (El vínculo entre
disponibilidad y consumo de alcohol está bien
demostrado). Además, casi un 25 % de la
14
muestra afirmaron sentirse influidos por el
hábito de beber de un compañero.
Cuando se les preguntó cómo trataban a los
abstemios los compañeros de trabajo en el
cuerpo de policía, el 31 % declararon que la
consideración que les merecían era negativa,
de desconfianza o de personas insociables.
Sin embargo, los factores relacionados con el
estrés constituyeron los mejores factores
pronósticos de la puntuación en la prueba de
identificación de trastornos por consumo de
alcohol (AUDIT) de manera que, aunque tanto
el estrés como las influencias sociales (o
“cultura policial”) se asociaron
significativamente con el hábito de beber, el
primero fue el factor más importante para
pronosticar el riesgo de consumo nocivo de
alcohol. Este hecho resulta interesante a la luz
de la mayor importancia que concedieron los
agentes de policía a los factores sociales como
razón de su hábito de beber.
Estos resultados resaltan una contradicción
observada a menudo y tienen implicaciones
notables en las estrategias de intervención
dirigidas a reducir el consumo de alcohol
dentro de las fuerzas policiales. Según los
autores,para que estas estrategias tengan éxito
no sólo deben estar centradas en el estrés,sino
también adaptadas a la importancia de estos
factores sociales y promovidas de una manera
que sea aceptada dentro de la cultura policial.
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 15
Investigación Social
Religiosidad
y consumo
de alcohol en
adolescentes
El estudio de una muestra amplia y
representativa de adolescentes
norteamericanos destaca la religiosidad
como una influencia probablemente
moderadora del consumo de alcohol.
Religiousness as a predictor of alcohol use in
high school students. Journal of Drug Education
(2001), 31, 289-303. Park, H-S, Bauer, S. y
Oescher, J., Universidad de Nueva Orleáns,
Estados Unidos. *Diríjase la correspondencia a
Dr. Hae-Seong Park, Educational Leadership,
Counseling, and Foundation,University of New
Orleans,New Orleans, LA 70148, USA.
Se ha demostrado que la religiosidad es un
importante factor pronóstico negativo de
consumo de alcohol, tabaquismo y consumo de
marihuana: los adolescentes con creencias
religiosas arraigadas tienden a emplear estas
sustancias con menor frecuencia que los que
son menos religiosos. Sin embargo, la relación
existente entre religiosidad y consumo de
alcohol es compleja. La pertenencia a un grupo
religioso puede limitar el acceso del individuo
al alcohol, o el grupo religioso puede sancionar
a las personas que consumen alcohol y hacer
que los adolescentes se relacionen socialmente
lejos de los ambientes en que se consumen
sustancias potencialmente perjudiciales. La
incorporación a grupos religiosos también
define el grupo de compañeros y proporciona
a los miembros adolescentes modelos de
conducta no relacionados con el consumo.
Según un amplio estudio nacional realizado en
1995, el nivel medio de religiosidad de los
adolescentes estadounidenses no se ha
reducido de forma significativa en los últimos
años,pero parece que disminuye a medida que
transcurren los años de adolescencia. Entre las
variaciones demográficas se incluye el dato de
que los adolescentes afroamericanos y las
chicas son más religiosos, respectivamente, que
los adolescentes de raza blanca y los chicos.
Otros factores pronósticos importantes del
consumo de alcohol en adolescentes son las
características familiares, el nivel educativo y
los atributos sociales y psicológicos. Por este
motivo, lo que se necesita conocer es si la
influencia de la religiosidad sobre el hábito de
beber en adolescentes puede explicarse por
alguno de estos otros factores.Además, se sabe
poco acerca de la influencia de la religiosidad
sobre el consumo de alcohol en adolescentes
de grupos étnicos diferentes.
Hae-Seong Park y sus colaboradores de la
Universidad de Nueva Orleans, Estados
Unidos,elaboraron un estudio que respondiera
a estas cuestiones. Utilizaron muestras amplias
y representativas procedentes del National
Educational Longitudinal Study (NELS) y
analizaron los datos del segundo seguimiento
(1992), identificando cuatro grupos étnicos
principales:asiaticoamericanos,hispanoamerica-
nos, afroamericanos y raza blanca. Los
15
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 16
investigadores evaluaron la religiosidad a partir
de medidas de actividad/asistencia y
percepción religiosa (p. ej., grado de
importancia de un entorno religioso o si los
encuestados se consideraban religiosos).
Además de las características demográficas,
también indagaron en la interacción familiar, el
nivel educativo y las actividades
extracurriculares. Los medidores sociales y
psicológicos fueron la confianza en uno mismo
y la posición de control (sensación de control
sobre el propio entorno). El consumo de
alcohol se valoró sencillamente a partir de la
información facilitada por los propios
participantes en el estudio relativa a la
frecuencia de consumo durante los últimos 12
meses y los 30 días previos.
Los afroamericanos constituyeron el grupo
religioso más activo y su percepción de la
importancia de la religión fue máxima, mientras
que los hispanoamericanos fueron los menos
religiosos en ambos aspectos. Los estudiantes
afroamericanos también fueron los
consumidores de alcohol menos frecuentes, y
los de raza blanca fueron los que bebieron con
mayor frecuencia. Hubo escasas diferencias en
lo que se refiere a interacción familiar entre los
grupos étnicos; las diferencias en cuanto a
confianza en uno mismo y posición de control
también resultaron insignificantes.
Los individuos más religiosos reflejaban
dedicar más tiempo a estar con sus padres y
un mejor rendimiento académico. La
probabilidad de participar en actividades
religiosas fue mayor en las chicas y en los
estudiantes con un nivel económico superior,
16
al igual que ocurrió con los que tenían una
confianza en sí mismos y una sensación de
control más positivos.
El resultado más sólido fue que la religiosidad
se manifestó como un factor pronóstico
significativo de (bajo) consumo de alcohol en
los cuatro grupos étnicos. Resulta interesante
el hecho de que aparecieran patrones
ligeramente diferentes entre los grupos: la
percepción religiosa fue el factor pronóstico
más importante en los asiáticoamericanos y
afroamericanos, mientras que la actividad
religiosa fue el único factor pronóstico en los
hispanoamericanos. En la raza blanca, ambos
factores de religiosidad tuvieron un carácter
pronóstico significativo. En conjunto, la
religiosidad se mantuvo como un factor
pronóstico importante, incluso cuando se
ajustaron factores demográficos,
características familiares, nivel educativo y
factores sociales y psicológicos.Además, el uso
de una muestra muy amplia y representativa
implica que estos datos son aplicables a escala
nacional.
Aunque los médicos estarían dispuestos a
diseñar programas de intervención utilizando
la religiosidad como un mecanismo para
reducir el consumo de alcohol en
adolescentes, los autores recomiendan
precaución.Hacen hincapié en que la relación
existente entre religiosidad y bebida es
compleja. (Su análisis indica que
determinados aspectos diferentes de la
religiosidad sirven para pronosticar el
consumo de alcohol en grupos raciales y
étnicos distintos.) Y aún seguimos sin saber
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 17
Investigación Científica
por qué la actividad y la percepción religiosa
condicionan el consumo de alcohol.
Riesgo
cardíaco
después de
una
“borrachera”
En la mañana siguiente al consumo de
una gran cantidad de alcohol, la
capacidad de la sangre para deshacer
coágulos es significativamente inferior a la
normal. Los investigadores que han
demostrado este efecto, que confirma y
amplía la evidencia previa, creen que
ayuda a explicar el mayor riesgo de
muerte por infarto de miocardio que se
observa en las personas que han bebido
en exceso.
Acute Inhibitory Effect of Alcohol on
Fibrinolysis, European Journal of Clinical
Investigation (2001), 31, 164-170,Van de Wiel A.,
Van Golde P.M., Kraaijenhagen R.J., Von dem
Borne P.A.K., Bouma B.N., Hart H.C.,
Departmentos de Medicina Interna y Química
Clínica, Hospital de Eemland, Amersfoort; y
Departamento de Hematología, Hospital
Universitario, Utrecht, Países Bajos.
Basándose en datos de los Países Bajos, los
investigadores decidieron estudiar la
“degradación de coágulos” debida a la
existencia de una aparente paradoja.Aunque
ya conocían la evidencia, confirmada hoy día,
de que un consumo entre bajo y moderado
de alcohol protege del desarrollo de
enfermedades cardiovasculares,también eran
conscientes de que el consumo excesivo de
alcohol incrementa el riesgo.Además,trabajos
recientes realizados en Australia (Review,
volumen 5, número 3, agosto 1997) y
Finlandia (Review, volumen 5, número 4,
noviembre 1997) han demostrado la
existencia de una estrecha asociación entre
borracheras e infartos de miocardio
mortales.
El equipo holandés estaba especialmente
interesado en analizar una cuestión no
explorada hasta entonces, que es la relación
entre la cantidad real de alcohol consumido y
el alcance y la duración de los cambios
producidos en el sistema de degradación de
coágulos. Por esta razón, se reclutaron
voluntarios sanos y se determinaron los
niveles de diversas sustancias trombolíticas
en el torrente sanguíneo tras el consumo de
diferentes cantidades de alcohol
Los sujetos, 50 varones, se abstuvieron de
beber durante la semana previa a los
experimentos y recibieron alcohol (un vino
tinto español: Diego de Almagro 1994). Se les
extrajeron muestras sanguíneas a las 09.00 h,
15.00 h, 23.00 h y 09.00 h de la mañana
siguiente. Estas muestras se sometieron a
cuatro pruebas: tres determinaciones de
17
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 18
proteínas que desempeñan diferentes
funciones en la trombólisis, más un estudio del
tiempo que tarda un coágulo estándar en
deshacerse.
Entre las 17.00 h y 18.00 h, todos los individuos
ingirieron una comida idéntica acompañada de
vino tinto o, como referencia, del mismo
volumen de agua mineral. En una serie de
pruebas diferentes, las cantidades de vino tinto
consumidas fueron dos, cuatro, seis y ocho
vasos.
Los resultados de los análisis sanguíneos en los
varones que solo tomaron agua mineral
confirmaron que la capacidad del torrente
sanguíneo para deshacer coágulos sigue un
patrón característico cada 24 horas, cuyo
máximo se registra por la tarde. De hecho, el
conocimiento insuficiente de este “ritmo
circadiano” creó confusión en el pasado
cuando los investigadores intentaron
comparar la eficiencia de la disolución de
coágulos en diferentes situaciones. A pesar de
este patrón diario, el trabajo holandés
demostró dos cosas. En primer lugar, el
consumo de alcohol no produjo efectos
beneficiosos sobre la eficiencia trombolítica.
Por el contrario, y en segundo lugar, el
consumo de más de cuatro vasos de vino
provocó una inhibición marcada de la
capacidad sanguínea de deshacer coágulos. Los
autores concluyen que los bebedores
deberían mantenerse dentro de los límites en
que no se produjo un deterioro significativo
del sistema trombolítico, a saber, de 1,25 –
3,75 unidades de ocho gramos por día en
varones, y de 1,5 – 2,5 unidades en mujeres.
18
Al mismo tiempo, los investigadores creen que
el efecto beneficioso del consumo moderado
de alcohol no debe atribuirse a cambios en el
sistema trombolítico, lo cual va en contra de
otra afirmación reciente (Review, volumen 9,
número 3, Otoño 2001) realizada por un grupo
de investigadores que se basaron en estudios
posteriores similares al de los Países Bajos en
mujeres posmenopáusicas. Sin embargo, sus
métodos estaban menos perfeccionados que
los utilizados en el estudio más reciente. En
cualquier caso, el efecto protector del
consumo moderado de alcohol en lo que se
refiere a cardiopatías se justifica de una manera
mucho más concluyente en función de las
alteraciones en los niveles circulatorios de
diferentes tipos de colesterol (Review, volumen
8,número 1, primavera 2000).
Genes,
alcohol y
cáncer de
mama
Investigation of an Interaction of Alcohol Intake
and Family History on Breast Cancer Risk in
the Minnesota Breast Cancer Family Study,
Cancer (2001), 92, 240-248, Vachon C.M.,
Cerhan J.R., Vierkant R.A., Sellers, T.A.,
Departamento de Investigación sobre Ciencias
de la Salud, Clínica Mayo; y Mayo Clinic Cancer
Center, Rochester, MN, Estados Unidos.
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 19
Investigación Científica
Puede haber una explicación para la aparente
contradicción observada entre los resultados
de sucesivos trabajos realizados para
determinar si el consumo de alcohol
incrementa la posibilidad de desarrollar
cáncer de mama en mujeres.En la actualidad,
algunos estudios efectuados en Estados
Unidos indican que el riesgo es superior,
aunque sólo en mujeres que tienen
antecedentes familiares de la enfermedad.
A pesar de los numerosos intentos realizados
para aclarar definitivamente esta cuestión, la
evidencia previa sobre el tema ha seguido
siendo desconcertante. Mientras que algunos
estudios han concluido que en los bebedores
se produce un pequeño aumento del riesgo,
otros estudios igualmente bien diseñados no
han podido confirmar este punto. En un
trabajo reciente (Review, volumen 8, número
4 ,i nvierno 2000) se ha afirmado que, mientras
que en las mujeres que toman alcohol con
moderación no aumenta la probabilidad de
contraer cáncer de mama, existe un riesgo
real en las que beben en exceso.
Los datos más recientes proceden de
investigaciones diseñadas para demostrar una
posible razón de las discrepancias observadas.
Ésta consiste en que algunas mujeres se
exponen a un riesgo adicional de contraer la
enfermedad cuando beben, mientras que
otras no. Por ejemplo, cabe la posibilidad que
sólo las que toman cantidades inadecuadas de
determinadas vitaminas en su dieta tengan
riesgo en caso de consumir alcohol.
Los investigadores norteamericanos se
centraron en otra posibilidad: que el alcohol
agrave el riesgo de cáncer de mama
únicamente en mujeres que portan ciertos
genes específicos que las predisponen a
padecer la enfermedad. En los últimos años
se han descubierto dos de estos genes
(BRCA1 y BRCA2), que sólo explican una
minoría de los casos de cáncer de mama; el
resto se atribuyen a mutaciones nuevas. Sin
embargo, es posible que el consumo excesivo
de alcohol “active” uno u otro gen, lo cual es
evidente que no podría ocurrir en las
mujeres que carecen de estos genes.
Los investigadores estadounidenses no
estudiaron estos genes directamente. En su
lugar, examinaron a los miembros de más de
400 “familias con cáncer de mama”, es decir,
familias con antecedentes familiares
importantes de la enfermedad, en cuyos
miembros podría suponerse, por tanto, que
llevan en sus células genes que les predisponen
a padecerla. El objetivo consistió sencillamente
en determinar si el consumo de alcohol era un
factor de riesgo más importante para
desarrollar cáncer de mama en hermanas, hijas,
primas y nietas de mujeres con la enfermedad
que en mujeres que se habían emparentado
con estas familias.
Se obtuvieron datos médicos a partir de un
registro de cánceres y se confirmó la
información sobre consumo de alcohol y otros
atributos personales conseguida mediante
cuestionarios. Los hábitos de consumo de
bebidas alcohólicas se recopilaron a partir de
las siguientes preguntas: “Durante la mayor
parte de su vida, ¿con cuánta frecuencia ha
19
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 20
bebido alcohol?”, y “¿Diría que usted ha bebido
alcohol a diario, semanalmente o con una
frecuencia menor de una vez a la semana?”
Los resultados de un análisis estadístico
complejo de estos datos demostraron que,
entre las familiares de primer grado de mujeres
con cáncer de mama, las bebedoras diarias
tenían un riesgo de padecerlo
significativamente superior al de las que nunca
habían tomado alcohol. No obstante, este
incremento fue mucho menos pronunciado en
el caso de familiares de segundo grado y no fue
evidente en absoluto en las mujeres que se
habían emparentado con familias con cáncer
de mama. Estos resultados indican claramente,
aunque no lo demuestran de forma
concluyente, que el riesgo de cáncer de mama
sólo aumenta en las mujeres que están
genéticamente predispuestas a padecerlo si
toman alcohol a diario. Por desgracia, la
información relativa a la frecuencia de
consumo de alcohol no se acompaña en este
estudio de datos cuantitativos sobre los niveles
reales de consumo.
20
Cáncer de
pulmón en
fumadores
que beben
Re-evaluation of the Confounding Effect of
Cigarette Smoking on the Relationship
Between Alcohol Use and Lung Cancer Risk,
With Larynx Cancer Used as a Positive
Control, Preventive Medicine (2001), 32, 359-
370, Zang E.A., Wynder E.L., American Health
Foundation,Nueva York,NY, Estados Unidos.
Una de las dificultades principales al evaluar si
el consumo excesivo de alcohol causa
enfermedades médicas específicas es que los
grandes bebedores también suelen ser grandes
fumadores. Esto ha constituido un problema
especial en el caso del cáncer de pulmón.
Aunque se ha afirmado que la enfermedad está
ligada al consumo excesivo de alcohol, un
número sorprendente de investigadores no
han tenido en cuenta su bien demostrada
relación con el tabaquismo.
A partir de una enorme cantidad de datos
detallados, acumulados durante tres décadas,
unos investigadores norteamericanos han
demostrado en la actualidad que la aparente
asociación existente entre el consumo
excesivo de alcohol y el cáncer de pulmón
puede explicarse totalmente a causa del
tabaquismo concurrente. Las bebidas
alcohólicas por sí mismas no aumentan el
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 21
Investigación Científica
riesgo de padecer la enfermedad.
Los datos utilizados se obtuvieron a partir de
un estudio hospitalario de cánceres
relacionados con el tabaco realizado en ocho
de las principales áreas metropolitanas de
Estados Unidos, desde Nueva York hasta San
Francisco. Se incluyeron algo menos de 3.000
casos de cáncer de pulmón en varones y
1.600 en mujeres, junto con más de 8.000
controles masculinos y 4.000 femeninos
(pacientes ingresados en el hospital por
enfermedades no relacionadas con el
tabaquismo). Todos los sujetos fueron
preguntados sobre sus antecedentes de
tabaquismo y hábitos de bebida por
entrevistadores entrenados.
El equipo investigador excluyó del análisis a
todos los individuos que no fueran de piel
blanca, debido a que las personas blancas son
diferentes a las de piel negra y de otras etnias
en lo que se refiere al hábito de fumar, la
susceptibilidad a las sustancias químicas
cancerígenas presentes en el tabaco y, quizá
también, la susceptibilidad al alcohol. También
fue necesario excluir a las mujeres, ya que el
grado de consumo que reconocieron durante
las entrevistas se consideró demasiado bajo
para poder sacar conclusiones significativas.
Por estas razones, no pueden aceptarse
necesariamente los resultados como válidos
para otros grupos distintos al de varones de
piel blanca.
Partiendo de esta importante premisa, los
resultados fueron muy convincentes. Cuando
los estadistas analizaron la relación global
entre consumo de alcohol y cáncer de
pulmón, comprobaron que los bebedores
tenían un riesgo de contraer la enfermedad
que superaba en más del doble a la de los
abstemios. Sin embargo, cuando ajustaron las
cifras para compensar el efecto del
tabaquismo, observaron que desaparecía este
incremento aparente del riesgo. En otras
palabras, los fumadores que también bebían
no tenían más probabilidades de desarrollar
un cáncer de pulmón que los que fumaban
pero no bebían.
Esta conclusión fue respaldada por otras dos
evidencias. En primer lugar, en el proyecto
también figuraron más de 500 casos de cáncer
de laringe. El objeto de incluir este grupo
adicional fue que ya se conocía que esta forma
de cáncer estaba claramente ligada tanto al
tabaquismo como al consumo de alcohol
excesivos. En este caso, las cifras globales
mostraron una asociación entre el consumo
de alcohol y la enfermedad, que no
desapareció cuando los datos se ajustaron
para compensar el efecto del uso del tabaco.
El segundo tipo de evidencia complementaria
procedió de una comparación del riesgo de
enfermar entre diversos grados de consumo
de alcohol y de tabaco. Un efecto “dosis-
respuesta”, es decir, la probabilidad creciente
de desarrollar un trastorno a medida que
aumenta el grado de exposición a alguna
sustancia sospechosa, siempre constituye un
indicio notable de que la sustancia provo c a ,e n
realidad, la enfermedad.
En este caso, las cifras demostraron
claramente que el riesgo de cáncer de laringe
21
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 22
aumentaba conforme lo hacía el grado de
consumo de alcohol. De forma similar, la
probabilidad de desarrollar tanto un cáncer
de laringe como uno de pulmón iba paralela
a los niveles crecientes de tabaquismo. Por el
contrario, no existió correlación entre el
aumento del consumo de bebidas alcohólicas
y la aparición de cáncer de pulmón.
Problemas
de sueño en
alcohólicos
Effects of Age and Alcoholism on Sleep: A
Controlled Study, Journal of Studies on Alcohol
(2001), 62, 335-343, Brower K.J., Hall J.M.,
Alcohol Research Center and Department of
Psychiatry; y Department of Orthopedic
Surgery, Medical Center, Universidad de
Michigan,Ann Arbor, MI, Estados Unidos.
En la actualidad, cada vez más investigadores
médicos están poniendo en duda el antiguo
dicho de que “nadie ha muerto jamás por no
dormir bien”. Además de las consecuencias
prácticas de no dormir de forma adecuada,
como el aumento del riesgo de sufrir
accidentes de tráfico, ahora hay indicios que
asocian la apnea obstructiva del sueño (AOS)
recurrente con cardiopatías e ictus mortales.
La AOS, que consiste en una obstrucción
intermitente del flujo aéreo desde la nariz y la
boca hasta los pulmones, no sólo puede
22
empeorar por el consumo excesivo de alcohol
sino también, en individuos susceptibles, por un
consumo moderado (Review, volumen 9,
número 2, verano 2001).
También se sabe desde hace mucho tiempo
que los problemas del sueño, como la AOS y
el insomnio, se hacen más frecuentes a medida
que envejecemos. Hasta ahora, se han
investigado muy poco las interrelaciones entre
los trastornos del sueño, el consumo de
alcohol y el envejecimiento. Hay
investigaciones recientes que han llenado ese
vacío. En particular, la que da a entender que el
personal de enfermería y los que se dedican a
atender a personas mayores con problemas
con el alcohol deben prestar una mayor
atención a las dificultades que presenten éstas
para dormir, ya que sus consecuencias son
potencialmente graves. Los sujetos del estudio
fueron 139 pacientes con dependencia del
alcohol, varones en su mayoría, que fueron
reclutados en programas hospitalarios y
ambulatorios para el tratamiento del alcohol. Se
compararon con 87 sujetos no alcohólicos de
referencia, también mayoritariamente varones.
En ambos casos, los individuos se dividieron a
su vez en dos subgrupos: uno con los de más
edad (55 años o más) y otro con los más
jóvenes (menos de 55).
Los autores estudiaron durante una noche a
cada individuo en el entorno de un laboratorio,
donde se controlaron y registraron sus
patrones de sueño. Esta información recogía el
tiempo total que pasó dormido, los diferentes
tipos de sueño, así como el número y la
duración de las interrupciones. También se
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 23
Investigación Científica
obtuvieron datos de los sujetos acerca de sus
experiencias subjetivas habituales de AOS y
otros trastornos del sueño. Por último, se
confirmaron las indicaciones de abuso del
alcohol que les habían llevado a solicitar
tratamiento.
Los investigadores comprobaron que el grado
de alteración del sueño fue significativamente
superior en los alcohólicos de más edad que en
los más jóvenes. Además, manifestaron más
trastornos del sueño cuando se compararon
con individuos no alcohólicos de su mismo
grupo de edad y, claro está, del grupo de edad
más joven.
Dado que hay diversos factores independientes
que pueden influir en la calidad del sueño (p. ej.,
la obesidad y los trastornos psiquiátricos), los
investigadores ajustaron los resultados para
compensar estos otros factores. No obstante,
después de hacerlo, las conclusiones siguieron
siendo similares. Los efectos adversos de la
edad y la dependencia del alcohol eran aditivos.
Los autores destacan la existencia de varios
problemas que pueden empeorar tanto por los
trastornos del sueño como por el alcoholismo,
entre los que figuran la pérdida de memoria, las
dificultades de concentración, el deterioro del
rendimiento diurno y el aumento de la
posibilidad de desarrollar depresión. Además,
señalan que las alteraciones respiratorias
recurrentes durante el sueño se han asociado
a un incremento del riesgo de padecer
coronariopatías e ictus, que también son más
habituales en las personas que abusan del
alcohol. Por estas razones, recomiendan a los
médicos que intenten identificar
sistemáticamente y tratar los problemas del
sueño en los pacientes alcohólicos y, sobre
todo, en los de mayor edad.
Salud
subjetiva en
los bebedores
Consumption of Alcoholic Beverages and
Subjective Health in Spain, Journal of
Epidemiology and Community Health (2001), 55,
648-652, Guallar-Castillón P., Rodríguez-
Artalejo F., Díez Ganan L., Banegas Banegas J.R.,
Lafuente Urdinguio P., Herruzo Cabrera R.,
Centro Universitario de Salud Publica;
Departamento de Medicina Preventiva y Salud
Pública, Universidad Autónoma de Madrid;
Consejería de Salud de Madrid, Madrid, y
Departamento de Medicina Preventiva y Salud
Pública,Universidad del País Vasco, España.
Un estudio realizado en toda España ha
revelado que cuanto más necesita beber una
persona, más probabilidades hay de que
describa su salud general como buena o muy
buena, y menos de que la defina como
“subóptima” (regular, mala o muy mala).
Estos datos deben interpretarse con
precaución, ya que se basan en consideraciones
subjetivas de los individuos y no en mediciones
objetivas y cuantitativas de la salud. Por otro
23
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 24
lado, el resultado de este estudio es
significativamente diferente al de
investigaciones similares realizadas en países
nórdicos. Este hecho puede indicar, por
consiguiente, que la relación entre el consumo
de alcohol y la salud es distinta entre el norte
de Europa y el Mediterráneo.
De hecho, los investigadores españoles
realizaron su estudio debido a que la mayor
parte de los estudios previos se habían llevado
a cabo en países nórdicos como Dinamarca y
Finlandia, donde se ha demostrado que existe,
en general, una relación “en forma de J” entre
la ingestión de alcohol y las percepciones
propias de las personas de que su salud es
subóptima. Por ejemplo, un conjunto de
resultados en Finlandia mostró que la
frecuencia de salud subóptima era
significativamente inferior en individuos que
bebían con moderación, e igualmente superior
en grandes bebedores cuando se comparaban
con personas abstemias.
Pero ¿se mantendrían estos resultados en
España, donde, a diferencia de las regiones
nórdicas, la gente toma bebidas alcohólicas
fundamentalmente durante las comidas, y más
en forma de vino que de cerveza o licores?
¿Influirían en el resultado otras características,
como la tasa de mortalidad por
coronariopatías relativamente baja que existe
en España?
Los datos para el análisis español procedían de
un estudio sobre salud nacional a largo plazo
que se realizó con una muestra aleatoria de
más de 19.000 personas mayores de 16 años
de todo el país. Los sujetos fueron
24
entrevistados en su domicilio, donde se les
preguntó acerca de su salud, hábitos de bebida
y otras variables. La salud subjetiva se clasificó
de acuerdo con los resultados de una única
pregunta:“En los últimos 12 meses, ¿cómo diría
que ha sido su estado de salud: muy bueno,
bueno, regular, malo o muy malo?”. Los índices
de consumo de alcohol consistieron en la
frecuencia de consumo de alcohol (entre 3-4
veces diarias y nunca) y el número de vasos
ingeridos normalmente en cada ocasión.
En conjunto, poco más del 31 % de los
españoles describió su salud como subóptima
(regular, mala o muy mala). Algo menos del
57 % de los individuos bebían alcohol
habitualmente, con una predilección por el
vino la mayoría de ellos. Los patrones de
consumo más frecuentes fueron el leve (1-2
bebidas diarias) y el moderado (3-4 bebidas
diarias).
Cuando los investigadores compararon la
valoración que los encuestados hicieron de su
propia salud con su consumo total de alcohol
en forma de vino y cerveza,comprobaron que
los niveles de consumo de alcohol crecientes
se correspondían con una probabilidad cada
vez menor de presentar una salud subóptima.
Los bebedores de vino como categoría
independiente mostraron la misma tendencia,
aunque no hubo evidencia de que el vino fuera
más beneficioso que la cerveza. No obstante,
en el caso de los licores, la prevalencia de mala
salud en bebedores moderados fue inferior a la
de abstemios, sin que existiera una relación
clara en niveles de consumo más elevados.
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 25
Investigación Científica
Todos estos resultados se mantuvieron incluso
después de ajustar los datos para compensar el
efecto de factores que los podrían haber
condicionado como, entre otros, el sexo, el
tabaquismo y la presencia de enfermedades
crónicas como diabetes, asma, bronquitis e
hipertensión.
Parece probable que el hecho de preguntar a
las personas acerca de sus propias impresiones
relativas a su estado de salud proporcione
resultados menos precisos que el empleo de
los resultados de pruebas clínicas verdaderas e
historias clínicas. En realidad, hay una evidencia
considerable de la estrecha correspondencia
entre la salud subjetiva y otras medidas
directas e indirectas del estado de salud.
Además, en varios estudios anteriores se
demostró que los pronósticos de mortalidad
basados en la propia evaluación de la gente
sobre su salud son muy precisos.
Por tanto, es probable que los resultados del
estudio sean sólidos y fiables. Nuevamente, a
diferencia de los datos de los países nórdicos,
un estudio reciente realizado en Holanda
proporcionó indicios muy próximos a los del
estudio español: a medida que aumentaba el
consumo de alcohol disminuía la frecuencia de
mala salud.
Por supuesto, estos resultados no demuestran
de forma concluyente que la relación entre el
grado de consumo de alcohol y la salud
observada en la población española sea
verdaderamente causal. Sólo un estudio
prospectivo (en el que se hace un seguimiento
y control de los individuos hacia delante en el
tiempo), podría demostrar una conclusión
como ésta, con una certeza casi total. Mientras
tanto, los autores de este estudio recomiendan
que no se utilicen sus resultados para
fomentar, siquiera, el consumo moderado de
alcohol, ya que creen que podría conducir a un
aumento del consumo excesivo y de sus
consecuencias adversas asociadas en forma de
enfermedades.
Bebidas
que dañan
los dientes
An In Vitro Assessment of the Erosive Potential
of Some Designer Drinks, European Journal of
Prosthodontics and Restorative Dentistry (2000), 8,
149-152, Rees J.S., Davis F.J.C., Division of
Restorative Dentistry, University of Bristol
Dental School, Bristol, Reino Unido.
The Erosive Potential of the Alcoholic
Lemonade Hooch, European Journal of
Prosthodontics and Restorative Dentistry (l998), 6,
l6l-l64, Rees J.S., Burford K., Loyn T.,
Department of Restorative Dentistry,
University of Bristol Dental School, Bristol,
Reino Unido.
Una investigación reciente realizada en el
Reino Unido demuestra que numerosas
bebidas alcohólicas con sabor artificial
(“bebidas de diseño”) poseen la capacidad de
erosionar los dientes, provocando la pérdida
25
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 26
irreversible del esmalte de la superficie. Este
fenómeno puede atribuirse al ácido o ácidos
presentes en las bebidas y constituye un
motivo de preocupación, dado que algunos
estudios recientes han revelado que la
pérdida del esmalte dental está aumentando
en varios países, sobre todo, en pacientes
jóvenes. Sin embargo, los experimentos que
han demostrado el poder erosivo de las
bebidas de diseño se llevaron a cabo con
materiales de vidrio de laboratorio. Su
relación con lo que ocurre en la boca humana
no es absolutamente segura.
La erosión dental es diferente de la caries
dental, que comienza cuando las bacterias
transforman en el interior de la boca el azúcar
en ácido; éste daña los dientes posteriormente.
La pérdida del esmalte superficial puede estar
provocada no sólo por la abrasión, sino
también por las bebidas ácidas. Incluso puede
verse facilitada por el ácido que tienen los
jugos digestivos gástricos en pacientes que
padecen determinados trastornos de la
alimentación y que vomitan con frecuencia.
La exposición prolongada al zumo de naranja
también puede favorecer la erosión y ésta fue
la bebida seleccionada para realizar
comparaciones en el estudio reciente del
Reino Unido. Como fuente de esmalte para el
análisis, los investigadores emplearon molares
(que aún no habían salido de la encía) de
individuos que vivían en áreas donde el agua
potable no se fluoraba. Insertaron los dientes
en una resina y realizaron varios cortes. A
continuación, cada uno de ellos fue ligeramente
pulido con el fin de proporcionar una
26
superficie esmaltada plana y uniforme.
Se expusieron seis muestras de esmalte a cada
una de las 24 bebidas analizadas (más zumo de
naranja). Los sabores de las bebidas eran
variados: destino de plátano y mango hasta piña
y pomelo. En cada análisis se sumergió la
muestra en la bebida justo por debajo de la
temperatura corporal y se agitó suavemente
durante una hora. Los investigadores utilizaron
un instrumento sensible con una aguja de
diamante para determinar previamente el perfil
de la superficie esmaltada. Con posterioridad
volvieron a examinar la superficie para calcular
el grosor exacto del esmalte que se había
eliminado.
Estas mediciones revelaron que todas las
bebidas de diseño habían quitado parte del
esmalte. En seis casos, la cantidad erosionada
no fue significativamente superior a la
eliminada por el zumo de naranja. Pero 18 de
las 24 bebidas habían disuelto de forma
sustancial más esmalte que el zumo de naranja.
Un trabajo previo realizado por el mismo
grupo de investigadores ha demostrado
resultados similares en el caso de cuatro
sabores de limonada con alcohol.
Aunque estos resultados demuestran con
claridad el potencial erosivo de las bebidas
alcohólicas con sabor no pueden extrapolarse
necesariamente a lo que sucede cuando las
personas consumen bebidas de este tipo. Por
ejemplo, una exposición de una hora conlleva
una posibilidad mucho mayor de que los ácidos
presentes en las bebidas dañen el esmalte, que
también se encuentra protegido en la boca por
la acción de la saliva.
revista ok.pdf 21/3/02 17:42 Página 27

Dr. Geoff Lowe

El Dr. Geoff Lowe es Profesor Superior de Psicología en la Universidad de Hull. Es doctor por la Universidad
de Nottingham y Profesor Visitante de la Universidad de Tennessee. Durante seis años ha sido editor
asociado en The Psychologist, en la que sigue publicando artículos de investigación. Es Miembro de la
Sociedad Británica de Psicología desde 1977. Entre sus publicaciones se encuentra Adolescent Drinking
and Family Life.

Dr. Bernard Dixon

El Dr. Bernard Dixon es editor de Medical Science Research, escritor y consultor en ciencias biomédicas.
Ha sido durante diez años editor de New Scientist y antes editor delegado de World Medicine. Es Miembro
del Instituto de Biología y consultor Europeo de la Sociedad Americana de Microbiología. En 1996, el Dr.
Dixon recibió un DSc Honorario por la Universidad de Edimburgo, en reconocimiento por su contribución
al debate público sobre temas científicos.

Esta revista no podría editarse sin la colaboración del Portman Group y de los Doctores
Geoff Lowe y Bernard Dixon.

THE PORTMAN GROUP

El Portman Group se fundó en 1989. Los objetivos del Portman Group son: promover el consumo moderado,
reducir los daños asociados al abuso y desarrollar una mejor comprensión de los efectos del alcohol.
El Portman Group no es una asociación comercial. Es una organización establecida para llevar a cablo
los objetivos citados. Está financiada por: Allied Domecq, Bacardi-Martini, Bass, Bulmers, Campbell
Distillers Pernod Ricard Group, Diageo, Scottish & Newcastle, Seagram and Whitbread.

FUNDACIÓN ALCOHOL Y SOCIEDAD

La Fundación Alcohol y Sociedad es una organización sin ánimo de lucro cuyo principal objetivo es
colaborar con la sociedad en la búsqueda de soluciones integrales que engloben todos los aspectos relacionados
con las bebidas con contenido alcohólico, y abordar de forma objetiva este tema, aportando soluciones
realistas y viables, lejos de planteamientos demagógicos.

Para más información, contactar con la Fundación Alcohol y Sociedad,

C/ Diego de León, 44-2, 28006 Madrid (tel: 91 745 08 44). secretaria@alcoholysociedad.org
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Empresas colaboradoras:
Young & Rubicam Lineas

Alcoholes de Tomelloso, s.a Lorente Euro RSCG

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Exel Logistic, s.a.
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