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El mercado hacer referencia al sistema por el que se intercambian bienes y servicios en una economía.
Para que exista el mercado, deben intervenir dos figuras: compradores y vendedores.
Tipos de mercado
Los tipos de mercado son una clasificación que nos permite conocer las características de diversos
segmentos de consumidores en un entorno comercial. Esta diferenciación le permite a las empresas
entender mejor a sus clientes y cuál es su relación con una oferta para satisfacer sus necesidades de
consumo de forma efectiva.
Es importante saber que los compradores se relacionan de diferentes maneras entre ellos, con las
marcas y según el ambiente social en el que se encuentran. Por lo tanto se clasifica en:
Según la competencia. El mercado según la competencia es aquel que está determinado por la relación
entre empresas que forman parte del mismo sector y que ofrecen servicios o productos de un rubro en
particular.
Mercado de competencia ideal: Surge cuando existen múltiples empresas que ofrecen sus productos y
servicios a un amplio volumen de consumidores. Esto permite que haya una competencia justa entre las
organizaciones, porque se satisface la demanda de los clientes y existe un equilibrio con la cantidad de
empresas que la cubren. Por ejemplo, las cadenas de comida rápida y cafeterías se encuentran en esta
situación.
Para vender productos, no existe una fórmula mágica. Cada empresa se dedica a comprender bien lo
que ofrece, a su público y a la competencia del sector, con el propósito de llegar al cliente e incentivarlo
a adquirir sus mercancías. Para conseguirlo, las organizaciones crean planes de acción que toman en
consideración esas variables, las cuales, de manera general, conocemos como mercado.
Índice de contenidos
Saber en dónde, cómo y a quiénes les venderemos nuestros productos es el núcleo de todo proyecto de
negocios, pues sin consumidores no existen los negocios. Por ello, en esta ocasión, te presentamos un
panorama de los tipos de mercado existentes, así como de los aspectos que puedes contemplar a la
hora de encontrar a tu público ideal.
Los tipos de mercado son una clasificación que nos permite conocer las características de diversos
segmentos de consumidores en un entorno comercial. Esta diferenciación le permite a las empresas
entender mejor a sus clientes y cuál es su relación con una oferta para satisfacer sus necesidades de
consumo de forma efectiva.
Es importante saber que los compradores se relacionan de diferentes maneras entre ellos, con las
marcas y según el ambiente social en el que se encuentran. De ahí la importancia de segmentar a
nuestras audiencias, por ejemplo, a través de un generador de buyer persona. Este ejercicio les permite
a las organizaciones entender que no existe un único mercado, sino múltiples escenarios en los que se
realiza una oferta y se comercializan los productos y servicios.
Los mercados pueden englobarse en cuatro diferentes tipos: según la competencia, el producto, los
compradores y el punto de vista geográfico. Revisemos los rasgos de estas categorías, así como de los
subtipos asociados a cada una.
Según el producto.
1. Según la competencia
El mercado según la competencia es aquel que está determinado por la relación entre empresas que
forman parte del mismo sector y que ofrecen servicios o productos de un rubro en particular. Este se
piensa con base en la actividad de los competidores comerciales, su estado económico y financiero, así
como la relación que ha establecido con sus clientes.
Surge cuando existen múltiples empresas que ofrecen sus productos y servicios a un amplio volumen de
consumidores. Esto permite que haya una competencia justa entre las organizaciones, porque se
satisface la demanda de los clientes y existe un equilibrio con la cantidad de empresas que la cubren.
En este tipo de escenario, también es común que las organizaciones se sometan a rangos de precio
establecidos para todos, lo que hace que los clientes tengan una multiplicidad de opciones para
consumir alguna oferta. Por ejemplo, las cadenas de comida rápida y cafeterías se encuentran en esta
situación.
Por su parte, un mercado de competencia no ideal o imperfecta se caracteriza por poner a las
organizaciones en un ambiente de desventaja, pues algunas de ellas ofrecen sus productos a un precio
más elevado. Esto va en contra del principio de oferta y demanda, lo que tiene como efecto que ciertas
compañías tengan un mayor crecimiento, mientras que otras no.
En muchos sectores, este panorama es común, sobre todo, entre marcas que ofrecen productos de alta
gama, exclusivos o de tecnología innovadora. Un ejemplo es el área de telefonía móvil, donde la marca
Apple domina el mercado, aun cuando sus precios son bastante más altos que los de la competencia.
Mercado monopolista: Este tipo de mercado lleva al extremo las relaciones comerciales imperfectas o
no ideales, porque sitúa a una sola empresa como la única que puede producir y vender una oferta. Por
esta razón, aquí no existe la competencia, ya que una compañía de manera exclusiva atiende la
demanda y posee los bienes, tecnología o recursos para cubrir sus necesidades específicas.
Para vender productos, no existe una fórmula mágica. Cada empresa se dedica a comprender bien lo
que ofrece, a su público y a la competencia del sector, con el propósito de llegar al cliente e incentivarlo
a adquirir sus mercancías. Para conseguirlo, las organizaciones crean planes de acción que toman en
consideración esas variables, las cuales, de manera general, conocemos como mercado.
Índice de contenidos
Saber en dónde, cómo y a quiénes les venderemos nuestros productos es el núcleo de todo proyecto de
negocios, pues sin consumidores no existen los negocios. Por ello, en esta ocasión, te presentamos un
panorama de los tipos de mercado existentes, así como de los aspectos que puedes contemplar a la
hora de encontrar a tu público ideal.
Los tipos de mercado son una clasificación que nos permite conocer las características de diversos
segmentos de consumidores en un entorno comercial. Esta diferenciación le permite a las empresas
entender mejor a sus clientes y cuál es su relación con una oferta para satisfacer sus necesidades de
consumo de forma efectiva.
Es importante saber que los compradores se relacionan de diferentes maneras entre ellos, con las
marcas y según el ambiente social en el que se encuentran. De ahí la importancia de segmentar a
nuestras audiencias, por ejemplo, a través de un generador de buyer persona. Este ejercicio les permite
a las organizaciones entender que no existe un único mercado, sino múltiples escenarios en los que se
realiza una oferta y se comercializan los productos y servicios.
Los mercados pueden englobarse en cuatro diferentes tipos: según la competencia, el producto, los
compradores y el punto de vista geográfico. Revisemos los rasgos de estas categorías, así como de los
subtipos asociados a cada una.
Según la competencia.
Según el producto.
1. Según la competencia
El mercado según la competencia es aquel que está determinado por la relación entre empresas que
forman parte del mismo sector y que ofrecen servicios o productos de un rubro en particular. Este se
piensa con base en la actividad de los competidores comerciales, su estado económico y financiero, así
como la relación que ha establecido con sus clientes.
Surge cuando existen múltiples empresas que ofrecen sus productos y servicios a un amplio volumen de
consumidores. Esto permite que haya una competencia justa entre las organizaciones, porque se
satisface la demanda de los clientes y existe un equilibrio con la cantidad de empresas que la cubren.
En este tipo de escenario, también es común que las organizaciones se sometan a rangos de precio
establecidos para todos, lo que hace que los clientes tengan una multiplicidad de opciones para
consumir alguna oferta. Por ejemplo, las cadenas de comida rápida y cafeterías se encuentran en esta
situación.
Por su parte, un mercado de competencia no ideal o imperfecta se caracteriza por poner a las
organizaciones en un ambiente de desventaja, pues algunas de ellas ofrecen sus productos a un precio
más elevado. Esto va en contra del principio de oferta y demanda, lo que tiene como efecto que ciertas
compañías tengan un mayor crecimiento, mientras que otras no.
En muchos sectores, este panorama es común, sobre todo, entre marcas que ofrecen productos de alta
gama, exclusivos o de tecnología innovadora. Un ejemplo es el área de telefonía móvil, donde la marca
Apple domina el mercado, aun cuando sus precios son bastante más altos que los de la competencia.
Mercado monopolista
Este tipo de mercado lleva al extremo las relaciones comerciales imperfectas o no ideales, porque sitúa
a una sola empresa como la única que puede producir y vender una oferta. Por esta razón, aquí no
existe la competencia, ya que una compañía de manera exclusiva atiende la demanda y posee los
bienes, tecnología o recursos para cubrir sus necesidades específicas. Algunos buenos ejemplos de esto
son los proveedores de conexión a internet y telecomunicaciones, así como de servicios básicos como la
luz o el gas.
Mercado oligopolista: Aquí no existe una única empresa u ofertante que tenga todo el control de un
sector comercial. Más bien, se trata de un conjunto de organizaciones (por lo general, de número
reducido), que de manera exclusiva operan en un nicho.
Este escenario privilegia a aquellos que tienen los recursos básicos para hacer una oferta. Tal es el caso
de las aerolíneas, los productores de bienes primarios o la industria automotriz.
Según el producto
son aquellos que se organizan en torno a los conjuntos de ofertas que satisfacen necesidades de
consumo similares o emparentadas. Estas necesidades propias del producto pueden ser su distribución,
la logística que está detrás de su comercialización o elaboración.
Para vender productos, no existe una fórmula mágica. Cada empresa se dedica a comprender bien lo
que ofrece, a su público y a la competencia del sector, con el propósito de llegar al cliente e incentivarlo
a adquirir sus mercancías. Para conseguirlo, las organizaciones crean planes de acción que toman en
consideración esas variables, las cuales, de manera general, conocemos como mercado.
Índice de contenidos
Saber en dónde, cómo y a quiénes les venderemos nuestros productos es el núcleo de todo proyecto de
negocios, pues sin consumidores no existen los negocios. Por ello, en esta ocasión, te presentamos un
panorama de los tipos de mercado existentes, así como de los aspectos que puedes contemplar a la
hora de encontrar a tu público ideal.
Los tipos de mercado son una clasificación que nos permite conocer las características de diversos
segmentos de consumidores en un entorno comercial. Esta diferenciación le permite a las empresas
entender mejor a sus clientes y cuál es su relación con una oferta para satisfacer sus necesidades de
consumo de forma efectiva.
Es importante saber que los compradores se relacionan de diferentes maneras entre ellos, con las
marcas y según el ambiente social en el que se encuentran. De ahí la importancia de segmentar a
nuestras audiencias, por ejemplo, a través de un generador de buyer persona. Este ejercicio les permite
a las organizaciones entender que no existe un único mercado, sino múltiples escenarios en los que se
realiza una oferta y se comercializan los productos y servicios.
Los mercados pueden englobarse en cuatro diferentes tipos: según la competencia, el producto, los
compradores y el punto de vista geográfico. Revisemos los rasgos de estas categorías, así como de los
subtipos asociados a cada una.
Según la competencia.
Según el producto.
1. Según la competencia
El mercado según la competencia es aquel que está determinado por la relación entre empresas que
forman parte del mismo sector y que ofrecen servicios o productos de un rubro en particular. Este se
piensa con base en la actividad de los competidores comerciales, su estado económico y financiero, así
como la relación que ha establecido con sus clientes.
Surge cuando existen múltiples empresas que ofrecen sus productos y servicios a un amplio volumen de
consumidores. Esto permite que haya una competencia justa entre las organizaciones, porque se
satisface la demanda de los clientes y existe un equilibrio con la cantidad de empresas que la cubren.
En este tipo de escenario, también es común que las organizaciones se sometan a rangos de precio
establecidos para todos, lo que hace que los clientes tengan una multiplicidad de opciones para
consumir alguna oferta. Por ejemplo, las cadenas de comida rápida y cafeterías se encuentran en esta
situación.
Por su parte, un mercado de competencia no ideal o imperfecta se caracteriza por poner a las
organizaciones en un ambiente de desventaja, pues algunas de ellas ofrecen sus productos a un precio
más elevado. Esto va en contra del principio de oferta y demanda, lo que tiene como efecto que ciertas
compañías tengan un mayor crecimiento, mientras que otras no.
En muchos sectores, este panorama es común, sobre todo, entre marcas que ofrecen productos de alta
gama, exclusivos o de tecnología innovadora. Un ejemplo es el área de telefonía móvil, donde la marca
Apple domina el mercado, aun cuando sus precios son bastante más altos que los de la competencia.
Mercado monopolista
Este tipo de mercado lleva al extremo las relaciones comerciales imperfectas o no ideales, porque sitúa
a una sola empresa como la única que puede producir y vender una oferta. Por esta razón, aquí no
existe la competencia, ya que una compañía de manera exclusiva atiende la demanda y posee los
bienes, tecnología o recursos para cubrir sus necesidades específicas.
Algunos buenos ejemplos de esto son los proveedores de conexión a internet y telecomunicaciones, así
como de servicios básicos como la luz o el gas.
Mercado oligopolista
Aquí no existe una única empresa u ofertante que tenga todo el control de un sector comercial. Más
bien, se trata de un conjunto de organizaciones (por lo general, de número reducido), que de manera
exclusiva operan en un nicho.
Este escenario privilegia a aquellos que tienen los recursos básicos para hacer una oferta. Tal es el caso
de las aerolíneas, los productores de bienes primarios o la industria automotriz.
2. Según el producto
Por su parte, los mercados que se basan en los productos son aquellos que se organizan en torno a los
conjuntos de ofertas que satisfacen necesidades de consumo similares o emparentadas. Estas
necesidades propias del producto pueden ser su distribución, la logística que está detrás de su
comercialización o elaboración. Como puedes imaginar, existen muchos subtipos de mercado dentro de
esta categoría. Veamos los más comunes:
Mercado financiero: Es un ramo que ofrece activos a los consumidores por parte de empresas o
instituciones dedicadas a la actividad comercial, los préstamos y las inversiones. Algunos de los agentes
involucrados en este panorama son los bancos, las instituciones financieras y los prestamistas.
Mercado de bienes de consumo: Este es uno de los ámbitos más cercanos a la gente, porque abarca
todos los bienes de consumo que adquirimos todos los días (alimentos, bebidas, desechables, etcétera.),
los cuales se usan y desaparecen una vez que la necesidad de los consumidores ha sido satisfecha.
Mercado de servicios: Este tipo de mercado contempla a todas las empresas que no ofertan la
propiedad de un bien, sino la prestación de servicios específicos. Se distingue por ser muy amplio, pues
se encuentra en todos lados. Como muestra están la educación, las telecomunicaciones, el transporte y
la construcción.
Mercado tecnológico: Es un sector que se caracteriza por ofertar productos del sector tecnológico, los
cuales son considerados bienes no perecederos o de uso. Una de sus principales características es que,
por lo general, se acompaña de la investigación y el desarrollo científico, de manera que es muy activo y
se encuentra en constante movimiento.
Esta categoría está íntimamente ligada con la segmentación y se define mediante el perfil de los
compradores, sus hábitos de consumo y su comportamiento. Dentro, podemos encontrar las siguientes
subcategorías:
Mercado institucional: Este se dirige a instituciones, ya sean públicas o privadas, y apunta a que
compren una oferta o un servicio que les permita cumplir con sus funciones o incluso mejorarlas. Como
muestra, se encuentran los hospitales, escuelas, entidades gubernamentales y las prisiones.
Mercado de consumidores: En este sector, ese vínculo comercial depende del estudio de los perfiles del
comprador y de un seguimiento particular del mismo. A la par, requiere de la generalización, pues,
debido a los grandes volúmenes de consumidores, es fundamental poder conformar grupos pequeños
que representen la diversidad de necesidades y deseos existente.
Mercado de distribución: Busca ofrecer sus productos no para su consumo, sino para su distribución y
venta. Esta categoría también se conoce como mercado de revendedores, pues su objetivo es que otros
se entreguen las mercancías a los clientes reales que las utilizarán. Otra de sus características es que sus
ofertantes venden por volumen para que sus consumidores lo hagan por unidades y a precios más altos.
Mercado industrial: Este subtipo se refiere a la comercialización que ocurre entre las empresas. Por ello,
en este sector, las compañías son las que se vuelven clientes de otras organizaciones, las cuales, por lo
general, son proveedores y maquiladores de materias primas.
Para vender productos, no existe una fórmula mágica. Cada empresa se dedica a comprender bien lo
que ofrece, a su público y a la competencia del sector, con el propósito de llegar al cliente e incentivarlo
a adquirir sus mercancías. Para conseguirlo, las organizaciones crean planes de acción que toman en
consideración esas variables, las cuales, de manera general, conocemos como mercado.
Índice de contenidos
Saber en dónde, cómo y a quiénes les venderemos nuestros productos es el núcleo de todo proyecto de
negocios, pues sin consumidores no existen los negocios. Por ello, en esta ocasión, te presentamos un
panorama de los tipos de mercado existentes, así como de los aspectos que puedes contemplar a la
hora de encontrar a tu público ideal.
Los tipos de mercado son una clasificación que nos permite conocer las características de diversos
segmentos de consumidores en un entorno comercial. Esta diferenciación le permite a las empresas
entender mejor a sus clientes y cuál es su relación con una oferta para satisfacer sus necesidades de
consumo de forma efectiva.
Es importante saber que los compradores se relacionan de diferentes maneras entre ellos, con las
marcas y según el ambiente social en el que se encuentran. De ahí la importancia de segmentar a
nuestras audiencias, por ejemplo, a través de un generador de buyer persona. Este ejercicio les permite
a las organizaciones entender que no existe un único mercado, sino múltiples escenarios en los que se
realiza una oferta y se comercializan los productos y servicios.
Los mercados pueden englobarse en cuatro diferentes tipos: según la competencia, el producto, los
compradores y el punto de vista geográfico. Revisemos los rasgos de estas categorías, así como de los
subtipos asociados a cada una.
Según la competencia.
Según el producto.
1. Según la competencia
El mercado según la competencia es aquel que está determinado por la relación entre empresas que
forman parte del mismo sector y que ofrecen servicios o productos de un rubro en particular. Este se
piensa con base en la actividad de los competidores comerciales, su estado económico y financiero, así
como la relación que ha establecido con sus clientes.
Surge cuando existen múltiples empresas que ofrecen sus productos y servicios a un amplio volumen de
consumidores. Esto permite que haya una competencia justa entre las organizaciones, porque se
satisface la demanda de los clientes y existe un equilibrio con la cantidad de empresas que la cubren.
En este tipo de escenario, también es común que las organizaciones se sometan a rangos de precio
establecidos para todos, lo que hace que los clientes tengan una multiplicidad de opciones para
consumir alguna oferta. Por ejemplo, las cadenas de comida rápida y cafeterías se encuentran en esta
situación.
Por su parte, un mercado de competencia no ideal o imperfecta se caracteriza por poner a las
organizaciones en un ambiente de desventaja, pues algunas de ellas ofrecen sus productos a un precio
más elevado. Esto va en contra del principio de oferta y demanda, lo que tiene como efecto que ciertas
compañías tengan un mayor crecimiento, mientras que otras no.
En muchos sectores, este panorama es común, sobre todo, entre marcas que ofrecen productos de alta
gama, exclusivos o de tecnología innovadora. Un ejemplo es el área de telefonía móvil, donde la marca
Apple domina el mercado, aun cuando sus precios son bastante más altos que los de la competencia.
Mercado monopolista
Este tipo de mercado lleva al extremo las relaciones comerciales imperfectas o no ideales, porque sitúa
a una sola empresa como la única que puede producir y vender una oferta. Por esta razón, aquí no
existe la competencia, ya que una compañía de manera exclusiva atiende la demanda y posee los
bienes, tecnología o recursos para cubrir sus necesidades específicas.
Algunos buenos ejemplos de esto son los proveedores de conexión a internet y telecomunicaciones, así
como de servicios básicos como la luz o el gas.
Mercado oligopolista
Aquí no existe una única empresa u ofertante que tenga todo el control de un sector comercial. Más
bien, se trata de un conjunto de organizaciones (por lo general, de número reducido), que de manera
exclusiva operan en un nicho.
Este escenario privilegia a aquellos que tienen los recursos básicos para hacer una oferta. Tal es el caso
de las aerolíneas, los productores de bienes primarios o la industria automotriz.
2. Según el producto
Por su parte, los mercados que se basan en los productos son aquellos que se organizan en torno a los
conjuntos de ofertas que satisfacen necesidades de consumo similares o emparentadas. Estas
necesidades propias del producto pueden ser su distribución, la logística que está detrás de su
comercialización o elaboración.
Como puedes imaginar, existen muchos subtipos de mercado dentro de esta categoría. Veamos los más
comunes:
Mercado financiero
Es un ramo que ofrece activos a los consumidores por parte de empresas o instituciones dedicadas a la
actividad comercial, los préstamos y las inversiones. Se caracteriza por ser amplio, debido a que sus
movimientos involucran a otras esferas, y determinante para la existencia y el correcto funcionamiento
de las mismas. Algunos de los agentes involucrados en este panorama son los bancos, las instituciones
financieras y los prestamistas.
Este es uno de los ámbitos más cercanos a la gente, porque abarca todos los bienes de consumo que
adquirimos todos los días (alimentos, bebidas, desechables, etcétera.), los cuales se usan y desaparecen
una vez que la necesidad de los consumidores ha sido satisfecha.
Mercado de servicios
Este tipo de mercado contempla a todas las empresas que no ofertan la propiedad de un bien, sino la
prestación de servicios específicos. Se distingue por ser muy amplio, pues se encuentra en todos lados.
Como muestra están la educación, las telecomunicaciones, el transporte y la construcción.
Mercado tecnológico
Es un sector que se caracteriza por ofertar productos del sector tecnológico, los cuales son considerados
bienes no perecederos o de uso. Una de sus principales características es que, por lo general, se
acompaña de la investigación y el desarrollo científico, de manera que es muy activo y se encuentra en
constante movimiento. Dentro de él, podemos encontrar productos tales como computadoras,
teléfonos móviles, electrodomésticos y automóviles.
También el mercado se puede diferenciar alrededor de los compradores, es decir, el público al que se
dirigen los productos. Esta categoría está íntimamente ligada con la segmentación y se define mediante
el perfil de los compradores, sus hábitos de consumo y su comportamiento. Dentro, podemos encontrar
las siguientes subcategorías:
Mercado institucional
Este se dirige a instituciones, ya sean públicas o privadas, y apunta a que compren una oferta o un
servicio que les permita cumplir con sus funciones o incluso mejorarlas. Como muestra, se encuentran
los hospitales, escuelas, entidades gubernamentales y las prisiones.
Mercado de consumidores
Se caracteriza por ser el más cotidiano y por involucrar aquellas relaciones que se establecen de forma
directa entre las personas y las empresas. En este sector, ese vínculo comercial depende del estudio de
los perfiles del comprador y de un seguimiento particular del mismo. A la par, requiere de la
generalización, pues, debido a los grandes volúmenes de consumidores, es fundamental poder
conformar grupos pequeños que representen la diversidad de necesidades y deseos existente.
Mercado de distribución
Busca ofrecer sus productos no para su consumo, sino para su distribución y venta. Esta categoría
también se conoce como mercado de revendedores, pues su objetivo es que otros se entreguen las
mercancías a los clientes reales que las utilizarán. Otra de sus características es que sus ofertantes
venden por volumen para que sus consumidores lo hagan por unidades y a precios más altos. Por
ejemplo, las tiendas de conveniencia y departamentales les compran a este grupo de comerciantes.
Mercado industrial
Este subtipo se refiere a la comercialización que ocurre entre las empresas. Por ello, en este sector, las
compañías son las que se vuelven clientes de otras organizaciones, las cuales, por lo general, son
proveedores y maquiladores de materias primas.
La localización es otro factor que afecta el tipo de relación que se establece con los clientes. Esto sucede
porque lo que un grupo social desea o necesita corresponde a su cultura. Por lo tanto, un mercado que
se constituye desde un punto de vista geográfico puede definirse por regiones pequeñas o a nivel global.
Como resultado de este enfoque, obtenemos los siguientes subtipos:
Mercado local: En este subtipo, la convivencia entre empresas se da en un entorno inmediato. Es decir,
las actividades comerciales existen solo dentro de una colonia, delegación o ciudad, por lo que, al
traspasar estas fronteras, pierden su agencia. Como muestra tenemos a los restaurantes locales, las
lavanderías, los centros comerciales y los espacios de entretenimiento.
Mercado regional: Por otro lado, este sector surge en ambientes más amplios que el de una localidad.
Un buen ejemplo de esto es la frontera entre México y Estados Unidos. Esta región, que trasciende
fronteras, tiene características únicas, así como competidores y clientes con un perfil específico.
Mercado internacional: Aquí sus múltiples competidores se dirigen a audiencias que se distribuyen en
diferentes naciones, lo que crea las condiciones necesarias para ser reconocidos en estos espacios,
conectar con los clientes y satisfacer sus necesidades diferenciadas. Empresas como Carrefour, IKEA o
Rappi son ejemplos de organizaciones que están insertas en varios países, pero no en todo el mundo.
Mercado global: Por último, en este caso, las organizaciones apuntan a establecer su presencia en todo
el mundo u dirigirse a múltiples grupos de consumidores sin perder su identidad corporativa. Para ello,
buscan adecuar sus ofertas a cada contexto y a las normativas que exige cada territorio. Starbucks,
Apple y Microsoft son ejemplos de organizaciones que operan de manera global, por lo que son
reconocidas en todo el mundo.
te permitirá predecir los movimientos de tu público objetivo, de manera tal que puedas redireccionar
tus estrategias de marketing y optimizar los recursos para adaptarte a los movimientos de ese segmento
del mercado.
La función del análisis de mercado -que es, en otras palabras, investigar sobre un nicho de mercado-
sirve para determinar si es viable o no invertir en determinado negocio o producto. Cuando hablamos de
mercado estamos hablando de personas que compran, entonces podemos decir que el objetivo de
estudio de mercado se enfoca en la obtención y conformación de los perfiles de nuestro público
objetivo: ¿quiénes compran?, ¿cuánto compran?, ¿cómo compran?, ¿dónde compran? y ¿por qué lo
hacen?
Definir encuestas
Es conveniente dedicarle el tiempo necesario a formular bien las preguntas y detalles sobre los que
queremos conocer la respuesta. Debe seleccionarse la metodología o encuesta más acertada que
permita investigar y obtener la información que buscamos. Recordemos que, con base en estos
resultados, se pueden ver afectadas muy seriamente las conclusiones y toma de decisiones.
El estudio de mercado, como resultado, permitirá que tengas una orientación a la hora de dirigir por
ejemplo las campañas de marketing sobre el total de la audiencia. Se puede saber información tan
específica como sea posible, que permita segmentar el público. Se puede estudiar también como la
metodología de construcción del buyer persona.
Investigación de la competencia
Otro de los puntos más destacados de un estudio de mercado es conocer en detalle a la competencia. Se
puede aprender muchísimo de sus aciertos y errores. Si están donde están es porque han seguido unos
pasos.
Lo primero es conocer qué otras empresas o profesionales ofrecen productos o servicios similares.
Queremos analizar de ellos:
El desconocimiento de la ley no te exime de ello, por lo que sí no estás seguro, en este apartado es
mejor hacer la consulta a algún profesional o despacho.
Es conveniente seleccionar las técnicas de estudio adecuadas para los datos. En principio pueden ser de
dos tipos: cualitativas y cuantitativas.
Si requieres técnicas cualitativas, es porque necesitas saber las cualidades, opiniones o actitudes de los
consumidores hacia tu producto. Es decir, son juicios de valor, no cuantificables. Por ejemplo, lo que
serían las conclusiones a través de la discusión o la entrevista (personal o grupal).
En el caso de las técnicas cuantitativas, se requieren datos medibles para someterse a estudio
estadístico. Pueden ser formularios o cuestionarios diseñados específicamente para pedir una valoración
en forma de escala, y así transformar una opinión cualitativa en un número que nos permita tratarlo de
forma masiva y automatizada.
¿Qué estructura tiene un estudio de mercado? En función de los objetivos trazados, la estructura puede
ser algo parecido a esto:
Una vez concluido el estudio, sus resultados podrán darte una orientación sobre:
Además de ello:
A la hora de llevar a cabo una investigación de mercado, el primer paso consiste en determinar cuál es el
problema que planeamos resolver y con qué objetivo. Esto, junto con un análisis de la competencia y de
la demanda existente para el producto o servicio que queremos vender, serán las claves para sentar de
las bases de nuestro estudio.
En segundo lugar, debemos definir cuál va a ser la metodología que vamos a emplear a la hora de llevar
a cabo nuestro estudio. Algunas de las técnicas que se pueden usar son las entrevistas, los focus group o
las encuestas. La metodología, cualitativa o cuantitativa, y las técnicas concretas a emplear dependerán
de nuestros objetivos, del tipo de respuestas que necesitamos obtener y, también, de la envergadura
que queramos o podamos dar a la investigación teniendo en cuenta nuestros recursos y el presupuesto
que tengamos disponible.
Una vez diseñado el estudio, tendremos que empezar a recopilar los datos que necesitamos utilizando
las técnicas escogidas. En este punto, es fundamental saber que tenemos dos opciones:
Recogida de información o datos por nuestros medios. Seríamos nosotros los que llevamos a cabo la
aplicación de las técnicas y la consecuente recogida de datos.
Contratación de una empresa especialista en estudios de mercados. Una opción muy recomendable, ya
que pueden asesorarnos y gestionar todo el proceso.
Una vez hayamos recopilado toda la información que necesitamos, llega el momento de analizarla.
Para realizar el análisis es necesario siempre emplear algún tipo de metodología o tratamiento de la
información. Muy particularmente en el caso de los estudios cuantitativos, el análisis depende de tareas
como la codificación de preguntas abiertas, la tabulación de los datos y la aplicación posterior de análisis
estadísticos, más o menos complejos, para poder extraer los outputs del estudio y proceder entonces a
su análisis.
Además del informe de resultados detallados, se suele elaborar un resumen o informe ejecutivo con las
conclusiones más importantes y los cambios que se sugiere implantar dentro de la organización o en
alguno de sus servicios, productos o estrategias (comunicación, relación con la clientela, definición de
targets objetivos, etc.).
Oferta y demanda.
Existen distintos métodos para analizar estos conceptos en relación a un producto concreto. Los
estudios de mercado, las encuestas a clientes y el análisis económico de la evolución de los precios y las
cifras de producción han demostrado ser métodos muy fiables a lo largo de los años.
Un estudio de mercado, no ofrece solamente una fotografía estática de la situación actual del mercado,
sino que tiene que servir para poder realizar una estimación dinámica del mismo. Su objeto es
demostrar que el producto a fabricar constituye una buena oportunidad de negocio, analizando para
ello la demanda y la oferta existente del mismo, así como su evolución en el tiempo, y todos aquellos
factores que puedan resultar relevantes. El estudio de mercado resulta decisivo para fijar la capacidad
de producción de la futura planta, aunque esto depende del tipo de proyecto que se trate (p. ej. en un
proyecto de depuración de aguas residuales industriales, la capacidad vendrá fijada por la cantidad de
agua residual generada). Además, el estudio de mercado permite decidir la ubicación más adecuada
para la empresa.
Según CANO (1989), al desarrollar el estudio de mercado del proyecto, deberá estar en condiciones de
responder a las siguientes preguntas:
¿Cuánto se podrá vender? De acuerdo con las posibilidades del mercado, precios y competencia.
establecer la parte de esta demanda global que cubrirá el proyecto (participación en el mercado).
Las 4 p en mercadotecnia Concepto que se escuchó por primera vez en 1960 de la mano del profesor E.
Jerome McCarthy. Según su teoría, el elemento más importante en marketing es el producto y aplicando
el conjunto de las 4 P o del marketing mix te permitirá crear estrategias para lanzar cualquier producto
nuevo al mercado con éxito.
Producto
Es el elemento más importante según la teoría de las 4 P del marketing, ya que es el valor de la idea o
del servicio con el que la empresa se presenta ante el mercado para la venta.
El producto tiene como objetivo satisfacer las necesidades de los clientes potenciales para que estos lo
compren. Por su parte, el negocio tendrá que definir el valor diferencial del mismo y todas las
características competitivas que presenta.
En este caso, las estrategias de marketing giran en torno al producto, por tanto deberías hacerte
preguntas como:
¿Qué necesidades cubre mi producto?
Ten en cuenta que el cliente no compra productos, compra soluciones a sus necesidades o caprichos.
Precio
La segunda de las 4 P del marketing mix corresponde al precio, que es la cantidad de dinero que el
consumidor debe pagar para adquirir tu producto.
Definir un precio adecuado para el producto es una parte importantísima, ya que un precio poco
acertado disminuye las oportunidades de venta y los beneficios del negocio.
Tendrás que realizar un análisis del mercado y ver los precios de la competencia en productos similares,
para ofrecer un precio competitivo del producto.
Siendo los costes fijos los que no varían, como por ejemplo, luz, alquiler, etc.
Y los costes variables son aquellos que pueden cambiar, como por ejemplo, combustible, embalajes, etc.
Plaza
El punto de venta es el medio por el cual el producto llega al cliente, puede ser una tienda física de toda
la vida y grandes superficies o un eCommerce y marketplaces.
En este sentido de la distribución debes definir algunos factores, como por ejemplo:
Almacenamiento y transporte.
Promoción
La promoción es la cuarta y última de las 4 P del marketing mix, y hace referencia a las acciones que tu
empresa va a realizar para dar a conocer tu producto.
Los medios tradicionales como radio, vallas publicitarias, buzoneo… han disminuido su actividad, debido
a la llegada de las redes online. Tanto es así, que las posibilidades se multiplican en el mundo digital,
pues se puede hacer una buena promoción del producto, sin necesidad de tener un alto presupuesto
para ello.
El único problema es que, a día de hoy, y con un mercado tan competitivo como el que existe, todavía
muchas empresas no saben sacarle partido a estos medios online y mucho menos tienen definida una
estrategia de marketing.
En cualquier caso, se debe seleccionar cuál es la mejor forma de llegar a nuestro público objetivo:
Consumidor:
Con referencia al estudio de mercado, es importante realizar este estudio del consumidor porque
permite ayudar a las empresas a comprender a su consumidor objetivo, identificar oportunidades de
mercado y mantener su competitividad en el mercado.
Segmentación del mercado: La investigación de los consumidores suele implicar segmentar el mercado
en grupos distintos en función de criterios demográficos, psicográficos o de otro tipo. Esto permite a las
empresas dirigirse a segmentos específicos de clientes con mensajes de marketing y productos a
medida.
Desarrollo de productos: Mediante la investigación de los consumidores, las empresas pueden conocer
qué características o mejoras desean los consumidores en sus productos y servicios. Esto ayuda a
diseñar y desarrollar productos que satisfagan las necesidades y preferencias de los clientes.
Satisfacción del cliente: Las empresas utilizan la investigación del consumidor para evaluar la satisfacción
del cliente e identificar áreas de mejora. Esto puede mejorar la experiencia del cliente y aumentar su
fidelidad.
Análisis de tendencias: Los investigadores siguen las tendencias del mercado, la opinión de los
consumidores y las tecnologías emergentes para ayudar a las empresas a adelantarse a los
acontecimientos y adaptarse a los cambios en las preferencias de los consumidores.
En última instancia, la investigación del consumidor desempeña un papel vital para ayudar a las
empresas a tomar decisiones informadas, mejorar sus productos y servicios y establecer relaciones
sólidas con su público objetivo. Es un campo dinámico que evoluciona a medida que cambian el
comportamiento y las preferencias de los consumidores.
Según el parámetro del tiempo, hay procesos de gestión continua relativos a las operaciones y procesos
discretos. Según la finalidad, las operaciones pueden ser básicas y auxiliares, y también asignar procesos
de servicio, pero por regla general, las operaciones requieren más atención no sólo de los directivos,
sino también de otros empleados. También las operaciones se realizan en diferentes subsistemas:
Marketing
Innovación
Contratación
Producción
Finanzas
La gestión de operaciones no es un proceso fácil porque los métodos para ello tienen una gran
importancia a la hora de tratarlas. Los métodos se aplican en la prestación de servicios, pero a menudo
se utilizan como entidades independientes de las operaciones.