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La NEM es producto de la reflexión del estado mexicano que plantea una forma innovadora de la
educación en una era global, por los cambios democráticos, la participación ciudadana, los avances
tecnológicos, las desigualdades económicas, la diversidad cultural y por las transformaciones importantes
en la vida cotidiana.
Es necesario pensar de manera crítica la realidad y educación del país para caminar a ritmo y en
concordancia con los nuevos tiempos. Se trata de evolucionar para ser mejores y desarrollar las habilidades
de adaptación a los nuevos contextos que la globalización, en perspectiva nacional e internacional nos
presenta desde la construcción de sociedades de conocimiento e información.
¿Desde dónde y cómo nos reorganizamos para construir proyectos educativos y vida cotidiana?
Pensar en proyectos educativos nos obliga a poner atención en dos maneras de enfocarlos: las
miradas tradicionales y las innovadoras.
Producir proyectos educativos nos obliga a construir y compartir con los demás percepciones e
interpretaciones de la realidad acordes con la nueva temporalidad que vivimos.
Lo cotidiano nos parece tan normal, tan familiar, que hay que observarlo a detalle varias veces para
identificar las características que configuran sus significados sociales.
El pensamiento y el lenguaje son habilidades simbólicas que las personas usamos cotidianamente
para configurar grupos en nuestras relaciones sociales, lo que nos permite entender nuestra realidad y
entender la realidad de otros.
La vida cotidiana depende de 2 factores que intervienen en sus análisis y concepciones: la percepción
y la interpretación de los entornos en donde vivimos. La percepción se basa en las formas individuales de
procesar la información y se ve influenciada por fuentes de información externas, por lo que es esencial ser
crítico y selectivo en la elección de fuentes; la interpretación complementa la percepción. Para afinar la
perspectiva correcta, se necesitan diálogos y debates con colegas, alumnos, compañeros y amigos.
La vida cotidiana sirve como punto de partida para contextualizar los discursos en el aula y construir
y reconstruir sentidos sociales, trabajando en tres dimensiones: construcción, deconstrucción y
reconstrucción para percibir e interpretar la vida cotidiana de manera crítica y creativa.
En la era global, el contexto ya no se refiere a una entidad genérica, sino que involucra al menos
cuatro contextos simultáneos: sociales, económicos, políticos y culturales.
Estas orientaciones se sostienen a partir del acto educativo formal: diagnóstico, planeación, ejecución
y evaluación.
El autor Smyth propone un enfoque en cuatro etapas: describir lo que se hace, comprender el
significado de las acciones, reflexionar sobre cómo se llegó a ser de cierta manera y considerar cómo
podrían hacerse las cosas de manera diferente:
Desarrollar una sensibilidad crítica se entiende como “abrir los ojos al conocimiento”, lo que implica
observar, interpretar y reflexionar sobre la realidad.
La autonomía profesional de los maestros y maestras les confiere la facultad de construir su propia
actividad de enseñanza desde la libertad que tienen sobre los conocimientos y saberes de los programas
de estudio.