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Un Orientador como buen profesional debe tener una serie de competencias personales, tanto
actitudes, habilidades y cualidades que le ayuden a ejercer su profesión de la mejor forma posible,
ayudando así a las diferentes personas que se va a encontrar a lo largo de su vida profesional. No
nacemos siendo orientadores, es necesario que nos formemos bien.
Nos vamos a encontrar con personas que serán muy diferentes y como orientadores, tendremos que
saber utilizar las herramientas más adecuadas para ellas, el modelo de orientación que más se le
favorezca en la situación que se encuentre, pero por encima de todo, debemos contar, como
orientadores, con una serie de competencias que deben ser imprescindibles sean cuales sean
las características del usuario, y que, como personas, nos interesa tener.
Tenemos que ser conscientes, de que nuestra labor no es darle las soluciones a las personas que
acuden a nosotros, sino que nuestras funciones son las de guiar, acompañar, promover, ayudar a
mejorar y hacer crecer a la persona para que consiga superarse y solucionar los problemas a los que
se tenga que enfrentar a lo largo de su vida. Nosotros solo somos eso, orientadores.
COMPETENCIAS:
COMPETENCIAS ESPECIALIZADAS:
Congruencia o autenticidad.
Interesarse por el usuario sin juzgar.
Superación y confianza en sí mismo.
Honradez.
Confidencialidad.
Escucha activa y atenta.
Creer en el potencial del usuario.
Empatía y respeto.
Autorrealización.
Motivación.
Reciclarse y tener una formación permanente.
Actitud crítica.